Asimov - Hay Alguien Ahi
Asimov - Hay Alguien Ahi
Asimov - Hay Alguien Ahi
Isaac Asimov
ePub r1.2
GONZALEZ 15.06.15
INTRODUCCIN
acosado por ninguna incertidumbre. Desde muy temprana edad supe que me
gustaba escribir y tambin que, si algn da me vea obligado a escoger entre la
literatura y otra profesin elegira la primera. (Conocer por anticipado el curso de
accin personal a emprender, procura una gran paz mental, y a esto atribuyo yo
estar libre de lceras a pesar de un estilo de vida compuesto casi exclusivamente
de titulares).
Por tanto, no vea la necesidad de actuar con vacilacin. Si alguna vez tena
que enfrentarme con una eleccin, era ahora. Y as, le ped una entrevista al
decano.
Seor le comuniqu corts, pero firmemente, como ya sabe, soy el
nuevo instructor de Bioqumica. Sin embargo, creo justo manifestarle que dentro
de unos meses ver la luz mi primera novela de ciencia-ficcin en un volumen y la
Facultad de Medicina se hallar identificada indirectamente con l.
Es una buena obra? me pregunt el decano a su vez.
En la editorial Doubleday as lo creen respond cautelosamente.
Entonces decidi el decano, me encantar identificarme con l.
Y as fue. En los aos transcurridos desde entonces, nadie de la Facultad se
ha opuesto a mis escritos de ciencia-ficcin, al menos delante de m, y, que yo sepa,
tampoco a espaldas mas.
En mi cerebro tuvo lugar otra crisis cuando empec a publicar libros
cientficos. En 1952, fui coautor de un libro de texto de bioqumica para estudiantes
de Medicina, y desde aquella poca he publicado muchos libros cientficos sobre
una amplia variedad de temas.
Al principio, pens que tal vez resultara mejor usar un seudnimo.
Vamos, Asimov murmur a mi odo, un editor fantasma, no podemos
arruinar la venta de un libro serio, haciendo que sus probables lectores digan:
Esta obra no puede ser buena, ya que la ha escrito ese autorzuelo de cienciaficcin.
Me dispuse a librar batallas homricas, pues decid firmar con mi nombre
todos mis libros. (En primer lugar, me gusta mi nombre; en segundo, soy una
persona centrada en s misma; en tercero, me siento orgulloso de la ciencia-ficcin
Primera parte
1. LA VIDA
Qu es la mente? No importa!
Qu es la materia? No importa![1]
Este antiguo rasgo de ingenio afirma la conviccin del hombre a travs de
las edades, relativa a que la mente humana supera a la materia, y que no se halla
limitada por las reglas ordinarias que la rigen groseramente.
La estructura fsica del organismo vivo se acepta como un conjunto de
tomos y molculas, gobernado por las mismas leyes que gobiernan a las rocas que
pisamos y a las estrellas del firmamento. Esto es tan cierto para el Orgulloso
Hombre como para el Minsculo Gusano. Pero y la mente del hombre? Es
posible analizar el genio creador que da lugar a la obra de arte? Es posible pesar,
contar y medir las emociones y la imaginacin, el amor y el odio, la pasin, el
pensamiento y el sentido del bien y del mal?
Siempre ha existido el fuerte impulso de colocar la mente por encima de la
materia y de aplicar reglas diferentes y ms sutiles a la primera. Por tanto, parece
natural que las medicinas de la ciencia mdica no acten con eficacia sobre la
mente. Shakespeare ya hizo que Macbeth le preguntara cnicamente a un mdico,
con respecto a la curacin de las pesadillas sufridas por su esposa, Lady Macbeth:
Canst thou not minister to a mind diseased,
Raze out the written troubles of the brain.
Raze out the written troubles of the brain,
glndula adrenal (un pequeo bultito de tejido encima de cada rion) tiene, entre
otras funciones, la secrecin de adrenalina al lquido sanguneo en momentos de
tensin, fatiga o molestia. Cuando nos enfadamos o asustamos, al momento se
segrega la adrenalina a fin de elevar la tensin sangunea, nuestro corazn late ms
de prisa, nuestros pulmones aspiran con ms rapidez el aire. Nos hallamos
situados en un estado de emergencia que nos capacita para luchar o correr.
Naturalmente, es importante que, una vez concluida la emergencia, el
cuerpo retorne a su estado normal. Por esta razn, el cuerpo posee ingenios
qumicos para la destruccin rpida de la adrenalina. Esta destruccin est
supervisada por un enzima llamado aminooxidasa, que se combina con la
adrenalina y la mantiene quieta, hablando vulgarmente, en tanto la transforma en
sustancia inofensiva.
Mas y si dicha enzima se halla ocupado en otro sentido? Ordinariamente,
las enzimas son muy especficas, y solamente se ocupan de ciertas molculas que
poseen una forma particular, sin trabajar con otras. sta es la forma de trabajo de
las enzimas llamadas de llave y cerradura (ver Captulo 7). Una llave especial
abre una cerradura particular y slo sta.
Sin embargo, la especificacin de las enzimas no es perfecta. Una enzima
puede combinarse con una molcula que casi tenga la forma de la debida.
Entonces, la molcula equivocada compite con la buena para unirse con la enzima,
y si sta est ocupada con la primera no puede trabajar con aqulla, de forma que
su accin se ve inhibida. A este fenmeno se le llama inhibicin competitiva, y
puede ser grave.
Cuando la enzima se une a la molcula debida, efecta una tarea en la
misma, y la abandona; pero cuando se une con una molcula equivocada puede
quedar ms o menos permanentemente unido a ella, como una llave errnea queda
encajada en una cerradura, y hay que romperla.
Cuando tal ocurre, incluso una diminuta cantidad de molcula equivocada
puede provocar un trastorno qumico continuo, que perjudique al organismo,
llegando en ocasiones a provocar la muerte. Generalmente, as es como actan los
venenos.
Tal vez, pues, alguna enzima, aminooxidasa o de otra clase, se halle sujeta a
la inhibicin competitiva por algo que se forma en ausencia del NAD, y no en su
presencia.
ejemplo, la sangre o la orina. Cualquier sustancia que se halle en todos, o casi todos
los esquizofrnicos, y no se encuentre en todos, o casi todos los seres normales,
resulta instantneamente sospechosa.
Una forma de analizar los fluidos corporales es usar una tcnica llamada del
papel cromatogrfico. Se extienden diferentes clases de molculas de los fluidos
orgnicos, hacindoles ocupar puntos separados, sobre fragmentos de papel
poroso. Estos lugares pueden hacerse visibles dejando que las molculas que los
ocupan sufran una reaccin qumica que produce un material colorante.
En 1962, Arnold J. Friedhoff, de la Universidad de Nueva York, descubri
que con un cierto curso de tratamiento poda obtenerse un punto rosado de la
orina de quince de cada diecinueve esquizofrnicos, y ni uno de cada catorce
normales.
Desde entonces, se han realizado anlisis similares en mayores cantidades
de personas. En una serie de experimentos, llevados a cabo por C. A. Clarke, de la
Universidad de Liverpool, no se encontr ni un solo punto rosado en doscientas
sesenta y cinco personas sanas, ni en ciento veintisis enfermas de otras dolencias
distintas a la esquizofrenia. Sin embargo, se hallaron puntos rosados en cuarenta y
seis de ochenta y cuatro esquizofrnicos. La mayora de estos que no presentaron
el punto rosado pertenecan a la variedad paranoica. Entre los no paranoicos, haba
el punto rosado en cuatro de cada cinco.
Qu era el punto rosado? Result ser un producto qumico llamado
dimetiloxifeniletilamina (DMPE), y su estructura se halla situada entre la
adrenalina y la mescalina.
Dicho de otro modo, ciertos esquizofrnicos (bien por carencia de NAD o
por otras causas), forman sus propios alucingenos, y se hallan, en realidad, bajo una
embriaguez permanente de mescalina.
Esto no es ms que un mero principio en el ataque fisicoqumico de la
esquizofrenia, pero es un principio esperanzador. El punto rosado (y los dems
productos qumicos que puedan formarse) ayudarn a los mdicos a descubrir las
causas de la esquizofrenia mucho antes que de otras formas, en un momento en
que la terapia sea ms fcil. Estudiando los procesos qumicos que dan lugar a la
presencia del punto rosado, puede detectarse la seccin anormal del mecanismo
qumico del ser esquizofrnico, otorgndosele entonces el tratamiento adecuado.
2. Yo recuerdo, yo recuerdo
algn sitio. Se sabe, por ejemplo, que las molculas especficas de ARN se forman
como copias de otras similares, pero ms complicadas, llamadas ADN, en el ncleo
celular. Se ignora si se forman combinaciones de ARN recientes dentro de la clula,
y muchos cientficos dudan que las sensaciones recibidas puedan formar molculas
ARN directamente.
Las molculas ADN constituyen los genes, o unidades de la herencia, y stas
se transmiten de padres a hijos mediante un mecanismo muy complicado aunque
efectivo.
Cada clula contiene una larga cadena de molculas ADN, y cada parte de
tales molculas puede producir una copia ARN de una estructura determinada. Tal
vez algunas molculas ADN sirvan de modelo desde el principio, y a travs de
ellas, las clulas pueden formar los tipos ARN que necesitan para el
funcionamiento ordinario de su maquinaria qumica.
Otras partes de las molculas ADN quiz se hallan bloqueadas desde el
principio. Entonces, una sensacin dada podra servir para desobstaculizar una
seccin especial de las molculas ADN, formndose una molcula ARN semejante
a la seccin no bloqueada.
Esto significara que todo ser humano lleva consigo un gran depsito de
posibles memorias, un banco de recuerdos, en la molcula ADN con que ha
nacido, un depsito suficiente para cuidarse de todas las contingencias razonables.
La naturaleza de este banco de recuerdos sera semejante entre individuos de
una especie o de varias especies estrechamente vinculadas entre s. Esto hara
comprensible por qu una molcula ARN que produce un recuerdo particular en
un individuo, provoca otro recuerdo similar en otro, y por qu las enseanzas
aprendidas pueden transmitirse.
Si el ARN no es el principio, tampoco es el final. La principal funcin de las
molculas ARN, por lo que sabemos, es llevar informacin a las molculas de
protenas. Cada molcula diferente de ARN est implicada en la formacin de una
molcula diferente de protena. Sera posible que fuese la molcula proteica y no
la ARN la que verdaderamente se hallase relacionada con la funcin de la
memoria?
Una forma de comprobarlo es utilizando una droga llamada puromicina.
Esta interfiere con la maquinaria qumica, por medio de la cual la clula produce
protena mediante el ARN, pero no afecta a la formacin de ste.
3. La gente hambrienta
les obliga a comer con exceso, en contra del consejo de los amigos y los mdicos, y
contra su propio sentido comn y, a menudo, en contra de sus deseos conscientes.
Tal vez se vieron excesivamente protegidos y sobrealimentados de nios
hasta que se estableci en ellos el hbito de comer, de manera irrevocable. Tal vez,
por otra parte, se vieron rechazados y se aficionaron a la comida como
compensacin. Quizs el trauma del destete los indujo a buscar solaz en la comida.
O quiz se vieron atrapados en un perodo de erotismo oral, del que ya jams se
liberaron. O, an ms complicado, quiz coman impulsivamente para ocultarse a
s mismos un deseo todava ms profundamente escondido de rechazar la comida y
a la madre.
Ciertamente, a los psiquiatras no les faltan explicaciones y psicoanlisis que
parecen ofrecer la posibilidad de una curacin. Sin embargo, el creciente nmero
de psiquiatras de las dos ltimas generaciones no ha logrado derrotar con eficacia
a la gordura. Al contrario, hay ahora ms personas gruesas que antao. A juzgar
por los resultados, parece como si el abordarlo psicolgicamente fuese un fracaso
completo.
Hace unos aos, dos investigadores de la Facultad de Iowa informaron sobre
el intento de comprobar la teora del origen psicognico de la gordura. Estudiaron
a ms de un centenar de muchachas que asistan a escuelas rurales, dividindolas
en las que eran gordas desde haca al menos tres aos, y las dems de peso normal.
Para demostrar que la teora psicognica era correcta, las chicas gordas
hubieran tenido que presentar ms seales de trastorno emocional que las de peso
normal; sus calificaciones escolares habran estado por debajo del promedio
general, y hubiesen tenido que obtener muy malas notas en los anlisis destinados
a medir su estabilidad mental, sus actitudes sexuales, y dems.
Pero al realizar las comparaciones, las muchachas gordas no presentaron
ninguna diferencia como grupo. Su escolaridad, su estabilidad, sus actitudes
sexuales no se distinguan de las jvenes ms delgadas. En realidad, slo hallaron
una definida diferencia entre los dos grupos. Los padres de las gruesas eran, por
trmino medio, bastante ms robustos que los de las muchachas de peso normal.
Esto ltimo no es sorprendente. Los primeros estudios de muchos casos han
demostrado que slo el 10 por 100 de nios de padres de peso normal engordan.
Cuando uno de los padres es grueso, el 50 por 100 de los nios tiende a ser grueso.
Si ambos padres lo son, el 80 por 100 de sus hijos comparte la misma tendencia.
Esto parece indicar que comer demasiado puede ser el resultado del ejemplo
paternal. Y sin embargo, mellizos idnticos tienden a pesar lo mismo, aunque
hayan sido criados por separado y se les hayan inculcado otros hbitos
alimentarios.
Por tanto, existen buenas razones para mirar suspicazmente a los motivos
hereditarios. Puede existir un impulso heredado en el conjunto fsico del
organismo que conduce a comer con exceso, y la causa predominante de la
gordura puede ser fisiolgica.
Algunos dietetistas lo reconocen y se quejan de que las causas fisiolgicas se
entorpezcan por la actitud popular hacia la gordura. Los que no son gruesos (y
esto incluye a varios mdicos y dietetistas) suponen a menudo que el hbito de
comer demasiado puede superarse mediante el simple uso de la voluntad.
El fracaso en ejercer la voluntad a este respecto es la gula. Al fin y al cabo,
descubrir una causa fsica conducente a la voracidad exonera al glotn, lo cual le
parece casi inmoral a mucha gente.
Sin embargo, es imposible prescindir de la fisiologa.
Se ha reconocido y estudiado entre los animales la tendencia a la gordura, y
es muy difcil que en los animales existan complicadas motivaciones psicolgicas.
Hay razas de ratas de laboratorio que, si se les permite comer libremente, lo hacen
hasta alcanzar dos veces el tamao de una rata normal (que come menos incluso
cuando no se le coarta la comida). Esta tendencia a engordar se hereda y puede
seguirse de generacin en generacin.
Nuestros animales domsticos estn, en muchos casos, alimentados de tal
forma que desarrollan, en algunas razas, la tendencia a engordar. El cerdo casero
apenas es otra cosa que una mquina de engorde, sin parecerse casi en absoluto al
jabal, mucho ms delgado, del que desciende. Por qu no considerar asimismo
los factores heredados que se relacionan con los seres humanos? Por qu no
indagar si entraan algn funcionamiento defectuoso de la maquinaria orgnica?
Todos sabemos que la ingestin de alimentos viene regulada por el apetito. Se
come cuando se tiene hambre y se deja de comer cuando se tiene el estmago lleno.
En la mayora de individuos, estos reajustes automticos funcionan lo
suficientemente bien para mantener constantemente su peso (dentro de un 2 3
por 100), de manera indefinida. Estas personas felices no necesitan preocuparse
conscientemente de qu o cunto comen. Su peso sabe cuidarse por s solo.
Pero esto no le ocurre a todo el mundo. Hay otras personas que ganan peso
constantemente si no prestan atencin a su dieta. Para no aumentar de grasas han
de realizar un esfuerzo consciente para restringir los alimentos, comiendo menos
cada vez, llevando a veces una existencia desdichada por esta causa.
La persona cuyo apetito excede a las necesidades de su organismo puede
encontrar un plano de gordura del que ya no vara mucho. Si gana peso, tiene que
levantar, extender y mover esos kilos de ms a cada paso que da y a cada
movimiento que ejecuta. Eso significa el desgaste de ms energa, pudiendo bastar
para equilibrar su moderada gula. En otros casos, no obstante, una persona gruesa
come ms para compensar esta prdida de energa, de forma que va ganando peso
insensiblemente, hasta el momento en que decide hacer algo al respecto.
Esto tampoco es absoluto con respecto a la ingestin de alimentos. Una
encuesta reciente realizada entre estudiantes demostr que la mayora de los
gordos coman mucho menos que los de peso normal. Pero se sentan ms
inclinados a estar horas y horas sentados ante el televisor, en tanto que los ltimos
dedicaban su tiempo libre a actividades ms vigorosas.
La prdida o ganancia de peso viene determinada por el equilibrio entre la
ingestin de alimentos y el desgaste de energas. Entre las personas gruesas existe
la tendencia a comer slo un poco ms de lo necesario para reponer la energa
gastada, sea sta poca o mucha. Y ese poco ms forma la grasa.
Entonces, no hay ningn fallo en el control del apetito de esas personas?
Comparemos el control del apetito con el termostato de un calentador (en realidad,
al control del apetito algunos dietetistas lo llaman apestato). Lo mismo que un
termostato puede estar graduado para diferentes temperaturas (pudiendo, por
tanto, quedar graduado para mantener una habitacin demasiado caldeada para la
buena comodidad), tambin es posible graduar un apestato a diferentes niveles.
La persona cuyo apestato est graduado demasiado alto pertenece al grupo de
los Hambrientos. Pronto tiene hambre y le dura mucho ms, no tardando en
engordar.
Eso es triste, ya que en algunos pases consideran la gordura como signo de
fealdad, y sabemos que es un peligro para la salud. Es cuatro veces ms probable
que la gente gorda contraiga la diabetes que la gente de peso normal, y casi dos
veces que desarrollen dolencias cardacas y circulatorias. En bien de la salud y la
apariencia esttica, tales personas han de intentar rebajar de peso usualmente
mediante una dieta adecuada. Pero para la persona gruesa cuyo apestato est
graduado muy alto, esto se convierte en una tortura. Para empeorar el asunto, su
organismo compensa automticamente la restriccin de alimentos con la
restriccin de actividades, de modo que a pesar de la agona que sufre pierde
menos peso que una persona ordinaria con la misma cantidad de comida.
Una persona gruesa con una dieta rebaja manualmente el apestato. Tiene
que mantener un dedo sobre el control constantemente, porque tan pronto como
relaja la vigilancia el apestato vuelve a su posicin anterior y el individuo sigue
ganando peso. El mundo est lleno de personas gordas que haban adelgazado y
han acabado por engordar nuevamente.
Es posible controlar el apestato mediante otros medios, aparte de la fuerza
de voluntad. El individuo puede tomar pldoras que rebajan el apetito. Tambin
puede engaar al control comiendo muy lentamente, o varias veces, en pequeas
cantidades, durante el da. Hay trucos dietticos como los que entraan los
alimentos con alto contenido en grasas y bajo contenido en hidratos de carbono,
puesto que la grasa, al parecer, rebaja el apetito ms de prisa y por perodos ms
prolongados que los hidratos de carbono. Pero haga lo que haga el individuo, una
vez conseguido el peso requerido, si se prescinde del truco empleado para ello, la
persona vuelve a recuperar su peso anterior.
Mas, dnde se encuentra el apestato y cmo funciona? Parece hallarse
localizado en la parte del cerebro llamada hipotlamo (ver Captulo 1). Si el
hipotlamo de un animal de laboratorio queda daado qumica o quirrgicamente,
el apestato sube drsticamente. El animal empieza a comer vorazmente y engorda.
Respecto a cmo funciona el apestato, existe una gran controversia. Si sus
cambios se hallan controlados, no por los trastornos personales, sino por
influencias fsicas y materiales, qu tenemos? Una teora desarrollada por Jean
Mayer, fisilogo de la Facultad de Medicina de Harvard, da lugar a una
posibilidad muy interesante. Dicha teora se refiere a la cantidad de glucosa en la
sangre. La glucosa es un tipo de azcar siempre presente en la sangre en pequeas
cantidades, y almacenada en el hgado como una sustancia semejante al almidn,
denominada glicgeno. Las clulas orgnicas absorben la glucosa del fluido
sanguneo y la emplean para producir energa. A medida que se emplea la glucosa,
en el hgado se produce ms, procedente del glicgeno, y se vierte en la sangre slo
en la medida justa para compensar la que van absorbiendo las clulas. Cuando el
ser humano realiza alguna actividad, las clulas absorben mayor cantidad de
glucosa y, para compensar esto, el glicgeno del hgado se convierte de nuevo en
glucosa, naturalmente, a ms velocidad. Cuando el individuo est en reposo, las
clulas usan menos glucosa, por lo que la conversin del glicgeno tambin se
reduce. El resultado de estas operaciones es un equilibrio perfectamente
controlado. Pero el equilibrio no siempre es perfecto. La glucosa de la sangre
decrece lentamente durante el ayuno y aumenta cuando se ingieren alimentos.
Mayer sugiri que esta variacin afecta al apestato del hipotlamo. Las clulas del
apestato se hallan constantemente comprobando el nivel de glucosa en la sangre.
Cuando dicho nivel baja, el hombre siente apetito; cuando sube, desaparece la
sensacin de hambre.
Si se acepta la teora de Mayer como una hiptesis plausible, hay que
formular la siguiente pregunta: Qu regula la cantidad de glucosa en la sangre y
qu conserva tan perfectamente el equilibrio entre las tendencias opuestas de la
formacin y la absorcin de la glucosa? Por lo que sabemos, este equilibrio est
principalmente controlado por la actividad de dos hormonas producidas por unas
clulas del pncreas. Una de stas es una hormona muy conocida: la insulina. sta
tiende a mantener bajo el nivel de glucosa, haciendo, por lo visto, que las clulas la
absorban con ms facilidad. Si por cualquier motivo, el nivel de glucosa amenaza
con aumentar excesivamente, se produce ms insulina, que es vertida al fluido
sanguneo. Como consecuencia de esta presencia de ms insulina, las clulas
absorben la glucosa con ms rapidez y baja su nivel en la sangre.
La segunda hormona es el glucagn, que acta de manera contraria. Tiende
a conservar alto el nivel de glucosa, aparentemente alentando la conversin del
glicgeno almacenado en el hgado en glucosa. Si el nivel de sta es demasiado
bajo, el pncreas entra en accin, produce glucagn, que convierte el glicgeno en
glucosa, y sta entra en el flujo sanguneo, con lo que el nivel de aqulla vuelve a
aumentar. Gracias a la actuacin bien conjugada de ambas hormonas, el nivel de
glucosa siempre es fijo, excepto por las fluctuaciones de orden menor empleadas
por el hipotlamo para controlar el apetito.
Pero, y si las hormonas salen fuera de control? A menudo, por desgracia
demasiado a menudo, el organismo pierde su capacidad de formar insulina en la
cantidad requerida. La tendencia a sufrir esta prdida es una caracterstica
hereditaria, y la condicin resultante se llama diabetes mellitus.
Si se forma insulina en cantidad inferior a la normal, las clulas orgnicas no
pueden absorber fcilmente la glucosa, y el nivel de sta sube en la sangre,
condicin sumamente peligrosa para la salud. A pesar de esta elevacin de nivel
en la sangre, seala Mayer, las clulas del apestato slo pueden absorber una
pequea cantidad de glucosa, puesto que hay poco suministro de insulina. Por
4. La sangre lo dir
Llevamos en nuestras venas una enciclopedia personal que los mdicos y los
bioqumicos empiezan a saber leer. Todava forcejean con los pasajes oscuros, pero
todo lo que ya han descifrado ha servido para prolongar la existencia humana.
La sangre lo dir, dice el antiguo proverbio, con una significacin errnea.
Puesto que lo que la sangre dice, de acuerdo con el significado de los tiempos
pretritos, se refiere a los modales y la crianza, el valor y la honradez o al revs;
en resumen: todo aquello determinado por la enseanza y el ambiente, y no por la
herencia.
Fue al alborear el siglo XX cuando el verdadero cdigo de la sangre empez
a ser desvelado por la investigacin. La sangre lo dir, siempre, segn se ha
averiguado, si se le hacen las preguntas adecuadas.
