Historicidad y Autorreflexión

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ISSN: 1646-5024 agosto-diciembre 2009 Revista Nuestra Amrica n 7

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Teatro chileno: historicidad y autorreflexin67


Mara de la Luz Hurtado 68

Resumen
En este artculo se establecen ciertas lneas o series de creacin dramtica y autoral comunes en el teatro chileno entre las dcadas de 1990 y del 2000. Se abordan las propuestas temticas y escnicas de este teatro en la post-dictadura, buscando reconocer los
modos en que estas autoras rearticulan la relacin entre teatro y contexto socio-poltico
a partir del concepto de historicidad en lo teatral. Se postula que, lejos de sustraerse a lo
histrico poltico, en este tiempo se produce una re-dramatizacin de la escena. Esto,
articulado con los modos en que los creadores teatrales incluyen en su obra sus propios
procesos de produccin textual, dejando la impronta de s mismos como sujetos que se
construyen discursivamente desde los lenguajes de la escena en este particular tiempo
de la post o hipermodernidad.
Palabras claves
Teatro chileno, postdictadura, historicidad, series creativas, teatro poltico.

Abstract
This article establishes certain lines or series of dramatic and writerly creation common to
the Chilean theater of the decades of the 90s and 2000. It explores thematic and scene proposals of the theater in the postdictatorship. It aims at recognizing the ways these works
rearticulate the relationship between the theater and the socio-political context through
the concept of theatrical historicity. It claims that instead of avoiding the politico-historic

67 Sntesis actualizada del texto de M. de la Luz Hurtado: Teatro chileno en democracia: historicidad
y autorreflexin, publicado en Alternatives Thtrales 96-97, Bruselas (2007): 7-12.

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Mara de la Luz Hurtado, sociloga por la Universidad Catlica de Chile (1976) y Doctora en Literatura por la Universidad de Chile (2005), es Profesora Titular de la Universidad Catlica de Chile,
donde junto con realizar docencia e investigacin, dirige la Revista Apuntes de Teatro y el Programa
de Investigacin y Archivos de la Escena Teatral. Ha realizado una destacada labor de investigacin en
el campo de la teora crtica y del teatro, publicado libros sobre estas materias y ms de un centenar
de artculos en revistas nacionales e internacionales, traducidos a nueve idiomas a travs del mundo.
El 2008, en reconocimiento a su labor, recibi el Premio Armando Discpolo a la Investigacin Teatral,
concedido por la Universidad de Buenos Aires y el GETEA. Contacto: dhurtadm@uc.cl

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during this time there is a redramatization of the scene. This takes place together with the
articulation of the modes in which the theatrical authors include in their work their own
processes of textual production, leaving a mark of themselves as subjects who construct
themselves discursively in the languages of the scene of a post and hyper modernity.
Key words
Chilean theater, postdictatorship, historicity, creative series, political theater.

De la historicidad de lo teatral
Configurar una visin de las principales vertientes que recorrieron y recorren
al teatro chileno desde la recuperacin de la democracia en 1990 hasta este
inicio de siglo XXI es un desafo con diversas aristas. Apelar al concepto de
historicidad en el teatro, crucial en la elaboracin de la realidad que realiza el creador desde territorios marcados, demarcados y trascendidos por una
compleja relacin de sujeto/cuerpo histrico, la que a su vez implica la tarea de
encontrar la(s) imagen(es) que impacta(n) en la sensibilidad histrica del espectador,
golpeando en un sentido de conexin con eventos representados en el escenario.69
El campo teatral de Santiago, sede principal del movimiento teatral profesional
chileno, es uno denso y mltiple, con decenas de compaas en funcionamiento en las antiguas y nuevas salas y en espacios no tradicionales, ante pblicos
activos y segmentados. El crecimiento es exponencial: en 2006, hubo alrededor de doscientos estrenos al ao.70 De la cuantitativo, se produce, a veces,
el salto cualitativo? Es posible establecer algunas constantes en este campo
plural y heterogneo?

