Apocalipsis Segun San George Eliades Acosta Matos

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EL APOCALIPSIS

segn San George


Eliades Acosta Matos Eliades Acosta Matos Eliades Acosta Matos
Editor: Irene E. Hernndez lvarez
Diseo y realizacin: Enrique Hernndez Gmez
Correccin: Martha Beatrz Armenteros Toledo
Ilustraciones: Alberto Durero
Eliades Acosta Matos
Sobre la presente edicin:
Ediciones Abril, 2005
ISBN 959-210-388-8
Casa Editora Abril
Prado No. 553, entre Dragones y Teniente Rey, La Habana Vieja,
Ciudad de La Habana, Cuba. C.P. 10 200
E-mail: eabril@jovenclub.cu
Internet: http://www.editoraabril.cu
NDICE
Para leer al nuevo Supermn / 9
Introduccin / 15
CAPTULO 1 El vuelo del ngel exterminador / 25
1.1 Diagnosticando una enfermedad americana / 25
1.2 Las Instrucciones de Breckenridge / 31
1.3 Un parntesis para el secreto / 48
1.4 El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano / 55
CAPTULO 2 Augures y sibilas imperiales / 65
2.1 El 15 de febrero de 1898: la engaosa infalibilidad
del Colegio imperial de los Augures / 65
2.2 Un respetable average: cinco incidentes,
cuatro guerras / 96
2.3 El 11 de septiembre de 2001 o el ocaso del ingenio
imperial / 106
CAPTULO 3 El discreto encanto de lo invisible / 117
3.1 Fabricando enemigos y amenazas / 117
3.2 Manual del perfecto titiritero / 121
3.3 Construyendo el laberinto conservador / 129
3.4 Las maquilas ideolgicas / 141
CAPTULO 4 Las legiones del Imperio / 149
4.1 El Leviatn-Padre / 149
4.2 El linaje neocon / 155
4.3 Quince minutos de fama / 164
4.4 La ofrenda de los reyes magos / 169
CAPTULO 5 Trilling, Strauss & Wohlstetter, S.A. / 181
CAPTULO 6 La claridad moral de la guardia pretoriana / 233
6.1 Disparando desde las rocas contra los indios / 233
6.2 El bushismo como estrategia militar
neoconservadora / 241
6.3 Iraq, el paraso perdido / 265
CAPTULO 7 El neoesplendor americano / 287
7.1 Las neo-utopas / 287
Los neo-valores / 290
La neo-religin / 293
La neo-cultura / 305
7.2 El neoconservatismo global / 317
CAPTULO 8 El anti-neo / 343
ANEXOS / 395
1 Programa del Departamento de la Guerra (Estados Unidos)
acerca de la organizacin militar de la prxima campaa en
las Antillas [Instrucciones de Breckenridge] / 395
2 Lista completa de fundadores y adherentes al Proyecto
para el Nuevo Siglo Americano (PNAC) / 400
Bibliografa complementaria / 403
PARA LEER AL NUEVO SUPERMAN
Los nios franceses se divierten con los animados de
Asterix, el galo invencible, y los cubanos con los de Elpidio
Valds, un mamb que combina la picarda sana y la
audacia. Son smbolos del honor nacional. Combaten al
invasor extranjero. La fuerza del primero es el resultado
de la inteligencia colectiva (una pcima mgica), y todos
sus compatriotas la adquieren al ingerirla. Las cualida-
des del segundo aparecen en todos sus compaeros de
armas. Son hroes populares en el sentido de que preten-
den ser el reflejo de sus pueblos. Los nios y los jvenes
norteamericanos no tienen un personaje arquetipo.
Superman no expresa las virtudes del hombre comn,
porque no es un hombre comn; es la Supernacin, que
encarna como Dios en un ser humano. Es la figura pater-
nal del imperio bueno, preocupado por mantener el
orden mundial. Es el imperialismo. Superman, Batman,
Spiderman o Mr. Increble los franceses al traducirlo lo
nombran con acierto Mr. Indestructible, son hroes
solitarios y reformistas que Hollywood propone como
modelos inalcanzables, smbolos de la Supernacin que
los engendra.
La ltima superproduccin de Pixar Los increbles
(2004), la Supercasa productora de Walt Disney, es una
metfora sobre el regreso de los neoconservadores al
poder. Los hroes de esta historieta poseen cualidades
especiales que los hacen superiores al resto de los huma-
nos. Nadie podra pretender ser como ellos (se des-
carta la frase que repiten los nios cubanos: seremos
como el Che). Ellos vigilan, y luchan por nosotros.
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Eliades Acosta Matos
Un nio caprichoso, impertinente, quiere imitar a su
hroe: es brillante y voluntarioso, pero no es un elegi-
do. Mr. Increble lo desdea, prefiere trabajar solo. La
interferencia del intruso pone en peligro su vida y la de
los dems. A pesar de que sus acciones provocan el bien
comn, el superhroe puede ser un incomprendido, al-
gunos beneficiados por l pueden paradjicamente de-
mandarlo por sus actos justicieros. Un suicida que ha
sido rescatado cuando caa de un edificio alega que
nunca pidi ser salvado. Es la misma historia de los in-
gratos iraques.
Un inocente sitio web de cine describe as este pasaje de
la pelcula: Se ve obligado por los responsables socia-
les a retirarse como tantos otros superhroes dado que
causa ms efectos colaterales* adversos que la ayuda
que puede dar a la comunidad . Ante la presin pblica
de las masas, los superhroes pasan a retiro. Deben es-
conder sus dones extraordinarios, aparentar que son seres
normales. Comportarse como si fueran iguales a noso-
tros. Sin embargo, al cabo de los aos (y ante la inaccin
de los elegidos), el no elegido se hace fuerte construyen-
do armas de destruccin masiva. Su deseo de igualarse
a los seres superiores lo convierte en una amenaza para
la seguridad mundial. Los verdaderos superhroes (Mr.
Increble se ha casado con Elastigirl, un matrimonio en-
tre iguales que garantiza la pureza de los seres superiores
y ha procreado toda una familia de elegidos, una familia
norteamericana tpica; pero entre las cualidades
excepcionales de sus miembros, sobresale la suya: la fuer-
za. Mr. Increble es un NeoSuperman, aunque ya no exhi-
be una doble personalidad: su existencia sin mscara, es
una imposicin que se demuestra intil y perjudicial) de-
ben entrar nuevamente en accin. El pueblo los aclama.
La batalla final se escenifica en New York,** una ciudad
siempre amenazada. Dos seores mayores de aspecto
El subrayado es del prologuista.
**

Se han respetado las grafas del prologuita y el autor.
*
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neocon* (traje y corbata gris, sombrero) comentan: es-
tos son de la vieja escuela. La victoria final es efmera:
un nuevo enemigo salido de las entraas de la tierra (de
algn oscuro rincn del planeta), aparece en los minutos
finales del filme para recordarnos que el Mal acecha y
que los autoelegidos defensores de la humanidad no ten-
drn descanso. Hollywood ha resucitado a los super-
hroes de las historietas para que sepultemos a los hroes
de la historia. El regreso al individualismo excluye el con-
cepto del individuo-pueblo, y rechaza el herosmo indivi-
dual si es revolucionario, es decir, subversivo. Ejemplar
es aquella existencia que se ovilla sobre s misma, o que
encarna en seres o naciones fsicamente superiores des-
tinados por la providencia para imponer una justicia
reguladora del orden existente. Hroes policas que
garantizan el orden, no lo subvierten.
San George, el Emperador, se ha disfrazado de Mr. In-
creble, el NeoSupermn. El libro que nos presenta el
ensayista e historiador cubano Eliades Acosta Matos
(Santiago de Cuba, 1959), deshace el disfraz, desen-
mascara al impostor, establece y denuncia los hilos his-
tricos de la conspiracin neoconservadora. No es una
novela policaca, pero los argumentos y la trama son
mostrados y demostrados con el rigor y la pasin de un
alegato judicial. Para aquellos historiadores arque-
logos que repudian cualquier posible contaminacin de
sus estudios con debates actuales, este libro es una here-
ja. Para quienes sostienen que el pasado no puede ni
debe ser abordado aspticamente, hallarn una brillan-
te exposicin de hechos histricos que, iluminados desde
el presente, iluminan el presente: la explosin del acora-
zado Maine en 1898, el ataque japons a Pearl Harbor
en 1941, la destruccin de las Torres Gemelas neoyor-
kinas en 2001, no son trgicas y convenientes casua-
lidades en la historia del imperialismo norteamericano.
* Neoconservador. (Salvo indicacin expresa, las notas son del editor).
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Eliades Acosta Matos
Las casualidades que se repiten en la historia (y que
acarrean beneficios a la inescrupulosa cpula del po-
der imperial) pasan a ser sospechosas. Pero Acosta Matos
no especula, la fuerza demoledora de su libro radica en
la convincente demostracin de su denuncia. Por eso
estuve tentado de titular este prlogo en forma de noti-
cia: Superman es descubierto in fraganti por Elpidio
Valds, pero prefer parodiar el ttulo de un libro muy
ledo en la dcada de los setenta del siglo pasado y que
hoy recobra actualidad: Para leer al Pato Donald.
Implcitamente, Acosta Matos rompe otro mito muy arrai-
gado: los ttulos acadmicos y los premios concedidos
por prestigiosas instituciones imperiales a intelectua-
les de nombres anglosajones cuyos libros y artculos lle-
gan masivamente al Tercer Mundo para instalarse en
ellos como autoridades indiscutibles, (podremos no
estar de acuerdo con sus criterios suele decirse, pero
hay que respetarlos y citarlos), nada significan. Es de-
cir, algo significan: esos autores son intelectuales org-
nicos del imperialismo s, aunque muchos intelectuales
de izquierda piensen avergonzados que ya no deben ser
o parecer orgnicos de la liberacin que cumplen en-
cargos, a dlar por cuartilla, para disuadir, confundir
o difamar a los rebeldes y para elaborar estrategias
ms certeras de dominacin. No podemos permitirnos
ya ms el lujo de la ingenuidad. Son tanques pensan-
tes del dominador, que no persiguen la verdad, sino
el fortalecimiento del status quo.
Eliades Acosta Matos es un intelectual nacido y forma-
do con la Revolucin cubana. Es parte de una genera-
cin de ensayistas filsofos que no claudic en los
verdaderos aos duros, los que siguieron a la decep-
cin y a la desercin de muchos en el mundo, luego de
la cada del otrora llamado bloque socialista y a la
desaparicin abrupta de cmodos referentes ideolgi-
cos; ensayistas que hallaron en la historia los elemen-
El Apocalipsis segn San George
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tos indispensables para desentraar el presente sin
eludir sus conflictos, sus contradicciones, sus retos. La
existencia de intelectuales como Eliades, es decir, de
una nueva intelectualidad revolucionaria en Cuba, es
irritante para los agoreros del fin del socialismo cu-
bano. l sabe que no ser nunca mimado por las gran-
des editoriales del Norte. Su corazn y su cerebro estn
en el Sur, en este lado oscuro del planeta, en este otro
mundo, con los pobres de la tierra.
Digo corazn y digo cerebro sin rubor, porque la ra-
zn no es ajena a los sentimientos, porque a la verdad
no se llega como nos quieren hacer creer por los
glidos caminos del descomprometimiento. El que toma
distancia de la vida, toma distancia de la verdad. Sin
el soplo mgico de la emocin no hay ciencia, ni se
conquista la liberacin humana. A Eliades lo imagino
peleando con el teclado de la computadora para que
no se escapen las ideas que llegan furiosas, implaca-
bles, al galope, como llamadas por el corneta que toca
a degello. As es su estilo: brillante, descuidado a ve-
ces, apasionado. As se nos aparecen sus palabras: en
tropel bullicioso, como una mtica carga al machete de
Elpidio Valds. Y el lector participa inevitablemente del
combate, a favor o en contra de sus argumentos. No,
no recomiendo a sus opositores leer este libro. La iro-
na, la erudicin, la buena puntera de su fusil hacen
estragos. Yo, desde luego, disfruto cada golpe certero
de su machete y cada bala puesta sobre la prepotencia
imperialista. Batalla de ideas, s, porque hay ideas
enemigas. Ideas que se inflan y vuelan como globos de
metano. De repente, tapan el sol; son como globos
de colores estridentes, que ciegan a los consumidores.
Las palabras afiladas de Eliades, las desinflan.
ENRIQUE UBIETA GMEZ
INTRODUCCIN
Diciembre parece ser un mes especialmente propicio para las con-
fesiones polticas de los prohombres del imperio norteamericano.
Una especie de cuentas a rendir ante Dios que tiene lugar en
los das finales de cada ao, es, al parecer, la causa de que estos
celosos funcionarios, casados con el ms absoluto secreto en sus
acciones y palabras, se abran ante la luz pblica en una conmove-
dora ceremonia de expiacin.
Los ms avezados investigadores y adversarios polticos de es-
tos semidioses, entre los que se cuentan periodistas incmodos y
los liberales de siempre, esperan con entusiasmo el arribo de los
das de fin de ao, como supongo hacen tambin los pescadores ms
expertos durante la temporada de la pesca del salmn.
Unos y otros saben que jams volvern a casa con las manos
vacas.
El riesgo de que esta extraa debilidad forme parte de los ciclos
recurrentes de carga, descarga y recarga de las energas vitales del
Poder Secreto del Imperio, es una de las posibles explicaciones que
esgrimen los investigadores de lo oculto. Otros, ms apegados a lo
terrenal, se remiten a la accin de un factor prosaico: las celebracio-
nes por la fecha comienzan temprano y suelen incluir cantidades in-
gentes de scotch, sustancia que, si bien divina, suele predisponer a
quienes se exponen a ella a reacciones indeseables, diablicas, una de
las cuales es la locuacidad ilimitada e indiscreta.
Conociendo la mana reguladora de los servicios secretos
imperiales es de suponer que existan detallados planes de contin-
gencia para estas festividades, que deben incluir el examen de
todos los escenarios posibles, y la forma de ocultar, desvirtuar y
desmentir (Escenario A-1) lo dicho por el presidente George W.
Bush durante las borracheras navideas; lo que ha escrito en sus
tarjetas de felicitacin el vicepresidente Cheney (Escenario A-2),
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Eliades Acosta Matos
o (Escenario A-3) lo que ha dejado escapar en la peluquera, entre
las fases 4 y 5 del procedimiento de desrizado y blanqueado, la
seorita Condoleezza Rice.
La propaganda del Imperio machaca, da y noche, a los seres
humanos del planeta, con la imagen que tienen los prohombres im-
periales, o al menos, la que utilizan en sus apariciones pblicas
para hacernos creer que creen en ella: la de estar defendiendo de
enemigos salvajes y brbaros (una veces terroristas rabes y otras
narco guerrilleros colombianos) la Tierra Prometida de la Liber-
tad, los Derechos y la Democracia, estacin final del gnero hu-
mano en su larga marcha hacia la civilizacin y el progreso. Es
comprensible, en consecuencia, que las inevitables indiscreciones
de fin de ao pongan los pelos de punta a los constructores del
glamour imperial, y que se hayan visto obligados, se afirma, a pro-
poner al Congreso un proyecto de ley que anule la existencia del
mes de diciembre en los Estados Unidos.
Segn se lee en el artculo de Tom Engelhardt Justice Goes
Offshore and is Imprisioned, publicado el 2 de enero de 2004 en
el boletn electrnico del Independent Media Institute, un perio-
dista del Slate llamado Timothy Noah, ha regresado de su pesquera
navidea con el trofeo Al mayor salmn de 2003. La noticia, tal
y como la cita Engelhardt, es la siguiente:
Timothy Noah, de Slate escribe: El vicepresidente Dick
Cheney viol la poltica de la Administracin Bush de no
agregar ni una palabra digital a las tarjetas que se envan
por Navidad. l y su esposa regalaron a varios de sus vo-
tantes y a personalidades de Washington, tarjetas en las
cuales, junto a los mejores deseos navideos, incluan la
siguiente cita de Benjamn Franklin: Si un loro que vue-
la no es capaz de caer a tierra sin que medie la voluntad del
Seor, sera posible que un Imperio se levantase sin la
ayuda de Dios?.
1
Ingenuamente podra pensarse que a confesin de partes, rele-
vo de pruebas, pero ese refrn no funciona, al parecer, ms all de
las fronteras de los pases de cultura hispnica. En rigor, dentro
de los propios Estados Unidos, muchas personas no aceptan que vi-
El Apocalipsis segn San George
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ven en un pas imperial, a pesar de la terquedad con que los hechos
de la vida real lo demuestran.
A principios de 2003, tras la publicacin en una pgina web
del Center for History and New Media, de la George Mason Uni-
versity, de un ensayo de Paul Schroeder, Profesor Emrito de
Historia de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, titu-
lado Is the U.S. an Empire?, se inici un debate on-line muy
til para entender la limitada capacidad de autoanlisis de la so-
ciedad que hoy rige los destinos de una buena parte del planeta.
La reflexin del profesor Schroeder debi ser incmoda e
inquietante para los lectores promedios norteamericanos. Es de
imaginar el estupor creciente de muchos de ellos cuando se en-
frentaron a ideas como las siguientes:
a) Todo imperio implica la existencia de control poltico ejer-
cido por una entidad organizada sobre otra independiente y
distinta de ella. A manera de criterio definitorio acta la
necesaria precisin de quin toma las decisiones polticas
finales, independientemente de que exista o no una ocupa-
cin o administracin formal de su territorio.
b) Debe distinguirse entre imperio y hegemona. La hegemo-
na reconoce el liderazgo e influencia dominante de una
entidad dentro de una comunidad de entidades que no se
hallan bajo su autoridad directa. Hegemn es el primero en-
tre iguales. Por el contrario, el poder imperial manda sobre
subordinados e impone la voluntad de sus decisiones.
c) La hegemona es compatible con el sistema internacional
que tenemos, compuesto por entidades autnomas, con un
status jurdico homogneo (soberana, derechos y deberes
internacionales, etc.), a pesar de las diferencias existen-
tes entre ellas. El imperio no es compatible con dicho siste-
ma internacional.
d) Los que hablan de un imperio norteamericano bueno, por-
tador de libertad y democracia para el mundo incurren en el
mismo error que si hablaran de lluvia seca o nieve negra. En
principio, y por definicin, un imperio es la negacin de
toda libertad poltica y de la autodeterminacin.
2
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Eliades Acosta Matos
e) De la dialctica existente entre imperio y hegemonismo se
pueden extraer lecciones histricas muy importantes, en-
tre ellas:
Cuando existe cierto orden dentro de un sistema, la irrupcin
de un imperio siempre termina en fracaso, y se produce ines-
tabilidad, desorden y guerras.
Cuando se han producido avances en el orden internacional,
y se ha preservado la paz, siempre ha coincidido con la elec-
cin, por parte de los poderes dominantes, de la hegemona
sobre el imperio.
La reciente reestructuracin del sistema internacional, carac-
terizada por la globalizacin, la aparicin de nuevos Estados,
el ascenso de actores e instituciones no-gubernamentales y el
desarrollo de los armamentos, hace de los imperios algo no
solo intil, sino tambin contraproducente.
Para terminar sus reflexiones, destinadas a provocar el insom-
nio y el mal humor entre sus lectores al da siguiente, el profesor
Schroeder lanzaba el strike final:
Mis palabras no constituyen una propuesta acadmica, sino
un intento por iluminar la decisin que debern tomar los
Estados Unidos. Este pas an no se ha convertido en un
imperio [... pero]* la Doctrina Bush proclama ambiciones y
objetivos de incuestionable carcter imperialista, y est
usando sus fuerzas armadas en guerras imperiales [...].
Si los Estados Unidos, al final, optan por el imperio, sern
inevitablemente derrotados.
En julio de 1878, al finalizar la Conferencia de Berln, que
fij la paz en los Balcanes tras la Guerra Ruso-Turca, el
prncipe Bismarck dijo al delegado otomano: Esta es su
ltima oportunidad, y si los conozco bien, la dejarn pasar.
En lo que nos ocupa, esta es nuestra mejor oportunidad, y
conocindonos bien, tambin la dejaremos pasar.
3
* En las citas, todas las aclaraciones que aparecen delimitadas por corchetes
son del autor.
El Apocalipsis segn San George
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Las opiniones enviadas por numerosos lectores, una vez pu-
blicadas las reflexiones del profesor Schroeder, demuestran que
este es un excelente conocedor de su pas, y que su ttulo de Pro-
fesor Emrito en Historia est ms que bien concedido.
El 4 de febrero escriba James Wilson:
Por ninguna razn, en toda la acepcin de la palabra, puede
considerarse que los Estados Unidos son un imperio. La ex-
pansin de los Estados Unidos no fue el producto de la accin
de elites ni ordenada por gobierno alguno. Ocurri por volun-
tad popular [...]. Ninguna de las naciones conquistadas durante
la Guerra Hispano-Americana, o en la Segunda Guerra Mun-
dial fueron retenidas, ni pag tributo alguno. La reciente guerra
en Afganistn no concluy con ese pas formando parte de un
imperio. El imperialismo, en su sentido moderno, se asemeja
al capitalismo: un pretexto inventado por los socialistas, un
chivo expiatorio para justificar las crticas [...].
4
El 6 de febrero escriba Martin:
Claro que los Estados Unidos son un imperio, y lo han sido
desde su surgimiento [...]. En su pattico comentario James
Wilson afirma creer que los imperios son solo creados por
elites y gobiernos, y no por las personas [...]. Para los abor-
genes norteamericanos, cuya forma de vida fue destruida,
esta fue una invasin imperialista [...].
5
El 7 de febrero David Chapman se limitaba a expresar su estu-
por aferrndose a las certezas aprendidas en la escuela: Los Esta-
dos Unidos son el pas de los sueos.
6
El 8 de febrero Rick Schwartz propona su propio anlisis, qui-
zs intentando salvar al bolsillo del Sr. Chapman de la depredacin
de algn psicoanalista:
Si usted analiza este asunto bien de cerca, descubrir que las
acusaciones contra el imperialismo norteamericano provienen
de intelectuales de izquierda y son, en su mayora, argumentos
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Eliades Acosta Matos
metafricos. Ellos confunden nuestro dominio cultural con
el dominio de la Roma imperial, obviando el hecho de que el
Imperio Romano nombraba gobernadores, recaudaba im-
puestos, impona su Cdigo, reclutaba eventualmente sol-
dados en las colonias para servir en sus Legiones, y se
consideraba a s mismo como la autoridad total y suprema en
cualquier cuestin importante [...]. Nosotros no mandamos
al resto del mundo; nosotros lo guiamos.
7
El 11 de febrero, Collin Henderson, un britnico residente en
Canad, haca importantes revelaciones, casi teolgicas:
Bush aporta cierta claridad moral al asunto, lo que provoca
malestar pblico en muchos pases, los mismos que salu-
dan en privado los esfuerzos de los Estados Unidos en Iraq.
A no dudar, esos pases tratarn de beneficiarse de las
ganancias que vendrn. Esa claridad moral incomoda a la
Europa secular [...].
8
Las opiniones sobre si los actuales Estados Unidos son o no
un imperio siguen llenando las pginas de los medios de prensa de
medio mundo, sobre todo, de esa mitad a la que le interesa saber si
han dejado de ser pases soberanos para convertirse en colonias.
Lo ms probable es que la luz que propone el profesor
Schroeder, la luz de la Historia, no llegue nunca a iluminar las en-
tretelas de este problema, crucial para la humanidad del siglo XXI,
y mucho menos produzca en los prohombres norteamericanos la
reflexin que propone sobre ascensos y cadas.
Mientras tanto, cada diciembre, con pasmosa regularidad, nos
continuaremos enterando de los verdaderos propsitos que ani-
man a quienes se dicen encargados de hacernos definitivamente
libres, democrticos y felices, por voluntad de un Dios al que no
consideran neutral.
Lo malo es que as viene ocurriendo desde hace mucho tiem-
po, desde que, en otro fro diciembre de Washington, para ser ms
exactos, el 24 de diciembre de 1897, un encumbrado militar del
gobierno de William McKinley cerraba la carpeta donde acababa
de redactar ciertas instrucciones indiscretas sobre cmo tratar
El Apocalipsis segn San George
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a las poblaciones de las islas que se ocuparan, en caso de estallar
una guerra con Espaa, y se sentaba en su coche oficial para ir a
compartir la cena de Nochebuena con sus familiares, en un am-
biente verdaderamente cristiano.
La historia de la autenticidad del Memorndum o Instruccio-
nes de Breckenridge, aporta otro ejemplo de confesiones polti-
cas imperiales, tambin en diciembre.
Lo escalofriante en este caso, al igual que al leer el texto del
Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, de junio de 1997, pla-
taforma estratgica del partido imperial en el poder, es que se ade-
lanta a los sucesos histricos que, de manera supuestamente
espontnea e imprevisible, justificaron el asalto reaccionario so-
bre las instituciones polticas de los propios Estados Unidos.
Cuando el general Joseph Cabell Breckenridge, inspector
general del Ejrcito de los Estados Unidos, pona el punto final a
las Instrucciones que enviara al mayor general Nelson A.
Miles, jefe de las Fuerzas Armadas del pas, faltaban 53 das para
que el crucero acorazado Maine volara por los aires, en el centro
de la baha de La Habana, arrancando la vida a 266 de sus tripulan-
tes y convirtiendo en humo los 15 000 000 de dlares que cost
su construccin.
En el caso del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano la
clarividencia de sus firmantes fue an mayor. Se adelantaron en
51 meses al da en que 19 suicidas rabes, comandados por el
jefe Atta, utilizando para ello cuchillas de modelar en cartulina,
provocaron el derrumbe de las Torres Gemelas en New York,
abriendo con ese atentado las compuertas al torrente neoconser-
vador que pronto se hara con el poder total.
Por una extraa casualidad, entre los firmantes y principales
animadores de ese Proyecto, que hara palidecer de envidia a
Nostradamus, se encontraba Dick Cheney, el mismo de las indis-
cretas postales navideas. El vice del presidente Bush, el que se
hallaba a cargo de la Casa Blanca a las 8.45 a.m., del 11 de septiem-
bre de 2001, cuando el vuelo 11AA de American Airlines se estre-
llaba contra la Torre Norte del World Trade Center. El que tom
las decisiones
En el Imperio Romano, diciembre era el mes donde tena lu-
gar una de las principales festividades religiosas. Entre los das 17
22
Eliades Acosta Matos
y 23 se celebraban las Fiestas Saturnales o Saturnalias, apoteosis
de un culto en el que convergan, desde los tiempos de Augusto,
todo lo pblico y lo sagrado, pues ambos aspectos dependan de
una misma voluntad: la del Emperador.
Puede leerse sobre las Saturnalias en el Diccionario de la
Religin Romana de Contreras, Ramos y Rico lo siguiente:
En la ciudad reinaba una alegra desenfrenada: se suspendan
las sesiones del Senado, se cerraban los tribunales, se daba
vacaciones a los escolares, se suspendan las ejecuciones de
las sentencias de muerte, se conceda la libertad a los prisio-
neros [...] se invertan las clases sociales y los esclavos, ata-
viados con las ropas de sus seores, se sentaban a la mesa,
donde eran servidos por sus amos, a los que criticaban, sin
temor al castigo; se realizaban sorteos de lotera [...] se cele-
braban banquetes pblicos y se enviaban obsequios y regalos
[...] [mientras] en el anfiteatro tenan lugar combates de
gladiadores [...].
9
En rigor: son los Estados Unidos un imperio?
EL AUTOR
El Apocalipsis segn San George
23
Referencias
1
Engelhardt, Tom: Justice Goes Offshore and is Imprisoned, Jan. 2, 2004.
En: www.Tomdispatch.com
2-3
Schroeder, Paul: Is the U.S. an Empire?, March 26, 2003. En: http://
hnn.us/articles/1237.html
4
Wilson, James: Is The America an Empire?, Febr. 4, 2003. Ibdem.
5
Martin: Schroeders Definition Proves Him Wrong, Febr. 6, 2003.
Ibdem.
6
Chapman, David: Freedom. Febr. 7, 2003. Ibdem.
7
Schwartz, Rick: Not Geeting America by Jonah Golberg, Febr. 8, 2003.
Ibdem.
8
Henderson, Collin: Leadership vs. Hegemonic Empire?, Febr. 11, 2003.
En: http//hnn.us/readcomment.php?id?=8228
9
Contreras Valverde, Jos, Gracia Ramos Acebes e Ins Rico Rico: Diccio-
nario de la religin romana, Ediciones Clsicas, 1992, pp. 182-183.
Diagnosticando una enfermedad americana
Qu tienen en comn Carlos Marx, Edgar Allan Poe, Howard
Phillip Lovecraft, Jos Mart, Sigmund Freud y Michael Moore?
En principio, mucho y poco. Pero una lectura complemen-
tada de sus obras, la comparacin razonada de sus escritos, ayuda
de manera inesperada a comprender las races ocultas y pbli-
cas del malestar de la sociedad norteamericana ante su propio
rostro en el espejo.
Un acercamiento a estos autores, a la luz de la historia de los
Estados Unidos y enfocado en sus elites de poder, podra llevarnos a
escribir un Manual del perfecto fariseo, o una Cartografa razona-
da sobre la exacta ubicacin de los vicios secretos, y aproximada de
las virtudes pblicas, en una sociedad que se suea modelo.
Acostemos, por unos breves minutos, a esta sociedad febril
en el divn del psicoanalista. Apartmosla, por breves instantes, de
su pasin por venderlo y comprarlo todo, sermonear a las dems
naciones y aplaudir, orgullosa, cuando sus hroes, en el celuloide,
frustran los planes de los mismos terroristas a los que nadie detu-
vo, en la realidad, el 11 de septiembre.
Jos Mart arrib a los Estados Unidos, procedente del
Havre, el jueves 2 de enero de 1880, a bordo del vapor France,
desembarcando al da siguiente. Sus primeras impresiones acer-
ca de la sociedad norteamericana, en la que tantas esperanzas
depositaban los hombres progresistas de la poca, las public
en The Hour, de New York, seis meses despus, bajo el ttulo de
Impresiones de Amrica (por un espaol muy fresco). Son
crnicas de deslumbramiento muy diferentes a las que comen-
z a enviar sobre el mismo tema, aos ms tarde, al peridico
mexicano El Partido Liberal.
CAPTULO 1
EL VUELO DEL NGEL EXTERMINADOR
25
26
Eliades Acosta Matos
Qu cambi en este lapso, la sociedad norteamericana o la
percepcin que de ella tena Mart?
Ambas cosas, pero ms la segunda que la primera. El joven des-
lumbrado ante la pujanza de una sociedad mecanizada, vertiginosa,
tan diferente a las sociedades coloniales de siesta y molicie que co-
nociese en Cuba y Espaa, haba crecido hasta convertirse en uno de
los crticos ms agudos y radicales de su tiempo; en uno de los ms
profundos conocedores de las entretelas del pas que lo acogi por
espacio de 15 aos y cuyas virtudes reconoca tanto, como execraba
sus defectos.
El aporte crtico de Mart al develamiento de las esencias ocul-
tas de la sociedad capitalista norteamericana, por su erudicin, aliento
tico y sinceridad, tuvo un augusto predecesor en el Dr. Carlos Marx,
no en lo estrechamente relacionado con los Estados Unidos, sino
con el capitalismo, en general. La lucidez de ambos asusta, a tantos
aos de distancia: se les echa de menos.
El manifiesto comunista, de 1848, sigue siendo no solo exac-
to, sino tambin divertido. Pocos escritos en la historia de la hu-
manidad han sido tan eficientes en cumplir un encargo: aguar la
fiesta de los explotadores mostrando el origen espurio de su poder
y la debilidad que esconde la ostentacin de su omnipotencia. Ha-
cia 1871, dentro de los Estados Unidos, segn el propio Federico
Engels, se haban publicado tres traducciones diferentes al ingls,
sin contar las ediciones en alemn. Cuando en el Manifiesto se
puede leer la siguiente cita, no puedo menos que pensar en las cr-
nicas norteamericanas de Mart:
Dondequiera que ha conquistado el poder, la burguesa ha
destruido las relaciones feudales, patriarcales, idlicas [...]
Ha ahogado el sagrado xtasis del fervor religioso, el entu-
siasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeo bur-
gus en las aguas heladas del clculo egosta. Ha hecho de
la dignidad personal un simple valor de cambio. Ha sustitui-
do las innumerables libertades escrituradas y bien asegura-
das por la nica y desalmada libertad de comercio. En una
palabra, en lugar de la explotacin velada por ilusiones reli-
giosas y polticas, ha establecido una explotacin abierta,
descarada, directa y brutal [].
1
El Apocalipsis segn San George
27
Comprese la cita anterior escrita por un Mart recin desem-
barcado en New York, cuando era todava un espaol muy fres-
co, con la siguiente, ya convertido en un soberbio crtico:
[...] esta vida enfebrecida; este asombroso movimiento; este
esplndido pueblo enfermo, de un lado maravillosamente ex-
tendido, del otro,el de los placeres intelectuales pueril y
pobre; este colosal gigante candoroso y crdulo; estas mu-
jeres demasiado ricamente vestidas para ser felices; estos
hombres, demasiado entregados a los asuntos del bolsillo,
con notable dejacin de los asuntos espirituales [].
2
Si este amor de riqueza no est atemperado y dignificado
por el ardiente amor por los placeres intelectuales,si la
benevolencia hacia los hombres, la pasin por todo [...]
lo que signifique sacrificio y gloria, no alcanza parejo des-
envolvimiento al de la fervorosa pasin del dinero, adn-
de irn? [...].
3
Ciento veinte y cuatro aos despus de haber sido escritas
estas palabras, todava nos lo estamos preguntando. Y eso que dis-
frutamos de la perspectiva de la distancia histrica. Por eso debe-
mos apreciar, con benevolencia, el aporte a la percepcin de este
problema realizado por escritores que, viviendo en los propios
Estados Unidos, llamaban la atencin entre la brecha que separaba
la sordidez de su realidad con la imagen soada. Aunque lo hicie-
sen desde la perspectiva estrictamente literaria, como es el caso
de Edgar Allan Poe y Howard Phillip Lovecraft, escritores maldi-
tos, escribanos de las tinieblas en una nacin que presuma de vivir
rodeada por la luz infinita de los estados de gracia.
En julio de 1845, cinco meses despus de que los presidentes
saliente y entrante de los Estados Unidos, John Tyler (1790-1862)
y James Knox Polk (1795-1849), coincidiesen en refrendar la deci-
sin del Congreso de anexar Texas y un ao antes de que fuese
decretada la guerra contra Mxico, Poe publicaba su relato El de-
monio de la perversidad, intento romntico de llevar algn orden
a un mundo que cada vez se separaba ms del sueo primigenio: Si
no podemos comprender a Dios en sus obras visibles, cmo lo
comprenderamos en los inconcebibles pensamientos que dan vida
a sus obras? [... ].
4
28
Eliades Acosta Matos
Al carecer del alcance sociolgico de Marx, el intento de
Poe es parcial, pero tambin elocuente: atribuye a la manifesta-
cin de la perversidad, en la esfera de la psicologa individual o
social, lo que el Dr. identific en la esfera de la produccin y en
la reproduccin de las relaciones sociales que de ella se derivan.
La explicacin de Poe, no obstante, es tambin oportuna:
Como principio innato y primitivo de la accin humana
[acta] algo paradjico que podramos llamar perversidad.
En el sentido que le doy es, en realidad, un mvil sin mo-
tivo, un motivo no motivado. Bajo sus incitaciones actua-
mos sin objeto comprensible [...] bajo sus incitaciones
actuamos por la razn de que no deberamos actuar. En teora,
ninguna razn puede ser ms irrazonable, pero, de hecho,
no hay ninguna ms fuerte [...]. Esta invencible tendencia a
hacer el mal, por el mal mismo [...] es un impulso radical,
primitivo, elemental [...].
5
Que Poe apenas logre atisbar, o esbozar, una explicacin ra-
cional, la suya, ante el predominio de lo irracional en las relacio-
nes que median entre hombres, clases y naciones, no significa que
la irracionalidad no est sujeta a razn, o que no se pueda llegar
hasta el develamiento de las races profundas de estas conductas, a
primera vista, paradjicas o inmotivadas.
En la cultura occidental, que es una cultura burguesa, las ex-
plicaciones literarias se toleran; las sociolgicas, no. Hablar del
demonio de la perversidad es de buen gusto, o como decimos
hoy, polticamente correcto, pero no lo es hablar de plusvala,
explotacin del hombre por el hombre, lucha de clases, o imperia-
lismo. Se tolera, en fin, lo inofensivo o ambiguo y se censura o
desacredita lo exacto, lo eficaz, lo capaz de sedimentar el saber
que precede a la transformacin de la realidad.
A nadie debe asombrar que el mundo postmoderno haya
literaturizado la poltica y despolitizado la literatura. Tampoco que
se haya coronado al psicoanlisis, condenando al destierro a la eco-
noma poltica. Puede manipularse el saber de una poca, pero el
malestar de la sociedad no se agota con ello.
El Apocalipsis segn San George
29
Qu sabemos nosotros haba dicho del mundo y del uni-
verso que nos rodea? [preguntaba Lovecraft en Desde el ms
all]. Vemos las cosas solo segn la estructura de los rga-
nos con que las percibimos, y no podemos formarnos una
idea de su naturaleza absoluta [...].
Ves a esos seres que flotan y aletean en torno tuyo y a travs
de ti, a cada instante de tu vida? Ves las criaturas que pueblan
lo que los hombres llaman el aire puro y el cielo azul?
6
Cuando se pierde la ingenuidad o la esperanza, cuando se vis-
lumbran los abismos terribles de barbarie que se disimulan con la
escenografa de una sociedad en apariencia progresista y racional,
aparece el horror, el horror total que tanto atormentaba a Lovecraft:
La vida es una cosa espantosa escribi y detrs de lo que noso-
tros sabemos de ella acechan verdades demonacas, que, a veces, la
hacen doblemente espantosa.
7
Para Poe y Lovecraft, se entiende, eso, lo demonaco, se
barruntaba, resistindose a toda definicin, o anidaba en oscuros
instintos humanos inexplicables, pero dominantes. Para Marx y
Mart, por el contrario, no solo se poda describir, sino que era
imperativo de una nueva poca su erradicacin mediante la lucha
social, pues el verdadero origen de la maldad radicaba en las es-
tructuras sociales injustas.
Entre estas dos posturas, separada de ellas, pero enlazndolas,
se deja or la voz de Sigmund Freud comentada por Herbert Marcuse
en su imprescindible Eros y civilizacin:
Segn Freud, la historia del hombre es la historia de su re-
presin. La cultura restringe no solo su existencia social,
sino tambin la biolgica [...]. Sin embargo, tal restriccin
es la precondicin esencial del progreso [...].
El animal hombre llega a ser humano transformando su natu-
raleza primaria [...]. Lo que la civilizacin domina y reprime
(las exigencias del principio del placer), siguen existiendo
dentro de la misma civilizacin. El inconsciente retiene los
objetivos del vencido principio del placer. El retorno de lo
reprimido da forma a la historia prohibida y subterrnea de la
civilizacin.
8
30
Eliades Acosta Matos
Tenemos, de un lado, estructuras de explotacin e injusticia
basadas en un desigual acceso a la propiedad. Del otro, un culto
deproporcionado a la riqueza, en menoscabo de lo espiritual y cul-
tural. Ms all, un debilitamiento de lo civilizatorio que propicia la
afloracin incontrolada de los instintos animales de retribucin
ilimitada del placer y la violencia. Y para terminar, esfuerzos febri-
les por ocultar bajo la alfombra las causas que provocan esta
corrosin ubicua, esta infinita inquietud indefinida, este malestar,
aparentemente inexplicable, de toda la sociedad.
Es, entonces, cuando llegamos a Michael Moore, conciencia
crtica, postmoderna e irreverente, de una sociedad que ha dejado
de estremecerse por los llamados a su transformacin y por los
exorcismos literarios de su mala conciencia. Veamos la opinin
que le merece la sociedad en que vive:
Todos sabemos algo que somos incapaces de confesarnos:
estamos ante un Estado policial en ciernes que se acerca a
la pesadilla orwelliana de la mano de una fuerza mucho ms
eficaz que la Polica del Pensamiento: la polica empre-
sarial. Mientras el gobierno hace redadas de ciudadanos con
aspecto de rabes y los encierra sin cargos, la elite empre-
sarial se entretiene idiotizando al pueblo.
9
De esta manera, tras leer a los autores citados, poco queda de
la imagen heroica y progresista que de s misma insiste en vender-
nos la sociedad norteamericana. Es lgico pensar que tales autores
son escasamente ledos por las elites de poder del mundo globa-
lizado, pues estas insisten en imitar a la misma sociedad que estre-
meca de horror a Poe y Lovecraft y que hoy sigue estremeciendo,
de igual manera, a Michael Moore:
Si les entretiene ver cada mes un tiroteo en escuelas y cen-
tros de trabajo yanquis, si les parece que el hecho de que la
tasa de mortalidad infantil en algunas ciudades supere a la de
Nairobi es seal de progreso, si quieren vivir en un mundo en
el que van recortndose progresivamente las libertades civi-
les, sigan nuestro ejemplo. De este modo [...] les invitare-
mos regularmente a participar en nuestras tentativas de
El Apocalipsis segn San George
31
explotar a los pobres de otros pases para que todos podamos
llevar zapatillas deportivas bien baratas [].
10
Un rictus de horror, en efecto, se deja adivinar, cada vez con
mayor nitidez, desfigurando el bello rostro que se mira al espejo.
Un desasosiego inocultable recorre el espinazo de los que han cre-
cido creyendo que residen en el mejor de los mundos posibles, un
mundo escogido por Dios para mostrar al resto de los hombres
cmo se debe organizar la vida social.
A dnde irn? se preguntaba Mart.
Para nosotros responde Michael Moore, es posible que
ya sea demasiado tarde.
11
Las instrucciones de Brenkenridge
Si en la Introduccin de este libro he aceptado como cierta
la fecha que ubica a finales de diciembre de 1897 el polmico Me-
morndum Breckenridge ha sido, solamente, para establecer un
paralelo entre aquel abuelo decimonnico y su nieto de hoy: el
Proyecto para el Nuevo Siglo Americano.
En realidad, cuando se discute an el carcter apcrifo del
primero, podra quedar fuera de duda razonable la fecha en que se
afirma fue escrito?
No estamos ante un problema menor: de dicha fecha depende
mucho, en primer lugar, definir con cierto grado de certeza la pre-
meditacin con la cual se prepar la guerra de 1898 contra Espaa,
la misma que hizo de los Estados Unidos un imperio. Y en segundo
lugar, la posibilidad de arrojar cierta luz sobre la misteriosa explo-
sin del Maine, en el momento exacto, de la forma precisa, en el
lugar adecuado, para los fines deseados.
La conciencia histrica norteamericana se rebela ante la sola
mencin de que semejante catstrofe causante directa de 266
muertes entre marinos y oficiales de la tripulacin del acorazado
y de la prdida del propio buque, se haya debido a una autoagre-
sin destinada a provocar la guerra contra Espaa, por motivos
geopolticos.
Pero los hechos histricos, sin excluir la reciente agresin
contra Iraq, apuntan a que, llegado el momento de las decisiones,
32
Eliades Acosta Matos
un pretexto creble y honorable, de los que levanta el nimo de las
masas desinformadas, las hacen vibrar de falso patriotismo y en-
tregarse sin reservas al gobierno de turno, forma parte del arsenal
de recursos infinitos de todo imperio que se respete.
Llamara bien empleadas a las crueldades, pontifica Nicols
Maquiavelo en El prncipe [...] cuando se aplican de una sola vez por
absoluta necesidad de asegurarse y cuando no se insiste en ellas [...].
12
Esta cita resuelve cualquier dilema moral a que pudieran ha-
berse visto abocados quienes deciden en los Estados Unidos las
polticas imperiales. No veo obstculo razonable para aceptar
la posibilidad de que la creacin de un pretexto creble y honora-
ble para desatar una guerra de conquista, sea un recurso imaginable
en manos de quienes jams han sido detenidos en sus planes por el
planteamiento de dilemas morales diferentes al color de la corbata
a elegir para presentarse en la televisin el Da de la Independencia.
Las llamadas teoras conspiratorias para explicar sucesos his-
tricos no son ninguna novedad. Quizs la ms antigua aparezca en el
Viejo Testamento al atribuir a la maligna intervencin del Diablo,
transformado en serpiente, el que Eva aconsejase a Adn morder la
manzana del rbol de la Ciencia, nico fruto que les haba sido
prohibido en el jardn del Edn. De esta manera, el Pecado Original,
la rebelda de las criaturas ante su Creador y su consiguiente expulsin
del Paraso se explican por la intervencin de un agente maligno.
La aparente explicacin racional de un suceso confuso, el des-
enmascaramiento de los verdaderos culpables que actan desde
las sombras, suele acallar todas las dudas. Hechas las aclaraciones
pertinentes, ya que hablamos de religin, Toms de Torquemada, el
Gran Inquisidor, podra seguir quemando herejes con la conciencia
tranquila: el Diablo era el culpable de cualquier pecado. A fin de
cuentas, desde el Pecado Original, todos somos culpables: en la tierra,
paz y en el cielo, gloria. Amn.
Pero en poltica, a travs de la historia, las cosas suelen ser
algo ms complicadas. El artculo dedicado a las Teoras Cons-
pirativas de la disinfopedia, o Enciclopedia de la Propaganda
(www.disinfopedia.org), establece:
Una de las ms conocidas tcnicas de desinformacin radi-
ca en lo que pudieramos llamar negacin de las teoras
El Apocalipsis segn San George
33
conspirativas [...]. La tendencia a construir teoras cons-
pirativas bien elaboradas es el resultado del inadecuado
acceso a informacin confiable [...]. En muchos casos, ta-
les conspiraciones son el fruto de la imaginacin popular,
pero en la actualidad existe el problema inverso: la mayora
de las decisiones que afectan la vida de los seres humanos
son tomadas por actores (sobre todo, las elites de las gran-
des corporaciones), cuyas motivaciones y acciones se man-
tienen por completo veladas para el pblico. Hoy, a los
polticos electos raramente pertenece la mayor parte de las
decisiones que nos conciernen. Incluso estos ltimos sue-
len tomar decisiones que no se explican si no es a travs de
la teora de que son manipulados por fuerzas secretas [...].
13
Una de las armas ms socorridas para desacreditar a quienes
no se contentan con las explicaciones de los sucesos histricos o
polticos que aparecen en los diarios es acusarlos de estar enfer-
mos, especialmente, de esquizofrenia paranoide. El autor del ar-
tculo seala que todo espritu independiente, crtico, indagador,
debe ser aislado del gran pblico:
Tales estrategias de desinformacin permite a estos ac-
tores continuar en su tarea. Con el estigma colgado a las
teoras conspirativas a partir de los asesinatos polticos
de los aos 60, el pblico se inclina, generalmente, por
aceptar las explicaciones de los eventos que ofrecen el
FBI o los medios de comunicacin. En nuestro das es ex-
tremadamente popular la falsa percepcin de que las cons-
piraciones no existen, con la notable excepcin de aquellas
que se puedan atribuir a enemigos de los Estados Unidos,
al estilo de Osama Bin Laden.
14
Cundo se consagran como teoras comprobadas o se des-
echan como puras teoras especulativas, algunas de estas teoras
conspirativas? En el artculo se lee:
Las teoras conspirativas tienen una vida limitada. Su exis-
tencia dura tanto como tardan sus defensores en acceder
34
Eliades Acosta Matos
o no a la informacin necesaria para probarlas o refutar-
las, por ejemplo, a documentos autnticos. Tan pronto
como una teora conspirativa es confirmada, deja de serlo
y se convierte en un hecho histrico. Cuando hay eviden-
cias suficientes para rechazarla, se le relega al basurero
de la historia.
15
Entre ambas posibilidades, aceptemos el reto que se formula
y retornemos a las Instrucciones de Breckenridge y al Proyecto
para el Nuevo Siglo Americano (PNAC).
A la luz de las teoras conspirativas, pueden ser considera-
dos ambos documentos como evidencias de que las guerras que
predijeron fueron provocadas en el marco de una estrategia
geopoltica imperialista, sin que sus artfices se detuvieran ante
los costos humanos?
Comencemos por las Instrucciones de Breckenridge (Ver
texto completo en Anexo 1).
El supuesto texto de este documento fue filtrado a la pren-
sa alemana, especficamente al peridico Allgemeine Zeitung, de
Berln, que fue el primero en publicarlo, al parecer y segn fuentes
espaolas, el 22 de abril de 1898, tres das antes de que la guerra
fuese oficialmente declarada a Espaa por los Estados Unidos.
Las polmicas de los historiadores comienzan aqu, alrede-
dor de la pregunta dnde se public por primera vez?
Para el historiador norteamericano Thomas M. Spaulding, el
primero que en abril de 1934 escribi refutando su autenticidad, la
referencia ms antigua al documento aparece en el libro del espa-
ol Juan Ortega Rubio, Historia de la Regencia de Mara Cristi-
na de Habsbourg-Lorena.
16
Segn el historiador cubano Gustavo Placer Cervera, tambin
contrario a la autenticidad de las Instrucciones, donde apare-
cen publicadas por primera vez, exceptuando al supuesto peri-
dico alemn, es en la obra en cinco tomos del capitn de Artillera
del Ejrcito espaol Severo Gmez Nez, La Guerra Hispano-
Americana. En el artculo de Cervera Reflexiones en torno a un
documento controvertido
17
se demuestra que en marzo de 1900
dicho tomo ya circulaba en La Habana.
El Apocalipsis segn San George
35
Spaulding intentaba refutar con su artculo las afirmaciones
de Horatio S. Rubens brillante abogado norteamericano, cola-
borador de Mart en el Partido Revolucionario Cubano y luego de
la representacin en el exterior de la Repblica en Armas, encabe-
zada por Toms Estrada Palma, que tuvo su sede central en New
York y una importante Legacin en Washington. Dos aos antes
de la publicacin del artculo de Spaulding y aunque este la califi-
case, curiosamente, como obra de reciente aparicin, Rubens
haba entregado a los lectores un libro titulado Liberty: the Story
of Cuba, y en sus pginas 343 a 345 haba reproducido el texto
casi ntegro del Memorndum.
El artculo de Spaulding carece del aparato crtico que debie-
se haber permitido comprobar las fuentes en que se bas para emi-
tir sus apreciaciones sobre el libro de Rubens. Sus objeciones
aspiran a ser tomadas como buenas por el solo hecho de haberlas
emitido el comentarista. Cualquier lector medianamente informa-
do compartir conmigo la impresin de que estamos en presencia
de una refutacin apresurada y endeble, hecha por encargo y con
un retraso de dos aos. Tres investigaciones anteriores publicadas
por este autor sobre otros temas, incluyen un detallado listado de
autoridades y un impecable aparato crtico.
18
En los meses anteriores a la aparicin del artculo de Spaulding,
la situacin en Cuba era de extrema inestabilidad poltica. En agosto
de 1933, vientos revolucionarios y antimperialistas soplaban por
todo el pas y parte del hemisferio, tras el derrocamiento del tira-
no Gerardo Machado. Cualquier documento histrico que fun-
damentase estas posiciones era ampliamente utilizado por las
fuerzas y los intelectuales cubanos de avanzada. Es de suponer que
el Memorndum fuese especialmente invocado por aquellos
das. El 15 de enero de 1934, el entonces coronel Batista, con la
anuencia del embajador norteamericano en Cuba, Jefferson Caffery,
derrocaba el Gobierno de los Cien Das que haba tomado medidas
audaces y, en algunos casos, revolucionarias, bajo el influjo de An-
tonio Guiteras, secretario de Gobernacin.
Precisamente, en marzo de 1934, desde la clandestinidad y
mientras organizaba la lucha contra los golpistas, Guiteras envia-
ba a la revista Bohemia el artculo Septembrismo, publicado
por esta el 1 de abril. En l se condensan los aires polticos que
36
Eliades Acosta Matos
soplaban en Cuba en el mismo mes en que Spaulding publicaba su
refutacin:
Nuestro programa [expresa Guiteras, refirindose al gobier-
no de Grau] no poda detenerse simple y llanamente en el
principio de la No Intervencin. Tena que ir forzosamente
hasta la raz de nuestros males: al imperialismo econmico
[...]. Ante los decretos que, como enormes martillazos iban
rompiendo lentamente esa mquina gigantesca que ahoga al
pueblo de Cuba, como a tantos otros de Amrica Latina,
aparecan en escena para combatirnos, todos sus servidores
nativos y extranjeros [...].
Un estudio somero de la situacin poltico-econmica de
Cuba, nos haba llevado a la conclusin de que un mo-
vimiento que no fuese antimperialista en Cuba, no era una
revolucin.
19
La difcil y nada envidiable tarea de contrapropaganda tuvo que
ser encargada a alguien como Spaulding, un historiador menor de
las Universidades de Michigan y Hawai, conocido apenas por sus
investigaciones acerca de los terrenos reales, los gabinetes de go-
bierno y la constitucin de esta repblica, un folleto sobre el club
Cosmos, una compilacin sobre libros militares en las universi-
dades americanas y otro sobre la Sociedad Literaria en la paz y en
la guerra. No se le conoce obra alguna, ni escrito posterior, que
pueda fundamentar un inters o conocimiento slido acerca de la
historia de Cuba.
Segn Spaulding:
Mr. Rubens no autentica la existencia del documento. No
debi considerarlo dudoso, pues de lo contrario hubiese
intentado verificarlo. Pero no existe tal documento en la
Secretara de la Guerra, donde se le ha buscado ms de una
vez. No se conoce cundo, por qu, ni por quin fue redac-
tado. Se le ha seguido la pista, hasta 1906 [...].
La Secretara de la Guerra oy hablar de este documento,
por primera vez, en 1908, cuando el Secretario de Estado
le envi el recorte de un peridico de Santo Domingo que
El Apocalipsis segn San George
37
contena el texto ntegro del citado documento, en espaol
Mr. Rubens reproduce una versin en ingls, ligeramen-
te abreviada y cita al 24 de diciembre de 1897, como fe-
cha [...].
20
En el propio artculo de Spaulding se citan cinco fechas y
peridicos diferentes de pases latinoamericanos donde dice apare-
ci el documento, siempre [...] acompaado de un editorial fuer-
temente hostil a los Estados Unidos [...].
21
Despus de enumerar sus reparos, Spaulding concluye: Las
evidencias que se tienen, por lo tanto, no indican sino que el
documento fue escrito en algn momento no antes de 1900 y no
ms tarde de 1906. Las razones de su elaboracin pueden solo con-
jeturarse.
22
Bsquedas en Cuba y en diferentes pases no han permitido
ubicar los ejemplares de los peridicos que Spaulding cita, con
excepcin del El Da, de Valparaso, correspondiente al 11 de oc-
tubre de 1912, pero hurgando en la obra Doctrinas jurdicas del
destacado abogado cubano Mariano Aramburo, puede encontrarse
lo siguiente:
Testimonio de mayor claridad y de valor insuperable, por su
carcter reservado, es el texto de las instrucciones dirigi-
das al jefe del ejrcito de operaciones por la Secretara de
la Guerra, en abril de 1897, un ao antes del ultimtum
enviado a Espaa.*
Copia de ese documento, cuya factura y estilo no dejan duda
alguna acerca de su autenticidad, lleg a mis manos a fines
del ao siguiente. Al publicarlo ahora por primera vez [...].
23
Nos encontramos, en consecuencia, ante una revelacin que
desarma las lneas esenciales de las refutaciones de Spaulding.
De ser ciertas las afirmaciones de Aramburo, el documento
en cuestin lleg por primera vez a las manos de alguien que lo
reconoce pblicamente, a finales de 1898. Ntese que no hace
* Lo que aparece destacado en tipografa diferente es un subrayado del autor,
a menos que se indique lo contrario.
38
Eliades Acosta Matos
referencia al ejemplar de un peridico, sino a una copia del docu-
mento original. As no acta un falsificador de evidencias do-
cumentales.
Un destacado literato y lingista, como lo fue Aramburo, pre-
sidente de la Academia Cubana de la Lengua, miembro de la Acade-
mia Nacional de Artes y Letras y del Ateneo de La Habana, es una
voz autorizada a tener en cuenta, cuando afirma que [...] la factura
y estilo [del documento] no dejan lugar a dudas acerca de su auten-
ticidad [...].
24
La fecha del documento que cita Aramburo brinda, una expli-
cacin racional a lo difcil que ha sido, hasta el presente, hallar el
documento original, suponiendo, angelicalmente, que uno de este
tipo se conserve en los archivos de la Secretara de la Guerra: los
investigadores han buscado en el mes errado.
Aramburo cita, como fecha de la copia a la que tuvo acceso,
la del 2, 4, de 1897, o sea, abril, mientras que la mayora de los
autores lo ubican en 24, 12, de 1897, o sea, diciembre. De cual-
quier manera, y teniendo en cuenta que los norteamericanos escri-
ben en las fechas primero el mes y luego el da, no sera osado
pensar que la fecha correcta podra ser la del 4 de febrero de 1897
(2-4-1897), pues as es como la copia Aramburo, al transcribir tex-
tualmente el documento.
25
Otro detalle interesante podra aportarse: Aramburo fue, en
1912, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Cuba
en Chile. Ser una casualidad que su presencia en este pas coin-
cida con la publicacin en la prensa de Valparaso de una versin
del documento? De aceptarse como vlida esta hiptesis, tendre-
mos que convenir en que no es compatible la posicin de un di-
plomtico de alto nivel con la de un irresponsable calumniador
capaz de usar para sus fines los peridicos del pas ante cuyo
gobierno se encuentra acreditado, con el consiguiente peligro de
ser desmentido.
Las objeciones de Spaulding dependen en su totalidad de la
fecha del documento que aceptemos como vlida. Si aceptamos
la de Aramburo (abril de 1897), el secretario de la Guerra era Da-
niel Scott Lamont, quien comenz a desempear el cargo bajo la
presidencia de Grover Cleveland, el 5 de marzo de 1893 y lo hizo
hasta el 5 de marzo de 1897, bajo la presidencia de McKinley. Si
El Apocalipsis segn San George
39
aceptamos la de diciembre, el secretario de la Guerra era Rusell A.
Alger, quien se desempe entre el 5 de marzo de 1897 y el 1 de
agosto de 1899, a las rdenes de McKinley. El ayudante general del
Secretario, a travs de cuya oficina se supone se emitieron las Ins-
trucciones... tampoco era el mismo: en la primera fecha el cargo lo
ocupaba Samuel Sam Breck; en la segunda, Henry Clark Corbin,
quien asumi sus deberes en febrero de 1898. En cuanto al inspector
general, en ambas fechas era la misma persona, el general Joseph
Cabell Breckenridge, quien ocupaba el cargo desde 1885. En este
caso concreto, dadas las relaciones existentes entre estas tres ins-
tancias del alto mando, las personas desempeaban un papel muy
importante, ms all de su cargo jerrquico.
Lo dicho sirve para responder a la siguiente objecin de
Spaulding: El General Breckenridge era Inspector General del
Ejrcito. Cmo es posible que el Inspector General pueda firmar
instrucciones dirigidas al General en Jefe, o en lugar del Secre-
tario Adjunto? Esto pudiera parecer insignificante para un lego, pero
una mente burocrtica se estremecera de horror con solo pen-
sarlo.
26
Pero en los Estados Unidos, a la par de las jerarquas mili-
tares juegan un papel muy importante las relaciones polticas, los
grupos de lobby* y presin, los clanes familiares y los intereses
de los monopolios y las grandes compaas. Esta realidad pudo
haber permitido que, en el caso de las Instrucciones... y de tantos
otros documentos confidenciales y secretos, los niveles jerrqui-
cos no se respetasen. Veamos:
Segn James L. Yarrison, en su libro The US Army in the Root
Reform Era, 1899-1917:
1- [...] la estructura bsica de la Secretara de la Guerra haba
sido establecida por el secretario John C. Calhoum, tras la
guerra de 1812. En ella existan dos elementos separados
entre s, el staff departamental, que serva directamente a
las rdenes del Secretario, y el ejrcito de lnea dividido en
distritos geogrficos, a las rdenes de comandantes profe-
sionales.
* Grupo de presin, especialmente poltica, constituido por personas
influyentes.
40
Eliades Acosta Matos
2- El staff departamental [...] consista en un grupo de jefes de
buroes autnomos que respondan ante el Secretario por el
manejo de servicios y funciones especializadas. Hacia 1890
los buroes principales eran el Departamento del Auditor
General, el Departamento del Inspector General, el Depar-
tamento del Ayudante General, el Departamento del Cuartel
Maestre, el Departamento de Suministros, la Pagadura
General, el Departamento de Sanidad, el Cuerpo de Inge-
nieros, el Departamento de Armamentos y el Cuerpo de Se-
ales. Mientras los dos primeros eran departamentos
asesores del Secretario, los otros combinaban funciones
de Estado Mayor y comando.
3- El militar titular que diriga los departamentos geogrficos
del ejrcito era el Comandante General, cargo creado por
Calhoum, sin un visto bueno congresional que definiese sus
deberes, funciones y relaciones con los buroes, el Secretario
y el Presidente [De esta ambigedad surgan constantes fric-
ciones e incidentes entre los diferentes niveles de mando.]
4- El Comandante General, ni de hecho, ni por ley, era el Co-
mandante en Jefe del Ejrcito [...]. Constitucionalmente, el
Presidente era el Comandante en Jefe y muchos, incluyen-
do a Madison, Jackson, Polk y Lincoln ejercieron directa-
mente el mando o lo hicieron a travs del Secretario de la
Guerra, no del Comandante General [...].
27
5- [Segn Graham Cosmas en su obra An Army for the Empire:
The United State Army in the Spanish-American War], [...]
el Secretario de la Guerra era un civil, usualmente, un pol-
tico u hombre de negocios, a travs del cual el Presidente
ejerca el mando.
28
[Por otro lado, segn Yarrison] [...] todas las rdenes e ins-
trucciones del Presidente o del Secretario de la Guerra re-
lacionadas con las operaciones militares, el control o la
disciplina eran proclamadas a travs del Comandante Ge-
neral [...].
29
[Esto pondra en claro la necesidad de que
instrucciones como las analizadas fuesen enviadas al Co-
mandante General, para ser puestas en vigor].
6- Una alianza informal entre los Secretarios civiles y los
jefes de buroes limitaban el control del Comandante Ge-
El Apocalipsis segn San George
41
neral sobre el Ejrcito [...]
30
[acota Yarrison, pero Cosmas
precisa an ms las relaciones que funcionaban entre bas-
tidores:] Mientras el Comandante General llegaba al car-
go por la va del escalafn, frecuentemente no gozaba de
las simpatas del Presidente [...] el Secretario de la Guerra
as como el jefe de Personal, s disfrutaban de dicha con-
fianza. Como resultado de ello, los Secretarios siempre
salan triunfantes de los choques con los Comandantes Ge-
nerales, excluyndolos de las cadenas de mando y ejer-
cindolo a travs del Ayudante General.
31
[Esto explicara
el papel decisivo de los Ayudantes Generales, ms all de
lo que podra suponerse, pasando las decisiones del Presi-
dente al Secretario; de este a su Ayudante General y de ah
al Comandante General].
7- El desmedido poder, en la prctica, de los Ayudantes Genera-
les, segn Cosmas, era el resultado de [...] la divisin de
autoridad existente en la Secretara de la Guerra, combina-
da con la ausencia de un staff militar central (Estado Ma-
yor). Esta oficina era la encargada de la transmisin de
rdenes, correspondencia, records personales, reclutamien-
to, movilizacin de tropas y la inteligencia militar [...],
32
en resumen, una concentracin de poderes y funciones nada
despreciables. No debe extraarnos que, como seala
Cosmas, [...] algunos Ayudantes Generales redactaban y
enviaban rdenes por propia iniciativa, sin consultar antes a
sus superiores jerrquicos nominales.
33
8- [Cosmas plantea:] Dentro del propio staff (o sea, de los de-
partamentos controlados directamente por el Secretario
de la Guerra), el Inspector General desafiaba con frecuen-
cia la supremaca del Ayudante General. Su Departamento,
bajo las rdenes tanto del Secretario como del Comandante
General, cumpla funciones de Estado Mayor al inspeccionar
las tropas. Procurando jugar un papel mayor en el mando
del Ejrcito, el Inspector General luchaba por legislacio-
nes que ampliasen y fortaleciesen su bur y combata al
Ayudante General en disputas acerca de la jurisdiccin ad-
ministrativa [...]. A finales de los 90, el Inspector General
42
Eliades Acosta Matos
se aliaba con el Comandante General, mientras que el Ayu-
dante General lo haca con el Secretario de la Guerra. Res-
paldado por la influencia poltica superior del Secretario,
el Ayudante General repela fcilmente los ataques.
34
En medio de este complejo panorama, puede alguien asombrar-
se de que las rdenes y las indicaciones oficiales pudieran impartirse
a travs de canales nada ortodoxos, o que las alianzas y los intentos
deliberados de golpear al rival contribuyesen a desquiciar las ordenan-
zas y regulaciones, llegando hasta el extremo de, como dira Spaulding,
hacer estremecer de horror a las mentes burocrticas?
Se responde tambin al reparo de Spaulding sealando que el
general Breckenridge era el decano de todos los jefes de buroes,
incluso del Secretario de la Guerra, del Ayudante General y del
Comandante General. Nombrado desde 1885, superaba en seis aos
en el cargo al otro jefe de bur ms antiguo, el general Daniel
Webster Flager, jefe de Armamento, en diez a Miles, en doce a
Alger y en trece a Corbin. Esto no constituye un dato menor: como
bien seala Yarrison: [...] mientras los Secretarios iban y venan,
el poder resida en los jefes de los buroes, los que, al no existir un
sistema de retiro, se mantenan en sus puestos de manera vitalicia
o hasta que renunciaban [...]. Los jefes de buroes tenan gran in-
fluencia en el Congreso, mucha ms que los Secretarios de paso y
los oficiales de lnea.
35
Y se podra agregar un dato ms, nada despreciable: la influen-
cia y el poder que detentan en los Estados Unidos ciertos clanes
polticos, dentro de los cuales, el de los Breckenridge es uno de
los ms antiguos. Este dato es til para entender que un memorn-
dum enviado por alguien como el general Joseph Cabell Brec-
kenridge, suponiendo que a l perteneciese la autora, debi tener
un efecto especial sobre cualquier destinatario de su poca,
jerrquicamente superior o inferior a l:
Segn aparece en la la web The Political Graveyard,
36
de Lawrence
Kastenbaum, 436 grupos familiares norteamericanos han
tenido o tienen, entre sus miembros, ms de tres figuras rele-
vantes en la poltica nacional, unidos por la sangre, los matri-
monios o las adopciones.
El Apocalipsis segn San George
43
De todos ellos, uno de los ms antiguos es el de los Williams-
Breckenridge-Clay, presente en la poltica desde 1731 y el se-
gundo de toda la lista en cuanto a miembros, con un total de 83,
solo superado por el de los Harrison-Lee-Fish, con 137.
En la Biblioteca del Congreso, la papelera de la familia Brec-
kenridge, generada entre 1752 y 1965, ocupa 263 pies lineales
de estantera, abarcando 205 000 documentos. Entre ellos,
los pertenecientes al general Joseph Cabell Breckenridege
suman 55 000 documentos. Estamos en presencia de una fi-
gura poltico-militar silenciosa, pero no callada.
El general Joseph Cabell Breckenridge haba nacido en
Baltimore, Maryland, el 14 de enero de 1842, en una familia
de polticos, predicadores y militares de relieve nacional,
tanto por la rama paterna como materna. Hijo del eminente
telogo Robert Jefferson Breckenridge y nieto del senador
John Breckenridge, quien fue fiscal general en el gabinete
de Jefferson, descenda por la va materna de los generales
Francis Preston y William Campbell, el Hroe de Kings
Mountain. Entre sus ancestros se encontraban cuatro des-
tacados participantes en la Guerra de Independencia de las
Trece Colonias. Era primo, por la rama paterna, del mayor
general John Cabell Breckenridge, electo vicepresidente de
los Estados Unidos en 1856, bajo la presidencia de Buchanan
y secretario de la Guerra de la Confederacin, bajo la presi-
dencia de Jefferson Davis. El Inspector General del Ejrcito
estaba emparentado con las familias ms importantes de su
pas, la mayora de ellas conservadoras, muy en especial con
las que constituan el tronco central del clan Breckenridge,
asentadas en Kentucky.
Durante siete aos, de 1892 a 1897, el general Breckenridge fungi
como vicepresidente nacional de la asociacin patritica Sons
of the American Revolution, llegando a ser su presidente, en
mayo de 1900. Fue tambin miembro prominente de la Loyal
Legion, The Society of the American Wars, The Naval and
Military Order of the Spanish-American War, The Military
Order of Foreing Wars in the United States, The Society of
the Army of Tennessee y la Society of the Army of Santiago
44
Eliades Acosta Matos
de Cuba. Como regla, estas asociaciones son un reservorio del
pensamiento norteamericano ms conservador y son muy ac-
tivas en la defensa de valores tradicionales.
El patriotismo del establishment,* encarnado en una figura co-
mo el general Breckenridge, era muy propenso a apoyar la
superioridad de los valores americanos y de sus smbolos.
Sobre este frtil terreno floreci la tendencia expansionista
de 1898 y el imperialismo tuvo en las Instrucciones... una de
sus ms tempranas declaraciones de principios. El 31 de di-
ciembre de 1899, el congresista Robert R. Hitt, entonces
presidente del Comit de Asuntos Extranjeros del Congreso,
acusaba recibo de un proyecto de ley enviado por el general
Breckenridge Para evitar las profanaciones a la ensea na-
cional, el cual estipulaba multas y penas de prisin para
individuos o grupos que utilizasen la bandera para fines pol-
ticos o comerciales. Por entonces, otro furibundo expan-
sionista, el senador Henry Cabot Lodge hara clebre uno de
sus discursos imperialistas bajo el ttulo de La marcha de la
bandera. En 1908, en uno de sus inflamados discursos
anarquistas en San Francisco, Emma Goldman se remita a
Tolstoy al que calificaba como el gran antipatriota de nues-
tra poca, definiendo al patriotismo como [...] la justi-
ficacin para el entrenamiento de comerciantes asesinos;
como un tipo de comercio que requiere mejor equipamiento
para la matanza de seres humanos que para satisfacer las
necesidades de ropa, calzado y vivienda para todos,
37
y con-
cluye: el egosmo y la arrogancia son los elementos esen-
ciales de aquel patriotismo imperialista.
No cabe duda que el general Breckenridge, como la mayora de
los jefes militares y navales de su tiempo, era un decidido
partidario de la anexin de territorios extranjeros para el en-
grandecimiento de lo que llam Repblica imperial. En uno
de sus discursos, cuyo borrador aparece en la caja 637 de sus
papeles depositados en la Biblioteca del Congreso bajo el
* Trmino ingls que designa a un conjunto de personas, instituciones y
entidades que controlan el poder poltico y socioeconmico en una
sociedad.
El Apocalipsis segn San George
45
ttulo de No hay Ejrcito?, lo demuestra con la siguiente
afirmacin:
Esta guerra [la de 1846 contra Mxico], como las preceden-
tes, result gloriosa para las armas americanas y otro de sus
resultados fue la adicin de un extenso imperio a nuestros
dominios nacionales; un territorio que unido a nuestros prs-
peros Estados y dotado con magnficas ciudades progresis-
tas, se ha convertido en hogar para millones de personas libres,
patriticas y felices.
38
En otro discurso, bajo el ttulo de Santiago, pronunciado a
finales de 1898, antes de la firma del Tratado de Pars y enfrentan-
do el creciente movimiento antimperialista dentro de los propios
Estados Unidos, expres:
Cuando Dewey escribi Manila en el mapa de los Estados
Unidos, qu mano lo borr?
[] Como una guirnalda, las islas cayeron en nuestras ma-
nos cuando logramos el dominio de los mares [...].
Puerto Rico pas a ser una de nuestras coronas de laurel y
de Pars llegan hasta la catedral cantos de victoria.
39
En enero de 1899, mediante notificacin de la Oficina del ayu-
dante general H. C. Corbin, el Secretario de la Guerra orden
al general Breckenridge realizar una gira de inspeccin por
Cuba y Puerto Rico, que comprendera 21 guarniciones mili-
tares norteamericanas en la primera, y 22 en la segunda. Ya en
La Habana el Inspector General, conociendo del escndalo que
haba estallado por las denuncias de que durante la campaa se
aliment a los soldados con carne enlatada en mal estado, lo
cual era investigado por la Comisin Dodge creada por el
Presidente, envi dos telegramas oficiales que son muestra
elocuente de que alguien como l pudo haber redactado, sin
remordimientos, las famosas Instrucciones...: el primero,
con fecha 28 de enero, dirigido al mayor general Nelson A
Miles, comandante general del ejrcito, que se encontraba en
46
Eliades Acosta Matos
Washington; el segundo, al mayor general William Ludlow,
jefe militar del Departamento de La Habana, con fecha 29 de
enero. Los textos de dichos telegramas son los siguientes:
Al mayor general, Comandante del Ejrcito:
Tengo entendido que una gran cantidad de latas de carne,
probablemente procedentes de Puerto Rico, est siendo
distribuida a los habitantes pobres [de la Habana]. Podra
usted ordenar al general Ludlow que cierto porcentaje de
ellas sea abierto y examinado al distribuirse, aunque sea
apenas el uno por ciento, verificando su calidad, las condi-
ciones en que se encuentran y reportndolo, de manera tal
que tengamos buen conocimiento de la magnitud actual del
problema? Est claro que para aquellos que las reciben, algo
comestible es mejor que nada.
Al mayor general Wm Ludlow
Comandante General del Departamento de La Habana.
Seor:
La distribucin de alimentos a los pobres de La Habana ofre-
ce la inusual oportunidad de examinar su calidad y con-
veniencia. Tendra la bondad de brindarme cualquier
informacin que sus oficiales puedan obtener de dicha ex-
periencia, especialmente con las latas de carne, revisando
todas las sospechosas y abriendo de manera habitual el uno
porciento de ellas para comprobar el carcter, condicin y
calidad de su contenido, recogiendo los resultados en par-
tes semanales que permitan a quienes los lean conocer acerca
de las conservas y sus efectos sobre los consumidores, el
monto de lo examinado y cualquier sugerencia que se de-
see expresar para introducir cambios en los artculos o ra-
ciones que se distribuyen? Posiblemente los embalajes
indican el comprador, la fecha y lugar de la compra, as como
el transportador y la fecha de produccin. La informacin
que se obtenga para fines de febrero ser toda la que nece-
sito para mi investigacin, si esta excepcional informacin
es recogida consecuentemente.
40
El Apocalipsis segn San George
47
Estos telegramas no solo ofrecen la prueba de que alguien
como el general Breckenridge pudo haber sido el autor de las Ins-
trucciones, sino tambin que su tono al dirigirse al Comandante
General era nada ortodoxo. Cuando le solicitaba emitir alguna or-
den, lo haca por puro formalismo, pues sin esperar respuesta, in-
dicaba lo que quera a los subordinados de aquel, directamente, tal
y como lo demuestran sus indicaciones a Ludlow.
Si, como pensamos, el documento conocido como las Ins-
trucciones de Breckenridge es autntico, poco importa saber quin
fue su autor y por indicaciones de quin fue enviado al Comandante
General. Lo realmente importante radica en que demuestra que la
necesidad de llegar a la guerra con Espaa y los fines que esta per-
segua estaban claramente establecidos dentro del gobierno de los
Estados Unidos, desde varios meses antes de la explosin del
Maine. Si aceptamos esta lgica, la propia catstrofe debe ser exa-
minada bajo un prisma diferente al habitual: poco cabe, en conse-
cuencia, la versin de la explosin interna accidental que desat la
catstrofe, y que es hoy la explicacin ms aceptada.
Los planes militares para actuar en caso de guerra con Espaa
existan y haban sido aprobados, al menos, desde 1896. En junio
de este ao un documento conocido como Plan Kimball, y cuyo
nombre completo era muy elocuente (Guerra con Espaa, 1896.
Consideraciones generales sobre la guerra, los resultados deseados
y el tipo consecuente de operaciones que debern ser adoptadas),
haba sido presentado por el comandante Willian W. Kimball, de-
cano de la Oficina de Inteligencia Naval (ONI), por orden de su
jefe, el teniente comandante Richard Wainwright, quien haba asu-
mido el cargo en abril de 1896 y convirti a la ONI en [...] parte
integral y vital del grupo de planes operativos de la Marina debido
a sus ntimas relaciones de amistad con el Secretario Asistente de
la Marina, Theodore Roosevelt.
41
No creo casual que en los meses anteriores a la misteriosa ex-
plosin del Maine, hombres absolutamente identificados con los
objetivos imperialistas del partido de la guerra de Roosevelt se
encontrasen en puestos claves, desde donde incidieron en la marcha
de acontecimientos decisivos. Cuando el Maine llega a La Habana,
el 25 de enero de 1898, el segundo de a bordo ser, por extraa
casualidad, el propio Richard Wainwright. Tras la explosin, y al
48
Eliades Acosta Matos
concluir la guerra, lejos de ser castigado por la prdida del buque
puesto a su mando y las 266 vidas de la tripulacin, el capitn Char-
les Sigsbee sera premiado con la direccin de ONI. El propio
Roosevelt, en 1901, tras el no menos misterioso atentado cometido
por el asesino loco y solitario de turno que cost la vida al presiden-
te McKinley, asciende a la presidencia de los Estados Unidos.
Un singular paralelo podra establecerse entre estos sucesos
y los que tuvieron lugar antes y despus del asalto al poder por
parte de de George W. Bush y los idelogos neoconservadores del
Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, y en especial con lo
ocurrido el 11 de septiembre de 2001 y sus consecuencias para el
mundo.
Un parntesis para el secreto
La reconstruccin de la ruta seguida por individuos o grupos
polticos que han influido sobre la marcha de la historia universal
es una tarea sumamente compleja, a pesar de que casi todas las
sociedades modernas proclaman su adhesin a los principios ca-
paces de garantizar la conservacin y el acceso pblico a los archi-
vos histricos y documentales.
En realidad, tal y como ocurra hace siglos, los documentos
claves para entender cmo se gestan los procesos polticos y qu
fuerzas actan tras ellos, continan guardados bajo siete llaves,
como se haca entonces en las Cmaras del Secreto.
Me refiero, por supuesto, a lo escrito, que siempre es infini-
tamente menor que lo hablado y que lo conservado, que es tambin
mucho menos que lo destruido.
El recurso del secreto ha sido considerado a lo largo de la
historia la esencia del arte de gobernar escribe en uno de sus artcu-
los Norberto Bobbio. La expresin arcana imperii [secretos
del poder], que hoy suena siniestra, se remonta a Tcito [...].
42
Elas Canetti, en su libro Masa y poder, citado por Bobbio,
aporta una de las ms exactas descripciones de cmo funciona la
simbiosis entre el poder y el secreto:
El poderoso que se sirve del secreto lo conoce con preci-
sin y sabe apreciar su importancia en las diversas circuns-
El Apocalipsis segn San George
49
tancias. Entiende lo que debe hacer cuando desea obtener
algo y sabe a cul de sus colaboradores puede utilizar para
ello. Tiene multitud de secretos [...]: a esta persona le con-
fa un secreto, a aquella, otro, y busca la manera de que los
depositarios de algunos misterios no puedan intercambiar
entre s. Quienquiera que sepa algo es vigilado por otro,
que a su vez, ignora el secreto del individuo al que custodia.
Por consiguiente, solo el poderoso tiene la llave de todo el
conjunto de secretos, y se siente en peligro cuando tiene
que compartir eso con alguien ms.
42
La nominacin por el presidente Bush, el 8 de abril de 2004, de
Allen Weinstein para el cargo de director del Archivo Nacional de los
Estados Unidos, levant una ola de oposicin y suspicacia dentro del
pas y fuera de l, y volvi a poner sobre el tapete el tema del secreto
de Estado aderezado con ejemplos histricos.
Un editorial de The Nation, aparecido una semana despus de
que se diese a conocer la nominacin de Weinstein, no se anda con
rodeos en cuanto a lo que, en su opinin, se esconde tras la pro-
puesta de Bush:
A quin corresponde controlar el acceso a los archivos
de la comisin que investiga el 11 de septiembre, cuando
en agosto concluya su trabajo? Los records de la comi-
sin se depositarn en el Archivo Nacional [...]. El cargo
de director del Archivo Nacional es crucial para una so-
ciedad democrtica: a l corresponde preservar nuestra
historia y posibilitar el acceso del pblico a los records
gubernamentales, por lo que debe abogar siempre por la
mayor apertura posible.
44
Precisamente por no llenar esta ltima exigencia la nomina-
cin ha chocado con la repulsa general del gremio de archiveros,
historiadores, acadmicos, bibliotecarios y de la prensa. La pro-
cedencia de Weinstein y su currculo arrojan serias dudas sobre
su idoneidad para el cargo, pero a la vez, una gran claridad acerca
de las razones verdaderas de la propuesta adelantada por Bush, en
estos precisos momentos. Un comunicado de cinco importantes
50
Eliades Acosta Matos
asociaciones profesionales dado a conocer un da antes de
publicarse el editorial en The Nation denuncia:
Antes de darse a conocer esta nominacin no hubo con-
sultas con las organizaciones de archiveros ni historia-
dores. Es la primera vez, desde que el Achivo Nacional y
Administracin de Records fue establecida como una agen-
cia independiente, que el proceso de nominacin del direc-
tor en los Estados Unidos no ha estado abierto a la discusin
pblica.
45
A qu obedece este afn desbocado de conservar secretos en
manos de una administracin cuyo Presidente puede alegar desco-
nocimiento de casi todo, menos de la importancia que tienen los
documentos de archivos y las fuentes primarias de la informacin?
Baste decir que Bush tiene a una bibliotecaria en casa, pues esa es
la profesin de la Primera Dama.
Por qu arriesgarse a la apertura de un nuevo frente de bata-
lla en la arena domstica, cuando la administracin se halla vir-
tualmente asediada por escndalos y crticas vinculadas con el 11
de septiembre y la guerra en Iraq?
Precisamente por eso: se arriesga algo en una escaramuza ad-
ministrativa, tctica, como esta, para intentar salvar todo lo posi-
ble en la direccin estratgica. Se trata de un viejo truco fariseico.
La jactancia sobre valores y principios de los cuales hacen gala los
gobernantes norteamericanos cuando afirman que son consustan-
ciales a su sistema democrtico de gobierno y a la exaltacin del
paradigma de Actas como el que rige desde 1984 la labor del Archivo
Nacional, conocida como Ley Pblica 98-497, vienen acompaa-
das de una bien reprimida mueca de rabia y contrariedad: el acceso
y la apertura no son propias de sus actuaciones, sino conquistas
arrancadas al sistema por la lucha de fuerzas progresistas, resis-
tentes a las tendencias totalitarias y secretistas que dominan el
escenario poltico de ese pas. No en vano pertenece a un presidente
como Ronald Reagan la promulgacin, a regaadientes, de dicha
Acta y a otro, como Bush Jr.,* el intento, en el 2004, de mediatizar
su aplicacin mediante un plumazo palaciego.
* George W. Bush.
El Apocalipsis segn San George
51
El editorial de The Nation denuncia:
El intento de Bush forma parte de un antiguo propsito de
expandir todo lo posible el secreto dentro de la Casa Blan-
ca, el cual ha comenzado con su lucha por ocultar los nom-
bres de los miembros de la Comisin de Energa de Cheney,
y continuado con los esfuerzos recientes para impedir que
la Comisin del 11 de septiembre revele documentos, como
el ahora famoso briefing diario presidencial del 6 de agos-
to de 2001.
46
Otra razn oculta para la extraa nominacin de Weinstein re-
side en el hecho de que en enero de 2005 se cumplen los doce
aos reglamentarios durante los cuales la documentacin del pero-
do presidencial de Bush padre no pueden ser abiertos al pblico,
de acuerdo con el Presidential Records Act, lo cual significa que, a
partir de esa fecha podrn ser examinados por los investigadores y
el pblico general. Tampoco debe obviarse que, si Bush Jr. no hu-
biese sido reelecto y Kerry lo hubiera sustituido, se le habra he-
cho difcil cesar en su cargo a Weinstein, en caso de ser confirmada
su nominacin por el Senado, pues podra ser acusado de politizar
ese nombramiento y de intentar poner en su lugar a algn otro es-
pecialista afn a su lnea partidista.
La propuesta de Weinstein, obviamente, no obedece a ninguna
casualidad. As lo demuestra su historial, comentado en el editorial:
Las audiencias de confirmacin del Senado son esenciales
porque el rcord de Weinstein es malo, especialmente en
lo relacionado con el acceso a documentos. Su libro The
Haunted Wood, de 1999, fue muy criticado por el manejo
que hizo de la informacin de archivo. Su editor pag por el
acceso exclusivo a archivos soviticos y a nadie ms se le
ha permitido comprobar los documentos que cita [...]. Eso,
al parecer, constituye una violacin del Cdigo de tica del
Consejo Mundial de Archivos, que llama a facilitar el ma-
yor acceso posible a los documentos. Su primer libro sobre
Alger Hiss fue crititicado por la retencin de documentos
motivada por razones polticas: Weinstein se neg a permitir
52
Eliades Acosta Matos
el acceso a sus entrevistas sobre el caso Hiss a los his-
toriadores que discrepaban con l, lo cual constituye una
violacin de los stndares de la American Historical Asso-
ciation.
47
Un artculo del New York Times del 20 de abril, de las perio-
distas Sheryl Gay Stolberg y Felicia R. Lee pone el dedo en la llaga
en otro aspecto de la nominacin de Weinstein: su procedencia.
El nominado es un antiguo profesor universitario que ha tra-
bajado durante dos dcadas para llevar la democracia a pa-
ses que han sufrido dictaduras.
[...] Mr. Weinstein ense Historia en el Smith College, en
Boston y en Georgetown antes de crear, en 1985, el Centro
para la Democracia, una orgnizacin no profesional dedi-
cada a promover y fortalecer la democracia alrededor del
mundo. Actualmente trabaja en la Fundacin Internacional
para los Sistemas Electorales y ha sido asesor del senador
republicano por Indiana, Richard G. Lugar, presidente del
Comit de Relaciones Internacionales del Senado, quien
afirma que Weinstein [...] ha estado a la vanguardia de una
elite de expertos internacionales que ayud a sembrar la
democracia en pases como Filipinas, Europa del Este y
la Unin Sovitica.
48
Para Mark Rosenzweig, bibliotecario y director del Archivo
Marxista de los Estados Unidos, el grupo del cual procede Weins-
tein puede ser caracterizado de otra manera, mucho ms clara:
El nominado por Bush para el cargo de director del Archi-
vo Nacional es otro miembro de la mafia intelectual
obsesionada con el espionaje durante la Guerra Fra, que
incluye a James Billington, director de la Biblioteca del
Congreso [...].
Esto ubica a Weinstein en el crculo dorado de neo-
McCarthistas al estilo de John Earl Haynes, archivista de la
Biblioteca del Congreso, Harvey Klehr, Ronald Radosh,
El Apocalipsis segn San George
53
David Horowitz y el propio Billington, personalmente co-
nectado con la CIA [...].
49
El estudio del Center for Democracy del cual procede
Weinstein, puede servir para ilustrar cmo se forma un cuadro del
sistema y por qu mritos se le nombra en un cargo, cuando hace
falta. Segn la pgina web disinfopedia puede caracterizarse de la
siguiente manera:
Fue creado en diciembre de 1984. En los ltimos siete aos
ha desarrollado iniciativas en momentos crticos de las tran-
siciones democrticas, sirviendo de puente para el dilogo
entre los dos partidos polticos de los Estados Unidos.
Miembros del Congreso, figuras pblicas y representantes
de grandes corporaciones americanas forman parte de su
Junta Directiva. Sus principales programas estn dirigidos
a naciones recin democratizadas y a democracias ree-
mergentes, as como a sus instituciones legislativas y las
reformas judiciales que acometen.
50
Es significativo encontrar, formando parte de la Junta Direc-
tiva del Center for Democracy, a empresarios como Robert
Livinstong, del Livingston Group y a Deborah Ashford, de Hogan
& Hotson, junto a polticos de la talla de los senadores Kay Bailey
Hutchinson, vicepresidente de la Conferencia Republicana, Richard
Lugar, Thomas Pickering, vicepresidente del Comit de Relacio-
nes Internacionales del Senado y Henry Kissinger.
En 1991, Weinstein entreg el premio International Democra-
cy Award a Boris Yeltsin, y recibi a su vez, de manos de la pre-
sidenta de Nicaragua, Violeta Chamorro, uno por sus esfuerzos
encaminados a la democratizacin de Nicaragua. Entre 1982 y
1984 dirigi la investigacin que concluy con la fundacin de la
National Endowment for Democracy. Desde 1991 y hasta el 2000,
el Centro que diriga envi delegaciones u organiz seminarios
para influir sobre la situacin de 26 pases del mundo, desde Rusia
hasta Hait, pasando por China, Turqua, Nicaragua, Guatemala,
Polonia, Estonia y Filipinas.
54
Eliades Acosta Matos
A la pregunta, de dnde sacan sus fondos los tanques pensantes
conservadores, al estilo del Center for Democracy?, responde Jill
Junnola en su artculo Who Funds Whom?, aparecido el 4 de octu-
bre de 2002:
Bajo la presidencia de Reagan la influencia [de los tanques
pensantes conservadores] creci por la accin de la Heritage
Foundation, American Enterprise Institute, Hudson Institute,
Hoover Institute y Cato Institute, que fueron finaciados por
un selecto grupo de fundaciones afnes y sponsors corpora-
tivos.
[...] el Washington Institute for Near East Policy es finaciando
por el America-Israel Affairs Comittee, que es un lobby
proisrael [...].
Solo dos grandes fundaciones y empresas, la Smith-
Richardson Found y la Lynde and Harry Bradley, aportaron
a estos fines 1 200 millones de dlares [...].
[...] mientras que la Ford Foundation y la Rockefeller
Foundation aportaban 10 800 millones y 3 200 millones,
respectivamente.
51
Queda claro a quin responde la nominacin de Weinstein, las
causas que la provocaron y la necesidad de fortalecer el secreto
alrededor de la actuacin del gobierno de Bush.
Al vencer la oposicin de sus crticos y pasar la audiencia se-
natorial, Bush ha logrado una paz temporal en el importante frente
del secreto, pero no es este el nico donde peligra su poltica.
Cada vez son ms, dentro y fuera de los Estados Unidos, los
que se cuestionan si la doctrina de guerras preventivas de la ad-
ministracin Bush de las cuales son una muestra las agresiones
contra Afganistn e Iraq y su pretexto, lo ocurrido el 11 de sep-
tiembre de 2001, no forma parte de un programa geopoltico mu-
cho ms abarcador, encaminado a garantizar los intereses y el
liderazgo imperial de ese pas, tras el fin de la Guerra Fra, de cara
a desafos y peligros que, por primera vez en su historia, no provie-
nen de otra superpotencia ni son todos exteriores, ni ostentan solo
carcter militar o econmico.
El Apocalipsis segn San George
55
El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano
El 16 de enero de 2004 correspondi a la escritora hind
Arundathi Roy, autora de El Dios de las cosas pequeas, uno de
los discursos en la sesin plenaria de apertura del Foro Social
Mundial celebrado en Bombay. Sus primeras palabras causaron
extraeza a muchos, especialmente a aquellos que no estaban fa-
miliarizados con la forma de actuar de los tanques pensantes de la
extrema derecha norteamericana que all se denunciaba:
En enero de 2003 miles de nosotros venidos de todo el pla-
neta nos reunimos en Porto Alegre, Brasil, para declarar y
reiterar que Otro mundo es posible. Miles de millas ms
al norte, en Washington, George W. Bush y sus colabora-
dores pensaban de la misma manera. Nuestro proyecto era
el Foro Social Mundial; el de ellos, el llamado Proyecto
para el Nuevo Siglo Americano.
52
Si algunos de los presentes en Bombay hubiese querido saber
ms acerca del proyecto insignia de la nueva dominacin imperia-
lista en las condiciones de la postmodenidad, hubiese podido sa-
ciar su curiosidad introduciendo las palabras claves que lo
identifican en cualquier buscador de Internet, por ejemplo, el
Google. Si el curioso hubiese tenido alguna experiencia en la bs-
queda de informacin en ese universo catico, de noticias no
jerarquizadas ni validadas que es Internet, tras saber que hay ms de
6 000 000 de menciones a ese proyecto en la red, probablemente
se hubiese detenido en la caracterizacin que ofrece de l un por-
tal norteamericano llamado rightweb:
El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano es, sin lugar
a dudas, el grupo de presin ms influyente de la derecha en
los Estados Unidos, despus del Comit para el Peligro
Actual que funcion a fines de los 70 y principios de los
80. Fue fundado en 1997 por dos importantes lderes
neoconservadores, William Kristol y Robert Kagan, con el
objetivo de hacer retomar a los Estados Unidos el curso
abandonado del liderazgo global, y promover la poltica
56
Eliades Acosta Matos
reaganista de fortaleza militar y claridad moral. Su sede
se ubica en las oficinas del American Enterprise Institute,
en Washington DC, que acogen tambin la sede de su prin-
cipal rgano de prensa, el Weekly Standard. Ms que un
grupo de presin, el PNAC acta a manera de puerta batiente
de entrada y salida para funcionarios del gobierno, asisten-
tes congresionales, pretendientes neoconservadores y em-
presarios de instituciones como la Lockheed Martin.
53
Recuerdo que tras el fallido golpe de Estado de abril de 2003
contra el presidente venezolano Hugo Chvez, una de las peculiari-
dades de esa versin postmoderna de los tradicionales pucherazos
latinoamericanos que ms llam la atencin de los analistas fue
que la derecha cavernaria empresarial que los ha promovido desde
siempre para defender sus intereses, consider innecesario ac-
tuar a travs de intermediarios tteres, o apelar a la consabida retri-
ca de las fuerzas vivas, los militares patriticos, los valores
cristianos amenazados, etc., imponiendo fugazmente en el poder
al Presidente de FEDECAMARAS, o sea, del alto empresariado
capitalista neoliberal y aptrida.
Este arranque de cnica sinceridad se basaba en una lgica im-
placable: para qu invertir en presidentes, costosos empleados de
lujo del gran capital, si en las condiciones del mundo unipolar, trans-
parentadas ya las relaciones, antes veladas, entre poder econmico
y poder poltico se puede lograr lo mismo, a menor costo? Se in-
tentaba hacer realidad la utopa neoliberal de que en tiempos de
globalizacin los Estados nacionales deben ser, ni ms ni menos,
que departamentos de relaciones pblicas y asuntos sociales de las
trasnacionales, el verdadero poder tras el trono.
En el caso del PNAC se repite este arranque de soberbia
triunfalista, que los neocons llaman nostlgicamente claridad
moral, como en poca de Reagan: sus idelogos sern los princi-
pales funcionarios del gobierno de Bush y a su vez, altos ejecuti-
vos del complejo militar-industrial o de grandes transnacionales,
siempre vinculados al sionismo y a los intereses expansionistas de
Israel, o lo que es lo mismo, materialmente interesados en gastos
militares crecientes y guerras infinitas. Para qu invertir en ofici-
nas costosas si, a fin de cuentas, el PNAC es solo un departamento
El Apocalipsis segn San George
57
estratgico de promocin y ventas de los monopolios representa-
dos en el American Enterprise Institute?
EL PNAC pretende jugar igual papel que el Comit para el Pe-
ligro Actual durante la Era Reagan: mantener encendidas las cal-
deras del miedo a los peligros externos, a crecientes amenazas contra
los intereses estratgicos de los Estados Unidos, echando mano
a cualquier combustible, preferentemente la amenaza del terroris-
mo y la accin de lo que llama Estados delincuentes. Es por ello
que usando la concisin pragmtica de la cual hacen gala estos
empleados imperiales para definir sus objetivos, podemos decir que
su entramado terico y su accionar, en todas las reas de inters
interno o mundial, se reduce a asustar a los funcionarios del gobier-
no, a los legisladores y a la opinin pblica norteamericana para pa-
sar luego el cepillo, a nombre del complejo militar-industrial. Ni
ms ni menos.
