Los Reyes - Segundo Libro de Poemas de Julio Cortázar

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Comisin 3: Teatro y Literatura

Los reyes: segundo libro de poemas de Julio Cortzar


Dra. Ma. Amelia Arancet Ruda
Facultad de Filosofa y Letras, UCA
CONICET

PLANTEO
Los reyes (LR)1 es el primer libro de Julio Cortzar publicado con su propio
nombre2. Esta obra de teatro en cinco escenas inspirada en la mitologa clsica
responde claramente a la "fugaz vocacin de helenista" (1984: 341) que nuestro
autor confiesa haber tenido de joven. Debido a esta inspiracin mitolgica LR ha
sido considerada por la crtica acadmica varias veces3. En esta ocasin, sin
embargo, vamos a detenernos muy brevemente en otro aspecto: el de su conexin
con la lrica. Proponemos dos accesos a LR que rompen con las clasificaciones
genricas y que nos parecen complementarios: leer la obra como libro de poemas4 y
leerla como ofrecimiento de algunas claves metapoticas, premonitorias de lo que
con posterioridad a 1949 ocurre con la poesa de Cortzar.

LOS REYES, LIBRO DE POEMAS


En tanto poemario, trazaramos en LR dos caminos de lectura. El primero
sera el recorrido de los fragmentos/poemas5, y podramos detenernos con gusto en
algunos parlamentos como, por ejemplo, el primero donde Minos refiere la
acontecido con Pasifae:
El nfora ya rota en pedazos execrables. T naces de m como el aroma del vino
profundo. Hija de rey, paloma de oro. Primero fuiste t, y en Cnossos se alzaba
la alegra como un potro en dos patas. Entonces urdi Ddalo la mquina de
bronce, malendola en secreto. Yo reciba embajadas, presida torturas. Y entre
tanta comisin real, Pasifae se renda a un deseo de manos calientes y
yugulares rotas. (1949: 19)

O podramos considerar aquel otro parlamento donde Ariana alude claramente a la


naturaleza del laberinto:
Nadie sabe qu mundo multiforme o qu multiplicada muerte llenan el laberinto.
T tienes el tuyo, poblado de desoladas agonas. El pueblo lo imagina concilio
de divinidades de la tierra, acceso al abismo sin orillas. Mi laberinto es claro y
desolado, con un sol fro y jardines centrales donde pjaros sin voz sobrevuelan
la imagen de mi hermano dormido junto a un plinto. (1949: 24)

Pero esta opcin de lectura, a pesar del deleite que produce sobre todo en el plano
rtmico,6 no es por el momento la que seguiremos, sino la segunda posibilidad, que
consiste en leer lo que podramos llamar crculos o franjas poticas. Una primera
franja es la de las indicaciones escnicas, que ms que acotaciones precisas e
inequvocas, inspiran la creacin, o recreacin, de una atmsfera anmica que
induce a variadasaproximaciones:
- A la vista del laberinto, de maana./ Sol ya alto y duro, contra la curva pared/
como de tiza (escena I)
- Ariana se acerca sin mirar el suelo, los ojos fijos en el muro del laberinto
(escena I)
- Los condenados permanecen a distancia, mirando hacia el laberinto. Teseo se
adelanta solo. Contempla largamente a Ariana antes de volverse al Rey. Ariana
se aparta hasta quedar apoyada en la pared del laberinto. Ya el sol cae a plomo
y el cielo es de un azul duro y ceido (escena II)
- Se ve entrar a los atenienses precedidos por Teseo. Con ademn liviano, casi
indiferente, el hroe lleva en la mano el extremo de un hilo brillante. Ariana deja
que el ovillo juegue entre sus curvados dedos. Al quedar sola frente al laberinto,
slo el ovillo se mueve en la escena (escena III)
- En la curvada galera, Teseo enfrenta al Minotauro. Se ve el extremo del hilo a
los pies del hroe que empua la espada (escena IV)
- El Minotauro agoniza, sosteniendo la roja cabeza contra el muro. El joven
citarista se acerca temeroso, mientras otros habitantes del laberinto -jvenes,
doncellas- se detienen ms lejos (escena V).

