El Padre Yves Congar
El Padre Yves Congar
El Padre Yves Congar
Yves Congar realiz sus estudios en el seminario diocesano de Pars. Durante los
cursos filosficos tuvo como maestros a dos tomistas importantes, Jacques
Maritain y F. Blanche, los cuales, antes que la doctrina, le hicieron apreciar y amar
la persona de Santo Toms de Aquino.
Congar recuerda perfectamente cundo ocurri la llamada a la vida religiosa; fue
el 5 de agosto de 1919. El sacerdote Daniel Lallement, de gran influjo en aquel
Adolescente, le haba invitado a pasar unos das en la abada Benedictina de
Conques (Blgica), donde qued prendado de la vida religiosa en la forma
monstica. Sin embargo, an deber pasar un tiempo para decidir por una orden
religiosa en concreto. Entre 1921-1924 vive en el Seminario mayor parisiense,
llamado del Carmen, y estudia filosofa en el Instituto Catlico. Ah sern
profesores suyos: J. Maritain, D. Lallement, y los dominicos Sertillanges, Gillet y
Blanche. Ah comienza a tener contacto con el mundo Dominicano.
Una pregunta le rondaba en aquellos momentos: monje benedictino o fraile
dominico? Un cierto instinto le impuls hacia la orden de Sto. Domingo, y en parte
tambin porque le resultaba atrayente Sto. Toms de Aquino. Finalmente, en
noviembre de 1925 deja el seminario para entrar en la Orden de Predicadores,
entra en el noviciado, y el 7 de diciembre toma el hbito de Sto. Domingo en el
convento de Amiens.
Pero volviendo a su decisin religiosa, despus del noviciado, reanuda los
estudios en el clebre convento de Le Saulchoir. All aprende Congar a integrar el
mtodo especulativo con el mtodo histrico en el estudio de la Teologa. Se
ordena sacerdote en 1930. Despus consigue el lectorado en teologa, es
nombrado profesor de eclesiologa en Le Saulchoir.
Desde entonces, es decir, durante el liceo, es admitido a formar parte de los
Cercles Saint Thomas (Crculos de Santo Toms), fundados por Maritain y por
Garrigou-Lagrange para la profundizacin del pensamiento de Toms de Aquino y
para la asimilacin de su espiritualidad.
Al hablar de sus oraciones hay que hacer referencia a la figura de Juan Bautista,
objeto de especial predileccin para Congar. El joven estudiante dominico nos
dice: Cada maana, en Laudes, recitaba el Benedictus, pero uno de los
versculos de este cntico, ms que dicho por m, me era dicho por Otro dentro de
m: Et tu, puer, propheta Altissimi vocaberis. Y t, nio, sers llamado profeta del
Altsimo, pues t irs delante del Seor para preparar sus caminos (Lc 1, 76).
Consideraba que cada uno de nosotros es llamado a ofrecerse y a abrirse cada
da para ser fiel en su puesto, por modesto y oscuro que sea, para la realizacin
del designio que el Dios de gracia quiere cumplir en la historia de los hombres.
Deca adems: Creo que por una lgica profunda, cuyos hilos proceden de todo
cuanto acabo de citar, mi vocacin ha sido, desde el principio, a la vez sacerdotal
y religiosa, dominicana y tomista, ecumnica y eclesiolgica. Por lo tanto el
hombre puede ser llamado. Y mi primer llamado es al sacerdocio.
Como comentario de su vida hay que mencionar, que entre 1924-1925 realiza el
servicio militar para su pas, y al estallar la segunda guerra mundial, Congar es
llamado a las armas. Casi inmediatamente es hecho prisionero y permanecer
durante cinco aos en manos de los alemanes, que lo tratan duramente por sus
principios antinazis.
SU VOCACION ECUMENICA
La vocacin ecumnica de Congar era, a la vez una vocacin eclesiolgica:
Descubr mi vocacin ecumnica en 1929, cuando ya haba orientado mi labor
hacia la eclesiologa (el tema elegido para la tesis de lectorado, en el verano de
1928, fue: La unidad de la Iglesia ). Todo surge de estar meditando el captulo
17 del Evangelio de S. Juan, donde dice: para que cuantos creen en Cristo fueran
uno. Esto fue para l, una llamada a trabajar en el tema. En su vida el trat de
responder a esto como una vocacin. En realidad haba semillas muy lejanas e
iniciales en esa vocacin ecumnica.
