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En la biblioteca:
T y yo, que manera de
quererte Todo les separa y todo les acerca. Cuando Alma Lancaster consigue el puesto de sus sueos en King Productions, est decidida a seguir adelante sin aferrarse al pasado. Trabajadora y ambiciosa, va evolucionando en el cerrado crculo del cine, y tiene los pies en el suelo. Su trabajo la acapara; el amor, para ms tarde! Sin embargo, cuando se encuentra con el Director General por primera vez -el sublime y carismtico Vadim King-, lo reconoce inmediatamente: es Vadim Arcadi, el nico hombre que ha amado de verdad. Doce aos despus de su dolorosa separacin, los amantes vuelven a estar juntos. Por qu ha cambiado su apellido? Cmo ha llegado a dirigir este imperio? Y sobre todo, conseguirn reencontrarse a pesar de los recuerdos, a pesar de la pasin que les persigue y el pasado que quiere volver? No se pierda T contra m, la nueva serie de Emma Green, autora del best- seller Cien Facetas del Sr. Diamonds! Pulsa para conseguir un muestra gratis En la biblioteca: Cien Facetas del Sr. Diamonds - vol. 1: Luminoso El Sr. Diamonds, personaje fascinante en ms de un aspecto, va a seducir a la joven y guapa Amandine y a llevarla a descubrir un mundo hasta entonces desconocido para ella, hecho de lujo, placeres y, sobre todo, de relaciones carnales voluptuosas e insaciables. Pero, cuidado, tan slo se ha entreabierto la puerta del deseo, ahora queda saber a dnde nos llevar... Pulsa para conseguir un muestra gratis En la biblioteca: Todo por l Adam Ritcher es joven, apuesto y millonario. Tiene el mundo a sus pies. Ela Haydensen, una joven virtuosa y bonita. Acomplejada por sus curvas, e inconsciente de su enorme talento, Ela no habra pensado jams que una historia de amor entre ella y Adam fuera posible. Y sin embargo Una atraccin irresistible los une. Pero entre la falta de seguridad de Ela, la impetuosidad de Adam y las trampas que algunos estn dispuestos a tenderles en el camino, su historia de amor no ser tan fcil como ellos quisieran. Pulsa para conseguir un muestra gratis En la biblioteca: Murdeme Una relacin sensual y fascinante, narrada con talento por Sienna Lloyd en un libro perturbador e inquietante, a medio camino entre Crepsculo y Cincuenta sombras de Grey. Pulsa para conseguir un muestra gratis Lisa Swann POSEDA Volumen 6 1. Rehn Un auto se desplaza en la noche hacia un sitio desconocido. Un maletero, suficientemente amplio, pero un maletero al fin. Y en dicho maletero, yo, Elizabeth La nv i n Frenchie en Nueva York, empleada desde hace unas semanas en una de las firmas de abogados ms importantes del mundo, Goodman & Brown, y locamente enamorada de su jefe, el guapo Sacha Goodman, con quien el amor pareca, sin lugar a dudas, rimar con agitacin y saltos. No era que el resumen de la situacin me hiciera feliz, sino que tena necesidad de apuntarlo. Hallarme atada en el maletero de un auto, mientras Sacha me esperaba para una cita romntica no me haca feliz realmente. Estaba aturdida, tena dolor de cabeza, pues el agresor me haba golpeado con violencia, y sobre todo, pero sobre todo... no tena ni idea del por qu ni cmo de la situacin. Dios mo, qu he hecho para merecer esto? Me negu a entrar en pnico y mi primera reaccin fue la de repasar mentalmente las ltimas semanas. Con tal de no estar perturbada, aferrarme a algo. Y sobre todo, no gritar como loca porque, sinceramente, quin quiere hallarse atada en el maletero de un auto? Sin contar que tengo un dolor tremendo! As que era mejor no pensar en el da en el que me haba quedado atrapada en un ascensor durante dos horas con unas ganas horribles de ir al bao, con los muslos apretados, bailando en el mismo lugar, y tan aterrorizada por la idea de morir de hambre en aquella cabina minscula, que me sent aliviada y termin por hacer pis encima. Cmo evitar pensar en aquella broma que le hice a mi compaera de la universidad, Jess, cuando me encerr en su guardarropa para sorprenderla, broma que se convirti en una pesadilla cuando, en represalia, ella se apoy contra la puerta y cre estar atrapada para siempre en el guardarropa. No soy claustrofbica. No soy claustrofbica. No soy claustrofbica! No, no lo era, pero como muchas personas, no me gustaban para nada los lugares confinados en los que no haba optado permanecer. As que, si me pona a pensar en los acontecimientos de los ltimos das en busca de una explicacin para este secuestro violento, era obvio que haba un buen grupo de posibles sospechosos: 1 - Jesse Goodman, el padrastro de Sacha, tena motivos para llevarlo a cabo y creerme culpable, porque haba ayudado a sacar a la luz su relacin con la mujer que casi se haba convertido en la esposa de Sacha, Allisson Green. Bueno, en cierto sentido, sin embargo, ya est en problemas hasta el cuello por as decirlo... 2 - Del mismo modo, Allisson tena razones para estar enfadada y rencorosa. Porque adems de que su matrimonio con Sacha se haba frustrado, haba sido sealada por la tentativa de causarle muerte al sabotear su lancha rpida, y con la misma maniobra, intentar apoderarse de su participacin en Goodman & Brown. De nuevo, Allisson no tiene escapatoria. A menos que sea sicpata, creo que entiende que es mejor que la olviden por un tiempo. 3 - Natalia entonces? La colaboradora de Sacha no era completamente inocente, aunque Sacha desde su accidente y la amnesia, se neg a reconocer que ella haba conspirado con Allisson en su contra. En cualquier caso, he aqu a alguien a quien le gustara verme borrada del mapa! Pero hubiera sido realmente suicida de su parte poner en peligro su relacin con Sacha, la cual la haba librado de la justicia. 4 - Faltaba Ethan Goodman, el medio hermano de Sacha y amante de Allisson, celoso y con gusto por la bebida. Es poco probable que l sea capaz de llevar a cabo un secuestro... El auto an traqueteaba libremente en el camino, estaba sin duda equipado con buenos amortiguadores, o quiz bamos sobre terciopelo... Mis brazos empezaron a crisparse, atados firmemente a mi espalda, adems de que la nariz me picaba y no tena ms opcin que frotar mi cara contra el fondo del maletero para aliviar la comezn. En resumen, no haba avanzado ms de lo que unos minutos antes, sobre la identidad potencial de la persona que me haba secuestrado. El auto se detena en ocasiones, seguramente por los semforos o las paradas, antes de reanudar su viaje. Poda or el ruido del trfico del atardecer. Siempre poda tratar de gritar (pero estaba amordazada) o de tocar contra el interior del maletero para que alguien detectase mi presencia... Pero con tanto bullicio en la calle, haba pocas posibilidades de que me escucharan. Sacha... Su rostro se me apareci de repente, deba estar esperndome en algn lugar, perdiendo la paciencia, asuma que no era mucho tiempo desde que me hallara en la cajuela para que empezara a preocuparse... pero el conductor que iba a recogerme en la parte inferior del edificio ya deba haberlo contactado, verdad? Diablos, todo aquello era absurdo! E injusto! Justo cuando todos los problemas parecan haber sido resueltos, justo cuando finalmente nos podamos sosegar y amarnos sin miedo a nada. Las lgrimas se asomaron a mis ojos. El auto se detuvo. Se escuchaba menos ruido afuera. El conductor apag el motor. Dej de respirar. La puerta se cerr y los pasos se acercaron al maletero. No s por qu siempre ocurre as en las pelculas, porqu quien termina en mi situacin comienza a retorcerse como un gusano cuando el maletero se abre, pero en cualquier caso, es lo que hago, y creo que es porque tontamente alimentamos la esperanza de poder liberarnos de las ataduras y saltar como un superhroe fuera del maletero. No es ms que una esperanza... Sent el aire ms fresco sobre m cuando el cofre se abri. Trat de levantar la cabeza para ver a la persona delante de m, pero no fue nada fcil al estar acostada, agazapada, sobre el costado, con los brazos atados a la espalda, y, finalmente, slo vi unas manos que se acercaban a mi cara para enfundarme una especie de gorro en la cabeza. Vamos mejorando! Un puo viril me aferr por el brazo y me arrastr fuera del maletero. La accin fue un tanto acrobtica, no estaba realmente vestida para la ejecucin, con mi vestido de noche en seda escarlata y mis tacones que se atoraron sobre el borde del maletero. El hombre o quiz la mujer realmente forzuda - me atrap antes de que terminara de rodillas en el piso. No poda sostenerme en mis piernas, me senta como asfixiada bajo la capucha, lloraba como una magdalena murmurando detrs de la mordaza, y por un segundo, me dije que si mi ltima hora se acercaba, ni siquiera saba los motivos... Sacha... Me aferr al recuerdo de su rostro y segu tambaleante a quien me arrastraba con rapidez, me hizo descender por las escaleras, abri una puerta, me hizo volver a caminar, y luego subir una escalera, una puerta y una segunda escalera, todo esto sin decir una sola palabra, sin necesidad de amenazarme porque estaba simplemente aterrorizada. Le escuch abrir una ltima puerta. Me pas una mano por la espalda. Y luego, finalmente, una voz. - No se d la vuelta. Una voz de hombre. Sent sus manos sobre mis muecas al separarlas, y luego detrs de mi cabeza para desatar la mordaza, y finalmente levantar la capucha. Cuando sus manos se alejaron y me di cuenta de que la puerta iba a cerrarse detrs de m, de inmediato me di la vuelta, a pesar de su orden, y tuve tiempo de ver su rostro antes de que la puerta estuviera completamente cerrada. Maldita sea!, por qu no haba pensado en ello? Era el hombre que haba visto varias veces en los ltimos das. Cuando fui a comer con mi amigo David. Una maana, delante del edificio de Goodman & Brown, cuando Sacha y yo llegbamos en coche. Y tambin el da de la partida de mi ta Maddie y su novio, cuando acabbamos de almorzar en un caf. Y sobre todo... el da de la boda frustrada de Sacha y Allisson, con motivo del gran escndalo en la iglesia! Me qued boquiabierta, petrificada, mirando hacia la puerta cerrada. Me sequ las lgrimas de las mejillas y me cuid de no ponerme a sollozar como una desdichada, luego me hice un ovillo. Despus de sudar de miedo, de repente fui presa de temblores quiz ms por los nervios que por el fro. Me gir lentamente para ver dnde estaba. Era una habitacin grande, con paredes revestidas, un interior ms bien burgus y acogedor. Tena que estar en una de esas viviendas antiguas de la ciudad con casas de stano sobre la calle. Una enorme cama, un armario, una pared cubierta de libros, dos sillones grandes, uno de ellas cerca de la ventana... Y ah divis, en la oscuridad, la silueta de alguien sentado. Podan haber sido cinco minutos o tres das lo que estuve ah, plantada cerca de la puerta, inmvil, con los brazos apretados contra m. Y acept que tena que asegurarme de que haba otra persona en la habitacin, era una locura, no