10 Cuentos Cortos

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La Nuez de Oro

La linda Mara, hija del guardabosques, encontr un da una nuez de oro en medio del
sendero.- Veo que has encontrado mi nuez. Devulvemela -dijo una voz a su espalda.
Mara se gir y se encontr frente a un ser diminuto, flaco, vestido con jubn carmes y
un puntiagudo gorro. Podra haber sido un nio por el tamao, pero por la astucia de
su rostro comprendi la nia que se trataba de un duendecillo.- Vamos, devuelve la
nuez a su dueo, el Duende del Bosque - insisti, inclinndose con burla.- Te la
devolver si sabes cuantos pliegues tiene en la corteza. De lo contrario me la quedar,
la vender y podr comprar ropas para los nios pobres, porque el invierno es muy
crudo.- Djame pensar..., tiene mil ciento y un pliegues! Mara los cont. El
duendecillo no se haba equivocado! Con lgrimas en los ojos, extendi el brazo para
darle la nuez.-Gurdala - le dijo entonces el duende: tu generosidad me ha conmovido.
Cuando necesites algo, pdeselo a la nuez de oro. Sin ms, el duendecillo desapareci.
Misteriosamente, la nuez de oro procuraba ropas y alimentos para todos los pobres de
la comarca. Y como Mara nunca se separaba de ella, en adelante la llamaron con el
encantador nombre de "Nuez de Oro".

La Hucha
El cuarto de los nios estaba lleno de juguetes. En lo ms alto del armario estaba la
hucha; era de arcilla y tena figura de cerdo, con una rendija en la espalda,
naturalmente, rendija que haban agrandado con un cuchillo para que pudiesen
introducirse escudos de plata; y contena ya dos de ellos, amn de muchos chelines. El
cerdito-hucha estaba tan lleno, que al agitarlo ya no sonaba, lo cual es lo mximo que
a una hucha puede pedirse. All se estaba, en lo alto del armario, elevado y digno,
mirando altanero todo lo que quedaba por debajo de l; bien saba que con lo que
llevaba en la barriga habra podido comprar todo el resto, y a eso se le llama estar
seguro de s mismo.
Lo mismo pensaba los restantes objetos, aunque se lo callaban; pues no faltaban
temas de conversacin. El cajn de la cmoda, medio abierto, permita ver una gran
mueca, ms bien vieja y con el cuello remachado. Mirando al exterior, dijo:
-Ahora jugaremos a personas, que siempre es divertido.

-El alboroto que se arm! Hasta los cuadros se volvieron de cara a la pared -pues bien
saban que tenan un reverso-, pero no es que tuvieran nada que objetar.

El caballo y la zorra
Tena un campesino un fiel caballo, ya viejo, que no poda prestarle ningn servicio. Su
amo se decidi a no darle ms de comer y le dijo: - Ya no me sirves de nada; mas
para que veas que te tengo cario, te guardar si me demuestras que tienes an la
fuerza suficiente para traerme un len. Y ahora, fuera de la cuadra. Y lo ech de su
casa. El animal se encamin tristemente al bosque, en busca de un cobijo. Encontrase
all con la zorra, la cual le pregunt: - Qu haces por aqu, tan cabizbajo y solitario? -
Ay! - respondi el caballo -. La avaricia y la lealtad raramente moran en una misma
casa. Mi amo ya no se acuerda de los servicios que le he venido prestando durante
tantos aos, y porque ya no puedo arar como antes, se niega a darme pienso y me ha
echado a la calle. - As, a secas? No puedes hacer nada para evitarlo? - pregunt la
zorra. - El remedio es difcil. Me dijo que si era lo bastante fuerte para llevarle un len,
me guardara. Pero sabe muy bien que no puedo hacerlo. - Yo te ayudar. Tmbate
bien y no te muevas, como si estuvieses muerto. Hizo el caballo lo que le indicara la
zorra, y sta fue al encuentro del len, cuya guarida se hallaba a escasa distancia, y le
dijo: - Ah fuera hay un caballo muerto; si sales, podrs darte un buen banquete. Sali
el len con ella y, cuando ya estuvieron junto al caballo, dijo la zorra: - Aqu no podrs
zamprtelo cmodamente. Sabes qu? Te atar a su cola. As te ser fcil arrastrarlo
hasta tu guarida, y all te lo comes tranquilamente. Gstele el consejo al len, y
colocase de manera que la zorra, con la cola del caballo, at fuertemente las patas del
len, y le dio tantas vueltas y nudas que no haba modo de soltarse. Cuando hubo
terminado, golpe el anca del caballo, y dijo: - Vamos, jamelgo, andando!
Incorporase el animal de un salto y sali al trote, arrastrando al len. Se puso ste a
rugir con tanta fiereza que todas las aves del bosque echaron a volar asustadas; pero
el caballo lo dej rugir y, a campo traviesa, lo llev arrastrando hasta la puerta de su
amo. Al verlo ste, cambi de propsito y dijo al animal: - Te quedars a mi lado, y lo
pasars bien - y, en adelante, no le faltaron al caballo sus buenos piensos, hasta que
muri.