Los fundamentos y objetivos perseguidos por el PNAC des-
de su surgimiento en 1997 y hasta el presente, as como la pol-
tica de la administracin Bush que es su exacta y servil
plasmacin, se dieron a conocer pblicamente el 3 de junio de
ese ao al divulgarse su Declaracin de Principios. Esta debe
leerse a la luz de constatar que fue proclamada, con sospechosa
antelacin, cuatro aos y tres meses antes del 11 de septiembre y
que, como reconoce rightweb, con escalofriante precisin, [...]
prefigura el curso de accin adoptado por la administracin Bush,
tras los atentados terroristas.
54
En la Declaracin de Principios del PNAC se caracteriza la
situacin de los Estados Unidos, bajo el gobierno de Clinton, de
la siguiente forma:
a) La poltica exterior y de defensa del pas se hunden.
b) Los propios conservadores no tienen una visin estratgica
confiable y avanzada del papel que deben jugar los Estados
Unidos en el mundo, ni disponen de un conjunto de princi-
pios que puedan guiar su poltica exterior.
c) [Los conservadores] siguen principios tcticos diferentes
que dificultan el logro de acuerdos sobre sus objetivos es-
tratgicos.
58
Eliades Acosta Matos
d) Ellos no luchan lo suficiente por el presupuesto de defensa
que debe garantizar la seguridad de los Estados Unidos y
permitir el avance de sus intereses en el nuevo siglo.
55
Es interesante constatar la clarividencia conmovedora de los
promotores del PNAC al alertar sobre problemas de seguridad en
los Estados Unidos, con tanta antelacin al 11 de septiembre. Lla-
ma tambin la atencin que se proponga salir de la crisis descrita
clamando por la unificacin de la visin estratgica de la derecha
norteamericana y pidiendo el aumento de los gastos de defensa, lo
que beneficiara, casualmente, a las instituciones del American
Enterprise Institute que con tanta filantropa paga las oficinas que
acogen al PNAC.
Con un lenguaje que recuerda, por momentos, el de los ven-
dedores de plizas de seguro, los firmantes del PNAC no dudan
en declarar que su objetivo final es cambiar el panorama que
describen y brindar un apoyo total al liderazgo global de los Esta-
dos Unidos. Como avezados mercaderes, no dudan en apretar el
cuello del eventual cliente formulando preguntas cuyas respuestas
presuponen la aceptacin de las condiciones del contrato: Habien-
do triunfado en la Guerra Fra, los Estados Unidos encaran oportu-
nidades y desafos: tendrn la visin de aumentar las conquistas
de las dcadas anteriores?; resolvern los retos del nuevo siglo
favorablemente a sus principios e intereses?.
56
Como si sospecharan que algn cliente desconfiado se les pue-
da escapar, sin antes haber firmado la pliza, los promotores del
PNAC se apresuran a responder por l mediante un monlogo dis-
frazado de dilogo:
Estamos en peligro de perder las oportunidades y ser
derrotados por los desafos. Vivimos del capital derivado
de las inversiones militares y los logros en poltica ex-
terior de las pasadas administraciones. Los cortes [al pre-
supuesto dedicado] a la poltica exterior y a la defensa, la
desatencin a las herramientas del Estado [delicioso eufe-
mismo que, supongo, se refiere a las agencias de inteli-
gencia, al estilo de la CIA], y un liderazgo inconstante
El Apocalipsis segn San George
59
aumentan las dificultades para mantener la influencia nor-
teamericana alrededor del mundo.
57
Y para terminar, lo que se supone pueda ser la fundamentacin
del papel que el PNAC pretende jugar en el panorama de la poltica
interna y mundial, o sea, lo que justificara su debut en la arena
pblica, se afirma, sin el menor atisbo de humildad: Desconfia-
mos de la habilidad (actual) de la nacin para encarar las amenazas
presentes y de afrontar los potencialmente enormes desafos que
tiene por delante.
58
La receta propuesta por los prohombres del PNAC para erra-
dicar los males que describen no puede ser ms rancia: borrar del
panorama poltico a los demcratas de Clinton y retrotraer la nacin
a los tiempos de Reagan. No se ocultan para proclamarlo a los cua-
tro vientos:
Hemos olvidado los elementos esenciales que posibilitaron
el xito de la administracin Reagan: unas fuerzas armadas
fuertes y listas para actuar ante desafos presentes y futuros;
una poltica exterior intencionada y coherente que promue-
va los principios americanos en el exterior y un liderazgo
nacional que acepte las responsabilidades globales de los
Estados Unidos.
59
No sabemos qu destacar primero de esta pasmosa afirma-
cin que al igual que todas las semejantes del PNAC se procla-
man, pero no se demuestran: si su carcter mesinico, su
chovinismo, o la visin sesgada y manipuladora que propone de la
historia. El mtodo utilizado es sencillo y burdo: a un supuesto
xito del pasado, jams demostrado, se aade la descripcin de su
negacin catastrfica en el presente, para terminar aterrorizando
sobre el futuro, si no se vuelve al mismo pasado idealizado.
Expertos terroristas intelectuales, los promotores del PNAC
no tienen escrpulos en utilizar el chantaje y la coercin moral
sobre una clase poltica y una opinin pblica espantadizas y
deficientemente informadas, como son las de su pas, a la hora de
venderse como salvadores providenciales ante desastres inminen-
tes que se ciernen sobre la nacin y que, curiosamente, ocurrirn
60
Eliades Acosta Matos
ms o menos de la forma aqu descrita, como si concurriesen a una
cita largamente anunciada o cumplieran las pautas de un guin cui-
dadosamente ensayado:
Nosotros [los Estados Unidos] no podemos eludir las res-
ponsabilidades del liderazgo global o los costos asociados
con su ejercicio, sin ponernos en peligro. Jugamos un pa-
pel vital en el mantenimiento de la paz en Europa, Asia y el
Medio Oriente. Si fallamos en ello, estaremos invitando a
otros a que desafen nuestros intereses fundamentales. La
historia del siglo XX debe hacernos comprender que es im-
prescindible encarar los problemas antes que emerjan las
crisis y resolver las amenazas antes que estas golpeen. Esa
misma historia nos ensea a abrazar la causa del liderazgo
americano.
60
Habiendo declarado que la intencin de los firmantes del
PNAC es recordarle al pas tales lecciones y ayudar a que ex-
traiga sus propias conclusiones en el presente, se cierra la apuesta
con un truco de tahr acostumbrado a utilizar cartas marcadas:
Necesitamos incrementar los gastos de defensa si quere-
mos llevar adelante nuestras responsabilidades globales hoy
y modernizar maana nuestras fuerzas armadas; necesita-
mos fortalecer los nexos con nuestros aliados democrti-
cos y desafiar a los regmenes que sean hostiles a nuestros
intereses y valores; necesitamos promover en el exterior la
causa de la libertad poltica y econmica; necesitamos acep-
tar la responsabilidad que entraa el papel especial que jue-
gan los Estados Unidos en la preservacin y extensin de
un orden internacional afn a nuestra seguridad, prosperi-
dad y principios. La poltica reaganista puede que hoy no
est de moda, pero es imprescindible si queremos conti-
nuar los xitos del pasado siglo y afianzar nuestra seguridad
y grandeza en el prximo.
61
Si la letra y el espritu de este documento no fuese suficiente
para caracterizar al grupo que lo redact y a las fuerzas que lo pro-
El Apocalipsis segn San George
61
mueven; si no bastase para comprender la lgica de los sucesos
posteriores y la esencia profunda del gobierno de George W. Bush,
escogido para llevarlo a la prctica, basta el examen de la lista de
quienes estamparon en l su firma, aquel 3 de junio de 1997, para
entender que, en la prctica, se tenda un arco entre los pasados
gobiernos de Reagan y Bush Sr.,* para cerrar la gran movida estra-
tgica con el de Bush Jr., que ya se perfilaba en lontananza.
Elliot Abrams, William J. Bennett, Jeb Bush, Dick Cheney, Eliot
A. Cohen, Francis Fukuyama, Donald Kagan, I. Lewis Libby, Norman
Podhoretz, Dan Quayle, Donald Rumsfeld, Vin Weber y Paul
Wolfowitz son algunas de aquellas 25 firmas.
No hace falta decir ms.
* George Herbert Walker Bush.
62
Eliades Acosta Matos
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22
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23
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Ibdem.
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31
Cosmas, G.: Ob. cit. (28), p. 16.
32
Ibdem, p. 17.
33
Ibdem.
El Apocalipsis segn San George
63
34
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35
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El 15 de febrero de1898: La engaosa infalibilidad
del Colegio Imperial de los Augures
Quien compare el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano con
el Memorndum Breckenridge encontrar extraas similitudes
que van desde haberse adelantado ambos, milagrosamente, a acon-
tecimientos histricos relevantes, hasta la formulacin de princi-
pios de actuacin poltica y militar de cara a guerras que se
consideran, explcita o implcitamente, como inevitables. Si en
ambos casos las elites de poder y sus empleados ms fieles se
dedicaban a delinear, en detalles, las estrategias que deban seguir-
se al estallar el conflicto, era porque consideraban que tenan un
perfecto dominio de la lgica interna de los acontecimientos veni-
deros, a tal punto que sus previsiones podan considerarse infali-
bles, o porque por sus manos pasaban hilos secretos de la trama
capaces de llevar a sus actores al punto deseado, en el momento y
lugar por ellos escogidos.
Todo imperio respetable ha tenido sus adivinos oficiales encar-
gados de escudriar el futuro. Roma los tuvo en la figura venerable
de los augures, los sacerdotes ms antiguos de la ciudad que forma-
ban un colegio sagrado formado inicialmente por tres miembros y
que, con Csar, lleg a tener 17. Es evidente que con el crecimiento
del poder y la extensin de los dominios imperiales crecen los peli-
gros, las ambiciones y los enemigos, y ello obliga a los empera-
dores a escrutar permanentemente un futuro que suponen en manos
del azar divino y no sujeto a leyes objetivas. No es exagerado afirmar
que el ascenso de los imperios es inversamente proporcional al ascen-
so del pensamiento cientfico, y directamente proporcional al auge
de las necesidades y ofertas adivinatorias.
CAPTULO 2
AUGURES Y SIBILAS IMPERIALES
65
66
Eliades Acosta Matos
El Colegio de los Augures romanos:
[...] se reuna para deliberar en las nonas de cada mes [el
noveno da] y emitan su opinin por orden de edad [...].
Tienen actas y comentarios [los Libros augurales] [...]. El
cargo era vitalicio y no se poda perder ni siquiera por con-
dena judicial [...]. Gozaban de gran prestigio [...].
Adems de la consulta de los auspicios, atendan tambin a la
inauguracin de las ciudades, templos. Sus insignias eran
la trbea (toga blanca con una franja prpura) y el lituo [bas-
tn corto y corvo, sin nudos].
1
A diferencia de lo que se cree, la adivinacin en Roma era un
proceso sumamente complejo y requera, en consecuencia, una es-
tricta especializacin dentro del Colegio de los augures. Estos sa-
ban diferenciar el augurio del auspicio: el primero [...] se busca
ex profeso, se manifiesta en unas aves determinadas, se toma en la
ciudad; el auspicio se presenta sin buscarlo, se manifiesta en cual-
quier ave, se toma fuera de la ciudad.
2
Pero en Roma, como en nuestros das, una cosa es adivinar
con buen tino y otra, bien distinta, es profetizar en un lenguaje si-
bilino acerca de las tragedias que van a ocurrir, porque se acta en
secreto para que ocurran. Esto ltimo, sabiamente administrado,
puede fomentar fama y poder, como ocurre con los augures del
PNAC. Los romanos jams los hubiesen tomado por augures, sino
por sibilas, adivinas que profetizaban desgracias, a travs de un
discurso incoherente, bajo los efectos de alucingenos, sin ms
credibilidad que la que quisiese otorgarle quien las consultaba.
Si los Libros augurales intentaban establecer un sistema pri-
mario de adivinacin, basado en la observacin, las analogas, las
deducciones y la experiencia, los Libros sibilinos o Libros fatales,
carecan de toda lgica, por lo tanto servan para toda ocasin y para
todo pblico. La estafa desplazaba de esta manera a la ciencia rudi-
mentaria y converta sus debilidades en fortalezas: las sibilas nunca
fallaban en su predicciones; el error lo cometa quien interpretaba
sus profecas.
Pero vivimos en tiempos menos crdulos que los de los pia-
dosos romanos. La humanidad avanza cuando somete a crtica toda
El Apocalipsis segn San George
67
la historia precedente, y todas las certezas y principios que antes
consideraba inconmovibles. Esa eterna negacin pone constan-
temente en entredicho el viejo oficio de augures y sibilas, aunque
sus mulos sigan rodeados del esplendor imperial, y pontifiquen
desde sus ctedras opulentas y las bien pagadas columnas que man-
tienen en los diarios.
No es casual que tras los atentados del 11 de septiembre
algunos historiadores e investigadores norteamericanos hayan
comenzado a constatar las extraas similitudes existentes entre
la tragedia de New York y la ocurrida a la tripulacin del cru-
cero acorazado Maine, en la baha de La Habana, el 15 de febrero
de 1898.
Un curioso intercambio por correo electrnico sostenido en
agosto de 2001 entre Michael Busby un investigador norteamerica-
no y Ronald Hilton, quien es, a todas luces, empleado del bien
conocido Hoover Institution de Stanford, California (o Instituto
Hoover para la paz, la guerra y las revoluciones), precursor de los
tanques pensantes de la derecha de aquel pas, sirve para demostrar
que las historias oficiales sobre lo ocurrido al Maine no son general-
mente aceptadas, y que basta un suceso que se crea de alguna manera
conectado a aquel hecho histrico, como por ejemplo, la destruc-
cin del World Trade Center, para hacer rebrotar las suspicacias y
dudas sobre el pasado.
Segn Busby:
He llegado a la conclusin de que un empresario industrial
norteamericano fue el responsable del hundimiento del
Maine. He documentado las conclusiones de mi investiga-
cin en un manuscrito de 600 pginas. Busco a un investi-
gador espaol que est familiarizado con la guerra y pueda
aportar elementos adicionales a este caso. Tambin estoy
interesado en hallar algn editor europeo para mi manus-
crito. Conoce a alguien en Espaa que pueda estar intere-
sado en esta historia?
3
La respuesta que brinda el Sr. Hilton es muy elocuente, tanto
por su contenido como por las asociaciones que establece, y sobre
todo, porque constituye un excelente ejemplo de la forma expedita
68
Eliades Acosta Matos
en que actan los guardianes imperiales de la historia oficial cuan-
do huelen peligro a las puertas de palacio:
Su afirmacin me sorprende. No soy un experto en la guerra
del 98, pero de seguro hallar ms conocimiento al respec-
to en los Estados Unidos que en Espaa. Un editor nortea-
mericano estar ms interesado en el asunto que uno
europeo. Tengo razn si le digo que sospecho que su his-
toria tiene algo que ver con la incredulidad reinante [hoy]
en los Estados Unidos? Usted deber presentar argumentos
hasta que una de las partes admita que cometi un error.
Esta historia es tan importante que le encantar a las turbas
de Castro, y tambin a los espaoles, durante mucho tiem-
po considerados responsables del hecho. La investigacin
llevada a cabo por el almirante Rickover concluy afirman-
do que la explosin se debi a un accidente, de manera que
a nadie puede acusarse por ella. Su estudio convierte a los
Estados Unidos en villano. Si Usted somete la obra a alguna
editorial universitaria norteamericana, esta le asignar lec-
tores calificados que expresarn su opinin, aunque no ne-
cesariamente sea positiva. Por favor, mantngame informado
cuando el asunto haya sido encaminado.
4
Cuando se cursaban estos mensajes, una ola de chovinismo pa-
triotero recorra a los Estados Unidos, suplantando la necesaria re-
flexin crtica acerca de las causas que motivaron el 11 de septiembre.
El intento de mediatizar el manuscrito del Sr. Busby, mantenindolo
en el marco del sistema, se complementa con la velada amenaza de
declararlo potencialmente contrario a la causa nacional.
Visit el Hoover Institution en el ao 2000. En aquella oca-
sin no pude revisar la documentacin que atesora sobre Cuba,
apenas una nfima parte de ella y no la que haba pedido con antela-
cin a la visita. El joven empleado cubano que me atendi me brind
por ello corteses explicaciones no convincentes. A cambio, y a
manera de consuelo, me obsequiaron algunas copias de documen-
tos secretos del Bur Poltico del PCUS acerca de la Crisis de
Octubre. Me dijeron que tales documentos haban sido comprados
en la antigua URSS, aprovechando el caos que sigui a su desapari-
El Apocalipsis segn San George
69
cin, y contratando, de paso, a un grupo de empleados rusos encar-
gados de su conservacin y ordenamiento. Al preguntar quines
eran los investigadores que llenaban sus salas de lectura, y a quie-
nes se servan los documentos de sus colecciones se me contest
que la mayora eran trostkystas. No pude menos que recordar-
lo cuando, mientras preparaba el presente libro, saltaron ante mi
vista las puebas de que la CIA organiz y financi la contrapartida a
la Conferencia Cultural y Cientfica por la Paz Mundial, celebrada
en el Waldorf Astoria de New York, en1949, utilizando a trnsfu-
gas al estilo de Sidney Hook y Nabokov, y que muchos neocons,
que forman hoy la Guardia de Hierro del bushismo, son descen-
dientes de trostkystas, comunistas y liberales.
Aprovechando y estimulando las divisiones internas del mo-
vimiento comunista y obrero mundial, y adquiriendo todos los docu-
mentos que puedan arrojar luz sobre la historia universal, muy
especialmente la del siglo XX, la de esos propios movimientos y la
de las revoluciones, el sistema intenta monopolizar las interpre-
taciones del pasado y reescribir el presente y el futuro. Institutos
como el Hoover, que han proliferado en los Estados Unidos y que
cuentan con presupuestos millonarios, actan a manera de agujeros
negros de donde la verdad histrica no logra escapar.
Pero ningn sistema para controlar la verdad es infalible.
Seguir la ruta de acontecimientos como los que culminaron
en la explosin del Maine y en las del 11 de septiembre de 2001,
se dificulta extraordinariamente por la prctica ya apuntada. Aun-
que sea casi imposible aportar pruebas definitivas en uno u otro
sentido, mucho menos documentales, lo cierto es que el tiempo y
el tesn de los investigadores permiten acumular indicios que apun-
tan a nuevas interpretaciones e hiptesis acerca de lo sucedido y
van fomentando una lnea de pensamiento independiente, crtico,
capaz de acercarse de forma paulatina a lo que debi realmente
ocurrir, hasta alcanzar un grado digno de certeza.
La capacidad diversionista del sistema es inagotable, tanto
para sembrar de pistas falsas el camino de los investigadores,
como para escamotear, ocultar, destruir o construir pruebas, en
uno u otro sentido. Se trata de un entramado casi perfecto a fin de
que la luz no llegue nunca a brillar sobre ciertas regiones de la
historia de los propios Estados Unidos, en especial aquellas donde
70
Eliades Acosta Matos
se decide la credibilidad interna del sistema, de sus instituciones
y gobierno, de sus paradigmas e iconos.
Pero tampoco aqu es posible la perfeccin absoluta.
La Guerra del 98 se desata, aparentemente, porque la destruc-
cin del Maine en el puerto de La Habana se consider un acto
hostil de Espaa contra los Estados Unidos, aun cuando las indaga-
ciones de la Comisin Sampson no pudieron demostrar la culpabi-
lidad de las autoridades espaolas y se limitaron a sealar como
algo externo al buque la explosin inicial que indujo la segunda.
Los cuatro miembros de la Comisin arribaron a La Habana el
21 de febrero de 1898 y entregaron su informe final a la Secretara
de la Marina, el 25 de marzo del propio ao. Para ellos, la explo-
sin de una mina submarina accionada por el lado del puerto pro-
voc el estallido de los magazines de reserva de las municiones
almacenadas cerca de la proa. No hizo falta ms: exactamente un
mes despus se declaraba la guerra.
En noviembre de 1910 se crea en los Estados Unidos la Co-
misin Vreeland, dirigida por el contralmirante del mismo nom-
bre. En este caso, se aprovecharon las obras de reflotamiento del
buque para acceder a l e indagar con ms cuidado. Las conclu-
siones de la Comisin se entregaron al presidente Taft, el 14 de
diciembre de 1911 y coincidieron con las anteriores, con la excep-
cin de que se consideraba que la explosin inicial fue motivada
por un explosivo de baja potencia.
Ms de medio siglo despus, en 1976, y de manera inespera-
da, sin mediar antes ninguna polmica o inters especial sobre las
causas verdaderas del hundimiento del Maine, ve la luz la mono-
grafa que desde entonces ha sido considerada la ms exhaustiva y
prestigiosa de todas las que se han dedicado al tema, y en conse-
cuencia, el punto final a numerosas hiptesis y acres disputas his-
tricas. How the Battleship Maine was destroyed, del almirante
Hyman G. Rickover, aparece ese ao en Washington, bajo los aus-
picios de la Divisin de Historia de la Marina de los Estados Unidos,
con prefacio de Edwin B. Hooper, vicealmirante y director de di-
cha Divisin. El libro recoge indirectamente la posicin oficial de
la Marina, y por extensin del gobierno de los Estados Unidos so-
bre la tragedia que tuvo por escenario la baha de La Habana, 78
aos antes. Esto, precisamente, es lo que lo hace interesante, y no
El Apocalipsis segn San George
71
su despliegue de argumentacin tcnica ni sus reiteradas declara-
ciones acerca de su aspiracin a la objetividad cientfica, alejada
de todo inters.
Rickover comienza por calificar a 1898 como [...] punto de
inflexin en la historia de los Estados Unidos,
5
y termina por afir-
mar que [...] un estudio sobre la destruccin del Maine arrojar
nueva luz sobre los hombres y las instituciones que pelearon en la
guerra contra Espaa y dejaron un legado que contina influyendo
sobre nuestra nacin.
6
Si tenemos en cuenta que su estudio some-
te a fuerte crtica y rechaza las conclusiones de las indagaciones
oficiales anteriores, entre ellas, las de las Comisiones Sampson y
Vreeland; si en l podemos leer que la explosin se debi a causas
internas, y ms especficamente, a lo que considera un accidente,
lo cual deja sin justificacin la guerra desatada contra Espaa, nos
intriga lo que el almirante disidente quiere transmitir con estas
afirmaciones, que aparecen en el prtico del libro.
Por qu 1898, o lo que es lo mismo, la guerra contra Espaa,
es considerada de tal manera por Hyman Rickover hombre de con-
fianza del sistema, al extremo de ser uno de los mximos respon-
sables del programa de los submarinos atmicos Polaris en los
difciles aos de la Guerra Fra? Por qu hurga precisamente aqu,
en las entretelas del pretexto que se esgrimi para iniciar la guerra,
y en lo que sobre l no se ha dicho, para arrojar luz sobre el lega-
do que rige desde entonces los destinos de su pas, y en buena
medida, del resto del mundo? Cul es el mensaje que nos quieren
enviar el autor y sus patrocinadores con estos puntos de vista
herticos?
Para poder construir una respuesta aproximada a estas
interrogantes veamos, de manera resumida, cules son los puntos
oscuros que Rickover detectaen las explicaciones e hiptesis nor-
teamericanas anteriores sobre el hundimiento del Maine:
1- Desde el momento de su propia construccin, el buque afront
dilaciones y dificultades que jams fueron suficientemente
explicadas y que habran conspirado contra sus cualidades e
idoneidad como nave de combate. Esto puede deducirse del
excesivo tiempo transcurrido entre la conclusin de su quilla
(17 de octubre de 1888) en el New York Navy Yard, y su puesta
72
Eliades Acosta Matos
en servicio por la Marina, seis aos y once meses despus (el
17 de septiembre de 1895). Rickover reconoce que en esa
poca la ingeniera y el armamento naval del pas estaban muy
atrasados, lo cual provoc que la Marina lo considerase, des-
de que fue botado al agua, como [...] un buque de combate de
segunda clase.
7
Estos elementos arrojan dudas sobre el pun-
to de vista que exonera a los Estados Unidos de haber provo-
cado la prdida de la embarcacin, dada su supuesta utilidad y
valor, en caso de estallar la guerra con Espaa.
2- La designacin del capitn Charles D. Sigsbee como comandan-
te del Maine es difcil de explicar, de acuerdo a su rcord
personal, antecedentes y preparacin. En 1886, uando estaba
al mando del Kersage, fue reportado por mantener el barco
en malas condiciones y no entrenar de forma adecuada a los
marinos. Representante de la rama tcnica de la Marina, no
estaba, precisamente, muy dotado para el mando ni para tomar
decisiones en situaciones como las que debera enfrentar en
La Habana. Result ser el segundo capitn en la historia del
buque, nombrado el 10 de abril de 1897, y poco tiempo des-
pus, por entrar al puerto de New York sin prctico, se vio
obligado a embestir el muelle 46 para eludir una colisin con
otro navo. Semejantes antecedentes no justifican que fuese
el escogido para cumplir la delicada misin que lo llev a aguas
cubanas, en momentos en que se decida el estallido de una
guerra. Precisamente, todo lo contrario.
3- A finales de 1897, la Marina norteamericana era pequea, y es-
taba formada por cuatro naves de primera, dos de segunda, dos
cruceros artillados, 16 cruceros de otro tipo, 15 caoneras,
seis monitores con doble torretas, un buque con caones de
dinamita y cinco torpederos. Existan entonces 1 200 oficia-
les en servicio (nmero que inclua a los ingenieros) [...]. En
una Marina tan pequea, los oficiales superiores se conocan
entre s
8
escribe Rickover, lo que hace ms difcil de en-
tender el nombramiento de Sigsbee. A la vez, todos los nom-
bramientos dependan nicamente del Secretario de la Marina,
quien solo responda al presidente. John D. Long, nombrado
secretario por McKinley, era su amigo personal. Una buena
parte de los asuntos operativos, que resultaron decisivos para
El Apocalipsis segn San George
73
los hechos posteriores, descansaban en manos de su Subse-
cretario, quien result ser Theodore Roosevelt, desde octu-
bre de 1897.
4- Roosevelt haba sido nombrado por McKinley, no por Long, a
peticin del senador Henry Cabot Lodge, importante lder re-
publicano. Unidos por el mismo fervor expansionista y los
mismos sueos imperiales, Roosevelt y Lodge eran los lderes
visibles del Partido de la Guerra, que laboraba desde las som-
bras alentado y respaldado por grandes intereses econmicos.
Benefici mucho a estos planes que en la distribucin de
funciones correspondiese a Roosevelt lo relacionado con [...]
los contratos y asuntos vinculados con los aseguramientos
materiales, la inteligencia naval y la presidencia de la junta de
oficiales creada para poner fin a dcadas de conflictos ge-
nerados por mezclar al Cuerpo de Ingenieros con los oficia-
les de lnea.
9
Como puede apreciarse, y aunque Rickover
apenas lo deje entrever, el verdadero poder de decisin y la
capacidad de desarrollar accciones encubiertas en la Secre-
tara de Marina descansaba en manos de un hombre persuadi-
do de la necesidad de iniciar una guerra imperialista contra
Espaa, a cualquier precio.
5- Roosevelt estaba muy familiarizado con [...] el peligro deriva-
do de la costumbre de almacenar el carbn [en los buques]
cerca de los magazines [de las municiones], para que sirvieran
de proteccin adicional ante los disparos del enemigo.
10
Rickover recuerda que desde 1895 haban estallado [...] tres
incendios en los depsitos de carbn del Olympia, cuatro en
los del Wilmington, y al menos uno en los del Petrel, el
Lancaster y el Indiana, respectivamente, sin contar los ocurri-
dos en el Brooklyn, el Cincinnati y el New York, estos ltimos,
casi causantes de explosiones en los depsitos de magazi-
nes.
11
En noviembre de 1897, Roosevelt pidi a Long [...] la
creacin de una junta para investigar los diferentes tipos de
carbn existentes y las causas de su combustin espontnea.
Hizo algo ms: indic a los agregados navales de los Estados
Unidos recolectar informacin sobre los procedimientos uti-
lizados por los navios extranjeros para evitar la combustin
espontnea del carbn.
12
En consecuencia, a juzgar por los
74
Eliades Acosta Matos
elementos que nos aporta Rickover, exista plena conciencia
del problema y el conocimiento ms amplio para conjurarlo
estaba en manos de Roosevelt. Tambin la opcin de cerrar
los ojos ante l, y dejarlo ocurrir.
6- La conexin entre Roosevelt y Lodge era tan estrecha, que este
reciba del primero resmenes escritos de sus charlas priva-
das con el Presidente, en violacin de las ordenanzas y la de-
bida discrecin y reserva en asuntos que eran secretos, por su
naturaleza. As lo atestigua Rickover al referirse al memorn-
dum que el Subsecretario envi al senador describiendo lo
conversado en la cena que McKinley comparti con Roosevelt,
el 17 de septiembre de 1897, y el intercambio que continu,
al da siguiente. En ese documento carta del 21 de septiem-
bre, y en el resumen que Roosevelt prepar para el propio
Presidente, un da antes, est asombrosamente delineada, paso
a paso, la estrategia a seguir en caso de guerra con Espaa, los
escenarios blicos que se escogeran para las acciones y el
carcter de estas: los Estados Unidos estaban obligados a te-
ner siempre la iniciativa y a desarrollar una guerra relmpago,
para lo cual tenan que mantener en Cayo Hueso su flota prin-
cipal. Estas asombrosas anticipaciones, que podran reputarse
como joyas de las artes adivinatorias del colegio imperial de
los augures, son, en realidad, pruebas entregadas por Rickover,
sin atreverse a decirlo, sobre la vasta conspiracin para des-
atar la contienda que estaba en marcha, en el propio palacio
imperial.
7- A partir de la estrategia ya adoptada, descrita en el captulo tres
del libro de Rickover, justamente titulado Aumentando la pre-
sin, [...] la administracin McKinley comenz a tomar medi-
das para prepararse ante una eventual emergencia en La Habana.
13
El 8 de octubre de 1897, Long orden al Maine separarse del
Escuadrn del Atlntico Norte, al cual perteneca, y fondear en
Port Royal, Carolina del Sur, sitio escogido [...] por estar ms
cerca de Cuba.
14
El 15 de noviembre, zarp hacia Norfolk para
efectuar reparaciones menores. El 3 de diciembre, Roosevelt
indic a los jefes de Bures de la Marina que todos los trabajos
en la nave deban concluir para el 10 de diciembre, pues esta
tena rdenes de partir al da siguiente. Ese mismo da Long
El Apocalipsis segn San George
75
envi [...] planes secretos y confidenciales al Maine y al De-
troit.
15
Dichos planes no han sido hallados, pero al parecer, de
acuerdo a otras evidencias, si ambos buques reciban en Cayo
Hueso un mensaje en clave de Lee [cnsul general de los Es-
tados Unidos en La Habana] con la letra A,
16
el primero deba
dirigirse a la capital de Cuba, y el segundo a Matanzas. El 15
de diciembre el Maine arrib a Cayo Hueso. El 3 de enero de
1898, ya se encontraban siete buques de guerra ms estaciona-
dos all, que luego se basificaron en Dry Tortugas.
8- El 6 de diciembre de 1897, en su Mensaje al Congreso, el
presidente McKinley desliz una frase sibilina, que adquiere
sentido a la luz de los sucesos posteriores, y es el anteceden-
te directo de tantas declaraciones similares que, desde enton-
ces y hasta hoy, han formulado los presidentes de los Estados
Unidos cuando se disponen a desatar una guerra en cualquier
parte del mundo por sus intereses geoestratgicos: Si de to-
das maneras se nos impone el deber ante la civilizacin y la
humanidad de intervenir [en el conflicto cubano], este deber
ser estrictamente cumplido por nosotros, y lo haremos solo
en el caso de que la necesidad de semejante accin demuestre
a las claras haber sido aprobada y apoyada por el mundo civili-
zado.
17
Rickover termina con esta cita el tercer captulo de
su libro, como para que el lector adquiera conciencia de la
tragedia que se cerna ya sobre el Maine, la cual deba ser de
una naturaleza tal, que cumpliese los requisitos apuntados por
McKinley.
9- El desencadenamiento de estos planes, que implicaba la entrada
de la nacin en una guerra, segn Rickover, fue dejado en ma-
nos de Lee y Sigsbee, fuera del alcance de las mximas autori-
dades y las instituciones correspondientes del pas. Al respecto
Rickover escribi: En Cayo Hueso Sigsbee esperaba por el
mensaje de Lee. Casi diariamente enviaba un cable telegrfi-
co al Cnsul General [...]. El 22 de diciembre de 1897, este
escribi a la Secretara de Estado que uno o dos buques de-
beran ser enviados a La Habana antes de que Washington to-
mase ninguna medida con respecto a Cuba.
18
10- Los disturbios del 12 de enero de 1898 en La Habana, prota-
gonizados por oficiales del Ejrcito espaol y voluntarios
76
Eliades Acosta Matos
integristas, partidarios de Weyler y enemigos de la independen-
cia y de la autonoma, fueron el detonante de las decisiones adop-
tadas por ciertos crculos de Washington, que contaron con el
Presidente, solo al final. Segn Rickover, a partir de los insisten-
tes reclamos de Lee, se desat la accin combinada de altos fun-
cionarios, entre los que cita a Alvey A. Adee, segundo asistente
del Secretario de Estado; a William R. Day, asistente del Secre-
tario de Estado y a Roosevelt y Long, de la Secretara de Marina,
quienes de manera consciente exageraron los peligros del suce-
so. De esta forma, se lleg a la crucial reunin del 24 de enero en
la que participaron McKinley, Day, Long, probablemente Nelson
A. Miles, comandante general del Ejrcito y Joseph McKenna,
Juez de la Corte Suprema.
19
La decisin fue muy concreta: en-
viar el Maine a La Habana, lo cual se comunic al gobierno espa-
ol, por los canales diplomticos, con apenas 18 horas de
antelacin al arribo, y como hecho consumado.
11- El Maine solo necesit dos horas para zarpar de Dry Tortugas, una
vez recibidas por el contralmirante Sicard, jefe del Escuadrn
del Atlntico Norte, las rdenes pertinentes emitidas por Long.
A partir de este momento, la historia es bastante conocida.
Hasta aqu, seguir el razonamiento de Rickover permite esta-
blecer la existencia de planes muy detallados para la guerra con Es-
paa, mucho antes de que se tomase la decisin de enviar el buque a
La Habana; denotando que, desde las sombras, actuaban poderosas
fuerzas dentro de la propia administracin McKinley, las cuales cons-
piraban para llevar la crisis a un punto de no retorno; los principales
actores de esta tragedia fueron cuidadosamente escogidos y saban
qu se esperaba de ellos; se tena plena conciencia del inmenso pe-
ligro que representaba el almacenamiento de carbn bituminoso cerca
de los magazines, y nada se hizo para evitarlo; y por ltimo, que la
situacin en la Isla, no justificaba la medida tomada por el Presiden-
te, quien, de seguro, jams lo hubiese hecho de no haber sido ase-
diado con informaciones tendenciosas y consejos manipuladores de
sus ms cercanos colaboradores.
Rickover afirma, tras el examen de las pruebas, que la explo-
sin fue provocada por la combustin espontnea del carbn del de-
psito A-16, cercano a la proa, y esto brind el pretexto definitivo
El Apocalipsis segn San George
77
para la guerra tan anhelada con Espaa; que el calor derivado de ello
provoc la explosin de los magazines de los proyectiles de reserva
de seis pulgadas, y la de otros depsitos de magazines adyacentes.
Tal conclusin, viniendo de quien viene, pretenda cerrar definitiva-
mente las indagaciones, exonerando, de paso, a casi todos los posi-
bles implicados.
Las enjundiosas conclusiones de Rickover, aceptadas al pie de
la letra por muchos, niegan la posibilidad de que la tragedia se debi
a un agente externo al buque, y de paso, que tampoco ocurri debi-
do a un sabotaje interno. A los efectos de nuestro anlisis, es irrele-
vante que sean o no acertadas. Aceptemos la hiptesis propuesta por
Rickover. Una cosa es la ocurrencia de un accidente absolutamente
inesperado, y otra, muy distinta, la de uno que se ha previsto y de-
jadoocurrir. Esto ltimo, lejos de exonerar, incrimina de forma
directa a los conspiradores norteamericanos del Partido de la
Guerra, principalmente a las autoridades navales y ejecutivas del
propio buque, involucradas en la conspiracin. Esto es lo que se lee
entre lneas en la obra del almirante disidente. En ello consiste su
verdadera hereja hacia el sistema, y no en haber desmentido la
supuesta culpabilidad de Espaa en la tragedia.
Creo que, al igual que lo sucedido al Maine con su explosin
planificada, el libro de Rickover escap al control de quienes auspi-
ciaron su publicacin con fines diversionistas. Despejada la corti-
na de humo que se intent tender sobre los hechos, qued flotando
sobre la superficie un verdadero amasijo de pistas y pruebas que
merecen ser seguidas, pues, tanto como los restos del naufragio,
pueden decirnos mucho.
Veamos las ms importantes:
Al arribar el Maine al puerto de La Habana, las autoridades
sanitarias espaolas exigieron al capitn Sigsbee la documentacin
requerida, sin que este la pudiera presentar. Al conocer que el bu-
que careca de la documentacin establecida escribe Rickover
estas habran recomendado ponerlo en cuarentena.
20
Quienes han
examinado esta poco conocida decisin, lo han hecho interpretn-
dola como prueba de la llegada precipitada del crucero a puerto, lo
cual reforzara el aire de casualidad e improvisacin que tanto se
deseaba para rodear una accin escrupulosamente preparada. Por
qu no pensar, por ejemplo, que Sigsbee tena intrucciones precisas
78
Eliades Acosta Matos
de no aportar documento alguno, ni permitir inspecciones a bordo
que pudiesen concluir en el conocimiento exacto de la composi-
cin de su tripulacin? Todos los listados acerca de sobrevivientes
y vctimas del Maine provienen de fuentes de la Marina norteameri-
cana, parte muy interesada en que ni entonces ni ahora se conozca
el suceso, en toda su magnitud.
Segn Rickover: [...] Long orden a Sigsbee prohibir a la tripu-
lacin pisar tierra, para evitar cualquier incidente,
21
pero a los po-
cos das, al [...] sentir que la situacin estaba en calma, este permiti
a los oficiales visitar la ciudad.
22
Se comprende la lgica de la pri-
mera medida, la cual refuerza las dudas sobre la verdadera composi-
cin de la tripulacin del Maine en el momento del estallido, pero la
segunda podra haber servido para alejar a los oficiales del sitio del
peligro, teniendo en cuenta que la combustin espontnea del car-
bn no tiene momento exacto para ocurrir. Sobre este particular, una
recurrente versin de los hechos ubica a la oficialidad del Maine a
bordo del buque norteamericano City of Washington participando
en una recepcin, al momento de ocurrir la tragedia. As lo expres
al peridico La Lucha el capitn de la barca Josefa, citado en 1910
por J. M. Fuentevilla en su libro Espaa y el Maine:
Quince minutos despus de ocurrida la explosin del Maine,
pas con mi barca cerca del vapor mercante norteamericano
City of Washington, y vi que este se alejaba del lugar ocupa-
do por el crucero de la marina norteamericana. El Washing-
ton [...] llevaba a remolque tres botes del Maine que estaban
esperando que terminara la comida con que se obsequiaba al
comandante y a los oficiales de aquel crucero.
23
En todas las versiones norteamericanas, includa la del propio
capitn Sigsbee ante la Comisin Sampson, se da como cierto y
probado que los oficiales estaban a bordo al ocurrir la explosin,
con excepcin de cuatro de ellos, y que el propio capitn se halla-
ba en su camarote, escribiendo una carta.
En cualquier caso, las dudas acerca de quines se encontraban a
bordo del buque en el momento del siniestro estuvieron tan generali-
zadas que el padre Chidwick, su ltimo capelln, se vio obligado a
enfrentarlas, reiterando la versin oficial, al pronunciar la oracin f-
El Apocalipsis segn San George
79
nebre ante los restos de 64 de las vctimas, rescatadas del fondo de la
baha habanera al ser reflotado el buque, el 16 de marzo de 1912:
Yo afirmo ante los cuerpos sin vida de estos marineros que
todos los oficiales de nuestro barco, a excepcin de cuatro,
estaban a bordo de la nave en el momento de la catstrofe, y
que de esos cuatro solo uno estaba en comisin. El ngel de
las tinieblas y de la muerte se cerna de igual manera sobre
los oficiales y la marinera, y a nadie mostr el signo de su
presencia hasta que su refulgente espada de fuego convirti
en cadveres a dos oficiales y a 249 marineros.
24
Se ha sabido como cita Rickover, que Sigsbee estuvo insis-
tiendo en que un torpedero del Escuadrn del Atlntico Norte deba:
[...] iniciar una serie de visitas [al puerto de La Habana], y
dilatando ms en cada ocasin su estancia, hasta que los es-
paoles se acostumbrasen a su presencia [...]. Day, Long y,
presumiblemente, el propio Presidente aceptaron este razo-
namiento. El 10 de febrero Long inform a Sigsbee y Sicard
que el buque torpedero Cushing estara en La Habana el 15
de febrero, si el tiempo lo permita, aparentemente para lle-
var provisiones [al Maine], hecho lo cual deba retornar a
Cayo Hueso, de inmediato.
25
Es interesante observar que el Cushing deba estar cerca del
Maine en el momento exacto de la catstrofe, ni antes, ni despus, y
que, como seala el propio Rickover, el pretexto de su viaje era no-
toriamente falso, pues cada buque norteamericano que haba partido
de La Habana haba tenido que entregar suministros al Maine. El
Cushing era pequeo, de apenas 140 pies de eslora, un despla-
zamiento de 116 toneladas y una tripulacin compuesta por 20 hom-
bres y dos oficiales. A su favor tena la capacidad de desarrollar una
velocidad de 23 nudos.
Segn Rickover:
[...] el viaje del Cushing comenz mal. Los dos oficiales que
descifraron el despacho de Long se equivocaron al transcribir
80
Eliades Acosta Matos
la fecha del 15 de febrero como la indicada para zarpar, por lo
que [su capitn] Gleaves, ante el asombro de Long, parti de
Cayo Hueso en la maana del 11 de febrero. A medio camino
de La Habana, el buque se adentr en mar picada. Una ola lanz
a un oficial por la borda. A pesar de la rpida reaccin de
la tripulacin y los esfuerzos realizados, no se pudo salvar su
vida. El buque arrib a puerto a las 3.30 pm y amarr cerca del
Maine. El cadver fue inicialmente llevado al crucero y luego
enviado a los Estados Unidos en un buque comercial [el
Sneca]. Al da siguiente, el Cushing retorn a Cayo Hueso.
26
No menos interesante es constatar que el alfrez ahogado duran-
te la travesa haba sido un destacado deportista durante sus aos de
estudio en la Academia de Annapolis, famoso como boxeador, esgri-
mista y futbolista, y tambin, por haber salvado, durante el verano de
1893, a dos hombres en peligro de ahogarse en Fishers Islands, Long
Island y a otra persona que haba cado al agua en la baha de Annapolis,
en 1895. Haba servido en el Maine, entre febrero y julio de 1896 y
rescatado una lancha perdida del buque durante la noche y en medio de
una severa tormenta. Entre sus diversos actos heroicos, descritos por
el entonces joven corresponsal Winston Churchill en un artculo pu-
blicado en agosto de 1898 en The Rewiew of Rewiews, se encuentran
[...] el rescate del agua de seis personas en peligro de ahogarse
27
y el
evitar una explosin a bordo del Texas, a riesgo de su propia vida.
El nombre de este joven, fallecido de manera tan inexplicable,
parece aumentar an ms el misterio que rodea a la misin del Cushing
en La Habana y a las propias circunstancias de su muerte. El alfrez
Joseph Cabell Breckenridge era hijo del general Breckenridge, Ins-
pector General del Ejrcito, y probable autor de las Instrucciones.
No es casual que en un libro dedicado a recoger su biografa, escrito
ese mismo ao por Ethelbert Dudley Warfield, pueda leerse: Joseph
Cabell Breckenridge perdi su vida en lo que puede ser considerado el
primer episodio de nuestra guerra contra Espaa.
28
Entre las desconcertantes casualidades descubiertas alrede-
dor de estos sucesos estn:
La de hallar como comandante de la flotilla de torpederos a la
que perteneca el Cushing, cuando muere el alfrez Breckenrid-
El Apocalipsis segn San George
81
ge y es destruido el Maine, al teniente-comandante William
W. Kimball, destacado oficial de la Oficina de Inteligencia Na-
val (ONI) y autor del plan aprobado desde 1896 para aplicar en
caso de estallar una guerra contra Espaa, vinculado al desarro-
llo de torpedos, desde 1870, y al primer submarino nortea-
mericano a partir de 1890 al extremo de que su creador, John P.
Holland, afirm que [...] a ningn ser viviente deba su xito
tanto como a Kimball;
29
Conocer que al capitn del Cushing, Albert Gleaves, pertenecen [...]
aportes muy importantes a la artillera naval y a los torpedos, de
tal forma que a l se debi la conversin de estos de armas
de azar en armas de precisin.
30
El propio Kimball terminara su
carrera como contralmirante, y Gleaves, como almirante.
Constatar que el segundo al mando del Maine, Richard Wainwright,
haba sido nombrado en este cargo el 17 de noviembre de 1897,
apenas tres meses antes de la explosin, y que, desde 1896 y
hasta ese momento, haba dirigido la ONI, y de ms est decir
que, al retirarse, en 1911, tambin haba alcanzado los grados
de contralmirante.
No hay dudas de que Gleaves se hallaba en el escaln delantero
de la conspiracin, solo superado por Sigsbbe y Lee, que se encon-
traban en su mismo vrtice. Rickover lo insina cuando dice que la
primera noticia de la prdida del Maine le fue llevada verbalmente
por un agente secreto en ropa de civil, quien, a su vez, la haba recibi-
do por telgrafo de otro que se encontraba en La Habana.
Rickover cuenta:
Gleaves, con el agente y el oficial naval de mayor gradua-
cin presente en Cayo Hueso, el teniente-comandante
William S. Cowles se present en la oficina de telgrafo
[...]. Horas despus reciban un mensaje sin cifrar de La Ha-
bana para ser entregado al Secretario de la Marina. El opera-
dor le entreg el mensaje al agente, quien lo pas a Cowles
para su lectura [...].
31
En ese bien conocido primer mensaje de Sigsbee, aparece una
lnea a la que se ha prestado escasa atencin: [...] los heridos y dems
82
Eliades Acosta Matos
se hallan a bordo de un buque de guerra espaol y otro de la Ward Line.
Enviar buque faro desde Cayo Hueso para recoger a la tripulacin y el
poco equipamiento que pueda encontrarse a flote.
32
Tras recibirse en Washington la noticia, Long orden el envio
inmediato del Fern a La Habana, antes de telefonear al Presidente
para comunicarle la novedad. No queda claro la lgica que hizo a
Sigsbee pedir el envo de semejante buque en momentos tan trgi-
cos e inciertos, cuando, entre las causas posibles del suceso po-
dra estar un ataque espaol. Era como si tras ser volada una casa
por malhechores y ser tomados sus habitantes como virtuales re-
henes, a alguien se le ocurriese pedir el envo de un carro de golf,
en lugar de patrullas policiales armadas.
Al mando del Fern, por otra de tantas casualidades, se hallaba
William S. Cowles, el mismo oficial que haba sido el primero en
leer el telegrama de Sigsbee, y una vez ms, casualmente, cuado de
Theodore Roosevelt, el hombre que ms haba hecho por precipitar
la guerra. Agregado Naval en Londres durante los cuatro aos an-
teriores, es de suponer que, al igual que todos los de su clase, Cowles
mantena estrechos lazos con la ONI, tanto como con los Roosevelt,
a quienes se haba integrado al casarse con Anna, la hermana mayor
del clan.
Los extraos sucesos que tuvieron lugar tras la explosin del
Maine se refuerzan con las actitudes asumidas por personajes como
Roosevelt. Al conocer que Philip R. Alger, un respetado experto en
armamento naval, haba declarado el 18 de febrero al Washington
Evening Star que la causa ms probable de la tragedia haba sido el
fuego en un depsito de carbn, el cual debi provocar, a su vez, la
explosin de los magazines, escribi al jefe de Alger, el contral-
mirante Charles ONeil, jefe del Bur de Armamento de la Marina,
con evidentes intenciones de acallar estas molestas opiniones, tildn-
dolas de antipatriticas: Los mejores hombres del Departamento
coinciden en afirmar que, sea probable o no, es ciertamente admisi-
ble que el buque haya sido volado por una mina.
33
Roosevelt impona su versin oficial, antes de que las comi-
siones investigadoras pudiesen concluir sus labores, y haca todo
lo posible por desacreditar cualquier punto de vista contrario. Cono-
ciendo que dos respetados lderes del Congreso, el poderoso repre-
sentante Reed y el senador Hale, presidente del Comit de Asuntos
El Apocalipsis segn San George
83
Navales, consideraban que la tragedia indicaba la necesidad de
detener, por el momento, la construccin de buques de guerra en
astilleros norteamericanos, se apresur en escribir una carta a su
gran aliado, el senador Henry Cabot Lodge, para que fuese mostra-
da a los congresistas, donde sealaba que la prdida del Maine era
el precio que deban pagar los Estados Unidos por asumir su papel
como gran potencia naval.
Desde el punto de vista de los reglamentos, la primera comi-
sin investigadora norteamericana que McKinley y Long indicaron
formar al contralmirante Sicard, jefe del escuadrn del Atlntico Nor-
te al cual perteneca el buque siniestrado, no fue adecuadamente cons-
tituida, o tal vez tena la indicacin de no someter a escrutinio la
actuacin de Sigsbee. Lo anterior se infiere al constatar que los
rangos de los oficiales que la componan no sobrepasaban el del
capitn del Maine. Una segunda comisin, presidida esta vez por
el entonces capitn Sampson, fue convocada, teniendo en cuenta
esta exigencia. De hecho, Sigsbee jams fue cuestionado, ni el suce-
so obstaculiz para nada su carrera. La comisin actu de puro tr-
mite, como si le hubiesen ordenado llenar las formas, pero no
traspasar ciertos lmites escabrosos. Sus conclusiones fueron las
esperadas: el origen de la explosin se hallaba fuera del buque.
La Comisin Sampson pudo comprobar, durante los interro-
gatorios a Sigsbee, que este, como hace notar Rickover [...] no
estaba familiarizado con el buque.
34
Por ejemplo, no pudo preci-
sar cundo haba inspeccionado los magazines en los ltimos tres
meses. Se podra pensar que su asignacin al Maine haba tenido
motivos distintos a los habituales, y que no era, el cumplimiento
de sus obligaciones como capitn lo esperado de l.
Las ofertas de ayuda profesional a la Comisin Sampson tam-
poco fueron aceptadas. Ni los conocimientos del prestigioso pro-
fesor Charles E. Munroe, presidente de la American Chemical
Society, experto en explosivos, ni los del constructor naval Frank
L. Fernald, supervisor de la construccin del Maine se consideraron
tiles para las investigaciones en curso, como si no existiese una
verdadera voluntad de esclarecer lo sucedido.
Trece das antes de que la comisin concluyese definitivamente
sus trabajos, primero la Cmara, y luego el Senado aprobaron una ley
que conceda a la administracin McKinley un presupuesto para la
84
Eliades Acosta Matos
defensa de 50 000 000 de dlares. Se evidenciaba que ninguna
conclusin de la Comisin Sampson podra torcer el rumbo de acon-
tecimientos predeterminados. La ltima sesin investigadora tuvo lu-
gar el 15 de marzo. Sicard comunic a Long que cuatro das despus
los documentos finales de la comisin llegaran a Washington escol-
tados por los oficiales Holman, Blandin, Blow y por el constructor
naval Hoover. Curiosamente, los tres primeros eran oficiales del
Maine, y el segundo era el oficial de guardia del buque en el momento
de su prdida. Se hace difcil entender que oficiales bajo investigacin
fuesen escogidos para escoltar hasta la capital los documentos de la
comisin que los investigaba.
El destino del teniente Blandin es singular. En la carta que
escribi a su esposa, al da siguiente de la tragedia, se encuentran
afirmaciones y se expresan temores capaces de alarmar a cualquier
investigador: No estoy herido escribi. Lo perd todo, excepto
la ropa que llevaba puesta [...]. Gracias a Dios, querida, salv una
vez ms la vida [...]. Nadie puede decir cul fue la causa de la explo-
sin. No creo que los espaoles hayan tenido algo que ver [...]. No
publiques esta carta.
35
Blandn muri cinco meses despus en el hospital psiquitri-
co Sheppard-Pratt de Baltimore, institucin mdica privada, no la
que podra haberse esperado que acogiera a un importante veterano
de la Marina. Su obituario, publicado el 9 de julio de 1898, en la
pgina nueve del Brooklyn Eagle, deja un saldo de ms dudas que
certezas sobre la muerte de un hombre que haba reconocido por
escrito no haber sufrido heridas en la explosin, aunque afirmaba
haber sido golpeado en la cabeza por un cascote de cemento:
Baltimore, Md., julio 16: El teniente John J. Blandin, quien
era el Oficial de Guardia la noche en que el crucero acora-
zado Maine estall en la baha de La Habana, muri al me-
dioda de hoy en el hospital Sheppard-Pratt de esta ciudad.
Su muerte se debi a una meningitis provocada por el shock
recibido cuando el Maine fue destruido.
Tras brindar testimonio ante la comisin investigadora en
Cayo Hueso, fue asignado a la Oficina Hidrogrfica de esta
ciudad [...]. Desde su regreso, su familia y amigos haban no-
tado un cambio en su estado de nimo. No fue capaz de olvi-
El Apocalipsis segn San George
85
dar el horror de aquella noche fatal [...] el 1 de julio tuvo un
ataque y fue internado en el hospital. En su delirio retornaba
constantemente a incidentes relacionados con la destruc-
cin del buque, creyndose en el puente de mando e impar-
tiendo rdenes para rescatar a sus compaeros. La pasada
semana dej de reconocer a su esposa. Anoche los mdicos
perdieron toda esperanza [...].
36
Blandin no fue el nico sobreviviente del Maine muerto en
extraas circunstancias. Mucho se ha alabado la sangre fra del
marine William Anthony, segn Sigsbee, la persona que le comuni-
c en su camarote que el buque se hunda. Este soldado, ensalzado
por la prensa de la poca como paradigma de cumplimiento del
deber, y que fue ascendido a sargento mayor a propuesta del propio
Sigsbee, apareci envenenado un ao y medio despus en el Par-
que Central de New York. Es interesante notar que no fue un mari-
no u oficial conocedor del buque, sino un marine, que formaba
parte de una pequea tropa de desembarco asignada temporalmen-
te al Maine, el que transmiti la terrible noticia al capitn.
Otros oficiales sobrevivientes del Maine tuvieron mejor suerte,
tan buena que podra pensarse que el destino, o quien tuviese sufi-
ciente poder para ello, se encarg de resarcirlos por los sufrimien-
tos de aquella noche de pesadilla, o por las oscuras lealtades y
servicios prestados.
El teniente George Preston Blow, uno de los primeros sureos
admitidos en la Academia Naval tras la Guerra de Secesin, fue des-
tinado en 1890 por el almirante Brown como ayudante de los reyes
de Hawai, a todas luces una misin de inteligencia y probable prem-
bulo de las acciones que culminaron con la anexin del archipilago
a los Estados Unidos. Tras sobrevivir la explosin del Maine y es-
coltar los documentos de la Comisin Sampson hasta Washington,
al estallar la guerra, fue ascendido a comandante y luego a capitn.
Tuvo bajo su mando los buques USS Potomac y USS Vulcan, este
ltimo encargado de la delicada misin de intentar remolcar hasta
los Estados Unidos, como botn de guerra, el buque espaol Reina
Mara Teresa, capturado en Santiago de Cuba. Recibi tambin
la tarea de fundar los buroes hidrogrficos de Chicago y Cleveland,
centros que se vinculaban estrechamente a la ONI. Afortunado
86
Eliades Acosta Matos
inventor de un nuevo tipo de revlver y de las cargas de profundidad,
ya en la vida civil presidi la poderosa compaa Westclock y fue
director fundador de la Cmara Mundial de Comercio.
El teniente del Marine Corp, Albertus W. Catlin, comandaba
el destacamento destinado al Maine, al que perteneca William
Anthony. Sobrevivi a la tragedia, y en 1911 ya ostentaba los gra-
dos de teniente coronel y se hallaba al frente del Primero de Marines,
en Guantnamo, y luego del Tercero de Marines que desembarc en
Veracruz, donde, por sus acciones, recibi la Medalla de Honor del
Congreso, la ms alta distincin de su pas. En 1918 ya haba alcanza-
do las estrellas de general de brigada, y una vez ms, se hallaba repre-
sentando los intereses imperiales durante la ocupacin de Hait.
El Dr. Lucien Heneberger, mdico del Maine, haba servido
entre 1884 y 1887 a bordo del USS Despatch fondeado en la
baha de Chesapeake, frecuentemente utilizado por los presiden-
tes, secretarios de la Marina y congresistas. En 1896 fue asignado
al Maine, y al estallar la guerra, fue destinado al crucero auxiliar
USS St Paul, un buque corsario encargado de acciones de inteli-
gencia y operaciones que no poda acometer la Marina de los Esta-
dos Unidos, como el apresamiento frente a las costas de Santiago
de Cuba del buque ingls Restormel que, procedente de Curazao,
llevaba el carbn que, quizs, hubiera permitido la fuga hacia
Cienfuegos de una parte de la escuadra de Cervera. El capitn del
USS St Paul era Sigsbee. Ms tarde, Heneberger fue nombrado
comandante del Hospital Naval de Newport, Rhode Island, sin du-
das, un puesto envidiable.
El capelln del Maine, John P. Chidwick, fue el tercer capelln
catlico que prest sus servicios en la Marina de los Estados Unidos,
a lo largo de 120 aos, entre 1778 y 1898. Es curioso que haya sido
destinado a un buque que viajara a un pas catlico, aunque no existen
evidencias que demuestren que la mayora de los tripulantes o la ofi-
cialidad del buque haya tenido esa filiacin religiosa. Tras la tragedia,
fue rector del Seminario de la Archidicesis de New York, y termin
sus das en 1935, tras haber presidido por once aos el College of
New Rochelle y haber sido rector de la Iglesia de Saint Agnes. Otra
vida provechosa y bien recompensada por Dios.
El cadete Wat Tyler Cluverius se haba graduado en 1896 en la
Academia Naval. Tras la prdida del Maine cumpli misiones en
El Apocalipsis segn San George
87
las Antillas, Filipinas y Mxico, siempre como disciplinado oficial
del Imperio. En mayo de 1928 recibi los grados de contralmirante.
El teniente John Hood tena ya en su haber, aquel fatdico 15
de febrero de 1898, el haber sobrevivido al naufragio del Kearsage,
ocurrida el 21 de febrero de 1894, cerca de las costas de Amrica
Central en el Pacfico. Tras su segundo naufragio, fue nombrado
comandante del Hawk. Durante la guerra con Espaa fue encarga-
do de mantener la comunicacin entre la escuadra norteamericana
que bloqueaba Cienfuegos y la que cumpla igual cometido en San-
tiago de Cuba. Entre 1899 y 1900 recibi la misin de preparar
cartas nuticas para el tendido del cable del Pacfico. Entre 1907 y
1909, como comandante del Tacoma, sirvi de guardin imperial
en Hait y Amrica Central. Entre 1912 y 1915 fue miembro de la
Junta General de la Marina, y entre 1915 y 1916 fue comandante
del Texas. El 29 de agosto de 1916, por su extensa hoja de servi-
cios, recibi los grados de contralmirante.
No se encuentran muchos datos sobre otros oficiales sobre-
vivientes del Maine, pero se sabe que al menos dos de ellos, los
cadetes Amon Bronson y Arthur Crenshaw, graduados en 1896 de
la Academia Naval, llegaron a comandar buques, el primero, el USS
Denver y el USS Saint Louis; y el segundo, el Schurz. Bronson
recibi la Cruz de la Marina durante la Primera Guerra Mundial,
por servicios distinguidos. Es evidente que tampoco quedaron sin
recompensas.
El destino, como puede apreciarse, no escatim bondades con
muchos de los 23 oficiales sobrevivientes del Maine. Entre ellos,
no pocos fueron los que luego se distinguieron como servidores
fieles del sistema que emergera de aquella guerra. Las recom-
pensas se debieron a esto ltimo o a lo ocurrido en las aguas de la
baha habanera, en medio de aquella noche fatal de febrero?
En el libro del almirante disidente, aunque se fundamenta la
hiptesis del accidente interno, no se descarta la posibilidad de
que el Maine haya sido vctima de un ataque exterior. Se insina,
por primera vez, una posible accin de elementos fuera del control
de las autoridades espaolas que, con mtodos relativamente sen-
cillos y utilizando su conocimiento de la baha de La Habana, hayan
podido burlar la vigilancia de norteamericanos y espaoles, para
lanzar una mina artesanal contra la embarcacin. Como es lgico,
88
Eliades Acosta Matos
en este hipottico escenario la mayor responsabilidad se hace
recaer sobre los independentistas cubanos, virtuales beneficiarios
en caso de estallar una guerra entre las dos potencias.
Rickover escribe:
A la pregunta, cmo, a pesar de todas las precauciones to-
madas, pudo suceder la tragedia?, Sigsbee tena dos respues-
tas: Una docena de hombres pudo ubicar la mina, a pesar de la
vigilancia de sus hombres. Sin que fuese del conocimiento
de las autoridades espaolas, pudieron plantarla dentro de un
barril, lastrado por un peso, en espera de que el viento diri-
giese el buque en esa direccin y se produjese la colisin.
Pero no descartaba tampoco la posibilidad de que la mina
hubiera sido colocada antes de la llegada del buque [...]. Tal
mina pudo haber sido controlada elctricamente [...] incluso,
alguien pudo tomar momentneamente el control del dispo-
sitivo detonador en tierra.
37
Las hiptesis de Sigsbee dejaban una puerta entreabierta para
el caso de que fuese necesario buscar culpables fuera del buque.
Se insinuaba que estos podran hallarse entre elementos espaoles
partidarios de Weyler y por tanto, enemigos jurados de la Auto-
noma, y tambin entre cubanos partidarios de la independencia.
Lo ms interesante es que, por aquellos mismos das, un extrao
personaje que bien hubiese podido servir como chivo expiatorio,
se hallaba en La Habana, procedente, supuestamente, de las filas
insurrectas.
En la biblioteca virtual que bajo el nombre de makingofamrica
mantiene la Universidad de Cornell, puede hallarse un artculo titu-
lado Ten Months with the Cuban Insurgents, escrito por Emory W.
Fenn, quien se presentaba como Mayor del ejrcito cubano. Segn
su relato, parti de New York, y ms tarde de la isla de San Salvador,
en una expedicin destinada a auxiliar a las fuerzas mambisas, a me-
diados de febrero de 1897. Desembarc en la baha de Banes, junto
a un gran alijo de armas, municiones y dos caones, que fueron trans-
portados luego hasta el campamento del general Calixto Garca. La
especialidad de Fenn eran los explosivos, y especialmente, los torpe-
dos. As describe su debut en nuestras lides independentistas, al
El Apocalipsis segn San George
89
momento del desembarco: Un pequeo bote fue echado al agua, la
baha fue explorada para asegurarnos de que el enemigo no se hallaba
presente [...]. Unos torpedos fueron ubicados en el canal, conec-
tados a la costa por cables elctricos [...].
38
Segn lo narrado, la expedicin que trajo a Cuba al Sr. Fenn fue
la del Laurada, dirigida por los generales Carlos Roloff y Castillo
Duany. En efecto, desembarc por Mano de Piln, Oriente, el 21 de
marzo de 1897 trayendo 37 combatientes, entre ellos, Jos Mart y
Zayas Bazn, hijo del Apstol. La descripcin del alijo que aparece
en el libro de Csar Garca del Pino Expediciones de la Guerra de
Independencia, 1895-1898
39
coincide con la que hace el Sr. Fenn.
Tras describir detalladamente la organizacin militar y civil,
as como la composicin de las fuerzas cubanas, Fenn afirma que
fue ascendido directamente a capitn por el general Calixto Garca,
haciendo una importante revelacin: [...] fui nombrado jefe del
departamento de torpedos, temporalmente adscrito al Estado Ma-
yor del general Mariano Torres, comandante de la Divisin de
Holgun.
40
Las misiones que se asignaron al Departamento de torpedos
estuvieron vinculadas a la destruccin de puentes y lneas frreas del
enemigo. La pericia de Fenn le permiti fabricar bombas de bamb
rellenas con algunas de las 3 000 libras de dinamita que confiesa
haber introducido en Cuba, junto a [...] abundante cantidad de cables
elctricos, bateras, etc.
41
Las operaciones ms exitosas en las que
particip fueron la destruccin de tres puentes de la lnea frrea, en
la noche del 9 de junio de 1897; la completa destruccin de una
locomotora, a milla y media de Gibara, el 6 de julio, utilizando para
ello un viejo tanque de hierro usado para contener agua gaseosa, que
rellen con 42 libras de dinamita; y por ltimo, la demolicin de dos
puentes ms, el 22 de julio.
Por su demostrado talento para labores de minado, Fenn dice
haber sido llamado a participar en la toma de Victoria de las Tunas, a
finales de agosto de 1897, luego de solicitar y ser autorizado a visi-
tar en Camagey la sede del Gobierno de la Repblica en Armas. El
23 de enero de 1898, dos das antes del arribo del Maine a la baha
de La Habana, Fenn revela que [...] recibi del general Calixto Gar-
ca un pase para visitar al Gobierno cubano, con el objetivo de so-
licitar pasaporte y poder regresar a los Estados Unidos, para arreglar
90
Eliades Acosta Matos
algunos asuntos personales.
42
Luego de ser autorizado, abandon solo
el campamento de Calixto Garca, en Mejas, pero fue detenido por
una tropa espaola el 25 de febrero, al intentar cruzar el camino entre
Bguano y Holgun. Curiosamente, no opuso resistencia, a pesar de
estar armado, ni fue asesinado, como ocurra frecuentemente con quie-
nes eran sorprendidos en descampado y con las armas en la mano,
mxime si el jefe de la tropa que lo detuvo era el valiente, pero
sanguinario general Joaqun Vara del Rey.
Entregado al general Linares, Fenn fue considerado prisio-
nero de guerra, y al ser revisadas sus ropas se hallaron cartas de
oficiales del general Calixto Garca destinadas a amigos en los Es-
tados Unidos y el pase otorgado por este. Nada de ello agrav, inex-
plicablemente, su situacin. De Holgun fue enviado bajo custodia
a La Habana, con la orden expresa de permitirle regresar a los Es-
tados Unidos. Este relato, que linda con lo increble, para todo el
que conozca la historia de las guerras de independencia en Cuba,
termina de manera abrupta, dejando en el aire importantes
interrogantes: [Al llegar a La Habana] el general Fitzhugh Lee me
suministr un pasaporte y mi pasaje [...].
43
El relato de Fenn no aclara la fecha en que regres a los Esta-
dos Unidos. No es desacabellado pensar que para mediados de fe-
brero de 1898, se hallaba a disposicin del general Lee en La Habana
un experto en minas y torpedos que, supuestamente, ostentaba el
grado de mayor del ejrcito cubano y proceda de sus filas. Para
cualquier eventualidad, este creativo experto poda servir como ca-
beza de turco, en una operacin planificada para desviar la atencin
y las investigaciones hacia el lado deseado, haciendo recaer en
los independentistas la culpa de la tragedia. Algo muy similar se
intent hacer, muchos aos despus, cuando Lee Harvey Oswald,
el pretendido asesino de Kennedy, pidi asilo poltico en la Unin
Sovitica, se cas con una ciudadana de ese pas e intent recibir
visas para visitar Cuba, antes de verse involucrado en el magnicidio
de Dallas. No debe extraar a nadie que, en los primeros momen-
tos despus del crimen, se halla tratado de acusar a Cuba y a la
Unin Sovitica de estar detrs de la conspiracin.
Otro punto polmico alrededor de la destruccin del Maine
radica en la determinacin exacta de las vctimas fatales que cau-
s, y el lugar donde fueron enterradas.
El Apocalipsis segn San George
91
En medio de tantas contradicciones y dudas, no se trata de otro
asunto pendiente. De su esclarecimiento depende tambin la deter-
minacin definitiva de la causa de la explosin, porque, a fin de cuen-
tas, quin puede decir con exactitud, sin contar a quienes difundieron
y defendieron las versiones oficiales de la Marina y el Gobierno de
los Estados Unidos, cuntos hombres estaban a bordo del buque
a las 9.40 pm el 15 de febrero de 1898? Cuntos haban arribado a
la baha de La Habana el 25 de febrero? Cuntos, verdaderamente,
resultaron muertos?
Un mar de contradicciones espera a quienes se aventuren por
este laberinto de versiones diversas y asombrosas. Es necesario
recordar que al arribar el buque a la baha habanera Sigsbee no pudo,
o no quiso, presentar a las autoridades espaolas los documentos
establecidos para estos casos. Tampoco se realizaron las inspec-
ciones de rigor a bordo. A nadie debe asombrar que la sombra de la
duda contine cubriendo, hasta nuestros das, este aspecto del pro-
blema. Los listados de la tripulacin que pueden consultarse en
numerosas pginas web de Internet no incluyen la fuente de donde
fueron tomados, ni estn avalados por registros comprobables por
investigadores o autoridades independientes. En rigor, pudo o no
haber arribado el Maine a puerto con una tripulacin reducida, la
estrictamente necesaria para afrontar el accidente que, segn el
propio Rickover, se sospechaba que poda ocurrir? Pudieron, o
no, haberse evacuado los tripulantes superfluos del Maine discre-
tamente, a bordo del Cushing, o de los buques de la Ward Line o
del Plant System que durante los 21 das que estuvo fondeado en
La Habana viajaron entre esta ciudad y puertos norteamericanos,
segn sus itinerarios habituales?
Vale recordar que el Plant System que inclua a buques de pa-
sajeros como el Olivette, el Mascotte o el Florida, una La Habana
con Tampa, Cayo Hueso, Mobile y otros puertos de los Estados Uni-
dos, y tambin con las lneas domsticas de ferrocarril. Su dueo era
el millonario Henry Bradley Plant, al que perteneca el hotel Tampa
Bay, donde se alojaran los oficiales del Quinto Cuerpo que, al man-
do del general William R. Shafter, invadira Cuba, y por su lnea de
ferrocarril y por su muelle, en el puerto de Tampa, se embarcaran,
no sin grandes angustias, las tropas, el armamento y los suministros
de ese mismo Cuerpo. Las relaciones de Plant con los polticos de
92
Eliades Acosta Matos
Washington eran sumamente estrechas: Plant gozaba de absoluta
confianza en los crculos visibles e invisibles del poder y era capaz
de secundar cualquier accin gracias a la cual se beneficiasen sus
amigos, y por supuesto, l mismo, como ocurri con la guerra con-
tra Espaa.
Las ltimas versiones acerca de las victimas y los sobrevivien-
tes del Maine, como por ejemplo la que aparece en www.homeof-
heroes.com, reducen a 260 las vctimas, seis menos de las que
tradicionalmente se reconocan, de ellas, dos oficiales, 222 mari-
nos y 28 marines, a los que deben sumarse otros ocho marinos heri-
dos, rescatados de las aguas, que murieron posteriormente. Nadie ha
explicado cmo pudo ocurrir esa inexactitud en el conteo de las vc-
timas, ni cmo se mantuvo el error durante tanto tiempo, si se supo-
ne que los listados conocidos de la tripulacin eran exactos. Estas
mismas versiones contabilizan 95 sobrevivientes, precisando que,
de ellos, 59 resultaron heridos. Entre los sobrevivientes se encon-
traban 23 oficiales de la Marina, un oficial de marines, 60 marinos y
once marines.
Llama la atencin que los dos oficiales muertos en el Maine
eran originarios del mismo sitio: Montgomery County, en Iowa;
uno, el teniente Friend W. Jenkins, de la graduacin de 1886, y el
otro, el asistente de mquinas Darwin R. Merrit, de la de 1895.
Como en el caso del alfrez Breckenridge, Merrit era un destacado
atleta, que lleg a entrenador del equipo de ftbol del Indiana, y
concluy tercero en el escalafn, entre 84 compaeros de clase.
Se encontraba junto al timn de la nave al momento de la tragedia,
leyendo, segn el cadete David F. Boyd, el ltimo que declar haberlo
visto con vida. Otro de sus compaeros de Academia, el alfrez W.
S. Crosley, al enviarle el psame a su padre, lo caracteriz de la si-
guiente manera: Era el favorito de los superiores por su profesionali-
dad, camaradera y fidelidad. Un oficial de alto rango, bajo cuyo
mando estuvo su hijo, me dijo que prefera tener a Merrit a cargo
de las mquinas, antes que al resto de los maquinistas [...].
44
El propio capelln John P. Chidwick, en carta a la familia de
Merrit para comunicarle que an no se haba recuperado el cuerpo
de ambos oficiales (luego aparecera el de Jenkins), se senta obli-
gado a expresar: Puedo asegurales que su conducta a bordo fue irre-
prochable.
45
El Apocalipsis segn San George
93
Se afirma que en las 48 horas que siguieron a la explosin, se
recuperaron 19 cadveres, y que estos fueron enterrados, tras una
ceremonia pblica, en el Cementerio de Coln. Tampoco en este
punto las dudas dejan descansar a las versiones oficiales, hacin-
dolas tambalearse.
En el nmero dedicado al centenario de la explosin del Maine
del boletn Ciudad de Mrmol que edita el Equipo Tcnico de His-
toria, Conservacin e Informtica del Cementerio de Coln, en La
Habana, fue publicado un artculo de Edith Monterde Orejn, espe-
cialista principal de la necrpolis, titulado Despejando incgnitas,
que pone en entredicho las versiones oficiales acerca de las vcti-
mas que fueron enterradas en suelo cubano, y de paso, la veracidad
de lo afirmado al respecto, con sospechosa seguridad y exactitud,
por Sigsbee en su libro The Maine: an account of the destruction
in Havana Harbor (New York. The Century, 1899).
No cabe duda de que un entierro de vctimas tuvo lugar, tal y
como puede comprobarse por las fotografas y peridicos de la po-
ca algunas de las cuales se conservan en la coleccin de la Biblioteca
Nacional Jos Mart, y que se efectu en terrenos cedidos al efec-
to por el Obispado.
La primera gran sorpresa afirma Monterde fue comprobar
que en el Libro de entierros del Archivo de dicho recinto no se
haban asentado ninguno de los fallecidos de la catstrofe.
46
Existe una abultada correspondencia sobre este particular en-
tre el capelln del Cementerio de Coln, Ambrosio Bueno, y las
autoridades eclesisticas y gubernativas, que abarca los meses de
marzo a junio de 1898. El intercambio estaba motivado por las
costantes reclamaciones del primero para que se cumpliese la ley
en lo referido a asentar en los Libros de enterramientos las ge-
nerales de 146 vctimas del Maine enterradas en ese recinto. Se-
gn consta en la documentacin dice Monterde al camposanto
colombino solo se haban remitido las 7 boletas de los fallecidos
en el Hospital Militar de San Ambrosio [...],
47
que tampoco fueron
asentadas.
Las boletas en cuestin certifican el fallecimiento de cuatro
marineros (uno sueco, uno alemn, uno noruego y uno de Califor-
nia), de un carbonero, de un patrn de bote y de un aprendiz de
primera clase, todas ocurridas entre el 18 y el 25 de febrero, por
94
Eliades Acosta Matos
lo que deben ser casi todos los heridos que se dieron por falleci-
dos posteriormente.
En carta del 22 de marzo de 1898 del capelln Bueno al Obis-
po, remitida luego por este al Gobernador de la ciudad con fecha
22 de mayo, se puede leer que:
[...] de los 153 cadveres inhumados en este cementerio vc-
timas de la catstrofe del acorazado americano Maine, solo
han sido remitidas a esta Capellana siete licencias del Juez
Municipal del Distrito de Jess Mara, de los fallecidos en
el Hospital Militar de San Ambrosio, y como quiera que
para el asiento en los libros correspondientes de los 146
restantes se hace necesario saber sus nombres y apellidos,
el capelln que suscribe ruega humildemente a VEI* y
Reverendsima se digne disponer lo que crea ms conve-
niente sobre este particular.
48
Es extrao que las fuentes norteamericanas continen reco-
nociendo hasta hoy que fueron muy pocos los cadveres que se
recuperaron, inmediatamente despus de la explosin y el hundi-
miento del Maine. Las afirmaciones del capelln Bueno, un mes
despus, atestiguan que, sin contar los fallecidos en el hospital de
San Ambrosio, se haban enterrado 146 cuerpos, cuyas boletas ja-
ms llegaran para ser asentadas en el Libro de enterramientos de
Coln, a pesar de instrucciones cursadas el 19 de julio de aquel
mismo ao.
Pero ms extrao an es constatar el siguiente hecho, hacia el
que que Monterde, con justeza y sagacidad llama nuestra atencin:
Curiosamente, el comandante del acorazado, Charles D. Sigsbee,
en su libro incluye un listado pormenorizado en el que consigna 166
sepultados en 151 ataudes, detallando hilera y fosa en cada caso.
49
De la constatacin de este hecho se puede deducir que Sigsbee
en su libro, al detallar tan exactamente el nmero de fallecidos
y la ubicacin de su sepultura en La Habana, estaba indicando a la
opinin pblica y a la historia la versin oficial de los hechos que
sus jefes y su gobierno queran que se tomara como fidedigna. Si
* Vuestra Excelencia Ilustrsima.
El Apocalipsis segn San George
95
la aceptamos, no queda claro cmo se lleg a la cifra de fallecidos
que hoy se da como ltima y probada, la de 260, o lo que es lo
mismo, cmo se comprueba que los 94 nombres restantes fueron
realmente enterrados en La Habana o en cualquier otro sitio, o cun-
do y cmo se encontraron y recuperaron sus cuerpos.
Hasta el momento, todos los datos de los tripulantes a bordo
del Maine en el momento del siniestro, as como de las vctimas y
sobrevivientes han sido aportados por las mismas fuentes intere-
sadas en que se tome por buena su versin, sin pruebas documenta-
les complementarias o de otra ndole. Los investigadores que han
abordado la cuestin, incluyendo a Rickover, no lo han cuestiona-
do. Pero si se cuestiona, quin podra probarlo?
Segn Agustn Remesal en El enigma del Maine, al rescatar
del fondo de la baha habanera lo que quedaba del buque, labor que
se efectu entre 1910 y 1911, Los restos recuperados de 64 tri-
pulantes se depositaron en un almacn portuario de La Cabaa has-
ta que fueron solemnemente repatriados y recibieron sepultura
definitiva, el 23 de marzo en el cementerio militar de Arlington.
50
Si concedemos que as ocurri, y sumamos estos 64 nombres a la
lista de las vctimas que Sigsbee dice fueron enterrados en La Haba-
na, faltaran an 36 para alcanzar la cifra generalmente aceptada en
nuestros das. Por qu?
Tantas contradicciones y dudas no pueden menos que llevar-
nos a tomar con escepticismo las versiones oficiales o semiofi-
ciales que han intentado cerrar para siempre las investigaciones
alrededor del Maine. Hasta hoy, transcurridos 106 aos, la lti-
ma palabra no ha sido dicha, y cada da se abre paso, con mayor
fuerza, la percepcin de que una conspiracin de fuerzas expan-
sionistas e imperiales jug con esa ficha en el tablero de la
geopoltica finisecular, sin detenerse a pensar en cuestiones tan
nimias, como la moral o los costos humanos de la explosin y de
la guerra que desatara.
Para resumir los nimos imperiales que por aquellos das traba-
jaban sin descanso a la luz pblica, y sobre todo en secreto, y para
caracterizar el fundamentalismo mesinico que constitua, y sigue
constituyendo, la coartada ideolgica de todo imperio que aspire a
la eternidad, mientras tapa sus vergenzas con la hoja de parra de las
lecciones de la historia, el cumplimiento de las leyes inexorables
96
Eliades Acosta Matos
del darwinismo social, o la predestinacin, est la figura infatigable
y la prdica brillante de Albert Jeremiah Beveridge, historiador, se-
nador republicano por Indiana, y compinche de Roosevelt. En la in-
troduccin de su discurso ante el 56 Congreso, conocido como En
apoyo del Imperio Americano, plantea:
Sr. Presidente: Estos tiempos exigen franqueza. Las Filipi-
nas son, para siempre, territorio perteneciente a los Estados
Unidos, como la Constitucin lo califica. Y ms all de Fili-
pinas estn los mercados infinitos de China. No debemos
retirarnos de all; no debemos repudiar el cumplimiento de
nuestro deber en el archipilago; no debemos desperdiciar
esta oportunidad en el Oriente. No renunciaremos a cumplir
la parte que nos corresponde dentro de la misin que toca a
nuestra raza: ser garante de los planes divinos de civilizacin
mundial. Seguiremos adelante con esta tarea, no quejndonos
como esclavos, por tener que llevar tan pesada carga, sino
expresando gratitud al Todopoderoso por la misin encomen-
dada, y por habernos elegido como pueblo, encargndonos
de guiar la regeneracin del mundo.
51
Estas palabras suenan como los discursos recientes pronun-
ciados en el mismo recinto.
Nada le ha dado mayor relieve y vigencia que el 11 de septiem-
bre de 2001.
Un respetable average:
cinco incidentes, cuatro guerras
Un periodista de Diamond Bar, California, llamado Bill Sardi
public en una pgina web de Internet, el 16 de octubre de 2000, un
interesante artculo bajo el ttulo de Remember the Maine! And
the other Ships Sunk to Start a War. Su tesis central era sumamen-
te sencilla, y por lo tanto, difcil de refutar: desde el 15 de febrero
de 1898, con el hundimiento del Maine, comienza a utilizarse en
la poltica exterior norteamericana un mtodo pragmtico e inmoral
que consiste en poner la mejilla al alcance del oponente, en el mo-
mento y lugar exactos, con tal de que aparezcan justificadas sus
El Apocalipsis segn San George
97
acciones ulteriores. De esta manera, lo que son, en rigor, acciones
ofensivas, agresivas y expansionistas, quedan, a los ojos de la opi-
nin pblica mundial, y sobre todo, de los propios Estados Unidos,
como acciones defensivas, ineludibles y de autodefensa.
La enumeracin que hace Sardi de los buques hundidos o ata-
cados por el enemigo que han servido para mantener viva esta
tradicin tan norteamericana como la mantequilla de man o las
pistolas pegadas con cinta adhesiva al fondo de la mesa de la coci-
na, es realmente impresionante, y llega hasta el 12 de octubre de
2000, cuando una lancha cargada con explosivos puso al borde del
colapso al destroyer USS Cole, fondeado en el puerto de Adn, y
caus 18 muertos y 35 heridos entre la tripulacin.
Las fechas que nos refresca el artculo de Sardi, y los hechos
con ellas asociadas, entre el USS Maine y el USS Cole, son las
siguientes:
7 de mayo de 1915: Hundimiento del buque ingls de pasajeros
Lusitania por un submarino alemn, y con ello, la muerte de
ms de 100 pasajeros norteamericanos, lo cual forz la entra-
da de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial.
7 de diciembre de 1941: Ataque japons a Pearl Harbor, que pro-
voc el hundimiento de la Flota del Pacfico y la muerte de
ms de 2 000 soldados, oficiales y marinos norteamericanos,
justificando al gobierno del presidente Roosevelt por declarar
la guerra a Japn y entrar a la Segunda Guerra Mundial.
5 de agosto de 1964: Tras un confuso incidente entre buques
norteamericanos y norvietnamitas, ocurrido el da anterior en
el golfo de Tonkn, el presidente Johnson orden acciones de
castigo areo contra objetivos en territorio de este ltimo pas,
ante la alegada reanudacin de los ataques contra los des-
troyers americanos. Como resultado, se produjo una escala-
da de las acciones, y la guerra en la pennsula indochina entr
en su fase ms terrible y destructiva.
52
Cinco incidentes navales cuenta Sardi, de los cuales result el
involucramiento norteamericano en cuatro guerras. Si no consti-
tuye un rcord, es, al menos, un buen average. El ltimo, el del
USS Cole, no concluy en una guerra, pero, en palabras de Sardi
98
Eliades Acosta Matos
pudo haberlo hecho pues, [...] ocurri en vsperas del debate pre-
sidencial, y bajo el rumor de que Iraq mova sus tropas en el Medio
Oriente [...]. Benjamn Netanyahu, entonces primer ministro de
Israel, dijo durante una entrevista en la televisin de su pas, que
los mismos que dirigan el terrorismo en Jerusalem eran los res-
ponsables del ataque al USS Cole.
53
Todo suena muy conocido, verdad?, como si se tratase de un
ensayo general, un preludio de los ataques del 11 de septiembre de
2001, y las guerras de Afganistn e Iraq. Sardi lo dice expresamen-
te, once meses antes de que ocurrieran estas tragedias: No permi-
tamos que se nos arrastre a una guerra sobre la base de los reportes
desde pases lejanos sobre bombas en los buques de la Marina de
los Estados Unidos; no mientras las noticias acerca de tales su-
cesos sigan completamente controladas por el gobierno de los
Estados Unidos: Remember the Maine!.
54
Las dudas y la alerta de Sardi no son gratuitas.
Es cierto que el 7 de mayo de 1915 el teniente comandante del
submarino alemn U-20, Walter Schweiger, orden disparar un torpe-
do contra el Lusitania, y que debido a una segunda explosin ines-
perada que tuvo lugar en el interior del buque, este se hundi en
apenas 18 minutos, lo que caus la muerte de 1 201 personas, entre
ellas 123 norteamericanos. Pero tambin es cierto que exista un
estado de guerra entre Inglaterra y Alemania [...] y el gobierno ale-
mn haba hecho serias advertencias a los norteamericanos acerca
de que los buques britnicos seran objeto de ataque.
55
Cerca de las dos de la tarde del da de la tragedia, de forma
sorpresiva, el Lusitania cambi de rumbo, y puso proa al norte, ha-
cia el Mar de Irlanda. El propio capitn del submarino [...] se sor-
prendi de que el Lusitania se aventurase por esos mares, pues el
da antes haba hundido dos buques britnicos en esa misma zona.
56
El gobierno alemn aleg, despus del suceso, [...] que el
Lusitania era, en la prctica, un buque de guerra que conduca sol-
dados canadienses y municiones. Su buque gemelo, el Mauritania,
haba sido transformado para el servicio naval, y los planes para
ambos buques contemplaban la instalacin de 12 caones de seis
pulgadas en cada uno.
57
La segunda explosin, la decisiva, segn algunos historiadores,
se debi a que el Lusitania [...] transportaba de manera encubier-
El Apocalipsis segn San George
99
ta, disimuladas en cajas de queso, municiones de artillera de tres
pulgadas y un milln de cartuchos de rifle, lo que era, de hecho, el
contrabando de una carga prohibida por las leyes norteamericanas,
y nunca debi transportarse en un buque de pasajeros.
58
Por ltimo, William Turner, el capitn del Lusitania [...] ignor
todas las directivas del almirantazgo para evadir los submarinos ale-
manes: navegaba demasiado cerca de las costas de Irlanda, donde los
submarinos enemigos pululaban [...] y lo haca a una velocida inferior
a la mxima que poda desarrollar, y no de manera zigzagueante [...].
59
Tantas torpezas y contradicciones nos hacen pensar en un esce-
nario muy similar, que tuvo lugar 96 aos despus, en territorio con-
tinental de los Estados Unidos y que provoc el mismo efecto.
Lo sucedido el 7 de diciembre de 1941 en Pearl Harbor, Hawai,
es bastante conocido, pero no lo son tanto los siguientes detalles:
Desde 1924 exista un programa bajo la supervisin del director
de Comunicaciones Navales de los Estados Unidos, conocido
como OP-20, que se nutra de datos de inteligencia colecta-
dos a partir de radioescuchas y comunicaciones provenientes
de fuentes diplomticas y comerciales. Desde 1937 exista
una pequea, pero efectiva fuerza de inteligencia (OP-20-G)
que desarrollaba una labor de criptoanlisis capaz de inter-
ceptar y descifrar los cdigos secretos de otras potencias, entre
ellas, Japn.
Las conclusiones a las que arrib la Comisin congresional crea-
da para investigar las causas del desastre de Pearl Harbor, presidida
por el senador Alben W. Barkley, muestran que, con anterioridad al
ataque, los criptoanalistas de la Marina de los Estados Unidos haban
interceptado miles de despachos japoneses. En total, sin precisar
fechas, la Marina de los Estados Unidos intercept 26 581 despa-
chos japoneses. Entre los errores cometidos por los Departamentos
de Inteligencia del Ejrcito y la Marina de los Estados Unidos, la
comisin consider:
[...] no brindar una atencin cuidadosa a los despachos in-
terceptados entre Toko y Honolulu, sobre todo los corres-
pondientes al 24 de septiembre, el 15, y el 20 de noviembre
100
Eliades Acosta Matos
de 1941. Desde el momento que esos despachos indicaban
un inters particular hacia la Flota del Pacfico [fondeada
en Pearl Harbor], la inteligencia debi haber suministrado
al mando de Hawai esas informaciones.
60
Como consecuencia de estos errores, la Comisin concluy
que [...] ni el Ejrcito ni la Marina haban sido lo suficientemente
alertados ni el 6 ni el 7 de diciembre de 1941, acerca de la inmi-
nencia de la guerra.
61
Es difcil aceptar la anterior conclusin, cuando se lee el si-
guiente despacho japons del 20 de noviembre de 1941: A las
00:00 del 21 de noviembre, repito, del 21 de noviembre, entrar en
la segunda fase de la preparacin para iniciar las hostilidades.
62
Intentando justificar la escandalosa desatencin a estas seales,
as como las conclusiones de la comisin congresional, el Centro
Histrico Naval, en su anlisis sobre Pearl Harbor, afirma que [...]
estos mensajes no fueron decodificados hasta una fecha situada
entre septiembre de 1945 y mayo de 1946,
63
precisamente, cuan-
do ya no eran necesarias las traducciones, pues la guerra haba
concluido.
A la importante pregunta que se formula en el pargrafo 253
de las conclusiones de la Comisin congresional, esta no logr
hallarle una respuesta convincente. La pregunta, que parece extra-
da de documentos similares de la comisin investigadora del 11 de
septiembre de 2001, es:
Cmo, a pesar de contar con uno de los mejores acopios de
inteligencia en toda nuestra historia; con la absoluta certeza
de que la guerra estaba cerca; con planes para contrarrestar el
tipo preciso de ataque que fuera ejecutado por Japn, en la
maana del 7 de diciembre de 1941, cmo pudo ocurrir lo
que ocurri en Pearl Harbor?
64
Para tener una idea exacta de cmo la Marina de los Estados
Unidos monitoreaba y descifraba las comunicaciones de la Mari-
na japonesa, baste decir que, entre 1930 y 1935, cuatro estacio-
nes (Guam, Olongapo, Pekn y Los Banitos), y dos buques (USS
Goldstar y USS Augusta, buque insignia de la Flota del Pacfico)
El Apocalipsis segn San George
101
se dedicaban ntegramente a esta tarea. Tngase en cuenta que,
para entonces, no existan las amenazas de guerra que eran muy
claras en 1941.
Como se hara luego costumbre, las conclusiones de la comi-
sin congresional de turno, basadas en un cmulo impresionante
de evidencias y datos fidedignos, terminaron decepcionando a
muchos y diluyendo las responsabilidades en afirmaciones como
la siguiente:
El desastre de Pearl Harbor evidenci el fallo de las medi-
das del Ejrcito y la Marina a la hora de detectar la aproxi-
macin de una fuerza hostil, en adoptar las medidas adecuadas
en un momento en que la guerra era inminente; y en no em-
plear todas las posibilidades puestas a su disposicin para
repeler el ataque japons.
65
Por el contrario, se afirma que:
[...] el comit no hall evidencias que apoyen las acusaciones
de que el Presidente, el Secretario de Estado, el Secretario de
la Guerra, o de la Marina hayan provocado, incitado, o
coadyuvado a que el Japn atacase a la nacin, para facilitar
que el Congreso aprobase una declaracin de guerra [...].
66
Unas declaraciones del almirante Kimmel quien estaba al
mando de la Flota del Pacfico aquel fatdico da y al que se tom
despus como chivo expiatorio (fue retirado forzosamente del
servicio al ao siguiente), caracterizan de manera inequvoca lo
sucedido:
Creo que al general Short y a m no se nos brind toda la
informacin disponible en Washington para impedir el ata-
que, porque haba el temor de que tal accin en Hawai pudie-
se disuadir a los japoneses de atacar. Nuestro Presidente haba
dicho reiteradamente a los norteamericanos que el pas no
entrara en la guerra, a menos que fuese atacado. El ataque
japons a la flota puso a los Estados Unidos en pie de guerra,
y cont con el respaldo pleno del pueblo.
67
102
Eliades Acosta Matos
El incidente del golfo de Tonkn, citado tambin por Sardi,
merece otras precisiones:
Desde el 2 de agosto de 1964, los destroyers norteamerica-
nos Maddox y C. Turner Joy, junto al portaviones USS Ticonderoga
se hallaban en el golfo de Tonkn, que separa la costa este, de lo
que era entonces Vietnam del Norte, y la costa oeste de la isla de
Hainan.
El Maddox, lejos de hallarse en una misin de rutina, realiza-
ba lo que los periodistas Jeff Cohen y Norman Solomon califi-
caron como:
[...] maniobras agresivas de recoleccin de inteligencia (so-
bre los radares y las defensas costeras) coordinadas con
ataques a Vietnam del Norte por parte de la Marina de Viet-
nam del Sur y la Fuerza Area laosiana. El da antes [del
incidente], dos ataques contra Vietnam del Norte haban te-
nido lugar, en el marco de la poltica de los Estados Unidos
de incrementar la presin sobre ese pas, comenzada desde
los primeros meses de 1964.
68
Segn la versin oficial norteamericana, que recorri al mun-
do, y recogi, por ejemplo, la revista Times, el 4 de agosto, [...]
viniendo desde el oeste y el sur, y aprovechando la oscuridad, al
menos seis caoneras norvietnamitas de fabricacin rusa, con ca-
ones de 37 y 28 mm, abrieron fuego sobre los destroyers a una
distancia de 2 000 yardas [...]. Dos de ellas fueron hundidas.
69
De
ms est decir que esta versin se impuso a travs del monopolio
meditico del pas supuestamente agredido.
En la noche de ese mismo da, el Pentgono proclam que
[...] un segundo ataque de Vietnam del Norte haba tenido lugar.
70
El 5 de agosto el presidente Johnson envi un mensaje al Con-
greso en el cual declaraba:
Anoch comuniqu al pueblo norteamericano que el rgi-
men de Vietnam del Norte haba atacado una vez ms, deli-
beradamente, a buques de guerra de los Estados Unidos que
operaban en aguas internacionales, y que haba ordenado
acciones areas contra las caoneras y las bases navales
El Apocalipsis segn San George
103
relacionadas con la agresin. Esa accin area se lleva a
cabo en estos momentos y ha causado ya daos sustancia-
les. Dos aviones de los Estados Unidos se perdieron en la
accin [...]. Nuestro propsito es pacfico. No tenemos am-
biciones territoriales, polticas, ni militares en el rea.
Esta no es una simple guerra en la jungla, sino una lucha por
la libertad en cada frente de la actividad humana. Nuestra
asistencia econmica y militar a Vietnam del Sur y Laos
tiene el propsito de ayudar a esos pases a repeler la agre-
sin y preservar su independencia.
71
El 7 de agosto de 1964 una Resolucin Conjunta del Congreso, a
pedido del Presidente, fue aprobada por 414 votos a favor y
ninguno en contra, en la Cmara, y 88 votos contra dos, en el
Senado. Esta Resolucin proclamaba, en algunas de sus partes:
El Congreso aprueba y apoya la determinacin del Presidente,
como comandante en jefe, de tomar todas las medidas nece-
sarias para repeler cualquier ataque armado contra las fuerzas
de los Estados Unidos, y para prevenir futuras agresiones,
72
y
tambin que:
Los Estados Unidos consideran como vital a su inters nacio-
nal el mantenimiento de la paz mundial y la seguridad en el
Sudeste de Asia [...]. Los Estados Unidos estn preparados,
cuando el Presidente lo determine, para tomar todas las medi-
das, incluido el uso de la fuerza armada, para asistir a los pases
signatarios del Protocolo de Defensa Colectiva del Sudeste
de Asia que necesiten ayuda para defender su libertad.
