Una Etica de Las Emociones

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

Una tica de las emociones

Flor Selene G. Coss y Salas



Buscamos querer y que nos quieran, no sufrir y que aquellos a quienes amamos no sufran. Si
todos orientramos nuestras acciones desde esta perspectiva, una tica universal de las
emociones sera posible.
Jordi Vallverd. Una tica de las emociones

No soy poeta. Las palabras en mi mente no se ajustan, an cuando prescindiera de la mtrica, para
expresar justo lo que siento y, tristemente, ni siquiera logro que ellas se apiaden de m y me ayuden a
explicar todas las ideas que se agolpan y me remueven el interior. Se ha roto el equilibrio, la constante
del no pasa nada ha sido interrumpida por una pulsin que, en realidad, no s de dnde viene pero s
que existe y que exige una accin: decir algo. Vaya encrucijada! Yo, lo que he buscado siempre es que
me quieran, pero de eso no tengo control alguno, quiz algunas conductas aprendidas me ayuden a
evitar que al menos el otro no me deteste, pero ni siquiera de eso puedo estar cierta. En el camino
descubro que, sin proponrmelo, quiero... y no s que hacer porque nada de lgico encuentro en este
querer, es que si lo pienso encuentro mil razones para no querer; pero mi cuerpo (que es con lo que
siento) no sabe de razones, l slo sabe que siente cierto tipo de placer: alegra creo que es; pero,
quin se cree que es este ego para pretender privarme del acto de querer? Hay que tener una tica de
emociones me digo sin realmente pensar vaya, creo que lo que quiero decir es que hay que
respetar lo que siente uno, que eso es lo verdaderamente genuino: es el yo alzando la voz y pidiendo
vivir el aqu y ahora. Savater dira que para realizar nuestra voluntad de valor (lo que quiero) se
necesita valor y generosidad; el valor afronta la perplejidad irreductible de la voluntad moral con
firmeza y sinceridad; la generosidad vigila porque los otros no sean postergados nunca a ninguna
cosa... (Savater:1999, 76) ni si quiera a saber que son queridos. De modo que, qu es eso de ponerme
a pensar si me conviene querer o no y, luego, si debo comunicarlo o no? Pensar es poco
tico (Vallverd: 2007, 108).
Pensar, a eso s nos ensean; a sentir, nadie puede decirnos cmo: sentimos. Cogito ergo sum no
es mas que una frase que llevo aos oyndola entre gente que basa su existencia en el pensar y no se
preocupa por sus emociones porque esas se controlan o se ignoran. Tal vez los humanos somos
racionales gracias a las palabras, pero ms humanos somos todava debido a nuestras
emociones (Vallverd: 2007, 14). Mi racionalidad se ha enfrentado desde siempre a mis emociones,
siento, pero desde pequea se me prohibi manifestarlo porque ello era signo de debilidad, en cambio
pesar en hechos demostrables era una forma de lograr que me quisieran; as que, en pro del amor de
mis padres encerr las emociones y me dediqu lo mejor que pude a la ciencia, despus de un tiempo
ya no saba en qu crea ni por qu haca lo que haca, la mucha ciencia no instruye la
mente (Herclito:1992, 5)... reflexiones aos despus me trajeron de vuelta la nica explicacin
posible al cmo haba llegado a borrarme de mi propio mapa: yo lo nico que quera era que me
quisieran. Qu pasa cuando uno bloquea sus emociones? literalmente se me durmi el cuerpo, mi
interfase con lo externo qued inhabilitada por largo tiempo y con ello dej de tener acceso a
informacin extremadamente importante para m: qu quiero (hay algo ms importante?). Uno sabe lo
que quiere por una seal inequvoca, una emocin, que nos permite distinguir entre lo placentero y lo
doloroso; uno quiere lo placentero y si acaso uno eligiera lo doloroso sera por ir en pos de un placer
mayor y si uno parase lo placentero sera slo por evitar el dolor. La emocin reclama una actividad y
la actividad que se realiza busca el placer, ya que sin actividad no hay placer y el placer perfecciona
toda actividad (Aristteles: 2007, 277). Las emociones surgen de la experiencia, slo el que
experimenta puede sentir y lo hace a su manera pues la experiencia es personal. Vivir conforme al
deber ser, conforme a las normas sociales y no conforme a la propia voluntad es reducir la experiencia
a una receta de cocina que nunca nos entrega un producto a nuestra entera satisfaccin porque nunca
nos cuestionamos si eso era lo que en realidad queramos. Pero yo quera que me quisieran: por un
momento pens que lo haba logrado, pero despus quin quiere a alguien que no se quiere (porque no
se ve, porque desconoce su propia voluntad)?
Afortunadamente nuestro ser busca continuamente, an cuando estemos dormidos, la posibilidad
de sentir y actuar de acuerdo a las emociones, que no son otra cosa sino manifestaciones de nuestras
verdaderas necesidades. El querer, esa manifestacin genuina que surge del yo, emerge cuando el ego