Es un hecho que el haber tenido por amigos y compaeros desde la infancia a
protestantes o judos, haba en ello una forma natural de ver las diferencias. A los
13 y 14 aos, Yves discuta con el hijo del pastor protestante acerca de la misa.
Quiz fueron los primeros dilogos ecumnicos del futuro telogo. Recuerda
tambin cmo los catlicos haban compartido con los calvinistas la capilla que el
pastor haba puesto a disposicin del cura catlico, tras la destruccin de la Iglesia
por los ulanos en 1914. Aquella llamada de races infantiles haba sido tambin
alimentada durante los aos de formacin como dominico.
En 1930, pasa los meses de agosto y septiembre en Dsseldorf para conocer
mejor el mundo del luteranismo. A partir de su ordenacin, dice haber celebrado la
misa votiva por la unidad de los cristianos, predic numerosas semanas de la
unidad y ha empleado el tiempo de sus vacaciones en visitar lugares que le han
permitido conocer mejor el mundo de los otros cristianos.
En Pars sigue el curso de E. Gilson sobre Lutero (1932) y frecuenta durante un
semestre la Facultad de Teologa Protestante. Tambin all en Pars, entra en
contacto con el crculo franco-ruso, en el que se daban cita protestantes, catlicos
y ortodoxos (N. Berdiaev, S. Boulgakov, L. Gillet). Visita el monasterio de
Chevetogne, donde entra en contacto con Clment Lialine y al P. Paul Couturier,
el pionero del ecumenismo espiritual. Fue gracias a los amigos ortodoxos,
protestantes y anglicanos, ms que a los libros, como fui introducindome en el
movimiento de las realidades del ecumenismo.
La llamada intelectual tomista:
El tomismo era el fundamento de la formacin intelectual de los estudiantes
dominicos, y la Summa, era el manual de estudio teolgico. De aquel tiempo de
estudio en Le Saulchoir (entonces, en Blgica), recuerda el influjo del Maestro:
Santo Toms ha puesto la claridad en mi espritu. () Me encanta la manera
cmo Santo Toms aborda las cuestiones. Busca siempre percibir en todas las
cosas, el principio y la conclusin, la causa y el efecto. () El tomismo el
autntico es el triunfo de la claridad. Del Aquinate ha aprendido otra cosa: Me
(1937) y Esquisses du
mystre delglise (1941),
mismos que haban
encontrado dificultades en
los censores romanos.
Desde 1939 vena siendo
sospechoso de
heterodoxia. En Roma
visita a su cofrade
Mariano Cordovani,
maestro del Sacro
Palacio, que haba
firmado en LOsservatore
Romano, con fecha del 24
de marzo de 1940, una
valoracin crtica sobre su
libro Cristianos desunidos. Obra que resultaba sospechosa por su ideal
ecumnico.
En mayo de 1946, el alumno del P. Chenu en Le Saulchoir, en el centro teolgico
de los dominicos en la provincia de Pars, ya es un autor asentado, con varias
publicaciones, pero sigue llamando la atencin ese libro sobre el drama de la
divisin entre los cristianos, Cristianos desunidos (1937), que ha tenido tan buen
eco, incluso ms all de los confines franceses.
Esta obra empez a proporcionar a su autor nuevos quebraderos de cabeza, a
partir de 1946. Se le reprocha haber escrito que las divisiones cristianas, tanto las
de Oriente como las de Oriente, han empobrecido la catolicidad de la Iglesia. La
segunda edicin de Cristianos desunidos, al cabo de una dcada, ser objeto de
varias censuras previas, que le obligar a nuevos aplazamientos.
En 1946 no ha estallado todava el temporal que llevar a la condena de la
llamada thologie nouvelle (la nueva teologa), de la cual Congar es un exponente
destacado (con Chenu y con los telogos jesuitas Henri de Lubac y Jean
Danilou), pero ya se concentran las primeras nubes y se tienen las primeras
escaramuzas de la crisis.