En 1901 se descubri que existen cuatro tipos principales de sangre. Estos
tipos no presentan seales externas. Nadie puede decir, slo mirando a otra
persona, o estudiando alguna parte de su cuerpo, aparte de la sangre, a qu tipo
pertenece.
La diferencia que nos muestra la sangre es sta: cuando se mezclan
diferentes tipos de sangre, las clulas de una de las muestras se agrupan en una
masa pegajosa.
Esto no ocurre nunca si se mezclan dos muestras sanguneas del mismo tipo.
Es interesante observar este agrupamiento en el tubo de ensayo. Sin
embargo, en las venas de un ser humano este agrupamiento puede ser fatal,
porque los cogulos de clulas rojas obstruyen los capilares vitales de los rones,
el corazn o el cerebro.
Al menos, sta fue la respuesta a los verstiles resultados que acompaaron
todos los intentos de transfusin sangunea antes del siglo XX. De vez en cuando, a
lo largo de toda la historia de la Medicina, algn mdico ha intentado remplazar
una prdida de sangre con la introduccin de la sangre de un donante en las venas
del enfermo. En algunas ocasiones, esto ha ayudado al paciente; pero con ms
frecuencia lo ha matado.
En el siglo XX, la transfusin se ha convertido ya en una rutina segura. Slo
es necesario utilizar la sangre de un donante del mismo tipo sanguneo que el del
enfermo o, a lo sumo, de otro tipo de sangre compatible con el primero.
Los tipos sanguneos se heredan de acuerdo con una norma fija, de modo
que la sangre no slo dice las posibilidades de una transfusin, sino tambin sobre
el parentesco.
As, un hombre y una mujer, ambos del tipo A, no pueden tener un hijo del
tipo B. Si dicho hijo muestra sangre del tipo B, slo caben dos posibilidades: o que
el nio haya sido cambiado inadvertidamente en la clnica maternal, o que el
marido no sea el padre verdadero. No importa que los diversos parientes afirmen
que el nio tiene la barbilla y la nariz del padre. Esto es posible, pero por pura
coincidencia. La sangre dice la verdad, y jams miente. (Aunque sea posible, y lo
admito, que los tcnicos se equivoquen al analizar un tipo de sangre). Tambin se
esconden en la sangre las relaciones de carcter ms amplio. Por ejemplo, un tipo
de sangre llamado Rh negativo se presenta en un nmero muy apreciable de
europeos y entre sus descendientes de otros continentes. En cambio, apenas
aparece entre los nativos de Asia, frica, Australia y ambas Amricas.
En Europa, la incidencia de este tipo sanguneo es alta entre los vascos de los
Pirineos espaoles, donde un tercio de la poblacin es Rh negativo. Por tanto, es
posible que los vascos representen a un estrato muy antiguo de la poblacin
europea, sumergida por una oleada posterior de inmigrantes de Asia o Norte de
frica, que desde hace miles de aos son los europeos modernos.
Que los vascos son el ltimo vestigio de los antiguos europeos viene
indicado por el carcter de su lenguaje, que no est relacionado con ningn otro de
la Tierra, y por su sangre.
En realidad, el promedio de cambios de los diferentes grupos de sangre se
ha empleado para seguir las emigraciones del pasado. Una marea de tipo B
retrocede lentamente a medida que se viaja hacia el Oeste a travs de Europa,
desde los Urales hacia el Atlntico, lo cual seala el paso de los invasores asiticos,
como los hunos y los mongoles, puesto que el porcentaje de tipo B es mayor en
Asia Central. Tambin pueden seguirse en la sangre de su poblacin las invasiones
de Australia desde el Norte, y de Japn desde el Oeste.
No obstante, si nicamente utilizamos los principales tipos sanguneos, los
que tienen importancia en la transfusin, para tales propsitos, los limitamos a una
tcnica muy pobre. Dichos tipos se extienden demasiado ampliamente y los
promedios de uno a otro difieren por un margen muy estrecho. Por fortuna, en
esta ltima mitad del siglo se han descubierto muchos tipos de sangre adicionales.
Ninguno de stos tiene importancia en las transfusiones, pero todos son
claramente definidos y se heredan de acuerdo con una norma fija.
Hasta hoy da se han identificado ms de sesenta tipos sanguneos. El
nmero de combinaciones posibles entre los mismos que pueden existir en un ser
humano (incluso concediendo que algunos de tales tipos no son muy corrientes),
se calcula en 1.152.900.000.000.000.000.
Esta cantidad es cuatrocientos millones de veces mayor que la poblacin
total de la Tierra. Es, por tanto, muy probable que un laboratorio equipado para
analizar todos los posibles tipos sanguneos (y por desgracia, no existe ninguno
an en estas condiciones), pudiera diferenciar la sangre de cualquier ser humano
de la de otro, salvo en el caso de mellizos idnticos.
Potencialmente, pues, cada individuo lleva consigo de manera constante su
tarjeta de identidad. Una vez analizado completamente el grupo sanguneo, todo
ser humano queda debidamente fichado y controlado.
Como resultado de un anlisis completo, las relaciones, en el estricto sentido
de la paternidad, o en el ms amplio de las emigraciones tribales, podran ser
precisadas detalladamente. Esos problemas relativos a las emigraciones de los
polinesios o a la ruta seguida por los indios para penetrar en Amrica, quedaran
solucionados al punto.
(Los antroplogos interesados en tales emigraciones, no obstante, deben
apresurarse a realizar tales deducciones. El automvil apresur la mezcla de las
personas dentro de las naciones, y actualmente el avin a propulsin introduce
una mayor facilidad de movimientos y desarraigos a escala intercontinental. Si este
progreso contina, la historia de las emigraciones tal vez dentro de unas
generaciones ser algo que slo pertenecer al pasado). En esencia, todo esto
significa que, al menos potencialmente, la sangre puede decirnos exactamente
quines somos.
Sera interesante que, adems, pudiese decimos qu somos. Supongamos,
por ejemplo, que pudiera decirnos si estamos sanos o enfermos, y en este ltimo
caso, hasta qu punto y de qu modo. An sera ms fascinante que pudiese
predecir el futuro y decir si somos propensos a enfermar y, en tal caso, de qu
forma.
Repito que, al menos en potencia, la sangre puede decir todo esto. A las
debidas preguntas puede dar las ms acertadas respuestas.
Naturalmente, no se trata de un asunto de mera curiosidad, como si
furamos un pueblo primitivo deseoso de consultar una bola de cristal. Todos
somos propensos a las enfermedades, y cuanto ms sepamos a este respecto, ms
fcil nos resultar impedir su progreso o incluso cambiarlo. Mejor an, podramos
prevenir las enfermedades, en primer lugar.
Es regla de carcter general que cuanto antes se detecta una enfermedad,
ms fcil es de curar. Toda enfermedad, si progresa bastante, produce sntomas
visibles, de lo contrario no se reconoce como tal enfermedad. Pero el organismo
lucha ferozmente para conservar su equilibrio contra el comienzo de una
enfermedad, y cuando los sntomas son visibles, el organismo ha perdido ya la
batalla, al menos por el momento. Por tanto, para su mejor tratamiento, habra que
descubrir una enfermedad antes de la aparicin a simple vista de los sntomas.
Bien, cada fase de las actividades orgnicas, tanto en salud como en
enfermedad, se refleja en la compleja qumica de la sangre. Por tanto, volvamos a
ella. Y tomemos como ejemplo la diabetes.
El diabtico avanzado pierde peso a pesar de comer vorazmente (ver
Captulo 3); y ha de beber y orinar copiosamente. Est torturado por granos y
sarpullidos, y una cantidad de trastornos ms graves aunque menos observables.
Cuando ocurre tal cosa, el diabtico est ya muy mal y fuera de toda ayuda.
La diabetes es una enfermedad provocada por la falta de la hormona
insulina. sta controla el nivel de concentracin de la glucosa, que es una forma del
azcar, en la sangre. Cuando decrece la produccin de insulina, la concentracin
de glucosa se eleva hasta que una parte de la misma se vierte en la orina. Detectar
los primeros signos de glucosa en la orina sirve para probar la existencia de la
diabetes antes de que el paciente llegue a los ltimos extremos.
Pero entonces ya es demasiado tarde, en el curso de la dolencia, para
conseguir un cierto bienestar. Es posible analizar directamente la sangre y ver si la
concentracin de glucosa, aunque todava no lo bastante elevada para verterse en
la orina, se halla por encima de lo normal.
Mejor an, es posible poner bajo tensin los aparatos qumicos del cuerpo
que se ocupan de la glucosa. Entonces podemos observar si el organismo, aunque
5. El t qumico
tener cuidado con la pequea minora sensible a estas panaceas universales, pero
en general puede prescribirlas libremente.
A medida que aumentan los conocimientos, es posible aadir un control ms
sutil, cuidadosamente dirigido a las necesidades de cada individuo, a la terapia de
conjunto. El mdico ha de saber, y de hecho sabe ya, que aparte de la
individualidad psicolgica y biolgica, existe una individualidad qumica en cada
uno de nosotros.
El primer paso en la direccin de un control ms sutil se refiere
indudablemente a las protenas. Al fin y al cabo, la mayora de las sustancias que
inducen una reaccin de anticuerpos son protenas, sindolo asimismo los
anticuerpos. Est claro, pues, que las protenas presentes en el cuerpo difieren
entre s de modo sutil, y que el organismo puede fabricar otras para aprovecharse
de tales diferencias.
Cules son estas sutiles diferencias? En primer lugar, las protenas estn
formadas de molculas grandes. Incluso una molcula proteica de un tamao
normal est formada por la aglomeracin de unos cuatrocientos mil tomos. En
comparacin, una molcula de agua est formada por slo tres tomos, y la de
azcar por cuarenta y cinco tomos.
Los tomos dentro de la molcula de protena se hallan dispuestos en
combinaciones llamadas aminocidos, cada uno de los cuales se compone de diez a
treinta tomos. Los aminocidos se unen, como las cuentas de un collar, formando
una molcula de protena.
Aunque la estructura general de los aminocidos sea semejante, hay
diferencias de detalle. Una protena individual est formada por una cantidad que
oscila entre quince y veintids aminocidos, colocados en un cierto orden como
una cadena.
Naturalmente, si dos protenas estn formadas por diferente nmero de
aminocidos, son diferentes, y esta diferencia la notan los anticuerpos. Tambin
son diferentes si estn formadas por el mismo nmero de aminocidos, pero con
distintas proporciones de los diversos tipos.
Lo ms interesante, no obstante, es que si dos molculas de protena estn
formadas por el mismo nmero de los mismos tipos de aminocidos, tambin son
diferentes, si es distinto el orden en que los aminocidos se suceden en las
Como expliqu en el captulo anterior, las protenas son una de las claves
principales de la individualidad qumica, gracias a las complicaciones de su
estructura molecular. Y entre las protenas ms significativas se hallan las enzimas,
que ya se mencionaron en el Captulo 3.
Por tanto, no es raro que los bioqumicos se hayan dedicado al estudio de la
estructura de las enzimas, tambin con buenos resultados.
Las enzimas, como todas las protenas, estn constituidas por unidades
relativamente simples: aminocidos. Los veinte tipos diferentes de aminocidos
que existen aproximadamente se presentan en las molculas ms pequeas de
enzimas en la cantidad de dos a seis en cada una; en las mayores llegan a varias
docenas.
Los bioqumicos conocen la estructura detallada de cada aminocido.
Tambin conocen la forma exacta en que un aminocido se halla relacionado con
otro para formar una cadena peptdica. Para extraer la frmula exacta de una
protena tenemos que determinar antes qu aminocidos, y cuntos de cada uno,
se encuentran en una cadena peptdica.
Dicha cadena puede ser hidrolizada calentndola con una solucin cida.
Este proceso sirve para descomponer la cadena en aminocidos individuales.
Entonces, es posible analizar la mezcla y el nmero de cada variedad de
aminocidos presentes en la cadena determinada.
7. Enzimas y metforas.
y que todo aquel que se dedica a la bioqumica se halle delante de esas protenas
catalizadoras sumamente tiles, las enzimas, hace que este misterio resulte
particularmente muy poco deseable.
Naturalmente, es imposible suspender un curso introductorio el tiempo
preciso para sondear en la superficie qumica con el detalle necesario para eliminar
el misterio. Por una parte, los estudiantes carecen de suficientes antecedentes para
ello, y por otra, no se requiere nada de esto. Lo que hay que hacer al principio es
ahuyentar el misterio; ya habr tiempo ms adelante para racionalizarlo.
Para alejar el misterio slo es necesario ofrecerle al estudiante ejemplos
corrientes de cmo puede acelerarse una reaccin mediante la simple presencia de
una sustancia externa; ejemplos que no entraan brujera alguna. En resumen: un
estudiante tal vez no siempre est dispuesto a estudiar qumica, pero s metforas.
Dada ya la metfora, el estudiante la recordar indefinidamente, si es lo
suficiente espectacular. Y aunque no contine con los estudios de qumica, evitar
a este respecto el azote del misticismo, contribuyendo de este modo a una
perspectiva razonada del Universo, que es uno de los objetivos de la ciencia. Si el
estudiante sigue otros cursos de qumica en los que vuelva a presentarse el
fenmeno de la catlisis, y es colocado sobre una base terica ms firme, tendr al
menos un comienzo adecuado y podr abordar el tema con mayor confianza.
Por ejemplo, cmo puede influir un catalizador en una reaccin, por su sola
presencia? Qu existe en la vida ordinaria que pueda ofrecer una analoga a un
fenmeno tan esotrico? Supongamos que hacemos uso de la metfora de el
ladrillo y el plano inclinado.
En vez de descomponer el clorato potsico para liberar el oxgeno,
imaginemos un ladrillo deslizndose por un plano inclinado, liberando energa.
Ambos son procesos espontneos, que slo necesitan el empuje inicial. El clorato
potsico necesita el estmulo del calor; el ladrillo requiere el impulso inicial de la
mano.
Supongamos que el plano inclinado donde descansa el ladrillo es spero, de
modo que se produce una mayor friccin entre su superficie y el ladrillo. A pesar
de la atraccin de la gravedad y de la mano, el ladrillo se detiene tan pronto como
aqulla deja de empujarle.
Bien, supongamos ahora que recubrimos la superficie del plano inclinado y
atado el cordn, tampoco corre tales peligros. Las dos son posiciones estables.
Sin embargo, durante el proceso de anudarse el cordn del zapato, tiene que
agacharse, inclinarse o levantar el pie, permaneciendo en un equilibrio muy
precario. En una de esas alternativas, se aumenta el riesgo de ensuciarse o de
perder el equilibrio. Por tanto, ha de actuar lentamente y con sumo cuidado
durante toda la posicin intermedia e inestable.
Si imaginamos una serie de hombres, todos los cuales han de atarse el
cordn de un zapato en condiciones semejantes, uno tras otro, y sin que ninguno
empiece hasta que haya terminado el anterior, todo el proceso tardar bastante
tiempo en quedar terminado, debido nicamente a la lentitud del estado
intermedio.
Bien, ahora tomemos una silla y permitamos que un hombre se siente en
ella. Una vez sentado, puede levantar el pie sin perder su estabilidad. Podr atar el
cordn del zapato sin peligro alguno y volver a levantarse. La silla no es slo un
catalizador (puesto que sirve a su propsito ofreciendo una superficie
conveniente), sino que sirve especficamente para estabilizar la posicin
intermedia.
Rebaja la giba de energa de forma clara.
De esta forma, una serie de individuos pueden atarse el cordn del zapato,
uno tras otro, de manera mucho ms rpida usando la silla en el proceso.
Estabilizando la posicin intermedia, el catalizador-silla apresura la reaccin de
atarse el zapato.
Cuando un estudiante aprende por primera vez algo relacionado con las
enzimas, se enfrenta con los catalizadores que, de repente, estn ms ntimamente
relacionados con la vida y los mayores misterios. Pues, aunque son protenas por
su naturaleza, las enzimas comparten todas las propiedades fundamentales de los
catalizadores en general. Las metforas del ladrillo y el plano inclinado, de la tabla
de escribir y del cordn de zapato, se aplican a todas las enzimas tan directamente
como al bixido de manganeso.
Pero las enzimas introducen otros refinamientos. Una forma en que las
protenas catalizadoras (enzimas) difieren de los catalizadores minerales es que las
primeras son mucho ms especficas. Es corriente hallar una enzima que slo
catalice una reaccin de entre otras muchas posibles. Aunque no debe aceptarse
esto como un ejemplo del dulce misterio de la vida. Incluso un conocimiento muy
superficial de la estructura de las protenas demostrar que es posible edificar
superficies muy complejas de molculas proteicas variando la naturaleza y
disposicin de los componentes aminocidos. El valor de una superficie altamente
especializada puede demostrarse mediante una extensin de la metfora del
cordn de zapato.
Una silla es una silla, pero hay sillas y sillas. Una silla de cocina ordinaria es
adecuada como catalizador para acelerar la reaccin de anudarse los zapatos. Pero
imaginemos ahora una silla especialmente diseada con respaldo, brazos y apoyo
para los pies, motorizada y capaz de un movimiento automtico. Al sentarse, el
peso del individuo sobre el asiento establece un contacto que levanta el apoyo para
un pie, el cual queda as situado a la altura debida. Simultneamente, el respaldo
avanza, inclinando al individuo convenientemente, mientras los brazos de la silla
se mueven hacia dentro, doblando los brazos del hombre por el codo y juntando
gentilmente sus manos. En una fraccin de segundo, y sin el menor esfuerzo
corporal, el individuo ha asumido la postura ms apropiada para anudarse el
zapato. Una vez hecho lo cual, la silla vuelve a su posicin normal y una palanca
expulsa suavemente al individuo fuera del asiento. La silla queda lista para recibir
a otro individuo.
Obviamente, una silla semejante apresurara la reaccin de atarse el zapato
mucho ms que la generalizada silla de cocina. Adems, estabilizara ms an la
posicin intermedia. Y por su propia especializacin sera, en cambio, menos til
para otros propsitos. Tal vez un joven intentara utilizarla para mantener sobre
sus rodillas a su amada. Pero el movimiento de sus distintas partes le sorprendera
y aunque lograse soportarlo bajo circunstancias placenteras, con toda seguridad se
vera asombrado ante la expulsin final, lo mismo que la dama en cuestin.
Si slo se intentase utilizar dicha silla para leer un peridico, se la
abandonara con disgusto antes incluso de verse arrojado de ella. En cualquier
caso, el individuo buscara una silla ms adecuada en la prxima ocasin, una silla
especialmente destinada a sostener una chica sobre las rodillas o a leer el diario.
O sea que la silla especialmente diseada (la enzima) es un catalizador ms
eficaz y especfico que la diseada ordinariamente (un mineral cualquiera); las
caractersticas de cada cual implican casi necesariamente las dems.
No necesitamos imaginar sillas de varias clases para dilucidar este punto.
Con un poco de fantasa, el lector puede referirse a distintas sillas, como la del
barbero, del dentista, o la silla elctrica, y compararlas con la silla de cocina para
comprender hasta qu punto aqullas aumentan su eficacia y su rapidez en una
reaccin especial.
La nocin de especificacin se interfiere con la idea de inhibicin
competitiva (ver Captulo 2). Una enzima puede catalizar especficamente la
descomposicin de una sustancia A, por ejemplo. Y no catalizar la
descomposicin de una sustancia diferente, B, ni de otra sustancia similar A (pero
no idntica), en tanto que la presencia de A interferir en el funcionamiento
normal de la enzima respecto de A, y en cambio, no ocurrir lo mismo en presencia
de B.
Aqu podemos emplear la ms familiar de todas las metforas referentes a
las enzimas: la metfora de la cerradura y la llave. Una enzima que acte sobre
una sustancia A especfica puede compararse con una cerradura que A sea la llave.
La sustancia B, distinta a A, es una llave con cabeza diferente a la de A. Por esto, ni
siquiera puede insertarse en la cerradura. Con respecto a sta, la presencia de B
carece de significado.
Bien, tomemos ahora una sustancia A semejante a A. Representa, en este
caso, una llave con una cabeza similar a la de A. Por tanto, A puede insertarse en
la cerradura. Pero, el dentado no es semejante al de A. Por tanto A no girar en la
cerradura. Mas s rellena su agujero. Est all dentro, sin girar ni permitir que se
inserte la llave A. La cerradura est inutilizada temporalmente o, si lo preferimos,
la enzima est inhibida.
El estudiante no slo estudiar las enzimas, sino grupos de ellas. Y llegar el
da en que aprender que los compuestos internos del organismo ceden energa
transportando dos tomos de hidrgeno a la vez, de compuesto a compuesto, hasta
que al fin se agregan al oxgeno para formar agua. La mayor parte de esta energa
desprendida en este proceso queda almacenada en forma de unos compuestos
llamados esteres de fosfato de alta energa, formndose unos tres de ellos por
cada par de tomos de hidrgeno transportado.
El hidrgeno se transporta de una posicin a otra lo mismo que un cubo en
una fila, catalizando cada traslado con una enzima distinta.
Por qu esta serie de pasos y de enzimas? No sera mejor y ms sencillo
combinar directamente los tomos de hidrgeno con el oxgeno molecular en un
solo paso y usar una sola enzima para catalizar la reaccin? Como de costumbre,
8. Un pellizco de vida
Segn hemos visto en los primeros captulos de este libro, resulta justificado
decidir que la vida es un fenmeno sumamente complicado y sutil, cuya
comprensin lleva al lmite el ingenio humano, y an ms all. Pero de qu
estn compuestos los organismos vivos que posibilitan este maravilloso fenmeno?
Si el cuerpo humano, por ejemplo, se descompusiera en tomos separados y estas
diferentes clases de tomos fuesen cuidadosamente segregadas, dos cosas
resultaran obvias:
todos o casi todos los tomos perteneceran a media docena de variedades;
y las variedades seran muy corrientes.
En primer lugar, el cuerpo est compuesto casi exclusivamente de agua, y
cada molcula de agua se compone de dos tomos de hidrgeno y uno de oxgeno.
Estos tomos se hallan asimismo en casi todas las dems molculas del cuerpo.
Aparte del agua, el cuerpo humano est formado principalmente de compuestos
orgnicos, o sea, que contienen carbono. Los compuestos orgnicos ms
importantes son las protenas, que contienen tomos de nitrgeno, junto con
hidrgeno, oxgeno y carbono.
Los principales componentes del cuerpo de carcter inorgnico, o sea
minerales, son los huesos. Sus tomos ms comunes, aparte de los ya
mencionados, son los de calcio y fsforo.
Si tuvisemos que contar el nmero de tomos del cuerpo humano veramos
que en cada diez mil hay:
6.300 tomos de hidrgeno 2.550 tomos de oxgeno 940 tomos de carbono
140 tomos de nitrgeno 30 tomos de calcio 21 tomos de fsforo 19 tomos de
otros cuerposEsta lista no est llena de maravillas. El oxgeno es el tipo de tomo
ms corriente en la Tierra. El carbono, el calcio y el fsforo se cuentan entre los
doce elementos ms comunes en la corteza terrestre. Casi todos los tomos que
forman los ocanos son de hidrgeno, y la mayora de los que componen la
atmsfera son de nitrgeno.
de una sustancia conocida como adenosn trifosfato (ATP). Toda reaccin que est
relacionada con el ATP requiere la presencia de un ion de magnesio, necesario para
el manejo de la energa y, por tanto, de la vida.
Las molculas de hemoglobina de la sangre contienen cuatro tomos de
hierro cada una. La hemoglobina se apodera de las molculas de oxgeno en los
pulmones y las conduce a todas las clulas del organismo. Esos tomos de hierro
de la molcula son los que se encargan del transporte, de modo que tampoco
podramos subsistir sin el hierro.
Si consideramos la hemoglobina y el ATP, vemos por qu el cuerpo slo
necesita unos cuantos tomos de ciertos elementos. Cada molcula de hemoglobina
lleva cuatro molculas de oxgeno de los pulmones a las clulas, y regresa en busca
de un nuevo suministro. De igual forma, cada molcula de ATP lleva una carga de
energa, siendo reformada a fin de que pueda ir en busca de otra.
