Civilización y Barbarie en Doña Bárbara
Civilización y Barbarie en Doña Bárbara
Civilización y Barbarie en Doña Bárbara
2002
Marco A. Urdapilleta
DOA BRBARA, UNA LECTURA DEL DISCURSO DE LA BARBARIE AMERICANA
Contribuciones desde Coatepec, julio-diciembre, nmero 003
Universidad Autnoma del Estado de Mxico
Toluca, Mxico
pp. 46-67
MARCO A. URDAPILLETA
Doa Brbara
una lectura del discurso
de la barbarie americana
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lan en el marco de una lucha por el poder, pugna que, por supuesto, tambin tiene
lugar en el mbito simblico. De ah que la idea de barbarie o el icono de
brbaro carezca de un sentido unvoco y que, por tanto, sea necesario precisarlo
constantemente considerando el contexto de su enunciacin. Si estas diferencias
de sentido constituyen una muestra de la identidad poltica de quien las enuncia,
no hay que olvidar que el discurso en torno a la barbarie es inteligible en la medida en que se comprende el de la civilizacin, su contrario, con quien forma una
necesaria entidad dicotmica lexicalmente hablando desde el siglo XVIII,
cuando se acu el trmino civilizacin. En el siglo XVI el lexema opuesto a
brbaro es polica del griego polis, ciudad y alude a las costumbres y organizacin social propias de la vida urbana; pero, en ltima instancia, se refiere a
las condiciones de un logos en donde predominaba el factor cultural cristiano,
heredero del de la ecumene griega y la romanitas.
A grandes rasgos, el concepto de civilizacin es usado comnmente para
denotar una aprehensin de la realidad, que determina la actuacin de los miembros de una cultura o esfera social. En el extremo contrario se ubica la barbarie en
cuanto significa el desconocimiento o carencia de las condiciones culturales del
civilizado, del Yo que se convierte en paradigma; en efecto, el brbaro es el extranjero, el Otro, el que modela la realidad de manera distinta, el que tiene otro
logos, no slo otra lengua. La idea de civilizacin describe con sobrada frecuencia el estatuto de superioridad con el que se postula un grupo (llmese ste
nacin, cultura, civilizacin) frente a otro al cual se denomina brbaro. Es una
manifestacin del etnocentrismo al cual tiende toda cultura: pero cuando el civilizado imagina la diferencia al grado de que el Otro se deshumaniza se plantea la
necesidad de volverlo hombre (de salvarlo, de regenerarlo) a como d lugar.
Aqu aparece la posibilidad de realizar con la legitimidad y justicia que venga al
caso, una dominacin etnocida o genocida.
Cabra la pregunta por la frecuencia de la dicotoma civilizacin barbarie
en el discurso poltico y literario de Latinoamrica. Sucintamente sealo que tiene que ver la composicin misma de las sociedades, integradas no slo por clases, sino tambin por grupos tnicos que hasta no hace mucho tiempo mostraban
acusadas diferencias entre s; diferencias no slo polticas o sociales, sino tambin culturales (ejemplo en la Colonia es la permeable pigmentocracia y las
repblicas de indios y espaoles). Incluso en el siglo XIX y parte del XX, diversas
naciones de Latinoamrica an no superaban la situacin de frontera5 que se haba establecido desde la Conquista. Habra que aadir, adems, otra situacin que
5 Guillermo Cspedes (1988:38) define a la frontera como espacio geogrfico en el que un
pueblo en expansin toma contacto con otro u otros pueblos de culturas muy distintas a las del
primero (...).
