Derechos de Pueblos Indigenas
Derechos de Pueblos Indigenas
Derechos de Pueblos Indigenas
LOM
PA L A B R A D E L A L E N G U A Y M A N A Q U E S I G N I F I C A
SOL
LOM Ediciones
Primera edicin, 2003
I.S.B.N: 956-282-608-2
PROGRAMA DE DERECHOS INDGENAS. INSTITUTO DE ESTUDIOS INDGENAS.
UNIVERSIDAD DE LA FRONTERA.
Registro de Propiedad Intelectual N:136.776
Motivo de la cubierta: Autoridades mapuche pehuenche exponen su realidad al Relator de Derechos
Indgenas ONU, R. Stavenhagen, Alto Bo Bo, Julio 2003
(Foto archivo Programa de Derechos Indgenas).
Diseo, Composicin y Diagramacin:
Editorial LOM. Concha y Toro 23, Santiago
Fono: (56-2) 688 52 73 Fax: (56-2) 696 63 88
Impreso en los talleres de LOM
Maturana 9, Santiago
Fono: (56-2) 672 22 36 Fax: (56-2) 673 09 15
web: www.lom.cl
e-mail: lom@lom.cl
En Buenos Aires Editores Independientes (EDIN)
Baldomero Fernndez Moreno 1217
Fono: 5411-44322840
editoresindependientes@hotmail.com
Impreso en Santiago de Chile.
ESTA PUBLICACIN HA SIDO POSIBLE EN PARTE GRACIAS AL APOYO DE
FUNDACIN FORD Y LA EMBAJADA DE GRAN BRETAA EN CHILE.
LA
Introduccin
Dada la compleja realidad que hoy viven los pueblos indgenas en Chile,
en particular el pueblo mapuche, el Instituto de Estudios Indgenas de la Universidad de la Frontera de Temuco puso en marcha en el ao 2002 el Programa
de Derechos Indgenas. El objetivo de este Programa es contribuir, a travs de
un trabajo de investigacin, docencia y extensin, al logro de mayores niveles
de reconocimiento y respeto de los derechos de los pueblos indgenas en el
pas.
Una de las principales lneas de accin desarrolladas por este Programa
hasta ahora ha sido la documentacin y el anlisis de la situacin de los derechos indgenas en Chile. De conformidad con los instrumentos internacionales
de derechos humanos relativos a los pueblos indgenas que orientan nuestra
labor, el trabajo de documentacin desarrollado se ha centrado tanto en la situacin de los derechos de carcter colectivo que les corresponden como
pueblos, as como en la situacin de aquellos derechos de carcter individual
de quienes los integran. Para estos efectos, desde la creacin del Programa se
ha venido realizando un seguimiento de la poltica indgena del estado, de la
discusin relativa al reconocimiento de sus derechos en el ordenamiento jurdico interno, as como de las situaciones de conflicto que afectan a sus
comunidades y sus implicancias para la vigencia de sus derechos.
Debido a nuestra ubicacin geogrfica en la Regin de la Araucana y a la
gravedad de algunos hechos ocurridos en esta zona del pas en el ltimo tiempo que han afectado a los mapuche, a sus comunidades, a sus lderes y
autoridades tradicionales, el Programa public en octubre del ao 2002 un informe relativo a la situacin de los derechos de este pueblo.
Dado que junto a los mapuche habitan en el pas una serie de otros pueblos
indgenas con historias y realidades presentes diversas y complejas, hemos
considerado necesario elaborar un informe que d cuenta de la situacin particular de cada uno de estos pueblos y de sus derechos.
El presente informe se compone de diez captulos. En el primero se describe
la legislacin que hoy se aplica a los pueblos indgenas en Chile: la Ley N 19.253
Aunque se considera que los huilliche son parte integrante del pueblo mapuche, se ha decidido en
este informe abordar su situacin en captulos separados dada la especificidad de su historia y de su
realidad actual. En razn del mismo criterio, tambin se ha decidido tratar la realidad de los huilliche
de Valdivia y Osorno y la de los huilliche de la Isla Grande de Chilo en forma separada.
No se ha incluido en este informe un anlisis de la situacin de los derechos de los pueblos quechua
y diaguita del norte de Chile, debido a la falta de informacin de que disponemos. Esperamos
hacerlo en un prximo informe.
JOS AYLWIN
Cooordinador
Programa de Derechos Indgenas
Instituto de Estudios Indgenas
Universidad de La Frontera
Temuco, diciembre de 2003.
Captulo I
Legislacin aplicable a los
pueblos indgenas en Chile
en 1993 (Ley N 19.253 de octubre de 1993, sobre Proteccin, Fomento y Desarrollo de los Indgenas) con modificaciones que debilitaron sus contenidos.
La iniciativa para el reconocimiento constitucional a los pueblos indgenas,
as como la ratificacin del Convenio N 169 de la OIT (1989) relativo a sus
derechos, no contaron con el apoyo de los parlamentarios y, como veremos
ms adelante en este informe, hasta la fecha siguen sin ser aprobados.
10
b. Derecho a la tierra
En materia de tierras, la ley intent poner trmino al proceso divisorio de
las comunidades reduccionales mapuche impulsado a contar de la dcada de
1920 y que tuvo graves consecuencias (desposeimiento, migracin, pobreza)
para quienes las integraban. Pretendi, adems, posibilitar el reconocimiento
de los derechos que los indgenas tienen sobre las tierras que han ocupado
histricamente y que poseen, e impuls su proteccin para impedir que fuesen
11
12
c. Derechos culturales
La demanda indgena por el reconocimiento de sus derechos culturales y
lingsticos, y para revertir las polticas asimilacionistas que fueran desarrolladas por el estado chileno desde su creacin, llevaron al ejecutivo a incorporar
en su propuesta de ley una serie de disposiciones tendientes a su afirmacin y
proteccin.
Aunque no todas ellas seran incluidas en el texto aprobado por el Congreso, cabe destacar las disposiciones legales tendientes al reconocimiento de ...el
derecho de los indgenas a mantener y desarrollar sus propias manifestaciones culturales, en todo lo que no se oponga a la moral, a las buenas costumbres
y al orden pblico, as como aquella que reconoce el deber del estado de promover las culturas indgenas (art. 7).
La ley adems sanciona como falta la ...discriminacin manifiesta e intencionada en contra de los indgenas, en razn de su origen y su cultura (art. 8).
Por otro lado promueve el reconocimiento, respeto y proteccin de las culturas e idiomas indgenas a travs de, entre otros mecanismos, el impulso de los
idiomas indgenas en reas de alta densidad de poblacin indgena; la inclusin de tales culturas e idiomas en el sistema educativo nacional; su difusin a
travs de los medios de comunicacin; y la promocin de las expresiones artsticas y culturales indgenas, as como la proteccin de su patrimonio material e
histrico (art. 28). Adems, contempla el desarrollo de un sistema de educacin intercultural bilinge en reas de alta densidad indgena (art. 32).
Finalmente considera la destinacin de recursos para el desarrollo de un programa de becas indgenas (art. 33).
d. Derecho al desarrollo
La responsabilidad del estado en el apoyo a la superacin de la marginalidad econmica y social a la que haban sido confinados los mapuche a travs de
13
14
15
16
costumbre o derecho consuetudinario como elemento fundamental para resolver los conflictos sometidos a su conocimiento (arts. 91 y 93 proyecto). Dicha
propuesta tampoco fue recogida por el Congreso en el texto aprobado.
Finalmente, cabe hacer una mencin al reconocimiento por la ley de las
comunidades y asociaciones como instancias de organizacin indgena. En el
primer caso, el texto aprobado (art. 10 inciso segundo) permite la conformacin de una comunidad legal con solo un tercio de los indgenas mayores de
edad y un mnimo de diez personas, abriendo las puertas como veremos ms
adelante a la divisin de comunidades mapuche surgidas de los ttulos de
merced otorgados por el estado. En el segundo caso, la limitacin a la que
quedaron sometidas las asociaciones indgenas que tienen la prohibicin de
asumir la representacin de las comunidades indgenas (art. 35) obstaculiza
el proceso de federacin de los mapuche y de otros pueblos en reas territoriales de alta densidad de poblacin indgena.
En materia de derechos culturales, se supedita el derecho de los indgenas
al desarrollo de sus manifestaciones culturales a la moral y buenas costumbres
y orden pblico de la sociedad chilena, lo que denota el reconocimiento de las
culturas indgenas como culturas subordinadas.
La discriminacin es sancionada solo como una falta, con una sancin de
multa que resulta inefectiva para eliminar una prctica cultural arraigada en
la sociedad chilena. Por otro lado, muchos de los mecanismos para el reconocimiento, respeto y proteccin de las culturas e idiomas indgenas contenidos en
la ley (art. 28) son de carcter programtico y no exigibles por los indgenas en
caso de incumplimiento por parte del estado. La educacin intercultural bilinge establecida por la ley no cuenta con un mecanismo legal de asignacin
presupuestaria que permita el impulso de programas para su materializacin,
a diferencia de lo ocurrido en materia de tierras y aguas y de desarrollo indgena en que se consignan fondos especiales para su implementacin.
Finalmente, las disposiciones relativas al desarrollo indgena son muy generales. No se especifica en ellas la orientacin que se dar al Fondo de
Desarrollo (FDI). No se vincula en forma directa este fondo con el de Tierras y
Aguas Indgenas (FTAI) creado por ley. No se consagra la participacin indgena en las ADI como anteriormente fue sealado. Nada se seala en relacin
con el derecho de los indgenas a ser consultados y a participar en la toma de
decisiones en planes de desarrollo pblicos o privados a ser ejecutados en sus
tierras o territorios colindantes.
17
En la ONU, tanto la carta de esta entidad como la Declaracin Universal de Derechos Humanos de
mediados del siglo XX pusieron nfasis en los derechos individuales y no en los derechos colectivos
de los pueblos. Consecuentemente con ello, no hicieron referencia a los derechos de los pueblos
indgenas. Tampoco lo hicieron expresamente los Pactos de Derechos Civiles y Polticos y
Econmicos, Sociales y Culturales aprobados por la ONU en 1966. Ellos reconocieron en su artculo
1 comn el derecho a la libre determinacin de los pueblos, derecho entonces orientado a los
pueblos en proceso de descolonizacin y no a los pueblos indgenas. El primer pacto (PIDCP)
tambin se refiere en su artculo 27 al derecho de quienes integran las minoras tnicas, religiosas y
lingsticas, en comn con los dems miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, practicar
su propia religin y emplear su propio idioma. No se hace mencin alguna a los pueblos indgenas,
los que por razones histricas, polticas y en algunos casos demogrficas (como en Bolivia y Guatemala por ejemplo), no se consideran como minoras.
