Griselda Gambaro - de Profesión Maternal
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de Griselda Gambaro
Como nicos muebles, un sof y una silla. Las puertas son los
practicables de la escena.
Matilde y Eugenia estn sentadas en el sof con las manos entrelazadas.
Eugenia: Yo se lo dira.
Matilde: Yo no.
Eugenia: Si no se lo decimos, ser difcil convivir. No hay convivencia
que aguante un secreto.
Matilde: Yo soy la madre. Y opino de otro modo. Adems, slo ser una
visita. No va a venir a instalarse.
Eugenia: Y por qu entonces compraste una colcha nueva para la
cama?
Matilde: Por gentileza. Podr dormir una noche. O dos. Una semana.
Un mes, un ao. Siempre. Quin lo sabe?
Eugenia: Visita breve.
Matilde: Si te molesta saco la colcha nueva de la cama.
Eugenia: No. Ya la pusiste. Cmo va a molestarme? Deseo conocerla.
(Pausa. Obstinada) Yo se lo dira.
Matilde: No.
Eugenia: Si fuera un beb, se lo diramos.
Matilde: Con un beb no se necesitan palabras. Un beb no sabe nada
del mundo. Alarga la mano, ve un rostro lo acepta. Como los patos.
Eugenia: No es un pato.
Matilde: Vendr con ilusiones.
Eugenia: Cuntos aos tiene?
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Matilde: Me alentaste.
Eugenia: Estabas triste. Pero no s si te alent para la alegra.
Matilde: Qu te pasa ahora? Somos madre e hija. Lo sabremos al
instante. Tocar su pelo, mirar sus ojos. Un vendaval de caricias, de
besos, abrazos
Eugenia: (dubitativa) Conocindote
Matilde: Mirame. Tiemblo! No me controlo. Mi voz se puso afnica.
Emocin pura. Tarda! Se qued papando moscas en cualquier lado.
Las muchachas se
Sal a m misma.
Le vino la
Matilde: S?
Eugenia: Que ese hoyo te dejaba vaca.
Matilde: S.
Eugenia: Que slo podas sentir culpa.
Matilde: Tanta (Eugenia intenta una caricia. Matilde la rechaza
instantneamente) No! Nadie me toca para consolarme!
Leticia: Consolarte, de qu?
Matilde: Consolarme? Eugenia, dije esa palabra?
Eugenia: S. No lo niegues ahora.
Matilde: Un lapsus. A veces sucede. Una quiere decir no s que el
da est nublado y se confunde. Llueve y dice: hay sol.
Leticia: Est muy nublado.
Matilde: Es muy tarde, verdad?
Leticia: (dura) Muy tarde.
Matilde: (tiende la mano a tientas buscando la mano de Eugenia. Esta
la toma y la aprieta en la suya. Bajo, a Eugenia) Si pudiera llorar, Se
conmovera?
Leticia: No, no me conmovera.
Matilde: (aparta su mano. Agriamente) Y para qu viniste?
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Matilde: Te busqu.
Leticia: Pero no lo suficiente.
Eugenia: Sin embargo Puedo dar fe
Leticia: (cortante) Usted, de nada.
Eugenia: (herida) Me callo.
Matilde: Tir la cuna.
Leticia: (irnica) Sufras.
Matilde: Un poco. Creciste lejos de m.
Leticia: Tuve otra madre. La quise.
Matilde: (cida) Felicitaciones. Me quits un peso de encima.
Eugenia: Sin embargo (Recuerda y se calla)
Leticia: Entre vos y yo hay un territorio que nadie conoce. Y no existe
camino entre un lugar y otro.
Matilde: A campo traviesa.
Leticia: Qu?
Matilde: A campo traviesa. Yo empec a caminar a campo traviesa.
Leticia: Pero no llegs a destino. Perds el rumbo.
(Matilde mira a Eugenia. Pide ayuda)
Eugenia: No quiere que hable.
Leticia: Perdneme.
Eugenia: (entusiasta) Lo pierde, qu importa? Vuelve atrs. Si agarr
hacia los rboles, agarra para los yuyos.
Leticia: Est demasiado vieja para caminar tanto.
Matilde: (a Eugenia) Ya ves Ya ves que responde!
Eugenia: Lo intenta de nuevo. Pero no le hagas trampa.
Leticia: Cmo?
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Eugenia: Habl por vos! (A Leticia) Me gusta mucho que ests aqu.
Matilde: No me refiero a ella. (A Leticia) Perdiste tu tren.
esperar hasta maana? Hay una lnea de mnibus.
Vas a
No, no.
Eugenia: Callate! Esa mana tuya de hablar de ms! Sos dura. Mejor
que nadie te pida cuentas. Si yo te las pidiera
Matilde: (Baja el tono) No sos feliz conmigo?
Eugenia: Fui.
avergonzado!
La verdad es el sentimiento
No tenemos nada
Leticia: No.
Eugenia: Al contrario. Yo creo que tienen que charlar mucho.
reproches! Para conocerse, para Bebita ma.
Sin
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Matilde: Dame tiempo. Dame tiempo para las palabras que nunca dije.
Estn nuevas, pero enmohecidas. Dame tiempo.
Leticia: Es muy tarde, seora.
Eugenia: Pero si ponemos buena voluntad Nos sentamos alrededor de
la mesa y tomamos un t.
Matilde: Quers un t?
Leticia: (despus de una pausa) Hace fro. Por qu no?
Matilde: Y y me decs si puedo engordar Qu rgimen es el mejor
para engordar. Debe haber miles. Yo no uso cremas, pero hay buenas
para las arrugas
Eugenia: Hacen milagros.
Matilde: (a Eugenia) La gente joven sabe mucho sobre regmenes y
y belleza. (A Leticia) Cmo me quedara el rubio? De joven era rubia.
Teida, claro. Con buenas cremas, teida, quizs de pronto pueda
pedirte perdn.
Leticia: Nunca te perdonar.
Matilde: (bufa, irritada) Margaritas a los chanchos! Margaritas a los
chanchos!
Eugenia: No! Crees que es tan fcil? Te odia. La odias, no?
Leticia: S.
Matilde: Y entonces? No te digo? Quiere que me arrodille!
Leticia: S. (Matilde, enfurecida, va a arrodillarse. Leticia la levanta
brutalmente de un brazo) No as! Que te arrodilles en cada recoveco,
que te vayas ganando el pasado y lo construyas de nuevo. Soy una
nenita en la cuna, y tengo dos aos, y seis y vas a buscarme a la
escuela. Estoy enferma y no te aparts ni para beber un vaso de agua.
Cada da ests conmigo, cada maana despierto y te veo, me duermo y
te veo Constru ese pasado! No, qu digo? Nadie lo mueve, y yo te
guardo rencor. Pero el rencor cansa.
(Matilde se queda muda. Lentamente va hacia la silla y se sienta. Con
la cabeza gacha, se mira las manos)
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TELN
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