Esta Resolucin debe expirar cuando el Presidente deter-
mine que la paz y la seguridad del rea estn suficiente-
mente aseguradas por las condiciones internacionales
creadas por la ONU, excepto si esto es determinado con
antelacin por otra Resolucin apropiada del Congreso.
73
Treinta aos despus, la verdad sobre lo ocurrido en el golfo
de Tonkn causa de la muerte de cerca de 64 000 norteameri-
canos y 4 000 000 de vietnamitas, ha aflorado, poniendo en gran
aprieto la frmula tradicional para condenar a las vctimas
104
Eliades Acosta Matos
y pulverizarlas en nombre de la defensa propia. Y esto ocurre en
momentos en que, una vez ms y con escasa imaginacin y abun-
dante chapucera, acaba de demostrar el Imperio que enfrenta una
bancarrota de sus frmulas tradicionales para justificar sus agre-
siones, un desgaste de su discurso y una crisis de creatividad y
pensamiento.
Veamos algunas de las verdades escamoteadas a la opinin p-
blica mundial y de los propios Estados Unidos hace 30 aos:
James Stockdale, un piloto de la Marina que particip en la defen-
sa de los destroyers Maddox y Turner Joy aquel da de agos-
to, y que luego fuera derribado sobre Vietnam y pas ocho aos
de su vida como prisionero de guerra, escribi, veinte aos des-
pus en su libro In Love and War: Yo tena el mejor asiento de
la casa para ver el evento, y nuestros destroyers estaban dis-
parando contra blancos fantasmas: no haba caoneras enemi-
gas all; no haba nada, excepto, el agua oscura y los disparos
norteamericanos.
74
Desde los primeros meses de 1964, la administracin Johnson
haba aprobado y puesto en vigor un programa de operaciones
encubiertas, navales y terrestres, que involucraba a fuerzas de
los Estados Unidos. El Plan Operativo 34-A dirigido contra
Vietnam del Norte, persegua la creacin de un conflicto, real
o ficticio, que les permitiese involucrarse en el trance. El lunes
3 de agosto de 1964, Johnson lo reconoci en privado, segn
grabaciones de la Casa Blanca que cita Bob Richter: Algunas
operaciones encubiertas nuestras haban tenido lugar en esa
rea (golfo de Tonkn), entre ellas, la voladura de puentes y
cosas similares, as que imagino que los norvietnamitas de-
seaban ponerles fin.
75
Daniell Hallin en su libro The Uncensored War, citado por
Cohen y Solomon, reconoce que [...] mucha informacin dispo-
nible, que contradeca la versin oficial sobre el incidente, no
fue utilizada,
76
y que la ausencia de puntos de vista indepen-
dientes permiti que la Resolucin sobre el golfo de Tonkn
fuese aprobada casi por unanimidad en el Congreso.
James Bamford en su artculo The Gulf of Tonkin Incident,
Operation Northwoods, and Iraq, cita a George Ball, por en-
El Apocalipsis segn San George
105
tonces subsecretario de Estado, quien confirm que todo el
incidente fue fabricado para provocar la guerra:
Mucha gente que estaba asociada con la guerra buscaba una
excusa para iniciar los bombardeos [...]. El envo de un des-
troyer al golfo de Tonkn fue, inicialmente, con fines de pro-
vocacin [...]. Se saba que si el destroyer sufra algn tipo de
problema, esa sera la provocacin que se necesitaba.
77
En los documentos del Pentgono (edicin Gravel, volumen 3,
pp. 517-518), se recogen las Reglas de Combate aprobadas
para las fuerzas norteamericanas, tras el supuesto incidente
del golfo de Tonkn, y que entraron en vigor el 5 de agosto de
1964. En ellas se consagran las mentiras utilizadas para enga-
ar a la opinin pblica mundial, solo que esta vez perseguan
embaucar a sus propias fuerzas armadas. Las Reglas esta-
blecan tres situaciones que, de producirse, deban provocar
respuestas de defensa, persecucin y destruccin de objeti-
vos norvietnamitas. Tales situaciones, por definicin, partan
de una supuesta certeza acerca del carcter agresor de los
norvietnamitas y, en consecuencia, de hacerlos responsables
por las ineludibles respuestas norteamericanas. Las situacio-
nes previsibles eran:
a) Ataques no provocados de naves hostiles contra navos que
se encuentren en aguas internacionales.
b) Ataques no provocados de aviones hostiles contra aviones,
naves o personal de los Estados Unidos.
c) Sobrevuelo del espacio areo de la RVN* por aviones hostiles.
78
Un Comentario general se adicionaba a las Reglas. En
l se estableca el mecanismo preciso para provocar la tan anhela-
da escalada blica:
A las fuerzas hostiles que inicien ataques no provocados
contra nuestras fuerzas, sea en alta mar o desde la costa,
* Repblica de Vietnam del Norte.
106
Eliades Acosta Matos
no se les debe permitir regresar a sus santuarios, desde donde
podran repetirlos. La mejor manera de impedir que tales ata-
ques se repitan es persiguiendo y destruyendo a los atacantes.
Tales acciones no debern ser consideradas punitivas per
se, sino de carcter elementalmente defensivo. Para su
autodefensa y proteccin las fuerzas armadas de los Esta-
dos Unidos estn autorizadas a llevar a cabo, de manera in-
mediata, acciones de persecucin ilimitadas.
79
Las consecuencias de la entrada en vigor de semejantes rde-
nes no eran difciles de prever. La escalada de la guerra estaba
en marcha. La hoja de parra de la autodefensa norteamericana
colgaba, pudorosamente, sobre las vergenzas que deban ser
ocultadas. Los agresores norvietnamitas seran debidamente
castigados.
El trauma nacional que provoc en la conciencia de los Esta-
dos Unidos la agresin y la derrota en Vietnam, mantuvo en
bajo perfil los planes guerreristas del complejo militar indus-
trial, de las grandes corporaciones oligrquicas y de sus vo-
ceros en los poderes ejecutivo y legislativo del pas, hasta el
11 de septiembre de 2001.
El 11 de septiembre de 2001
o el ocaso del ingenio imperial
Tanto se han repetido las imgenes de los aviones secuestra-
dos por terroristas islmicos impactando los edificios del World
Trade Center, que Michael Moore se abstuvo de utilizarlas en
Farenheit 9/11, documental realizado, precisamente, para anali-
zar, a profundidad, las races de lo ocurrido ese da.
A Moore le bast proyectar ante los espectadores de su film,
en cmara lenta y con audio real de fondo, los rostros incrdulos,
primero, y espantados, luego, de quienes presenciaban la tragedia
esa maana en New York. El horror total al que aspiraba H. P. Love-
craft en sus cuentos lo recibimos indirectamente, filtrado a travs
de las emociones de los testigos, y las tomas de un cielo ennegre-
cido por la ceniza de los incendios.
El Apocalipsis segn San George
107
Mientras esto ocurra, en medio de la confusin, y sin con-
tarse an con evidencia alguna, las grandes cadenas televisivas nor-
teamericanas que llevaban a todo el mundo las imgenes, las
subtitulaban con sospechosa perspicacia y desusada unanimidad,
como obedeciendo a una indicacin superior: Amrica under
atack.
El documental de Moore se engrandece y recibe su consagra-
cin, como obra de arte, precisamente, por la originalidad con que
nos presenta aristas de la realidad ms cruda, desde ngulos insos-
pechados, recrendola a travs de una esttica de la imagen que
elude el panfleto, pero que parte de un punto de vista, de una posi-
cin consciente, de un involucramiento, sin avergonzarse ni pedir
perdn por ello. En medio de tanta santurronera hipcrita y tanta
mojigatera intelectual que nos rodea apotesis de lo polti-
camente correcto y del miedo a quedar fuera del mercado de las
ideas, esta postura de Moore es no poca cosa.
Las escenas climticas de Farenheit 9/11, como denuncia,
son dos, y ambas son largas tomas mudas. Se conocen apenas un
par de comentarios sobre ellas, a pesar de que, sin necesitar del
auxilio de las palabras, resumen lo que su creador nos quiere trans-
mitir con la sutileza del arte verdadero.
Una de ellas recoge las largas sesiones de maquillaje a que se
someten los principales polticos norteamericanos antes de presen-
tarse frente a las cmaras de la televisin. Como consumados
actores antes de salir a escena a representar el papel asignado en el
guin, vemos retocarse a Bush, Rumsfeld, Cheney, Condoleezza
Rice, Wolfovitch, Aschcroft y Colin Powell. La genialidad de Moore
estriba en que esta pattica escena que condensa toda la extensin
de la poltica norteamericana asumida como simulacro, como
representacin teatral, como espectculo meditico, se ubica en
el film exactamente despus de que se muestran los antecedentes
del 11 de septiembre, comenzando por el megafraude electoral de
la Florida mediante el cual Bush se alz con el botn de la presi-
dencia, hasta la cada en picada, hasta niveles crticos, del apoyo
interno y externo a su gestin, e inmediatamente antes del ataque
terrorista.
La segunda escena muestra durante siete minutos, en silencio y
en cmara lenta, a un desvalido Bush, sentado en un aula prescolar de
108
Eliades Acosta Matos
la Florida, con un libro de cuentos en la mano, tras serle susurrado al
odo por un asesor lo que en ese mismo momento ocurra en New
York. Pocas veces en la historia del arte y de la poltica, incluidos
los ejemplos clsicos de la publicstica al estilo del Yo acuso, de
Zola o los artculos y cartas de Vctor Hugo, se ha dicho tanto, en tan
poco tiempo y con tal economa de palabras.
El 11 de septiembre de 2001 como farsa teatral macabra, y la
maldad e incapacidad evidente de Bush y el resto de los actores
principales de esa puesta en escena constituyen las dos tesis cen-
trales verdaderas de Farenheit 9/11. Lo dems, incluso las rela-
ciones entre los Bush y los Bin Laden, el papel jugado por Israel y
Arabia Saudita, la guerra de Iraq, los vnculos de Bush con la gran
oligarqua norteamericana, a la que llama en el film su base (Al
Qaeda significa en rabe, casualmente, La Base ), no son ms que
arroyuelos tributarios de esos dos grandes ros: refuerzan sus cau-
dales, los robustecen, pero adoptan el rumbo que lleva la gran
corriente, hasta llegar al fn deseado.
Moore no declara abiertamente sobre el carcter de lo ocurri-
do el 11 de septiembre, ni falta que hace: por l habla su obra, y lo
hace con el lenguaje indirecto, sutil, sugerente del arte verdadero,
que no por comprometido con la realidad y la necesidad de transfor-
marla, deja de ser arte. Ms, no se le puede pedir, no es necesario.
No ha habido que esperar 25 aos para que se desclasifiquen
los documentos del 11 de septiembre y se vaya abriendo paso en la
opinin pblica mundial, con fuerza creciente, la sospecha de que
los ataques terroristas pudieron ser evitados por el gobierno de los
Estados Unidos, y que se dejaron ocurrir para utilizarlos como
coartada en la realizacin de un autogolpe pretoriano, dentro de la
propia Casa Blanca, que permitiese el despliegue de planes de con-
tingencia imperial, largamente acariciados, tanto en el plano inter-
no como internacional.
Una de las pelculas de la saga de La guerra de las galaxias
tena como subttulo El Imperio contrataca. A nadie debe asom-
brar que, al ocurrir el ataque de los Estados Unidos contra
Afganistn primera estacin de la guerra infinita que Bush se apres-
ta a librar contra sus adversarios internos y externos, las grandes
cadenas televisivas norteamericanas subtitularan las imgenes de
los bombardeos, con idntica unanimidad: America strike back.
El Apocalipsis segn San George
109
El mundo del 11 de septiembre es mucho ms complejo, y a la
vez, mucho ms sencillo y transparente, que el del 15 de febrero
de 1898, cuando la voladura del Maine en aguas habaneras abri
las compuertas al derrame imperial americano sobre los pueblos
de dos continentes. Haber repetido de manera mecnicamente me-
diocre los mismos pasos que antes fueron eficaces para engaar a
la opinin pblica mundial, y en primer lugar, de su propio pas, ha
sido un inmenso error de la elite de poder de los Estados Unidos,
que es la misma que ostentaba el respetable promedio de cinco
incidentes internacionales, y cuatro guerras justas.
El error ha sido de tal magnitud, que ha puesto en evidencia las
trampas a que la rutina y la soberbia pueden someter a la razn im-
perial, y de paso, la lamentable decadencia en que se encuentra su
capacidad para mantener en las sombras sus mecanismos de domi-
nacin y su habilidad para imponer al mundo, y a su propio pueblo,
una lgica y un imaginario exculpadores, absolutorios y exorcizadores
de la mala conciencia y los demonios interiores derivados de sus
polticas hegemnicas.
Nunca, como despus del 11 de septiembre, y vinculados a
sus consecuencias, se han transparentado tanto los ms sacrosantos
y ocultos mecanismos de dominacin imperial que vienen garanti-
zando el predominio de los Estados Unidos sobre los dems pases
del mundo, desde hace ms de un siglo.
Jams se haba presenciado el espectculo de cmo funciona,
a cielo abierto, la relojera imperial, sus instituciones nebulosas y
sus ms celosos funcionarios de las tinieblas.
Pocas veces, como ahora, hemos podido aquilatar, con pruebas
en la mano, el abismo moral de donde saca la elite de poder nortea-
mericana las justificaciones que le permiten preservar sus intereses
materiales, y en primer lugar, sus ganancias, a cualquier precio, aun a
costa de sus propios ciudadanos, no importa si ello implica la prdi-
da de 266 vidas norteamericanas en el Maine, 2 000 en Pearl Harbor,
o 3 000 en el World Trade Center.
Los pretextos imperiales se encarecen en la misma medida
que su credibilidad disminuye. A la luz de la decadencia del aparato
creativo encargado de esta tarea hoy, y sus magros resultados para
vender al mundo la versin americana del 11 de septiembre de 2001,
hubiera podido temerse una verdadera hecatombe antes del 2 de
110
Eliades Acosta Matos
noviembre de 2004, fecha en que en las elecciones norteamerica-
nas se jugaba el destino de la vieja forma de hacer poltica imperial
que ha marcado la vida del planeta en el ltimo siglo.
Es de imaginar a los brillantes asalariados creativos de las agen-
cias de inteligencia norteamericanas con la mirada en el techo
de sus oficinas, las pantallas de sus computadoras en blanco, tam-
borileando con los dedos de la mano izquierda sobre el teclado y
presionando el mouse con la derecha, esperando la llegada de al-
guna musa romana capaz de sacarlos del atolladero.
Pero es demasiado tarde: ninguna idea brillante, ninguna ins-
piracin genial, niguna experiencia crapulosa derivada de las glorias
pasadas podr servir para recomponer el enorme dao causado a la
forma tradicional de hacer poltica en los Estados Unidos, tras lo
ocurrido en el World Trade Center.
El enemigo que ha logrado ponerlos en semejante trance es
imbatible, no puede ser aniquilado ni bombardeado porque es invi-
sible: est dentro de la propia casa. Sin l no se puede concebir el
presente y el futuro, y forma parte consustancial de la imagen que
tienen de s los norteamericanos, que es la misma que exportan
para consumo del resto del mundo. Destruirlo es equivalente al
suicidio o la automutilacin: los Estados Unidos no se conciben
sin televisin por cable y satlite, sin computadoras, correo elec-
trnico e Internet, sin telfonos celulares, cmaras fotogrficas y
de video digitales, sin la accin de lo que dicen son medios alter-
nativos de informacin, sin mantener lo que llaman libre flujo de
ideas, libertad de expresin y libre acceso a la informacin.
Dejemos de lado, por un momento, la discusin acerca de si
estos artculos de fe son reales o ficticios dentro del entramado de
poder del capital, y si lo son, hasta dnde les est permitido actuar,
en un escenario donde las verdaderas decisiones que afectan la vida
de las personas en todo el mundo no son tomadas por los polticos
electos en elecciones ms o menos decentes, sino por las grandes
corporaciones sin rostro, sin patria, y sin ms ideologa que el acre-
centamiento de sus utilidades.
Coveniemos, a los efectos del presente anlisis, que los Estados
Unidos son como se suean y como hacen soar que son, al resto
de los mortales. La pregunta crucial a la que se debe responder y de
cuya respuesta depende la capacidad de sobrevida del imperialismo
El Apocalipsis segn San George
111
tradicional norteamericano, es la siguiente: cmo mantener el do-
minio imperial e imponerlo de manera total y definitiva al resto del
mundo, con la anuencia y complicidad de las propias vctimas, o sea,
a los costos ms reducidos en que esto se pueda lograr, tanto mora-
les como materiales, en las nuevas condiciones de flujo incontro-
lado de informacin y de proliferacin de tecnologas, que por
primera vez en la historia humana, estn democratizando y subvir-
tiendo los procesos tradicionales de emisin activa-recepcin pasi-
va de mensajes y, en consecuencia, estn sustrayendo a millones de
personas de la influencia tirnica y el control totalitario de la infor-
macin, piedra angular de la hegemona clsica?
La resistencia iraqu contra el ocupante invasor no es un fen-
meno nuevo en la historia del colonialismo y el imperialismo. Tanto
como el pueblo iraqu rechaza hoy, con las armas en la mano, a los
que violan su soberana y restringen su libertad, lo hicieron antes,
entre otros: los filipinos, los argelinos, los angolanos y los propios
cubanos que durante 30 aos pelearon por su independencia. Pero
nunca antes los resultados de la resistencia, el da a da de la lucha,
pudo ser conocido en tiempo real en todo el mundo, como lo es hoy
gracias a Internet, y tambin a Al Jazeera y Al Arabiya, que escapan
al control meditico imperial.
Las torturas y la represin han sido siempre consustanciales a
la dominacin hegemnica imperial, pero nunca, como en nues-
tros das, ha sido ms difcil mantener en silencio lo que ocurre
tras los muros de Abu Ghraib, la base naval de Guantnamo o las
crceles secretas afganas, al extremo de que el corresponsal brit-
nico en Bagdad, Robert Fisk, ha declarado que las cmaras digitales
que llevan en sus mochilas los propios soldados norteamericanos
son el verdadero enemigo letal de esas fuerzas de ocupacin, y que
el Pentgono se ha visto obligado a prohibir la posesin de telfo-
nos celulares capaces de servir, a la vez, como cmaras fotogrfi-
cas, entre sus efectivos desplegados en Iraq.
La guerra ha dejado de ser el espectculo asptico, incoloro e
indoloro, en que se convirti tras las invasiones a Panam, Granada,
la Guerra del Golfo y Yugoslavia. Los cadveres, la sangre, el dolor
y los sufrimientos, junto a las imgenes de los fretros cubiertos
con la bandera de los Estados Unidos, con toda su carga subversi-
va, han vuelto a nuestros televisores y pginas web, muy a pesar
112
Eliades Acosta Matos
de la censura militar y las manipulaciones. No importa que no
las transmitan la CNN o Fox Chanel, siempre encuentran la for-
ma de asaltar la placidez de buena parte de la humanidad.
Ante el auge de la resistencia global y la creciente prdida de
la inocencia de su pueblo, el imperio se aboca a dos escenarios
posibles: o implanta su dominio de forma brutal, descarnada, como
suele hacer cuando sus intereses vitales se hallan en peligro, utili-
zando para ello todo el arsenal represivo que lo desnuda ante los
ojos del mundo al que pretende vender sus mantras libertarias y
democrticas, el primer producto nacional exportable, o avanza
hacia formas inditas, creativas, de control y dominio en las nue-
vas condiciones derivadas de la implantacin masiva de las nuevas
tecnologas en las sociedades modernas.
En nuestros das, Marx no podra definir al proletariado como
al sepulturero del capital postmoderno, pero quizs podra hacerlo
mostrando en sus manos un pequeo telfono Nokia o una laptop
Fujitsu con acceso a Internet.
El 11 de septiembre de 2001 fue la apoteosis de la chapucera
imperial, puesta de manifiesto, en todo su decadente esplendor, a
travs de Internet. Quienes permitieron que ocurriese, dentro de
los Estados Unidos, no pudieron prever que se convertira en un
bumern, una vez recogidos y dilapidados sus frutos iniciales, cuan-
do el apoyo interno a un usurpador como Bush subi hasta el 85%,
sin contar el cheque en blanco que le extendieron casi todos los
gobiernos del mundo.
El guin del espectculo no tuvo en cuenta los cambios experi-
mentados por las sociedades humanas en el ltimo siglo, ni que los
eventuales espectadores no eran los mismos de 1898, 1915 1964.
La inercia suele jugar malas pasadas, cuando ha llegado el tiem-
po de los cambios. Pero la clase dominante en los Estados Unidos
lo ha entendido un poco tarde.
A fin de cuentas, quines gobiernan hoy los Estados Unidos
detrs de Geoge W. Bush, y qu esperanzas tienen de, a pesar de
todo, mantener el poder en sus manos?
El Apocalipsis segn San George
113
Referencias
1-2
Contreras Valverde, Jos, Gracia Ramos Acebes e Ins Rico Rico:
Diccionario de la religin romana, Ediciones Clsicas, Madrid,
1992, pp. 14-15.
3
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RAL@listproc.cc.ku.edu
4
Hilton, Ronald: Respuesta a Michael Busby. Ibdem.
5
Rickover, Hyman G.: How the Battleship Maine Was Destroyed, Naval
History Division, Washington DC, 1976, p. VII.
6
Ibdem, p. VIIII.
7
Ibdem, p. 3.
8
Ibdem, p. 18.
9
Ibdem, p. 20.
10-11
Ibdem.
12
Ibdem, p. 21.
13
Ibdem, p. 22.
14
Ibdem, p. 22.
15
Ibdem, p. 23.
16
Ibdem.
17
Ibdem, p. 25.
18
Ibdem, p. 27.
19
Ibdem, p. 32.
20
Ibdem, p. 36.
21
Ibdem, p. 38.
22
Ibdem.
23
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Comercial, La Habana, 1910, p. 39.
24
Remesal, Agustn: El enigma del Maine, Plaza & Jans, Madrid, 1998,
p. 242.
25
Rickover, H. G.: Ob. cit. (5), p. 40.
26
Ibdem.
27
Warfield, Ethelbert Dudley: Joseph Cabell Breckenridge. A Brief Story
of a Short Life, The Knicker Bocker Press, New York, 1898, p. 58.
28
Ibdem, pp. VI-VII.
29
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Military, Marquis Whos Who Inc., 1975, p. 306.
30
Ibdem.
31
Rickover, H. G.: Ob. cit. (5), p. 41.
32
Ibdem.
33
Ibdem, p. 47.
34
Ibdem, p. 55.
35
Blandin Letter. En: http://www.spanamwar.com/blandinletter.htm
114
Eliades Acosta Matos
36
Blandin Obituary, Eagle, July 9, 1898, p. 9. En: http://www.spanam-
war.com/maineblan.dinobit.htm
37
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38
Fenn, Emory W.: Ten Months with the Cuban Insurgents. En: http://
cdl.library.cornell-edu/cgi-bin/moa-idx?notisid=ABP2287-0056-62
39
Garca del Pino, Csar: Expediciones de la Guerra de Indepen-
dencia, 1895-1898, Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1996,
pp. 67-68.
40-43
Fenn, Emory: Ob. cit. (38).
44
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(Cap. 27, p. 250). En: http://www.usgennet.org/usa/topic/historical/
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45
Ibdem, p. 251.
46
Monterde Orejn, Edith: Despejando incgnitas, Ciudad de Mrmol,
Boletn (La Habana), s.f.
47
Ibdem, p. 1.
48
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del Cementerio de Coln, La Habana, Cuba. Legajo 8-A, Exp. #
236, 27 de abril-1898.
49
Monterde O., E.: Ob. cit. (46), p. 1.
50
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http://www.mtholyoke.edu/acad/intrel/ajb72.htm
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Sardi, Bill: Remember the Maine! And the Others Ships Sunk to Start
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71
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El Apocalipsis segn San George
115
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Tomado de: The Pentagon Papers, Gravel Edition, vol. 3, pp. 517-
518. En: www.mtholyoke.edu/acad/intrel/pentagon3/doc165.htm
Fabricando enemigos y amenazas
El repudio universal a la figura y las polticas puestas en vigor por
George W. Bush, comenz a incrementarse a partir de la forma des-
carada en que rob las elecciones presidenciales a su oponente, Al
Gore, y ha alcanzado sus cotas ms elevadas tras la invasin a
Afganistn e Iraq. Pero ese fenmeno global, positivo en s mismo,
ha desperdiciado una gran parte de su energa transitando por los
caminos secundarios y sin salida, de la burla a los disparates del
Presidente y la demostracin de que eran falsos los pretextos para
justificar la guerra.
Tales pequeas venganzas del choteo y lo epidrmico pueden sa-
tisfacer a quienes se acercan por primera vez a la poltica y la historia
y, por lo tanto, creen que de esta manera pueden ser desmontados los
mecanismos infernales que generan decisiones y declaraciones est-
pidas y guerras imperialistas. En realidad, son desahogos de novatos
que creen que un campeonato mundial de bisbol se decide en el se-
gundo inning del primer juego. En lo profundo, esta errnea percep-
cin es til a quienes desean que nada cambie en el ADN de un sistema
capaz de generar e imponer con falsos pretextos, una y otra vez, a
presidentes ignorantes y guerras de expansin.
Ahora mismo, cuando los Estados Unidos no han logrado an
salir del pantano iraqu, se prepara ya la guerra de turno, apelando a
los mismos pretextos que resultaron ser probadamente falsos.
Sin tomarse el trabajo de cambiar ni una coma al guin bufo del
11 de septiembre, a pesar de su aplastante insostenibilidad y descr-
dito, un sospechoso informe disidente de una faccin de la misma
clase que gobierna los Estados Unidos desde hace ms de 200 aos,
en este caso, el Consejo de Relaciones Exteriores, un tanque pen-
sante formado por cerca de 3 600 miembros de la elite de poder de
CAPTULO 3
EL DISCRETO ENCANTO DE LO INVISIBLE
117
118
Eliades Acosta Matos
los Estados Unidos y Europa, dirigido por Zbigniew Brzezinski, ex
consejero de Seguridad Nacional de Carter y Robert Gates, ex di-
rector de la CIA de Bush Sr., alerta sobre los planes de los neocons
del gobierno de Bush Jr., para provocar un ataque a Irn, tras ser re-
elegido. La enumeracin de los pretextos les sonar harto familiar:
1- El rgimen islmico de Irn se encuentra en una fase de deca-
dencia. Segn Douglas Feith, del American Enterprise Ins-
titute, [...] Irn est maduro para una revolucin encabezada
por fuerzas democrticas.
1
2- Irn forma parte del eje del mal y es [...] la capital mundial de
los amos del terrorismo,
2
segn afirmaciones de Michael
Ledeen, otro neocon emblemtico, tambin del American En-
terprise Institute.
3- El programa armamentista nuclear de Irn compromete la se-
guridad de los Estados Unidos e Israel.
4- Segn informes de inteligencia en poder del Congreso nor-
teamericano, [...] el rgimen fundamentalista de Irn colabor
activamente con la red terrorista de Bin Laden en la ejecucin
de los atentados del 11 de septiembre [suministrando] logs-
tica y financiamiento [y] brindando refugio a algunos de los
terroristas que cometieron esos atentados.
3
Cambie usted Irn por Iraq y le parecer estar escuchan-
do los mismos mantras y letanas con que los neocons adorme-
cieron a la opinin pblica de su pas y de parte del mundo,
procurando construir el peligro Saddam, mucho antes que el
primer soldado estadounidense pisara suelo iraqu.
Habiendo testificado a principios de este ao ante el Comit
Especial para la Inteligencia del Senado de los Estados Unidos y la
Comisin Butler, de Gran Bretaa, cuerpos encargados de deter-
minar los errores cometidos por las agencias de inteligencia de
ambos pases en la identificacin del grado de amenaza real que
representaba Saddam, antes de la guerra, Scott Ritter, jefe de Ins-
pectores de Armas de la ONU en Iraq, hasta 1998, ha puesto el
dedo en la llaga, como se lee en su artculo How We Got It so
Wrong in Iraq, publicado el domingo 18 de julio en el peridico
Times Union, de Albany, New York. Sus objeciones a la forma y
El Apocalipsis segn San George
119
el contenido de las investigaciones de tales comisiones se con-
centran en dos aspectos, en los que casi nadie repara al abordar
estos temas:
a) El asunto, quiero hacer notar, es mucho ms complicado y com-
prende aos de propaganda previa en ambos pases para provo-
car un cambio de rgimen en Bagdad, lo cual perme todas las
instancias de sus gobiernos, contaminando y corrompiendo la
formulacin de las polticas con un pensamiento grupalque
proclamaba a Saddam Hussein como una amenaza. En conse-
cuencia, todo lo que pudiese facilitar su remocin era bien-
venido, sin tener en cuenta su veracidad.
Este pensamiento grupal puede ser rastreado desde los pri-
meros meses de 1995, cuando el MI-6, trabajando de con-
junto con la estacin de la CIA en Londres, promovi la figura
de Iyad Allawi [...] como vehculo viable para lograr el derro-
camiento de Saddam.
4
b) Tanto el Comit del Senado, como la Comisin Butler estn
formadas, en su mayora, por personas que tomaron parte
en la implementacin de las polticas destinadas a provocar
un cambio de rgimen [en Iraq]. Ambas son responsables de
los esfuerzos para utilizar el proceso de inspeccin de armas
de la ONU, no como vehculo para el desarme, sino para
provocar un cambio de rgimen. Tales actividades no ha-
ban sido aprobadas por el Consejo de Seguridad y destru-
yeron la integridad del esfuerzo para llegar al desarme a
travs de las inspecciones.
5
Si algo tan serio como llevar al pas a una guerra puede dejarse
descansar en manos de lobbystas capaces de imponer su pensamien-
to grupal al pas fruto directo de sus intereses grupales, entonces,
ante los ojos asombrados del mundo, el buclico escenario de la pol-
tica norteamericana, con su democracia representativa paradigmtica
y sus prohombres en emulacin permanente con los Padres Funda-
dores, supuestamente ocupados siempre en asegurar la justicia, las
libertades y los derechos de la nacin, cambia al instante, como suce-
de con los escenarios de The Matrix: una realidad descarnada y nada
edificante se revela, la de una selva letal en la que manadas de
120
Eliades Acosta Matos
depredadores hacen valer sus intereses a fuerza de mentiras, pro-
paganda y mucho dinero.
Se conocen perfectamente los mecanismos que permiten uti-
lizar la prensa, la televisin, el cine y otros medios de comunica-
cin, en manos del poder invisible, para llevar mansamente a los
norteamericanos hacia los fines deseados, incluyendo las guerras,
pero en la misma proporcin se desconoce cmo se alimentan con
el pensamiento grupal de las elites de poder de ese pas las ins-
tancias donde se toman o se consagran las decisiones, para que
estas conserven esa ptina democrtica y glamorosa que con tanto
xito se ha vendido al mundo, anunciadas como modelo de contra-
peso de poderes, participacin y soberana populares.
El consorcio formado por las grandes corporaciones, los apara-
tos de inteligencia y los tanques pensantes conservadores, utiliza a
los medios de comunicacin para promover sus intereses y hacer-
les creer a los ciudadanos de a pie que estos son idnticos a los
suyos. Pero a la vez, provee permanentemente al Congreso y a to-
das las instancias del Gobierno con resultados de estudios, inves-
tigaciones y memorndums de dudosa objetividad y rigor, que
demuestran y alertan acerca de peligros reales o inexistentes y
van logrando el efecto obnubilador que criticaba Scoot Ritter. Esta
callada y persuasiva labor de catequesis se realiza envolviendo el
producto que se desea colocar en el mercado en los atractivos celo-
fanes de la objetividad acadmica, el uso de mtodos cientficos,
el prestigio de los firmantes y las instituciones auspiciadoras. No
pocas veces, con los mismos fines, se publican indiscreciones,
rumores, trascendidosde fuentes que desean conservar el ano-
nimato, o se filtran al descuido opiniones o crticas a las polticas
en vigor para ir preparando el camino de su cambio o continuacin,
como es el caso de la alerta pacifistasobre Irn que Brzezinski y
Gates, tan halcones como Rumsfeld y Cheney, dirigieron a un ino-
cente e inadvertido Bush.
Cmo se alimenta al Congreso de los Estados Unidos y al
propio Gobierno con materiales preparados por las agencias de
inteligencia?
De qu manera se puede lograr vender a la nacin, una y
otra vez, una guerra, o muchas guerras, con materiales de dudosa
veracidad o simplemente falsos, sin que nadie alerte acerca de la
El Apocalipsis segn San George
121
accin de los estafadores, e incluso, puedan quedar impunes cuan-
do son descubiertos?
Manual del perfecto titiritero
Es posible acceder por Internet en el sitio web del Center
for The Study of Intelligence, de la CIA, a un informe de 50 pgi-
nas bajo el ttulo de Sharing Secrets with Lawmakers: Congress
as a user of Intelligence, preparado en febrero de 1997 por L.
Britt Snider, quien fuera, entre 1977 y 1986, subsecretario asis-
tente del Secretario de Defensa para la poltica de contrainteligencia
y seguridad. El estudio versa sobre las ventajas, desventajas y pro-
blemas que implica compartir datos de inteligencia con los poderes
ejecutivo y legislativo de los Estados Unidos.
Cualquiera que acceda a l recibir, en seis captulos, un curso
abreviado de intensa desinformacin, pero si es suspicaz y logra leer
entre lneas lo que se le informa, podr entender, aprximadamente,
cmo se produce el ritmo de bombeo de los oleoductos informacio-
nales (o desinformacionales) del sistema, que alimentan, a su vez, los
mecanismos internos de los que depende la vida de la maquinaria.
Tngase en cuenta que el documento est destinado a examinar
los engranajes que permiten suministrar informacin de inteligencia
al Gobierno y al Congreso de los Estados Unidos y no se detiene a
examinar la calidad u objetividad de dicha informacin, ni las instan-
cias o contrapartidas que puedan medirla. En ello radica la trampa:
mientras se hace un alarde de falsa transparencia, que deja el agradable
sabor de las cuentas a rendir cuando no hay nada que ocultar, se man-
tienen en las ms espesas tinieblas los indicadores de la autenticidad y
confiabilidad de la informacin brindada, callando que de esto depen-
de, en realidad, su valor de uso y su justificacin poltica.
Desde su propia Introduccin, el informe establece la pecu-
liaridad de la labor de los servicios norteamericanos a los que lla-
ma usuarios de la informacin de inteligencia: Los servicios de
inteligencia de los Estados Unidos, como sus contrapartes en la
mayora de los pases, existen principalmente para atender las ne-
cesidades de las autoridades ejecutivas, pero, a diferencia de la
mayora de estos, tambin comparten mucha de la informacin dis-
ponible con el cuerpo legislativo.
6
122
Eliades Acosta Matos
En su Introduccin, el estudio se dedica a mostrar cmo se
ha llegado a la situacin actual, donde la mayor parte de la infor-
macin disponible en manos de los legisladores proviene de los
aparatos de inteligencia, los cuales a su vez responden a los fun-
cionarios del Ejecutivo, o sea, que la informacin que respalda la
aprobacin o el rechazo a las decisiones tomadas al ms alto nivel
y de las que depende el pas, no proviene de fuentes independien-
tes ni ajenas a los intereses polticos del momento. Lejos de tran-
quilizar a cualquier lector responsable, segn pretende el informe,
se comprende la creciente preocupacin de este cuando lee: Las
reglas que rigen la entrega de informacin de inteligencia [al Le-
gislativo] fueron establecidas poco despus de que los comits de
supervisin [sobre estas mismas actividades] comenzaran a funcio-
nar, pero no estaban escritas [...]. Veinte aos despus el sistema
contina operando y an carece de tales reglas.
7
Esta curiosa revelacin se explica por s misma: las reglas
son necesarias en toda competencia verdadera, cuando se enfren-
tan intereses rivales, no cuando se practica entre miembros de un
mismo equipo y los resultados de esta prctica no cuentan para el
campeonato.
Veamos algunos ejemplos de la conmovedora laxitud y ambi-
gedad que rodea la relacin entre proveedores y consumidores de
informacin de inteligencia en los Estados Unidos, que, de hecho,
adultera la limpieza del lente con el cual se dice mirar al mundo:
a) En 1992 el Congreso enmend el Acta de Seguridad Nacional
de 1947 y fij, como tarea especfica del director de la CIA:
[...] hasta donde se considere apropiado, proveer de informa-
cin de inteligencia al Senado, la Cmara y sus diferentes co-
mits.
8
No queda claro qu entender por apropiado, ni quin
decide cundo una informacin no lo es.
b) No solo se suministra al Congreso informacin acabada y compro-
bada, sino tambin inconclusa o en proceso de verificacin, con
las consecuencias previsibles. Cada legislador o miembro de su
equipo puede disponer de briefings de las agencias de inteligen-
cia sobre cualquier tema de su inters,
9
dice el informe.
c) Muchos datos que los miembros del Legislativo obtienen por esta
va se utilizan como [...] municin para provocar cambios en las
El Apocalipsis segn San George
123
polticas de la administracin,
10
a la vez que [...] otras informa-
ciones suministradas pueden servir de apoyo a las iniciativas de
la administracin, lo que hace que algunos funcionarios del Eje-
cutivo vean a las agencias como aliados en su lucha contra el
Capitolio.
11
En medio de estas tensiones, es arriesgado pensar
que ambos cuerpos y las agencias utilicen la informacin de inte-
ligencia recolectada para sus propios fines, olvidando el bien
comn y la objetividad?
d) Por lo anterior, las tensiones entre el Ejecutivo y las agencias
se acrecientan, lejos de reducirse, a partir de la informacin
que estas comparten con el Legislativo. El informe lo recono-
ce de manera suave: [...] poco se ha hecho para estructurar el
apoyo de la inteligencia de manera tal que se reduzcan las ten-
siones entre la comunidad de inteligencia y el resto de las de-
pendencias del Ejecutivo, mientras se preserva la independencia
analtica y la integridad de la primera.
12
A la luz de los ltimos
acontecimientos y luego de conocerse cmo las agencias de
inteligencia de Inglaterra y los Estados Unidos capitularon ante
las presiones de sus respectivos gobiernos para justificar la in-
vasin a Iraq, parece un chiste de Woody Allen leer en el informe
lo que se afirma sea la garanta de que el Ejecutivo respeta la
mencionada independencia analtica e integridad profesio-
nalde las agencias: Los polticos temen ser acusados de
politizar los procesos de inteligencia y de intentar dirigirlos; a
su vez, los productores de reportes de inteligencia huyen de los
polticos que intentan interferir en lo que ellos planean decir al
Congreso.
13
Es evidente que ni el temor ni la fuga han podido
evitar lo que ahora investigan varias comisiones.
e) Hasta que fueron creados, en enero de 1975 y en julio de ese
mismo ao, los Comits Church y Pike del Senado y la C-
mara, respectivamente, para investigar el papel de las agen-
cias de inteligencia en la vida de la nacin, a partir de la
denuncia del New York Times, en diciembre de 1974, de que
[...] la CIA haba llevado a cabo numerosas operaciones do-
msticas ilegales [...] contra el movimiento antibelicista y otros
grupos disidentes en los Estados Unidos, violando su carta
constitutiva,
14
esas agencias no solan compartir mucha in-
formacin con el Legislativo, y cuando lo hacan eran datos
124
Eliades Acosta Matos
de escaso valor, como prueba la declaracin, en 1966, del se-
nador Fulbright, que recoge el informe: [...] la CIA nunca re-
vela nada de verdadera significacin.
15
La presin de la
opinin pblica para conocer sobre el verdadero carcter de
las agencias oblig a senadores y representantes a tomar car-
tas en el asunto y a las agencias a compartir mucha ms infor-
macin. Lo que se hizo a regaadientes, de inicio, se fue
revelando como una nueva y muy poderosa herramienta para
influir, decisivamente, en la marcha de los asuntos de poltica
interior y exterior. Las agencias pronto lo comprendieron as.
f) En 1975, la CIA brind al Congreso 188 briefings y entreg 204
productos clasificados de inteligencia. Cuatro aos despus, la
cifra de briefings brindados ascendi a 420 y la de productos
clasificados de inteligencia entregados a 1 800. Trece aos ms
tarde, en 1988, por los briefings llegaron a 1 000, mientras la
de publicaciones de inteligencia compartidas con el Congreso
superaron las 4 000, en un ao, a lo que deben sumarse ms de
100 visitas de Congresistas y miembros de sus equipos a insta-
laciones de la CIA, en el exterior.
Cules sern las estadsticas de 2003 y 2004?
Puede o no decirse, con toda razn, que, en nuestros das, los
lmites de los anlisis y decisiones del Congreso de los Estados Uni-
dos son los lmites que establece la informacin de inteligencia ge-
nerosamente compartida con l por esa rama del poder Ejecutivo
conocida como comunidad de inteligencia?
Cuando el informe se adentra en el anlisis del desarrollo de
las relaciones entre las agencias y el Congreso en los 90, se detie-
ne en un momento curioso: las audiencias de 1991 para la confir-
macin de Robert Gates, propuesto por el presidente Bush Sr. al
cargo de director de la CIA.
Once aos antes, bajo la presidencia de Ronald Reagan, las
agencias alcanzaron tal grado de accionar independiente e ilimita-
do que desemboc, en 1986, en el escndalo Irn-Contra. Desde
1981 el cargo de director de la CIA haba sido ocupado por William
Casey. No es casual que en 1991, durante las audiencias para la
confirmacin de Gates, adquiriese gran relevancia el asunto que el
informe llama [...] examen congresional de los anlisis de inteli-
El Apocalipsis segn San George
125
gencia
16
y que esto se llevase a cabo, por primera vez, de manera
pblica. El tema central de acuerdo al informe consista en de-
terminar hasta dnde los anlisis de la CIA haban sido distor-
sionados por intereses polticos, en tiempos de la direccin de
Casey y la subdireccin de Gates.
17
Al final, Gates fue ratificado
en el cargo, pero qued en todos la percepcin de que politizar la
inteligencia es un mal que se debe evitar, a toda costa.
En la Seccin 103 del Acta de Seguridad Nacional de 1947, tal
como fue enmendada en 1992, se recoge el deber del director de la
CIA de brindar inteligencia sustantiva, [...] a tiempo, de carcter ob-
jetivo, con independencia de consideraciones polticas y basada, sobre
todo, en las fuentes de que dispone la comunidad de inteligencia,
18
a sus usuarios en el Ejecutivo y [...] hasta donde sea apropiado, en el
Senado, la Cmara y sus comits.
19
Esta normativa no pasa de ser
una normativa axiolgica o del cmo debe ser, lo cual no significa
que as sean las cosas.
Las agencias de inteligencia tienen en sus manos todas las car-
tas de triunfo ante el Congreso y el mismo Ejecutivo, en un juego
que est ganado desde el inicio. Ellas pueden mentir, ocultar o tergi-
versar informacin bsica para la toma de decisiones, sin que se les
pueda probar ni pedir responsabilidades, a menos que rebasen, escan-
dalosamente, ciertos lmites, como ha ocurrido en el caso de Iraq. Si
no actan de manera independiente segn la agenda de quienes las
dirigen o estn tras ellas, como se sospecha, dependen, en ltima
instancia del Gobierno. Qu impide que este las utilice como polea
de transmisin hacia el Congreso, en pro del condicionamiento de
sus decisiones polticas?
Recordemos que, como recoge el informe, el Congreso tiene
misiones asignadas por la Constitucin que lo hacen imprescin-
dible en la toma de decisiones polticas relevantes dentro de los
Estados Unidos y lo convierten en un campo de batalla donde se
decide, no pocas veces, el xito de las estrategias internas y mundia-
les. Entre sus funciones estn:
[...] aprobar los tratados internacionales y el nombramiento
de Embajadores, declarar la guerra, regular el comercio en-
tre los Estados y las naciones extranjeras, liberar los fon-
dos necesarios para el funcionamiento del Gobierno y las
126
Eliades Acosta Matos
Fuerzas Armadas, incluido el despliegue de los sistemas de
armamento y sus desplazamientos en el exterior, apoyar a
gobiernos extranjeros y establecer la defensa de los Esta-
dos Unidos ante las amenazas del exterior.
20
Evidentemente, el Congreso es una pieza que no se puede de-
jar suelta dentro del sistema.
Veamos algunas herramientas que tiene a su disposicin el Go-
bierno para llevar a cabo la tarea de influir indirectamente sobre el
Congreso mediante el suministro de informacin de inteligencia:
a) Por definicin, y en la prctica, la informacin de inteligencia
compartida con el Congreso es selectiva. Se le informa lo que
las agencias y el propio Gobierno consideran que es suficien-
te y necesario suministrar, ni ms ni menos. Ninguno de los
usuarios tiene el derecho a recibir toda la inteligencia que se
acopia, ni siquiera el Congreso le dijo al autor del informe
un oficial de inteligencia entrevistado. Le damos lo que ellos
necesitan, pero no deben ver todo lo que se produce. El Presi-
dente tiene el derecho y la responsabilidad de controlarlo.
21
b) La inexperiencia de los miembros del Congreso en materia de
poltica internacional y de seguridad nacional los pone en des-
ventaja ante las agencias de inteligencia y el Gobierno, cuyos
representantes, por lo general, han desarrollado largas carreras
profesionales en estos campos.
c) Los congresistas, como se reconoce en el informe, [...] tienen
que dividir su tiempo ante la gama diversa de asuntos pblicos
a atender, que van de lo local a lo internacional.
22
En contraste,
los funcionarios del Gobierno (y los de las agencias de inteli-
gencia) [...] tiene[n] muy bien definidas sus reas de compe-
tencia, sea en la arena internacional o en la nacional.
23
d) La avalancha diaria de informacin a los congresistas termina
desorientndolos o creando en ellos un efecto de retroalimen-
tacin. A travs de todo el da son bombardeados con informa-
cin: clips de prensa, notas de las reuniones con su equipo de
trabajo, briefings, audiencias, conversaciones con sus colegas,
llamadas telefnicas de sus electores [...].
24
En contraste, los
miembros del Ejecutivo (y de las agencias) [...] tambin son
El Apocalipsis segn San George
127
bombardeados con informacin, pero de un rango ms limitado
de asuntos y con interlocutores ms afines a los temas de su
directa competencia.
25
e) Los congresistas, alegando [...] que temen ser influenciados por
los reportes de inteligencia [...],
26
no siguen diariamente la mar-
cha de los asuntos vinculados con estos, ni asisten con regulari-
dad a las audiencias de tales temas, limitndose a informarse
sobre tpicos selectivos, de manera [...] episdica y como reac-
cin a los hechos.
27
Esta desventaja informativa los convierte
en pasivos (no crticos) consumidores de las informaciones de
inteligencia. Ellos son espectadores, ms que consumidores,
en sentido estricto afirma un oficial de inteligencia entrevis-
tado por Snider. [...] Nosotros tenemos otro tipo de dilogo
con los usuarios del Gobierno.
28
f) Mientras los funcionarios de las agencias y del Ejecutivo estn
acostumbrados a observar las reglas de la actividad secreta, los
congresistas carecen de esta disciplina, hacindose sospecho-
sos de constantes indiscreciones bajo la excusa de que [...] el
pueblo americano debe saber esto,
29
o [...] mis electores nece-
sitan conocer sobre esto.
30
Como consecuencia de ello, se brin-
da un slido pretexto para tenerlos alejados de la informacin
verdaderamente sensible sobre ciertos temas candentes.
g) El hecho de que el Congreso mantiene varias comisiones encar-
gadas de monitorear el funcionamiento de las agencias de inte-
ligencia y aprobar sus presupuestos no lo hace ms fuerte, sino,
paradjicamente, ms vulnerable ante ellas. Un oficial de la
inteligencia entrevistado para el informe, en un arranque de
sinceridad, reconoci que [...] las agencias gastan dinero en
ilustrar al Congreso, pero, en realidad, lo que las motiva son
las funciones de sus comits relacionados con la vigilancia
[del funcionamiento de las propias agencias] y sus decisiones
presupuestarias.
31
Este inters material, no puede estar in-
fluyendo en la objetividad de lo que el Congreso recibe como
informacin por parte de las agencias y del propio Gobierno?
h) Al depender las asignaciones de fondos de las agencias de varios
comits del Congreso, se crea una relacin ficticia, corte-
sana, entre ellos. Bajo una supuesta prioridad y preferencia
con respecto a los requerimientos del Ejecutivo, las agencias
128
Eliades Acosta Matos
ofrecen al Congreso [...] todo lo que necesita, cuando lo de-
see,
32
lo que hace suponer que se le brinda mucha informa-
cin amable, de la que se agradece. Un funcionario del
Gobierno lo corrobora al formular una irnica definicin: Para
el Congreso, la comunidad de inteligencia es como una tienda
de caramelos, que nunca cierra.
33
i) Los documentos de inteligencia que se comparten con el Congre-
so se archivan en reas seguras del Capitolio. Para ser consulta-
dos, se requiere cumplir ciertos requisitos.
Las oficinas de los comits de inteligencia del Congreso y
sus locales de audiencia se ubican en reas cerradas que
cumplen los estndares para almacenar y discutir la infor-
macin sobre mtodos y fuentes de informacin. Son vigi-
lados las 24 horas del da por la Polica del Capitolio. Para
llegar a esas reas, se requiere autorizacin especial y si se
penetra en ellas, ser bajo escolta.
34
No es difcil entender que quien controla la informacin y su
acceso a ella, controla todo lo que de ella depende.
j) Con frecuencia, los congresistas no leen los informes de inteli-
gencia que a travs de diversas vas se comparten con ellos.
Las agencias de inteligencia y el Gobierno lo saben y sacan un
buen partido de la desventaja que para el poder Legislativo se
deriva de su escasa informacin. Los congresistas raramen-
te dedican tiempo a leer [los informes]. Si se muestran algo
informados, se debe, usualmente, a que sus asesores le indi-
can lo que deben leer, o le resumen lo ledo.
35
Llegado el
momento de las polmicas sobre cualquier tpico, se impon-
dr quien se encuentre mejor informado. Un antiguo asesor
congresional caracteriza as la situacin: Es irrelevante qu
tipo de informacin de inteligencia se enve al Capitolio. De
todas formas, nadie tendr tiempo para leerla.
36
El funcionamiento interno de los mecanismos de alimentacin
del Congreso con la informacin capaz de hacerlo claudicar ante los
planes que otros disean es complejo, pero eficaz. Si alguna vez lle-
ga el momento de las cuentas a rendir, como bien seala Scott Ritter,
El Apocalipsis segn San George
129
es imposible hallar a muchos legisladores con suficiente indepen-
dencia como para perseguir la verdad hasta las ltimas consecuen-
cias. La impunidad est de antemano asegurada y las buenas
intenciones del Presidente se dan siempre por descontadas.
Compartir informacin con el Congreso lejos de resultar per-
judicial para las agencias de inteligencia, como estas pensaron al
inicio, ni atarlas a una nueva instancia a la que rendir cuentas, ha
resultado un negocio insospechado y beneficioso. Es interesante
la opinin de Robert Gates, cuando ocupaba el cargo de vicedirector
de la CIA, publicada en un nmero de Foreing Affairs correspon-
diente a 1988: Se ha alterado el balance de poder entre el Congre-
so y el Ejecutivo, en lo relativo a la poltica de seguridad nacional
y no por Watergate o la guerra de Vietnam, [...] sino por causa de
que, a mediados de los 70, el Congreso logr acceso a informa-
cin de inteligencia esencial que lo equipar al poder Ejecutivo.
37
Lo verdaderamente importante es algo menos notorio, constatado
por Gates en el mismo artculo: Hoy, como resultado de tales
realidades, la CIA se encuentra en un punto equidistante entre las
ramas legislativa y ejecutiva del poder,
38
o lo que es lo mismo,
ms independiente de ambas.
La historia reciente de los Estados Unidos demuestra, dram-
ticamente, que cuando agencias de seguridad, como la CIA, co-
mienzan a disfrutar de libertades, en esa misma proporcin los
norteamericanos y el resto del mundo comienzan a perderla.
Construyendo el laberinto conservador
Para los no elegidos, o sea, para los millones de personas de
todo el planeta que nunca sern funcionarios del Gobierno de los
Estados Unidos, ni legisladores, ni oficiales de las agencias de in-
teligencia de ese pas; para los rebeldes irreductibles, que insisten
en pensar con cabeza propia y ver al mundo tal como es, un verda-
dero ejrcito de tanques pensantes, de prestigiosos acadmicos
conservadores, de intelectuales pblicos formadores de opinin,
que, a diferencia del presidente Bush, jams disfutan de vacacio-
nes, se ha encargado de tejer una tupida red de conceptos y teoras
tan desmovilizadoras y paralizantes como para hacernos recono-
cer que otro mundo mejor no es posible.
130
Eliades Acosta Matos
La manipulacin de la informacin que se brinda al pblico,
o la forma en que se prepara a los legisladores norteamericanos
para que secunden los planes expansionistas del gobierno de Bush,
son expresiones de un proceso de derechizacin de la sociedad
global para el cual han trabajado con denuedo los tanques pensan-
tes neoconservadores. El ascenso por primera vez al poder de
George W. Bush y la forma en que lo hizo, son etapas del cumpli-
miento de una estrategia inflexible diseada paso a paso y cuyo
inicio se remonta al gobierno de Ronald Reagan, en los Estados
Unidos y Margaret Thatcher, en el Reino Unido, en los aos de lo
que dio en llamarse, con alevosa superficialidad, la revolucin
conservadora.
Para poder definir lo que son los tanques pensantes y entender
su forma tan influyente de actuar en la poltica norteamericana, de-
bemos remitirnos a la definicin que de ellos brinda la disinfopedia
o Enciclopedia de la Propaganda:
Un tanque pensante es una organizacin que dice servir
como centro de investigacin y anlisis de temas de im-
portancia pblica. En realidad, muchos tanques pensantes
no son ms que frentes de relaciones pblicas, general-
mente asentados en las mismas ciudades donde estn los
gobiernos locales o nacionales, y que generan investiga-
ciones que abogan por los mismos objetivos que persiguen
las industrias que los auspician.
39
Para John Chuckman, columnista del yellowtimes.org, los
tanques pensantes son [...] instituciones falsas donde propa-
gandistas e ideolgos se hacen pasar por acadmicos. En ellas el
dinero fluye como la sangre que escapa de una arteria abierta para
alimentar recomendaciones sin sentido que sofocan el debate
verdadero.
40
La disinfopedia no tiene reparo en precisar que [...] en
general, las investigaciones que provienen de los tanques pen-
santes se guan ideolgicamente por los intereses de sus patroci-
nadores.
41
Con un poco ms de sentido del humor en la pgina web
hereinreality, bajo el ttulo de The People We Pay to Think, se
El Apocalipsis segn San George
131
transcribe un dilogo imaginario entre el redactor y el lector acerca
de Rand Corporation, un tanque pensante:
Qu es Rand?
Rand es una ms de las instituciones no profesionales, o sea,
que no pagan impuestos, conocidas como tanques pensantes.
Qu es un tanque pensante?
Es algo parecido a las grandes corporaciones, solo que en
ellas la gente cobra por pensar.
Quin les paga por hacer eso?
Usted y yo. El Gobierno paga a Rand con los dlares que
nos quita mediante los impuestos, para que piense sobre
los problemas de nuestra nacin.
Qu tipos de problemas son aquellos en los que Rand
piensa?
Desde 1948, le hemos estado pagando a Rand para que piense
sobre el bienestar de los nios, el sistema educacional, nues-
tra poltica nacional para enfrentar las drogas, la seguridad
nacional y el seguro social.
Pero todos esos problemas han empeorado mucho desde
1948, fecha en que comenzamos a pagarle a Rand para
que pensase en ellos. Cunto le ha pagado el Gobierno
a Rand para que piense?
Solo en el ao 2000, nosotros pagamos a Rand ms de
140 000 000 de dlares.
Quines estn involucrados con Rand?
La Junta Directiva de Rand incluye representantes de los
medios de comunicacin, Wall Street, grandes firmas de
abogados, lderes de las industrias mdicas, de armamento
y del automvil, junto a representantes de otros tanques
pensantes y un profesor universitario.
42
El columnista del Washington Post, Joel Achenbach, adopta
un tono similar al decir que en los Estados Unidos [...] tenemos
tanques pensantes, de la misma manera que en otros lugares tienen
cuarteles de bomberos [...].
43
Sin dudas, una aguda definicin.
Pero estos bomberos ideolgicos, a diferencia de los verda-
deros, no aparecen en la vida de los norteamericanos de manera
132
Eliades Acosta Matos
excepcional, cuando estalla un incendio, sino que los acompaan
en cada asunto que roza su existencia, como una presencia inma-
terial e insoslayable encargada de velar para evitarles el duro trance
de recordar, pensar, decidir, criticar y participar.
Y subraya disinfopedia:
Ellos aconsejan y promueven polticas en reas que confor-
man la vida de cada norteamericano, entre ellas, la privatizacin
de la seguridad social, las leyes de impuestos e inversiones,
la regulacin de prcticamente todo, desde el petrleo hasta
Internet. Aportan expertos [los tanques pensantes] para testi-
ficar ante el Congreso, escribir artculos editoriales para los
peridicos, y figurar como comentaristas de televisin. Ellos
asesoran a los aspirantes presidenciales y convocan
seminarios orientadores para los miembros del Congreso re-
cin electos.
44
La pregunta decisiva acerca de los tanques pensantes la formula
Jill Junnola en su artculo Who funds whom?: De dnde sacan
sus fondos los tanques pensantes conservadores?.
45
Existe el doble de tanques pensantes conservadores que pro-
gresistas precisa la disinfopedia y los primeros disponen
de mucho ms dinero que los segundos. Esto no es casual:
una de sus ms importantes misiones es asegurar el respaldo
a los intereses de las empresas millonarias con el objetivo
de que promuevan sus ideas o reciban la validacin investi-
gaciones econmicas o sociolgicas siempre que estas le
favorezcan.
46
Un reporte del National Committee for Responsive Philantrophy
(NCRP), citado en el artculo The Strategic Philanthropy of
Conservatives Foundations documenta lo que define como [...] el
papel jugado por las fundaciones conservadoras en el desarrollo y
sustentacin del laberinto conservador norteamericano.
47
En ape-
nas tres aos (1992-1994), 12 de las ms importantes fundaciones
conservadoras destinaron 210 000 000 de dlares a proyectos y pro-
gramas de ese mismo carcter en diversas instituciones afines.
El Apocalipsis segn San George
133
A qu se dedic, en rigor, tanto dinero? La respuesta es ob-
via: Las inversiones de las fundaciones conservadoras han sido
destinadas a crear y mantener una infraestructura poltica que pro-
mueve y entrena instituciones para el logro de objetivos polticos
conservadores.
48
Segn la base de datos de mediatransparency, estos magnfi-
cos filntropos han donado, desde 1985 y hasta el 2000, cerca de
un billn de dlares. Las reas a que se dedicaron son:
Programas educacionales conservadores, entrenamiento de
nuevas generaciones de pensadores y activistas conserva-
dores y la lucha contra los currculos y las polticas progre-
sistas en los colleges y los campus universitarios de la
nacin.
Construccin y fortalecimiento de una infraestructura nacio-
nal de tanques pensantes y grupos de lobby, priorizando a
las instituciones dedicadas a la poltica interna, la seguri-
dad nacional, la poltica exterior y los problemas globales.
Financiamiento de medios alternativos, grupos de vigilancia y
a la televisin y la radio pblicas en temas especficos orien-
tados a esferas de inters pblico o los informativos.
Apoyar a los bufetes de abogados conservadores y partidarios
de leyes pro-mercado, as como a las redes de tanques pen-
santes y grupos de lobby regionales y estaduales.
Trabajar por transformar los puntos de vista sociales y plas-
mar, en la prctica, a escala nacional, los ideales de los lderes
religiosos y filantrpicos.
49
Para seguir la ruta del dinero con que se engrasa la maquinaria
conservadora norteamericana bastan algunos ejemplos tomados del
informe del NCRP:
I) Heritage Foundation (segn el informe):
[...] se considera la institucin poltica conservadora ms
importante de los Estados Unidos. Fue creada en 1973 por
el magnate racista, antisindicalista y homofbico Joseph
Coors, junto a los prominentes activistas de derecha, los
134
Eliades Acosta Matos
millonarios Paul Weyrich, Richard Scaife y Edward Noble.
Sus fondos iniciales fueron aportados por Coors (250 000
USD), Scaife (900 000 USD) y una suma significativa,
por Noble. Grandes corporaciones, como la Gulf Oil, hi-
cieron importantes aportes iniciales. A principios de los 80,
la Heritage report que las 87 primeras corporaciones del
pas se hallaban entre sus patrocinadores. En 1995 tena un
presupuesto anual de 25 000 000 de USD.
50
Entre 1985 y el 2000 recibieron 234 donativos (declarados y
pblicos), por un valor total de 46 735 437 USD. Entre sus
principales donantes estn 16 fundaciones conservadoras
como la Lynde and Harry Bradley Foundation Inc, la Sarah
Scaife Foundation, la Carthage Foundation, la Castle Rock
Foundation y la John M. Olin Foundation.
Lo donado segn los estados de cuenta que publica anual-
mente la Heritage Foundation, se ha utilizado para el logro
de los objetivos compartidos, por ejemplo:
1 de enero de 1999: 200 000 USD, de la Castle Rock Founda-
tion, para [...] apoyar a los tanques pensantes que defien-
dan el punto de vista del mercado libre en los debates sobre
las polticas nacionales de inters pblico.
51
1 de enero de 1985: 300 000 USD, de la John M. Olin Founda-
tion, para [...] apoyar el Programa Ejecutivo de investigacio-
nes econmicas sobre temas de polticas pblicas.
52
13 de febrero de 1989: 19 000 USD, de la Lynde and Harry
Bradley Foundation Inc., para [...] apoyar el trabajo de Elliot
Abrams.
53
14 de mayo de 1993: 20 000 USD, de la Lynde and Harry
Bradley Foundation Inc., para apoyar una investigacin so-
bre los conservadores americanos.
54
1 de enero de 1996: 100 000 USD, de la Castle Rock Founda-
tion, para [...] programas generales de apoyo a agencias que
brindan informacin y publicaciones que promuevan la li-
bertad, en el exterior y lmites al gobierno, en lo interno.
55
II) Association of Literary Scholars and Critics: recibi, entre 1994
y el 2002, 25 donativos por valor de 647 000 USD, de cinco
El Apocalipsis segn San George
135
fundaciones, entre ellas, la Lynde and Harry Bradley Foundation
Inc, Carthage Foundation, John M. Olin Foundation, Sarah
Scaife Foundation y Earhart Foundation.
III) American Academy for Liberal Education: recibi, entre 1993
y el 2002, 39 donativos por valor de 2 455 000 USD.
Pero donde los donativos de las grandes corporaciones con-
servadoras llegan al apogeo, es cuando se les destina a universida-
des como las de Chicago, Harvard o Yale y especialmente, a aquellas
facultades o centros de investigacin que se encargan de reprodu-
cir sus mismos puntos de vista en economa o poltica. Veamos:
La Universidad de Chicago, [...] sede de la Milton Friedman y
del Chicago School of Economy, defensores radicales de los princi-
pios del mercado libre, sede de otros organismos conservadores y de
la escuela de leyes,
56
es la receptora privilegiada de los donativos
de las fundaciones conservadoras de los Estados Unidos: recibi, en-
tre 1985 y el 2002, 531 donativos por un valor de 33 402 058 USD.
La Universidad de Harvard ocupa el segundo lugar entre las
instituciones receptoras de donativos conservadores en los Esta-
dos Unidos. Entre 1985 y el 2002, admiti 383 donaciones por
valor de 32 504 919 USD.
La Universidad de Yale, entre 1985 y el 2002, acept 222
donativos de fundaciones conservadoras, por un valor total de
21 424 700 USD.
Quien conozca estas cifras y la tenacidad con que se aportan
para la fabricacin del laberinto conservador norteamericano enten-
der mejor la manera casi perfecta en que se controlan los incendios
ideolgicos en ese pas, y por supuesto, que proliferen los cuarteles
de bomberos del pensamiento, cuando se paga tan generosamente.
La prodigalidad de las grandes corporaciones a travs de sus
testaferros, las fundaciones conservadoras, es la fuente de donde
mana el caudal que hace sucesos editoriales de alcance mundial un
libro o un ensayo menor, como por ejemplo, El fin de la historia,
de Francis Fukuyama, o The Thirty Years War, de un tal Tom Pauken,
cuya promocin aparece financiada con 10 000 USD, el 1 de enero
de 1995, a cuenta de la John M. Olin Foundation, a travs de la
Heritage Foundation y su distribucin respaldada por idntica
cifra, donada por la Lynde and Harry Bradley Foundation, a travs
de la Heritage, el 20 de febrero de 1986.
136
Eliades Acosta Matos
La manuficencia ilimitada de las corporaciones fabrica ex-
pertos de prestigio mundial, orculos inapelables y gures infali-
bles sobre todas las temticas humanas y divinas que puedan
interceptarse con sus intereses tcticos y estratgicos, pero sobre
todo, en temas econmicos, culturales y polticos.
Cuando el 15 de febrero de 1991 la Heritage Foundation ca-
naliz 208 500 USD de la Lynde and Harry Bradley Foundation
para apoyar las investigaciones, publicaciones y actividades edu-
cacionales de tres investigadores residentes de la Bradley; cuando
el 1 de enero de 1994, Heritage dice haber destinado 125 000
USD de la John M. Olin Foundation Inc para el Programa de
Estudios Culturales que dirige William J. Bennett
57
y cuando, un
ao despus, se otorga la beca John M. Olin en estudios de las
Polticas Culturales a William J. Bennett, es posible seguir la pista
del proceso mediante el cual se construyen reputaciones y se pro-
mueven autoridades conservadoras, fieles y probadas, de falso pe-
digr acadmico e intelectual.
Cuando el 28 de mayo de 1995 siempre a travs de la Heritage
Foundation, la Lynde and Harry Bradley Foundation destina 24 850
USD para apoyar reuniones sobre poltica interna, sin entrar en ma-
yores detalles, podemos suponer qu tipo de reunin, qu tipo de
polticos y qu tipo de polticas se respaldaron con esa suma. Pero
no seamos demasiados suspicaces: nadie podra probar que estamos
en presencia de manipulacin, corrupcin o simona, cuando lo que
presenciamos son enternecedoras muestras de la vocacin cvica de
las corporaciones y de su desinteresado mecenazgo.
Pero no existe mecenazgo desinteresado, mucho menos en
poltica. Para demostrarlo tomemos el caso de esa mente brillan-
te, la de William J. Bennett, que ha costado tanto a la generosidad
de las fundaciones conservadoras, hacindose acreedor de tantos
reconocimientos y premios acadmicos.
Segn la pgina web de la Heritage Foundation:
William J. Bennett es un destacado miembro de la Heritage
Foundation y copresidente de Empower America [otro tan-
que pensante conservador]. Se gradu de Bachiller en Filo-
sofa y Artes en el Williams College, de Dr. en Filosofa
Poltica en la Universidad de Texas, y de Leyes, en Harvard.
El Apocalipsis segn San George
137
Fue presidente de la National Endowment for the Humanities,
secretario de Educacin, en el gobierno de Reagan y zar
antidrogas, en el gobierno de Bush Sr. Ha escrito once li-
bros, entre ellos, The Book of Virtues, The Childrens Book
of Virtues, The Death of Outrage: Bill Clinton and The
Assault on Americans Ideals, el cual ocup los primeros
lugares de la lista de best sllers del New York Times.
58
Lo que no dice la pgina web de la Heritage Foundation es:
Entre 1990 y el 2000, el Dr. Bennett recibi diez donativos por
un valor total de 1 025 000 USD de la Olin M. Foundation y
de la Lynde and Ha rry Bradley Foundation, canalizados a tra-
vs del Hudson Institute, de la Heritage Foundation y de
Empower America.
Tambin recibi donaciones, no especificadas, del American
Jewish Comittee y del National College.
Entre los proyectos del Dr. Bennett que han financiado estas
donaciones se encuentran las ediciones de 1994, 1999 y 2000
del Index of Leading Cultural Indicators, que pretendi eri-
gir al propio Bennett en juez supremo capaz de repartir califi-
caciones o descalificaciones a las polticas culturales de los
diferentes Estados del pas. La edicin de 1999 fue caracteri-
zada por Timothy Noah como un [...] compendio de retracta-
ciones, manipulacin partidista [Bennett fue director del
Comit Nacional del Partido Republicano] y deshonestidad.
59
Tampoco se dice que este paladn de las virtudes heroicas y
ciudadanas de los Estados Unidos, este predicador constante de
los valores nacionales, este insobornable luchador contra los vi-
cios pblicos y secretos que ponen en peligro el futuro de la Rep-
blica, es, a la vez, un jugador compulsivo secreto, cliente furtivo
de los casinos de Las Vegas y Atlantic City, denunciado por
Newsweek y The Washington Monthly, en el artculo de Joshua
Green titulado The Bookie of Virtue, de junio de 2003:
Durante sus aos de funcionario pblico, los casinos que
estaban confinados a Nevada y New Jersey se extendieron a
138
Eliades Acosta Matos
28 Estados y continan hacindolo [...]. Bennett juega desde
inicios de los 90, se queda en los casinos durante dos o tres
das y disfruta lneas de crdito de 200 000 USD. Nos lla-
ma antes y nos dice cundo vendr explica uno de los in-
formantes. Prefiere el saln alto, lejos del pblico. Llega
tarde en la noche o temprano en la maana.
Este cliente especial ha perdido en los casinos, en los lti-
mos aos, ms de 8 000 000 de USD.
60
Segn Bennett, cuando gana da siempre algo para la caridad y
todo lo reporta al IRS, pero esto no convence a Timothy Green, ni
es de suponer, tampoco a los generosos donantes conservadores
que han entregado dinero al brillante predicador que es el Dr.
Bennett, para convencer a la sociedad de la importancia de sus va-
lores, y no para que desaparezcan en las ruletas en movimiento o
las giles manos de los croupiers. Bennett ha minado profunda-
mente su credibilidad en temas morales
61
concluye Green.
Aparte de procurar bienestar y placer a los idelogos que ficha
para sus equipos, como lo demuestra el caso del Dr. Bennett, cu-
les son las ideas esenciales o las polticas cuya difusin garantiza el
incesante flujo de capital de las grandes corporaciones, cuando es-
tas juegan a construir el laberinto conservador americano?
En 1995, durante una presentacin ante la conferencia anual de
la Philantrophy Roundtable, Richard Fink, presidente de las fun-
daciones de caridad Charles G. Koch y Claude R. Lambe, realiz
una declaracin inusualmente sincera, que responde a estas pregun-
tas, para lo cual adapt el modelo del proceso de produccin del
economista Friederich Hayek al proceso de cambios sociales: Lle-
var ideas a la prctica exige el desarrollo de materiales intelectuales
en bruto, su conversin en productos polticos especficos, el mer-
cadeo y la distribucin de tales productos a los ciudadanos-consu-
midores.
62
Algunas de las ideas esenciales que caracterizan al producto
ideolgico que fabrica la industria de los tanques pensantes con-
servadores para la poltica domstica, son las siguientes:
a) Desregulacin industrial y ambiental.
b) Privatizacin de los servicios del gobierno.
El Apocalipsis segn San George
139
c) Disminucin drstica de los gastos federales para reducir la po-
breza, transfiriendo la autoridad y la responsabilidad por el bien-
estar social del gobierno nacional a los sectores filantrpicos
de los gobiernos estatales y locales.
Estas lneas generales se concretan de manera especfica en
cada idelogo conservador que trabaja para los tanques pensantes.
Veamos, por ejemplo, cmo las expresa el Dr. Bennett en una con-
ferencia dictada el 16 de abril de 1994 en la Heritage Foundation, bajo
el ttulo de A Strategy for Transforming Americas Culture:
a) Los crmenes, las drogas, la descomposicin familiar, el decli-
ve educacional y otras patologas sociales son incompatibles
con la continuidad de la sociedad americana, tal y como la co-
nocemos. Si tales fenmenos continan, la Repblica dejar
de existir. Se trata de amenazas peligrosas y catastrficas.
b) Debemos avanzar en la idea del federalismo, no debe haber
aplicacin de iniciativas locales, como la del bilingsmo,
a escala nacional.
c) Amrica es una sociedad Hgalo-usted mismo. Busque su
propia satisfaccin. Vele por su propia seguridad. Busque
su propio sustento.
d) Hay que luchar por acabar el creciente sentido de depen-
dencia del individuo con respecto al Estado.
e) Tenemos que premiar las buenas conductas y castigar las
malas.
f) Hay que reconstruir a la familia y hacer del matrimonio la
institucin a travs de la cual se ejercen todos los derechos y
obligaciones.
g) Hay que acometer la reespiritualizacin de Amrica, su
reencuentro con Dios. La educacin es la arquitectura del
alma. Debe promoverse la inhibicin y la autorrestriccin
de jvenes y adolescentes.
63
Un buen ejemplo de cmo se intenta, en la prctica, imponer
los puntos de vista sociales y los ideales que defienden los conser-
vadores, vuelve a aportarlo el Dr. Bennett en su conferencia
Thoughts on Iraq and the War on Terrorism, leda en la Heritage
140
Eliades Acosta Matos
Foundation, el 3 de febrero de 2004, sin dudas, un galante esfuerzo
neocon de lanzarse al rescate de la maltrecha poltica iraqu del
presidente Bush. Las ideas expresadas, de manera resumida, son
las siguientes:
Discrepancias con el gobierno de Bush:
Intentos de amnistiar a los emigrantes ilegales.
Mantener un comercio normal con China aunque este pas
no ha realizado reformas polticas sustantivas.
Vnculos demasiado estrechos con Arabia Saudita.
Coincidencias fundamentales con el gobierno de Bush:
La lucha que lleva a cabo por la sobrevivencia de los Es-
tados Unidos y del mundo civilizado, por la difusin de la
democracia, expresada en la guerra contra el terrorismo y
el radicalismo islmico.
Crtica principal que debe hacerse al gobierno de Bush:
Estar demasiado a la defensiva.
No debe importarnos la opinin pblica.
Si miramos las votaciones en la ONU durante los ltimos 40
aos, veremos que nunca hemos sido amados por el mundo
antidemocrtico all representado, porque amenazamos su
liderazgo. Somos el gran pas que se alza en su camino. Que
los dems nos amen o no, debe sernos indiferente. Los Es-
tados Unidos continuarn haciendo lo correcto.
El enemigo principal no es Israel o los Estados Unidos,
sino el Islam radical.
Los Estados Unidos deben enorgullecerse de lo hecho en
Iraq, como evidencian los siguientes logros alcanzados:
Iraq no abriga ya a terroristas como Abu Nidal o Al-Zarqawi.
Iraq ha dejado de exportar el terrorismo.
Iraq ha dejado de amenazar al mundo con sus armas de des-
truccin masiva.
Iraq ya no mantiene hospitales y escuelas cerradas.
No mueren en Iraq 5 000 nios mensualmente, segn de-
claraciones de la UNICEF.
El Apocalipsis segn San George
141
Iraq ha dejado de subsidiar a los atacantes suicidas que ata-
can a Israel.
Conclusin: Le decimos a nuestros crticos, con pasin y
conviccin, que estamos orgullosos de nuestro pas; de la
lucha de sus hombres y mujeres en Iraq y, lo decimos en
alta voz: estamos orgullosos de nuestro Presidente.
64
En el caso de William J Bennett, se comprueba que el dinero de
las corporaciones conservadoras no solo es bueno para pagar deudas
de juego.
Las maquilas* ideolgicas
El mundo de los tanques pensantes conservadores es la fron-
tera oeste, el Dodge City ideolgico de nuestra poca, un espacio
sin leyes ni reglas habitado por seres violentos, armados y sin
escrpulos, que actan movidos por la bsqueda de crecientes ga-
nancias, el mismo motor del sistema que los ha hecho sus escu-
deros y heraldos asalariados. Es el escenario donde se revelan todas
las pasiones ideolgicas oscuras; donde se sacian todos los ape-
titos acadmicos inconfesables; donde se transgreden, jubilosa-
mente, todas las convenciones de la ciencia, la decencia y el fair
play. Sin dudas, el paciente colectivo perfecto soado por Freud.
Sobre este terreno, pantanoso y corruptor, escribi Tom
Brazatis, para el Cleveland Plain Dealer:
Los tanques pensantes modernos son factoras polticas idea-
les, sin fines de lucro y exentas de impuestos, donde las do-
naciones pueden ser tan grandes como la chequera de los
donantes y todo se hace sin publicidad. Las compaas que se
dedican a la tecnologa garantizan a los tanques pensantes que
patrocinan acceso ilimitado a Internet y las firmas de Wall
Street proveen de los fondos inversin o de retiro.
65
* De maquiladora: industria filial de una empresa extrajera que opera con ma-
terias primas importadas y exporta toda su produccin al pas de origen,
fundamentalmente a EE.UU.
142
Eliades Acosta Matos
Como ocurra en los pueblitos del oeste donde la vida cotidia-
na, las relaciones de vecindad, la integridad, las lealtades, el respeto
y acatamiento de las leyes eran puestos a prueba y de manera inexora-
ble, hechos saltar en pedazos tras el hallazgo de algn rico filn de
oro, as ha sucedido con las reglas del mundo acadmico cuando
comenz a manar el dinero de las corporaciones y se le dirigi
hacia las arcas de los tanques pensantes que les sirven, con la mis-
ma obsequiosa servidumbre de los porteros de Chjov.
Los expertos de los tanques pensantes que disfrutan de los bue-
nos salarios y contratos que garantiza la exhibicin de ttulos de
investigador adjunto, o miembro principal que estos otorgan,
aclara la disinfopedia, [...] no necesariamente lo son, en estricto
sentido acadmico, ni poseen los ttulos universitarios requeridos
en las reas donde dicen ser expertos. Los fondos donados pueden
corromper la integridad de la vida acadmica.
66
Por supuesto que la corrompen; para eso y no para otra cosa
personas y corporaciones que miden cada centavo de sus ingresos
son capaces de pagar enormes sumas a intelectuales y a fundacio-
nes para que piensen por ellos y defiendan sus intereses.
La disinfopedia subraya:
Los verdaderos acadmicos investigan, primero y mues-
tran luego las conclusiones a las que han arribado, pero este
proceso est invertido en la mayora de los tanques pensan-
tes [...]. Como ha dicho dicho el economista Jonathan Rowe
refirindose a la Heritage Foundation: Su tarea no es pen-
sar, sino justificar.
67
Segn enumera disinfopedia, solo en los Estados Unidos, 218
tanques pensantes, desde el Nixon Center hasta el Center for Digital
Democracy, y 28 en Inglaterra, desde el Adam Smith Institute, has-
ta el Institute of Ideas.
La eficacia del financiamiento de las corporaciones a los tan-
ques pensantes se expresa en lo que mediatransparency denomi-
na como su decisiva contribucin a la derechizacin del dilogo
poltico de la nacin y de las polticas de inters pblico. No se
puede explicar el xito de estas estrategias apelando solo a los millo-
nes que generosamente se dedican a dicho financiamiento; se debe
El Apocalipsis segn San George
143
profundizar tambin en la forma en que se usa el dinero y en los
mecanismos que, en la mejor tradicin neoliberal, permiten la
mayor rentabilidad posible de la inversin.
A qu se debe lo que mediatransparency califica como
efectividaddel dinero que se invierte en estas maquilas ideolgicas?
Los factores del xito son varios:
1) Las fundaciones donantes transmiten a las receptoras la mis-
ma claridad de puntos de vista y de intenciones polticas que
sustentan,
68
lo que puede tambin considerarse expresin
de cnica prepotencia de quien paga y por lo tanto, ordena. A
la larga, se erradica cualquier ambigedad en los plantea-
mientos ideolgicos que se esperan, lo cual le da coherencia
a un movimiento que gira alrededor de dos pilares esencia-
les: mercado libre y gobierno limitado.
2) Se invierte el dinero en instituciones que cubren los sectores
estratgicos de los Estados Unidos y lo que se invierte no se
orienta a respaldar programas especficos, sino a garantizar
fondos operacionales generales. Esta flexibilidad tiene tam-
bin otra ventaja: el dinero puede usarse para lo que sea ms
necesario en cada momento. Las cuentas a rendir son tambin
flexibles, como los fondos reservados de los gobiernos o de
las agencias de inteligencia.
3) Los recursos invertidos se concentran en todo lo que pueda garan-
tizarles alcance nacional y se dispersan lo menos posible. Esta
concentracin de las inversiones explica la manera en que gran-
des donantes compartenfundaciones receptoras, o lo que es
lo mismo, por qu siempre van al seguro: el 18% de los re-
ceptores recibe el 75% de lo donado.
69
4) Los donantes invierten fuertemente:
[...] en instituciones y proyectos orientados al mercadeo
de ideas polticas conservadoras, [...] para lo cual se les exi-
ge desarrollar campaas agresivas, usando los medios de
difusin y las nuevas herramientas de comunicacin para
crear sus propias bases, movilizar a la opinin pblica y es-
tablecer redes con otras organizaciones alrededor de una
agenda comn.
70
144
Eliades Acosta Matos
No es casual que, en julio de 2002, en un encuentro que reu-
ni a los ms importantes tanques pensantes de los Estados
Unidos, Edwin Feulner, de la Heritage Foundation, hablase de
[...] las cuatro M, (mission, money, managements y marke-
ting),
71
que encierran la clave de su xito.
5) Las fundaciones proveen de considerables recursos para [...]
crear y cultivar intelectuales pblicos y lderes polticos con
fuertes convicciones sobre el mercado libre y el Estado limi-
tado,
72
fortaleciendo as la imagen de tales polticas y garan-
tizndole permanente visibilidad.
6) La mayora de estas fundaciones vienen haciendo donativos
desde hace ms de 20 aos, [...] lo cual les ha permitido
dotar de bases financieras slidas a las instituciones conser-
vadoras, crearles una tremenda capacidad ofensiva para influir
en audiencias especficas y sobre determinadas polticas, a
la vez que llegar hasta los niveles donde se deciden las polti-
cas sociales, fiscales y regulatorias.
73
La voz autorizada de Christopher DeMuth, quien fuera presi-
dente del American Enterprise Institute, citada por Robert Kuttner
en su artculo, se remite a otras aristas de la eficacia:
1) Las cosas toman su tiempo,
74
o lo que es lo mismo, los
inversores no pueden apremiar a sus voceros ideolgicos pi-
dindoles resultados inmediatos por la inversin realizada,
teniendo en cuenta lo difcil que es imponer una idea nueva en
la conciencia de la nacin y el mundo.
2) El movimiento conservador necesita tambin de ideas positi-
vas,
75
o sea, de afirmaciones y no solo negaciones, como
va ideal para lograr apoyo popular para los objetivos que
persigue.
3) Todos los cambios que se producen [en la poltica de los Esta-
dos Unidos] son bipartidistas [...] por lo que la derecha debe
esforzarse por atraer hacia sus posiciones a los Nuevos De-
mcratas.
76
El propio Kuttner, que se autorreconoce como liberal, no es-
capa a la tentacin de apuntar algunas de las estrategias que han
El Apocalipsis segn San George
145
aportado xito a los tanques pensantes y las fundaciones que con-
forman el llamado movimiento conservador:
1) Dicho movimiento tiene profunda conciencia de s mismo y sus
voceros hablan con el lenguaje de los fundadores, pero sin
ambigedades, pues creen ser un movimiento progresista.
2) Las fundaciones conservadoras y sus tanques pensantes nunca
se definen como polticos, a pesar de serlo, sino como ins-
tituciones filantrpicas, que se limitan, aparentemente, a diag-
nosticar y proponer soluciones, que otros han de llevar a la
prctica.
3) La mayora de las juntas directivas de las fundaciones conserva-
doras estn formadas por patricios y empresarios corpora-
tivos, lo que les aporta claras jerarquas no escritas y en
consecuencia, un espritu de cuerpo.
Aunque apenas se hable de ello, Jill Junnolas apunta en su ar-
tculo otra fortaleza ms: el entramado de relaciones personales que
se crea al repetirse en las juntas directivas, o al frente de los pro-
gramas de las fundaciones y tanques pensantes, los nombres de las
mismas personas que, como ocurre ahora con el gobierno de Bush,
ocupan tambin altas posiciones gubernamentales:
La Smith Richardson Foundation otorg al American Enterprise
Institute en el ao 2000 un donativo del cual se destinaron
125 000 USD para un estudio sobre cmo se influye en las
relaciones exteriores de los Estados Unidos. Al frente del
estudio se ubic a John Bolton, quien trabajaba, precisamen-
te, en la Secretara de Estado.
77
En la Junta Directiva del American Enterprise Institute (AEI)
es posible hallar a Richard Perle, presidente de la semigu-
bernamental Junta de Poltica para la Defensa, a Irving
Kristol, el abuelo de los neocons, a Michael Ledeen, pri-
mer director ejecutivo del Jewish Institute for National
Security Affairs (JINSA) [...] a Lee Raymond, presidente de
Exxon Mobil y a William Stavropoulos, presidente de Dow
Chemical Co.
78
El actual presidente de Lynde and Harry Bradley Foundation,
Michael Grebe, tambin es miembro del Bur de Supervisin
146
Eliades Acosta Matos
del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, del cual
form parte Condoleezza Rice [...].
79
Se entiende por qu Jill Junnola habla de que las relaciones
entre [...] las fundaciones, los tanques pensantes y el equipo de
Bush bordean lo incestuoso.
80
Tras construir el laberinto conservador, con tenaz constancia,
las grandes corporaciones han ubicado en cada rincn o recodo a
sus tanques pensantes. Grandes sumas de dinero y eficaces estra-
tegias han sido movilizadas para influir sobre la sociedad norte-
americana y el resto del mundo mediante las ideas que promueven
estas infatigables factoras.
Cules son esas ideas y quines los hombres que las pro-
mueven?
El Apocalipsis segn San George
147
Referencias
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del Estado, los halcones planean invadir Irn si Bush gana las elecciones.
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Intelligence?. Ibdem.
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/www.campus-watch.org/article/id/243
46
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www.mediatransparency.org/movement.htm
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www.heritage.org/about/staff/williambennet.cfm
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Bennett, William J.: A Strategy for Transforming Americas Culture,
Apr. 16, 1994. Heritage Lecture # 489. En: http://www.heritage.org/
Research/Family/HL489.cfm
64
__________: Thoughts on Iraq and the War on Terrorism, Heritage
Lecture # 819, Febr. 3, 2004. En: http://www.heritage.org/Research/
Middle-East/hL819.cfm
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Ob. cit. (40).
68-73
Ob. cit. (48).
74-76
Kuttner, Robert: Philanthropy and Movements, July 15, 2002. En:
www.prospect.org/web/
77-79
Ob. cit. (48).
80
Ob. cit. (46).
El Leviatn-Padre
Quien quiera entender las ideas que promueve el movimiento
neoconservador norteamericano debe remontarse a la era en que
Ronald Reagan y Margaret Thatcher derrochaban la tenacidad de
los predestinados para salvar al mundo de la amenaza comunista.
Remontndonos al pasado, o siguiendo la corriente en sen-
tido inverso, se encontrarn las huellas de un movimiento cuya etapa
de esplendor ya ha pasado. Lo que se muestra a nuestros ojos, bajo
la presidencia de Bush Jr., es la penosa decadencia de una obra
teatral que se vio temporalmente interrumpida, en su versin ori-
ginal, por la presidencia de Clinton, y que pretendi continuarse a
toda costa, y casi con los mismos protagonistas, sin reparar en que
el pblico espectador haba perdido el asombro inicial y, de paso,
la inocencia.
Lo que bajo Reagan fue novedad y audacia, bajo Bush Jr. es
rutina, remake y bostezo. Ni las estrellas del espectculo de los 80
y la presidencia de Bush Sr., al estilo de Elliot Abrams, John Negro-
ponte o Jeanne Kirpatrick, han logrado actuaciones medianamente
convincentes en estas segundas partes. Y por si fuera poco, el guin
se ha filtrado a la platea, demostrando ser algo muy diferente de la
obra maestra que se aunciaba.
Lo que se conoci como experimento Reagan fue, en rigor,
[...] una contrarrevolucin, despus de medio siglo de progresi-
vos esfuerzos federales por estabilizar la economa, asegurar a los
individuos contra el infortunio, redistribuir los ingresos y las opor-
tunidades.
1
Se llev a cabo cuando el sistema se consider lo su-
ficientemente fuerte y confiado como para arremeter contra las
concesiones temporales hechas a las masas despus de la crisis de
CAPTULO 4
LAS LEGIONES DEL IMPERIO
149
150
Eliades Acosta Matos
1929, la Segunda Guerra Mundial, y el auge de los movimientos
obreros y comunista internacionales, que lo pusieron al borde de
una crisis decisiva.
Haba llegado el momento de ripostar, contratando a un experi-
mentado actor de Hollywood para hacer creble la trama. Y sobre
todo, que gozara del favor popular.
El primer paso para desplegar la estrategia contrarrevo-
lucionaria conservadora fue copar el poder, o lo que es lo mismo,
ocupar el Estado y desde all propiciar un golpe palaciego, un
autogol, cuya segunda versin ha sido protagonizada por Bush Jr.,
tras el 11 de septiembre de 2001.
La misin que se dio a Ronald Reagan, en el plano interno,
fue la de desmantelar el estado de bienestar socialdemcrata-
keynesiano, reducir todo lo posible las funciones reguladoras y
distributivas del propio Estado en beneficio de las grandes cor-
poraciones y, fuera de sus fronteras, detener el avance del movi-
miento revolucionario mundial, respaldado por el campo socialista
y la URSS.
Para poder cumplir tan difcil agenda y construir lo que Thomas
Hobbe defini como Estado-Leviatn, Reg Whitaker seala en
su artculo Neoconservadurismo y Estado, que Reagan apel a
un modelo de Estado, el de Seguridad Nacional, que presenta los
siguientes elementos distintivos:
Concentracin de poderes militares y otros recursos del
Estado.
Concentracin del poder de las fuerzas de seguridad y su
capacidad de vigilancia.
Control de la libertad de expresin, de la privacidad de las
personas y recorte de los derechos civiles conquistados
durante las luchas de los 60 y 70, bajo pretextos morales.
Para Whitaker, el proceso de construccin del Leviatn-Pa-
dre comenz bajo la presidencia de Franklin Delano Roosevelt, un
demcrata, con la justificacin de que se necesitaba concentrar
mucho poder y alejar las decisiones del escrutinio y la opinin
pblica, con tal de lograr la victoria en la Segunda Guerra Mundial.
Su cota ms alta la alcanz con el Proyecto Manhattan que culmi-
El Apocalipsis segn San George
151
n con el lanzamiento de las bombas atmicas sobre Hiroshima y
Nagasaki. Otro demcrata, Truman:
[...] llev a cabo la transicin hacia el Estado de Seguridad
Nacional, en tiempos de paz, con la consolidacin de la
Guerra Fra, a finales de los 40, y fueron los gobiernos de-
mcratas de Kennedy y Johnson los que la desarrollaron
an ms mediante intervenciones armadas en Asia y Amrica
Latina.
2
Este interesante itinerario, demostrativo de que el instinto de
conservacin del sistema opera de manera bipartidista, culmina con
la llegada de Reagan al poder, caracterizada por Whitaker como
[...] nueva fase siniestra de la entrega de los republicanos a la ex-
pansin del Estado de Seguridad Nacional.
3
En teora, el Estado de Seguridad Nacional tiene una tarea esen-
cial ante s, la primera de todas: la de impedir que sus enemigos,
internos y externos, puedan daar sus intereses, y por extensin, a l
mismo. Aunque lo disimule bajo la supuesta proteccin de intereses
nacionales sagrados, o la defensa de sus ciudadanos, lo que provoca
la construccin del Leviatn de Hobbes es la defensa del propio Es-
tado ante peligros que pueden frecuentemente rebasar su capacidad
de control y respuesta proveniente de sus propios ciudadanos e ins-
tituciones internas, antes que de enemigos externos. Hobbes lo ex-
presa con claridad:
[En situaciones de desconfianza mutua] ningn proce-
dimiento tan razonable existe para que un hombre [o un Es-
tado] se proteja a s mismo, como la anticipacin, es decir,
dominar por medio de la fuerza o por la astucia a todos los
hombres que pueda, durante el tiempo preciso, hasta que
ningn otro poder sea capaz de amenazarle.
4
La capacidad del sistema para enfrentar las amenazas reales o
ficticias que se alzaban ante l hacia 1981, cuando Reagan es elegi-
do a la presidencia, estaba bastante deteriorada tras la administra-
cin Carter, lo suficiente como para decretar la Ley Marcial, en
secreto, y poner al frente a un hombre que saba sonrerle a las
152
Eliades Acosta Matos
cmaras. Siguiendo la lgica de Hobbes, el soberano, y por exten-
sin el Estado-Leviatn que encarna, no tiene que rendir cuentas
en la Tierra ante nadie, justo lo que se necesitaba: La misin del
soberano (sea monarca o asamblea), consiste en el fin para el cual
fue investido con el soberano poder, que no es otro sino el de pro-
curar la seguridad del pueblo; a ello est obligado por la ley de la
naturaleza, as como a rendir cuentas a Dios, autor de esta ley, y a
nadie sino a l.
5
Ronald Reagan dio buena cuenta de las indicaciones meto-
dolgicas de Thomas Hobbes: jams dej de hablar de la seguridad
del pueblo americano, ni dej de mostrarse absolutamente indi-
ferente hacia las opiniones que sus decisiones generasen. De ma-
nera similar se comport siempre Margaret Thatcher.
Los gobiernos neoconservadores controlan a Gran Bretaa des-
de 1979 y a los Estados Unidos, desde 1981. Con ligeras variacio-
nes folclricas en la primera, las ideas que figuraron en el programa
de gobierno de Reagan fueron:
Construccin de un gobierno ms limitado, destinando la mayor
parte de los impuestos a la defensa y las fuerzas de seguridad.
La primera parte de esta consigna fue til para la propaganda,
pero jams se llev a la realidad: en los Estados Unidos los
gastos totales del gobierno de Reagan, con respecto al PIB
aumentaron en un 2,5% en 1985, con respecto a los aos de
Carter. La segunda parte se cumpli al pie de la letra: en seis
aos de gobierno de Reagan, los gastos de defensa y seguri-
dad, con respecto al PIB, aumentaron en un 117%.
Reduccin de los gastos destinados a programas sociales, y ms
que reduccin, crecimiento de estos a ritmos ms lentos que
los destinados a la defensa y seguridad: mientras estos lti-
mos crecan en un 117%, los primeros lo hacan en un 76,4%.
Restriccin de las libertades democrticas: bajo la presidencia de
Reagan se puso de nuevo en vigor la Ley McCarran-Walter
de la poca del McCarthysmo para prohibir o controlar la en-
trada de visitantes extranjeros.
Incremento del secreto en la vida pblica y estatal: la aplicacin de
la Ley de Libertad de Informacin fue selectiva y, lejos de cum-
plirse la desclasificacin de los documentos pblicos, se pro-
El Apocalipsis segn San George
153
cedi a la reclasificacin de muchos de ellos. Se intent trans-
formar la Ley de Espionaje de 1917 en una normativa para impe-
dir la discusin abierta de asuntos vinculados con la defensa.
Justificacin de las acciones autoritarias, dentro del pas y fuera
de l, apelando a las amenazas del terrorismo internacional.
Convocatoria a una cruzada moralizante a nombre de una Mayora
Moral, cuya misin principal era restaurar la fibra moral ameri-
cana. Las principales demandas de esta cruzada eran antia-
bortistas, antifeministas, antihomosexuales, antipornografa; la
obligatoriedad del rezo en las escuelas; la oposicin a la msica
rock, etc., todo lo cual requera una creciente intervencin del
Estado en la vida privada de los ciudadanos.
Se exacerbaron, adems, las expresiones ms superficiales y
chovinistas del nacionalismo, coartada justificativa para la mo-
vilizacin engaosa de la nacin contra sus enemigos y riva-
les exteriores, independientemente de su verdadera magnitud,
y respaldo a todas las acciones agresivas e imperialistas, en
poltica exterior. No en vano la era Reagan se ha llamado tam-
bin la era Rambo.