69 Ver Leslie Damasceno, 2003, The gestural art of reclaiming utopia: Denise Stoklos at play with
the hysterical-historica, en Holy terrors, Latin American women perform, ed. by Diana Taylor y Roselyn
Costantino, Durham and London: Duke University Press, 156.
70 En 1960, haba en Santiago un promedio de 20 estrenos al ao en el circuito profesional "de arte";
en los 70, se duplic a 40 estrenos y desde hace algunos aos, son ya casi imposibles de cuantificar:
ya en el 2000, hubo al menos 100 estrenos de autor nacional y 60 de autor extranjero.

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Creo que existen corrientes subterrneas, series que se potencian mediante tradiciones actorales y estticas revisitadas que constituyen escuelas identificables,
aunque en permanente movimiento y transformacin. Para comprenderlas, es
conveniente situarlas en dos momentos histricos que suelen oponerse y que,
postulo, comparten una corriente subyacente:
Durante los diecisiete aos de Gobierno Militar liderados por Pinochet, la resistencia cultural se centr en el teatro, las artes visuales y la msica, ya que el cine,
la televisin y la industria editorial estaban sujetos a frrea censura. El teatro
acompa muy cercanamente la discusin crtica, la denuncia, la expresin
de una sensibilidad herida por los rotundos cambios culturales y de proyecto
social que viva el pas. A la distancia, se ve como una etapa heroica, en la que
se corran a la vez, riesgos personales y riesgos artsticos, acompaados por un
pblico que celebraba y comparta esta actitud. Haba un sentido que una el
quehacer con la propia identidad.
En un segundo momento desde 1990 y la asuncin del primer gobierno de centroizquierda de la Concertacin por la Democracia, los diagnsticos de las prcticas culturales no fueron tan ntidos ni consensuales. Una opinin recurrente
ha sido que el teatro en las post-dictaduras latinoamericanas, incluyendo el
chileno, responde a autoras con obsesiones ancladas en biografas particulares que no convocan ni representan a un supuesto espacio de lo nacional o de
poca. Que esa privatizacin sera una evasin de la memoria, un olvido de la
historia poltico-social ms dolorosa y conflictiva recientemente vivida. Que
sera un teatro despolitizado y volcado a sub-grupos minoritarios, decayendo
su convocatoria y, por ende, su historicidad.
Discrepo de este diagnstico: creo que la memoria histrica y los temas acuciantes del presente, en su sentido ms profundo, constituyen el material y referente del teatro chileno post dictadura, pero que los aborda de un modo diferente
al del movimiento teatral anterior. Progresivamente, no bast con testimoniar
o denunciar: la reconstitucin de la prctica poltica y de los movimientos sociales asumieron dichas funciones. Esto condujo a una re-teatralizacin de la
escena para acceder a otras dimensiones an no incorporadas a la conciencia
social, producindose un salto desde la crnica socio-poltica a la simbolizacin
artstica de la experiencia. Nuevos paradigmas estticos se fueron desarrollan-

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do, en una explosin de formas expresivas preadas de ambigedad, de poesa,


cruzando las perspectivas personales con las histricas.
Fue una difcil transicin la de redefinir el rol del teatro y volver a plantearse
sus necesidades y modos de expresin.71 Al volcar la mirada hacia s, el creador
teatral se reconoce como un sujeto en estado de conflicto y autorreflexin. Muchas obras toman por protagonistas a los creadores de la poesa, de la escena
y del pensamiento cientfico innovador, siendo las disyuntivas existenciales y
polticas de la creacin homologadas y recuperadas para la reflexin sobre lo
social en su conjunto.
En los inicios de este nuevo momento se produjo un teatro de mayor simbolismo y hermetismo y, a medida que transcurran los tambin diecisiete aos de
estos gobiernos y que los problemas del modelo econmico neocapitalista y de
la poltica de consensos afloraron, los temas no resueltos de la memoria y la
equidad fueron reemergiendo en un teatro crtico referencial. Estas transformaciones las evidenciar apuntando a dos tiempos de este devenir: a la dcada
de 1990 y luego, a los inicios del nuevo milenio, en los dos mil.

