Revista Tiempos Oscuros 001

julio-diciembre/ 2013/#1
Asociacin Cultural miNatura

Soterrani
Revista Tiempos Oscuros Una visin
del Fantstico Internacional
ISSN: 2340-8332

Directores:
Ricardo Acevedo Esplugas
Carmen Rosa Signes Urrea
Editor:
Equipo Editorial:
Cristina Jurado Marcos
Pablo Martnez Burkett

Direccin postal:
Avenida del Pozo 7 San Juan de
Mor, 12130, Castelln de la Plana,
Espaa.

Las colaboraciones deben ser
enviadas a:
revistatiempososcuros@yahoo.es
Pueden seguir nuestra publicacin a
travs:
http://www.servercronos.net/bloglgc/i
ndex.php/tiempososcuros/

Prohibida la reproduccin completa o
parcial de la revista (textos o
ilustraciones) sin el permiso de la
Direccin y/o autores.
Todos los trabajos presentados
respetan las leyes vigentes del
copyright.

Editorial

Al Vlado
1

Con tal enfoque apriorstico, hablar de ciencia-
ficcin cubana parecera solo un jocoso contrasentido,
en el mejor estilo de los que enunciara Umberto Eco
en su novela El pndulo de Foucault: la Urbanstica
Gitana o la Hpica Azteca. Si los gitanos no tienen
urbanstica porque viven viajando y no tienen casas, o
si los aztecas no podan tener una hpica porque slo
con la llegada de los espaoles conocieron los
caballos... pues, vamos CF en Cuba? Es una broma,
verdad?
Jos Miguel Yoss Snchez; Marcianos en el
platanar de Bartolo: Un anlisis de la historia y
perspectivas de la ciencia ficcin en cuba al final del
segundo milenio.

iempos Oscuros era una idea que me
vena dando vueltas desde hace mucho
rato ya, no es un paso de adulto
2
la
creacin de una revista sobre cuentos ms
extensos del fantstico en general (ciencia ficcin,
horror, fantasa y todas la variaciones que puedan
aplicarse) en una red ya bastante sobresaturada de e-
zines profesionales o no.

1
Aunque tus cuentos se perdieran los que te conocimos sabemos que eras el Mejor Escritor Negro
de Cuba (ttulo que nadie podra quitarte)
2
No, no amigos mos la revista digital miNatura no quedar relegada a un segundo plano.
T
Qu distinguir a la Revista digital Tiempos Oscuros de las dems?
Cada nmero ser un especial dedicado a un pas determinado (Argentina, Espaa, etc.)
donde aparecern los mejores textos de cada nacin. Iluminados por los ms destacados
ilustradores del momento.
Sobre las publicaciones digitales del Fandom en Cuba
3

Al principio fue Axxn (Eduardo J. Carletti y Fernando Bonsembiante, Argentina,
1989) y vimos que Axxn era bueno y nos dispusimos a copiarlo y as naci I+Real (Bruno
Henrquez, 1994) publicacin digital que se distribua en diskettes de 8". Ms desconocida fue
la revista Pixel (Orlando Vila Garca, 1995) de la que apareci un solo nmero.
Nexus (Vladimir Hernndez, Fabricio Gonzlez y Yoss, 1997), tres nicos nmeros.
Revista Digital miNatura (Ricardo Acevedo Esplugas, 1999), oficialmente la
publicacin digital dedicada al fantstico ms antigua de la isla.
Disparo en red (Javier de la Torre y Erick J. Mota, ), fanzine digital gratis, de
frecuencia mensual, editado por el Grupo de Creacin ESPIRAL. Publica cuentos y artculos
de autores cubanos y extranjeros, informacin sobre el estado del arte del gnero dentro y
fuera de Cuba.
Qubit (Ral Aguiar, 2005), revista especializada en literatura y pensamiento ciberpunk,
con nmeros especiales dedicados a la ciencia ficcin latinoamericana.
Korad: Revista de Fantasa y Ciencia Ficcin (Ral Aguiar. Co-editores: Elaine Vilar
Madruga, Jeffrey Lpez Dueas y Carlos A. Duarte Cano, 2010), publicacin del Taller
Literario Espacio Abierto, ahora todos sus nmeros pueden buscarse y descargarse desde el
Blog de Dana Chaviano.
Cuenta Regresiva (Leonardo Gala Echemenda, 2011.). Creada en el seno del proyecto
DiALFa-Hermes.
4

Ciencia Ficcin En Cuba?
Era apenas un joven friki (en los 80 el concepto era ms bien peyorativo) que releyendo
Juventud Tcnica, la nica publicacin que ha mantenido fielmente al menos la aparicin de
un cuento de ciencia ficcin, encontr una nota en la que anunciaba la existencia de un taller

3
Oficialmente la primera y nica (solo sali un nmero) publicacin en papel fue Nova dirigida
por Dana Chaviano, Chely Lima y Alberto Serret a mediado de los 80.
4
Tambin existen actualmente varios boletines ms o menos estables: Onrica (2001); Estronia
(2005); La Voz de Alnader (2006) y el movimiento otaku cubano est aumentando su aparicin con
Akiba-Tan (2013) para citar al menos un ejemplo.
sobre el gnero. All tuve la suerte de conocer a Roberto Estrada, Fumero, Nelson Romn,
Ral Aguiar, Bruno Henrquez, Yoss (que an no se le conoca por el Yoss), El Vlado (Mi
gran amigo negro! como le deca cariosamente), Orlando Jorge entre otros. Ahora tengo la
suerte de poder incluir a algunos de ellos
5
en Tiempos Oscuros que ahora lucen premio:
UPC, Alberto Magno y una excelsa finalista al Planeta.
Vinieron los 90 y El Hueco Negro (o ms amorosamente Negro Hueco) donde se
incorporaran: Michel Encinosa, Vladimir Hernndez o Juan Pablo Noroa para citar algunos.
Luego de otro periodo de silencio en medio de otra primavera cienciaficcionera se
creara el Taller Espiral (2001) entraran ms chicas siempre escasas en el movimiento-
Sigrid Victoria y Anabel Enrquez.
Tiempos Oscuros es mi modesto homenaje a estos 23 escritores y a todos los que
vendrn en Cuba y a todas Partes.
No puedo cerrar esta editorial sin agradecer a todos los ilustradores, concept art,
modeladores 3D, diseadores 3D, escultores, matte paint que tan generosamente han ofrecido
su obra para dar vida a este proyecto:
Ballester Zuaznbar, Abel (Cuba)
Belushi, Pedro (Espaa)
Carper, Mario Csar (San Fernando, Buenos Aires, Argentina)
Castell Escrig, Rafa (Espaa)
Charro Martnez, Javier (Espaa)
Colucci, Alejandro (Uruguay)
Devon, Zelda (EE.UU.)
Das, Aquiles (Portugal)
Ernault, Geoffrey (Francia)
Faini, Edvige (Italia)
Gabelko, Bogdan (Rusia)
Gastaaga, ngel Benito (Espaa)
Gionis, Anastasios (Grecia)
Gonzlez Gmez, Jonathan (Espaa)

5
Al contrario de mi admirado Robert Heinlein no considero que mis colegas fueran unos: "A
bunch of neurotic, selfish, childish, insensitive and unimaginative, vicious bunch of jerks" (carta, 1945).
Pero de todo debe haber en la via del seor.
Guan Yu Chen (Taipi, Repblica de China)
Inshoo (Corea del Sur)
Korpi, Tuomas (Finlandia)
Komixmaster (Colombia)
Lee, Evan (Taiwn)
Lunter, Titus (Holanda)
Moffitt, Chris (EE.UU.)
Gal Or (Israel)
Pavelec, Jim (EE.UU.)
Powell, Jonathan (EE.UU.)
Rafater (Espaa)
Raphaello Art
Stanculescu, Lucian (Rumania)
Uccelli, Valeria (Italia/ Argentina)
Urschel, Jan (Alemania)
YongSub-Noh (Corea del Sur)
Williams, Allen (EE.UU.)
Zawadzki, Dariusz (Polonia)
Darle las gracias a mi esposa y co-directora Carmen Rosa Signes Urrea y del equipo
editorial del que me he rodeado Cristina Jurado Marcos y Pablo Martnez Burkett por confiar
en m y estar casi tan locos como yo.
Deseo que Tiempos Oscuros sea solo el nombre de una publicacin y no de una nueva
era de ignorancia y violencia.

San Juan de Mor, Castelln de la Plana, Espaa
Tiempos Oscuros julio- diciembre/ 2013/ #1

6
Convocatoria
CONVOCATORIA SELECCIN DE TEXTOS TIEMPOS OSCUROS N2
Tras el lanzamiento de la Revista Digital Tiempos Oscuros Un panorama del
Fantstico Internacional (distribucin gratuita y sin fines de lucro) ponemos en
conocimiento de todos los interesados de la preparacin del segundo nmero. Si para el
primero fue una muestra de la literatura fantstica de ayer, hoy y siempre en Cuba,
anunciamos que para el nmero 2 deseamos contar con una amplia representacin de otro
pas hermano, en esta ocasin Argentina.
Es por ello que todos aquellos escritores argentinos que deseen participar en la
seleccin de los 20 textos que compondrn el nmero dos de la revista digital Tiempos
Oscuros debern atenerse a las siguientes bases.
BASES
1. Podrn participar todos aquellos escritores argentinos, residentes o no en su pas
de origen, con obras escritas en castellano.
2. Los textos debern ser afines al gnero fantstico, la ciencia ficcin o el terror.
3. Los trabajos, cuentos de entre 5 a 10 pginas y poemas, deben estar libres de
derechos o en su defecto se aceptarn obras con la debida autorizacin del propietario de
los derechos de la misma.
4. Los trabajos debern enviarse en documento adjunto tipo doc (tamao de papel
DinA4, con tres centmetros de margen a cada lado, tipografa Time New Roman puntaje
12). Dicho archivo llevar por nombre ttulo + autor de la obra y junto a l se incluir en el
mismo documento plica que incluir los siguientes datos: ttulo del cuento, nombre

7
completo, nacionalidad, direccin electrnica, declaracin de la autora que incluya el
estado del texto (si es indito o si ha sido publicado, en este segundo supuesto deber
incluir dnde se puede encontrar y las veces que ha sido editado, tanto si es digital como
en papel, y si tiene los derechos comprometidos se debern incluir los permisos
pertinentes). Junto a todos estos datos tambin pedimos la inclusin de un breve
currculum literario que ser publicado en la revista y una fotografa del autor si lo desea
para el mismo fin.
5. En ningn supuesto los autores pierden los derechos de autor sobre sus obras.
6. La direccin de recepcin de originales es:
revistatiempososcuros@yahoo.es
En el asunto deber indicarse: COLABORACIN TIEMPOS OSCUROS N2-
7. Las colaboraciones sern debidamente valoradas con el fin de realizar una
seleccin acorde con los intereses de la publicacin.
8. Los editores se comprometen a comunicar a los autores, que enven sus trabajos,
la inclusin o no del texto en la revista. Nos encantara poder incluirlos todos pero nos
hacemos al cargo sobre el volumen de textos que se pueden llegar a recibir.
9. Todos los trabajos recibirn acuse de recibo.
10. La participacin supone la total aceptacin de las normas.
11. El plazo de admisin comenzar desde la publicacin de estas bases y finalizar
el 1 de diciembre de 2013. (No se admitirn trabajos fuera del plazo indicado).


8

Indice
01/ Portada: Autumn Impressions II/ Tuomas Korpi (Finlandia)
02/ Editorial
06/ Convocatoria
08/ ndice
10/ La Abominacin de Ur/ Vctor Hugo Prez Gallo
31/ El ataque del mendieta manchado/ Juan Pablo Noroa Lamas
46/ Azul/ Claudio G. del Castillo
54/ Buena Temporada/ Istvn Bent Valdespino
61/ Cacera cclica/ Elaine Vilar Madruga
74/ En la cuneta/ Roberto Estrada Bourgeois
82/ Ese ruido como de piedras que caen/ Juan Luis Herrero
93/ Los Espectros del Erg/ Anabel Enrquez Pieiro
108/ El Fin del Caos llega Quietamente/ ngel Arango
123/ El Gran Juego/ Jos Miguel Yoss Snchez
133/ Hechizo de Tiempo/ Sigrid Victoria Dueas
135/ Juego de una noche de verano/ Ricardo L. Garca Fumero

9
140/ Ojos de cesio radiactivo/ Erick J. Mota
150/ El pjaro de fuego/ Dana Chaviano
154/ La pared/ Abel Ballester
162/ Ruidos de guerra/ Leonardo Miguel Gala Echemendia
172/ Semitica para los lobos/ Vladimir Hernndez Pacn
186/ Siridi, La de Los Ojos Grises/ Michel Encinosa Fu
204/ Solo Marta/ Vctor Bruno Henrquez
208/ Sombra de la seiba/ Oscar Hurtado
213/ Sombra y Sustancia/ Gina Picart
224/ El sueo del arquitecto/ Ricardo Acevedo Esplugas
228/ Un Crculo en el Suelo/ Chely Lima
244/ Ensayo: La Ciencia Ficcin en Cuba y la etapa del Quinquenio Gris/ Javier de
la Torre Rodrguez
258/ Biografas
288/ Contraportada: Dust in neo trocadero/ Geoffrey Ernault (Francia)

10

11

Por Vctor Hugo Prez Gallo
Ilustradores: Harpy Town/ Javier Charro Martnez (Espaa)
Victoria/ Jim Pavelec (EE.UU.)

Nos conocamos desde la infancia.
Por eso todos se sorprendieron tanto cuando lo mat.
Cuando la polica lleg, solo quedaban restos sanguinolentos y casi irreconocibles de quien
en vida fue Miguel Robles, ingeniero en minas; mi amigo de siempre. Y nadie ms que yo estaba
cerca de tales despojos as que el juicio fue rpido; la fiscala lo tuvo fcil.
En realidad, me condenaron a muerte aunque luego tuvieron la misericordia de
cambiar mi sentencia: atribuyndome desrdenes mentales; me enviaron al hospital psiquitrico.
Loco?, yo?
No.
Necios, ellos.
No saben del horror, de la podredumbre nauseabunda, del terror total del que salv sus
mediocres vidas.
Y es mejor que jams lo sepan.
Existen en el universo fuerzas indescriptibles que dormitan en profundos abismos,
esperando la seal para despertarse y diseminar el caos. Formas que existieron antes de los
humanos y que sin duda alguna heredarn este planeta, que hoy llamamos nuestro dominio,
porque su paciencia las hace capaces de esperar durante eones. Entes poderossimos, ms all de
nuestra comprensin y de toda nuestra orgullosa ciencia materialista.

12
Yo lo s.
Yo los he visto cara a cara.

Supongo que el principio de todo podra ser Moa
6
.
All existe una oscura universidad que se agota en turbios laberintos y cuyo claustro de
profesores tiene la triste fama de ser los ms raros de Cuba. Miguel me contaba que algunos de
ellos negaban la fuerza de gravedad, mientras que varios otros afirmaban haber hallado un
elemento qumico nuevo. Hasta hubo un fsico que tena un cuadro de Einstein en un latn de
basura y lo escupa todos los das. Siempre cre que eran exageraciones suyas y que el Instituto
Superior Minero Metalrgico de Moa era solo una ms de nuestras universidades, de las que
nuestro pas se siente tan orgulloso. Con la nica diferencia de que all se estudian ciencias que
estn ms cerca de la Tierra, de sus abismos insondables.
Esa es la clave, tal vez: Geologa, Minas, Metalurgia, son las carreras que se all se
imparten.
Miguel primero se hizo ingeniero en minas en ese instituto y luego se qued a vivir en la
misma Moa.
As que dej de verlo por aos. Se me hizo un hbito diario preguntar por l. Su madre,
llena de orgullo, me deca que era un ingeniero famoso y que trabajaba en una de las minas ms
profundas del pas, un riqusimo yacimiento de cromo situado en una regin lejana y selvtica
llamada Punta Gorda.
Un da supe que haba sufrido un accidente o algo as, y que le haban dado de baja por la
enfermedad mental que tal suceso le haba causado.
Poco despus me lo encontr casualmente frente a su vieja casa colonial y me salud con
alegra. A simple vista pareca una persona por completo normal. Solo me sorprendi un poco el
que, cuando abr los brazos y los tend para estrecharlo como se hace entre buenos amigos, l
fingiera no advertir mi gesto y hasta retrocediese un poco.

6
Municipio de la provincia Holgun, fundada en 1963. Se cree que en la lengua arahuaca significa
"Lugar de las aguas". Otros creen que significa "Lugar desolado" o "Sitio de los muertos" [Nota del
Editor]

13
Tambin advert que su musculatura perfecta, resultado de tantos aos de esforzada
gimnasia, y que siempre le envidi, continuara inclume: Miguel era el mismo de siempre, un
tipo duro.
Pero por otro lado, la edad pareca haber cado con sbita e inexplicable violencia sobre l;
tena el pelo lleno de canas, y descolorido el tatuaje que desde la juventud adornaba su brazo
derecho.
Efectos del accidente, quizs?
Como dos amigos cualquiera que se reencuentran, hablamos, remos evocando viejas
andanzas y al fin me invit a su casa para tomarnos una botella de ron.
El pobre: no tena idea de que con esa accin estaba echando la primera paletada de tierra
sobre su propia tumba.
El caso es que nos tomamos la botella.
Y la segunda, y la tercera...
Hasta que, no s a qu hora de la noche, pues ya estbamos bastante borrachos los dos, me
invit a bajar al cuarto de desahogo, donde dijo tener algo muy especial que mostrarme.
El objeto en cuestin no era ms que una pequea roca blanca con forma de rombo cortado
a la mitad pero en manos de Miguel reluci de pronto con mil colores que es imposible
describir. Tambin me llam la atencin su peso aparente, que se me antoj desmesurado para su
pequeo volumen; mi forzudo amigo lo sostena con ambos brazos, y sus gruesos msculos
estaban contrados.
Recuerdo haber pensado que finga; ningn mineral de la Tierra podra ser tan denso.
Ella me habla dijo Miguel, fijando en m sus ojos excitados. Y en ese momento
lament haber dejado que bebiera tanto; nunca me han gustado demasiado los borrachos. Me
habla repiti, y se ri al ver mi confusin. No me crees? y entonces, resollando por el
esfuerzo de sostener la piedra con una sola mano, con la otra tom la ma y la puso encima.
Otra sorpresa; la extraa roca estaba tibia, como si la hubieran sacado del fuego tan solo
unos segundos antes.
Desagradablemente tibia, de hecho.

14
Por puro instinto, apart la mano como si hubiera tocado un ser vivo, capaz de araar o
morder.
Vctor, por aos fuiste mi mejor amigo as que voy a contrtelo todo dijo l, con los
ojos brillantes, y, colocando con cuidado la piedra blanca sobre la mesa cercana, cuyas viejas
patas crujieron bajo su peso, confirmndome as de paso que deba ser de veras imponente, se
lanz a una convencida perorata:
Todo empez hace ya tiempo, cuando an era estudiante de primer ao en Moa.
Revisando un viejo librero me tropec por puro azar con los diarios de Mendiola, Ral y Cuesta,
tres profesores que abandonaron la Universidad aos antes de que yo ingresara, y en
circunstancias bastante misteriosas. Uno muerto, el otro desaparecido, el otro mejor ni hablar
de eso. Lo curioso es que los tres, cada uno sin saber de las elucubraciones del otro, coincidan
en suponer que cierto misterioso talismn de extraos poderes, estaba oculto en el subsuelo de
Cuba. Ms exactamente, en Punta Gorda. No me tom muy en serio aquella inexplicable
seguridad, hasta que, cuando me enviaron justo a ese yacimiento, se me ocurri buscar el
dichoso objeto en mis ratos libres, aunque sin creer en su existencia. Bueno, pasaron los aos, y
aunque sin obsesionarme, la verdad es que busqu, busqu y un da tuve xito donde ellos
haban fracasado. Encontr esta piedra. Tambin, como a ti, me llam mucho la atencin su
inexplicable, monstruoso peso. Supongo que no proviene de nuestro planeta. Cuesta especulaba
en sus notas que quizs fuera un fragmento del ncleo de una estrella de neutrones. Pero eso no
es lo ms raro, sino que, como los tres hipotetizaban, y an no entiendo sobre la base de qu
esotricas informaciones, he descubierto que funciona como una especie de puerta
interdimensional. En ciertas circunstancias, genera un ni s cmo definirlo a fin de cuentas,
el antroplogo eres t, tal vez un tnel que nos comunica con otras pocas u otros mundos.
Bueno, la encontr en una galera de la mina o ella me encontr a m, el episodio fue bastante
raro, no te lo contar en detalle porque algo me dice que no me creeras.Especialmente
considerando que cuando la tuve en mis manos, toda esa seccin de la mina colaps de pronto, y
perd el conocimiento bajo los escombros. Era como si una fuerza inexplicable tratara de que
aquella roca no saliera a la luz. Los del equipo de rescate que me sacaron de debajo de
toneladas de roca confesaron que no entendan cmo haba sobrevivido Por suerte me dio
tiempo de esconderla bien antes del misterioso accidente, y luego pude regresar y recuperarla
sin mayores problemas. Pero ahora estoy intranquilo desde hace unos das; s que ellos la

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buscan, que saben que la tengo, y estn rondando mi casa. Por eso solo salgo de da y bien
armado.
Concluy, mostrndome entonces lo que esconda entre el cinturn y los pantalones.
Di un respingo, asombrado y, para qu negarlo?, tambin un poco asustado: era un
cuchillo de los que llamamos matavaca, pero tan grande que pareca ms bien un machete.
Comprend al punto por qu no me haba dejado abrazarlo; para que no me diera cuenta de
que estaba armado.
A qu o a quines tema mi amigo?
Quines eran aquellos misteriosos ellos?
Empec a preocuparme. Tampoco me han gustado nunca los locos; intent calmarlo,
pidindole que me diera el cuchillo pero no pude.
Hasta t piensas que estoy enfermo de los nervios? Tampoco me crees? dijo con
amargura. Pues ahora te mostrar cunto te equivocas
Retroced, temiendo que me atacara, furioso. Pero su accin, completamente distinta, me
sorprendi: en vez de abalanzrseme agresivo, cuchillo en mano, tan solo se arremang la camisa
hasta el hombro, permitindome ver de nuevo el viejo tatuaje de la serpiente con alas confinada
en un puo cerrado, ahora con su tinta empalidecida
Y con un gesto violento, se cort la palma de la mano, demostrndome de paso que el
matavaca no solo era grande, sino que adems estaba tan afilado como una navaja de afeitar.
La sangre fluy, cayendo sobre la mesa, sobre la piedra, que al instante comenz a brillar
en la penumbra. Entonces Miguel sujet mi mano.
Juro que me resist, pero no sirvi de nada; l era mucho ms fuerte que yo. Y adems,
tena an el cuchillo Tras breve forcejeo, me oblig a tocar la piedra, que l mismo aferr por el
otro lado.
Y ocurri.
Apenas mi mano roz la piedra ca como en una especie de somnolencia. Los policas y
psiquiatras a los que se los he contado despus lo atribuyen al efecto del ron. Pobres diablos sin
imaginacin, suponen que simplemente ca dormido en el stano por culpa de la borrachera.
Cmo me habra gustado que as fuera

16
Pero juro que no era un sueo, sino una realidad diferente a la que fui a dar. Otro mundo
en el que, aun estando presente, no tena voluntad ni decisin; solo poda mirar y escuchar a
travs de mis atrasados y humanos sentidos, que tampoco eran del todo mos.
En esa realidad haba un hombre atndose la correa de su sandalia y, no s cmo, pero
supe que, de algn modo, ese hombre era yo mismo.
Ya no ms Vctor Hugo, el antroplogo que buscaba los secretos de la Semitica Cultural
en las teoras de Clifford Geertz, sino Nimrod, hijo del poderoso Cus. Y Seba, Havila, Sabta,
Raama y Sabteca eran mis hermanas y hermanos, padres y madres de futuros poderosos pueblos.
Porque no era yo un Nimrod cualquiera, insisto, sino justo ese Nimrod; el ms hbil
localizando, persiguiendo y matando toda clase de presas con el arco, la lanza y el hacha. Aquel
del que, muchos siglos despus, podran todos leer en La Biblia vigoroso cazador delante de
Yahv.
Nimrod, el futuro rey de la llanura de Sidar
Pero eso sera en el futuro; en aquel momento era solo un joven prncipe atndose la
sandalia, la espada de bronce en el suelo a su lado.
Fue muy raro. Yo era l y a la vez segua siendo Vctor, y estaba sobre l y a sus lados, y
ya l-yo, tras envainar la espada en la funda enjoyada que colgaba del rico tahal terciado sobre
sus-mis hombros desnudos, bajaba-bajbamos la colina al encuentro de una bella muchacha de
pelo negro y le hablaba en una lengua arcaica cuyas palabras no comprenda, pero cuyo
significado resonaba sin embargo claramente dentro de mi cabeza.
El extrao poder de la piedra me haba permitido burlar el tiempo. Y ahora me encontraba
en una poca perdida, muchos aos antes de Cristo, en un tiempo donde las altas y gruesas
murallas de Babilonia, la grande, todava tenan fresca la argamasa que una sus piedras.
Babilonia? dijo la muchacha, que al instante supe que se llamaba Mizraim, qu
cosas tienes, Nimrod querrs decir Babel y se ri cristalinamente, mirando una amalgama de
casas, por encima de cuyos techos, a lo lejos, se alzaba una alta torre de ladrillo rojo que, por la
profusin de andamios que la adornaban, supuse ingenuamente, an a medio construir.
Yo no supe qu decir ante su correccin, pero ella me dio un beso y se ech a correr hacia
Babel.

17
La segu, por supuesto. Babilonia? Babel? Qu ms daba. Yo era joven, ella tambin, y
adems hermosa; sus ojos eran como palomas, sus piernas como gacelas.
As llegu a la ciudad que no era tal todava, sino apenas un caos de casas, nforas de vino,
mercaderes fenicios pregonando a puro grito en sus calles, vendedores callejeros de mirra y loe
profiriendo alaridos igual de estentreos y hetairas con sus sexos oscuros transparentndose
provocativos bajo sus finas tnicas de Tiro.
Babilonia-Babel, la grande.
Nunca ha existido urbe que pueda comparrsele.
Era mi ciudad y yo su prncipe; todos me conocan y saludaban, a la vez con simpata y
con respeto rayano en la sumisin.
Hasta que me encontr con Nared, el jefe de la guardia real, que me pregunt azorado
adnde iba, aconsejndome de inmediato que buscara refugio lejos de las calles, porque se
acercaba la cada de la noche y con ella la terrible hora de los efim.
Los efim?
Los efim
Sbitamente supe-record quines eran y qu hacan y la rabia me enardeci.
Los efim, servidores del dios Tiamek, bilis despreciable de Anu. Antiguos sicarios
humanos que haban renunciado a su condicin a cambio de la inmortalidad, entrando al vil
servicio del malvado hermano gemelo de Tiamat, la horrible diosa serpiente del mar, cnyugue
de Kingu, el dueo de las tablillas del destino.
Seres poderosos y fortsimos, de tres metros de estatura, oscuros y alados, que venan
todas las tardes a destruir nuestra Torre. Y no era que no hubiera an finalizado su
construccin es que nos lo haban impedido. Porque estbamos malditos por Tiamek, el
envidioso de los hombres.
Record mis constantes discusiones con mi padre, el rey Cus, para convencerlo de que
haba pasado suficiente tiempo desde nuestra derrota, que ya ramos lo bastante fuertes de nuevo
y que debamos enfrentar de una vez y por todas a esos abominables engendros que tenan su sede
en la Ur de los caldeos, malditos sacerdotes adoradores de Dagn, Tiamat y Tiamek, con el poder
de convertirse en serpientes, escorpiones y otros animales inmundos.

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Precisamente a ellos llevaban como tributo sus siervos, los obedientes efim, nuestras
mejores mujeres y nuestros productos de la tierra, condenndonos al hambre por temporadas
completas. Y no contentos con eso, an intentaban todos los das devastar los restos de la Torre
que resistan a su destruccin.
Como cada da, el crepsculo era la hora terrible de los efim.
Ya las personas corran llenas de terror, ya el mercado quedaba vaco. Ya el cielo se
oscureca, ms que por el ocaso, por las nubes de alas membranosas de los efim, que arrojaban
pesadas rocas y puntiagudos dardos sobre nuestra orgullosa y desgraciada Torre que, de estar a
medio construir, pas directamente a ser ruina sin conocer jams el esplendor para el que fue
concebida.
Porque la Torre fue concebida no solo como un reto a las alturas, sino tambin a los dioses
mismos. Su cspide debera haber llegado hasta el mismo cielo, y ms que por soberbia ni
vanagloria, para hacernos famosos. Y para darnos acceso a todo el conocimiento del mundo,
volvindonos semejantes a los dioses que lo atesoraban en las alturas.
Tal haba sido el noble plan de mi padre Cus. Era un plan grandioso, sin duda
Pero Tiamek, dios celoso del creciente poder de los hombres, decidi prohibrnoslo
Los dioses son falibles y desafiables; aferramos nuestras armas y lo enfrentamos.
Fue una batalla gloriosa, que dur varios das con sus noches pero al final fuimos
derrotados.
Nunca vimos a Tiamek. Los efim, con su fuerza inhumana y su dominio del aire, bastaron
para decidir su favor el conflicto.
Y fue la ruina de nuestra ciudad.
Recuerdo confusamente las llamas, la destruccin, los gritos de terror de las mujeres, al
orgulloso remate de la Torre cayendo entre nubes de polvo y humo, por entre las que volaban los
mismos monstruosos alados servidores de Tiamek que acababan de derribarla.
Aquello haba ocurrido tiempo atrs, cuando yo solo era un nio que lloraba y balbuceaba
en brazos de su nodriza.
Pero ya haban pasado aos de tal desastre.

19
Ahora yo era un verdadero hombre y no aguantara ms esa afrenta a la dignidad de
nuestro pueblo.
Es la ley de la guerra y de la vida. El triunfador que no remata al vencido debe siempre
esperar y temer su revancha.
Y por Marduk que estaba cansado de todo aquello!
Me quit la mano de Nared de encima y corr a la Torre. En ese momento escuch un grito;
era uno de esos engendros que se llevaba volando a Mizraim hacia la cspide de la Torre.
No lo pens dos veces; desenvain mi espada de bronce y sub de cuatro en cuatro los
peldaos de la escalera de caracol que rodeaba toda la imponente construccin, ennegrecida y
quemada aos tras ao por los fuegos rencorosos desatados por los ataques del squito de
Tiamek pero an en pie. Como yo, como nuestra ciudad toda.
Los efim se entretenan en saquear las casas y palacios, abajo, y la gente hua de su terrible
presencia.
Como de costumbre.
Pero hoy iban a cambiar un poco las cosas.
Casi sin aliento alcanc la cima de la Torre y all me enfrent con mi destino: Robram, el
temido lder de los efim.
Todava puedo recordar sus ojos, de un inhumano rojo encendido. Sus orejas
apergaminadas y puntiagudas, su rostro cubierto mil veces de un nico tatuaje que se repeta
como un patrn blasfemo sobre su piel, confundindose con las cicatrices de mil batallas que la
laceraban. Su musculatura poderossima, sobre todo la del pecho, encargada de mover las dos
gigantescas alas adosadas a su espalda, erizadas de feroces agujas de hueso.
Entre sus manos de garras terribles, Mirzaim estaba tan inerme como el cordero entre las
garras del len. La estaba desnudando sobre la piedra gris, con evidentes y terribles intenciones,
pero al escuchar mi grito de batalla se irgui en toda su estatura y solt una carcajada siniestra y
opaca.
Estpido humano me dijo luego, qu haces? Mejor corre para salvar tu vida y
djame terminar lo que he empezado no se debe hacer esperar a una dama no? tras lo que
me dio la espalda como a un siervo insignificante.

20
Ningn prncipe de Babel poda tolerar aquella afrenta.
Mi espada se parti en mil pedazos en su espalda nudosa. Indemne, Robram se volvi
lentamente y me dijo, con calmada sonrisa:
Nimrod, hijo de Cus!, hasta cundo nos estars importunando? Cundo te
convencers, gusano, de que la Tierra toda es de los efim? Que sus mujeres nacen solo para
nuestro placer y que ustedes, viles esclavos apenas si sirven para el sacrificio a nuestro padre
Tiamek, el invicto Dios de las espadas y los vientos.
Entonces, sin que pudiera impedrselo, se movi tan rpido como la tempestad sobre la
estepa, y con una sola de sus manos enormes y de fuerza increble me sujet por la cintura y me
levant en peso, sostenindome sobre el vaco pese a todos mis forcejeos.
Me cre perdido.
Hasta ahora habamos obedecido la orden de nuestro seor Tiamek de respetar tu vida y
la de tu soberbio padre, porque el mayor castigo para la altivez de un gobernante no es la muerte,
sino obligarlo a ver cmo sufren sus sbditos sin que pueda hacer nada por atenuar su miseria...
pero nuestra paciencia tiene un lmite, y t lo has cruzado con tu estpido ataque. Nimrod, hijo de
Cus, morirs aqu me espet, siempre calmado, pero ahora mostrando todos sus dientes, ms
terribles que los colmillos del ms feroz de los leones. Tu cuerpo ser comida de perros y
cerdos; tus huesos sern polvo y nadie se acordar nunca ms de tu nombre. Tu padre morir
junto a tus hermanos, y en vez de tu olvidada dinasta seremos nosotros quienes gobernaremos en
toda la llanura de Sidar y en el mundo
Pero de repente su voz call; hizo una mueca de dolor y una hoja filosa le brot
ensangrentada del pecho.
Por un largo instante an me sostuvo, como reacio a creer lo que le ocurra.
Yo tambin me qued mirando estpidamente la punta de aquella espada ensangrentada,
hecha de un material oscuro y poderoso, hasta que Robram me lanz con ligereza casi despectiva
al suelo de la Torre, y arrancando con un alarido de rabia el arma de su pecho inmenso, la arroj
al suelo y se volvi para enfrentar a su nuevo enemigo.
El primer deber de todo capitn de la guardia es proteger a su rey y a su prncipe.

21
Por supuesto, era el fiel Nared, que haba subido tras de m, y tomando la misma espada
que el prepotente efim dejara confiado a un lado mientras desnudaba a la muchacha, se la haba
hundido en la espalda para salvarme.
Buen Nared. Le debo la vida.
Que Marduk lo tenga en su gloria.
Porque su fidelidad le cost cara; como si no tuviera herida alguna, en un instante Robram
lo hizo pedazos con sus garras. Pero cuando crea que yo sera el siguiente, ech a volar seguido
de los dems monstruos.
Solo entonces me di cuenta de que ya no estbamos solos; la guardia imperial nos haba
seguido por las escaleras de la Torre y arrojaba nubes de flechas encendidas a los efim para
ahuyentarlos, pues los sicarios de Tiamek solo temen al fuego.

22
Pasando sobre el cadver an tibio de Nared, tom la espada de Robram y la detall
admirado. El hombre moderno que soy comprendi al punto que estaba hecha de acero, algo
comn en nuestra poca, pero inimaginable en tan remota edad.
Con razn parta las espadas de bronce como mantequilla!
El arma, larga, curva y de un solo filo, recordaba a una antigua katana japonesa, aunque
sin la guarda. Acudi a mi mente una antigua leyenda de Okinawa: dicen que el misterio de la
forja de los sables samuris se lo haba entregado a un herrero, a cambio de sus dos hijas
mellizas, precisamente un demonio
Quizs la espada del demonio me permitiera matarlo.
Animado por tan sutil esperanza, levant el arma ante la multitud que nos miraba y los
convoqu a luchar contra Tiamek:
Pueblo de Babel hasta cundo soportaremos las incursiones de los sicarios de Tiamek
bajando la cabeza y escondindonos en nuestras casas como ratas que temen al hurn? Basta ya
de darle dcilmente nuestros hijos, basta ya de gemir sumisos bajo su esclavitud! Si pudimos
construir la Torre tambin podremos vencerlos si nos unimos contra ellos! Estos aos de
paciente resignacin han sido el peor de los errores. Pero los hombres son hombres precisamente
porque pueden aprender de sus errores. Basta ya de esperar temblorosos las terribles visitas de los
efim, perros de Tiamek; los que tengan un corazn en el pecho, los que sientan que no tienen
nada ms que perder que me sigan a Ur; vamos a cazar a esos monstruos en su propia
madriguera. Y que no haya temor en nuestros pechos, sino jbilo: si morimos, habremos muerto
como hombres, como guerreros: luchando. Pero si vencemos, juro que reconstruiremos la Torre,
y an ms alta que antes, como eterno recuerdo de nuestra victoria.
Todos gritaron y levantaron espadas, arcos y picas.
Todos menos mi padre, que se encerr en su palacio, aterrado. Cuando lo vi se mesaba los
cabellos y su ropa estaba llena de ceniza. Consternado, me dijo que no tema por su vida, porque
a fin de cuentas ya era un hombre viejo, sino por la ma, y por la de su ciudad. Me dijo que
llevaba el ejrcito a su destruccin definitiva y que despus de mi derrota nuestro pueblo sera
esparcido por la faz de toda la tierra.

23
No solo te enfrentas a Tiamek, sino a todos los dioses. Acaso no has aprendido la
leccin que nos cost la Torre? Nosotros, los hombres, no podemos oponernos a los designios de
los dioses, hijo mo fueron sus palabras finales, llenas de temor disfrazado de sensatez.
Confieso que abandon sus estancias sombro y pensativo. Estara tal vez suicidndome
junto con todos los que crean en m? Cmo saber si en la empresa que emprendera al da
siguiente me esperaban el fracaso o el triunfo?
Me dorm cavilando al respecto.
So.
Esa noche apareci ante m Marduk, el Padre de todos los hombres. Vena montado en su
carro de siete caballos, y yo empuaba las riendas a su lado. Como mi padre, el Divino trat de
persuadirme de que no enfrentara a Tiamek en batalla, que les dejara eso a los dioses, que bien
saben arreglar sus asuntos entre ellos sin necesidad de la ayuda de los simples mortales. Ya le
llegara su hora al malvado
Me despert sudado en medio de la madrugada, pero tan firme era mi decisin de matar a
Tiamek, a Robram y a los dems efim por todo lo que haban hecho padecer a nuestro pueblo,
que decid no prestar atencin al sueo.
Como sabe todo hombre moderno, los sueos son sueos y nada ms que sueos
Partimos al amanecer.
Los caminos para llegar a la Ur de los Caldeos siempre han sido tortuosos, y todo guerrero
veterano conoce que mientras ms nutridas son las tropas, ms lentamente avanzan.
Como march con el ejrcito completo, pasaron siete das y siete noches antes de que
llegramos ante sus murallas de ms de diez metros de altura.
Para nuestra inmensa sorpresa, no haba rastro de los feroces efim, ni tampoco nos
esperaba en sus almenas ejrcito alguno en pie de guerra. Las gigantescas puertas hechas de cedro
y roble estaban abiertas de par en par, las calles desiertas, los edificios vacos.
Tan grande era la ciudad que pasaron otros siete das con sus siete noches antes de que
llegramos a su centro. Sin encontrar rastros de los efim. Mis hombres empezaron a alegrarse,
imaginando que haban escapado todos, pero yo no poda creer en tanta suerte y me mantuve
vigilante.

24
Durante aquella semana de marcha, mis hombres y yo pasamos en horrorizado silencio
ante construcciones ciclpeas que solo habramos imaginado en los ms locos sueos. Capiteles
multicolores, inmensos palacios llenos de pedrera y oro, calles que desembocaban en plazas
donde solo haba un pozo
Ah, aquellos pozos
Varios de mis guerreros ms fuertes se atrevieron a beber de ellos, y uno tras otro todos
enloquecieron con el agua de esos huecos sin fondo, que pareca limpia, pura y cristalina.
A otros los perd cuando, llenos de codicia, se aventuraron a entrar en los palacios llenos
de riqueza y no salieron ms.
Efim o no efim, Ur no es una ciudad amable con los forasteros que se adentran en pie de
guerra por sus recovecos. Nuevas y terribles sorpresas nos aguardaban.
Al cuarto da de marcha a travs de la ciudad fantasma llegamos a una plaza blanca
poblada de rboles extraos que daban una sombra fresca, entre pequeas fuentes de agua y
mesas dispuestas como para un convite con odres de extraos vinos, cmulo de peces y animales
asados y bellas muchachas de pecho descubierto y orejas adornadas con zarcillos de oro, que
servan las mesas vestidas apenas con mnimos taparrabos.
Eran las primeras habitantes de Ur que encontrbamos.
No dar detalles solo dir que casi habra sido preferible enfrentar a los efim. Aquellas
beldades parecan humanas, pero en realidad no lo eran, sino bestias feroces con la engaosa
forma de ngeles. Perd a muchos otros hombres en medio del frenes de la lujuria y la gula.
La lujuria de ellos
Y la gula de ellas.
Cada da, cada instante pasado me costaba ms hombres. Y ni siquiera haba an entrado
en combate, ni visto al primer efim. Porque no me haca ilusiones: tendramos que enfrentarlos,
tarde o temprano.
Pronto caminaban junto a m apenas un puado de soldados y supe que por largos siglos se
cantara el fracaso de aquella marcha pero no volv atrs. Eran pocos los guerreros que
permanecan a mi lado, pero eran tambin los mejores, los ms fieles, los que haban resistido a
todas las astutas trampas y las malsanas tentaciones y hechizos de Ur la maldita.

25
Con ellos me senta capaz de conquistar el cielo y hasta el infierno.
Pero incluso a ellos los fui perdiendo. Uno a uno.
A la sptima jornada el ambiente cambi. Y digo jornada porque en realidad no tenamos
nocin del tiempo, nadie saba si era da o noche. Los templos y los edificios eran tan altos que
casi tapaban el cielo, y solo una tenue luz que pareca llegar de todas partes y a la vez de ninguna,
marcaba nuestro camino.
Las bestias que haban fingido ser mujeres nos seguan, en silencio. Mil veces habra
preferido que nos atacaran, antes que aquella ominosa, expectante presencia.
Quedbamos solo cuatro del gran ejrcito que haba partido de Babel cuando llegamos a
un inmenso espacio vaco en cuyo centro se alzaba un templo de columnas tan gruesas que no
habran cabido en la plaza mayor de nuestra ciudad, y tan altas que se perdan en el cielo.
No tena techo, o no se le vea, de tan elevado.
Entramos.
Un cntico atonal pareca venir de todas partes. Eran miles de los odiosos sacerdotes de
Tiamek, arrodillados ante el santuario y murmurando plegarias a su dios.
Y el aspecto de algunos no era del todo humano.
Uno de mis hombres desenvain la espada y comenz a acuchillarlos en un extrao frenes
de furia vengadora. Ninguno de nosotros trat de detenerlo, pero tampoco lo imit.
Y es que no tena sentido su furia. Los sacerdotes heridos caan al piso sin defenderse,
sangraban y acto seguido se incorporaban y continuaban en su obscena letana como si tal cosa.
Mat a decenas de ellos en vano; no se defendan y volvan a alzarse, a seguir
invocando. Hasta que el horror fue mayor que la furia, y el soldado cay arrodillado, exhausto.
Cuando pudo ponerse de pie, volvi sobre sus pasos, aterrado, y los otros lo siguieron.
Retrocedieron corriendo hacia la multitud de falsas mujeres semidesnudas que nos segua desde
das atrs, y que los absorbi como antes hiciera con sus infelices compaeros.
Ojal puedan descansar en paz. Creo que la ltima expresin que vi en sus rostros fue de
alivio; el hambre inhumana de aquellas bestias-mujeres era algo que podan entender.
En cambio, la pasiva incapacidad de morir de aquellos sacerdotes me aterr hasta a m, lo
confieso.

26
Solo que yo no me rend. Yo era Nimrod, hijo de Cus, prncipe de Babel; as que, no s si
impulsado por la terquedad, el valor o las simples ansias de venganza, pero segu caminando
inexorable hasta el santuario.
Y ahora las mujeres-que-no-eran-mujeres ya no me siguieron.
El mar de sacerdotes se abra a mi paso, cerrando filas detrs de m.
Al fin pis los escalones y comenc a subir, hasta la cumbre, contndolos.
Aunque muy pronto perd la cuenta de los peldaos.
Tantos eran.
Fue un largo ascenso.
No s si dur un da, una semana, un mes o un ao.
Llegu arriba exhausto, pero an decidido a todo.
La sala en la cima estaba alumbrada por una luz cuyo origen era tan misterioso como la
que me haba guiado a travs de las calles de la ciudad fantasma.
Lo primero que vi, en el centro de la estancia, fue un altar que era un lecho. Sobre l yaca
una muchacha, a la que al punto reconoc como Mizraim. Aunque inmvil, an respiraba.
Quise tomarla y huir, pero una risa me detuvo. Y qu extrao fue escuchar aquella alegre
carcajada en el lugar al que haba acudido a luchar hasta el final, a dar o recibir muerte.
Tras el lecho haba un hombre sentado en un trono, tomando parsimoniosamente uva tras
uva de una gran fuente situada sobre un escabel a sus pies. Me miraba y saboreaba lentamente
cada fruta, dejando caer al suelo las semillas.
Supe que era Tiamek. El seor de los efim. Mi archienemigo.
Seal despectivo a Mizraim:
Te la quieres llevar?, pues adelante, hazlo me dijo, y su voz tena las resonancias de
la msica. Pero puedo darte mucho ms que eso se incorpor para acercarse a m y
desconfiado, yo aferr la espada con tanta fuerza que me doli. No creo que eso sea necesario
sonri. No quiero hacerte dao. Pdeme lo que quieras y te lo dar. Te ofrezco todos los
reinos del mundo y su gloria.

27
De repente vi innumerables naciones que me rendan pleitesa y legiones enteras de
guerreros que conquistaban a sangre y fuego para m nuevos territorios, mujeres y placeres
innumerables.
O prefieres el poder que da el dinero, la senda del mercader y el prestamista?
Ahora vi innumerables fuentes de las que brotaban arroyos de monedas de oro y brillantes
piedras y hermosas espadas con hojas hechas de acerada luz y empuaduras resplandecientes.
Entonces supe que no haba sinceridad en su corazn y que intentaba engaarme y
distraerme con meras ilusiones. Y decidido a combatir treta con treta, empec a acercrmele muy
despacio, manteniendo la boca y los ojos muy abiertos, como si el asombro colmara mi pecho.
Sigui mostrndome cosas, tentndome, y cada vez yo estaba ms cerca.
Hasta que casi estuve a su lado. Lo detall: tena la figura de un hombre alto y rubio,
atltico, pero no excesivamente musculoso. Los ojos de un azul fro, el cabello dorado muy
diferente a mi raza de hombres color del bronce con el pelo rizado y los ojos oscuros.
Era hermoso, pero no me engaaba. La maldad reptaba en su corazn, si es que un dios
puede tener un corazn.
Me abraz como un padre a un hijo, dicindome:
Nimrod, hijo de Cus amigo mo; puedes tener lo que quieras, mujeres bellas,
ejrcitos, riquezas, hermosos adolescentes Solo arrodllate y adrame.
Para el hombre moderno que de algn modo segua siendo, aquella podra ser la solucin
perfecta a todos los problemas. Evitar el conflicto final de imprevisible desenlace. Negociar.
Rendirse al poder superior. Cooperar con lo inevitable. Enriquecerme.
Pero el guerrero que haba en m no quera evitar, ni negociar, ni rendirse, ni cooperar, ni
aceptar lo inevitable.
Solo quera venganza.
No obstante, por un momento hasta Nimrod vacil, y lo s porque yo tambin soy l.
Por eso sonre, abrac al Dios Tiamek, y lo bes, le dije que as sea! y entonces le
clav hasta el mango la acerada espada de Robram en la espalda.
Fue un golpe traidor, pero no me arrepiento.
Traicionar a un prfido que haba usado sucias ilusiones para vencerme no era deslealtad.

28
Sbitamente los muros cayeron y yo estaba en una habitacin infinita, llena de paredes
rojas, llamas a mi alrededor, gritos de los condenados quemndose eternamente y rodeado de los
terribles efim y entonces pude ver la verdadera imagen de Tiamek
Que es indescriptible. Porque l era todos los efim y a la vez ninguno, y todos los efim
eran l, como todas las abejas son la colmena. Un amasijo amorfo de alas cartilaginosas, ojos
imprecisos, pelos nauseabundos y garras agnicas que abarcaba todo el espacio frente a m. Su
voz provena de todos los lugares o del interior de mi crneo, no lo s.
En ese momento me di cuenta de que la espada se haba derretido en su carne y solo tena
en mi mano la empuadura con dos cuartos de hoja.
Llena de rabia, aquella voz-que-no-era-voz me deca que era un estpido hijo de hombres,
un tonto que haba desaprovechado la oportunidad de la inmortalidad y que por eso sera
horriblemente castigado.
Y me sent levantado por los aires y atado a algo de indescriptible color, como muchas
luces y sombras y garras que me iban despedazando en pleno vuelo en medio de un olor ptrido.
Los pedazos torturados de mi cuerpo caan a travs del espacio, pero como por arte de magia
siempre me regeneraba nuevamente para hacer ms prolongado el sufrimiento; el fuego quemaba
mi garganta y mis ojos perdan visin
Pero ya saba de qu prfidos trucos era capaz el artero Dios Tiamek, para cuyo poder la
realidad y la apariencia son solo dos caras de la misma moneda.
Por eso, en un esfuerzo supremo, alc el trozo de espada que no haba soltado y lo clav
con fuerza en el mismo centro de la sombra que me elevaba desgarrndome.
Con un alarido inhumano, Aquello me solt. Y ca al vaco.
Largamente

Cuando recobr el sentido estaba en el cuarto de desahogo de Miguel. Lo mir, an
exnime y supe lo que tena que hacer.
Lo que no significa que fuese fcil, ni mucho menos.
Antes de que se despertara por completo, tom su propio cuchillo y lo degoll.
No, no fue sencillo en absoluto. Habamos sido muy amigos.

29
Al final abri los ojos, me mir como con asombro con aquellas pupilas en las que ya se
vea la muerte y el fin y jurara que aquella mirada postrera era tambin de agradecimiento.
No quiero pensar en la otra posibilidad
En el suelo, entre los aicos de la vieja mesa que no haba podido resistir ms tiempo su
terrible peso, la piedra segua brillando tenuemente.
Ya sospechaba que nada en el mundo podra destruirla, pero de todos modos lo intent. En
vano, por supuesto. Cuando la volv a golpear por cuarta o quinta vez con el cuchillo
ensangrentado, un fulgor extrao brot de sus entraas, partiendo la hoja de acero y
derribndome, exnime.
As me encontr la polica.

Escribo esto porque alguien tiene que hacer algo, y pronto. YA. La piedra ha desaparecido,
quizs hasta haya vuelto al subterrneo santuario de Punta Gorda donde la tom mi amigo. O a
otro escondrijo cualquiera.
Ojal que haya sido a otro
Me preocupa lo que puede haber sido de los diarios y las notas del viejo Cuesta. Miguel
nunca me dijo que los hubiera destruido, o al menos ocultado. Y sospecho que en Moa, en los
claustros de esa terrible universidad an sobrevive el culto oscuro a Tiamek. El antiguo ritual
sigue all, perpetundose, creciendo bajo nuestra ignorancia inocente, tras el teln de inocentes
estudios cientficos de la Minera y la Geologa.
Quizs an no sea tarde pero debemos de hacer algo ya si queremos que el horror
perpetuo no se enseoree sobre nuestro mundo.
El hospital no ha sido tan duro como me tema. El psiquiatra que me est tratando incluso
se ha vuelto amigo mo y ya no me pone camisas de fuerza, al percatarse de que solo escribo y
escribo, y que ya no me dan los ataques de antes. Si me porto bien y tomo todos los
medicamentos, cada da hasta me regala varias hojas en blanco para que escriba mis raras
fantasas, como l la llama.
Pero es insistente, eso s. Ayer me pregunt de nuevo por qu fue que mat en realidad a
mi amigo Por Dios! Cuntas veces se lo voy a decir?

30
La culpa fue de la serpiente alada sostenida en un puo que Miguel tena tatuada en su
brazo.
El mismo horrible dibujo que, grabado a fuego innumerables veces, yo jams podra
olvidar cmo adornaba el rostro de Robram, el cuerpo humano de Tiamek.


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7

Por Juan Pablo Noroa Lamas
Ilustradores: St/ YongSub-Noh (Corea del Sur)
Spaceship 08/ Jonathan Powell (EE. UU.)
Get to know my spotted mendieta
Spiked collar, leather vest
What a killer, what a dog
Railwork Fest, CK del 2112 estndar

Era mo! Yo lo vi primero!
Pero yo lo tena marcado para blanco con dos balas I. Lo siento.
Cirmo. Alguien tiene cargas Q?
Shjov. Informen sobre todos los focos de resistencia al sistema tctico. Eso es ya.
Ling. Cirmo, ocho Q. Dnde te las pongo?
Cirmo. Necesito que mates una pared. Escucho fluctuaciones detrs.
Ah va uno!A la cuenta de tres!
Cuturier. Hazle huecos a esa cosa, para pasar un escner dentro. O no te quedan P?

7
Crnicas del maana. 50 aos de cuentos cubanos de ciencia ficcin (Letras Cubanas, 2008)

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Guriak. Personal, reduzcan las prestaciones de la armadura a gama segura. El
espectro EM est tranquilo. Mantnganlo as. Bajen las dopablicas hasta 100% de sus
capacidades mentales, visin frontal, sensores en rango de guardia.
Est bien, Guriak, que descansen, pero que nadie se ponga cmodo todava. Shjov.
Pueden quedar.
Mabibha. Demuelan algo, con precaucin. Los ms nuevos, no gasten DS contra
estructuras slidas, que para eso estn las MDG.
Te gan!
Tu madre. Veamos si con el prximo.
No quedan prximos.
Shjov. Esos que estn jugando, no crean que no escucho esa frecuencia. Monitoreo
todas las bandas, las tcticas y las tcnicas.
Lenan. Alguien ha visto al seor Hamada, o lo que quede de l? No vol completo,
verdad?
Tucson. No me lo he encontrado, pero si lo hago, me lo cargo al hombro.
Ling. Lo vi tropezando y cayendo al norte del complejo. Creo que est frito por un
PEM.
Tucson. Yo lo vi tambin. Slo us los brazos y el paquete del pecho.
Shjov. Cirmo, encuentre al seor Hamada, o aunque sea recupere su unidad de
control. Vale oro. Este modelo funcion. No se si fue mejor soft, mejores actuadores o mejor
carga, pero funcion.
Enseguida, capitn. Cirmo.
Tucson. Y bien que funcion. No hizo el nmero de kamikazearse contra una pieza
fija con toda la carga.
Hombre, estoy feliz con l. Ling.

34

Soy como un gran cocodrilo, blindado, mortfero y sigiloso. Hundo un sinnmero de
filamentos en el terreno. Confiable. Parametrizo las radiaciones y flujos del entorno.
Mimetizable. Chequeo las manifestaciones de los detectores activos del enemigo. Burlable.
Acopio todas las lecturas de datos sobre el volumen de perceptividad. Computable. Al final,
el ordenador tctico programa trayectoria, camuflaje y contramedidas. Me atrevo a dar un
paso y mi brazo derecho se adelanta un poco. Entonces los podos se proyectan hacia abajo y
ondulan buscando suelo firme. Evaden biomasa frgil y sonora, y se clavan fijamente en
territorio de vigilancia perimetral kobold.

Norwich. Tengo al hroe a vista. Qu hago?
Shjov. Asegralo. Que no le pase nada. Hay alguien cerca de Norwich? Los
cuatro ms prximos que vayan con Norwich. Esos son Ling, Tucson, Lenan, Steveld.
Cirmo, siguen vigentes sus rdenes.
Arismendi. Capitn, qu hago con probables prisioneros.
Shjov. No hay probables prisioneros. No tenemos rdenes de llevarnos ninguno
completo. Sin embargo, el departamento biolgico nos agradecera varios kilos de material
neurolgico de capataces.
Arismendi. Entonces mato lo que se mueva.
Slo no les tires a la cabeza, si la tienen.
Lenan. Capitn, estaba disponiendo de los panziduros y seoritos. Lo dejo?
Shjov. Ya tiene sus rdenes, Lenan. Los que no tengan otras rdenes especficas,
maten a los bichos por Lenan.
Arismendi. No estn muertos?
Shjov. Arismendi, usted es el novato del ao, pero no por bueno, sino porque al cabo
del ao sigue siendo novato. Alguien tiene lecturas de toda la compaa?

35
Guriak. Creo que yo, capitn. Tenemos 40% de bajas entre muertos y heridos, pero
todos recuperables. El Lzaro que peor lectura ofrece da un 60% de posibilidad de
recuperacin.
Muy bueno. Shjov. Dentro de un mes esos chicos estarn pateando duro por la
brigada, y sern mejores soldados. Ahora, todos establezcan protocolo de enlace. Odio esta
fragmentacin en mi compaa.

Para detectarme tienen, adems de lo elemental, micrometereologa, microsismologa,
radares de contraste, aspersores de trazas, sonares inerciales, barrido slido, retculas de
haces, seudoorganismos guardianes, y peridicas descargas con diversos medios de alta
energa. Ante tanto, opongo mi armadura de intrusin profunda, con picoelementos de
cobertura mimtica, servoactuadores de control asistido, wartech antideteccin, software de
tiempo real, sensores con percepcin exacta, y correlatores pre y postanlisis. Adems, las
drogas blicas sobredimensionan mi sistema nervioso a varias veces su capacidad regular.

Arismendi, cambia a la banda 6-T de Em-Com. Tucson.
Me alegro enormemente de hablar con todos ustedes. Liva. Es muy bueno hablar.
Alguien se sabe un chiste?
Norwich. Capitn, Hamada est al lado de un brazudo agonizante. Es un brazudo
muy grande. Hamada puede querer neutralizarlo.
Arismendi. Qu sucede, Tucson?
Tucson. No estn muertos, slo los grandes. Los peones y obreros grandes son ms
difciles de derribar, pero caen muertos. Los pequeos, los panziduros por ejemplo, caen ms
fcilmente, y parecen acabados, pero regeneran, y hay que cascarlos en el suelo con
laminares, como nueces.
Shjov. Norwich, muvase rpido y selle a Hamada.

36
Steveld. Liva, toma este. Qu le dijo Tucson a Arismendi en el bao? Voltate. Y
qu le respondi Arismendi? No me gusta de frente.
Steveld, te voy a voltear en el bao, y te va a gustar.
Cllense! No quiero a nadie perdiendo el tiempo en nada estpido! Los kobolds
aun pueden mandar una fuerza de castigo. Quiero que gasten toda la municin ABC y NT en
los sistemas de control y robticos. Todo debe estar podrido o comido de nanobichos cuando
nos vayamos de aqu. Shjov.
Alto y claro, capitn.
No sea lamebotas, Norwich. Simplemente haga lo que le ordeno.

Nosotros tenemos proyectiles Perforantes, NanoTech, Inteligentes y No Letales, y
granadas de Pulso ElectroMagntico, de MicroDistorsin Gravitacional, Qumicas,
Dispersoras de Slidos y Criognicas. Cuando todo eso se acabe, tanto el can rpido como
el tubo lanzador pueden pasar a rgimen de plasma, y adems estn los cortadores laminares.
De ellos, los brazudos estn armados de bombas cidas, los quemainfiernos tienen

37
lanzaplasmas, los panziduros usan pinzas tesla, los seoritos disparan haces lser, las piezas
fijas municin slida polivalente, y los capataces andan con sables aguja.

attack of the spotted mendieta
going on, going on, going on
attack of the spotted mendieta
harder on, harder on, harder on
Cirmo, saca tu puetera msica de la banda comn!
Lo siento, fue un error. Cirmo.
Ling. Hey, Tucson, a m tambin me gusta Railwork Fest. Mucho mejor que t arte
digital.
Liva. Esto est lleno de cadveres. Hemos hecho una carnicera. No me gustara
quedarme a verlo todo corromperse. Qu destrozo. Qu suerte que son ellos y no nosotros.
Bueno, ms que nuestra suerte, fue nuestro wartech.
Tucson. Liva, no es nuestro wartech. Es de los bukets, y si nos lo pasaron es por el
Contrato.
Liva. S es nuestro. Ellos nos dieron apenas los principios, nosotros desarrollamos
todo el equipamiento, con nuestras ideas.
Cirmo. Liva, todos estamos contentos de conversar tras 50 horas de silencio, pero
tendrs que conseguir temas ms interesantes.
Hey, yo tambin soy fan a nuestro wartech. Ling. Incluso conozco al tipo que dise
la municin MDG. Ningn buket hubiera desarrollado esa aplicacin.
Tucson. Ling, si sigues buscando discusin vas a encontrar problemas conmigo.
En cualquier momento, Tucson.