Imaginemos unos albailes construyendo un edificio. No es necesario un
albail para cada ladrillo. Trabajando bastante, un solo hombre puede colocar un
milln de ladrillos. De este modo, aunque se necesiten muchos ladrillos, la casa se
construye con unos cuantos albailes.
De igual forma, nosotros necesitamos mucho oxgeno, pero slo una
pequea cantidad de hierro; o mucha energa, y solamente una mnima cantidad
de magnesio, slo para ayudar respectivamente a la hemoglobina y al ATP.
Naturalmente, no siempre sabemos por qu necesitamos un elemento dado.
Por ejemplo, por qu necesitamos los iones de magnesio? Por qu no podran los
iones de calcio ayudar al ATP, si qumicamente son semejantes a los de magnesio?
Una buena pregunta, que an no tiene respuesta.
El razonamiento de los albailes tambin se aplica a otros elementos
esenciales que slo se necesitan en cantidades mnimas, an menores que la de
hierro. Se trata de los elementos rastro.
Si contamos los tomos, no por diez mil o un milln, sino por cada mil
millones, hallamos que en cada mil millones de tomos del organismo hay:
999.998.000 tomos de los tipos ya mencionados 1.500 tomos de cinc 170
tomos de manganeso 170 tomos de cobre 125 tomos de flor 20 tomos de yodo
10 tomos de molibdeno 5 tomos de cobaltoDe stos, el flor se halla casi
enteramente en los dientes, y no es realmente necesario para la vida, sino para
poseer una buena dentadura. Los dems elementos rastro s son esenciales para la
existencia.
Los tomos de yodo forman parte de las molculas hormonales fabricadas
por la glndula tiroides. Las hormonas de esta glndula controlan la velocidad que
el organismo produce y usa la energa. Para esta labor se precisa nicamente una
pequea parte de hormona, lo mismo que un termostato diminuto puede controlar
un gran calentador. La hormona no podra efectuar su tarea sin la presencia del
yodo, por lo que este elemento es esencial para nuestro organismo.
De todos los elementos esenciales, el yodo es el ms raro de la Naturaleza. A
pesar de la escasa cantidad que necesitamos, a veces se halla presente en el suelo
de algunas regiones en cantidades insuficientes y, por tanto, en los alimentos
vegetales de dichas comarcas y en los animales que de los mismos se nutren.
Entonces, es necesario aadir unos pellizcos de yodo al depsito de agua de una
ciudad, o utilizar una sal yodada (sal de mesa a la que se han aadido rastros de
sustancias que contienen yodo).
El manganeso, el cobre, el cinc, el molibdeno y el cobalto estn asociados
cada uno con algunas de las enzimas que el organismo necesita para catalizar
ciertas reacciones esenciales (ver el captulo anterior). Por esto, sin tales elementos,
las enzimas no podran actuar.
Tal vez el lector se pregunte de qu puede servirle el cobalto al cuerpo
humano, cuando de cada mil millones de tomos, el organismo slo posee cinco
tomos de tal metal.
Pero, son tan pocos esos cinco tomos por cada mil millones? Se calcula que
el cuerpo humano contiene unos cincuenta trillones de clulas, y un tomo es
tantas veces ms pequeo que una clula, que en cada una, a pesar de ser
microscpica, alberga al menos a cien trillones de tomos.
Si cinco de cada mil millones de tales tomos son de cobalto, veremos que
cada clula alberga un promedio de quinientos mil tomos de tal metal. Lo que
demuestra que ni siquiera el ms pequeo de los pellizcos de tomos es tan
pequeo.
Y ahora que ya poseemos la receta de los tejidos humanos, que sabemos
cules son las probabilidades de absorber diversas cantidades de los tomos
necesarios para la vida, juntmoslos en la debida proporcin y
9. La construccin de un hombre
Se logr en 1955!
Seguramente, parece ridculo afirmar que la vida se sintetiz ya en 1955. A
qu se refiri Muller?
Bien, si la contestacin de Muller suena como una paradoja, sta se apoya en
la definicin de la vida, y en la simplicidad del sistema vital.
El individuo no cientfico, cuando piensa en la vida, tiende a pensar en
sistemas muy complicados. As, piensa en l como hombre. Si medita en la
fabricacin de la vida sinttica, conjura recuerdos de Frankenstein. Puede
imaginarse el cuerpo de un hombre artificial, yacente sobre una mesa de
operaciones, mientras que el cientfico le insufla la vida por medio de una
radiacin extica o un producto qumico.
Y sin embargo, con toda seguridad, no es as como ser creada jams la vida.
Por qu moldear a un ser humano, ya completo, de carne y huesos,
msculos y cerebro, glndulas y venas? La Naturaleza no lo hace as, en
absoluto. Nadie inicia su existencia como ser adulto. Todos los organismos vivos
de cualquier complejidad que sean, incluyendo los seres humanos, son mquinas
de construccin propia, que empiezan con suma sencillez (al menos, en
comparacin con el producto final).
Los organismos vivos se componen de clulas, de diminutas (usualmente
microscpicas) cargas de vida. El cuerpo humano se compone de unos cincuenta
trillones de clulas, pero las formas de vida ms sencillas, como la ameba, se
componen de una sola clula: son cuerpos unicelulares.
Incluso los organismos multicelulares, que llegan a albergar trillones de
clulas, empiezan con una sola clula: el vulo fertilizado. Un hombre o una mujer,
en realidad, se forma de una burbuja de gelatina viva, una burbuja que apenas
puede verse a simple vista bajo una luz muy potente. Desde este vulo fertilizado,
debidamente alimentado en el tero femenino por la placenta materna, en un
perodo de nueve meses se forma un nio que contiene trillones de clulas.
Para crear a un hombre, pues, sera suficiente crear un vulo fertilizado.
Sintetizar el vulo es difcil, mas no tanto como sintetizar un ser adulto, un hombre
ya completamente formado. Una vez formado el vulo, puede continuar su
expansin. Claro que ha de ser alimentado constantemente, pero en la actualidad
conocemos casi la capacidad de hacerlo.
La vida y la no vida se hallan separadas por una amplia zona dentro de la cual hay
objetos que pueden considerarse como progresivamente ms vivos y menos no
vivos. En cuyo caso, las microsferas, aunque muy lejos de residir en el lado
completamente vivo de la zona lmite, se hallan al menos muy lejos de la parte no
viva.
Tal vez Fox y otros cientficos logren perfeccionar ms las microsferas,
consiguiendo trasponer las fronteras de la vida indudable. Y tal vez no. Es muy
difcil predecirlo.
Tal vez sea un error tratar de saltar de la nada a la clula. Quizs una clula
no sea el objeto ms idneo como meta inmediata de los sintetizadores de la vida.
Es probable que la clula no fuese el primer producto de la evolucin natural de la
vida. La clula, tal como la conocemos en la actualidad, tal vez no sea un ejemplo
de la vida primitiva, ni mucho menos, y s el producto final de un largo perodo
evolutivo. Durante muchos millones de aos, antes de que surgiese la primera
clula, pudo haber en existencia otras estructuras ms simples. Una vez formadas
las clulas, no obstante, su superior eficiencia hizo desaparecer a las dems
estructuras precelulares, dejndonos hoy en un mundo de vida en que la clula
nos parece el principio ms simple slo porque ha borrado a todos sus
competidores.
Pero las estructuras precelulares no desaparecieron sin dejar rastro.
Dentro de cada clula hay cuerpos ms pequeos. Por ejemplo, el ncleo de
una clula contiene los cromosomas que controlan todo lo relativo a la herencia.
Fuera del ncleo se encuentran las mitocondrias, que contienen la maquinaria
relacionada con la produccin de energa. En las clulas vegetales se hallan los
cloroplastos, que son versiones vivientes de la batera solar, destinadas a convertir
la energa del Sol en la energa qumica del alimento almacenado.
Todos estos organitos (por diminutivo de rganos), podran representar
los restos de las primitivas estructuras precelulares; las cuales habran concluido
por existir en una cooperativa, formando estructuras mucho ms complejas y
eficaces que aisladamente. Estas cooperativas precelulares (que hoy llamamos
clulas) acabaron por dominar al mundo.
De esos organitos, los ms fundamentales son los cromosomas. Cada
especie contiene un nmero caracterstico de ellos en todas las clulas. Cada clula
humana posee cuarenta y seis cromosomas, como fideos romos, espesos y
la composicin del Sol y del Universo en general), y en las leyes conocidas de las
combinaciones qumicas.
Empecemos con tales molculas: agua, amonaco, metano, cianuro de
hidrgeno, etctera, y aadmosles energa en forma de radiacin ultravioleta,
radiactividad, corrientes electrnicas o rayos y relmpagos (todo lo cual pudo estar
presente en la primitiva Tierra). Qu ocurrir?
Charles Darwin, el fundador de la teora de la evolucin mediante la
seleccin natural, consider esta cuestin hace cien aos y se pregunt si los
productos qumicos de los tejidos vivos no se habran construido con este sistema;
si no habra habido una evolucin qumica adems de la evolucin de las
especies.
El primero que trat de investigar experimentalmente este asunto fue
Melvin Calvin, de la Universidad de California. En 1951, comenz a observar el
efecto de la radiacin energtica al derivar compuestos complejos de los simples.
En 1952, Stanley L. Miller, de la Universidad de Chicago, avanz an ms.
Coloc los elementos qumicos simples del tipo presente en la tierra primitiva en
un recipiente absolutamente libre de materia viva y los someti a la accin de una
descarga elctrica durante una semana. Una vez hecho lo cual, detect la presencia
de unas sustancias ms complejas que las iniciales, incluyendo cuatro aminocidos
diferentes, cada uno perteneciente a una variedad presente entre las unidades de
protenas formadas por su propia naturaleza.
Desde entonces, otros qumicos como Philip H. Abelson, del Instituto
Carnegie, y Joan Or, de la Universidad de Houston, han experimentado de forma
semejante. Bajo el impacto de diversas formas de energa, se formaron compuestos
complejos a partir de material inicial ms simple. Luego, usando esos compuestos
complejos como material inicial, lograron elementos compuestos ms complejos
todava. Todos ellos eran similares a los componentes clave de los tejidos vivos. La
ruta natural seguida por esta formacin ciega y casual pareca apuntar
directamente a la vida.
Un ceilands-americano, el bioqumico Cyril Ponnamperuma, que trabajaba
en el Departamento de Investigaciones Ames de la NASA, demostr la produccin
de porciones de molculas nucletidas, que son los bloques constructores de los
cidos nucleicos. Un nucletido completo contiene tomos de fsforo. Por tanto, se
aadieron a la mezcla sustancias que contenan fsforo simple. Junto con Carl
multiplicarse en ellas. Pueden poseer una vida en potencia, pero no pueden pasar
de la potencialidad a la accin.
El bilogo se halla en una fase en que puede:
Formar molculas de cido nucleico modeladas sobre alguna molcula
presente en el sistema. Tales molculas pueden considerarse como vivas, pero no
formadas de materias iniciales completamente no vivas.
Formar molculas de cido nucleico mediante materias iniciales
completamente no vivas. Tales molculas no pueden fabricarse para demostrar los
fenmenos asociados con la vida.
Formar una molcula de cido nucleico indudablemente viva con materiales
iniciales completamente no vivos, se halla an fuera del poder de la ciencia,
aunque seguramente no por mucho tiempo, siendo a esto a lo que el doctor
Charles C. Price se refiri en la declaracin con que comenc el presente captulo.
Examinemos las posibles consecuencias que se derivaran del hecho de que
los cientficos lograsen un da formar cidos nucleicos sintticos, virus sintticos,
cromosomas sintticos, vida sinttica.
Habra peligros inmediatos? Supongamos que los cientficos fabricasen un
virus nuevo que pudiese invadir una clula; un virus nuevo contra el que el
hombre no tendra ni habra desarrollado tal vez ninguna defensa. Podra este
virus inimaginablemente mortal borrar de la Tierra a toda la Humanidad y quizs
incluso toda la vida celular? Naturalmente, las probabilidades son muy escasas. La
invasin y explotacin de una clula por un virus es un fenmeno
extraordinariamente complejo. Que pueda tener lugar es el resultado de miles de
millones de aos de evolucin lenta, y los virus estn usualmente adaptados a ser
parsitos slo de algunas clulas de ciertas especies.
Para suponer la formacin de semejante virus destructor, casualmente, hay
que dar por descontado que l mismo se armonizara con todas las idiosincrasias
de algunos tipos de las clulas humanas, y que poseera la capacidad de destruirlas
a todas, lo cual es demasiado improbable. No es matemticamente imposible,
cierto, pero es sumamente improbable.
Entonces, examinemos otras posibilidades ms constructivas y optimistas.
Es posible que est alboreando el da en que podamos duplicar un prstino
elctrica, dise el motor de combustin interna e ide la bomba nuclear, cre una
tecnologa que nuevamente cort las amarras de su forma de vivir. Bien sabe Dios
que con ello se han creado inmensos problemas y, sin embargo, muy pocos de
nosotros querramos retroceder a la era preindustrial.
Sin la menor duda, una era bioqumica y bioindustrializada nos presentara
otra serie de cambios cruciales, de problemas aplastantes, pero a juzgar por las
experiencias pasadas, el hombre conseguira salir airoso de todo. Y los beneficios
seran superiores a las catstrofes.
Adems, si el hombre empezase realmente a programar una serie de mejoras
para s mismo, sera el hombre perfeccionado, o sea, casi el superhombre, el que
buscara las nuevas mejoras.
Cada logro resultara ms fcil que el anterior y, gracias a esta espiral
ascendente, la Humanidad podra conseguir al fin su salvacin y su salud, para
emerger a las llanuras vivificadas por el sol del potencial humano.
2. NO VIDA
mantequilla.
Y qu ms?
El hidrgeno no estaba an derrotado. Si el dirigible ardi por las llamas, el
cohete ha subido en llamas. Y cuando se extingui el ltimo dirigible, albore la
poca del cohete.
Los aviones ordinarios slo pueden moverse en un aire, o medio
atmosfrico, que contenga una provisin adecuada de oxgeno para quemar el
combustible en los motores. Este aire, adems, ha de ser bastante denso para
soportar el peso de la mquina.
Un cohete, sin embargo, lleva combustible y oxgeno. Ambos se combinan
en una furia al rojo vivo, enviando un chorro de gases recalentados hacia abajo.
Como parte del contenido del cohete, en forma de dichos gases, es enviado hacia
abajo, el resto del aparato se mueve hacia arriba. (Esto se produce como respuestas
a la ley de accin y reaccin, o tercera ley de la Dinmica, formulada por el
cientfico ingls Isaac Newton en 1683.)
Como los gases residuales siguen yendo hacia abajo, el cohete asciende, cada
vez ms de prisa. Eventualmente, llega ms arriba del lmite atmosfrico (pues no
necesita a la atmsfera para que soporte su peso o mantenga la combustin), y se
lanza al espacio exterior.
La altura a la que llega el cohete depende, en parte del modo en que sean
arrojados los gases residuales. Cuanto ms rpidamente sean expulsados hacia
abajo (cuanto ms violenta sea la accin) tanto mayor sern la velocidad y la
altitud alcanzadas por el cohete (tanto ms violenta ser la reaccin). Los
cientficos de cohetes tenan que encontrar el combustible que provocase la mayor
reaccin ascendente.
Los primeros cohetes, como los usados el da del Cuatro de Julio[5], y los
utilizados en las guerras del siglo XLX (no mucho mayores ni mejores), utilizaban
la plvora. sta contiene un compuesto muy rico en oxgeno llamado salitre.
Tambin contiene carbono y azufre que, al calentarse, se combinan violentamente
con el oxgeno del salitre. Por tanto, la plvora es un combinado de combustible y
oxgeno.
Pero la plvora no tiene mucha potencia. En 1926, el inventor
norteamericano Robert H. Goddard comprendi que era mucho mejor trabajar con
petrleo y del ocano son de hidrgeno. Tres quintas partes de los tomos del
tejido vivo, incluyendo el organismo humano, son de hidrgeno. Casi un tomo de
cada treinta de la corteza terrestre es de hidrgeno.
Sin embargo, los tomos de hidrgeno no existen por separado, sino en
combinacin con otros tomos. Separarlos era un proceso lento y costoso. Pero se
logr haciendo reaccionar ciertos metales con cidos, o pasando a travs del agua
una corriente elctrica. Esto bast para los usos del hidrgeno en el siglo XIX, usos
a pequea escala.
Poco despus de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de empresas
petrolferas y de gas natural se unieron para instalar una planta donde extraer
gasolina del gas natural. Desarrollaron un proceso para quemar el gas natural y
apagar la llama en el debido punto, a fin de que la combustin fuese incompleta,
produciendo monxido de carbono e hidrgeno (en vez de dixido de carbono y
agua). Los dos primeros podan volver a combinarse de nuevo en condiciones
convenientes, formndose gasolina.
El proceso tuvo xito, pero result antieconmico para la produccin de
gasolina, en competencia con las reservas naturales de petrleo, al alcance del
hombre despus de la guerra. Sin embargo, aquella investigacin tuvo importantes
ramificaciones. El nuevo proceso demostr ser mucho ms eficiente en la
produccin de hidrgeno que los mtodos ms antiguos.
En consecuencia, cuando se necesit ms hidrgeno a mediados del siglo
XX, pudo satisfacerse tal necesidad. No obstante, conseguirlo en forma lquida era
otra cuestin.
Durante todo el siglo XIX, los qumicos haban intentado licuar los gases.
Algunos, como el cloro y el dixido de azufre, cedan fcilmente. Cierto
enfriamiento y los gases se licuaban. En realidad, bastaba un poco de presin sin
enfriamiento.
Otros gases, como el oxgeno, el nitrgeno y el hidrgeno, no se licuaron a
pesar de un gran enfriamiento y considerable presin. Por algn tiempo se los
llam gases permanentes. En 1869, sin embargo, los qumicos descubrieron que
la presin no serva de nada si la temperatura no se hallaba por debajo de cierto
punto crtico. Para los gases como el oxgeno, el nitrgeno y el hidrgeno, esta
temperatura crtica era muy baja.
Harold C. Urey. Debido a su doble peso, no fue difcil separar el deuterio del
hidrgeno ordinario, pero durante diez aos no fue ms que una pieza curiosa de
laboratorio. Luego, en la Segunda Guerra Mundial, se descubri que el agua que
contena deuterio (agua pesada) poda ser un factor importante en los reactores
nucleares.
Como si esto no fuese bastante, se descubri, terminada ya la guerra, que el
deuterio se fusiona ms fcilmente que el hidrgeno ordinario. En consecuencia, se
efectuaron grandes esfuerzos concentrados en el deuterio para dominar la reaccin
de fusin.
Aun as, se necesita una temperatura de cientos de millones de grados. A
esta temperatura, los tomos de deuterio (y tambin todos los de otras clases) se
descomponen en una mezcla de fragmentos subatmicos cargados, llamada
plasma. ste es demasiado caliente para poder ser contenido en algo surgido de
la materia, pero como est elctricamente cargado, puede ser confinado mediante
campos magnticos.
Este problema es engaoso, pero ao tras ao elevamos el plasma del
deuterio a mayores temperaturas, mantenindolo confinado durante perodos de
tiempo ms largos cada vez. Por eso es de esperar que no tardemos mucho en
dominar ya la fusin.
Tal vez antes del final del siglo XX, se instalarn en la Tierra nuevas plantas
de energa. Los pequeos contenedores de deuterio lquido sern los proveedores
de dichas plantas y llevarn a cabo las funciones hoy da ejecutadas por los
camiones de carbn y los tanques de petrleo. Ser el hidrgeno, en una forma u
otra, no slo el que llevar al hombre a las estrellas, sino el que ayudar a borrar el
hambre y la miseria de la faz de la Tierra.
Este rayo de luz era de una variedad desconocida. Por lo que sabemos, era
una variedad de luz inexistente antes en la Tierra, y en cualquier parte del
Universo conocido. La barra de rub sinttico de Maiman fue el primer lser, un
aparato que hoy da consideramos como un posible rayo de la muerte por una
parte, y que ofrece milagros en tiempo de paz, en campos tales como la ciruga, la
fotografa, las comunicaciones, la ciencia espacial y otra media docena ms de
aplicaciones.
Pero, qu es lo que hace al rayo lser tan diferente, tan nico? A simple
vista, parece solamente un rayo fino de luz coloreada, nunca visto antes. Qu hay
que no percibe el ojo? Para contestar a esta pregunta, permtanme antes preguntar
qu es la luz ordinaria.
Imaginemos la luz como una serie de ondas. Ondas de qu?, cabra
preguntar, y al momento nos hallaramos en un apuro, mas no lo preguntaremos.
Imaginemos que son unas ondas, y nada ms.
No pensemos que, si queremos fabricar una imagen de ondas de un rayo de
luz hay que trazar una lnea ondulada que contine en toda la longitud de dicho
rayo. (Los rayos de luz que llegan desde las estrellas se hallan a muchos trillones
de kilmetros de longitud, por lo que en toda la longitud representa una cifra
enorme). En cambio, podemos imaginar las ondas como interrumpidas de trecho
en trecho, conteniendo cada uno unos altibajos, o sea oscilaciones. Podemos
referirnos a esos minsculos trechos de ondas como fotones, expresin que se
deriva de la griega por la palabra luz.
Los fotones son extremadamente pequeos. Una bombilla de 40 vatios, que
da una luz tenue, emite un quintilln de fotones cada segundo.
Los fotones no son todos iguales. La diferencia ms importante es que unos
contienen ms energa que otros. Tambin ahora podemos eludir preguntas tan
embarazosas como qu se entiende por energa?, y decir simplemente que un
fotn ms energtico puede hacer cosas que otro menos energtico no puede
realizar.
Por ejemplo, la luz roja se compone de fotones una mitad menos energticos
que los de la luz violeta. Cuando los fotones de luz roja atacan la pelcula
fotogrfica, carecen de energa para que los productos qumicos de la pelcula
sufran cambios. Si atacan dicha pelcula los fotones de la luz violeta, los productos
qumicos se descomponen y la pelcula queda velada.
Por esto, el cuarto oscuro donde se revelan las pelculas y fotografas puede
estar iluminado por una luz roja, que no estropea las imgenes.
La luz solar contiene fotones de muy diversas energas, desde el rojo al
violeta, con todos los colores intermedios. Contiene fotones de todas las energas
que afectan al ojo humano (la retina del ojo es una especie de pelcula viva y muy
complicada). Contiene fotones de luz infrarroja, que nuestros ojos no registran
visiblemente y que son menos energticos que cualquier forma de luz visible.
Tambin contiene fotones de luz ultravioleta, que no registra nuestra vista y son
ms energticos que cualquier forma de luz visible. (Todas las formas de luz,
visibles o invisibles, pueden ser llamadas radiaciones electromagnticas). Los
fotones de luz ultravioleta son tan energticos que pueden daar la retina humana,
por lo que siempre resulta tan peligroso mirar directamente al sol. Los fotones de
luz ultravioleta pueden producir cambios en la epidermis, causando las
quemaduras del sol.
Los fotones de rayos X y rayos gamma, ms energticos an que los de luz
ultravioleta, pueden pasar a travs de nuestro campo y atacar directamente a
ciertas molculas, produciendo graves y hasta mortales cambios qumicos. Por esto
las personas que trabajan con sustancias radiactivas o en las modernas plantas
nucleares, donde se hallan estos superpoderosos fotones, han de adoptar
precauciones extremadas contra los mismos.
Bien, si imaginamos a los fotones como diminutos trechos o paquetes de
ondas, podremos indicar la diferencia existente entre uno de alta energa y otro de
baja. Esto se logra alterando la longitud de cada oscilacin. Podemos trazar una
onda de un centmetro de longitud y curvar tan suavemente la lnea de la onda que
solamente haya una oscilacin en cada centmetro. En otro caso, pueden trazarse
diez oscilaciones.
El nmero de oscilaciones de una longitud dada se llama frecuencia de la
luz. Un fotn de luz roja tiene unas 14.000 oscilaciones por centmetro, en tanto que
otro de luz violeta tiene el doble, unas 28.000. (La diferencia en la frecuencia de los
fotones de la luz visible afecta a nuestros ojos, produciendo la sensacin de los
colores). Veamos cmo se producen los fotones. Para esto, hemos de referimos a la
materia que forma el universo.
