Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 402
EL APOCALIPSIS
segn San George
Eliades Acosta Matos Eliades Acosta Matos Eliades Acosta Matos Editor: Irene E. Hernndez lvarez Diseo y realizacin: Enrique Hernndez Gmez Correccin: Martha Beatrz Armenteros Toledo Ilustraciones: Alberto Durero Eliades Acosta Matos Sobre la presente edicin: Ediciones Abril, 2005 ISBN 959-210-388-8 Casa Editora Abril Prado No. 553, entre Dragones y Teniente Rey, La Habana Vieja, Ciudad de La Habana, Cuba. C.P. 10 200 E-mail: eabril@jovenclub.cu Internet: http://www.editoraabril.cu NDICE Para leer al nuevo Supermn / 9 Introduccin / 15 CAPTULO 1 El vuelo del ngel exterminador / 25 1.1 Diagnosticando una enfermedad americana / 25 1.2 Las Instrucciones de Breckenridge / 31 1.3 Un parntesis para el secreto / 48 1.4 El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano / 55 CAPTULO 2 Augures y sibilas imperiales / 65 2.1 El 15 de febrero de 1898: la engaosa infalibilidad del Colegio imperial de los Augures / 65 2.2 Un respetable average: cinco incidentes, cuatro guerras / 96 2.3 El 11 de septiembre de 2001 o el ocaso del ingenio imperial / 106 CAPTULO 3 El discreto encanto de lo invisible / 117 3.1 Fabricando enemigos y amenazas / 117 3.2 Manual del perfecto titiritero / 121 3.3 Construyendo el laberinto conservador / 129 3.4 Las maquilas ideolgicas / 141 CAPTULO 4 Las legiones del Imperio / 149 4.1 El Leviatn-Padre / 149 4.2 El linaje neocon / 155 4.3 Quince minutos de fama / 164 4.4 La ofrenda de los reyes magos / 169 CAPTULO 5 Trilling, Strauss & Wohlstetter, S.A. / 181 CAPTULO 6 La claridad moral de la guardia pretoriana / 233 6.1 Disparando desde las rocas contra los indios / 233 6.2 El bushismo como estrategia militar neoconservadora / 241 6.3 Iraq, el paraso perdido / 265 CAPTULO 7 El neoesplendor americano / 287 7.1 Las neo-utopas / 287 Los neo-valores / 290 La neo-religin / 293 La neo-cultura / 305 7.2 El neoconservatismo global / 317 CAPTULO 8 El anti-neo / 343 ANEXOS / 395 1 Programa del Departamento de la Guerra (Estados Unidos) acerca de la organizacin militar de la prxima campaa en las Antillas [Instrucciones de Breckenridge] / 395 2 Lista completa de fundadores y adherentes al Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC) / 400 Bibliografa complementaria / 403 PARA LEER AL NUEVO SUPERMAN Los nios franceses se divierten con los animados de Asterix, el galo invencible, y los cubanos con los de Elpidio Valds, un mamb que combina la picarda sana y la audacia. Son smbolos del honor nacional. Combaten al invasor extranjero. La fuerza del primero es el resultado de la inteligencia colectiva (una pcima mgica), y todos sus compatriotas la adquieren al ingerirla. Las cualida- des del segundo aparecen en todos sus compaeros de armas. Son hroes populares en el sentido de que preten- den ser el reflejo de sus pueblos. Los nios y los jvenes norteamericanos no tienen un personaje arquetipo. Superman no expresa las virtudes del hombre comn, porque no es un hombre comn; es la Supernacin, que encarna como Dios en un ser humano. Es la figura pater- nal del imperio bueno, preocupado por mantener el orden mundial. Es el imperialismo. Superman, Batman, Spiderman o Mr. Increble los franceses al traducirlo lo nombran con acierto Mr. Indestructible, son hroes solitarios y reformistas que Hollywood propone como modelos inalcanzables, smbolos de la Supernacin que los engendra. La ltima superproduccin de Pixar Los increbles (2004), la Supercasa productora de Walt Disney, es una metfora sobre el regreso de los neoconservadores al poder. Los hroes de esta historieta poseen cualidades especiales que los hacen superiores al resto de los huma- nos. Nadie podra pretender ser como ellos (se des- carta la frase que repiten los nios cubanos: seremos como el Che). Ellos vigilan, y luchan por nosotros. 9 10 Eliades Acosta Matos Un nio caprichoso, impertinente, quiere imitar a su hroe: es brillante y voluntarioso, pero no es un elegi- do. Mr. Increble lo desdea, prefiere trabajar solo. La interferencia del intruso pone en peligro su vida y la de los dems. A pesar de que sus acciones provocan el bien comn, el superhroe puede ser un incomprendido, al- gunos beneficiados por l pueden paradjicamente de- mandarlo por sus actos justicieros. Un suicida que ha sido rescatado cuando caa de un edificio alega que nunca pidi ser salvado. Es la misma historia de los in- gratos iraques. Un inocente sitio web de cine describe as este pasaje de la pelcula: Se ve obligado por los responsables socia- les a retirarse como tantos otros superhroes dado que causa ms efectos colaterales* adversos que la ayuda que puede dar a la comunidad . Ante la presin pblica de las masas, los superhroes pasan a retiro. Deben es- conder sus dones extraordinarios, aparentar que son seres normales. Comportarse como si fueran iguales a noso- tros. Sin embargo, al cabo de los aos (y ante la inaccin de los elegidos), el no elegido se hace fuerte construyen- do armas de destruccin masiva. Su deseo de igualarse a los seres superiores lo convierte en una amenaza para la seguridad mundial. Los verdaderos superhroes (Mr. Increble se ha casado con Elastigirl, un matrimonio en- tre iguales que garantiza la pureza de los seres superiores y ha procreado toda una familia de elegidos, una familia norteamericana tpica; pero entre las cualidades excepcionales de sus miembros, sobresale la suya: la fuer- za. Mr. Increble es un NeoSuperman, aunque ya no exhi- be una doble personalidad: su existencia sin mscara, es una imposicin que se demuestra intil y perjudicial) de- ben entrar nuevamente en accin. El pueblo los aclama. La batalla final se escenifica en New York,** una ciudad siempre amenazada. Dos seores mayores de aspecto El subrayado es del prologuista. **
Se han respetado las grafas del prologuita y el autor. * El Apocalipsis segn San George 11 neocon* (traje y corbata gris, sombrero) comentan: es- tos son de la vieja escuela. La victoria final es efmera: un nuevo enemigo salido de las entraas de la tierra (de algn oscuro rincn del planeta), aparece en los minutos finales del filme para recordarnos que el Mal acecha y que los autoelegidos defensores de la humanidad no ten- drn descanso. Hollywood ha resucitado a los super- hroes de las historietas para que sepultemos a los hroes de la historia. El regreso al individualismo excluye el con- cepto del individuo-pueblo, y rechaza el herosmo indivi- dual si es revolucionario, es decir, subversivo. Ejemplar es aquella existencia que se ovilla sobre s misma, o que encarna en seres o naciones fsicamente superiores des- tinados por la providencia para imponer una justicia reguladora del orden existente. Hroes policas que garantizan el orden, no lo subvierten. San George, el Emperador, se ha disfrazado de Mr. In- creble, el NeoSupermn. El libro que nos presenta el ensayista e historiador cubano Eliades Acosta Matos (Santiago de Cuba, 1959), deshace el disfraz, desen- mascara al impostor, establece y denuncia los hilos his- tricos de la conspiracin neoconservadora. No es una novela policaca, pero los argumentos y la trama son mostrados y demostrados con el rigor y la pasin de un alegato judicial. Para aquellos historiadores arque- logos que repudian cualquier posible contaminacin de sus estudios con debates actuales, este libro es una here- ja. Para quienes sostienen que el pasado no puede ni debe ser abordado aspticamente, hallarn una brillan- te exposicin de hechos histricos que, iluminados desde el presente, iluminan el presente: la explosin del acora- zado Maine en 1898, el ataque japons a Pearl Harbor en 1941, la destruccin de las Torres Gemelas neoyor- kinas en 2001, no son trgicas y convenientes casua- lidades en la historia del imperialismo norteamericano. * Neoconservador. (Salvo indicacin expresa, las notas son del editor). 12 Eliades Acosta Matos Las casualidades que se repiten en la historia (y que acarrean beneficios a la inescrupulosa cpula del po- der imperial) pasan a ser sospechosas. Pero Acosta Matos no especula, la fuerza demoledora de su libro radica en la convincente demostracin de su denuncia. Por eso estuve tentado de titular este prlogo en forma de noti- cia: Superman es descubierto in fraganti por Elpidio Valds, pero prefer parodiar el ttulo de un libro muy ledo en la dcada de los setenta del siglo pasado y que hoy recobra actualidad: Para leer al Pato Donald. Implcitamente, Acosta Matos rompe otro mito muy arrai- gado: los ttulos acadmicos y los premios concedidos por prestigiosas instituciones imperiales a intelectua- les de nombres anglosajones cuyos libros y artculos lle- gan masivamente al Tercer Mundo para instalarse en ellos como autoridades indiscutibles, (podremos no estar de acuerdo con sus criterios suele decirse, pero hay que respetarlos y citarlos), nada significan. Es de- cir, algo significan: esos autores son intelectuales org- nicos del imperialismo s, aunque muchos intelectuales de izquierda piensen avergonzados que ya no deben ser o parecer orgnicos de la liberacin que cumplen en- cargos, a dlar por cuartilla, para disuadir, confundir o difamar a los rebeldes y para elaborar estrategias ms certeras de dominacin. No podemos permitirnos ya ms el lujo de la ingenuidad. Son tanques pensan- tes del dominador, que no persiguen la verdad, sino el fortalecimiento del status quo. Eliades Acosta Matos es un intelectual nacido y forma- do con la Revolucin cubana. Es parte de una genera- cin de ensayistas filsofos que no claudic en los verdaderos aos duros, los que siguieron a la decep- cin y a la desercin de muchos en el mundo, luego de la cada del otrora llamado bloque socialista y a la desaparicin abrupta de cmodos referentes ideolgi- cos; ensayistas que hallaron en la historia los elemen- El Apocalipsis segn San George 13 tos indispensables para desentraar el presente sin eludir sus conflictos, sus contradicciones, sus retos. La existencia de intelectuales como Eliades, es decir, de una nueva intelectualidad revolucionaria en Cuba, es irritante para los agoreros del fin del socialismo cu- bano. l sabe que no ser nunca mimado por las gran- des editoriales del Norte. Su corazn y su cerebro estn en el Sur, en este lado oscuro del planeta, en este otro mundo, con los pobres de la tierra. Digo corazn y digo cerebro sin rubor, porque la ra- zn no es ajena a los sentimientos, porque a la verdad no se llega como nos quieren hacer creer por los glidos caminos del descomprometimiento. El que toma distancia de la vida, toma distancia de la verdad. Sin el soplo mgico de la emocin no hay ciencia, ni se conquista la liberacin humana. A Eliades lo imagino peleando con el teclado de la computadora para que no se escapen las ideas que llegan furiosas, implaca- bles, al galope, como llamadas por el corneta que toca a degello. As es su estilo: brillante, descuidado a ve- ces, apasionado. As se nos aparecen sus palabras: en tropel bullicioso, como una mtica carga al machete de Elpidio Valds. Y el lector participa inevitablemente del combate, a favor o en contra de sus argumentos. No, no recomiendo a sus opositores leer este libro. La iro- na, la erudicin, la buena puntera de su fusil hacen estragos. Yo, desde luego, disfruto cada golpe certero de su machete y cada bala puesta sobre la prepotencia imperialista. Batalla de ideas, s, porque hay ideas enemigas. Ideas que se inflan y vuelan como globos de metano. De repente, tapan el sol; son como globos de colores estridentes, que ciegan a los consumidores. Las palabras afiladas de Eliades, las desinflan. ENRIQUE UBIETA GMEZ INTRODUCCIN Diciembre parece ser un mes especialmente propicio para las con- fesiones polticas de los prohombres del imperio norteamericano. Una especie de cuentas a rendir ante Dios que tiene lugar en los das finales de cada ao, es, al parecer, la causa de que estos celosos funcionarios, casados con el ms absoluto secreto en sus acciones y palabras, se abran ante la luz pblica en una conmove- dora ceremonia de expiacin. Los ms avezados investigadores y adversarios polticos de es- tos semidioses, entre los que se cuentan periodistas incmodos y los liberales de siempre, esperan con entusiasmo el arribo de los das de fin de ao, como supongo hacen tambin los pescadores ms expertos durante la temporada de la pesca del salmn. Unos y otros saben que jams volvern a casa con las manos vacas. El riesgo de que esta extraa debilidad forme parte de los ciclos recurrentes de carga, descarga y recarga de las energas vitales del Poder Secreto del Imperio, es una de las posibles explicaciones que esgrimen los investigadores de lo oculto. Otros, ms apegados a lo terrenal, se remiten a la accin de un factor prosaico: las celebracio- nes por la fecha comienzan temprano y suelen incluir cantidades in- gentes de scotch, sustancia que, si bien divina, suele predisponer a quienes se exponen a ella a reacciones indeseables, diablicas, una de las cuales es la locuacidad ilimitada e indiscreta. Conociendo la mana reguladora de los servicios secretos imperiales es de suponer que existan detallados planes de contin- gencia para estas festividades, que deben incluir el examen de todos los escenarios posibles, y la forma de ocultar, desvirtuar y desmentir (Escenario A-1) lo dicho por el presidente George W. Bush durante las borracheras navideas; lo que ha escrito en sus tarjetas de felicitacin el vicepresidente Cheney (Escenario A-2), 15 16 Eliades Acosta Matos o (Escenario A-3) lo que ha dejado escapar en la peluquera, entre las fases 4 y 5 del procedimiento de desrizado y blanqueado, la seorita Condoleezza Rice. La propaganda del Imperio machaca, da y noche, a los seres humanos del planeta, con la imagen que tienen los prohombres im- periales, o al menos, la que utilizan en sus apariciones pblicas para hacernos creer que creen en ella: la de estar defendiendo de enemigos salvajes y brbaros (una veces terroristas rabes y otras narco guerrilleros colombianos) la Tierra Prometida de la Liber- tad, los Derechos y la Democracia, estacin final del gnero hu- mano en su larga marcha hacia la civilizacin y el progreso. Es comprensible, en consecuencia, que las inevitables indiscreciones de fin de ao pongan los pelos de punta a los constructores del glamour imperial, y que se hayan visto obligados, se afirma, a pro- poner al Congreso un proyecto de ley que anule la existencia del mes de diciembre en los Estados Unidos. Segn se lee en el artculo de Tom Engelhardt Justice Goes Offshore and is Imprisioned, publicado el 2 de enero de 2004 en el boletn electrnico del Independent Media Institute, un perio- dista del Slate llamado Timothy Noah, ha regresado de su pesquera navidea con el trofeo Al mayor salmn de 2003. La noticia, tal y como la cita Engelhardt, es la siguiente: Timothy Noah, de Slate escribe: El vicepresidente Dick Cheney viol la poltica de la Administracin Bush de no agregar ni una palabra digital a las tarjetas que se envan por Navidad. l y su esposa regalaron a varios de sus vo- tantes y a personalidades de Washington, tarjetas en las cuales, junto a los mejores deseos navideos, incluan la siguiente cita de Benjamn Franklin: Si un loro que vue- la no es capaz de caer a tierra sin que medie la voluntad del Seor, sera posible que un Imperio se levantase sin la ayuda de Dios?. 1 Ingenuamente podra pensarse que a confesin de partes, rele- vo de pruebas, pero ese refrn no funciona, al parecer, ms all de las fronteras de los pases de cultura hispnica. En rigor, dentro de los propios Estados Unidos, muchas personas no aceptan que vi- El Apocalipsis segn San George 17 ven en un pas imperial, a pesar de la terquedad con que los hechos de la vida real lo demuestran. A principios de 2003, tras la publicacin en una pgina web del Center for History and New Media, de la George Mason Uni- versity, de un ensayo de Paul Schroeder, Profesor Emrito de Historia de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, titu- lado Is the U.S. an Empire?, se inici un debate on-line muy til para entender la limitada capacidad de autoanlisis de la so- ciedad que hoy rige los destinos de una buena parte del planeta. La reflexin del profesor Schroeder debi ser incmoda e inquietante para los lectores promedios norteamericanos. Es de imaginar el estupor creciente de muchos de ellos cuando se en- frentaron a ideas como las siguientes: a) Todo imperio implica la existencia de control poltico ejer- cido por una entidad organizada sobre otra independiente y distinta de ella. A manera de criterio definitorio acta la necesaria precisin de quin toma las decisiones polticas finales, independientemente de que exista o no una ocupa- cin o administracin formal de su territorio. b) Debe distinguirse entre imperio y hegemona. La hegemo- na reconoce el liderazgo e influencia dominante de una entidad dentro de una comunidad de entidades que no se hallan bajo su autoridad directa. Hegemn es el primero en- tre iguales. Por el contrario, el poder imperial manda sobre subordinados e impone la voluntad de sus decisiones. c) La hegemona es compatible con el sistema internacional que tenemos, compuesto por entidades autnomas, con un status jurdico homogneo (soberana, derechos y deberes internacionales, etc.), a pesar de las diferencias existen- tes entre ellas. El imperio no es compatible con dicho siste- ma internacional. d) Los que hablan de un imperio norteamericano bueno, por- tador de libertad y democracia para el mundo incurren en el mismo error que si hablaran de lluvia seca o nieve negra. En principio, y por definicin, un imperio es la negacin de toda libertad poltica y de la autodeterminacin. 2 18 Eliades Acosta Matos e) De la dialctica existente entre imperio y hegemonismo se pueden extraer lecciones histricas muy importantes, en- tre ellas: Cuando existe cierto orden dentro de un sistema, la irrupcin de un imperio siempre termina en fracaso, y se produce ines- tabilidad, desorden y guerras. Cuando se han producido avances en el orden internacional, y se ha preservado la paz, siempre ha coincidido con la elec- cin, por parte de los poderes dominantes, de la hegemona sobre el imperio. La reciente reestructuracin del sistema internacional, carac- terizada por la globalizacin, la aparicin de nuevos Estados, el ascenso de actores e instituciones no-gubernamentales y el desarrollo de los armamentos, hace de los imperios algo no solo intil, sino tambin contraproducente. Para terminar sus reflexiones, destinadas a provocar el insom- nio y el mal humor entre sus lectores al da siguiente, el profesor Schroeder lanzaba el strike final: Mis palabras no constituyen una propuesta acadmica, sino un intento por iluminar la decisin que debern tomar los Estados Unidos. Este pas an no se ha convertido en un imperio [... pero]* la Doctrina Bush proclama ambiciones y objetivos de incuestionable carcter imperialista, y est usando sus fuerzas armadas en guerras imperiales [...]. Si los Estados Unidos, al final, optan por el imperio, sern inevitablemente derrotados. En julio de 1878, al finalizar la Conferencia de Berln, que fij la paz en los Balcanes tras la Guerra Ruso-Turca, el prncipe Bismarck dijo al delegado otomano: Esta es su ltima oportunidad, y si los conozco bien, la dejarn pasar. En lo que nos ocupa, esta es nuestra mejor oportunidad, y conocindonos bien, tambin la dejaremos pasar. 3 * En las citas, todas las aclaraciones que aparecen delimitadas por corchetes son del autor. El Apocalipsis segn San George 19 Las opiniones enviadas por numerosos lectores, una vez pu- blicadas las reflexiones del profesor Schroeder, demuestran que este es un excelente conocedor de su pas, y que su ttulo de Pro- fesor Emrito en Historia est ms que bien concedido. El 4 de febrero escriba James Wilson: Por ninguna razn, en toda la acepcin de la palabra, puede considerarse que los Estados Unidos son un imperio. La ex- pansin de los Estados Unidos no fue el producto de la accin de elites ni ordenada por gobierno alguno. Ocurri por volun- tad popular [...]. Ninguna de las naciones conquistadas durante la Guerra Hispano-Americana, o en la Segunda Guerra Mun- dial fueron retenidas, ni pag tributo alguno. La reciente guerra en Afganistn no concluy con ese pas formando parte de un imperio. El imperialismo, en su sentido moderno, se asemeja al capitalismo: un pretexto inventado por los socialistas, un chivo expiatorio para justificar las crticas [...]. 4 El 6 de febrero escriba Martin: Claro que los Estados Unidos son un imperio, y lo han sido desde su surgimiento [...]. En su pattico comentario James Wilson afirma creer que los imperios son solo creados por elites y gobiernos, y no por las personas [...]. Para los abor- genes norteamericanos, cuya forma de vida fue destruida, esta fue una invasin imperialista [...]. 5 El 7 de febrero David Chapman se limitaba a expresar su estu- por aferrndose a las certezas aprendidas en la escuela: Los Esta- dos Unidos son el pas de los sueos. 6 El 8 de febrero Rick Schwartz propona su propio anlisis, qui- zs intentando salvar al bolsillo del Sr. Chapman de la depredacin de algn psicoanalista: Si usted analiza este asunto bien de cerca, descubrir que las acusaciones contra el imperialismo norteamericano provienen de intelectuales de izquierda y son, en su mayora, argumentos 20 Eliades Acosta Matos metafricos. Ellos confunden nuestro dominio cultural con el dominio de la Roma imperial, obviando el hecho de que el Imperio Romano nombraba gobernadores, recaudaba im- puestos, impona su Cdigo, reclutaba eventualmente sol- dados en las colonias para servir en sus Legiones, y se consideraba a s mismo como la autoridad total y suprema en cualquier cuestin importante [...]. Nosotros no mandamos al resto del mundo; nosotros lo guiamos. 7 El 11 de febrero, Collin Henderson, un britnico residente en Canad, haca importantes revelaciones, casi teolgicas: Bush aporta cierta claridad moral al asunto, lo que provoca malestar pblico en muchos pases, los mismos que salu- dan en privado los esfuerzos de los Estados Unidos en Iraq. A no dudar, esos pases tratarn de beneficiarse de las ganancias que vendrn. Esa claridad moral incomoda a la Europa secular [...]. 8 Las opiniones sobre si los actuales Estados Unidos son o no un imperio siguen llenando las pginas de los medios de prensa de medio mundo, sobre todo, de esa mitad a la que le interesa saber si han dejado de ser pases soberanos para convertirse en colonias. Lo ms probable es que la luz que propone el profesor Schroeder, la luz de la Historia, no llegue nunca a iluminar las en- tretelas de este problema, crucial para la humanidad del siglo XXI, y mucho menos produzca en los prohombres norteamericanos la reflexin que propone sobre ascensos y cadas. Mientras tanto, cada diciembre, con pasmosa regularidad, nos continuaremos enterando de los verdaderos propsitos que ani- man a quienes se dicen encargados de hacernos definitivamente libres, democrticos y felices, por voluntad de un Dios al que no consideran neutral. Lo malo es que as viene ocurriendo desde hace mucho tiem- po, desde que, en otro fro diciembre de Washington, para ser ms exactos, el 24 de diciembre de 1897, un encumbrado militar del gobierno de William McKinley cerraba la carpeta donde acababa de redactar ciertas instrucciones indiscretas sobre cmo tratar El Apocalipsis segn San George 21 a las poblaciones de las islas que se ocuparan, en caso de estallar una guerra con Espaa, y se sentaba en su coche oficial para ir a compartir la cena de Nochebuena con sus familiares, en un am- biente verdaderamente cristiano. La historia de la autenticidad del Memorndum o Instruccio- nes de Breckenridge, aporta otro ejemplo de confesiones polti- cas imperiales, tambin en diciembre. Lo escalofriante en este caso, al igual que al leer el texto del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, de junio de 1997, pla- taforma estratgica del partido imperial en el poder, es que se ade- lanta a los sucesos histricos que, de manera supuestamente espontnea e imprevisible, justificaron el asalto reaccionario so- bre las instituciones polticas de los propios Estados Unidos. Cuando el general Joseph Cabell Breckenridge, inspector general del Ejrcito de los Estados Unidos, pona el punto final a las Instrucciones que enviara al mayor general Nelson A. Miles, jefe de las Fuerzas Armadas del pas, faltaban 53 das para que el crucero acorazado Maine volara por los aires, en el centro de la baha de La Habana, arrancando la vida a 266 de sus tripulan- tes y convirtiendo en humo los 15 000 000 de dlares que cost su construccin. En el caso del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano la clarividencia de sus firmantes fue an mayor. Se adelantaron en 51 meses al da en que 19 suicidas rabes, comandados por el jefe Atta, utilizando para ello cuchillas de modelar en cartulina, provocaron el derrumbe de las Torres Gemelas en New York, abriendo con ese atentado las compuertas al torrente neoconser- vador que pronto se hara con el poder total. Por una extraa casualidad, entre los firmantes y principales animadores de ese Proyecto, que hara palidecer de envidia a Nostradamus, se encontraba Dick Cheney, el mismo de las indis- cretas postales navideas. El vice del presidente Bush, el que se hallaba a cargo de la Casa Blanca a las 8.45 a.m., del 11 de septiem- bre de 2001, cuando el vuelo 11AA de American Airlines se estre- llaba contra la Torre Norte del World Trade Center. El que tom las decisiones En el Imperio Romano, diciembre era el mes donde tena lu- gar una de las principales festividades religiosas. Entre los das 17 22 Eliades Acosta Matos y 23 se celebraban las Fiestas Saturnales o Saturnalias, apoteosis de un culto en el que convergan, desde los tiempos de Augusto, todo lo pblico y lo sagrado, pues ambos aspectos dependan de una misma voluntad: la del Emperador. Puede leerse sobre las Saturnalias en el Diccionario de la Religin Romana de Contreras, Ramos y Rico lo siguiente: En la ciudad reinaba una alegra desenfrenada: se suspendan las sesiones del Senado, se cerraban los tribunales, se daba vacaciones a los escolares, se suspendan las ejecuciones de las sentencias de muerte, se conceda la libertad a los prisio- neros [...] se invertan las clases sociales y los esclavos, ata- viados con las ropas de sus seores, se sentaban a la mesa, donde eran servidos por sus amos, a los que criticaban, sin temor al castigo; se realizaban sorteos de lotera [...] se cele- braban banquetes pblicos y se enviaban obsequios y regalos [...] [mientras] en el anfiteatro tenan lugar combates de gladiadores [...]. 9 En rigor: son los Estados Unidos un imperio? EL AUTOR El Apocalipsis segn San George 23 Referencias 1 Engelhardt, Tom: Justice Goes Offshore and is Imprisoned, Jan. 2, 2004. En: www.Tomdispatch.com 2-3 Schroeder, Paul: Is the U.S. an Empire?, March 26, 2003. En: http:// hnn.us/articles/1237.html 4 Wilson, James: Is The America an Empire?, Febr. 4, 2003. Ibdem. 5 Martin: Schroeders Definition Proves Him Wrong, Febr. 6, 2003. Ibdem. 6 Chapman, David: Freedom. Febr. 7, 2003. Ibdem. 7 Schwartz, Rick: Not Geeting America by Jonah Golberg, Febr. 8, 2003. Ibdem. 8 Henderson, Collin: Leadership vs. Hegemonic Empire?, Febr. 11, 2003. En: http//hnn.us/readcomment.php?id?=8228 9 Contreras Valverde, Jos, Gracia Ramos Acebes e Ins Rico Rico: Diccio- nario de la religin romana, Ediciones Clsicas, 1992, pp. 182-183. Diagnosticando una enfermedad americana Qu tienen en comn Carlos Marx, Edgar Allan Poe, Howard Phillip Lovecraft, Jos Mart, Sigmund Freud y Michael Moore? En principio, mucho y poco. Pero una lectura complemen- tada de sus obras, la comparacin razonada de sus escritos, ayuda de manera inesperada a comprender las races ocultas y pbli- cas del malestar de la sociedad norteamericana ante su propio rostro en el espejo. Un acercamiento a estos autores, a la luz de la historia de los Estados Unidos y enfocado en sus elites de poder, podra llevarnos a escribir un Manual del perfecto fariseo, o una Cartografa razona- da sobre la exacta ubicacin de los vicios secretos, y aproximada de las virtudes pblicas, en una sociedad que se suea modelo. Acostemos, por unos breves minutos, a esta sociedad febril en el divn del psicoanalista. Apartmosla, por breves instantes, de su pasin por venderlo y comprarlo todo, sermonear a las dems naciones y aplaudir, orgullosa, cuando sus hroes, en el celuloide, frustran los planes de los mismos terroristas a los que nadie detu- vo, en la realidad, el 11 de septiembre. Jos Mart arrib a los Estados Unidos, procedente del Havre, el jueves 2 de enero de 1880, a bordo del vapor France, desembarcando al da siguiente. Sus primeras impresiones acer- ca de la sociedad norteamericana, en la que tantas esperanzas depositaban los hombres progresistas de la poca, las public en The Hour, de New York, seis meses despus, bajo el ttulo de Impresiones de Amrica (por un espaol muy fresco). Son crnicas de deslumbramiento muy diferentes a las que comen- z a enviar sobre el mismo tema, aos ms tarde, al peridico mexicano El Partido Liberal. CAPTULO 1 EL VUELO DEL NGEL EXTERMINADOR 25 26 Eliades Acosta Matos Qu cambi en este lapso, la sociedad norteamericana o la percepcin que de ella tena Mart? Ambas cosas, pero ms la segunda que la primera. El joven des- lumbrado ante la pujanza de una sociedad mecanizada, vertiginosa, tan diferente a las sociedades coloniales de siesta y molicie que co- nociese en Cuba y Espaa, haba crecido hasta convertirse en uno de los crticos ms agudos y radicales de su tiempo; en uno de los ms profundos conocedores de las entretelas del pas que lo acogi por espacio de 15 aos y cuyas virtudes reconoca tanto, como execraba sus defectos. El aporte crtico de Mart al develamiento de las esencias ocul- tas de la sociedad capitalista norteamericana, por su erudicin, aliento tico y sinceridad, tuvo un augusto predecesor en el Dr. Carlos Marx, no en lo estrechamente relacionado con los Estados Unidos, sino con el capitalismo, en general. La lucidez de ambos asusta, a tantos aos de distancia: se les echa de menos. El manifiesto comunista, de 1848, sigue siendo no solo exac- to, sino tambin divertido. Pocos escritos en la historia de la hu- manidad han sido tan eficientes en cumplir un encargo: aguar la fiesta de los explotadores mostrando el origen espurio de su poder y la debilidad que esconde la ostentacin de su omnipotencia. Ha- cia 1871, dentro de los Estados Unidos, segn el propio Federico Engels, se haban publicado tres traducciones diferentes al ingls, sin contar las ediciones en alemn. Cuando en el Manifiesto se puede leer la siguiente cita, no puedo menos que pensar en las cr- nicas norteamericanas de Mart: Dondequiera que ha conquistado el poder, la burguesa ha destruido las relaciones feudales, patriarcales, idlicas [...] Ha ahogado el sagrado xtasis del fervor religioso, el entu- siasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeo bur- gus en las aguas heladas del clculo egosta. Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio. Ha sustitui- do las innumerables libertades escrituradas y bien asegura- das por la nica y desalmada libertad de comercio. En una palabra, en lugar de la explotacin velada por ilusiones reli- giosas y polticas, ha establecido una explotacin abierta, descarada, directa y brutal []. 1 El Apocalipsis segn San George 27 Comprese la cita anterior escrita por un Mart recin desem- barcado en New York, cuando era todava un espaol muy fres- co, con la siguiente, ya convertido en un soberbio crtico: [...] esta vida enfebrecida; este asombroso movimiento; este esplndido pueblo enfermo, de un lado maravillosamente ex- tendido, del otro,el de los placeres intelectuales pueril y pobre; este colosal gigante candoroso y crdulo; estas mu- jeres demasiado ricamente vestidas para ser felices; estos hombres, demasiado entregados a los asuntos del bolsillo, con notable dejacin de los asuntos espirituales []. 2 Si este amor de riqueza no est atemperado y dignificado por el ardiente amor por los placeres intelectuales,si la benevolencia hacia los hombres, la pasin por todo [...] lo que signifique sacrificio y gloria, no alcanza parejo des- envolvimiento al de la fervorosa pasin del dinero, adn- de irn? [...]. 3 Ciento veinte y cuatro aos despus de haber sido escritas estas palabras, todava nos lo estamos preguntando. Y eso que dis- frutamos de la perspectiva de la distancia histrica. Por eso debe- mos apreciar, con benevolencia, el aporte a la percepcin de este problema realizado por escritores que, viviendo en los propios Estados Unidos, llamaban la atencin entre la brecha que separaba la sordidez de su realidad con la imagen soada. Aunque lo hicie- sen desde la perspectiva estrictamente literaria, como es el caso de Edgar Allan Poe y Howard Phillip Lovecraft, escritores maldi- tos, escribanos de las tinieblas en una nacin que presuma de vivir rodeada por la luz infinita de los estados de gracia. En julio de 1845, cinco meses despus de que los presidentes saliente y entrante de los Estados Unidos, John Tyler (1790-1862) y James Knox Polk (1795-1849), coincidiesen en refrendar la deci- sin del Congreso de anexar Texas y un ao antes de que fuese decretada la guerra contra Mxico, Poe publicaba su relato El de- monio de la perversidad, intento romntico de llevar algn orden a un mundo que cada vez se separaba ms del sueo primigenio: Si no podemos comprender a Dios en sus obras visibles, cmo lo comprenderamos en los inconcebibles pensamientos que dan vida a sus obras? [... ]. 4 28 Eliades Acosta Matos Al carecer del alcance sociolgico de Marx, el intento de Poe es parcial, pero tambin elocuente: atribuye a la manifesta- cin de la perversidad, en la esfera de la psicologa individual o social, lo que el Dr. identific en la esfera de la produccin y en la reproduccin de las relaciones sociales que de ella se derivan. La explicacin de Poe, no obstante, es tambin oportuna: Como principio innato y primitivo de la accin humana [acta] algo paradjico que podramos llamar perversidad. En el sentido que le doy es, en realidad, un mvil sin mo- tivo, un motivo no motivado. Bajo sus incitaciones actua- mos sin objeto comprensible [...] bajo sus incitaciones actuamos por la razn de que no deberamos actuar. En teora, ninguna razn puede ser ms irrazonable, pero, de hecho, no hay ninguna ms fuerte [...]. Esta invencible tendencia a hacer el mal, por el mal mismo [...] es un impulso radical, primitivo, elemental [...]. 5 Que Poe apenas logre atisbar, o esbozar, una explicacin ra- cional, la suya, ante el predominio de lo irracional en las relacio- nes que median entre hombres, clases y naciones, no significa que la irracionalidad no est sujeta a razn, o que no se pueda llegar hasta el develamiento de las races profundas de estas conductas, a primera vista, paradjicas o inmotivadas. En la cultura occidental, que es una cultura burguesa, las ex- plicaciones literarias se toleran; las sociolgicas, no. Hablar del demonio de la perversidad es de buen gusto, o como decimos hoy, polticamente correcto, pero no lo es hablar de plusvala, explotacin del hombre por el hombre, lucha de clases, o imperia- lismo. Se tolera, en fin, lo inofensivo o ambiguo y se censura o desacredita lo exacto, lo eficaz, lo capaz de sedimentar el saber que precede a la transformacin de la realidad. A nadie debe asombrar que el mundo postmoderno haya literaturizado la poltica y despolitizado la literatura. Tampoco que se haya coronado al psicoanlisis, condenando al destierro a la eco- noma poltica. Puede manipularse el saber de una poca, pero el malestar de la sociedad no se agota con ello. El Apocalipsis segn San George 29 Qu sabemos nosotros haba dicho del mundo y del uni- verso que nos rodea? [preguntaba Lovecraft en Desde el ms all]. Vemos las cosas solo segn la estructura de los rga- nos con que las percibimos, y no podemos formarnos una idea de su naturaleza absoluta [...]. Ves a esos seres que flotan y aletean en torno tuyo y a travs de ti, a cada instante de tu vida? Ves las criaturas que pueblan lo que los hombres llaman el aire puro y el cielo azul? 6 Cuando se pierde la ingenuidad o la esperanza, cuando se vis- lumbran los abismos terribles de barbarie que se disimulan con la escenografa de una sociedad en apariencia progresista y racional, aparece el horror, el horror total que tanto atormentaba a Lovecraft: La vida es una cosa espantosa escribi y detrs de lo que noso- tros sabemos de ella acechan verdades demonacas, que, a veces, la hacen doblemente espantosa. 7 Para Poe y Lovecraft, se entiende, eso, lo demonaco, se barruntaba, resistindose a toda definicin, o anidaba en oscuros instintos humanos inexplicables, pero dominantes. Para Marx y Mart, por el contrario, no solo se poda describir, sino que era imperativo de una nueva poca su erradicacin mediante la lucha social, pues el verdadero origen de la maldad radicaba en las es- tructuras sociales injustas. Entre estas dos posturas, separada de ellas, pero enlazndolas, se deja or la voz de Sigmund Freud comentada por Herbert Marcuse en su imprescindible Eros y civilizacin: Segn Freud, la historia del hombre es la historia de su re- presin. La cultura restringe no solo su existencia social, sino tambin la biolgica [...]. Sin embargo, tal restriccin es la precondicin esencial del progreso [...]. El animal hombre llega a ser humano transformando su natu- raleza primaria [...]. Lo que la civilizacin domina y reprime (las exigencias del principio del placer), siguen existiendo dentro de la misma civilizacin. El inconsciente retiene los objetivos del vencido principio del placer. El retorno de lo reprimido da forma a la historia prohibida y subterrnea de la civilizacin. 8 30 Eliades Acosta Matos Tenemos, de un lado, estructuras de explotacin e injusticia basadas en un desigual acceso a la propiedad. Del otro, un culto deproporcionado a la riqueza, en menoscabo de lo espiritual y cul- tural. Ms all, un debilitamiento de lo civilizatorio que propicia la afloracin incontrolada de los instintos animales de retribucin ilimitada del placer y la violencia. Y para terminar, esfuerzos febri- les por ocultar bajo la alfombra las causas que provocan esta corrosin ubicua, esta infinita inquietud indefinida, este malestar, aparentemente inexplicable, de toda la sociedad. Es, entonces, cuando llegamos a Michael Moore, conciencia crtica, postmoderna e irreverente, de una sociedad que ha dejado de estremecerse por los llamados a su transformacin y por los exorcismos literarios de su mala conciencia. Veamos la opinin que le merece la sociedad en que vive: Todos sabemos algo que somos incapaces de confesarnos: estamos ante un Estado policial en ciernes que se acerca a la pesadilla orwelliana de la mano de una fuerza mucho ms eficaz que la Polica del Pensamiento: la polica empre- sarial. Mientras el gobierno hace redadas de ciudadanos con aspecto de rabes y los encierra sin cargos, la elite empre- sarial se entretiene idiotizando al pueblo. 9 De esta manera, tras leer a los autores citados, poco queda de la imagen heroica y progresista que de s misma insiste en vender- nos la sociedad norteamericana. Es lgico pensar que tales autores son escasamente ledos por las elites de poder del mundo globa- lizado, pues estas insisten en imitar a la misma sociedad que estre- meca de horror a Poe y Lovecraft y que hoy sigue estremeciendo, de igual manera, a Michael Moore: Si les entretiene ver cada mes un tiroteo en escuelas y cen- tros de trabajo yanquis, si les parece que el hecho de que la tasa de mortalidad infantil en algunas ciudades supere a la de Nairobi es seal de progreso, si quieren vivir en un mundo en el que van recortndose progresivamente las libertades civi- les, sigan nuestro ejemplo. De este modo [...] les invitare- mos regularmente a participar en nuestras tentativas de El Apocalipsis segn San George 31 explotar a los pobres de otros pases para que todos podamos llevar zapatillas deportivas bien baratas []. 10 Un rictus de horror, en efecto, se deja adivinar, cada vez con mayor nitidez, desfigurando el bello rostro que se mira al espejo. Un desasosiego inocultable recorre el espinazo de los que han cre- cido creyendo que residen en el mejor de los mundos posibles, un mundo escogido por Dios para mostrar al resto de los hombres cmo se debe organizar la vida social. A dnde irn? se preguntaba Mart. Para nosotros responde Michael Moore, es posible que ya sea demasiado tarde. 11 Las instrucciones de Brenkenridge Si en la Introduccin de este libro he aceptado como cierta la fecha que ubica a finales de diciembre de 1897 el polmico Me- morndum Breckenridge ha sido, solamente, para establecer un paralelo entre aquel abuelo decimonnico y su nieto de hoy: el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano. En realidad, cuando se discute an el carcter apcrifo del primero, podra quedar fuera de duda razonable la fecha en que se afirma fue escrito? No estamos ante un problema menor: de dicha fecha depende mucho, en primer lugar, definir con cierto grado de certeza la pre- meditacin con la cual se prepar la guerra de 1898 contra Espaa, la misma que hizo de los Estados Unidos un imperio. Y en segundo lugar, la posibilidad de arrojar cierta luz sobre la misteriosa explo- sin del Maine, en el momento exacto, de la forma precisa, en el lugar adecuado, para los fines deseados. La conciencia histrica norteamericana se rebela ante la sola mencin de que semejante catstrofe causante directa de 266 muertes entre marinos y oficiales de la tripulacin del acorazado y de la prdida del propio buque, se haya debido a una autoagre- sin destinada a provocar la guerra contra Espaa, por motivos geopolticos. Pero los hechos histricos, sin excluir la reciente agresin contra Iraq, apuntan a que, llegado el momento de las decisiones, 32 Eliades Acosta Matos un pretexto creble y honorable, de los que levanta el nimo de las masas desinformadas, las hacen vibrar de falso patriotismo y en- tregarse sin reservas al gobierno de turno, forma parte del arsenal de recursos infinitos de todo imperio que se respete. Llamara bien empleadas a las crueldades, pontifica Nicols Maquiavelo en El prncipe [...] cuando se aplican de una sola vez por absoluta necesidad de asegurarse y cuando no se insiste en ellas [...]. 12 Esta cita resuelve cualquier dilema moral a que pudieran ha- berse visto abocados quienes deciden en los Estados Unidos las polticas imperiales. No veo obstculo razonable para aceptar la posibilidad de que la creacin de un pretexto creble y honora- ble para desatar una guerra de conquista, sea un recurso imaginable en manos de quienes jams han sido detenidos en sus planes por el planteamiento de dilemas morales diferentes al color de la corbata a elegir para presentarse en la televisin el Da de la Independencia. Las llamadas teoras conspiratorias para explicar sucesos his- tricos no son ninguna novedad. Quizs la ms antigua aparezca en el Viejo Testamento al atribuir a la maligna intervencin del Diablo, transformado en serpiente, el que Eva aconsejase a Adn morder la manzana del rbol de la Ciencia, nico fruto que les haba sido prohibido en el jardn del Edn. De esta manera, el Pecado Original, la rebelda de las criaturas ante su Creador y su consiguiente expulsin del Paraso se explican por la intervencin de un agente maligno. La aparente explicacin racional de un suceso confuso, el des- enmascaramiento de los verdaderos culpables que actan desde las sombras, suele acallar todas las dudas. Hechas las aclaraciones pertinentes, ya que hablamos de religin, Toms de Torquemada, el Gran Inquisidor, podra seguir quemando herejes con la conciencia tranquila: el Diablo era el culpable de cualquier pecado. A fin de cuentas, desde el Pecado Original, todos somos culpables: en la tierra, paz y en el cielo, gloria. Amn. Pero en poltica, a travs de la historia, las cosas suelen ser algo ms complicadas. El artculo dedicado a las Teoras Cons- pirativas de la disinfopedia, o Enciclopedia de la Propaganda (www.disinfopedia.org), establece: Una de las ms conocidas tcnicas de desinformacin radi- ca en lo que pudieramos llamar negacin de las teoras El Apocalipsis segn San George 33 conspirativas [...]. La tendencia a construir teoras cons- pirativas bien elaboradas es el resultado del inadecuado acceso a informacin confiable [...]. En muchos casos, ta- les conspiraciones son el fruto de la imaginacin popular, pero en la actualidad existe el problema inverso: la mayora de las decisiones que afectan la vida de los seres humanos son tomadas por actores (sobre todo, las elites de las gran- des corporaciones), cuyas motivaciones y acciones se man- tienen por completo veladas para el pblico. Hoy, a los polticos electos raramente pertenece la mayor parte de las decisiones que nos conciernen. Incluso estos ltimos sue- len tomar decisiones que no se explican si no es a travs de la teora de que son manipulados por fuerzas secretas [...]. 13 Una de las armas ms socorridas para desacreditar a quienes no se contentan con las explicaciones de los sucesos histricos o polticos que aparecen en los diarios es acusarlos de estar enfer- mos, especialmente, de esquizofrenia paranoide. El autor del ar- tculo seala que todo espritu independiente, crtico, indagador, debe ser aislado del gran pblico: Tales estrategias de desinformacin permite a estos ac- tores continuar en su tarea. Con el estigma colgado a las teoras conspirativas a partir de los asesinatos polticos de los aos 60, el pblico se inclina, generalmente, por aceptar las explicaciones de los eventos que ofrecen el FBI o los medios de comunicacin. En nuestro das es ex- tremadamente popular la falsa percepcin de que las cons- piraciones no existen, con la notable excepcin de aquellas que se puedan atribuir a enemigos de los Estados Unidos, al estilo de Osama Bin Laden. 14 Cundo se consagran como teoras comprobadas o se des- echan como puras teoras especulativas, algunas de estas teoras conspirativas? En el artculo se lee: Las teoras conspirativas tienen una vida limitada. Su exis- tencia dura tanto como tardan sus defensores en acceder 34 Eliades Acosta Matos o no a la informacin necesaria para probarlas o refutar- las, por ejemplo, a documentos autnticos. Tan pronto como una teora conspirativa es confirmada, deja de serlo y se convierte en un hecho histrico. Cuando hay eviden- cias suficientes para rechazarla, se le relega al basurero de la historia. 15 Entre ambas posibilidades, aceptemos el reto que se formula y retornemos a las Instrucciones de Breckenridge y al Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC). A la luz de las teoras conspirativas, pueden ser considera- dos ambos documentos como evidencias de que las guerras que predijeron fueron provocadas en el marco de una estrategia geopoltica imperialista, sin que sus artfices se detuvieran ante los costos humanos? Comencemos por las Instrucciones de Breckenridge (Ver texto completo en Anexo 1). El supuesto texto de este documento fue filtrado a la pren- sa alemana, especficamente al peridico Allgemeine Zeitung, de Berln, que fue el primero en publicarlo, al parecer y segn fuentes espaolas, el 22 de abril de 1898, tres das antes de que la guerra fuese oficialmente declarada a Espaa por los Estados Unidos. Las polmicas de los historiadores comienzan aqu, alrede- dor de la pregunta dnde se public por primera vez? Para el historiador norteamericano Thomas M. Spaulding, el primero que en abril de 1934 escribi refutando su autenticidad, la referencia ms antigua al documento aparece en el libro del espa- ol Juan Ortega Rubio, Historia de la Regencia de Mara Cristi- na de Habsbourg-Lorena. 16 Segn el historiador cubano Gustavo Placer Cervera, tambin contrario a la autenticidad de las Instrucciones, donde apare- cen publicadas por primera vez, exceptuando al supuesto peri- dico alemn, es en la obra en cinco tomos del capitn de Artillera del Ejrcito espaol Severo Gmez Nez, La Guerra Hispano- Americana. En el artculo de Cervera Reflexiones en torno a un documento controvertido 17 se demuestra que en marzo de 1900 dicho tomo ya circulaba en La Habana. El Apocalipsis segn San George 35 Spaulding intentaba refutar con su artculo las afirmaciones de Horatio S. Rubens brillante abogado norteamericano, cola- borador de Mart en el Partido Revolucionario Cubano y luego de la representacin en el exterior de la Repblica en Armas, encabe- zada por Toms Estrada Palma, que tuvo su sede central en New York y una importante Legacin en Washington. Dos aos antes de la publicacin del artculo de Spaulding y aunque este la califi- case, curiosamente, como obra de reciente aparicin, Rubens haba entregado a los lectores un libro titulado Liberty: the Story of Cuba, y en sus pginas 343 a 345 haba reproducido el texto casi ntegro del Memorndum. El artculo de Spaulding carece del aparato crtico que debie- se haber permitido comprobar las fuentes en que se bas para emi- tir sus apreciaciones sobre el libro de Rubens. Sus objeciones aspiran a ser tomadas como buenas por el solo hecho de haberlas emitido el comentarista. Cualquier lector medianamente informa- do compartir conmigo la impresin de que estamos en presencia de una refutacin apresurada y endeble, hecha por encargo y con un retraso de dos aos. Tres investigaciones anteriores publicadas por este autor sobre otros temas, incluyen un detallado listado de autoridades y un impecable aparato crtico. 18 En los meses anteriores a la aparicin del artculo de Spaulding, la situacin en Cuba era de extrema inestabilidad poltica. En agosto de 1933, vientos revolucionarios y antimperialistas soplaban por todo el pas y parte del hemisferio, tras el derrocamiento del tira- no Gerardo Machado. Cualquier documento histrico que fun- damentase estas posiciones era ampliamente utilizado por las fuerzas y los intelectuales cubanos de avanzada. Es de suponer que el Memorndum fuese especialmente invocado por aquellos das. El 15 de enero de 1934, el entonces coronel Batista, con la anuencia del embajador norteamericano en Cuba, Jefferson Caffery, derrocaba el Gobierno de los Cien Das que haba tomado medidas audaces y, en algunos casos, revolucionarias, bajo el influjo de An- tonio Guiteras, secretario de Gobernacin. Precisamente, en marzo de 1934, desde la clandestinidad y mientras organizaba la lucha contra los golpistas, Guiteras envia- ba a la revista Bohemia el artculo Septembrismo, publicado por esta el 1 de abril. En l se condensan los aires polticos que 36 Eliades Acosta Matos soplaban en Cuba en el mismo mes en que Spaulding publicaba su refutacin: Nuestro programa [expresa Guiteras, refirindose al gobier- no de Grau] no poda detenerse simple y llanamente en el principio de la No Intervencin. Tena que ir forzosamente hasta la raz de nuestros males: al imperialismo econmico [...]. Ante los decretos que, como enormes martillazos iban rompiendo lentamente esa mquina gigantesca que ahoga al pueblo de Cuba, como a tantos otros de Amrica Latina, aparecan en escena para combatirnos, todos sus servidores nativos y extranjeros [...]. Un estudio somero de la situacin poltico-econmica de Cuba, nos haba llevado a la conclusin de que un mo- vimiento que no fuese antimperialista en Cuba, no era una revolucin. 19 La difcil y nada envidiable tarea de contrapropaganda tuvo que ser encargada a alguien como Spaulding, un historiador menor de las Universidades de Michigan y Hawai, conocido apenas por sus investigaciones acerca de los terrenos reales, los gabinetes de go- bierno y la constitucin de esta repblica, un folleto sobre el club Cosmos, una compilacin sobre libros militares en las universi- dades americanas y otro sobre la Sociedad Literaria en la paz y en la guerra. No se le conoce obra alguna, ni escrito posterior, que pueda fundamentar un inters o conocimiento slido acerca de la historia de Cuba. Segn Spaulding: Mr. Rubens no autentica la existencia del documento. No debi considerarlo dudoso, pues de lo contrario hubiese intentado verificarlo. Pero no existe tal documento en la Secretara de la Guerra, donde se le ha buscado ms de una vez. No se conoce cundo, por qu, ni por quin fue redac- tado. Se le ha seguido la pista, hasta 1906 [...]. La Secretara de la Guerra oy hablar de este documento, por primera vez, en 1908, cuando el Secretario de Estado le envi el recorte de un peridico de Santo Domingo que El Apocalipsis segn San George 37 contena el texto ntegro del citado documento, en espaol Mr. Rubens reproduce una versin en ingls, ligeramen- te abreviada y cita al 24 de diciembre de 1897, como fe- cha [...]. 20 En el propio artculo de Spaulding se citan cinco fechas y peridicos diferentes de pases latinoamericanos donde dice apare- ci el documento, siempre [...] acompaado de un editorial fuer- temente hostil a los Estados Unidos [...]. 21 Despus de enumerar sus reparos, Spaulding concluye: Las evidencias que se tienen, por lo tanto, no indican sino que el documento fue escrito en algn momento no antes de 1900 y no ms tarde de 1906. Las razones de su elaboracin pueden solo con- jeturarse. 22 Bsquedas en Cuba y en diferentes pases no han permitido ubicar los ejemplares de los peridicos que Spaulding cita, con excepcin del El Da, de Valparaso, correspondiente al 11 de oc- tubre de 1912, pero hurgando en la obra Doctrinas jurdicas del destacado abogado cubano Mariano Aramburo, puede encontrarse lo siguiente: Testimonio de mayor claridad y de valor insuperable, por su carcter reservado, es el texto de las instrucciones dirigi- das al jefe del ejrcito de operaciones por la Secretara de la Guerra, en abril de 1897, un ao antes del ultimtum enviado a Espaa.* Copia de ese documento, cuya factura y estilo no dejan duda alguna acerca de su autenticidad, lleg a mis manos a fines del ao siguiente. Al publicarlo ahora por primera vez [...]. 23 Nos encontramos, en consecuencia, ante una revelacin que desarma las lneas esenciales de las refutaciones de Spaulding. De ser ciertas las afirmaciones de Aramburo, el documento en cuestin lleg por primera vez a las manos de alguien que lo reconoce pblicamente, a finales de 1898. Ntese que no hace * Lo que aparece destacado en tipografa diferente es un subrayado del autor, a menos que se indique lo contrario. 38 Eliades Acosta Matos referencia al ejemplar de un peridico, sino a una copia del docu- mento original. As no acta un falsificador de evidencias do- cumentales. Un destacado literato y lingista, como lo fue Aramburo, pre- sidente de la Academia Cubana de la Lengua, miembro de la Acade- mia Nacional de Artes y Letras y del Ateneo de La Habana, es una voz autorizada a tener en cuenta, cuando afirma que [...] la factura y estilo [del documento] no dejan lugar a dudas acerca de su auten- ticidad [...]. 24 La fecha del documento que cita Aramburo brinda, una expli- cacin racional a lo difcil que ha sido, hasta el presente, hallar el documento original, suponiendo, angelicalmente, que uno de este tipo se conserve en los archivos de la Secretara de la Guerra: los investigadores han buscado en el mes errado. Aramburo cita, como fecha de la copia a la que tuvo acceso, la del 2, 4, de 1897, o sea, abril, mientras que la mayora de los autores lo ubican en 24, 12, de 1897, o sea, diciembre. De cual- quier manera, y teniendo en cuenta que los norteamericanos escri- ben en las fechas primero el mes y luego el da, no sera osado pensar que la fecha correcta podra ser la del 4 de febrero de 1897 (2-4-1897), pues as es como la copia Aramburo, al transcribir tex- tualmente el documento. 25 Otro detalle interesante podra aportarse: Aramburo fue, en 1912, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Cuba en Chile. Ser una casualidad que su presencia en este pas coin- cida con la publicacin en la prensa de Valparaso de una versin del documento? De aceptarse como vlida esta hiptesis, tendre- mos que convenir en que no es compatible la posicin de un di- plomtico de alto nivel con la de un irresponsable calumniador capaz de usar para sus fines los peridicos del pas ante cuyo gobierno se encuentra acreditado, con el consiguiente peligro de ser desmentido. Las objeciones de Spaulding dependen en su totalidad de la fecha del documento que aceptemos como vlida. Si aceptamos la de Aramburo (abril de 1897), el secretario de la Guerra era Da- niel Scott Lamont, quien comenz a desempear el cargo bajo la presidencia de Grover Cleveland, el 5 de marzo de 1893 y lo hizo hasta el 5 de marzo de 1897, bajo la presidencia de McKinley. Si El Apocalipsis segn San George 39 aceptamos la de diciembre, el secretario de la Guerra era Rusell A. Alger, quien se desempe entre el 5 de marzo de 1897 y el 1 de agosto de 1899, a las rdenes de McKinley. El ayudante general del Secretario, a travs de cuya oficina se supone se emitieron las Ins- trucciones... tampoco era el mismo: en la primera fecha el cargo lo ocupaba Samuel Sam Breck; en la segunda, Henry Clark Corbin, quien asumi sus deberes en febrero de 1898. En cuanto al inspector general, en ambas fechas era la misma persona, el general Joseph Cabell Breckenridge, quien ocupaba el cargo desde 1885. En este caso concreto, dadas las relaciones existentes entre estas tres ins- tancias del alto mando, las personas desempeaban un papel muy importante, ms all de su cargo jerrquico. Lo dicho sirve para responder a la siguiente objecin de Spaulding: El General Breckenridge era Inspector General del Ejrcito. Cmo es posible que el Inspector General pueda firmar instrucciones dirigidas al General en Jefe, o en lugar del Secre- tario Adjunto? Esto pudiera parecer insignificante para un lego, pero una mente burocrtica se estremecera de horror con solo pen- sarlo. 26 Pero en los Estados Unidos, a la par de las jerarquas mili- tares juegan un papel muy importante las relaciones polticas, los grupos de lobby* y presin, los clanes familiares y los intereses de los monopolios y las grandes compaas. Esta realidad pudo haber permitido que, en el caso de las Instrucciones... y de tantos otros documentos confidenciales y secretos, los niveles jerrqui- cos no se respetasen. Veamos: Segn James L. Yarrison, en su libro The US Army in the Root Reform Era, 1899-1917: 1- [...] la estructura bsica de la Secretara de la Guerra haba sido establecida por el secretario John C. Calhoum, tras la guerra de 1812. En ella existan dos elementos separados entre s, el staff departamental, que serva directamente a las rdenes del Secretario, y el ejrcito de lnea dividido en distritos geogrficos, a las rdenes de comandantes profe- sionales. * Grupo de presin, especialmente poltica, constituido por personas influyentes. 40 Eliades Acosta Matos 2- El staff departamental [...] consista en un grupo de jefes de buroes autnomos que respondan ante el Secretario por el manejo de servicios y funciones especializadas. Hacia 1890 los buroes principales eran el Departamento del Auditor General, el Departamento del Inspector General, el Depar- tamento del Ayudante General, el Departamento del Cuartel Maestre, el Departamento de Suministros, la Pagadura General, el Departamento de Sanidad, el Cuerpo de Inge- nieros, el Departamento de Armamentos y el Cuerpo de Se- ales. Mientras los dos primeros eran departamentos asesores del Secretario, los otros combinaban funciones de Estado Mayor y comando. 3- El militar titular que diriga los departamentos geogrficos del ejrcito era el Comandante General, cargo creado por Calhoum, sin un visto bueno congresional que definiese sus deberes, funciones y relaciones con los buroes, el Secretario y el Presidente [De esta ambigedad surgan constantes fric- ciones e incidentes entre los diferentes niveles de mando.] 4- El Comandante General, ni de hecho, ni por ley, era el Co- mandante en Jefe del Ejrcito [...]. Constitucionalmente, el Presidente era el Comandante en Jefe y muchos, incluyen- do a Madison, Jackson, Polk y Lincoln ejercieron directa- mente el mando o lo hicieron a travs del Secretario de la Guerra, no del Comandante General [...]. 27 5- [Segn Graham Cosmas en su obra An Army for the Empire: The United State Army in the Spanish-American War], [...] el Secretario de la Guerra era un civil, usualmente, un pol- tico u hombre de negocios, a travs del cual el Presidente ejerca el mando. 28 [Por otro lado, segn Yarrison] [...] todas las rdenes e ins- trucciones del Presidente o del Secretario de la Guerra re- lacionadas con las operaciones militares, el control o la disciplina eran proclamadas a travs del Comandante Ge- neral [...]. 29 [Esto pondra en claro la necesidad de que instrucciones como las analizadas fuesen enviadas al Co- mandante General, para ser puestas en vigor]. 6- Una alianza informal entre los Secretarios civiles y los jefes de buroes limitaban el control del Comandante Ge- El Apocalipsis segn San George 41 neral sobre el Ejrcito [...] 30 [acota Yarrison, pero Cosmas precisa an ms las relaciones que funcionaban entre bas- tidores:] Mientras el Comandante General llegaba al car- go por la va del escalafn, frecuentemente no gozaba de las simpatas del Presidente [...] el Secretario de la Guerra as como el jefe de Personal, s disfrutaban de dicha con- fianza. Como resultado de ello, los Secretarios siempre salan triunfantes de los choques con los Comandantes Ge- nerales, excluyndolos de las cadenas de mando y ejer- cindolo a travs del Ayudante General. 31 [Esto explicara el papel decisivo de los Ayudantes Generales, ms all de lo que podra suponerse, pasando las decisiones del Presi- dente al Secretario; de este a su Ayudante General y de ah al Comandante General]. 7- El desmedido poder, en la prctica, de los Ayudantes Genera- les, segn Cosmas, era el resultado de [...] la divisin de autoridad existente en la Secretara de la Guerra, combina- da con la ausencia de un staff militar central (Estado Ma- yor). Esta oficina era la encargada de la transmisin de rdenes, correspondencia, records personales, reclutamien- to, movilizacin de tropas y la inteligencia militar [...], 32 en resumen, una concentracin de poderes y funciones nada despreciables. No debe extraarnos que, como seala Cosmas, [...] algunos Ayudantes Generales redactaban y enviaban rdenes por propia iniciativa, sin consultar antes a sus superiores jerrquicos nominales. 33 8- [Cosmas plantea:] Dentro del propio staff (o sea, de los de- partamentos controlados directamente por el Secretario de la Guerra), el Inspector General desafiaba con frecuen- cia la supremaca del Ayudante General. Su Departamento, bajo las rdenes tanto del Secretario como del Comandante General, cumpla funciones de Estado Mayor al inspeccionar las tropas. Procurando jugar un papel mayor en el mando del Ejrcito, el Inspector General luchaba por legislacio- nes que ampliasen y fortaleciesen su bur y combata al Ayudante General en disputas acerca de la jurisdiccin ad- ministrativa [...]. A finales de los 90, el Inspector General 42 Eliades Acosta Matos se aliaba con el Comandante General, mientras que el Ayu- dante General lo haca con el Secretario de la Guerra. Res- paldado por la influencia poltica superior del Secretario, el Ayudante General repela fcilmente los ataques. 34 En medio de este complejo panorama, puede alguien asombrar- se de que las rdenes y las indicaciones oficiales pudieran impartirse a travs de canales nada ortodoxos, o que las alianzas y los intentos deliberados de golpear al rival contribuyesen a desquiciar las ordenan- zas y regulaciones, llegando hasta el extremo de, como dira Spaulding, hacer estremecer de horror a las mentes burocrticas? Se responde tambin al reparo de Spaulding sealando que el general Breckenridge era el decano de todos los jefes de buroes, incluso del Secretario de la Guerra, del Ayudante General y del Comandante General. Nombrado desde 1885, superaba en seis aos en el cargo al otro jefe de bur ms antiguo, el general Daniel Webster Flager, jefe de Armamento, en diez a Miles, en doce a Alger y en trece a Corbin. Esto no constituye un dato menor: como bien seala Yarrison: [...] mientras los Secretarios iban y venan, el poder resida en los jefes de los buroes, los que, al no existir un sistema de retiro, se mantenan en sus puestos de manera vitalicia o hasta que renunciaban [...]. Los jefes de buroes tenan gran in- fluencia en el Congreso, mucha ms que los Secretarios de paso y los oficiales de lnea. 35 Y se podra agregar un dato ms, nada despreciable: la influen- cia y el poder que detentan en los Estados Unidos ciertos clanes polticos, dentro de los cuales, el de los Breckenridge es uno de los ms antiguos. Este dato es til para entender que un memorn- dum enviado por alguien como el general Joseph Cabell Brec- kenridge, suponiendo que a l perteneciese la autora, debi tener un efecto especial sobre cualquier destinatario de su poca, jerrquicamente superior o inferior a l: Segn aparece en la la web The Political Graveyard, 36 de Lawrence Kastenbaum, 436 grupos familiares norteamericanos han tenido o tienen, entre sus miembros, ms de tres figuras rele- vantes en la poltica nacional, unidos por la sangre, los matri- monios o las adopciones. El Apocalipsis segn San George 43 De todos ellos, uno de los ms antiguos es el de los Williams- Breckenridge-Clay, presente en la poltica desde 1731 y el se- gundo de toda la lista en cuanto a miembros, con un total de 83, solo superado por el de los Harrison-Lee-Fish, con 137. En la Biblioteca del Congreso, la papelera de la familia Brec- kenridge, generada entre 1752 y 1965, ocupa 263 pies lineales de estantera, abarcando 205 000 documentos. Entre ellos, los pertenecientes al general Joseph Cabell Breckenridege suman 55 000 documentos. Estamos en presencia de una fi- gura poltico-militar silenciosa, pero no callada. El general Joseph Cabell Breckenridge haba nacido en Baltimore, Maryland, el 14 de enero de 1842, en una familia de polticos, predicadores y militares de relieve nacional, tanto por la rama paterna como materna. Hijo del eminente telogo Robert Jefferson Breckenridge y nieto del senador John Breckenridge, quien fue fiscal general en el gabinete de Jefferson, descenda por la va materna de los generales Francis Preston y William Campbell, el Hroe de Kings Mountain. Entre sus ancestros se encontraban cuatro des- tacados participantes en la Guerra de Independencia de las Trece Colonias. Era primo, por la rama paterna, del mayor general John Cabell Breckenridge, electo vicepresidente de los Estados Unidos en 1856, bajo la presidencia de Buchanan y secretario de la Guerra de la Confederacin, bajo la presi- dencia de Jefferson Davis. El Inspector General del Ejrcito estaba emparentado con las familias ms importantes de su pas, la mayora de ellas conservadoras, muy en especial con las que constituan el tronco central del clan Breckenridge, asentadas en Kentucky. Durante siete aos, de 1892 a 1897, el general Breckenridge fungi como vicepresidente nacional de la asociacin patritica Sons of the American Revolution, llegando a ser su presidente, en mayo de 1900. Fue tambin miembro prominente de la Loyal Legion, The Society of the American Wars, The Naval and Military Order of the Spanish-American War, The Military Order of Foreing Wars in the United States, The Society of the Army of Tennessee y la Society of the Army of Santiago 44 Eliades Acosta Matos de Cuba. Como regla, estas asociaciones son un reservorio del pensamiento norteamericano ms conservador y son muy ac- tivas en la defensa de valores tradicionales. El patriotismo del establishment,* encarnado en una figura co- mo el general Breckenridge, era muy propenso a apoyar la superioridad de los valores americanos y de sus smbolos. Sobre este frtil terreno floreci la tendencia expansionista de 1898 y el imperialismo tuvo en las Instrucciones... una de sus ms tempranas declaraciones de principios. El 31 de di- ciembre de 1899, el congresista Robert R. Hitt, entonces presidente del Comit de Asuntos Extranjeros del Congreso, acusaba recibo de un proyecto de ley enviado por el general Breckenridge Para evitar las profanaciones a la ensea na- cional, el cual estipulaba multas y penas de prisin para individuos o grupos que utilizasen la bandera para fines pol- ticos o comerciales. Por entonces, otro furibundo expan- sionista, el senador Henry Cabot Lodge hara clebre uno de sus discursos imperialistas bajo el ttulo de La marcha de la bandera. En 1908, en uno de sus inflamados discursos anarquistas en San Francisco, Emma Goldman se remita a Tolstoy al que calificaba como el gran antipatriota de nues- tra poca, definiendo al patriotismo como [...] la justi- ficacin para el entrenamiento de comerciantes asesinos; como un tipo de comercio que requiere mejor equipamiento para la matanza de seres humanos que para satisfacer las necesidades de ropa, calzado y vivienda para todos, 37 y con- cluye: el egosmo y la arrogancia son los elementos esen- ciales de aquel patriotismo imperialista. No cabe duda que el general Breckenridge, como la mayora de los jefes militares y navales de su tiempo, era un decidido partidario de la anexin de territorios extranjeros para el en- grandecimiento de lo que llam Repblica imperial. En uno de sus discursos, cuyo borrador aparece en la caja 637 de sus papeles depositados en la Biblioteca del Congreso bajo el * Trmino ingls que designa a un conjunto de personas, instituciones y entidades que controlan el poder poltico y socioeconmico en una sociedad. El Apocalipsis segn San George 45 ttulo de No hay Ejrcito?, lo demuestra con la siguiente afirmacin: Esta guerra [la de 1846 contra Mxico], como las preceden- tes, result gloriosa para las armas americanas y otro de sus resultados fue la adicin de un extenso imperio a nuestros dominios nacionales; un territorio que unido a nuestros prs- peros Estados y dotado con magnficas ciudades progresis- tas, se ha convertido en hogar para millones de personas libres, patriticas y felices. 38 En otro discurso, bajo el ttulo de Santiago, pronunciado a finales de 1898, antes de la firma del Tratado de Pars y enfrentan- do el creciente movimiento antimperialista dentro de los propios Estados Unidos, expres: Cuando Dewey escribi Manila en el mapa de los Estados Unidos, qu mano lo borr? [] Como una guirnalda, las islas cayeron en nuestras ma- nos cuando logramos el dominio de los mares [...]. Puerto Rico pas a ser una de nuestras coronas de laurel y de Pars llegan hasta la catedral cantos de victoria. 39 En enero de 1899, mediante notificacin de la Oficina del ayu- dante general H. C. Corbin, el Secretario de la Guerra orden al general Breckenridge realizar una gira de inspeccin por Cuba y Puerto Rico, que comprendera 21 guarniciones mili- tares norteamericanas en la primera, y 22 en la segunda. Ya en La Habana el Inspector General, conociendo del escndalo que haba estallado por las denuncias de que durante la campaa se aliment a los soldados con carne enlatada en mal estado, lo cual era investigado por la Comisin Dodge creada por el Presidente, envi dos telegramas oficiales que son muestra elocuente de que alguien como l pudo haber redactado, sin remordimientos, las famosas Instrucciones...: el primero, con fecha 28 de enero, dirigido al mayor general Nelson A Miles, comandante general del ejrcito, que se encontraba en 46 Eliades Acosta Matos Washington; el segundo, al mayor general William Ludlow, jefe militar del Departamento de La Habana, con fecha 29 de enero. Los textos de dichos telegramas son los siguientes: Al mayor general, Comandante del Ejrcito: Tengo entendido que una gran cantidad de latas de carne, probablemente procedentes de Puerto Rico, est siendo distribuida a los habitantes pobres [de la Habana]. Podra usted ordenar al general Ludlow que cierto porcentaje de ellas sea abierto y examinado al distribuirse, aunque sea apenas el uno por ciento, verificando su calidad, las condi- ciones en que se encuentran y reportndolo, de manera tal que tengamos buen conocimiento de la magnitud actual del problema? Est claro que para aquellos que las reciben, algo comestible es mejor que nada. Al mayor general Wm Ludlow Comandante General del Departamento de La Habana. Seor: La distribucin de alimentos a los pobres de La Habana ofre- ce la inusual oportunidad de examinar su calidad y con- veniencia. Tendra la bondad de brindarme cualquier informacin que sus oficiales puedan obtener de dicha ex- periencia, especialmente con las latas de carne, revisando todas las sospechosas y abriendo de manera habitual el uno porciento de ellas para comprobar el carcter, condicin y calidad de su contenido, recogiendo los resultados en par- tes semanales que permitan a quienes los lean conocer acerca de las conservas y sus efectos sobre los consumidores, el monto de lo examinado y cualquier sugerencia que se de- see expresar para introducir cambios en los artculos o ra- ciones que se distribuyen? Posiblemente los embalajes indican el comprador, la fecha y lugar de la compra, as como el transportador y la fecha de produccin. La informacin que se obtenga para fines de febrero ser toda la que nece- sito para mi investigacin, si esta excepcional informacin es recogida consecuentemente. 40 El Apocalipsis segn San George 47 Estos telegramas no solo ofrecen la prueba de que alguien como el general Breckenridge pudo haber sido el autor de las Ins- trucciones, sino tambin que su tono al dirigirse al Comandante General era nada ortodoxo. Cuando le solicitaba emitir alguna or- den, lo haca por puro formalismo, pues sin esperar respuesta, in- dicaba lo que quera a los subordinados de aquel, directamente, tal y como lo demuestran sus indicaciones a Ludlow. Si, como pensamos, el documento conocido como las Ins- trucciones de Breckenridge es autntico, poco importa saber quin fue su autor y por indicaciones de quin fue enviado al Comandante General. Lo realmente importante radica en que demuestra que la necesidad de llegar a la guerra con Espaa y los fines que esta per- segua estaban claramente establecidos dentro del gobierno de los Estados Unidos, desde varios meses antes de la explosin del Maine. Si aceptamos esta lgica, la propia catstrofe debe ser exa- minada bajo un prisma diferente al habitual: poco cabe, en conse- cuencia, la versin de la explosin interna accidental que desat la catstrofe, y que es hoy la explicacin ms aceptada. Los planes militares para actuar en caso de guerra con Espaa existan y haban sido aprobados, al menos, desde 1896. En junio de este ao un documento conocido como Plan Kimball, y cuyo nombre completo era muy elocuente (Guerra con Espaa, 1896. Consideraciones generales sobre la guerra, los resultados deseados y el tipo consecuente de operaciones que debern ser adoptadas), haba sido presentado por el comandante Willian W. Kimball, de- cano de la Oficina de Inteligencia Naval (ONI), por orden de su jefe, el teniente comandante Richard Wainwright, quien haba asu- mido el cargo en abril de 1896 y convirti a la ONI en [...] parte integral y vital del grupo de planes operativos de la Marina debido a sus ntimas relaciones de amistad con el Secretario Asistente de la Marina, Theodore Roosevelt. 41 No creo casual que en los meses anteriores a la misteriosa ex- plosin del Maine, hombres absolutamente identificados con los objetivos imperialistas del partido de la guerra de Roosevelt se encontrasen en puestos claves, desde donde incidieron en la marcha de acontecimientos decisivos. Cuando el Maine llega a La Habana, el 25 de enero de 1898, el segundo de a bordo ser, por extraa casualidad, el propio Richard Wainwright. Tras la explosin, y al 48 Eliades Acosta Matos concluir la guerra, lejos de ser castigado por la prdida del buque puesto a su mando y las 266 vidas de la tripulacin, el capitn Char- les Sigsbee sera premiado con la direccin de ONI. El propio Roosevelt, en 1901, tras el no menos misterioso atentado cometido por el asesino loco y solitario de turno que cost la vida al presiden- te McKinley, asciende a la presidencia de los Estados Unidos. Un singular paralelo podra establecerse entre estos sucesos y los que tuvieron lugar antes y despus del asalto al poder por parte de de George W. Bush y los idelogos neoconservadores del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, y en especial con lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001 y sus consecuencias para el mundo. Un parntesis para el secreto La reconstruccin de la ruta seguida por individuos o grupos polticos que han influido sobre la marcha de la historia universal es una tarea sumamente compleja, a pesar de que casi todas las sociedades modernas proclaman su adhesin a los principios ca- paces de garantizar la conservacin y el acceso pblico a los archi- vos histricos y documentales. En realidad, tal y como ocurra hace siglos, los documentos claves para entender cmo se gestan los procesos polticos y qu fuerzas actan tras ellos, continan guardados bajo siete llaves, como se haca entonces en las Cmaras del Secreto. Me refiero, por supuesto, a lo escrito, que siempre es infini- tamente menor que lo hablado y que lo conservado, que es tambin mucho menos que lo destruido. El recurso del secreto ha sido considerado a lo largo de la historia la esencia del arte de gobernar escribe en uno de sus artcu- los Norberto Bobbio. La expresin arcana imperii [secretos del poder], que hoy suena siniestra, se remonta a Tcito [...]. 42 Elas Canetti, en su libro Masa y poder, citado por Bobbio, aporta una de las ms exactas descripciones de cmo funciona la simbiosis entre el poder y el secreto: El poderoso que se sirve del secreto lo conoce con preci- sin y sabe apreciar su importancia en las diversas circuns- El Apocalipsis segn San George 49 tancias. Entiende lo que debe hacer cuando desea obtener algo y sabe a cul de sus colaboradores puede utilizar para ello. Tiene multitud de secretos [...]: a esta persona le con- fa un secreto, a aquella, otro, y busca la manera de que los depositarios de algunos misterios no puedan intercambiar entre s. Quienquiera que sepa algo es vigilado por otro, que a su vez, ignora el secreto del individuo al que custodia. Por consiguiente, solo el poderoso tiene la llave de todo el conjunto de secretos, y se siente en peligro cuando tiene que compartir eso con alguien ms. 42 La nominacin por el presidente Bush, el 8 de abril de 2004, de Allen Weinstein para el cargo de director del Archivo Nacional de los Estados Unidos, levant una ola de oposicin y suspicacia dentro del pas y fuera de l, y volvi a poner sobre el tapete el tema del secreto de Estado aderezado con ejemplos histricos. Un editorial de The Nation, aparecido una semana despus de que se diese a conocer la nominacin de Weinstein, no se anda con rodeos en cuanto a lo que, en su opinin, se esconde tras la pro- puesta de Bush: A quin corresponde controlar el acceso a los archivos de la comisin que investiga el 11 de septiembre, cuando en agosto concluya su trabajo? Los records de la comi- sin se depositarn en el Archivo Nacional [...]. El cargo de director del Archivo Nacional es crucial para una so- ciedad democrtica: a l corresponde preservar nuestra historia y posibilitar el acceso del pblico a los records gubernamentales, por lo que debe abogar siempre por la mayor apertura posible. 44 Precisamente por no llenar esta ltima exigencia la nomina- cin ha chocado con la repulsa general del gremio de archiveros, historiadores, acadmicos, bibliotecarios y de la prensa. La pro- cedencia de Weinstein y su currculo arrojan serias dudas sobre su idoneidad para el cargo, pero a la vez, una gran claridad acerca de las razones verdaderas de la propuesta adelantada por Bush, en estos precisos momentos. Un comunicado de cinco importantes 50 Eliades Acosta Matos asociaciones profesionales dado a conocer un da antes de publicarse el editorial en The Nation denuncia: Antes de darse a conocer esta nominacin no hubo con- sultas con las organizaciones de archiveros ni historia- dores. Es la primera vez, desde que el Achivo Nacional y Administracin de Records fue establecida como una agen- cia independiente, que el proceso de nominacin del direc- tor en los Estados Unidos no ha estado abierto a la discusin pblica. 45 A qu obedece este afn desbocado de conservar secretos en manos de una administracin cuyo Presidente puede alegar desco- nocimiento de casi todo, menos de la importancia que tienen los documentos de archivos y las fuentes primarias de la informacin? Baste decir que Bush tiene a una bibliotecaria en casa, pues esa es la profesin de la Primera Dama. Por qu arriesgarse a la apertura de un nuevo frente de bata- lla en la arena domstica, cuando la administracin se halla vir- tualmente asediada por escndalos y crticas vinculadas con el 11 de septiembre y la guerra en Iraq? Precisamente por eso: se arriesga algo en una escaramuza ad- ministrativa, tctica, como esta, para intentar salvar todo lo posi- ble en la direccin estratgica. Se trata de un viejo truco fariseico. La jactancia sobre valores y principios de los cuales hacen gala los gobernantes norteamericanos cuando afirman que son consustan- ciales a su sistema democrtico de gobierno y a la exaltacin del paradigma de Actas como el que rige desde 1984 la labor del Archivo Nacional, conocida como Ley Pblica 98-497, vienen acompaa- das de una bien reprimida mueca de rabia y contrariedad: el acceso y la apertura no son propias de sus actuaciones, sino conquistas arrancadas al sistema por la lucha de fuerzas progresistas, resis- tentes a las tendencias totalitarias y secretistas que dominan el escenario poltico de ese pas. No en vano pertenece a un presidente como Ronald Reagan la promulgacin, a regaadientes, de dicha Acta y a otro, como Bush Jr.,* el intento, en el 2004, de mediatizar su aplicacin mediante un plumazo palaciego. * George W. Bush. El Apocalipsis segn San George 51 El editorial de The Nation denuncia: El intento de Bush forma parte de un antiguo propsito de expandir todo lo posible el secreto dentro de la Casa Blan- ca, el cual ha comenzado con su lucha por ocultar los nom- bres de los miembros de la Comisin de Energa de Cheney, y continuado con los esfuerzos recientes para impedir que la Comisin del 11 de septiembre revele documentos, como el ahora famoso briefing diario presidencial del 6 de agos- to de 2001. 46 Otra razn oculta para la extraa nominacin de Weinstein re- side en el hecho de que en enero de 2005 se cumplen los doce aos reglamentarios durante los cuales la documentacin del pero- do presidencial de Bush padre no pueden ser abiertos al pblico, de acuerdo con el Presidential Records Act, lo cual significa que, a partir de esa fecha podrn ser examinados por los investigadores y el pblico general. Tampoco debe obviarse que, si Bush Jr. no hu- biese sido reelecto y Kerry lo hubiera sustituido, se le habra he- cho difcil cesar en su cargo a Weinstein, en caso de ser confirmada su nominacin por el Senado, pues podra ser acusado de politizar ese nombramiento y de intentar poner en su lugar a algn otro es- pecialista afn a su lnea partidista. La propuesta de Weinstein, obviamente, no obedece a ninguna casualidad. As lo demuestra su historial, comentado en el editorial: Las audiencias de confirmacin del Senado son esenciales porque el rcord de Weinstein es malo, especialmente en lo relacionado con el acceso a documentos. Su libro The Haunted Wood, de 1999, fue muy criticado por el manejo que hizo de la informacin de archivo. Su editor pag por el acceso exclusivo a archivos soviticos y a nadie ms se le ha permitido comprobar los documentos que cita [...]. Eso, al parecer, constituye una violacin del Cdigo de tica del Consejo Mundial de Archivos, que llama a facilitar el ma- yor acceso posible a los documentos. Su primer libro sobre Alger Hiss fue crititicado por la retencin de documentos motivada por razones polticas: Weinstein se neg a permitir 52 Eliades Acosta Matos el acceso a sus entrevistas sobre el caso Hiss a los his- toriadores que discrepaban con l, lo cual constituye una violacin de los stndares de la American Historical Asso- ciation. 47 Un artculo del New York Times del 20 de abril, de las perio- distas Sheryl Gay Stolberg y Felicia R. Lee pone el dedo en la llaga en otro aspecto de la nominacin de Weinstein: su procedencia. El nominado es un antiguo profesor universitario que ha tra- bajado durante dos dcadas para llevar la democracia a pa- ses que han sufrido dictaduras. [...] Mr. Weinstein ense Historia en el Smith College, en Boston y en Georgetown antes de crear, en 1985, el Centro para la Democracia, una orgnizacin no profesional dedi- cada a promover y fortalecer la democracia alrededor del mundo. Actualmente trabaja en la Fundacin Internacional para los Sistemas Electorales y ha sido asesor del senador republicano por Indiana, Richard G. Lugar, presidente del Comit de Relaciones Internacionales del Senado, quien afirma que Weinstein [...] ha estado a la vanguardia de una elite de expertos internacionales que ayud a sembrar la democracia en pases como Filipinas, Europa del Este y la Unin Sovitica. 48 Para Mark Rosenzweig, bibliotecario y director del Archivo Marxista de los Estados Unidos, el grupo del cual procede Weins- tein puede ser caracterizado de otra manera, mucho ms clara: El nominado por Bush para el cargo de director del Archi- vo Nacional es otro miembro de la mafia intelectual obsesionada con el espionaje durante la Guerra Fra, que incluye a James Billington, director de la Biblioteca del Congreso [...]. Esto ubica a Weinstein en el crculo dorado de neo- McCarthistas al estilo de John Earl Haynes, archivista de la Biblioteca del Congreso, Harvey Klehr, Ronald Radosh, El Apocalipsis segn San George 53 David Horowitz y el propio Billington, personalmente co- nectado con la CIA [...]. 49 El estudio del Center for Democracy del cual procede Weinstein, puede servir para ilustrar cmo se forma un cuadro del sistema y por qu mritos se le nombra en un cargo, cuando hace falta. Segn la pgina web disinfopedia puede caracterizarse de la siguiente manera: Fue creado en diciembre de 1984. En los ltimos siete aos ha desarrollado iniciativas en momentos crticos de las tran- siciones democrticas, sirviendo de puente para el dilogo entre los dos partidos polticos de los Estados Unidos. Miembros del Congreso, figuras pblicas y representantes de grandes corporaciones americanas forman parte de su Junta Directiva. Sus principales programas estn dirigidos a naciones recin democratizadas y a democracias ree- mergentes, as como a sus instituciones legislativas y las reformas judiciales que acometen. 50 Es significativo encontrar, formando parte de la Junta Direc- tiva del Center for Democracy, a empresarios como Robert Livinstong, del Livingston Group y a Deborah Ashford, de Hogan & Hotson, junto a polticos de la talla de los senadores Kay Bailey Hutchinson, vicepresidente de la Conferencia Republicana, Richard Lugar, Thomas Pickering, vicepresidente del Comit de Relacio- nes Internacionales del Senado y Henry Kissinger. En 1991, Weinstein entreg el premio International Democra- cy Award a Boris Yeltsin, y recibi a su vez, de manos de la pre- sidenta de Nicaragua, Violeta Chamorro, uno por sus esfuerzos encaminados a la democratizacin de Nicaragua. Entre 1982 y 1984 dirigi la investigacin que concluy con la fundacin de la National Endowment for Democracy. Desde 1991 y hasta el 2000, el Centro que diriga envi delegaciones u organiz seminarios para influir sobre la situacin de 26 pases del mundo, desde Rusia hasta Hait, pasando por China, Turqua, Nicaragua, Guatemala, Polonia, Estonia y Filipinas. 54 Eliades Acosta Matos A la pregunta, de dnde sacan sus fondos los tanques pensantes conservadores, al estilo del Center for Democracy?, responde Jill Junnola en su artculo Who Funds Whom?, aparecido el 4 de octu- bre de 2002: Bajo la presidencia de Reagan la influencia [de los tanques pensantes conservadores] creci por la accin de la Heritage Foundation, American Enterprise Institute, Hudson Institute, Hoover Institute y Cato Institute, que fueron finaciados por un selecto grupo de fundaciones afnes y sponsors corpora- tivos. [...] el Washington Institute for Near East Policy es finaciando por el America-Israel Affairs Comittee, que es un lobby proisrael [...]. Solo dos grandes fundaciones y empresas, la Smith- Richardson Found y la Lynde and Harry Bradley, aportaron a estos fines 1 200 millones de dlares [...]. [...] mientras que la Ford Foundation y la Rockefeller Foundation aportaban 10 800 millones y 3 200 millones, respectivamente. 51 Queda claro a quin responde la nominacin de Weinstein, las causas que la provocaron y la necesidad de fortalecer el secreto alrededor de la actuacin del gobierno de Bush. Al vencer la oposicin de sus crticos y pasar la audiencia se- natorial, Bush ha logrado una paz temporal en el importante frente del secreto, pero no es este el nico donde peligra su poltica. Cada vez son ms, dentro y fuera de los Estados Unidos, los que se cuestionan si la doctrina de guerras preventivas de la ad- ministracin Bush de las cuales son una muestra las agresiones contra Afganistn e Iraq y su pretexto, lo ocurrido el 11 de sep- tiembre de 2001, no forma parte de un programa geopoltico mu- cho ms abarcador, encaminado a garantizar los intereses y el liderazgo imperial de ese pas, tras el fin de la Guerra Fra, de cara a desafos y peligros que, por primera vez en su historia, no provie- nen de otra superpotencia ni son todos exteriores, ni ostentan solo carcter militar o econmico. El Apocalipsis segn San George 55 El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano El 16 de enero de 2004 correspondi a la escritora hind Arundathi Roy, autora de El Dios de las cosas pequeas, uno de los discursos en la sesin plenaria de apertura del Foro Social Mundial celebrado en Bombay. Sus primeras palabras causaron extraeza a muchos, especialmente a aquellos que no estaban fa- miliarizados con la forma de actuar de los tanques pensantes de la extrema derecha norteamericana que all se denunciaba: En enero de 2003 miles de nosotros venidos de todo el pla- neta nos reunimos en Porto Alegre, Brasil, para declarar y reiterar que Otro mundo es posible. Miles de millas ms al norte, en Washington, George W. Bush y sus colabora- dores pensaban de la misma manera. Nuestro proyecto era el Foro Social Mundial; el de ellos, el llamado Proyecto para el Nuevo Siglo Americano. 52 Si algunos de los presentes en Bombay hubiese querido saber ms acerca del proyecto insignia de la nueva dominacin imperia- lista en las condiciones de la postmodenidad, hubiese podido sa- ciar su curiosidad introduciendo las palabras claves que lo identifican en cualquier buscador de Internet, por ejemplo, el Google. Si el curioso hubiese tenido alguna experiencia en la bs- queda de informacin en ese universo catico, de noticias no jerarquizadas ni validadas que es Internet, tras saber que hay ms de 6 000 000 de menciones a ese proyecto en la red, probablemente se hubiese detenido en la caracterizacin que ofrece de l un por- tal norteamericano llamado rightweb: El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano es, sin lugar a dudas, el grupo de presin ms influyente de la derecha en los Estados Unidos, despus del Comit para el Peligro Actual que funcion a fines de los 70 y principios de los 80. Fue fundado en 1997 por dos importantes lderes neoconservadores, William Kristol y Robert Kagan, con el objetivo de hacer retomar a los Estados Unidos el curso abandonado del liderazgo global, y promover la poltica 56 Eliades Acosta Matos reaganista de fortaleza militar y claridad moral. Su sede se ubica en las oficinas del American Enterprise Institute, en Washington DC, que acogen tambin la sede de su prin- cipal rgano de prensa, el Weekly Standard. Ms que un grupo de presin, el PNAC acta a manera de puerta batiente de entrada y salida para funcionarios del gobierno, asisten- tes congresionales, pretendientes neoconservadores y em- presarios de instituciones como la Lockheed Martin. 53 Recuerdo que tras el fallido golpe de Estado de abril de 2003 contra el presidente venezolano Hugo Chvez, una de las peculiari- dades de esa versin postmoderna de los tradicionales pucherazos latinoamericanos que ms llam la atencin de los analistas fue que la derecha cavernaria empresarial que los ha promovido desde siempre para defender sus intereses, consider innecesario ac- tuar a travs de intermediarios tteres, o apelar a la consabida retri- ca de las fuerzas vivas, los militares patriticos, los valores cristianos amenazados, etc., imponiendo fugazmente en el poder al Presidente de FEDECAMARAS, o sea, del alto empresariado capitalista neoliberal y aptrida. Este arranque de cnica sinceridad se basaba en una lgica im- placable: para qu invertir en presidentes, costosos empleados de lujo del gran capital, si en las condiciones del mundo unipolar, trans- parentadas ya las relaciones, antes veladas, entre poder econmico y poder poltico se puede lograr lo mismo, a menor costo? Se in- tentaba hacer realidad la utopa neoliberal de que en tiempos de globalizacin los Estados nacionales deben ser, ni ms ni menos, que departamentos de relaciones pblicas y asuntos sociales de las trasnacionales, el verdadero poder tras el trono. En el caso del PNAC se repite este arranque de soberbia triunfalista, que los neocons llaman nostlgicamente claridad moral, como en poca de Reagan: sus idelogos sern los princi- pales funcionarios del gobierno de Bush y a su vez, altos ejecuti- vos del complejo militar-industrial o de grandes transnacionales, siempre vinculados al sionismo y a los intereses expansionistas de Israel, o lo que es lo mismo, materialmente interesados en gastos militares crecientes y guerras infinitas. Para qu invertir en ofici- nas costosas si, a fin de cuentas, el PNAC es solo un departamento El Apocalipsis segn San George 57 estratgico de promocin y ventas de los monopolios representa- dos en el American Enterprise Institute? EL PNAC pretende jugar igual papel que el Comit para el Pe- ligro Actual durante la Era Reagan: mantener encendidas las cal- deras del miedo a los peligros externos, a crecientes amenazas contra los intereses estratgicos de los Estados Unidos, echando mano a cualquier combustible, preferentemente la amenaza del terroris- mo y la accin de lo que llama Estados delincuentes. Es por ello que usando la concisin pragmtica de la cual hacen gala estos empleados imperiales para definir sus objetivos, podemos decir que su entramado terico y su accionar, en todas las reas de inters interno o mundial, se reduce a asustar a los funcionarios del gobier- no, a los legisladores y a la opinin pblica norteamericana para pa- sar luego el cepillo, a nombre del complejo militar-industrial. Ni ms ni menos. Los fundamentos y objetivos perseguidos por el PNAC des- de su surgimiento en 1997 y hasta el presente, as como la pol- tica de la administracin Bush que es su exacta y servil plasmacin, se dieron a conocer pblicamente el 3 de junio de ese ao al divulgarse su Declaracin de Principios. Esta debe leerse a la luz de constatar que fue proclamada, con sospechosa antelacin, cuatro aos y tres meses antes del 11 de septiembre y que, como reconoce rightweb, con escalofriante precisin, [...] prefigura el curso de accin adoptado por la administracin Bush, tras los atentados terroristas. 54 En la Declaracin de Principios del PNAC se caracteriza la situacin de los Estados Unidos, bajo el gobierno de Clinton, de la siguiente forma: a) La poltica exterior y de defensa del pas se hunden. b) Los propios conservadores no tienen una visin estratgica confiable y avanzada del papel que deben jugar los Estados Unidos en el mundo, ni disponen de un conjunto de princi- pios que puedan guiar su poltica exterior. c) [Los conservadores] siguen principios tcticos diferentes que dificultan el logro de acuerdos sobre sus objetivos es- tratgicos. 58 Eliades Acosta Matos d) Ellos no luchan lo suficiente por el presupuesto de defensa que debe garantizar la seguridad de los Estados Unidos y permitir el avance de sus intereses en el nuevo siglo. 55 Es interesante constatar la clarividencia conmovedora de los promotores del PNAC al alertar sobre problemas de seguridad en los Estados Unidos, con tanta antelacin al 11 de septiembre. Lla- ma tambin la atencin que se proponga salir de la crisis descrita clamando por la unificacin de la visin estratgica de la derecha norteamericana y pidiendo el aumento de los gastos de defensa, lo que beneficiara, casualmente, a las instituciones del American Enterprise Institute que con tanta filantropa paga las oficinas que acogen al PNAC. Con un lenguaje que recuerda, por momentos, el de los ven- dedores de plizas de seguro, los firmantes del PNAC no dudan en declarar que su objetivo final es cambiar el panorama que describen y brindar un apoyo total al liderazgo global de los Esta- dos Unidos. Como avezados mercaderes, no dudan en apretar el cuello del eventual cliente formulando preguntas cuyas respuestas presuponen la aceptacin de las condiciones del contrato: Habien- do triunfado en la Guerra Fra, los Estados Unidos encaran oportu- nidades y desafos: tendrn la visin de aumentar las conquistas de las dcadas anteriores?; resolvern los retos del nuevo siglo favorablemente a sus principios e intereses?. 56 Como si sospecharan que algn cliente desconfiado se les pue- da escapar, sin antes haber firmado la pliza, los promotores del PNAC se apresuran a responder por l mediante un monlogo dis- frazado de dilogo: Estamos en peligro de perder las oportunidades y ser derrotados por los desafos. Vivimos del capital derivado de las inversiones militares y los logros en poltica ex- terior de las pasadas administraciones. Los cortes [al pre- supuesto dedicado] a la poltica exterior y a la defensa, la desatencin a las herramientas del Estado [delicioso eufe- mismo que, supongo, se refiere a las agencias de inteli- gencia, al estilo de la CIA], y un liderazgo inconstante El Apocalipsis segn San George 59 aumentan las dificultades para mantener la influencia nor- teamericana alrededor del mundo. 57 Y para terminar, lo que se supone pueda ser la fundamentacin del papel que el PNAC pretende jugar en el panorama de la poltica interna y mundial, o sea, lo que justificara su debut en la arena pblica, se afirma, sin el menor atisbo de humildad: Desconfia- mos de la habilidad (actual) de la nacin para encarar las amenazas presentes y de afrontar los potencialmente enormes desafos que tiene por delante. 58 La receta propuesta por los prohombres del PNAC para erra- dicar los males que describen no puede ser ms rancia: borrar del panorama poltico a los demcratas de Clinton y retrotraer la nacin a los tiempos de Reagan. No se ocultan para proclamarlo a los cua- tro vientos: Hemos olvidado los elementos esenciales que posibilitaron el xito de la administracin Reagan: unas fuerzas armadas fuertes y listas para actuar ante desafos presentes y futuros; una poltica exterior intencionada y coherente que promue- va los principios americanos en el exterior y un liderazgo nacional que acepte las responsabilidades globales de los Estados Unidos. 