Sensibilidades de fin de siglo: los 90


Los 90 se abren con una nueva sensibilidad, con un re-posicionamiento del teatro. Conducida por una generacin de recambio, de directores que realizan su
propia dramaturgia, potencian y proyectan su esttica escnica. Generacin que
no vivi el antes del gobierno militar ni estuvo solamente inmersa en las autorreferenciadas y restrictivas condiciones de los 70 y gran parte de los 80. Esa
generacin, aunque entr activamente al teatro en las postrimeras del gobierno
militar, templndose en l, soli complementar su formacin con estadas significativas en el exterior, que atemperaron la tradicional insularidad chilena.

71 En el plano institucional se ha contado con polticas de fomento a la actividad teatral: Concurso


del Consejo de la Cultura para montajes, investigacin, infraestructura, fomento a la dramaturgia,
apertura de salas en comunas y centros culturales, etc.

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Se re-conectaron as con claves mundiales del fin de siglo, coincidentes con la


cada de las utopas y con un clima intelectual postmoderno, que no opone radicalmente posiciones desde una modernidad ilustrada sino que se abre a una
diversidad de fuentes y experiencias, integrando desde las ms arcaicas hasta
las de la cultura audiovisual globalizada.
La voluntad de dar forma dramtica y escnica a un estado de pregunta, de
exploracin senstitiva ms que de certeza racional, se manifiesta en un lenguaje de la distorsin, de la extrapolacin, de la fragmentacin del relato y de los
personajes. El realismo se bate en retirada y prevalecen el grotesco excesivo
y carnavalesco o la estilizacin onrica fuertemente simbolista, que depura la
escena y tiende al minimalismo.
- Ludicidad carnavalesca: El grotesco aparece con todo su ludismo de mascarada
medieval, de juego con los elementos de la escena. Personajes resaltados por
mscaras y vestuarios arquetpicos se desplazan a travs de vastos escenarios,
con una gestualidad corporal dinmica, muchas veces expresionista, que evoca
una ritualidad anclada en tradiciones populares rescatada con una mirada irnica, festiva, desprejuiciada.
Teatro sincrtico, ana las ms variadas vertientes americanas, europeas,
orientales, mezclando el teatro con el circo y el guignol, la comedia del arte con
el teatro stanislavskiano. Esta vertiente se nutre de una fe en la capacidad del
gran espectculo teatral de convocar a multitudes para co-oficiar con ellas una
fiesta de los sentidos y del re-ligarse a la dramaticidad inscrita en sus races y
en su identidad colectiva. La historia, el pasado, se convierte en metfora del
presente y su actualizacin teatral rescata, simultneamente, el sentir de la
comedia farsesca y de la tragedia.
En esta vertiente, son destacables los montajes de Andrs Prez y su Gran Circo
Teatro: La Negra Ester (1988), Popul Vuh, La consagracin de la pobreza, Madame
de Sade, Nemesio pelao, qu es lo que te ha pasao (1995); sus trabajos con El Sombrero Verde (El desquite (1995). Los mimodramas de Mauricio Celedn tambin
alimentan esta tendencia: Ocho horas, Taca-Taca mon amour; los del Circo Imaginario de Andrs del Bosque: Las siete vidas del Tony Caluga o El papa y la virgen) como as tambin, la verstil produccin del Teatro Imagen: Murmuraciones

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acerca de la muerte de un juez; La reina Isabel cantaba rancheras. Algunas de estas