Ya sabemos que la materia del universo se compone de diminutas partculas
llamadas tomos. stos, junto con otras partculas an menores que los forman, y
las mayores en que pueden agruparse, contienen energa. La energa contenida se
hace evidente como movimiento. Una partcula de alta energa se mueve o vibra
ms rpidamente que otra de menor energa.
Las partculas de materia siempre poseen energa. Pueden poseerla en
pequea cantidad, y cada tipo diferente de partcula puede slo poseer ciertas
cantidades caractersticas del mismo y no de otro. Por lo tanto, cada partcula
posee cierto nivel de energa caracterstico. La partcula puede ostentar uno u
otro nivel, pero jams est situada en medio de dos niveles.
(La situacin es semejante a la del sistema monetario. Un hombre, por
ejemplo, slo lleva en el bolsillo monedas sueltas. De este modo, podr tener
cuarenta y cinco o cincuenta centavos[6], pero nunca llevar cuarenta y siete
centavos en el bolsillo. Si otro hombre slo llevase monedas de cuarto de dlar,
podra tener en el bolsillo cincuenta centavos, mas no cuarenta y cinco). Si se
quema un leo, la energa liberada por la combinacin de las partculas de madera
con el aire aumenta el contenido de energa de la madera y el aire en la vecindad
del fuego. Todas las partculas aumentan el nivel de energa.
Sin embargo, no siguen en tal nivel. Siempre tienen, todas las partculas, una
tendencia a llegar al nivel de energa ms bajo posible. Las partculas que han
alcanzado un nivel alto de energa, por tanto, descienden a uno inferior. Entonces,
ceden la diferencia de energa entre ambos niveles, y esta energa cedida adopta la
forma de un fotn.
Si todas las partculas existentes cerca del leo ardiendo fuesen idnticas y
ostentasen el mismo nivel de energa, para despus descender al mismo nivel
inferior, todos los fotones emitidos tendran el mismo contenido de energa, y
seran de la misma frecuencia.
Sin embargo, esto no sucede jams. Existen muchas partculas distintas, que
ostentan distintos niveles de energa. El resultado es que se liberan los fotones de
una amplia gama de frecuencias, algunos en la gama de la luz visible, y entonces
tenemos ya la hoguera. La luz solar tambin se compone de una amplia variedad
de frecuencias fotnicas, como en cualquier otra forma de luz natural.
Hasta hace unos veinte aos, los cientficos aceptaban esta increble mezcla
de frecuencias como una propiedad casi inevitable de la luz ordinaria.
Empecemos ahora con una clase de partculas y establezcamos las
condiciones que permitan que todas las molculas contengan el mismo nivel de
baja energa. Supongamos, adems, que dichas molculas estn expuestas a cierto
tipo de energa que las enva al siguiente nivel de energa ascendente.
En tales condiciones, una partcula, de vez en cuando, absorber suficiente
energa para ascender al nivel superior de energa, y regresar al inferior, liberando
la energa en forma de un fotn de una cierta frecuencia. Habr siempre algunas
partculas del grupo que absorbern la energa y estarn en el proceso del
retroceso. Los fotones, siempre de la misma frecuencia, quedarn liberados,
produciendo por consiguiente una radiacin de frecuencia constante.
Se hall, por ejemplo, que el gas amonaco poda emitir un tipo de radiacin
de baja frecuencia llamado de microondas. Esta radiacin de microondas del
amonaco slo tiene ochenta oscilaciones por metro, en comparacin con las
catorce mil por centmetro de la luz roja.
Estas oscilaciones son muy regulares y no sufren variaciones. Son ms
constantes que las oscilaciones de un pndulo, y ms constantes y regulares que los
movimientos de los cuerpos celestes. En 1949, el fsico norteamericano Harold
Lyons demostr cmo podan usarse estas oscilaciones para controlar los aparatos
que miden el tiempo, fabricando los relojes atmicos, mucho ms exactos que
todos los dems. Pero dichas radiaciones sirven para algo ms que para medir el
tiempo.
Las partculas del amonaco se trasladan de un nivel de energa inferior a
otro superior cuando absorben un fotn que posee el debido contenido de energa.
Pero, qu sucede si un fotn exterior choca con una partcula que ya est en el
nivel superior? La obliga a pasar a un nivel an ms elevado? No!
En 1917, Albert Einstein demostr, mediante consideraciones puramente
tericas, que si un fotn del tamao debido choca con una partcula de nivel
superior, no es absorbido. En cambio, la partcula con la que choca el fotn
desciende otra vez al nivel inferior.
La partcula del choque, al descender al nivel inferior de energa, produce
un fotn de igual tamao que el fotn con el que choc. Ms an: el fotn
producido se mover en la misma direccin que el fotn primitivo. Se empieza con
un fotn que choca con una partcula y se termina con dos fotones de igual
frecuencia y direccin.
Y si esos dos fotones chocan con una partcula de nivel superior? Cada
partcula golpeada desciende de nivel y produce otros dos fotones, o sea cuatro,
idnticos en frecuencia y direccin. Despus, si cada uno de estos cuatro chocan
con una partcula de nivel superior
Pero en circunstancias ordinarias no es probable que ocurra tal cosa, porque
las partculas permanecen, en un nivel inferior de energa, breves perodos de
tiempo. En un instante dado, por tanto, la mayora de las partculas de amonaco
estn en el nivel inferior, y los fotones que van a su encuentro es ms fcil que
choquen con aqullas que con las de un nivel superior.
El fsico norteamericano Charles Hard Townes ide una forma para separar
las partculas de alta energa de las de baja, mediante un aparato cargado
elctricamente. En 1953, logr llenar un pequeo compartimiento solamente con
partculas de amonaco de alto nivel. Si penetraba un fotn del tamao adecuado
en aquel compartimiento, produca otro fotn. Los dos fotones producan otros
dos; los cuatro, otros cuatro ms y as sucesivamente.
Un solo fotn poda desencadenar un vasto alud de fotones idnticos en una
fraccin de segundo. De esta forma, poda usarse el aparato como un amplificador.
Supongamos que hay una radiacin muy dbil en un punto del cielo; esta
radiacin tan dbil no podra ser detectada por nuestros aparatos. Si la radiacin
chocase con el compartimiento de amonaco de alto nivel, el alud de fotones
resultante podra ser detectado fcilmente, y as deduciramos la existencia del
fotn primitivo (imposible de detectar de otro modo) que inici el alud.
El fotn original estimula la emisin de grandes cantidades de fotones de
microonda, a fin de producir la amplificacin. Por tanto, Townes se refiri a su
aparato como a algo que produca una amplificacin de microondas mediante la
emisin estimulada de radiacin. Y las iniciales de las palabras que componen
esta frase se combinaron para formar la palabra maser[7].
El maser de amonaco slo acta con fotones de una cierta frecuencia, pero
no hay necesidad de utilizar slo el amonaco. As, se desarrollaron sustancias
slidas que entraaban otras combinaciones de niveles de energa. Y en poco
tiempo se desarrollaron masers con una gran variedad de frecuencias fotnicas.
Sin embargo, al principio, los masers slo podan actuar con intermitencias.
El sistema era ascendido a un nivel superior, y un fotn enviado contra l mismo
provocaba el alud. Pero el sistema no volva a actuar hasta una nueva ascensin.
normal se difunda. Los fotones del rayo lser, por otra parte, se mueven todos en la
misma direccin. La luz ordinaria puede compararse a una multitud en la que cada
miembro va hacia la direccin que elige. El rayo lser puede, en cambio,
compararse a una columna de soldados que marcha con absoluta precisin.
La tendencia natural de los fotones del rayo lser a moverse en la misma
direccin, queda acentuada por el diseo del tubo que los produce. Los extremos
son absolutamente lisos y paralelos. Uno es plateado para formar un espejo
perfecto, y el otro slo es ligeramente plateado. Cuando los fotones se producen
por la accin del lser, pueden producirse varios aludes en direcciones diferentes.
La mayor parte pasan por los costados del tubo instantneamente. Sin embargo,
los aludes que se mueven por toda la longitud del tubo, bombardean primero un
extremo plateado, y despus el otro, yendo atrs y adelante una y otra vez,
produciendo constantemente ms fotones y provocando un alud mayor cada vez.
El fotn que, por cualquier causa, no se mueve exactamente paralelo a la lnea
general del alud, choca rpidamente con un costado del tubo, y sale del aparato.
Finalmente, cuando el alud es bastante abundante, surge por el extremo
menos plateado y tenemos ya el rayo lser. Los fotones de este rayo son tan
idnticos en frecuencia y direccin, que las oscilaciones de uno parecen
engancharse en los fotones delanteros y traseros, y el resultado es como una larga
serie de oscilaciones. Los fotones actan como si estuvieran encajados entre s,
como cohesionados unos a otros. Por este motivo, se dice que el rayo lser est
formado por luz coherente.
Un rayo lser, formado por luz coherente, no posee tendencia a difundirse.
Sigue en forma compacta y pierde muy poca energa de concentracin al viajar por
el espacio. Un rayo de luz coherente lser puede enfocarse de modo que caliente
una cafetera a muchos miles de kilmetros de distancia. Los rayos lser llegaron en
1962 a la Luna, extendindose solamente en un dimetro de tres kilmetros, tras
haber cruzado limpiamente unos 380.000 kilmetros en el espacio.
Las propiedades nicas de la luz lser han posibilitado una serie de
aplicaciones muy interesantes.
Por ejemplo, la estrechez del rayo lser permite que se concentre una gran
energa en una zona sumamente pequea. En esta zona, la temperatura alcanza
lmites extremadamente altos tan rpidamente, que puede fundirse un punto antes
de que el calor se irradie hacia fuera en cantidades suficientes para causar daos.
As, un leve parpadeo de rayo lser en el ojo puede prevenir ciertas clases de
ceguera, soldando la retina desprendida con tanta rapidez que los objetos
circundantes no quedan afectados por el calor. De forma similar, pueden destruirse
los tumores drmicos sin quemar la piel.
Puede vaporizarse un diminuto fragmento de metal y analizar rpidamente
el vapor por medios espectroscpicos. Pueden agujerear eficaz y velozmente los
metales; incluso pueden tallarse los diamantes. Tal vez el rayo lser ayude
eventualmente a producir las temperaturas extremas para iniciar una reaccin
controlada de fusin de hidrgeno, lo cual solucionara conjuntamente los
problemas energticos de la Humanidad (ver Captulo 10).
Natural y tristemente, a uno le asalta la idea de que lo que el rayo lser
puede hacerle a un fragmento de metal, tambin puede hacerlo con un ser
humano. En 1965, se desarrollaron unos lser que podan ser elevados a un nivel
ms alto gracias a la energa proporcionada por reacciones qumicas. Por tanto,
podemos ya imaginar una pistola que no use la energa qumica para impulsar a la
bala sino que emita un destello lser. Podra chocar contra un hombre con efectos
mortales sin hacer ruido ni dejar seales. Sera el rayo de la muerte, tantas veces
descrito en los relatos de ciencia-ficcin.
Y si puede haber pistolas lser, por qu no caones lser? Un lser gigante
podra agujerear la coraza de un tanque o de un buque. El cohete de luz viajara
a 300.000 kilmetros por segundo, en lnea recta, sin quedar afectado por el viento,
la temperatura, la rotacin de la Tierra, el efecto de la gravedad, ni cualquier otro
de los obstculos que dificultan la buena puntera de los tiradores.
El rayo de la muerte tiene sus limitaciones como arma de largo alcance.
Podra quedar debilitado o ser absorbido por las nubes, la niebla, el humo y el
polvo. Adems, su trayectoria en lnea recta no seguira la curvatura de la Tierra,
por lo que no podra ser orientado contra un blanco situado ms all del horizonte.
Sin embargo, si consultamos la bola de cristal del porvenir, veremos el
espectro de tal rayo de la muerte en el espacio. En el vaco, pasada la atmsfera, no
hay nubes ni nieblas o polvillo que cree obstculos, ni existen horizontes. Llevar
a cabo la Humanidad, dentro de unos aos, batallas espaciales, con naves provistas
de rayos lser, en que un contacto momentneo significa un agujero? Estos rayos
lser requeriran una enorme cantidad de energa, pero actualmente ya se
desarrollan lseres que aprovechan la energa solar. En el espacio exterior, los
lseres podran ser accionados, sin lmites, por el omnipresente sol.
En la placa fotogrfica, los dos rayos se encuentran, uno distorsionado y el otro no.
La intensidad total de la luz en cada punto queda grabada como en una fotografa
ordinaria. Adems, las ondas de los dos rayos se entrecruzan en una variedad de
formas que depende de los detalles exactos de la distorsin del rayo reflejado por
el objeto ordinario. A este entrecruzamiento se le llama interferencia. La placa no
slo graba la intensidad de la luz sino la frmula de la interferencia.
Los fsicos saban hace ya muchos aos que esto era posible, pero con la luz
ordinaria no lo lograban. Todas las ondas diferentes de la luz ordinaria,
movindose con frecuencias diferentes y en direcciones distintas, producan una
interferencia tan confusa que de la misma no poda extraerse ninguna informacin
til.
Con un rayo lser, sin embargo, se produce una frmula de interferencia
muy clara, que slo depende de la naturaleza del objeto reflejante y de nada ms.
La placa posee toda la informacin, la intensidad y la interferencia, en forma
absoluta, y a este proceso se le denomina holografa. (Holo significa todo).
La placa, u holograma, que lleva toda esta informacin no muestra nada al ojo
humano, salvo, a veces, una pauta de crculos procedentes de las motas de polvo.
La frmula de interferencia es microscpica.
Si se enva un rayo lser a travs del holograma, se crea una imagen del
objeto original reflejante, y puede fotografiarse desde diferentes ngulos una
imagen parcialmente tridimensional. Esto se llev a cabo por primera vez en 1964,
y en 1966 ya no fue necesario el rayo lser para crear la imagen, pues lo haca la luz
ordinaria, con lo que el proceso resulta ms barato y ms prctico. (No obstante,
sigue siendo necesario el rayo lser para formar antes el holograma). Un
holograma puede estar formado por un objeto que se mueva velozmente o por uno
de brevsima existencia, proporcionando una imagen permanente que puede
estudiarse con mucho ms detalle que en una fotografa. La holografa proporciona
detalles ms perfectos, ms acusados, y los cientficos ahora buscan la manera de
conseguir un microscopio hologrfico que permita estudiar con toda claridad el
mundo de lo invisible.
Y avanzando en este sentido nos asalta la idea de que tal vez llegue a
perfeccionarse la holografa hasta el punto de poder formar una imagen
tridimensional perfecta, y el proceso se obtenga sobre una pantalla de televisin.
Llegar el da en que ya no nos contentaremos con la pantalla televisiva
bidimensional, con sus lneas de luz y oscuridad tan confusas y speras, y en
son los ms comunes en la materia slida del ocano. Para extraer magnesio, hay
que bombear el agua de mar en grandes tanques, aadiendo xido de calcio (cal).
(El xido de calcio tambin procede del mar, puesto que se forma tostando conchas
de ostra). El xido de cal reacciona con los iones de agua y magnesio en disolucin.
Entonces se forma hidrxido de magnesio, que precipita en forma slida.
El hidrxido de magnesio se filtra y se convierte en cloruro de magnesio por
la reaccin con el cido clorhdrico. Luego, se pasa el cloruro de magnesio por
filtros y secadores y finalmente se convierte, por medio de una corriente elctrica,
en magnesio metlico y gas cloro. (El cloro se convierte a su vez en cido
clorhdrico que se usa en la siguiente hornada de hidrxido de magnesio, con lo
que no se pierde). El otro elemento extrado del mar comercialmente es el bromo.
Resulta mucho ms difcil de extraer que el magnesio. En el ocano slo hay veinte
veces menos bromo que magnesio. Sin embargo, los cientficos han solucionado el
problema de su extraccin.
Para ello se acidula una gran cantidad de agua de mar, a la que se aade
cloro en forma de gas. (Tanto el cido clorhdrico como el gas cloro proceden de la
sal, que a su vez proviene del mar). El cloro reacciona con los iones de bromo en el
agua salada y los convierte en gas bromo. ste queda disuelto en el agua y es
extrado con aire. Es decir, se hace pasar una corriente de aire por el agua de mar y,
al pasar, se lleva consigo el vapor de bromo. Despus, el aire pasa a travs de unos
tubos llenos de carbonato sdico; all el gas bromo es absorbido, formndose
bromuro sdico y bromato sdico. El bromo se concentra entonces en un volumen
relativamente pequeo. Y puede ser, y es, separado del resto.
Del mar se obtiene un tercer elemento, aunque de forma ms indirecta. Este
elemento es el yodo. La cantidad de yodo en el ocano no llega a la milsima de la
de bromo. Nuestra imaginaria piscina, que nos dara diecisis kilos de bromo, slo
nos proporcionara doce gramos de yodo. Lo cual es demasiado poco para que
nuestras tcnicas industriales lo concentren provechosamente.
Es decir, demasiado poco para la tcnica humana. Pero en el agua hay
organismos vivos, como las algas marinas, que necesitan el yodo para sus procesos
vitales. Con paciencia, esos organismos extraen los tomos de yodo del agua que
pasa a su alcance y a travs de sus filamentos.
Entonces, slo es necesario que el hombre cultive en el mar las algas
marinas. Luego, las algas se queman en pozos poco profundos, y las cenizas
resultantes contienen ms del uno por ciento del yodo. Las cenizas de las algas
contienen el yodo en una concentracin doscientas mil veces mayor que el agua de
mar, siendo, por tanto, una buena fuente comercial de dicho elemento. (En 1810 ya
se descubri que haba yodo en las cenizas de las algas marinas). El mar es una
fuente inagotable de esos elementos. No slo las cantidades contenidas sirven para
satisfacer las necesidades humanas sino que al ser extradas esas sustancias, el
ocano no las pierde por completo. Los compuestos de todos los elementos son
vertidos constantemente al mar por medio de las lluvias y los ros, por lo que todo
cuanto extraemos del mar a l vuelve.
Es posible que, aparte de los tres elementos mencionados, lleguen a
extraerse otros del mar. Elementos que no necesitarn ser concentrados. Grandes
extensiones del fondo del ocano son muy ricas en pepitas metlicas de
manganeso, y contienen cantidades razonables de metales tan valiosos como el
cobalto, el nquel y el cobre. Las operaciones de dragado a muchos kilmetros de
las costas tal vez lleguen a algo positivo en un futuro no lejano.
Para dar una idea, incidentalmente, de la vasta mina que es el mar en
realidad, procederemos a efectuar unos clculos. Un kilmetro cbico de ocano
puede llenar casi cuatro millones de piscinas como la imaginada, y como ya he
manifestado, el ocano ocupa un volumen total de 1.400.000.000 de kilmetros
cbicos. Por tanto, no es sorprendente (o no debiera serlo) que el ocano contenga
cincuenta mil billones (50.000.000.000.000.000) de toneladas slidas. En las cuales
incluyen:
2.000.000.000.000.000 toneladas de magnesio, 100.000.000.000.000 toneladas
de bromo, y 75.000.000.000 toneladas de yodo,suficiente para satisfacer las
necesidades de la Humanidad por largos milenios.
El ocano contiene sorprendentes cantidades de otros metales en disolucin
(aparte de lo que puedan contener los nodulos del suelo ocenico). Por ejemplo,
contiene:
15.000.000.000 toneladas de aluminio, 4.500.000.000 toneladas de cobre,
4.500.000.000 toneladas de uranio, 1.000.000.000 toneladas de torio, 450.000.000
toneladas de plata, 45.000.000 toneladas de mercurio, 6.000.000 toneladas de oro, y
45 toneladas de radio.Estas cantidades, aunque enormes, se hallan tan diseminadas
en el ocano, que todava nos resulta imposible extraerlas provechosamente.
juntndose con los metales y las rocas de los planetasimales. Incluso las sustancias
que siguieron en estado gaseoso pudieron quedar atrapadas en considerable
cantidad dentro de las estructuras slidas.
En el centro del sistema solar, la enorme masa interior de la nube se
condens hasta el punto de que las temperaturas internas provocaron el estallido
en llamas nucleares. Haba nacido el Sol.
El calor creciente del Sol vaporiz las sustancias de bajo punto de fusin, y
los gases quedaron liberados de entre los fragmentos del planeta en formacin.
Estos gases no se adhirieron a la estructura del planeta por lazos qumicos, sino
nicamente por la fuerza de la gravedad. Si las molculas de gas se mueven
lentamente, tienden a ser sostenidas por las moderadas fuerzas de la gravedad; si
se mueven ms rpidamente, tienden a liberarse.
Cuanto ms caliente est un gas, ms velozmente se mueven sus molculas,
y con ms facilidad se pierden. Los grupos de planetasimales ms cercanos al Sol
sintieron con mayor intensidad el calor solar y su atmsfera comenz a
desaparecer. Los gases fueron barridos por el viento solar (consistente en
partculas emanadas del Sol a grandes velocidades), y transportados a las regiones
exteriores, ms fras, del sistema solar.
Al formarse los planetas exteriores, se acumul en ellos el gas procedente de
la parte interior del sistema solar. Por este motivo, Jpiter, Saturno, Urano y
Neptuno (particularmente el primero, que recibi los primeros impactos gaseosos)
son mucho mayores que los planetas llamados interiores. Estn formados
principalmente de hidrgeno y de los compuestos de este gas existentes en la nube
original. Poseen densas atmsferas reductoras de hidrgeno, helio, amonaco y
metano.
Sin embargo, el grupo interior de los planetasimales perdi completamente
su original atmsfera primaria. El hidrgeno libre y los gases inertes
desaparecieron para siempre. Algunas molculas de agua, amonaco, metano y
cido sulfhdrico consiguieron adherirse al ncleo slido de los planetasimales,
formando combinaciones qumicas en su estructura.
Pero los grupos interiores an estaban transformndose en planetas, y sus
campos gravitatorios eran cada vez ms intensos. Sus ncleos se calentaban, y las
molculas gaseosas eran separadas lentamente de sus combinaciones y lanzadas
fuera del ncleo, mediante las presiones o la accin volcnica. Mercurio no lleg a
poseer el volumen suficiente para aprisionar a esos gases contra la accin calorfica
del cercano Sol, gracias a su pequeo tamao y a su dbil campo gravitatorio. Por
consiguiente, actualmente casi carece de atmsfera.
Los dems planetas interiores. Venus, la Tierra, y Marte, se hicieron ms
grandes y se enfriaron ms que Mercurio, consiguiendo retener algunos gases;
Marte, que es relativamente pequeo, pudo aprisionar una ligera capa, pero la
Tierra y Venus tuvieron ms suerte. Las molculas de amonaco, metano y cido
sulfhdrico envolvieron a Venus, la Tierra y Marte con una fina atmsfera
secundaria, de naturaleza reductora.
El agua tambin fue desalojada del ncleo de cada planeta. Parte de la
misma continu en la atmsfera en forma de vapor, aunque la mayor cantidad se
condens como lquido. En la Tierra se formaron lentamente los grandes ocanos,
si bien resulta obvio que Venus, menor y ms caliente, retuvo una cantidad de
agua muchsimo menor, y an menos Marte, mucho ms pequeo aunque ms
fro.
De este modo, la vida se desarroll en una atmsfera reductora. En realidad,
la vida necesitaba esta clase de atmsfera para desarrollarse (ver Captulo 9). A fin
de poder formar la vida, han de construirse antes las molculas complejas,
principalmente de tomos de carbono e hidrgeno. stas no podan formarse
espontneamente en presencia del oxgeno libre que hoy da se halla en nuestra
atmsfera.
Adems, esas molculas complejas slo podan formarse a expensas de la
energtica radiacin ultravioleta del Sol, que baa la atmsfera y el ocano
terrestres. De haber contenido oxgeno la atmsfera, la radiacin ultravioleta se
habra diseminado y perdido, y su energa no habra podido ser utilizada.
Naturalmente, la misma radiacin ultravioleta que suministra la energa
para la formacin de las complejas molculas de carbono-hidrgeno, tenderan a
descomponer a las que se transformasen en particularmente complejas.