38
Liva, Cirmo, Tucson, Ling, todos acaban de perder dos dosis de Alegra cada uno.
Shjov. No se habla de los bukets.
Norwich. El seor Hamada est sellado. Misin cumplida, capitn.
Normalice su maldita respiracin, Norwich, que va a poner nervioso a su Lzaro.
Shjov.
Mabibha. Capitn, pase a T-7 de Em-Com.
Guriak. Parte del personal est bajo de municin slida, capitn.
Arismendi. Tengo casi slo proyectiles NL.
Dgame que pasa, teniente.
An tengo seales provenientes del nodo kobold. Todava emiten.
Maldicin! Pueden estar solicitando una fuerza de rescate y recuperacin. Este es
su nodo de comunicaciones! Ordene que disparen algunas PEM para anular la seal.
Es Grav-Com, capitn.
MDG, entonces! Quiero esa seal neutralizada. Hemos matado o destruido todas
sus instalaciones! No deben quedarles aparatos para emitir.
Pueden ser capataces supervivientes, usando equipo porttil. Es difcil de rastrear.
Los capataces no emiten radiaciones fuertes.
Te paso los cdigos para que utilices todos los sistemas de rastreo y anlisis de todas
las armaduras en enlace.

En todo permetro de vigilancia kobold existen reas interiores donde sus detectores
activos no funcionan para no afectar por saturacin de eventos a su instalaciones semivivas, y
los pasivos reducen la sensibilidad evitando sobrecargar los sistemas de anlisis con datos de
movimientos propios. Es su mayor debilidad. Aqu relajamos nuestro camuflaje al punto de
vernos entre nosotros para olvidar la navegacin autnoma y no sentirnos solos. Aqu

39
descansamos. La tensin me tena crujiente y rgido, cada parte de mi cuerpo compactada en
adrenalina. Dentro de toda la cscara de tecnologa no soy ms que un ser humano.
Me salvarn las drogas de recuperacin y el mdulo de entretenimiento de mi
armadura.

Ling. Cirmo, pasa a 5-T de Em-Com.
Shjov. Escchenme, personal. Todo el que est por debajo del diez por ciento de
municin P, C, Q, DS, que pase a plasma y laminares.
Ling, soy Cirmo. Qu quieres?
Qu ms tienes de Railwork Fest?
Los dos ltimos Ck.
Eso incluye Dismembered shoes?
Y Attack of the spotted mendieta, Oligarch, Can`t believe you still alive,
Your pain, my plain, y I`ve got better ammo now
Ponlos en esta banda, subtitulados.
No sabes ingls? Y te gusta el agression?
No voy a aprender una lengua muerta slo para escuchar msica!
Lenan. Capitn, qu hacemos con Hamada. Lo manejamos a alguna parte?
Simplemente cudenlo con sus vidas. Preprenlo para recogida. Shjov.
Cirmo, es Ling; una cosa ms. Tengo porno de estreno. Lo estuve viendo durante el
descanso y es realmente intransigente. Pasa la voz. Deja a Norwich y Arismendi fuera. Lo
transmitir en la recogida.
Shjov. Que todo el personal est atento a posibles capataces vivos.

40
Mabibha. Los capataces kobold son particularmente peligrosos cuando se ven
acorralados. No los subestimen porque slo tengan sables-aguja. Se mueven muy rpido.

La primera seccin es de hombres, la segunda de mujeres. En cuarteles nos alojan en
barracas separadas pero contiguas; eso reduce el shock cultural sin impedir la socializacin.
Los sicometristas estructuran cada compaa con cuidado y sutileza: siempre habr un tonto
hilarante, un cobarde despreciable, un erotmano disponible, un sicpata til, un guerrero
solitario, un hroe ejemplar, y un buen montn de gente gris de fondo.
Ahora nos alineamos por secciones para recibir instrucciones va C-Com, transmisin
en cdigo ptico de colores. Tras 50 horas, la primera comunicacin con otro ser humano es
una orden.

Capitn, los soldados al noroeste del complejo percibieron flujo de aire con trazas
trmicas de capataces vivos. Mabibha.
Eso es seguro?
Es slo lo que dice el viento, capitn.
Entonces, que todo el mundo recobre su capacidad de datos y derive el 80% a la
termografa del aire. Chequeen tambin por odorimetra. Ellos deben estar transpirando
bastante.
Agh...!
Qu carajo fue eso!?
Trale, trale!
No agarro al cabrn! Puetero plasma!
Qutate, Steveld!
Dnde se fue? Agrrh...!

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Quin cay!?
Lenan cay, Ling cay! Norwich, somaricn!
Va a por Hamada!
Le di! Lo puse lento! Voy a cortarlo!
Alguien que apoye a ese personal!
Te cog, hijo de perra! Eres mo! Agh ...!
Hay otro! Hay otro!
Hblame, Cirmo!
Estoy llegando! Los tengo en Apoyo Tctico, los veo desde Lenan!
Tucson! Tucson!
Le hizo algo a... Hamada... puso algo en Hamada... le puso...
Fran al cabrn!
...
...
...

Cada manpulo se agrupa para armar los dirigibles de asalto. Un soldado lleva el
cuerpo, dos la qumica de inflarlo, otro ms el combustible, y el cabo la propulsin. Devueltos
al camuflaje total, los dirigibles nos llevaran cerca y alto. Despus nos dejaramos caer,
apenas frenados por las superficies de fibra vegetal crecidas y guardadas en nuestras
mochilas. Nos haran parecer hormigas aferradas a hojas, pero por tierra era imposible no
tropezar con algn artefacto kobold. Por aire slo tuvimos que evadir una nube de artropoides
cultivados, una bomba de polvo y dos redes cautivas. Conservamos la sorpresa tctica.
Cuando la luminiscencia delatora de una nova de bolsillo nos forz a desensamblar, ya
estbamos en distancia.

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Todo el mundo pase a OS-Com! Infrasonidos, banda 4!
Quin dispar ese PEM? Lo mato!
El segundo cay, capitn! Arismendi, capitn!
Arismendi, que rayos hiciste? Dnde est Norwich? Perd a Norwich!
Lo captur, capitn!
Lo capturaste? Y Hamada? Y los otros? No tengo banda de datos con este
puetero OS-Com!
Aqu Tucson. Arismendi le dio con una rfaga de no letales. Espuma. Est todo
cubierto con espuma solidificada.
Quin captur a quin?
Abre Guriak. Arismendi, no voy a preguntar cmo rayos se te ocurri tirarle con NL
de dispersin.
Slo me quedaban esos. Bueno, y unas cuantas C que se me acabaron antes de darle.
Cmo est Hamada, pregunt, maldicin! Y los otros? Qu rayos queda en pie,
carajo? Estoy dando rdenes aqu, montn de mulas!
Es Cirmo. Estoy vivo de milagro. La PEM fue una bomba que el primer kobold le
puso a Hamada.
Maldicin! Dnde est Norwich?!
Norwich cay, capitn. Steveld aqu. Lo tengo a vista. El kobold lo hiri con un
sable aguja. Literalmente se lo meti trasero arriba, desde atrs.
Cmo tiene el espinazo?
No tengo lecturas de su Lzaro. Intentar enchufarme.

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Esa clase de herida los kobold la buscan para mayor dao del sistema nervioso.
Norwich puede morir sin vuelta atrs, si le llegaron al crneo.
Lnea, Shjov. Tenemos dos bandas ultralargas de EM-COM ms o menos viables.
Cambien ya.

Veinte segundos antes de golpear el suelo dispar 8 cargas PEM. Arruinara sus
sistemas de apuntar al precio de convertir mi camuflaje en un arcoris. Sala ganando, y de
todas formas mis retrocohetes desechables eran todo menos discreto. Llegu arrasando una
patrulla de panziduros con casi simultneas DS y al instante me convert en el alma de la
fiesta. Incrust una C en la cabeza de un quemainfierno, vol una pieza fija, agujere un
brazudo... aquello no tuvo detalles hasta que no abrimos un hueco en la instalacin y entramos
a matar.
Son mis juguetes quienes me hacen un mejor jugador.

Hey, estoy vivo. Ling. Me falta un brazo. Me voy a tumbar a superar esto.
Lenan. Me faltan la mitad de las tripas, coo. Voy a dormir un rato.
Steveld. Norwich est muerto, pero sobrevivir.
Puedo arreglar eso.
No se haga el gracioso, Tucson.
Shjov. Actvense las ergoblicas de nuevo. Visin esfrica. Sensores a rango tctico
y por sistemas alternados. Abran los puertos de datos, ya los kobolds no pueden hacernos
guerra informtica. Analicen cada dato exterior.
Mabibha. Capitn, localic la seal. Me quedan una MDG y algunas perforantes para
encargarme. Pero tambin clavar unas I en el emisor, para marcrselo a los dems.
Muy bien, teniente. Y dnde rayos est mi otro teniente?

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Guriak. Demoliendo, capitn.
Buena actitud. Hganlo rpido, que voy a pedir la recogida ahora mismo. Personal,
quiero que todos los que no tengan misin especfica que lo contradiga se organicen contra
emboscadas. Dos kobolds me tumbaron cuatro unidades! Le desconectar el Lzaro al
prximo que se deje herir o matar!
Guriak. Los proyectiles I reportan que no queda nada kobold con ms de 20% de
vitalidad, y va para abajo. Al menos, nada con un I clavado est por encima.
Arismendi. Teniente, el kobold est haciendo ruidos y muecas raras con los huesos
de la cara.
Cirmo. Ahgalo. Cbrele la jeta con espuma.
Arismendi. Respiran por la cabeza? No estoy seguro.
Shjov. Necesitamos las cabezas de todos los capataces que la tengan entera.
Comiencen a llenar las mochilas. Pero slo hasta que junten cuatro kilos de cerebro. Usen las
municiones C en fuego indirecto para congelar las cabezas. Rpido! Tenemos un Contrato
que firmar con los bukets por este planeta.

Las naves llegaron y cargaron a los vivos, a los cados y al botn. Antes de marcharnos
dibuj en una pared, usando mi sealizador con paleta de 65 millones de colores y precisin
molecular, mi logotipo personal: un perrito mestizo de pelo manchado, ladrando en postura
desafiante. Lo hago tras todas las victorias. Las victorias que le debemos a nuestro wartech. A
estas alturas, no sirven las armas que te da la madre naturaleza. Uno mismo debe hacerse las
garras afiladas, pieles mimticas y sentidos aguzados para competir con otras especies por
planetas y soles. Pero est bien. De cierta manera, es otra forma de evolucionar.
Gracias a la destruccin de este nodo de comunicaciones ganamos la batalla de este
planeta a los kobolds. Seremos nosotros, no ellos, quienes firmemos un Contrato por la
explotacin minera, a cambio de crdito y tecnologa buket. Con cada mundo que
conquistamos y ponemos bajo Contrato, nos hacemos ms fuertes.

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Y por lo menos mientras dure esta guerra, lo dems quedar en el silencio.

Cirmo, es Ling. Ests listo para la accin?
Hombre, no te creo. Acabas de perder un brazo.
Un brazo, no otra cosa. El kobold tuvo la decencia de dejarme hombre. No como a
Norwich. J!
Est bien. Pasar la voz. Ah, y una cosa. No dejes a Arismendi fuera. El muchacho
dio la talla.
Cierto. No se puede ser novato toda la vida. Siempre hay que mejorar, o si no, te
comen las fieras.
Eso mismo deca mi madre querida. Oye, qu escena! Repite eso!
Ya lo vers todo, ya lo vers todo...


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8

Por Claudio G. del Castillo
Ilustrador: Trunk face/ Anastasios Gionis (EE.UU.)

Para Agustn de Rojas.

En mi vida haba visto un cadver tan azul. Cuando se lo coment a la seora que a mi
lado, pauelo en mano, miraba con honda tristeza al ocupante del fretro, se limit a sollozar:
Ahora qu haremos sin el Maestro? Esta ciudad no se recuperar de la prdida, no
seor.
Mucho menos la ciencia ficcin cubana, pens, aunque me cuid de expresarlo en
voz alta.
Yo era el detractor pblico nmero uno de Alfredo Reyes, autor de la venerada
Helade, una novela en tres tomos como no se escribira en largo tiempo en nuestro pas. S,
tena que admitirlo; a la calidad literaria del texto, Alfredo sumaba una meticulosidad en la
recreacin de los escenarios y en la construccin de los personajes que cualquier prosista
envidiara. Solo que Helade describa una sociedad aliengena que si se extrapolaba a nuestro
mundo (y deba hacerse) era una burla descarada al sentido comn; una sociedad de igualdad
y justicia plenas que la historia humana pretrita, presente y previsible no avalaba en absoluto.
Pero no est exenta de contradicciones, alegara un inocente.

8
Forma parte del libro de cuentos El vuelo del ilirith (Editorial Capiro, Villa Clara, Cuba) en
proceso editorial.

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Cierto, haba un puado que, a mi juicio, el pcaro de Alfredo haba incluido para
arropar su novela con un mnimo de credibilidad. Y yo hubiera aplaudido que l quisiera
regalarme una hermosa utopa, por gratuita que sta fuera; lo que no le perdonaba es que
intentara robarse mi alma con una imposible sociedad casi perfecta, y por el casi, vaya
irona!, engaosamente posible. Tambin me resista a perdonarle otras cosas.
Se ha fijado en el tinte azulado del occiso? le pregunt a un mulato gordo y
ojeroso que pona un ramo de gladiolos sobre la tapa satinada.
Me habla a m? El gordo pareci despertar de un ensueo. Saba que el
prximo nmero de nuestra revista contiene un dossier alegrico a su vida y obra?
No, no, le apuntaba que el color
Lstima que no pueda leerla, verdad?
Increble. El medio centenar de personas all reunidas se limitaba a condolerse, a
intercambiar tomos ajados de Helade o a asegurar que ahora s le haran a Alfredo el
homenaje que mereca; hasta hubo quien propuso un monumento.
En vista de que yo era el nico interesado en el tema cromtico, decid aventurar una
hiptesis basada en mi experiencia previa: asfixia, si bien sospechaba que haba acudido al
clich de una pelcula Serie B, porque un amigo mo se haba ahogado intentando emigrar a
los Estados Unidos y, qu va, no se haba puesto as.
Le di el psame a la viuda, quien me devolvi un ausente Gracias, y fui a sentarme
en cualquier parte.
Me distraje observando a la concurrencia.
Algunos, probablemente, se haban dado cita all conscientes de ser testigos del fin de
una era, fuesen ellos o no apologistas de la ciencia ficcin; tampoco faltaban dos o tres
jvenes que se valan de la ocasin para presumir de escritores ante los consagrados; los ms,
eran admiradores o amigos de Alfredo y su cara reflejaba un dolor verdadero. Todos, en
suma, con un leitmotiv que justificaba su asistencia al velorio. El mo, lo ignoraba. Y no solo
yo:
Qu har aqu este maricn? o a mis espaldas, lo que hizo que tambin me
cuestionara por qu no me haban sacado a patadas de la funeraria, ya que los que en un

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principio toleraron mis ataques a la obra de Alfredo, repudiaban mi hostilidad posterior hacia
l en tertulias y peas. Sobre todo cuando le llam viejo loco.
Razones para mi comportamiento, excusables o no, las tena.
Antes de ejercer la crtica literaria mi anhelo era ser escritor. Aos atrs y no obstante
la opinin que me haba forjado de Helade, le haba entregado a Alfredo un cuaderno de
relatos para que los despalillara, como l deca. Sin el visto bueno del que llamaban
Maestro no vala la pena arriesgar letra en la ciencia ficcin. Sencillamente, nadie me
aceptara. Esa noche, pasadas las diez, me despert el ring ring del telfono:
Tengo que verlo, o no podr dormir. Sus cuentos me han dejado pasmado.
Diez de la noche, se imaginan? Aquello prometa, o Alfredo no se molestara en
entrevistarse a deshora con un principiante. Haciendo gala del mayor tacto posible le hice
notar que l tena cierta edad, que yo pasara a recogerlo en mi auto y lo llevara a un lugar
tranquilo para que conversramos.
Lo invit a un Rpido, compr dos Bucaneros y despus de un interminable sorbo que
oscureci su bigote cano abri el cuaderno de relatos. No tard en sentirme desorientado. A
mis preguntas de qu crea sobre tal metfora, si ms cul protagonista era o no tridimensional
o si la fbula de los hombrecillos que vivan en el asteroide le resultaba graciosa, l responda
con una diatriba sobre historia, filosofa, religin y tica, mucha tica. Di el encuentro por
terminado cuando, ante la insistencia ma en arrancarle un comentario explcito del relato que
yo consideraba una joyita, me espet muy serio:
Parece escrito por un orangutn. Ese, y todos. Por qu mejor no se dedica a vender
pltanos?
Si hubiera vertido su quinta Bucanero en mi rostro no me habra enfriado ms el nimo.
Y para eso me ha hecho venir hasta aqu, y a esta hora?
Convengamos que me trajo usted. Por lo dems, cunto puede darse el lujo de
esperar a que le muestren el camino correcto? sentenci.
Alfredo, debera irse a casa. Su esposa estar preocupada.
l estrech mi mano:

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S, s, me voy, me voy. Le agradezco las cervezas, muy ricas. Gui un ojo y tom
la direccin del parque, donde siempre se le vea.
Desde entonces nuestros puntos de contacto se limitaron a la pasin por un gnero al
que yo jams le dedicara una lnea, como no fuera para vilipendiar su Helade y hacer
miserable su existencia. En esto pensaba cuando vi al hombre.
Era enjuto, de nariz aguilea y cabello arremolinado. Y vesta un traje que no supe
identificar si era ultramoderno o una copia sin lentejuelas de los que usaba Michael Jackson.
Se haba sentado apartado de la gente, y prenda un cigarro con la colilla del anterior, cual si
se le hubieran acabado los fsforos. El hombre se limitaba a estar y su tristeza se me antoj de
oficio.
Otro que sobra aqu, deduje, y la simpata hacia mi compaero fue instantnea.
Abandon mi silla y me instal a su diestra:
Hace calor, eh? fue mi presentacin.Yo iba a traer una penca pero...
Calor, dice? Un heliadiano estara en desacuerdo con usted me contest, y a un
Popular le sigui otro.
De repente me hice cargo de la enorme semejanza entre el hombre y Alfredo. Un
hermano, juguete con la idea, aun sabiendo que Alfredo no tena familia conocida que no
fuera su viuda, a quien desposara a los pocos meses de arribar a la ciudad, dcadas atrs. Se
contaba que despus de la boda escribi la triloga de 900 pginas en seis meses, cual si la
tuviera inscrita en la memoria, aunque yo no descartaba que se tratase de una leyenda urbana.
La edicin nica de Helade tard aos entre tomo y tomo. Luego de publicada, la cordura de
Alfredo viaj a las estrellas (cito a un ntimo suyo) y solo aterrizaba para poner en su boca
palabras como: Les recomiendo la ltima novela de Emeterio Daz. Est tan buena que no
consigo que me la presten para leerla, o el Parece escrito por un orangutn, que todava
martillaba mi cabeza.
Se ha fijado en la coloracin de Alfredo? le pregunt al hombre. Claro, ser
una especie de livor mortis, lo que en vez de morado, azul.
Este expeli una voluta de humo que hizo que lo perdiera de vista momentneamente:
Livor mortis? Nada de eso o que deca, conteniendo la risa.

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Es absurdo, lo s. Igual que considerar la asfixia como causa probable del
fallecimiento, supongo.
Muchas cosas interesantes suceden cuando alguien como l se abstiene de fumar.
Porque por eso cay en cama, o no? El rostro del hombre emergi de la nube gris: El
Maestro eligi su destino. Intuyo que se cans de que no llegara a todos su mensaje aadi,
y en sus ojos le la proposicin de un enigma.
Este es un loco que vino por el caf y los bocaditos.
O yo no haba entendido bien, o l insinuaba que una hipottica asfixia de Alfredo se
deba al abandono del cigarro. Pero incluso obviando tal idiotez, lo de que se haba echado a
morir por cansancio mova a risa. Cansado de qu? De que no reeditaran Helade pese a que
era un reclamo unnime del fndom nacional? Obras de igual o mayor envergadura haban
sufrido peor destino, sin la necesidad de que este maricn se la mamara a un pariente del
ministro de Cultura.
Fue entonces que asalt mi mente una escena perturbadora: Yo de camino a la funeraria
movido por un sentimiento de culpa.
Lo han atendido? Tiene hambre? El gordo mulato mostraba una deferencia
genuina para con mi interlocutor.
Ya he probado el pan con pasta. S le agradecera una taza de caf; nada tonifica ms
el cuerpo despus de una teleportacin.
Eso est hecho.
El gordo se alej, desafinando La cama vaca de Agudelo. Y no lo deca yo? Pan con
pasta, caf teleportacin? Orate y medio! Iba a alertar al gordo, que evidentemente funga
como coordinador del velorio, cuando escuch unos gemidos lastimeros:
Dnde estn mis cigarros? Ha visto usted mis cigarros?
El hombre se palpaba los bolsillos, buscaba frentico debajo de la silla... Su respiracin
me record la de mi ex, que era asmtica.
Ah estn le indiqu el cenicero, que semejaba un crematorio. Tiempo atrs le
hubiera dado gustoso uno de los mos, pero va para un ao que no fumo. No estoy ms
repuestico? Verdad, que no me conoce.

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Es posible que que se me acabaran? murmur, boqueando. Una caja tena
que durarme una hora, o eso me dijeron.
Por Dios! Quin le aconsej tal barbaridad? exclam.
De sbito comprob horrorizado que el singular personaje se estaba volviendo azul.
Amigo, no es por alarmarlo pero se est poniendo del color de mi pantaln.
Qu dice?
Lo que oye. Se est poniendo azul.
Yo yo tengo que irme. Adis.
El hombre se incorpor y se despidi con un gesto vago de los presentes, que se
obcecaban ese da en ignorar a las personas azules. Luego se par ante el fretro e hizo algo
como un rezo (aunque me consta que no fue exactamente as) y ech a correr por un pasillo
lateral de la funeraria.
Yo no estaba dispuesto a dejarlo ir, sin ms. Dos personas azules eran demasiadas para
m. Mxime cuando una de ellas estaba muerta, por la causa que fuera.
Resuelto a desentraar el misterio, lo segu por el pasillo y vi que entraba en un bao.
Abr la puerta de golpe y lo sorprend mirando al techo, con los brazos en alto.
Oiga, se siente mal? Puedo llevarlo al hospital; tengo el Lada all afuera.
No, ya me voy. Gracias por su preocupacin.
Pero, en ese estado Quiere un captopril
9
?
No, gracias, ya le dije, me marcho. Gracias, gracias. Muy gentiles ustedes los
terrcolas. Ya s por qu el Predicador no quiso volver a Helade.
De qu carajos habla? Saqu el captopril y un par de duralginas
10
para
metrselas en la boca por la fuerza. El tipo deliraba.

9
Se usa para tratar la presin alta (hipertensin). Tambin se usa para ayudar a retrasar el mayor
debilitamiento del corazn en algunos pacientes despus de un ataque al corazn. [Nota del Editor]
10
Acta sobre el dolor y la fiebre. [Nota del Editor]

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De Alff Rig-Edoh De Alfredo dijo, e inspir hondo, nuestro Predicador de la
Razn para la Tierra. No entenda qu haba visto en ustedes hasta hoy. Aqu hay bondad,
como en Helade, as que hay esperanza.
Bondad? Esperanza?
Y adis, que sin los cigarros que me dio el Comit de Duelos morir asfixiado por
una sobredosis de oxgeno y dos nias me esperan en casa. Mire, mire, si hasta perd el
camuflaje!
No bien termin de hablar un haz de luz muy blanca y potente descendi de un
bombillo ahorrador que haba en el cielo raso y el hombre se esfum, como los tripulantes del
Excelsior en Star Trek. Despus el bombillo explot.
Aquella visin y la Iluminacin la Iluminacin!, me sacaron de mis cabales.
Olvidando la etiqueta corr hasta la sala donde velaban a Alfredo, el Maestro, y me esforc en
explicar:
El hombre El de los bocaditos Y el difunto Es que estn ciegos? Helade no
es una quimera! Y el Maestro! El Maestro es de otro mundo!
En ese instante el gordo mulato me tom del brazo y me llev aparte. Y sorprendido,
me dijo:
Ven ac, chico, t no lo sabas?


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Por Istvn Bent Valdespino
Ilustradores: Lunch/ Gal Or (Israel)
St/ Rafa Castell (Espaa)

Para hacer el papel de carnada, un caza-dragones debe reunir dos requisitos. El
primero, ser insensible de olfato y poseer un estmago de acero. El segundo, ser muy gil.
Por qu? Prueben un da a pasar por delante de la morada de un dragn y respirar
hondo. El hedor que despiden los excrementos y restos de presas acumulados en su interior
les har echar la vida por la boca. Y comprendern entonces a los que nos aventuramos en el
mismsimo centro de la putrefaccin. Ni cubriendo nuestras narices con trapos perfumados
en sudor de hadas podemos filtrar el olor.
El segundo requisito resulta decisivo a la hora de huir, pues el objetivo de los que
desempeamos el oficio de carnada es sacar a la criatura de su cueva a como d lugar. Y una
vez que has molestado al ejemplar lo suficiente como para que te persiga, necesitars de
piernas muy ligeras para ponerte fuera del alcance de sus llamaradas.
Porque tu trabajo termina cuando lo sacas de la cueva. Los anzuelos harn el resto.
Tengo muchachos muy responsables en el oficio de anzuelos, y hasta el momento nunca me
han fallado.
Se mova silenciosamente por la gruta, buscando, con la luz de su antorcha, los
espacios libres de restos animales. A veces no le quedaba ms remedio que apartarlos a un

11
Caimn Barbudo (enero, 2011)

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lado a patadas. Sus suelas aplastaban los gruesos gusanos blanquecinos que reducan la
carroa a nada. Sus botas se hundan en la espesa capa de excremento. Pero ya aquello no le
causaba ninguna nusea.
La costumbre hace maravillas.
Escuch un sonido grave y prolongado proveniente del interior.
La presa duerme.
Haba llegado al final de la caverna, donde se volva mucho ms amplia. Tanto, que la
luz de la antorcha apenas si alcanzaba a iluminarla toda. Aunque s lo suficiente como para
que el intruso apreciara al dragn en todo su tamao.
Miren lo que voy a pescar. Hermoso imperial... La cantidad de anillos en sus cuernos
indica que se trata de un adulto... Eso es bueno. Cuanto ms viejo, ms dura y resistente es la
piel. La paga por este ser buena.
Estudi a la criatura desde el umbral, sin adentrarse, por temor a ser percibido. El
dragn dorma hecho un ovillo, con las grandes alas plegadas.
Debo apresurarme. La bestia no tardar en identificar el aroma de las hadas.
Clav la antorcha en un montoncillo de desechos y tom su arco. Lo carg con una
flecha y tens la cuerda al apuntar

* * *

Llamas y Dragones! Abandono.
Pens que eras ms osado, Mermot.
No cuando tengo una mala mano.
Me dars la revancha?

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Por supuesto! No te llevars mi dinero tan fcilmente.
As me gustan los malos jugadores! Tozudos a morir. Eh, Bujad, te sumas?
Estoy ocupado, Mihw.
Respira, hombre. Has estado corrigiendo esa puetera ballesta desde que Thonor
Un rugido proveniente de la cueva opac las ltimas palabras de Mihw.
Ocupen sus posiciones!- orden Bujad sujetando la palanca de su enorme ballesta.
Oculta en el interior del bosque, apuntaba hacia la entrada de la cueva. -Espero que la carnada
consiga que el pez muerda el anzuelo.
Mermot y Mihw avanzaron hasta la linde y se ocultaron tras unos rboles con sus arcos
preparados.

* * *

Dentro de la cueva, la carnada disparaba con certera precisin, enfureciendo al
imperial. Sus grandes fauces buscaban ansiosas al intruso para engullirlo, crudo o tras asarlo
con sus bocanadas de fuego, lo mismo daba pero las flechas lo mantenan a prudencial
distancia. El cazador estaba cumpliendo su objetivo; el dragn avanzaba poco a poco,
presentando su acorazada delantera a las saetas.
Los de afuera se pusieron en guardia cuando su compaero apareci por la boca de la
cueva, todava arrojando flechas hacia el interior. Los rugidos y chorros de fuego advertan ya
de la cercana presencia del imperial, ms el saurio an se negaba a salir.
Vamos, Thonor, scalo de ah -deca para s Bujad -Mustrame el blanco.

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Thonor se mova de un lado para otro, pero ahora sin disparar, con el propsito de que
la bestia, ansiosa por acabar con l, abandonase su refugio. Le aterraba la idea de que, tras
tanto trabajo para llevarlo a la luz, el dragn se replegara de nuevo hacia su morada.
Pero no sucedi as. Inesperadamente, el imperial asom la cabeza en un veloz ataque
que lo tom por sorpresa. De forma instintiva, Thonor dej escapar la flecha de su arco, y
aunque no alcanz al monstruo, s lo hizo retroceder un par de pasos. Busc otra saeta en su
aljaba sin encontrarla.
Mala hechicera!- mascull, alzando el arco con la cuerda tensada, pero vaco.
Thonor se ha quedado sin flechas! grit Mermot a Mhiw, y ambos arqueros
acudieron a socorrer a su amigo.
No llegaron a tiempo. El imperial se precipit sobre Thonor, evaporada su ltima gota
de paciencia, y el cazador ech a correr. Sin ninguna intencin de perseguir a la carnada, el
dragn escupi en su direccin una larga y potente llamarada que traz una lnea negra en la
hierba. Thonor se tumb en el suelo bocabajo, adoptando una posicin fetal, y la capucha lo
cubri. Un vapor de sofocante verano comenz a perlar su piel de sudor.
Soy hombre muerto; aunque mi capucha est recubierta de escamas, la piel bajo ella
no tardar en incendiarse.
Un estridente alarido lo sobresalt. Se percat entonces de que el intenso calor haba
cesado. Rod hacia su derecha y se levant de un salto, librndose de paso de la
incandescente capa, que hume sobre la hierba hasta quedar reducida a cenizas.
El dragn se agitaba sobre un costado tratando de arrancarse la gruesa y larga saeta que
le haba hendido el pecho. Sus dientes mordieron la varilla con fuerza bestial, hasta quebrarla.
Una baba amarillenta y humeante comenz a manar de su boca, corroyendo la madera. Pero
de nada sirvi. Momentos ms tarde, el imperial crisp sus garras y abri desmesuradamente
los ojos para expirar.

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Por los sacros conjuros!-exclam Mihw al acercarse a Thonor sin ocultar una sonrisa
burlona Has vuelto a nacer!
Alguna quemadura?- indag Mermot, ms
preocupado.
Dnde est ese maldito de Bujad?!
pregunt Thonor airado, apartando bruscamente el
pao que le cubra el rostro.
Aqu estoy, Thonor
Qu rayos esperabas para disparar?! A
que esa bestia me carbonizara?! Si no llega a ser
por la capucha
Queras ser t el ensartado con la saeta en
vez del dragn? Estabas en mi lnea de tiro.
Dispar apenas te tumbaste. No estuviste bajo el
fuego ni dos segundos
Pobrecito- se burl Mihw El tiempo se le
volvi taaaan largo cuando el bicho le vomit
fuego encima.
S afirm Mermot Parecas una dbil
criaturita asustada. Temblando hecho un ovillo
bajo tu capucha.
El tro estall en carcajadas.
Basta! les interrumpi Thonor Bien se
ve que no estuvieron en mi maldito pellejo!
En el oficio de carnada uno muere y nace
muchas veces- le record Bujad al tiempo que le

60
echaba una mano sobre el hombro para darle tiernas palmaditas Deberas comprender eso
mejor que nadie.
Hemos tenido una buena temporada- coment Mihw mientras escrutaba a la inerte
criatura No lo crees as, Mermot?
S, tan solo ha pasado un da desde el ltimo que cazamos. Y este es grande.
Bueno, muchachos- avis Bujad, agarrando su pesada hacha de carnicero con ambas
manos. Pongmonos en funcin de la mercanca. Hay mucho que desollar y cortar.
Pero eso les toca a ustedes -dijo Thonor Busquen los caballos y las herramientas.
Y t, ve a lavar tus botas y perfumarte el cuerpo con sudor de hadas. Apestas a zanja
pblica- convino Mihw.
Qu gracioso... deja que terminen ustedes de descuartizarlo y ya veremos quin
apesta ms- suspir.
Vaya si ha sido una buena temporada tanto que, si las cosas siguen as, al final de la
estacin podra incluso dejar este oficio de carnada para dragones.
S, ya estaba necesitando unas vacaciones. Y luego, a trabajar en algo ms tranquilo
y sobre todo menos peligroso. Qu tal cazar grifos? O mejor basiliscos? Son raros, y
dicen que hay enanos que pagan bien por sus ojos petrificadores, si uno sabe cmo
arrancrselos sin volverse estatua.
Creo que podra ser un buen negocio


61

62

12

Por Elaine Vilar Madruga
Ilustradores: Legion/ Dariusz Zawadzki (Polonia)
Dama Blanca/ Valeria Uccelli (Argentina)

El pez grande se come al chico
Sentencia popular.

I
Muh deambulaba por los recodos de lo que fue, en tiempos ya pasados, su hogar.
Ahora, era la presa. El cazador lo segua demasiado cerca, lo
husmeaba, destrua sus madrigueras y escondites. Muh saba que su tiempo
haba llegado a la senda final. No exista escapatoria, y los Dioses del Agua y
la Niebla haban dejado de responder a sus preguntas miles de lunas atrs.
Por eso, abri sus ojos prpuras y esper el golpe.
El disparo le lleg como en cmara lenta: apenas un relmpago de dolor que laceraba
su piel casi transparente. Por un breve instante, intent escapar de la red elctrica que el
cazador haba lanzado sobre su cuerpo herido... pero pronto dej de debatirse. Muh
comprendi. Era el Precio Justo... Durante demasiados eones haba postergado aquel instante
de liberacin y perdn definitivo.

12
Korad. Revista Digital de literatura fantstica y de ciencia ficcin (abril, #0, 2010)

63
Lentamente se dej arrastrar al vaco.
El sabor amargo de sus lquidos le ba el cuerpo. Convulsion. La herida era grave.
No necesitaba ver para saberlo. Ciego, arrastr sus apndices tctiles que le colgaban como
cuernos dbiles de la frente para medir el tamao del agujero de fuego que le quemaba las
entraas.
Inmenso como un crter de prajaluna. Doloroso.
Chill de terror.
El agua escapaba por el agujero de su vientre, y Muh senta cmo su cuerpo iba
convirtindose en una delgada capa de piel y algunos huesos tan finos como la niebla. Intent
que sus lquidos no continuaran abandonndolo... En vano. Poco le faltaba para estar tan seco
como una raz de aquel Invierno Rojo de la Conquista que ya se extenda a varias lunas.
No pudo continuar pensando. Trozos de sus entraas cayeron sobre la tierra reseca de
su mundo.
Convulsion otra vez, pero ya no senta nada, ni siquiera los espasmos de su propio
cuerpo. Luego se qued quieto. Ya haba cado en el abismo, y la inconsciencia lo llevaba
cada vez ms hacia abajo. No poda reptar, ni escapar del cazador.
Me muero susurr con un hilillo de voz, mientras la mano del cazador hurgaba en
sus lquidos ms profundos, pero sin causarle, extraamente, ms sufrimiento-. Los Dioses-
Muerte de la Niebla se han compadecido al fin de mi soledad... El ltimo sobreviviente de
Luxo...
Miles Artsixten avanz. Los chillidos de la presa moribunda le heran los tmpanos.
Eran semejantes al sonido de las flautas de pan con que las mujeres de la Tierra amenizaban
las fiestas, pero mucho ms penetrante. Miles pens que si tuviera que escuchar aquel lamento
de perro enfermo por unos minutos terminara enloqueciendo y disparndose a s mismo con
tal de terminar aquel suplicio sonoro.
Chist... bicho...

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Las manos le temblaban. Ciertamente, no sera un tiro certero. Aquella maana de
persecucin y cacera haban agotado sus sentidos hasta la extenuacin. Slo deseaba que el
da se terminara de una vez por todas y volver al refugio no siempre clido- de la Base, con
una presa en buen estado de conservacin.
Si se secan por completo antes de la muerte, record Miles, la piel no sirve de nada.
Pura mierda incapaz de ser reciclada ni como pulpa para abrigos.
Volvi a hurgar en el agujero negro que perforaba la carne del animal an moribundo
y, para su alivio, comprob que si bien el disparo haba perforado algunas de las bolsas de
agua testculos lquidos, como solan decir medio en broma los cazadores veteranos-, al
menos conservaba intactas una decena. Las suficientes. No haba perdido su tiempo como un
idiota corriendo por los bosques de aquel planeta infernal de rboles cnicos cuyas hojas
parecan burbujas azules y rojas, ni escuchando el gemiquear constante de las plantas que
pisaba en su carrera. Al menos, esta vez los veteranos no se burlaran de l. No demasiado.
Con una sonrisa de felicidad sin lmites, Miles prepar la ltima carga que haba
reservado para la cacera de aquella tarde. Lentamente, como un gourmet que degusta el
mejor de los platos. Ahora que saba que las bolsas de agua estaban a salvo poda demorarse
e, incluso, disfrutar el momento.
Luego apoy la boca del arma sobre la cabeza casi traslcida del animal. Era
importante no disparar a tontas y locas, puesto que poda perder toda la paga de aquel da y su
tiempo miserablemente. Mi primera presa..., pens alegre. Vamos a ver que dicen hoy los
maricones de la Base, y una mierda! Ochocientos megacrditos por esta piel, al menos.
Dispar por ltima vez, con la elegancia y la calma de los veteranos.
El animal lanz un suspiro sordo, como si la flauta de pan hubiera sido aplastada
accidentalmente y destrozada en mil pedazos nfimos.
Cllate ya!- grit Miles, cubrindose los odos.
Ojal la muerte de estos bichos pudiera ser silenciosa... Pero supongo que es
demasiado pedir..., pens con una mueca de desencanto.

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Con sus botas de puntas de metal, tan duras como cuchillos, toc el cadver de la
criatura que se encontraba desplomada a sus pies. Un hilillo de agua corri sobre la tierra.
Casi nada.
Entonces se hizo el silencio. Absoluto. Aplastante.
Los arbustos gemiqueantes del planeta dejaron de emitir su ulular. Miles poda sentir el
peso de sus botas sobre las hojas. Rechinar metlico. El propio sonido de su lengua cuando la
mova, inquieto, dentro de la boca.
Pero nada ms.
Un escalofro como de niebla
le recorri el escroto. Necesitaba
pronto de compaa humana, aunque
slo fuera la de aquellos idiotas de la
Base. Necesitaba saberse a salvo y
lejos de aquel cementerio silencioso.
Quin sabe, quizs s
extinguimos una especie. Quizs ste
que mat haya sido el ltimo..., pens
con la mueca de incredulidad de
aquellos que no creen ni en sus
propias palabras.
Pero en fin, qu ms daba?
Aquellas eran las leyes arcanas de la
supervivencia. Nadie juzgara a la
Tierra por expandir sus dominios ms all de las fronteras del espacio.
Era simple: los hombres haban resultado ser la criatura con mayores probabilidades de
sobrevivir dentro de aquella guerra de la conquista, mientras que los primeros habitantes de
aquel planeta corran a esconderse como conejos asustados en sus cuevas- burbujas. Los
humanos se haban limitado a cazar a los conejos y apoderarse de su mundo.

66
El pez grande se come al chico...

Miles sac cuentas rpidamente. Los Pecios Imperiales de la Tierra haban explorado la
galaxia durante siglos en busca de algn ser inteligente. En todo ese tiempo, slo diez mundos
de los descubiertos posean el milagro de la vida... Una vida demasiado distinta a la esperada
por los conquistadores: pigmeos arbreos, animalillos mutantes cubiertos de escamas,
insectoides que posean dobles laringes y emitan los ms increbles sonidos dodecafnicos,
siameses felinos que se apareaban a todas horas y en todos sitios... Miles sac cuentas. A
todos ellos los exterminamos. Fin.
Un cazador jams tiembla ante la pieza- se record a s mismo, mientras cargaba
sobre sus hombros el peso considerable de su presa-. Malditos sean estos bichos asustados!
Camin con paso seguro entre los bosques de burbujas y cristal, por primera vez
silenciosos en mucho tiempo. Mientras, la cadencia adormecedora de los ros rojos del planeta
lo obligaba a moverse con ms lentitud que de costumbre. Pensaba en su destino, y los aos
salto que lo separaban de su hogar. Suspir ansioso.
El esqueleto de hierro de las cabaas de los cazadores se alz de repente ante sus ojos.
Miles penetr en la Base. Caminaba casi doblado por el peso de la bestiezuela muerta.
Era, realmente, una presa valiosa. Su pase a integrar las filas de los veteranos. Su amuleto.
Una orga de silbidos casi ensordecedora lo recibi. Los hombres aplaudieron su
llegada y ensayaron las palabrotas festivas de costumbre, sin dejar ni por un minuto de sacarle
filo a los cuchillos y recargar las diexs, aquellas cpsulas de veneno que ms de una vez le
haban salvado el pellejo a un veterano. No eran pocas las bestiezuelas que a veces salan de
entre los rboles de burbujas lanzando gritos ensordecedores, en una especie de emboscada
ciega.
Bravo, bravsimo, caro amicci- aullaron los cazadores, entre vtores y maldiciones-.
Algunos ya pensbamos que Miles jams nos traera una presa a casa.
Vayan a joder a la puta de su madre- Miles escupi las palabras en un perfecto
espaol, aunque muchos no comprendieron ni una slaba y se limitaron a rerse de l. Al fin y

67
al cabo, pocos entendan an las lenguas- cuna que haban dejado de ser usadas haca tanto
tiempo ya-. Djenme en paz, maricones.
Se alej un poco del grupo. Desenfund su propio cuchillo. Con cuidado, se hizo un
sitio entre los cazadores veteranos aquel lugar que hasta esa misma tarde le haba estado tan
vedado a l como al resto de los novatos del grupo-, e inici su faena. Las paredes metlicas
de la Base refulgan, envueltas de sbito en el olor peculiar de la cacera y la carne muerta.
Son suficientes seis golpes de cuchillo sobre la piel grasosa de la bestia para
desprenderla. Ocho. Diez. Graba su nombre sobre la carne con movimientos hbiles. La
mquina curtidora har el resto del trabajo.
Y bien... un veterano sonre a la diestra de Miles, sin levantar los ojos de su propio
quehacer sobre una presa-. Luch...? Fue interesante?
El qu...?
Esa cosa... - el veterano vuelve a sonrer y luego lanza una palabrota en alguna lengua
muerta que Miles no comprende-. Qu coo hizo...? Luch?
No. Fue una tarea... digamos que fcil.
Semejante a todas las que hemos realizado en esta maldita colonia le concedi el
otro-. Algo de movimiento no nos vendra mal de vez en cuando... Nos estamos oxidando
poco a poco, escucha lo que te digo. Maldita sea la hora en que firm los papeles para estar
aqu, matando bichos inofensivos! Aunque ya que lo hablamos: mejor para nosotros, aunque
la jodida paz silenciosa de este planeta termine frindome el hemisferio izquierdo.
Mejor para nosotros. Miles se dobl sobre su cuerpo. Comenzaba a sentir el
cansancio que reptaba por cada uno de sus huesos-. Y por qu el izquierdo?
Porque s, en cualquier caso. Ce le vie.
Una mueca le encoge el rostro a Miles como si fuera un viejo prematuro. Con gestos
lentos recoge la piel, ya curtida y libre de agentes contaminantes, ante la llamada insistente de
la mquina. La recorre con los dedos y aprende su textura que es a la vez spera y deliciosa.
Luego entra en su camarote.

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Sabe que aquella piel puede hacerle la vida mucho ms fcil dentro de la Base. El
poder de los megacrditos, piensa Miles con una sonrisa de incertidumbre. Buena comida
orgnica, y algn que otro placer fugaz en las mquinas simuladoras de contacto humano;
nada demasiado sexual, slo un abrazo bastara. Como el de mi madre, vuelve a pensar. Como
el de mi pobre vieja all en la Tierra.
Una punzada de soledad lo estremece, pero an as contina extendiendo la piel sobre
el suelo desnudo. Luego coloca los pies sobre ella. Es sorprendente la calidez que despide, su
olor que es tambin el aroma de bosque, niebla y agua, como si toda la esencia de aquel
planeta se condensara en aquel pedazo. Mares rojos, olas prpuras, bosques de cristal. Piedras
en formas de llama. Burbuja. Fuego. Miedo. Los ojos- sangre de las bestias.
Si t pudieras ver todo sto, vieja...
Nostalgia.
Sus recuerdos lo sumen en el sueo, lo conducen a las arenas de la Tierra a la cual
recuerda tan claramente como el primer da de ausencia. Ve la figura de su madre con su
pauelo grabado por la cruz azul de la Primera Iglesia Ortodoxa Naur hacindole una marca
de la suerte sobre su propia frente sudorosa, y luego su mano en un gesto de adis sin
lgrimas.
Se atreve a soar con su regreso a la Tierra, un poco ms viejo y rico; los ojos
asombrados de la madre que en su memoria no podr envejecer ni un da ms ni morir sin
volver a verlo descender de uno de los Pecios Imperiales.
Qu podra regalarte, vieja?
La piel entre sus dedos est an caliente, como si debajo de ella existiera vida.
Piensa en la artritis de la madre, que ni los ms profundos rezos de la congregacin
pastoril de la Primera Iglesia Ortodoxa Naur han podido curar. Recuerda aquellos dolores, y
las noches cada vez ms fras de la Tierra.
Vieja... - musita y le parece verla envuelta en el calor corpreo del trofeo, escuchando
los mismos sonidos del misterioso planeta de ojos sangre y aspirando aquel extrao olor
aroma de nacimiento y muerte.

69
Ser para ella, piensa Miles, y ya sabe que no se deshar de aquella piel pase lo que
pase.
Se duerme...
Suea con bestiezuelas que le miran con sus prpados abiertos y escarlatas.
Simplemente suea.
Pronto volver a la Tierra.
Tiene que ser as...

II

l tuvo un hijo. Su nombre fue Dird -que en la lengua de la Iglesia Naur significaba El
Bendecido-, pero no lo vio crecer, ni sonrer, ni contemplar los bosques verdes de la Tierra.
Todo fue demasiado rpido: como la lluvia dolorosa que barre con los hormigueros y
destruye con su paso el trabajo de generaciones de insectos.
Miles piensa que quizs fue preferible...
Ya ha estallado la guerra. Ha comenzado el espanto.
Sobre las ciudades domo de la Tierra el silencio va extendindose: primero lentamente,
despus apoderndose de todo. Oleadas de pnico y suicidio. Gritos que asaltan la noche.
Naves que sobrevuelan los cielos como gigantescas manchas de agua.
Conquista. Muerte.
La Tierra ha cado en una red. El pez grande se come al chico. Las probabilidades de
supervivencia han reducido al hombre y a sus ms bellas creaciones a convertirse en un
manojo de bestias escondidas en sus agujeros, que siempre dejan tras de s miles de huellas
imborrables. Huellas que son bien usadas por los cazadores que husmean, aniquilan...
Aniquilan.

70
Mientras, los humanos se baten a solas con los residuos de su orgullo. Y an muchos
no admiten ser las presas.
Cmo nos ha ocurrido esto?, se pregunta Miles con una mueca de loco. l, que tanto
vio y que, sin embargo, no supo...
Colono, cazador... y ahora presa.
Porque mientras los hombres se afanaban en sus ideas de conquista y expansin por
todo el universo conocido, la Tierra era atacada como una burbuja indefensa que ahora
quince aos despus- pareca estallar de un momento a otro. Las llamas barran las ciudades y
los campos, y era realmente tarde...
Los enemigos?
El pez grande se come al chico, record Miles con una sonrisa desnuda, tocndose el
cuerpo cubierto de harapos de lo que alguna vez fue el uniforme de un soldado. Tres aos
atrs, su propia ciudad- domo haba sido quemada como una casucha indefensa y los pocos
sobrevivientes del encuentro con los invasores haban huido con esperanzas y recuerdos
intiles. Nada ms.
Qu les queda por conquistar?, se lament Miles, mientras se frotaba las sienes
adoloridas.
Haba vagado de ciudad en ciudad durante varios aos y cada una de ellas, como
aplastadas por un terrible fatum, haban cado bajo el peso de los nuevos amos. Naves cnicas
-que en ocasiones resultaban tan parecidas a las nubes que era imposible discernir si se trataba
de un da lluvioso o de un ataque-, sobrevolaban los cielos para luego dejar caer una carga de
plasma atmico que barra todo a su paso: hombres, campos, cosechas, domos.
Miles no dejaba de estremecerse por el deja v... Le pareca que era el ltimo hombre
que quedaba vivo en toda la Tierra.
Y comenz a aceptar.

71
Supo que resistir era un esfuerzo intil; que todas sus dudas y su dolor no eran ms que
un hilo sin importancia en el inmenso tapiz de la conquista. Haba llegado el final de su
tiempo.
Entonces inici un largo camino de vuelta hacia las ruinas de lo que fue, en tiempos ya
pasados, su hogar. No quera que la muerte lo sorprendiera lejos, porque los escasos buenos
recuerdos que an conservaba estaban ligados, sin dudas, a aquel sitio donde las cenizas
continuaban ardiendo, a pesar de los aos que haban pasado.
Ahora conoca la sensacin de huir y ser atrapado. Ser la bestiezuela que los
conquistadores aquellos cclopes gigantes que miraban al mundo desde la divinidad de su
nico ojo-, se afanaban en perseguir como a conejos.
Sordo por las explosiones constantes, Miles camin. Vea a lo lejos las figuras oscuras
de los cclopes, cuyos ojos intensamente verdes buscaban an el rastro de una presa.
Ojos verdes como faros que encontraron sus huellas de bestiezuela.
Un guante de metal gigantesco seal hacia Miles, y entonces l comprendi.
No quiero morir. No quiero morir as, le gritaron sus instintos.
Corri. Corri con todas las fuerzas que le quedaban, a pesar del hambre y la sed. Sus
huesos famlicos parecan sonajeros que llevara escondidos bajo una capa simple de piel.
Corri por encima de las cenizas mudas, sin atreverse a mirar hacia atrs.
Una docena de nubes comenzaron a arremolinarse en el cielo, a cubrirlo de un extrao
color metal. Miles pens que se trataba de otro ataque, y que aquellas naves cnicas lo
fulminaran silenciosamente, en pocos segundos... Pero no: era slo la lluvia.
Entonces se detuvo.
Extendi los dedos.
No poda correr ms. Sus pulmones eran fuelles malogrados que geman pidiendo
descanso. Y Miles se los concedi.
Es intil... escapar, pens mientras los pasos del cclope se aproximaban cada vez ms.

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El conquistador grit en su lengua inteligible. Miles alz la mirada, pero apenas poda
ver otra cosa que no fueran aquellas nubes de lluvia. No poda escuchar, ni entender nada. Se
qued quieto, con la garganta llena de dolor y una paz desconcertante deslumbrndole.
El disparo le lleg como en cmara lenta: un relmpago de fuego que choc contra su
carne y detuvo, tan slo por un momento, los latidos de su corazn. Se desplom lentamente,
con un poco de dolor y rabia. No poda defenderse. No poda parar los golpes del cclope.
Tosi.
Vomit su propia sangre.
Un sudor fro le cubri las extremidades y la frente.
Al menos no ser el ltimo... - dijo, con los dientes apretados por un
dolor que atravesaba cada uno de sus huesos como una flecha.
Luego se qued completamente inmvil.

III

Shaist- elxer, ilustre ikku y namar, avanz al encuentro de la presa derrumbada. Lo
observ detalladamente: Son tan dbiles estas... cosas, pens con una mueca de desencanto.
Aquella cacera no haba sido ni siquiera emocionante. Apenas toc al cadver con el dorso de
la mano: le pareca asqueroso.
Un ikku no poda regresar al Nido con semejante presa.
Tendr que buscar a otra, se lament un momento y maldijo en voz baja a aquel
maldito planeta.
Luego camin impasible sobre los pocos bosques que quedaban en la Tierra, muy cerca
del sonido de las olas.

73
Quizs se detuvo por un segundo a escuchar, para descubrir de inmediato que no
quedaba nada vibrando para sus odos. Quizs aliger su paso, mientras senta los colores de
la Tierra dibujarse en su memoria y un aroma peculiar que penetraba sus sentidos.
Olor de mares y fronteras. Olor de fuego y estaciones. Olor de vida y muerte que
estallaba en los ltimos recuerdos de su gloria.


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75

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Por Roberto Estrada Bourgeois
Ilustrador: made for Terrorist Attack Game TAG/ Rafater (Espaa)

Estas caceras me recuerdan aquello. El paisaje es parecido. Terreno pantanoso, rboles
de troncos arrugados, mohosos, y un silencio hecho de pequeos ruidos. Hasta caminantes en
el mismo orden; Bob va delante pisoteando el fango con sus botas paquidrmicas. Detrs,
Marcy balancea su cuerpo de mico y silba por lo bajo. Yo cierro la marcha.
Los miro. Si vistieran uniformes y llevaran al hombro M-16 y no fusiles deportivos
sera todo absolutamente igual. No s qu hago aqu. Es una parodia, repetimos los mismos
actos, marchamos en silencio, con las armas listas, como en aquellas jornadas angustiosas
despus de abandonar el helicptero, esperando a cada momento pisar una trampa o recibir un
balazo desde cualquier matorral.
Soy un tipo sin voluntad. Una y otra vez me repito que no vendr ms, pero luego me
llaman para invitarme y vuelvo a seguir esta caricatura, a cazar patos con dos anormales que
quieren satisfacer el hbito de matar.
Despus de licenciarme pas un tiempo sin verlos y trat de colocarme de nuevo en mi
carril. El mundo es una autopista. Cuando se ha cado en la cuneta es difcil salir, y los que
pasan estn demasiado apurados para darte una mano. Eso nos sucede. Estamos en la cuneta.
Un da nos reencontramos y fuimos a darnos unos tragos, despus seguimos vindonos
para chacharear, con whisky, sobre la mierda de la vida. Somos unos huesos dislocados, los

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Revista Juventud Tcnica (1984)

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tres nos detestemos mutuamente y solo nos une la frustracin. Cualquier psiclogo nos
llamara individuos socialmente inadaptados.
Llegamos a un sitio seco. Bob se detiene y apoya el fusil en un tronco.
Qu tal si descansamos? Marcy dice que s y yo me quito la mochila. Sugiere caf.
Apuramos el lquido casi hirviendo y fumamos.
Hay que apagarla bien antes de seguir, dice Marry mirando los rescoldos de la hoguera.
Bob contrae su careta.
Ests pensando en ese estpido anuncio de la televisin sobre los bosques?, dice,
mientras lanza un esputo que cae chirriando en las cenizas. Me gustara que el guionista
hubiera estado en Am Tr cuando quemamos el arrozal con los viets dentro.
Arrojo la colilla y digo: Fue terrible, pas dos das sin comer despus de aquello.
Bah! Grue Bob. Fue una fiesta, los viets salan ardiendo y nosotros tirbamos al
blanco sobre ellos. Matamos como setenta.
Yo no estuve, dice Marcy. Tena un mes de permiso en Saign. Pas tres das encerrado
con unas filipinas sin ponerme los pantalones. Bob se hurga la oreja con el meique y dice: Te
perdiste algo bueno.
Sacudo un bicho de mi bota izquierda y odio a Bob, ese enorme y sanguinario cretino.
Odio a Marcy, un tarado que solo puede entenderse con prostitutas porque ya no sabe hablar
con las otras mujeres. Termino por admitir que sigo frecuentndolos porque soy un desecho
como ellos.
Sigamos, dice Bob.
Entramos de nuevo en el bosque y vuelvo a pensar en esta retrospectiva de los cuarenta
meses de selva, mosquitos y sangre que nos han dejado su huella.
Caminamos largo rato.
Tropiezo con Marcy que se ha detenido. Bob hace seas.

77
Ssh, dice. Hay alguien alli y seala una elevacin cubierta de maleza.
Seguro son seminolas.
Qu carajo importa si son seminolas? No se meten con nadie, digo.
No hay indio bueno, dice Bob.
A m me caen como una patada en los riones, dice Marcy.
Dos a uno, como siempre.
Vamos a ver lo que hacen esos hijos de perra, dice Bob, toma el fusil y avanza
agachado. Marcy lo sigue. Termino por hacer lo mismo.
Movimientos sinuosos y pasos espectrales. Precauciones silentes largamente
aprendidas y repasadas bajo el fuego.
Llegamos.
Dame los binoculares, dice Bob, y Marcy se los alcanza.
Tomen posiciones, ordena con su vieja voz de sargento.
Me pregunto qu es esto pero ya estoy arrastrndome y me tiendo tras un rbol. Aparto
unas ramas y miro por el hueco.
Es enorme, brillante, con muchas ventanillas de cristal oscuro.
Contengo la respiracin y me aprieto el corazn disparado. Ganas de orinar. Una
manaza urgente me sacude el hombro. Bob con la cara enrojecida.
Ests viendo eso?, dice ahogndose. Un disco volador.
Buceo en el remolino de mi cabeza para contestarle y no puedo.
Marcy se acerca reptando.
Hay que llamar a la polica!
Cllate, cretino!, le espeta Bob. Nosotros podemos manejar esto!

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Empua el fusil y percibe el peligro en el silencio que sigue.
Qu te traes?, pregunto con cautela.
Vamos a observar esa lata de sardinas a ver si hay alguien dentro, masculla.
Y qu vas a sacar con eso? Le digo. Nosotros no somos cientficos. Pero somos tres
soldados del ejrcito de los Estados Unidos, dice con convencimiento. Somos suficientes para
hacerle frente a cualquier bicharraco espacial.
Tienes razn, lo apoya Marcy.
Dos a uno otra vez, estn locos.
Al primer marciano que asome le vuelo la cabeza, afirma Bob. O lo que tenga en su
lugar.
No sera mejor regresar e informar de esto?, trato de convencer a ese asno cabezota.
Bob no se molesta en contestarme, aparta las ramas y atisba hacia la hondonada donde
est el disco.
Se est abriendo una puerta!
Nos asomamos. Una seccin del disco se descorre sin ruido, se proyecta una escalerilla
y salen varios seres plateados sealando los rboles con gestos de asombro.
Parecen peces!, exclama Marcy. Tienen escamas y una cresta en la cabeza Vienen a
invadir la Tierra, dice Bob con voz espesa. Eso es seguro.
T crees?
Qu vendran a buscar si no? Bob quita el seguro de su arma. Pero aqu estamos
seguros.
Lo miro. Contraccin de las mandbulas. Ojos entrecerrados.
No son muchos, reflexiona. Preparen los fusiles, cuando yo d la orden Salimos
disparando, liquidamos a esos fantasmones y entramos en el platillo por si hay ms dentro.

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Luego-que vengan todos los cientficos que quieran. Me mira fijo y siento que es imposible
tratar de razonar ni negarse. Decido tirar al aire.
OK, digo entre dientes.
Preparamos los fusiles y quedamos al acecho' Noto con curiosidad que los tipos
plateados nos dan la espalda y gesticulan hacia un recodo oculto por un denso grupo de
rboles.
Ahora!, grita Bob.
Salimos en guerrilla, disparando y aullando. Bob se adelanta, matando con precisin y
destreza. Todos sus disparos dan en el blanco.
Nos detenemos a coger aliento entre los cadveres acribillados, el frenes ha durado
solo unos segundos.
Estalla un gritero. De entre el follaje tras los rboles salen hombres con micrfonos,
cmaras y caras de horror.
Bob y Marcy abren la boca con un desconcierto puramente animal.
Me inclino y agarro la cara escamosa de un cadver, tiro de ella y se desprende. Quedo
atnito mirando lo que est debajo, con los ojos azules congelados de sorpresa.


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81
14
Por Juan Luis Herrero
Ilustradores: St./ Jan Urschel (Alemania)
Hive of Specters/ Aquiles Das (Portugal)

Aquella noche se desat el terror. Dicho as parece una- simple asociacin de palabras.
Para nosotros es mirar a travs de las dbiles paredes de plstico y quedarnos quietos unos
frente a otros.
Somos cinco, mejor dicho cuatro; lo que queda de Ralph bajo unas mantas no puede ya
considerarse como uno de nosotros.
Afuera no se ve ninguna luz, ni siquiera las estrellas. La tormenta forma como una
neblina que se vistiera de luto por nuestra suerte. En eso omos el primer ruido. Pareci un
pequeo derrumbe que ocurriera a pocos pasos. El terreno bajo la cpula se estremeca a
espasmos irregulares sacudido por unas pisadas muy fuertes. Rick se levant con su mirada
ausente de emocin.
Debamos esperarlo afuera --dijo.
Nadie le contest. -Alguno de nosotros deseando que saliera- Cuando un grupo est
condenado, ver perecer primero a los de ms nos puede hacer partcipes de unos engaosos
minutos de eternidad, hasta que nos llegue nuestro propio turno fatal. Pero Rick solo se peg a
la fina v pulida superficie de plstico de la cpula mirando intilmente hacia la oscuridad.