59 No sabemos qu destacar primero de esta pasmosa afirma- cin que al igual que todas las semejantes del PNAC se procla- man, pero no se demuestran: si su carcter mesinico, su chovinismo, o la visin sesgada y manipuladora que propone de la historia. El mtodo utilizado es sencillo y burdo: a un supuesto xito del pasado, jams demostrado, se aade la descripcin de su negacin catastrfica en el presente, para terminar aterrorizando sobre el futuro, si no se vuelve al mismo pasado idealizado. Expertos terroristas intelectuales, los promotores del PNAC no tienen escrpulos en utilizar el chantaje y la coercin moral sobre una clase poltica y una opinin pblica espantadizas y deficientemente informadas, como son las de su pas, a la hora de venderse como salvadores providenciales ante desastres inminen- tes que se ciernen sobre la nacin y que, curiosamente, ocurrirn 60 Eliades Acosta Matos ms o menos de la forma aqu descrita, como si concurriesen a una cita largamente anunciada o cumplieran las pautas de un guin cui- dadosamente ensayado: Nosotros [los Estados Unidos] no podemos eludir las res- ponsabilidades del liderazgo global o los costos asociados con su ejercicio, sin ponernos en peligro. Jugamos un pa- pel vital en el mantenimiento de la paz en Europa, Asia y el Medio Oriente. Si fallamos en ello, estaremos invitando a otros a que desafen nuestros intereses fundamentales. La historia del siglo XX debe hacernos comprender que es im- prescindible encarar los problemas antes que emerjan las crisis y resolver las amenazas antes que estas golpeen. Esa misma historia nos ensea a abrazar la causa del liderazgo americano. 60 Habiendo declarado que la intencin de los firmantes del PNAC es recordarle al pas tales lecciones y ayudar a que ex- traiga sus propias conclusiones en el presente, se cierra la apuesta con un truco de tahr acostumbrado a utilizar cartas marcadas: Necesitamos incrementar los gastos de defensa si quere- mos llevar adelante nuestras responsabilidades globales hoy y modernizar maana nuestras fuerzas armadas; necesita- mos fortalecer los nexos con nuestros aliados democrti- cos y desafiar a los regmenes que sean hostiles a nuestros intereses y valores; necesitamos promover en el exterior la causa de la libertad poltica y econmica; necesitamos acep- tar la responsabilidad que entraa el papel especial que jue- gan los Estados Unidos en la preservacin y extensin de un orden internacional afn a nuestra seguridad, prosperi- dad y principios. La poltica reaganista puede que hoy no est de moda, pero es imprescindible si queremos conti- nuar los xitos del pasado siglo y afianzar nuestra seguridad y grandeza en el prximo. 61 Si la letra y el espritu de este documento no fuese suficiente para caracterizar al grupo que lo redact y a las fuerzas que lo pro- El Apocalipsis segn San George 61 mueven; si no bastase para comprender la lgica de los sucesos posteriores y la esencia profunda del gobierno de George W. Bush, escogido para llevarlo a la prctica, basta el examen de la lista de quienes estamparon en l su firma, aquel 3 de junio de 1997, para entender que, en la prctica, se tenda un arco entre los pasados gobiernos de Reagan y Bush Sr.,* para cerrar la gran movida estra- tgica con el de Bush Jr., que ya se perfilaba en lontananza. Elliot Abrams, William J. Bennett, Jeb Bush, Dick Cheney, Eliot A. Cohen, Francis Fukuyama, Donald Kagan, I. Lewis Libby, Norman Podhoretz, Dan Quayle, Donald Rumsfeld, Vin Weber y Paul Wolfowitz son algunas de aquellas 25 firmas. No hace falta decir ms. * George Herbert Walker Bush. 62 Eliades Acosta Matos Referencias 1 Marx, Carlos: Manifiesto comunista, Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1994 , p. 24. 2 Mart, Jos: Impresiones de Amrica (por un espaol muy fresco). En: Obras completas (CD-Rom), t. 19, p. 109. 3 Ibdem, p. 107. 4-5 Poe, Edgar Allan: El demonio de la perversidad. En: www.fortune- city.es/poetas/relatos/166/Cuentos/Historias_Poe.htm 6-7 Lovecraft, Howard Phillip: Desde el ms all. En: http://mem- bers.fortune-city.es/uml/cuentos/10.del_mas_alla.htm 8 Marcuse, Herbert: Eros y civilizacin. En: http://www.marxists.org/ reference/archive/marcuse/works/eros-civilisation/ch01.htm 9 Moore, Michael: Introduccin a la edicin inglesa. En: Estpidos hombres blancos. Ediciones B. S.A., 2004, p. 14. 10 Ibdem, p. 21. 11 Marcuse, H.: Ob. cit. (8), p. 21. 12 Maquiavelo, Nicols: El prncipe (Cap. 8, p. 19). En: www.librosenred.com 13-15 Conspiracy Theory. En: www.disinfopedia.org 16 Spaulding, Thomas Marshall: Propaganda or Legend, The American Historical Review, Apr. 1934, pp. 485-488. 17 Placer Cervera, Gustavo: Reflexiones en torno a un documento con- trovertido, Boletn Historia Militar, No. 4, 1994, pp. 62-69. 18 Spaulding, T. M.: Cabinet Government in Hawaii 1887-1893, Advertiser Publishing Co., Ltd, 1924. 19 Guiteras, Jos Antonio: Septembrismo, Bohemia (La Habana), 1 abr., 1934, pp. 30, 32. 20-21 Spaulding, T. M.: Ob. cit. (16), p. 487. 22 Ibdem, p. 488. 23 Aramburo, Mariano: Doctrinas jurdicas, Talleres Cuba Intelectual, 1916, p. 158. 24 Ibdem. 25 Ibdem, p. 159. 26 Spaulding, T. M.: Ob. cit. (16), p. 488. 27 Yarrison, James L.: The U.S. Army in the Root Reform Era, 1899-1917 (Cap. 1). En: http://www.army.mil/cmh-pg/documents/1901/Root- Ovr.htm 28-29 Cosmas, Graham: An Army for the Empire: The United States Army in the Spanish-American War, Texas A&M University Press, 1998, p. 10. 30 Yarrison, J. L.: Ob. cit. (27). 31 Cosmas, G.: Ob. cit. (28), p. 16. 32 Ibdem, p. 17. 33 Ibdem. El Apocalipsis segn San George 63 34 Ibdem, p. 18. 35 Yarrison, J. L.: Ob. cit. (27). 36 Political Graveyard. En: http://politicalgraveyard.com 37 Goldman, Emma: What is Patriotism?. Tomado de: Anarchism and Other Essays. En: http://www.pbs.org/greatspeeches/timeline 38 Breckenridge, Joseph G.: No Army? [Discurso], The Library of Congress, EE.UU, Divisin de manuscritos, Coleccin Breckenridge, Caja 637. 39 __________: Santiago. Ibdem 40 __________: Official Telegram, Havana, Cuba, Jan. 28-29, 1899. Ibdem, caja 632. 41 Dorwart, Jeffrey: The Office of Naval Intelligence: The Birth of Ameri- cas First Intelligence Agency, 1865-1918, Naval Institute Press, 1979, p. 55. 42-43 Bobbio, Norberto: El secreto es la esencia del poder, Gaceta del Fondo de Cultura Econmica, Mxico, D.F., mar. 2004, p. 18. 44-47 The Haunted Archives. En: http://www.thenation.com/doc.mht- ml?i=20040503&s=editors 48 Stolberg, Sheryl Gay y Felicia R. Lee: Bush Nominee for Archivist is Criticized for His Secrecy, Apr. 2004, En: http://www.thenation.com 49 Rosenzweig, Mark: Another Neo-McCarthyite al the Library / Archives Helm? Mensaje enviado al SRRT Action Council, el 21 de abril de 2004. 50 Center for Democracy. En: www.disinfopedia.org 51 Junnola, Jill: Perspective: Who Funds Whom?, Oct. 4, 2002. En: http:/ /www.campus-watch.org/article/id/243 52 Roy, Arundhati: The New American Century, Jan. 22, 2004. En: http:/ /www.commondreams.org/view04/0122-14.htm 53-61 Right Web. En: http://www.rightweb.irc-online.org/org/PNAC.php El 15 de febrero de1898: La engaosa infalibilidad del Colegio Imperial de los Augures Quien compare el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano con el Memorndum Breckenridge encontrar extraas similitudes que van desde haberse adelantado ambos, milagrosamente, a acon- tecimientos histricos relevantes, hasta la formulacin de princi- pios de actuacin poltica y militar de cara a guerras que se consideran, explcita o implcitamente, como inevitables. Si en ambos casos las elites de poder y sus empleados ms fieles se dedicaban a delinear, en detalles, las estrategias que deban seguir- se al estallar el conflicto, era porque consideraban que tenan un perfecto dominio de la lgica interna de los acontecimientos veni- deros, a tal punto que sus previsiones podan considerarse infali- bles, o porque por sus manos pasaban hilos secretos de la trama capaces de llevar a sus actores al punto deseado, en el momento y lugar por ellos escogidos. Todo imperio respetable ha tenido sus adivinos oficiales encar- gados de escudriar el futuro. Roma los tuvo en la figura venerable de los augures, los sacerdotes ms antiguos de la ciudad que forma- ban un colegio sagrado formado inicialmente por tres miembros y que, con Csar, lleg a tener 17. Es evidente que con el crecimiento del poder y la extensin de los dominios imperiales crecen los peli- gros, las ambiciones y los enemigos, y ello obliga a los empera- dores a escrutar permanentemente un futuro que suponen en manos del azar divino y no sujeto a leyes objetivas. No es exagerado afirmar que el ascenso de los imperios es inversamente proporcional al ascen- so del pensamiento cientfico, y directamente proporcional al auge de las necesidades y ofertas adivinatorias. CAPTULO 2 AUGURES Y SIBILAS IMPERIALES 65 66 Eliades Acosta Matos El Colegio de los Augures romanos: [...] se reuna para deliberar en las nonas de cada mes [el noveno da] y emitan su opinin por orden de edad [...]. Tienen actas y comentarios [los Libros augurales] [...]. El cargo era vitalicio y no se poda perder ni siquiera por con- dena judicial [...]. Gozaban de gran prestigio [...]. Adems de la consulta de los auspicios, atendan tambin a la inauguracin de las ciudades, templos. Sus insignias eran la trbea (toga blanca con una franja prpura) y el lituo [bas- tn corto y corvo, sin nudos]. 1 A diferencia de lo que se cree, la adivinacin en Roma era un proceso sumamente complejo y requera, en consecuencia, una es- tricta especializacin dentro del Colegio de los augures. Estos sa- ban diferenciar el augurio del auspicio: el primero [...] se busca ex profeso, se manifiesta en unas aves determinadas, se toma en la ciudad; el auspicio se presenta sin buscarlo, se manifiesta en cual- quier ave, se toma fuera de la ciudad. 2 Pero en Roma, como en nuestros das, una cosa es adivinar con buen tino y otra, bien distinta, es profetizar en un lenguaje si- bilino acerca de las tragedias que van a ocurrir, porque se acta en secreto para que ocurran. Esto ltimo, sabiamente administrado, puede fomentar fama y poder, como ocurre con los augures del PNAC. Los romanos jams los hubiesen tomado por augures, sino por sibilas, adivinas que profetizaban desgracias, a travs de un discurso incoherente, bajo los efectos de alucingenos, sin ms credibilidad que la que quisiese otorgarle quien las consultaba. Si los Libros augurales intentaban establecer un sistema pri- mario de adivinacin, basado en la observacin, las analogas, las deducciones y la experiencia, los Libros sibilinos o Libros fatales, carecan de toda lgica, por lo tanto servan para toda ocasin y para todo pblico. La estafa desplazaba de esta manera a la ciencia rudi- mentaria y converta sus debilidades en fortalezas: las sibilas nunca fallaban en su predicciones; el error lo cometa quien interpretaba sus profecas. Pero vivimos en tiempos menos crdulos que los de los pia- dosos romanos. La humanidad avanza cuando somete a crtica toda El Apocalipsis segn San George 67 la historia precedente, y todas las certezas y principios que antes consideraba inconmovibles. Esa eterna negacin pone constan- temente en entredicho el viejo oficio de augures y sibilas, aunque sus mulos sigan rodeados del esplendor imperial, y pontifiquen desde sus ctedras opulentas y las bien pagadas columnas que man- tienen en los diarios. No es casual que tras los atentados del 11 de septiembre algunos historiadores e investigadores norteamericanos hayan comenzado a constatar las extraas similitudes existentes entre la tragedia de New York y la ocurrida a la tripulacin del cru- cero acorazado Maine, en la baha de La Habana, el 15 de febrero de 1898. Un curioso intercambio por correo electrnico sostenido en agosto de 2001 entre Michael Busby un investigador norteamerica- no y Ronald Hilton, quien es, a todas luces, empleado del bien conocido Hoover Institution de Stanford, California (o Instituto Hoover para la paz, la guerra y las revoluciones), precursor de los tanques pensantes de la derecha de aquel pas, sirve para demostrar que las historias oficiales sobre lo ocurrido al Maine no son general- mente aceptadas, y que basta un suceso que se crea de alguna manera conectado a aquel hecho histrico, como por ejemplo, la destruc- cin del World Trade Center, para hacer rebrotar las suspicacias y dudas sobre el pasado. Segn Busby: He llegado a la conclusin de que un empresario industrial norteamericano fue el responsable del hundimiento del Maine. He documentado las conclusiones de mi investiga- cin en un manuscrito de 600 pginas. Busco a un investi- gador espaol que est familiarizado con la guerra y pueda aportar elementos adicionales a este caso. Tambin estoy interesado en hallar algn editor europeo para mi manus- crito. Conoce a alguien en Espaa que pueda estar intere- sado en esta historia? 3 La respuesta que brinda el Sr. Hilton es muy elocuente, tanto por su contenido como por las asociaciones que establece, y sobre todo, porque constituye un excelente ejemplo de la forma expedita 68 Eliades Acosta Matos en que actan los guardianes imperiales de la historia oficial cuan- do huelen peligro a las puertas de palacio: Su afirmacin me sorprende. No soy un experto en la guerra del 98, pero de seguro hallar ms conocimiento al respec- to en los Estados Unidos que en Espaa. Un editor nortea- mericano estar ms interesado en el asunto que uno europeo. Tengo razn si le digo que sospecho que su his- toria tiene algo que ver con la incredulidad reinante [hoy] en los Estados Unidos? Usted deber presentar argumentos hasta que una de las partes admita que cometi un error. Esta historia es tan importante que le encantar a las turbas de Castro, y tambin a los espaoles, durante mucho tiem- po considerados responsables del hecho. La investigacin llevada a cabo por el almirante Rickover concluy afirman- do que la explosin se debi a un accidente, de manera que a nadie puede acusarse por ella. Su estudio convierte a los Estados Unidos en villano. Si Usted somete la obra a alguna editorial universitaria norteamericana, esta le asignar lec- tores calificados que expresarn su opinin, aunque no ne- cesariamente sea positiva. Por favor, mantngame informado cuando el asunto haya sido encaminado. 4 Cuando se cursaban estos mensajes, una ola de chovinismo pa- triotero recorra a los Estados Unidos, suplantando la necesaria re- flexin crtica acerca de las causas que motivaron el 11 de septiembre. El intento de mediatizar el manuscrito del Sr. Busby, mantenindolo en el marco del sistema, se complementa con la velada amenaza de declararlo potencialmente contrario a la causa nacional. Visit el Hoover Institution en el ao 2000. En aquella oca- sin no pude revisar la documentacin que atesora sobre Cuba, apenas una nfima parte de ella y no la que haba pedido con antela- cin a la visita. El joven empleado cubano que me atendi me brind por ello corteses explicaciones no convincentes. A cambio, y a manera de consuelo, me obsequiaron algunas copias de documen- tos secretos del Bur Poltico del PCUS acerca de la Crisis de Octubre. Me dijeron que tales documentos haban sido comprados en la antigua URSS, aprovechando el caos que sigui a su desapari- El Apocalipsis segn San George 69 cin, y contratando, de paso, a un grupo de empleados rusos encar- gados de su conservacin y ordenamiento. Al preguntar quines eran los investigadores que llenaban sus salas de lectura, y a quie- nes se servan los documentos de sus colecciones se me contest que la mayora eran trostkystas. No pude menos que recordar- lo cuando, mientras preparaba el presente libro, saltaron ante mi vista las puebas de que la CIA organiz y financi la contrapartida a la Conferencia Cultural y Cientfica por la Paz Mundial, celebrada en el Waldorf Astoria de New York, en1949, utilizando a trnsfu- gas al estilo de Sidney Hook y Nabokov, y que muchos neocons, que forman hoy la Guardia de Hierro del bushismo, son descen- dientes de trostkystas, comunistas y liberales. Aprovechando y estimulando las divisiones internas del mo- vimiento comunista y obrero mundial, y adquiriendo todos los docu- mentos que puedan arrojar luz sobre la historia universal, muy especialmente la del siglo XX, la de esos propios movimientos y la de las revoluciones, el sistema intenta monopolizar las interpre- taciones del pasado y reescribir el presente y el futuro. Institutos como el Hoover, que han proliferado en los Estados Unidos y que cuentan con presupuestos millonarios, actan a manera de agujeros negros de donde la verdad histrica no logra escapar. Pero ningn sistema para controlar la verdad es infalible. Seguir la ruta de acontecimientos como los que culminaron en la explosin del Maine y en las del 11 de septiembre de 2001, se dificulta extraordinariamente por la prctica ya apuntada. Aun- que sea casi imposible aportar pruebas definitivas en uno u otro sentido, mucho menos documentales, lo cierto es que el tiempo y el tesn de los investigadores permiten acumular indicios que apun- tan a nuevas interpretaciones e hiptesis acerca de lo sucedido y van fomentando una lnea de pensamiento independiente, crtico, capaz de acercarse de forma paulatina a lo que debi realmente ocurrir, hasta alcanzar un grado digno de certeza. La capacidad diversionista del sistema es inagotable, tanto para sembrar de pistas falsas el camino de los investigadores, como para escamotear, ocultar, destruir o construir pruebas, en uno u otro sentido. Se trata de un entramado casi perfecto a fin de que la luz no llegue nunca a brillar sobre ciertas regiones de la historia de los propios Estados Unidos, en especial aquellas donde 70 Eliades Acosta Matos se decide la credibilidad interna del sistema, de sus instituciones y gobierno, de sus paradigmas e iconos. Pero tampoco aqu es posible la perfeccin absoluta. La Guerra del 98 se desata, aparentemente, porque la destruc- cin del Maine en el puerto de La Habana se consider un acto hostil de Espaa contra los Estados Unidos, aun cuando las indaga- ciones de la Comisin Sampson no pudieron demostrar la culpabi- lidad de las autoridades espaolas y se limitaron a sealar como algo externo al buque la explosin inicial que indujo la segunda. Los cuatro miembros de la Comisin arribaron a La Habana el 21 de febrero de 1898 y entregaron su informe final a la Secretara de la Marina, el 25 de marzo del propio ao. Para ellos, la explo- sin de una mina submarina accionada por el lado del puerto pro- voc el estallido de los magazines de reserva de las municiones almacenadas cerca de la proa. No hizo falta ms: exactamente un mes despus se declaraba la guerra. En noviembre de 1910 se crea en los Estados Unidos la Co- misin Vreeland, dirigida por el contralmirante del mismo nom- bre. En este caso, se aprovecharon las obras de reflotamiento del buque para acceder a l e indagar con ms cuidado. Las conclu- siones de la Comisin se entregaron al presidente Taft, el 14 de diciembre de 1911 y coincidieron con las anteriores, con la excep- cin de que se consideraba que la explosin inicial fue motivada por un explosivo de baja potencia. Ms de medio siglo despus, en 1976, y de manera inespera- da, sin mediar antes ninguna polmica o inters especial sobre las causas verdaderas del hundimiento del Maine, ve la luz la mono- grafa que desde entonces ha sido considerada la ms exhaustiva y prestigiosa de todas las que se han dedicado al tema, y en conse- cuencia, el punto final a numerosas hiptesis y acres disputas his- tricas. How the Battleship Maine was destroyed, del almirante Hyman G. Rickover, aparece ese ao en Washington, bajo los aus- picios de la Divisin de Historia de la Marina de los Estados Unidos, con prefacio de Edwin B. Hooper, vicealmirante y director de di- cha Divisin. El libro recoge indirectamente la posicin oficial de la Marina, y por extensin del gobierno de los Estados Unidos so- bre la tragedia que tuvo por escenario la baha de La Habana, 78 aos antes. Esto, precisamente, es lo que lo hace interesante, y no El Apocalipsis segn San George 71 su despliegue de argumentacin tcnica ni sus reiteradas declara- ciones acerca de su aspiracin a la objetividad cientfica, alejada de todo inters. Rickover comienza por calificar a 1898 como [...] punto de inflexin en la historia de los Estados Unidos, 5 y termina por afir- mar que [...] un estudio sobre la destruccin del Maine arrojar nueva luz sobre los hombres y las instituciones que pelearon en la guerra contra Espaa y dejaron un legado que contina influyendo sobre nuestra nacin. 6 Si tenemos en cuenta que su estudio some- te a fuerte crtica y rechaza las conclusiones de las indagaciones oficiales anteriores, entre ellas, las de las Comisiones Sampson y Vreeland; si en l podemos leer que la explosin se debi a causas internas, y ms especficamente, a lo que considera un accidente, lo cual deja sin justificacin la guerra desatada contra Espaa, nos intriga lo que el almirante disidente quiere transmitir con estas afirmaciones, que aparecen en el prtico del libro. Por qu 1898, o lo que es lo mismo, la guerra contra Espaa, es considerada de tal manera por Hyman Rickover hombre de con- fianza del sistema, al extremo de ser uno de los mximos respon- sables del programa de los submarinos atmicos Polaris en los difciles aos de la Guerra Fra? Por qu hurga precisamente aqu, en las entretelas del pretexto que se esgrimi para iniciar la guerra, y en lo que sobre l no se ha dicho, para arrojar luz sobre el lega- do que rige desde entonces los destinos de su pas, y en buena medida, del resto del mundo? Cul es el mensaje que nos quieren enviar el autor y sus patrocinadores con estos puntos de vista herticos? Para poder construir una respuesta aproximada a estas interrogantes veamos, de manera resumida, cules son los puntos oscuros que Rickover detectaen las explicaciones e hiptesis nor- teamericanas anteriores sobre el hundimiento del Maine: 1- Desde el momento de su propia construccin, el buque afront dilaciones y dificultades que jams fueron suficientemente explicadas y que habran conspirado contra sus cualidades e idoneidad como nave de combate. Esto puede deducirse del excesivo tiempo transcurrido entre la conclusin de su quilla (17 de octubre de 1888) en el New York Navy Yard, y su puesta 72 Eliades Acosta Matos en servicio por la Marina, seis aos y once meses despus (el 17 de septiembre de 1895). Rickover reconoce que en esa poca la ingeniera y el armamento naval del pas estaban muy atrasados, lo cual provoc que la Marina lo considerase, des- de que fue botado al agua, como [...] un buque de combate de segunda clase. 7 Estos elementos arrojan dudas sobre el pun- to de vista que exonera a los Estados Unidos de haber provo- cado la prdida de la embarcacin, dada su supuesta utilidad y valor, en caso de estallar la guerra con Espaa. 2- La designacin del capitn Charles D. Sigsbee como comandan- te del Maine es difcil de explicar, de acuerdo a su rcord personal, antecedentes y preparacin. En 1886, uando estaba al mando del Kersage, fue reportado por mantener el barco en malas condiciones y no entrenar de forma adecuada a los marinos. Representante de la rama tcnica de la Marina, no estaba, precisamente, muy dotado para el mando ni para tomar decisiones en situaciones como las que debera enfrentar en La Habana. Result ser el segundo capitn en la historia del buque, nombrado el 10 de abril de 1897, y poco tiempo des- pus, por entrar al puerto de New York sin prctico, se vio obligado a embestir el muelle 46 para eludir una colisin con otro navo. Semejantes antecedentes no justifican que fuese el escogido para cumplir la delicada misin que lo llev a aguas cubanas, en momentos en que se decida el estallido de una guerra. Precisamente, todo lo contrario. 3- A finales de 1897, la Marina norteamericana era pequea, y es- taba formada por cuatro naves de primera, dos de segunda, dos cruceros artillados, 16 cruceros de otro tipo, 15 caoneras, seis monitores con doble torretas, un buque con caones de dinamita y cinco torpederos. Existan entonces 1 200 oficia- les en servicio (nmero que inclua a los ingenieros) [...]. En una Marina tan pequea, los oficiales superiores se conocan entre s 8 escribe Rickover, lo que hace ms difcil de en- tender el nombramiento de Sigsbee. A la vez, todos los nom- bramientos dependan nicamente del Secretario de la Marina, quien solo responda al presidente. John D. Long, nombrado secretario por McKinley, era su amigo personal. Una buena parte de los asuntos operativos, que resultaron decisivos para El Apocalipsis segn San George 73 los hechos posteriores, descansaban en manos de su Subse- cretario, quien result ser Theodore Roosevelt, desde octu- bre de 1897. 4- Roosevelt haba sido nombrado por McKinley, no por Long, a peticin del senador Henry Cabot Lodge, importante lder re- publicano. Unidos por el mismo fervor expansionista y los mismos sueos imperiales, Roosevelt y Lodge eran los lderes visibles del Partido de la Guerra, que laboraba desde las som- bras alentado y respaldado por grandes intereses econmicos. Benefici mucho a estos planes que en la distribucin de funciones correspondiese a Roosevelt lo relacionado con [...] los contratos y asuntos vinculados con los aseguramientos materiales, la inteligencia naval y la presidencia de la junta de oficiales creada para poner fin a dcadas de conflictos ge- nerados por mezclar al Cuerpo de Ingenieros con los oficia- les de lnea. 9 Como puede apreciarse, y aunque Rickover apenas lo deje entrever, el verdadero poder de decisin y la capacidad de desarrollar accciones encubiertas en la Secre- tara de Marina descansaba en manos de un hombre persuadi- do de la necesidad de iniciar una guerra imperialista contra Espaa, a cualquier precio. 5- Roosevelt estaba muy familiarizado con [...] el peligro deriva- do de la costumbre de almacenar el carbn [en los buques] cerca de los magazines [de las municiones], para que sirvieran de proteccin adicional ante los disparos del enemigo. 10 Rickover recuerda que desde 1895 haban estallado [...] tres incendios en los depsitos de carbn del Olympia, cuatro en los del Wilmington, y al menos uno en los del Petrel, el Lancaster y el Indiana, respectivamente, sin contar los ocurri- dos en el Brooklyn, el Cincinnati y el New York, estos ltimos, casi causantes de explosiones en los depsitos de magazi- nes. 11 En noviembre de 1897, Roosevelt pidi a Long [...] la creacin de una junta para investigar los diferentes tipos de carbn existentes y las causas de su combustin espontnea. Hizo algo ms: indic a los agregados navales de los Estados Unidos recolectar informacin sobre los procedimientos uti- lizados por los navios extranjeros para evitar la combustin espontnea del carbn. 12 En consecuencia, a juzgar por los 74 Eliades Acosta Matos elementos que nos aporta Rickover, exista plena conciencia del problema y el conocimiento ms amplio para conjurarlo estaba en manos de Roosevelt. Tambin la opcin de cerrar los ojos ante l, y dejarlo ocurrir. 6- La conexin entre Roosevelt y Lodge era tan estrecha, que este reciba del primero resmenes escritos de sus charlas priva- das con el Presidente, en violacin de las ordenanzas y la de- bida discrecin y reserva en asuntos que eran secretos, por su naturaleza. As lo atestigua Rickover al referirse al memorn- dum que el Subsecretario envi al senador describiendo lo conversado en la cena que McKinley comparti con Roosevelt, el 17 de septiembre de 1897, y el intercambio que continu, al da siguiente. En ese documento carta del 21 de septiem- bre, y en el resumen que Roosevelt prepar para el propio Presidente, un da antes, est asombrosamente delineada, paso a paso, la estrategia a seguir en caso de guerra con Espaa, los escenarios blicos que se escogeran para las acciones y el carcter de estas: los Estados Unidos estaban obligados a te- ner siempre la iniciativa y a desarrollar una guerra relmpago, para lo cual tenan que mantener en Cayo Hueso su flota prin- cipal. Estas asombrosas anticipaciones, que podran reputarse como joyas de las artes adivinatorias del colegio imperial de los augures, son, en realidad, pruebas entregadas por Rickover, sin atreverse a decirlo, sobre la vasta conspiracin para des- atar la contienda que estaba en marcha, en el propio palacio imperial. 7- A partir de la estrategia ya adoptada, descrita en el captulo tres del libro de Rickover, justamente titulado Aumentando la pre- sin, [...] la administracin McKinley comenz a tomar medi- das para prepararse ante una eventual emergencia en La Habana. 13 El 8 de octubre de 1897, Long orden al Maine separarse del Escuadrn del Atlntico Norte, al cual perteneca, y fondear en Port Royal, Carolina del Sur, sitio escogido [...] por estar ms cerca de Cuba. 14 El 15 de noviembre, zarp hacia Norfolk para efectuar reparaciones menores. El 3 de diciembre, Roosevelt indic a los jefes de Bures de la Marina que todos los trabajos en la nave deban concluir para el 10 de diciembre, pues esta tena rdenes de partir al da siguiente. Ese mismo da Long El Apocalipsis segn San George 75 envi [...] planes secretos y confidenciales al Maine y al De- troit. 15 Dichos planes no han sido hallados, pero al parecer, de acuerdo a otras evidencias, si ambos buques reciban en Cayo Hueso un mensaje en clave de Lee [cnsul general de los Es- tados Unidos en La Habana] con la letra A, 16 el primero deba dirigirse a la capital de Cuba, y el segundo a Matanzas. El 15 de diciembre el Maine arrib a Cayo Hueso. El 3 de enero de 1898, ya se encontraban siete buques de guerra ms estaciona- dos all, que luego se basificaron en Dry Tortugas. 8- El 6 de diciembre de 1897, en su Mensaje al Congreso, el presidente McKinley desliz una frase sibilina, que adquiere sentido a la luz de los sucesos posteriores, y es el anteceden- te directo de tantas declaraciones similares que, desde enton- ces y hasta hoy, han formulado los presidentes de los Estados Unidos cuando se disponen a desatar una guerra en cualquier parte del mundo por sus intereses geoestratgicos: Si de to- das maneras se nos impone el deber ante la civilizacin y la humanidad de intervenir [en el conflicto cubano], este deber ser estrictamente cumplido por nosotros, y lo haremos solo en el caso de que la necesidad de semejante accin demuestre a las claras haber sido aprobada y apoyada por el mundo civili- zado. 17 Rickover termina con esta cita el tercer captulo de su libro, como para que el lector adquiera conciencia de la tragedia que se cerna ya sobre el Maine, la cual deba ser de una naturaleza tal, que cumpliese los requisitos apuntados por McKinley. 9- El desencadenamiento de estos planes, que implicaba la entrada de la nacin en una guerra, segn Rickover, fue dejado en ma- nos de Lee y Sigsbee, fuera del alcance de las mximas autori- dades y las instituciones correspondientes del pas. Al respecto Rickover escribi: En Cayo Hueso Sigsbee esperaba por el mensaje de Lee. Casi diariamente enviaba un cable telegrfi- co al Cnsul General [...]. El 22 de diciembre de 1897, este escribi a la Secretara de Estado que uno o dos buques de- beran ser enviados a La Habana antes de que Washington to- mase ninguna medida con respecto a Cuba. 18 10- Los disturbios del 12 de enero de 1898 en La Habana, prota- gonizados por oficiales del Ejrcito espaol y voluntarios 76 Eliades Acosta Matos integristas, partidarios de Weyler y enemigos de la independen- cia y de la autonoma, fueron el detonante de las decisiones adop- tadas por ciertos crculos de Washington, que contaron con el Presidente, solo al final. Segn Rickover, a partir de los insisten- tes reclamos de Lee, se desat la accin combinada de altos fun- cionarios, entre los que cita a Alvey A. Adee, segundo asistente del Secretario de Estado; a William R. Day, asistente del Secre- tario de Estado y a Roosevelt y Long, de la Secretara de Marina, quienes de manera consciente exageraron los peligros del suce- so. De esta forma, se lleg a la crucial reunin del 24 de enero en la que participaron McKinley, Day, Long, probablemente Nelson A. Miles, comandante general del Ejrcito y Joseph McKenna, Juez de la Corte Suprema. 19 La decisin fue muy concreta: en- viar el Maine a La Habana, lo cual se comunic al gobierno espa- ol, por los canales diplomticos, con apenas 18 horas de antelacin al arribo, y como hecho consumado. 11- El Maine solo necesit dos horas para zarpar de Dry Tortugas, una vez recibidas por el contralmirante Sicard, jefe del Escuadrn del Atlntico Norte, las rdenes pertinentes emitidas por Long. A partir de este momento, la historia es bastante conocida. Hasta aqu, seguir el razonamiento de Rickover permite esta- blecer la existencia de planes muy detallados para la guerra con Es- paa, mucho antes de que se tomase la decisin de enviar el buque a La Habana; denotando que, desde las sombras, actuaban poderosas fuerzas dentro de la propia administracin McKinley, las cuales cons- piraban para llevar la crisis a un punto de no retorno; los principales actores de esta tragedia fueron cuidadosamente escogidos y saban qu se esperaba de ellos; se tena plena conciencia del inmenso pe- ligro que representaba el almacenamiento de carbn bituminoso cerca de los magazines, y nada se hizo para evitarlo; y por ltimo, que la situacin en la Isla, no justificaba la medida tomada por el Presiden- te, quien, de seguro, jams lo hubiese hecho de no haber sido ase- diado con informaciones tendenciosas y consejos manipuladores de sus ms cercanos colaboradores. Rickover afirma, tras el examen de las pruebas, que la explo- sin fue provocada por la combustin espontnea del carbn del de- psito A-16, cercano a la proa, y esto brind el pretexto definitivo El Apocalipsis segn San George 77 para la guerra tan anhelada con Espaa; que el calor derivado de ello provoc la explosin de los magazines de los proyectiles de reserva de seis pulgadas, y la de otros depsitos de magazines adyacentes. Tal conclusin, viniendo de quien viene, pretenda cerrar definitiva- mente las indagaciones, exonerando, de paso, a casi todos los posi- bles implicados. Las enjundiosas conclusiones de Rickover, aceptadas al pie de la letra por muchos, niegan la posibilidad de que la tragedia se debi a un agente externo al buque, y de paso, que tampoco ocurri debi- do a un sabotaje interno. A los efectos de nuestro anlisis, es irrele- vante que sean o no acertadas. Aceptemos la hiptesis propuesta por Rickover. Una cosa es la ocurrencia de un accidente absolutamente inesperado, y otra, muy distinta, la de uno que se ha previsto y de- jadoocurrir. Esto ltimo, lejos de exonerar, incrimina de forma directa a los conspiradores norteamericanos del Partido de la Guerra, principalmente a las autoridades navales y ejecutivas del propio buque, involucradas en la conspiracin. Esto es lo que se lee entre lneas en la obra del almirante disidente. En ello consiste su verdadera hereja hacia el sistema, y no en haber desmentido la supuesta culpabilidad de Espaa en la tragedia. Creo que, al igual que lo sucedido al Maine con su explosin planificada, el libro de Rickover escap al control de quienes auspi- ciaron su publicacin con fines diversionistas. Despejada la corti- na de humo que se intent tender sobre los hechos, qued flotando sobre la superficie un verdadero amasijo de pistas y pruebas que merecen ser seguidas, pues, tanto como los restos del naufragio, pueden decirnos mucho. Veamos las ms importantes: Al arribar el Maine al puerto de La Habana, las autoridades sanitarias espaolas exigieron al capitn Sigsbee la documentacin requerida, sin que este la pudiera presentar. Al conocer que el bu- que careca de la documentacin establecida escribe Rickover estas habran recomendado ponerlo en cuarentena. 20 Quienes han examinado esta poco conocida decisin, lo han hecho interpretn- dola como prueba de la llegada precipitada del crucero a puerto, lo cual reforzara el aire de casualidad e improvisacin que tanto se deseaba para rodear una accin escrupulosamente preparada. Por qu no pensar, por ejemplo, que Sigsbee tena intrucciones precisas 78 Eliades Acosta Matos de no aportar documento alguno, ni permitir inspecciones a bordo que pudiesen concluir en el conocimiento exacto de la composi- cin de su tripulacin? Todos los listados acerca de sobrevivientes y vctimas del Maine provienen de fuentes de la Marina norteameri- cana, parte muy interesada en que ni entonces ni ahora se conozca el suceso, en toda su magnitud. Segn Rickover: [...] Long orden a Sigsbee prohibir a la tripu- lacin pisar tierra, para evitar cualquier incidente, 21 pero a los po- cos das, al [...] sentir que la situacin estaba en calma, este permiti a los oficiales visitar la ciudad. 22 Se comprende la lgica de la pri- mera medida, la cual refuerza las dudas sobre la verdadera composi- cin de la tripulacin del Maine en el momento del estallido, pero la segunda podra haber servido para alejar a los oficiales del sitio del peligro, teniendo en cuenta que la combustin espontnea del car- bn no tiene momento exacto para ocurrir. Sobre este particular, una recurrente versin de los hechos ubica a la oficialidad del Maine a bordo del buque norteamericano City of Washington participando en una recepcin, al momento de ocurrir la tragedia. As lo expres al peridico La Lucha el capitn de la barca Josefa, citado en 1910 por J. M. Fuentevilla en su libro Espaa y el Maine: Quince minutos despus de ocurrida la explosin del Maine, pas con mi barca cerca del vapor mercante norteamericano City of Washington, y vi que este se alejaba del lugar ocupa- do por el crucero de la marina norteamericana. El Washing- ton [...] llevaba a remolque tres botes del Maine que estaban esperando que terminara la comida con que se obsequiaba al comandante y a los oficiales de aquel crucero. 23 En todas las versiones norteamericanas, includa la del propio capitn Sigsbee ante la Comisin Sampson, se da como cierto y probado que los oficiales estaban a bordo al ocurrir la explosin, con excepcin de cuatro de ellos, y que el propio capitn se halla- ba en su camarote, escribiendo una carta. En cualquier caso, las dudas acerca de quines se encontraban a bordo del buque en el momento del siniestro estuvieron tan generali- zadas que el padre Chidwick, su ltimo capelln, se vio obligado a enfrentarlas, reiterando la versin oficial, al pronunciar la oracin f- El Apocalipsis segn San George 79 nebre ante los restos de 64 de las vctimas, rescatadas del fondo de la baha habanera al ser reflotado el buque, el 16 de marzo de 1912: Yo afirmo ante los cuerpos sin vida de estos marineros que todos los oficiales de nuestro barco, a excepcin de cuatro, estaban a bordo de la nave en el momento de la catstrofe, y que de esos cuatro solo uno estaba en comisin. El ngel de las tinieblas y de la muerte se cerna de igual manera sobre los oficiales y la marinera, y a nadie mostr el signo de su presencia hasta que su refulgente espada de fuego convirti en cadveres a dos oficiales y a 249 marineros. 24 Se ha sabido como cita Rickover, que Sigsbee estuvo insis- tiendo en que un torpedero del Escuadrn del Atlntico Norte deba: [...] iniciar una serie de visitas [al puerto de La Habana], y dilatando ms en cada ocasin su estancia, hasta que los es- paoles se acostumbrasen a su presencia [...]. Day, Long y, presumiblemente, el propio Presidente aceptaron este razo- namiento. El 10 de febrero Long inform a Sigsbee y Sicard que el buque torpedero Cushing estara en La Habana el 15 de febrero, si el tiempo lo permita, aparentemente para lle- var provisiones [al Maine], hecho lo cual deba retornar a Cayo Hueso, de inmediato. 25 Es interesante observar que el Cushing deba estar cerca del Maine en el momento exacto de la catstrofe, ni antes, ni despus, y que, como seala el propio Rickover, el pretexto de su viaje era no- toriamente falso, pues cada buque norteamericano que haba partido de La Habana haba tenido que entregar suministros al Maine. El Cushing era pequeo, de apenas 140 pies de eslora, un despla- zamiento de 116 toneladas y una tripulacin compuesta por 20 hom- bres y dos oficiales. A su favor tena la capacidad de desarrollar una velocidad de 23 nudos. Segn Rickover: [...] el viaje del Cushing comenz mal. Los dos oficiales que descifraron el despacho de Long se equivocaron al transcribir 80 Eliades Acosta Matos la fecha del 15 de febrero como la indicada para zarpar, por lo que [su capitn] Gleaves, ante el asombro de Long, parti de Cayo Hueso en la maana del 11 de febrero. A medio camino de La Habana, el buque se adentr en mar picada. Una ola lanz a un oficial por la borda. A pesar de la rpida reaccin de la tripulacin y los esfuerzos realizados, no se pudo salvar su vida. El buque arrib a puerto a las 3.30 pm y amarr cerca del Maine. El cadver fue inicialmente llevado al crucero y luego enviado a los Estados Unidos en un buque comercial [el Sneca]. Al da siguiente, el Cushing retorn a Cayo Hueso. 26 No menos interesante es constatar que el alfrez ahogado duran- te la travesa haba sido un destacado deportista durante sus aos de estudio en la Academia de Annapolis, famoso como boxeador, esgri- mista y futbolista, y tambin, por haber salvado, durante el verano de 1893, a dos hombres en peligro de ahogarse en Fishers Islands, Long Island y a otra persona que haba cado al agua en la baha de Annapolis, en 1895. Haba servido en el Maine, entre febrero y julio de 1896 y rescatado una lancha perdida del buque durante la noche y en medio de una severa tormenta. Entre sus diversos actos heroicos, descritos por el entonces joven corresponsal Winston Churchill en un artculo pu- blicado en agosto de 1898 en The Rewiew of Rewiews, se encuentran [...] el rescate del agua de seis personas en peligro de ahogarse 27 y el evitar una explosin a bordo del Texas, a riesgo de su propia vida. El nombre de este joven, fallecido de manera tan inexplicable, parece aumentar an ms el misterio que rodea a la misin del Cushing en La Habana y a las propias circunstancias de su muerte. El alfrez Joseph Cabell Breckenridge era hijo del general Breckenridge, Ins- pector General del Ejrcito, y probable autor de las Instrucciones. No es casual que en un libro dedicado a recoger su biografa, escrito ese mismo ao por Ethelbert Dudley Warfield, pueda leerse: Joseph Cabell Breckenridge perdi su vida en lo que puede ser considerado el primer episodio de nuestra guerra contra Espaa. 28 Entre las desconcertantes casualidades descubiertas alrede- dor de estos sucesos estn: La de hallar como comandante de la flotilla de torpederos a la que perteneca el Cushing, cuando muere el alfrez Breckenrid- El Apocalipsis segn San George 81 ge y es destruido el Maine, al teniente-comandante William W. Kimball, destacado oficial de la Oficina de Inteligencia Na- val (ONI) y autor del plan aprobado desde 1896 para aplicar en caso de estallar una guerra contra Espaa, vinculado al desarro- llo de torpedos, desde 1870, y al primer submarino nortea- mericano a partir de 1890 al extremo de que su creador, John P. Holland, afirm que [...] a ningn ser viviente deba su xito tanto como a Kimball; 29 Conocer que al capitn del Cushing, Albert Gleaves, pertenecen [...] aportes muy importantes a la artillera naval y a los torpedos, de tal forma que a l se debi la conversin de estos de armas de azar en armas de precisin. 30 El propio Kimball terminara su carrera como contralmirante, y Gleaves, como almirante. Constatar que el segundo al mando del Maine, Richard Wainwright, haba sido nombrado en este cargo el 17 de noviembre de 1897, apenas tres meses antes de la explosin, y que, desde 1896 y hasta ese momento, haba dirigido la ONI, y de ms est decir que, al retirarse, en 1911, tambin haba alcanzado los grados de contralmirante. No hay dudas de que Gleaves se hallaba en el escaln delantero de la conspiracin, solo superado por Sigsbbe y Lee, que se encon- traban en su mismo vrtice. Rickover lo insina cuando dice que la primera noticia de la prdida del Maine le fue llevada verbalmente por un agente secreto en ropa de civil, quien, a su vez, la haba recibi- do por telgrafo de otro que se encontraba en La Habana. Rickover cuenta: Gleaves, con el agente y el oficial naval de mayor gradua- cin presente en Cayo Hueso, el teniente-comandante William S. Cowles se present en la oficina de telgrafo [...]. Horas despus reciban un mensaje sin cifrar de La Ha- bana para ser entregado al Secretario de la Marina. El opera- dor le entreg el mensaje al agente, quien lo pas a Cowles para su lectura [...]. 31 En ese bien conocido primer mensaje de Sigsbee, aparece una lnea a la que se ha prestado escasa atencin: [...] los heridos y dems 82 Eliades Acosta Matos se hallan a bordo de un buque de guerra espaol y otro de la Ward Line. Enviar buque faro desde Cayo Hueso para recoger a la tripulacin y el poco equipamiento que pueda encontrarse a flote. 32 Tras recibirse en Washington la noticia, Long orden el envio inmediato del Fern a La Habana, antes de telefonear al Presidente para comunicarle la novedad. No queda claro la lgica que hizo a Sigsbee pedir el envo de semejante buque en momentos tan trgi- cos e inciertos, cuando, entre las causas posibles del suceso po- dra estar un ataque espaol. Era como si tras ser volada una casa por malhechores y ser tomados sus habitantes como virtuales re- henes, a alguien se le ocurriese pedir el envo de un carro de golf, en lugar de patrullas policiales armadas. Al mando del Fern, por otra de tantas casualidades, se hallaba William S. Cowles, el mismo oficial que haba sido el primero en leer el telegrama de Sigsbee, y una vez ms, casualmente, cuado de Theodore Roosevelt, el hombre que ms haba hecho por precipitar la guerra. Agregado Naval en Londres durante los cuatro aos an- teriores, es de suponer que, al igual que todos los de su clase, Cowles mantena estrechos lazos con la ONI, tanto como con los Roosevelt, a quienes se haba integrado al casarse con Anna, la hermana mayor del clan. Los extraos sucesos que tuvieron lugar tras la explosin del Maine se refuerzan con las actitudes asumidas por personajes como Roosevelt. Al conocer que Philip R. Alger, un respetado experto en armamento naval, haba declarado el 18 de febrero al Washington Evening Star que la causa ms probable de la tragedia haba sido el fuego en un depsito de carbn, el cual debi provocar, a su vez, la explosin de los magazines, escribi al jefe de Alger, el contral- mirante Charles ONeil, jefe del Bur de Armamento de la Marina, con evidentes intenciones de acallar estas molestas opiniones, tildn- dolas de antipatriticas: Los mejores hombres del Departamento coinciden en afirmar que, sea probable o no, es ciertamente admisi- ble que el buque haya sido volado por una mina. 33 Roosevelt impona su versin oficial, antes de que las comi- siones investigadoras pudiesen concluir sus labores, y haca todo lo posible por desacreditar cualquier punto de vista contrario. Cono- ciendo que dos respetados lderes del Congreso, el poderoso repre- sentante Reed y el senador Hale, presidente del Comit de Asuntos El Apocalipsis segn San George 83 Navales, consideraban que la tragedia indicaba la necesidad de detener, por el momento, la construccin de buques de guerra en astilleros norteamericanos, se apresur en escribir una carta a su gran aliado, el senador Henry Cabot Lodge, para que fuese mostra- da a los congresistas, donde sealaba que la prdida del Maine era el precio que deban pagar los Estados Unidos por asumir su papel como gran potencia naval. Desde el punto de vista de los reglamentos, la primera comi- sin investigadora norteamericana que McKinley y Long indicaron formar al contralmirante Sicard, jefe del escuadrn del Atlntico Nor- te al cual perteneca el buque siniestrado, no fue adecuadamente cons- tituida, o tal vez tena la indicacin de no someter a escrutinio la actuacin de Sigsbee. Lo anterior se infiere al constatar que los rangos de los oficiales que la componan no sobrepasaban el del capitn del Maine. Una segunda comisin, presidida esta vez por el entonces capitn Sampson, fue convocada, teniendo en cuenta esta exigencia. De hecho, Sigsbee jams fue cuestionado, ni el suce- so obstaculiz para nada su carrera. La comisin actu de puro tr- mite, como si le hubiesen ordenado llenar las formas, pero no traspasar ciertos lmites escabrosos. Sus conclusiones fueron las esperadas: el origen de la explosin se hallaba fuera del buque. La Comisin Sampson pudo comprobar, durante los interro- gatorios a Sigsbee, que este, como hace notar Rickover [...] no estaba familiarizado con el buque. 34 Por ejemplo, no pudo preci- sar cundo haba inspeccionado los magazines en los ltimos tres meses. Se podra pensar que su asignacin al Maine haba tenido motivos distintos a los habituales, y que no era, el cumplimiento de sus obligaciones como capitn lo esperado de l. Las ofertas de ayuda profesional a la Comisin Sampson tam- poco fueron aceptadas. Ni los conocimientos del prestigioso pro- fesor Charles E. Munroe, presidente de la American Chemical Society, experto en explosivos, ni los del constructor naval Frank L. Fernald, supervisor de la construccin del Maine se consideraron tiles para las investigaciones en curso, como si no existiese una verdadera voluntad de esclarecer lo sucedido. Trece das antes de que la comisin concluyese definitivamente sus trabajos, primero la Cmara, y luego el Senado aprobaron una ley que conceda a la administracin McKinley un presupuesto para la 84 Eliades Acosta Matos defensa de 50 000 000 de dlares. Se evidenciaba que ninguna conclusin de la Comisin Sampson podra torcer el rumbo de acon- tecimientos predeterminados. La ltima sesin investigadora tuvo lu- gar el 15 de marzo. Sicard comunic a Long que cuatro das despus los documentos finales de la comisin llegaran a Washington escol- tados por los oficiales Holman, Blandin, Blow y por el constructor naval Hoover. Curiosamente, los tres primeros eran oficiales del Maine, y el segundo era el oficial de guardia del buque en el momento de su prdida. Se hace difcil entender que oficiales bajo investigacin fuesen escogidos para escoltar hasta la capital los documentos de la comisin que los investigaba. El destino del teniente Blandin es singular. En la carta que escribi a su esposa, al da siguiente de la tragedia, se encuentran afirmaciones y se expresan temores capaces de alarmar a cualquier investigador: No estoy herido escribi. Lo perd todo, excepto la ropa que llevaba puesta [...]. Gracias a Dios, querida, salv una vez ms la vida [...]. Nadie puede decir cul fue la causa de la explo- sin. No creo que los espaoles hayan tenido algo que ver [...]. No publiques esta carta. 35 Blandn muri cinco meses despus en el hospital psiquitri- co Sheppard-Pratt de Baltimore, institucin mdica privada, no la que podra haberse esperado que acogiera a un importante veterano de la Marina. Su obituario, publicado el 9 de julio de 1898, en la pgina nueve del Brooklyn Eagle, deja un saldo de ms dudas que certezas sobre la muerte de un hombre que haba reconocido por escrito no haber sufrido heridas en la explosin, aunque afirmaba haber sido golpeado en la cabeza por un cascote de cemento: Baltimore, Md., julio 16: El teniente John J. Blandin, quien era el Oficial de Guardia la noche en que el crucero acora- zado Maine estall en la baha de La Habana, muri al me- dioda de hoy en el hospital Sheppard-Pratt de esta ciudad. Su muerte se debi a una meningitis provocada por el shock recibido cuando el Maine fue destruido. Tras brindar testimonio ante la comisin investigadora en Cayo Hueso, fue asignado a la Oficina Hidrogrfica de esta ciudad [...]. Desde su regreso, su familia y amigos haban no- tado un cambio en su estado de nimo. No fue capaz de olvi- El Apocalipsis segn San George 85 dar el horror de aquella noche fatal [...] el 1 de julio tuvo un ataque y fue internado en el hospital. En su delirio retornaba constantemente a incidentes relacionados con la destruc- cin del buque, creyndose en el puente de mando e impar- tiendo rdenes para rescatar a sus compaeros. La pasada semana dej de reconocer a su esposa. Anoche los mdicos perdieron toda esperanza [...]. 36 Blandin no fue el nico sobreviviente del Maine muerto en extraas circunstancias. Mucho se ha alabado la sangre fra del marine William Anthony, segn Sigsbee, la persona que le comuni- c en su camarote que el buque se hunda. Este soldado, ensalzado por la prensa de la poca como paradigma de cumplimiento del deber, y que fue ascendido a sargento mayor a propuesta del propio Sigsbee, apareci envenenado un ao y medio despus en el Par- que Central de New York. Es interesante notar que no fue un mari- no u oficial conocedor del buque, sino un marine, que formaba parte de una pequea tropa de desembarco asignada temporalmen- te al Maine, el que transmiti la terrible noticia al capitn. Otros oficiales sobrevivientes del Maine tuvieron mejor suerte, tan buena que podra pensarse que el destino, o quien tuviese sufi- ciente poder para ello, se encarg de resarcirlos por los sufrimien- tos de aquella noche de pesadilla, o por las oscuras lealtades y servicios prestados. El teniente George Preston Blow, uno de los primeros sureos admitidos en la Academia Naval tras la Guerra de Secesin, fue des- tinado en 1890 por el almirante Brown como ayudante de los reyes de Hawai, a todas luces una misin de inteligencia y probable prem- bulo de las acciones que culminaron con la anexin del archipilago a los Estados Unidos. Tras sobrevivir la explosin del Maine y es- coltar los documentos de la Comisin Sampson hasta Washington, al estallar la guerra, fue ascendido a comandante y luego a capitn. Tuvo bajo su mando los buques USS Potomac y USS Vulcan, este ltimo encargado de la delicada misin de intentar remolcar hasta los Estados Unidos, como botn de guerra, el buque espaol Reina Mara Teresa, capturado en Santiago de Cuba. Recibi tambin la tarea de fundar los buroes hidrogrficos de Chicago y Cleveland, centros que se vinculaban estrechamente a la ONI. Afortunado 86 Eliades Acosta Matos inventor de un nuevo tipo de revlver y de las cargas de profundidad, ya en la vida civil presidi la poderosa compaa Westclock y fue director fundador de la Cmara Mundial de Comercio. El teniente del Marine Corp, Albertus W. Catlin, comandaba el destacamento destinado al Maine, al que perteneca William Anthony. Sobrevivi a la tragedia, y en 1911 ya ostentaba los gra- dos de teniente coronel y se hallaba al frente del Primero de Marines, en Guantnamo, y luego del Tercero de Marines que desembarc en Veracruz, donde, por sus acciones, recibi la Medalla de Honor del Congreso, la ms alta distincin de su pas. En 1918 ya haba alcanza- do las estrellas de general de brigada, y una vez ms, se hallaba repre- sentando los intereses imperiales durante la ocupacin de Hait. El Dr. Lucien Heneberger, mdico del Maine, haba servido entre 1884 y 1887 a bordo del USS Despatch fondeado en la baha de Chesapeake, frecuentemente utilizado por los presiden- tes, secretarios de la Marina y congresistas. En 1896 fue asignado al Maine, y al estallar la guerra, fue destinado al crucero auxiliar USS St Paul, un buque corsario encargado de acciones de inteli- gencia y operaciones que no poda acometer la Marina de los Esta- dos Unidos, como el apresamiento frente a las costas de Santiago de Cuba del buque ingls Restormel que, procedente de Curazao, llevaba el carbn que, quizs, hubiera permitido la fuga hacia Cienfuegos de una parte de la escuadra de Cervera. El capitn del USS St Paul era Sigsbee. Ms tarde, Heneberger fue nombrado comandante del Hospital Naval de Newport, Rhode Island, sin du- das, un puesto envidiable. El capelln del Maine, John P. Chidwick, fue el tercer capelln catlico que prest sus servicios en la Marina de los Estados Unidos, a lo largo de 120 aos, entre 1778 y 1898. Es curioso que haya sido destinado a un buque que viajara a un pas catlico, aunque no existen evidencias que demuestren que la mayora de los tripulantes o la ofi- cialidad del buque haya tenido esa filiacin religiosa. Tras la tragedia, fue rector del Seminario de la Archidicesis de New York, y termin sus das en 1935, tras haber presidido por once aos el College of New Rochelle y haber sido rector de la Iglesia de Saint Agnes. Otra vida provechosa y bien recompensada por Dios. El cadete Wat Tyler Cluverius se haba graduado en 1896 en la Academia Naval. Tras la prdida del Maine cumpli misiones en El Apocalipsis segn San George 87 las Antillas, Filipinas y Mxico, siempre como disciplinado oficial del Imperio. En mayo de 1928 recibi los grados de contralmirante. El teniente John Hood tena ya en su haber, aquel fatdico 15 de febrero de 1898, el haber sobrevivido al naufragio del Kearsage, ocurrida el 21 de febrero de 1894, cerca de las costas de Amrica Central en el Pacfico. Tras su segundo naufragio, fue nombrado comandante del Hawk. Durante la guerra con Espaa fue encarga- do de mantener la comunicacin entre la escuadra norteamericana que bloqueaba Cienfuegos y la que cumpla igual cometido en San- tiago de Cuba. Entre 1899 y 1900 recibi la misin de preparar cartas nuticas para el tendido del cable del Pacfico. Entre 1907 y 1909, como comandante del Tacoma, sirvi de guardin imperial en Hait y Amrica Central. Entre 1912 y 1915 fue miembro de la Junta General de la Marina, y entre 1915 y 1916 fue comandante del Texas. El 29 de agosto de 1916, por su extensa hoja de servi- cios, recibi los grados de contralmirante. No se encuentran muchos datos sobre otros oficiales sobre- vivientes del Maine, pero se sabe que al menos dos de ellos, los cadetes Amon Bronson y Arthur Crenshaw, graduados en 1896 de la Academia Naval, llegaron a comandar buques, el primero, el USS Denver y el USS Saint Louis; y el segundo, el Schurz. Bronson recibi la Cruz de la Marina durante la Primera Guerra Mundial, por servicios distinguidos. Es evidente que tampoco quedaron sin recompensas. El destino, como puede apreciarse, no escatim bondades con muchos de los 23 oficiales sobrevivientes del Maine. Entre ellos, no pocos fueron los que luego se distinguieron como servidores fieles del sistema que emergera de aquella guerra. Las recom- pensas se debieron a esto ltimo o a lo ocurrido en las aguas de la baha habanera, en medio de aquella noche fatal de febrero? En el libro del almirante disidente, aunque se fundamenta la hiptesis del accidente interno, no se descarta la posibilidad de que el Maine haya sido vctima de un ataque exterior. Se insina, por primera vez, una posible accin de elementos fuera del control de las autoridades espaolas que, con mtodos relativamente sen- cillos y utilizando su conocimiento de la baha de La Habana, hayan podido burlar la vigilancia de norteamericanos y espaoles, para lanzar una mina artesanal contra la embarcacin. Como es lgico, 88 Eliades Acosta Matos en este hipottico escenario la mayor responsabilidad se hace recaer sobre los independentistas cubanos, virtuales beneficiarios en caso de estallar una guerra entre las dos potencias. Rickover escribe: A la pregunta, cmo, a pesar de todas las precauciones to- madas, pudo suceder la tragedia?, Sigsbee tena dos respues- tas: Una docena de hombres pudo ubicar la mina, a pesar de la vigilancia de sus hombres. Sin que fuese del conocimiento de las autoridades espaolas, pudieron plantarla dentro de un barril, lastrado por un peso, en espera de que el viento diri- giese el buque en esa direccin y se produjese la colisin. Pero no descartaba tampoco la posibilidad de que la mina hubiera sido colocada antes de la llegada del buque [...]. Tal mina pudo haber sido controlada elctricamente [...] incluso, alguien pudo tomar momentneamente el control del dispo- sitivo detonador en tierra. 37 Las hiptesis de Sigsbee dejaban una puerta entreabierta para el caso de que fuese necesario buscar culpables fuera del buque. Se insinuaba que estos podran hallarse entre elementos espaoles partidarios de Weyler y por tanto, enemigos jurados de la Auto- noma, y tambin entre cubanos partidarios de la independencia. Lo ms interesante es que, por aquellos mismos das, un extrao personaje que bien hubiese podido servir como chivo expiatorio, se hallaba en La Habana, procedente, supuestamente, de las filas insurrectas. En la biblioteca virtual que bajo el nombre de makingofamrica mantiene la Universidad de Cornell, puede hallarse un artculo titu- lado Ten Months with the Cuban Insurgents, escrito por Emory W. Fenn, quien se presentaba como Mayor del ejrcito cubano. Segn su relato, parti de New York, y ms tarde de la isla de San Salvador, en una expedicin destinada a auxiliar a las fuerzas mambisas, a me- diados de febrero de 1897. Desembarc en la baha de Banes, junto a un gran alijo de armas, municiones y dos caones, que fueron trans- portados luego hasta el campamento del general Calixto Garca. La especialidad de Fenn eran los explosivos, y especialmente, los torpe- dos. As describe su debut en nuestras lides independentistas, al El Apocalipsis segn San George 89 momento del desembarco: Un pequeo bote fue echado al agua, la baha fue explorada para asegurarnos de que el enemigo no se hallaba presente [...]. Unos torpedos fueron ubicados en el canal, conec- tados a la costa por cables elctricos [...]. 38 Segn lo narrado, la expedicin que trajo a Cuba al Sr. Fenn fue la del Laurada, dirigida por los generales Carlos Roloff y Castillo Duany. En efecto, desembarc por Mano de Piln, Oriente, el 21 de marzo de 1897 trayendo 37 combatientes, entre ellos, Jos Mart y Zayas Bazn, hijo del Apstol. La descripcin del alijo que aparece en el libro de Csar Garca del Pino Expediciones de la Guerra de Independencia, 1895-1898 39 coincide con la que hace el Sr. Fenn. Tras describir detalladamente la organizacin militar y civil, as como la composicin de las fuerzas cubanas, Fenn afirma que fue ascendido directamente a capitn por el general Calixto Garca, haciendo una importante revelacin: [...] fui nombrado jefe del departamento de torpedos, temporalmente adscrito al Estado Ma- yor del general Mariano Torres, comandante de la Divisin de Holgun. 40 Las misiones que se asignaron al Departamento de torpedos estuvieron vinculadas a la destruccin de puentes y lneas frreas del enemigo. La pericia de Fenn le permiti fabricar bombas de bamb rellenas con algunas de las 3 000 libras de dinamita que confiesa haber introducido en Cuba, junto a [...] abundante cantidad de cables elctricos, bateras, etc. 41 Las operaciones ms exitosas en las que particip fueron la destruccin de tres puentes de la lnea frrea, en la noche del 9 de junio de 1897; la completa destruccin de una locomotora, a milla y media de Gibara, el 6 de julio, utilizando para ello un viejo tanque de hierro usado para contener agua gaseosa, que rellen con 42 libras de dinamita; y por ltimo, la demolicin de dos puentes ms, el 22 de julio. Por su demostrado talento para labores de minado, Fenn dice haber sido llamado a participar en la toma de Victoria de las Tunas, a finales de agosto de 1897, luego de solicitar y ser autorizado a visi- tar en Camagey la sede del Gobierno de la Repblica en Armas. El 23 de enero de 1898, dos das antes del arribo del Maine a la baha de La Habana, Fenn revela que [...] recibi del general Calixto Gar- ca un pase para visitar al Gobierno cubano, con el objetivo de so- licitar pasaporte y poder regresar a los Estados Unidos, para arreglar 90 Eliades Acosta Matos algunos asuntos personales. 42 Luego de ser autorizado, abandon solo el campamento de Calixto Garca, en Mejas, pero fue detenido por una tropa espaola el 25 de febrero, al intentar cruzar el camino entre Bguano y Holgun. Curiosamente, no opuso resistencia, a pesar de estar armado, ni fue asesinado, como ocurra frecuentemente con quie- nes eran sorprendidos en descampado y con las armas en la mano, mxime si el jefe de la tropa que lo detuvo era el valiente, pero sanguinario general Joaqun Vara del Rey. Entregado al general Linares, Fenn fue considerado prisio- nero de guerra, y al ser revisadas sus ropas se hallaron cartas de oficiales del general Calixto Garca destinadas a amigos en los Es- tados Unidos y el pase otorgado por este. Nada de ello agrav, inex- plicablemente, su situacin. De Holgun fue enviado bajo custodia a La Habana, con la orden expresa de permitirle regresar a los Es- tados Unidos. Este relato, que linda con lo increble, para todo el que conozca la historia de las guerras de independencia en Cuba, termina de manera abrupta, dejando en el aire importantes interrogantes: [Al llegar a La Habana] el general Fitzhugh Lee me suministr un pasaporte y mi pasaje [...]. 43 El relato de Fenn no aclara la fecha en que regres a los Esta- dos Unidos. No es desacabellado pensar que para mediados de fe- brero de 1898, se hallaba a disposicin del general Lee en La Habana un experto en minas y torpedos que, supuestamente, ostentaba el grado de mayor del ejrcito cubano y proceda de sus filas. Para cualquier eventualidad, este creativo experto poda servir como ca- beza de turco, en una operacin planificada para desviar la atencin y las investigaciones hacia el lado deseado, haciendo recaer en los independentistas la culpa de la tragedia. Algo muy similar se intent hacer, muchos aos despus, cuando Lee Harvey Oswald, el pretendido asesino de Kennedy, pidi asilo poltico en la Unin Sovitica, se cas con una ciudadana de ese pas e intent recibir visas para visitar Cuba, antes de verse involucrado en el magnicidio de Dallas. No debe extraar a nadie que, en los primeros momen- tos despus del crimen, se halla tratado de acusar a Cuba y a la Unin Sovitica de estar detrs de la conspiracin. Otro punto polmico alrededor de la destruccin del Maine radica en la determinacin exacta de las vctimas fatales que cau- s, y el lugar donde fueron enterradas. El Apocalipsis segn San George 91 En medio de tantas contradicciones y dudas, no se trata de otro asunto pendiente. De su esclarecimiento depende tambin la deter- minacin definitiva de la causa de la explosin, porque, a fin de cuen- tas, quin puede decir con exactitud, sin contar a quienes difundieron y defendieron las versiones oficiales de la Marina y el Gobierno de los Estados Unidos, cuntos hombres estaban a bordo del buque a las 9.40 pm el 15 de febrero de 1898? Cuntos haban arribado a la baha de La Habana el 25 de febrero? Cuntos, verdaderamente, resultaron muertos? Un mar de contradicciones espera a quienes se aventuren por este laberinto de versiones diversas y asombrosas. Es necesario recordar que al arribar el buque a la baha habanera Sigsbee no pudo, o no quiso, presentar a las autoridades espaolas los documentos establecidos para estos casos. Tampoco se realizaron las inspec- ciones de rigor a bordo. A nadie debe asombrar que la sombra de la duda contine cubriendo, hasta nuestros das, este aspecto del pro- blema. Los listados de la tripulacin que pueden consultarse en numerosas pginas web de Internet no incluyen la fuente de donde fueron tomados, ni estn avalados por registros comprobables por investigadores o autoridades independientes. En rigor, pudo o no haber arribado el Maine a puerto con una tripulacin reducida, la estrictamente necesaria para afrontar el accidente que, segn el propio Rickover, se sospechaba que poda ocurrir? Pudieron, o no, haberse evacuado los tripulantes superfluos del Maine discre- tamente, a bordo del Cushing, o de los buques de la Ward Line o del Plant System que durante los 21 das que estuvo fondeado en La Habana viajaron entre esta ciudad y puertos norteamericanos, segn sus itinerarios habituales? Vale recordar que el Plant System que inclua a buques de pa- sajeros como el Olivette, el Mascotte o el Florida, una La Habana con Tampa, Cayo Hueso, Mobile y otros puertos de los Estados Uni- dos, y tambin con las lneas domsticas de ferrocarril. Su dueo era el millonario Henry Bradley Plant, al que perteneca el hotel Tampa Bay, donde se alojaran los oficiales del Quinto Cuerpo que, al man- do del general William R. Shafter, invadira Cuba, y por su lnea de ferrocarril y por su muelle, en el puerto de Tampa, se embarcaran, no sin grandes angustias, las tropas, el armamento y los suministros de ese mismo Cuerpo. Las relaciones de Plant con los polticos de 92 Eliades Acosta Matos Washington eran sumamente estrechas: Plant gozaba de absoluta confianza en los crculos visibles e invisibles del poder y era capaz de secundar cualquier accin gracias a la cual se beneficiasen sus amigos, y por supuesto, l mismo, como ocurri con la guerra con- tra Espaa. Las ltimas versiones acerca de las victimas y los sobrevivien- tes del Maine, como por ejemplo la que aparece en www.homeof- heroes.com, reducen a 260 las vctimas, seis menos de las que tradicionalmente se reconocan, de ellas, dos oficiales, 222 mari- nos y 28 marines, a los que deben sumarse otros ocho marinos heri- dos, rescatados de las aguas, que murieron posteriormente. Nadie ha explicado cmo pudo ocurrir esa inexactitud en el conteo de las vc- timas, ni cmo se mantuvo el error durante tanto tiempo, si se supo- ne que los listados conocidos de la tripulacin eran exactos. Estas mismas versiones contabilizan 95 sobrevivientes, precisando que, de ellos, 59 resultaron heridos. Entre los sobrevivientes se encon- traban 23 oficiales de la Marina, un oficial de marines, 60 marinos y once marines. Llama la atencin que los dos oficiales muertos en el Maine eran originarios del mismo sitio: Montgomery County, en Iowa; uno, el teniente Friend W. Jenkins, de la graduacin de 1886, y el otro, el asistente de mquinas Darwin R. Merrit, de la de 1895. Como en el caso del alfrez Breckenridge, Merrit era un destacado atleta, que lleg a entrenador del equipo de ftbol del Indiana, y concluy tercero en el escalafn, entre 84 compaeros de clase. Se encontraba junto al timn de la nave al momento de la tragedia, leyendo, segn el cadete David F. Boyd, el ltimo que declar haberlo visto con vida. Otro de sus compaeros de Academia, el alfrez W. S. Crosley, al enviarle el psame a su padre, lo caracteriz de la si- guiente manera: Era el favorito de los superiores por su profesionali- dad, camaradera y fidelidad. Un oficial de alto rango, bajo cuyo mando estuvo su hijo, me dijo que prefera tener a Merrit a cargo de las mquinas, antes que al resto de los maquinistas [...]. 44 El propio capelln John P. Chidwick, en carta a la familia de Merrit para comunicarle que an no se haba recuperado el cuerpo de ambos oficiales (luego aparecera el de Jenkins), se senta obli- gado a expresar: Puedo asegurales que su conducta a bordo fue irre- prochable. 45 El Apocalipsis segn San George 93 Se afirma que en las 48 horas que siguieron a la explosin, se recuperaron 19 cadveres, y que estos fueron enterrados, tras una ceremonia pblica, en el Cementerio de Coln. Tampoco en este punto las dudas dejan descansar a las versiones oficiales, hacin- dolas tambalearse. En el nmero dedicado al centenario de la explosin del Maine del boletn Ciudad de Mrmol que edita el Equipo Tcnico de His- toria, Conservacin e Informtica del Cementerio de Coln, en La Habana, fue publicado un artculo de Edith Monterde Orejn, espe- cialista principal de la necrpolis, titulado Despejando incgnitas, que pone en entredicho las versiones oficiales acerca de las vcti- mas que fueron enterradas en suelo cubano, y de paso, la veracidad de lo afirmado al respecto, con sospechosa seguridad y exactitud, por Sigsbee en su libro The Maine: an account of the destruction in Havana Harbor (New York. The Century, 1899). No cabe duda de que un entierro de vctimas tuvo lugar, tal y como puede comprobarse por las fotografas y peridicos de la po- ca algunas de las cuales se conservan en la coleccin de la Biblioteca Nacional Jos Mart, y que se efectu en terrenos cedidos al efec- to por el Obispado. La primera gran sorpresa afirma Monterde fue comprobar que en el Libro de entierros del Archivo de dicho recinto no se haban asentado ninguno de los fallecidos de la catstrofe. 46 Existe una abultada correspondencia sobre este particular en- tre el capelln del Cementerio de Coln, Ambrosio Bueno, y las autoridades eclesisticas y gubernativas, que abarca los meses de marzo a junio de 1898. El intercambio estaba motivado por las costantes reclamaciones del primero para que se cumpliese la ley en lo referido a asentar en los Libros de enterramientos las ge- nerales de 146 vctimas del Maine enterradas en ese recinto. Se- gn consta en la documentacin dice Monterde al camposanto colombino solo se haban remitido las 7 boletas de los fallecidos en el Hospital Militar de San Ambrosio [...], 47 que tampoco fueron asentadas. Las boletas en cuestin certifican el fallecimiento de cuatro marineros (uno sueco, uno alemn, uno noruego y uno de Califor- nia), de un carbonero, de un patrn de bote y de un aprendiz de primera clase, todas ocurridas entre el 18 y el 25 de febrero, por 94 Eliades Acosta Matos lo que deben ser casi todos los heridos que se dieron por falleci- dos posteriormente. En carta del 22 de marzo de 1898 del capelln Bueno al Obis- po, remitida luego por este al Gobernador de la ciudad con fecha 22 de mayo, se puede leer que: [...] de los 153 cadveres inhumados en este cementerio vc- timas de la catstrofe del acorazado americano Maine, solo han sido remitidas a esta Capellana siete licencias del Juez Municipal del Distrito de Jess Mara, de los fallecidos en el Hospital Militar de San Ambrosio, y como quiera que para el asiento en los libros correspondientes de los 146 restantes se hace necesario saber sus nombres y apellidos, el capelln que suscribe ruega humildemente a VEI* y Reverendsima se digne disponer lo que crea ms conve- niente sobre este particular. 48 Es extrao que las fuentes norteamericanas continen reco- nociendo hasta hoy que fueron muy pocos los cadveres que se recuperaron, inmediatamente despus de la explosin y el hundi- miento del Maine. Las afirmaciones del capelln Bueno, un mes despus, atestiguan que, sin contar los fallecidos en el hospital de San Ambrosio, se haban enterrado 146 cuerpos, cuyas boletas ja- ms llegaran para ser asentadas en el Libro de enterramientos de Coln, a pesar de instrucciones cursadas el 19 de julio de aquel mismo ao. Pero ms extrao an es constatar el siguiente hecho, hacia el que que Monterde, con justeza y sagacidad llama nuestra atencin: Curiosamente, el comandante del acorazado, Charles D. Sigsbee, en su libro incluye un listado pormenorizado en el que consigna 166 sepultados en 151 ataudes, detallando hilera y fosa en cada caso. 49 De la constatacin de este hecho se puede deducir que Sigsbee en su libro, al detallar tan exactamente el nmero de fallecidos y la ubicacin de su sepultura en La Habana, estaba indicando a la opinin pblica y a la historia la versin oficial de los hechos que sus jefes y su gobierno queran que se tomara como fidedigna. Si * Vuestra Excelencia Ilustrsima. El Apocalipsis segn San George 95 la aceptamos, no queda claro cmo se lleg a la cifra de fallecidos que hoy se da como ltima y probada, la de 260, o lo que es lo mismo, cmo se comprueba que los 94 nombres restantes fueron realmente enterrados en La Habana o en cualquier otro sitio, o cun- do y cmo se encontraron y recuperaron sus cuerpos. Hasta el momento, todos los datos de los tripulantes a bordo del Maine en el momento del siniestro, as como de las vctimas y sobrevivientes han sido aportados por las mismas fuentes intere- sadas en que se tome por buena su versin, sin pruebas documenta- les complementarias o de otra ndole. Los investigadores que han abordado la cuestin, incluyendo a Rickover, no lo han cuestiona- do. Pero si se cuestiona, quin podra probarlo? Segn Agustn Remesal en El enigma del Maine, al rescatar del fondo de la baha habanera lo que quedaba del buque, labor que se efectu entre 1910 y 1911, Los restos recuperados de 64 tri- pulantes se depositaron en un almacn portuario de La Cabaa has- ta que fueron solemnemente repatriados y recibieron sepultura definitiva, el 23 de marzo en el cementerio militar de Arlington. 50 Si concedemos que as ocurri, y sumamos estos 64 nombres a la lista de las vctimas que Sigsbee dice fueron enterrados en La Haba- na, faltaran an 36 para alcanzar la cifra generalmente aceptada en nuestros das. Por qu? Tantas contradicciones y dudas no pueden menos que llevar- nos a tomar con escepticismo las versiones oficiales o semiofi- ciales que han intentado cerrar para siempre las investigaciones alrededor del Maine. Hasta hoy, transcurridos 106 aos, la lti- ma palabra no ha sido dicha, y cada da se abre paso, con mayor fuerza, la percepcin de que una conspiracin de fuerzas expan- sionistas e imperiales jug con esa ficha en el tablero de la geopoltica finisecular, sin detenerse a pensar en cuestiones tan nimias, como la moral o los costos humanos de la explosin y de la guerra que desatara. Para resumir los nimos imperiales que por aquellos das traba- jaban sin descanso a la luz pblica, y sobre todo en secreto, y para caracterizar el fundamentalismo mesinico que constitua, y sigue constituyendo, la coartada ideolgica de todo imperio que aspire a la eternidad, mientras tapa sus vergenzas con la hoja de parra de las lecciones de la historia, el cumplimiento de las leyes inexorables 96 Eliades Acosta Matos del darwinismo social, o la predestinacin, est la figura infatigable y la prdica brillante de Albert Jeremiah Beveridge, historiador, se- nador republicano por Indiana, y compinche de Roosevelt. En la in- troduccin de su discurso ante el 56 Congreso, conocido como En apoyo del Imperio Americano, plantea: Sr. Presidente: Estos tiempos exigen franqueza. Las Filipi- nas son, para siempre, territorio perteneciente a los Estados Unidos, como la Constitucin lo califica. Y ms all de Fili- pinas estn los mercados infinitos de China. No debemos retirarnos de all; no debemos repudiar el cumplimiento de nuestro deber en el archipilago; no debemos desperdiciar esta oportunidad en el Oriente. No renunciaremos a cumplir la parte que nos corresponde dentro de la misin que toca a nuestra raza: ser garante de los planes divinos de civilizacin mundial. Seguiremos adelante con esta tarea, no quejndonos como esclavos, por tener que llevar tan pesada carga, sino expresando gratitud al Todopoderoso por la misin encomen- dada, y por habernos elegido como pueblo, encargndonos de guiar la regeneracin del mundo. 51 Estas palabras suenan como los discursos recientes pronun- ciados en el mismo recinto. Nada le ha dado mayor relieve y vigencia que el 11 de septiem- bre de 2001. Un respetable average: cinco incidentes, cuatro guerras Un periodista de Diamond Bar, California, llamado Bill Sardi public en una pgina web de Internet, el 16 de octubre de 2000, un interesante artculo bajo el ttulo de Remember the Maine! And the other Ships Sunk to Start a War. Su tesis central era sumamen- te sencilla, y por lo tanto, difcil de refutar: desde el 15 de febrero de 1898, con el hundimiento del Maine, comienza a utilizarse en la poltica exterior norteamericana un mtodo pragmtico e inmoral que consiste en poner la mejilla al alcance del oponente, en el mo- mento y lugar exactos, con tal de que aparezcan justificadas sus El Apocalipsis segn San George 97 acciones ulteriores. De esta manera, lo que son, en rigor, acciones ofensivas, agresivas y expansionistas, quedan, a los ojos de la opi- nin pblica mundial, y sobre todo, de los propios Estados Unidos, como acciones defensivas, ineludibles y de autodefensa. La enumeracin que hace Sardi de los buques hundidos o ata- cados por el enemigo que han servido para mantener viva esta tradicin tan norteamericana como la mantequilla de man o las pistolas pegadas con cinta adhesiva al fondo de la mesa de la coci- na, es realmente impresionante, y llega hasta el 12 de octubre de 2000, cuando una lancha cargada con explosivos puso al borde del colapso al destroyer USS Cole, fondeado en el puerto de Adn, y caus 18 muertos y 35 heridos entre la tripulacin. Las fechas que nos refresca el artculo de Sardi, y los hechos con ellas asociadas, entre el USS Maine y el USS Cole, son las siguientes: 7 de mayo de 1915: Hundimiento del buque ingls de pasajeros Lusitania por un submarino alemn, y con ello, la muerte de ms de 100 pasajeros norteamericanos, lo cual forz la entra- da de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. 7 de diciembre de 1941: Ataque japons a Pearl Harbor, que pro- voc el hundimiento de la Flota del Pacfico y la muerte de ms de 2 000 soldados, oficiales y marinos norteamericanos, justificando al gobierno del presidente Roosevelt por declarar la guerra a Japn y entrar a la Segunda Guerra Mundial. 5 de agosto de 1964: Tras un confuso incidente entre buques norteamericanos y norvietnamitas, ocurrido el da anterior en el golfo de Tonkn, el presidente Johnson orden acciones de castigo areo contra objetivos en territorio de este ltimo pas, ante la alegada reanudacin de los ataques contra los des- troyers americanos. Como resultado, se produjo una escala- da de las acciones, y la guerra en la pennsula indochina entr en su fase ms terrible y destructiva. 52 Cinco incidentes navales cuenta Sardi, de los cuales result el involucramiento norteamericano en cuatro guerras. Si no consti- tuye un rcord, es, al menos, un buen average. El ltimo, el del USS Cole, no concluy en una guerra, pero, en palabras de Sardi 98 Eliades Acosta Matos pudo haberlo hecho pues, [...] ocurri en vsperas del debate pre- sidencial, y bajo el rumor de que Iraq mova sus tropas en el Medio Oriente [...]. Benjamn Netanyahu, entonces primer ministro de Israel, dijo durante una entrevista en la televisin de su pas, que los mismos que dirigan el terrorismo en Jerusalem eran los res- ponsables del ataque al USS Cole. 53 Todo suena muy conocido, verdad?, como si se tratase de un ensayo general, un preludio de los ataques del 11 de septiembre de 2001, y las guerras de Afganistn e Iraq. Sardi lo dice expresamen- te, once meses antes de que ocurrieran estas tragedias: No permi- tamos que se nos arrastre a una guerra sobre la base de los reportes desde pases lejanos sobre bombas en los buques de la Marina de los Estados Unidos; no mientras las noticias acerca de tales su- cesos sigan completamente controladas por el gobierno de los Estados Unidos: Remember the Maine!. 54 Las dudas y la alerta de Sardi no son gratuitas. Es cierto que el 7 de mayo de 1915 el teniente comandante del submarino alemn U-20, Walter Schweiger, orden disparar un torpe- do contra el Lusitania, y que debido a una segunda explosin ines- perada que tuvo lugar en el interior del buque, este se hundi en apenas 18 minutos, lo que caus la muerte de 1 201 personas, entre ellas 123 norteamericanos. Pero tambin es cierto que exista un estado de guerra entre Inglaterra y Alemania [...] y el gobierno ale- mn haba hecho serias advertencias a los norteamericanos acerca de que los buques britnicos seran objeto de ataque. 55 Cerca de las dos de la tarde del da de la tragedia, de forma sorpresiva, el Lusitania cambi de rumbo, y puso proa al norte, ha- cia el Mar de Irlanda. El propio capitn del submarino [...] se sor- prendi de que el Lusitania se aventurase por esos mares, pues el da antes haba hundido dos buques britnicos en esa misma zona. 56 El gobierno alemn aleg, despus del suceso, [...] que el Lusitania era, en la prctica, un buque de guerra que conduca sol- dados canadienses y municiones. Su buque gemelo, el Mauritania, haba sido transformado para el servicio naval, y los planes para ambos buques contemplaban la instalacin de 12 caones de seis pulgadas en cada uno. 57 La segunda explosin, la decisiva, segn algunos historiadores, se debi a que el Lusitania [...] transportaba de manera encubier- El Apocalipsis segn San George 99 ta, disimuladas en cajas de queso, municiones de artillera de tres pulgadas y un milln de cartuchos de rifle, lo que era, de hecho, el contrabando de una carga prohibida por las leyes norteamericanas, y nunca debi transportarse en un buque de pasajeros. 58 Por ltimo, William Turner, el capitn del Lusitania [...] ignor todas las directivas del almirantazgo para evadir los submarinos ale- manes: navegaba demasiado cerca de las costas de Irlanda, donde los submarinos enemigos pululaban [...] y lo haca a una velocida inferior a la mxima que poda desarrollar, y no de manera zigzagueante [...]. 59 Tantas torpezas y contradicciones nos hacen pensar en un esce- nario muy similar, que tuvo lugar 96 aos despus, en territorio con- tinental de los Estados Unidos y que provoc el mismo efecto. Lo sucedido el 7 de diciembre de 1941 en Pearl Harbor, Hawai, es bastante conocido, pero no lo son tanto los siguientes detalles: Desde 1924 exista un programa bajo la supervisin del director de Comunicaciones Navales de los Estados Unidos, conocido como OP-20, que se nutra de datos de inteligencia colecta- dos a partir de radioescuchas y comunicaciones provenientes de fuentes diplomticas y comerciales. Desde 1937 exista una pequea, pero efectiva fuerza de inteligencia (OP-20-G) que desarrollaba una labor de criptoanlisis capaz de inter- ceptar y descifrar los cdigos secretos de otras potencias, entre ellas, Japn. Las conclusiones a las que arrib la Comisin congresional crea- da para investigar las causas del desastre de Pearl Harbor, presidida por el senador Alben W. Barkley, muestran que, con anterioridad al ataque, los criptoanalistas de la Marina de los Estados Unidos haban interceptado miles de despachos japoneses. En total, sin precisar fechas, la Marina de los Estados Unidos intercept 26 581 despa- chos japoneses. Entre los errores cometidos por los Departamentos de Inteligencia del Ejrcito y la Marina de los Estados Unidos, la comisin consider: [...] no brindar una atencin cuidadosa a los despachos in- terceptados entre Toko y Honolulu, sobre todo los corres- pondientes al 24 de septiembre, el 15, y el 20 de noviembre 100 Eliades Acosta Matos de 1941. Desde el momento que esos despachos indicaban un inters particular hacia la Flota del Pacfico [fondeada en Pearl Harbor], la inteligencia debi haber suministrado al mando de Hawai esas informaciones. 60 Como consecuencia de estos errores, la Comisin concluy que [...] ni el Ejrcito ni la Marina haban sido lo suficientemente alertados ni el 6 ni el 7 de diciembre de 1941, acerca de la inmi- nencia de la guerra. 61 Es difcil aceptar la anterior conclusin, cuando se lee el si- guiente despacho japons del 20 de noviembre de 1941: A las 00:00 del 21 de noviembre, repito, del 21 de noviembre, entrar en la segunda fase de la preparacin para iniciar las hostilidades. 62 Intentando justificar la escandalosa desatencin a estas seales, as como las conclusiones de la comisin congresional, el Centro Histrico Naval, en su anlisis sobre Pearl Harbor, afirma que [...] estos mensajes no fueron decodificados hasta una fecha situada entre septiembre de 1945 y mayo de 1946, 63 precisamente, cuan- do ya no eran necesarias las traducciones, pues la guerra haba concluido. A la importante pregunta que se formula en el pargrafo 253 de las conclusiones de la Comisin congresional, esta no logr hallarle una respuesta convincente. La pregunta, que parece extra- da de documentos similares de la comisin investigadora del 11 de septiembre de 2001, es: Cmo, a pesar de contar con uno de los mejores acopios de inteligencia en toda nuestra historia; con la absoluta certeza de que la guerra estaba cerca; con planes para contrarrestar el tipo preciso de ataque que fuera ejecutado por Japn, en la maana del 7 de diciembre de 1941, cmo pudo ocurrir lo que ocurri en Pearl Harbor? 64 Para tener una idea exacta de cmo la Marina de los Estados Unidos monitoreaba y descifraba las comunicaciones de la Mari- na japonesa, baste decir que, entre 1930 y 1935, cuatro estacio- nes (Guam, Olongapo, Pekn y Los Banitos), y dos buques (USS Goldstar y USS Augusta, buque insignia de la Flota del Pacfico) El Apocalipsis segn San George 101 se dedicaban ntegramente a esta tarea. Tngase en cuenta que, para entonces, no existan las amenazas de guerra que eran muy claras en 1941. Como se hara luego costumbre, las conclusiones de la comi- sin congresional de turno, basadas en un cmulo impresionante de evidencias y datos fidedignos, terminaron decepcionando a muchos y diluyendo las responsabilidades en afirmaciones como la siguiente: El desastre de Pearl Harbor evidenci el fallo de las medi- das del Ejrcito y la Marina a la hora de detectar la aproxi- macin de una fuerza hostil, en adoptar las medidas adecuadas en un momento en que la guerra era inminente; y en no em- plear todas las posibilidades puestas a su disposicin para repeler el ataque japons. 65 Por el contrario, se afirma que: [...] el comit no hall evidencias que apoyen las acusaciones de que el Presidente, el Secretario de Estado, el Secretario de la Guerra, o de la Marina hayan provocado, incitado, o coadyuvado a que el Japn atacase a la nacin, para facilitar que el Congreso aprobase una declaracin de guerra [...]. 66 Unas declaraciones del almirante Kimmel quien estaba al mando de la Flota del Pacfico aquel fatdico da y al que se tom despus como chivo expiatorio (fue retirado forzosamente del servicio al ao siguiente), caracterizan de manera inequvoca lo sucedido: Creo que al general Short y a m no se nos brind toda la informacin disponible en Washington para impedir el ata- que, porque haba el temor de que tal accin en Hawai pudie- se disuadir a los japoneses de atacar. Nuestro Presidente haba dicho reiteradamente a los norteamericanos que el pas no entrara en la guerra, a menos que fuese atacado. El ataque japons a la flota puso a los Estados Unidos en pie de guerra, y cont con el respaldo pleno del pueblo. 67 102 Eliades Acosta Matos El incidente del golfo de Tonkn, citado tambin por Sardi, merece otras precisiones: Desde el 2 de agosto de 1964, los destroyers norteamerica- nos Maddox y C. Turner Joy, junto al portaviones USS Ticonderoga se hallaban en el golfo de Tonkn, que separa la costa este, de lo que era entonces Vietnam del Norte, y la costa oeste de la isla de Hainan. El Maddox, lejos de hallarse en una misin de rutina, realiza- ba lo que los periodistas Jeff Cohen y Norman Solomon califi- caron como: [...] maniobras agresivas de recoleccin de inteligencia (so- bre los radares y las defensas costeras) coordinadas con ataques a Vietnam del Norte por parte de la Marina de Viet- nam del Sur y la Fuerza Area laosiana. El da antes [del incidente], dos ataques contra Vietnam del Norte haban te- nido lugar, en el marco de la poltica de los Estados Unidos de incrementar la presin sobre ese pas, comenzada desde los primeros meses de 1964. 68 Segn la versin oficial norteamericana, que recorri al mun- do, y recogi, por ejemplo, la revista Times, el 4 de agosto, [...] viniendo desde el oeste y el sur, y aprovechando la oscuridad, al menos seis caoneras norvietnamitas de fabricacin rusa, con ca- ones de 37 y 28 mm, abrieron fuego sobre los destroyers a una distancia de 2 000 yardas [...]. Dos de ellas fueron hundidas. 69 De ms est decir que esta versin se impuso a travs del monopolio meditico del pas supuestamente agredido. En la noche de ese mismo da, el Pentgono proclam que [...] un segundo ataque de Vietnam del Norte haba tenido lugar. 70 El 5 de agosto el presidente Johnson envi un mensaje al Con- greso en el cual declaraba: Anoch comuniqu al pueblo norteamericano que el rgi- men de Vietnam del Norte haba atacado una vez ms, deli- beradamente, a buques de guerra de los Estados Unidos que operaban en aguas internacionales, y que haba ordenado acciones areas contra las caoneras y las bases navales El Apocalipsis segn San George 103 relacionadas con la agresin. Esa accin area se lleva a cabo en estos momentos y ha causado ya daos sustancia- les. Dos aviones de los Estados Unidos se perdieron en la accin [...]. Nuestro propsito es pacfico. No tenemos am- biciones territoriales, polticas, ni militares en el rea. Esta no es una simple guerra en la jungla, sino una lucha por la libertad en cada frente de la actividad humana. Nuestra asistencia econmica y militar a Vietnam del Sur y Laos tiene el propsito de ayudar a esos pases a repeler la agre- sin y preservar su independencia. 71 El 7 de agosto de 1964 una Resolucin Conjunta del Congreso, a pedido del Presidente, fue aprobada por 414 votos a favor y ninguno en contra, en la Cmara, y 88 votos contra dos, en el Senado. Esta Resolucin proclamaba, en algunas de sus partes: El Congreso aprueba y apoya la determinacin del Presidente, como comandante en jefe, de tomar todas las medidas nece- sarias para repeler cualquier ataque armado contra las fuerzas de los Estados Unidos, y para prevenir futuras agresiones, 72 y tambin que: Los Estados Unidos consideran como vital a su inters nacio- nal el mantenimiento de la paz mundial y la seguridad en el Sudeste de Asia [...]. Los Estados Unidos estn preparados, cuando el Presidente lo determine, para tomar todas las medi- das, incluido el uso de la fuerza armada, para asistir a los pases signatarios del Protocolo de Defensa Colectiva del Sudeste de Asia que necesiten ayuda para defender su libertad. Esta Resolucin debe expirar cuando el Presidente deter- mine que la paz y la seguridad del rea estn suficiente- mente aseguradas por las condiciones internacionales creadas por la ONU, excepto si esto es determinado con antelacin por otra Resolucin apropiada del Congreso. 73 Treinta aos despus, la verdad sobre lo ocurrido en el golfo de Tonkn causa de la muerte de cerca de 64 000 norteameri- canos y 4 000 000 de vietnamitas, ha aflorado, poniendo en gran aprieto la frmula tradicional para condenar a las vctimas 104 Eliades Acosta Matos y pulverizarlas en nombre de la defensa propia. Y esto ocurre en momentos en que, una vez ms y con escasa imaginacin y abun- dante chapucera, acaba de demostrar el Imperio que enfrenta una bancarrota de sus frmulas tradicionales para justificar sus agre- siones, un desgaste de su discurso y una crisis de creatividad y pensamiento. Veamos algunas de las verdades escamoteadas a la opinin p- blica mundial y de los propios Estados Unidos hace 30 aos: James Stockdale, un piloto de la Marina que particip en la defen- sa de los destroyers Maddox y Turner Joy aquel da de agos- to, y que luego fuera derribado sobre Vietnam y pas ocho aos de su vida como prisionero de guerra, escribi, veinte aos des- pus en su libro In Love and War: Yo tena el mejor asiento de la casa para ver el evento, y nuestros destroyers estaban dis- parando contra blancos fantasmas: no haba caoneras enemi- gas all; no haba nada, excepto, el agua oscura y los disparos norteamericanos. 74 Desde los primeros meses de 1964, la administracin Johnson haba aprobado y puesto en vigor un programa de operaciones encubiertas, navales y terrestres, que involucraba a fuerzas de los Estados Unidos. El Plan Operativo 34-A dirigido contra Vietnam del Norte, persegua la creacin de un conflicto, real o ficticio, que les permitiese involucrarse en el trance. El lunes 3 de agosto de 1964, Johnson lo reconoci en privado, segn grabaciones de la Casa Blanca que cita Bob Richter: Algunas operaciones encubiertas nuestras haban tenido lugar en esa rea (golfo de Tonkn), entre ellas, la voladura de puentes y cosas similares, as que imagino que los norvietnamitas de- seaban ponerles fin. 75 Daniell Hallin en su libro The Uncensored War, citado por Cohen y Solomon, reconoce que [...] mucha informacin dispo- nible, que contradeca la versin oficial sobre el incidente, no fue utilizada, 76 y que la ausencia de puntos de vista indepen- dientes permiti que la Resolucin sobre el golfo de Tonkn fuese aprobada casi por unanimidad en el Congreso. James Bamford en su artculo The Gulf of Tonkin Incident, Operation Northwoods, and Iraq, cita a George Ball, por en- El Apocalipsis segn San George 105 tonces subsecretario de Estado, quien confirm que todo el incidente fue fabricado para provocar la guerra: Mucha gente que estaba asociada con la guerra buscaba una excusa para iniciar los bombardeos [...]. El envo de un des- troyer al golfo de Tonkn fue, inicialmente, con fines de pro- vocacin [...]. Se saba que si el destroyer sufra algn tipo de problema, esa sera la provocacin que se necesitaba. 77 En los documentos del Pentgono (edicin Gravel, volumen 3, pp. 517-518), se recogen las Reglas de Combate aprobadas para las fuerzas norteamericanas, tras el supuesto incidente del golfo de Tonkn, y que entraron en vigor el 5 de agosto de 1964. En ellas se consagran las mentiras utilizadas para enga- ar a la opinin pblica mundial, solo que esta vez perseguan embaucar a sus propias fuerzas armadas. Las Reglas esta- blecan tres situaciones que, de producirse, deban provocar respuestas de defensa, persecucin y destruccin de objeti- vos norvietnamitas. Tales situaciones, por definicin, partan de una supuesta certeza acerca del carcter agresor de los norvietnamitas y, en consecuencia, de hacerlos responsables por las ineludibles respuestas norteamericanas. Las situacio- nes previsibles eran: a) Ataques no provocados de naves hostiles contra navos que se encuentren en aguas internacionales. b) Ataques no provocados de aviones hostiles contra aviones, naves o personal de los Estados Unidos. c) Sobrevuelo del espacio areo de la RVN* por aviones hostiles. 78 Un Comentario general se adicionaba a las Reglas. En l se estableca el mecanismo preciso para provocar la tan anhela- da escalada blica: A las fuerzas hostiles que inicien ataques no provocados contra nuestras fuerzas, sea en alta mar o desde la costa, * Repblica de Vietnam del Norte. 106 Eliades Acosta Matos no se les debe permitir regresar a sus santuarios, desde donde podran repetirlos. La mejor manera de impedir que tales ata- ques se repitan es persiguiendo y destruyendo a los atacantes. Tales acciones no debern ser consideradas punitivas per se, sino de carcter elementalmente defensivo. Para su autodefensa y proteccin las fuerzas armadas de los Esta- dos Unidos estn autorizadas a llevar a cabo, de manera in- mediata, acciones de persecucin ilimitadas. 