tena ni saliva, y mis labios estaban entumecidos. - Hay... alguien? pregunt en voz baja. La forma se movi en el silln, di un paso atrs sbitamente hacia la pared. Maldita sea, era una verdadera pelcula de terror esta noche! Puse la mano sobre el interruptor a mis espaldas y un candelabro se encendi. Ilumin un poco de manera anticuada, pero al menos descubr a quien se haba movido. Una mujer de unos sesenta aos, con el rostro devastado por las arrugas, una peluca rubia decolorada cual paja y que pareca haber sido quemada a fuerza de ser acicalada. Y como en una pesadilla, estaba maquillada burdamente, escurriendo por doquier, rmel en el rabillo de los ojos y un rojo brillante en la comisura de los labios. Es como en Psicosis aqu!... Ella me mir fijamente, tena los ojos muy azules y me recordaba a alguien, o seguramente a una pelcula que deba haber visto en la adolescencia, una pelcula que deba provocar terror! Me lanz una sonrisita pueril, luego agit la mano de manera educada, cerrando los ojos, y emiti graciosamente tss tss tss. - Pero, dnde tena la cabeza? dijo con voz jovial. Soy Gena! Encantada! Me tendi la mano sin levantarse, yo no me inmut. Gena, ese deba ser su nombre. - Dnde estamos? balbuce. Gena asinti y comenz a acariciarse el puente de la nariz, concentrada. Sonrea an. - Yo tambin tuve hermosos vestidos. De todos los colores, todas las telas, todas las formas y vestidos de modista, qu tal! An haca ese pequeo gesto de la mano y sus crispantes tss tss tss entre cada frase. Ahora acariciaba su mejilla... - l me cubri con regalos, yo era su princesa, ya sabe... Estaba loco por m, incluso estuvimos a punto de casarnos. Qu simptica, ser fcil comunicarse! Mientras la Sra. Chiflada continuaba su monlogo (esperando un indicio sobre la razn de mi rapto), me acerqu desconfiada y me sent en el borde de la cama junto a ella. No pareca ser ms peligrosa que eso. - Malcolm, era un hombre que saba guiarse, tena clase, nada era suficiente para l, todo el mundo lo respetaba. l me deca: Gena, mi flama, s, as es como l me llamaba. De pronto, su semblante se torn afligido. Ella era la nica actriz de su pelcula. - Todas las mujeres celosas estaban celosas m. Todas! Incluso Margaret! No, ella nunca lo habra admitido, como lo puede adivinar... Pero ella me envidiaba, miraba mis hermosos vestidos, las joyas y los perfumes. Deca que todo aquello no estaba bien, pero es porque ella habra querido vivir lo que yo viva... Margaret? A quin se refiere? Intervine en su monlogo. - Gena, quin es Margaret? os preguntarle. Pero la pobre mujer no me oy, ella continu representando el protagnico de su vida. - Por supuesto, no poda ser una mujer como yo. Margaret no tena mi audacia ni mi belleza... Con eso comenz a enfadarme... - Gena? Eh, Gena? Repet, agitando las manos delante de su cara. Sus ojos estaban vacos y fijos, pero todava se volvieron hacia m, la haba sacado de su trance. - No nos hemos presentado, me llamo Gena, y usted? sonriendo bobalicona como un chiquillo. Tiene usted un vestido muy bonito, por cierto. Ya sabe, me recuerda todos esos vestidos que Malcom me ofreca... - Gena! Le grit, poniendo una mano en el brazo que haca movimientos en todas las direcciones. Ella profiri un nuevo tss tss tss pero, por lo menos, guard silencio. - Gena, quin es Margaret? Le pregunt. Ella me mir directamente a los ojos, y los suyos empezaron a brillar. - Margaret crio a mi hijo, ella me lo rob, me lo arrebat. Oh, diablos, estoy alucinando, todo esto va a cesar de un momento a otro, y voy a despertar! - Le deca que estaba celosa -dijo Gena. Como no poda tener a Malcom ni los vestidos ni los perfumes, bueno, ella apart a mi hijo. Nuestro hijo. Ella baj la cabeza, con lgrimas en sus mejillas. Gena sera entonces la hermana de Margaret? La madre de Sacha? Era natural hacer el vnculo: Acababan de raptarme, despus de haber descartado a los sospechosos que imagin, y, obviamente, no tener en cuenta un plan terrorista o un cliente descontento de Goodman & Brown, era necesario que encontrara un elemento familiar que explicara por qu estaba all. Rpidamente repas la discusin que tuve con Margaret, la madre de Sacha, despus de aquel accidente. En su casa en Southampton, ella me haba confesado que Sacha no era su hijo, sino de su hermana, y que lo haba adoptado con urgencia, pues su hermana tema que el padre del nio no se ocupara de ella y de su hijo. Y no poda ser una coincidencia... Oh no, no lo creo! - Gena! Le dije lo suficientemente alto como para devolverla a nuestra conversacin. Ella levant la cabeza como un animal asustado. Me agach y tom su mano entre las mas. Suavemente. Para tranquilizarla. - Gena, dgame, est segura de que Margaret le rob a su hijo? Segura de que no es usted quien confo su hijo a su hermana? Un destello en sus ojos. - Y por qu habra hecho eso? Usted est insinuando que habra abandonado a mi hijo? - Gena, usted pudo haber sido forzada a hacerlo porque se sinti en peligro, le dije muy despacio para que no se estremeciera, y sobre todo para darme a entender. Ella sacudi la cabeza y volvi a su tss tss tss. - No, respondi con firmeza. Ella me lo rob. Estaba celosa. Celosa del amor de Malcom. - Y si justamente hubiera tenido miedo de Malcolm, de que le hiciera dao a usted y a su hijo?, aventur, muy precavidamente. - Qu importa lo que usted diga, querida seora!, respondi antes de darme la espalda. Bueno, nada qu hacer, est en su mundo, Gena... Le o murmurar pequea tonta, y creo que se refera a m. Luego continu su soliloquio en su rincn, con la cabeza mirando hacia la ventana: - En especial me encant el vestido verde, muy escotado en la espalda, que me haba trado de un viaje. A Malcolm le encantaba cuando me lo pona... blablablabla... Vaya progreso! Sentada en el borde de la cama, me sent agotada de repente y completamente perdida. Todo me recordaba a Sacha. Estaba all con su madre, su verdadera madre, una mujer completamente loca, que contradeca lo que Margaret me haba contado y que Sacha ignoraba! Me levant y evit a Gena para tratar de abrir la ventana, pero no pude. Y detrs, de todos modos, las persianas estaban cerradas. Lo cual no me dejaba muchas opciones para escapar... Abrumada, volv a sentarme y me acost en la cama. Tena fro, estaba asustada, no comprenda lo que me estaba pasando, solo senta que Sacha se enfrentara a una verdad que no haba considerado, la de sus verdaderos padres. Dios mo, y yo que estoy al tanto... Y, obviamente, no era Gena, obsesionada con su guardarropa de antao, quien iba a aclararme el motivo de mi rapto. Una cosa era cierta, no podra ser ella quien lo haba ordenado... No estaba en su sano juicio. Me qued dormida, aturdida por los comentarios sin pies ni cabeza de Gena, quien continuaba parloteando, y por las lgrimas que no poda contener. 2. Bienvenida a casa de los locos - Despierte! Me sacudi, no demasiado fuerte en verdad, pero lo suficiente para que no sea un despertar agradable. Abr los ojos, envuelta en la colcha, con el cabello hecho un desastre y el maquillaje parecido al artstico de mi compaera Gena. Un momento, dnde est ella, de hecho? El tipo que me haba secuestrado tambin funga como servicio de habitacin. Alto, grueso y gris, estaba de pie junto a la cama y, cuando tuve los ojos bien abiertos, me mostr la cmoda sobre la que haba una bandeja con el desayuno, no la de un hotel de cuatro estrellas, nicamente aperitivos y algo caliente qu beber por lo menos. - Levntese, dijo, en un tono que era lo suficientemente cordial para la situacin. Volver a buscarle en un cuarto de hora. Dio media vuelta y sali de la habitacin. Escuch la llave dando vuelta a la cerradura. Haba oscuridad en la habitacin, las persianas estaban siempre cerradas, era difcil tener una idea de la hora o de cunto tiempo haba dormido. Me sent en la cama justo cuando una puerta en la parte trasera de la habitacin se abri (no la haba visto, se confunda con el papel tapiz) y Gena apareci. Acarici sus mejillas, recogi dos o tres mechones de su cabello seco e hizo una mueca divertida al descubrirme en la cama. - Para empolvarse la nariz, es por aqu, dijo, sealndome la puerta. Es suficiente con el sanitario... Me levant, refunfuando, y desapareci en el cuarto de bao cuando Gena me dijo: - Puedo ofrecerle un caf, querida? S, con un toque de leche... Frente al espejo, mi aspecto daba miedo. Unas ojeras oscuras bajo los ojos, la tez lvida, el cabello hirsuto. Semejante cabeza para un vestido tan excelso, era casi indecoroso. Si Sacha me viera as, no me reconocera... No hay nada que hacer. Pasara lo que pasara, lo vivira con mi desalio de espantapjaros en vestido de noche... Cuando sal del bao, Gena haba regresado a su silln y tomaba un sorbo de su caf, sujetando el platillo con elegancia. Me dirigi una sonrisa menos grotesca que ayer. Me dispona a reanudar nuestra discusin acerca de Margaret y el hijo que tena, pero no me dio tiempo. - Qu hermoso vestido tiene!, comenz. Ya sabe, me recuerda a un conjunto que... Inmediatamente apagu el sonido. No seramos capaces de reanudar nuestra discusin. Me acerqu a la cmoda y me llev la taza a los labios, pero de nuevo, no tuve tiempo para intentar nada, la puerta principal se abri y mi secuestrador apareci. - Le voy a pedir a ambas que me sigan, por favor- dijo sin traspasar la puerta. A pesar de ello, tom mi caf rpidamente y estaba a punto de seguirlo, cuando ambos nos dimos cuenta de que Gena no se haba movido de su silln y continuaba su monlogo. El hombre se puso a su lado sin que ella se diera cuenta de su presencia y, gentilmente, con respeto, la tom por el brazo y la hizo levantarse antes de dirigirse con ella, con calma, hacia la puerta. Es un secuestro de lujo, al menos! La puerta se haba dejado abierta durante todo este tiempo, habra podido huir, pero extraamente, no lo hice. Estaba, obviamente, a punto de tener las respuestas a mis preguntas, no haba necesidad de echarlo a perder por el pnico. Adems, ya no tena miedo. Slo me obsesionaba la tragedia que se avecinaba para Sacha. Bajamos las escaleras lentamente, entonces el hombre de la sombra nos hizo entrar a un gran saln con una decoracin bastante similar a la de la recmara. Anticuado, pero burgus y elegante. Un hombre nos esperaba, de pie cerca de la chimenea. Se volvi a nuestra entrada. O el suspiro ahogado de Gena cerca de m. Era Sacha delante de m, Sacha con el pelo gris, un poco de barriga y un traje pasado de moda. Algunos toques de mal gusto tambin, un gran reloj de oro y una sortija igualmente llamativa. Con clase, pero de otra poca... El hombre sonri y se acerc a saludarnos. - Seorita Lanvin, lo siento por esta invitacin un tanto forzada. Y mi mano entre las suyas todo el tiempo: - Soy Malcom Strangley, el padre de Sacha. Y aunque no parezco sorprendida, Malcom Strangley no pierde los cabales hasta ahora. - Veo que no est