En Roma el telogo intenta comprender cul es la razn del endurecimiento y de
las cerrazones doctrinales, pero siempre recibe la misma respuesta: Alto: secreto
del Santo Oficio. Por todas partes es su desconsolada conclusin, uno se
enfrenta contra este secreto tenebroso, contra natura, instrumento de una
opresin que atenta contra la vida de las personas y el respeto al pensamiento.
Sin embargo, Po XII, lo recibe en audiencia, y le deja una impresin positiva. No
as de algunos estrechos colaboradores del Papa, como el cardenal Giuseppe
Pizzardo, de quien subraya la mediocridad, o del cardenal Eugne Tisserant,
mucho ms sutil, feliz de explicar, como un estudioso de valor, su punto de vista
Pero las pruebas ms duras estn todava por llegar. En 1954, Roma condena la
experiencia de los curas obreros. El maestro general de los dominicos, Emanuel
Surez, remueve de sus cargos a los superiores de las provincias francesas
(Pars, Toulouse y Lyon), acusados de ser demasiado flexibles y de cubrir a los
telogos progresistas. Para Congar. Lo que me hiere ms, escribe en su diario,
es la estupidez, la inverosmil pobreza de inteligencia y de carcter. El sistema ha
fabricado servidores a su imagen. Pasarn muchos aos antes de la total
rehabilitacin: sern aos de soledad, de desierto, de torturas morales.
Su completa rehabilitacin tiene lugar hasta las vsperas del Concilio Vaticano II,
del que llega a ser, como hemos visto, uno de los principales artfices. En 1964 es
nombrado por su Orden maestro de Sagrada Teologa, coronamiento tradicional
de la carrera de un profesor en la Orden Dominica.
Y. Congar, testigo del Concilio Vaticano II (1962-1965).
Llamado por Juan XXIII para ser miembro consultor de la Comisin preparatoria
del concilio Vaticano II (1959-1962), Congar, el telogo sospechoso de tantos
aos, se convierte en uno de los telogos ms destacados del Concilio. Ah
despliega una importante tarea, como asesor del episcopado francs y belga, en
contacto con otros telogos, y como interlocutor para los observadores no
catlicos. Mons. Pellegrino, en una intervencin conciliar que tuvo lugar en la
ltima sesin del Vaticano II, coment:
Hace slo algunos aos, he encontrado a un religioso que viva en exilio no
voluntario porque haba expresado opiniones que hoy nos gozamos de leer en los
documentos pontificios y conciliares. Todo el mundo sabe que su caso no es el
nico. Aquel da, 1 de octubre de 1965, Congar no estaba en el aula, pero alguien
le ha referido la ancdota, y la ha anotado en su Diario.
En el Concilio, durante la primera sesin se haba comenzado a trabajar en el
esquema sobre la liturgia y el texto sobre la revelacin. A principios de diciembre
de 1962 entr el esquema sobre la Iglesia. Los documentos sobre la revelacin y
la Iglesia fueron sometidos a una profunda revisin tras un intenso debate. Sus
esfuerzos se concentran en la relacin Escritura-tradicin; por otro lado, colabora
en el nuevo proyecto del texto eclesiolgico auspiciado por el cardenal Suenens,
bajo la supervisin de G. Philips. A su juicio, el logro fundamental de aquel primer
periodo conciliar, en el que no se haba aprobado ningn documento, fue
conseguir de un verdadero clima pastoral, de libertad y de apertura; en una
palabra: la Iglesia en Concilio, esto es, en estado de dilogo.
En a segunda sesin tom las riendas del Concilio el nuevo Papa, Pablo VI. En su
discurso programtico, del 29 de septiembre de 1963, relanz la lnea pastoral de
Juan XXIII marcando al Concilio cuatro orientaciones muy concretas:
a) precisar la nocin de Iglesia;
b) promover su renovacin interna;
c) trabajar por el restablecimiento de la unidad de los cristianos;
d) reabrir el dilogo con el mundo moderno.