Este grupo fue creado por la Sub-Comisin para la Prevencin de la Discriminacin y Proteccin
de las Minoras del Consejo Econmico Social de la ONU.
El Convenio No. 107 de la OIT (1957) sobre Proteccin e Integracin de las Poblaciones Indgenas.
18
No obstante, limita el sentido de esta denominacin al afirmar que la utilizacin del trmino
pueblos no deber interpretarse en el sentido de que tenga implicacin alguna en lo que atae a los
derechos que pueda conferirse a dicho trmino en el derecho internacional. (art. 1.3).
19
Adems, reconoce a estos pueblos derechos de autogestin y autogobierno al disponer que ellos debern tener el derecho de decidir sus propias prioridades en lo
que atae al proceso de desarrollo, en la medida en que ste afecte sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de
alguna manera, y de controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo
econmico, social y cultural (art. 7.1.); que al aplicrseles la ley nacional debern
tomarse debidamente en consideracin sus costumbres o derecho
consuetudinario(art. 8.2); y que tendrn derecho de conservar sus costumbres e
instituciones propias, siempre que stas no sean incompatibles con los derechos
fundamentales definidos por el sistema jurdico nacional ni con los derechos humanos internacionalmente reconocidos (art. 8.2).
A ello debe agregarse un conjunto de normas, tales como los artculos 22, 23, 25 y
27, que establecen la necesidad de que los gobiernos proporcionen a los pueblos
indgenas los medios y el apoyo necesario para que asuman progresivamente el
control en reas tales como formacin profesional, tcnicas tradicionales y artesanas, salud y educacin.
Derechos territoriales.
En este mbito el convenio dispone que los gobiernos debern respetar la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos interesados
reviste su relacin con las tierras y territorios, o con ambos, segn los casos, que
ocupan o utilizan de alguna manera, y en particular los aspectos colectivos de esta
relacin.. (art. 13.1). El convenio agrega al concepto de tierras indgenas el de territorios, concepto que cubre la totalidad del hbitat de las regiones que los pueblos
indgenas ocupan o utilizan de alguna otra manera (art.13.2).
En cuanto a la tierra indgena, dispone que deber reconocerse el derecho de estos
pueblos a la propiedad y posesin sobre las tierras que tradicionalmente ocupan
y tomarse medidas para salvaguardar el derecho de los pueblos interesados a
utilizar tierras que no estn exclusivamente ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de
subsistencia (art.14.1). Dispone adems, que los gobiernos debern tomar medidas para determinar las tierras que los pueblos interesados ocupan
tradicionalmente y garantizar la proteccin efectiva de sus derechos de propiedad
y posesin (art.14.2) e instituir procedimientos adecuados en el marco del sistema jurdico nacional para solucionar las reivindicaciones de tierras (art. 14. 3).
Se establece adems un conjunto de disposiciones que se refieren tanto a los derechos sobre la tierra como sobre los territorios indgenas. Entre ellas destaca la que
establece que debern protegerse especialmente los derechos de los pueblos indgenas a recursos naturales existentes en sus tierras, los que comprenden participar
en la utilizacin, administracin y conservacin de dichos recursos (art. 15.1). En
caso que pertenezca al estado la propiedad de los minerales o de los recursos del
subsuelo, los gobiernos debern establecer o mantener procedimientos con miras a
consultar a los pueblos interesados a fin de determinar si los intereses de esos pueblos seran perjudicados, y en qu medida, antes de emprender o autorizar cualquier
20
Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay y Per en Amrica del Sur. Ello adems
de Costa Rica, Guatemala, Honduras, Mxico en Amrica del Norte y Amrica Central.
Las disposiciones del convenio relativizan la obligacin de los estados al disponer que ella
corresponde a los gobiernos en la medida de lo posible (art. 7.1), siempre que haya lugar (art.
7.2), o cuando se consideren necesarios (art. 16.2).
21
11
12
De acuerdo a estos proyectos, entre las materias sobre las cuales los pueblos indgenas pueden
ejercer estos derechos se identifican: cultura, religin, educacin, informacin, medios de
comunicacin, salud, vivienda, empleo, bienestar social, actividades econmicas, gestin de las
tierras y recursos, medio ambiente, acceso a las personas que no son miembros a su territorio, y
medios de financiar estas funciones autnomas.
Martnez Cobo define a los pueblos o naciones indgenas en su estudio como:
...los que, teniendo una continuidad histrica con las sociedades anteriores a la invasin y
precoloniales que se desarrollaron en sus territorios, se consideran distintos de otros sectores
de las sociedades que ahora prevalecen en esos territorios o en parte de ellos. Constituyen
ahora sectores no dominantes de la sociedad y tienen la determinacin de preservar, desarrollar
y transmitir a futuras generaciones sus territorios ancestrales y su identidad tnica como base
de su existencia continuada como pueblo, de acuerdo con sus propios patrones culturales, sus
instituciones sociales y sus sistemas legales (Martnez Cobo, 1986/7).
Presidenta-Relatora del Grupo de Trabajo sobre las Poblaciones Indgenas de las Naciones Unidas.
22
la violacin de los derechos indgenas (Stavenhagen, 2002). Ms recientemente, en su segundo informe como Relator (enero de 2003), constata las graves
consecuencias de los proyectos de desarrollo en gran escala en los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los pueblos y las comunidades
indgenas en el mundo, incluido Chile (Stavenhagen, 2003).
Finalmente, en los ltimos aos se han realizado diversas conferencias
mundiales de Naciones Unidas de las cuales han emanado convenciones o
declaraciones que han subrayado dimensiones especficas de los derechos de
los pueblos indgenas. Es as como la Convencin de Diversidad Biolgica que
surgi de la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Ro
(1992) valor el aporte a la biodiversidad y protegi los conocimientos tradicionales indgenas, as como foment la distribucin equitativa de tales
conocimientos (art. 8 j).
La Declaracin de Beijing (1995) reconoci las dificultades que afectan a las
mujeres en el disfrute de sus derechos en razn de su origen tnico o por pertenecer a la poblacin indgena, llamando a intensificar los esfuerzos para garantizar
tales derechos en igualdad de condiciones con todas las mujeres (par. 18).
La Declaracin aprobada por la III Conferencia Mundial contra el Racismo,
la Discriminacin Racial, la Xenofobia y las formas conexas de Intolerancia, de
Durban (2001) reconoci la situacin de discriminacin y exclusin que en
muchos contextos afecta a los pueblos indgenas y reafirm la necesidad de la
adopcin de medidas legislativas, administrativas y judiciales para asegurar
plenamente sus derechos (par. 22, 23 y 24). El valor jurdico de las declaraciones no es el de una convencin, esto es, no son vinculantes. Sin embargo, ellas
han contribuido al establecimiento de principios del derecho internacional que
han tenido influencia en el desarrollo del derecho y de las polticas internas de
numerosos estados a nivel mundial, incluidos varios estados de Latinoamrica.
23
En respuesta a estas peticiones, la Comisin ha emitido numerosas resoluciones, informes13 y recomendaciones a los estados instndolos a respetar los
derechos humanos en las situaciones que involucran a los indgenas. Algunos
de estos casos han sido remitidos por la Comisin a la Corte Interamericana, la
que a travs de sus resoluciones ha contribuido al desarrollo de una jurisprudencia en materia de derechos indgenas de gran relevancia para los estados
de la regin.
Entre las principales materias sobre las cuales la Comisin, y en ocasiones
la Corte Interamericana, se han pronunciado desarrollando una doctrina y jurisprudencia relativa a los derechos humanos y los pueblos indgenas, se
encuentran el derecho a la vida, la libertad y la integridad personal, el derecho
de propiedad, la proteccin de la familia, el reclutamiento militar discriminatorio a indgenas y el derecho a la proteccin judicial.
En todas estas materias las instancias del sistema interamericano de derechos humanos han reconocido la necesidad de dar una proteccin especial a
los derechos fundamentales de los indgenas, dada su particular situacin de
vulnerabilidad. Asimismo, han reconocido la especificidad que estos derechos
tienen en el caso de los indgenas en razn de su diversidad cultural.14 La
naturaleza colectiva de los derechos indgenas, los que alcanzan no solo a los
individuos indgenas, sino que a las comunidades y pueblos, ha sido subrayada en numerosos informes, resoluciones y fallos (OEA, 2000).
Cabe hacer mencin especial al tratamiento que la Comisin ha dado a los
reclamos por el derecho de propiedad indgena. Ya en 1970, la comisin se refiri a la obligacin de defender las tierras indgenas (caso de los guahibos en
Colombia). En 1985 emiti una resolucin en el caso de los yanomami del noroeste de Brasil, recomendando delimitar y demarcar el Parque Yanomami, incluyendo
ms de 9 millones de hectreas de bosque amaznico, hbitat de aproximadamente 1.200 yanomami. Dado que Brasil entonces no haba ratificado la
convencin, el fallo se bas en el derecho a la vida, libertad, residencia y trnsito,
salud y bienestar de la Declaracin Americana de Derechos Humanos.
Posiblemente el caso ms importante abordado por el sistema interamericano
en esta materia ha sido el de la comunidad de Awas Tingni de la Costa Atlntica de
Nicaragua. Este caso se origin en una peticin hecha a la Comisin en 1995 alegando que el estado de Nicaragua no haba adoptado las medidas necesarias para
13
14
Destacan en este sentido los informes especiales sobre la situacin particular de los pueblos indgenas
en Colombia (1993 y 1999), Guatemala (1993), Ecuador (1997), Brasil (1997), Mxico (1998) y
Per (2000).
Reconoce por ejemplo la naturaleza diversa del concepto de propiedad y de familia de los indgenas.
24
2.3 Insuficiencias en relacin a las tendencias del derecho comparado sobre pueblos indgenas
Dichas restricciones tambin se evidencian al analizar las tendencias de la
legislacin comparada en la materia. De particular relevancia son los procesos
de reconocimiento constitucional y legal de los derechos indgenas que se han
15
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso de la comunidad mayagna (Sumo) Awas Tingni
vs. Nicaragua, sentencia de 31 de agosto de 2001.