Ostentacin escandalosa, por parte de los nuevos republicanos
de su riqueza personal, en el plano interno, y de la fuerza mi-
litar y las presiones brutales contra sus enemigos en el plano
externo, en una especie de unilateralismo fundamentalista de
corte clasista y militar, con el consabido mensaje de que [...]
tras las humillaciones sufridas por culpa del inepto y dema-
siado pacfico Carter, un hombre fuerte estaba al frente [de
los destinos del pas].
6
A pesar de esas declaraciones alti-
sonantes, todas las aventuras blicas de Reagan tuvieron por
blanco a enemigos pequeos, naciones devastadas del Tercer
Mundo (Nicaragua, Afganistn, Angola, Granada, etc.) donde
se podan recoger los frutos de una supuesta invencibilidad
del sistema, a relativamente bajo costo.
Declaraciones de que [...] con la ayuda de Dios, antiguo aliado
de los Estados Unidos, podremos solucionar y solucionare-
mos todos los problemas que nos acechan,
7
lo cual remite al
uso del fundamentalismo religioso con fines polticos.
Unin descarnada y cnica entre nacionalismo y autoritarismo, que
es la caracterstica central del movimiento neoconservador,
154
Eliades Acosta Matos
mientras se declaraba, de manera abierta y sin remordimientos,
que la acumulacin de capital es la preocupacin o meta final
del movimiento, o lo que es lo mismo, que es un movimiento
que pretende involucrar a la nacin completa en beneficio de su
mejor parte, o sea, los ms ricos. Lo que distingue al neocon-
servadurismo de otras estrategias capitalistas afirma Whitaker
es su defensa sin tapujos de la redistribucin a favor de los ricos
[hacia arriba], y el consiguiente acento que pone en la coaccin,
en detrimento de la legitimacin.
8
Se asume como natural que la desigualdad sea un factor esen-
cial en la estrategia neoconservadora, lo cual la consagra, legitima
y hace superflua y antinatural, desde el punto de vista de la propa-
ganda estatal, cualquier accin para hacerla disminuir o erradicarla.
Por lo anterior, se ataca de manera directa y a la luz pblica,
al sindicalismo, las reivindicaciones salariales, las pretensiones
corporativas, a todas las manifestaciones de la sociedad civil que
asuman una postura crtica o de lucha contra el sistema. Se acusa
a las posturas progresistas o de izquierda como poco patriticas
o claramente antipatriticas.
Mientras se institucionalizaba la coaccin sobre los ciudada-
nos mediante la fuerza del Estado y del mercado, el reaganismo se
apropiaba del lenguaje de los derechos y las libertades, en flagran-
te contradiccin hipcrita entre el discurso y la realidad, pero como
bien subraya Whitaker, [...] el discurso poltico de la tradicin
anglo-americana no se caracteriza por la claridad filosfica de sus
intenciones.
9
Lo que Whitaker llama, acertadamente, la redefinicin de los
lmites del Estado neoconservador, a partir de Reagan y la Thatcher,
y sus caractersticas arriba enunciadas, que comportaron, en s mis-
mas, no pocas innovaciones y cambios en las definiciones y lmites
clsicos entre Estado y mercado, Estado y capital, progresistas y
conservadores, izquierdas y derechas, introdujo una enorme confu-
sin en las filas de los que, por definicin, deban oponerse a los
programas y planes de ese mismo Estado, reduciendo de manera sen-
sible su capacidad de resistencia y movilizacin, lo cual benefici,
de manera directa, a los neoconservadores. Los efectos de este pro-
ceso son an visibles en nuestros das, pero van retrocediendo pues
El Apocalipsis segn San George
155
segn Whitaker, se ha logrado cumplir que [...] la izquierda em-
pezara el difcil proceso de establecer su cartografa.
10
Les parecen conocidas estas caractersticas del Leviatn-Pa-
dre? Les parece haber escuchado, en los ltimos tiempos, mucho
ms despus del 11 de septiembre de 2001, los mismos mantras
propiciatorios, el mismo discurso reaganista desenterrado y vuelto
a la vida por los conjuros alqumicos del equipo de Bush Jr.? Reco-
nocen los mismos rasgos, el mismo aire familiar que los identifi-
ca, desde el ADN neoconservador que comparten?
Para los fines ltimos de la teologa neocon, da lo mismo el Le-
viatn-Padre, que el Leviatn-Hijo, que el Leviatn-Espritu Santo. Da
lo mismo el ascenso, la decadencia del imperio, o las ideas que lo
nutren, siempre que se incrementen las ganacias de la parte mejor de
la sociedad, a la que Bush Jr. llam mi base, con cnico desparpajo.
Y tal como hace la Biblia, descrito ya el milagro del Gnesis,
corresponde ahora la anotacin detallada, y en verdad algo aburri-
da, del glorioso linaje de los neocons americanos, de sus ideas,
trayectorias, y cargos actuales en la corte de este Mesas texano
que ha llegado a nosotros, para salvarnos, no con la Buena Nueva
de la redencin humana, ni trayendo a la diestra la paloma del Se-
or, sino halando de una correa a la bestia del Apocalipsis, con el
mismo garbo aburrido con que la soldado Lynndie England, de sus
legiones en Iraq, arrastraba a un maltrecho prisionero iraqu en Abu
Ghraib ante las cmaras, bsicamente para divertirse y expresar su
frustracin, segn acaba de declarar el suboficial Paul Arthur
de las mismas legiones, encargado de investigar los pequeos
excesos cometidos all por algunos soldados, siempre, eso s, por
iniciativa propia.
El linaje neocon
Existe una definicin clsica del trmino neoconservador, tan
clsica que Norman Podhoretz, uno de sus patriarcas, la calific
de clich en una conferencia leda en el American Enterprise
Institute, el 15 de enero de 1996. Segn la leyenda, en algn momen-
to y lugar, Irving Kristol, el Gran Mogol del movimiento, pontific
que [...] un neoconservador es un liberal que ha sido asaltado por
la realidad.
11
156
Eliades Acosta Matos
Es imposible hallar otra frase ms exacta para dar, en pocas
palabras, el complicado pedigr de los neocons.
Como suele ocurrir con los movimientos ideolgicos tan
abigagarrados como este, las definiciones que intentan atrapar su
esencia son legin, y difieren en la medida que se acercan o alejan
de sus posiciones. Veamos algunas:
1- Los neoconservadores son pesos pesados intelectuales pro-
-guerras y pro-imperio, que han llenado el vaco de la derecha,
cuando a la mayora de los norteamericanos les interesa
poco la poltica exterior. Dominan la poltica exterior del
Partido Republicano porque los dems no nos ocupamos
de eso [...]. Influyen tambin fuertemente sobre el Partido
Demcrata, de cuyas filas provienen. Se encuentran cerca-
nos a los social-demcratas europeos, muchos de los cuales,
tras el colapso del comunismo, apoyan las guerras interven-
cionistas.
Son el cerebro del Partido de la Guerra. Estn bien organiza-
dos, muy bien financiados, y se concentran [en su programa].
Sus miembros saben bien lo que quieren: instaurar el Imperio
Americano, que los gastos militares alcancen el nivel logra-
do durante los aos de la Guerra Fra, mucho armamento nue-
vo, y una poltica global que proyecte a los militares
americanos a lo profundo de Asia y a todos los dems puntos
intermedios.
12
2- Los conservadores tradicionales favorecan la fuerza mili-
tar y tenan un concepto estrecho de los intereses naciona-
les, mientras que los liberales eran devotos y se inclinaban
hacia los ideales abstractos. Los neoconservadores tienen
algo de ambos: son halcones, pero tambin defienden los
derechos humanos y los principios del orden mundial.
13
3- Los neocons se caracterizan por creer que los Estados Uni-
dos no deben avergonzarse por usar su poder indisputado,
de manera abrumadora si es necesario, para promover sus
valores alrededor del mundo. Algunos hablan, aun, de la ne-
cesidad de establecer un imperio americano. Los neocons
creen que las amenazas que actualmente enfrenta su pas no
deben solo ser contenidas, sino evitadas, incluso, mediante
el uso de acciones militares preventivas.
14
El Apocalipsis segn San George
157
4- Los neoconservadores son un producto del antiguo mo-
vimiento judeo-trotskysta norteamericano de los aos 30 y
40, que se metamorfose en comunista-liberal, entre los 50
y los 70, y finalmente, se transform en una variante del mi-
litarismo imperialista de derecha.
15
5- El neoconservatismo es una filosofa poltica secular que
expresa la reaccin de un grupo de antiguos liberales ante
lo que crean era la poltica de apaciguamiento hacia la
URSS, del Partido Demcrata, motivada, sobre todo, por el
tratamiento que se daba en aquel pas a su poblacin juda y
por sus relaciones con el mundo rabe. Era un grupo peque-
o, pero influyente, formado por escritores, comentaristas
y funcionarios gubernamentales.
16
No es difcil imaginar un movimiento como el de los neocon-
servadores naciendo por inseminacin artificial en los aos de la
Guerra Fra, amamantado en sus primeros das por los generosos
donativos de las agencias de inteligencia norteamericanas y las gran-
des corporaciones, a travs del laberinto conservador de los tan-
ques pensantes y las fundaciones filantrpicas.
No es difcil tampoco definir a un movimiento como este, nu-
trido de conversos y apstatas del movimiento obrero y comunista
internacional, como un Caballo de Troya utilizado para penetrar, di-
vidir y derrotar a ese mismo movimiento, de la misma forma que,
para tales fines se han utilizado y financiado, bajo cuerda, a otras
tendencias similares.
No es difcil intentar caracterizarlo como un destacamento
de guerra asimtrica, una especie de Legin Extranjera contra las
ideas progresistas, liberales y de izquierda, sirvindose para ello
de oportunistas y desertores, cuya prdica va dirigida a desmora-
lizar a sus oponentes a travs de constantes llamados a la deser-
cin, ms o menos la misma labor que realizaban en las guerras de
independencia cubana las contraguerrillas formadas por desertores
del campo rebelde, al servicio del colonialismo espaol.
Analogas aparte, para entender al movimiento neoconservador
norteamericano, que es la fuerza organizada que ha nutrido de cua-
dros al gobierno de Bush Jr., y le ha dado la escalofriante coheren-
cia ideolgica que ostenta, a pesar de las incoherencias y vacuidades
158
Eliades Acosta Matos
del presidente, es imprescindible remitirse a su historia, aunque
esa disciplina acte en los neocons a la manera del agua bendita
sobre los vampiros.
Adam Wolfson, editor del The Public Interest considerado por
muchos uno de los rganos principales del movimiento, es una
voz autorizada para desentraar los orgenes los neocons, al me-
nos, para transmitirnos cmo estos imaginan su propio alumbra-
miento, y la mitologa que suean para sus primeros pasos. A ello
dedic, en el invierno de 2004, un artculo titulado Conservatism
and Neoconservatism.
Para Wolfson, es parcialmente correcta la afirmacin que
Irving Kristol plasmara en 1995 en su libro Neoconservatism:
The Autobiography of an Idea, algo as como el Mein Kampf de
los neocons, acerca de que [...] lo que puede ser descrito como
el impulso neoconservador fue [...] un fenmeno generacional, y
ha sido ya lo suficientemente incorporado dentro de un movi-
miento ms amplio, que es el propio movimiento conservador,
17
a lo que Wolfson aade: [...] ms que un fenmeno generacional
[y en consecuencia, transitorio], el neoconservatismo es una de
las principales tendencias dentro del conservatismo, tomado este
como un todo.
18
Si aceptamos la afirmacin de Wolfson, debemos preguntar-
nos, cules son las otras tendencias que conviven con los neocons
dentro del movimiento conservador americano?
El contorno bsico del neoconservatismo es apreciable cuan-
do se le compara con sus dos rivales conservadores funda-
mentales: los libertarios y los tradicionales [...]. Generalmente
hablando, los tradicionalistas miran hacia Edmund Burke, los
libertarios hacia Frederick Hayes, y los neocons hacia Alexis
de Tocqueville [...]. Aquellos de nosotros que se quejan de la
vida moderna americana y encuentran solaz en el pasado, per-
tenecen a los tradicionalistas. Aquellos que celebran las nue-
vas libertades y las nuevas tecnologas, pertenecen a los
libertarios. Y los que ven en la modernidad principios ad-
mirables, pero tambin tendencias preocupantes, son los
neoconservadores.
19
El Apocalipsis segn San George
159
Empecemos por caracterizar a los tradicionalistas, conoci-
dos como trads, los miembros ms antiguos de la familia con-
servadora norteamericana:
Tras la Segunda Guerra Mundial, un grupo de importantes pensa-
dores conocidos como nuevos conservadores intentaron unir
las ideas de Edmund Burke a la vida pblica norteamericana.
En la obra The Conservative Mind, escrita en 1953 por uno
de ellos, Russell Kirk, es apreciable el intento de llevar al
pensamiento conservador norteamericano, desde su variante
filosfica burguesa, de raz lockeana, a su variante aristocrti-
ca, cercana a las posiciones contrarrevolucionarias de Burke,
con lamentos al estilo de [...] la edad de la caballera ha pasa-
do
20
y las denuncias [...] al nuevo imperio de la razn y la
ilustracin,
21
condensadas en su obra Reflections on the
Revolution in France.
El regreso a Burke, protagonizado por Kirk y sus aliados, no era
gratuito. En el terreno de la poltica internacional, este propug-
naba el principio de intervencin, por el cual los Estados te-
nan el derecho de intervenir en otros Estados, si consideraban
que en ellos se estaba pervirtiendo el orden natural, dando lugar
a la anarqua, la tirana, y el desorden,
22
tal como Burke deca
que haba ocurrido en la Francia revolucionaria.
El anhelo de detener, reconsiderar y, quizs, hacer retroceder [a
la sociedad norteamericana, en el tiempo] apunta Wolfson,
se mantena vivo entre estos crculos conservadores, lo cual se
reflejaba en la defensa de la familia tradicional, el cultivo de
sus virtudes y la sensibilidad religiosa. Es tpico de este punto
de vista acusar al gobierno federal de usurpar las prerrogati-
vas de las localidades. El ideal era regresar a un pas de pue-
blos pequeos y de comunidades muy vinculadas entre s.
23
Para Kirk, seis eran los grandes temas del pensamiento conser-
vador norteamericano, segn lo reflej en su obra La menta-
lidad conservadora en Inglaterra y los Estados Unidos:
[...] la creencia de que un destino divino rige la sociedad y la
conciencia humana; la lucha por la pluralidad tradicional frente
a la uniformidad del igualitarismo moderno; la conviccin
160
Eliades Acosta Matos
de la necesidad de la jerarqua; la defensa de la tradicin; la
creencia de que la propiedad y la libertad son indisolubles;
la idea de que cambio y reforma no son cosas idnticas. [Para
finalizar] la afirmacin de que Dios instituy un orden que
debe ser respetado.
24
Ante estas posiciones de los tradicionalistas, viene a la mente
la definicin clsica que Abraham Lincoln brindase sobre el
conservatismo, en discurso pronunciado el 27 de febrero de 1860:
Qu es el conservatismo, sino lo viejo y ya intentado, que se
opone a lo nuevo y no intentado an?
25
El rgano difusor de las ideas trads, en sus inicios, fue la
National Rewiew, donde Kirk tena una columna semanal. El pri-
mer editorial de la revista fue escrito en 1955 por William F.
Buckley, y tal como Wolfson lo describe, fue un llamado a las
armas para decir: Stop.
Cercanos en algunos aspectos a los trads, pero alejados
en otros, sin llegar a constituir una corriente dominante dentro
del movimiento conservador norteamericano, existe una espe-
cie de iglesia fundamentalista disidente, y como todas las de su
tipo, pequea, pero muy activa. Este grupo es conocido como
paleoconservadores. A los efectos del presente anlisis, de-
bemos examinarlos como una derivacin de los trads. Sus carac-
tersticas son:
Segn Wolfson:
Los paleos desprecian muchos aspectos de la vida moderna
norteamericana y pretenden moverse ms all del debate
poltico contemporneo.
Se dieron a conocer en los 90, cuando Patrick Buchanan
intent transformar el Partido Republicano de acuerdo a
esas ideas: no para restaurar el viejo ideal conservador, sino
para iniciar la reforma de la derecha.
26
Buchanan se declaraba anti-mercado libre y antiglobalizacin, en
la economa; antiemigrantes y antiaborto, en la vida social, y
aislacionista, en poltica exterior. Declar una guerra reli-
El Apocalipsis segn San George
161
giosa por ganar el alma y el corazn de la nacin. Se le consi-
deraba un intento quijotesco.
27
En asuntos tales como la conveniencia de la igualdad social y pol-
tica, o el derecho humano a pensar, [...] los paleos revelan
una exhuberancia iconoclasta que se encuentra raramente en la
derecha de post-guerra. Su espritu es cercano a Nietzsche y
como este, se mueven tras los dolos democrticos, movidos
por el desdn hacia lo que creen deshumanizador.
28
El rgano de difusin de los paleos ha sido la revista Chro-
nicles: A Magazine of American Culture, del editor Thomas
Fleming, quien se ha dedicado a la sociobiologa, la teora
evolucionista y la antropologa, para propiciarle un renacer a la
derecha. Entre sus tericos se encuentran Paul Gottfried y Samuel
Francis.
Los libertarios o libs, como tambin se les conoce, constitu-
yen la tendencia dominante dentro del espectro conservador nortea-
mericano. A diferencia de los trads y los paleos, los libertarios
consideran que su mbito natural es el mundo moderno, y en con-
secuencia, no luchan por el retorno a ninguna poca dorada del
pasado. Sus rasgos distintivos son:
Se consideran sucesores de John Locke, Adam Smith, John Stuart
Mill, Frederick Hayek y Milton Friedman, por lo que, como
indica Wolfson, [...] creen actuar dentro de una lnea progre-
sista y luchan por expandir, todo lo posible, las libertades eco-
nmicas y las oportunidades individuales. Se oponen a todas
las regulaciones, sean de ndole econmica o moral.
29
Esta
posicion crea en los libs el espejismo de que no son con-
servadores, como se resume en la afirmacion de Friedman de
que no era un conservador, sino un liberal del siglo XIX.
Los libs son especialmente activos en la oposicin a los gobier-
nos grandes y fuertes. Uno de sus clsicos lo constituy la
obra de Hayek The Road to Serfdom, escrita en 1944, como
respuesta al auge del nazismo alemn, el socialismo soviti-
co, y [...] a todos los intentos de planificacin econmica.
30
Para Hayek, la libertad poltica y personal dependen de la
libertad en los asuntos econmicos, por lo que, incluso, los
162
Eliades Acosta Matos
estados de bienestar de los Estados Unidos y Europa condu-
ciran [...] al eclipse de la libertad.
31
La crtica al estado de bienestar de los libs es menos romntica,
ms analtica y poltica que la que realizan con el mismo obje-
tivo, los trads, y es la adoptada por los tanques pensantes
conservadores ms importantes, al estilo del Cato Institute, el
American Enterprise Institute y la Heritage Foundation. [...] Su
portavoz principal fue Newt Gingrich, vocero de la Cmara de
Representantes en 1994. [...] El llamado Contrato con Amrica
del Partido Republicano llamaba a [...] terminar con el gobierno
que sea demasiado grande, demasiado intruso y demasiado li-
gero con los dineros pblicos.
32
El consejo que brindan los libs cuando critican a los gobier-
nos grandes y fuertes es aprender de la eficiencia de las cor-
poraciones privadas. Gingrich lo defini en su discurso
inaugural al asumir como vocero de la Cmara: Aprendamos
del sector privado [...], de la Ford, de IBM, de Microsoft.
33
Tales declaraciones, en opinin de Wolfson, [...] traslucen
el amor que sienten los libs por todo lo relacionado con
las nuevas tecnologas: ellos creen que el gobierno puede
modernizarse con las tecnologas electrnicas, as como
garantizar la felicidad de las personas mediante la biotec-
nologa.
34
Pero como suele ocurrir, todas estas son divisiones conven-
cionales, que en la vida de personas concretas se solapan, y jams
actan en estado puro. Veamos, a travs de la biografia y la visin
personal de un neocon, cmo interactan estas ideas.
El Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de
Berkeley desarrolla un programa de entrevistas grabadas con per-
sonalidades polticas del pas, conocido como Conversaciones con
la Historia, que generalmente es conducido por Harry Kreisler.
El 25 de abril de 1990 Kreisler entrevist a William A. Rusher,
dentro de la serie El movimiento conservador. La eleccin no
era casual: Kreisler era un destacado columnista y figura de la te-
levisin, conocido como conductor del programa The Advocate,
editor por 31 aos de la National Rewiew, y autor de numerosos
libros, entre ellos The Rise of the Right.
El Apocalipsis segn San George
163
Al ser entrevistado, Rusher explic as el surgimiento del mo-
vimiento conservador, desde su perspectiva personal:
El movimiento conservador se inicia a principios de los 50,
con sus tres componentes esenciales. Estaban los libertarios
y la Escuela Austriaca de Economa, seguidores de Von
Mises y Hayek. Estaban los tradicionalistas de Burke, segui-
dores de Rusell Kirk [...] mi llegada al campo conservador
fue a travs del anticomunismo. El anticomunismo opera-
tivo fue el tercer elemento tributario del movimiento
conservador norteamericano. All se encontraban todos los
que se oponan a la URSS, y tomaban la controversia muy
en serio, sobre todo en el terreno filosfico, creyendo que
el Partido Comunista representaba un problema para el pas,
tanto como en lo internacional.
35
La interesante revelacin de Rusher introduce un elemento
nuevo en el estudio del movimiento conservador norteamericano,
el del anticomunismo, sobre el cual no se habla, o se menciona de
soslayo, vergonzantemente. Mientras se hace nfasis en las diferen-
cias de matices entre libs y trads, se obvia, con toda intencin,
el anticomunismo que comparten.
Rusher reconoce que las ideas de libertarios y tradicionalis-
tas fueron importadas, y que el propio anticomunismo, en gran
medida, tambin lo fue:
La mayora de los anticomunistas ms notables eran refu-
giados de Europa del Este, aunque tambin muchos eran
norteamericanos. Un gran nmero haba sido comunista,
como Whitaker Chambers y Frank Meyer. James Burham
nunca fue comunista, sino un trostkysta muy prominente.
Pero el anticomunismo lleg despus, en el terreno inte-
lectual, como respuesta a la revolucin y al mundo comu-
nista, al que se opusieron a ultranza [...] yo me hice amigo
de Robert Morris, quien era jefe del Consejo del Subco-
mit de Seguridad Interna, y me pidi que fuera su asocia-
do, as que me convert en un anticomunista operativo, activo,
en el sentido de la batalla [...]
36
164
Eliades Acosta Matos
El carcter batallador, agresivo, que hoy ostentan los neocons
proviene, en gran medida, de esa marca anticomunista que porta
desde su origen el movimiento conservador norteamericano; de
esa conciencia de que tiene enemigos que combatir, e ideas que
imponer, para lo cual ha escogido el campo de batalla nacional, y
tambin, el internacional.
Las formas en que los neocons expresan este pecado original
son dismiles, pero es apreciable en ellos un recurrente sentido
fundamentalista, de desprecio a las razones y la lgica de sus
oponentes, de creencia fantica en sus propias verdades, ms all
de los datos de la realidad. En gran medida, los neocons son clones
reciclados de las luchas ideolgicas de la Guerra Fra, que han sido
capaces de evolucionar para subsistir en las condiciones del mun-
do post-muro de Berln.
Precisamente, fue el derrumbe del campo socialista, y en es-
pecial la desaparicin de la URSS, lo que dio coherencia al movi-
miento neoconservador y brind todas las oportunidades para que
hiciese su entrada triunfal en la escena poltica norteamericana, y
en consecuencia, en la arena mundial.
Quince minutos de fama
Tres momentos histricos se encuentran inscriptos, con toda
seguridad, en las pginas doradas del movimiento neoconservador,
en sus breviarios y libros de horas destinados a los nefitos recin
captados para la fe: la cada del muro de Berln, la llegada a la pre-
sidencia de George W. Bush, y el 11 de septiembre de 2001.
En esta Santsima Trinidad se resume el ascenso, apogeo y decli-
ve de los neoconservadores. Nunca antes, en la larga historia de la
humanidad, un movimiento poltico experiment un ascenso tan arro-
llador, logr reunir en sus manos tanto poder en el epicentro mismo
del poder mundial, ni lo retuvo ms fugazmente, arrastrado por el des-
moronamiento y la desintegracin de su organismo anfitrin, el go-
bierno de Bush Jr.
Mucha gente que se concentraba alrededor de ese crculo [el
del Weekly Standard, rgano de los neoconservadores] alertaron,
tras la cada del muro de Berln, que no deba hacerse una pausa
El Apocalipsis segn San George
165
estratgica, y que no era el momento adecuado para tomarse unas
vacaciones histricas.
37
As defina Max Boot, uno de los editores del Weekly Stan-
dard, la situacin creada ante la derecha tradicional conservadora
norteamericana, mientras su enemigo tradicional desapareca. To-
das sus estrategias e ideas, de un momento para otro, quedaban en
la arena poltico-ideolgica sin referencias, desorientadas, ob-
soletas. Haba llegado el momento de los neocons, sus 15 minutos
de fama.
Y precisaba:
Mucha de esa gente alertaba acerca de los grandes peli-
gros que nos esperaban en el futuro, y que la nica manera
que tenan los Estados Unidos para sortearlos era asumien-
do el liderazgo mundial, tal y como hizo despus de 1945.
Ellos alegaban que no podamos abandonar nuestros de-
beres ante el mundo, como hicimos en 1919, sin pagar un
precio terrible.
38
El olfato empresarial de los neocons, obtenido por sus rela-
ciones carnales con las grandes corporaciones que los financian,
les indicaba que ante aquel vaco haba llegado el momento para el
que se haban preparado. Debutaban pretendiendo tener las frmu-
las polticas y las nuevas ideas que reclamaban los nuevos tiempos.
Llegaban hablando alto, con el aplomo de los salvadores que apare-
cen en el momento preciso:
Los republicanos sabamos cmo hacer poltica en los aos
que median entre 1968 y 1991 reconoca David Frum,
miembro del American Enterprise Institute, periodista y
redactor de los discursos del presidente Bush Jr.. Noso-
tros sabamos cmo luchar en aquellos aos, cuando la
gente tema al ascenso de la criminalidad, el problema prin-
cipal era la inflacin, y los soviticos avanzaban. Pero el
mundo cambi, y nosotros no lo hicimos. El castigo que
recibimos por no cambiar, fue la prdida del propio poder,
no saber qu hacer ante ello, y al final, tropezar.
39
166
Eliades Acosta Matos
Norman Podhoretz, con el cinismo que lo caracteriza y da brillo
a su prosa, con los tintes postmodernos que nadie se imaginara a su
avanzada edad, reconoca de manera simplista que defendiendo a los
Estados Unidos en la Guerra Fra, se hicieron proamericanos y
antisoviticos.
Pero el mundo, tras la desaparicin de la URSS, result mu-
cho ms complejo de lo que alguien como Podhoretz podra supo-
ner, a pesar de ser uno de los gures de los neocons.
La prdida de un enemigo exterior bien identificado, duran-
te la Guerra Fra, que haba servido como aglutinador perfecto de
la derecha norteamericana, lejos de favorecerla, provoc una
peligrosa atomizacin, que los neocons trataron de resolver con
su debut:
Un pequeo grupo dentro de la derecha [los neocons] afir-
maba que la misin no estaba cumplida, solo porque se
haba producido el colapso del comunismo expresaba Max
Boot. El mundo no es todava un lugar seguro para la de-
mocracia. Los peligros seguan acechando afuera [...].
Pienso que, en los 90, esa era la opinin de una minora
dentro del Partido Republicano, de hecho, era tambin
minoritaria dentro de la propia administracin Bush, hasta
el 11 de septiembre. Esos ataques cambiaron las cosas, de
la misma forma que el 7 de diciembre de 1941 [Pearl
Harbor] lo cambi todo.
40
No es interesante observar la manera en que se produjo el as-
censo y la llegada al poder de este pequeo grupo de idelogos? Su
imposicion dentro del espectro ideolgico norteamericano, inclu-
so, dentro de la propia derecha conservadora, no recuerda, acaso, la
emergencia de un tipo de fuerza fundamentalista, como la del fascis-
mo alemn, que se impone mediante una agenda despiadada, sin
matices, de ideas simplistas repetidas hasta el infinito; que exige
sumisin, antes que coherencia; que no admite tonos diferentes a
los propios, y que apela al terror intelectual para prevalecer sobre
sus oponentes y crticos?
La brecha abierta en la ideologa conservadora y el desplaza-
miento de los genuinos herederos del conservatismo contrarre-
El Apocalipsis segn San George
167
volucionario de Edmund Burke, tienen el cariz de un secuestro de
la ideologa conservadora por parte de un pequeo grupo de ide-
logos neocons
41
afirma Eduardo Arroyo.
Este secuestro fue sospechosamente propiciado tambin por
los secuestradores terroristas del 11 de septiembre. Cualquier de-
tective, al estilo de Adrian Monk, Colombo o Perry Mason no hu-
biese tardado en preguntarse: A quin benefici el crimen?
Norman Podhoretz parece responder con una afirmacin ro-
tunda, escrita en su libro Making It: Un escritor aspira a la coheren-
cia y al orden: coherencia para s y orden para el mundo.
42
Un interesante artculo de James Zogby, presidente del Arab
American Institute, publicado en el mediamonitors del 1 de julio
de 2003, bajo el sugestivo ttulo de How The Neo-Cons Operate
permite intuir la forma en que los neocons han obtenido la co-
herencia para s y propiciado el orden para el resto del mundo. En
opinin de Zogby, el modus operandi neocon se basa en:
El secreto y la premeditacin:
Dentro de los xitos cosechados por el neoconservatismo
se encuentra el haber desatado la guerra en Iraq, pero fue
precisamente ese xito el que lo ubic bajo el escrutinio
de la opinin pblica. Inicialmente se dedicaron a copar
revistas y tanques pensantes conservadores, y a buscar po-
siciones claves en la administracin Bush, en puestos rela-
cionados con la poltica exterior, creando una red pequea,
pero influyente, de columnistas y comentaristas que logr
condicionar el debate poltico, dentro del Gobierno y fuera
de l.
43
El carcter cerrado que caracteriza los clanes endogmicos: Ellos
estn conectados entre s por matrimonios, porque fueron jun-
tos a la escuela, comparten los mismos empleadores, [...] o
simplemente, porque son vecinos [...].
44
Un superobjetivo compartido: La piedra angular del pensamien-
to neoconservador radica en la creencia de que los Estados
Unidos deben dominar al mundo, en lo poltico y en lo militar,
tras el fin de la Guerra Fra.
45
168
Eliades Acosta Matos
La influencia filosfica de Leo Strauss y sus discpulos:
Las tres nociones esenciales que emergen [derivadas de la in-
fluencia de Strauss] son:
a) El papel de las elites: Las verdades esenciales sobre la so-
ciedad humana y la historia deben ser del dominio solo de
las elites [...].
b) El engao como diplomacia: Los filsofos deben mentir
piadosamente no solo al pueblo, sino tambin a los podero-
sos a los que sirven.
c) La necesidad de tener una amenaza exterior: Strauss pensa-
ba que un orden poltico estable solo es posible si la unidad
proviene del enfrentamiento a una amenaza exterior.
46
No es difcil entender cmo, despus del 11 de septiembre de
2001, este pequeo, pero combativo grupo de doctrinarios, logr
que Bush Jr. cayese rendido en sus brazos: era el destacamento
mejor organizado, mejor pagado, y ms coherente de todos los que
podan aconsejarlo en la inusual coyuntura en que los ataques
terroristas lo haban situado. Su fuga hacia delante requera de cier-
tos visos de legitimidad ideolgica, de cierta rotundidad y un tono
agresivo, de bravucn de barrio, lo ms alejado de lo polticamente
correcto que se pudiera.
Todos estos requisitos eran reunidos, con creces, por los
neocons. La simbiosis no tard en establecerse.
Los ataques terroristas hicieron que la administracin Bush se
acercase, como nunca antes, a la poltica exterior que preconizaban
los neocons
47
se corrobora en el artculo del Christian Science
Monitor.
Cmo es el mundo futuro que imaginan los neocons, cuya
visin le fue tan til a un gobierno acorralado como el de Bush?
Los neocons profetizaban un mundo futuro donde los Esta-
dos Unidos fuese el superpoder indisputado, inmune a las
amenazas precisa el artculo What do Neoconservatives
Believe?. Ellos crean que los Estados Unidos tenan la
responsabilidad de actuar como un hegemon global ben-
El Apocalipsis segn San George
169
volo. En dicha capacidad, la nacion deba actuar como un
imperio que garantizase la creacin de gobiernos democr-
ticos, econmicamente liberales, capaces de reemplazar a
los Estados fallidos u opresivos que amenazan a los Esta-
dos Unidos, o a sus intereses[...].
Cada rgimen hostil a los Estados Unidos, o que se suponga
sea una amenaza, deber ser confrontado agresivamente, y no
apaciguado o contenido. Las fuerzas militares del pas de-
bern ser reconfiguradas para adquirir gran flexibilidad y capa-
cidad de despliegue rpido, y se deben aumentar los gastos
para la defensa, especialmente en armamentos de precisin y
alta tecnologa, capaz de ser usado en ataques preventivos [...].
Se deber trabajar de conjunto con los organismos inter-
nacionales, al estilo de la ONU, siempre que sea posible, pero
ello no debe jams limitar las acciones encaminadas al lo-
gro de los objetivos propuestos, cuando sea necesario.
48
En efecto, aquellas declaraciones debieron sonar como acor-
des celestiales a los odos del Emperador, tan vapuleado ese oto-
o de 2001.
Los neocons fueron definitivamente aceptados a bordo del
carro imperial, convirtindose en la Guardia Pretoriana de Bush Jr.
La ofrenda de los Reyes Magos
No se entra a formar parte de un gobierno ultrapragmtico,
como son todos los gobiernos de los Estados Unidos, sin traer en
las manos, de manera bien visible, las ofrendas polticas corres-
pondientes. Los neocons llegaron con las manos llenas, en el mo-
mento preciso, como se cuenta de los Reyes Magos que viajaron
hasta Beln para agazajar al Mesas recin nacido.
Las ofrendas neocons fueron esplndidas y sumamente tiles,
a diferencia de lo que se suele, en ocasiones, regalar. Sus Reyes Ma-
gos colmaron al gobierno de Bush Jr. de lo que este careca y deses-
peradamente buscaba: coherencia, rigurosa disciplina ideolgica,
visos de legitimidad, y un linaje medianamente presentable.
Lo que los gobiernos de Reagan y Margaret Thatcher comba-
tieron con denuedo, en sus sociedades y el resto del mundo, bajo
170
Eliades Acosta Matos
la acusacin de permisividad, al momento de tomar el poder Bush
Jr. y hasta el 11 de septiembre de 2001, continuaba obstaculizando
el despliegue de las polticas neoconservadoras definitivas que
deban meter en cintura a las naciones e implantar el orden interno
y mundial soado desde siempre por el gran capital.
Aquello a lo que llamaban permisividad los arquitectos del
Gran Leviatn, y tambin los neocons, sus entusiastas continua-
dores es, ni ms ni menos, lo que los dems mortales conocemos
como derechos civiles, sociales, econmicos, culturales y pol-
ticos, logrados por los pueblos tras arduas luchas. Para lograr com-
batir a tan perniciosa tendencia, tanto Thatcher como Reagan
apelaron a la intimidacin interna, a la proclamacin de que se en-
contraban en peligro los altos intereses de la seguridad nacional, y
los llamados viejos valores. Con singular maestra Norman Tebbit,
uno de los idelogos conservadores britnicos de la Thatcher, de-
fini los males de la permisividad social:
El mal arte vala tanto como el bueno. La gramtica y la
ortografa ya no eran importantes. Ser limpio no era mejor
que ser sucio [...]. La vida familiar era ridiculizada como un
concepto burgus pasado de moda. Los criminales inspira-
ban tanta simpata como sus vctimas. Muchos hogares y
aulas abandonaron la disciplina si nada era bueno o malo,
no poda haber un fundamento para castigar o recompen-
sar. La violencia y la pornografa blanda fueron aceptadas
en los medios de comunicacin. Estos vientos fueron sem-
brados, y ahora estamos recogiendo tempestades.
49
Lo que se proclamaba por los 80, en medio de la ofensiva con-
servadora anglo-americana, era que los conservadores tenan la mi-
sin sagrada y la posibilidad, como partido y tendencia poltica, de
erradicar la sociedad de la permisividad, y que deban hacerlo por-
que [...] la defensa de la libertad implica la defensa de los valores que
hacen que la libertad sea posible, sin que degenere en libertinaje.
50
De tales declaraciones de principios, los conservadores pa-
saron al despliegue de polticas abiertamente represivas. Sus here-
deros, los neoconservadores, tambin lo son, a tal grado que
Whitaker lo recuerda al precisar que [...] el nacionalismo y el autori-
tarismo enmarcan el proyecto neoconservador.
51
El Apocalipsis segn San George
171
Nacionalismo y autoritarismo fueron excelentes ofrendas de los
neocons al bushismo. La prepotencia y el cinismo de las declaraciones
polticas internas y externas de Bush y sus funcionarios provienen de
lo que Whitaker define como rasgo distintivo del neoconservatismo,
en relacin con otras tendencias similares de la misma familia: Lo
que [lo] distingue de otras estrategias capitalistas es su defensa sin
tapujos de la redistribucin a favor de los ricos y el consiguiente acento
que pone en la coaccin en detrimento de la legitimacin.
52
El despliegue de polticas represivas, dentro del pas y fuera
de l, contrariamente a lo que proclaman los neocons al referirse a
la necesidad de limitar el Estado al mximo, exige un gobierno
cada vez ms fuerte y agresivo, alejado de cualquier veleidad redis-
tributiva, lo que constituye otra ofrenda propiciatoria. George
Gilder, uno de los idelogos del reaganismo, lo defini as: Al
enfrentarse a los problemas de la pobreza, uno tambin debe olvi-
dar la idea de vencer la desigualdad mediante la redistribucin.
53
Whitaker reconoce, acertadamente, que el primer paso para este
olvido debe ser despejar de poltica al mbito del mercado, para lo
cual son sumamente tiles [...] altos niveles de desempleo, la racio-
nalizacin que tiende a hacer disminuir las reivindicaciones salaria-
les y el activismo sindical [y] renunciar a cualquier pretensin de
corporativismo [...].
54
Pero aunque abogaban por mantener y ampliar, en lo posible,
las desigualdades clasistas, incluso, consagrndolas como insolu-
bles y eternas, los neocons aportaron tambin un enfoque que fue
bienvenido dentro de un tipo de gobierno como el de Bush Jr., ne-
cesitado de apoyo interno para el despliegue de su agenda poltica:
el de la necesidad de unidad nacional y patriotismo para enfrentar
los desafos de la era postmoderna.
En resumen, los neocons regalaron tambin a Bush una lgica y
un discurso que intentaban suplir las desigualdades sociolgicas
y econmicas con un aglutinante de ndole moral y nacionalista; con
la retrica de la unidad nacional por encima de las diferencias deri-
vadas de la posicin que se ocupe en los esquemas de produccin y
reproduccin social.
Durante una conferencia ofrecida, en febrero de 1992, en el
American Enterprise Institute (AEI), Thomas Pangle profesor de
Ciencias Polticas de la Universidad de Toronto, afirm: Hoy
172
Eliades Acosta Matos
el Estado nacional se halla en una difcil situacin, fundamen-
talmente en la esfera moral. Incluso en los Estados Unidos y otros
pases similares, donde el patriotismo y la unidad nacional conti-
nan siendo relativamente fuertes, las fuerzas del localismo y el
globalismo constituyen desafos morales a la unidad nacional.
55
Una sociedad como la norteamericana que segn los planes
del gobierno de Bush Jr., deba apoyar una poltica exterior agresi-
va y expansionista, necesitaba ser primero convencida de que los
sacrificios que esto representara hallaran sentido y recompensa en
los marcos de su propio sistema. Los neocons acunaban la paterni-
dad del espejismo y el bushismo se apresuraba a recoger el pro-
videncial regalo:
Para pedir a sus miembros el afrontar riesgos o sacrificios
apuntaba el profesor Pangle ante el selecto auditorio del
AEI, una sociedad debe ser capaz de ofrecer algo que tras-
cienda el inters o la seguridad colectiva [...].
Una sociedad que demande sacrificios debe presentarse
como un todo en el cual el individuo podr encontrar signi-
ficado para su vida y una permanencia que trascienda su ser
mortal.
56
La conclusin a la que arrib Pangle en su conferencia fue
sencilla y elocuente, todo lo sencilla que exiga su auditorio, y
todo lo elocuente que esperaba de su conferenciante el American
Enterprise Institute: Me inclino a considerar que, mientras los pro-
blemas transnacionales y las autoridades multilaterales constituidas
para lidiar con tales problemas sern ms poderosos en los aos ve-
nideros, los Estados nacionales continuarn siendo ms decisivos
que cualquier organizacin supranacional.
57
No es cierto que tales profecas se vieron milagrosamen-
te cumplidas durante la etapa preparatoria para la guerra de Iraq,
cuando el gobierno de Bush pidi sacrificios a los norteamerica-
nos, el Estado se erigi en la instancia de salvacin nacional, la
ONU fue echada a un lado como herramienta intil para lidiar
contra la amenaza del terrorismo, y una arrebatada ola de pa-
triotismo recorri la Union, de costa a costa, con un fondo de ban-
deritas estremecidas?
El Apocalipsis segn San George
173
Pero valorar solo por su utilidad poltica inmediata las ofrendas
realizadas por los Reyes Magos neocons ante el pesebre fraudulento
donde Bush Jr. abri sus ojos al poder imperial, sera un craso error.
En realidad, resultaron ser mucho ms tiles, lo que se comprende al
analizar opiniones como las de George F. Will, ganador del premio
Francis Boyer, del American Enterprise Institute, en 1995.
El 6 de diciembre de 1995 le correspondi a Geoges F. Will
impartir una conferencia titulada: The Cultural Contradictions of
Conservatism durante la Cena Anual del American Enterprise
Institute. Con gran sentido de la oportunidad, el texto ntegro fue
publicado el 1 de enero de 2000, en la web de la AEI.
Hoy el conservatismo se pregunta si un gobierno grande es
una necesidad o una contingencia en un gran pas que ostenta una
gran economa [...]
58
inici Will su razonamiento, en lo que, a
primera vista no prometa ser ms que la repeticin del tradicional
ataque neocon contra el Estado. Pero pronto los disparos apun-
taron hacia otra direccin, y confirieron a sus palabras la importan-
cia que, tal vez, no le concedieron los asistentes a la Cena Anual,
previsiblemente ocupados en atacar al salmn:
Estamos en el ltimo mes de un ao de intenso debate sobre
nuestra organizacin nacional, el ms intenso en los ltimos
62 aos, desde 1933. En esa fecha, el New Deal aceler la ya
cambiante relacin existente entre el ciudadano individual y
el gobierno central. Desde entonces, el gobierno se ha vuel-
to omnipresente en nuestra sociedad, aspirando tambin a ser
omniprovidente. Mientras transcurra ese proceso, el gobier-
no ha sufrido una debilitante prdida de legitimidad [...].
59
La principal preocupacin de Will, de los neocons, y de sus
anfitriones del AEI era fundamentar la crtica de lo que este lla-
m [...] tendencias polticas de este siglo en los Estados Uni-
dos,
60
y en primer lugar, de la poltica liberal-demcrata iniciada
por Franklin Delano Roosevelt destinada a evitar, en lo posible,
estallidos revolucionarios mediante reformas que beneficiaban a
los ms desposedos. Se trata, ni ms ni menos, que de reducir las
obligaciones del Estado invocando motivos morales, tales como
la necesidad de tener un tipo de gobierno que no obstaculice, sino
174
Eliades Acosta Matos
que forme, como proclamaba Wilson, [...] inteligencia e inde-
pendencia de espritu en sus ciudadanos.
61
El debate sobre lo que se dio en llamar las contradicciones cul-
turales del capitalismo sign el ambiente intelectual occidental
durante la dcada de los 60. No es casual que un avispado Will haya
echado mano a su recuerdo, cuando recibi la misin de hacer lo ms
placentera posible la digestin de los prohombres de AEI presentes en
aquella cena. Para ello, nada como empezar definiendo el concepto:
Se postula que el capitalismo es amenazado por su propio
xito: el prodigio que realiza al crear riquezas produce
hbitos y rasgos de carcter que subvierten virtudes, como
la industriosidad, que son prerrequisitos del propio capita-
lismo [...].
En carta de Adams a Jefferson, de enero de 1819, puede leer-
se: Podras decirme cmo evitar que el lujo produzca afe-
minamiento, disolucin, extravagancia, vicios y tontera?
62
Extrapolando al presente aquella supuesta maldicin enquistada
en el seno de un capitalismo, diz que exitoso, Will intent hacer lo
mismo con la ideologa conservadora:
Esta contradiccin es coyuntural, no constituye, necesaria-
mente, un rasgo obligatorio del conservatismo, pero si no
se le corrige, puede llegar a serlo. Su esencia es la siguien-
te: el conservatismo no proclama irrespeto al gobierno, pero
no oculta su desdn por este y por la vocacin poltica, en
general. Su visin acerca de las virtudes cvicas no depende
de la lealtad a una agenda poltica determinada, sino del res-
peto a nuestro rgimen poltico, a nuestro orden constitu-
cional entendido como empresa formativa.
63
Una vez reconocida la tensin existente entre el pensamiento
apoltico neoconservador y su declarada defensa del sistema, Will
avanz otro paso en la construccin de su contradiccin:
El mayor servicio que ha prestado a la nacin el conserva-
tismo contemporneo ha sido volver a llamar la atencin
El Apocalipsis segn San George
175
sobre algo en lo que ya haban reparado los Padres Funda-
dores: la sociedad es un crisol para la formacin del carc-
ter. El gnero humano es esencialmente poltico y su destino
social solo se cumple a travs de la asociacin. Los gobier-
nos pueden daar la vida asociativa, y los gobiernos grandes
suelen causar grandes daos.
[...] los gobiernos son esencialmente hostiles a las virtu-
des derivadas de la responsabilidad y el autogobierno [de
los ciudadanos].
[...] Hoy por hoy el gobierno se ha convertido en una fuerza
deformadora del carcter, corruptora del carcter nacional.
64
La cabriola conceptual de Will debi obrar un milagro. Es casi
seguro que a esta altura de su disertacin los presentes dejasen
momentneamente sus cubiertos para aplaudirlo con rabia. Y no
era para menos: mejor que engullir el asado estaba aquello que
acababa de ser dicho contra el gobierno, claro est, contra el go-
bierno liberal-demcrata de William Clinton, tan odiado por los
invitados de AEI como aquel de Roosevelt.
Los liberales, segn Will [...] han aniquilado todo sentido
del lmite cuando se trata de la competencia y la responsabilidad
[del gobierno].
65
Este pecado ha borrado la distincin existente
entre las esferas de la vida pblica y privada, de lo cual depende la
libertad, confiriendo al gobierno funciones que no le pertene-
cen, como aquellas que Roosevelt proclam en su Segundo In-
forme a la Nacin, al decir que nadie deba sentirse contento, a
pesar del estndar general de vida, mientras [...] alguna fraccin
del pueblo, sea la que sea, sufra de hambre o carezca de abrigo.
66
Tan odiados arranques de igualitarismo, de la famosa com-
pasin de los liberales, no pueden conducir sino a la obligacin de
satisfacer todos los deseos de la gente, de lo cual se deriva un pro-
blema poltico central para el conservatismo: [...] lograr que esa
misma gente acepte un gobierno que censure sus deseos, que se nie-
gue a cumplir muchos de ellos.
67
Qu tipo de gobierno es capaz de actuar de la manera en que
los neocons, al estilo de Will, lo desean?
La frmula es sencilla, y tan antigua como la humanidad mis-
ma: La agenda conservativa para un gobierno restrictivo depende
176
Eliades Acosta Matos
de que este tenga la fuerza que se deriva del respeto, y el respeto
jams se concede a los dbiles.
68
No encontr Will frmula ms adecuada para alegrar la so-
bremesa de sus correligionarios, que redondear sus argumentos
con un par de aseveraciones ms que adornaban lo dicho sobre la
necesidad de un gobierno fuerte en los Estados Unidos:
La misin real de los conservadores no es remover todo im-
pedimento que lmite la expresin de la opinin popular,
sino engrandecer y refinar dicha opinin [...]. El problema
no radica en reconocer que esta es una idea elitista, sino en
decidir qu elite debe gobernar.
El partido que, por primera vez, se constituy en un factor
nacional, debe agradecerlo a la negativa de un hombre a
aceptar la soberana popular como elemento constitutivo
de la poltica americana. Ese partido es el Republicano,
cuyo pedigr intelectual se remonta directamente a la ne-
gativa de Lincoln a aceptar que los ciudadanos de Kansas
tuviesen el derecho a poseer esclavos.
69
La mesa quedaba servida, y no precisamente para los ahtos
comensales que se haban aprovechado de la proverbial hospitali-
dad de AEI, mientras a Will se le enfriaban los platos, sino para el
equipo electoral de Bush Jr.
Se poda esperar ms? Ah, claro!: los postres, el caf, un
buen habano de contrabando y una copa de Cointreau para la di-
gestin.
A pesar de sus denodados esfuerzos por parecer original
durante aquella cena memorable, Will pecaba exactamente de
lo contrario. Puede que no lo supiera, pero cada vez que un go-
bierno en su pas se aprestaba a experimentar un trance imperial
aparecan con admirable puntualidad, ciertos eruditos encar-
gados de lanzar la clarinada de alerta contra la enervante atms-
fera que aniquilaba las virtudes primigenias americanas, sobre
todo, entre la juventud. Habitualmente, tal como ocurra con Will,
quienes agitaban esas banderas de arrebatado patriotismo mora-
lizante eran, a la vez, los ms decididos partidarios de la expan-
sin y la rapia.
El Apocalipsis segn San George
177
La frugalidad, la industriosidad, el respeto a la ley, y el cul-
tivo del intelecto, son cualidades esenciales que adornan a
cualquier pueblo exitoso, pero ningn pueblo ser verda-
deramente grande si no posee tambin las virtudes heroicas
que son tan necesarias para tiempos de guerra como de paz
[...]. Los Estados Unidos dejarn de ser una gran nacin cuan-
do sus jvenes carezcan de la energa y el estoicismo, tanto
como la voluntad y el poder necesarios para luchar contra
los enemigos de la nacin.
70
Estas palabras no fueron pronunciadas durante la suculenta cena
que ameniz Will con su elocuente verbo neocon. Aparecen reco-
gidas en la introduccion del libro Hero Tales from American History
y fechadas el 19 de abril de 1895. Se deben a dos plumas, tan conser-
vadoras e imperialistas pero no menos elocuentes, como la de
Will: la de Theodore Roosevelt, futuro presidente de los Estados
Unidos, y Henry Cabot Lodge, senador e idelogo del Partido de la
Guerra, antes, durante, y despus de 1898.
Faltaban algo menos de tres aos para que el Maine estallase
en la baha de La Habana.
George F. Will, con su conferencia, se adelant en algo me-
nos de seis aos a la tragedia del 11 de septiembre de 2001, que
permiti a Bush Jr. protagonizar su autocoronacin, y cumplir con
las profecas del gobierno fuerte y respetado que fueron hechas
sobre los manteles impolutos de AEI.
Y despus hay quienes ponen en duda la idea del progreso.
178
Eliades Acosta Matos
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53
Ibdem, p. 36.
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Ibdem, p. 37.
55-57
Pangle, Thomas: The Spirit of Postmodern Politics, Jan. 1, 2000. En:
http://www.aei.org/include/news_print.asp?newsID=17939
58-69
Will, George F.: The Cultural Contradictions of Conservatism. En:
http://www.aei.org/news/newsID.6134/news_detail.asp
70
Roosevelt, Theodore y Harry Cabot Lodge: To E. K. R.. En: Hero
Tales from American History, The Century Co., 1895, pp. IX-X.
Los dos pensadores que han tenido el mayor impacto en la forma-
cin de mi pensamiento han sido Lionel Trilling, en los 40, y Leo
Strauss, en los 50. El primero, un liberal; el segundo, un conserva-
dor: ambos esencialmente escpticos.
1
La confesin de Irving Kristol el Mesas del neoconservatismo
en los Estados Unidos, pone sobre el tapete una cuestin impor-
tante: la de la filiacin filosfica del propio movimiento neocon, su
adscripcin a una determinada escuela de pensamiento que da co-
herencia a las posturas de miembros tan dismiles y pertenecientes a
generaciones tan diversas como las que lo componen.
Esta declaracin de Kristol alumbra zonas oscuras de los orge-
nes del pensamiento neocon y de su decidida vocacin por la pu-
blicstica sazonada con frases ingeniosas extradas de la literatura
moderna. La ligera envoltura potica de sus conceptos habituales se
diferencia de la densidad del enfoque sociologista o economicista
clsico. Que sean agradables al paladar, no necesariamente les otor-
ga un mayor fundamento.
Para compensar la ligereza de Trilling, [...] crtico literario
elegante
2
segn arrobada declaracin de Kristol, nada mejor
que utilizar como lastre la pesadez de Strauss, [...] un poderoso
filsofo germano de la poltica.
3
De semejantes padres tan opuestos no poda surgir, como no
surgi, nada diferente a una criatura apta para servir de festn a
Sigmund Freud. Veamos qu aportaron a Kristol, segn sus propias
palabras:
Recuerdo vvidamente mi primera lectura de los ensayos
de Trilling publicados en Partisan Rewiew reunidos luego
bajo el ttulo de The Liberal Imagination. Me impactaron
con la fuerza de una revelacin. Sin haberlos ledo, hubiese
CAPTULO 5
TRILLING, STRAUSS & WOHLSTETTER, S.A
181
182
Eliades Acosta Matos
podido imaginar que los escritores modernos, al estilo de
D. H. Lawrence, T. S. Eliots, W. B. Yeats, Franz Kafka y
Faulkner, tenan una visin incompatible con la que predo-
minaba entre los crculos liberales y socialistas intelectua-
les de New York, que eran para m como el Sanedrin* de la
sabidura y la sensibilidad. Lo moderno se mostraba como
algo sumamente complejo: la sensibilidad artstica y la ra-
zn poltica estaban en conflicto, o dicho de otra forma, la
metafsica de la vanguardia artstica moderna estaba en con-
flicto con la metafsica de la poltica progresista moder-
na [...]. Comprend que ninguna poltica era viable si su propia
cultura le era radicalmente subversiva. Mi parte neo se
sinti fortalecida.
4
Lo que de Trilling actu sobre Kristol con la fuerza arrasadora
de una revelacin fue la afirmacin de que las vanguardias artsti-
cas y las vanguardias polticas podan no coincidir, incluso, estar
enfrentadas a muerte. Visto en su contexto, Kristol intuy que
exista una brecha sutil que poda servir para los fines que se ha-
ba trazado, y que le haban sido trazados por sus patrocinadores,
siendo como era, tal y como le gustaba denominarse, un guerrero
de la Guerra Fra.
Hay mucho de arrogante manipulacin, de cumplimiento de
una agenda poltica preconcebida en el enfoque neoconservador
que Kristol y sus seguidores han hecho de la literatura, desde enton-
ces. El objetivo se ha alcanzado, al menos, de manera transitoria,
aunque no debe pensarse que solo por el esfuerzo neocon: des-
gajarla de su condicin de secular rebelda crtica ante el poder, las
injusticias y desigualdades; llevarla al punto muerto en que se halla,
en plena luna de miel con los poderes establecidos; prostituirla,
convirtindola en mera maquila reproductora de los modelos de
vida y valores conservadores que se importan de Occidente para
obligado consumo mundial.
Al ser entrevistado por Harry Kreysler dentro del programa
Conversando con la Historia, de la Universidad de Berkeley,
* Tribunal supremo de los judos, establecido en la poca de los Macabeos.
Estaba compuesto por 71 miembros y era presidido por el nasi (prncipe).
El Apocalipsis segn San George
183
Norman Podhoretz coincidi con Kristol en su valoracin sobre la
influencia de Trilling en la conformacin literaria del movimiento
neocon.
Tras reconocer que Trilling les ense que la ambicin era
una condicin de carcter admirable, y que la honestidad intelec-
tual tena el ms alto valor, Podhoretz afirm:
Uno no es el ventrlocuo de los dems. Lo que tengas que
decir puede no ser de lo ms importante ni interesante, de
hecho, muchos escritores temen que lo que escriben no ten-
ga gran significacin por lo que intentan imitar a otras vo-
ces. Pero lo que aprend de Trilling, y en lo que creo
fervientemente, es que cuando vayas a escribir debes ser t
mismo, y no otra persona.
5
Esta afirmacin en boca de Zola o Vctor Hugo, de Hemingway
o Saramago no causara extraeza, pero en boca de Podhoretz o
Kristol, voceros de las grandes corporaciones conservadoras de
los Estados Unidos, no pueden menos que provocar una piadosa
sonrisa, la de un escepticismo que no viole las reglas de urbanidad.
A fin de cuenta, se trata de personas mayores, y lo que est de moda
es lo polticamente correcto.
Lionel Trilling fue, segn la pgina web del Columbia College,
[...] el crtico ms famoso de esa institucin, tanto como Mark
Van Doren fue su ms famoso autor.
6
La razn que hizo de Trilling
[...] uno de los intelectuales pblicos ms famosos del siglo, resi-
de en sus investigaciones, tanto como en su crtica literaria diri-
gida a una amplia audiencia.
7
Su influencia se debe tambin a un
factor nada despreciable que se puede hallar en casi todos los
currculos de sus continuadores neocons: el ejercicio de la docen-
cia universitaria. En Columbia se confirma en la web ya citada
Trilling es recordado como un profesor muy entregado, con un
especial compromiso para con la docencia de pre grado. No era
raro, debido a su reputacin, que estudiantes de todo tipo viniesen
a Columbia para tomar las clases de Trilling.
8
Trilling comenz sus estudios en Columbia en 1921, y se gra-
du como Bachiller en Artes, en 1925, Mster en Artes, en 1926, y
Doctor en Filosofa, en 1938. A principios de los 30 ya era profesor,
184
Eliades Acosta Matos
siendo reconocido desde el inicio como una de las mentes ms
agudas, aunque tambin ms iconoclastas de la institucin. Fue tam-
bin profesor, junto a Jacques Barzun, de la asignatura Coloquio
sobre libros importantes, antes de dedicarse a la enseanza de otra
signatura conocida como Humanidades A.
Sus novelas y cuentos, al estilo de Middle of the Journey
(1947) y Matthew Arnold (1939) no le dieron la fama nacional
que logr con sus numerosos ensayos crticos. Escribi regular-
mente para Partisan Rewiew, y public los siguientes volmenes
de ensayos: The Liberal Imagination (1950), The Opposing Self
(1955, reeditado en 1979), A Gathering of Fugitives (1956),
Sincerity and Authenticity (1972) y Beyond Culture (pstuma,
1979). Tambin con este carcter se public The Moral Obligation
To Be Intelligent, editado por L. Wieseltier, en el 2000. Se consi-
dera que su obra ensaystica combina lo social, lo psicolgico y lo
poltico con la crtica y la investigacin literarias, una escuela que
cuenta entre sus seguidores a Podhoretz y Kristol, entre otros.
Fue una de las personas que cre el clima intelectual en el cual
nos movemos dijo tras su muerte Steven Marcus, su compaero de
48 aos en Columbia. l hizo que este pareciese parte de la natura-
leza, antes que de la cultura.
9
Debe recordarse que el clima intelectual con el cual tuvo que
lidiar la crtica literaria de Lionel Trilling no era, precisamente, el
que le hubiese gustado. La apreciacin que hace Marcus de su es-
fuerzo por construir un ambiente ms acorde con sus ideas lo retrata
de cuerpo entero, como una especie de precursor de quienes nadan
a contracorriente, especialmente cuando esto se hace hacia la orilla
derecha. Al crtico Trilling le toc debutar nada ms y nada menos
que teniendo como compaeros de clima intelectual a los escritores
y poetas de la calificada por Gertrude Stein como la Generacin
Perdida.
Solo teniendo en cuenta los rasgos filosficos e ideolgicos
dominantes en la poca, se puede aquilatar lo que Trilling realiz
con su obra crtica; que esta haya sido y sea tan reverenciada por
los neocons en su carcter de precursora, y que se le pudiese consi-
derar en Columbia como un iconoclasta: era la poca que sigui
al fin de la Primera Guerra Mundial caracterizada por la rebelin
contra el orden social establecido, contra las convenciones de todo
El Apocalipsis segn San George
185
tipo, incluyendo las sexuales y las estticas, y el deseo de estable-
cer un nuevo orden, un arte nuevo. Oponerse a ello, como hizo
Trilling, debi ser tan radical y estridente como promoverlo.
A partir de los 20 y al propio tiempo que Trilling ingresaba en
Columbia los escritores al estilo de James Branch Cabell, Henry
Miller, Hemingway, Scott Fitzgerald, William Faulkner, Thomas
Wolfe, John Dos Passos, Steinbeck y E. E. Cummings, entre otros,
tenan en comn la desilusin y la oposicin a lo existente, el aban-
dono de los clichs romnticos por un realismo extremo; lleno de
simbolismos y mitos; adems de un lenguaje franco, hiriente, casi
obsceno, influenciado por la psicologa y la teora marxista.
A pesar de la mitificacin de los neocons, Trilling no fue el
nico que se opuso a los nuevos aires que soplaban en su poca. Lo
hicieron tambin, en la poesa, Conrad Airen, Sara Teasdale, Edna St.
Vincent, Vincent Millay y Elinor Wylie, y ms adelante, Wallace
Stevens y William Carlos Williams; en la novela, Willa Cather; en el
ensayo, E. B. White; y en el cuento, Anne Porter y Jean Stafford. Es
ms, la poesa en los Estados Unidos, tras la Primera Guerra Mun-
dial, continu dominada por el aristocrtico estilo intelectual de T.
S. Elliot y Ezra Pound, creadores de una nueva especie de clasicismo
que influy en la propia crtica y en los crticos literarios posteriores,
entre ellos, H. L. Mecken, Edmund Wilson, Malcolm Cowley, Lewis
Munford, Van Wyck Brooks, John Crowe Ransom, Yvor Winters,
Allen Tate, R. P. Blackmur, Penn Warren, Cleanth Brooks y Lionel
Trilling. En consecuencia, ni por su oposicin a los nuevos aires, ni
por reflejarlo en la obra crtica, Trilling puede considerarse precur-
sor o excepcional.
Tampoco el enfoque metodolgico de la crtica de Trilling
fue original: lo comparti, segn The Columbia Electronic Enci-
clopedia, con Cleanth Brooks y Allan Tate. Se caracteriz por su
[...] tcnica de lecturas cerradas, que ignoraba los condicio-
namientos biogrficos e histricos, [...] reviviendo la nocin del
poema como objeto artstico autnomo.
10
Para aquilatar lo que
esto signific, ms como crtica literaria reaccionaria y con-
servadora,que como actitud iconoclasta, baste sealar que lo nue-
vo eran entonces los enfoques psicolgicos y antropolgicos en
la crtica, condicionados por la influencia freudiana y marxista.
186
Eliades Acosta Matos
O precisamente por ello, los astutos crticos que adversaban este
enfoque, al estilo de Trilling, se autoproclamaron nuevos?
En abril de 1999, el Board of Modern Library de Random House
hizo pblica su seleccin de los 100 mejores libros de no ficcin, en
lengua inglesa, publicados en el siglo XX.
11
En esta interesante y exi-
gente lista aparece la obra ms reconocida de Trilling, The Liberal
Imagination que ocup la posicin 56, despus de Darkness Visible,
de William Styron, y antes de The Second World War, de Sir Winston
Churchill. Por su parte, en una seleccin de IC Books Rewiew, compi-
lada por el Dr. Enrico Peppe, y titulada ICs Top 25 Philosophical and
Ideological Conservatives Books,
12
el mismo libro de Trilling obtie-
ne el lugar 14, despus de William F. Buckley Jr., Patron Saint of the
Conservatives, de John B. Judis, y antes de The Guilty Consciente of
a Conservative, de Craig Schiller. En el primer listado no se incluye
ninguna obra de Leo Strauss; en el segundo, y en el puesto 25, se en-
cuentra Natural Right and History, de este autor.
No hay dudas de que Trilling figura entre los arcngeles ma-
yores del retablo neocon, y que sus obras, y el uso que de ellas se
ha hecho, abonaron el camino de un movimiento que llega hasta el
presente. Analicemos algunas de las ideas que contiene The Liberal
Imagination para explicarnos semejante devocin.
En la resea que hace el Dr. Peppe del libro, se comienza por
citar las palabras que Trilling escribi para el prefacio, y que ilus-
tran suficientemente bien su punto de partida:
En los Estados Unidos, actualmente, el liberalismo no es
solo la tradicin intelectual dominante, sino la nica exis-
tente. A ello se debe el hecho comprobado de que no circu-
len las ideas reaccionarias o conservadoras. Las tendencias
conservadoras y reaccionarias no se expresan hoy mediante
ideas, sino a travs de actitudes mentales airadas que inten-
tan semejarse a las ideas.
13
Los ensayos de Trilling intentan profundizar (para desmitificar?)
los iconos y arquetipos liberales y las ideas centrales que los expre-
san, por eso pasa del anlisis de la obra de V. L. Parrington historia-
dor cultural, autor de un clsico en tres volmenes, ganador de un
Pulitzer, titulado Main Currents in American Tought, de enorme
El Apocalipsis segn San George
187
influencia en los crculos liberales de los 30, a la de Sherwood
Anderson autor de siete novelas y otros libros sobre el americano
comn, para alcanzar su mayor agudeza en los ensayos dedicados a
Freud, el Kinsey Report, estudio estadstico de 1948 que desmen-
ta las imgenes puritanas idealizadas sobre la sexualidad de los
norteamericanos, y la revista Partisan Rewiew, creada en 1933
por William Phillips y Phillip Rahv, compaera de viaje de los in-
telectuales liberales, quien como estos, oscilaba intermitentemente
entre la izquierda y la derecha. Segn el Dr. Peppe, a pesar de que
tales crticas dicen concentrarse en lo socio-cultural, es aprecia-
ble en ellas que [...] lo poltico y lo sociolgico germinan como si
fuesen el centro de la interpretacin.
14
No es de extraar: esto ltimo, debe ser considerado el sen-
tido profundo de la crtica literaria de Trilling a la imaginacin
liberal. En ello radica su actualidad y vigencia perfectamente
intuida y exaltada por los neocons. Con no menos agudeza, el Dr.
Peppe reconoce que [...] cada pgina de ese libro refuerza en el
lector la percepcin de que [Trilling] es el jefe de la crtica para
reformar al liberalismo, o lo que es lo mismo, para inclinarlo a la
derecha.
15
El Dr. Peppe no escapa a la tentacin de citar a Damon Linker
cuando, el 28 de agosto de 2000, en The New Republic, rese la
compilacin que de la obra de Trilling hiciese Leon Wieselter, en
la que destaca el papel jugado por el crtico en la reformulacin de la
cartografa ideolgica de su poca y su pas:
La obra de Trilling escribe Linker se hace notoria por
el papel que jug en la historia intelectual norteamericana
del siglo XX. Trilling estuvo entre los primeros y los pocos
intelectuales de New York que se distanciaron del socialis-
mo trotskista que lleg a ser dominante en Partisan Rewiew,
en los 30. Por su disposicin, antes que por sus conviccio-
nes polticas, Trilling fue el primer neoconservador.
16
El Dr. Peppe acota, con certera puntera: La influencia de
Trilling sobre Kristol, Podhoretz y los otros de New York, fue enor-
me. Sin aquellos Intelectuales de New York, no habra hoy mo-
vimiento neocon.
17
188
Eliades Acosta Matos
Existe un documental de Joseph Dorman, producido en 1997
por Riverside Productions y titulado Arguing the World que reco-
ge la trayectoria de aquel grupo de intelectuales neoyorkinos, al
cual hay que regresar, una y otra vez, para entender el surgimiento
del movimiento neocon y la evolucin de la intelectualidad norte-
americana, desde principios de siglo, hasta el presente. Dedicado a
la vida de Irving Howe, Irving Kristol, Daniel Bell y Nathan Glazer
grupo que se nucle inicialmente alrededor de Partisan Rewiew,
el filme exalta lo que los productores consideran el primer grupo
de intelectuales crticos influyentes surgido de la clase obrera de
los Estados Unidos,
18
la segunda generacin intelectual neoyorkina
que en los 30 del siglo XX, nacidos en el seno de familias humildes
de emigrantes judos este-europeos [...] formaron un oscuro crculo
donde las polticas radicales y las vanguardias culturales se unan.
19
La lista de los 58 pensadores y artistas pertenecientes a esas tres
generaciones es impresionante por la huella e influencia dejada tras
de s, aunque con signos ideolgicos dispares. A la generacin inicial,
surgida a finales de la dcada del 20 y principios del 30, conocida
como la de Los Ancianos, junto a Phillip Rahv, William Phillip y
Hanna Arendt, entre otros, aparece el nombre de Lionel Trilling.
Para entender la significacin exacta de la ruptura protagoni-
zada por estos ancianos en el ambiente liberal de izquierda rei-
nante en New York y otros centros intelectuales de los 30, baste
decir que la derecha conservadora, arrinconada y a la defensiva en-
tonces, supo aprovechar, con sagacidad y olfato poltico, los cr-
menes del stalinismo, y entre ellos uno de los mayores, por no
decir el ms grave y el que ha proyectado una sombra ms tenaz
sobre la idea socialista, hasta hoy: el de separar brutalmente a la
vanguardia artstica de la vanguardia poltica. Este nuevo aire para
los conservadores reaccionarios fue el ms esplndido regalo que
pudo hacer Stalin a sus encarnizados enemigos de clase, y lo ms
grave: sin tener la conciencia ni la cultura para entenderlo.
La nueva derecha intelectual, de la que era adelantado Trilling,
supo escoger su campo de batalla. Por ello se refugi en la litera-
tura, y ms especficamente, en la crtica literaria. Pero aquella
derecha, an vergonzante, camuflada bajo la crtica a la imagina-
cin liberal, comenz con Trilling y su crculo neoyorkino por
diferenciarse de la derecha tradicional, y de la izquierda socialista,
El Apocalipsis segn San George
189
a travs de la cual pas, incontaminada, pero contaminante, como
una estrella fugaz.
Cmo lo logr?
Para explicarlo, el Dr. Peppe recurre a lo escrito por M. H.
Abrams:
La Segunda Guerra Mundial, y especialmente la desilusin
con el comunismo sovitico que sigui a los procesos de
Mosc, motivados por supuestas traiciones a Stalin, tanto
como la firma del pacto con Hitler, en 1939, termin con
el radicalismo literario de los aos 30 [...]. Durante algunas
dcadas el New Criticism, dominado por los escritores con-
servadores sureos, los Agrarios, tipific la tendencia cr-
tica prevaleciente que buscaba aislar a la literatura de la
sociedad [...].
Crticos influyentes, como Edmund Wilson, Lionel Trilling,
Philip Rahv, Alfred Kagan e Irving Howe, conocidos como
New Yorks Intellectuals, continuaron, a travs de los 60,
analizando las obras literarias en el contexto de la vida de
sus autores, y en funcin de la significacin moral e imagi-
nativa de las obras y de las consecuencias que provocaban
en la sociedad.
20
A diferencia de la Vieja Derecha, el nuevo enfoque de Trilling y
sus amigos neoyorkinos preocupa al Dr. Peppe, intentan controlar la
propiedad, la libertad, y la paz, o sea, todo el imaginario burgus. A
nadie debe extraar, en consecuencia, las tendencias totalitarias que
exhibe elitistas rayanas en la devocin a un sistema de castas que es,
en s mismo, la negacin de la democracia, ni la arrogancia del pen-
samiento neocon, versin extrema de aquellas ideas literarias de
Trilling, y de otras no tan literarias, como cuando expres: Nosotros,
como liberales y progresistas, sabemos que los pobres son nues-
tros iguales en todo sentido, excepto en el de ser iguales a nosotros.
21
En cuanto a sus diferencias con la tradicin socialista y trost-
kista, de la que, supuestamente procede tambin Trilling, vale la
pena detenerse un poco, pues semejante origen se atribuye tam-
bin a otros destacados neocons, que se reputan como sus descen-
dientes y continuadores.
190
Eliades Acosta Matos
Una interesante polmica motivada por un artculo de Vicky
Pelez aparecido el 20 de mayo de 2003 en El Diario, de New York
bajo el ttulo De la revolucin permanente a la conquista perma-
nente, permite profundizar en la alegada conexin trostkista o en el
supuesto pecado original de izquierda del movimiento neocon.
Alumnos dilectos de Strauss fueron Paul Wolfowitz y Abram
Shulsky escribe Vicky Pelez. Tambin Stephen Cambone y
William Kristol, alumno este ltimo de otro alumno de Strauss
llamado Harvey Mansfield [...].
22
Para demostrar el nexo con el trostkismo, Vicky Pelez cita a
Frances Stonor Saunders, quien escribi en su libro La CIA y la
Guerra Fra Cultural, que los padres de muchos de los actuales
neocons fueron militantes trostkistas antiestalinistas, en los aos
30 y 40; formaron parte de los movimientos anticomunistas libera-
les de los 50, 60 y 70, para convertirse luego en neoconservadores,
al transformar la Teora de la Revolucin Permanente en Teora de
la Conquista Permanente, basados en Strauss, para convertirla lue-
go en Expansin Permanente, al llegar al poder.
Tres das despus de haber sido publicado este artculo, Bill
Vann lo someti a fuerte crtica en el World Socialist Web Site,
rgano del Comit Internacional de la Cuarta Internacional, me-
diante una resea titulada Las races histricas del neoconser-
vatismo: rplica a un calumnioso ataque contra el trostkismo.
Rechazando las acusaciones de que existi semejante co-
nexin, y que esta fue propiciada por la CIA y el gobierno de los
Estados Unidos en su lucha contra la URSS y el comunismo, Vann
aporta los siguientes elementos:
No existen evidencias de que los Estados Unidos hayan propicia-
do la difusin de las ideas del movimiento trostkista:
El Embajador norteamericano en Mosc, Joseph Davies,
apoy los procesos mediante los cuales lderes, como
Trostky, fueron juzgados en ausencia [...].
A Trostky se le neg asilo en numerosos pases, entre ellos,
los Estados Unidos [...]. Tampoco se permiti, en 1940,
tras su asesinato, celebrarle funerales en territorio nortea-
mericano.
23
El Apocalipsis segn San George
191
El movimiento trostkista norteamericano jams fue beneficiado
ni tolerado por las autoridades: 18 de sus lderes fueron en-
carcelados bajo el Acta Smith, los primeros en sufrir tales
penas anticomunistas [...]. A otros [...] se les amenaz con la
deportacin.
24
Existen amplias evidencias de que el FBI y la CIA han espia-
do y espan a los trostkistas norteamericanos.
25
En 1949, lo que se celebr en el Waldorf Astoria con el apo-
yo de la CIA no fue un congreso trostkista, sino un encuen-
tro de intelectuales promovido por Aaron Copland, Arthur
Miller, Norman Mailer y Lillian Hellman, entre otros.
El nico nexo existente entre el actual movimiento neocon-
servador y el trostkismo:
[...] debe buscarse en la lucha poltica que se desarroll, hace
seis dcadas, en el interior del trostkismo. Y, particularmen-
te, en la carrera de dos individuos concretos: Max Shachtman
e Irving Kristol [...]. En 1939, este ltimo se uni a la Young
Peoples Socialist League, que estaba afiliada al partido trost-
kista [...]. Pronto el joven Kristol gravit hacia una tendencia
pequeo-burguesa dentro del partido, lidereada por James
Burnham y Max Shachtman [...]. Poco antes de su muerte, el
propio Trotsky llev a cabo una intensa lucha poltica contra
esos elementos.
[...] La documentacin de ese proceso se halla en el volu-
men titulado En defensa del Marxismo.
26
Los seguidores de Burnham y Shachtman repitieron su tra-
yectoria hacia la derecha [...] rechazando el socialismo, pidiendo
una agresin atmica contra la URSS, [...] apoyando la agresin
contra Corea, [...] asesorando a la anticomunista AFL-CIO y a la
Secretara de Estado, [...] apoyando la Guerra de Vietnam y el sio-
nismo [...].
27
La relacin de tales elementos con Shachtman:
[...] no fue resultado de la conexin de este con el trostkismo,
sino de la aceptacin de su lnea de anticomunismo, mili-
tarismo y sionismo [...]. No cabe duda de que Shachtman y
Kristol usaron las habilidades polticas logradas dentro del
192
Eliades Acosta Matos
movimiento marxista para servir luego a la causa de la reac-
cin [...]. El destino de ambos lo nico que demuestra es la
vigencia y significacin de la lucha del marxismo contra el
oportunismo.
28
Por mucho que se desvelase por cuestiones relacionadas con
la crtica literaria, Trilling fue un anticomunista militante. Por
ese, y no por otro rasgo, es que ha sido canonizado y exaltado al
altar neocon. El propio Kristol, en su libro ya citado, no titubea
en afirmarlo:
Todos los que formaban parte de la comunidad intelectual
anticomunista de New York compartan similares experien-
cias. Muchos de ellos se convirtieron [luego] en gente fa-
mosa y distinguida: Diana y Lionel Trilling, Daniel Bell,
Mary McCarthy, los editores de Partisan Rewiew [...]. En
la primera dcada posterior a la Segunda Guerra Mundial su
fama y distincin se limitaban, al igual que su talento, a un
crculo muy pequeo de personas [...].
Por cerca de dos dcadas el anticomunismo liberal fue un
movimiento minoritario entre los intelectuales.
29
Cabra preguntar, gracias a qu milagroso proceso, en apenas
unos aos, este movimiento se ha convertido, no solo en el ms vi-
sible dentro del panorama intelectual de los Estados Unidos, sino
tambin en rico y poderoso, fungiendo como la retaguardia ideol-
gica del propio gobierno, y como religin laica del Imperio?
Esto no puede explicarse de otra manera que remitindonos a
su utilidad: sencillamente es aceptado y promovido por las cor-
poraciones y sus tanques pensantes, y por las agencias de inteli-
gencia que actan como Ministerio de las Ideas en los Estados
Unidos porque es un movimiento que les resulta til, cmodo,
manuable, leal. De ah a formar gobierno resta un solo paso: Reagan,
Bush Sr. y Bush Jr. lo comprendieron.
Si la influencia de Lionel Trilling es palpable dentro de los
neocons, mucho ms lo es la de Leo Strauss.
La proeza intelectual atribuida a Strauss, y que hace de
sus ideas filsoficas y polticas una especie de Arca de la Alianza
El Apocalipsis segn San George
193
neocon, puede hallarse descrita en las siguientes palabras de
Kristol:
Los escritos de Leo Strauss han sido extraordinariamente
influyentes en los Estados Unidos. Su anlisis acerca de los
elementos destructivos que actan desde el interior del li-
beralismo (anlisis que fue popularizado por sus alumnos y
los alumnos de sus alumnos), transform el tono del dis-
curso pblico del pas. Quin hubiera imaginado, treinta
aos atrs, que en 1995 la tercera parte del pblico ameri-
cano se proclamara conservador, que apenas el 17% se
reconocera como liberal, y el resto, afirmara ser mo-
derado? Haber llevado el liberalismo contemporneo a la
situacin de desprestigio que hoy ostentan sus concepcio-
nes, entre ellas, la visin simplista de la naturaleza humana,
su filosofa social utpica, y su nimo secularista contra la
religin, es un triunfo nada despreciable.
30
Comparando estas declaraciones de Kristol sobre Leo Strauss
con las de otros neocons ilustres, como por ejemplo Paul Wol-
fowitz, se aprecia una divergencia: mientras unos elevan por las
nubes el papel jugado por Strauss como precursor del movimien-
to, otros tratan de demostrarnos, con enorme vehemencia, lo ab-
surdo de estas afirmaciones, llegando casi a convencernos de que
jams existi, que se trata de un mito urbano ms, y que quienes lo
invocan lo hacen siguiendo el ritual y el dogma con que los fieles
conjuran a las deidades en las que creen.
[Hablar de la conexin straussiana] es un producto de men-
tes calenturientas, incapaces de entender que el 11 de sep-
tiembre cambi muchas cosas, incluyendo la manera en que
debemos enfocar al mundo ha declarado Wolfowitz a Sam
Tannenhaus, en entrevista del 20 de septiembre de 2003.
Dado que esas personas se niegan a confrontar esta rea-
lidad, apelan a todo tipo de teoras conspirativas para expli-
carlo. Yo tom dos terrorficos cursos de postgrado con
Leo Strauss: uno sobre Montesquieu y el espritu de las le-
yes, que me ayud a entender mejor nuestra Constitucin;
194
Eliades Acosta Matos
el otro sobre las leyes en Platn. La idea de que esto tiene
algo que ver con la poltica exterior de los Estados Unidos
es risible.
31
Pero muchos no comparten tan candorosas afirmaciones de
Wolfowitz, y enarbolan, al menos, una certeza incontrovertible:
Leo Strauss existi.
Segn David Mc Bryde, uno de sus bigrafos, Leo Strauss na-
ci el 20 de septiembre de 1899 en Kirchnain, Hesse, Alemania, en
el seno de una familia juda ortodoxa. En 1905 comenz sus estu-
dios primarios en su pueblo natal. Tras la preparatoria entr, en 1912,
al Gymnasium Philippinum, en Marburgo, donde entr en contacto
con el pensamiento humanista alemn.
En el Gimnasio lea furtivamente a Schopenhauer y Nietzsche
se dice de aquellos aos. Al cumplir los 16 expres su decisin
de dedicar su vida a criar conejos y leer a Platn, aspirando a con-
vertirse en cartero rural. [...] A los 17 se adhiri al sionismo polti-
co. Concluy el Gimnasio en 1917.
32
Ingres en la universidad ese mismo ao, en su curso de vera-
no, pero tuvo que interrumpir sus estudios para servir en el ejrci-
to alemn, y fue destinado como intrprete a la ocupada Blgica,
entre julio de 1917 y diciembre de 1918. Continu estudios de
Matemtica, Filosofa y Ciencias Naturales en las universidades
de Marburg, Frankfurt del Meno, Berln y Hamburgo, y alcanz el
ttulo de Doctor en Filosofa. En Marburgo estuvo bajo la influen-
cia de la Escuela Neokantiana fundada por Hermann Cohen, [...]
quien sobrepasaba a todos los dems profesores de Filosofa
germanos entre 1871 y 1925, por el fuego y poder de su alma,
33
segn palabras del propio Strauss.
A pesar de esta devocin, el joven Strauss nunca se encontr
con su admirado mentor, quien muri en 1918, en Berln, dejando
tras de s una escuela neokantiana marburguesa a punto de desin-
tegrarse, y la enseanza, nada despreciable, de que la fe juda deba
ser vivida con intensidad y fervor. La escuela filosfica dominante
que sustituy a la neokantiana fue la fenomenolgica fundada por
Edmund Husserl.
A los 22 aos, un imberbe Strauss neokantiano fue presentado a
Husserl quien le resumi sus diferencias con Cohen en pocas pala-
El Apocalipsis segn San George
195
bras: La Escuela de Marburgo comenz por el techo. Yo he comen-
zado por los cimientos.
34
A pesar de eso, Strauss no result conven-
cido, y lleg a la conclusin de que [...] tanto Cohen como Husserl
pertenecan al mismo mundo de la preguerra. Ms acorde con el
mundo de postguerra estaba el resurgimiento de la Teologa, aso-
ciada a los trabajos de Karl Barth.
35
Sobre Strauss influy nota-
blemente, en este perodo, el renacimiento de la teologa juda,
vinculada a las investigaciones de Franz Rosenzweig.
En la Universidad de Marburgo, Strauss frecuent a estudian-
tes, profesores y bibliotecarios de la talla de Jacob Klein, filsofo
de las matemticas, y Hans George Gadamer. En 1921 se trasla-
d a la Universidad de Hamburgo, donde se doctor con la tesis
La epistemologa en la filosofa poltica de F. H. Jacobi, bajo la
tutora de Ernest Cassirer. Strauss reconocera, ms adelante que
[...] entre mis 22 y 30 aos estuve completamente dominado por
Nietzsche.
36
En 1922 se traslad a la Universidad de Freiburgo para un curso
postdoctoral de un ao bajo la direccin de Husserl, que no fue de su
inters por el acento teolgico. En cambio, el impartido por Julios
Ebbinghaus capt enseguida su devocin, pues estaba dedicado a las
doctrinas sociales de la Reforma y la Ilustracin. Fue la primera vez
que se puso en contacto con las teoras de Hobbes dira su bigra-
fo, lo cual influira en l de manera decisiva.
37
De aquel perodo, Strauss recordaba tambin sus relaciones
con Martin Heidegger, miembro del grupo de Husserl. De Heideg-
ger le impresion [...] la precisin e intensidad con que interpretaba
un texto filosfico, especialmente la Metafsica de Aristteles.
38
Pero quien influy ms notablemente sobre l, por aquellos das,
al igual que ocurra con el resto de su generacin filosfica, fue
Max Weber, debido a [...] su intransigente devocin a la honesti-
dad intelectual, y su apasionada defensa de las ideas de las cien-
cias.
39
A pesar de ello, Strauss siempre consider a la filosofa
husserliana superior a la weberiana.
En Giessen, Marburgo y Berln, Strauss recibi tambin cur-
sos de Historia. Por entonces sostuvo una reunin con Vladimir
Jabotinski, lder de la lnea dura, revisionista, dentro del sionismo,
quien le reproch por no combinar, consecuentemente, las lecturas
religiosas y filosficas con el entrenamiento con rifles.
196
Eliades Acosta Matos
De 1922 a 1924 se vincul con la Escuela Juda Libre de
Frankfurt, que diriga Rosenweig, impartiendo cursos sobre Cohen,
Maimnides, Platn, Spinoza, y la teora poltica del sionismo. Por
su destacada labor, fue invitado por Julius Guttman a impartir cursos
en la Academia de las Ciencias Judas de Berln, y a investigar so-
bre la filosofa hebrea. All, entre 1925 y 1928, escribi su primer
libro, dedicado al Tratado teolgico-poltico de Spinoza, que fue-
ra publicado en 1930.
Los estudios sobre Spinoza, Hobbes y Maimnides de Strauss
lo condujeron hasta el umbral de Carl Schmitt, quien fue decisivo
con su recomendacin para que se concediera a Strauss una beca
de la Fundacin Rockefeller, en Alemania, para investigaciones
sobre la filosofa medieval juda y rabe. A finales de 1932 se en-
contraba en Pars realizando sus investigaciones. En 1933 le prorro-
gan la beca Rockefeller y se traslada a Londres para iniciar estudios
sobre Hobbes.
De 1928 a 1932 escribe su segundo libro dedicado a Mai-
mnides, que no se public hasta 1935. En 1936 publica uno de sus
textos ms importantes, The Political Philosophy of Thomas Hobbes
(Clarendom Press, Oxford). La Universidad de Cambridge le con-
firi su Premio Acadmico correspondiente al perodo comprendi-
do entre 1936-1937. En el otoo de 1937 recibi la condicin de
Investigador en el Departamento de Historia de la Columbia
University, en New York, por lo que se traslada a los Estados Unidos.
Strauss fue profesor del New School for Social Research, en New
York, entre 1938 y 1948 donde imparti clases de Ciencias Polticas.
En 1941 se convirti en Profesor Asociado en Ciencias Polticas y
Filosofa, y brind conferencias en numerosos centros universitarios
del pas. Entre 1941 y 1948 escribi Persecution and the Art of
Writing, publicado en 1952. En 1942 numerosos familiares de Strauss
que haban quedado en Alemania fueron deportados a campos de con-
centracin, donde murieron. En 1944 obtuvo la ciudadana nortea-
mericana y cuatro aos ms tarde (1948), concluye y publica On
Tiranny. De 1949 a 1973, los aos ms fecundos de su carrera, Strauss
fue profesor de la Universidad de Chicago. De 1949 a 1953 trabaj en
su obra ms famosa, Natural Right and History, que se public
en 1953. De 1949 a 1968 imparti clases de Filosofa Poltica. Tam-
bin fue Profesor Visitante en la Universidad de Berkeley. Entre 1954
El Apocalipsis segn San George
197
y 1955 se desempe de igual manera en la Universidad Hebrea, de
Jerusalem, donde ense Filosofa y Ciencias Polticas.
Desde 1957 hasta su muerte, sus conferencias y seminarios
comenzaron a ser grabados y transcriptos gracias a los fondos apor-
tados por sus estudiantes. Entre 1953 y 1957 escribe su libro
Thoughts on Machiavelli, publicado en 1958. Entre 1962 y 1964
trabaja en The City and Man, publicada en 1964. En 1966 publica
Scrates and Aristophanes.
En 1965 recibe el ttulo de Doctor Honoris Causa en Filoso-
fa Poltica por la Universidad de Hamburgo. Al ao siguiente reci-
bi el mismo homenaje por parte del Hebrew Union College, de
Cincinatti, por su contribucin [...] al desarrollo del pensamiento
hebreo.
40
A fines de 1967 se jubila en la Universidad de Chicago,
incorporndose al Claermont Mens College, en California.
En 1968 publica Liberalism Ancient and Modern. En 1972
concluye su Xenophon s Socratic Discourse. Entre 1967 y 1973
trabaj en Studies in Platonic Political Philosophy, que no fue
publicado hasta 1983.
El 18 de octubre de 1973, Leo Strauss muri de neumona y
fue sepultado en el cementerio de Knesseth Israel Synagogue,
Annapolis. A peticin de sus familiares y amigos, el Salmo 114 se
ley en sus funerales. Un fragmento de su texto ayuda a entender
mejor a este hombre, a su obra, y a las acciones de sus sucesores
neocons, pues en l no se habla de la piedad, sino de la fuerza:
Cuando sali Israel de Egipto,
La casa de Jacob del pueblo extranjero,
Jud vino a ser su santuario,
E Israel su seoro.
El mar lo vio, y huy;
El Jordn se volvi atrs
Los montes saltaron como carneros,
Los collados como corderitos.
[...] A la presencia de Jehov tiembla la tierra
A la presencia del Dios de Jacob
41
Al recorrer la trayectoria de Strauss salta a la vista que fue un
profundo conocedor de la Filosofa clsica oriental y occidental,
198
Eliades Acosta Matos
un devoto investigador de sus nexos con la poltica, y un activo
creyente judo. Ninguna de tales certezas alumbra lo suficiente las
esencias de su pensamiento ni por qu ejerce tanta influencia, a
treinta aos de su desaparicin, sobre hombres que tienen en sus
manos un inmenso poder.
Existe una pgina web oficial de los fervientes seguidores de
Strauss (straussian.net). En ella se encuentra un interesante y muy
til resumen del pensamiento straussiano, bajo el ttulo What is
the Straussian Political Philosophy?, que nos permite un primer
acercamiento a su actualidad y vigencia:
Lo que distingue al straussianismo en el terreno de la Filosofa
Poltica es:
1- El retorno a un tratamiento serio de los viejos textos,
leyndolos cuidadosamente, intentando entender a sus au-
tores, antes que a lo que se dice de ellos en la historia.
2- El reconocimiento de la naturaleza poltica de la Filosofa,
y del hecho de que la mayora de los filsofos hayan escri-
to sus obras con este objetivo.
3- El reconocimiento de que los grandes pensadores de todos
los tiempos han dotado a sus enseanzas con un doble senti-
do, el esotrico, y el exotrico, para preservarlas de perse-
cuciones, o para destinarlas solo a los ms receptivos. Esto
obliga a desentraar las enseanzas esotricas de los grandes
filsofos, siguiendo las pistas que dejaron en sus obras.
4- El reconocimiento de los peligros que entraan el histori-
cismo, el relativismo, el eclecticismo, el cientificismo y
el nihilismo para la Filosofa y la cultura occidental y, en
consecuencia, un esfuerzo por alejarla de tales influencias
devastadoras mediante el retorno a los textos seminales del
pensamiento occidental.
5- Cuidadosa atencin al dilogo como mtodo de desarrollo
de la cultura occidental, a partir de dos puntos iniciales en-
frentados: Atenas y Jerusalem. El reconocimiento de que la
Razn y la Revelacin, originadas en esos dos puntos de
vista, son fuentes diferentes de conocimiento en la tradi-
cin occidental, y pueden ser utilizadas para apoyarse la una
a la otra, no para refutarse mutuamente.
El Apocalipsis segn San George
199
6- Examen constante de la distincin ms drstica existente
entre las escuelas filosficas, la que las divide en Antiguas
y Modernas; un intento por entender mejor a los filsofos
de cualquier poca en relacin con esta distincin, y un in-
tento por aprender todo lo que pueda sernos de utilidad es-
tudiando ambas pocas.
42
A leer las anteriores caractersticas del pensamiento straussiano,
comprendemos por qu es tan socorrido en nuestros das: se trata de
un pensamiento erudito, que envuelve con una cubierta glamorosa a
ideas muy conservadoras. No solo somete a crtica, negndose a re-
conocer los aportes de las ideas derivadas de la propia evolucin de la
humanidad, especialmente todo lo que sigui a las revoluciones li-
berales-burguesas, sino que adems recomienda releer a los clsicos
para captar los mensajes esotricos de sus doctrinas: esta relectura
est vedada para el comn de los mortales, reservada a crculos cerra-
dos de elegidos.
Qu pasa cuando quienes creen estar entre los elegidos tie-
nen en sus manos las riendas del gobierno de la mayor superpoten-
cia de la historia?
Mi padre no era un poltico escribi el 7 de junio de 2003
su hija, Jenny Strauss Clay, en un artculo del New York Ti-
mes titulado The Real Leo Strauss. Era conservador por-
que no crea que los cambios eran necesariamente para
mejorar.
Leo Strauss crea en la dignidad intrnseca de la poltica.
Crea en la democracia liberal, y la defenda, aunque no es-
taba ciego ante sus imperfecciones. Para l era la mejor
forma de gobierno que pueda establecerse, la mejor y lti-
ma esperanza.
43
Ocho aos antes, Kristol haba expresado una opinin sobre
Leo Strauss que aunque no contradice la expresada por su hija, s la
matiza:
No era el intelectual tipo escribe Kristol. [...] Sus alum-
nos se hacen llamar straussianos, aunque prefieren ser
200
Eliades Acosta Matos
identificados como polticos tericos. [...] Ellos, a su vez,
han producido otra generacin de polticos tericos [los
neocons ], que se ha asentado en Washington, debido a que
el mundo acadmico se ha vuelto ms hostil al straussia-
nismo.
44
La profesora canadiense Shadia Drury una de las ms repu-
tadas investigadoras de las ideas y la prctica poltica de los neo-
cons, parece responderle a Kristol:
El problema de los straussianos es que son mentirosos com-
pulsivos. [Strauss] senta una profunda antipata por el li-
beralismo y la democracia, y sus discpulos hacen todo lo
posible por esconderlo. [...] La imagen de Leo Strauss como
gran patriota americano, amante de la libertad y la democra-
cia, es pura invencin.
45
Cules son, en opinin de esta especialista, los aspectos impre-
sentables de la teora straussiana y que, a su vez, revelan su verdadera
esencia?
1- La afirmacin de que la verdad es muy difcil de aceptar por cual-
quier sociedad, y que quienes la porten sufren persecuciones,
especialmente en las sociedades liberales.
2- Strauss y sus discpulos se creen portadores de la verdad, en
consecuencia, padecen un notable complejo de superioridad
y persecucin.
3- Strauss no fue un enemigo de los Estados Unidos, sino de la
libertad, en general.
4- La constante preocupacin de Strauss por el secreto estaba en
relacin directa con el hecho de que tena conciencia de que
muchas de sus ideas estaban en contradiccin con la moder-
nidad liberal norteamericana. Mantener sobre ellas un denso
velo de secreto resultaba la mejor manera de protegerlas y
protegerse.
5- Las quejas constantes de los straussianos acerca de su hipottica
exclusin y discriminacin de la vida cultural y acadmica del
pas, como resultado de sus ideas, es absolutamente falsa.