79 Las consecuencias de la entrada en vigor de semejantes rde- nes no eran difciles de prever. La escalada de la guerra estaba en marcha. La hoja de parra de la autodefensa norteamericana colgaba, pudorosamente, sobre las vergenzas que deban ser ocultadas. Los agresores norvietnamitas seran debidamente castigados. El trauma nacional que provoc en la conciencia de los Esta- dos Unidos la agresin y la derrota en Vietnam, mantuvo en bajo perfil los planes guerreristas del complejo militar indus- trial, de las grandes corporaciones oligrquicas y de sus vo- ceros en los poderes ejecutivo y legislativo del pas, hasta el 11 de septiembre de 2001. El 11 de septiembre de 2001 o el ocaso del ingenio imperial Tanto se han repetido las imgenes de los aviones secuestra- dos por terroristas islmicos impactando los edificios del World Trade Center, que Michael Moore se abstuvo de utilizarlas en Farenheit 9/11, documental realizado, precisamente, para anali- zar, a profundidad, las races de lo ocurrido ese da. A Moore le bast proyectar ante los espectadores de su film, en cmara lenta y con audio real de fondo, los rostros incrdulos, primero, y espantados, luego, de quienes presenciaban la tragedia esa maana en New York. El horror total al que aspiraba H. P. Love- craft en sus cuentos lo recibimos indirectamente, filtrado a travs de las emociones de los testigos, y las tomas de un cielo ennegre- cido por la ceniza de los incendios. El Apocalipsis segn San George 107 Mientras esto ocurra, en medio de la confusin, y sin con- tarse an con evidencia alguna, las grandes cadenas televisivas nor- teamericanas que llevaban a todo el mundo las imgenes, las subtitulaban con sospechosa perspicacia y desusada unanimidad, como obedeciendo a una indicacin superior: Amrica under atack. El documental de Moore se engrandece y recibe su consagra- cin, como obra de arte, precisamente, por la originalidad con que nos presenta aristas de la realidad ms cruda, desde ngulos insos- pechados, recrendola a travs de una esttica de la imagen que elude el panfleto, pero que parte de un punto de vista, de una posi- cin consciente, de un involucramiento, sin avergonzarse ni pedir perdn por ello. En medio de tanta santurronera hipcrita y tanta mojigatera intelectual que nos rodea apotesis de lo polti- camente correcto y del miedo a quedar fuera del mercado de las ideas, esta postura de Moore es no poca cosa. Las escenas climticas de Farenheit 9/11, como denuncia, son dos, y ambas son largas tomas mudas. Se conocen apenas un par de comentarios sobre ellas, a pesar de que, sin necesitar del auxilio de las palabras, resumen lo que su creador nos quiere trans- mitir con la sutileza del arte verdadero. Una de ellas recoge las largas sesiones de maquillaje a que se someten los principales polticos norteamericanos antes de presen- tarse frente a las cmaras de la televisin. Como consumados actores antes de salir a escena a representar el papel asignado en el guin, vemos retocarse a Bush, Rumsfeld, Cheney, Condoleezza Rice, Wolfovitch, Aschcroft y Colin Powell. La genialidad de Moore estriba en que esta pattica escena que condensa toda la extensin de la poltica norteamericana asumida como simulacro, como representacin teatral, como espectculo meditico, se ubica en el film exactamente despus de que se muestran los antecedentes del 11 de septiembre, comenzando por el megafraude electoral de la Florida mediante el cual Bush se alz con el botn de la presi- dencia, hasta la cada en picada, hasta niveles crticos, del apoyo interno y externo a su gestin, e inmediatamente antes del ataque terrorista. La segunda escena muestra durante siete minutos, en silencio y en cmara lenta, a un desvalido Bush, sentado en un aula prescolar de 108 Eliades Acosta Matos la Florida, con un libro de cuentos en la mano, tras serle susurrado al odo por un asesor lo que en ese mismo momento ocurra en New York. Pocas veces en la historia del arte y de la poltica, incluidos los ejemplos clsicos de la publicstica al estilo del Yo acuso, de Zola o los artculos y cartas de Vctor Hugo, se ha dicho tanto, en tan poco tiempo y con tal economa de palabras. El 11 de septiembre de 2001 como farsa teatral macabra, y la maldad e incapacidad evidente de Bush y el resto de los actores principales de esa puesta en escena constituyen las dos tesis cen- trales verdaderas de Farenheit 9/11. Lo dems, incluso las rela- ciones entre los Bush y los Bin Laden, el papel jugado por Israel y Arabia Saudita, la guerra de Iraq, los vnculos de Bush con la gran oligarqua norteamericana, a la que llama en el film su base (Al Qaeda significa en rabe, casualmente, La Base ), no son ms que arroyuelos tributarios de esos dos grandes ros: refuerzan sus cau- dales, los robustecen, pero adoptan el rumbo que lleva la gran corriente, hasta llegar al fn deseado. Moore no declara abiertamente sobre el carcter de lo ocurri- do el 11 de septiembre, ni falta que hace: por l habla su obra, y lo hace con el lenguaje indirecto, sutil, sugerente del arte verdadero, que no por comprometido con la realidad y la necesidad de transfor- marla, deja de ser arte. Ms, no se le puede pedir, no es necesario. No ha habido que esperar 25 aos para que se desclasifiquen los documentos del 11 de septiembre y se vaya abriendo paso en la opinin pblica mundial, con fuerza creciente, la sospecha de que los ataques terroristas pudieron ser evitados por el gobierno de los Estados Unidos, y que se dejaron ocurrir para utilizarlos como coartada en la realizacin de un autogolpe pretoriano, dentro de la propia Casa Blanca, que permitiese el despliegue de planes de con- tingencia imperial, largamente acariciados, tanto en el plano inter- no como internacional. Una de las pelculas de la saga de La guerra de las galaxias tena como subttulo El Imperio contrataca. A nadie debe asom- brar que, al ocurrir el ataque de los Estados Unidos contra Afganistn primera estacin de la guerra infinita que Bush se apres- ta a librar contra sus adversarios internos y externos, las grandes cadenas televisivas norteamericanas subtitularan las imgenes de los bombardeos, con idntica unanimidad: America strike back. El Apocalipsis segn San George 109 El mundo del 11 de septiembre es mucho ms complejo, y a la vez, mucho ms sencillo y transparente, que el del 15 de febrero de 1898, cuando la voladura del Maine en aguas habaneras abri las compuertas al derrame imperial americano sobre los pueblos de dos continentes. Haber repetido de manera mecnicamente me- diocre los mismos pasos que antes fueron eficaces para engaar a la opinin pblica mundial, y en primer lugar, de su propio pas, ha sido un inmenso error de la elite de poder de los Estados Unidos, que es la misma que ostentaba el respetable promedio de cinco incidentes internacionales, y cuatro guerras justas. El error ha sido de tal magnitud, que ha puesto en evidencia las trampas a que la rutina y la soberbia pueden someter a la razn im- perial, y de paso, la lamentable decadencia en que se encuentra su capacidad para mantener en las sombras sus mecanismos de domi- nacin y su habilidad para imponer al mundo, y a su propio pueblo, una lgica y un imaginario exculpadores, absolutorios y exorcizadores de la mala conciencia y los demonios interiores derivados de sus polticas hegemnicas. Nunca, como despus del 11 de septiembre, y vinculados a sus consecuencias, se han transparentado tanto los ms sacrosantos y ocultos mecanismos de dominacin imperial que vienen garanti- zando el predominio de los Estados Unidos sobre los dems pases del mundo, desde hace ms de un siglo. Jams se haba presenciado el espectculo de cmo funciona, a cielo abierto, la relojera imperial, sus instituciones nebulosas y sus ms celosos funcionarios de las tinieblas. Pocas veces, como ahora, hemos podido aquilatar, con pruebas en la mano, el abismo moral de donde saca la elite de poder nortea- mericana las justificaciones que le permiten preservar sus intereses materiales, y en primer lugar, sus ganancias, a cualquier precio, aun a costa de sus propios ciudadanos, no importa si ello implica la prdi- da de 266 vidas norteamericanas en el Maine, 2 000 en Pearl Harbor, o 3 000 en el World Trade Center. Los pretextos imperiales se encarecen en la misma medida que su credibilidad disminuye. A la luz de la decadencia del aparato creativo encargado de esta tarea hoy, y sus magros resultados para vender al mundo la versin americana del 11 de septiembre de 2001, hubiera podido temerse una verdadera hecatombe antes del 2 de 110 Eliades Acosta Matos noviembre de 2004, fecha en que en las elecciones norteamerica- nas se jugaba el destino de la vieja forma de hacer poltica imperial que ha marcado la vida del planeta en el ltimo siglo. Es de imaginar a los brillantes asalariados creativos de las agen- cias de inteligencia norteamericanas con la mirada en el techo de sus oficinas, las pantallas de sus computadoras en blanco, tam- borileando con los dedos de la mano izquierda sobre el teclado y presionando el mouse con la derecha, esperando la llegada de al- guna musa romana capaz de sacarlos del atolladero. Pero es demasiado tarde: ninguna idea brillante, ninguna ins- piracin genial, niguna experiencia crapulosa derivada de las glorias pasadas podr servir para recomponer el enorme dao causado a la forma tradicional de hacer poltica en los Estados Unidos, tras lo ocurrido en el World Trade Center. El enemigo que ha logrado ponerlos en semejante trance es imbatible, no puede ser aniquilado ni bombardeado porque es invi- sible: est dentro de la propia casa. Sin l no se puede concebir el presente y el futuro, y forma parte consustancial de la imagen que tienen de s los norteamericanos, que es la misma que exportan para consumo del resto del mundo. Destruirlo es equivalente al suicidio o la automutilacin: los Estados Unidos no se conciben sin televisin por cable y satlite, sin computadoras, correo elec- trnico e Internet, sin telfonos celulares, cmaras fotogrficas y de video digitales, sin la accin de lo que dicen son medios alter- nativos de informacin, sin mantener lo que llaman libre flujo de ideas, libertad de expresin y libre acceso a la informacin. Dejemos de lado, por un momento, la discusin acerca de si estos artculos de fe son reales o ficticios dentro del entramado de poder del capital, y si lo son, hasta dnde les est permitido actuar, en un escenario donde las verdaderas decisiones que afectan la vida de las personas en todo el mundo no son tomadas por los polticos electos en elecciones ms o menos decentes, sino por las grandes corporaciones sin rostro, sin patria, y sin ms ideologa que el acre- centamiento de sus utilidades. Coveniemos, a los efectos del presente anlisis, que los Estados Unidos son como se suean y como hacen soar que son, al resto de los mortales. La pregunta crucial a la que se debe responder y de cuya respuesta depende la capacidad de sobrevida del imperialismo El Apocalipsis segn San George 111 tradicional norteamericano, es la siguiente: cmo mantener el do- minio imperial e imponerlo de manera total y definitiva al resto del mundo, con la anuencia y complicidad de las propias vctimas, o sea, a los costos ms reducidos en que esto se pueda lograr, tanto mora- les como materiales, en las nuevas condiciones de flujo incontro- lado de informacin y de proliferacin de tecnologas, que por primera vez en la historia humana, estn democratizando y subvir- tiendo los procesos tradicionales de emisin activa-recepcin pasi- va de mensajes y, en consecuencia, estn sustrayendo a millones de personas de la influencia tirnica y el control totalitario de la infor- macin, piedra angular de la hegemona clsica? La resistencia iraqu contra el ocupante invasor no es un fen- meno nuevo en la historia del colonialismo y el imperialismo. Tanto como el pueblo iraqu rechaza hoy, con las armas en la mano, a los que violan su soberana y restringen su libertad, lo hicieron antes, entre otros: los filipinos, los argelinos, los angolanos y los propios cubanos que durante 30 aos pelearon por su independencia. Pero nunca antes los resultados de la resistencia, el da a da de la lucha, pudo ser conocido en tiempo real en todo el mundo, como lo es hoy gracias a Internet, y tambin a Al Jazeera y Al Arabiya, que escapan al control meditico imperial. Las torturas y la represin han sido siempre consustanciales a la dominacin hegemnica imperial, pero nunca, como en nues- tros das, ha sido ms difcil mantener en silencio lo que ocurre tras los muros de Abu Ghraib, la base naval de Guantnamo o las crceles secretas afganas, al extremo de que el corresponsal brit- nico en Bagdad, Robert Fisk, ha declarado que las cmaras digitales que llevan en sus mochilas los propios soldados norteamericanos son el verdadero enemigo letal de esas fuerzas de ocupacin, y que el Pentgono se ha visto obligado a prohibir la posesin de telfo- nos celulares capaces de servir, a la vez, como cmaras fotogrfi- cas, entre sus efectivos desplegados en Iraq. La guerra ha dejado de ser el espectculo asptico, incoloro e indoloro, en que se convirti tras las invasiones a Panam, Granada, la Guerra del Golfo y Yugoslavia. Los cadveres, la sangre, el dolor y los sufrimientos, junto a las imgenes de los fretros cubiertos con la bandera de los Estados Unidos, con toda su carga subversi- va, han vuelto a nuestros televisores y pginas web, muy a pesar 112 Eliades Acosta Matos de la censura militar y las manipulaciones. No importa que no las transmitan la CNN o Fox Chanel, siempre encuentran la for- ma de asaltar la placidez de buena parte de la humanidad. Ante el auge de la resistencia global y la creciente prdida de la inocencia de su pueblo, el imperio se aboca a dos escenarios posibles: o implanta su dominio de forma brutal, descarnada, como suele hacer cuando sus intereses vitales se hallan en peligro, utili- zando para ello todo el arsenal represivo que lo desnuda ante los ojos del mundo al que pretende vender sus mantras libertarias y democrticas, el primer producto nacional exportable, o avanza hacia formas inditas, creativas, de control y dominio en las nue- vas condiciones derivadas de la implantacin masiva de las nuevas tecnologas en las sociedades modernas. En nuestros das, Marx no podra definir al proletariado como al sepulturero del capital postmoderno, pero quizs podra hacerlo mostrando en sus manos un pequeo telfono Nokia o una laptop Fujitsu con acceso a Internet. El 11 de septiembre de 2001 fue la apoteosis de la chapucera imperial, puesta de manifiesto, en todo su decadente esplendor, a travs de Internet. Quienes permitieron que ocurriese, dentro de los Estados Unidos, no pudieron prever que se convertira en un bumern, una vez recogidos y dilapidados sus frutos iniciales, cuan- do el apoyo interno a un usurpador como Bush subi hasta el 85%, sin contar el cheque en blanco que le extendieron casi todos los gobiernos del mundo. El guin del espectculo no tuvo en cuenta los cambios experi- mentados por las sociedades humanas en el ltimo siglo, ni que los eventuales espectadores no eran los mismos de 1898, 1915 1964. La inercia suele jugar malas pasadas, cuando ha llegado el tiem- po de los cambios. Pero la clase dominante en los Estados Unidos lo ha entendido un poco tarde. A fin de cuentas, quines gobiernan hoy los Estados Unidos detrs de Geoge W. Bush, y qu esperanzas tienen de, a pesar de todo, mantener el poder en sus manos? El Apocalipsis segn San George 113 Referencias 1-2 Contreras Valverde, Jos, Gracia Ramos Acebes e Ins Rico Rico: Diccionario de la religin romana, Ediciones Clsicas, Madrid, 1992, pp. 14-15. 3 Busby, Michael: [E mail a Ronald Hilton], Aug. 5, 2001. En: ESPO- RAL@listproc.cc.ku.edu 4 Hilton, Ronald: Respuesta a Michael Busby. Ibdem. 5 Rickover, Hyman G.: How the Battleship Maine Was Destroyed, Naval History Division, Washington DC, 1976, p. VII. 6 Ibdem, p. VIIII. 7 Ibdem, p. 3. 8 Ibdem, p. 18. 9 Ibdem, p. 20. 10-11 Ibdem. 12 Ibdem, p. 21. 13 Ibdem, p. 22. 14 Ibdem, p. 22. 15 Ibdem, p. 23. 16 Ibdem. 17 Ibdem, p. 25. 18 Ibdem, p. 27. 19 Ibdem, p. 32. 20 Ibdem, p. 36. 21 Ibdem, p. 38. 22 Ibdem. 23 Fuentevilla, J. M. (Manuel Morphy): Espaa y el Maine, Impr. Avisador Comercial, La Habana, 1910, p. 39. 24 Remesal, Agustn: El enigma del Maine, Plaza & Jans, Madrid, 1998, p. 242. 25 Rickover, H. G.: Ob. cit. (5), p. 40. 26 Ibdem. 27 Warfield, Ethelbert Dudley: Joseph Cabell Breckenridge. A Brief Story of a Short Life, The Knicker Bocker Press, New York, 1898, p. 58. 28 Ibdem, pp. VI-VII. 29 William Wirt Kimball. En: Who Was Who in American History-The Military, Marquis Whos Who Inc., 1975, p. 306. 30 Ibdem. 31 Rickover, H. G.: Ob. cit. (5), p. 41. 32 Ibdem. 33 Ibdem, p. 47. 34 Ibdem, p. 55. 35 Blandin Letter. En: http://www.spanamwar.com/blandinletter.htm 114 Eliades Acosta Matos 36 Blandin Obituary, Eagle, July 9, 1898, p. 9. En: http://www.spanam- war.com/maineblan.dinobit.htm 37 Rickover, H. G.: Ob. cit. (5), p. 71. 38 Fenn, Emory W.: Ten Months with the Cuban Insurgents. En: http:// cdl.library.cornell-edu/cgi-bin/moa-idx?notisid=ABP2287-0056-62 39 Garca del Pino, Csar: Expediciones de la Guerra de Indepen- dencia, 1895-1898, Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1996, pp. 67-68. 40-43 Fenn, Emory: Ob. cit. (38). 44 A History of the County of Montgomery from the Earliest Day to 1906 (Cap. 27, p. 250). En: http://www.usgennet.org/usa/topic/historical/ montgomery_1906/1916_mont_ch27b.htm 45 Ibdem, p. 251. 46 Monterde Orejn, Edith: Despejando incgnitas, Ciudad de Mrmol, Boletn (La Habana), s.f. 47 Ibdem, p. 1. 48 Carta del capelln Bueno al Obispo. 22 de marzo de 1898, Archivo del Cementerio de Coln, La Habana, Cuba. Legajo 8-A, Exp. # 236, 27 de abril-1898. 49 Monterde O., E.: Ob. cit. (46), p. 1. 50 Remesal, A.: Ob. cit. (24), p. 241. 51 Beveridge, Albert Jeremiah: In Support of an American Empire. En: http://www.mtholyoke.edu/acad/intrel/ajb72.htm 52-55 Sardi, Bill: Remember the Maine! And the Others Ships Sunk to Start a War. En: http://www.lewrockwell.com/orig/sardi1.html 56-57 Lusitania. En: www.occultopedia.com/l/lusitania.htm 58 The Sinking of the Lusitania: 1915. En: http://www.campus.nor- thpark.edu/history/WebCron/USA/Lusitania.CP.html 59 Lost Liners. Lusitania. En: http://www.pbs.org/lostliners/lusitania.html 60-61 Comisin Congresional Barkley. Conclusions and Recommendations. Pearl Harbor=Mother of All Conspiracies. En: http://www.geoci- ties.com/Pentagon/6315/pearl.html 62-63 Department of the Navy. Naval Historical Center: Pearl Harbor Revisited United States Navy Communications Intelligence, 1924- 1941. En: http://www.history.navy.mil/books/comint/ 64-67 Ob. cit. (61). 68 Cohen, Jeff y Norman Solomon: 30 Year Anniversary: Tonkin Gulf. Lie Launched Viet Nam War. En: http://www.fair.org/media-beat/ 940727.html 69 Bradlee, Ben: Deceit in America Government: Gulf of Tonkin. En: www.the7thfire.com/Politics%20and%History/Gulf-of-Tonkin.htm 70 Cohen, J. y N. Solomon: Ob. cit. (69). 71 President Johnsons Message to Congress, Aug. 5, 1964. En: www.ya- le.edu/lawweb/avalon/tonkin-g.htm El Apocalipsis segn San George 115 72-73 Joint Resolution of Congress, Aug., 1964. Ibdem. 74-75 Richter, Bob: Tonkin Incident Might Not Have Occurred. En: www.- com-mondreams.org/cgi.bin/print.cgi?file=/headlines02/0805-09.htm 76 Cohen, J. y N. Solomon: Ob. cit. (69). 77 Bamford, James: The Gulf of Tonkin Incident, Operation Northwoods, and Iraq. En: www.freemasonrywatch.org/pretext.html 78-79 Rules of Engagement After the Gulf of Tonkin Incident, Aug., 5, 1964. Tomado de: The Pentagon Papers, Gravel Edition, vol. 3, pp. 517- 518. En: www.mtholyoke.edu/acad/intrel/pentagon3/doc165.htm Fabricando enemigos y amenazas El repudio universal a la figura y las polticas puestas en vigor por George W. Bush, comenz a incrementarse a partir de la forma des- carada en que rob las elecciones presidenciales a su oponente, Al Gore, y ha alcanzado sus cotas ms elevadas tras la invasin a Afganistn e Iraq. Pero ese fenmeno global, positivo en s mismo, ha desperdiciado una gran parte de su energa transitando por los caminos secundarios y sin salida, de la burla a los disparates del Presidente y la demostracin de que eran falsos los pretextos para justificar la guerra. Tales pequeas venganzas del choteo y lo epidrmico pueden sa- tisfacer a quienes se acercan por primera vez a la poltica y la historia y, por lo tanto, creen que de esta manera pueden ser desmontados los mecanismos infernales que generan decisiones y declaraciones est- pidas y guerras imperialistas. En realidad, son desahogos de novatos que creen que un campeonato mundial de bisbol se decide en el se- gundo inning del primer juego. En lo profundo, esta errnea percep- cin es til a quienes desean que nada cambie en el ADN de un sistema capaz de generar e imponer con falsos pretextos, una y otra vez, a presidentes ignorantes y guerras de expansin. Ahora mismo, cuando los Estados Unidos no han logrado an salir del pantano iraqu, se prepara ya la guerra de turno, apelando a los mismos pretextos que resultaron ser probadamente falsos. Sin tomarse el trabajo de cambiar ni una coma al guin bufo del 11 de septiembre, a pesar de su aplastante insostenibilidad y descr- dito, un sospechoso informe disidente de una faccin de la misma clase que gobierna los Estados Unidos desde hace ms de 200 aos, en este caso, el Consejo de Relaciones Exteriores, un tanque pen- sante formado por cerca de 3 600 miembros de la elite de poder de CAPTULO 3 EL DISCRETO ENCANTO DE LO INVISIBLE 117 118 Eliades Acosta Matos los Estados Unidos y Europa, dirigido por Zbigniew Brzezinski, ex consejero de Seguridad Nacional de Carter y Robert Gates, ex di- rector de la CIA de Bush Sr., alerta sobre los planes de los neocons del gobierno de Bush Jr., para provocar un ataque a Irn, tras ser re- elegido. La enumeracin de los pretextos les sonar harto familiar: 1- El rgimen islmico de Irn se encuentra en una fase de deca- dencia. Segn Douglas Feith, del American Enterprise Ins- titute, [...] Irn est maduro para una revolucin encabezada por fuerzas democrticas. 1 2- Irn forma parte del eje del mal y es [...] la capital mundial de los amos del terrorismo, 2 segn afirmaciones de Michael Ledeen, otro neocon emblemtico, tambin del American En- terprise Institute. 3- El programa armamentista nuclear de Irn compromete la se- guridad de los Estados Unidos e Israel. 4- Segn informes de inteligencia en poder del Congreso nor- teamericano, [...] el rgimen fundamentalista de Irn colabor activamente con la red terrorista de Bin Laden en la ejecucin de los atentados del 11 de septiembre [suministrando] logs- tica y financiamiento [y] brindando refugio a algunos de los terroristas que cometieron esos atentados. 3 Cambie usted Irn por Iraq y le parecer estar escuchan- do los mismos mantras y letanas con que los neocons adorme- cieron a la opinin pblica de su pas y de parte del mundo, procurando construir el peligro Saddam, mucho antes que el primer soldado estadounidense pisara suelo iraqu. Habiendo testificado a principios de este ao ante el Comit Especial para la Inteligencia del Senado de los Estados Unidos y la Comisin Butler, de Gran Bretaa, cuerpos encargados de deter- minar los errores cometidos por las agencias de inteligencia de ambos pases en la identificacin del grado de amenaza real que representaba Saddam, antes de la guerra, Scott Ritter, jefe de Ins- pectores de Armas de la ONU en Iraq, hasta 1998, ha puesto el dedo en la llaga, como se lee en su artculo How We Got It so Wrong in Iraq, publicado el domingo 18 de julio en el peridico Times Union, de Albany, New York. Sus objeciones a la forma y El Apocalipsis segn San George 119 el contenido de las investigaciones de tales comisiones se con- centran en dos aspectos, en los que casi nadie repara al abordar estos temas: a) El asunto, quiero hacer notar, es mucho ms complicado y com- prende aos de propaganda previa en ambos pases para provo- car un cambio de rgimen en Bagdad, lo cual perme todas las instancias de sus gobiernos, contaminando y corrompiendo la formulacin de las polticas con un pensamiento grupalque proclamaba a Saddam Hussein como una amenaza. En conse- cuencia, todo lo que pudiese facilitar su remocin era bien- venido, sin tener en cuenta su veracidad. Este pensamiento grupal puede ser rastreado desde los pri- meros meses de 1995, cuando el MI-6, trabajando de con- junto con la estacin de la CIA en Londres, promovi la figura de Iyad Allawi [...] como vehculo viable para lograr el derro- camiento de Saddam. 4 b) Tanto el Comit del Senado, como la Comisin Butler estn formadas, en su mayora, por personas que tomaron parte en la implementacin de las polticas destinadas a provocar un cambio de rgimen [en Iraq]. Ambas son responsables de los esfuerzos para utilizar el proceso de inspeccin de armas de la ONU, no como vehculo para el desarme, sino para provocar un cambio de rgimen. Tales actividades no ha- ban sido aprobadas por el Consejo de Seguridad y destru- yeron la integridad del esfuerzo para llegar al desarme a travs de las inspecciones. 5 Si algo tan serio como llevar al pas a una guerra puede dejarse descansar en manos de lobbystas capaces de imponer su pensamien- to grupal al pas fruto directo de sus intereses grupales, entonces, ante los ojos asombrados del mundo, el buclico escenario de la pol- tica norteamericana, con su democracia representativa paradigmtica y sus prohombres en emulacin permanente con los Padres Funda- dores, supuestamente ocupados siempre en asegurar la justicia, las libertades y los derechos de la nacin, cambia al instante, como suce- de con los escenarios de The Matrix: una realidad descarnada y nada edificante se revela, la de una selva letal en la que manadas de 120 Eliades Acosta Matos depredadores hacen valer sus intereses a fuerza de mentiras, pro- paganda y mucho dinero. Se conocen perfectamente los mecanismos que permiten uti- lizar la prensa, la televisin, el cine y otros medios de comunica- cin, en manos del poder invisible, para llevar mansamente a los norteamericanos hacia los fines deseados, incluyendo las guerras, pero en la misma proporcin se desconoce cmo se alimentan con el pensamiento grupal de las elites de poder de ese pas las ins- tancias donde se toman o se consagran las decisiones, para que estas conserven esa ptina democrtica y glamorosa que con tanto xito se ha vendido al mundo, anunciadas como modelo de contra- peso de poderes, participacin y soberana populares. El consorcio formado por las grandes corporaciones, los apara- tos de inteligencia y los tanques pensantes conservadores, utiliza a los medios de comunicacin para promover sus intereses y hacer- les creer a los ciudadanos de a pie que estos son idnticos a los suyos. Pero a la vez, provee permanentemente al Congreso y a to- das las instancias del Gobierno con resultados de estudios, inves- tigaciones y memorndums de dudosa objetividad y rigor, que demuestran y alertan acerca de peligros reales o inexistentes y van logrando el efecto obnubilador que criticaba Scoot Ritter. Esta callada y persuasiva labor de catequesis se realiza envolviendo el producto que se desea colocar en el mercado en los atractivos celo- fanes de la objetividad acadmica, el uso de mtodos cientficos, el prestigio de los firmantes y las instituciones auspiciadoras. No pocas veces, con los mismos fines, se publican indiscreciones, rumores, trascendidosde fuentes que desean conservar el ano- nimato, o se filtran al descuido opiniones o crticas a las polticas en vigor para ir preparando el camino de su cambio o continuacin, como es el caso de la alerta pacifistasobre Irn que Brzezinski y Gates, tan halcones como Rumsfeld y Cheney, dirigieron a un ino- cente e inadvertido Bush. Cmo se alimenta al Congreso de los Estados Unidos y al propio Gobierno con materiales preparados por las agencias de inteligencia? De qu manera se puede lograr vender a la nacin, una y otra vez, una guerra, o muchas guerras, con materiales de dudosa veracidad o simplemente falsos, sin que nadie alerte acerca de la El Apocalipsis segn San George 121 accin de los estafadores, e incluso, puedan quedar impunes cuan- do son descubiertos? Manual del perfecto titiritero Es posible acceder por Internet en el sitio web del Center for The Study of Intelligence, de la CIA, a un informe de 50 pgi- nas bajo el ttulo de Sharing Secrets with Lawmakers: Congress as a user of Intelligence, preparado en febrero de 1997 por L. Britt Snider, quien fuera, entre 1977 y 1986, subsecretario asis- tente del Secretario de Defensa para la poltica de contrainteligencia y seguridad. El estudio versa sobre las ventajas, desventajas y pro- blemas que implica compartir datos de inteligencia con los poderes ejecutivo y legislativo de los Estados Unidos. Cualquiera que acceda a l recibir, en seis captulos, un curso abreviado de intensa desinformacin, pero si es suspicaz y logra leer entre lneas lo que se le informa, podr entender, aprximadamente, cmo se produce el ritmo de bombeo de los oleoductos informacio- nales (o desinformacionales) del sistema, que alimentan, a su vez, los mecanismos internos de los que depende la vida de la maquinaria. Tngase en cuenta que el documento est destinado a examinar los engranajes que permiten suministrar informacin de inteligencia al Gobierno y al Congreso de los Estados Unidos y no se detiene a examinar la calidad u objetividad de dicha informacin, ni las instan- cias o contrapartidas que puedan medirla. En ello radica la trampa: mientras se hace un alarde de falsa transparencia, que deja el agradable sabor de las cuentas a rendir cuando no hay nada que ocultar, se man- tienen en las ms espesas tinieblas los indicadores de la autenticidad y confiabilidad de la informacin brindada, callando que de esto depen- de, en realidad, su valor de uso y su justificacin poltica. Desde su propia Introduccin, el informe establece la pecu- liaridad de la labor de los servicios norteamericanos a los que lla- ma usuarios de la informacin de inteligencia: Los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, como sus contrapartes en la mayora de los pases, existen principalmente para atender las ne- cesidades de las autoridades ejecutivas, pero, a diferencia de la mayora de estos, tambin comparten mucha de la informacin dis- ponible con el cuerpo legislativo. 6 122 Eliades Acosta Matos En su Introduccin, el estudio se dedica a mostrar cmo se ha llegado a la situacin actual, donde la mayor parte de la infor- macin disponible en manos de los legisladores proviene de los aparatos de inteligencia, los cuales a su vez responden a los fun- cionarios del Ejecutivo, o sea, que la informacin que respalda la aprobacin o el rechazo a las decisiones tomadas al ms alto nivel y de las que depende el pas, no proviene de fuentes independien- tes ni ajenas a los intereses polticos del momento. Lejos de tran- quilizar a cualquier lector responsable, segn pretende el informe, se comprende la creciente preocupacin de este cuando lee: Las reglas que rigen la entrega de informacin de inteligencia [al Le- gislativo] fueron establecidas poco despus de que los comits de supervisin [sobre estas mismas actividades] comenzaran a funcio- nar, pero no estaban escritas [...]. Veinte aos despus el sistema contina operando y an carece de tales reglas. 7 Esta curiosa revelacin se explica por s misma: las reglas son necesarias en toda competencia verdadera, cuando se enfren- tan intereses rivales, no cuando se practica entre miembros de un mismo equipo y los resultados de esta prctica no cuentan para el campeonato. Veamos algunos ejemplos de la conmovedora laxitud y ambi- gedad que rodea la relacin entre proveedores y consumidores de informacin de inteligencia en los Estados Unidos, que, de hecho, adultera la limpieza del lente con el cual se dice mirar al mundo: a) En 1992 el Congreso enmend el Acta de Seguridad Nacional de 1947 y fij, como tarea especfica del director de la CIA: [...] hasta donde se considere apropiado, proveer de informa- cin de inteligencia al Senado, la Cmara y sus diferentes co- mits. 8 No queda claro qu entender por apropiado, ni quin decide cundo una informacin no lo es. b) No solo se suministra al Congreso informacin acabada y compro- bada, sino tambin inconclusa o en proceso de verificacin, con las consecuencias previsibles. Cada legislador o miembro de su equipo puede disponer de briefings de las agencias de inteligen- cia sobre cualquier tema de su inters, 9 dice el informe. c) Muchos datos que los miembros del Legislativo obtienen por esta va se utilizan como [...] municin para provocar cambios en las El Apocalipsis segn San George 123 polticas de la administracin, 10 a la vez que [...] otras informa- ciones suministradas pueden servir de apoyo a las iniciativas de la administracin, lo que hace que algunos funcionarios del Eje- cutivo vean a las agencias como aliados en su lucha contra el Capitolio. 11 En medio de estas tensiones, es arriesgado pensar que ambos cuerpos y las agencias utilicen la informacin de inte- ligencia recolectada para sus propios fines, olvidando el bien comn y la objetividad? d) Por lo anterior, las tensiones entre el Ejecutivo y las agencias se acrecientan, lejos de reducirse, a partir de la informacin que estas comparten con el Legislativo. El informe lo recono- ce de manera suave: [...] poco se ha hecho para estructurar el apoyo de la inteligencia de manera tal que se reduzcan las ten- siones entre la comunidad de inteligencia y el resto de las de- pendencias del Ejecutivo, mientras se preserva la independencia analtica y la integridad de la primera. 12 A la luz de los ltimos acontecimientos y luego de conocerse cmo las agencias de inteligencia de Inglaterra y los Estados Unidos capitularon ante las presiones de sus respectivos gobiernos para justificar la in- vasin a Iraq, parece un chiste de Woody Allen leer en el informe lo que se afirma sea la garanta de que el Ejecutivo respeta la mencionada independencia analtica e integridad profesio- nalde las agencias: Los polticos temen ser acusados de politizar los procesos de inteligencia y de intentar dirigirlos; a su vez, los productores de reportes de inteligencia huyen de los polticos que intentan interferir en lo que ellos planean decir al Congreso. 13 Es evidente que ni el temor ni la fuga han podido evitar lo que ahora investigan varias comisiones. e) Hasta que fueron creados, en enero de 1975 y en julio de ese mismo ao, los Comits Church y Pike del Senado y la C- mara, respectivamente, para investigar el papel de las agen- cias de inteligencia en la vida de la nacin, a partir de la denuncia del New York Times, en diciembre de 1974, de que [...] la CIA haba llevado a cabo numerosas operaciones do- msticas ilegales [...] contra el movimiento antibelicista y otros grupos disidentes en los Estados Unidos, violando su carta constitutiva, 14 esas agencias no solan compartir mucha in- formacin con el Legislativo, y cuando lo hacan eran datos 124 Eliades Acosta Matos de escaso valor, como prueba la declaracin, en 1966, del se- nador Fulbright, que recoge el informe: [...] la CIA nunca re- vela nada de verdadera significacin. 15 La presin de la opinin pblica para conocer sobre el verdadero carcter de las agencias oblig a senadores y representantes a tomar car- tas en el asunto y a las agencias a compartir mucha ms infor- macin. Lo que se hizo a regaadientes, de inicio, se fue revelando como una nueva y muy poderosa herramienta para influir, decisivamente, en la marcha de los asuntos de poltica interior y exterior. Las agencias pronto lo comprendieron as. f) En 1975, la CIA brind al Congreso 188 briefings y entreg 204 productos clasificados de inteligencia. Cuatro aos despus, la cifra de briefings brindados ascendi a 420 y la de productos clasificados de inteligencia entregados a 1 800. Trece aos ms tarde, en 1988, por los briefings llegaron a 1 000, mientras la de publicaciones de inteligencia compartidas con el Congreso superaron las 4 000, en un ao, a lo que deben sumarse ms de 100 visitas de Congresistas y miembros de sus equipos a insta- laciones de la CIA, en el exterior. Cules sern las estadsticas de 2003 y 2004? Puede o no decirse, con toda razn, que, en nuestros das, los lmites de los anlisis y decisiones del Congreso de los Estados Uni- dos son los lmites que establece la informacin de inteligencia ge- nerosamente compartida con l por esa rama del poder Ejecutivo conocida como comunidad de inteligencia? Cuando el informe se adentra en el anlisis del desarrollo de las relaciones entre las agencias y el Congreso en los 90, se detie- ne en un momento curioso: las audiencias de 1991 para la confir- macin de Robert Gates, propuesto por el presidente Bush Sr. al cargo de director de la CIA. Once aos antes, bajo la presidencia de Ronald Reagan, las agencias alcanzaron tal grado de accionar independiente e ilimita- do que desemboc, en 1986, en el escndalo Irn-Contra. Desde 1981 el cargo de director de la CIA haba sido ocupado por William Casey. No es casual que en 1991, durante las audiencias para la confirmacin de Gates, adquiriese gran relevancia el asunto que el informe llama [...] examen congresional de los anlisis de inteli- El Apocalipsis segn San George 125 gencia 16 y que esto se llevase a cabo, por primera vez, de manera pblica. El tema central de acuerdo al informe consista en de- terminar hasta dnde los anlisis de la CIA haban sido distor- sionados por intereses polticos, en tiempos de la direccin de Casey y la subdireccin de Gates. 17 Al final, Gates fue ratificado en el cargo, pero qued en todos la percepcin de que politizar la inteligencia es un mal que se debe evitar, a toda costa. En la Seccin 103 del Acta de Seguridad Nacional de 1947, tal como fue enmendada en 1992, se recoge el deber del director de la CIA de brindar inteligencia sustantiva, [...] a tiempo, de carcter ob- jetivo, con independencia de consideraciones polticas y basada, sobre todo, en las fuentes de que dispone la comunidad de inteligencia, 18 a sus usuarios en el Ejecutivo y [...] hasta donde sea apropiado, en el Senado, la Cmara y sus comits. 19 Esta normativa no pasa de ser una normativa axiolgica o del cmo debe ser, lo cual no significa que as sean las cosas. Las agencias de inteligencia tienen en sus manos todas las car- tas de triunfo ante el Congreso y el mismo Ejecutivo, en un juego que est ganado desde el inicio. Ellas pueden mentir, ocultar o tergi- versar informacin bsica para la toma de decisiones, sin que se les pueda probar ni pedir responsabilidades, a menos que rebasen, escan- dalosamente, ciertos lmites, como ha ocurrido en el caso de Iraq. Si no actan de manera independiente segn la agenda de quienes las dirigen o estn tras ellas, como se sospecha, dependen, en ltima instancia del Gobierno. Qu impide que este las utilice como polea de transmisin hacia el Congreso, en pro del condicionamiento de sus decisiones polticas? Recordemos que, como recoge el informe, el Congreso tiene misiones asignadas por la Constitucin que lo hacen imprescin- dible en la toma de decisiones polticas relevantes dentro de los Estados Unidos y lo convierten en un campo de batalla donde se decide, no pocas veces, el xito de las estrategias internas y mundia- les. Entre sus funciones estn: [...] aprobar los tratados internacionales y el nombramiento de Embajadores, declarar la guerra, regular el comercio en- tre los Estados y las naciones extranjeras, liberar los fon- dos necesarios para el funcionamiento del Gobierno y las 126 Eliades Acosta Matos Fuerzas Armadas, incluido el despliegue de los sistemas de armamento y sus desplazamientos en el exterior, apoyar a gobiernos extranjeros y establecer la defensa de los Esta- dos Unidos ante las amenazas del exterior. 20 Evidentemente, el Congreso es una pieza que no se puede de- jar suelta dentro del sistema. Veamos algunas herramientas que tiene a su disposicin el Go- bierno para llevar a cabo la tarea de influir indirectamente sobre el Congreso mediante el suministro de informacin de inteligencia: a) Por definicin, y en la prctica, la informacin de inteligencia compartida con el Congreso es selectiva. Se le informa lo que las agencias y el propio Gobierno consideran que es suficien- te y necesario suministrar, ni ms ni menos. Ninguno de los usuarios tiene el derecho a recibir toda la inteligencia que se acopia, ni siquiera el Congreso le dijo al autor del informe un oficial de inteligencia entrevistado. Le damos lo que ellos necesitan, pero no deben ver todo lo que se produce. El Presi- dente tiene el derecho y la responsabilidad de controlarlo. 21 b) La inexperiencia de los miembros del Congreso en materia de poltica internacional y de seguridad nacional los pone en des- ventaja ante las agencias de inteligencia y el Gobierno, cuyos representantes, por lo general, han desarrollado largas carreras profesionales en estos campos. c) Los congresistas, como se reconoce en el informe, [...] tienen que dividir su tiempo ante la gama diversa de asuntos pblicos a atender, que van de lo local a lo internacional. 22 En contraste, los funcionarios del Gobierno (y los de las agencias de inteli- gencia) [...] tiene[n] muy bien definidas sus reas de compe- tencia, sea en la arena internacional o en la nacional. 23 d) La avalancha diaria de informacin a los congresistas termina desorientndolos o creando en ellos un efecto de retroalimen- tacin. A travs de todo el da son bombardeados con informa- cin: clips de prensa, notas de las reuniones con su equipo de trabajo, briefings, audiencias, conversaciones con sus colegas, llamadas telefnicas de sus electores [...]. 24 En contraste, los miembros del Ejecutivo (y de las agencias) [...] tambin son El Apocalipsis segn San George 127 bombardeados con informacin, pero de un rango ms limitado de asuntos y con interlocutores ms afines a los temas de su directa competencia. 25 e) Los congresistas, alegando [...] que temen ser influenciados por los reportes de inteligencia [...], 26 no siguen diariamente la mar- cha de los asuntos vinculados con estos, ni asisten con regulari- dad a las audiencias de tales temas, limitndose a informarse sobre tpicos selectivos, de manera [...] episdica y como reac- cin a los hechos. 27 Esta desventaja informativa los convierte en pasivos (no crticos) consumidores de las informaciones de inteligencia. Ellos son espectadores, ms que consumidores, en sentido estricto afirma un oficial de inteligencia entrevis- tado por Snider. [...] Nosotros tenemos otro tipo de dilogo con los usuarios del Gobierno. 28 f) Mientras los funcionarios de las agencias y del Ejecutivo estn acostumbrados a observar las reglas de la actividad secreta, los congresistas carecen de esta disciplina, hacindose sospecho- sos de constantes indiscreciones bajo la excusa de que [...] el pueblo americano debe saber esto, 29 o [...] mis electores nece- sitan conocer sobre esto. 30 Como consecuencia de ello, se brin- da un slido pretexto para tenerlos alejados de la informacin verdaderamente sensible sobre ciertos temas candentes. g) El hecho de que el Congreso mantiene varias comisiones encar- gadas de monitorear el funcionamiento de las agencias de inte- ligencia y aprobar sus presupuestos no lo hace ms fuerte, sino, paradjicamente, ms vulnerable ante ellas. Un oficial de la inteligencia entrevistado para el informe, en un arranque de sinceridad, reconoci que [...] las agencias gastan dinero en ilustrar al Congreso, pero, en realidad, lo que las motiva son las funciones de sus comits relacionados con la vigilancia [del funcionamiento de las propias agencias] y sus decisiones presupuestarias. 31 Este inters material, no puede estar in- fluyendo en la objetividad de lo que el Congreso recibe como informacin por parte de las agencias y del propio Gobierno? h) Al depender las asignaciones de fondos de las agencias de varios comits del Congreso, se crea una relacin ficticia, corte- sana, entre ellos. Bajo una supuesta prioridad y preferencia con respecto a los requerimientos del Ejecutivo, las agencias 128 Eliades Acosta Matos ofrecen al Congreso [...] todo lo que necesita, cuando lo de- see, 32 lo que hace suponer que se le brinda mucha informa- cin amable, de la que se agradece. Un funcionario del Gobierno lo corrobora al formular una irnica definicin: Para el Congreso, la comunidad de inteligencia es como una tienda de caramelos, que nunca cierra. 33 i) Los documentos de inteligencia que se comparten con el Congre- so se archivan en reas seguras del Capitolio. Para ser consulta- dos, se requiere cumplir ciertos requisitos. Las oficinas de los comits de inteligencia del Congreso y sus locales de audiencia se ubican en reas cerradas que cumplen los estndares para almacenar y discutir la infor- macin sobre mtodos y fuentes de informacin. Son vigi- lados las 24 horas del da por la Polica del Capitolio. Para llegar a esas reas, se requiere autorizacin especial y si se penetra en ellas, ser bajo escolta. 34 No es difcil entender que quien controla la informacin y su acceso a ella, controla todo lo que de ella depende. j) Con frecuencia, los congresistas no leen los informes de inteli- gencia que a travs de diversas vas se comparten con ellos. Las agencias de inteligencia y el Gobierno lo saben y sacan un buen partido de la desventaja que para el poder Legislativo se deriva de su escasa informacin. Los congresistas raramen- te dedican tiempo a leer [los informes]. Si se muestran algo informados, se debe, usualmente, a que sus asesores le indi- can lo que deben leer, o le resumen lo ledo. 35 Llegado el momento de las polmicas sobre cualquier tpico, se impon- dr quien se encuentre mejor informado. Un antiguo asesor congresional caracteriza as la situacin: Es irrelevante qu tipo de informacin de inteligencia se enve al Capitolio. De todas formas, nadie tendr tiempo para leerla. 36 El funcionamiento interno de los mecanismos de alimentacin del Congreso con la informacin capaz de hacerlo claudicar ante los planes que otros disean es complejo, pero eficaz. Si alguna vez lle- ga el momento de las cuentas a rendir, como bien seala Scott Ritter, El Apocalipsis segn San George 129 es imposible hallar a muchos legisladores con suficiente indepen- dencia como para perseguir la verdad hasta las ltimas consecuen- cias. La impunidad est de antemano asegurada y las buenas intenciones del Presidente se dan siempre por descontadas. Compartir informacin con el Congreso lejos de resultar per- judicial para las agencias de inteligencia, como estas pensaron al inicio, ni atarlas a una nueva instancia a la que rendir cuentas, ha resultado un negocio insospechado y beneficioso. Es interesante la opinin de Robert Gates, cuando ocupaba el cargo de vicedirector de la CIA, publicada en un nmero de Foreing Affairs correspon- diente a 1988: Se ha alterado el balance de poder entre el Congre- so y el Ejecutivo, en lo relativo a la poltica de seguridad nacional y no por Watergate o la guerra de Vietnam, [...] sino por causa de que, a mediados de los 70, el Congreso logr acceso a informa- cin de inteligencia esencial que lo equipar al poder Ejecutivo. 37 Lo verdaderamente importante es algo menos notorio, constatado por Gates en el mismo artculo: Hoy, como resultado de tales realidades, la CIA se encuentra en un punto equidistante entre las ramas legislativa y ejecutiva del poder, 38 o lo que es lo mismo, ms independiente de ambas. La historia reciente de los Estados Unidos demuestra, dram- ticamente, que cuando agencias de seguridad, como la CIA, co- mienzan a disfrutar de libertades, en esa misma proporcin los norteamericanos y el resto del mundo comienzan a perderla. Construyendo el laberinto conservador Para los no elegidos, o sea, para los millones de personas de todo el planeta que nunca sern funcionarios del Gobierno de los Estados Unidos, ni legisladores, ni oficiales de las agencias de in- teligencia de ese pas; para los rebeldes irreductibles, que insisten en pensar con cabeza propia y ver al mundo tal como es, un verda- dero ejrcito de tanques pensantes, de prestigiosos acadmicos conservadores, de intelectuales pblicos formadores de opinin, que, a diferencia del presidente Bush, jams disfutan de vacacio- nes, se ha encargado de tejer una tupida red de conceptos y teoras tan desmovilizadoras y paralizantes como para hacernos recono- cer que otro mundo mejor no es posible. 130 Eliades Acosta Matos La manipulacin de la informacin que se brinda al pblico, o la forma en que se prepara a los legisladores norteamericanos para que secunden los planes expansionistas del gobierno de Bush, son expresiones de un proceso de derechizacin de la sociedad global para el cual han trabajado con denuedo los tanques pensan- tes neoconservadores. El ascenso por primera vez al poder de George W. Bush y la forma en que lo hizo, son etapas del cumpli- miento de una estrategia inflexible diseada paso a paso y cuyo inicio se remonta al gobierno de Ronald Reagan, en los Estados Unidos y Margaret Thatcher, en el Reino Unido, en los aos de lo que dio en llamarse, con alevosa superficialidad, la revolucin conservadora. Para poder definir lo que son los tanques pensantes y entender su forma tan influyente de actuar en la poltica norteamericana, de- bemos remitirnos a la definicin que de ellos brinda la disinfopedia o Enciclopedia de la Propaganda: Un tanque pensante es una organizacin que dice servir como centro de investigacin y anlisis de temas de im- portancia pblica. En realidad, muchos tanques pensantes no son ms que frentes de relaciones pblicas, general- mente asentados en las mismas ciudades donde estn los gobiernos locales o nacionales, y que generan investiga- ciones que abogan por los mismos objetivos que persiguen las industrias que los auspician. 39 Para John Chuckman, columnista del yellowtimes.org, los tanques pensantes son [...] instituciones falsas donde propa- gandistas e ideolgos se hacen pasar por acadmicos. En ellas el dinero fluye como la sangre que escapa de una arteria abierta para alimentar recomendaciones sin sentido que sofocan el debate verdadero. 40 La disinfopedia no tiene reparo en precisar que [...] en general, las investigaciones que provienen de los tanques pen- santes se guan ideolgicamente por los intereses de sus patroci- nadores. 41 Con un poco ms de sentido del humor en la pgina web hereinreality, bajo el ttulo de The People We Pay to Think, se El Apocalipsis segn San George 131 transcribe un dilogo imaginario entre el redactor y el lector acerca de Rand Corporation, un tanque pensante: Qu es Rand? Rand es una ms de las instituciones no profesionales, o sea, que no pagan impuestos, conocidas como tanques pensantes. Qu es un tanque pensante? Es algo parecido a las grandes corporaciones, solo que en ellas la gente cobra por pensar. Quin les paga por hacer eso? Usted y yo. El Gobierno paga a Rand con los dlares que nos quita mediante los impuestos, para que piense sobre los problemas de nuestra nacin. Qu tipos de problemas son aquellos en los que Rand piensa? Desde 1948, le hemos estado pagando a Rand para que piense sobre el bienestar de los nios, el sistema educacional, nues- tra poltica nacional para enfrentar las drogas, la seguridad nacional y el seguro social. Pero todos esos problemas han empeorado mucho desde 1948, fecha en que comenzamos a pagarle a Rand para que pensase en ellos. Cunto le ha pagado el Gobierno a Rand para que piense? Solo en el ao 2000, nosotros pagamos a Rand ms de 140 000 000 de dlares. Quines estn involucrados con Rand? La Junta Directiva de Rand incluye representantes de los medios de comunicacin, Wall Street, grandes firmas de abogados, lderes de las industrias mdicas, de armamento y del automvil, junto a representantes de otros tanques pensantes y un profesor universitario. 42 El columnista del Washington Post, Joel Achenbach, adopta un tono similar al decir que en los Estados Unidos [...] tenemos tanques pensantes, de la misma manera que en otros lugares tienen cuarteles de bomberos [...]. 43 Sin dudas, una aguda definicin. Pero estos bomberos ideolgicos, a diferencia de los verda- deros, no aparecen en la vida de los norteamericanos de manera 132 Eliades Acosta Matos excepcional, cuando estalla un incendio, sino que los acompaan en cada asunto que roza su existencia, como una presencia inma- terial e insoslayable encargada de velar para evitarles el duro trance de recordar, pensar, decidir, criticar y participar. Y subraya disinfopedia: Ellos aconsejan y promueven polticas en reas que confor- man la vida de cada norteamericano, entre ellas, la privatizacin de la seguridad social, las leyes de impuestos e inversiones, la regulacin de prcticamente todo, desde el petrleo hasta Internet. Aportan expertos [los tanques pensantes] para testi- ficar ante el Congreso, escribir artculos editoriales para los peridicos, y figurar como comentaristas de televisin. Ellos asesoran a los aspirantes presidenciales y convocan seminarios orientadores para los miembros del Congreso re- cin electos. 44 La pregunta decisiva acerca de los tanques pensantes la formula Jill Junnola en su artculo Who funds whom?: De dnde sacan sus fondos los tanques pensantes conservadores?. 45 Existe el doble de tanques pensantes conservadores que pro- gresistas precisa la disinfopedia y los primeros disponen de mucho ms dinero que los segundos. Esto no es casual: una de sus ms importantes misiones es asegurar el respaldo a los intereses de las empresas millonarias con el objetivo de que promuevan sus ideas o reciban la validacin investi- gaciones econmicas o sociolgicas siempre que estas le favorezcan. 46 Un reporte del National Committee for Responsive Philantrophy (NCRP), citado en el artculo The Strategic Philanthropy of Conservatives Foundations documenta lo que define como [...] el papel jugado por las fundaciones conservadoras en el desarrollo y sustentacin del laberinto conservador norteamericano. 47 En ape- nas tres aos (1992-1994), 12 de las ms importantes fundaciones conservadoras destinaron 210 000 000 de dlares a proyectos y pro- gramas de ese mismo carcter en diversas instituciones afines. El Apocalipsis segn San George 133 A qu se dedic, en rigor, tanto dinero? La respuesta es ob- via: Las inversiones de las fundaciones conservadoras han sido destinadas a crear y mantener una infraestructura poltica que pro- mueve y entrena instituciones para el logro de objetivos polticos conservadores. 48 Segn la base de datos de mediatransparency, estos magnfi- cos filntropos han donado, desde 1985 y hasta el 2000, cerca de un billn de dlares. Las reas a que se dedicaron son: Programas educacionales conservadores, entrenamiento de nuevas generaciones de pensadores y activistas conserva- dores y la lucha contra los currculos y las polticas progre- sistas en los colleges y los campus universitarios de la nacin. Construccin y fortalecimiento de una infraestructura nacio- nal de tanques pensantes y grupos de lobby, priorizando a las instituciones dedicadas a la poltica interna, la seguri- dad nacional, la poltica exterior y los problemas globales. Financiamiento de medios alternativos, grupos de vigilancia y a la televisin y la radio pblicas en temas especficos orien- tados a esferas de inters pblico o los informativos. Apoyar a los bufetes de abogados conservadores y partidarios de leyes pro-mercado, as como a las redes de tanques pen- santes y grupos de lobby regionales y estaduales. Trabajar por transformar los puntos de vista sociales y plas- mar, en la prctica, a escala nacional, los ideales de los lderes religiosos y filantrpicos. 49 Para seguir la ruta del dinero con que se engrasa la maquinaria conservadora norteamericana bastan algunos ejemplos tomados del informe del NCRP: I) Heritage Foundation (segn el informe): [...] se considera la institucin poltica conservadora ms importante de los Estados Unidos. Fue creada en 1973 por el magnate racista, antisindicalista y homofbico Joseph Coors, junto a los prominentes activistas de derecha, los 134 Eliades Acosta Matos millonarios Paul Weyrich, Richard Scaife y Edward Noble. Sus fondos iniciales fueron aportados por Coors (250 000 USD), Scaife (900 000 USD) y una suma significativa, por Noble. Grandes corporaciones, como la Gulf Oil, hi- cieron importantes aportes iniciales. A principios de los 80, la Heritage report que las 87 primeras corporaciones del pas se hallaban entre sus patrocinadores. En 1995 tena un presupuesto anual de 25 000 000 de USD. 50 Entre 1985 y el 2000 recibieron 234 donativos (declarados y pblicos), por un valor total de 46 735 437 USD. Entre sus principales donantes estn 16 fundaciones conservadoras como la Lynde and Harry Bradley Foundation Inc, la Sarah Scaife Foundation, la Carthage Foundation, la Castle Rock Foundation y la John M. Olin Foundation. Lo donado segn los estados de cuenta que publica anual- mente la Heritage Foundation, se ha utilizado para el logro de los objetivos compartidos, por ejemplo: 1 de enero de 1999: 200 000 USD, de la Castle Rock Founda- tion, para [...] apoyar a los tanques pensantes que defien- dan el punto de vista del mercado libre en los debates sobre las polticas nacionales de inters pblico. 51 1 de enero de 1985: 300 000 USD, de la John M. Olin Founda- tion, para [...] apoyar el Programa Ejecutivo de investigacio- nes econmicas sobre temas de polticas pblicas. 52 13 de febrero de 1989: 19 000 USD, de la Lynde and Harry Bradley Foundation Inc., para [...] apoyar el trabajo de Elliot Abrams. 53 14 de mayo de 1993: 20 000 USD, de la Lynde and Harry Bradley Foundation Inc., para apoyar una investigacin so- bre los conservadores americanos. 54 1 de enero de 1996: 100 000 USD, de la Castle Rock Founda- tion, para [...] programas generales de apoyo a agencias que brindan informacin y publicaciones que promuevan la li- bertad, en el exterior y lmites al gobierno, en lo interno. 55 II) Association of Literary Scholars and Critics: recibi, entre 1994 y el 2002, 25 donativos por valor de 647 000 USD, de cinco El Apocalipsis segn San George 135 fundaciones, entre ellas, la Lynde and Harry Bradley Foundation Inc, Carthage Foundation, John M. Olin Foundation, Sarah Scaife Foundation y Earhart Foundation. III) American Academy for Liberal Education: recibi, entre 1993 y el 2002, 39 donativos por valor de 2 455 000 USD. Pero donde los donativos de las grandes corporaciones con- servadoras llegan al apogeo, es cuando se les destina a universida- des como las de Chicago, Harvard o Yale y especialmente, a aquellas facultades o centros de investigacin que se encargan de reprodu- cir sus mismos puntos de vista en economa o poltica. Veamos: La Universidad de Chicago, [...] sede de la Milton Friedman y del Chicago School of Economy, defensores radicales de los princi- pios del mercado libre, sede de otros organismos conservadores y de la escuela de leyes, 56 es la receptora privilegiada de los donativos de las fundaciones conservadoras de los Estados Unidos: recibi, en- tre 1985 y el 2002, 531 donativos por un valor de 33 402 058 USD. La Universidad de Harvard ocupa el segundo lugar entre las instituciones receptoras de donativos conservadores en los Esta- dos Unidos. Entre 1985 y el 2002, admiti 383 donaciones por valor de 32 504 919 USD. La Universidad de Yale, entre 1985 y el 2002, acept 222 donativos de fundaciones conservadoras, por un valor total de 21 424 700 USD. Quien conozca estas cifras y la tenacidad con que se aportan para la fabricacin del laberinto conservador norteamericano enten- der mejor la manera casi perfecta en que se controlan los incendios ideolgicos en ese pas, y por supuesto, que proliferen los cuarteles de bomberos del pensamiento, cuando se paga tan generosamente. La prodigalidad de las grandes corporaciones a travs de sus testaferros, las fundaciones conservadoras, es la fuente de donde mana el caudal que hace sucesos editoriales de alcance mundial un libro o un ensayo menor, como por ejemplo, El fin de la historia, de Francis Fukuyama, o The Thirty Years War, de un tal Tom Pauken, cuya promocin aparece financiada con 10 000 USD, el 1 de enero de 1995, a cuenta de la John M. Olin Foundation, a travs de la Heritage Foundation y su distribucin respaldada por idntica cifra, donada por la Lynde and Harry Bradley Foundation, a travs de la Heritage, el 20 de febrero de 1986. 136 Eliades Acosta Matos La manuficencia ilimitada de las corporaciones fabrica ex- pertos de prestigio mundial, orculos inapelables y gures infali- bles sobre todas las temticas humanas y divinas que puedan interceptarse con sus intereses tcticos y estratgicos, pero sobre todo, en temas econmicos, culturales y polticos. Cuando el 15 de febrero de 1991 la Heritage Foundation ca- naliz 208 500 USD de la Lynde and Harry Bradley Foundation para apoyar las investigaciones, publicaciones y actividades edu- cacionales de tres investigadores residentes de la Bradley; cuando el 1 de enero de 1994, Heritage dice haber destinado 125 000 USD de la John M. Olin Foundation Inc para el Programa de Estudios Culturales que dirige William J. Bennett 57 y cuando, un ao despus, se otorga la beca John M. Olin en estudios de las Polticas Culturales a William J. Bennett, es posible seguir la pista del proceso mediante el cual se construyen reputaciones y se pro- mueven autoridades conservadoras, fieles y probadas, de falso pe- digr acadmico e intelectual. Cuando el 28 de mayo de 1995 siempre a travs de la Heritage Foundation, la Lynde and Harry Bradley Foundation destina 24 850 USD para apoyar reuniones sobre poltica interna, sin entrar en ma- yores detalles, podemos suponer qu tipo de reunin, qu tipo de polticos y qu tipo de polticas se respaldaron con esa suma. Pero no seamos demasiados suspicaces: nadie podra probar que estamos en presencia de manipulacin, corrupcin o simona, cuando lo que presenciamos son enternecedoras muestras de la vocacin cvica de las corporaciones y de su desinteresado mecenazgo. Pero no existe mecenazgo desinteresado, mucho menos en poltica. Para demostrarlo tomemos el caso de esa mente brillan- te, la de William J. Bennett, que ha costado tanto a la generosidad de las fundaciones conservadoras, hacindose acreedor de tantos reconocimientos y premios acadmicos. Segn la pgina web de la Heritage Foundation: William J. Bennett es un destacado miembro de la Heritage Foundation y copresidente de Empower America [otro tan- que pensante conservador]. Se gradu de Bachiller en Filo- sofa y Artes en el Williams College, de Dr. en Filosofa Poltica en la Universidad de Texas, y de Leyes, en Harvard. El Apocalipsis segn San George 137 Fue presidente de la National Endowment for the Humanities, secretario de Educacin, en el gobierno de Reagan y zar antidrogas, en el gobierno de Bush Sr. Ha escrito once li- bros, entre ellos, The Book of Virtues, The Childrens Book of Virtues, The Death of Outrage: Bill Clinton and The Assault on Americans Ideals, el cual ocup los primeros lugares de la lista de best sllers del New York Times. 58 Lo que no dice la pgina web de la Heritage Foundation es: Entre 1990 y el 2000, el Dr. Bennett recibi diez donativos por un valor total de 1 025 000 USD de la Olin M. Foundation y de la Lynde and Ha rry Bradley Foundation, canalizados a tra- vs del Hudson Institute, de la Heritage Foundation y de Empower America. Tambin recibi donaciones, no especificadas, del American Jewish Comittee y del National College. Entre los proyectos del Dr. Bennett que han financiado estas donaciones se encuentran las ediciones de 1994, 1999 y 2000 del Index of Leading Cultural Indicators, que pretendi eri- gir al propio Bennett en juez supremo capaz de repartir califi- caciones o descalificaciones a las polticas culturales de los diferentes Estados del pas. La edicin de 1999 fue caracteri- zada por Timothy Noah como un [...] compendio de retracta- ciones, manipulacin partidista [Bennett fue director del Comit Nacional del Partido Republicano] y deshonestidad. 59 Tampoco se dice que este paladn de las virtudes heroicas y ciudadanas de los Estados Unidos, este predicador constante de los valores nacionales, este insobornable luchador contra los vi- cios pblicos y secretos que ponen en peligro el futuro de la Rep- blica, es, a la vez, un jugador compulsivo secreto, cliente furtivo de los casinos de Las Vegas y Atlantic City, denunciado por Newsweek y The Washington Monthly, en el artculo de Joshua Green titulado The Bookie of Virtue, de junio de 2003: Durante sus aos de funcionario pblico, los casinos que estaban confinados a Nevada y New Jersey se extendieron a 138 Eliades Acosta Matos 28 Estados y continan hacindolo [...]. Bennett juega desde inicios de los 90, se queda en los casinos durante dos o tres das y disfruta lneas de crdito de 200 000 USD. Nos lla- ma antes y nos dice cundo vendr explica uno de los in- formantes. Prefiere el saln alto, lejos del pblico. Llega tarde en la noche o temprano en la maana. Este cliente especial ha perdido en los casinos, en los lti- mos aos, ms de 8 000 000 de USD. 60 Segn Bennett, cuando gana da siempre algo para la caridad y todo lo reporta al IRS, pero esto no convence a Timothy Green, ni es de suponer, tampoco a los generosos donantes conservadores que han entregado dinero al brillante predicador que es el Dr. Bennett, para convencer a la sociedad de la importancia de sus va- lores, y no para que desaparezcan en las ruletas en movimiento o las giles manos de los croupiers. Bennett ha minado profunda- mente su credibilidad en temas morales 61 concluye Green. Aparte de procurar bienestar y placer a los idelogos que ficha para sus equipos, como lo demuestra el caso del Dr. Bennett, cu- les son las ideas esenciales o las polticas cuya difusin garantiza el incesante flujo de capital de las grandes corporaciones, cuando es- tas juegan a construir el laberinto conservador americano? En 1995, durante una presentacin ante la conferencia anual de la Philantrophy Roundtable, Richard Fink, presidente de las fun- daciones de caridad Charles G. Koch y Claude R. Lambe, realiz una declaracin inusualmente sincera, que responde a estas pregun- tas, para lo cual adapt el modelo del proceso de produccin del economista Friederich Hayek al proceso de cambios sociales: Lle- var ideas a la prctica exige el desarrollo de materiales intelectuales en bruto, su conversin en productos polticos especficos, el mer- cadeo y la distribucin de tales productos a los ciudadanos-consu- midores. 62 Algunas de las ideas esenciales que caracterizan al producto ideolgico que fabrica la industria de los tanques pensantes con- servadores para la poltica domstica, son las siguientes: a) Desregulacin industrial y ambiental. b) Privatizacin de los servicios del gobierno. El Apocalipsis segn San George 139 c) Disminucin drstica de los gastos federales para reducir la po- breza, transfiriendo la autoridad y la responsabilidad por el bien- estar social del gobierno nacional a los sectores filantrpicos de los gobiernos estatales y locales. Estas lneas generales se concretan de manera especfica en cada idelogo conservador que trabaja para los tanques pensantes. Veamos, por ejemplo, cmo las expresa el Dr. Bennett en una con- ferencia dictada el 16 de abril de 1994 en la Heritage Foundation, bajo el ttulo de A Strategy for Transforming Americas Culture: a) Los crmenes, las drogas, la descomposicin familiar, el decli- ve educacional y otras patologas sociales son incompatibles con la continuidad de la sociedad americana, tal y como la co- nocemos. Si tales fenmenos continan, la Repblica dejar de existir. Se trata de amenazas peligrosas y catastrficas. b) Debemos avanzar en la idea del federalismo, no debe haber aplicacin de iniciativas locales, como la del bilingsmo, a escala nacional. c) Amrica es una sociedad Hgalo-usted mismo. Busque su propia satisfaccin. Vele por su propia seguridad. Busque su propio sustento. d) Hay que luchar por acabar el creciente sentido de depen- dencia del individuo con respecto al Estado. e) Tenemos que premiar las buenas conductas y castigar las malas. f) Hay que reconstruir a la familia y hacer del matrimonio la institucin a travs de la cual se ejercen todos los derechos y obligaciones. g) Hay que acometer la reespiritualizacin de Amrica, su reencuentro con Dios. La educacin es la arquitectura del alma. Debe promoverse la inhibicin y la autorrestriccin de jvenes y adolescentes. 63 Un buen ejemplo de cmo se intenta, en la prctica, imponer los puntos de vista sociales y los ideales que defienden los conser- vadores, vuelve a aportarlo el Dr. Bennett en su conferencia Thoughts on Iraq and the War on Terrorism, leda en la Heritage 140 Eliades Acosta Matos Foundation, el 3 de febrero de 2004, sin dudas, un galante esfuerzo neocon de lanzarse al rescate de la maltrecha poltica iraqu del presidente Bush. Las ideas expresadas, de manera resumida, son las siguientes: Discrepancias con el gobierno de Bush: Intentos de amnistiar a los emigrantes ilegales. Mantener un comercio normal con China aunque este pas no ha realizado reformas polticas sustantivas. Vnculos demasiado estrechos con Arabia Saudita. Coincidencias fundamentales con el gobierno de Bush: La lucha que lleva a cabo por la sobrevivencia de los Es- tados Unidos y del mundo civilizado, por la difusin de la democracia, expresada en la guerra contra el terrorismo y el radicalismo islmico. Crtica principal que debe hacerse al gobierno de Bush: Estar demasiado a la defensiva. No debe importarnos la opinin pblica. Si miramos las votaciones en la ONU durante los ltimos 40 aos, veremos que nunca hemos sido amados por el mundo antidemocrtico all representado, porque amenazamos su liderazgo. Somos el gran pas que se alza en su camino. Que los dems nos amen o no, debe sernos indiferente. Los Es- tados Unidos continuarn haciendo lo correcto. El enemigo principal no es Israel o los Estados Unidos, sino el Islam radical. Los Estados Unidos deben enorgullecerse de lo hecho en Iraq, como evidencian los siguientes logros alcanzados: Iraq no abriga ya a terroristas como Abu Nidal o Al-Zarqawi. Iraq ha dejado de exportar el terrorismo. Iraq ha dejado de amenazar al mundo con sus armas de des- truccin masiva. Iraq ya no mantiene hospitales y escuelas cerradas. No mueren en Iraq 5 000 nios mensualmente, segn de- claraciones de la UNICEF. El Apocalipsis segn San George 141 Iraq ha dejado de subsidiar a los atacantes suicidas que ata- can a Israel. Conclusin: Le decimos a nuestros crticos, con pasin y conviccin, que estamos orgullosos de nuestro pas; de la lucha de sus hombres y mujeres en Iraq y, lo decimos en alta voz: estamos orgullosos de nuestro Presidente. 64 En el caso de William J Bennett, se comprueba que el dinero de las corporaciones conservadoras no solo es bueno para pagar deudas de juego. Las maquilas* ideolgicas El mundo de los tanques pensantes conservadores es la fron- tera oeste, el Dodge City ideolgico de nuestra poca, un espacio sin leyes ni reglas habitado por seres violentos, armados y sin escrpulos, que actan movidos por la bsqueda de crecientes ga- nancias, el mismo motor del sistema que los ha hecho sus escu- deros y heraldos asalariados. Es el escenario donde se revelan todas las pasiones ideolgicas oscuras; donde se sacian todos los ape- titos acadmicos inconfesables; donde se transgreden, jubilosa- mente, todas las convenciones de la ciencia, la decencia y el fair play. Sin dudas, el paciente colectivo perfecto soado por Freud. Sobre este terreno, pantanoso y corruptor, escribi Tom Brazatis, para el Cleveland Plain Dealer: Los tanques pensantes modernos son factoras polticas idea- les, sin fines de lucro y exentas de impuestos, donde las do- naciones pueden ser tan grandes como la chequera de los donantes y todo se hace sin publicidad. Las compaas que se dedican a la tecnologa garantizan a los tanques pensantes que patrocinan acceso ilimitado a Internet y las firmas de Wall Street proveen de los fondos inversin o de retiro. 65 * De maquiladora: industria filial de una empresa extrajera que opera con ma- terias primas importadas y exporta toda su produccin al pas de origen, fundamentalmente a EE.UU. 142 Eliades Acosta Matos Como ocurra en los pueblitos del oeste donde la vida cotidia- na, las relaciones de vecindad, la integridad, las lealtades, el respeto y acatamiento de las leyes eran puestos a prueba y de manera inexora- ble, hechos saltar en pedazos tras el hallazgo de algn rico filn de oro, as ha sucedido con las reglas del mundo acadmico cuando comenz a manar el dinero de las corporaciones y se le dirigi hacia las arcas de los tanques pensantes que les sirven, con la mis- ma obsequiosa servidumbre de los porteros de Chjov. Los expertos de los tanques pensantes que disfrutan de los bue- nos salarios y contratos que garantiza la exhibicin de ttulos de investigador adjunto, o miembro principal que estos otorgan, aclara la disinfopedia, [...] no necesariamente lo son, en estricto sentido acadmico, ni poseen los ttulos universitarios requeridos en las reas donde dicen ser expertos. Los fondos donados pueden corromper la integridad de la vida acadmica. 66 Por supuesto que la corrompen; para eso y no para otra cosa personas y corporaciones que miden cada centavo de sus ingresos son capaces de pagar enormes sumas a intelectuales y a fundacio- nes para que piensen por ellos y defiendan sus intereses. La disinfopedia subraya: Los verdaderos acadmicos investigan, primero y mues- tran luego las conclusiones a las que han arribado, pero este proceso est invertido en la mayora de los tanques pensan- tes [...]. Como ha dicho dicho el economista Jonathan Rowe refirindose a la Heritage Foundation: Su tarea no es pen- sar, sino justificar. 67 Segn enumera disinfopedia, solo en los Estados Unidos, 218 tanques pensantes, desde el Nixon Center hasta el Center for Digital Democracy, y 28 en Inglaterra, desde el Adam Smith Institute, has- ta el Institute of Ideas. La eficacia del financiamiento de las corporaciones a los tan- ques pensantes se expresa en lo que mediatransparency denomi- na como su decisiva contribucin a la derechizacin del dilogo poltico de la nacin y de las polticas de inters pblico. No se puede explicar el xito de estas estrategias apelando solo a los millo- nes que generosamente se dedican a dicho financiamiento; se debe El Apocalipsis segn San George 143 profundizar tambin en la forma en que se usa el dinero y en los mecanismos que, en la mejor tradicin neoliberal, permiten la mayor rentabilidad posible de la inversin. A qu se debe lo que mediatransparency califica como efectividaddel dinero que se invierte en estas maquilas ideolgicas? Los factores del xito son varios: 1) Las fundaciones donantes transmiten a las receptoras la mis- ma claridad de puntos de vista y de intenciones polticas que sustentan, 68 lo que puede tambin considerarse expresin de cnica prepotencia de quien paga y por lo tanto, ordena. A la larga, se erradica cualquier ambigedad en los plantea- mientos ideolgicos que se esperan, lo cual le da coherencia a un movimiento que gira alrededor de dos pilares esencia- les: mercado libre y gobierno limitado. 2) Se invierte el dinero en instituciones que cubren los sectores estratgicos de los Estados Unidos y lo que se invierte no se orienta a respaldar programas especficos, sino a garantizar fondos operacionales generales. Esta flexibilidad tiene tam- bin otra ventaja: el dinero puede usarse para lo que sea ms necesario en cada momento. Las cuentas a rendir son tambin flexibles, como los fondos reservados de los gobiernos o de las agencias de inteligencia. 3) Los recursos invertidos se concentran en todo lo que pueda garan- tizarles alcance nacional y se dispersan lo menos posible. Esta concentracin de las inversiones explica la manera en que gran- des donantes compartenfundaciones receptoras, o lo que es lo mismo, por qu siempre van al seguro: el 18% de los re- ceptores recibe el 75% de lo donado. 69 4) Los donantes invierten fuertemente: [...] en instituciones y proyectos orientados al mercadeo de ideas polticas conservadoras, [...] para lo cual se les exi- ge desarrollar campaas agresivas, usando los medios de difusin y las nuevas herramientas de comunicacin para crear sus propias bases, movilizar a la opinin pblica y es- tablecer redes con otras organizaciones alrededor de una agenda comn. 70 144 Eliades Acosta Matos No es casual que, en julio de 2002, en un encuentro que reu- ni a los ms importantes tanques pensantes de los Estados Unidos, Edwin Feulner, de la Heritage Foundation, hablase de [...] las cuatro M, (mission, money, managements y marke- ting), 71 que encierran la clave de su xito. 5) Las fundaciones proveen de considerables recursos para [...] crear y cultivar intelectuales pblicos y lderes polticos con fuertes convicciones sobre el mercado libre y el Estado limi- tado, 72 fortaleciendo as la imagen de tales polticas y garan- tizndole permanente visibilidad. 6) La mayora de estas fundaciones vienen haciendo donativos desde hace ms de 20 aos, [...] lo cual les ha permitido dotar de bases financieras slidas a las instituciones conser- vadoras, crearles una tremenda capacidad ofensiva para influir en audiencias especficas y sobre determinadas polticas, a la vez que llegar hasta los niveles donde se deciden las polti- cas sociales, fiscales y regulatorias. 73 La voz autorizada de Christopher DeMuth, quien fuera presi- dente del American Enterprise Institute, citada por Robert Kuttner en su artculo, se remite a otras aristas de la eficacia: 1) Las cosas toman su tiempo, 74 o lo que es lo mismo, los inversores no pueden apremiar a sus voceros ideolgicos pi- dindoles resultados inmediatos por la inversin realizada, teniendo en cuenta lo difcil que es imponer una idea nueva en la conciencia de la nacin y el mundo. 2) El movimiento conservador necesita tambin de ideas positi- vas, 75 o sea, de afirmaciones y no solo negaciones, como va ideal para lograr apoyo popular para los objetivos que persigue. 3) Todos los cambios que se producen [en la poltica de los Esta- dos Unidos] son bipartidistas [...] por lo que la derecha debe esforzarse por atraer hacia sus posiciones a los Nuevos De- mcratas. 76 El propio Kuttner, que se autorreconoce como liberal, no es- capa a la tentacin de apuntar algunas de las estrategias que han El Apocalipsis segn San George 145 aportado xito a los tanques pensantes y las fundaciones que con- forman el llamado movimiento conservador: 1) Dicho movimiento tiene profunda conciencia de s mismo y sus voceros hablan con el lenguaje de los fundadores, pero sin ambigedades, pues creen ser un movimiento progresista. 2) Las fundaciones conservadoras y sus tanques pensantes nunca se definen como polticos, a pesar de serlo, sino como ins- tituciones filantrpicas, que se limitan, aparentemente, a diag- nosticar y proponer soluciones, que otros han de llevar a la prctica. 3) La mayora de las juntas directivas de las fundaciones conserva- doras estn formadas por patricios y empresarios corpora- tivos, lo que les aporta claras jerarquas no escritas y en consecuencia, un espritu de cuerpo. Aunque apenas se hable de ello, Jill Junnolas apunta en su ar- tculo otra fortaleza ms: el entramado de relaciones personales que se crea al repetirse en las juntas directivas, o al frente de los pro- gramas de las fundaciones y tanques pensantes, los nombres de las mismas personas que, como ocurre ahora con el gobierno de Bush, ocupan tambin altas posiciones gubernamentales: La Smith Richardson Foundation otorg al American Enterprise Institute en el ao 2000 un donativo del cual se destinaron 125 000 USD para un estudio sobre cmo se influye en las relaciones exteriores de los Estados Unidos. Al frente del estudio se ubic a John Bolton, quien trabajaba, precisamen- te, en la Secretara de Estado. 77 En la Junta Directiva del American Enterprise Institute (AEI) es posible hallar a Richard Perle, presidente de la semigu- bernamental Junta de Poltica para la Defensa, a Irving Kristol, el abuelo de los neocons, a Michael Ledeen, pri- mer director ejecutivo del Jewish Institute for National Security Affairs (JINSA) [...] a Lee Raymond, presidente de Exxon Mobil y a William Stavropoulos, presidente de Dow Chemical Co. 78 El actual presidente de Lynde and Harry Bradley Foundation, Michael Grebe, tambin es miembro del Bur de Supervisin 146 Eliades Acosta Matos del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, del cual form parte Condoleezza Rice [...]. 79 Se entiende por qu Jill Junnola habla de que las relaciones entre [...] las fundaciones, los tanques pensantes y el equipo de Bush bordean lo incestuoso. 80 Tras construir el laberinto conservador, con tenaz constancia, las grandes corporaciones han ubicado en cada rincn o recodo a sus tanques pensantes. Grandes sumas de dinero y eficaces estra- tegias han sido movilizadas para influir sobre la sociedad norte- americana y el resto del mundo mediante las ideas que promueven estas infatigables factoras. Cules son esas ideas y quines los hombres que las pro- mueven? El Apocalipsis segn San George 147 Referencias 1-3 Freytas, Manuel: Segn un informe de ex altos miembros de la seguridad del Estado, los halcones planean invadir Irn si Bush gana las elecciones. En: http://iranoticias.com/secciones/norteamerica/0057_halco- nes_iran_21jul-04.html 4-5 Ritter, Scott. How We Got It so Wrong in Iraq?, Times Union, July 18, 2004. En: http://www.lists.cu.groogroo.com/cgi-bin/listinfo/peace-discuss 6-13 Snider, L. Britt: Introduction. Tomado de: Sharing Secrets With Lawmakers: Congress as a User of Intelligence. En: http://www.cia.gov/ csi/monograph/lawmaker/1.htm 14-19 __________: How Intelligence-Sharing with Congress Has Evolved. Ibdem. 20-33 _________: What Distinguishes Congress as a Consumer of Intelligence?. Ibdem. 34-36 __________: How Intelligence-Sharing Works at Present. Ibdem. 37-38 __________: Impact of Intelligence-Sharing with Congress. Ibdem. 39-41 Think Tanks. En: www.disinfopedia.org/wiki.phtml?title=think_tanks&- printable=yes 42 The People We Pay to Think. En: http://www.hereinreality.com/news/ rand.html 43-44 Ob. cit. (40). 45 Junnola, Jill: Perspectives: Who Funds Whom?, Oct. 4, 2002. En: http:/ /www.campus-watch.org/article/id/243 46 Ob. cit. (40). 47-57 The Strategic Philanthropy of Conservative Foundations. En: http:// www.mediatransparency.org/movement.htm 58 Bennett, William J.: About the Heritage Foundation, Our Staff. En: www.heritage.org/about/staff/williambennet.cfm 59 Noah, Timothy: Bill Bennett and the Cultural-Decline Decline, Oct. 21, 1999. En: http://slate.msn.com/?id=1003865 60-62 Green, Joshua: The Bookie of Virtue, The Washington Monthly, June, 2003. En: www.washingtonmonthly.com 63 Bennett, William J.: A Strategy for Transforming Americas Culture, Apr. 16, 1994. Heritage Lecture # 489. En: http://www.heritage.org/ Research/Family/HL489.cfm 64 __________: Thoughts on Iraq and the War on Terrorism, Heritage Lecture # 819, Febr. 3, 2004. En: http://www.heritage.org/Research/ Middle-East/hL819.cfm 65-67 Ob. cit. (40). 68-73 Ob. cit. (48). 74-76 Kuttner, Robert: Philanthropy and Movements, July 15, 2002. En: www.prospect.org/web/ 77-79 Ob. cit. (48). 80 Ob. cit. (46). El Leviatn-Padre Quien quiera entender las ideas que promueve el movimiento neoconservador norteamericano debe remontarse a la era en que Ronald Reagan y Margaret Thatcher derrochaban la tenacidad de los predestinados para salvar al mundo de la amenaza comunista. Remontndonos al pasado, o siguiendo la corriente en sen- tido inverso, se encontrarn las huellas de un movimiento cuya etapa de esplendor ya ha pasado. Lo que se muestra a nuestros ojos, bajo la presidencia de Bush Jr., es la penosa decadencia de una obra teatral que se vio temporalmente interrumpida, en su versin ori- ginal, por la presidencia de Clinton, y que pretendi continuarse a toda costa, y casi con los mismos protagonistas, sin reparar en que el pblico espectador haba perdido el asombro inicial y, de paso, la inocencia. Lo que bajo Reagan fue novedad y audacia, bajo Bush Jr. es rutina, remake y bostezo. Ni las estrellas del espectculo de los 80 y la presidencia de Bush Sr., al estilo de Elliot Abrams, John Negro- ponte o Jeanne Kirpatrick, han logrado actuaciones medianamente convincentes en estas segundas partes. Y por si fuera poco, el guin se ha filtrado a la platea, demostrando ser algo muy diferente de la obra maestra que se aunciaba. Lo que se conoci como experimento Reagan fue, en rigor, [...] una contrarrevolucin, despus de medio siglo de progresi- vos esfuerzos federales por estabilizar la economa, asegurar a los individuos contra el infortunio, redistribuir los ingresos y las opor- tunidades. 1 Se llev a cabo cuando el sistema se consider lo su- ficientemente fuerte y confiado como para arremeter contra las concesiones temporales hechas a las masas despus de la crisis de CAPTULO 4 LAS LEGIONES DEL IMPERIO 149 150 Eliades Acosta Matos 1929, la Segunda Guerra Mundial, y el auge de los movimientos obreros y comunista internacionales, que lo pusieron al borde de una crisis decisiva. Haba llegado el momento de ripostar, contratando a un experi- mentado actor de Hollywood para hacer creble la trama. Y sobre todo, que gozara del favor popular. El primer paso para desplegar la estrategia contrarrevo- lucionaria conservadora fue copar el poder, o lo que es lo mismo, ocupar el Estado y desde all propiciar un golpe palaciego, un autogol, cuya segunda versin ha sido protagonizada por Bush Jr., tras el 11 de septiembre de 2001. La misin que se dio a Ronald Reagan, en el plano interno, fue la de desmantelar el estado de bienestar socialdemcrata- keynesiano, reducir todo lo posible las funciones reguladoras y distributivas del propio Estado en beneficio de las grandes cor- poraciones y, fuera de sus fronteras, detener el avance del movi- miento revolucionario mundial, respaldado por el campo socialista y la URSS. Para poder cumplir tan difcil agenda y construir lo que Thomas Hobbe defini como Estado-Leviatn, Reg Whitaker seala en su artculo Neoconservadurismo y Estado, que Reagan apel a un modelo de Estado, el de Seguridad Nacional, que presenta los siguientes elementos distintivos: Concentracin de poderes militares y otros recursos del Estado. Concentracin del poder de las fuerzas de seguridad y su capacidad de vigilancia. Control de la libertad de expresin, de la privacidad de las personas y recorte de los derechos civiles conquistados durante las luchas de los 60 y 70, bajo pretextos morales. Para Whitaker, el proceso de construccin del Leviatn-Pa- dre comenz bajo la presidencia de Franklin Delano Roosevelt, un demcrata, con la justificacin de que se necesitaba concentrar mucho poder y alejar las decisiones del escrutinio y la opinin pblica, con tal de lograr la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Su cota ms alta la alcanz con el Proyecto Manhattan que culmi- El Apocalipsis segn San George 151 n con el lanzamiento de las bombas atmicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Otro demcrata, Truman: [...] llev a cabo la transicin hacia el Estado de Seguridad Nacional, en tiempos de paz, con la consolidacin de la Guerra Fra, a finales de los 40, y fueron los gobiernos de- mcratas de Kennedy y Johnson los que la desarrollaron an ms mediante intervenciones armadas en Asia y Amrica Latina. 2 Este interesante itinerario, demostrativo de que el instinto de conservacin del sistema opera de manera bipartidista, culmina con la llegada de Reagan al poder, caracterizada por Whitaker como [...] nueva fase siniestra de la entrega de los republicanos a la ex- pansin del Estado de Seguridad Nacional. 3 En teora, el Estado de Seguridad Nacional tiene una tarea esen- cial ante s, la primera de todas: la de impedir que sus enemigos, internos y externos, puedan daar sus intereses, y por extensin, a l mismo. Aunque lo disimule bajo la supuesta proteccin de intereses nacionales sagrados, o la defensa de sus ciudadanos, lo que provoca la construccin del Leviatn de Hobbes es la defensa del propio Es- tado ante peligros que pueden frecuentemente rebasar su capacidad de control y respuesta proveniente de sus propios ciudadanos e ins- tituciones internas, antes que de enemigos externos. Hobbes lo ex- presa con claridad: [En situaciones de desconfianza mutua] ningn proce- dimiento tan razonable existe para que un hombre [o un Es- tado] se proteja a s mismo, como la anticipacin, es decir, dominar por medio de la fuerza o por la astucia a todos los hombres que pueda, durante el tiempo preciso, hasta que ningn otro poder sea capaz de amenazarle. 4 La capacidad del sistema para enfrentar las amenazas reales o ficticias que se alzaban ante l hacia 1981, cuando Reagan es elegi- do a la presidencia, estaba bastante deteriorada tras la administra- cin Carter, lo suficiente como para decretar la Ley Marcial, en secreto, y poner al frente a un hombre que saba sonrerle a las 152 Eliades Acosta Matos cmaras. Siguiendo la lgica de Hobbes, el soberano, y por exten- sin el Estado-Leviatn que encarna, no tiene que rendir cuentas en la Tierra ante nadie, justo lo que se necesitaba: La misin del soberano (sea monarca o asamblea), consiste en el fin para el cual fue investido con el soberano poder, que no es otro sino el de pro- curar la seguridad del pueblo; a ello est obligado por la ley de la naturaleza, as como a rendir cuentas a Dios, autor de esta ley, y a nadie sino a l. 5 Ronald Reagan dio buena cuenta de las indicaciones meto- dolgicas de Thomas Hobbes: jams dej de hablar de la seguridad del pueblo americano, ni dej de mostrarse absolutamente indi- ferente hacia las opiniones que sus decisiones generasen. De ma- nera similar se comport siempre Margaret Thatcher. Los gobiernos neoconservadores controlan a Gran Bretaa des- de 1979 y a los Estados Unidos, desde 1981. Con ligeras variacio- nes folclricas en la primera, las ideas que figuraron en el programa de gobierno de Reagan fueron: Construccin de un gobierno ms limitado, destinando la mayor parte de los impuestos a la defensa y las fuerzas de seguridad. La primera parte de esta consigna fue til para la propaganda, pero jams se llev a la realidad: en los Estados Unidos los gastos totales del gobierno de Reagan, con respecto al PIB aumentaron en un 2,5% en 1985, con respecto a los aos de Carter. La segunda parte se cumpli al pie de la letra: en seis aos de gobierno de Reagan, los gastos de defensa y seguri- dad, con respecto al PIB, aumentaron en un 117%. Reduccin de los gastos destinados a programas sociales, y ms que reduccin, crecimiento de estos a ritmos ms lentos que los destinados a la defensa y seguridad: mientras estos lti- mos crecan en un 117%, los primeros lo hacan en un 76,4%. Restriccin de las libertades democrticas: bajo la presidencia de Reagan se puso de nuevo en vigor la Ley McCarran-Walter de la poca del McCarthysmo para prohibir o controlar la en- trada de visitantes extranjeros. Incremento del secreto en la vida pblica y estatal: la aplicacin de la Ley de Libertad de Informacin fue selectiva y, lejos de cum- plirse la desclasificacin de los documentos pblicos, se pro- El Apocalipsis segn San George 153 cedi a la reclasificacin de muchos de ellos. Se intent trans- formar la Ley de Espionaje de 1917 en una normativa para impe- dir la discusin abierta de asuntos vinculados con la defensa. Justificacin de las acciones autoritarias, dentro del pas y fuera de l, apelando a las amenazas del terrorismo internacional. Convocatoria a una cruzada moralizante a nombre de una Mayora Moral, cuya misin principal era restaurar la fibra moral ameri- cana. Las principales demandas de esta cruzada eran antia- bortistas, antifeministas, antihomosexuales, antipornografa; la obligatoriedad del rezo en las escuelas; la oposicin a la msica rock, etc., todo lo cual requera una creciente intervencin del Estado en la vida privada de los ciudadanos. Se exacerbaron, adems, las expresiones ms superficiales y chovinistas del nacionalismo, coartada justificativa para la mo- vilizacin engaosa de la nacin contra sus enemigos y riva- les exteriores, independientemente de su verdadera magnitud, y respaldo a todas las acciones agresivas e imperialistas, en poltica exterior. No en vano la era Reagan se ha llamado tam- bin la era Rambo. Ostentacin escandalosa, por parte de los nuevos republicanos de su riqueza personal, en el plano interno, y de la fuerza mi- litar y las presiones brutales contra sus enemigos en el plano externo, en una especie de unilateralismo fundamentalista de corte clasista y militar, con el consabido mensaje de que [...] tras las humillaciones sufridas por culpa del inepto y dema- siado pacfico Carter, un hombre fuerte estaba al frente [de los destinos del pas]. 6 A pesar de esas declaraciones alti- sonantes, todas las aventuras blicas de Reagan tuvieron por blanco a enemigos pequeos, naciones devastadas del Tercer Mundo (Nicaragua, Afganistn, Angola, Granada, etc.) donde se podan recoger los frutos de una supuesta invencibilidad del sistema, a relativamente bajo costo. Declaraciones de que [...] con la ayuda de Dios, antiguo aliado de los Estados Unidos, podremos solucionar y solucionare- mos todos los problemas que nos acechan, 7 lo cual remite al uso del fundamentalismo religioso con fines polticos. Unin descarnada y cnica entre nacionalismo y autoritarismo, que es la caracterstica central del movimiento neoconservador, 154 Eliades Acosta Matos mientras se declaraba, de manera abierta y sin remordimientos, que la acumulacin de capital es la preocupacin o meta final del movimiento, o lo que es lo mismo, que es un movimiento que pretende involucrar a la nacin completa en beneficio de su mejor parte, o sea, los ms ricos. Lo que distingue al neocon- servadurismo de otras estrategias capitalistas afirma Whitaker es su defensa sin tapujos de la redistribucin a favor de los ricos [hacia arriba], y el consiguiente acento que pone en la coaccin, en detrimento de la legitimacin. 8 Se asume como natural que la desigualdad sea un factor esen- cial en la estrategia neoconservadora, lo cual la consagra, legitima y hace superflua y antinatural, desde el punto de vista de la propa- ganda estatal, cualquier accin para hacerla disminuir o erradicarla. Por lo anterior, se ataca de manera directa y a la luz pblica, al sindicalismo, las reivindicaciones salariales, las pretensiones corporativas, a todas las manifestaciones de la sociedad civil que asuman una postura crtica o de lucha contra el sistema. Se acusa a las posturas progresistas o de izquierda como poco patriticas o claramente antipatriticas. Mientras se institucionalizaba la coaccin sobre los ciudada- nos mediante la fuerza del Estado y del mercado, el reaganismo se apropiaba del lenguaje de los derechos y las libertades, en flagran- te contradiccin hipcrita entre el discurso y la realidad, pero como bien subraya Whitaker, [...] el discurso poltico de la tradicin anglo-americana no se caracteriza por la claridad filosfica de sus intenciones. 9 Lo que Whitaker llama, acertadamente, la redefinicin de los lmites del Estado neoconservador, a partir de Reagan y la Thatcher, y sus caractersticas arriba enunciadas, que comportaron, en s mis- mas, no pocas innovaciones y cambios en las definiciones y lmites clsicos entre Estado y mercado, Estado y capital, progresistas y conservadores, izquierdas y derechas, introdujo una enorme confu- sin en las filas de los que, por definicin, deban oponerse a los programas y planes de ese mismo Estado, reduciendo de manera sen- sible su capacidad de resistencia y movilizacin, lo cual benefici, de manera directa, a los neoconservadores. Los efectos de este pro- ceso son an visibles en nuestros das, pero van retrocediendo pues El Apocalipsis segn San George 155 segn Whitaker, se ha logrado cumplir que [...] la izquierda em- pezara el difcil proceso de establecer su cartografa. 10 Les parecen conocidas estas caractersticas del Leviatn-Pa- dre? Les parece haber escuchado, en los ltimos tiempos, mucho ms despus del 11 de septiembre de 2001, los mismos mantras propiciatorios, el mismo discurso reaganista desenterrado y vuelto a la vida por los conjuros alqumicos del equipo de Bush Jr.? Reco- nocen los mismos rasgos, el mismo aire familiar que los identifi- ca, desde el ADN neoconservador que comparten? Para los fines ltimos de la teologa neocon, da lo mismo el Le- viatn-Padre, que el Leviatn-Hijo, que el Leviatn-Espritu Santo. Da lo mismo el ascenso, la decadencia del imperio, o las ideas que lo nutren, siempre que se incrementen las ganacias de la parte mejor de la sociedad, a la que Bush Jr. llam mi base, con cnico desparpajo. Y tal como hace la Biblia, descrito ya el milagro del Gnesis, corresponde ahora la anotacin detallada, y en verdad algo aburri- da, del glorioso linaje de los neocons americanos, de sus ideas, trayectorias, y cargos actuales en la corte de este Mesas texano que ha llegado a nosotros, para salvarnos, no con la Buena Nueva de la redencin humana, ni trayendo a la diestra la paloma del Se- or, sino halando de una correa a la bestia del Apocalipsis, con el mismo garbo aburrido con que la soldado Lynndie England, de sus legiones en Iraq, arrastraba a un maltrecho prisionero iraqu en Abu Ghraib ante las cmaras, bsicamente para divertirse y expresar su frustracin, segn acaba de declarar el suboficial Paul Arthur de las mismas legiones, encargado de investigar los pequeos excesos cometidos all por algunos soldados, siempre, eso s, por iniciativa propia. El linaje neocon Existe una definicin clsica del trmino neoconservador, tan clsica que Norman Podhoretz, uno de sus patriarcas, la calific de clich en una conferencia leda en el American Enterprise Institute, el 15 de enero de 1996. Segn la leyenda, en algn momen- to y lugar, Irving Kristol, el Gran Mogol del movimiento, pontific que [...] un neoconservador es un liberal que ha sido asaltado por la realidad. 11 156 Eliades Acosta Matos Es imposible hallar otra frase ms exacta para dar, en pocas palabras, el complicado pedigr de los neocons. Como suele ocurrir con los movimientos ideolgicos tan abigagarrados como este, las definiciones que intentan atrapar su esencia son legin, y difieren en la medida que se acercan o alejan de sus posiciones. Veamos algunas: 1- Los neoconservadores son pesos pesados intelectuales pro- -guerras y pro-imperio, que han llenado el vaco de la derecha, cuando a la mayora de los norteamericanos les interesa poco la poltica exterior. Dominan la poltica exterior del Partido Republicano porque los dems no nos ocupamos de eso [...]. Influyen tambin fuertemente sobre el Partido Demcrata, de cuyas filas provienen. Se encuentran cerca- nos a los social-demcratas europeos, muchos de los cuales, tras el colapso del comunismo, apoyan las guerras interven- cionistas. Son el cerebro del Partido de la Guerra. Estn bien organiza- dos, muy bien financiados, y se concentran [en su programa]. Sus miembros saben bien lo que quieren: instaurar el Imperio Americano, que los gastos militares alcancen el nivel logra- do durante los aos de la Guerra Fra, mucho armamento nue- vo, y una poltica global que proyecte a los militares americanos a lo profundo de Asia y a todos los dems puntos intermedios. 12 2- Los conservadores tradicionales favorecan la fuerza mili- tar y tenan un concepto estrecho de los intereses naciona- les, mientras que los liberales eran devotos y se inclinaban hacia los ideales abstractos. Los neoconservadores tienen algo de ambos: son halcones, pero tambin defienden los derechos humanos y los principios del orden mundial. 13 3- Los neocons se caracterizan por creer que los Estados Uni- dos no deben avergonzarse por usar su poder indisputado, de manera abrumadora si es necesario, para promover sus valores alrededor del mundo. Algunos hablan, aun, de la ne- cesidad de establecer un imperio americano. Los neocons creen que las amenazas que actualmente enfrenta su pas no deben solo ser contenidas, sino evitadas, incluso, mediante el uso de acciones militares preventivas. 14 El Apocalipsis segn San George 157 4- Los neoconservadores son un producto del antiguo mo- vimiento judeo-trotskysta norteamericano de los aos 30 y 40, que se metamorfose en comunista-liberal, entre los 50 y los 70, y finalmente, se transform en una variante del mi- litarismo imperialista de derecha. 15 5- El neoconservatismo es una filosofa poltica secular que expresa la reaccin de un grupo de antiguos liberales ante lo que crean era la poltica de apaciguamiento hacia la URSS, del Partido Demcrata, motivada, sobre todo, por el tratamiento que se daba en aquel pas a su poblacin juda y por sus relaciones con el mundo rabe. Era un grupo peque- o, pero influyente, formado por escritores, comentaristas y funcionarios gubernamentales. 