Este documento narra la historia de un niño genovés de 13 años llamado Marco que decide viajar solo desde Génova a Buenos Aires, Argentina, para buscar a su madre que había emigrado allí dos años antes para trabajar como sirvienta y ayudar a su familia. Después de varios meses sin noticias de su madre, Marco convence a su padre de dejarlo realizar el largo viaje en busca de su madre, a pesar de las dificultades. El niño realiza el viaje en barco de más de 20 días lleno de sufrimientos
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Este documento narra la historia de un niño genovés de 13 años llamado Marco que decide viajar solo desde Génova a Buenos Aires, Argentina, para buscar a su madre que había emigrado allí dos años antes para trabajar como sirvienta y ayudar a su familia. Después de varios meses sin noticias de su madre, Marco convence a su padre de dejarlo realizar el largo viaje en busca de su madre, a pesar de las dificultades. El niño realiza el viaje en barco de más de 20 días lleno de sufrimientos
Este documento narra la historia de un niño genovés de 13 años llamado Marco que decide viajar solo desde Génova a Buenos Aires, Argentina, para buscar a su madre que había emigrado allí dos años antes para trabajar como sirvienta y ayudar a su familia. Después de varios meses sin noticias de su madre, Marco convence a su padre de dejarlo realizar el largo viaje en busca de su madre, a pesar de las dificultades. El niño realiza el viaje en barco de más de 20 días lleno de sufrimientos
Este documento narra la historia de un niño genovés de 13 años llamado Marco que decide viajar solo desde Génova a Buenos Aires, Argentina, para buscar a su madre que había emigrado allí dos años antes para trabajar como sirvienta y ayudar a su familia. Después de varios meses sin noticias de su madre, Marco convence a su padre de dejarlo realizar el largo viaje en busca de su madre, a pesar de las dificultades. El niño realiza el viaje en barco de más de 20 días lleno de sufrimientos
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De los Apeninos a los Andes
De los Apeninos a los Andes
Edmundo De Amicis (Extracto de Corazn) Hace muchos aos, un chico genovs de trece aos, hijo de un obrero, march solo desde Gnova a Amrica en busca de su madre, que dos aos antes haba ido a Buenos Aires, capital de la repblica Argentina, para ponerse a servir en alguna casa de gente rica audar, de este modo, a salir de apuros a su !amilia, que, por diversas causas, haba cado en la pobre"a contrado bastantes deudas# $o son pocas las mujeres intrpidas que reali"an un viaje tan largo con ese mismo !in, que, gracias a la buena remuneracin que tienen all% los servicios domsticos, regresan a la patria al cabo de unos aos con unos miles de liras# &a pobre mujer haba llorado mucho al separarse de sus hijos, uno de dieciocho aos otro de once' pero march mu animada llena de esperan"a# &a travesa se e!ectu con toda normalidad, al poco tiempo de llegar a Buenos Aires, por medio de un comerciante genovs, primo de su marido, establecido all desde haca tiempo, encontr colocacin en casa de una !amilia argentina acomodada, que le pagaba mucho la trataba bien# (urante algn tiempo mantuvo una correspondencia regular con los suos# )egn lo tenan acordado, el marido diriga las cartas al primo, quien las entregaba a la mujer, sta le daba las suas para que las enviase a Gnova, escribiendo siempre algo de su parte# *omo ganaba ochenta liras al mes no tena gastos, cada tres meses podan enviar a su marido una cantidad considerable, con la que el hombre iba pagando las deudas m%s urgentes manteniendo de ese modo su buena reputacin de persona honrada# +ntretanto trabajaba estaba contento de sus cosas, porque tena la esperan"a de que la mujer regresara pronto, a que la casa, sin ella, pareca estar vaca, el hijo menor, de manera especial, que quera muchsimo a su madre, no poda resignarse a tan prolongada ausencia# De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis ,ero, transcurrido un ao desde su partida, despus de una carta de pocas lneas, en la que deca que no se encontraba bien de salud, no haban vuelto a recibir ninguna otra# +scribieron dos veces al primo, ste no contest# -ambin escribieron a la !amilia argentina a la que prestaba sus servicios, pero, no habiendo llegado a su destinatario, tal ve" por no haber puesto bien la direccin, tampoco obtuvieron respuesta# -emiendo alguna desgracia, escribieron al *onsulado italiano de Buenos Aires, pidindole que hiciese las oportunas averiguaciones' mas al cabo de tres meses les contest el *nsul que, a pesar del anuncio publicado en los peridicos, nadie se haba presentado a dar alguna noticia de su paradero# . no poda ser de otro modo, aparte otras ra"ones, porque la mujer, con el !in de salvar el honor de los suos, que a ella le pareca mancharlo hacindose criada, no haba dado a la !amilia argentina su verdadero nombre# ,asaron otros meses sin ninguna noticia# +l padre los hijos estaban consternados' el m%s pequeo, sobre todo, no poda librarse de su desconsolada triste"a# /0u hacer en tales circunstancias1 /A quin recurrir1 &a primera idea del padre !ue emprender el viaje e ir a Amrica en busca de su mujer# ,ero, /cmo abandonar el trabajo1 /0uin sostendra a sus hijos1 -ampoco poda ausentarse el hijo maor, que por entonces empe"aba a ganar algo era imprescindible para la !amilia# *on esta inquietud vivan, repitindose todos los das las mismas dolorosas consideraciones mir%ndose entre s silenciosos, cuando una noche, dijo 2arco, el hijo menor, con gran resolucin3 4.o ir a Amrica a buscar a mi madre# +l padre movi la cabe"a, entristecido, no respondi# +ra algo loable, pero imposible de reali"ar# /*mo iba a ir solo a Amrica un chico de trece aos, si haca !alta un mes para llegar1 ,ero el muchacho insisti en su idea aquel da en los sucesivos, sin ninguna vacilacin ra"onando como un hombre# 445tros han ido 4deca4 aun menores que o# 6na ve" en el barco, llegar all% como cualquier otro, cuando est en Buenos Aires no tengo m%s que buscar el comercio del to# Ha tantos italianos por aquellas tierras, que alguno me dir% por dnde he de ir# 6na ve" que encuentre al to, encontrar a mam%, si no la encuentro, acudir al *nsul buscar a la !amilia argentina# 5curra o que ocurra, all ha trabajo para todos, alguno encontrar para ganar lo su!iciente con que pagar el pasaje de vuelta# (e esta !orma, poco a poco casi logr convencer a su padre# +ste lo apreciaba, saba que era un chico juicioso valiente, acostumbrado a las privaciones a los sacri!icios, cualidades que daran doble !uer"a a su cora"n para llevar a buen !in el propsito de encontrar a su madre, a la que adoraba# A esto se aada que un capit%n de barco, amigo de un conocido de la !amilia, que haba odo hablar del asunto, accedi a que el chico !uese sin pagar hasta Buenos Aires como pasajero de tercera clase# +ntonces, despus de alguna vacilacin, el padre dio su consentimiento qued decidido el viaje# &lenaron una bolsa de ropa, le entregaron algn dinero, le dieron la direccin de la tienda del pariente una hermosa tarde del mes de abril lo embarcaron# 4Hijo mo 4le dijo el padre al darle el ltimo beso con los ojos humedecidos, en la escalerilla del trasatl%ntico que estaba para partir4, s animoso# 7as con un santo propsito (ios te audar%# ,%gina 8 de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis :,obre 2arco; +ra es!or"ado estaba preparado para la m%s duras pruebas de aquel viaje' pero cuando vio desaparecer del hori"onte la hermosa Gnova se encontr en alta mar, sobre el gran buque abarrotado de campesinos emigrantes, sin ningn conocido a bordo, con la bolsa, que contena toda su !ortuna, le sobrevino un repentino desaliento# (urante dos das permaneci acurrucado en la proa, como un perrito, sin casi probar bocado, con muchas ganas de llorar# ,or su mente pasaban toda clase de pensamientos, pero el