Eventualmente, pues, las formas simples de vida surgieron de molculas muy
complejas que llenaban los mares a varias decenas de metros por debajo de su
superficie, aunque planeando a un nivel hasta el que no podan penetrar los rayos
ultravioleta. En el nivel superior, las molculas moderadamente complejas
comenzaron tambin a formarse y, descendiendo, servan de alimento a las formas
de vida.
Ahora que los satlites se dirigen a la Luna, que rodean la Luna, que
aterrizan en la Luna, ahora que ya hemos enviado hombres a la Luna, resulta grata
cualquier informacin respecto a la misma. Por ejemplo, qu hay de la atmsfera
lunar?
Oh, la Luna carece de atmsfera!, alegar el lector.
Ciertamente, carece de ella en el sentido terrestre. Pero tiene algo. Ha de
tener algo. Y esto es demostrable de esta forma:
La Tierra se compone de dos secciones de composicin radicalmente
diferente (como un huevo, formado por la yema central y la clara). La yema de la
Tierra es el ncleo de hierro y nquel, con una densidad diez veces mayor,
aproximadamente, que la del agua. A su alrededor, la clara de la Tierra es la
corteza de silicatos, con una densidad menor, unas tres veces la del agua. La
densidad media de la Tierra se halla entre dichas dos cifras. O sea, unas cinco veces
y media la del agua (5,5 gramos por centmetro cbico).
La densidad de la Luna es de 3,3 gramos por centmetro cbico. Para poder
ser mucho menos densa que la Tierra, la Luna ha de carecer bastante de hierro y
nquel. Hablando vulgarmente, ha de ser toda clara, conteniendo principalmente
silicatos.
Es razonable suponer que la composicin elemental de la Luna es la misma,
por consiguiente, que la de las rocas terrestres. Las dos fueron formadas al mismo
tiempo, con los mismos materiales. La corteza terrestre, por ejemplo, tiene un 2
por ciento de potasio, y podemos suponer que en la Luna la cifra es la misma. La
masa de la Luna es de unos 73.430.000.000.000.000.000.000 kilogramos, o sea unos
ochenta trillones de toneladas. La masa de potasio lunar ha de situarse, por tanto,
en los 1.800.000.000.000.000.000.000 de kilogramos, aproximadamente, o dos
trillones de toneladas.
Existen tres variedades de tomos de potasio. Dos de ellos, el potasio-39 y el
potasio-41, componen el 99,99 por ciento del total. Sin embargo, el restante 0,0119
El Sol era un dios para los antiguos. Ikhnaton, faran de Egipto desde 1375 a
1358 a. de C., ador al Sol y compuso un himno que subsiste hoy da. Quince siglos
ms tarde, cuando la cristiandad comenz a apoderarse del Imperio romano, su
mayor competidor era el mitrasmo, el culto al Sol.
Y con toda seguridad, si algn objeto inanimado es digno de adoracin, ste
es el Sol. Fue l quien produjo la progresin del da y la noche que le dio al hombre
primitivo la primera nocin del tiempo. El Sol trajo el calor y la vida a este mundo,
y cada amanecer era una alegra al desvanecerse las tinieblas, los terrores de la
oscuridad. Si la luz del Sol fuese plida y empaada como en los meses de
invierno, el hielo y la muerte rondaran cerca. Por lo tanto, no es de maravillar que
si alguna vez qued eclipsado su brillo y su resplandor, se apoderase el pnico de
quienes presenciaban tal fenmeno.
La ciencia moderna ha intensificado nuestra comprensin respecto hasta qu
punto dependemos del Sol. Salvo por el calor volcnico y las reacciones nucleares,
todo el origen de las energas necesarias para el hombre procede en ltimo trmino
del Sol. Los ocanos se mantienen lquidos por el calor del Sol, y el vapor formado
por dicho calor es devuelto en forma de lluvia, mientras que el calentamiento de la
atmsfera nos proporciona el viento y los cambios climatolgicos.
Los rayos del Sol proporcionan la energa requerida por las plantas verdes, a
fin de que puedan fabricar el almidn partiendo del dixido de carbono, y liberar
el oxgeno del agua. De esta forma, la comida que ingerimos y el aire que
respiramos son un don directo del Sol.
Y qu es el Sol, al que tanto debemos? Una bola de luz, una bola de luz
pura y perfecta, sin peso y divina, segn juzgaban los antiguos. Un astrnomo
griego emple proporciones geomtricas para demostrar que el Sol era mayor que
la Tierra, y que sta deba moverse a su alrededor, pero muy pocos hicieron caso
de esta aparente tontera.
Sin embargo, dieciocho siglos ms tarde, el astrnomo polaco Nicholas
Coprnico, public en 1543 un anlisis detallado de la forma en que la Tierra tena
que girar en torno al Sol, si haba que explicar convenientemente los movimientos
de los cuerpos celestes. Al cabo de un siglo de debates, se acept su opinin. En
1610, el cientfico italiano Galileo, ayud a ello detectando puntos negros en el Sol,
unas manchas en su supuesta perfeccin, lo que sirvi para demostrar que era un
cuerpo material y no una sustancia semidivina, completamente extraa a la
terrestre.
Existe una ancdota muy popular sobre el joven de ojos saltones que asisti
a una conferencia astronmica y que despus coment:
Comprendo bien cmo descubren los astrnomos la distancia a que estn
las estrellas y sus grados de temperatura. Lo que no entiendo, sin embargo, es
cmo averiguan sus nombres.
En realidad, muy pocas estrellas tienen un nombre. La mayora se conocen
por su nmero de catlogo, y en vez de nombre ostentan una serie de nmeros.
Incluso la mayor parte de las que pueden apreciarse a simple vista se
conocen por una letra griega aplicada a la constelacin de la que forman parte. La
estrella ms prxima, Alfa del Centauro, se llama as por ser la ms brillante de la
constelacin del Centauro, por lo que mereci ser designada con la letra Alfa,
primera del alfabeto griego. Tambin existen, naturalmente. Beta del Centauro,
Gamma, etctera.
Sin embargo, hay unas doscientas estrellas con nombre propio, con un
nombre real, un nombre agradable, pero para el pblico en general apenas se ha
popularizado una media docena de tales nombres. Es una lstima, porque con toda
seguridad sera grato poder hablar de una estrella llamada Ruchbah, y de otra
conocida como Benetnasch. Los cuales son ciertamente nombres de estrellas.
Incluso las ms conocidas, aquellas cuyo nombre conocen hasta los menos
aficionados a la Astronoma, consiguen una nueva vitalidad si se consideran sus
nombres.
de 30,07 U.A. sabemos al instante que Neptuno se halla 30 veces ms lejos del Sol
que la Tierra.
Con las cifras U.A. es posible afirmar a simple vista que Saturno se
encuentra dos veces ms lejos del Sol que Jpiter, y que Plutn est (por trmino
medio) dos veces tan lejos del Sol como Urano. La misma informacin la podemos
conseguir en las columnas de las millas y kilmetros, pero unas cifras tan
desmesuradas confunden con ms facilidad.
Una unidad de suma importancia para los astrnomos es la relacionada con
la velocidad de la luz.
En un segundo, la luz (o cualquier otra forma de radiacin electromagntica
como las ondas de radio) viaja a 186.282 millas, aproximadamente 300.000
kilmetros por segundo. En lugar de llamar a esto la distancia a que viaja la luz
en un segundo, decimos simplemente segundo-luz. De esta manera resulta
mucho ms fcil decir que la distancia de la Luna a la Tierra es de 1,27 segundosluz, o que Venus est a unos 13,5 segundos-luz de la Tierra.
De esta manera, al establecer contacto por radio con una expedicin a la
Luna, nuestras seales tardar en llegar hasta all 1,27 segundos. Una seal de radar,
saliendo de Venus a su ms prxima distancia que es de 13,5 segundos-luz,
tardara 27 segundos en el viaje de ida y vuelta. Las distancias medidas con estas
unidades encajan mejor dentro de las comunicaciones por radio.
El sistema solar puede medirse en segundos-luz, pero esto resulta menos
claro que utilizando las Unidades Astronmicas o U.A. Un U.A. es igual a unos 500
segundos-luz. En consecuencia, la distancia media del Sol a Neptuno, que es de
unos 30 U.A., resulta ser de 15.000 segundos-luz. Esta ltima cifra es mayor y, por
tanto, menos conveniente.
Sin embargo, el uso de la velocidad de la luz como unidad de medicin no
se limita a los segundos-luz. Existe tambin la distancia que la luz recorre en un
minuto, o en una hora (minuto-luz y hora-luz). Naturalmente, un minuto-luz es
igual a 60 segundos-luz, mientras que una hora-luz es lo mismo que 60 minutosluz o 360 segundos-luz.
TABLA 2
Los dos relojes nunca se hallarn en el mismo lugar ni a la misma hora para
ser comparados, por lo que jams se presentar la paradoja del reloj.
Por otra parte, supongamos que las dos naves se juntasen despus del
experimento, a fin de comparar los relojes. Para esto, hay que aadir un nuevo
detalle. Al menos, una nave tiene que acelerar, es decir, cambiar su velocidad. Si
acelera B, dicha nave ha de viajar trazando una gran curva, para volver hacia A, y
despus moderar la marcha hasta el punto donde pueda situarse inmvil junto a
A.
Esta aceleracin estropea la simetra de la situacin. B cambia de velocidad,
no slo respecto a A, sino a todo el universo, a todas las galaxias y a todas las
estrellas. La tripulacin de B insiste en que su nave est inmvil y que es la A, la
nave que se les aproxima, y en tal caso tambin han de saber que todo el universo
cambia de posicin respecto a su nave. La tripulacin de A, no obstante, slo
observa el cambio de velocidad de B, y el universo no cambia en relacin con la
velocidad de A.
Como B acelera respecto a todo el universo (no slo respecto de A), esto hace
que el reloj de B se atrase, cosa que todos pueden observar. Cuando se juntan las
dos naves, el reloj de B marcar las 2,15, en tanto el de A sealar las 3,15.
Si, por otra parte, B ha seguido viajando sin cambiar de velocidad, mientras
que A ha acelerado sbitamente a fin de alcanzar a B, esta aceleracin har posible
que todos los observadores afirmen que el atrasado es el reloj de A.
Este efecto, por el que todos los observadores pueden afirmar que el objeto
acelerado es el que ha sufrido el atraso en la velocidad del tiempo, se llama
dilatacin del tiempo, y tiene una gran aplicacin en esta era espacial.
La estrella ms cercana, repito, es Alfa del Centauro, que est a unos 4,3
aos-luz de distancia, o sea a 40.000.000.000.000 kilmetros (ver Captulo 17). Y
como la velocidad de la luz es la velocidad lmite del universo, un viaje desde la
Tierra a Alfa del Centauro nunca podra tardar menos de 4,3 aos.
En realidad, ninguna nave espacial podra alcanzar velocidades ni
remotamente parecidas a la de la luz, excepto mediante una larga y gradual
aceleracin, de modo que durante un periodo de tiempo muy considerable, la nave
viajara a una velocidad muy por debajo de la que es propia de la luz, o sea que
tardara mucho ms de 4,3 aos en llegar a la estrella Alfa.
Pero gracias a la dilatacin del tiempo, no sera as. Supongamos que la nave
acelerase a 1 g (aceleracin a la que todos los tripulantes experimentaran una
sensacin de peso dirigido hacia el fondo de la nave, igual a la experimentada en la
Tierra). La combinacin de la aceleracin y la velocidad rpida introduce un
retraso en la velocidad del tiempo que todos pueden observar.
Para los moradores terrestres, transcurrirn diez aos estando la nave en
route, pero para la gente a bordo de la nave, la medicin del tiempo con unos
relojes que a medida que la velocidad aumentase se atrasaran ms cada vez, slo
transcurriran 3,2 aos antes de llegar a Alfa del Centauro.
Si continuaban acelerando y su velocidad se aproximase a la de la luz (aun
sin llegar jams a igualarla), el efecto de la dilatacin del tiempo ira siendo mayor.
La nave podra cubrir distancias enormes en un tiempo relativamente corto para la
tripulacin.
Recordemos, no obstante, que el efecto de la dilatacin del tiempo slo
tendra lugar en la nave; no en la Tierra, que seguira a su velocidad acostumbrada,
por lo que el tiempo pasara normalmente.
Esto se demuestra claramente mediante la tabla siguiente, aplicada a una
nave que viaje desde la Tierra al espacio exterior a una aceleracin continua de 1 g:
Destino Tiempo transcurrido en la nave(aos). Tiempo transcurrido en la
Tierra(aos) Alfa del Centauro 3,5 10 Vega 7 30 Plyades 11 500 Centro de la Va
Lctea 21 50.000 Nubes de Magallanes 24 150.000 Galaxia Andrmeda 28
2.000.000De modo que podemos imaginarnos a nuestros astronautas visitando, no
slo otras estrellas, sino otras galaxias, en un viaje cuya duracin fuese de un
simple cuarto de siglo.
Y este cuarto de siglo no tiene nada que ver con la medicin del tiempo
hecha por el reloj. No es slo el reloj ni otros instrumentos de medicin del tiempo
los que se atrasaran a bordo de la nave, sino todos los movimientos.
Todos los movimientos atmicos, y por tanto, la velocidad de todas las
acciones qumicas, incluyendo las internas de un astronauta. La qumica corporal
ira a una velocidad mucho menor en sus reacciones. La mente pensara y
experimentara con ms lentitud.
Esto significa que, bajo el efecto de la dilatacin del tiempo, en un viaje a la
galaxia Andrmeda, los astronautas no slo veran que transcurran 28 aos, sino
Pocos cientficos saltan a los titulares de los peridicos por haber formulado
una teora, pero Fred Hoyle, el astrnomo ingls, lo consigui en 1965. Formul la
teora de la creacin continua, basndose en objetos existentes a siete mil
trillones de kilmetros de distancia, y a diez millones de aos en el tiempo.
Para llegar a esta teora hay que recorrer un largo camino, pero esto es
necesario para poder establecer el choque ms grandioso de las teoras de toda la
historia de la Ciencia. Se refiere nada menos que al nacimiento (o no-nacimiento) y
a la muerte (o no-muerte) del universo.
Todo empez hace medio siglo, cuando los astrnomos an saban muy
poco de lo que ocurra y haba fuera de nuestra Va Lctea, un conglomerado en
forma de lente de unos ciento treinta mil millones de estrellas, con un dimetro de
cien mil aos-luz. En el cielo, en algunos lugares, es posible vislumbrar pequeos
grumos de luz neblinosa que, entonces suponan algunos astrnomos, eran otras
aglomeraciones de estrellas o galaxias. Podan estar a muchos millones de aos-luz
de distancia (siendo cada ao-luz equivalente a nueve billones de kilmetros).
La luz de estas galaxias, o de cualquier otro objeto celeste luminoso, puede
reunirse mediante los telescopios, despus diseminarse en un leve arco iris (o
espectro), cruzado por diversas lneas oscuras. Cada una de estas lneas la
origina un producto qumico particular, y tiene su lugar especial en el espectro, si
la fuente luminosa est estacionada respecto a nosotros. Si la fuente luminosa se
aleja de nosotros, dichas lneas cambian de lugar hacia el extremo rojo del espectro;
cuanto mayor sea la velocidad de retroceso, mayor es la extensin de este
desplazamiento hacia el rojo. Si la fuente luminosa se acerca a nosotros, las
lneas oscuras se aproximan al extremo violeta del espectro.
constante.
Desde 1927, otros astrnomos han adoptado esta idea, desarrollando sus
consecuencias con gran detalle. Tal vez el mejor propulsor de esta teora bigbang, como se la llama popularmente, sea el fsico ruso-americano, George
Gamow.
La teora big-bang formula un universo que cambia drsticamente con el
tiempo. Al principio (hace unos 12.000 millones de aos, calculan los astrnomos),
el universo era un globo de materia superdensa. Despus, lleg la explosin en una
serie de fragmentos, muy juntos. Con el tiempo, dichos fragmentos se fueron
enfriando, separndose en estrellas y galaxias, y continuaron apartndose entre s.
Actualmente, los fragmentos se hallan separados por millones de aos-luz y, a
medida que pasa el tiempo, se separan an ms.
La teora big-bang, con su necesario punto de vista sobre un universo
modificado con el tiempo, no satisfizo a todos los astrnomos. Para tres de ellos,
ingleses, Hermann Bondi, Thomas Gold y Fred Hoyle, ya en 1948, el principio
cosmolgico (segn el cual, el universo tena que parecer el mismo a todos los
observadores), era incompleto si slo se refera a observadores situados en
distintos lugares del espacio. Dichos astrnomos ampliaron la teora a los
observadores situados en diferentes momentos del tiempo, a cuyo resultado lo
denominaron el perfecto principio cosmolgico. Mediante esta opinin, el
universo en su conjunto no cambia con el tiempo, sino que sigue siendo
esencialmente el mismo en apariencia, a travs de todos los tiempos.
Aunque admitieron que el universo se expande. Las galaxias se separan
entre s. Para salvar su teora, Bondi, Gold y Hoyle sugirieron que, a medida que el
universo se expande y las galaxias se van alejando unas de otras, continuamente se
crea nueva materia en todas partes, a una velocidad excesivamente lenta, a una
velocidad tan lenta que resulta indetectable para nuestros ms delicados
instrumentos. Cuando dos galaxias hayan duplicado la distancia entre ellas como
resultado de la expansin espacial, se habr creado entre ambas bastante materia,
incluso a velocidad tan lenta, para aglomerarse en una nueva galaxia.
De este modo, aunque el universo se expanda eternamente, la distancia
entre las galaxias vecinas siempre ser la misma, ya que nuevas galaxias se forman
dentro de la esfera del universo observable, a la misma velocidad con que otras se
retiran, cayendo ya fuera de los lmites observables. Por tanto, el aspecto del
universo contina siendo siempre el mismo, tanto en el pasado como en el futuro.
que no podan ser identificados con ningn elemento conocido. Era un misterio
intrigante que por un tiempo qued marginado.
En 1963, Schmidt volvi a estudiar el espectro de la 3C273. Haba seis lneas,
y de repente observ que cuatro de ellas estaban espaciadas de una forma que
recordaba una serie muy conocida de lneas que hubieran debido hallarse en otra
zona del espectro. A fin de que tales cuatro lneas estuviesen donde estaban,
haban debido sufrir un desplazamiento hacia el rojo sin precedentes. Era eso
posible? Examin los dems espectros. Si presentaban grandes desplazamientos
hacia el rojo conseguira identificar cada una de las lneas implicadas.
Al cabo de dos o tres aos, gracias a una investigacin concentrada del
firmamento, se logr descubrir cuarenta objetos con estas mismas caractersticas.
Se obtuvieron los espectros de ms de la mitad, y todos mostraron enormes
desplazamientos hacia el rojo. Uno de esos cuerpos, en realidad, retrocede a la
velocidad rcord de 240.000 kilmetros por segundo, y se calcula que se halla a
9.000 millones de aos-luz de distancia.
Sin embargo, con la existencia real de tales desplazamientos hacia el rojo, las
aparentes estrellas tenan que estar a distancias remotas, puesto que, sobre la
base del universo en expansin, un gran desplazamiento hacia el rojo siempre va
asociado con inmensas distancias. En efecto, esos cuerpos celestes se hallaban
mucho ms lejos que todos los dems del universo conocido.
A esas distancias, ciertamente no poda tratarse de estrellas. No es posible
divisar ninguna estrella corriente a tan gran lejana, y por esto se denomin a
dichos objetos con el nombre de quasi-estelares, nombre que pronto qued
abreviado a quasar.
Los quasars son una fuente estupenda de intrigas para los astrnomos. De
interpretarse sus desplazamientos hacia el rojo a la teora del universo en
expansin, y, si, en efecto, los quasars estn a muchos miles de millones de aosluz y sus propiedades son muy especiales. Para aparecer tan brillantes como
aparecen a tanta distancia, han de resplandecer con una luminosidad de diez a cien
galaxias. Y sin embargo, hay muchos motivos para suponer que no son tan
grandes. Es posible que slo tengan un dimetro de uno a diez aos-luz, y no los
cien mil aos-luz de una galaxia ordinaria.
Qu clase de cuerpos son, para tener su materia acumulada en una fraccin
tan diminuta de volumen galctico, y no obstante brillar con el resplandor de
docenas de galaxias? Existen casi tantas teoras al respecto como astrnomos, pero
con relacin a la teora de la creacin continua del universo, esas opiniones no
cuentan. Ya es suficiente que existan los quasars.
El punto clave es que haya tantos quasars tan alejados y ninguno a una
distancia inferior a mil millones de aos-luz. Esto significa que en el juvenil
universo, en el universo primitivo, haba muchos quasars, y ahora no. El nmero
de quasars (que pueden ser la fuente de todos o casi todos los haces de ondas de
radio estudiados por Ryle), puede aumentar con la distancia y, por consiguiente,
con la juventud del universo. Esto presupone que hemos detectado un cambio muy
importante del universo con el paso del tiempo: la disminucin del nmero de
quasars.
Lo que es suficiente para eliminar la teora de la creacin continua.
Es suficiente si, en realidad, los quasars son objetos sumamente lejanos. La
creencia de que lo son se apoya en la suposicin de que los inmensos
desplazamientos hacia el rojo que presentan son parte de la expansin del
universo Mas, y si no son objetos tan distantes? Supongamos que los quasars
fuesen pequeas porciones de galaxias cercanas, expulsadas de los centros
galcticos por medio de enormes explosiones. En los ltimos aos se han detectado
ejemplos de explosiones galcticas, y los astrnomos investigan atentamente las
galaxias que, por algn motivo formas raras, neblinas, signos de convulsiones
internas, parecen inslitas. Se han detectado algunos quasars no muy lejos de
esas galaxias extraas.
Coincidencia? Se hallan los quasars en la misma lnea visual que las
galaxias raras? O fueron expulsados del interior de las mismas a velocidades
monstruosas como resultado de explosiones ocurridas entre millones de estrellas?
En este caso, los quasars no estaran tan lejos de nosotros. Algunos podran incluso
estar cerca, otros lejos, y su distribucin no nos permitira desdear absolutamente
la teora de la creacin continua.
Esto es posible, mas tambin hay argumentos en contra. Supongamos que
los quasars fuesen objetos arrojados de algunas galaxias con tal fuerza que viajasen
a enormes fracciones de la velocidad de la luz. Algunos habran sido incluso
arrojados de nuestra galaxia y mostraran un gigantesco desplazamiento hacia el
rojo de carcter equvoco, si se interpretaban como representantes de un retroceso
causado por la expansin general del universo y no por la explosin especial de
una galaxia.
Segunda parte
3. OTRA VIDA
estructura general, las variaciones posibles de este tema son tan inmensas que es
extremadamente improbable que, ni siquiera por casualidad, ocurran las mismas
variaciones en otro planeta como la Tierra. Sera demasiada coincidencia que una
criatura extraterrestre se pareciese a un hombre; incluso sera esperar demasiado
un vago parecido. Sin embargo, habra entre ellos y nosotros diversos factores en
comn, que nos obligara a aceptarlos si no como hermanos, al menos como
primos lejanos nuestros.
Mas, por desgacia, no existe a nuestro alcance ningn planeta semejante a la
Tierra. Dentro del sistema solar, Venus se parece a la Tierra en la masa, pero est
demasiado caliente para que pueda haber all algo semejante a nuestra clase de
vida. Marte, por otra parte, tiene una temperatura parecida a la de la Tierra (algo
ms fra), pero slo tiene una masa de algo ms de la dcima parte terrestre y, por
tanto, retiene muy poca atmsfera. Especialmente, no posee oxgeno y apenas
agua.
Mas, es necesario el oxgeno para la vida? El oxgeno de nuestra atmsfera
es muy probable que est ah slo por ser producido por las plantas verdes (ver
Captulo 13). Antes de desarrollarse los vegetales verdes probablemente no haba
oxgeno en el aire, y la vida se haba iniciado sin l. Incluso hoy da, existen formas
bacterianas que no necesitan oxgeno para sobrevivir. Para algunas, el oxgeno
resulta incluso venenoso. Dichas bacterias podran ser restos de vida, restos
supervivientes del perodo de la primitiva Tierra carente de oxgeno.