25
26
inembargabilidad, por nombrar algunos) en Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay y Venezuela, entre otros. Algunos ordenamientos
jurdicos (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Venezuela) reconocen adems derechos de los pueblos indgenas (usufructo, consulta o beneficio)
sobre los recursos naturales (renovables)16 que se encuentran en sus tierras.
Otros reconocen el derecho de los indgenas de acceder a la tierra cuando carezcan de ella (Argentina, Paraguay y Guatemala). La mayora de los pases
analizados reconocen, por ltimo, en mayor o menor medida, los usos y costumbres de los indgenas en materia de tierras.
El derecho a la participacin poltica es recogido por los ordenamientos
jurdicos de la mayora de los estados de la regin. Se reconocen derechos de
participacin especial de los indgenas en Colombia, cuya Constitucin (1991)
establece un nmero adicional de dos senadores elegidos en circunscripcin
nacional indgena.
Finalmente, Colombia, Mxico y Nicaragua reconocen adems en sus constituciones el derecho de los pueblos indgenas a la autonoma, estableciendo
diversos mecanismos para su ejercicio.17 En el caso de Colombia, la Constitucin (1991) considera a los territorios indgenas como una de las entidades
territoriales del Estado. Tales entidades son autnomas para la gestin de sus
intereses, los que incluyen el gobierno por autoridades propias y la administracin de recursos y el establecimiento de tributos. Los territorios indgenas,
cuya conformacin queda entregada a la ley, sern gobernados por consejos
formados y reglamentados segn los usos y costumbres de sus comunidades
de acuerdo a la Constitucin de ese pas.
En el caso de Mxico, la Constitucin (2001) reconoce el derecho de los
pueblos indgenas a la libre determinacin y a la autonoma para decidir sus
formas internas de organizacin, aplicar sus sistemas normativos propios, dejando en lo central la determinacin de las caractersticas de tales derechos a
las entidades federativas.
En el caso de Nicaragua, la ley estableci en 1987 dos comunidades autnomas en la costa atlntica, reconociendo en ellas el derecho de los
indgenas a autogobernarse a travs de consejos regionales electos democrticamente.
16
17
En el caso de los recursos del subsuelo, estos quedan por regla general condicionados a la propiedad
que los estados tienen sobre los mismos de acuerdo con los ordenamientos constitucionales hoy vigentes.
Se reconoce en varios pases a los indgenas, en este ltimo caso, el derecho a ser consultados antes de
emprenderse la explotacin de dichos recursos (Brasil, Colombia, Ecuador, Nicaragua, Venezuela).
Panam, desde mediados del siglo XX, establece en su legislacin el derecho de los pueblos indgenas
al ejercicio de dicha autonoma poltica territorial a travs de la figura de las comarcas.
27
Bibliografa
COMISIN ESPECIAL DE PUEBLOS INDGENAS, Congreso Nacional de Pueblos Indgenas
de Chile, Editorial Interamericana, Santiago, 1991.
CONGRESO NACIONAL, Ley 19.253 de 1993, Establece Normas sobre Proteccin, Fomento y Desarrollo de los Indgenas.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Caso de la Comunidad Mayagna
(Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, Sentencia de 31 de agosto de 2001.
DAES, ERICA-IRENE (Relatora Especial ONU), Las poblaciones indgenas y su relacin con la tierra, Segundo Informe, Consejo Econmico Social Naciones
Unidas, E/CN. 4/Sub. 2/1999/18.
MARTNEZ COBO, JOS, Estudio del problema de la discriminacin contra las poblaciones indgenas, vol V. Conclusiones, propuestas y recomendaciones, Nueva York,
Naciones Unidas (ECN. 4/Sub. 2/1986/7/ Add. 4).
MARTNEZ, MIGUEL, Estudio sobre los Tratados, Convenios y Otros Acuerdos Constructivos entre los Estados y las Poblaciones Indgenas (Informe Final),
Naciones Unidas, Consejo Econmico Social, E/CN. 4/Sub. 2/1999/20
22 de junio de 1999.
ORGANIZACIN DE ESTADOS AMERICANOS (Comisin Interamericana de Derechos
Humanos), La Situacin de los Derechos Humanos de los Indgenas en las
Amricas, OEA; Washington DC., 2000.
ORGANIZACIN INTERNACIONAL DEL TRABAJO, Convenio No 169 sobre Pueblos Indgenas y Tribales en Pases Independientes, 1989.
STAVENHAGEN, RODOLFO (Relator Especial ONU), Informe del Relator Especial sobre
la situacin de los derechos humanos y libertades fundamentales de los indgenas, ONU, Consejo Econmico Social, E/CN. 4/2002/97, 4 de febrero
de 2002.
(Relator Especial ONU), Informe del Relator Especial sobre la situacin
de los derechos humanos y libertades fundamentales de los indgenas, ONU
Consejo Ecnomico Social, E/CN. 4/2003/90, 21 de enero de 2003.
28
Captulo II
Los derechos del pueblo aymara
1. Antecedentes histricos
1.1 El poblamiento aymara y sus orgenes
El primer antecedente fundamental de toda reconstruccin histrica del
pueblo aymara en Chile es su existencia anterior a la llegada de los conquistadores espaoles. De acuerdo a antecedentes arqueolgicos, la ocupacin aymara
de la zona de Tarapac tuvo lugar hacia los siglos XII y XIII, provocando cambios lingsticos de considerable amplitud entre la poblacin de habla puquina
instalada previamente en la zona. Un grado de incorporacin cultural menor
se habra producido entre los grupos pescadores. Aparentemente, las poblaciones aymara inmigrantes no estuvieron unificadas polticamente. Ello habra
ocurrido ms tardamente, durante la irrupcin inca. Dichas poblaciones mantenan relaciones con seoros cuyas cabeceras polticas se encontraban en el
altiplano de los actuales departamentos de La Paz y Oruro, en Bolivia (Gonzlez y Gundermann, 1997).
De esta manera, el rea presentaba un panorama multitnico, especialmente en los sectores bajos ms prximos a la costa:
En el litoral se encontraban los grupos de cazadores-recolectores (changos o kamanchakas) que, adems de aprovechar los variados recursos
marinos, practicaban tambin alguna actividad agrcola en la parte inferior de valles aledaos a sus asentamientos.
En los valles estaban las poblaciones agrcolas. En este caso se encontraban los grupos locales (los yungas de la costa) y los asentamientos
aymara que habran irrumpido en la zona alrededor de los siglos XII y
XIII. Junto a ellos se encontraban algunos funcionarios y personal de
servicio quechua, que cumplan funciones administrativas desde el momento en que el inca Yupanqui pusiera su dominio en la zona.
29
Adicionalmente, a fines del rgimen incaico, se establecieron en Tarapac 640 mitimaes de una poblacin equivalente a 2.797 personas que, sumadas a
la poblacin local de 3.900 habitantes ms otros 800 de la zona de Pica y 600 a
700 pescadores changos, constituan un total aproximado de 5.400 personas
(Van Kessel , 1992).
En cuanto a la incorporacin de Tarapac al incanato, cabe sealar que
ella se produjo sin aparentes rupturas con las formas de organizacin aymara.
Se mantuvo y desarroll el sistema de aprovechamiento vertical de pisos ecolgicos, bien descrito por Murra para la zona centro-andina; se introdujeron
las obligaciones de trabajo (mita) y de cultivo colectivo de las tierras del Inca y
el Sol, aunque las magnitudes de dichas obligaciones eran variables, segn los
acuerdos entre el Inca y el cacique regional o kuraka, y no tuvieron de acuerdo
a Van Kessel- un efecto corrosivo para la economa local. En compensacin, los
aymara de la zona aprovecharon la mejor tecnologa inca, sobre todo en obras
pblicas (caminos y andenes nuevos), y los beneficios que el estado otorgaba a
sus ciudadanos o sbditos. Los cultos nuevos se establecan sin romper con los
patrones y cultos religiosos propios.18 Por todo ello, podra decirse que la
anexin o alianza al rgimen inca no signific una ruptura cultural ni poltica
para los indgenas de la actual Tarapac, como s lo fue la conquista.
Todos los antecedentes sobre el perodo inca en Tarapac han sido tomados del trabajo de Van
Kessel (1992).
30
con los defensores de los derechos de los indgenas, como Bartolom de las
Casas y la Escuela de Salamanca.
Tempranamente, las bulas papales otorgaron a espaoles y portugueses el
derecho de dominio sobre las poblaciones y territorios del Nuevo Mundo,
delimitndose las respectivas zonas de exploracin y conquista de cada uno
por un tratado suscrito entre ambas potencias martimas en 1494 y ratificado
por el Papa en 1506. En el caso hispano, los territorios conquistados constituyeron reinos de la Corona de Castilla, pero sta delegaba en colonizadores
privados sus prerrogativas (Cousio, 1991).
Se inici as la primera expansin hispana en Amrica que alcanz e inici
la rpida conquista del territorio inca o Tawantinsuyu, alcanzando el sur andino en tan solo tres dcadas (1520-1550). En 1538, Diego de Almagro cruz la
regin rumbo al sur. Unos aos despus, en 1540, se estableci el Partido de
Tarapac, entregado al encomendero Lucas Martnez Begazo.
La ocupacin europea signific, en lo inmediato, la redefinicin del orden
poltico andino. Se introdujo una nueva distribucin del espacio, adecuada a
los intereses econmicos y polticos de los conquistadores. La ocupacin hispana de las zonas ms bajas de la regin, especialmente de los valles de Lluta
y Azapa y de los poblados de Tarapac y Pica, favoreci el asentamiento de la
poblacin local entre la cordillera y el altiplano, produciendo una transformacin lingstica y tnica que concluy con la aymarizacin del rea altiplnica.
Los aymara, como todos los dems pueblos de la regin andina, fueron sometidos al gobierno colonial, dependiente a su vez de la monarqua espaola.
La administracin local se relacion, a su vez, con las autoridades polticas
indgenas, donde destacaba la figura del curaca o cacique, que desempeaba
un rol de intermediacin entre la comunidad indgena, definida jurdicamente
por el rgimen hispano y la administracin colonial.19
Esta subordinacin se expres en el mbito socioeconmico en la incorporacin de los aymara al rgimen de encomiendas, obligaciones tributarias y la
reduccin a pueblos de indios (caso del actual poblado de Tarapac). Se establecieron los impuestos a las minas y a las actividades comerciales y se reorganiz el
territorio conforme a los intereses y leyes hispanas. Todo ello signific una aguda
explotacin econmica de las comunidades indgenas que se integraron a dicho
sistema, de acuerdo a la reforma del Virrey Toledo en la dcada de 1570, que estableci un total anual de 13.500 trabajadores mitayo (Alb y Barnadas, 1990).