Todos y cada uno de estos breves textos evocan un ambiente despojado, denso y
altamente inquietante, al modo de una pintura de De Chirico. Esta franja es la que
poetiza el espacio o, dicho de otro modo, este crculo instaura un adecuado mbito
de resonancia para unos pocos elementos condensadores de sentido: el muro, el
ovillo, el cielo, el sol, la mano de Teseo.

Otras franjas estn constituidas por los parlamentos de los distintos


personajes. Es decir que podramos recorrer todos los textos de, por ejemplo, Minos,
Ariana, Teseo o Minotauro. Sin embargo, aplazamos esta opcin porque al
considerarla se impone una problemtica propia de los estudios sobre lrica hoy: la
del yo potico. Cul es el sujeto de la enunciacin? Y el del enunciado? Cada uno
de estos personajes est ms o menos identificado con cualidades tematizadas
posteriormente en algunos personajes cortazarianos: el racional que todava cree en
su poder de dominio y en su control del futuro (Teseo7, quien alude al hombre como
"mquina de poder" -1949: 32-; Minos se refiere a l diciendo: "Se ve al mirarte que
te ordenas en torno de tu voluntad como otros en torno de su gracia o su silencio" 1949: 32-); tambin encontramos al ruin y hbil manejador de las emociones
populares para mantenerse en el poder (Minos8); hallamos, simultneamente, al
personaje nexo o puente entre dos dimensiones o dos esferas, quien al unsono
desea y teme (Ariana9); a la vez est el poeta, en fecundo y tortuoso contacto
consigo mismo (Minotauro10). Pero en verdad, ninguno de ellos se sostiene solo,
sino que se presenta en visceral conexin con los dems. En LR todos los
personajes se revelan como facetas internas en pugna, conforman un nico sujeto
con tendencias encontradas. De hecho el tema de la identidad conflictiva es
enfocado una y otra vez: Ariana es reina segn Minos, pero ella dice no saber ya
quin es11; Minos y Teseo son enemigos y sin embargo se descubren semejantes12
(ya aparece el tema del doble); Minotauro es presentado como el monstruo temible y
termina siendo la vctima; se supone que Ariana da el hilo a Teseo para que ste se
salve, pero, por el contrario, es para que el prisionero escape; los jvenes ofrecidos
como vctimas en realidad logran en el laberinto la felicidad ms plena.

Nada es lo que parece o debera ser, pero no por un barroco engao de los
sentidos, sino porque los personajes de LR no son ms, ni menos, que distintas
realizaciones de un yo potico definido, en ltima instancia, por la inminencia del
cambio; cada uno de los personajes est por dejar de ser lo que es: Minos est por
dejar de ser rey dominante; Teseo est a punto de convertirse en monarca y
libertador de Atenas; Ariana est por dejar de ser reina de Creta para convertirse en
esposa de Teseo y reina ateniense; Minotauro est por terminar sus das como
bestia cruel e intimidatoria, segn cree el pueblo; est por terminar sus das como
esclavo y prisionero, segn l mismo se ve, y, bsicamente, est a punto de terminar
sus das, est a punto de morir. Algo sustancial, entonces, va a mudar en la vida de
cada uno de ellos.
Y aqu, recordando con Dominique Combe (1996) que el yo lrico es una
bastante inestable combinacin entre lo ficcional y lo histrico, es donde nos
permitimos dar el salto hacia lo biogrfico. Esta obra fue escrita durante los aos de
gradual pasaje a Europa: aos de insatisfactorio regreso a la Argentina y de
preparacin para la definitiva partida de Cortzar a Pars. As lo atestiguan, por
ejemplo, las cartas destinadas a Fredi Guthmann, a quien no casualmente est
dedicada la primera edicin de LR.
Hay en esta obra una coincidencia entre el yo lrico, que va mutando su rostro
de un personaje en otro, y el yo autoral: ambos se definen por estar en trance de irse
y, consecuentemente, en formacin. A propsito de este tema del cambio, cito
fragmentariamente un poema de Cortzar, tambin dedicado a Fredi Guthmann, "Un
canto italiano" (1971: 89/91):
El presente como un cuarto de estucos y tapices, con muros
falsamente profundos para ojos que consienten.
La puerta, ah, y tambin una ventana.
Cul devuelve al pasado, cul contiene el futuro?
[...]