16 No es difcil imaginar un movimiento como el de los neocon- servadores naciendo por inseminacin artificial en los aos de la Guerra Fra, amamantado en sus primeros das por los generosos donativos de las agencias de inteligencia norteamericanas y las gran- des corporaciones, a travs del laberinto conservador de los tan- ques pensantes y las fundaciones filantrpicas. No es difcil tampoco definir a un movimiento como este, nu- trido de conversos y apstatas del movimiento obrero y comunista internacional, como un Caballo de Troya utilizado para penetrar, di- vidir y derrotar a ese mismo movimiento, de la misma forma que, para tales fines se han utilizado y financiado, bajo cuerda, a otras tendencias similares. No es difcil intentar caracterizarlo como un destacamento de guerra asimtrica, una especie de Legin Extranjera contra las ideas progresistas, liberales y de izquierda, sirvindose para ello de oportunistas y desertores, cuya prdica va dirigida a desmora- lizar a sus oponentes a travs de constantes llamados a la deser- cin, ms o menos la misma labor que realizaban en las guerras de independencia cubana las contraguerrillas formadas por desertores del campo rebelde, al servicio del colonialismo espaol. Analogas aparte, para entender al movimiento neoconservador norteamericano, que es la fuerza organizada que ha nutrido de cua- dros al gobierno de Bush Jr., y le ha dado la escalofriante coheren- cia ideolgica que ostenta, a pesar de las incoherencias y vacuidades 158 Eliades Acosta Matos del presidente, es imprescindible remitirse a su historia, aunque esa disciplina acte en los neocons a la manera del agua bendita sobre los vampiros. Adam Wolfson, editor del The Public Interest considerado por muchos uno de los rganos principales del movimiento, es una voz autorizada para desentraar los orgenes los neocons, al me- nos, para transmitirnos cmo estos imaginan su propio alumbra- miento, y la mitologa que suean para sus primeros pasos. A ello dedic, en el invierno de 2004, un artculo titulado Conservatism and Neoconservatism. Para Wolfson, es parcialmente correcta la afirmacin que Irving Kristol plasmara en 1995 en su libro Neoconservatism: The Autobiography of an Idea, algo as como el Mein Kampf de los neocons, acerca de que [...] lo que puede ser descrito como el impulso neoconservador fue [...] un fenmeno generacional, y ha sido ya lo suficientemente incorporado dentro de un movi- miento ms amplio, que es el propio movimiento conservador, 17 a lo que Wolfson aade: [...] ms que un fenmeno generacional [y en consecuencia, transitorio], el neoconservatismo es una de las principales tendencias dentro del conservatismo, tomado este como un todo. 18 Si aceptamos la afirmacin de Wolfson, debemos preguntar- nos, cules son las otras tendencias que conviven con los neocons dentro del movimiento conservador americano? El contorno bsico del neoconservatismo es apreciable cuan- do se le compara con sus dos rivales conservadores funda- mentales: los libertarios y los tradicionales [...]. Generalmente hablando, los tradicionalistas miran hacia Edmund Burke, los libertarios hacia Frederick Hayes, y los neocons hacia Alexis de Tocqueville [...]. Aquellos de nosotros que se quejan de la vida moderna americana y encuentran solaz en el pasado, per- tenecen a los tradicionalistas. Aquellos que celebran las nue- vas libertades y las nuevas tecnologas, pertenecen a los libertarios. Y los que ven en la modernidad principios ad- mirables, pero tambin tendencias preocupantes, son los neoconservadores. 19 El Apocalipsis segn San George 159 Empecemos por caracterizar a los tradicionalistas, conoci- dos como trads, los miembros ms antiguos de la familia con- servadora norteamericana: Tras la Segunda Guerra Mundial, un grupo de importantes pensa- dores conocidos como nuevos conservadores intentaron unir las ideas de Edmund Burke a la vida pblica norteamericana. En la obra The Conservative Mind, escrita en 1953 por uno de ellos, Russell Kirk, es apreciable el intento de llevar al pensamiento conservador norteamericano, desde su variante filosfica burguesa, de raz lockeana, a su variante aristocrti- ca, cercana a las posiciones contrarrevolucionarias de Burke, con lamentos al estilo de [...] la edad de la caballera ha pasa- do 20 y las denuncias [...] al nuevo imperio de la razn y la ilustracin, 21 condensadas en su obra Reflections on the Revolution in France. El regreso a Burke, protagonizado por Kirk y sus aliados, no era gratuito. En el terreno de la poltica internacional, este propug- naba el principio de intervencin, por el cual los Estados te- nan el derecho de intervenir en otros Estados, si consideraban que en ellos se estaba pervirtiendo el orden natural, dando lugar a la anarqua, la tirana, y el desorden, 22 tal como Burke deca que haba ocurrido en la Francia revolucionaria. El anhelo de detener, reconsiderar y, quizs, hacer retroceder [a la sociedad norteamericana, en el tiempo] apunta Wolfson, se mantena vivo entre estos crculos conservadores, lo cual se reflejaba en la defensa de la familia tradicional, el cultivo de sus virtudes y la sensibilidad religiosa. Es tpico de este punto de vista acusar al gobierno federal de usurpar las prerrogati- vas de las localidades. El ideal era regresar a un pas de pue- blos pequeos y de comunidades muy vinculadas entre s. 23 Para Kirk, seis eran los grandes temas del pensamiento conser- vador norteamericano, segn lo reflej en su obra La menta- lidad conservadora en Inglaterra y los Estados Unidos: [...] la creencia de que un destino divino rige la sociedad y la conciencia humana; la lucha por la pluralidad tradicional frente a la uniformidad del igualitarismo moderno; la conviccin 160 Eliades Acosta Matos de la necesidad de la jerarqua; la defensa de la tradicin; la creencia de que la propiedad y la libertad son indisolubles; la idea de que cambio y reforma no son cosas idnticas. [Para finalizar] la afirmacin de que Dios instituy un orden que debe ser respetado. 24 Ante estas posiciones de los tradicionalistas, viene a la mente la definicin clsica que Abraham Lincoln brindase sobre el conservatismo, en discurso pronunciado el 27 de febrero de 1860: Qu es el conservatismo, sino lo viejo y ya intentado, que se opone a lo nuevo y no intentado an? 25 El rgano difusor de las ideas trads, en sus inicios, fue la National Rewiew, donde Kirk tena una columna semanal. El pri- mer editorial de la revista fue escrito en 1955 por William F. Buckley, y tal como Wolfson lo describe, fue un llamado a las armas para decir: Stop. Cercanos en algunos aspectos a los trads, pero alejados en otros, sin llegar a constituir una corriente dominante dentro del movimiento conservador norteamericano, existe una espe- cie de iglesia fundamentalista disidente, y como todas las de su tipo, pequea, pero muy activa. Este grupo es conocido como paleoconservadores. A los efectos del presente anlisis, de- bemos examinarlos como una derivacin de los trads. Sus carac- tersticas son: Segn Wolfson: Los paleos desprecian muchos aspectos de la vida moderna norteamericana y pretenden moverse ms all del debate poltico contemporneo. Se dieron a conocer en los 90, cuando Patrick Buchanan intent transformar el Partido Republicano de acuerdo a esas ideas: no para restaurar el viejo ideal conservador, sino para iniciar la reforma de la derecha. 26 Buchanan se declaraba anti-mercado libre y antiglobalizacin, en la economa; antiemigrantes y antiaborto, en la vida social, y aislacionista, en poltica exterior. Declar una guerra reli- El Apocalipsis segn San George 161 giosa por ganar el alma y el corazn de la nacin. Se le consi- deraba un intento quijotesco. 27 En asuntos tales como la conveniencia de la igualdad social y pol- tica, o el derecho humano a pensar, [...] los paleos revelan una exhuberancia iconoclasta que se encuentra raramente en la derecha de post-guerra. Su espritu es cercano a Nietzsche y como este, se mueven tras los dolos democrticos, movidos por el desdn hacia lo que creen deshumanizador. 28 El rgano de difusin de los paleos ha sido la revista Chro- nicles: A Magazine of American Culture, del editor Thomas Fleming, quien se ha dedicado a la sociobiologa, la teora evolucionista y la antropologa, para propiciarle un renacer a la derecha. Entre sus tericos se encuentran Paul Gottfried y Samuel Francis. Los libertarios o libs, como tambin se les conoce, constitu- yen la tendencia dominante dentro del espectro conservador nortea- mericano. A diferencia de los trads y los paleos, los libertarios consideran que su mbito natural es el mundo moderno, y en con- secuencia, no luchan por el retorno a ninguna poca dorada del pasado. Sus rasgos distintivos son: Se consideran sucesores de John Locke, Adam Smith, John Stuart Mill, Frederick Hayek y Milton Friedman, por lo que, como indica Wolfson, [...] creen actuar dentro de una lnea progre- sista y luchan por expandir, todo lo posible, las libertades eco- nmicas y las oportunidades individuales. Se oponen a todas las regulaciones, sean de ndole econmica o moral. 29 Esta posicion crea en los libs el espejismo de que no son con- servadores, como se resume en la afirmacion de Friedman de que no era un conservador, sino un liberal del siglo XIX. Los libs son especialmente activos en la oposicin a los gobier- nos grandes y fuertes. Uno de sus clsicos lo constituy la obra de Hayek The Road to Serfdom, escrita en 1944, como respuesta al auge del nazismo alemn, el socialismo soviti- co, y [...] a todos los intentos de planificacin econmica. 30 Para Hayek, la libertad poltica y personal dependen de la libertad en los asuntos econmicos, por lo que, incluso, los 162 Eliades Acosta Matos estados de bienestar de los Estados Unidos y Europa condu- ciran [...] al eclipse de la libertad. 31 La crtica al estado de bienestar de los libs es menos romntica, ms analtica y poltica que la que realizan con el mismo obje- tivo, los trads, y es la adoptada por los tanques pensantes conservadores ms importantes, al estilo del Cato Institute, el American Enterprise Institute y la Heritage Foundation. [...] Su portavoz principal fue Newt Gingrich, vocero de la Cmara de Representantes en 1994. [...] El llamado Contrato con Amrica del Partido Republicano llamaba a [...] terminar con el gobierno que sea demasiado grande, demasiado intruso y demasiado li- gero con los dineros pblicos. 32 El consejo que brindan los libs cuando critican a los gobier- nos grandes y fuertes es aprender de la eficiencia de las cor- poraciones privadas. Gingrich lo defini en su discurso inaugural al asumir como vocero de la Cmara: Aprendamos del sector privado [...], de la Ford, de IBM, de Microsoft. 33 Tales declaraciones, en opinin de Wolfson, [...] traslucen el amor que sienten los libs por todo lo relacionado con las nuevas tecnologas: ellos creen que el gobierno puede modernizarse con las tecnologas electrnicas, as como garantizar la felicidad de las personas mediante la biotec- nologa. 34 Pero como suele ocurrir, todas estas son divisiones conven- cionales, que en la vida de personas concretas se solapan, y jams actan en estado puro. Veamos, a travs de la biografia y la visin personal de un neocon, cmo interactan estas ideas. El Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Berkeley desarrolla un programa de entrevistas grabadas con per- sonalidades polticas del pas, conocido como Conversaciones con la Historia, que generalmente es conducido por Harry Kreisler. El 25 de abril de 1990 Kreisler entrevist a William A. Rusher, dentro de la serie El movimiento conservador. La eleccin no era casual: Kreisler era un destacado columnista y figura de la te- levisin, conocido como conductor del programa The Advocate, editor por 31 aos de la National Rewiew, y autor de numerosos libros, entre ellos The Rise of the Right. El Apocalipsis segn San George 163 Al ser entrevistado, Rusher explic as el surgimiento del mo- vimiento conservador, desde su perspectiva personal: El movimiento conservador se inicia a principios de los 50, con sus tres componentes esenciales. Estaban los libertarios y la Escuela Austriaca de Economa, seguidores de Von Mises y Hayek. Estaban los tradicionalistas de Burke, segui- dores de Rusell Kirk [...] mi llegada al campo conservador fue a travs del anticomunismo. El anticomunismo opera- tivo fue el tercer elemento tributario del movimiento conservador norteamericano. All se encontraban todos los que se oponan a la URSS, y tomaban la controversia muy en serio, sobre todo en el terreno filosfico, creyendo que el Partido Comunista representaba un problema para el pas, tanto como en lo internacional. 35 La interesante revelacin de Rusher introduce un elemento nuevo en el estudio del movimiento conservador norteamericano, el del anticomunismo, sobre el cual no se habla, o se menciona de soslayo, vergonzantemente. Mientras se hace nfasis en las diferen- cias de matices entre libs y trads, se obvia, con toda intencin, el anticomunismo que comparten. Rusher reconoce que las ideas de libertarios y tradicionalis- tas fueron importadas, y que el propio anticomunismo, en gran medida, tambin lo fue: La mayora de los anticomunistas ms notables eran refu- giados de Europa del Este, aunque tambin muchos eran norteamericanos. Un gran nmero haba sido comunista, como Whitaker Chambers y Frank Meyer. James Burham nunca fue comunista, sino un trostkysta muy prominente. Pero el anticomunismo lleg despus, en el terreno inte- lectual, como respuesta a la revolucin y al mundo comu- nista, al que se opusieron a ultranza [...] yo me hice amigo de Robert Morris, quien era jefe del Consejo del Subco- mit de Seguridad Interna, y me pidi que fuera su asocia- do, as que me convert en un anticomunista operativo, activo, en el sentido de la batalla [...] 36 164 Eliades Acosta Matos El carcter batallador, agresivo, que hoy ostentan los neocons proviene, en gran medida, de esa marca anticomunista que porta desde su origen el movimiento conservador norteamericano; de esa conciencia de que tiene enemigos que combatir, e ideas que imponer, para lo cual ha escogido el campo de batalla nacional, y tambin, el internacional. Las formas en que los neocons expresan este pecado original son dismiles, pero es apreciable en ellos un recurrente sentido fundamentalista, de desprecio a las razones y la lgica de sus oponentes, de creencia fantica en sus propias verdades, ms all de los datos de la realidad. En gran medida, los neocons son clones reciclados de las luchas ideolgicas de la Guerra Fra, que han sido capaces de evolucionar para subsistir en las condiciones del mun- do post-muro de Berln. Precisamente, fue el derrumbe del campo socialista, y en es- pecial la desaparicin de la URSS, lo que dio coherencia al movi- miento neoconservador y brind todas las oportunidades para que hiciese su entrada triunfal en la escena poltica norteamericana, y en consecuencia, en la arena mundial. Quince minutos de fama Tres momentos histricos se encuentran inscriptos, con toda seguridad, en las pginas doradas del movimiento neoconservador, en sus breviarios y libros de horas destinados a los nefitos recin captados para la fe: la cada del muro de Berln, la llegada a la pre- sidencia de George W. Bush, y el 11 de septiembre de 2001. En esta Santsima Trinidad se resume el ascenso, apogeo y decli- ve de los neoconservadores. Nunca antes, en la larga historia de la humanidad, un movimiento poltico experiment un ascenso tan arro- llador, logr reunir en sus manos tanto poder en el epicentro mismo del poder mundial, ni lo retuvo ms fugazmente, arrastrado por el des- moronamiento y la desintegracin de su organismo anfitrin, el go- bierno de Bush Jr. Mucha gente que se concentraba alrededor de ese crculo [el del Weekly Standard, rgano de los neoconservadores] alertaron, tras la cada del muro de Berln, que no deba hacerse una pausa El Apocalipsis segn San George 165 estratgica, y que no era el momento adecuado para tomarse unas vacaciones histricas. 37 As defina Max Boot, uno de los editores del Weekly Stan- dard, la situacin creada ante la derecha tradicional conservadora norteamericana, mientras su enemigo tradicional desapareca. To- das sus estrategias e ideas, de un momento para otro, quedaban en la arena poltico-ideolgica sin referencias, desorientadas, ob- soletas. Haba llegado el momento de los neocons, sus 15 minutos de fama. Y precisaba: Mucha de esa gente alertaba acerca de los grandes peli- gros que nos esperaban en el futuro, y que la nica manera que tenan los Estados Unidos para sortearlos era asumien- do el liderazgo mundial, tal y como hizo despus de 1945. Ellos alegaban que no podamos abandonar nuestros de- beres ante el mundo, como hicimos en 1919, sin pagar un precio terrible. 38 El olfato empresarial de los neocons, obtenido por sus rela- ciones carnales con las grandes corporaciones que los financian, les indicaba que ante aquel vaco haba llegado el momento para el que se haban preparado. Debutaban pretendiendo tener las frmu- las polticas y las nuevas ideas que reclamaban los nuevos tiempos. Llegaban hablando alto, con el aplomo de los salvadores que apare- cen en el momento preciso: Los republicanos sabamos cmo hacer poltica en los aos que median entre 1968 y 1991 reconoca David Frum, miembro del American Enterprise Institute, periodista y redactor de los discursos del presidente Bush Jr.. Noso- tros sabamos cmo luchar en aquellos aos, cuando la gente tema al ascenso de la criminalidad, el problema prin- cipal era la inflacin, y los soviticos avanzaban. Pero el mundo cambi, y nosotros no lo hicimos. El castigo que recibimos por no cambiar, fue la prdida del propio poder, no saber qu hacer ante ello, y al final, tropezar. 39 166 Eliades Acosta Matos Norman Podhoretz, con el cinismo que lo caracteriza y da brillo a su prosa, con los tintes postmodernos que nadie se imaginara a su avanzada edad, reconoca de manera simplista que defendiendo a los Estados Unidos en la Guerra Fra, se hicieron proamericanos y antisoviticos. Pero el mundo, tras la desaparicin de la URSS, result mu- cho ms complejo de lo que alguien como Podhoretz podra supo- ner, a pesar de ser uno de los gures de los neocons. La prdida de un enemigo exterior bien identificado, duran- te la Guerra Fra, que haba servido como aglutinador perfecto de la derecha norteamericana, lejos de favorecerla, provoc una peligrosa atomizacin, que los neocons trataron de resolver con su debut: Un pequeo grupo dentro de la derecha [los neocons] afir- maba que la misin no estaba cumplida, solo porque se haba producido el colapso del comunismo expresaba Max Boot. El mundo no es todava un lugar seguro para la de- mocracia. Los peligros seguan acechando afuera [...]. Pienso que, en los 90, esa era la opinin de una minora dentro del Partido Republicano, de hecho, era tambin minoritaria dentro de la propia administracin Bush, hasta el 11 de septiembre. Esos ataques cambiaron las cosas, de la misma forma que el 7 de diciembre de 1941 [Pearl Harbor] lo cambi todo. 40 No es interesante observar la manera en que se produjo el as- censo y la llegada al poder de este pequeo grupo de idelogos? Su imposicion dentro del espectro ideolgico norteamericano, inclu- so, dentro de la propia derecha conservadora, no recuerda, acaso, la emergencia de un tipo de fuerza fundamentalista, como la del fascis- mo alemn, que se impone mediante una agenda despiadada, sin matices, de ideas simplistas repetidas hasta el infinito; que exige sumisin, antes que coherencia; que no admite tonos diferentes a los propios, y que apela al terror intelectual para prevalecer sobre sus oponentes y crticos? La brecha abierta en la ideologa conservadora y el desplaza- miento de los genuinos herederos del conservatismo contrarre- El Apocalipsis segn San George 167 volucionario de Edmund Burke, tienen el cariz de un secuestro de la ideologa conservadora por parte de un pequeo grupo de ide- logos neocons 41 afirma Eduardo Arroyo. Este secuestro fue sospechosamente propiciado tambin por los secuestradores terroristas del 11 de septiembre. Cualquier de- tective, al estilo de Adrian Monk, Colombo o Perry Mason no hu- biese tardado en preguntarse: A quin benefici el crimen? Norman Podhoretz parece responder con una afirmacin ro- tunda, escrita en su libro Making It: Un escritor aspira a la coheren- cia y al orden: coherencia para s y orden para el mundo. 42 Un interesante artculo de James Zogby, presidente del Arab American Institute, publicado en el mediamonitors del 1 de julio de 2003, bajo el sugestivo ttulo de How The Neo-Cons Operate permite intuir la forma en que los neocons han obtenido la co- herencia para s y propiciado el orden para el resto del mundo. En opinin de Zogby, el modus operandi neocon se basa en: El secreto y la premeditacin: Dentro de los xitos cosechados por el neoconservatismo se encuentra el haber desatado la guerra en Iraq, pero fue precisamente ese xito el que lo ubic bajo el escrutinio de la opinin pblica. Inicialmente se dedicaron a copar revistas y tanques pensantes conservadores, y a buscar po- siciones claves en la administracin Bush, en puestos rela- cionados con la poltica exterior, creando una red pequea, pero influyente, de columnistas y comentaristas que logr condicionar el debate poltico, dentro del Gobierno y fuera de l. 43 El carcter cerrado que caracteriza los clanes endogmicos: Ellos estn conectados entre s por matrimonios, porque fueron jun- tos a la escuela, comparten los mismos empleadores, [...] o simplemente, porque son vecinos [...]. 44 Un superobjetivo compartido: La piedra angular del pensamien- to neoconservador radica en la creencia de que los Estados Unidos deben dominar al mundo, en lo poltico y en lo militar, tras el fin de la Guerra Fra. 45 168 Eliades Acosta Matos La influencia filosfica de Leo Strauss y sus discpulos: Las tres nociones esenciales que emergen [derivadas de la in- fluencia de Strauss] son: a) El papel de las elites: Las verdades esenciales sobre la so- ciedad humana y la historia deben ser del dominio solo de las elites [...]. b) El engao como diplomacia: Los filsofos deben mentir piadosamente no solo al pueblo, sino tambin a los podero- sos a los que sirven. c) La necesidad de tener una amenaza exterior: Strauss pensa- ba que un orden poltico estable solo es posible si la unidad proviene del enfrentamiento a una amenaza exterior. 46 No es difcil entender cmo, despus del 11 de septiembre de 2001, este pequeo, pero combativo grupo de doctrinarios, logr que Bush Jr. cayese rendido en sus brazos: era el destacamento mejor organizado, mejor pagado, y ms coherente de todos los que podan aconsejarlo en la inusual coyuntura en que los ataques terroristas lo haban situado. Su fuga hacia delante requera de cier- tos visos de legitimidad ideolgica, de cierta rotundidad y un tono agresivo, de bravucn de barrio, lo ms alejado de lo polticamente correcto que se pudiera. Todos estos requisitos eran reunidos, con creces, por los neocons. La simbiosis no tard en establecerse. Los ataques terroristas hicieron que la administracin Bush se acercase, como nunca antes, a la poltica exterior que preconizaban los neocons 47 se corrobora en el artculo del Christian Science Monitor. Cmo es el mundo futuro que imaginan los neocons, cuya visin le fue tan til a un gobierno acorralado como el de Bush? Los neocons profetizaban un mundo futuro donde los Esta- dos Unidos fuese el superpoder indisputado, inmune a las amenazas precisa el artculo What do Neoconservatives Believe?. Ellos crean que los Estados Unidos tenan la responsabilidad de actuar como un hegemon global ben- El Apocalipsis segn San George 169 volo. En dicha capacidad, la nacion deba actuar como un imperio que garantizase la creacin de gobiernos democr- ticos, econmicamente liberales, capaces de reemplazar a los Estados fallidos u opresivos que amenazan a los Esta- dos Unidos, o a sus intereses[...]. Cada rgimen hostil a los Estados Unidos, o que se suponga sea una amenaza, deber ser confrontado agresivamente, y no apaciguado o contenido. Las fuerzas militares del pas de- bern ser reconfiguradas para adquirir gran flexibilidad y capa- cidad de despliegue rpido, y se deben aumentar los gastos para la defensa, especialmente en armamentos de precisin y alta tecnologa, capaz de ser usado en ataques preventivos [...]. Se deber trabajar de conjunto con los organismos inter- nacionales, al estilo de la ONU, siempre que sea posible, pero ello no debe jams limitar las acciones encaminadas al lo- gro de los objetivos propuestos, cuando sea necesario. 48 En efecto, aquellas declaraciones debieron sonar como acor- des celestiales a los odos del Emperador, tan vapuleado ese oto- o de 2001. Los neocons fueron definitivamente aceptados a bordo del carro imperial, convirtindose en la Guardia Pretoriana de Bush Jr. La ofrenda de los Reyes Magos No se entra a formar parte de un gobierno ultrapragmtico, como son todos los gobiernos de los Estados Unidos, sin traer en las manos, de manera bien visible, las ofrendas polticas corres- pondientes. Los neocons llegaron con las manos llenas, en el mo- mento preciso, como se cuenta de los Reyes Magos que viajaron hasta Beln para agazajar al Mesas recin nacido. Las ofrendas neocons fueron esplndidas y sumamente tiles, a diferencia de lo que se suele, en ocasiones, regalar. Sus Reyes Ma- gos colmaron al gobierno de Bush Jr. de lo que este careca y deses- peradamente buscaba: coherencia, rigurosa disciplina ideolgica, visos de legitimidad, y un linaje medianamente presentable. Lo que los gobiernos de Reagan y Margaret Thatcher comba- tieron con denuedo, en sus sociedades y el resto del mundo, bajo 170 Eliades Acosta Matos la acusacin de permisividad, al momento de tomar el poder Bush Jr. y hasta el 11 de septiembre de 2001, continuaba obstaculizando el despliegue de las polticas neoconservadoras definitivas que deban meter en cintura a las naciones e implantar el orden interno y mundial soado desde siempre por el gran capital. Aquello a lo que llamaban permisividad los arquitectos del Gran Leviatn, y tambin los neocons, sus entusiastas continua- dores es, ni ms ni menos, lo que los dems mortales conocemos como derechos civiles, sociales, econmicos, culturales y pol- ticos, logrados por los pueblos tras arduas luchas. Para lograr com- batir a tan perniciosa tendencia, tanto Thatcher como Reagan apelaron a la intimidacin interna, a la proclamacin de que se en- contraban en peligro los altos intereses de la seguridad nacional, y los llamados viejos valores. Con singular maestra Norman Tebbit, uno de los idelogos conservadores britnicos de la Thatcher, de- fini los males de la permisividad social: El mal arte vala tanto como el bueno. La gramtica y la ortografa ya no eran importantes. Ser limpio no era mejor que ser sucio [...]. La vida familiar era ridiculizada como un concepto burgus pasado de moda. Los criminales inspira- ban tanta simpata como sus vctimas. Muchos hogares y aulas abandonaron la disciplina si nada era bueno o malo, no poda haber un fundamento para castigar o recompen- sar. La violencia y la pornografa blanda fueron aceptadas en los medios de comunicacin. Estos vientos fueron sem- brados, y ahora estamos recogiendo tempestades. 49 Lo que se proclamaba por los 80, en medio de la ofensiva con- servadora anglo-americana, era que los conservadores tenan la mi- sin sagrada y la posibilidad, como partido y tendencia poltica, de erradicar la sociedad de la permisividad, y que deban hacerlo por- que [...] la defensa de la libertad implica la defensa de los valores que hacen que la libertad sea posible, sin que degenere en libertinaje. 50 De tales declaraciones de principios, los conservadores pa- saron al despliegue de polticas abiertamente represivas. Sus here- deros, los neoconservadores, tambin lo son, a tal grado que Whitaker lo recuerda al precisar que [...] el nacionalismo y el autori- tarismo enmarcan el proyecto neoconservador. 51 El Apocalipsis segn San George 171 Nacionalismo y autoritarismo fueron excelentes ofrendas de los neocons al bushismo. La prepotencia y el cinismo de las declaraciones polticas internas y externas de Bush y sus funcionarios provienen de lo que Whitaker define como rasgo distintivo del neoconservatismo, en relacin con otras tendencias similares de la misma familia: Lo que [lo] distingue de otras estrategias capitalistas es su defensa sin tapujos de la redistribucin a favor de los ricos y el consiguiente acento que pone en la coaccin en detrimento de la legitimacin. 52 El despliegue de polticas represivas, dentro del pas y fuera de l, contrariamente a lo que proclaman los neocons al referirse a la necesidad de limitar el Estado al mximo, exige un gobierno cada vez ms fuerte y agresivo, alejado de cualquier veleidad redis- tributiva, lo que constituye otra ofrenda propiciatoria. George Gilder, uno de los idelogos del reaganismo, lo defini as: Al enfrentarse a los problemas de la pobreza, uno tambin debe olvi- dar la idea de vencer la desigualdad mediante la redistribucin. 53 Whitaker reconoce, acertadamente, que el primer paso para este olvido debe ser despejar de poltica al mbito del mercado, para lo cual son sumamente tiles [...] altos niveles de desempleo, la racio- nalizacin que tiende a hacer disminuir las reivindicaciones salaria- les y el activismo sindical [y] renunciar a cualquier pretensin de corporativismo [...]. 54 Pero aunque abogaban por mantener y ampliar, en lo posible, las desigualdades clasistas, incluso, consagrndolas como insolu- bles y eternas, los neocons aportaron tambin un enfoque que fue bienvenido dentro de un tipo de gobierno como el de Bush Jr., ne- cesitado de apoyo interno para el despliegue de su agenda poltica: el de la necesidad de unidad nacional y patriotismo para enfrentar los desafos de la era postmoderna. En resumen, los neocons regalaron tambin a Bush una lgica y un discurso que intentaban suplir las desigualdades sociolgicas y econmicas con un aglutinante de ndole moral y nacionalista; con la retrica de la unidad nacional por encima de las diferencias deri- vadas de la posicin que se ocupe en los esquemas de produccin y reproduccin social. Durante una conferencia ofrecida, en febrero de 1992, en el American Enterprise Institute (AEI), Thomas Pangle profesor de Ciencias Polticas de la Universidad de Toronto, afirm: Hoy 172 Eliades Acosta Matos el Estado nacional se halla en una difcil situacin, fundamen- talmente en la esfera moral. Incluso en los Estados Unidos y otros pases similares, donde el patriotismo y la unidad nacional conti- nan siendo relativamente fuertes, las fuerzas del localismo y el globalismo constituyen desafos morales a la unidad nacional. 55 Una sociedad como la norteamericana que segn los planes del gobierno de Bush Jr., deba apoyar una poltica exterior agresi- va y expansionista, necesitaba ser primero convencida de que los sacrificios que esto representara hallaran sentido y recompensa en los marcos de su propio sistema. Los neocons acunaban la paterni- dad del espejismo y el bushismo se apresuraba a recoger el pro- videncial regalo: Para pedir a sus miembros el afrontar riesgos o sacrificios apuntaba el profesor Pangle ante el selecto auditorio del AEI, una sociedad debe ser capaz de ofrecer algo que tras- cienda el inters o la seguridad colectiva [...]. Una sociedad que demande sacrificios debe presentarse como un todo en el cual el individuo podr encontrar signi- ficado para su vida y una permanencia que trascienda su ser mortal. 56 La conclusin a la que arrib Pangle en su conferencia fue sencilla y elocuente, todo lo sencilla que exiga su auditorio, y todo lo elocuente que esperaba de su conferenciante el American Enterprise Institute: Me inclino a considerar que, mientras los pro- blemas transnacionales y las autoridades multilaterales constituidas para lidiar con tales problemas sern ms poderosos en los aos ve- nideros, los Estados nacionales continuarn siendo ms decisivos que cualquier organizacin supranacional. 57 No es cierto que tales profecas se vieron milagrosamen- te cumplidas durante la etapa preparatoria para la guerra de Iraq, cuando el gobierno de Bush pidi sacrificios a los norteamerica- nos, el Estado se erigi en la instancia de salvacin nacional, la ONU fue echada a un lado como herramienta intil para lidiar contra la amenaza del terrorismo, y una arrebatada ola de pa- triotismo recorri la Union, de costa a costa, con un fondo de ban- deritas estremecidas? El Apocalipsis segn San George 173 Pero valorar solo por su utilidad poltica inmediata las ofrendas realizadas por los Reyes Magos neocons ante el pesebre fraudulento donde Bush Jr. abri sus ojos al poder imperial, sera un craso error. En realidad, resultaron ser mucho ms tiles, lo que se comprende al analizar opiniones como las de George F. Will, ganador del premio Francis Boyer, del American Enterprise Institute, en 1995. El 6 de diciembre de 1995 le correspondi a Geoges F. Will impartir una conferencia titulada: The Cultural Contradictions of Conservatism durante la Cena Anual del American Enterprise Institute. Con gran sentido de la oportunidad, el texto ntegro fue publicado el 1 de enero de 2000, en la web de la AEI. Hoy el conservatismo se pregunta si un gobierno grande es una necesidad o una contingencia en un gran pas que ostenta una gran economa [...] 58 inici Will su razonamiento, en lo que, a primera vista no prometa ser ms que la repeticin del tradicional ataque neocon contra el Estado. Pero pronto los disparos apun- taron hacia otra direccin, y confirieron a sus palabras la importan- cia que, tal vez, no le concedieron los asistentes a la Cena Anual, previsiblemente ocupados en atacar al salmn: Estamos en el ltimo mes de un ao de intenso debate sobre nuestra organizacin nacional, el ms intenso en los ltimos 62 aos, desde 1933. En esa fecha, el New Deal aceler la ya cambiante relacin existente entre el ciudadano individual y el gobierno central. Desde entonces, el gobierno se ha vuel- to omnipresente en nuestra sociedad, aspirando tambin a ser omniprovidente. Mientras transcurra ese proceso, el gobier- no ha sufrido una debilitante prdida de legitimidad [...]. 59 La principal preocupacin de Will, de los neocons, y de sus anfitriones del AEI era fundamentar la crtica de lo que este lla- m [...] tendencias polticas de este siglo en los Estados Uni- dos, 60 y en primer lugar, de la poltica liberal-demcrata iniciada por Franklin Delano Roosevelt destinada a evitar, en lo posible, estallidos revolucionarios mediante reformas que beneficiaban a los ms desposedos. Se trata, ni ms ni menos, que de reducir las obligaciones del Estado invocando motivos morales, tales como la necesidad de tener un tipo de gobierno que no obstaculice, sino 174 Eliades Acosta Matos que forme, como proclamaba Wilson, [...] inteligencia e inde- pendencia de espritu en sus ciudadanos. 61 El debate sobre lo que se dio en llamar las contradicciones cul- turales del capitalismo sign el ambiente intelectual occidental durante la dcada de los 60. No es casual que un avispado Will haya echado mano a su recuerdo, cuando recibi la misin de hacer lo ms placentera posible la digestin de los prohombres de AEI presentes en aquella cena. Para ello, nada como empezar definiendo el concepto: Se postula que el capitalismo es amenazado por su propio xito: el prodigio que realiza al crear riquezas produce hbitos y rasgos de carcter que subvierten virtudes, como la industriosidad, que son prerrequisitos del propio capita- lismo [...]. En carta de Adams a Jefferson, de enero de 1819, puede leer- se: Podras decirme cmo evitar que el lujo produzca afe- minamiento, disolucin, extravagancia, vicios y tontera? 62 Extrapolando al presente aquella supuesta maldicin enquistada en el seno de un capitalismo, diz que exitoso, Will intent hacer lo mismo con la ideologa conservadora: Esta contradiccin es coyuntural, no constituye, necesaria- mente, un rasgo obligatorio del conservatismo, pero si no se le corrige, puede llegar a serlo. Su esencia es la siguien- te: el conservatismo no proclama irrespeto al gobierno, pero no oculta su desdn por este y por la vocacin poltica, en general. Su visin acerca de las virtudes cvicas no depende de la lealtad a una agenda poltica determinada, sino del res- peto a nuestro rgimen poltico, a nuestro orden constitu- cional entendido como empresa formativa. 63 Una vez reconocida la tensin existente entre el pensamiento apoltico neoconservador y su declarada defensa del sistema, Will avanz otro paso en la construccin de su contradiccin: El mayor servicio que ha prestado a la nacin el conserva- tismo contemporneo ha sido volver a llamar la atencin El Apocalipsis segn San George 175 sobre algo en lo que ya haban reparado los Padres Funda- dores: la sociedad es un crisol para la formacin del carc- ter. El gnero humano es esencialmente poltico y su destino social solo se cumple a travs de la asociacin. Los gobier- nos pueden daar la vida asociativa, y los gobiernos grandes suelen causar grandes daos. [...] los gobiernos son esencialmente hostiles a las virtu- des derivadas de la responsabilidad y el autogobierno [de los ciudadanos]. [...] Hoy por hoy el gobierno se ha convertido en una fuerza deformadora del carcter, corruptora del carcter nacional. 64 La cabriola conceptual de Will debi obrar un milagro. Es casi seguro que a esta altura de su disertacin los presentes dejasen momentneamente sus cubiertos para aplaudirlo con rabia. Y no era para menos: mejor que engullir el asado estaba aquello que acababa de ser dicho contra el gobierno, claro est, contra el go- bierno liberal-demcrata de William Clinton, tan odiado por los invitados de AEI como aquel de Roosevelt. Los liberales, segn Will [...] han aniquilado todo sentido del lmite cuando se trata de la competencia y la responsabilidad [del gobierno]. 65 Este pecado ha borrado la distincin existente entre las esferas de la vida pblica y privada, de lo cual depende la libertad, confiriendo al gobierno funciones que no le pertene- cen, como aquellas que Roosevelt proclam en su Segundo In- forme a la Nacin, al decir que nadie deba sentirse contento, a pesar del estndar general de vida, mientras [...] alguna fraccin del pueblo, sea la que sea, sufra de hambre o carezca de abrigo. 66 Tan odiados arranques de igualitarismo, de la famosa com- pasin de los liberales, no pueden conducir sino a la obligacin de satisfacer todos los deseos de la gente, de lo cual se deriva un pro- blema poltico central para el conservatismo: [...] lograr que esa misma gente acepte un gobierno que censure sus deseos, que se nie- gue a cumplir muchos de ellos. 67 Qu tipo de gobierno es capaz de actuar de la manera en que los neocons, al estilo de Will, lo desean? La frmula es sencilla, y tan antigua como la humanidad mis- ma: La agenda conservativa para un gobierno restrictivo depende 176 Eliades Acosta Matos de que este tenga la fuerza que se deriva del respeto, y el respeto jams se concede a los dbiles. 68 No encontr Will frmula ms adecuada para alegrar la so- bremesa de sus correligionarios, que redondear sus argumentos con un par de aseveraciones ms que adornaban lo dicho sobre la necesidad de un gobierno fuerte en los Estados Unidos: La misin real de los conservadores no es remover todo im- pedimento que lmite la expresin de la opinin popular, sino engrandecer y refinar dicha opinin [...]. El problema no radica en reconocer que esta es una idea elitista, sino en decidir qu elite debe gobernar. El partido que, por primera vez, se constituy en un factor nacional, debe agradecerlo a la negativa de un hombre a aceptar la soberana popular como elemento constitutivo de la poltica americana. Ese partido es el Republicano, cuyo pedigr intelectual se remonta directamente a la ne- gativa de Lincoln a aceptar que los ciudadanos de Kansas tuviesen el derecho a poseer esclavos. 69 La mesa quedaba servida, y no precisamente para los ahtos comensales que se haban aprovechado de la proverbial hospitali- dad de AEI, mientras a Will se le enfriaban los platos, sino para el equipo electoral de Bush Jr. Se poda esperar ms? Ah, claro!: los postres, el caf, un buen habano de contrabando y una copa de Cointreau para la di- gestin. A pesar de sus denodados esfuerzos por parecer original durante aquella cena memorable, Will pecaba exactamente de lo contrario. Puede que no lo supiera, pero cada vez que un go- bierno en su pas se aprestaba a experimentar un trance imperial aparecan con admirable puntualidad, ciertos eruditos encar- gados de lanzar la clarinada de alerta contra la enervante atms- fera que aniquilaba las virtudes primigenias americanas, sobre todo, entre la juventud. Habitualmente, tal como ocurra con Will, quienes agitaban esas banderas de arrebatado patriotismo mora- lizante eran, a la vez, los ms decididos partidarios de la expan- sin y la rapia. El Apocalipsis segn San George 177 La frugalidad, la industriosidad, el respeto a la ley, y el cul- tivo del intelecto, son cualidades esenciales que adornan a cualquier pueblo exitoso, pero ningn pueblo ser verda- deramente grande si no posee tambin las virtudes heroicas que son tan necesarias para tiempos de guerra como de paz [...]. Los Estados Unidos dejarn de ser una gran nacin cuan- do sus jvenes carezcan de la energa y el estoicismo, tanto como la voluntad y el poder necesarios para luchar contra los enemigos de la nacin. 70 Estas palabras no fueron pronunciadas durante la suculenta cena que ameniz Will con su elocuente verbo neocon. Aparecen reco- gidas en la introduccion del libro Hero Tales from American History y fechadas el 19 de abril de 1895. Se deben a dos plumas, tan conser- vadoras e imperialistas pero no menos elocuentes, como la de Will: la de Theodore Roosevelt, futuro presidente de los Estados Unidos, y Henry Cabot Lodge, senador e idelogo del Partido de la Guerra, antes, durante, y despus de 1898. Faltaban algo menos de tres aos para que el Maine estallase en la baha de La Habana. George F. Will, con su conferencia, se adelant en algo me- nos de seis aos a la tragedia del 11 de septiembre de 2001, que permiti a Bush Jr. protagonizar su autocoronacin, y cumplir con las profecas del gobierno fuerte y respetado que fueron hechas sobre los manteles impolutos de AEI. Y despus hay quienes ponen en duda la idea del progreso. 178 Eliades Acosta Matos Referencias 1 Whitaker. Reg: Neoconservadurismo y Estado. En: Miliband. Ralph, Leo Panitch y John Saville, eds. El Neoconservadurismo en Gran Bretaa y Estados Unidos, Ediciones Alfons el Magnnim, 1992, p. 10. 2 Ibdem, p. 17. 3 Ibdem. 4 Leviatn (cap. 13). Tomado de: Thomas Hobbes: seleccin de textos. En: http://www.economia.ufm.edu.gt/mpolanco/hobbes.htm 5 Ibdem, cap. 30. 6 Whitaker, R.: Ob. cit. (1), p. 25. 7 Ibdem. 8 Ibdem, p. 35. 9 Ibdem, p. 42. 10 Ibdem, p. 46. 11 Podhoretz, Norman: Neoconservatism. A Eulogy, March 1, 1996. En: http://www.aei.org/newsID.160009,filter./news_detail.asp 12 Neoconservatives. What and Who They Are. En: http://www.iconser- vative.com/neoconservatives.htm 13 Muravchik, Joshua: The Neoconservatives Unmasked, International Herald Tribune, May 6, 2003. En: www.iht.com 14 Neocon 101. Some Basic Questions Answered. Tomado de: US News- Special Empire Builders-Neocon 101, Christian Science Monitor, 2004. En: http://search.csmonitor.com/specials/neocon101.html 15-16 Towards a New World Order: Americas Neoconservative. En: http:/ /www.eurolegal.org/useur/usneocon.htm 17-21 Wolfson, Adam: Conservatives and Neoconservatives, Winter, 2004. En: http://www.thepublicinterest.com/current/article2.html 22 Burke, Edmund: Protagonistas de la historia. En: www.artehistoria.com/ historia/personajes/6558.htm 23 Wolfson, A.: Ob. cit. (17). 24 Arroyo, Eduardo: Una fractura en el conservadurismo mundial, El Sema- nal Digital. En: http://www.elsemanaldigital.com/articulos_impre- so.asp?idarticulo=13386&fuente=3&tipo= 25 Lincoln, Abraham: Discurso del 27 de febrero de 1860. En: Cohen, J. M. and M. J. The Penguin Dictionary of Modern Quotations, Penguin USA, 1981, p. 234. 26-34 Wolfson, A.: Ob. cit. (17). 35-36 The Conservative Movement. Conversation with William A. Rusher by Harry Kreisler, Apr. 25, 1990. En: http://globetrotter.berkeley.edu/ conversations/Rusher/rusher-con0.html 37-38 Small Wars and U.S. Foreign Policy. Conversation with Max Boot by Harry Kreisler, March 12, 2003. En: http://globetrotter.berkeley.edu/ people3/Boot/boot-con0.html El Apocalipsis segn San George 179 39 Foreign Policy Ideas in the George W. Bush Administration. Conversation with David Frum by Harry Kreisler, Jan. 20, 2004. En: http:// globetrotter.berkeley.edu/people4/Frum/frum-con0.html 40 Ob. cit. (37). 41 Arroyo, E.: Ob. cit. (24). 42 Podhoretz, Norman: The Battle over Ideas. Conversation with Norman Podhoretz, Former Editor, Commentary, by Harry Kreisler, Apr. 6, 1999. En: http://globetrotter.berkeley.edu/conversations/Podhoretz/ podhoretz-con2.html 43 Zogby, James: How the Neo-Cons Operate, mediamonitors, July 1, 2003. En: http://new.globalfreepress.com/article.pl?sid=03/07/27/ 1153241&mode=thread 44-46 Ob. cit. (14). 47-48 Ob. cit. (14). 49 Whitaker, R.: Ob. cit. (1). p. 34. 50-51 Ibdem. 52 Ibdem, p, 35. 53 Ibdem, p. 36. 54 Ibdem, p. 37. 55-57 Pangle, Thomas: The Spirit of Postmodern Politics, Jan. 1, 2000. En: http://www.aei.org/include/news_print.asp?newsID=17939 58-69 Will, George F.: The Cultural Contradictions of Conservatism. En: http://www.aei.org/news/newsID.6134/news_detail.asp 70 Roosevelt, Theodore y Harry Cabot Lodge: To E. K. R.. En: Hero Tales from American History, The Century Co., 1895, pp. IX-X. Los dos pensadores que han tenido el mayor impacto en la forma- cin de mi pensamiento han sido Lionel Trilling, en los 40, y Leo Strauss, en los 50. El primero, un liberal; el segundo, un conserva- dor: ambos esencialmente escpticos. 1 La confesin de Irving Kristol el Mesas del neoconservatismo en los Estados Unidos, pone sobre el tapete una cuestin impor- tante: la de la filiacin filosfica del propio movimiento neocon, su adscripcin a una determinada escuela de pensamiento que da co- herencia a las posturas de miembros tan dismiles y pertenecientes a generaciones tan diversas como las que lo componen. Esta declaracin de Kristol alumbra zonas oscuras de los orge- nes del pensamiento neocon y de su decidida vocacin por la pu- blicstica sazonada con frases ingeniosas extradas de la literatura moderna. La ligera envoltura potica de sus conceptos habituales se diferencia de la densidad del enfoque sociologista o economicista clsico. Que sean agradables al paladar, no necesariamente les otor- ga un mayor fundamento. Para compensar la ligereza de Trilling, [...] crtico literario elegante 2 segn arrobada declaracin de Kristol, nada mejor que utilizar como lastre la pesadez de Strauss, [...] un poderoso filsofo germano de la poltica. 3 De semejantes padres tan opuestos no poda surgir, como no surgi, nada diferente a una criatura apta para servir de festn a Sigmund Freud. Veamos qu aportaron a Kristol, segn sus propias palabras: Recuerdo vvidamente mi primera lectura de los ensayos de Trilling publicados en Partisan Rewiew reunidos luego bajo el ttulo de The Liberal Imagination. Me impactaron con la fuerza de una revelacin. Sin haberlos ledo, hubiese CAPTULO 5 TRILLING, STRAUSS & WOHLSTETTER, S.A 181 182 Eliades Acosta Matos podido imaginar que los escritores modernos, al estilo de D. H. Lawrence, T. S. Eliots, W. B. Yeats, Franz Kafka y Faulkner, tenan una visin incompatible con la que predo- minaba entre los crculos liberales y socialistas intelectua- les de New York, que eran para m como el Sanedrin* de la sabidura y la sensibilidad. Lo moderno se mostraba como algo sumamente complejo: la sensibilidad artstica y la ra- zn poltica estaban en conflicto, o dicho de otra forma, la metafsica de la vanguardia artstica moderna estaba en con- flicto con la metafsica de la poltica progresista moder- na [...]. Comprend que ninguna poltica era viable si su propia cultura le era radicalmente subversiva. Mi parte neo se sinti fortalecida. 4 Lo que de Trilling actu sobre Kristol con la fuerza arrasadora de una revelacin fue la afirmacin de que las vanguardias artsti- cas y las vanguardias polticas podan no coincidir, incluso, estar enfrentadas a muerte. Visto en su contexto, Kristol intuy que exista una brecha sutil que poda servir para los fines que se ha- ba trazado, y que le haban sido trazados por sus patrocinadores, siendo como era, tal y como le gustaba denominarse, un guerrero de la Guerra Fra. Hay mucho de arrogante manipulacin, de cumplimiento de una agenda poltica preconcebida en el enfoque neoconservador que Kristol y sus seguidores han hecho de la literatura, desde enton- ces. El objetivo se ha alcanzado, al menos, de manera transitoria, aunque no debe pensarse que solo por el esfuerzo neocon: des- gajarla de su condicin de secular rebelda crtica ante el poder, las injusticias y desigualdades; llevarla al punto muerto en que se halla, en plena luna de miel con los poderes establecidos; prostituirla, convirtindola en mera maquila reproductora de los modelos de vida y valores conservadores que se importan de Occidente para obligado consumo mundial. Al ser entrevistado por Harry Kreysler dentro del programa Conversando con la Historia, de la Universidad de Berkeley, * Tribunal supremo de los judos, establecido en la poca de los Macabeos. Estaba compuesto por 71 miembros y era presidido por el nasi (prncipe). El Apocalipsis segn San George 183 Norman Podhoretz coincidi con Kristol en su valoracin sobre la influencia de Trilling en la conformacin literaria del movimiento neocon. Tras reconocer que Trilling les ense que la ambicin era una condicin de carcter admirable, y que la honestidad intelec- tual tena el ms alto valor, Podhoretz afirm: Uno no es el ventrlocuo de los dems. Lo que tengas que decir puede no ser de lo ms importante ni interesante, de hecho, muchos escritores temen que lo que escriben no ten- ga gran significacin por lo que intentan imitar a otras vo- ces. Pero lo que aprend de Trilling, y en lo que creo fervientemente, es que cuando vayas a escribir debes ser t mismo, y no otra persona. 5 Esta afirmacin en boca de Zola o Vctor Hugo, de Hemingway o Saramago no causara extraeza, pero en boca de Podhoretz o Kristol, voceros de las grandes corporaciones conservadoras de los Estados Unidos, no pueden menos que provocar una piadosa sonrisa, la de un escepticismo que no viole las reglas de urbanidad. A fin de cuenta, se trata de personas mayores, y lo que est de moda es lo polticamente correcto. Lionel Trilling fue, segn la pgina web del Columbia College, [...] el crtico ms famoso de esa institucin, tanto como Mark Van Doren fue su ms famoso autor. 6 La razn que hizo de Trilling [...] uno de los intelectuales pblicos ms famosos del siglo, resi- de en sus investigaciones, tanto como en su crtica literaria diri- gida a una amplia audiencia. 7 Su influencia se debe tambin a un factor nada despreciable que se puede hallar en casi todos los currculos de sus continuadores neocons: el ejercicio de la docen- cia universitaria. En Columbia se confirma en la web ya citada Trilling es recordado como un profesor muy entregado, con un especial compromiso para con la docencia de pre grado. No era raro, debido a su reputacin, que estudiantes de todo tipo viniesen a Columbia para tomar las clases de Trilling. 8 Trilling comenz sus estudios en Columbia en 1921, y se gra- du como Bachiller en Artes, en 1925, Mster en Artes, en 1926, y Doctor en Filosofa, en 1938. A principios de los 30 ya era profesor, 184 Eliades Acosta Matos siendo reconocido desde el inicio como una de las mentes ms agudas, aunque tambin ms iconoclastas de la institucin. Fue tam- bin profesor, junto a Jacques Barzun, de la asignatura Coloquio sobre libros importantes, antes de dedicarse a la enseanza de otra signatura conocida como Humanidades A. Sus novelas y cuentos, al estilo de Middle of the Journey (1947) y Matthew Arnold (1939) no le dieron la fama nacional que logr con sus numerosos ensayos crticos. Escribi regular- mente para Partisan Rewiew, y public los siguientes volmenes de ensayos: The Liberal Imagination (1950), The Opposing Self (1955, reeditado en 1979), A Gathering of Fugitives (1956), Sincerity and Authenticity (1972) y Beyond Culture (pstuma, 1979). Tambin con este carcter se public The Moral Obligation To Be Intelligent, editado por L. Wieseltier, en el 2000. Se consi- dera que su obra ensaystica combina lo social, lo psicolgico y lo poltico con la crtica y la investigacin literarias, una escuela que cuenta entre sus seguidores a Podhoretz y Kristol, entre otros. Fue una de las personas que cre el clima intelectual en el cual nos movemos dijo tras su muerte Steven Marcus, su compaero de 48 aos en Columbia. l hizo que este pareciese parte de la natura- leza, antes que de la cultura. 9 Debe recordarse que el clima intelectual con el cual tuvo que lidiar la crtica literaria de Lionel Trilling no era, precisamente, el que le hubiese gustado. La apreciacin que hace Marcus de su es- fuerzo por construir un ambiente ms acorde con sus ideas lo retrata de cuerpo entero, como una especie de precursor de quienes nadan a contracorriente, especialmente cuando esto se hace hacia la orilla derecha. Al crtico Trilling le toc debutar nada ms y nada menos que teniendo como compaeros de clima intelectual a los escritores y poetas de la calificada por Gertrude Stein como la Generacin Perdida. Solo teniendo en cuenta los rasgos filosficos e ideolgicos dominantes en la poca, se puede aquilatar lo que Trilling realiz con su obra crtica; que esta haya sido y sea tan reverenciada por los neocons en su carcter de precursora, y que se le pudiese consi- derar en Columbia como un iconoclasta: era la poca que sigui al fin de la Primera Guerra Mundial caracterizada por la rebelin contra el orden social establecido, contra las convenciones de todo El Apocalipsis segn San George 185 tipo, incluyendo las sexuales y las estticas, y el deseo de estable- cer un nuevo orden, un arte nuevo. Oponerse a ello, como hizo Trilling, debi ser tan radical y estridente como promoverlo. A partir de los 20 y al propio tiempo que Trilling ingresaba en Columbia los escritores al estilo de James Branch Cabell, Henry Miller, Hemingway, Scott Fitzgerald, William Faulkner, Thomas Wolfe, John Dos Passos, Steinbeck y E. E. Cummings, entre otros, tenan en comn la desilusin y la oposicin a lo existente, el aban- dono de los clichs romnticos por un realismo extremo; lleno de simbolismos y mitos; adems de un lenguaje franco, hiriente, casi obsceno, influenciado por la psicologa y la teora marxista. A pesar de la mitificacin de los neocons, Trilling no fue el nico que se opuso a los nuevos aires que soplaban en su poca. Lo hicieron tambin, en la poesa, Conrad Airen, Sara Teasdale, Edna St. Vincent, Vincent Millay y Elinor Wylie, y ms adelante, Wallace Stevens y William Carlos Williams; en la novela, Willa Cather; en el ensayo, E. B. White; y en el cuento, Anne Porter y Jean Stafford. Es ms, la poesa en los Estados Unidos, tras la Primera Guerra Mun- dial, continu dominada por el aristocrtico estilo intelectual de T. S. Elliot y Ezra Pound, creadores de una nueva especie de clasicismo que influy en la propia crtica y en los crticos literarios posteriores, entre ellos, H. L. Mecken, Edmund Wilson, Malcolm Cowley, Lewis Munford, Van Wyck Brooks, John Crowe Ransom, Yvor Winters, Allen Tate, R. P. Blackmur, Penn Warren, Cleanth Brooks y Lionel Trilling. En consecuencia, ni por su oposicin a los nuevos aires, ni por reflejarlo en la obra crtica, Trilling puede considerarse precur- sor o excepcional. Tampoco el enfoque metodolgico de la crtica de Trilling fue original: lo comparti, segn The Columbia Electronic Enci- clopedia, con Cleanth Brooks y Allan Tate. Se caracteriz por su [...] tcnica de lecturas cerradas, que ignoraba los condicio- namientos biogrficos e histricos, [...] reviviendo la nocin del poema como objeto artstico autnomo. 10 Para aquilatar lo que esto signific, ms como crtica literaria reaccionaria y con- servadora,que como actitud iconoclasta, baste sealar que lo nue- vo eran entonces los enfoques psicolgicos y antropolgicos en la crtica, condicionados por la influencia freudiana y marxista. 186 Eliades Acosta Matos O precisamente por ello, los astutos crticos que adversaban este enfoque, al estilo de Trilling, se autoproclamaron nuevos? En abril de 1999, el Board of Modern Library de Random House hizo pblica su seleccin de los 100 mejores libros de no ficcin, en lengua inglesa, publicados en el siglo XX. 11 En esta interesante y exi- gente lista aparece la obra ms reconocida de Trilling, The Liberal Imagination que ocup la posicin 56, despus de Darkness Visible, de William Styron, y antes de The Second World War, de Sir Winston Churchill. Por su parte, en una seleccin de IC Books Rewiew, compi- lada por el Dr. Enrico Peppe, y titulada ICs Top 25 Philosophical and Ideological Conservatives Books, 12 el mismo libro de Trilling obtie- ne el lugar 14, despus de William F. Buckley Jr., Patron Saint of the Conservatives, de John B. Judis, y antes de The Guilty Consciente of a Conservative, de Craig Schiller. En el primer listado no se incluye ninguna obra de Leo Strauss; en el segundo, y en el puesto 25, se en- cuentra Natural Right and History, de este autor. No hay dudas de que Trilling figura entre los arcngeles ma- yores del retablo neocon, y que sus obras, y el uso que de ellas se ha hecho, abonaron el camino de un movimiento que llega hasta el presente. Analicemos algunas de las ideas que contiene The Liberal Imagination para explicarnos semejante devocin. En la resea que hace el Dr. Peppe del libro, se comienza por citar las palabras que Trilling escribi para el prefacio, y que ilus- tran suficientemente bien su punto de partida: En los Estados Unidos, actualmente, el liberalismo no es solo la tradicin intelectual dominante, sino la nica exis- tente. A ello se debe el hecho comprobado de que no circu- len las ideas reaccionarias o conservadoras. Las tendencias conservadoras y reaccionarias no se expresan hoy mediante ideas, sino a travs de actitudes mentales airadas que inten- tan semejarse a las ideas. 13 Los ensayos de Trilling intentan profundizar (para desmitificar?) los iconos y arquetipos liberales y las ideas centrales que los expre- san, por eso pasa del anlisis de la obra de V. L. Parrington historia- dor cultural, autor de un clsico en tres volmenes, ganador de un Pulitzer, titulado Main Currents in American Tought, de enorme El Apocalipsis segn San George 187 influencia en los crculos liberales de los 30, a la de Sherwood Anderson autor de siete novelas y otros libros sobre el americano comn, para alcanzar su mayor agudeza en los ensayos dedicados a Freud, el Kinsey Report, estudio estadstico de 1948 que desmen- ta las imgenes puritanas idealizadas sobre la sexualidad de los norteamericanos, y la revista Partisan Rewiew, creada en 1933 por William Phillips y Phillip Rahv, compaera de viaje de los in- telectuales liberales, quien como estos, oscilaba intermitentemente entre la izquierda y la derecha. Segn el Dr. Peppe, a pesar de que tales crticas dicen concentrarse en lo socio-cultural, es aprecia- ble en ellas que [...] lo poltico y lo sociolgico germinan como si fuesen el centro de la interpretacin. 14 No es de extraar: esto ltimo, debe ser considerado el sen- tido profundo de la crtica literaria de Trilling a la imaginacin liberal. En ello radica su actualidad y vigencia perfectamente intuida y exaltada por los neocons. Con no menos agudeza, el Dr. Peppe reconoce que [...] cada pgina de ese libro refuerza en el lector la percepcin de que [Trilling] es el jefe de la crtica para reformar al liberalismo, o lo que es lo mismo, para inclinarlo a la derecha. 15 El Dr. Peppe no escapa a la tentacin de citar a Damon Linker cuando, el 28 de agosto de 2000, en The New Republic, rese la compilacin que de la obra de Trilling hiciese Leon Wieselter, en la que destaca el papel jugado por el crtico en la reformulacin de la cartografa ideolgica de su poca y su pas: La obra de Trilling escribe Linker se hace notoria por el papel que jug en la historia intelectual norteamericana del siglo XX. Trilling estuvo entre los primeros y los pocos intelectuales de New York que se distanciaron del socialis- mo trotskista que lleg a ser dominante en Partisan Rewiew, en los 30. Por su disposicin, antes que por sus conviccio- nes polticas, Trilling fue el primer neoconservador. 16 El Dr. Peppe acota, con certera puntera: La influencia de Trilling sobre Kristol, Podhoretz y los otros de New York, fue enor- me. Sin aquellos Intelectuales de New York, no habra hoy mo- vimiento neocon. 17 188 Eliades Acosta Matos Existe un documental de Joseph Dorman, producido en 1997 por Riverside Productions y titulado Arguing the World que reco- ge la trayectoria de aquel grupo de intelectuales neoyorkinos, al cual hay que regresar, una y otra vez, para entender el surgimiento del movimiento neocon y la evolucin de la intelectualidad norte- americana, desde principios de siglo, hasta el presente. Dedicado a la vida de Irving Howe, Irving Kristol, Daniel Bell y Nathan Glazer grupo que se nucle inicialmente alrededor de Partisan Rewiew, el filme exalta lo que los productores consideran el primer grupo de intelectuales crticos influyentes surgido de la clase obrera de los Estados Unidos, 18 la segunda generacin intelectual neoyorkina que en los 30 del siglo XX, nacidos en el seno de familias humildes de emigrantes judos este-europeos [...] formaron un oscuro crculo donde las polticas radicales y las vanguardias culturales se unan. 19 La lista de los 58 pensadores y artistas pertenecientes a esas tres generaciones es impresionante por la huella e influencia dejada tras de s, aunque con signos ideolgicos dispares. A la generacin inicial, surgida a finales de la dcada del 20 y principios del 30, conocida como la de Los Ancianos, junto a Phillip Rahv, William Phillip y Hanna Arendt, entre otros, aparece el nombre de Lionel Trilling. Para entender la significacin exacta de la ruptura protagoni- zada por estos ancianos en el ambiente liberal de izquierda rei- nante en New York y otros centros intelectuales de los 30, baste decir que la derecha conservadora, arrinconada y a la defensiva en- tonces, supo aprovechar, con sagacidad y olfato poltico, los cr- menes del stalinismo, y entre ellos uno de los mayores, por no decir el ms grave y el que ha proyectado una sombra ms tenaz sobre la idea socialista, hasta hoy: el de separar brutalmente a la vanguardia artstica de la vanguardia poltica. Este nuevo aire para los conservadores reaccionarios fue el ms esplndido regalo que pudo hacer Stalin a sus encarnizados enemigos de clase, y lo ms grave: sin tener la conciencia ni la cultura para entenderlo. La nueva derecha intelectual, de la que era adelantado Trilling, supo escoger su campo de batalla. Por ello se refugi en la litera- tura, y ms especficamente, en la crtica literaria. Pero aquella derecha, an vergonzante, camuflada bajo la crtica a la imagina- cin liberal, comenz con Trilling y su crculo neoyorkino por diferenciarse de la derecha tradicional, y de la izquierda socialista, El Apocalipsis segn San George 189 a travs de la cual pas, incontaminada, pero contaminante, como una estrella fugaz. Cmo lo logr? Para explicarlo, el Dr. Peppe recurre a lo escrito por M. H. Abrams: La Segunda Guerra Mundial, y especialmente la desilusin con el comunismo sovitico que sigui a los procesos de Mosc, motivados por supuestas traiciones a Stalin, tanto como la firma del pacto con Hitler, en 1939, termin con el radicalismo literario de los aos 30 [...]. Durante algunas dcadas el New Criticism, dominado por los escritores con- servadores sureos, los Agrarios, tipific la tendencia cr- tica prevaleciente que buscaba aislar a la literatura de la sociedad [...]. Crticos influyentes, como Edmund Wilson, Lionel Trilling, Philip Rahv, Alfred Kagan e Irving Howe, conocidos como New Yorks Intellectuals, continuaron, a travs de los 60, analizando las obras literarias en el contexto de la vida de sus autores, y en funcin de la significacin moral e imagi- nativa de las obras y de las consecuencias que provocaban en la sociedad. 20 A diferencia de la Vieja Derecha, el nuevo enfoque de Trilling y sus amigos neoyorkinos preocupa al Dr. Peppe, intentan controlar la propiedad, la libertad, y la paz, o sea, todo el imaginario burgus. A nadie debe extraar, en consecuencia, las tendencias totalitarias que exhibe elitistas rayanas en la devocin a un sistema de castas que es, en s mismo, la negacin de la democracia, ni la arrogancia del pen- samiento neocon, versin extrema de aquellas ideas literarias de Trilling, y de otras no tan literarias, como cuando expres: Nosotros, como liberales y progresistas, sabemos que los pobres son nues- tros iguales en todo sentido, excepto en el de ser iguales a nosotros. 21 En cuanto a sus diferencias con la tradicin socialista y trost- kista, de la que, supuestamente procede tambin Trilling, vale la pena detenerse un poco, pues semejante origen se atribuye tam- bin a otros destacados neocons, que se reputan como sus descen- dientes y continuadores. 190 Eliades Acosta Matos Una interesante polmica motivada por un artculo de Vicky Pelez aparecido el 20 de mayo de 2003 en El Diario, de New York bajo el ttulo De la revolucin permanente a la conquista perma- nente, permite profundizar en la alegada conexin trostkista o en el supuesto pecado original de izquierda del movimiento neocon. Alumnos dilectos de Strauss fueron Paul Wolfowitz y Abram Shulsky escribe Vicky Pelez. Tambin Stephen Cambone y William Kristol, alumno este ltimo de otro alumno de Strauss llamado Harvey Mansfield [...]. 22 Para demostrar el nexo con el trostkismo, Vicky Pelez cita a Frances Stonor Saunders, quien escribi en su libro La CIA y la Guerra Fra Cultural, que los padres de muchos de los actuales neocons fueron militantes trostkistas antiestalinistas, en los aos 30 y 40; formaron parte de los movimientos anticomunistas libera- les de los 50, 60 y 70, para convertirse luego en neoconservadores, al transformar la Teora de la Revolucin Permanente en Teora de la Conquista Permanente, basados en Strauss, para convertirla lue- go en Expansin Permanente, al llegar al poder. Tres das despus de haber sido publicado este artculo, Bill Vann lo someti a fuerte crtica en el World Socialist Web Site, rgano del Comit Internacional de la Cuarta Internacional, me- diante una resea titulada Las races histricas del neoconser- vatismo: rplica a un calumnioso ataque contra el trostkismo. Rechazando las acusaciones de que existi semejante co- nexin, y que esta fue propiciada por la CIA y el gobierno de los Estados Unidos en su lucha contra la URSS y el comunismo, Vann aporta los siguientes elementos: No existen evidencias de que los Estados Unidos hayan propicia- do la difusin de las ideas del movimiento trostkista: El Embajador norteamericano en Mosc, Joseph Davies, apoy los procesos mediante los cuales lderes, como Trostky, fueron juzgados en ausencia [...]. A Trostky se le neg asilo en numerosos pases, entre ellos, los Estados Unidos [...]. Tampoco se permiti, en 1940, tras su asesinato, celebrarle funerales en territorio nortea- mericano. 23 El Apocalipsis segn San George 191 El movimiento trostkista norteamericano jams fue beneficiado ni tolerado por las autoridades: 18 de sus lderes fueron en- carcelados bajo el Acta Smith, los primeros en sufrir tales penas anticomunistas [...]. A otros [...] se les amenaz con la deportacin. 24 Existen amplias evidencias de que el FBI y la CIA han espia- do y espan a los trostkistas norteamericanos. 25 En 1949, lo que se celebr en el Waldorf Astoria con el apo- yo de la CIA no fue un congreso trostkista, sino un encuen- tro de intelectuales promovido por Aaron Copland, Arthur Miller, Norman Mailer y Lillian Hellman, entre otros. El nico nexo existente entre el actual movimiento neocon- servador y el trostkismo: [...] debe buscarse en la lucha poltica que se desarroll, hace seis dcadas, en el interior del trostkismo. Y, particularmen- te, en la carrera de dos individuos concretos: Max Shachtman e Irving Kristol [...]. En 1939, este ltimo se uni a la Young Peoples Socialist League, que estaba afiliada al partido trost- kista [...]. Pronto el joven Kristol gravit hacia una tendencia pequeo-burguesa dentro del partido, lidereada por James Burnham y Max Shachtman [...]. Poco antes de su muerte, el propio Trotsky llev a cabo una intensa lucha poltica contra esos elementos. [...] La documentacin de ese proceso se halla en el volu- men titulado En defensa del Marxismo. 26 Los seguidores de Burnham y Shachtman repitieron su tra- yectoria hacia la derecha [...] rechazando el socialismo, pidiendo una agresin atmica contra la URSS, [...] apoyando la agresin contra Corea, [...] asesorando a la anticomunista AFL-CIO y a la Secretara de Estado, [...] apoyando la Guerra de Vietnam y el sio- nismo [...]. 27 La relacin de tales elementos con Shachtman: [...] no fue resultado de la conexin de este con el trostkismo, sino de la aceptacin de su lnea de anticomunismo, mili- tarismo y sionismo [...]. No cabe duda de que Shachtman y Kristol usaron las habilidades polticas logradas dentro del 192 Eliades Acosta Matos movimiento marxista para servir luego a la causa de la reac- cin [...]. El destino de ambos lo nico que demuestra es la vigencia y significacin de la lucha del marxismo contra el oportunismo. 28 Por mucho que se desvelase por cuestiones relacionadas con la crtica literaria, Trilling fue un anticomunista militante. Por ese, y no por otro rasgo, es que ha sido canonizado y exaltado al altar neocon. El propio Kristol, en su libro ya citado, no titubea en afirmarlo: Todos los que formaban parte de la comunidad intelectual anticomunista de New York compartan similares experien- cias. Muchos de ellos se convirtieron [luego] en gente fa- mosa y distinguida: Diana y Lionel Trilling, Daniel Bell, Mary McCarthy, los editores de Partisan Rewiew [...]. En la primera dcada posterior a la Segunda Guerra Mundial su fama y distincin se limitaban, al igual que su talento, a un crculo muy pequeo de personas [...]. Por cerca de dos dcadas el anticomunismo liberal fue un movimiento minoritario entre los intelectuales. 29 Cabra preguntar, gracias a qu milagroso proceso, en apenas unos aos, este movimiento se ha convertido, no solo en el ms vi- sible dentro del panorama intelectual de los Estados Unidos, sino tambin en rico y poderoso, fungiendo como la retaguardia ideol- gica del propio gobierno, y como religin laica del Imperio? Esto no puede explicarse de otra manera que remitindonos a su utilidad: sencillamente es aceptado y promovido por las cor- poraciones y sus tanques pensantes, y por las agencias de inteli- gencia que actan como Ministerio de las Ideas en los Estados Unidos porque es un movimiento que les resulta til, cmodo, manuable, leal. De ah a formar gobierno resta un solo paso: Reagan, Bush Sr. y Bush Jr. lo comprendieron. Si la influencia de Lionel Trilling es palpable dentro de los neocons, mucho ms lo es la de Leo Strauss. La proeza intelectual atribuida a Strauss, y que hace de sus ideas filsoficas y polticas una especie de Arca de la Alianza El Apocalipsis segn San George 193 neocon, puede hallarse descrita en las siguientes palabras de Kristol: Los escritos de Leo Strauss han sido extraordinariamente influyentes en los Estados Unidos. Su anlisis acerca de los elementos destructivos que actan desde el interior del li- beralismo (anlisis que fue popularizado por sus alumnos y los alumnos de sus alumnos), transform el tono del dis- curso pblico del pas. Quin hubiera imaginado, treinta aos atrs, que en 1995 la tercera parte del pblico ameri- cano se proclamara conservador, que apenas el 17% se reconocera como liberal, y el resto, afirmara ser mo- derado? Haber llevado el liberalismo contemporneo a la situacin de desprestigio que hoy ostentan sus concepcio- nes, entre ellas, la visin simplista de la naturaleza humana, su filosofa social utpica, y su nimo secularista contra la religin, es un triunfo nada despreciable. 30 Comparando estas declaraciones de Kristol sobre Leo Strauss con las de otros neocons ilustres, como por ejemplo Paul Wol- fowitz, se aprecia una divergencia: mientras unos elevan por las nubes el papel jugado por Strauss como precursor del movimien- to, otros tratan de demostrarnos, con enorme vehemencia, lo ab- surdo de estas afirmaciones, llegando casi a convencernos de que jams existi, que se trata de un mito urbano ms, y que quienes lo invocan lo hacen siguiendo el ritual y el dogma con que los fieles conjuran a las deidades en las que creen. [Hablar de la conexin straussiana] es un producto de men- tes calenturientas, incapaces de entender que el 11 de sep- tiembre cambi muchas cosas, incluyendo la manera en que debemos enfocar al mundo ha declarado Wolfowitz a Sam Tannenhaus, en entrevista del 20 de septiembre de 2003. Dado que esas personas se niegan a confrontar esta rea- lidad, apelan a todo tipo de teoras conspirativas para expli- carlo. Yo tom dos terrorficos cursos de postgrado con Leo Strauss: uno sobre Montesquieu y el espritu de las le- yes, que me ayud a entender mejor nuestra Constitucin; 194 Eliades Acosta Matos el otro sobre las leyes en Platn. La idea de que esto tiene algo que ver con la poltica exterior de los Estados Unidos es risible. 31 Pero muchos no comparten tan candorosas afirmaciones de Wolfowitz, y enarbolan, al menos, una certeza incontrovertible: Leo Strauss existi. Segn David Mc Bryde, uno de sus bigrafos, Leo Strauss na- ci el 20 de septiembre de 1899 en Kirchnain, Hesse, Alemania, en el seno de una familia juda ortodoxa. En 1905 comenz sus estu- dios primarios en su pueblo natal. Tras la preparatoria entr, en 1912, al Gymnasium Philippinum, en Marburgo, donde entr en contacto con el pensamiento humanista alemn. En el Gimnasio lea furtivamente a Schopenhauer y Nietzsche se dice de aquellos aos. Al cumplir los 16 expres su decisin de dedicar su vida a criar conejos y leer a Platn, aspirando a con- vertirse en cartero rural. [...] A los 17 se adhiri al sionismo polti- co. Concluy el Gimnasio en 1917. 32 Ingres en la universidad ese mismo ao, en su curso de vera- no, pero tuvo que interrumpir sus estudios para servir en el ejrci- to alemn, y fue destinado como intrprete a la ocupada Blgica, entre julio de 1917 y diciembre de 1918. Continu estudios de Matemtica, Filosofa y Ciencias Naturales en las universidades de Marburg, Frankfurt del Meno, Berln y Hamburgo, y alcanz el ttulo de Doctor en Filosofa. En Marburgo estuvo bajo la influen- cia de la Escuela Neokantiana fundada por Hermann Cohen, [...] quien sobrepasaba a todos los dems profesores de Filosofa germanos entre 1871 y 1925, por el fuego y poder de su alma, 33 segn palabras del propio Strauss. A pesar de esta devocin, el joven Strauss nunca se encontr con su admirado mentor, quien muri en 1918, en Berln, dejando tras de s una escuela neokantiana marburguesa a punto de desin- tegrarse, y la enseanza, nada despreciable, de que la fe juda deba ser vivida con intensidad y fervor. La escuela filosfica dominante que sustituy a la neokantiana fue la fenomenolgica fundada por Edmund Husserl. A los 22 aos, un imberbe Strauss neokantiano fue presentado a Husserl quien le resumi sus diferencias con Cohen en pocas pala- El Apocalipsis segn San George 195 bras: La Escuela de Marburgo comenz por el techo. Yo he comen- zado por los cimientos. 34 A pesar de eso, Strauss no result conven- cido, y lleg a la conclusin de que [...] tanto Cohen como Husserl pertenecan al mismo mundo de la preguerra. Ms acorde con el mundo de postguerra estaba el resurgimiento de la Teologa, aso- ciada a los trabajos de Karl Barth. 35 Sobre Strauss influy nota- blemente, en este perodo, el renacimiento de la teologa juda, vinculada a las investigaciones de Franz Rosenzweig. En la Universidad de Marburgo, Strauss frecuent a estudian- tes, profesores y bibliotecarios de la talla de Jacob Klein, filsofo de las matemticas, y Hans George Gadamer. En 1921 se trasla- d a la Universidad de Hamburgo, donde se doctor con la tesis La epistemologa en la filosofa poltica de F. H. Jacobi, bajo la tutora de Ernest Cassirer. Strauss reconocera, ms adelante que [...] entre mis 22 y 30 aos estuve completamente dominado por Nietzsche. 36 En 1922 se traslad a la Universidad de Freiburgo para un curso postdoctoral de un ao bajo la direccin de Husserl, que no fue de su inters por el acento teolgico. En cambio, el impartido por Julios Ebbinghaus capt enseguida su devocin, pues estaba dedicado a las doctrinas sociales de la Reforma y la Ilustracin. Fue la primera vez que se puso en contacto con las teoras de Hobbes dira su bigra- fo, lo cual influira en l de manera decisiva. 37 De aquel perodo, Strauss recordaba tambin sus relaciones con Martin Heidegger, miembro del grupo de Husserl. De Heideg- ger le impresion [...] la precisin e intensidad con que interpretaba un texto filosfico, especialmente la Metafsica de Aristteles. 38 Pero quien influy ms notablemente sobre l, por aquellos das, al igual que ocurra con el resto de su generacin filosfica, fue Max Weber, debido a [...] su intransigente devocin a la honesti- dad intelectual, y su apasionada defensa de las ideas de las cien- cias. 39 A pesar de ello, Strauss siempre consider a la filosofa husserliana superior a la weberiana. En Giessen, Marburgo y Berln, Strauss recibi tambin cur- sos de Historia. Por entonces sostuvo una reunin con Vladimir Jabotinski, lder de la lnea dura, revisionista, dentro del sionismo, quien le reproch por no combinar, consecuentemente, las lecturas religiosas y filosficas con el entrenamiento con rifles. 196 Eliades Acosta Matos De 1922 a 1924 se vincul con la Escuela Juda Libre de Frankfurt, que diriga Rosenweig, impartiendo cursos sobre Cohen, Maimnides, Platn, Spinoza, y la teora poltica del sionismo. Por su destacada labor, fue invitado por Julius Guttman a impartir cursos en la Academia de las Ciencias Judas de Berln, y a investigar so- bre la filosofa hebrea. All, entre 1925 y 1928, escribi su primer libro, dedicado al Tratado teolgico-poltico de Spinoza, que fue- ra publicado en 1930. Los estudios sobre Spinoza, Hobbes y Maimnides de Strauss lo condujeron hasta el umbral de Carl Schmitt, quien fue decisivo con su recomendacin para que se concediera a Strauss una beca de la Fundacin Rockefeller, en Alemania, para investigaciones sobre la filosofa medieval juda y rabe. A finales de 1932 se en- contraba en Pars realizando sus investigaciones. En 1933 le prorro- gan la beca Rockefeller y se traslada a Londres para iniciar estudios sobre Hobbes. De 1928 a 1932 escribe su segundo libro dedicado a Mai- mnides, que no se public hasta 1935. En 1936 publica uno de sus textos ms importantes, The Political Philosophy of Thomas Hobbes (Clarendom Press, Oxford). La Universidad de Cambridge le con- firi su Premio Acadmico correspondiente al perodo comprendi- do entre 1936-1937. En el otoo de 1937 recibi la condicin de Investigador en el Departamento de Historia de la Columbia University, en New York, por lo que se traslada a los Estados Unidos. Strauss fue profesor del New School for Social Research, en New York, entre 1938 y 1948 donde imparti clases de Ciencias Polticas. En 1941 se convirti en Profesor Asociado en Ciencias Polticas y Filosofa, y brind conferencias en numerosos centros universitarios del pas. Entre 1941 y 1948 escribi Persecution and the Art of Writing, publicado en 1952. En 1942 numerosos familiares de Strauss que haban quedado en Alemania fueron deportados a campos de con- centracin, donde murieron. En 1944 obtuvo la ciudadana nortea- mericana y cuatro aos ms tarde (1948), concluye y publica On Tiranny. De 1949 a 1973, los aos ms fecundos de su carrera, Strauss fue profesor de la Universidad de Chicago. De 1949 a 1953 trabaj en su obra ms famosa, Natural Right and History, que se public en 1953. De 1949 a 1968 imparti clases de Filosofa Poltica. Tam- bin fue Profesor Visitante en la Universidad de Berkeley. Entre 1954 El Apocalipsis segn San George 197 y 1955 se desempe de igual manera en la Universidad Hebrea, de Jerusalem, donde ense Filosofa y Ciencias Polticas. Desde 1957 hasta su muerte, sus conferencias y seminarios comenzaron a ser grabados y transcriptos gracias a los fondos apor- tados por sus estudiantes. Entre 1953 y 1957 escribe su libro Thoughts on Machiavelli, publicado en 1958. Entre 1962 y 1964 trabaja en The City and Man, publicada en 1964. En 1966 publica Scrates and Aristophanes. En 1965 recibe el ttulo de Doctor Honoris Causa en Filoso- fa Poltica por la Universidad de Hamburgo. Al ao siguiente reci- bi el mismo homenaje por parte del Hebrew Union College, de Cincinatti, por su contribucin [...] al desarrollo del pensamiento hebreo. 40 A fines de 1967 se jubila en la Universidad de Chicago, incorporndose al Claermont Mens College, en California. En 1968 publica Liberalism Ancient and Modern. En 1972 concluye su Xenophon s Socratic Discourse. Entre 1967 y 1973 trabaj en Studies in Platonic Political Philosophy, que no fue publicado hasta 1983. El 18 de octubre de 1973, Leo Strauss muri de neumona y fue sepultado en el cementerio de Knesseth Israel Synagogue, Annapolis. A peticin de sus familiares y amigos, el Salmo 114 se ley en sus funerales. Un fragmento de su texto ayuda a entender mejor a este hombre, a su obra, y a las acciones de sus sucesores neocons, pues en l no se habla de la piedad, sino de la fuerza: Cuando sali Israel de Egipto, La casa de Jacob del pueblo extranjero, Jud vino a ser su santuario, E Israel su seoro. El mar lo vio, y huy; El Jordn se volvi atrs Los montes saltaron como carneros, Los collados como corderitos. [...] A la presencia de Jehov tiembla la tierra A la presencia del Dios de Jacob 41 Al recorrer la trayectoria de Strauss salta a la vista que fue un profundo conocedor de la Filosofa clsica oriental y occidental, 198 Eliades Acosta Matos un devoto investigador de sus nexos con la poltica, y un activo creyente judo. Ninguna de tales certezas alumbra lo suficiente las esencias de su pensamiento ni por qu ejerce tanta influencia, a treinta aos de su desaparicin, sobre hombres que tienen en sus manos un inmenso poder. Existe una pgina web oficial de los fervientes seguidores de Strauss (straussian.net). En ella se encuentra un interesante y muy til resumen del pensamiento straussiano, bajo el ttulo What is the Straussian Political Philosophy?, que nos permite un primer acercamiento a su actualidad y vigencia: Lo que distingue al straussianismo en el terreno de la Filosofa Poltica es: 1- El retorno a un tratamiento serio de los viejos textos, leyndolos cuidadosamente, intentando entender a sus au- tores, antes que a lo que se dice de ellos en la historia. 2- El reconocimiento de la naturaleza poltica de la Filosofa, y del hecho de que la mayora de los filsofos hayan escri- to sus obras con este objetivo. 3- El reconocimiento de que los grandes pensadores de todos los tiempos han dotado a sus enseanzas con un doble senti- do, el esotrico, y el exotrico, para preservarlas de perse- cuciones, o para destinarlas solo a los ms receptivos. Esto obliga a desentraar las enseanzas esotricas de los grandes filsofos, siguiendo las pistas que dejaron en sus obras. 4- El reconocimiento de los peligros que entraan el histori- cismo, el relativismo, el eclecticismo, el cientificismo y el nihilismo para la Filosofa y la cultura occidental y, en consecuencia, un esfuerzo por alejarla de tales influencias devastadoras mediante el retorno a los textos seminales del pensamiento occidental. 5- Cuidadosa atencin al dilogo como mtodo de desarrollo de la cultura occidental, a partir de dos puntos iniciales en- frentados: Atenas y Jerusalem. El reconocimiento de que la Razn y la Revelacin, originadas en esos dos puntos de vista, son fuentes diferentes de conocimiento en la tradi- cin occidental, y pueden ser utilizadas para apoyarse la una a la otra, no para refutarse mutuamente. El Apocalipsis segn San George 199 6- Examen constante de la distincin ms drstica existente entre las escuelas filosficas, la que las divide en Antiguas y Modernas; un intento por entender mejor a los filsofos de cualquier poca en relacin con esta distincin, y un in- tento por aprender todo lo que pueda sernos de utilidad es- tudiando ambas pocas. 42 A leer las anteriores caractersticas del pensamiento straussiano, comprendemos por qu es tan socorrido en nuestros das: se trata de un pensamiento erudito, que envuelve con una cubierta glamorosa a ideas muy conservadoras. No solo somete a crtica, negndose a re- conocer los aportes de las ideas derivadas de la propia evolucin de la humanidad, especialmente todo lo que sigui a las revoluciones li- berales-burguesas, sino que adems recomienda releer a los clsicos para captar los mensajes esotricos de sus doctrinas: esta relectura est vedada para el comn de los mortales, reservada a crculos cerra- dos de elegidos. Qu pasa cuando quienes creen estar entre los elegidos tie- nen en sus manos las riendas del gobierno de la mayor superpoten- cia de la historia? Mi padre no era un poltico escribi el 7 de junio de 2003 su hija, Jenny Strauss Clay, en un artculo del New York Ti- mes titulado The Real Leo Strauss. Era conservador por- que no crea que los cambios eran necesariamente para mejorar. Leo Strauss crea en la dignidad intrnseca de la poltica. Crea en la democracia liberal, y la defenda, aunque no es- taba ciego ante sus imperfecciones. Para l era la mejor forma de gobierno que pueda establecerse, la mejor y lti- ma esperanza. 43 Ocho aos antes, Kristol haba expresado una opinin sobre Leo Strauss que aunque no contradice la expresada por su hija, s la matiza: No era el intelectual tipo escribe Kristol. [...] Sus alum- nos se hacen llamar straussianos, aunque prefieren ser 200 Eliades Acosta Matos identificados como polticos tericos. [...] Ellos, a su vez, han producido otra generacin de polticos tericos [los neocons ], que se ha asentado en Washington, debido a que el mundo acadmico se ha vuelto ms hostil al straussia- nismo. 44 La profesora canadiense Shadia Drury una de las ms repu- tadas investigadoras de las ideas y la prctica poltica de los neo- cons, parece responderle a Kristol: El problema de los straussianos es que son mentirosos com- pulsivos. [Strauss] senta una profunda antipata por el li- beralismo y la democracia, y sus discpulos hacen todo lo posible por esconderlo. [...] La imagen de Leo Strauss como gran patriota americano, amante de la libertad y la democra- cia, es pura invencin. 45 Cules son, en opinin de esta especialista, los aspectos impre- sentables de la teora straussiana y que, a su vez, revelan su verdadera esencia? 1- La afirmacin de que la verdad es muy difcil de aceptar por cual- quier sociedad, y que quienes la porten sufren persecuciones, especialmente en las sociedades liberales. 2- Strauss y sus discpulos se creen portadores de la verdad, en consecuencia, padecen un notable complejo de superioridad y persecucin. 3- Strauss no fue un enemigo de los Estados Unidos, sino de la libertad, en general. 4- La constante preocupacin de Strauss por el secreto estaba en relacin directa con el hecho de que tena conciencia de que muchas de sus ideas estaban en contradiccin con la moder- nidad liberal norteamericana. Mantener sobre ellas un denso velo de secreto resultaba la mejor manera de protegerlas y protegerse. 5- Las quejas constantes de los straussianos acerca de su hipottica exclusin y discriminacin de la vida cultural y acadmica del pas, como resultado de sus ideas, es absolutamente falsa. El Apocalipsis segn San George 201 Shadia Drury, afirma: Los straussianos son el grupo ms poderoso, ms orga- nizado y que dispone de mayores fondos entre los inves- tigadores de Canad y los Estados Unidos. Son los dueos indiscutidos de los fondos de los tanques pensantes de derecha, de las fundaciones y las corporaciones. Gozan tambin de la atencin de los poderosos de la Casa Blan- ca. Nada dara mayor placer a Strauss, creyente conven- cido de que los intelectuales tenan que jugar un importante papel en la poltica. 46 6- Los intelectuales (de derecha, claro est) no deben ejercer direc- tamente el poder, pues esto puede atraerles el odio de las ma- sas, pero deben hacerlo aconsejando discretamente a los poderosos. 7- El tema fundamental de la filosofa de Strauss es la distincin que se establece entre filsofos antiguos y modernos: En su opinin, los antiguos, como Platn, fueron sabios, mientras los modernos, como Locke y otros liberales, fueron tontos y vulgares. Los antiguos no compartan los tesoros de la verdad o la libertad con las masas, que no estaban preparadas para asimilarlos. Ellos crean que las sociedades necesitan de una elite de filsofos o intelec- tuales capaces de crear nobles mentiras para consumo de las masas. No es sorprendente que los antiguos no se inclinasen hacia la democracia. 47 8- A diferencia de los modernos, que creen en el derecho natural al disfrute de la libertad y que los seres humanos nacen libres e iguales, los antiguos niegan la posible existencia del derecho natural, tanto como la creencia de que todos nacen libres e iguales. En consecuencia, la condicin humana no se expresa en la libertad, sino en la subordinacin: el nico derecho na- tural posible es el de la dominacin de los fuertes sobre los dbiles, de los superiores sobre los inferiores. Este es el tema central de su libro ms conocido: Natural Right and History. 202 Eliades Acosta Matos 9- Los antiguos legaron a los superiores, segn Strauss en su obra On Tiranny, el mandato de mantener en secreto sus ensean- zas tirnicas, debido a dos razones: la necesidad de no herir los sentimientos de las personas, y proteger a las elites de las represalias, pues, a pesar de todo, [...] la gente no est dis- puesta a admitir que est predestinada a la subordinacin. 48 10- El objetivo de los sabios superiores es ennoblecer al vulgo, no [...] facilitarles el acceso a la libertad, la felicidad, ni la prosperidad. 49 Este objetivo solo puede lograrse mediante [...] el sudor, el trabajo y el sacrificio. 50 La religin y la guerra [...] elevan a los hombres de la condicin animal en que los hunde el consumo burgus [...]. 51 11- El sentido profundo de esta concepcin straussiana lleva al ascetismo, lo cual explica [...] la atraccin que ejerce sobre aquellos que tienen inclinaciones religiosas. 52 12- Los discpulos de Strauss han abandonado el mundo acadmi- co en busca del poder poltico, no porque se les haya rechaza- do, sino: [...] porque carecen de herramientas para desarrollar el de- bate acadmico [...]. El estilo secreto y esotrico de los escritos de Strauss es enemigo de las disputas filosficas, en el interior de la academia [...]. Para ellos a la verdad se llega por intuicin, por lo que quienes no comparten sus puntos de vista [el de los sabios y elegidos] no son dignos de ser tomados en cuenta. 53 13- Las ideas de Strauss, a fin de cuentas, no estn preparadas para la vida acadmica, porque aspiran a la accin, o lo que es lo mismo, a ser llevadas a la prctica poltica. El neoconser- vatismo, a diferencia del tradicional, que era cauto y modera- do [...] es activo, agresivo y reaccionario: su objetivo final es hacer retroceder el reloj de la historia, y combatir a las revo- luciones liberales y sus logros. 54 14- Para Strauss y sus discpulos al estilo de Irving Kristol o Allan Bloom, o de los discpulos de este ltimo, como Francis Fukuyama, los 60 fueron el origen de todo el mal que aqueja a la sociedad norteamericana actual, de su decadencia, expre- sada en la violencia, las drogas y el auge del crimen, [...] por- El Apocalipsis segn San George 203 que el libertinaje engendra decadencia social. 55 La mejor manera de salvar a los Estados Unidos de su [...] fascinacin nefasta por la libertad [que deriva siempre en libertinaje], se- gn Kristol, es usando a la democracia para derrotar a la liber- tad, convenciendo a la gente de que la libertad termina en anarqua, conduce al crimen, las drogas, el homosexualismo, la ruptura de los vnculos familiares [...] con lo cual apoyarn, al final, a las polticas conservadoras. 56 Shadia B. Drury concluye este recorrido por el lado oculto de la filosofa de Leo Strauss y sus seguidores con el siguiente llama- do de alerta: Es irnico que los neoconservadores norteameri- canos hayan decidido conquistar el mundo en nombre de la misma libertad y democracia a las que nada los une. 57 A nadie debe extraar que los principios filosficos straus- sianos sean perfectamente identificables en la base de la poltica exterior del actual gobierno bushista, desmintiendo las serficas declaraciones de Wolfowitz, curiosamente, uno de sus artfices. El anlisis que de ella hace Thomas G. West, del Claremont Insti- tute, en su artculo Leo Strauss and American Foreign Policy, as lo demuestra, aunque afirme que [...] dicha influencia sobre la administracin [de Bush] ha sido muy exagerada. 58 Vale la pena analizarla comparndola con la realidad: 1- De acuerdo con Strauss afirma West, cada nacin debe con- ducir su propia poltica exterior y no debe hacerla descansar sobre los organismos internacionales: Strauss era unilatera- lista, no multilateralista. 59 Casualmente, de la misma manera en que se comporta hoy el gobierno de Bush Jr. con respecto a la ONU y otras agencias internacionales. 2- De acuerdo con Strauss comenta West, el objetivo de toda poltica exterior es, o debe ser, la supervivencia, la independen- cia y la autoconservacin [de la nacin], y nada ms. 60 Esta afir- macin de West se clarifica, y clarifica su nexo con la poltica exterior de Bush Jr., cuando dice, citando las ideas de Strauss: La poltica exterior de cada nacin se consagra a su propio beneficio [...]. Por la misma razn, ningun pas sensible se com- promete con la expansin imperial para su engrandecimiento, 204 Eliades Acosta Matos pero puede hacerlo cuando considere que se encuentre en peli- gro su supervivencia. 61 Casualmente, el mismo pretexto que esgrimieron Bush y sus aclitos cuando disearon la guerra in- finita contra ms de 60 oscuros rincones del planeta, comen- zando por Afganistn e Iraq. 3- Strauss, siguiendo las ideas de Tucdides comenta West, afirma que lo que conocemos como el derecho natural de los fuertes a conquistar y expandirse, [...] no siempre lleva al expansionismo [...]. En otras palabras, decir que bajo ciertas condiciones el im- perio sea posible y necesario, no significa que se sea imperialis- ta. 62 Ni ms ni menos, la esencia de lo que el presidente Bush afirma de su propio gobierno, apelando a los malabarismos ver- bales que caracterizan a los neocons, cuando de parecer polti- camente correctos se trata. 4- La poltica exterior para Strauss, tanto como para los clsicos, es un asunto de hegemonismo, antes que de benevolencia [...]. Su justificacin moral radica en que mediante l se procura la mejor vida posible para el pueblo, mientras se le preserva de los daos que otros intenten causarle. 63 El argumento parece sacado de algn discurso de Bush Jr., tras el 11 de septiembre. 5- West se aventura a conjeturar que: Strauss [en el caso de Iraq] hubiese recomendado a los Es- tados Unidos hacer todo lo que pudiera beneficiar su propia seguridad. Si ello beneficia a otras naciones, mucho mejor. Pero intentar construir la democracia donde no existen las condiciones mnimas para ello, traer ms perjuicios que beneficios [...]. Kristol y Kagan, por su parte, argumentan que los Estados Unidos tienen la obligacin moral, no solo de hacer el mundo ms seguro, sino ms democrtico. 64 Como se aprecia, de una u otra manera, lo ms importante con- tina siendo el derecho del ms fuerte a intervenir en otras naciones para su propio beneficio. Suena conocido, verdad? 6- West escribe: Sospecho, que Kristol y Kagan [y los neocons, en general] coinciden menos con Strauss y los Padres Fundadores, que El Apocalipsis segn San George 205 con los principios polticos del Progresismo Americano de Theodore Roosevelt, quien proclam en Expansion and Peace (1899): [...] La mejor poltica es el franco expansio- nismo a costa del resto del mundo: cada expansin de un Es- tado civilizado significa una victoria para la ley, el orden y el derecho. 65 A pesar del heroico esfuerzo de West, queda claro lo mucho que debe al pensamiento straussiano la filosofa del gobierno de Bush Jr., en lo tocante a poltica exterior. Y el balance final es como peda Teddy Roosevelt, francamente imperialista. Expansin and Peace es el segundo de los escritos recogi- dos en el libro de Roosevelt The Strenuous Life dedicado a com- pilar sus ensayos y discursos. El libro fue publicado en 1900, en New York, por The Century Co. El artculo, que vio inicialmente la luz en el peridico Independent, del 21 de diciembre de 1899, constituye una abierta declaracin imperialista y un llamado a sub- yugar a las naciones brbaras mediante guerras civilizatorias, algo que parece sacado de un ensayo de Samuel Huntington, o del dis- curso de algn destacado neocon, al estilo de Dick Cheney o Paul Wolfowitz. Vale la pena citar un fragmento para experimentar la sensacin de que acaba de ser escrito ayer, y no hace 105 aos: La tendencia al crecimiento del pacifismo entre las naciones se observa solo en aquellas que son civilizadas. En la fron- tera entre civilizacin y barbarie, la guerra es un proceso nor- mal [...]. En su larga marcha los hombres civilizados han comprendido que solo les ser dado mantener la paz si sub- yugan a sus vecinos salvajes: los brbaros solo se rinden ante la fuerza bruta [...]. Cada expansin de la civilizacin se reali- za por la paz [...]. La expansin redunda no solo en beneficio de la potencia que la protagoniza, sino del resto del mundo [...]. Las naciones que se expanden y las que no se expanden pueden caer, pero las primeras dejan herencia y gloriosas memorias, mientras que las segundas no dejan nada. 66 En esta misma direccin, o sea, en la defensa del uso des- carnado de la fuerza en las relaciones internacionales, se inscribe 206 Eliades Acosta Matos el aporte de Albert Wohlstetter, el tercero de los pensadores y estrategas que conformaron la fisonoma final del movimiento neocon. Wohlstetter es una de esas figuras que se resiste a ser enca- sillada bajo una etiqueta poltica determinada afirma Wolfowitz en la entrevista concedida a Tannenhaus. Siem- pre fue muy exigente con el anlisis de los datos. Sus acer- camientos a la poltica se basaban en el estudio de la realidad [...] yo fui su alumno, y me identifiqu mucho con su mto- do, que podra ser definido como un sistema de anlisis ecunime que, aparentemente, separaba la moral de la pol- tica, como si no formaran parte de la ecuacin. Fue muy gratificante para m descubrir, al conocerlo mejor, que existan profundas consideraciones morales en la ma- nera como se relacionaba con los asuntos. 