19
Como seala Scarlett OPhelan: La Corona no poda operar sin la presencia de un intermediario llmese
cacique o alcalde que le sirviera de puente entre las autoridades coloniales y las comunidades indgenas
(OPhelan, 1997; p. 54).
31
32
sobre todo en Per y Bolivia. La primera de ellas tuvo expresiones en Tarapac, desde donde grupos aymara marcharon a sumarse a la rebelin.
Las rebeliones tupacamaristas llevaron a la implantacin de una serie de
medidas destinadas a asegurar el buen funcionamiento del rgimen colonial.
En primer lugar, se aboli el sistema de repartos en un intento de liberar el
comercio, que hasta esa fecha haba estado monopolizado por los corregidores
mediante los repartimientos forzados de mercancas. Posteriormente, para
poner fin a los abusos cometidos por los corregidores y siguiendo un proyecto
de ordenamiento poltico-administrativo de corte centralista, se cre el sistema de intendencias, dependientes de los subdelegados provinciales que
reemplazaron al antiguo corregidor (Gonzlez, 2002).
En el perodo inmediatamente anterior a la independencia, surgieron en el
actual Per los denominados cabildos pueblerinos y se produjo un reforzamiento de la autonoma de las comunidades indgenas. A su vez, se perfilaba
una incipiente burocracia de origen indgena que fue accediendo al poder local y apareci la figura de los caciques recaudadores.
Con el objeto de prevenir posibles rebeliones, la corona espaola destin
una serie de medidas para acabar con los caciques hereditarios, que se perfilaban como figuras del control poltico y mediadores entre la administracin
espaola e indgenas locales. En reemplazo a la antigua jurisdiccin cacical,
aparecieron los alcaldes de indios elegidos anualmente (Gonzlez, 2002). Adems, en los inicios del siglo XIX, se formaron los estados nacionales, inicindose
un nuevo perodo en las relaciones del estado con su poblacin criolla, mestiza
e indgena (Grupo de Trabajo de Revisin Histrica. Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2003).
33
34
35
por estas comunidades desde tiempos inmemoriales y destinadas a las actividades de pastoreo.
36
Con la ruptura del pacto colonial no hubo un cambio estructural en la posicin de los indgenas dentro de la sociedad nacional. Tras todo este divorcio
entre discursos liberales y prcticas conservadoras, lo que se encuentra en el
fondo es la igualdad jurdica entre quienes son profundamente desiguales. En
la situacin creada, los grupos criollos dominantes consolidaron su poder y
dominacin sobre las poblaciones indgenas (Gundermann , 2002; p. 6).
La nueva institucionalidad abri a la comunidad aymara a un espacio sociopoltico diferente, socavando el respeto a las autoridades tradicionales. Estas
fueron parcialmente reconocidas por las autoridades chilenas, pero se redefinieron los ttulos, cargos y responsabilidades en las localidades rurales. En algunas
comunidades se establecieron subdelegados y jueces de subdelegacin (Beln,
Putre y Codpa); en otras, inspectores y jueces de distrito (Caquena); en otros
lugares se nombraron cabos celadores o vigilantes (Guallatire). Todos ellos obedecan las instrucciones directas del gobernador provincial (Subgrupo de Trabajo
Pueblo Aymara, Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2003).
Este tipo de intervenciones buscaba configurar estructuras de poder favorables a la nacin chilena, tal como sucedi con la creacin del repartidor de agua y
las juntas locales de desarrollo. Estos cambios condujeron a la desestabilizacin de
las instituciones tradicionales de organizacin, que caracterizaban al ayllu (comunidad de la segunda mitad del siglo XIX). Sin embargo, ante estos hechos emergi
la resistencia por parte de algunos lderes aymara, como Antonio Mollo (Subgrupo
de Trabajo Pueblo Aymara, Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2003).
La creacin de la escuela fue una herramienta eficaz que buscaba la homogeneizacin cultural, ideolgica, lingstica e institucional. Como dato
ilustrativo, la primera escuela chilena establecida en Putre fue en el ao 1905 y,
hacia 1925, todas las localidades contaban con un establecimiento.
Las comunidades aymara sustentaron, en gran parte, la explotacin minera
de la regin, lo que supuso un cambio en sus economas tradicionales. La mano
de obra aymara y el abastecimiento alimentario, tambin provisto por sus comunidades, fueron fundamentales para el desarrollo de las actividades mineras:
primero, el salitre en Tarapac (1860-1925), luego el azufre en Arica (1900-1950)
y, finalmente, la industria del oro (1960-1990).
Para responder a esta demanda, las comunidades reorientaron su economa modificando cultivos, aumentando la produccin de ciertas especies ms
demandadas y emprendiendo nuevas actividades. Al mismo tiempo, se introdujeron mecanismos econmicos ajenos a los tradicionales, tales como la
moneda (comercio) y el trabajo asalariado (Subgrupo de Trabajo Pueblo Aymara, Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2003).
37
38
Entre 1930 y 1973, el pueblo aymara experiment presiones ideolgicas basadas en una visin chilena de progreso, identidad nacional y civilizacin. Hasta
1970, los programas del estado incentivaron el asistencialismo y su incorporacin a la sociedad, concibindoles como campesinos o pobladores aislados del
interior.
Los gobiernos se ocuparon de impulsar planes y programas de desarrollo
en los sectores productivos asociados a los centros urbanos costeros, pero no
fue hasta la dcada de los sesenta que las comunidades indgenas fueron efectivamente incorporadas a los beneficios del progreso y del desarrollo
socioeconmico. Aun entonces, la poblacin aymara no fue objeto de un verdadero programa de desarrollo. A contar de 1958, ao en que se cre la Junta de
Adelanto de Arica, se iniciaron programas de asistencia tcnica, mdica, escolar y de urbanizacin (Tudela, 2002). Diversas instituciones fiscales, tales como
CORFO, INCONOR, ORPLAN, MINVU, Universidad de Chile y Universidad
del Norte, elaboraron estudios y programas basados en ellos, cuyo denominador comn fue proveer a las comunidades y localidades andinas de
herramientas para alcanzar el desarrollo (Tudela, 2002).
39
a travs de la implementacin de las municipalidades fronterizas de orientacin asistencialista, se continuaba con el proceso de desaymarizacin, apoyado
con la creacin de las escuelas fronterizas (Grupo de Trabajo de Revisin Histrica, Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2003).
El rgimen militar dio a la regin andina una gran importancia geopoltica.
Foment el crecimiento de organizaciones clientelares dentro de las localidades aymara, tales como juntas de vecinos para las unidades mayores
(correspondientes a las comunidades histricas) y comits vecinales, para unidades ms pequeas.
Adems, estimul la formacin de centros de madres, que no tienen antecedente organizativo previo (Gundermann, 1997; p. 44). De acuerdo a este
autor, estas neo-organizaciones no recogen la mayora de las necesidades productivas, sociales y culturales aymara. Sirven al propsito, hasta ahora, de
mantener un frreo control poltico administrativo (Gundermann, 1997; p.
44-45). Sin embargo, fueron tiles para mantener lazos entre las autoridades
regionales y las localidades aymara, cuyas demandas histricas, desde los inicios de la chilenizacin, podan encontrar eco en el gobierno militar en la
medida en que reforzaran sus propios objetivos de fortalecer la presencia del
estado en la zona. Por otro lado, sin embargo, fueron un completo fracaso en
trminos de la retencin de la poblacin aymara, que aument su ritmo migratorio hacia los valles y las ciudades de la costa.
Un fenmeno que claramente escap a los estrechos mrgenes asistencialistas del gobierno militar fue el problema del agua, que est en directa referencia
a los recursos vitales del desierto y la supervivencia de este pueblo. En 1981
entr en vigencia un nuevo Cdigo de Aguas (D.F.L. N 1.222), mediante el
cual se otorgaba a los particulares un derecho real de aprovechamiento de las
aguas que pasaban a ser de propiedad del titular, quien poda usar, gozar y
disponer de su derecho en conformidad con la ley. Este derecho era transferible, transmisible y prescriptible, y se constitua por un acto de autoridad
independiente si el solicitante es dueo o no de la tierra donde est ubicada el
agua y si hace o no uso efectivo de la misma.
Como consecuencia de la aplicacin de esta normativa, comenz un progresivo desecamiento de vegas y bofedales (Nez, 2002). Esto se vio agravado
porque bajo el gobierno militar las presiones del mercado hacia la enajenacin
de los recursos productivos indgenas (en este caso del agua para surtir los enclaves mineros) fue facilitada por una poltica econmica neoliberal (Grupo de
Trabajo Revisin Histrica, Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2002).
La segunda mitad de la dcada de los ochenta vio nacer los primeros movimientos tnicos reivindicativos en la regin: Pacha Aru en Arica, y Aymar Marka
40
y COPRAY en Iquique, fueron los ms importantes. El primero estaba integrado por jvenes estudiantes aymara de la Universidad de Tarapac.20 La
Asociacin Aymar Marka surgi entre migrantes urbanos en Iquique cuyas familias pertenecan a la Federacin Aymar Marka, que aglutinaba a comunidades
del altiplano.21 El COPRAY o Consejo Provincial Aymara, se constituy a partir
del disuelto Centro Cultural Aymara.22 En la formacin de dichas organizaciones confluyeron diversos factores, entre ellos el surgimiento de una elite
indgena letrada, con formacin universitaria (la mayor parte obtenida de la
Universidad de Tarapac), que comienza a autorreconocerse como aymara y, a
partir de ello, elaborar un programa de lucha propio. A este proceso contribuy la formacin de ONGs que realizaban acciones de investigacin y desarrollo
en el tema indgena regional.23
Lo propio de estos movimientos es, en primer lugar, el que ya no representan a una localidad que hace una determinada demanda al estado en tanto
campesinos, pobladores del interior o simples chilenos. Ms que perseguir
el mejoramiento de sus condiciones de vida u obtener beneficios concretos,
buscaban una redefinicin de la relacin con el estado como representantes de
su pueblo aymara. Es decir, estos grupos erigen una demanda propiamente
tnica, que pretenda aunar a todos los segmentos que los conformaban, y tenan un contenido poltico frente al estado y otras instituciones.24 Para decirlo
en palabras del entonces dirigente de la Federacin Ayni:
20
21
22
23
24
Entre ellos destacaban el actual Subdirector Norte de CONADI, Cornelio Chipana; el encargado de
cultura y educacin de la Oficina Arica de la CONADI, Alejandro Supanta; el representante aymara
en el Fondo Indgena y actual candidato a Consejero de CONADI Zenn Alarcn, y el consejero
aymara ante la CONADI Carlos Inquiltupa.