Identidad, reunin! Oh exilio hermoso!


Es dulce este divorcio que nos quema despacio,
[...]
El aposento con estucos y tapices
cede al ser que lo habita, como cede la jaula
si su pjaro canta.

Nuevamente entre motivos ms o menos clsicos, estn planteados un encierro


similar al de Minotauro y la misma proximidad de mudanza, tan temida y tan
deseada ("Es dulce este divorcio que nos quema despacio"). El sujeto potico de LR,
entonces, est disgregado entre todos los personajes; es un sujeto en vilo, al borde
de la transformacin.
* * *
En cuanto a los rasgos de la poesa en LR, es imposible no mencionar la
generacin del cuarenta en la Argentina. Presencia sin duda se entronca con ella,
aunque cargue un poco ms las tintas sobre el gusto por el simbolismo francs. Y
LR no est muy alejada de esta afinidad, pero s est marcando la inminencia de
otra etapa, la proximidad de algo nuevo. Muy poco tiempo despus, o casi
simultneamente, Cortzar escribe Divertimento y El examen, novelas donde se
incorporan varios poemas que dan cuenta de un tanteo lrico en busca de otras
direcciones. Este tanteo est veladamente anticipado y tematizado en LR. El tipo de
poesa cuya bsqueda se anuncia se identifica con el silencio; ya en la ltima
escena Minotauro pide al citarista que lo deje porque -parafraseo a Cortzar- no
podra darle ms que msica -tal es la poesa de Julio Denis-, y en su resto de vida
"crece como el viento un reclamo de silencio" (1949: 77). A su vez la poesa buscada
es una poesa que ya no quiere asociarse con el recuerdo ni con lo elegaco
cuarentista, en relacin con este rechazo dice Minotauro: "No quiero ser recuerdo. El
recuerdo, hbito insensato de la carne. Yo me perpetuar mejor" (1949: 78). Si
leemos la poesa cortazariana que viene despus, uno de los canales ms
5

recorridos es el de la memoria de lo vivido; pero no se trata de un lamento


nostalgioso, sino de una evocacin de la historia que lo ha constituido, es una suerte
de rito de apropiacin.
En cuanto al formato teatral, del que surge el dilogo como recurso, lo
juzgamos notablemente afn a la poesa de Cortzar, que, salvo algunas
excepciones, est generalmente dirigida a un t. Ese deseo de alcanzar al otro, a lo
otro, es medular en nuestro autor, y as se manifiesta. Lo dramtico, entonces, es un
rasgo bsico y recurrente; los ejemplos son numerosos y basta apenas abrir
cualquiera de sus poemarios para encontrarlos.
Finalmente, si bien las figuras no son privativas de la lrica, s es
tradicionalmente propio de ella presentarlas en mayor proporcin y concederles
especial funcionalidad en relacin con el todo. En LR abundan figuras retricas de
distinto orden. De cualquier modo, ms que por su propia riqueza, estas figuras
retricas ostentan tan alto coeficiente comunicativo y concentran tal importancia para
la semiosis, que promueven en el lector una actitud exclusivamente efecto de la
poesa, segn explicacin del mismo Cortzar en "Para leer con audfonos", de
Salvo el crepsculo (1984: 31/38):
Podemos abstraernos con un cuento o una novela, vivirlos en un plano que es
ms suyo que nuestro, pero el sistema de comunicacin se mantiene ligado al de
la vida circundante, la informacin sigue siendo informacin, por ms esttica,
elptica, simblica que se vuelva. En cambio el poema comunica el poema, y no
quiere ni puede comunicar otra cosa. Su razn de nacer y de ser lo vuelve
interiorizacin de una interioridad, exactamente como los audfonos que eliminan
el puente de fuera hacia adentro y viceversa para crear un estado
exclusivamente interno, presencia y vivencia de la msica que parece venir
desde lo hondo de la caverna negra. (1984: 37)

Queda de relieve que la poesa requiere tanto de su autor como de su lector una
atencin participativa y que cuando se accede a ella, "apenas el poema empieza a
ejercer su encantamiento" (1949: 37), se desencadena una suerte de identificacin

con el lenguaje mismo, identificacin que toca las intimidades anmica y corporal. Es
la generacin de esta peculiar frecuencia de onda la que ms nos mueve a
considerar LR como poemario.