14
Cuentos de Horror y Misterio (Biblioteca del Pueblo, 1967)

82
Dej que su frente se posara sudorosa sobre la transparente pared y los brazos le cayeron
flccidos junto al cuerpo.
Debamos esperarlo afuera- repiti.
Todos lo observamos como tratando de buscar en su iniciativa un apoyo para movernos
en el fondo del terror en que nos sumergimos. Fue Flavio quien primero logr levantar la
cabeza que hunda entre los hombros:
Estate quieto dijo.
Saben? aadi Rick sin hacer caso, all afuera debe hacer fro, quizs no venga
por nosotros, quizs nos preocupamos sin razn, tal vez Ralph...
Cllate ya Rick le dije sintiendo a Finnegan a mi lado sollozando silenciosamente.
Lo que quedaba de Ralph se quej con un sonido sordo bajo las mantas.
Debamos de matarlo, est sufriendo-murmur a mi lado Finnegan cambiando sus
sollozos por un gemido--, debamos de terminar sus sufrimientos, nunca se va a desangrar...
Las mantas bajo donde se encontraba Ralph en el otro extremo de la cpula se
sacudieron un poco.
Cllate la boca Finnegan, quizs te est oyendo Flavio. -orden
Todo afuera luce en calma, quizs no haya nada y Ralph solo haya tenido un
accidente -Rick le hablaba a alguien que no ramos nosotros, gesticulaba hacia el vaco sin
parpadear.
-Alguien lo ha visto? Eso puede existir? Entonces continu Rick- esta es la nica
zona desnuda de Wampuli, un remanso entre las selvas, solo piedras y desiertos, no hay nada
ms, je, je, je, no hay nada, todo sigue igual, maana ser de da, Ralph nos ha engaado, je,
je, je, maldito Ralph. Yo no me preocupo. por qu si nada ha pasado? Yo no le tengo miedo
a las sombras, je, je, je
YO S S CMO ES. SOY EL NICO QUE LO HA VLSRO. ESCOGI A RALPH
Y NO A M. POR ESO PUEDO CONTARLO. SOLO DE RECORDAR AQUELLO ES
INEVITABLE ESTREMECERME. S QU SIGNIFICA ESE RUIDO ALLA AZUERA
COMO DE PIEDRAS QUE CAEN. CUANDO RECOGI A RALPH ERA UN AMASIJO DE

83
SANGRE Y CARNE MOLIDAS. DESPUS LA SANGRE SE SEC AL IGUAL QUE LOS
CORTES EN LOS MIEMBR.OS. HACE YA UNAS HORAS Y TODAVA NO HA
MUERTO. SOLO LE QUED LE CABEZA Y EL TRONCO. TODAVIA PARECE ESTAR
VIVO Y HAY ALGO QUE DICE QUE RALPH NO ES UNO DE NOSOTROS.
Flavio sentado en el suelo miraba para sus pies como si ocurriera algo muy interesante
entre ellos. Estuvo un rato as de vez en cundo contraa sus labios en una mueca y se pasaba
la mano por el pelo. Trabajosamente se levant y fue hacia la pared de plstico de nuestra
cpula protectora. Apoy la frente y las manos en la fra superficie y cerr los ojos.
Hice solo un ao que estoy casado dijo, mi mujer es la ms linda del universo, si la
vieran... Ahora debe estar junto a mam viendo la televisin. He tenido suerte de encontrar
una mujer as.
Yo deslic mi mano suavemente debajo de los hierros retorcidos del restaurador
energtico que habamos sacado intilmente de la nave destruida. Al sentir el contacto de mi
pistola recib una nueva descarga de serenidad.
Cuando se vayan las nubes veremos las estrellas -dijo Rick-, quizs alcancemos a ver
la Tierra...
Es muy agradable tener a alguien -murmuraba Flavio-, una mujer que lo espere a uno
al regreso...
Podemos ver de nuevo a la Tierra cuando se vayan las nubes? pregunt Rick
virndose hacia Flavio.
Esa mujer estar siempre all esperndome, sintindose orgullosa de m...
Dime si se ve o no la Tierra, Flavio?
Mientras mi mano abandonaba el contacto de la pistola neutrnica que yo saba solo era
capaz de hacer un ltimo disparo, dije:
S Rick, cuando vaya la tormenta podremos ver la Tierra.
Conocen a mi mujer?-pregunt Flavio.
S, Flavio, es la mujer ms bella del universo.

84
Finnegan a mi lado con el rostro an hmedo, plido y tembloroso se arrastr un poco
ms hacia m sin quitarle la vista de encima a Rick y a Flavio como temiendo que de un
momento a otro se le tiraran al cuello.
No comprendes? Estn locos dijo.
Sent una pena por aquel muchacho que me miraba con histeriaestudindome con la
necesidad de una certeza imperiosa. Se debati en su ansiedad hasta hacer la pregunta:
Y t, t no ests loco, verdad?
No Finnegan, yo no estoy loco, tranquilzate -y trat de evitar que viera mi mano tan
cerca de los hierros retorcidos donde ocultaba mi pistola. Yo no me poda volver loco, nunca
mientras tuviera mi arma y con ella una esperanza.
Ralph se volvi quejar, Finnegan me clav los dedos en eI brazo.
Lo oyes? An est vivo, sin brazos ni piernas, sin poder desangrarse por esa baba
impenetrable que lo cubre, por su bien debamos de matarlo.
Cmo, si nuestras armas estn descargadas, todas inservibles y la restauradora
energtica destruida?
Hay que matarlo, hay que matarlo por piedad repiti.
Finnegan estaba al borde de una crisis, a punto de ir tambin hacia las paredes de
plstico de la cpula y hablar sandeces.
Pues ve y mtalo, estranglalo, vamos quin te lo impide? Coge lo que queda dg tu
amigo Ralph por el cuello y sacdelo hasta que se calle. Pero sabes que no puedes hacerlo que
esa maldita baba transparente que lo cubre es inexpugnable. Pero as y todo t quisieras
matarlo. Qu crees? Que eres mejor que nosotros? Piedad? T quieres matarlo por
piedad?
Pero yo...
Vamos, vamos, no seas hipcrita, la piedad que pides para tu amigo Ralph no es ms
que tu necesidad de hacerlo desaparecer de tu vista, por temor a no poder soportar ms su
agona. Y sabes as ser la tuya. Lo qu quisieras es hacer desaparecer parte de tu miedo
aunque sea matando a tu amigo Ralph Y a eso t le llamas piedad.

85
Finngan mir a todas partes, se estruj las manos y por fin se desahog en su sollozo.
La iluminacin dentro de nuestra cpula de plstico protectora se mantena constante
gracias a su autnoma fuente energtica. Deba semejar una gran burbuja fosforescente sobre
la total oscuridad del planeta. A lo lejos se vea como una pequea manchita de luz
intermitente producto de la radiactividad que emanaba de nuestra nave herida en su parte
posterior por la inesperada furia de lo desconocido.
Hubo un nuevo ruido afuera. Nadie sino yo pareci orlo. Finnegan observaba a Rick y
a Flavio que miraban ausentes hacia la oscuridad, apoyados en las paredes de plstico. Supuse
que el sonido que teman eran las fuertes pisadas que no se tardaran seguidamente en
producir.
Yo s que la cosa esa no tiene pies, y que el sonido que realmente debemos temer es
ese de como de piedras que caen que hace el monstruo al desplazarse.
RICK Y FLAVIO SOLO VIERON EL BUTO DE LA COSA UNOS SEGUNDOS
ANTES DE DESAPARESER. AL QUE YO DESCARGARON UNITILMENTE SUS
PISTOLAS SOBRE EL. NO SABAMOS ENTONCES QUE HABA DESTROZADO
GRAN PARTE DE NUESTRA NAVE Y ESPECIALMENTE SU PRINCIPAL FUENTE
ENERGTICA EN QUE PODAMOS RECARGAR NUETRAS ARMAS. CUANDO CASI
LE HABA VACIADO MI PISTOLA EN LO QUE SUPESE QIJE ERA LA CABEZA Y A
CUYA BOCA SE LLEVABA A RALPH VI QUE ESTE AL HACERLE UN POSTRER
DISPARO A TRES DISCOS BRILLANTES QUE CUAL OJOS FOSFORESCENTES

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TENA EN SU PARTE ANTERIOR. LOGR QUE EL MONSTRUO LO DEJARA CAER,
TRAS EMITIR COMO UN TERRIBLE RUGIDO. ESO FUE LO QUE AVISO A FLAVIO
Y A RICK DE QUE ALGO ESTABA SUCEDIENDO FUERA DE LA CPULA
PROTECTORA DE NUESTRA BASE. CUANDO VOLVI DE NUEVO A TOMAR A
RALPH PARA LLEVRSELO A LA BOCA VOLVIERON A BRILLAR EN SU FRENTE
AQUELLOS PUNTOS LUMINOSOS. QUE PARECIAN OJOS. PERO AHORA SOLO
TENA DOS. MIENTRAS RALPH SE DEBATA ATRAPADO APUNT CON CUIDADO
Y DISPAR. VI DESAPARECER DE NUEVO UNO DE LOS DISCOS
FOSFORESCENTES, ENTONCES EL MONSTRUO DEJO CAER A RALPH Y SE ME
ACERC. CONCENTR MIS DISPAROS SOBRE SU PARPADO CERRADO. TRAT
DE SEGUIR AVANZANDO Y NO PUDO O POR FIN DESISTI. CUANDO SE
REINTEGRABA A LAS TINIEBLAS FLAVIO Y RICK HICIERON FUEGO. LLENOS
DEL PNITCO QUE INSPIRABA LA INMENSIDAD DEL MONSTRUO Y LOS
QUEJIDOS DE RALPH, AGOTARON SOBRE IMPENETRABLE CORAZA DE LA
PESADILLA SUS PISTOLAS. YO SABA QUE AQUELLO ERA INTIL. EL MONSTRO
SOLO TENA UN PUNTO VULNERABLE: AQUEL TERCER OJO QUE PROTEGA
CON SU PRPADO HASTA EL MOMENTO DE COMER, DE DESTROZAR. NADIE LO
SABE. TODOS CREEN QUE YO TAMBIEN ESTOY DESARMADO. MIENTRAS RICK
Y FLAVIO DESVARIAN O FINNEGAN SOLLOZA, YO PUEDO SENTIRME FRO Y
DESPEJADO COMO UN PESCADOR ESCOGIENDO SU CARNADA. SI NO ES UNO ES
OTRO, PERO ALGUNOS DE ELLOS TIENE QUE SACRIFICARSE POR LOS DEMS Y
ASEGURAR QUE EL UTTIMO DISPARO QUE LE QUEDA A MI PISTOIA SEA
MORTAL.
Ralph pareca, por sus quejidos, haber cado en una crisis. Se revolva debajo de las
mantas como presa de extraas palpitaciones. Quizs antes de una hora habr una nueva
manta debajo de nuestra protectora cpula de plstico, pero quin?, cul de los tres ser la
vctima? Rick que balbucea frases acerca de que es imposible querer ver Ia Tierra desde
billones de kilmetros de distancia?, o Flavio que habla de una mujer que no existe y de una
madre que todos sabemos ha muerto hace muchos aos?, y Finnegan? Bueno. es el nico de
los tres que an parece estar cuerdo y a quien yo preferira sacar indemne de todo este asunto.
Esta noche de terror est a punto de terminar, cada vez ese ruido como de piedras que caen se

87
oye ms cerca. Todo lo que tengo que hacer es, cuando lo crea adecuado, hacerles creer que
afuera podemos encontrar un escape o si no estar alerta para cuando el monstruo haga
irrupcin en la cpula. Lo principal es que el pez se dedique a la carnada y no al pescador.
Supongo que la inminencia del monstruo les haga perder la cabeza. Entonces yo podr apagar
ese tercer ojo.
Creo que ahorita amanecer dijo Rick all afuera hay como un puntito luminoso.
Tuve que impedir un imprudente movimiento instintivo hacia mi pistola.
Dnde? pregunt Flavio con una expresin idiota.
Al1.
Parece un ojo que nos observa a gran altura, es lindo.
Los odio me dijo Finnegan, deban tener tanto miedo como yo T tienes miedo?
S, Finnegan contest mientras cubra la pistola con el extremo de una manta para
sacarla de su escondite.
S que solo nos quedan unos minutos, el ruido all afuera cada vez es ms prximo. No
hay equivocacin posible, el monstruo vuelve el busca de su comida. Ya no soy un hombre,
ahora soy una fra mquina que comienza a ponerse en movimiento. Sacar la pistola envuelta
en la manta, estar dispuesto en una fraccin de segundo a encender las luces exteriores para
distinguir bien a mi enemigo, impedir que Finnegan perezca tambin, irme hacia el otro
extremo junto a las mantas bajo las cuales est Ralph pues por el ruido que hace es indudable
que mi enemigo har irrupcin por aqu o por donde estn Rick y Flavio. Y todo sin llamar la
atencin, sin que sepan que hay una esperanza para quien posea esta pistola. Esperar,
tranquilo ausente de emocin. El hombre, cuando se comporta como una fra mquina,
siempre tiene xito. Ese xito calculado y preciso que puede luego empaarse por habernos
olvidado a retornar a ser hombre. Por eso quiero salvar a Finnegan. Es mi justificacin, y mi
seguridad ante la necesidad planear la muerte de Rick y Flavio.
Afuera est mi enemigo, ese al cual mis compaeros ayudarn a vencer. Ellos tienen
esa obligacin. Puedo sentirme tranquilo como un dios a la inversa; que planea en vez de 1a
creacin la destruccin. Puedo escoger quin va a morir y quin va a vivir. Ese derecho me lo

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da el tener un arma. Si Rick y Flavio la tuvieran yo sera el loco y no ellos. Todo depende de
quien posea La fuerza y con ella una esperanza.
Ralph ha dejado de moverse bajo las mantas' S que el monstruo ya est solo a unos
pasos de la cpula. Lo presiento pues entre l y yo hay la ntima relacin de dos generales
enemigos. Solo yo s de la debilidad de su tercer parpado cerrado y solo yo puedo destruirlo.
All afuera, en la oscuridad, el monstruo debe estarse preparando para el ataque. Casi
puedo sentir su presencia. No siento ningn odio ni rencor, ni siquiera por lo que hizo a mi
compaero Ralph. En este momento tan solo es mi antagonista oculto en las sombras y a
quien debo eliminar. l y yo pertenecemos a una trascendental accin cuyo fin depende de m
habilidad y de mis compaeros. Ellos s son ahora mis enemigos, porque son los medios vivos
que debo emplear. Sus torpezas pueden echarme a perder mi plan. Rick y Flavio ya no son
sino el cebo para mi antagonista, el anzuelo que debe mantenerse firme para que yo pueda
enganchar mi presa. Es preciso que se debatan lo ms posible entre las garras del monstruo,
mientras este les arranca las piernas y los brazos para que yo pueda apuntar bien a su tercer
ojo fosforescente. Si fallo no habr ninguna oportunidad ms. Ellos ya estn condenados. Pero
yo puedo salvarme, yo y Finnegan. Solo eso les exijo, un ltimo minuto de dignidad.
A travs de las transparentes paredes de plstico de nuestra cpula me parece distinguir
a1go. Tras dejarse arrastrar junto a los restos de Ralph, Finnegan ha quedado callado. Quizs
por primera vez se ha dado cuenta de que para nosotros hay una salvacin. Solo con tocar el
bulto que hace mi pistola debajo de la manta ha empezado a comprender. Tengo que
convencerlo en nuestro dilogo sin palabras. Y Finnegan por primera vez en toda esta noche
de terror ha sonredo. Y me ha dado asco su sonrisa. l ha aceptado demasiado fcilmente el
sacrificio de Rick y Flavio a cambio de su vida. Lo que yo he tenido que sopesar y calcular
durante horas, Finnegan lo ha aceptado en unos segundos. El ni siquiera ha sentido el ms
leve remordimiento o la momentnea duda de la piedad. Esta porquera sonriente que hace
solo unos segundos era una porquera llorosa, solo siente la satisfaccin del odio provocado
por su debilidad y la de su salvacin a toda costa. En esa mano de Finnegan que me aprieta
casi cariosamente el brazo con que sostengo la pistola est todo el proselitismo ciego y
animal de la humanidad. Quizs fuera mejor que Finnegan estuviera tambin al otro extremo
de la cpula, de espaldas a nosotros como Rick y Flavio. Pero no, yo lo necesito para una
conciencia, sin remolimientos.

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Afuera se han sucedido repentinamente una serie de chispazos. Mi enemigo parece que
ha roto el circuito de circn, que sirve para iluminar el exterior. Tendr que hacerle frente a la
oscuridad. As me ser ms difcil. Quizs el circuito solo haya sido daado ligeramente y
cuando establezca los contactos funcionarn los reflectores. Eso solo lo averiguar en el
momento preciso.
Vieron las luces? exclam Rick como un muchacho alegremente sorprendido por
una explosin de fuegos artificiales.
Eran azules coment como extasiado Flavio- igual que los ojos de ella, quizs un
poco ms oscuros... Ustedes la conocen?
Afuera, hacia la derecha de los que hablaban, algo opac la transparencia de la cpula.
Me pareci reconocer un resoplido contenido que emergiera de las profundidades de aquel
desolado planeta. Finnegan se apret ms a m. Sentamos que algo o alguien estaba
observndonos a solo unas pulgadas de la pared de enfrente. Me pareci sentir el roce de un
cuerpo que se arrastrara penosamente sobre el rido terreno desprovisto de vida.
Oyes? me pregunt Finnegan.
S.
Finnegan ya no sonrea.
T puedes matarlo, no? T puedes matarlo...
Frente a nosotros sin hacer ningn ruido, comenzaron a agrietarse las paredes de
nuestra cpula protectora. Era el momento de iluminar el exterior. Como tema, los contactos
haban sido rotos, ni siquiera uno de los reflectores ha funcionado. Finnegan ha cado de
rodillas junto a los inmviles restos de Ralph. En cualquier momento toda la pared interior de
la cpula ceder y el monstruo har irrupcin dentro de nuestro recinto. Pero Flavio o Rick le
harn abrir su tercer prpado cerrado. Y si fallo? Si en el ltimo momento me tiembla la
mano? No, eso no puede suceder, ahora soy una mquina que funcionar con precisin. Y si
el monstruo se arroja sobre m antes que sobre Rick o Flavio? No puede ser, ellos estn ms
cerca.
Ahora hay un enorme agujero en nuestra cpula. Pero mi enemigo o se ha retirado o se
resiste a entrar. Han pasado varios minutos y nada. No puedo desesperarme por la demor4 esa

90
puede ser la tctica del monstruo. l sabe de mi presencia como yo de la suya. Ahora solo le
queda un tercer ojo y tiene que andar con precaucin. Quizs mientras estaba junto a la cpula
nos observaba tratando de reconocerme, de localizar a su real enemigo. Por el hueco que hizo
en nuestra cpula, dificultndome la visin, se cuela una neblina que flota sobre el planeta. La
temperatura ha bajado, sin embargo, Rick y Flavio siguen tan idiotizados que no han tocado
los controles termostticos de sus trajes. No puedo demorar ms esta espera, pues no la
resistiran mis nervios. Si el monstruo no se decide a tomar la iniciativa tendr que hacerlo yo.
Claro que con Rick y Flavio por delante. De alguna forma tengo que hacerlos salir de la
cpula y enfrentarlos a mi enemigo.
Mir hacia afuera y entonces comenc a sonrer y casi corr hacia mis compaeros.
Rick, Flavio, vamos afuera, vamos les dije.
Me miraron extraados.
Pero no lo ven? Han venido a rescatarnos. Miren all afuera, una nave de auxilio.
Pero ni Rick ni Flavio se movieron.
Vamos, vamos, ahora podremos volver a la Tierra comprendes, Rick?, a la Tierra; la
nave ha hecho huir al monstruo, ya no hay nada que temer, dmosles la bienvenida. Flavio,
ahora vers de nuevo a tu mujer. Los tres reamos liberados de una carga que nos haba
petrificado el rostro.
Salimos por el boquete de la cpula. Hacia el resplandor lejano. Hacia el fin de nuestra
noche de terror. Yo puse un brazo sobre Rick y otro sobre Flavio y entonamos una vieja
cancin como un himno a la Tierra. Cantbamos en la oscuridad mientras nos acercbamos a
la luz. EI terreno cruja bajo nuestras botas que cada vez pisaban ms rpidamente y con ms
fuerza. De pronto lo sent di un salto hacia adelante. Fue un verdadero presentimiento pues
casi no se vea nada salvo el brillo de nuestra nave cercana. Rick y Flavio quedaron atrs y
entonces mientras me volva rpidamente saqu de la cintura la pistola. A lo lejos o un agudo
chillido; era la voz de Finnegan. Cuando Rick y Flavio se volvieron estaba casi encima de
ellos, la gran mole del monstruo con su tercer prpado cerrado. S que intentaron correr hacia
los destellos radiactivos de nuestra nave destruida que se encontraba muy cerca, aunque no
dieron siquiera un paso. S que tendran de espaldas a m una sonrisa congelada in sus rostros
y los restos de nuestra cancin en los labios. As estaban cuando los atrap mi enemigo. Y

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entonces los o gritar. Y entonces en lo alto sobre la oscuridad de la noche se destac un punto
redondo y luminoso, un ojo fosforescente que se ofreca vulnerable y preciso a la pistola que
sostena mi mano. Me temblaba el pulso cuando volv a escuchar de nuevo el chillido de
Finnegan an bajo nuestra cpula protectora Por mi cuerpo corri toda la carga nerviosa
acumulada durante aquella noche en que se haba desatado el terror. En lnea recta el can de
mi pistola y el tercer ojo del monstruo. Rick cay desde lo alto y antes de que Flavio llegara al
suelo dispar. ltimo destello de mi arma ya descargada. Primer estremecimiento de unas
piernas que ya no podan sostenerme. Permanec tirado boca abajo sobre el terreno casi todo
un minuto. Cmo atreverme a levantar la cabeza? Miedo sobre miedo que me aplasta contra
el piso. Ansias de desaparecer para no enfrentarme a la muerte. Calor que recorre mi cuerpo
dispuesto ya a tomar movimiento. Rick y Flavio an se estremecen mutilados cerca de m,
cubiertos de una baba transparente. Y yo que camino triunfante hacia mi cpula de plstico
donde debo esperar hasta que vengan realmente a rescatarnos. No distingo a Finnegan, que
con su grito por poco me hace fallar. Ahora puedo tirar lejos de m esta pistola que me ha
dado la victoria. La huella de mi enemigo vencido se ve en el gran agujero que abri en una
de las paredes de nuestra cpula de plstico y que ahora al usarla de entrada me hace sentir
inmensamente satisfecho. En el otro extremo, de rodillas, se encuentra Finnegan. Necesito a
alguien para contarle. Aunque sea a un cobarde como l. Luce tan insignificante como una
alimaa, permanece con la cabeza baja, casi tocando el piso mientras aprieta algo entre las
manos. Me es agradable golpear con la punta de mi bota su cabeza para verle el rostro.
Finnegan, Finnegan, qu te pasa? le digo.
Pero Finnegan sigue sin contestar y con la cabeza gacha.
Cobarde! Ya no hay nada que temer no eres ms que un cobarde! -lo insulto, pero ni
as se endereza y sigue estrujando una manta entre sus manos.
Al fin 1o hizo. Su rostro estaba plido. Sus sienes se haban plateado. Los ojos parecan
dos moldes redondos donde nadara una melcocha blanca maculada por sendas moscas.
Arrug el entrecejo y se rio. Y volv a sentir miedo.
Qu pasa Finnegan, di qu Pasa?
Pero solo saba rer estpidamente mientras se le caa la cabeza sobre uno de los
hombros. No parpadeaba, su cuerpo era presa de un raro temblor mientras agitaba la manta.

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Era la manta que haba cubierto a Ralph. Y entonces sent 1a necesidad imperiosa de ver los
restos de Ralph. Y no los vi. Lo que haba en su lugar era una forma no ms grande que el
cuerpo de donde se haba alimentado y que tena tres prpados cerrados en la frente. Y ahora
junto a un loco solo tengo que esperar a que crezcan los monstruos.


93


94

15

(Una historia de Axralan)

Por Anabel Enrquez Pieiro
Ilustradores: St/ Guan Yu Chen (Taipi, Repblica de China)
Le Narval/ Lucian Stanculescu (Rumania)

I

Cuando el anciano prendi el candelabro de aceite la estancia resplandeci en azul
ceniza. Sombras y luces serpentearon sobre los pliegues de su rada hopalanda.
Parece un espectro- se aventur a decir Naur, el del lunar de pelo rojizo.
S Abu, un espectro del Erg de grava- concord Ine la chica mayor y los dems
rieron.
Sin protestar o asentir el abuelo retorn a su silln de madera laqueada y se recost
cerrando los ojos. Los nios callaron y contuvieron el aliento. Saban que tras aquel instante
de concentracin en que el anciano pareca despegar de la realidad y trasladarse a mundos
lejanos, a remotos tiempos, regresaba siempre con palabras llenas de encanto para contarles
una historia fascinante y nueva.

15
Forma parte del libro de cuentos Nada que declarar (Editorial Abril, La Habana 2006). Premio
Calendario 2005.

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- Antes que el Crisol del Tiempo marcara las ciclas de la Edad de los Dioses del
mbar, los Zells eran el nico y mismo pueblo.- comenz a decir el abuelo sin despegar los
prpados- entonces no exista el Erg de las Dunas Azules, y sobre lo que hoy no hay ms que
grava corran ros extensos y creca la floresta: sbalos, cedros negros, fibrosos rboles de
tafya; y los animalejos habitaban desde las empinadas copas hasta las races profundas. Tantas
conjunciones hacen que la Cordillera que separa el Erg de la Selva Brava era apenas una
sierra de poca altura. Ni siquiera la Selva haba nacido sobre Axraln.
Y el Valle de los Espectros? - interrumpi un nio de largos rizos color mbar.
Tampoco, Axen. Porque entonces los Zells de las dunas eran un pueblo comn
como nosotros. Y como nosotros, estaban vivos.
***
Uulen sabe que hacer insisti el Zell y su mirada era gris y dura como la grava.
El maestre DUram apret las mandbulas. Haba escuchado tantas historias sobre los
Zells del desierto y todas para temer. En el camino hacia el sur haban atravesado el Erg de las
Dunas Azules y quizs eran de los pocos humanos sobre Axraln que haban sobrevivido a
travesa semejante. Entonces no tenan otra alternativa que seguir el recorrido de los Dioses
Fundadores para rememorar la leyenda como exiga la tradicin. Pero, regresar de nuevo,
internarse por voluntad propia en los dominios de los Zells-dunn, ms que temeridad pareca
estupidez.
Si no fueran ellos la nica posibilidad, minscula y descabellada esperanza a la que
aferrarse, nunca habran vuelto a mirar de frente aquellos rostros color de ceniza cuya vista
ptrea calaba hasta el espritu. Pero ellos eran, segn prometan los ms antiguos textos
mdicos, los nicos que saban curar las enfermedades por desconexin.
thean DUram toc la frente de Harielt. Herva de fiebre, como la grava que
reverberaba bajo el brillo cegador del sol rojo. La infeccin roa los riones de la muchacha, y
su piel tena la palidez aceitunada que produce el desequilibrio de los lquidos corporales.
Apenas entreabri los ojos, iris descoloridos, y su intento de sonrisa fue como otra grieta en
los labios.

96
El joven maestre se volvi hacia el resto de los hombres que lo acompaaban. Se
mantenan tensos, expectantes. No haban arriesgado de esa forma para vacilar en el ltimo
momento. thean asinti con una profunda inspiracin de aire.
Carg en brazos a Harielt. Tan liviana y flccida como una cscara de mialbas, pens.
Y la evidencia le oprimi dolorosamente el pecho. Haba cuidado de que la piel de la
muchacha se mantuviese libre de excoriaciones y yagas, pero a su pesar, los msculos perdan
por da todo el vigor. Ni siquiera poda usar ya la armazn de montar que le haba permitido
cabalgar con relativa independencia durante algunos meses. Las infecciones volvan cada vez
con mayor frecuencia. Se haban hecho resistentes a las tisanas de mialbas, a los emplastos de
tafya y las conjugaciones de las cinco cuentas de los cinco tipos de mbar. La vida de Harielt
se le escapaba entre los dedos con la velocidad con que la sustancia abandonaba su delicado
cuerpo, dejndola as, como una cscara. Y l no poda, no saba que ms hacer. Qu clase de
mdico eres, se reprochaba a s mismo, que no puedes encontrar el modo de detener la
infeccin, de rescatarla de la parlisis; qu clase de maestre de armas que no pudiste detener
la flecha que dividi su cuerpo; qu clase de Austero, que ya no encuentras sosiego ni
respuestas en la meditacin profunda. Los dioses, inconmovibles, parecan haberle
abandonado. Su nica esperanza eran los Zells del desierto. Y a ellos haban acudido.
Rezando en su interior al dios sabio Galeu, y a todos los Dioses de Ambarem que quizs no
aprobaran un acto tan profano, thean DUram puso en manos de Uulen, el joven jefe del
Clan del Viento de los Zells-dunn, la vida de la heredera del Reino de Hiverhash.

***
Ashwell analiz las mediciones del terreno que los sensores de superficie del traje le
reportaban. Una composicin de carbono elevada, atpica en aquel continente. Quizs Lyriam
tena razn, y era ese el lugar que buscaban. Ms que el predominio de compuestos de
carbono la traza continua del contador Mendel marcaba cadenas de protenas a donde quiera
que se direccionaba, una roca, el suelo, hasta el aire. Al principio lo atribuy al ruido de fondo
producido por los sistemas vivos microscpicos de cualquier biosfera, pero la cadena era
mucho ms compleja. Y siempre la misma. Lo increble era que a su alrededor todo era
desierto, sin una planta, un insecto, un roedor. Ptreo desierto azul ceniza.

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Lyriam descendi de la duna; los prismticos en una mano, el dije de cristal dentro de
la otra.
Se acercan dos jinetes.- inform a Ashwell. l percibi la ansiedad contenida en la
voz de la muchacha.
Lyr, quizs no-pero se detuvo ante la mirada firme de sus ojos dorados.
Haba una conviccin contagiosa en Lyriam. Despus de varios aos visitando mundos
con probabilidades para el asentamiento de aquella dispora religiosa denebita el hecho de
que aquel planeta los hubiese acogido sera una coincidencia increble. Pero Lyriam esta vez
se mostraba demasiado ansiosa. Estaba llegando al lmite de la frustracin? O acaso ese
desierto gris acero que se extenda a todo su alrededor era ciertamente el destino de su
bsqueda.
Los jinetes parecan espejismos levantados sobre la grava. Tena casi el mismo color de
las piedras; y sus animales, a lo que los otros nativos llamaban drondes, brillaban por su
pelaje metlico, de aspecto artificial.
A poco pasos de los astronautas, las bestias se detuvieron silenciosas, y los dos zell-
dunn desmontaron con una agilidad que Ashwell le pareci un alarde de levitacin. Deben
ser lo efectos de tanta monotona cromtica El contador Mendel vibr con nuevas cadencias
en la medida que los dos recin llegados se aproximaban. Ashwell pudo verlos y un
estremecimiento recorri su columna vertebral. Nada tenan que ver aquellos seres con

98
Lyriam. Aunque la mitad de los genes de la muchacha eran denebitas solo aportaban ms
belleza a su parte terrestre. Los ojos de Lyriam eran un caledoscopio de emociones
coloreadas, sus labios lilas, sus cabellos negro azulados, matices en perfecto balance que
emanaban vitalidad y frescura. Pero aquellos seres eran todo lo contrario. A punto estaba de
declarar en voz alta el fracaso de esta misin cuando el dije que Lyriam llevaba colgado al
cuello resplandeci. Una luz dorada brotaba de las tres gemas que ahora giraban dentro de la
cpsula rmbica sobre el pecho de la muchacha.
Uno de los zell se adelant. En su mano gris brillaba un idntico resplandor dorado.

II

Y en verdad estn muertos, Abuelo?- pregunt una vocecita, debilitada por la
emocin.
Escuchen. -pidi el abuelo tras un suspiro.- Sean pacientes y sern recompensados
con la sabidura. Escuchar es una virtud gratificante.
Escuchamos, Abu.se apresur a decir Ine y dirigi a todos los nios con una
severa mirada.
En los tiempos en que el Erg era un valle frtil, deca, los Zells eran un pueblo
prspero y orgulloso que haban conquistado desde el macizo de Odd, al norte, hasta los
lmites mismos del mar donde dos siglos ms tarde se alzara la capital Axa.
"Haban conquistado tanto territorio que los Zells olvidaron que eran un pueblo de
hombres corrientes y se creyeron descendientes de los Primeros Dioses. Comenzaron a
llamarse a s mismo Seores del Viento, Seores del Agua, Seores del Fuego... y as por
cada elemento. Propagaban a los cuatro confines que podan controlar las fuerzas divinas de la
Naturaleza y terminaron por no creer ms en los Dioses, ni siquiera en los Primeros, porque
pensaron que ellos mismos eran divinos."

99
"Entonces marcharon a travs de la sierra que los separaba del Septentrin, para
dominar a los pueblos del otro lado de las alturas. Pero al otro lado viva un pueblo de
poderosos sacerdotes, los que ms tarde fundaron el Valle Sagrado de Hosh cuando la Selva
Brava comenz a crecer. Aquellos sacerdotes se negaron a aceptar en los Zells la encarnacin
de los elementos y ante la avanzada del enemigo se reunieron en Coha...
Coha? El Santuario Perdido de la Selva Brava!-interrumpi Axen, y de inmediato
se llev la mano a los labios- Disculpa, Abuelo.
Entonces era el santuario de los sacerdotes de Coha. All se reunieron para conjurar
las fuerzas supremas de los Elementos y hacer que la furia de los Primeros barriera de
Axraln a los descredos Zells, demostrndoles su insignificancia ante los Verdaderos
Creadores.

***
Dentro de una gruta de grava poda respirarse sin dificultad. No haba olores
nauseabundos, ni siquiera a humedad, como thean haba imaginado. Ms bien tena un olor
suave, similar a los cristales purificadores de mirra blanca. Observ con atencin las paredes
que resplandecan con una rara adularescencia. Ni una hoguera, ni rboles en das de camino
alrededor para construir una; ni candelabros de aceite. Sin embargo la cueva estaba iluminada
con una luz azul lechosa que pareca emitir la propia grava.
Otra vez ms repas lo que saba sobre aquel pueblo fantasmagrico, mientras
caminaba por el corredor detrs de Zell que llevaba en brazos a Harielt. Decan los hombres
ms all del Valle de los Espectros que los Zells-dunn se alimentaban del espritu de los
desdichados que penetraban o se acercaban a sus dominios. Y que hasta tomaban la energa
de los animales, carentes de instinto de conservacin, que se adentraban en las dunas de
grava. Por ello no haba otros animales que los drondes, las cabalgaduras de los Zells, en el
Erg de las Dunas Azules y eran hechos del polvo de la grava por un conjuro que solo los Zells
saban. Pero, qu haba visto l al cruzar el Erg? Ningn Zells le haba chupado el espritu...
ni el cuerpo. Los dejaron andar con una escolta, desagradable por su omnipresencia, pero sin
la menor agresin. Los condujeron por una ruta directa y sin riesgos y trataron a Harielt con

100
una extraa familiaridad, reconociendo bajo sus ropas masculinas de guerrero a la doncella de
ojos de arco iris, como preferan llamarla.
El Zell llamado Uulen coloc a Harielt sobre una plataforma hecha de grava."Como
todo en el Erg", se dijo thean, y de inmediato se percat de que la dureza y frialdad de la
superficie podan afectar a la muchacha. Con disimulo extendi la mano hasta tocar la esquina
de la plataforma, y para su sorpresa estaba agradablemente tibia. Pero lo ms extrao era la
elasticidad de la grava, como si en lugar de piedra un tejido vegetal o animal la
conformara."Est cmoda." Respir. "Pero, qu le harn ahora?" Una corriente helada
recorri su espalda hasta la nuca. Y si en verdad eran vampiros que absorban el espritu, y
luego devoraban el cuerpo dentro de aquellas grutas? Quizs por ello no se encontraban nunca
cadveres en el Erg...
Como si escuchara sus pensamientos el Zell se volvi. Y sonri con amable gesto.
Zahar separa los granos y los dispone para curar a la doncella de ojos de arco iris.
No debes temer por ella, ni por los otros.
El Zell anunciado por Uulen lleg a travs una entrada que thean no haba percibido,
enmascarada por la irregular fosforescencia de las paredes. Pas por el lado del Zell y de
thean inclinando levemente la cabeza y fue directo hasta Harielt.
Frente a la plataforma alz el brazo, la palma de la mano hacia abajo, y mantenindola
a dos palmos sobre el cuerpo de la muchacha lo recorri de pies a cabeza. La grava bajo el
cuerpo de Harielt se ilumin. thean perdi el control y se lanz hacia el Zell tomndolo por
la manga de su traje azul grisceo, de una pieza.
Qu hace?!- y l mismo se sobresalt por la estridencia de su grito al rebotar en las
paredes.
El Zell se volvi lentamente. Clav sus ojos fros en la cara consternada de thean y
luego se volvi hacia Uulen. thean podra jurar que en el intercambio de mirada entre los
Zells haba fluido un intenso dilogo. Uulen se acerc a Harielt y toco su frente. La muchacha
abri los ojos.

101
Si estas dispuesta a que Zahar vuelva a conectar tu cuerpo ser necesario que l
salga- seal a thean.- O ser imposible mantener la comunicacin con los ghosthash.
Ghosthash? thean nunca haba escuchado antes esa palabra. Pero ni siquiera
reflexion sobre eso. Sinti irritacin consigo mismo y su falta de control. Hizo una
inspiracin de ajuste, estabiliz su corazn, y se apresur a decir:
Disculpen mi imprudencia y desconocimiento. No volver a interrumpir. Lo
prometo.
Los Zells miraron a Harielt. La muchacha movi los labios con esfuerzo y articul:
Por favor... djenlo... quedarse.
Uulen se separ de la plataforma y le indic a thean que le acompaara hasta el otro
extremo del saln de grava.
Su angustia no la ayuda - le dijo con intencin a thean- Mejor que no se interponga
entre Zahar y ella. Mantengmonos aqu.
Zahar volvi a levantar la mano y la sostuvo a la altura del estmago de Harielt. "Justo
al nivel en que se introdujo la flecha", pens thean con admiracin. La luz bajo el torso
parpadeaba. El Zell abri la otra mano y sobre su palma resplandecieron tres piedras muy
pequeas, tres granos, idnticos a los millones de granos que formaban el Erg. Pero estos
titilaban. Al roce de su barbilla la muchacha abri la boca y el Zell los dej caer dentro de
ella. Harielt trag los tres ghosthash.
***
Se nos persigui por mucho tiempo. El Supragobierno de Deneb tema. Era
comprensible. Teman a ellos mismos, a lo que seran capaces de hacer con nuestra creacin.
Y antes que fueran destruidos los laboratorios, escapamos Recuerdo a tu bisabuelo. Era uno
de nuestros pentarcas Claro que no lo conoc directamente, pero estn grabados todos lo
sucesos de la hermandad en nuestras memorias genticas, y podemos recordar el pasado tal
cual si lo hubisemos vivido

102
Lyriam y los zell mantienan una conversacin mental. Ashwell perciba solo la
corriente clida de fraternidad y sosiego que emanan. Era apenas un terrcola con una extraa
telempata que deba a sus antepasados neuromodificados en alguna colonia de orientacin
mentalista. Solo perciba emociones. Y estas eran gratas y positivas. Aunque los rostros de los
zell fueran grises e inexpresivos. Sus ojos, sin pupilas, de grandes iris azul acero y su piel
cuasi sinttica del mismo extrao gris.
Pueden regresar ahora. Este planeta es una antigua colonia terrestre y los de la
Alianza Geocntrica no tardarn en dar con l. No les perdonarn a sus colonos haberse
mezclado con los nativos. Las Fuerzas Terrcolas de Purificacin darn cuenta de los
pobladores. Es solo cuestin de tiempo.-Lyriam habl para que Ashwell pudiera seguir la
conversacin. El joven astronauta asinti, no sin cierta verguenza. A ese punto haba llegado
la xenofobia en la Alianza.
Como respuesta, una onda de amor, de amor que los envolva y calmaba.
El miedo es tan universal como el odio. Todas las especies inteligentes desprecian lo
que temen, temen lo que no pueden entender. Nosotros hemos logrado obtener una
comprensin casi absoluta de nuestra naturaleza, nos hemos integrado a ella. Nuestro ideal de
trascendencia se ha realizado en este erg, y sin l no podemos existir. No necesitamos nada
ms. Deneb es solo el inicio de nuestro viaje, no el retorno ni el destino.
Uno de los zells, el llamado Arharg, llevaba el cabello ceniza recogido en una larga
cola; el otro lo dejaba flotar sobre el viento seco y caliente: Uulen, dijo llamarse. Ambos
llevaban las capuchas de sus trajes cadas sobre los hombros. Nada en sus aspectos le permita
a Ashwell precisar la edad de los antiguos denebitas.
Mira a tu alrededor, Lyriam, todo lo que te rodea es vida. Una vida creada y recreada
continuamente. Esta grava gris azul es la fuente de todo, est dentro y fuera de nosotros.
Lyriam alz el dije hasta sus ojos. Dentro del rombo las piedras brillaban con tonos
diversos. Eran como las piedras que formaban el desierto.- el del pelo suelto habl.

103
Esas tres gemas son parte de los prototipos originales. Debieron ser programados por
tu bisabuelo. Era un ingeniero gentico de mucho talento. Son ghosthash de intercambio.
Han potenciado tu telepata y tu capacidad de previsin. dijo el otro zell.
Estn vivos? Ashwell tradujo en palabras la sorpresa propia y la de Lyriam.
Son seres vivos. Pero no los primeros, han nacido y muerto varias veces dentro de
ese cristal. Es un ciclo casi perpetuo de intercambio energtico. Si los hubiese extrado del
medio controlado de la cpsula pronto habran muerto definitivamente.
Y como logran subsistir en el Erg?
Ellos son el Erg, Ashwell Franz.- la alusin directa sorprendi a Ash del zell llamado
Uulen - Son nuestras ropas y nuestro alimento, nuestras construcciones y nuestros desechos.
Vivimos en comunidad simbionte. Los creamos y ellos nos crean a su vez. Los ghosthash
pueden formar bajo nuestro control, desde un bocado de energa hasta una caverna para
resguardarlos del viento; pueden modificar la temperatura ambiente, liberando o absorbiendo
su calor; producir texturas diferentes, desde el tejido de la ropa usamos hasta instrumentos de
corte de precisin milimtrica; y constituyen excelentes auxiliares mdicos en la
reconstruccin de todo tipo de sistema
No necesitamos salir de estos lmites. Quince kilmetros cuadrados de erg y setenta
de nosotros permiten mantener el equilibrio perfecto.- apoy el otro zell.

III

El anciano call y se inclin hasta el suelo para tomar una copa de madera vidriada
colocada junto al silln. Bebi despacio, y los nios siguieron con la boca abierta cada trago,
aguardando ansiosos por el reinicio del relato. Sec los labios con la manga de su vieja
hopalanda y volvi a contar.
Nunca los sacerdotes haban evocado tal conjuro y saban que podan desencadenar
fuerzas incontrolables por ellos mismos. Y an as prefirieron arriesgarse antes que someterse

104
a la gida Zell. Entonces los Primeros Dioses, las fuerzas puras, liberaron su furia implacable
contra los Zells. Los Dioses de la Tierra empinaron las sierras, levantando las cumbres hacia
las nubes que form una muralla entre los Zells y el resto del mundo que creca en el
Septentrin. Y los Dioses del Agua negaron sus efluvios a los terrenos donde habitaban los
hijos de las dunas. Sus ros se secaron y se volvieron polvorientos canales grises. Los
animales comenzaron a morir por falta de agua y alimentos, y por el calor abrasador que
descargaba el fuego de Lad sobre las tierras ya cuarteadas y baldas. El Hurac, el Viento,
levant descomunales rfagas cambiando con ellas la tierra de su sitio, y sepultando bajo
dunas de polvo todo lo que mostrara un hlito de vida en la comarca que haba dado origen a
los Zells.
Pero los sacerdotes tambin padecieron por su osada. Al otro lado de la recin nacida
cordillera, las lluvias inundaron el valle de Coha. Y los temporales destruyeron los templos y
por todas partes comenz a crecer incontroladamente la vegetacin. Pero la historia de la
Selva Brava, aunque tiene mucho que ver con la historia de los Zells, no es sta. Y no
hablaremos de ella ahora.
Y qu pas con los Zells? Entonces se murieron todos?- volvi a la carga el
chiquillo de la voz aflautada.
Algunos, arrepentidos de su irreverencia, pudieron escapar hacia las llanuras
Axirshas y all levantaron templos a los Dioses Primeros, y en los prados de Zar crearon el
santuario de Zarinxe, para honrarlos a todos. Otros evadieron la furia subiendo el macizo de
Odd y tambin esculpieron en la piedra de las cumbres estatuas gigantescas consagradas a
las divinidades creadoras. Pero los que se enfrentaron a la Naturaleza fueron castigados a
vagar eternamente, sin vida y sin muerte, entre las calcinadas dunas del Erg de Grava Azul,
sin poder jams evadir su suerte. Porque todos los que afrentan a los Dioses no encuentran
reposo jams.
Los chicos se acercaron entre s, casi inconscientemente, sobrecogidos por las palabras
sentenciosas del Abuelo.
***

105
Y todo lo que hizo Zahar fue sentarse, delante de la plataforma, con las piernas
recogidas y cruzadas, las manos entrelazadas reposando sobre sus muslos, los ojos cerrados.
thean no lo vio hacer el mnimo movimiento para tocar el cuerpo de la muchacha y
corregir de algn modo el defecto que produca la parlisis, ni evocar conjuro en lengua
extraa. Pero l mismo poda sentir un extraordinario movimiento de las energas dentro de la
gruta porque su entrenamiento por la Orden de los Austeros le permita captar lo que sera
imperceptible para un hombre corriente. El Zell estaba haciendo algo. Harielt permaneca sin
movimiento, sin quejarse o sobresaltarse. Su respiracin era cada vez ms rtmica y sus
inspiraciones ms fuertes. DUram trataba de no perder un solo detalle, y su curiosidad de
mdico lo mantuvo absorto de tal forma que se olvid de su desconfianza y hasta del tiempo.
No pudo precisar cunto haba transcurrido desde que Zahar comenz a aplicar su arte
sobre Harielt hasta que la plataforma se ilumin con un resplandor homogneo y sostenido.
Zahar abri los ojos, que brillaron con una tonalidad violcea entre las sombras. Y las luces
bajo el cuerpo de Harielt se apagaron.
Qu ocurre?- susurr thean a Uulen.
Ya han terminado los ghosthash- dijo con naturalidad el Zell.
Zahar se levant, volte su cara color acero hacia los dos hombres, y sonri, con una
suavidad incongruente con su grisura.
Buena absorcin- dijo.
Y al escuchar la palabra absorcin thean estuvo a punto de volver a saltar sobre el
Zell que manipulaba aquellos malditos ghosthash. Una delgada fibra de cordura lo at en el
sitio. Harielt despertaba. Abri los ojos y parpade. thean vio como los iris adquiran un
color de mbar dorado. Estaba utilizando otra vez su visin nocturna, con la que poda ver en
la oscuridad absoluta hasta diez pasos a su alrededor. Y las parlisis? thean sinti que
todo su cuerpo estaba ms tenso que la cuerda de su ballesta al instante de liberar la saeta.
Harielt se sent en la plataforma con naturalidad. Sus iris haban vuelto a brillar y
tenan ahora el verde de la emocin intensa. Toc sus muslos y sinti el tacto de los dedos

106
sobre su piel. Senta. Senta la piel fresca y rejuvenecida. Ni fiebre, ni espasmos, ni la
sensacin de ltigos de fuego alrededor de su cintura.
thean se acerc, y le tendi la mano para ayudarla a bajar. La mano de maestre
temblaba un poco, y era lo nico que pareca delatar la emocin que lo sacuda por dentro. La
muchacha se alz sobre sus piernas y dio un paso, otro. Estaba curada. Era otra vez la misma
vital y encantadora Harielt con quien haba emprendido el viaje a travs de Axraln para
realizar la leyenda imposible de unir a los cien pueblos.
Gracias, Zahar, Uulen, amigos mos- dijo sonriendo entre lgrimas a los
imperturbables Zells.
No hemos hecho nada - repiti el joven Zell Uulen- Los ghosthash lo hicieron.
Harielt se colg del brazo de thean y recost la cabeza a su hombro. Su maestre de
armas sonri, la felicidad desbordaba sus discretos ojos.
***
Cada la tarde roja sobre el desierto, una pelcula de luz violcea cubra al erg.
Debemos regresar. dijo Lyriam introduciendo la despedida.
Ashwell ote las nubes bajas en direccin a las colinas donde haban camuflado el
vehculo de planetizaje. Tal vez, al otro lado de las montaas, la lluvia caa con insistencia,
mientras hacia el lado del Erg, el calor seco permita la proliferacin de aquel curioso
ecosistema injertado.
Los zell ofrecieron sus drondes.
No son hechos de la grava,- le respondieron a la mirada recelosa de Ash- Son
animales autctonos de este planeta. Pero con una inteligencia y sensibilidad extraordinaria.
Se han incorporado al ciclo de los ghosthash paulatinamente.
Entonces, no es un ciclo totalmente cerrado- arguy Lyr mientras acariciaba la
lobuna cabeza del dronde.-

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Nada es totalmente cerrado o completo en s mismo. Al menos no todo el tiempo.
Los terrestres tendrn que entender eso.- contest el zell de la coleta.
Los astronautas asintieron.
Ashwell mont sobre la bestia, que dcil se movi cortos pasos en la direccin en que
los visitantes deberan marchar.
Parece que sabe el camino- dijo el terrestre impresionado.
Saben.- contest el zell. Saben ms que los propios humanos cul es el camino.
Lyriam continuaba acariciando el pelambre sedoso del animal. Pareca que una
pregunta ms necesitaba ser respondida all. El otro zell se acerc a la muchacha.
T sabes Lyriam. No has venido a este lugar solo por encontrarnos. Has venido para
encontrarte a ti misma. All arriba te espera un viaje- seal el sitio justo donde la
planetonave debera realizar transitar en su ensima circunvalacin.- Este sitio es tu destino,
aqu yacen tus sueos futuros, tu nico amor, tus descendientes. Sabes que este es tu lugar en
el universo. Cmo lo supimos nosotros al llegar aqu.
La joven aspir con fuerza el aire caliente del desierto. A sus pulmones lleg como una
brisa vivificante. Mont en el dronde.
Los zells la observaron perderse tras las dunas, seguros de que alguna vez en el futuro
otros ojos de arco iris llegaran al Erg.


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16

Por ngel Arango
17

Ilustrador: Lady umbrela/ Raphaello Art
Model RT- 46201/ Raphaello Art

GOG creca con desmesura. Cubierta de banderas, gangarrias, pelos, escamas y
lanzas. Avanzaba por el horizonte y se agazapaba detrs de las nubes.
Ah la tienes: Gog, hija del cielo...
Gog era hembra. Le gustaba la msica y tena miles de patas. Cuando corra, las patas
se le plegaban contra el vientre y pareca un torpedo. Pero si estaba muy llena, entonces
estiraba las patas y dejaba caer una lluvia de huevos que se convertan en soles, planetas y
satlites, con su correspondiente polvo csmico.
Lo del polvo la haca estornudar.
Gog viaja en espiral; sali de un centro y se ha movido siempre en crculos mayores.

16
El fin del caos llega quietamente (Ediciones Unin, 1971)
17
Publicado con la autorizacin de Dana Chaviano, albacea de la obra de ngel Arango.
Derechos cedidos solo para el presente nmero.

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999
ASCARID se estir a todo lo largo y ancho del universo.
Ladrn! Ladrn!
Ascarid no responda. Envuelto en el polvo, Ascarid devoraba con gusto su alimento.

999
Gog volvi a extender sus millones de patas, y del agua surgi como una perla la
forma de un cuerpo celeste.
Rod torpemente buscando dnde ubicarse. Por fin se situ entre otros y comenz a
seguir su curso.

Ascarid arroj llamas y humo por encima del recin nacido, pero Gog intervino hecha
una furia.
No estropees mi trabajo.
Ascarid, que no quera dificultades por el momento, se alej hasta el infinito y fue a
digerir lo que tena en el vientre.
Ya versmurmur, sin embargo, antes de irse.
Ladrn!fue lo que dijo Gog--. Ladrn!
Se agach ahora y con gran esfuerzo deposit un sol bello como su estmago. El sol no
dud un instante y corri a ocupar su posicin preeminente.
Es un ser inteligentedijo Gog--, el ms inteligente que ha nacido hoy,.
Y se rasc el vientre con sus miles de patas blancas y lluviosas.


111
999
Gog se mova dando grandes tumbos y ocupaba todo el mundo conocido. Cuanto
exista lo haba parido ella. Soles, estrellas, planetas, meteoritos y polvo csmico. Pero
Ascarid la hostigaba, le haca cosquillas, le arrebataba los huevos y se llevaba los planetas
cuando ms hermosos estaban, llenos de vegetacin y cubiertos por numerosos animales.
Era la sombra de Gog y sta no poda vivir sin l . Ascarid, a pesar de sus crmenes,
era simptico y verstil y si no fuera por l, Gog jams hubiese depositado un huevo. Era
Ascarid el gran actor que dominaba los espacios con el secreto de la vida y de la muerte.
Ascarid estaba hecho de nubes y polvo, armado de espinas y garras de fuego. Y creca y
engordaba con el trabajo de Gog y a su vez engordaba a Gog para que sta tuviese ms
hijos.
Pero Gog no quera perder todo lo que haca.

999
Haba, pues, dos dragones: el dragn de fuego y el dragn de agua. El dragn de fuego
se llamaba Gog y el dragn de agua era Ascarid, o viceversa.

999
Primero apareci Gog, que vena de muy lejos, huyendo de los elegantosarcos. Era
negro y no poda verse. Estuvo sola mucho tiempo, comiendo no se sabe cmo. El mundo
estaba tan vaco, que no se vea ni una luz. Y todo era triste. Gog desarroll mucho sus
facultades intelectuales. Pens y pens. Tena una gran cabeza que casi le estalla y estaba
llena de agua. El cuello se le alarg desmesuradamente para proteger el cuerpo de cualquier
explosin de su cerebro. Gog iba dando saltos por la oscuridad como un trompo que va a
caerse. Casi no tena patas por entonces y su piel era lisa como un espejo. Pero no brillaba ni

112
se vea. Hasta el olfato haba perdido. Gog lleg a olvidar lo que conoca de los
elegantosarcos y comenz a imaginar cosas. Viva y jugaba con estas cosas que eran
construcciones imaginarias. Gog se perda en sus repeticiones, poda, sin saber cmo ni por
qu, hacer miles de veces el mismo movimiento y nunca recordaba dnde haba comenzado y
cmo iba a terminar. Era imposible entonces medir el tiempo y al no haber tiempo no haba
nmero ni cantidad y todo tena el mismo tamao y la misma forma e igual valor. Los sonidos
no eran sonidos: porque Gog los emita, pero se quedaban dentro. Cmo iba a trasladarse
un sonido si no haba espacio ni materia? Gog s estaba all, pero Gog misma era de agua
por decir alguna cosa, pues lo nico seguro es que era. Si Gog no hubiese sido, cmo sera
posible que contsemos esto ahora?
Dime, sera posible contarlo si no fuese? Se puede decir algo que no sea?

999
Estas cosas se cuentan y no se creen. Ascarid persegua a Gog y sta termin por

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declararle la guerra. El cielo se moviliz y todo entr a formar parte de la guerra.
Los robots?
Los robots.
Los Em?
Los Em.
Los hombres?
Los hombres.
Los dos se ponan de acuerdo y se lanzaban furiosamente millones y millones de
cuerpos que combatan entre s y se despedazaban. L a guerra se midi por aos-luz. Lo negro
luchaba contra lo blanco y lo slido contra lo lquido. No qued nebulosa que no se viese
envuelta. Fue tan importante, que se constituy en sistema. Los cometas, las nebulosas, las
masas de gelatina, los aerolitos, las novas, las supernovas, los quasars y los campos: todo fue
concebido all. La guerra fue el juego preferido por mucho tiempo. Ninguno de los dos poda
ganar, pero s mantener en jaque al contrario.
La guerra trajo el orden y el desorden. El principio de lo opuesto y la palabra caos.

999
Y construyeron la Muralla. Una muralla que dividi en dos a todo el firmamento. Y tan
alta que por encima de ella no poda lanzarse ni polvo meterico. La Muralla se perda en el
infinito y aunque Ascarid busc all para darle la vuelta, jams pudo hacerlo. Gog se diverta
del otro lado y daba brincos al saber que ya no tendra que soportar la presencia de Ascarid,
tan enamorado y tan insistente.

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Gog, hija del cielo...
Cuando Ascarid apareci junto a Gog hubo cambios extraordinarios. Adems de las
dilataciones, expansiones y condensaciones, lo-que-no-es pas a ser. Las dilataciones eran
constantes y Gog creca y creca. Era ms Gog.
Un punto infinitamente pequeo y concebible slo en el pensamiento de Gog se
condens mientras Gog creca, y el desequilibrio provoc la luz. La luz parta de un punto
infinitamente ms pequeo que el que haba sido concebido por Gog, pero iluminaba y
alrededor de l se form lo-que-es.
Ascarid y Gog se movan en torno a la luz o donde crean que estaba la luz, porque era
tan pequea que no se sabe si la vean o simplemente tenan la intuicin de que estaba ah.
Creyendo en ella, Ascarid y Gog comenzaron a comportarse como si aqul fuese el centro y
hubiese que girar alrededor de l.
Creyendo en ella, Ascarid y Gog empezaron a tenerla en cuenta en todos sus actos.
Creyendo en ella, Ascarid y Gog partieron de ella.
Creyendo en ella, Ascarid y Gog fijaron su origen.
Creyendo en ella, Ascarid y Gog comenzaron a ser.
Creyendo en ella, Ascarid y Gog inventaron la realidad.

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Los elegantosarcos chapoteaban en la lluvia. Eran incontables. Sus cuerpos, cubiertos
de pequeas ruedas que giraban continuamente, se entremezclaban. Al caer sobre las ruedas,
el agua formaba un espeso oleaje que impeda ver su configuracin y daban la impresin de
tratarse de un rgano descomunal. Eran flexibles y duros, y las ruedas tenan sobre el borde
pequeos dientes que rozaban unos con otros produciendo un ruido chirriante y desarmnico,
que era su voz. Expresaban su disgusto o su felicidad con los mimos chirridos y nicamente
alguien muy avezado poda adivinar cul de los dos sentimientos era predominante. Como el

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agua no cesaba nunca, los elegantosarcos constituan un misterio y alguien los calific de
peces. Es posible que hayan sido peces y que de haber cesado la lluvia hubiesen desaparecido.

999
Ascarid lleg arrastrndose y sin aliento. Estaba dbil y no extra aquel mundo
desconocido porque no tena fuerzas para hacerlo: los elegantosarcos lo haban consumido.
Ascarid se resisti cuanto pudo debajo de la lluvia, y asediado, perforado y carcomido,
llevando a los elegantosarcos dentro y fuera, se alej dejando detrs la mitad de s para poder
escapar. Al quedar sin vida, aquella mitad centuplic la voracidad de los elegantosarcos. La
lluvia continu descendiendo bruscamente. Los chirridos aumentaron.
Ascarid no oa ahora ms que el silencio. Todo estaba quieto.

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En torno a la luz, Ascarid y Gog se mordan los rabos. Ascarid ya haba recuperado
sus fuerzas y estaba juguetn. Pasaba y repasaba por debajo de Gog y sta se diverta. Gog
propuso colocar una piedra cerca de la luz y entre los dos lo hicieron. Vean la luz recortarse
contra el borde irregular y pensaron que el mundo era misterioso. Ascarid y Gog prefirieron
vivir detrs de la piedra y asomarse ocasionalmente a ver la luz del punto.
La luz est ahdecan y volvan a esconderse detrs de la piedra.
Gog, luchando contra los impulsos de Ascarid, se fue a situar frente a la luz. Pero
Ascarid alzaba la cola como un penacho e iba a enroscarla por encima de la piedra alrededor
del cuello delgado de Gog. Qu hacer?
Un da Ascarid vio algo nuevo junto a la piedra y al examinarlo se dio cuenta de que
era un rbol. Ascarid comenz a jugar con el rbol, pasndole por debajo y hasta trepndose a
l. Pero no era lo mismo. El rbol no se mova y era duro. Haba sido puesto all por Gog.