realmente sorprendida, Elizabeth, me permite que la llame Elizabeth? Asent con la cabeza. - Nuestra querida Gena debi haber hablado mucho esta noche, y a pesar de que no tena mucho sentido, estoy seguro de que usted es lo bastante inteligente como para haber adivinado, en parte, el motivo de su presencia aqu. Entonces nos seal, a Gena y a m, los sillones y el sof de la habitacin. Y continu: - Pero, por favor, acomdese, no tenemos mucho tiempo antes de la llegada de Sacha y me gustara explicarle con ms precisin por qu tuve que usar este mtodo poco elegante para hacerla venir a m. Sacha va a venir? Tom el brazo de Gena y la condujo con gran atencin hacia el sof, donde yo tambin me sent, mientras l se acomodaba en uno de los sillones de enfrente. Gena, extasiada, suspiraba por su Malcolm con una mirada enamorada y lo colmaba de pequeos gestos seductores. - Elizabeth, s que probablemente me detesta por lo que pas ayer, pero no tena otra opcin. Sacha es un hombre reservado, casi inaccesible y como supuse que usted le importa mucho, fue mi nico recurso. No estaba segura de si estaba enojada o si slo estaba exhausta, pero mi voz son muy fra cuando le contest. - Creo que siempre hay otros medios disponibles que la violencia y el rapto, Sr. Strangley, le dije. Tom un aire pesaroso que no me tragu por un segundo. - Tenga un poco de clemencia conmigo, Elizabeth, cuando conozca toda la historia, estoy seguro que usted se mostrar un poco ms comprensiva. - Le escucho, contest. Malcom Strangley se acomod en su silln. - En la poca en que conoc a Gena, vivamos en Augusta, mi joven esposa y yo. Mi carrera poltica estaba en sus inicios, pero yo estaba realmente despuntando y tena un gran apoyo. Despus de todo, me haba casado con la hija de una familia rica que prosperaba en la industria textil, mi suegro me haba hecho entrar en el negocio familiar y no me faltaba talento en el rea ni labia para hallar mi lugar. Frecuentaba a las ms grandes personalidades, ya sea en la poltica, la industria y la cultura. Todo era muy emocionante. Y entonces conoc a Gena. Extraamente, porque nunca lo hubiera imaginado as, dirigi una mirada tierna a mi vecina de sof. Y v a Gena turbarse como una chica apenada. - No haba otras mujeres como Gena en el medio que frecuentaba. No conoca ms que a mujeres de grandes familias, elegantes, pero fras, incluso mi querida esposa Eleonore, atenta, amorosa Dios la tenga en su Gloria era as. Pero Gena... Gena era un torbellino de locura. Era hermosa como una actriz de cine y tambin caprichosa. Impredecible. No tena miedo a nada y pareca que el mundo le perteneca. Yo le pertenec desde el momento en que nuestras miradas se cruzaron. Me volv loco. No coma, no dorma, no respiraba siquiera cuando ella no estaba cerca de m. Asum riesgos insensatos, la instal en un apartamento en la misma ciudad donde viva con Eleonore, la cubr de regalos, incluso me hice acompaar por ella en algunas recepciones. Estaba dispuesto a dejar a mi esposa y todo lo que ello implicaba, el poder, el xito, todo... Maldita sea!, una nueva seal de alerta, voy a terminar por no saber quin est diciendo la verdad La mirada de Malcolm por un momento se perdi en un pasado borrascoso y apasionado, luego sacudi la cabeza, con aspecto apesadumbrado. - Pero lo que ms me gustaba de Gena, su locura, su espontaneidad, su libertad, no era sino la parte fascinante de un problema ms profundo y no me di cuenta inmediatamente. Tena que convencer a Gena que haba que esperar, que bamos a pasar el resto de nuestras vidas juntos, que ramos el uno para el otro por siempre. Nos imaginaba como una pareja carismtica: yo, el prestigioso poltico, y ella, mi esposa excepcional y excntrica. Fue slo un sueo, ya que comenz a ser ms demandante: llamaba por la noche a mi casa, irrumpa en las recepciones a las que no haba sido invitada, ebria de alcohol y furor. Yo ya no era capaz de contenerla. Tuvimos discusiones violentas, creo que tambin era parte de la pasin, y ahora reconozco que era un cobarde. Levant la cabeza para mirar Gena. Sin duda era su manera de pedirle perdn. Pero Gena comenz a emitir su desagradable tss tss tss y Malcolm continu su relato: - Y entonces, Gena desapareci. De un da a otro. Sin dar ninguna noticia. Nada. Y entonces pens que sera mejor as. Se tom la cabeza con ambas manos. - Como era un cobarde... Retom mi vida en Augusta. Eleonore, quien ya estaba al tanto de esta relacin, me perdon y yo segu mi camino hacia el xito. - Pero, seor Strangley, intervine. Me est diciendo que no saba que Gena estaba esperando un hijo suyo? - Lo que me asombra, Elizabeth, es que usted no parezca sorprendida por la historia que le estoy contado, si me permite, revir sin contestar a mi pregunta. Por lo visto, voy a tener que mostrar mi juego... - Margaret, la madre de Sacha, o al menos quien l cree que es su madre, me cont toda la historia, confes. Pero no en estos trminos, tengo que admitirlo, esto explica mi pregunta, seor Strangley. Gena segua nuestra discusin como lo habra hecho con un partido de tenis desde las gradas superiores. - Bueno, te puedo decir, Elizabeth, que no tena ni idea de que tuviera un hijo hasta el accidente del motor fuera de borda de Sacha. Fue un colaborador quien me alert, desconcertado por la similitud de Sacha conmigo, ya que haba visto una foto de l. Fue muy fcil para m para conciliar su edad y la desaparicin de Gena y deducir que era muy probable que fuera mi hijo. Sobre todo cuando me enter de quin era oficialmente su madre. Me haba hallado con Margaret en repetidas ocasiones durante mi relacin con Gena. Iba a intervenir cuando l me interrumpi con un gesto de la mano. - Djeme explicarle cmo llegu a organizar esta pequea reunin familiar, Elizabeth. Una vez que tuve la ntima conviccin de que Sacha era mi hijo, lo puse bajo vigilancia para saber ms acerca de l y rpidamente me di cuenta de que su vida estaba lejos de ser simple. Usted parece ser el nico elemento positivo de su existencia. En cuanto a Gena, tuve un poco de dificultad para dar con ella, pero finalmente logr afrontar lo que me negu a admitir en su momento, que estaba simplemente desequilibrada. Y es en un refugio psiquitrico de Cincinnati donde fui a buscarla. - Para una reunin familiar, habra podido usted imaginar una ms amable, confiese, aventur al tomar el toro por los cuernos. Hay algo que no concuerda en todo esto... - Dgame lo que realmente motiv su reaparicin seor Strangley, porque tengo la impresin de que hay un poco ms que un simple sentimiento paternal un poco tardo. - Elizabeth, no tuve hijos, Eleonore no poda tener. Ahora que mi esposa muri, estoy solo, sin heredero... - Detngase entonces, no s por qu, sigo convencida de que usted me est ocultando algo, yo no s qu... Sacha es un hombre importante e influyente, acercarse a l no podra ser sino de su inters, cierto? Habra reaccionado de igual manera si l hubiera sido un obrero o cualquier cosa de menos prestigio? Malcom Strangley se pasm y su rostro se puso tenso. - No voy a negar que sera de hecho una ventaja en mi carrera poltica, dijo, pero tambin podra beneficiar a la carrera de Sacha, porque voy a ser elegido sin duda para el Senado en las prximas elecciones. Asent con la cabeza, haba entendido. Pero no tuve tiempo de hacer ms comentarios sobre la ambigedad de sus motivos. El hombre de la sombra, y de la confianza de Strangley indudablemente, entr en la habitacin y Malcolm levant la vista. - Margaret y Sacha Goodman llegaron, seor Strangley. Margaret? Maldita sea, vamos a vivir una verdadera tragedia! Y Sacha que no debe sospechar nada... Sacha... Sacha apareci, Margaret detrs de l, su mirada se pos de inmediato sobre m. Me puse en pie de repente y l rpidamente le dio a Margaret el maletn que sostena y corri hacia m para tomarme en sus brazos. - Dios mo, Liz, qu miedo tena!, susurr en mi cabello, al besarme suavemente. Me acurruqu contra l y me levant la cara para observarme. l tambin tena ojeras y el gesto endurecido, la noche deba haber sido mala y larga. - Ests bien?, me pregunt. Asent con la cabeza, sonrindole, no era el momento de resquebrajarse (a pesar de que estaba al borde de las lgrimas, me sent tan aliviada de verlo nuevamente) porque iba a necesitar mi apoyo en los minutos que seguiran. Se volvi bruscamente a Malcom Strangley. - Quin es usted? -pregunt en un tono feroz. Espero que me explique qu significa todo esto. Sacha era lo suficientemente inteligente para notar que esta historia no tena nada que ver con un rapto y que no serva de nada ostentarse. Gena se haba levantado y balbuceaba, con los ojos brillantes. Malcom, tambin de pie, se acerc a ella y puso su brazo alrededor de sus hombros. - Sacha, mi nombre es Malcolm Strangley y ella es Gena Bellrow. La mirada de Sacha se fij en la pareja formada por Malcom y Gena, y se oscureci por la duda como anticipando lo que iba a seguir. Despus de todo, esta mujer tena el mismo apellido de soltera de su madre, Margaret. Aqu estamos, en el ojo del huracn! Estrech la mano de Sacha fuertemente entre las mas. - Sacha, digo, con la garganta seca. Ellos son tus padres, tus verdaderos padres. Un grito ahogado se escuch a nuestras espaldas. Margaret acababa de dejar caer el maletn al suelo, y se llev las manos al rostro, pareca tener problemas para respirar. El hombre de la sombra se abalanz sobre ella y la sostuvo hasta un silln, integrndola as a la simptica reunin familiar. Margaret, aterrorizada, miraba a su hermana quien, por su parte, no pareca reconocerla. Pobre Gena, est completamente perdida! Sacha era como una pesada estatua de piedra al lado mo. Y eso que an no recordaba mucho de su vida antes del accidente, vaya que le daramos una primicia terrible. Lanz una mirada perdida hacia Margaret, quien jadeaba entre sollozos, hacia Malcom que no respiraba ms, y luego a Gena cuyos tss tss tss y los movimientos del brazo se haban intensificado. Tom entre mis manos el rostro de Sacha, le obligu a mirarme directamente a los ojos, no tena que desviar su mirada de la ma, mientras yo le deca todo lo que tena que decir. Debido a que era yo quien le iba a contar todo. - Sacha, estoy aqu, escchame, te lo ruego, susurr. Alguien debera decirme por qu siempre me encuentro asumiendo este tipo de situaciones pues yo no me creo capaz... Pero era simple sin embargo, quin mejor que yo para asumir este rol con confianza. Cmo amaba a este hombre... Y le dije todo, desde mi punto de vista, la confesin de Margaret despus del accidente y lo que la haba motivado, es decir, la felicidad del hijo que haba cuidado durante todos estos aos, pero contrariamente que ella crea haber fracasado. Luego lo que haba comprendido a partir de los desvaros de Gena durante la noche. Para finalizar con la conversacin que acababa de tener con Malcolm Strangley, sin dudar de la veracidad de sus declaraciones, sino