(la mente aleccionada) baja la guardia; el querer seala lo que nos negamos a ver y nos aturde porque
nos desestabiliza. Creemos que vivir en un estanque donde nada pasa, donde nos pasamos creando
expectativas insatisfactorias (Vallverd: 2007, 104), donde nada se mueve, es seguro, pero eso es
vivir? El querer se presenta para agitar el agua que yace estancada, las emociones vuelven y nos dan
vida... espantados las acallamos para continuar en el cmodo estado anestsico que espera un mejor
maana o un ms all redentor promovido por las religiones, como la cristiana que desde su origen,
esencial y bsicamente, asco y disgusto frente a la vida sentidos por la vida, que no hacen ms que
disimularse y ocultarse bajo la mscara de la fe en otra vida, en una vida mejor (Nietzsche: 2008,
17); bajo pena de que Dios no me quiera, me inculcaron la negacin del placer y la vergenza por el
propio cuerpo, pero el cuerpo no espera por mucho tiempo y reclama su participacin en un mundo
diseado para l.
Las emociones estn ah para decirnos la buena nueva: hemos experienciado, nos hemos abierto a
la vida, hemos hecho uso del cuerpo; la constante del no pasa nada se ve interrumpida, se ha roto el
equilibrio que no es otra cosa sino la costumbre a cierto tipo de sensaciones que creemos conocer
porque las controlamos. Me acostumbro a mi situacin porque esa es mi cruz o porque Dios as lo
quiere o porque ser as es ser una buena mujer y porque creo que as me querrn siempre aunque yo
no tenga por m el mnimo respeto, aunque carezca de una tica de mis emociones. Pero ya dijimos que
el querer emerge cuando la mente baja la guardia, emerge como un anhelo de ser que nos quiere
despertar, lo tico es yo mismo, una completa existencia manifestada en cada accin y
sentir (Vallverd: 2007, 28). Las emociones nos sealan algo, ellas residen en lo interno donde
podemos permitir que se manifiesten por completo y nos cuenten su historia, dejarnos sentir es
experienciar y a partir de ah es que buscamos un nuevo equilibrio emocional; no regresamos al estado
anterior, estamos en otro estado pero estamos integrados (estamos bien con nuestro cuerpo que nos
permiti experimentar emociones que nos permitieron conocernos para trazar nuestro mapa tico y
darle a la mente material para que busque lo que en realidad queremos). Las emociones demandan
accin, no reaccin; slo en estado de estrs se reacciona porque se nos va la vida, fuera de ese estado
apremiante es posible la accin integrada (cuerpo, emociones y pensamientos). La accin, por lo tanto,
no es una consecuencia necesaria ni tampoco azarosa de nuestros procesos mentales [...] y emocionales.
Es un equilibrio entre ambos que estoy intentando tender hacia el segundo de los mismos (Vallverd:
2007, 35). Nuestra voluntad lleva la brjula, la mente lleva el timn, nuestro cuerpo es la nave; no
podemos prescindir de ninguno de nuestros componentes, somos seres integrales.
La vida no ocurre en el pasado ni en el futuro, la vida ocurre aqu y ahora. Es en el momento
presente que experimento, que tengo emociones y estas emociones presentes son emociones actuales:
lo que me caus dolor antes puede causarme placer ahora y viceversa, nuevas aguas corren tras las
aguas (Herclito: 1992, 7). Las emociones actualizan nuestro mapa tico, conformamos nuestra tica
(estrategia de vida) reflexionando sobre lo pasado y proyectando posibles caminos de accin para
experiencias futuras. Pero todo cambia, la tica personal se reformula porque nosotros mismos ya no
somos los del instante pasado, lo tico es lo presente, en el presente ocurren las emociones. Si busco el
placer debo entender que en este mundo no hay lugar para los apegos: todo pasa, todo es transitorio. Es
humano querer ser y querer ser ms, estar vido de experiencias que como vienen se van, dejando a
veces una estela psicolgica que durar lo que nos tardemos en asimilar lo vivido para despus soltarlo.
De modo que si buscaba ser querida por aquellos que ya no estn y no estoy enterada de qu es lo que
en verdad quiero qu me queda? Soltar y abrazar las emociones por venir; ser y buscar ser ms;
querer, tener valor y generosidad; respetar mis emociones y vivir hoy conforme a mi voluntad de valor.
Despus de reflexionar sobre esto, de pronto me siento ms ligera, libre.
El devenir eterno y nico, la absoluta indeterminabilidad de todo lo real, que constantemente acta
y deviene pero nunca es, es como ensea Herclito, es una idea terrible y sobrecogedora cuyo
influjo puede compararse a la sensacin que se experimenta durante un terremoto de perder la fe en
la solidez de la tierra. Se necesita poseer una fortaleza extraordinaria para transformar este hecho en
su contrario, esto es , en un sentimiento de lo sublime, de asombro feliz. (Nietzsche: 2003, 60).