m%s triste terrible era el que m%s le atormentaba3 la posibilidad de que su madre hubiese muerto# +n sus sueos, interrumpidos penosos, siempre vea la cara de un desconocido que le miraba con aire compasivo le deca al odo3 <-u madre ha muerto#= +ntonces se despertaba ahogando un grito# )in embargo, pasado el estrecho de Gibraltar, a la vista del 5cano Atl%ntico, recobr algo de %nimo de esperan"a# ,ero !ue un corto alivio# +l inmenso mar, siempre igual' el calor progresivo' la melancola de toda la pobre gente que le rodeaba la sensacin de la propia soledad, volvieron a deprimirlo# &os das, que se sucedan con e>asperante monotona, se le con!undan en la memoria, como les sucede a los en!ermos# ,arecale que a llevaba un ao en el mar# -odas las maanas, al despertarse, e>perimentaba una nueva e>trae"a por encontrarse solo en medio de aquella inmensidad de agua, camino de Amrica# &os magn!icos peces voladores que a veces caan en el barco, las maravillosas puestas de sol de los trpicos, las enormes nubes de !uego sangre las !os!orescencias nocturnas, que dan a todo el ocano el aspecto de un mar de hirviente lava, no le parecan cosas reales, sino prodigios vistos en el sueo# Hubo das de mal tiempo, durante los cuales permaneci encerrado continuamente en el camarote, donde todo bailaba caa, en medio de un coro espantoso de quejidos de imprecaciones, creendo que haba llegado su ltima hora# ,asaron otros das de mar tranquilo amarillento, de calor insoportable e in!inito aburrimiento, horas interminables siniestras, durante las cuales los pasajeros, deprimidos, tendidos e inmviles sobre las tablas, parecan estar muertos# +l viaje se haca interminable3 mar cielo, cielo mar, ho como aer maana como ho, siempre, eternamente# +l muchacho pasaba largas horas apoado en la borda mirando el mar sin !in, aturdido, pensando vagamente en su madre hasta que se le cerraban los ojos se le caa la cabe"a muerto de sueo# +ntonces volva a ver la cara desconocida que le miraba con aire compasivo le repeta al odo3 <-u madre ha muerto#= Aquella vo" le despertaba sobresaltado, para empe"ar de nuevo a soar con los ojos abiertos a contemplar el inalterable hori"onte# 7eintisiete das dur la travesa' pero los ltimos !ueron los mejores# +l tiempo era magn!ico el aire !resco# +l muchacho haba entablado relaciones con un hombre lombardo que iba a Amrica para reunirse con un hijo suo, agricultor de ?osario# &e haba re!erido todo lo de su casa el buen viejo le repeta a cada instante, d%ndole palmaditas en el cuello3 <Animo, galopn, t encontrar%s a tu madre sana contenta# = )u compaa le alentaba sus presentimientos, de tristes, se haban vuelto alegres# )entado en la proa, junto al viejo campesino que !umaba en pipa, bajo un hermoso cielo estrellado, en el que se destacaba la nunca vista constelacin de la *ru" del )ur, en medio de grupos de emigrantes, que cantaban, se representaba mil veces en la imaginacin el momento de llegar a Buenos Aires, que luego, en cierta calle, encontraba la tienda del pariente, a quien preguntara3 </*mo se encuentra mi madre1 /(nde est%1 /0uiere acompaarme en seguida1=, a lo que le respondera el otro3 <)e encuentra per!ectamente# 7ente conmigo#= @ran los dos mu deprisa, se detendran ante una puerta, subiran una escalera, llamaran ### Aqu se detena su mudo ,%gina A de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis soliloquio su imaginacin se perda en un sentimiento de indecible ternura, que le haca sacarse a escondidas una medallita que llevaba al cuello, besarla murmurar sus oraciones# &legaron a los veintisiete das de haber "arpado de Gnova# *uando el buque ech anclas cerca de la orilla del inmenso ro de la ,lata en la que se e>tiende la vasta ciudad de Buenos Aires, capital de la repblica Argentina, eran las primeras horas de una hermosa maana del mes de mao, aunque bastante !ra, puesto que por aquellas latitudes corresponde dicho mes a nuestro noviembre# +l cielo despejado, parecile de buen augurio# +l muchacho estaba !uera de s por la alegra la impaciencia# :)u madre se hallaba a pocas millas de distancia de l la volvera a ver unas horas despus; :)e encontraba en Amrica, en el $uevo 2undo, haba tenido el atrevimiento de ir solo; -odo el largusimo viaje se le !iguraba que haba pasado en poco tiempo, como si soando hubiese volado se despertara en aquel instante# )e senta tan dichoso que casi no se inmut ni a!ligi cuando, hurgando en sus bolsillos, solamente encontr una de las dos partes en que haba dividido su pequeo tesoro, para estar seguro de no perderlo todo# &e haban quitado la mitad solamente le quedaban unas cuantas liras# ,ero, /qu le importaba si a estaba tan cerca de su madre1 *on su bolsa en la mano, baj juntamente con otros muchos pasajeros a un vaporcito que les llev a poca distancia de la orilla saltando luego a una lancha que llevaba el nombre de Andrea Doria, desembarc en el muelle# )e despidi de su viejo amigo lombardo se encamin hacia la ciudad# )e detuvo al llegar a la primera bocacalle pregunt al primer hombre que vio pasar la direccin que deba seguir para ir a la calle de Las Artes. (io la casualidad que aquel hombre era un obrero italiano, que le mir con curiosidad le pregunt si saba leer# +l chico contest que s, entonces le dijo el obrero3 4,ues bien, sigue todo derecho por ah sin dejar de leer en todas las esquinas los nombres de las calles, encontrar%s la que buscas# +l muchacho le dio las gracias march por la calle que el compatriota le haba indicado# +ra una calle recta, interminable pero bastante estrecha, con casas bajas blancas, parecidas a casitas de campo, llena de gente de carruajes de todos los tamaos, que producan un ruido ensordecedor# ,or una otra parte se vean grandes banderas de los m%s diversos colores que tenan escrito en letras grandes el horario de salida de vapores para ciudades desconocidas# A cada instante, mirando a derecha e i"quierda, vea otras calles tiradas a cordel, tan largas que los e>tremos pareca que iban a tocarse, tambin de casas bajas blancas, llenas de gente de vehculos, situadas en el mismo plano de la ilimitada llanura americana, semejante al mar, cuo hori"onte es un crculo cerrado# &a ciudad le pareca in!inita, que podra andar por ella das semanas enteras viendo por doquier calles como aqullas, !igur%ndosele que toda Amrica era una inmensa ciudad# )e !ijaba con atencin en los nombres de las calles, nombres raros para l, que los lea con no pequea di!icultad# A cada nueva calle, le lata m%s de prisa el cora"n, pensando que !uese la que buscaba# 2iraba a todas las mujeres con la idea de encontrar ,%gina B de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis a su madre# 7io de pronto una cerca de l, se le alborot la sangre' se apro>im m%s vio con gran desilusin que era una negra# )egua andando, acelerando el paso# &leg a una glorieta, le qued como clavado en la acera# :All estaba la calle de &as Artes; 7io el nmero 99C3 la tienda del pariente se hallaba en el 9CD# Apresur todava m%s el paso' casi corra# -uvo que dete4 nerse en el nmero 9C9 para tomar aliento, dijo entre s3 <:A, madre ma; /+s verdad que vo a verte dentro de un instante1= *orri hacia adelante lleg a una pequea tienda de mercera# :Aqulla era; )e asom vio a una mujer de cabellos grises con ga!as# 4/0u quieres, pibe1 4le pregunt en espaol# 4/$o es sta 4dijo el muchacho, es!or"%ndose para que le saliese la vo"4 la tienda de Erancesco 2erelli1 Francesco Merelli monto 4le respondi la mujer en italiano# 2arco recibi la impresin de un tiro en el pecho# 4/. cu%ndo muri1 45h, hace tiempo, unos dos meses 4respondi la seora4# &e !ue mal el negocio se march# (icen que se !ue a Baha Blanca, lejos de aqu, que muri poco despus# +sta tienda es ma# +l chiquillo palideci# &uego dijo precipitadamente3, 42erelli conoca a mi madre, que estaba aqu sirviendo a la !amilia 2equne"# )lo l podra decirme dnde est%# .o he venido aqu desde mi tierra