EL MINOTAURO ES LA POESA
Ahora s nos vamos a detener en otra franja potica, o ms bien en dos: la del
Minotauro y la de Ariana, porque en la urdimbre de ambas descubrimos lo que nos
parece clave: que el Minotauro es la poesa13.
Varios aos despus de LR leemos en Raggioni della colera primero y en
Salvo el crepsculo despus un poema titulado "Las ruinas de Knossos" (1984: 342),
donde el motivo, en principio, es el mismo:
Ya no hay laberintos
ni reyes de mirada plana, imprecatorios,
inventando por gestos las leyes de la tierra.
Las calles se repueblan de monstruos cabizbajos
confundidos entre las vendedoras de pasteles y peinetas,
sin decretos ni claustracin, cados
a la irrisin de las miradas que los siguen y enumeran.
Ni prestigio, ni nombres execrados,
ni hermanas lamentndose en los muros.
Envueltos en bufandas se pierden en los huecos del trfico
con paquetes que llevan a sus casas,
a las pensiones familiares donde comen y duermen.
A nadie tienen que los tema y vocifere,
ningn adolescente de encendida espada
irrumpe de la nave y corre a ellos para morder por fin
el alegre, jugoso durazno de la sangre.

Aparte de la cada desde el elevado mundo trgico en la ordinariez de la vida


corriente, observamos el cambio de esttica: en Cortzar el refinamiento ms o
menos simbolista de LR -y de Presencia- ha dejado lugar a lo cotidiano, y lo
sabemos. Lo que llama la atencin es que para cifrar esa esfera potica se valga del
mismo mito y de su entorno. Esta continuidad refuerza nuestra interpretacin de que
la figura del minotauro es altamente representativa de la poesa para Julio Cortzar.
7

Lo que hace que el Minotauro en LR sea la poesa es un complejo de


factores, una conjugacin de por lo menos tres componentes: la pasin ardiente y
prohibida de Ariana, el carcter distinto por monstruoso del Minotauro, y su "ardid"
de supervivencia, o su conviccin de vida efectiva en otros. En los tres casos el
principio activo es el de que cuanto permanece soterrado acta aun con ms
potencia y, adems, acta all donde nada puede frenarlo; as se lo anuncia a
Ariana: "[...] en tu profundidad inviolada ir surgiendo como un delfn azulsimo"
(1949: 71). Mientras no vea el sol, mientras no ocupe el primer plano, ser fuerte,
llegar a todas partes. Dice Minotauro a Teseo:
Llegar a Ariana antes que t. Estar entre ella y tu deseo. Alzado como una
luna roja ir en la proa de tu nave. Te aclamarn los hombres del puerto. Yo
bajar a habitar los sueos de sus noches, de sus hijos, del tiempo inevitable de
la estirpe. Desde all cornear tu trono, el cetro inseguro de tu raza... Desde mi
libertad final y ubicua, mi laberinto diminuto y terrible en cada corazn de
hombre. (1949: 70)

E insiste en que su morada ser la "residencia difana del aire", el "mar de los
cantos", el "rbol de murmullo " (1949: 71), espacios inapresables y contundentes.
Yendo un poco ms lejos, el minotauro representa de manera simblica la
vena potica en la narrativa de Cortzar, donde habita en un nivel profundo y
emerge cada tanto. Narrativa que, aparte de haber contribuido a desempolvar el
lenguaje literario en la novela y en el cuento argentinos, para mi gusto tiene su
ncleo de esplendor, su vigencia perenne, en el costado potico. Esta vena, este
costado, este substrato vale por s mismo y aflora irrefrenable, tal como vaticina el
propio Minotauro: "Nydia sentir crecerle un da la danza por los muslos, y a ti
[citarista] el mundo se te volver sonido, y el ritmo matinal os hallar a todos cara al
sol y al jbilo- De este silencio en que me embarco descendern las guilas." (1949:
78) Lo que aparece en el discurso narrativo de Cortzar es este Minotauro en ntimo
comercio con las palabras, como lo evoca Ariana, con "Su profundo recitar de
8