67 Que alguien como Paul Wolfowitz, tan ignorante de las consi- deraciones morales a la hora de la toma de decisiones polticas, afirme que Albert Wohlstetter, su maestro y protector, le haya pare- cido un estratega despiadado, es sumamente relevante. El 10 de enero de 1997, en Los ngeles, falleci Albert Wohls- tetter. Vale la pena reproducir parte de su obituario, escrito por Jude Wanniski, para comprender por qu despertaba tanta admira- cin y respeto entre los neoconservadores bushistas: Si Henry Kissinger hubiese muerto el pasado viernes, los peridicos dominicales y los programas de televisin habran dedicado un espacio considerable a recordarlo. Pero fue Albert Wohlstetter quien muri en su casa de Laurel Canyon, cerca de Los ngeles. El New York Times no public la noti- cia, en su pgina B8, hasta el mircoles siguiente: Albert Wohlstetter, 83 aos, experto norteamericano en estrategia nuclear. Falleci. De hecho, sin exageracin alguna, de am- bos hombres, fue Wohlstetter el ms influyente. Puedo decir que Wohlstetter fue el desconocido que ms influy sobre el mundo durante los pasados cincuenta aos, incluso, se halla- ba entre los diez hombres ms importantes del mundo. No El Apocalipsis segn San George 207 era, como se dijo, un experto en estrategia nuclear, sino El Experto en estrategia nuclear. 68 Dnde encaja la influencia de El Experto sobre los nebulo- sos orgenes del movimiento neocon? Qu lugar se reserva al pen- samiento de un estratega nuclear entre las ideas de los filsofos y crticos literarios que marcaron a los nuevos conservadores norte- americanos? Albert Wohlstetter fue de los primeros en comprender la dra- mtica diferencia que significaba disponer de armamento de alta precisin, para los mismos objetivos que se perseguan con las armas nucleares, y a la vez, al menor costo de vidas humanas posi- ble afirma Wolfowitz. Fue el primer intelectual en reconocer que los misiles crucero Tomahawk desarrollados por la Marina como sistemas de lanzamiento nuclear, eran ms importantes, precisamente, por constituir sistemas convencionales de alta pre- cisin. 69 Segn su obituario: [...] a partir de 1951, en que [Wohlstetter] se desempe como jefe de los analistas polticos de la Rand Corporation [casualmente, uno de los tanques pensantes conservadores a los que nos referimos en anteriores captulos], ascendi has- ta el mismo centro del tablero donde se jugaba el ajedrez nuclear, y se mantuvo en la cima de la pirmide intelectual, sin rival, hasta el fin de la Guerra Fra. Actu de incgnito, excepto para un reducido crculo de poder de nuestro pas, pues no consideraba necesario ser un hombre pblico cuando su misin consista en disear la gran estrategia capaz de vencer a la Unin Sovitica sin necesidad de efectuar un solo disparo nuclear. 70 Albert Wohlstetter naci en New York y se gradu en la Univer- sidad de Columbia. Trabaj en los 40 en la Junta de Produccin de Guerra, y en la industria aeronutica. Imparti clases en la Universi- dad de Los ngeles y en la de Berkeley, California, a inicios de los 60. Entre 1964 y 1980 fue profesor de la Universidad de Chicago. De esta poca datan las relaciones con dos de sus principales 208 Eliades Acosta Matos protegidos, Richard Perle y Paul Wolfowitz, segn su Obituario, [...] dos de los hombres pblicos que en las tres ltimas dcadas han estado ms identificados con la poltica de confrontacin estrat- gica desarrollada por Wohlstetter. 71 l y su esposa Roberta una historiadora, tambin experta en cuestiones de seguridad nacional, fueron consejeros de diferentes administraciones norteamericanas, y se destacaron junto al presidente J. F. Kennedy durante la Crisis de los Misiles de 1962. Entre 1951 y 1963 Wohlstetter fue analista poltico superior de la Rand Corporation. En los 80 form parte de la Junta Asesora Presidencial para el Trabajo de Inteligencia en el Extranjero. El 7 de noviembre de 1985, l y su esposa recibieron de manos del presidente Ronald Reagan la Medalla de la Libertad, la ms alta condecoracin civil de los Estados Unidos, creada por Truman en 1945, y destinada a [...] reconocer a individuos que hayan hecho una meritoria contribucin a la seguridad nacio- nal y a los intereses de los Estados Unidos, a la paz mundial y a la cultura. 72 Es interesante constatar que Wohlstetter y su esposa reci- bieron la Medalla de la Libertad junto a personajes como Jacques Ives Costeau, el filsofo Sidney Hook, la embajadora Jeanne Kirpatrick, la Madre Teresa de Calcuta, dos generales, el actor James Stewart y Frank Sinatra. En su elogio de los galardonados, el presidente Reagan expres de la siguiente manera el alto apre- cio que le mereca el matrimonio Wohlstetter: Roberta y Albert Wohlstetter son dos de los mejores analistas estratgicos y especialistas en seguridad que nuestro pas haya conocido. Solo podramos describir el trabajo que realizan diciendo que lo hacen para ayudar a la ciudadana y a los estadistas a comprender las relaciones fundamentales existentes en la era nuclear entre tecnolo- ga, poltica, historia y psicologa. 73 Refirindose especficamente a Albert Wohlstetter, Reagan sentenci: Ha sido una mano amiga firme, en tiempos inciertos. Sus extensos conocimientos han sido indispensables para el bienes- tar del mundo libre. 74 El Apocalipsis segn San George 209 En sus palabras de agradecimiento, un conmovido Albert Wohlstetter expres a Reagan [...] su particular orgullo por recibir esta distincin de manos de un Presidente que se desvela porque la libertad que hemos defendido, y que defendemos, sea posible sin provocar un holocausto que terminara con toda la humanidad. 75 La conmovedora piedad de Wohlstetter ha trascendido como si fuese una denominacin de origen que sus discpulos reivindican. Pero no es por ella, cierta o fingida, que Perle o Wolfowitz lo citan constantemente. Veamos qu ideas aport a la conformacin de la fisonoma definitiva del movimiento neocon. En su artculo The Delicate Balance of Terror, del 6 de noviem- bre de 1958, las ideas centrales se concentran en la crtica a la con- cepcin de la coexistencia pacfica, llamada por l la estrategia sovitica preferida de Occidente, concluyendo que, contrariamen- te a la opinin reinante, [...] debemos esperar un sensible aumento de los ataques que los soviticos pueden realizar con pequeos mrgenes de alerta previa. Como resultado de ello, la contencin estratgica, aunque deseable, ser extremadamente difcil de lo- grar en los momentos crticos de los 60 [...]. 76 As mismo alerta que: [...] el poder de respuesta que poseemos ante un ataque ter- monuclear sorpresivo, no se concretar de manera automtica, una vez producido, como muchos suponen [...], 77 y prosigue: [...] el peligro de una guerra general est latente en cada escaramuza local que involucre a una potencia, [aunque] Corea demuestra que es po- sible llevar a cabo una guerra convencional sin que se convierta en nuclear. 78 A manera de conclusin, Wohlstetter vaticina que [...] ser apropiado enfatizar en la importancia de aumentar la capacidad de nuestras armas convencionales, especialmente, la investigacin y el desarrollo de armamento no nuclear, 79 aunque para poder evitar una guerra atmica general, no solo hacen falta medidas militares, sino tambin [...] la reorientacin de la poltica exterior. 80 Estas ideas, y su demostracin lgica, ms all de cualquier pa- sin, tal como era costumbre en Albert Wohlstetter, impresionaron profundamente a un joven llamado Richard Perle. La incontrolable mente analtica de este hombre me impresion afirmara al extre- mo de que si no me hubiese seducido con la discusin sobre temas polticos estratgicos, hubiese concluido mis estudios de Espaol. 81 210 Eliades Acosta Matos En otro de sus reveladores artculos, esta vez titulado No Highway to High Purpose, publicado en junio de 1960 en la revis- ta Life, Wohlstetter se muestra como un sagaz vendedor a domici- lio de la Rand Corporation. La mercanca que pregonaba entonces a la puerta de cada hogar norteamericano mostraba la marca ine- quvoca de la Rand: se necesitaba una nacin con ciudadanos capa- ces de sacrificarse por el futuro de los Estados Unidos y del mundo libre; que estuviesen dispuestos a sortear los espejismos del desar- me y los acuerdos internacionales en esta materia, porque estos, lejos de acercar la paz, favorecan la posibilidad de una agresin del enemigo sovitico. En lugar de permitir a los norteamericanos sentarse a des- cansar sobre la precaria estabilidad que disfrutaban y el nivel de vida alcanzado, Wohlstetter les estruja la cara con razonamientos alarmantes: Queremos hacer a las nuevas naciones ms estables y ayudar- las a abolir la pobreza mediante las innovaciones tecnolgicas, pero cada innovacin implica cambios e inestabilidad. De- seamos que la democracia se incremente en todas partes, pero esto se contradice con nuestro deseo de no interferir en los asuntos internos de otras naciones. Confiamos en difundir el uso pacfico de la ciencia y la tecnologa, pero al hacerlo diseminamos informaciones sobre mtodos de destruccin. Queremos defender la independencia del mundo no comu- nista, pero ello eleva la hostilidad del mundo comunista hacia nosotros. En todos estos temas nuestros deseos son com- plejos y conflictivos. 82 Pronuncindose contra razonamientos facilistas al estilo de La guerra es algo impensable, Wohlstetter proclama que no exis- ten autopistas que conduzcan hacia los propsitos ms elevados, 83 o lo que es lo mismo, que el futuro de los Estados Unidos pasa por la asuncin de los peligros reales que le rodean, aunque esto im- plique sufrir grandes penas, y hallar soluciones que, en el mundo moderno, jams sern ni baratas, ni simples. Tememos que nues- tras conquistas se vean amenazadas por la necesidad de sacrificar- nos resume. Pienso que este es un razonamiento equivocado: la amenaza proviene de los riesgos derivados de no hacerlo. 84 El Apocalipsis segn San George 211 Tras resear los desafos que tiene ante s la sociedad nortea- mericana, que van desde el auge de la cultura popular vinculada al rock y al consumo, hasta la necesidad de que alguna instancia (el gobierno?) regule las decisiones particulares que inciden sobre la vida social, Wohlstetter reconoce el [...] creciente papel que jue- ga la poltica exterior en la vida poltica del pas [y] los enormes problemas que se derivan de nuestra asistencia a los pases no co- munistas en su desarrollo poltico y econmico, para que conti- nen libres de la dominacin comunista. 85 El objetivo final de este razonamiento no se oculta: Mucha gente influyente cree que el desarme es el camino ms corto para llegar a un gobierno mundial y, a la vez, eludir la amenaza de una guerra mundial. Pero mientras algunos tratados favorecen en algo la estabilidad y la paz precarias que disfrutamos, otros harn este equilibrio an ms inestable. 86 Como peligros potenciales derivados de los tratados para el desarme, Wohlstetter cita los siguientes: a) La historia est llena de tratados internacionales que han estimulado ulteriores agresiones. b) Muchos programas en curso para el uso pacfico de la ener- ga atmica, en nombre de la paz, no han logrado otra cosa que difundir los conocimientos necesarios para producir bombas atmicas. c) Algunos tratados propugnan la dispersin de la tecnologa militar, lo cual favorece las agresiones antes que la defensa. d) Se afirma que las armas son incapaces de detener la guerra, por tiempo indefinido, pero lo mismo puede decirse de los tratados de paz. e) La mejor razn que se aduce para justificar los tratados de limitacin de armamentos es que permiten aminorar tambin los riesgos de una guerra. Para nosotros, el motivo ms ftil para justificar los tratados es que reducen los gastos del pre- supuesto, lo que implica reducir nuestros sacrificios [para lograr nuestros objetivos]. 88 Despus de vender de manera tan brillante el miedo la mer- canca que le encomendase la Rand Corporation, Wohlstetter aclara 212 Eliades Acosta Matos que [...] la mayor consecuencia de la gran prosperidad norteameri- cana [...] es que podemos desplegar considerables esfuerzos para el desarrollo econmico, reducir los riesgos de una guerra nuclear, y proteger la independencia poltica y el desarrollo del mundo no co- munista, sin que esto implique grandes sacrificios. 89 No debe extraar que Wohlstetter haya influido sobre el esti- lo de venta a domicilio de los neocons, pues, comparten el miedo como mercanca y tambin su corolario: la necesidad de armarse de manera creciente, o lo que es lo mismo, la necesidad de efec- tuar gastos multiplicados en materia de defensa que, casualmente, siempre benefician a corporaciones como Rand, encargadas de hacer lobby a favor del complejo militar-industrial. Otro de los legados de Albert Wohlstetter puede hallarse en sus ideas sobre cmo lidiar con la Cuba de Castro, segn sus propias palabras. Ese pensamiento se desarroll mientras fungi como asesor de diversos presidentes, entre ellos John F. Kennedy, en los momen- tos ms lgidos de la Crisis de Octubre. Tres de sus escritos funda- mentales se dedican a este tema, presumiblemente redactados para asesorar a distintos presidentes de los Estados Unidos. En Notes on the Cuban Crisis, fechado el 28 de octubre de 1962, Wohlstetter propugna la necesidad de mantener las bases mi- litares norteamericanas en territorios extranjeros, y de incrementar la ayuda a las fuerzas contrarrevolucionarias cubanas, a pesar de las seguridades pblicas ofrecidas por Kennedy de no invadir el pas, pues ello, en su opinin, [...] no constituye una explcita renuncia a apoyar a la resistencia interna. 90 La parte ms jugosa del pastel no estaba, por supuesto, en las millonarias cifras que ya se asignaban para subvertir la Revolucin en Cuba, ni para mantener la mayor es- tacin CIA que funcionase durante los aos de la Guerra Fra, con similar objetivo. La pasin cubana de Wohlstetter, tras la crisis de Octubre, se explicaba en el siguiente razonamiento: Tal como hemos formulado la cuestin [se refiere a los acuerdos logrados con la URSS para poner fin a la crisis], se pueden generar conversaciones ambiguas sobre qu en- tender por simetra y justicia en el campo del desarme, que pueden ser explotadas por Kruschev* para demostrar la vali- *Nikita Serguievich Jruschov o Nikita Serguievich Kruschev. El Apocalipsis segn San George 213 dez de su posicin en Cuba como un aporte a la distensin. No es de inters de los Estados Unidos hablar de limitacio- nes solo con respecto a los misiles superficie-superficie o los bombarderos en Cuba, sino tambin debemos tender a construir una defensa activa, traspasada la cual asumire- mos que se trata de acciones ofensivas [de los soviticos]. 91 El objetivo final de este aparentemente impecable razonamien- to lgico-matemtico de Wohlstetter queda claro: cmo construir esa activa defensa si no es apelando a gastos crecientes en materia de armamento estratgico? La Rand Corporation debi darle varias palmaditas de felicitacin a aquel avispado viajante de comercio que era capaz de sacar dinero hasta de una crisis que tuvo al mundo al borde del desastre nuclear. En cuanto a Cuba, en opinin de Wohlstetter [...] debemos esperar una acumulacin de presin interna [sobre el gobierno cu- bano] en meses venideros, para tomar un papel activo [efectuar una invasin directa] y sacar del poder al comunismo en la Isla. 92 En su Studies for a Post-Communist Cuba, fechado el 25 de febrero de 1963, y que constituye un temprano antecedente del re- cin aparecido Informe para la Transicin en Cuba de Colin Powell, Wohlstetter resume sus ideas tras concluir varios encuentros de tra- bajo sostenidos con analistas estratgicos de Washington, entre los cuales se encontraban los cubanos Felipe Pasos y Ernesto Betancourt. El punto de partida se ubica en una afirmacin de destacada sinceridad: Las revoluciones son fenmenos altamente impredecibles que fre- cuentemente nos toman por sorpresa. 93 Por ello afirma el autor del estudio, se hace necesario estar preparados para el inevitable fin de la Revolucin cubana con o sin nuestra ayuda. Todos los problemas que Wohlstetter plantea para ese hipotti- co futuro de Cuba, que 41 aos despus an no ha llegado, exigen del gobierno, por supuesto, significativos desembolsos. Entre los pro- blemas principales a encarar, y en consecuencia, los gastos principa- les a efectuar, estn los siguientes: a) El examen de las alternativas poltico-militares que deben ser tomadas en Cuba. b) Estudios de cronogramas para restaurar los derechos civiles y las elecciones, ofreciendo ciertas garantas [no absolutas 214 Eliades Acosta Matos garantas] como salvaguarda contra soluciones extremistas [lase, el genocidio contra los cubanos]. c) Analizar las consecuencias de las alternativas econmicas, sociales y polticas que se decidan. Estos estudios deben incluir las medidas que un gobierno cubano deber imple- mentar [...] y cmo afectaran los intereses de los Estados Unidos y sus aliados. 94 Tales estudios de factibilidad para rentabilizar la inversin cuba- na, en opinin de Wohlstetter, deben estar [...] a la mano, antes de tomar cualesquiera de las opciones que se ofrecen, desde una invasin directa hasta la convivencia, aunque esto ltimo no deber ocurrir. 95 Liquidar a la Revolucin cubana, entonces y hoy, contina sien- do un asunto de importancia estratgica para la poltica exterior de los Estados Unidos y para sus ms reaccionarios idelogos. Pocas veces se ha definido el asunto con mayor exactitud que en las pala- bras de Wohlstetter: La transformacin de la Cuba comunista en una sociedad libre tendr enorme importancia, no solo para Amrica Lati- na, sino tambin para el resto del mundo. Ser la primera transformacin de este tipo, y ocurrir sin que lleguemos a la guerra [con la URSS] ni nos amenacen mayores riesgos, debido a nuestra gran superioridad militar regional. Debe- mos poner manos a la obra. 96 En estas declaraciones de Wohlstetter se delinea, tempranamen- te, la estrategia de subversin contra los pases socialistas puesta en prctica por los Estados Unidos, y que concluy con la desapari- cin de la Unin Sovitica. No debe excluirse en ellas una buena dosis de aliento para lanzar una agresin militar directa contra Cuba, para que se disparasen los gastos militares globales ante la presumi- ble reaccin de la URSS. Poco importaban los riesgos para cubanos, norteamericanos y ciudadanos del planeta siempre que la Rand Corporation y sus clientes se sintiesen satisfechos con las ganancias. A tal extremo se llega, que se recomienda al gobierno permitir el acceso a las fotografas del espionaje areo sobre Cuba, tomadas durante la Crisis de Octubre, [...] para analizar el estado de la agri- El Apocalipsis segn San George 215 cultura y otros segmentos de la economa, 97 con el objetivo de fun- damentar las privatizaciones, tras el hipottico fin de la Revolucin. En On Dealing with Castros Cuba: Part I, del 16 de enero de 1965, Wohlstetter hace un desesperado esfuerzo por refutar los ar- gumentos de quienes abogaban por una reaproximacin de los Esta- dos Unidos a Cuba, entre ellos, los gobiernos de Francia y el Reino Unido, lo cual significara una notable reduccin de las tensiones internacionales y, en consecuencia, de los gastos militares. La estrategia que Wohlstetter recomienda es claramente maquiavlica, y tenda a mantener o aumentar, de ser posible, los problemas internos de Cuba y el cerco que la asfixia, como herra- mientas para que no se produzca una distensin internacional, ni avan- ce la coexistencia pacfica. Veamos algunas de sus recomendaciones: a) Debe exigirse a Castro la liberacin de los 15 000 prisioneros polticos que existen en Cuba, no solo como un acto humani- tario, sino adems para dar un paso ms en la formacin de una oposicin a su gobierno [...]. Sacarlos del pas podra ser tambin un acto humanitario, pero [...] tendra menos valor para el futuro de la oposicin a Castro. 98 b) No debe firmarse ningn acuerdo para limitar los vuelos espas de los U2 sobre Cuba. c) En la esfera comercial, no debe hablarse de normalizacin de las relaciones entre los dos pases, pues [...] hemos cor- tado los subsidios comerciales a Cuba, y en este sentido, retomar la normalidad no es deseable. 99 El bloqueo contra Cuba deber mantenerse, pues por normalizacin se en- tiende su levantamiento, y para justificarlo se deben repetir las razones aportadas por el subsecretario de Estado, George Ball, en su discurso del 23 de abril de 1964: Para reducir la voluntad y el poder de Castro de exportar la subversin y la violencia a otros pases de Amrica Latina. Para demostrar al pueblo de Cuba y a elementos dentro del propio gobierno cubano que el actual rgimen no puede ser- vir a sus intereses. Para demostrar a los pueblos de las repblicas latinoameri- canas que el comunismo no tiene futuro en el Hemisferio Occidental. 216 Eliades Acosta Matos Para elevar los costos del mantenimiento sovitico de un puesto de avanzada en el Hemisferio Occidental. 100 d) No debe aceptarse la lgica segn la cual reducir la ayuda que presta el gobierno de los Estados Unidos al exilio cu- bano en su lucha contra la Revolucin significara una re- duccin paralela de la ayuda que presta el gobierno de Cuba a las revoluciones en la regin. No se debe aceptar esta lgica porque ofrecera cierto aliento a futuras revolucio- nes en Amrica Latina, incluso si no son alentadas por Cas- tro, siguiendo su exitoso ejemplo. 101 e) Contra la teora del comunismo opulento, segn la cual [...] si ayudamos a Castro a reestablecer la economa, este relajar su seguridad interna y las limitaciones a las liber- tades civiles, volviendo gradualmente al seno de la demo- cracia, 102 Wohlstetter aduce que [...] no existen evidencias que demuestren la supuesta relacin existente entre la opu- lencia y el ablandamiento, 103 y que en el caso concreto de los cubanos, [...] han sido ms desaforados y aventureros cuando su economa ha florecido. 104 Si bien es cierto que [...] ninguna revolucin exitosa se avizora contra Castro, 105 los Estados Unidos deben estar preparados para el supuesto caso de que ocurra, pues dada la insularidad de Cuba [...] ni la URSS podr practicar una intervencin completa, ni los Estados Unidos quedarn indiferentes. 106 f) A quienes creen que Cuba no es una amenaza militar para los Estados Unidos, debido a su pequeo tamao, en compara- cin con China o la URSS, Wohlstetter les responde: [...] por el solo hecho de encontrarse a 90 millas de las costas de los Estados Unidos [...] Cuba es una inmensa ame- naza, no por su cercana, sino por su lejana de la URSS y China, una demostracin de que en la confrontacin Este- -Oeste, el comunismo puede expandirse a travs del oca- no. El solo hecho de que esta nueva avanzada comunista pueda fcilmente sobrevivir a nuestra hostilidad, e inclu- so florecer con nuestra ayuda, estimular futuras imita- ciones de Castro. 107 El Apocalipsis segn San George 217 Entre esas imitaciones ya en curso, Wohlstetter cita a las FALN de Venezuela, [...] movimiento que hoy no es menos exitoso de lo que fue el movimiento de Castro seis meses antes del derrocamiento de Batista, 108 tambin el movimiento de Marquetalia, en Colombia, y el de los estudiantes y mineros en Bolivia y Panam. Para cerrar con broche de oro esta estrategia del terror, Wohlstetter profetiza: Solo necesitamos que otro pas se incorpore a la senda del castrismo o se eche en brazos del comunismo para que el pblico de los Estados Unidos experimente una alarma extrema. 109 g) Las conclusiones a que arriban estos razonamientos de Wohls- tetter son en extremo sencillas: No debemos hacer nada que contribuya a la consolidacin del rgimen de Castro, ni ahora, ni nunca. 110 Pasada ya su fiebre cubana, otros aspectos del pensamiento estratgico de la mente brillante de Wohlstetter asoman en tra- bajos como Strenght, Interest and New Technologies, del 24 de febrero de 1968, el cual tiene como centro la refutacin de la teora de que [...] se ha llegado a una meseta en el desarrollo de las artes ofensivas y defensivas nucleares, 111 una especie de punto muerto de equilibrio entre las capacidades ofensivas y defensi- vas creadas por las nuevas tecnologas. Tras analizar las conse- cuencias directas e indirectas del auge de las computadoras, la creciente exactitud de los misiles, la dispersin de la tecnologa nuclear, las relaciones entre potencias nucleares y los pases que carecen de este armamento, as como la situacin en el llamado Tercer Mundo, Wohlstetter arriba a un grupo de deducciones in- teresantes: a) La llamada meseta en el desarrollo del armamento nuclear no pasa de ser un espejismo. b) Las armas nucleares no harn iguales a las potencias grandes y pequeas, pero acrecentaran la posibilidad de acciden- tes e incomprensiones, en particular en la coercin sobre las potencias no nucleares. 112 c) Las nuevas tecnologas no eliminarn las disparidades existen- tes entre los pases grandes y pequeos: en algunos aspectos 218 Eliades Acosta Matos las incrementarn, pues estos ltimos no estarn en condi- ciones de erogar lo necesario para su sustentacin. 113 e) Es una ilusin creer que el desarrollo tcnico lleva de un modo directo a la omnipotencia. Existen diversos tipos de guerras difciles de ganar, a pesar de tal desarrollo, como por ejemplo las guerras revolucionarias, donde las ltimas tecnologas en armamento se han mostrado irrelevantes, como por ejemplo, lo ocurrido en Vietnam, que puede su- ceder en Colombia, o en Cuba. 114 f) El hecho de que la tecnologa militar permita a los Estados Unidos proyectarse a grandes distancias no significa, me- cnicamente, la extensin de su hegemona poltica. 115 g) Los intereses distantes no deben ser tomados siempre como atributos del imperialismo; los pases menos desarrollados pueden tener, quizs, ms intereses en los pases desarro- llados distantes, como fuente de ayuda y mercado para sus exportaciones. 116 h) [Las nuevas tecnologas] incrementan las posibilidades de cooperacin y tambin las de coercin, a nivel mundial. 117 i) Los cambios en las nuevas tecnologas han extendido de forma dramtica el rango dentro del cual los adversarios potenciales pueden causar dao, 118 [con lo cual la seguridad nacional est, como nunca antes, en peligro]. El corolario de estos razonamientos es obvio: hacen falta ma- yores inversiones en las nuevas tecnologas militares para reducir los peligros potenciales que han surgido y que ponen en peligro la seguri- dad nacional, no solo por emanar de otras potencias nucleares, sino tambin de pases pequeos: ni ms ni menos, otra vez, la estrategia del miedo. En sus artculos Metaphors and Models: Inequalities and Disorder at Home and Abroad, del 27 de agosto de 1968, Making Up for Lost Time or Lost Utility: Casual Notes on Equality and Equity, de septiembre de 1968, y en Race Diferences in Income, de octubre de 1970, los desvelos de Wohlstetter se dirigen hacia otra direccin: el creciente deterioro de la situacin interna de los Estados Unidos y el mundo debido a las consecuencias de la guerra de Vietnam, el auge de los movimientos de liberacin en el Tercer El Apocalipsis segn San George 219 Mundo, y sobre todo, la lucha de las minoras por sus derechos y reivindicaciones. Wohlstetter se encontraba entonces muy impresionado por el ascenso de las luchas contra el imperialismo, el capitalismo y el colonialismo en todo el mundo, pero sobre todo, por la sintona que se estableca entre los sujetos de esas luchas dentro de los Estados Unidos y fuera de ellos. La radicalizacin creciente de estos procesos lo espantaban, y no cesaba de alertar sobre el hecho de que [...] para los militantes, y para la Nueva Izquierda, la identificacin con el Tercer Mundo es muy apreciable en el caso de frica, Cuba y Vietnam. 119 El esfuerzo que demandaba del pas la guerra de Vietnam tena tambin como efecto colateral indeseable, el aplazamiento de la urgente atencin que necesitaban las comunidades marginadas, y en primer lugar, los negros, con lo cual su descontento y rebelda suba de tono cada vez ms. El creciente extremismo en la poltica norte- americana era visible alertaba Wohlstetter en un lenguaje desme- surado y violento [...] llamaba prisiones a los proyectos urbansticos en los barrios negros, esclavitud a la pobreza, y liberacin a las demandas por una vida mejor. 120 Para aumentar la histeria y el creciente temor que agobiaba a la clase dominante y al gobierno de los Estados Unidos, Wohlstetter no titubeaba en citar a Ernesto Betancourt funcionario de la OEA y exiliado cubano, cuando sobre las conexiones existentes entre lo que llama desrdenes civiles en los Estados Unidos y los frentes de liberacin nacional, ms all de sus fronteras comentaba: Que Carmichael y Rap Brown hablen de revoluciones y guerrilla [en los Estados Unidos] apunta Wohlstetter citando a Betancourt consti- tuye un aliento para los revolucionarios en Amrica Latina. 121 Wohlstetter dedic no poco esfuerzo en esta poca a intentar profundizar en las causas de lo que llamaba desrdenes sociales y raciales en su pas, no para intentar una solucin, sino para paliar las graves afectaciones que provocaban a la estabilidad y credibili- dad del sistema. Y alertaba: Nuestras inequidades internas, tanto como los desrdenes civiles asociados a ellas afectan nuestras relaciones con el Tercer Mundo, y tambin con nuestros aliados europeos. 220 Eliades Acosta Matos Los desrdenes raciales y la violencia sugieren una ines- perada debilidad en el gigante americano, del cual Europa depende para su proteccin nuclear. La inequidad, que es la raz de la violencia, afecta nuestro ejemplo ante el mundo. 122 Ante esta disyuntiva, la poderosa mente lgico-matemtica de Wohlstetter arriba a una paradjica conclusin: lejos de proponer soluciones para lo que llama inequidad, fuente de todos los pro- blemas, se preocupa por [...] intentar desconectar nuestros proble- mas internos de los externos, 123 y en primer lugar, [...] alentar el crecimiento de la clase media entre los negros. 124 Otra de las vertientes del pensamiento de Wohlstetter aparece recogida en sus impresiones y evaluaciones tras visitar entre el 8 y el 19 de mayo de 1962, Japn, Singapure y Hong-Kong, para ex- plorar la posicin de China con relacin a la situacin del Sudeste Asitico, sus lados dbiles y sus fortalezas. Sin dudas, el verdadero objetivo de aquel extrao safari oriental era sondear la disposicin real de China para servir de punta de lanza contra la URSS, el princi- pal enemigo a vencer. No menos elocuente fue su postura ante la guerra de Vietnam. En momentos en que gran parte de la opinin pblica de los Esta- dos Unidos, y casi la totalidad de la del mundo, se oponan a la genocida y rapaz agresin , Wohlstetter estaba tambin entre sus crticos, pero del lado de los que reprochaban al gobierno norte- americano no ser lo suficientemente enrgico como para vencer, a cualquier precio, la resistencia del pueblo vietnamita. As lo ex- pres con claridad en su artculo On Vietnam and Bureaucracy, del 17 de julio de 1968: Mientras que aplicar la poltica de la fuerza bruta fue erra- do, es concebible, segn sus propios trminos, que hubiese sido exitosa si se hubiese usado masivamente. Y no haberlo hecho no se debi, de ninguna manera, a la escasez de recur- sos norteamericanos. Despus de todo, los Estados Unidos pusieron sobre las armas, durante la Segunda Guerra Mundial, un ejrcito de 16 354 000 hombres [...]. Tenemos la posibi- lidad ahora de tener sobre las armas a ms de 20 000 000 de soldados, ms que toda la poblacin unida de Vietnam del Nor- El Apocalipsis segn San George 221 te. [...] Algo semejante hubiese facilitado, sin dudas, las opera- ciones de bsqueda y destruccin [del enemigo] [...] aunque no hubiese sido deseable, desde el ngulo poltico [...] 125 Sobre Vietnam existe tambin otro documento de la autora de Wohlstetter llamado Comments on the Wolf-Leites Manuscript: Rebelin and Authority, fechado el 30 de agosto de 1968. En l puede leerse una elocuente definicin de la insurgencia en pases como este, apelando a la sempiterna amenaza comunista: No me queda claro cmo definir a la insurgencia. [En el caso de Vietnam] pienso que tenemos que lidiar con la mis- ma rebelin comunista en las reas rurales que suele tener lugar en los pases subdesarrollados [...]. Existe un tipo de identificacin romntica con las revoluciones como si estas fuesen algo intrnsecamente bueno Pero es difcil susten- tarlo como posicin universal. 126 Paradjicamente, una de las acciones ms conocidas de alguien como Albert Wohlstetter quien siempre procur quedar en las som- bras, estuvo vinculada a una operacin estratgica secreta, que por su envergadura y resultados, no pudo mantenerse oculta. Se trata de una operacin de desinformacin a gran escala sobre la verdadera magnitud del peligro sovitico conocida como Team B, en opi- nin de quienes escriben en la pgina de Internet rightweb: [...] el ms notorio intento de los militaristas e idelogos de derecha de desafiar a la CIA, a mediados de los 70, [...] un caso clsico de tergiversacin de una amenaza por parte de los halcones, con el objetivo de incrementar los presu- puestos militares y otorgar la primaca a los Estados Uni- dos en la Guerra Fra. El Team B contribuy a enterrar la poltica de contencin y los tratados SALT, que contaban con el apoyo de los lderes de ambos partidos. 127 La relacin de Wohlstetter con el Team B se remonta a 1974, cuando escribi el artculo Is There a Strategic Arms Race?, en el cual conclua que los Estados Unidos haban sido sobrepasados por la URSS, en lo tocante a superioridad militar, por no haber 222 Eliades Acosta Matos cerrado a tiempo la brecha de los misiles. Tras haberse inspirado en las conclusiones de la Comisin Gaither, de 1957, que dio la voz de alarma sobre la brecha de los misiles apunta rightweb Wohlstetter aplic la misma metodologa alarmista para activar a los halcones, a los partidarios de la Guerra Fra, y a los anticomu- nistas, a mediados de los 70. 128 Por aquel entonces, Gerald Ford era el presidente. Las exigen- cias de los crculos de derecha ms agresivos se centraban en la nece- sidad de convocar a un panel independiente para que valorara las conclusiones de la CIA sobre la envergadura de la amenaza sovitica, a las que tildaba de inexactas y falsamente apaciguadoras. Solo con el nombramiento de George Bush Sr. como director de la CIA, en susti- tucin de William Colby, se dieron las condiciones ideales para que este autorizara la investigacin alternativa. Los investigadores se dividieron en tres paneles: el primero, para valorar el peligro que representaba la exactitud de los misiles soviticos; el segundo, para determinar los probables efectos de la defensa antiarea de la URSS sobre los bombar- deros estratgicos norteamericanos; y el tercero, el Panel sobre Objetivos Estratgicos, el que al final produjo el llamado Re- porte del Team B, encargado de determinar las intenciones reales de los soviticos. 129 La sola intencin de la convocatoria a una investigacin in- dependiente trasluca las secretas intenciones de sus propug- nadores. Colby, mientras fue director de la CIA, refut los llamados a semejantes investigaciones con un razonamiento lgico: Es difcil entender cmo un grupo ad-hoc de analistas independientes del gobierno puede preparar un informe ms cui- dadoso y amplio sobre las capacidades estratgicas soviticas que el que puede preparar la comunidad de inteligencia. 130 Pero la trampa no estaba solo en la intencin, sino tambin en las perso- nas escogidas para cumplir la exigencia de Wohlstetter y sus alia- dos, formando parte del Team B. As lo percibi Paul Warnke, funcionario de la Agencia para el Control de Armamentos y el Desarme: Lejos de incluir a personas con puntos de vista diver- sos, el Panel sobre Objetivos Estratgicos estaba completamen- El Apocalipsis segn San George 223 te compuesto por individuos que haban hecho su carrera miran- do con alarma a la amenaza sovitica [...]. 131 Al frente del Team B se nombr a Richard Pipes, [...] un historiador conservador de Harvard, que haba editado una colec- cin de documentos sobre la estrategia sovitica en Europa. 132 Los dems miembros fueron tambin connotados conservadores, como el Dr. Van Cleave, el general (r) Daniel O. Graham, el coro- nel (r) Thomas W. Wolfe y John Vogt. Entre sus asesores se en- contraban Foy Kohler, Paul Nitze, Seymour Weiss, el general Jasper Welch, y Paul Wolfowitz, quien entr al Team B como uno de los protegidos de Wohlstetter, por recomendacin de Richard Perle, otro de sus discipulos, y en el mejor estilo neptico de los neocons, yerno de Albert Wohlstetter. Hoy se tienen las evidencias de que el reporte del Team B exager, con toda premeditacin, la amenaza que representaba la URSS para la seguridad de los Estados Unidos. Sobre la base de sus apreciaciones, se constituy, en marzo de 1976, durante una cena en el Washington D.C. Metropolitan Club el primer Commit- tee on the Present Danger, destinado a [...] alertar a la opinin pblica sobre la creciente amenaza sovitica, 133 formado por hal- cones de la talla de Richard Allen, Max Kampelman, Paul Nitze, Eugen Rostow y Elmo Zumwalt. En noviembre de ese mismo ao, a escasos nueve das de que Jimmy Carter ganara las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, el Committee publica- ba una tremebunda clarinada de alerta titulada Common Sense and Common Danger, que resuma no solo su filosofa, sino tambin la del Team B, y la del propio Wohlstetter, su Padre Fundador: La amenaza principal contra nuestra nacin, contra la paz mundial y la causa de la libertad humana es la aspiracin sovitica a la do- minacin mundial basada en su creciente militarizacin [...]. 134 Debe recordarse que un ao antes, el 1 de noviembre de 1975, Ronald Rumsfeld haba sustituido a James Schlesinger al frente del Pentgono, a propuesta del presidente Ford. En un almuerzo de hora y media, arreglado por un amigo comn, Rumsfeld conoci perso- nalmente a Albert Wohlstetter, y comenz a cooperar con l. Dos das antes de que Carter asumiese la presidencia, Rumsfeld no dud en declarar, en plena sintona con su nuevo amigo: No existen dudas 224 Eliades Acosta Matos acerca de la capacidad de las fuerzas armadas soviticas [...]. Esa capacidad indica una clara tendencia hacia la guerra, antes que ha- cia el modelo occidental de contencin a travs del reconocimiento de la vulnerabilidad mutua. 135 La exitosa experiencia del Team B report jugosas ganan- cias a sus promotores, demostrando que la carta del miedo y la exaltacin de una amenaza exterior podan ser jugadas siempre, de manera exitosa, en el panorama poltico de la nacin. No solo lograron disparar los gastos militares mediante la derrota total de la poltica de la contencin y las negociaciones con los soviticos, que haban propugnado personajes como Henry Kissinger, sino que adems pusieron a la defensiva a la CIA, y arrastraron a la URSS a una carrera de gastos militares crecientes, que culminaran con el proyecto de La Guerra de las Galaxias, desangrando su econo- ma y precipitando su fin. Para culminar tan apotesica marcha triunfal, Wohlstetter y su equipo, vieron llegar a la presidencia a Ronald Reagan, moviendo los mismos resortes del miedo y las crecientes amenazas exteriores. Ann Hessing Cahn resume: Por ms de 30 aos, la afirmacin de que exista una su- perioridad militar sovitica provoc constantes llamados al rearme de los Estados Unidos. En los 80, estos llama- dos se volvieron tan estridentes que el pas se embarc en una carrera armamentista que provoc el gasto de un trilln de dlares. Como resultado, descuid sus escuelas, ciu- dades, carreteras, puentes y sistemas de salud, pasando de ser el mayor acreedor del mundo al ms endeudado. La ame- naza result falsa. 136 Como puede leerse en el Obituario escrito por Jude Wanniski, [...] cada editorial en The Wall Street Journal, durante 25 aos, fue producto del genio de Wohlstetter. 137 Sin dudas, posea una clara per- cepcin de cmo influir sobre la opinin de las elites de poder del pas. Otra leccin que aprendieron muy bien sus discpulos neocons. Al final de su vida, Wohlstetter desarroll una ltima ofensiva con el objetivo de eliminar el obstculo que una Yugoslavia unida e El Apocalipsis segn San George 225 independiente representaba para los planes estratgicos de los crcu- los imperialistas norteamericanos. Su dedicacin compulsiva a satanizar al gobierno serbio, y su defensa a ultranza de los bosnios evidenciaron el formidable arsenal de trucos propagandsticos y manipulaciones, que posea y haban sido acreditadas por ex- periencias precedentes: 1) Se pronunci contra los frgiles Acuerdos de Dayton, auspicia- dos por la administracin Clinton, que buscaban el desarme y la coexistencia pacfica de las partes en conflicto, alegando que [...] tanto la divisin territorial acordada, como la moratoria al comercio de armamento deban ser transformadas si Bosnia tuviese que defenderse sin ayuda exterior. 138 2) Para justificar el mantenimiento o incremento de las tensiones, Wohlstetter apel a la carta clsica del miedo y la disparidad de fuerzas: A pesar de la hipottica reduccin de los ejrci- tos en la regin, Reuters reporta que Serbia ha duplicado su presupuesto federal, y que ms de la mitad se ha destinado a gastos militares. 139 3) Wohlstetter cont en su campaa con la eficaz ayuda de Margaret Thatcher, definida por Jude Wanniski como parte de su vasta red privada de agentes. Ambos coordinaron sus esfuerzos en el mes de mayo de 1994. El da 4, la dama escribi un artculo en The New York Times titulado Stop the Serbs. Now. For Good, y cinco das despus, el 9, el caballero public uno en The Wall Street Journal, bajo el ttulo Genocide by Embargo. Este coordinado arrebato justiciero no era casual: pocos das des- pus se votaba en el Senado de los Estados Unidos el proyecto de ley S-2042, conocido como Ley Dole-Liberman, cuyo ob- jetivo era poner fin al embargo de armas impuesto por la ONU contra Bosnia y Herzegovina. El Center for Security Policy, otro de los tanques pensantes de la ultraderecha norteamericana, que con anterioridad haba condecorado a la Thatcher y a Wohlstetter con la distincin Freedom Flame, resumi las opiniones de ambos en un comunicado titulado Do the Right Thing: Lift the Inmoral, Unwise and Illegal Bosnian Arms Embargo-Now. La concertacin de esfuerzos que involucraba a pesos pesados de la poltica internacional, escribiendo en 226 Eliades Acosta Matos importantes rganos de prensa norteamericanos, a los tanques pensantes del complejo militar-industrial, y a cabilderos en Washington, todos agitando consignas humanitarias, objetivos estratgicos ineludibles, y alertando sobre amenazas contra la seguridad nacional y mundial, constituan la mezcla letal per- fecta del arsenal de Wohlstetter contra sus enemigos. En este caso, quedara demostrada la eficacia de semejante operacin. 4) La posicin humanitaria de Wohlstetter ante el supuesto ge- nocidio contra los bosnios y sus llamados al levantamiento del embargo muestran otra de sus armas: la doble moral farisaica. Mientras con notoria hipocresa alega motivos para levantar las restricciones contra Bosnia, no duda en justificarlas contra Cuba e Iraq y pedir su incremento. En el primer caso, lo recomend expresamente en su informe On Dealing with Castros Cuba, del 16 de enero de 1965; en el segundo, lo hizo con no menos vehemencia, en el artculo Genocide by Embargo, del 9 de mayo de 1994, aparecido en The Wall Street Journal: Los Estados Unidos deben, simplemente, declarar que el embargo no es vlido para las naciones soberanas que estn sufriendo la agresin y el genocidio serbio. Esta declara- cin no debe poner ni remotamente en peligro, como se ha sugerido, la operacin de embargo contra Iraq [...] el cual [el embargo] deber concluir con la derrota y rendicin de Iraq. 140 La opinin que de Wohlstetter tienen sus discpulos aventajados, al estilo de Richard Perle y Paul Wolfowitz, ya la conocemos. Para complementarla citemos la de sus vctimas, como por ejemplo, la que aparece en la carta abierta, del 15 de febrero de 1997, enviada por William Dorich, presidente de la Serbian American Voters Alliance, dirigida a la Sra. Nalini Lasiewicz, presidenta de la Laziewicz Foundation, y cercana colaboradora de Wohlstetter en el tema de los Balcanes: Usted nunca ha reconocido en pblico las atrocidades co- metidas contra los serbios por parte de croatas y bosnios musulmanes, en esta guerra. Hay 1 200 000 refugiados serbios y ms de 44 000 han muerto, de ellos, 26 000 civi- les y 7 000 nios. El Apocalipsis segn San George 227 Tampoco el profesor Wohlstetter ha reconocido ni la ms pequea atrocidad cometida contra los serbios [...]. A cada artculo escrito por este arrogante serbifobo, nosotros hemos respondido, pero jams nos han dado la ms mnima oportunidad de publicarlo. [...] Conozco al profesor Wohlstetter, y s que muchos de sus mismos colegas lo consideran oportunista y bastardo, pero no ser juzgado por nosotros, sino por El Creador. Hay muchos, como el profesor Wohlstetter, que abusan de su poder para hacer propaganda, no a favor de la reconcilia- cin, sino para atizar an ms la guerra con discursos de odio y terminologa insultante hacia los serbios. El racismo adopta muchas formas, y presentar siempre a los serbios como agresores malignos es la especialidad del profesor Wohlstetter. Sabemos que de los 1,8 billones de dlares de asistencia a Bosnia, los serbios, que constituyen el 49% de su pobla- cin, han recibido apenas el 2% [...]. Es esa, acaso, la ma- nera en que garantizamos la democracia, matando a un pueblo de hambre? Deberan avergonzarse. Deberan arder en el infierno, toda la eternidad, por cometer esos crmenes de odio y venganza contra la humanidad. 141 No nos engaemos: tales palabras, aunque expresen la ver- dad, no son las que han trascendido al pblico norteameri- cano para que este pueda juzgar la vida y obra de Albert Wohlstetter. No disponemos de mejor indicador para aqui- latar la enorme brecha que separa a la realidad de su reflejo en el discurso oficial de la elite poltica norteamericana, que la forma en que esta ha divinizado al fallecido halcn, casi tanto como a Ronald Reagan, absolvindolo de culpas histricas en un reciclaje especialmente perverso y muy a tono con la hagiografa neoconservadora. El 6 de febrero de 1997 el Senado de los Estados Unidos convoc a una sesin solemne para rendir homenaje al prohombre que haba desaparecido casi un mes antes. El elogio fue pronunciado, como era de esperar, por Richard 228 Eliades Acosta Matos Perle. Albert Wohlstetter fue un hombre ntegro e inte- lectualmente honesto dijo entonces Perle, y no es difcil imaginarlo enjugando, furtivamente una lgrima. Nunca acept cargos en ninguna administracin, pues jams hu- biese ocupado una posicin que comprometiese la verdad ante las demandas de la poltica [...]. 142 Para cerrar, un conmovido Perle, en un arranque ciceroniano, quiso que el mundo recordase a su suegro y maestro vincula- do, no a las siluetas de los bombarderos estratgicos, las vc- timas de los embargos, ni las explosiones de las muchas guerras que ayud a desatar, sino a la poesa de Wallace Stevens y Dylan Thomas: Do not go gentle into that good night Old age should burn and rave at close of day; Rage, rage against the dying of the light. Though wise men at their end know dark is right, Because their words had forked no lightning they Do not go gentle into that good night [] 143 Sin dudas, el elogio que hubiese siempre deseado un neocon como Albert Wohlstetter. El Apocalipsis segn San George 229 Referencias 1-4 Kristol, Irving: Neo Conservatism, The Autobiography of an Idea, The Free Press, New York, 1995, p. 6. 5 The Battle over Ideas. Conversation with Norman Podhoretz, Former Editor, Commentary, by Harry Kreisler, Apr. 6, 1999. En: http:// globetrotter.ber-keley.edu/conversations/Podhoretz/podhoretz- con0.html 6-9 Lionel Trilling. En: www.columbiacollege.com 10 Criticism. Tomado de: The Columbia Encyclopedia, Columbia Univer- sity Press, 2003. En: http://www.bartleby.com/65 11 The 100 Best English-Language Nonfiction Books of the 20 th Century. En: http://www.infoplease.com/ipea/A0777310.html 12-17 Lionel Trilling: The Liberal Imagination. Tomado de: Peppe, Enrico. ICS Top 25 Philosophical and Ideological Conservative Books. En: http://www.intellectualconservative.com/bookreviews.html 18-19 The New York Intellectuals in Perspective. En: http://www.pbs.org/ arguing/about.html 20 Ob. cit. (12). 21 Lionel Trilling Quotes and Quotations. En: http://www.brainyquotes/ quotes/L/Lioneltrill112300.html 22 Pelez, Vicky: De la revolucin permanente a la conquista permanente, El Diario, May 20, 2003. En: www.eldiariony.com/noticias/colum- nistas-detail.com/aspx?sectionId=398xtxtid=663394 23-28 Vann, Bill: The Historical Roots of Neoconservatism: Reply to a Slanderous Attack on Trotskyism, May 23, 2003. En: www.wsws.com 29 Kristol, I.: Ob. cit. (1), p. 463. 30 Ibdem, p. 380. 31 Paul Wolfowitz and Leo Strauss. A Paul Wolfowitzs Interview by Sam Tannenhaus. En: http://phronesis.org/article.php3?id_article=14 32-40 McBryde, David: Leo Strauss. En http://members.tripod.com/Cato1/ strauss-bio.htm 41 Salmo 114, Santa Biblia, Sociedades Bblicas Unidas, 1986, pp. 590- 591. 42 Some Distinguishing Aspects of a Straussian Approach to Political Philosophy. En: http://www2.bc.edu/~wilsonop/straussianosm.html 43 Strauss Clay, Jenny: The Real Leo Strauss. The New York Times. June 7, 2003. En: www.nytimes.com 44 Kristol, I.: Ob. cit. (1), p. 7. 45-57 Drury, Shadia B.: Saving America. Leo Strauss and the Neoconser- vatives, Sept. 10, 2003. En: http://evatt.org.au/publications/papers/ 112.html 58-65 West, Thomas G.: Leo Strauss and American Foreign Policy, July 12, 2004. En: http://www.claremont.org/writings/crb/summer2004/ west.html 230 Eliades Acosta Matos 66 Roosevelt, Theodore: Expansion and Peace, The Strenous Life. Essays and Addresses, The Century Co. En: http://www.bartle-by.com/br/ 58.html 67 Ob. cit. (31). 68 Wanniski, Jude: Albert Wohlstetter, R.I.P., Jan. 16, 1997. En: http:// www.polyconomics.com/searchbase/fyi-01-16-97.html 69 Ob. cit. (31). 70-71 Ob. cit. (68). 72-75 1985 Presidential Medal of Freedom Recipients Ceremony, Apr. 8, 1985. En: http://www.medaloffreedom.com/1985Recipients.htm 76-77 Wohlstetter, Albert: The Delicate Balance of Terror, Dec. 6, 1958. En: http://www.rand.org/publications/wohlstetter/P1472/P1472.html 78-79 The Inadequacy of Strategic Deterrence and its Necessity. Ibdem. 80 Summary. Ibdem. 81 The Analyst (Richard Perle, Paul Wolfowitz Alert). En: http:// 20g.157.64.200/focus/f-news/914053/posts 82-89 Wohlstetter, Albert: No Highway to High Purpose, June, 1960. En: http://www.rand.org/publications/wohlstetter/ 90 Wohlstetter, Albert y Roberta: On the Importance of Overseas Bases in the 1960s. Tomado de: Notes on the Cuban Crisis: On the Importance of Overseas Bases in the 1960s. Offense-Defense Semantics. Keeping Open Possible Aid to Cuban Resistance, Oct. 28, 1962. Ibdem. 91 __________: Offense-Defense Semantics. Ibdem. 92 __________: Keeping Open Possible Aid to Cuban Resistance. Ibdem. 93-96 __________: Why Study? Studies for a Post-Communist Cuba, Febr. 25, 1963. Ibdem. 97 __________: Proposal for a Study of an Economic and Social Program for Post-Communist Cuba. Ibdem. 98-100 __________: Does the United States Want What Castro Offers?. Tomado de: On Dealing With Castros Cuba: Part I, Jan. 16, 1965. Ibdem. 101 __________: Stopping the Export of Subversion. Ibdem. 102-106 ________: Arguments for a Deal with Castro. Ibdem. 107-110 ________: Is the Communist Cuba no Danger and Are There No Alternatives?. Ibdem. 111-113 ________: The Receding Technological Plateau. Tomado de: Strenght, Interest and New Technologies, Jan. 24, 1968. Ibdem. 114-115 Distant Classical Wars, Old Geopolitics, and New Isolation. Ibdem. 116-117 __________: Distant Cultural and Economic Interests. Ibdem. 118 __________: Interests in Safety. Ibdem. 119-124 __________ y R.: Metaphors and Models: Inequalities and Disorder at Home and Abroad. Aug. 27, 1968. Ibdem. El Apocalipsis segn San George 231 125 Wohlstetter, A. On Viet Nam and Bureaucracy, July 17, 1968. Ibdem. 126 __________: Comments on the Wolf-Leites Manuscript: Rebelion and Authority. Aug. 30, 1968. Ibdem. 127-129 Team B Strategic Objetives Panel. En: http://rightweb.irc-online.org/ govt/team-b.php 130 Cahn Hessing, Anne. Part One. Team B: The Trillion Dolar Experiment, The Bulletin of the Atomic Scientists. En: http://www.thebulletin.org/ article.php?art_ofn=apr93cahn 131 Ob. cit. (127). 132-134 Prados, John: Part 2. Ob. cit. (130). 135 Vest, Jason: Darth Rumsfeld, The American Prospect, Febr. 26, 2001. En: http://www.prospect.org/print-friendly/print/V12/4/vest-j.html 136 Cahn H., A.: Ob. cit. (130). 137 Wanniski, J.: Ob cit. (68). 138-139 Wohlstetter, A.: Since Bosnia Has Been Reduced to This. En: http:/ /www.armedia.net.au/content/bp08/bp08.html 140 __________: Genocide by Embargo, The Wall Street Journal, May 9, 1994. En: http://www.centerforsecuritypolicy.org/index.jsp?sec- tion=paper&code=94-D-48at2 141 Personalities: Nalini Lasiewicz. An Open Letter [de William Dorich a Lasiewicz]. En: http://www.balkan-archive.org.yu/kosta/licnosti/ lasiewicz.1.html 142-143 Perle, Richard: Remembering Albert Wohlstetter, Febr. 6, 1997. En: http://thomas.loc.gov/cgi-bin/query/F?105:1/temp/~DDDMu2:e0: Disparando desde las rocas contra los indios Un libro de Norman Podhoretz dedicado a saldar deudas con aque- llos compaeros de su generacin que no desertaron de las ideas polticas y sociales que compartieron en su juventud, entre ellos, Norman Mailer, Lillian Hellman y Allan Ginsberg, recibi el elo- cuente ttulo de Exfriends. En l se llama The Family al grupo de intelectuales neoyorkinos que, entre 1930 y 1960 coincidi en situarse a la izquierda del espectro poltico y cultural de su pas, hasta que la desintegracin y las deserciones, al estilo de la prota- gonizada por el propio Podhoretz, culminaron, no solo con las ideas, sino tambin con la amistad que los una. Ms all de las connotaciones mafiosas que ha adquirido el trmino The Family despus de la epopeya Corleone de Mario Puzo y Francis Ford Coppola, pocos pueden definir mejor el tipo de relacin que une a los neocons norteamericanos. Podhoretz ha reconocido, en la entrevista televisiva concedi- da en el 2003 a Ben Wattenberg para el programa Think Tank, que el clima intelectual que yace tras las polticas conservadoras nortea- mericanas al estilo de las propugnadas por presidentes como Truman o Eisenhower, y de polticos como el senador Jackson, fue fomentado por interminables discusiones en el seno de The Family, sobre todo, alrededor de [...] cmo juzgar a la URSS, cuando se hablaba de totalitarismo, del carcter de la sociedad nor- teamericana, y de lo correcto y errneo de la Guerra Fra. 1 Las vas escogidas para crear este clima [...] durante muchos aos, [fueron] los debates y el anlisis mediante libros y argumentos ver- bales, que concluyeron en el reconocimiento del tipo de amenaza que representaba la URSS. 2 CAPTULO 6 LA CLARIDAD MORAL DE LA GUARDIA PRETORIANA 233 234 Eliades Acosta Matos Sentadas las bases de The Family, y fertilizado el terreno por las generosas contribuciones filantrpicas de las corpora- ciones, lo dems fue cumplir el mandato bblico de Creced y mul- tiplicaos. Pero antes de alcanzar el predominio que ostentan actualmente en Washington, los neocons tuvieron que recorrer un largo camino y ganarse un espacio dentro de la selva implacable que es la poltica tribal norteamericana. Su rasgo distintivo fue la eficacia, la falta de escrpulos y el encarnizamiento en perseguir a sus antiguos camaradas ideolgicos, que caracteriza a todos los conversos que en la historia han sido. Sin poseer estas caracters- ticas, de las cuales se ufanan, los neocons, no admiten a su lado a nadie, por muy conservador que sea. As lo define Podhoretz: [Ronald Reagan] fue el primer neocon [...]. Fue miembro del Partido Demcrata, y a la edad de 51 aos se pas al Partido Republicano. Se inici en la izquierda [] y luego se movi a la derecha. Ese es el tipo de definicin fundamen- tal que caracteriza a los neocons. [...] A partir de 1972, los intelectuales neoconservadores comenzaron a crear el clima de opinin necesario para des- enmascarar la amenaza sovitica [...] y hacer posible la elec- cin de alguien como Reagan. 3 Al ser interpelado acerca de la reputacin y el poder logrados tan rpidamente por los neocons, Podhoretz fue categrico: Los neocons son un desprendimiento de The Family [...]. Cuando llegamos con nuestros argumentos contra los iz- quierdistas, estos fueron mucho ms efectivos que los de los conservadores tradicionales, al estilo de William Buc- kley, porque, a diferencia de ellos, nosotros conocamos bien al enemigo, sabamos de sus vulnerabilidades y cmo refutarlos. Ellos eran como un viejo peleador, un campen que no ha tenido ningn contrincante serio durante mucho tiempo y ha perdido sus reflejos y su ritmo [...]. Triunfa- mos, en parte, porque ellos estaban fuera de forma, y tam- bin porque tenamos la razn [...]. El Apocalipsis segn San George 235 Esto explica el xito desproporcionado que logramos, si se tiene en cuenta el reducido nmero que ramos. Fue como en una de esas pelculas donde seis soldados de caballera se defienden de mil indios, disparando desde diferentes ro- cas para dar la impresin de que son muchos. 4 La metfora, no por poco potica, deja de ser lograda. Pod- horetz es un tipo de indudable talento para simplificar las cosas difciles. Ha resultado ser, ms o menos, el John Houston de la ideologa neocon, con una obra que, como la de aquel, atrae mucho pblico, pero alcanza pocos reconocimientos de la Academia. Sin lugar a dudas, lo que en la mitologa neocon se denomina claridad moral est ms cerca de lo cnico que de lo moral. Pero esto no debe llevarnos a la errnea conclusin de que sus Padres Fundadores no fueron capaces de profundizar en los desafos del sistema cuya defensa han asumido, debe decirse, con la pasin de los apstatas. Para entender cmo se organiza la galaxia neocon, debemos precisar cul es su centro gravitacional, y la razn final de su propia existencia. La definicin ms aguda, y a la vez, ms cnica, la aporta Irving Kristol en su clsico Neoconservatism: The Autobiography of an Idea, y dentro de l, en el ensayo The Adver- sary Culture of Intellectuals, de 1979: No se puede negar que la cultura en que fuimos educados, y los sentimientos y percepciones que nuestros nios y jve- nes aprenden en sus escuelas, son inamistosas con respec- to a la civilizacin burguesa [...]. Hubo alguna vez, en toda la historia, una civilizacin [como la nuestra], cuya cultura estuviese en abierta contradiccin con sus propios valores e ideales? 5 La asuncin de que el capitalismo al que se quiere defender, se encuentra cuestionado de frente por la cultura que produce, supues- tamente surgida para reproducir y exaltar sus valores e ideales, es la campanada de alerta que Kristol (y los neocons) lanzaron desde sus primeras declaraciones pblicas. La conclusin inicial a la que se arriba es lgica, y en consecuencia, de extraordinaria sencillez: es 236 Eliades Acosta Matos en el terreno de la cultura y las ideas donde se decide el futuro del sistema. Las ideas son las fuerzas motrices de la historia precisa Podhoretz, dando a su clarinada personal, lgicamente, un vago toque familiar al del Sptimo de Caballera. A diferencia de lo que afirma el marxismo, no creo que la economa, estpido, sea la que mueva la historia. 6 Escandalizado por lo que llama disfuncionalidad de la cul- tura burguesa, Kristol reconoce que [...] la persona ms culta de nuestra sociedad es, con frecuencia, la ms descontenta y desa- fecta, no solo con nuestro presente, sino con sus ideales. 7 Se arri- ba a la segunda conclusin: la nica fuerza que la cultura burguesa puede oponer a estas desafecciones tan peligrosas, radica en la lla- mada cultura de masas o cultura popular norteamericana. Segn Kristol: El americano promedio, el menos cultivado no siente gran inquietud ni por el presente, ni por el ideal. Eso explica por qu ha demostrado ser errnea la visin marxista de una clase obrera radicalizada, en rebelda contra la sociedad capitalista [...]. La sociedad burguesa es la ms prosaica de todas las socie- dades posibles [...]. Es prosaica no solo por su forma, sino tambin por su esencia. Es una sociedad organizada para la conveniencia y el confort del hombre comn, no para la crea- cin de figuras heroicas o memorables. 8 Si el nico valladar ideolgico que la sociedad burguesa pue- de oponer contra el ascenso de la contracultura de vanguardia que genera en su seno, y que permanentemente desafa su presente y su futuro, es el fomento de una cultura popular, y esta debe ser esti- mulada por todos los medios posibles. La manera ms eficiente de lograrlo es fomentando el individualismo egosta. En ello radica la tercera conclusin a la que se arriba: El propsito de esta sociedad es hacer el mundo lo mejor posible para el beneficio de hombres y mujeres ordinarios. Esto tiene sus races en la ms comn de las motivaciones: el inters particular. Se asume que, aunque pocos sean ca- El Apocalipsis segn San George 237 paces de lograr la excelencia, todos reconocen y persiguen su propio inters. Este democrtico reconocimiento de las potencialidades igualitarias de la naturaleza humana es capaz de justificar la economa de mercado y deslegitimar todas las dems teoras econmicas [...]. No debe sorprendernos que la visin burguesa del mundo, basada en las necesidades y deseos de la gente comn, haya sido y sea popular entre la gente comn. 9 Aunque al inicio motivados y simpatizantes con la recin estre- nada sociedad burguesa, los artistas e intelectuales precisamente el destacamento con el que se contaba para fomentar y difundir la cultura popular que esta deseaba, no tardaron en experimentar una gran des- ilusin y oponerse a ella. Las causas de este divorcio, examinadas por Kristol, permitieron arribar a lo que se llam fallas del sistema, y con ellas, a la cuarta conclusin: la poltica cultural del capitalismo no debe marginar a los artistas e intelectuales, sino comprarlos mediante prebendas y remedos de participacin. Desde el punto de vista de los artistas e intelectuales, el nue- vo orden tena tres grandes fallas: 1- Amenazaba ser muy aburrido. El comercio, para los artistas, es una actividad que coarta y trivializa el espritu humano. 2- Aunque la sociedad burguesa puede ofrecer a artistas e in- telectuales todo tipo de cosas deseables, como la libertad de expresin y la popularidad, les privaba de ocupar el lugar social que ellos sienten les pertenece. Los artistas y escri- tores se consideran a s mismos como personas muy im- portantes [...] y respetan a un rgimen que tome a sus obras seriamente. Ser ubicados lejos del poder poltico y so- cial es, para ellos, una privacin. 3- La sociedad burguesa es una civilizacin que refleja los apetitos y preferencias de la gente comn [...]. Los artistas e intelectuales ven en ello una inversin del orden natural [...]. Por su propia naturaleza elitista, creen que la civili- zacin debe ser dirigida por un aristoi* al cual se encuentran * Se refiere a una persona de condicin aristocrtica. 238 Eliades Acosta Matos unidos, reivindicando el derecho a representar los intere- ses del pueblo. 10 La lgica de Kristol establece, de manera precisa, las tareas y funciones que deben asumir los intelectuales y artistas bajo el ca- pitalismo, y tambin los peligros que representan cuando no son tomados en serio por el sistema. La contracultura que pueden generar debe ser sofocada, por todos los medios a la mano. Pero lo que es bueno para la salud del capitalismo, debe ser malo para la salud del socialismo, su oponente ideolgico principal. La posibi- lidad de dirigir y fomentar la contracultura intelectual y artstica en el seno del socialismo, es el ncleo de la quinta conclusin a la que arriba Kristol en su diseo estratgico de la concepcin neoconservadora de la batalla de ideas: El socialismo, de cualquier signo, es una pasin romntica que opera dentro de una estructura racionalista. Proclama la construccin de una sociedad humana en la cual todos antepongan la construccin del bien comn a sus intereses y apetitos individuales [...]. La pasin moral legitima las pretensiones del socialismo cientfico a la verdad absoluta [...]. Pero el principio de la realidad siempre prevalecer sobre las pasiones utpicas [...]. El ms interesante factor de la vida intelectual contempornea es la incapacidad del socia- lismo de producir intelectuales socialistas, incluso, de to- lerar intelectuales socialistas. El destino de los intelectuales bajo el socialismo es la desilusin, el disenso, el exilio, el silencio [...]. 11 Tras ajustar cuentas con la cultura del socialismo y fijar la manera ms eficaz de luchar contra ella, Kristol avanza hacia los desafos culturales del arte moderno y de la rebelin de lo que lla- ma romanticismo utpico o bohemia artstica de las sociedades capitalistas desarrolladas, a la que considera fuente de constante disenso del sistema. La sexta conclusin o tarea estratgica de Kristol para las milicias neocons que han jurado defender la eter- nidad de ese mismo sistema, radica en fomentar la lucha entre los El Apocalipsis segn San George 239 dos adversarios ms importantes de la cultura burguesa, el interior y el exterior: El racionalismo utpico [el socialismo], y el romanticismo utpico [el arte moderno o bohemia artstica] son hostiles a la sociedad burguesa, pero a la larga, son igualmente hos- tiles entre s. En todas las naciones socialistas el arte moderno es repri- mido, pues su espritu nihilista es subversivo con respecto al orden establecido [...]. Picasso y Kafka, los blue jeans y el rock and roll pueden haberse convertido en los mayores enemigos internos de la burocracia socialista, uniendo a los intelectuales y a los jvenes en una incorregible hostilidad hacia el status quo. 12 A manera de eplogo, Kristol arriba a la sptima conclusin, la ms aventurada de todas. A diferencia de las anteriores, se mues- tra cauto a la hora de responder a la pregunta que l mismo formu- lase (Es posible restaurar la base espiritual de la sociedad burguesa?), dejando entrever que algo podra hacerse si se logra- ba eliminar el anlisis histrico como componente indispensable a la hora de examinar cualquier fenmeno social. Esto explicara, en alguna medida, la abrupta aparicin de lo que aspir a ser la teora del fin de la historia de un entonces desconocido neocon- servador llamado Francis Fukuyama, que no rebas la fase de ex- perimento bonsai, apaleada por la irreverente realidad a la que pretendi dictar normas. [Restaurar las bases espirituales de las sociedades burgue- sas], al parecer no es posible, sin echar atrs el reloj de la historia. Pero tal respuesta se deriva de la concepcin ro- mntico-racionalista de la historia elaborada por Saint Simon, Hegel y Marx [...]. La historia de la religin y la cul- tura no siempre es acumulativa. Se puede estudiar religin y cultura sin estudiar sus historias especficas. [...] Este en- foque abre ante nosotros una posibilidad [...]. Todo lo que puedo decir es que el futuro del capitalismo liberal estar significativamente ligado a las ideas que en este momento 240 Eliades Acosta Matos germinan en la mente de algn joven y desconocido telo- go o filsofo, antes que a las nebulosas estadsticas del Pro- ducto Interno Bruto. 13 Al arribar a estas siete conclusiones programticas para lu- char por la preservacin de la sociedad capitalista, Kristol hace que la serpiente se muerda la cola: depende de las ideas, y no de la marcha de la economa el futuro del capitalismo; es en ese terreno donde se decide su futuro o su desaparicin, acosado por temibles enemigos internos (el disenso de sus propios intelectuales) y ex- ternos (el socialismo); es posible aniquilar a esos enemigos fo- mentando con precisin sus contradicciones internas, y las que los enfrentan entre s; la tarea central de los jvenes intelectuales que llevarn adelante esta batalla decisiva para el futuro de la humani- dad, y a quienes se imagina como discpulos neocons de maestros al estilo del propio Kristol o Podhoretz, ha de ser la elaboracin de ideas que fundamenten la superioridad y el derecho al hegemonismo de la sociedad capitalista, y si para el logro de estos objetivos se hace necesario violentar la metodologa del pensa- miento cientfico y la lgica del historicismo, que representan conquistas del pensamiento racionalista moderno, esto deber ha- cerse sin la menor vacilacin o escrpulo. Haciendo uso de la cacareada claridad moral de la que se ufanan los neocons, podemos decir que su galaxia gira, sin equivo- cacin, alrededor de un centro gravitacional: la defensa a ultranza del capitalismo, sin vacilacin ni remordimientos. Para ello ha pre- parado, y prepara, sucesivos destacamentos de la Guardia Pretoriana, los jvenes y ya no tan jvenes intelectuales neoconservadores que operan las maquilas ideolgicas del sistema, los fogoneros de las calderas del Imperio, sin los cuales la nave se detendra. Despus de un largo perodo de incubacin, los neocons sal- taron a la palestra de la poltica pblica durante el gobierno de Ronald Reagan, y solo han bajado del carro imperial durante la era Clinton. En el primer y segundo perodos de Bush Jr. coparon los puestos claves de su administracin, y acometieron la primera experiencia a gran escala de lo que son capaces, con tal de hacer cumplir su agenda estratgica. El Apocalipsis segn San George 241 Analicemos la manera en que coparon los puestos claves de la administracin de George W. Bush, secuestraron a la nacin y la empearon en una guerra infinita por la expansin hegemnica, sin dejar de disparar contra los indios desde las rocas, ni soltar de sus manos los elegantes tomos de Platn o Hobbes, a travs de los cuales aprendieron a conocer el mundo en que viven, como les ensearon sus maestros en Harvard o Chicago. El bushismo como estrategia militar neoconservadora Primero llegaron los neocons y luego George W. Bush, y no a la inversa, como pudiera pensarse. Lo que se critica a este ltimo, por lo general, es su extrema supeditacin a la agenda militante de aquellos. Al trasmutar, despus del 11 de septiembre de 2001, la lu- cha contra las redes terroristas transnacionales en una guerra contra el eje del mal reconoce Philip S. Golub en Le Monde Diplomatique, la administracin actual de Bush no hace ms que proseguir con el proyecto poltico y estra- tgico definido en los 70, y readaptado luego a comienzos de los 90 para la postguerra fra [...]. El 11 de septiembre transfigur a un Presidente accidental en un Csar estadounidense. Desde entonces, Bush se ha con- vertido en el vector de una poltica que se apoya en el unilatera- lismo, la movilizacin permanente y la guerra preventiva. 14 La historia ms reciente de esta transfiguracin comienza con la derrota de Bush Sr. ante Bill Clinton. Lejos de desanimarse o rendirse, los neocons que quedaban cesantes, al salir del gobierno, se dedicaron a hacer lo que mejor saban: conspirar y enriquecerse, como se puede comprobar en la transcripcin de una entrevista de Jonathan Holmes a Jim Lobe, del 17 de febrero de 2003: Ellos hicieron dinero como consultantes porque se sabe que son inteligentes y estn bien conectados. [Al principio] la mayora de los neocons fueron excluidos del gobierno de 242 Eliades Acosta Matos Bush Sr., porque esta administracin era realista por excelen- cia, y ellos no se consideraban realistas, sino enemigos pol- ticos de los realistas. Tras las elecciones de 1992 los neocons se escindieron [...] y alguno de ellos, como James Wolsey, apo- yaron la candidatura de Clinton, mientras otros, como Robert Kagan, regresaron al Partido Demcrata. 15 Desplazados del poder, y a pesar de las desafecciones, los neocons comenzaron a luchar desde la oposicin, preparando las alianzas necesarias para retomarlo. Se mostraron eficaces, y en ello jug un papel nada menor la experiencia que traan de su paso por la izquierda. Son extremadamente activos en trminos de organizacin. Lo hacen muy bien, y cuando se hallan en la oposicin tra- tan de crear alianzas y nuevas coaliciones con personas que, aunque no estn completamente de acuerdo con ellos, sean capaces de unirse alrededor de programas bsicos como hicieron en 1997, con el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano. [...] En l se incluyeron republicanos de la derecha clsica, como Dick Cheney y Donald Rumsfeld; neoconservadores, como Richard Perle, Paul Wolfowitz y Elliot Abrams, que ahora ocupan importantes posiciones en el gobierno [de Bush Jr.]; representantes de la derecha cris- tiana, como Gary Bauer, y de la derecha catlica, como William Bennett. Esta coalicin se prepar, realmente, para tomar el poder, bajo una futura administracin republicana, lo que, de hecho, se logr. 16 Estas caractersticas de la filosofa neoconservadora, y sobre todo, de su prctica poltica, explican su extremo oportunismo. Quienes hablan todo el tiempo de claridad moral son los primeros que renuncian a cumplir cualquier precepto tico, cuando les convie- ne. Este rasgo distintivo lo imprimieron a la administracin de Bush Sr., y tambin a la de Bush Jr.: Los neocons no son idealistas aclara Jim Lobe cuando se trata de los fines y los medios. Creen que los fines jus- El Apocalipsis segn San George 243 tifican los medios, y si se deba luchar contra el mal mayor, representado por la URSS, no tenan escrpulos en aliarse a gente despreciable, como la Junta Militar protonazi argen- tina, o el rgimen de Saddam Hussein [...]. Nunca han perdi- do la calma en cuestiones de alianza; son muy flexibles en ese aspecto. 17 El acoso a que los neocons sometieron todas las decisiones de poltica interior o exterior de la administracin Clinton da la razn a quienes, como el investigador David Carbajal citando a Irwin M. Seltzer, afirman que, en rigor, protagonizaron una verdadera con- trarrevolucin. El contragolpe neocon comenz casi dos aos antes del 20 de enero de 1993, fecha en que William Clinton asumi la presiden- cia de los Estados Unidos. Debe recordarse que el 28 de febrero de 1991 concluy, oficialmente, la Guerra del Golfo, pero no con la remocin de Saddam Hussein del poder. La tarea inconclusa, como es habitual, no desanim a los halcones, sino que actu so- bre su voluntad como una especie de afrodisaco, llevndolos a iniciar una carrera enloquecida de la cual estamos observando su tramo final con la actual ocupacin de Afganistn e Iraq. El primer paso fue dado en 1992, an bajo la presidencia de Bush Sr., o mejor dicho, precisamente por eso, como para legar a Clinton una herencia emponzoada. El encargado de darlo no fue escogido al azar: correspondi a Paul Wolfowitz entonces subsecretario de De- fensa, el discpulo aventajado de Albert Wohlstetter, lanzar la pri- mera bola del partido con la elaboracin del borrador de un documento conocido como Defense Planning Guidance. Transcurridos 13 aos de aquel primer partido de la serie, vale la pena destacar que el borrador ntegro de Wolfowitz nunca fue dado a la publicidad, y que las pocas partes que trascendieron fueron lo suficiente preocupantes y peligrosas como para levantar una pol- mica en la prensa, de tal magnitud, que Dick Cheney, por aquellos das secretario de Defensa, se vio obligado a reescribirlo. Algunas opiniones sobre aquella Anunciacin retratan de cuerpo entero a un Wolfowitz transfigurado en Arcngel Gabriel del bushismo: Wolfowitz, en 1992, se adelant a su tiempo, intentando reflexionar sobre la era posterior a la Guerra Fra afirm 244 Eliades Acosta Matos un conmovido William Kristol, editor de The Weekly Stan- dard, vocero de los neoconservadores e hijo, por supuesto, del ya conocido Irving Kristol. Comprendi, muy tempra- no, que debamos escoger entre el liderazgo americano o el incremento del caos y los peligros. El enfoque de Wolfowitz se diferenciaba del de Bush Sr., pero la historia lo ha vindicado, aunque se haya tomado tiempo para hacerlo [...]. No fue hasta despus del 11 de septiembre que el papel jugado por Wolfowitz comenz a reconocerse como proftico. 18 En efecto, lo fue. Si bien es cierto que aquel borrador, como seal con razn Barton Gellman, reportero del Washington Post, reflejaba [...] la continuidad de los aspectos menos diplomticos de la poltica norteamericana desde la Segunda Guerra Mundial, 19 tambin intentaba adaptarse a un mundo libre de la competencia sovitica, reconociendo que otras regiones del mundo tenan la poblacin, los recursos y la tecnologa indispensables para poder constituirse en rivales potenciales que desafiasen la supremaca de los Estados Unidos. Gellman, citando al documento de Wol- fowitz, lo sintetiza: Nuestra misin primordial en el mundo, ahora que somos la nica superpotencia, es asegurarnos de que lo seguire- mos siendo. 20 Aquel clebre borrador de Wolfowitz reconoca la conve- niencia de no reducir los gastos militares del pas, a pesar de haber desaparecido la URSS, mantenindolos cerca de los 300 billones USD que se gastaban en los perodos ms lgidos de la carrera armamentista. Lejos de abogar por la reduccin de los ms de 1,6 millones de hombres que los Estados Unidos mante- na sobre las armas, alertaba sobre la posibilidad de tener que enfrentar guerras en dos escenarios militares distantes, como podan ser Iraq y Corea del Norte. Dos eran los conceptos bsi- cos alrededor de los cuales giraba el documento: a) La necesidad de preservar el sistema mundial de alianzas de los Estados Unidos. b) La necesidad de que los Estados Unidos estn listos para defen- der sus propios intereses, junto con sus aliados, o de manera unilateral. El Apocalipsis segn San George 245 Otro de los elementos revolucionarios para la doctrina mi- litar tradicional del borrador Wolfowitz radicaba en la identifica- cin de los rivales potenciales contra los cuales, llegado el momento, dirigir las armas. Hasta entonces, y de acuerdo con la clasificacin propuesta por George Kennan en su clebre artculo para el Foreign Affairs: [...] los desafos mayores al dominio estadounidense po- dran provenir de cinco regiones del planeta que contaban con los recursos para crear un poder militar global. El ob- jetivo principal de los Estados Unidos durante la Guerra Fra fue asegurarse de que los soviticos no se anexasen ningu- na de tales regiones a su esfera de influencia, cambiando con ello el balance global de poder. 21 Desaparecidos los soviticos de la escena mundial, el enfo- que propuesto por Wolfowitz alertaba de que el poder de tales re- giones, por s solo, poda crecer hasta desafiar al de los Estados Unidos. Para conjurar el peligro se propona una pequea, pero decisiva adicin: [...] los Estados Unidos deban estar preparados para evitar el uso de armas nucleares, qumicas o biolgicas por par- te de cualquier otro pas, aunque esta amenaza no se esgrimiese directamente contra l, lo cual significa que se reservaba el dere- cho a la venganza o al castigo, de manera preventiva. 22 Debutaba as, la ya clebre Doctrina de la guerra preventiva, y lo haca de la mano de Wolfowitz, Cheney, y Scooter Libby, tres neoconservadores de la primera oleada, que hoy ocupan, bajo la presidencia de Bush Jr, los cargos de vicepresidente, subsecretario de Defensa y jefe del equipo estratgico del propio Cheney, res- pectivamente. En vez de la contencin, concepto central para la doctrina militar norteamericana durante los aos de la Guerra Fra, aparece en escena el concepto de la guerra preventiva. A pesar del denodado esfuerzo de sus promotores, los aos de la era Clinton no favore- cieron su aplicacin: la contencin marc los esfuerzos de la ad- ministracin para mantener a raya, por ejemplo, a Saddam Hussein. Frustrados, pero no vencidos, los neoconservadores, agrupados ya para entonces bajo el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, 246 Eliades Acosta Matos dirigieron al Presidente una carta abierta sobre el tema, con fecha 26 de enero de 1998. Las ideas esenciales que aparecan en ella fueron: a) La aplicacin de la poltica norteamericana en Iraq, actual- mente, no es exitosa, y desembocar en una amenaza de tal magnitud como no hemos conocido desde el fin de la Guerra Fra [...]. b) La estrategia implicara, en primer lugar, sacar del poder a Saddam Hussein. c) La poltica de contencin [en Iraq] se ha visto sensiblemen- te erosionada en los ltimos meses. d) La nica estrategia aceptable es la eliminacin de la posibili- dad de que Iraq pueda usar o amenazar con usar armas de destruccin masiva. e) Estamos seguros de que, bajo las actuales Resoluciones de la ONU, los Estados Unidos estn autorizados a dar los pa- sos requeridos, incluyendo los militares, para proteger nues- tros intereses vitales en el Medio Oriente. De cualquier manera, nuestra poltica no debe continuar paralizada es- perando por la unanimidad del Consejo de Seguridad. f) Lo exhortamos a actuar de manera decidida [...]. Si acepta- mos la continuacin del actual curso a la deriva, plagado de flaquezas, pondremos en riesgo nuestros intereses y nues- tro futuro. 23 Bajo aquel virtual chantaje meditico estamparon sus firmas neoconservadores de la talla de Elliot Abrams, Richard Armitage, William Bennett, John Bolton, Francis Fukuyama, William Kristol, Richard Perle, Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz. Entre el 16 y el 19 de diciembre de 1998, las fuerzas angloa- mericanas bombardearon ms de 100 blancos iraques, bajo el pre- texto de castigar al pas por no aceptar a los inspectores de armamento de la ONU. Los resultados de lo que se conoci como Operacin Zorro del Desierto debi provocar un inmenso jbilo entre los zorros neoconservadores, en vista de la efectividad de las presiones sobre Clinton, por el solo gasto de las hojas de papel usadas para escribirle. Debieron tambin celebrar el debut, en la vida real, de un ataque preventivo contra un rival potencial. El Apocalipsis segn San George 247 La escalada de la retrica agresiva de los neocons es muy apre- ciable durante el tiempo que media entre la administracin Clinton y los meses posteriores al escandaloso proceso electoral en el que result electo George W. Bush. Mediante un constante bombar- deo de prensa, y utilizando herramientas tales como los criterios y predicciones de tanques pensantes conservadores al estilo del PNAC, los neocons lograron influir sobre la doctrina militar del pas, impo- niendo poco a poco su agenda y los mtodos recomendados para hacerla realidad. Un rpido examen, por ejemplo, de una parte de lo publicado en la prensa neoconservadora durante el 2001, ao crucial para con- formar el rostro definitivo de la doctrina militar del bushismo, per- mite delinear su cartografa conceptual mediante el trazado de los siguientes hitos: 1- El 14 de mayo el Weekly Standard publica el artculo de Reuel Marc Gerecht, ex oficial de la CIA y director de la Iniciativa para el Medio Oriente del PNAC, titulado Liberate Iraq. En dicho artculo se establece un paralelo entre Saddam y Hitler, y se intenta convencer a Bush Jr. de la necesidad de sacarlo del poder a partir de afirmar: Que Saddam intenta dominar todo el Medio Oriente median- te la produccin de armas de destruccin masiva, cuyas variantes qumicas y biolgicas ha usado para masacrar a los kurdos. Que, en los ltimos meses, ha aumentado su poder de fuego antiareo. Que intent asesinar al presidente Bush (Sr.) en Kuwait, en 1993. Que los regmenes totalitarios, como el de Saddam, tienen un sexto sentido para detectar las debilidades de sus enemi- gos democrticos. Que los rabes se han tornado contra los Estados Unidos porque ven a Saddam como un triunfador. Que Saddam, al igual que otros regmenes conservadores ra- bes, se ha beneficiado con la colisin entre el mundo mu- sulmn y el Occidente moderno. Los Estados Unidos no 248 Eliades Acosta Matos deben preocuparse de ser populares en el mundo rabe, a partir de las medidas a aplicar. Que Saddam debe ser confrontado, no con nuevas sanciones, sino por medio de las armas. Para combatir a Saddam debe combinarse el uso de grandes contingentes de tropas norteamericanas con el apoyo que se debe brindar a los aliados iraques que lo combaten, bajo la direccin de Amhed Chalabi, al que se califica de proa- mericano. Chalabi es ideal para la tarea, a pesar de que se rumore que es corrupto. La intervencin militar, aun cuando sea preventiva, no est reida con la concepcin de la Pax Americana. 24 2- El 6 de julio, Tom Donelly, vicedirector Ejecutivo del PNAC, vuelve al tema de Iraq en un Memorandum to Opinion Leaders alertando que: La administracin de Bush Jr., antes que cumplir lo prometi- do de sacar a Saddam del poder, parece inclinarse hacia las sanciones inteligentes contra Iraq, al estilo de lo pre- conizado por Colin Powell. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld parece inclinado a reducir las fuerzas armadas combativas en el orden del 20%, lo cual compromete la posibilidad de librar acciones terrestres exitosas en Iraq, haciendo vacilar, an ms, al Pre- sidente, a la hora de tomar las decisiones pertinentes. No plantearse la eliminacin de Saddam deja sus manos libres para seguir creando problemas en la regin y el mundo. 25 3- El 30 de julio de 2001 Reuel Marc Gerecht vuelve a la carga en The Weekly Standard con su artculo A Cowering Superpower: Its time to fight against terrorism, en el que plantea: La administracin Bush ha continuado y sobrepasado la timi- dez desplegada por la de su predecesor en el Medio Orien- te, lo cual pone en duda, a los ojos del mundo, que los Estados Unidos sean una superpotencia. El Apocalipsis segn San George 249 Osama Bin Laden y su organizacin terrorista lograron una gran victoria cuando atacaron y casi hundieron en Adn al buque Cole de la Marina de Guerra norteamericana, sin su- frir represalias de este pas. Nuestro temor bombea oxge- no a los militantes islmicos. El terrorismo despliega su guerra por medios no convencio- nales; su objetivo final es el debilitamiento psicolgico del enemigo mediante el uso del miedo. Existen agentes dormidos de Bin Laden, en pases del mun- do occidental, esperando la orden para atacar blancos estadounidenses. Osama Bin Laden, sin lugar a duda, volver a atacarnos. Si encuentra nuestros puntos dbiles lo que har con seguri- dad, atacar a sitios del Primer Mundo, por donde sus hom- bres se mueven. El subsecretario de Defensa, Richard Armitage, ha alertado recientemente que los Estados Unidos culparn a los talibanes si se producen futuros ataques de Al Qaeda. 26 4- Siguiendo la escalada, el 27 de agosto de 2001, a escasos 14 das de los atentados contra el Pentgono y el World Trade Center, des- de las pginas de The Weekly Standard, Robert Kagan y William Kristol clamaban por dar A Green Light for Israel: Si los Estados Unidos son un aliado en el que se pueda con- fiar en momentos de crisis, ha llegado el momento de que se ponga, de manera evidente, del lado de Israel. Las exigencias a Israel para que no responda a los ataques terroristas que sufre, y a los Estados Unidos para que asu- ma un papel ms activo en el conflicto palestino-israel, son, en realidad, llamados a que este ltimo pas abdique a su derecho al juicio moral y al liderazgo poltico (global). Debe quedar claro que en este conflicto, los Estados Unidos tienen el deber de ayudar de forma moral y estratgica a su aliado Israel, y en consecuencia, en las condiciones y el momento presente, la mejor esperanza para el proceso de paz en el Medio Oriente, y para la paz misma, es dar luz verde a Israel. 27 250 Eliades Acosta Matos 5- En un Memorandum to Opinin Leaders con fecha 6 de sep- tiembre de 2001, Reuel Marc Gerecht, director de la Iniciati- va para el Medio Oriente del PNAC, formulaba las siguientes propuestas brillantes, en el mejor estilo neocon, para el lo- gro de la paz en tan convulsa regin. Obsrvese el penetran- te anlisis acerca de las motivaciones de los combatientes suicidas palestinos, y las recomendaciones que se hacen acerca de la mejor manera de luchar contra ellos. Recurdese que entonces faltaban apenas 5 das para el 11 de septiembre: Los islamistas de la Jihad o de Hamas no quieren ningn proceso de paz. Ellos no se suicidan por estar deprimidos, sino por sentir la euforia de los santos guerreros. 28 Los israeles se ven obligados a actuar como lo hiciese el rey Hussein de Jordania en 1970, cuando la OLP intent arras- trar al pas a una guerra civil [...]. La tctica israel de asesinar a los extremistas palestinos, el uso de helicpteros y la rpi- da penetracin en el terreno, han contribuido mucho a la dis- minucin de las bajas israeles y palestinas. Si tales tcticas son suficientes [para enfrentar la amenaza] est por verse. 29 El camino quedaba trazado. 6- El 11 de septiembre de 2001, en medio de la tragedia, se pro- ducen dos importantes declaraciones que evidencian la evo- lucin de la doctrina militar del bushismo. La primera es la comparecencia del presidente Bush ante la nacin, a las 8.30 pm, y es bastante conocida. La segunda puede hallarse en el artculo de Robert Kagan de ese mismo da en The Washington Post, titulado We Must Fight this War. Ambas declaracio- nes, a escasas horas del suceso, aportan significativos elemen- tos para el anlisis. De la Declaracin Presidencial vale la pena destacar: Los actos terroristas intentaban sumir a la nacin en el caos y el retraimiento, 30 o sea, pretendan apartar a los Esta- dos Unidos de cumplir de lo que considera sus deberes El Apocalipsis segn San George 251 globales, lo cual provocar y justificar, como reaccin in- versa, el inicio de una era de intervenciones abiertas en los asuntos internos del resto de los pases del mundo. Ante lo sucedido, los Estados Unidos abandonan solem- nemente los mecanismos de seguridad global, aceptados por la comunidad internacional, asumiendo el derecho a actuar de manera unilateral. Para ello se esgrime una justificacin: No haremos distincin entre los terroristas que llevaron a cabo tales actos y aquellos que les brinden abrigo. 31 El Pre- sidente de los Estados Unidos, a partir de asumir esta facul- tad, tiene el derecho casi divino de decidir, por s y ante s, a quin atacar y por qu causas. Robert Kagan es, segn un estudio de rightweb, el neocon- servador ms pblicamente activo, signatario de diez de los once documentos programticos del PNAC, entre la Declaracin de Principios del 3 de junio de 1997, y la Segunda Declaracin so- bre el Iraq de postguerra, del 28 de marzo de 2003, solo igualado en average por William Kristol. No es casual que, llegado el momento crucial, le haya correspondido hablar a nombre del clan. De su artculo para el Post se pueden extraer las siguientes ideas bsicas: Este da (11 de septiembre de 2001) ser recordado como un da de infamia, el da en que la post Guerra Fra termi- n, y en el que el mundo, para los estadounidenses, cambi completamente [...]. Fuimos tocados por la trage- dia, sin dudas, por lo no hecho en el Medio Oriente, por omisin, y por lo hecho, por comisin. 32 Solo tenemos una esperanza: que los Estados Unidos respon- dan al monstruoso ataque de hoy, perpetrado en su suelo, con la misma claridad moral y valor de que hicieron gala nues- tros abuelos cuando sucedi lo de Pearl Harbor. No debe- mos involucrarnos en largos esfuerzos legales para llevar ante los tribunales a los terroristas, sino hacer lo nico que nos corresponde en un momento como este: la guerra. A fin de cuentas, estamos en guerra; hemos recibido el pri- mer golpe devastador de esta guerra, que no ser el ltimo 252 Eliades Acosta Matos [...]. No nos amedrentemos por las identidades misteriosas de nuestros atacantes; pronto se har evidente que solo unas pocas organizaciones terroristas son capaces de lle- var a cabo un ataque tan masivo y bien coordinado como este. Debemos disponer de todos los medios posibles en un esfuerzo global por capturarlos o matarlos. Se har evi- dente que tales organizaciones no podran operar sin la asistencia de algunos gobiernos con un abultado rcord de hostilidad hacia los Estados Unidos y de apoyo al terrorismo. Debemos, de inmediato, movilizar a nues- tras fuerzas convencionales para una inevitable escala- da que llegue hasta la confrontacin con uno o ms de tales gobiernos. El Congreso debe declarar la guerra, no a ningn Estado en concreto, sino a aquel que haya apoyado los ataques de hoy contra cualquier nacin que lo haya hecho. Esta declaracin de guerra no debe ser puramente simblica. 33 Para terminar, Kagan hizo una curiosa declaracin que per- mite entender el callado regocijo con que los neocons de- bieron presenciar las imgenes dantescas del colapso de las Torres Gemelas: Afortunadamente, con el fin de la Guerra Fra no existen ya amenazas en el mundo que impidan que concentremos nuestras energas y recursos en la guerra contra el terrorismo internacional. 34 7- El 19 de octubre de 2001, Gary Schmitt, uno de los idelogos del rotativo The Weekly Standard, cuya firma aparece en siete de los once documentos programticos del PNAC, public un artculo titulado Why Iraq?: If Saddam stay in power, the war on terrorism will have failed, grosero chantaje al gobierno de Bush para que se decidiese atacar a Iraq, apelando a los siguien- tes argumentos: Oficiales de inteligencia del gobierno de Saddam Hussein estuvieron vinculados a los terroristas que llevaron a cabo los atentados del 11 de septiembre. En campos de entrena- miento existentes en ese pas se enseaban las tcnicas para el secuestro de aviones. El Apocalipsis segn San George 253 Iraq desarrolla un amplio programa de fabricacin de armas biolgicas, como el ntrax, el mismo que se utiliz en ata- ques contra la Florida y el Congreso. Los grupos terroris- tas no poseen los recursos para ello. En 1993 Saddam orden a sus oficiales de inteligencia orga- nizar el asesinato del presidente Bush Sr., durante su visita a Kuwait. Tambin tuvo que ver con el atentado de ese mismo ao contra el World Trade Center. 35 El continuado programa de desarrollo de armas de destruc- cin masiva nucleares, qumicas y biolgicas que se lle- va a cabo en Iraq nos hace pensar que se trata de destruir el dominio norteamericano en la regin [...]. El costo de dejar a Saddam en el poder sera, simplemente, demasiado alto [...]. Se sabe que, en un plazo no mayor de tres aos, Iraq lograr obtener el arma nuclear. 36 Para concluir, una solemne declaracin: Esta es una oportu- nidad que no se debe desperdiciar. Si de aqu a dos o tres aos Saddam contina en el poder, la guerra contra el terroris- mo habr fracasado. 37 A tono con esto, el 6 de diciembre de ese mismo ao, William Kristol enviaba a los lderes de opinin un nuevo memorndum sobre Iraq. 38 En l se inclua una carta firmada por seis senadores y tres representantes norteamericanos al presidente Bush, todos de antigua estirpe conservadora, al estilo de Trent Lott, Joseph Lieberman o Jesse Helms, exigiendo que los Estados Unidos aban- donasen la poltica de contencin con respecto a Iraq, pasando a la confrontacin directa que deber terminar con la salida de Saddam Hussein del poder. Ni ms ni menos que lo que los neocons haban venido pregonando, ante sus rivales y enemigos, desde los ya mticos aos de la Guerra Fra. 8- El siguiente paso en la delineacin de los conceptos centrales que conforman la doctrina militar del bushismo es apreciable en el discurso del Presidente en enero de 2002, conocido como Informe sobre el estado de la Unin. En l aparece, por primera vez el concepto del Eje del Mal, que incluye a 254 Eliades Acosta Matos Iraq, Irn y Corea del Norte, pases a los que se describe de la siguiente manera: Corea del Norte es un rgimen armado con misiles y armas de destruccin masiva, mientras su poblacin sufre una ver- dadera hambruna [...]. Irn busca intensamente la posesin de armas de exterminio masivo y la exportacin del terror [...]. Iraq contina desplegando su hostilidad contra los Estados Unidos y apoyando el terrorismo [...]. 39 Ante la existencia de lo que se define como Eje del Mal, el Presidente de los Estados Unidos declara a la nacin, sin ambigedad alguna, que [...] no tenemos tiempo para largas deliberaciones. No esperaremos a que los peligros se acu- mulen y nos amenacen. Estados Unidos no permitir que los regmenes ms peligrosos del mundo nos amenacen con sus armas de destruccin masiva. 40 9- La prxima estacin en el viaje inicitico de la doctrina militar del bushismo se aprecia en el discurso del Presidente duran- te la ceremonia de graduacin 2002 de los cadetes de West Point, celebrada en junio de ese ao. Se trata de la primera exposicin sistemtica de la nueva doctrina militar de su gobierno, y muestra todas las seales de su origen inequ- vocamente neoconservador. Las nuevas ideas all expues- tas fueron: Nuestra guerra contra el terrorismo recin acaba de co- menzar, pero en Afganistn ha comenzado bien. Luchamos ahora, y siempre lo hemos hecho, por una paz jus- ta, una paz a favor de la libertad humana. Defenderemos la paz contra la amenaza de terroristas y tiranos [...] y estimularemos a las sociedades libres y abiertas en to- dos los continentes. Los Estados Unidos no son un imperio que extender ni una utopa que realizar. Deseamos para los dems lo mismo que para nosotros: seguridad, la recompensa de la libertad y la esperanza de una vida mejor. El Apocalipsis segn San George 255 Enfrentamos amenazas sin precedentes. En el pasado, los enemigos necesitaban grandes ejrcitos y gran capacidad in- dustrial para causar dao a nuestra nacin y a nuestro pueblo. El ataque del 11 de septiembre requiri de unos pocos cen- tenares de miles de dlares en las manos de unas docenas de personas malas y falsas. Todo el dao que causaron se pag con algo menos de lo que cuesta un tanque de guerra. Las mayores amenazas contra la libertad provienen del cruce que se produce entre radicalismo y tecnologa. Cuando las armas nucleares, qumicas y biolgicas proli- feran junto a la tecnologa coheteril, incluso Estados dbiles y grupos pequeos pueden tener el poder catas- trfico de golpear a las grandes naciones. En el pasado siglo, la defensa de los Estados Unidos descan- saba en la Doctrina de la Contencin [...], pero nuevas ame- nazas exigen un nuevo pensamiento. La Contencin, o sea, la promesa de una respuesta masiva contra las naciones agre- soras, no significa nada para las sombras redes terroristas que no tienen naciones o ciudadanos que defender. La Contencin no es posible cuando dictadores desenfre- nados con armas de destruccin masiva pueden lanzar ataques con misiles o las entregan en secreto a sus aliados. La guerra contra el terrorismo no se ganar a la defensi- va. Debemos combatir al enemigo, interrumpir sus pla- nes, y enfrentar las peores amenazas antes de que estas se hagan realidad. En el mundo en que nos adentramos, el nico camino posible es el de la accin, y nuestra nacin actuar. Nuestra seguridad exige disponer del mejor trabajo de inte- ligencia posible [...] exige modernizar nuestras agencias nacionales, como el FBI [...] presisa transformar a las Fuer- zas Armadas, para que sean capaces de golpear en cualquier momento, en cualquier oscuro rincn del planeta. Nues- tra voluntad requiere que todos los norteamericanos miren adelante, resueltamente, y sean capaces de tomar acciones preventivas, cuando sean necesarias, para de- fender nuestra libertad y nuestras vidas. 256 Eliades Acosta Matos Debemos descubrir clulas terroristas en 60 o ms pases, usando para ello las herramientas de las finanzas, la inteli- gencia y las fuerzas de la ley [...]. Algunas naciones requieren entrenamiento militar para lidiar contra el terror, y noso-tros se lo brindaremos [...]