en busca de mi madre, /sabe usted1 2erelli le mandaba las cartas# :-engo que encontrar a mi madre; 4.o no s nada, hijo mo 4le respondi la mujer4# ,uedo preguntar al chico de la portera# +l conoca al muchacho que le haca los recados a 2erelli# -al ve" pueda decirte algo# Acto seguido llam al muchacho por el !ondo de la tienda, l se present al instante# 4(ime 4le pregunt la duea4, /recuerdas si el dependiente de 2erelli iba alguna ve" a llevar cartas a una mujer que estaba de sirvienta en casa de unos seores de ac%1 4+n casa del seor 2equne" 4respondi el chico4 s, seora# Algunas veces# Al !inal de la calle de &as Artes# 4:Gracias, gracias, seora; 4grit 2arco4# (game el nmero, por !avor### /$o lo sabe1 :Haga que me acompaen; Acomp%ame t mismo, chico# An me queda un poco de dinero en el bolsillo# &o pidi de tal manera, que el chico aquel, sin esperar ninguna indicacin de la tendera, le dijo3 47amos 4 !ue el primero en salir de prisa# *asi corriendo, sin decirse palabra alguna, !ueron hasta el !inal de la largusima calle' atravesaron el portal de una pequea casa blanca se detuvieron ante una hermosa cancela de hierro, por entre la cual se vea un patio repleto de macetas con !lores# 2arco dio un tirn a la campanilla# Apareci una seorita# ,%gina D de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis 4Aqu vive la !amilia 2equne", /no es verdad1 4pregunt con ansiedad el muchacho# 4Stava 4le respondi la seorita, pronunciando el italiano con acento espaol4# Ora siamo noi, Zeballos. 4. /a dnde han ido los seores 2equne"1 4pregunt 2arco, sumamente preocupado# 4)e !ueron a *rdoba# 4:*rdoba; 4e>clam 2arco4# /. dnde est% *rdoba1 /. la persona que tenan a su servicio1 &a mujer, mi madre' la criada era mi madre# /)e la llevaron consigo1 &a seorita le mir dijo3 4$o lo s# -al ve" lo sepa mi padre, que los vio cuando se !ueron# +spera un momento# )e !ue volvi al poco con su padre, u n seor alto de barba gris, que mir unos instantes al simp%tico chiquillo, con aspecto de pequeo marinero genovs, el pelo rubio la nari" aguilea' en mal italiano le pregunt3 4/-u madre es genovesa1 2arco respondi a!irmativamente# 4,ues mira, la criada genovesa se march con ellos# +sto seguro# 4/A dnde1 4A *rdoba, que es una ciudad# +l chico dio un suspiro luego dijo con resignacin3 4Bueno, no tengo m%s remedio que ir a *rdoba# 4:,obre pibe; 4e>clam el seor, mir%ndole con cierta compasin4# :,obre criatura; *rdoba dista de aqu cientos de Filmetros# 2arco palideci como un muerto , para no caerse, se apo con una mano en la cancela# 47eamos, veamos 4dijo entonces el seor *eballos, movido a compasin abriendo la puerta4# +ntra un momento, veremos si se puede hacer algo# )e sent, o!reci asiento a 2arco, dijo a ste que le contara su historia# &e mir con atencin se qued un poco pensativo# &uego dijo con resolucin3 4- no tienes plata, /no es as1 4Algo me queda todava###, pero poca 4respondile el muchacho# +l argentino estuvo pensativo otros cinco minutos# (espus se sent a la mesa, escribi una carta, la cerr , entreg%ndosela al chico, le dijo3 45e italianito# 7as a ir con esta carta a Boca, un poblado donde la mitad por lo menos son genoveses que se encuentra a dos horas de camino# -odos sabr%n decirte por dnde has de ir# 6na ve" all, buscas al seor al que va dirigido el sobre, persona mu conocida' le entregas la carta, l te !acilitar% el medio de salir maana mismo con direccin a ?osario# $o dejar% de recomendarte a alguien de all%, que tal ve" te proporcione la manera de proseguir hasta *rdoba, donde hallar%s a la !amilia 2equne" a tu madre# +ntretanto, toma esto 4 le dio algunas monedas4# Anda, no ,%gina G de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis te desanimes# +n este pas ha muchos compatriotas tuos, que no te abandonar%n# .a lo ver%s# $o te desanimes por nada# :Adis; +l muchacho le dio las gracias , sin m%s, sali con su bolsa al hombro, tomando con paso tranquilo el camino hacia Boca a travs de la grande ruidosa ciudad, lleno de triste"a de asombro# -odo lo que sucedi desde aquel momento hasta la noche del da siguiente se le qued grabado en la memoria de manera con!usa e incierta como !antasmagora de un calenturiento, por lo cansado, perturbado deprimido que se hallaba# Al da siguiente, hacia el oscurecer, despus de haber dormido la noche anterior en un cuartucho de una casa de Boca, al lado de un almacn del puerto, tras haber pasado casi todo el da sentado en un montn de madera, como adormilado, !rente a millares de gabarras de vaporcitos, se hallaba en la popa de una barca"a a vela, cargada de !ruta, que sala para la ciudad de ?osario, conducida por tres robustos genoveses bronceados por el sol, cua vo" el querido dialecto que hablaban dio no poco alivio a su contristado cora"n# )alieron, el viaje dur tres das cuatro noches, siendo de continua admiracin para el pequeo viajero# -res das cuatro noches sobre la super!icie del maravilloso ro ,anam%, respecto al cual, nuestro ro ,o no es m%s que un arrouelo la longitud de nuestra pennsula cuadruplicada no alcan"a la de su curso# &a barca"a marchaba lentamente en contra de la corriente de aquella masa inconmensurable de agua# ,asaba entre largas islas, en otro tiempo nidos de serpientes guaridas de tigres, cubiertas de sauces otros diversos %rboles !rondosos, que daban la impresin de bosques !lotantes' otras veces se desli"aba por vastas e>tensiones de agua parecidas a grandes lagos tranquilos' despus, nuevamente entre islas, por intrincados canales de un archipilago, en medio de e>uberantes vegetaciones# ?einaba un silencio sepulcral# +n largos trechos, las orillas las aguas solitarias amplsimas, evocaban la imagen de un ro desconocido que la pobre embarcacin a vela !uese la primera del mundo en surcar# *uanto m%s se avan"aba, tanto m%s le descora"onaba el inmenso ro# )e le !iguraba que su madre se hallaba en sus !uentes que la navegacin iba a durar aos enteros# (os veces al da tomaba un poco de pan carne salada con los barqueros que, vindole tan triste, nunca le dirigan la palabra# ,or la noche dorma sobre cubierta se despertaba a intervalos, sobresaltado, admirando la claridad de la luna que blanqueaba la inmensa super!icie acuosa las lejanas orillas, oprimindosele entonces el cora"n# <:*rdoba; :*rdoba;=, repeta este nombre como el de una de las misteriosas ciudades de las que haba odo hablar en las leendas# ,ero luego pensaba3 <2i madre ha pasado por aqu, ha visto estas islas estas orillas=, entonces a no le parecan tan e>traos solitarios aquellos lugares en los que se haba detenido la mirada de su adorada madre# ,or la noche cantaba algn barquero, su vo" le recordaba las canciones de su mam% para dormirle cuando era pequeito# &a ltima noche empe" a llorar al or cantar# +l barquero interrumpi el canto en seguida le dijo3 4:$o te a!lijas, chiquito; :0u diablos; :6n genovs no debe llorar jam%s por estar lejos de su casa; &os genoveses dan la vuelta al mundo tan campantes como orgullosos# ,%gina C de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis Ante tales palabras, se turb# ,ercibi la vo" de la sangre genovesa levant la !rente con altive", dando un pueta"o sobre las tablas# <:+st% bien; 4dijo entre s4' aunque tenga que dar la vuelta al mundo, viajar aos aos recorrer a pie centenares de leguas, seguir adelante hasta encontrar a mi madre# :Aunque llegue moribundo caiga muerto a sus pies, con tal de verla una sola ve"; :7alor, 2arco;= +n este estado de %nimo lleg al despuntar de una rosada !ra maana !rente a la ciudad de ?osario, situada en la ribera del ,aran%, sobre una pequea altura, re!lej%ndose en las aguas los m%stiles banderas de cien barcos de todos los pases# ,oco despus de desembarcar, subi a la ciudad con su bolsa en la mano en busca del seor argentino para el que su protector de Boca le haba entregado una carta con algunas palabras de recomendacin# Al entrar en ?osario, parecale hallarse en una ciudad