La mente demanda explicaciones, repasa una y otra vez lo vivido para desmenuzarlo y
etiquetarlo. La memoria no existe sin mi interpretacin de lo vivido. Cuando se quiere explicar lo que
se sinti, cuando quiere drsele un significado, se recurre a procesos mentales donde el lenguaje acota y
da forma; el sentido del significado tan slo encaja con la matriz previa de significados, puesto que un
molde determina, ms que recibe, la forma final del objeto (Vallverd: 2007, 36). A veces, las
experiencias son tan enriquecedoras que la accin que demandan es desaprender lo aprendido, el molde
ya no es til, el dolor es inminente pues no queremos desprendernos de nuestro molde, creemos que
nuestras ideas son nuestras cuando en realidad se concibieron en otro momento y nosotros ya somos
otros; nos debemos a nuestro ser actual, no al que fue. "Hay momentos en la vida en los que la cuestin
de saber si se puede pensar distinto de como se piensa y percibir distinto de como se ve es
indispensable para seguir contemplando o reflexionando" (Foucault: 1984, 12). Hay momentos en los
que se requiere valor.
Lo que es nuevo, una situacin donde no tengo material previo para comparar y analizar, lo vivo
por entero, sin prejuicios, y el veredicto final con sus actos consecuentes se basarn tan slo en las
emociones experimentadas pues "las emociones son la clave de la toma de decisiones bajo condiciones
restrictivas incompletas" (Vallverd: 2007, 16). Qu gran oportunidad de experimentar lo que es, en
lugar de experimentar lo que pensamos que es! An cuando pudiera definir lo que estoy
experimentando con base en experiencias pasadas, es en este momento que resuelvo qu hacer con ello
y si lo que estoy viviendo es "igual que ayer", mis circunstancias son distintas y acto de acuerdo a lo
que siento hoy, no ayer, y con las herramientas con las que cuento hoy. La vida se vive hoy.
El presente que vivo slo existe para m, mis emociones no puedo explicarlas, puedo buscar
alguna empata apelando en el otro a un registro similar a lo que estoy viviendo, pero si el otro no
siente empata las palabras nunca sern suficientes para transmitir lo que siento. No soy poeta, cmo
comunicar lo que siento para que el otro sienta lo mismo que yo? Nadie siente como yo. A travs de la
comunicacin descubrimos experiencias similares, pero la emocin y todo lo que en m ella despierta
slo lo siento yo. "Quien es uno" no puede explicarse, primero porque el humano es dinmico, luego
por las limitaciones del lenguaje (las palabras no evocan lo mismo en todos). Creo, firmemente creo,
que no hace falta encontrar una explicacin cientfica a lo que es uno; no hace falta descubrir los
propios sentimientos en la voz de un poeta para darles valor; para qu dejarse llevar con canciones de
otros cuando canciones ms profundas brotan de uno, cuando uno mismo es una continua meloda que
va del fortissimo al pianissimo de ida y de regreso; por qu conformarse con explicaciones metafricas
de los otros sobre nuestro propio ser y luego creer que somos slo eso. Creo, firmemente creo, que lo
primero y lo ltimo en lo que uno tiene que creer es en uno mismo.
Las emociones son, estn ah para mostrarnos nuestra genuina respuesta ante lo que sucede afuera
de nuestro cuerpo, muestran cmo un acontecer altera nuestro estado de reposo en forma de placer o de