No tenemos pruebas de que haya existido nunca una vida sin oxgeno ms
avanzada que las bacterias, pero no estamos seguros. Sin embargo, es mejor
suponer que la vida en Marte, puesto que no hay oxgeno o muy poco, ha de ser
muy simple.
Hacia 1960, hubo grandes esperanzas de que en Marte pudiesen existir
formas vegetales muy simples. En aquel planeta hay zonas de color verde que
varan con la estacin del ao, como si se tratase de una vegetacin que, a veces se
extiende, y otras se retrae. Sinton estudi la luz reflejada desde Marte y dedujo la
presencia de elementos qumicos semejantes a los hallados en los vegetales
terrestres. Ciertas formas simples de vida vegetal se han desarrollado en la Tierra
bajo condiciones marcianas: fro intenso, poca agua, sin oxgeno, y han
sobrevivido. En realidad, formas simples de vida, como bacterias y hongos,
tambin han sobrevivido en condiciones semejantes a las de la atmsfera an ms
hostil de Jpiter, cargada de metano y amonaco, gases ordinariamente venenosos.
Por desgracia, los signos de vida de Marte son inciertos y han quedado
bastante desacreditados. Sinton descubri que la luz reflejada de Marte poda
interpretarse en forma que no implicaba una vida vegetal. Sagan ha desarrollado
una teora que explica la propagacin y retirada de las zonas de verdor sin postular
formas de vida. Peor todava, la sonda de Marte: Mariner IV que vol hacia all en
julio de 1965, y tom fotografas de su superficie, nos demostr la existencia de
muchos crteres en el planeta rojo. La existencia de tales crteres parece indicar la
ausencia de erosin y, por tanto, la ausencia permanente de agua, algo que rebaja
las posibilidades de que alguna vez haya habido vida en Marte.
Sin embargo, no se han perdido todas las esperanzas. Algunos astrnomos,
incluyendo al propio Sagan, siguen argumentando sobre la posibilidad de la vida
en Marte; y aunque las probabilidades no sean muchas, ni aun para los ms
optimistas, una de las perspectivas ms fascinantes de la exploracin marciana
estriba en la oportunidad de estudiar la vida exterior. Si tal vida se halla presente
en Marte, aunque sea en formas muy simples, la ciencia de la exobiologa habr
dado un gran paso adelante.
Suponiendo que la estructura qumica de la vida marciana (si existe) fuese
igual bsicamente a la nuestra, que las formas de vida se componen de protenas y
cidos nuclicos edificados segn los mismos bloques de construccin, la
suposicin de que toda la vida es una bsicamente, en cualquier planeta
remotamente semejante al nuestro, se vera tremendamente fortalecida.
Por otra parte, si las formas de vida marcianas son bsicamente distintas en
su aspecto qumico, ello an sera mejor. Por primera vez, los cientficos podran
estudiar un esquema vital diferente al nuestro. Y los conocimientos as obtenidos
sobre la vida de la naturaleza en general (los factores comunes en dos esquemas de
vida bsicamente distintos) podran ser de una importancia incalculable.
Por todo esto, los cientficos no desean aguardar a que el hombre aterrice en
Marte para determinar si all existe vida. Es por esto que actualmente se estn
desarrollando instrumentos que pueden aterrizar automticamente en Marte para
comprobar la presencia de vida. (ste es el propsito de la exobiologa aplicada).
Estos instrumentos se construyen con el fin de expulsar cuerdas o cintas pegajosas
u otros aparatos que recojan partculas y polvillo marciano. Dicho polvillo y
partculas de Marte, posiblemente conteniendo clulas vivas, seran sumergidas en
lquidos con sales en suspensin junto con elementos nutritivos, capaces de
soportar la vida terrestre, y los instrumentos registraran y transmitiran a la Tierra
datos sobre cualquier cambio producido en la basicidad o acidez de los lquidos[9].
para adaptarse a las necesidades flexibles y numerosas del tejido vivo. Deben de
ser muy estables, a pesar de su complejidad, para retener su estructura bajo ciertas
condiciones, y bastante inestables para cambiar caleidoscpicamente bajo otras
condiciones. Dichas molculas, grandes y complejas, estables e inestables a la vez,
no se producen fcilmente. En los seres y cosas vivos de la Tierra, las molculas
ms importantes de este tipo son las protenas y, por lo que sabemos, nada ms
puede sustituirlas. Adems, los cambios sufridos por estas protenas en el proceso
vital slo pueden tener lugar en un fondo acutico. La vida se inici en el ocano, y
hasta las diversas formas de vida de la tierra seca todava contienen del 50 al 80
por 100 de agua.
El tema qumico, por tanto, sobre el cual la vida interpreta sus variaciones,
aqu y posiblemente en todos los planetas sostenedores de vida y del tipo terrestre,
es la protena en el agua. (Con la estructura proteica supervisada por un complejo
sistema de cidos nucleicos). Si hemos de tropezar con seres vivos de un planeta
tipo Tierra, no podemos predecir si tendrn alas, tentculos, la piel verde, diez
pies, cabezas en forma de cpula o colas bifurcadas. Pero s podemos adelantar
que, sea cual fuere su forma, estarn formados por protenas en el agua bajo la
supervisin de los cidos nucleicos.
Pero, y la vida en otros planetas distintos de la Tierra? Y en los planetas
tan prximos a su Sol que su superficie est lo bastante caliente para fundir el
plomo? Y los planetas tan alejados de su Sol que el agua est eternamente helada?
Estn condenados tales mundos a una eterna esterilidad? As tendra que ser,
ciertamente, si toda la vida estuviera basada slo en las protenas en agua.
Pero, toda la vida es igual? Estamos seguros de que no existen otros temas
vitales? Supongamos, por ejemplo, que en un mundo en que no existe, ni ha
existido jams, agua lquida, gracias a una temperatura eternamente helada, haya
una sustancia que a temperaturas bajsimas pueda ocupar el lugar del agua. En
realidad, tal sustancia existe y se llama amonaco.
Todo el mundo est familiarizado con el amonaco embotellado, que parece
agua y tiene un olor picante. Esto no es amonaco verdadero, sino una disolucin
de amonaco en agua.
El verdadero amonaco es un gas a temperatura ordinaria, un gas picante,
lacrimgeno, venenoso. En las condiciones terrestres no se lica hasta una
temperatura de 33 C bajo cero! No se hiela hasta una temperatura de 78 C bajo
cero. La amplitud trmica de su fase lquida cambia con la presin atmosfrica de
un planeta, pero bajo cualquier condicin sigue siendo un lquido a 50 grados por
debajo del punto de solidificacin del agua.
Los mundos fros de nuestro sistema solar, como Jpiter y Saturno, poseen
atmsferas densas, compuestas principalmente de hidrgeno y helio, mas tambin
contienen mezclas ricas en amonaco y metano. Tal vez algunos de los mayores
satlites de dichos planetas contengan tambin tales atmsferas. En efecto, existen
buenos motivos para creer que todos los grandes planetas fros poseen esta clase
de atmsfera.
Es concebible, entonces, que esos planetas, incluso con el agua convertida en
hielo muy slido, puedan poseer ocanos de amonaco lquido, donde se haya
desarrollado una vida completamente diferente a la nuestra.
La conducta qumica del amonaco se parece mucho a la del agua. Los
qumicos han desarrollado y demostrado una qumica de sustancias disueltas en
amonaco, anloga a la qumica ordinaria de las sustancias disueltas en el agua; por
lo que el tema protenas en amonaco resulta muy fascinante en condiciones en que
la temperatura sea demasiado fra para las protenas en agua.
Una qumica vital basada en este nuevo tema tendra que diferir
radicalmente de todo lo que conocemos. Nuestras protenas, suficientemente
activas para participar en los procesos vitales a las temperaturas acostumbradas, se
tornan demasiado perezosas a las temperaturas del amonaco lquido, demasiado
inertes para soportar las complejidades de los rpidos cambios requeridos por
nuestra vida. Sin embargo, hay muchas estructuras qumicas demasiado activas,
demasiado inestables, para existir durante ms de una fraccin de segundo a la
temperatura de congelacin del agua. Estas estructuras se toman estables a
temperaturas inferiores, pudiendo entonces poporcionar una base prctica para la
vida.
Los organismos terrestres ingieren alimentos que contienen molculas
complejas de tomos de carbono e hidrgeno. (Las plantas no ingieren tales
alimentos, pero fabrican molculas complejas utilizando la energa solar). Los
tomos de hidrgeno se combinan con el oxgeno de la atmsfera, y la energa
liberada soporta la vida.
Pero en los planetas fros no hay oxgeno en la atmsfera. En cambio, hay
hidrgeno. Tal vez el alimento de los seres amoniacales seran molculas complejas
ricas en tomos de carbono y oxgeno, molculas de tipo demasiado inestable
gravitatorio aunque fuese una fuerza ms potente, puesto que ignoramos el modo
de encender y apagar (hablando en trminos elctricos) la gravedad, con el fin de
enviar un cdigo basado en puntos y rayas de gravitacin, por ejemplo.
Las corrientes de partculas subatmicas nos llegan en forma de protones y
electrones desde el Sol, y en forma de rayos csmicos (protones de energa muy
elevada y partculas ms macizas cargadas elctricamente) desde el espacio
exterior. Nosotros podemos producir estas corrientes de partculas con bastante
facilidad, y hasta detener y reiniciar tales corrientes, pero slo en cantidades
mnimas.
Aunque pudisemos producirlas con la fuerza suficiente para que llegasen
de estrella a estrella, no podramos enviarlas al espacio en una lnea perfectamente
dirigida.
Las lneas de partculas cargadas elctricamente se curvaran y desviaran al
pasar a travs de los campos magnticos que llenan el espacio. Adems, junto con
partculas sin cambiar, quedaran absorbidos y cambiados por la atmsfera que
indudablemente rodea a todo planeta semejante a la Tierra.
Un tipo de partcula subatmica, el neutrino, no padece ninguna de estas
desventajas. Podra viajar en lnea recta de estrella en estrella, sin quedar afectado
por la gravedad, los campos magnticos o las atmsferas. Por desgracia, esta
partcula es casi imposible de detectar.
Esto deja a la radiacin electromagntica sola, de la cual dos tipos penetran
en nuestra atmsfera. Uno es la luz ordinaria, y el otro las ondas de radio de alta
frecuencia, de una clase denominada usualmente microondas. Ambos son fciles
de producir, fciles de detectar, no quedan afectados por los campos magnticos ni
las atmsferas y, en resumen, son casi ideales para este fin.
De los dos tipos, la luz podra ser la primera eleccin. Es fcil imaginar un
faro inmenso enviando seales en morse a las estrellas. Pero tambin esto tiene sus
dificultades.
Primero, existen infinitas fuentes luminosas en la galaxia, considerando sus
miles de millones de estrellas, de modo que una seal diminuta se perdera entre
ellas. Especialmente, la luz originada en un planeta distante, se vera absorbida por
la luminosidad ms potente de su sol. Cierto que esto puede ser discutido.
Supongamos que el rayo de luz procediese de un lser gigantesco (ver Captulo
Y aqu termina nuestra fantasa, con una visin de formas marcianas no muy
distinta de las fantasas terrestres con respecto al aspecto de los ngeles.
vehculos espaciales (y yo estoy seguro de que no lo son), pero otras cosas aparte
de las naves espaciales merecen ser investigadas. Indudablemente tambin, los
cientficos reaccionaran con ms entusiasmo e investigaran con ms ardor, si las
pasadas experiencias no les dijesen que la historia de los platillos volantes est
llena de fraudes, engaos, errores y contradicciones. Claro que esto no es culpa
suya.
Por tanto, sin tachar a nadie de crdulo, debo afirmar que, hasta que un
vehculo espacial con una dotacin no humana sea exhibida en carne y metal (unas
luces celestes, por muy misteriosas que sean, no son suficientes), yo continuar
suponiendo que cualquier visin de platillo volante es un error, un fraude, o algo
que tal vez pueda explicarse mediante una teora que no se relacione con los
vehculos espaciales de las distantes estrellas.
4. LA VIDA FUTURA
por su posible empleo. Asimismo, existir una tendencia creciente a utilizar tubos
de aire comprimido para el servicio de Correos. Las oficinas postales estarn casi
por completo automatizadas. Supongo que al menos en los grandes edificios se
recibir la correspondencia por medio de impulsos de aire, entregada a los
apartamentos individuales por medio del mnimo contacto personal.
Tambin los Metros sern cada vez ms automatizados y, en 1990, habr una
acentuada tendencia a las cadenas continuas de Metros: una larga serie de coches
que cubrirn toda la longitud de una lnea, con amplias curvas a cada extremo.
Esto, naturalmente, quedar limitado a las lneas cortas, aunque los ingenieros
estudiarn ya la frmula para su aplicacin a las ms extensas, con diversas
soluciones en controversia respecto a la manera de subir y apearse de la cadena
constantemente en movimiento, y a los mtodos de interconectar las cadenas
separadas.
Entre las ciudades, el constante decrecimiento del ferrocarril habr dado
lugar a camiones y autobuses de un tamao y capacidad sorprendentes. Todos
llevarn sus remolques y las carreteras debern soportar tales monstruos. Tendrn
sus carriles especiales y sus entradas y salidas de carreteras adecuadas a su tamao
y peso.
En 1990, las carreteras tendrn un trfico menos denso, aparte del comercial.
Aumentar el uso de helicpteros, aunque todava sern preponderantes los
vehculos terrestres. stos, corriendo sobre colchones de aire comprimido, y no
sobre ruedas, no necesitarn carreteras asfaltadas, puesto que podrn correr
igualmente sobre caminos vecinales de tierra o a campo traviesa (cuando el terreno
no resulte demasiado desnivelado o tenga obstculos creados por la mano del
hombre), y sobre el agua.
El vehculo terrestre requerir indudablemente cambios radicales en las
regulaciones de trfico. Uno de los motivos de irritacin en 1990 ser la altanera
de los conductores de los mencionados vehculos de aire comprimido (en
particular los adolescentes) hacia los derechos particulares de los ciudadanos. Me
imagino que existir la tendencia entre los irascibles terratenientes a levantar
obstculos en sus propiedades, y si un joven se mata a causa de tales obstculos, el
causante del mal podr acogerse a alguna nueva ley.
Tal vez el efecto ms formidable del crecimiento desmesurado de la
poblacin se halle en relacin con los alimentos. Estados Unidos no experimentar
el hambre que hoy da azota a gran parte del mundo, pero tendr que mostrarse
es invariable y fija. En las zonas neblinosas de las grandes ciudades la energa del
sol ser menos prctica, y estar muy adelantado el intento de derivar la recolecta
de tal energa al espacio.
Un pabelln de la Exposicin de 2014 presentar modelos de estaciones de
energa en el espacio, donde se captar la luz solar por medio de enormes
proyectores parablicos, radiando despus la energa conseguida hacia la Tierra.
Dentro de cuarenta y cinco aos el mundo se habr encogido todava ms.
En la Exposicin de 1964, la General Motors exhiba, entre otras cosas, factoras
para construccin de carreteras y calles en los trpicos, y los visitantes de la
Exposicin podrn viajar en una acuabalsa, que se levantar sobre cuatro zancos
y se deslizar sobre el agua con un mnimo de friccin. En realidad, la mecnica
del transporte avanza ya a pasos agigantados y continuar avanzando.
En 2014, a mi entender, se habrn inventado los vehculos con cerebrorobot que podrn ser orientados hacia una meta dada, a la que se dirigirn sin
interferencias, sin estar condicionados a los lentos reflejos de un conductor
humano. Supongo que uno de los mayores atractivos de la Exposicin de 2014
sern los recorridos por la misma en coches robotizados, que funcionarn por entre
la muchedumbre a un nivel de medio metro (sostenidos por chorros de aire
comprimido), evitndose unos a otros limpia y automticamente.
Para los viajes cortos, las aceras mviles (con bancos a los lados, y espacio en
el centro para estar de pie) harn su aparicin en los sectores pobres de las
ciudades; y ciertamente, las aceras de la Exposicin Mundial de 2014 estarn todas
mecanizadas.
Las comunicaciones tambin estarn harto adelantadas, y los satlites
sincronizados posibilitarn que los habitantes de este planeta se llamen entre s,
desde cualquier distancia, con las menores molestias. Esto ya no ser ninguna
novedad en la Exposicin del ao 2014. Mas, y la Luna?
Ciertamente, en aquella fecha habr ya una estacin permanente en la Luna,
y las conversaciones entre el satlite natural y la Tierra tendrn lugar a base de
rayos lser modulados (ver Captulo 11), que son ms fciles de manejar en el
espacio. Si la colonia lunar puede colaborar, los visitantes de la Exposicin de 2014
podrn sostener una conversacin real con los colonos de la Luna.
Estas conversaciones, ciertamente, no resultarn muy cmodas, puesto que
terrestre. Este carbono no se halla generalmente al alcance de los seres vivos hasta
que los lentos procesos geolgicos lo conducen al mar o al aire. Pero seamos
optimistas. Supongamos que la Humanidad consigue cavar en la corteza terrestre
hasta poder aprovecharse de todo el carbono.
La cantidad de carbono de la corteza terrestre es unas quinientas veces
superior a la del aire y el mar, por lo que la Humanidad podra multiplicarse
quinientas veces ms que en el ao 3500.
Esto daria a la Tierra una poblacin total de 300.000.000.000.000.000, o sea,
trescientos mil billones de habitantes. Si los mismos se diseminasen regularmente
sobre la superficie del Globo (y esta vez podemos incluso suponer que los ocanos
estn cubiertos de tablas de extremo a extremo para sostener a las multitudes),
cada individuo tendra derecho solamente a un octavo de palmo cuadrado donde
estar. En realidad, la Humanidad estara apretujada como sardinas en lata.
Cunto tardara la Humanidad en incorporar todo el carbono de la Tierra,
disponible y no disponible, en sus cuerpos y sus alimentos? Slo siete siglos
despus del 3500. O sea, que en 4200 habrase llegado al final absoluto del carbono.
Mas, por qu limitamos a nuestro pobre y pequeo planeta? La era espacial
ya ha comenzado. La ciencia da tremendas zancadas al frente. El infinito espacio
nos llama. En l hay sitio para cualquier nmero de seres humanos, por lo cual no
necesitamos preocupamos por la explosin demogrfica.
Estamos de acuerdo?
En nuestra galaxia hay unos 135.000.000.000 de estrellas, y tal vez unos
100.000.000.000 de galaxias en el universo conocido. Supongamos ahora que todas
las estrellas del universo conocido estn rodeadas por diez planetas, capaces de
soportar la vida como en la Tierra.
Sigamos suponiendo que no existe el menor problema respecto al traslado
de la Humanidad a cualquier otro planeta del universo en un momento dado. Con
slo chascar los dedos, lista la ocupacin universal!
Entonces, cundo podremos disponer del universo, en la misma medida
que la Tierra, en el ao 4200? En qu ao, los terrcolas se hallaran apretujados
como sardinas en lata en toda la superficie de cada uno del par de trilln de
trillones de planetas?
Tal vez resultase bonito llevar una tnica blanca, con un halo y volar sobre
calles doradas todo el da, cantando hosannas y aleluyas en un coro perfecto.
Hay una extraa alquimia en la eternidad. Es capaz de transformar lo ms
bello y mejor en un fastidio. Nada puede escapar a esto. Es el cansancio de todas
las cosas, buenas y malas.
Si tratamos slo del plano individual, este problema podra tal vez
solucionarse. Despus de todo, no necesitamos vivir eternamente de manera
absoluta. No es posible obligar a nadie a estar vivo.
Si uno desea abandonar el mundo de los vivos en una sociedad de
inmortales en potencia, puede hacerlo. En esta sociedad, el verdadero clima de la
vida sera la muerte civilizada. Incluso podra haber centros especiales donde se
celebrase el equivalente de un banquete antes de morir, una ltima celebracin, un
ltimo beso a los seres amados que an no se habran marchado de este mundo, un
adis y un ltimo apretn de manos a los fieles amigos.
Despus, con el acompaamiento de una msica suave, y entre los ltimos
apretones de manos y los besos finales, un compartimiento se cerrara detrs de
nosotros, un gas penetrara en el mismo y fin.
En otras palabras, la inmortalidad no significa eternidad, sino el tiempo
que uno quiera. Cunto tiempo es ste? Naturalmente, vara de individuo a
individuo. Somerset Maugham, el famoso escritor que falleci en 1965 a los
noventa y un aos de edad, ansiaba la muerte, pero era viejo, y estaba doliente y
ciego. En una sociedad inmortal, es fcil que mostrsemos el vigor y la fortaleza de
la juventud durante toda la existencia. Cunto tiempo esperara un joven sensible
e inteligente en desear la muerte como trmino al cansancio?
Si era afortunado o bastante listo para enfrentarse ventajosamente con la
vida y sus problemas, si dirigiese los negocios de la Humanidad o guiase el asalto
del conocimiento sobre lo ignorado, o destilase la belleza del universo,
seguramente no se aburrira rpidamente y durara mucho tiempo antes de llegar
al ltimo apretn de manos.
Seguimos suponiendo? Quinientos aos por trmino medio? Los
estadistas del mundo, los cientficos, los artistas, los sabios, seran unos vigorosos
multicentenarios y en esto, slo en esto, estriba el verdadero peligro para la
Humanidad.
un parto mltiple) y diferente de cualquier otra persona viva o que haya vivido. El
cerebro del recin nacido no es slo un cerebro lavado, sino un cerebro diferente.
Morimos solos, pero nacemos de una pareja. El sexo no es slo
esparcimiento, sino un mtodo elaborado a travs de millones de aos como el
medio ms efectivo para mantener la flexibilidad de la vida ante un ambiente en
cambio constante. Lo que necesitamos son individuos nuevos y distintos, no slo
los viejos, lavados y planchados.
Mas, aun concediendo que la inmortalidad del individuo sea la muerte por
corrupcin y aburrimiento para la especie, no es posible argir de un modo fatal
que las especies tambin acaban por extinguirse, o sea, que no hace falta sacrificar
la inmortalidad personal, ya que es mortal cuanto hacemos? S, miles de especies
han perecido a pesar de todo cuanto hayan podido hacer sus sexos y sus muertes
individuales.
Y sin embargo, si una especie se extingue debido a un alto en su evolucin,
por medio de la inmortalidad individual, se produce su muerte absoluta. Si, por
otra parte, se permite que el sexo y la muerte individual de una especie sigan su
curso evolutivo, es posible que, en el caso del Homo sapiens, el hombre slo se
extinga despus de haber dado nacimiento a una especie diferente y (es de esperar)
mejor que l.
Si la especie ha de extinguirse, es preferible que lo haga dejando tras de s
una especie superior que pueda emprender con ms eficacia la eterna lucha contra
las tinieblas y conseguir la clase de victoria que hoy da todava somos incapaces
de entrever. Debidamente visualizada, esta muerte de la especie no es una muerte
en absoluto, sino otro paso hacia la nica inmortalidad posible: la de la vida y la
inteligencia en abstracto.
kilmetros. Intentar, por primera vez, colocar hombres en esos mundos tan
alejados sera una empresa formidable, que la Humanidad nunca se habra
atrevido a abordar.
Por fortuna, otro cuerpo celeste, la Luna, est mucho ms cerca de nosotros.
La Luna se halla, por trmino medio, a slo 380.000 kilmetros de distancia. O sea,
un poco menos del 1/100 de la distancia a Venus en su perigeo, y algo menos de
1/140 de la distancia a Marte, tambin en su perigeo. Esta distancia representa algo
menos de diez veces la vuelta a la Tierra por el ecuador. Ms an, Venus y Marte
slo estn en sus perigeos respectivos con la Tierra a intervalos breves, mientras
que la Luna nunca se aparta de nosotros.
Astronmicamente hablando, la Luna es nuestra vecina, colocada
idneamente incluso para el ms torpn y primitivo de los disparos. As, en menos
de quince aos, la Luna ha sido abordada, fotografiada en sus dos caras, estudiada
automticamente y conquistada por los astronautas.
Alcanzar la Luna era exactamente el ejercicio que necesitbamos para
desarrollar nuestros msculos espaciales, para aprender las tcnicas apropiadas a
fin de saber vivir en el espacio y en mundos extraos. Con la experiencia obtenida
ya estamos en condiciones de llegar a otros planetas con menos dificultades de las
que habramos encon trado de haber pretendido aterrizar antes en ellos.
ste es el principal motivo de haber llegado ya a la Luna. Probablemente
fuese ste el nico camino para aprender a tomar otros y entrar de lleno en la era
espacial.