El Apocalipsis segn San George
201
Shadia Drury, afirma:
Los straussianos son el grupo ms poderoso, ms orga-
nizado y que dispone de mayores fondos entre los inves-
tigadores de Canad y los Estados Unidos. Son los dueos
indiscutidos de los fondos de los tanques pensantes de
derecha, de las fundaciones y las corporaciones. Gozan
tambin de la atencin de los poderosos de la Casa Blan-
ca. Nada dara mayor placer a Strauss, creyente conven-
cido de que los intelectuales tenan que jugar un importante
papel en la poltica.
46
6- Los intelectuales (de derecha, claro est) no deben ejercer direc-
tamente el poder, pues esto puede atraerles el odio de las ma-
sas, pero deben hacerlo aconsejando discretamente a los
poderosos.
7- El tema fundamental de la filosofa de Strauss es la distincin
que se establece entre filsofos antiguos y modernos:
En su opinin, los antiguos, como Platn, fueron sabios,
mientras los modernos, como Locke y otros liberales,
fueron tontos y vulgares. Los antiguos no compartan los
tesoros de la verdad o la libertad con las masas, que no
estaban preparadas para asimilarlos. Ellos crean que las
sociedades necesitan de una elite de filsofos o intelec-
tuales capaces de crear nobles mentiras para consumo
de las masas. No es sorprendente que los antiguos no se
inclinasen hacia la democracia.
47
8- A diferencia de los modernos, que creen en el derecho natural al
disfrute de la libertad y que los seres humanos nacen libres e
iguales, los antiguos niegan la posible existencia del derecho
natural, tanto como la creencia de que todos nacen libres e
iguales. En consecuencia, la condicin humana no se expresa
en la libertad, sino en la subordinacin: el nico derecho na-
tural posible es el de la dominacin de los fuertes sobre los
dbiles, de los superiores sobre los inferiores. Este es el tema
central de su libro ms conocido: Natural Right and History.
202
Eliades Acosta Matos
9- Los antiguos legaron a los superiores, segn Strauss en su obra
On Tiranny, el mandato de mantener en secreto sus ensean-
zas tirnicas, debido a dos razones: la necesidad de no herir
los sentimientos de las personas, y proteger a las elites de las
represalias, pues, a pesar de todo, [...] la gente no est dis-
puesta a admitir que est predestinada a la subordinacin.
48
10- El objetivo de los sabios superiores es ennoblecer al vulgo,
no [...] facilitarles el acceso a la libertad, la felicidad, ni la
prosperidad.
49
Este objetivo solo puede lograrse mediante [...]
el sudor, el trabajo y el sacrificio.
50
La religin y la guerra
[...] elevan a los hombres de la condicin animal en que los
hunde el consumo burgus [...].
51
11- El sentido profundo de esta concepcin straussiana lleva al
ascetismo, lo cual explica [...] la atraccin que ejerce sobre
aquellos que tienen inclinaciones religiosas.
52
12- Los discpulos de Strauss han abandonado el mundo acadmi-
co en busca del poder poltico, no porque se les haya rechaza-
do, sino:
[...] porque carecen de herramientas para desarrollar el de-
bate acadmico [...]. El estilo secreto y esotrico de los
escritos de Strauss es enemigo de las disputas filosficas,
en el interior de la academia [...]. Para ellos a la verdad se
llega por intuicin, por lo que quienes no comparten sus
puntos de vista [el de los sabios y elegidos] no son dignos
de ser tomados en cuenta.
53
13- Las ideas de Strauss, a fin de cuentas, no estn preparadas para
la vida acadmica, porque aspiran a la accin, o lo que es lo
mismo, a ser llevadas a la prctica poltica. El neoconser-
vatismo, a diferencia del tradicional, que era cauto y modera-
do [...] es activo, agresivo y reaccionario: su objetivo final es
hacer retroceder el reloj de la historia, y combatir a las revo-
luciones liberales y sus logros.
54
14- Para Strauss y sus discpulos al estilo de Irving Kristol o Allan
Bloom, o de los discpulos de este ltimo, como Francis
Fukuyama, los 60 fueron el origen de todo el mal que aqueja
a la sociedad norteamericana actual, de su decadencia, expre-
sada en la violencia, las drogas y el auge del crimen, [...] por-
El Apocalipsis segn San George
203
que el libertinaje engendra decadencia social.
55
La mejor
manera de salvar a los Estados Unidos de su [...] fascinacin
nefasta por la libertad [que deriva siempre en libertinaje], se-
gn Kristol, es usando a la democracia para derrotar a la liber-
tad, convenciendo a la gente de que la libertad termina en
anarqua, conduce al crimen, las drogas, el homosexualismo,
la ruptura de los vnculos familiares [...] con lo cual apoyarn,
al final, a las polticas conservadoras.
56
Shadia B. Drury concluye este recorrido por el lado oculto de
la filosofa de Leo Strauss y sus seguidores con el siguiente llama-
do de alerta: Es irnico que los neoconservadores norteameri-
canos hayan decidido conquistar el mundo en nombre de la misma
libertad y democracia a las que nada los une.
57
A nadie debe extraar que los principios filosficos straus-
sianos sean perfectamente identificables en la base de la poltica
exterior del actual gobierno bushista, desmintiendo las serficas
declaraciones de Wolfowitz, curiosamente, uno de sus artfices.
El anlisis que de ella hace Thomas G. West, del Claremont Insti-
tute, en su artculo Leo Strauss and American Foreign Policy,
as lo demuestra, aunque afirme que [...] dicha influencia sobre
la administracin [de Bush] ha sido muy exagerada.
58
Vale la pena
analizarla comparndola con la realidad:
1- De acuerdo con Strauss afirma West, cada nacin debe con-
ducir su propia poltica exterior y no debe hacerla descansar
sobre los organismos internacionales: Strauss era unilatera-
lista, no multilateralista.
59
Casualmente, de la misma manera
en que se comporta hoy el gobierno de Bush Jr. con respecto
a la ONU y otras agencias internacionales.
2- De acuerdo con Strauss comenta West, el objetivo de toda
poltica exterior es, o debe ser, la supervivencia, la independen-
cia y la autoconservacin [de la nacin], y nada ms.
60
Esta afir-
macin de West se clarifica, y clarifica su nexo con la poltica
exterior de Bush Jr., cuando dice, citando las ideas de Strauss:
La poltica exterior de cada nacin se consagra a su propio
beneficio [...]. Por la misma razn, ningun pas sensible se com-
promete con la expansin imperial para su engrandecimiento,
204
Eliades Acosta Matos
pero puede hacerlo cuando considere que se encuentre en peli-
gro su supervivencia.
61
Casualmente, el mismo pretexto que
esgrimieron Bush y sus aclitos cuando disearon la guerra in-
finita contra ms de 60 oscuros rincones del planeta, comen-
zando por Afganistn e Iraq.
3- Strauss, siguiendo las ideas de Tucdides comenta West, afirma
que lo que conocemos como el derecho natural de los fuertes a
conquistar y expandirse, [...] no siempre lleva al expansionismo
[...]. En otras palabras, decir que bajo ciertas condiciones el im-
perio sea posible y necesario, no significa que se sea imperialis-
ta.
62
Ni ms ni menos, la esencia de lo que el presidente Bush
afirma de su propio gobierno, apelando a los malabarismos ver-
bales que caracterizan a los neocons, cuando de parecer polti-
camente correctos se trata.
4- La poltica exterior para Strauss, tanto como para los clsicos, es
un asunto de hegemonismo, antes que de benevolencia [...]. Su
justificacin moral radica en que mediante l se procura la mejor
vida posible para el pueblo, mientras se le preserva de los daos
que otros intenten causarle.
63
El argumento parece sacado de
algn discurso de Bush Jr., tras el 11 de septiembre.
5- West se aventura a conjeturar que:
Strauss [en el caso de Iraq] hubiese recomendado a los Es-
tados Unidos hacer todo lo que pudiera beneficiar su propia
seguridad. Si ello beneficia a otras naciones, mucho mejor.
Pero intentar construir la democracia donde no existen las
condiciones mnimas para ello, traer ms perjuicios que
beneficios [...]. Kristol y Kagan, por su parte, argumentan
que los Estados Unidos tienen la obligacin moral, no solo
de hacer el mundo ms seguro, sino ms democrtico.
64
Como se aprecia, de una u otra manera, lo ms importante con-
tina siendo el derecho del ms fuerte a intervenir en otras
naciones para su propio beneficio. Suena conocido, verdad?
6- West escribe:
Sospecho, que Kristol y Kagan [y los neocons, en general]
coinciden menos con Strauss y los Padres Fundadores, que
El Apocalipsis segn San George
205
con los principios polticos del Progresismo Americano de
Theodore Roosevelt, quien proclam en Expansion and
Peace (1899): [...] La mejor poltica es el franco expansio-
nismo a costa del resto del mundo: cada expansin de un Es-
tado civilizado significa una victoria para la ley, el orden y el
derecho.
65
A pesar del heroico esfuerzo de West, queda claro lo mucho
que debe al pensamiento straussiano la filosofa del gobierno de Bush
Jr., en lo tocante a poltica exterior. Y el balance final es como
peda Teddy Roosevelt, francamente imperialista.
Expansin and Peace es el segundo de los escritos recogi-
dos en el libro de Roosevelt The Strenuous Life dedicado a com-
pilar sus ensayos y discursos. El libro fue publicado en 1900, en
New York, por The Century Co. El artculo, que vio inicialmente la
luz en el peridico Independent, del 21 de diciembre de 1899,
constituye una abierta declaracin imperialista y un llamado a sub-
yugar a las naciones brbaras mediante guerras civilizatorias, algo
que parece sacado de un ensayo de Samuel Huntington, o del dis-
curso de algn destacado neocon, al estilo de Dick Cheney o Paul
Wolfowitz. Vale la pena citar un fragmento para experimentar la
sensacin de que acaba de ser escrito ayer, y no hace 105 aos:
La tendencia al crecimiento del pacifismo entre las naciones
se observa solo en aquellas que son civilizadas. En la fron-
tera entre civilizacin y barbarie, la guerra es un proceso nor-
mal [...]. En su larga marcha los hombres civilizados han
comprendido que solo les ser dado mantener la paz si sub-
yugan a sus vecinos salvajes: los brbaros solo se rinden ante
la fuerza bruta [...]. Cada expansin de la civilizacin se reali-
za por la paz [...]. La expansin redunda no solo en beneficio
de la potencia que la protagoniza, sino del resto del mundo
[...]. Las naciones que se expanden y las que no se expanden
pueden caer, pero las primeras dejan herencia y gloriosas
memorias, mientras que las segundas no dejan nada.
66
En esta misma direccin, o sea, en la defensa del uso des-
carnado de la fuerza en las relaciones internacionales, se inscribe
206
Eliades Acosta Matos
el aporte de Albert Wohlstetter, el tercero de los pensadores y
estrategas que conformaron la fisonoma final del movimiento
neocon.
Wohlstetter es una de esas figuras que se resiste a ser enca-
sillada bajo una etiqueta poltica determinada afirma
Wolfowitz en la entrevista concedida a Tannenhaus. Siem-
pre fue muy exigente con el anlisis de los datos. Sus acer-
camientos a la poltica se basaban en el estudio de la realidad
[...] yo fui su alumno, y me identifiqu mucho con su mto-
do, que podra ser definido como un sistema de anlisis
ecunime que, aparentemente, separaba la moral de la pol-
tica, como si no formaran parte de la ecuacin.
Fue muy gratificante para m descubrir, al conocerlo mejor,
que existan profundas consideraciones morales en la ma-
nera como se relacionaba con los asuntos.
67
Que alguien como Paul Wolfowitz, tan ignorante de las consi-
deraciones morales a la hora de la toma de decisiones polticas,
afirme que Albert Wohlstetter, su maestro y protector, le haya pare-
cido un estratega despiadado, es sumamente relevante.
El 10 de enero de 1997, en Los ngeles, falleci Albert Wohls-
tetter. Vale la pena reproducir parte de su obituario, escrito por
Jude Wanniski, para comprender por qu despertaba tanta admira-
cin y respeto entre los neoconservadores bushistas:
Si Henry Kissinger hubiese muerto el pasado viernes, los
peridicos dominicales y los programas de televisin habran
dedicado un espacio considerable a recordarlo. Pero fue
Albert Wohlstetter quien muri en su casa de Laurel Canyon,
cerca de Los ngeles. El New York Times no public la noti-
cia, en su pgina B8, hasta el mircoles siguiente: Albert
Wohlstetter, 83 aos, experto norteamericano en estrategia
nuclear. Falleci. De hecho, sin exageracin alguna, de am-
bos hombres, fue Wohlstetter el ms influyente. Puedo decir
que Wohlstetter fue el desconocido que ms influy sobre el
mundo durante los pasados cincuenta aos, incluso, se halla-
ba entre los diez hombres ms importantes del mundo. No
El Apocalipsis segn San George
207
era, como se dijo, un experto en estrategia nuclear, sino
El Experto en estrategia nuclear.
68
Dnde encaja la influencia de El Experto sobre los nebulo-
sos orgenes del movimiento neocon? Qu lugar se reserva al pen-
samiento de un estratega nuclear entre las ideas de los filsofos y
crticos literarios que marcaron a los nuevos conservadores norte-
americanos?
Albert Wohlstetter fue de los primeros en comprender la dra-
mtica diferencia que significaba disponer de armamento de alta
precisin, para los mismos objetivos que se perseguan con las
armas nucleares, y a la vez, al menor costo de vidas humanas posi-
ble afirma Wolfowitz. Fue el primer intelectual en reconocer
que los misiles crucero Tomahawk desarrollados por la Marina
como sistemas de lanzamiento nuclear, eran ms importantes,
precisamente, por constituir sistemas convencionales de alta pre-
cisin.
69
Segn su obituario:
[...] a partir de 1951, en que [Wohlstetter] se desempe
como jefe de los analistas polticos de la Rand Corporation
[casualmente, uno de los tanques pensantes conservadores a
los que nos referimos en anteriores captulos], ascendi has-
ta el mismo centro del tablero donde se jugaba el ajedrez
nuclear, y se mantuvo en la cima de la pirmide intelectual,
sin rival, hasta el fin de la Guerra Fra. Actu de incgnito,
excepto para un reducido crculo de poder de nuestro pas,
pues no consideraba necesario ser un hombre pblico cuando
su misin consista en disear la gran estrategia capaz de
vencer a la Unin Sovitica sin necesidad de efectuar un
solo disparo nuclear.
70
Albert Wohlstetter naci en New York y se gradu en la Univer-
sidad de Columbia. Trabaj en los 40 en la Junta de Produccin de
Guerra, y en la industria aeronutica. Imparti clases en la Universi-
dad de Los ngeles y en la de Berkeley, California, a inicios de los
60. Entre 1964 y 1980 fue profesor de la Universidad de Chicago.
De esta poca datan las relaciones con dos de sus principales
208
Eliades Acosta Matos
protegidos, Richard Perle y Paul Wolfowitz, segn su Obituario, [...]
dos de los hombres pblicos que en las tres ltimas dcadas han
estado ms identificados con la poltica de confrontacin estrat-
gica desarrollada por Wohlstetter.
71
l y su esposa Roberta una
historiadora, tambin experta en cuestiones de seguridad nacional,
fueron consejeros de diferentes administraciones norteamericanas,
y se destacaron junto al presidente J. F. Kennedy durante la Crisis de
los Misiles de 1962. Entre 1951 y 1963 Wohlstetter fue analista
poltico superior de la Rand Corporation. En los 80 form parte de
la Junta Asesora Presidencial para el Trabajo de Inteligencia en el
Extranjero.
El 7 de noviembre de 1985, l y su esposa recibieron de
manos del presidente Ronald Reagan la Medalla de la Libertad, la
ms alta condecoracin civil de los Estados Unidos, creada por
Truman en 1945, y destinada a [...] reconocer a individuos que
hayan hecho una meritoria contribucin a la seguridad nacio-
nal y a los intereses de los Estados Unidos, a la paz mundial y a la
cultura.
72
Es interesante constatar que Wohlstetter y su esposa reci-
bieron la Medalla de la Libertad junto a personajes como Jacques
Ives Costeau, el filsofo Sidney Hook, la embajadora Jeanne
Kirpatrick, la Madre Teresa de Calcuta, dos generales, el actor
James Stewart y Frank Sinatra. En su elogio de los galardonados,
el presidente Reagan expres de la siguiente manera el alto apre-
cio que le mereca el matrimonio Wohlstetter:
Roberta y Albert Wohlstetter son dos de los mejores
analistas estratgicos y especialistas en seguridad que
nuestro pas haya conocido. Solo podramos describir el
trabajo que realizan diciendo que lo hacen para ayudar a la
ciudadana y a los estadistas a comprender las relaciones
fundamentales existentes en la era nuclear entre tecnolo-
ga, poltica, historia y psicologa.
73
Refirindose especficamente a Albert Wohlstetter, Reagan
sentenci: Ha sido una mano amiga firme, en tiempos inciertos.
Sus extensos conocimientos han sido indispensables para el bienes-
tar del mundo libre.
74
El Apocalipsis segn San George
209
En sus palabras de agradecimiento, un conmovido Albert
Wohlstetter expres a Reagan [...] su particular orgullo por recibir
esta distincin de manos de un Presidente que se desvela porque la
libertad que hemos defendido, y que defendemos, sea posible sin
provocar un holocausto que terminara con toda la humanidad.
75
La conmovedora piedad de Wohlstetter ha trascendido como
si fuese una denominacin de origen que sus discpulos reivindican.
Pero no es por ella, cierta o fingida, que Perle o Wolfowitz lo citan
constantemente. Veamos qu ideas aport a la conformacin de la
fisonoma definitiva del movimiento neocon.
En su artculo The Delicate Balance of Terror, del 6 de noviem-
bre de 1958, las ideas centrales se concentran en la crtica a la con-
cepcin de la coexistencia pacfica, llamada por l la estrategia
sovitica preferida de Occidente, concluyendo que, contrariamen-
te a la opinin reinante, [...] debemos esperar un sensible aumento
de los ataques que los soviticos pueden realizar con pequeos
mrgenes de alerta previa. Como resultado de ello, la contencin
estratgica, aunque deseable, ser extremadamente difcil de lo-
grar en los momentos crticos de los 60 [...].
76
As mismo alerta
que: [...] el poder de respuesta que poseemos ante un ataque ter-
monuclear sorpresivo, no se concretar de manera automtica, una
vez producido, como muchos suponen [...],
77
y prosigue: [...] el
peligro de una guerra general est latente en cada escaramuza local
que involucre a una potencia, [aunque] Corea demuestra que es po-
sible llevar a cabo una guerra convencional sin que se convierta en
nuclear.
78
A manera de conclusin, Wohlstetter vaticina que [...] ser
apropiado enfatizar en la importancia de aumentar la capacidad de
nuestras armas convencionales, especialmente, la investigacin y
el desarrollo de armamento no nuclear,
79
aunque para poder evitar
una guerra atmica general, no solo hacen falta medidas militares,
sino tambin [...] la reorientacin de la poltica exterior.
80
Estas ideas, y su demostracin lgica, ms all de cualquier pa-
sin, tal como era costumbre en Albert Wohlstetter, impresionaron
profundamente a un joven llamado Richard Perle. La incontrolable
mente analtica de este hombre me impresion afirmara al extre-
mo de que si no me hubiese seducido con la discusin sobre temas
polticos estratgicos, hubiese concluido mis estudios de Espaol.
81
210
Eliades Acosta Matos
En otro de sus reveladores artculos, esta vez titulado No
Highway to High Purpose, publicado en junio de 1960 en la revis-
ta Life, Wohlstetter se muestra como un sagaz vendedor a domici-
lio de la Rand Corporation. La mercanca que pregonaba entonces
a la puerta de cada hogar norteamericano mostraba la marca ine-
quvoca de la Rand: se necesitaba una nacin con ciudadanos capa-
ces de sacrificarse por el futuro de los Estados Unidos y del mundo
libre; que estuviesen dispuestos a sortear los espejismos del desar-
me y los acuerdos internacionales en esta materia, porque estos,
lejos de acercar la paz, favorecan la posibilidad de una agresin
del enemigo sovitico.
En lugar de permitir a los norteamericanos sentarse a des-
cansar sobre la precaria estabilidad que disfrutaban y el nivel de
vida alcanzado, Wohlstetter les estruja la cara con razonamientos
alarmantes:
Queremos hacer a las nuevas naciones ms estables y ayudar-
las a abolir la pobreza mediante las innovaciones tecnolgicas,
pero cada innovacin implica cambios e inestabilidad. De-
seamos que la democracia se incremente en todas partes, pero
esto se contradice con nuestro deseo de no interferir en los
asuntos internos de otras naciones. Confiamos en difundir el
uso pacfico de la ciencia y la tecnologa, pero al hacerlo
diseminamos informaciones sobre mtodos de destruccin.
Queremos defender la independencia del mundo no comu-
nista, pero ello eleva la hostilidad del mundo comunista hacia
nosotros. En todos estos temas nuestros deseos son com-
plejos y conflictivos.
82
Pronuncindose contra razonamientos facilistas al estilo de
La guerra es algo impensable, Wohlstetter proclama que no exis-
ten autopistas que conduzcan hacia los propsitos ms elevados,
83
o lo que es lo mismo, que el futuro de los Estados Unidos pasa por
la asuncin de los peligros reales que le rodean, aunque esto im-
plique sufrir grandes penas, y hallar soluciones que, en el mundo
moderno, jams sern ni baratas, ni simples. Tememos que nues-
tras conquistas se vean amenazadas por la necesidad de sacrificar-
nos resume. Pienso que este es un razonamiento equivocado: la
amenaza proviene de los riesgos derivados de no hacerlo.
84
El Apocalipsis segn San George
211
Tras resear los desafos que tiene ante s la sociedad nortea-
mericana, que van desde el auge de la cultura popular vinculada al
rock y al consumo, hasta la necesidad de que alguna instancia (el
gobierno?) regule las decisiones particulares que inciden sobre la
vida social, Wohlstetter reconoce el [...] creciente papel que jue-
ga la poltica exterior en la vida poltica del pas [y] los enormes
problemas que se derivan de nuestra asistencia a los pases no co-
munistas en su desarrollo poltico y econmico, para que conti-
nen libres de la dominacin comunista.
85
El objetivo final de este razonamiento no se oculta: Mucha
gente influyente cree que el desarme es el camino ms corto para
llegar a un gobierno mundial y, a la vez, eludir la amenaza de una
guerra mundial. Pero mientras algunos tratados favorecen en algo
la estabilidad y la paz precarias que disfrutamos, otros harn este
equilibrio an ms inestable.
86
Como peligros potenciales derivados de los tratados para el
desarme, Wohlstetter cita los siguientes:
a) La historia est llena de tratados internacionales que han
estimulado ulteriores agresiones.
b) Muchos programas en curso para el uso pacfico de la ener-
ga atmica, en nombre de la paz, no han logrado otra cosa
que difundir los conocimientos necesarios para producir
bombas atmicas.
c) Algunos tratados propugnan la dispersin de la tecnologa
militar, lo cual favorece las agresiones antes que la defensa.
d) Se afirma que las armas son incapaces de detener la guerra,
por tiempo indefinido, pero lo mismo puede decirse de los
tratados de paz.
e) La mejor razn que se aduce para justificar los tratados de
limitacin de armamentos es que permiten aminorar tambin
los riesgos de una guerra. Para nosotros, el motivo ms ftil
para justificar los tratados es que reducen los gastos del pre-
supuesto, lo que implica reducir nuestros sacrificios [para
lograr nuestros objetivos].
88
Despus de vender de manera tan brillante el miedo la mer-
canca que le encomendase la Rand Corporation, Wohlstetter aclara
212
Eliades Acosta Matos
que [...] la mayor consecuencia de la gran prosperidad norteameri-
cana [...] es que podemos desplegar considerables esfuerzos para el
desarrollo econmico, reducir los riesgos de una guerra nuclear, y
proteger la independencia poltica y el desarrollo del mundo no co-
munista, sin que esto implique grandes sacrificios.
89
No debe extraar que Wohlstetter haya influido sobre el esti-
lo de venta a domicilio de los neocons, pues, comparten el miedo
como mercanca y tambin su corolario: la necesidad de armarse
de manera creciente, o lo que es lo mismo, la necesidad de efec-
tuar gastos multiplicados en materia de defensa que, casualmente,
siempre benefician a corporaciones como Rand, encargadas de
hacer lobby a favor del complejo militar-industrial.
Otro de los legados de Albert Wohlstetter puede hallarse en sus
ideas sobre cmo lidiar con la Cuba de Castro, segn sus propias
palabras. Ese pensamiento se desarroll mientras fungi como asesor
de diversos presidentes, entre ellos John F. Kennedy, en los momen-
tos ms lgidos de la Crisis de Octubre. Tres de sus escritos funda-
mentales se dedican a este tema, presumiblemente redactados para
asesorar a distintos presidentes de los Estados Unidos.
En Notes on the Cuban Crisis, fechado el 28 de octubre de
1962, Wohlstetter propugna la necesidad de mantener las bases mi-
litares norteamericanas en territorios extranjeros, y de incrementar
la ayuda a las fuerzas contrarrevolucionarias cubanas, a pesar de las
seguridades pblicas ofrecidas por Kennedy de no invadir el pas,
pues ello, en su opinin, [...] no constituye una explcita renuncia a
apoyar a la resistencia interna.
90
La parte ms jugosa del pastel no
estaba, por supuesto, en las millonarias cifras que ya se asignaban
para subvertir la Revolucin en Cuba, ni para mantener la mayor es-
tacin CIA que funcionase durante los aos de la Guerra Fra, con
similar objetivo. La pasin cubana de Wohlstetter, tras la crisis de
Octubre, se explicaba en el siguiente razonamiento:
Tal como hemos formulado la cuestin [se refiere a los
acuerdos logrados con la URSS para poner fin a la crisis],
se pueden generar conversaciones ambiguas sobre qu en-
tender por simetra y justicia en el campo del desarme, que
pueden ser explotadas por Kruschev* para demostrar la vali-
*Nikita Serguievich Jruschov o Nikita Serguievich Kruschev.
El Apocalipsis segn San George
213
dez de su posicin en Cuba como un aporte a la distensin.
No es de inters de los Estados Unidos hablar de limitacio-
nes solo con respecto a los misiles superficie-superficie o
los bombarderos en Cuba, sino tambin debemos tender a
construir una defensa activa, traspasada la cual asumire-
mos que se trata de acciones ofensivas [de los soviticos].
91
El objetivo final de este aparentemente impecable razonamien-
to lgico-matemtico de Wohlstetter queda claro: cmo construir
esa activa defensa si no es apelando a gastos crecientes en materia
de armamento estratgico? La Rand Corporation debi darle varias
palmaditas de felicitacin a aquel avispado viajante de comercio
que era capaz de sacar dinero hasta de una crisis que tuvo al mundo
al borde del desastre nuclear.
En cuanto a Cuba, en opinin de Wohlstetter [...] debemos
esperar una acumulacin de presin interna [sobre el gobierno cu-
bano] en meses venideros, para tomar un papel activo [efectuar una
invasin directa] y sacar del poder al comunismo en la Isla.
92
En su Studies for a Post-Communist Cuba, fechado el 25 de
febrero de 1963, y que constituye un temprano antecedente del re-
cin aparecido Informe para la Transicin en Cuba de Colin Powell,
Wohlstetter resume sus ideas tras concluir varios encuentros de tra-
bajo sostenidos con analistas estratgicos de Washington, entre los
cuales se encontraban los cubanos Felipe Pasos y Ernesto Betancourt.
El punto de partida se ubica en una afirmacin de destacada sinceridad:
Las revoluciones son fenmenos altamente impredecibles que fre-
cuentemente nos toman por sorpresa.
93
Por ello afirma el autor
del estudio, se hace necesario estar preparados para el inevitable
fin de la Revolucin cubana con o sin nuestra ayuda.
Todos los problemas que Wohlstetter plantea para ese hipotti-
co futuro de Cuba, que 41 aos despus an no ha llegado, exigen del
gobierno, por supuesto, significativos desembolsos. Entre los pro-
blemas principales a encarar, y en consecuencia, los gastos principa-
les a efectuar, estn los siguientes:
a) El examen de las alternativas poltico-militares que deben
ser tomadas en Cuba.
b) Estudios de cronogramas para restaurar los derechos civiles
y las elecciones, ofreciendo ciertas garantas [no absolutas
214
Eliades Acosta Matos
garantas] como salvaguarda contra soluciones extremistas
[lase, el genocidio contra los cubanos].
c) Analizar las consecuencias de las alternativas econmicas,
sociales y polticas que se decidan. Estos estudios deben
incluir las medidas que un gobierno cubano deber imple-
mentar [...] y cmo afectaran los intereses de los Estados
Unidos y sus aliados.
94
Tales estudios de factibilidad para rentabilizar la inversin cuba-
na, en opinin de Wohlstetter, deben estar [...] a la mano, antes de
tomar cualesquiera de las opciones que se ofrecen, desde una invasin
directa hasta la convivencia, aunque esto ltimo no deber ocurrir.
95
Liquidar a la Revolucin cubana, entonces y hoy, contina sien-
do un asunto de importancia estratgica para la poltica exterior de
los Estados Unidos y para sus ms reaccionarios idelogos. Pocas
veces se ha definido el asunto con mayor exactitud que en las pala-
bras de Wohlstetter:
La transformacin de la Cuba comunista en una sociedad
libre tendr enorme importancia, no solo para Amrica Lati-
na, sino tambin para el resto del mundo. Ser la primera
transformacin de este tipo, y ocurrir sin que lleguemos a
la guerra [con la URSS] ni nos amenacen mayores riesgos,
debido a nuestra gran superioridad militar regional. Debe-
mos poner manos a la obra.
96
En estas declaraciones de Wohlstetter se delinea, tempranamen-
te, la estrategia de subversin contra los pases socialistas puesta en
prctica por los Estados Unidos, y que concluy con la desapari-
cin de la Unin Sovitica. No debe excluirse en ellas una buena
dosis de aliento para lanzar una agresin militar directa contra Cuba,
para que se disparasen los gastos militares globales ante la presumi-
ble reaccin de la URSS. Poco importaban los riesgos para cubanos,
norteamericanos y ciudadanos del planeta siempre que la Rand
Corporation y sus clientes se sintiesen satisfechos con las ganancias.
A tal extremo se llega, que se recomienda al gobierno permitir el
acceso a las fotografas del espionaje areo sobre Cuba, tomadas
durante la Crisis de Octubre, [...] para analizar el estado de la agri-
El Apocalipsis segn San George
215
cultura y otros segmentos de la economa,
97
con el objetivo de fun-
damentar las privatizaciones, tras el hipottico fin de la Revolucin.
En On Dealing with Castros Cuba: Part I, del 16 de enero de
1965, Wohlstetter hace un desesperado esfuerzo por refutar los ar-
gumentos de quienes abogaban por una reaproximacin de los Esta-
dos Unidos a Cuba, entre ellos, los gobiernos de Francia y el Reino
Unido, lo cual significara una notable reduccin de las tensiones
internacionales y, en consecuencia, de los gastos militares.
La estrategia que Wohlstetter recomienda es claramente
maquiavlica, y tenda a mantener o aumentar, de ser posible, los
problemas internos de Cuba y el cerco que la asfixia, como herra-
mientas para que no se produzca una distensin internacional, ni avan-
ce la coexistencia pacfica. Veamos algunas de sus recomendaciones:
a) Debe exigirse a Castro la liberacin de los 15 000 prisioneros
polticos que existen en Cuba, no solo como un acto humani-
tario, sino adems para dar un paso ms en la formacin de
una oposicin a su gobierno [...]. Sacarlos del pas podra ser
tambin un acto humanitario, pero [...] tendra menos valor para
el futuro de la oposicin a Castro.
98
b) No debe firmarse ningn acuerdo para limitar los vuelos espas
de los U2 sobre Cuba.
c) En la esfera comercial, no debe hablarse de normalizacin
de las relaciones entre los dos pases, pues [...] hemos cor-
tado los subsidios comerciales a Cuba, y en este sentido,
retomar la normalidad no es deseable.
99
El bloqueo contra
Cuba deber mantenerse, pues por normalizacin se en-
tiende su levantamiento, y para justificarlo se deben repetir
las razones aportadas por el subsecretario de Estado, George
Ball, en su discurso del 23 de abril de 1964:
Para reducir la voluntad y el poder de Castro de exportar la
subversin y la violencia a otros pases de Amrica Latina.
Para demostrar al pueblo de Cuba y a elementos dentro del
propio gobierno cubano que el actual rgimen no puede ser-
vir a sus intereses.
Para demostrar a los pueblos de las repblicas latinoameri-
canas que el comunismo no tiene futuro en el Hemisferio
Occidental.
216
Eliades Acosta Matos
Para elevar los costos del mantenimiento sovitico de un
puesto de avanzada en el Hemisferio Occidental.
100
d) No debe aceptarse la lgica segn la cual reducir la ayuda
que presta el gobierno de los Estados Unidos al exilio cu-
bano en su lucha contra la Revolucin significara una re-
duccin paralela de la ayuda que presta el gobierno de Cuba
a las revoluciones en la regin. No se debe aceptar esta
lgica porque ofrecera cierto aliento a futuras revolucio-
nes en Amrica Latina, incluso si no son alentadas por Cas-
tro, siguiendo su exitoso ejemplo.
101
e) Contra la teora del comunismo opulento, segn la cual
[...] si ayudamos a Castro a reestablecer la economa, este
relajar su seguridad interna y las limitaciones a las liber-
tades civiles, volviendo gradualmente al seno de la demo-
cracia,
102
Wohlstetter aduce que [...] no existen evidencias
que demuestren la supuesta relacin existente entre la opu-
lencia y el ablandamiento,
103
y que en el caso concreto de
los cubanos, [...] han sido ms desaforados y aventureros
cuando su economa ha florecido.
104
Si bien es cierto que
[...] ninguna revolucin exitosa se avizora contra Castro,
105
los Estados Unidos deben estar preparados para el supuesto
caso de que ocurra, pues dada la insularidad de Cuba [...] ni
la URSS podr practicar una intervencin completa, ni los
Estados Unidos quedarn indiferentes.
106
f) A quienes creen que Cuba no es una amenaza militar para los
Estados Unidos, debido a su pequeo tamao, en compara-
cin con China o la URSS, Wohlstetter les responde:
[...] por el solo hecho de encontrarse a 90 millas de las
costas de los Estados Unidos [...] Cuba es una inmensa ame-
naza, no por su cercana, sino por su lejana de la URSS y
China, una demostracin de que en la confrontacin Este-
-Oeste, el comunismo puede expandirse a travs del oca-
no. El solo hecho de que esta nueva avanzada comunista
pueda fcilmente sobrevivir a nuestra hostilidad, e inclu-
so florecer con nuestra ayuda, estimular futuras imita-
ciones de Castro.
107
El Apocalipsis segn San George
217
Entre esas imitaciones ya en curso, Wohlstetter cita a las FALN
de Venezuela, [...] movimiento que hoy no es menos exitoso de lo que
fue el movimiento de Castro seis meses antes del derrocamiento de
Batista,
108
tambin el movimiento de Marquetalia, en Colombia, y el
de los estudiantes y mineros en Bolivia y Panam. Para cerrar con
broche de oro esta estrategia del terror, Wohlstetter profetiza: Solo
necesitamos que otro pas se incorpore a la senda del castrismo o se
eche en brazos del comunismo para que el pblico de los Estados
Unidos experimente una alarma extrema.
109
g) Las conclusiones a que arriban estos razonamientos de Wohls-
tetter son en extremo sencillas: No debemos hacer nada que
contribuya a la consolidacin del rgimen de Castro, ni ahora,
ni nunca.
110
Pasada ya su fiebre cubana, otros aspectos del pensamiento
estratgico de la mente brillante de Wohlstetter asoman en tra-
bajos como Strenght, Interest and New Technologies, del 24 de
febrero de 1968, el cual tiene como centro la refutacin de la
teora de que [...] se ha llegado a una meseta en el desarrollo de
las artes ofensivas y defensivas nucleares,
111
una especie de punto
muerto de equilibrio entre las capacidades ofensivas y defensi-
vas creadas por las nuevas tecnologas. Tras analizar las conse-
cuencias directas e indirectas del auge de las computadoras, la
creciente exactitud de los misiles, la dispersin de la tecnologa
nuclear, las relaciones entre potencias nucleares y los pases que
carecen de este armamento, as como la situacin en el llamado
Tercer Mundo, Wohlstetter arriba a un grupo de deducciones in-
teresantes:
a) La llamada meseta en el desarrollo del armamento nuclear
no pasa de ser un espejismo.
b) Las armas nucleares no harn iguales a las potencias grandes
y pequeas, pero acrecentaran la posibilidad de acciden-
tes e incomprensiones, en particular en la coercin sobre
las potencias no nucleares.
112
c) Las nuevas tecnologas no eliminarn las disparidades existen-
tes entre los pases grandes y pequeos: en algunos aspectos
218
Eliades Acosta Matos
las incrementarn, pues estos ltimos no estarn en condi-
ciones de erogar lo necesario para su sustentacin.
113
e) Es una ilusin creer que el desarrollo tcnico lleva de un
modo directo a la omnipotencia. Existen diversos tipos de
guerras difciles de ganar, a pesar de tal desarrollo, como
por ejemplo las guerras revolucionarias, donde las ltimas
tecnologas en armamento se han mostrado irrelevantes,
como por ejemplo, lo ocurrido en Vietnam, que puede su-
ceder en Colombia, o en Cuba.
114
f) El hecho de que la tecnologa militar permita a los Estados
Unidos proyectarse a grandes distancias no significa, me-
cnicamente, la extensin de su hegemona poltica.
115
g) Los intereses distantes no deben ser tomados siempre como
atributos del imperialismo; los pases menos desarrollados
pueden tener, quizs, ms intereses en los pases desarro-
llados distantes, como fuente de ayuda y mercado para sus
exportaciones.
116
h) [Las nuevas tecnologas] incrementan las posibilidades de
cooperacin y tambin las de coercin, a nivel mundial.
117
i) Los cambios en las nuevas tecnologas han extendido de
forma dramtica el rango dentro del cual los adversarios
potenciales pueden causar dao,
118
[con lo cual la seguridad
nacional est, como nunca antes, en peligro].
El corolario de estos razonamientos es obvio: hacen falta ma-
yores inversiones en las nuevas tecnologas militares para reducir los
peligros potenciales que han surgido y que ponen en peligro la seguri-
dad nacional, no solo por emanar de otras potencias nucleares, sino
tambin de pases pequeos: ni ms ni menos, otra vez, la estrategia
del miedo.
En sus artculos Metaphors and Models: Inequalities and
Disorder at Home and Abroad, del 27 de agosto de 1968, Making
Up for Lost Time or Lost Utility: Casual Notes on Equality and
Equity, de septiembre de 1968, y en Race Diferences in Income,
de octubre de 1970, los desvelos de Wohlstetter se dirigen hacia
otra direccin: el creciente deterioro de la situacin interna de los
Estados Unidos y el mundo debido a las consecuencias de la guerra
de Vietnam, el auge de los movimientos de liberacin en el Tercer
El Apocalipsis segn San George
219
Mundo, y sobre todo, la lucha de las minoras por sus derechos y
reivindicaciones.
Wohlstetter se encontraba entonces muy impresionado por el
ascenso de las luchas contra el imperialismo, el capitalismo y
el colonialismo en todo el mundo, pero sobre todo, por la sintona
que se estableca entre los sujetos de esas luchas dentro de los
Estados Unidos y fuera de ellos. La radicalizacin creciente
de estos procesos lo espantaban, y no cesaba de alertar sobre el
hecho de que [...] para los militantes, y para la Nueva Izquierda, la
identificacin con el Tercer Mundo es muy apreciable en el caso
de frica, Cuba y Vietnam.
119
El esfuerzo que demandaba del pas la guerra de Vietnam tena
tambin como efecto colateral indeseable, el aplazamiento de la
urgente atencin que necesitaban las comunidades marginadas, y en
primer lugar, los negros, con lo cual su descontento y rebelda suba
de tono cada vez ms. El creciente extremismo en la poltica norte-
americana era visible alertaba Wohlstetter en un lenguaje desme-
surado y violento [...] llamaba prisiones a los proyectos urbansticos
en los barrios negros, esclavitud a la pobreza, y liberacin a las
demandas por una vida mejor.
120
Para aumentar la histeria y el creciente temor que agobiaba a la
clase dominante y al gobierno de los Estados Unidos, Wohlstetter
no titubeaba en citar a Ernesto Betancourt funcionario de la OEA y
exiliado cubano, cuando sobre las conexiones existentes entre lo
que llama desrdenes civiles en los Estados Unidos y los frentes
de liberacin nacional, ms all de sus fronteras comentaba: Que
Carmichael y Rap Brown hablen de revoluciones y guerrilla [en los
Estados Unidos] apunta Wohlstetter citando a Betancourt consti-
tuye un aliento para los revolucionarios en Amrica Latina.
121
Wohlstetter dedic no poco esfuerzo en esta poca a intentar
profundizar en las causas de lo que llamaba desrdenes sociales y
raciales en su pas, no para intentar una solucin, sino para paliar
las graves afectaciones que provocaban a la estabilidad y credibili-
dad del sistema. Y alertaba:
Nuestras inequidades internas, tanto como los desrdenes
civiles asociados a ellas afectan nuestras relaciones con el
Tercer Mundo, y tambin con nuestros aliados europeos.
220
Eliades Acosta Matos
Los desrdenes raciales y la violencia sugieren una ines-
perada debilidad en el gigante americano, del cual Europa
depende para su proteccin nuclear. La inequidad, que es la
raz de la violencia, afecta nuestro ejemplo ante el mundo.
122
Ante esta disyuntiva, la poderosa mente lgico-matemtica de
Wohlstetter arriba a una paradjica conclusin: lejos de proponer
soluciones para lo que llama inequidad, fuente de todos los pro-
blemas, se preocupa por [...] intentar desconectar nuestros proble-
mas internos de los externos,
123
y en primer lugar, [...] alentar el
crecimiento de la clase media entre los negros.
124
Otra de las vertientes del pensamiento de Wohlstetter aparece
recogida en sus impresiones y evaluaciones tras visitar entre el 8 y
el 19 de mayo de 1962, Japn, Singapure y Hong-Kong, para ex-
plorar la posicin de China con relacin a la situacin del Sudeste
Asitico, sus lados dbiles y sus fortalezas. Sin dudas, el verdadero
objetivo de aquel extrao safari oriental era sondear la disposicin
real de China para servir de punta de lanza contra la URSS, el princi-
pal enemigo a vencer.
No menos elocuente fue su postura ante la guerra de Vietnam.
En momentos en que gran parte de la opinin pblica de los Esta-
dos Unidos, y casi la totalidad de la del mundo, se oponan a la
genocida y rapaz agresin , Wohlstetter estaba tambin entre sus
crticos, pero del lado de los que reprochaban al gobierno norte-
americano no ser lo suficientemente enrgico como para vencer, a
cualquier precio, la resistencia del pueblo vietnamita. As lo ex-
pres con claridad en su artculo On Vietnam and Bureaucracy,
del 17 de julio de 1968:
Mientras que aplicar la poltica de la fuerza bruta fue erra-
do, es concebible, segn sus propios trminos, que hubiese
sido exitosa si se hubiese usado masivamente. Y no haberlo
hecho no se debi, de ninguna manera, a la escasez de recur-
sos norteamericanos. Despus de todo, los Estados Unidos
pusieron sobre las armas, durante la Segunda Guerra Mundial,
un ejrcito de 16 354 000 hombres [...]. Tenemos la posibi-
lidad ahora de tener sobre las armas a ms de 20 000 000 de
soldados, ms que toda la poblacin unida de Vietnam del Nor-
El Apocalipsis segn San George
221
te. [...] Algo semejante hubiese facilitado, sin dudas, las opera-
ciones de bsqueda y destruccin [del enemigo] [...] aunque
no hubiese sido deseable, desde el ngulo poltico [...]
125
Sobre Vietnam existe tambin otro documento de la autora de
Wohlstetter llamado Comments on the Wolf-Leites Manuscript:
Rebelin and Authority, fechado el 30 de agosto de 1968. En l
puede leerse una elocuente definicin de la insurgencia en pases
como este, apelando a la sempiterna amenaza comunista:
No me queda claro cmo definir a la insurgencia. [En el
caso de Vietnam] pienso que tenemos que lidiar con la mis-
ma rebelin comunista en las reas rurales que suele tener
lugar en los pases subdesarrollados [...]. Existe un tipo de
identificacin romntica con las revoluciones como si estas
fuesen algo intrnsecamente bueno Pero es difcil susten-
tarlo como posicin universal.
126
Paradjicamente, una de las acciones ms conocidas de alguien
como Albert Wohlstetter quien siempre procur quedar en las som-
bras, estuvo vinculada a una operacin estratgica secreta, que por
su envergadura y resultados, no pudo mantenerse oculta. Se trata de
una operacin de desinformacin a gran escala sobre la verdadera
magnitud del peligro sovitico conocida como Team B, en opi-
nin de quienes escriben en la pgina de Internet rightweb:
[...] el ms notorio intento de los militaristas e idelogos
de derecha de desafiar a la CIA, a mediados de los 70, [...]
un caso clsico de tergiversacin de una amenaza por parte
de los halcones, con el objetivo de incrementar los presu-
puestos militares y otorgar la primaca a los Estados Uni-
dos en la Guerra Fra. El Team B contribuy a enterrar la
poltica de contencin y los tratados SALT, que contaban
con el apoyo de los lderes de ambos partidos.
127
La relacin de Wohlstetter con el Team B se remonta a 1974,
cuando escribi el artculo Is There a Strategic Arms Race?, en
el cual conclua que los Estados Unidos haban sido sobrepasados
por la URSS, en lo tocante a superioridad militar, por no haber
222
Eliades Acosta Matos
cerrado a tiempo la brecha de los misiles. Tras haberse inspirado
en las conclusiones de la Comisin Gaither, de 1957, que dio la
voz de alarma sobre la brecha de los misiles apunta rightweb
Wohlstetter aplic la misma metodologa alarmista para activar a
los halcones, a los partidarios de la Guerra Fra, y a los anticomu-
nistas, a mediados de los 70.
128
Por aquel entonces, Gerald Ford era el presidente. Las exigen-
cias de los crculos de derecha ms agresivos se centraban en la nece-
sidad de convocar a un panel independiente para que valorara las
conclusiones de la CIA sobre la envergadura de la amenaza sovitica, a
las que tildaba de inexactas y falsamente apaciguadoras. Solo con el
nombramiento de George Bush Sr. como director de la CIA, en susti-
tucin de William Colby, se dieron las condiciones ideales para que
este autorizara la investigacin alternativa.
Los investigadores se dividieron en tres paneles: el primero,
para valorar el peligro que representaba la exactitud de los
misiles soviticos; el segundo, para determinar los probables
efectos de la defensa antiarea de la URSS sobre los bombar-
deros estratgicos norteamericanos; y el tercero, el Panel sobre
Objetivos Estratgicos, el que al final produjo el llamado Re-
porte del Team B, encargado de determinar las intenciones
reales de los soviticos.
129
La sola intencin de la convocatoria a una investigacin in-
dependiente trasluca las secretas intenciones de sus propug-
nadores. Colby, mientras fue director de la CIA, refut los
llamados a semejantes investigaciones con un razonamiento
lgico: Es difcil entender cmo un grupo ad-hoc de analistas
independientes del gobierno puede preparar un informe ms cui-
dadoso y amplio sobre las capacidades estratgicas soviticas que
el que puede preparar la comunidad de inteligencia.
130
Pero la
trampa no estaba solo en la intencin, sino tambin en las perso-
nas escogidas para cumplir la exigencia de Wohlstetter y sus alia-
dos, formando parte del Team B. As lo percibi Paul Warnke,
funcionario de la Agencia para el Control de Armamentos y el
Desarme: Lejos de incluir a personas con puntos de vista diver-
sos, el Panel sobre Objetivos Estratgicos estaba completamen-
El Apocalipsis segn San George
223
te compuesto por individuos que haban hecho su carrera miran-
do con alarma a la amenaza sovitica [...].
131
Al frente del Team B se nombr a Richard Pipes, [...] un
historiador conservador de Harvard, que haba editado una colec-
cin de documentos sobre la estrategia sovitica en Europa.
132
Los dems miembros fueron tambin connotados conservadores,
como el Dr. Van Cleave, el general (r) Daniel O. Graham, el coro-
nel (r) Thomas W. Wolfe y John Vogt. Entre sus asesores se en-
contraban Foy Kohler, Paul Nitze, Seymour Weiss, el general Jasper
Welch, y Paul Wolfowitz, quien entr al Team B como uno de
los protegidos de Wohlstetter, por recomendacin de Richard
Perle, otro de sus discipulos, y en el mejor estilo neptico de los
neocons, yerno de Albert Wohlstetter.
Hoy se tienen las evidencias de que el reporte del Team B
exager, con toda premeditacin, la amenaza que representaba la
URSS para la seguridad de los Estados Unidos. Sobre la base de
sus apreciaciones, se constituy, en marzo de 1976, durante una
cena en el Washington D.C. Metropolitan Club el primer Commit-
tee on the Present Danger, destinado a [...] alertar a la opinin
pblica sobre la creciente amenaza sovitica,
133
formado por hal-
cones de la talla de Richard Allen, Max Kampelman, Paul Nitze,
Eugen Rostow y Elmo Zumwalt. En noviembre de ese mismo ao,
a escasos nueve das de que Jimmy Carter ganara las elecciones
presidenciales de los Estados Unidos, el Committee publica-
ba una tremebunda clarinada de alerta titulada Common Sense and
Common Danger, que resuma no solo su filosofa, sino tambin
la del Team B, y la del propio Wohlstetter, su Padre Fundador:
La amenaza principal contra nuestra nacin, contra la paz mundial
y la causa de la libertad humana es la aspiracin sovitica a la do-
minacin mundial basada en su creciente militarizacin [...].
134
Debe recordarse que un ao antes, el 1 de noviembre de 1975,
Ronald Rumsfeld haba sustituido a James Schlesinger al frente del
Pentgono, a propuesta del presidente Ford. En un almuerzo de hora
y media, arreglado por un amigo comn, Rumsfeld conoci perso-
nalmente a Albert Wohlstetter, y comenz a cooperar con l. Dos
das antes de que Carter asumiese la presidencia, Rumsfeld no dud
en declarar, en plena sintona con su nuevo amigo: No existen dudas
224
Eliades Acosta Matos
acerca de la capacidad de las fuerzas armadas soviticas [...]. Esa
capacidad indica una clara tendencia hacia la guerra, antes que ha-
cia el modelo occidental de contencin a travs del reconocimiento
de la vulnerabilidad mutua.
135
La exitosa experiencia del Team B report jugosas ganan-
cias a sus promotores, demostrando que la carta del miedo y la
exaltacin de una amenaza exterior podan ser jugadas siempre,
de manera exitosa, en el panorama poltico de la nacin. No solo
lograron disparar los gastos militares mediante la derrota total de
la poltica de la contencin y las negociaciones con los soviticos,
que haban propugnado personajes como Henry Kissinger, sino que
adems pusieron a la defensiva a la CIA, y arrastraron a la URSS a
una carrera de gastos militares crecientes, que culminaran con el
proyecto de La Guerra de las Galaxias, desangrando su econo-
ma y precipitando su fin.
Para culminar tan apotesica marcha triunfal, Wohlstetter y su
equipo, vieron llegar a la presidencia a Ronald Reagan, moviendo
los mismos resortes del miedo y las crecientes amenazas exteriores.
Ann Hessing Cahn resume:
Por ms de 30 aos, la afirmacin de que exista una su-
perioridad militar sovitica provoc constantes llamados
al rearme de los Estados Unidos. En los 80, estos llama-
dos se volvieron tan estridentes que el pas se embarc en
una carrera armamentista que provoc el gasto de un trilln
de dlares. Como resultado, descuid sus escuelas, ciu-
dades, carreteras, puentes y sistemas de salud, pasando de
ser el mayor acreedor del mundo al ms endeudado. La ame-
naza result falsa.
136
Como puede leerse en el Obituario escrito por Jude Wanniski,
[...] cada editorial en The Wall Street Journal, durante 25 aos, fue
producto del genio de Wohlstetter.
137
Sin dudas, posea una clara per-
cepcin de cmo influir sobre la opinin de las elites de poder del
pas. Otra leccin que aprendieron muy bien sus discpulos neocons.
Al final de su vida, Wohlstetter desarroll una ltima ofensiva
con el objetivo de eliminar el obstculo que una Yugoslavia unida e
El Apocalipsis segn San George
225
independiente representaba para los planes estratgicos de los crcu-
los imperialistas norteamericanos. Su dedicacin compulsiva a
satanizar al gobierno serbio, y su defensa a ultranza de los bosnios
evidenciaron el formidable arsenal de trucos propagandsticos y
manipulaciones, que posea y haban sido acreditadas por ex-
periencias precedentes:
1) Se pronunci contra los frgiles Acuerdos de Dayton, auspicia-
dos por la administracin Clinton, que buscaban el desarme y la
coexistencia pacfica de las partes en conflicto, alegando que
[...] tanto la divisin territorial acordada, como la moratoria al
comercio de armamento deban ser transformadas si Bosnia
tuviese que defenderse sin ayuda exterior.
138
2) Para justificar el mantenimiento o incremento de las tensiones,
Wohlstetter apel a la carta clsica del miedo y la disparidad
de fuerzas: A pesar de la hipottica reduccin de los ejrci-
tos en la regin, Reuters reporta que Serbia ha duplicado su
presupuesto federal, y que ms de la mitad se ha destinado a
gastos militares.
139
3) Wohlstetter cont en su campaa con la eficaz ayuda de Margaret
Thatcher, definida por Jude Wanniski como parte de su vasta
red privada de agentes. Ambos coordinaron sus esfuerzos en
el mes de mayo de 1994. El da 4, la dama escribi un artculo
en The New York Times titulado Stop the Serbs. Now. For Good,
y cinco das despus, el 9, el caballero public uno en The
Wall Street Journal, bajo el ttulo Genocide by Embargo. Este
coordinado arrebato justiciero no era casual: pocos das des-
pus se votaba en el Senado de los Estados Unidos el proyecto
de ley S-2042, conocido como Ley Dole-Liberman, cuyo ob-
jetivo era poner fin al embargo de armas impuesto por la ONU
contra Bosnia y Herzegovina. El Center for Security Policy,
otro de los tanques pensantes de la ultraderecha norteamericana,
que con anterioridad haba condecorado a la Thatcher y a
Wohlstetter con la distincin Freedom Flame, resumi las
opiniones de ambos en un comunicado titulado Do the Right
Thing: Lift the Inmoral, Unwise and Illegal Bosnian Arms
Embargo-Now. La concertacin de esfuerzos que involucraba
a pesos pesados de la poltica internacional, escribiendo en
226
Eliades Acosta Matos
importantes rganos de prensa norteamericanos, a los tanques
pensantes del complejo militar-industrial, y a cabilderos en
Washington, todos agitando consignas humanitarias, objetivos
estratgicos ineludibles, y alertando sobre amenazas contra la
seguridad nacional y mundial, constituan la mezcla letal per-
fecta del arsenal de Wohlstetter contra sus enemigos. En este
caso, quedara demostrada la eficacia de semejante operacin.
4) La posicin humanitaria de Wohlstetter ante el supuesto ge-
nocidio contra los bosnios y sus llamados al levantamiento
del embargo muestran otra de sus armas: la doble moral
farisaica. Mientras con notoria hipocresa alega motivos para
levantar las restricciones contra Bosnia, no duda en justificarlas
contra Cuba e Iraq y pedir su incremento. En el primer caso,
lo recomend expresamente en su informe On Dealing with
Castros Cuba, del 16 de enero de 1965; en el segundo, lo
hizo con no menos vehemencia, en el artculo Genocide by
Embargo, del 9 de mayo de 1994, aparecido en The Wall Street
Journal: Los Estados Unidos deben, simplemente, declarar
que el embargo no es vlido para las naciones soberanas que
estn sufriendo la agresin y el genocidio serbio. Esta declara-
cin no debe poner ni remotamente en peligro, como se ha
sugerido, la operacin de embargo contra Iraq [...] el cual [el
embargo] deber concluir con la derrota y rendicin de Iraq.
140
La opinin que de Wohlstetter tienen sus discpulos aventajados,
al estilo de Richard Perle y Paul Wolfowitz, ya la conocemos. Para
complementarla citemos la de sus vctimas, como por ejemplo, la que
aparece en la carta abierta, del 15 de febrero de 1997, enviada por
William Dorich, presidente de la Serbian American Voters Alliance,
dirigida a la Sra. Nalini Lasiewicz, presidenta de la Laziewicz
Foundation, y cercana colaboradora de Wohlstetter en el tema de los
Balcanes:
Usted nunca ha reconocido en pblico las atrocidades co-
metidas contra los serbios por parte de croatas y bosnios
musulmanes, en esta guerra. Hay 1 200 000 refugiados
serbios y ms de 44 000 han muerto, de ellos, 26 000 civi-
les y 7 000 nios.
El Apocalipsis segn San George
227
Tampoco el profesor Wohlstetter ha reconocido ni la ms
pequea atrocidad cometida contra los serbios [...]. A cada
artculo escrito por este arrogante serbifobo, nosotros
hemos respondido, pero jams nos han dado la ms mnima
oportunidad de publicarlo.
[...] Conozco al profesor Wohlstetter, y s que muchos de
sus mismos colegas lo consideran oportunista y bastardo,
pero no ser juzgado por nosotros, sino por El Creador.
Hay muchos, como el profesor Wohlstetter, que abusan de
su poder para hacer propaganda, no a favor de la reconcilia-
cin, sino para atizar an ms la guerra con discursos de
odio y terminologa insultante hacia los serbios.
El racismo adopta muchas formas, y presentar siempre a
los serbios como agresores malignos es la especialidad
del profesor Wohlstetter.
Sabemos que de los 1,8 billones de dlares de asistencia a
Bosnia, los serbios, que constituyen el 49% de su pobla-
cin, han recibido apenas el 2% [...]. Es esa, acaso, la ma-
nera en que garantizamos la democracia, matando a un
pueblo de hambre?
Deberan avergonzarse. Deberan arder en el infierno, toda
la eternidad, por cometer esos crmenes de odio y venganza
contra la humanidad.
141
No nos engaemos: tales palabras, aunque expresen la ver-
dad, no son las que han trascendido al pblico norteameri-
cano para que este pueda juzgar la vida y obra de Albert
Wohlstetter. No disponemos de mejor indicador para aqui-
latar la enorme brecha que separa a la realidad de su reflejo
en el discurso oficial de la elite poltica norteamericana,
que la forma en que esta ha divinizado al fallecido halcn,
casi tanto como a Ronald Reagan, absolvindolo de culpas
histricas en un reciclaje especialmente perverso y muy a
tono con la hagiografa neoconservadora.
El 6 de febrero de 1997 el Senado de los Estados Unidos
convoc a una sesin solemne para rendir homenaje al
prohombre que haba desaparecido casi un mes antes. El
elogio fue pronunciado, como era de esperar, por Richard
228
Eliades Acosta Matos
Perle. Albert Wohlstetter fue un hombre ntegro e inte-
lectualmente honesto dijo entonces Perle, y no es difcil
imaginarlo enjugando, furtivamente una lgrima. Nunca
acept cargos en ninguna administracin, pues jams hu-
biese ocupado una posicin que comprometiese la verdad
ante las demandas de la poltica [...].
142
Para cerrar, un conmovido Perle, en un arranque ciceroniano,
quiso que el mundo recordase a su suegro y maestro vincula-
do, no a las siluetas de los bombarderos estratgicos, las vc-
timas de los embargos, ni las explosiones de las muchas
guerras que ayud a desatar, sino a la poesa de Wallace Stevens
y Dylan Thomas:
Do not go gentle into that good night
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.
Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night []
143
Sin dudas, el elogio que hubiese siempre deseado un neocon
como Albert Wohlstetter.
El Apocalipsis segn San George
229
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En: http://thomas.loc.gov/cgi-bin/query/F?105:1/temp/~DDDMu2:e0:
Disparando desde las rocas contra los indios
Un libro de Norman Podhoretz dedicado a saldar deudas con aque-
llos compaeros de su generacin que no desertaron de las ideas
polticas y sociales que compartieron en su juventud, entre ellos,
Norman Mailer, Lillian Hellman y Allan Ginsberg, recibi el elo-
cuente ttulo de Exfriends. En l se llama The Family al grupo de
intelectuales neoyorkinos que, entre 1930 y 1960 coincidi en
situarse a la izquierda del espectro poltico y cultural de su pas,
hasta que la desintegracin y las deserciones, al estilo de la prota-
gonizada por el propio Podhoretz, culminaron, no solo con las ideas,
sino tambin con la amistad que los una.
Ms all de las connotaciones mafiosas que ha adquirido el
trmino The Family despus de la epopeya Corleone de Mario
Puzo y Francis Ford Coppola, pocos pueden definir mejor el tipo
de relacin que une a los neocons norteamericanos.
Podhoretz ha reconocido, en la entrevista televisiva concedi-
da en el 2003 a Ben Wattenberg para el programa Think Tank, que
el clima intelectual que yace tras las polticas conservadoras nortea-
mericanas al estilo de las propugnadas por presidentes como
Truman o Eisenhower, y de polticos como el senador Jackson,
fue fomentado por interminables discusiones en el seno de The
Family, sobre todo, alrededor de [...] cmo juzgar a la URSS,
cuando se hablaba de totalitarismo, del carcter de la sociedad nor-
teamericana, y de lo correcto y errneo de la Guerra Fra.
1
Las
vas escogidas para crear este clima [...] durante muchos aos,
[fueron] los debates y el anlisis mediante libros y argumentos ver-
bales, que concluyeron en el reconocimiento del tipo de amenaza
que representaba la URSS.
2
CAPTULO 6
LA CLARIDAD MORAL
DE LA GUARDIA PRETORIANA
233
234
Eliades Acosta Matos
Sentadas las bases de The Family, y fertilizado el terreno
por las generosas contribuciones filantrpicas de las corpora-
ciones, lo dems fue cumplir el mandato bblico de Creced y mul-
tiplicaos. Pero antes de alcanzar el predominio que ostentan
actualmente en Washington, los neocons tuvieron que recorrer un
largo camino y ganarse un espacio dentro de la selva implacable
que es la poltica tribal norteamericana. Su rasgo distintivo fue la
eficacia, la falta de escrpulos y el encarnizamiento en perseguir a
sus antiguos camaradas ideolgicos, que caracteriza a todos los
conversos que en la historia han sido. Sin poseer estas caracters-
ticas, de las cuales se ufanan, los neocons, no admiten a su lado a
nadie, por muy conservador que sea. As lo define Podhoretz:
[Ronald Reagan] fue el primer neocon [...]. Fue miembro
del Partido Demcrata, y a la edad de 51 aos se pas al
Partido Republicano. Se inici en la izquierda [] y luego se
movi a la derecha. Ese es el tipo de definicin fundamen-
tal que caracteriza a los neocons.
[...] A partir de 1972, los intelectuales neoconservadores
comenzaron a crear el clima de opinin necesario para des-
enmascarar la amenaza sovitica [...] y hacer posible la elec-
cin de alguien como Reagan.
3
Al ser interpelado acerca de la reputacin y el poder logrados
tan rpidamente por los neocons, Podhoretz fue categrico:
Los neocons son un desprendimiento de The Family [...].
Cuando llegamos con nuestros argumentos contra los iz-
quierdistas, estos fueron mucho ms efectivos que los de
los conservadores tradicionales, al estilo de William Buc-
kley, porque, a diferencia de ellos, nosotros conocamos
bien al enemigo, sabamos de sus vulnerabilidades y cmo
refutarlos. Ellos eran como un viejo peleador, un campen
que no ha tenido ningn contrincante serio durante mucho
tiempo y ha perdido sus reflejos y su ritmo [...]. Triunfa-
mos, en parte, porque ellos estaban fuera de forma, y tam-
bin porque tenamos la razn [...].
El Apocalipsis segn San George
235
Esto explica el xito desproporcionado que logramos, si se
tiene en cuenta el reducido nmero que ramos. Fue como
en una de esas pelculas donde seis soldados de caballera
se defienden de mil indios, disparando desde diferentes ro-
cas para dar la impresin de que son muchos.
4
La metfora, no por poco potica, deja de ser lograda. Pod-
horetz es un tipo de indudable talento para simplificar las cosas
difciles. Ha resultado ser, ms o menos, el John Houston de la
ideologa neocon, con una obra que, como la de aquel, atrae mucho
pblico, pero alcanza pocos reconocimientos de la Academia.
Sin lugar a dudas, lo que en la mitologa neocon se denomina
claridad moral est ms cerca de lo cnico que de lo moral. Pero
esto no debe llevarnos a la errnea conclusin de que sus Padres
Fundadores no fueron capaces de profundizar en los desafos del
sistema cuya defensa han asumido, debe decirse, con la pasin de
los apstatas. Para entender cmo se organiza la galaxia neocon,
debemos precisar cul es su centro gravitacional, y la razn final de
su propia existencia. La definicin ms aguda, y a la vez, ms cnica,
la aporta Irving Kristol en su clsico Neoconservatism: The
Autobiography of an Idea, y dentro de l, en el ensayo The Adver-
sary Culture of Intellectuals, de 1979:
No se puede negar que la cultura en que fuimos educados, y
los sentimientos y percepciones que nuestros nios y jve-
nes aprenden en sus escuelas, son inamistosas con respec-
to a la civilizacin burguesa [...]. Hubo alguna vez, en toda
la historia, una civilizacin [como la nuestra], cuya cultura
estuviese en abierta contradiccin con sus propios valores
e ideales?
5
La asuncin de que el capitalismo al que se quiere defender,
se encuentra cuestionado de frente por la cultura que produce, supues-
tamente surgida para reproducir y exaltar sus valores e ideales, es la
campanada de alerta que Kristol (y los neocons) lanzaron desde sus
primeras declaraciones pblicas. La conclusin inicial a la que se
arriba es lgica, y en consecuencia, de extraordinaria sencillez: es
236
Eliades Acosta Matos
en el terreno de la cultura y las ideas donde se decide el futuro del
sistema.
Las ideas son las fuerzas motrices de la historia precisa
Podhoretz, dando a su clarinada personal, lgicamente, un vago toque
familiar al del Sptimo de Caballera. A diferencia de lo que afirma
el marxismo, no creo que la economa, estpido, sea la que mueva la
historia.
6
Escandalizado por lo que llama disfuncionalidad de la cul-
tura burguesa, Kristol reconoce que [...] la persona ms culta de
nuestra sociedad es, con frecuencia, la ms descontenta y desa-
fecta, no solo con nuestro presente, sino con sus ideales.
7
Se arri-
ba a la segunda conclusin: la nica fuerza que la cultura burguesa
puede oponer a estas desafecciones tan peligrosas, radica en la lla-
mada cultura de masas o cultura popular norteamericana.
Segn Kristol:
El americano promedio, el menos cultivado no siente gran
inquietud ni por el presente, ni por el ideal. Eso explica por
qu ha demostrado ser errnea la visin marxista de una
clase obrera radicalizada, en rebelda contra la sociedad
capitalista [...].
La sociedad burguesa es la ms prosaica de todas las socie-
dades posibles [...]. Es prosaica no solo por su forma, sino
tambin por su esencia. Es una sociedad organizada para la
conveniencia y el confort del hombre comn, no para la crea-
cin de figuras heroicas o memorables.
8
Si el nico valladar ideolgico que la sociedad burguesa pue-
de oponer contra el ascenso de la contracultura de vanguardia que
genera en su seno, y que permanentemente desafa su presente y su
futuro, es el fomento de una cultura popular, y esta debe ser esti-
mulada por todos los medios posibles. La manera ms eficiente de
lograrlo es fomentando el individualismo egosta. En ello radica la
tercera conclusin a la que se arriba:
El propsito de esta sociedad es hacer el mundo lo mejor
posible para el beneficio de hombres y mujeres ordinarios.
Esto tiene sus races en la ms comn de las motivaciones:
el inters particular. Se asume que, aunque pocos sean ca-
El Apocalipsis segn San George
237
paces de lograr la excelencia, todos reconocen y persiguen
su propio inters. Este democrtico reconocimiento de
las potencialidades igualitarias de la naturaleza humana es
capaz de justificar la economa de mercado y deslegitimar
todas las dems teoras econmicas [...].
No debe sorprendernos que la visin burguesa del mundo,
basada en las necesidades y deseos de la gente comn, haya
sido y sea popular entre la gente comn.
9
Aunque al inicio motivados y simpatizantes con la recin estre-
nada sociedad burguesa, los artistas e intelectuales precisamente el
destacamento con el que se contaba para fomentar y difundir la cultura
popular que esta deseaba, no tardaron en experimentar una gran des-
ilusin y oponerse a ella. Las causas de este divorcio, examinadas por
Kristol, permitieron arribar a lo que se llam fallas del sistema, y
con ellas, a la cuarta conclusin: la poltica cultural del capitalismo no
debe marginar a los artistas e intelectuales, sino comprarlos mediante
prebendas y remedos de participacin.
Desde el punto de vista de los artistas e intelectuales, el nue-
vo orden tena tres grandes fallas:
1- Amenazaba ser muy aburrido. El comercio, para los artistas,
es una actividad que coarta y trivializa el espritu humano.
2- Aunque la sociedad burguesa puede ofrecer a artistas e in-
telectuales todo tipo de cosas deseables, como la libertad
de expresin y la popularidad, les privaba de ocupar el lugar
social que ellos sienten les pertenece. Los artistas y escri-
tores se consideran a s mismos como personas muy im-
portantes [...] y respetan a un rgimen que tome a sus obras
seriamente. Ser ubicados lejos del poder poltico y so-
cial es, para ellos, una privacin.
3- La sociedad burguesa es una civilizacin que refleja los
apetitos y preferencias de la gente comn [...]. Los artistas
e intelectuales ven en ello una inversin del orden natural
[...]. Por su propia naturaleza elitista, creen que la civili-
zacin debe ser dirigida por un aristoi* al cual se encuentran
* Se refiere a una persona de condicin aristocrtica.
238
Eliades Acosta Matos
unidos, reivindicando el derecho a representar los intere-
ses del pueblo.
10
La lgica de Kristol establece, de manera precisa, las tareas y
funciones que deben asumir los intelectuales y artistas bajo el ca-
pitalismo, y tambin los peligros que representan cuando no son
tomados en serio por el sistema. La contracultura que pueden
generar debe ser sofocada, por todos los medios a la mano. Pero
lo que es bueno para la salud del capitalismo, debe ser malo para la
salud del socialismo, su oponente ideolgico principal. La posibi-
lidad de dirigir y fomentar la contracultura intelectual y artstica
en el seno del socialismo, es el ncleo de la quinta conclusin a la
que arriba Kristol en su diseo estratgico de la concepcin
neoconservadora de la batalla de ideas:
El socialismo, de cualquier signo, es una pasin romntica
que opera dentro de una estructura racionalista. Proclama
la construccin de una sociedad humana en la cual todos
antepongan la construccin del bien comn a sus intereses
y apetitos individuales [...].
La pasin moral legitima las pretensiones del socialismo
cientfico a la verdad absoluta [...].
Pero el principio de la realidad siempre prevalecer sobre
las pasiones utpicas [...]. El ms interesante factor de la
vida intelectual contempornea es la incapacidad del socia-
lismo de producir intelectuales socialistas, incluso, de to-
lerar intelectuales socialistas. El destino de los intelectuales
bajo el socialismo es la desilusin, el disenso, el exilio, el
silencio [...].
11
Tras ajustar cuentas con la cultura del socialismo y fijar la
manera ms eficaz de luchar contra ella, Kristol avanza hacia los
desafos culturales del arte moderno y de la rebelin de lo que lla-
ma romanticismo utpico o bohemia artstica de las sociedades
capitalistas desarrolladas, a la que considera fuente de constante
disenso del sistema. La sexta conclusin o tarea estratgica de
Kristol para las milicias neocons que han jurado defender la eter-
nidad de ese mismo sistema, radica en fomentar la lucha entre los
El Apocalipsis segn San George
239
dos adversarios ms importantes de la cultura burguesa, el interior
y el exterior:
El racionalismo utpico [el socialismo], y el romanticismo
utpico [el arte moderno o bohemia artstica] son hostiles
a la sociedad burguesa, pero a la larga, son igualmente hos-
tiles entre s.
En todas las naciones socialistas el arte moderno es repri-
mido, pues su espritu nihilista es subversivo con respecto
al orden establecido [...]. Picasso y Kafka, los blue jeans y
el rock and roll pueden haberse convertido en los mayores
enemigos internos de la burocracia socialista, uniendo a los
intelectuales y a los jvenes en una incorregible hostilidad
hacia el status quo.
12
A manera de eplogo, Kristol arriba a la sptima conclusin,
la ms aventurada de todas. A diferencia de las anteriores, se mues-
tra cauto a la hora de responder a la pregunta que l mismo formu-
lase (Es posible restaurar la base espiritual de la sociedad
burguesa?), dejando entrever que algo podra hacerse si se logra-
ba eliminar el anlisis histrico como componente indispensable
a la hora de examinar cualquier fenmeno social. Esto explicara,
en alguna medida, la abrupta aparicin de lo que aspir a ser la
teora del fin de la historia de un entonces desconocido neocon-
servador llamado Francis Fukuyama, que no rebas la fase de ex-
perimento bonsai, apaleada por la irreverente realidad a la que
pretendi dictar normas.
[Restaurar las bases espirituales de las sociedades burgue-
sas], al parecer no es posible, sin echar atrs el reloj de la
historia. Pero tal respuesta se deriva de la concepcin ro-
mntico-racionalista de la historia elaborada por Saint
Simon, Hegel y Marx [...]. La historia de la religin y la cul-
tura no siempre es acumulativa. Se puede estudiar religin
y cultura sin estudiar sus historias especficas. [...] Este en-
foque abre ante nosotros una posibilidad [...]. Todo lo que
puedo decir es que el futuro del capitalismo liberal estar
significativamente ligado a las ideas que en este momento
240
Eliades Acosta Matos
germinan en la mente de algn joven y desconocido telo-
go o filsofo, antes que a las nebulosas estadsticas del Pro-
ducto Interno Bruto.
13
Al arribar a estas siete conclusiones programticas para lu-
char por la preservacin de la sociedad capitalista, Kristol hace
que la serpiente se muerda la cola: depende de las ideas, y no de la
marcha de la economa el futuro del capitalismo; es en ese terreno
donde se decide su futuro o su desaparicin, acosado por temibles
enemigos internos (el disenso de sus propios intelectuales) y ex-
ternos (el socialismo); es posible aniquilar a esos enemigos fo-
mentando con precisin sus contradicciones internas, y las que los
enfrentan entre s; la tarea central de los jvenes intelectuales que
llevarn adelante esta batalla decisiva para el futuro de la humani-
dad, y a quienes se imagina como discpulos neocons de maestros
al estilo del propio Kristol o Podhoretz, ha de ser la elaboracin
de ideas que fundamenten la superioridad y el derecho al
hegemonismo de la sociedad capitalista, y si para el logro de estos
objetivos se hace necesario violentar la metodologa del pensa-
miento cientfico y la lgica del historicismo, que representan
conquistas del pensamiento racionalista moderno, esto deber ha-
cerse sin la menor vacilacin o escrpulo.
Haciendo uso de la cacareada claridad moral de la que se
ufanan los neocons, podemos decir que su galaxia gira, sin equivo-
cacin, alrededor de un centro gravitacional: la defensa a ultranza
del capitalismo, sin vacilacin ni remordimientos. Para ello ha pre-
parado, y prepara, sucesivos destacamentos de la Guardia Pretoriana,
los jvenes y ya no tan jvenes intelectuales neoconservadores que
operan las maquilas ideolgicas del sistema, los fogoneros de las
calderas del Imperio, sin los cuales la nave se detendra.
Despus de un largo perodo de incubacin, los neocons sal-
taron a la palestra de la poltica pblica durante el gobierno de
Ronald Reagan, y solo han bajado del carro imperial durante la era
Clinton. En el primer y segundo perodos de Bush Jr. coparon los
puestos claves de su administracin, y acometieron la primera
experiencia a gran escala de lo que son capaces, con tal de hacer
cumplir su agenda estratgica.
El Apocalipsis segn San George
241
Analicemos la manera en que coparon los puestos claves de la
administracin de George W. Bush, secuestraron a la nacin y
la empearon en una guerra infinita por la expansin hegemnica,
sin dejar de disparar contra los indios desde las rocas, ni soltar de
sus manos los elegantes tomos de Platn o Hobbes, a travs de los
cuales aprendieron a conocer el mundo en que viven, como les
ensearon sus maestros en Harvard o Chicago.
El bushismo
como estrategia militar neoconservadora
Primero llegaron los neocons y luego George W. Bush, y no a
la inversa, como pudiera pensarse. Lo que se critica a este ltimo,
por lo general, es su extrema supeditacin a la agenda militante de
aquellos.
Al trasmutar, despus del 11 de septiembre de 2001, la lu-
cha contra las redes terroristas transnacionales en una guerra
contra el eje del mal reconoce Philip S. Golub en Le
Monde Diplomatique, la administracin actual de Bush
no hace ms que proseguir con el proyecto poltico y estra-
tgico definido en los 70, y readaptado luego a comienzos
de los 90 para la postguerra fra [...].
El 11 de septiembre transfigur a un Presidente accidental
en un Csar estadounidense. Desde entonces, Bush se ha con-
vertido en el vector de una poltica que se apoya en el unilatera-
lismo, la movilizacin permanente y la guerra preventiva.
14
La historia ms reciente de esta transfiguracin comienza con
la derrota de Bush Sr. ante Bill Clinton. Lejos de desanimarse o
rendirse, los neocons que quedaban cesantes, al salir del gobierno,
se dedicaron a hacer lo que mejor saban: conspirar y enriquecerse,
como se puede comprobar en la transcripcin de una entrevista de
Jonathan Holmes a Jim Lobe, del 17 de febrero de 2003:
Ellos hicieron dinero como consultantes porque se sabe que
son inteligentes y estn bien conectados. [Al principio] la
mayora de los neocons fueron excluidos del gobierno de
242
Eliades Acosta Matos
Bush Sr., porque esta administracin era realista por excelen-
cia, y ellos no se consideraban realistas, sino enemigos pol-
ticos de los realistas. Tras las elecciones de 1992 los neocons
se escindieron [...] y alguno de ellos, como James Wolsey, apo-
yaron la candidatura de Clinton, mientras otros, como Robert
Kagan, regresaron al Partido Demcrata.
15
Desplazados del poder, y a pesar de las desafecciones, los
neocons comenzaron a luchar desde la oposicin, preparando las
alianzas necesarias para retomarlo. Se mostraron eficaces, y en
ello jug un papel nada menor la experiencia que traan de su paso
por la izquierda.
Son extremadamente activos en trminos de organizacin.
Lo hacen muy bien, y cuando se hallan en la oposicin tra-
tan de crear alianzas y nuevas coaliciones con personas que,
aunque no estn completamente de acuerdo con ellos, sean
capaces de unirse alrededor de programas bsicos como
hicieron en 1997, con el Proyecto para el Nuevo Siglo
Americano. [...] En l se incluyeron republicanos de la
derecha clsica, como Dick Cheney y Donald Rumsfeld;
neoconservadores, como Richard Perle, Paul Wolfowitz y
Elliot Abrams, que ahora ocupan importantes posiciones en
el gobierno [de Bush Jr.]; representantes de la derecha cris-
tiana, como Gary Bauer, y de la derecha catlica, como
William Bennett. Esta coalicin se prepar, realmente, para
tomar el poder, bajo una futura administracin republicana,
lo que, de hecho, se logr.
16
Estas caractersticas de la filosofa neoconservadora, y sobre
todo, de su prctica poltica, explican su extremo oportunismo.
Quienes hablan todo el tiempo de claridad moral son los primeros
que renuncian a cumplir cualquier precepto tico, cuando les convie-
ne. Este rasgo distintivo lo imprimieron a la administracin de Bush
Sr., y tambin a la de Bush Jr.:
Los neocons no son idealistas aclara Jim Lobe cuando
se trata de los fines y los medios. Creen que los fines jus-
El Apocalipsis segn San George
243
tifican los medios, y si se deba luchar contra el mal mayor,
representado por la URSS, no tenan escrpulos en aliarse a
gente despreciable, como la Junta Militar protonazi argen-
tina, o el rgimen de Saddam Hussein [...]. Nunca han perdi-
do la calma en cuestiones de alianza; son muy flexibles en
ese aspecto.
17
El acoso a que los neocons sometieron todas las decisiones
de poltica interior o exterior de la administracin Clinton da la
razn a quienes, como el investigador David Carbajal citando a Irwin
M. Seltzer, afirman que, en rigor, protagonizaron una verdadera con-
trarrevolucin.
El contragolpe neocon comenz casi dos aos antes del 20 de
enero de 1993, fecha en que William Clinton asumi la presiden-
cia de los Estados Unidos. Debe recordarse que el 28 de febrero
de 1991 concluy, oficialmente, la Guerra del Golfo, pero no con
la remocin de Saddam Hussein del poder. La tarea inconclusa,
como es habitual, no desanim a los halcones, sino que actu so-
bre su voluntad como una especie de afrodisaco, llevndolos a
iniciar una carrera enloquecida de la cual estamos observando su
tramo final con la actual ocupacin de Afganistn e Iraq.
El primer paso fue dado en 1992, an bajo la presidencia de Bush
Sr., o mejor dicho, precisamente por eso, como para legar a Clinton
una herencia emponzoada. El encargado de darlo no fue escogido al
azar: correspondi a Paul Wolfowitz entonces subsecretario de De-
fensa, el discpulo aventajado de Albert Wohlstetter, lanzar la pri-
mera bola del partido con la elaboracin del borrador de un documento
conocido como Defense Planning Guidance.
Transcurridos 13 aos de aquel primer partido de la serie, vale
la pena destacar que el borrador ntegro de Wolfowitz nunca fue dado
a la publicidad, y que las pocas partes que trascendieron fueron lo
suficiente preocupantes y peligrosas como para levantar una pol-
mica en la prensa, de tal magnitud, que Dick Cheney, por aquellos
das secretario de Defensa, se vio obligado a reescribirlo. Algunas
opiniones sobre aquella Anunciacin retratan de cuerpo entero a
un Wolfowitz transfigurado en Arcngel Gabriel del bushismo:
Wolfowitz, en 1992, se adelant a su tiempo, intentando
reflexionar sobre la era posterior a la Guerra Fra afirm
244
Eliades Acosta Matos
un conmovido William Kristol, editor de The Weekly Stan-
dard, vocero de los neoconservadores e hijo, por supuesto,
del ya conocido Irving Kristol. Comprendi, muy tempra-
no, que debamos escoger entre el liderazgo americano o el
incremento del caos y los peligros.
El enfoque de Wolfowitz se diferenciaba del de Bush Sr.,
pero la historia lo ha vindicado, aunque se haya tomado
tiempo para hacerlo [...]. No fue hasta despus del 11 de
septiembre que el papel jugado por Wolfowitz comenz a
reconocerse como proftico.
18
En efecto, lo fue. Si bien es cierto que aquel borrador, como
seal con razn Barton Gellman, reportero del Washington Post,
reflejaba [...] la continuidad de los aspectos menos diplomticos
de la poltica norteamericana desde la Segunda Guerra Mundial,
19
tambin intentaba adaptarse a un mundo libre de la competencia
sovitica, reconociendo que otras regiones del mundo tenan la
poblacin, los recursos y la tecnologa indispensables para poder
constituirse en rivales potenciales que desafiasen la supremaca
de los Estados Unidos. Gellman, citando al documento de Wol-
fowitz, lo sintetiza: Nuestra misin primordial en el mundo, ahora
que somos la nica superpotencia, es asegurarnos de que lo seguire-
mos siendo.
20
Aquel clebre borrador de Wolfowitz reconoca la conve-
niencia de no reducir los gastos militares del pas, a pesar de
haber desaparecido la URSS, mantenindolos cerca de los 300
billones USD que se gastaban en los perodos ms lgidos de la
carrera armamentista. Lejos de abogar por la reduccin de los
ms de 1,6 millones de hombres que los Estados Unidos mante-
na sobre las armas, alertaba sobre la posibilidad de tener que
enfrentar guerras en dos escenarios militares distantes, como
podan ser Iraq y Corea del Norte. Dos eran los conceptos bsi-
cos alrededor de los cuales giraba el documento:
a) La necesidad de preservar el sistema mundial de alianzas de los
Estados Unidos.
b) La necesidad de que los Estados Unidos estn listos para defen-
der sus propios intereses, junto con sus aliados, o de manera
unilateral.
El Apocalipsis segn San George
245
Otro de los elementos revolucionarios para la doctrina mi-
litar tradicional del borrador Wolfowitz radicaba en la identifica-
cin de los rivales potenciales contra los cuales, llegado el
momento, dirigir las armas. Hasta entonces, y de acuerdo con la
clasificacin propuesta por George Kennan en su clebre artculo
para el Foreign Affairs:
[...] los desafos mayores al dominio estadounidense po-
dran provenir de cinco regiones del planeta que contaban
con los recursos para crear un poder militar global. El ob-
jetivo principal de los Estados Unidos durante la Guerra Fra
fue asegurarse de que los soviticos no se anexasen ningu-
na de tales regiones a su esfera de influencia, cambiando
con ello el balance global de poder.
21
Desaparecidos los soviticos de la escena mundial, el enfo-
que propuesto por Wolfowitz alertaba de que el poder de tales re-
giones, por s solo, poda crecer hasta desafiar al de los Estados
Unidos. Para conjurar el peligro se propona una pequea, pero
decisiva adicin: [...] los Estados Unidos deban estar preparados
para evitar el uso de armas nucleares, qumicas o biolgicas por par-
te de cualquier otro pas, aunque esta amenaza no se esgrimiese
directamente contra l, lo cual significa que se reservaba el dere-
cho a la venganza o al castigo, de manera preventiva.
22
Debutaba as, la ya clebre Doctrina de la guerra preventiva,
y lo haca de la mano de Wolfowitz, Cheney, y Scooter Libby, tres
neoconservadores de la primera oleada, que hoy ocupan, bajo la
presidencia de Bush Jr, los cargos de vicepresidente, subsecretario
de Defensa y jefe del equipo estratgico del propio Cheney, res-
pectivamente.
En vez de la contencin, concepto central para la doctrina
militar norteamericana durante los aos de la Guerra Fra, aparece
en escena el concepto de la guerra preventiva. A pesar del denodado
esfuerzo de sus promotores, los aos de la era Clinton no favore-
cieron su aplicacin: la contencin marc los esfuerzos de la ad-
ministracin para mantener a raya, por ejemplo, a Saddam Hussein.
Frustrados, pero no vencidos, los neoconservadores, agrupados ya
para entonces bajo el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano,
246
Eliades Acosta Matos
dirigieron al Presidente una carta abierta sobre el tema, con fecha 26
de enero de 1998. Las ideas esenciales que aparecan en ella fueron:
a) La aplicacin de la poltica norteamericana en Iraq, actual-
mente, no es exitosa, y desembocar en una amenaza de tal
magnitud como no hemos conocido desde el fin de la Guerra
Fra [...].
b) La estrategia implicara, en primer lugar, sacar del poder a
Saddam Hussein.
c) La poltica de contencin [en Iraq] se ha visto sensiblemen-
te erosionada en los ltimos meses.
d) La nica estrategia aceptable es la eliminacin de la posibili-
dad de que Iraq pueda usar o amenazar con usar armas de
destruccin masiva.
e) Estamos seguros de que, bajo las actuales Resoluciones de
la ONU, los Estados Unidos estn autorizados a dar los pa-
sos requeridos, incluyendo los militares, para proteger nues-
tros intereses vitales en el Medio Oriente. De cualquier
manera, nuestra poltica no debe continuar paralizada es-
perando por la unanimidad del Consejo de Seguridad.
f) Lo exhortamos a actuar de manera decidida [...]. Si acepta-
mos la continuacin del actual curso a la deriva, plagado de
flaquezas, pondremos en riesgo nuestros intereses y nues-
tro futuro.
23
Bajo aquel virtual chantaje meditico estamparon sus firmas
neoconservadores de la talla de Elliot Abrams, Richard Armitage,
William Bennett, John Bolton, Francis Fukuyama, William Kristol,
Richard Perle, Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz.
Entre el 16 y el 19 de diciembre de 1998, las fuerzas angloa-
mericanas bombardearon ms de 100 blancos iraques, bajo el pre-
texto de castigar al pas por no aceptar a los inspectores de
armamento de la ONU. Los resultados de lo que se conoci como
Operacin Zorro del Desierto debi provocar un inmenso jbilo
entre los zorros neoconservadores, en vista de la efectividad de las
presiones sobre Clinton, por el solo gasto de las hojas de papel
usadas para escribirle. Debieron tambin celebrar el debut, en la
vida real, de un ataque preventivo contra un rival potencial.
El Apocalipsis segn San George
247
La escalada de la retrica agresiva de los neocons es muy apre-
ciable durante el tiempo que media entre la administracin Clinton y
los meses posteriores al escandaloso proceso electoral en el que
result electo George W. Bush. Mediante un constante bombar-
deo de prensa, y utilizando herramientas tales como los criterios y
predicciones de tanques pensantes conservadores al estilo del PNAC,
los neocons lograron influir sobre la doctrina militar del pas, impo-
niendo poco a poco su agenda y los mtodos recomendados para
hacerla realidad.
Un rpido examen, por ejemplo, de una parte de lo publicado
en la prensa neoconservadora durante el 2001, ao crucial para con-
formar el rostro definitivo de la doctrina militar del bushismo, per-
mite delinear su cartografa conceptual mediante el trazado de los
siguientes hitos:
1- El 14 de mayo el Weekly Standard publica el artculo de Reuel
Marc Gerecht, ex oficial de la CIA y director de la Iniciativa
para el Medio Oriente del PNAC, titulado Liberate Iraq. En
dicho artculo se establece un paralelo entre Saddam y Hitler,
y se intenta convencer a Bush Jr. de la necesidad de sacarlo
del poder a partir de afirmar:
Que Saddam intenta dominar todo el Medio Oriente median-
te la produccin de armas de destruccin masiva, cuyas
variantes qumicas y biolgicas ha usado para masacrar a
los kurdos.
Que, en los ltimos meses, ha aumentado su poder de fuego
antiareo.
Que intent asesinar al presidente Bush (Sr.) en Kuwait,
en 1993.
Que los regmenes totalitarios, como el de Saddam, tienen
un sexto sentido para detectar las debilidades de sus enemi-
gos democrticos.
Que los rabes se han tornado contra los Estados Unidos
porque ven a Saddam como un triunfador.
Que Saddam, al igual que otros regmenes conservadores ra-
bes, se ha beneficiado con la colisin entre el mundo mu-
sulmn y el Occidente moderno. Los Estados Unidos no
248
Eliades Acosta Matos
deben preocuparse de ser populares en el mundo rabe, a
partir de las medidas a aplicar.
Que Saddam debe ser confrontado, no con nuevas sanciones,
sino por medio de las armas.
Para combatir a Saddam debe combinarse el uso de grandes
contingentes de tropas norteamericanas con el apoyo que
se debe brindar a los aliados iraques que lo combaten, bajo
la direccin de Amhed Chalabi, al que se califica de proa-
mericano. Chalabi es ideal para la tarea, a pesar de que se
rumore que es corrupto.
La intervencin militar, aun cuando sea preventiva, no est
reida con la concepcin de la Pax Americana.
24
2- El 6 de julio, Tom Donelly, vicedirector Ejecutivo del PNAC,
vuelve al tema de Iraq en un Memorandum to Opinion Leaders
alertando que:
La administracin de Bush Jr., antes que cumplir lo prometi-
do de sacar a Saddam del poder, parece inclinarse hacia
las sanciones inteligentes contra Iraq, al estilo de lo pre-
conizado por Colin Powell.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld parece inclinado
a reducir las fuerzas armadas combativas en el orden del
20%, lo cual compromete la posibilidad de librar acciones
terrestres exitosas en Iraq, haciendo vacilar, an ms, al Pre-
sidente, a la hora de tomar las decisiones pertinentes.
No plantearse la eliminacin de Saddam deja sus manos
libres para seguir creando problemas en la regin y el
mundo.
25
3- El 30 de julio de 2001 Reuel Marc Gerecht vuelve a la carga en
The Weekly Standard con su artculo A Cowering Superpower:
Its time to fight against terrorism, en el que plantea:
La administracin Bush ha continuado y sobrepasado la timi-
dez desplegada por la de su predecesor en el Medio Orien-
te, lo cual pone en duda, a los ojos del mundo, que los
Estados Unidos sean una superpotencia.
El Apocalipsis segn San George
249
Osama Bin Laden y su organizacin terrorista lograron una
gran victoria cuando atacaron y casi hundieron en Adn al
buque Cole de la Marina de Guerra norteamericana, sin su-
frir represalias de este pas. Nuestro temor bombea oxge-
no a los militantes islmicos.
El terrorismo despliega su guerra por medios no convencio-
nales; su objetivo final es el debilitamiento psicolgico del
enemigo mediante el uso del miedo.
Existen agentes dormidos de Bin Laden, en pases del mun-
do occidental, esperando la orden para atacar blancos
estadounidenses.
Osama Bin Laden, sin lugar a duda, volver a atacarnos. Si
encuentra nuestros puntos dbiles lo que har con seguri-
dad, atacar a sitios del Primer Mundo, por donde sus hom-
bres se mueven.
El subsecretario de Defensa, Richard Armitage, ha alertado
recientemente que los Estados Unidos culparn a los
talibanes si se producen futuros ataques de Al Qaeda.
26
4- Siguiendo la escalada, el 27 de agosto de 2001, a escasos 14 das de
los atentados contra el Pentgono y el World Trade Center, des-
de las pginas de The Weekly Standard, Robert Kagan y William
Kristol clamaban por dar A Green Light for Israel:
Si los Estados Unidos son un aliado en el que se pueda con-
fiar en momentos de crisis, ha llegado el momento de que
se ponga, de manera evidente, del lado de Israel.
Las exigencias a Israel para que no responda a los ataques
terroristas que sufre, y a los Estados Unidos para que asu-
ma un papel ms activo en el conflicto palestino-israel,
son, en realidad, llamados a que este ltimo pas abdique a
su derecho al juicio moral y al liderazgo poltico (global).
Debe quedar claro que en este conflicto, los Estados Unidos
tienen el deber de ayudar de forma moral y estratgica a su
aliado Israel, y en consecuencia, en las condiciones y el
momento presente, la mejor esperanza para el proceso de
paz en el Medio Oriente, y para la paz misma, es dar luz
verde a Israel.
27
250
Eliades Acosta Matos
5- En un Memorandum to Opinin Leaders con fecha 6 de sep-
tiembre de 2001, Reuel Marc Gerecht, director de la Iniciati-
va para el Medio Oriente del PNAC, formulaba las siguientes
propuestas brillantes, en el mejor estilo neocon, para el lo-
gro de la paz en tan convulsa regin. Obsrvese el penetran-
te anlisis acerca de las motivaciones de los combatientes
suicidas palestinos, y las recomendaciones que se hacen
acerca de la mejor manera de luchar contra ellos. Recurdese
que entonces faltaban apenas 5 das para el 11 de septiembre:
Los islamistas de la Jihad o de Hamas no quieren ningn
proceso de paz. Ellos no se suicidan por estar deprimidos,
sino por sentir la euforia de los santos guerreros.
28
Los israeles se ven obligados a actuar como lo hiciese el rey
Hussein de Jordania en 1970, cuando la OLP intent arras-
trar al pas a una guerra civil [...]. La tctica israel de asesinar
a los extremistas palestinos, el uso de helicpteros y la rpi-
da penetracin en el terreno, han contribuido mucho a la dis-
minucin de las bajas israeles y palestinas. Si tales tcticas
son suficientes [para enfrentar la amenaza] est por verse.
29
El camino quedaba trazado.
6- El 11 de septiembre de 2001, en medio de la tragedia, se pro-
ducen dos importantes declaraciones que evidencian la evo-
lucin de la doctrina militar del bushismo. La primera es la
comparecencia del presidente Bush ante la nacin, a las 8.30
pm, y es bastante conocida. La segunda puede hallarse en el
artculo de Robert Kagan de ese mismo da en The Washington
Post, titulado We Must Fight this War. Ambas declaracio-
nes, a escasas horas del suceso, aportan significativos elemen-
tos para el anlisis.