obras se basan en poetas y novelistas chilenos (Roberto Parra, Alfonso Alcalde,
Hernn Rivera), en dramaturgos de trayectoria (Gustavo Meza) o nveles (Cristin Soto), como tambin, en mitos americanos o en autores de otras latitudes
(Daro Fo, Mishima).
El grupo La Troppa comparte este ludismo carnavalesco pero, en un recorrido
propio del cuento fantstico, utiliza una imaginera mgica, sorprendente, pletrica de recursos escnicos. Junto a su arcasmo referencial cita al lenguaje
del comic, del cine, con sus gags, sus cambios de encuadre, de ngulo de visin,
editando el relato hasta exprimir su esencialidad. Ellos adaptan, con una fuerte
impronta autoral propia, novelas de aventuras de iniciacin, de hroes en busca de su humanizacin, como El Quijote (Cervantes, en El rap del Quijote- 1989),
Pinocchio (Collodi), Viaje al centro de la tierra (Verne), Gemelos (1999, basada en El
gran cuaderno de Agotha Kristof) y Jess Betz (2003, Bernard y Roca).
La luminosidad de este teatro, que exorciza las prdidas de ser hijos de la dictadura, de haber crecido sin padres, sin maestros y que, en los 90 los llev a cambiar su nombre de entonces - Los que No Estaban Muertos - por La Troppa, nos
revela un espritu nuevo que no era posible en las dcadas anteriores en Chile.
-Poetizacin de la escena: La estilizacin simblica es la veta de una vertiente ms intimista. Esta transita entre un teatro grotowskiano, con intensa gestualidad corporal, con una composicin plena de conos y vocalizaciones en
contrapuntos polifnicos, hasta un hiriente quiebre de ese esteticismo, propio
del desgarro artaudiano. Se concibe la escena como un lugar escritural de las
diversas zonas de la experiencia, desde las ms inconscientes, donde tienen
cabida las emociones, los sueos, las transgresiones rotundas de lo socialmente
prescrito, lo palpitantemente oculto que slo puede aflorar en un juego de espejos cncavos.
La fragmentacin del relato apoya el inmisericorde escudriamiento interior
para tocar el fondo de la bsqueda e incluir en ella al espectador. Este desgarro
expresivo se alimenta de la memoria personal de los creadores, y su tensin es
hacia la poetizacin de dicha experiencia para, desde el smbolo, abarcarla en
sus diferentes niveles. Les motiva dar cuenta de una experiencia colectiva de

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dolor y muerte, de angustia y desvaro, de transgresin de la propia corporalidad y, en ella, de la dignidad de lo humano. La violencia squica implicada en los
cuerpos torturados realiza una traslacin desde lo subjetivo a lo social, desde
la imaginera personalsima a la inscrita en el colectivo, desde la memoria personal a la histrica.
El autor y dramaturgo Ramn Griffero y su compaa Fin de Siglo incursiona
tempranamente en esta tendencia con Cinema Utoppia (1984), acerca del camino
de perdicin personal en el exilio, y La Morgue 99, indagacin onrica acerca de
los detenidos desaparecidos, y la retoma en los 90 con Extasis (1993). Luego, especialmente con Brunch, vuelve al tema del encierro metafsico, del sin sentido de
enfrentar la muerte en calidad de detenido sin identidad en crceles clandestinas.
Es Alfredo Castro, con el Teatro de La Memoria, quien depura ms esta expresin. En su Triloga Testimonial de Chile, en la que destacan La manzana de Adn
(1990) e Historia de la sangre (1992), hurga en personajes transgresores, que conviven con la muerte a partir de la imposible consumacin del deseo amoroso
por su identidad perturbada entre el ser y el deber ser (trasvestis prostitutos,
criminales pasionales).
Son emblemticos los montajes - en el Teatro de la Universidad Catlica- de
Claudia Echenique con la dramaturgia de Ins Stranger, de la obra Cario malo
(1990) y Malinche (1993). En la primera, se escudrian las vivencias femeninas del
abandono, dentro de los roles tradicionales de gnero, y su superacin mediante
ritos de asesinato del amado, de duelo y de retorno a los orgenes, hacia la elaboracin de una nueva identidad femenina. En la segunda, es la ancestral conquista
del cuerpo y de la mente femeninas, en la guerra de invasin territorial y tnica,
la que funda la reflexin sobre nuestro mestizaje y sobre la dualidad seduccinviolentamiento existente en la sociedad americana. El Quinto Centenario de la
Conquista (1992) fue propicio para esta re-lectura de nuestra identidad, que emprendieron tambin otros autores, como Jorge Daz (El guante de hierro).
La dramaturgia de Marco A. de la Parra tambin se inscribe en esta inmersin
en el terreno oscuro del amor trgico, de las heridas en el cuerpo por las insatisfacciones tortuosas del espritu, de los siniestros y amenazantes caminos
de la violencia poltica del Estado dictatorial y de los recursos perversos de la