dolor. Podemos generar las emociones para activar un estado creativo, para realimentar una idea
preconcebida, para revivir una y otra vez un evento pasado; ojal esta realimentacin fuera para
entender y resolver una experiencia y no as para asirse a ella, para no dejarla ir. Cuando se generan
emociones "el sujeto concibe sus outputs como inputs genuinos tras un proceso de interaccin que tan
slo sucede dentro de s mismo" (Vallverd: 2007, 76). Tambin hay otro tipo de emociones que se
generan dentro de uno mismo pero que no son resultado de evocaciones o construcciones mentales, son
las que se experimentan en estados msticos. "Es un estado mstico un estado emocional? S. Pero...
es susceptible de ser un estado compartido? No" (Vallverd: 2007, 41). El que no pueda compartir una
experiencia mstica no debera restarle valor, lo que siento no es falso. Compartimos las emociones no
para que otro las valide sino para provocar empata, promover una relacin mediante un canal abierto
que, con toda honestidad tica, muestre quin soy ahora; una actividad emptica busca generar placer,
nos sita en un registro emocional compartido que permite ver en el otro a nosotros mismos. "Lo tico
soy yo. [...] Es un estado, ms que una idea. [...] siento, si me fijo, en mi cuerpo y, al concentrarme en
el mismo, ste parece tambin desaparecer, fundindose con todas las cosas" (Vallverd: 2007, 103), lo
tico es privado y busca lo plural.
El querer no es racional, quiero que me quieran pero no quiero para que me quieran, las
emociones no son instrumentales. Lo que siento no es falso y, como todo, este sentimiento tambin
pasar. Qu sentido tiene privar al otro de saber que le quiero ahora? Por qu temer a amar? Por qu
permitir que los filtros culturales, que tanto le gustan a mi ego, obstaculicen la expresin de un
sentimiento placentero? De qu me protejo, de qu me privo? "Estamos acostumbrados a sentir
aquello que nos gua la razn: lo bello no es bello por s mismo y nuestra reaccin directa, sino depende
de lo que otros dictan; el amor es filtrado por expectativas racionales" (Vallverd: 2007, 95). Cada
escudo que coloco para evitar que mi estado "de equilibrio" se altere, no slo evita que sienta dolor,
tambin evita que sienta placer. No hay nada que entender cuando se quiere a alguien, slo hay que
sentirlo. Dejarse sentir es vivir con plenitud.
Cada uno de nosotros es su propio gua y responsable, sometido a un esfuerzo propio por
entender el sentido actual de su existencia (Vallverd: 2007, 81) la vida no tiene un para, sino un
ser. Vivir es un instante inestable de equilibrio, no la perduracin slida y atemporal de los seres. El
universo se comporta de este modo: aumenta el desorden general y permite el orden local (Vallverd:
2007, 89).


Bibliografa

Aristteles. tica Nicomquea. Barcelona: Gredos, 2007.
Herclito. Fragmentos. Cuadernos de apoyo a la docencia. Tr. Jos Gaos. Mxico: UNAM, 1992.
Foucault, Michel. Historia de la sexualidad. 2-el uso de los placeres. Tr. Martn Soler. Mxico: Siglo
XXI, 1984.
Nietzsche, Friedrich. El origen de la tragedia. Tr. Eduardo Ovejo y Maury. Buenos Aires: Terramar,
2008.
________________. La filosofa en la poca trgica de los griegos. Tr. Luis Fernando Moreno Claros.
Madrid: Valdemar, 2003.
Savater, Fernando. Invitacin a la tica. Barcelona: Anagrama, 1999.
Vallverd, Jordi. Una tica de las emociones. Barcelona: Anthropos, 2007.

También podría gustarte