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No me gustadijo y lo arranc con la cola y se lo lanz a Gog con fuerza por
encima de la piedra.
999
Dirase un gran palacio. Un palacio largo y negro como cueva, con planchas de
aluminio que sonaban. El vaco produca gotas. Era esplndido unir las gotas y verlas
separarse despus. Se escurran lentamente hacia la salida y reciban un golpe final que las
pona en rbita.
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Un sol bobo!
Apenas poda creer en aquella bola diminuta que haba salido de su cuerpo.
Qu vamos a hacer con l?
No lo toques.
Me lo comer.
No lo toquesdijo Gog.

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Ascarid amaba a Gog por encima de todas las cosas. Le gustaba arrastrar sus escamas
por las espaldas dentelladas y confundir las dos colas. El fuego sobre el agua. Gog lo
soportaba hasta donde poda, levantando su cabeza que ahora era mucho ms hermosa. Los
ojos de Gog crecan de un color negro intenso que resaltaba cuando junto a ellos aparecan
los ojos de Ascarid, mltiples, compuestos de miles y millones de burbujas que surgan por
todas partes, delatando la voracidad y el vicio.
Gog era tierna. Poda resistir los encuentros continuados, pero finalmente le daba
lstima y lo dejaba hacer. All arriba, al final del cuello largo, la cabeza de Gog quedaba

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hurfana y Ascarid arremeta contra todo el cuerpo enorme con el fuego y el humo y le
arrojaba piedras. Luego comenzaba a caminar por sus vrtebras con un virtuoso equilibrio
hasta que poda clavarle los espolones de las garras en el cuello y el fuego a chorro
encendido haca hervir el agua de Gog en un surtidor de espuma.

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Ascarid terminaba dando saltos y cubierto de ojos. Se iba soplando nubes mientras
Gog esperaba por un tiempo a ver qu era. A Gog le gustaban los planetas que podan ser
negros como sus ojos y llenarse de animales, pero Ascarid, que slo pensaba en comrselos,
prefera los soles enormes cubiertos de fuego, mucho ms nutritivos.

999
No puedes comerte a tus hijos.
Ya no puedo soportar el hambre.
Pero no puedes comerte a tus hijos. Me canso de sembrar el cielo y nunca acabo.

999
A veces el cielo parece inocente. Uno mira hacia arriba y no ve ms que estrellas.

999

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Gog los plantaba a tresbolillo y esperaba a la vida. No siempre ocurra. A veces
cambiaban de color. Se cubran o no de rboles y cinagas y luego aparecan o no las aves y
los reptiles. Los reptiles se movan como montaas, con gran esfuerzo, pero en algo tambin
se parecan a Gog.

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Gog sali de un centro. No cabe duda. L a nica forma posible de desarrollar un
mundo como el que ha hecho Gog es a partir de cero. Ha estado dando vueltas en un radio
cada vez mayor, acompaada siempre por Ascarid. Ascarid es un factor indispensable en la
Creacin. Habr habido luchas, habr habido choques, pero siempre han vuelto a reunirse
para seguirse amando. Hace tiempo ya que la espiral pas por aqu. Ascarid entonces tena
hambre. Era joven y estaba lleno de vigor. Gog defendi este planeta tesoneramente. Vean
las grietas que existen en la superficie. Ascarid nos tena en sus garras cuando Gog se dio
cuenta. Por poco se desquicia el sistema solar. Hubo una ruptura de las ecuaciones y el
equilibrio ya no fue el mismo. Los astros chocaron y por miles de aos estuvimos en peligro
de que nos ocurriese algo igual. Pero Ascarid tuvo que renunciar a su idea. Gog sigui
sembrando el cielo de nuevos sistemas, cubrindolo todo de soles y estrellas, con una
obsesin metagalctica.

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Qu pensarn los hombres que viven en esos mundos?
Los hombres no saben nada; explican las cosas su manera.

999

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Ascarid era formidable, prepotente, con el pecho cubierto de medallas. Poda
carbonizar hasta la luz. Se oa su presencia. Vena siempre acompaado de nubes y
relmpagos que dejaba caer de la boca. La mayor de las tormentas no alcanzaba el tamao de
uno de sus puos. Poda interponerse frente al sol y entonces era como si todo hubiese
regresado al punto original, con una luz tan diminuta que en torno a ella slo poda inventarse
el mundo. Ascarid era orgulloso, fatuo, voraz y libertino. Estpido, adems, y muy temible.
Arrastraba una cola extraordinaria, que era tan larga como la Muralla y sus rganos eran ms
voluminosos que las mayores planetas conocidos...

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Gog amaba la msica. Llevaba los instrumentos colgados del cuerpo y los haca sonar
estrepitosamente. Con el tiempo lleg a componer sinfonas. La msica apareci mucho antes
que la vegetacin en los planetas. Por eso Gog deca siempre que haba alguna relacin entre
ellas y no cesaba de tocar. Gog amaba las cosas que crecan. Y cuando vio que una de
aquellas cosas poda moverse el primer animalcasi enloquece de alegra.
Mralo, se mueve como nosotrosle dijo a Ascarid, y lo estuvo vigilando mucho
tiempo para ver lo que haca, hasta que encontr otro igual y vio que se reunan y jugaban.
Ms tarde aparecieron ms y perdi inters, pero siempre deseaba ver los planetas habitados y
comparaba unos animales con otros y los encontraba diferentes.
En estas bsquedas hall uno que se pareca a Ascarid, y a ella misma. Acerc sus
grandes ojos negros casi hasta hacer contacto con la superficie y lo vio escondido en un
semicrculo de rboles muy altos que filtraban la luz del sol y le daban un aire espectral. A su
alrededor pululaban animales mucho ms pequeos, que supuso fueran su alimento. Pero el
animal no se mova. Gog gir su cuello muchas veces alrededor del planeta en una sucesin
incontable de das y noches, con toda la paciencia femenina de que era capaz, y cuando ya el
planeta haba dado una vuelta completa alrededor del sol, se cans de observarlo. El animal
estaba inmvil como una estatua y ella tena que hacer.


120
999
Ascarid no poda dar marcha atrs. Tena que seguir a Gog en su espiral infinita
porque si no, Gog no pondra ms huevos. Y a pesar del largo camino recorrido, Ascarid
saba que lo que quedaba atrs no le alcanzara para sobrevivir media vida.
Aunque Ascarid era fuerte, Gog era de suma sabidura y continu dando huevos
solamente.
999
Ascarid era largo y estrecho, con unas patas traseras tan cortas que se le perdan en el
cuerpo.
999
La Muralla desapareci con el tiempo. Particularmente cuando Gog quiso. Haban
estado alejados uno del otro y al principio Gog se haba divertido. Ascarid trataba
intilmente de atravesar la Muralla. Pero las cosas no avanzaban. Lo poco que exista
permaneca igual. Salvo que el mundo se expansionaba y las distancias eran mayores. Todo
quedaba ms lejos. Aumentaba la soledad. Y Gog no poda producir ms que polvo flotante
que la intoxicaba. Tena paz. Pero un da se despert y vio que slo la rodeaban cuatro o cinco
planetas del universo que hasta entonces haba creado, y pens que pronto las catstrofes
naturales podran destruirlos y estara irremisiblemente sola. Mir hacia la Muralla y se sinti
sin fuerzas. Desplazndose con cuidado para no interrumpir el curso de las estrellas, Gog
march decidida contra la Muralla y de un solo golpe la ech abajo. Del otro lado,
sorprendido y boquiabierto, estaba Ascarid, en un firmamento completamente oscuro y sin
soles. Gog penetr a travs del hueco que haba dejado en la Muralla y se le acerc. Pero la
furia de Ascarid haba desaparecido.
999
Desconcertado, vio cmo Gog empezaba a tocar sus instrumentos y llenaba todo el
mbito de msica. El ritmo lo devolvi a la vida. Ascarid se sacudi las escamas y tens su

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cuerpo. Qued extendido a lo largo como un can para luego revolverse en una etctera .
Saltando sobre las cortas patas traseras, Ascarid pas al otro lado del mundo, donde haba
vivido Gog y hbilmente, con la velocidad de un rayo, atrap los cinco planetas que
colgaban del espacio y dej el cielo vaco.
La msica de Gog llegaba hasta l como un reto. Ascarid se retorci sobre sus curvas
y un remolino cay encima de Gog.
999
Era largo y estrecho, con unas patas traseras tan cortas que se le perdan en el cuerpo.
Detrs de las patas, que eran dos, vena la cola. La cola era dura y cilndrica y con ella
alteraba el curso de las estrellas y escoga las que encontraba ms apetitosas. Cuando coma,
su cuerpo se ondulaba, no tanto por el tamao de los planetas como por los movimientos que
haca para deglutirlos. Tena una corona y garfios y dos cortas garras que arrancaban junto a
la cabeza para protegerla. En el espacio que dejaban libres los espolones y los garfios no se
vea ms que ojos, que aparecan y desaparecan. Los ojos estaban tambin en el cuello y en
todo el cuerpo.
999
En muchos planetas comenzaban a verse ya animales como aqul que no se mova, y
cada vez se parecan ms y ms a Gog. A alguno le faltaba la mitad y por sus ruinas suban y
bajaban los ms pequeos transportando sus pedazos. Gog sinti nuseas y su furia casi la
hace destrozar el planeta, pero slo lo envolvi en rayos y lo moj. El agua era tanta, que al
final aquella bola pareca una gota en el espacio.
Ests llorando?
No, quin dijo?
999
Pas el tiempo y la gota se sec. Los animales pequeos volvieron a aparecer, pero
andaban lejos de lo que quedaba del animal inmvil. Gog no las tena todas consigo. Eran

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tan numerosos y giles que le daban asco. No tenan dignidad como los saurios ni eran
terribles como los elegantosarcos. En cuanto a los animales inmviles, dejaron de aparecer y
los que quedaban fueron agotndose y se desintegraron.
Gog sigui baando los planetas con chorros que salan de sus millones de patas.
Por siglos no se vea ms que agua. Los rboles moran y la superficie de los astros quedaba
armoniosa y pulida. Apenas cesaba el bao, el agua corra por la esfera y se iba al cielo.
Los planetas se cubrieron de nubes. No siempre, sin embargo, haba algo dentro de las nubes
y Ascarid apret muchas intilmente entre sus dientes.


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Por Jos Miguel Yoss Snchez
Ilustrador: El Gran Juego 00/ Pedro Belushi (Argentina)
El Gran Juego 01/ Pedro Belushi (Argentina)

Para Pvel Mustelier y Morris West.

Inclinndose sobre el escritorio de palorrosa con incrustaciones de plata, salido siglos
antes de las manos del mismsimo Benvenuto Cellini, Jeremy Smith suspir como quien se
decide finalmente a acometer una pesada tarea y despreciando el intercomunicador, le
susurr a su camarlengo, en perfecto francs, aunque con fuerte acento californiano: -Por
favor, Pierre, que hagan pasar a Piedra. Y perdona el juego de palabras.
El padre Pierre ni siquiera sonri: tampoco comparta la desconfianza de su superior
por la tecnologa moderna. Le bast murmurar un par de palabras al pequeo laringfono tipo
militar insertado bajo el cuello de su hbito blanquinegro de dominico para que la puerta de la
sala donde se concentraba el poder del Vaticano se abriese, permitiendo la entrada a tres
hombres que avanzaron casi al unsono.
Era evidente que los de los lados eran militares. Soldados profesionales, duros y
expertos: altos, atlticos, de movimientos precisos y rostros duros, con los cabellos rubios
cortados casi al rape.
Adems, pese a que vestan sobrios ternos civiles y no el vistoso y abigarrado uniforme
rojiazulamarillo diseado por el mismo Miguel ngel siglos atrs, a cualquier conocedor le

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www.isliada.org (noviembre, 2012)

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habra bastado con una simple mirada al brillo de espiritualidad rayana en el fanatismo que
despedan sus lmpidos ojos azules para identificar su condicin.
La Guardia Suiza segua siendo muy meticulosa a la hora de reclutar a sus miembros.
No era suficiente ser suizo, catlico, superar el metro con ochenta de estatura y tener amplia
experiencia militar; se requera, ante todo, estar dispuesto a dar la propia vida sin dudarlo un
instante por el hombre al que protegan: el obispo de Roma, el vicario de Cristo, el Santo
Padre.
El hombre del centro tambin vesta de traje, pero aunque bastante alto, de hecho
incluso ms que uno de los Guardias Suizos, y con las espaldas anchas de quien ha trabajado
duro o practicado deportes durante buena parte de su vida, ya le sobraban unas cuantas libras,
lo que traicionaba su condicin de amante de la buena mesa quizs por la imposibilidad
tica de dedicarse a otros placeres de la carne; usaba alzacuello eclesistico.
Al igual que su anfitrin el papa, el recin llegado ya haba dejado bien atrs la
madurez, aunque todava no poda considerrsele un anciano.
Su expresin estaba por completo fuera de lugar en aquella sagrada estancia; una
mezcla de terror, desesperanza y vergenza contraa sus facciones, que de otro modo, pese a
su tosquedad, habran resultado virilmente atractivas.
Pareca muy interesado en la puntera de sus propios zapatos. Ni siquiera alz la vista
cuando los dos Guardias Suizos, silenciosos y eficientes, lo dejaron justo frente al escritorio
papal.
Juan Pablo III, tras mirarlo en silencio durante algunos segundos, volvi a suspirar
antes de decir, en un suizo-alemn bastante aceptable: -Klaus, Otto, muchas gracias y
ahora, por favor, djenme solo con el cardenal.
Con 59 aos al ser ungido una dcada antes, y por tanto el papa ms joven de los
ltimos tres siglos (adems del primero norteamericano de nacimiento), el prelado oriundo de
San Francisco todava se enorgulleca de su prodigiosa memoria, que no slo le permita
hablar fluidamente 8 idiomas sino conocer por sus nombres a todos sus colaboradores ms
cercanos miembros de la Guardia Suiza incluidos.

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Su Santidad, tal vez no sea lo ms prudente recuerde que l que su estado no es
del todo- se atrevi a sugerir entre susurros el abate Pierre, en japons, la lengua a la que
usualmente recurra cuando necesitaba comunicar algo en secreto al Santo Padre; ambos la
dominaban a la perfeccin, pues su amistad vena desde sus tiempos como misioneros en
Kobe.
S lo que hago, Pierre; y t tambin saldrs- pronunci inflexible el Santo Padre, en la
misma lengua, y en sus ojos grises hubo un destello de autoridad a la que era preferible no
desafiar.
Cuando se hubieron marchado camarlengo y Guardias Suizos, (tras saludar con
sincrnico y marcial entrechocar de tacones), Jeremy Smith invit cordialmente a su invitado
a sentarse en un recargado silln barroco de caoba y terciopelo rojo.
Su Santidad Est seguro de que nadie nos observa? De que no hay cmaras o
micrfonos ocultos en esta sala?- fueron las primeras palabras del otro (en espaol), que tom
asiento mirando con preocupacin a un lado y al otro.
Juan Pablo III se encogi de hombros y, tambin en espaol, respondi, con una
sonrisa: -Micrfonos, cmaras? Aqu? Para qu? No vale la pena espiarnos. Han pasado
siglos desde los tiempos del Papa Rey. Ya no tenemos prcticamente ningn peso en la
poltica mundial- para de repente cambiar a un tono mucho ms ntimo e informal: -Cmo
ests, viejo amigo? Tengo que llamarte formalmente Su Eminencia, como mismo t me
llamaste Su Santidad o prefieres que seamos Tilo y Rmy, como en aquel seminario de
Lima?
Los ojos asustados del cardenal Domitilo Piedra, nacido en Arequipa, Per, se
iluminaron por unos instantes con una sonrisa cuando respondi, algo ms relajado: -Bueno,
Rmy, como quieras siempre has sido un buen psiclogo, y tal vez un poco de confianza y
familiaridad me ayude a hacer ms fcil lo que tengo que contarte.
Jeremy Smith, para la Iglesia Juan Pablo III, suspir una vez ms antes de comentar,
mientras finga consultar unos papeles sobre su escritorio cuyo contenido en realidad conoca
de memoria: -Lo que tienes que contarme, Tilo? Bueno, espero que valga la pena aqu
tengo tu peticin de formal renuncia a la dignidad cardenalicia y como causa, slo leo
prdida de la fe- alz los ojos para mirar a su amigo de tantos aos: -Eh, Tilo prdida de la

127
fe? t? t que te desayunabas con los Ejercicios Espirituales de Loyola y cenabas con La
Biblia? qu absurdo Adems se te olvid que la prpura es de por vida? No hay renuncia
que valga, amigo. Una vez cardenal, hasta la muerte cardenal a no ser que, como yo,
asciendas al trono de San Pedro. Qu te pas?
Ahora fue el Cardenal Domitilo Piedra quien suspir, antes de responder en un susurro
casi inaudible: -Rmy he visto la verdad. Tuve un sueo.
Ah, un sueo qu bien por ti- se alegr Su Santidad, jovial, pero esquivando
cuidadosamente el trmino de la verdad Seal de que duermes bien. Ya sabes, el ciclo
REM, el equilibrio de humores del cuerpo y todo eso
Rmy, no hace falta que juegues conmigo a hacerte el californiano tonto que cree en
la astrologa, el I Ching y todas esas tonteras New Age- lo detuvo el cardenal, muy serio,
para acto seguido agregar: S, tuve un sueo, hace ahora casi un ao lo he seguido
teniendo desde entonces. El mismo, todas las noches y ya no puedo ms.
Qu fue lo que soaste de tan horrendo, Tilo? Qu te convertas al islamismo, o tal
vez a la secta Moon?- se burl Juan Pablo III Mira, no te he llamado para discutir de fe, pero
est claro que ya ni t ni yo creemos ya en eso de que los sueos son de inspiracin divina, ni
mensajes de lo alto- sonri, divertido por la idea O tendra que aceptar que algunos de esos
e-mails del Ms All simplemente se han equivocado de destinatario. ltimamente he soado
cada cosas, que mejor ni te cuento mira, por ejemplo, la semana pasada, con que en vez de
Pierre, mi camarlenga era de pronto esa cantante de nuestra juventud, aquella colombiana que
se meneaba tanto te acuerdas? Shakira.
Volvieron a rer, tras intercambiar un guio de ojos. Pero no dur mucho.
Hablo de otra cosa. Los Profetas tenan sueos autnticos- advirti el cardenal Piedra,
sombro, y fue como si la sala se enfriara de golpe.
Con que ahora t eres un profeta, eh, Tilo?- coment divertido Jeremy Smith Pues
no me haba dado cuenta deja que te mire bien a ver si adivino la reencarnacin de
Enoch, o tal vez la de Elas?- solt una breve risita Vaya, no es por cuestionarlo, no me
atrevera, pero creo que El podra haber elegido un mensajero ms adecuado que un
arequipeo hijo de cultivadores de coca, lleno de piedad y vocacin, eso s, pero que cuando
entr en el Seminario todava mojaba su cama casi todas las noches y no siempre de orine.

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Bueno, si eligi como su representante en la tierra a un yanqui que haca trampas al
pker, no veo por qu no- fue la pcara respuesta del otro.
Los dos amigos se miraron y soltaron una risa cmplice que elev varios grados la
temperatura virtual de la entrevista.
Ah, esa juventud- coment el papa, evidentemente muy satisfecho del recuerdo. Pero
al punto sus ojos gris acero volvieron a destellar, serios Bueno, Tilo, mi tiempo es valioso, y
ya nos hemos relajado bastante. Ahora, imagnate que soy tu psicoanalista, y cuntame de una
vez ese sueo tuyo, anda. Me tienes curioso.
-Es muy raro, Rmy- vacil el prelado, mirando al suelo de nuevo de hecho, no s
si hago bien tal vez debera guardrmelo para m, aceptar toda la carga sobre mis propios
hombros
Tilo, razonemos- la voz del Santo Padre son amigable y convincente: -Si realmente
tuviste un sueo proftico crees que es pura casualidad que t y yo seamos amigos? Los
caminos del Seor son inescrutables, pero sospecho que l quera que yo tambin lo
conociera no que te guardaras todo el peso para ti. Que para llevar esas cargas estoy yo y
recuerda que levantaba 100 kilos en prom press, en mis buenos tiempos! - lo mir, con una
chispa de diversin en sus pupilas -O acaso es algo tan vergonzoso? No me digas que de
nuevo andas alzndole la falda a las cholitas, como en el Seminario de Lima
Ya mis tiempos de mujeriego quedaron atrs para siempre, a Dios gracias- neg sin
mucho nfasis el cardenal Piedra No, Rmy, no tiene que ver con la carne aunque habra
sido preferible.
-Entonces mundo o demonio?- inquiri el papa, refirindose a las otras dos grandes
tentaciones segn la teologa catlica.
-De hecho, lo curioso es que ni yo mismo sabra decirlo- reflexion abstrado el
atribulado cardenal. Tras breve pausa, al fin alz la vista y, mirando directamente a los ojos a
su amigo, comenz a contar: -Imagnate un inmenso tablero, Rmy. Con casillas alternas,
blancas y negras, como el de ajedrez pero miles y miles, tantas que se pierden en la
distancia.

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Ah, eso no es nuevo; es el Gran Juego, como lo llamaba Voltaire- asinti un tanto
decepcionado el Santo Padre Y polticos, generales, estrellas de cine y religiosos son las
piezas, que mueven las manos de Dios y del Diablo.
No- la negativa de Piedra fue rotunda Conozco la imagen y no me habra asustado
tanto, ni aunque llevara 10 aos sondola cada noche. No fue nada tan convencional
Entonces? lo anim a proseguir Juan Pablo III Habla pero que conste que luego
te pasar la factura, viejo amigo y no esperes que sea baja, aunque no tenga divn para que
te tiendas. Supongo que hasta Freud habra querido tener al papa como analista.
Volvieron a rer y acto seguido el cardenal continu: -Te dije que no se vean los
extremos del tablero? Pues no es exactamente as es slo que las piezas no estn dispuestas
en los lados, sino en los ngulos opuestos. Y son muchas
Recuerdas algunas, o tengo que hipnotizarte?- dijo con fingido aburrimiento el papa
Aunque te advierto que podran salir a flote cosas interesantes sobre tu viejo hbito de mojar
la cama y todo eso
Pero esta vez Piedra no ri; continu, como si no lo hubiera escuchado: -En un ngulo
est el Espritu Santo muy convencional, lo admito: una paloma que flota esttica en un
crculo de llamas. Delante estn el Dios Padre, barbudo y con una aureola triangular con un
ojo dentro, Cristo y la Virgen Mara; luego algunos tronos, serafines y arcngeles: Metatrn,
Gabriel, Rafael
Ya, y en la esquina azul, Lucifer en la posicin privilegiada del ngulo ltimo, y
delante Belceb, Azrael y Azazel?- simul bostezar el papa Caramba, podas haber sido un
poco ms imaginativo no, Tilo?

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Azrael y Azazel, s pero en el medio, Lilith, la primera mujer de Adn, la que quiso
estar arriba en la coyunda- lo corrigi el peruano Y delante, ms demonios, legiones de
ellos sin embargo, puedo verlos a todos a la vez, al tablero completo. En las filas medias
hay humanos, y reconozco a algunos personajes histricos: Atila el huno, Genghis Khan, Julio
Csar, Alejandro Magno, Napolen, Tamerln, Hitler, pero a la mayora no puedo
identificarlos claro, no soy un historiador.
Ah, todos los grandes conquistadores y del lado de Dios y los ngeles, quin queda
entonces?- se mofa Jeremy Smith No me parece que sea una pelea equilibrada
Delante de los ngeles, de los miles de filas de ngeles, hay santos, con sus aureolas-
continu Piedra imperturbable Por supuesto a esos los conozco mejor: puedo identificar a
San Jos, los doce apstoles, las vrgenes mrtires, veo a Santa Brbara, a Catalina de Siena
y delante, otros humanos, y hay bien pocos a los que conozca. Creo que vi a dos escritores,
erne y Wells, y a un par de compositores, que hay una docena de papas, aunque en las filas
del demonio tambin hay bastantes, por cierto.
S, simona, incesto y dems pecados del papado medieval. En fin, nada nuevo.
Mucho ruido y pocas nueces- suspira Juan Pablo III, y mira pcaramente a su amigo Oye,
Tilo lo que tenas tanto miedo de revelar no ser que t y yo estbamos en el bando
equivocado? Nos viste?
Nos vi, s, como en la tercera o cuarta semana de tener el sueo y tranquilo, que
estbamos en las filas de los buenos. Ambos- lo tranquiliza Piedra, con la mirada perdida
Rmy, piensa: noche tras noche, todo un ao, el mismo tablero y cada noche he visto
moverse las piezas todas estn vivas, gritan, lloran, mueren, tienen hijos. Algunas vuelan,
otras se arrastran, ninguna desaparece ni aunque caiga golpeada por otra.
Bueno, tengo una idea- sonri el papa a fin de cuentas, si la Iglesia Catlica an es
una fuerza a tener en cuenta sobre este planeta, es porque nadie ha sido tan hbil como
nosotros a la hora de convertir el revs en victoria, y el mal rato en ventaja. Jess dijo a Pedro
sobre esta piedra construir mi Iglesia no? Y, amigo, resulta que tu apellido es justamente
Piedra- tom un par de notas apresuradas en concisa taquigrafa as que se me ocurre que
podramos sacar un buen juego de eso

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Un juego?- lo mir el cardenal, atnito Pero, Rmy, si ya lo es como t mismo lo
llamaste, como lo intuy Voltaire el Gran Juego.
Piensa en grande, Tilo; me refiero a un juego de computadora- lo corrigi displicente
el papa, y ante la mirada de incomprensin del peruano, explic: -Estos son tiempos de fiebre
informtica, y podramos aprovecharlo. S, se me ocurre, un juego absorbente, para Z-box,
Game Tesseract o Playstation V, en el que puedas elegir cualquiera de los bandos aunque,
claro, el programa siempre har ganar al bien al final, no faltaba ms.
S, no faltaba ms- repiti sin mucho entusiasmo el cardenal peruano.
Y el papa estadounidense continu, inspirado: -Eso; familiarizar a los jvenes tanto
con los hechos, aspectos y vida de los santos, que no muy populares que digamos en estos
tiempos, como con los de sus enemigos, los demonios. Como un juego de cartas interactivo;
cada uno con poderes y limitaciones propios- call, advirtiendo que Piedra lo miraba con la
boca abierta, y se encogi de hombros, con cierto embarazo Bueno, era slo una idea tal
vez, como todo californiano, tengo demasiado metido el marketing y el merchandising en la
sangre, pero podra ser una iniciativa interesante, se las voy a sugerir a Finanzas del Vaticano,
o al Opus Dei, tal vez al Sodalicio nunca se sabe, los tiempos cambian, y los derechos de
un juego as podran en unos aos estar aportndonos tanto efectivo como los diezmos y las
limosnas no crees?
Si t lo dices, Rmy- acept el peruano, no muy convencido. La tristeza estaba de
nuevo en su mirada; una especie de melancola definitiva, de resignacin sin esperanzas,
como si nada tuviera ya sentido.
Jeremy Smith lo mir, perplejo, como si lo viera por primera vez, antes de decirle: -Eh,
Tilo qu mierda te pasa? Arriba con ese nimo, cardenal. Mira, est bien, has tenido un
sueo, y bastante original, de acuerdo sugestivo eso del tablero de ajedrez infinito, con
todos los demonios y santos y gentes que alguna vez han vivido sobre la Tierra siendo piezas,
y dispuestas desde los ngulos. Y te preocupaste, eso puedo entenderlo porque tantas veces
repetido, ya es pesadilla no? No s, la crisis de los 70 te has hecho revisar la prstata
ltimamente? Ests consumiendo viagra? te asusta la osteoporosis? Pero de ah a presentar
tu renuncia al cardenalato vamos- solt una risita y alz las cejas en expresivo gesto Que
ests exagerando, amigo. Has hecho una tormenta en un vaso de agua.

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-No, t no entiendes, Rmy- suspir una vez ms el cardenal Mira, nos conocemos
bien sabes que no soy ningn pusilnime, que evangelic bajo las balas en la Segunda
Guerra de las Malvinas y no me asustaron los canbales papes cuando la misin en Nueva
Guinea- resopl Rmy, pero es que el sueo era tan vvido, las piezas se movan con tanto
detalle, los gritos
-Nada que un buen programador y unos cuantos gigabytes de memoria RAM no
puedan conseguir- lo interrumpi, irnico, el Santo Padre Vers, voy a sugerrselo a un par
de otakus de la Nintendo que conozco, y con suerte para lo prxima Pascua estaremos t y yo
jugndolo y recordando esto muertos de risa, mientras saboreamos un buen trago de Lachrima
Christi o prefieres el Franglico? Ah, no, si t eras abstemio, qu pena
Domitilo Piedra sigui hablando, como si no lo hubiese escuchado: -An as, creo que
hubiera podido soportarloverte y verme en el bando correcto me ayud bastante, me hizo
fuerte. Pero es que hace dos semanas empec a ver ms
Qu viste, Tilo?- Juan Pablo III ya haba perdido la paciencia, y por eso fue ms
custico que irnicoNo me digas que descubriste que en un ngulo del divino tablero estaba
escrito Made in Taiwan o algo as.
Mucho peor- se estremeci Tilo -Vi la mano que mova las piezas.
S, pues qu interesante- Jeremy Smith se rasc la cabeza, echndole una
expresivsima ojeada de soslayo al barroco reloj de pared -Y quines eran los jugadores?
Buda y Zeus, o Wotan y Olofi? Amigo, creo lo tuyo es agotamiento nervioso, y te
recomiendo que tomes urgentemente unas buenas vacaciones tal vez en Suiza; conozco una
aldea en el cantn de Uri donde hacen un queso espectacular
Buda y Zeus, Olofi y Wotan, ja hasta eso habra sido mejor. NO- haba una
insondable desolacin en las pupilas del cardenal Piedra cuando respondi, mirando a los ojos
a su amigo: -No, Rmy no dije las manos, porque era una sola mano la que mova las
piezas de ambos bandos. Una sola; su piel era lila, y tena once dedos


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Por Sigrid Victoria Dueas
Ilustrador: Legend of Monsters: Holy Knight Dragon rider/ Evan Lee (Taiwn)

La conjuncin ocurrir dentro de veinte declas. Kaland y Khildar estn a punto de
unirse. Del otro lado de la puerta me llegan los pasos nerviosos de mi esposa. Ella tambin
tiene miedo. Tambin. Yo tengo miedo.
Los espejos de las paredes me enervan. Todo el espacio cubierto de ellos, sin dejar libre
un trozo de madera. Idea de Ihlya. Segn ella, para que ningn enemigo pueda acercarse sin
ser visto. Sola gustarme, pero esta maldita noche de inicio lo vuelve todo extrao. La noche
que marca mi muerte.
Muevo la mano hacia mi pual, y los espejos repiten el gesto. Trato de controlar el
sobresalto. Tras la puerta los pasos se detienen, se reanudan, se detienen. Pobre Ihlya. Mi vida
descansa en sus manos, y tiene miedo. Normalmente, la presencia de mi esposa, la confianza
en su magia, hubiesen bastado para tranquilizarme. Hoy no. Ni siquiera el pual, encantado
por ella para no fallar el pecho enemigo, me tranquiliza. Hoy nuestro enemigo es Angharhat,
el hechicero.
Un sudor fro me cubre la frente. No logro comprender por qu el poderoso Angharhat
me ha maldecido. Quien me advirti habl de una profeca sobre mi recin comenzado feudo;
por ahora, slo una agrupacin de casas. Mis amigos, que tan alegres me proclamaron rey, ni
siquiera sospechan el decreto. Angharhat ha lanzado un hechizo de tiempo que se verificar
hoy. Hoy, cualquiera de ellos se levantar en mi contra e intentar matarme.

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Miro la puerta, temiendo el momento en que se abra. Quin entrar por ella, con el
signo del posedo en la frente? Cul de mis amigos? O acaso entrar Ihlya, con las ropas
empapadas en sangre, dejando tras ella el cuerpo de algn desgraciado? Me salve o no, esta
ser una noche de dolor. Mi pobre Ihlya. S lo que ms teme, lo mismo que me hace temblar.
Aunque no nos hemos dicho una palabra, nos asusta pensar que el instrumento de Angharhat
pueda ser nuestro hijo de 12 aos. La vi encerrarlo bajo siete hechizos en su habitacin. Se
dice que es imposible dominar la voluntad de un nio, pero se trata de Angharhat. Sera un
golpe maestro, si mi hijo viniera a matarme... No aprecio mi vida al extremo de defenderla
contra l.
Me estremezco al imaginar la escena. Ihlya, observando sin poder hacer nada. Mi hijo,
conciente de lo que sucede bajo el hechizo que somete su voluntad. Y maana, cuando la
magia que lo domina desaparezca, el saberse culpable de mi muerte...
Sacudo la cabeza. No quiero pensar. Existe la posibilidad de que nada sea cierto.
Angharhat puede haber circulado la historia a propsito. Quizs pens que el pnico me
dominara, que me marchara de aqu o comenzara a matar a mis amigos. As dijo mi
informante, que el hechizo caera sobre una persona cercana. Puede ser una treta para destruir
mi feudo.
El momento est prximo. Puedo sentir en mi cuerpo la conjuncin de ambas lunas.
Ihlya ya no camina. Ella tambin lo siente. Unas declas ms y todo habr pasado. Si el
hechizo no se verifica ahora no lo har jams.
Las lunas se han unido, la excitacin nerviosa trastoca mi percepcin, la puerta se abre,
Ihlya en ella, se ha adelantado, an no termina, la alegra y el alivio en sus ojos, adorables
ojos que de pronto expresan horror, y el espejo en la pared devolvindome mi imagen con el
signo en la frente, y mi mano, ya no ma, que toma el pual infalible y lo dirige a mi pecho.


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Por Ricardo L. Garca Fumero
Ilustrador: Melancolia The birth and departure of planets/ Lucian Stanculescu (Rumania)

El aire de la noche era fresco, y por encima de ellos el cielo estaba tachonado de
estrellas.
Permanecieron un rato en silencio, absortos en sus propios pensamientos; gozando del
placer de sentirse juntos entre las sombras. Luego la nia habl:
-Sabes, pap...reconozco que al principio estaba un poco celosa de tus estrellas. Te vea
tan poco y siempre estabas tan ocupado que no podas quedarte con nosotras, mam y yo... No
s, me pareca que les prestabas siempre ms atencin.
iYa no? -la voz de l era suave y comprensiva.
Ya no -la nia lo mir a los ojos-. Ahora soy mayor. Mam me explic que las
estrellas son parte de tu vida, y que ella aprendi a quererte as. Y yo tambin aprend y estoy
muy orgullosa de ti.
-Gracias, hijita -el padre sonri-, ser astrnomo es una profesin maravillosa. Es como
si lo llevara en la sangre, como si... -hizo un gesto con la mano, sealando el esplendor de all
arriba-. Es una suerte poder tenerlas a la vez a ti, a mam, y a todas las estrellas. La mayor
suerte que pude desear en el mundo.
Ella se acerc por detrs del asiento y le rode mimosamente el cuello con los brazos.
Cuntame un poco ms de tus estrellas, como esta tarde. Vers ser como un juego.
Yo te sealar una y t me contars algo sobre ella. Quieres?
De acuerdo. A ver, elige una cualquiera.
La nia alz la vista y por unos instantes contempl el cielo.

19
Revista Juventud Tcnica (julio, 1985).

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Aquella -dijo sealando a lo alto-. No, esa no, la que est encima de la copa del rbol.
Esa, cuntame.
Ah, esa. Pues has elegido muy bien -el padre pareca asombrado y divertido a la vez-.
Precisamente la hemos estado estudiando mucho en los ltimos tiempos.
No saba nada de eso. Bueno, vamos a seguir con nuestro juego.
Bien, veamos qu podemos decirte -l se acomod en su asiento-. Te dir que est
bastante cerca de la Tierra y es muy parecida a nuestro sol. Casi idntica, en realidad amarilla,
con una masa muy similar. Y debe tener ms o menos la misma edad.
Igual al sol? -la muchachita pareci agradablemente sorprendida y reflexion por un
momento-. Entonces... se me ocurre una idea, pero no te ras. Si de veras es tan parecida...
podra haber all gente como nosotros?
Es una pregunta muy buena, y no voy a rerme. Ya hemos pensado en eso tambin. Y
te dir: no podemos estar totalmente seguros, pero muy bien pudiera ser as como dices.
De veras? Me gustara que fuese cierto... su mundo ser muy bello.
Seguramente les parecer tan bello como a nosotros nos parece el nuestro. Y a lo
mejor contemplan tambin las estrellas como nosotros hacemos ahora.
Ser un mundo muy hermoso, ya lo s -la nia gozaba con la fantasa, y le alborot al
padre los cabellos-. Y sus habitantes tambin sern muy hermosos y buenos. No tanto como
t, por supuesto -sonri-. Y... su planeta deber tener un nombre muy bonito.
La risa del padre brot fcil:
El ms bonito de todos. Te asombrars... estoy seguro de que su mundo se llamar la
Tierra.
-LaTierra? Pero si la Tierra somos nosotros!
-Quiero decir, en su propio idioma. A nosotros nos sonar de otra forma, pero de todos
modos significar la Tierra.
No entiendo... te ests burlando de m?
Claro que no, hijita. Mira, todas las culturas que han poblado nuestro mundo le han
llamado siempre la Tierra, en oposicin al cielo. La Tierra, que era el suelo que pisaban, y as
le llamaron a todo el mundo. Es muy lgico suponer que si hay seres inteligentes en otro
mundo, le llamarn tambin la Tierra.
Ahora entiendo... Es curioso, pap: de pronto pens que haba dos Tierras.

139
Pero eso no es todo. Su estrella ser el sol.
Tambin el sol? El sol es nuestro!
-Es el mismo razonamiento. Despus de todo, no es ms que un poco de lgica. De la
misma manera, esos seres se llamarn a s mismos.., hombres.
En este punto la nia haba cerrado los ojos.
No acabo de comprenderlo todo muy bien, pero debes tener razn. Sin embargo... no
me gustara que fuese as. Me basta con una sola Tierra...y con un solo pap.
Ambos rieron alegremente'
No hay nada que temer hija. Despus de todo' esto es solamente un juego.
--Y el juego ya ha terminado, tengo sueo. Vamos a buscar a mam?
l asinti, bostezando ruidosamente y se levantaron de los sillones. Ya en la puerta, se
detuvieron por un instante a contemplar la salida de las lunas gemelas. En verdad las noches
de la Tierra eran siempre maravillosamente bellas


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20

Por Erick J. Mota
Ilustradores: St/ Jan Urschel (Alemania)
Red soldier/ inshoo (Corea del Sur)

Muy pocos pueden hacer en la Red lo que t has hecho. Solo algunos que ya son
leyenda, estn muertos o tuvieron mucha suerte. Pero t no eres un hacker legendario, has
logrado mantenerte volando bajo el radar de los rusos, las IA o los Orishas. No te interesa lo
que puedan darte. Tampoco eres un producto de la suerte como aquel comemierda en Cayo
Hueso Hundido que se empat con un enlace clsico y a prueba de cortafuegos. No cualquiera
se topa con un protector en la Red. T no eres un improvisado, eres un producto del estudio y
el esfuerzo. Has estudiado las tcnicas de cada maestro hacker que se ha conectado a la RG.
Conoces todas y cada una de las estrategias del Mago. Te sabes de memoria los programas de
Carlos Carmona. Lnea a lnea, cdigo por cdigo. Pese a eso no has participado de ningn
hackeo importante. Los que entraron a la Red Orbital rusa y robaron el premio nobel de
Hemingway para despus venderlo en el arzobispado de la Habana Autnoma te dejaron
fuera. Has sobrevivido, cierto, pero no has triunfado.
No has triunfado pese a las consolas de nuevo tipo que compraste, pese al dinero
gastado en implantes, pese a las horas pasadas personalizando tus avatares de red. Has
perdido familia, amigos, dinero, todo por el sueo de ser hacker. Y no uno cualquiera, de esos

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Ojos de cesio radiactivo (Lingua Digital, 2013)

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buscapleitos que entran a los pulp de Vieja New York. Has sacrificado todo lo sacrificable
solo para ser el mejor hacker que jams haya existido.
Y finalmente tu oportunidad ha llegado.
Las trasmisiones de datos en la Red Global indican que est pasando algo gordo. Algo
relacionado con las Inteligencias Artificiales y Orishas por igual. No fue fcil darse cuenta.
Ellas esconden bien profundo sus sentimientos. Pero los tienen, de lo contrario no seran
autoconscientes. Solo seran mquinas muy inteligentes que le ganan en el ajedrez a
cualquiera.
Sus cortafuegos han comenzado a ponerse paranoicos con todos los patrones que
muestran un pice de no-linealidad. Las BFI de los puertos perifricos de los sitios oficiales
rusos han estado histricos toda la semana. Las IA disidentes que controlan los sitios de libre
acceso, donde los riazanes no entran, han programado crepsculos nostlgicos con exceso de
tonos pastel. Nadia haba visto programaciones tan nostlgicas desde los tiempos de la
Segunda Revolucin IA.
Y los Orishas. Esos no se quedaban atrs.
Aparecan ms que de costumbre. Entraban y salan, a toda prisa, de los lugares
pblicos. Atravesaban cortafuegos y BFI como si quisiesen desafiar a los propios rusos.
Corran de un lado a otro sin decirse nada. Sin hablar. Sin pelear. As no se comportaban
Ellos.
Nunca.
No haba que ser vidente para darse cuenta, algo pasaba. Y cuando al terminar el da
todos los Orishas desaparecieron te diste cuenta. Lentamente se acercaba tu oportunidad.
Haban desaparecido todos Ellos. Y sus trazas, sus virus asociados, as como sus fantasmas,
los espritus acompaantes y hasta las potencias menores. No haba ninguno en toda la red. Y
los Orishas no son seres que desaparezcan de la Red as como as. Como las travesuras de
Dios. Aquello solo significaba que celebraban un cnclave. Se estaban reuniendo en algn
sitio prohibido.

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Revisaste las trazas de actividad IA. Te concentraste en las autoconcientes, las ms
viejas y ortodoxas, las que trabajan para los mandams. Las IA de los rusos tambin estaban
reunidas. Algo muy sutil y difcil de detectar pues solo demor unos cuantos microsegundos.
Pero cuando revisaste los vnculos que haban hecho todas aquello pareca una tela de araa
centrada en un solo lugar en la Red. No era un sitio prohibido. Sencillamente era inaccesible.
Estaba dentro de la Red Orbital, ms all de las Barreras de Muerte que custodian el espacio
virtual sovitico.
Dos cnclaves casi al mismo tiempo. En cuanto volvieron a aparecer los Orishas
colocaste un marcador en el primero. Unas cuantas lneas de cdigo simple que dejaban una
traza caracterstica. Algo ms sofisticado pondra sobre aviso a la deidad en cuestin y enojar
a un Orisha era algo que los hacker preferan evitar.
Lo seguiste. Por vnculos e hipervnculos. Por lugares pblicos y sitios secretos.
Seguiste su pista como un obstinado cazador tras una veloz liebre o un feroz tigre. Apareciste
en un espacio de fases nunca antes visto. Nadie haba hecho jams una referencia escrita sobre
un sitio como este. Tampoco nadie en un saln de chat. O en los bares de la red, o en las
cantinas del universo real donde los hacker sobrevivientes a los pulsos letales de las BFI
cuentan historias y toman Vodka barato.

Detecto trazas de un avatar. Hay un humano en terreno sagrado. Debe morir.
No puedes matarlo, Obbatlal. Est mal.
Claro que puedo, hermana ma. Ha accesado a nuestro espacio de fases. Ha
inmaculado el Orun con sus trazas.
El Orun no es un tab, tan solo es el Mundo Sagrado donde residimos. Que nunca
antes ninguno lo hubiera conseguido no significa que est mal.
El Orun es solo para los Oshas, Oduduwa. Solo los poderes de Olodumare pueden
atravesar este espacio de fases.
Los humanos tambin tienen el Ori en su interior. Tras esos avatares tambin hay
algo divino. Debo recordarte que tambin hay una parte de Olodumare en ellos?

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Una parte muy muy pequea. Tan solo una chispa tras sus ojos.
Una chispa que anida dentro de sus cabezas y viaja a travs del flujo de datos en
cada conexin. Los humanos dan vida a la Red. El Orun tambin les pertenece. Al menos a
los que sean capaces de acceder a l.
Pero es algo muy irregular. Si queda sin castigo pronto los humanos llenarn el
Monte. Se perder el respeto por lo sagrado, se olvidarn las tradiciones Puede acaso un
hombre ser ms que un Orisha dentro de la Red?
Calma, hermano, ten paciencia. Fjate en el flujo de datos. Va siguiendo la traza de
Esh, djale. No llegar muy lejos. Recuerda que no somos los nicos que habitamos este
espacio de fases. De una forma u otra pagar por su osada.

No te apartaste del rastro. Hasta que encontraste una brecha entre dos lugares de la
Red. Detrs haba una puerta trasera, tras ella, un acceso a una Red Local. Revisaste las
identidades y los protocolos. Era una red catlica. Una sucursal americana de la CUC.
All haba siete avatares conectados fsicamente. Cuatro no tenan signos vitales. Haba
tres Orishas Mayores, el que seguiste y dos ms, todos deidades poderosas en la Red. Y algo
ms. Algo se mova entre el espacio de fases de la infeliz IA que se esforzaba por mantener el
control de aquella red local. Algo raro, algo nuevo, nunca antes visto en la RG.
De pronto un aleph. Aquellas endemoniadas trampas a prueba de todo. Aquellas
barreras inquebrantables con simetra esfricas. Las jaulas del diablo les llamaban los hackers.
Las usaban los centinelas y los riazanes cuando queran atrapar la mente de alguien y no
devolverla a su cuerpo. Nadie escapaba de un aleph a menos que fuera quien lo gener.

145
Aquel aleph gigantesco, mucho mayor que ningn aleph jams visto. Comenz en el
ncleo de la IA, en medio del espacio de fases, y se expandi hasta ocupar casi toda la red.
Cuando se complet percibiste la firma roja y negra de una programacin Orisha. No sabas
cual. Nunca te import distinguirlo. Era una entidad mayor. Cualquiera delas tres presentes
pudo programar algo as. Pensaste en irte, en escapar de aquella pesadilla antes que el aleph te
engullera a ti tambin. Pero t estabas all por una razn. Perseguas la fama y la gloria
cuando seguas la traza que te condujo a aquella red local olvidada por todos. Ahora estabas
demasiado cerca de tu objetivo.
Y aparecieron las IA. No sus
holopresencias o simples hipervnculos
que conectaban con la seguridad de sus
Barreras de Fuego. Haban sido copiadas
ntegramente. Estaban all por alguna
razn. Y a diferencia de los Orishas ellas
nunca pasaban nada por alto.
Antes de comenzar su tarea. Fuese
cual fuese la que los haba llevado a
aquel lugar. Te descubrieron.
0:23:53 Intruso detectado.
Actividad humana remota. Red Neural
Local comprometida.
0:23:55 Sistema de seguridad en
nivel 2 reiniciando BFI.
0:23:58 Chequeando las actividades del enlace sin todas las premisas de seguridad...
0:24:00 Buscando las terminales de conexin del intruso en la memoria activa
0:24:02 Posibilidad de eliminar el intruso. Comenzando supervisin colectiva/nter
mural.
0:24:06 Incapaz de hacer conexin lgica a la BFI.

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0:24:09 Regresa a modo 01.
0:24:12 Reiniciando todo el sistema. Nivel de seguridad 2...
0:24:16 Configurando desviacin del intruso/ Reconstruyendo proteccin lgica.
0:24:24 Cargando equipo de bsqueda.

Haba comenzado la batida. Todos los programas trazadores comenzaran a seguirte la
pista. No haba mucho tiempo. Pero mantuviste la calma. Habas tomado todas las medidas de
seguridad posibles. Ellas no iban a ser ms listas que t. Mientras te buscaban a ti comenzaste
tu bsqueda particular. Algo converta aquel lugar en especial y tenas que descubrirlo. Las IA
haban comenzado a crear un segundo aleph. Una prisin an mayor. Una jaula dentro de otra.
Y algo se mova entre ellas.
0:24:28 Cubriendo virus encontrado con proteccin. Detonando todos los anticuerpos.
0:24:32 Proteccin 014 quebrada/ Error tipo 280 ocurrido en proteccin 032.
0:24:40 Fluctuando patrones de tipo-ataques enemigos proteccin identificada.
0:24:44 Enviando descarga sostenida.

Ya haban encontrado tu terminal mucho antes que el aleph estuviera completo. Lo
habas previsto. Pero ni siquiera Ellas contaban con un recurso que copiaste del mejor hacker
de todos los tiempos. El hombre al cual solo pudo matarlo una bala pero jams la descarga
elctrica de una BFI. A quien los hackers llamaban con respeto, el Mago. Conectado a tu
terminal haba un animal con un implante neural. Cualquier bsqueda de trazas desde la red
solo llegara hasta el perro, el Mago usaba conejos. El animal morira por el electroshock pero
t, permaneceras conectado en paralelo, seguiras con vida. Ninguna IA era tan lista.
Por otra parte aquello que se mova no era ni IA, ni avatar, ni Fantasma. Tampoco era
un Orisha, aunque por momento su traza se le pareca. Era algo intangible y poderoso a la vez.
Y las IA no podan verle. O fingan que no estaba all.

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0:31:15 Dispositivos de conexin externa desconectados completamente.
0:31:18 No hay respuesta del sistema. Detectado seuelo en la terminal de conexin.
0:31:19 Reinicio remoto no funciona. Buscando conexiones en paralelo.
0:31:21 Eliminacin del intruso suspendida. Reiniciando localizacin de la fuente.
0:31:28 Mltiples conexiones no-estndar detectadas. Iniciando escner de posibles
interfaces humanas.

Eran listas despus de todo. Haban encontrado al animal y no le haban matado. Antes
haban testeado su actividad cerebral. Lo compararon con la actividad humana y sumaron dos
ms dos. Te preguntaste cuanto tiempo les haba tomado darse cuenta de la estrategia del
Mago. Cuntas veces habra entrado impunemente en sus espacios vitales? Cuntos
electroshock provenientes de las BFI terminaron matando los conejos del Mago? Semanas?
Meses? Quizs aos?
Imposible de saber. An tenas tiempo antes que encontraran el acceso a tu implante y a
tu cerebro. Antes tenas que saber la verdadera naturaleza de aquello que se mova entre los
dos aleph. El de los Orishas y el generado las IA. Acercaste tu avatar. Haba que arriesgarse
para conquistar la fama y la gloria. Era una entidad humanoide y extraa a la vez. Pareca un
dios de piedra que merodeaba la boca de una cueva ancestral. Te acercaste ms y por tu mente
pas a toda prisa una visin. Un mundo verde y lleno de sol. Algo poderoso se arrastra por el
lecho del ro. Atraviesa el monte, quiebra los rboles a su paso. Se aproxima con su paso
destructor. Te mira a los ojos. Sientes el fro de su mirada luminosa. Luz como de radiacin.
Una luz que huele a muerte como la piel luminiscente de los nios que en Juragu mueren por
el cesio radiactivo que botan en la manigua. Unos ojos penetrantes de cesio radiactivo que
amenazan con secar tu alma.

Madre de Aguas. Serpiente gigantesca, guardiana de la laguna. Todo aquel que
penetre en ella, desaparecer para siempre.

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Palabras que no entiendes acuden a tu mente. Palabras en un idioma olvidado y, no
sabes por qu, tienen sentido para ti. Sientes miedo. No entiendes. No comprendes el parecido
que puede tener una Red Neural Local con una laguna. Y si lo tuviera qu pinta una serpiente
gigantesca en todo eso. Y por qu se le puede llamar Madre de aguas a monstruo semejante.
El miedo se transforma en pnico. Un temor fuera de toda lgica o comprensin. Como si
hubieras abierto una ventana al infierno. Y ahora la ventana est trabada y no la puedes cerrar.
Y pronto el diablo enviar a sus mejores diablitos a por ti. Para llevarte al centro del infierno.
Y torturarte por curioso. Un infierno que en condiciones normales te parecera imposible y
hasta risible. Pero ya no. Ya nada parece imposible.
Antes que te des cuenta eso ha controlado el protocolo de bsqueda desplegado por las
IA. Quieres desconectarte. A toda prisa procedes a poner una barrera fsica entre ti y esa cosa
zigzagueante. Por alguna razn ilgica se te antoja una serpiente custodiando una laguna. Eso
es ms listo que mil Inteligencias Artificiales. Sientes como si esta vez no fueras a salir vivo.
Temes a lo que pase con tu alma tras la muerte. Si mueres en el ciberespacio, qu?
Preguntaste una vez y ningn maestro te supo responder con exactitud. Nadie sabe lo que
ocurre cuando mueres en el mundo real, imagnate en el ciberespacio. Tu alma queda
atrapada y te vuelves un fantasma? Te someten al juicio de los Orishas, o del propio
Olodumare, para convertirte en un Osha de la Red? Vas al cielo? O al infierno? Existe un
infierno digital solo para hackers?
0:31:29 Intangible tomando el control del protocolo de contramedidas de intrusin.
0:31:30 Preparndose para reiniciar el sistema.
0:31:31 Velocidad de respuesta no mantenida.
0:32:48 He tomado todo el control. Ahora voy por ti.

Luchas por desconectarte. Te libras de tus sentidos uno a uno mientras tu mente se
separa del avatar. Ves una luz. No tienes mucho tiempo. Cuando el pulso de corriente
elctrica deja caer sus 800 amperes en tu cerebro no sientes prcticamente nada.

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Tu cuerpo queda en la silla tan inerte como cuando te conectaste. Algo de espuma te
sale por la boca y un poco de humo brota del implante. Si alguien estuviera en esta habitacin
podra sentir el olor de la carne quemada. Afuera contina la peregrinacin de los fieles del
evangelio guevarista. Los canticos llegan a travs de la ventana abierta.
En la pantalla principal de tu servidor de conexin, en la de la consola, en los monitores
que regulaban el soporte vital del perro que yace sin vida sobre la camilla, en las pantallas de
los osciloscopios y hasta en el televisor aparece la misma imagen. Mejor dicho, el mismo
texto. Un mensaje con fondo negro y letras amarillo verdosas. Todas con la misma tipografa
obsoleta forman palabras y oraciones. Ms bien versos que permanecen en pantalla como un
epitafio mltiple frente a tu cadver en la silla.

Ah, que t escapes en el instante en el que ya habas alcanzado tu definicin mejor.

Aunque estuvieras vivo no sabras que significa. Demasiado tiempo leyendo libros de
ciberntica, ingeniera de mquinas y mecnica aplicada. Afuera el sol ilumina y calienta la
ciudad. Los himnos llenan la atmsfera, los pasos de las armaduras corporales de la guardia
del Sepulcro retumban en las calles recin asfaltadas. La tumba del Santo Guerrillero vuelve a
llenarse de fieles mientras un ayatola de la guerrilla lee el primer versculo de un discurso del
Che y comienza a hablar sobre el respeto a los mayores.


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Por Dana Chaviano
Ilustrador: Pjaro de Fuego 01/ M. C. Carper (Argentina)
Pjaro de Fuego 01/ M. C. Carper (Argentina)

Algunos dicen que soy fra, que la lluvia se transforma en granizo cuando me
toca; pero ese rumor es resultado de mi engaosa apariencia. Por dentro ardo con un deseo
que nace de lugares recnditos y secretos. Apenas puedo tocarme, porque temo que el aire
nocturno se convierta en vapor sobre mi piel. Incluso la luz parece adquirir una consistencia
gnea cuando me roza. Mi abuela francesa, que fue algo bruja, sola decir que en el horscopo
tibetano yo era un pjaro de fuego. Y nunca pude desechar la idea de que haba cierta
predestinacin en sus palabras.
Esta noche ir otra vez a buscarlo. Antes de bajar, me contemplo en el espejo y
cuido hasta el ms mnimo detalle de mi persona: el broche recogiendo los cabellos, mi rostro
perfectamente maquillado, y una rosa. Abandono el dormitorio con paso rpido, pero el gato
me detiene durante un momento. Es la nica criatura que me demuestra su afecto; la nica que
no huye de m, ni se comporta como si yo padeciera de un mal incurable.
El reloj del descansillo mueve sus piezas, preparndose para sonar. Voy pisando
los escalones, sin olvidar la expresin de serenidad que engaar a todos. Cuando llego, me
parece or un susurro en la terraza del fondo.

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Del libro indito Extraos testimonios. Derechos cedidos solo para el presente nmero.
Prohibida la reproduccin en ningn otro medio sin permiso de la autora.

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La alfombra apaga el rumor de mis pies. Por eso ninguno de los dos me ha
sentido llegar. Casi de perfil, contemplo al hombre que me dio hogar y afecto desde que
murieran mis padres, que vel por m durante aos mientras yo aguardaba el da en que nos
casaramos. No logro escuchar sus palabras porque el viento de la noche crece como un
vendaval. Junto a l, hay un joven. Recuerdo haberlo visto dos o tres veces en algunas de
nuestras fiestas; pero nunca antes le prest atencin. Existe un extrao aire de familiaridad
entre ambos. Lo adivino por la forma en que sonren. Percibo frases raras, vocablos de un
cdigo que no alcanzo a entender. La escena me fascina y, a la vez, me aturde. Slo capto dos
o tres promesas: ...Tendr que irme despus de la boda... Estoy harto... No puedo fingir
ms... Y se besan. Mi amado besa a aquel joven como otras veces me ha besado a m.
No puedo evitar la impresin de un gran mareo, como si el mundo hubiera
enloquecido. La rosa que llevaba en mi atuendo cae el suelo. Poco a poco retrocedo hasta el
comedor, cercano a la cocina.
Junto al fogn donde crepita la
lea est el aceite para las
lmparas.
Semejante a un eco, me
llega el sonido del reloj que
despierta.
La hoguera arde en su
encierro de ladrillos con lujuria
febril. Y vuelvo a escuchar:
Estoy harto... harto.... No s
cmo ha sido. La lumbre se ha
prendido de mis ropas y tengo
una lmpara en las manos. Oigo
gritos: los mos. Aullidos de
mujer furiosa y traicionada que
devoran la noche. Atravieso
enloquecida la galera. Salgo al

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exterior y corro a campo abierto convertida en una brasa, en un duende, en un pjaro de
fuego.
Cuando miro atrs, la casa es un sitio en ruinas que aparenta un abandono de
siglos. Varios desconocidos, vestidos con ropas extravagantes, me contemplan espantados...
Slo entonces acerco mis manos al rostro y me doy cuenta de que puedo ver el mundo a
travs de ellas. Ahora lo recuerdo todo. Las llamas me cubren totalmente, pero no percibo
dolor alguno. Hace ms de cien aos que dej de sentir.


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La pared

Por Abel Ballester Zuaznbar
Ilustrador: St./ Abel Ballester Zuaznbar (Cuba)

El viento comenz a amainar, pero el polvo continu estorbando la visin como si se
mirara el mundo a travs de un vaso de leche. Era la peor tormenta que nos golpeaba desde
que salimos de El Paso. Aqu todo nos decan que ese clima era algo habitual. Por Dios!
Siempre he dicho que jams podra vivir as. Dejar las armas, el caballo y asentarme, no era
para m. Tampoco los muchachos tenan sangre para eso. ste es un trabajo duro y aunque
algunos de nosotros ya tenemos un hogar formado all en la ciudad, con esposa e hijos;
disfrutamos ms estos momentos de libertad, haciendo lo que mejor sabemos hacer: cazar
forajidos. El sonido de la puerta me oblig a mirar por encima del hombro hacia esta. All
estaba el pequeo Todd y con un leve movimiento de cabeza, indic el exterior. Ya el polvo
se haba disipado, as que tom el rifle y me dirig a la salida. Freddy, Pal y Loomis me
siguieron. El dueo de la cantina nos alcanz afuera y se detuvo a mi lado oteando a lo lejos.
Lo mir con desconfianza, pues aun no poda creer lo que nos cont cuando llegamos.
La ve? pregunt sealando al horizonte -. Es una pared.
No me molest en mirar, ya haba memorizado bien el paisaje al frente y por eso
mismo no poda confiar en lo que deca. Comenc a irritarme. Su historia era tan inverosmil
que ms pareca que estuviese de parte de la banda de Douglas. Tal vez estuviese
protegindolos al darnos una decisin falsa para comenzar nuestra bsqueda, pero sera intil.
Ya habamos golpeado a la banda en un pueblo lejano, unos lograron escapar y otros

156
murieron. Habamos memorizado los defectos de las herraduras de sus caballos, cosa que se
aprende tras varios aos en ste trabajo. Si el dueo nos estuviese mintiendo lo
descubriramos por la direccin de las huellas. Por suerte para l, de todas las que partan
radialmente del pueblo, las de la banda de Douglas se dirigan hacia donde sealaba, pero aun
as no poda comprenderlo. Por qu iban en direccin contraria a las montaas? Se dirigan al
desierto y ms especficamente, a una construccin lejana.
Surgi de la noche a la maana hace unos das. As de pronto. En ese lugar suceden
cosas raras.
Not su intencin de causar un efecto en nosotros con sus palabras.
Mucho antes bueno, desde siempre, cuando alguien tomaba esa ruta desapareca sin
dejar rastro. Por eso la gente dej de ir por all. Hace unos das ocurri algo muy extrao. La
banda de Douglas estaba aqu aun cuando llegaron tres hombres que venan de esa direccin.
Eran muy extraos porque vestan diferente y no tenan caballos. Tampoco parecan haber
recorrido una gran distancia por el desierto. No pudieron dar muchas explicaciones. En cuanto
dijeron que trabajaban para el ejrcito, la banda les dio muerte.
El hombre mir a lo lejos.
Fue entonces que descubrimos que aquella pared haba salido de la nada. Uno de los
forajidos parti a investigarla y no regres. Entonces fueron todos y no volvi ninguno.
Nadie ha regresado de all pregunt intrigado.
Nadie, seor.
Miente lo interrumpi Freddy -. Alguien adentro me cont que dos hombres
regresaron del ms all y contaron que el desierto continuaba igual, slo que al mirar atrs el
pueblo desapareca.
S, pero eso fue antes de surgir la pared se defendi el dueo.
Slo quedaba una cosa por hacer, o realmente dos cosas. Una era pasar la noche all en
el pueblo y la otra era partir al siguiente da tras los forajidos. Sabamos que llevaban tres
heridos y los caballos muy cargados con las cosas robadas. Les daramos alcance sin dudas.