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memoria y del olvido, ante el trauma colectivo de las heridas dejadas por estos.
De la Parra realiza fusiones y transparencias entre el sustrato obsesivo, derivado de nuestra historia reciente, y los mitos, personajes y relatos claves de las
tragedias griegas y renacentistas: destacan Ofelia o la madre muerta, en direccin
de Rordrigo Prez, y La puta madre (que recoge el mito de Cassandra), dirigida
por Viviana Steiner.
El tema de memoria e identidad tambin es abordado, de modo alegrico, por
De la Parra en La pequea historia de Chile (1995) en el Teatro Nacional de la Universidad de Chile, con la direccin de Ral Osorio. Este mismo director realiz
la adaptacin de la novela de Carlos Cerda Una casa vaca, en la cual el espacio
recobrado de lo nacional acta como vehculo de la memoria: un exiliado que
regresa a Chile descubre por diversos caminos emocionales y sensitivos que su
casa natal, destinada a la reconciliacin con su antigua pareja, est colmada de
las dolorosas huellas de haber sido un centro de torturas.
Cabe destacar los montajes, en este decenio, de autores franceses y alemanes
cuya obra contiene la intensa impronta de sociedades con un cruce tambin
angustioso entre vidas privadas y proyectos sociales abortados. Quartetto (R.
Prez), Medea material (V. Steiner) y La misin (A. Stilmarck), de Heiner Mller,
innovaron en diseo espacial y estilos de actuacin. Igualmente, los montajes
de Bernard M. Kolts por Vctor Carrasco y Tito Bustamante introdujeron en el
medio chileno la palabra potica y desencantada de sus personajes marginales
dentro de la violenta urbe de las sociedades post-industriales. Cruzadas, de Michel Azama o Ejecutor 14, de Adel Hakim (interpretada por Hctor Noguera y el
Teatro Camino), abordaron tambin en el desquiciamiento perverso provocado
por la guerra.

Teatro poltico y teatro del cuerpo en el teatro chileno del 2000


Habindose explorado en el ltimo decenio los intersticios entre subjetividad e
historia, el nuevo siglo, aunque mantiene vigente esta vertiente, retorna la vista
a una historia testimonial, concreta: una gran fuente del teatro chileno de inicios del dos mil, en tanto construccin/apelacin de su historicidad, es lo vivido
en el espacio real. Lo teatral se convierte en actualizacin de la memoria desde

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y a partir de ejes vlidos en el presente. No por eso se regresa al realismo, sino


se descomponen y recomponen los elementos de lo teatral, retomando protagonismo la palabra junto al cuerpo actoral. Algunos modos de resolucin de esta
tensin son los siguientes:

-Potencia de la palabra en el escenario


Algunos directores y dramaturgos, como Rodrigo Prez, centran su teatro en la
fuerza crtica y subversiva de instalar un texto potente en el escenario. Desde
su montaje en los 90 de El malentendido de Camus, de Madame de Sade de Mishima (en un duelo teatral con Andrs Prez, quien mont simultneamente la
obra con una esttica opuesta), a Las Troyanas de Eurpides, Rodrigo Prez enclava al actor en un escenario desnudo, despojado de artificios. La gestualidad
y caracterizacin de sus actores se concentra en interpretar el texto ms que
el personaje, en encontrar la verdad del texto ms que en decir el texto con
verdad. Afirma que es una postura poltica el sustraer a la palabra de la manipulacin, de la enajenacin y del doblez a que se la somete en la retrica oficial,
donde opera como un arma hipcrita de ocultacin.
Esta senda culmina en el 2005-2006 en la Triloga La Patria, formada por Madre, Padre y Cuerpo, todas con dramaturgia y direccin de R. Prez. En Cuerpo,
una vertiente es las citas de declaraciones de ciudadanos chilenos sobre su experiencia de prisin poltica y tortura recogidos en el Informe Valech (1990).
Son textos con huellas de la identidad nacional de sus diferentes emisores, las
que se transforman en metfora colectiva al ser puestas ante la visibilidad y la
escucha pblicas.
La crudeza del tema lo abord Prez con estilizacin y contencin, ya que las
narraciones fueron realizadas en tono neutro, las que a su vez impactan en
el cuerpo de bailarines y actores, activndolos. Estos cuerpos aparecen en su
fragilidad y vulnerabilidad mximas, al romperse la distincin entre lo privado
y lo pblico, entre el mandato tico de cuidar, respetar y preservar la vida y
la accin transgresora de violarla, violentarla, exponerla, herirla desde y en el
cuerpo mismo de las vctimas.
Aqu, la opcin de R. Prez fue invertir la modalidad clsica: en la tragedia griega,
horroriza no el acto de la violencia sobre el cuerpo (el que se omite o escabulle

