Avicena enseñó varias doctrinas filosóficas y teológicas influenciadas por el neoplatonismo, como la emanación del universo de Dios a través de una jerarquía de inteligencias, la negación de la providencia divina sobre lo particular, y la posibilidad de unión mística del alma humana con Dios durante la vida.
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Avicena enseñó varias doctrinas filosóficas y teológicas influenciadas por el neoplatonismo, como la emanación del universo de Dios a través de una jerarquía de inteligencias, la negación de la providencia divina sobre lo particular, y la posibilidad de unión mística del alma humana con Dios durante la vida.
Avicena enseñó varias doctrinas filosóficas y teológicas influenciadas por el neoplatonismo, como la emanación del universo de Dios a través de una jerarquía de inteligencias, la negación de la providencia divina sobre lo particular, y la posibilidad de unión mística del alma humana con Dios durante la vida.
Avicena enseñó varias doctrinas filosóficas y teológicas influenciadas por el neoplatonismo, como la emanación del universo de Dios a través de una jerarquía de inteligencias, la negación de la providencia divina sobre lo particular, y la posibilidad de unión mística del alma humana con Dios durante la vida.
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AVICENA
Avicena escribi varios tratados filosficos, en los cuales se limita
generalmente a exponer y seguir la doctrina de Aristteles y de sus comentadores griegos, sin perjuicio de modificarla alguna vez, y aun de adoptar opiniones diferentes sobre algunos puntos. Pero, sea de esto lo que quiera, parece cierto que Avicena ense, entre otros, los siguientes puntos: 1. Dios, como ser perfectamente uno, slo produce inmediatamente un ser, y, por consiguiente, el universo, como conjunto de seres y substancias, no procede de Dios inmediatamente, sino mediante la primera inteligencia, efecto inmediato de Dios; doctrina en la cual se descubre la direccin emanalista del neoplatonismo, sobre todo si se tiene en cuenta que esta primera inteligencia creada produce o crea la segunda, y sta la tercera cuando se convierte hacia la inteligencia superior y la conoce (secundam autemcum ad primam se convertens intelligit, tertiam producere), lo cual trae a la memoria las teoras pantestico-emanatistas de los gnsticos y de Plotino. 2. En relacin con la anterior doctrina acerca del proceso de la creacin, Avicena enseaba igualmente que el conocimiento que Dios tiene del mundo es slo un conocimiento universal, sin extenderse a las cosas singulares, doctrina que lleva consigo la negacin de la providencia divina. Por lo dems, Avicena, como la mayor parte de los filsofos rabes, enseaba la eternidad del mundo y de la materia. lo que se llama ordinariamente creacin del Universo, se reduce, en realidad de verdad, a un proceso de emanacin para las inteligencias y almas, y a un proceso de organizacin y de introduccin de formas diferentes en la materia; de manera que para Avicena, Dios debe apellidarse dador de las formas (datorem formarum), ms bien que creador de las substancias materiales. La teora emanatista de Avicena, en lo que toca a los seres y formas inteligentes, puede resumirse en los siguientes trminos: de Dios, ser absoluto, substancia primera, inteligencia infinita, deriva o emana la inteligencia primera, la cual comunica el movimiento al primer cielo, o sea a la primera esfera celeste. De esta primera inteligencia, emanacin primordial de Dios, emana, a su vez, una segunda inteligencia, que mueve al segundo cielo, y as sucesivamente, hasta llegar, por medio de emanaciones decrescentes, a la inteligencia, que est encargada de comunicar el movimiento a la ltima esfera celeste, origen o principio del entendimiento activo o agente del hombre; de manera que lo que llamamos y llama Aristteles el entendimiento agente, debe su origen a la inteligencia que pone en movimiento la esfera celeste ms cercana a nosotros. Conviene tener presente aqu que Avicena, en ocasiones, da el nombre de entendimiento activo a Dios, o sea a la Inteligencia suprema, que no debe confundirse con el entendimiento agente de los aristotlicos. Y aadiremos
tambin que, inspirndose en las ideas neo-platnicas en esta cuestin,
como en otras varias, Avicena reconoce y admite que nuestra alma, aun en la vida presente, puede romper o suspender los lazos que la unen al cuerpo, y elevarse a la unin ntima con Dios, o sea la Inteligencia activa suprema. Para legitimar esta conclusin, Avicena abandona la teora de Aristteles en orden al compuesto humano, afirmando que las relaciones entre el cuerpo y el alma son relaciones semejantes a las que existen entre el motor y el mvil, entre el agente y su instrumento. 3. Segn Averroes, fue opinin y doctrina de Avicena que el alma humana es causa eficiente, y, como si dijramos, creadora de las dems formas substanciales, las cuales son impresas o introducidas en la materia por la accin del alma (2), en lo cual pudiera sospecharse alguna reminiscencia confusa de las teoras neoplatnicas. 