De la Declaracin Presidencial vale la pena destacar:
Los actos terroristas intentaban sumir a la nacin en el caos
y el retraimiento,
30
o sea, pretendan apartar a los Esta-
dos Unidos de cumplir de lo que considera sus deberes
El Apocalipsis segn San George
251
globales, lo cual provocar y justificar, como reaccin in-
versa, el inicio de una era de intervenciones abiertas en los
asuntos internos del resto de los pases del mundo.
Ante lo sucedido, los Estados Unidos abandonan solem-
nemente los mecanismos de seguridad global, aceptados por
la comunidad internacional, asumiendo el derecho a actuar
de manera unilateral. Para ello se esgrime una justificacin:
No haremos distincin entre los terroristas que llevaron a
cabo tales actos y aquellos que les brinden abrigo.
31
El Pre-
sidente de los Estados Unidos, a partir de asumir esta facul-
tad, tiene el derecho casi divino de decidir, por s y ante s,
a quin atacar y por qu causas.
Robert Kagan es, segn un estudio de rightweb, el neocon-
servador ms pblicamente activo, signatario de diez de los once
documentos programticos del PNAC, entre la Declaracin de
Principios del 3 de junio de 1997, y la Segunda Declaracin so-
bre el Iraq de postguerra, del 28 de marzo de 2003, solo igualado
en average por William Kristol. No es casual que, llegado el
momento crucial, le haya correspondido hablar a nombre del clan.
De su artculo para el Post se pueden extraer las siguientes ideas
bsicas:
Este da (11 de septiembre de 2001) ser recordado como
un da de infamia, el da en que la post Guerra Fra termi-
n, y en el que el mundo, para los estadounidenses,
cambi completamente [...]. Fuimos tocados por la trage-
dia, sin dudas, por lo no hecho en el Medio Oriente, por
omisin, y por lo hecho, por comisin.
32
Solo tenemos una esperanza: que los Estados Unidos respon-
dan al monstruoso ataque de hoy, perpetrado en su suelo, con
la misma claridad moral y valor de que hicieron gala nues-
tros abuelos cuando sucedi lo de Pearl Harbor. No debe-
mos involucrarnos en largos esfuerzos legales para llevar ante
los tribunales a los terroristas, sino hacer lo nico que nos
corresponde en un momento como este: la guerra.
A fin de cuentas, estamos en guerra; hemos recibido el pri-
mer golpe devastador de esta guerra, que no ser el ltimo
252
Eliades Acosta Matos
[...]. No nos amedrentemos por las identidades misteriosas
de nuestros atacantes; pronto se har evidente que solo
unas pocas organizaciones terroristas son capaces de lle-
var a cabo un ataque tan masivo y bien coordinado como
este. Debemos disponer de todos los medios posibles en
un esfuerzo global por capturarlos o matarlos. Se har evi-
dente que tales organizaciones no podran operar sin la
asistencia de algunos gobiernos con un abultado rcord
de hostilidad hacia los Estados Unidos y de apoyo al
terrorismo. Debemos, de inmediato, movilizar a nues-
tras fuerzas convencionales para una inevitable escala-
da que llegue hasta la confrontacin con uno o ms de
tales gobiernos. El Congreso debe declarar la guerra,
no a ningn Estado en concreto, sino a aquel que haya
apoyado los ataques de hoy contra cualquier nacin
que lo haya hecho. Esta declaracin de guerra no debe
ser puramente simblica.
33
Para terminar, Kagan hizo una curiosa declaracin que per-
mite entender el callado regocijo con que los neocons de-
bieron presenciar las imgenes dantescas del colapso de las
Torres Gemelas: Afortunadamente, con el fin de la Guerra
Fra no existen ya amenazas en el mundo que impidan
que concentremos nuestras energas y recursos en la
guerra contra el terrorismo internacional.
34
7- El 19 de octubre de 2001, Gary Schmitt, uno de los idelogos del
rotativo The Weekly Standard, cuya firma aparece en siete de
los once documentos programticos del PNAC, public un
artculo titulado Why Iraq?: If Saddam stay in power, the war
on terrorism will have failed, grosero chantaje al gobierno de
Bush para que se decidiese atacar a Iraq, apelando a los siguien-
tes argumentos:
Oficiales de inteligencia del gobierno de Saddam Hussein
estuvieron vinculados a los terroristas que llevaron a cabo
los atentados del 11 de septiembre. En campos de entrena-
miento existentes en ese pas se enseaban las tcnicas para
el secuestro de aviones.
El Apocalipsis segn San George
253
Iraq desarrolla un amplio programa de fabricacin de armas
biolgicas, como el ntrax, el mismo que se utiliz en ata-
ques contra la Florida y el Congreso. Los grupos terroris-
tas no poseen los recursos para ello.
En 1993 Saddam orden a sus oficiales de inteligencia orga-
nizar el asesinato del presidente Bush Sr., durante su visita a
Kuwait. Tambin tuvo que ver con el atentado de ese mismo
ao contra el World Trade Center.
35
El continuado programa de desarrollo de armas de destruc-
cin masiva nucleares, qumicas y biolgicas que se lle-
va a cabo en Iraq nos hace pensar que se trata de destruir el
dominio norteamericano en la regin [...].
El costo de dejar a Saddam en el poder sera, simplemente,
demasiado alto [...]. Se sabe que, en un plazo no mayor de
tres aos, Iraq lograr obtener el arma nuclear.
36
Para concluir, una solemne declaracin: Esta es una oportu-
nidad que no se debe desperdiciar. Si de aqu a dos o tres
aos Saddam contina en el poder, la guerra contra el terroris-
mo habr fracasado.
37
A tono con esto, el 6 de diciembre de ese mismo ao, William
Kristol enviaba a los lderes de opinin un nuevo memorndum
sobre Iraq.
38
En l se inclua una carta firmada por seis senadores y
tres representantes norteamericanos al presidente Bush, todos de
antigua estirpe conservadora, al estilo de Trent Lott, Joseph
Lieberman o Jesse Helms, exigiendo que los Estados Unidos aban-
donasen la poltica de contencin con respecto a Iraq, pasando a
la confrontacin directa que deber terminar con la salida de
Saddam Hussein del poder. Ni ms ni menos que lo que los neocons
haban venido pregonando, ante sus rivales y enemigos, desde los
ya mticos aos de la Guerra Fra.
8- El siguiente paso en la delineacin de los conceptos centrales
que conforman la doctrina militar del bushismo es apreciable
en el discurso del Presidente en enero de 2002, conocido
como Informe sobre el estado de la Unin. En l aparece,
por primera vez el concepto del Eje del Mal, que incluye a
254
Eliades Acosta Matos
Iraq, Irn y Corea del Norte, pases a los que se describe de la
siguiente manera:
Corea del Norte es un rgimen armado con misiles y armas
de destruccin masiva, mientras su poblacin sufre una ver-
dadera hambruna [...].
Irn busca intensamente la posesin de armas de exterminio
masivo y la exportacin del terror [...].
Iraq contina desplegando su hostilidad contra los Estados
Unidos y apoyando el terrorismo [...].
39
Ante la existencia de lo que se define como Eje del Mal, el
Presidente de los Estados Unidos declara a la nacin, sin
ambigedad alguna, que [...] no tenemos tiempo para largas
deliberaciones. No esperaremos a que los peligros se acu-
mulen y nos amenacen. Estados Unidos no permitir que
los regmenes ms peligrosos del mundo nos amenacen
con sus armas de destruccin masiva.
40
9- La prxima estacin en el viaje inicitico de la doctrina militar
del bushismo se aprecia en el discurso del Presidente duran-
te la ceremonia de graduacin 2002 de los cadetes de West
Point, celebrada en junio de ese ao. Se trata de la primera
exposicin sistemtica de la nueva doctrina militar de su
gobierno, y muestra todas las seales de su origen inequ-
vocamente neoconservador. Las nuevas ideas all expues-
tas fueron:
Nuestra guerra contra el terrorismo recin acaba de co-
menzar, pero en Afganistn ha comenzado bien.
Luchamos ahora, y siempre lo hemos hecho, por una paz jus-
ta, una paz a favor de la libertad humana. Defenderemos la
paz contra la amenaza de terroristas y tiranos [...] y
estimularemos a las sociedades libres y abiertas en to-
dos los continentes.
Los Estados Unidos no son un imperio que extender ni una
utopa que realizar. Deseamos para los dems lo mismo que
para nosotros: seguridad, la recompensa de la libertad y la
esperanza de una vida mejor.
El Apocalipsis segn San George
255
Enfrentamos amenazas sin precedentes. En el pasado, los
enemigos necesitaban grandes ejrcitos y gran capacidad in-
dustrial para causar dao a nuestra nacin y a nuestro pueblo.
El ataque del 11 de septiembre requiri de unos pocos cen-
tenares de miles de dlares en las manos de unas docenas de
personas malas y falsas. Todo el dao que causaron se pag
con algo menos de lo que cuesta un tanque de guerra.
Las mayores amenazas contra la libertad provienen del
cruce que se produce entre radicalismo y tecnologa.
Cuando las armas nucleares, qumicas y biolgicas proli-
feran junto a la tecnologa coheteril, incluso Estados
dbiles y grupos pequeos pueden tener el poder catas-
trfico de golpear a las grandes naciones.
En el pasado siglo, la defensa de los Estados Unidos descan-
saba en la Doctrina de la Contencin [...], pero nuevas ame-
nazas exigen un nuevo pensamiento. La Contencin, o sea,
la promesa de una respuesta masiva contra las naciones agre-
soras, no significa nada para las sombras redes terroristas
que no tienen naciones o ciudadanos que defender. La
Contencin no es posible cuando dictadores desenfre-
nados con armas de destruccin masiva pueden lanzar
ataques con misiles o las entregan en secreto a sus
aliados.
La guerra contra el terrorismo no se ganar a la defensi-
va. Debemos combatir al enemigo, interrumpir sus pla-
nes, y enfrentar las peores amenazas antes de que estas
se hagan realidad. En el mundo en que nos adentramos,
el nico camino posible es el de la accin, y nuestra
nacin actuar.
Nuestra seguridad exige disponer del mejor trabajo de inte-
ligencia posible [...] exige modernizar nuestras agencias
nacionales, como el FBI [...] presisa transformar a las Fuer-
zas Armadas, para que sean capaces de golpear en cualquier
momento, en cualquier oscuro rincn del planeta. Nues-
tra voluntad requiere que todos los norteamericanos
miren adelante, resueltamente, y sean capaces de tomar
acciones preventivas, cuando sean necesarias, para de-
fender nuestra libertad y nuestras vidas.
256
Eliades Acosta Matos
Debemos descubrir clulas terroristas en 60 o ms pases,
usando para ello las herramientas de las finanzas, la inteli-
gencia y las fuerzas de la ley [...]. Algunas naciones
requieren entrenamiento militar para lidiar contra el terror,
y noso-tros se lo brindaremos [...]. Enviaremos diplomticos
all donde sea necesario, y tambin militares adonde haga
falta.
La claridad moral fue decisiva para lograr la victoria en la
Guerra Fra.
Diferentes circunstancias requieren mtodos diferentes, pero
una misma moralidad. Lo moralmente correcto es idntico
en cualquier cultura, en cualquier tiempo y lugar [...]. No es-
tamos creando un problema, sino revelndolo, y conducien-
do al mundo hacia su enfrentamiento. Los Estados Unidos
ostentan la supremaca militar y tratarn de mantenerla, ms
all de cualquier desafo [...].
Cuando la accin se asienta sobre los derechos comunes y
las necesidades de los hombres y las mujeres, entonces no
hay choque de civilizaciones.
41
10- El paso definitivo para la conformacin de la doctrina militar
del bushismo fue dado el 17 de septiembre de 2002, 20 me-
ses despus del inicio de la presidencia de Bush Jr., cuando
fue dada a conocer The National Security Strategy of the
United States of America, documento de 33 pginas que resu-
me todos los cambios experimentados en la poltica exterior
del pas, en sus conceptos militares y estratgicos cardinales
por los que haban venido trabajando, desde haca diez aos,
neoconservadores al estilo de Paul Wolfowitz y Dick Cheney.
Se trata de un compendio de nueve captulos encabezados por
citas extradas de intervenciones pblicas del presidente Bush
sobre estos temas, pronunciadas entre septiembre de 2001 y
septiembre de 2002.
Un ensayo o borrador previo de la Estrategia debe consi-
derarse el reporte del PNAC conocido como Rebuilding Americas
Defenses, de septiembre de 2000.
42
En rigor, este documento era
una especie de lista navidea de anhelos que el complejo militar
El Apocalipsis segn San George
257
industrial formulaba para que el Presidente que resultase electo
unos meses despus cumpliese sus demandas de aumento en los
gastos militares del pas, tras los recortes a que los sometiese la
administracin Clinton.
Partiendo de la afirmacin de que los promotores del PNAC,
desde su misma creacin en la primavera de 1997, expresaban una
gran preocupacin por lo que definan como decadencia del podero
defensivo de los Estados Unidos, el reporte que inclua:
El anlisis de los dos estudios sobre la defensa del pas que,
por mandato del Congreso, aparecieron en mayo de 1997
(Quadrennial Defense Review) y en diciembre de 1997 (Re-
port of the National Defense Panel), que aceptaban como
vlidas las rebajas en las asignaciones presupuestarias des-
tinadas a la esfera militar, y en compensacin, proponan la
reduccin de los fines estratgicos a alcanzar.
El estudio de The Defense Policy Guidance de 1992, re-
dactado por Dick Cheney, cuyo primer borrador fallido
perteneci a Wolfowitz, reconoca la necesidad de aumen-
tar sostenidamente los gastos militares para garantizar la
preeminencia del podero norteamericano y el desarrollo
de la seguridad mundial, de acuerdo con los principios e
intereses de los Estados Unidos.
La realizacin de una serie de seminarios con especialistas
militares neoconservadores, entre ellos, Stephen Cambone,
William Kristol, Donald Kagan, I. Lewis Libby, Gary Schmitt
y Paul Wolfowitz, para examinar tpicos tales como las mi-
siones futuras del servicio militar, el papel de la reserva,
los presupuestos de defensa y la modernizacin militar, la
planificacin para diferentes teatros blicos, las guerras pe-
queas y las nuevas operaciones policacas a desarrollar por
las tropas.
Este documento neoconservador pasa a la historia como la
axiologa, el deber ser de la doctrina militar del bushismo. Su
importancia estriba en que confirma, inobjetablemente, la supedita-
cin de Bush Jr. a la agenda neoconservadora, imperialista y hege-
mnica del PNAC, y en consecuencia, de las grandes corporaciones
258
Eliades Acosta Matos
y del complejo militar industrial que los mantiene como a emplea-
dos de lujo y especialistas en Relaciones Pblicas.
Los redactores del reporte no escogieron casualmente el mo-
mento en que lo dieron a la publicidad: era la vspera del asalto a la
Presidencia que protagonizara el equipo encargado de la campaa
de Bush Jr. Y as lo manifestaron:
Nuevas circunstancias nos hicieron pensar que el reporte sera
mejor recibido que en aos anteriores [...].
Nuevas historias, reportes del Pentgono, testimonios con-
gresionales, y ancdotas de los propios militares confor-
maban un panorama preocupante dentro de las fuerzas
armadas [...].
El reporte se redact cuando haba transcurrido una dcada
del fin de la Guerra Fra [...], por lo que tenamos una mejor
idea acerca de cules eran nuestras responsabilidades, las
amenazas que se cernan sobre nosotros, y qu debamos
hacer para asegurar la estabilidad y paz relativa de que dis-
frutbamos.
Nuestro reporte se publicaba en un ao electoral. La nueva
administracin tendra que proponer un segundo Quadren-
nial Defense Review, poco despus de asumir sus funcio-
nes. Esperbamos que nuestro reporte sirviese como mapa
de ruta para los planes futuros de defensa.
[...] el mundo de la post Guerra Fra no continuar siendo un
lugar relativamente seguro, si los Estados Unidos insisten
en mantenerse tan negligentes en asuntos de defensa y pol-
tica exterior.
43
Tras asegurar la atencin del auditorio, los encargados del re-
porte resumieron las cuatro nuevas misiones que deberan asumir
las fuerzas armadas de los Estados Unidos en el siglo XXI:
1- Asegurar la defensa de la seguridad nacional.
2- Estar en condiciones de luchar y vencer, de manera simul-
tnea, en mltiples escenarios de guerra.
3- Cumplir los deberes inherentes a las misiones policacas
que garantizan un ambiente seguro en regiones crticas.
El Apocalipsis segn San George
259
4- Transformar a las fuerzas armadas de manera tal que puedan
beneficiarse de la revolucin que tiene lugar en la esfera
militar.
44
Para que los Estados Unidos puedan asumir tales funciones,
es necesario que destinen suficiente presupuesto para:
a) Mantener la supremaca nuclear, no solo con respecto a Rusia,
sino tambin con respecto a cualquier otra amenaza que pueda
emerger.
b) Incrementar la fuerza militar para que sobrepase el nivel solici-
tado por el presidente Bush Sr., llevndolas de 1,4 millones a
1,6 millones de soldados.
c) Reposicionar a las fuerzas militares norteamericanas para que
puedan responder a las realidades estratgicas del siglo XXI,
ubicndolas en bases permanentes del sureste de Europa y el
de Asia, y cambiando la ubicacin de las fuerzas navales para
que puedan reflejar la creciente preocupacin estratgica en
Asia Oriental.
d) Modernizar selectivamente el armamento de las fuerzas arma-
das, expandiendo los submarinos y las unidades de superficie,
adquiriendo helicpteros Comanche, vehculos semipesados
para el ejrcito, etc.
e) Desarrollar y desplegar nuevos sistemas de misiles para defen-
der el territorio nacional y a nuestros aliados, y asegurar la
proyeccin del poder estadounidense alrededor del mundo.
f) Dominar el ciberespacio y crear las condiciones para la funda-
cin de una nueva fuerza, la Fuerza Espacial de los Estados
Unidos, encargada de controlar el espacio csmico.
g) Explotar la revolucin que tiene lugar en la esfera militar para
asegurar la superioridad futura de las fuerzas convencionales
de los Estados Unidos.
h) Incrementar los gastos de defensa, gradualmente, utilizando para
ello, al menos, entre el 3,5 y el 3,8% del PIB del pas, adicio-
nando de 15 a 20 billones de dlares cada ao.
Este detallado programa de gastos y crecimiento militar, con
bien delineadas misiones para sus fuerzas armadas; que proyectaba
260
Eliades Acosta Matos
no solo mantener la supremaca de la superpotencia, sino que tam-
bin le exiga aplastar a cualquier rival potencial; que prevea la
ingerencia en los asuntos internos de numerosos pases bajo
el pretexto de cumplir misiones policiales; que inclua el control
del ciberespacio y el espacio csmico, como por mandato divino;
conclua con la certeza de que las misiones policiales a cumplir
demandan el liderazgo moral de los Estados Unidos antes que el de
la ONU, y que al restaurar las bases de la seguridad exterior
mediante operaciones militares, se desarrollaran las defensas que
garantizan la seguridad interna.
En el reporte de 2000 se defina con absoluta precisin lo que
Bush Jr. reivindicara, dos aos despus, como algo de su propia
cosecha, al utilizar en enero de 2002, por primera vez, el concepto
de Eje del Mal expresado de la siguiente manera:
La actual paz norteamericana tendr corta vida si el pas se
muestra vulnerable ante los Estados delincuentes que po-
sean arsenales pequeos y baratos de misiles con cabezas
nucleares u otras armas de destruccin masiva. No debe-
mos permitir que Corea del Norte, Irn, Iraq y otros, minen
el liderazgo americano, intimiden a nuestros aliados, o ame-
nacen a la nacin [...]. El liderazgo global no es algo que se
ejerce a discrecin, solo cuando nos atacan, o cuando peli-
gran nuestros intereses nacionales: para entonces ya ser
demasiado tarde. Mantener la preeminencia militar es la
oportunidad de asegurar el liderazgo geopoltico y preser-
var la Pax Americana.
45
Qu cambios sustanciales recoge la nueva versin de este
documento The National Security Strategy of the United States
of America, que resume la doctrina militar del bushismo?
La esencia de los cambios que se consagran en la Estrate-
gia bien podra hallarse en cualquier manual de Economa Po-
ltica neoconservadora, o en las exhortaciones del American
Enterprise Institute, antes que en un documento de estas carac-
tersticas. No es casual que en su Introduccin, que ostenta la
firma del presidente George W. Bush, y tiene fecha 17 de septiem-
El Apocalipsis segn San George
261
bre de 2002, se nos remita a conceptos sociolgicos y filosficos
antes que a conceptos militares:
Hoy los Estados Unidos gozan de una posicin sin paralelo
en lo tocante a podero militar e influencia econmica y po-
ltica. Para preservar nuestro patrimonio y principios, no utili-
zamos nuestra fortaleza, tampoco para lograr ventajas
unilaterales: tratamos de crear un balance de poder que
favorezca la causa de la libertad humana. [...]. Defenderemos
la paz combatiendo a terroristas y tiranos. Preservaremos la
paz construyendo buenas relaciones con las grandes poten-
cias. Extenderemos la paz fomentando sociedades libres
y abiertas en todos los continentes.
46
Pocas afirmaciones en este documento son ms sinceras que
esta. Pocas sirven mejor para demostrar el nexo que existe entre
una doctrina militar de este tipo y los objetivos finales que persi-
guen quienes la propugnan. Bajo los nobles propsitos que se de-
claman, subyace la voluntad tirnica de forzar a las dems naciones
a adoptar, a la fuerza, el modelo de sociedad capitalista.
La doctrina militar del bushismo apela al uso de todas las
armas posibles para derrotar a los enemigos que engloba bajo la
genrica denominacin de terroristas, entre ellas, el poder mili-
tar, mejores defensas nacionales, la fuerza de la ley, los organis-
mos de inteligencia, y esfuerzos vigorosos para cortar las finanzas
del terrorismo.
El teatro de operaciones donde se desarrollarn las acciones
de esta guerra y su duracin son bien definidos en el documento:
La guerra contra el terrorismo de alcance global es una
empresa tambin global, de duracin indefinida. Los Esta-
dos Unidos ayudarn a las naciones que combatan el terroris-
mo, y que necesiten asistencia, pero tambin tomarn nota
de aquellas que estn comprometidas con el terror, in-
cluyendo a las que acogen a los terroristas, porque los
aliados del terror son enemigos de la civilizacin.
47
Los Estados Unidos bajo el gobierno de Bush Jr., declaran ser
el juez supremo capaz de decretar recompensas o castigos a las
262
Eliades Acosta Matos
dems naciones, en la misma medida en que se acerquen o alejen de
su rbita de influencia. Bajo este prisma debe ser leda la anterior
afirmacin y las listas al estilo de la del Eje del Mal.
El concepto de las guerras preventivas es consagrado defi-
nitivamente en la Estrategia, imponindose al resto de la hu-
manidad la espada de Damocles de amanecer algn da bajo los
ataques preventivos que se hubiese ganado por cualquier pequea
infraccin, real o supuesta, de la Ley Imperial. As se justifica:
Por sentido comn y derecho a la autodefensa, los Estados
Unidos actuarn contra los peligros emergentes, antes de
que estos se formen. No podremos defendernos, ni defen-
der a nuestros aliados esperando lo mejor. Estaremos pre-
parados para derrotar los planes del enemigo usando
mecanismos de inteligencia y actuando con determinacin
[...]. En el nuevo orden mundial en el que nos adentramos,
el nico camino hacia la paz es el de la accin.
48
Ms que el discurso de un Comandante en Jefe al exponer
ante el mundo los principios de su doctrina militar, la Estrate-
gia recoge la retrica de un viajante de comercio cuya misin
es convencernos, por las buenas, o bajo la amenaza de una golpiza
preventiva, que debemos comprar voluntariamente los produc-
tos que nos oferta, entre ellos, democracia, desarrollo, mercado
libre, y libre comercio, todos facturados de acuerdo con sus pro-
pias patentes.
Y para que nadie dude del derecho divino que asiste al lder de
la nacin ms poderosa de la Tierra, el documento concluye afir-
mando que en la lucha contra los tiranos, los terroristas, las epide-
mias y la pobreza, [...] los Estados Unidos dan la bienvenida a
nuestra responsabilidad de conducirlo en esta gran misin.
49
Del compendio que es, de hecho, la Estrategia, merece la
pena subrayar algunas otras ideas que ayudan a entender, en su
integralidad, la doctrina militar del bushismo:
Llevaremos tambin a cabo una guerra de ideas para derro-
tar la amenaza del terrorismo internacional [...]. Apoyare-
El Apocalipsis segn San George
263
mos a los gobiernos modernos y moderados [lase, con-
servadores], sobre todo en el mundo musulmn [...]. Usare-
mos con efectividad la diplomacia pblica para promover
el libre flujo de informacin e ideas [...].
Una economa global fuerte ampla nuestra seguridad na-
cional, al hacer avanzar la prosperidad y la libertad en el res-
to del mundo. El crecimiento econmico se basa en el libre
comercio y el libre mercado [...].
Denunciaremos abiertamente las violaciones de los princi-
pios no negociables de la dignidad humana [...]. Usaremos
nuestra ayuda exterior para apoyar a aquellos que promue-
ven la libertad humana y el avance hacia la democracia.
Nuestra estrategia para combatir la proliferacin de las
armas de destruccin masiva incluye: activos esfuerzos
contra la proliferacin, que nos permitan detener y defen-
dernos de tales amenazas; fortalecer los esfuerzos contra
la proliferacin que evite que los Estados delincuentes y
los terroristas adquieran material, tecnologa y conoci-
mientos necesarios para construirlas; efectiva conduccin
para responder a los efectos del uso de armas de destruc-
cin masiva por parte de terroristas o Estados hostiles.
Para poder desarrollar la opcin preventiva debemos
construir mejores y ms integradas capacidades de inte-
ligencia para estar alertas a tiempo sobre las amenazas,
coordinar mejor con nuestros aliados las acciones que em-
prenderemos, y continuar transformando nuestras fuerzas
militares para llevar a cabo operaciones precisas que lo-
gren resultados decisivos.
Los Estados Unidos debern invertir tiempo y recursos para
construir relaciones internacionales e instituciones que ayu-
den a manejar las crisis regionales, cuando estas emerjan.
Los Estados Unidos debern tambin ser realistas acerca
de su habilidad para ayudar a quienes no son capaces ni es-
tn listos para ayudarse a s mismos. Donde y cuando exista
un pueblo listo para hacer lo que le corresponde, nosotros
estaremos listos y decididos a actuar de manera decisiva.
Las lecciones de la historia son claras: las economas de
mercado, las economas sin control estatal, son la mejor
264
Eliades Acosta Matos
va para promover la prosperidad y reducir la pobreza. Un
desarrollo econmico fuerte en Europa y Japn es decisivo
para los intereses vinculados con la seguridad nacional de
los Estados Unidos [...]. Para promover el libre comercio
debemos tomar la iniciativa global, presionar por la adop-
cin de iniciativas regionales [como el ALCA para Amrica
Latina], desarrollar acuerdos bilaterales de libre comercio
[como los negociados con Chile y Singapur], promover la
conexin existente entre comercio y desarrollo, reforzar
los acuerdos de comercio, las leyes contra las prcticas
desleales [...] y ampliar la seguridad energtica.
Es un imperativo moral y una de las primeras prioridades de
la poltica exterior de los Estados Unidos incluir a los pa-
ses ms pobres en un esfuerzo por el desarrollo, para lo
cual [...] proveeremos recursos que les permitan empren-
der las reformas nacionales, aumentar la efectividad del
Banco Mundial, abrir las sociedades al comercio y a las
inversiones [...] y asegurar la salud pblica.
Los Estados Unidos debern desarrollar estrategias para
la organizacin de coaliciones de Estados listos para
promover un balance de poder a favor de la libertad [...].
Expandir la OTAN entre aquellos pases democrticos que
estn dispuestos a defender y hacer avanzar nuestros in-
tereses comunes [...]. Expandir nuestros aliados en Asia
[...]. Algunas grandes potencias en ciernes [China, India y
Rusia], se encuentran a mitad de sus transiciones internas,
lo cual refuerza nuestra esperanza de que un verdadero
consenso en cuestiones globales sobre principios bsi-
cos emerge lentamente.
Los Estados Unidos requieren bases militares y estaciones
dentro y ms all de Europa Occidental y el noreste de Asia
[...]. Debemos transformar nuestras capacidades de inte-
ligencia e integrarlas con nuestras defensas y con las fuer-
zas de la ley [...] fortalecer la autoridad del director de la
CIA, y asegurarnos de que el Departamento de Estado
reciba los fondos necesarios para garantizar el xito de
la diplomacia norteamericana.
50
El Apocalipsis segn San George
265
Las palabras finales de la Estrategia merecen figurar en
un libro, de esos que recogen frases breves que resumen en s mis-
mas toda una filosofa o una historia capaces de llenar muchos
tomos abultados. No hace falta decir ms sobre los mviles profun-
dos y los objetivos no declarados de un documento de esta natura-
leza, cuando uno puede leer en l: A una sociedad moderna y
diversa le son inherentes la energa de los emprendedores y ambi-
ciosos. Nuestra fuerza proviene de lo que seamos capaces de ha-
cer con esa energa. Con ella se inicia nuestra seguridad nacional.
51
Elocuente metfora, digna de ser asentada, como ya lo est,
en los libros sagrados de los neoconservadores.
Iraq, el paraso perdido
En la Plaza Firdos de Bagdad un cabo del Cuerpo de Marines
llamado Ed Chin logr sus 15 minutos de fama, cuando ante las
cmaras de la televisin cubri el rostro de la estatua de Saddam
Hussein con una bandera norteamericana.
Los noticieros del mundo transmitieron una y otra vez aque-
lla imagen, smbolos de una victoria alcanzada a un costo casi
simblico. Una multitud de iraques vitoreaban a los simpticos
recin llegados del otro lado del ocano, con el solo objetivo,
decan, de liberarlos. La memorable imagen, ensayada y puesta
en escena hasta en sus ms mnimos detalle, continu y alcanz
su clmax cuando unos transportadores blindados de los Marines
encadenaron la escultura y la hicieron caer desde su pedestal, en
medio de los vtores emocionados de los presentes. Un habitante
de la ciudad recin liberada trajo una mandarria para concluir con
aquel smbolo maldito.
Pero los avispados especialistas en operaciones psicolgicas
del Cuerpo de Marines no lograron que la imagen de la estatua de
Saddam vinindose abajo, a la par que el rgimen que representaba,
quedase en el imaginario popular simbolizando la guerra de Iraq al
mismo nivel de las que inmortalizaron la victoria de los aliados en
la Segunda Guerra Mundial. Tampoco que en la guerra de smbolos
que acompaa a toda contienda verdadera resultase lo suficien-
temente fuerte y rotunda como para desplazar de la memoria a la del
avin del vuelo 175 de American Airline impactando la Torre Sur
266
Eliades Acosta Matos
del World Trade Center. Y no porque una indiscreta toma alejada de
las cmaras de Reuters demostr que en la Plaza Firdos haba ape-
nas dos centenares de personas observando el heroico gesto del
cabo Chin, la mayora de ellas marines y periodistas extranjeros.
Cuando se hable de la guerra de Iraq, el imaginario colectivo
no disfrutar reviviendo, una y otra vez, los momentos de mansa
gloria que rodearon el derribo de una estatua, sino sufrir con las
de aquel prisionero iraqu de Abu Ghraib, conectado a cables elc-
tricos, cubierto con la misma tela de estamea* y tocado con el
mismo capirote infamante con que la Inquisicin desmoralizaba a
los herejes contumaces, antes de entregarlos a la hoguera.
A pesar de dominar sin disputa el imaginario colectivo de nues-
tra poca, auxiliado por el cine de Hollywood, los comerciales, la
moda y la msica, los Estados Unidos han fracasado en su intento
por vencer en la guerra de las imgenes que simbolizan la cruzada
contra Iraq. No lo consiguieron a pesar de inundar los televisores
del mundo con la extraa decapitacin ante las cmaras del contra-
tista norteamericano Nick Berg, apresado en Iraq, segn la versin
oficial, por los seguidores de Al Zarquawi, ejecucin ocurrida,
curiosamente, el mismo da en que el general Antonino Taguba daba
a conocer los resultados de las investigaciones en Abu Ghraib. No
lo haban conseguido antes, cuando mostraron a un recin captura-
do Saddam, con barba descuidada y mirada errtica de pirata ber-
berisco, obligado a mostrar los dientes y el odo a un mdico militar
que cubra sus manos con guantes aspticos.
En Iraq, entre otros desastres, fracas la estrategia norteameri-
cana de contrapropaganda calificada por el periodista mexicano
Jenaro Villamil, de La Jornada, como el zapping** de la barbarie.
Desde el mismo momento en que los Estados Unidos se mos-
traron impotentes para vencer en el terreno de las ideas y los sm-
bolos sobre el escenario iraqu, qued claro que tampoco podra
hacerlo en el terreno militar.
Iraq se ha convertido en un amor largamente acariciado pero
no consumado, en el paraso prometido pero inalcanzable para los
* Tejido basto de estambre, que se usa fundamentalmente para hbitos
religiosos.
** Cambio continuo, mediante el mando a distancia, de canal televisivo sin
seguir una emisin particular.
El Apocalipsis segn San George
267
estrategas neoconservadores del Proyecto para el Nuevo Siglo
Americano, para las corporaciones y el complejo militar indus-
trial que los promueve y financia, para los halcones del gobierno
de George W. Bush, y para los estrategas de la Revolucin Con-
servadora que planificaron, desde antes de los 80, esta larga mar-
cha por el dominio imperial del mundo.
Lo que debi ser una estacin intermedia en el viaje avizorado
en The National Security Strategy of the United States of America
de 2002, o en el discurso de graduacin de los cadetes de West
Point, se ha convertido para todo lo que encarna el gobierno de
George W. Bush en la accidentada estacin final donde, por ahora,
todos los caminos terminan.
Iraq es mucho ms que un campo de batalla de contornos im-
precisos y enemigos sin rostro que hacen volar por los aires los
transportes blindados de los ocupantes con bombas colocadas al
borde de los caminos. Iraq se ha convertido en un inesperado es-
collo para el despliegue de un pensamiento y una prctica neocon-
servadora imperialista que contaba, para esta fecha, haber
presentado miles de veces por la televisin las imgenes de los
ineludibles cabos de Marines, estilo Chin, filmados mientras cu-
bran con banderas de su pas las estatuas derribadas de Kim Il Sung,
Hafezz El Assad o el Ayatholla Roullah Jomeini.
Las consecuencias del evidente empantanamiento poltico y
militar de los Estados Unidos en Iraq se reflejan hacia el interior
del pas en fenmenos indeseables para los planes de los neocon-
servadores y sus patrocinadores. Como ocurri durante los 60, en
medio de la guerra de Vietnam, los mecanismos de dominacin,
antes ocultos y consensuados, comienzan a transparentarse, o lo
que es lo mismo, comienzan a mostrar su verdadera esencia repre-
siva, dictatorial, y antidemocrtica. Veamos tres de esas consecuen-
cias, apreciables a simple vista:
I- Expansin del secreto sobre los asuntos de gobierno y todo lo
que pueda revelar detalles del plan de dominacin global de
los neocons:
Desde hace 25 aos, la Sonoma State University, de California,
lleva a cabo un interesante proyecto de investigacin que le permi-
te dar a conocer los 25 temas o noticias ms censuradas en los
268
Eliades Acosta Matos
medios de comunicacin de los Estados Unidos, durante el ao
fiscal transcurrido. Segn declaran los animadores del Project
Censored, su misin es [...] educar a la gente sobre el papel que
desempea el periodismo independiente en una sociedad demo-
crtica, y publicar las noticias que no aparecen en los medios, ex-
plicando el porqu de esa omisin.
52
Nadie duda que los principales medios de difusin en los Es-
tados Unidos siempre han censurado aquellos temas inconvenien-
tes a sus intereses, que son los mismos que molestan a las
corporaciones y a los gobiernos. La forma en que se censura no es,
por supuesto, la manera clsica que implicaba ubicar un censor
militar con un lpiz rojo en cada redaccin, sino mediante mto-
dos ms sofisticados, usando guantes de seda.
En la introduccin a la edicin por el 25 aniversario del Project
Censored, Noam Chomsky escribi:
Tales historias [inconvenientes] cuando se publican, reci-
ben un bajo perfil, son reconfiguradas y oscurecidas, cen-
suradas, segn la terminologa del Proyecto.
En los primeros aos del Proyecto, la mitad del pblico
senta que el gobierno del pas era conducido por un redu-
cido grupo de representantes de grandes intereses que tra-
bajaban para s mismos. En los primeros aos de las
reformas neoliberales de Reagan, se lleg al 80% [...]. Ni
siquiera el hecho ms insignificante recibir la menor co-
bertura si interfiere con la imagen de benevolencia impar-
cial que los medios intentan dar.
53
Lo nuevo, bajo la presidencia de Bush Jr. y el reinado neocon,
sobre todo a partir de la guerra en Iraq, es que ha cambiado la na-
turaleza de los temas que figuran entre los cuatro ms censurados.
As lo refleja el Project Censored:
1999
a) Las trasnacionales obtienen ganancias de la violencia interna-
cional.
b) Las empresas farmacuticas anteponen las ganancias a la
necesidad.
El Apocalipsis segn San George
269
c) A pesar de estar inflada, desde el punto de vista financiero, la So-
ciedad Norteamericana del Cncer es incapaz de prevenirlo.
d) Maquilas americanas cosen uniformes militares para el Ejrcito.
54
2001-2002
a) El gobierno intenta privatizar las frecuencias radiales.
b) Nuevo tratado de comercio busca privatizar los servicios socia-
les globales.
c) La poltica de los Estados Unidos en Colombia apoya las
masacres.
d) La administracin Bush obstaculiza investigacin del FBI sobre
la familia Bin Laden.
55
2003
a) El plan neoconservador para implantar un dominio global.
b) El Departamento de Seguridad de la Patria amenaza las liberta-
des civiles.
c) Los Estados Unidos eliminaron ilegalmente pginas de un in-
forme a la ONU sobre Iraq.
d) El plan de Rumsfeld para provocar a los terroristas.
56
En lo tocante al 2003, es obvio que el epicentro de los temas
tabes se ha desplazado hacia las acciones del gobierno y las medi-
das adoptadas por este para llevar adelante su proclamada guerra
contra el terrorismo. Lo interesante es constatar que a los grandes
medios no les interesa analizar las denuncias acerca de la existen-
cia de un plan de dominio mundial promovido por los neocon-
servadores del gobierno de Bush Jr. realizadas por seis rganos de
prensa (The Sunday Herald, Harpers Magazine, Mother Jones,
pilger.com, Atlantic Journal Constitution y Random Lenghts
News), entre septiembre de 2002 y marzo de 2003. Segn declar
al Project Censored, Robert Dreyfuss uno de los periodistas cen-
surados, no se puede afirmar que los medios dieran cobertura
a sus opiniones sobre este evento.
El segundo tema ms censurado, el de las libertades civiles ame-
nazadas por el recin creado Departamento de Seguridad de la Pa-
tria, corrobora la espesa nube de silencio con que la administracin
270
Eliades Acosta Matos
intenta ocultar sus acciones. Segn Frank Morales, otro de los perio-
distas censurados:
[...] de acuerdo con la ACLU, el Departamento de Seguridad
de la Patria ser 100% secreto y 0% controlable. Preci-
samente, en el centro de la nueva agenda de la administracin
se encuentra la recoleccin, retencin y uso de la informa-
cin. La informacin supuestamente recogida para neutralizar
a los terroristas puede tambin ser usada contra los disiden-
tes, ciudadanos americanos o extranjeros, violentos o pacfi-
cos. La reciente clasificacin de las marchas pacifistas y las
protestas como eventos terroristas lo demuestra.
57
Un editorial de Dorothy Samuels en The New York Times, del
1 de noviembre de 2004, hace un detallado recuento de los obse-
sivos intentos de George W. Bush por aumentar los lmites del
secreto gubernamental, violando numerosas leyes vigentes. Remi-
tindose a un informe de 90 pginas sobre este tema, elaborado
por Henry Waxman, representante demcrata por California, y ti-
tulado Secrecy in Bush Administration, Samuels detalla, entre
los casos ms conocidos:
[...] la negativa a dar a la publicidad los detalles de los con-
tactos sostenidos entre la Comisin para la Energa, presi-
dida por Dick Cheney y los ejecutivos de las empresas
energticas; el no dar explicaciones sobre el involu-
cramiento de la oficina de Cheney en el otorgamiento de
grandes contratos para la reconstruccin de Iraq a la
Halliburton; la prctica ilegal de las detenciones y juicios
secretos, tras el 11 de septiembre; y la demora en entregar
documentos claves acerca de este suceso a la comisin en-
cargada de investigarlo.
58
La lista citada por la Samuels aade que:
[...] Mr. Bush y sus funcionarios, de manera continua, nie-
gan informacin bsica a miembros de los comits congre-
sionales que la solicitan. Han obligado a la corte a pelear
El Apocalipsis segn San George
271
por el acceso a datos contables del Departamento de Co-
mercio; retenido documentos relacionados con los abusos
en Abu Ghraib, y obstruido las solicitudes para obtener in-
formes sobre las conversaciones telefnicas sostenidas en-
tre Carl Rove, consejero presidencial, y ejecutivos de firmas
en las que tiene acciones. La administracin ha intentado
tambin revertir decisiones anteriores gracias a las cuales
algunos documentos haban sido desclasificados, de acuer-
do con el Freedom of Information Act [...].
En el 2001, Bush firm una orden ejecutiva segn la cual se
derogaba el acceso a los papeles presidenciales regulado
por el Presidencial Records Act, de 1978.
59
Un suceso ms reciente confirma esta nefasta tendencia de la
administracin Bush, que se refuerza en la misma medida en que
la situacin interna y externa del pas la obliga a tomar decisiones
cada vez ms ilegales y dictatoriales para mantener el control: la
denuncia de que oficiales de la CIA han estado extrayendo docu-
mentos de las colecciones pblicas del Archivo Nacional, segn
las actas de una reunin del State Department Historical Advisory
Committee, celebrada el pasado mes de septiembre.
La exigencia de que la CIA revise:
[...] cada manuscrito de la Secretara de Estado, antes de ser
publicado, implica la reclasificacin de los documentos
depositados en el Archivo Nacional.
Los inspectores de la CIA reclaman el derecho a retirar los
documentos ubicados en files pblicos, pues, en su opinin,
nunca debieron ser desclasificados.
60
Como colofn, en el pas que se reserva el derecho a juzgar el
estado de la libertad de prensa en los dems pases de la Tierra, se
observa una creciente tendencia a enjuiciar y enviar periodistas a
prisin, como denunciara Nicholas D. Kristoff en The New York
Times, el pasado 10 de noviembre:
En los ltimos meses, tres jueces de diferentes cortes de
los Estados Unidos, todos nombrados por Reagan, han
272
Eliades Acosta Matos
sometido a proceso a ocho periodistas por negarse a reve-
lar las fuentes confidenciales de sus informaciones. Uno
de ellos puede estar en prisin antes de que se acabe el ao,
y el resto podra estarlo antes de la prxima primavera.
61
II- Se acrecientan los sntomas que muestran la profunda divisin
interna que desgarra al pas:
No se combate solo entre los partidarios y adversarios de la
guerra, o entre quienes preferan a Bush o a Kerry para la presiden-
cia, en el 2004, sino que el frente interno abarca tambin antiguas
fracturas de la unidad nacional que afloran con fuerza indetenible,
presagiando pocas muy tormentosas para la nacin.
Los desastres de la guerra de Iraq; las denuncias de masacres
y torturas; la muerte de civiles iraques y de soldados norteameri-
canos; el creciente repudio universal ante la invasin y el desarro-
llo de los acontecimientos; el auge del racismo y la xenofobia; la
erosin del orgullo y la autoestima nacionales; el recuerdo amargo
de la derrota en Vietnam; la polarizacin de la sociedad entre ricos
y pobres; el deterioro de las condiciones de vida derivadas de la
crisis econmica que se nutre de los gastos militares galopantes;
la cada del dlar ante el euro y el aumento de los precios del petr-
leo; el auge creciente del podero econmico de China; los cambios
polticos que experimentan diversos pases latinoamericanos; la
acre polmica redoblada entre liberales y conservadores y entre
estos ltimos y los neoconservadores, que abarca todos los temas
sociales, incluidos el de la filosofa, la religin y los valores mora-
les; el conflicto palestino-israel sin solucin a corto plazo; las
amenazas de un terrorismo que crece, lejos de dar seales de derro-
ta; el aumento de la violencia juvenil y el crimen en las calles esta-
dounidenses; y la redescubierta rivalidad, siempre latente, entre el
Norte y el Sur son algunas de las expresiones de las muchas bata-
llas que estn conmoviendo, cada da, el alma del ciudadano nortea-
mericano promedio, arrancndolo de su sopor y autoindulgencia
crnicos.
Una muestra simblica de los tiempos que corren la halla-
mos en las Profecas tras la eleccin de Bush que un annimo
El Apocalipsis segn San George
273
Kklingong* ubic en su sitio de Internet, el 5 de noviembre, al
da siguiente de las elecciones. Tras declarar que el segundo man-
dato de Bush Jr. presagiaba grandes problemas para la nacin y el
mundo, entre los cuales estaban conflictos con Corea del Norte,
Irn y Siria, dificultades en Pakistn, crisis con Canad y Mxico,
desastres navales y en el espacio csmico, crisis econmica la cual
revelar que la situacin era mucho peor de lo que se deca a la gen-
te, y una grave confrontacin en el seno de la ONU, el profeta termi-
naba proclamando que:
[...] Bush ser an ms repudiado en la arena internacional,
y ocurrirn grandes desavenencias entre las mitades enfren-
tadas en el interior de los Estados Unidos, sin llegar a la
violencia. En un futuro no lejano, los Estados Unidos se
fragmentarn en dos o tres Estados independientes. Esto
tendr lugar entre el 2010 y el 2020, pero en el intermedio
la sociedad norteamericana se ir tornando cada vez ms
violenta e infeliz.
62
No creo que muchos dejen de tomar en cuenta las profe-
cas de Kklingong, y no precisamente porque provienen de al-
guien que dice tener el don adivinatorio, sino porque es evidente
que se trata de un agudo observador de la vida poltica y social de
su pas. Las ltimas palabras de sus profecas lo demuestran:
Lo ms importante de todo: presiento que los neoconservadores
sufrirn una gran desgracia y sern tratados como traidores cuan-
do, finalmente, sus secretos sean revelados.
63
La divisin o polarizacin de la nacin fue vista, en toda su
profundidad, en los das previos y posteriores a las elecciones pre-
sidenciales de 2004. Nunca antes votaron tantos ciudadanos nortea-
mericanos con derecho al sufragio, ni lo hicieron tan divididos.
Nunca antes un Presidente haba recibido tantos millones de votos
para resultar electo, ni tampoco tantos millones para que no lo fuese.
Seis das despus del 4 de noviembre, en las pginas de town-
hall.com, el boletn electrnico diario de los neoconservadores,
Walter E. Williams escribi un comentario bajo el elocuente ttulo de
* Pgina web dedicada a profesas diversas.
274
Eliades Acosta Matos
Why Were Are a Divided Nation, en el que comentaban: Las
recientes elecciones demostraron la existencia de una profunda di-
visin en el seno del pueblo norteamericano, pero pocos se han
detenido a responder por qu [...].
64
Las explicaciones neoconservadoras sobre las races de este fe-
nmeno son ampliamente oportunistas, cuando no caricaturescas, y
evidencian la continuidad de la tradicional poltica de mentiras, medias
verdades y manipulaciones que caracteriza el accionar de este grupo:
Cualquier decisin poltica entraa un juego de suma cero.
Una persona o grupo ganan y, necesariamente, otra persona
u otro grupo pierden [...]. La mayor parte de las decisiones
que se toman en la arena poltica poseen un gran potencial
conflictivo [...].
Muchas de las cuestiones que nos dividen, apartando la
guerra de Iraq, son precisamente del tipo suma cero: mien-
tras un grupo gana, otro pierde, por ejemplo, las preferen-
cias raciales, la Seguridad Social, las restricciones al
comercio, y otras polticas del gobierno que benefician a
unos norteamericanos en prejuicio de otros [...].
La mejor decisin que pueden tomar el Presidente y el Con-
greso para cicatrizar las heridas de nuestro pas es reducir
el impacto del propio gobierno sobre nuestras vidas. Si lo
hacen no solo reduciran la divisin interna, aumentaran la
eficiencia econmica y demostraran confianza y fidelidad
a la visin que de nuestro pas tuvieron los Padres Funda-
dores: una nacin con un gobierno limitado.
65
Un anlisis objetivo y radical de las verdaderas causas del pro-
ceso de creciente fractura nacional que sufren los Estados Unidos,
y de las razones que subyacen tras la reeleccin de George W. Bush
lo aporta el Consejo editorial del World Socialist Web Site (WSWS),
rgano del Comit Internacional de la Cuarta Internacional. En una
declaracin emitida tras conocerse los resultados de las eleccio-
nes, se afirma:
La reeleccin de George W. Bush, mediante la movilizacin
del voto cristiano evanglico, tendr consecuencias desas-
trosas para la democracia norteamericana [...].
El Apocalipsis segn San George
275
Las elecciones de 2004 no traern el renacimiento de la
unidad nacional, sino que representan un paso ms en la cri-
sis y decadencia del sistema poltico estadounidense. Es la
culminacin de la estrategia desarrollada por el Partido Re-
publicano, durante las pasadas tres dcadas, para cultivar el
fundamentalismo religioso y crear una base social de apo-
yo a la reaccin y el militarismo. La oligarqua financiera y
corporativa ha creado su propio Frankestein, una fuerza cuya
agenda poltica y social es incompatible con el manteni-
miento de las normas democrticas.
66
Para los editores del WSWS:
[...] las elecciones fueron no tanto una victoria de Bush,
como una colosal derrota histrica para el Partido De-
mcrata.
[...] Kerry y su partido fueron incapaces de enfrentar con
efectividad la estrategia republicana del miedo, los prejui-
cios y la desorientacin poltica [...].
Las vacilaciones de Kerry reflejan las contradicciones de
un partido que dice hablar a nombre de las clases trabaja-
doras, mientras defiende los intereses internos y externos
de las elites que gobiernan el pas [...].
Este grotesco desequilibrio poltico es insostenible, tenien-
do en cuenta la enorme polarizacin actual de la sociedad
norteamericana [...].
En los meses venideros la intensificacin de la crisis eco-
nmica y poltica de la nacin provocar el auge de las
luchas.
67
Mientras crece la preocupacin por el futuro incierto del pas,
los neoconservadores en el poder se encuentran muy lejos de plan-
tearse siquiera la posibilidad de poner en prctica polticas de re-
conciliacin nacional, aun cuando estas solo puedan ser cosmticas
y a corto plazo en sociedades como la norteamericana.
Linda Chavez, nominada antes, sin xito, por Bush al cargo de
secretaria del Trabajo, exponente del trabajo de laboratorio que
realizan los neoconservadores con aquellos miembros de minoras
276
Eliades Acosta Matos
raciales que adornan su pretendida imagen de representantes leg-
timos de los intereses de todo el pueblo norteamericano, public
en townhall.com un artculo titulado Down with the elites que
resume los nimos post electorales en las filas republicanas y
neoconservadoras:
Los verdaderos perdedores en las recin concluidas elec-
ciones fueron los medios liberales y la elite intelectual, que
demostraron, una vez ms, estar aislados del pueblo norte-
americano [...] [lo ocurrido en las elecciones] no se supo-
na que ocurriera.
[...] Los norteamericanos votaron por los candidatos y el
partido que reflejaba sus valores esenciales. No se dejaron
confundir por los derrotistas que decan que no podemos
vencer en Iraq. Escogieron no dejarse intimidar por Osama
Bin Laden [...]. Escogieron no dejarse dividir por la lucha
de clases, o ser engaados por ultrajantes rumores de que
seran privados de los beneficios de la Seguridad Social [...].
Los norteamericanos votaron por el hombre en el que creen
se puede confiar porque es como ellos.
[...] Si quieren entender al electorado norteamericano de-
ben pasar ms tiempo en las cerveceras que leyendo el
Sunday Times; ms en la iglesia, en los partidos locales de
ftbol, o en la cola de Walt-Mart. Aprendern que los va-
lores centrales que mueven a la mayora de los norteameri-
canos son la fe, la familia, y un gran amor por su patria.
68
En resumen, no habr esfuerzo alguno para intentar cerrar la
brecha creciente que desgarra a los Estados Unidos, y que la guerra
en Iraq ahonda por das. No mientras estn en el poder los neocon-
servadores que marcan el paso a la administracin Bush en su se-
gundo mandato. As lo resumi Ben Shapiro en su artculo Nows
no Time to Compromise, publicado en townhall.com, el 4 de no-
viembre de 2004:
Estas elecciones son un espaldarazo a los valores tradicio-
nales, a la bsqueda de la paz a travs de la fuerza, y al opti-
mismo norteamericano.
El Apocalipsis segn San George
277
La tentacin lgica para los republicanos es ser magnni-
mos en la victoria, pero eso es un error.
Ni el Presidente ni el Partido Republicano han vencido para
terminar en la moderacin [...].
[...] este nuevo mandato ser crucial. El Presidente deber
reemplazar, al menos, a dos jueces del Tribunal Supremo;
deber estabilizar la situacin de Iraq; tendr que enfrentar
la amenaza nuclear de Irn, pero no deber dispersarse bus-
cando compromisos polticos [...].
69
III- Concentracin indita de poder en manos de la extrema dere-
cha neoconservadora de los Estados Unidos:
Segn Linda Chavez, al concluir el conteo de los votos [...] el
Partido Republicano tendr 55 escaos en el Senado, de 99 posi-
bles; 435 escaos en la Cmara de Representantes, de 435 posibles;
y controlar a 29 de los 50 gobernadores de los Estados.
70
Para
Ben Shapiro [...] las elecciones de 2004 son las primeras, desde
1924, en que el Partido Republicano logra la reeleccin presi-
dencial, y a la vez, obtiene la mayora en el Senado y la Cmara,
junto a la ms grande votacin popular, desde la eleccin de Bush
Sr., en 1988.
71
Pero la concentracin de poder no termina ah. En el mejor
estilo de las pelculas de Hollywood, el Presidente reelecto se ha
apresurado a consumar una vendetta sumaria contra los crticos,
los poco entusiastas, y los tibios entre las propias filas de su parti-
do, recompensando a los incondicionales, o sea, a los ms neos
entre los neos.
Tras las elecciones, mientras Jonathan Garthwaite, editor de
townhall.com, se apresuraba a pasar el cepillo entre sus suscriptores,
bajo el pretexto de que el aporte de $35.00 puede marcar una gran
diferencia para el futuro del pas, declaraba tambin:
Cuatro aos ms: ese es el veredicto de los votantes. El
presidente George W. Bush ha logrado un segundo manda-
to. Nosotros, los conservadores, hemos recibido una nueva
oportunidad para garantizarle el futuro a las generaciones
venideras.
278
Eliades Acosta Matos
[...] Daremos al Presidente y a los miembros del Congreso
toda la informacin que necesiten para seguir reduciendo
los impuestos, modernizar el Seguro Social, vencer al
terrorismo y perfeccionar nuestras fuerzas armadas.
[...] Pero debemos tambin vigilar a los liberales, rabiosos
por la derrota sufrida, y ms desesperados que nunca [...].
72
La lista de las cuentas a pasar, tan tpicas del folclore neocon-
servador, florecieron, una vez concluido el conteo de los votos.
Una de ellas, publicada en el rgano oficial del clan, The Weekly
Standard, pertenece a la pluma de Jonathan V. Last, uno de sus
editores, e incluye a Michael Moore, los medios, Howard Dean, la
jerarqua de la Iglesia Catlica, y John Edward, a los que engloba
bajo la denominacin de los que odian a Bush. La pregunta final
que se formula es suficientemente clara: Pagarn ellos un precio
[por sus posiciones]?.
Charles Krauthammer, uno de los neoconservadores de la
primera hora, tras enumerar los xitos de Bush, entre los cuales des-
taca que [...] Osama Bin Laden le dio la libertad suficiente para lle-
var a cabo sus planes a gran escala, entre ellos, dos guerras y el Acta
Patritica [...];
73
tambin expresa la conviccin de que el Presiden-
te no perder la oportunidad de este segundo mandato para concluir
o comenzar grandes planes, asegurando que cuenta para ello [...]
con el voto popular, el control incrementado sobre las dos Cmaras
del Congreso, y no tener que preocuparse por la reeleccin.
74
Y
para forzar a Bush a hacer lo que los neoconservadores esperan de
l, Krauthammer concluye, profetizando: Los grandes lderes se
retiran del poder sin recibir el amor de sus ciudadanos, ni alcanzar la
popularidad: ese es el precio de sus ingentes esfuerzos [...].
75
Cuando Hugh Hewitt, periodista y escritor, publica en The
Weekly Standard, el 4 de noviembre de 2004, su artculo The End
of the Sixties, pone sobre el tapete otra arista del problema, el de la
necesidad de remontar el llamado Sndrome de Vietnam para que
Bush pueda explotar a cabalidad el capital poltico que declar haber
ganado y estar ansioso por gastar. Esta peligrosa declaracin presa-
gia nuevas aventuras militares, fuera de las fronteras del pas:
Los 60 terminaron el 11 de septiembre de 2001, pero fueron
enterrados en la maana del 3 de noviembre de 2004.
El Apocalipsis segn San George
279
La aparicin de varios lderes demcratas diferentes a la vie-
ja guardia, voces genuinamente occidentales en medio de un
club largamente dominado por los tipos de Yale y de Holly-
wood, como es el caso de Kent Salazar, Barak Obama, y Pete
Coors; [...] la superacin del Sndrome de Vietnam, que no
ha terminado, pero es difcil de creer que pueda continuar en
el centro de la escena; [...] y una nueva izquierda, simbolizada
en Joe Lieberman, ms confiada en el poder de los Estados
Unidos para garantizar la seguridad y la libertad dentro y fuera
del pas, pueden ser el necesario revival del partido conser-
vador de Scoop Jackson, pero solo se lograr cuando los fan-
tasmas de los 60 sean definitivamente exorcizados o se exilien
definitivamente en Hollywood.
76
En la misma lnea de Hewitt, escribe Frank J. Gaffney Jr.,
presidente del Center for Security Policy, en Washington, en el
National Rewiew On Line del 5 de noviembre de 2004. Tras enu-
merar una larga lista de neoconservadores que ayudaron decisi-
vamente a Bush a lograr la reeleccin (Cheney, Lewis Lobby,
Condoleezza Rice, Elliot Abrams, Donald Rumsfeld, Paul
Wolfowitz, Douglas Feith, John Bolton, Paula Dobriansky, etc.),
Gaffney les atribuye tambin [...] haber ayudado al Presidente a
imprimir valores morales a la poltica de seguridad nacional de
una manera y una extensin que no se haba visto desde la poca
de Reagan.
77
A pesar de reconocer tales xitos, Gaffney Jr. enumera otra
larga lista de anhelos neoconservadores que Bush deber cumplir
en su segundo mandato, entre ellos:
[...] reducir a Fallujah y otros santuarios en Iraq que sirven a
los enemigos de la libertad; cambiar los regmenes que go-
biernan en Irn y Corea del Norte y evitar que tales Estados,
pertenecientes al Eje del Mal, puedan continuar con sus
ambiciones nucleares y terroristas; otorgar los recursos
necesarios para reequipar y transformar a las fuerzas arma-
das y a los organismos de inteligencia involucrados en nues-
tra Cuarta Guerra Mundial; mantener estrechas relaciones
280
Eliades Acosta Matos
con Israel, cuya destruccin contina siendo una prioridad
para los mismos que intentan destruirnos; enfrentar la din-
mica subyacente que provoca que Francia y Alemania sean
tan problemticos [...], garantizando que Europa apoye la ex-
pansin y aplicacin de su poder donde Washington lo con-
sidere necesario; adoptar las estrategias para contender con
las crecientes polticas fascistas de China en las esferas
militar y del comercio; la aceleracin del autoritarismo de
Putin; la difusin mundial del Islamo-fascismo; y la emer-
gencia de un cierto nmero de regmenes en Amrica Lati-
na agresivamente antinorteamericanos.
78
Aunque todas las evidencias apunten tras leer este detallado
plan de trabajo para el Presidente, a un programa de expansin
imperial, Gaffney se apresur a tranquilizar a sus lectores con una
afirmacin final: [...] estos puntos no forman parte de ningn plan
imperialista neoconservador, solo constituyen una relacin de aque-
llas tareas que el mundo demanda del Presidente y sus subordina-
dos en este segundo perodo [...].
79
A pesar de los votos de 58 000 000 de norteamericanos, la
tendencia que se avizora en el segundo mandato de Bush no tendr
en cuenta los criterios de quienes votaron contra sus polticas, ni
tan siquiera, la de sus electores, mucho menos la del resto del mundo.
La agenda que Gaffney Jr. le record, inmediatamente despus de
su reeleccin, es el precio a pagar por ese segundo mandato. A fin
de cuentas como bien pudiese pensar Gaffney Jr., Cheney o el
propio Bush Jr., para la poltica neoconservadora que propugnan,
poco importan las opiniones de millones de personas, ni siquiera
del mundo entero.
Qu se espera de George W. Bush en este segundo mandato
persidencial?
Garantizar una larga hegemona de los republicanos en la po-
ltica norteamericana, y asegurar una larga hegemona norteameri-
cana sobre el resto del mundo
80
segn la opinin de David Gergen,
profesor de la Universidad de Harvard y editor del US News &
World Report, en una columna de opinin publicada en The New
York Times, el 19 de noviembre.
El Apocalipsis segn San George
281
Y para que el Presidente pueda cumplir esta tarea, Gergen no
dud en recomendar la liquidacin de las voces rebeldes dentro de
la Secretara de Estado y la CIA, y que:
[...] a la par que trabaje por fortalecer la seguridad nacional
y endurecer su lnea militar con respecto al mundo, [...] si
usted fuese Karl Rove, y tuviese la tarea de asesorar al Pre-
sidente, no le recomendara que intentase garantizar un par
de aos de relativa paz en el campo internacional, para poder
concentrarse en la agenda interna? Est bien que termine en
Iraq, pero, por amor de Dios, no bombardee a Irn o Corea
del Norte, al menos, no por ahora [...].
81
Las listas de anhelos navideos de los neocons, al parecer es-
tn siendo satisfechas con generosidad por el Presidente: Colin
Powell ha sido sustituido al frente de la secretara de Estado, pues-
to que ha sido ocupado por la incondicional Condoleezza Rice, y la
purga contra la CIA ha comenzado. Cabe pensar que el Presidente
siga complaciendo en todo a sus mentores y no ordene bombar-
dear, por ahora, a las ciudades de Irn y Corea del Norte.
Mientras, unos regocijados neoconservadores hacen su agosto
promoviendo por townhall.com los regalos navideos que se reco-
miendan para este ao, entre los cuales estn los libros de Ann Coul-
ter, las gorras para la toma de posesin de Bush Jr., afiches de la
Convencin republicana de 1984 con los rostros sonrientes de
Reagan y Bush Sr., adornos para rboles navideos con el rostro del
reelecto Presidente, y un grueso tomo que tiene en la portada la ima-
gen de un oficial confederado, con su sable al costado, smbolo in-
confundible del Sur esclavista profundo que sigue sin rendirse: The
Politically Incorrect Guide to American History, el que, segn reza
en la propia portada:
[...] es ideal para aquellos que quieran conocer la verdadera
historia de los Estados Unidos, y enterarse de lo que sus
maestros nunca le han contado, como por ejemplo, que los
revolucionarios americanos son los actuales conservadores;
que Jefferson dijo a los Estados que podan anular las leyes
federales inconstitucionales; que la Guerra Civil no se inici
282
Eliades Acosta Matos
para liberar a los esclavos; que Franklin Delano Roosevelt
agrav la Depresin; que no fue el Plan Marshall el que le-
vant a la Europa de postguerra, sino el mercado libre y que
los trabajadores norteamericanos han prosperado siempre,
sin necesidad de los sindicatos.
82
Son los tiempos que corren. Es el gobierno de la superpoten-
cia que domina al resto del mundo.
Son das que traen a la mente la ancdota que narra G. K.
Chesterton en un captulo de su libro de 1922 titulado What I Saw
in Amrica, cuando viaj por tercera vez a los Estados Unidos y
tuvo que enfrentarse a un formulario en la aduana donde, entre otras
preguntas, se indagaba: Est usted a favor de subvertir por la fuerza
al gobierno de los Estados Unidos?. Esta pregunta razonaba
Chesterton solo estar en condiciones de responderla cuando ter-
mine mi gira por el pas, nunca al comienzo.
83
Y eso que no tuvo que viajar por los Estados Unidos en vsperas
de que George W. Bush se coronase para un segundo mandato, rodea-
do de su incondicional Guardia Pretoriana neoconservadora.
El Apocalipsis segn San George
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6
Ob. cit. (1).
7
Ob. cit. (5). p. 107.
8
Ibdem, pp. 107-108.
9
Ibdem, pp. 108, 109.
10
Ibdem, pp. 111-112.
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Ibdem, pp. 112-114.
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Las neo-utopas
Los neoconservadores suelen reservar su odio, de por si extenso y
virulento, para tres enemigos principales: en primer lugar las ideas
de izquierda, y en particular, las del marxismo, a las que saben
peligrosamente vivas; en segundo lugar, para los liberales, y entre
ellos, en grado sumo, contra el binomio liberal al que llaman Billary
(William e Hillary Clinton); y por ltimo, hacia todas las utopas,
sean del signo que sean, a las cuales consideran un injustificado
desperdicio de las energas humanas, que no suelen reportar ganan-
cias a la hora del balance.
A pesar del encono instintivo que sienten contra las utopas,
los neoconservadores no han podido pasar por la escena poltica,
social, y filosfica de su pas y del mundo, sin producir las pro-
pias, o mejor dicho, sus neo-utopas.
Estas son el compendio de los sueos hmedos que estremecen
los momentos relajados del inconsciente neoconservador nortea-
mericano, la prefiguracin de un modelo ideal de sociedad y ser
humano que cumplan los parmetros que se imaginan para una comu-
nidad deseosa de conservar valores que se reputan como universales y
eternos, de obligatoria presencia en todas las sociedades humanas,
independientemente del estadio de desarrollo en que se encuentren.
Algo as como un mundo poblado por millones de Ronald Reagan, o
lo que es lo mismo, un mundo insoportablemente inhumano.
Las neo-utopas an no han sido descritas lo suficiente en ningu-
no de los muchos neo-libros, podra decirse que en exceso numero-
sos, que publican los neo-escribas por encargo de las corporaciones y
tanques pensantes que pagan generosamente por ello.
Muerto Leo Strauss, y demasiado ocupados sus discpulos en
la ardua tarea de ordenar bombardeos contra los oscuros rincones
CAPTULO 7
EL NEOESPLENDOR AMERICANO
287
288
Eliades Acosta Matos
del planeta, se echa de menos a la sistematizacin prusiana que
toda teora y prctica social que aspire a coronarse como cosmo-
visin deber completar, ms tarde o ms temprano. No obstante,
algo puede adivinarse por entre las tinieblas del lenguaje castrense
y poco imaginativo, que suelen utilizar las notas de prensa para
lderes de opinin del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano,
las mismas que hubiesen destrozado el exquisito paladar literario
de Lionel Trilling. Y aunque los artculos diarios que publica
Jonathan Garwithe en townhall.com, que es una herramienta para
las relaciones pblicas de la Heritage Foundation, estn muy lejos
de llenar los requisitos y cumplir las misiones que cumpli, por
ejemplo, Hegel con su Fenomenologa del espritu, o Marx y
Engels con El manifiesto comunista, lo cierto es que, a pesar de
no rebasar las dos cuartillas por autor, y aunque estos sean siem-
pre los mismos, nos permiten barruntar algo de lo que colma los
sueos ms recnditos de sus autores.
Las neo-utopas resumen la axiologa de una concepcin del
mundo que, de no ser porque aspira a ser universal, mediante la
imposicin civilizatoria del Imperio, no tendra mritos para ser
estudiada. Pero la religin imperial, por defectuosa o primitiva que
sea, tendr que ser, por fuerza, analizada.
De manera provisoria, y a falta de otra sistematizacin ms exac-
ta, proponemos enfocar el estudio de las neo-utopas a partir del an-
lisis de los campos en los que se expresan, o lo que es lo mismo, en el
deber ser de las esferas de la actividad humana a las que aspiran a
dotar de un contenido nuevo, distinto, para hacerlas coherentes con el
tipo de sociedad, Estado, e individuo que aspiran a crear, mientras in-
tentan convencernos de que no aspiran a nada semejante.
Porque el primer paso hacia el estudio de las neo-utopas ha
de ser el estudio del ajuste de cuentas realizado por los neoconser-
vadores con las utopas precedentes.
Existe un tipo singular de locos que considera que los sue-
os no deben ser separados de la realidad escribi, en 1973, Irving
Kristol, el Arcngel Gabriel de los neoconservadores, aquel que
anunci antes que nadie el advenimiento del movimiento. Este
tipo de locura es muy comn. No es exagerado afirmar que una
buena parte de la historia moderna se ha formado bajo el signo de
esta locura a la que conocemos como utopismo.
1
El Apocalipsis segn San George
289
Kristol parte del anlisis de las utopas de Platn y llega hasta
el marxismo. En realidad, todo este recorrido lo realiza siguiendo
las huellas de un viaje similar hecho antes por Leo Strauss. Ambos
se detienen en Francis Bacon, la tradicin judeo-cristiana occi-
dental, y Thomas Moore, entre otros, para ajustar cuentas con el
omnipresente fantasma de Marx. La conclusin a la que se arriba,
al concluir esta tourne, es la nica posible: Lo que ha hecho tan
viable a la sociedad burguesa es la domesticacin del utopismo
moderno a partir del individualismo liberal.
2
Segn Kristol, para poder luchar contra las utopas estriles
que han asolado al mundo, las ideas adquieren un nuevo sentido:
As como las ideas nos han alienado del mundo que nos per-
tenece, las ideas nos regresarn a l, haciendo que de nuevo
lo sintamos como nuestro hogar; el lugar donde la prctica
de virtudes ordinarias en el curso de nuestras vidas, igual-
mente ordinarias, nos garantizar cumplir nuestro destino
humano. Un mundo donde los sueos complementen la rea-
lidad, antes que enfrentarla. La construccin de semejante
mundo es la empresa intelectual que requiere hoy de nues-
tro mayor apoyo y estmulo.
3
Haciendo uso de la galanura estilstica que no se le puede re-
gatear, Kristol termina su epitafio de las utopas citando a Macaulay,
crtico de Bacon: Un simple acre de terreno en Middlesex es me-
jor que un gran principado en Utopa.
4
La construccin de las neo-utopas, en consecuencia, comienza
con la negacin y el rechazo a la capacidad utpica de los propios
hombres. Los neoconservadores, verdadera aristocracia burguesa
del pensamiento, clan endogmico cerrado a cal y canto a los no
iniciados, reivindica para s la tarea de reconstruir las bases mora-
les del mundo, a partir de la accin ordinaria de la gente comn,
precisamente, lo que jams aceptaran ser, y a quienes desprecian
en el fondo, y tambin en la superficie.
Pero sigamos la lgica farisaica del pensamiento neoconser-
vador y preguntemos: cules son esas ideas ordinarias que debern
prevalecer en el orden mundial al que aspiran los neoconservadores,
y para el cual trabajan desde las filas del bushismo?
290
Eliades Acosta Matos
Las neo-utopas pueden ser halladas inmersas dentro de con-
ceptos y concepciones cardinales al pensamiento y la prctica
neocon. El tratamiento que se les d demostrar lo que de ellas se
espera en el mundo por venir, el que depende, en ltima instancia,
de lo que se haga hoy. El mundo al que aspiran los neoconservadores
est vertebrado alrededor de un puado de nociones centrales. Vea-
mos cules son:
Los neo-valores
Un anlisis comparativo postelectoral publicado por Terence
Jeffrey en townhall.com bajo el sugestivo ttulo de Its the Culture,
Stupid, permite comprender mejor el uso que hacen los neoconser-
vadores de los valores humanos, como componente esencial de su
proyecto:
Para un importante grupo de votantes, el tema central no
fue la economa, ni la guerra de Iraq, ni la guerra contra el
terrorismo, sino la cultura [...]. Segn una encuesta realiza-
da, a boca de urna, por la AP y la televisora MSNBC, los
temas que decidieron a los electores a votar por uno u otro
candidato, fueron: la educacin (4%), los impuestos (5%),
la salud pblica (8%), Iraq (15%), terrorismo (19%), eco-
noma-empleo (20%), y los valores morales (22%) [...]. De
ese 22% que declar como su motivacin ms importante a
los valores morales, el 80% vot a favor de Bush.
5
Para Terence Jeffrey, el demcrata Kerry fue vencido por un
ejrcito de pacficos ciudadanos que, masivamente, votaron por
una visin tradicionalista de los Estados Unidos.
Esa misma visin tradicionalista es la que los neoconser-
vadores luchan por perpetuar y extender, todo lo posible, incluso,
ms all de las fronteras nacionales. Los valores, tal y como lo
entienden, forman parte del ncleo duro de sus neo-utopas. Los
neoconservadores, tanto como los conservadores, siempre luchan
por conservar algo, y ese algo, casi siempre, se concentra en
un conjunto de valores inmutables.
Roger Scruton profundiz en la relacin existente entre el
conservatismo y los valores en su artculo para The Wall Street
El Apocalipsis segn San George
291
Journal titulado A Question of Temperament, publicado el 10
de diciembre de 2002. Despus de alabar al movimiento conser-
vador norteamericano, el cual, comparado con el ingls, es el l-
timo genuinamente conservador, Scruton entra de lleno en las
definiciones:
Es una tautologa decir que los conservadores son personas
que quieren conservar algunas cosas, cuando la cuestin es
responder a la pregunta, qu cosas? Se puede responder
con pocas palabras: a todos nosotros. En el corazn del es-
fuerzo conservador se halla el deseo de conservar una
comunidad histricamente dada. [...]. Un conservador es
aquella persona que mira por el bien de las instituciones,
las costumbres, y los hbitos que hered. Es el nico que
intenta defender y perpetuar un sentido instintivo de leal-
tad, y desconfa de los experimentos e innovaciones que la
ponen en riesgo.
El conservatismo es ms un temperamento que una filoso-
fa; un temperamento que brota, naturalmente, de la experien-
cia de la sociedad, y que se hace muy necesario en las
sociedades que quieren resistir [los cambios] [...]. El futuro
de las sociedades depende del sentimiento conservador que
permite equilibrar las innovaciones ineludibles.
6
El anlisis de las causas de la derrota demcrata en las elec-
ciones presidenciales norteamericanas de 2004, implica pasar, con
naturalidad, al tema de los valores, y su defensa por parte de los
conservadores y neoconservadores, y en consecuencia, al anlisis
del futuro del pas.
Segn Andrei Cherny, en su artculo Why We Lost del 5 de
noviembre de 2004 en The New York Times:
Durante todo el siglo XX, los demcratas crean tener una
sola misin: cmo usar los programas de gobierno para ha-
cer la vida de los norteamericanos ms estable y segura. [...]
el mundo ha cambiado, pero el partido no ha respondido a la
pregunta: Qu viene despus?.
292
Eliades Acosta Matos
[...] los republicanos tienen una visin clara acerca del fu-
turo de los Estados Unidos. Confrontados por su ambiciosa
agenda, no nos qued ms opcin que enfrentarla.
No pretendo hacer lo que corresponde al partido, pero de-
bemos responder algunas preguntas importantes: Cul es
nuestra visin econmica en un mundo globalizado? [...]
Cmo debemos hablarle al pas, desde el punto de vista
moral y espiritual?.
7
No cabe duda: los valores morales son el corcel vencedor de
las batallas neoconservadoras, el puente por el que comunican con
una parte significativa de la poblacin del pas, a la que han sumado
al carro republicano, y enrolado en el apoyo a Bush. Son la amena-
za que sacan del bal del pnico, de tanto en tanto, manteniendo al
pas como rehn de semejantes manipulaciones.
Pero la visin que se difunde sobre tales valores se basa en la
satanizacin de las ideas del enemigo liberal, por lo que los neo-
valores de las neo-utopas, se definen por negacin, ms que por
afirmacin.
Cules son, a fin de cuentas los valores morales que dicen
defender los neoconservadores?
Para el temperamento conservador, el futuro es el pasado.
[...] Porque estudiando el pasado de los Estados Unidos, sus tradi-
ciones empresariales, su disposicin a aceptar riesgos, su fortale-
za, piedad y responsabilidad cvica, se puede comprender mejor su
futuro [...] escribe Roger Scruton.
8
Para Ben Shapiro [...] los demcratas son liberales que de-
sean validar las actividades gay, el derecho al aborto y la devalua-
cin de la moral tradicional en las escuelas y el gobierno, mientras
que los republicanos son conservadores que valoran la moralidad
tradicional por encima de todo.
9
Si nos atenemos a los nmeros fros de los resultados electora-
les, la mayora de los votantes norteamericanos apoyan las inicia-
tivas republicanas, en el campo de los valores morales, antes que
las de los demcratas. Por ejemplo, en los once Estados donde se
someti a consideracin de los votantes iniciativas tendientes a
prohibir el matrimonio homosexual, estas resultaron triunfadoras
por amplia mayora, de lo que podra inferirse que lo que afirma
El Apocalipsis segn San George
293
Terence Jeffrey en townhall.com, tiene algunos visos de certeza:
El mensaje se escuch alto y claro: No queremos que un liberal
de Massachusett conduzca a nuestro pas.
10
Esta neo-utopa, la de volver a un pas de valores tradiciona-
les, de prohibicin de las estridencias en el comportamiento pri-
vado y pblico, de puritanismo rampante y represin de la sexualidad
y la personalidad, es un sueo trasnochado, incompatible con la
promocin de iniciativas para la libre empresa y los mercados ili-
mitados, principios innegociables del ideario neoconservador. Sus
crticos dentro de los propios Estados Unidos son muchos, entre
ellos, un irnico Frank Rich, quien escribi en The New York Ti-
mes, el pasado 14 de noviembre:
El peridico The Los Angeles Times report este verano
que Paul Crouch, el evangelista fundador de la mayor red de
televisin cristiana del pas, la Trinity Broadcasting Network,
se vio obligado a responder a las acusaciones de uno de su
empleados, quien declar haber mantenido con l una rela-
cin homosexual, y a quien tuvo que pagar 425 000 USD,
para llegar a un arreglo.
11
Quizs la ms custica de las crticas a las neo utopas de los
neoconservadores basadas en lo que llaman valores morales, la
dio Tom Paine en su tompaine.commom sense, del 11 de noviem-
bre. En su Diccionario republicano, define de la siguiente ma-
nera lo que estos entienden por valores morales: Es el odio a
los homosexuales vestido de lenguaje bblico.
12
La neo-religin
El estudio de los resultados electorales arroja que tambin la
religin jug un importante papel en la victoria de George W. Bush.
Y es lgico: la alianza con la religin, en sus vertientes ms con-
servadoras y ortodoxas, juega un decisivo papel en las estrategias
neoconservadoras norteamericanas, y muy especialmente, en sus
neo-utopas.
Entre los electores que asisten regularmente a los servicios
religiosos, Bush derrot a Kerry por la relacin 61% a 39%. Logr
294
Eliades Acosta Matos
el 70% de los votos protestantes y el 56% de los catlicos. En con-
traste, Kerry logr el 62% de los votos de aquellos que declararon
no asistir nunca a los servicios religiosos.
La coordinacin de las posiciones de las iglesias evanglicas
con las de Bush y sus estrategas neoconservadores est saliendo a
la luz pblica tras las elecciones. A pesar de que las leyes norte-
americanas impiden a las organizaciones exentas del pago de im-
puestos participar en actividades partidistas, un artculo publicado
el pasado 8 de noviembre en The Washington Post, firmado por
Alan Cooperman y Thomas B. Edsall, arroja claridad sobre lo su-
cedido:
La historia no contada de las elecciones de 2004, de acuer-
do a los lderes religiosos, es que los grupos evanglicos
cristianos fueron mucho ms agresivos y, frecuentemente,
mejor organizados en la base, que quienes llevaron a cabo
la campaa de Bush. La Casa Blanca luch por mantenerse
a la par de la derecha cristiana, consultando semanalmente
con sus lderes. En muchos aspectos, los activistas cristia-
nos dirigieron la carga del Partido Republicano, y los
operativos de este los siguieron y capitalizaron su gesto.
13
La influencia de cercanos asesores de Bush, como Carl Rove,
sobre las intenciones de votos de los creyentes religiosos est
aflorando. Rove defini con claraidad el objetivo a lograr subra-
yan Cooperman y Edsall. Su llamado actu como un mantra sobre
los conservadores: Para que Bush gane, debemos reunir 4 000 000
de votos evanglicos ms que en las elecciones de 2000.
14
Y lo
lograron.
Pero, como alertaban Alain Franchon y Daniel Vernett en Le
Monde, el 15 de abril de 2003, mediante el artculo titulado The
Masterminds of Americas Foreign Policy:
Los neoconservadores no deben ser confundidos con los
fundamentalistas cristianos, que comparten con ellos el
entorno de George W. Bush [...].
Es peculiaridad de esta administracin, segn explica Pierre
Hassner, asegurarse la unin de estas dos corrientes, lle-
El Apocalipsis segn San George
295
vndolas a coexistir. Esta ltima est representada por hom-
bres como John Ashcroft; la primera, por gente como Paul
Wolfowitz.
15
Segn las neo-utopas, el mesianismo religioso es un factor
dinamizador que debe estar presente en toda poltica imperial res-
petable. La claridad moral a la que apelan constantemente, es
para los neocons sinnimo de una cnica declaracin de los objeti-
vos a lograr por mandato divino. No debe asombrar a nadie que
Bush, al igual que William McKinley en 1898, declare tener co-
municacin directa con Dios.
Bush cree que Dios ha insuflado el deseo de libertad en to-
dos los corazones humanos afirma Paul Kengor en The New York
Times, el 18 de octubre de 2004. Creo que Dios desea que todos
los seres humanos sean libres, declar en el ltimo debate presi-
dencial.
16
Lo que nunca ha declarado Bush es si Dios le ha indicado li-
berar a su prjimo mediante golpes areos, o solamente utilizando
fuerzas terrestres. Es por ello que Tom Paine ironiza con el signifi-
cado de fe, segn aparece en su Diccionario republicano: Es
la creencia ciega en que Dios aprueba los valores morales republi-
canos, a pesar de las evidencias en sentido contrario.
17
Tambin ayuda a entender mejor el alcance de las declaracio-
nes de Bush, la definicin de lo que los republicanos entienden por
libertad: Es lo que los rabes desean, pero no pueden alcanzar
por s mismos, sin la intervencin de los militares occidentales.
Es sinnimo de caos.
18
Para Kurt Nimmo:
[...] al igual que Moiss, Bush quiere conducir a su pueblo
hasta la tierra de promisin, al menos, eso dice: Durante
ms de medio siglo de mi vida, hemos presenciado una de-
cadencia sin precedente de la cultura norteamericana, la cual
ha erosionado nuestros valores colectivos fundacionales,
nuestros estndares morales de conducta.
19
Para Nimmo, tales estndares de conducta, que Bush proclama
a tambor batiente, [...] no se aplican a los vasallos de Bush, a los
felones arrogantes como John Poindexter, Elliot Abrams, Richard
296
Eliades Acosta Matos
Armitage, John Negroponte, y otros participantes reciclados en el
escndalo Irn-Contra, causantes de muchas muertes y miserias.
20
Es por ello que Nimmo los llama Los Fariseos de Bush.
Hacia 1820, las iglesias protestantes evanglicas eran la
expresin dominante entre las iglesias cristianas de los Estados
Unidos. Larry Eskridge, en su ensayo Defining Evangelicalism
acierta cuando hace remontarse a esta poca el surgimiento de un
movimiento misionero militante, terreno propicio para el auge
de la imposicin, la intolerancia, y el fundamentalismo cristiano,
que al aliarse con la poltica imperial como ocurre en el gobierno
de Bush Jr., adquiere caractersticas agresivas y totalitarias, sa-
biamente explotadas por los estrategas neoconservadores al estilo
de Rove. Se trata de la prefiguracin, en el terreno religioso, de la
nacin que se aspira a construir:
Los conceptos de evangelismo y del renacimiento vincu-
lados a l, rutinariamente utilizados por predicadores como
Charles G. Finney (1729-1875), se expres en un conjun-
to de normas evanglicas para convertir a la nacin. Por varias
dcadas, antes de la Guerra de Secesin, un activo y evang-
lico Imperio benevolente, segn la definicin del historia-
dor Martin Marty, intent, de manera muy activa, reconfigurar
la sociedad norteamericana mediante reformas como la
temperancia, el movimiento feminista, iniciativas de me-
joramiento social, y el controvertido movimiento abolicio-
nista. Tras la guerra, los cambios experimentados por la
sociedad, consecuencia de los procesos de urbanizacin e
industrializacin del pas, junto al desarrollo de nuevos enfo-
ques intelectuales y teolgicos, disminuyeron la fuerza del
evangelismo en la cultura norteamericana [...]. Al comenzar
el siglo XX, el evangelismo retuvo su status de religin fol-
clrica americana, particularmente en el Sur.
21
Remitindose al historiador ingls David Bebbington, Larry
Eskridge cita tambin los cuatro elementos fundamentales que con-
forman lo evanglico: El afn de conversin, basado en la creen-
cia de que la vida necesita ser cambiada; el activismo, que descansa
en el esfuerzo; la exaltacin constante de la Biblia, y la centralidad
de la cruz, que remite al sacrificio de Cristo.
22
El Apocalipsis segn San George
297
No es difcil entender que un movimiento religioso como el
del revival* evanglico, en las condiciones de predominio de va-
lores tradicionales, y teniendo como base las caractersticas que
le confieren estos elementos, puede derivar, en alguna de sus ver-
siones, hacia el fundamentalismo ms cerril.
El fundamentalismo precisa Eskridge fue un movimien-
to que surgi a fines del siglo XIX y principios del XX, dentro
del protestantismo norteamericano, como reaccin contra
la teologa modernista y el criticismo bblico, y tambin
contra los cambios sociales y culturales que experimenta-
ba el pas. Tom su nombre de una obra de ensayos en doce
tomos (The Fundamentals, 1910-1915) destinada a com-
batir la teologa liberal [...].
23
Durante los aos 20, el fundamentalismo religioso evang-
lico norteamericano concentr las fuerzas de su combate contra el
modernismo, en tres direcciones: [...] los intentos de dominar y
controlar las denominaciones protestantes, las juntas, y los semi-
narios; el apoyo a medidas de prohibicin [como la Ley Seca]; y el
intento de impedir que se ensease en las escuelas la Teora Evo-
lucionista de Darwin [...].
24
Quien busque las huellas de estas ten-
dencias en el pensamiento conservador norteamericano actual, se
sorprender por su vigencia y beligerancia, incluyendo los niveles
que alcanza, en nuestros das, la campaa contra el darwinismo.
La alianza entre los fundamentalistas evanglicos y los neo-
conservadores, que se ha dado como algo natural en el gobierno de
Bush Jr., se basa en la aceptacin de que los valores morales y las
concepciones religiosas que profesan deben primar en la sociedad,
y que para que eso ocurra, es imprescindible promoverse agendas
de gobierno capaces de llevar a la prctica las neo-utopas. Se tra-
ta de una alianza de conveniencia que dota a los neoconservadores
de una base social formidable, la que jams hubiesen tenido por s
solos. Tngase en cuenta que, segn datos aportadas por Eskridge,
la poblacin que se identifica como evanglica, o renacida as-
ciende, en los Estados Unidos, a 100 000 000 de personas, el 35%
* Movimiento religioso que trata de revalorizar estilos y modas del pasado, as
como propiciar un renacimiento de la fe.
298
Eliades Acosta Matos
de la poblacin general. Nada mal para un movimiento, como el de
los neocons, que surgi circunscrito a una minscula capilla de in-
telectuales dentro del ghetto judo neoyorquino de los aos 30.
Este acercamiento comenz desde el debut, en la arena polti-
ca de los 80, de la llamada Religious Right coincidiendo con la
Revolucin conservadora de Ronald Reagan. Las organizaciones
ms representativas de dicha tendencia fueron Moral Majority,
Concerned Women for America y, ms recientemente, Christian
Coalition. Para Eskridge, las razones para esta politizacin reli-
giosa fueron:
[...] el deseo de tener un impacto positivo en la cultura y la
sociedad [...] la preocupacin por la prctica del aborto y
los cambios experimentados en la conducta sexual de los
norteamericanos, el descontento con la forma, el conteni-
do, el poder y la orientacin de los medios de comunica-
cin en el pas. El factor desencadenante de esta reaccin
fue la expansin del Gobierno Federal, tras la Segunda Guerra
Mundial, en reas que haban sido cotos tradicionales de
los individuos, la familia y la iglesia. Aunque entre los evan-
glicos no existe una unidad monoltica en los temas pol-
ticos, [...] el movimiento ha sido, tradicionalmente, per-
cibido como cercano a los republicanos, [...] y puede ser
descrito como moderadamente conservador y predominan-
temente republicano.
25
Si examinamos el pensamiento y la prctica de alguna de las
organizaciones de la derecha religiosa norteamericana actual, como
por ejemplo, Christian Coalition, podremos tachar de ingenuas las
definiciones que brinda Eskridge sobre la orientacin poltica de los
evanglicos renacidos que dieron a Bush Jr. el triunfo en las elec-
ciones de 2004, y entender mejor el futuro que espera al pas (y
quizs, al mundo) de llevarse a la prctica las neo-utopas de los neo-
conservadores, que incluyen una nueva relacin hacia la religin.
Christian Coalition fue fundada en 1989 por Pat Robertson,
con la misin de [...] dar en el gobierno voz propia a los cristianos.
Somos un grupo creciente de personas de la fe, que se acerca a los
2 000 000, que participamos en esa conversacin que se denomina
democracia.
26
El Apocalipsis segn San George
299
Cuando analizamos la seccin En qu creemos de la Christian
Coalition, encontramos el compendio de la actitud de las neo-reli-
giones ante la sociedad norteamericana contempornea:
Nos mueve la creencia de que la gente de fe tiene la responsa-
bilidad y el derecho a involucrarse en los asuntos del mundo
circundante. Tal involucramiento incluye acciones comu-
nitarias, sociales y polticas.
La Coalicin se dedica a brindar informacin al pueblo de
Dios para luchar contra las legislaciones anti-familia.
Desde el comienzo, proveemos informacin pro-familia y
estimulamos a individuos, grupos e iglesias a que marquen
la diferencia en los distintos niveles de gobierno. Un ac-
tivismo ciudadano efectivo comienza con la informacin.
La Coalicin se caracteriza por brindar informacin que per-
mite vencer la complejidad de la poltica, haciendo que sus
temas sean asequibles y claros.
27
La agenda que defiende la Coalicin se expresa en Nuestros
Objetivos:
Fortalecer la familia.
Proteger las vidas humanas inocentes.
Devolver la educacin al control de los padres y las autorida-
des locales.
Hacer llevadera a las familias las cargas impositivas.
Castigar a los criminales y defender el derecho de las vctimas.
Proteger a los jvenes de nuestras comunidades de la conta-
minacin que genera la pornografa.
Defender la institucin del matrimonio.
Proteger la libertad religiosa.
28
No hace falta traducir lo que la Coalicin entiende por pro-
teccin de las vidas inocentes, pues est claro que se refiere a
su frrea oposicin al aborto. Tambin est defendiendo la apli-
cacin de la pena de muerte cuando habla de castigar a los cri-
minales. Al reivindicar la devolucin de la educacin al control
de las autoridades locales, el dardo de la Coalicin va dirigido
300
Eliades Acosta Matos
contra el Gobierno Federal, lo cual, curiosamente, es uno de los
principios de actuacin poltica de los neoconservadores, sem-
piternos enemigos de todo gobierno grande y fuerte.
La Coalicin no oculta su involucramiento poltico, que al-
canz niveles insospechados en la campaa electoral de 2004.
Roberta Combs, su presidenta, lo expres en su Mensaje a los
miembros, en los das previos a la reeleccin de Bush Jr.:
Agradezco el tiempo y el esfuerzo realizado por ustedes al
distribuir millones de ejemplares de la Coalition Voters
Guide, en espaol e ingls, entre sus familias, amigos, iglesias,
libreras cristianas y los barrios de los Estados Unidos [...].
Ustedes han jugado un papel decisivo en la educacin pro-
-familia de los votantes, que les permitir escoger, con plena
informacin previa, el da de las votaciones.
29
A pesar de definirse como una organizacin religiosa, el apo-
yo de la Coalicin a los objetivos ms conservadores del pas, bajo
la frgil envoltura moral de una prdica pro-familia, demuestra que
se trata de una de las herramientas ms efectivas que los neo-
conservadores y los fundamentalistas esgrimen para legitimar y
rodear de un insoportable glamour idealista lo que, en el fondo, no
pasa de ser una vulgar puja terrenal por el poder y las ganancias.
Basta, para comprobarlo, examinar la lista de lo que la Coalicin
llama nuestras victorias en el 107 Congreso de los Estados Uni-
dos, o sea, las iniciativas legislativas que resultaron aprobadas en
el 2004, con ayuda de sus nada pos cabildeos. Algunas de esas
victorias fueron:
Derrota de la enmienda pro-aborto presentada al Congreso
por Chuck Schumer, un senador ultraliberal de New York.
La Coalicin llam a esto, una victoria por la vida.
Prohibicin de una enmienda de ley presentada por el repre-
sentante Steve Chabot que intentaba legalizar en el Congreso
el aborto para los casos de nacimientos parciales.
La Coalicin ayud al presidente Bush a introducir una legis-
lacin en el Congreso para reducir los impuestos, que, al
final, no fue aprobada por el Senado.
El Apocalipsis segn San George
301
Apoyo al Presidente ante la crisis creada por los ultraliberales
en el Comit Judicial del Senado que se negaban a aceptar
la nominacin de tres jueces para la Corte de Apelaciones.
El comentario de la Coalicin a esta victoria es significa-
tivo: Ahora que los republicanos dominan el Senado con la
ayuda brindada por los activistas de la Coalicin en las pa-
sadas elecciones, esperamos que esos tres jueces, y mu-
chas otras nominaciones judiciales de Bush, sern pronto
confirmadas por el Senado.
Prohibicin absoluta de clonar seres humanos, para cualquier
propsito, incluido el de las investigaciones.
La Coalicin ayud a lograr el coauspicio del Syria Accoun-
tability Act que dar al Presidente la flexibilidad necesaria
para exigir responsabilidades a Siria por el terrorismo dentro
de sus fronteras, y para devolver la libertad y la democracia
al Lbano. Actualmente, Israel es el nico pas democrtico
en esta voltil regin del mundo. La Coalicin continuar
haciendo lobby en el 108 Congreso, para que se apruebe
esta iniciativa [...]. Es hora de que el Departamento de Esta-
do trate a Siria como al Estado terrorista que es.
Los lobbystas de la Coalicin lograron que se aprobase el
proyecto Houses of Worship Political Speech Protection
Act, el cual garantiza, por ley, que en las casas de oracin se
haga uso de la Primera Enmienda, o sea, el derecho a la li-
bertad de expresin para abordar temas morales y polticos.
30
Sin dudas, el respaldo legal necesario para poder hacer polti-
ca desde los plpitos.
Entre las prioridades declaradas de los lobbystas de la Coali-
cin para el 2005, estn:
[...] lograr los votos que necesita el Presidente para nombrar
los jueces que ha propuesto para la Corte de Apelaciones, y
que se confirme a cualquiera que nomine para el Tribunal
Supremo.
31
[...] lograr que se apruebe la reforma prevista para la Seguri-
dad Social, que incluya fondos opcionales privados.