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de la escena) sino escuchar la palabra que nombra al acto culpable, situndolo


en el terreno de la cultura. Hoy, en que la palabra est desgastada, produce
horror volver al origen: al acto sobre el cuerpo, a la materialidad del acto violentador. Se pone al cuerpo en contacto con la palabra que narra la accin que se
ejerce sobre l (se cruza as, el saber del cuerpo con el saber sobre el cuerpo).
Acto de tortura que tambin sufre/realiza el actor, por lo que la segunda cadena
de textos intercalados en Cuerpo son citas de Para Louis de Funes, de Valre Novarina, acerca de la violencia psquica-fsica que experimenta el actor en escena.
Otra veta de exploracin entre la experiencia y lo corporal es la del llamado texto-accin, donde la palabra recorre y anima la mixtura entre lo brutalmente emprico o real y el sueo e imaginario. Es el caso de Hombre con pie sobre una espalda
de nio,72 de Juan Claudio Burgos, el cual, a travs del ejercicio exacerbado de la
palabra, se remite al momento psquico fundante de la sexualidad y del poder,
entre el delirio mstico y la diseccin pormenorizada y sensorial de lo factual
corporal. El relato de la percepcin de ese pie de hombre en la espalda del nio
en un ambiente sagrado (una iglesia) se debate en la ambigedad de experimentarlo como una agresin humillante y abusiva, traumtica, y el cumplimiento del
deseo oscuro de la iniciacin ertica homosexual. Ante la presencia ausente de
los padres -una madre que no ve lo que no quiere ver y un padre omnipotente-, a
la postre, ese pie tambin es el de la bota militar, en un salto metafrico de lo privado a lo pblico que contextualiza biogrfica, histrica y polticamente al autor.

-Recreando hitos traumticos de la historia colectiva


El teatro chileno en este inicio del siglo vuelve sobre antiguos martirios colectivos, por ejemplo, en Santa Mara de las flores negras, de la Compaa Patogallina,
basada en una novela histrica de Rivera Letelier sobre la brutal matanza de
mineros del salitre y sus familias en los albores del siglo XX en el norte de Chile.
El teatro de muecos, los artilugios escenogrficos, los personajes arquetpicos,
la rtmica impuesta por una banda musical en vivo que acompasan los movimientos convencionalizados de actores y muecos, confierenn al espectculo
un carcter pico de gran escala, acorde con el horror narrado.

72 Texto publicado en Revista Apuntes N126-127, Santiago: Escuela de Teatro UC, Especial 2005: 135-144.

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Las dcadas anteriores al Golpe Militar de 1973 y la inmediatamente posterior