de lo que lo llevaba a reaccionar hoy. Muchas veces Sacha trat de girar la cabeza para culpar abiertamente a alguien, pero yo sent que ni siquiera saba con quin estaba enfadado. Estaba perdido. Durante el tiempo que hablaba a Sacha, con voz dulce y tranquilizadora, pero tambin derramando algunas lgrimas, los otros tres se quedaron all, sin inmutarse, esperando que caiga el hacha. Al final de mis explicaciones, Sacha baj la cabeza y respir profundamente, todava temblaba, entonces levant la cabeza, tom mi rostro entre sus manos y me dio un suave beso en los labios. - Liz, gracias- dijo en voz baja. Cmo debes amarme para hacer esto y sobre todo tomando el lugar de los que habran debido asumir la responsabilidad. Y cmo te amo por tener tal valor. Sonre. Se volvi hacia Malcolm. - Dgame- le dijo. Por qu me ha solicitado un rescate por Liz? Malcom guard la compostura inslitamente, Sacha deba haberlo heredado de l. - Porque estpidamente, pens que lo mejor era actuar en lugar de revelar, de golpe, mis intenciones. Sacha neg con la cabeza, molesto. Lanz una mirada abatida hacia Gena, luego hacia Margaret, quien le suplicaba con los ojos. - Era inapropiado, es lo menos que se puede decir, apunt. Todo este mal que se ha hecho y treinta aos han pasado, tengo una vida, aunque slo la recuerde a medias. Soy el hijo de Margaret, son estos aos lo que lo demuestran, me educ, me dio todo el amor que pudo, como pudo. Margaret es mi madre y me quedo con eso. No he sido parte de su vida durante todos estos aos, continu, sealando con un gesto de la barbilla a Malcom y Gena. Esto no cambiar hoy. No tengo que apoyar sus errores, me niego. Decido mi vida ahora. Me tom la mano. - Elijo a aquellos en quienes puedo confiar, aquellos que me quieren sinceramente. Se acerc al silln donde estaba Margaret y yo le segu. Le tendi la otra mano a su madre, quien se puso de pie. Luego nos condujo lentamente hacia la puerta. En el camino, se volvi a Malcolm y Gena, que estaban petrificados. - No s con quin debera estar enfadado ni siquiera si debo hacerlo, dijo Sacha. Sin embargo, s lo que quiero y no es su historia en la que quiero creer. Creo que todos diciendo la verdad, Sacha, su verdad, pero la locura de Gena cambi todo. Nos acercamos a la puerta, pero se volvi de repente. - Conserve su dinero, seor Strangley, coment con tristeza. Dele un buen uso. El hombre de la sombra nos abri la puerta y nos fuimos sin mirar atrs. 3. Mi vida con Sacha: Instrucciones de uso Al volante, Sacha se qued en silencio unos minutos. Al parecer todava estbamos en Manhattan. Mi secuestro no me haba llevado muy lejos. Margaret en el asiento posterior y yo en el asiento del pasajero, apenas nos atrevamos a respirar. Puse mi mano sobre la de Sacha en el volante. En el siguiente semforo en rojo, se volvi hacia m con una mirada tierna, pero angustiada. Est devastado... Quin no? Esboc una sonrisita. - Estoy aqu, dije en voz baja. Todo esto no cambia nada entre nosotros. - Lo s, me respondi. Ms adelante, mir por el espejo retrovisor hacia Margaret. Estaba acurrucada en el respaldo y haca su mejor esfuerzo para sollozar en silencio. - Mam, le voy a pedir al conductor que te lleve a casa en Southampton, si no te importa, le dijo Sacha apaciblemente. Margaret se enderez de repente en su asiento para agarrar por detrs los hombros de su hijo. - Sacha, dijo, te pido perdn por haber mentido todos estos aos. T eres mi hijo, te he criado como tal. Fue as por tantos aos, me las arregl para convencerme de que todo estaba olvidado, que la verdad estaba enterrada para siempre. Sacha puso una de sus manos sobre la de su madre, mientras conduca. Miraba justo hacia el frente. - Mam, no estoy enfadado contigo, le asegur. Mi memoria fragmentada tiene ventajas a pesar de todo. Me siento ms fuerte, menos vulnerable. Y me parece que tengo la opcin de decidir sobre lo que haya sido mi vida y lo que quiero hacer. - No te separ de Gena, Margaret sigui reprimiendo un sollozo. Te lo juro, te adopt porque ella tena miedo... - Mam, Mam, clmate, te lo ruego. Todos necesitamos descansar, vamos a hablar de ello los prximos das, pero reconoce que te creo, no te preocupes. Frente al edificio del apartamento de Sacha, l y yo bajamos y el conductor ocup su lugar para acompaar a Margaret a casa. Sent pena por ella, pero tambin comprend que Sacha tena necesidad de estar solo (por fin... conmigo) despus de todas estas duras pruebas. Estrech a su madre fuertemente entre sus brazos antes de que ella volviera a su casa en Long Island. En el ascensor, me atrajo hacia l, acariciando mi cabello. - Dios mo, Liz, todo lo que te he hecho pasar, susurra. Y todava ests aqu. - No se puede decir que ests a salvo, Sacha... Lo que importa es que somos ms fuertes que estos reveses, no? Para ser honesta, todava no me cuento entre los vivos, despus del terror del secuestro... Cuando las puertas del ascensor se abrieron directamente hacia el vestbulo del pent-house de Sacha, nos envolvimos en un beso apasionado que expresaba todo el temor que sentamos. - Has de necesitar relajarte, Liz, despus de la noche que pasaste encerrada con esa loca, dice Sacha. Yo tambin, por cierto, no he pegado el ojo en toda la noche. Voy a procurarnos un buen bao. Iba a marcharse, pero lo sujet por la mano. - Sacha, sabes, creo que ninguno de ellos menta. Puede ser difcil de aceptar, pero cada uno de ellos era sincero. Que Margaret haya estado o no celosa de su hermana, a quin le importa realmente. Lo que deforma todo, es el trastorno de Gena. Estoy convencido de que Malcolm estaba sinceramente enamorado de ella y se sinti devastado por lo que era. - Lo s, Liz. Yo estoy tan sorprendido como t por el oportunismo de Strangley, del hijo hallado en plena campaa electoral. Puede que haya perdido parte de mis recuerdos, pero hay algunas cosas que s o creo que s con certeza, y es que el hombre a menudo busca su inters en lo que hace. Levant una ceja, divertida. - Bueno, bueno, le dije. Y cul es tu inters, Sacha, qu es lo que haces conmigo? Comprendi mi tono de humor e hizo una sonrisa traviesa. - Bueno, me parece tan evidente, Liz: La satisfaccin de mis deseos... Luego volvi para concluir nuestra discusin sobre el tema doloroso del da. - Lo cierto es que estoy triste de que la mujer que me trajo a este mundo sea una desequilibrada, pero no puedo evitarlo. Si hubiera estado en su sano juicio, habra podido encontrar la manera de cuidarme, pero no es lo que pas y lo lamento. Mi madre es quien ha cuidado de m todos estos aos. Creo que puedo convencerme de esta versin hasta el final de mis das. Mientras tanto, me gustara que intentemos reanudar una vida normal y ms ligera que las semanas que acabamos de pasar. Luego desapareci por el pasillo y yo corr a la cocina para vaciar la nevera. Estaba realmente hambrienta! *** Una vida normal y ms ligera es exactamente en lo que nos hemos ocupado los das recientes. Vaya ligereza, hay que admitir, no haba mucho que hacer, Sacha llevaba una vida de ensueo segn mis antiguos estndares de estudiante parisina (bueno, si olvidamos que le obsesiona su trabajo y le absorbe una buena parte del da...). Es verdad, nunca me imagin llevar el estilo de vida que llevaba ahora, y que era tambin mi nueva normalidad. Nunca ms fines de mes difciles, despus de pasar mis das corriendo entre la universidad y el trabajo. Nunca ms alojarme en casa de mi ta, bueno, no era lo peor, pero al menos senta la casa de Sacha como la ma y si me hallaba con un hombre desnudo en la cocina por la noche, bueno, era mi amante (y qu amante!) y no el de mi ta, que cambiaba cada dos meses. No, en serio, habra sido una locura que me quejara, verdad? Pero haba un tiempo para cada cosa, a pesar de todo. Por normalidad incluyo: Permaneca como empleada de Sacha en Goodman & Brown. Y desde un punto de vista prctico, el salario que obtena era casi inapropiado en la medida que no tena gastos, Sacha cubra todas mis necesidades. Y me refiero a TODAS mis necesidades... Sin embargo, tenamos nuestra pequea rutina de pareja profesionalmente activa. Si podemos separar de la nocin de rutina el lugar donde se llevaba a cabo. Debido a que levantarse en el pent-house de Sacha cada maana para ir a trabajar, tomar el desayuno en la cocina con paredes de cristal con vistas hacia el amanecer en Manhattan, pasar media hora en un vestidor ms grande que mi antigua habitacin en casa de Maddie para elegir un traje entre una docenas por estrenar que ah se hallaban, y luego subirse a un auto con conductor para ir a la oficina, no era para nada la rutina que hubiera podido imaginar que viviera con un eventual compaero, el da que me ca de la bicicleta delante del auto de Sacha. Hablar de normalidad, y ms bien se parece a un cuento de hadas! As que, s, tenamos esos pequeos detalles de pareja locamente enamorada que hacen de estos momentos cotidianos menos rutinarios... Hmm, si se consideraba una pequea atencin hallar un pendiente de diamantes dentro de un pan recin horneado a la hora del desayuno... Pero haba cosas ms simples, miradas de enamorados, caricias afectuosas cuando nuestros cuerpos compartan el mismo espacio, su mano halando un mechn de mi cabello, con la ma enderezar su corbata... No, la vida con Sacha no era nada comparado con lo que haba podido soar, simplemente porque Sacha no tena nada en comparacin con ningn otro hombre. Se las arregl para transformarlo todo. Una mirada, una sola palabra poda cargarse de un tono sensual que no poda resistir. Pero, cuidado, durante el da en Goodman & Brown, nada de dejarse llevar! Sacha volva a ser el estricto jefe de un prestigioso despacho de abogados y yo la joven colaboradora que tena todo por demostrar y tena energa de sobra para hacerlo, sobre todo para protegerme de la depredadora que todava rondaba por ah. - No te va nada mal, Liz, pero no te va a durar, me amenaz una maana Natalia, que acababa de entrar en mi oficina y cerr la puerta detrs de ella. As es, golpea suavemente... Mir por encima de los documentos que estaba anotando. A pesar de que Natalia era bastante atractiva, era una locura como la maldad poda convertir a alguien en una cosa atroz. - A qu te refieres, Natalia? Un asunto actual? Mi gusto para la ropa? Respond con despreocupacin. Nada como eso para aumentar la furia existente... - Hablo de tu espontaneidad y candor, lo que, me parece, a Sacha le gusta mucho de ti, continu mientras sonrea. Ya habr un momento en que despierte para ver que no eres ms que una chica alocada, sin talento y sin ambicin. Y ciertamente no es lo que necesita. Empec a masticar mi bolgrafo, frunciendo el ceo. - Dime, no es una cantaleta que alguna vez ya me has dicho? Le pregunt. Hemos visto cmo terminaron tus predicciones, no? Y si el problema fuera al revs, Natalia? Y si una maana, Sacha despertara preguntndose cmo ha podido ser amigo todos