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tiene que ver con la manera en que se incluye Latinoamrica en los procesos
civilizatorios. Hablamos aqu del colonialismo y, en el siglo XIX, de un neocolonialismo que har que ciertos grupos en el poder adopten parmetros polticos,
sociales y culturales que no correspondan a los procesos sociales efectivos, y
que, por tanto, los distorsionaban, los confunden con su voluntad. As, muchas
veces las oligarquas en el poder, o en busca de l, encontraron en las diferencias
el sustrato que nutra sus pretensiones polticas. De ah las ideas como la de que
los no blancos eran incapaces de progreso; incluso Bunge propuso que los blancos criollos estaban corrompidos debido al pasado colonial, perspectiva que hace
eco al argumento de Cornelius de Pauw, quien cree que debido a la gran humedad
ambiental los pueblos meridionales de Amrica se atrofian, degeneran irremediablemente. E incluye las cepas europeas. La degeneracin para Bunge (1978)
tiene un cariz cultural, a pesar de que habla de sangre para referir la herencia
brbara.
Ahora, de acuerdo con esta lectura de la dicotoma, los vectores que guan
la interpretacin del discurso de la barbarie americana son:
1.1 Latinoamrica es una entidad histrico-cultural ligada estrechamente a
Europa (luego a Occidente) desde la conquista a travs de sucesivos procesos
civilizatorios,6 los cuales, segn Darcy Ribeyro, aparecieron en Europa y fueron
difundidos en Amrica.7 Estn basados, en un mayor desarrollo inducido por revoluciones tecnolgicas.8 Estas expansiones propiciaron, tanto en quien las efectu, como en quienes las recibieron, una conciencia no exenta de contradicciones de su peculiar situacin histrico-cultural. Grosso modo, esto significa para
6 Los procesos civilizatorios operan como transfiguraciones tnicas, culturales y poltico-econmicas de los pueblos que son objeto de este proceso, propone Ribeiro. Se trata de una expansin
del "poder de dominacin y explotacin de los pueblos que han protagonizado un cambio (revolucin tecnolgica), sobre otros cuyo desarrollo tecnolgico los ubica en una situacin de atraso. Los procesos civilizatorios operan como transfiguraciones tnicas de los pueblos a los cuales alcanza, remodelndolos a travs de la fusin de razas de la confluencia de culturas y de la
integracin econmica para incorporarlas en nuevas configuraciones histrico-culturales
(1977:35).
7 Ribeiro (1977:32-84) propone teora general del proceso de formacin y transfiguracin de los
pueblos. Para desarrollar su teora propuso el anlisis de las "secuencias histrico-culturales" en
que fueron generados los pueblos latinoamericanos. Apunta que cada secuencia surge a partir de
una revolucin tecnolgica y de una expansin a travs de sucesivos procesos civilizatorios.
8 La revolucin tecnolgica consiste en: innovaciones prodigiosas en el equipamiento de la accin sobre la naturaleza y en la forma de utilizacin de nuevas fuentes de energa que, una vez
alcanzadas por una sociedad logran su ascenso a otra etapa del progreso evolutivo. Esta progresin opera a travs de la multiplicacin de su capacidad productiva con la consiguiente ampliacin del monto poblacional de la distribucin y composicin del mismo; del reordenamiento de
las antiguas formas de estratificacin social, y de la redefinicin de los contenidos ideolgicos
de la cultura (1977:34-35).
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esfuerza por identificarse con el fin de ascender de la condicin de variante cultural espuria y de componente extico y subordinado a la sociedad colonialista, a la
condicin nacional autnoma servida por una cultura autntica. Hasta cierto punto las guerras de Independencia no responden a esta afirmacin.
1.2 Es factible aseverar que, en ltima instancia, los procesos civilizatorios
generados e impulsados por Occidente, fundamentan los cambios de sentido de
la dicotoma civilizacin-barbarie dentro de las coordenadas histricas y culturales especficas. En efecto, la explicacin de la ocurrencia del discurso sobre la
barbarie y sus contrarios, llamados, primero, polica y luego civilizacin y su
perceptible resemantizacin, no se reduce en modo alguno a la mera subjetividad
de los autores que la enuncian. Ms bien se observa que existe un tratamiento
ideolgico de la dicotoma civilizacin-barbarie, pues responde a la actualizacin de una serie de proyectos de carcter poltico-social que sucedieron en distintos periodos histricos de Amrica Latina y en los que participaron grupos
sociales que actan dentro de un marco institucional, ideolgico-cultural e histrico coyuntural.