conocida# Ante su vista se o!recan de nuevo calles interminables, tiradas a cordel, de casas bajas blancas, cru"adas en todas direcciones, por encima de los tejados, por una maraa de hilos de la lu", telegr%!icos tele!nicos, semejantes a enormes telaraas, un gran tropel de gente, de caballeras de vehculos# &a cabe"a se le iba, crea hallarse de nuevo en Buenos Aires, teniendo que buscar otra ve" al primo de su padre# Anduvo cerca de una hora, dando vueltas revueltas, parecindole que siempre se encontraba en la misma calle# A !uer"a de preguntas encontr la casa de su nuevo protector# &lam se asom a la puerta un hombre gordo rubio, %spero, con aire de administrador, que le pregunt descortsmente, con pronunciacin e>tranjera3 4/0u se te o!rece1 2arco dijo el nombre del patrn al que buscaba# 4+l patrn 4le contest el administrador4 se !ue aer para Buenos Aires con toda la !amilia# +l muchacho se qued parali"ado# (espus balbuce3 4,ero o### no tengo aqu a nadie# :+sto solo; 4 le present la carta# +l hombre la tom, la le dijo con visible malhumor3 4$o s qu hacer# .a se la dar dentro de un mes, cuando regrese# 4:,ero o esto solo necesito auda; 4e>clam 2arco en tono suplicante# 4. a m, /qu me importa1 (emasiados pordioseros de tu tierra ha a en ?osario# 7ete a mendigar a @talia# . le dio con la puerta en las narices# +l chico se qued petri!icado# &uego tom con desaliento su bolsa se march angustiado, con la cabe"a aturdida, asaltado por un cmulo de tristes pensamientos# /0u hacer1 /A dnde dirigirse1 (e ?osario a *rdoba haba un da de viaje en !errocarril, llevaba consigo mu poco dinero# *alculando lo que necesitaba gastar aquel da, no le quedara casi nada# /(nde poda encontrar dinero para pagar el billete1 ,oda trabajar, pero /en qu1 /. a quin recurrir1 /,edira limosna1 :Ah, eso no; $o quera que lo despachasen como a un perro sarnoso, que lo insultaran lo humillaran como poco antes# :-odo menos eso; *on estos pensamientos, volviendo a ver ante s la largusima calle que se ,%gina H de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis perda en el hori"onte, sinti que le !altaban otra ve" !uer"as# (ej la abultada bolsa en la acera, se sent sobre ella, de espaldas a la pared, se cubri la cara con las manos, sin llorar, en actitud desconsolada# &a gente trope"aba con l al pasar' los carruajes llenaban de ruido la calle' algunos chicos se pararon a mirarlo### As permaneci un buen rato, hasta que le sac de su letargo una vo" que le dijo medio en italiano medio en lombardo3 4/0u haces t aqu, chiquillo1 Al" la cara e inmediatamente se puso en pie, lan"ando una e>clamacin de asombro# 4:/6sted1; +ra el viejo campesino lombardo con el que haba intimado durante el viaje# &a sorpresa del viejo no !ue menor# ,ero 2arco no le dio tiempo para preguntarle le cont en pocas palabras lo que le ocurra# 4Ahora esto sin un real# -engo que trabajar# Bsqueme usted algn trabajo para poder reunir el dinero que necesito# ,uedo hacer lo que sea3 llevar bultos, barrer las calles, hacer recados hasta !aenas del campo# 2e con!ormo con poder comer pan negro# &o que quiero es poder salir pronto encontrar a mi madre# :H%game ese !avor; :Bsqueme trabajo, por el amor de (ios, que a no puedo resistir m%s; 4:(iantre, diantre; 4dijo el lombardo mirando en torno suo rasc%ndose la barbilla4# :. qu caso; -rabajar### +so se dice pronto# ,ero vamos a ver' /es que costara tanto reunir el dinero que necesitas para ir a *rdoba habiendo aqu tantos compatriotas nuestros1 +l chico le miraba, sostenido por un rao de esperan"a# 47ente conmigo 4le dijo el hombre# 4/A dnde1 4le pregunt 2arco, volviendo a tomar su bolsa# 4.a lo ver%s# +l lombardo se puso en marcha 2arco le sigui# Anduvieron un buen trecho de calle juntos, sin hablar# +l hombre se detuvo ante la puerta de una cantina que tena en el dintel una estrella debajo el rtulo3 La estrella de Italia; se asom al interior dijo al muchacho3 4&legamos en buen momento# +ntraron en una amplia sala, donde haba varias mesas bastantes hombres sentados, que beban hablaban !uerte# +l viejo lombardo se acerc a la primera mesa, por la manera de saludar a los seis parroquianos que estaban a su alrededor se comprenda que haba estado con ellos poco antes# +staban mu encarnados hacan sonar los vasos, voceando riendo# 4:*amaradas; 4dijo sin m%s el lombardo, permaneciendo de pie presentando a 2arco4# Aqu tenis a este chico, compatriota nuestro, que ha venido solo desde Gnova en busca de su madre# +n Buenos Aires le dijeron que no estaba all, que se encontraba en *rdoba# Ha venido en barco a ?osario ha empleado en el viaje tres das tres noches# -rae una carta de recomendacin escrita por un italiano de Boca' pero al entregarla le han recibido de mala manera# $o tiene ni un cntimo# +st% aqu desesperado# )e trata de un chico mu animoso# Algo debemos hacer por l, /no os ,%gina I de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis parece1 )lo quiere el dinero necesario para trasladarse en !errocarril a *rdoba# /7amos a dejarlo aqu como perro abandonado1 4:,or nada del mundo; :+so no se dir% jam%s de nosotros; 4gritaron todos a la ve", dando pueta"os en la mesa4# :6n compatriota nuestro; 4:7en ac%, pequeo; 4:*uenta con nosotros, los emigrantes; 4:0u chiquillo m%s guapo espabilado; 4:A!lojad el bolsillo, camaradas; :0u valiente; :Ha venido solo; 4 :+s un chico de oro; 4:-oma un trago, compatriota; :$o te apures, que ver%s a tu madre; +l uno le tocaba la mejilla' otro le daba palmaditas en la espalda' un tercero le coga la voluminosa bolsa# (e la mesa inmediata acudieron otros emigrantes' la historia del muchacho corri por todo el establecimiento# (e la habitacin contigua salieron tres parroquianos argentinos### +n menos de die" minutos recorri el lombardo las distintas mesas, presentaba el sombrero a manera de bandeja recaud m%s dinero del necesario para el viaje# 4/Has visto 4dijo entonces, dirigindose al muchacho4 qu pronto se consigue esto en Amrica1 4:Bebe; 4le grit otro, o!recindole un vaso de vino4# :A la salud de tu madre; 4:A la salud de mi###; ,ero no pudo acabar la !rase, porque un sollo"o de alegra le cerr la garganta, , dejando el vaso en la mesa, se ech en bra"os del viejo lombardo# A la maana siguiente, antes de la salida del sol, tom el tren para *rdoba, sintindose animado lleno de pensamientos halagJeos# ,ero no ha alegra duradera ante ciertos aspectos siniestros de la naturale"a# +l cielo estaba encapotado, gris, oscuro' el tren, semivaco, corra a travs de la inmensa planicie en la que no se advertan seales de vida# )e encontraba solo en un vagn mu largo que se pareca a los que transportan heridos# 2iraba a derecha e i"quierda slo contemplaba una soledad sin !in, interrumpida a intervalos por pequeos de!ormes %rboles, de ramas troncos retorcidos, en actitudes jam%s vistas, como de ira de angustia' una vegetacin oscura, e>traa triste, que daba a la llanura la apariencia de un inmenso cementerio# ,ermaneca somnoliento por espacio de media hora volva a asomarse a la ventanilla, para ver siempre el mismo espect%culo# &as estaciones por las que pasaba el tren estaban solitarias, como casas de ermitaos' cuando el convo se detena, no se perciba ninguna vo", parecindole que se hallaba en un tren perdido, abandonado en medio de un desierto# *ada estacin crea que iba a ser la ltima, que entraba despus en las misteriosas espantosas tierras de los indios salvajes# 6na brisa helada le a"otaba la cara# Al embarcarlo en Gnova, a !inales de abril, su padre no haba tenido en cuenta que en Amrica del )ur sera invierno, le dio ropa de verano# Al cabo de unas horas empe" a notar !ro, con l, el cansancio por el ajetreo de los das precedentes, llenos de emociones violentas de agitadas noches de insomnio# )e durmi# +stuvo durmiendo mucho tiempo, se despert aterido# )e senta mal# +ntonces le acometi el temor de caer en!ermo, morir en el viaje ser arrojado all%, en medio de