32
302
Eliades Acosta Matos
Por ltimo, entre otras prioridades que se ha trazado la Coali-
cin, nada espirituales por cierto, estn:
[...] lograr la aprobacin de Alberto Gonzles para el cargo
de fiscal general [el mismo que aconsej al gobierno de
Bush Jr. el uso de las torturas en Iraq y la aplicacin de la
pena de muerte, cuando era su consejero legal en Texas];
33
[...] impedir la creacin de un Estado palestino [...];
34
[...] respaldar a Donald Rumsfeld por su clara percepcin sobre
el conflicto israel-palestino [...];
35
[y]
[...] condenar al Tribunal Internacional de La Haya por inten-
tar sancionar a Israel debido a la construccin del muro que
lo defiende del terrorismo.
36
Lejos de bajar el tono del discurso tras el triunfo de su candida-
to en las elecciones de 2004, los fundamentalistas cristianos y sus
aliados neoconservadores que se agrupan en el gobierno de Bush Jr.,
han comenzado a denunciar que sufren persecuciones por parte de
lo que llaman, genricamente, la izquierda. Semejantes actitudes
recuerdan la denominacin de terroristas, no menos genrica, con-
que suelen satanizar a los Estados que odian, y con las que pretenden
justificar las agresiones que contra ellos se aprestan a consumar.
Al respecto, David Limbaugh proclama:
Es posible que la percepcin sobre los temas morales, que
tanto contribuy a la victoria electoral del presidente Bush,
haya contribuido al fortalecimiento del miedo secular que
siente la izquierda ante los cristianos. Estamos presencian-
do una aceleracin de los ataques contra las Navidades por
toda la nacin, entre ellas, la prohibicin de los smbolos
navideos, las postales de Navidad y los nacimientos; el uso
de palabras polticamente correctas para sustituir al voca-
blo Navidad, y el esfuerzo por identificar a esta celebracin
con la intolerancia y la exclusin.
37
Sin quererlo, Limbaugh nos brinda una pista sobre lo que se
persigue con tales denuncias, en medio de un panorama donde lo
que los fundamentalistas cristianos representan forma parte de la
El Apocalipsis segn San George
303
filosofa del grupo que se encuentra en el poder en los Estados
Unidos: Ellos [los izquierdistas] piensan que las creencias cristia-
nas son tan peligrosas que deben ser preventivamente silenciadas,
o que, como los cristianos intentan establecer una teocracia, su
influencia debe ser preventivamente reducida.
38
Es muy significativo que los neoconservadores y los fundamen-
talistas cristianos, encargados de hacer realidad en la vida nortea-
mericana las neo-utopas relacionadas con la neo-religin, apelen a
las metforas de los ataques preventivos para intentar desacreditar
a sus adversarios.
Cuando recordamos que denunciar ataques y amenazas, reales
o supuestas, ha servido para justificar los ataques preventivos con-
tra otros Estados, mtodo que consagra la doctrina militar del
bushismo, debemos estremecernos ante lo que se oculta tras las
denuncias victimistas de conservadores y fundamentalistas al esti-
lo de David Limbaugh.
No es casual que el jefe del equipo que escribe los discursos
para Bush, Michael Gerson, sea un graduado en Teologa por el
Wheaton College, y que haya intentado justificar el reiterado abuso
del lenguaje religioso en los discursos del Presidente apelando a la
poco creble explicacin de que con ello intenta [...] introducir en
la poltica valores religiosos, reforzar el pluralismo de la fe, y demos-
trar la funcin de la Providencia en la vida de los Estados Unidos.
39
Tampoco es casual que el reverendo Jerry Falwell, presidente
de la Faith and Values Coalition haya escrito y publicado antes de
las elecciones, como le record Tim Russert, el moderador de un
panel donde apareci junto a otros lderes religiosos del pas en el
programa de la NBC News Meet the Press, el pasado 28 de no-
viembre: Es una responsabilidad de cada poltico conservador, de
cada cristiano evanglico, de cada catlico partidario de la vida
[contrario al aborto], de cada judo ortodoxo y de todos, tomar
seriamente la reeleccin del presidente Bush.
40
Debe decirse que el reverendo Falwell, citado otra vez por
Russert, es el mismo que defini en la web de su organizacin tres
prioridades de esta para el nuevo perodo presidencial de Bush, las
que define de la siguiente manera:
Lograr la confirmacin solo de aquellos jueces nominados
para el Tribunal Supremo y otras cortes federales que sean
304
Eliades Acosta Matos
estrictamente contrarios al aborto; lograr que sea aprobada
una enmienda constitucional sobre el matrimonio que, de
hecho, prohba los matrimonios entre homosexuales; y por
ltimo, lograr la eleccin en el 2008 de otro poltico so-
cialmente conservador.
41
Por ltimo, debe decirse, que al reverendo Falwell pertene-
cen, como le record tambin Russert, unas palabras pronunciadas
el 13 de septiembre de 2001, que podran haber sido dichas por
otros neoconservadores y fundamentalistas cristianos, pues sinte-
tizan la utilidad que tuvo la tragedia del 11 de septiembre para un
pensamiento y una prctica semejantes:
Temo que el 11 de septiembre sea apenas el comienzo [...].
Es probable que Dios continuar levantando el velo y per-
mitiendo hacer a los enemigos de los Estados Unidos, lo
que probablemente merecemos [...]. Estoy convencido que
los paganos, los partidarios del aborto, las feministas, y los
homosexuales, todos aquellos que intentan cambiar el modo
de vida americano [...] todos los que tratan de secularizar la
vida de los Estados Unidos [...] merecen que levantemos un
dedo acusador ante su rostro, y les digamos: Ustedes ayu-
daron a que esto ocurriese.
42
Merece figurar en este anlisis que el Dr. Bob Jones III, Rec-
tor de la Bob Jones University, felicit a Bush Jr. por su reelec-
cin, mediante una carta pblica fechada el 3 de noviembre. No
existe mejor manera de imaginar el mundo que los neoconser-
vadores y sus aliados de la fe pretenden construir en caso de que
sus planes se lleven a la prctica, que leyendo estas lneas transi-
das de amor a las Sagradas Escrituras:
Con su reeleccin, Dios le ha otorgado a los Estados Uni-
dos, generosamente, el perdn por su paganismo, aunque
pienso que no lo mereca. Usted ha recibido un mandato.
No se confunda: nada debe a los liberales. Ellos lo despre-
cian tanto como desprecian a su Dios [...]. Hay motivos para
el regocijo, pues Dios lo ha escogido como a su servidor
El Apocalipsis segn San George
305
por un mandato de otros cuatro aos. Usted tiene ahora la
oportunidad de nombrar a muchos jueces conservadores, y
de ejercer un liderazgo fuerte para que el Congreso aprue-
be las legislaciones que se basan en las normas bblicas para
la familia, la sexualidad, la santidad de la vida, la libertad
religiosa, la libertad de expresin y un gobierno limitado.
Usted dispone de otros cuatro aos para terminar la tarea e
imprimir estos dones sobre la nacin, lo cual le traer la
bendicin del Todopoderoso.
43
La neo-cultura
Las neo-utopas tienen en la cultura un espacio de privilegiada
expresin. Los neoconservadores que las promueven provienen del
mundo intelectual, y suelen realizar sus proyectos mediante la pren-
sa, la literatura y la poltica, lo que implica un uso permanente de
las ideas, los smbolos y el lenguaje. El resultado de este esfuerzo
es notable: la sociedad futura que los neocons esperan construir
con sus prdicas y sus acciones debe superar los escollos, aparen-
temente insalvables, que las culturas rivales han acumulado ante la
cultura burguesa. A fin de cuentas, la cultura que ellos defienden,
no es otra que la cultura heredada en una sociedad que, lejos de
plantearse escalar a un estadio superior en su evolucin, intenta
conservar los valores tradicionales, aunque reconociendo que esto
es casi imposible, como haban credo, ingenuamente, los conserva-
dores clsicos. En consecuencia, la batalla cultural de los neocon-
servadores en el terreno de las neo-utopas se centra en recuperar
lo recuperable tras el colapso mortal sufrido por la cultura burgue-
sa en los 60, atemperndola a los nuevos tiempos.
La neo-cultura que defienden es, en esencia, la cultura bur-
guesa tradicional que ha logrado sobrevivir a los embates de la
contracultura y las tendencias postmodernas, admitiendo los cam-
bios, siempre que no toquen su esencia clasista. Lo neo, en este
caso, es que se acepta que hay algunos espacios culturales,
paradigmas y valores que se han perdido, irremisiblemente, y que
no vale la pena intentar traer de vuelta. Sin dudas, los neoconser-
vadores poseen un nivel de adaptacin mayor al mundo contem-
porneo que sus predecesores. No en vano proceden, en su
306
Eliades Acosta Matos
mayora, de la izquierda a la que combaten con el santo celo de
los conversos.
Para entender la visin de futuro que promueven los neocon-
servadores en el terreno cultural, o cmo imaginan la cultura en la
sociedad norteamericana y universal donde hayan triunfado, defi-
nitivamente, las ideas y la poltica neoconservadoras, es impres-
cindible analizar el texto de una conferencia pronunciada por Irving
Kristol, el 10 de enero de 1994 en el American Enterprise Institute
bajo el ttulo Countercultures: Past, Present and Future. Las ideas
esenciales del texto son las siguientes:
La contracultura que surgi en los Estados Unidos en los 60
y, simultneamente, en buena parte de las democracias oc-
cidentales, es uno de los eventos ms significativos del l-
timo medio siglo en Occidente. Ella reconfigur nuestro
sistema educacional, nuestras artes, nuestras formas de en-
tretenimiento, nuestras convenciones sexuales, y nuestro
cdigo moral.
No estamos ante un movimiento disidente dentro de los l-
mites de nuestra cultura, ni ante un llamado a reformar ni
reconfigurar nuestra cultura, sino ante una profunda hosti-
lidad hacia la cultura misma, por parte de intelectuales, pro-
fesores y artistas.
Entendemos por cultura y arte una nueva autoconciencia, un
nuevo sentido de misin, una misin de carcter secular,
humanista y redentora.
La contracultura y su gemelo ms joven, el postmodernis-
mo, son rebeliones contra la cultura y las artes como acti-
vidades seculares, autnomas, las cuales se consideran
vacas de toda sustancia espiritual. El primer blanco inevi-
table de esta rebelin fue la universidad moderna, institu-
cin que durante el siglo pasado se haba establecido como
centro de la ortodoxia humanista secular [...]. Esta rebe-
lin fue impulsada por tendencias en el mundo de la li-
teratura y el arte modernos, en espacios originados fuera
de las universidades.
Todo lo que se necesita para generar una contracultura es
tener una ortodoxia contra la cual rebelarse, pues no existe
El Apocalipsis segn San George
307
ninguna ortodoxia que pueda satisfacer todos los apetitos y
pasiones espirituales.
El objetivo de toda contracultura es crear un nuevo vocabula-
rio, nuevos trminos y nuevos parmetros del discurso para
crear una nueva realidad social y humana. Pero eso rara-
mente ocurre: las ortodoxias poseen ms poder de perma-
nencia que las contraculturas. A fin de cuentas, solo hay dos
ortodoxias fuertes en la historia de la civilizacin occiden-
tal: el cristianismo y el humanismo secular, racionalista.
No es exagerado afirmar que la historia de la civilizacin
occidental, desde el advenimiento de la era cristiana, es la
historia de sucesivos desafos de las contraculturas a las
ortodoxias, de la resistencia de estas, de su cooptacin y
adaptacin. En aquellos raros perodos ocasionales donde
no tuvieron lugar tales desafos, nada ocurri.
Los desafos de las contraculturas adoptan diferentes formas
de expresin, pero tienen un sustrato comn y discernible.
Para empezar, existe la experiencia de lo que hoy llamamos
alienacin [...]. No sentirse alienado es, desde el punto de
vista de la contracultura, ser inautntico. [...] Si usted no es
un intelectual o un artista alienado, no es intelectual, ni ar-
tista, en general. [...] La alienacin es la experiencia de care-
cer de un hogar en el mundo que la ortodoxia ha creado para
nuestro confort.
Asociado con el sentimiento de alienacin encontramos el
de indignacin contra la ortodoxia que es percibida como
la causa de tal alienacin. Esa indignacin es el factor que
aglutina a la gente en cualquier movimiento contracultural.
[...]. Y todo movimiento en las artes, en la religin o en la
poltica siempre persigue la toma del poder [...]. El tema en
disputa, en su esencia, es la toma del poder.
[...] La familia no es solo el vehculo crucial para la trans-
misin de ideas y valores tradicionales especficos sino
tambin es el sitio donde la propia tradicin existe y se pre-
serva. [Tomando a la tradicin socialista como ejemplo de
movimiento contracultural, Kristol define a la familia como
el principal escollo a vencer para derribar a la ortodoxia de
turno, lo cual es perceptible en todas las contraculturas].
308
Eliades Acosta Matos
La contracultura considera intolerable el principio de la virtud
que defiende toda ortodoxia, como garanta del progreso
material y moral [...]. La virtud para la ortodoxia es la forma
de prescribir la manera mediante la cual la gente puede ha-
llar la felicidad en sus vidas, si hace lo correcto, de la for-
ma correcta, en el momento correcto, y utilizando las ideas
correctas.
Nuestra contracultura actual se opone al canon cultural tanto
como se opone a la Cultura y al Arte, ambos con mayscu-
las [...]. Ella es cnica, nihilista y explotadora: su verdadero
inters es el dinero [...] y su gran ambicin es reemplazar a
la religin.
Las contraculturas son un fenmeno peligroso e inevitable.
Su poder destructivo excede, con mucho, su poder cons-
tructivo. La tarea delicada que tiene por delante la gente
como nosotros no es reformar la ortodoxia secular racio-
nalista que ha pasado la lnea de no retorno. Es preferible
insuflar nueva vida a la antigua ortodoxia, hoy comatosa,
para que podamos, adaptarnos a ella all donde no podamos
simplemente resistir.
La resistencia es importante, porque nos permite ganar tiempo
mientras intentamos eliminar las contradicciones y los im-
pulsos autodestructivos de la contracultura [...]. Tambin
debemos reconocer que ciertos terrenos perdidos jams se
recuperan [...]. Aunque nadie pueda predecir cmo podremos
insuflar nueva vida a las viejas ortodoxias, hay algo cierto:
mientras los hombres y las mujeres tengan hijos, la familia
no podr ser transformada, y continuar siendo la guardiana
de las instituciones.
La manera en que se ha resuelto en el curso de la historia el
choque entre la ortodoxia y la contracultura, ha sido a tra-
vs de la recuperacin de ciertas formas de alguna orto-
doxia religiosa antigua. Es muy raro que una contracultura
se convierta en nueva ortodoxia, absolutamente diferente a
las antiguas. No hay razn para pensar que el futuro nos de-
para algo diferente al pasado.
44
En esta extensa elipsis de uno de los padres del pensamiento
neoconservador son apreciables las posiciones que sustentan los
El Apocalipsis segn San George
309
neocons en el terreno de la religin y los valores. Porque, de hecho,
para ellos religin, valores y cultura son un todo y lo mismo, lo
cual confiere cierta coherencia a sus neo-utopas, pero, a la vez,
las hace rehenes de lo conservable.
De las ideas de Kristol se desprende que los neoconser-
vadores tienen bien identificados a sus enemigos culturales, y
sienten que deben resistir sus embates hasta que, con la restaura-
cin de valores tradicionales, vinculados a cierta forma de orto-
doxia religiosa, puedan hacer realidad sus neo-utopas. Quien
examine lo que recomiendan, lo que critican, lo que leen, lo que
intelectualmente disfrutan o aborrecen, constatar que son muy
activos en la resistencia y en la construccin de una alternativa
neoconservadora a la contracultura liberal o progresista.
Porque toda la poltica cultural neoconservadora hacia el fu-
turo se inicia con la satanizacin de sus adversarios ideolgicos y,
muy especialmente, ajustando cuentas con los intelectuales nortea-
mericanos crticos que, segn ellos, son el obstculo principal que
se interpone entre ellos y el dominio cultural del resto del mundo.
En una entrevista con Harry Kreisler, el 6 de abril de 1999,
Norman Podhoretz declar:
Pienso que los intelectuales son muy importantes y lamento
que la clase intelectual norteamericana haya jugado lo que yo
considero, en general, un papel muy destructivo. Ellos pre-
tenden encarnar la definicin de Schelley cuando dijo que
[...] los poetas son los legisladores informales del mundo.
[...] Si ellos tomasen ms en serio su propio poder, podran
ejercer una accin ms responsable.
45
Sin duda, neoconservadores como Podhoretz o Kristol si to-
man en serio el poder de las ideas, propias o de sus adversarios, pues
saben que en ese terreno se definir, a la larga, el futuro de las neo-
-utopas. Si para imponer sus criterios y conceptos tienen que apelar
a la censura de los de sus contrarios, no dudan en recomendarlo:
Lo que el pensador comunista italiano Antonio Gramsci
peda cuando indic tomar las instituciones [capitalistas],
es lo que est ocurriendo en los Estados Unidos, no por la
310
Eliades Acosta Matos
accin comunista, claro est, sino por la de fuerzas radica-
les anticapitalistas y anticonservadoras. Cualquier audaz
agenda conservadora que se proponga, en lo tocante al tema
de la censura, provoca una aplastante y salvaje hostilidad
institucional escribi Kristol en The Weekly Standard, el
23 de agosto de 1999.
[...] Durante aos los conservadores hemos estado esperan-
do porque la gente se rebele contra las elites que les han
impuesto su cultura. Pero la gente no se muestra preocupada
por eso: estn demasiado ocupados en su trabajo, bebiendo o
mirando la televisin. O simplemente, han sido intimidados
por los doctos acadmicos que recomiendan seguir la
corriente. O realmente, no se han detenido a pensar en el
dao que la pornografa causa a sus vidas (los bares de nudis-
mo estn repletos de gente que vota por los republicanos). O
son gente temerosa de Dios que se encuentra demasiado ocu-
pada en aislar a sus familias de la cultura decadente contra la
cual carecen de tiempo y energa para combatir.
46
Y energa es lo que sobra a los inspirados neoconservadores
como Kristol. La respuesta que brinda a la pregunta Ha muerto el
ethos* conservador en los Estados Unidos?, lo demuestra:
No, est vivo; ha sido derrotado, pero no ha muerto. Existen
numerosas estrategias de supervivencia que estn disponi-
bles, la mayora de ellas dirigidas a los nios, como por
ejemplo, la televisin libre o restringida [con programas
de filtros censores] se hace ms popular cada ao, al igual
que los colegios y las universidades religiosas. Hay millo-
nes de familias que no permiten a sus hijos participar en
conciertos de hard rock [...]. A pesar de ser an una mino-
ra, los conservadores estn en disposicin de vivir una vida
decente y fructfera, a pesar de nuestra cultura popular.
47
Identificados los enemigos contra los cuales pelear en el
terreno cultural, la profeca que formula Kristol, al final de su
* Carcter distintivo, espritu.
El Apocalipsis segn San George
311
artculo, indica que los neoconservadores confan en su victoria, o
lo que es lo mismo, en la victoria y concrecin de sus neo-utopas
culturales:
A corto plazo, es difcil que los libertarios morales [los
neoconservadores] puedan vencer en esta guerra cultural.
Pero nuestra intuicin cultural nos dice que, a largo plazo,
las cosas sern diferentes, pues nuestros adversarios no
podrn gobernar sin contradecir todo lo que conocemos
sobre la naturaleza del hombre y la sociedad [].
48
A pesar de la confianza de Kristol en que los neocons sern
capaces de imponer a la sociedad norteamericana sus neo-utopas
culturales, Podhoretz se muestra ms cauteloso:
Yo, naturalmente, recibo con los brazos abiertos el renacer
de la disposicin patritica de los norteamericanos [tras el
11 de septiembre de 2001].
Pero como veterano de las guerras culturales y polticas de
los 60, conozco, por mis propias cicatrices, cun efmeras
son tales disposiciones, y qu vulnerables resultan ante los
embates de fuerzas, aparentemente, insignificantes.
49
Recordando cmo [...] cuando la guerra de Vietnam la opinin
de una elite cultural logr imponerse como opinin popular,
50
Podhoretz denunci, en septiembre de 2004, cules son las institu-
ciones y personas que liderean la resistencia contra las polticas cul-
turales neoconservadoras del gobierno de Bush Jr., y en consecuencia,
retrasan la victoria que pronostic Kristol, cinco aos antes: Para
empezar, est la comunidad literaria, que en ello coincide con el
mundo de las artes, en general. Tan pronto como las Torres Gemelas
colapsaron [...] comenz una fiera carrera por la medalla de oro en
los Juegos Olmpicos Antiamericanos.
51
Tras enumerar la hostilidad antiamericana de Susan Sontag,
Norman Mailer, las universidades, los programas de televisin
con excepcin de los de Fox News, los tradicionales, al estilo de
Pat Buchanan, Robert Novak y el reverendo Jerry Falwell, Dario
Fo, Al Gore, Edward Kennedy, George Soros, Hillary Clinton y
312
Eliades Acosta Matos
Michael Moore, Podhoretz apela al dudoso concepto de que los
neoconservadores representan a la mayora silenciosa, la cual
debe combatir a las guerrillas atrincheradas en las universidades.
A pesar de proclamar, una y otra vez, que la batalla por las
ideas es lo esencial, Podhoretz no duda en cerrar sus comentarios
culturales con una afirmacin nada cultural: Quienes compartieron
mis aprehensiones sobre el futuro creyeron que si las cosas mar-
chaban bien en el frente militar, marcharan bien en casa.
52
El camino victorioso de las ideas y la cultura neoconservadora
que Kristol vaticin, no ha resultado tan sencillo como se espera-
ba. Las dificultades que Podhoretz avisora, cinco aos despus,
en la cresta del rechazo mundial a las polticas guerreristas y
represivas de Bush Jr., y teniendo en cuenta el empantanamiento
de los Estados Unidos en Iraq, obligan a desarrollar una hbil
poltica de alianzas culturales y morales, en primer lugar, con la
derecha fundamentalista cristiana, tal y como ya se efectu en el
terreno electoral en la campaa del ao 2004. El propio Kristol
lo reconoci, en un artculo del 1 de septiembre de 2003 titula-
do The Neoconservative Persuasin, publicado en el sitio web
del American Enterprise Institute:
El continuo declive de nuestra cultura democrtica, sumer-
gida en nuevos niveles de vulgaridad, hace posible que los
neoconservadores se unan a los conservadores tradiciona-
les, pero no me refiero a esos conservadores libertarios
que son conservadores en lo econmico, pero sin preocu-
parse por la cultura. Hablo de la inesperada alianza que se
dar entre los neoconservadores, muchos de los cuales son
intelectuales seculares, y los religiosos tradicionalistas.
Estn unidos en temas como la calidad de la educacin, la
relacin entre la Iglesia y el Estado, la regulacin de la por-
nografa, y por supuesto, a la hora de decidir qu candidato
debe llegar al gobierno. Desde que el Partido Republicano
tiene una base sustancial entre los religiosos, ello da a los
neocons cierta influencia y cierto poder.
53
La manera en que la prensa y las editoriales neoconservadoras
hacen uso de este nuevo poder es suficiente para ilustrar cmo se
El Apocalipsis segn San George
313
pelea por imponer las neo-utopas. Un examen de los ttulos que
se publican, se recomiendan y se convierten en best sllers, me-
diante grandes campaas laudatorias de prensa, podra darnos una
idea de los temas y autores que se promueven:
Irving Kristol: Neoconservatism: The Autobiography of an Idea.
Resume cincuenta aos de ensayos de Kristol, considerado el
arquitecto principal del movimiento.
Natan Sharansky: The Case for Democracy: The Power of Freedom
to Overcome Tyranny and Terror. ltimo libro del exdisidente
sovitico y actual funcionario gubernamental israel, que ha sido
invitado a la Casa Blanca para discutir el libro que recin acaban
de leer Bush y Condoleezza Rice. Basta una de las citas del
autor para entender por qu Cal Thomas le dedica un comen-
tario elogioso en el townhall.com del 17 de noviembre de 2004:
Estoy convencido que todas las personas desean la libertad [...].
Estoy convencido que las naciones democrticas, lidereadas por
los Estados Unidos, tienen un rol crtico que jugar para expan-
dir la libertad por todo el globo.
54
Michael A. Smerconish: Fliying Blind: How Political Correct-
ness Continues to Compromise Airline Safety Post 9/11. Se
trata de un aporte a la espiral del miedo; un intento de presin
sobre el gobierno para que endurezca las reglas de seguridad y
refuerce los controles sobre los pasajeros extranjeros y, en
primer lugar, sobre los musulmanes del Medio Oriente, como
recomienda la resea correspondiente de Daniel J. Flynn para
townhall.com.
55
James Taranto y Leonard Leo: Presidential Leadership: Rating
the Best and the Worst in the White House. Destinado a influir
sobre los electores en un ao electoral. Este libro reseado por
David J. Owsiany para townhall.com, se dedica a jerarquizar,
segn su pertenencia a algunas de las seis categoras de liderazgo
que propone, la labor de los 42 presidentes de los Estados Unidos
anteriores a George W. Bush, siempre desde el ngulo del de-
safo a la ortodoxia liberal prevaleciente, y de la disputa a la
visin convencional de la grandeza que sustenta a los iconos
liberales modernos. As, por ejemplo, el nivel de los Gran-
des solo es alcanzado por Washington, Lincoln y Franklin
314
Eliades Acosta Matos
Delano Roosevelt; el de cercano a los Grandes, el segundo
mejor lugar a alcanzar, se reserva a Ronald Reagan, mientras
que a Clinton se le ubica en la media.
56
Newt Gingrich y William R. Forstchen: Grant Comes East. La re-
sea de esta novela, la primera de una triloga, fue realizada para
townhall.com por Nathan Hallford. El texto apunta a una re-
creacin histrica de lo que hubiese sido de los Estados Uni-
dos si en Gettysburg la Unin no hubiese derrotado a la
Confederacin, o sea, si los partidarios sureos de la esclavitud
hubiesen prevalecido sobre el Norte en la Guerra de Secesin.
Un ejercicio de nostalgia por la grandeza surea, desde la plu-
ma ultra-conservadora de alguien como Gingricht.
57
Richard Poe: Hillarys Secret War. Reseado para townhall.com
por Steven E. Woodworth, se trata de un libro destinado a de-
mostrar cmo William e Hillary Clinton, desde los tiempos
de Arkansas, provocaban la destruccin de quienes se interpo-
nan en su camino, eliminando la informacin que les resulta-
se desfavorable.
58
Para demostrar sus tesis, Poe alega que
[...] el libre flujo de informacin en Internet posibilit, final-
mente, que se pusiera lmites a los daos causados por los
Clinton a la repblica, y persuadi a Hillary de que deba pospo-
ner sus planes triunfales hacia la presidencia.
59
Carl E. Olson y Sandra Miesel: The Da Vinci Hoax. Exposing
the Errors in the Da Vince Code. Dedicado a criticar esta
novela de gran xito entre los lectores. La autora de la rese-
a, Hannah Byrd [...] examina lo que se reputa como hechos
histricos slidos manejados por Brown, y que segn ellos,
no resultan ni slidos, ni histricos.
60
Se reitera la vigencia
de las concepciones catlicas tradicionales, puestas en duda
por la novela de Dan Brown.
Ben Stein y Phil De Muth: Can America Survive? The Rage of
the Left, and What to Do About It. Segn la encomistica re-
sea de Charles Mitchell, se trata de una obra que se propone
[...] demostrar por qu los norteamericanos deben estar or-
gullosos de su pas; por qu deben estar en desacuerdo con las
crticas izquierdistas contra los Estados Unidos, y estar dis-
puestos a defenderlo de los islamo-fascistas.
61
En resumen,
un libro que intenta fundamentar la lgica de las guerras con-
El Apocalipsis segn San George
315
tra Iraq y Afganistn como un asunto de honor nacional para
los ciudadanos de su pas.
Peter Collier y David Horowitz: The Anti-Chomsky Reader. Se
trata de una compilacin de nueve artculos crticos de las
concepciones de Noam Chomsky, que se deben a la autora
de once autores, y se centran en cinco grandes campos: el
comunismo y la Guerra Fra, los medios de comunicacin,
los judos e Israel, la guerra contra el terrorismo, y la lin-
gstica. Como resea Tim OBryhim, [...] queda demostra-
do que Chomsky tiene una sola Gran Idea: la de demostrar
que los Estados Unidos son, realmente, muy malos.
62
Los
crticos de Chomsky apelan a todas las armas posibles para
lograr su descrdito, entre ellas, acusarlo de haber tenido
relaciones con los neofascistas franceses, ser antisemita,
ateo, partidario de Pol Pot, y un intruso en asuntos histri-
cos y polticos. Chomsky subordina todos sus anlisis a
demostrar la validez de una idea fija: el odio patolgico que
siente por su propio pas
63
concluye David Horowitz, y con
ello resume sus acusaciones.
Nancy Pearcey: Total Truth. Reseado por Bill Wichterman, es
una obra cuya tesis central remite a la creencia de que el cris-
tianismo [...] no porta solo una verdad religiosa, sino tambin
la verdad sobre toda la realidad. Se trata de una cosmovisin
que tiene la encomienda cultural de sanear cada aspecto de la
vida humana, desde la televisin hasta los libretos de Broadway,
desde la biologa, hasta la astronoma.
64
Se trata, como afir-
ma la resea, de un intento [...] por liberar a los cristianos del
cautiverio mediante la cultura.
65
Ann Coulter: How to Talk to a Liberal (If you Must). Una acre
stira de todo lo que esta joven estrella del pensamiento con-
servador norteamericano cree son los artculos de fe de los
liberales de su pas, con la misma claridad moral [lase ci-
nismo] con que la hubiese escrito Ronald Reagan, si hubiese
sido capaz de escribir. Este best sller del humor neoconser-
vador contiene frases tan ilustrativas como la siguiente, dedica-
da a la escritora Brbara Olson: Sabemos qu maniticos la
asesinaron, y que ahora deben estar con sus cmplices bailando
y vitoreando. Debemos invadir sus pases, matar a sus lderes y
convertirlos al cristianismo.
66
No hace falta decir ms.
316
Eliades Acosta Matos
Lynn Cheney: When Washington Crossed the Delaware. Libro
infantil escrito por la esposa del vicepresidente de George W.
Bush, quien fue presidenta de la National Endowment for
Humanities. La obra recrea la Navidad de 1776, en vsperas de
la batalla de Trenton, ganada por los norteamericanos contra
los mercenarios de Hesse que peleaban al lado de Inglaterra.
No es casual que alguien como Lynn Cheney dedique su tiempo
a tales reminiscencias en medio del pantano iraqu. Las pala-
bras con que concluye su libro aclaran el objetivo que se pro-
puso alcanzar: El general Wshington y sus hombres se
mantuvieron junto al pas en tiempos de crisis. No se detu-
vieron por sufrir hambre y fro. Cuando el conflicto arreci,
pelearon y triunfaron.
67
Un llamado a fortalecer el espritu
de nios y jvenes norteamericanos ante las perspectivas de
la guerra infinita que llevan a cabo su marido y su jefe.
La promocin de los puntos de vista neoconservadores y de
sus pensadores ha recibido, en el mbito de la literatura poltica, un
impulso creciente en el 2004, y es previsible que este proceso conti-
ne en los aos sucesivos. Detrs de estos puntos de vista y concep-
ciones acta una bien coordinada red de promocin, un ejrcito de
reseadores y gacetilleros bien pagados, y la mano del mercado, que
si alguna vez fue ciega, ha dejado de serlo cuando de promover la
obra de los neocons se trata. Un ejemplo reciente se puede hallar en
los premios Hookie, destinados a reconocer, segn David Brooks
en The New York Times del 28 de diciembre,[...] a los ms impor-
tantes ensayos polticos del ao, y celebrar el legado de grandes in-
telectuales pblicos, como Sydney Hook, Daniel Bell, e Irving
Howe.
68
Baste decir que entre los premiados estn Christopher
Caldwell, del The Weekly Standard por un artculo (Holland Daze)
destinado a exacerbar los sentimientos anti-musulmanes en Euro-
pa; Norman Podhoretz, por la exposicin detallada en Commentary
de la fundamentacin neoconservadora de la guerra de expansin
imperial iniciada por el gobierno de los Estados Unidos, a la que
llama Cuarta Guerra Mundial; y el debate entre dos pesos pesa-
dos neocons, Francis Fukuyama y Charles Krauthammer, en The
National Interest, alrededor del conflicto al que definen como [...]
entre el Islam y los Estados Unidos.
69
El Apocalipsis segn San George
317
La cultura neoconservadora que expresa el mundo espiritual
de las neo-utopas se encuentra en una fase de desarrollo acelerado,
bajo las tcnicas de cultivo artificial a que la someten sus promo-
tores. Bajo el glamour de los premios, los best sllers para cristia-
nos renacidos y las giras propagandsticas que organiza Benador
& Asociados, una firma de relaciones pblicas especializada en
la entrega a domicilio de conferencistas neoconservadores, se va
sedimentando un corpus y un canon totalitario que aspira al domi-
nio cultural absoluto en los Estados Unidos y el resto del mundo.
En el 2004, y quizs durante mucho tiempo, la contradiccin
fundamental en el campo cultural se expresa en lo que media entre
Fahrenheit 9/11, de Michael Moore, y La pasin de Cristo, de
Mel Gibson.
A no dudar, esta ltima prefigura entre las tinieblas de lo que
no se dir hasta llegado el momento del predominio neoconser-
vador absoluto, el oscuro destino cultural neo-utpico que se nos
reserva, a caballo, entre la piedad, el arrepentimiento, la culpa, la
sumisin y la resignacin a la violencia que se ejerce contra los
hombres, a nombre de sacrosantos valores. Y todo con la elocuen-
te claridad moral de los neocons, que al igual que Bush Jr., aspiran
a comunicarse directamente con Dios, algn da no lejano, en per-
fecto arameo antiguo.
El neoconservatismo global
Las sorpresas que nos reserva el estudio de la ideologa y la
prctica neoconservadoras no se circunscriben a ciertos hallazgos
escandalosos como que, en pleno siglo XXI, dediquen tiempo, di-
nero y esfuerzo a publicar libros contra el darwinismo, como es el
caso de Uncommon Dissent, de William A. Dembski, cuya princi-
pal acusacin para refutar la Teora de la Evolucin de las Espe-
cies, es la asombrosa afirmacin de que:
[...] el darwinismo es incapaz de explicar la existencia del
pensamiento racional y los orgenes de la complejidad de
la vida inherente a l, expresado en la gran variedad de orga-
nismos existentes y su inmensamente intrincado cdigo de
ADN. La sola existencia de tal cdigo implica que una fuerza
318
Eliades Acosta Matos
racional tuvo antes que codificarlo: los creacionistas le lla-
man Dios, mientras que los darwinistas le llaman caos.
70
Otra de las sorpresas que nos deparan los neoconservadores
salta a la vista cuando podemos leer en Los Angeles Times del 8
de octubre de 2004, que la espiritual Sra. Cheney, la misma que
escribi para los nios sobre la Navidad patritica de 1776, cuando
Washington y sus hombres cruzaron el ro Delaware para ase-
gurar la independencia americana, se encarg de provocar, tras
una campaa vociferante, que la Secretara de Educacin inci-
nerase 30 000 ejemplares de un folleto, editado a un costo de
110 340 USD diez aos atrs, titulado Helping Your Child Learn
History, [...] por mencionar al National Standard for History, de-
sarrollado por la Unin Americana por las Libertades Civiles
(UCLA), al cual se opona.
71
Lamentablemente, para los sueos totalitarios de la refinada
Sra. Cheney, y para su disimulada vocacin monrquica en lo to-
cante a decidir, por s y ante s, qu conocimientos histricos de-
ben tener los nios de su pas, una encuesta informal a 415
historiadores norteamericanos, aplicada por la George Mason
Universitys News Network, y publicada el 26 de mayo de 2004,
arroj que el 81% de los encuestados considera fallida la presi-
dencia de George W. Bush, bajo la cual ella y su marido sirven
como funcionarios de primer nivel.
Pero una de las sorpresas ms especiales que reserva para no-
sotros el anlisis de las interioridades neoconservadoras radica en
su nada oculta intencin de reproducir en serie, fuera de sus fron-
teras, como si fuese una gigantesca maquila global, la frmula
exitosa que ha permitido al movimiento, en pocas decenas de aos,
ubicarse en el centro de la agenda poltica y filosfica nacional, y
por extensin, mundial.
Un somero anlisis de las listas que recogen los nombres y
apellidos de los ms destacados neoconservadores norteamerica-
nos (ver Anexo 2) permite descubrir no pocas sonoridades extran-
jeras, como si se tratase de una especie de Templo de Shaoln adonde
peregrinan exponentes de la derecha mundial, deseosos de entrar
en contacto con las Artes Divinas del Neo-combate Poltico, y apli-
carlas por las diferentes regiones del planeta.
El Apocalipsis segn San George
319
La relacin establecida entre lo central y lo perifrico dentro
del campo neoconservador es sumamente ambivalente, cuando se
abordan las etnias y las nacionalidades. Por un lado, los neoconser-
vadores han entrado a la arena poltica de su pas, segn declaran,
precisamente, para defenderlo de lo que consideran peligros in-
ternos y externos que amenazan su futuro y supervivencia, pero
siempre han sabido que, tras el colapso de la URSS, los peligros
ms rentables son los que se denuncian, exageran o se fabrican en
la arena de la poltica exterior.
Poco importa que dentro del pas existan miles de grupos nor-
teamericanos violentos, criminales y armados, partidarios de la su-
premaca blanca o del renacimiento de la Confederacin, que no
ocultan su odio contra el gobierno federal, y que han llegado a rea-
lizar sangrientos atentados terroristas, como el de Oklahoma: lo
que preocupa a los neocons es la promocin de polticas capaces
de centrar su atencin en el combate contra el terrorismo islmico,
los llamados Estados fallidos, o los Ejes del Mal. En las pol-
ticas militares, y no en las policiales, estn las justificaciones para
las colosales ganancias del complejo militar-industrial y las grandes
corporaciones, o sea, del ventrlocuo imperial que sienta en su re-
gazo a su mueco neo-parlante, para confundir al pblico.
Pero lo que, a primera vista, podra parecer una absoluta con-
centracin de los neocons en la agenda exterior y, en consecuencia
lo que explicara sus amplios vnculos internacionales, se comple-
menta cuando conocemos que siempre han sido partidarios de la
utilizacin de tropas brbaras para cuidar las fronteras exteriores
del Imperio, como solan hacer sus admirados emperadores roma-
nos. As lo expresaba, en el verano de 1998, refirindose a ger-
manos, mongoles y zules, en un ensayo publicado en Parameters,
revista cuatrimestral del US Army War College, un personaje de la
talla de David Tucker, profesor asociado del Departamento de An-
lisis de la Defensa, y codirector del Centro para el Estudio del
Terrorismo y la Guerra Irregular de la Escuela de Postgrados de
Monterrey, California, quien antes haba ocupado el cargo de sub-
director para Operaciones Especiales y Conflictos de Baja Inten-
sidad, en la Oficina del Asistente del Secretario de Defensa:
Los brbaros triunfaron por la astucia, su elevado nmero,
y su valor. Los soldados de la civilizacin fueron derrotados,
320
Eliades Acosta Matos
a pesar de tener una tecnologa superior y ms entrenamien-
to. A veces los brbaros son mejores que los civilizados, en
ciertos aspectos de las tcnicas y el arte de la guerra. La
ferocidad de los brbaros siempre es una fuerza multipli-
cadora, y junto a la crueldad sirven para quebrar la moral de
los civilizados, que suelen subestimarlos.
[...] Ese es el futuro que nos espera, segn algunos. Los ma-
yores peligros que encararemos, en opinin de estos autores,
no provendrn de ejrcitos pertrechados con alta tecnolo-
ga, sino de los guerreros salvajes que no respetan ninguna
norma civilizada, bajo las cuales nosotros operamos, y
quieren vencer, aunque tengan que apelar a cualquier medio.
[...] Las torturas y las violaciones constituyen, para ellos,
un deporte; el asesinato de nios y viejos, un placentero
pasatiempo para los atardeceres; incumplir los acuerdos,
en nada es diferente a respirar. Tales enemigos podran
derrotarnos en el futuro, ya que son ms astutos, numero-
sos y fieros que nosotros.
72
La extraa clarividencia del Sr. Tucker, en 1998, quien tambin
es, en nuestros das, un respetable columnista del sitio web del
Ashbrook Center for Public Affaire de la Ashland University, miem-
bro de townhall.com y, transitoriamente, de la Heritage Foundation,
apunta hacia una escuela de pensamiento dentro de los centros mili-
tares de investigacin de los Estados Unidos que, varios aos antes
del 11 de septiembre de 2001, hablaban el mismo lenguaje del Pro-
yecto para el Nuevo Siglo Americano. Incluso, en la conveniencia
de involucrar a los brbaros en sus guerras imperiales infinitas.
Para ser justos, los neoconservadores haban sido los precur-
sores. Mediante programas destinados a involucrar a representan-
tes de las minoras raciales de los Estados Unidos en sus polticas,
haban venido creando una plataforma multitnica capaz no solo de
ganar dciles asalariados, sino de crear islotes de pensamiento con-
servador dentro de aquellos estamentos sociales que se rebelaban
peridicamente contra el sistema por razones de exclusin, dis-
criminacin, y pobreza. Cumplan as con las tareas estratgicas
formuladas durante los 60, en ese mismo sentido, por Albert
Wohlstetter en investigaciones al estilo de Making Up for Lost
El Apocalipsis segn San George
321
Time or Lost Utility: Casual Notes on Equality and Equity (sep-
tiembre de 1968) y Race Differences in Income (octubre de 1970).
Los programas de trabajo neoconservador con las minoras
tnicas de los Estados Unidos incluyen una campaa permanente
por desacreditar conquistas que estas haban logrado, tras aos de
dura lucha contra el sistema, como por ejemplo, el multicultura-
lismo en las universidades, la literatura y la vida acadmica, y la
llamada accin afirmativa. Sobre lo primero, otra tarea estrat-
gica para el movimiento, Irving Kristol enunci en 1991:
[La forma extrema del multiculturalismo] es la que domina
en nuestros campus universitarios, gracias a una coalicin
de nacionalistas-racistas negros, feministas radicales, gays,
lesbianas y algunos aspirantes a demagogos, que pretenden
representar a varias minoras tnicas [...]. Tales coaliciones
del multiculturalismo son una ideologa cuyo programa edu-
cacional est subordinado a uno poltico que es, por encima
de todo, antiamericano y anti-occidental.
Lo que tales radicales llaman multiculturalismo es una
guerra contra Occidente, peor que la llevada a cabo por el
nazismo y el stalinismo.
73
Contra la accin afirmativa Star Parker una joven neocon-
servadora negra, exponente de la misma tradicin que Condoleezza
Rice, dedic un reciente artculo aparecido en townhall.com, el
4 de enero de 2005. Basndose en un supuesto estudio de Richard
Sander aparecido en Stanford Law Review, Parker concluye que
[...] las cuotas de admisin racial en las escuelas de leyes [un ejem-
plo de accin afirmativa] producen menos abogados negros,
74
y
que [...] las preferencias raciales impiden seriamente el progreso
de los negros.
75
Solo entre los gacetilleros habituales de townhall.com se cuen-
tan tres escritores negros (Walter E. Williams, Star Parker, y Arms-
trong William), un judo ortodoxo (Ben Shapiro), una descendiente
de mexicanos (Linda Chavez), y una descendiente de filipinos
(Michelle Malkin). Esta presencia folclrica en las lneas neocon-
servadoras no es casual, sino producto de una deliberada poltica
322
Eliades Acosta Matos
dirigida a patrocinar minoras conservadoras. Un detallado estudio
de mediatransparency lo demuestra:
Los esfuerzos de las fundaciones conservadoras por pa-
trocinar y promover lderes conservadores se expresan
tambin en su apoyo a investigadores y analistas polticos
dentro de las comunidades de color. No solo respaldan a
Dinesh D Souza y Linda Chavez, sino tambin a Thomas
Sowell [investigador superior del Hoover Institution],
Shelby Steele [investigador del Hoover Institution], Robert
Woodson [ex consejero de Newt Gingrich], Glen Loury
[profesor de la Boston University], y Alan Keyes [de la
Free Congress Foundation], as como proyectos particu-
lares con el mismo fin, como el Alternative Black Speakers
Project [de la Young Americas Foundation], el Project 21,
para identificar y promover a conservadores negros [del
National Council for Public Policy Research], The Natio-
nal Institute for Traditional Black Leadership, y el Min-
nesota Network for Conservative Black Leadership [del
Center for American Experiment].
76
A pesar de los eternos lamentos de conservadores negros,
como Clarence Thomas, de que los medios difunden la idea de que
[...] por el solo hecho de ser negros, debemos defender ideas iz-
quierdistas, o las polticas del Partido Demcrata,
77
su promo-
cin se inici con la presidencia de Reagan y contina, de manera
acelerada, hasta el presente. Bush Jr. ha nominado para el gabinete
de su segundo mandato a norteamericanos de origen mexicano como
Alberto Gonzlez, cubano-americanos, como Carlos Gutirrez, y
afro-americanos, como Condoleezza Rice.
Si en 1991, apenas tres de cada 436 legisladores negros de
los Estados eran republicanos, y solo uno entre los 26 congresis-
tas electos, esta correlacin ha cambiado en los ltimos 13 aos
transcurridos, y no de manera espontnea, sino dirigida. Como bien
declara John L. Wilks, un republicano negro que sirvi en las ad-
ministraciones de Nixon y Ford [...] los negros conservadores no
son seleccionados por sus mritos. Cuando declaran que son con-
servadores y se oponen a la accin afirmativa, enseguida son esco-
gidos y promovidos por patrocinadores blancos derechistas.
78
El Apocalipsis segn San George
323
La preferencia se hace visible en la desmedida visibilidad me-
ditica que se hace alcanzar a los negros conservadores, a diferen-
cia de lo que ocurre con los lderes negros progresistas: un estudio
de la presencia de unos y otros en los principales peridicos y
revistas de los Estados Unidos, realizado entre el 1 de enero de
1984 y el 20 de julio de 1992, demuestra que Cornel West, entre
los progresistas, aparece citado 63 veces, mientras que Thomas
Sowell, entre los conservadores, aparece citado 417 veces.
Como los conservadores negros se quejan de ser constante-
mente apartados de los medios por la censura de sus rivales ideo-
lgicos que supuestamente los dominan, un buen observador de
este fenmeno sentenci: Si esto es silencio, se trata del silencio
ms estridente que jams haya escuchado.
79
El objetivo final de todo este ambicioso proyecto neocon-
servador, generosamente financiado y promovido, se resume en
los consejos de Star Parker a la comunidad negra de los Estados
Unidos, con motivo de la reciente renuncia de Kweise Mfume a la
presidencia de la Asociacin Nacional para el Avance de la Gente
de Color (NAACP). El ttulo de su artculo, aparecido el 7 de di-
ciembre de 2004, en townhall.com es sumamente ilustrativo:
Golden Chance for NAACP. En l se resume la filosofa del pro-
grama que ha hecho de ella misma un intelectual pblico:
[...] hoy, el problema en las comunidades negras depende
ms de los desafos de la vida que de los desafos de la
poltica [...].
Como la NAACP requiere la eleccin de un nuevo presiden-
te, recomiendo que cese de mirar al pasado y se concentre en
el camino que tiene por delante. La organizacin debe usar
su prestigio y su presupuesto anual de 40 000 000 de dlares
para ayudar a los negros a hacer uso de la libertad que ahora
disfrutan.
80
En los albores del siglo XXI no se vislumbra que algo detenga,
a corto plazo, a la maquila neoconservadora encargada de reprodu-
cir globalmente el xito alcanzado por el movimiento en su mar-
cha a travs de la poltica norteamericana. Lejos de eso, los ltimos
acontecimientos en la arena internacional apuntan hacia una carrera
324
Eliades Acosta Matos
contra reloj cuya meta final est ubicada en el punto donde se har
surgir en los ms dismiles pases, como por arte de magia, una
fuerza neoconservadora nacional, la sucursal local de la matriz es-
tadounidense encargada de reproducir, en su propio mbito, sus
gloriosos pasos polticos. Todo ello acaba de ocurrir en Ucrania,
como antes en otros pases de la Europa ex socialista, y se intenta
hacer en Cuba y Venezuela, entre otros.
Un artculo de Mark Almond en el londinense The Guardian,
publicado el 7 de diciembre de 2004 bajo el ttulo de The Price
of People Power, analiza el papel que juegan en las transicio-
nes democrticas alentadas por Washington, las fuerzas pol-
ticas internas que son organizadas, asesoradas, promovidas y
pagadas por organizaciones norteamericanas como la National
Endowment for Democracy (NED), y que luego del triunfo, o
de la revolucin de terciopelo de turno, constituyen el ncleo
neoconservador nacional, encargado de llevar a cabo las refor-
mas neoliberales y el alineamiento incondicional con respecto a
la poltica del Imperio.
Almond apunta:
El levantamiento en Ucrania se presenta como una batalla
entre el pueblo y las estructuras de poder de la era soviti-
ca. El papel que en ello juegan las agencias occidentales de
la poca de la Guerra Fra, se considera tab. Acerque su
nariz al origen de los fondos que financian el carnaval de
Kiev, y los gritos de rabia le demostrarn que ha tocado un
punto neurlgico del Nuevo Orden Mundial.
81
Tras recordar que James Woolsey, actual presidente de la NED,
fue Director de la CIA hace apenas diez aos, Almond devela para
los lectores de The Guardian el srdido modus operandi me-
diante el cual se construyen fuerzas democrticas y neoconser-
vadoras en todo el planeta. Al igual que en el caso norteamericano,
son alimentadas mediante constantes transfusiones de dinero que
aportan las grandes corporaciones. Almond sabe de qu habla, pues,
segn sus propias palabras fue, durante los aos de la Guerra Fra,
uno de los correos que transportaban los medios, y sobre todo el
El Apocalipsis segn San George
325
dinero, que engrasaba la maquinaria de las transiciones democr-
ticas en Europa del Este. Y seala:
Como un viejo correo de la Guerra Fra, encargado de trans-
portar miles de dlares para los disidentes del ex bloque
sovitico, entre los que se encontraban respetables aca-
dmicos, puedo arrojar alguna luz sobre lo que un amigo
rumano llama nuestro perodo clandestino. Muchos per-
sonajes que se encuentran en el tope de la cadena alimen-
ticia del Poder del Pueblo no desean que se hagan
revelaciones sobre esto.
82
Almond no duda en burlarse de las pregonadas virtudes cvi-
cas de los modernos disidentes revolucionarios que se repro-
ducen demasiado fcil, con solo escuchar el tintineo de las monedas
del Imperio: Engels subrayaba que no vea contradiccin en ganar
un milln en la bolsa, por la maana, y gastarlo en la revolucin,
por la tarde. Pero nuestros modernos revolucionarios del mercado
han invertido este proceso: la gente los ve llegar a las oficinas con
poder suficiente para privatizarlo todo.
83
Comentando la supuesta entrega a la causa y el sacrificio de
tales disidentes europeos, Almond revela que:
[...] mientras nuestra prensa de los 80 mostraba a espartanos
acadmicos disidentes de Praga, reducidos a la pobreza por
defender sus ideas, ellos, en realidad, reciban estipendios
de 600 USD mensuales [...]. En Polonia, el ex disidente
Adam Michniks maneja hoy un imperio meditico que sur-
gi del apoyo que la CIA brind a las publicaciones clan-
destinas del sindicato Solidaridad [...]. La carta del Poder
del Pueblo se jug tambin en Georgia contra Edgard
Shevarnadze, en Filipinas contra Ferdinando Marcos, en el
Irn de 1953, contra el gobierno de Mossadeq [...]. El llama-
do Poder del Pueblo provoca ms el cierre de cosas que
la apertura de las sociedades [...]. Sus exponentes claman
por el mercado libre en todo, menos en la opinin. La ideo-
loga de estos idelogos del Nuevo Orden [lase neocon-
servadores globales], muchos de los cuales son comunistas
326
Eliades Acosta Matos
renegados, radica en la combinacin de un modelo econ-
mico dogmtico con mtodos polticos maquiavlicos para
mantenerse en el poder.
84
Suena familiar esta brillante descripcin de Almond, dema-
siado familiar para quienes hemos ledo un poco sobre los neocons
norteamericanos. Es como repasar un artculo sobre los gatos tras
cerrar una enciclopedia dedicada a los tigres.
En nuestros das concluye Almond, la superpotencia utili-
za esta vieja arma de la Guerra Fra, no solo contra los regmenes
totalitarios, sino tambin contra cualquier gobierno que moleste a
Washington.
85
No cabe duda: los caminos democratizadores del Imperio
son infinitos e inescrutables. As se evidencia en al artculo de la
redvoltaire publicado el 3 de enero de 2005 titulado Freedom
House: cuando la libertad no es ms que un pretexto:
En 1982, cuando el presidente Reagan crea la National En-
dowment for Democracy para que se encargase de forma
presentable de algunas acciones secretas de la CIA, Freedom
House es integrada al nuevo dispositivo.
[En 1983] Otto Reich [...] se hace cargo de su Secretara de
Operaciones. En 1986 Freedom House incorpora a [...]
Melvin Lasky, quien instaura en Londres una agencia de di-
fusin de artculos por encargo, [...] de, entre otros, Vladimir
Bukosvky, Adam Michnik, Andrs Glucksmann y Jean
Francois Revel. Los artculos son publicados en el Reino
Unido en The Daily Mail, The Daily Telegraph, y The Ti-
mes [...] y sobre todo en los Estados Unidos, en el Wall Street
Journal.
86
Como se aprecia, todos rganos conservadores, y en el lti-
mo caso, neoconservador.
Las oficinas y los programas de la Freedom House se encuen-
tran en pases de culturas tan dismiles como Argelia, Mxico,
Kazajastn, Polonia, Chechenia y El Salvador. En su Junta Directi-
va se encuentran Thomas Foley, ex presidente de la Comisin
Trilateral y ex presidente del Consejo Consultivo Presidencial de
El Apocalipsis segn San George
327
Inteligencia; Theodore Forsmant, presidente de Empower America;
Samuel Huntington, y Diana Villiers, esposa de John Negroponte,
ex embajador en Iraq y recin nombrado por el presidente Bush en
el cargo de director Nacional de Inteligencia. Casualmente, todos
poseedores de eso tan especial definido por Kristol y Podhoretz
como la sensibilidad neoconservadora.
En el caso de Cuba, siguiendo el patrn exitoso que permiti
la creacin de una subversin aterciopelada que tan buenos divi-
dendos rindi en Europa del Este, y la propia manera en que se
vertebr el movimiento neoconservador norteamericano, se intenta
conformar un ncleo neoconservador criollo con renegados y de-
sertores de toda laya, almas de alquiler que, como buenos mer-
cenarios brbaros, estaran dispuestos a servir en las fronteras a
sus amos imperiales, siempre y cuando las generosas remesas que
les envan no dejen de alimentar sus principios e ideales democr-
ticos y libertarios. Y a juzgar por los crecientes presupuestos que
las agencias subversivas del gobierno de los Estados Unidos dedi-
can a estos fines, esto no ocurrir, por ahora.
En el 2003, por ejemplo, la National Endowment for Demo-
cracy, destin varios millones de dlares a financiar numerosos
programas en Cuba que buscaban el derrocamiento del orden cons-
titucional vigente, a partir de la creacin, coordinacin y finan-
ciamiento de una supuesta disidencia democrtica interna. Asombra
la lgica distributiva y el destino final del dinero. Veamos algunos
ejemplos:
Cubanet: 41000 USD, para brindar ayuda humanitaria y asis-
tencia a los periodistas independientes en Cuba.
International Republican Institute: 350 000 USD, para traba-
jar con el Directorio Democrtico Cubano y ayudar al
movimiento dentro de Cuba, as como diseminar materia-
les informativos y educacionales que promuevan la demo-
cracia en el pas, y generen solidaridad fuera de l.
Pan American Development Foundation: 45 000 USD, para
promover los avances del movimiento bibliotecario en Cuba
[se refiere a las llamadas bibliotecas independientes, que
como era de esperar, no son bibliotecas, y mucho menos
independientes].
328
Eliades Acosta Matos
People in Need Foundation: 60 000 USD, para desarrollar la
capacidad de producir y distribuir samizdat [ediciones clan-
destinas] en Cuba. [Ahorrativa manera de aprovechar la
capacidad disidente instalada e involucrar a los emplea-
dos de la Repblica Checa en los asuntos cubanos].
Pontis Foundation: 16 372 USD, para intercambiar con activistas
juveniles en Cuba, y llevar a cabo una campaa en Eslovaquia
para que los ciudadanos y el gobierno apoyen las actividades
de cubanos independientes dentro de la isla. [Otra ahorrativa
accin, que busca rentabilizar las actividades de la filial eslovaca
reorientando su plan de trabajo hacia el fomento de la subver-
sin en Cuba].
Revista Encuentro de la Cultura Cubana: 65 000 USD, para
apoyar la edicin de la revista cuatrimestral, dedicada a la
discusin y promocin del cambio poltico en el contexto
de la cultura, la filosofa y la historia de Cuba.
87
No es de extraar que, si la revista Encuentro de la Cultura
Cubana recibe dinero imperial para la promocin del cambio
poltico en Cuba, a travs de la cultura, la historia y la filoso-
fa, hagamos una asociacin mental, freudiana, claro est, con el
conocido mtodo poltico-cultural de Kristol, Podhoretz y
Fukuyama, que permiti a los neoconservadores asaltar el poder
en los Estados Unidos, no a partir del campo, como recomendaba
Mao, sino de las letras y las ideas que deslizaron, suavemente y
hasta con gracia, sobre las finanzas de sus patrocinadores.
Cuando Arnaldo Yero, de Miami, escribe en Encuentro en la
red su artculo El paradigma revolucionario como distorsin his-
trica, por ejemplo, no es difcil rastrear el origen de sus ideas
hasta llegar a la fuente. Tampoco lo es identificar en sus prrafos
el ADN neo, la apuesta por la construccin de una neo-utopa
tropical que pretende dictar normas de buen comportamiento al
propio devenir histrico cubano:
El primer paso para resolver un problema es identificar sus
causas [...]. Cuba es un pas que ha estado atrapado en un
crculo vicioso compuesto de tres factores que han obsta-
culizado su desarrollo poltico: la distorsin e ignorancia
El Apocalipsis segn San George
329
de nuestra historia; la perpetuacin del mito de la revolu-
cin como va efectiva para el cambio social [...] y la im-
posibilidad de crear una cultura cvica de masas que
permita el progreso armnico de la nacin por medio de
la participacin democrtica [...].
88
Me parece estar leyendo la versin cubana de los gacetilleros
de townhall.com, de Armstrong William, por ejemplo, que suele
escribir sobre la restauracin de la moralidad en la sociedad con-
tempornea, como si alguna vez hubiese existido una Edad de Oro
moral que deba ser recuperada, o leyendo alguno de los Diez Man-
damientos que segn lo publicado por Paul Johnson en American
Enterprise Institute On Line, el 13 de marzo de 1998, deban
cumplir, estrictamente, los historiadores que quisiesen escribir
sobre los Estados Unidos, en la cuerda, ms o menos de:
[...] recuerden siempre que los Estados Unidos son un pas
religioso [...] escribir la historia de los Estados Unidos es
escribir sobre la libertad [...] jams se puede obviar que
los Estados Unidos son lo que sean sus instituciones re-
presentativas y su democracia [...] nunca olvidar que Esta-
dos Unidos es un pas emprendedor, de empresas.
89
Ni ms ni menos, el intento de obligar la realidad a constre-
irse a los moldes que la interpretacin parcializada de esa misma
realidad aporta a una ideologa burguesa y conservadora; el regre-
so triunfal de la difunta teleologa burguesa aplicada a la Historia.
Derrotados en Cuba en el terreno de la realidad, los entusiastas
aspirantes criollos a protagonizar alguna neo-revolucin de ter-
ciopelo en la cresta de la ola del bushismo, intentan aplicar en
teora, al terreno de la batalla de ideas, lo aprendido durante su
paso fugaz por el campo de la izquierda. As se comportan dentro
del pas y fuera de l, por ejemplo, Vladimiro Roca, Cuesta Mora,
Juan A. Blanco, Martha Beatriz Roque, Alcibiades Hidalgo y com-
parsa. Al igual que sus admirados mentores neoconservadores nor-
teamericanos, no propugnan, al menos sobre el papel, un exacto
retorno al pasado prerrevolucionario, ni la eliminacin total de las
conquistas sociales de la Revolucin, pero es exactamente lo que
330
Eliades Acosta Matos
se persigue, en la prctica, cuando se promueve la incorporacin
del pas a la corriente neoliberal, y la instauracin de una democra-
cia burguesa moderna, con un Estado lo suficientemente peque-
o y dbil, como para que no interfiera en las ganancias de las
corporaciones, y mucho menos en las de las corporaciones norte-
americanas. Se les suele ver repitiendo, de manera mediocre, una y
otra vez, los mismos enfoques sobre el mercado libre, los valores,
la familia, la educacin, la libertad, el patriotismo y la democracia,
que constituyen el ncleo propagandstico neocon.
Los, an en esta etapa, cripto-neoconservadores cubanos ha-
blan todo el tiempo de transicin a la democracia, pero jams se
les escuchar precisar qu significa esto, en trminos de rgimen
econmico social, o de propiedad sobre los medios de produccin.
No, lo hacen porque persiguen la transicin hacia el capitalismo, y
este, por su esencia, es incompatible con la justicia social. Callan,
porque, en esta etapa de sus sueos restauradores, necesitan de las
masas. Callan, porque Leo Strauss les ense, hace mucho tiempo,
que la Gran Mentira es necesaria para que los iniciados dominantes
ejerzan su poder sobre las masas dominadas. Callan, en fin, como
callan sus patrones norteamericanos, fanticamente convencidos de
que el Nuevo Orden Interno y el Nuevo Orden Mundial, solo son
concebibles si estn basados en relaciones de dominacin-subordi-
nacin, las nicas reconocidas por la filosofa straussiana.
Al igual que hicieron en sus inicios sus padres norteamerica-
nos, los todava vergonzantes neocons cubanos aceptan, bajo cuer-
da, los millones con que se les amamanta, sin hablar de ello en alta
voz, y no sin ciertos escrpulos de conciencia, de muy efmera
vida. Algn que otro idealista u opositor de cara menos dura inten-
tar siempre que se guarden ciertas formas que salven, si no la con-
ciencia, al menos el pudor. Estos remilgos fugaces no aguantan el
tintineo persistente, ni el brillo relumbrante de las monedas im-
periales, pero se expresan de manera similar a cmo lo hizo Hum-
berto Lpez Guerra, desde Estocolmo, con su artculo Deben
los opositores cubanos aceptar el dinero de George W. Bush?:
Los opositores y la disidencia no deben, no pueden, como
pretenden los seores del exilio, aceptar esos millones de
dlares que ofrece el gobierno de George W. Bush [...].
El Apocalipsis segn San George
331
Si aceptamos las migajas estaremos aceptando al prohom-
bre coordinador de esa comisin de la metrpoli [se refiere
a la recin creada por el gobierno de Bush, Comisin de
Asistencia para una Cuba Libre, presidida inicialmente por
Colin Powell y ahora, suponemos , por Condoleezza Rice]
que nos dir cmo tiene que ser implementada, organizada,
y estructurada la transicin de nuestro pas.
90
Pero el dinero fluye por millones, y no predominan los escrpu-
los filosficos a la hora de aceptarlo. El 9 de noviembre de 2004, en
La Nota de Hoy, de Radio Miami, Luis Ortega escribi:
Ayer lunes por la tarde, [...] o por la emisora Radio Mamb
[de Miami], un dilogo entre el locutor Prez Roura y su
amigo el patriota Ramn Bonachea. El Sr. Bonachea, con
voz firme de patriota insigne, declar que era hora de que
los cubanos no se avergonzaran de recibir dinero del go-
bierno de los Estados Unidos para combatir a Castro. Los
cubanos llevan ya ms de 45 aos recibiendo sueldos de
los americanos para combatir a Castro [...], el Sr. Bonachea
ha querido romper el silencio y convertir los sobornos en
algo glorioso.
91
Y no se trata solo de un cnico medio de vida, necesario para
garantizar los pagos de la piscina y las cuotas del Grand Cherokee
parqueado junto a la puerta, pues es imposible justificarlo como
sacrificio para garantizar el pan con que se alimenta a los hijos,
como nos quieren hacer creer. La aceptacin de sobornos va ms
all, hasta la ms completa y abyecta subordinacin a las lneas
polticas neoconservadoras presentes en la poltica de George W.
Bush. Esto, lo refleja Luis Ortega al resear lo ocurrido en la Ofi-
cina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, el pasado 2
de noviembre, cuando se pidi a un grupo de disidentes cubanos
all reunidos simular una votacin para elegir, entre Bush Jr. y John
Kerry al futuro presidente de los Estados Unidos:
[...] Bush recibi el 83% de los votos. Kerry obtuvo solamente
el 16. Cuando se dijo que Bush haba ganado, la concurrencia
332
Eliades Acosta Matos
estall en aplausos y se dice que una seora [...] tras cono-
cerse los resultados de la eleccin, se orin en medio del
saln [...].
Confieso que le tengo miedo al futuro, y lo nico que me
consuela es que pronto guardar el carro [morir].
92
En el caso de Venezuela, pas que vive una profunda revolucin
popular de raz bolivariana, lidereada por el comandante Hugo Chvez,
bajo el asedio y los constantes ataques de la reaccin interna y ex-
terna, encabezada por el gobierno de Bush Jr., la campaa para coor-
dinar la vertebracin de un pensamiento neoconservador local que
se sincronice con los planes hegemnicos imperiales, vuelve a te-
ner en la NED el canal escogido para financiar a la oposicin cipaya.
Las revelaciones realizadas por la abogada norteamericana Eva
Golinger sobre el financiamiento de la NED a 18 organizaciones
opositoras venezolanas, tras la obtencin y publicacin de ms de
2 000 de sus documentos entregados bajo las leyes estadouniden-
ses que garantizan el acceso de los ciudadanos a la informacin
gubernamental no clasificada, permite identificar los mismos pa-
trones de actuacin mediante los cuales, aprovechando las herra-
mientas y los canales semioficiales norteamericanos, se fomenta
la creacin de filiales neoconservadoras en los pases rebeldes
al Nuevo Orden. Algunas de las entidades receptoras de los fondos
de la NED fueron:
Asociacin Civil Asamblea de Educacin: Recibi 112 000 USD,
entre el 2001 y el 2002, para influir sobre el sector educacio-
nal y ganarlo para las acciones contra Chvez, incluyendo el
financiamiento de huelgas de maestros.
Asociacin Civil Comprensin de Venezuela: Recibi 57 820 USD
para intentar influir sobre los militares leales a Chvez, con la
esperanza de sumarlos a una rebelin, con el pretexto de pro-
mover la correcta comprensin hacia la defensa de las liber-
tades civiles y la relacin existente entre civiles y militares.
Asociacin Civil Consorcio Justicia: Recibi entre el 2001 y el
2003 un total de 172 152 USD para luchar contra el autori-
tarismo en Venezuela, incluso participar en el golpe de Estado
contra Chvez.
El Apocalipsis segn San George
333
Asociacin Civil Accin para el Desarrollo: Recibi 10 000 USD
para trabajar con los barrios y oponerse a los Crculos
Bolivarianos de Chvez.
Fundacin Momento de la Gente: Recibi 128 000 USD entre
2002 y 2003 para trabajar con la Asamblea Nacional para lo-
grar pasar legislaciones en las reas de gobierno municipal,
los procedimientos electorales y la participacin poltica.
Programa para el Desarrollo Legislativo: Recibi en el 2002,
50 000 USD para propiciar la descentralizacin guber-
namental.
93
Con tales actuaciones la NED solo ha cumplido, las misiones
que Ronald Reagan formulase para ella en su discurso inaugural. El
16 de diciembre de 1983, durante la ceremonia de lanzamiento de
la NED, declar:
Debemos, a partir de ahora, trabajar duro por la democracia
y la libertad, poniendo nuestros recursos, nuestra organiza-
cin, nuestro sudor, y nuestros dlares, en funcin de un
programa a largo plazo.
Esta esperanza se ha convertido en realidad.
Este programa no pertenece a las sombras, sino que se de-
sarrolla, abiertamente, a plena luz del da. Debemos estar
orgullosos de nuestro mensaje democrtico.
94
El 11 de octubre de 2003, Ron Paul, representante republica-
no por Texas public un artculo en antiwar.com, titulado National
Endowment for Democracy: Paying to Make Enemies of America,
en el cual subrayaba:
La mal llamada NED no es ms que un costoso programa
que toma los fondos aportados por los contribuyentes
norteamericanos para promover en el exterior a ciertos
polticos, y a ciertos partidos polticos escogidos. Lo que
la NED hace en el exterior, a travs de organizaciones como
el National Democratic Institute (NDI), y el International
Republican Institute (IRI), es ilegal en los Estados Unidos
334
Eliades Acosta Matos
[...]. Cmo debemos sentirnos si China llega, con millo-
nes de dlares, para apoyar a ciertos candidatos amistosos
hacia China? Debe esto considerarse como un avance de-
mocrtico?
[...] Ella provoca en el exterior ms dao que ventajas a los
Estados Unidos, pues fomenta resentimientos y mala vo-
luntad.
95
A pesar de las crticas y el repudio a las maquinaciones de la
NED, los neoconservadores que dirigen la poltica exterior en el
gobierno de Bush Jr. saben que, lejos de renunciar a su uso, la ten-
dencia debe ser a una mayor utilizacin de sus recursos. No en
vano, en enero de 2004, en su Informe sobre el estado de la Unin,
el Presidente de los Estados Unidos prometi duplicar el presu-
puesto de la NED. No era de extraar. Dos meses antes, el 6 de
noviembre de 2003, en su discurso por el 20 Aniversario del Fon-
do, Bush Jr. haba asegurado que los directivos de la NED [...] desde
el punto de vista de la libertad, y hablando de ella, han levantado las
esperanzas de los pueblos del mundo, dando mucho prestigio a los
Estados Unidos [...]. Que Dios los bendiga por su obra.
96
En esa ocasin, Bush Jr. no desaprovech la oportunidad para
releer en pblico el catecismo formulado por sus mentores neocon-
servadores sobre los principios indispensables para que las socie-
dades humanas logren el xito: [...] limitaciones al poder del Estado
y de los militares, [...] proteccin de la libertad, [...] independencia
de los partidos polticos, sindicatos y los medios, [...] libertad de
credo, [...] privatizacin de la economa y proteccin de la propie-
dad privada, etc..
97
Y cuando las sociedades humanas, por dcil y espontnea
voluntad, no implementan de buen grado los mandamientos neocon-
servadores que deben garantizarles el xito, enunciados arriba
por Bush Jr., entran en escena los predicadores y los programas
libertarios de la NED, y las acciones encubiertas de los agentes de
la CIA, que son uno y lo mismo.
Refirindose a los 75 disidentes cubanos condenados en el
2003 a prisin por sus acciones subversivas al servicio del gobierno
de los Estados Unidos, todos receptores jubilosos de los dineros de
El Apocalipsis segn San George
335
la NED y la CIA, ha dicho Philip Agee, ex oficial de la CIA, con diez
aos de experiencia en el campo de las operaciones encubiertas:
[...] cada uno de los 75 disidentes arrestados y sentencia-
dos a prisin, saba que participaba en operaciones del
gobierno de los Estados Unidos para derrocar al gobierno
[cubano], e instalar un orden econmico, social, y poltico
favorable a ese pas. Saban que lo que hacan era ilegal,
fueron capturados, y pagaron un precio por ello.
[...] No fueron condenados por sus ideas, sino por los pagos
recibidos al servicio de un poder extranjero, que lleva a cabo
una guerra desde hace 44 aos, contra un pas pobre.
98
Pero la obsesin por destruir a la Revolucin cubana no obe-
dece a caprichos circunstanciales ni a modas fugaces. Los neo-
conservadores saben bien que su importancia no estriba en el largo
de su territorio, ni en el tamao de su poblacin, ni en sus riquezas
naturales. Uno de ellos, Mark Falcoff, expres las razones de se-
mejante odio durante una conferencia ofrecida en el American
Enterprise Institute, el 13 de enero de 2003, titulada Cubas Future
and Ours:
En primer lugar, el culto a la revolucin pervive en Amrica
Latina, [...] y Cuba es el nico pas que lleva adelante el ideal de
las transformaciones totales, hasta las ltimas consecuencias.
En segundo lugar, representa la expresin ltima del antia-
mericanismo en Amrica Latina, y en buena parte del mundo.
Mientras muchos se resienten de nuestro poder, nuestra
riqueza, nuestra autoconfianza, y creatividad, solo Cuba, la
pequea Cuba, situada a 90 millas de nuestras costas, y que
antes fue un virtual protectorado americano, est decidida a
pagar el precio completo por su posicin. Puede decirse
que el odio a los Estados Unidos es el principio que define
la identidad nacional de Cuba [...].
En tercer lugar, la revolucin cubana representa el antipara-
digma de la actual bsqueda latinoamericana de democracia
y mercado libre.
En resumen, desde el punto de vista de la poltica, la ideo-
loga y la cultura, Cuba es mucho ms importante [para los
336
Eliades Acosta Matos
proyectos hegemnicos del Imperio], de lo que debera ser,
teniendo en cuenta su pequea poblacin, o su producto
interno bruto. Hoy representa el tipo de bandera bajo la cual
pueden reunirse todos los izquierdistas anti-norteamerica-
nos y las tendencias utpicas [del mundo].
99
Los programas destinados a crear filiales neoconservadoras
por todo el planeta, actan bajo el mismo principio utilizado por
los emperadores romanos cuando hacan descansar sobre los hom-
bros de los brbaros a su servicio buena parte de las batallas a librar
contra sus enemigos (otros brbaros), poniendo, de paso, la mayor
parte de las bajas. De eso se trata cuando se lee en The Dreyfuss
Report, del 15 de diciembre de 2004, titulado Neocons in Black
Turbant, sobre la alianza que se intenta crear entre los neocon-
servadores norteamericanos y ciertos clrigos chitas iraques del
pronorteamericano Concilio Supremo de la Revolucin Islmica:
No existen muchos neocons que presuman ser descendientes
directos del Profeta Mahoma, pero nadie lo dira de conocer
la manera en que muchos neocons norteamericanos, y su mario-
neta de la Casa Blanca, estn respaldando a los chitas iraques
[...] Uno de ellos es Abdul Aziz Hakim, lder del Concilio.
Ayer, en un artculo del The Wall Street Journal firmado por
Reuel Marc Gerecht, del American Enterprise Institute [y
activo miembro del PNAC] titulado Will Iran Win the Iraq
War?, sealaba que el poder chita en Iraq minar el poder
de los clrigos en Irn, y forma parte de la ofensiva de la
administracin Bush contra Tehern.
100
Max Boot, otro activo miembro del PNAC, resumi la estra-
tegia global neoconservadora de sembrar filiales por el mundo usan-
do herramientas subversivas a su disposicin, como la NED, en
entrevista con un periodista del Christian Science Monitor:
Pienso que Corea del Norte e Irn son las dos mayores ame-
nazas contra los Estados Unidos [...]. Nuestra poltica en
ambos casos debe ser preventiva, no necesariamente en un
sentido militar, que es el ltimo recurso, sino procurando
democratizarlos, para que dejen de ser una amenaza [...].
El Apocalipsis segn San George
337
En el caso de Irn debemos apoyar ms las protestas contra
los mullahs* [...]. Solo si la democracia prevalece en Pyon-
yang y Tehern, Occidente podr respirar tranquilo.
101
Supuestamente, para que los Estados Unidos puedan respirar
tranquilos, es que se trabaja por la construccin de grupos similares,
en diferentes pases del mundo. Carolina B. Glick, en su artculo
Wanted: Israel Neocons, publicado en townhall.com, el 18 de
diciembre de 2004, as lo reclama:
Los neoconservadores norteamericanos, que son los ms
visibles defensores de la democracia en el mundo rabe [...]
y quienes se dice que controlan la poltica exterior de la
administracin Bush, son, frecuentemente acusados de tra-
bajar para Israel. Como las elites izquierdistas de Israel sien-
ten aversin por la democracia, y nuestro propio gobierno
calla sobre este tema, resulta que no tenemos interlocutor
en ese pas. Teniendo en cuenta la pasividad israel ante la
corrupcin, el autoritarismo y las expresiones de odio de
los palestinos, es que Israel necesita, desesperadamente, la
creacin de un movimiento neoconservador israel, que le-
vante y tome el control sobre la poltica exterior israel.
102
Los planes para crear los destacamentos neoconservadores br-
baros no deben asombrar a nadie, en un mundo en que la palabra
libertad en boca de los guerreros ideolgicos del Imperio, es
sinnimo de esclavitud, segn las reglas del Nuevo Orden Mundial.
Mantendremos an capacidad de asombro, despus de saber que,
en diciembre de 2004, el presidente Bush condecor con la Medalla
Presidencial de la Libertad a George Tenet, ex director de la CIA, al
general Tommy Frank, y al procnsul en Iraq, Paul Bremen, directa o
indirectamente responsables de la muerte de ms de 100 000 iraques
y ms de 1 300 soldados de su propio pas?
103
* Trmino empleado en el mundo islmico para designar, por lo general, a
eruditos religiosos de cierta categora.
338
Eliades Acosta Matos
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La poltica norteamericana, que nunca ha sido plcida ni caba-
lleresca, ha sido desplazada de su eje de rotacin habitual por la
irrupcin del movimiento neoconservador. Pocas veces en la his-
toria de la Humanidad una fuerza poltica y de pensamiento ha lo-
grado imponer su agenda en tan corto tiempo y en un entorno tan
altamente enrarecido y competitivo, donde las innovaciones no se
admiten y los advenedizos no se permiten.
El arrollador crecimiento y triunfo de los neoconservadores
norteamericanos demuestra que responden a los intereses del
momento y que las fuerzas ocultas que dominan y deciden so-
bre el poder, en ese pas, lo consideran el mejor de los vasallos
posibles, para esta coyuntura. Tras lograr la benvola aprobacin
de los dioses, a nadie debe extraar que triunfen y hayan entra-
do apotesicamente en Roma estos guerreros, tal como en su
momento lo hicieron en Kabul unos oscuros estudiantes de las
madrazas* pakistanes conocidos como talibanes. Luego se
supo, por supuesto, que quienes se haban impuesto contra to-
dos los enemigos, enzarzados en infinitas guerras y ya notoria-
mente desgastados, eran un producto de laboratorio, armados,
entrenados y financiados por las agencias de inteligencia de los
Estados Unidos.
El caso afgano demuestra, no obstante, que el favor de los
dioses es inconstante y que los guerreros que gozan de l, tan pronto
son elevados a la gloria, sobre los mismos campos de batalla, como
hundidos en el sufrimiento y el no ser de la prisin que han cons-
truido expresamente para que purguen sus culpas, en la base naval
de Guantnamo. Para ser desechados y caer, segn los dioses omni-
potentes, basta un giro inesperado de la Bolsa, un estremecimiento
CAPTULO 8
* Escuelas musulmanas de estudios superiores.
EL ANTI-NEO
343
344
Eliades Acosta Matos
no previsto del mercado, un escndalo indeseado, las indiscrecio-
nes de algn lacayo, o el olfato, demasiado aguzado, de un perio-
dista renegado, a quien siempre queda el recurso de mandar a
suicidar.
El futuro neoconservador, en consecuencia, depende de se-
guir gozando del favor de quienes le permitieron llegar a ser lo que
es, en razn de su propia conveniencia. En la medida que represen-
te con fidelidad y defienda con xito, como hace hoy, los intereses
de las grandes corporaciones que dominan los Estados Unidos y el
mundo y, muy especialmente, del complejo militar-industrial a
los cuales debe alimentar con guerras infinitas y crecientes gastos
militares, gozar de su apoteosis. Cuando deje de ser necesario, u
ose rebelarse creyndose poseedor de voluntad o poder propios,
ser fulminado por algn rayo de Jpiter Tonante o hundido para
siempre en el Averno.
Incubados en las batallas ideolgicas que estremecieron a la
izquierda y al movimiento comunista internacional, antes de la Se-
gunda Guerra Mundial; frutos de la confusin y la decepcin sufri-
das por muchos debido al impacto del stalinismo sobre la sociedad
sovitica y las luchas mundiales contra el capital; exponentes del
oportunismo y la accin diversionista del enemigo de clases, que
jams escatim dinero ni arte alguno de seduccin para prevalecer
durante los aos de la Guerra Fra, los neoconservadores son el
ms preciado botn ideolgico que la ideologa burguesa e imperia-
lista pueden mostrar para desmoralizar a sus actuales oponentes.
Quin, mejor que ellos, encarna y hace recordar a los mor-
tales, a cada minuto, la imposibilidad de vencer a los dioses y la
inconmensurable magnitud de su poder? Quin, mejor que ellos,
recuerda a los idealistas que la realidad ms cruda y vulgar termina
imponindose y que, ms que intentar explicar o transformar al
mundo, se trata de asimilarse a l y vivir, lo mejor posible, de las
migajas que los amos nos dejen caer?
Pero las ventajas derivadas de haber pagado a tiempo el precio
de las almas de sus antiguos adversarios, no es el nico inters que
se deriva del capital invertido. Habindose formado dentro de la
izquierda comunista o trostkysta, los fundadores del movimiento
se pasaron al campo enemigo con armas, bagajes y las tcticas de
lucha aprendidas a las que han seguido dando uso, cambindoles
El Apocalipsis segn San George
345
apenas el signo y volvindolas contra sus antiguos camaradas. Des-
tinar a ex guerrilleros felones a labores de anti-insurgencia ha ren-
dido amplios beneficios al capital, propiciado no pocas deserciones
relativizando la moral que sostiene la concepcin general de la doc-
trina de lucha de las fuerzas anticapitalistas.
Qu otra cosa significa, si no, que el antiguo internacionalis-
mo proletario de Marx y Lenin, fundamento de la solidaridad
combativa entre los explotados contra los explotadores de todas
las naciones, se haya convertido, en manos de los neoconservadores
actuales, en la aberrante versin de que imponer la democracia
global es un imperativo moral que no reconoce ni respeta fron-
teras nacionales y que tiene como vehculos, no a generosos lu-
chadores que arriesgan en ello su vida, nica posesin terrenal de
que disponen, sino los millones para la subversin de la NED, la
United States Agency for International Development (USAID), las
corporaciones filantrpicas conservadoras y tambin la aplas-
tante tecnologa militar de la mayor superpotencia de la historia?
Sobrevivientes de las batallas contraculturales de los 60, los
neoconservadores resistieron atrincherados dentro de la sitiada for-
taleza de las ideas, la cultura y la moral burguesas. Muchos de ellos,
como Irving Kristol, tienen tambin una tenebrosa historia de co-
laboracin con la CIA, expresada en su nombramiento como
coeditor de la revista Encounter durante los aos de la Guerra
Fra,y que tuvo a Londres como puesto cultural avanzado. Carl
Rove, conocido asesor de Bush Jr. y llamado, por tanto, el cere-
bro del Presidente, fue miembro de la Board of International
Broadcasting, encargada de las emisiones de Radio Free Europe
y Radio Liberty, voceros de la CIA para subvertir a la URSS y al
resto de los gobiernos socialistas de Europa del Este. Detecta-
dos, fichados y contratados por los scouts de las corporaciones,
avalados por sus antiguos jefes de la Guerra Fra cultural, no tar-
daron en ser generosamente pagados y promovidos, llegando al
poder durante el primer mandato de Ronald Reagan.
Tras los enunciados radicales de derecha, casi fascistas, del
Programa de Santa Fe (I y II), estrategia de contraofensiva y re-
conquista mundial del imperialismo norteamericano a inicios de
los 80, estaba la mano de los neocons. Algunos de ellos, como
Oliver North, actual gacetillero de townhall.com y Elliott Abrams
346
Eliades Acosta Matos
quien fuera subsecretario de Estado durante el gobierno de Reagan
y yerno de Midge Decter y Norman Podhoretz, fueron procesa-
dos por su participacin directa en el escndalo Irn-Contra. John
Negroponte, ex procnsul en Iraq, fue embajador de Reagan en
Honduras y encabez, en el terreno, la guerra sucia contra la revo-
lucin sandinista y las guerrillas de El Salvador y Guatemala, res-
ponsable directo, en consecuencia, de crmenes y masacres contra
sus oponentes y la poblacin civil.
Una verdadera muchedumbre de funcionarios de alto rango en
la presidencia de Ronald Reagan provena de las filas neoconserva-
doras, entre ellos, Gary Bauer (subsecretario de Educacin, 1985-
-1987), Jeffrey Bell (Campaa electoral de Reagan y presidente del
Manhattan Institute), Martin Anderson (miembro, entre 1982 y
1993, de los Comits Presidenciales para el Control de Armas, Po-
ltica Econmica, e Inteligencia), Richard V. Allen (asistente del
Presidente para Asuntos de Seguridad Internacional, 1981-1982),
Paul Bremen (embajador en Holanda a partir de 1983), Frank Carlucci
(subdirector de la CIA,1978-1980, subsecretario de Defensa, 1981-
-1983, consejero Nacional de Seguridad, 1987, secretario de Defen-
sa, 1987-1990), Max Kampelman (embajador y jefe de las
delegaciones norteamericanas a las conversaciones con la URSS
sobre armamento nuclear y espacial, 1985-1989), Edwin Meese
(miembro del Consejo de Seguridad Nacional, consejero del Pre-
sidente,1981-1985 y fiscal general, 1985-1988) y Otto J. Reich (ad-
ministrador Asistente de la USAID, 1981-1983, consejero especial
del Secretario de Estado para la Diplomacia Pblica en Amrica
Latina y el Caribe, 1983-1986). La mayora de ellos sirvi tambin
bajo la presidencia de Bush Sr. y pas a un forzado retiro temporal, a
partir del 23 de enero de 1993, cuando William Clinton jur el car-
go de presidente.
En realidad, se trataba del reposo del guerrero, pues los neo-
conservadores, desplazados momentneamente del poder, no se re-
signaron ni renunciaron a sus planes estratgicos y desde la ms feroz
oposicin posible (recurdese el extrao affaire de Clinton y Mnica
Lewinsky, que casi le cuesta la presidencia a este) continuaron tra-
bajando, ms frenticamente que nunca, para protagonizar el asalto
final a las instituciones del pas. En junio de 1997 se dio un paso ms
para fortalecer el acoso a Clinton y dotar al movimiento de un pro-
El Apocalipsis segn San George
347
grama y un rostro pblicos: fue presentado el Proyecto para el Nue-
vo Siglo Americano. En las fraudulentas elecciones de 2000, que
dieron la presidencia a Bush Jr., qued evidenciado que los
neoconservadores no se detendran ante medio alguno, como acon-
sejaba Maquiavelo, con tal de gobernar y gobernar para siempre, como
creen que harn.
La nmina de altos funcionarios del gobierno de Bush Jr. que
han recorrido este largo y tortuoso camino neoconservador es ma-
yor que la de Reagan, con la aadidura de que muchos de ellos han
envejecido y por lo tanto, son ms conservadores, ms inescru-
pulosos, ms maquiavlicos, ms straussianos y menos idealistas, si
alguna vez lo fueron, que cuando comenzaron su carrera poltica.
Saben que nada debe dejarse al azar de la poltica nacional e internacio-
nal y que ha llegado el momento de reconfigurar, definitivamente, la
cartografa poltica del mundo de la post Guerra Fra, en inters, no
de los Estados Unidos, como declaran, sino del grupo de poder cu-
yas ganancias defienden, como mayordomos de lujo que son.
El 11 de septiembre de 2001 fue el momento esperado del
viraje definitivo, para la consumacin del golpe termidoriano me-
diante el cual se creaban las condiciones ideales, dentro y fuera de
los Estados Unidos, que propiciaban un cierto consenso y acepta-
cin de la agresiva e inmoral agenda hegemnica neoconservadora.
Las primeras vctimas han sido, no los daos colaterales en
Afganistn o Iraq, sino los derechos y libertades civiles ganadas
por el pueblo norteamericano durante las arduas luchas de los 60,
70 y 80, valladares precarios, pero obstculos al fin, que se inter-
ponan entre las neo-utopas y la realidad.
Iniciado como un insignificante movimiento intelectual disi-
dente dentro de la izquierda norteamericana de los aos 30 y 40;
continuado como minsculo y desprestigiado destacamento de
agitprop anticomunista durante los aos de la Guerra Fra, bajo las
rdenes y utilizando las generosas subvenciones destinadas por la
CIA para su frente cultural; descubiertos y utilizados por las espanta-
das corporaciones que vean peligrar, en los 60 y 70, la propia super-
vivencia del establishment bajo los embates de la contracultura y el
ascenso de las luchas anticolonialistas, anticapitalistas y antim-
perialistas, dentro y fuera de los Estados Unidos; invitados a compar-
tir el poder bajo los gobiernos de Reagan, Bush Sr. y Bush Jr., gracias
348
Eliades Acosta Matos
al 11 de septiembre de 2001, los neoconservadores dejaron de ser
visitantes de la Casa Blanca para convertirse en sus verdaderos pro-
pietarios.
Tras cuatro aos del primer mandato de Bush Jr. y el inicio de
dos guerras, que son el despegue de lo que Norman Podhoretz cali-
fic como IV Guerra Mundial, los necons sintieron que el poder
tan duramente conquistado, no deba ser entregado por remilgos
democrticos decadentes, ms o menos. Las armas a las que ape-
laron para lograr la reeleccin de Bush Jr., fueron tan inescrupulosas
como ellos mismos: de momento, el ciclo del miedo en los Esta-
dos Unidos recibi una sensible aceleracin, tras publicarse mis-
teriosos mensajes en video donde Osama Bin Laden amenazaba
con nuevos atentados contra los ciudadanos norteamericanos y
otros terroristas estremecan con acciones, sin sentido aparente
y desprovistas de cualquier lgica militar o poltica, a Osetia del
Norte y Arabia Saudita; la campaa de desprestigio y calumnias
contra John Kerry se desarroll a toda mquina: se prepararon frau-
des electorales en Ohio; se impidi el registro de ms de 4 000 000
millones de ciudadanos, fundamentalmente afroamericanos, por tan-
to, potenciales votantes demcratas; se promulgaron promesas im-
posibles de cumplir para regularizar el status migratorio de millones
de hispanos; se ocult, celosamente, a la opinin pblica mundial
la verdadera marcha y las crecientes bajas de la guerra en Iraq; y
sobre todo, Carl Rove sell una alianza ms que electoral, estrat-
gica, entre los neoconservadores bushistas y sus aliados naturales,
los teoconservadores provenientes de las filas del fundamentalismo
cristiano, que suman millones de personas en todo el pas.
En noviembre de 2004, opacado por los jubilosos gritos de los
partidarios de Bush tras conocerse su reeleccin y por el lamenta-
ble espectculo del desplome demcrata, cuajado de lamentaciones
y sollozos, tuvo lugar un suceso poltico de enorme importancia y
de alcance mundial, sin ser observado ni analizado: el paso del movi-
miento neoconservador norteamericano de su fase elitista e intelec-
tual, al estadio de doctrina de masas, siguiendo los pasos exactos del
nacional-socialismo alemn, encabezado por Hitler.
Cuando un reducido movimiento intelectual parasitario de ex-
trema derecha, como es el neoconservador, encuentra un cuerpo
El Apocalipsis segn San George
349
masivo, robusto donde hospedarse, la resultante de tal simbiosis
no puede ser otra que el fascismo.
Carl Rove y comparsa comprendieron en el 2004, haciendo gala
de la astucia estratgica de Albert Wohlstetter y el cinismo instrumen-
talista de Leo Strauss, que la alianza con los teoconservadores no
era una vulgar componenda electoral ms, sino la oportunidad, casi
milagrosa, de reunir la cabeza y el cuerpo del Leviatn soado, del
Superhombre entrevisto entre las brumas de la amargura de Scho-
penhauer y la locura de Nietzsche, Amo del mundo corporativamente
globalizado y Seor de la Pax Americana imperial.
Durante la campaa electoral norteamericana de 2004 y tras la
reelecin de Bush Jr., el movimiento neoconservador entr inu-
sualmente silencioso, en una nueva etapa de su desarrollo. Exclui-
dos de la escena poltica sus enemigos tibios (los demcratas, los
liberales burgueses y los acadmicos de saln), cuya derrota les
llevar aos superar, si es que lo logran, los eufricos neocon-
servadores han iniciado un proceso de brutal reacomodo de fuerzas
caracterizado por la eliminacin, uno a uno, de sus ms enconados
detractores y crticos, a quienes se hace callar, y tambin por la
abierta declaracin de los objetivos estratgicos que se persiguen
y los mtodos despiadados, fascistas, que se aplicarn para lograr-
los, como atestiguan los siguientes sucesos, recogidos, apenas,
entre septiembre de 2004 y enero de 2005:
1- Jubilacin inesperada, o salida de la nmina de importantes
rganos de prensa, de iconos liberales, como Bill Moyers,
Dan Rather, Walter Cronkite, Tom Brokaw y Phil Donahue.
Una falange de publicaciones conservadoras y de talks show
derechistas en la radio y la televisin han creado un eco ca-
vernario para la agenda republicana ha declarado Moyers,
no existe ya oportunidad, en tiempo real, para refutar su pro-
paganda y sus mentiras.
1
Para cubrir la vacante dejada por la
salida de Moyers en el estelar programa Now, de la PBS,
[...] se barajan los nombres de dos conservadores: Tucker
Carlson, de la CNN y Paul Gigot, editorialista del The Wall
Street Journal.
2
2- Intentos de reescribir, desde el poder, la historia reciente con
demostraciones de que eran falsas las pruebas presentadas
350
Eliades Acosta Matos
por CBS News, en el programa 60 Minutes del 8 de septiem-
bre, sobre el comportamiento irregular de Bush Jr., como piloto
de la Guardia Nacional de Texas, en los aos de la guerra de
Vietnam, lo que provoc el despido de cuatro ejecutivos,
de los periodistas involucrados y las disculpas pblicas de
Leslie Moonves, su presidente. A estos se suma la campaa
para demostrar a los norteamericanos que se puede ganar la
guerra en Iraq, porque la guerra de guerrillas que le antecedi,
la de Vietnam, fue, en realidad, ganada por los Estados Uni-
dos. En Vietnam, las fuerzas comunistas que operaban en el
Sur, tenan una retaguardia profunda en Vietnam del Norte,
contaban con el apoyo de la URSS y China y suministros
seguros a travs de la Ruta Ho-Chi-Minh. An as, el vietcong
no gan la guerra [...].
3
Otras experiencias insurgentes an-
teriores tampoco obtuvieron la victoria, entre ellas, la de los
comunistas griegos (1945-1949), la de los filipinos (1946-
-1954) y la del Frente Farabundo Mart, de El Salvador, entre
1980 y 1992 haba ya expuesto Max Boot en Los Angeles
Times, del 6 de abril de 2003, artculo que Benador & Asocia-
dos ha puesto de nuevo en su sitio web.
3- Salida del demcrata Tom Daschle de la presidencia de la C-
mara de Representantes, e inicio de una brutal campaa con-
tra las posibles aspiraciones electorales de Hillary Clinton,
para el 2008, simbolizada en las recientes declaraciones de
Harold Hickes, presidente del Comit Nacional Demcrata,
expresando dudas sobre las posibilidades de triunfo que
ella tiene, ampliamente difundidas por la prensa conserva-
dora. Esto se acompaa con un intenso bombardeo propa-
gandstico contra la imagen histrica de la administracin
Clinton, intentando demostrar, de esta manera, que no habr
alternativa viable para el cambio, dentro de cuatro aos. Paul
Greenberg, en townhall.com, lo expres as al comentar la
reciente inauguracin de la Biblioteca Presidencial Clinton,
en Little Rock: Quizs solo la Biblioteca Nixon, en Califor-
nia, pueda compararse con la Clinton en el intento de blan-
quear la historia [...].