El sentido de cada actualizacin es captado cabalmente entonces cuando, en
trminos muy generales, se concibe a Amrica Latina como una entidad histrico
cultural diferente a Occidente, pero, al mismo tiempo, ligada estrechamente a
sta debido a la serie de procesos civilizatorios generados ah e implantados en
esas tierras, porque la expansin de Occidente propici, tanto en quien las efectu, como en quienes se convirtieron en objeto de ella, una percepcin o percepciones de su situacin histrico cultural bastante particular: en sntesis, las
culturas (o pases) civilizadoras que se extendieron en otros territorios se ubican frente a las culturas que recibieron su accin en trminos de modelo y paradigma, la civilizacin, la razn. En cambio, quienes recibieron su efecto han intentado levantar sus proyectos de sociedad a partir de ciertas pautas que leen en el
modelo (y que se les permite); mas estas comprensiones pueden variar desde una
abierta aceptacin hasta el rechazo absoluto. Adems, con cierta frecuencia los
grupos sociales que asumieron el papel protagnico en los procesos civilizatorios
ubicaron a sus naciones bajo el estigma de la inferioridad: observaron no slo la
carencia de los elementos sociales y culturales de naciones civilizadas y constataron que el potencial de cambio requerido significa la eliminacin de factores
poltico-sociales y culturales adversos a su proyecto civilizador. En muchos casos estos cambios se tradujeron en una fuerte opresin hacia ciertos grupos sociales, en particular hacia los que los no podan, por determinadas circunstancias,
defenderse adecuadamente. Se gener tambin un conjunto de discursos que critican el ejercicio del poder de quienes detentaban el valor civilizacin y que tambin utilizan la dicotoma civilizacin/ barbarie en su argumentacin crtica.
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EL BRBARO
La figura del brbaro est estigmatizada de manera negativa por su carcter
impulsivo, condicin que implica un grado de inhumanidad, porque en los trminos de la novela, es falta de socialidad, condicin que desde Aristteles determina la barbarie. Esto significa que no en la barbarie no hay instituciones humanas
legtimas que den pauta a la justicia y a lo que ahora llamamos paz social. Lo que
impera all es la voluntad de cada uno, en particular la del poderoso. As, lo que
tenemos en la novela, al igual que en el Facundo de Sarmiento, es la postulacin
de que la vida discurre contando con el sentimiento de individualidad muy acen13 Coincido ampliamente con el juicio de Oviedo (2001:243) para quien Gallegos es el caso ms
destacado de un escritor latinoamericano que mezcla la significacin literaria con su papel poltico; la obra literaria es vista como una forma de aprendizaje para el poltico.
14 Segn Octavio Ianni el estado oligrquico presentaba las principales caractersticas de la dominacin patrimonial. Era la ltima y ms elaborada expresin de las manifestaciones polticas,
econmicas e incluso culturales de las oligarquas locales y regionales; muchas veces el poder
oligrquico era la expresin poltico administrativa de una oligarqua regional ms vigorosa o
de una combinacin de oligarquas regionales ms dominantes. As el caciquismo, el
gamonelismo, el coronelismo y el caudillismo eran las manifestaciones de las oligarquas locales y regionales, siendo que Daz, Gomz, Leova y otros eran los jefes de los gobiernos apoyados por ellos.