4. Atribuye a la imaginacin y a la voluntad del hombre el poder o fuerza, no slo de producir mutaciones en su propio cuerpo, sino en los cuerpos externos, y hasta el poder o fuerza para producir lluvias, esterilidad, cadas, con otros fenmenos anlogos: est hoc dominium tale, ut per voluntatem talis animae, fiant pluviae, sterilitates, et homo dejiciatur ab equo, et infirmetur et sanetur. Esta doctrina, que debi influir en algunas creencias y prcticas supersticiosas de los ltimos siglos de la Edad Media, puede considerarse a la vez como premisa del moderno espiritismo terico y prctico, con el cual conviene hasta en la teora privilegiada de los mediums; porque Avicena y sus discpulos decan tambien, segn Camperio, que este poder superior era privilegio de algunas almas: nec tamen id ajunt omnibus animabus ese commune, sed quarundam esse privilegium singulare. 5. Avicena, no slo enseaba que las esferas celestes estn animadas y son movidas por las Inteligencias, o sea por ngeles, lo cual era opinin comn entre los rabes, sino que les atribua la facultad imaginativa, lo cual abre el camino al sensualismo en psicologa, porque tiende a borrar la lnea divisoria y esencial entre los sentidos y el entendimiento. Adems de los caracteres indicados, la doctrina de Avicena se distingue por su tendencia a fundir y amalgamar la Filosofa aristotlico-rabe con la de los neo-platnicos de Alejandra. Averroes, el comentador ms clebre de Aristteles entre los rabes, Adems de estas obras expositivas, escribi varios tratados referentes a medicina, astronoma y controversia, mereciendo especial mencin entre los ltimos el que lleva el ttulo significativo de Destructio destructionis, porque tiene por objeto la refutacin de la Destructio philosohorum de Al-Ghazli, de que se ha hecho mrito arriba. A pesar de su oposicin con la doctrina del Corn, Averroes admite la eternidad del mundo, y en realidad niega la creacin, toda vez que supone que la materia es eterna y que Dios no hizo ms que producir, o, mejor dicho, sacar de su potencialidad (educere ex
potentia materiae) las formas substanciales. Admite igualmente la
animacin y la incorruptibilidad de los cuerpos celestes, la generacin ex putrescente materia, y, por punto general, adopta y defiende las opiniones de Aristteles, procurando poner bajo su salvaguardia aun aquellas en que se separa de su maestro. Tal sucede con su famosa teora sobre la unidad numrica del entendimiento humano, o sea del alma racional, teora que, aunque iniciada por Avempace, segn dejamos indicado y segn reconoce el mismo Averroes (3), fue desarrollada por el escritor cordobs, y constituye el rasgo ms caracterstico del averrosmo como sistema filosfico.
Segn esta teora, lo que llamamos entendimiento humano, considerado
como facultad personal, interna, propia de cada individuo, coincide en realidad con la sensibilidad interna, y especialmente con la imaginacin y con lo que se llama simple estimativa en los animales, y cogitativa y tambin algunas veces razn particular (ratio particularis) en el hombre. Para que tenga lugar la inteleccin propiamente dicha, el acto con que conocemos la verdad y la ciencia, se necesita que estas potencias, que en s mismas pertenecen al orden sensible y son las fuerzas propias del alma que pudiramos llamar humano-sensible, y que es la forma substancial de cada individuo, se pongan en comunicacin con una inteligencia propiamente dicha, con alguna otra alma humana superior a la que sirve de forma substancial en los individuos, que podramos apellidar alma humanointelectual. Esta alma humana superior, una y perteneciente al orden puramente intelectual, aunque no existe en todos los hombres, est presente y asiste a todos, comunica con todos y cada uno de los individuos, obrando sobre las representaciones sensibles existentes en cada individuo, transformndolas con su actividad, abstrayendo las ideas, en una palabra, comunicando a los objetos la inteligibilidad actual que no tenan, y conociendo estos objetos de una manera racional y cientfica, de suerte que podemos decir que el conocimiento de la verdad, el conocimiento propiamente intelectual, la ciencia, tiene lugar en los individuos humanos, pero no se verifica por las facultades del alma del individuo, que es su forma substancial, sino por el alma intelectual superior y comn a todos los hombres. Esta alma humana, superior y una, en tanto se dice que est en nosotros y se une a los hombres, por cuanto y segn que produce en nosotros las representaciones inteligibles (intentiones), los conceptos universales de los objetos conocidos, y contenidos antes en la imaginacin: relinquitur igitur, ut copuletur ipse intellectus (intelligentia separata, anima una et communis) nobis omnibus hominibus per copulationem conceptuum seu intentionum intelligibilium nobiscum, quae quidem sunt ipsi conceptus imaginati. En resumen y en conclusin: en el hombre no hay ms facultades de conocer que las que pertenecen al orden sensible; lo que llamamos
entendimiento humano, como facultad personal propia del individuo y