El bosque encantado
Haba una vez, un bosque bellsimo, con muchos rboles y flores de todos
colores que alegraban la vista a todos los chicos que pasaban por ah.
Todas las tardes, los animalitos del bosque se reunan para jugar. Los conejos, hacan
una carrera entre ellos para ver quin llegaba a la meta. Las hormiguitas
hacan una enorme fila para ir a su hormiguero. Los coloridos pjaros y las
brillantes mariposas se posaban en los arbustos. Todo era paz y
tranquilidad.
Hasta que... Un da, los animalitos escucharon ruidos, pasos extraos y se
asustaron muchsimo, porque la tierra empezaba a temblar.
De pronto, en el bosque apareci un brujo muy feo y malo, encorvado y viejo,
que viva en una casa abandonada, era muy solitario, por eso no tena ni
familiares ni amigos, tena la cara triste y angustiada, no quera que nadie
fuera feliz, por eso... Cuando escuch la risa de los nios y el canto de
los pjaros, se enfureci de tal manera que grito muy fuerte y fue corriendo en
busca de ellos.
Rpidamente, toc con su varita mgica al rbol, y este, despus de varios
minutos, empez a dejar caer sus hojas y luego a perder su color verde pino.
Lo mismo hizo con las flores, el csped, los animales y los nios. Despus
de hacer su gran y terrible maldad, se fue riendo, y mientras lo haca
repeta: - Nadie tendr vida mientras yo viva!
Pasaron varios aos desde que nadie pisaba ese oscuro y espantoso lugar,
hasta que una paloma lleg volando y cantando alegremente, pero se asombr
muchsimo al ver ese bosque, que alguna vez haba sido hermoso, lleno de
nios que iban y venan, convertido en un espeluznante bosque.
- Qu pas aqu?... Todos perdieron su color y movimiento... Est muy
tenebroso Cmo si fuera de noche!... Tengo que hacer algo para que ste
bosque vuelva a hacer el de antes, con su color, brillo y vida... A ver,
Qu puedo hacer? Y despus de meditar un rato dijo: Ya s!
La paloma se pos en la rama seca de un rbol, que como por arte de magia,
empez a recobrar su color natural y a moverse muy lentamente.