Congar reside ahora en el Colegio belga, donde estrecha lazos con el grupo de
Lovaina, en particular, con Philips. Al final de esta segunda sesin se iba a
proclamar solemnemente la constitucin sobre la liturgia, Sacrosanctum
Concilium; en su desarrollo interno se trabajaron una serie de temas importantes
sobre la nocin de Iglesia y su estructura, sobre la colegialidad episcopal, sobre el
ecumenismo, sobre el apostolado seglar. Ives poda caracterizar el esfuerzo de
aquel segundo perodo de trabajos con este lema: no hay ressourcement sin
dilogo ecumnico. El telogo dominico considera que la doctrina sobre la
colegialidad episcopal debe ponerse al lado de otras grandes decisiones
conciliares histricas (consustancialidad, primado, infalibilidad).
A su juicio, el Concilio se orientaba hacia una eclesiologa de comunin, donde la
Iglesia aparece como una comunin de Iglesias. Por tanto, ni mera federacin ni
pura organizacin monoltica. Aquel ao Congar haba publicado el segundo
volumen de ensayos sobre La tradicin y las tradiciones. Ensayo teolgico; Sainte
glise. tudes et aproches ecclsiologiques; Pour une glise servante et pauvre.
La tercera sesin, durante el otoo de 1964, se van produciendo los primeros
frutos maduros: el 21 de noviembre se promulga la constitucin dogmtica sobre
la Iglesia, Lumen gentium, y los decretos sobre el ecumenismo, Unitatis
redintegratio, y sobre las Iglesias orientales catlicas, Orientalium Ecclesiarum.
En su Diario, Congar ha dejado constancia de cul ha sido el caballo de batalla de
los debates eclesiolgicos, la cuestin de la colegialidad, as como de las
presiones que la minora anti-colegial ejerce sobre Pablo VI, respecto a los temas
de la libertad religiosa o el ecumenismo. Ese mismo ao ha visto la luz su libro
Cristianos en dilogo. Contribuciones catlicas al ecumenismo. Por otro lado, se
sigue trabajando en el esquema XIII que dio lugar finalmente a Gaudium et spes
La cuarta y ltima sesin conciliar se puede describir bajo el lema de la relacin
Iglesia-mundo. El 26 de octubre de 1965, escribe en su Diario: Poco a poco, se
sale de Po IX y de Po XII (yo los tomo aqu solamente por el lado de su rechazo
del mundo tal cual es).
Ahora todo es coherente: la obra del Concilio, aunque sea tan poco premeditada y
conducida (humanamente), es coherente. Se pasa la pgina del agustinismo y de
la Edad Media. Se renuncia a pretensiones de poder temporal. Se ponen en su
lugar nuevas estructuras de relacin con el mundo, desde el Evangelio y a partir
de Jesucristo. El Concilio entro en su fase final y queda muchos textos pendientes
de aprobar. Se ha trabajado intensamente para sacar adelante las otras dos
grandes constituciones: Dei Verbum, sobre la revelacin, y Gaudium et spes,
sobre la Iglesia en el mundo de hoy. En el corazn de esta relacin, se inscribe la
declaracin Dignitatis humanae, sobre libertad religiosa, y ms especfica, de cara
al encuentro de la Iglesia con las religiones no cristianas, la declaracin Nostra
aetate. Se ha trabajado en la redaccin de varios documentos: sobre el apostolado
seglar (Apostolicam actuositatem), sobre la renovacin de la vida religiosa
(Perfectae caritatis), sobre la tarea pastoral de los obispos (Christus Dominus),
sobre educacin cristiana (Gravissimum educationis), y la formacin de los
presbteros (Optatam totius).
Concilio Vaticano II, se ha dicho que Congar vive una segunda juventud.
Hablamos primero de la teologa elaborada hasta finales de los cincuenta.
Asociada a tres grandes obras: cristianos desunidos, Verdadera y falsa reforma en
la Iglesia, Jalones para una teologa del laicado.
Reforma, Unidad de la Iglesia, El proyecto de una eclesiologa total
Estas tres obras, son un gran testimonio de un captulo de la historia entre 1937 y
la celebracin del Vaticano II. De ellas se puede decir que son pierres dattente
para un tratado de Iglesia, Pueblo de Dios y cuerpo de Cristo, que nunca se
imprimi. En la Introduccin a Verdaderas y falsas reformas en la Iglesia escribe:
El presente trabajo forma parte de un conjunto de ensayos sobre la comunin
catlica. Agrega Nacieron estos ensayos de un viejo proyecto que realice hace
ms de veinte aos: escribir un tratado de la Iglesia, que en mi mente se titula La
Iglesia. Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo. Por desgracia, mil obstculos
impidieron y siguen impidiendo la realizacin de mi proyecto: el volumen de los
problemas que es preciso abordar en l, mis obligaciones docentes y de
apostolado oral y escrito, (), el servicio difcil y en auge de la unidad cristiana, el
peso de una revista cientfica y de una coleccin y los acontecimientos seis
aos de guerra y de cautividad.