estos aos Tambin te recuerdo que l no se acuerda realmente de esta amistad - de esta ponzoosa que no le quiere bien? Si Richard no estuviera ah para cubrirte, y me pregunto por qu lo hizo, no dara mucho por tu trasero. Y tendra que saber algn da por qu Richard la protege as... Y aunque yo pensaba que me estaba defendiendo bien, era siempre muy difcil desestabilizar a esta perra. - No juegues con mi paciencia, Liz, y preocpate por lo tuyo, revir antes de girar sobre sus talones y salir azotando la puerta de mi oficina. Prefera no hablar de estos episodios desagradables con Sacha, porque ocurran con regularidad. Dios sabe qu mosca haba picado a Natalia aquellos das, cuando llegaba de repente a mi oficina a soltarme sus palabras llenas de veneno. Pero la vida de oficina no me dejaba tiempo para insistir demasiado. Me dieron responsabilidades, ponan a prueba mis habilidades y yo me esforzaba por mantener a Sacha clidamente en un rincn de mi corazn cuando me involucraba con mpetu en mi trabajo. En cada reunin, evitaba cruzar por demasiado tiempo la mirada con mi ardiente amante, aunque toda su mente estaba concentrada en los retos profesionales, era simplemente la carne que a veces se manifestaba a pesar de l mismo, y yo misma tuve en varias ocasiones algunos bochornos en la sala de reuniones slo porque me pareci mirar un brillo travieso en los ojos de mi jefe... No se ha conocido vida profesional ms difcil... Continuaba almorzando regularmente con colegas de oficina quienes eran tambin mis amigos, David y Helen, que nos haban apoyado, a Sacha y a m, durante los contratiempos de las ltimas semanas. A veces la puerta de mi oficina se abra y no era Natalia sino Sacha con la mirada nublada por el deseo quien cerraba la puerta tras de s, bajaba las persianas y se lanzaba a devorar mi boca a besos, y luego huir cinco minutos ms tarde, rindose al verme despeinada y aturdida a su paso, me lanzaba un rpido hasta la noche, hermosa ma antes de desaparecer. Hallaba otras formas igualmente sorprendentes de colarse en el transcurso de la jornada. Cling! Hizo mi computadora para avisarme de la llegada de un nuevo correo, una maana cuando acababa de llegar al trabajo. Un correo electrnico de Sacha! Era raro que me escribiera. Despus de todo, estbamos a unos metros de distancia uno del otro y l prefera los SMS. De: Sacha Goodman Para: Elizabeth Lanvin Asunto: Perdn
Busqu en tu bolsa esta maana antes de salir. Quera disculparme por ello. Uh, s... Bueno, realmente no s qu decir. De: Elizabeth Lanvin Para: Sacha Goodman Asunto: ?
No tengo nada que ocultarte, Sacha, lo sabes. La respuesta no se hizo esperar. De: Sacha Goodman Para: Elizabeth Lanvin Asunto: Desenmascarada
He encontrado preservativos en el bolso. Los tir. Bromea con eso?.. Obviamente tengo condones... Eso no nos lleva a ninguna parte... De: Elizabeth Lanvin Para: Sacha Goodman Asunto: ? (bis)
Y para qu crees que me sirve eso, en tu opinin? Y sobre todo con quin? Negu con la cabeza enfrente de la pantalla de mi ordenador. Por qu no me lo haba contado en el coche si tena dudas acerca de m? Y cmo poda imaginar que tuviera otra relacin? Estoy locamente enamorada de l, un ciego lo habra visto y yo paso todo el tiempo con l. Empezaba a sentirme incmoda, acusando ya a Natalia de haber asestado un mal golpe. La respuesta de Sacha lleg como un enigma, slo un nombre y un nmero de telfono. Qu con ello? Me levant de inmediato y me dirig a grandes pasos a la oficina de Sacha. Una mirada a Helen me confirm que estaba solo y que tampoco estaba en lnea. Abr la puerta de repente, la cerr sin azotarla aunque temblaba sin saber siquiera por qu. Sacha me miraba con una pequea sonrisa. - Y bien, no has respondido a mi mensaje, Liz? - No, porque no entiendo lo que me dices, tambin porque he preferido discutirlo de frente. - Quieres saber quin es esta persona de quien te di el nmero? - Sacha, principalmente quiero saber por qu me hablas de preservativos, queriendo insinuar cosas que parecen totalmente fuera de lugar, dado lo nuestro. - El nmero de telfono es el de una ginecloga, Liz. Pens que no conoceras una en Manhattan. Me qued sin palabras, con la impresin de que estbamos hablando de cosas distintas. Sacha se levant para unirse a m y darme un beso sutil en los labios. - Liz, estoy cansado de estas cosas a las cuales siempre hay que considerar, cuando no tenemos necesariamente ganas de pensar en ello. As que eso es! Slo eso! Y yo que cre que insinuaba otra cosa... - Quiero que todo sea natural entre nosotros, tengo ganas de sentirte realmente, tengo ganas de pensar que podemos confiar el uno en el otro, que esto dure por un largo tiempo. Respond a su dulce beso, a pesar de que todava estaba bajo el impacto de mis primeros temores. Sacha regres inmediatamente detrs de su escritorio emitiendo una risita, como la de un chiquillo. - Maldita sea, Sacha, lo hiciste a propsito para que entrara en pnico, cierto? - Llama pues a esta ginecloga, Liz. Ella te recetar un anlisis de sangre y una pldora. Y mientras yo todava estaba all de pie, con la boca abierta. - Llama, repiti riendo, antes de que me entren unas ganas repentinas de probarte que te amo, aun cuando el condn est roto! *** Vaya, Sacha saba muy bien ser mandn, un entusiasta de las bromas. Aunque yo no conoca muy bien este ltimo aspecto de su personalidad. Con las semanas infortunadas que habamos pasado, no tenamos mucho tiempo para divertirnos... Y las llamadas frecuentes de Malcom Strangley seguan ah para recordarnos que el pasado no estaba muy lejano. Pero estbamos tratando de recuperarnos, competamos con imaginacin a quin de los dos sorprenda ms al otro. Cada uno con sus propios medios, por supuesto... La noche cuando Sacha me llev a Saks Fifth Avenue, la tienda de las grandes marcas, anuncindome que el establecimiento nos haba hecho reservas para la noche, casi me desmay. Cuando vio mi semblante desconcertado ante las edecanes que estaban alineadas para recibirnos, estall en risas. - Muy bien, Liz,llamo a los bomberos de inmediato o antes debo prevenir un camin de mudanzas? Balbuce un par de Gracias intercalados con oh. Quin no ha soado con estar encerrado toda la noche en una tienda as, como un nio que suea con pasar una noche en una tienda de juguetes? Nunca habra imaginado que fuera posible probarse tantos vestidos, zapatos, joyas, etc. Creo que incluso me provoc empacho, luego fue imposible no considerar hacer una sesin de compras hasta el final de mis das. Sacha se rea, con una copa de champn en la mano, mientras que improvisaba para l los gestos de una modelo en el podio. Fue una noche brillante. Pero tambin fui capaz de sorprenderle. De manera ms simple, eso es cierto, pero no haba perdido l un poco la nocin de mesura al llevar la vida que llevaba? Regres una noche antes que l y le prepar una noche a mi manera. Cuando las puertas del ascensor se abrieron en el vestbulo del apartamento, fue asaltado por el olor a feria. Yo esperaba en la sala de estar, que haba sido transformada para nuestra noche, en un sueo adolescente: mquina de hot dogs, otra de palomitas de maz, un tazn gigante de refresco, pirmides de donas, una variedad de street food se haba dispuesto para nosotros, y los sofs haban sido retirados para dar paso a una multitud de grandes pufs donde uno podra desaparecer. En jeans y camiseta ajustada, plantada en medio de este desorden adolescente, le di un control de juegos de vdeo. - Vamos, te apuesto a que te gano en Mario Kart! Le dije a Sacha con un aire de desafo juguetn. Sacha jug con placer e incluso me confes que nunca haba pasado una noche as desde que era joven. Nos fue fcil olvidar el pasado en estas circunstancias, pero es raro que el pasado olvide... 4. Los buenos viejos tiempos La presencia de Sacha siempre era solicitada en cualquier evento cultural. Era un hombre influyente en este medio donde, a menudo, haba desempeado el papel de mecenas. Amante del arte - su apartamento ciertamente rivalizaba con algunos museos terminaba por apoyar a jvenes artistas. - Se trata de inversiones, Liz, ya sabes. Yo apuesto por el futuro. Ese es mi lado divertido, me asegur mientras bamos en el coche, una vez ms, a la inauguracin de una exposicin. - No me digas que nicamente es por el valor financiero del arte que te interesa, Sacha, no lo creo ni por un segundo. Me dirigi una mirada divertida. - Eso te molestaba, Liz? - Un poco, s, sobre todo porque sigo convencida de que es falso y de que ests realmente interesado en el trabajo de aquellos a quienes ayudas o de quienes compras sus obras. Tal vez simplemente no quieres admitirlo, conclu con una sonrisa. - Y por qu, en tu opinin, habra de hacer eso?, me pregunt. Me encog de hombros. - No lo s, tal vez porque confesar que te interesas en estos artistas, que deseas que tengan xito, sera confirmar que les prestas cierta atencin, si no es que una especie de afecto... - Ests insinuando que es algo que no puedo asumir, Liz? - Qu, Sacha? - Tener afecto por alguien. Puso su mano en mi rodilla. Siento que esta discusin puede rpidamente empeorar... - Tal vez no, le contest. Pero puede que te resulte difcil mostrarlo. Sin duda, tienes la impresin de que eso te hace vulnerable... Yo, creo que te hace ms sexy, aad con una mirada insinuante. l se ri levemente. - Y de verdad crees que es importante que estos artistas me encuentren sexy? dice. Se inclin para besarme. - En cualquier caso, asumo absolutamente el efecto que me haces, Liz, me susurr en el cuello prodigndome besos tiernos. Nunca hubiera credo que una mujer en traje de pantaln pudiera provocar tal efecto... Re placenteramente. - Es la magia del Saks, le contest. - Oh, no, seorita!, el toque francs ayuda bastante, agreg, antes de recuperarse de la tos. Bueno, no hay necesidad de llegar a la galera en este estado... sobre todo porque podra haber gente guapa. Se trata de los cinco fotgrafos ms destacados del momento que hoy exponen y creo que todos estamos ansiosos por descubrir el alcance de su trabajo. Frente a la galera del barrio de Chelsea, hacamos fila para entrar en trajes de noche. Al parecer, era el evento del da. Al salir del coche, me percat de algunas caras conocidas del medio del espectculo. Diablos, un evento social para ponerme a prueba! Afortunadamente Sacha est conmigo, de lo contrario, morira de vergenza aqu mismo! - Aqu tienes, dijo Sacha al consultar el catlogo. Uno de los fotgrafos es francs, Max Kult. No ests perdida, habr por lo menos un compatriota esta noche. l saba lo mucho que poda estar impresionada por este tipo de ambiente. Los primeros minutos por lo menos y, enseguida, del brazo de Sacha, encontr un poco de confianza y naturalidad que regresaba al galope. - Me esperas? dijo entregndome el catlogo. Voy por dos copas de champn para nosotros. No tuve tiempo para convenir que poda acompaarle cuando