repetido oleaje, su gusto por las nomenclaturas celestes y el catlogo de las hierbas.
[que] [...] coma, pensativo, y despus [...] nombraba con secreta delicia, como si el
sabor de los tallos le hubiera revelado el nombre...14 (1949: 54)

CONCLUSIONES
Aquel Julio Denis que se iniciara como poeta, que luego -ya Julio Cortzarfuera dramaturgo por un corto lapso, devino final y fundamentalmente en narrador.
Sin duda son los cuentos y las novelas los que introducen novedad en los campos
literarios argentino e hispanoamericano por entonces. Pero como pilares de su
umbral de escritor, Presencia y, sobre todo, Los reyes dejan impronta, marcan
huella. LR, que no considero una gran obra de teatro pero s un excelente y
conmovedor libro de poemas, visto en el marco de la obra completa seala de
manera cifrada qu derrotero seguir el lrico despus. Creo que LR es una obra de
teatro porque JC todava no haba dado con su propia escritura, donde y cuando lo
dialgico, el anhelo de tender un puente hacia otro es clave, donde y cuando ya no
necesita del gnero drama, porque encuentra su modo ms afn, evidentemente, en
la narrativa.
El Cortzar poeta, el que como Minotauro se debate en ntimo duelo gozoso
con las palabras, dar sus mejores producciones poticas no en los textos oficial y
convencionalmente presentados como poemas, sino en algunos -muchos- puntos de
sus narraciones, donde el lirismo mana rotundo, sean cuentos, novelas u obras de
teatro.
LR, entendido como poemario y visto en perspectiva, es, adems, texto
metapotico. As como por esa poca Cortzar formula y publica su Teora del tnel
(1947), donde est en germen el proyecto de su novelstica, en el mismo ao15 con

LR presenta, quiz sin proponrselo ni saberlo, el proyecto de su lrica posterior, la


ms lograda, la que est en sus novelas. De manera semejante, ya sobre el final de
LR, recin muerto el Minotauro, surgen una danza y una msica cuyo origen no se
explica. El citarista reclama silencio ("Callad, callad todos! Pero no veis que ha
muerto?" -1949: 80) y, asombrado ante lo que contrariamente ocurre, pregunta:
"Por qu recomienzas la danza, Nydia? Por qu te da mi ctara la medida
sonora?" (1949: 80). Y as se cierra LR, con el estupor frente a la danza y a la
msica que brotan ms all de la voluntad de los ejecutantes, como un componente
natural e inevitable del simple movimiento.
Ya sea en LR con el Minotauro, en los pameos, en los meopas, en el
crepsculo de su ltimo libro publicado en vida, los poemas estn siempre en otra
parte, ms arriba, ms adelante, ms atrs, al costado, nunca en el centro; pero la
poesa est, se prolonga, sobrevive al modo en que planific hacerlo el Minotauro,
respondiendo a su "ardid" de morir para vivir16: "En la crecida noche de la raza,
sustancia innominable y duradera [...]. As quiero acceder al sueo de los hombres,
[...]. Mrame morir y olvida. En una hora alta acudir a tu voz y lo sabrs como la luz
que ciega [...] Porque yo estar all" (1949: 79).
Esta lectura de LR, un tanto atpica, en la que sopesamos LR como poemario
e identificamos a Minotauro17 con la poesa, no hace ms que sostener desde otro
ngulo nuestra tesis de que Cortzar es fundamentalmente poeta.

10

BIBLIOGRAFA:
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Revista de Artes y Letras, Universidad de Costa Rica, vol. XII (2), pp. 31/45.

Los reyes muestra notable relacin con el Teseo de Andr Gide, creador al que Cortzar admiraba
profundamente.
2

Sabemos sobradamente que el primero en ver la luz fue el poemario Presencia (1938), dado a
prensa con el seudnimo de Julio Denis.