magnetizan a jvenes que no vivieron ese tiempo, los que han recreado el mundo socio-cultural, personal y poltico de los sujetos y grupos sociales significativos en forjar la historia chilena desde la base social. Est Machasa, en direccin
de Guillermo Alfaro, que focaliza el mundo obrero sindicalizado de las grandes
textiles en tiempos de auge del movimiento popular de 1960 y 70, y Liceo A-73,
de la Universidad Arcis en direccin de Cristin Soto, que indaga en el medio
estudiantil durante los aos ms autoritarios y represivos de la dictadura. Estas
obras investigaron documentos y recopilaron testimonios de primera fuente,
activando la memoria oral.
Varias obras se articulan en torno a personas de la historia prxima o pasada,
muchas veces, conos enclavados en el imaginario nacional, latinoamericano o
mundial. Destaca La huida de Andrs Prez, 2001, en el vrtice del testimonio
personal, la denuncia y el homenaje a esos otros sujetos de la represin de
Estado, los homosexuales asesinados en el gobierno de Gonzlez Videla (1949)
durante la caza de brujas planetaria que se impuls desde el eje de la guerra
fra (macarthismo y stalinismo). La contina Tengo miedo torero, por el colectivo
Chilean Business, basada en la novela autobiogrfica del escritor Pedro Lemebel, quien testimonia la experiencia de otra marginalidad durante el rgimen
militar, la de las minoras sexuales. Recientemente (2007), Luis Barrales lleva
a la dramaturgia en HP (Hans Pozo) un asesinato y descuartizamiento de un
homosexual por su despechada y asustada pareja bisexual, hurgando poticamente en las relaciones humanas, socioeconmicas y culturales de este crimen
de marginalidad, deseo, pobreza y violencia.
Similar relacin establece Manuela Oyarzn y la Compaa Teatro del Hijo en
La mujer gallina, basada en el hecho real de una mujer confinada por dcadas
por sus parientes en un gallinero, viviendo en la mxima deprivacin afectiva,
fisiolgica y material, apuntando a la existencia de una cultura de la crueldad
y de la aniquilacin perversa del otro. Se trabaja asmismo sobre personajes de
ficcin latinoamericanos devenidos en mticos que recrean situaciones y atmsferas con fuerte carga mgica y/o horrorosa como es Al otro lado del muro,
en direccin de F. Matte, sobre la nia asesinada por sus hermanos enfermos
mentales, basada en La gallina degollada, de Horacio Quiroga.

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Ya remitindose a figuras histricas emblemticas, Juana, de Manuela Infante,


realiza una brillante recreacin, mediante el teatro dentro del teatro, del drama
de fe de Juana de Arco envuelta en la guerra intestina de dinmicas de poder
tortuosas, y Confesin lcida de motivos, en direccin de Eduardo Luna, indaga
mediante una expresin artaudiana, a lo Peter Weiss, en la poca y figura sacrificial de Mara Estuardo.
Los quiebres e hibridaciones de mltiples referentes son el modo de aludir ms
que de describir o narrar esos locus sociales e histricos, permitiendo se filtre lo
subjetivo, la memoria de cada cual, los conos de identidad, los mitos urbanos
y, por cierto, una gran metfora colectiva como pas y como era post-moderna,
que excluye al sub-alterno, al marginal, al otro.

-Espectacularizaciones satricas de la postdictadura neo-liberal y


la globalizacin
Una plyade de obras se remiten a lo poltico contingente desde el 2000, a la
sociedad de consumo globalizada y a la poltica de consensos o de transacciones
de la actual democracia. Yendo ms all del esquemtico antes/despus de la
dictadura militar y de sus ejes binarios bien/mal, desde la dictadura se proyecta
la postdictadura en ejes de continuidad en cuanto a la manipulacin de cuerpos
e idearios, adentrndose en la crtica a la impostura y a la violencia cultural y
factual, con sus otras/mismas traiciones y abusos sobre el ms dbil (tnico,
social, generacional, de gnero).
La extensa y brillante dramaturgia de Benjamn Galemiri, escenificada inicialmente por El Bufn Negro, desarrolla una despiadada e irnica stira a la
seduccin amorosa desplegada por personajes con crisis de identidad presionados por una sociedad neo-liberal, en la cual el exitismo en el sexo, el dinero
y el intelecto simbolizan la potencia flica. Las mscaras y juegos dislocados de
estos personajes, que llegan a lmites delirantes, se inscriben en una reflexin
del autor sobre su prctica escritural, para su propia exhibicin en la escena.
Destacan Djala sangrar, en el Teatro Nacional de la Universidad de Chile, e Infamante Electra en Teatro Camino, con direccin de Ral Ruiz, como tambin El
neo-proceso (2006) en el Teatro de la Universidad Catlica.