procedente del alma que le sirve de forma substancial, coincide y se identifica con la imaginacin y la cogitativa, segn que stas obran, fecundadas e influidas por el alma humana propiamente inteligente y espiritual, inteligencia separada y agente, la cual asiste y comunica con l, pero no es parte interna del individuo ni menos su forma substancial. El entendimiento en el primer sentido, es apellidado con razn por Averroes material (intellectus materialis) o hylico, en el sentido en que se dicen materiales las cosas que pertenecen al orden sensible; el entendimiento en el segundo sentido, es, no solamente inmaterial o espiritual, sino uno y nico en todos los hombres (intellectus immaterialis est unicus omnibus hominibus), como lo es tambin el alma o substancia inteligente de que es facultad. Excusado parece advertir que la conclusin lgica y espontnea de esta doctrina, es que el alma humana de cada individuo est sujeta a generacin y corrupcin, desaparece y muere con el individuo, y que la inmortalidad solo puede tener lugar en el alma general y comn a todos los hombres, lo cual vale tanto como decir que la permanencia del hombre despus de la muerte, como ser consciente y personal, es una ilusin y una quimera. De aqu el grande empeo que pusieron los escolsticos, y principalmente Santo Toms y Alberto Magno, en refutar esta teora, y de aqu tambin la influencia perniciosa de la Filosofa averrostica sobre ciertos hombres y ciertas escuelas. Entre tanto, debemos aadir y recordar que Averroes profesaba sin duda alguna la teora de la mortalidad de las almas humanas; para no chocar con las opiniones religiosas del vulgo sobre la materia, vsele atenuar y como disimular alguna vez su propio sentir, pero su verdadera opinin revlase con sobrada claridad en otros pasajes. En algunos de stos, aparentando hablar en nombre de Platn e interpretar su pensamiento, califica de fabulosas las creencias e ideas (infert deinde fabulam, quae designata eorum animis loca describit) acerca de lugares destinados para premio y castigo de las almas, y despus de afirmar que las razones alegadas por algunos, y por el mismo Platn, en favor de la inmortalidad del alma no son verdaderas demostraciones, sino inducciones y argumentos meramente probables (suasorias inductiones ac rationes ex locis probabilibus depromptas), en su calidad de verdadero y legtimo racionalista, concluye negando que la inmortalidad del alma influya para nada en la moralidad de los actos y en las buenas costumbres de los hombres, toda vez que muchos hombres que rechazan esas teoras acerca de la inmortalidad y de la vida futura, no ceden en moralidad a los que admiten semejantes ficciones: Quippe homines non paucos cognoscimus, qui suis ipsi legibus atque moribus freti, expertes plane et rudes istarum fictionum, nihil virtute, nihil vitae instituto, professoribus talium historiarum concesserint. Si es cierto que el pasaje que antecede nos hace ver que Averroes podra reivindicar para s la paternidad de esa moral independiente con que algunos se engalanan en nuestros das, no lo es menos que del filsofo cordobs arranca la famosa distincin de la doble verdad que tanto ruido y
tanto dao hizo a la Iglesia. Cuando los correligionarios de Averroes le
objetaban que su teora acerca de la unidad del alma o entendimiento, y la consiguiente mortalidad de las almas humanas, era contraria a la enseanza del Corn, contestaba aqul que, aunque per rationem concludo de necessitate quod intellectus est unus numero, firmiter tamen teneo oppositum per fidem. Transmitida con ms o menos sigilo, y reproducida en diferentes formas durante los siglos XIII y XIV, reaparece y se afirma con insistencia y con cierta solemnidad, a contar desde ltimos del siglo XV, por boca de no pocos renacientes, que, no atrevindose a negar paladinamente, ora la inmortalidad del alma, ora algunas otras verdades pertenecientes a la fe catlica o relacionadas con ella, usaron y abusaron de la famosa distincin entre la verdad filosfica y la verdad teolgica, diciendo que una misma cosa poda ser verdadera en Filosofa y falsa en Teologa. Averroes, ms atento a las enseanzas de Aristteles y de sus comentadores que a las del Corn, supone, con Alejandro de Afrodisia, que la providencia de Dios no se extiende a las acciones de los individuos, y hasta indica que decir lo contrario es atribuir impiedad a Dios (qui ita dicit attribuit Deo impietatem), en atencin a que esto valdra tanto como decir que el mal procede de Dios, o que ste no puede impedirlo: Nam si ipse procedit via regitiva uniuscujusque individui, qualiter ergo patitur individuum mala, dum Deus regit ipsum? Aunque Averroes, como casi todos los filsofos rabes, enseaba la animacin de los cuerpos celestes, rechazaba, sin embargo, la opinin de los que les suponan dotados de sentidos (impossibile est ipsa habere sensus), y tambin la de Avicena, que les atribua la fantasa (neque habent virtutes phantasticas, ut imaginatus est Avicenna), o sea las funciones de los sentidos internos. Y es de notar que el filsofo cordobs parece haber dedicado atencin preferente al examen de la teora astronmica, entonces reinante, y hasta tuvo intencin de modificarla y escribir sobre ella, segn se echa de ver por algunos pasajes (4) e indicaciones que se encuentran en sus mismas obras.