. Enviaremos diplomticos all donde sea necesario, y tambin militares adonde haga falta. La claridad moral fue decisiva para lograr la victoria en la Guerra Fra. Diferentes circunstancias requieren mtodos diferentes, pero una misma moralidad. Lo moralmente correcto es idntico en cualquier cultura, en cualquier tiempo y lugar [...]. No es- tamos creando un problema, sino revelndolo, y conducien- do al mundo hacia su enfrentamiento. Los Estados Unidos ostentan la supremaca militar y tratarn de mantenerla, ms all de cualquier desafo [...]. Cuando la accin se asienta sobre los derechos comunes y las necesidades de los hombres y las mujeres, entonces no hay choque de civilizaciones. 41 10- El paso definitivo para la conformacin de la doctrina militar del bushismo fue dado el 17 de septiembre de 2002, 20 me- ses despus del inicio de la presidencia de Bush Jr., cuando fue dada a conocer The National Security Strategy of the United States of America, documento de 33 pginas que resu- me todos los cambios experimentados en la poltica exterior del pas, en sus conceptos militares y estratgicos cardinales por los que haban venido trabajando, desde haca diez aos, neoconservadores al estilo de Paul Wolfowitz y Dick Cheney. Se trata de un compendio de nueve captulos encabezados por citas extradas de intervenciones pblicas del presidente Bush sobre estos temas, pronunciadas entre septiembre de 2001 y septiembre de 2002. Un ensayo o borrador previo de la Estrategia debe consi- derarse el reporte del PNAC conocido como Rebuilding Americas Defenses, de septiembre de 2000. 42 En rigor, este documento era una especie de lista navidea de anhelos que el complejo militar El Apocalipsis segn San George 257 industrial formulaba para que el Presidente que resultase electo unos meses despus cumpliese sus demandas de aumento en los gastos militares del pas, tras los recortes a que los sometiese la administracin Clinton. Partiendo de la afirmacin de que los promotores del PNAC, desde su misma creacin en la primavera de 1997, expresaban una gran preocupacin por lo que definan como decadencia del podero defensivo de los Estados Unidos, el reporte que inclua: El anlisis de los dos estudios sobre la defensa del pas que, por mandato del Congreso, aparecieron en mayo de 1997 (Quadrennial Defense Review) y en diciembre de 1997 (Re- port of the National Defense Panel), que aceptaban como vlidas las rebajas en las asignaciones presupuestarias des- tinadas a la esfera militar, y en compensacin, proponan la reduccin de los fines estratgicos a alcanzar. El estudio de The Defense Policy Guidance de 1992, re- dactado por Dick Cheney, cuyo primer borrador fallido perteneci a Wolfowitz, reconoca la necesidad de aumen- tar sostenidamente los gastos militares para garantizar la preeminencia del podero norteamericano y el desarrollo de la seguridad mundial, de acuerdo con los principios e intereses de los Estados Unidos. La realizacin de una serie de seminarios con especialistas militares neoconservadores, entre ellos, Stephen Cambone, William Kristol, Donald Kagan, I. Lewis Libby, Gary Schmitt y Paul Wolfowitz, para examinar tpicos tales como las mi- siones futuras del servicio militar, el papel de la reserva, los presupuestos de defensa y la modernizacin militar, la planificacin para diferentes teatros blicos, las guerras pe- queas y las nuevas operaciones policacas a desarrollar por las tropas. Este documento neoconservador pasa a la historia como la axiologa, el deber ser de la doctrina militar del bushismo. Su importancia estriba en que confirma, inobjetablemente, la supedita- cin de Bush Jr. a la agenda neoconservadora, imperialista y hege- mnica del PNAC, y en consecuencia, de las grandes corporaciones 258 Eliades Acosta Matos y del complejo militar industrial que los mantiene como a emplea- dos de lujo y especialistas en Relaciones Pblicas. Los redactores del reporte no escogieron casualmente el mo- mento en que lo dieron a la publicidad: era la vspera del asalto a la Presidencia que protagonizara el equipo encargado de la campaa de Bush Jr. Y as lo manifestaron: Nuevas circunstancias nos hicieron pensar que el reporte sera mejor recibido que en aos anteriores [...]. Nuevas historias, reportes del Pentgono, testimonios con- gresionales, y ancdotas de los propios militares confor- maban un panorama preocupante dentro de las fuerzas armadas [...]. El reporte se redact cuando haba transcurrido una dcada del fin de la Guerra Fra [...], por lo que tenamos una mejor idea acerca de cules eran nuestras responsabilidades, las amenazas que se cernan sobre nosotros, y qu debamos hacer para asegurar la estabilidad y paz relativa de que dis- frutbamos. Nuestro reporte se publicaba en un ao electoral. La nueva administracin tendra que proponer un segundo Quadren- nial Defense Review, poco despus de asumir sus funcio- nes. Esperbamos que nuestro reporte sirviese como mapa de ruta para los planes futuros de defensa. [...] el mundo de la post Guerra Fra no continuar siendo un lugar relativamente seguro, si los Estados Unidos insisten en mantenerse tan negligentes en asuntos de defensa y pol- tica exterior. 43 Tras asegurar la atencin del auditorio, los encargados del re- porte resumieron las cuatro nuevas misiones que deberan asumir las fuerzas armadas de los Estados Unidos en el siglo XXI: 1- Asegurar la defensa de la seguridad nacional. 2- Estar en condiciones de luchar y vencer, de manera simul- tnea, en mltiples escenarios de guerra. 3- Cumplir los deberes inherentes a las misiones policacas que garantizan un ambiente seguro en regiones crticas. El Apocalipsis segn San George 259 4- Transformar a las fuerzas armadas de manera tal que puedan beneficiarse de la revolucin que tiene lugar en la esfera militar. 44 Para que los Estados Unidos puedan asumir tales funciones, es necesario que destinen suficiente presupuesto para: a) Mantener la supremaca nuclear, no solo con respecto a Rusia, sino tambin con respecto a cualquier otra amenaza que pueda emerger. b) Incrementar la fuerza militar para que sobrepase el nivel solici- tado por el presidente Bush Sr., llevndolas de 1,4 millones a 1,6 millones de soldados. c) Reposicionar a las fuerzas militares norteamericanas para que puedan responder a las realidades estratgicas del siglo XXI, ubicndolas en bases permanentes del sureste de Europa y el de Asia, y cambiando la ubicacin de las fuerzas navales para que puedan reflejar la creciente preocupacin estratgica en Asia Oriental. d) Modernizar selectivamente el armamento de las fuerzas arma- das, expandiendo los submarinos y las unidades de superficie, adquiriendo helicpteros Comanche, vehculos semipesados para el ejrcito, etc. e) Desarrollar y desplegar nuevos sistemas de misiles para defen- der el territorio nacional y a nuestros aliados, y asegurar la proyeccin del poder estadounidense alrededor del mundo. f) Dominar el ciberespacio y crear las condiciones para la funda- cin de una nueva fuerza, la Fuerza Espacial de los Estados Unidos, encargada de controlar el espacio csmico. g) Explotar la revolucin que tiene lugar en la esfera militar para asegurar la superioridad futura de las fuerzas convencionales de los Estados Unidos. h) Incrementar los gastos de defensa, gradualmente, utilizando para ello, al menos, entre el 3,5 y el 3,8% del PIB del pas, adicio- nando de 15 a 20 billones de dlares cada ao. Este detallado programa de gastos y crecimiento militar, con bien delineadas misiones para sus fuerzas armadas; que proyectaba 260 Eliades Acosta Matos no solo mantener la supremaca de la superpotencia, sino que tam- bin le exiga aplastar a cualquier rival potencial; que prevea la ingerencia en los asuntos internos de numerosos pases bajo el pretexto de cumplir misiones policiales; que inclua el control del ciberespacio y el espacio csmico, como por mandato divino; conclua con la certeza de que las misiones policiales a cumplir demandan el liderazgo moral de los Estados Unidos antes que el de la ONU, y que al restaurar las bases de la seguridad exterior mediante operaciones militares, se desarrollaran las defensas que garantizan la seguridad interna. En el reporte de 2000 se defina con absoluta precisin lo que Bush Jr. reivindicara, dos aos despus, como algo de su propia cosecha, al utilizar en enero de 2002, por primera vez, el concepto de Eje del Mal expresado de la siguiente manera: La actual paz norteamericana tendr corta vida si el pas se muestra vulnerable ante los Estados delincuentes que po- sean arsenales pequeos y baratos de misiles con cabezas nucleares u otras armas de destruccin masiva. No debe- mos permitir que Corea del Norte, Irn, Iraq y otros, minen el liderazgo americano, intimiden a nuestros aliados, o ame- nacen a la nacin [...]. El liderazgo global no es algo que se ejerce a discrecin, solo cuando nos atacan, o cuando peli- gran nuestros intereses nacionales: para entonces ya ser demasiado tarde. Mantener la preeminencia militar es la oportunidad de asegurar el liderazgo geopoltico y preser- var la Pax Americana. 45 Qu cambios sustanciales recoge la nueva versin de este documento The National Security Strategy of the United States of America, que resume la doctrina militar del bushismo? La esencia de los cambios que se consagran en la Estrate- gia bien podra hallarse en cualquier manual de Economa Po- ltica neoconservadora, o en las exhortaciones del American Enterprise Institute, antes que en un documento de estas carac- tersticas. No es casual que en su Introduccin, que ostenta la firma del presidente George W. Bush, y tiene fecha 17 de septiem- El Apocalipsis segn San George 261 bre de 2002, se nos remita a conceptos sociolgicos y filosficos antes que a conceptos militares: Hoy los Estados Unidos gozan de una posicin sin paralelo en lo tocante a podero militar e influencia econmica y po- ltica. Para preservar nuestro patrimonio y principios, no utili- zamos nuestra fortaleza, tampoco para lograr ventajas unilaterales: tratamos de crear un balance de poder que favorezca la causa de la libertad humana. [...]. Defenderemos la paz combatiendo a terroristas y tiranos. Preservaremos la paz construyendo buenas relaciones con las grandes poten- cias. Extenderemos la paz fomentando sociedades libres y abiertas en todos los continentes. 46 Pocas afirmaciones en este documento son ms sinceras que esta. Pocas sirven mejor para demostrar el nexo que existe entre una doctrina militar de este tipo y los objetivos finales que persi- guen quienes la propugnan. Bajo los nobles propsitos que se de- claman, subyace la voluntad tirnica de forzar a las dems naciones a adoptar, a la fuerza, el modelo de sociedad capitalista. La doctrina militar del bushismo apela al uso de todas las armas posibles para derrotar a los enemigos que engloba bajo la genrica denominacin de terroristas, entre ellas, el poder mili- tar, mejores defensas nacionales, la fuerza de la ley, los organis- mos de inteligencia, y esfuerzos vigorosos para cortar las finanzas del terrorismo. El teatro de operaciones donde se desarrollarn las acciones de esta guerra y su duracin son bien definidos en el documento: La guerra contra el terrorismo de alcance global es una empresa tambin global, de duracin indefinida. Los Esta- dos Unidos ayudarn a las naciones que combatan el terroris- mo, y que necesiten asistencia, pero tambin tomarn nota de aquellas que estn comprometidas con el terror, in- cluyendo a las que acogen a los terroristas, porque los aliados del terror son enemigos de la civilizacin. 47 Los Estados Unidos bajo el gobierno de Bush Jr., declaran ser el juez supremo capaz de decretar recompensas o castigos a las 262 Eliades Acosta Matos dems naciones, en la misma medida en que se acerquen o alejen de su rbita de influencia. Bajo este prisma debe ser leda la anterior afirmacin y las listas al estilo de la del Eje del Mal. El concepto de las guerras preventivas es consagrado defi- nitivamente en la Estrategia, imponindose al resto de la hu- manidad la espada de Damocles de amanecer algn da bajo los ataques preventivos que se hubiese ganado por cualquier pequea infraccin, real o supuesta, de la Ley Imperial. As se justifica: Por sentido comn y derecho a la autodefensa, los Estados Unidos actuarn contra los peligros emergentes, antes de que estos se formen. No podremos defendernos, ni defen- der a nuestros aliados esperando lo mejor. Estaremos pre- parados para derrotar los planes del enemigo usando mecanismos de inteligencia y actuando con determinacin [...]. En el nuevo orden mundial en el que nos adentramos, el nico camino hacia la paz es el de la accin. 48 Ms que el discurso de un Comandante en Jefe al exponer ante el mundo los principios de su doctrina militar, la Estrate- gia recoge la retrica de un viajante de comercio cuya misin es convencernos, por las buenas, o bajo la amenaza de una golpiza preventiva, que debemos comprar voluntariamente los produc- tos que nos oferta, entre ellos, democracia, desarrollo, mercado libre, y libre comercio, todos facturados de acuerdo con sus pro- pias patentes. Y para que nadie dude del derecho divino que asiste al lder de la nacin ms poderosa de la Tierra, el documento concluye afir- mando que en la lucha contra los tiranos, los terroristas, las epide- mias y la pobreza, [...] los Estados Unidos dan la bienvenida a nuestra responsabilidad de conducirlo en esta gran misin. 49 Del compendio que es, de hecho, la Estrategia, merece la pena subrayar algunas otras ideas que ayudan a entender, en su integralidad, la doctrina militar del bushismo: Llevaremos tambin a cabo una guerra de ideas para derro- tar la amenaza del terrorismo internacional [...]. Apoyare- El Apocalipsis segn San George 263 mos a los gobiernos modernos y moderados [lase, con- servadores], sobre todo en el mundo musulmn [...]. Usare- mos con efectividad la diplomacia pblica para promover el libre flujo de informacin e ideas [...]. Una economa global fuerte ampla nuestra seguridad na- cional, al hacer avanzar la prosperidad y la libertad en el res- to del mundo. El crecimiento econmico se basa en el libre comercio y el libre mercado [...]. Denunciaremos abiertamente las violaciones de los princi- pios no negociables de la dignidad humana [...]. Usaremos nuestra ayuda exterior para apoyar a aquellos que promue- ven la libertad humana y el avance hacia la democracia. Nuestra estrategia para combatir la proliferacin de las armas de destruccin masiva incluye: activos esfuerzos contra la proliferacin, que nos permitan detener y defen- dernos de tales amenazas; fortalecer los esfuerzos contra la proliferacin que evite que los Estados delincuentes y los terroristas adquieran material, tecnologa y conoci- mientos necesarios para construirlas; efectiva conduccin para responder a los efectos del uso de armas de destruc- cin masiva por parte de terroristas o Estados hostiles. Para poder desarrollar la opcin preventiva debemos construir mejores y ms integradas capacidades de inte- ligencia para estar alertas a tiempo sobre las amenazas, coordinar mejor con nuestros aliados las acciones que em- prenderemos, y continuar transformando nuestras fuerzas militares para llevar a cabo operaciones precisas que lo- gren resultados decisivos. Los Estados Unidos debern invertir tiempo y recursos para construir relaciones internacionales e instituciones que ayu- den a manejar las crisis regionales, cuando estas emerjan. Los Estados Unidos debern tambin ser realistas acerca de su habilidad para ayudar a quienes no son capaces ni es- tn listos para ayudarse a s mismos. Donde y cuando exista un pueblo listo para hacer lo que le corresponde, nosotros estaremos listos y decididos a actuar de manera decisiva. Las lecciones de la historia son claras: las economas de mercado, las economas sin control estatal, son la mejor 264 Eliades Acosta Matos va para promover la prosperidad y reducir la pobreza. Un desarrollo econmico fuerte en Europa y Japn es decisivo para los intereses vinculados con la seguridad nacional de los Estados Unidos [...]. Para promover el libre comercio debemos tomar la iniciativa global, presionar por la adop- cin de iniciativas regionales [como el ALCA para Amrica Latina], desarrollar acuerdos bilaterales de libre comercio [como los negociados con Chile y Singapur], promover la conexin existente entre comercio y desarrollo, reforzar los acuerdos de comercio, las leyes contra las prcticas desleales [...] y ampliar la seguridad energtica. Es un imperativo moral y una de las primeras prioridades de la poltica exterior de los Estados Unidos incluir a los pa- ses ms pobres en un esfuerzo por el desarrollo, para lo cual [...] proveeremos recursos que les permitan empren- der las reformas nacionales, aumentar la efectividad del Banco Mundial, abrir las sociedades al comercio y a las inversiones [...] y asegurar la salud pblica. Los Estados Unidos debern desarrollar estrategias para la organizacin de coaliciones de Estados listos para promover un balance de poder a favor de la libertad [...]. Expandir la OTAN entre aquellos pases democrticos que estn dispuestos a defender y hacer avanzar nuestros in- tereses comunes [...]. Expandir nuestros aliados en Asia [...]. Algunas grandes potencias en ciernes [China, India y Rusia], se encuentran a mitad de sus transiciones internas, lo cual refuerza nuestra esperanza de que un verdadero consenso en cuestiones globales sobre principios bsi- cos emerge lentamente. Los Estados Unidos requieren bases militares y estaciones dentro y ms all de Europa Occidental y el noreste de Asia [...]. Debemos transformar nuestras capacidades de inte- ligencia e integrarlas con nuestras defensas y con las fuer- zas de la ley [...] fortalecer la autoridad del director de la CIA, y asegurarnos de que el Departamento de Estado reciba los fondos necesarios para garantizar el xito de la diplomacia norteamericana. 50 El Apocalipsis segn San George 265 Las palabras finales de la Estrategia merecen figurar en un libro, de esos que recogen frases breves que resumen en s mis- mas toda una filosofa o una historia capaces de llenar muchos tomos abultados. No hace falta decir ms sobre los mviles profun- dos y los objetivos no declarados de un documento de esta natura- leza, cuando uno puede leer en l: A una sociedad moderna y diversa le son inherentes la energa de los emprendedores y ambi- ciosos. Nuestra fuerza proviene de lo que seamos capaces de ha- cer con esa energa. Con ella se inicia nuestra seguridad nacional. 51 Elocuente metfora, digna de ser asentada, como ya lo est, en los libros sagrados de los neoconservadores. Iraq, el paraso perdido En la Plaza Firdos de Bagdad un cabo del Cuerpo de Marines llamado Ed Chin logr sus 15 minutos de fama, cuando ante las cmaras de la televisin cubri el rostro de la estatua de Saddam Hussein con una bandera norteamericana. Los noticieros del mundo transmitieron una y otra vez aque- lla imagen, smbolos de una victoria alcanzada a un costo casi simblico. Una multitud de iraques vitoreaban a los simpticos recin llegados del otro lado del ocano, con el solo objetivo, decan, de liberarlos. La memorable imagen, ensayada y puesta en escena hasta en sus ms mnimos detalle, continu y alcanz su clmax cuando unos transportadores blindados de los Marines encadenaron la escultura y la hicieron caer desde su pedestal, en medio de los vtores emocionados de los presentes. Un habitante de la ciudad recin liberada trajo una mandarria para concluir con aquel smbolo maldito. Pero los avispados especialistas en operaciones psicolgicas del Cuerpo de Marines no lograron que la imagen de la estatua de Saddam vinindose abajo, a la par que el rgimen que representaba, quedase en el imaginario popular simbolizando la guerra de Iraq al mismo nivel de las que inmortalizaron la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Tampoco que en la guerra de smbolos que acompaa a toda contienda verdadera resultase lo suficien- temente fuerte y rotunda como para desplazar de la memoria a la del avin del vuelo 175 de American Airline impactando la Torre Sur 266 Eliades Acosta Matos del World Trade Center. Y no porque una indiscreta toma alejada de las cmaras de Reuters demostr que en la Plaza Firdos haba ape- nas dos centenares de personas observando el heroico gesto del cabo Chin, la mayora de ellas marines y periodistas extranjeros. Cuando se hable de la guerra de Iraq, el imaginario colectivo no disfrutar reviviendo, una y otra vez, los momentos de mansa gloria que rodearon el derribo de una estatua, sino sufrir con las de aquel prisionero iraqu de Abu Ghraib, conectado a cables elc- tricos, cubierto con la misma tela de estamea* y tocado con el mismo capirote infamante con que la Inquisicin desmoralizaba a los herejes contumaces, antes de entregarlos a la hoguera. A pesar de dominar sin disputa el imaginario colectivo de nues- tra poca, auxiliado por el cine de Hollywood, los comerciales, la moda y la msica, los Estados Unidos han fracasado en su intento por vencer en la guerra de las imgenes que simbolizan la cruzada contra Iraq. No lo consiguieron a pesar de inundar los televisores del mundo con la extraa decapitacin ante las cmaras del contra- tista norteamericano Nick Berg, apresado en Iraq, segn la versin oficial, por los seguidores de Al Zarquawi, ejecucin ocurrida, curiosamente, el mismo da en que el general Antonino Taguba daba a conocer los resultados de las investigaciones en Abu Ghraib. No lo haban conseguido antes, cuando mostraron a un recin captura- do Saddam, con barba descuidada y mirada errtica de pirata ber- berisco, obligado a mostrar los dientes y el odo a un mdico militar que cubra sus manos con guantes aspticos. En Iraq, entre otros desastres, fracas la estrategia norteameri- cana de contrapropaganda calificada por el periodista mexicano Jenaro Villamil, de La Jornada, como el zapping** de la barbarie. Desde el mismo momento en que los Estados Unidos se mos- traron impotentes para vencer en el terreno de las ideas y los sm- bolos sobre el escenario iraqu, qued claro que tampoco podra hacerlo en el terreno militar. Iraq se ha convertido en un amor largamente acariciado pero no consumado, en el paraso prometido pero inalcanzable para los * Tejido basto de estambre, que se usa fundamentalmente para hbitos religiosos. ** Cambio continuo, mediante el mando a distancia, de canal televisivo sin seguir una emisin particular. El Apocalipsis segn San George 267 estrategas neoconservadores del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, para las corporaciones y el complejo militar indus- trial que los promueve y financia, para los halcones del gobierno de George W. Bush, y para los estrategas de la Revolucin Con- servadora que planificaron, desde antes de los 80, esta larga mar- cha por el dominio imperial del mundo. Lo que debi ser una estacin intermedia en el viaje avizorado en The National Security Strategy of the United States of America de 2002, o en el discurso de graduacin de los cadetes de West Point, se ha convertido para todo lo que encarna el gobierno de George W. Bush en la accidentada estacin final donde, por ahora, todos los caminos terminan. Iraq es mucho ms que un campo de batalla de contornos im- precisos y enemigos sin rostro que hacen volar por los aires los transportes blindados de los ocupantes con bombas colocadas al borde de los caminos. Iraq se ha convertido en un inesperado es- collo para el despliegue de un pensamiento y una prctica neocon- servadora imperialista que contaba, para esta fecha, haber presentado miles de veces por la televisin las imgenes de los ineludibles cabos de Marines, estilo Chin, filmados mientras cu- bran con banderas de su pas las estatuas derribadas de Kim Il Sung, Hafezz El Assad o el Ayatholla Roullah Jomeini. Las consecuencias del evidente empantanamiento poltico y militar de los Estados Unidos en Iraq se reflejan hacia el interior del pas en fenmenos indeseables para los planes de los neocon- servadores y sus patrocinadores. Como ocurri durante los 60, en medio de la guerra de Vietnam, los mecanismos de dominacin, antes ocultos y consensuados, comienzan a transparentarse, o lo que es lo mismo, comienzan a mostrar su verdadera esencia repre- siva, dictatorial, y antidemocrtica. Veamos tres de esas consecuen- cias, apreciables a simple vista: I- Expansin del secreto sobre los asuntos de gobierno y todo lo que pueda revelar detalles del plan de dominacin global de los neocons: Desde hace 25 aos, la Sonoma State University, de California, lleva a cabo un interesante proyecto de investigacin que le permi- te dar a conocer los 25 temas o noticias ms censuradas en los 268 Eliades Acosta Matos medios de comunicacin de los Estados Unidos, durante el ao fiscal transcurrido. Segn declaran los animadores del Project Censored, su misin es [...] educar a la gente sobre el papel que desempea el periodismo independiente en una sociedad demo- crtica, y publicar las noticias que no aparecen en los medios, ex- plicando el porqu de esa omisin. 52 Nadie duda que los principales medios de difusin en los Es- tados Unidos siempre han censurado aquellos temas inconvenien- tes a sus intereses, que son los mismos que molestan a las corporaciones y a los gobiernos. La forma en que se censura no es, por supuesto, la manera clsica que implicaba ubicar un censor militar con un lpiz rojo en cada redaccin, sino mediante mto- dos ms sofisticados, usando guantes de seda. En la introduccin a la edicin por el 25 aniversario del Project Censored, Noam Chomsky escribi: Tales historias [inconvenientes] cuando se publican, reci- ben un bajo perfil, son reconfiguradas y oscurecidas, cen- suradas, segn la terminologa del Proyecto. En los primeros aos del Proyecto, la mitad del pblico senta que el gobierno del pas era conducido por un redu- cido grupo de representantes de grandes intereses que tra- bajaban para s mismos. En los primeros aos de las reformas neoliberales de Reagan, se lleg al 80% [...]. Ni siquiera el hecho ms insignificante recibir la menor co- bertura si interfiere con la imagen de benevolencia impar- cial que los medios intentan dar. 53 Lo nuevo, bajo la presidencia de Bush Jr. y el reinado neocon, sobre todo a partir de la guerra en Iraq, es que ha cambiado la na- turaleza de los temas que figuran entre los cuatro ms censurados. As lo refleja el Project Censored: 1999 a) Las trasnacionales obtienen ganancias de la violencia interna- cional. b) Las empresas farmacuticas anteponen las ganancias a la necesidad. El Apocalipsis segn San George 269 c) A pesar de estar inflada, desde el punto de vista financiero, la So- ciedad Norteamericana del Cncer es incapaz de prevenirlo. d) Maquilas americanas cosen uniformes militares para el Ejrcito. 54 2001-2002 a) El gobierno intenta privatizar las frecuencias radiales. b) Nuevo tratado de comercio busca privatizar los servicios socia- les globales. c) La poltica de los Estados Unidos en Colombia apoya las masacres. d) La administracin Bush obstaculiza investigacin del FBI sobre la familia Bin Laden. 55 2003 a) El plan neoconservador para implantar un dominio global. b) El Departamento de Seguridad de la Patria amenaza las liberta- des civiles. c) Los Estados Unidos eliminaron ilegalmente pginas de un in- forme a la ONU sobre Iraq. d) El plan de Rumsfeld para provocar a los terroristas. 56 En lo tocante al 2003, es obvio que el epicentro de los temas tabes se ha desplazado hacia las acciones del gobierno y las medi- das adoptadas por este para llevar adelante su proclamada guerra contra el terrorismo. Lo interesante es constatar que a los grandes medios no les interesa analizar las denuncias acerca de la existen- cia de un plan de dominio mundial promovido por los neocon- servadores del gobierno de Bush Jr. realizadas por seis rganos de prensa (The Sunday Herald, Harpers Magazine, Mother Jones, pilger.com, Atlantic Journal Constitution y Random Lenghts News), entre septiembre de 2002 y marzo de 2003. Segn declar al Project Censored, Robert Dreyfuss uno de los periodistas cen- surados, no se puede afirmar que los medios dieran cobertura a sus opiniones sobre este evento. El segundo tema ms censurado, el de las libertades civiles ame- nazadas por el recin creado Departamento de Seguridad de la Pa- tria, corrobora la espesa nube de silencio con que la administracin 270 Eliades Acosta Matos intenta ocultar sus acciones. Segn Frank Morales, otro de los perio- distas censurados: [...] de acuerdo con la ACLU, el Departamento de Seguridad de la Patria ser 100% secreto y 0% controlable. Preci- samente, en el centro de la nueva agenda de la administracin se encuentra la recoleccin, retencin y uso de la informa- cin. La informacin supuestamente recogida para neutralizar a los terroristas puede tambin ser usada contra los disiden- tes, ciudadanos americanos o extranjeros, violentos o pacfi- cos. La reciente clasificacin de las marchas pacifistas y las protestas como eventos terroristas lo demuestra. 57 Un editorial de Dorothy Samuels en The New York Times, del 1 de noviembre de 2004, hace un detallado recuento de los obse- sivos intentos de George W. Bush por aumentar los lmites del secreto gubernamental, violando numerosas leyes vigentes. Remi- tindose a un informe de 90 pginas sobre este tema, elaborado por Henry Waxman, representante demcrata por California, y ti- tulado Secrecy in Bush Administration, Samuels detalla, entre los casos ms conocidos: [...] la negativa a dar a la publicidad los detalles de los con- tactos sostenidos entre la Comisin para la Energa, presi- dida por Dick Cheney y los ejecutivos de las empresas energticas; el no dar explicaciones sobre el involu- cramiento de la oficina de Cheney en el otorgamiento de grandes contratos para la reconstruccin de Iraq a la Halliburton; la prctica ilegal de las detenciones y juicios secretos, tras el 11 de septiembre; y la demora en entregar documentos claves acerca de este suceso a la comisin en- cargada de investigarlo. 58 La lista citada por la Samuels aade que: [...] Mr. Bush y sus funcionarios, de manera continua, nie- gan informacin bsica a miembros de los comits congre- sionales que la solicitan. Han obligado a la corte a pelear El Apocalipsis segn San George 271 por el acceso a datos contables del Departamento de Co- mercio; retenido documentos relacionados con los abusos en Abu Ghraib, y obstruido las solicitudes para obtener in- formes sobre las conversaciones telefnicas sostenidas en- tre Carl Rove, consejero presidencial, y ejecutivos de firmas en las que tiene acciones. La administracin ha intentado tambin revertir decisiones anteriores gracias a las cuales algunos documentos haban sido desclasificados, de acuer- do con el Freedom of Information Act [...]. En el 2001, Bush firm una orden ejecutiva segn la cual se derogaba el acceso a los papeles presidenciales regulado por el Presidencial Records Act, de 1978. 59 Un suceso ms reciente confirma esta nefasta tendencia de la administracin Bush, que se refuerza en la misma medida en que la situacin interna y externa del pas la obliga a tomar decisiones cada vez ms ilegales y dictatoriales para mantener el control: la denuncia de que oficiales de la CIA han estado extrayendo docu- mentos de las colecciones pblicas del Archivo Nacional, segn las actas de una reunin del State Department Historical Advisory Committee, celebrada el pasado mes de septiembre. La exigencia de que la CIA revise: [...] cada manuscrito de la Secretara de Estado, antes de ser publicado, implica la reclasificacin de los documentos depositados en el Archivo Nacional. Los inspectores de la CIA reclaman el derecho a retirar los documentos ubicados en files pblicos, pues, en su opinin, nunca debieron ser desclasificados. 60 Como colofn, en el pas que se reserva el derecho a juzgar el estado de la libertad de prensa en los dems pases de la Tierra, se observa una creciente tendencia a enjuiciar y enviar periodistas a prisin, como denunciara Nicholas D. Kristoff en The New York Times, el pasado 10 de noviembre: En los ltimos meses, tres jueces de diferentes cortes de los Estados Unidos, todos nombrados por Reagan, han 272 Eliades Acosta Matos sometido a proceso a ocho periodistas por negarse a reve- lar las fuentes confidenciales de sus informaciones. Uno de ellos puede estar en prisin antes de que se acabe el ao, y el resto podra estarlo antes de la prxima primavera. 61 II- Se acrecientan los sntomas que muestran la profunda divisin interna que desgarra al pas: No se combate solo entre los partidarios y adversarios de la guerra, o entre quienes preferan a Bush o a Kerry para la presiden- cia, en el 2004, sino que el frente interno abarca tambin antiguas fracturas de la unidad nacional que afloran con fuerza indetenible, presagiando pocas muy tormentosas para la nacin. Los desastres de la guerra de Iraq; las denuncias de masacres y torturas; la muerte de civiles iraques y de soldados norteameri- canos; el creciente repudio universal ante la invasin y el desarro- llo de los acontecimientos; el auge del racismo y la xenofobia; la erosin del orgullo y la autoestima nacionales; el recuerdo amargo de la derrota en Vietnam; la polarizacin de la sociedad entre ricos y pobres; el deterioro de las condiciones de vida derivadas de la crisis econmica que se nutre de los gastos militares galopantes; la cada del dlar ante el euro y el aumento de los precios del petr- leo; el auge creciente del podero econmico de China; los cambios polticos que experimentan diversos pases latinoamericanos; la acre polmica redoblada entre liberales y conservadores y entre estos ltimos y los neoconservadores, que abarca todos los temas sociales, incluidos el de la filosofa, la religin y los valores mora- les; el conflicto palestino-israel sin solucin a corto plazo; las amenazas de un terrorismo que crece, lejos de dar seales de derro- ta; el aumento de la violencia juvenil y el crimen en las calles esta- dounidenses; y la redescubierta rivalidad, siempre latente, entre el Norte y el Sur son algunas de las expresiones de las muchas bata- llas que estn conmoviendo, cada da, el alma del ciudadano nortea- mericano promedio, arrancndolo de su sopor y autoindulgencia crnicos. Una muestra simblica de los tiempos que corren la halla- mos en las Profecas tras la eleccin de Bush que un annimo El Apocalipsis segn San George 273 Kklingong* ubic en su sitio de Internet, el 5 de noviembre, al da siguiente de las elecciones. Tras declarar que el segundo man- dato de Bush Jr. presagiaba grandes problemas para la nacin y el mundo, entre los cuales estaban conflictos con Corea del Norte, Irn y Siria, dificultades en Pakistn, crisis con Canad y Mxico, desastres navales y en el espacio csmico, crisis econmica la cual revelar que la situacin era mucho peor de lo que se deca a la gen- te, y una grave confrontacin en el seno de la ONU, el profeta termi- naba proclamando que: [...] Bush ser an ms repudiado en la arena internacional, y ocurrirn grandes desavenencias entre las mitades enfren- tadas en el interior de los Estados Unidos, sin llegar a la violencia. En un futuro no lejano, los Estados Unidos se fragmentarn en dos o tres Estados independientes. Esto tendr lugar entre el 2010 y el 2020, pero en el intermedio la sociedad norteamericana se ir tornando cada vez ms violenta e infeliz. 62 No creo que muchos dejen de tomar en cuenta las profe- cas de Kklingong, y no precisamente porque provienen de al- guien que dice tener el don adivinatorio, sino porque es evidente que se trata de un agudo observador de la vida poltica y social de su pas. Las ltimas palabras de sus profecas lo demuestran: Lo ms importante de todo: presiento que los neoconservadores sufrirn una gran desgracia y sern tratados como traidores cuan- do, finalmente, sus secretos sean revelados. 63 La divisin o polarizacin de la nacin fue vista, en toda su profundidad, en los das previos y posteriores a las elecciones pre- sidenciales de 2004. Nunca antes votaron tantos ciudadanos nortea- mericanos con derecho al sufragio, ni lo hicieron tan divididos. Nunca antes un Presidente haba recibido tantos millones de votos para resultar electo, ni tampoco tantos millones para que no lo fuese. Seis das despus del 4 de noviembre, en las pginas de town- hall.com, el boletn electrnico diario de los neoconservadores, Walter E. Williams escribi un comentario bajo el elocuente ttulo de * Pgina web dedicada a profesas diversas. 274 Eliades Acosta Matos Why Were Are a Divided Nation, en el que comentaban: Las recientes elecciones demostraron la existencia de una profunda di- visin en el seno del pueblo norteamericano, pero pocos se han detenido a responder por qu [...]. 64 Las explicaciones neoconservadoras sobre las races de este fe- nmeno son ampliamente oportunistas, cuando no caricaturescas, y evidencian la continuidad de la tradicional poltica de mentiras, medias verdades y manipulaciones que caracteriza el accionar de este grupo: Cualquier decisin poltica entraa un juego de suma cero. Una persona o grupo ganan y, necesariamente, otra persona u otro grupo pierden [...]. La mayor parte de las decisiones que se toman en la arena poltica poseen un gran potencial conflictivo [...]. Muchas de las cuestiones que nos dividen, apartando la guerra de Iraq, son precisamente del tipo suma cero: mien- tras un grupo gana, otro pierde, por ejemplo, las preferen- cias raciales, la Seguridad Social, las restricciones al comercio, y otras polticas del gobierno que benefician a unos norteamericanos en prejuicio de otros [...]. La mejor decisin que pueden tomar el Presidente y el Con- greso para cicatrizar las heridas de nuestro pas es reducir el impacto del propio gobierno sobre nuestras vidas. Si lo hacen no solo reduciran la divisin interna, aumentaran la eficiencia econmica y demostraran confianza y fidelidad a la visin que de nuestro pas tuvieron los Padres Funda- dores: una nacin con un gobierno limitado. 65 Un anlisis objetivo y radical de las verdaderas causas del pro- ceso de creciente fractura nacional que sufren los Estados Unidos, y de las razones que subyacen tras la reeleccin de George W. Bush lo aporta el Consejo editorial del World Socialist Web Site (WSWS), rgano del Comit Internacional de la Cuarta Internacional. En una declaracin emitida tras conocerse los resultados de las eleccio- nes, se afirma: La reeleccin de George W. Bush, mediante la movilizacin del voto cristiano evanglico, tendr consecuencias desas- trosas para la democracia norteamericana [...]. El Apocalipsis segn San George 275 Las elecciones de 2004 no traern el renacimiento de la unidad nacional, sino que representan un paso ms en la cri- sis y decadencia del sistema poltico estadounidense. Es la culminacin de la estrategia desarrollada por el Partido Re- publicano, durante las pasadas tres dcadas, para cultivar el fundamentalismo religioso y crear una base social de apo- yo a la reaccin y el militarismo. La oligarqua financiera y corporativa ha creado su propio Frankestein, una fuerza cuya agenda poltica y social es incompatible con el manteni- miento de las normas democrticas. 66 Para los editores del WSWS: [...] las elecciones fueron no tanto una victoria de Bush, como una colosal derrota histrica para el Partido De- mcrata. [...] Kerry y su partido fueron incapaces de enfrentar con efectividad la estrategia republicana del miedo, los prejui- cios y la desorientacin poltica [...]. Las vacilaciones de Kerry reflejan las contradicciones de un partido que dice hablar a nombre de las clases trabaja- doras, mientras defiende los intereses internos y externos de las elites que gobiernan el pas [...]. Este grotesco desequilibrio poltico es insostenible, tenien- do en cuenta la enorme polarizacin actual de la sociedad norteamericana [...]. En los meses venideros la intensificacin de la crisis eco- nmica y poltica de la nacin provocar el auge de las luchas. 67 Mientras crece la preocupacin por el futuro incierto del pas, los neoconservadores en el poder se encuentran muy lejos de plan- tearse siquiera la posibilidad de poner en prctica polticas de re- conciliacin nacional, aun cuando estas solo puedan ser cosmticas y a corto plazo en sociedades como la norteamericana. Linda Chavez, nominada antes, sin xito, por Bush al cargo de secretaria del Trabajo, exponente del trabajo de laboratorio que realizan los neoconservadores con aquellos miembros de minoras 276 Eliades Acosta Matos raciales que adornan su pretendida imagen de representantes leg- timos de los intereses de todo el pueblo norteamericano, public en townhall.com un artculo titulado Down with the elites que resume los nimos post electorales en las filas republicanas y neoconservadoras: Los verdaderos perdedores en las recin concluidas elec- ciones fueron los medios liberales y la elite intelectual, que demostraron, una vez ms, estar aislados del pueblo norte- americano [...] [lo ocurrido en las elecciones] no se supo- na que ocurriera. [...] Los norteamericanos votaron por los candidatos y el partido que reflejaba sus valores esenciales. No se dejaron confundir por los derrotistas que decan que no podemos vencer en Iraq. Escogieron no dejarse intimidar por Osama Bin Laden [...]. Escogieron no dejarse dividir por la lucha de clases, o ser engaados por ultrajantes rumores de que seran privados de los beneficios de la Seguridad Social [...]. Los norteamericanos votaron por el hombre en el que creen se puede confiar porque es como ellos. [...] Si quieren entender al electorado norteamericano de- ben pasar ms tiempo en las cerveceras que leyendo el Sunday Times; ms en la iglesia, en los partidos locales de ftbol, o en la cola de Walt-Mart. Aprendern que los va- lores centrales que mueven a la mayora de los norteameri- canos son la fe, la familia, y un gran amor por su patria. 68 En resumen, no habr esfuerzo alguno para intentar cerrar la brecha creciente que desgarra a los Estados Unidos, y que la guerra en Iraq ahonda por das. No mientras estn en el poder los neocon- servadores que marcan el paso a la administracin Bush en su se- gundo mandato. As lo resumi Ben Shapiro en su artculo Nows no Time to Compromise, publicado en townhall.com, el 4 de no- viembre de 2004: Estas elecciones son un espaldarazo a los valores tradicio- nales, a la bsqueda de la paz a travs de la fuerza, y al opti- mismo norteamericano. El Apocalipsis segn San George 277 La tentacin lgica para los republicanos es ser magnni- mos en la victoria, pero eso es un error. Ni el Presidente ni el Partido Republicano han vencido para terminar en la moderacin [...]. [...] este nuevo mandato ser crucial. El Presidente deber reemplazar, al menos, a dos jueces del Tribunal Supremo; deber estabilizar la situacin de Iraq; tendr que enfrentar la amenaza nuclear de Irn, pero no deber dispersarse bus- cando compromisos polticos [...]. 69 III- Concentracin indita de poder en manos de la extrema dere- cha neoconservadora de los Estados Unidos: Segn Linda Chavez, al concluir el conteo de los votos [...] el Partido Republicano tendr 55 escaos en el Senado, de 99 posi- bles; 435 escaos en la Cmara de Representantes, de 435 posibles; y controlar a 29 de los 50 gobernadores de los Estados. 70 Para Ben Shapiro [...] las elecciones de 2004 son las primeras, desde 1924, en que el Partido Republicano logra la reeleccin presi- dencial, y a la vez, obtiene la mayora en el Senado y la Cmara, junto a la ms grande votacin popular, desde la eleccin de Bush Sr., en 1988. 71 Pero la concentracin de poder no termina ah. En el mejor estilo de las pelculas de Hollywood, el Presidente reelecto se ha apresurado a consumar una vendetta sumaria contra los crticos, los poco entusiastas, y los tibios entre las propias filas de su parti- do, recompensando a los incondicionales, o sea, a los ms neos entre los neos. Tras las elecciones, mientras Jonathan Garthwaite, editor de townhall.com, se apresuraba a pasar el cepillo entre sus suscriptores, bajo el pretexto de que el aporte de $35.00 puede marcar una gran diferencia para el futuro del pas, declaraba tambin: Cuatro aos ms: ese es el veredicto de los votantes. El presidente George W. Bush ha logrado un segundo manda- to. Nosotros, los conservadores, hemos recibido una nueva oportunidad para garantizarle el futuro a las generaciones venideras. 278 Eliades Acosta Matos [...] Daremos al Presidente y a los miembros del Congreso toda la informacin que necesiten para seguir reduciendo los impuestos, modernizar el Seguro Social, vencer al terrorismo y perfeccionar nuestras fuerzas armadas. [...] Pero debemos tambin vigilar a los liberales, rabiosos por la derrota sufrida, y ms desesperados que nunca [...]. 72 La lista de las cuentas a pasar, tan tpicas del folclore neocon- servador, florecieron, una vez concluido el conteo de los votos. Una de ellas, publicada en el rgano oficial del clan, The Weekly Standard, pertenece a la pluma de Jonathan V. Last, uno de sus editores, e incluye a Michael Moore, los medios, Howard Dean, la jerarqua de la Iglesia Catlica, y John Edward, a los que engloba bajo la denominacin de los que odian a Bush. La pregunta final que se formula es suficientemente clara: Pagarn ellos un precio [por sus posiciones]?. Charles Krauthammer, uno de los neoconservadores de la primera hora, tras enumerar los xitos de Bush, entre los cuales des- taca que [...] Osama Bin Laden le dio la libertad suficiente para lle- var a cabo sus planes a gran escala, entre ellos, dos guerras y el Acta Patritica [...]; 73 tambin expresa la conviccin de que el Presiden- te no perder la oportunidad de este segundo mandato para concluir o comenzar grandes planes, asegurando que cuenta para ello [...] con el voto popular, el control incrementado sobre las dos Cmaras del Congreso, y no tener que preocuparse por la reeleccin. 74 Y para forzar a Bush a hacer lo que los neoconservadores esperan de l, Krauthammer concluye, profetizando: Los grandes lderes se retiran del poder sin recibir el amor de sus ciudadanos, ni alcanzar la popularidad: ese es el precio de sus ingentes esfuerzos [...]. 75 Cuando Hugh Hewitt, periodista y escritor, publica en The Weekly Standard, el 4 de noviembre de 2004, su artculo The End of the Sixties, pone sobre el tapete otra arista del problema, el de la necesidad de remontar el llamado Sndrome de Vietnam para que Bush pueda explotar a cabalidad el capital poltico que declar haber ganado y estar ansioso por gastar. Esta peligrosa declaracin presa- gia nuevas aventuras militares, fuera de las fronteras del pas: Los 60 terminaron el 11 de septiembre de 2001, pero fueron enterrados en la maana del 3 de noviembre de 2004. El Apocalipsis segn San George 279 La aparicin de varios lderes demcratas diferentes a la vie- ja guardia, voces genuinamente occidentales en medio de un club largamente dominado por los tipos de Yale y de Holly- wood, como es el caso de Kent Salazar, Barak Obama, y Pete Coors; [...] la superacin del Sndrome de Vietnam, que no ha terminado, pero es difcil de creer que pueda continuar en el centro de la escena; [...] y una nueva izquierda, simbolizada en Joe Lieberman, ms confiada en el poder de los Estados Unidos para garantizar la seguridad y la libertad dentro y fuera del pas, pueden ser el necesario revival del partido conser- vador de Scoop Jackson, pero solo se lograr cuando los fan- tasmas de los 60 sean definitivamente exorcizados o se exilien definitivamente en Hollywood. 76 En la misma lnea de Hewitt, escribe Frank J. Gaffney Jr., presidente del Center for Security Policy, en Washington, en el National Rewiew On Line del 5 de noviembre de 2004. Tras enu- merar una larga lista de neoconservadores que ayudaron decisi- vamente a Bush a lograr la reeleccin (Cheney, Lewis Lobby, Condoleezza Rice, Elliot Abrams, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Douglas Feith, John Bolton, Paula Dobriansky, etc.), Gaffney les atribuye tambin [...] haber ayudado al Presidente a imprimir valores morales a la poltica de seguridad nacional de una manera y una extensin que no se haba visto desde la poca de Reagan. 77 A pesar de reconocer tales xitos, Gaffney Jr. enumera otra larga lista de anhelos neoconservadores que Bush deber cumplir en su segundo mandato, entre ellos: [...] reducir a Fallujah y otros santuarios en Iraq que sirven a los enemigos de la libertad; cambiar los regmenes que go- biernan en Irn y Corea del Norte y evitar que tales Estados, pertenecientes al Eje del Mal, puedan continuar con sus ambiciones nucleares y terroristas; otorgar los recursos necesarios para reequipar y transformar a las fuerzas arma- das y a los organismos de inteligencia involucrados en nues- tra Cuarta Guerra Mundial; mantener estrechas relaciones 280 Eliades Acosta Matos con Israel, cuya destruccin contina siendo una prioridad para los mismos que intentan destruirnos; enfrentar la din- mica subyacente que provoca que Francia y Alemania sean tan problemticos [...], garantizando que Europa apoye la ex- pansin y aplicacin de su poder donde Washington lo con- sidere necesario; adoptar las estrategias para contender con las crecientes polticas fascistas de China en las esferas militar y del comercio; la aceleracin del autoritarismo de Putin; la difusin mundial del Islamo-fascismo; y la emer- gencia de un cierto nmero de regmenes en Amrica Lati- na agresivamente antinorteamericanos. 78 Aunque todas las evidencias apunten tras leer este detallado plan de trabajo para el Presidente, a un programa de expansin imperial, Gaffney se apresur a tranquilizar a sus lectores con una afirmacin final: [...] estos puntos no forman parte de ningn plan imperialista neoconservador, solo constituyen una relacin de aque- llas tareas que el mundo demanda del Presidente y sus subordina- dos en este segundo perodo [...]. 79 A pesar de los votos de 58 000 000 de norteamericanos, la tendencia que se avizora en el segundo mandato de Bush no tendr en cuenta los criterios de quienes votaron contra sus polticas, ni tan siquiera, la de sus electores, mucho menos la del resto del mundo. La agenda que Gaffney Jr. le record, inmediatamente despus de su reeleccin, es el precio a pagar por ese segundo mandato. A fin de cuentas como bien pudiese pensar Gaffney Jr., Cheney o el propio Bush Jr., para la poltica neoconservadora que propugnan, poco importan las opiniones de millones de personas, ni siquiera del mundo entero. Qu se espera de George W. Bush en este segundo mandato persidencial? Garantizar una larga hegemona de los republicanos en la po- ltica norteamericana, y asegurar una larga hegemona norteameri- cana sobre el resto del mundo 80 segn la opinin de David Gergen, profesor de la Universidad de Harvard y editor del US News & World Report, en una columna de opinin publicada en The New York Times, el 19 de noviembre. El Apocalipsis segn San George 281 Y para que el Presidente pueda cumplir esta tarea, Gergen no dud en recomendar la liquidacin de las voces rebeldes dentro de la Secretara de Estado y la CIA, y que: [...] a la par que trabaje por fortalecer la seguridad nacional y endurecer su lnea militar con respecto al mundo, [...] si usted fuese Karl Rove, y tuviese la tarea de asesorar al Pre- sidente, no le recomendara que intentase garantizar un par de aos de relativa paz en el campo internacional, para poder concentrarse en la agenda interna? Est bien que termine en Iraq, pero, por amor de Dios, no bombardee a Irn o Corea del Norte, al menos, no por ahora [...]. 81 Las listas de anhelos navideos de los neocons, al parecer es- tn siendo satisfechas con generosidad por el Presidente: Colin Powell ha sido sustituido al frente de la secretara de Estado, pues- to que ha sido ocupado por la incondicional Condoleezza Rice, y la purga contra la CIA ha comenzado. Cabe pensar que el Presidente siga complaciendo en todo a sus mentores y no ordene bombar- dear, por ahora, a las ciudades de Irn y Corea del Norte. Mientras, unos regocijados neoconservadores hacen su agosto promoviendo por townhall.com los regalos navideos que se reco- miendan para este ao, entre los cuales estn los libros de Ann Coul- ter, las gorras para la toma de posesin de Bush Jr., afiches de la Convencin republicana de 1984 con los rostros sonrientes de Reagan y Bush Sr., adornos para rboles navideos con el rostro del reelecto Presidente, y un grueso tomo que tiene en la portada la ima- gen de un oficial confederado, con su sable al costado, smbolo in- confundible del Sur esclavista profundo que sigue sin rendirse: The Politically Incorrect Guide to American History, el que, segn reza en la propia portada: [...] es ideal para aquellos que quieran conocer la verdadera historia de los Estados Unidos, y enterarse de lo que sus maestros nunca le han contado, como por ejemplo, que los revolucionarios americanos son los actuales conservadores; que Jefferson dijo a los Estados que podan anular las leyes federales inconstitucionales; que la Guerra Civil no se inici 282 Eliades Acosta Matos para liberar a los esclavos; que Franklin Delano Roosevelt agrav la Depresin; que no fue el Plan Marshall el que le- vant a la Europa de postguerra, sino el mercado libre y que los trabajadores norteamericanos han prosperado siempre, sin necesidad de los sindicatos. 82 Son los tiempos que corren. Es el gobierno de la superpoten- cia que domina al resto del mundo. Son das que traen a la mente la ancdota que narra G. K. Chesterton en un captulo de su libro de 1922 titulado What I Saw in Amrica, cuando viaj por tercera vez a los Estados Unidos y tuvo que enfrentarse a un formulario en la aduana donde, entre otras preguntas, se indagaba: Est usted a favor de subvertir por la fuerza al gobierno de los Estados Unidos?. Esta pregunta razonaba Chesterton solo estar en condiciones de responderla cuando ter- mine mi gira por el pas, nunca al comienzo. 83 Y eso que no tuvo que viajar por los Estados Unidos en vsperas de que George W. Bush se coronase para un segundo mandato, rodea- do de su incondicional Guardia Pretoriana neoconservadora. El Apocalipsis segn San George 283 Referencias 1-4 Intellectuals at War. [Entrevista de Ben Wattenberg a Norman Podhoretz para Think Tank], PBS On Line, 2003. En: www.pbs.org 5 Kristol, Irving: The Adversary Culture of Intellectual, Neo-Conservatism. The Autobiography of an Idea, The Free Press, New York, 1995, p. 106. 6 Ob. cit. (1). 7 Ob. cit. (5). p. 107. 8 Ibdem, pp. 107-108. 9 Ibdem, pp. 108, 109. 10 Ibdem, pp. 111-112. 11 Ibdem, pp. 112-114. 12 Ibdem, p. 120. 13 Ibdem, p. 121. 14 Golub, Philip S.: Metamorfosis de una poltica imperial, Le Monde Diplomatique (ed. espaola), marzo 2003. En: http://www.monde- diplomatique.es/2003/03/golub.html 15-17 Holmes, Jonathan: The American Neo-Conservatives: Interview with Jim Lobe, March 10, 2003. En: http://www.abc.net.au/4corners/ content/2003/20030310_american_dreamers/int_lobe.htm 18 Analyses. 1992: First Draft of a Grand Strategy. [Entrevista a William Kristol]. En: http://www.pbs.org/wgbh/pages/frontline/shows/iraq/ themes/1992.html 19-22 [Entrevista a Barton Gellman]. Ibdem. 23 Letter to President Clinton on Iraq, Project for the New American Century, Jan. 26, 1998. En: http://www.newamericancentury.org/iraq- 20040217.htm 24 Gerecht, Reuel Marc: Liberate Iraq, The Weekly Standard, May 14, 2001. En: http://www.newamericancentury.org/iraq-20010514.htm 25 Donnelly, Tom: Memorandum to Opinion Leaders, July 6, 2001. En: http://www.newamericancentury,org/iraq-070601.htm 26 Gerecht, R. M.: A Cowering Superpower: Its Time to Fight Against Terrorism, The Weekly Standard, July 30, 2001. En: http://www.new- -americancentury,org/iraqmiddleeast2001.htm 27 Kagan, Robert y William Kristol: A Green Light for Israel, Aug. 27, 2001. En: http://www.weeklystandard.com/content/public/articles/000/ 000/000/136vctnf.asp 28-29 Gerecht, R. M.: Memorandum to Opinion Leaders. Sept. 6, 2001. En: http://www.newamericancentury.org/israel-090601.htm 30-31 [Bush, George W.]: Statement by the President in his Address to the Nation. Sept.. 11, 2004. En: http://www.wwnfsept11.com/Presiden- tial-Speech_911.htm 284 Eliades Acosta Matos 32-34 Kagan, R.: We Must Fight This War, The Washington Post, Sept. 11, 2001. En: http://www.newamericancentury.org/kagan-091101.htm 35-37 Schmitt, Gary: Why Iraq?, The Weekly Standard, Oct. 19, 2001. En: http://www.newamericancentury.org/schmitt-102901.pdf 38 Kristol, William: Memorandum to Opinion Leaders, Dec. 6, 2001. En: http://www.newamericancentury.org/congress-120601.htm 39-40 Informe sobre el estado de la Unin, Jan. 26, 2002. En: http:// www.white-house.gov/news/releases/2002/01/20020126.es.html 41 President Bush Delivers Graduation Speech at West Point, June 1, 2002. En: http://www.whitehouse.gov/news/releases/2002/01/ 20020601-3.html 42 Rebuilding Americas Defenses: Strategy, Forces and Resources for a New Century, Sept. 2000. En: http://www.newamericancentury.org/ RebuildingAmericasDefenses.pdf 43 Ibdem, p. III. 44 Ibdem, pp. IV-V. 45 Ibdem. 46-51 The National Security Strategy of the United States of America, Sept., 2002. En: http://www.whitehouse.gov/nsc/nss.pdf 52 Hertzgaard, Mark: Project Censored. En: http://www.thrirdworldtrave- ler.com/Project%20Censored/Project_Censored.html 53 Chomsky, Noam: Introduction: Project Censored 25 th Anniversary. En: http://www.chomsky.info/articles/200104.htm 54 Censored 2000: The Top 25 Censored Media Stories of 1999. En: http://www.projectcensored.org/publications/2000/index/html 55 Censored 2003: The Top 25 Censored Media Stories of 2001-2002. En: http://www.projectcensored.org/publications/2003/index/html 56 Censored 2004: The Top 25 Censored Media Stories of 2002-2003. En: http://www.projectcensored.org/publications/2004/index/html 57 Morales, Frank: Homeland Offense: Pentagon Declares War on Ameri- ca, Fall 2002. En: http://www.southbaymobilization.org/homepage/ HomelandOffense2002.pdf 58-59 Samuels, Dorothy: Psst. Presidential Bush Is Hard at Work Expanding Government Secrecy, The New York Times, Nov. 1, 2004. En: http:// www.nytimes.com/2004/11/01/opinion/01mon4.html?th=&pagewan- ted=print&position=03/11/04 60 Kagan, Alfred: CIA Removes Records from National Archives, Dec. 24, 2004. En: http://www.underreported.com/modules.php?0p=mod- load&na-me=News&file=article&SID=1415 61 Kristof, Nicholas D.: Our Not-So-Free Press, The New York Times,Nov. 10, 2004. En: http://www.nytimes.com/2004/11/10/opinion/ 10kris.html?th=&pa-gewanted=print&position=10/11/04 62-63 Kklingong: Post Election Bush Prophecies, Nov. 5, 2004. En: http:// www.prophecies.us/article.php?sid=566 El Apocalipsis segn San George 285 64-65 Williams, Walter E.: Why Were a Divided Nation, Nov. 10, 2004. En: http://www.townhall.com/columnists/walterwilliams/printww20041- 110.shtml 66-67 After the 2004 Elections: the Political and Social Crisis Will Intensify, Nov. 3, 2004. En: http://www.wsws.org/articles/2004/nov2004/ele- n03.shtml 68 Chavez, Linda: Down with the Elites, Nov. 3, 2004. En: http://www.tow- nhall.com/columnists/lindachavez/printlc20041103.shtml 69 Shapiro, Ben: Nows No Time to Compromise, Nov. 4, 2004. En: http://www.townhall.com/columnists/benshapiro/printbs- 20041104.shtml 70 Chavez, L.: Ob. cit.(68). 71 Shapiro, B.: Ob. cit. (69). 72 Garthwaite, Jonathan: Bush Wins. Whats Next for Conservatives?. En: http://www.twonhall.com 73-75 Krauthammer, Charles: Chapter Two, Nov. 5, 2004. En: http:// www.townhall.com/columnists/charleskrauthammer/printck200411- 05.shtml 76 Hewitt, Hugh: The End of the Sixties. More than a Win for Conservatism, Bushs Victory Marks the End, Finally, of the 60s, The Weekly Standard, Nov. 4, 2004. En: http://www.weeklystandard.com/Utilities/ printer_preview.asp?idArticle=4876&R= A09216DGC06/11/04 77-79 Gaffney J. R., Frank J.: Worldwide Value, National Review, Nov. 5, 2004. En: http://www.nationalreview.com/script/printpage.asp?ref=/ gaffney/gaffney200411051020.asp 80-81 Gergen, David: The Power of One, The New York Times, Nov. 19, 2004. En: http://www.nytimes.com/2004/11/19/opi.../19gergen_.html?- th=&pa-gewan-ted=print&position 82 Garthwaite, J.: The Political Incorrect Guide to American History, de Thomas Woods. En: http://www.thbookservice.com/BooPage.asp?- prod_cd=c6581 83 Chesterton, G. K.: What is America?. En: http://www.dur.ac.uk/mar- tin.ward/gkc/books/america.html. Las neo-utopas Los neoconservadores suelen reservar su odio, de por si extenso y virulento, para tres enemigos principales: en primer lugar las ideas de izquierda, y en particular, las del marxismo, a las que saben peligrosamente vivas; en segundo lugar, para los liberales, y entre ellos, en grado sumo, contra el binomio liberal al que llaman Billary (William e Hillary Clinton); y por ltimo, hacia todas las utopas, sean del signo que sean, a las cuales consideran un injustificado desperdicio de las energas humanas, que no suelen reportar ganan- cias a la hora del balance. A pesar del encono instintivo que sienten contra las utopas, los neoconservadores no han podido pasar por la escena poltica, social, y filosfica de su pas y del mundo, sin producir las pro- pias, o mejor dicho, sus neo-utopas. Estas son el compendio de los sueos hmedos que estremecen los momentos relajados del inconsciente neoconservador nortea- mericano, la prefiguracin de un modelo ideal de sociedad y ser humano que cumplan los parmetros que se imaginan para una comu- nidad deseosa de conservar valores que se reputan como universales y eternos, de obligatoria presencia en todas las sociedades humanas, independientemente del estadio de desarrollo en que se encuentren. Algo as como un mundo poblado por millones de Ronald Reagan, o lo que es lo mismo, un mundo insoportablemente inhumano. Las neo-utopas an no han sido descritas lo suficiente en ningu- no de los muchos neo-libros, podra decirse que en exceso numero- sos, que publican los neo-escribas por encargo de las corporaciones y tanques pensantes que pagan generosamente por ello. Muerto Leo Strauss, y demasiado ocupados sus discpulos en la ardua tarea de ordenar bombardeos contra los oscuros rincones CAPTULO 7 EL NEOESPLENDOR AMERICANO 287 288 Eliades Acosta Matos del planeta, se echa de menos a la sistematizacin prusiana que toda teora y prctica social que aspire a coronarse como cosmo- visin deber completar, ms tarde o ms temprano. No obstante, algo puede adivinarse por entre las tinieblas del lenguaje castrense y poco imaginativo, que suelen utilizar las notas de prensa para lderes de opinin del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, las mismas que hubiesen destrozado el exquisito paladar literario de Lionel Trilling. Y aunque los artculos diarios que publica Jonathan Garwithe en townhall.com, que es una herramienta para las relaciones pblicas de la Heritage Foundation, estn muy lejos de llenar los requisitos y cumplir las misiones que cumpli, por ejemplo, Hegel con su Fenomenologa del espritu, o Marx y Engels con El manifiesto comunista, lo cierto es que, a pesar de no rebasar las dos cuartillas por autor, y aunque estos sean siem- pre los mismos, nos permiten barruntar algo de lo que colma los sueos ms recnditos de sus autores. Las neo-utopas resumen la axiologa de una concepcin del mundo que, de no ser porque aspira a ser universal, mediante la imposicin civilizatoria del Imperio, no tendra mritos para ser estudiada. Pero la religin imperial, por defectuosa o primitiva que sea, tendr que ser, por fuerza, analizada. De manera provisoria, y a falta de otra sistematizacin ms exac- ta, proponemos enfocar el estudio de las neo-utopas a partir del an- lisis de los campos en los que se expresan, o lo que es lo mismo, en el deber ser de las esferas de la actividad humana a las que aspiran a dotar de un contenido nuevo, distinto, para hacerlas coherentes con el tipo de sociedad, Estado, e individuo que aspiran a crear, mientras in- tentan convencernos de que no aspiran a nada semejante. Porque el primer paso hacia el estudio de las neo-utopas ha de ser el estudio del ajuste de cuentas realizado por los neoconser- vadores con las utopas precedentes. Existe un tipo singular de locos que considera que los sue- os no deben ser separados de la realidad escribi, en 1973, Irving Kristol, el Arcngel Gabriel de los neoconservadores, aquel que anunci antes que nadie el advenimiento del movimiento. Este tipo de locura es muy comn. No es exagerado afirmar que una buena parte de la historia moderna se ha formado bajo el signo de esta locura a la que conocemos como utopismo. 1 El Apocalipsis segn San George 289 Kristol parte del anlisis de las utopas de Platn y llega hasta el marxismo. En realidad, todo este recorrido lo realiza siguiendo las huellas de un viaje similar hecho antes por Leo Strauss. Ambos se detienen en Francis Bacon, la tradicin judeo-cristiana occi- dental, y Thomas Moore, entre otros, para ajustar cuentas con el omnipresente fantasma de Marx. La conclusin a la que se arriba, al concluir esta tourne, es la nica posible: Lo que ha hecho tan viable a la sociedad burguesa es la domesticacin del utopismo moderno a partir del individualismo liberal. 2 Segn Kristol, para poder luchar contra las utopas estriles que han asolado al mundo, las ideas adquieren un nuevo sentido: As como las ideas nos han alienado del mundo que nos per- tenece, las ideas nos regresarn a l, haciendo que de nuevo lo sintamos como nuestro hogar; el lugar donde la prctica de virtudes ordinarias en el curso de nuestras vidas, igual- mente ordinarias, nos garantizar cumplir nuestro destino humano. Un mundo donde los sueos complementen la rea- lidad, antes que enfrentarla. La construccin de semejante mundo es la empresa intelectual que requiere hoy de nues- tro mayor apoyo y estmulo. 3 Haciendo uso de la galanura estilstica que no se le puede re- gatear, Kristol termina su epitafio de las utopas citando a Macaulay, crtico de Bacon: Un simple acre de terreno en Middlesex es me- jor que un gran principado en Utopa. 4 La construccin de las neo-utopas, en consecuencia, comienza con la negacin y el rechazo a la capacidad utpica de los propios hombres. Los neoconservadores, verdadera aristocracia burguesa del pensamiento, clan endogmico cerrado a cal y canto a los no iniciados, reivindica para s la tarea de reconstruir las bases mora- les del mundo, a partir de la accin ordinaria de la gente comn, precisamente, lo que jams aceptaran ser, y a quienes desprecian en el fondo, y tambin en la superficie. Pero sigamos la lgica farisaica del pensamiento neoconser- vador y preguntemos: cules son esas ideas ordinarias que debern prevalecer en el orden mundial al que aspiran los neoconservadores, y para el cual trabajan desde las filas del bushismo? 290 Eliades Acosta Matos Las neo-utopas pueden ser halladas inmersas dentro de con- ceptos y concepciones cardinales al pensamiento y la prctica neocon. El tratamiento que se les d demostrar lo que de ellas se espera en el mundo por venir, el que depende, en ltima instancia, de lo que se haga hoy. El mundo al que aspiran los neoconservadores est vertebrado alrededor de un puado de nociones centrales. Vea- mos cules son: Los neo-valores Un anlisis comparativo postelectoral publicado por Terence Jeffrey en townhall.com bajo el sugestivo ttulo de Its the Culture, Stupid, permite comprender mejor el uso que hacen los neoconser- vadores de los valores humanos, como componente esencial de su proyecto: Para un importante grupo de votantes, el tema central no fue la economa, ni la guerra de Iraq, ni la guerra contra el terrorismo, sino la cultura [...]. Segn una encuesta realiza- da, a boca de urna, por la AP y la televisora MSNBC, los temas que decidieron a los electores a votar por uno u otro candidato, fueron: la educacin (4%), los impuestos (5%), la salud pblica (8%), Iraq (15%), terrorismo (19%), eco- noma-empleo (20%), y los valores morales (22%) [...]. De ese 22% que declar como su motivacin ms importante a los valores morales, el 80% vot a favor de Bush. 5 Para Terence Jeffrey, el demcrata Kerry fue vencido por un ejrcito de pacficos ciudadanos que, masivamente, votaron por una visin tradicionalista de los Estados Unidos. Esa misma visin tradicionalista es la que los neoconser- vadores luchan por perpetuar y extender, todo lo posible, incluso, ms all de las fronteras nacionales. Los valores, tal y como lo entienden, forman parte del ncleo duro de sus neo-utopas. Los neoconservadores, tanto como los conservadores, siempre luchan por conservar algo, y ese algo, casi siempre, se concentra en un conjunto de valores inmutables. Roger Scruton profundiz en la relacin existente entre el conservatismo y los valores en su artculo para The Wall Street El Apocalipsis segn San George 291 Journal titulado A Question of Temperament, publicado el 10 de diciembre de 2002. Despus de alabar al movimiento conser- vador norteamericano, el cual, comparado con el ingls, es el l- timo genuinamente conservador, Scruton entra de lleno en las definiciones: Es una tautologa decir que los conservadores son personas que quieren conservar algunas cosas, cuando la cuestin es responder a la pregunta, qu cosas? Se puede responder con pocas palabras: a todos nosotros. En el corazn del es- fuerzo conservador se halla el deseo de conservar una comunidad histricamente dada. [...]. Un conservador es aquella persona que mira por el bien de las instituciones, las costumbres, y los hbitos que hered. Es el nico que intenta defender y perpetuar un sentido instintivo de leal- tad, y desconfa de los experimentos e innovaciones que la ponen en riesgo. El conservatismo es ms un temperamento que una filoso- fa; un temperamento que brota, naturalmente, de la experien- cia de la sociedad, y que se hace muy necesario en las sociedades que quieren resistir [los cambios] [...]. El futuro de las sociedades depende del sentimiento conservador que permite equilibrar las innovaciones ineludibles. 6 El anlisis de las causas de la derrota demcrata en las elec- ciones presidenciales norteamericanas de 2004, implica pasar, con naturalidad, al tema de los valores, y su defensa por parte de los conservadores y neoconservadores, y en consecuencia, al anlisis del futuro del pas. Segn Andrei Cherny, en su artculo Why We Lost del 5 de noviembre de 2004 en The New York Times: Durante todo el siglo XX, los demcratas crean tener una sola misin: cmo usar los programas de gobierno para ha- cer la vida de los norteamericanos ms estable y segura. [...] el mundo ha cambiado, pero el partido no ha respondido a la pregunta: Qu viene despus?. 292 Eliades Acosta Matos [...] los republicanos tienen una visin clara acerca del fu- turo de los Estados Unidos. Confrontados por su ambiciosa agenda, no nos qued ms opcin que enfrentarla. No pretendo hacer lo que corresponde al partido, pero de- bemos responder algunas preguntas importantes: Cul es nuestra visin econmica en un mundo globalizado? [...] Cmo debemos hablarle al pas, desde el punto de vista moral y espiritual?. 7 No cabe duda: los valores morales son el corcel vencedor de las batallas neoconservadoras, el puente por el que comunican con una parte significativa de la poblacin del pas, a la que han sumado al carro republicano, y enrolado en el apoyo a Bush. Son la amena- za que sacan del bal del pnico, de tanto en tanto, manteniendo al pas como rehn de semejantes manipulaciones. Pero la visin que se difunde sobre tales valores se basa en la satanizacin de las ideas del enemigo liberal, por lo que los neo- valores de las neo-utopas, se definen por negacin, ms que por afirmacin. Cules son, a fin de cuentas los valores morales que dicen defender los neoconservadores? Para el temperamento conservador, el futuro es el pasado. [...] Porque estudiando el pasado de los Estados Unidos, sus tradi- ciones empresariales, su disposicin a aceptar riesgos, su fortale- za, piedad y responsabilidad cvica, se puede comprender mejor su futuro [...] escribe Roger Scruton. 8 Para Ben Shapiro [...] los demcratas son liberales que de- sean validar las actividades gay, el derecho al aborto y la devalua- cin de la moral tradicional en las escuelas y el gobierno, mientras que los republicanos son conservadores que valoran la moralidad tradicional por encima de todo. 9 Si nos atenemos a los nmeros fros de los resultados electora- les, la mayora de los votantes norteamericanos apoyan las inicia- tivas republicanas, en el campo de los valores morales, antes que las de los demcratas. Por ejemplo, en los once Estados donde se someti a consideracin de los votantes iniciativas tendientes a prohibir el matrimonio homosexual, estas resultaron triunfadoras por amplia mayora, de lo que podra inferirse que lo que afirma El Apocalipsis segn San George 293 Terence Jeffrey en townhall.com, tiene algunos visos de certeza: El mensaje se escuch alto y claro: No queremos que un liberal de Massachusett conduzca a nuestro pas. 10 Esta neo-utopa, la de volver a un pas de valores tradiciona- les, de prohibicin de las estridencias en el comportamiento pri- vado y pblico, de puritanismo rampante y represin de la sexualidad y la personalidad, es un sueo trasnochado, incompatible con la promocin de iniciativas para la libre empresa y los mercados ili- mitados, principios innegociables del ideario neoconservador. Sus crticos dentro de los propios Estados Unidos son muchos, entre ellos, un irnico Frank Rich, quien escribi en The New York Ti- mes, el pasado 14 de noviembre: El peridico The Los Angeles Times report este verano que Paul Crouch, el evangelista fundador de la mayor red de televisin cristiana del pas, la Trinity Broadcasting Network, se vio obligado a responder a las acusaciones de uno de su empleados, quien declar haber mantenido con l una rela- cin homosexual, y a quien tuvo que pagar 425 000 USD, para llegar a un arreglo. 11 Quizs la ms custica de las crticas a las neo utopas de los neoconservadores basadas en lo que llaman valores morales, la dio Tom Paine en su tompaine.commom sense, del 11 de noviem- bre. En su Diccionario republicano, define de la siguiente ma- nera lo que estos entienden por valores morales: Es el odio a los homosexuales vestido de lenguaje bblico. 12 La neo-religin El estudio de los resultados electorales arroja que tambin la religin jug un importante papel en la victoria de George W. Bush. Y es lgico: la alianza con la religin, en sus vertientes ms con- servadoras y ortodoxas, juega un decisivo papel en las estrategias neoconservadoras norteamericanas, y muy especialmente, en sus neo-utopas. Entre los electores que asisten regularmente a los servicios religiosos, Bush derrot a Kerry por la relacin 61% a 39%. Logr 294 Eliades Acosta Matos el 70% de los votos protestantes y el 56% de los catlicos. En con- traste, Kerry logr el 62% de los votos de aquellos que declararon no asistir nunca a los servicios religiosos. La coordinacin de las posiciones de las iglesias evanglicas con las de Bush y sus estrategas neoconservadores est saliendo a la luz pblica tras las elecciones. A pesar de que las leyes norte- americanas impiden a las organizaciones exentas del pago de im- puestos participar en actividades partidistas, un artculo publicado el pasado 8 de noviembre en The Washington Post, firmado por Alan Cooperman y Thomas B. Edsall, arroja claridad sobre lo su- cedido: La historia no contada de las elecciones de 2004, de acuer- do a los lderes religiosos, es que los grupos evanglicos cristianos fueron mucho ms agresivos y, frecuentemente, mejor organizados en la base, que quienes llevaron a cabo la campaa de Bush. La Casa Blanca luch por mantenerse a la par de la derecha cristiana, consultando semanalmente con sus lderes. En muchos aspectos, los activistas cristia- nos dirigieron la carga del Partido Republicano, y los operativos de este los siguieron y capitalizaron su gesto. 13 La influencia de cercanos asesores de Bush, como Carl Rove, sobre las intenciones de votos de los creyentes religiosos est aflorando. Rove defini con claraidad el objetivo a lograr subra- yan Cooperman y Edsall. Su llamado actu como un mantra sobre los conservadores: Para que Bush gane, debemos reunir 4 000 000 de votos evanglicos ms que en las elecciones de 2000. 14 Y lo lograron. Pero, como alertaban Alain Franchon y Daniel Vernett en Le Monde, el 15 de abril de 2003, mediante el artculo titulado The Masterminds of Americas Foreign Policy: Los neoconservadores no deben ser confundidos con los fundamentalistas cristianos, que comparten con ellos el entorno de George W. Bush [...]. Es peculiaridad de esta administracin, segn explica Pierre Hassner, asegurarse la unin de estas dos corrientes, lle- El Apocalipsis segn San George 295 vndolas a coexistir. Esta ltima est representada por hom- bres como John Ashcroft; la primera, por gente como Paul Wolfowitz. 15 Segn las neo-utopas, el mesianismo religioso es un factor dinamizador que debe estar presente en toda poltica imperial res- petable. La claridad moral a la que apelan constantemente, es para los neocons sinnimo de una cnica declaracin de los objeti- vos a lograr por mandato divino. No debe asombrar a nadie que Bush, al igual que William McKinley en 1898, declare tener co- municacin directa con Dios. Bush cree que Dios ha insuflado el deseo de libertad en to- dos los corazones humanos afirma Paul Kengor en The New York Times, el 18 de octubre de 2004. Creo que Dios desea que todos los seres humanos sean libres, declar en el ltimo debate presi- dencial. 16 Lo que nunca ha declarado Bush es si Dios le ha indicado li- berar a su prjimo mediante golpes areos, o solamente utilizando fuerzas terrestres. Es por ello que Tom Paine ironiza con el signifi- cado de fe, segn aparece en su Diccionario republicano: Es la creencia ciega en que Dios aprueba los valores morales republi- canos, a pesar de las evidencias en sentido contrario. 17 Tambin ayuda a entender mejor el alcance de las declaracio- nes de Bush, la definicin de lo que los republicanos entienden por libertad: Es lo que los rabes desean, pero no pueden alcanzar por s mismos, sin la intervencin de los militares occidentales. Es sinnimo de caos. 18 Para Kurt Nimmo: [...] al igual que Moiss, Bush quiere conducir a su pueblo hasta la tierra de promisin, al menos, eso dice: Durante ms de medio siglo de mi vida, hemos presenciado una de- cadencia sin precedente de la cultura norteamericana, la cual ha erosionado nuestros valores colectivos fundacionales, nuestros estndares morales de conducta. 19 Para Nimmo, tales estndares de conducta, que Bush proclama a tambor batiente, [...] no se aplican a los vasallos de Bush, a los felones arrogantes como John Poindexter, Elliot Abrams, Richard 296 Eliades Acosta Matos Armitage, John Negroponte, y otros participantes reciclados en el escndalo Irn-Contra, causantes de muchas muertes y miserias. 20 Es por ello que Nimmo los llama Los Fariseos de Bush. Hacia 1820, las iglesias protestantes evanglicas eran la expresin dominante entre las iglesias cristianas de los Estados Unidos. Larry Eskridge, en su ensayo Defining Evangelicalism acierta cuando hace remontarse a esta poca el surgimiento de un movimiento misionero militante, terreno propicio para el auge de la imposicin, la intolerancia, y el fundamentalismo cristiano, que al aliarse con la poltica imperial como ocurre en el gobierno de Bush Jr., adquiere caractersticas agresivas y totalitarias, sa- biamente explotadas por los estrategas neoconservadores al estilo de Rove. Se trata de la prefiguracin, en el terreno religioso, de la nacin que se aspira a construir: Los conceptos de evangelismo y del renacimiento vincu- lados a l, rutinariamente utilizados por predicadores como Charles G. Finney (1729-1875), se expres en un conjun- to de normas evanglicas para convertir a la nacin. Por varias dcadas, antes de la Guerra de Secesin, un activo y evang- lico Imperio benevolente, segn la definicin del historia- dor Martin Marty, intent, de manera muy activa, reconfigurar la sociedad norteamericana mediante reformas como la temperancia, el movimiento feminista, iniciativas de me- joramiento social, y el controvertido movimiento abolicio- nista. Tras la guerra, los cambios experimentados por la sociedad, consecuencia de los procesos de urbanizacin e industrializacin del pas, junto al desarrollo de nuevos enfo- ques intelectuales y teolgicos, disminuyeron la fuerza del evangelismo en la cultura norteamericana [...]. Al comenzar el siglo XX, el evangelismo retuvo su status de religin fol- clrica americana, particularmente en el Sur. 21 Remitindose al historiador ingls David Bebbington, Larry Eskridge cita tambin los cuatro elementos fundamentales que con- forman lo evanglico: El afn de conversin, basado en la creen- cia de que la vida necesita ser cambiada; el activismo, que descansa en el esfuerzo; la exaltacin constante de la Biblia, y la centralidad de la cruz, que remite al sacrificio de Cristo. 22 El Apocalipsis segn San George 297 No es difcil entender que un movimiento religioso como el del revival* evanglico, en las condiciones de predominio de va- lores tradicionales, y teniendo como base las caractersticas que le confieren estos elementos, puede derivar, en alguna de sus ver- siones, hacia el fundamentalismo ms cerril. El fundamentalismo precisa Eskridge fue un movimien- to que surgi a fines del siglo XIX y principios del XX, dentro del protestantismo norteamericano, como reaccin contra la teologa modernista y el criticismo bblico, y tambin contra los cambios sociales y culturales que experimenta- ba el pas. Tom su nombre de una obra de ensayos en doce tomos (The Fundamentals, 1910-1915) destinada a com- batir la teologa liberal [...]. 23 Durante los aos 20, el fundamentalismo religioso evang- lico norteamericano concentr las fuerzas de su combate contra el modernismo, en tres direcciones: [...] los intentos de dominar y controlar las denominaciones protestantes, las juntas, y los semi- narios; el apoyo a medidas de prohibicin [como la Ley Seca]; y el intento de impedir que se ensease en las escuelas la Teora Evo- lucionista de Darwin [...]. 24 Quien busque las huellas de estas ten- dencias en el pensamiento conservador norteamericano actual, se sorprender por su vigencia y beligerancia, incluyendo los niveles que alcanza, en nuestros das, la campaa contra el darwinismo. La alianza entre los fundamentalistas evanglicos y los neo- conservadores, que se ha dado como algo natural en el gobierno de Bush Jr., se basa en la aceptacin de que los valores morales y las concepciones religiosas que profesan deben primar en la sociedad, y que para que eso ocurra, es imprescindible promoverse agendas de gobierno capaces de llevar a la prctica las neo-utopas. Se tra- ta de una alianza de conveniencia que dota a los neoconservadores de una base social formidable, la que jams hubiesen tenido por s solos. Tngase en cuenta que, segn datos aportadas por Eskridge, la poblacin que se identifica como evanglica, o renacida as- ciende, en los Estados Unidos, a 100 000 000 de personas, el 35% * Movimiento religioso que trata de revalorizar estilos y modas del pasado, as como propiciar un renacimiento de la fe. 298 Eliades Acosta Matos de la poblacin general. Nada mal para un movimiento, como el de los neocons, que surgi circunscrito a una minscula capilla de in- telectuales dentro del ghetto judo neoyorquino de los aos 30. Este acercamiento comenz desde el debut, en la arena polti- ca de los 80, de la llamada Religious Right coincidiendo con la Revolucin conservadora de Ronald Reagan. Las organizaciones ms representativas de dicha tendencia fueron Moral Majority, Concerned Women for America y, ms recientemente, Christian Coalition. Para Eskridge, las razones para esta politizacin reli- giosa fueron: [...] el deseo de tener un impacto positivo en la cultura y la sociedad [...] la preocupacin por la prctica del aborto y los cambios experimentados en la conducta sexual de los norteamericanos, el descontento con la forma, el conteni- do, el poder y la orientacin de los medios de comunica- cin en el pas. El factor desencadenante de esta reaccin fue la expansin del Gobierno Federal, tras la Segunda Guerra Mundial, en reas que haban sido cotos tradicionales de los individuos, la familia y la iglesia. Aunque entre los evan- glicos no existe una unidad monoltica en los temas pol- ticos, [...] el movimiento ha sido, tradicionalmente, per- cibido como cercano a los republicanos, [...] y puede ser descrito como moderadamente conservador y predominan- temente republicano. 25 Si examinamos el pensamiento y la prctica de alguna de las organizaciones de la derecha religiosa norteamericana actual, como por ejemplo, Christian Coalition, podremos tachar de ingenuas las definiciones que brinda Eskridge sobre la orientacin poltica de los evanglicos renacidos que dieron a Bush Jr. el triunfo en las elec- ciones de 2004, y entender mejor el futuro que espera al pas (y quizs, al mundo) de llevarse a la prctica las neo-utopas de los neo- conservadores, que incluyen una nueva relacin hacia la religin. Christian Coalition fue fundada en 1989 por Pat Robertson, con la misin de [...] dar en el gobierno voz propia a los cristianos. Somos un grupo creciente de personas de la fe, que se acerca a los 2 000 000, que participamos en esa conversacin que se denomina democracia. 26 El Apocalipsis segn San George 299 Cuando analizamos la seccin En qu creemos de la Christian Coalition, encontramos el compendio de la actitud de las neo-reli- giones ante la sociedad norteamericana contempornea: Nos mueve la creencia de que la gente de fe tiene la responsa- bilidad y el derecho a involucrarse en los asuntos del mundo circundante. Tal involucramiento incluye acciones comu- nitarias, sociales y polticas. La Coalicin se dedica a brindar informacin al pueblo de Dios para luchar contra las legislaciones anti-familia. Desde el comienzo, proveemos informacin pro-familia y estimulamos a individuos, grupos e iglesias a que marquen la diferencia en los distintos niveles de gobierno. Un ac- tivismo ciudadano efectivo comienza con la informacin. La Coalicin se caracteriza por brindar informacin que per- mite vencer la complejidad de la poltica, haciendo que sus temas sean asequibles y claros. 27 La agenda que defiende la Coalicin se expresa en Nuestros Objetivos: Fortalecer la familia. Proteger las vidas humanas inocentes. Devolver la educacin al control de los padres y las autorida- des locales. Hacer llevadera a las familias las cargas impositivas. Castigar a los criminales y defender el derecho de las vctimas. Proteger a los jvenes de nuestras comunidades de la conta- minacin que genera la pornografa. Defender la institucin del matrimonio. Proteger la libertad religiosa. 28 No hace falta traducir lo que la Coalicin entiende por pro- teccin de las vidas inocentes, pues est claro que se refiere a su frrea oposicin al aborto. Tambin est defendiendo la apli- cacin de la pena de muerte cuando habla de castigar a los cri- minales. Al reivindicar la devolucin de la educacin al control de las autoridades locales, el dardo de la Coalicin va dirigido 300 Eliades Acosta Matos contra el Gobierno Federal, lo cual, curiosamente, es uno de los principios de actuacin poltica de los neoconservadores, sem- piternos enemigos de todo gobierno grande y fuerte. La Coalicin no oculta su involucramiento poltico, que al- canz niveles insospechados en la campaa electoral de 2004. Roberta Combs, su presidenta, lo expres en su Mensaje a los miembros, en los das previos a la reeleccin de Bush Jr.: Agradezco el tiempo y el esfuerzo realizado por ustedes al distribuir millones de ejemplares de la Coalition Voters Guide, en espaol e ingls, entre sus familias, amigos, iglesias, libreras cristianas y los barrios de los Estados Unidos [...]. Ustedes han jugado un papel decisivo en la educacin pro- -familia de los votantes, que les permitir escoger, con plena informacin previa, el da de las votaciones. 29 A pesar de definirse como una organizacin religiosa, el apo- yo de la Coalicin a los objetivos ms conservadores del pas, bajo la frgil envoltura moral de una prdica pro-familia, demuestra que se trata de una de las herramientas ms efectivas que los neo- conservadores y los fundamentalistas esgrimen para legitimar y rodear de un insoportable glamour idealista lo que, en el fondo, no pasa de ser una vulgar puja terrenal por el poder y las ganancias. Basta, para comprobarlo, examinar la lista de lo que la Coalicin llama nuestras victorias en el 107 Congreso de los Estados Uni- dos, o sea, las iniciativas legislativas que resultaron aprobadas en el 2004, con ayuda de sus nada pos cabildeos. Algunas de esas victorias fueron: Derrota de la enmienda pro-aborto presentada al Congreso por Chuck Schumer, un senador ultraliberal de New York. La Coalicin llam a esto, una victoria por la vida. Prohibicin de una enmienda de ley presentada por el repre- sentante Steve Chabot que intentaba legalizar en el Congreso el aborto para los casos de nacimientos parciales. La Coalicin ayud al presidente Bush a introducir una legis- lacin en el Congreso para reducir los impuestos, que, al final, no fue aprobada por el Senado. El Apocalipsis segn San George 301 Apoyo al Presidente ante la crisis creada por los ultraliberales en el Comit Judicial del Senado que se negaban a aceptar la nominacin de tres jueces para la Corte de Apelaciones. El comentario de la Coalicin a esta victoria es significa- tivo: Ahora que los republicanos dominan el Senado con la ayuda brindada por los activistas de la Coalicin en las pa- sadas elecciones, esperamos que esos tres jueces, y mu- chas otras nominaciones judiciales de Bush, sern pronto confirmadas por el Senado. Prohibicin absoluta de clonar seres humanos, para cualquier propsito, incluido el de las investigaciones. La Coalicin ayud a lograr el coauspicio del Syria Accoun- tability Act que dar al Presidente la flexibilidad necesaria para exigir responsabilidades a Siria por el terrorismo dentro de sus fronteras, y para devolver la libertad y la democracia al Lbano. Actualmente, Israel es el nico pas democrtico en esta voltil regin del mundo. La Coalicin continuar haciendo lobby en el 108 Congreso, para que se apruebe esta iniciativa [...]. Es hora de que el Departamento de Esta- do trate a Siria como al Estado terrorista que es. Los lobbystas de la Coalicin lograron que se aprobase el proyecto Houses of Worship Political Speech Protection Act, el cual garantiza, por ley, que en las casas de oracin se haga uso de la Primera Enmienda, o sea, el derecho a la li- bertad de expresin para abordar temas morales y polticos. 30 Sin dudas, el respaldo legal necesario para poder hacer polti- ca desde los plpitos. Entre las prioridades declaradas de los lobbystas de la Coali- cin para el 2005, estn: [...] lograr los votos que necesita el Presidente para nombrar los jueces que ha propuesto para la Corte de Apelaciones, y que se confirme a cualquiera que nomine para el Tribunal Supremo. 31 [...] lograr que se apruebe la reforma prevista para la Seguri- dad Social, que incluya fondos opcionales privados. 32 302 Eliades Acosta Matos Por ltimo, entre otras prioridades que se ha trazado la Coali- cin, nada espirituales por cierto, estn: [...] lograr la aprobacin de Alberto Gonzles para el cargo de fiscal general [el mismo que aconsej al gobierno de Bush Jr. el uso de las torturas en Iraq y la aplicacin de la pena de muerte, cuando era su consejero legal en Texas]; 33 [...] impedir la creacin de un Estado palestino [...]; 34 [...] respaldar a Donald Rumsfeld por su clara percepcin sobre el conflicto israel-palestino [...]; 35 [y] [...] condenar al Tribunal Internacional de La Haya por inten- tar sancionar a Israel debido a la construccin del muro que lo defiende del terrorismo. 36 Lejos de bajar el tono del discurso tras el triunfo de su candida- to en las elecciones de 2004, los fundamentalistas cristianos y sus aliados neoconservadores que se agrupan en el gobierno de Bush Jr., han comenzado a denunciar que sufren persecuciones por parte de lo que llaman, genricamente, la izquierda. Semejantes actitudes recuerdan la denominacin de terroristas, no menos genrica, con- que suelen satanizar a los Estados que odian, y con las que pretenden justificar las agresiones que contra ellos se aprestan a consumar. Al respecto, David Limbaugh proclama: Es posible que la percepcin sobre los temas morales, que tanto contribuy a la victoria electoral del presidente Bush, haya contribuido al fortalecimiento del miedo secular que siente la izquierda ante los cristianos. Estamos presencian- do una aceleracin de los ataques contra las Navidades por toda la nacin, entre ellas, la prohibicin de los smbolos navideos, las postales de Navidad y los nacimientos; el uso de palabras polticamente correctas para sustituir al voca- blo Navidad, y el esfuerzo por identificar a esta celebracin con la intolerancia y la exclusin. 37 Sin quererlo, Limbaugh nos brinda una pista sobre lo que se persigue con tales denuncias, en medio de un panorama donde lo que los fundamentalistas cristianos representan forma parte de la El Apocalipsis segn San George 303 filosofa del grupo que se encuentra en el poder en los Estados Unidos: Ellos [los izquierdistas] piensan que las creencias cristia- nas son tan peligrosas que deben ser preventivamente silenciadas, o que, como los cristianos intentan establecer una teocracia, su influencia debe ser preventivamente reducida. 38 Es muy significativo que los neoconservadores y los fundamen- talistas cristianos, encargados de hacer realidad en la vida nortea- mericana las neo-utopas relacionadas con la neo-religin, apelen a las metforas de los ataques preventivos para intentar desacreditar a sus adversarios. Cuando recordamos que denunciar ataques y amenazas, reales o supuestas, ha servido para justificar los ataques preventivos con- tra otros Estados, mtodo que consagra la doctrina militar del bushismo, debemos estremecernos ante lo que se oculta tras las denuncias victimistas de conservadores y fundamentalistas al esti- lo de David Limbaugh. No es casual que el jefe del equipo que escribe los discursos para Bush, Michael Gerson, sea un graduado en Teologa por el Wheaton College, y que haya intentado justificar el reiterado abuso del lenguaje religioso en los discursos del Presidente apelando a la poco creble explicacin de que con ello intenta [...] introducir en la poltica valores religiosos, reforzar el pluralismo de la fe, y demos- trar la funcin de la Providencia en la vida de los Estados Unidos. 39 Tampoco es casual que el reverendo Jerry Falwell, presidente de la Faith and Values Coalition haya escrito y publicado antes de las elecciones, como le record Tim Russert, el moderador de un panel donde apareci junto a otros lderes religiosos del pas en el programa de la NBC News Meet the Press, el pasado 28 de no- viembre: Es una responsabilidad de cada poltico conservador, de cada cristiano evanglico, de cada catlico partidario de la vida [contrario al aborto], de cada judo ortodoxo y de todos, tomar seriamente la reeleccin del presidente Bush. 40 Debe decirse que el reverendo Falwell, citado otra vez por Russert, es el mismo que defini en la web de su organizacin tres prioridades de esta para el nuevo perodo presidencial de Bush, las que define de la siguiente manera: Lograr la confirmacin solo de aquellos jueces nominados para el Tribunal Supremo y otras cortes federales que sean 304 Eliades Acosta Matos estrictamente contrarios al aborto; lograr que sea aprobada una enmienda constitucional sobre el matrimonio que, de hecho, prohba los matrimonios entre homosexuales; y por ltimo, lograr la eleccin en el 2008 de otro poltico so- cialmente conservador. 41 Por ltimo, debe decirse, que al reverendo Falwell pertene- cen, como le record tambin Russert, unas palabras pronunciadas el 13 de septiembre de 2001, que podran haber sido dichas por otros neoconservadores y fundamentalistas cristianos, pues sinte- tizan la utilidad que tuvo la tragedia del 11 de septiembre para un pensamiento y una prctica semejantes: Temo que el 11 de septiembre sea apenas el comienzo [...]. Es probable que Dios continuar levantando el velo y per- mitiendo hacer a los enemigos de los Estados Unidos, lo que probablemente merecemos [...]. Estoy convencido que los paganos, los partidarios del aborto, las feministas, y los homosexuales, todos aquellos que intentan cambiar el modo de vida americano [...] todos los que tratan de secularizar la vida de los Estados Unidos [...] merecen que levantemos un dedo acusador ante su rostro, y les digamos: Ustedes ayu- daron a que esto ocurriese. 42 Merece figurar en este anlisis que el Dr. Bob Jones III, Rec- tor de la Bob Jones University, felicit a Bush Jr. por su reelec- cin, mediante una carta pblica fechada el 3 de noviembre. No existe mejor manera de imaginar el mundo que los neoconser- vadores y sus aliados de la fe pretenden construir en caso de que sus planes se lleven a la prctica, que leyendo estas lneas transi- das de amor a las Sagradas Escrituras: Con su reeleccin, Dios le ha otorgado a los Estados Uni- dos, generosamente, el perdn por su paganismo, aunque pienso que no lo mereca. Usted ha recibido un mandato. No se confunda: nada debe a los liberales. Ellos lo despre- cian tanto como desprecian a su Dios [...]. Hay motivos para el regocijo, pues Dios lo ha escogido como a su servidor El Apocalipsis segn San George 305 por un mandato de otros cuatro aos. Usted tiene ahora la oportunidad de nombrar a muchos jueces conservadores, y de ejercer un liderazgo fuerte para que el Congreso aprue- be las legislaciones que se basan en las normas bblicas para la familia, la sexualidad, la santidad de la vida, la libertad religiosa, la libertad de expresin y un gobierno limitado. Usted dispone de otros cuatro aos para terminar la tarea e imprimir estos dones sobre la nacin, lo cual le traer la bendicin del Todopoderoso. 