Pero aunque reconozcamos el gran valor de tener la Luna tan cerca, hemos
de asombrarnos por ello? Al fin y al cabo, la Luna existe y est ah. Por qu no
aceptarlo? La respuesta a esta pregunta es que, tras estudiar el resto del sistema
solar, hemos de llegar a la conclusin de que la Luna, por derecho propio, no
debera de estar ah. Y el hecho de que s est es un caso de suerte casi demasiado
hermoso para aceptarlo.
En el sistema solar hay treinta y un satlites conocidos, de los cuales
veintiocho en torno a cuatro planetas: Jpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Se trata
de planetas gigantes, todos mucho mayores que la Tierra. Sus campos de
gravitacin son inmensos y era de esperar que tuviesen satlites. Jpiter, el mayor,
posee doce satlites conocidos, y Saturno, que le sigue en tamao, diez.
gigante, infinitamente ms interesante y til que los pequeos satlites del mundo
marciano.
La superficie de la Luna tiene un rea de 38.000.000 de kilmetros
cuadrados, o sea la superficie de Europa y frica juntas. La exploracin no puede
ser muy rpida.
Naturalmente, ya al principio de la era espacial, dicha superficie se
fotografi por delante y por detrs, de cerca y de lejos. Fue posible alunizar
aparatos registradores fsica y qumicamente. Y entonces cabe preguntar: por qu
el peligro y el gasto de enviar hombres? Aparte del hecho de que los hombres
insisten en ir (y tal ha sido el caso de los ltimos astronautas, pidiendo que no sea
el del Apolo XVII el ltimo viaje a la Luna de este siglo); la curiosidad y el desafo
de lo desconocido, y todava queda en pie el hecho de que ningn instrumento,
por muy delicado que fuese, puede sustituir al cerebro humano.
Ignorbamos qu sorpresas nos reservaba la superficie lunar; no sabamos
qu poda haber bajo la sombra de sus crteres. Y slo el cerebro humano poda
efectuar una exploracin adecuada.
Adems, las fotografas areas no podan revelar hasta el ltimo detalle de
nuestro satlite. Incluso, tras haber alunizado diversas veces con pleno xito,
pasarn muchos aos antes de que hayan descifrado por completo todos sus
secretos, con el estudio de las muestras tradas a la Tierra.
Por tanto, fueron prcticas tales exploraciones? No estuvimos, o
estaremos, jugando con la vida de los astronautas? La exploracin lunar es
prctica. Peligrosa, s, pero no tanto, como ha quedado demostrado, como la
exploracin de la Tierra. Los exploradores lunares no han tenido que enfrentarse
con tribus hostiles, con animales feroces, ni con bacterias mortales. Slo han
hallado un ambiente inanimado, aunque arriesgado por unos peligros ya
calculados de antemano.
En primer lugar, la Luna no tiene atmsfera ni agua, lo cual es general en el
espacio exterior. Los astronautas han tenido que ir bien preparados para hacer
frente a estas eventualidades, que no eran tales. Sino certezas. Sus trajes fueron
diseados de acuerdo con estos clculos.
Pasemos a otra pregunta: por qu explorar la Luna? Qu vamos a
encontrar? No hay indicios de que existan piedras preciosas, ya que su constitucin
fijamente y con gran brillo. Tambin se divisan con suma claridad los restantes
planetas. Un pequeo telescopio instalado en la Luna dara cuenta de detalles
sobre la superficie de Marte con ms exactitud que con el mayor telescopio de la
Tierra. Veramos Marte mejor que las condiciones de una sonda como el Mariner
IV.
Desde la Luna tambin podramos estudiar el Sol con ms detalle. Sus
radiaciones no quedan all obstruidas, y su corona es visible constantemente.
No sera posible instalar una estacin espacial, o un satlite con
instrumentos automticos? Tal vez, pero la Luna soportara mucho mejor un gran
laboratorio astronmico, y ofrecera ms comodidades que una estacin espacial,
por muy bien acondicionada que sta estuviese.
Adems, la Luna no tiene sustitucin para los radioastrnomos. Hace slo
treinta aos que los astrnomos comenzaron a interpretar las ondas de radio que
llegan a la Tierra desde el espacio, y gracias a ellas han deducido muchos datos
interesantes (ver Captulo 19). Los radioastrnomos ya estn inquietos por el
creciente uso que los seres humanos hacen de las ondas de radio, ya que puede
empaar las dbiles seales procedentes del espacio.
Una estacin espacial no dara buenos resultados a este respecto, debido a
los parsitos en torno al planeta. En la Luna, en cambio, el observatorio
astronmico podra instalarse en su cara oculta. Con los casi cuatro mil kilmetros
de rocas entre el observatorio y la ruidosa Tierra, los astrnomos podran escuchar
en silencio la msica de las esferas, totalmente complacidos.
Diez aos en la Luna nos ensearan mucho ms sobre el universo que mil
en la Tierra.
Est muy bien que los exploradores y los cientficos se diviertan en la Luna,
pero tambin nos gustara a ti y a m, querido lector, que en la Luna hubiese algo
para el hombre ordinario.
Supongamos que los viajes a la Luna se convierten en una rutina. Existe
algn motivo para que el hombre de la calle subiese hasta all?
Claro que s. Experimentara la excitacin de los lugares extraos, la
emocin de un ambiente totalmente nuevo, y la maravilla de pases nunca vistos.
El Sol es all (visto a travs de aparatos protectores, o por medios indirectos
obtener energa, lo mismo que podra usarse la energa solar, nunca all empaada
por las nubes. La agricultura hidropnica, gracias a tal energa, podra
proporcionar diversos alimentos.
La Luna, en realidad, no es un mundo muerto, o tanto como se crea.
ltimamente se han detectado rastros de actividades volcnicas, por lo que su
calor interno podra emplearse como fuente de energa.
Por tanto, si no hay agua ni aire en la Luna, qu pasa en las regiones
subterrneas? No es totalmente imposible que haya rastros de aire y agua en las
grietas existentes bajo la superficie y, en tal caso, podran servir para las
necesidades de una colonia lunar.
No sera extrao (y esto no se sabr con toda seguridad hasta haberse
examinado minuciosamente todas las muestras lunares, y an quiz ni entonces),
que exista una vida primitiva y microscpica en esas bolsas subterrneas de aire y
agua (ver Captulo 20).
Aunque no haya aire ni agua bajo el suelo lunar, podra obtenerse el
hidrgeno y oxgeno (y otras sustancias) necesarios de las mismas rocas, siempre
que stas fuesen la nica fuente de energa disponible.
Tal vez llegue un da en que sea posible vaciar las cavernas subterrneas de
la Luna y convertirlas en compartimientos estancos. Podran construirse
lentamente ciudades lunares, en las que los hombres y las mujeres viviran en una
comodidad absoluta, sin necesidad de trajes espaciales. Donde naceran los hijos y
pasaran las generaciones.
Los colonos del satlite se adaptaran a la gravedad de la Luna hasta no
poder soportar la mayor atraccin terrestre. En tal caso, los colonos quedaran ya
aislados del planeta paterno. Con este temor, es probable que los colonos tratasen
de realizar ejercicios. Por ejemplo, grandes centros centrfugos imitaran la
gravedad de la Tierra, y las regulares estancias en tales centros centrfugos
mantendran en forma a los colonos.
La posibilidad de la colonizacin de la Luna es un aspecto excitante del
futuro. En la fortaleza y la creatividad que se enfrentarn con los peligros de una
larga emigracin a una nueva tierra. Las colonias, estimuladas por la dureza de
una frontera, suelen superar a sus naciones de origen. Los antiguos griegos de Asia
Menor y Sicilia fueron ms ricos que los de Grecia. Los europeos que construyeron
Sin embargo, no basta con enviar una simple pieza de metal a Jpiter. Si una
sonda planetaria ha de ser til debe de enviar seales. Esperamos que todo
funcione bien a bordo y que la sonda que actualmente est en el trayecto cumpla
con el cometido asignado. Sus seales nos van dando su posicin y pronto
transmitirn ms informacin. Desde qu punto en el espacio seguiremos
recibiendo sus seales o las de otra sonda? Los cientficos hace ya algn tiempo
que enviaron a Jpiter ondas de radar y han detectado su reflejo. La distancia de
este viaje de ida y vuelta a Jpiter es de unos 300.000.000 de kilmetros. Se trata de
un enorme progreso conseguido desde la Segunda Guerra Mundial, cuando se
consider una gran hazaa hacer rebotar las ondas de radar en la superficie lunar,
un viaje de ida y vuelta de menos de 380.000 kilmetros. Es posible que
prximamente hayamos desarrollado nuestras tcnicas hasta el punto de producir
un rayo de radar que rebote en un cuerpo situado a 6.500.000.000 de kilmetros de
distancia, que es precisamente la de Plutn, el planeta ms remoto conocido del
sistema solar.
Por consiguiente, pronto nos hallaremos en disposicin de explorar todo el
sistema solar mediante sondas. Hacia el ao 2000 habrn aterrizado tales sondas en
todos los planetas del sistema solar. Por entonces, todava no conoceremos los
resultados de tales sondeos, puesto que los viajes a los espacios ms lejanos del
sistema solar son muy largos. El Mariner IV tard ms de ocho meses en llegar
cerca de Marte. Para llegar a Plutn se requerirn varios aos.
Podemos explorar ms all del sistema solar? Al fin y al cabo, si
propulsamos un cohete a ms de 42 kilmetros por segundo (velocidad de escape
del Sol a nuestra distancia del mismo), abandonar su rbita en torno al Sol. Dejar
el sistema solar para siempre (tcnica aplicada a la sonda enviada a Jpiter), y con
una puntera acertada se aproximar a Alfa del Centauro, la estrella ms prxima a
nuestro sistema, o a cualquier otro objeto hacia el que vaya destinado.
Por desgracia, incluso la estrella ms cercana se halla unas siete mil veces
ms lejos que Plutn. El vuelo de una sonda no tripulada tardara muchos siglos en
llegar a Alfa del Centauro. Y es casi imposible llegar a inventar unos haces de
rayos de comunicacin que puedan seguir el rastro de las sondas hasta las
estrellas. Ciertamente, ello no ser posible en los prximos siglos (ver Captulo 22).
Y los vuelos tripulados? Una sonda lunar no es lo mismo que el alunizaje
de un hombre en el satlite. Llegaremos a poner el pie en Marte y Venus, en lugar
de enviar sondas? Dnde podremos trazar la lnea y exclamar: No es probable que
el hombre llegue hasta aqu en los prximos ciento cincuenta aos? El hombre
puede explorar el espacio en cuatro fases: en viajes de unos das, de unos meses, de
unos aos, de unos siglos. La primera fase, el viaje de unos das, llev al hombre a
la Luna.
Afortunadamente, ya se ha comprobado que la ingravidez apenas ejerce
ningn efecto sobre la salud de los seres humanos. En segundo lugar, el cinturn
de Van Allen no ha significado nunca el menor peligro para las astronaves
tripuladas ni para sus guas.
Entre 1980 y 1985, si continan los vuelos a la Luna ser posible instalar all
una base. Ya se han examinado los progresos que resultaran del establecimiento
de una estacin astronmica en la cara oculta de la Luna. Y desde sta, debido a su
menor gravedad, podran enviarse otras astronaves a los dems planetas con ms
facilidad que desde la Tierra.
La segunda fase de la exploracin espacial, vuelos de unos meses, colocarn
al sistema solar a nuestro alcance. Esto incluye a los planetas Marte, Venus y
Mercurio. De ellos, Marte es el menos difcil. A pesar de su atmsfera
extremadamente tenue y rida. Marte puede albergar formas de vida en su
superficie (ver Captulo 20).
La principal dificultad para llegar a Marte estriba en la duracin del viaje.
Los astronautas tendrn que pasar seis meses o ms en el espacio. Lograrn
permanecer aislados tanto tiempo? Podrn transportar consigo alimentos en
cantidad suficiente? Podrn resistir la ingravidez tantos meses? Consideremos
estos problemas. La soledad no producir necesariamente efectos demasiado
nefastos. Hace cuatro o cinco siglos, los hombres se aventuraban varios meses por
los tenebrosos ocanos, en condiciones casi tan peligrosas como las de los vuelos
espaciales. Se hallaban todava ms aislados que un viajero espacial hoy da.
Estaban completamente separados de su patria, mientras que un astronauta se
halla en comunicacin con la base espacial constantemente, con el aliento de toda
la Humanidad siempre en sus odos.
Hay que solucionar todava el problema de los vveres. Ante todo, no ser
necesario embarcar en la nave con destino a Marte varias toneladas de agua y
oxgeno. Es preferible que la nave tenga instalada una planta qumica en miniatura
que destile y purifique el agua y descomponga el dixido de carbono para recobrar
el oxgeno de la respiracin. Sin embargo, nada se ha previsto respecto a la comida.
Tal vez podra llevarse en forma congelada por completo.
semejantes a la Tierra, que pueden soportar vida con las mximas probabilidades
en tal sentido (ver Captulo 22). Algunos pueden incluso tener vida inteligente. Por
desgracia, no sabremos cul es o cules son los planetas que soportan esta vida
hasta que las astronaves lleguen a las estrellas a cuyo alrededor giran dichos
planetas, de modo que si lo que buscamos es otras formas de vida, lo haremos a
ciegas.
Y qu otros sistemas estelares pueden alcanzarse?
Ciertamente, la tarea de llegar a las estrellas ms cercanas es muchas veces
ms difcil que alcanzar el planeta ms lejano del sistema solar. Un gran problema
de estos viajes sera el de proteger a los astronautas contra las mortales partculas
cargadas de alta energa que chocaran con la nave, poniendo en peligro a sus
pasajeros e instrumentos. An no se ha encontrado ninguna solucin a tal
problema. Adems, ni siquiera los cohetes ms avanzados que podamos imaginar
podrn volar a mayor velocidad que la luz, e incluso a la velocidad de sta durara
nueve aos el viaje de ida y vuelta al cuerpo celeste ms prximo, fuera del sistema
solar. A las estrellas ms distantes tardaramos cientos de miles de aos en llegar.
Hasta en el ao 2100, cuando la Humanidad ya habr conquistado Plutn
con toda seguridad, es difcil que se intente efectuar alguna expedicin hacia las
estrellas. Significa esto que el hombre ha de renunciar a ellas? Renunciar es un
verbo muy pesimista. Los cientficos ya han especulado sobre varios medios para
llegar hasta el verdadero espacio exterior. La primera necesidad, claro est es la
capacidad de alcanzar velocidades que se aproximen a la de la luz. Pueden
lograrse mediante cohetes de iones o por algn otro invento tcnico no surgido
todava.
La teora de la relatividad de Einstein explica que todos los movimientos
internos se retrasan en los objetos que se mueven a grandes velocidades. Los
astronautas, por tanto, experimentaran slo el paso de unos cuantos aos en el
transcurso de viajes que a los individuos situados en la Tierra les parecera de
cientos de miles de aos de duracin (ver Captulo 18). Por consiguiente, el
hombre llegara a una estrella distante dentro de su propia existencia, aun cuando
tuviese que despedirse para siempre de la Tierra y todo cuanto dejase atrs.
Si resultase que las velocidades casi como la de la luz no son prcticas, sera
posible, pese a todo, vivir lo suficiente para llegar hasta las estrellas. Para ello,
podra congelarse a los astronautas y dejarlos en una especie de animacin
suspendida para varias dcadas o generaciones hasta tener la meta a la vista. Sin
sucinta, diremos que es una cuestin de masa. Jpiter, por ejemplo, tiene
demasiada; Mercurio, excesivamente poca. La diferencia de masa entraa, sea
como sea, casi todas las cualidades que convierten, o no, a un planeta en un
espomo.
Si un planeta posee poca masa no puede soportar una atmsfera ni un
ocano formado por un lquido voltil. Si tiene demasiada, atraer el hidrgeno y
el helio, produciendo una atmsfera venenosa y, a lo sumo, un ocano de
amonaco. En ninguno de ambos casos, podr ser un espomo.
Si su masa es excesiva, se deber probablemente a hallarse muy lejos de su
primaria fuente de calor, pudiendo acumular materia sin apenas competencia por
parte de su sol y a una temperatura suficientemente baja, las molculas de
hidrgeno (el elemento primordial de la materia) se tornan demasiado indolentes
para ser capturadas. En tales condiciones, el planeta es demasiado fro para ser un
espomo.
Si el planeta es poco slido, debido a estar demasiado cerca del Sol, toda la
materia acumulante se pierde en direccin a aqul, y la mayora de los elementos
ms comunes son, a tan corta distancia de la fuente de calor y energa, demasiado
ligeros y esquivos para ser capturados. Alternativamente, el cuerpo del planeta se
forma demasiado cerca de un planeta mayor que le roba la materia de modo que el
cuerpo en s no es ms que un satlite.
En el primer caso, el cuerpo celeste est excesivamente caliente para ser un
espomo, y en el segundo, demasiado fro.
Naturalmente, hay excepciones a estas reglas; excepciones conocidas dentro
de nuestro sistema solar. Nuestra Luna es demasiado grande para el lugar que
ocupa en el sistema, mientras que Plutn es demasiado pequeo. Este escape a la
regularidad conduce a la teora de que la Luna es un planeta capturado, y Plutn
un satlite liberado.
Por otra parte, suponiendo un sol del tipo apropiado, es razonable esperar
que se forme un planeta a la distancia debida de dicho sol, con la composicin
qumica ms conveniente para convertirse en un buen espomo.
Por consiguiente, podramos afirmar que la bsqueda de un espomo es la
bsqueda de un cuerpo celeste con la masa apropiada.
Mas todo esto se halla dentro del curso de la Naturaleza. Estos espomos son
tal agua.
Con la suficiente energa, y una masa de composicin qumica variada como
la de la Luna (o de un astro mucho menor), podran obtenerse los requerimientos
qumicos bsicos.
La energa es la clave, y nosotros nos hemos acostumbrado a considerar al
Sol como la fuente natural de toda energa. En la Naturaleza, la nica fuente de
energa en cantidades suficientes para soportar un espomo natural, es una estrella
como nuestro Sol; mas una estrella, cualquier estrella, es un verdadero desgaste de
energa. Casi toda su radiacin es absorbida por uno de sus planetas, y slo una
pequea fraccin de sa se emplea. Mucha menos cantidad, utilizada con mayor
eficacia, servira mejor para este propsito.
Una hoguera, cuya produccin de energa es una fraccin sumamente
ridicula de la solar, nos calienta en invierno, cuando el Sol resulta insuficiente para
este propsito. Sin embargo, a la escala de un espomo, una hoguera ordinaria no es
bastante. Por fortuna, hay a la vista algo mucho mejor.
A la inmensa escala de un espomo, solamente la fusin del hidrgeno podra
considerarse como una fuente de energa a travs de un futuro indeterminado. La
fusin del hidrgeno a gran escala es la que le proporciona al Sol su energa, y
puede ser aqulla la que d a la Tierra su energa.
Por consiguiente, preveo, aunque no en un futuro inmediato, la posibilidad
de que la Luna sea excavada bajo su superficie en forma de cavernas, que estarn
aprovisionadas por la misma Luna de todos los materiales bsicos, y cuya energa
proceder de plantas de fusin de hidrgeno.
Este sistema de cavernas estar poblado por vida animal y vegetal (e
inevitablemente de vida microscpica), y habitado por hombres, mujeres y nios,
es decir, por familias que no conocern otra clase de vida, ni querrn conocerla.
Las ventajas son obvias. La Luna gozar de un ambiente controlado y
diseado especialmente para el hombre; ste tendr lo que desee y necesite (en
muchos aspectos vitales), y no slo lo que pueda conseguir. Asimismo, gozar de
las ventajas de un nuevo principio. De igual modo que Estados Unidos ha
conseguido prosperar y florecer debido, en parte, a haber prescindido de las
tradiciones de la amargada Europa de la Edad Media, en la Luna, es de esperar,
sus colonos se hallarn libres de los tabes y errores pasados de la Tierra.
En el aire, falto de viscosidad, por otra parte, es posible moverse con rapidez y
poseer una forma irregular al mismo tiempo, de modo que los animales terrestres
han podido desarrollar buenas extremidades. A esto le debe el hombre sus
inapreciables manos.
Consideremos hasta qu punto, de ser la marsopa tan inteligente como el
hombre, le impedira exhibir su talento la falta de manos. De poder llegar a
comunicarnos con las marsopas, tal vez nos hallaramos con unos filsofos muy
pesimistas: grandes pensadores, pero nulos como ejecutores.
Asimismo, slo es posible encender fuego al aire libre y jams en el agua.
Slo una criatura terrestre, por tanto, pudo desarrollar la tcnica que se inici con
el descubrimiento del fuego. Es posible argir que los progresos tcnicos de la
Humanidad todava no son perfectos, pero dudo que nadie quisiera regresar a los
tiempos en que el fuego todava no haba sido descubierto.
Empleando una analoga qumica, el paso del mar a la tierra signific una
fase modificada en el progreso de la vida, lo cual todo el mundo, o casi todo el
mundo, ha de considerarlo muy deseable.
Es posible, entonces, que el paso desde un espomo natural y externo, a
otro interno y artificial pudiese significar un cambio deseable? Nunca me ha
gustado profetizar, ya que en tales asuntos resulta extremadamente difcil, mas lo
intentar.
Creo, por ejemplo, que por muy difcil que fuese el paso inicial de un
espomo externo a otro interno, al final sera una cancelacin parcial de las
dificultades presentadas por la gran aventura anterior de la vida. En un espomo
interno, el hombre volvera a recobrar el ambiente inmutable y la menor gravedad
del mar, sin abandonar el ambiente menos viscoso del aire. Un espomo interno
gozara, al poco tiempo, de las ventajas inherentes a la tierra y al mar, y no sufrira
ninguna de sus desventajas.
Si empezamos con un espomo interno en la Luna, la victoria, el triunfo slo
podra inspirar intentos de expansin, llegando a la formacin de espomos de
tamao mediano, como Marte y los grandes satlites de Jpiter. Especialmente,
podra producirse una especie de xodo hacia espomos cada vez ms pequeos, o
sea, los asteroides que existen por millares en el espacio, entre las rbitas de Marte
y Jpiter.
gravedad existiran como un ncleo central (la poblacin terrestre), con pequeas
ramificaciones en Marte, la Luna y otros planetas o planetoides, mientras que la
especie sin gravedad estara repartida entre un millar o ms de mundos.
La situacin semejara a la existente entre las civilizaciones griega y romana
de la Antigedad. Los romanos forjaron unas leyes maravillosas, unas severas
bases gubernamentales, fueron grandes arquitectos y mejores tcnicos, tanto en la
guerra ofensiva como en la defensiva. Sin embargo, la civilizacin romana siempre
result falta de flexibilidad; Roma nunca dej de ser Roma.
Los griegos, en cambio, a pesar de alcanzar menos altura material, gozaron
de una vida y un verbo en su cultura que an hoy da nos cautivan, despus de
transcurridos ms de dos mil quinientos aos. Ninguna otra cultura ha brillado
como la griega, y uno de los motivos de tal milagro es que no se trataba en realidad
de una Grecia, sino de un millar de ciudades-Estado griegas, cada cual con su
propio gobierno, sus costumbres, su forma de vivir, de amar, de adorar, de morir.
Si consideramos la antigua Grecia, el esplendor de Atenas parece empaar el brillo
del resto de la nacin, y sin embargo cada ciudad contribuy a su cultura con algo
propio. La infinita variedad a que esto dio resultado le otorg a Grecia una gloria
imperecedera e inigualable, muy superior a nuestra actual civilizacin de una
Humanidad-masa, lo que Ionesco denominara una Humanidad-rinoceronte.
Los seres que viviesen en mundos sin gravedad seran los griegos modernos.
Un millar de mundos, todos con su propia forma de desarrollar y expresar su
historia y sus antecedentes. La riqueza vital representada por esos diferentes
mundos sin gravedad superara con creces a todo lo desarrollado en el mismo
tiempo en una Tierra, muy disminuida y ms uniforme a causa de los progresos
tcnicos.