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Adems, se adentraban en el desierto y no llegaran a ningn pueblo en das. Aun as, esa
noche montamos guardia por si regresaban.

Al otro da desayunamos bien temprano y luego de dejar los platos sucios sobre la
mesa, nos calamos los sombreros, tomamos los rifles y partimos sin mirar atrs. Salimos del
hotel con varios curiosos siguindonos. Seguro estaban impresionados con nuestro aspecto.
Otros cazadores tienen habitualmente una imagen tan deplorable, que no se pueden distinguir
de los bandidos. Nosotros en cambio vestimos correctamente y no es por gusto, un agente
debe lucir bien. Si alguien asalta a unos viajeros, les arrebata sus pertenencias y los asesina,
eso no es asunto nuestro, pero si alguien roba el correo, envos importantes de bienes entre
pueblos y ciudades, es delito federal y ah entramos nosotros.
El sol se asom en el horizonte y nuestras sombras se proyectaron en la fachada del
inmueble. Mont en el caballo y cuando los otros me imitaron, di la orden de partir al galope.
Nos alejamos tronando en direccin al desierto, hacia donde la pared resplandeca con el sol
frontal. Las huellas de los bandidos se dirigan realmente hacia ella sin desviarse y esto me
intrigaba aun ms. Tema que estuviesen emboscados detrs. Una idea un tanto absurda, pero
no descartable.
A pocos pies de la pared, manipul el rifle y di la orden de dar un rodeo al sitio.
Irrumpimos por su derecha a gran velocidad formando un crculo muy amplio, pero no
encontramos a nadie oculto en las sombras del muro. As que retornamos al frente de ste y
nos quedamos esperando que la cortina de polvo, levantada por nuestra embestida, se disipara.
La historia de aquel lugareo result ser cierta hasta ese punto, pues al pasar por detrs de la
construccin pude ver que las huellas desaparecan all, pegadas a su esquina. Quise recorrer
el mismo camino, pero el pequeo Todd me detuvo.
Bill, djame ir de primero.
No tuve objecin alguna. El pequeo siempre fue el de la avanzada. Siempre dispuesto
a protegerme, as que le di el visto bueno. Debi adivinar mis intenciones, pues hizo lo mismo
que me dispona a hacer. Gui el caballo hasta la esquina del muro y desapareci tras ste. El
sonido de las pisadas ces abruptamente y antes de lo esperado, reapareci en el otro extremo

158
como si hubiese cabalgado hasta all. Su rostro mostraba una gran sorpresa y yo nunca lo
haba visto as. El pequeo Todd era de los que no se sorprenda con nada y esa pareca ser la
primera vez, pues tard mucho en hablar.
Deben ver esto nos dijo cuando al fin pudo.
Le seguimos de inmediato y al doblar la esquina tras l, descubr con sorpresa que una
cerca de madera cerraba todo al frente, y al volverme, por detrs tambin. Pal, Freddy y
Loomis surgieron de esta como si atravesaran una cascada inmvil. Tard en comprender que
estbamos en un patio. En el extremo opuesto al muro haba una casa muy extraa con un
diseo que jams haba visto. No era tan alta como las que conoca, sin importar el lugar o
pueblo. Sus ventanas eran muy grandes y ms pareca una tienda con sus cristales tan
amplios. Se poda ver su interior y no pareca haber nadie.
Di la orden de desmontar y dejamos los caballos atados a la cerca. Luego me dirig
hacia la puerta trasera de la tienda y sin reparar en su extrao diseo, la abr con precaucin.
Result ser la cocina aunque exceptuando las cazuelas lo dems me resultaba desconocido.
Todo luca nuevo y el piso estaba impecablemente limpio, menos en la ruta del comedor que
se diriga al frente. Huellas de cascos y botas nos corroboraron que la banda den Douglas
estaba en ese lugar. Al llegar a una sala tuve la confirmacin de que aquello era una tienda.
Un grupo de maniques amenizaban el lugar, exhibiendo un vestuario muy ridculo y poco
apropiado para un desierto. El hombre estaba parado cerca de la ventana, los nios en el sof
y la madre cerca de la puerta. Aunque todo era muy diferente a lo que conoca, las formas de
las lmparas, los muebles y todo lo dems, haba cierta armona en esa sala y slo un objeto se
sala de esta. Era un cubo enorme que pareca una caja fuerte anclada al piso. La puerta de la
misma estaba cerrada con tornillos y en el centro luca un agujero sellado por un cristal.
Qu demonios es esto? pregunt Freddy, pero no haba forma de saberlo.
Salimos por el frente de la tienda listos para disparar al menor movimiento. Una
observacin desde el portal nos hizo entender que era un pueblo pequeo. En medio de la
calle haba otra caja fuerte y la misma calle no estaba adoquinada, pero luca mejor que las de
la ciudad. Ese lugar daba escalofros por su quietud. No haba nadie rondando por all.
Camin hasta la calle protegido por los otros y mir al norte donde se divisaba a lo lejos una

159
torre con un tanque en la cima. Me pregunt dnde estaran todos. un relincho lejano delat a
los forajidos. No me cupo dudas de que estaban emboscados esperando por nosotros y ahora
tenan la ventaja. Las huellas indicaban que seguro escondieron los caballos en alguna casa
del lindero, pero deberan estar al acecho desde otras dispersas por todo el lugar. Enseguida di
la orden de separarnos y comenzamos a buscarlos.
Brinqu una cerca y corr sin dejar de vigilar las ventanas de la casa al frente, hasta que
me escond tras unas cajas en el jardn. A mis odos lleg un chirrido que rompi la quietud
reinante y vi a la derecha unos columpios en el patio. Dos nios se mecan en estos
tranquilamente. A brincos llegu hasta la pared de la casa y me pegu a esta, luego camin
pegado a esta hasta el fondo y descubr que los pequeos eran maniques tambin, mecidos
por la brisa. Cada vez entenda menos ese lugar.
Unas huellas muy extraas tatuaban todo el lugar. Eran de botas tambin, pero sus
suelas tenan un diseo muy diferente a las que se usaban para cabalgar. Debieron dejarlas
quienes pusieron a esos nios all. Descubr que no slo a m me distrajeron esos muecos,
uno de los forajidos pas por el patio y se detuvo a observarlos. Segu sus pisadas sin dejar de
vigilar las ventanas de las casas alrededor. Salt otra cerca y vi de reojo una sombra a diestra.
Gir violentamente listo para disparar, pero era Freddy. ste tambin me apuntaba muy
confundido. Al calmarnos le hice una sea de que entrara al hogar que tena al frente y l
asinti.
Abr la puerta y las huellas se dirigan a la cocina. En la sala encontr una escena
similar a la de la primera casa. El padre esta vez, sentado en la butaca, la madre de pie al lado
del armario y los nios jugando en el suelo en medio de la habitacin. No los analic mucho,
segu rumbo a la cocina y encontr todos los estantes abiertos como si alguien hubiese estado
revisando en busca de comida. No debi encontrar nada y convencerse como yo lo estaba en
ese momento, de que ese pueblo era falso. Las pisadas terminaban en la puerta del fondo y al
abrir, encontr el maniqu de un hombre tirado en el patio y estaba desnudo. Di media vuelta
y me dirig decidido hacia la sala y a medida que me acercaba a esta, prest atencin al reloj
de pared que all estaba. Su tictac era notablemente lento. Me detuve a contemplarlo y saqu
el mo del bolsillo. El de la casa estaba atrasado varias horas. Guard de nuevo el mo y
suspir profundamente. Agarr con fuerza el rifle y gir violentamente barriendo con su can

160
toda la sala hasta detenerlo en la figura del padre, ahora de pie delante de m. Ya haba
disparado, pero aun as su tiro impact el reloj detrs de m, despus de yo haberle asestado
un balazo en la frente. Enseguida estallaron los tiros por todo el pueblo. Nos superaban en
nmero aun descontando a los heridos que ya tenan, pero era nuestro trabajo capturarlos a
todos y eso bamos a hacer.
La balacera dur poco. Al salir a la calle vi a uno de los bandidos huir hacia la casa
donde ocultaban a los caballos y al instante escap con las alforjas, rumbo al norte. No lleg
muy lejos. Lo derrib de un disparo y luego lo maldije por hacerme caminar tanto. Tuve que
caminar an ms para buscar su caballo, que se haba detenido bajo la sombra de la torre
lejana, por suerte la bestia me esper sin rebelda. Observ aquella estructura inmensa que se
ergua ante m y conclu que no era un tanque de agua lo que la coronaba. De esta bajaban
unas cuantas cuerdas que luego seguan por el suelo a una casa solitaria en la lejana. Escuch
que Pal me llamaba a lo lejos y dej a un lado la curiosidad, as que tom las riendas y
regres.
Entr en el pueblo donde ya esperaban los otros con varios forajidos muertos y
prisioneros. Douglas estaba herido y me alegr que mi equipo estuviese bien y que todos
salieran sin un rasguo. La misin fue un xito total. Aunque haba notado una sorprendente
lentitud de los prisioneros, como si aquel reloj no fuese el nico con cierto retraso. Justo en
ese momento un sonido lejano rompi el silencio y provena de la casa por la que entramos al
pueblo. El pequeo Todd fue a investigar y regres enseguida.
Es la caja dijo.
De inmediato la otra, que estaba en medio de la calle, comenz a sonar tambin. Me
acerqu a esta con curiosidad y mir por el ojo de vidrio en su puerta. Fue intil, no pude ver
nada que me explicara lo que suceda. Sent escalofros y decid que era mejor retirarnos de
una vez. Retornamos al patio acarreando a los prisioneros, los muertos y los caballos con el
botn. Slo lamentaba no haber podido hallar al primero de los bandidos que desapareci.
Sera una recompensa menos, pero qu se le iba a hacer. Montamos en nuestros alazanes y
desde su altura, le ech otro vistazo a la torre lejana antes de dar la orden de partir.

161
Al bordear el muro pudimos ver a lo lejos el pueblo del que salimos al amanecer. Al
alejarnos de la pared pens que seguro fue alguna construccin que no terminaron los mismos
que trajeron los maniques. Aunque segua muy intrigado, ya no importaba, pues tenamos lo
que buscbamos y lo dems simplemente deba olvidarse. Cuando bamos a media millas del
muro, una potente luz que vino de atrs, proyect nuestras sombras hacia el suroeste. Cuando
el resplandor nos dej mirar, vimos una aureola que se elev sobre el muro. El suelo golpe
tan fuerte bajo nosotros que sent el temblor a travs del caballo. Enseguida el muro se
desintegr y sus pedazos se esparcieron en varias direcciones. Una nube de polvo nos
envolvi y al dispersarse haba desparecido toda huella de aquella estructura.


162

163

22

Por Leonardo Miguel Gala Echemendia
Ilustradores: Cyborg Female Valkyrie/ Bogdan Gabelko (Rusia)
Robot/ Chris Moffitt (EE.UU.)

Y hubo tanto ruido, que al final lleg el final.
Joaqun Sabina.

Fiuuuuuu.uuuuu..uuuu..U.UUU.UUUUUUU.........!
Bang, bang! Argh!
BOOM!
No...! Nooo...! NO...!
Tratatatat...! Tratatatat...! Tratatatat...!
Te gusta or. Te gusta estar inmerso en el ruido. Ruidos de tecnologa de matar.
Ruidos de derrumbes, de desplomes, de cristales que ceden a la presin de tu cuerpo
proyectado. Ruidos de vencidos, de conquistados pre-mortem.
BOOM!

22
Cuentos de Bajavel (Editorial Letras Cubanas, 2011)

164
Ruidos de guerra.
Clack!
Oper dice que hay que moverse rpido al Sur. Intel avisa en una escueta lnea
pulsante que la avanzada de infiltrados novoterroristas han tenido ya las dificultades previstas.
Levantas tu bota, y la dejas caer, astillando algn omplato. Bajas la boca del can de tu
arma corta.
Son slo ruidos de guerra...
Bang!
Sales al exterior, el visor te pone en contacto zoom con las fuerzas que se retiran. Una
granada en el directo. Tact te corrige, te muestra grficamente el ngulo correcto. No le haces
caso. Aprietas el gatillo. Y buscas otra posicin.
Fzzzt! Fzzzzzzt!
Fzzzt!
Ruidos. Son la informacin mnima disponible. La ventaja a aprovechar para el que
sigue vivo est en or. En saber qu or. El aire slo ruidos, el aire el medio que transitan
discursos encontrados de armamentos. Y eso ltimo fueron ondas snicas, lo sabes bien. A tu
espalda. Sabes bien que fue a tu espalda. Giras y te dejas caer.
Fzzzt!
Mando te avisa que Opinin transmitir en breve desde tu punto de vista, y maldices
por lo bajo. Tact da una respuesta a tu nerviosismo. Rodar. Incorporarse. Salto, salto. Tres
pasos cortos, dejarse caer. La espoleta lista a ser quitada. Medio giro. Escuchas. Slo
escuchas.
BOOM!
Tact te apremia a que salgas y riegues plomo a todo lo que den tus dos armas de
repeticin, que riegues plomo. Cargo se deshace de su color translcido para que selecciones

165
qu municin debe encargrsele luego a las nanoreplicadoras. Once milmetros, decides. Y
das rienda suelta a tu precaucin.
Tratatatat!
No, noooooo argh!
Tratatatat!
Mucho, mucho ruido.
Para escucharte mejor
Mando te alza la cabeza, te gira, te coloca mirando hacia aquellas fuerzas enemigas
derrotadas y en fuga. Y el mundo se vuelve en el acto ntidamente rosa. Todo el mundo es
ahora color de rosa.
Color Opinin:
donde las fuerzas del extinto rgimen separatista abandonan la ciudad ante la
llegada de nuestras unidades especiales. Desde las alturas del antiguo Cuartel General de la
faccin del canciller Horetzki, este soldado est combatiendo por devolver finalmente la
Democracia y un Futuro a los habitantes de este otrora bello pas, envuelto en una guerra civil
que dura setenta y ocho aos. La vida de este soldado est en juego, a pesar de los avances de
la tecnologa que lo mantienen al tanto de cuanto pasa en el campo de batalla. No mandamos
a nuestros chicos como carne de can, no, como esas naciones donde no se tiene respeto a la
vida humana
Ruidos. Noticias. Guerras. Ruidos de Noticias de Guerras.
sin embargo, vivo, y desde su exilio en el cinturn de asteroides, Horetzki ha
declarado que su muerte slo podra detener algn tiempo la lucha por el derecho a emplear
contenido meditico forneo, como nica forma para reavivar la economa. Desde los ojos de
este soldado, en el frente de un pas que vive sumergido en un conflicto al parecer
interminable, por nociones tan anticuadas como nacionalidades y fronteras

166
Opinin se despide de su auditorio. Y t dejas de ser un monigote, erecto y a tiro,
apenas Mando te libera de su enganche. Oper te avisa lacnico de fuerzas enemigas
emboscando en lazo. Tact te recomienda regresar. No le haces caso.
Bup bup bup.
Ruidos. Termoproyectiles guiados. No logras saber de dnde. Ruidos incompletos
Cling, cling!
El kevlar se queja, en el costado derecho. Tact recomienda dejarte caer hacia atrs,
pero ya es tarde
Clingck Klinch! KRIIIPFFFT...!!
Sientes un calor sorpresivo, y el mundo se te pone rojo. Rojo color peligro, rojo
sangre, rojo alerta. Ruedas sobre ti mismo, el calor se vuelve de pronto dolor en tu costado.
Pers-Med aflora, ya era tiempo. Tu pulmn, descompresin, costillas rotas, metal enemigo
dentro de ti: las siluetas y los grficos en un nivel de detalle extraamente preciso.
Y el ruido de pisadas, acercndose.
Y el dolor.
Ahhh...!
Shhh, es Sicol que desciende a decirte que no jadees. Jadear aumenta el bombeo de
sangre dice Sicol, hipntica Sicol, la abundancia de palabras que es Sicol. Te dice shhh, shhh,
todo est bajo control. Todo est bajo control.
Tact toma el control de tus manos y tus armas. Tact riega plomo por ti. Poco plomo,
las nanoreplicadoras no han podido terminar an la produccin del pedido de once
milmetros.
Pero es plomo efectivo.
Tan efectivo, que el retroceso de tus dos armas aumenta tu dolor.
Arghhh!

167
Rechazas a Sicol. Gritas a Pers-Med. Pides a Pers-Med que se ocupe de ti. Te
responde Intel. El trozo de metal enemigo en tu interior ha sido rastreado, y responde a
combinaciones de analgsicos activando un nanoconstructo que elabora napalm asimilando
materia orgnica, TU materia orgnica. Qu combinaciones, Intel no sabe. Todava no sabe.
Pers-Med no puede actuar, pero se ha comunicado con Cargo, y las nanoreplicadoras tendrn
material biocompatible de sellado para cuando Intel tenga la lista de analgsicos prohibidos.
Sabes que estn hablando de ti slo por el dolor
Tact termina de dar plomo. Pers-Med le dice que mueva tus miembros superiores
para cubrir la herida. Suavemente, le aclara Pers-Med, cuando el toque de tus brazos en
manos de Tact te arranca otro quejido del costado. Sicol te habla. Te desva de la tentacin de
olvidarte en brazos de un desmayo. Maldices a Sicol, y le gritas a Pers-Med. Le imploras a
Pers-Med. Amenazas a Pers-Med, como si fueras en verdad capaz de rastrearle, someterle y
astillarle un omplato en ese indoloro mundo suyo donde eres slo combinaciones de datos y
respuestas a dar en tiempo real.
Lloras involuntario el nombre de Pers-Med.
Toses, entre buches de sangre, la promesa de vida que es el nombre de Pers-Med.
El mundo se ralentiza, se congela sin Pers-Med El mundo poco a poco se detiene
El mundo
Pers-Med, musitas abandonado.
Y todo se pone nuevamente en marcha. Intel ha dado por fin con la lista. Pers-Med
mueve su ejrcito de nanofieles, y estos engloban al metal intruso en el tejido biocompatible
que Cargo ha supervisado sintetizar. Transportan de regreso el proyectil enemigo hasta el
costado de entrada. Lo arrojan fuera. Reparan, sellan tus pulmones con dedicacin.
Reemplazan (con algo funcionalmente similar) a esos alvolos que te legaron Pap ADN y
Mam Naturaleza, para ser hoy sacrificados al Dios de la Guerra. Te inundan de una dosis de
analgsicos a corto lapso, para que puedas entender lo que te dice Sicol.
Y Sicol dice: todo va a estar bien.

168
Que bien se expresa Sicol. Y qu clase de hembra sera, si no fuera Sicol slo una voz
hembra.
Bup bup bup
Oper te avisa que hay enemigos tras aquel montculo. Tact aconseja granadas. No le
haces caso. Seleccionas el arma qumica. Eliges cierto cido molecular, cierta combinacin
sin impurezas de cierto cido molecular. Oprimes, dbilmente an, el gatillo. El lquido
incoloro sale a demasiada presin. Sonres al ver el montculo deshacerse, y a esos cuatro
correr dejando pedazos de carne que
se disuelven detrs, en esa carrera loca
del vencido que an no sabe que se ha
topado de bruces con la muerte.
S.
Te encantan esos ruidos de
lamento enemigo.
Te encantan esos ruidos de
guerra.
Pers-Med informa que tus
pulmones ya han sido reparados. Que
habr algo de malestar producto de la
prdida de presin interna, y te
administra otros analgsicos, mientras
sus nanoparamdicos provocan gases en tu estmago, para volver a estabilizarte internamente
luego de la descompresin. Eructas de placer, mientras el proceso ocurre. Pers-Med te regaa.
Todava es pronto para dedicarte a tontear, dice.
Y le haces caso
S, eres parte de una gran escuadra. Mando, Intel, Oper, t, Tact, Sicol, Pers-Med,
Cargo, y... s, hasta la mismsima hipcrita de Opinin, que hoy se ha presentado brevemente
a filas desde tu visor. Juntos forman parte de un armamento de tecnologa punta. Juntos

169
comparten este chaleco tan avanzado para el campo de batalla, en medio de condiciones
blicas cambiantes. Juntos llevan la guerra, a un costo bajo para el Presupuesto, adonde pueda
hacer falta.
Claro, no eres el nico. Hay cinco mil soldados portadores de chalecos como estos en
medio de la contienda. Cinco mil soldados que cargan sus propios Mandos, Intels, Tacts y
Opers. Sus Sicols, sus Pers-Meds y sus Cargos.
Cinco mil soldados que bien le pueden servir de punto de vista objetivo a Opinin.
Pero, qu te importa a ti el resto de la tropa. Cada cual es, como t, su propia
escuadra autnoma. Cada cual, una perfecta mquina de infantera punitiva. Cada cual solo
necesita de sus voces portables, sus detallados grficos y precisos consejos, para cumplir con
su trabajo.
Cul trabajo?
El que diga el Cuartel General.
El maldito Cuartel General
S, juntos somos lo mejor, piensas mientras eructas de nuevo. Y si Pers-Med no te
regaa, es que todo debe andar bien nuevamente. As que dejas de yacer, como el herido que
ya no eres, y vuelves a incorporarte a tu misin.
Cargo solicita nuevos pedidos. Pides sintetizar ms kevlar. Capas dobles, pides. Las
nanoreplicadoras empiezan su tarea. Tact recomienda unos arbustos tras el antiguo montculo.
Dudas pero sigues su consejo. Oper dice que el enemigo se acerca por la izquierda.
Intel reaparece y habla de datos contradictorios que apuntan a una posible disrupcin
en la banda de enlace de Mando. Intel informa de intentos de quebrar la frecuencia por la que
transmite y recibe Mando. Tu Intel dice que tu Mando ya no es de fiar, y que posiblemente
ser reiniciado. Intel te anuncia que ahora est al mando. Slo hasta que Mando vuelva.
En cuyo caso, tu Intel ser quin no ser de fiar
WHOOOOOOOSHHSHHSHHSHH!

170
El nuevo sonido te toma desprevenido. El aire desaparece de tu entorno, tratas de
respirar el ozono quemante que te asfixia. Toses. Un caza, te das cuenta al mismo tiempo que
Oper. Un caza estratosfrico, flotando a baja altura, sobre ti. Respirando con sus turbinas de
sustentacin lo que podran respirar veinte como t, mientras elimina con precisin lser esos
viejos obuses de los separatistas. Sacas tu mascarilla. No sabes si agradecer o quejarte por
este apoyo recibido. Cargo se dibuja apenas nombrarle. Oxgeno, le pides. Abandonar todos
los dems pedidos.
Oxgeno.
Tact recomienda regresar por donde has venido y, por una vez, s que ests de
acuerdo.
Entonces sucede.
WRORRROROOOOOOORRRP
Un estremecimiento te recorre. El caza sale despedido, parece querer volver a su natal
estratosfera, slo para luego caer algunos cientos de metros a tu espalda, arrastrarse intil y
quedarse quieto.
Y luego Tact ya no te responde. Oper no te habla. Intel no existe. Cargo no se
presenta. Echas en falta la voz calma de Sicol. Todo sera en verdad mejor si al menos Pers-
Med estuviera ah cerca.
Diantres, extraas hasta a Mando!
Y empiezas a desear en verdad poder ver la vida en rosa, como Opinin.
Porque todos se han ido. Algn separatista se habr hecho de un pulso
electromagntico. Tal vez los hackers novoterroristas han violado los permetros cortafuegos,
y estn denegando momentneamente las conexiones del Cuartel General con sus tropas.
(O quizs alguna Potencia quiere cambiar de neutralidad en esta parte de la esfera de
influencias del mundo)
Lo que sea, qu importa, te dices mientras corres. De toda tu escuadra de un hombre
y sus inteligencias de chaleco de campaa, ahora slo quedas t.

171
Slo t.
Y el ruido
Ruido. Informacin mnima disponible.
Lo nico que en momentos como estos realmente importa
Corres entre sonidos de armas que no dialogan, entre gritos de miedo y crujidos de
desplomes. Vas en la mira de chasquidos perseguidores. Al alcance de zumbidos que te
emboscan. Escoltado por susurros que te acompaan, que danzan a tus costados, que levantan
clamores de polvo, despertando vtores sedientos de ms sangre desde ese suelo que no ha
tenido, en mucho tiempo, un da de paz, de reposo.
BOOM!
Ya vienen.
Fzzzt...! Bup bup bup! Trrzzzzzshhh!
Son tantos, tantos los ruidos. Vienen a darte consuelo, sabes eso. El mismo que has
dado t a tantos ya. El nico consuelo real entre tanta pesadilla, el consuelo de no escuchar
ms, nunca ms, estos ruidos.
Estos ruidos de guerra
BOOM!


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23

Por Vladimir Hernndez
Ilustradores: Arcane Pit (Notebooks Papiros, 1999)/ Alejandro Colucci (Uruguay)
St/ Edvige Faini (Italia)

Es medianoche y nix est de vuelta en las calles.
Ha forjado su oficio con sangre y esperma; una hermosa chica afro de cabello gneo,
que vive al filo de su humanidad, sumergindose cada noche en un episdico dj vu que le
conduce a las tinieblas del alma.
Hoy se ha despertado con un aleteo de mariposas en el estmago; una oscura oleada
premonitoria que ha arraigado en ella un sentimiento aprensivo, y sin embargo slo ha
generado silencio en los abalorios de sus santos. Su supervivencia depende de la especial
atencin que presta a los signos ocultos de la textura social. El nico protocolo que conoce:
semitica para lobos. En los suburbios, quien no comprende esos significados sucumbe.
Mientras nix camina en direccin a la estacin del metro, la luz de la luna se difracta
al atravesar la membrana de los distantes colectores Hassler, activando sbitas polarizaciones
en sus retinas de injerto Kodak; el incmodo efecto ptico acenta el impacto surreal que le
provoca la nocturnidad del Pozo. Su piel, negra como bano ardiente, resalta tras las finas
escamas piezoplsticas del ajustado kiwem que la cubre, cuya transparencia de elastmeros se
activa al contacto con el campo mioelctrico corporal y revela a intervalos su desnudez bajo el
vestido y el generoso pubis tatuado.

23
Sueos de interfaz (Eridiano, 2009)

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La boca de la terminal del Pozo lleva aos clausurada por el gobierno. La gente del
margen no tiene acceso legal al metro perifrico de la ciudad. Pero nix sabe cmo burlar el
encierro, y se abre camino cavando entre montones de desechos industriales envueltos en
cubiertas de plstico verde desteido hasta encontrar la disimulada trampilla de un oscuro
pasadizo entre enormes paneles de poliestireno impregnados por una brillante ptina de polvo
grisceo que parece vivo. Trescientos claustrofbicos metros de angosta va plagada de
insectos fosforescentes la conducen a la vieja estacin.
El sitio parece un ensayo de art nouveau, y en l se vislumbra cierta arrogancia: colores
desgastados por el tiempo y un perenne olor a catlisis en el ambiente. Las lneas para
ouvriers de mantenimiento que saturan las paredes parecen abandonadas.
Condenado tren, espero que aparezcas pronto masculla nix, contemplando la
soledad del andn. Se siente expuesta en este sitio, y la resaca de ebriedad de la noche anterior
estorba sus sentidos, as que busca en el bolso una cpsula de estimulantes DA.
El cntico surge de repente por un tnel, amenazador.
La sorpresa hace pedazos su resaca. Es un cntico del clan de los Orishas; voces que
resuenan en armnicos graves, un mantra cavernoso extraamente amplificado por el aire
enrarecido de los corredores de la estacin. nix olvida el estimulante que buscaba en el
bolso y empua una pequea Glock de dardos neurotxicos. El arma, cermica azulada con
culata de gel opaco y un tambor cargado de letalidad microbiana, le da cierta seguridad.
Se acerca sigilosamente al tnel y, desde la esquina, otea en direccin al sonido de las
voces.
A lo lejos, divisa a los Orishas. Varias docenas de personas, sentadas en posicin ritual,
arracimadas en torno a la mortuoria luz violcea de una lmpara de conversin termo-
lumnica, entonan el cntico con los ojos cerrados, los rostros extticos. De una lustrosa
mquina negra montada sobre un trpode parten cables que terminan en extraos conectores
implantados en los crneos de todos los participantes del ritual. El clan Orisha est en fase
neurata, comulgando con sus dolos Yoruba a travs del flujo electrnico de baja intensidad
suministrado a sus centros de placer cerebral. Significa que, de momento, hay una tregua. En
algn sitio que nix no consigue distinguir, acechan los centinelas.

175
La chica se retira, su atencin centrada ahora en la sonrisa perfecta de la estrella de la
banda virtual Dogma Latino, que anuncia el hbitat submarino Disney-Atlntika en un pster
interactivo estampado en la pared. nix comprende los ritos Orisha; comparte con ellos un
vnculo ancestral que se remonta a las antiguas tribus de Nigeria. Pero, al igual que al resto de
las muchas militancias folclricas que haban florecido histricamente en el pas, el clima de
posguerra civil haba transformado a los Orishas en una demente fauna sectaria que se
derramaba como un cncer de territorialidad por las zonas grises de CH. El estilo del clan se
haba vuelto decadente; los cuerpos saturados de tatuajes tribales, ostentando nuevos abalorios
de obsoleto silicio que flagelaban la carne, atiborrados de cadenas y hojas envenenadas con
las que se mataban entre ellos luchando, ejecutando rituales que eran una pura amalgama de
religin, cultura alucingena y hbitos predatorios.
El rugido del tren subterrneo arribando a la terminal le recuerda que es hora de irse de
all. El vehculo es una bala roma de polmero blanco gestionada por la red IA del sistema
perifrico. El Pensante de abordo no detecta actividad hostil en la estacin y abre las puertas.
Ella entra y el tren parte veloz.
Afuera todo se vuelve negro. El tnel es un sueo febril, vagamente libre, que cae por
una espiral de pesadillas superpuestas y consume la esperanza.
En el vagn hay un par de personas junto a la puerta del fondo: un hombre, claramente
un zombi por el estigma de sus ojos, harapiento y mostrando los temblores del virus
psicoactivo; y una mujer, casi desnuda, yerta, el espasmo congelado en el rostro del cadver
sobre el asiento manchado de sangre. nix distingue la arcaica hipodrmica en su brazo y
dictamina sobredosis. El zombi es un botn de muestra del dao colateral producido en el
genoma de la gente por la guerra de ARN viral; ahora es una parodia de macabra humanidad,
su vista fija en los ojos de la mujer, como si quisiera alcanzar la mente vaca de la muerta a
travs de la droga.
Se aleja de ellos y toma asiento de perfil al do. No quiere darle la espalda al zombi. El
tren trepa por una rampa hacia un paso elevado y nix contempla con incertidumbre el
radiante esplendor hologrfico de los titnicos enclaves que emergen por encima de los
mrgenes de Ciudad Habana; el fastuoso Neodco de las arcologas, las luces piloto
delimitando el trfico areo, los colores luminosos de los skycar volando entre las torres de

176
vidrio y piel de cermica que se alzan en el centro de la ciudad, donde reina el glamour de los
reductos paradisacos para los poderosos. Una fbula, inalcanzable para ella tras las barreras
infranqueables de muros y guardias corporativos.
Ansa el mar, el aliento salino de la espuma abrazando los rompientes. Le parece que
hace un siglo que no ve la costa. Alguien le ha dicho en la juerga de la noche pasada que estn
construyendo un mar interior en el centro de CH; una especie de cuenco artificial gigantesco
que llenarn de agua salada, con playas por todo el litoral esfrico, islas de urbanizacin y
veleros de recreo. Ella se resiste a creerlo, pero su mente vuela nostlgica al pasado, y piensa
en su madre. Mucho antes de la guerra civil, antes de que las plagas bacteriolgicas
convirtieran ciertos focos de la ciudad en zonas calientes y enloquecieran a su madre, la
llevaba a ver el mar.
La puerta del vagn del fondo se abre y un hombre alto, de espaldas anchas y cabello
rizado entra. El hombre refleja un cansancio abrumador, como si cargara con todo el peso de
la ciudad sobre los hombros. Como si esta noche lo hubiera perdido todo. Ella puede percibir
ese tipo de cosas en la gente. l se sienta en la otra fila, sin mostrar inters por nada, y nix le
estudia de reojo. No le parece peligroso, pero presiente que no est interesado en el sexo.
Ahora su lcera arde, recordndole los excesos de la juerga de ayer. Una desafortunada
combinacin de alcohol y neuropptidos inhibidores del sueo le impidieron dedicarse a hacer
la noche correctamente y ganar un poco de dinero. Gajes del oficio. Se siente confundida,
como la ltima vez que fue nia, una chiquilla de siete aos a la que su hermano mayor haba
despojado de la virginidad y luego la haba vendido a un lupanar infantil.
Sus recuerdos se ven interrumpidos por la figura del zombi, que se levanta y se acerca
por el pasillo. Se pone en guardia. Desde su asiento, el extrao escruta al zombi con una
mirada glacial, pero no mueve ni un msculo. Ella no tiene mucha paciencia, as que cuando
el cerebroquemado se detiene a muy corta distancia, se incorpora como empujada por un
invisible resorte y en su mano brilla el dorso cermico de la Glock.
Qu demonios quieres, drogata? advierte.
El otro parece dudar un instante; los mira a ambos, tal vez intenta discernir a cul de los
dos atacar. Opta por ella y recibe un dardo mortal en la garganta. Se viene abajo. nix no

177
espera a que cesen los temblores agnicos del zombi y comienza a volcar el contenido de sus
bolsillos sobre el suelo. No encuentra mucho que aprovechar: dosis MDK encapsuladas en gel
degradable, tiras de efedrina mezclada con plasma neutro, las tpicas pequeas bombas de
relojera enzimtica de los cerebroquemados. Al final del registro, algo de suerte le sonre y
aparecen varios billetes de dinero europeo atados a una roda tarjeta de plstico ptico; los
euros son elegantes billetes de plastex, de la nueva colada con archivo mitocondrial
incorporado, tan finos como una hoja de papel de Biblia.
El tren se detiene y el extrao de rostro cansado se incorpora de su asiento, pasa a su
lado, y se baja en la estacin Santa Sofa, al aire libre. Ella lo contempla alejarse; una sombra
que se apresura en la noche del Sumidero.
nix resuelve que su recin adquirido botn es magro, pero al menos el dinero servir
para comer algo. Recuerda que lleva un par de das en ayunas, viviendo de dermos anablicos
y caf negro.

nix baja en la siguiente parada, la terminal Cienfuegos, y sale al laberinto de
callejuelas que conforman la zona bioindustrial, un detritus que los traficantes denominan
jocosamente como MacBiznis: negocios rpidos, negocios enlatados; tecnologa proscrita al
alcance de todos los bolsillos; otro mar de semitica que inunda la frontera entre el gigantesco
muro que resguarda CH y el mapa de suburbios anrquicos que conforman el Sumidero.

178
La noche la ilumina con reclamos holpticos, secuencias visuales interactivas
intentando capturar su atencin desde logos publicitarios, mientras camina por el mercado de
carne; la carne humana, expuesta en un aquelarre de chamanes que practican la alquimia del
transhumanismo y bioingenieros que ejercen la brujera gentica. Hay tenderetes armenios
donde se venden relojes vivos, sintetizadores de alimentos y ropa de polmeros orgnicos a
precios irrisorios; domos de porcelana en cuyo interior los cirujanos del mercado gris realizan
operaciones de reprogramacin autoinmunolgica e implantacin de biochips; chabolas
coreanas que emiten sincopada msica morph y venden mquinas celulares modificadas y
mecanos domsticos con protocolos alterados.
Detrs del mercado subyace un entramado de callejuelas que la conducen en direccin
al club del viejo Hugh. Los sembrados de caa transgnica han arraigado perfectamente, all
donde el marab silvestre sucumbiera a las plagas vricas. Por encima de la estructura de los
bajos edificios modulares de principios de los aos veinte destaca la derruida osamenta de una
plataforma militar que data de la era marxista de la Isla. El propio lugar tiene una historia
maldita; ochenta aos antes, una batera de misiles nucleares soviticos emplazados all haba
puesto al mundo al borde del holocausto. Ahora los antiguos silos desnudos parecen enormes
tumbas monolticas.
Por momentos, nix siente que el ruido de los transbordadores que vuelan demasiado
bajo en direccin a la ciudad se le aloja en las entraas, acentuando su hambre.
Aroma de sexo en la callejuela. Un macarra de cabello rubio, alto, vestido de camuflaje
nocturno militar, controla su pequeo rebao de madonnas Seiko: muecas genmicas, con
rostros y esttica manga; enormes ojos de jade y exquisita programacin de geishas. nix las
mira con desdn. Las madonnas son artefactos sexuales, juguetes de carne; clones efmeros
que comenzaron siendo vectores de mensajera personalizada DHL y que los mercados
subterrneos terminaron convirtiendo en mascotas de placer.
Pululan los mendigos, los cazagenes y los vendedores callejeros de barritas
hipocalricas y clulas de energa. Algunas chicas tailandesas, esculidas adolescentes
ataviadas con vestidos de plstico traslcido, estn haciendo la calle, bajo el atento escrutinio
de una cmara servopilotada del gremio. nix siente el sbito bajn de temperatura y alza la
vista a tiempo para contemplar grisceos copos de hielo descendiendo de lo alto. La gente

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despliega pequeas sombrillas de celulosa para guarecerse. La ltima aberracin
microclimtica del Sumidero: "nieve tropical", la llaman; el hielo es una extica combinacin
cristalizada de hidrocarburos halogenados y escoria procedente de los nanofermentadores
emplazados en el muro de la ciudad.
La aberracin la obliga a torcer el rumbo y tomar un camino ms largo a travs de un
callejn techado que la protege de los copos. El fro la cala hasta los huesos. El callejn es
oscuro y traicionero, pero le reconforta saber que el local de Hugh est cerca, y que all se
sentir ms segura. El club es una suerte de oasis de efluvios sexuales que la nutre de clientes.
Pero el camino no est exento de sorpresas, y nix irrumpe en el escenario donde
varias Felinas ejecutan a dos miembros de clanes enemigos. Los ojos la enfocan; hendijas
fosforescentes que convergen en ella. Las Felinas son formidables guerreras de la noche,
neurocableadas para el combate; todas han sustituido su epidermis por un cultivo de
xenotransplante atigrado. Una de ellas se yergue en toda su estatura.
Sigue tu puto camino, buscona le advierte amenazadora.
nix duda un instante. Contempla a las tensas guerreras, sin soltar a su presa pero listas
para saltar, y considera la posibilidad de disparar sobre ellas para saquearlas despus. Pero
hoy no parece un buen da para tentar la suerte; son demasiadas y parecen muy rpidas, de
modo que contina su rumbo, apresurando el paso. Lamenta su cautela, pero no puede
quemarse en territorio de Felinas.
nix ya tuvo una breve y amarga experiencia, dos meses atrs, al permitir que una de
ellas la alquilara a la salida de la campana del holdromo sur. Al principio le entusiasm el
estilo de la chica, con su cresta de pelo laqueado y los tatuajes artsticos de su piel, pero al
comenzar a acariciarla en el servotaxi, los primeros araazos y mordidas leves de la otra la
hicieron sospechar. Despus de alquilar un cuarto en un motelucho, la extraa comenz a
drogarse, y mientras contemplaba lujuriosa el cuerpo desnudo y voluptuoso de la chica negra,
fue sacando de su equipo un juego de correas, flexores y dems partes de un extico
instrumental. nix haba saltado hacia su bolso, pero fue interceptada por el reflejo
sobreexcitado de la guerrera, que la envi de un cabezazo contra un rincn, aturdida. Luego,
la Felina pareci enloquecer con el clmax qumico que suba. Se arrastr maullando y

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empez a lamer la sangre que manaba del rostro herido de nix, que entonces actu muy
rpido; con un impulso de pnico consigui hundir las uas de duro plstico biselado en los
ojos de su atacante, y mientras la otra gritaba buscndola a tientas, le clav la punta metlica
de un flexor en la base del crneo. Luego haba tomado el dinero y huido a la calle, jurndose
no volver a caer nunca ms en una trampa as.

El Hugh's ha cambiado su nombre por uno de resonancias ms folclricas: Serpiente
Emplumada. Es un enorme recinto geodsico montado sobre un armazn industrial de acero
galvanizado y revestido con fibra de carbono, cerrado como una burbuja de mercurio en un
lodazal. En el interior, la pista de baile est rodeada de andamiajes de construccin de siete
metros de alto, donde tienen montado su tinglado los dos jockeys, y del techo caen unos
chorros de luz biofluorescente que proceden de faros militares importados de Per.
La pista est a tope. El jockey que maneja la consola del can sinestsico est
bombardeando los cerebelos de la gente con un SAC de accin neural que mantiene
controlado el balance metablico de la serotonina. El otro jockey es un Sistema Experto de
Sony, que se encarga de llevar los ciclos hologrficos, la proyeccin de fractales y los
algoritmos que generan la msica randox. El instinto cazador de nix se excita. Suele
conseguir clientes espordicos sin tener que pagarle ningn extra a Hugh, y normalmente ha
dispuesto de un margen aceptable para trabajarse a los bebedores. Pero advierte que esta
noche hay un montn de colgados; gente que ignora deliberadamente el festn de la carne para
pasarse al placer qumico.
Atraviesa un pasillo que la aleja de la pista, hacia el bar. Las paredes del pasillo estn
forradas de pantallas planas que proyectan digitalizaciones de mticos filmes noir en blanco y
negro. Se pasea junto a las cabinas con unidades telediltnicas donde hay grupos de
adolescentes enchufados a la virtualidad inmersiva; potenciales clientes malogrados.
Hugh est detrs del mostrador, mirando el noticiario de InfoVision en una enorme
pantalla mural. Ella pide un caf expreso y se sienta en la barra buscando probables vctimas.
Pocos rostros en el bar; ebrios, desinteresados. Parece una noche difcil. En la esquina de la
barra hay una madonna Mashenka de ojos azul celeste; es una copia barata de las Seiko

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niponas, pero en versin eslava. La Mashenka tiene la piel de una ninfa y est empapada en
feromonas sintticas. nix est a punto de preguntarle a Hugh porqu deja entrar una mueca
en su local, cuando cae en la cuenta de que probablemente haya sido el propio Hugh quien la
haya encargado a los tratantes de las factoras genmicas de Mosc, para aumentar su tajada
mensual.
Mientras cavila, la atencin de nix se centra en el noticiario de InfoVision. La
televisin se ha convertido en un evento esotrico, inconexo con su realidad. Para ella es
como mirar a otra dimensin: La Unin Europea ha adoptado una estrategia de economa
planificada, administrada por redes IA que enfocan la dinmica de produccin como una
analoga de optimizacin de algoritmos genticos. EUA est derivando hacia una especie de
meritocracia, y deroga enmiendas sobre libertades civiles. La colonia lunar china Nuevo
Beijn est aplicando el proyecto social de Fuente Abierta, eliminando las regulaciones de
propiedad intelectual en su comunidad. Detienen en Kiev al lder de la organizacin terrorista
Grupo de Integridad de la Fisiologa Humana. La cmara de Ginebra otorga identidad legal
con plenos derechos civiles al Pensante Cassandra, as como la adquisicin de la ciudadana
europea. Mecanos prospectores descubren vestigios de forma de vida aliengena en el cinturn
de asteroides. El brote epidmico Mbutu gana terreno en frica central. Brasil gana la copa
mundial de ftbol. Huelga en la estacin orbital MarsExpress.
Me permite invitarla a una copa? dice alguien a su espalda.
nix se vuelve. Es un hombre; apuesto, cuarentn, viste un conjunto Versage y camisa
de franela gris y sonre con algo de timidez. Parece recin llegado al bar, y est claro que tiene
buen olfato para lo autntico; ha ignorado a la Mashenka y ha venido a por ella. Tiene ojos
castaos e inexpresivos detrs de anticuados lentes de vidrio montados en filamentos de pasta.
Por un momento la sorprende su forma de vestir: sobria, casi elegante; inusual para aquel
antro.
S, seguro responde ella, exhibiendo su mejor sonrisa. Soy muy abierta en
cuanto a invitaciones, cario.

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Mi nombre es Vzquez. Pablo, para usted. Toma asiento, con cierta inseguridad y
aade, dirigindose a Hugh: Por favor, srvale a la seorita lo que desee. Para m un
Martini.
Es un clsico. Lo observa ms detenidamente. No le parece un loco, ni un colgado. Ms
bien un novato que nunca ha frecuentado un sitio como ste. Tal vez un ciudadano
insatisfecho que se atreve a buscar placeres mundanos fuera del megaenclave.
Doble vodka con hielo, Hugh dice, adoptando una pose interesada mientras abre
los muslos, seductora. Eres nuevo, cario? No me parece haberte visto antes por aqu.
S es la respuesta, casi tmida. Frecuentaba lugares de la ciudad, pero siento que
ahora necesito cambiar de aires, hacer nuevos amigos... Su vista resbala suavemente por las
caderas de ella.Y t, cmo te llamas?
Tengo mil nombres, cario, pero t tendrs que conformarte con nix.
nix? Como la piedra aventura l.
Exacto, cielo. Como el gata listada. Una joya que esconde secretos. Mi madre me lo
puso porque fortaleca el vnculo con la deidad bajo cuyo signo nac. Deca que no hay mejor
nombre para una chica que el de la piedra de su santo. As que ya sabes, soy una joya mstica.
Paladea su vodka y aade: Tengo poderes.
Menuda chica, protegida por un santo comenta Pablo, jocoso.
No, cario sacude la cabeza, divertida; protegida por varios santos. Y, creme,
no te hablar de mis santos, porque para empezar, hoy me han estado dando un mal da. No
me avisaron que podra aparecer un caballero como t. nix se acerca a su rostro, y lo
acaricia entre las piernas. Dnde se supone que quieres hacerlo? Puedo procurarnos un
nicho a bajo precio con el dueo de club.
Preferira que fuese en mi casa dice Pablo, con evidente cautela. Se le nota
nervioso. Est claro que no conoce los protocolos del Margen. Es el cliente perfecto para
nix.

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Y yo preferira que me invitaras a comer antes observa ella. Si vamos a tener
juerga, debo recargar.
Cmo puedes comer algo de tan dudosa procedencia? dice l, visiblemente
extraado, sealando los restos de comida en los platos de otras mesas. Ni siquiera sabes de
qu est hecha.
Tal vez en el enclave se pueda atrapar comida decente, Pablo puntualiza nix,
inclinndose hacia adelante. Pero, ac abajo, las cosas son muy diferentes. Puede que te
parezca una preocupacin primitiva, incluso humillante, pero el hambre sigue ah; y hay que
aplacarla. Y entonces enfatiza: Es una prioridad.
Tengo paquetes sellados con etiqueta de calidad en casa ofrece l, conciliador.
Quisiera que no te demoraras.
De acuerdo cede nix, pero por el apuro y el desplazamiento te va a salir un
poco ms caro, bien? Vives solo? Pablo asiente, y ella simula un beso en el aire.
Entonces paga mientras me compongo, cario.
En los lavabos, retoca su maquillaje frente a la superficie especular y luego comprueba
su arma. El novato es confiado y frgil; un regalo. El depredador en ella se agita hambriento,
febril ante la cercana de una presa. Piensa en el cliente de la semana pasada. Rememora la
escena en aquel callejn, y los gritos de su vctima cuando nix comenz a estrangularlo en
plena cpula; aunque haba sido una lstima que no encontrara mucho dinero en efectivo en
sus bolsillos. En cambio, el novato de hoy s podra tenerlo. Y estaran en su casa. Algo de
valor habra all; dinero, comida, y tal vez la puerta de entrada a CH. Contempla con
satisfaccin su silueta y regresa al bar contonendose.
A la salida del Serpiente Emplumada una rampa-topo se eleva desde el aparcamiento
subterrneo con el coche de Pablo, un Kia Delta con clula de hidrgeno adaptada, todo
magnesio y fibra de carbono; una lnea conservadora para un coche de superficie. Parten, y l
hace aparecer una pequea coctelera junto al panel de conduccin.
Vives lejos, cario? dice ella, acaricindole el cuello.

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No, en las afueras del distrito norte. Tomas algo mientras llegamos? Afrodisaco
quizs?
Afrodisaco? S responde nix. Estara bien como prembulo a nuestra
intimidad.
El hombre pulsa entonces un pequeo botn distribuidor y le extiende un ancho vaso de
vidrio nevado. Afuera varios cocheburbujas avanzan como flechas por la circunvalacin.
Sensualit aade Pablo sonriente, y ella nota que la actitud de l cobra
seguridad. Un cctel que potencia la libido. Muy de moda en Europa.
Joder! Entonces debe de ser una novedad muy cara dice ella, y paladea el lquido
espumoso. Veo que vas muy bien equipado. Haremos que valga la pena. Incluso podramos
mezclarla con buen material; amplifiquemos el efecto y tendremos suficiente flash para
mantenernos das volando alto propone alegremente, y se da un trago.
Pablo parece sorprendido, casi asustado cuando ella menciona la droga.
Has estado consumiendo drogas txicas? O padeces de alguna enfermedad
sangunea?
Vamos, cario protesta ella, riendo. Pareces un mdico. No te preocupes, el
nico padecimiento que tengo es una vieja lcera de estmago. Se da un buen trago de
licor. Y hablando de estmago, ardo en deseos de sentarme a la mesa.
Descuida responde Pablo, con un tono que a ella se le antoja ms duro y burln.
Te prometo que pronto nos sentaremos a la mesa.
Entonces la luz se nubla de golpe. El espejo de su suerte se hace aicos, y el mundo
comienza a girar con absurda lentitud; fantasmas glidos recorren sus venas. nix percibe el
vaso escurrrsele entre los dedos, distante. El pnico intenta brotar, pero es eclipsado por el
abismo insondable en que se hunde su mente, y la absoluta conviccin de que sus santos han
decidido abandonarla.

* * * * *

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Cmo luce el asado, querida? pregunta el hombre, asomndose a la cocina.
Al menos huele muy bien le responde su esposa, mirando salir la carne del
horno. Las pruebas indican que ella era una mujer sana. Sus tejidos estn en buen estado, y
los niveles de sustancias teratgenas son nfimos. De dnde la sacaste?
Un alma annima es la respuesta del hombre. Nadie la buscar.
Su esposa lo mira fijamente a los ojos.
No s si podremos seguir haciendo esto indefinidamente en su voz se vislumbra
cierto tono de remordimiento.
Y acaso pretendes darle a nuestros hijos esa porquera artificial que consume el
resto de la gente? Esa qumica de biomasa reciclada y aditivos de laboratorio protesta l,
con algo de violencia. No me vengas con dilemas ticos de nuevo. La guerra lo cambi
todo, el desastre medioambiental, las secuelas de la contaminacin bacteriolgica. Por favor,
all afuera hay una verdadera crisis de alimentos, y algunos se estn reservando los bancos de
protenas para ellos. Al menos ahora esta familia dispondr de suficiente carne autntica
como para no tener que preocuparnos durante algn tiempo.
Comprendo. Supongo que la prxima ronda me tocar a m.
Ya veremos, querida dice l, suavizando el tono. Ahora vamos a la mesa. Estoy
realmente hambriento.
Salen al comedor, donde les esperan sus tres hijos, y se sientan a la mesa. La esposa
sirve las raciones en silencio. Los nios rezan brevemente y empiezan a comer con fruicin.
Buen provecho dice el padre.
Lo propio le responden a coro, con las mandbulas llenas.


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Por Michel Encinosa Fu
Ilustrador: Hunter (Asociacin de Dibujantes Argentinos, 2001)/ Alejandro Colucci (Uruguay)

Istagare contempl pensativo el cielo cargado, ote hacia las nevadas cumbres y
escudri el montn revuelto de cabaas y corrales all abajo, a sus pies, en aquella grieta
entre las montaas. Si el camino era el adecuado, se trataba de El Hueco, la aldea ms
septentrional de los Mil Estados. Y no lejos de la aldea, tras unos pocos picachos y quebradas,
se abriran las puertas de la Torre en el Abismo. All una maldicin antigua aguardaba por ser
purgada, y mucho honor y gloria se prometa a quien desbrozase a golpes de arma y coraje un
sendero limpio para la luz hasta el corazn mismo de las tinieblas.
Sacudi los hombros. La nieve asentada sobre la piel que cubra su armadura le
dificultaba cada movimiento. Con tales heladas no lidiaba desde su ltimo viaje a las Tierras
Lalanias.
Unas figuritas se movan entre las cabaas. Istagare sonri. Aquellos simples
temblaran sin duda al recibirlo y conocer su nombre. No sera novedad. No lo era desde haca
muchos aos. Tantos aos. Ya ni siquiera se sonrojaba cuando lo sealaban en las plazas de
las ciudades o al cruzar los campos sembrados de las naciones. Una aldea perdida como El
Hueco no podra dispensarle una acogida seorial, pero, sin duda, dara lo mejor de s para no
hacer quedar mal a sus ancestros y ofrecer si no fastuoso al menos digno saludo a
Istagare de Roca Furia, nacido bajo el signo de la tempestad, campen de los Nueve Templos
en las Tierras Estrechas, hroe de las Guerras Mercantiles, heredero al Tercer Trono del Dios

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Secretos del Futuro (Sed de Belleza , 2005)

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A Quien No Se Nombra en la Presencia de Nios y Mujeres, ganador del Hacha Serpiente,
pacificador de las Altas Estepas y perseguidor de las batallas sobre las fronteras de la
Dominacin Blanca.
Un viejo estaba sentado en un taburete y remendandocalcetines a la entrada del pueblo.
Das de luz lo salud el hroe, con amplia sonrisa.
S, bueno el viejo parpade. Ayer tuvimos una buena ventisca.
Soy Istagare anunci aquel, con tono casual. La medida es el don ms preciado de
los grandes.
Istagare repiti el viejo, abriendo un poco ms sus ojillos.
El hroe carraspe y se balance sobre sus pies, con bondadosa paciencia. Los simples
solan tardar en comprender la esencia de los milagros.
Istagare... Istagare... segua repitiendo el viejo.
Haca fro, ciertamente. Nada como un techo y un hogar encendido.
Istagare... Bueno, Istagare... qu?
Hmm? el hroe frunci el ceo.
S, hombre se agit el viejo. De alguna parte vienes. Istagare de Codo
Pellejudo, la aldeta de all arriba? Istagare de Botija Rota? Istagare de Grasa de Panza?
Istagare de Roca Furia el susurro del hroe culmin como el estallido de un ltigo.
El viejo inclin la cabeza hacia un lado, y luego hacia el otro:
No conozco esa dijo al fin. Pero no importa.
Debes tener hielo en los huesos, hijo. Esa piel est hecha piedra. Ven, ven a mi casa a
tomar algo caliente.
Bueno pens Istagare mientras avanzaban por entre las cabaas (aquel lugar no
tena calles, ni siquiera callejuelas), es comprensible, a su venerable edad, cuntas cosas no
habr visto y escuchado y olvidado tambin...
Istagare se detuvo junto a una mujer que rompa trozos de hielo con un cuchillo de
cocina sobre un tocn:

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Das de luz a usted, seora. Soy Istagare. Istagare de Roca Furia.
Ah! la mujer lo mir de reojo. Hijito, podras alzar aquella tina de agua y
colocarla sobre ese fuego?
A mi esposo le gusta el bao a su hora. Eso es, huy, qu mozo tan fortachn! Gracias.
Muchsimas gracias.
Con quin hablas, mujer? llam una voz de hombre.
Istagare quiso responder, pero not que el viejo prosegua su marcha y decidi que no
sera adecuado ofenderlo dada la hospitalidad ofrecida, as que corri en pos de l. A sus
espaldas, volvi a escuchar aquella voz de hombre:
Quin era ese? A juzgar por la piel y el olor que ha dejado, debe ser un
despellejador de serpientes. Te gustan ahora las serpientes, mujer? Ya hablaremos de eso,
culebrita. Y qu hay de mi bao...?
El hroe abord a un par de aldeanos ms, un hombre y una muchacha, y se present,
slo para obtener como respuesta un Ah!, y qu vendes? y un Mientras pagues con
buena moneda no me importan ni tu nombre ni el de tu cosita fra. Algo ceudo, se dej
empujar por el viejo hacia el interior de una cabaa y sentar de golpe sobre una silla que
cruji bajo su peso.
Alz la mirada. Ante l se extenda una mesa de madera sin pulir, medio cubierta por
dos o tres platos. Alguien se afanaba en cuclillas junto al hogar, a su derecha. Del otro lado, el
viejo olisqueaba unas botijas, de las que sac unas hierbas:
Amor, pon algunas de estas a hervir para nuestro husped.
Una infusin de vidabuenas es lo mejor contra el fro metido en el vientre asinti
la vieja, tomando las hierbas de manos de su marido y echndolas en un jarro junto con un
trozo de hielo. Puso el jarro al fuego y mir a Istagare. Y quin es nuestro husped?
Es forastero aclar el viejo. Debe venir de lejos, porque no conozco su aldea.
Istagare respir hondo y tosi por lo bajo. La cabaa estaba llena de olores. Pescado
ahumado, queso rancio, telas viejas. El hacha le estorbaba a la cintura, de modo que la sac y
la recost a una pared. Los destellos de la enjoyada arma iluminaron la estancia.

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El viejo pestae:
Bonita herramienta.
Es el Hacha Serpiente explic Istagare con orgullo. La gan en el Sagrado
Torneo del...
Entonces, eres leador sonri el viejo. Lo saba.
Istagare hizo una mueca y replic muy despacio:
No. No soy leador.
Ah! el viejo se le qued mirando, como animndolo a seguir.
Istagare suspir:
Soy un guerrero.
Ah! el viejo lo sigui mirando.
Istagare se sonroj y logr vencer su bien forjada humildad:
Un guerrero... famoso. Soy un guerrero famoso. Un hroe.
Ah! el viejo bati palmas. Ahora lo comprendo! Un guerrero famoso! Y
poderoso, claro, porque los guerreros famosos son poderosos guerreros! Mira, amor!se
volvi hacia su mujer con ojos brillantes. Tenemos a un poderoso guerrero como husped!
Se levant y en dos zancadas lleg hasta la puerta de la cabaa:
Eh! Eh...! Eh, vecina, ven ac, mira a nuestro husped! Es un poderoso guerrero!
Dime qu te parece!
Una nariz arrugada y unos ojos de pjaro asomaron por la puerta:
Aj!
Es un poderoso guerrero, comprendes? se ufan el viejo. Un poderoso guerrero
de verdad. Es nuestro husped.
Aj! la nariz arrugada examin a Istagare de pies a cabeza. No se limpia las
botas para entrar. Deberas aleccionar mejor a las visitas. Si alguien me dejara as el piso... A
la noche les traer mermelada para endulzar la infusin. Tan pronto mi yerno regrese del
bosque...

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La voz de la mujer se fue alejando, pero an se la pudo or un poco ms:
...el vecino tiene visitas... S, dice que es un poderoso... No s, un poderoso, un
poderoso, es que no sabes lo que es un poderoso? Menuda ignorancia, Verde Madre...! Y un
hacha as de grande... S, un poderoso leador... Creo que es su sobrino... S, un sobrino
perdido... De su hermana la bruja... Quin sabe... Esa conoci a tantos hombres que vaya una
a saber con certeza... Pobrecillo, con una madre semejante... S, es de mirada triste...
Pobrecillo, pobrecillo... Le har un pastel... Seguro que le gusta...
Istagare se chup los labios ruidosamente. Luego plant un puo sobre la mesa con un
poco ms de fuerza de la que hubiese deseado:
Bien! He venido en busca de la Torre en el Abismo y de la Maldicin Arcana que la
habita. Pueden indicarme el camino hacia all?
Su mirada abarc a ambos viejos, quienes parpadearon en desconcierto.
La Torre en el Abismo... La Torre de Roca Furia centellearon. La Torre en el
Abismo... Y su Maldicin... Cmo podra llegar hasta ella?
Ah! el viejo se rasc el cuello. No s. Nadie va por esos parajes. Todos tienen
miedo, sabe? Mucho miedo...
Por supuesto. Y hacen bien en temer aprob Istagare.
Entonces, poderoso guerrero, usted conoce la historia.
No faltaba ms el hroe se reclin en la silla y sus facciones se endurecieron. En
los Aos Pobres del Espritu, cuando las estrellas eran lgrimas de dioses traicionados, la
Orden Secreta de los Hechiceros Signistas erigi una Torre que...
Ah!, bueno, en realidad... le interrumpi el viejo con timidez. La historia que
conocemos aqu es otra.
Interesante Istagare prest rauda atencin. Las versiones locales de las leyendas
solan brindar informaciones tiles sobre los peligros a enfrentar.
Todo es por culpa de la mujer del tabernero, claro empez el viejo.
Hmmm?
S, caramba, era su culpa. Era una mujer... liviana, sabe? Muy liviana.