Unidad y reforma son dos trminos que presiden la reflexin de Congar siempre.
Algo altamente problemtico. Antes, unidad equivala a conversin, al retorno
de los herejes y de los cismticos al seno de la nica verdadera Iglesia, la Iglesia
catlica-romana, lejos de un movimiento ecumnico. El modelo eclesiolgico, de
corte belarminiano, era de la societas perfecta. La postura catlica sobre la
unidad haba sido formulada oficialmente por la encclica Mortalium animos de
1927, que estipulaba que el retorno era la nica va hacia la unidad de los
cristianos.
Congar haba inaugurado una reflexin nueva y libre, enraizada en Sto. Toms,
empeada en hacer el trnsito del unionismo al ecumenismo. El ecumenismo
como conocimiento y construccin teolgica, se va a revestir de eclesiologa. Sus
lecturas de J. A. Mhler y de Lutero han sido decisivas. Est en marcha una
incontestable renovacin de la idea de Iglesia.
En cuanto a textos haba puesto una coleccin teolgica que apunta hacia la
bsqueda de la unidad: Unam sanctam. Ah su primera obra ecumenica,
Chrtiens dsunis. Principes dun oecumnisme catholique. Eso fue en 1937
Las obras que vinieron despus, sern aplicaciones progresivas del programa
eclesiolgico esbozado en Cristianos desunidos, Verdadera y falsa reforma en
la Iglesia, Jalones para una teologa del laicado, La tradicin y las tradiciones.
En Cristianos desunidos pone en primer plano, temas centrales de su reflexin, va
ms all de la nocin de Iglesia-sociedad; es el reconocimiento del compromiso
de la Iglesia en el mundo, ms all de lo sagrado-profano; es revalorizacin del
laicado por el redescubrimiento de la fecundidad del bautismo para el compromiso
en el apostolado; es recuperar la dimensin dinmica de Iglesia y de la tradicin.
expresiones de la cultura laica. Tal capacidad implica que cualquier valor humano
puede, conservando la propia realidad de valor diferenciado y la propia
especificidad, ser recapitulado en Cristo, es decir, ser reanimado con su Espritu
y asumido en la unidad de su cuerpo que es la Iglesia (...). Cristo no ser completo
sino cuando haya incorporado a todo el hombre en cada uno de nosotros y todos
los valores de humanidad esparcidos y multiplicados en el mundo. De hecho l
posee la capacidad, y la Iglesia, siendo su Cuerpo, tambin la posee de
reconducir todo esto a Dios. Para ilustrarla nota de la apostolicidad, Congar
recurre a la bella imagen del depsito de agua. ste puede ser alimentado por una
fuente interna invisible: es cuanto sucede en la Iglesia celeste.
En cambio, en la Iglesia terrestre la alimentacin es producida desde el exterior,
es decir, por la gracia de Dios ganada para nosotros por Jesucristo. Sin embargo,
la alimentacin desde el exterior puede tener lugar de dos maneras: se puede
pensar que el agua de la redencin se haya evaporado completamente en
direccin al cielo y que vuelva a caer sucesivamente al depsito: es la tesis radical
protestante segn la cual la Iglesia es alimentada por una especie de lluvia
vertical; pero se puede pensar tambin que el depsito sea alimentado con un
sistema de canales, que llevan all el agua desde la fuente: es la concepcin
catlica segn la cual los canales estn garantizados por la apostolicidad. El
protestantismo observa Congar, infravalora la necesidad de la contribucin
humana en la transmisin de la gracia divina, la cual, en un determinado
momento, ha llegado a ser una realidad histrica, por lo cual se convierte
necesariamente en un canal ininterrumpido
para garantizar la transmisin de los sacramentos, la sucesin sacerdotal
Slo por el servicio de esta mediacin los hombres pueden recibir la gracia
salvfica de Dios. En el volumen Un peuple messianique (Un pueblo mesinico).
