Claro Vivir Con Dios Es Fácil A. W. Tozer

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Claro vivir con Dios es fcil!

Por A. W. Tozer
En gran parte de su historia el cristianismo ha sido inflexible y severo. Y la causa o
razn ha sido la misma: un concepto indigno, o un punto de vista inadecuado de
Dios. Cul es el concepto que usted tiene de Dios? Cmo lo percibe? El autor A.
W. Tozer nos indica que depende del concepto que tengamos de nuestro Padre, as
seremos nosotros. Entonces surge la pregunta, cmo es Dios para usted?
El primer ataque de Satans a la raza humana fue sutil y astuto para destruir la confianza
que Eva tena en la bondad de Dios. Desafortunada y lamentablemente para ella y para
nosotros, l tuvo xito. Desde ese da hasta la fecha, los hombres han sostenido un
concepto falso de Dios. Esto es precisamente lo que ha minado y socavado el terreno de
la justicia y les ha inducido a una vida descuidada, temeraria, atolondrada y un destino
destructivo.
Nada tuerce y deforma al alma ms que un concepto bajo e indigno de Dios. Por
ejemplo, los fariseos, a pesar de que consideraban que Dios era severo y austero,
lograron mantener un nivel relativamente alto de moralidad externa; sin embargo, su
propia justicia era externa. Por dentro eran sepulcros blanqueados, como nuestro
Seor mismo se los dijo. Su concepto equivocado de Dios result en una idea errada de
la adoracin. El fariseo no amaba a Dios y el servicio que le renda lo consideraba una
esclavitud, pero no poda escapar de dicho servicio sin afrontar una prdida demasiado
grande. No era fcil vivir con el Dios del fariseo, as que su religin se volvi inflexible,
difcil y sin amor. No poda ser de otro modo, porque nuestra nocin o concepto de Dios
siempre tiene que determinar la calidad de nuestra religin.
Gran parte del cristianismo desde los das en que Cristo anduvo en la tierra como
humano ha sido inflexible y severo. Y la causa o razn ha sido la misma: un concepto
indigno, o un punto de vista inadecuado de Dios. De modo instintivo tratamos de ser
semejantes a nuestro Dios, y si creemos que l es austero, duro y exigente, as seremos
nosotros.
De este fracaso en la comprensin de Dios surge un mundo de infelicidad y tristeza
entre buenos cristianos hasta el da de hoy. Se cree que la vida cristiana se trata de que
carguemos la cruz en forma malhumorada e indiferente bajo el ojo escrutador de un
Padre severo, quien espera mucho y no perdona nada, ni permite excusas ni disculpas.
Se cree que Dios es austero, enojadizo, iracundo, de temperamento malhumorado, y
extremadamente difcil de complacer. La clase de vida que nace y surge de dichas
calumnias y nociones tan difamatorias conduce a una mera parodia de la verdadera vida
cristiana.
Para nuestro bienestar espiritual, es de suma importancia que siempre tengamos
presente un concepto correcto de Dios. Si pensamos que l es fro y exigente, nos ser
imposible amarlo, y nuestras vidas se encontrarn sumidas en un temor servil. Si, por el
contrario, consideramos que es bondadoso y comprensivo, toda nuestra vida interior
reflejar esa idea.

La verdad es que Dios es el ms atractivo, simptico, amable y amante de todos los


seres, y servirle constituye un placer indescriptible. l es todo amor, y quienes confan
en l no necesitan conocer nada ms que ese amor. l es justo a cabalidad, y no
podemos esperar que tolere el pecado pero, por intermedio de la sangre del pacto eterno,
l puede actuar hacia nosotros exactamente como si nunca hubisemos pecado. Para los
hijos de los hombres, cuya confianza est depositada en l, su misericordia siempre se
impondr y triunfar sobre la justicia.
El placer de la comunin con Dios supera las expresiones del lenguaje humano. l se
comunica con sus redimidos en una comunin fcil, sin inhibiciones ni impedimentos,
que proporciona descanso, salud y sanidad al alma. Dios no se siente ofendido, ni es
egosta, ni temperamental. Lo que Dios es hoy, encontraremos que lo ser maana y al
da siguiente y el prximo ao. No es difcil complacerlo, aunque tal vez sea difcil
satisfacerlo. l espera de nosotros nicamente aquello que l mismo nos ha suplido. l
est presto a tomar nota del esfuerzo ms sencillo y leve de agradarle, e igualmente est
presto y listo a pasar por alto las imperfecciones cuando sabe que tuvimos la intencin
de hacer su voluntad. Nos ama por lo que somos y valora nuestro amor ms que las
galaxias de mundos recin creados.
Desafortunadamente, muchos cristianos no pueden liberarse de sus nociones pervertidas
de Dios, y estas nociones envenenan sus corazones y destruyen su libertad interior.
Sirven a Dios de manera terrible e inflexible, como lo hiciera el hermano mayor,
haciendo el bien sin entusiasmo ni gozo, y se les hace totalmente imposible comprender
la celebracin alegre, y la fiesta animada y vivaz porque el hijo prdigo regresa al
hogar. Su idea de Dios descarta la posibilidad de que l experimente felicidad y gozo en
su pueblo, y atribuyen el canto y la algazara a un mero fanatismo. Son almas infelices,
condenadas a caminar penosa y pesadamente en su sendero melanclico, con
determinacin inflexible de hacer el bien aunque se les caiga el cielo encima y a estar en
el grupo o partido ganador el da del juicio.
Cun bueno sera si pudisemos aprender y comprender que es fcil vivir con Dios! l
se acuerda de nuestra condicin y sabe que somos polvo. Tal vez tenga que castigarnos
a veces, por cierto, pero aun esto lo hace con una sonrisa, la sonrisa orgullosa y tierna de
un Padre que prorrumpe en placer por un hijo imperfecto pero prometedor, cuya imagen
se asemeja cada da ms a la de Aquel cuyo hijo l es.
Algunos de nosotros nos sentimos saltones y tiritones, estamos conscientes de nosotros
mismos y carecemos de naturalidad porque sabemos que Dios ve hasta nuestro ms
ntimo pensamiento y conoce a cabalidad nuestros caminos. No hay necesidad de que
seamos y vivamos tan atemorizados. Dios es la suma total de toda paciencia y la esencia
de la bondadosa buena voluntad. Le agradamos al mximo, no tratando con frenes de
ser buenos y hacernos mejores, sino arrojndonos en sus brazos con todas nuestras
imperfecciones, creyendo que l comprende todo y nos ama a pesar de ello.
Tomado y adaptado del libro La raz de los justos, A. W. Tozer, Editorial Clie, 1994.
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Tomado de http://www.desarrollocristiano.com/articulo.php?id=1613&c=all.

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