l haba desaparecido entre la multitud. Esperando a su regreso, me decid a ver la presentacin de la exposicin. El tal Max Kult fue anunciado como el nuevo Helmut Newton... Guau, nada menos! Y es verdad que sus clichs de mujeres- objeto, aunque algunos me molestaban, no les faltaba clase. Levant la cabeza, en busca de Sacha, pero mis ojos se cruzaron con alguien a quien no quera ver de ninguna manera, y nunca hubiera imaginado toparme en pblico despus de los recientes acontecimientos. Allisson Green. Mira que no le faltan agallas... Todo Manhattan debe estar al tanto de su matrimonio fracasado y tal vez las razones de esta catstrofe... Y ella tan campante! Por no mencionar, por cierto, que llevaba un perturbador vestido escotado por la espalda, su larga cabellera rubia rozando su piel descubierta. Un autntico aire de actriz... Tal vez esa belleza le hace un tipo de blindaje a toda prueba... Tal vez estaba a tal punto hermosa que nadie se atreva a acercarse para preguntarle si se estaba recuperando del escndalo de su matrimonio anulado... Ella me vio tambin y, an de lejos, vi que sus ojos lanzaban destellos asesinos. Pero se dio la vuelta y desapareci entre el pblico de la exposicin. - Ests lvida, Liz, me dijo Sacha que lleg justo en ese momento. Segura que ests bien? Tragu saliva. - Allisson est aqu, Sacha, y ella me vio, le respond, con un nudo en la garganta. - S, y luego? Tambin la vi cerca del bar, y te puedo decir que la desde con la mirada, debi entender que ms le vala no acercarse. Es lo suficientemente inteligente como para comprender que esta advertencia tambin va por ti. Segua en pnico a pesar de todo. - Liz, Liz, repiti Sacha. No tienes de qu preocuparte. Recuerda que ella es la que est en problemas, no t. Y ella lo sabe, creme. Asent con la cabeza. - Bueno, un poco de burbujas te harn bien, me dijo, entregndome la copa de champn. Me tom de la mano y comenzamos a caminar por la galera para admirar las obras de los fotgrafos. No poda creer que Sacha slo estaba interesado por el valor financiero de las obras, sus comentarios sobre lo que veamos eran siempre cultos y llenos de referencias. Cuando nos detuvimos delante de la foto de un paisaje industrial con visos post- apocalpticos, alguien tosi a nuestras espaldas. Nos dimos la vuelta para descubrir, a algunos pasos de nosotros, sin estar demasiado cerca, a Ethan Goodman, con un vaso de un lquido traslcido en la mano (El seor an recurre al vodka por lo que veo!). Sacha y yo tuvimos la misma reaccin de vergenza, sin saber qu decir ni qu hacer. Por mi parte, me qued mirando estpidamente el vaso de Ethan, imaginando que poda ser un mal presagio. - Es agua, Liz, aclar Ethan, levantando su vaso. Estoy empezando a apreciar esta bebida, continu, sonriendo, pero sin mala intencin. Hey, Liz. Respira, no tengo la intencin de molestarles. Luego, volvindose hacia Sacha: - Buenas noches, Sacha. Me imaginaba que te hallara aqu. Lo creas o no, pero me alegro de verte. Despus de un momento de vacilacin, Sacha le tendi la mano a su medio hermano. - Yo tambin, Ethan. En estas condiciones, yo tambin. A pesar de la estatura y corpulencia, Ethan tena un aspecto deplorable, luego pareci armarse de valor antes de hablar: - Fui a ver a mam en su casa, Sacha, ella me cont lo que has pasado, tambin me dijo lo que te ocultaba. Yo no estaba al tanto. Sacha se tens, a la defensiva. - Por qu te ha contado todo esto? No te incumbe en nada, Ethan. Es mi vida, y la de mam tambin. Ethan hizo un gesto apacible con la mano, algo inusual de su parte. - Espera, Sacha, creo que mam tiene una necesidad autntica de la verdad en este momento. Es lo que entiendo. No ha sido mal intencionado de su parte el hecho de que me contara tu historia. Creo que nunca fui consciente de todo lo que tuvo que soportar, ni de lo que t has vivido. l neg con la cabeza, con aspecto sinceramente arrepentido. Tom la mano de Sacha en la ma. - Me cri como un buen perro de ataque de pap, Ethan continu. El tiempo que pas con mam fue doloroso, puedes creerme, pero definitivamente, era el momento de que me abriera los ojos, que madurara, cierto? Un mal por un bien, se puede decir. Aunque todo el mundo diga habladuras... Tena an la cabeza gacha, como si tuviera miedo de cruzar la mirada con Sacha. - Podra haber sido mucho peor, Ethan, intervine. Sacha estuvo a punto de morir, te lo recuerdo. Sacha segua mudo. Cuando Ethan alz el rostro, sus ojos brillaban. - S, s, lo s, Liz, dijo, abrumado. Despus, dirigindose a Sacha: Sacha, s que este no es el momento ni el lugar, pero yo... Las palabras se ahogaron en su garganta y se oblig a mirar a su medio hermano directamente a los ojos. - Pero yo quiero disculparme por lo que hice y lo que haya podido hacerte sufrir, dijo. Luego, ante la falta de reaccin de Sacha: Y s, ya s que es un poco tarde, pero no es as, creo que no es demasiado tarde para pedirte que me perdones. Y tambin, que intentemos... si aceptas tener una relacin diferente a la podrida que tuvimos antes. Sacha no se mova, luego dio dos pasos hacia adelante y tom a Ethan entre sus brazos. Y esta vez, decid dejarlos que se dijeran lo que les preocupaba (todo esto es realmente increble! ) y continuar deambulando por la exposicin. Ahora estaba en la parte de la galera dedicada al famoso Max Kult y las paredes estaban cubiertas de fotografas en blanco y negro representando a mujeres que tenan un aspecto ms de androides que de pin-up, lo que no les impeda ser agresivamente sexys. Guau, qu delirante ese Max Kult! Me qued unos minutos delante de cada foto antes de sentir una mirada insistente sobre m. Convencida de que se trataba de Sacha observndome de lejos de manera amorosa, pero an de manera reservada, me volv con una sonrisa linda justo para l. Pero no era l! Y al reconocer al hombre que me observaba sin apartar la mirada, mi sonrisa se convirti en un oh estupefacto. A una docena de metros de m, el hombre de estatura mediana y delgado, vestido completamente de negro, pelo largo y castao, pequeas gafas redondas y barba de candado bien recortada ri a solas y camin directamente haca m, con aire de regocijo y tan sorprendido como yo. De repente me estrech en sus brazos, sin siquiera pedirme permiso. - Hey!, exclam. Liz! Si hubiera esperado hallarte aqu esta noche! Es una locura, no? dijo, tomndome por los hombros esforzadamente, con aire de asombro. - Maxime! Alcanc a decir, casi sin aliento. Cmo ests? Han pasado aos, verdad? - Apenas cuatro aos, querida, o quieres vernos ms viejos? Dios mo, y hay que ver el bombn en el que te has convertido, continu, hacindome girar como un trompo delante de l. Dnde est mi pequea estudiante de Bellas Artes recin llegada de su provincia? - Tenemos que terminar la llegada un da, verdad? Le respond con una sonrisa. Ahora me mud a Nueva York. Y t? Qu es ese pelo largo, la nueva moda en Pars o tienes miedo de envejecer? En la poca en que conoc a Maxime, a mi llegada a Pars a los 19 aos, era ms bien pijo. l tena cinco aos ms que yo, pero era relamido, y ahora me he topado con un chico a la moda y extrovertido. Todo mundo cambia! - Yo vivo en Nueva York, sabes, me dijo. As que la moda de Pars... todo eso me parece lejano. Y de hecho, Maxime, eso era antes, querida. Hoy es Max. Max Kult! As que era l, el gran fotgrafo de moda? l, el nico otro francs de la noche? Me qued boquiabierta. Al momento de estrecharme nuevamente entre sus brazos, sin detenerse por formalidades, por supuesto, justo entonces vi a Sacha aparecer a espaldas de Max. Sacha tosi. - Uhm, no les molesto? pregunt, con gesto adusto por los celos. Me deshice como pude del abrazo de Max para hacer las presentaciones, teniendo cuidado de alejarme de mi ex amante ( S, tena una vida antes de Sacha...) para acercarme a mi enamorado actual y tomar de la mano a este ltimo. Max inmediatamente puso una mirada curiosa en estas dos manos entrelazadas. - Sacha, te presento a Maxime, mejor conocido como Max Kult. Han pasado cuatro aos que no nos habamos visto, eh, Max? Y Max, te presento a Sacha Goodman. Luego, qu habra podido decir? Mi prometido? Mi amante? Mi enamorado? Ciertamente no mi jefe, en todo caso! Pero Max no precisaba de detalles, puesto que el brazo de Sacha haba pasado de forma dominante alrededor de mi cintura. En cambio, inmediatamente reaccion al nombre de Sacha. - Sacha Goodman, como el Sacha Goodman del cual la galerista no ha parado de decirme que vena esta noche? Guau, encantado, seor Goodman, dijo, extendiendo la mano para estrechar la de Sacha. Sacha dud por un segundo antes de conceder. Oh, los celos cuando nos ciegan... - En todo caso, Liz, t has cambiado, ests simplemente hermosa, dijo Max mientras me devoraba con la vista de pies a cabeza, pasando por partes anatmicas estratgicas. Me ruboriz al ser vista de tal manera. Y sent a Sacha tensarse contra m. - Sabes que podras ser mi modelo?, por as decirlo, continu el atroz Max. Como en los viejos tiempos, eh?, aadi con una sonrisa. Pero al lado mo, conoca a otro que no se rea en absoluto. Por un segundo, cre que iba a agarrar por el cuello a Max para arrancarle los ojos de las rbitas, aquellos que se haban arriesgado para regodearse con todas mis curvas. Dios mo, calma, machos! Sacha inclin la cabeza hacia m y me susurr al odo: - Vamos, Liz. Ha sido demasiado para una noche. Levant la vista hacia l con mirada avergonzada, preguntndome cmo bamos a deshacernos de Max, pero Sacha se adelant: - Bueno, me alegro de haberle conocido, Sr. Kult, y estoy encantado de haber podido ver su trabajo... (Mentiroso, no viste nada!), pero me temo que nos vemos forzados a dejarle. Liz, te espero en el auto. De acuerdo, no quera ver los adioses, yo no iba a extenderme. Max volvi a mirarme desde que sacha se dio vuelta. - Vaya, un poco nervioso tu compaero, dijo, divertido. - No es mi compaero Max, es el hombre que amo y con quien vivo, respond un poco molesta. Logr, sin embargo, sacarme el nmero del mvil y, de igual manera, la promesa de vernos los prximos das para hablar de los buenos viejos tiempos, de los cuales, en ltima instancia, no tena realmente ganas de hablar. Forceje con casi todo el mundo para cruzar la galera a la carrera y llegar con Sacha que me esperaba en el auto, aparcado fuera de la entrada. Cuando el vehculo comenz a circular, Sacha esper un momento (yo no saba qu decir) antes de preguntar secamente: - Los buenos viejos tiempos, me explicas? Oh, Dios mo, como si nadie hubiera estado antes de mi en este auto... A pesar de la injusticia de la situacin, senta vergenza. Siempre tena miedo de perder el amor de Sacha. Abr la boca para balbucear una respuesta, pero l me interrumpi: - Y s breve, eh? Ahrrate los detalles As que fui breve: - Al llegar a Pars despus del bachillerato, al mismo tiempo que mis estudios de derecho, tom clases nocturnas de bellas artes. Estuve de