4
4- Estmulos velados para que emigren hacia Canad o Europa aque-
llos norteamericanos que no coinciden con las polticas de
El Apocalipsis segn San George
351
Bush Jr., fundamentalmente los intelectuales liberales. Ex-
traos suicidios, como el de un activista cubano de Miami,
dueo de una agencia que organizaba viajes hacia la isla y que
estaba organizando protestas y acciones de resistencia contra
las ms recientes medidas restrictivas de la administracin,
que afectan el envo de remesas familiares y la frecuencia de
los viajes, al cual se suma el suicidio de Gary Webb, perio-
dista del San Jos Mercury quien, en 1996, destap con una
serie de tres artculos titulada Dark Alliance, [...] los vncu-
los entre el ejrcito mercenario de la CIA en Centroamrica y
la epidemia de crack que azot a muchas ciudades de los Esta-
dos Unidos la dcada pasada.
5
Webb haba declarado abier-
tamente, a un corresponsal del Obrero Revolucionario que lo
entrevist, y luego lo public en el nmero 913, del 29 de
junio de 1997, que, a partir de 1984 1985, se comenzaron a
usar para el trfico los aviones militares salvadoreos que
abastecan a la contra nicaragense, operacin dirigida por
Oliver North. Webb denunci tambin el ataque constante y el
acoso a que lo sometan los rganos de prensa y los voceros
neoconservadores, al estilo de Rush Limbaugh, Reed Irving y
el propio Oliver North, al que se haba sumado Accuracy in
Media y la manera en que la CIA haba actuado, mediante la
operacin Manejo de Percepciones, dirigida al Departamen-
to de Estado, para [...] intimidar o castigar a los corresponsa-
les que cuestionaban la guerra de la contra, o hablaban del
narcotrfico de la contra y de amedrentar a los editores y
corresponsales para que no lo investigaran.
6
Segn un artculo firmado bajo el pseudnimo de Brasscheck,
citado por la revista electrnica librnsula de la Biblioteca Nacio-
nal Jos Mart, de Cuba:
[...] ahora Gary Webb se suma a la lista de quienes se han
suicidado por investigar los negocios criminales de la fa-
milia Bush, entre ellos, Mark Lombardi, J. H. Hatfield y
Danny Casalaro [...].
Si sabemos que la tasa de suicidios entre los hombres, en los
Estados Unidos, es de 17 casos por cada 100 000 personas,
352
Eliades Acosta Matos
la probabilidad de que estos cuatro bigrafos masculinos
[de Bush] hayan cometido suicidio sera de uno por cada
billn de personas, lo cual lo hace casi imposible.
7
A este vaco de voces crticas logrado artificialmente, median-
te una ola de convenientes suicidios debe sumarse la no menos
conveniente muerte por enfermedad de escritores como Noel Pettie
y Susan Sontag, tradicionales y prestigiosas voces disidentes dentro
de los Estados Unidos.
5- Campaas para relativizar la verdad histrica y cambiar la per-
cepcin que de ella tiene el pueblo de los Estados Unidos, en
la misma lnea totalitaria descrita por George Orwell, en su
obra 1984 de que quien domine el pasado domina el futuro.
Uno de los blancos predilectos de esta campaa es la guerra
de Vietnam y, especialmente, aquellas imgenes arquetpicas
que marcaron al imaginario colectivo y que son hoy patrimo-
nio de la memoria histrica y la conciencia mundial cuando
se trata de criticar o condenar las guerras imperialistas y de
agresin, como la de los Estados Unidos contra Iraq. En esta
lnea The Weekly Standard, el vocero del movimiento neocon-
servador, public el 24 de septiembre de 2004, un artculo de
Duncan Currie titulado Photographs Do Lie: Why his Pulitzer-
Winning Pictures of a South Vietnamese General Haunted
Eddie Adams for the Rest of his Life, en el cual comenta la
muerte, el pasado septiembre, de Eddie Adams, el fotorre-
portero que hizo estremecer al mundo con la foto del general
sudvietnamita Nguyen Ngoc Loan asesinando a un prisionero
con un disparo en la cabeza, a plena luz del da y ante periodis-
tas. El general mat al Vietcong. Yo, con mi cmara, mat al
general
8
se pone en boca de un arrepentido Adams, refirin-
dose, no al crimen cometido, sino a la reputacin del asesino,
que huy hacia los Estados Unidos tras la cada de Saign,
donde muri de cncer, en julio de 1998. En la boca de Adams
pusieron la siguiente frase:
La fotografa es el arma ms poderosa del mundo. La gente
cree en la fotografa, pero los fotgrafos tambin mienten,
El Apocalipsis segn San George
353
incluso, sin necesidad de manipulacin. En una foto solo se
muestra media verdad [...]. El general Loan era un comba-
tiente verdadero, admirado por sus hombres. No quiero decir
que haya hecho lo correcto, pero debemos ponernos en su
lugar.
9
Debe recordarse que unas imgenes semejantes las de un gru-
po de marines matando a sangre fra a enemigos heridos dentro de
una mezquita de Fallujah, hecho ocurrido el 13 de noviembre, han
provocado un escndalo similar y la condena internacional. Mark
Alexander, gacetillero de townhall.com, public el 19 de noviembre:
Veinticuatro horas despus de haberse conocido las imge-
nes, se form una turba de linchadores izquierdistas que
exiga colgar a los Marines involucrados.
Pido a los norteamericanos que apoyen a nuestras tropas y
al Pentgono, que permitan a los reporteros insertados [ir
al frente], pero que controlen sus cmaras en la retaguardia,
de otra manera, los izquierdistas continuarn poniendo en
peligro nuestra misin y la vida de nuestros militares.
10
Oliver North, el mismo del escndalo Irn-Contra, tambin
emiti su opinin: En su bsqueda de imgenes sensacionales el
sistema informativo [vinculado al Ejrcito] nos ha fallado. Peor to-
dava, le ha fallado a nuestros jvenes marines y a sus valientes alia-
dos iraques que luchan por liberar a Fallujah [...]. Si esas imgenes
se convierten en la historia de Fallujah, eso si sera un crimen.
11
6- Las bajas que sufre a diario en Iraq y la imposibilidad de ganar la
guerra han hecho que el gobierno de Bush Jr., apele a mtodos
desesperados y criminales, que ponen an ms en entredicho,
si fuese posible, su tambaleante imagen internacional, lo que
demuestra que la camarilla neoconservadora que est en el
poder, siguiendo la lnea straussiana, no se detendr ante nada,
con tal de lograr sus objetivos de dominacin mundial.
En el nmero correspondiente al 8 de enero de 2005 de la
revista Newsweek, comentado por Bill Van Auken en su artculo
354
Eliades Acosta Matos
Pentagon Plans Death Squad Terror in Iraq, publicado el 13 de
enero de 2005 en el World Socialist Web Site, se anuncia que exis-
ten planes para organizar escuadrones de la muerte en Iraq, cuya
tarea sera asesinar a los lderes polticos que se oponen a la ocu-
pacin norteamericana. El programa conocido como Opcin Sal-
vador, por la manera en que se aplic en este pas centroamericano,
casualmente cuando desde Honduras John Negroponte, actual em-
bajador en Iraq, diriga all la guerra sucia, se plantea, segn decla-
raciones de un alto oficial norteamericano:[...] hacer pagar a
quienes se oponen a la ocupacin el mismo elevado precio en ma-
teria de asesinatos de lderes polticos, bombas y atentados contra
militares que estamos pagando nosotros.
12
La Opcin Salvador
contempla tambin:
[...] masacrar civiles en los pueblos y barrios de las ciuda-
des donde tropas de los Estados Unidos o sus colaboradores,
sean emboscadas, para que los pobladores dejen de asistir a
los insurgentes, incluso, el uso de la tortura para aterrorizar
a la poblacin civil.
[...] Y reclutar para ello a kurdos peshmergas* y chitas [...],
pero manteniendo el control y las mayores acciones en
manos de Boinas Verdes norteamericanos, que podran cru-
zar la frontera con Siria, con el mismo fin.
13
Si a esto se suma que, con la destruccin y masacre de Fallujah,
los Estados Unidos dieron continuidad a un estilo colonial de
terror caracterizado por escarmientos masivos contra las ciuda-
des o poblados rebeldes, alegando que se trata de una lamentable
necesidad se comprende mejor que el mundo asiste a la revela-
cin del verdadero rostro del Imperio y a la verdadera esencia re-
presiva y criminal del proyecto neoconservador.
7- Ampliacin de los poderes del Pentgono para la recoleccin
de informacin de inteligencia, deteccin de quines apoyan
a grupos terroristas, e intentan desarrollar programas armamen-
* Grupo residente en el Kurdistn (Norte de Iraq), que ha brindado su poyo
a los Estados Unidos, potencia que los usa como tropas auxiliares a su
servicio. (N. del A.)
El Apocalipsis segn San George
355
tistas, tareas que antes pertenecan, en lo fundamental, a la
CIA. Se trata de fortalecer al Pentgono en detrimento de
la CIA, pues esta se ha mostrado resistente a ciertos planes
del gobierno de Bush Jr., por lo que sufre una profunda rees-
tructuracin. Segn un artculo de Douglas Jehl y Eric Schmitt,
publicado por The New York Times, el 19 de diciembre de
2004, [...] se trata de otorgar a las Fuerzas Especiales las mis-
mas prerrogativas que ha tenido la CIA durante aos,
14
lo cual
puede significar un involucramiento directo de la Inteligencia
Militar en labores de subversin fuera de sus fronteras. Las
declaraciones del teniente general William G. Boykin, segun-
do del Subsecretario de Defensa, citadas por los periodistas:
Nuestra presente arquitectura para la recoleccin de datos
de inteligencia es ptima para identificar y seguir la pista de
grandes fuerzas convencionales, pero es inadecuada para aler-
tar sobre planes terroristas, proveer suficiente informacin
sobre grupos insurgentes, determinar el status de las produc-
ciones secretas de armas de exterminio en masa, conocer la
intencin de los lideres que gobiernan los Estados delincuen-
tes, o diferenciar a los amigos de los enemigos en los pases
extranjeros.
15
Estas tareas que ahora asume el Pentgono, son sumamente
peligrosas y sientan un funesto precedente que puede significar
mayor involucramiento de las fuerzas armadas de la nacin ms
poderosa del planeta en los asuntos internos de Estados sobera-
nos, sin descartar que tales capacidades en hombres y medios pue-
den estar ya siendo utilizadas para espiar a los propios ciudadanos
norteamericanos.
8- Expansin de los poderes del Acta Patritica y politizacin de
la inteligencia mediante la aprobacin de una nueva Ley
de Inteligencia aprobada por el Congreso, a finales de 2004,
lo cual significar, como se seala en la entrevista de Amy
Goodman al periodista Robert Dreyfuss y a Timothy Edgar,
consejero legal de la American Civil Liberties Union (ACLU),
publicada el 14 de diciembre de 2004, en democracynow.org,
356
Eliades Acosta Matos
[...] una gran expansin del poder gubernamental para centra-
lizar las actividades de vigilancia de la comunidad de inteli-
gencia, con lo cual, segn consideran los abogados de las
libertades civiles, se incrementarn los abusos del gobierno.
16
Robert Dreyfuss denunci que:
[...] el presupuesto conocido para la comunidad de inteli-
gencia en los Estados Unidos ascendi, de 27 billones de
dolares, antes del 11 de septiembre de 2001, a cerca de 40
billones, en el 2004.
[...] La nueva Ley de Inteligencia otorga nuevos poderes al
gobierno como hizo el Acta Patritica, al crear un mecanis-
mo centralizado en el Director Nacional de Inteligencia, y
esto fue aprobado por el Congreso sin que se alzasen voces
de alerta.
17
Por su parte, Thimothy Edgar, alert que la expansin del
Foreign Intelligence Surveillance Act para incluir a individuos
extranjeros:
[...] podra ser ampliada an ms, en el futuro, para vigilar
tambin a ciudadanos norteamericanos [...]. A esto se suman
las detenciones sin juicios previos. [...] Ahora, cualquier per-
sona sospechosa de terrorismo puede ser detenida indefini-
damente y le puede ser negada la fianza.
La Ley establece tambin el marco legal para la creacin de
un documento de identificacin de alcance nacional federa-
lizando las licencias de conduccin existentes que expiden
los Estados y [...] Existen nuevas tecnologas que pueden ser
fcilmente introducidas en estas licencias, conectndolas a
bases de datos pblicas o privadas. Puede uno imaginar que
introduciendo en el documento un chip tipo RFID, se puede
rastrear fcilmente a cada persona que se desee.
18
A estas alertas deben sumarse las denuncias de Eric C. Evarts,
en el Christian Science Monitor, mediante un artculo titulado Is
Your Car Spying On You? de que: [...] 30 000 000 de automvi-
les en los Estados Unidos ya tienen instaladas cajas negras, sin
El Apocalipsis segn San George
357
el conocimiento de sus dueos [...] y que todos los modelos, a par-
tir de 2009, las incorporarn. Los datos que se recolecten de esta
manera pueden ser usados con fines de instruccin policial.
19
Por otro lado la CIA pag un estudio para espiar en los salo-
nes de chats de Internet, en abril de 2003, al Rensselaer Polytechnic
Institute, en Troy, New York, segn puede leerse en documentos
desclasificados, comentados en news.com, el 24 de noviembre
pasado.
Estos son, apenas, algunos de los cambios observables en la
poltica estadounidense, a partir de la reeleccin de Bush Jr. y el
consiguiente fortalecimiento y aumento de la autoestima neocon-
servadora.
La ocurrencia de desastres humanitarios, como los tsunamis
que asolaron, el 26 de diciembre de 2004, a varios pases asiti-
cos, provocando inmensos daos materiales y la prdida de ms de
180 000 vidas humanas, han puesto a prueba la capacidad humani-
taria de un gobierno y de un movimiento poltico, como el neocon-
servador, que reclaman constantemente ser los abanderados
mundiales en la defensa de los valores, la libertad y la democracia.
La ayuda oficial brindada, a diferencia de la de otros Estados, ha
consistido en cifras relativamente pequeas de dinero, la solici-
tud, en la mejor tradicin neoliberal privatizadora, de la ayuda hu-
manitaria de emergencia, para que los ciudadanos del pas aporten
de su bolsillo lo que deseen, y el rpido, casi entusiasta, envo de
buques de guerra y tropas que con el pretexto de estar brindando
ayuda humanitaria, han ocupado, de hecho, parte del territorio
indonesio, particularmente la conflictiva provincia de Aceh, obli-
gando al gobierno de este pas a fijar el mes de marzo de 2005 como
lmite para la salida de su territorio de estas tropas. Al frente de los
soldados desplegados en la zona para brindar ayuda humanitaria se
encuentra el teniente general de marines Rusty Blackman, ex jefe
del Estado Mayor de las tropas que tomaron Bagdad, en el 2003.
Partiendo de reconocer que el gobierno de Bush dedica a la
ayuda exterior algo menos del 0,2% de su PIB anual, mientras que
la ONU aprob hace ms de una dcada, que los pases desarro-
llados aportaran a esta causa el 0,7%, el periodista del The New
Republic On Line, Tom Frank no tiene remilgos en condicionar
cualquier ayuda exterior, como reclaman los neoconservadores,
358
Eliades Acosta Matos
no a quienes la necesiten, sino a quienes convengan a los intereses
de los Estados Unidos.
Bajo la presidencia de Truman, los Estados Unidos contri-
buyeron, durante ms de diez aos, a la reconstruccin de la
Europa de post-guerra, en lo que se conoci como el Plan
Marshall, as que sabemos que podemos hacer ms cuando
queremos. Si creemos que la ayuda exterior funcionar [a
los efectos de los intereses geopolticos norteamericanos],
entonces debemos dar ms. Si no estamos seguros, no de-
bemos dar nada.
20
El Centro de Alerta de Tsunamis en el Pacfico (PTWC) envi
de inmediato, tras la ocurrencia del maremoto que provoc los
tsumanis, una alerta temprana a la Base Naval de los Estados Uni-
dos, ubicada en la isla de Diego Garca, en el Pacfico. Juan Gelman
cita al economista Michael Chossudovsky, de la Universidad de
Ottawa y consultor de la ONU, quien formula interrogantes en
el boletn del Centro de Investigaciones sobre la Globalizacin,
del 29 de diciembre de 2004:
Por qu los pescadores de la India, Sri Lanka y Tailandia
no recibieron el mismo aviso que la Marina y el Departa-
mento de Estado de los Estados Unidos? Por qu el De-
partamento de Estado silenci la existencia de una catstrofe
inminente? Contando con un moderno sistema de comuni-
caciones, por qu no sali la informacin, a tiempo?.
21
Tad Murty, catedrtico de la Universidad de Manitoba, agreg:
No hay justificacin para que una sola persona muera a causa de un
tsunami, en la mayora de las zonas (devastadas) hubo lapsos de 25
minutos a 4 horas antes de que la ola golpeara.
22
Para concluir,
Gelman se pregunta: Las consecuencias del tsunami, ofrecen aca-
so una oportunidad para fortalecer la presencia del Pentgono en el
Sudeste Asitico?.
23
Embarcados en su proyecto de dominio global, los neocon-
servadores deben haber visto, con muy buenos ojos, la noticia pu-
blicada el pasado 10 de enero por The New York Times,
24
mediante la
El Apocalipsis segn San George
359
cual se pudo conocer que Rupert Murdoch, el ultraconservador mul-
timillonario dueo de News Corporation, un imperio meditico al
que pertenecen numerosos canales de televisin y peridicos del
mundo, tena la intencin de adquirir, por ms de 7 billones de d-
lares, el resto de las acciones de su cadena televisiva Fox, vocera
destacada de la causa neocon. A pesar de que todas las explicaciones
que se dan sobre este mega-negocio son de ndole financiera, lo cierto
es que permitir una concentracin monoplica de poderosos medios
en manos de quien representa y promueve, como pocos, los in-
tereses neoconservadores en el mundo de las noticias, convirtin-
dose, de hecho, en una especie de Ministro de Informacin
goebbeliano del movimiento.
En esa misma cuerda, la de los grandes negocios corporativos
que han invertido mucho apoyando a los neoconservadores para que
estos acten como sus lobbystas de lujo, se inscribe una Conser-
vative Alert, del 12 de enero de 2005, publicada en townhall.com
destinada a advertir a los norteamericanos que las demandas abusivas
estn destruyendo el sistema de salud del pas, precisamente cuan-
do Michael Moore ha decidido comenzar a rodar un nuevo docu-
mental para demostrar que las grandes corporaciones farmacuticas,
incluyendo las clnicas privadas, estn enriquecindose a costa del
engao y la explotacin de sus pacientes. Si usted est de acuerdo
en que la salud pblica es ms importante que las ganancias que ob-
tienen con sus demandas abusivas los abogados litigantes dice la
Alerta, entonces se unir a Sick of Lawsuits, una campaa no po-
ltica destinada a educar al pblico sobre el impacto negativo de las
demandas abusivas [...].
25
Sin dudas, los neoconservadores comprenden bien que los
medios deben ser dominados para que sus proyectos alcancen
los resultados esperados. Se ha conocido que Armstrong William,
un periodista negro neoconservador, uno de los gacetilleros de
townhall.com:
[...] recibi 240 000 USD del gobierno para promover el
programa No Child Left Behind ante audiencias de su raza,
lo que demuestra cun extendida se encuentra la prctica de
utilizar los medios de comunicacin del pas como vehcu-
los para la propaganda oficial.
360
Eliades Acosta Matos
Para lograr el mismo objetivo, la firma de relaciones pbli-
cas Ketchum recibi de la Secretara de Educacin la cifra
de 1 000 000 de dlares, en lo que es, aparentemente, una
iniciativa ilegal, pues segn han demostrado en una carta tres
representantes demcratas, Rosa L. DeLauro, Sherrod Brown
y Rahm Enmanuel, la campaa de Ketchum incluye la com-
pilacin de historias y reportajes de periodistas que escriben
favorablemente sobre el Presidente y su partido, as como la
preocupacin de ambos por la educacin.
26
Una de las principales tareas de los medios, en las condicio-
nes del predominio neoconservador, es, en efecto, como sealara
acertadamente Edgard S. Herman en su ensayo The Banality of
Evil, [...] normalizar lo impensable para el pblico en general.
27
Y
como expresara: se pueden hacer cosas terribles, siempre que se
hagan de manera organizada y sistemtica, pues as son percibidas
por los dems con naturalidad.
28
Para imponer esta sensacin de
normalidad alrededor de lo que no lo es, los conservadores primero
y ahora los neoconservadores, vienen trabajando en silencio, utili-
zando los medios alternativos, cuando eran minora y ahora se dis-
ponen a seguir imponiendo su agenda y censurando a sus oponentes,
mientras detenten el poder.
Existe un libro ilustrativo de la manera en que la familia con-
servadora ha venido aduendose de los espacios de difusin de
ideas de los Estados Unidos, viniendo desde abajo. Sus autores son
David Franke y Richard Viguerie, este ltimo considerado el padre
del correo poltico directo en el pas, desde el ao 1965. La obra,
Americas Right Turn: How Conservatives Used New and Alter-
native Media to Take Power, permite hacer un recorrido desde los
aos 50 hasta el presente, examinando el uso conservador de
los medios, entre ellos, el correo directo para promover la causa
conservadora y recaudar fondos para ella, mediante los Talks Ra-
dio, Internet y Fox News Chanel, de televisin por cable. Neals
Boorzt, uno de los promotores radiales conservadores de debates
polticos establece las diferencias esenciales entre liberales y con-
servadores, en el uso de los medios: La ideologa liberal se basa,
en lo esencial, en las emociones [...]. Los conservadores, por otro
lado, aman el debate basado en hechos [...]. A nadie debe sorprender
El Apocalipsis segn San George
361
que la mayora de los anfitriones de los debates radiales y sus ra-
dioescuchas sean conservadores [...].
29
El predominio que ostentan los conservadores, en general y
los neoconservadores, en particular, en el debate de ideas que
tiene lugar en los medios norteamericanos, no es casual.
Los conservadores han venido, durante dcadas, definiendo
sus ideas, escogiendo cuidadosamente el lenguaje mediante
el cual las presentan y construyendo la infraestructura para
comunicarlas comentaba Bonnie Azab Powell, periodista de
la Universidad de Berkeley, en entrevista con el linguista
George Lakoff, el 27 de octubre de 2003. Los conservadores
han logrado poner a la defensiva a los progresistas.
30
Para George Lakoff, el xito de los conservadores radica en:
[...] los billones de dlares invertidos en este asunto. Durante
ms de 30 aos sus tanques pensantes han venido invirtiendo
fuertemente en las ideas y el lenguaje.
Ahora, segn Paul Weyrich, de la Heritage Foundation, exis-
ten ms de 1 500 radio talks show conservadores.
[...] manejan millones, construyen infraestructura, estudios
de TV, organizan giras para sus intelectuales, encargan li-
bros para hacerlos figurar en la lista de best sllers [...]. Como
empresarios que son, manejan muy bien los negocios.
31
Los neoconservadores no solo han invertido en los medios y
en su infraestructura, en las giras de sus voceros y en la publica-
cin de los libros que encargan, sino tambin en alianzas tiles,
como la establecida con el sionismo, desde sus orgenes como
movimiento. A tal punto llegan estas relaciones que muchos de sus
crticos, de derecha e izquierda, no han dudado en acusarlos de
antipatriotas y traidores, as como de desarrollar una agenda pol-
tica que favorece a Israel, antes que a los Estados Unidos.
El alineamiento de los neoconservadores con el sionismo se
deduce, segn muchos observadores:
[...] de su pasado acadmico, sus escritos y sus aparicio-
nes pblicas. [...] No es difcil pensar que detrs del uso de
362
Eliades Acosta Matos
soldados y fondos norteamericanos para desmantelar la ca-
pacidad militar de Iraq y teniendo en cuenta las belicosas
amenazas neoconservadoras contra Irn y Siria, se esconde
la intencin de eliminar las fuerzas que se oponen al poder
israel, en la regin.
32
Los escandalosos casos del Dr. Stephen Bryen y de Michael
Leeden, destacados neoconservadores y altos funcionarios del go-
bierno de Bush Jr., son de aquellos que se aducen como pruebas de
que los neoconservadores llevan adelante una agenda pblica y otra
secreta, esta ltima a favor del sionismo.
El Dr. Bryen es considerado el gur tecnolgico del panten
neoconservador. Pero no se quiere recordar que en abril de 1979,
cuando era miembro del equipo de trabajo del Comit de Relacio-
nes Exteriores del Senado, fue sorprendido y acusado por ofrecer
documentos secretos a un funcionario de la Embajada israel, que
result ser Zvi Rafiah, el jefe del Mossad en Washington. Tras re-
nunciar a su cargo, el Dr. Bryen pas a ser director ejecutivo del
Jewish Institute for National Security Affair (JINSA). De forma
sorpresiva, en abril de 1981 y a pesar de su pasado, el Dr. Bryen
fue nominado para el cargo de segundo asistente del Secretario de
Defensa de los Estados Unidos. Quien lo propuso haba sido recien-
temente nombrado asistente del Secretario de Defensa para la Po-
ltica de Seguridad Internacional: Richard Perle, el yerno de Albert
Wohlstetter.
El Dr. Bryen desempe altos cargos en diferentes adminis-
traciones norteamericanas. Desde abril de 2001 hasta el 2005, y a
propuesta de Paul Wolfowitz, subsecretario de Defensa y tambin
discpulo de Wohlstetter, fue aceptado como miembro de la Comi-
sin destinada a investigar asuntos de seguridad y economa vincu-
lados con China. Junto a l forma parte de la Comisin Michael
Leeden, quien es, segn Benador & Asociados, la influyente firma
neoconservadora de relaciones pblicas, una autoridad mundial en
inteligencia, historia contempornea y asuntos internacionales.
Lo que no dice la elogiosa descripcin de Benador & Asocia-
dos es que Leeden tambin a propuesta del activo Richard Perle,
fue contratado en 1983 como consultor del Departamento de De-
fensa en temas de terrorismo, bajo la supervisin directa de Noel
El Apocalipsis segn San George
363
Koch, asistente principal del Secretario de Defensa para Asuntos de
Seguridad Internacional. Tampoco se dice que Koch, preocupado por
las atribuciones indebidas asumidas por Leeden en lo tocante a la
consulta de documentos secretos y a su extrao dominio de siste-
mas alfa-numricos de los usados para decodificar cdigos de alta
seguridad, dej de utilizar sus servicios. Leeden, a pesar de ello,
pas a trabajar como consultante del National Security Council, bajo
el mando directo de Oliver North.
Apartado temporalmente del gobierno, a fines de los 80, Leeden
reapareci, bajo el gobierno de Bush Jr. Con el apoyo de Douglas
Feith, destacado estratega neocon y subsecretario de Defensa, Leeden
fue empleado como consultante de la Oficina de Planes Especiales,
lo cual presupone el acceso a materiales clasificados.
Los casos anteriores son apenas la punta del iceberg de las
relaciones del movimiento neoconservador con los sionistas, al
menos de sus ms destacados personeros, que son, a la vez, altos
funcionarios del gobierno de Bush Jr. Se conoce, por lo publicado
en el diario israel Kol Yisrael, el 3 de octubre de 2001, que a las
preocupaciones sobre las posiciones de los Estados Unidos con res-
pecto a Israel expresadas por Shimon Perez, Ariel Sharon respondi
de la siguiente manera: Quiero decirlo muy claro: no se preocupe
tanto por las presiones que los Estados Unidos puedan ejercer sobre
Israel. Nosotros, los judos, controlamos a los Estados Unidos y
los propios americanos lo saben.
33
Cuando los neoconservadores acusan de antisemitismo a
quienes sealan sus vnculos con el sionismo, nos recuerdan que
tambin acusan de antiamericanos a quienes critican sus posi-
ciones imperialistas disfrazadas de patriotismo. De hecho, ambas
acusaciones forman parte de una misma estrategia de defensa ba-
sada en ataques verbales que escamotean la verdad y distorsionan
los hechos.
La definicin de antiamericanismo que aportan los neocon-
servadores y sus aliados sionistas es muy elocuente. En Anti-
-Americanism and Anti-Semitism: A New Frontier of Bigotry, en-
sayo en el que su autor Alvin H. Rosenfeld, del American Jewish
Committee, cita a Paul Hollander, puede leerse:
Se trata de una peculiar actitud mental de desdn, aversin o
intensa hostilidad, cuyas races se pueden buscar en asuntos
364
Eliades Acosta Matos
no relacionados directamente con los atributos actuales de
la sociedad norteamericana o de su poltica exterior [...]. El
antiamericanismo remite a una predisposicin negativa, a cier-
tos prejuicios infundados, similar al racismo, el sexismo o
el antisemitismo.
34
El inters nacional es el concepto clave para discernir qu
hay de cierto en estas acusaciones contra los neoconservadores.
De lo que este quiera decir y de la manera en que se considere
deba ser preservado y promovido, depender la objetividad de las
acusaciones. Cuando profundizamos en la comprensin neocon-
servadora del inters nacional de su pas, se nos revela que las
crticas son justas.
Los neoconservadores, que son implacables con sus enemi-
gos ideolgicos, no pueden esperar de estos una actitud diferente.
Sus crticos son numerosos y provienen de todos los rincones del
espectro poltico: de la derecha, del centro y de la izquierda; de
dentro del pas y de fuera de l. A pesar del inmenso poder que
ostenta el movimiento y del que puedan llegar a adquirir en el se-
gundo mandato de Bush Jr., quien quiera escribir el Anti-Neo
tendr dificultades, no por defecto, sino por exceso.
Las crticas desde la derecha contra los neoconservadores
provienen, en lo fundamental, del campo de los conservadores tra-
dicionales, al estilo de Pat Buchanan, y tienen como rganos de
expresin a The American Conservatives y algunas pginas web
personales, como la de Lew Rockwell. De manera resumida, los
graves motivos de disenso que los separan de las ideas y la prctica
de los neocons son:
1- Los elementos que conforman el inters nacional norteameri-
cano, en manos de los neoconservadores, resultan maleables
e imprecisos segn Thomas E. Woods Jr., de manera que
pueden ser siempre utilizados para justificar cualquier inter-
vencin militar fornea.
35
Siguiendo esta lgica discursiva,
Woods no duda en sealar que [...] el Proyecto para el Nuevo
Siglo Americano de los neoconservadores brinda respaldo al
imperialismo, en el Medio Oriente, en nombre de la seguri-
dad nacional [...]. La invasin a Iraq, en el 2003, no ha favore-
El Apocalipsis segn San George
365
cido los intereses norteamericanos: el pas se encuentra ms
aislado que nunca en la arena internacional.
36
2- El pacto de los Estados Unidos con Israel es considerado un
grave error por los conservadores tradicionales y constituye
una de las crticas ms recurrentes que se hace contra sus prin-
cipales arquitectos. En el artculo Abusing the Holocaust,
Michael C. Desch denuncia que los neoconservadores y sus
aliados sionistas, manipulando la historia del Holocausto, han
logrado involucrar al pas en sus aventuras en el Medio Orien-
te [...] dificultando que piense con claridad acerca de sus ver-
daderos intereses y estimulndolo a desarrollar una poltica
hacia Israel animada por las culpas histricas y las obligacio-
nes morales.
37
Debe recordarse que, como norma, los conser-
vadores tradicionales mantienen una actitud racista hacia las
minoras, incluyendo a los judos.
3- En su artculo The Perils of Hegemony, Owen Harries critica
la propensin neoconservadora a considerar la democracia
como un producto de exportacin. Advirtiendo, al igual que
Martin Wight, [...] que las Grandes Potencias ganan o pierden
su status mediante la violencia y que ninguna de ellas muere
en su cama,
38
Harries considera que, a pesar de su hegemona
indiscutible, los Estados Unidos no estn preparados para ejer-
cer esa hegemona militar, pues la guerra contra el terroris-
mo ha concentrado sus esfuerzos solo en la destruccin de
los terroristas y de aquellos que los apoyan, pero debera in-
cluir tambin.[...] el estmulo a la transformacin de las con-
diciones que provocan el surgimiento del terrorismo y la
creacin de un orden internacional que le sea hostil.
39
Se trata,
apenas, de un reparo tctico, el cual parte de suponer a los
neoconservadores debilidades idealistas, que estos jams han
tenido. Para Harries, [...] la promocin de la libertad y la
democracia [...] exige tambin mantener un necesario balance
entre esos ideales y otros ms mundanos, como los de la
seguridad, el orden y la prosperidad,
40
o sea, que los ideales
deben ser conjugados con los intereses.
Buchanan acerbo crtico de los neoconservadores, les re-
procha su doctrina militar que incluye la posibilidad y necesidad
366
Eliades Acosta Matos
de llevar a cabo guerras simultneas en diferentes escenarios. Y
dice, refirindose a Frum y Perle, pero haciendo extensivas sus
acusaciones al resto del clan:
Ellos quieren que Bush expanda sus guerras, ample el teatro
de operaciones, multiplique a nuestros enemigos, e ignore a
nuestros aliados [...].
Para derrotar a Al Quaeda, es vital mantener la seguridad de
nuestro pas y defender nuestros intereses en el mundo is-
lmico [...] no debemos permitir que los neoconservadores
confundan nuestra guerra contra el terror con su guerra por
la hegemona.
41
Es obvio que se trata de otra crtica tctica al movimiento rival.
4- Los neoconservadores no son considerados como verdaderos
conservadores por los seguidores de Buchanan. El problema
de ellos ha dicho Buchanan es que son demasiado sionistas
y muy poco conservadores.
42
Lawrence Kaplan, despus de
leer el libro de Perle titulado An End to Evil declar: Esto
no es conservatismo sino liberalismo con dientes muy lar-
gos.
43
Entre conservadores tradicionales y neoconservadores
se abre un abismo infranqueable y ha surgido un conflicto
irreconciliable: [...] nuestros Padres Fundadores nos legaron
el mandato de preservar la Repblica, para lo cual nos indi-
caron mantenernos fuera de las guerras forneas, eludir las
alianzas permanentes y no intentar anexiones apasionadas de
otras naciones.
44
5- La desastrosa marcha de la guerra de Iraq, que es uno de los proyec-
tos ms caros del sueo neocon, ha provocado que los Estados
Unidos, en opinin de los conservadores tradicionales, se
adentren en una crisis de incalculables proporciones. Buchanan
lo resume en un cuadro alarmante: El ndice Down Jones*
est cayendo, el dlar se est hundiendo, nuestra dependencia
* ndices de precios de los ttulos valores negociados en la Bolsa de New York.
Debe referirse al Dow Jones Composite, el ms conocido de todos, compuesto
por el Dow Jones Utility Average, el Dow Jones Transportation Average y el
Dow Jones Industrial Average.
El Apocalipsis segn San George
367
del petrleo importado aumenta, tenemos una deuda interna
cada vez mayor y las fuerzas armadas de los Estados Unidos
estn empantanadas ante una insurgencia mediana, en un pas
rabe mediano.
45
Los conservadores tradicionales acusan especialmente a los
neoconservadores, con toda razn, por su intolerancia y por las
tendencias totalitarias y represivas que guan su movimiento. Paul
Gottfried denuncia:
Los neoconservadores habitualmente calumnian a quienes
no comparten sus puntos de vista y tambin a quienes dis-
frutan beneficios del gobierno, u ocupan puestos que los
neocons ambicionan ocupar [...].
Mi libro The Conservatives Movement, demuestra que la
cacareada libertad acadmica que defienden los neoconser-
vadores, jams debe tomarse en serio.
46
En su artculo Neocons and Free Speech, Gottfried fue ms
categrico: Conspirar contra la libertad ha sido la prctica habi-
tual de este grupo.
47
6- Los neoconservadores son acusados tambin por los paleo-
-conservadores de ser:
[...] anti-occidentales y anti-cristianos, mendaces defensores
de Israel [...].
[...] estn animados por una mezcla de odios y objetivos revo-
lucionarios a alcanzar, que van desde aborrecer a los alema-
nes y a los sureos blancos, hasta lograr el dominio de un
imperio democrtico global, junto con la derecha de Israel y
aquellos americanos a los que esperan controlar.
48
7- Por ltimo, los conservadores tradicionales acusan a los neocon-
servadores de estar influenciados por lo que llaman el marxis-
mo cultural, debido a que muchos de sus exponentes proceden
de la izquierda. Cuando los straussianos defienden [...] el hege-
monismo ideolgico, defienden a las clases sociales asociadas
368
Eliades Acosta Matos
a l [...]. Son defensores de las clases dominantes, obscena-
mente recompensados por estas, ocupantes de altos cargos en
instituciones izquierdistas, dentro de la burocracia guberna-
mental y en los tanques pensantes conservadores.
49
Si las diferencias que oponen a los conservadores tradiciona-
les y a los neoconservadores son por naturaleza tcticas y de matices,
mucho ms sustanciales son las que los contraponen a quienes los
critican, desde la izquierda. Un buen ejemplo de ellos se encuentra
en el artculo Noeconservatism: Where Trostky Meets Stalin &
Hitler, de Srdja Trifkovic, publicado en Chronicles Magazine, cu-
yas crticas esenciales contra los neocons, desde la izquierda, son:
Los neoconservadores comparten con Stalin y Hitler una
ideologa nacional socialista con proyeccin internacional
imperialista.
De hecho, los neoconservadores no favorecen la libre em-
presa, sino un tipo de capitalismo de Estado, que se ubica
dentro del contexto del aparato global del Banco Mundial y
el Fondo Monetario Internacional, que Hitler hubiese apre-
ciado mucho. [...] Son estatistas, por excelencia.
Los neoconservadores no desean abolir el Estado, sino con-
trolarlo, en especial si dicho Estado les permite controlar a
los dems. No son patriotas, en ninguna acepcin del tr-
mino. No se identifican con los Estados Unidos reales e
histricos, sino que ven al pas como un organismo hospe-
dero que les facilita sus ansias de poder [...]. Quieren que
los Estados Unidos se conviertan en un super-Estado capaz
de ser hegemnico y global.
Su permanente aspiracin a construir un imperio americano ul-
tramarino se acompaa de la transformacin del gobierno
federal en un Leviatn libre de restricciones constitucionales.
La fuerza dominante en el discurso neoconservador es la
bsqueda psictica del poder y su justificacin, es el dis-
curso nacionalista. [...] Al igual que Goebbels dio la bien-
venida a los bombardeos de los aliados sobre Alemania,
porque destruiran el viejo orden burgus de los relojes de
cuco y los mazapanes, as la bsqueda psictica de la gran-
El Apocalipsis segn San George
369
deza que propugna Bill Kristol, intenta eliminar los viejos
Estados Unidos descentralizados de los salones de bingo y
los juegos de las Ligas Menores.
Los neoconservadores exigen crear un Nuevo Orden que
contemple el control fsico sobre otros pueblos y nacio-
nes. Incluso cuando hablan de exportar la democracia esta
se entiende como un concepto ideolgico: no implica la
participacin en los asuntos de gobierno de ciudadanos in-
formados, ni el deseable contenido social y poltico que
deben tener las decisiones populares [...]. Son predominan-
temente militaristas y totalitarios. Su doctrina estratgica
se expresa en un nfasis en lo militar, conectado con cual-
quier amenaza a los Estados Unidos. [...] Buscan el adoc-
trinamiento de los jvenes con tal de que arriesguen sus
vidas, no por la defensa del honor o la seguridad de su pa-
tria, sino a partir de las misiones que se plantean engaando
al pblico, para hacerlas polticamente aceptables.
La mentalidad neoconservadora es apocalptica, antes que ut-
pica. La sustitucin de la amenaza sovitica por un terroris-
mo amorfo refleja la accin de una mente que nunca descansa.
Nuevas misiones y guerras se construyen y los pretextos se
fabrican, de la misma manera en que se fabric el ataque a
la estacin radial alemana de Gleiwitz, el 31 de agosto de
1939. Las herramientas para reforzar la aceptacin domsti-
ca de tales planes son similares: el Acta Patritica que sigui
al 11 de septiembre, de la misma manera en que la suspen-
sin de la Constitucin de Weimar sigui al incendio del
Reichstag.
Michael Leeden escribi que la destruccin constructiva es la
eterna misin de los Estados Unidos, dentro y fuera de sus
fronteras y la razn que explica el odio de sus enemigos.
Ellos no se sienten seguros ante el solo hecho de que existi-
mos y amenazamos su legitimidad. Intentan atacarnos para so-
brevivir y nosotros debemos destruirlos para hacer avanzar
nuestra misin histrica. [...] En el pensamiento straussiano
neoconservador, el que manda no requiere de normas morales,
pues el nico derecho natural existente es el derecho de los
seres superiores a dominar a los inferiores.
50
370
Eliades Acosta Matos
En resumen, [...] en esta forma de pensamiento, la de los
neoconservadores, se expresa el mayor enemigo de los Estados Uni-
dos, la mayor amenaza a su orden constitucional, a su modo de vida.
El poder que persigue es para llevar a cabo el sueo escatolgico del
fin de la historia [...].
51
Una importante arista de las crticas que se dirigen a los
neoconservadores, desde la izquierda y la derecha tradicional,
es la de ser un movimiento cuyo vertiginoso crecimiento y actual
predominio se deben a la proteccin y financiamiento encubierto
de la CIA, en los aos de la Guerra Fra.
Un curioso artculo aparecido en 1997 en The Rothbard-
Rockwell Report y reeditado en leerockwell.com, rgano de los
paleoconservadores de Pat Buchanan, tiene por ttulo una elocuen-
te pregunta: Neoconservatism: a CIA Front?. En l se analiza,
con abundancia de datos y revelaciones de primera mano, la ma-
nera en que la CIA penetr o cre, tras el fin de la Segunda Guerra
Mundial, numerosos peridicos, revistas, estaciones de radio y
televisin bajo el pretexto de una amenaza sovitica inexistente
que, no obstante, como una quimera, sirvi para mantener a raya a
las masas.
En este artculo nada sospechoso de simpatizar con las ideas
de izquierda, se revela que en aquellos aos la CIA lleg a dedicar
el 29% de su inmenso presupuesto a asuntos relacionados con los
medios y la propaganda y que uno de sus principales objetivos fue
[...] desacreditar las indeseables actitudes parroquiales que funda-
mentaban los deseos de paz. Fue necesario, particularmente en Eu-
ropa, inocular al pblico contra el virus de la neutralidad.
52
En los
aos 70 [...] el presupuesto de la CIA dedicado a la propaganda,
segn la organizacin Public Information Resource, exceda los
285 000 000 de USD, que era mayor que los presupuestos combi-
nados de Reuters, UPI y AP.
53
Los autores de este revelador artculo significan, que:
[...] el movimiento conservador que culmin con el ascen-
so de Ronald Reagan a la presidencia, fue un resultado de
esos turbulentos aos de la Guerra Fra y probablemente,
producto de intervenciones de las agencias de seguridad del
Estado en los asuntos polticos internos, que muchos de sus
El Apocalipsis segn San George
371
protagonistas no estn en condiciones de reconocer. Los ms
belicosos guerreros del campo neoconservador y los ms in-
veterados intervencionistas de la National Rewiew hunden sus
races en esos esfuerzos propagandsticos de la CIA.
54
Las relaciones directas entre la CIA y el movimiento neocon-
servador, segn los paleoconservadores, se remontan a los aos
60, y afirman:
El papel jugado por la CIA en el establecimiento de la in-
fluencia neoconservadora puede ubicarse a fines de los 60,
pero es un hecho oscurecido por las reiteradas negativas de
los actores principales a reconocer lo que saban sobre se-
mejantes financiamientos secretos. La organizacin pri-
maria creada con estos fines fue el Congress for Cultural
Freedom, dirigido contra los partidarios del stalinismo, que
organiz una cruzada intelectual contra la URSS, supuesta-
mente desde la izquierda. La revelacin de que el Congreso
era un frente de la CIA, da su credibilidad, a pesar de los
esfuerzos de la Ford Foundation para mantenerlo a flote. El
Congreso desapareci, pero como seala Justin Raimondo
[en su artculo de 1993 Reclaiming the American Right]
sus principales organizadores se dieron a conocer luego
como neoconservadores.
[...] Entre los organizadores del Congreso estaban James
Burnham, Irving Kristol, Gertrude Himmelfarb, Daniel Bell,
Arthur Schlesinger, Lionel Trilling y Sidney Hook.
[...] Hoy, Kristol es el Rey Svengali del mundo conservador.
55
Viniendo de tales orgenes, no es de extraar que todava se
contine sospechando del nexo existente entre los neocons y la
CIA, y de la National Rewiew como operacin de la CIA, debi-
do a que cuenta con cuatro ex agentes de la Compaa entre sus
redactores (Buckley, Kendall, Burham y William Casey). No es
de extraar tampoco que [...] el dinero fluya hoy, como miel y
leche, hacia los activistas neoconservadores, desde las mayores
fundaciones conservadoras.
56
372
Eliades Acosta Matos
Una de las aristas ms criticadas del movimiento neoconser-
vador es su absoluta falta de escrpulos en lo relacionado con el
dinero, o lo que es lo mismo, su propensin demostrada a la corrup-
cin desenfrenada. Sus exponentes no se detienen ante conflictos
de intereses u otras restricciones morales:
Dedicados a la subversin de la democracia por varios me-
dios, entre ellos las campaas financieras, la manipulacin
de las mquinas de votar, las manipulaciones electorales, las
alianzas polticas por inters se dice de ellos en el artculo
correspondiente a disinfopedia, los neoconservadores man-
tienen algo en comn: la preocupacin por conservar el po-
der, porque este les garantiza el acceso al dinero.
Se diferencian de los conservadores tradicionales en el nivel
de preocupacin que sienten por la corrupcin. Mientras es-
tos observan cdigos ticos, eluden los conflictos de intere-
ses y velan por su reputacin, los neoconservadores, tanto
los norteamericanos, como los israeles, no sienten preocu-
pacin alguna por tales temas.
57
Las relaciones familiares y las alianzas entre los neocons son tan
comunes que cualquier observador imparcial no podr menos que sos-
pechar de la manera en que reparten las generosas donaciones con las
cuales las grandes corporaciones los sostienen, o los privilegios y el
poder que significan ocupar altos cargos gubernamentales.
Contrariamente a lo que indican las apariencias denuncia
Jim Lobe en su artculo All in the Neocon Family, publicado el
27 de marzo de 2003, en alternet, los neoconservadores no cons-
tituyen un movimiento poltico, sino un pequeo club exclusivo,
caracterizado por sus relaciones incestuosas y sus conexiones per-
sonales.
58
Las denuncias de Jim Lobe estn suficientemente documen-
tadas, como para llevarnos a comparar a los neconservadores con
el clan de los Borgias, por sus desmanes y su nepotismo:
Irving Kristol est casado con Gertrude Himmelfarb, cuyos
estudios sobre la Era Victoriana inspiraron a quienes ven-
El Apocalipsis segn San George
373
dieron a Bush la idea del conservatismo compasivo. [...]
El hijo de esta orgullosa pareja no es otro que William
Kristol, el Delfn del movimiento, editor de The Weekly
Standard y fundador en 1997 del Proyecto para el Nuevo
Siglo Americano [...].
El discpulo ms aventajado de Irving Kristol es Richard Perle
[...] que est casado con la hija de Albert Wohlstetter, quien
fue tambin profesor de Paul Wolfowitz.
Otro protegido de Perle es Douglas Feith, el segundo de
Wolfowitz, hijo, a su vez, de Dalck Feith, un empresario
de Filadelfia, seguidor del lder sionista Vladimir Jabotinsky
[al igual que Leo Strauss].
Michel Leeden, colaborador de Perle en el American En-
terprise Institute, est casado con Brbara Leeden, funda-
dora y directora del anti-feminista Independent Womens
Forum. Perle, Feith y otro matrimonio neoconservador, el
formado por David y Meyrav Wurmser, escribieron en 1996
un memorndum para Benjamn Netanyahu, solicitndole
romper los Acuerdos de Oslo e invadir Iraq.
Dick Cheney est casado con Lynne Cheney [quien presidi
la National Endowmewnt for Humanities en el gobierno de
Bush Jr.]. Cheney recientemente nombr a Victoria Nuland
en el cargo de viceconsejera para la Seguridad Nacional,
quien es esposa de Robert Kagan, cofundador del PNAC y
camarada de Bill Kristol.
El padre de Robert Kagan es Donald Kagan, historiador de
Yale, ex demcrata convertido en neoconservador en los aos
70. A principios de 2000, Donald Kagan, junto a Frederick,
su otro hijo, escribi el libro While America Sleep, una clari-
nada en pos de mayores gastos militares.
Elliots Abrams, director de Asuntos del Cercano Oriente en
el Consejo de Seguridad Nacional de Bush Jr., es yerno de
Norman Podhoretz y de su esposa, la escritora neoconser-
vadora Midge Decter, quien fuera, junto a Podhoretz, una
de las principales lderes del Committee for Present Danger,
en 1980, cuando trabajaron junto a Donald Rumsfeld. Los
Podhoretz son tambin los padres de John Podhoretz, co-
mentarista del New York Post y de Fox News Channel.
374
Eliades Acosta Matos
Entre los protegidos de Podhoretz se encuentran Jeanne
Kirkpatrick y Richard Pipes, asesor de Reagan para asuntos
relacionados con la URSS. El hijo de ambos, Daniel Pipes,
es tambin un destacado periodista neoconservador.
59
Este clan, en opinin de Jim Lobe, ha utilizado sus estrechas
relaciones familiares y sus contactos para lograr el control del go-
bierno de Bush y de esta manera, controlar el futuro de la poltica
exterior de los Estados Unidos.
Uno de los crticos de la manera en que los neocons llevan ade-
lante la poltica exterior del gobierno de Bush Jr., es James P.
Pinkerton, columnista del Newsday desde 1993, comentarista del
Fox News Channel y antes, colaborador de Ronald Reagan y Bush
Sr., entre 1980 y 1992. En este caso, el Anti-Neo se escribe desde la
derecha ms abiertamente fascista, como lo demuestra su artculo
7 Habits of Highly Effective Imperialists, publicado el 11 de octu-
bre de 2004, en el American Conservatives.
Parodiando el ttulo del libro de Stephen Covey, un best
sller de auto-ayuda titulado The 7 Habits of Highly Effective
People, Pinkerton critica la cruzada para extender los benefi-
cios del americanismo al resto del mundo, especialmente al
Medio Oriente, ya que no ha sido efectiva y, por lo tanto, ha
llegado el momento de unir la magia de Covey a los esfuerzos
imperiales del To Sam dando a conocer a los tanques pensan-
tes los 7 Hbitos del Imperialismo Altamente Eficaz. Estos,
en su opinin, son:
1- Tome en serio su imperialismo: el Gran Juego no es para
diletantes: si los Estados Unidos tomasen en serio su
imperialismo, estaran implementando la enseanza masi-
va a sus nios de lenguas como el rabe, el pashtu, el dari,
el farsi, el urdu y ms importante an: preparando a sus
hijos para el servicio en ultramar. [...] En vez de ello, los
seguidores de Feith lo empeoran todo enviando a Iraq a
gente carente de habilidades, como a Michael Fleischer
[hermano de Ari Fleischer] y a Simone Leeden [hija de
Michael Leeden] para ocupar posiciones destacadas en la
Autoridad Provisional de la Coalicin.
El Apocalipsis segn San George
375
2- Acepte a los locales como a usted mismo: Esto es difcil de
lograr, se sabe: no debe esperarse que lo quieran la gente a
la que usted asesina.
3- No se gue por ninguna regla: si el Hbito 2 no funciona,
intntelo con el Hbito 3. Cuando los romanos tuvieron pro-
blemas con Cartago, demolieron la ciudad y regaron el suelo
con sal [...]. En las posesiones geopolticas por conquista,
masacrar a la poblacin aborigen es equivalente a nueve
dcimos de la Ley [...] eso es genocidio, pero ha demostrado
ser eficaz.
4- Dispone de aliados? Va a necesitar algunos: Cuando los Es-
tados Unidos han luchado junto a sus aliados, desde la Pri-
mera Guerra Mundial hasta la Guerra del Golfo [...], la lucha
ha sido efectiva. Cuando ha peleado de manera unilateral,
como en Vietnam y en Iraq, ha sido inefectivo. [...] Los aliados
son tiles, especialmente si son ogros.
5- Sea realista: En el 2003, el Carnegie Endowment for Inter-
national Peace estudi los mayores esfuerzos realizados por
los Estados Unidos para construir naciones, hallando que
solo cuatro de ellos tuvieron xito Alemania, Japn, Grana-
da y Panam, mientras que 12, entre los que se encuentran
Hait, Nicaragua y Vietnam, fueron ineficaces.
6- Retrese rpidamente y deje en su lugar un gobierno ttere:
El imperialismo eficaz utiliza sustitutos para las ocupacio-
nes prolongadas.
7- Djese arrastrar por la tragedia, pues ella est ya en cami-
no: Hoy la lucha en Iraq es asimtrica: nuestros F-16 con-
tra sus Ak-47, pero maana las acciones asimtricas pueden
alcanzar el territorio de los Estados Unidos: sus armas de
destruccin masiva contra nuestras ciudades.
60
La conclusin a la que arriba Pinkerton es clara: Hasta ahora,
los norteamericanos solo han sido eficaces en Iraq en lo tocante al
gasto de dinero [...]. Si los norteamericanos deseasen prepararse
para vivir segn estos Hbitos, podremos mirar al futuro, o por lo
menos, pacificar Fallujah.
61
La manera brbara y despiadada en que se pacific Fallujah,
siguiendo los simpticos consejos de Pinkerton, apelando a la
376
Eliades Acosta Matos
evacuacin forzosa de sus habitantes, el bombardeo indiscriminado
de sus barrios, la masacre de quienes resistieron los ataques, y el
asesinato impune de prisioneros y combatientes heridos, demuestra
que sus recomendaciones, basadas en doctos anlisis histricos,
siguiendo la lnea clsica de Strauss y Albert Wohlstetter, fueron
escuchadas y que la epopeya sangrienta que comienza cuando al-
gn neocon encumbrado hojea una obra de Platn o una historia
del Imperio Britnico, siempre terminar con el genocidio de quie-
nes se crucen en el camino de sus planes de expansin y con la
demolicin, hasta los cimientos, de mezquitas, bibliotecas, mu-
seos, sitios arqueolgicos o simples viviendas, aunque a esta aris-
tocracia imperial de nuevos ricos les falte el sentido simblico
del poder, el dominio de la potica de dominacin que expresaron
los romanos cuando regaron con sal las ruinas ensangrentadas de
la rival Cartago.
Hoy todo es ms prosaico, ms perecedero, con menos clase,
hasta los imperios: lo que quede de las naciones conquistadas y
liberadas se distribuir entre las corporaciones como la Halli-
burton, que son, a fin de cuentas, las que pagan a quienes alertan,
organizan, provocan y desatan las guerras de expansin infinitas y
lo hacen, debe decirse, con largueza, para que sus arcas puedan
luego henchirse con los frutos de la rapia. Inversiones de riesgo,
es cierto, pero qu capitalista de pura cepa no ama arriesgarse en
la Bolsa?
Para los ingenuos y optimistas a ultranza, tres nuevos elemen-
tos han venido a demostrar que el clan neoconservador protago
nista del autogolpe de Estado del 11 de septiembre de 2001 y que
tiene en Bush su dcil mascarn de proa, lejos de aplacar, ha for-
talecido sus mpetus totalitarios e imperialistas, a pesar del recha-
zo mundial y la tragedia de Iraq.
Estos mismos cndidos que se remiten serficamente, una y
otra vez, al escrutinio del pasado histrico de los Estados Unidos,
buscando augurios apaciguadores sobre los segundos mandatos de
los presidentes belicosos, o sobre las reservas morales y constitu-
cionales de la nacin, no han comprendido an que se enfrentan a
un monstruo indito, decidido a desmentir todos los augurios pre-
cedentes y a pisotear todos los lmites, constitucionales o mora-
les, que intenten oponerse a su marcha.
El Apocalipsis segn San George
377
Como en los mejores filmes de terror norteamericanos, don-
de la protagonista descubre que el asesino est ya dentro de la casa,
el Mal que los neoconservadores dicen perseguir, por lejanos y
oscuros rincones del planeta, se ha instalado, definitiva y jubi-
losamente, en el mismo corazn de la nacin y segn las neo-uto-
pas, para siempre.
Este clan de poder, a la vista de la debacle de los demcratas
en las elecciones de 2004, sin enemigos organizados y podero-
sos que puedan actuar como contrapeso interno, dentro de las re-
glas constitucionales norteamericanas, despreciador de la opinin
pblica nacional y mundial, ensoberbecido con su aplastante poder
militar y econmico y con el cheque en blanco que les extendi la
reeleccin de Bush Jr., no piensa abandonar el poder jams, no, al
menos, por las vas democrticas por las que lo obtuvo, reme-
dando al tahr que despus de alzarse con un jugoso botn, decide
cambiar las reglas del juego, para su propio provecho.
Ni los neoconservadores, ni las corporaciones que los ama-
mantan, ni las agencias de inteligencia que los protegen y promue-
ven, ni el complejo militar-industrial que se beneficia enormemente
con las guerras que desatan, aceptarn volver a la incierta situacin
de un mundo medianamente pacfico y estable, ni se inclinarn,
voluntariamente, ante presidentes menos dciles, o que ordenen
menos bombardeos e invasiones que Bush Jr.
Para que se instaure el milenio prometido, la Pax Americana
soada, apelarn a cualquier mtodo, por monstruoso que sea, in-
cluso los atentados terroristas ms apocalpticos que se puedan
imaginar; las amenazas exteriores ms tremebundas que se puedan
organizar; las crisis econmicas, migratorias o climticas ms
insalvables, que se puedan desatar; y los desafos ms peligrosos
en materia de epidemias humanas, desarrollo de las tecnologas o
propiedad intelectual que se puedan presentar.
Al fin, despus de una prolongada fiesta de disfraces galan-
tes, en un saln decorado con consignas falsas (democracia,
libertad, derechos humanos, compasin, libertad de expre-
sin, etc.), ha llegado el amanecer y el momento en que se echan
a un lado las mscaras, dejando al descubierto, en todo su horror,
los verdaderos rostros del capital, los ms celosamente escondi-
dos bajo los oropeles, los menos atractivos y glamorosos, los de
378
Eliades Acosta Matos
piel llagada por la injusticia, la explotacin y el egosmo impla-
cables que los caracterizan.
Al fin se han transparentado los mecanismos de dominacin
finales del sistema, con el ascenso al poder de los neoconserva-
dores, su ltima y desesperada carta de recambio, jugadores
rentados, sacados de contrabando del equipo rival, que van al terre-
no con las tcticas y mtodos de lucha aprendidos antes, con signo
cambiado, destinados a batir a sus antiguos camaradas de armas.
Un capitalismo decadente y parasitario que ha venido sortean-
do crisis, transfigurndose desde la barbarie ms cruda de la acu-
mulacin original, la expansin colonial, las matanzas de las guerras
imperialistas, la represin ms tenaz contra sus disidentes y los
pueblos que han osado enfrentarlo, hasta adquirir la imagen amable
que de l nos vende Hollywood, o que se disfruta durante los cor-
tos intervalos, aparentemente menos agresivos, del Camelot de John
F. Kennedy, la presidencia parroquial de un sonriente Jimmy Carter,
o el mandato de Bill Clinton, lector de Garca Mrquez y pasable
intrprete del saxo, llega, con la presidencia de Bush Jr., afortuna-
do interlocutor de Dios, al paroxismo de sus fobias y manas, ca-
paz de matar y reprimir a plena luz del da, para que no mermen sus
ganacias, ejecutando una cabriola dialctica de 360 grados, para
terminar mordindose la cola, regresando a sus inicios, asesinan-
do a la Repblica para que viva, efmeramente, el Imperio.
Deslindados los campos, eliminado lo superfluo, reveladas
las esencias ms celosamente escondidas, el sistema y sus ms
leales servidores han aprovechado este primer mes de 2005 para
dar tres pasos importantes, smbolos de los nuevos tiempos, fin
de toda esperanza de moderacin, seales inequvocas de lo que
est inscrito, con letras de sangre, en los Libros Imperiales de
las Profecas:
I- Irn ha sido escogido, aunque an no se ha proclamado de manera
oficial, como el prximo blanco de ataque imperial, el siguiente
oscuro rincn del planeta que debe ser desinfectado por los
marines y las bombas inteligentes del Pentgono, antes de que
la Halliburton, Alma Mter de Dick Cheney, comience la ex-
plotacin de sus yacimientos petroleros.
El Apocalipsis segn San George
379
Un curioso artculo de Seymour M. Hersh conocido por sus
revelaciones sobre las torturas en Abu Ghraib, fue publicado el pa-
sado 17 de enero, en una edicin de The New Yorker, bajo el ttulo de
The Coming Wars. Lo esencial de las revelaciones obtenidas
de una fuente no identificada, a la que se caracteriza como un alto
ex oficial de inteligencia,
62
se resumen en los siguientes puntos:
La prxima campaa militar a desarrollar, dentro del Medio Orien-
te, es la campaa iran. Los programas nucleares que lleva a
cabo Irn, lo situn [...] entre tres y cinco aos de lograr la
produccin independiente de cabezas nucleares.
62
A los es-
fuerzos negociadores europeos [Francia, Alemania y Gran
Bretaa], se han negado a unirse los Estados Unidos, pues [...]
los neoconservadores creen que las negociaciones son un mal
negocio [...] y que el nico lenguaje que entienden los iranes,
es el de la presin.
63
El gobierno de Bush [...] ha estado llevando a cabo operaciones
secretas de reconocimiento dentro de Irn, desde el verano pa-
sado, con el objetivo de acopiar informacin de inteligencia
acerca de tres docenas de sitios donde se ubican misiles qu-
micos, nucleares o biolgicos.
64
Para estas operaciones se han
utilizado fuerzas especiales norteamericanas, conocidas como
Gray Fox, con el apoyo de agentes locales reclutados, contando
con informacin aportada por Israel y Pakistn. Los planes para
un ataque contra Irn [...] han sido actualizados [...] previn-
dose realizar la invasin terrestre desde Afganistn, Iraq y las
nuevas bases que los Estados Unidos poseen en Asia Central.
65
Tratan de justificar el ataque contra Irn, no solo por el desarrollo
de sus programas nucleares, sino tambin porque es necesario
[...] eliminar el aura de invencibilidad que rodea a los mullahs
y su capacidad de enfrentar a Occidente,
66
lo cual remite a las
razones brindadas por Mark Falcoff para eliminar a Cuba, en
su conferencia ante el pblico del American Enterprise
Institute.
Las operaciones paramilitares que antes realizaba la CIA han sido
transferidas al Pentgono, bajo rdenes ejecutivas que brin-
dan amplias facultades para hallar y destruir blancos terroris-
tas alrededor del mundo, incluso en pases aliados de los
380
Eliades Acosta Matos
Estados Unidos. La cadena de mando de la que depende el cum-
plimiento de tales rdenes se reduce a tres personas, el secre-
tario Donald Rumsfeld, el general William G. Boykin y el
subsecretario para la Inteligencia, Stephen Cambone, cuyo nom-
bre aparece mencionado entre los que autorizaron el uso de la
tortura en Abu Ghraib. Es interesante destacar que tanto el Se-
cretario como el Subsecretario forman parte de la elite neo-
conservadora desde los das iniciales del Proyecto para el
Nuevo Siglo Americano. Es sintomtico que el poder absoluto
otorgado a Rumsfeld para actuar rpido, decisiva y letalmente
convierte al mundo en una zona global de tiro libre, sin nece-
sidad de autorizacin previa, ni de supervisin posterior del
Congreso.
Y el ingrediente ms peligroso de semejante situacin:
[...] militares norteamericanos estn autorizados a hacerse
pasar, en el exterior, por corruptos empresarios que buscan
contactos para el trfico clandestino de sistemas usados
en el armamento nuclear. En algunos casos, de acuerdo
con asesores del Pentgono, ciudadanos locales sern es-
timulados a unirse a grupos guerrilleros o terroristas, lo
que los involucrar, potencialmente, en operaciones com-
bativas o terroristas, incluso, en naciones donde existen
embajadas o estaciones CIA de los Estados Unidos, que no
necesariamente sern informadas con antelacin, segn las
nuevas normas.
67
No es necesario gozar de una imaginacin desbordante para
comprender que no habr gobierno, fuerza poltica o simple ciuda-
dano que no pueda ser involucrado, directa o indirectamente, en
acciones de este tipo, siempre que el Imperio desee fabricar prue-
bas que permitan su eliminacin.
En silencio y en secreto, la doctrina neoconservadora de la
guerra preventiva ya de por s peligrosa, se acaba de complemen-
tar con algo an ms srdido e inquietante: el reconocimiento a
la legalidad de la fabricacin de motivos artificiales y de provo-
caciones que amparen acciones militares de respuesta, algo con
El Apocalipsis segn San George
381
lo que no osaron soar quienes se involucraron secretamente en
la explosin del Maine, el hundimiento del Lusitania, el ataque a
Pearl Harbor, el incidente del golfo de Tonkin y los ataques del
11 de septiembre de 2001.
II- La publicacin por la Heritage Foundation que forma, junto a la
Rand Corporation y el American Enterprise Institute, la Sant-
sima Trinidad del movimiento neoconservador, del nuevo
documento programtico, de 156 pginas, que sustituye al Pro-
yecto para el Nuevo Siglo Americano, el cual recoge las tareas
que cumplir por el gobierno de Bush, durante su segundo man-
dato. Este nuevo plan de la Contrarreforma neoconservadora,
conocido como Mandate for Leadership: Principles to Limit
Government, Expand Freedom, and Strengthen America, dado
a conocer el 11 de enero de 2005, ser evaluado peridicamen-
te, comenzando en febrero y servir para presionar al Presidente
y a su equipo de gobierno, cuando se muestren lentos o desobe-
dientes en cumplir las tareas asignadas, pues para ello se permi-
ti su reeleccin. Contina la tradicin de la primera edicin
del Mandate..., de 1980, que recoga, en 1 100 pginas, las
tareas a enfrentar por la administracin de Ronald Reagan, por
lo que se le conoci como la Biblia de Reagan.
Los principios cardinales que fundamentan este Mandate
son, segn sus redactores:
La libre empresa.
El gobierno limitado.
La libertad individual.
Fuerte defensa nacional.
Para sus promotores, el Mandate... [...] es un manual para
que los legisladores responsables puedan convertir esos princi-
pios en polticas y un calificador para que los ciudadanos se ase-
guren de que lo hagan.
68
No es necesario comentar todos los acpites del documen-
to, baste sealar que abarca objetivos concretos a lograr para la
382
Eliades Acosta Matos
limitacin y tamao del gobierno federal (limitacin del gasto
federal, reforma de las regulaciones federales, restauracin del
poder de las cortes de justicia y fortalecimiento del federalismo),
y el fortalecimiento de la sociedad civil (combinacin de una
inmigracin sensible con la asimilacin, proteccin de la insti-
tucin del matrimonio, desarrollo de la educacin, promocin
del papel de la religin y de las instituciones religiosas), pasando
por lo que se define como aseguramiento de la libertad econ-
mica y del crecimiento econmico, la combinacin de la liber-
tad con la responsabilidad (reforma del Seguro Social, reforma
del Seguro Mdico), garantizar eficientemente la seguridad de
los norteamericanos (librar la guerra contra el terrorismo en
muchos frentes, proteger la patria, transformar las fuerzas ar-
madas del pas), creacin de una poltica exterior que garantice
la paz y la soberana de los Estados Unidos (nueva poltica hacia
Europa, uso de la diplomacia pblica con fines defensivos, crear
la seguridad energtica del pas y dirigir la estabilidad en Asia)
y por ltimo, promover la libertad a travs del comercio y las
instituciones internacionales (la proteccin de los intereses de
los Estados Unidos a travs de las instituciones internacionales,
el desarrollo de estrategias de desarrollo econmico basadas en el
libre mercado y la promocin de la libertad econmica mediante
el comercio).
69
Cada uno de los grandes principios y objetivos enunciados se
concreta en principios y objetivos especficos, por ejemplo:
Librar la guerra contra el terrorismo en muchos frentes, misin
parcial que pertenece al objetivo estratgico de Garantizar
eficaz y eficientemente la seguridad de los norteamericanos,
se concreta en los siguientes principios y objetivos parciales:
Principios:
a) La guerra contra el terrorismo es, en esencia, una guerra
contra los grupos islmicos militantes.
b) Para vencer, los Estados Unidos debern trabajar con sus
aliados musulmanes que se oponen al terrorismo.
El Apocalipsis segn San George
383
c) Los Estados Unidos y sus aliados debern derrotar, no solo
al terrorismo islmico, sino tambin a los Estados, movi-
mientos y partidos polticos que apoyan a los terroristas.
d) La batalla de las ideas es decisiva para llevar a buen trmino
la guerra.
Objetivos parciales a alcanzar:
a) Matar o capturar a los jefes principales de Al Qaeda y a los
lderes de los grupos afines.
b) Otorgar la ms alta prioridad a la derrota del terrorismo
en tres frentes claves: Pakistn-Afganistn, Iraq y Arabia
Saudita.
c) Sancionar, aislar, minar y reemplazar a los regmenes que
apoyen al terrorismo.
d) Trabajar con lderes musulmanes e intelectuales modera-
dos que se oponen al terrorismo para aislar, desacreditar
y derrotar a las organizaciones islmicas hostiles a los Es-
tados Unidos.
e) Llevar a cabo una batalla de ideas global para desacreditar la
visin totalitaria que tiene Bin Laden sobre el Islam.
f) Trabajar para prevenir la proliferacin de armas de destruc-
cin masiva, particularmente, en los Estados delincuentes,
como Irn y Siria.
70
Proteger los intereses de los Estados Unidos, a travs de las
instituciones internacionales, pertenece al objetivo estrat-
gico Promover la libertad mediante el comercio y las insti-
tuciones internacionales. Sus principios y objetivos parciales
a lograr son:
Principios:
a) Los Estados Unidos no mantienen alianzas permanentes, sino
intereses permanentes.
b) Los Estados Unidos no deben nunca depender de la apro-
bacin de organizaciones internacionales o de otras
384
Eliades Acosta Matos
naciones, para desplegar polticas que protejan sus intere-
ses nacionales.
c) Los Estados Unidos continuarn participando en negociacio-
nes y tratados, as como en instituciones internacionales,
cuando sea apropiado, pero esta participacin se debe con-
siderar como un medio y no un fin en s mismo.
Objetivos parciales a alcanzar:
a) Participar en organismos multilaterales, como la ONU,
guindolos hacia polticas que se correspondan con los in-
tereses y prioridades de los Estados Unidos.
b) Reformar las instituciones regionales a fin de hacerlas ms
flexibles para dar respuesta a las necesidades de los Esta-
dos Unidos.
c) Trabajar con la ONU y otros organismos internacionales
siempre que sea posible, pero dejndoles saber, con clari-
dad, que la poltica de los Estados Unidos no queda sujeta a
su aprobacin.
d) Continuar participando en las negociaciones y tratados in-
ternacionales, garantizando que no afecten los intereses de
los Estados Unidos.
71
Desplegar estrategias de desarrollo econmico basadas en el
libre mercado, lo que pertenece al objetivo estratgico Pro-
mocin de la libertad mediante el comercio y las instituciones
internacionales, cuyos principios y objetivos parciales a lo-
grar son:
Principios:
a) La asistencia econmica prestada a travs de las naciones o
las instituciones financieras internacionales ha fallado al
intentar contribuir al desarrollo de las naciones pobres.
b) Los pases que abrazan la libertad econmica crecen ms
econmicamente que aquellos que restringen el mercado a
travs de regulaciones y polticas restrictivas.
El Apocalipsis segn San George
385
c) La ayuda exterior no es capaz de reemplazar a las buenas
polticas internas.
Objetivos parciales a lograr:
a) Eliminar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarro-
llo Internacional (USAID).
b) Apoyar el programa Millennium Challenge Account.
c) Eliminar el Fondo Monetario Internacional.
d) Adoptar las recomendaciones de la Comisin Meltzer, para
la reforma del Banco Mundial.
e) Promover el comercio libre y las inversiones.
72
Como puede apreciarse, el Mandate no deja esfera de la
actividad humana, gubernamental, nacional o internacional, sin in-
tentar reorientar para que apoyen, o se subordinen a los intereses
hegemnicos de los Estados Unidos. Es, ni ms ni menos, un ulti-
mtum del Imperio al resto de las naciones y pueblos del planeta.
III- El discurso inaugural del segundo mandato de George W. Bush,
pronunciado el 20 de enero de 2005, en Washington, es la sn-
tesis de los peligros que amenazan a la humanidad a manos de
los entusiastas neoconservadores que han jurado liberarla
de las tiranas.
La ceremonia inaugural, a un costo directo de 40 000 000 de
dlares, sin contar los gastos indirectos en seguridad, de los cua-
les la Casa Blanca forz a las autoridades de la ciudad de Washing-
ton a asumir 17 000 000, fue una verdadera orga imperial. La lista
de los mayores donantes para la celebracin podra servir como
gua de negocios corporativos: Coca Cola, American Bankers
Asociation, Chevron-Texaco, Bank of America, Exxon Mobil, JP
Morgan Chase, National Asociation of Home Builders El Hotel
Ritz-Carlton adquiri rosas amarillas por 20 000 dlares. El costo
del paquete inaugural del Fairmont Hotel fue de 10 000 USD, e
inclua caviar Beluga y Don Perignon en la recepcin, un Rolls
Royce con chofer y dos actores posando como agentes del Servicio
386
Eliades Acosta Matos
Secreto junto a los huspedes. El precio de una estancia en la suite
presidencial del DCs Mandarin Oriental, con limusina Mercedes
Benz incluida, ascendi a 200 500 USD.
73
Se ha calculado que, solo con el dinero utilizado por el go-
bierno para la coronacin imperial, se podra haber vacunado y brin-
dado atencin mdica preventiva a 22 000 000 de nios de los pases
asiticos afectados por los tsunamis, o garantizar los estudios, por
un ao, a 1 160 000 nias afganas.
Pero lo ms chocante de estas celebraciones no fue el jol-
gorio ni los gastos exorbitantes, en medio de un mundo devasta-
do por crisis, pobreza crnica, desastres naturales y guerras. Ni
siquiera que mientras la Sra. Bush luca, en uno de los nueve bai-
les programados, su deslumbrante modelo de Oscar de la Renta,
se torturaba a los prisioneros en Guantnamo, las mazmorras de
Iraq o Afganistn, o saltaban por los aires soldados americanos
emboscados por la resistencia iraqu. Lo ms chocante es que
mientras todo eso ocurra, su marido, el Sr. Presidente, lea un
discurso de 20 minutos en el que la palabra libertad se repeta
49 veces.
Segn Bush Jr., notablemente influido por el pensamiento
neoconservador expresado en un libro de Natan Sharansky ex di-
sidente sovitico y actual ministro israel, [...] la nica fuerza en
la historia capaz de destrozar el reinado del odio y los resenti-
mientos, las pretensiones de la tirana y recompensar las esperan-
zas de la gente decente y tolerante, es la libertad.
74
Para que se
preserve [...] la libertad de que disfruta el pueblo norteamericano
debe garantizarse la libertad al resto del mundo.
75
Esta afirmacin marca un hito en el discurso declamatorio im-
perial: despus de la globalizacin de la economa norteamericana,
asistimos a la globalizacin de la libertad, al estilo norteamericano,
mediante mtodos norteamericanos. Se trata de que [...] los Estados
Unidos apoyan el auge de los movimientos y las instituciones demo-
crticas en cada nacin y cultura, con el objetivo ltimo de acabar con
las tiranas en el mundo,
76
lo cual significa que donde se crea que la
libertad est en peligro (y eso lo deciden los funcionarios neocon-
servadores e imperialistas del gobierno de Bush Jr.), termina de inme-
diato la soberana nacional y la libertad de los dems. Un artculo de
El Apocalipsis segn San George
387
Maureen Dowd, aparecido en The New York Times el mismo da de la
toma de posesin, no puede menos que sentenciar: La nica ecua-
cin que conocen los bushistas es Poder = Derecho.
77
Intentando justificar y hermosear las llagas de las interven-
ciones en el extranjero y de limpiar la sangre que mancha las ma-
nos de los encargados de llevar la libertad hasta los ltimos
rincones oscuros del planeta, Bush declar que [...] el pas ha
aceptado deberes difciles de cumplir y poco honorables de aban-
donar,
78
calificando de idealistas a los agentes de inteligencia y
a los diplomticos del Imperio, los mismos que tienen como tarea
subvertir a gobiernos forneos, interrogar y torturar detenidos y
promover la expansin imperial.
Para el logro de los objetivos enunciados, Bush Jr. pidi a los
jvenes norteamericanos que se entreguen a la causa del Imperio,
sin reservas ni crticas, como buenos legionarios. Crean la evi-
dencia que tienen ante sus ojos les dijo. [...] Ustedes han visto
que la vida es frgil, que la maldad es real y que el coraje triunfa,
79
esbozando las transformaciones internas que llevar a cabo para
crear lo que llama, en delicioso eufemismo sacado de algn ma-
nual de capitalismo popular de la dcada del 50, la creacin de
una sociedad de propietarios, el sueo corporativo destinado a
crear slidas clases medias como antdoto contra las protestas
sociales y las revoluciones, lo que se intentar lograr, en el caso de
los Estados Unidos, privatizando las obligaciones del Estado hacia
sus ciudadanos.
Es probable que en el mes de febrero de 2005, cuando los
neoconservadores de la Heritage Foundation efecten la primera
revisin del cumplimiento por parte del gobierno de su Mandate
for Leadership, consideren el discurso de toma de posesin de
Bush, como la primera tarea cumplida y pongan a su lado un orgu-
lloso neo-check mark.
Los augurios de enero de 2005 son nefastos para la humani-
dad y en primer lugar para el pueblo y las instituciones de los Esta-
dos Unidos. Tras largas disquisiciones tericas se abre paso, cada
vez ms, la nocin de que la nacin ha dejado de ser una Repblica
y vive bajo las reglas del Imperio y no de cualquier Imperio, sino
de un Imperio fascista.
388
Eliades Acosta Matos
Hello: You are Now Living in a Fascist Empire, es el nom-
bre de un ensayo de Carolyn Baker, publicado el 8 de noviembre de
2004, en el sitio web de Clearing House, cuyos argumentos re-
suenan con fuerza dramtica por estos das inciertos:
Lo que pocos norteamericanos comprenden, a pesar de las
astutas observaciones de millones de personas del resto del
mundo, es que ya estamos viviendo en un Imperio, no en
una democracia [...]. Dentro de cuatro aos [o sea, al con-
cluir el segundo mandato de Bush] la llamada Repblica
Democrtica de los Estados Unidos estar irreconocible.
Veremos la Corte Suprema llena de cristianos fascistas y
manacos, las invasiones de Siria, Irn, Corea del Norte
y Colombia, por mencionar solo algunos pases [...]. Versio-
nes infinitas del Acta Patritica, con las adiciones corres-
pondientes, se convertirn en ley nacional y otro ataque
terrorista, deliberadamente planeado, orquestado y finan-
ciado por personas del gobierno, del sector energtico y de
las finanzas, ciertamente ocurrir, lo cual hundir al pas en
el Cdigo Rojo y la Ley Marcial.
80
La alerta de Carolyn Baker no es exagerada. La simple enu-
meracin de las 14 caractersticas del fascismo, segn el profesor
Lawrence Britt, apuntadas tras estudiar los rasgos comunes del
fascismo alemn, italiano, espaol, chileno e indonesio y la cons-
tatacin de lo que ocurre hoy en el seno de la sociedad nortea-
mericana, permite llegar a conclusiones no menos alarmantes:
Nacionalismo continuado y poderoso.
Desdn por los derechos humanos, producto del miedo a los
enemigos y la necesidad de seguridad. El propio pueblo, bajo
regmenes fascistas, llega a ser persuadido de que tales dere-
chos deben ser ignorados, cuando sea necesario.
Identificacin de los enemigos, lo que brinda pretextos para
lograr la unidad de la causa.
Supremaca de los militares.
Sexismo rampante.
Control sobre los medios de comunicacin.
El Apocalipsis segn San George
389
Obsesin con la seguridad nacional.
Intervencin de la religin por parte del gobierno.
Proteccin del poder de las corporaciones.
Supresin del poder de los sindicatos.
Desdn por las artes y los intelectuales.
Obsesin con el crimen y su correspondiente castigo.
Nepotismo y corrupcin rampantes.
Elecciones fraudulentas.
81
Las perspectivas de que el pueblo norteamericano y el resto
de los pueblos del mundo comprendan lo que est sucediendo y se
dispongan a movilizarse, como proclam en Caracas el recin con-
cluido Encuentro Mundial de Intelectuales en Defensa de la Hu-
manidad (diciembre de 2004), pasa por disponer de informacin
clara sobre el movimiento neoconservador que se ha hospedado en
las entraas del gobierno de George W. Bush y que le sirve de tutor
para el despliegue de sus polticas imperiales, de la misma manera
que Aristteles guiaba a Alejandro en sus conquistas. El segundo
paso estriba en reconocer una terrible verdad que seala Carolyn
Baker en su ensayo:
La gente que no ha comprendido an la inutilidad de seguir
votando por los candidatos de las grandes corporaciones, o
por un tercer candidato que jams triunfar, no ha comprendi-
do tampoco que ni los maquiavlicos neoconservadores, ni la
familia criminal de los Bush, JAMS dejarn voluntariamente
el poder, ni en el 2004, ni en el 2008, ni NUNCA. Ellos no se
ocultan para proclamar que no tendrn escrpulos en hacer lo
NECESARIO, con tal de retener el poder, lo cual incluye frau-
des electorales, asesinatos, la quema de libros y ms que nada,
el uso de los medios como si fuesen sus mquinas propagan-
dsticas personales.
82
Comprendida la naturaleza del peligro que nos acecha a prin-
cipios de 2005, a pocos das de la Coronacin imperial, y perdidas
las esperanzas de utilizar las armas melladas del propio sistema
como antdoto contra sus tendencias fascistas predominantes, urge
390
Eliades Acosta Matos
la movilizacin de todas las fuerzas progresistas y verdaderamente
democrticas del planeta para enfrentar su avance.
A diferencia de otros momentos anteriores de la humanidad,
el Anti-Neo o Libro de la Salvacin Humana, no puede ni debe ser
obra de genios individuales, porque todos estamos en peligro y se
requiere del aporte de las luchas cotidianas de millones de hom-
bres y mujeres de todo el planeta, en primer lugar, del propio pue-
blo norteamericano.
Ser un libro coral, que ya ha empezado a escribirse. Es im-
portante apuntar en l cada nombre, cada lucha.
Pero luchar cada da, es mucho ms decisivo.
La Habana, 23 de enero de 2005
El Apocalipsis segn San George
391
Referencias
1-2
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Hearst Newpapers, Jan. 4, 2005. En: http://commondreams.org/
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3
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4
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En: http://www.townhall.com/columnists/paulgreenberg/print-
pg20041124.shtml
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Baker, C.: Ob. cit. (80).
ANEXO 1
Programa del Departamento de la Guerra
(Estados Unidos) acerca de la organizacin militar
de la prxima campaa en las Antillas
[Instrucciones de Breckenridge]
1
*
En un peridico alemn (Allgmeine Zeit, de Berln), correspon-
diente al 22 de Abril de 1898, se public el curioso documento,
que reprodujo, entre otros diarios, El Fnix, de Sancti Spritus.
Hay un membrete que dice: Departamento de la guerra. Ofi-
cina del secretario asistente. Washington, D.C., 24 de 1897.
Querido seor: Esta Secretara de acuerdo con la de Ne-
gocios exteriores y la de Marina, se cree obligada com-
pletar las instrucciones que sobre la parte de organizacin
militar de la prxima campaa en las Antillas le tiene da-
das, con algunas observaciones instrucciones relativas
la misin poltica que como general en jefe de nuestras
fuerzas recaer en usted.
Las anexiones de territorios nuestra Repblica han sido,
hasta ahora, de vastsimos territorios con escasa densidad de
poblacin, y siempre precedidas por la invasin pacfica
de emigrados nuestros, de modo que la absorcin o amalga-
ma de la poblacin existente, ha sido fcil y rpida.
1
Ortega Rubio, Juan: Historia de la Regencia de Mara Cristina Habs-
bourg-Lorena, Madrid: Imprenta, Litografa y Casa Editorial de Felipe
Gonzlez Rojas, 1906, t. III, pp. 439-442.
* Se ha respetado la redaccin y ortografa del documento original.
395
396
Eliades Acosta Matos
El problema se presenta con relacin a las islas Hawai ms
complejo y peligroso, pues la diversidad de razas y el ha-
llarse casi nivelados nuestros intereses con los de los japo-
neses as lo determina; pero teniendo en cuenta, lo exiguo
de su poblacin, la corriente de inmigracin nuestra har
estos peligros ilusorios.
El problema Antillano se presenta bajo dos aspectos: el uno
relativo a la isla de Cuba, y el otro a Puerto Rico, as como
tambin son distintas nuestras aspiraciones y la poltica que
respecto a ellos habr de desarrollarse.
Puerto Rico constituye una isla feracsima, estratgicamente
situada, en la extremidad oriental de las grandes Antillas, y
a mano para que la nacin que la posea sea duea de la va de
comunicacin ms importante del Golfo de Mxico, el da,
que no tardar en llegar, gracias a nosotros, en que sea un
hecho la apertura del Istmo de Darin. Esta isla tiene cerca
de un milln de habitantes, de raza blanca, negra y mezclada,
pero laboriosa y mansa. Esta adquisicin que debemos ha-
cer y conservar, lo que nos ser fcil, porque al cambiar de
soberana, considero, tiene ms que ganar que perder, por
ser los intereses all existentes, ms cosmopolitas que pe-
ninsulares.
Para la conquista habr que emplear medios relativamente
suaves, extremando, en nuestra ocupacin del territorio, con
exquisito celo, el cumplimiento de todos los preceptos de
las leyes y usos de la guerra entre naciones civilizadas y
cristianas, llegando slo en caso muy extremo al bombar-
deo de algunas de sus plazas fuertes. Para evitar conflictos,
las fuerzas de desembarco lo verificarn aprovechando en
lo posible los puntos deshabitados de la costa Sur. Los ha-
bitantes pacficos sern rigurosamente respetados, como
sus propiedades y como las autoridades civiles y eclesis-
ticas que permanecieron en los puntos ocupados, las cuales
sern invitadas a entrar en nuestros servicios.
Recomiendo a usted muy eficazmente procure ganarse por
todos los medios posibles el afecto de la raza de color, con
el doble objeto, primero, de procurarnos su apoyo para el
plebiscito de la anexin, y segundo, teniendo presente que
El Apocalipsis segn San George
397
el mvil principal y objetivo de la expansin de los Estados
Unidos en las Antillas es resolver de una manera eficaz, r-
pida y humana nuestro conflicto interior de razas, conflicto
que cada da aumenta, merced al crecimiento de los negros;
conocidas las ventajosas circunstancias para ello de las In-
dias Occidentales, una vez stas en nuestro poder, no tar-
darn en ser inundadas por un desbordamiento de esta
inmigracin.
La Isla de Cuba, con mayor territorio, tiene menor densidad
de poblacin que Puerto Rico, y est desigualmente repar-
tida, pero a pesar de ello, constituye el ncleo de poblacin
ms importante de las Antillas; su poblacin la constituyen
las razas blanca, negra, asitica y sus derivados. Sus habi-
tantes son, por lo general, indolentes y apticos. En ilustra-
cin, se hallan colocados desde la ms refinada hasta la
ignorancia ms grosera y abyecta; su pueblo es indiferente
en materia de religin, y por lo tanto su mayora es inmoral;
como es a la vez de pasiones vivas, muy sensual, y como no
posee sino nociones vagas de lo justo y de lo injusto es
propenso a procurarse los goces, no por medio del trabajo,
sino por medio de la violencia, y como resultado eficiente
de esta falta de moralidad es despreciador de la vida humana.
Claro est que la anexin inmediata a nuestra confedera-
cin de elementos tan perturbadores y en tan gran nmero
sera una locura, y que antes de plantearla debemos sanear
ese pas aunque sea empleando el medio que la Divina Pro-
videncia aplic a Sodoma y a Gomorra.
Habr que destruir cuanto alcancen nuestros caones con el
hierro y el fuego; habr que extremar el bloqueo para que
el hambre y la peste, su constante compaera, diezmen sus
poblaciones pacficas y merme su ejrcito; y el ejrcito alia-
do habr de emplearse constantemente en exploraciones y
vanguardias para que sufran indeclinablemente el peso de la
guerra entre dos fuegos, y a ellos se encomendarn preci-
samente todas las expediciones peligrosas y desesperadas.
La base de operaciones ms conveniente ser Santiago de
Cuba y el departamento Oriental, desde donde se podr veri-
ficar la invasin lenta por el Camagey, ocupando con la
398
Eliades Acosta Matos
rapidez posible los puertos necesarios para refugio de nues-
tras escuadras en la estacin de los ciclones.
Simultneamente, o mejor dicho, cuando estos planes em-
piecen a tener cumplido desarrollo, se enviar un ejrcito
numeroso a la provincia de Pinar del Ro, con el objeto osten-
sible de completar el bloqueo martimo de la Habana con la
circunvalacin por tierra; pero su verdadera misin ser el
impedir que los enemigos sigan ocupando el interior, disgre-
gando columnas de operaciones contra el ejrcito invasor de
Oriente, pues dadas las condiciones de inexpugnabilidad
de la Habana, es ocioso exponernos ante ella a prdidas do-
lorosas. El ejrcito occidental emplear los mismos proce-
dimientos que el oriental.
Dominadas y retiradas las fuerzas regulares espaolas, sobre-
vendr una poca de tiempo indeterminado de pacificacin
parcial, durante la cual seguiremos ocupando militarmente todo
el pas, apoyando con nuestras bayonetas al Gobierno Inde-
pendiente que se constituya, aunque sea informalmente, mien-
tras resulte minora en el pas. El terror por un lado, y la propia
conveniencia por otro, ha de determinar que esa minora se
vaya robusteciendo y equilibrando sus fuerzas, constituyendo
en minora al elemento autonomista y a los peninsulares que
opten por quedarse en el pas. Llegado, este momento, son de
aprovecharse, para crear conflictos con el Gobierno Indepen-
diente, las dificultades que a ste tiene que acarrear la insufi-
ciencia de medios para atender a nuestras exigencias y los
compromisos con nosotros contrados, los gastos de la guerra
y la organizacin de un nuevo pas; estas dificultades habrn de
coincidir con las reivindicaciones que los atropellos y vio-
lencias han de suscitar en los otros dos elementos citados, y
a los cuales deberemos prestar nuestro apoyo.
Resumiendo, nuestra poltica se concreta; apoyar siempre
al ms dbil contra el ms fuerte hasta obtener la completa
exterminacin de ambos para lograr anexionarnos la perla
de las Antillas.
Con respecto a las posesiones asiticas de Espaa, en prin-
cipio se ha resuelto un movimiento de divisin, cuya exten-
sin y detalles oportunamente se acordarn, teniendo en
El Apocalipsis segn San George
399
cuenta el que los celos de las potencias coloniales asiticas
forzosamente nos obligarn a limitar a estrecho crculo
nuestra accin, y teniendo a la vez en cuenta no excitar las
susceptibilidades del Japn, ya demasiado vivas por la cues-
tin de Hawai.
La poca probable de empezar la campaa ser el prximo
Octubre; pero hay conveniencia en emplear la mayor activi-
dad en ultimar, hasta el menor detalle, cuanto se refiere a
reclutamiento, organizacin, movilizacin, armamento y
acopio de municiones de boca y guerra, y reunin de medios
de transporte, conforme a las instrucciones ya acordadas, y
a usted remitidas, para estar listos, ante la eventualidad de
que nos viramos precisados a precipitar los acontecimien-
tos para anular el desarrollo del movimiento autonomista,
que pudiera aniquilar el movimiento separatista.
Aunque la mayor parte de estas instrucciones estn basadas
en las distintas conferencias que hemos celebrado, estimare-
mos nos someta usted cualquiera observacin que pueda la
prctica y la conveniencia aconsejar como correccin, pero
atenindose estrictamente, mientras tanto, a lo acordado.
Soy sinceramente su muy obediente servidor. J.M.
Breackreazn. Asst Si.
Al teniente general J.S. Miles, comandante en jefe del U.S.A.
400
Eliades Acosta Matos
ANEXO 2
Lista completa de fundadores y adherentes
al Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC)
1
La siguiente lista est formada por un conjunto de documentos
programticos del PNAC. En ella se recogen desde la Declaracin
de Principios del 3 de junio de 1997, que dio a conocer esta inicia-
tiva, hasta la Segunda Declaracin sobre Iraq, del 28 de marzo de
2003. La lista de nombres que le contina se ha conformado con
los nombres de los firmantes de estos documentos, lo que permite
identificar a los neoconservadores ms notoriamente pblicos. Los
documentos son:
Statement of Principles. June 3, 1997
Letter to President Clinton in Iraq. Jan. 26, 1998
Letter to Gingrich and Lott on Iraq. May 29, 1998
Letter to President on Milosevic. Sept. 20, 1998
Statement on the Defense of Taiwan. Aug. 20, 1999
Rebuilding Americas Defenses. 2000
Present Dangers. 2000
Letter to President Bush on the War on Terrorism. Sept.
20, 2001
Letter to President Bush on Israel and the War on Terrorism.
Apr. 3, 2002
Letter to President Bush on Hong Kong. Nov. 25, 2002
Letter to President Bush on the Defense Budget. Jan. 23,
2003
Statement on Post-War Iraq. Mar. 19, 2003
Second Statement on Post-War Iraq. Mar 28, 2003
1
En: http://rightweb.irc-online.org/charts/pnac-chart.php
El Apocalipsis segn San George
401
Los firmantes:
Morton I. Abramowitz Elliot Abrams
Gordon Adams Ken Adelman
Richard V. Allen Mark A. Anderson
Richard Armitage Ronald Asmus
Andrew Y. Au Nina Bang-Jensen
Gary Bauer Roger Barnett
Jeffrey Bell William J. Bennett
Jeffrey Bergner Alvin Bernstein
Robert L. Bernstein George Biddle
John Bolton Max Boot
Ellen Bork Rudy Boshwitz
William F. Buckley, Jr. Jeb Bush
Stephen Cambone Frank Carlucci
James W. Ceasar Linda Chavez
Richard B. Cheney Steven C. Clemons
Eliot A. Cohen Seth Cropsey
Devon Gaffney Cross Ivo H. Daalder
Helle Dale Dennis DeConcini
Midge Decter James Dobbins
Paula Dobriansky Thomas Donnelly
Nicholas Eberstadt Robert Edgar
David Epstein Amitai Etzioni
David Fautua Lee Feinstein
Edwin J. Feulner, Jr. Steve Forbes
Hillel Fradkin Aaron Friedberg
Francis Fukuyama Frank Gaffney
Peter Galbraith Jeffrey Gedmin
Sam Gejdenson Robert S. Gelbard
Reuel Marc Gerecht Merle Goldman
Phillip Gordon Daniel Goure
Harold Hongju Koh Robert Killebrew
Lane Kirkland Jeane Kirkpatrick
Peter Kovler Charles Krauthammer
William Kristol Mark Lagon
James Lasswell John Lehman
Lewis E. Lehrman Todd Lindberg
402
Eliades Acosta Matos
I. Lewis Libby James Lindsay
Bette Bao Lord Rich Lowry
Connie Mack Christopher Makins
Christopher Maletz Mary Beth Markey
Will Marshall Robert Martinage
Clifford May Daniel McKivergan
Edwin Meese III Phil Meilinger
Ross H. Munro Joshua Muravchik
Michael OHanlon Mackubin Owens
Wayne Owens Martin Peretz VER
Richard N. Perle Daniel Pipes
Danielle Pletka Norman Podhoretz
John Edward Porter Dan Quayle
Peter W. Rodman Stephen P. Rosen
Dennis Ross Henry S. Rowen
Donald Rumsfeld Randy Scheunemann
Gary Schmitt William Schneider Jr.
Richard H. Schultz Sin-Ming Shaw
Abram Shulsky Paul Simon
Henry Sokolski Stephen Solarz
Helmut Sonnenfeldt Walter Slocombe
James B. Steinberg Leonard Sussman
John J. Sweeney William Howard Taft IV
Dick Thornburgh John Tkacik
Ed Turner Michael Vickers
Arthur Waldron Malcolm Wallop
Barry Watts James Webb
Vin Weber George Weigel
Caspar Weinberger Paul Weyrich
Leon Wieseltier Chris Williams
Jennifer Windsor Marshall Wittmann
Paul Wolfowitz R. James Woolsey
Larry Wortzel Dov S. Zakheim
Robert Zoellick
El Apocalipsis segn San George
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