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As, tambin la era de la Concertacin est en la mira crtica. Digna de destacar


es La Mara cochina tratada en libre comercio, que trata la globalizacin que penetra el mundo campesino a travs de una comedia musical con dramaturgia y
direccin de Cristin Soto. En estas obras prima la parodia desatada a los gneros de la industria cultural de masas: la cita y la contracita es un recurso transtextual de conexin con otros gneros de ficcin que hacen parte de nuestro
imaginario compartido, incluyendo el kitsch, el melodrama, los conos urbanos,
los gestos generacionales hiperbolizados, satirizados, ironizados, desbordados,
llevados al lmite del absurdo y de la exageracin redundante de elementos
(cine de thriller, video juegos), en un espiral kafkiano, o mejor, borgiano que,
desde la travesa por la fiesta, concluye inevitablemente en muerte y asesinato.
A escala menos pica, intriga el hombre urbano medio, el empleado, en sus espacios de rutina, fracaso, fealdad y truculencia. Reaparece lo tragicmico, lo excesivo, el kitsch estridente, riesgoso en su violencia, destacando Mano de obra,
dirigida por Alfredo Castro, basado en la novela de Diamela Eltit. La Compaa
La Mara dirigida por Alexis Moreno tambin explora los mitos urbanos, encontrando su matriz en los gneros populares citados/satirizados: Superhroes,
empleados pblicos, Trauma. Abel y, en 2008, Las huachas, melodramas negros o
de terror en un entorno familiar desencontrado y brutal.
Ronda el suicidio como culminacin trgica de la sociedad hiper industrial, despersonalizada y de la superabundancia carente de sentido: es motivo central en
Narciso, de Manuela Infante, mediante un preciso juego de espejos, o en clave
futurista, en Trauma. Santiago High-Tech, de Cristin Soto. La alternativa es que
lo urbano intimidador no conduce al suicidio pero s a la intervencin del cuerpo en su mxima intimidad (Vida de otros, de Ana Lpez), con prtesis de alta
tecnologa que rompen cruel y cnicamente la barrera entre lo resguardado y lo
expuesto, entre la autodefensa y el dolor, entre el disfraz que oculta y el exhibicionismo que pone despiadadamente a cada cual en el centro del espectculo.
Muchos grupos emergentes abren espacios teatrales no convencionales, con escenografas y vestuarios que realizan guios a la sociedad de consumo transmutada en deshecho, mediante el uso de materiales reciclados que exhiben lo que
son: un pastiche con las costuras y los remaches ostentosamente a la vista. Son
seales que apuntan a la performance social dominante desde su parodia ldica.

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Teatro chileno: Historicidad y autoreflexin

Existe en este teatro realizado en el Chile del primer decenio del dos mil un
puente entre el testimonio personal, que amarra la identificacin del actor y
del creador con su relato y con el pblico, y la experiencia corporal total que
funde realidad/ficcin, siempre con los mecanismos teatrales a la vista: no hay
truco, todo se expone.
En el intersticio entre lo real y lo ficcional, entre la cita cultural y la del sentido
comn, entre la estilizacin depurada y la sobreabundancia grotesca de elementos, estamos ante un teatro fuertemente poltico y esttico. Hoy en Chile se
est haciendo un teatro que elabora su historicidad desde los lenguajes hiperbolizados de lo teatral, y al hacerlo, incluye al teatro mismo como otra prctica
historificada de la cual hay que hacer y reconstruir crticamente su modo de
re-presentar la representacin.
Un genial ejemplo de esto es Cristo (2008), en direccin y autora de Manuela Infante: teatro dentro del teatro y vida como representacin de s misma, sigue incansablemente los hilos de los modos actuales y pasados de representar a Cristo, su vida
y muerte, en los textos, oralidad e iconografa que se remiten incesantemente unos
a los otros, siendo imposible encontrar un lugar de verdad primera que est fuera de la representacin y del lenguaje. Mientras, la escena, al modo de una instalacin de arte visual dinmica, se va poblando de papelgrafos, letreros, esquemas,
videos de recuerdo o videos en acto, y sobre todo, cajas de cartn desechadas y
desechables, con las cuales se van construyendo prodigiosamente diferentes emblemas, objetos e conos, hasta convertirse en una tosca, elemental y reconocible
cruz del calvario, con un cuerpo de caja de cartn adosado que en un leve gesto,
inclina la cabeza, expirando junto con la obra que no lo logr (o s?) representar.

Bibliografa73
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73 Slo incluyo aqu las obras publicadas.

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