Citamos como ejemplo de estudio de lo mitolgico en LR los ensayos crticos de Daniel Mesa
Gancedo, de Leticia Valverde Barrenechea y de Susana Ada Cicchini.
4

Dice Cortzar en entrevista a l y a Yurkievich por Pierre Lartigue: "Los dos primeros libros de
poesa que publiqu fueron de poesa: una coleccin de sonetos y Los reyes, que siempre consider
como un poema en prosa. Nadie sabe exactamente qu es un poema en prosa, pero para m el
discurso de Los reyes es potico" (Yurkievich, 1994: 60). Adems Tambin Graciela de Sola (1968:
20) considera Los Reyes como un libro de poesa.

Nos encontramos con que David Lagmanovich menciona la misma posibilidad de lectura en Los
reyes: "Hay dilogo, pero no voluntad dialogal. La voz va de un personaje a otro, como si obrara por
propia cuenta; cada una de las intervenciones puede aislarse del texto casi como si fuera un pequeo
poema separado de los dems." (1992: 177)

11

Graciela de Sola en Julio Cortzar y el hombre nuevo ya seal acertadamente la presencia de


alejandrinos, heptaslabos y endecaslabos.
7

Hay un poema de Cortzar presente en Pameos y meopas, "El hroe" (1971: 115/116), que gira en
torno de este tipo.
8

Claramente se ve cuando le propone a Teseo que mate al Minotauro y lo calle, para mantener "los
pueblos siempre temerosos." (1949: 45/47)

"Puedo pensar en el jardn central, en el husped bicorne- Mi corazn desfallece, renuncia al


enigma. Saber, sueo meridiano! Acceder, confirmar! Y en el borde mismo retrocedo como una ola
sucia de arena, me repliego a mi confusa ignorancia donde bate la delicia del horror, la esperanza
renovada." (1949: 25)

10

"Aqu fui libre, me ic hasta m mismo en incontables jornadas. Aqu era especie e individuo,
cesaba mi monstruosa discrepancia. Slo vuelvo a la doble condicin animal cuando me miras".
(1949: 66)
11

M: "Ahora eres la reina". A: "Ahora no s quin soy." (1949: 26)

12

M: "Quin eres t [...]?". T: "Un igual." (1949: 31)

13

Y decimos la poesa y no el poeta, como Cortzar mismo lo interpretara en el ya famoso Los


nuestros de Luis Harss, agregndole adems un sentido poltico por el cual el Minotauro encarnaba al
poeta en tanto fuerza subversiva respecto de las estructuras establecidas. Minotauro subvierte
porque es lo desconocido, de hecho cuando se enfrentan l y Teseo, lo primero que se destaca es
este desconocimiento y el deseo de Teseo de continuar ignorndolo. Sin embargo, Minotauro insiste
en acercarse, mostrarse, darse a conocer. Lo ms temido es que eso otro no lo sea tanto, que haya
que admitir que tambin forma parte del yo.
14

Contina la cita as: "Alzaba la entera enumeracin sagrada de los astros, y con el nacer de un
nuevo da pareca olvidarse, como si tambin en su memoria fuera el alba adelgazando las estrellas.
Y a la siguiente noche se/ complaca en instaurar una nueva nominacin, ordenar el espacio sonoro
en efmeras constelaciones..." (1949: 53/54)
15

"Los reyes se public por primera vez en Los anales de Buenos Aires, revista dirigida por Jorge
Luuis Borges (n 20-21-22, noviembre-diciembre, 1947)". (Mesa Gancedo, 1989b: 123)

16

16

Su "ardid" , en expresin del hroe Teseo, es morir para vivir, por eso Minotauro le dice: "No
comprendes que te estoy pidiendo que me mates, que te estoy pidiendo la vida?". (1949: 69)
17

Minotauro est claramente identificado con las palabras; de hecho cuando est ya a punto de
expirar Teseo, enojado sin duda consigo mismo, le grita: "Calla! Muere al menos callado! Estoy
harto de las palabras, perras sedientas!" (1949: 72).

12

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