Una tercera diferencia, crucial en mi opinin, puede explicarse y
comprenderse mejor volviendo al tema de las naves espaciales.
Ante lo ya expuesto, sabemos que una nave espacial no es un espomo
autntico, ya que un espomo ha de ser capaz de soportar indefinidamente la vida
humana. Una nave espacial es ms bien un espomoide, que puede servir de
espomo temporalmente.
Los espomoides ya han funcionado muy bien en diversas ocasiones,
particularmente en los viajes a la Luna.
Cada cual transmitira al otro sus archivos, con descripciones mutuas de los
sectores por ambos visitados. Se expondran nuevas teoras y modernas
interpretaciones. Se intercambiaran obras de literatura y de arte, y se daran
conferencias respecto a las distintas costumbres.
Adems, habra la oportunidad de intercambiar los genes. Ya que el
resultado inevitable de tal cita sera un intercambio de poblacin.
Sin embargo, es posible que tal intercambio gentico no pudiera tener lugar
en buen nmero de casos. Una soledad prolongada podra permitir el desarrollo
de variedades de imposible cruce. Entonces, habra que verificar si las dos
poblaciones eran compatibles entre s. En caso contrario, podra llevarse a cabo, de
todos modos, un intercambio intelectual.
Eventualmente, el espacio contendra, pues, innumerables variedades de
inteligencias de gravedad cero, con el universo por hogar, donde todos los seres
seran inteligentes, descendientes quiz de un planeta que slo existira en su
memoria como una leyenda, de la que se habra desvanecido totalmente la
primitiva Humanidad terrquea.
Tal vez el Homo sapiens no sea la nica especie que efecte la transicin a una
cultura estelar. Tal vez exista un punto crucial, alcanzado por todas las
inteligencias, desde el cual se bifurquen dos rutas, una rumbo a la verdadera
conquista del espacio, y la otra hacia una lenta desintegracin en la vida planetaria.
Quizs ah fuera haya seres inteligentes esperando al hombre. Y cuando nos
unamos a ellos, estaremos unidos a dichos seres, no en trminos de semejanza
material y orgnica, sino en la vida que vivimos y en el intelecto que cultivamos.
Es sta la consecuencia de la nueva fase del cambio, que har plenamente
posible la exploracin espacial? O slo voy dando tumbos en un vano intento de
ver lo invisible, de prever lo imprevisible? Tal vez el punto esencial de esta fase del
cambio se halla lejos de mi alcance, como el aroma de una rosa lo est del pez, o
una sinfona de Beethoven no puede ser captada por un chimpanc.
Pero lo he intentado!
Tercera parte
RELATIVA A LA CIENCIA-FICCIN
de edades, son:
Fantasa.
Stira social.
Ciencia-ficcin.
La fantasa probablemente es sumamente antigua, tanto como el lenguaje.
En un mundo primitivo, donde la mayor parte de los aspectos de la Naturaleza y
la vida consciente eran desconocidos y aparentemente de conocimiento imposible,
salvo por revelacin directa, los intentos de explicacin por parte del hombre
conducan directamente a la fantasa.
Soar con una persona muerta daba lugar a historias de fantasmas. Los
efectos ruinosos de la tormenta y la sequa servan de inspiracin para los cuentos
de espritus malvolos. Los hechos poco conocidos se distorsionaban en
maravillas, de modo que los rinocerontes se convertan en unicornios, las vacas
marinas en sirenas, y los crneos de los elefantes sicilianos de la Prehistoria en
canbales gigantes de un solo ojo.
En realidad, fue la fantasa realmente fantasa hasta el alborear de nuestra
sofisticada edad? Es una historia de fantasmas una fantasa para la persona que
cree firmemente en los fantasmas? El fondo, que a nosotros no nos parece guardar
relacin con la verdad, era el verdadero fondo para nuestros antepasados. En este
aspecto la fantasa anterior a nuestra poca fue simplemente otro aspecto de la
literatura contra un fondo familiar.
Las fantasas modernas se escriben y son ledas por el pblico que sabe que
lo son. Mas la neofantasa todava halla su inspiracin en las deducciones del
pasado. Los cuentos todava tratan de fantasmas y vampiros, de brujas y
demonios, con el uso de encantamientos, y los peligros de la maldad. Tales relatos,
en la actualidad, tienen ms xito si se escriben exclusivamente con el propsito de
entretener. Ya no asustan a nadie.
La stira social es, por entero, ms sofisticada que la fantasa. Si sta es un
tipo universal de literatura regional, la stira social es la obra de un intelecto
avanzado y atrapado en una sociedad que no recibe bien las crticas. (Casi debera
decir atrapado en una sociedad, sin la frase calificadora, ya que no hay ninguna
sociedad que guste de las crticas).
sentaron los cimientos de todos los temas que los escritores de ciencia-ficcin han
venido tratando desde entonces.
Hasta 1926 no se instal un mercado especial exclusivamente para los
productos de la ciencia-ficcin. Fue aquel ao cuando Hugo Gernsback public por
primera vez las Amazing Stories[13]. Hacia 1930, se hallaban en las libreras y
quioscos otras tres revistas de ciencia-ficcin.
Fue posible, lentamente (y econmicamente) que un joven decidiese vivir de
la ciencia-ficcin, pero transcurrieron diez aos antes de que los escritores
estuvieran suficientemente desarrollados para alcanzar la madurez en este campo
literario.
El perodo de madurez suele darse frecuentemente como el momento en que
John W. Campbell, junior, pas a ser editor de Astounding Stories[14] (que
rpidamente titul Astounding Science-Fiction)[15]. Era el 6 de octubre de 1937.
Para Campbell, la ciencia-ficcin era esencialmente como la definida
anteriormente. Acentu las aventuras de ciencia-ficcin con nuevos inventos o
avatares en otros mundos (una especie de super-western, donde las naves espaciales
reemplazaban a los caballos, y las pistolas de rayos a los revlveres), y los
argumentos daban entrada a meditaciones respecto a las posibles sociedades del
futuro.
Tras el lanzamiento de la bomba atmica, la ciencia-ficcin se cubri de
respetabilidad. Muchos que haban considerado las historias relativas a una guerra
atmica (impresas con todo detalle a principios de 1941) sumamente ridiculas, e
incluso patolgicas, se apresuraron a rectificar sus criterios. La masa de lectores
aument. Las revistas populares comenzaron a publicar ocasionalmente relatos de
ciencia-ficcin. Algunos editores (particularmente Doubleday y Compaa, de
Nueva York), publicaron novelas de ciencia-ficcin. Y se editaron nuevas revistas
especializadas.
Hacia 1950, aparecieron La revista de la Fantasa y la Ciencia-Ficcin y CienciaFiccin de la Galaxia, que, juntamente con Astounding (actualmente bautizada como
Analog Science Fact Science Fiction) se consideraron como las tres grandes de
estos temas.
La poltica editorial de las tres grandes ofrece un contraste interesante.
Todas se dedican a la ciencia-ficcin, pero Analog se adhiere ms rgidamente a la
historia? Sid Sawyers y Georgie Bassets, vboras que visten ropas limpias, hablan
un ingls correcto y les gusta la escuela (criaturas abominables).
Jams rob la manzana del huerto del vecino ni quit un meln de su pila
(claro que en Brooklyn hay pocas oportunidades de tales travesuras), pero me vi
bastante seducido por la hipcrita habilidad del autor y aprend a detestar a los
favoritos del maestro que no se dedicaban a tales jugarretas, que no mentan jams
y que estudiaban, sin querer participar en esos deliciosos juegos de la delincuencia
juvenil.
Tal vez fuesen nuestros antecedentes pioneros, cuando la escuela slo
pareca un medio de apartar a un chico de sus deberes y hacerle aprender las
declinaciones latinas, ante la desesperacin de su abrumado padre. Fuese como
fuese, muchos de nosotros recordamos an la rechifla exhibida por los peridicos
ante los profesores de los primeros das del New Deal. Se da tambin por
descontado que Adlai Stevenson se vio ayudado en sus derrotas a la presidencia en
1952 y 1956 por su persistente revelacin de inteligencia.
Habis observado alguna vez el papel representado por los lentes en los
cines y la televisin? Las gafas, en el arte ms popular de la actualidad, son el
smbolo del intelecto bien desarrollado (seguramente debido a la errnea creencia
de que la gente educada arruina su vista mediante el pernicioso vicio de leer).
Ordinariamente, los protagonistas de una pelcula no llevan gafas.
Ocasionalmente, el protagonista es un arquitecto o un qumico, y s las lleva a fin
de demostrar que ha asistido a la Universidad. En este caso, se las quita a cada
momento, puesto que no es posible ser viril y llevar gafas al mismo tiempo. Cierto,
se las pone para leer, y se las vuelve a quitar, para asumir el papel de macho
asignado en la cinta.
Otro ejemplo mejor lo dio Hollywood por medio de una situacin que en la
actualidad el propio Hollywood ha reducido a polvo (cosa casi increble). La
situacin a que me refiero es aquella en que se supone que una bellsima actriz, a la
que llamar Laura Hermosa, es fea, puesto que lleva gafas.
Esto ha ocurrido en innumerables ocasiones. Laura Hermosa es bibliotecaria
o profesora (las dos ocupaciones femeninas que, de acuerdo con los
convencionalismos de Hollywood, garantizan la soltera y la desdicha) y,
naturalmente, lleva unas gafas de concha de carey (el tipo ms intelectual) para
indicar tal cosa.
Un marciano en la televisin?
Cuando, hace unos aos, lleg hasta m este rumor, apenas di crdito a mis
odos. Nada poda ser ms excitante, ms emocionante, ms cientficamente til,
que tener un marciano en la televisin. Por consiguiente, esper ansioso la
aparicin del programa titulado My favorite martian[19].
Para m, esto era altamente significativo. Durante ms de un cuarto de siglo
me he dedicado a escribir relatos de ciencia-ficcin, de modo que estoy sumamente
familiarizado con el aspecto de los marcianos, segn los han descrito las mejores
mentalidades americanas (incluyndome yo mismo). (Ver Captulo 23.)
Mientras iba contando las horas que faltaban para el pase del programa,
repas varias descripciones de marcianos. Por ejemplo, haba marcianos
humanoides que, aunque eran altos y de forma espiral, con miembros delgados,
sus pechos eran bulbosos. Haba marcianos con rostro de crisantemo; con
tentculos como pulpos; otros que se parecan a las avestruces, y finalmente,
marcianos como gusanos con plumas.
Naturalmente, en algunas ocasiones las marcianas eran descritas como
mujeres bellsimas, provistas de un mximo de encanto y un mnimo de tela, mas
nunca me las he tomado en serio. Hay que pensar en el caso razonablemente. En
Marte hace mucho fro, y las bellas princesas marcianas tendran que llevar pieles
costosas, y dnde se las procuraran en Marte? La consideracin de tales
extremos distingue al escritor de ciencia-ficcin de talento y reflexin del vulgar
aficionado.
no quedaba afectado ni por el fro de Marte ni por el calor terrestre? Unas eficaces
glndulas sudorparas podan contrarrestar la humedad. Por consiguiente, este
dato tampoco era concluyente. Incansable, sin remordimientos, pas a otras
consideraciones.
Y la atmsfera? La de Marte no es ni una dcima tan densa como la
terrestre y no contiene oxgeno. ste es un producto qumico muy activo, que
indudablemente envenenara a un marciano no acostumbrado a respirarlo. La
cuestin estribaba en saber cmo segua vivo to Martin, respirando nuestra
atmsfera.
Mas, respiraba nuestra atmsfera? No quise saltar a ninguna conclusin.
Vigil programa tras programa, tratando de detectar el movimiento rtmico del
pecho. Por desgracia, no acert en ningn momento a detectar tal movimiento.
Como en asuntos cientficos es muy importante comprobarlo todo, eleg otro
personaje de la trama para ver si el pecho de un ser terrqueo suba y bajaba al
respirar. Al azar, escog a la atractiva portera, y observ su prominente busto
durante cinco o seis programas. S, su pecho suba y bajaba, mas no qued
convencido en el caso de to Martin.
La evidencia no era concluyente.
Entonces, se me ocurri la solucin. La gravedad! La gravedad de la
superficie de Marte es solamente dos quintos de la nuestra. Cualquier individuo
adaptado a Marte pesara mucho ms en la Tierra. Andara con grandes
dificultades, y se levantara mediante un enorme esfuerzo. La vida terrestre sera
una terrible y constante tortura para l.
Mas to Martin no pareca tener dificultades para moverse. Ms bien
caminaba con ligereza y gracejo. Comprob de nuevo con la portera, y la reaccin a
la gravedad terrestre pareci ser la misma en ambos casos.
Al fin, tena ya un dato concluyente. Mi cuidadoso anlisis de la situacin
haba requerido varias temporadas, mas vala la pena. Estoy seguro de que la
conclusin a que llegu conmovi a toda la nacin.
La conclusin era sencilla. To Martn no era un marciano! Era un terrqueo,
ni ms ni menos.
Aunque tampoco era un simple terrqueo. Tena antenas; yo mismo las
haba visto. Posea asimismo todos los poderes de los marcianos. Poda tornarse
invisible y mover los objetos slo sealndolos con el dedo.
Naturalmente, supuse que tales poderes eran falsos. Sospech tambin que
todo era un truco, ya que es muy difcil engaar a un escritor de ciencia-ficcin
como yo. Conozco todas las tretas.
Por ejemplo, poda tratarse de un intento de distraccin. Veamos cmo el
dedo de to Martin se mova en direccin a una silla, en tanto otra persona,
rpidamente, la mova. O tal vez to Martin llevase un tubo largo unido al dedo, un
tubo de color gris, para que resultase invisible. Cuando pareca que to Martn, por
ejemplo, desapareca, era que alguien haba colocado una pantalla ante l,
exactamente igual que el fondo del escenario.
Pens una docena de trucos sutiles, pero al final me convenc de que no
empleaban ninguno.
Por tanto, llegu a la conclusin de que to Martn era un terrqueo, si bien
posea poderes marcianos.
Entonces, llegu a la nica solucin posible: los marcianos estaban detrs del
programa. E indudablemente, habra otros programas similares. Por qu? Si los
marcianos deseaban demostrar sus poderes, por qu no utilizar a un marciano?
Por qu servirse de un terrqueo? Mi hijo me dio inadvertidamente la clave, que
mi gran cerebro capt al instante.
Caramba, me gusta to Martin! exclam mi hijo.
Naturalmente! Le habra gustado de haber sido to Martin un gusano con
plumas o un pulpo? Jams! Por tanto, los marcianos presentaban deliberadamente
una imagen falsa al mundo. Estaban subvertiendo a nuestra pobre juventud!
Estaban ganando nuestros corazones astutamente! Nos presentaban a un
marciano exactamente igual a nosotros; con poderes especiales, si bien slo los
utilizaba para ayudar al jovencito con quien viva, y para mantener a la portera
libre de los. Incluso el detective, que constantemente sospechaba que to Martn
era un ser raro, era tratado con gentileza.
La conclusin inevitable es que los marcianos desean ayudarnos y que hasta
aman a sus enemigos. Al menos, sta es la conclusin que ellos desean que
creamos.
Mas, es vlida? De ser as, por qu tanto trabajo para ocultar lo que mis
aos de estudios y perseverancia me hizo comprender? No sera posible que
despus de habernos lavado el cerebro, tornndonos amables hacia los marcianos,
stos, solapadamente, se presentasen tal como son, y nos destruyesen? Sera tonto
y necio creer otra cosa! Alerta, terrqueos! No os fiis de los marcianos! De prisa,
despertad antes de que sea tarde! Abrid vuestros ojos ante la conspiracin
marciana que nos rodea! No os dejis engaar por el insidioso to Martn! Si
actuamos a tiempo, salvaremos a la Tierra, mas el tiempo apremia.
Actuemos ahora!
Hace algn tiempo, una sonda planetaria, el Mariner TV, pas muy cerca de
Marte y viol la castidad de nuestro hermano del sistema solar con una serie de
veintiuna fotografas. El velo de la distancia fue desgarrado y las cicatrices de
Marte quedaron al descubierto.
Nada de canales! Slo hoyos como en la Luna. Muchos crteres. Uno meda
ms de cien kilmetros de dimetro. La ltima visin de un mundo extico pas al
limbo y el sistema solar result estar menos poblado que nunca.
Actualmente soy escritor de ciencia-ficcin, mas en los aos treinta no era
ms que un lector asiduo de tales temas. En aquella poca, el sistema solar estaba
poblado por razas misteriosas, bellas princesas, bestias y monstruos terribles, y
hasta plantas inteligentes, de carcter mortal.
Era un sistema solar como jams veremos, al que la ciencia arruin.
Hasta los tiempos modernos, los hombres crean que slo la Tierra estaba
habitada. Me refiero a la gente vulgar. Las personas ms cultas, incluso en los
tiempos antiguos, crean que el Sol y la Luna eran otros mundos, y que tambin
podan serlo los planetas. Hasta la actualidad un mundo deshabitado era una
contradiccin. De qu serva un mundo, a menos que estuviese habitado por seres
como nosotros? Un mundo deshabitado era perdido, y esto era una mcula para
Dios (si uno era religioso), o para la maquinaria lgica del universo (si no lo era).
De pronto, en 1959, los rusos enviaron al Lunik III en torno a la Luna, a fin de
atisbar al otro lado. Y all se desvanecieron los mares, el aire y las nubes; all se
perdi el encantador paisaje lunar. Su otra cara era peor que la que vemos, ms
montaosa y con ms crteres.
Bien, el subsuelo? Cmo los selenitas de H. G. Wells?
No. Los cientficos han considerado el asunto y han adelantado toda clase de
razones para suponer que, a lo sumo, puede haber una vida bacteriana, u otra
igualmente sencilla, en el interior de la Luna. Nada ms.
Claro est, no menciones siquiera al Sol. Su temperatura exterior es de
10.000 C, y sus manchas, a pesar de Herschel, son ms negras por comparacin,
puesto que al menos tienen una temperatura de 7.000 C. Tampoco su interior est
fro. Al contrario, el calor se acenta hacia el centro, hasta llegar a los 25.000.000 C.
Mas en los aos treinta no era la Luna (ni el Sol) donde situbamos la vida.
Todos suponamos lo peor del Sol, y tambin nuestro satlite.
Pero tenamos a Marte! En el caso de Marte, la ciencia estaba de nuestra
parte!
Al fin y al cabo, un astrnomo italiano, Giovanni V. Schiaparelli, descubri
los famosos canales en 1877. Y otros astrnomos, como Camilo Flammarion y
Percival Lowell, insistieron en que tales canales slo podan haber sido construidos
por seres inteligentes, lo cual indicaba que Marte estaba habitado.
Cuntas historias de ciencia-ficcin se centraron en Marte! Cuntas
princesas encantadoras, apenas vestidas muchas de ellas, sentadas sobre caballos
de seis patas, esperaban a ser libertadas por el terrqueo que luchaba con espadas
gigantes!
Naturalmente, se razonaba. Marte era un mundo ms pequeo que la Tierra,
y se haba enfriado antes. Su civilizacin estaba ms adelantada que la nuestra y
era ms decadente. El agua desapareca lentamente, y haban construido los
canales en un intento desesperado de evitar el inevitable fin. Los viejos marcianos
se enfrentaban con dicho destino con ecuanimidad filosfica, ofreciendo sus
enseanzas a la raza ms juvenil de la Tierra. O bien, acuciados por la necesidad,
planeaban invadir nuestro planeta, el siguiente hacia el Sol, matando o
esclavizando a los terrqueos.
amenazaba todo, donde las plantas rapaces libraban una guerra civil sin tregua ni
cuartel. Se crea, entonces, que Venus siempre mantena una sola cara haca el Sol,
y que la capa de nubes impeda que su temperatura fuese indebidamente elevada.
El lado oscuro de Venus, con su eterna luminosidad, tena un ambiente totalmente
distinto, misterioso, con aire clido procedente del lado diurno, que se helaba en
montaas de oxgeno y nitrgeno slidos.
O las nubes significaban que Venus contena un enorme ocano en su
superficie? Tan enamorado estuve de esta posibilidad, que en 1954 escrib una
novela respecto a ese planeta, describindolo como un gran ocano que se extenda
por toda su superficie. Pobl aquel ocano de seres fantsticos, incluyendo un
pulpo de dos kilmetros de longitud.
S, nadie poda refutamos. Era imposible distinguir nada bajo aquella capa
de nubes. Tenamos un mundo a nuestro gusto, sin que la ciencia pudiera
destruirlo.
Los astrnomos, no obstante, jugaban al gato y al ratn con las nubes. Uno
aseguraba que eran de formaldehdo. De gasolina, afirmaba un segundo. De polvo,
dijo un tercero. Todos estbamos expectantes, hasta que se averigu que eran
nubes de agua.
Por fin, los astrnomos decidieron que en la atmsfera de Venus no haba
oxgeno (los astrnomos jams hallan oxgeno en ninguna atmsfera, ver Captulo
13). Los escritores de ciencia-ficcin replicaron que esto no poda tomarse en serio.
Al fin y al cabo, los astrnomos slo vean el aire situado encima de las nubes. Mas,
y debajo?
Entonces, los astrnomos captaron seales de radio desde algunos planetas,
y entre stos Venus. Las seales enviadas por este planeta slo podan ser radiadas
desde un objeto muy caliente, de 300 C por lo menos. En 1962, la sonda de Venus,
el Mariner II, descubri y confirm que Venus era un planeta muy caliente.
S, Venus estaba cubierto por un ocano, como yo haba predicho en 1954. Lo
malo era que aquel ocano era una inmensa corriente. Las nubes que cubran
Venus no indicaban la presencia de agua, sino que eran toda la provisin de agua
del planeta.
Incluso result que Venus gira lentamente respecto al Sol. No existe una
noche perpetua en una cara, y ningn refugio contra el calor. Venus es un planeta
totalmente caliente.
Final de Venus. Final de la selva ms bella del sistema solar; final del
enorme ocano.
Tampoco haba grandes esperanzas cifradas en Mercurio. Estaba demasiado
cerca del Sol, presentndole eternamente una cara. Mas, y la zona intermedia?
Poda discurrir el aire desde las montaas de oxgeno al lado nocturno?
Imposible! Los astrnomos lo explicaron con todo detalle. La rbita de
Mercurio es muy elptica. A cada revolucin, se aproxima mucho al Sol, acelera su
marcha, y despus se aparta de aqul, rezagndose. Como resultado de este
movimiento, su superficie se balancea como un pndulo, de forma que cada lado
de la zona intermedia tiene 44 das de sol y 44 noches. No hay zona intermedia.
En 1965, la cosa an empeor. Result, segn los haces de radar rebotados
en Mercurio, que este planeta gira lentamente. Tampoco hay una cara de noche
eterna. Todas las partes del astro gozan de largos perodos de luz solar.
Tampoco hay oxgeno helado.
Pasado Marte hallamos los mundos gigantescos del sistema solar, Jpiter,
Saturno, Urano y Neptuno, contando entre todos veintinueve satlites, cinco de
ellos grandes.
En los felices treinta, poblamos a todos esos planetas y satlites. Se
escribrieron muchas historias sobre Jpiter y Saturno. Unos representaban a este
ltimo como un mundo de praderas, un gigantesco Oeste, con grandes manadas
de ganado. Lo cual era estupendo, ya que la superficie de Saturno es ochenta veces
mayor que la de la Tierra, si lo que de all vemos es realmente su superficie.
En cuanto a los satlites En mis novelas de aquella poca, mis
protagonistas se vieron amenazados en Ganimedes y Calisto, dos lunas de Jpiter.
Titn, la mayor de Saturno, era otra de mis favoritas.
Tampoco significaba ningn inconveniente la enorme distancia desde esos
planetas al Sol. Una de las grandes novelas de aquel tiempo describa un sistema
solar destinado a un fin prematuro como resultado de las maquinaciones de los
malvados habitantes de Neptuno.
Sin embargo, era una batalla perdida. Los planetas exteriores son demasiado
Notas
[5]
[6]
<<
[11]
[12]
[13]
[14]
[15]
<<
[17]
[19]