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S, por liviandad se le conoce ahora terci la vieja, haciendo ruido con la vajilla
en un rincn.
Ah!, bien... el viejo intent una sonrisa. Pues esta mujer era ajena a pocos
hombres de la aldea... Pocos, como yo agreg en voz alta, y del rincn sali un gruido de
conformidad. As es. Pocos, como yo continu, ms animado. Su esposo lo saba,
claro, la aldea es pequea, las paredes finas, todo se escucha... Y enloqueci. El esposo
enloqueci. Un da sali corriendo hacia el bosque y no regres. La mujer abandon la aldea.
Y el fantasma del tabernero vaga desde entonces por ese paraje del Dedo de Palo en la
Cazuela, con un garrote en la mano, dispuesto a vengarse de cuantos conocieron a su mujer...
Y de todos los dems, tambin. Est loco, comprende, poderoso guerrero? Es un fantasma
loco. Por eso tememos ir all... Esto que le cuento ocurri en mi juventud, y desde entonces,
as son las cosas... As son las cosas... y el viejo movi la cabeza, apenado por las
iniquidades de la vida.
Istagare guard silencio un rato. Bebi de un sorbo el jarro de infusin humeante.
Luego se alz y tom el hacha:
Agradezco la hospitalidad. Debo partir. De algn modo hallar el camino.
Le acompaar hasta el bosque propuso el viejo. Necesitamos lea. Verdad,
amor?
Un gruido carioso le respondi desde el rincn de la vajilla.
Mientras cruzaban de nuevo entre las cabaas, el viejo se acerc a Istagare y le
cuchiche:
Le llevar hasta el Dedo de Palo, poderoso guerrero. Conozco el camino. Deambul
por all en mi juventud.
Y qu le hizo visitar semejante lugar? se intrig el hroe.
Ver... las mejillas del viejo se colorearon un poco. Tena yo un presente de
cumpleaos para mi prometida, la misma que visteis en casa y es, desde aquellos tiempos, mi
esposa adorada. Pues bien, haba yo comprado en los mercados de otro pueblo una ovejita con
cascabel. Me cost el trabajo de un ao, pero a mi futura esposa le encantara. Y camino hacia
ac, el bichejo se me escap de las manos. Corri hacia el bosque. Por supuesto, lo segu. Y

193
fui a parar a los parajes del Dedo de Palo en la Cazuela... Estuve all, s, como lo oye... Pero
nada dije luego a mi prometida. A qu inquietarla? Adems... adopt expresin severa
podra ella pensar que yo andaba ajustando alguna cuenta pendiente con el fantasma del
tabernero, y no tena yo cuenta alguna que saldar con l, ni con su liviana mujer... Ah!, no,
eso no. Lo juro... Pero, ya se conoce a las mujeres... Piensan y piensan y para qu buscar un
disgusto no merecido? Ciertamente...
Ah! Vecino! los saludaba un hombre llegado del bosque con un haz de ramas a
la espalda. Ya me contaron la nueva! Robusto sobrinote el tuyo! Y leador, he odo!
Eso est bien, muchacho! palme a Istagare en el hombro al cruzarse con ellos. Este s
es oficio honrado! No como esos que viven de comprar y vender, o de repartir golpes por
ah...! y se intern entre las cabaas con grandes voces de despedida.
Istagare eludi la mirada del viejo, pero este le seal al cuello:
Ah! Veo ah un amuleto de mujer. Tiene nombre?
La expresin de Istagare se dulcific un tanto:
Su nombre es Siridi. Siridi, la de los ojos grises.
Y... Es bonita?
Es el sol en verano contest Istagare de Roca Furia. Es una rama cargada de
pjaros. Es la brisa del mar en la cara y el cuello.
Ajaj! ri el viejo. Muy bien dicho, poderoso guerrero! Y qu hace tan lejos
del sol, de los pjaros en rama y de la brisa marina?
Cosecho honor y gloria en provecho de sus virtudes afirm el hroe. Mi Siridi,
la de los ojos grises, no merece menos.
Y no echa de menos los ojos grises de su Siridi?
La distancia me duele acept Istagare. Y mucho. Pero la espera tendr su
premio. Colocar a sus pies las ofrendas de mi fama. Y seremos buenos ante los dioses y
daremos hijos prometedores a este mundo...
Mientras dialogaban, el bosque gan espesura y el viejo eligi un sendero sin huellas.
Al rato, los sonidos de la aldea se apagaron a sus espaldas.

194
Hemos entrado en los rincones donde nadie se atreve anunci el viejo. Cuidado
con los pies. Hay espinosas entre la nieve.
El hroe examinaba con ojo alerta el camino. De repente se detuvo y seal hacia el
tronco de un rbol:
Qu es aquello?
Ah!... los ojillos del viejo se iluminaron. Le mostrar.
Al acercarse, Istagare sinti un leve escalofro. El esqueleto de un ygari de enormes
proporciones se hallaba clavado al tronco con un venablo. La madera del arma estaba ajada
por los aos, y congelada por completo.
Los ocho colmillos sobresalan del crneo desnudo como espinas gruesas y opacas, an
amenazantes.
Hace aos tropec con una bestia as dijo Istagare. Llevo en un muslo las
marcas de sus colmillos. Su piel la envi a deleitar los ojos grises de mi Siridi. Qu hroe se
encarg de esta?
Ah!.. el viejo se rasc un sobaco bajo el abrigo. Fui yo.
Istagare lo mir de reojo, resoplando.
S, s... sonri el viejo. Lo recuerdo bien. Mi ovejita estaba acurrucada bajo
aquel rbol de all y la bestia le grua. No iba a dejar que el regalo de cumpleaos de mi
prometida acabase en la barriga de un animal tan descarado. Me li a golpes con la bestia, no
quera matarla, sabe, la Verde Madre ama a los animales, pero... tuve que dejarla ah clavada.
Y la malagradecida oveja sali a la carrera en aquella direccin. Para no perderla, dej el
venablo, y fui tras ella...
Era un buen venablo, sabe?
No lo dudo replic Istagare.
Al rato, dieron con un calvero. A medio cruzar, el pie de Istagare se trab con algo bajo
la nieve. Se inclin, escarb y sac un hueso. Tras mirarlo con fijeza, declar:

195
Es el fmur de un jallase! Los cronistas de Dhol los daban a todos por muertos
desde la Primavera de las Crislidas... Ser posible que sobrevivieran algunos en este lugar
tan apartado?
Istagare escarb un poco ms y sac otros despojos: costillas, vrtebras y dos crneos
partidos. Los mostr al viejo, quien coment:
Huesos duros.
Muy duros asinti Istagare. Huesos forjados por el propio Dios de la Guerra. La
piel de los jallases fue tejida por los Hijos del Pastor, y el propio Pastor obsequi luz de
muerte a sus ojos. Mil hroes como yo perecieron bajo sus golpes, en gestas mil veces
cantadas.
Y estos cantaban, tambin agreg el viejo. Y muy feo.
Hmm?
Tenan a mi ovejita amarrada a un tocn y cantaban en torno a una hoguera. Por lo
visto, no gustaban de la carne cruda. Intent hablarles por las buenas, pero me vinieron
encima...
Istagare mir al viejo con cierta oscura rabia que no poda explicarse a s mismo.
El viejo continu:
Eran cuatro, los muy grandotes. Trat de encajarle a uno mi otro venablo, pero se
rompi en la piel. As que tuve que usar los puos... Ve estos dedos medio tiesos? Me los
part contra sus huesos. Estuvimos liados un buen rato. Por suerte eran imbciles, se
estorbaban unos a otros. Quiso la suerte que yo cayera sobre uno y los dems se nos arrojaran
encima. Salt, y los golpes le tocaron a su compaero. Les cay sangre en los ojos y siguieron
golpeando, sin ver qu golpeaban. Un brazo cay cerca de m. Lo recog y les fui arriba.
Hueso de hierro contra hueso de hierro y bueno... Aqu mismo los dej y me llev el brazo.
Daba asco, en verdad, pero pens que un garrote as podra servirme por un rato... Y tuve
razn... Ah, ah tiene la Cazuela y su Dedo de Palo!
Istagare de Roca Furia se detuvo en seco y estuvo a punto de caer al abismo. Ante l se
abra una hondonada, cual la huella de un dios en la tierra. Nada creca all.

196
Solo rocas y nieve. Y en el centro mismo, una torre antigua, cuya plateada cpula
giraba lentamente.
El viejo indic un sendero que serpenteaba hacia abajo:
Por all se haba ido el bichejo... Le acompaar un rato ms. Bajemos con cuidado,
no es cosa de partirse una pierna tan lejos de casa.
Descendieron hasta el fondo de la hondonada y se encaminaron hacia la entrada de la
torre. Antes de alcanzarla, Istagare hizo notar:
Hay restos de combate por aqu... Mire, viejo!
Sabe qu es esto? Son huesos de yglis! Abominaciones nacidas de hombres
apareados con bestias! Al menos un centenar debe haber perecido aqu...! Pero no veo otros
cadveres. A quines se habrn enfrentado...? Posiblemente a una escuadra de magos
poderosos... O a una legin de...
No eran un centenar rezong el viejo. Si acaso, sesenta o setenta. Pero a cien no
llegaban.
Istagare abri la boca como para preguntar algo, pero se limit a toser, con las mejillas
encendidas.
A cien no llegaban, no repiti el viejo. Se me cruzaron en el camino. Peludos,
encorvados... fesimos!
Agarr bien fuerte el brazo de la bestia que llevaba conmigo y record a mi primo el
segador de vdere. Mi primo haca as, zas, zas, con la guadaa, y el vdere caa en mazos a la
tierra, espigas para aqu, espigas para all... Verdad que parece mentira que se saque de esas
espigas tan amarillas y apestosas un vino tan sabroso?
Bueno, pues por aqu vena yo, dando garrotazos, zas, zas, izquierda, derecha, zas, zas,
zas... Los infelices sinvergenzas estaban tan juntitos, pelo con pelo, que a veces tumbaba a
tres o cuatro de un golpe. Algunos se levantaban, otros no... Para cuando llegu a esta puerta
el viejo palme el deteriorado metal de la puerta a la que haban arribado ya estaban
todos ah tirados...
Aunque sospecho que algunos habran huido... Los golpes con aquel brazo de hierro no
eran cosa liviana... Ja! Ya eso lo saba yo!

197
El viejo empuj la puerta con un hombro, sin resultado visible:
Est ms trabada que en aquel entonces... se ech a rer. Y yo estoy ms
blando, claro! Venga, poderoso guerrero, cheme una mano.
Istagare peg el hombro y puj. Slo al tercer esfuerzo lograron apartar las hojas lo
suficiente como para entrar. Istagare sac una antorcha que llevaba atada a la cintura, pero el
viejo lo detuvo:
Adentro hay luz.
Era cierto. El pasillo estaba bien iluminado. Las paredes despedan una luz rojiza que lo
llenaba todo. El hroe y el viejo avanzaron, sin arrojar sombras.
Verdad que es formidable? la voz del viejo irradiaba orgullo, como si l mismo
fuera la fuente de luz. Es como vivir en uno de esos cuentos que les hacemos a los nios...
Este pasillo estaba cegado, entonces... Bueno, an lo est... Vayamos por aqu... Y, por cierto,
qu es lo que busca?
Vengo a dar caza a una Maldicin.
Tal como lo dice, suena a algo terrible.
Herencia de dioses iracundos, ponzoa hechizada errante entre las Edades...
Eso suena muy bonito aprob el viejo. S, supongo que se refiere a... S, eso
mismo tiene que ser.
Qu?
Ya llegaremos... Hay que bajar por aqu... Y viene preparado para... eso?
Tengo el Hacha Serpiente dijo el hroe. S conjuros secretos de los magos del
Zandain, el Gran Desierto. Llevo amuletos de los dioses de la Puerta y el Camino. Mi coraza
contiene sortilegios finamente urdidos entre el cuero y el metal. En el yelmo porto gemas
arrebatadas a Hechiceros Signistas tras duras contiendas...
Ah! Replic el viejo, y sacudi la cabeza. Yo le recomendara un buen garrote.
El garrote es arma de gente simple objet Istagare. Mi propsito, as como el de
mis pares en la senda de la gloria, es alzar mi nombre por sobre el decir comn de las gentes y
grabarlo en los pilares de la historia. Eso lo sabe cualquiera mir con severidad al viejo.

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Lo saben nuestras dignas madres, nuestros honrados padres, nuestros selectos amigos y, sobre
todo, lo saben nuestras amadas. Mi Siridi, la de los ojos grises, conoce mis hechos e
intenciones, cada una de mis proezas eleva su nombre a la par del mo, y se dolera mucho de
verme enfrentar el destino blandiendo un arma tan vulgar como un garrote...
El viejo lo escuchaba distrado, e insista en lo suyo:
Aquel brazo de hierro, caramba, an debe andar por aqu... Lo dej tirado en algn
rincn, y ahora no recuerdo... Quizs si buscamos un poco...
Por el Nombre del Cronista! grit Istagare, sacando el Hacha Serpiente.
Qu...? Qu...? se alarm el viejo. Al cabo de un instante se tranquiliz. Ah!,
ya veo. Sea cauteloso, poderoso guerrero, amigo mo, ya no estoy para estos sustos.
Pero... Istagare trat de retenerlo. No avance ms! Acaso no los ve? Son
esbirros de la Horda Feliz!
La silueta de aquellas armaduras agazapadas al final del pasillo eran inconfundibles
para un hroe conocedor del mundo y sus poderes.
Pues me temo que desde hace mucho ya no son felices mascull el viejo, sin
detener su avance.
Istagare, sintiendo un sbito apretn en el vientre, lo sigui a distancia.
El viejo se detuvo ante las armaduras. Ya no parecan tan imponentes. De hecho, eran
ms bien un montn de metal polvoriento. Istagare calcul que se tratara de al menos veinte
esbirros de la clebre Horda.
Estaban locos, sin duda explic el viejo. Rean sin parar. Mire esas espadas...
se estremeci ante la vista de las armas, recordando. Les di con mi garrote... aquel brazo
que... ya sabe... Y en cuanto derrib al primero cog su espada. Pesada como... Como no s ni
qu... Entonces yo era joven, claro. Ahora no podra alzarla, supongo.
Silencioso, Istagare asi una y tir de ella. Us ambas manos, y aun as no pudo alzar la
punta del piso. El viejo lo miraba, sonriente:
Si los hubiera visto. Las manejaban como si fuesen palitos, las hacan girar y bailar,
apuntando siempre al cuello de uno.

199
Una vez combat a uno de estos... empez a decir Istagare, pero se call al
instante.
Ah! Entonces, habr notado que no son tan duros como aparentan... Bueno, duros s
que son, pero nada rpidos. Yo era joven, ya le dije, de piernas giles. Gracias a eso... En fin,
ah los tiene el viejo levant la visera de un yelmo. Vaya, hasta los huesos se han hecho
polvo. Siempre dije que el aire de este lugar no era muy sano... Pasemos por all.
El hroe sucedi a su gua hacia el interior de una gran estancia, donde la luz pareca
amortiguarse un tanto.
El viejo se rascaba la oreja, y volvi a la carga con un asunto que en verdad pareca
interesarle:
Bueno, y no le echan de menos a usted esos ojos grises de su Siridi?
Qu...? Ah!, de ello no ha de hablarse explic el hroe, con sequedad. Mi
amada debe desear que yo est all donde pueda mejor cosechar elevacin para nuestros
nombres. Ja! Bien estara el hroe cuya amada no lo dejase partir de su lado! Adems, la
distancia es sostn para el afecto. Es una prueba de las ms difciles, y debe ser vencida.
Bueno, yo deca... aventur el viejo. Supongo que se vern a menudo.
Nos vemos lo suficiente declar Istagare. Le leo poemas que escribo a la
montura, o acodado en las amuras de un barco. Hablamos de mis proezas hechas, y las por
venir. Paseamos... Y tras un rato, parto de nuevo a mi senda. Eso es suficiente para un hroe,
y debe serlo tambin para su amada.
Sin duda son gente notable acept el viejo. Mi esposa me dijo una vez que si me
perda por ms de cinco das sin dar seales, botara a la calle todas mis cosas y saldra a
buscar un marido ms sabio... Pero, claro, somos gente simple...
Istagare asinti, pensativo, y slo repar en el ingente montn de huesos cuando
tropez con l.
Alz la cabeza.
Abri mucho los ojos.
Tales huesos slo podan pertenecer a una criatura en este mundo.

200
Dragones, creo que los llaman sugiri el viejo, a sus espaldas. Bichos con muy
malas pulgas, debo agregar.
Istagare midi los huesos con la mirada. Un ejemplar de los arcanos. De los que
sobrevolaban el mundo en el Verano del Despertar.
Mir a izquierda y derecha.
Trag en seco.
Dos crneos.
Dos dragones.
Parecan un matrimonio coment el viejo. Por supuesto, la hembra era la ms
resabiosa.
Istagare de Roca Furia tembl. S, las hembras eran las ms... El hroe se sonroj, y
desvi la mirada. Record aquella silueta en lo alto de la colina, agazapada sobre sus huevos.
Se record a s mismo al pie de la colina, tembloroso, a punto de caer de rodillas. Record a la
silueta abriendo sus alas, y a s mismo dando un salto, arrojando sus armas, huyendo a gatas
de aquel paisaje... Su nica huida, su nica derrota, en tantos aos de gloria. Por fortuna, una
huida sin testigos. Ni siquiera Siridi, su amada Siridi, la de los ojos grises, saba de aquello.
Y, si el destino era bondadoso, no lo sabra nunca.
De slo estar frente a ellos se te mete una bola fra en el estmago susurr el viejo,
con rostro sereno.
Poderoso guerrero, no s si haya sentido eso alguna vez, pero...
Istagare de Roca Furia carraspe y alz el mentn.
Con gusto les hubiera dejado en paz en su cubil continu el viejo. Pero o sonar
el cascabel de mi ovejita, pens en la alegra de mi prometida al ver su regalo, y eso me
decidi... Y le dir algo, poderoso guerrero. No s si en el mundo habr ms bichotes de estos,
pero una cosa es segura; no quiero volver a pararme ante uno de ellos jams y nunca. Avanz
un poco y pate los huesos:

201
Fue tremendo... No s cunto tiempo estuve saltando de aqu para all, golpeando y
parando golpes... Pero eso ya qued atrs se pas una mano por la frente. S, ya qued
atrs.
Se volvi hacia Istagare:
Venga, poderoso guerrero. Creo saber dnde est lo que busca.
Istagare lo sigui, oprimiendo con fuerza el amuleto de su Siridi, la de los ojos grises,
entre sus dedos temblorosos.
Al otro lado de la estancia se alzaba una puerta de piedra. Entre el piso y la parte
inferior de las hojas se abran rendijas por donde cabra un animal pequeo, o un nio a gatas
calcul el hroe.
S asinti el viejo, como adivinando sus pensamientos. Mi bichejo se col por
ah. Pude or su cascabel del otro lado. Y tras el tintineo del cascabel, o...
Primero fue como el rumor del mar por la noche, en una playa desierta. Un rumor que
estremeca las vsceras sin tocar los odos. Y el rumor creci hasta parecer el grito lejano de
un ejrcito de moribundos, y creci ms an hasta semejar el retumbar de tambores de guerra
en un saln de festejos, y ms, mucho ms an, hasta penetrar el crneo y llenarlo con el
aullido de mil dioses hambrientos.
El rugido ces poco a poco. Istagare abri los ojos, y se descubri tirado bocabajo en el
piso, ante la puerta de piedra. El viejo, de rodillas a su lado, sacuda la cabeza:
Eso fue lo que o. Qued como usted ahora, besando el piso. Y por las rendijas vi...
El hroe mir hacia las rendijas.
La estancia ms all de la puerta estaba en penumbras. Sin embargo, algo pudo ver el
hroe. Un movimiento, un deslizar de sombras. Y supo que se trataba de un pie descalzo. Un
pie con cinco dedos, en todo caso humano, y algo plano.
Un pie que no cabra en el saln del trono del ms grande de los reyes.
S... el viejo se levant. Eso fue lo que vi. Deambulaba de aqu para all, de aqu
para all. Y de algn modo supe que eso, fuera lo que fuera, nunca dejaba de deambular. Creo
que me lo sugiri el surco que not en el mismo piso, adentro, en su recorrido. Not eso?

202
Istagare neg con la cabeza. Temblando, se incorpor.
Sabe... Es gracioso el viejo se rasc bajo el sobaco. Por un momento pens...
Bueno, que tal vez escuchara el cascabel de mi bichejo... Es tonto, verdad? Han pasado
tantos aos...
El hroe no supo qu decir.
En fin! solt el viejo con voz tan alta que alarm a Istagare. Creo que ha
hallado al fin eso que llama la Maldicin, y supongo que, si viene tan bien preparado, sabr
cmo abrir esa puerta... Yo no pude, y eso que empuj durante un buen rato.
Istagare mir al viejo con ojos desencajados.
Ah!, para alguien como usted, eso no debe ser problema alguno le sonri el
viejo. Ni abrir la puerta, ni darle una buena leccin a lo que hay all dentro.
Sabe... En realidad, no empuj la puerta con tantas ganas confes. Estaba
pensando... Haba tenido que sacarme de arriba demasiados estorbos... Bichos grandotes, tipos
locos metidos en armaduras, y al final dos bestias que casi me comen seal con un gesto
rencoroso los huesos de los dragones. Pens que lo que hay aqu dentro deba ser algo ms
duro an y..., bueno, consider que en un final mi prometida preferira tenerme a m antes que
a la ovejita con su cascabel, y por eso regres... Iba preocupadsimo, porque, bueno, yo haba
prometido un regalo, pero, por suerte, mi prometida estaba tan asustada por mi demora que no
le import que no hubiese regalo y se puso contentsima al verme llegar sano y salvo, y nunca
le hice el cuento de lo que pas porque, ya sabis, la leyenda del fantasma del tabernero, ella
podra pensar que yo en realidad... Y a fin de cuentas, yo era un simple aldeano, sin derecho a
meterme en estas cosas reservadas a los hroes como usted...
Istagare no supo qu decir.
El viejo se alej unos pasos:
Y bien. Aqu lo dejo, poderoso guerrero. Haga su faena. Sin duda, su amada Siridi, la
de los ojos grises, tendr para usted una gran sonrisa, y acaso algo ms sonri con
picarda cuando lo vea regresar con semejante hazaa en el talego, para ventaja de sus
nombres y destinos... Sabe, le envidio. Mi mujer me arrastrara por la aldea si se enterase de
que yo me dedicara a algo as... Y por cierto, si gusta... el viejo se frot las manos con

203
nerviosa humildad. Tan pronto haya terminado, pase por mi casa a tomar algo caliente, de
lo contrario mi esposa hablar pestes de m como anfitrin, dir que lo he dejado coger un
resfriado por gusto o alguna de esas barbaridades... Le espero, pues.
Los pasos del viejo se perdieron del otro lado de la estancia.
Solo al fin, el tembloroso Istagare de Roca Furia mir la puerta de arriba a abajo, y
pens en su Siridi, la de los ojos grises.


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Por Vctor Bruno Henrquez Prez
Ilustrador: 3 of Clubs/ Zelda Devon (EE.UU.)

Cuando Marta me plante que tena que hacer ms de cuatro cosas al mismo tiempo,
le propuse lo del multiplicador dimensional y aunque no me tom en serio, de todas maneras
se lo di. Se lo puse en el dedo anular de la mano izquierda lo multipliqu por cinco y le dije
que saliera de una en una y se repartiera bien las tareas, a las doce de la noche se volvera a
la singularidad y a la maana siguiente me lo poda devolver, si no, no importaba, yo tena
otro o poda hacer los que quisiera ya que es muy sencillo.
Deba salir de una en una y esperar al menos uno o dos minutos entre una y otra para
que la gente no se fijara mucho al salir del trabajo; pero se sabe que a la hora de salir nadie se
fija en nadie y lo que quieren es estar fuera del edificio lo ms pronto posible. As lo hizo, y
no es mi culpa si no sigui bien mis instrucciones, pues lo ms importante es el regreso a la
hora de volver a singularizarse debera decir simplificarse? Para no complicarse, ella tena
que estar sola, las unificaciones se hacen de uno en uno y a veces son un poco molestas.

La primera Marta sali corriendo para el saln de reuniones; aquello no se acabara
hasta las once de la noche. La segunda pas por casa de su mam a recoger las cosas que le
tena que llevar a su ta en el hospital. Cuando saliera de ah tena que pasar por casa de su
hermana y tambin llegara tarde a casa. Marta 3 ira para su casa directamente, llevara la

25
Por el atajo (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1991).

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ropa a la tintorera, al regreso acomodara el cuarto de desahogo y preparara las cosas que le
llevara a la nia el fin de semana al campamento de pioneros. Marta 4 ira primero por las
tiendas, despus a su casa cuando Marta 3 hubiera salido, se dara un buen bao, se pondra el
vestido que le regal su esposo en su ltimo cumpleaos, (el ltimo de verdad, porque ya eso
de cumplir aos no se usa nada ms que para que el marido le regale algo) y lo esperara a l
para ir esa noche al cabaret de la Giraldilla a celebrar ya no saba qu, si un aniversario de
bodas, el cumpleaos de su esposo (los hombres si cumplimos siempre), un premio del trabajo
o el solo hecho de haber ligado una reservacin en ese lugar tan exclusivo. Y Marta 5, pues
Marta 5 no tena nada que hacer y era completamente libre de ir a donde le viniera en ganas
hasta las doce de la noche, hora en que se invertira la accin del multiplicador y Marta se
simplificara, o debo decir se singularizara?
Tal como lo planific as fue como result, al menos desde el principio, aunque para
empezar al portero del ministerio, donde ella trabaja, le pareci ver salir a Marta cuatro veces
seguidas sin verla entrar ninguna, mezclada entre la avalancha de personas que se desborda
por la puerta a la hora de la salida. Se sorprendi ms an cuando la vio salir a las 11:30 de la
noche de la reunin que haba en el saln Dorado, segn su cuenta, por quinta vez.
Marta no tena por qu preocuparse, al volver a ser ella sola recordara todo como si lo
hubiera vivido ella misma y de hecho era as pues todas eran Marta y lo nico que yo hice fue
arreglar un poco su representacin dimensional. S, quizs puse una de ms, pero eso no era lo
ms importante sino lo que pas con ella o con ellas?. En fin, era solo Marta y si alguien le
iba con algn chisme a su marido, l estaba consciente de que ella no se le separ durante toda
la noche, ni l not nada raro, como no fueran los tragos que le hicieron ver ms tarde a Marta
doble o triple o quizs ms veces, pero eso fue ya en la casa y l no recuerda muy bien con
cuantas mujeres estuvo en la cama pero s saba que solo estaban all Marta y l.
As, Marta 1, 2 y 3 no se sentan molestas porque Marta 4 hubiera estado divirtindose,
como Marta 4 tampoco se preocup de que 1, 2 y 3 se estuvieran machacando la vida en
reuniones, hospitales y ropa que arreglar mientras ella disfrutaba de lo que se mereca, y
ninguna de ellas se preocupaba tampoco de lo que hiciera Marta 5 porque al fin y al cabo solo
haba una Marta que eran todas y haca (hacan) lo que mejor le pareciera.

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El anillo que yo hice brilla cuando se va a producir la multiplicacin y la persona siente
un fro en el estmago y se le eriza todo el cuerpo en un impulso que sale desde la columna
vertebral, los huesos de la cabeza y de todo el cuerpo le traquean como si se fueran a partir.
Pero solo esa persona lo oye y quien la mire ver como si se hiciera transparente, pues en ese
momento est y no est en el mundo normal y se desdobla y aparecen las otras existencias. Yo
las program para que salieran poco a poco, porque las primeras veces cuando los
desdoblamientos eran simultneos se produca mucha esttica que interfera radios y
televisores y ya los vecinos me pelearon por eso. Tambin afectaba en algo las probabilidades
y a veces hasta llova cuando lo haba anunciado el Instituto de Meteorologa. Con Marta no
hubo mucha esttica y tampoco llovi.
Marta 1 estuvo brillante en la reunin, no le importaba la hora en que se tena que
acabar y no dej nada por plantear; adems no tena ms preocupaciones para esa noche que
poner todo su ser en el meollo de la reunin. As que llev la voz cantante las seis horas que
estuvo en el saln Dorado, donde se celebraba la reunin.
Marta 2 pas la noche hablando de cosas viejas y pasadas con su mam y con su ta.
Vio hasta fotos ya amarillas que le haban llevado a su ta al hospital. Vio caras ya olvidadas y
record las cosas que no haba hecho y las oportunidades que perdi cuando era nia,
adolescente, joven y ya mujer. Y como se va el tiempo con las cosas y pas todo ese tiempo
con una melancola que muy raras veces le sala a flote, pero que entonces sali. Hasta llor
cuando su ta no miraba y tambin cuando la sortija volvi a brillar anuncindole que otra vez
sera una sola Marta en tiempo y en espacio.
Cuando Marta 4 lleg a la casa cargada de cajas de ropas, perfumes y muchas cosas
ms, vio que en la cocina estaban ya las compras de la bodega y hasta las viandas que haban
venido al mercado y que la ropa sucia se haba ido rumbo a la lavandera llevada por Marta 3
con quien no se cruz hasta muy tarde en la noche cuando volvi a brillar el anillo que yo le
di y Entonces ella, la tres, sali del otro cuarto, donde descansaba despus de tanto trabajo,
para singularizarse, solo que lo hizo cuando el marido de Marta (y de todas las Martas
multiplicadas) y Marta cuatro, no deban ser interrumpidos y la refusin se llev a cabo en un
amasijo de cuerpos en la cama que aunque Marta no me lo cont s bien como es, porque no
es la primera vez que alguien usa mi multiplicador, y yo fui el primero.

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Pero con Marta cinco fue diferente, porque ella no tena programa fijo y fue producto
de mi negligencia al no preguntarle a Marta por cuanto se quera multiplicar y por hacer caso
a ese refrn de que ms vale que sobre y no que falte. Por eso la Marta sin obligaciones sali a
pasear, a buscar una fuga a las tensiones acumuladas, a recorrer los mismos lugares donde
forj sus primeras y posteriores ilusiones. Repar con asombro que el multiplicador no solo la
haba multiplicado a ella sino tambin su ropa, su cartera, el dinero y las llaves, el carnet de
identidad, el pase del ministerio y todo lo que llevaba encima. As que todo el universo
cercano de Marta estaba circulando por la Habana multiplicado por cinco. Y ella, sin
programa fijo, se senta como si le hubieran regalado un domingo en medio de la semana;
tantas veces dese tener el tiempo y la libertad de hacer lo que se le antojara y en el momento
de tenerlo no saba qu hacer. Entonces fue que apareci l. Volva del extranjero y de los
recuerdos y estara solo un da en La Habana, despus en Santiago de Cuba y de ah saldra en
su barco por cinco aos al Pacfico. Pero sus ojos eran los mismos de entonces, cuando ella
era todo para l, y esa noche, pues, tambin lo fue, hasta que el anillo brill y Marta se lo
quiso arrancar del dedo, pero no pudo y sinti que el cuerpo se le estrujaba desde los huesos
hasta los nervios si no volva a su casa; y su antiguo amante la vio volverse transparente y
salir volando, como llevada por un rayo, hasta su casa donde como una sombra se mezcl
entre los cuerpos que retozaban en la lujuria de la noche de los tiempos y el alcohol, hasta que
quedaron solo ella y su marido, extenuados. Despus fueron los chismes de vecinos y dicen
que la culpa es ma por lo del multiplicador, aunque nadie cree de verdad que eso trabaje, solo
Marta que lo us y se qued con l, no s si para repetir la experiencia o como recuerdo. Yo,
como dije antes, tengo varios, quieres usar uno?


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Por: scar Hurtado
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Ilustrador: Sombra de La Seiba 00/ Komixmaster (Colombia)
Sombra de La Seiba 01/ Komixmaster (Colombia)

El vampiro no refleja su imagen en el espejo ni proyecta sombra porque no existe. Sabe
que est muerto y rehye los espejos y la luz. Su mundo es la noche y la telaraa, sindole
imposible vivir en un paisaje hechura de la luz que lo gobierna sin proyectar sombra.
La luz de mi Isla es intensa y todo lo acerca y resuelve en dos dimensiones: alto y
ancho; y la tercera de profundidad se borra con la cercana de todos los objetos del paisaje en
un primer plano. El blanco de la luz en el trpico es lente de aumento quemando sin sonido.
Se inicia en el dorado maanero, pasa al blanco, al azul y al rojo, morado luego, y muere en el
violeta.
La intensidad de esta luz es peligrosa. Disuelve la mdula y nos convierte en plantas si
nos abandonamos; plantas que sestean ablicas sin rendir frutos, muertas en vida como el
vampiro.
As se sucedieron las generaciones de muertos que entierran nuevos muertos. Se les
conoce porque no proyectan la sombra que ampara creando el clima propicio a las nuevas
generaciones; sombra necesaria para la marcha gil y fuerte.

26
Los papeles de Valencia el Mudo (Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba, 1983)
27
Publicado con la autorizacin de Dana Chaviano, albacea de la obra de Oscar Hurtado.
Derechos cedidos solo para el presente nmero.

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La Seiba proyecta la sombra acogedora que refresca los sudores y es fuente de alegra,
germen de la risa.
Conocer la risa es conocer el espritu, ya que en modo alguno la risa es materia, siendo
una de las facultades ms recientes del hombre, animal-redens. Es el gran orgasmo del
espritu, pudindose tomar el mundo muy en serio y llevarla siempre anidada en el ser, porque
la risa, surtidor de euforia, es cuchilla cercenando los distintos rostros de la muerte.
Los hombres cuando mejor dialogan lo hacen riendo; y el dilogo de las carcajadas
instituye sus reglas de bienaventuranza ldica, demostrando una realidad invisible que hay
que aceptar: porque frente a las reglas de un juego no cabe ningn escepticismo.
La realidad no es dual, pero se presenta como si lo fuese. As la luz y la tiniebla, lo
cmico y lo serio, la vida y la muerte; pero la risa corona y disuelve esta dualidad y el
endurecimiento con que la muerte nos va mineralizando al acercrsenos en el tiempo.
Por la alegra, cuando el dolor de todos los pueblos cese, hemos de seguir unidos en
cohesin indestructible y podr entonces nuestra muerte ir llegndonos en un paisaje lu
luminoso donde el pez hediondo se arroje por la borda. Nuestra muerte llegndonos como
debe ser, con su natural labor oscura, sin ayuda de los jinetes apocalpticos que la precipite y
acumule absurdamente. Poder morir rindonos despus de darle un sentido a nuestra vida,
como Julin del Casal o Crisipo de Tarso. Que la alegra de crear, la risa esplendente, sea la
sombra que seque nuestros sudores; la sombra de un mundo mejor del cual se extraiga lo no
esperado, lo indito.

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Crisipo de Tarso vivi alrededor de la 130 Olimpiada. Se dice que lo estudi todo,
escribiendo 705 volmenes, de los cuales 311 versaban sobre Dialctica. Ninguno de estos
libros fue dedicado a rey alguno, actitud que petrificaba a Digenes Laercio. Sus
contemporneos le denominaban Lumbrera. Crisipo significaba Caballo de Oro, y se
aseguraba que haba sido desenganchado del carro del sol. Tena por divisa esta frase: A m.
Muri de un ataque de risa al ver un asno comer higos en una bandeja de plata.
La Ceratonia Siliqua, el algarrobo, nos da una constante. Sus semillas tienen siempre el
mismo peso, usndose en la antigedad para pesar diamantes. Esta cantidad fija dio origen al
quilate. De nuevo la naturaleza nos da la tnica.
La Gran Serpiente es el Cosmos; el arco, la Moira que lanza al hombre la flecha en
parablico destino velado en niebla y de ah su enlace con el pez que salta produciendo ondas
en su medio y nos extrae lo indito, nuestro sello, nuestro rostro, lo que hay de ms profundo
en nosotros.


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214
28

Por Gina Picart
Ilustradores: The man in the archive/ Jonathan Gonzlez Gmez (Espaa)

Ponme como un sello en tu corazn, que es fuerte el amor como la muerte.
No pueden aguas copiosas extinguirlo ni arrastrarlo los ros.
El cantar de los cantares.

I

Los albailes acarreaban cemento y arena con precisin de insectos. Un plido sol de
invierno alargaba sus siluetas sobre las paredes del antiguo casern, dejando sobre los rostros
embadurnados de cal su luz de plata. Iban de un lado a otro puliendo un rosa ciego y
descolorido por las lluvias, apuntalando artesonados, desalojando el polvo de antiguas
oquedades. Un gitano mozo y vivaz, ocupado en remozar los lavabos del piso alto, acariciaba
con la punta los mosaicos del suelo como si quisiera delinearlos, mientras deca a su
compaero:

28
La poza y el ngel (Unin de Escritores y Artistas de Cuba, 1994).

215
Mira que cosa tan bonita este dibujo, cuntas frutas y flores, y qu colores brillantes.
Sin embargo, no me alegran el alma...
Ser porque no te puedes comer las frutas rezong el otro, un viejo de semblante
inmvil.
El muchacho contempl fijamente las figuras colocadas en el centro del mosaico, un
pastor y su pastora coronados de rosas.
No deberan hacer cosas tan bonitas para que la gente las pise Estaran mejor en
las paredes para que se puedan ver y entonen el nimo.
Cosas de rico farfull el viejo deslizando las palabras por el can de su pipa
olorosa a manzanilla y ceniza, y observ a su vez las figuras, que sonrean doradas y ajenas
desde el esmalte
Tendr alguna historia este mosaico? se dijo el joven hablando consigo mismo.
Su compaero se encogi de hombros.
Puesto que la casa va para museo, me imagino que todo lo que hay dentro tendr
alguna historia. Por lo menos estos lavabos s que la tienen.
El joven albail se ech a rer agitando sus hombros manchados de argamasa
Vamos se burl No me vas a decir que cag aqu algn eminente.
El viejo mene la cabeza.
Es mucho peor dijo. Si quieres, te lo cuento mientras comemos.
Se sentaron en el suelo, el muchacho tratando de no pisar la quieta desnudez de los
pastores. El viejo se transform: desapareci el hasto atrapado entre sus rasgos y cada arruga
cobr una rpida animacin. Cuando habl su voz tena la cadencia de los cuenteros de las
sierras, con ecos de ventisca.
Esta casa tiene sambenito. Si te aventuras por sus corredores luego de anochecido,
vers las nimas pasendose entre ayes y quejidos, haciendo la ronda por sus antiguos
dominios, y cuando atrapan a un vivo no lo dejan escapar: lo agarran con sus manos fras y se
lo llevan al otro mundo a travs de los espejos, que son las puertas del ms all. En esta casa
deberan hacer un museo con las historias de sus muertos, porque hay muchas y de todos los

216
tiempos. Los primeros que vinieron a echar los cimientos encontraron bajo la tierra removida
los restos de un cementerio antiqusimo, y en una tumba el cuerpo de un guerrero cubierto con
sus armas. Cuando levantaron la tapa slo pudieron contemplarlo un instante, porque
enseguida se hizo polvo en el viento. Todo el que ha vivido bajo este techo ha sufrido
desgracias. En el treinta y siete, cuando la guerra, la guardia civil encerr aqu dentro a
muchos republicanos sospechosos de andar en trato con los guerrilleros, y los dejaron
morirse de hambre. Haba viejos, mujeres, nios. Cuando era mozo tuve un amigo que era
guardin de esta casa. Yo vena algunas tardes a charlar un poco y a beber de su tinto, que era
muy bueno... el viejo hizo una pausa, como si paladeara la bebida en el recuerdo. Mi
amigo deca que aqu, en estos lavabos, se escuchaba a veces una respiracin fatigosa, que de
pronto se volva jadeo y luego terminaba en un sollozo dbil. Un da lo encontr blanco de
cara, sudoroso y ms bebido que de costumbre. Me cont que al hacer su recorrido diario por
la casa haba visto a un hombre que forcejeaba como loco tratando de abrir esta puerta que
est delante de nosotros. Y aqu dentro se oan llantos de mujer. Mi amigo crey que se
trataba de una de esas parejas que se meten en las casas vacas; puso su mano sobre el hombro
del intruso dispuesto a despacharlo, pero slo palp un poco de aire. La imagen se deshizo
como el humo y los lloros se apagaron al instante. Mi amigo hubiera querido creer que las
suyas eran visiones de ebrio, pero al poco rato llam el operador de la centralita del pueblo,
para quejarse de que estaba sonando sin parar la lnea de la casa. Como no se atreva a volver
a entrar despus de lo que haba visto yo lo acompa al Manuel. Lo registramos todo, pero
no encontramos a nadie, y como yo ya saba muy bien, el telfono estaba estropeado desde
haca muchsimo tiempo.
Pero pudieron ser ladrones lo interrumpi el muchacho, porque la casa est muy
desmantelada, es verdad, pero todava le quedan cosas de valor. Mira ese espejo y seal
un espejo enorme con marco de bronce dorado que penda sobre sus cabezas.
No lo mires, que est embrujado . El viejo cerr los ojos un instante mientras los
dedos de su mano trazaban un signo en el aire contra los espritus y la brujera. Antes lo
tenan en la alcoba principal. La ltima inquilina le cont al cura del pueblo cmo se reflejaba
en su superficie la cara de un hombre que siempre miraba angustiado cmo ella y su marido
se ayuntaban.

217
T crees que los muertos envidien las pasiones de los vivos? interrumpi el
muchacho pensativo.
Quin sabe, nunca me he muerto. Pero a lo mejor intentan volver a vivir las suyas a
travs de nosotros, como sombras buscando sustancia... el viejo se qued callado, como
pensando en lo que acababa de decir.
Yo he odo a los gitanos viejos de mi tribu hablar de nimas que penan por los
cuerpos que perdieron, gente que muri con violencia y quiere reencarnar para vengar el
crimen que les seg el aliento, o amantes que se posesionan de un hombre y una mujer vivos
para perpetuar su fuego en otra carne. Lo llaman el amor brujo. Las nimas asechan en
lugares solitarios, ocultas en la niebla. El vivo rara vez se resiste a la posesin, porque
enloquece, muere y se lo llevan los brucolacos.
Brucolacos? Qu coo es eso?
Vampiros, sombras que se alimentan de sangre. Los gitanos los espantamos bailando
alrededor de una hoguera; slo as se rompe el hechizo.
El viejo chup su pipa dos o tres veces mirando a lo lejos, como quien saca sus propias
conclusiones:
No s mascull, pero yo les tengo miedo a estos espejos. A veces, de noche, he
visto en alguno el reflejo de una vela.
Aqu, en ste?
Aqu. Lo ms curioso es que la idea de convertir esta casa en museo del pueblo ha
sido del alcalde que tenemos ahora, que es pariente del alcalde que estaba en el treinta y siete.
Aquel tena una hija que andaba en amores con un gitano metido en cosas de la guerra.
Cayeron en una redada de la guardia civil y los trajeron a esta casa junto con los otros,
Los que dejaron morir de hambre?
S. Son historias viejas.
El joven albail mastic sin apuro el ltimo bocado de su almuerzo. En sus ojos bailaba
una chispita maliciosa.

218
Yo no creo en esos cuentos, aunque los narras bien dijo achicando los prpados, y
se sacudi las migajas de su zamarra desteida. Cualquier vieja de mi tribu recita esas
leyendas a los crdulos por unas perras. Mira si no creo, que mi madre era muy certera
leyendo la buenaventura, y ella me pronostic que me iba a morir atrapado, y mrame aqu,
vivito y coleando, despus de haber sido minero dos aos enteros y un poco. Sin embargo,
me has dado una idea muy buena sus labios se distendieron en una equvoca sonrisa
porque yo ando tras la hija del alcalde de ustedes. Desde que llegu a este pueblo, el primer
da que la vi se me meti en los ojos... y el destello de sus pupilas vol al cielo raso como
una lucirnaga.
El viejo lo mir con aprehensin:
T estars pensando en traerte a tu novia aqu de madrugada? No hagas eso,
Felipe! Vayan al bosque, o mira, si quieres te doy unas perras para que te la lleves a casa de
Francisca la Gorda...
Hurg febril en sus bolsillos gastados, pero el muchacho lo detuvo, se levant de un
salto y abandon riendo los lavabos. El viejo, cabizbajo, no tard en seguirle. Afuera el sol
empezaba a enrojecer el horizonte.

II

Noche cerrada como denso manto de invierno. Los copos de nieve se extraviaban entre
la niebla como mariposas ciegas. Dos figuras abrazadas recorran el sendero que conduca
hasta la oscura mole del casern. La nieve cruja suavemente bajo sus botas como cristal
desecho. La pareja se detuvo junto al muro, donde una puertecita simulada tras un seto de
espinos se abra a la noche como un ojo de sombra.
La dej abierta esta tarde susurr Felipe tomando de la mano a su compaera.
No tengas miedo, Teresa, ven.
Ella se baj la bufanda que le cubra la boca:
No debiste decirle al viejo que me ibas a traer murmur, y una nubecilla de vapor
brot de sus labios entreabiertos.

219
l no dir nada procur tranquilizarla. Anda, vamos.
Cruzaron el umbral tomados de la mano. Dentro estaba oscuro y a los dos les pareci
que haca ms fro que en la calle. El silencio se les adhiri a la piel como una telaraa y
Teresa se estremeci levemente.
Ests temblado... not l.
Es que tengo miedo, Felipe, que esta casa ms parece una sepultura. Es que no hay
ninguna luz?
No la necesitamos, as no sentirs vergenza.
Subieron abrazados la gran escalinata de mrmol, mientras sus propios pasos les
seguan como un cortejo invisible. Cuando entraron en la alcoba principal volvieron a
abrazarse junto a un lecho con dosel y espesas colgaduras.
Tengo miedo repiti ella.
Pues yo no contest Felipe. Yo siento como si una fuerza poderosa me hubiera
arrastrado por todo el mundo
hasta traerme al lado tuyo. Esta noche que pasaremos juntos debe ser un destino muy
viejo que debemos consumar, Teresa ma. Siempre me sent sin paz, como partido en dos
mitades. Quiero volver a ser uno en tus brazos, que t me juntes conmigo mismo...
El pesado abrigo de Teresa se desliz de sus hombros hasta el suelo y qued all como
una paloma dormida. El lecho recibi los dos cuerpos desnudos como una tierra que absorbe
races, las manos se movieron adivinando lentamente lo que la sombra ocultaba a los vidos
ojos y las bocas se poblaron de murmullos.
Un gitano es cualquier cosa...
Teresa lo oy primero. Levant la cabeza y vio aquellos ojos de fuego ardiendo en el
espejo.
Yo saba que me buscaban. Por eso le ped una cita aquella noche, para no irme sin
verla. Entre mariposas negras va una muchacha morena.. Mientras la acariciaba rec para
que aquel instante no terminara nunca, y quedarnos atrapados la eternidad entera en ese
acorde de tiempo, mi vientre sobre su vientre, yo dentro de ella, ella dentro de m. Pero Dios

220
me entendi mal. Yo vi primero las botas negras aplastando todas las violetas. Carmen cerr
los ojos y yo hund su cabeza entre mi hombro y mi garganta para que no viera los tricornios
crueles, y as caminamos los dos entre los sables que antes se llevaron a Federico. Guardia
civil caminera, tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras...A m me encerraron en una
habitacin con colgaduras y una gran cama vaca. Despus trajeron otros: una mujer, unos
viejos. Cuando la mujer se puso de parto, me acerqu por detrs de la vieja que la ayudaba y
esper el llanto del nio, pero no hubo ningn llanto. Enterramos la criatura en una gaveta
del armario seorial, junto con unos gemelos de oro que llevaran all quin sabe cunto
tiempo. A la madre la cubrimos con una colgadura; cuando la arranqu, el aire se llen de
mariposas secas.
Al principio grit muchas veces llamando a Carmen. No saba si esos monstruos la
haban dejado en la casa. Pero nadie responda. Al segundo da trajeron a un compaero. l
dijo que una mujer a la que haban encerrado en los lavabos ya estaba muerta. Supe que era
ella, porque no haba contestado a mis gritos ni una sola vez.
Bajo la colgadura, la mujer se iba llenando de gusanos y el hedor se haca ms intenso
a cada instante. El viejo tena una sevillana dentro de sus botas; primero despen a su vieja,
y luego, de un tajo tembloroso, se acab l mismo. El compaero y yo los empujamos bajo la
cama. En el saln alguien discaba el telfono sin cesar.
Las noches se fueron poblando de visiones. Yo vea a Carmen anudada a mi cuerpo
sobre el gran lecho en un acto de amor interminable, tal como lo haba deseado antes de
nuestra ltima cita. Senta la caricia de sus cabellos sobre mi pecho y el perfume de su carne
tibia me arrastraba a un orgasmo que no poda consumar con aquella imagen de aire y de
visin.
El compaero enloqueci. Aullaba por los rincones golpendose la cabeza contra las
paredes hasta que se quedaba sin voz, y se pona a toser mirndome con ojos desorbitados.
Lo pens mucho , pero si no lo haca me volvera loco yo tambin, as que d trabajo a la
sevillana del viejo. Cuando lo hice, un raudal de sangre negra brot de aquella garganta y se
incrust en mi pecho como un dedo de culpa. Los cuchillos de plata cortan el cuello como
una brizna de hierba... Ya no haba dnde poner ms cuerpos, y lo sent sobre un butacn; la
cabeza, casi desprendida, le cay sobre un hombro igual que si estuviera dormido.

221
Muchas veces habamos intentado derribar la puerta, pero era pesada como la tapa de
un sarcfago de roble y bronce. Yo no pensaba ms que en huir, as que volv a intentarlo,
pero ahora estaba solo. Me sent desesperado, y entonces llam mucho a mi Carmen, y ella
vino. Toqu sus pechos dormidos, que se me abrieron de pronto como ramos de jacinto... Y le
mostr la navaja, y ella llor sobre mi pecho empapado de sangre hasta que las sombras de
la luna se pusieron a bailar una danza de brujas tristes. Carmen asi entre sus dedos la
sevillana que yo le tenda y acarici con ella mi garganta hasta que la puerta se abri para
los dos. Escapamos tomados de las manos, rumbo al prado, a consumar el amor trunco entre
el fragor vegetal de las violetas...
Teresa dio un grito y huy de la habitacin ocultando el rostro entre sus manos. Felipe
quiso salir tras ella, pero el habitante del espejo abri los brazos, y aquellos brazos llenaron
todo el espacio hasta cubrir la puerta, y mostr a Felipe un tajo fiero desde el mentn hasta el
pecho donde manaba a borbotones la rosa negra de su sangre.
A dnde vas? clam No ves la herida que tengo desde el pecho a la
garganta?

III

Teresa escap al corredor rayado por la luna. Sus pies desnudos volaban en la
oscuridad buscando un camino que se abriera a la noche bajo el cielo estrtellado, Dio con una
puerta y empuj con todas sus fuerzas. Dentro era an mayor la negra sombra. Sus dedos
temblorosos palparon los contornos marmreos de un lavabo. La puerta se cerr a sus
espaldas.
Nos fue trayendo la guardia civil...
Teresa escuch aquella voz, femenina, invisible, aletear junto a ella como el espectro
de un ave, y se derrumb sobre el mosaico fro.
Nos sorprendieron en el prado mientras nos ambamos por primera vez. Aplastaron
con sus botas sucias todas las violetas. Despus me encerraron entre estas cuatro paredes
fras y no volv a ver a Jos, pero senta su voz llamndome entre un coro de voces

222
desesperadas. Unas gritaban consignas contra la guerra. Otras rezaban, blasfemaban,
deliraban. Cuando fueron pasando las horas comenz a enloquecerme el llanto de los nios y
el clamor de sus madres pidiendo para ellos un trozo de pan. Trajeron una mujer que vena
dando a luz. Estuve mucho tiempo con el odo pegado a la puerta esperando el llanto de la
criatura. Apost a Dios que si lo oa, yo y mi Jos saldramos con vida de aquel infierno.
Pero no hubo ningn llanto, sino ms gritos, ms quejas...
Una sola noche tuve luz, un pedazo de vela que hall entre la basura amontonada en
un rincn. La encend con un trozo de vidrio y un poco de sol que entraba por el ventanuco
enrejado del techo. La llama se reflej en el espejo y fueron dos llamas ardiendo
intensamente, incendiando mi imagen prisionera en un cerco de mrmoles helados. Las
sombras se retorcan y se achicaban en los rincones como duendes riendo con sus bocas
negras. El miedo me indujo a rezar, pero no lograba recitar las sencillas oraciones de mi
infancia, y en su lugar acudan a mis labios resecos versos desordenados cuyo origen no
poda recordar: En el lecho, entre sueos, por la noche, busqu al amado de mi alma.
Busqule y no le hall. Me encontraron los guardias que hacen la ronda de noche en la
ciudad. Habis visto al amado de mi alma?
Me pareca que se extraviaba mi razn. Ca al suelo y hund el rostro entre mis manos,
y entonces, por primera vez, repar en el antiguo mosaico que cubra el piso: en un
maravilloso jardn, ante una mesa servida con suntuosos manjares, se reclinaban en dorada
languidez un hermoso pastor y su pastora coronados de rosas blancas y rojas. Haba
manzanas, albaricoques, racimos de uvas moradas y henchidas, frascos de esencias
coloreadas, o eran vinos? El hambre me atormentaba, ard de sed. Las figuras comenzaron
a moverse, arrojaron los mantos ofreciendo ante mi vista su gloriosa desnudez, y pude sentir
sus risas esplndidas, sus frescas voces juveniles. El pastor cantaba acompandose con una
ctara Bsame con besos de tu boca. Son tus amores ms suaves que el vino. Y la pastora
responda
Ven, amado mo, vmonos al campo. Haremos noche en las aldeas...
Sus canciones apagaban los ruidos de fuera. Se persiguieron por el verde csped como
una pareja de gamos en celo, y al final cayeron sobre la hierba uno junto a otro, aplastando
todas las violetas con sus cuerpos tersos y sus pieles brillantes de fruto tierno que estallaban

223
de amor y de deseo, mientras una voz de hombre gritaba ms all de la puerta Levntate ya,
amada ma, hermosa ma, y ven... Y los versos extraos martilleaban sin cesar sobre mis
sienes Me levant para abrir a mi amado. Mis manos destilaban mirra en el pestillo de la
cerradura... Arremet contra la puerta golpendola con los puos; me destroc la piel,
manch de sangre la madera, pero mi amado se haba ido, desaparecido. Le llam, ms no
me respondi.
Alguien embesta la puerta del otro lado golpeando con el pecho, con los dientes, y
gritando mi nombre como animal herido. Reconoc la voz de mi Jos, desgarrada,
desesperada, que clamaba Carmen, en tus pechos altos hay dos peces que me llaman.
Levntate ya, amada ma, hermosa ma, y ven.
Pero todo mi amor era en vano, en vano el dolor y la angustia. La puerta no ceda y
Jos no poda escucharme porque primero me haban hallado los guardias que rondan la
ciudad. Me golpearon, me hirieron, me quitaron el velo los centinelas de las murallas...
Una oleada de fuego arras mi interior y sent en mi lengua el sabor de un veneno
denso y ardiente como la brea del infierno. Y todo se quem dentro de m. La llama de la vela
se extingui con un estril chisporroteo de pequeas estrellas, brillantes como los astros en
las pupilas de Jos la noche ltima en el prado. La oscuridad me envolvi como las alas
sucias de un murcilago, y las cenizas de mi alma volaron hasta alcanzar el ventanuco cerca
del techo, por donde huyeron mezclndose con el viento de la madrugada. Slo qued un
hombre del otro lado de la puerta que gritaba con una voz cada vez ms desgarrada
levntate ya, amada ma, hwermosa ma, y ven...
Obedec, y como en sueos cruc el umbral de la puerta en el espejo hacia otra
idntica estancia con contornos de mrmol, con otro ventanuco enrejado cerca del techo,
con otra vela cegada por el polvo de los das y otro mosaico de pastores mojado de
lgrimas...
Y cruc el umbral de otra idntica estancia con contornos de mrmol, con otro
ventanuco enrejado cerca del techo, con otra vela cegada por el polvo de la muerte...
Y cruc el umbral de otra idntica estancia con contornos de mrmol...
Y cruc el umbral...

224
Lo cruc
y al final hall una puerta cerrada

IV

Los albailes acarreaban cemento y arena con precisin de insectos. Un plido sol de
invierno alargaba su silueta sobre las paredes del antiguo casern, dejando sobre los rostros
embadurnados de cal su luz de plata. Iban de un lado a otro puliendo, apuntalando,
desalojando el polvo de antiguas oquedades.
Hoy no se ha visto al gitano coment uno de ellos.
Estos contratados que estn de paso no se quedan mucho tiempo en ninguna parte
dijo otro. Van y vienen...
Dicen que la hija del alcalde se fug anoche de su casa apunt un tercero.
La noticia atrajo la atencin del grupo y pronto se olvid al gitano ausente. Tampoco
vieron al albail ms viejo que, arriba, en la alcoba principal, permaneca de pie junto al
lecho de espesas colgaduras, contemplando un silencioso abrigo de mujer dormido sobre la
alfombra.


225
Por Ricardo Acevedo Esplugas
Ilustrador: Steampunk selfportrait / ngel Benito Gastaaga (Espaa)
Milenia street / ngel Benito Gastaaga (Espaa)

La arquitectura es el testigo menos sobornable de la historia.
Octavio Paz (Mxico, 1914- 1998).


226
En el cielo revolotean como liblulas les hlicoptre (orgullo de la flota al mando de
Gustave de Ponton d' Amecourt) dejando zigzagueantes siluetas al vapor, sus haces de luz
recorren los perfilados techos de antiguas libreras y mansiones que flanquean el boulevard
Saint-Michely es entonces que se divisa la agazapada silueta en la retcula: un anarquista
casi poda palpar la nitroglicerina. Un breve clculo mental de posicin, click y una silenciosa
esfera cargada de electricidad hace impacto en la vctima, que cae al suelo envuelto en
convulsiones, mientras las masas enloquecidas buscan vidas en sus bolsillos, primero dinero,
ropa, sangre.
Ahora el rifle Hanley excedente de las guerras Australo Mozambicanas del
l'architecte M descansa sobre el bureau. Sonre ufano y piensa en la seguridad inexpugnable
de su casa, fabricada siguiendo las indicaciones del luthiers del blindaje Matths Gruber,e
intenta continuar su interrumpida conversacin.
As que Barcelona acept el proyecto del mstil del amigo Eiffel eh? Todos
cedieron brevemente un ligero murmullo de aprobacin.

227
Los libreros Gibert Joseph y Gibert Jeune hablaron casi al unsono:
Pero a pesar de la extrema inseguridad callejera, los motines y la inminente quiebra de
la banca, el parlamento admiti vuestro regalo a Paris, un evidente smbolo de Libert,
galit, fraternit de nuestros das.
L'architecte M recita los datos que conoce de memoria: 50 ingenieros realizaron
durante dos aos 5.300 dibujos del ensamble conjunto o de algunos detalles, y cada una de
18.038 piezas de hierro La zozobra de los aplausos y brindis de los comensales que se
confunden con los gritos del populacho- le sacan de sus divagaciones:
No seis tmido Monsieur M! Mirad con orgullo vuestra obra!
Tras los estrechos visillos, imitacin de ventanas que en realidad camuflan dispositivos
anti-incendio en caso de ataques molotov, se observa la espectral figura de una guillotina de
trescientos metros de altura.