Su lder histrico ha sido Antonio Mamani, quien se desempe como responsable de la CEPI en el
rea norte y luego fue el Subdirector Norte de CONADI hasta el ao 2000. Despus de su retiro de
la Subdireccin volvi a ocupar el cargo de Presidente de Aymar Marka, donde permanece hasta
ahora. Otros dirigentes importantes de esta asociacin han sido: Fresia Vilca, funcionaria de CONADI
en Iquique y actualmente candidata a consejero aymara; Elas Gmez, de la comuna de Colchane y
quien fue consejero aymara ante la CONADI; Octavio Viza, ex presidente de la asociacin, miembro
del consejo directivo del ADI Jiwasa Orage y secretario tcnico del mismo.
Era dirigido por Javier Vilca y dirigentes de Lirima.
Entre ellas destacan tres: el Taller de Estudios Aymaras (TEA), en Arica; el Centro de Investigacin
de la Realidad del Norte (CREAR) y el Taller de Estudios Regionales (TER), en Iquique. Esto
signific que, por primera vez, comenzara una accin sistemtica de estudio de la realidad indgena
regional. Dichas instituciones se vincularon informalmente con dirigentes y lderes de opinin
aymara que luego jugaran un rol central en la activacin del movimiento tnico.
La novedad histrica que esto representa puede entenderse mejor considerando la fragmentacin
de la sociedad aymara chilena de entonces, bien descrita por Gundermann en 1987: Los aymaras
son un grupo tnico sin ninguna unidad socio-poltica general y por lo tanto sin posibilidad hasta
ahora de definir un proyecto poltico propio (Gundermann, 1987).
41
Nuestra Federacin tiene como objetivo primordial elevar la capacidad negociadora de nuestra gente frente al estado nacional, entindase ONGs, servicios, toda
instancia gubernamental, etc no nos quedamos en una situacin meramente cultural o de planteamiento terico, sino que estamos conciliando eso con una situacin
poltica (Chipana, 1989; p. 56-57).
En segundo lugar, estas organizaciones se vincularon al emergente movimiento indgena continental, asumiendo o compartiendo sus reivindicaciones
principales: mantencin de su identidad y cultura, reconocimiento de derechos colectivos como pueblos y obtencin (en mayores o menores grados) de
autonoma por parte de los estados nacionales y los organismos internacionales como Naciones Unidas.25 Como parte de este complejo proceso se desarroll
un pensamiento poltico que aspiraba a constituirse en una base comn a los
diversos movimientos y pueblos indgenas y que, en el caso de los aymara que
habitaban en Chile, encuentra en el llamado indianismo de Fausto y Ramiro
Reynaga una de sus principales manifestaciones.26
Asimismo, se desarroll una importante relacin con otros movimientos
tnicos dentro del pas. Con el apoyo de la Comisin Chilena de Derechos
Humanos, se estableci la primera plataforma comn entre diversos pueblos
indgenas, que permiti la celebracin del pacto de Nueva Imperial unos aos
despus.27 Con este pacto celebrado en 1989 deba surgir una nueva relacin
entre el pueblo aymara y el estado de Chile. En el marco de este acuerdo, surgi
la Ley 19.253 de 1993 que estableci la existencia legal de los aymara como una
de las etnias de Chile, reconocindoles derechos especficos a las personas y
comunidades aymara sobre sus tierras, aguas y costumbres.
42
del pas y fija las bases institucionales de las polticas pblicas destinadas a
ellos.
En lo que respecta a los derechos establecidos en esta ley, stos se reconocen fundamentalmente en tres niveles: a) reconocimiento, participacin y bases
para la implementacin de una poltica de proteccin de las tierras indgenas,
b) promocin del desarrollo, y c) promocin y fortalecimiento de la educacin
y cultura de las personas y comunidades indgenas.
2.1 Reconocimiento
La ley indgena reconoce como principales etnias indgenas de Chile, entre otras, a la aymara. Valora su existencia por ser parte esencial de las races de
la nacin chilena, as como su integridad y desarrollo, de acuerdo a sus costumbres y valores.28
Como consecuencia de este reconocimiento, se establece que es deber de la
sociedad en general y del estado en particular a travs de sus instituciones,
respetar, proteger y promover el desarrollo de los indgenas (incluidos los aymara), sus culturas, familias y comunidades, adoptando las medidas adecuadas
para tales fines y, consecuencialmente, proteger sus tierras, velar por su adecuada explotacin, su equilibrio ecolgico y propender a su ampliacin.29
Especficamente, la ley reconoce que son aymara los indgenas pertenecientes a las comunidades existentes principalmente en la I Regin y los
provenientes de estas comunidades.30
La ley promueve su organizacin a travs de dos figuras legales: las comunidades y las asociaciones indgenas. Como parte de esta poltica, en la Primera
Regin de Tarapac se han constituido 292 organizaciones, 121 comunidades y
171 asociaciones indgenas (CONADI, Subdireccin Norte, 2003). (Ver Cuadro 1)
Estas nuevas formas de organizacin contribuyen al quiebre de la estructura organizacional y social de los aymara en el norte de Chile, representada en el
ayllu. Las transformaciones generadas mediante la introduccin de instituciones chileno-occidentales estn en la gnesis de la comunidad aymara de hoy:
una forma de sociedad que rompe los esquemas de la organizacin tradicional
andina y que adquiere una configuracin propia, especialmente en el plano
ideolgico y en materia de identidad. Ella reemplaza el ayllu-comunidad de la
segunda mitad del siglo XIX, cuya estructura social mantena vigentes rasgos
de indudable origen andino-hispano (Tudela, 2002).
28
29
30
43
31
44
2.2 Participacin
2.2.1 Participacin indgena en la proteccin de su patrimonio histrico
Las comunidades aymara no tienen garantizada su participacin en la proteccin de su patrimonio histrico y arqueolgico. Este resguardo es una
prerrogativa del Consejo de Monumentos Nacionales que, en coordinacin
con otros organismos pblicos (entre ellos Bienes Nacionales, SERNATUR, CONADI, Gobierno Regional y otros), forman una comisin que permite su
proteccin y conservacin.
Sin embargo, la evidencia demuestra que el estado no ha sido eficiente en
la defensa de este patrimonio. En efecto, muchos sitios arqueolgicos en las
provincias de Arica, Parinacota e Iquique sufren de saqueos y destruccin sistemtica, porque los organismos pblicos correspondientes no tienen los
recursos para la proteccin y conservacin de estos sitios. Adems, los daos
son en parte producto de la misma accin pblica (construccin de caminos y
otra infraestructura pblica) y privada (ejecucin de proyectos de inversin o
actividades de esparcimiento). Ejemplos de sitios daados en el ltimo tiempo
son los siguientes: Pukara de Copaquilla y Tambo de Zapahuira, en el camino
entre Arica y Chungar; geoglifos ubicados en el valle de Lluta, comuna de
Arica, por la infraestructura de una empresa avcola; y los geoglifos de Unitas,
en la comuna de Huara y en la zona de Alto Ramrez (por motos y vehculos
de doble traccin)
45
tierras fiscales. Las restantes son tierras privadas de propietarios aymara. Recientes informaciones de Bienes Nacionales declaran que solo el 65% de las
tierras perteneceran a comunidades aymara, 24% seran fiscales y un 11% estn en situacin no determinada. Dicha informacin es cuestionada por parte
de las organizaciones indgenas.
Como consecuencia de ello, hoy existen serios conflictos entre los aymara y el estado por la presencia del SNASPE en tierras de su propiedad. Es el
caso del Parque Nacional Lauca, caso en el que se ha constituido una mesa de
Dilogo y Trabajo Interministerial con participacin de los propietarios indgenas y el estado, representado por MIDEPLAN, CONADI, CONAF y el
Ministerio de Bienes Nacionales. La mesa inici sus actividades en el ao 2002,
con el objetivo de definir propuestas que permitieran resolver la administracin de la superficie del Parque Nacional Lauca, que es propiedad privada
aymara y que representa el 99% de su superficie total. En principio, los propietarios indgenas concurrieron a la mesa de negociacin, pero el dilogo comenz
a fracturarse por incumplimiento del estado.
Las organizaciones indgenas denuncian que los objetivos de la mesa interministerial no son claros, pues el estado ha planteado a travs de sus
representantes que no se discutir la propiedad de las tierras en las reas del
SNASPE, dado que se trata de una cuestin que deberan resolver los tribunales. El estado quiere restringir la discusin a la participacin aymara en la gestin
pblica del parque, en tanto que los propietarios indgenas exigen que se les
reconozcan sus derechos de propiedad vlidamente establecidos en sendos
ttulos inscritos a nombre de sus ascendientes en el Conservador de Bienes
Races. Exigen, por tanto, que se les restituyan las tierras y se reconozca que el
Parque Nacional Lauca est en propiedad privada y no fiscal. Tambin demandan participacin, a nivel de generacin y decisin, en los planes de manejo
de los recursos existentes en el parque.
Sobre este punto es menester recordar que la ley indgena, en sus artculos
34 y 35, impone a los servicios de la administracin del estado y a las organizaciones de carcter territorial cuando traten materias que tengan injerencia o
relacin con cuestiones indgenas, la obligacin de escuchar y considerar la
opinin de las organizaciones indgenas que reconoce la ley. Dispone la ley
que en las reas silvestres protegidas ubicadas en las reas de desarrollo indgenas (ADI) se considerar la participacin de las comunidades ah existentes.
La Corporacin Nacional Forestal o el Servicio Agrcola y Ganadero y la Corporacin, de comn acuerdo, determinarn en cada caso la forma y alcance de
la participacin sobre los derechos de uso que en aquellas reas corresponde a
46
las comunidades indgenas. A pesar de esta normativa y la circunstancia especfica de que los aymara poseen derechos sucesorios sobre las tierras afectas al
SNASPE en la I Regin, las instituciones del estado se han mostrado reacias a
reconocer en ellas derechos de participacin aymara.
a)
b)
c)
d)
Artculo 46, ley indgena. El Consejo ser presidido por el respectivo subdirector y tendr las
siguientes funciones y atribuciones:
Analizar las acciones, planes y programas que la corporacin ejecute en su jurisdiccin.