oyente libre, eh, nada especial, pero siempre me ha gustado dibujar, se senta bien despus del bachillerato. Es ah donde conoc a Maxime, era un autntico estudiante de arte, especializado en foto, y tena ya algo de talento. Te ahorro, pues, los detalles, pero pasamos seis meses juntos, y luego me fui y nunca nos volvimos a ver hasta esta noche. En cuanto a m, pensaba que el reencuentro haba sido bastante bueno, teniendo en cuenta nuestra ruptura en tan malos trminos. l haba intentado varias veces hallarse conmigo y yo lo mandaba a freir esprragos. Hay que decir que, en esa poca, l era a la vez frgil e inestable, algo que no me senta capaz de manejar a los 19 aos. - Sacha? Dije en voz baja. Volva la cabeza hacia la ventana. - Sacha, entiendo ha sido mucho para una noche, tu hermano se disculpa, uno de mi ex reaparece... pero yo estoy aqu contigo, digo, procurando un contacto y poniendo una mano sobre la suya. Y nadie ms. Se volvi lentamente hacia m. Su expresin era extraa, contradictoria. Poda ver que tena un aire contrariado, pero saba reconocer esa mirada llena de deseo. l se ri como para sus adentros. - Soy un ridculo, no es as?, dijo. Confieso que ver a ese tipo mirarte con morbo de la cabeza a los pies, con la lengua fuera, me ha vuelto loco. El auto nos dej enfrente del edificio. El andar de Sacha fue recio hasta llegar al ascensor. Apenas al cerrar las puertas, se apret contra m, ebrio de deseo, con la mirada cargada, las manos ansiosas de mi cuerpo. - Me ha vuelto loco pensar que l te haba tocado, Liz, susurr, apenas con aliento. Nunca se habla lo suficiente acerca de los beneficios de los celos en la vida amorosa... Adntrese en la narracin de este abrazo en Sacha, me perteneces... En la biblioteca: Sacha, me perteneces... El reencuentro entre Liz y su ex novio Max Kult ha encendido en Sacha el fuego de los celos. Cmo imaginar que la mujer que ama pudo pertenecer a otro hombre? Al estar a solas nuevamente con Liz, Sacha tiene la intencin de hacerle entender que sus sentimientos son nicos y que ella le pertenece por completo. Los celos encienden los corazones y los cuerpos. Cmo puede Liz resistir? Sumrgete en el mundo sensual de Lisa Swann, autora de la exitosa serie Poseda! Pulsa para conseguir un muestra gratis 5. Cada quien sus errores Despus de una noche as, Sacha y yo nos despertamos con la mirada radiante. La sorpresa por las disculpas de Ethan as como el inesperado reencuentro con Maxime (perdn, Max Kult, usted disculpe!!), Todo estaba olvidado. Sacha me dio un beso rpido en los labios antes de levantarse y desaparecer en su tocador donde le o silbar My Girl, y cuando me levant y ech un vistazo para ver qu haca, lo sorprend en plena coreografa improvisada de Temptations. Se volvi al orme reir y me escabull hacia el bao, tarareando You are the sunshine of my life. Empieza una hermosa jornada! En el auto que nos llevaba a la oficina, Sacha consultaba su correo electrnico en el iPhone mientras yo, poniendo una mano en su muslo, vea la vida de la calle con ojos soadores y ausentes. El telfono de Sacha comenz a sonar y volv la cabeza hacia l. l vea la pantalla del dispositivo, pero rechaz la llamada. Lo inquir con la mirada. - Es Malcom Strangley de nuevo, me explic. No deja de llamar. Hace dos das, ha hecho depositar la maleta que le haba dejado. Obviamente l no quiere mi contribucin annima, sino que quiere hablar conmigo a cualquier precio. Pareci pensar por un momento. - Me pregunto tambin cmo consigui mi nmero de celular... Seguramente mam debi drselo, agreg. - Y t, cmo sabes que l est llamando, dado que rechazas todas sus llamadas? Le pregunt. - Porque nos hemos llamado, a pesar de todo, desde hace das, antes de que l devolviera la maleta. Le llam desde la oficina. Le miraba an, levantando una ceja, previniendo lo que vendra. - Le llam porque, a pesar de todo, quera asegurarme de que Gena no regresara a un refugio para indigentes. Pero al parecer, mam y Malcolm se han encargado. Y como an le miraba sin decir nada, aunque le sonrea, dijo: - Qu, Liz?, exclam. - Nada, le contest, cerrando mi mano sobre su muslo. Me inclin para besarlo. - Te amo, Sacha. De inmediato volvi a su aire de hombre de negocios y le toc el turno a mi telfono para timbrar. Mir la pantalla, era Max Kult. Maldicin, desde la maana... Ya haba recibido un mensaje de l, el cual haba descubierto al encender mi telfono esta misma maana. Un mensaje breve que haba sido enviado a mitad de la noche, y el hecho de que l pensara en m a una hora tan tarda no era realmente un buen augurio. [Encantado de verte tan hermosa, Liz. Nos llamamos en el da? Besos. Max] El telfono sonaba todava. Rechac la llamada. Cuando levant la mirada, Sacha me observaba con cara de preocupacin. - A ti tambin te molestan desde la maana? pregunt, frunciendo el ceo. Suspir, avergonzada. - S, era Maxime. El rostro de Sacha se ensombreci. - Hey, vaya que no pierde el tiempo! Y quin le dio tu nmero? Aqu viene un enfado... La mejor tctica para defenderse es, a menudo, atacar, y de pronto fing estar ofendida. - Bueno, fui yo. Quin quiso que as sea, Sacha? Me dejaste con este tipo dicindome que me apure, hice lo que pude para deshacerme de l rpidamente y no supe decirle que no cuando me pidi mi nmero. Su mirada se suaviz de pronto. - Ok, s que fue estpido de mi parte, continu, arrugando el ceo. No pens que volvera a la carga de esa manera... Sacha se mof. - Pero qu esperabas, francamente? me dijo. Este tipo tena la mirada saciada de Elizabeth Lanvin! Si yo no hubiera estado all, l hubiera intentado ir por todo! l no va a dejarte ir as como as. Qu vas a hacer, Liz? Mierda, cmo joder un da que empez bien... Gracias, Maxime! Qu tena que hacer? Qu tena que responder? Me vea mal dando explicaciones a Sacha, mientras la simple mencin de Max Kult lo trastornaba, los detalles de mi complicada relacin con este hombre. Tena que salir de este enredo con estilo y sobre todo, sobre todo!, sin que Sacha supiera nada. - Voy a ser claro con l, le contest. Le pedir que deje de llamarme, le recordar que tengo una vida, etc. - S, y hay un hombre en esta vida, sobre todo, refunfu Sacha. El auto se detuvo frente al edificio de Goodman & Brown. Sacha me sostuvo la puerta abierta y nos enfilamos derecho hacia el ascensor, cada uno rumiando sus pensamientos ensombrecidos. Sent vibrar sin parar mi telfono en el bolsillo... *** Despus de tres llamadas sin respuesta y dos que rechac, me decid finalmente a afrontar una discusin con Max Kult, y ser clara y categrico con l. Me levant rpido de la silla para cerrar la puerta de mi oficina. Ms vala que nadie escuchara... Y en especial, esta perra de Natalia que puede arruinarlo todo! Ya tengo suficientes problemas! - Hola! Dije con voz molesta. - Oh, te levantaste con el pie izquierdo, querida? Hola, preciosa. Soy Max. Eres muy complicada de localizar, por as decir... Una verdadera mujer de negocios... Si no supiera que trabajas en el prestigioso bufete de Goodman & Brown, creera que tratas de evitarme. Venga, aqu estamos! Lo que ms me tema de Maxime: Su tendencia a hablar solo sin escuchar lo que tena que decirle, centrarse en sus puntos de vista sin abrirse al dilogo, y peor an, su capacidad paranoica de analizar a todas sus presas... yo ya haba pagado el precio en el pasado. Cuando estbamos juntos, ya que nos frecuentamos amigablemente durante tres semanas, me haba dado cuenta de que ya saba todo sobre m, hasta mi talla y mi marca favorita de yogur! - Hola, Maxime! (Eso era para debilitar su ego sobredimensionado...) No, no me levant con el pie izquierdo y s, estoy muy ocupada. No te oculto que me molesta que llames cada media hora mientras yo estoy hasta el cuello con mis expedientes... - Hey, eso acaba con el reencuentro sorpresivo, respondi. Estoy seguro de que tu novio te ha regaado ayer por la noche! - Por segunda vez, Sacha no es mi novio... - S, creo entender, es tambin tu jefe, me interrumpi. Se pasa un buen rato con los empleados tu jefe, por lo que veo. Vaya lo, este tipo es imposible! - Maxime, mi vida privada no es asunto tuyo, que yo sepa... Una vez ms, me interrumpi. - Hey! Es como si no hubiramos sido ntimos t y yo! Yo bulla de coraje, con ideas asesinas desarrollndose en mi mente. - Lo que hayamos vivido no te da ningn derecho sobre lo que ahora vivo que yo sepa, le dije, levantando la voz. Creo que tu comportamiento est bastante fuera de lugar, Maxime, y tenlo por seguro, es muy invasivo. - Tranquila, cario, creo que hemos partido de supuestos equivocados. Retomemos todo desde el principio. Sin dejarme oportunidad y an sin recuperar su aliento, prosigui: - Hola, Liz. Cmo ests? Me ha dado un gran placer verte anoche. Estoy muy feliz de que todo vaya bien para ti, y me deca que sera agradable que tomramos una copa o cenramos juntos. Yo buscaba una pared con ansias locas de estrellar ah mi cabeza. - Es decir que no tengo mucho tiempo, Maxime. - Digamos maana? Eso te da tiempo de preparar una excusa para escapar de las garras de tu jefe... Uy, estoy de broma, hermosa ma... Nunca tuvimos el mismo sentido del humor y, cuando me acord del chico indeciso que haba conocido, de pronto hallaba su seguridad muy peligrosa... Tena que deshacerme de l a cualquier precio. - Maana, no va a ser posible, Maxime. Nos llamamos la semana prxima, vale? Voy a estar ms disponible, le dije. - La semana que viene estoy en Miln para una sesin, Liz. Y no s por qu, tengo la sensacin de que voy a tener que correr tras de ti. Bien, slo tienes que correr! - Bueno, digamos que a tu regreso, entonces? Propuse, tratando de parecer sincera. - No es posible, guapa. La exposicin de la galera parte a Europa y yo hago una especie de gira promocional junto con ella... Te has vuelto tan adulta que seras capaz de esperar dos meses antes de vernos de nuevo? Porque, te lo estoy diciendo ahora, Liz, no es mi caso. Hey, sabes qu podemos hacer? Te llamar maana por la maana y acordamos un almuerzo rpido, ok? De repente, me exalt y, sin medir mis palabras, empec a gritar: - Maxime, me escuchaste o qu? Te he dicho que no! NO, N-O! Djame en paz! Y le cort la comunicacin, inmediatamente despus apagu mi mvil, el cual arroj a al fondo del cajn. Entonces me dirig a la recepcin para dar el nmero de telfono de Maxime a la empleada pidindole que bloqueara sus llamadas. - Se trata de un enfermo que me est acosando, le dije para justificarme, pero no demasiado intenso. Ni siquiera s cmo consigui mi nmero. Aprovech para ordenar un emparedado que devorara en mi oficina. En el almuerzo, Sacha se asom por la puerta, tambin pareca estar ocupado. - Liz, bajar a tomar un poco de aire fresco y voy a traer algo de comer. Vienes conmigo? Con la boca llena de mi emparedado, le mostr mi almuerzo y con la otra mano, el expediente que me ocupaba. - Todo bien, cario? pregunt Sacha, intrigado. Agit las