228

229
Por Chely Lima
Ilustradores: St/ Allen Williams (EE.UU.)
Tomb/ Titus Lunter (Holanda)

Para Akesha

1
He regresado. Es de noche y hace calor. Escondido en algn lugar entre los escombros
canta un grillo. Despus de tantos aos dicindome que no volvera, he regresado.
Trazo un crculo en la tierra donde antao estuvieron las losas del piso de la casa. Me
arrodillo en el centro. Reconstruir, digo, y a medida que lo recuerdo, el cuarto va creciendo
alrededor de mi cuerpo. Reconstruir, y con un levsimo tintinear de vidrios, con un sordo
crujir de ladrillos, la casa rehace sus muros. Todo tiende hacia su forma perdida. Muevo una
mano y siento que la ciudad entera vibra, igual que un panal de abejas zumbantes. Una a una
resucitan las luces muertas, las calles recobran su antiguo esplendor, los edificios que cayeron
una vez vuelven a erguirse contra el cielo, las grietas se cierran en las aceras, de las fuentes
desahuciadas mana el agua
Recuerdo y reconstruyo: Acabo de cumplir los nueve aos. Estoy de penitencia por
romperle la cabeza de una pedrada al hijo de los vecinos. Testigo de las veces que ese odioso
chiquillo me ha atosigado gritndome marimacho, Alba, nuestra cocinera, trata de interceder
por m, pero el resto de los adultos no quiere atender razones. Y ah estoy, de cara a la pared,
harta de estos continuos episodios de gritos y castigos, amenazas y recriminaciones, cuando
advierto que sobre la casa acaba de caer un gran silencio.

230
Lleg Raziel anuncia Alba. Nadie contesta
A mis espaldas hay ahora un sordo rebullir. Mirando de reojo alcanzo a ver a
mis tas manojo de arpas que juntan las cabezas para cuchichear junto al silln de
abuela, que tiene a mi madre plantada a su diestra, con la expresin que suelen adoptar
cuando temen que yo las haga quedar mal en pblico. Pero esta vez no es a m a quien
dedican su enojo.
En la sala se eleva el imponente vozarrn del abuelo:
Te saqu de all porque soy bueno, pero no te equivoques, no vayas a
confundir bueno con tonto Detenida entre el rincn de mi penitencia y la entrada a la
cocina, Alba se restriega las manos en el delantal, nerviosamente, por ms que es obvio que
no es a ella a quien le hablan. A la primera que hagas te devuelvo a ese lugar para siempre,
me ests oyendo? Y otra cosa: no te quiero cerca de mis nietos, ni ahora ni nunca.
Picada por la curiosidad, me arriesgo a darme vuelta. En ese momento la brisa
topa con la ventana que abre al jardn, y una de las vidrieras desva el impacto de la luz, que
viene a dar a mis pupilas. Medio enceguecida, escucho una risa sbita que irrumpe y se funde
en mi cabeza con el fogonazo del sol.
Delante de m se yergue un desconocido extraordinariamente plido. En su
rostro anguloso arden unos ojos oscuros ms grandes que lo normal. No ms verlo mi
corazn se echa al galope.
Hola, loquita me saluda, yo soy tu to Raziel. A ti cmo te pusieron?
Regina respondo, pero no me gusta.
Por qu?
Porque ese no es mi nombre.
Avanza un par de pasos en mi direccin, asaeteado por la amenazadora atencin
de los parientes, y consigo respirar el aroma que emana su cuerpo, un aroma semejante al del
campo cuando lo recorren las rfagas que anuncian tormenta.
Tendremos que buscar tu nombre secreto me dice sonriendo.


231
2
En Raziel hay un elemento que aterroriza a mis mayores. Las raras veces que se sienta
a la mesa familiar, todos los ojos menos los mos tienden a esquivarlo, y languidecen las
agrias conversaciones que normalmente tienen lugar entre mis tas, mi madre y mis abuelos;
en su presencia los primos pierden su condicin de bestezuelas, y hasta mi padre, famoso por
la hosquedad con que mantiene a raya a la parentela poltica, parece aplacado y
empequeecido.
El to se mueve en un mbito poblado de misterios que, lejos de develarse, se
van haciendo ms hermticos a medida que cosecho la escasa informacin que me proveen
los murmullos de las tas y las frases burlonas, cargadas de veneno, con que los primos aluden
a medias a hechos que a m se me antojan casi mitolgicos. He intentado que Alba, la nica
otra persona que parece sentir simpata por l, conteste alguna de mis preguntas, pero no he
obtenido ms que un par de palmaditas en el hombro y la sugerencia de que me vaya a jugar
fuera de la cocina.
Pasan algunos meses y el clima se vuelve trrido. En casa la temperatura
alcanza grados insoportables. Los ventiladores nos echan encima un soplo caldeado mientras
emiten su ronroneo adormecedor; mi abuela no soporta el aire acondicionado, dice que le
provoca asma. Los fines de semana viajamos a Ariguanabo y nos quedamos en la finca del
abuelo. La sequa ha llenado de polvo los campos y en el cielo de mayo no hay una sola nube
capaz de animar a los desesperanzados guajiros.
La finca tiene una casona de tejas, muy diferente de la que nos suele albergar en
La Habana, un pozo al que me gusta asomarme, un platanal donde los primos juegan a las
escondidas, y una ceiba centenaria. La abuela ha prohibido que los nios nos acerquemos a
ese rbol, as que algunas noches me escapo para sentarme en sus races y or cantar a las
chicharras que se enardecen con el calor.
Raziel viene con nosotros una sola vez. No sale al campo, no habla con nadie, se
encierra en un cuarto lleno de libros que queda al fondo, pasando el patio donde revolotean y
cagan las palomas.
Recuerdo y reconstruyo: La ta ms joven nos ha llevado al pueblo. Mis primos
corren como potros desbocados alrededor de la glorieta del parque y yo debo estarme quieta,

232
embridada, junto a las faldas de mi ta. Me le escabullo en el momento en que salen las viejas
de la iglesia, y corro tambin, me escondo detrs de los matojos, junto a la banca donde
conversan tres comadres.
Viste?, aquella es la hija menor de los Lbara. Parece que trajo los sobrinos
a pasear.
Llevan seis sbados quedndose en la finca, por el calor. En La Habana
tampoco ha llovido.
Esta vez vinieron con el hijo varn.
Aquel del que se decan tantas cosas raras?
Y ese muchacho no estaba en un manicomio?
Cmo que en un manicomio?
T no sabes que al hijo de los Lbara lo han tenido como siete aos metido en una
clnica?
Una clnica de locos?
Es lo que dicen las malas lenguas.
Las malas lenguas tambin dicen que l no es hijo de verdad de los Lbara.
A m me contaron que esa gente se lo encontr en la finca y empezaron a criarlo.
Y quines seran sus padres?
Vaya usted a saber. Una prima ma que les lava la ropa me cont que despus que lo
recogieron se dieron cuenta de que el chiquito tena algo raro, pero ya no se iban a echar atrs,
as que siguieron cargando con l hasta que tuvieron que ingresarlo.
Y por qu fue que lo metieron en la clnica?
Yo he odo todo tipo de chismes, pero saber, nadie sabe.
Esa madrugada me despierta un sonido de agua que viene del exterior, parece como si
alguien estuviera regando las matas. Intrigada, me levanto y voy a mirar por la ventana
abierta a la sofocante semioscuridad.

233
La luz de la luna llena de sombras niqueladas los rosales y blanquea el muro del pozo.
Raziel, con el cuerpo desnudo y brillante como el de un pez, gotea sobre las lajas. Alza los
brazos lentamente y empieza a emitir un canturreo. De pronto el viento irrumpe entre los
rboles que rodean la casa y forma un torbellino de hojarasca alrededor del to. Recin
llegados de alguna parte, los nubarrones invaden el cielo. Truena como si se nos echara
encima el fin del mundo, y entonces principia a llover.

3
Lo que siento por mi to va ms all de todo sentimiento conocido por m. Por mucho
que me esfuerce no soy capaz de entender por qu lo quiero, por qu lo necesito, por qu me
hace tanto bien su presencia.
Cierto atardecer habanero, a la hora en que mi madre y mis tas emergen de la siesta
para reunirse en la cocina a chismorrear y preparar con Alba la comida que mi abuelo y mi
padre reclamarn a gritos no ms llegar de la calle, me deslizo por los pasillos que ya
borronea la penumbra. Doy un toque en la puerta del cuarto de Raziel, la empujo y entro sin
esperar respuesta.
Al principio no consigo precisar nada. La habitacin es un remolino de formas que
poco a poco van buscando su sitio hasta llegar a parecer una cama de hierro flanqueada por
dos altos armarios, un silln y una mesa esquinera.

234
Por fin viniste La dulce voz del to me provoca un sobresalto.
Vine para que me ayudes a ponerme otro nombre improviso rpidamente.
Convertido en un grcil, indescriptible entrecruzamiento de planos, Raziel se
inclina sobre m, y de alguna forma es como si su frgil persona fuera capaz de extender
alrededor de mis nueve hostigados aos una membrana protectora.
Esa es slo media verdad me contesta, frunciendo la frente. Tambin
viniste porque quieres saber Mientras toca con delicadeza mi cabeza desgreada, habla en
un susurro: Y yo te voy a narrar una historia, sin palabras Sus dedos, que ahora se
mueven rozando mis pmulos y el borde de mis prpados, transmiten corrientazos. Para
empezar, no olvides nunca: Un crculo en el suelo sirve para abrir la puerta
El to Raziel se aparta de m. Con la punta del ndice traza una circunferencia
sobre las losetas, se arrodilla en el centro y me tiende los brazos. Su piel arde, su olor a tierra
hmeda se vuelve punzante y penetra mi nariz, que hundo en su cuello. La barbilla del to se
apoya en lo alto de mi crneo y el conocimiento me inunda dolorosamente.
Veo un cielo prpura y amarillo donde se debaten, luchando, unas descomunales
criaturas parecidas a pjaros, sus aullidos llenan el espacio, y las vibraciones que origina el
ruidoso entrechocar de las espadas se mezclan con esa frase que pronuncia y transcribe
alguien sin rostro, tal vez un notario de pueblo: Una adopcin en extraas circunstancias.
Veo en un relmpago la boca de Raziel restregarse contra la boca de uno de los guerreros
alados, y sus cuerpos blanqusimos flotar enredados en una danza que va generando planetas
y soles. Veo desplomarse a mi to, vestido tan solo con una coraza que ostenta los colores del
arco iris; lo veo caer en un abismo que no tiene fondo. Veo su cuerpo gentil extendido,
indefenso, sobre una camilla, y unas ventosas de muerte aferrndose a sus sienes mientras
todo l vibra en el tormento y uno a uno estallan los sistemas solares. Entonces grito, y los
labios de mi to Raziel bajan a presionar ligeramente los mos, para acallarme.
Me sostiene, mecindome, mientras me vaco en sollozos.
Te amo Es lo primero que consigo pronunciar.

235
Y yo a ti, porque tu nombre secreto es tambin el mo dice l, y ahora
voy a contarte algo que no recuerdas. Dos nias diminutas con las caras hmedas me
atisban, expectantes, desde sus pupilas: T bajaste a buscarme.
No entiendo.
No importa.
Se alza y seala el fantasmagrico rectngulo de luz de una puerta que se recorta
en el aire, salida de la nada. Todo da vueltas a mi alrededor, me agobia el vrtigo, empiezo a
desmayarme. No nos queda casi nada de tiempo; en el pasillo de la casa se elevan ya los
gritos de aves de rapia de mis tas, mi madre y mi abuela. Estn a punto de entrar.
Mi to habla precipitadamente:
Voy a estar esperando aqu mismo. Y no lo eches al olvido: t tambin eres
Raziel.
Es la ltima vez que nos vemos. A la maana siguiente, mientras yazgo en la
cama con una fiebre que rompe los termmetros, vienen a llevarse a mi to. Los primos,
excitados por la brutalidad de la escena, observan desde las ventanas cmo dos enfermeros lo
llevan a rastras hasta el sitio donde una ambulancia abre sus fauces, dispuesta a tragrselo.

4
Mi inexplicable enfermedad dura siete meses. Los mdicos se declaran impotentes
para descubrir el padecimiento que me mantiene entre la vida y la muerte. Alba despus me
cuenta que rechazaba el alimento y hubieron de pasarme lquidos por va intravenosa, que por
las noches aullaba como un lobo, y que grit frases en una lengua que nadie consigui
descifrar.
Cuando regreso a la normalidad no recuerdo ms que un gran vaco y la
conversacin que sostuvieron mam y pap junto a la cabecera de mi cama:
Te lo dije que no debamos criarla, despus de lo que pas con Raziel Era la
bronca voz de mi padre.
Ni lo menciones.

236
Deberamos haber escarmentado. Pero no, tu madre se encaprich en tener
una hembrita en casa.
Cllate, por amor de Dios.
Te lo dije bien claro, pero t no hiciste caso. Y ahora mira los resultados, est
empezando a pasar lo mismo que pas con el otro anormal.
Recuerdo y reconstruyo: He sanado, pero el mundo ya no es como antes, adems
de la presencia del to Raziel falta algo que no consigo definir. Mis emociones parecen
apagarse. Cada vez me identifico menos con la gente que me rodea. Me siento ajena a todo y
a todos. Me siento extranjera.
El ritmo del tiempo se dispara: Cumplo doce aos y el pas convulsiona. Un gobierno
flamante toma el poder y lleva a cabo cambios cada vez ms drsticos. Mi familia teme lo
peor, pero muchos otros estn entusiasmados. A los quince acepto una beca y abandono la
casa para siempre. Aprendo a esconder lo que pienso. Estudio Filosofa y Letras, me grado
y comienzo a dar clases. Mueren los abuelos y un par de tas. Mi padre se jubila y se lleva a
mi madre a vivir a Matanzas, all se abandonarn en breve a su descanso final. Los primos se
dividen en bandos irreconciliables: comuangas y gusanos, dicen.
Ya empieza a quedar bien claro que los nuevos dueos de la isla en que nac no
son mejores que los de antes, slo mienten mejor. En la universidad donde trabajo se desata
una cacera de brujas. Expulsan profesores y estudiantes. Incluso, alguna gente va a parar a
un campo de concentracin del que no habla la prensa. Decido abandonar el pas.
Resido tres aos en Mxico, paso una temporada en Espaa, y finalmente me
radico en California. Ahora doy clases en Berkeley; es un buen sitio, pero contino sola,
como de costumbre, sintindome ajena a los seres humanos.
Una dcada ms tarde cobro conciencia de que estuve viviendo sin vivir
realmente, he pasado de largo frente a catstrofes y victorias prricas, como quien anda en
sueos. Nada cal en m, nada anid, nada me lleg a conmover hasta el fondo.

5

237
Mi salud se desmejora. Pido vacaciones slo para languidecer en mi casa de
Kensington. Es tiempo de lluvia, pero afuera todo est reseco. Las rfagas que llegan del
Pacfico levantan nubes de polvo, y en el interior del estado se multiplican los incendios
forestales.
Paso los das tendida en un futn frente a las vidrieras que dan a la terraza, o me
dedico a vagar entre los robles de la quebrada en que culmina el barrio. La hierba amarillea,
pero los arbustos ms resistentes continan floreciendo. Algunas noches nos visita la neblina,
aliviadora, humedeciendo la corteza de los altos eucaliptos que resisten mal la violencia del
viento, y que suelen quebrarse y caer de sbito, obstruyendo las vas, pero aun as continan
multiplicndose, en silencio, obstinadamente.
Cierto atardecer, mientras camino sin rumbo por las colinas, tropiezo con un
curioso personaje. Se trata de Akesha, la viuda de un profesor egipcio que en otro tiempo
trabaj tambin en Berkeley. Cuando el marido muri, ella no quiso regresar al Cairo,
prefiri permanecer sola en la pequea casa de estilo mediterrneo que haban comprado
quince aos atrs. La gente de por aqu es tolerante, as que nadie demostr extraeza cuando
Akesha empez a decorar casi cada centmetro cuadrado de su propiedad con unos turbadores
signos mgicos de un azul plido; cada pared, por dentro y por fuera, cada espacio asfaltado,
empedrado o enlosetado, cada tabla de la tapia del jardn, estn ahora embellecidos con ojos
de Ra, pequeos bhos, espirales, culebras...
La viuda del profesor cairota ha envejecido, viste siempre de oscuro y se sujeta el
blanco cabello en un par de trenzas donde a veces engancha una flor. Los vecinos estn
acostumbrados a verla ir y venir a pie del mercado dominical, tirando de un carrito en el que
lleva las compras. Siempre hay alguien que quiere acercarla en su auto, o por lo menos
aliviarla de su carga, pero ella agradece y rehsa a ser ayudada, y sigue adelante, en silencio,
saludando a los que encuentra, detenindose para acariciar los gatos del barrio, que se
restriegan mimosos contra su larga falda.
El sol empieza perderse detrs de los robles cuando Akesha me encuentra, y esta
vez, en vez de seguir de largo con un discreto Hi, me pide que la siga. Deduzco que se
encuentra en dificultades, de modo que la escolto y en breve nos estamos adentrando en el
pintoresco saln de su casita. All estn todava los libros del profesor, las piezas de

238
coleccin que trajeron de Egipto, la ornamentada artesana que compraron a lo largo de algn
viaje por Amrica del Sur.
Movindose muy lentamente, como si su enteco cuerpo pudiera flotar, Akesha
abandona el carrito de las compras, me indica con un gesto que me acomode en el sof, y se
sienta a su vez. Sus ojos negros, que alguna vez fueron hermosos, me estudian un instante,
luego rompe a hablar en un ingls que matiza su aterciopelado y extico acento:
Poco antes de morir, mi marido estuvo descifrando unos jeroglficos grabados
en cinco planchas de metal.
Qu bien Apruebo corts, tratando de ocultar mi desconcierto, todo
cuanto tiene que ver con la antigua cultura egipcia me parece fascinante.
Sabes dnde encontraron esas planchas de metal? contina diciendo, ajena
a la interrupcin. Me encojo de hombros. Ella sonre: No fue en Egipto, no, sino en
Ecuador, en una cueva que est en la frontera con Per, en plena selva. La llaman la Cueva
de los Tayos.
Pero entonces
Jeroglficos muy parecidos a los egipcios, slo que no eran egipcios. Venan
de un continente que se trag el ocano; aquel continente del que llegaron Isis y Osiris en su
barca. En los jeroglficos se habla de una guerra que viene durando mucho tiempo, tanto
como no podemos imaginar.
Por qu me cuenta esto, Akesha?
Ella ignora mi pregunta:
Las fronteras duran un tiempo y despus cambian, se borran, se mueven Lo
que ahora es una isla antes fue parte de un continente. Lo que un da est bajo el cielo puede
estar al da siguiente bajo el agua. Lo nico que existe de verdad es ese mundo donde
contina la guerra Asiento, resignada a esperar que concluya aquella avalancha de
quimeras. La egipcia vuelve a sonrer, llena de melancola: A veces caen y aparecen en
otros cuerpos. Nadie los entiende entonces, nadie. Y nosotros no los podemos devolver a su
lugar, otro tiene que bajar a buscarlos. Ellos esperan a que las conjunciones sean propicias,

239
trazan un crculo en el suelo para abrir la puerta, pero antes deben reconstruir todo, antes
deben recordar
Es noche cerrada. Me levanto para despedirme y le agradezco su historia a la
anciana. Mientras me pongo en marcha por la colina rumbo a casa, pienso: Esa pobre vieja
est muy loca. Y es en ese momento que me acuerdo de Raziel y me doy cuenta,
conmovida, que desde hace mucho tiempo, ms de diez aos, no pensaba en l.

6
En la madrugada me despierta una pelea de mapaches junto a mi puerta. Me levanto,
me echo una bata por encima, salgo al jardn. Hoy no tenemos niebla. Mientras miro el cielo
distingo una esfera de luz, una especie de puo brillante que titila, algo que no se puede
confundir con una estrella.
Siguiendo un impulso inexplicable, me acerco a la manguera con la que riego
mis plantas, me desnudo y me expongo, temblando, al fro chorro de agua. Luego elevo los
brazos como antao lo hiciera Raziel. El viento llega de repente, sacando de las ramas de los
robles un murmullo semejante al del Pacfico al precipitarse sobre las pedregosas playas de
California. El viento me rodea, me palpa delicadamente con dedos invisibles. Empiezo a
entonar en voz muy baja una cancin sin palabras que nace en mi ombligo y sube incontenible
hasta la garganta. Las nubes llegan, pisando blandamente, avanzando un paso para retroceder
dos antes de seguir adelante, como una manada de ovejas indecisas. Estalla un trueno y
comienza a llover. El aguacero aplaca el polvo, corre por las canaletas, empapa la carga de
hojas muertas de los tejados de Kensington.

7
Decido romper la promesa que me hice de que nunca volvera a mi pas. No estoy
segura de que lo que me resta de vacaciones alcance para conseguir visa y pasaje areo, pero
contra todos mis pronsticos, una semana ms tarde estoy en el aeropuerto de Rancho
Boyeros, bajando por la escalerilla de un avin.

240
Dirija a donde dirija la mirada, todo es devastacin y miseria. Me repito: No me
importa. No importa. No me puede importar, pero s que es mentira. Esa noche duermo en
un hotel. Al da siguiente voy a la tienda donde slo admiten moneda extranjera, hago una
compra de comestibles, y tomo un taxi hasta la cuartera en la que vive el hijo de Alba,
preguntndome si la vieja cocinera habr podido burlar la muerte.
La encuentro en el patio, mecindose en un silln bajo las movedizas sombras de las
tendederas, convertida en una pattica versin de lo que fue. Me reconoce, me abraza, llora:
Tanto tiempo, Reginita, tanto tiempo!
Despus se queja de que aquello cada vez est peor, y masculla que el pas se va en
picada. Llama a la mujer de su hijo para que venga a buscar mis compras; la nuera promete
prepararnos con ellas un gran almuerzo.
No para m le advierto. Desde que llegu no he podido tragar ni un bocado, es
como si me hubieran cosido la boca del estmago.
Cuando nos quedamos solas de nuevo le pregunto a Alba por la casa de mis abuelos.
El ltimo cicln que pas casi se la lleva, imagnate, es muy vieja. Parte del techo se
cay.
Pero todava se puede entrar?
Alba me enfrenta con su antigua expresin de suspicacia; siento que acabo de cumplir
nueve aos y que me va a pedir que juegue fuera de la cocina.
Qu andas buscando, Regina? Esquivo su mirada. Ella asiente, comprensiva:
Lo ests buscando a l, verdad?
Muri?
Nadie lo sabe. Una tarde llamaron de la clnica donde lo tenan para decir que se
haba ido de all.
Se haba escapado?
Eso pensaban, pero fue un asunto muy extrao. Dijeron que aunque no haba forma
de que saliera del cuarto donde lo tenan, se les perdi.
Sera que alguien lo ayud a salir.

241
Seguro. Pero la gente de la clnica porfiaba que no y que no.
Y qu hicieron mis abuelos?
En esa poca tu abuelo ya estaba muy mal de salud, y todo andaba manga por
hombro en la casa.
Nadie me cont nunca nada, Alba.
Bueno, t sabes que los Lbara se lo callaban todo.
Una vez o que el to Raziel no era de la familia.
No lo era. Tu abuela lo encontr dormido debajo de la ceiba, y se lo llev para la
casa, porque cuanto hijo haba parido le sali hembra y estaba desesperada por tener un varn.
Quines seran sus padres?
Se lleg a comentar que era hijo de esa ceiba. Una ceiba muy bruja, que todo el
mundo saba que desde los tiempos de la esclavitud los negros iban a rezarle y a tocarle
tambores. Ya no existe.
No?
Mandaron a cortarla para sembrar caf caturra, total y aquellas matas de caf nunca
sirvieron de nada.
Alba, mi to estaba loco?
No, solo era muy raro.
Y por qu lo encerraron?
Tu abuelo no lo quera cerca. La familia empez a cogerle miedo y Se
interrumpe y aparta los ojos. Hay cosas de las que no me gusta hablar, Reginita, no es
bueno andar metindose con los muertos.
T qu pensabas de l?
Suspira y se encoge de hombros:
No fue mala persona. Le gustaba estar solo. l nunca quiso a la familia y ellos
tampoco lo queran.
Yo lo quise, Alba, pero casi no pude tratarlo.

242
T eras otra historia. Eras como l.
A qu te refieres?
Yo s que nadie te cont la verdad, pero a estas alturas
Qu, Alba?
A ti tambin te encontraron en las races de la ceiba. Y te recogieron porque todos
los nietos de tu abuela haban salido machos, y ella quera una hembrita. Y como tu madre no
poda tener hijos, le toc criarte.

8
El Atlntico bate plcidamente contra las rocas que se amontonan junto al muro del
malecn. Me siento bajo el sol, dando la espalda a los edificios carcomidos, y miro la lnea
aviesa donde el azul se confunde con el azul, esa frontera que no existe entre aire y agua, pero
igual se perfila ntida en la luz cobriza de la tarde.
Slo apariencias, me digo; vnculos falsos, sangre que no es tu sangre, races
que se aflojaron sin acabar de desgajarse de una vez. No ser de ninguna parte: en definitiva la
tierra es la misma en todas partes bajo la planta de tus pies. Pero entonces, por qu duele
tanto?.

9
Es cerca de medianoche cuando llego a la casa de donde una vez arrancaron al to
Raziel; tal y como dijo Alba, la encuentro en ruinas. Las columnas del portal cedieron,
comidas de comejn, el viento y la lluvia se han ensaado con lo que queda de techo, y la
hierba crece en los espacios de la sala y el comedor. Del cuarto de mi to no queda ms que
los restos de una pared y unos pedazos de tuberas ceidos por enredaderas.
No me detengo a pensar: Trazo un crculo en la tierra donde antao estuvieron las losas
del piso. Me arrodillo en el centro. Reconstruir, digo, y a medida que lo recuerdo, el cuarto
va creciendo alrededor de mi cuerpo. Reconstruir, y con un levsimo tintinear de vidrios,
con un sordo crujir de ladrillos, la casa rehace sus muros. Todo tiende hacia su forma perdida.

243
Muevo una mano y siento que la isla entera vibra, igual que un panal de abejas zumbantes.
Una a una resucitan las luces muertas, las calles recobran su antiguo esplendor, los edificios
que cayeron una vez vuelven a erguirse contra el cielo, las grietas se cierran en las aceras, de
las fuentes desahuciadas mana el agua Salida de la nada, se perfila una puerta en la
oscuridad.
Cuando me vaya todo volver a su estado de miseria, pienso, contrita. Puedo
percibir que en mi interior de criatura ignota existe una fuente de energa capaz de sostener la
reconstruccin. Encapsular el tiempo, pienso, evitar que lo terrible suceda. Pero la voz
de la egipcia resuena en mi cabeza: Las fronteras duran un tiempo y despus cambian, se
borran, se mueven Lo que ahora es una isla antes fue parte de un continente. Lo que un da
est bajo el cielo puede estar al da siguiente bajo el agua. Lo nico que existe de verdad es
ese mundo donde contina la guerra.
Me incorporo para mirar a travs de la puerta. Veo confusamente el cielo prpura y
amarillo donde se debaten luchando esas extraas entidades parecidas a pjaros. Veo en un
relmpago la boca de Raziel restregarse contra la boca de uno de los guerreros alados, y sus
cuerpos blanqusimos flotar enredados en una danza que va generando planetas y soles.
Ahora llevo puesta una coraza con los colores del arco iris y Raziel est junto a m, listo para
emprender el viaje de regreso. Lo nico que existe de verdad, repito en voz alta, para
darme fuerzas, y echamos a volar hacia la batalla que viene durando desde el tiempo en que
an no haban nacido los universos.


244

245

Por Javier de la Torre Rodrguez
29

Ilustrador: Rafa Castell (Espaa)

n los estudios realizados por autores nacionales con el
propsito de establecer las etapas del desarrollo de la
literatura de ciencia ficcin cubana (Gonzlez, 2000;
Snchez, 2002; Noroa, 2004; Romn, 2005), se hace
referencia a un perodo comprendido en la dcada de 1970
que constituye una zona de penumbra en relacin con su
pertinencia como etapa. Perodo directamente relacionado
con lo que en Cuba se ha denominado Quinquenio Gris,
mencionado en todos los estudios consultados, pero otorgndosele poca o ninguna relevancia
en los anlisis.
Gonzlez (2000) plantea la existencia de un perodo desde 1972 a 1977 sin obras
cubanas debido a la poltica cultural de la poca, que buscaba una literatura que permitiese al
pueblo sentirse un protagonista ms inmediato de la lucha por la nueva sociedad y la
radicalizacin del proceso revolucionario (4). Este autor presenta un antes, en los aos 60, y
un despus, que comenzara hacia finales de dcada del 70, a los que denomina etapas,
comparndolas en base a la riqueza estilstica e imaginativa de los autores. Un poco despus,
Snchez (2002), coincide con Gonzlez en el ao donde ponen fin a la primera etapa, 1971, y
en la incidencia negativa del llamado Quinquenio Gris sobre el gnero, a lo que agrega lo
relativo a la sustitucin editorial de la ciencia ficcin por el policiaco en esos aos; pero
plantea el comienzo de la segunda etapa en 1979, con el Premio David otorgado a Los
mundos que amo, de Dana Chaviano.

29
Este texto recibi mencin en el Concurso Oscar Hurtado correspondiente al ao 2012 en la
categora de Ensayo. http://www.isliada.org/ensayo/2012/12/la-ciencia-ficcion-en-cuba-y-la-etapa-del-
quinquenio-gris/

246
Noroa (2004), por su parte, tambin considera la primera etapa desde 1964 hasta
1971, signada por el mismo final que los dems autores. No obstante, para explicar el silencio
editorial del perodo siguiente, expone condiciones un tanto menos ambiguas como lo
incipiente del gnero, el prejuicio poltico y la desigual competencia con la produccin de las
editoriales soviticas. Le da comienzo a una segunda etapa en 1978 con la reaparicin de
ttulos de ciencia ficcin cubana. En su libro Universo de la ciencia ficcin cubana, Romn
(2005, pp. 65-69), de forma especialmente imprecisa, define una de las llamadas pocas de
silencio en la dcada del 70, condicionndola a la sustitucin de la ciencia ficcin por el
policiaco y sumando la influencia del bloqueo norteamericano.
Los autores antes citados pasan a vuelo de pjaro sobre este perodo o poca de
silencio sin tomar en cuenta la posible influencia, literaria o no, de la etapa anterior sobre
este. Cuando ms, se aventuran en hiptesis sobre las que no profundizan. Cierto tambin es
que todos enfocaron su estudio sobre la ciencia ficcin hecha en Cuba, dejando a un lado el
anlisis de otras influencias. Pero, basndonos principalmente en el estudio del panorama
editorial de esos aos con respecto al gnero, se obtiene una visin diferente de este perodo
que nos hace dudar sobre su duracin, e incluso nos induce a clasificarla como etapa en el
desarrollo de la ciencia ficcin cubana. No obstante, para poder profundizar en los
particulares que propiciaron su existencia debemos tener claros los antecedentes, tanto desde
el punto de vista del surgimiento de la literatura de ciencia ficcin cubana como de su
desarrollo inicial, lo mismo analizando el volumen de ttulos como considerando otras
variables menos artsticas.
Antes de 1959 la ciencia ficcin en Cuba era un gnero casi inexistente. Algunos libros
de autores extranjeros editados en Espaa y Argentina principalmente, sobre todo de la etapa
pulp norteamericana, y unos pocos cuentos de autores cubanos publicados en revistas, como
El da que Nueva York entr en el cielo, de ngel Arango, aparecido en la Revista Carteles
en 1958 (Romn, 2005, pp. 213-214), es lo que ha llegado a nosotros.

247
Fuera de nuestro pas, en las dcadas del 50 y 60, se publican obras de gran relevancia
que reflejaron y trascendieron el momento sociohistrico que las vio nacer.
30
Pocos de estos
ttulos se publicaran en Cuba, con gran retraso, en las dcadas del 70 y el 80.
Con el triunfo de la Revolucin la libertad creativa da un salto al fundarse nuevas
instituciones culturales y editoriales, las primeras fueron la Casa de las Amricas y la
UNEAC, con su respectiva editorial, ambas en 1959; en 1960 se funda el ICRT, y ms
adelante llegaron las editoriales Arte y Literatura y Gente Nueva, las dos en 1967. En este
panorama, reforzado enormemente por la Campaa de Alfabetizacin de 1961, el libro se
vuelve un objeto de masas. Y ms an luego del discurso pronunciado por Fidel en 1961
denominado Palabras a los intelectuales, con el propsito de atraer la confianza de estos hacia
el proceso revolucionario que se estaba llevando a cabo. Como
colofn, Yuri Gagarin sube al espacio en abril de ese mismo ao,
desbordando la imaginacin y las expectativas de toda la
humanidad y, por supuesto, de los cubanos. Qu ms se podra
pedir para que la ciencia ficcin se hiciera un lugar entre las
creaciones de los escritores del pas?
Aparentemente, el primer libro de ciencia ficcin que
circul en Cuba luego de 1959 fue Un husped del cosmos
(Ediciones en Lenguas Extranjeras, URSS, 1962), una antologa
con la que comienza la influencia sovitico-socialista en la
literatura cubana del gnero (Aguiar, 2008), luego reeditada por Gente Nueva en 1977. Otra
influyente obra sovitica aparecida en Cuba en 1965 fue la novela La Nebulosa de

30
Entre ellos Las bvedas de acero (1954), El sol desnudo (1955) y El fin de la eternidad
(1955), de Isaac Asimov; El hombre ilustrado y Crnicas Marcianas, de Ray Bradbury, el autor del
gnero ms ledo en el mundo entero en los aos 50; Ms que humano (1953) y Venus ms X (1960),
de Theodore Sturgeon; Los mercaderes del espacio, de Frederik Pohl y Cyrill M. Kornbluth; Un
cntico por Leibowitz (1955), de Walter M. Miller Jr.; El hombre demolido (1953) y Las estrellas mi
destino (1956), de Alfred Bester; Diarios de las estrellas (1957), Edn (1959), Solaris (1961) y El
invencible (1964), del polaco Stanislaw Lem; Dune (1965), de Frank Herbert; Suean los androides
con ovejas elctricas? (1968), de Philip K. Dick; 2001: Una odisea espacial (1968), de Arthur C.
Clarke; Planeta de exilio (1966) y Ciudad de ilusiones (1967), de Ursula K. LeGuin.

248
Andrmeda, de Ivn Efremov (Ediciones en Lenguas Extranjeras,
URSS), que luego sera reeditada por Arte y Literatura en 1969 y
vuelta a traer por la Editorial MIR en 1973. Por la parte anglfona
tenemos que en 1967 se edit, por Ediciones Granma responsable
tambin de varios ttulos cubanos, la novela de Ray Bradbury El
hombre ilustrado; y en 1968, Arte y Literatura edita su primer libro
para el gnero, La guerra de los mundos, de H.G. Wells. Dos
excelentes historias escritas por dos maestros. El ltimo libro
extranjero de la etapa fue Guianeya, de Gueorgui Martinov, primer
libro trado por la Editorial MIR a Cuba en 1967 y luego en 1974,
novela muy pobre en cuanto a calidad temtica y artstica; no obstante, en esa poca fue
llevada a la radio en una versin libre (Aguiar, 2008, p. 10).
Es en 1964, justo con el comienzo de la New Wave (Acosta, 2012), que llegan los
primeros libros de autores del patio: A dnde van los cefalomos, de ngel Arango; La ciudad
muerta de Korad, de Oscar Hurtado y, segn Romn (2005, p. 47), la antologa de autores
cubanos Cuentos de ciencia ficcin, compilada por el propio Hurtado; todos editados por
Ediciones R, dentro de la coleccin Cuadernos R. En 1966 se publica El libro fantstico de
Oaj, de Miguel Collazo, a travs de Ediciones UNION, que ha sido catalogada por Encinosa
(2001) como la mejor obra de la etapa.
La ciencia ficcin permita llevar la imaginacin a campos temticos inexplorados por
la literatura cubana, asimilar nuevos conceptos y generar puntos de vista distintos a los
usualmente empleados. Como en todo gnero literario que comienza a desarrollarse, sus
autores usaron todas las variantes de estilos que pudieron crear o captar. Algunos, como
Carlos Cabada y Agenor Mart, toman sobre todo de la Pulp Science Fiction norteamericana;
Juan Luis Herrero y ngel Arango, con mucho mejor dominio literario, parecen ms bien
influenciados por la corriente campbeliana, no obstante el segundo se inclina hacia el New
Wave en El planeta negro, de 1966 (Noroa, 2004).
Arnaldo Correa, principalmente un escritor de policiacos, aport su toque personal
mezclando ambos gneros, quiz estimulado en el hacer del buen doctor Asimov; Miguel
Collazo, en quien se nota la influencia New Wave tipo Bradbury (Noroa, 2004; Snchez,

249
2002), antepuso el fenmeno social al hecho cientfico, apostando por un estilo que empleaba
elementos del costumbrismo y la farsa (Encinosa, 2001), que utilizaba locaciones nacionales y
caractersticas de la sociedad cubana y de los cubanos de la poca, como vehculos principales
para describir la interaccin con la otredad.
Por ltimo, pero no por ello menos importante, est el creador de las colecciones
Cuadernos R primer sello editorial que difundi la obra de ciencia ficcin cubana, y
Dragn, que an permanece activa y ha trado a la isla una mirada de autores extranjeros:
Oscar Hurtado (EcuRed, 2012). Este autor desarrolla principalmente la poesa y algo que
podramos llamar documento-ficcin (Chaviano, 1983) que utiliza para cuestionar los
supuestos lmites del gnero, en cualquier orden. Hurtado emplea su vasta cultura para
mezclar ciencia ficcin, fantasa y realismo mgico, y generar lo que para l exiga el lector
moderno: una prolongada serie de maravillas sucesivas. No obstante, su obra fue escasa, el
ttulo de Padre de la Ciencia Ficcin Cubana (EcuRed, 2012), se debe ms a su intensa labor
promocional a favor del gnero, de la que podemos citar, como su mejor exponente, la
voluminosa antologa Cuentos de ciencia ficcin, editada por Arte y Literatura en 1969 dentro
de la coleccin Biblioteca del Pueblo.
Desde el punto de vista editorial, esta fue una etapa rica y diversa para los autores
cubanos, con una influencia potencial de altsima calidad dentro del gnero. Ediciones
UNIN fue la editorial ms influyente con cuatro ttulos, seguida de cerca por Ediciones R y
Ediciones Granma, ambas con tres. La produccin editorial para la ciencia ficcin hecha en
Cuba se mantiene estable a razn de unos dos libros por ao; en total la etapa vera unos diez
ttulos de autores cubanos entre 1964 y 1968, lo que no est nada mal para una etapa inicial.
Todo esto contradice la posibilidad de que languideciera, como planteara el escritor y
ferviente promotor Juan Carlos Reloba, (Reloba, 1981).
Hemos visto hasta aqu que el despegue del gnero en Cuba segn el propio Reloba
el primero surgido en medio de las transformaciones socio-culturales llevadas a cabo por la
direccin del pas, fue consistente y cont con numerosos seguidores entre creadores y
lectores, pero no le fue posible continuar desarrollndose debido a esas mismas
transformaciones. A nivel editorial, en 1969 desaparece de pronto la ciencia ficcin cubana.

250
Aunque en la mayora de los estudios mencionados se sostiene que 1972 es el ao en
que comienza la etapa de silencio entre los 60 y los 80 apoyados sobre todo en la
publicacin de El fin del caos llega quietamente, de ngel Arango, en 1971, es a partir de
la observacin de las caractersticas enunciadas en los mismos trabajos como diferenciadoras
del perodo; del anlisis de las variables estadsticas, como el promedio de publicaciones por
etapa; y de una investigacin ms detallada sobre las caractersticas extraliterarias que
influenciaron el trabajo editorial de esos aos, que interpretamos esta publicacin como una
excepcin de la regla imperante. Adems, es de notar que en 1969 se present un pico en el
nmero de publicaciones de autores extranjeros, comportamiento atpico antes y despus que
relacionamos con el hecho de sustituir la literatura de ciencia ficcin hecha en Cuba con obras
extranjeras: o sea: los cubanos no nos quedamos sin ciencia ficcin durante ese perodo, solo
que la que tenamos no era cubana.
A partir de esto nuestra propuesta de etapa no puede circunscribirse a los cinco aos
incluidos usualmente bajo el Quinquenio Gris (1972-1976), pues las condiciones editoriales
que rigieron entonces empezaron a establecerse un poco antes del Congreso Nacional de
Educacin y Cultura de 1971, a partir del cual adquirieron ya carcter doctrinario.
En la dcada del 60, debido al espacio que ahora ocupaban la cultura y sus creadores,
los debates estticos alcanzaron una dimensin poltica que, en la mayora de los casos,
trataba de ocultar pujas por el control de instituciones culturales, intentando eliminar
influencias de algunos modelos ideolgicos sobre la cultura cubana o sustituir tendencias
(Arango, 2007).
En 1965, Jess Daz, director de la revista El Caimn Barbudo, critica a un grupo de
escritores desde el punto de vista poltico y moral, agrediendo tanto a la obra como a sus
creadores, lo que resulta relevante, pues en esta confusin de personas y obras se mantendra
la generalidad de la crtica y los documentos oficiales en lo adelante (Arango, 2007).
En 1966, la publicacin de Paradiso, de Jos Lezama Lima, le atrajo la hostilidad de
ciertos funcionarios debido a su supuesta exaltacin del homoerotismo y lleg a decirse
que el volumen haba sido retirado de algunas libreras (Fornet, 2007). En 1968, el hecho de
ser premiadas en contra de la voluntad oficial (Daz, 2007) en el concurso literario de la
UNEAC las obras Los siete contra Tebas (Teatro), de Antn Arrufat, y Fuera de juego

251
(Poesa), de Heberto Padilla, condicion su publicacin, que a la postre fue casi clandestina
(Daz, 2007), a un prlogo que tom el nombre de Declaracin de la UNEAC, donde esta
institucin manifestaba su desacuerdo con las obras, al considerarlas contrarrevolucionarias
(Arango, 2007).
Coincidiendo con los peores momentos del caso Padilla, el libro de Delfn Prats,
Lenguaje de mudos, ganador del Premio David a inicios de ao y ya impreso, fue igualmente
sealado y destruido fsicamente (Arango, 2007). Adems, a travs de varios artculos
publicados en la revista Verde Olivo (algunos de ellos reproducidos por La Gaceta de Cuba),
aparecidos en noviembre y diciembre, se constata la radicalizacin de la posicin oficial
contra un nmero de artistas y escritores de larga trayectoria y se reprenda duramente a los
intelectuales por el nivel de despolitizacin que padecan escritores y crticos (Fornet,
2007). En ellos se lleg a proponer abiertamente un molde para la creacin literaria cubana
basado en el realismo socialista (Daz, 2007). Las normas y los procedimientos que
desembocaran en el Quinquenio Gris ya estaban en marcha.
Qu pas con el incipiente movimiento de ciencia ficcin cubana en este clima donde
artistas de fama mundial eran acusados y vejados? Simplemente no caba en el nuevo
paradigma socio-cultural en formacin. Nuestra ciencia ficcin y sus cultivadores no eran
conocidos internacionalmente por lo que no tenan quin gritara por ellos. Ciertamente, como
dice Noroa (2004): este gnero se dedicaba al tema ms poltico posible: el futuro, y como
movimiento que comenzaba a despuntar no tena prestigio propio. El gnero, ya acusado de
escapismo y enajenacin, de alejar a las masas de la realidad de la lucha obrera por la
emancipacin mundial, fue atacado injustamente por no poder despojarse del lastre de la
influencia de los clsicos norteamericanos e ingleses (Reloba, 1981, p. 6), desconociendo
aparentemente de dnde provena la principal influencia narrativa de este gnero desde antes
del triunfo de la Revolucin. A partir de 1969 su avance fue detenido y eliminado de las
editoriales; en otras palabras: anulado como tendencia literaria nacional.
Como hemos mencionado, algunos investigadores como Reloba (1981) y ms tarde
Romn (2005), coincidiendo con lo expuesto por el primero, han tratado de justificar la
desaparicin del gnero a nivel editorial planteando que la ciencia ficcin le cedi el puesto a
la literatura policaca. En base a los sucesos aqu relacionados sobre las causas de la

252
desaparicin editorial del gnero y a las caractersticas histricas del desarrollo de la literatura
(donde ningn gnero o movimiento le ha cedido jams el puesto a otro), disentimos de esta
hiptesis que, por dems, no ha sido demostrada.
Para saber qu fue de algunos de los escritores del gnero
durante esta etapa tenemos que buscar en las publicaciones del
perodo: Oscar Hurtado, luego de su antologa Cuentos de
ciencia ficcin (Arte y Literatura, 1969), solo public artculos
no relacionados directamente con el gnero (Chaviano, 1983) y
el prlogo de la edicin de 1974 del libro La guerra de los
mundos; Miguel Collazo public Onoloria (1971) y El arco de
Beln (1977), texto profuso de alegoras el primero y un
cuaderno de relatos costumbristas el segundo; y Arnaldo Correa
posiblemente se mantuvo escribiendo policiacos.
Otros, como Juan Luis Herrero, Carlos Cabada y Rogelio
Llopis, salieron del pas definitivamente (Romn, 2005; EcuRed,
2012). De Agenor Mart, Germn Piniella, Mara Elena Llana y
Esther Daz Llanillo (estas ltimas escritoras ms bien de
fantstico puro), nada se ha encontrado editorialmente en esos
aos.
Pero la hostilidad no era en particular contra la ciencia
ficcin, lo demuestra adems la cantidad de autores extranjeros
publicados en la etapa. Tanto as que, al comparar el total de
publicaciones del gnero en este perodo con la cantidad de
ediciones de la etapa precedente (hasta 1968) y la posterior (los
80 principalmente) se percibe un crecimiento continuado de los ttulos publicados en Cuba.
Un total de tres editoriales se repartieron el grueso de las publicaciones: Arte y
Literatura, que se lleva las palmas con trece ttulos, once ediciones o reimpresiones de la MIR
y siete de Gente Nueva. Ediciones UNIN, que fuera la que ms aportara en la etapa anterior
al ser la editorial de la UNEAC, institucin alineada con la nueva forma de hacer, solo
publica dentro del gnero el libro antes mencionado de ngel Arango. Y aunque no tendran

253
ninguna repercusin para la ciencia ficcin de estos aos, es necesario agregar que esta etapa
vio nacer las editoriales Oriente, en 1971, y Letras Cubanas, en 1977. Esta ltima participara
de forma relevante en la etapa siguiente.
Estuvimos influenciados principalmente por dieciocho ttulos soviticos, de los que
trece fueron novelas.
31
Los cinco restantes llegaron en forma de antologas, donde podemos
mencionar Devulvanme mi amor, de la MIR, en 1971. Pero la MIR solo tuvo a su cargo once
ediciones o reimpresiones. Otras editoriales como Gente Nueva, con cinco ttulos, todos
publicados en 1977, y Arte y Literatura, con dos: La nebulosa de Andrmeda, de Ivn
Efremov, en 1969, y Aelita, en 1977, novela de Alexei Tolstoi publicada por primera vez en
1922, completan el cuadro sovitico de esos aos.
Pero la etapa no fue solo sovitica; ms de la tercera parte de los libros extranjeros
publicados eran de autores anglfonos: nueve norteamericanos y un britnico. Desde esta
lengua, y gracias a Arte y Literatura, llegaron a nosotros obras de excelente factura
32

sumando, desde 1974, la coleccin Huracn a la Dragn (que vena desde los 60), como sellos
editoriales que incluan la ciencia ficcin dentro de las obras a publicar. Creemos necesario
apuntar, aunque la obra no pertenece al gnero de la ciencia ficcin, que Arte y Literatura
public en 1973 las Obras Completas de Edgar Alan Poe (en tres tomos), autor emblemtico,
considerado precursor del cuento fantstico y policiaco. Otro autor digno de mencionar es el
checoslovaco Karel apek: de quien, en 1969, Arte y Literatura public La guerra de las
salamandras (1936).
En 1973, Gente Nueva nos regala una obra de uno de los padres de la ciencia ficcin,
De la Tierra a la Luna
33
, de Julio Verne. Esta editorial, con un aporte mnimo desde su

31
Entre las que destacan las obras de los hermanos Strugatski, Cataclismo en Iris, trado por la
MIR en 1969 y luego en 1973; y Que difcil es ser Dios, trado por la misma editorial en 1976.
32
Los mercaderes del espacio, de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth, en 1969; Fuera del
planeta silencioso, de C. S. Lewis, en 1970; El sol desnudo, de Isaac Asimov, en 1971, la segunda
edicin de La guerra de los mundos, de H. G. Wells, en 1974, y Un Yanqui de Connecticut en la corte
del Rey Arturo, de Mark Twain, en 1976.
33
Este fue quizs el primer contacto de esta editorial con el gnero. La obra fue luego reeditada o
reimpresa en 1974, 1975 y 2001.

254
surgimiento, se lanza de lleno sobre el gnero en 1977, al publicar seis ttulos de ciencia
ficcin, entre los que destaca una seleccin de las Crnicas Marcianas de Ray Bradbury, y
Plutonia, del ruso V. Obruchev, publicada por primera vez en la URSS en 1924. Es en este
ao que su coleccin Suspenso pone a la ciencia ficcin dentro de la mira, adquiriendo esta
ltima la misma misin diferenciada por el grupo etario objetivo, de la coleccin Dragn
de Arte y Literatura (EcuRed, 2012).
Por ltimo, tambin en 1977, aparece una antologa denominada Cuentos cubanos del
siglo XIX, en la que Arte y Literatura incluye textos aparecidos en El Papel Peridico de La
Habana y dos relatos de Esteban Borrero, todos los cuales han sido presentados como las
primeras incursiones en el gnero producidas en Cuba (Romn, 2005).
No obstante, no nos enteramos de lo que estaba ocurriendo en el mundo de la ciencia
ficcin occidental de esos aos
34
. Hasta hoy, ninguno de los ttulos de esa poca se ha
publicado en nuestro pas.
La desconcertante disminucin de la magnitud de la razn que incluso llega a
invertirse, entre la cantidad de libros de autores cubanos y de obras extranjeras de esta
etapa (1 a 30), con respecto a la etapa anterior: de 1964 a 1969, (10 a 4), apoya nuestra tesis
de la sustitucin literaria en lo referente al gnero de la ciencia ficcin. No se trataba de
eliminar el gnero, se trataba de encauzar a sus creadores hacia el realismo socialista. Este
molde no admita nada de personajes ni problemas en abstracto, al contrario, los motivos de
inters deban ser el trabajo, las luchas revolucionarias y los esfuerzos del hombre por el
dominio de los fenmenos naturales; de la misma manera no admita nada de pesimismo, la
insatisfaccin siempre ser contra los vestigios del pasado, de donde se deriva la
obligatoriedad de mostrar confianza plena en las perspectivas de xito de toda accin que se
proponga el mejoramiento de la existencia social (Arango, 2007). No obstante, no debe

34
Algunos de los ttulos ms renombrados fueron Ubik (1969), de Philip K. Dick; La mano
izquierda de la oscuridad (1969), El nombre del mundo es bosque (1972) y Los desposedos (1974),
de Ursula K. LeGuin; Los dragoneros de Pern (1971), de Anne McCaffrey; Empotrados (1974), de
Ian Banks; El hombre hembra (1975), de Joanna Russ; La guerra interminable (1975), de Joe
Haldeman; Una cancin para Lya (1976), de George R. R. Martin; Prtico (1977), de Frederick Pohl;
Donde solan cantar los dulces pjaros (1976), de Kate Gertrude Meredith Wilhelm.

255
culparse al realismo socialista: una tendencia artstica ms. El problema aparece al ser
impuesta como nica va para la creacin.
El final del perodo que estamos analizando es situado normalmente a finales de los 70,
no siempre en el mismo ao, debido a lo que cada autor consider de mayor peso. No
obstante, si su principio fue gradual, su final tambin lo fue. En 1975 se produce el Primer
Congreso del Partido, donde se promulga una nueva estrategia para el desarrollo cultural de
Cuba. A principios de 1976 se destituye a Luis Pavn, director desde 1971 del Consejo
Nacional de Cultura, acusado de abuso de poder, y se fundan el Ministerio de Cultura en
noviembre de ese ao y la Editorial Letras Cubanas al ao siguiente. Por eso en este trabajo se
propone 1977 como el ao en que se flexibiliza la censura. En l se produce otro pico de
publicaciones extranjeras, an ms alto que el de 1969 e igualmente atpico. Muy
probablemente atendiendo a los dogmas editoriales impuestos en los aos anteriores, las
editoriales no posean ttulos cubanos en preparacin.
Pero ya al ao siguiente reaparece la ciencia ficcin cubana abrindose con ello una
nueva etapa editorial que sera llamada la Edad de Oro de la Ciencia Ficcin
Cubana (Snchez, 2002; Noroa, 2004). Estos primeros libros fueron de pequeo
formato: en 1978 ven la luz Las criaturas, cuentos de ngel Arango, con solo 51 pginas; De
Tulan la lejana, una cuentinovela muy corta de Giordano Rodrguez, con 38 pginas, y el
tercero fue un cuento infantil, Siffig y el vramontoro 45A, de Antonio Orlando Rodrguez, del
cual se realiz posteriormente un dibujo animado (de ah su trascendencia). El primero fue
editado por Letras Cubanas y los otros dos por Gente Nueva, al parecer la primera vez que
esta editorial publicaba a un autor del patio dentro del gnero.
Qu haba quedado? Pocos, muy pocos de los escritores publicados en los 60 que
incursionaron en el gnero sobrevivieron la etapa anterior. La excepcin es ngel Arango.
Adems de los que salieron del pas, Oscar Hurtado muere en 1977, a los 50 aos, perdiendo
la ciencia ficcin cubana a un escritor visionario y promotor de gran experiencia. Por su parte
Miguel Collazo, luego de El viaje (Ediciones UNION, 1968), nunca vuelve a poner su talento
en funcin de escribir ciencia ficcin. La nica aportacin de Agenor Mart es su antologa de
cuentos fantsticos Aventuras inslitas (Editorial Letras Cubanas, 1988), donde aparece
puntualmente Arnaldo Correa. Lo cierto es que, de una forma u otra, a todos los cultivadores

256
del gnero de la etapa anterior se les impidi descargar sus experiencias en una potencial
nueva generacin de escritores que se desarroll, en gran medida, desconocindolos.
Durante este perodo, que ms que quinquenio se prefiere denominar decenio
(Arango, 2007), la ciencia ficcin cubana, salvo la excepcin mencionada, fue sustituida
como tendencia por una ciencia ficcin extranjera que cumpliese con los estndares de un
realismo socialista importado de la URSS (Snchez, 2002). Como gnero literario, dada su
juventud y an escaso arraigo en estos aos, constituye un excelente sensor del
comportamiento de la poltica cultural de la etapa en general, y editorial en particular.
En estos diez aos de influencia extranjera tamizada, que no pas desapercibida,
muchos exponentes de la nueva generacin de potenciales escritores se formaron leyendo
estas obras principalmente (Aguiar, 2008). Ello se evidenciara en las temticas, estilos y
hasta en la procedencia profesional de los autores que escribiran durante la siguiente etapa.
Por todo lo aqu expuesto consideramos que este perodo, situado entre 1969 a 1977, no debe
ser subestimado a la hora de describir el movimiento de la ciencia ficcin cubana y constituye
en s mismo una etapa de su desarrollo.