la desolada llanura, donde su cad%ver sera pasto de los perros aves de rapia, como algunos cuerpos de vacas que vea de ve" en cuando cerca de la va de los que apartaba la mirada con espanto# *on aquel malestar inquieto, en medio del ,%gina 9K de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis ttrico silencio de la naturale"a, se e>citaba su imaginacin volva a pensar en lo peor# /+staba seguro de encontrar a su madre en *rdoba1 /. si no estuviera all1 /$o era posible que se hubiese equivocado el seor de la calle de &as Artes1 /. si hubiera !allecido1 *on estos pensamientos volvi a conciliar el sueo# )o que llegaba a *rdoba de noche que desde todas las puertas ventanas le decan3 <:$o est%; :$o esta; :$o est%;= )e despert de sobresalto, aterrori"ado, vio en el !ondo del vagn a tres hombres, barbudos, tapados con mantas de diversos colores, que le miraban, hablando entre s, pas%ndole por la imaginacin que bien poda tratarse de asesinos que quisiesen matarlo para robarle la ropa el dinero# Al !ro al malestar se uni el miedo' la !antasa, a turbada, se desen!ren# &os tres hombres no cesaban de mirarlo, uno de ellos se movi hacia l' el muchacho perdi entonces la ra"n , endo a su encuentro, con los bra"os abiertos, grit' 4:$o tengo nada; :)o un pobre nio; He venido de @talia a buscar a mi madre esto solo# :$o me haga nada; &os viajeros comprendieron lo que le suceda# &e tuvieron l%stima, lo acariciaron lo tranquili"aron dicindole palabras que no entenda# 7iendo que tiritaba de !ro, lo taparon con una de sus mantas le hicieron volver a sentarse para que durmiese# )e qued, e!ectivamente, dormido al anochecer# *uando le despertaron estaban en *rdoba# :*on qu satis!accin respir con qu mpetu sali del vagn; ,regunt a un empleado de la estacin dnde estaba la casa del ingeniero seor 2equne"' el interrogado le dio el nombre de una iglesia, dicindole que el tal ingeniero viva al lado de ella# 2arco se dirigi corriendo hacia all%# +ra de noche# +ntr en la ciudad le pareci que se hallaba otra ve" en ?osario por ver de nuevo las calles largas rectas, !lanqueadas de casitas bajas, cortadas por otras calles asimismo mu largas rectas# ,ero haba poca gente# A la claridad de los escasos !aroles encontraba caras raras, de un color desconocido, entre negru"co verdoso# Al"ando la vista, vea de ve" en cuando iglesias de una arquitectura rara, que se dibujaban inmensas negras en el !irmamento# &a ciudad estaba oscura silenciosa' mas, despus de haber atravesado el inmenso desierto, le pareca alegre# ,regunt a un sacerdote, pronto hall la iglesia la casa que buscaba' tir de la campanilla con mano temblorosa, se puso la otra sobre el pecho para contener los latidos del cora"n, que se le quera subir a la garganta# &e abri una anciana, que llevaba una lu" en la mano# 2arco no pudo hablar en seguida# 4/A quin buscas, pibe1 4le pregunt la mujer en castellano# 4Al ingeniero 2equne" 4dijo el muchacho# &a anciana hi"o adem%n de cru"ar los bra"os sobre el pecho respondi moviendo la cabe"a3 4:-ambin vienes t preguntando por el ingeniero 2equne"; 2e parece que a es hora de que esto termine# Hace tres meses que no paran de molestarnos# $o nos basta haberlo dicho en los peridicos' tendremos que poner carteles en las esquinas diciendo que el seor 2equne" se ha trasladado a -ucum%n# ,%gina 99 de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis +l muchacho hi"o un gesto de desesperacin# &uego tuvo un acceso de ira e>clam3 4:+s una maldicin; +st% visto que me morir sin encontrar a mi madre# :.o me vuelvo loco; :0u desesperacin, (ios mo; /0uiere usted repetirme el nombre de ese pueblo, dnde se encuentra a qu distancia de aqu1 4:,obre criatura; 4respondile la anciana, compadecindose de l4# :*asi nada; .o creo que estar% por lo menos a cuatrocientas leguas# +l muchacho se cubri el rostro con las manos luego dijo sollo"ando3 4/. qu hago ahora1 4/0u quieres que te diga, pobrecito hijo1 $o lo s# 4,ero en seguida se le ocurri una idea aadi43 2ira, ahora que pienso, puedes hacer una cosa# 7olviendo la esquina, a la derecha, en la tercera casa, encontrar%s una puerta que da a un patio, donde vive un comerciante que sale maana con sus carretas para -ucum%n# ,uedes ver si quiere llevarte, o!recindole tus servicios# -al ve" te asigne un puesto en alguna carreta# 7e en seguida# 2arco tom su bolsa, dio las gracias de escapada a los dos minutos se hallaba en un amplio patio como los de las posadas, iluminado por !aroles de mano, donde varios hombres estaban ocupados en cargar sacos de trigo en unos grandes carros, parecidos a las casetas sobre ruedas que llevan los titiriteros, con la cubierta de lona redondeada unas ruedas de gran di%metro# (iriga la operacin un hombre alto, bigotudo, envuelto en una especie de capa con cuadros blancos negros, que cal"aba anchos borcegues# 2arco se le acerc, le !ormul tmidamente su pregunta, dicindole que haba llegado de @talia e iba en busca de su madre# +l capata", o sea, el conductor de aquella caravana de carros, le mir de arriba abajo le dijo con sequedad3 4:$o ha sitio para ti; 4&levo quince liras 4le replic el muchacho en tono suplicante4# )e las dar todas# -rabajar durante el camino# @r a buscar agua pienso para las caballeras, har todo lo que usted me mande# ,ara comer me basta un poco de pan# :(jeme ir, seor; +l capata" volvi a mirarle le contest en tono amable3 42ira, muchacho### &a verdad es que no ha sitio libre# Adem%s, no vamos a -ucum%n, sino a )antiago del +stero# +n cierto punto te tendramos que dejar an tendras que recorrer a pie una gran distancia# 4:+sto dispuesto a todo; 4e>clam 2arco4# Andar lo que sea preciso, llegar de todas !ormas# (jeme un sitio' por caridad, no me abandone aqu# 4-en en cuenta que es un viaje de veinte das# 4: $o importa; 4:. mu pesado; 4:-odo lo aguantar; 4:&uego tendr%s que ir t solo; 4:$ada me da miedo; +l caso es encontrar a mi madre# :-enga piedad de m; +l capata" le acerc a la cara el !arol que llevaba en la mano, luego dijo3 ,%gina 98 de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis 4+st% bien# 2arco, agradecido, le bes la mano# 4+sta noche dormir%s en un carro 4aadi el capata"4' te despertar maana a las cuatro de la madrugada# Buenas noches# Al da siguiente, a las cuatro, a la lu" de las estrellas, se puso en movimiento la larga !ila de carros, produciendo no pequeo estrpito# *ada carro iba tirado por seis buees, seguidos todos por muchos animales de re!resco# +l muchacho, despierto colocado en el interior de una carreta, sobre los sacos, no tard en quedarse dormido pro!undamente# *uando se despert, el convo estaba detenido en un lugar solitario, al sol, todos los hombres, los peones, se hallaban sentados, !ormando crculo, en torno de un cuarto de ternera que se asaba al aire libre, clavado en una especie de espadn plantado en el suelo, junto a la hoguera avivada por el viento# *omieron todos juntos, echaron la siesta luego se puso en marcha el convo# As continu el viaje con la regularidad de una marcha militar# *ada maana se ponan en camino a las cinco paraban a las nueve, para proseguir a las cinco de la tarde hacerse alto a las die" de la noche# &os peones iban a caballo estimulaban a los buees con largas picas# 2arco encenda el !uego para el asado, daba de comer a los animales, limpiaba los !aroles acarreaba el agua necesaria# +l paisaje se suceda ante sus ojos como una visin !ant%stica3 vastos bosques de pequeos %rboles oscuros' poblados de pocas casas esparcidas con las !achadas rojas almenadas' mu amplios espacios, tal ve" lechos de antiguos lagos salados, blanqueados por e!ecto de la sal, se e>tendan hasta donde alcan"aba la vista' por todas partes, la sempiterna llanura solitaria silenciosa# ?aras veces encontraba a dos o tres viajeros a caballo, seguidos de caballos sueltos, que pasaban a galope, como una e>halacin# &os das se sucedan con desesperada uni!ormidad, como en el mar, sombros