manos sobre mi cabeza, a riesgo de hacerme un peinado de lechuga y pastrami, para hacerle entender que tena trabajo hasta el cuello. Mi representacin cmica le hizo sonrer. - Ok, dijo. Y has resuelto el problema de Max Kult, entonces? As es, respond qu vergenza!, con un gesto franco y sin ambigedad, el puo cerrado y el pulgar arriba, algo propio de un jugador de ftbol o de un miembro de una pandilla, no lo saba, pero lo que quera decir era que todo estaba bajo control de ahora en adelante. Sacha me mand un beso y desapareci. Esa fue mi primera mentira. *** Alrededor de las 16 horas, justo cuando David sala de mi oficina despus de haberme ayudado a desentraar algunas complicaciones en un expediente que yo no manejaba bien, mi telfono fijo timbr. Era el nmero de la oficina Sacha. - S?, le dije. - Liz, tienes cinco minutos? Puedes venir, por favor? me pregunt antes de colgar. Su tono no anunciaba una diversin gratuita ni travesuras improvisadas. Tuve un mal presentimiento. Fui a su oficina con las piernas temblorosas. Cerr la puerta detrs de m. Sacha se ech hacia atrs en su silla y volvi la pantalla del ordenador hacia m, observando mi reaccin. - Me explicas eso, Liz? dijo secamente. Y all, en la pantalla, se mostraba una foto de mi persona ms bien desvestida, acostada en una cama envuelta por un velo artstico que podra haber sido ms escandaloso. Vaya, no habra podido adelgazar un poco en cinco aos? La foto en blanco y negro era sobria y para nada vulgar. Era una imagen de juventud, los primeros pasos de Maxime, y tena que admitir que deb estar mal de la cabeza para haber podido posar para l. - Bueno, soy yo, dije balbuceando como una tonta. Sacha estaba legtimamente fastidiado y su irritacin pareca remachar mi respuesta estpida. - Te he reconocido, gracias, Liz -dijo con un tono cortante. Me parece que tu ex tiene mucha clase, sabes. Pens que habas resuelto el problema, pero es obvio que l no est al tanto. Acabo de recibir este correo electrnico suyo. As que comienza de manera muy profesional, eh?, lamenta que no me haya quedado para admirar su trabajo, etc. l propone enseguida enviarme algunas fotos inditas que guarda para los coleccionistas y, bingo, en el lote que me enva, me encuentro con una foto tuya Desnuda! Vaya, Sacha est sper enojado! No hace falta sealar que no estoy completamente desnuda, prefera ms bien tranquilizarlo. - Pero te aseguro que crea haber resuelto el problema esta maana, le dije a Sacha. No s, cuando una mujer te pide que la dejes en paz, sabes a qu se refiere, verdad? - Bueno, evidentemente, o es duro de odo o se venga de ti, respondi Sacha. Quieres que me encargue, Liz? Porque si hay que hablar con l de hombre a hombre, puedes contar conmigo! Sospech que esto le habra aliviado, pero yo estaba muy asustada y seguramente equivocada, que todo esto se intensificara y Maxime contara cosas sobre m, aunque yo no tena nada que reprocharme, l era muy capaz de mentir slo para sembrar la duda. - Yo me ocupo, Sacha, te lo juro, me deshar de este tipo, le dije antes de volverme hacia la puerta, incmoda. De vuelta en mi oficina, volv a encender mi celular y envi un mensaje a ese maldito Max Kult para acordar una cita y almorzar al da siguiente en un lugar lo suficientemente lejos de la oficina para asegurarme de no encontrar a nadie. Tena que dejar las cosas bien claras (incluso mi mano en su cara) de una vez por todas. Inmediatamente recib de parte suya un cooool, querida, see you tomorrow xxxx, que me dieron ganas de hacer estallar mi mvil a golpes de tacn. Por la tarde, de regreso al apartamento, me control para asegurarle a Sacha que haba tenido una larga discusin con Maxime e incluso haba amenazado con dejar que Sacha se involucrara si se negaba a dejarme en paz. Sacha pareca creerme, estaba agotado por su jornada y sigui haciendo llamadas telefnicas al extranjero. En cuanto a m, pretend estar agotada y me sumerg un buen rato en una tina caliente mientras maldeca haber mentido otra vez al hombre que amaba. Logr evitar discretamente la mirada directa Sacha hasta el momento de la cita con Maxime, la tarde siguiente. Cuando llegu a la pequea cafetera donde almorzaramos, Maxime ya estaba all. Mucho mejor, lo vamos a resolver en un santiamn! Se puso de pie para darme un beso y me sent frente a l lista para atacar con saa. Pero l ataj. - Liz, me disculpo sinceramente por lo que hice ayer... dijo con un aire francamente contrito. Enviar ese mensaje a tu pareja era completamente estpido de mi parte y terriblemente grosero. No s qu me pas, en fin, lo s, estaba realmente herido por lo que me gritaste por telfono, yo creo. Y sin darme cuenta de que l reverta la situacin sin mi conocimiento, me hall confundida y quise disculparme. - Disclpame, Max, le dije. No s por qu empec a gritar as. Pero no dejas hablar, supongo que esa es la nica forma que he hallado para hacerme escuchar. Tena un aire verdaderamente apenado y triste. Nada que ver con el fotgrafo hipster de la galera, tan seguro de s. - Confieso que me he comportado como un chaval, no? admiti levantando sus ojos de cocker abandonado. Pero estaba tan feliz de verte, era una verdadera coincidencia la de encontrarnos all, casi milagrosamente, debe significar algo, cierto, Liz? Vi a dnde quera llegar y tuve mucho cuidado de no dejarle ninguna oportunidad. - Por supuesto que es lindo hallarte despus de todos estos aos, dije en el tono de novia buena. Pero tengo a alguien en mi vida, Max, y creo que es el indicado para toda la vida. - Me alegro por ti, Liz. El hombre de tu vida, guau! Es lindo, eh... A m, lo que ms me gusta en la vida, son las buenas sorpresas que nos reserva y las segundas oportunidades que nos ofrece. Y, sabes, la otra noche, pens, hla aqu, mi segunda oportunidad, porque la mujer de mi vida, eh, siempre has sido t, Liz. Con los ojos llorosos, la tez sombra, Maxime se inclin sobre la mesa para tomar mis manos entre las suyas y, aunque me resist, tena paradjicamente mucha fuerza para un hombre tan triste. - Liz, Liz, Liz, repiti, sacudiendo la cabeza, dejando las lgrimas correr por el borde de su nariz. T no sabes nada del calvario que viv despus de nuestra ruptura. Los intentos de suicidio, los medicamentos, las estancias en el hospital psiquitrico... no sabes nada de eso. Y aun cuando le d vuelta a la hoja, que dej de echarme la culpa del fracaso de nuestra historia, aunque retom una vida normal e incluso me hice de un lugar soleado, nunca he sido capaz de amar a otra mujer despus, nunca tuve una historia de amor despus de ti... Mir angustiada a todos lados, intentando zafar mis manos de las suyas, fuertemente asidas a mis dedos. - Max, tienes que comprender que no era posible lo nuestro y que no lo ser tampoco hoy. Encontr al hombre que me conviene, nos amamos y deseo, a partir de ahora, que nos dejes tranquilos. Zaf mi mano de su asir desesperado y me levante de un salto. - Si insistes, te puedo asegurar que vas a meterte en problemas! Lanc antes de largarme, dejndolo all, con la cabeza gacha y los hombros sacudidos por los sollozos. *** Pas tres das terribles afligida por las mentiras que haba usado con Sacha y, por supuesto, no haba ninguna duda de que le dije que haba visto a Maxime y lo que pas. Un mal resfriado se aprovech para confundirme por completo y me enterr durante todo el fin de semana bajo el edredn. Me hice consentir por Sacha mientras albergaba un horrible sentimiento de culpabilidad. Pero las llamadas telefnicas haban cesado, as como los mensajes de texto. Sacha no haba recibido otros correos desagradables. Tal vez le haba lastimado, pero Maxime haba entendido que era mejor que me olvidara. Eso era al menos lo que yo pensaba... Los lunes por la maana no son nunca los de un da fcil, pero aquella maana de lunes, sin duda la recordar toda mi vida. Estos ltimos das de tranquilidad me haban dado esperanza de que todo estaba en orden. Maxime deba estar en Italia, y Sacha y yo ramos an los mismos enamorados, reencontrndonos para un grato desayuno antes de salir en ruta a la oficina. Mientras untaba meticulosamente mi pedazo de pan, Sacha comenz a hojear la prensa, la cual, como por arte de magia, era entregada todas las maanas en la mesa del vestbulo. Yo amaba estos pequeos hbitos, escucharle hojear el peridico con una mano, mientras que con la otra, revolva el azcar en su taza de caf. Aqul lunes por la maana, tuve la sensacin de que sus gestos se endurecan de repente. Y cuando alc la mirada hacia l, l me mir con una mirada totalmente perdida. Esboc una sonrisa, levantando las cejas, slo para entender lo que estaba sucediendo. La explicacin lleg rpidamente. Sacha tom el papel desplegado ante s y lo desliz hacia m. La portada del New York Post se extenda ante m. Mir hacia abajo para descubrir una foto ma en blanco y negro, mucho ms decente que aquella que Maxime haba enviado a Sacha. Un retrato deslumbrante de una mujer riendo a carcajadas, en quien me reconoca, unos aos ms joven. Debajo de la foto, un encabezado: La actual conquista del millonario Sacha Goodman fue la primera musa del clebre Max Kult. Azorada, slo pude entender que citaban mi nombre en el brevsimo cuerpo del artculo. No me atreva a encarar la expresin de Sacha, atrapado en un torbellino de emociones contradictorias. Era un ltimo regalo de Maxime? La confesin de que admita su derrota y me dejaba vivir mi vida? Que me dejaba disfrutar toda mi felicidad? Cuando por fin levant mi rostro hacia Sacha, l me mir a la vez con asombro y ternura. - Tu belleza es evidente, Liz, y lo que s de ti slo la ampla, dijo, con un nudo en la garganta. Como me haba quedado sin palabras, continu: - Hay una sola cosa que me molesta... Negu con la cabeza sin entender a dnde iba. Se inclin hacia el diario para apuntar con el dedo a esas escasas palabras impresas: La actual conquista del millonario Sacha Goodman. - Hubiera preferido que se hablara de ti de otra manera, murmur, apesadumbrado. El tiempo se suspendi... - Pero se puede arreglar, aadi con una sonrisa antes de levantarse y acercarse a m. Dios mo, aqu vamos! - Seorita Elizabeth Lanvin, aceptara usted ser mi esposa? me pregunt, sujetando mis manos entre las suyas. Un estallido de risas escap de mi garganta, casi a mi pesar, y me arroj a sus brazos. Continuar... No se pierda el siguiente volumen! En la biblioteca: Mr Fire y yo Volumen 1 La joven y bella Julia est en Nueva York por seis meses. Recepcionista en un hotel de lujo, Nada mejor para perfeccionar su ingls! En la vspera de su partida, tiene un encuentro inesperado: el multimillonario Daniel Wietermann, alias Mister Fire, heredero de una prestigiosa marca de joyera. 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Inédita - Libro 2 de la Serie Identidad Desconocida: Extraños Cuentos del Mar, El Secreto de Tesla, Como Hacerse Rico: El Hombre en su Accionar Volumen