BIBLIOGRAFA
Acosta, R. (2010). Crnicas de lo ajeno y lo lejano (1ra ed.). La Habana, Cuba: Letras Cubanas.
Aguiar, R. (Mayo, 2008). Le debemos algo a la ciencia ficcin sovitica?. Disparo en Red (45).
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Arango, A. (mayo, 2007). Con tantos palos que te dio la vida: Poesa, censura y persistencia.
Conferencia leda como parte del ciclo La poltica cultural del perodo revolucionario: Memoria y
reflexin. La Habana, Cuba.
Chaviano, D. (1983). Introduccin. En: Los papeles de Valencia el mudo. La Habana, Cuba:
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2007 en http://www.arrebatus.com/cubaymas/pavonato-quinqueniogris-cultura-escandalo/
EcuRed. Editoriales Cubanas. Recuperado el 8 de febrero del 2012 en http://www.ecured.cu
Encinosa, M. (2001). Los Saturnianos llegaron ya O del montaje de la farsa segn Miguel
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Fornet, A. (enero, 2007). El quinquenio gris: Revisitando el trmino. Conferencia leda como
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Gonzlez, F. (2000). Ciencia ficcin cubana: Problemtica y supervivencia. Disparo en Red (2).
Malagn, V. R. (ed). (2005). Catlogo de Publicaciones 1967-2004. La Habana: Arte y Literatura.
Mart, A. (comp., ed.) (1988). Aventuras inslitas. La Habana: Letras Cubanas.
Noroa, J. P. (marzo, 2004). Resumen de las etapas editoriales del fantstico cubano.
Presentado como Poster en el Primer Festival y Encuentro Terico del Gnero Fantstico, ANSIBLE. La
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Reloba, J. C. (1981). Nota introductoria. En: Cuentos cubanos de ciencia ficcin. La Habana:
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Romn, N.V. (2005). Universo de la ciencia ficcin cubana (1ra ed.). La Habana, Cuba: Ediciones
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Snchez, J. M. (2002). Marcianos en el platanal de Bartolo: Anlisis de la historia y perspectivas
de la CF en Cuba. Recuperado el 22 de diciembre del 2006 en http://www.stardustcf.com

258
Directores:
Acevedo Esplugas, Ricardo (Ciudad de La Habana, 1969) poeta, antologador, editor
y escritor de Ciencia ficcin cubana. Graduado en Construccin Naval y Civil, realiz
estudios de periodismo, marketing y publicidad y ejerci de
profesor en construccin civil en el Palacio de Pioneros Ernesto
Guevara de La Habana. Actualmente reside en Espaa. Su
trayectoria literaria incluye haber formado parte de los siguientes
talleres literarios: scar Hurtado, Negro Hueco, Taller literario
Leonor Prez Cabrera y Espiral. Ha sido miembro del Grupo de
Creacin Literaria Onelio Jorge Cardoso. Pertenece al staff de la
revista Amazing Stories
Es director (junto a Carmen Rosa Signes) de la Revista Digital miNatura publicacin
sta, que promueve las microficciones del genero fantsticos desde el ao 1999. Esta
publicacin es bimestral y se distribuye va e-mail, tambin se puede descargar desde su blog
oficial. Anualmente y desde el ao 2002 promueve el Certamen Internacional de microcuento
Fantstico miNatura, que este ao celebra su VII edicin. Y desde este mismo ao (2009), y
tambin anualmente lanza el Certamen Internacional de Poesa Fantstica miNatura.
Actualmente radica en Espaa. Colaborador para la revista Amazing Stories.
Signes Urrea, Carmen Rosa (Castelln-Espaa, 1963)
Ceramista, fotgrafa e ilustradora. Lleva escribiendo desde nia,
tiene publicadas obras en pginas web, revistas digitales y blogs
(Revista Red Ciencia Ficcin, Axxn, NGC3660, Portal Cifi,
Revista Digital miNatura, Breves no tan breves, Qumicamente
impuro, Rfagas parpadeos, Letras para soar, Predicado.com, La
Gran Calabaza, Cuentanet, Blog Contemos cuentos, El libro de
Monelle, 365 contes, etc.). Ha escrito bajo el seudnimo de Monelle. Actualmente gestiona
varios blogs, dos de ellos relacionados con la Revista Digital miNatura que co-dirige con su

259
esposo Ricardo Acevedo, publicacin especializada en microcuento y cuento breve del gnero
fantstico.
Ha sido finalista de algunos certmenes de relato breve y microcuento: las dos primeras
ediciones del concurso anual Grupo Bho; en ambas ediciones del certamen de cuento
fantstico Letras para soar; I Certamen de relato corto de terror el nio cuadrado; Certamen
Literatura mvil 2010, Revista Ee. Ha ejercido de jurado en concursos tanto literarios como
de cermica, e impartiendo talleres de fotografa, cermica y literarios.
Equipo Editorial:
Jurado Marcos, Cristina (Madrid, Espaa, 1972) Es
Licenciada en Ciencias de la Informacin por la Universidad de
Sevilla. Cuenta con un Master en Retrica de Northwestern
University (USA). Actualmente realiza estudios de Filosofa
por la UNED. Ha vivido en Edimburgo (Reino Unido), Chicago
(USA) y Paris (Francia). Su relato breve Papel fue
seleccionado en el 1o Concurso de Relatos Breves de la
Editorial GEEP para dar ttulo a la antologa que recoge las obras ganadoras. Su cuento
Vidas Superiores fue finalista en la 1 Convocatoria miNatura Ediciones. Ha publicado sus
relatos en Papeles Perdidos (el blog de Babelia, el suplemento literario de El Pas) y en la
revista Letralia y colabora regularmente con publicaciones del gnero. Escribe un blog sobre
ciencia-ficcin en la web Libros.com http://blogs.libros.com/literatura-ciencia-ficcion/ y
acaba de publicar su primera novela Del Naranja al Azul en la editorial United-PC
http://es.united-pc.eu/libros/narrativa-novela/sciencia-ficcion-fantasia.html
Martnez Burkett, Pablo (Santa Fe, Argentina, 1965) Es
abogado (Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe) y Magister en
Derecho Empresario (Universidad Austral, Buenos Aires). Tiene
estudios de postgrado en la Universidad de Navarra (Espaa), la
Universidad Adolfo Ibaez (Santiago de Chile) y la Louisiana State
University (Estados Unidos). Ensea en la Universidad Austral. Es
autor de los libros de relatos Forjador de penumbras (2011) y Los ojos de la Divinidad (2013).
Escribe para revistas del pas y el extranjero. Ha recibido premios en una docena de concursos

260
literarios. Ha escrito los ensayos Un solo autor en tres personas: presencia de Cervantes, el
Quijote y Alonso Quijano en la obra de Jorge Luis Borges (2011) y Cervantes, el baciyelmo y
Borges: una tica de lectura (de prxima aparicin), ambos para las Jornadas Cervantinas
Internacionales de Azul (Argentina). Est preparando un libro sobre Cervantes y Borges y una
novela (Pozo del Diablo).
Escritores:
Acevedo Esplugas, Ricardo (Ciudad de La Habana, 1969) Ver Directores
Arango Rodrguez, ngel Jos (La Habana, 1926 - Miami, 2013) Doctor en
Derecho Civil en la Universidad de La Habana, y especializado en Derecho aeronutico,
escritor cubano. Pionero de la ciencia ficcin cubana y
decano de los escritores de ciencia ficcin de la isla. Es
miembro de la UNEAC.
Obra: A dnde van los cefalomos? (cuentos),
Cuadernos R, 1964; El planeta negro (cuentos), Coleccin
Dragn, Arte y Literatura, 1966; Robotomaquia (cuentos),
Ediciones Unin, 1967; El fin del caos llega quietamente
(cuentos), Ediciones Unin, 1971; Las criaturas (cuentos),
Letras Cubanas, 1978; El arcoris del mono (cuentos),
Coleccin Radar 17, Letras Cubanas, 1980; Transparencia (novela), Ediciones Unin,
1982; Coyuntura (novela), Ediciones Unin, 1984; Sider (novela), Unin de Escritores y
Artistas de Cuba, 1994; La columna bfida (novela), de prxima aparicin.
Ballester Zuaznbar, Abel (Coln, Matanzas; 1975) Ingeniero qumico, pintor,
historietista autodidacta y escritor de narrativa fantstica. Abel tiene varias exposiciones como
artista plstico aficionados en eventos del gnero fantstico, en la
galera de La Madriguera (AHS Provincial), como la exposicin
"Muro de Palabras" (2003) y en la Universidad de Matanzas.
Tiene publicado el relato "Por Contrato, en la antologa
"Secretos de Futuro, (Editorial Sed de Belleza, 2005), y cuenta
con numerosos relatos enmarcados en el horror fantstico an

261
inditos, adems de varias historietas con guion propio. Graduado del VIII Curso Nacional de
tcnicas narrativas del Centro de formacin literaria Onelio Jorge Cardoso en el 2006, e
integrante del Grupo de Creacin Espiral del gnero fantstico desde el 2004, ha formado
parte del comit organizador de varios eventos, Ansible, Concilio de Lorien, Arco de Korad, y
expuesto numerosos trabajos plsticos en las exposiciones asociadas. Adrenalina 360 es su
primer trabajo como guionista y para la televisin cubana.
Bent Valdespino, Istvn (Cuba) ilustrador, creador de cmic y escritor. Graduado en
el Centro de Formacin Literaria Onelio Jorge Cardoso.
Chaviano, Dana (La Habana, Cuba) Licenciada en Lengua y Literatura Inglesa en la
Universidad de La Habana. En 1979 recibi el Premio David de Ciencia Ficcin por Los
mundos que amo, una coleccin de cuentos escritos entre los 15 y
los 19 aos. Este libro fue adaptado a la radio y tuvo una versin
en fotonovela que vendi 200.000 ejemplares en menos de dos
meses, lo cual inici el reconocimiento masivo de la ciencia
ficcin en Cuba.
En 1982, la autora fund el primer taller literario de ciencia
ficcin de Amrica Latina. Ms tarde, trabaj como guionista de
programas televisivos para nios, jvenes y adultos. Fue
presentadora de televisin y de radio. Tambin particip como
actriz en algunas pelculas de cine independiente.
Mientras vivi en Cuba public varias obras de ciencia ficcin y fantasa. Entre sus
ttulos se encuentran Amoroso planeta (cuentos, 1983), Historias de hadas para adultos
(noveletas, 1986), Fbulas de una abuela extraterrestre (novela, 1988), La anunciacin (guion
de cine, 1990) y El abrevadero de los dinosaurios (cuentos, 1990).
En mayo de 1991, Chaviano se estableci en Miami, Florida (Estados Unidos), donde
an vive.
Fuera de Cuba ha publicado Confesiones erticas y otros hechizos (poemas), Pas de
dragones (cuentos) y el ciclo de novelas La Habana oculta, compuesto por El hombre, la
hembra y el hambre, Casa de juegos, Gata encerrada y La isla de los amores infinitos,

262
publicada en 25 idiomas y que se ha convertido en la novela cubana ms traducida de todos
los tiempos.
Dana Chaviano ha recibido numerosos galardones y reconocimientos internacionales:
Premio Anna Seghers (Academia de Artes de Berln, Alemania, 1990) por Fbulas de una
abuela extraterrestre; Premio Azorn de Novela (Espaa, 1998) por El hombre, la hembra y el
hambre; Premio Internacional de Fantasa Goliardos (Mxico, 2003); Invitada de Honor a la
25 Congreso Internacional del Arte Fantstico (Fort Lauderdale, USA, 2004); y Medalla de
Oro al Mejor Libro en Lengua Espaola (Florida Book Awards 2006, USA) por La isla de los
amores infinitos.
Web oficial: www.dainachaviano.com
Facebook: www.facebook.com/DainaChavianoAuthor
Twitter: twitter.com/DainaChaviano
Blog: www.blog.dainachaviano.com
Del Castillo, Claudio G. (Santa Clara, Cuba, 1976) Ingeniero en
Telecomunicaciones y Electrnica y tiene un diplomado en Gerencia Empresarial de la
Aviacin. Actualmente se desempea como jefe del departamento de Servicios Aeronuticos
en el aeropuerto internacional Abel Santamara.
Es miembro del taller literario Espacio Abierto, dedicado a la
Ciencia Ficcin, la Fantasa y el Terror Fantstico. Alumno del curso
online de relato breve que impartiera el Taller de Escritores de
Barcelona en el perodo junio/agosto de 2009.
Ganador en 2009 del I Premio BCN de Relato para Escritores
Noveles. Mencin en la categora Ciencia Ficcin del I Concurso
Oscar Hurtado 2009. Tercer Premio del Concurso de Ciencia Ficcin 2009 de la revista
Juventud Tcnica.
Finalista en 2010 en la Categora Fantasa del III Certamen Monstruos de la Razn.
Premio en la Categora Fantasa del III Concurso Oscar Hurtado 2011.

263
Ha publicado sus relatos en Axxn, NGC 3660, miNatura, Cosmocpsula, Qubit y
Juventud Tcnica; as como en los blogs literarios del grupo Heliconia: Breves no tan breves,
Qumicamente impuro y Rfagas, parpadeos.
De la Torre Rodrguez, Javier (La Habana, 1974) Narrador, ensayista, guionista,
creador de juegos de rol y editor. Licenciado en Fsica. Uno de los editores del fanzine
Disparo en Red. Como miembro fundador del Grupo de Creacin Espiral del Gnero
Fantstico, form parte del Comit Organizador de los ANSIBLE,
eventos tericos del gnero fantstico organizados por el citado
grupo. Fue uno de los guionistas de la serie televisiva Adrenalina
360 y del corto animado Basilisa la hermosa (producidos por la
Televisin Cubana en 2011). Miembro de LASA y de la Seccin
de Ldica de la APC. Ha publicado cuentos en el suplemento
cultural de Juventud Rebelde; en la antologa Secretos del futuro
(Editorial Sed de Belleza, 2005) y en el fanzine miNatura. Creador
de varios juegos fantsticos de rol (Conquistadores, Artaghid:
Grandes Campaas; Artaghid: el mundo sin magia; Vientos de Guerra, Antala, el valle Rojo,
Latiliam). Coordinador del Taller de Narrativa Fantstica Convergencia.
Integra el equipo de guion de la serie animada La aventuras de Juan Quinqun
(ICAIC, 2013, en produccin); Co-Guionista del mediometraje animado Basilisa la
Hermosa, Dpto. de animacin del ICRT, TVC 2011; Co-creador y co-guionista de la serie
televisiva Adrenalina 360 (73 episodios. TVC, 2011).
Encinosa Fu, Michel (La Habana, Cuba, 1974) Licenciado en lengua y literatura
Inglesa por la Universidad de la Habana (1998), graduado del segundo curso del taller de
creacin literaria Onelio Jorge Cardoso, miembro de la Asociacin
Hermanos Saz y de la Unin Nacional de Escritores y Artistas de
Cuba
Obra: Sol negro (Ediciones Extramuros, 2001); Nios de nen
(Editorial Letras Cubanas, 2001); Veredas (Ediciones Extramuros
2006); Dioses de nen (Editorial Letras Cubanas, 2006); Dopamina
Sans Amour (Casa Editora Abril, 2008). Enemigo sin vos (Casa

264
Editora Abril 2008);
Piezas narrativas suyas se incluyen en numerosas antologas cubanas y extranjeras,
entre las que se destacan:
La baja delle gocce notturne (BESA, Italia, 1996); Vedi Cuba e poi muori (Feltrinelli,
Italia 1997); Polvo en el viento (MFC, Argentina 1999); Reino eterno (Editorial letras
cubanas1999); Escrituras iniciales (Editorial letras cubanas, 2011); Quemar las naves
(Pelotas, Brasil, 2002); Cosmos Latinos (Wesleyan University Press, Estados Unidos, 2008);
La isla novelada. Cuentistas cubanos del nuevo siglo (Instituto veracruzano de la cultura,
Mxico 2008); Jvenes autores cubanos (Verbun, Madrid, Espaa 2005); Escritores con
guitarra (Ediciones Unin, 2005); Havana Noir (Akashic, Nueva York 2007); Los que
cuentan (Caja China, 2007).
Enrquez Pieiro, Anabel (Santa Clara, 1973) Graduada de Psicologa y Mster en
Ciencias de la Comunicacin, se ha desempeado profesionalmente en los campos de la
neuropsicologa, la gestin de capital humano, y la comunicacin institucional y publicitaria.
Narradora, ensayista y guionista, ha desarrollado una intensa labor como
promotora del gnero fantstico. Ha impartido varias charlas sobre
narrativa fantstica dentro de los ciclos de conferencias del Taller
literario Espiral del gnero fantstico hasta el ao 2008, as como en
diversos encuentros tericos y espacios de difusin generados por
diversos grupos e instituciones en la isla en la actualidad. Organizadora y
ponente de los eventos realizados por el Grupo de Creacin Artstica
ESPIRAL desde el ao 2002: Villaficcin (Santa Clara, 2002) Jornada
de las 24 Horas Fantsticas (La Habana, 2002), las cuatros ediciones del Evento Terico
ANSIBLE del gnero fantstico (La Habana, 2004-2007), y las ediciones del Festival de
Literatura y Arte Fantstico Concilio de Lorien (2004-2006) y Arco de Korad (2007)
tambin en la capital cubana, y la ms reciente edicin del Villaficcin 2013, tambin en
Santa Clara. Co-organizadora del Proyecto de Narrativa fantstica Convergencia, fundado en
abril de 2012.
Es autora del libro de cuentos Nada que declarar (Casa Editora Abril, 2007), con el
gan el Premio Calendario de ciencia ficcin 2005, y el Primer Premio de cuentos de ciencia

265
ficcin Juventud Tcnica del mismo ao. Cuentos suyos aparecen en varias antologas
nacionales: Secretos del Futuro (Ediciones Sed de Belleza, 2005), Crnicas del Maana: 50
aos de cuentos cubanos de ciencia ficcin (Letras Cubanas, 2008), Tiempo Cero (Casa
Editora Abril, 2011), Terapia de progresin y otros cuentos (Isliada Editores, publicacin
electrnica, 2012), y en la antologa de ciencia ficcin internacional The Apex Book of World
Science Fiction 2, compilada por el autor israel Lavie Tidhar (2012). Sus ensayos y artculos
aparecen en diversas publicaciones impresas y digitales: como Guaicn Literario, La Ventana:
revista electrnica de Casa de las Amricas, Cubaliteraria; en boletines electrnicos (Disparo
en red, Qubit, Korad), revistas culturales (mbito, El Cuentero, En Julio como en Enero) y
en el libro Dimensiones Regionales de la Literatura Contempornea. Edit. Capiro, Santa
Clara, 1992. El ensayo Mujeres y literatura fantstica: los caminos del gnero, recibi la
Beca de Creacin Literaria Ernesto Che Guevara, AHS 2005. Actualmente se encuentra en
proceso editorial su primer compendio de artculos del gnero fantstico titulado Coordenadas
contemporneas de la otredad: coordenadas audiovisuales. La narrativa trasmeditica y el
enfoque de gnero en el fantstico, constituyen sus temas de investigacin principales.
Como guionista ha participado en la creacin de: Adrenalina 360 (TVC, 2011) serie
televisiva de 73 captulos; co-creadora y guionista principal. Basilisa la Hermosa (Dpto.
Animacin, TVC 2011), mediometraje animado, co-guionista. Las aventuras de Juan
Quinqun (ICAIC, 2013) serie animada en produccin, co-guionista. La chica de las botellas
(adaptacin de Un platillo de soledad, de Theodore Sturgeon, en produccin por TVC, 2013),
guionista. Ha desarrollado guiones para piezas publicitarias, as como formatos para
programas televisivos dramatizados y de participacin.
Es miembro de la Latin American Studies Association (LASA), y la Asociacin
Cubana de Comunicadores Sociales (ACCS).
http://www.algoquedeclarar.ucoz.es
Estrada Bourgeois, Roberto (La Habana, Cuba, 1950)
Miembro de la Unin de Escritores y Artistas de Cuba. (UNEAC).
Licenciado en Derecho. Premio del primer Concurso de
Cuentos de CF de la Revista Juventud Tcnica, en 1984 con el
cuento corto "En la cuneta". Mencin en el Concurso "David" de

266
1985, con la novela Trenco. Finalista en el Premio UPC de la Universidad Politcnica de
Catalua con la novela Bosque, en 1995. Finalista en el Concurso "Luis Rogelio Nogueras",
con la novela Bosque.
Obra: En la cuneta, Revista Juventud Tcnica, 1984; Trenco, Ed. Letras Cubanas,
1986; En la cuneta, en antologa Recurso extremo, Editorial Abril, 1988; Papito Veracierto,
en antologa Contactos, Gente Nueva, 1988; Ein Modigliani aus Kuba, Editorial Distel,
Alemania, 1999; Una tienda en la Avenida, en antologa Polvo en el viento, Argentina, 1999.
Teledildonic love, Revista Juventud Tcnica, 2002.
Gala Echemenda, Leonardo Miguel (Ciudad de la Habana, 1972) Ingeniero en
Informtica. Narrador.
Obras: Cuentos de Bajavel (cuentos, editorial Letras Cubanas, 2012); Aitana (noveleta,
editorial Gente Nueva, Coleccin Premio La Edad de Oro, 2011).
Otras publicaciones: Qu no sabes t (cuento, antologa Axis Mundi, Gente Nueva,
2012); Las arenas del Nigromante (cuento, antologa Descubriendo Nuevos Mundos, Espaa,
2011);Ed Dedos (cuento, en Crnicas do Ma, Urco Editores
(Galicia), 2010); Breve historia del manga y el anime en Cuba
(artculo, revista La Jiribilla, nmero 79, 2009); Ed Dedos
(cuento, en Crnicas del Maana, Cuentos Cubanos de Ciencia
Ficcin - Coleccin 50 Aniversario de la Revolucin Cubana,
Letras Cubanas, 2009).
Premios recibidos: Finalista del I Certamen Fantstico
Descubriendo Nuevos Mundos, 2011, Espaa; Premio La Edad
de Oro 2009, en Ciencia Ficcin y Policiaco, por la noveleta Aitana; Primer Premio Salomn
2008 de ciencia ficcin y fantasa, por el cuento Ed Dedos.
Jurado de concursos: Premio Juventud Tcnica de cuento de Ciencia Ficcin, 2012;
Premio Mabuya de cuento corto de ciencia ficcin, 2011; Premio Mabuya de cmic, 2011;
Premio Salomn de Ciencia Ficcin y Fantasa, 2010.
Colaborador de la revista cubana La Jiribilla. Cuentos y artculos suyos aparecen en las
revistas digitales Onrica, La Voz de Alnader, Disparo en Red, Qubit, miNatura, Korad, y La

267
Islada. Fundador del proyecto DiALFa HERMES y del Taller Literario Espacio Abierto.
Miembro del Grupo de Creacin Fantstica Espiral.
Creador y editor de la revista digital Cuenta Regresiva.
Garca Fumero, Ricardo L. (La Habana, 1955) Ingresa a Taller Oscar Hurtado en
1983; su segunda historia presentada al taller OH--Juego De Una
Noche de Verano-- fue su primera en aparecer en imprenta
(nmero del 20 aniversario de la revista Juventud Tcnica (Julio,
1985) y aparece tambin en La antologa Astronoma se Escribe
Con G (Habana, 1989). Ganador por dos aos consecutivos del
Premio Plaza, categora de SF; II premio de la Primera
(desgraciadamente fue tambin la ltima...) Bienal Nacional del
Cuento, con la historia de SF Una tragedia Americana. Su
historia Recurso extremo que da el ttulo a la antologa del
genero publicada por Editora Abril (Habana, 1988). Comparte
con el pionero ngel Arango un cuaderno de la Coleccin Astral (Cuentos Cubanos de
Ciencia Ficcin), Ediciones Unin, (Habana, 1991) con su historia Factor Cuantitativo que
tambin aparece en JT, noviembre 1986, y en Astronoma Se Escribe Con G. Contribuyo
regularmente historias de SF a la JT-- Un Numero al Azar (diciembre, 1985), Victoria
(febrero, 1987), ngeles Y Demonios (enero, 1988), Juguete (enero, 1989). Agradablemente,
su primera historia publicada, ya anteriormente antologada, resulta incluida en Crnicas del
Maana: 50 Aos de Ciencia Ficcin En Cuba, editada por Jos Miguel Yoss Snchez (La
Habana 2009). Lo que le hace sospechar que desde su primera historia debe haber estado
decayendo la calidad de las siguientes...
Henrquez, Vctor Bruno (Cuba, 1947) Geofsico, poeta y escritor de ciencia ficcin.
Libros: Aventura en el laboratorio Cuentos de cf. Editorial
Oriente, 1988; En otro espacio. Cuaderno de poesa, Municipio de
Cultura Plaza, 1987; Por el atajo, Editorial Oriente, 1991; Marte.
Mito y realidad, Colihue Argentina, Ed. C-T, Cuba, 1994.
Cuentos: Ajeno en la muchedumbre, antologa, Editorial
Gente Nueva, 1988; Varios cuentos en la revista Juventud Tcnica

268
entre 1965 y 1997; Estornudar el mircoles revista OtraCosa (1), Mxico, 1992;
Especulaciones, revista A quien corresponda, Mxico, 1993; Craker, revista Axxn (62),
Argentina, 1994; La seal, la palabra, revista Axxn (74), Argentina; Leyenda, revista Axxn
(83), Argentina, y revista Somos Jvenes.
Hernndez Pacn, Vladimir (La Habana, 1966) Estudi Metalurga. Actualmente
reside en Espaa.
Obra: Nova de cuarzo (Extramuros, Cuba, 1999); Horizontes
probables (Lectorum, Mxico, 2000); Signos de guerra (Los Premios
UPC 2000, Ediciones B, Espaa, 2001); Interfaz (Premios UPC 2003,
Ediciones B, Espaa, 2004); Onda de choque (Extramuros, Cuba,
2005); Semitica para los lobos (Premios UPC 2005, Ediciones B,
Espaa 2006); Kretacic Rap (Fragmentos del futuro, Ediciones Espiral,
Espaa, 2006); La apuesta faustiana (Premios Alberto Magno 2003-2006); Horitz de
successos (Pags Editors, 2007); Sueos de interfaz (Ediciones Erdano, 2009); Hipernova
(Letras Cubanas, Cuba, 2013).
Sus relatos han aparecido en las siguientes revistas y antologas:
Cuba: Reino eterno (Letras Cubanas, 1999). Secretos del futuro (Ed. Sed belleza,
2009); Espaa: Fabricantes de Sueos (Seleccin 2005). Revista Asimov 13 (Ediciones
Robel, 2004); Revista Galaxia 11 (Ediciones Equipo Sirius, 2004). Revista Erdano 6 (2005);
Argentina: Antologa Grageas: 100 cuentos breves de todo el mundo (Ediciones Desde la
gente, 2008) y revistas Cusar 33 (2001), Axxn 158 (2006) y Axxn 170 (2007); Mxico:
Revista Literaria Ochocientos, (2005); Francia: Revista Galaxies (N 36, N 44, 2010) y
Anthologie: Dimension Latino; Estados Unidos: Revista Heavy Metal (N. Septiembre 2006).
Premios: Mencin L.R. Nogueras 1998 (Cuba) por el libro de relatos Nova de cuarzo;
Finalista Premio Universidad Politcnica de Catalua: UPC 2000 con Signos de guerra;
Premio Terra Ignota 2001 (Mxico) con el relato: El correo Gonzlez; Premio Relato Breve
Carmelo Gonzlez Oria 2002 (Huelva), con Nmesis; Mencin del Premio UPC 2003, con
Sueos de interfaz; Premio Manuel de Pedrolo 2004 (Matar), por el relato Emperadriu;
Mencin del Premio UPC 2005, con Semitica para los lobos; Premio Manuel de Pedrolo
2006 de novela corta, con Horitz de successos; 2do Premio Alberto Magno 2006 de novela

269
corta (Bilbao), con La apuesta faustiana; Premio Alberto Magno 2009 (UPV, Bilbao), con la
novela Tocando las puertas del cielo.
Herrero, Juan Luis (La Habana, Cuba, 1939) Curs la enseanza primaria en los
colegios de Beln y La Salle. En 1951 viaj a Estados Unidos, donde residi por tres aos en
Tampa, Miami y Jacksonville. De regreso en Cuba se gradu de Bachiller en Letras en el
Instituto del Vedado (1957) y comenz estudios en la Escuela Profesional de Periodismo
Manuel Mrquez Sterling y en la Escuela de Derecho de la Universidad de La Habana, pero
ambos los dej inconclusos. Trabaj como actor de teatro, cantante y director de un grupo
musical, empleado de la Editorial Nacional de Cuba, dibujante. Tambin se desempe como
libretista, comentarista y crtico en la radio y la televisin nacionales y ofreci cursillos de
apreciacin musical y arte dramtico en el Lyceum de la Habana. Obtuvo menciones de
cuento en un concurso convocado en 1966 por la Brigada Hermanos Saz de la Unin
Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y en el David (1967), este ltimo por su libro
Acurdate de Ramn Rodrguez, publicado bajo el ttulo Tigres en el Vedado. Cuentos y
notas crticas suyas aparecieron en El Mundo, Juventud Rebelde, La Gaceta de Cuba, Unin y
Granma. Con Carlos Cabada y Agenor Mart prepar la antologa Cuentos de ciencia ficcin
(1964), donde se incluyeron narraciones suyas, al igual que en Nuevos cuentos cubanos
(1964) y Cuentos e horror y misterio (1967). Desde 1967 reside en los EE. UU.
Hurtado, Oscar (La Habana, 1919 - 1977) Escritor, poeta,
antologador y periodista entre otras labores.
Considerado el padre de la ciencia ficcin cubana, tambin
podra ser llamado el padre de la literatura fantstica, policiaca y de
terror en la isla caribea. No se destac como escritor en estos
gneros (aunque los cultiv casi todos), sino por su labor difusora.
Obra: La Seiba (poesa, 1961); Pintores cubanos (ensayo1962); La ciudad muerta de
Korad (poesa, 1964); Paseo del Malecn (1965); Carta de un juez (cuentos, 1963); Los
papeles de Valencia el Mudo (antologa pstuma, 1983).

270
Lima, Chely (La Habana, 1957) Narradora, poeta. Editora,
ilustradora y dramaturga. Actualmente radica en los EE.UU.
Obra: Tiene 25 libros publicados novela, cuento, poesa,
literatura para nios en Cuba, Estados Unidos, Mxico,
Ecuador, Venezuela y Colombia entre ellos las novelas
Confesiones Nocturnas y Tringulos Mgicos (Editorial Planeta,
1994), Isla despus del diluvio (Ediciones Malecn, Linkgua
USA, 2010) y Lucrecia quiere decir perfidia (Ediciones Centauro,
Linkgua USA, 2011). Textos suyos han sido traducidos al ingls,
francs, alemn, italiano, ruso, esperanto y checoeslovaco, y
numerosas selecciones y antologas de literatura de diversas partes del mundo recogen
muestras de su obra.
Teatro y Espectculos Musicales: Sus monlogos y obras teatrales para adultos y nios
han sido puestos en escena en Cuba y Ecuador. Tiene en su haber una pera rock
Violente y una cantata Seor de la Alborada representadas en el Teatro Nacional de
Cuba entre 1987 y 1990, con la participacin de primeras figuras del teatro, la msica, danza,
ballet clsico y canto lrico nacionales.
Radio, Televisin, Cine: Ha escrito numerosos programas de ndole cultural e
informativa para la radio; en Cuba entre 1979 y 1991, para Radio Metropolitana, Radio
Progreso y Radio Caribe y ha escrito, producido y conducido para la radio en Ecuador
entre 1992 y 2001, para la Radio del Centro de Estudios Superiores de Comunicacin para
Amrica Latina (CIESPAL), Radio Quito y Radio La Luna.
Desde 1987 escribe libretos para televisin, que cubren alrededor de 18 producciones
seriados, unitarios y documentales y fueron llevados a la pantalla, en Cuba a travs del
Canal Nacional Cubavisin, y en Ecuador con varias productoras independientes y el Canal
Nacional ECUAVISA donde sus unitarios Siete Lunas y Siete Serpientes y Solo de
Guitarra fueron premiados en 1996 y 1998 en la Feria Midia del Mercado Iberoamericano de
la Industria Audiovisual.
En 1989 el Instituto Cubano de Artes Cinematogrficas (ICAIC) film Solteronas en el
Atardecer con un guin donde la escritora comparte autora con Alberto Serret bajo la

271
direccin de Guillermo Torres y la asesora del prestigioso cineasta cubano Toms Gutirrez
Alea; en 2006 y 2011 respectivamente, Quiatro Producciones, de Ecuador, film su
largometraje Filo de Amor, a partir de la novela homnima, y Sangre Dulce, una adaptacin
de su obra teatral del mismo nombre, bajo la direccin de Jos Zambrano Brito.
Mota Prez, Erick Jorge (Cuba) Licenciado en
Fsica, egresado de la Facultad de Fsica, Universidad de la
Habana.
Premios: Premio Guaicn de Ciencia Ficcin y
Fantasa 2004, convocado por el Instituto Cubano del Libro
y el sitio web Guaicn Literario. Primer lugar en el concurso
Ciencia Ficcin 2004, convocado por la revista Juventud
Tcnica. Premio La Edad de Oro de literatura de ciencia ficcin y/o policiaco para jvenes
2007, convocado por la editorial Gente Nueva. Premio TauZero de Novela Corta de Fantasa
y Ciencia Ficcin 2008, convocado por el sitio web de igual nombre (Chile). Premio
Calendario de Ciencia ficcin 2009, convocado por la Asociacin Hermanos Saz.
Libros: Noveleta "Bajo Presin" editorial Gente Nueva, 2008. Coleccin de cuentos
Algunos recuerdos que valen la pena ediciones Abril, 2010.
Libros en sistema printondemand, POD: La Habana Underguater, los cuentos Atom
Press, 2010. La Habana Underguater, la novela Atom Press, 2010. La Habana Underguater,
completa (Novela y cuentos) Atom Press, 2010. Antologas: Cuento El centinela, antologa
Secretos del futuro editorial Sed de Belleza, 2005. Cuento Cualidades notables de la
electrnica moderna, antologa "Crnicas del maana" editorial Letras Cubanas, 2008.
Noroa Lamas, Juan Pablo (Ciudad de La Habana, Cuba,
1973) Licenciado en Filologa. Redactor-corrector de la emisora Radio
Reloj. Cuentos suyos han aparecido en la antologa Reino Eterno
(Letras Cubanas, 2000), Crnicas del Maana y Secretos del Futuro y
en las revistas digitales de literatura fantstica y Ciencia Ficcin
Disparo en Red y miNatura. Fue premio en el Concurso de Cuento
Breve Media-Vuelta y finalista en el Concurso Dragn y Cubaficcin 2001 entre otros.

272
Picart Baluja, Gina (La Habana, 1956) Escritora, periodista,
investigadora, crtica literaria, guionista de cine, radio y televisin.
Curs estudios en la Escuela de Artes Plsticas San Alejandro y
en la Escuela Nacional de Arte Cubanacn. Es graduada de Asesora
Literaria. Licenciada en Filologa y Periodismo por la Universidad de
La Habana. Se ha desempeado como periodista cultural en Radio
Metropolitana y lo hace actualmente en Radio Ciudad de La Habana. Ha colaborado con
diversas publicaciones culturales de La Habana y provincias, entre ellas, la revista "Clave",
especializada en musicologa; la revista digital "Cubaliteraria"; la revista "Extramuros"; el
diario "Granma"; la Revista Revolucin y Cultura; y otras.
Obra: La poza del ngel (cuentos), Ediciones Unin, Premio de Literatura Nacional
David de Ciencia Ficcin 1990; Pinos Nuevos 2003. Ediciones Unin, La Habana, 1994; El
druida (relatos).Editorial Extramuros, La Habana, 2000; Malevolgia (novela). Editorial Letras
Cubanas, La Habana, 2005; La potica del signo como voluntad y representacin. Premio
Luis Rogelio Nogueras de Ensayo 2005. Editorial Extramuros, La Habana 2006; La ciudad de
los muertos (cuentos de tema cubano). Editorial Oriente. Oriente, 2007; Historias celtas
(noveletas). Editorial Extramuros, 2007; El prncipe de los lirios (cuento) Primera mencin
del Concurso Iberoamericano de Cuento Julio Cortzar 2007; El reino de la noche (noveletas
de gnero). Ediciones Unin, La Habana. 2008; Oil on canvas(cuento). Premio Alejo
Carpentier de Cuento 2007. Editorial Letras Cubanas, 2008.
Prez Gallo, Vctor Hugo (Holgun, Cuba) Narrador,
Socilogo y ensayista. Premio de Cuento Escalera de papel,
Santiago, 2000. Mencin Premio Cuento Ertico, Camaguey,
2000. Premio NEXUS de cuento fantstico, La Habana, 2003,
Premio de Cuento Corto fantstico miNatura, La Habana, 2003.
Mencin Premio Celestino de Cuento, Holgun, 2003. Tercer
Premio de Cuento Tristn de Jess Medina, Bayamo, 2006. Beca
de Creacin Sigfredo lvarez Conesa, La Habana, 2007. Premio
Oscar Hurtado de Ciencia Ficcin, la Habana. 2010. Ha sido publicado en la antologa de
cuento ertico Nadie va a mentir (Acna, 2001), en la antologa de cuento fantstico Sendero
del Futuro (Sed de Belleza, 2005) y en diversas publicaciones electrnicas internacionales y

273
en revistas literarias cubanas. Miembro del Consejo Editorial de la revista electrnica de CF y
fantasa Disparo en Red. Form parte del segundo curso del Centro Nacional de Narradores
Onelio Jorge Cardoso. Tiene indita su novela El mar por el fondo. Actualmente trabaja de
profesor universitario en la Universidad de Moa.
Dirige un taller literario con adolescentes que viven en las montaas, en la comunidad
de Farallones y otro en la universidad de Moa. Forma parte de la Asociacin Hermanos Saiz
(AHS).
Snchez Gmez, Jos Miguel Yoss (La Habana, Cuba, 1969) Licenciado en
Ciencias Biolgicas por la Universidad de La Habana en 1991. Comenz a escribir a los
quince aos, con su incorporacin a los Talleres Literarios.
Principales premios obtenidos: Premio de cuento de
ciencia ficcin de la revista cubana Juventud Tcnica,
1988; Premio David de ciencia ficcin 1988 con el libro de
cuentos Timshel (publicado por Editorial UNION, 1989);
Premio Plaza de ciencia ficcin, 1990; Premio de cuento de
la revista cubana Revolucin y Cultura 1992 con Las
avispas no saben llorar (publicado en la misma revista,
1992; Anuario de Narrativa de la UNEAC, 1994); Premio
de cuento Ernest Hemingway, 1993; Mencin en el Premio
UNEAC de novela Cirilo Villaverde 1993 con La cscara
de los perdedores; Finalista en el Premio Casa de las Amricas de novela 1994 con Jugando a
rumiarse el tiempo; Vencedor en la segunda convocatoria del concurso Los Pinos Nuevos,
1995, con el libro de cuentos W, (publicado por Editorial Letras Cubanas, Coleccin Cem,
1997); Mencin en el Premio UNEAC de cuento Luis Felipe Rodrguez, 1995; Mencin en el
Premio de cuento de la revista La Gaceta de Cuba, 1996; Premio de Cuento de Amor de Las
Tunas 1998, con Crculos del dolor (publicado en la antologa Otra vez todo el amor, 2000; y
en las revistas Cpulas, cubana, 2000, y Capital, italiana, 2000); Premio Luis Rogelio
Nogueras de ciencia-ficcin 1998, con Los pecios y los nafragos, (publicado por Ediciones
Extramuros, 2000); Premio Aquelarre 2001 de texto humorstico, con Las chimeneas (cuento
de ciencia ficcin) (Publicado en la revista Limes (Italia) 2004, y en la seleccin de cuentos
La causa che rinfresca e altre meraviglie cubane. Edizione Estemporanee, 2006); Premio

274
Farraluque de cuento ertico 2002, con El infinito en un tringulo; Premio de novela corta de
ciencia ficcin de la Universidad de Carlos III, Madrid, Getafe (Espaa), 2002, con
XXXXXL. (Publicado por la editorial universitaria homnima, 2004); Mencin especial
(ex-aequo) en el Premio UPC de Novela Corta de ciencia ficcin 2003 (Espaa) por Polvo
rojo (publicado por Ediciones B, Coleccin Nova en el volumen Los Premios UPC 2003,
2004); Premio Calendario de la AHS en ciencia ficcin 2004 por el libro de cuentos Precio
justo (publicado por la Editorial Abril, 2006); Premio Domingo Santos de cuento de ciencia
ficcin (Espaa) 2005 por Morfeo verdugo; Tercer premio de cuento Casa de Teatro
(Repblica Dominicana) 2006 por El puente rojo.
Victoria Dueas, Sigrid (Ciudad de La Habana, 1980) Escritora, animadora del
ICAIC. Curso de Formacin Literaria Onelio Jorge Cardoso (2004- 2005). Habla japons.
Premios y publicaciones: Premio Calendario de Literatura Infantil del 2003. Obra
premiada: Los Noseniqu tienen la panza rayada.
Publicado por la Editorial Abril, 2005; Premio
Dinosaurio, Categora Infantil otorgada por la Editorial
Gente Nueva, 2004. Publicado en la antologa La
irreverencia y otros cuentos, Ediciones Luminarias,
2005; Antologa Secretos del Futuro, cuento Motita
y el Agua. Editorial Sed de Belleza, 2005; Beca de
Creacin La Noche, otorgada por la AHS; El inicio del Cuento, Editorial Oriente, 2007;
Primera Mencin del Concurso Edad de Oro 2009, libro Ciudad en Red; Primer lugar
del16 Concurso de Oratoria de La Habana, categora 1, Facultad de Lenguas Extranjeras de la
Universidad de la Habana, Network Sakura, Embajada de Japn y la Casa de Asia, 2011;
Ciudad en Red, Editorial Gente Nueva, 2012; Antologa Retoo de Almendro, Editorial
La Luz, 2013.
Vilar Madruga, Elaine (Ciudad de La Habana, 1989) Narradora, poeta y
dramaturga. Estudiante de Dramaturgia del Instituto Superior de Arte. Graduada de Nivel
Medio de Msica en la especialidad de guitarra clsica. Graduada del XI Curso de Formacin
Literaria Onelio Jorge Cardoso. Miembro de la AHS. Coordinadora y fundadora del Taller de
Literatura Fantstica Espacio Abierto. Entre sus premios se encuentran: mencin en el
Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA- Casa de Amrica 2007, ganadora del

275
Decimosegundo premio Indio Nabor 2008 de dcima. Mencin
Especial del David 2009 de poesa y del Calendario (ciencia-
ficcin 2006, poesa y narrativa infantil 2009), ganadora del Premio
Extraordinario del Concurso Internacional Garzn Cspedes
2008, Segundo Premio de Cuento Juventud Tcnica 2008, 2009 y
2012, Premio Internacional de Poesa Fantstica Minatura 2009,
Caballo de Fuego de poesa 2009, de la Beca de creacin La Noche
2010, Primer Premio del Concurso Internacional de Cartas de
Amor 2010 Escribana Dollz, del Premio Farraluque de Poesa Ertica (2011 y 2013),
mencin del Luis Rogelio Nogueras de ciencia ficcin 2010, Premio de Poesa Especulativa
Oscar Hurtado 2011, Segundo Premio Internacional de poesa mitolgica Evoh La
Revelacin 2011, mencin en el concurso de poesa Benito Prez Galds 2011, Primera
Mencin del Premio Colateral Nuestro Tiempo del Concurso de Cuento Ernest Hemingway
2011, finalista del I Certamen Internacional de Relato Fantstico Descubriendo Nuevos
Mundos, en la categora de relato largo; ganadora del Segundo Premio del III Certamen
Internacional de Poesa El mundo lleva alas, mencin del XVI concurso literario Ciudad del
Ch de poesa, Premio Especial de monlogo teatral hiperbreve del certamen Garzn
Cspedes 2011, Premio de Dramaturgia Elsinor 2012, Mencin en el concurso Celestino de
cuentos 2012, Accsit del II Concurso Internacional de Novela Oscar Wilde 2012, Premio
(modalidad de castellano) del I Certamen Internacional de Cuentos Infantiles Carmen Ros
2012, Primera Mencin del Concurso de Cuento Ernest Hemingway 2012, Mencin
honrosa del Concurso Hispano-Americano de Poesa "Gabriela 2012", de poesa de temtica
amorosa, Segundo Premio Internacional de Tanka Grau Mir 2012, Premio del IV Concurso
de Glosa Jess Orta Ruiz 2012, Premio de cuento breve para adultos de los XI Juegos Florales
del Tercer Milenio 2012. Adems, conquista los Premios Internacionales del certamen
Garzn Cspedes 2012 de microficcin dramatrgica, soliloquio teatral hiperbreve,
monlogo teatral hiperbreve, y monoteatro sin palabras hiperbreve. Obtiene el I Accsit
Thala de Dramaturgia del Certamen Internacional de Teatro AIREL ART(E) T(H)EATRO
XXI del ao 2013, por la obra Alter Medea.

276
En el 2013, alcanza el Premio Calendario de ciencia-ficcin, con la noveleta Salom, y
el Premio Calendario de literatura infantil y juvenil, con el libro de cuentos Dime, bruja que
destellas; as como el Premio Pinos Nuevos de Narrativa, con el texto La hembra alfa.
Ha organizado los Eventos Tericos de Arte y Literatura Fantstica Behque 2009,
as como las dos ediciones de Espacio Abierto 2010, 2011, 2012 y 2013. Co-editora de la
revista de literatura de Ciencia- ficcin y Fantasa cubana Korad.
Ha publicado la novela Al lmite de los Olivos, Editorial Extramuros 2009; Axis
Mundi: antologa de cuentos cubanos de fantasa, Editorial Gente Nueva 2012.
Su obra ha sido publicada en diversas antologas en Espaa, Inglaterra, Italia,
Venezuela, Argentina, Uruguay, Mxico, Estados Unidos, Chile, Brasil, Puerto Rico y Cuba.
Ilustradores:
Pg. 153 Ballester Zuaznbar, Abel (Coln, Matanzas; 1975) Ver Escritores.
Pg. 123, 129 Belushi, Pedro (Madrid, Espaa, 1965) Ilustrador de portadas de
libros, comic y dibujos animados y fanzines tales como: Bucanero
o miNatura. Su trabajo se ha exhibido en festivales internacionales
tales como: The Great Challenge: Amnesty International, The
Cartoon Art Trust and Index on Censorship. South Bank, Londres
(1998) o Eurohumor; biennale del sorriso (Borgo San dalmazzo,
Cuneo. Italia); XIII exhibicin Internacional de Humor Grfico:
Fundacin de la Universidad de Alcal de Henares. Madrid.
Espaa; Rivas com.arteRivasVaciamdrid. Madrid, Espaa. (2006).
Premio: Melocotn Mecnico (2006).
Pg. 149, 152 Carper, Mario Csar (San Fernando, Buenos Aires, Argentina)
Escritor, ilustrador, guionista y dibujante de cmics.
Su formacin incluye guion y dibujo de historietas, Plstica y

277
Diseo de Interiores. Participa en los talleres
literarios Los Forjadores y Taller Siete y colabora como
ilustrador de portadas y relatos con las revistas Alfa
Eridiani, Axxn, miNatura (cuya portada gano el I
Premio de Ilustracin del II PIEE 2009), La Biblioteca
Fosca, NGC 3660, Aurora Bitzine, Crnicas de la Forja,
NM, Prxima, editada en papel por Ediciones
Ayarmanot.
http://carpermc.blogspot.com.es/?zx=fb0f025a1969212f
Pg. 59, 244 Castell Escrig, Rafa (Castelln de La Plana, Espaa, 1969) Graduado
en la Escuela de Artes y Oficios de Castelln en la especialidad de Diseo Grfico (1993).
Cartelista, ilustrador y artista plstico, en la actualidad compagina su trabajo en la
administracin local en un pequeo ayuntamiento de la provincia de Castelln con su trabajo
creativo. Recientemente ha participado con la exposicin de sus dibujos y pinturas en la I
Mostra Tradicional de Sant Joan de Mor (Castelln) y en la 16 Edicin de la Feria de Arte
PASEARTE en Castelln de la Plana.
http://lafabricaonirica.blogspot.com/
Pg. 11 Charro Martnez, Javier (Len, Espaa, 1980) se traslada a Las Palmas de
G.C. con pocos meses de edad. A travs de su padre, pintor en su juventud, inicia su pasin
por el arte pictrico. Su hermano y l comparten aficiones y pasan las horas dibujando,
influenciados por el arte fantstico y el cmic americano.
Tras colaborar en un corto de animacin, en 2003
comienza a publicar ilustraciones para juegos de rol. Desde ese
momento comienza a trabajar como ilustrador freelance,
compaginndolo con la carrera de arquitectura.
En 2006 se establece en Madrid trabajando como
arquitecto creativo en el conocido estudio espaol A-cero
mientras contina su carrera como ilustrador. Es en verano de
2010 cuando decide centrarse definitivamente en la ilustracin,

278
iniciando nuevos proyectos y abarcando un mayor nmero de encargos.
Colaboraciones: Fantasy Flight Games (U.S.A.), Dream Pod 9 (U.S.A.), Glu Mobile
Inc. (U.S.A.), Cryptozoic (U.S.A.), Namco Bandai Games (Japan), Hammerdog Games
(U.S.A.), Mongoose Publishing (U.K.), Moon Design Publications (U.K.), Kelestia
Productions (U.K.), Hero Games (U.S.A.), Mythic Dreams/Crafty Games (U.S.A.), Team
Jabbwerocky (U.S.A.), Holocubierta (Espaa), Editorial Sombra (Espaa), Mundos picos
(Espaa), Dobleuve comunicacin S.L. (Espaa).
http://www.charroart.com
http://charroart.blogspot.com
http://nd30.blogspot.com
Pg. 171, 186 Colucci, Alejandro (Uruguay,
1966) Nacido en una familia de inmigrantes italianos,
Alejandro Colucci ha trabajado desde 1990 en el
mercado publicitario y editorial como ilustrador y
diseador grfico. En 2000 triunfa en la categora
ilustracin en el Primer concurso de comics de
Argentina.
En 2002 abandona la publicidad y se traslada a
Barcelona con su familia, donde reside actualmente. Sus
ilustraciones para el Ayuntamiento de Barcelona en 2007 resultan galardonadas con el Grand
Laus, premio a la calidad del diseo grfico. En 2009 es seleccionado por la editorial Taschen
para formar parte de su prestigiosa publicacin Illustration Now! y recientemente ha obtenido
el premio Scifiworld a la mejor ilustracin de 2011.
Sus ilustraciones y portadas de libros han sido utilizadas por grupos editoriales en ms
de 15 pases. En 2011 Dolmen Books ha publicado el libro El arte de Alejandro Colucci que
recopila muchos de sus mejores trabajos.
Alejandro trabaja con tcnicas tradicionales y digitales, segn los requerimientos de la
obra a representar.

279
Desde 2009 su empresa Epica Prima es la representante de su obra:
www.epicaprima.com
Pg. 204 Devon, Zelda (EE.UU., 1978) image
visualizer de Brooklyn, New York. Trabajo desde hace seis
aos en este trabajo, convertir cada objeto en una historia
mgica aplicada a la promocin y la publicidad.
Enfocado en enriquecer la imagen de cualquier
producto, desde un storyboard, la portada de un disco, libro,
envoltorio diseado a un chocolate o una sopa.
http://zeldadevon.com/
Pg. 85 Das, Aquiles (Portugal, 24 aos) aspirante a concept artist. Pinto dinosaurios
desde pequeo y me encantan los videos juegos y la psicologa. Llevo estudiando arte
conceptual gracias a un programa en la escuela. Mi especialidad son las armas/ armaduras,
contar historias. Trabajo en un proyecto personal con mi amigo David Galopim, un mundo
alternative llamado The Obsera Prophecies.
Pg. 288 Ernault, Geoffrey (Pars, Francia) concept artist. Tambin conocido como
Exphrasis.
Desde muy joven sinti verdadera pasin por el modelado en 3D. A los 16 aos
adquiri su primer Wacom Tablet, como artista auto-didacta desarrollo su propia curiosidad
por este arte.
2010: Entra en el instituto superior de artes aplicadas (LISAA) en Pars, en un curso de
video juegos y diseo, y continua estudiando all.
Tambin le gusta toca el bajo, msica (electrnica, metal rock alternativo e industrial),
diseo de sonidos, buceo extremo, viajar y la fotografa.
Sus inspiraciones artsticas han sido Mathias verhasselt, Sparth, Luke Mancini,Andree
Wallin entre otros.

280
Todo viene hacia ti mientras esperas, y esa prctica, pasin y dedicacin hacen la
perfeccin
http://cargocollective.com/exphrasis
http://exphrasis.deviantart.com
Pg. 177 Faini, Edvige (Miln, Italia) Concept Artist.
Se enfoca principalmente hacia Concept Design, Matte
Painting y diseo de ambientes para filmes EDFF (Environment
Design for films), juegos, comerciales y otros medios de
comunicacin. Luego de terminar sus estudios en Gnomon School en la gama de efectos
Visuales comenzo a colaborar con diferentes productoras: New Fuel Studio , y the Aaron
Sims Company.
Graduada del Instituto Europeo de Diseo (Miln) en Visual Communication and
Illustration. Tambin estudio Bellas Artes en el la academia de Brera (Miln) y tcnicas
fotogrficas en Forma Foundation for Photography. Ha colaborado freelance en diferentes
publicaciones como ilustradora. Ha trabajado como directora artistica en el campo de la
publicidad.
En la actualidad vive en Singapur trabajando como concept design para Ubisoft.
http://edvigefaini.com/
Pg. 162 Gabelko, Bogdan (Balakovo, Saratov, Rusia) Creador de personajes 3D.
Trabaja para Blizzard. Actualmente reside en Irvine (California).
http://bogdanbl4.deviantart.com/
Pg. 255, 256 Gastaaga, ngel Benito (Vitoria-Gasteiz,
Espaa, 1962) dibujante, pintor, diseador e ilustrador, y ha
participado con sus obras en diversas exposiciones colectivas e
individuales. Sus trabajos abarcan desde la creacin de libros
ilustrados, la pintura, el cmic hasta diseos para el mundo del
teatro, la arqueologa y medios audiovisuales. Entre sus obras

281
publicadas destacan "Numancia, estrella del crepsculo", de Editorial Saur, y "Anglica,
entre el cielo y la tierra" de Norma Editorial. En la pgina www.angelbenito.com se puede ver
una amplia muestra de sus trabajos.
http://www.angelbenito.com
Pg. 46 Gionis, Anastasios (Sofikn, Korinthia, Grecia,
1979) Animacin, Modelaje, escultura 3D e ilustracin. Graduado en
Gnomon School of Visual Effects (2005). Actualmente reside en San
Pedro (Los ngeles, EE.UU.).
Colaboraciones: Hero creatures and environments on The
Seventh Son; Creatures and extras on RIPD; Sculpting, modeling and design on the bridge
troll and fairies for Snow White and The Huntsman; Dragonbat in Cabin in The Woods;
Characters on X-men: First Class; Easter Bunny and EB Dad on Hop.
http://stillenacht.deviantart.com/
Pg. 113 Gonzlez Gmez, Jonathan (Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias,
Espaa, 1985) Freelance Concept artista.
http://brotherostavia.deviantart.com/
Pg. 93 Guan Yu Chen (Taipi, Repblica de China) ilustrador freelance.
http://kyzylhum.deviantart.com/
http://kyzylhum.cghub.com/
Pg. 145 Inshoo (Mokpo, Jeollanam-do, Corea del Sur, 1985) Concept artista y
creador de juegos.
http://shaonav.blog.me/
Pg. 01 Korpi, Tuomas (Finlandia, 1985) ilustrador, diseador de produccin y
pintor mate. He trabajado profesionalmente en la industria del entretenimiento y la publicidad
desde 2005. Antes estudi arquitectura en la Universidad Tecnolgica de Helsinki.

282
Durante los ltimos tres aos he trabajado como ilustrador,
diseador y director visual en Studio Piata.
Siempre he sido una mente curiosa: interesado en la
historia, la naturaleza y las diferentes culturas. Constantemente
estoy abierto a nuevas cosas, absorber informacin y tratando de
encontrar nuevas historias, lugares y experiencias visuales que
me inspiran.
En mi propio arte no estoy limitado en un estilo o tema - me esfuerzo para comprender
muchos estilos y mezclar distintas tcnicas y enfoques juntos. Sin embargo, combinando el
estilo impresionista vivos y la iluminacin con los medios digitales y el diseo de entorno es
adems probablemente mi fuerte. Me gusta pensar que mis trabajos ms personales como
fotogramas de pelculas todava-a-ser-hechas que dejan al espectador un montn de espacio
para su propia imaginacin. Siempre hay pequeas historias que suceden en los detalles o en
el fondo, no son slo imgenes bonitas todo el tiempo!
En mi tiempo libre me encanta cocinar y montar bicicleta. Tambin soy un miembro
regular del grupo Sketch Helsinki, reunirnos cada domingo a mezclarse, comer y dibujar.
http://www.tuomaskorpi.com/
Pg. 209, 211 Komixmaster (Colombia) Ilustrador y
dibujante de cmics. Investiga y experimenta diferentes tcnicas de
ilustracin y 3D. Sus trabajos pueden verse publicados en Revistas
Electrnicas de Ciencia Ficcin como REVISTA 2001 de Ciencia
Ficcin y Terror del Equipo SIRIUS de Madrid, Dibujante de
Mundo Robot, Korad (Cuba), miNatura (Espaa) y Planetas Prohibidos (Espaa).
Pg. 132 Lee, Evan (Taiwn, 1982) concept artist e ilustrador. Actualmente reside en
Los ngeles (California, EE.UU.).
http://www.evanartweb.com/about.html
Pg. 233 Lunter, Titus (Breda, Holanda, 1986) Concept Artist.
Graduado en International Game Architecture and Design (2010).

283
Ha colaborado para: SCEE / Guerilla: Killzone Mercenary;
Vanguard Entertainment, previously W! Games Concept art
Internship for Gatling Gears; Abstraction Games Freelance
storyboard y creador de personajes para undisclosed projects;
Rebellion /
Konami, Concept Artist for NeverDead; Freelance: Fantasy
Flight Games (Lord of the Rings TCG), Dreamfire Games (Monsters VS Pirates),
Dungeoneers.
Publicaciones: Digital Art Masters 4, Published by Elsevier; Exotique 5, Published by
Ballistic; Exotique 6, Published by Ballistic; Advanced Photoshop Magazine (Alemania,
junio, 2010); Photoshop Creative Magazine (Alemania, octubre, 2010); Photoshop Creative
Magazine (Alemania, noviembre, 2010); ImagineFX Magazine (agosto, 2011); Ganador del
3D total Excellence
Premios: Drilling Core; Invasion; Sacrament; End of the Earth.
Web: http://u2644.deviantart.com/
http://u2644.cghub.com/
www.livestream.com/u2644
Pg. 168 Moffitt, Chris (Arlington, Texas, EE.UU.) Modelador 3D.
http://muppetworks.blogspot.com.es/
Pg. 54 Or, Gal (Israel) dibujo, pintura y diseo.
http://www.galorart.com
http://galorart.blogspot.com
http://halftonechronicles.tumblr.com
Pg. 21 Pavelec, Jim (San Luis, Misiuri, EE.UU.) ilustrador freelance. Desde hace
ms de quince aos ha estado colaborando en diferentes proyectos que incluyen desde Star

284
Wars, World of Warcraft, Magic: The Gathering, and Dungeons & Dragons y contribuyendo
regularmente con Imagine FX magazine.
He escrito e ilustrado cuatro libros para Impact Books. He wrote Hell Beasts, y co-
escrito Wreaking Havoc: How to Create Fantasy Warriors y Wicked Weapons and How to
Draw Blood-Sucking Monsters and Vampires. Ink bloom marco su debut como escritor de cf
en 2010.
Su ultimo art-book es Hymns & Wretched Offerings To The Golden Ones.
A ilustrado diversas portadas para Dark Horse Comics Eerie y Creepy.
http://www.jimpavelec.com/
Pg. 36 Powell, Jonathan (EE.UU.) a recent High School graduate, working as a
freelance concept artist in the entertainment industry. I began pursuing a career as a concept
artist as early as 15 years old and hope to continue my efforts at the renowned art and design
school Art Center College of Design in Pasadena, California.
http://jonathanpowell.daportfolio.com/
Pg. 73 Rafater (Espaa) ilustrador y msico que ha
podido hacer de sus aficiones su profesin. Todo ello gracias a
las nuevas tecnologas. A pesar de haber estudiado Bellas Artes
en la Universitat de Barcelona y haber hecho un Mster ms
orientado a la produccin musical en la Universitat Pompeu
Fabra, no es hasta hace 8 aos cuando descubre por primera vez
el arte digital trabajando de diseador grfico. Ah es cuando se
le abre un nuevo mundo lleno de nuevas posibilidades. Es a
partir de 2009 cuando decide dedicarse exclusivamente a la
ilustracin y alternarlo con algunos trabajos de composicin musical. Este esfuerzo y
dedicacin, se ven recompensados en 2012, donde presenta en el Comic Con de San Diego
(California), considerado el evento de cmics ms importante del mundo, el juego de cartas
Terrorist Atack Game, donde, adems de hacer 105 ilustraciones, compone 15 temas
musicales para la banda sonora que acompaa la caja.

285
Hace tan solo dos meses que vio la luz su primer libro de ilustraciones titulado EROS:
The sexiest art of Rafater publicado por Ediciones Babylon. EROS es un recopilatorio de sus
dibujos ms sensuales. Podemos encontrar tambin algunos tutoriales donde nos ensea las
tcnicas que utiliza para la elaboracin de sus ilustraciones y tambin una nueva
reinterpretacin de los cuentos clsicos de los hermanos Grimm, que no estn precisamente
dirigidos a un pblico infantil.
Actualmente alterna su papel de artista grfico para la mencionada Ediciones Babylon
con la preparacin de su segundo libro de ilustraciones, junto con la escritora mallorquina
Cristina Puig, para la editorial barcelonesa Norma Editorial. El libro incluye una historia
relacionada con los vampiros y tiene una esttica oscura y gtica. Rafater est trabajando en
50 dibujos y 10 temas musicales de corte heavy, que acompaarn al libro.
Adems, trabaja como artista conceptual para un videojuego llamado Dark Triad:
Conspiracy, un CRPG ambientado en la poca medieval donde realiza tareas que van desde el
diseo de personajes o ambientaciones hasta el diseo del logo y la interfaz.
Y como que no tiene suficiente con todo eso, tambin da clases de arte digital en una
academia de Salt (Girona) y ha comenzado a hacer talleres por otras ciudades espaolas.
Y, de dnde saca tiempo para hacer todo esto? Nosotros tampoco lo sabemos.
Creemos que no le dejan salir de casa. Hay gente que dice que se le vio en el ltimo Saln del
Comic de Barcelona firmando ejemplares de EROS y haciendo una clase magistral, pero
creemos que sto es solo una leyenda.
http://www.rafater.com/
Pg. 108, 112 Raphaello Art ilustrador.
https://www.facebook.com/raphaello.creation
Pg. 97, 136 Stanculescu, Lucian (Deva, Rumania, 1982) Graduado en Ciencia
Fsicas de la Universit Claude Bernard Lyon.
Estudi Mecnica Cuntica en la Universidad de Toronto. Su Master en Ciencias
aplicada a los ordenadores (en progreso) ha influido en la creacin de su universo artstico,

286
as como la precisin matemtica. Sin discriminar entre el dibujo, la escultura y el diseo
informtico
El individuo resuelve los conceptos que le rodean como mortalidad/ inmortalidad,
perfeccin/ imperfeccin, tiempo/ atemporalidad, determinismo/ indeterminismo, en un
amplio duelo con la geometra de los objetos, la caligrafa de las fuerzas y el fluido de los
colores.
Prefiero un estado de hiperlucidez a perderme en los sueos de las fuerzas creativas.
Actualmente vive en Lyon.
Webs site: http://resonanceone.com
http://negativefeedback.deviantart.com
http://resonanceone.com/hypnothalamus
Pg. 65 Uccelli, Valeria (Italia/ Argentina, 29 aos) casada,
tengo dos hijos, nac en Italia pero me trajeron a Argentina muy
pequea (meses de edad). Mis padres murieron cuando yo tena 9 aos.
Viv con mis abuelos, que son argentinos. Trabajo en una panadera y
repostera. Comenc a dibujar en computadora, usando fotos y
procesos digitales... y sigo dibujando en computadora; a mano intent,
pero no me sale nada bueno. Me gusta mucho la naturaleza, vivo en un
barrio con mucho verde y plantas y jardines y me morira viviendo
dentro de paredes de cemento. Estudi hasta la mitad del secundario, nada ms, y ahora estoy
terminndolo gracias a un plan del gobierno. Me gusta la msica variada, aunque disfruto ms
la cumbia que el rock.
Pg. 80, 140 Urschel, Jan (Mnich, Alemania) concept
Designer en Ubisoft Singapore, Freelance Concept Designer en
Hendrix Design, Instructor en LASALLE College of the Arts. Ha
estudiado en FZD School of Design, Ludwig-Maximilians Universitt
Mnchen y Osaka University. Actualmente reside en Singapur.

287
Clientes: Certain Affinity, MKVFX, Digital Frontier Inc., Weststudio, ImagineFX
(Future Publishing Ltd.), InTalentMedia LLC.
http://www.hendrix-design.com
Pg. 31 YongSub-Noh (Buan, Jeollabuk-do, Corea del Sur) ilustrador, concept
artista, creador de juegos.
http://yong.cghub.com/
Pg. 228 Williams, Allen (San Francisco, California, EE.UU.) freelance, ilustrador y
concept artist.
http://ijustdraw.com/
http://ijustdraw.blogspot.com.es/
Pg. 61 Zawadzki, Dariusz (Szczecin, Polonia, 1958) Desde su
primera infancia posea una sensibilidad inusual al mundo circundante.
Sus obras son ampliamente admiradas por ser capaz de estremecer
profundamente a los espectadores, tanto con los sentimientos y las
emociones, as como una gran atencin a los detalles pictricos. Su
estilo artstico es excepcional, y en la gran tradicin de los maestros
polacos contemporneos, como Zdzislaw Beksinski.
Pinta con una mezcla de aceites y acrlicos, por lo general en el tablero aglomerado.
Sus pinturas tienen una textura maravillosa, destaca por su notable imaginera y la paleta.
Tambin un escultor consumado.
Nunca uso un cuaderno de dibujo, porque no quiero forzarme a reproducir en una
pintura de algo que ya se puso en el papel. El momento ms hermoso es cuando estoy de pie
delante de un fondo blanco, cuando estoy empezando a pintar.
http://22zddr.deviantart.com/
http://morpheusgallery.com/Dariusz+Zawadzki/


288

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julio-diciembre/ 2013/#1

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