La mujer del moito
Haca pocos das que Longobardo haba ganado la batalla de Silesia, cuando los
prncipes de Isabela decidieron organizar un baile de disfraces en su honor.
El baile se hara la noche de Pentecosts, en las terrazas del Palacio Prpura, y a l
seran invitadas todas las mujeres del reino.
Longobardo decidi disfrazarse de corsario para no verse obligado a ocultar su
voluntad intrpida y salvaje.
Con unas calzas verdes y una camisa de seda blanca que dejaba ver en parte el pecho
victorioso, atraves las colinas. Iba montado en una potra negra de corazn palpitante
como el suyo.
Fue uno de los primeros en llegar. Como corresponde a un pirata, llevaba el ojo
izquierdo cubierto por un parche. Con el ojo que le quedaba libre de tapujos, se
dispuso a mirar a las jvenes que llegaban ocultas tras los disfraces.
Entr una ninfa envuelta en gasas.
Entr una gitana morena.
Entr una mendiga cubierta de harapos.
Entr una campesina.
Entr una cortesana que tena un vestido de terciopelo rojo apretado hasta la cintura y
una falda levantada con enaguas de almidn.
Al pasar junto a Longobardo, le hizo una leve inclinacin a manera de saludo.
Eso fue suficiente para que l se decidiera a invitarla a bailar.
La cortesana era joven y hermosa. Y a diferencia de las otras mujeres, no llevaba
joyas sino apenas una cinta negra que remataba en un moo en mitad del cuello.
Risas. Confidencias.
Mazurcas.
Ella giraba en los brazos de Longobardo. Y cuando cesaba la msica, extenda su mano
para que l la besara.
Hasta que se dej arrastrar en el torbellino de baile, hacia un rincn de la terraza,
junto a las escalinatas.
Y se entreg a ese abrazo poderoso.



El rbol mgico
Haba una vez un rbol mgico el cual daba frutos mgicos, este rbol era del rey. El
rey se llamaba Montecarlo y tena una hija de bellos vestidos y cabellos dorados, ella
se llamaba Adelina y usaba el rbol como bello refugio de las sombras y lluvias
abundantes del pueblo. Esta princesa haca todo frente al rbol, su primer beso y cita
fue ah y este rbol que haba sido tan querido haba cobrado vida y fue amigo de
todos. Fin
Ignacia Zurria, 9 aos, CHILE, SANTIAGO, PUENTE ALTO

El Hombre Ms Inteligente Del Mundo
Un nio que se llamaba Humberto tena dos aos cuando ya saba escribir y hablaba
todos los idiomas que existan, a los cinco aos invento una mquina del tiempo. Un
da invento con un papel un ejrcito de 100 millones de soldados de papel. Cuando
termino la primaria como haba hecho muchas cosas extraordinarias no iba a la escuela
y lo llevaron U.S.A. a la ciencia, iba por todo el mundo.

El nio inventaba cosas a lo largo del tiempo cada invento significaba algo para hacer
un cdigo secreto. Como el hijo era nico ansiaba esas cosas. Un da su mam estaba
embarazada y el nio ansiaba tener a su hermano y lo iban a llamar Heriberto, pero l
no saba que iba a tener deficiencia al nacer.

Por mientras, Humberto pona todo en automtico, como la cuna y la mecedora. Un
ejemplo, con la voz del bebe si deseaba algo como un bibern, se lo daba la mquina.
A lo largo de los aos, el nio se hizo adulto y su hermano tambin, y Humberto tuvo
mucho xito pero no su hermano Heriberto porque tena deficiencia mental, y
Humberto invento una escuela para todos los nios con deficiencia mental para que
aprendieran como los dems nios.
Humberto Ordoez Noyola
Cd Jurez, Chihuahua, Mxico
9 aos 4to. Primaria




El Bho gafitas
Asomaba la cabecita, desde su casita en el tronco del rbol., un bho
con una carita muy divertida.

Trabajaba durante la noche dando las horas como si fuera un reloj para
que los animalitos del bosque supieran que hora era en cada momento.

Su gran ilusin era salir de su casa durante el da, pero sus ojitos no
vean bien y tena que conformarse con salir de noche y abrir sus
grandes ojazos que brillaban en la oscuridad.

Siempre me dicen que soy afortunado por tener esos ojos tan
grandotes, deca: el bho.