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tuado. Esto es lo que traduce en primer lugar lo impulsivo, el espritu de acometividad. Este sentimiento no deja lugar a la verdadera comunidad. Llama Gallegos tambin a este exagerado sentimiento de hombra, el machismo, y tiene
como emblema al centauro: El centauro es la barbarie, dice Santos Luzardo,
llanero graduado en Caracas como jurista. Por qu aparece el centauro?, cmo
acabar con l?, inquieren los civilizados. Dicho de otro modo, de dnde viene la
barbarie y cmo contrarrestarla. La respuesta ya no est en el Diablo, en el olvido
de Dios, como se pensaban algunos telogos e historiadores espaoles al tratar de
comprender la barbarie de los indgenas. En la novela, en primera instancia, la
barbarie tiene que ver con el medio natural. Aqu hace poco eco a las viejas respuestas astrolgicas y cosmolgicas de los naturalistas que hablaban de una disposicin de esta tierra para la voluntad dbil, para la inconstancia debido a las
constelaciones que la regan, y que por consiguiente, era necesario ser duros con
los habitantes para que no caigan en todo tipo de vicios; ni tampoco hace eco a las
ideas de De Pauw que habla de la degeneracin del Continente. La idea de Gallegos ms bien responde a la tesis de Buffon y Sarmiento sobre el americano del
Sur: la naturaleza an impera sobre la vida humana porque no ha sido dominada.
En efecto, Gallegos responde que el centauro no es sino un producto del medio
adverso: La idea del llano, esa fuerza irresistible con que atrae su imponente
rudeza, ese exagerado sentimiento de hombra producido por el simple hecho de
ir a caballo a travs de la sabana inmensa... (1981:26), comenta el narrador acerca de Santos Luzardo. Pero adems, la barbarie es un hbito segn lo expresa
Lorenzo Barquero, y como tal una segunda naturaleza que se vive como parte
esencial de s mismo:
Dondequiera que est uno de nosotros, los que llevamos en las venas la
sangre de los Luzardos, oye relinchar el centauro. Ya t tambin lo has odo
y por eso ests aqu quin ha dicho que es posible matar al centauro? Yo?
Escpeme a la cara Santos Luzardo. El centauro es una entelequia. Cien
aos lleva galopando por esta tierra y pasarn otros cien, yo me crea un
civilizado, el primer civilizado de mi familia, pero bast que me dijeran:
vente a vengar a tu padre para que apareciera el brbaro que estaba dentro
de m (1981:56).
Santos Luzardo tambin la vive as, pues el simple hecho de montar pondra en peligro la obra de sus mejores aos, consagrados al empeo de sofocar las
brbaras tendencias del hombre de armas tomar, latente en l (1981:26). En
efecto,
en aquella decisin [de Santos Luzardo] hubo mucho de impulsivo escapado de la disciplina del razonador, al contacto con el medio propicio, la lla-
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LA CIUDAD
La ciudad es el asiento de la civilizacin; sin ella no se concibe lo social y
por tanto el verdadero vivir humano. As lo formul Aristteles y se ha venido
repitiendo con uno u otro matiz. La vida rural agreste, pastoril, como la que describe Gallegos, equivale a una falta de socialidad; es una etapa de desarrollo
humano inferior, donde an persisten los caprichos de la naturaleza (los instintos, las pasiones) anclados en los hombres en forma de individualismo. La barbarie, pensando ya en las formas de organizacin poltica, puede significar tanto el
despotismo (o tirana) como la anarqua en la medida en que ambas significan
la falta de instituciones legales y el imperio de la voluntad del ms fuerte, de
quien es capaz de imponerse ms all de las normas, de las leyes. Es decir, no hay
bien comn ni repblica ni justicia.
Gallegos piensa en la ciudad como un espacio mental: es la utopa que se
resuelve en el proyecto: la sede de la razn: la ciudad ideal, complicada y perfecta como un cerebro, adonde toda excitacin va a convertirse en idea y donde
toda reaccin que parte lleva el sello de la eficacia consciente (...); pero la ciudad se expande tambin a travs de las ideas el espacio civilizado es tambin el
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LA EDUCACIN
La accin educativa tal como se expone en la novela es heredera de lo que
tpicamente se denomin regeneracin en el discurso liberal desde mediados
del XIX hasta los inicios del XX.15 Segn esto, una de las metas de estas naciones
es llevar a cabo un vasto proceso de aculturacin del pueblo bajo la bandera del
progreso; esto es, difundir elementos culturales (valores, instituciones, formas de
trabajo) que debern regir su vida, cambios que seran efectuados ms all de la
aceptacin o no de sus destinatarios. Se trataba de dejar, a como diera lugar, el
obscurantismo de la colonia y su herencia poltica ms irritante, la anarqua y el
despotismo.