43 La neo-cultura Las neo-utopas tienen en la cultura un espacio de privilegiada expresin. Los neoconservadores que las promueven provienen del mundo intelectual, y suelen realizar sus proyectos mediante la pren- sa, la literatura y la poltica, lo que implica un uso permanente de las ideas, los smbolos y el lenguaje. El resultado de este esfuerzo es notable: la sociedad futura que los neocons esperan construir con sus prdicas y sus acciones debe superar los escollos, aparen- temente insalvables, que las culturas rivales han acumulado ante la cultura burguesa. A fin de cuentas, la cultura que ellos defienden, no es otra que la cultura heredada en una sociedad que, lejos de plantearse escalar a un estadio superior en su evolucin, intenta conservar los valores tradicionales, aunque reconociendo que esto es casi imposible, como haban credo, ingenuamente, los conserva- dores clsicos. En consecuencia, la batalla cultural de los neocon- servadores en el terreno de las neo-utopas se centra en recuperar lo recuperable tras el colapso mortal sufrido por la cultura burgue- sa en los 60, atemperndola a los nuevos tiempos. La neo-cultura que defienden es, en esencia, la cultura bur- guesa tradicional que ha logrado sobrevivir a los embates de la contracultura y las tendencias postmodernas, admitiendo los cam- bios, siempre que no toquen su esencia clasista. Lo neo, en este caso, es que se acepta que hay algunos espacios culturales, paradigmas y valores que se han perdido, irremisiblemente, y que no vale la pena intentar traer de vuelta. Sin dudas, los neoconser- vadores poseen un nivel de adaptacin mayor al mundo contem- porneo que sus predecesores. No en vano proceden, en su 306 Eliades Acosta Matos mayora, de la izquierda a la que combaten con el santo celo de los conversos. Para entender la visin de futuro que promueven los neocon- servadores en el terreno cultural, o cmo imaginan la cultura en la sociedad norteamericana y universal donde hayan triunfado, defi- nitivamente, las ideas y la poltica neoconservadoras, es impres- cindible analizar el texto de una conferencia pronunciada por Irving Kristol, el 10 de enero de 1994 en el American Enterprise Institute bajo el ttulo Countercultures: Past, Present and Future. Las ideas esenciales del texto son las siguientes: La contracultura que surgi en los Estados Unidos en los 60 y, simultneamente, en buena parte de las democracias oc- cidentales, es uno de los eventos ms significativos del l- timo medio siglo en Occidente. Ella reconfigur nuestro sistema educacional, nuestras artes, nuestras formas de en- tretenimiento, nuestras convenciones sexuales, y nuestro cdigo moral. No estamos ante un movimiento disidente dentro de los l- mites de nuestra cultura, ni ante un llamado a reformar ni reconfigurar nuestra cultura, sino ante una profunda hosti- lidad hacia la cultura misma, por parte de intelectuales, pro- fesores y artistas. Entendemos por cultura y arte una nueva autoconciencia, un nuevo sentido de misin, una misin de carcter secular, humanista y redentora. La contracultura y su gemelo ms joven, el postmodernis- mo, son rebeliones contra la cultura y las artes como acti- vidades seculares, autnomas, las cuales se consideran vacas de toda sustancia espiritual. El primer blanco inevi- table de esta rebelin fue la universidad moderna, institu- cin que durante el siglo pasado se haba establecido como centro de la ortodoxia humanista secular [...]. Esta rebe- lin fue impulsada por tendencias en el mundo de la li- teratura y el arte modernos, en espacios originados fuera de las universidades. Todo lo que se necesita para generar una contracultura es tener una ortodoxia contra la cual rebelarse, pues no existe El Apocalipsis segn San George 307 ninguna ortodoxia que pueda satisfacer todos los apetitos y pasiones espirituales. El objetivo de toda contracultura es crear un nuevo vocabula- rio, nuevos trminos y nuevos parmetros del discurso para crear una nueva realidad social y humana. Pero eso rara- mente ocurre: las ortodoxias poseen ms poder de perma- nencia que las contraculturas. A fin de cuentas, solo hay dos ortodoxias fuertes en la historia de la civilizacin occiden- tal: el cristianismo y el humanismo secular, racionalista. No es exagerado afirmar que la historia de la civilizacin occidental, desde el advenimiento de la era cristiana, es la historia de sucesivos desafos de las contraculturas a las ortodoxias, de la resistencia de estas, de su cooptacin y adaptacin. En aquellos raros perodos ocasionales donde no tuvieron lugar tales desafos, nada ocurri. Los desafos de las contraculturas adoptan diferentes formas de expresin, pero tienen un sustrato comn y discernible. Para empezar, existe la experiencia de lo que hoy llamamos alienacin [...]. No sentirse alienado es, desde el punto de vista de la contracultura, ser inautntico. [...] Si usted no es un intelectual o un artista alienado, no es intelectual, ni ar- tista, en general. [...] La alienacin es la experiencia de care- cer de un hogar en el mundo que la ortodoxia ha creado para nuestro confort. Asociado con el sentimiento de alienacin encontramos el de indignacin contra la ortodoxia que es percibida como la causa de tal alienacin. Esa indignacin es el factor que aglutina a la gente en cualquier movimiento contracultural. [...]. Y todo movimiento en las artes, en la religin o en la poltica siempre persigue la toma del poder [...]. El tema en disputa, en su esencia, es la toma del poder. [...] La familia no es solo el vehculo crucial para la trans- misin de ideas y valores tradicionales especficos sino tambin es el sitio donde la propia tradicin existe y se pre- serva. [Tomando a la tradicin socialista como ejemplo de movimiento contracultural, Kristol define a la familia como el principal escollo a vencer para derribar a la ortodoxia de turno, lo cual es perceptible en todas las contraculturas]. 308 Eliades Acosta Matos La contracultura considera intolerable el principio de la virtud que defiende toda ortodoxia, como garanta del progreso material y moral [...]. La virtud para la ortodoxia es la forma de prescribir la manera mediante la cual la gente puede ha- llar la felicidad en sus vidas, si hace lo correcto, de la for- ma correcta, en el momento correcto, y utilizando las ideas correctas. Nuestra contracultura actual se opone al canon cultural tanto como se opone a la Cultura y al Arte, ambos con mayscu- las [...]. Ella es cnica, nihilista y explotadora: su verdadero inters es el dinero [...] y su gran ambicin es reemplazar a la religin. Las contraculturas son un fenmeno peligroso e inevitable. Su poder destructivo excede, con mucho, su poder cons- tructivo. La tarea delicada que tiene por delante la gente como nosotros no es reformar la ortodoxia secular racio- nalista que ha pasado la lnea de no retorno. Es preferible insuflar nueva vida a la antigua ortodoxia, hoy comatosa, para que podamos, adaptarnos a ella all donde no podamos simplemente resistir. La resistencia es importante, porque nos permite ganar tiempo mientras intentamos eliminar las contradicciones y los im- pulsos autodestructivos de la contracultura [...]. Tambin debemos reconocer que ciertos terrenos perdidos jams se recuperan [...]. Aunque nadie pueda predecir cmo podremos insuflar nueva vida a las viejas ortodoxias, hay algo cierto: mientras los hombres y las mujeres tengan hijos, la familia no podr ser transformada, y continuar siendo la guardiana de las instituciones. La manera en que se ha resuelto en el curso de la historia el choque entre la ortodoxia y la contracultura, ha sido a tra- vs de la recuperacin de ciertas formas de alguna orto- doxia religiosa antigua. Es muy raro que una contracultura se convierta en nueva ortodoxia, absolutamente diferente a las antiguas. No hay razn para pensar que el futuro nos de- para algo diferente al pasado. 44 En esta extensa elipsis de uno de los padres del pensamiento neoconservador son apreciables las posiciones que sustentan los El Apocalipsis segn San George 309 neocons en el terreno de la religin y los valores. Porque, de hecho, para ellos religin, valores y cultura son un todo y lo mismo, lo cual confiere cierta coherencia a sus neo-utopas, pero, a la vez, las hace rehenes de lo conservable. De las ideas de Kristol se desprende que los neoconser- vadores tienen bien identificados a sus enemigos culturales, y sienten que deben resistir sus embates hasta que, con la restaura- cin de valores tradicionales, vinculados a cierta forma de orto- doxia religiosa, puedan hacer realidad sus neo-utopas. Quien examine lo que recomiendan, lo que critican, lo que leen, lo que intelectualmente disfrutan o aborrecen, constatar que son muy activos en la resistencia y en la construccin de una alternativa neoconservadora a la contracultura liberal o progresista. Porque toda la poltica cultural neoconservadora hacia el fu- turo se inicia con la satanizacin de sus adversarios ideolgicos y, muy especialmente, ajustando cuentas con los intelectuales nortea- mericanos crticos que, segn ellos, son el obstculo principal que se interpone entre ellos y el dominio cultural del resto del mundo. En una entrevista con Harry Kreisler, el 6 de abril de 1999, Norman Podhoretz declar: Pienso que los intelectuales son muy importantes y lamento que la clase intelectual norteamericana haya jugado lo que yo considero, en general, un papel muy destructivo. Ellos pre- tenden encarnar la definicin de Schelley cuando dijo que [...] los poetas son los legisladores informales del mundo. [...] Si ellos tomasen ms en serio su propio poder, podran ejercer una accin ms responsable. 45 Sin duda, neoconservadores como Podhoretz o Kristol si to- man en serio el poder de las ideas, propias o de sus adversarios, pues saben que en ese terreno se definir, a la larga, el futuro de las neo- -utopas. Si para imponer sus criterios y conceptos tienen que apelar a la censura de los de sus contrarios, no dudan en recomendarlo: Lo que el pensador comunista italiano Antonio Gramsci peda cuando indic tomar las instituciones [capitalistas], es lo que est ocurriendo en los Estados Unidos, no por la 310 Eliades Acosta Matos accin comunista, claro est, sino por la de fuerzas radica- les anticapitalistas y anticonservadoras. Cualquier audaz agenda conservadora que se proponga, en lo tocante al tema de la censura, provoca una aplastante y salvaje hostilidad institucional escribi Kristol en The Weekly Standard, el 23 de agosto de 1999. [...] Durante aos los conservadores hemos estado esperan- do porque la gente se rebele contra las elites que les han impuesto su cultura. Pero la gente no se muestra preocupada por eso: estn demasiado ocupados en su trabajo, bebiendo o mirando la televisin. O simplemente, han sido intimidados por los doctos acadmicos que recomiendan seguir la corriente. O realmente, no se han detenido a pensar en el dao que la pornografa causa a sus vidas (los bares de nudis- mo estn repletos de gente que vota por los republicanos). O son gente temerosa de Dios que se encuentra demasiado ocu- pada en aislar a sus familias de la cultura decadente contra la cual carecen de tiempo y energa para combatir. 46 Y energa es lo que sobra a los inspirados neoconservadores como Kristol. La respuesta que brinda a la pregunta Ha muerto el ethos* conservador en los Estados Unidos?, lo demuestra: No, est vivo; ha sido derrotado, pero no ha muerto. Existen numerosas estrategias de supervivencia que estn disponi- bles, la mayora de ellas dirigidas a los nios, como por ejemplo, la televisin libre o restringida [con programas de filtros censores] se hace ms popular cada ao, al igual que los colegios y las universidades religiosas. Hay millo- nes de familias que no permiten a sus hijos participar en conciertos de hard rock [...]. A pesar de ser an una mino- ra, los conservadores estn en disposicin de vivir una vida decente y fructfera, a pesar de nuestra cultura popular. 47 Identificados los enemigos contra los cuales pelear en el terreno cultural, la profeca que formula Kristol, al final de su * Carcter distintivo, espritu. El Apocalipsis segn San George 311 artculo, indica que los neoconservadores confan en su victoria, o lo que es lo mismo, en la victoria y concrecin de sus neo-utopas culturales: A corto plazo, es difcil que los libertarios morales [los neoconservadores] puedan vencer en esta guerra cultural. Pero nuestra intuicin cultural nos dice que, a largo plazo, las cosas sern diferentes, pues nuestros adversarios no podrn gobernar sin contradecir todo lo que conocemos sobre la naturaleza del hombre y la sociedad []. 48 A pesar de la confianza de Kristol en que los neocons sern capaces de imponer a la sociedad norteamericana sus neo-utopas culturales, Podhoretz se muestra ms cauteloso: Yo, naturalmente, recibo con los brazos abiertos el renacer de la disposicin patritica de los norteamericanos [tras el 11 de septiembre de 2001]. Pero como veterano de las guerras culturales y polticas de los 60, conozco, por mis propias cicatrices, cun efmeras son tales disposiciones, y qu vulnerables resultan ante los embates de fuerzas, aparentemente, insignificantes. 49 Recordando cmo [...] cuando la guerra de Vietnam la opinin de una elite cultural logr imponerse como opinin popular, 50 Podhoretz denunci, en septiembre de 2004, cules son las institu- ciones y personas que liderean la resistencia contra las polticas cul- turales neoconservadoras del gobierno de Bush Jr., y en consecuencia, retrasan la victoria que pronostic Kristol, cinco aos antes: Para empezar, est la comunidad literaria, que en ello coincide con el mundo de las artes, en general. Tan pronto como las Torres Gemelas colapsaron [...] comenz una fiera carrera por la medalla de oro en los Juegos Olmpicos Antiamericanos. 51 Tras enumerar la hostilidad antiamericana de Susan Sontag, Norman Mailer, las universidades, los programas de televisin con excepcin de los de Fox News, los tradicionales, al estilo de Pat Buchanan, Robert Novak y el reverendo Jerry Falwell, Dario Fo, Al Gore, Edward Kennedy, George Soros, Hillary Clinton y 312 Eliades Acosta Matos Michael Moore, Podhoretz apela al dudoso concepto de que los neoconservadores representan a la mayora silenciosa, la cual debe combatir a las guerrillas atrincheradas en las universidades. A pesar de proclamar, una y otra vez, que la batalla por las ideas es lo esencial, Podhoretz no duda en cerrar sus comentarios culturales con una afirmacin nada cultural: Quienes compartieron mis aprehensiones sobre el futuro creyeron que si las cosas mar- chaban bien en el frente militar, marcharan bien en casa. 52 El camino victorioso de las ideas y la cultura neoconservadora que Kristol vaticin, no ha resultado tan sencillo como se espera- ba. Las dificultades que Podhoretz avisora, cinco aos despus, en la cresta del rechazo mundial a las polticas guerreristas y represivas de Bush Jr., y teniendo en cuenta el empantanamiento de los Estados Unidos en Iraq, obligan a desarrollar una hbil poltica de alianzas culturales y morales, en primer lugar, con la derecha fundamentalista cristiana, tal y como ya se efectu en el terreno electoral en la campaa del ao 2004. El propio Kristol lo reconoci, en un artculo del 1 de septiembre de 2003 titula- do The Neoconservative Persuasin, publicado en el sitio web del American Enterprise Institute: El continuo declive de nuestra cultura democrtica, sumer- gida en nuevos niveles de vulgaridad, hace posible que los neoconservadores se unan a los conservadores tradiciona- les, pero no me refiero a esos conservadores libertarios que son conservadores en lo econmico, pero sin preocu- parse por la cultura. Hablo de la inesperada alianza que se dar entre los neoconservadores, muchos de los cuales son intelectuales seculares, y los religiosos tradicionalistas. Estn unidos en temas como la calidad de la educacin, la relacin entre la Iglesia y el Estado, la regulacin de la por- nografa, y por supuesto, a la hora de decidir qu candidato debe llegar al gobierno. Desde que el Partido Republicano tiene una base sustancial entre los religiosos, ello da a los neocons cierta influencia y cierto poder. 53 La manera en que la prensa y las editoriales neoconservadoras hacen uso de este nuevo poder es suficiente para ilustrar cmo se El Apocalipsis segn San George 313 pelea por imponer las neo-utopas. Un examen de los ttulos que se publican, se recomiendan y se convierten en best sllers, me- diante grandes campaas laudatorias de prensa, podra darnos una idea de los temas y autores que se promueven: Irving Kristol: Neoconservatism: The Autobiography of an Idea. Resume cincuenta aos de ensayos de Kristol, considerado el arquitecto principal del movimiento. Natan Sharansky: The Case for Democracy: The Power of Freedom to Overcome Tyranny and Terror. ltimo libro del exdisidente sovitico y actual funcionario gubernamental israel, que ha sido invitado a la Casa Blanca para discutir el libro que recin acaban de leer Bush y Condoleezza Rice. Basta una de las citas del autor para entender por qu Cal Thomas le dedica un comen- tario elogioso en el townhall.com del 17 de noviembre de 2004: Estoy convencido que todas las personas desean la libertad [...]. Estoy convencido que las naciones democrticas, lidereadas por los Estados Unidos, tienen un rol crtico que jugar para expan- dir la libertad por todo el globo. 54 Michael A. Smerconish: Fliying Blind: How Political Correct- ness Continues to Compromise Airline Safety Post 9/11. Se trata de un aporte a la espiral del miedo; un intento de presin sobre el gobierno para que endurezca las reglas de seguridad y refuerce los controles sobre los pasajeros extranjeros y, en primer lugar, sobre los musulmanes del Medio Oriente, como recomienda la resea correspondiente de Daniel J. Flynn para townhall.com. 55 James Taranto y Leonard Leo: Presidential Leadership: Rating the Best and the Worst in the White House. Destinado a influir sobre los electores en un ao electoral. Este libro reseado por David J. Owsiany para townhall.com, se dedica a jerarquizar, segn su pertenencia a algunas de las seis categoras de liderazgo que propone, la labor de los 42 presidentes de los Estados Unidos anteriores a George W. Bush, siempre desde el ngulo del de- safo a la ortodoxia liberal prevaleciente, y de la disputa a la visin convencional de la grandeza que sustenta a los iconos liberales modernos. As, por ejemplo, el nivel de los Gran- des solo es alcanzado por Washington, Lincoln y Franklin 314 Eliades Acosta Matos Delano Roosevelt; el de cercano a los Grandes, el segundo mejor lugar a alcanzar, se reserva a Ronald Reagan, mientras que a Clinton se le ubica en la media. 56 Newt Gingrich y William R. Forstchen: Grant Comes East. La re- sea de esta novela, la primera de una triloga, fue realizada para townhall.com por Nathan Hallford. El texto apunta a una re- creacin histrica de lo que hubiese sido de los Estados Uni- dos si en Gettysburg la Unin no hubiese derrotado a la Confederacin, o sea, si los partidarios sureos de la esclavitud hubiesen prevalecido sobre el Norte en la Guerra de Secesin. Un ejercicio de nostalgia por la grandeza surea, desde la plu- ma ultra-conservadora de alguien como Gingricht. 57 Richard Poe: Hillarys Secret War. Reseado para townhall.com por Steven E. Woodworth, se trata de un libro destinado a de- mostrar cmo William e Hillary Clinton, desde los tiempos de Arkansas, provocaban la destruccin de quienes se interpo- nan en su camino, eliminando la informacin que les resulta- se desfavorable. 58 Para demostrar sus tesis, Poe alega que [...] el libre flujo de informacin en Internet posibilit, final- mente, que se pusiera lmites a los daos causados por los Clinton a la repblica, y persuadi a Hillary de que deba pospo- ner sus planes triunfales hacia la presidencia. 59 Carl E. Olson y Sandra Miesel: The Da Vinci Hoax. Exposing the Errors in the Da Vince Code. Dedicado a criticar esta novela de gran xito entre los lectores. La autora de la rese- a, Hannah Byrd [...] examina lo que se reputa como hechos histricos slidos manejados por Brown, y que segn ellos, no resultan ni slidos, ni histricos. 60 Se reitera la vigencia de las concepciones catlicas tradicionales, puestas en duda por la novela de Dan Brown. Ben Stein y Phil De Muth: Can America Survive? The Rage of the Left, and What to Do About It. Segn la encomistica re- sea de Charles Mitchell, se trata de una obra que se propone [...] demostrar por qu los norteamericanos deben estar or- gullosos de su pas; por qu deben estar en desacuerdo con las crticas izquierdistas contra los Estados Unidos, y estar dis- puestos a defenderlo de los islamo-fascistas. 61 En resumen, un libro que intenta fundamentar la lgica de las guerras con- El Apocalipsis segn San George 315 tra Iraq y Afganistn como un asunto de honor nacional para los ciudadanos de su pas. Peter Collier y David Horowitz: The Anti-Chomsky Reader. Se trata de una compilacin de nueve artculos crticos de las concepciones de Noam Chomsky, que se deben a la autora de once autores, y se centran en cinco grandes campos: el comunismo y la Guerra Fra, los medios de comunicacin, los judos e Israel, la guerra contra el terrorismo, y la lin- gstica. Como resea Tim OBryhim, [...] queda demostra- do que Chomsky tiene una sola Gran Idea: la de demostrar que los Estados Unidos son, realmente, muy malos. 62 Los crticos de Chomsky apelan a todas las armas posibles para lograr su descrdito, entre ellas, acusarlo de haber tenido relaciones con los neofascistas franceses, ser antisemita, ateo, partidario de Pol Pot, y un intruso en asuntos histri- cos y polticos. Chomsky subordina todos sus anlisis a demostrar la validez de una idea fija: el odio patolgico que siente por su propio pas 63 concluye David Horowitz, y con ello resume sus acusaciones. Nancy Pearcey: Total Truth. Reseado por Bill Wichterman, es una obra cuya tesis central remite a la creencia de que el cris- tianismo [...] no porta solo una verdad religiosa, sino tambin la verdad sobre toda la realidad. Se trata de una cosmovisin que tiene la encomienda cultural de sanear cada aspecto de la vida humana, desde la televisin hasta los libretos de Broadway, desde la biologa, hasta la astronoma. 64 Se trata, como afir- ma la resea, de un intento [...] por liberar a los cristianos del cautiverio mediante la cultura. 65 Ann Coulter: How to Talk to a Liberal (If you Must). Una acre stira de todo lo que esta joven estrella del pensamiento con- servador norteamericano cree son los artculos de fe de los liberales de su pas, con la misma claridad moral [lase ci- nismo] con que la hubiese escrito Ronald Reagan, si hubiese sido capaz de escribir. Este best sller del humor neoconser- vador contiene frases tan ilustrativas como la siguiente, dedica- da a la escritora Brbara Olson: Sabemos qu maniticos la asesinaron, y que ahora deben estar con sus cmplices bailando y vitoreando. Debemos invadir sus pases, matar a sus lderes y convertirlos al cristianismo. 66 No hace falta decir ms. 316 Eliades Acosta Matos Lynn Cheney: When Washington Crossed the Delaware. Libro infantil escrito por la esposa del vicepresidente de George W. Bush, quien fue presidenta de la National Endowment for Humanities. La obra recrea la Navidad de 1776, en vsperas de la batalla de Trenton, ganada por los norteamericanos contra los mercenarios de Hesse que peleaban al lado de Inglaterra. No es casual que alguien como Lynn Cheney dedique su tiempo a tales reminiscencias en medio del pantano iraqu. Las pala- bras con que concluye su libro aclaran el objetivo que se pro- puso alcanzar: El general Wshington y sus hombres se mantuvieron junto al pas en tiempos de crisis. No se detu- vieron por sufrir hambre y fro. Cuando el conflicto arreci, pelearon y triunfaron. 67 Un llamado a fortalecer el espritu de nios y jvenes norteamericanos ante las perspectivas de la guerra infinita que llevan a cabo su marido y su jefe. La promocin de los puntos de vista neoconservadores y de sus pensadores ha recibido, en el mbito de la literatura poltica, un impulso creciente en el 2004, y es previsible que este proceso conti- ne en los aos sucesivos. Detrs de estos puntos de vista y concep- ciones acta una bien coordinada red de promocin, un ejrcito de reseadores y gacetilleros bien pagados, y la mano del mercado, que si alguna vez fue ciega, ha dejado de serlo cuando de promover la obra de los neocons se trata. Un ejemplo reciente se puede hallar en los premios Hookie, destinados a reconocer, segn David Brooks en The New York Times del 28 de diciembre,[...] a los ms impor- tantes ensayos polticos del ao, y celebrar el legado de grandes in- telectuales pblicos, como Sydney Hook, Daniel Bell, e Irving Howe. 68 Baste decir que entre los premiados estn Christopher Caldwell, del The Weekly Standard por un artculo (Holland Daze) destinado a exacerbar los sentimientos anti-musulmanes en Euro- pa; Norman Podhoretz, por la exposicin detallada en Commentary de la fundamentacin neoconservadora de la guerra de expansin imperial iniciada por el gobierno de los Estados Unidos, a la que llama Cuarta Guerra Mundial; y el debate entre dos pesos pesa- dos neocons, Francis Fukuyama y Charles Krauthammer, en The National Interest, alrededor del conflicto al que definen como [...] entre el Islam y los Estados Unidos. 69 El Apocalipsis segn San George 317 La cultura neoconservadora que expresa el mundo espiritual de las neo-utopas se encuentra en una fase de desarrollo acelerado, bajo las tcnicas de cultivo artificial a que la someten sus promo- tores. Bajo el glamour de los premios, los best sllers para cristia- nos renacidos y las giras propagandsticas que organiza Benador & Asociados, una firma de relaciones pblicas especializada en la entrega a domicilio de conferencistas neoconservadores, se va sedimentando un corpus y un canon totalitario que aspira al domi- nio cultural absoluto en los Estados Unidos y el resto del mundo. En el 2004, y quizs durante mucho tiempo, la contradiccin fundamental en el campo cultural se expresa en lo que media entre Fahrenheit 9/11, de Michael Moore, y La pasin de Cristo, de Mel Gibson. A no dudar, esta ltima prefigura entre las tinieblas de lo que no se dir hasta llegado el momento del predominio neoconser- vador absoluto, el oscuro destino cultural neo-utpico que se nos reserva, a caballo, entre la piedad, el arrepentimiento, la culpa, la sumisin y la resignacin a la violencia que se ejerce contra los hombres, a nombre de sacrosantos valores. Y todo con la elocuen- te claridad moral de los neocons, que al igual que Bush Jr., aspiran a comunicarse directamente con Dios, algn da no lejano, en per- fecto arameo antiguo. El neoconservatismo global Las sorpresas que nos reserva el estudio de la ideologa y la prctica neoconservadoras no se circunscriben a ciertos hallazgos escandalosos como que, en pleno siglo XXI, dediquen tiempo, di- nero y esfuerzo a publicar libros contra el darwinismo, como es el caso de Uncommon Dissent, de William A. Dembski, cuya princi- pal acusacin para refutar la Teora de la Evolucin de las Espe- cies, es la asombrosa afirmacin de que: [...] el darwinismo es incapaz de explicar la existencia del pensamiento racional y los orgenes de la complejidad de la vida inherente a l, expresado en la gran variedad de orga- nismos existentes y su inmensamente intrincado cdigo de ADN. La sola existencia de tal cdigo implica que una fuerza 318 Eliades Acosta Matos racional tuvo antes que codificarlo: los creacionistas le lla- man Dios, mientras que los darwinistas le llaman caos. 70 Otra de las sorpresas que nos deparan los neoconservadores salta a la vista cuando podemos leer en Los Angeles Times del 8 de octubre de 2004, que la espiritual Sra. Cheney, la misma que escribi para los nios sobre la Navidad patritica de 1776, cuando Washington y sus hombres cruzaron el ro Delaware para ase- gurar la independencia americana, se encarg de provocar, tras una campaa vociferante, que la Secretara de Educacin inci- nerase 30 000 ejemplares de un folleto, editado a un costo de 110 340 USD diez aos atrs, titulado Helping Your Child Learn History, [...] por mencionar al National Standard for History, de- sarrollado por la Unin Americana por las Libertades Civiles (UCLA), al cual se opona. 71 Lamentablemente, para los sueos totalitarios de la refinada Sra. Cheney, y para su disimulada vocacin monrquica en lo to- cante a decidir, por s y ante s, qu conocimientos histricos de- ben tener los nios de su pas, una encuesta informal a 415 historiadores norteamericanos, aplicada por la George Mason Universitys News Network, y publicada el 26 de mayo de 2004, arroj que el 81% de los encuestados considera fallida la presi- dencia de George W. Bush, bajo la cual ella y su marido sirven como funcionarios de primer nivel. Pero una de las sorpresas ms especiales que reserva para no- sotros el anlisis de las interioridades neoconservadoras radica en su nada oculta intencin de reproducir en serie, fuera de sus fron- teras, como si fuese una gigantesca maquila global, la frmula exitosa que ha permitido al movimiento, en pocas decenas de aos, ubicarse en el centro de la agenda poltica y filosfica nacional, y por extensin, mundial. Un somero anlisis de las listas que recogen los nombres y apellidos de los ms destacados neoconservadores norteamerica- nos (ver Anexo 2) permite descubrir no pocas sonoridades extran- jeras, como si se tratase de una especie de Templo de Shaoln adonde peregrinan exponentes de la derecha mundial, deseosos de entrar en contacto con las Artes Divinas del Neo-combate Poltico, y apli- carlas por las diferentes regiones del planeta. El Apocalipsis segn San George 319 La relacin establecida entre lo central y lo perifrico dentro del campo neoconservador es sumamente ambivalente, cuando se abordan las etnias y las nacionalidades. Por un lado, los neoconser- vadores han entrado a la arena poltica de su pas, segn declaran, precisamente, para defenderlo de lo que consideran peligros in- ternos y externos que amenazan su futuro y supervivencia, pero siempre han sabido que, tras el colapso de la URSS, los peligros ms rentables son los que se denuncian, exageran o se fabrican en la arena de la poltica exterior. Poco importa que dentro del pas existan miles de grupos nor- teamericanos violentos, criminales y armados, partidarios de la su- premaca blanca o del renacimiento de la Confederacin, que no ocultan su odio contra el gobierno federal, y que han llegado a rea- lizar sangrientos atentados terroristas, como el de Oklahoma: lo que preocupa a los neocons es la promocin de polticas capaces de centrar su atencin en el combate contra el terrorismo islmico, los llamados Estados fallidos, o los Ejes del Mal. En las pol- ticas militares, y no en las policiales, estn las justificaciones para las colosales ganancias del complejo militar-industrial y las grandes corporaciones, o sea, del ventrlocuo imperial que sienta en su re- gazo a su mueco neo-parlante, para confundir al pblico. Pero lo que, a primera vista, podra parecer una absoluta con- centracin de los neocons en la agenda exterior y, en consecuencia lo que explicara sus amplios vnculos internacionales, se comple- menta cuando conocemos que siempre han sido partidarios de la utilizacin de tropas brbaras para cuidar las fronteras exteriores del Imperio, como solan hacer sus admirados emperadores roma- nos. As lo expresaba, en el verano de 1998, refirindose a ger- manos, mongoles y zules, en un ensayo publicado en Parameters, revista cuatrimestral del US Army War College, un personaje de la talla de David Tucker, profesor asociado del Departamento de An- lisis de la Defensa, y codirector del Centro para el Estudio del Terrorismo y la Guerra Irregular de la Escuela de Postgrados de Monterrey, California, quien antes haba ocupado el cargo de sub- director para Operaciones Especiales y Conflictos de Baja Inten- sidad, en la Oficina del Asistente del Secretario de Defensa: Los brbaros triunfaron por la astucia, su elevado nmero, y su valor. Los soldados de la civilizacin fueron derrotados, 320 Eliades Acosta Matos a pesar de tener una tecnologa superior y ms entrenamien- to. A veces los brbaros son mejores que los civilizados, en ciertos aspectos de las tcnicas y el arte de la guerra. La ferocidad de los brbaros siempre es una fuerza multipli- cadora, y junto a la crueldad sirven para quebrar la moral de los civilizados, que suelen subestimarlos. [...] Ese es el futuro que nos espera, segn algunos. Los ma- yores peligros que encararemos, en opinin de estos autores, no provendrn de ejrcitos pertrechados con alta tecnolo- ga, sino de los guerreros salvajes que no respetan ninguna norma civilizada, bajo las cuales nosotros operamos, y quieren vencer, aunque tengan que apelar a cualquier medio. [...] Las torturas y las violaciones constituyen, para ellos, un deporte; el asesinato de nios y viejos, un placentero pasatiempo para los atardeceres; incumplir los acuerdos, en nada es diferente a respirar. Tales enemigos podran derrotarnos en el futuro, ya que son ms astutos, numero- sos y fieros que nosotros. 72 La extraa clarividencia del Sr. Tucker, en 1998, quien tambin es, en nuestros das, un respetable columnista del sitio web del Ashbrook Center for Public Affaire de la Ashland University, miem- bro de townhall.com y, transitoriamente, de la Heritage Foundation, apunta hacia una escuela de pensamiento dentro de los centros mili- tares de investigacin de los Estados Unidos que, varios aos antes del 11 de septiembre de 2001, hablaban el mismo lenguaje del Pro- yecto para el Nuevo Siglo Americano. Incluso, en la conveniencia de involucrar a los brbaros en sus guerras imperiales infinitas. Para ser justos, los neoconservadores haban sido los precur- sores. Mediante programas destinados a involucrar a representan- tes de las minoras raciales de los Estados Unidos en sus polticas, haban venido creando una plataforma multitnica capaz no solo de ganar dciles asalariados, sino de crear islotes de pensamiento con- servador dentro de aquellos estamentos sociales que se rebelaban peridicamente contra el sistema por razones de exclusin, dis- criminacin, y pobreza. Cumplan as con las tareas estratgicas formuladas durante los 60, en ese mismo sentido, por Albert Wohlstetter en investigaciones al estilo de Making Up for Lost El Apocalipsis segn San George 321 Time or Lost Utility: Casual Notes on Equality and Equity (sep- tiembre de 1968) y Race Differences in Income (octubre de 1970). Los programas de trabajo neoconservador con las minoras tnicas de los Estados Unidos incluyen una campaa permanente por desacreditar conquistas que estas haban logrado, tras aos de dura lucha contra el sistema, como por ejemplo, el multicultura- lismo en las universidades, la literatura y la vida acadmica, y la llamada accin afirmativa. Sobre lo primero, otra tarea estrat- gica para el movimiento, Irving Kristol enunci en 1991: [La forma extrema del multiculturalismo] es la que domina en nuestros campus universitarios, gracias a una coalicin de nacionalistas-racistas negros, feministas radicales, gays, lesbianas y algunos aspirantes a demagogos, que pretenden representar a varias minoras tnicas [...]. Tales coaliciones del multiculturalismo son una ideologa cuyo programa edu- cacional est subordinado a uno poltico que es, por encima de todo, antiamericano y anti-occidental. Lo que tales radicales llaman multiculturalismo es una guerra contra Occidente, peor que la llevada a cabo por el nazismo y el stalinismo. 73 Contra la accin afirmativa Star Parker una joven neocon- servadora negra, exponente de la misma tradicin que Condoleezza Rice, dedic un reciente artculo aparecido en townhall.com, el 4 de enero de 2005. Basndose en un supuesto estudio de Richard Sander aparecido en Stanford Law Review, Parker concluye que [...] las cuotas de admisin racial en las escuelas de leyes [un ejem- plo de accin afirmativa] producen menos abogados negros, 74 y que [...] las preferencias raciales impiden seriamente el progreso de los negros. 75 Solo entre los gacetilleros habituales de townhall.com se cuen- tan tres escritores negros (Walter E. Williams, Star Parker, y Arms- trong William), un judo ortodoxo (Ben Shapiro), una descendiente de mexicanos (Linda Chavez), y una descendiente de filipinos (Michelle Malkin). Esta presencia folclrica en las lneas neocon- servadoras no es casual, sino producto de una deliberada poltica 322 Eliades Acosta Matos dirigida a patrocinar minoras conservadoras. Un detallado estudio de mediatransparency lo demuestra: Los esfuerzos de las fundaciones conservadoras por pa- trocinar y promover lderes conservadores se expresan tambin en su apoyo a investigadores y analistas polticos dentro de las comunidades de color. No solo respaldan a Dinesh D Souza y Linda Chavez, sino tambin a Thomas Sowell [investigador superior del Hoover Institution], Shelby Steele [investigador del Hoover Institution], Robert Woodson [ex consejero de Newt Gingrich], Glen Loury [profesor de la Boston University], y Alan Keyes [de la Free Congress Foundation], as como proyectos particu- lares con el mismo fin, como el Alternative Black Speakers Project [de la Young Americas Foundation], el Project 21, para identificar y promover a conservadores negros [del National Council for Public Policy Research], The Natio- nal Institute for Traditional Black Leadership, y el Min- nesota Network for Conservative Black Leadership [del Center for American Experiment]. 76 A pesar de los eternos lamentos de conservadores negros, como Clarence Thomas, de que los medios difunden la idea de que [...] por el solo hecho de ser negros, debemos defender ideas iz- quierdistas, o las polticas del Partido Demcrata, 77 su promo- cin se inici con la presidencia de Reagan y contina, de manera acelerada, hasta el presente. Bush Jr. ha nominado para el gabinete de su segundo mandato a norteamericanos de origen mexicano como Alberto Gonzlez, cubano-americanos, como Carlos Gutirrez, y afro-americanos, como Condoleezza Rice. Si en 1991, apenas tres de cada 436 legisladores negros de los Estados eran republicanos, y solo uno entre los 26 congresis- tas electos, esta correlacin ha cambiado en los ltimos 13 aos transcurridos, y no de manera espontnea, sino dirigida. Como bien declara John L. Wilks, un republicano negro que sirvi en las ad- ministraciones de Nixon y Ford [...] los negros conservadores no son seleccionados por sus mritos. Cuando declaran que son con- servadores y se oponen a la accin afirmativa, enseguida son esco- gidos y promovidos por patrocinadores blancos derechistas. 78 El Apocalipsis segn San George 323 La preferencia se hace visible en la desmedida visibilidad me- ditica que se hace alcanzar a los negros conservadores, a diferen- cia de lo que ocurre con los lderes negros progresistas: un estudio de la presencia de unos y otros en los principales peridicos y revistas de los Estados Unidos, realizado entre el 1 de enero de 1984 y el 20 de julio de 1992, demuestra que Cornel West, entre los progresistas, aparece citado 63 veces, mientras que Thomas Sowell, entre los conservadores, aparece citado 417 veces. Como los conservadores negros se quejan de ser constante- mente apartados de los medios por la censura de sus rivales ideo- lgicos que supuestamente los dominan, un buen observador de este fenmeno sentenci: Si esto es silencio, se trata del silencio ms estridente que jams haya escuchado. 79 El objetivo final de todo este ambicioso proyecto neocon- servador, generosamente financiado y promovido, se resume en los consejos de Star Parker a la comunidad negra de los Estados Unidos, con motivo de la reciente renuncia de Kweise Mfume a la presidencia de la Asociacin Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP). El ttulo de su artculo, aparecido el 7 de di- ciembre de 2004, en townhall.com es sumamente ilustrativo: Golden Chance for NAACP. En l se resume la filosofa del pro- grama que ha hecho de ella misma un intelectual pblico: [...] hoy, el problema en las comunidades negras depende ms de los desafos de la vida que de los desafos de la poltica [...]. Como la NAACP requiere la eleccin de un nuevo presiden- te, recomiendo que cese de mirar al pasado y se concentre en el camino que tiene por delante. La organizacin debe usar su prestigio y su presupuesto anual de 40 000 000 de dlares para ayudar a los negros a hacer uso de la libertad que ahora disfrutan. 80 En los albores del siglo XXI no se vislumbra que algo detenga, a corto plazo, a la maquila neoconservadora encargada de reprodu- cir globalmente el xito alcanzado por el movimiento en su mar- cha a travs de la poltica norteamericana. Lejos de eso, los ltimos acontecimientos en la arena internacional apuntan hacia una carrera 324 Eliades Acosta Matos contra reloj cuya meta final est ubicada en el punto donde se har surgir en los ms dismiles pases, como por arte de magia, una fuerza neoconservadora nacional, la sucursal local de la matriz es- tadounidense encargada de reproducir, en su propio mbito, sus gloriosos pasos polticos. Todo ello acaba de ocurrir en Ucrania, como antes en otros pases de la Europa ex socialista, y se intenta hacer en Cuba y Venezuela, entre otros. Un artculo de Mark Almond en el londinense The Guardian, publicado el 7 de diciembre de 2004 bajo el ttulo de The Price of People Power, analiza el papel que juegan en las transicio- nes democrticas alentadas por Washington, las fuerzas pol- ticas internas que son organizadas, asesoradas, promovidas y pagadas por organizaciones norteamericanas como la National Endowment for Democracy (NED), y que luego del triunfo, o de la revolucin de terciopelo de turno, constituyen el ncleo neoconservador nacional, encargado de llevar a cabo las refor- mas neoliberales y el alineamiento incondicional con respecto a la poltica del Imperio. Almond apunta: El levantamiento en Ucrania se presenta como una batalla entre el pueblo y las estructuras de poder de la era soviti- ca. El papel que en ello juegan las agencias occidentales de la poca de la Guerra Fra, se considera tab. Acerque su nariz al origen de los fondos que financian el carnaval de Kiev, y los gritos de rabia le demostrarn que ha tocado un punto neurlgico del Nuevo Orden Mundial. 81 Tras recordar que James Woolsey, actual presidente de la NED, fue Director de la CIA hace apenas diez aos, Almond devela para los lectores de The Guardian el srdido modus operandi me- diante el cual se construyen fuerzas democrticas y neoconser- vadoras en todo el planeta. Al igual que en el caso norteamericano, son alimentadas mediante constantes transfusiones de dinero que aportan las grandes corporaciones. Almond sabe de qu habla, pues, segn sus propias palabras fue, durante los aos de la Guerra Fra, uno de los correos que transportaban los medios, y sobre todo el El Apocalipsis segn San George 325 dinero, que engrasaba la maquinaria de las transiciones democr- ticas en Europa del Este. Y seala: Como un viejo correo de la Guerra Fra, encargado de trans- portar miles de dlares para los disidentes del ex bloque sovitico, entre los que se encontraban respetables aca- dmicos, puedo arrojar alguna luz sobre lo que un amigo rumano llama nuestro perodo clandestino. Muchos per- sonajes que se encuentran en el tope de la cadena alimen- ticia del Poder del Pueblo no desean que se hagan revelaciones sobre esto. 82 Almond no duda en burlarse de las pregonadas virtudes cvi- cas de los modernos disidentes revolucionarios que se repro- ducen demasiado fcil, con solo escuchar el tintineo de las monedas del Imperio: Engels subrayaba que no vea contradiccin en ganar un milln en la bolsa, por la maana, y gastarlo en la revolucin, por la tarde. Pero nuestros modernos revolucionarios del mercado han invertido este proceso: la gente los ve llegar a las oficinas con poder suficiente para privatizarlo todo. 83 Comentando la supuesta entrega a la causa y el sacrificio de tales disidentes europeos, Almond revela que: [...] mientras nuestra prensa de los 80 mostraba a espartanos acadmicos disidentes de Praga, reducidos a la pobreza por defender sus ideas, ellos, en realidad, reciban estipendios de 600 USD mensuales [...]. En Polonia, el ex disidente Adam Michniks maneja hoy un imperio meditico que sur- gi del apoyo que la CIA brind a las publicaciones clan- destinas del sindicato Solidaridad [...]. La carta del Poder del Pueblo se jug tambin en Georgia contra Edgard Shevarnadze, en Filipinas contra Ferdinando Marcos, en el Irn de 1953, contra el gobierno de Mossadeq [...]. El llama- do Poder del Pueblo provoca ms el cierre de cosas que la apertura de las sociedades [...]. Sus exponentes claman por el mercado libre en todo, menos en la opinin. La ideo- loga de estos idelogos del Nuevo Orden [lase neocon- servadores globales], muchos de los cuales son comunistas 326 Eliades Acosta Matos renegados, radica en la combinacin de un modelo econ- mico dogmtico con mtodos polticos maquiavlicos para mantenerse en el poder. 84 Suena familiar esta brillante descripcin de Almond, dema- siado familiar para quienes hemos ledo un poco sobre los neocons norteamericanos. Es como repasar un artculo sobre los gatos tras cerrar una enciclopedia dedicada a los tigres. En nuestros das concluye Almond, la superpotencia utili- za esta vieja arma de la Guerra Fra, no solo contra los regmenes totalitarios, sino tambin contra cualquier gobierno que moleste a Washington. 85 No cabe duda: los caminos democratizadores del Imperio son infinitos e inescrutables. As se evidencia en al artculo de la redvoltaire publicado el 3 de enero de 2005 titulado Freedom House: cuando la libertad no es ms que un pretexto: En 1982, cuando el presidente Reagan crea la National En- dowment for Democracy para que se encargase de forma presentable de algunas acciones secretas de la CIA, Freedom House es integrada al nuevo dispositivo. [En 1983] Otto Reich [...] se hace cargo de su Secretara de Operaciones. En 1986 Freedom House incorpora a [...] Melvin Lasky, quien instaura en Londres una agencia de di- fusin de artculos por encargo, [...] de, entre otros, Vladimir Bukosvky, Adam Michnik, Andrs Glucksmann y Jean Francois Revel. Los artculos son publicados en el Reino Unido en The Daily Mail, The Daily Telegraph, y The Ti- mes [...] y sobre todo en los Estados Unidos, en el Wall Street Journal. 86 Como se aprecia, todos rganos conservadores, y en el lti- mo caso, neoconservador. Las oficinas y los programas de la Freedom House se encuen- tran en pases de culturas tan dismiles como Argelia, Mxico, Kazajastn, Polonia, Chechenia y El Salvador. En su Junta Directi- va se encuentran Thomas Foley, ex presidente de la Comisin Trilateral y ex presidente del Consejo Consultivo Presidencial de El Apocalipsis segn San George 327 Inteligencia; Theodore Forsmant, presidente de Empower America; Samuel Huntington, y Diana Villiers, esposa de John Negroponte, ex embajador en Iraq y recin nombrado por el presidente Bush en el cargo de director Nacional de Inteligencia. Casualmente, todos poseedores de eso tan especial definido por Kristol y Podhoretz como la sensibilidad neoconservadora. En el caso de Cuba, siguiendo el patrn exitoso que permiti la creacin de una subversin aterciopelada que tan buenos divi- dendos rindi en Europa del Este, y la propia manera en que se vertebr el movimiento neoconservador norteamericano, se intenta conformar un ncleo neoconservador criollo con renegados y de- sertores de toda laya, almas de alquiler que, como buenos mer- cenarios brbaros, estaran dispuestos a servir en las fronteras a sus amos imperiales, siempre y cuando las generosas remesas que les envan no dejen de alimentar sus principios e ideales democr- ticos y libertarios. Y a juzgar por los crecientes presupuestos que las agencias subversivas del gobierno de los Estados Unidos dedi- can a estos fines, esto no ocurrir, por ahora. En el 2003, por ejemplo, la National Endowment for Demo- cracy, destin varios millones de dlares a financiar numerosos programas en Cuba que buscaban el derrocamiento del orden cons- titucional vigente, a partir de la creacin, coordinacin y finan- ciamiento de una supuesta disidencia democrtica interna. Asombra la lgica distributiva y el destino final del dinero. Veamos algunos ejemplos: Cubanet: 41000 USD, para brindar ayuda humanitaria y asis- tencia a los periodistas independientes en Cuba. International Republican Institute: 350 000 USD, para traba- jar con el Directorio Democrtico Cubano y ayudar al movimiento dentro de Cuba, as como diseminar materia- les informativos y educacionales que promuevan la demo- cracia en el pas, y generen solidaridad fuera de l. Pan American Development Foundation: 45 000 USD, para promover los avances del movimiento bibliotecario en Cuba [se refiere a las llamadas bibliotecas independientes, que como era de esperar, no son bibliotecas, y mucho menos independientes]. 328 Eliades Acosta Matos People in Need Foundation: 60 000 USD, para desarrollar la capacidad de producir y distribuir samizdat [ediciones clan- destinas] en Cuba. [Ahorrativa manera de aprovechar la capacidad disidente instalada e involucrar a los emplea- dos de la Repblica Checa en los asuntos cubanos]. Pontis Foundation: 16 372 USD, para intercambiar con activistas juveniles en Cuba, y llevar a cabo una campaa en Eslovaquia para que los ciudadanos y el gobierno apoyen las actividades de cubanos independientes dentro de la isla. [Otra ahorrativa accin, que busca rentabilizar las actividades de la filial eslovaca reorientando su plan de trabajo hacia el fomento de la subver- sin en Cuba]. Revista Encuentro de la Cultura Cubana: 65 000 USD, para apoyar la edicin de la revista cuatrimestral, dedicada a la discusin y promocin del cambio poltico en el contexto de la cultura, la filosofa y la historia de Cuba. 87 No es de extraar que, si la revista Encuentro de la Cultura Cubana recibe dinero imperial para la promocin del cambio poltico en Cuba, a travs de la cultura, la historia y la filoso- fa, hagamos una asociacin mental, freudiana, claro est, con el conocido mtodo poltico-cultural de Kristol, Podhoretz y Fukuyama, que permiti a los neoconservadores asaltar el poder en los Estados Unidos, no a partir del campo, como recomendaba Mao, sino de las letras y las ideas que deslizaron, suavemente y hasta con gracia, sobre las finanzas de sus patrocinadores. Cuando Arnaldo Yero, de Miami, escribe en Encuentro en la red su artculo El paradigma revolucionario como distorsin his- trica, por ejemplo, no es difcil rastrear el origen de sus ideas hasta llegar a la fuente. Tampoco lo es identificar en sus prrafos el ADN neo, la apuesta por la construccin de una neo-utopa tropical que pretende dictar normas de buen comportamiento al propio devenir histrico cubano: El primer paso para resolver un problema es identificar sus causas [...]. Cuba es un pas que ha estado atrapado en un crculo vicioso compuesto de tres factores que han obsta- culizado su desarrollo poltico: la distorsin e ignorancia El Apocalipsis segn San George 329 de nuestra historia; la perpetuacin del mito de la revolu- cin como va efectiva para el cambio social [...] y la im- posibilidad de crear una cultura cvica de masas que permita el progreso armnico de la nacin por medio de la participacin democrtica [...]. 88 Me parece estar leyendo la versin cubana de los gacetilleros de townhall.com, de Armstrong William, por ejemplo, que suele escribir sobre la restauracin de la moralidad en la sociedad con- tempornea, como si alguna vez hubiese existido una Edad de Oro moral que deba ser recuperada, o leyendo alguno de los Diez Man- damientos que segn lo publicado por Paul Johnson en American Enterprise Institute On Line, el 13 de marzo de 1998, deban cumplir, estrictamente, los historiadores que quisiesen escribir sobre los Estados Unidos, en la cuerda, ms o menos de: [...] recuerden siempre que los Estados Unidos son un pas religioso [...] escribir la historia de los Estados Unidos es escribir sobre la libertad [...] jams se puede obviar que los Estados Unidos son lo que sean sus instituciones re- presentativas y su democracia [...] nunca olvidar que Esta- dos Unidos es un pas emprendedor, de empresas. 89 Ni ms ni menos, el intento de obligar la realidad a constre- irse a los moldes que la interpretacin parcializada de esa misma realidad aporta a una ideologa burguesa y conservadora; el regre- so triunfal de la difunta teleologa burguesa aplicada a la Historia. Derrotados en Cuba en el terreno de la realidad, los entusiastas aspirantes criollos a protagonizar alguna neo-revolucin de ter- ciopelo en la cresta de la ola del bushismo, intentan aplicar en teora, al terreno de la batalla de ideas, lo aprendido durante su paso fugaz por el campo de la izquierda. As se comportan dentro del pas y fuera de l, por ejemplo, Vladimiro Roca, Cuesta Mora, Juan A. Blanco, Martha Beatriz Roque, Alcibiades Hidalgo y com- parsa. Al igual que sus admirados mentores neoconservadores nor- teamericanos, no propugnan, al menos sobre el papel, un exacto retorno al pasado prerrevolucionario, ni la eliminacin total de las conquistas sociales de la Revolucin, pero es exactamente lo que 330 Eliades Acosta Matos se persigue, en la prctica, cuando se promueve la incorporacin del pas a la corriente neoliberal, y la instauracin de una democra- cia burguesa moderna, con un Estado lo suficientemente peque- o y dbil, como para que no interfiera en las ganancias de las corporaciones, y mucho menos en las de las corporaciones norte- americanas. Se les suele ver repitiendo, de manera mediocre, una y otra vez, los mismos enfoques sobre el mercado libre, los valores, la familia, la educacin, la libertad, el patriotismo y la democracia, que constituyen el ncleo propagandstico neocon. Los, an en esta etapa, cripto-neoconservadores cubanos ha- blan todo el tiempo de transicin a la democracia, pero jams se les escuchar precisar qu significa esto, en trminos de rgimen econmico social, o de propiedad sobre los medios de produccin. No, lo hacen porque persiguen la transicin hacia el capitalismo, y este, por su esencia, es incompatible con la justicia social. Callan, porque, en esta etapa de sus sueos restauradores, necesitan de las masas. Callan, porque Leo Strauss les ense, hace mucho tiempo, que la Gran Mentira es necesaria para que los iniciados dominantes ejerzan su poder sobre las masas dominadas. Callan, en fin, como callan sus patrones norteamericanos, fanticamente convencidos de que el Nuevo Orden Interno y el Nuevo Orden Mundial, solo son concebibles si estn basados en relaciones de dominacin-subordi- nacin, las nicas reconocidas por la filosofa straussiana. Al igual que hicieron en sus inicios sus padres norteamerica- nos, los todava vergonzantes neocons cubanos aceptan, bajo cuer- da, los millones con que se les amamanta, sin hablar de ello en alta voz, y no sin ciertos escrpulos de conciencia, de muy efmera vida. Algn que otro idealista u opositor de cara menos dura inten- tar siempre que se guarden ciertas formas que salven, si no la con- ciencia, al menos el pudor. Estos remilgos fugaces no aguantan el tintineo persistente, ni el brillo relumbrante de las monedas im- periales, pero se expresan de manera similar a cmo lo hizo Hum- berto Lpez Guerra, desde Estocolmo, con su artculo Deben los opositores cubanos aceptar el dinero de George W. Bush?: Los opositores y la disidencia no deben, no pueden, como pretenden los seores del exilio, aceptar esos millones de dlares que ofrece el gobierno de George W. Bush [...]. El Apocalipsis segn San George 331 Si aceptamos las migajas estaremos aceptando al prohom- bre coordinador de esa comisin de la metrpoli [se refiere a la recin creada por el gobierno de Bush, Comisin de Asistencia para una Cuba Libre, presidida inicialmente por Colin Powell y ahora, suponemos , por Condoleezza Rice] que nos dir cmo tiene que ser implementada, organizada, y estructurada la transicin de nuestro pas. 90 Pero el dinero fluye por millones, y no predominan los escrpu- los filosficos a la hora de aceptarlo. El 9 de noviembre de 2004, en La Nota de Hoy, de Radio Miami, Luis Ortega escribi: Ayer lunes por la tarde, [...] o por la emisora Radio Mamb [de Miami], un dilogo entre el locutor Prez Roura y su amigo el patriota Ramn Bonachea. El Sr. Bonachea, con voz firme de patriota insigne, declar que era hora de que los cubanos no se avergonzaran de recibir dinero del go- bierno de los Estados Unidos para combatir a Castro. Los cubanos llevan ya ms de 45 aos recibiendo sueldos de los americanos para combatir a Castro [...], el Sr. Bonachea ha querido romper el silencio y convertir los sobornos en algo glorioso. 91 Y no se trata solo de un cnico medio de vida, necesario para garantizar los pagos de la piscina y las cuotas del Grand Cherokee parqueado junto a la puerta, pues es imposible justificarlo como sacrificio para garantizar el pan con que se alimenta a los hijos, como nos quieren hacer creer. La aceptacin de sobornos va ms all, hasta la ms completa y abyecta subordinacin a las lneas polticas neoconservadoras presentes en la poltica de George W. Bush. Esto, lo refleja Luis Ortega al resear lo ocurrido en la Ofi- cina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, el pasado 2 de noviembre, cuando se pidi a un grupo de disidentes cubanos all reunidos simular una votacin para elegir, entre Bush Jr. y John Kerry al futuro presidente de los Estados Unidos: [...] Bush recibi el 83% de los votos. Kerry obtuvo solamente el 16. Cuando se dijo que Bush haba ganado, la concurrencia 332 Eliades Acosta Matos estall en aplausos y se dice que una seora [...] tras cono- cerse los resultados de la eleccin, se orin en medio del saln [...]. Confieso que le tengo miedo al futuro, y lo nico que me consuela es que pronto guardar el carro [morir]. 92 En el caso de Venezuela, pas que vive una profunda revolucin popular de raz bolivariana, lidereada por el comandante Hugo Chvez, bajo el asedio y los constantes ataques de la reaccin interna y ex- terna, encabezada por el gobierno de Bush Jr., la campaa para coor- dinar la vertebracin de un pensamiento neoconservador local que se sincronice con los planes hegemnicos imperiales, vuelve a te- ner en la NED el canal escogido para financiar a la oposicin cipaya. Las revelaciones realizadas por la abogada norteamericana Eva Golinger sobre el financiamiento de la NED a 18 organizaciones opositoras venezolanas, tras la obtencin y publicacin de ms de 2 000 de sus documentos entregados bajo las leyes estadouniden- ses que garantizan el acceso de los ciudadanos a la informacin gubernamental no clasificada, permite identificar los mismos pa- trones de actuacin mediante los cuales, aprovechando las herra- mientas y los canales semioficiales norteamericanos, se fomenta la creacin de filiales neoconservadoras en los pases rebeldes al Nuevo Orden. Algunas de las entidades receptoras de los fondos de la NED fueron: Asociacin Civil Asamblea de Educacin: Recibi 112 000 USD, entre el 2001 y el 2002, para influir sobre el sector educacio- nal y ganarlo para las acciones contra Chvez, incluyendo el financiamiento de huelgas de maestros. Asociacin Civil Comprensin de Venezuela: Recibi 57 820 USD para intentar influir sobre los militares leales a Chvez, con la esperanza de sumarlos a una rebelin, con el pretexto de pro- mover la correcta comprensin hacia la defensa de las liber- tades civiles y la relacin existente entre civiles y militares. Asociacin Civil Consorcio Justicia: Recibi entre el 2001 y el 2003 un total de 172 152 USD para luchar contra el autori- tarismo en Venezuela, incluso participar en el golpe de Estado contra Chvez. El Apocalipsis segn San George 333 Asociacin Civil Accin para el Desarrollo: Recibi 10 000 USD para trabajar con los barrios y oponerse a los Crculos Bolivarianos de Chvez. Fundacin Momento de la Gente: Recibi 128 000 USD entre 2002 y 2003 para trabajar con la Asamblea Nacional para lo- grar pasar legislaciones en las reas de gobierno municipal, los procedimientos electorales y la participacin poltica. Programa para el Desarrollo Legislativo: Recibi en el 2002, 50 000 USD para propiciar la descentralizacin guber- namental. 93 Con tales actuaciones la NED solo ha cumplido, las misiones que Ronald Reagan formulase para ella en su discurso inaugural. El 16 de diciembre de 1983, durante la ceremonia de lanzamiento de la NED, declar: Debemos, a partir de ahora, trabajar duro por la democracia y la libertad, poniendo nuestros recursos, nuestra organiza- cin, nuestro sudor, y nuestros dlares, en funcin de un programa a largo plazo. Esta esperanza se ha convertido en realidad. Este programa no pertenece a las sombras, sino que se de- sarrolla, abiertamente, a plena luz del da. Debemos estar orgullosos de nuestro mensaje democrtico. 94 El 11 de octubre de 2003, Ron Paul, representante republica- no por Texas public un artculo en antiwar.com, titulado National Endowment for Democracy: Paying to Make Enemies of America, en el cual subrayaba: La mal llamada NED no es ms que un costoso programa que toma los fondos aportados por los contribuyentes norteamericanos para promover en el exterior a ciertos polticos, y a ciertos partidos polticos escogidos. Lo que la NED hace en el exterior, a travs de organizaciones como el National Democratic Institute (NDI), y el International Republican Institute (IRI), es ilegal en los Estados Unidos 334 Eliades Acosta Matos [...]. Cmo debemos sentirnos si China llega, con millo- nes de dlares, para apoyar a ciertos candidatos amistosos hacia China? Debe esto considerarse como un avance de- mocrtico? [...] Ella provoca en el exterior ms dao que ventajas a los Estados Unidos, pues fomenta resentimientos y mala vo- luntad. 95 A pesar de las crticas y el repudio a las maquinaciones de la NED, los neoconservadores que dirigen la poltica exterior en el gobierno de Bush Jr. saben que, lejos de renunciar a su uso, la ten- dencia debe ser a una mayor utilizacin de sus recursos. No en vano, en enero de 2004, en su Informe sobre el estado de la Unin, el Presidente de los Estados Unidos prometi duplicar el presu- puesto de la NED. No era de extraar. Dos meses antes, el 6 de noviembre de 2003, en su discurso por el 20 Aniversario del Fon- do, Bush Jr. haba asegurado que los directivos de la NED [...] desde el punto de vista de la libertad, y hablando de ella, han levantado las esperanzas de los pueblos del mundo, dando mucho prestigio a los Estados Unidos [...]. Que Dios los bendiga por su obra. 96 En esa ocasin, Bush Jr. no desaprovech la oportunidad para releer en pblico el catecismo formulado por sus mentores neocon- servadores sobre los principios indispensables para que las socie- dades humanas logren el xito: [...] limitaciones al poder del Estado y de los militares, [...] proteccin de la libertad, [...] independencia de los partidos polticos, sindicatos y los medios, [...] libertad de credo, [...] privatizacin de la economa y proteccin de la propie- dad privada, etc.. 97 Y cuando las sociedades humanas, por dcil y espontnea voluntad, no implementan de buen grado los mandamientos neocon- servadores que deben garantizarles el xito, enunciados arriba por Bush Jr., entran en escena los predicadores y los programas libertarios de la NED, y las acciones encubiertas de los agentes de la CIA, que son uno y lo mismo. Refirindose a los 75 disidentes cubanos condenados en el 2003 a prisin por sus acciones subversivas al servicio del gobierno de los Estados Unidos, todos receptores jubilosos de los dineros de El Apocalipsis segn San George 335 la NED y la CIA, ha dicho Philip Agee, ex oficial de la CIA, con diez aos de experiencia en el campo de las operaciones encubiertas: [...] cada uno de los 75 disidentes arrestados y sentencia- dos a prisin, saba que participaba en operaciones del gobierno de los Estados Unidos para derrocar al gobierno [cubano], e instalar un orden econmico, social, y poltico favorable a ese pas. Saban que lo que hacan era ilegal, fueron capturados, y pagaron un precio por ello. [...] No fueron condenados por sus ideas, sino por los pagos recibidos al servicio de un poder extranjero, que lleva a cabo una guerra desde hace 44 aos, contra un pas pobre. 98 Pero la obsesin por destruir a la Revolucin cubana no obe- dece a caprichos circunstanciales ni a modas fugaces. Los neo- conservadores saben bien que su importancia no estriba en el largo de su territorio, ni en el tamao de su poblacin, ni en sus riquezas naturales. Uno de ellos, Mark Falcoff, expres las razones de se- mejante odio durante una conferencia ofrecida en el American Enterprise Institute, el 13 de enero de 2003, titulada Cubas Future and Ours: En primer lugar, el culto a la revolucin pervive en Amrica Latina, [...] y Cuba es el nico pas que lleva adelante el ideal de las transformaciones totales, hasta las ltimas consecuencias. En segundo lugar, representa la expresin ltima del antia- mericanismo en Amrica Latina, y en buena parte del mundo. Mientras muchos se resienten de nuestro poder, nuestra riqueza, nuestra autoconfianza, y creatividad, solo Cuba, la pequea Cuba, situada a 90 millas de nuestras costas, y que antes fue un virtual protectorado americano, est decidida a pagar el precio completo por su posicin. Puede decirse que el odio a los Estados Unidos es el principio que define la identidad nacional de Cuba [...]. En tercer lugar, la revolucin cubana representa el antipara- digma de la actual bsqueda latinoamericana de democracia y mercado libre. En resumen, desde el punto de vista de la poltica, la ideo- loga y la cultura, Cuba es mucho ms importante [para los 336 Eliades Acosta Matos proyectos hegemnicos del Imperio], de lo que debera ser, teniendo en cuenta su pequea poblacin, o su producto interno bruto. Hoy representa el tipo de bandera bajo la cual pueden reunirse todos los izquierdistas anti-norteamerica- nos y las tendencias utpicas [del mundo]. 99 Los programas destinados a crear filiales neoconservadoras por todo el planeta, actan bajo el mismo principio utilizado por los emperadores romanos cuando hacan descansar sobre los hom- bros de los brbaros a su servicio buena parte de las batallas a librar contra sus enemigos (otros brbaros), poniendo, de paso, la mayor parte de las bajas. De eso se trata cuando se lee en The Dreyfuss Report, del 15 de diciembre de 2004, titulado Neocons in Black Turbant, sobre la alianza que se intenta crear entre los neocon- servadores norteamericanos y ciertos clrigos chitas iraques del pronorteamericano Concilio Supremo de la Revolucin Islmica: No existen muchos neocons que presuman ser descendientes directos del Profeta Mahoma, pero nadie lo dira de conocer la manera en que muchos neocons norteamericanos, y su mario- neta de la Casa Blanca, estn respaldando a los chitas iraques [...] Uno de ellos es Abdul Aziz Hakim, lder del Concilio. Ayer, en un artculo del The Wall Street Journal firmado por Reuel Marc Gerecht, del American Enterprise Institute [y activo miembro del PNAC] titulado Will Iran Win the Iraq War?, sealaba que el poder chita en Iraq minar el poder de los clrigos en Irn, y forma parte de la ofensiva de la administracin Bush contra Tehern. 100 Max Boot, otro activo miembro del PNAC, resumi la estra- tegia global neoconservadora de sembrar filiales por el mundo usan- do herramientas subversivas a su disposicin, como la NED, en entrevista con un periodista del Christian Science Monitor: Pienso que Corea del Norte e Irn son las dos mayores ame- nazas contra los Estados Unidos [...]. Nuestra poltica en ambos casos debe ser preventiva, no necesariamente en un sentido militar, que es el ltimo recurso, sino procurando democratizarlos, para que dejen de ser una amenaza [...]. El Apocalipsis segn San George 337 En el caso de Irn debemos apoyar ms las protestas contra los mullahs* [...]. Solo si la democracia prevalece en Pyon- yang y Tehern, Occidente podr respirar tranquilo. 101 Supuestamente, para que los Estados Unidos puedan respirar tranquilos, es que se trabaja por la construccin de grupos similares, en diferentes pases del mundo. Carolina B. Glick, en su artculo Wanted: Israel Neocons, publicado en townhall.com, el 18 de diciembre de 2004, as lo reclama: Los neoconservadores norteamericanos, que son los ms visibles defensores de la democracia en el mundo rabe [...] y quienes se dice que controlan la poltica exterior de la administracin Bush, son, frecuentemente acusados de tra- bajar para Israel. Como las elites izquierdistas de Israel sien- ten aversin por la democracia, y nuestro propio gobierno calla sobre este tema, resulta que no tenemos interlocutor en ese pas. Teniendo en cuenta la pasividad israel ante la corrupcin, el autoritarismo y las expresiones de odio de los palestinos, es que Israel necesita, desesperadamente, la creacin de un movimiento neoconservador israel, que le- vante y tome el control sobre la poltica exterior israel. 102 Los planes para crear los destacamentos neoconservadores br- baros no deben asombrar a nadie, en un mundo en que la palabra libertad en boca de los guerreros ideolgicos del Imperio, es sinnimo de esclavitud, segn las reglas del Nuevo Orden Mundial. Mantendremos an capacidad de asombro, despus de saber que, en diciembre de 2004, el presidente Bush condecor con la Medalla Presidencial de la Libertad a George Tenet, ex director de la CIA, al general Tommy Frank, y al procnsul en Iraq, Paul Bremen, directa o indirectamente responsables de la muerte de ms de 100 000 iraques y ms de 1 300 soldados de su propio pas? 103 * Trmino empleado en el mundo islmico para designar, por lo general, a eruditos religiosos de cierta categora. 338 Eliades Acosta Matos Referencias 1 Kristol, Irving: Utopianism, Ancient and Modern, Neo-Conservatism. The Autobiography of an Idea, The Free Press, New York, 1995, p. 184. 2 Ibdem, p. 192. 3 Ibdem, p. 198. 4 Ibdem, p. 199. 5 Jeffrey, Terence: Its the Culture, Stupid, Nov. 5, 2004. En: http:// www.townhall.com/columnists/terencejeffrey/printtj20041105.shtml 6 Scruton, Roger: A Question of Temperament, The Wall Street Journal, Dec. 10, 2002. En: http://www.opinionjournal.com/extra/ ?id=110002746 7 Cherny, Andrei: Why We Lost, The New York Times, Nov. 5, 2004. En: http://www.nytimes.com/2004/11/05/opin.../05cherny.html?th= 8 Scruton, R.: Ob. cit. (6). 9 Shapiro, Ben: Why the Liberals Cant Stand American Unity, Oct. 20, 2004. En: http://www.townhall.com/columnists/benshapiro/ printbs20041020.shtml 10 Jeffrey, T.: Ob. cit. (5). 11 Rich, Frank: On Moral Values, Its Blue in a Landslide, The New York Times, Nov. 14, 2004. En: http://www.nytimes.com/2004/11/14/arts/ 14rich.html?th=&pagewanted=print&position= 12 Paine, Tom: The Republican Dictionary. En: http://www.tompaine.com/ print/gop_gobbledygook.php 13-14 Cooperman, Alan y Thomas B. Edsall: Evangelicals Say They Led Charge for the GOP, The Washington Post, Nov. 8, 2004. En: PLGNet-L@listproc.sjsu.edu 15 Frachon, Alain y Daniel Vernet: The Masterminds of Americas Foreign Policy, Oct. 17, 2003. En: http://www.freerepublic.com/focus/f-news/ 1003093/posts 16 Kengor, Paul: What Bush Believes, The New York Times, Oct. 18, 2004. En: http://www.nytimes.com/200.../18kengor.html?th=&- oref=login&pagewanted=print=position 17-18 Paine, T.: Ob. cit. (12). 19-20 Nimmo, Kurt: Bush and the Neo-Con Pharisees, CounterPunch, Dec. 14, 2002. En: http://www.counterpunch.org/nimmo1216.html 21-22 Eskridge, Larry:Defining Evangelicalism. En: http://www.wheaton.edu/ isae/defining_evangelicalism.html 23-25 __________. Fundamentalism. Ibdem. 26 [Christian Coalition of America]. Our Mission. En: http://www.cc.org 27 What We Believe. Ibdem. 28 Our Goals Include. Ibdem. El Apocalipsis segn San George 339 29 Combs, Roberta: [Christian Coalition of America. Mensaje a los miembros]. Ibdem. 30 Christian Coalition of America Victories in the Last Congress, the 107 th Congress See Our Current Agenda for the 108 th Congress. Ibdem. 31-32 Christian Coalition Sets Agenda for 2005. Ibdem. 33 Christian Coalition Urges Activists to Call Senators and Urge Support for Judge Alberto Gonzales to Be Attorney General, Dec. 2, 2004. Ibdem.
34 Christian Coalition of America Opposses Create a Palestinian State. Christian Coalition of America (Estados Unidos), June 18, 2002. (Press Release). Ibdem. 35 Christian Coalition Commends Rumsfeld for Defense of Israel. Christian Coalition of America (Estados Unidos), Aug. 7, 2002. (Press Release). Ibdem. 36 Christian Coalition Says Israel Security and Terrorism Should Be the Issue at the World Court. Christian Coalition of America (Estados Unidos), Febr. 27, 2004. (Press Release). Ibdem. 37-38 Limbaugh, David: A Case of Collective Projection, Dec. 21, 2004. En: www.townhall.com 39 Eastland, Terry: Gerson Talks Religion, The Weekly Standard, Dec. 23, 2004. En: http://www.weeklystandard.com 40-42 Russert, Tim: NBC News Meet the Press, Nov. 28, 2004. 43 Jones III, Bob: Congratulatory Letter to President George W. Bush, Nov. 3, 2004. En: http://www.poe-news.com/features.php?- feat=41937 44 Kristol, I.: Countercultures. Past, Present and Future, Jan. 1, 2000. En: http://ww.aei.org/news/newsID.17980/news_detail.asp 45 The Battle Over Ideas. Conversation With Norman Podhoretz, Former Editor, Commentary, by Harry Kreisler, Apr. 6, 1999. En: http:// globetrotter.berkeley.edu/conversations/Podhoretz/podhoretz- con=.html 46-48 Kristol, I.: The Case for Censorship, Aug. 23, 1999. The Weekly Standard. En: http://www.weeklystandard.com 49-51 Podhoretz, Norman: World War IV: How It Started, What It Means, and Why We Have to Win, Sept. 2004. The New York Times. En: www.nytimes.com 50 Kristol, I.: The Neoconservative Persuasion, AEI On Line, Sept. 1, 2003. En: http://www.aei.org/newsID.19063,Filter./news_detail.asp 51 Thomas, Cal: Toward a Moral Foreign Policy, Nov. 17, 2004. En: http://www.townhall.com/columnists/calthomas/printct20041117.shtml 55 Flynn, Daniel J.: Book Review: Flying Blind by Michael A. Smerconish. En: http://www.townhall.com/bookclub/smerconish.html 56 Owsiany, David J.: Book Review: Presidential Leadership, Edited by James Taranto and Leonardo Leo. En: http://www.townhall.com/ bookclub/taranto.html 340 Eliades Acosta Matos 57 Hallford, Nathan: Book Review: Grant Comes East, by Newt Gingrich and William R. Forstchen. En: http://www.townhall.com/bookclub/ gingrich1.html 58-59 Woodworth, Steven E.: Book Review: Hillarys Secret War, by Richard Poe. En: http://www.townhall.com/bookclub/poe.html 60 Byrd, Hannah: Book Review: The Da Vinci Hoax, by Carl E. Olson and Sandra Miesel. En: http://www.townhall.com/bookclub/miesel.html 61 Mitchell, Charles: Book Review: Can America Survive? By Ben Stein and Phil DeMuth. En: http://www.townhall.com/bookclub/bstein.html 62-63 OBryhim, Tim: Book Review: The Anti-Chomsky Reader, Edited by Peter Collier and David Horowitz. En: http://www.townhall.com/ bookclub/horowitz.html 64-65 Wichterman, Bill: Book Review: Total Truth by Nancy Pearcey. En: http://www.townhall.com/bookclub/pearcey.html 66 Shapiro, Ben: How to Talk to a Liberal (If You Must) [de Ann Coulter], Nov. 1, 2004. En: http://www.townhall.com/columnists/benshapiro/ printbs20041101.shtml 67 Kemp, Jack: Christmas 1776, Dec. 20, 2004. En: http://www.town- hall.com 68-69 Brooks, David: Hookie Awards, Part 2, The New York Times, Dec. 28, 2004. En: http://www.nytimes.com 70 Banescu, Chris: Uncommon Dissent. Intellectuals Who Find Darwinism Unconvincing by William A. Dembski. En: www.townhall.com/ booclub/demski1.html 71 Booklet that Upset Mrs. Cheney Is History, Los Angeles Times, Oct. 8, 2004. En: http://www.commondreams.org//headlines04/ 1008-05.htm 72 Tucker, David: Fighting Barbarians, Parameters, Summer 1998, pp. 69-70. En: http://carlisle-www.army.mil/usawc/parameters/ 98summer/tucker.htm 73 Kristol, I.: The Tragedy of Multiculturalism. En: Ob. cit. (1), p. 52. 74-75 Parker, Star: Does Affirmative Action Produce More Black Lawyers?, Jan. 4, 2005. En: http://www.townhall.com 76 Sponsoring Conservative Minorities. En: http://www.mediatransparen- cy.org/conservative_minorities.htm 77-79 Mc Pherson, Lionel: The Loudest Silence Ever Heard: Black Conser- vatives in the Media, Aug.-Sept., 1992. En: http://www.fair.org/extra/ best-of-extra/black-conservatives.html 80 Parker, S.: Golden Chance for NAACP, Dec. 7, 2004. En: http:// www.townhall.com 81-85 Almond, Mark: The Price of People Power, The Guardian, Dec. 7, 2004. En: http://guardian.co.uk/comment/story/0,,1367965,00.htm 86 Freedom House: cuando la libertad no es ms que un pretexto, enero. 3, 2005. En: http://www.redvoltaire.net/article3394.html?var_re- cherche=Freedom+House El Apocalipsis segn San George 341 87 National Endowments for Democracy. Grants Program. En: www.ned.org/grants 88 Yero, Arnaldo: El paradigma revolucionario como distorsin histrica, Febr. 19, 2005. En: www.cubaencuentro.com/opinion/20040914/ 28a9a610f39aeae3f4a446efd23ba844/1.html 89 Jonhson, Paul: Writing a History of the American People, AEI On Line, March 13, 1998. En: http://www.aei.org/newsID.16441/news_detail.asp 90 Lpez Guerra, Humberto: Los seores del exilio. Deben los opositores cubanos aceptar el dinero de George W. Bush?. En: http://192.168.10/ World Client 91-92 Ortega, Luis: La nota de hoy, Nov. 9, 2004. En: http://www.radio- miami.com/images/lortega.jpg 93 Golinger, Eva: The Proof Is in the Documents: The CIA Was Involved in the Coup Against Venezuela. En: http://www.venezuelafoia.info/Press- Articles/CIA-coup-proof.htm 94 Reagan, Ronald: Remarks at a White House Ceremony Inaugurating the National Endowment for Democracy, Dec. 16, 1983. En: http:// www.ned.org/about/reagan-121683.html 95 Paul, Ron: National Endowment for Democracy: Paying to Make Enemies of America, Oct. 11, 2003. En: http://www.antiwar.com/paul/ paul79.html 96-97 President Bush Discusses Freedom in Iraq and Middle East Remarks by the President at the 20 th Anniversary of the National Endowment for Democracy, Nov. 6, 2003. En: http://www.ned.org/events/ anniversary/oct1603-Bush.html 98 Agee, Philip: Former CIA Agent Tells: How US Infiltrates Civil Society to Overthrow Governments. En: http://www.informationclearing- house.info/article4332.htm 99 Falcoff, Mark: Cubas Future and Ours, AEI Bradley Lecture, Jan. 13, 2003. En: http://www.aei.org/news/newsID.15713/news_detail.asp 100 Neocons in Black Turbant. The Dreyfuss Report, Dec. 15, 2004. En: http://www.tompaine.com 101 Boot, Max: Special: Empire Builders. Neocon Power Examined, Christian Science Monitor. En: http://www.csmonitor.com/specials/ neocon/boot.html 102 Glick, Caroline B.: Wanted: Israeli Neocons, Dec. 18, 2004. En: http:/ /www.townhall.com 103 Grey, Barry: Buying Silence: Bush Awards Medal o Freedom to Key Figures in Iraq Debacle, Dec. 16, 2004. En: www.wsws.org La poltica norteamericana, que nunca ha sido plcida ni caba- lleresca, ha sido desplazada de su eje de rotacin habitual por la irrupcin del movimiento neoconservador. Pocas veces en la his- toria de la Humanidad una fuerza poltica y de pensamiento ha lo- grado imponer su agenda en tan corto tiempo y en un entorno tan altamente enrarecido y competitivo, donde las innovaciones no se admiten y los advenedizos no se permiten. El arrollador crecimiento y triunfo de los neoconservadores norteamericanos demuestra que responden a los intereses del momento y que las fuerzas ocultas que dominan y deciden so- bre el poder, en ese pas, lo consideran el mejor de los vasallos posibles, para esta coyuntura. Tras lograr la benvola aprobacin de los dioses, a nadie debe extraar que triunfen y hayan entra- do apotesicamente en Roma estos guerreros, tal como en su momento lo hicieron en Kabul unos oscuros estudiantes de las madrazas* pakistanes conocidos como talibanes. Luego se supo, por supuesto, que quienes se haban impuesto contra to- dos los enemigos, enzarzados en infinitas guerras y ya notoria- mente desgastados, eran un producto de laboratorio, armados, entrenados y financiados por las agencias de inteligencia de los Estados Unidos. El caso afgano demuestra, no obstante, que el favor de los dioses es inconstante y que los guerreros que gozan de l, tan pronto son elevados a la gloria, sobre los mismos campos de batalla, como hundidos en el sufrimiento y el no ser de la prisin que han cons- truido expresamente para que purguen sus culpas, en la base naval de Guantnamo. Para ser desechados y caer, segn los dioses omni- potentes, basta un giro inesperado de la Bolsa, un estremecimiento CAPTULO 8 * Escuelas musulmanas de estudios superiores. EL ANTI-NEO 343 344 Eliades Acosta Matos no previsto del mercado, un escndalo indeseado, las indiscrecio- nes de algn lacayo, o el olfato, demasiado aguzado, de un perio- dista renegado, a quien siempre queda el recurso de mandar a suicidar. El futuro neoconservador, en consecuencia, depende de se- guir gozando del favor de quienes le permitieron llegar a ser lo que es, en razn de su propia conveniencia. En la medida que represen- te con fidelidad y defienda con xito, como hace hoy, los intereses de las grandes corporaciones que dominan los Estados Unidos y el mundo y, muy especialmente, del complejo militar-industrial a los cuales debe alimentar con guerras infinitas y crecientes gastos militares, gozar de su apoteosis. Cuando deje de ser necesario, u ose rebelarse creyndose poseedor de voluntad o poder propios, ser fulminado por algn rayo de Jpiter Tonante o hundido para siempre en el Averno. Incubados en las batallas ideolgicas que estremecieron a la izquierda y al movimiento comunista internacional, antes de la Se- gunda Guerra Mundial; frutos de la confusin y la decepcin sufri- das por muchos debido al impacto del stalinismo sobre la sociedad sovitica y las luchas mundiales contra el capital; exponentes del oportunismo y la accin diversionista del enemigo de clases, que jams escatim dinero ni arte alguno de seduccin para prevalecer durante los aos de la Guerra Fra, los neoconservadores son el ms preciado botn ideolgico que la ideologa burguesa e imperia- lista pueden mostrar para desmoralizar a sus actuales oponentes. Quin, mejor que ellos, encarna y hace recordar a los mor- tales, a cada minuto, la imposibilidad de vencer a los dioses y la inconmensurable magnitud de su poder? Quin, mejor que ellos, recuerda a los idealistas que la realidad ms cruda y vulgar termina imponindose y que, ms que intentar explicar o transformar al mundo, se trata de asimilarse a l y vivir, lo mejor posible, de las migajas que los amos nos dejen caer? Pero las ventajas derivadas de haber pagado a tiempo el precio de las almas de sus antiguos adversarios, no es el nico inters que se deriva del capital invertido. Habindose formado dentro de la izquierda comunista o trostkysta, los fundadores del movimiento se pasaron al campo enemigo con armas, bagajes y las tcticas de lucha aprendidas a las que han seguido dando uso, cambindoles El Apocalipsis segn San George 345 apenas el signo y volvindolas contra sus antiguos camaradas. Des- tinar a ex guerrilleros felones a labores de anti-insurgencia ha ren- dido amplios beneficios al capital, propiciado no pocas deserciones relativizando la moral que sostiene la concepcin general de la doc- trina de lucha de las fuerzas anticapitalistas. Qu otra cosa significa, si no, que el antiguo internacionalis- mo proletario de Marx y Lenin, fundamento de la solidaridad combativa entre los explotados contra los explotadores de todas las naciones, se haya convertido, en manos de los neoconservadores actuales, en la aberrante versin de que imponer la democracia global es un imperativo moral que no reconoce ni respeta fron- teras nacionales y que tiene como vehculos, no a generosos lu- chadores que arriesgan en ello su vida, nica posesin terrenal de que disponen, sino los millones para la subversin de la NED, la United States Agency for International Development (USAID), las corporaciones filantrpicas conservadoras y tambin la aplas- tante tecnologa militar de la mayor superpotencia de la historia? Sobrevivientes de las batallas contraculturales de los 60, los neoconservadores resistieron atrincherados dentro de la sitiada for- taleza de las ideas, la cultura y la moral burguesas. Muchos de ellos, como Irving Kristol, tienen tambin una tenebrosa historia de co- laboracin con la CIA, expresada en su nombramiento como coeditor de la revista Encounter durante los aos de la Guerra Fra,y que tuvo a Londres como puesto cultural avanzado. Carl Rove, conocido asesor de Bush Jr. y llamado, por tanto, el cere- bro del Presidente, fue miembro de la Board of International Broadcasting, encargada de las emisiones de Radio Free Europe y Radio Liberty, voceros de la CIA para subvertir a la URSS y al resto de los gobiernos socialistas de Europa del Este. Detecta- dos, fichados y contratados por los scouts de las corporaciones, avalados por sus antiguos jefes de la Guerra Fra cultural, no tar- daron en ser generosamente pagados y promovidos, llegando al poder durante el primer mandato de Ronald Reagan. Tras los enunciados radicales de derecha, casi fascistas, del Programa de Santa Fe (I y II), estrategia de contraofensiva y re- conquista mundial del imperialismo norteamericano a inicios de los 80, estaba la mano de los neocons. Algunos de ellos, como Oliver North, actual gacetillero de townhall.com y Elliott Abrams 346 Eliades Acosta Matos quien fuera subsecretario de Estado durante el gobierno de Reagan y yerno de Midge Decter y Norman Podhoretz, fueron procesa- dos por su participacin directa en el escndalo Irn-Contra. John Negroponte, ex procnsul en Iraq, fue embajador de Reagan en Honduras y encabez, en el terreno, la guerra sucia contra la revo- lucin sandinista y las guerrillas de El Salvador y Guatemala, res- ponsable directo, en consecuencia, de crmenes y masacres contra sus oponentes y la poblacin civil. Una verdadera muchedumbre de funcionarios de alto rango en la presidencia de Ronald Reagan provena de las filas neoconserva- doras, entre ellos, Gary Bauer (subsecretario de Educacin, 1985- -1987), Jeffrey Bell (Campaa electoral de Reagan y presidente del Manhattan Institute), Martin Anderson (miembro, entre 1982 y 1993, de los Comits Presidenciales para el Control de Armas, Po- ltica Econmica, e Inteligencia), Richard V. Allen (asistente del Presidente para Asuntos de Seguridad Internacional, 1981-1982), Paul Bremen (embajador en Holanda a partir de 1983), Frank Carlucci (subdirector de la CIA,1978-1980, subsecretario de Defensa, 1981- -1983, consejero Nacional de Seguridad, 1987, secretario de Defen- sa, 1987-1990), Max Kampelman (embajador y jefe de las delegaciones norteamericanas a las conversaciones con la URSS sobre armamento nuclear y espacial, 1985-1989), Edwin Meese (miembro del Consejo de Seguridad Nacional, consejero del Pre- sidente,1981-1985 y fiscal general, 1985-1988) y Otto J. Reich (ad- ministrador Asistente de la USAID, 1981-1983, consejero especial del Secretario de Estado para la Diplomacia Pblica en Amrica Latina y el Caribe, 1983-1986). La mayora de ellos sirvi tambin bajo la presidencia de Bush Sr. y pas a un forzado retiro temporal, a partir del 23 de enero de 1993, cuando William Clinton jur el car- go de presidente. En realidad, se trataba del reposo del guerrero, pues los neo- conservadores, desplazados momentneamente del poder, no se re- signaron ni renunciaron a sus planes estratgicos y desde la ms feroz oposicin posible (recurdese el extrao affaire de Clinton y Mnica Lewinsky, que casi le cuesta la presidencia a este) continuaron tra- bajando, ms frenticamente que nunca, para protagonizar el asalto final a las instituciones del pas. En junio de 1997 se dio un paso ms para fortalecer el acoso a Clinton y dotar al movimiento de un pro- El Apocalipsis segn San George 347 grama y un rostro pblicos: fue presentado el Proyecto para el Nue- vo Siglo Americano. En las fraudulentas elecciones de 2000, que dieron la presidencia a Bush Jr., qued evidenciado que los neoconservadores no se detendran ante medio alguno, como acon- sejaba Maquiavelo, con tal de gobernar y gobernar para siempre, como creen que harn. La nmina de altos funcionarios del gobierno de Bush Jr. que han recorrido este largo y tortuoso camino neoconservador es ma- yor que la de Reagan, con la aadidura de que muchos de ellos han envejecido y por lo tanto, son ms conservadores, ms inescru- pulosos, ms maquiavlicos, ms straussianos y menos idealistas, si alguna vez lo fueron, que cuando comenzaron su carrera poltica. Saben que nada debe dejarse al azar de la poltica nacional e internacio- nal y que ha llegado el momento de reconfigurar, definitivamente, la cartografa poltica del mundo de la post Guerra Fra, en inters, no de los Estados Unidos, como declaran, sino del grupo de poder cu- yas ganancias defienden, como mayordomos de lujo que son. El 11 de septiembre de 2001 fue el momento esperado del viraje definitivo, para la consumacin del golpe termidoriano me- diante el cual se creaban las condiciones ideales, dentro y fuera de los Estados Unidos, que propiciaban un cierto consenso y acepta- cin de la agresiva e inmoral agenda hegemnica neoconservadora. Las primeras vctimas han sido, no los daos colaterales en Afganistn o Iraq, sino los derechos y libertades civiles ganadas por el pueblo norteamericano durante las arduas luchas de los 60, 70 y 80, valladares precarios, pero obstculos al fin, que se inter- ponan entre las neo-utopas y la realidad. Iniciado como un insignificante movimiento intelectual disi- dente dentro de la izquierda norteamericana de los aos 30 y 40; continuado como minsculo y desprestigiado destacamento de agitprop anticomunista durante los aos de la Guerra Fra, bajo las rdenes y utilizando las generosas subvenciones destinadas por la CIA para su frente cultural; descubiertos y utilizados por las espanta- das corporaciones que vean peligrar, en los 60 y 70, la propia super- vivencia del establishment bajo los embates de la contracultura y el ascenso de las luchas anticolonialistas, anticapitalistas y antim- perialistas, dentro y fuera de los Estados Unidos; invitados a compar- tir el poder bajo los gobiernos de Reagan, Bush Sr. y Bush Jr., gracias 348 Eliades Acosta Matos al 11 de septiembre de 2001, los neoconservadores dejaron de ser visitantes de la Casa Blanca para convertirse en sus verdaderos pro- pietarios. Tras cuatro aos del primer mandato de Bush Jr. y el inicio de dos guerras, que son el despegue de lo que Norman Podhoretz cali- fic como IV Guerra Mundial, los necons sintieron que el poder tan duramente conquistado, no deba ser entregado por remilgos democrticos decadentes, ms o menos. Las armas a las que ape- laron para lograr la reeleccin de Bush Jr., fueron tan inescrupulosas como ellos mismos: de momento, el ciclo del miedo en los Esta- dos Unidos recibi una sensible aceleracin, tras publicarse mis- teriosos mensajes en video donde Osama Bin Laden amenazaba con nuevos atentados contra los ciudadanos norteamericanos y otros terroristas estremecan con acciones, sin sentido aparente y desprovistas de cualquier lgica militar o poltica, a Osetia del Norte y Arabia Saudita; la campaa de desprestigio y calumnias contra John Kerry se desarroll a toda mquina: se prepararon frau- des electorales en Ohio; se impidi el registro de ms de 4 000 000 millones de ciudadanos, fundamentalmente afroamericanos, por tan- to, potenciales votantes demcratas; se promulgaron promesas im- posibles de cumplir para regularizar el status migratorio de millones de hispanos; se ocult, celosamente, a la opinin pblica mundial la verdadera marcha y las crecientes bajas de la guerra en Iraq; y sobre todo, Carl Rove sell una alianza ms que electoral, estrat- gica, entre los neoconservadores bushistas y sus aliados naturales, los teoconservadores provenientes de las filas del fundamentalismo cristiano, que suman millones de personas en todo el pas. En noviembre de 2004, opacado por los jubilosos gritos de los partidarios de Bush tras conocerse su reeleccin y por el lamenta- ble espectculo del desplome demcrata, cuajado de lamentaciones y sollozos, tuvo lugar un suceso poltico de enorme importancia y de alcance mundial, sin ser observado ni analizado: el paso del movi- miento neoconservador norteamericano de su fase elitista e intelec- tual, al estadio de doctrina de masas, siguiendo los pasos exactos del nacional-socialismo alemn, encabezado por Hitler. Cuando un reducido movimiento intelectual parasitario de ex- trema derecha, como es el neoconservador, encuentra un cuerpo El Apocalipsis segn San George 349 masivo, robusto donde hospedarse, la resultante de tal simbiosis no puede ser otra que el fascismo. Carl Rove y comparsa comprendieron en el 2004, haciendo gala de la astucia estratgica de Albert Wohlstetter y el cinismo instrumen- talista de Leo Strauss, que la alianza con los teoconservadores no era una vulgar componenda electoral ms, sino la oportunidad, casi milagrosa, de reunir la cabeza y el cuerpo del Leviatn soado, del Superhombre entrevisto entre las brumas de la amargura de Scho- penhauer y la locura de Nietzsche, Amo del mundo corporativamente globalizado y Seor de la Pax Americana imperial. Durante la campaa electoral norteamericana de 2004 y tras la reelecin de Bush Jr., el movimiento neoconservador entr inu- sualmente silencioso, en una nueva etapa de su desarrollo. Exclui- dos de la escena poltica sus enemigos tibios (los demcratas, los liberales burgueses y los acadmicos de saln), cuya derrota les llevar aos superar, si es que lo logran, los eufricos neocon- servadores han iniciado un proceso de brutal reacomodo de fuerzas caracterizado por la eliminacin, uno a uno, de sus ms enconados detractores y crticos, a quienes se hace callar, y tambin por la abierta declaracin de los objetivos estratgicos que se persiguen y los mtodos despiadados, fascistas, que se aplicarn para lograr- los, como atestiguan los siguientes sucesos, recogidos, apenas, entre septiembre de 2004 y enero de 2005: 1- Jubilacin inesperada, o salida de la nmina de importantes rganos de prensa, de iconos liberales, como Bill Moyers, Dan Rather, Walter Cronkite, Tom Brokaw y Phil Donahue. Una falange de publicaciones conservadoras y de talks show derechistas en la radio y la televisin han creado un eco ca- vernario para la agenda republicana ha declarado Moyers, no existe ya oportunidad, en tiempo real, para refutar su pro- paganda y sus mentiras. 1 Para cubrir la vacante dejada por la salida de Moyers en el estelar programa Now, de la PBS, [...] se barajan los nombres de dos conservadores: Tucker Carlson, de la CNN y Paul Gigot, editorialista del The Wall Street Journal. 2 2- Intentos de reescribir, desde el poder, la historia reciente con demostraciones de que eran falsas las pruebas presentadas 350 Eliades Acosta Matos por CBS News, en el programa 60 Minutes del 8 de septiem- bre, sobre el comportamiento irregular de Bush Jr., como piloto de la Guardia Nacional de Texas, en los aos de la guerra de Vietnam, lo que provoc el despido de cuatro ejecutivos, de los periodistas involucrados y las disculpas pblicas de Leslie Moonves, su presidente. A estos se suma la campaa para demostrar a los norteamericanos que se puede ganar la guerra en Iraq, porque la guerra de guerrillas que le antecedi, la de Vietnam, fue, en realidad, ganada por los Estados Uni- dos. En Vietnam, las fuerzas comunistas que operaban en el Sur, tenan una retaguardia profunda en Vietnam del Norte, contaban con el apoyo de la URSS y China y suministros seguros a travs de la Ruta Ho-Chi-Minh. An as, el vietcong no gan la guerra [...]. 3 Otras experiencias insurgentes an- teriores tampoco obtuvieron la victoria, entre ellas, la de los comunistas griegos (1945-1949), la de los filipinos (1946- -1954) y la del Frente Farabundo Mart, de El Salvador, entre 1980 y 1992 haba ya expuesto Max Boot en Los Angeles Times, del 6 de abril de 2003, artculo que Benador & Asocia- dos ha puesto de nuevo en su sitio web. 3- Salida del demcrata Tom Daschle de la presidencia de la C- mara de Representantes, e inicio de una brutal campaa con- tra las posibles aspiraciones electorales de Hillary Clinton, para el 2008, simbolizada en las recientes declaraciones de Harold Hickes, presidente del Comit Nacional Demcrata, expresando dudas sobre las posibilidades de triunfo que ella tiene, ampliamente difundidas por la prensa conserva- dora. Esto se acompaa con un intenso bombardeo propa- gandstico contra la imagen histrica de la administracin Clinton, intentando demostrar, de esta manera, que no habr alternativa viable para el cambio, dentro de cuatro aos. Paul Greenberg, en townhall.com, lo expres as al comentar la reciente inauguracin de la Biblioteca Presidencial Clinton, en Little Rock: Quizs solo la Biblioteca Nixon, en Califor- nia, pueda compararse con la Clinton en el intento de blan- quear la historia [...]. 4 4- Estmulos velados para que emigren hacia Canad o Europa aque- llos norteamericanos que no coinciden con las polticas de El Apocalipsis segn San George 351 Bush Jr., fundamentalmente los intelectuales liberales. Ex- traos suicidios, como el de un activista cubano de Miami, dueo de una agencia que organizaba viajes hacia la isla y que estaba organizando protestas y acciones de resistencia contra las ms recientes medidas restrictivas de la administracin, que afectan el envo de remesas familiares y la frecuencia de los viajes, al cual se suma el suicidio de Gary Webb, perio- dista del San Jos Mercury quien, en 1996, destap con una serie de tres artculos titulada Dark Alliance, [...] los vncu- los entre el ejrcito mercenario de la CIA en Centroamrica y la epidemia de crack que azot a muchas ciudades de los Esta- dos Unidos la dcada pasada. 5 Webb haba declarado abier- tamente, a un corresponsal del Obrero Revolucionario que lo entrevist, y luego lo public en el nmero 913, del 29 de junio de 1997, que, a partir de 1984 1985, se comenzaron a usar para el trfico los aviones militares salvadoreos que abastecan a la contra nicaragense, operacin dirigida por Oliver North. Webb denunci tambin el ataque constante y el acoso a que lo sometan los rganos de prensa y los voceros neoconservadores, al estilo de Rush Limbaugh, Reed Irving y el propio Oliver North, al que se haba sumado Accuracy in Media y la manera en que la CIA haba actuado, mediante la operacin Manejo de Percepciones, dirigida al Departamen- to de Estado, para [...] intimidar o castigar a los corresponsa- les que cuestionaban la guerra de la contra, o hablaban del narcotrfico de la contra y de amedrentar a los editores y corresponsales para que no lo investigaran. 6 Segn un artculo firmado bajo el pseudnimo de Brasscheck, citado por la revista electrnica librnsula de la Biblioteca Nacio- nal Jos Mart, de Cuba: [...] ahora Gary Webb se suma a la lista de quienes se han suicidado por investigar los negocios criminales de la fa- milia Bush, entre ellos, Mark Lombardi, J. H. Hatfield y Danny Casalaro [...]. Si sabemos que la tasa de suicidios entre los hombres, en los Estados Unidos, es de 17 casos por cada 100 000 personas, 352 Eliades Acosta Matos la probabilidad de que estos cuatro bigrafos masculinos [de Bush] hayan cometido suicidio sera de uno por cada billn de personas, lo cual lo hace casi imposible. 7 A este vaco de voces crticas logrado artificialmente, median- te una ola de convenientes suicidios debe sumarse la no menos conveniente muerte por enfermedad de escritores como Noel Pettie y Susan Sontag, tradicionales y prestigiosas voces disidentes dentro de los Estados Unidos. 5- Campaas para relativizar la verdad histrica y cambiar la per- cepcin que de ella tiene el pueblo de los Estados Unidos, en la misma lnea totalitaria descrita por George Orwell, en su obra 1984 de que quien domine el pasado domina el futuro. Uno de los blancos predilectos de esta campaa es la guerra de Vietnam y, especialmente, aquellas imgenes arquetpicas que marcaron al imaginario colectivo y que son hoy patrimo- nio de la memoria histrica y la conciencia mundial cuando se trata de criticar o condenar las guerras imperialistas y de agresin, como la de los Estados Unidos contra Iraq. En esta lnea The Weekly Standard, el vocero del movimiento neocon- servador, public el 24 de septiembre de 2004, un artculo de Duncan Currie titulado Photographs Do Lie: Why his Pulitzer- Winning Pictures of a South Vietnamese General Haunted Eddie Adams for the Rest of his Life, en el cual comenta la muerte, el pasado septiembre, de Eddie Adams, el fotorre- portero que hizo estremecer al mundo con la foto del general sudvietnamita Nguyen Ngoc Loan asesinando a un prisionero con un disparo en la cabeza, a plena luz del da y ante periodis- tas. El general mat al Vietcong. Yo, con mi cmara, mat al general 8 se pone en boca de un arrepentido Adams, refirin- dose, no al crimen cometido, sino a la reputacin del asesino, que huy hacia los Estados Unidos tras la cada de Saign, donde muri de cncer, en julio de 1998. En la boca de Adams pusieron la siguiente frase: La fotografa es el arma ms poderosa del mundo. La gente cree en la fotografa, pero los fotgrafos tambin mienten, El Apocalipsis segn San George 353 incluso, sin necesidad de manipulacin. En una foto solo se muestra media verdad [...]