e interminables# ,ero el tiempo era mu bueno# &o malo era que, como el muchacho se haba hecho el sirviente de los peones, stos se mostraban cada ve" m%s e>igentes# Algunos lo trataban brutalmente hasta le amena"aban' todos se mostraban desconsiderados al requerir sus servicios3 le hacan llevar grandes haces de !orraje' lo mandaban por agua a grandes distancias' l, e>tenuado por la !atiga, ni siquiera poda dormir tranquilamente en las noches, despert%ndose a cada instante por las sacudidas del carro por el ruido ensordecedor de las ruedas las pie"as de madera# ,or aadidura, al moverse el viento, se levantaban grandes polvaredas de tierra !ina, roji"a grasienta que le penetraba por debajo de la ropa, le llenaba los ojos la boca no le dejaba ver ni respirar# +ra realmente algo que le oprima resultaba insoportable# +>tenuado por la !atiga el insomnio, roto sucio, reprendido maltratado de la maana a la noche, el pobre chico se deprima cada ve" m%s, se habra descora"onado por completo, de no haberle dirigido el capata" de ve" en cuando alguna palabra cariosa# *on !recuencia, sentado en un rincn de la carreta, lloraba, sin que le vieran, abra"ado poniendo la cara sobre la bolsa, que slo contena a harapos# *ada maana se levantaba m%s decado desanimado al ver siempre la ilimitada e implacable llanura como un ocano de tierra, deca entre s3 <Ho no llego a la noche# :2e muero en el camino;= ,%gina 9A de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis Aumentaban las !atigas se redoblaban los malos tratos# 6na maana, por haber tardado en llevar agua, uno de los hombres le peg en ausencia del capata"# A partir de entonces empe"aron a hacerlo por costumbre , cuando le mandaban algo, le propinaban un pesco"n sin venir a cuento, dicindole3 4:-oma, harag%n# &leva esto a tu madre; +l cora"n se le parta ca en!ermo# ,ermaneci tres das en la carreta, tapado con una manta, calenturiento, sin ver a nadie m%s que al capata", que le llevaba de beber le tomaba el pulso# 2arco se cre perdido e invocaba desesperadamente a su madre, llam%ndola cien veces por su nombre3 <:2adre ma; :2adre ma; :Adame; :7en, que me muero; :A, pobrecita madre ma; :.a no te volver a ver; :2e encontrar%s muerto en este desierto;= Luntaba las manos sobre el pecho re"aba las oraciones que ella le haba enseado# 2%s adelante mejor, gracias a los cuidados del capata", se puso bien# ,ero con la curacin lleg el da m%s doloroso del viaje, cuando iba a quedarse solo# Haca m%s de dos semanas que haban salido de *rdoba, , al llegar al punto en el que se separaban el camino de -ucum%n el de )antiago del +stero, el capata" le dijo que a partir de all tendra que proseguir el viaje l solo, como a se lo haba anunciado# &e dio algunas instrucciones acerca del camino, le entreg la bolsa de la ropa sin aadir m%s, por temor a conmoverse, lo salud# 2arco apenas tuvo tiempo de besarle la mano en seal de agradecimiento# -ambin parecieron sentir alguna compasin los hombres que tan mal lo haban tratado, al verlo tan solito, le saludaron con la mano cuando se alejaron# +l les devolvi el saludo de igual modo se qued mirando la caravana hasta que la perdi de vista, envuelta en el polvo roji"o del camino de la llanura# (espus se puso a caminar tristemente# 6na cosa le consol algo, sin embargo, desde un principio# Al cabo de tantos das de viaje a travs de la ilimitada planicie, siempre igual, vea delante de s una cadena de montaas mu elevadas, a"uladas con las cimas nevadas, que le recordaban los Alpes le producan la sensacin de apro>imarse a su tierra# +ran los Andes, la espina dorsal del continente americano, la inmensa cadena que se e>tiende desde la -ierra del Euego, bordeando la parte occidental de Amrica del )ur, hasta el istmo de ,anam%, con una longitud de CDKK Fms#, prolong%ndose luego con diversos nombres por *entroamrica Amrica del $orte hasta AlasFa, en el 5cano Glacial Artico# -am4 bin le animaba notar que el aire se iba haciendo cada ve" m%s caliente# . es que, avan"ando hacia el $orte, se acercaba a las regiones tropicales# A grandes distancias encontraba pequeos poblados en los que no !altaba una tienda, donde compraba algo para comer# ,or el camino se cru"aba con hombres a caballo' de ve" en cuando vea mujeres nios sentados en el suelo, inmviles serios, con caras completamente nuevas para l, de color tierra, con los ojos oblicuos los pmulos salientes, que le miraban !ijamente le seguan con la vista, volviendo la cabe"a lentamente, como autmatas# +ran indios# +l primer da anduvo mientras se lo permitieron sus !uer"as durmi debajo de un %rbol# +l segundo da recorri menos distancia con maor depresin de %nimo# -ena las botas rotas, los pies despellejados, el estmago debilitado por la mala alimenta4 cin# Hacia el anochecer empe" a tener miedo# Haba odo decir por su tierra que en aquellas regiones haba serpientes# *rea orlas arrastrarse' se detena, echaba a correr senta escalo!ros en los huesos# A veces senta mucha l%stima de s mismo lloraba silenciosamente con!orme iba andando# &uego pensaba3 <:*u%nto su!rira mi madre si supiese que tengo tanto miedo;=, este pensamiento lo reanimaba# (espus, para ,%gina 9B de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis dominar el miedo, pensaba en muchas cosas de ella, traa a su memoria lo que haba dicho al salir de Gnova, el modo con que le arreglaba la ropa de la cama cuando estaba acostado' cuando era nio, que a veces lo tomaba en sus bra"os, dicindole3 <+state aqu un poco conmigo=, l permaneca mucho tiempo con la cabe"a apoada en la sua, pensando# . se deca entre s3 </&legar a verte, querida madre, al !inal de este viaje1= 2archaba sin interrupcin en medio de %rboles desconocidos, de e>tensas plantaciones de caa de a"car praderas sin !in, siempre con aquellas grandes montaas a"ules por delante, que cortaban el sereno cielo con sus altsimos picos sus lneas sinuosas# ,asaron cuatro das, cinco, una semana# &as !uer"as le iban disminuendo r%pidamente los pies le sangraban# Al !in una tarde, al ponerse el sol le dijeron3 4-ucum%n se halla a cinco leguas de aqu# +l lan" un grito de alegra apresur el paso, como si en un instante hubiese recobrado todo el vigor perdido# ,ero !ue una corta ilusin# &as !uer"as le abandonaron de pronto ca e>tenuado a la orilla de una "anja# )in embargo el cora"n le saltaba de go"o# +l cielo cuajado de estrellas mu brillantes, entre las que sobresalan las de la *ru" del )ur, nunca le haba parecido tan hermoso# &as contemplaba tendido sobre la hierba, con deseos de dormir, pensaba que tal ve" le estuviese esperando su madre en aquellos momentos# . se deca3 </(nde est%s, madre ma1 /0u haces ahora1 /,iensas en tu 2arco, que est% cerca de ti1= :,obre 2arco; )i hubiese podido ver el estado en que entonces se hallaba su madre, habra hecho un es!uer"o sobrehumano para andar todava llegar a su lado sin prdida de tiempo# +staba en!erma, echada en la cama, en una habitacin de la planta baja de un hotelito, donde viva la !amilia 2equne", que le haba tomado gran cario le prestaba solcitos cuidados# &a pobre mujer a no se encontraba bien cuando el ingeniero tuvo que salir precipitado de Buenos Aires no se haba restablecido del todo a pesar del buen clima de *rdoba# (espus, al no haber recibido contestacin a sus cartas ni del marido ni del primo, el presentimiento cada ve" m%s torturante de alguna desgracia, la continua ansiedad en que haba vivido, dudando entre marchar quedarse, esperando todos los das una noticia !atal, le haba hecho empeorar de modo e>traordinario# Mltimamente se le haba mani!estado una en!ermedad mu grave, una hernia estrangulada# Haca quince das que no se levantaba de la cama, era preciso intervenirla quirrgicamente para salvarle la vida# +n aquel mismo instante, mientras la invocaba su 2arco, estaban junto a su cama los seores de la casa querindola convencer, con mucha dul"ura, para que se dejase operar' mas ella persista