En este sentido, Doa Brbara se inscribe muy bien en est mbito de problemas; aunque va de por medio una atinadsima observacin de Mart: si los
cambios son llevados a cabo violentando la identidad de un pueblo, el pueblo se
rebela... y se justifican las dictaduras, el uso de la violencia para contener al pueblo brbaro.
El proceso de cambio se debe hacer respetando la idiosincrasia del pueblo
parece decir Gallegos, esto es, sin violencia cultural o poltica. En Doa Brbara, efectivamente, existe una argumentacin (planteada bsicamente a partir de
una narracin de carcter ejemplar, es decir, didctica) dirigida a decantar los
elementos positivos de la condicin de brbaro y hacer de lado la escoria, lo
negativo que lleva este gnero de vida. Es decir, se pretende un cambio que no
implique prdida de identidad del llanero que es visto como un ser bueno y moldeable. Igual que como lo percibe Mart. No cabe aqu la idea de la trasfusin
sangunea, la inmigracin, como lo propusieron Alberdi -y el ltimo Sarmientoquienes para templar la barbarie americana invocan la masiva presencia de industriosos inmigrantes. El venezolano apuesta por un cambio interior, pero no para
15 Para tener una idea de lo que signific para algunos positivistas esta teora cito a Nicomedes
Antelo (Zea,1977:301-302) quien considera que las razas dbiles de Amrica desaparecern
(piensa sobre todo en los indgenas y mestizos). Y hay una prueba fisiolgica: su cerebro es ms
pequeo; pertenecen a un periodo de la especie hoy decrpito. Otra opcin es que la regeneracin era la educacin que tendiera a erradicar la formacin mental recibida de la colonia. Esta
es la percepcin generalizada.
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matar al centauro que todo llanero lleva dentro, sino para reducirlo y esto
slo es posible cuando el llanero ya no se mancha las manos de sangre para seguir
viviendo. La respuesta de gallegos adems de la Ley, es ver en la educacin un
proceso de reconocimiento interior. El llanero hombre bueno, despertar del
todo al espritu y descubrir su innata bondad obnubilada por la violencia del
medio social y poltico adverso en cuanto exigen la fuerza.
El planteamiento de Gallegos tiene este matiz porque la barbarie tiene su
parte positiva: es un sntoma de pujanza vital y lo que toca es encauzarla, como
ya se seal.
La autocivilizacin o educacin pretende la reduccin de lo instintivo o
irracional que mengua el sentimiento y la actitud de autosuficiencia (voluntarismo
tenaz, esfuerzo y agresividad), de individualismo propios del macho. En esta
autocivilizacin el espritu de acometividad cede, pero no significa en forma
alguna debilidad, dejar atrs la hombra, sino, como lo acabo de sealar, conducir
la fuerza que tiene una persona y que la hace capaz de emprender la construccin
de una nacin y de concluir la epopeya que se inici con las fuerzas insurgentes
llaneras del general Jos Antonio Pez.
En efecto, en Doa Brbara los dos logos, el del brbaro y el del civilizado,
los dos espacios, el llano y la ciudad, en forma alguna se dejan comprender por el
antagonismo en el que la civilizacin excluye por oficio a la barbarie, como lo
pregonaba Sarmiento. Resulta evidente que la propuesta de civilizacin no rechaza lo brbaro: sita y expone los males, mas trata de tasarlos mediante una respuesta que no aniquile al Otro, que tambin tiene derecho de existir como diferente, no como enemigo. Lo que aqu est en juego es la construccin de las
entidades nacionales y la recomposicin en algunos casos de las protoetnias
erigidas en la colonia. Atrs estaba un conflicto de carcter social, aunque en el
discurso se argumenta a partir de entidades como Amrica y Europa: se trata de
los conflictos polticos entre proyectos de nacin que enfrentaron con las armas a
los grupos sociales ms diversos, aunque predomin la divisin entre conservadores y liberales: en sntesis lo que aqu estaba en cuestin era la velocidad del
cambio de las estructuras sociales heredadas de la colonia. Pero para las lites
polticas un problema que las rebasaba era el de las clases peligrosas, vistas
como una amenaza an cuando apoyasen cualquier rgimen o caudillo. En fin, la
unidad nacional que an estaba en ciernes y el estado nacin an no apareca.