. El general Loan era un comba- tiente verdadero, admirado por sus hombres. No quiero decir que haya hecho lo correcto, pero debemos ponernos en su lugar. 9 Debe recordarse que unas imgenes semejantes las de un gru- po de marines matando a sangre fra a enemigos heridos dentro de una mezquita de Fallujah, hecho ocurrido el 13 de noviembre, han provocado un escndalo similar y la condena internacional. Mark Alexander, gacetillero de townhall.com, public el 19 de noviembre: Veinticuatro horas despus de haberse conocido las imge- nes, se form una turba de linchadores izquierdistas que exiga colgar a los Marines involucrados. Pido a los norteamericanos que apoyen a nuestras tropas y al Pentgono, que permitan a los reporteros insertados [ir al frente], pero que controlen sus cmaras en la retaguardia, de otra manera, los izquierdistas continuarn poniendo en peligro nuestra misin y la vida de nuestros militares. 10 Oliver North, el mismo del escndalo Irn-Contra, tambin emiti su opinin: En su bsqueda de imgenes sensacionales el sistema informativo [vinculado al Ejrcito] nos ha fallado. Peor to- dava, le ha fallado a nuestros jvenes marines y a sus valientes alia- dos iraques que luchan por liberar a Fallujah [...]. Si esas imgenes se convierten en la historia de Fallujah, eso si sera un crimen. 11 6- Las bajas que sufre a diario en Iraq y la imposibilidad de ganar la guerra han hecho que el gobierno de Bush Jr., apele a mtodos desesperados y criminales, que ponen an ms en entredicho, si fuese posible, su tambaleante imagen internacional, lo que demuestra que la camarilla neoconservadora que est en el poder, siguiendo la lnea straussiana, no se detendr ante nada, con tal de lograr sus objetivos de dominacin mundial. En el nmero correspondiente al 8 de enero de 2005 de la revista Newsweek, comentado por Bill Van Auken en su artculo 354 Eliades Acosta Matos Pentagon Plans Death Squad Terror in Iraq, publicado el 13 de enero de 2005 en el World Socialist Web Site, se anuncia que exis- ten planes para organizar escuadrones de la muerte en Iraq, cuya tarea sera asesinar a los lderes polticos que se oponen a la ocu- pacin norteamericana. El programa conocido como Opcin Sal- vador, por la manera en que se aplic en este pas centroamericano, casualmente cuando desde Honduras John Negroponte, actual em- bajador en Iraq, diriga all la guerra sucia, se plantea, segn decla- raciones de un alto oficial norteamericano:[...] hacer pagar a quienes se oponen a la ocupacin el mismo elevado precio en ma- teria de asesinatos de lderes polticos, bombas y atentados contra militares que estamos pagando nosotros. 12 La Opcin Salvador contempla tambin: [...] masacrar civiles en los pueblos y barrios de las ciuda- des donde tropas de los Estados Unidos o sus colaboradores, sean emboscadas, para que los pobladores dejen de asistir a los insurgentes, incluso, el uso de la tortura para aterrorizar a la poblacin civil. [...] Y reclutar para ello a kurdos peshmergas* y chitas [...], pero manteniendo el control y las mayores acciones en manos de Boinas Verdes norteamericanos, que podran cru- zar la frontera con Siria, con el mismo fin. 13 Si a esto se suma que, con la destruccin y masacre de Fallujah, los Estados Unidos dieron continuidad a un estilo colonial de terror caracterizado por escarmientos masivos contra las ciuda- des o poblados rebeldes, alegando que se trata de una lamentable necesidad se comprende mejor que el mundo asiste a la revela- cin del verdadero rostro del Imperio y a la verdadera esencia re- presiva y criminal del proyecto neoconservador. 7- Ampliacin de los poderes del Pentgono para la recoleccin de informacin de inteligencia, deteccin de quines apoyan a grupos terroristas, e intentan desarrollar programas armamen- * Grupo residente en el Kurdistn (Norte de Iraq), que ha brindado su poyo a los Estados Unidos, potencia que los usa como tropas auxiliares a su servicio. (N. del A.) El Apocalipsis segn San George 355 tistas, tareas que antes pertenecan, en lo fundamental, a la CIA. Se trata de fortalecer al Pentgono en detrimento de la CIA, pues esta se ha mostrado resistente a ciertos planes del gobierno de Bush Jr., por lo que sufre una profunda rees- tructuracin. Segn un artculo de Douglas Jehl y Eric Schmitt, publicado por The New York Times, el 19 de diciembre de 2004, [...] se trata de otorgar a las Fuerzas Especiales las mis- mas prerrogativas que ha tenido la CIA durante aos, 14 lo cual puede significar un involucramiento directo de la Inteligencia Militar en labores de subversin fuera de sus fronteras. Las declaraciones del teniente general William G. Boykin, segun- do del Subsecretario de Defensa, citadas por los periodistas: Nuestra presente arquitectura para la recoleccin de datos de inteligencia es ptima para identificar y seguir la pista de grandes fuerzas convencionales, pero es inadecuada para aler- tar sobre planes terroristas, proveer suficiente informacin sobre grupos insurgentes, determinar el status de las produc- ciones secretas de armas de exterminio en masa, conocer la intencin de los lideres que gobiernan los Estados delincuen- tes, o diferenciar a los amigos de los enemigos en los pases extranjeros. 15 Estas tareas que ahora asume el Pentgono, son sumamente peligrosas y sientan un funesto precedente que puede significar mayor involucramiento de las fuerzas armadas de la nacin ms poderosa del planeta en los asuntos internos de Estados sobera- nos, sin descartar que tales capacidades en hombres y medios pue- den estar ya siendo utilizadas para espiar a los propios ciudadanos norteamericanos. 8- Expansin de los poderes del Acta Patritica y politizacin de la inteligencia mediante la aprobacin de una nueva Ley de Inteligencia aprobada por el Congreso, a finales de 2004, lo cual significar, como se seala en la entrevista de Amy Goodman al periodista Robert Dreyfuss y a Timothy Edgar, consejero legal de la American Civil Liberties Union (ACLU), publicada el 14 de diciembre de 2004, en democracynow.org, 356 Eliades Acosta Matos [...] una gran expansin del poder gubernamental para centra- lizar las actividades de vigilancia de la comunidad de inteli- gencia, con lo cual, segn consideran los abogados de las libertades civiles, se incrementarn los abusos del gobierno. 16 Robert Dreyfuss denunci que: [...] el presupuesto conocido para la comunidad de inteli- gencia en los Estados Unidos ascendi, de 27 billones de dolares, antes del 11 de septiembre de 2001, a cerca de 40 billones, en el 2004. [...] La nueva Ley de Inteligencia otorga nuevos poderes al gobierno como hizo el Acta Patritica, al crear un mecanis- mo centralizado en el Director Nacional de Inteligencia, y esto fue aprobado por el Congreso sin que se alzasen voces de alerta. 17 Por su parte, Thimothy Edgar, alert que la expansin del Foreign Intelligence Surveillance Act para incluir a individuos extranjeros: [...] podra ser ampliada an ms, en el futuro, para vigilar tambin a ciudadanos norteamericanos [...]. A esto se suman las detenciones sin juicios previos. [...] Ahora, cualquier per- sona sospechosa de terrorismo puede ser detenida indefini- damente y le puede ser negada la fianza. La Ley establece tambin el marco legal para la creacin de un documento de identificacin de alcance nacional federa- lizando las licencias de conduccin existentes que expiden los Estados y [...] Existen nuevas tecnologas que pueden ser fcilmente introducidas en estas licencias, conectndolas a bases de datos pblicas o privadas. Puede uno imaginar que introduciendo en el documento un chip tipo RFID, se puede rastrear fcilmente a cada persona que se desee. 18 A estas alertas deben sumarse las denuncias de Eric C. Evarts, en el Christian Science Monitor, mediante un artculo titulado Is Your Car Spying On You? de que: [...] 30 000 000 de automvi- les en los Estados Unidos ya tienen instaladas cajas negras, sin El Apocalipsis segn San George 357 el conocimiento de sus dueos [...] y que todos los modelos, a par- tir de 2009, las incorporarn. Los datos que se recolecten de esta manera pueden ser usados con fines de instruccin policial. 19 Por otro lado la CIA pag un estudio para espiar en los salo- nes de chats de Internet, en abril de 2003, al Rensselaer Polytechnic Institute, en Troy, New York, segn puede leerse en documentos desclasificados, comentados en news.com, el 24 de noviembre pasado. Estos son, apenas, algunos de los cambios observables en la poltica estadounidense, a partir de la reeleccin de Bush Jr. y el consiguiente fortalecimiento y aumento de la autoestima neocon- servadora. La ocurrencia de desastres humanitarios, como los tsunamis que asolaron, el 26 de diciembre de 2004, a varios pases asiti- cos, provocando inmensos daos materiales y la prdida de ms de 180 000 vidas humanas, han puesto a prueba la capacidad humani- taria de un gobierno y de un movimiento poltico, como el neocon- servador, que reclaman constantemente ser los abanderados mundiales en la defensa de los valores, la libertad y la democracia. La ayuda oficial brindada, a diferencia de la de otros Estados, ha consistido en cifras relativamente pequeas de dinero, la solici- tud, en la mejor tradicin neoliberal privatizadora, de la ayuda hu- manitaria de emergencia, para que los ciudadanos del pas aporten de su bolsillo lo que deseen, y el rpido, casi entusiasta, envo de buques de guerra y tropas que con el pretexto de estar brindando ayuda humanitaria, han ocupado, de hecho, parte del territorio indonesio, particularmente la conflictiva provincia de Aceh, obli- gando al gobierno de este pas a fijar el mes de marzo de 2005 como lmite para la salida de su territorio de estas tropas. Al frente de los soldados desplegados en la zona para brindar ayuda humanitaria se encuentra el teniente general de marines Rusty Blackman, ex jefe del Estado Mayor de las tropas que tomaron Bagdad, en el 2003. Partiendo de reconocer que el gobierno de Bush dedica a la ayuda exterior algo menos del 0,2% de su PIB anual, mientras que la ONU aprob hace ms de una dcada, que los pases desarro- llados aportaran a esta causa el 0,7%, el periodista del The New Republic On Line, Tom Frank no tiene remilgos en condicionar cualquier ayuda exterior, como reclaman los neoconservadores, 358 Eliades Acosta Matos no a quienes la necesiten, sino a quienes convengan a los intereses de los Estados Unidos. Bajo la presidencia de Truman, los Estados Unidos contri- buyeron, durante ms de diez aos, a la reconstruccin de la Europa de post-guerra, en lo que se conoci como el Plan Marshall, as que sabemos que podemos hacer ms cuando queremos. Si creemos que la ayuda exterior funcionar [a los efectos de los intereses geopolticos norteamericanos], entonces debemos dar ms. Si no estamos seguros, no de- bemos dar nada. 20 El Centro de Alerta de Tsunamis en el Pacfico (PTWC) envi de inmediato, tras la ocurrencia del maremoto que provoc los tsumanis, una alerta temprana a la Base Naval de los Estados Uni- dos, ubicada en la isla de Diego Garca, en el Pacfico. Juan Gelman cita al economista Michael Chossudovsky, de la Universidad de Ottawa y consultor de la ONU, quien formula interrogantes en el boletn del Centro de Investigaciones sobre la Globalizacin, del 29 de diciembre de 2004: Por qu los pescadores de la India, Sri Lanka y Tailandia no recibieron el mismo aviso que la Marina y el Departa- mento de Estado de los Estados Unidos? Por qu el De- partamento de Estado silenci la existencia de una catstrofe inminente? Contando con un moderno sistema de comuni- caciones, por qu no sali la informacin, a tiempo?. 21 Tad Murty, catedrtico de la Universidad de Manitoba, agreg: No hay justificacin para que una sola persona muera a causa de un tsunami, en la mayora de las zonas (devastadas) hubo lapsos de 25 minutos a 4 horas antes de que la ola golpeara. 22 Para concluir, Gelman se pregunta: Las consecuencias del tsunami, ofrecen aca- so una oportunidad para fortalecer la presencia del Pentgono en el Sudeste Asitico?. 23 Embarcados en su proyecto de dominio global, los neocon- servadores deben haber visto, con muy buenos ojos, la noticia pu- blicada el pasado 10 de enero por The New York Times, 24 mediante la El Apocalipsis segn San George 359 cual se pudo conocer que Rupert Murdoch, el ultraconservador mul- timillonario dueo de News Corporation, un imperio meditico al que pertenecen numerosos canales de televisin y peridicos del mundo, tena la intencin de adquirir, por ms de 7 billones de d- lares, el resto de las acciones de su cadena televisiva Fox, vocera destacada de la causa neocon. A pesar de que todas las explicaciones que se dan sobre este mega-negocio son de ndole financiera, lo cierto es que permitir una concentracin monoplica de poderosos medios en manos de quien representa y promueve, como pocos, los in- tereses neoconservadores en el mundo de las noticias, convirtin- dose, de hecho, en una especie de Ministro de Informacin goebbeliano del movimiento. En esa misma cuerda, la de los grandes negocios corporativos que han invertido mucho apoyando a los neoconservadores para que estos acten como sus lobbystas de lujo, se inscribe una Conser- vative Alert, del 12 de enero de 2005, publicada en townhall.com destinada a advertir a los norteamericanos que las demandas abusivas estn destruyendo el sistema de salud del pas, precisamente cuan- do Michael Moore ha decidido comenzar a rodar un nuevo docu- mental para demostrar que las grandes corporaciones farmacuticas, incluyendo las clnicas privadas, estn enriquecindose a costa del engao y la explotacin de sus pacientes. Si usted est de acuerdo en que la salud pblica es ms importante que las ganancias que ob- tienen con sus demandas abusivas los abogados litigantes dice la Alerta, entonces se unir a Sick of Lawsuits, una campaa no po- ltica destinada a educar al pblico sobre el impacto negativo de las demandas abusivas [...]. 25 Sin dudas, los neoconservadores comprenden bien que los medios deben ser dominados para que sus proyectos alcancen los resultados esperados. Se ha conocido que Armstrong William, un periodista negro neoconservador, uno de los gacetilleros de townhall.com: [...] recibi 240 000 USD del gobierno para promover el programa No Child Left Behind ante audiencias de su raza, lo que demuestra cun extendida se encuentra la prctica de utilizar los medios de comunicacin del pas como vehcu- los para la propaganda oficial. 360 Eliades Acosta Matos Para lograr el mismo objetivo, la firma de relaciones pbli- cas Ketchum recibi de la Secretara de Educacin la cifra de 1 000 000 de dlares, en lo que es, aparentemente, una iniciativa ilegal, pues segn han demostrado en una carta tres representantes demcratas, Rosa L. DeLauro, Sherrod Brown y Rahm Enmanuel, la campaa de Ketchum incluye la com- pilacin de historias y reportajes de periodistas que escriben favorablemente sobre el Presidente y su partido, as como la preocupacin de ambos por la educacin. 26 Una de las principales tareas de los medios, en las condicio- nes del predominio neoconservador, es, en efecto, como sealara acertadamente Edgard S. Herman en su ensayo The Banality of Evil, [...] normalizar lo impensable para el pblico en general. 27 Y como expresara: se pueden hacer cosas terribles, siempre que se hagan de manera organizada y sistemtica, pues as son percibidas por los dems con naturalidad. 28 Para imponer esta sensacin de normalidad alrededor de lo que no lo es, los conservadores primero y ahora los neoconservadores, vienen trabajando en silencio, utili- zando los medios alternativos, cuando eran minora y ahora se dis- ponen a seguir imponiendo su agenda y censurando a sus oponentes, mientras detenten el poder. Existe un libro ilustrativo de la manera en que la familia con- servadora ha venido aduendose de los espacios de difusin de ideas de los Estados Unidos, viniendo desde abajo. Sus autores son David Franke y Richard Viguerie, este ltimo considerado el padre del correo poltico directo en el pas, desde el ao 1965. La obra, Americas Right Turn: How Conservatives Used New and Alter- native Media to Take Power, permite hacer un recorrido desde los aos 50 hasta el presente, examinando el uso conservador de los medios, entre ellos, el correo directo para promover la causa conservadora y recaudar fondos para ella, mediante los Talks Ra- dio, Internet y Fox News Chanel, de televisin por cable. Neals Boorzt, uno de los promotores radiales conservadores de debates polticos establece las diferencias esenciales entre liberales y con- servadores, en el uso de los medios: La ideologa liberal se basa, en lo esencial, en las emociones [...]. Los conservadores, por otro lado, aman el debate basado en hechos [...]. A nadie debe sorprender El Apocalipsis segn San George 361 que la mayora de los anfitriones de los debates radiales y sus ra- dioescuchas sean conservadores [...]. 29 El predominio que ostentan los conservadores, en general y los neoconservadores, en particular, en el debate de ideas que tiene lugar en los medios norteamericanos, no es casual. Los conservadores han venido, durante dcadas, definiendo sus ideas, escogiendo cuidadosamente el lenguaje mediante el cual las presentan y construyendo la infraestructura para comunicarlas comentaba Bonnie Azab Powell, periodista de la Universidad de Berkeley, en entrevista con el linguista George Lakoff, el 27 de octubre de 2003. Los conservadores han logrado poner a la defensiva a los progresistas. 30 Para George Lakoff, el xito de los conservadores radica en: [...] los billones de dlares invertidos en este asunto. Durante ms de 30 aos sus tanques pensantes han venido invirtiendo fuertemente en las ideas y el lenguaje. Ahora, segn Paul Weyrich, de la Heritage Foundation, exis- ten ms de 1 500 radio talks show conservadores. [...] manejan millones, construyen infraestructura, estudios de TV, organizan giras para sus intelectuales, encargan li- bros para hacerlos figurar en la lista de best sllers [...]. Como empresarios que son, manejan muy bien los negocios. 31 Los neoconservadores no solo han invertido en los medios y en su infraestructura, en las giras de sus voceros y en la publica- cin de los libros que encargan, sino tambin en alianzas tiles, como la establecida con el sionismo, desde sus orgenes como movimiento. A tal punto llegan estas relaciones que muchos de sus crticos, de derecha e izquierda, no han dudado en acusarlos de antipatriotas y traidores, as como de desarrollar una agenda pol- tica que favorece a Israel, antes que a los Estados Unidos. El alineamiento de los neoconservadores con el sionismo se deduce, segn muchos observadores: [...] de su pasado acadmico, sus escritos y sus aparicio- nes pblicas. [...] No es difcil pensar que detrs del uso de 362 Eliades Acosta Matos soldados y fondos norteamericanos para desmantelar la ca- pacidad militar de Iraq y teniendo en cuenta las belicosas amenazas neoconservadoras contra Irn y Siria, se esconde la intencin de eliminar las fuerzas que se oponen al poder israel, en la regin. 32 Los escandalosos casos del Dr. Stephen Bryen y de Michael Leeden, destacados neoconservadores y altos funcionarios del go- bierno de Bush Jr., son de aquellos que se aducen como pruebas de que los neoconservadores llevan adelante una agenda pblica y otra secreta, esta ltima a favor del sionismo. El Dr. Bryen es considerado el gur tecnolgico del panten neoconservador. Pero no se quiere recordar que en abril de 1979, cuando era miembro del equipo de trabajo del Comit de Relacio- nes Exteriores del Senado, fue sorprendido y acusado por ofrecer documentos secretos a un funcionario de la Embajada israel, que result ser Zvi Rafiah, el jefe del Mossad en Washington. Tras re- nunciar a su cargo, el Dr. Bryen pas a ser director ejecutivo del Jewish Institute for National Security Affair (JINSA). De forma sorpresiva, en abril de 1981 y a pesar de su pasado, el Dr. Bryen fue nominado para el cargo de segundo asistente del Secretario de Defensa de los Estados Unidos. Quien lo propuso haba sido recien- temente nombrado asistente del Secretario de Defensa para la Po- ltica de Seguridad Internacional: Richard Perle, el yerno de Albert Wohlstetter. El Dr. Bryen desempe altos cargos en diferentes adminis- traciones norteamericanas. Desde abril de 2001 hasta el 2005, y a propuesta de Paul Wolfowitz, subsecretario de Defensa y tambin discpulo de Wohlstetter, fue aceptado como miembro de la Comi- sin destinada a investigar asuntos de seguridad y economa vincu- lados con China. Junto a l forma parte de la Comisin Michael Leeden, quien es, segn Benador & Asociados, la influyente firma neoconservadora de relaciones pblicas, una autoridad mundial en inteligencia, historia contempornea y asuntos internacionales. Lo que no dice la elogiosa descripcin de Benador & Asocia- dos es que Leeden tambin a propuesta del activo Richard Perle, fue contratado en 1983 como consultor del Departamento de De- fensa en temas de terrorismo, bajo la supervisin directa de Noel El Apocalipsis segn San George 363 Koch, asistente principal del Secretario de Defensa para Asuntos de Seguridad Internacional. Tampoco se dice que Koch, preocupado por las atribuciones indebidas asumidas por Leeden en lo tocante a la consulta de documentos secretos y a su extrao dominio de siste- mas alfa-numricos de los usados para decodificar cdigos de alta seguridad, dej de utilizar sus servicios. Leeden, a pesar de ello, pas a trabajar como consultante del National Security Council, bajo el mando directo de Oliver North. Apartado temporalmente del gobierno, a fines de los 80, Leeden reapareci, bajo el gobierno de Bush Jr. Con el apoyo de Douglas Feith, destacado estratega neocon y subsecretario de Defensa, Leeden fue empleado como consultante de la Oficina de Planes Especiales, lo cual presupone el acceso a materiales clasificados. Los casos anteriores son apenas la punta del iceberg de las relaciones del movimiento neoconservador con los sionistas, al menos de sus ms destacados personeros, que son, a la vez, altos funcionarios del gobierno de Bush Jr. Se conoce, por lo publicado en el diario israel Kol Yisrael, el 3 de octubre de 2001, que a las preocupaciones sobre las posiciones de los Estados Unidos con res- pecto a Israel expresadas por Shimon Perez, Ariel Sharon respondi de la siguiente manera: Quiero decirlo muy claro: no se preocupe tanto por las presiones que los Estados Unidos puedan ejercer sobre Israel. Nosotros, los judos, controlamos a los Estados Unidos y los propios americanos lo saben. 33 Cuando los neoconservadores acusan de antisemitismo a quienes sealan sus vnculos con el sionismo, nos recuerdan que tambin acusan de antiamericanos a quienes critican sus posi- ciones imperialistas disfrazadas de patriotismo. De hecho, ambas acusaciones forman parte de una misma estrategia de defensa ba- sada en ataques verbales que escamotean la verdad y distorsionan los hechos. La definicin de antiamericanismo que aportan los neocon- servadores y sus aliados sionistas es muy elocuente. En Anti- -Americanism and Anti-Semitism: A New Frontier of Bigotry, en- sayo en el que su autor Alvin H. Rosenfeld, del American Jewish Committee, cita a Paul Hollander, puede leerse: Se trata de una peculiar actitud mental de desdn, aversin o intensa hostilidad, cuyas races se pueden buscar en asuntos 364 Eliades Acosta Matos no relacionados directamente con los atributos actuales de la sociedad norteamericana o de su poltica exterior [...]. El antiamericanismo remite a una predisposicin negativa, a cier- tos prejuicios infundados, similar al racismo, el sexismo o el antisemitismo. 34 El inters nacional es el concepto clave para discernir qu hay de cierto en estas acusaciones contra los neoconservadores. De lo que este quiera decir y de la manera en que se considere deba ser preservado y promovido, depender la objetividad de las acusaciones. Cuando profundizamos en la comprensin neocon- servadora del inters nacional de su pas, se nos revela que las crticas son justas. Los neoconservadores, que son implacables con sus enemi- gos ideolgicos, no pueden esperar de estos una actitud diferente. Sus crticos son numerosos y provienen de todos los rincones del espectro poltico: de la derecha, del centro y de la izquierda; de dentro del pas y de fuera de l. A pesar del inmenso poder que ostenta el movimiento y del que puedan llegar a adquirir en el se- gundo mandato de Bush Jr., quien quiera escribir el Anti-Neo tendr dificultades, no por defecto, sino por exceso. Las crticas desde la derecha contra los neoconservadores provienen, en lo fundamental, del campo de los conservadores tra- dicionales, al estilo de Pat Buchanan, y tienen como rganos de expresin a The American Conservatives y algunas pginas web personales, como la de Lew Rockwell. De manera resumida, los graves motivos de disenso que los separan de las ideas y la prctica de los neocons son: 1- Los elementos que conforman el inters nacional norteameri- cano, en manos de los neoconservadores, resultan maleables e imprecisos segn Thomas E. Woods Jr., de manera que pueden ser siempre utilizados para justificar cualquier inter- vencin militar fornea. 35 Siguiendo esta lgica discursiva, Woods no duda en sealar que [...] el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano de los neoconservadores brinda respaldo al imperialismo, en el Medio Oriente, en nombre de la seguri- dad nacional [...]. La invasin a Iraq, en el 2003, no ha favore- El Apocalipsis segn San George 365 cido los intereses norteamericanos: el pas se encuentra ms aislado que nunca en la arena internacional. 36 2- El pacto de los Estados Unidos con Israel es considerado un grave error por los conservadores tradicionales y constituye una de las crticas ms recurrentes que se hace contra sus prin- cipales arquitectos. En el artculo Abusing the Holocaust, Michael C. Desch denuncia que los neoconservadores y sus aliados sionistas, manipulando la historia del Holocausto, han logrado involucrar al pas en sus aventuras en el Medio Orien- te [...] dificultando que piense con claridad acerca de sus ver- daderos intereses y estimulndolo a desarrollar una poltica hacia Israel animada por las culpas histricas y las obligacio- nes morales. 37 Debe recordarse que, como norma, los conser- vadores tradicionales mantienen una actitud racista hacia las minoras, incluyendo a los judos. 3- En su artculo The Perils of Hegemony, Owen Harries critica la propensin neoconservadora a considerar la democracia como un producto de exportacin. Advirtiendo, al igual que Martin Wight, [...] que las Grandes Potencias ganan o pierden su status mediante la violencia y que ninguna de ellas muere en su cama, 38 Harries considera que, a pesar de su hegemona indiscutible, los Estados Unidos no estn preparados para ejer- cer esa hegemona militar, pues la guerra contra el terroris- mo ha concentrado sus esfuerzos solo en la destruccin de los terroristas y de aquellos que los apoyan, pero debera in- cluir tambin.[...] el estmulo a la transformacin de las con- diciones que provocan el surgimiento del terrorismo y la creacin de un orden internacional que le sea hostil. 39 Se trata, apenas, de un reparo tctico, el cual parte de suponer a los neoconservadores debilidades idealistas, que estos jams han tenido. Para Harries, [...] la promocin de la libertad y la democracia [...] exige tambin mantener un necesario balance entre esos ideales y otros ms mundanos, como los de la seguridad, el orden y la prosperidad, 40 o sea, que los ideales deben ser conjugados con los intereses. Buchanan acerbo crtico de los neoconservadores, les re- procha su doctrina militar que incluye la posibilidad y necesidad 366 Eliades Acosta Matos de llevar a cabo guerras simultneas en diferentes escenarios. Y dice, refirindose a Frum y Perle, pero haciendo extensivas sus acusaciones al resto del clan: Ellos quieren que Bush expanda sus guerras, ample el teatro de operaciones, multiplique a nuestros enemigos, e ignore a nuestros aliados [...]. Para derrotar a Al Quaeda, es vital mantener la seguridad de nuestro pas y defender nuestros intereses en el mundo is- lmico [...] no debemos permitir que los neoconservadores confundan nuestra guerra contra el terror con su guerra por la hegemona. 41 Es obvio que se trata de otra crtica tctica al movimiento rival. 4- Los neoconservadores no son considerados como verdaderos conservadores por los seguidores de Buchanan. El problema de ellos ha dicho Buchanan es que son demasiado sionistas y muy poco conservadores. 42 Lawrence Kaplan, despus de leer el libro de Perle titulado An End to Evil declar: Esto no es conservatismo sino liberalismo con dientes muy lar- gos. 43 Entre conservadores tradicionales y neoconservadores se abre un abismo infranqueable y ha surgido un conflicto irreconciliable: [...] nuestros Padres Fundadores nos legaron el mandato de preservar la Repblica, para lo cual nos indi- caron mantenernos fuera de las guerras forneas, eludir las alianzas permanentes y no intentar anexiones apasionadas de otras naciones. 44 5- La desastrosa marcha de la guerra de Iraq, que es uno de los proyec- tos ms caros del sueo neocon, ha provocado que los Estados Unidos, en opinin de los conservadores tradicionales, se adentren en una crisis de incalculables proporciones. Buchanan lo resume en un cuadro alarmante: El ndice Down Jones* est cayendo, el dlar se est hundiendo, nuestra dependencia * ndices de precios de los ttulos valores negociados en la Bolsa de New York. Debe referirse al Dow Jones Composite, el ms conocido de todos, compuesto por el Dow Jones Utility Average, el Dow Jones Transportation Average y el Dow Jones Industrial Average. El Apocalipsis segn San George 367 del petrleo importado aumenta, tenemos una deuda interna cada vez mayor y las fuerzas armadas de los Estados Unidos estn empantanadas ante una insurgencia mediana, en un pas rabe mediano. 45 Los conservadores tradicionales acusan especialmente a los neoconservadores, con toda razn, por su intolerancia y por las tendencias totalitarias y represivas que guan su movimiento. Paul Gottfried denuncia: Los neoconservadores habitualmente calumnian a quienes no comparten sus puntos de vista y tambin a quienes dis- frutan beneficios del gobierno, u ocupan puestos que los neocons ambicionan ocupar [...]. Mi libro The Conservatives Movement, demuestra que la cacareada libertad acadmica que defienden los neoconser- vadores, jams debe tomarse en serio. 46 En su artculo Neocons and Free Speech, Gottfried fue ms categrico: Conspirar contra la libertad ha sido la prctica habi- tual de este grupo. 47 6- Los neoconservadores son acusados tambin por los paleo- -conservadores de ser: [...] anti-occidentales y anti-cristianos, mendaces defensores de Israel [...]. [...] estn animados por una mezcla de odios y objetivos revo- lucionarios a alcanzar, que van desde aborrecer a los alema- nes y a los sureos blancos, hasta lograr el dominio de un imperio democrtico global, junto con la derecha de Israel y aquellos americanos a los que esperan controlar. 48 7- Por ltimo, los conservadores tradicionales acusan a los neocon- servadores de estar influenciados por lo que llaman el marxis- mo cultural, debido a que muchos de sus exponentes proceden de la izquierda. Cuando los straussianos defienden [...] el hege- monismo ideolgico, defienden a las clases sociales asociadas 368 Eliades Acosta Matos a l [...]. Son defensores de las clases dominantes, obscena- mente recompensados por estas, ocupantes de altos cargos en instituciones izquierdistas, dentro de la burocracia guberna- mental y en los tanques pensantes conservadores. 49 Si las diferencias que oponen a los conservadores tradiciona- les y a los neoconservadores son por naturaleza tcticas y de matices, mucho ms sustanciales son las que los contraponen a quienes los critican, desde la izquierda. Un buen ejemplo de ellos se encuentra en el artculo Noeconservatism: Where Trostky Meets Stalin & Hitler, de Srdja Trifkovic, publicado en Chronicles Magazine, cu- yas crticas esenciales contra los neocons, desde la izquierda, son: Los neoconservadores comparten con Stalin y Hitler una ideologa nacional socialista con proyeccin internacional imperialista. De hecho, los neoconservadores no favorecen la libre em- presa, sino un tipo de capitalismo de Estado, que se ubica dentro del contexto del aparato global del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que Hitler hubiese apre- ciado mucho. [...] Son estatistas, por excelencia. Los neoconservadores no desean abolir el Estado, sino con- trolarlo, en especial si dicho Estado les permite controlar a los dems. No son patriotas, en ninguna acepcin del tr- mino. No se identifican con los Estados Unidos reales e histricos, sino que ven al pas como un organismo hospe- dero que les facilita sus ansias de poder [...]. Quieren que los Estados Unidos se conviertan en un super-Estado capaz de ser hegemnico y global. Su permanente aspiracin a construir un imperio americano ul- tramarino se acompaa de la transformacin del gobierno federal en un Leviatn libre de restricciones constitucionales. La fuerza dominante en el discurso neoconservador es la bsqueda psictica del poder y su justificacin, es el dis- curso nacionalista. [...] Al igual que Goebbels dio la bien- venida a los bombardeos de los aliados sobre Alemania, porque destruiran el viejo orden burgus de los relojes de cuco y los mazapanes, as la bsqueda psictica de la gran- El Apocalipsis segn San George 369 deza que propugna Bill Kristol, intenta eliminar los viejos Estados Unidos descentralizados de los salones de bingo y los juegos de las Ligas Menores. Los neoconservadores exigen crear un Nuevo Orden que contemple el control fsico sobre otros pueblos y nacio- nes. Incluso cuando hablan de exportar la democracia esta se entiende como un concepto ideolgico: no implica la participacin en los asuntos de gobierno de ciudadanos in- formados, ni el deseable contenido social y poltico que deben tener las decisiones populares [...]. Son predominan- temente militaristas y totalitarios. Su doctrina estratgica se expresa en un nfasis en lo militar, conectado con cual- quier amenaza a los Estados Unidos. [...] Buscan el adoc- trinamiento de los jvenes con tal de que arriesguen sus vidas, no por la defensa del honor o la seguridad de su pa- tria, sino a partir de las misiones que se plantean engaando al pblico, para hacerlas polticamente aceptables. La mentalidad neoconservadora es apocalptica, antes que ut- pica. La sustitucin de la amenaza sovitica por un terroris- mo amorfo refleja la accin de una mente que nunca descansa. Nuevas misiones y guerras se construyen y los pretextos se fabrican, de la misma manera en que se fabric el ataque a la estacin radial alemana de Gleiwitz, el 31 de agosto de 1939. Las herramientas para reforzar la aceptacin domsti- ca de tales planes son similares: el Acta Patritica que sigui al 11 de septiembre, de la misma manera en que la suspen- sin de la Constitucin de Weimar sigui al incendio del Reichstag. Michael Leeden escribi que la destruccin constructiva es la eterna misin de los Estados Unidos, dentro y fuera de sus fronteras y la razn que explica el odio de sus enemigos. Ellos no se sienten seguros ante el solo hecho de que existi- mos y amenazamos su legitimidad. Intentan atacarnos para so- brevivir y nosotros debemos destruirlos para hacer avanzar nuestra misin histrica. [...] En el pensamiento straussiano neoconservador, el que manda no requiere de normas morales, pues el nico derecho natural existente es el derecho de los seres superiores a dominar a los inferiores. 50 370 Eliades Acosta Matos En resumen, [...] en esta forma de pensamiento, la de los neoconservadores, se expresa el mayor enemigo de los Estados Uni- dos, la mayor amenaza a su orden constitucional, a su modo de vida. El poder que persigue es para llevar a cabo el sueo escatolgico del fin de la historia [...]. 51 Una importante arista de las crticas que se dirigen a los neoconservadores, desde la izquierda y la derecha tradicional, es la de ser un movimiento cuyo vertiginoso crecimiento y actual predominio se deben a la proteccin y financiamiento encubierto de la CIA, en los aos de la Guerra Fra. Un curioso artculo aparecido en 1997 en The Rothbard- Rockwell Report y reeditado en leerockwell.com, rgano de los paleoconservadores de Pat Buchanan, tiene por ttulo una elocuen- te pregunta: Neoconservatism: a CIA Front?. En l se analiza, con abundancia de datos y revelaciones de primera mano, la ma- nera en que la CIA penetr o cre, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, numerosos peridicos, revistas, estaciones de radio y televisin bajo el pretexto de una amenaza sovitica inexistente que, no obstante, como una quimera, sirvi para mantener a raya a las masas. En este artculo nada sospechoso de simpatizar con las ideas de izquierda, se revela que en aquellos aos la CIA lleg a dedicar el 29% de su inmenso presupuesto a asuntos relacionados con los medios y la propaganda y que uno de sus principales objetivos fue [...] desacreditar las indeseables actitudes parroquiales que funda- mentaban los deseos de paz. Fue necesario, particularmente en Eu- ropa, inocular al pblico contra el virus de la neutralidad. 52 En los aos 70 [...] el presupuesto de la CIA dedicado a la propaganda, segn la organizacin Public Information Resource, exceda los 285 000 000 de USD, que era mayor que los presupuestos combi- nados de Reuters, UPI y AP. 53 Los autores de este revelador artculo significan, que: [...] el movimiento conservador que culmin con el ascen- so de Ronald Reagan a la presidencia, fue un resultado de esos turbulentos aos de la Guerra Fra y probablemente, producto de intervenciones de las agencias de seguridad del Estado en los asuntos polticos internos, que muchos de sus El Apocalipsis segn San George 371 protagonistas no estn en condiciones de reconocer. Los ms belicosos guerreros del campo neoconservador y los ms in- veterados intervencionistas de la National Rewiew hunden sus races en esos esfuerzos propagandsticos de la CIA. 54 Las relaciones directas entre la CIA y el movimiento neocon- servador, segn los paleoconservadores, se remontan a los aos 60, y afirman: El papel jugado por la CIA en el establecimiento de la in- fluencia neoconservadora puede ubicarse a fines de los 60, pero es un hecho oscurecido por las reiteradas negativas de los actores principales a reconocer lo que saban sobre se- mejantes financiamientos secretos. La organizacin pri- maria creada con estos fines fue el Congress for Cultural Freedom, dirigido contra los partidarios del stalinismo, que organiz una cruzada intelectual contra la URSS, supuesta- mente desde la izquierda. La revelacin de que el Congreso era un frente de la CIA, da su credibilidad, a pesar de los esfuerzos de la Ford Foundation para mantenerlo a flote. El Congreso desapareci, pero como seala Justin Raimondo [en su artculo de 1993 Reclaiming the American Right] sus principales organizadores se dieron a conocer luego como neoconservadores. [...] Entre los organizadores del Congreso estaban James Burnham, Irving Kristol, Gertrude Himmelfarb, Daniel Bell, Arthur Schlesinger, Lionel Trilling y Sidney Hook. [...] Hoy, Kristol es el Rey Svengali del mundo conservador. 55 Viniendo de tales orgenes, no es de extraar que todava se contine sospechando del nexo existente entre los neocons y la CIA, y de la National Rewiew como operacin de la CIA, debi- do a que cuenta con cuatro ex agentes de la Compaa entre sus redactores (Buckley, Kendall, Burham y William Casey). No es de extraar tampoco que [...] el dinero fluya hoy, como miel y leche, hacia los activistas neoconservadores, desde las mayores fundaciones conservadoras. 56 372 Eliades Acosta Matos Una de las aristas ms criticadas del movimiento neoconser- vador es su absoluta falta de escrpulos en lo relacionado con el dinero, o lo que es lo mismo, su propensin demostrada a la corrup- cin desenfrenada. Sus exponentes no se detienen ante conflictos de intereses u otras restricciones morales: Dedicados a la subversin de la democracia por varios me- dios, entre ellos las campaas financieras, la manipulacin de las mquinas de votar, las manipulaciones electorales, las alianzas polticas por inters se dice de ellos en el artculo correspondiente a disinfopedia, los neoconservadores man- tienen algo en comn: la preocupacin por conservar el po- der, porque este les garantiza el acceso al dinero. Se diferencian de los conservadores tradicionales en el nivel de preocupacin que sienten por la corrupcin. Mientras es- tos observan cdigos ticos, eluden los conflictos de intere- ses y velan por su reputacin, los neoconservadores, tanto los norteamericanos, como los israeles, no sienten preocu- pacin alguna por tales temas. 57 Las relaciones familiares y las alianzas entre los neocons son tan comunes que cualquier observador imparcial no podr menos que sos- pechar de la manera en que reparten las generosas donaciones con las cuales las grandes corporaciones los sostienen, o los privilegios y el poder que significan ocupar altos cargos gubernamentales. Contrariamente a lo que indican las apariencias denuncia Jim Lobe en su artculo All in the Neocon Family, publicado el 27 de marzo de 2003, en alternet, los neoconservadores no cons- tituyen un movimiento poltico, sino un pequeo club exclusivo, caracterizado por sus relaciones incestuosas y sus conexiones per- sonales. 58 Las denuncias de Jim Lobe estn suficientemente documen- tadas, como para llevarnos a comparar a los neconservadores con el clan de los Borgias, por sus desmanes y su nepotismo: Irving Kristol est casado con Gertrude Himmelfarb, cuyos estudios sobre la Era Victoriana inspiraron a quienes ven- El Apocalipsis segn San George 373 dieron a Bush la idea del conservatismo compasivo. [...] El hijo de esta orgullosa pareja no es otro que William Kristol, el Delfn del movimiento, editor de The Weekly Standard y fundador en 1997 del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano [...]. El discpulo ms aventajado de Irving Kristol es Richard Perle [...] que est casado con la hija de Albert Wohlstetter, quien fue tambin profesor de Paul Wolfowitz. Otro protegido de Perle es Douglas Feith, el segundo de Wolfowitz, hijo, a su vez, de Dalck Feith, un empresario de Filadelfia, seguidor del lder sionista Vladimir Jabotinsky [al igual que Leo Strauss]. Michel Leeden, colaborador de Perle en el American En- terprise Institute, est casado con Brbara Leeden, funda- dora y directora del anti-feminista Independent Womens Forum. Perle, Feith y otro matrimonio neoconservador, el formado por David y Meyrav Wurmser, escribieron en 1996 un memorndum para Benjamn Netanyahu, solicitndole romper los Acuerdos de Oslo e invadir Iraq. Dick Cheney est casado con Lynne Cheney [quien presidi la National Endowmewnt for Humanities en el gobierno de Bush Jr.]. Cheney recientemente nombr a Victoria Nuland en el cargo de viceconsejera para la Seguridad Nacional, quien es esposa de Robert Kagan, cofundador del PNAC y camarada de Bill Kristol. El padre de Robert Kagan es Donald Kagan, historiador de Yale, ex demcrata convertido en neoconservador en los aos 70. A principios de 2000, Donald Kagan, junto a Frederick, su otro hijo, escribi el libro While America Sleep, una clari- nada en pos de mayores gastos militares. Elliots Abrams, director de Asuntos del Cercano Oriente en el Consejo de Seguridad Nacional de Bush Jr., es yerno de Norman Podhoretz y de su esposa, la escritora neoconser- vadora Midge Decter, quien fuera, junto a Podhoretz, una de las principales lderes del Committee for Present Danger, en 1980, cuando trabajaron junto a Donald Rumsfeld. Los Podhoretz son tambin los padres de John Podhoretz, co- mentarista del New York Post y de Fox News Channel. 374 Eliades Acosta Matos Entre los protegidos de Podhoretz se encuentran Jeanne Kirkpatrick y Richard Pipes, asesor de Reagan para asuntos relacionados con la URSS. El hijo de ambos, Daniel Pipes, es tambin un destacado periodista neoconservador. 59 Este clan, en opinin de Jim Lobe, ha utilizado sus estrechas relaciones familiares y sus contactos para lograr el control del go- bierno de Bush y de esta manera, controlar el futuro de la poltica exterior de los Estados Unidos. Uno de los crticos de la manera en que los neocons llevan ade- lante la poltica exterior del gobierno de Bush Jr., es James P. Pinkerton, columnista del Newsday desde 1993, comentarista del Fox News Channel y antes, colaborador de Ronald Reagan y Bush Sr., entre 1980 y 1992. En este caso, el Anti-Neo se escribe desde la derecha ms abiertamente fascista, como lo demuestra su artculo 7 Habits of Highly Effective Imperialists, publicado el 11 de octu- bre de 2004, en el American Conservatives. Parodiando el ttulo del libro de Stephen Covey, un best sller de auto-ayuda titulado The 7 Habits of Highly Effective People, Pinkerton critica la cruzada para extender los benefi- cios del americanismo al resto del mundo, especialmente al Medio Oriente, ya que no ha sido efectiva y, por lo tanto, ha llegado el momento de unir la magia de Covey a los esfuerzos imperiales del To Sam dando a conocer a los tanques pensan- tes los 7 Hbitos del Imperialismo Altamente Eficaz. Estos, en su opinin, son: 1- Tome en serio su imperialismo: el Gran Juego no es para diletantes: si los Estados Unidos tomasen en serio su imperialismo, estaran implementando la enseanza masi- va a sus nios de lenguas como el rabe, el pashtu, el dari, el farsi, el urdu y ms importante an: preparando a sus hijos para el servicio en ultramar. [...] En vez de ello, los seguidores de Feith lo empeoran todo enviando a Iraq a gente carente de habilidades, como a Michael Fleischer [hermano de Ari Fleischer] y a Simone Leeden [hija de Michael Leeden] para ocupar posiciones destacadas en la Autoridad Provisional de la Coalicin. El Apocalipsis segn San George 375 2- Acepte a los locales como a usted mismo: Esto es difcil de lograr, se sabe: no debe esperarse que lo quieran la gente a la que usted asesina. 3- No se gue por ninguna regla: si el Hbito 2 no funciona, intntelo con el Hbito 3. Cuando los romanos tuvieron pro- blemas con Cartago, demolieron la ciudad y regaron el suelo con sal [...]. En las posesiones geopolticas por conquista, masacrar a la poblacin aborigen es equivalente a nueve dcimos de la Ley [...] eso es genocidio, pero ha demostrado ser eficaz. 4- Dispone de aliados? Va a necesitar algunos: Cuando los Es- tados Unidos han luchado junto a sus aliados, desde la Pri- mera Guerra Mundial hasta la Guerra del Golfo [...], la lucha ha sido efectiva. Cuando ha peleado de manera unilateral, como en Vietnam y en Iraq, ha sido inefectivo. [...] Los aliados son tiles, especialmente si son ogros. 5- Sea realista: En el 2003, el Carnegie Endowment for Inter- national Peace estudi los mayores esfuerzos realizados por los Estados Unidos para construir naciones, hallando que solo cuatro de ellos tuvieron xito Alemania, Japn, Grana- da y Panam, mientras que 12, entre los que se encuentran Hait, Nicaragua y Vietnam, fueron ineficaces. 6- Retrese rpidamente y deje en su lugar un gobierno ttere: El imperialismo eficaz utiliza sustitutos para las ocupacio- nes prolongadas. 7- Djese arrastrar por la tragedia, pues ella est ya en cami- no: Hoy la lucha en Iraq es asimtrica: nuestros F-16 con- tra sus Ak-47, pero maana las acciones asimtricas pueden alcanzar el territorio de los Estados Unidos: sus armas de destruccin masiva contra nuestras ciudades. 60 La conclusin a la que arriba Pinkerton es clara: Hasta ahora, los norteamericanos solo han sido eficaces en Iraq en lo tocante al gasto de dinero [...]. Si los norteamericanos deseasen prepararse para vivir segn estos Hbitos, podremos mirar al futuro, o por lo menos, pacificar Fallujah. 61 La manera brbara y despiadada en que se pacific Fallujah, siguiendo los simpticos consejos de Pinkerton, apelando a la 376 Eliades Acosta Matos evacuacin forzosa de sus habitantes, el bombardeo indiscriminado de sus barrios, la masacre de quienes resistieron los ataques, y el asesinato impune de prisioneros y combatientes heridos, demuestra que sus recomendaciones, basadas en doctos anlisis histricos, siguiendo la lnea clsica de Strauss y Albert Wohlstetter, fueron escuchadas y que la epopeya sangrienta que comienza cuando al- gn neocon encumbrado hojea una obra de Platn o una historia del Imperio Britnico, siempre terminar con el genocidio de quie- nes se crucen en el camino de sus planes de expansin y con la demolicin, hasta los cimientos, de mezquitas, bibliotecas, mu- seos, sitios arqueolgicos o simples viviendas, aunque a esta aris- tocracia imperial de nuevos ricos les falte el sentido simblico del poder, el dominio de la potica de dominacin que expresaron los romanos cuando regaron con sal las ruinas ensangrentadas de la rival Cartago. Hoy todo es ms prosaico, ms perecedero, con menos clase, hasta los imperios: lo que quede de las naciones conquistadas y liberadas se distribuir entre las corporaciones como la Halli- burton, que son, a fin de cuentas, las que pagan a quienes alertan, organizan, provocan y desatan las guerras de expansin infinitas y lo hacen, debe decirse, con largueza, para que sus arcas puedan luego henchirse con los frutos de la rapia. Inversiones de riesgo, es cierto, pero qu capitalista de pura cepa no ama arriesgarse en la Bolsa? Para los ingenuos y optimistas a ultranza, tres nuevos elemen- tos han venido a demostrar que el clan neoconservador protago nista del autogolpe de Estado del 11 de septiembre de 2001 y que tiene en Bush su dcil mascarn de proa, lejos de aplacar, ha for- talecido sus mpetus totalitarios e imperialistas, a pesar del recha- zo mundial y la tragedia de Iraq. Estos mismos cndidos que se remiten serficamente, una y otra vez, al escrutinio del pasado histrico de los Estados Unidos, buscando augurios apaciguadores sobre los segundos mandatos de los presidentes belicosos, o sobre las reservas morales y constitu- cionales de la nacin, no han comprendido an que se enfrentan a un monstruo indito, decidido a desmentir todos los augurios pre- cedentes y a pisotear todos los lmites, constitucionales o mora- les, que intenten oponerse a su marcha. El Apocalipsis segn San George 377 Como en los mejores filmes de terror norteamericanos, don- de la protagonista descubre que el asesino est ya dentro de la casa, el Mal que los neoconservadores dicen perseguir, por lejanos y oscuros rincones del planeta, se ha instalado, definitiva y jubi- losamente, en el mismo corazn de la nacin y segn las neo-uto- pas, para siempre. Este clan de poder, a la vista de la debacle de los demcratas en las elecciones de 2004, sin enemigos organizados y podero- sos que puedan actuar como contrapeso interno, dentro de las re- glas constitucionales norteamericanas, despreciador de la opinin pblica nacional y mundial, ensoberbecido con su aplastante poder militar y econmico y con el cheque en blanco que les extendi la reeleccin de Bush Jr., no piensa abandonar el poder jams, no, al menos, por las vas democrticas por las que lo obtuvo, reme- dando al tahr que despus de alzarse con un jugoso botn, decide cambiar las reglas del juego, para su propio provecho. Ni los neoconservadores, ni las corporaciones que los ama- mantan, ni las agencias de inteligencia que los protegen y promue- ven, ni el complejo militar-industrial que se beneficia enormemente con las guerras que desatan, aceptarn volver a la incierta situacin de un mundo medianamente pacfico y estable, ni se inclinarn, voluntariamente, ante presidentes menos dciles, o que ordenen menos bombardeos e invasiones que Bush Jr. Para que se instaure el milenio prometido, la Pax Americana soada, apelarn a cualquier mtodo, por monstruoso que sea, in- cluso los atentados terroristas ms apocalpticos que se puedan imaginar; las amenazas exteriores ms tremebundas que se puedan organizar; las crisis econmicas, migratorias o climticas ms insalvables, que se puedan desatar; y los desafos ms peligrosos en materia de epidemias humanas, desarrollo de las tecnologas o propiedad intelectual que se puedan presentar. Al fin, despus de una prolongada fiesta de disfraces galan- tes, en un saln decorado con consignas falsas (democracia, libertad, derechos humanos, compasin, libertad de expre- sin, etc.), ha llegado el amanecer y el momento en que se echan a un lado las mscaras, dejando al descubierto, en todo su horror, los verdaderos rostros del capital, los ms celosamente escondi- dos bajo los oropeles, los menos atractivos y glamorosos, los de 378 Eliades Acosta Matos piel llagada por la injusticia, la explotacin y el egosmo impla- cables que los caracterizan. Al fin se han transparentado los mecanismos de dominacin finales del sistema, con el ascenso al poder de los neoconserva- dores, su ltima y desesperada carta de recambio, jugadores rentados, sacados de contrabando del equipo rival, que van al terre- no con las tcticas y mtodos de lucha aprendidos antes, con signo cambiado, destinados a batir a sus antiguos camaradas de armas. Un capitalismo decadente y parasitario que ha venido sortean- do crisis, transfigurndose desde la barbarie ms cruda de la acu- mulacin original, la expansin colonial, las matanzas de las guerras imperialistas, la represin ms tenaz contra sus disidentes y los pueblos que han osado enfrentarlo, hasta adquirir la imagen amable que de l nos vende Hollywood, o que se disfruta durante los cor- tos intervalos, aparentemente menos agresivos, del Camelot de John F. Kennedy, la presidencia parroquial de un sonriente Jimmy Carter, o el mandato de Bill Clinton, lector de Garca Mrquez y pasable intrprete del saxo, llega, con la presidencia de Bush Jr., afortuna- do interlocutor de Dios, al paroxismo de sus fobias y manas, ca- paz de matar y reprimir a plena luz del da, para que no mermen sus ganacias, ejecutando una cabriola dialctica de 360 grados, para terminar mordindose la cola, regresando a sus inicios, asesinan- do a la Repblica para que viva, efmeramente, el Imperio. Deslindados los campos, eliminado lo superfluo, reveladas las esencias ms celosamente escondidas, el sistema y sus ms leales servidores han aprovechado este primer mes de 2005 para dar tres pasos importantes, smbolos de los nuevos tiempos, fin de toda esperanza de moderacin, seales inequvocas de lo que est inscrito, con letras de sangre, en los Libros Imperiales de las Profecas: I- Irn ha sido escogido, aunque an no se ha proclamado de manera oficial, como el prximo blanco de ataque imperial, el siguiente oscuro rincn del planeta que debe ser desinfectado por los marines y las bombas inteligentes del Pentgono, antes de que la Halliburton, Alma Mter de Dick Cheney, comience la ex- plotacin de sus yacimientos petroleros. El Apocalipsis segn San George 379 Un curioso artculo de Seymour M. Hersh conocido por sus revelaciones sobre las torturas en Abu Ghraib, fue publicado el pa- sado 17 de enero, en una edicin de The New Yorker, bajo el ttulo de The Coming Wars. Lo esencial de las revelaciones obtenidas de una fuente no identificada, a la que se caracteriza como un alto ex oficial de inteligencia, 62 se resumen en los siguientes puntos: La prxima campaa militar a desarrollar, dentro del Medio Orien- te, es la campaa iran. Los programas nucleares que lleva a cabo Irn, lo situn [...] entre tres y cinco aos de lograr la produccin independiente de cabezas nucleares. 62 A los es- fuerzos negociadores europeos [Francia, Alemania y Gran Bretaa], se han negado a unirse los Estados Unidos, pues [...] los neoconservadores creen que las negociaciones son un mal negocio [...] y que el nico lenguaje que entienden los iranes, es el de la presin. 63 El gobierno de Bush [...] ha estado llevando a cabo operaciones secretas de reconocimiento dentro de Irn, desde el verano pa- sado, con el objetivo de acopiar informacin de inteligencia acerca de tres docenas de sitios donde se ubican misiles qu- micos, nucleares o biolgicos. 64 Para estas operaciones se han utilizado fuerzas especiales norteamericanas, conocidas como Gray Fox, con el apoyo de agentes locales reclutados, contando con informacin aportada por Israel y Pakistn. Los planes para un ataque contra Irn [...] han sido actualizados [...] previn- dose realizar la invasin terrestre desde Afganistn, Iraq y las nuevas bases que los Estados Unidos poseen en Asia Central. 65 Tratan de justificar el ataque contra Irn, no solo por el desarrollo de sus programas nucleares, sino tambin porque es necesario [...] eliminar el aura de invencibilidad que rodea a los mullahs y su capacidad de enfrentar a Occidente, 66 lo cual remite a las razones brindadas por Mark Falcoff para eliminar a Cuba, en su conferencia ante el pblico del American Enterprise Institute. Las operaciones paramilitares que antes realizaba la CIA han sido transferidas al Pentgono, bajo rdenes ejecutivas que brin- dan amplias facultades para hallar y destruir blancos terroris- tas alrededor del mundo, incluso en pases aliados de los 380 Eliades Acosta Matos Estados Unidos. La cadena de mando de la que depende el cum- plimiento de tales rdenes se reduce a tres personas, el secre- tario Donald Rumsfeld, el general William G. Boykin y el subsecretario para la Inteligencia, Stephen Cambone, cuyo nom- bre aparece mencionado entre los que autorizaron el uso de la tortura en Abu Ghraib. Es interesante destacar que tanto el Se- cretario como el Subsecretario forman parte de la elite neo- conservadora desde los das iniciales del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano. Es sintomtico que el poder absoluto otorgado a Rumsfeld para actuar rpido, decisiva y letalmente convierte al mundo en una zona global de tiro libre, sin nece- sidad de autorizacin previa, ni de supervisin posterior del Congreso. Y el ingrediente ms peligroso de semejante situacin: [...] militares norteamericanos estn autorizados a hacerse pasar, en el exterior, por corruptos empresarios que buscan contactos para el trfico clandestino de sistemas usados en el armamento nuclear. En algunos casos, de acuerdo con asesores del Pentgono, ciudadanos locales sern es- timulados a unirse a grupos guerrilleros o terroristas, lo que los involucrar, potencialmente, en operaciones com- bativas o terroristas, incluso, en naciones donde existen embajadas o estaciones CIA de los Estados Unidos, que no necesariamente sern informadas con antelacin, segn las nuevas normas. 67 No es necesario gozar de una imaginacin desbordante para comprender que no habr gobierno, fuerza poltica o simple ciuda- dano que no pueda ser involucrado, directa o indirectamente, en acciones de este tipo, siempre que el Imperio desee fabricar prue- bas que permitan su eliminacin. En silencio y en secreto, la doctrina neoconservadora de la guerra preventiva ya de por s peligrosa, se acaba de complemen- tar con algo an ms srdido e inquietante: el reconocimiento a la legalidad de la fabricacin de motivos artificiales y de provo- caciones que amparen acciones militares de respuesta, algo con El Apocalipsis segn San George 381 lo que no osaron soar quienes se involucraron secretamente en la explosin del Maine, el hundimiento del Lusitania, el ataque a Pearl Harbor, el incidente del golfo de Tonkin y los ataques del 11 de septiembre de 2001. II- La publicacin por la Heritage Foundation que forma, junto a la Rand Corporation y el American Enterprise Institute, la Sant- sima Trinidad del movimiento neoconservador, del nuevo documento programtico, de 156 pginas, que sustituye al Pro- yecto para el Nuevo Siglo Americano, el cual recoge las tareas que cumplir por el gobierno de Bush, durante su segundo man- dato. Este nuevo plan de la Contrarreforma neoconservadora, conocido como Mandate for Leadership: Principles to Limit Government, Expand Freedom, and Strengthen America, dado a conocer el 11 de enero de 2005, ser evaluado peridicamen- te, comenzando en febrero y servir para presionar al Presidente y a su equipo de gobierno, cuando se muestren lentos o desobe- dientes en cumplir las tareas asignadas, pues para ello se permi- ti su reeleccin. Contina la tradicin de la primera edicin del Mandate..., de 1980, que recoga, en 1 100 pginas, las tareas a enfrentar por la administracin de Ronald Reagan, por lo que se le conoci como la Biblia de Reagan. Los principios cardinales que fundamentan este Mandate son, segn sus redactores: La libre empresa. El gobierno limitado. La libertad individual. Fuerte defensa nacional. Para sus promotores, el Mandate... [...] es un manual para que los legisladores responsables puedan convertir esos princi- pios en polticas y un calificador para que los ciudadanos se ase- guren de que lo hagan. 68 No es necesario comentar todos los acpites del documen- to, baste sealar que abarca objetivos concretos a lograr para la 382 Eliades Acosta Matos limitacin y tamao del gobierno federal (limitacin del gasto federal, reforma de las regulaciones federales, restauracin del poder de las cortes de justicia y fortalecimiento del federalismo), y el fortalecimiento de la sociedad civil (combinacin de una inmigracin sensible con la asimilacin, proteccin de la insti- tucin del matrimonio, desarrollo de la educacin, promocin del papel de la religin y de las instituciones religiosas), pasando por lo que se define como aseguramiento de la libertad econ- mica y del crecimiento econmico, la combinacin de la liber- tad con la responsabilidad (reforma del Seguro Social, reforma del Seguro Mdico), garantizar eficientemente la seguridad de los norteamericanos (librar la guerra contra el terrorismo en muchos frentes, proteger la patria, transformar las fuerzas ar- madas del pas), creacin de una poltica exterior que garantice la paz y la soberana de los Estados Unidos (nueva poltica hacia Europa, uso de la diplomacia pblica con fines defensivos, crear la seguridad energtica del pas y dirigir la estabilidad en Asia) y por ltimo, promover la libertad a travs del comercio y las instituciones internacionales (la proteccin de los intereses de los Estados Unidos a travs de las instituciones internacionales, el desarrollo de estrategias de desarrollo econmico basadas en el libre mercado y la promocin de la libertad econmica mediante el comercio). 69 Cada uno de los grandes principios y objetivos enunciados se concreta en principios y objetivos especficos, por ejemplo: Librar la guerra contra el terrorismo en muchos frentes, misin parcial que pertenece al objetivo estratgico de Garantizar eficaz y eficientemente la seguridad de los norteamericanos, se concreta en los siguientes principios y objetivos parciales: Principios: a) La guerra contra el terrorismo es, en esencia, una guerra contra los grupos islmicos militantes. b) Para vencer, los Estados Unidos debern trabajar con sus aliados musulmanes que se oponen al terrorismo. El Apocalipsis segn San George 383 c) Los Estados Unidos y sus aliados debern derrotar, no solo al terrorismo islmico, sino tambin a los Estados, movi- mientos y partidos polticos que apoyan a los terroristas. d) La batalla de las ideas es decisiva para llevar a buen trmino la guerra. Objetivos parciales a alcanzar: a) Matar o capturar a los jefes principales de Al Qaeda y a los lderes de los grupos afines. b) Otorgar la ms alta prioridad a la derrota del terrorismo en tres frentes claves: Pakistn-Afganistn, Iraq y Arabia Saudita. c) Sancionar, aislar, minar y reemplazar a los regmenes que apoyen al terrorismo. d) Trabajar con lderes musulmanes e intelectuales modera- dos que se oponen al terrorismo para aislar, desacreditar y derrotar a las organizaciones islmicas hostiles a los Es- tados Unidos. e) Llevar a cabo una batalla de ideas global para desacreditar la visin totalitaria que tiene Bin Laden sobre el Islam. f) Trabajar para prevenir la proliferacin de armas de destruc- cin masiva, particularmente, en los Estados delincuentes, como Irn y Siria. 70 Proteger los intereses de los Estados Unidos, a travs de las instituciones internacionales, pertenece al objetivo estrat- gico Promover la libertad mediante el comercio y las insti- tuciones internacionales. Sus principios y objetivos parciales a lograr son: Principios: a) Los Estados Unidos no mantienen alianzas permanentes, sino intereses permanentes. b) Los Estados Unidos no deben nunca depender de la apro- bacin de organizaciones internacionales o de otras 384 Eliades Acosta Matos naciones, para desplegar polticas que protejan sus intere- ses nacionales. c) Los Estados Unidos continuarn participando en negociacio- nes y tratados, as como en instituciones internacionales, cuando sea apropiado, pero esta participacin se debe con- siderar como un medio y no un fin en s mismo. Objetivos parciales a alcanzar: a) Participar en organismos multilaterales, como la ONU, guindolos hacia polticas que se correspondan con los in- tereses y prioridades de los Estados Unidos. b) Reformar las instituciones regionales a fin de hacerlas ms flexibles para dar respuesta a las necesidades de los Esta- dos Unidos. c) Trabajar con la ONU y otros organismos internacionales siempre que sea posible, pero dejndoles saber, con clari- dad, que la poltica de los Estados Unidos no queda sujeta a su aprobacin. d) Continuar participando en las negociaciones y tratados in- ternacionales, garantizando que no afecten los intereses de los Estados Unidos. 71 Desplegar estrategias de desarrollo econmico basadas en el libre mercado, lo que pertenece al objetivo estratgico Pro- mocin de la libertad mediante el comercio y las instituciones internacionales, cuyos principios y objetivos parciales a lo- grar son: Principios: a) La asistencia econmica prestada a travs de las naciones o las instituciones financieras internacionales ha fallado al intentar contribuir al desarrollo de las naciones pobres. b) Los pases que abrazan la libertad econmica crecen ms econmicamente que aquellos que restringen el mercado a travs de regulaciones y polticas restrictivas. El Apocalipsis segn San George 385 c) La ayuda exterior no es capaz de reemplazar a las buenas polticas internas. Objetivos parciales a lograr: a) Eliminar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarro- llo Internacional (USAID). b) Apoyar el programa Millennium Challenge Account. c) Eliminar el Fondo Monetario Internacional. d) Adoptar las recomendaciones de la Comisin Meltzer, para la reforma del Banco Mundial. e) Promover el comercio libre y las inversiones. 72 Como puede apreciarse, el Mandate no deja esfera de la actividad humana, gubernamental, nacional o internacional, sin in- tentar reorientar para que apoyen, o se subordinen a los intereses hegemnicos de los Estados Unidos. Es, ni ms ni menos, un ulti- mtum del Imperio al resto de las naciones y pueblos del planeta. III- El discurso inaugural del segundo mandato de George W. Bush, pronunciado el 20 de enero de 2005, en Washington, es la sn- tesis de los peligros que amenazan a la humanidad a manos de los entusiastas neoconservadores que han jurado liberarla de las tiranas. La ceremonia inaugural, a un costo directo de 40 000 000 de dlares, sin contar los gastos indirectos en seguridad, de los cua- les la Casa Blanca forz a las autoridades de la ciudad de Washing- ton a asumir 17 000 000, fue una verdadera orga imperial. La lista de los mayores donantes para la celebracin podra servir como gua de negocios corporativos: Coca Cola, American Bankers Asociation, Chevron-Texaco, Bank of America, Exxon Mobil, JP Morgan Chase, National Asociation of Home Builders El Hotel Ritz-Carlton adquiri rosas amarillas por 20 000 dlares. El costo del paquete inaugural del Fairmont Hotel fue de 10 000 USD, e inclua caviar Beluga y Don Perignon en la recepcin, un Rolls Royce con chofer y dos actores posando como agentes del Servicio 386 Eliades Acosta Matos Secreto junto a los huspedes. El precio de una estancia en la suite presidencial del DCs Mandarin Oriental, con limusina Mercedes Benz incluida, ascendi a 200 500 USD. 73 Se ha calculado que, solo con el dinero utilizado por el go- bierno para la coronacin imperial, se podra haber vacunado y brin- dado atencin mdica preventiva a 22 000 000 de nios de los pases asiticos afectados por los tsunamis, o garantizar los estudios, por un ao, a 1 160 000 nias afganas. Pero lo ms chocante de estas celebraciones no fue el jol- gorio ni los gastos exorbitantes, en medio de un mundo devasta- do por crisis, pobreza crnica, desastres naturales y guerras. Ni siquiera que mientras la Sra. Bush luca, en uno de los nueve bai- les programados, su deslumbrante modelo de Oscar de la Renta, se torturaba a los prisioneros en Guantnamo, las mazmorras de Iraq o Afganistn, o saltaban por los aires soldados americanos emboscados por la resistencia iraqu. Lo ms chocante es que mientras todo eso ocurra, su marido, el Sr. Presidente, lea un discurso de 20 minutos en el que la palabra libertad se repeta 49 veces. Segn Bush Jr., notablemente influido por el pensamiento neoconservador expresado en un libro de Natan Sharansky ex di- sidente sovitico y actual ministro israel, [...] la nica fuerza en la historia capaz de destrozar el reinado del odio y los resenti- mientos, las pretensiones de la tirana y recompensar las esperan- zas de la gente decente y tolerante, es la libertad. 74 Para que se preserve [...] la libertad de que disfruta el pueblo norteamericano debe garantizarse la libertad al resto del mundo. 75 Esta afirmacin marca un hito en el discurso declamatorio im- perial: despus de la globalizacin de la economa norteamericana, asistimos a la globalizacin de la libertad, al estilo norteamericano, mediante mtodos norteamericanos. Se trata de que [...] los Estados Unidos apoyan el auge de los movimientos y las instituciones demo- crticas en cada nacin y cultura, con el objetivo ltimo de acabar con las tiranas en el mundo, 76 lo cual significa que donde se crea que la libertad est en peligro (y eso lo deciden los funcionarios neocon- servadores e imperialistas del gobierno de Bush Jr.), termina de inme- diato la soberana nacional y la libertad de los dems. Un artculo de El Apocalipsis segn San George 387 Maureen Dowd, aparecido en The New York Times el mismo da de la toma de posesin, no puede menos que sentenciar: La nica ecua- cin que conocen los bushistas es Poder = Derecho. 77 Intentando justificar y hermosear las llagas de las interven- ciones en el extranjero y de limpiar la sangre que mancha las ma- nos de los encargados de llevar la libertad hasta los ltimos rincones oscuros del planeta, Bush declar que [...] el pas ha aceptado deberes difciles de cumplir y poco honorables de aban- donar, 78 calificando de idealistas a los agentes de inteligencia y a los diplomticos del Imperio, los mismos que tienen como tarea subvertir a gobiernos forneos, interrogar y torturar detenidos y promover la expansin imperial. Para el logro de los objetivos enunciados, Bush Jr. pidi a los jvenes norteamericanos que se entreguen a la causa del Imperio, sin reservas ni crticas, como buenos legionarios. Crean la evi- dencia que tienen ante sus ojos les dijo. [...] Ustedes han visto que la vida es frgil, que la maldad es real y que el coraje triunfa, 79 esbozando las transformaciones internas que llevar a cabo para crear lo que llama, en delicioso eufemismo sacado de algn ma- nual de capitalismo popular de la dcada del 50, la creacin de una sociedad de propietarios, el sueo corporativo destinado a crear slidas clases medias como antdoto contra las protestas sociales y las revoluciones, lo que se intentar lograr, en el caso de los Estados Unidos, privatizando las obligaciones del Estado hacia sus ciudadanos. Es probable que en el mes de febrero de 2005, cuando los neoconservadores de la Heritage Foundation efecten la primera revisin del cumplimiento por parte del gobierno de su Mandate for Leadership, consideren el discurso de toma de posesin de Bush, como la primera tarea cumplida y pongan a su lado un orgu- lloso neo-check mark. Los augurios de enero de 2005 son nefastos para la humani- dad y en primer lugar para el pueblo y las instituciones de los Esta- dos Unidos. Tras largas disquisiciones tericas se abre paso, cada vez ms, la nocin de que la nacin ha dejado de ser una Repblica y vive bajo las reglas del Imperio y no de cualquier Imperio, sino de un Imperio fascista. 388 Eliades Acosta Matos Hello: You are Now Living in a Fascist Empire, es el nom- bre de un ensayo de Carolyn Baker, publicado el 8 de noviembre de 2004, en el sitio web de Clearing House, cuyos argumentos re- suenan con fuerza dramtica por estos das inciertos: Lo que pocos norteamericanos comprenden, a pesar de las astutas observaciones de millones de personas del resto del mundo, es que ya estamos viviendo en un Imperio, no en una democracia [...]. Dentro de cuatro aos [o sea, al con- cluir el segundo mandato de Bush] la llamada Repblica Democrtica de los Estados Unidos estar irreconocible. Veremos la Corte Suprema llena de cristianos fascistas y manacos, las invasiones de Siria, Irn, Corea del Norte y Colombia, por mencionar solo algunos pases [...]. Versio- nes infinitas del Acta Patritica, con las adiciones corres- pondientes, se convertirn en ley nacional y otro ataque terrorista, deliberadamente planeado, orquestado y finan- ciado por personas del gobierno, del sector energtico y de las finanzas, ciertamente ocurrir, lo cual hundir al pas en el Cdigo Rojo y la Ley Marcial. 80 La alerta de Carolyn Baker no es exagerada. La simple enu- meracin de las 14 caractersticas del fascismo, segn el profesor Lawrence Britt, apuntadas tras estudiar los rasgos comunes del fascismo alemn, italiano, espaol, chileno e indonesio y la cons- tatacin de lo que ocurre hoy en el seno de la sociedad nortea- mericana, permite llegar a conclusiones no menos alarmantes: Nacionalismo continuado y poderoso. Desdn por los derechos humanos, producto del miedo a los enemigos y la necesidad de seguridad. El propio pueblo, bajo regmenes fascistas, llega a ser persuadido de que tales dere- chos deben ser ignorados, cuando sea necesario. Identificacin de los enemigos, lo que brinda pretextos para lograr la unidad de la causa. Supremaca de los militares. Sexismo rampante. Control sobre los medios de comunicacin. El Apocalipsis segn San George 389 Obsesin con la seguridad nacional. Intervencin de la religin por parte del gobierno. Proteccin del poder de las corporaciones. Supresin del poder de los sindicatos. Desdn por las artes y los intelectuales. Obsesin con el crimen y su correspondiente castigo. Nepotismo y corrupcin rampantes. Elecciones fraudulentas. 81 Las perspectivas de que el pueblo norteamericano y el resto de los pueblos del mundo comprendan lo que est sucediendo y se dispongan a movilizarse, como proclam en Caracas el recin con- cluido Encuentro Mundial de Intelectuales en Defensa de la Hu- manidad (diciembre de 2004), pasa por disponer de informacin clara sobre el movimiento neoconservador que se ha hospedado en las entraas del gobierno de George W. Bush y que le sirve de tutor para el despliegue de sus polticas imperiales, de la misma manera que Aristteles guiaba a Alejandro en sus conquistas. El segundo paso estriba en reconocer una terrible verdad que seala Carolyn Baker en su ensayo: La gente que no ha comprendido an la inutilidad de seguir votando por los candidatos de las grandes corporaciones, o por un tercer candidato que jams triunfar, no ha comprendi- do tampoco que ni los maquiavlicos neoconservadores, ni la familia criminal de los Bush, JAMS dejarn voluntariamente el poder, ni en el 2004, ni en el 2008, ni NUNCA. Ellos no se ocultan para proclamar que no tendrn escrpulos en hacer lo NECESARIO, con tal de retener el poder, lo cual incluye frau- des electorales, asesinatos, la quema de libros y ms que nada, el uso de los medios como si fuesen sus mquinas propagan- dsticas personales. 82 Comprendida la naturaleza del peligro que nos acecha a prin- cipios de 2005, a pocos das de la Coronacin imperial, y perdidas las esperanzas de utilizar las armas melladas del propio sistema como antdoto contra sus tendencias fascistas predominantes, urge 390 Eliades Acosta Matos la movilizacin de todas las fuerzas progresistas y verdaderamente democrticas del planeta para enfrentar su avance. A diferencia de otros momentos anteriores de la humanidad, el Anti-Neo o Libro de la Salvacin Humana, no puede ni debe ser obra de genios individuales, porque todos estamos en peligro y se requiere del aporte de las luchas cotidianas de millones de hom- bres y mujeres de todo el planeta, en primer lugar, del propio pue- blo norteamericano. Ser un libro coral, que ya ha empezado a escribirse. Es im- portante apuntar en l cada nombre, cada lucha. Pero luchar cada da, es mucho ms decisivo. La Habana, 23 de enero de 2005 El Apocalipsis segn San George 391 Referencias 1-2 Thomas, Helen: Liberal Voices Disapearing form Mainstream Media, Hearst Newpapers, Jan. 4, 2005. En: http://commondreams.org/ views05/0104-31.htm 3 Boot, Max: Forget Viet Nam. History Deflates Guerrilla Mystique, Los Angeles Times, Apr. 6, 2003. En: http://www.benadorassociates.com/ article/316 4 Greenberg, Paul: The Clinton Librarys Sanitized History, Nov. 4, 2004. En: http://www.townhall.com/columnists/paulgreenberg/print- pg20041124.shtml 5-6 Gary Webb: el periodista que desenmascar a la CIA. Entrevista, Obrero Revolucionario, Jun. 23, 1997. En: http://www.librnsula.bn- jm.cu 7 Brasschech: Gary Webb Death. New Math of Bush Reporter Suicides. Ibdem. Vase tambin en: http://www.rense.com/general60/REPORT.HTM 8-9 Currie, Duncan: Photographs Do Lie. Why His Pulitzer-Winning Picture of a South Vietnamese General Haunted Eddie Adams for the Rest of His Life, The Weekly Standard, Sept. 24, 2004. En: http://www.wee- klystan-dard.com/Utilities/printer_preview.asp?idArticle=46666&- R=A09F29847 10 Alexander, Mark: Damned If They Do, Dead If They Dont, Nov. 19, 2004. En: http://www.townhall.com/columnists/markalexander/ printma-20041119.shtml 11 North, Oliver: War Crimes?, Nov. 19, 2004. En: http://www.town- hall.com/columnists/ollienorth/printon20041119.shtml 12-13 Auken, Bill van: Pentagon Plans Death Squad Terror in Iraq, Jan. 13, 2005. En: www.wsws.org 14-15 Jehl, Douglas y Eric Schmitt: Pentagon Seeks to Expand Role in Intelligence-Collecting, The New York Times, Dec. 19, 2004. En: www.nytimes.com 16-18 9/11 Intel Bill Expands Powers of a Patriot Act and Politicizes Intelli- gence, [Entrevista de Amy Goodman a Robert Dreyfuss y Timothy Edgar], Dec. 14, 2004. En: http://www.democracynow.org/article.pl?- sid=04/12/14/1458259 19 Evarts, Eric C.: Is Your Car Spying on You, Christian Science Monitor. En: http://www.csmonitor.com/2004/1227/p12s01_wmgn.html 20 Frank, Tom: What Gives, The New Republic, Jan. 12, 2005. En: http:/ /ssL.tnr.com/P/docsub.mhtmL?=express&s=Frank011205 21-23 Gelman, Juan: En torno al tsunami. Una ola de preguntas, altercom, enero 11, 2005. En: http://www.altercom.org/article3493.html 24 Sorkin, Andrew Ross y Geraldine Fabrikant: Murdoch Will Buy Rest of Fox Shares in 17 Billion Deal, The New York Times, Jan. 10, 2005. En: www.nytimes.com 392 Eliades Acosta Matos 25 Lawsuit Abuse is Costing You Money and Destroying Your Healthcare, Conservative Alert. En: www.townhall.com 26 Levine, John: Journalist Took $240,000 to Push Bush Education Program, Jan. 13, 2004. En: http://www.wsws.org 27-28 Pilger, John: Iraq: The Unthinkable Becomes Normal, Nov. 12, 2004. En: http://www.tombaxter.livejournal.com 29 Devine-Molin, Carol: Conservatives and the Wily Use of Alternative Media, Aug. 9, 2004. En: http://www.gopusa.com/commentary/ cmolin/2004/cdm_0809.shtml 30-31 Powell, Bonnie Azab: Framing the Issue: George Lakoff Tells How Conservatives Use Languages to Dominate Politics, NewsCenter, Oct. 27, 2003. En: http://berkeley.edu/news/media/releases/2003/10/ 27_lakoff.shtml 32 Green, Stephen: Neo-Cons, Israel and the Bush Administration, CounterPunch, Febr. 28/29, 2004. En: www.counterpunch.org 33 George W. Bush: Terrorist in the White House. War for Israel. En: http:/ /nogw.com 34 Rosenfeld, Alvin H.: Anti-Americanism and Anti-Semitism: A New Frontier of Bigotry. En: http://www.ajc.org/InTheMedia/Publications- Print.asp?-did=902 35-36 Woods Jr., Thomas E.: The Progressive Peacenik Myth, The American Conservative, Aug. 2, 2004. En: http://www.am- conmag.com/004_08_02/article1.html 37 Desch, Michael C.: Abusing the Holocaust, Apr. 12, 2004. En: http:// www.amconmag.com/2004_04_12/article3.html 38-40 Harries, Owen: The Perils of Hegemony, June 21, 2004. En: http:// www.amconmag.com/2004_06_21/article.html 41-44 Buchanan, Patrick J.: No End to War. The Frum-Perle Prescription Would Ensnare America in Endless Conflict, March 1, 2004. En: http://www.amconmag.com/2004_03_01/cover.html 45 __________: Goodbye, Dollar and Empire, Nov. 22, 2004. En: http:/ /www.amconmag.com/2004_11_22/buchanan.html 46 Gottfried, Paul: Neoconservative Animus, Nov. 24, 2004. En: http:// www.lewrockwell.com/gottfried/gottfried66.html 47 __________: Neocons and Free Speech, May 1, 2001. En: http:// www.lewrockwell.com 48 __________: Neocons vs. The Old Right, Dec. 3, 2002. En: http:// www.lewrockwell.com/gottfried/gottfried39.html 49 __________: Straussians vs. Paleoconservatives, May 17, 2002. En: http://www.lewrockwell.com 50-56 Trifkovic, Srdja: Neoconservatism. Where Trostky Meets Stalin & Hitler, Chronicles Magazine. En: http://www.chroniclesmagazine.org/ News/Trifkovic/NewsST072303.html 57 Neo-conservative. En: http://www.disinfopedia.org/wiki.phtml?ti- tle=Neo-conservative&printable=yes El Apocalipsis segn San George 393 58-59 Lobe, Jim: All in the Neocon Family, alternet, March 27, 2003. En: http://www.alternet.org/story/15481 60-61 Pinkerton, James P.: 7 Habits of Highly Effective Imperialists, The American Conservative, Oct. 11, 2004. En: http://www.amcon- mag.com/2004_10_11/cover.html 62-67 Hersh, Seymour M.: The Coming Wars, The New Yorker, Jan 24, 2005. En: http://www.newyorker.com/fact/content/?050124fa_fact 68-69 Mandate for Leadership. Buy the Book!, Jan. 11, 2005. En: http:// www.townhall.com 70 Fighting the War on Terrorism on Many Fronts. Tomado de: Mandate for Leadership. Ibdem 71 Protecting Americas Interest Through International Institutions. Ibdem. 72 A Free Market Economic Development Strategy. Ibdem. 73 The Bush Inauguration, The Progress Report. En: http://www.american- progressaction.org/site/pp.asp?c=klLWJcP7H&b=83210 74-76 Text of Bushs Inaugural Speech, The Miami Herald, Jan. 20, 2005. En: http://www.miami.com/mld/elnuevo/10691575.htm?template=co.../ printstory.js 77 Dowd, Maureen: Dont Know Much About Algebra, The New York Times, Jan. 20, 2005. En: www.nytimes.com 78-79 Ob. cit. (74). 80 Baker, Carolyn: Hello: You Are Now Living in a Fascist Empire. En: http://www.informationclearinghouse.info/article7217.htm 81 Britt, Lawrence: The 14 Characteristics of Fascism, Free Inquiry Magazine, Spring 2003. 82 Baker, C.: Ob. cit. (80). ANEXO 1 Programa del Departamento de la Guerra (Estados Unidos) acerca de la organizacin militar de la prxima campaa en las Antillas [Instrucciones de Breckenridge] 1 * En un peridico alemn (Allgmeine Zeit, de Berln), correspon- diente al 22 de Abril de 1898, se public el curioso documento, que reprodujo, entre otros diarios, El Fnix, de Sancti Spritus. Hay un membrete que dice: Departamento de la guerra. Ofi- cina del secretario asistente. Washington, D.C., 24 de 1897. Querido seor: Esta Secretara de acuerdo con la de Ne- gocios exteriores y la de Marina, se cree obligada com- pletar las instrucciones que sobre la parte de organizacin militar de la prxima campaa en las Antillas le tiene da- das, con algunas observaciones instrucciones relativas la misin poltica que como general en jefe de nuestras fuerzas recaer en usted. Las anexiones de territorios nuestra Repblica han sido, hasta ahora, de vastsimos territorios con escasa densidad de poblacin, y siempre precedidas por la invasin pacfica de emigrados nuestros, de modo que la absorcin o amalga- ma de la poblacin existente, ha sido fcil y rpida. 1 Ortega Rubio, Juan: Historia de la Regencia de Mara Cristina Habs- bourg-Lorena, Madrid: Imprenta, Litografa y Casa Editorial de Felipe Gonzlez Rojas, 1906, t. III, pp. 439-442. * Se ha respetado la redaccin y ortografa del documento original. 395 396 Eliades Acosta Matos El problema se presenta con relacin a las islas Hawai ms complejo y peligroso, pues la diversidad de razas y el ha- llarse casi nivelados nuestros intereses con los de los japo- neses as lo determina; pero teniendo en cuenta, lo exiguo de su poblacin, la corriente de inmigracin nuestra har estos peligros ilusorios. El problema Antillano se presenta bajo dos aspectos: el uno relativo a la isla de Cuba, y el otro a Puerto Rico, as como tambin son distintas nuestras aspiraciones y la poltica que respecto a ellos habr de desarrollarse. Puerto Rico constituye una isla feracsima, estratgicamente situada, en la extremidad oriental de las grandes Antillas, y a mano para que la nacin que la posea sea duea de la va de comunicacin ms importante del Golfo de Mxico, el da, que no tardar en llegar, gracias a nosotros, en que sea un hecho la apertura del Istmo de Darin. Esta isla tiene cerca de un milln de habitantes, de raza blanca, negra y mezclada, pero laboriosa y mansa. Esta adquisicin que debemos ha- cer y conservar, lo que nos ser fcil, porque al cambiar de soberana, considero, tiene ms que ganar que perder, por ser los intereses all existentes, ms cosmopolitas que pe- ninsulares. Para la conquista habr que emplear medios relativamente suaves, extremando, en nuestra ocupacin del territorio, con exquisito celo, el cumplimiento de todos los preceptos de las leyes y usos de la guerra entre naciones civilizadas y cristianas, llegando slo en caso muy extremo al bombar- deo de algunas de sus plazas fuertes. Para evitar conflictos, las fuerzas de desembarco lo verificarn aprovechando en lo posible los puntos deshabitados de la costa Sur. Los ha- bitantes pacficos sern rigurosamente respetados, como sus propiedades y como las autoridades civiles y eclesis- ticas que permanecieron en los puntos ocupados, las cuales sern invitadas a entrar en nuestros servicios. Recomiendo a usted muy eficazmente procure ganarse por todos los medios posibles el afecto de la raza de color, con el doble objeto, primero, de procurarnos su apoyo para el plebiscito de la anexin, y segundo, teniendo presente que El Apocalipsis segn San George 397 el mvil principal y objetivo de la expansin de los Estados Unidos en las Antillas es resolver de una manera eficaz, r- pida y humana nuestro conflicto interior de razas, conflicto que cada da aumenta, merced al crecimiento de los negros; conocidas las ventajosas circunstancias para ello de las In- dias Occidentales, una vez stas en nuestro poder, no tar- darn en ser inundadas por un desbordamiento de esta inmigracin. La Isla de Cuba, con mayor territorio, tiene menor densidad de poblacin que Puerto Rico, y est desigualmente repar- tida, pero a pesar de ello, constituye el ncleo de poblacin ms importante de las Antillas; su poblacin la constituyen las razas blanca, negra, asitica y sus derivados. Sus habi- tantes son, por lo general, indolentes y apticos. En ilustra- cin, se hallan colocados desde la ms refinada hasta la ignorancia ms grosera y abyecta; su pueblo es indiferente en materia de religin, y por lo tanto su mayora es inmoral; como es a la vez de pasiones vivas, muy sensual, y como no posee sino nociones vagas de lo justo y de lo injusto es propenso a procurarse los goces, no por medio del trabajo, sino por medio de la violencia, y como resultado eficiente de esta falta de moralidad es despreciador de la vida humana. Claro est que la anexin inmediata a nuestra confedera- cin de elementos tan perturbadores y en tan gran nmero sera una locura, y que antes de plantearla debemos sanear ese pas aunque sea empleando el medio que la Divina Pro- videncia aplic a Sodoma y a Gomorra. Habr que destruir cuanto alcancen nuestros caones con el hierro y el fuego; habr que extremar el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compaera, diezmen sus poblaciones pacficas y merme su ejrcito; y el ejrcito alia- do habr de emplearse constantemente en exploraciones y vanguardias para que sufran indeclinablemente el peso de la guerra entre dos fuegos, y a ellos se encomendarn preci- samente todas las expediciones peligrosas y desesperadas. La base de operaciones ms conveniente ser Santiago de Cuba y el departamento Oriental, desde donde se podr veri- ficar la invasin lenta por el Camagey, ocupando con la 398 Eliades Acosta Matos rapidez posible los puertos necesarios para refugio de nues- tras escuadras en la estacin de los ciclones. Simultneamente, o mejor dicho, cuando estos planes em- piecen a tener cumplido desarrollo, se enviar un ejrcito numeroso a la provincia de Pinar del Ro, con el objeto osten- sible de completar el bloqueo martimo de la Habana con la circunvalacin por tierra; pero su verdadera misin ser el impedir que los enemigos sigan ocupando el interior, disgre- gando columnas de operaciones contra el ejrcito invasor de Oriente, pues dadas las condiciones de inexpugnabilidad de la Habana, es ocioso exponernos ante ella a prdidas do- lorosas. El ejrcito occidental emplear los mismos proce- dimientos que el oriental. Dominadas y retiradas las fuerzas regulares espaolas, sobre- vendr una poca de tiempo indeterminado de pacificacin parcial, durante la cual seguiremos ocupando militarmente todo el pas, apoyando con nuestras bayonetas al Gobierno Inde- pendiente que se constituya, aunque sea informalmente, mien- tras resulte minora en el pas. El terror por un lado, y la propia conveniencia por otro, ha de determinar que esa minora se vaya robusteciendo y equilibrando sus fuerzas, constituyendo en minora al elemento autonomista y a los peninsulares que opten por quedarse en el pas. Llegado, este momento, son de aprovecharse, para crear conflictos con el Gobierno Indepen- diente, las dificultades que a ste tiene que acarrear la insufi- ciencia de medios para atender a nuestras exigencias y los compromisos con nosotros contrados, los gastos de la guerra y la organizacin de un nuevo pas; estas dificultades habrn de coincidir con las reivindicaciones que los atropellos y vio- lencias han de suscitar en los otros dos elementos citados, y a los cuales deberemos prestar nuestro apoyo. Resumiendo, nuestra poltica se concreta; apoyar siempre al ms dbil contra el ms fuerte hasta obtener la completa exterminacin de ambos para lograr anexionarnos la perla de las Antillas. Con respecto a las posesiones asiticas de Espaa, en prin- cipio se ha resuelto un movimiento de divisin, cuya exten- sin y detalles oportunamente se acordarn, teniendo en El Apocalipsis segn San George 399 cuenta el que los celos de las potencias coloniales asiticas forzosamente nos obligarn a limitar a estrecho crculo nuestra accin, y teniendo a la vez en cuenta no excitar las susceptibilidades del Japn, ya demasiado vivas por la cues- tin de Hawai. La poca probable de empezar la campaa ser el prximo Octubre; pero hay conveniencia en emplear la mayor activi- dad en ultimar, hasta el menor detalle, cuanto se refiere a reclutamiento, organizacin, movilizacin, armamento y acopio de municiones de boca y guerra, y reunin de medios de transporte, conforme a las instrucciones ya acordadas, y a usted remitidas, para estar listos, ante la eventualidad de que nos viramos precisados a precipitar los acontecimien- tos para anular el desarrollo del movimiento autonomista, que pudiera aniquilar el movimiento separatista. Aunque la mayor parte de estas instrucciones estn basadas en las distintas conferencias que hemos celebrado, estimare- mos nos someta usted cualquiera observacin que pueda la prctica y la conveniencia aconsejar como correccin, pero atenindose estrictamente, mientras tanto, a lo acordado. Soy sinceramente su muy obediente servidor. J.M. Breackreazn. Asst Si. Al teniente general J.S. Miles, comandante en jefe del U.S.A. 400 Eliades Acosta Matos ANEXO 2 Lista completa de fundadores y adherentes al Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC) 1 La siguiente lista est formada por un conjunto de documentos programticos del PNAC. En ella se recogen desde la Declaracin de Principios del 3 de junio de 1997, que dio a conocer esta inicia- tiva, hasta la Segunda Declaracin sobre Iraq, del 28 de marzo de 2003. La lista de nombres que le contina se ha conformado con los nombres de los firmantes de estos documentos, lo que permite identificar a los neoconservadores ms notoriamente pblicos. Los documentos son: Statement of Principles. June 3, 1997 Letter to President Clinton in Iraq. Jan. 26, 1998 Letter to Gingrich and Lott on Iraq. May 29, 1998 Letter to President on Milosevic. Sept. 20, 1998 Statement on the Defense of Taiwan. Aug. 20, 1999 Rebuilding Americas Defenses. 2000 Present Dangers. 2000 Letter to President Bush on the War on Terrorism. Sept. 20, 2001 Letter to President Bush on Israel and the War on Terrorism. Apr. 3, 2002 Letter to President Bush on Hong Kong. Nov. 25, 2002 Letter to President Bush on the Defense Budget. Jan. 23, 2003 Statement on Post-War Iraq. Mar. 19, 2003 Second Statement on Post-War Iraq. Mar 28, 2003 1 En: http://rightweb.irc-online.org/charts/pnac-chart.php El Apocalipsis segn San George 401 Los firmantes: Morton I. Abramowitz Elliot Abrams Gordon Adams Ken Adelman Richard V. Allen Mark A. Anderson Richard Armitage Ronald Asmus Andrew Y. Au Nina Bang-Jensen Gary Bauer Roger Barnett Jeffrey Bell William J. Bennett Jeffrey Bergner Alvin Bernstein Robert L. Bernstein George Biddle John Bolton Max Boot Ellen Bork Rudy Boshwitz William F. Buckley, Jr. Jeb Bush Stephen Cambone Frank Carlucci James W. Ceasar Linda Chavez Richard B. Cheney Steven C. Clemons Eliot A. Cohen Seth Cropsey Devon Gaffney Cross Ivo H. Daalder Helle Dale Dennis DeConcini Midge Decter James Dobbins Paula Dobriansky Thomas Donnelly Nicholas Eberstadt Robert Edgar David Epstein Amitai Etzioni David Fautua Lee Feinstein Edwin J. Feulner, Jr. Steve Forbes Hillel Fradkin Aaron Friedberg Francis Fukuyama Frank Gaffney Peter Galbraith Jeffrey Gedmin Sam Gejdenson Robert S. Gelbard Reuel Marc Gerecht Merle Goldman Phillip Gordon Daniel Goure Harold Hongju Koh Robert Killebrew Lane Kirkland Jeane Kirkpatrick Peter Kovler Charles Krauthammer William Kristol Mark Lagon James Lasswell John Lehman Lewis E. Lehrman Todd Lindberg 402 Eliades Acosta Matos I. Lewis Libby James Lindsay Bette Bao Lord Rich Lowry Connie Mack Christopher Makins Christopher Maletz Mary Beth Markey Will Marshall Robert Martinage Clifford May Daniel McKivergan Edwin Meese III Phil Meilinger Ross H. Munro Joshua Muravchik Michael OHanlon Mackubin Owens Wayne Owens Martin Peretz VER Richard N. Perle Daniel Pipes Danielle Pletka Norman Podhoretz John Edward Porter Dan Quayle Peter W. Rodman Stephen P. Rosen Dennis Ross Henry S. Rowen Donald Rumsfeld Randy Scheunemann Gary Schmitt William Schneider Jr. Richard H. Schultz Sin-Ming Shaw Abram Shulsky Paul Simon Henry Sokolski Stephen Solarz Helmut Sonnenfeldt Walter Slocombe James B. Steinberg Leonard Sussman John J. Sweeney William Howard Taft IV Dick Thornburgh John Tkacik Ed Turner Michael Vickers Arthur Waldron Malcolm Wallop Barry Watts James Webb Vin Weber George Weigel Caspar Weinberger Paul Weyrich Leon Wieseltier Chris Williams Jennifer Windsor Marshall Wittmann Paul Wolfowitz R. James Woolsey Larry Wortzel Dov S. Zakheim Robert Zoellick El Apocalipsis segn San George 403 Bibliografa complementaria ANSELL, AMY ELIZABETH: Unravelling Right: The New Conserva- tism in American Thought and Politics, Westview Press, New York, 1998. ASHLEY, DAVID: History without a Subject: The Postmodern Condition, Westview Press, Boulder, Colorado, 1997. BRAUN, AUREL Y STEPHEN SCHEINBERG (1997). The Extreme Right: Freedom and Security at Risk, Westview Press, Boulder, Co- lorado, 1997. BRENNAM, MARY C.: Turning Right in the Sixties: The Conservative Capture of the GOP, University of North Carolina Press,1993. CHILCOTE, RONALD H: Theories of Comparative Politics: The Search for a Paradigm Reconsidered, Westview Press, Boulder, Colorado, 1994. COOPER, BARRY, ALLAN KORNBERG Y WILLIAM MISHLER: The Resurgence of Conservatism in Anglo-American Democracy, Duke University Press, Durham, North Carolina, 1988. FARYNA, STAN: Black and Right: The Bold New Voice of Black Con- servatives in America, Praeger Publishers, Wesport, Connec- ticut, 1997. FOWLER, ROBERT BOOTH Y ALLAN HERTZKE: Religion and Politics in America: Faith, Culture and Strategic Choices, Westview Press, Boulder, Colorado, 1995. FRUM, DAVID: Dead Right. Basic Books, New York, 1995. GARDNER, HOWARD: Leading Minds: An Anatomy of Leadership, Basic Book, New York, 1996. GERSON, MARK: The Essential Neoconservative Reader, Adisson- -Wesley, Massachusetts, 1996. GOLDBERG, J. J.: Jewish Power: Inside the American Jewish Esta- blishment, Adisson-Wesley, Massachusetts, 1996. HAASS, RICHARD: The Reluctant Sheriff: The US after the Cold War, Council of Foreign Relations, New York, 1997. KAZIN, MICHAEL: The Populist Persuasion: An American History, Basic Books, New York, 1995. KICHELOE, JOE L., SHIRLEY R. STEINBERG Y VALERIE L. SCATAMBULO: Soldiers of Misfortune: The New Rights Culture War and the Politics of Political Correctness, Peter Lang, New York, 1998. KIEWE, AMOS: The Modern Presidency and Crisis Rhetoric, Praeger Publishers, Wesport, Conneticut,1994. LORA, RONALD Y WILLIAM LONGTON HENRy: The Conservative Press in XX Century America, Greenwood Press, 1999. MC DERMOTT, JOHN: Corporate Society: Class, Property and Contemporary Capitalism, Boulder, Colorado, 1991. RABINOWITZ, ALAN: Social Change Philantrophy in America, Quorum Book, New York, 1990. SPRING, JOEL: Political Agendas for Education: From the Christian Coalition to the Green Party, Lawrence Erlbaum Associates, New Jersey, 1997. THORNE, MELVIN J. Y BERNARD K. JOHNPOLL: American Conservatives Thought since WW II. The Core Ideas, Greenwood Press, New York, 1990. TUCKER, ROBERT W.: The Imperial Temptation: The New World Order and America s Purpose, Council of Foreign Relation Press, New York, 1992. WALD, ALAN M.: The New Yorks Intellectuals: The Rise and De- cline of the Anti-Stalinist Left from 1930s to 1980s, University of North Carolina Press, 1987. WALKER, SAMUEL: The Right Revolution: Rights and Community in Modern America, Oxford US, New York, 1998. WILSON, JOHN K.: The Myth of Political Correctnes: The Conserva- tive Attack on Higher Education, Duke University Press, Durham, North Carolina, 1995. 404 Eliades Acosta Matos