en su terca negativa no dejaba un instante de llorar# .a haba ido la semana anterior, a tal e!ecto, un prestigioso cirujano de -ucum%n, pero intilmente# 4$o, queridos seores 4deca ella4, no merece la pena' no tengo !uer"as para resistir morira en la operacin# +s mejor que me dejen# .a no tengo apego a la vida# ,ara m todo se acab# ,re!iero morir a saber lo que ha ocurrido a mi !amilia# &os seores se oponan, le decan que tuviese valor, que las ltimas cartas enviadas directamente a Gnova tendran respuesta, que se dejase operar, que lo hiciera por sus hijos# ,ero el recuerdo de sus hijos aumentaba todava m%s la angustia el pro!undo desaliento, que la tena deprimida desde haca mucho tiempo# Al or aquellas palabras le saltaban las l%grimas# ,%gina 9D de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis 4:Ah, mis hijos; :2is queridos hijos; 4e>clamaba juntando las manos4# :-al ve" haan muerto; :2%s vale que muera o tambin; (e todas !ormas les quedo mu agradecida, queridos seores# +s intil que vuelva el doctor pasado maana# 0uiero morir aqu# +se es mi destino# .a lo he decidido# &os seores, sin cesar de consolarla, le repetan3 4$o diga eso, buena mujer 4 le cogan la mano para hacerle maor presin# ,ero ella cerraba entonces los ojos, agotada caa en un sopor como muerta# &os dueos permanecan a su lado algn tiempo , al mirarla a la lu" mortecina de una lamparilla, sentan gran compasin de aquella madre admirable que por el bien de su !amilia haba ido a morir a seis mil leguas de su patria, tras haber penado tanto# :,obre mujer, tan honesta, buena desgraciada; Al da siguiente, mu de maana, encorvado medio tambale%ndose, con su bolsa a cuestas, pero sumamente animoso, entraba 2arco en la ciudad de -ucum%n, una de las m%s suaves !lorecientes de la repblica Argentina# &e pareci que volva a ver *rdoba, ?osario Buenos Aires, puesto que contemplaba an%logas calles largas rectas con las mismas casas blancas bajas' pero por todas partes apareca una nueva magn!ica vegetacin, not%ndose un aire per!umado, una lu" maravillosa, un cielo transparente a"ul como l jam%s haba visto, ni siquiera en @talia# .endo adelante por las calles, advirti la !ebril agitacin que haba presenciado en Buenos Aires# 2iraba las ventanas las puertas de todas las casas' se !ijaba en todas las mujeres que pasaban con anhelante esperan"a de ver a su madre, de buena gana habra preguntado a todos, pero no se atreva a parar a nadie# *uantos se cru"aban con l se volvan para ver a aquel muchacho harapiento lleno de polvo, que daba seales de venir de mu lejos# +l buscaba entre la gente una cara que le inspirase con!ian"a para dirigirle la tremenda pregunta, cuando se o!reci ante sus ojos el rtulo de una tienda con nombre italiano# )e apro>im pausadamente a la puerta con %nimo resuelto dijo3 4/,odran decirme dnde vive la !amilia 2equne"1 4/&os seores 2equne"1 4repiti el tendero# 4), s, la casa del ingeniero seor 2equne" 4respondi el muchacho con un hilo de vo"# 4&a !amilia 2equne" 4dijo el comerciante 4no est% en -ucum%n# 6n grito de desaliento, como el de una persona herida por pualada, !ue como el eco de aquellas palabras# Acudieron el tendero algunas mujeres que se encontraban en el establecimiento# 4/0u te pasa, muchacho1 4le pregunt el tendero hacindole sentar4# :$o ha que desesperarse, qu diablos; &os 2equne" no est%n aqu, pero viven cerca, a pocas horas de -ucum%n# 4/(nde1 /(nde1 4grit 2arco, ponindose de pie como movido por un resorte# 4A unas quince leguas de aqu 4continu el hombre4, a orillas del )aladillo, en un lugar donde est%n construendo una gran !%brica de a"car# +ntre otras, est% la casa del seor 2equne", que todos conocen# -e ser% !%cil llegar all# 4.o estuve hace un mes 4dijo un joven que haba acudido al or el grito# ,%gina 9G de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis 2arco abri desmesuradamente los ojos, mir al joven pregunt atropelladamente, palideciendo3 4/7i usted all a la sirvienta del seor 2quine", a la italiana1 4/&a genovesa1 ), la vi# 2arc prorrumpi en un sollo"o convulso, riendo llorando a la ve"# &uego, impulsado por violenta resolucin, pregunt3 4/,or dnde se va1 :,ronto; :+nsenme el camino; :2e vo en seguida; 4,ero si ha una jornada larga 4le contestaron4 est%s mu cansado### (ebes descansar# :(jalo para maana; 4:@mposible; :@mposible; 4repuso 2arco4# (ganme por dnde se va, no puedo esperar ni un minuto m%s' me vo en seguida, :aunque me caiga muerto por el camino; 7indole tan decidido, no se opusieron# 4:0ue (ios te acompae; 4le dijeron4# -en cuidado por el camino del bosque# :Eeli" viaje, italianito; 6n hombre lo acompa hasta las a!ueras de la poblacin, le indic el camino que deba seguir, le dio algunos consejos se qued mir%ndole cmo se alejaba# +l muchacho desapareci al cabo de unos minutos, cojeando, con el bulto de ropa a la espalda, por detr%s de los espesos %rboles que bordeaban la carretera# Aquella noche !ue atro" para la pobre en!erma# )enta agudos dolores que le arrancaban gritos capaces de romper las venas, pasaba por momentos de delirio# &as mujeres que la asistan no saban qu hacer# &a duea acuda de ve" en cuando, mu desconsolada# -odos empe"aron a temer que, aun en el caso de acceder a que la operaran, como el cirujano no ira hasta la maana siguiente, seguramente llegara demasiado tarde# ,ero en los momentos de lucide", se comprenda que su maor tormento no lo constituan los dolores !sicos, sino el pensamiento de su lejana !amilia# 2oribunda, deshecha, con la mirada e>traviada, se meta los dedos entre el pelo con actitud de desesperacin que parta el alma, gritaba3 4:(ios mo; :(ios mo; :2orir tan lejos, sin verlos; :,obres hijos mos, que se quedan sin madre, mis pobres criaturas, sangre de mi sangre; :2i 2arco, todava pequeo, tan bueno carioso; :6stedes no pueden !igurarse cmo es; :)i usted lo conociera, seora### ; *uando sal de casa, no poda despeg%rmelo del cuello'# sollo"aba de una manera desgarradora# ,areca que sospechaba que a no volvera a verme# :,obre criatura ma; :5jal% hubiese muerto de repente entonces, cuando me estaba despidiendo; :Hur!ano de madre mi hijito, que tanto me quiere, que an me necesita; )in su madre caer% en la miseria, tendr% que ir pidiendo limosna para acallar el hambre### :(ios eterno; :$o, no lo permit%is; :$o quiero morir; :+l mdico; :0ue venga en seguida; :&l%menle, por !avor; :0ue venga me abra por donde quiera, con tal de que me salve la vida; :+l mdico; :)ocorro; &as mujeres le sujetaban las manos, la tranquili"aban a !uer"a de ruegos# Al hacerla volver en s, le hablaban de (ios de la esperan"a que todos debemos poner en +l# +ntonces la en!erma recaa en un abatimiento mortal, lloraba mes%ndose los grises cabellos, gema como una nia, lan"ando lamentos continuados murmurando a intervalos3 ,%gina 9C de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis 4:5h Gnova ma; :2i casa; :Aquel mar### ; : 5h mi 2arco, mi querido 2arco; /(nde estar% ahora la pobre criatura1 +ra medianoche, 2arco, despus de haber pasado muchas horas al borde de un !oso, completamente e>tenuado, marchaba a travs de una !loresta de %rboles gigantescos, monstruos de la vegetacin, de troncos desmesurados, semejantes a columnas de catedrales, que a una altura inconcebible entrela"aban sus enormes copas plateadas por la luna# +n aquella semioscuridad vea vagamente millares de troncos de todas !ormas, rectos e inclinados, retorcidos, interpuestos en e>traas actitudes de amena"a de lucha' por el suelo haba algunos derribados, como torres cadas de una ve", cubiertos de una vegetacin e>uberante con!usa, que pareca una multitud !uriosa, disput%ndose el espacio palmo a palmo' otros !ormaban grupos verticales apretados como haces de lan"as tit%nicas, cuas puntas se ocultaban en las nubes' una grandiosidad soberbia' un desorden prodigioso de !ormas colosales, el espect%culo m%s majestuosamente terrible que jam%s le haba o!recido la naturale"a