En este sentido, el valor patria (que puede extenderse hasta significar
Amrica) es esencial para Gallegos en cuanto catalizador de oposiciones en el
marco de un sincretismo cultural; esto es, proyecta una nueva identidad, la del
mestizo cultural; pero, tambin es importante sealar que la dominante en esta
operacin semntica resulta ser el polo civilizacin. El mestizo deber ser un
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EL PROGRESO
Santos Luzardo expone sus principios en un plan civilizador que segn
sus palabras se reduce a potenciar todo lo que contribuyese a suprimir ferocidad17 a terminar con los hombres de presa, con los hombres sin ley. Es, por
un lado, educacin y por otro, el llamado progreso material. Pero el progreso
forma parte tambin segn Luzardo y el autor implcito de la educacin.
Para hacer a un lado a la sociedad arcaica, a la barbarie de la oligarqua, se requiere tambin del progreso material que no es slo econmico, sino tambin polti16 Para Mart la solucin est en entender la realidad, en ver la realidad y ser crtico con lo que
viene de fuera: Estos pases se salvarn [...] por el influjo de la lectura crtica [...] que ha
sucedido a la lectura del tanteo y falansterio en que se empap la generacin anterior. Le est
naciendo a Amrica en estos tiempos reales el hombre real (1979:43).
17 La ferocitas es una caracterstica substantiva del brbaro en cuanto significa la imposibilidad
absoluta de controlar sus pasiones o, en concreto, su agresividad.
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LA UNIDAD
El plan civilizador tiene en la justicia un eje temtico central. La barbarie
desde Artistteles es ante todo una forma de socialidad en la que la justicia no
existe y por consiguiente es imposible una verdadera o legtima sociedad. Priva
la injusticia cuando se privilegia una relacin asimtrica del poder: la Ley, el
Derecho, tienen dueo, pertenecen a quien es capaz de imponerse, y cuando no
hay quien predomine resulta la anarqua. Esto significa que las instituciones que
procuran la regulacin social, el ordenamiento jurdico, no existen o no funcionan adecuadamente. ste es el caso que se plantea en la novela, en donde formalmente el ejercicio del poder radica en la condicin arbitral del gobierno; pero ni
por mucho es efectiva la presencia del gobierno porque las fuerzas de la barbarie
son mucho mayores. En el llano priva la Ley de Doa Brbara y cuenta con el
apoyo de los gobernadores.18 La lucha entre la barbarie y la civilizacin toma
aqu una clara forma de legalidad democrtica contra el despotismo caciquil aliado al caudillismo representado por o Pernalete. Pero en la novela el enfrentamiento no atizar la violencia: por medios pacficos, a travs de las mismas instituciones, Luzardo tratar de hacer cumplir la Ley, violentada por la cacique y las
fuerzas brbaras como Mr. Danger, el brbaro aventurero del llano. El final de
esta lucha es emblemtico y ejemplar al mismo tiempo: se representa el triunfo
de la caritas cristiana disfrazada de eros: Doa Brbara se enamora de Luzardo y
l de la hija de doa Brbara, a quien sta abandon; pero sucede que doa Brbara se proyecta en Marisela y en lugar de matarla, su odio hacia la rival se transforma en amor materno. Doa Brbara se retira entonces, vuelve a sus orgenes, y
sin mayores aspavientos. No ms dominio caciquil y con ella se va barbarie sin
mayor derramamiento de sangre.