Hacer las sugerencias que estime convenientes, en especial, aquellas destinadas a coordinar la
accin de los rganos del estado en funcin del desarrollo indgena.
Sugerir mecanismos de participacin de los indgenas.
Dar su opinin sobre todas aquellas materias que sean sometidas a su conocimiento.
47
48
49
50
Antecedente de Mireya Yucra Ape, profesora de educacin bsica con maestra en EIB.
Comunas de las provincias de Iquique y Parinacota de la I Regin.
51
52
53
40
41
42
43
Parque Nacional Lauca, Reserva Nacional Las Vicuas, Monumento Natural Salar de Surire, todas
en la provincia de Parinacota, comuna de Putre, y el Parque Nacional Volcn Isluga, ubicado en la
comuna de Colchane, provincia de Iquique.
Tratado de Paz y Amistad, firmado el 20 de octubre del ao 1883 entre la Repblica del Per y la
Repblica de Chile.
Artculo 7, Tratado de Ancn:
Los Gobiernos de Chile y del Per respetarn los derechos privados legalmente adquiridos en los
territorios que quedan bajo sus respectivas soberanas, entre los que figura la concesin otorgada
por el Gobierno del Per a la empresa del ferrocarril de Arica a Tacna en mil ochocientos cincuenta
y dos, conforme a la cual, dicho ferrocarril al trmino del contrato, pasar a ser propiedad del Per.
Sin perjuicio de la soberana que le corresponda ejercer, Chile constituye a perpetuidad en la parte
que la lnea atraviesa su territorio el derecho ms amplio de servidumbre a favor del Per.
Consecuencia del Tratado de 1929, que da fin a la controversia suscitada por la interpretacin del
artculo 3 del Tratado de Ancn de 1883.
Segn plano inscrito en 1997 en el Conservador de Bienes y Races de Arica.
54
55
provenga de las napas subterrneas y el resto del caudal de los ros donde se
han efectuado las perforaciones (Ver Cuadro 9).
Asimismo, los derechos aymara sobre las aguas estn siendo afectados por
el proyecto impulsado por el Ministerio de Obras Pblicas para que se perforen pozos con el fin de extraer las aguas de la cuenca del ro Lauca y abastecer
con este recurso a Arica a objeto de superar el dficit de agua all existente. En
el ao 1992, en los inicios del proyecto, las organizaciones aymara de Putre se
opusieron a su ejecucin. En 1998, el proyecto toma vigencia nuevamente, porque el objetivo de extraer las aguas de los pozos tendra otro beneficiario: el
valle de Azapa. En septiembre de ese ao, y faltando solo 15 das para entregar
las observaciones ante la CONAMA, dichas organizaciones se reunieron y lograron oponerse al proyecto, tomando como antecedentes el impacto sobre el
bofedal situado cerca del pozo N4 y los efectos negativos de la explotacin de
los pozos en las vertientes de la precordillera y del altiplano.
As, los conflictos estn referidos a la solicitud de la Direccin de Obras
Hidrulicas45 del Ministerio de Obras Pblicas sobre derechos de aprovechamiento de aguas subterrneas en siete pozos ubicados el interior del Parque
Nacional Lauca, seis de ellos cercanos al ro del mismo nombre, mientras que
el sptimo se ubica en las inmediaciones del ro Vizcachani.
La Comisin Aymara de Defensa del Medio Ambiente (CADMA) ha coordinado las acciones de oposicin a la extraccin de las aguas de los pozos. En
septiembre de 1998, la CADMA formul sus observaciones al estudio de impacto ambiental presentado por la Direccin de Obras Hidrulicas (DOH). Los
fundamentos de la oposicin fueron:
a.- Las muestras fueron tomadas en un corto perodo (menos de una
semana) y no en el perodo en que el caudal es ms bajo, entre inicios de
octubre y los primeros das de diciembre.
b.- Existira un impacto importante en los bofedales, lo cual afecta negativamente el hbitat aymara, del cual depende su economa fundada en
la produccin ganadera y agrcola.
La situacin se mantiene en statu quo desde el ao 1998.
En lo que respecta a la provincia de Iquique, la CONADI ha logrado inscribir a favor de los aymara un total de 2.177,7 lts./seg. en el periodo 1994-1999
(Ver Cuadro 10).
En la provincia, los conflictos respecto a la regularizacin de aguas se relacionan principalmente con la actividad minera, cuya actividad afecta de manera
45
56
preferente a las aguas subterrneas y la productividad de las tierras. Sin embargo, Laguna del Huasco (altiplano de la comuna de Pica) constituye un caso
de afectacin de aguas superficiales debido a la actividad minera. Si bien esta
laguna no tiene un extensivo uso productivo por parte de las comunidades
aymara, perjudica su patrimonio ecolgico.
57
47
Artculo 17 N 2 y 6, C. de Minera.
58
3. Conclusiones
La problemtica de los derechos humanos aymara ha tenido varios momentos y modalidades de desarrollo histrico. Aparece originalmente vinculada a
la crtica a la conquista y sus consecuencias: disminucin demogrfica, sujecin al imperio espaol y explotacin colonial de las sociedades originarias.
La defensa de los derechos de los habitantes del Nuevo Mundo es su primera expresin sistemtica.
La conformacin del mundo colonial signific el establecimiento de una
separacin entre ambas sociedades: la hispano-criolla y la indgena. Si bien
esto supuso el reconocimiento de ciertos derechos y privilegios especiales para
los aymara, tambin estableci obligaciones econmicas, religiosas y polticas
propias de ellos. O sea, bajo una modalidad de subordinacin jerrquica estamental, se ciment la creacin de un cierto espacio de autonoma: la comunidad
indgena neo-colonial. Sin embargo, las prcticas efectivas escaparon muchas
48
Este programa anteriormente se licitaba a empresas externas, por lo que no se tienen datos de los
resultados del mismo en esa etapa.
59
veces a las normativas vigentes, producindose numerosos abusos que llevaron a la gestacin de las rebeliones quechua-aymara en la dcada de 1780, que
tuvieron expresin tambin en el actual territorio de Tarapac.
La repblica fue un nuevo momento de inflexin fundamental. Signific el
fin de la separacin estamental y el reconocimiento a la igualdad jurdica y
poltica de los aymara. Pero sta es una igualdad entre quienes socialmente
son profundamente desiguales (Gundermann, 2002; p. 35). Por ende, sus resultados fueron diferentes a los declarados o esperados por los nuevos lderes
polticos; entre ellos, la expoliacin de sus tierras, la reduccin de su presencia
en los mercados regionales y la prdida de relevancia poltica (interna y externa) del cacique.
Al mismo tiempo, apareci una exigencia de incorporacin ciudadana desde los tres estados nacionales en que qued dividida la poblacin aymara a
fines del siglo XIX: Per, Bolivia y Chile. La cuestin indgena se reformul en
todos estos pases, vinculndose a la cuestin de la integracin nacional. Por
un lado, se trat de incorporar a los grupos indgenas a la nacin, es decir,
inculcarles una memoria histrica y un sentimiento patriticos a travs de la
castellanizacin, la educacin escolar y el cumplimiento de obligaciones cvicas como el servicio militar. Por otra parte, se busc sumar al progreso a estos
grupos que haban estado excluidos de l, que no haban logrado por s mismos adquirir las aptitudes necesarias para la iniciativa agrcola o industrial y
cuya capacidad intelectual tampoco se haba desarrollado al mismo ritmo que
la de los dems habitantes del pas, sobre todo en comparacin con las elites
gobernantes criollas.
Es muy relevante reconocer que los propios aymara participaron de este
doble proceso de nacionalizacin y desarrollo hacia el progreso a travs de: su
activa participacin en la educacin escolar, elevando demandas de mejoramiento de infraestructura, construccin de edificios pblicos; migrando a las
ciudades en busca de mejoramiento social y educativo; organizndose en comits para el progreso, juntas de vecinos, cooperativas, entre otras, en sus
localidades de origen. Simblicamente, se hicieron partcipes de las polticas
de integracin ciudadana, aunque preservando en mayor o menor grado, tradiciones indgenas a nivel local.
La poltica de integracin ciudadana comenz a ser puesta en cuestin recin en la segunda mitad de la dcada de los ochenta, cuando se formaron en
Arica e Iquique las primeras organizaciones tnicas reivindicativas. Dicho
movimiento obtuvo sus primeros triunfos polticos importantes, junto a otros
pueblos originarios, en los acuerdos de Nueva Imperial en 1989 y, posteriormente, en la conformacin de la Comisin Especial de Pueblos Indgenas, cuyo
60
cuerpo directivo en la regin integran cuadros de dirigentes de dicho movimiento. Posteriormente, esto dio lugar a la promulgacin de la ley indgena
y la creacin de la CONADI. Con ello, la demanda indgena de reivindicacin de la identidad indgena y de derechos polticos y culturales como pueblo
formulada en el perodo inmediatamente anterior adquiere el rango de
poltica de estado.
La aplicacin de la ley indgena en la zona aymara ha significado avances
en el reconocimiento de los derechos indgenas que se manifiestan, adems de
los logros jurdicos y polticos ya mencionados, en la regularizacin de los
derechos sobre las aguas, en el acceso a la educacin mediante el otorgamiento
de becas escolares y en la generacin de espacios de participacin en las instituciones pblicas y en sus polticas indigenistas. Sin embargo, persisten aun
importantes falencias en lo que respecta al reconocimiento estatal efectivo de
dichos derechos.