Pero no saben, aada, que aunque son tan llamativos, no veo las cosas
tan claras y lindas como la gente las ve.

Sala durante la maana pero a pocos metros se caa, y siempre deca:

Otro tropezn, otro tropezn, pero no me importa , slo quiero ver el
sol!.

Muy preocupado llam a su amiga la ardilla Felisa, que viva en un rbol
cerca del suyo.

Felisa, Felisa, ven un momentito por favor!.

Tengo un problema y como tu tienes fama de lista, tal vez puedas
echarme una mano!.

Qu te ocurre bho?, pregunt la ardilla Felisa.

Tengo que salir de da, quiero ver los animalitos que juegan durante la


maana y ver el lindo color del cielo cuando se pone el sol.

Quiero ver corretear a los conejos, y pegar brincos a los saltamontes y
tambin como dan saltitos los pequeos pajarillos de mi rbol.

Tengo la solucin, dijo la ardilla!-

Iremos al conejo oculista y te pondr unas gafas especiales para ver
durante el da!.

El bho estaba muy guapo con sus nuevas gafas, y as se cumpli su
sueo, paseaba y paseaba y tanto sala durante el da, que al llegar la
noche se quedaba dormido y sus amigos le decan:

Bho, no te duermas, que tienes que dar las horas!.

Despus de muchos das se dio cuenta de que deba utilizar su tiempo
mejor y decidi dormir algunas horas durante el da, as cumpla su
deseo y por las noches no se dorma durante su trabajo.

La media Luna
Haba una vez en un lejano reino una joven la cual sola ir a su jardn todas las noches,
la joven se llamaba ngela, la chica ms apoyada por todos.
Un da ngela fue a su jardn y vio lo bello que era ser una joven, la luna nueva se
poda ver mejor, no con amargura como mujeres lo hacan. Ella vea que la luna le
hablaba y deca:-Vive la vida y no la dejes-.
Y esto pas todas las noches y un da ngela quiso vivir la vida de manera extraa.
Ella se cas y tuvo un esposo con quien ir al jardn, la luna presenci todos los

momentos mgicos y los vivi junto a ngela; le dio las gracias y a ngela crecer y
envejecer la luna la invit a su casa dndole las gracias y mostrndole el mundo
entero.
Ignacia Zurria, 9 aos, CHILE, SANTIAGO, PUENTE ALTO

Un sueo hecho realidad
Mi sueo, es un da llegar a patinar sobre hielo, y ser una de las mejores patinadoras
del universo entero, eso deca Anastasia, una nia de nueve aos, a la cual le gustaba
mucho el patinaje, tanto que su padre pagaba cien mil pesos al mes para que ella
patinara y aprendiera a patinar muy bien, Anastasia patinaba sobre hielo, algo que le
fascinaba a ella.
Un da vio un aviso en su escuela de patinaje que se necesitaban las mejores
patinadoras para el concurso mi show, el cual anhelaba participar, tom el papel y al
da siguiente se fue a inscribir, pero era muy pequea, ella les dijo a los jueces
"djenme que les demuestre como es mi cuerpo en el hielo", era tan buena patinando,
haciendo giros, piruetas y muchas otras cosas ms, as que los jueces la aceptaron el
el concurso.
Luego, en un par de meses, lleg el gran momento, haban puras nias grandes para
concursar, pero lo bueno era que ella no perda la fe en que iba a ser una triunfadora
en el hielo, cuando le toc participar, estaba nerviosa obviamente, pusieron la msica
que iba a bailar en el hielo, y todo sali espectacular, tanto as que gan el concurso y
fue espectacular, ahora ella tiene 34 aos, es entrenadora de patinaje sobre hielo,
gana mucho dinero, es espectacular y tiene a las mejor patinadoras de 15 aos en su
escuela, es la admiracin de todas las chicas.
Katherine T. Escrate G.
Chile, Santiago. 11 aos

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