vegetal, propio de la selva virgen# +n ciertos momentos le sobrecoga un gran estupor, pero pronto volaba con el pensamiento hacia su madre# +staba agotado, con los pies ensangrentados, solo en aquella impotente selva, donde nicamente vea a largos intervalos pequeas viviendas humanas, que al pie de aquellos majestuosos %rboles parecan nidos de hormigas, algn que otro b!alo dormido en el camino# )e encontraba rendido de cansancio solo, mas no por eso tena miedo# &a grande"a de la selva virgen elevaba su alma' la pro>imidad de su madre le comunicaba la !uer"a el atrevimiento de un hombre' el recuerdo del ocano, de los desalientos de las penalidades pasadas superadas, las prolongadas !atigas la !rrea constancia de que haba dado pruebas le hacan erguir la !rente' todo el torrente de su !uerte noble sangre genovesa a!lua a su cora"n en ardiente oleada de orgullo de audacia# 6na nueva sensacin adverta en l3 hasta entonces haba llevado en la mente una imagen de su madre oscurecida con!usa un tanto por los dos aos de ausencia, mas en aquellos instantes adquira m%s claridad tena rasgos mejor de!inidos' volva a ver su cara entera propia como haca mucho tiempo no la haba contemplado' la perciba mu cerca, iluminada como habl%ndole' volva a ver los movimientos m%s insigni!icantes de sus ojos de sus labios, todas sus actitudes, sus gestos las sombras de sus pensamientos' sostenido por tan acuciantes recuerdos, apretaba el paso, un nuevo cario, una indecible ternura iba creciendo en su cora"n, que le haca correr por sus mejillas dulces sosegadas l%grimas# *on!orme iba andando en medio de la oscuridad, le hablaba dicindole las palabras que pronto le murmurara al odo3 <i Aqu esto, madre ma' aqu me tienes' a no me apartar de ti' volveremos los dos a casa estar siempre a tu lado, pegado a ti, sin que nadie nos separe nunca, mientras vivas;= +ntretanto no se daba cuenta de que iba desapareciendo de la copa de los gigantescos %rboles la plateada lu" de la luna para dejar paso a la rosada aurora que a apareca por los balcones del oriente# A las ocho de aquella maana estaba junto al lecho de la en!erma el cirujano de -ucum%n, joven argentino, en compaa de un practicante, para intentar por ltima ve" convencerla de que le permitiera operarla# A sus requerimientos se unan los del inge4 niero 2equne" su esposa# ,ero todo resultaba intil, puesto que la mujer, sintindose sin !uer"as, no tena con!ian"a en el buen resultado de la intervencin quirrgica# +staba segura de que morira durante ella o que slo sobrevivira unas cuantas horas despus de haber su!rido intilmente unos dolores m%s atroces de los que le producira la muerte natural# ,%gina 9H de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis +l doctor no cesaba de repetirle3 42ire, seora, el resultado de la operacin es seguro cierta su curacin con tal que se arme de un poco de valor# )i se niega, morir% inde!ectiblemente# A pesar de todo, resultaban palabras intiles# 4$o 4responda con su dbil vo"4' tengo valor para morir# pero no para su!rir en vano# Gracias, doctor# +se es mi destino# (jeme morir en pa"# +l cirujano desisti de su empeo nadie dijo m%s a la en!erma, la cual, dirigindose a su duea, le hi"o con vo" moribunda los ltimos ruegos# 42i querida buena seora 4dijo es!or"%ndose mucho entre sollo"os4, le pido que haga el !avor de enviar a mi !amilia# por medio del seor *nsul, el poco dinero la ropa que poseo# )upongo que todos vivir%n# 2i cora"n lo presiente en estos ltimos momentos# -enga la bondad de escribir### que siempre he pensado en ellos, que he trabajado por ellos### por mis hijos### que mi nica pena es no volver a verlos###, pero que he muerto con buen %nimo### resignada### bendicindolos' que a mi marido### a mi hijo maor### les recomiendo que velen por el m%s pequeo, mi pobrecito 2arco### a quien he tenido presente en mi cora"n### hasta el ltimo momento### 4,oseda de repentina e>altacin, e>clam, juntando las manos3 4:2i 2arco; :2i nio; :2i vida;### ,ero al girar sus ojos anegados en l%grimas, a no vio a la seora' alguien la haba llamado por seas sin que la paciente lo advirtiera# Busc al ingeniero, tambin haba desaparecido# )olamente estaban en la habitacin las dos en!ermeras el audante del mdico# +n la habitacin contigua se oan pasos acelerados, palabras entrecortadas e>clamaciones contenidas# &a en!erma mir hacia la puerta con ojos velados en actitud e>pectante# Al cabo de unos minutos vio aparecer al cirujano con e>presin e>traa, luego a sus seores tambin visiblemente alterados# &os tres la miraron de modo singular se intercambia4 ron unas palabras en vo" baja# ,arecile que el doctor deca a la seora3 4+s mejor en seguida# &a en!erma no comprenda# 4Lose!a 4le dijo la seora con vo" temblorosa4, tengo que darle una buena noticia# ,rep%rese a recibirla# &a mujer le mir con e>tremada atencin# 4+s una noticia 4prosigui diciendo la seora4 que le causar% mucha alegra# &a en!erma abri desmesuradamente los ojos# 4(ispngase 4aadi4 a ver a una persona### a la que quiere muchsimo# &a mujer levant la cabe"a con vigoroso impulso empe" a mirar ora a la seora, ora hacia la puerta, con ojos !ulgurantes# 4+s una persona 4aadi la seora, palideciendo4 que acaba de llegar inesperadamente# 4/0uin es1 4pregunt la en!erma con vo" quebrada e>traa, como de persona asustada# ,%gina 9I de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis 6n instante despus lan" un grito agudsimo, intentando sentarse en la cama' pero tuvo que permanecer inmvil, con los ojos desencajados las manos en las sienes, cual si se tratase de una aparicin sobrenatural# 2arco, e>tenuado cubierto de polvo, estaba de pie en la puerta# +l doctor le sujetaba por un bra"o# &a mujer grit3 4:(ios; :(ios; :(ios mo; 2arco se acerc, ella e>tendi sus descarnados bra"os , estrech%ndolo contra su pecho con la !uer"a de una tigresa, comen" a rer a carcajadas, me"clando la risa con pro!undos sollo"os sin l%grimas, que le hicieron caer casi sin aliento en la almohada# ,ero pronto se repuso grit loca de alegra, cubriendo de besos la cabe"a de su hijo3 4/*mo est%s aqu1 /,or qu1 /,ero eres t1 :*u%nto has crecido; /0uin te ha trado1 /Has venido t solo1 /-e encuentras bien1 :+res t mi 2arco, no esto soando; :(ios mo; :H%blame; :(ime algo; &uego, cambiando repentinamente de tono, aadi3 4:$o; :-odava no; :$o me digas nada; :+spera un poco; Acto seguido, dirigindose al cirujano, e>clam3 4:,ronto, seor doctor; :0uiero curarme; :+sto dispuesta; $o pierda un instante# &lvense a mi hijo para que no su!ra# +sto no es nada, /sabes, 2arco1 .a me lo contar%s todo# 5tro beso, hijo# Ahora vete# :Aqu me tiene, doctor; )acaron a 2arco de la habitacin salieron de ella apresuradamente los seores las mujeres, qued%ndose nicamente el cirujano su audante, que cerraron la puerta# +l seor 2equne" trat de llevarse a 2arco a una habitacin alejada' pero le !ue imposible, pues pareca que le haban clavado en el pavimento# 4/0u es1 4pregunt4# /0u tiene mi madre1 /0u le est%n haciendo1 +l ingeniero le respondi mu bajito, intentando sacarlo de all3 42ira, escucha' tu madre est% en!erma ha que hacerle una operacin sencilla# -e lo e>plicar todo# Ahora vente conmigo# 4$o, seor 4respondi el muchacho con obstinacin4# 0uiero quedarme aqu# (game aqu lo que quiera# +l ingeniero amontonaba palabras sobre palabras, tratando de llev%rselo, el chico empe"aba a asustarse a temblar# (e pronto reson por toda la casa un grito mu agudo, como el de un herido mortalmente# +l muchacho replic con grito desesperado# 4:2i madre ha muerto; +l mdico apareci en la puerta dijo3 4-u madre se ha salvado# +l chico le mir un momento luego se arroj a sus pies, sollo"ando3 ,%gina 8K de 89 De los Apeninos a los Andes Edmundo De Amicis 4:Gracias, doctor; ,ero el joven cirujano le mand al"arse, dicindole3 4:&ev%ntate;### :- eres, heroico nio, quien ha salvado a tu madre; Libros Tauro http://!LibrosTauro!co"!ar ,%gina 89 de 89