Los aspectos de mayor vulnerabilidad del pueblo aymara al respecto son
los siguientes:
a) En materia de tierras: el plan de saneamiento de las tierras impulsado por la CONADI y el Ministerio de Bienes Nacionales ha dado lugar
a un cuestionamiento de los derechos adquiridos sobre dichos terrenos,
que se expresa en el desconocimiento de los derechos de propiedad aymara que constan en ttulos inscritos. El mismo plan de saneamiento
puede dar lugar a una reduccin de las tierras aymara si no se reconocen
estrictamente los criterios de ocupacin establecidos en la ley indgena
y que corresponden a la propiedad individual, comunal y patrimonial
aymara, as como a la recuperacin de poblados y antiguos sectores de
emplazamiento, de conformidad a los artculos 63 y 65 de la ley indgena. Por el contrario, se aplican los criterios de ocupacin efectiva
establecidos en el D.L 1939 que regula el rgimen de disposicin de bienes fiscales.
b) En materia de aguas: la apropiacin de derechos de aguas por terceros, producto de las insuficiencias normativas de la ley indgena en la
proteccin de estos derechos (Direccin de Obras Hidrulicas del Ministerio de Obras Pblicas) y la presin de grupos econmicos como
mineras.
c) En materia minera: los concesionarios mineros se apropian del suelo
superficial donde se encuentra ubicada la concesin, mediante la constitucin de gravmenes y el desarrollo de las actividades que demanda
la exploracin y explotacin de los recursos mineros. Producto de dichas
61
Bibliografa
AAVV, Encuentro por los derechos y demandas de los pueblos: Aymara-Mapuche-Rapa Nui- Declaracin Conjunta, Santiago, 4 de diciembre de
1988, Ntram, Ao IV, N4, 1988, Santiago, p. 6.
ALB, XAVIER Y BARNADAS, JOSEP. M., La cara india y campesina de nuestra historia,
UNITAS/CIPCA, La Paz, 1990.
CHIPANA, CORNELIO, La identidad tnica de los aymaras en Arica, en Chungar
N16-17, 1986, Universidad de Tarapac, Arica, p. 251-261.
La utopa y el pueblo aymara, en Tpicos 90 N octubre 1990, Centro
Ecumnico Diego de Medelln, Santiago, p. 155-159.
CONSEJO NACIONAL AYMARA, Propuesta del Pueblo Aymara a los candidatos presidenciales, CNA, Iquique, 1999, Ms.
62
COUSIO, CARLOS, Razn y ofrenda, Ediciones Instituto de Sociologa, Universidad Catlica de Chile, Santiago, 1991.
GONZLEZ, HCTOR, Los aymaras de la regin de Tarapac y el perodo republicano
temprano (1821-1879), Documento preparado por encargo del Subgrupo
de Trabajo Pueblo Aymara, Grupo de Trabajo Pueblos Indgenas del
Norte, Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2002.
GONZLEZ, HCTOR Y GUNDERMANN, HCTOR, Contribucin a la historia de la propiedad Aymara, Conadi, Santiago, 1997, p. 11-13.
GONZLEZ, SERGIO, Los aymaras de Tarapac en el ciclo salitrero, en (Revista)
Camanchaca N 5, TER, Iquique, 1987, p. 39-44.
GUNDERMANN, HANS, Los Aymaras de Chile, elementos de caracterizacin, en
(Revista) Ntram, Ao III, N2, Santiago, 1987, p. 40-46.
, Sociedad Aymara y procesos de modernizacin durante la segunda mitad
del siglo XIX, Documento preparado por encargo del Subgrupo de Trabajo Pueblo Aymara, Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2002.
, Las poblaciones indgenas andinas de Chile y la experiencia de la
ciudadana, en: Foerster, Rolf y Vergara, Jorge Ivn, Mapuches y Aymaras. El debate en torno a reconocimiento y los derechos ciudadanos, Universidad
de Chile- Eds. RIL, Santiago, 2002, p. 19-104.
NEZ, LAUTARO, Breve historia de los pueblos atacameos, Documento preparado
por el Subgrupo de Trabajo Pueblo Atacameo, Comisin de Verdad
Histrica y Nuevo Trato, 2002.
OPHELAN, SCARLETT, Kurakas sin sucesiones. Del cacique al alcalde de indios, Per
Bolivia 1750-1835, Centro Bartolom de las Casas, El Cuzco, 1997.
TUDELA, PATRICIO Chilenizacin y cambio ideolgico entre los aymaras de Arica (1883-1930): Intervencin religiosa y secularizacin, en: Revista Chilena
de Antropologa N12, sitio web de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Chile (http://rehue.csociales.uchile.cl/antropologia/
publicac.htm).
El Estado y Sociedad Chilena ante los Aymaras de Tarapac (I Regin de Chile): Factores y cosecuencias de su integracin entre 1930 1973, preparado por encargo
del Subgrupo de Trabajo Pueblo Aymara, Grupo de Trabajo Pueblos Indgenas del Norte, Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2002.
VAN KESSEL, JUAN, Holocausto al progreso, Hisbol, La Paz, 2da. edicin, 1992.
63
Informes
Informe Final preliminar del Subgrupo de Trabajo Pueblo Aymara, Documento
preparado por el Subgrupo de Trabajo Pueblo Aymara, Comisin de Verdad
Histrica y Nuevo Trato, 2003.
Pueblo Aymara, revisin histrica, Documento preparado por el Grupo de Trabajo de Revisin Histrica, Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2003.
Segundo Borrador Preliminar. Historia de los pueblos indgenas de Chile y su relacin con el Estado, Grupo de Trabajo Revisin Histrica, Comisin de Verdad
Histrica y Nuevo Trato, 2002.
Cuadros
Cuadro 1
Organizaciones indgenas constituidas al amparo de la ley 19.253 en la
Primera Regin de Tarapac.
Provincias
Comunidades
Indgenas
Asociaciones
Indgenas
Total
Arica y Parinacota
54
35
89
Iquique
67
136
203
121
171
292
Total
Fuente: CONADI, Subdireccin Nacional Norte y Oficina de Asuntos Indgenas AricaParinacota, 2003.
Cuadro 2
Distribucin de tierras al interior del SNASPE en la Primera Regin de Tarapac
Snaspe
Total
tierras
fiscales
Hs.
Total
tierras
privadas
Hs
Total
tierras
1.450
136.433
137.883
40.870
168.261
209.131
505
10.793
11.298
42.825
315.487
358.312
64
Hs
Cuadro 3
Inversin de CONADI (Oficina de Asuntos Indgenas de Arica y
Parinacota, Primera Regin de Tarapac) 1994-1999.
Programas
Total
Inversin
M$
%
Participacin
785.028
45
121.806
59.44
53.341
33.140
1.052.772
60
286.385
16
Fomento productivo
222.939
13
46.242
26.751
46.338
17.343
55.301
701.302
40
Total Fondo
Fuente: Informe gestin periodo 1994 - 1999, Oficina Asuntos Indgenas Arica y Parinacota, CONADI.
(*) = Valores aproximados.
65
Cuadro 4
Inversin en educacin y cultura de CONADI Subdireccin Norte,
provincia de Iquique 1999-2001.
Ao
Nombre Proyecto
Monto
(en $ miles)
1999
27.000
1999
15.000
1999
S. a la residencia estudiantil
1999
1999
1999
2000
8.000
10.590
6.410
10.000
13.000
2001
14.000
2001
7.000
Total
111.000
Cuadro 5
Nmero de becas indgenas
Provincias de Arica y Parinacota Aos 1995-1999
Niveles
1995
1996
1997
1998
1999
Total
Bsica
195
195
211
259
316
1.176
Media
85
88
92
114
139
518
Superior
63
69
74
104
178
488
343
352
377
477
633
2.182
Total
66
Cuadro 6
Nmero de propiedades pertenecientes a indgenas,
por comuna de acuerdo a tipo y situacin jurdica
por comuna en el altiplano de la Primera Regin
(En nmero de propiedades a y b)
General Lagos
Putre
Colchane
Pica
Total
1) Fiscal
15
14
30
2) Particular
39
80
38
160
a) Regularizada
b) No regularizadas
15
36
71
35
145
Individual
13
Comunitaria
29
43
Com. Sucesorial
27
56
88
Patrimonial
2) Particular
0
39
0
80
1
38
0
3
1
160
c) Regularizada
d) No regularizadas
15
36
71
35
145
Individual
13
Comunitaria
29
43
88
Com. Sucesorial
27
56
Patrimonial
Subtotal
36
71
35
145
Total
54
94
38
190
67
Cuadro 7
Tierras legalizadas a aymara. CONADI Subdireccin Norte
Titular
Comuna
Sector
Superficie Familias
Forma de
Has.