Este final ms que seguir el canon realista se instala en el plano simblicoalegrico para dar lugar al ejemplo. Traduce el triunfo de las ideas de paz social
y alianza de clases, principios que se representan mediante una sntesis entre
los valores o grupos representados en la antinomia civilizacin /barbarie. Santos
Luzardo simboliza a la burguesa en ascenso afincada en la ciudad, el pueblo, los
llaneros y ambos tienen un objetivo comn vencer a doa Brbara quien encarna
18 La ley de doa Brbara como por aqu se llamaba porque a fuerza de dinero haba obtenido que
se la elaboraran a la medida de sus desmanes. (1981:73).
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por esos aos. Este caudillo civilizador hombre fuerza conduce al pueblo
hacia el camino del progreso y hacia el orden democrtico, equivalentes en Doa
Brbara a lo racional y a lo justo. En este proyecto los intelectuales tienen un
papel de primer orden: representan la superior direccin de la inteligencia.
Entonces, slo a travs de la afortunada accin prometeica de Luzardo, cuya bandera es la Justicia, se pueden redimir las masas poco educadas, amenazadas
siempre por el espritu de rebelda vengativa e incontrolada.
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el concierto de la decadencia europea que vea Spengler luego de la guerra mundial del 1914.
De ah que la opcin por una aculturacin que rescate lo positivo del brbaro, y cuente con ella para el combata del atraso. Desde esta perspectiva, se trata
de aceptar la diferencia y no slo el atraso o inferioridad en una situacin histrica peculiar.
Hay que recordar tambin que la ltima actualizacin de esta dicotoma
desde Amrica Latina ha sido construida dando un carcter positivo la figura del
brbaro; sin duda esto es un sntoma de la necesidad de afirmacin cultural y
autonoma o como lo dira Braudel, desde la amplia perspectiva de la historia de
las culturas, es un sntoma de la sustantivacin de una civilizacin que emerge.
Quedan atrs las palabras de Sarmiento: Haba antes de 1810 en la Repblica de
Argentina dos sociedades rivales e incompatibles; dos civilizaciones diversas; la
una espaola, europea, civilizada y la otra brbara, americana, casi indgena
(1982:1982). La ciudad no combate ms al campo.
En fin, a manera de conclusin es claro que Gallegos elabor Doa Brbara en una coyuntura histrica en la que fuerzas renovadoras venezolanas surgidas
a partir del auge petrolero (hacia 1920), chocaron contra el dominio casi omnipotente de unas cuantas familias encabezados por Juan Vicente Gmez, uno de los
ms feroces dictadores de Amrica Latina, aliado disciplinado de las grandes
compaas petroleras de Holanda, Inglaterra y Estados Unidos. Esta manera de
dominio constituy una de las formas de incorporacin al proceso civilizatorio en
turno de las nuevas naciones, luego del periodo de anarqua. El cometido era
regenerar a los pueblos embotados por el peso de la noche colonial, esto es,
incapaces de ser modernas a travs de una depuracin gentica y cultural o mantenerlas bajo control como antes de la Independencia. En ambos casos la violencia represora del Estado tuvo un papel importante. El balance de esta manera de
encarar el rezago histrico al que llegaron las generaciones de intelectuales que
surgieron a fines del XIX, fue negativo. Algunos autores como Mart y Rod recurrieron a la antinomia civilizacin-barbarie para expresar su punto de vista. En
sntesis, en ambos casos se revalor lo latinoamericano y se propugn por una
insercin sin violencia de ningn tipo en el nuevo proceso civilizatorio. La barbarie para Rod era el modo pragmtico de vivir de los americanos del Norte; para
Mart, la barbarie era el pueblo rudo educado en la falta de libertad (responsabilidad), pero tambin brbara era la represin cultural y poltica que sobre l se
ejerca. Era una respuesta a Sarmiento y a la mayora de los positivistas. Gallegos, treinta aos despus, responde en los mismos trminos: la barbarie, ante
todo, es diferencia y hay que respetar las diferencias. Ninguna forma de violencia
est justificada para suprimir rusticidad o ferocidad. Las diferencias que dan
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