Congar vuelve a tratar y perfeccionar su reflexin sobre las tareas polticas de la
Iglesia y del laicado, y sugiere algunos criterios importantes para poner por obra la
consecratio mundi (la consagracin del mundo), aprovechando los principios
generales establecidos al tratar de la catolicidad de la Iglesia.
La consecratio mundi es la insercin del mundo en el plan de salvacin que Dios
ha querido para la humanidad y para el mundo entero. Los criterios que hemos de
seguir en la actuacin de tal insercin, segn Congar, son los siguientes:
1. La salvacin cristiana se presenta como totalidad y plenitud por encima de
todas las liberaciones parciales. Aquella acta en la historia, pero es
esencialmente escatolgica.
2. La salvacin cristiana no excluye las liberaciones humanas, ms an, las asume
y las engloba. Los movimientos de autntica liberacin humana entran en el plan
de Dios: forman parte del mismo. Sin embargo, el designio de Dios del cual Jess
y el Espritu Santo son autores, y que tiende al Reino, supera las liberaciones
humanas, las juzga y radicaliza sus perspectivas
3. Los cristianos deben hacerse cargo, juntamente con los dems hombres, de la
propia parte en las liberaciones de las que el mundo tiene conocimiento y que
entran dentro de las posibilidades humanas; ellos traicionaran el don de Dios si no
se comprometieran a liberar el mundo de todo aquello que ellos crean
que ha de ser salvado incluso si el mundo no tiene conciencia de
eso, de modo particular del pecado, y no llevasen la esperanza
del porvenir absoluta en el Reino.
4. Las doctrinas, los proyectos, los movimientos, los compromisos de orden
poltico que el cristiano elabora inspirndose en su fe no poseen carcter
dogmtico, absoluto, inmutable, sino simplemente histrico, opinable, falible y
cambiable. En efecto, la fe est constituida en s misma en su orden, pero de ella
no se pueden deducir sino orientaciones e imperativos muy generales.
Ella no puede llevar a una opcin y a un compromiso precisos sino
a travs de la mediacin de informaciones y de anlisis propiamente
polticos....
5. La autntica liberacin humana forma parte de la misin de la Iglesia, pero no
se puede definir esta misin partiendo de la liberacin humana. No se puede
identificar historia del mundo y salvacin. Construccin del mundo y liberacin no
se prolongan en el evento del Reino como una fase en otra, segn un proceso
homogneo. El progreso humano no es indiferente al cumplimiento escatolgico
de la humanidad, pero esto es algo muy distinto de la desembocadura natural de
aqul.
Como ya hemos observado anteriormente, Congar, en su inexhaurible
reflexin eclesiolgica no se preocup en modo alguno de realizar un imponente
sistema teolgico, como lo hicieron, por ejemplo Rahner y Hans Urs von Balthasar,
y ni siquiera busc elaborar una eclesiologa sistemtica completa, como lo hizo
Charles Journet. Su preocupacin constante fue, en cambio, la de hacer avanzar
la eclesiologa en aquellos puntos en que todava estaba incompleta o incierta: por
ejemplo, en las relaciones entre Iglesia y mundo, entre Iglesia y Tradicin, entre
episcopado y laicado, en el papel de los laicos en la Iglesia, en la catolicidad de la
Iglesia. Y lo ha hecho siempre con espritu genuinamente catlico y con una gran
fidelidad a la tradicin. Esto le permiti llegar a ser el principal artfice de la Lumen
Gentium, el texto conciliar que ha delineado en manera definitiva y oficial la
doctrina eclesiolgica de la Iglesia catlica.
LA TEOLOGA DEL ESPRITU SANTO
Hasta el Vaticano II se hablaba del Espritu Santo como del divino desconocido;
este juicio vala no slo para la vida de fe, que estaba toda centrada sobre el
Padre y sobre el Hijo encarnado, Jesucristo, sino tambin para la reflexin
teolgica que haba estudiado los misterios del Padre y del Hijo Unignito, pero
haba descuidado la teologa del Espritu Santo.