beneficiadas adquisicin
Comunidad indgena
aymara pueblo de
Colchane
Huara
Zapiga
239,4
15
Transferencia
gratuita
Comunidad indgena
aymara de Pisiga Choque
Huara
Zapiga
105,6
45
Transferencia
gratuita
Comunidad indgena
aymara de central Citani
Huara
Zapiga
359,04
32
Transferencia
gratuita
Comunidad indgena
Chusmiza y Usmagama
Huara
Chusmiza
0,05
43
Transferencia
gratuita
Agrupacin indgena
Unin de Chacareros de
Puchuldiza
Huara
Pachica
60
30
Concesin
de uso
Comunidad indgena
aymara del pueblo de
Soga
Huara
Soga
12,068
15
Transferencia
gratuita
Huara
Pachica
0,7
Comunidad indgena
aymara pueblo de
Colchane
Iquique
Alto
Hospicio
10,20
15
Transferencia
gratuita
Comunidad indgena
aymara de Pisiga Choque Iquique
Alto
Hospicio
4,50
45
Transferencia
gratuita
Comunidad indgena
aymara de Central Citani
Iquique
Alto
Hospicio
15,30
32
Transferencia
gratuita
Pica
Valle de
Quisma
47
41
Transferencia
gratuita
Pica
Collacagua
19033
Regularizada
Asociacin indgena
aymara Laguna del
Huasco
Pica
Laguna
del Huasco
37,35
31
Transferencia
gratuita
Pica
Valle De
Quisma
9,75
Asociacin gremial y
ganadera Pampa del
Tamarugal, Marka
Masis
Pozo
Almonte
La Tirana
21,05
28
Ttulo
gratuito
Asociacin indgena
Ttulo
gratuito
Transferencia
gratuita
68
Asociacin indgena
aymara Juventud del
Desierto
Pozo
Almonte
Colonia
Pintados
100
28
Transferencia
gratuita
Comunidad indgena
quechua de Mamia
Pozo
Almonte
Mamia
14
178
Concesin
de uso
Asociacin indgena
aymara Flor del Desierto
Pozo
Almonte
Pozo
Almonte
31,5
25
Transferencia
gratuita
Asociacin indgena
aymara San Jos
Pozo
Almonte
Pozo
Almonte
86,41
30
Compraventa
31
Concesin
de uso por
5 aos
Asociacin indgena
aymara San Pedro de
Apamilca
Camia
Apamilca
151,53
Apamilca
161,1 (M2)
Ttulo gratuito
Camia
Apamilca
500,51 (M2)
Ttulo gratuito
Emiliano Chamaca
Mamani
Camia
Apamilca
343,81 (M2)
Ttulo gratuito
Camia
Ttulo gratuito
Cuadro 8
Regularizacin por CONADI de las aguas de las tierras aymara inscritas
Nombre
organizacin
Agrupacin indgena
Unin de Chacareros de
Puchuldiza
Comuna
Sector
Huara
Pachica
60
En trmite
Soga
12,068
Regularizada
Comunidad indgena
aymara del pueblo de Soga Huara
Superficie
Situacin
solicitada legal de las aguas
Asociacin indgena
aymara Suma Yapu
Pica
Valle de
Quisma
47
Regularizada
y en trmite
Pica
Collacagua
19033
En trmite
37,35
En trmite
9,75
Regularizada
21,05
En trmite
Asociacin indgena
aymara Laguna de Huasco
Pica
Pica
Laguna
de Huasco
Valle de
Quisma
Asociacin gremial y
ganadera Pampa del
Tamarugal, Marka
Masis
Pozo
Almonte
La Tirana
69
Asociacin indgena
aymara Juventud del
Desierto
Pozo
Almonte
Colonia
Pintados
100
Regularizado
y en trmite
Asociacin indgena
aymara Flor del Desierto
Pozo
Almonte
Pozo
Almonte
31,5
En trmite
Asociacin indgena
aymara San Jos
Pozo
Almonte
Pozo
Almonte
86,41
Regularizada
Asociacin indgena
aymara San Pedro de
Apamilca
Camia
Apamilca
151,53
Regularizada
Camia
Apamilca
161,1 (M2)
Regularizada
Camia
Apamilca
500,51 (M2)
Regularizada
Emiliano Chamaca
Mamani
Camia
Apamilca
343,81 (M2)
Regularizada
Camia
Apamilca
1345,24 (M2)
Regularizada
Cuadro 9
Solicitudes a Direccin de Obras Hidrulicas (MOP) de derechos de
aprovechamiento de aguas subterrneas en Parque Nacional Lauca
(pozos y caudal solicitado)
Pozo
Caudal solicitado
litros/segundo
45
43
45
60
75
65
10
Total
342
70
Cuadro 10
Inscripcin de derechos de agua a favor de aymara
CONADI, provincia de Iquique 1994-1999
Comuna
Huara
161
193
Pica
1,9
26
Camia
363
117
Pozo Almonte
77,8
132
Colchane
1574
240
Total
2.177,7
708
Cuadro 11
Concesiones mineras constituidas en la provincia de Parinacota, 1999
Concesiones Mineras
Exploracin
reas SNASPE
N
Superf.
concesiones Hs.
Explotacin
N
Superf.
concesiones
Hs.
19
5.350
16
9.550
30
7.850
5
40
5.100
20.000
10
48
8.750
17.700
71
1.100
Cuadro 12
Materias y nmero de casos del programa de defensa jurdica de CONADI
en Iquique, Pozo Almonte y Huara al ao 2002.
Materia
Cantidad
39
14
58
2
28
141
72
Captulo III
Los derechos del pueblo lickanantay,
kunza o atacameo
1. Antecedentes histricos
1.1 Poblamiento y orgenes
La ocupacin humana de la zona de San Pedro de Atacama se estableci
hace 10.000 aos, luego de la estabilizacin del clima postglacial (Nez, 1991).
Se desarroll en los sectores ms altos del territorio, entre la puna y la prepuna, concentrndose en las cuevas de San Lorenzo, Tuina y Chulqui. La
informacin arqueolgica da cuenta de que los primeros lickanantay se caracterizaron por su trashumancia y actividad de caza, que les proporcion carne,
lana, huesos, alimentos, vestimentas y objetos de abrigo (Nez, 2002).
A partir del primer milenio (a.C.) se registr la presencia de asentamientos
humanos en los sectores de Tilocalar, Chiu Chiu y Lasana. Los datos arqueolgicos evidencian que en el pequeo oasis de Tilocalar (hacia el ao 1.200 a.C.),
habitaban poblaciones que se dedicaban a la crianza de llamas y al cultivo de
maz, papas, qunoa y zapallos. La adopcin de la alfarera sugiere que estas
comunidades estaban en contacto con otros pueblos del noroeste argentino y
del altiplano boliviano (Fundacin Minera Escondida, 2000).
El asentamiento de las poblaciones de cazadores y el desarrollo de la actividad agrcola y pastoril marcaron el sello de la cultura San Pedro. sta se
desarroll entre el ao 100 (a.C.) y el 900 (d.C.) y se caracteriz por el asentamiento de comunidades agropastoriles que habitan sitios como Tulor, Lasana,
Chiu Chiu, Coyo, Beter y San Pedro (Fundacin Minera Escondida, 2000).
Alrededor del ao 400 (d.C.) y junto con estos poblados en el valle del ro
Loa, comenzaron a construirse los pukara, fortificaciones que marcaron una
poca caracterizada por el desarrollo urbanstico de zonas como Chiu Chiu y
Lasana, donde se erigieron los pukara del mismo nombre.
A lo largo de su curso histrico, los lickanantay se contactaron y mezclaron
con otros pueblos. Sin embargo, mantuvieron rasgos culturales que los
73
diferenciaban de los pueblos que vivan en el ro Loa superior y que correspondan a otros grupos andinos como los charkas o los aymara.
Los lickanantay hablaban la lengua kunza y se diferenciaban con los pueblos
vecinos por su uso del espacio, lengua, cultura y el rgimen de contactos fronterizos que establecan, los que se caracterizaban por la transversalidad y
vinculacin con espacios y poblaciones que geogrficamente estaban muy distantes entre s (Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato, Historia, 2002). La
zona de emplazamiento de la cultura lickanantay era el rea comprendida entre el ro Loa y la cuenca del Salar de Atacama (con territorios complementarios
hacia el este y oeste). Se desplazaban hacia las tierras altas de la puna salada y
las quebradas orientales que descendan por la llanura chaquea. Tambin lo
hacan en direccin a los valles y oasis del desierto atacameo de Tarapac,
Copiap y las nacientes quebradas altas ubicadas en el territorio de los Chichas en Bolivia (Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato, Historia 2002).
El desarrollo de esta cultura se caracteriz por una agricultura avanzada,
uso de piedras preciosas como la turquesa y explotacin metalrgica aplicada
en objetos ceremoniales de estatus ritual. Al correr de los tiempos se transformaron en caravaneros, especializados en cruzar el desierto. A travs de este
movimiento, sacaron su riqueza excedentaria hacia afuera y trajeron en el retorno lo mejor del mundo andino. El sistema de caravanas fue importante
porque enriqueci al pueblo lickanantay o kunza precolombino y les permiti
traer toda la modernidad del mundo andino hacia los territorios de Atacama
(Nez, 2002).
74
caracterizaron el perodo anterior se esfumaron, dando lugar a tensiones con tiawanaku. Los antecedentes arqueolgicos dan cuenta de un aumento en la confeccin
de armas, como mazas y hachas, y el hallazgo de restos humanos con seas de
heridas violentas (Fundacin Minera Escondida, 2000).
Las influencias artsticas y culturales de la cultura Tiawanaku se pueden
reconocer en la existencia de tabletas y tubos ceremoniales para el consumo de
alucingenos tallados con motivos propios del arte tiawanaku. Tambin se evidencia en los coloridos diseos de los tejidos, cesteras, vasos-retratos (keros)
de oro o madera y otros artefactos de uso ceremonial.
Se adoptan adems prcticas de deformacin craneanas y costumbres funerarias caractersticas del tiawanaku: los cuerpos eran enterrados cubiertos
con cueros de auqunidos y las cabezas envueltas totalmente con hilo negro,
quedando descubierta la cara. Como ofrendas se incluan cestera, bolsas finamente tejidas que contenan qunoa, conchas de ostin y loco y restos de
pescados, cintillos de plumas de aves tropicales y cucharas de madera (Fundacin Minera Escondida, 2000).
Las evidencias arqueolgicas demuestran la existencia de una sociedad estratificada socialmente, en la que posiblemente coexistan grupos tnicos
diferenciados en el conjunto de la cultura atacamea.
75
cultores habitaban en las numerosas aldeas del seoro de San Pedro, pero se
refugiaban en el pukara de quitor cuando se generaban conflictos, especialmente con las colonias o los invasores altiplnicos. Se construyeron en dichos
perodo terrazas de cultivos en las quebradas y kilmetros de canales de regado, cuyas aguas alimentaban oasis ubicados en la planicie del borde norte del
Salar de Atacama (Fundacin Minera Escondida, 2000).
En la poca de los desarrollos regionales, los lickanantay se expanden territorialmente. Disputan tierras de turi en el alto ro Salado, Lasana, en el Loa
medio y en los oasis de Chiu Chiu y Quillagua. Se mezclaron con los grupos de
la regin de Lpez (altiplano boliviano) y se instalaron en el curso superior del
ro Salado. Este perodo de expansin se conoce como fase toconce. Este perodo se caracteriz por la presencia de aldeas, entierros ubicados en abrigos
rocosos, construccin de torreones ceremoniales o chullpas y utilizacin de alfarera similar a la que se encuentra en Lpez (Bolivia). En el Salar de Atacama
se redujeron las relaciones con pueblos del noroeste argentino. No obstante,
los lickanantay mantuvieron vnculos con los grupos de origen chichas asentados en la quebrada de Humahuaca. Se generaron cambios rituales, desapareci
el uso ceremonial de alucingenos, reemplazndolos por la coca, propia de la
cultura inca. El mismo perodo termin con el inicio de la dominacin inca
(Fundacin Minera Escondida, 2000).
76
77
La segunda expedicin fue la realizada por Pedro de Valdivia en 1540. Valdivia se adentr al territorio de Chile, conocido como Nueva Toledo,
siguiendo la ruta del desierto de Atacama. En San Pedro de Atacama, tambin
conocido como Atacama la Grande, Valdivia orden construir una iglesia,
una casa para quien invistiera el cargo de gobernador hispano e inici la construccin de la iglesia de Toconao. En Chiu Chiu, conocido como Atacama la
Chica, Francisco de Aguirre se uni en 1540 a las huestes de Valdivia y fund
ese mismo ao un poblado que cumplira funciones administrativas de importancia y que serviran de nexo entre el naciente Reino de Chile y el Alto Per.
La invasin del territorio atacameo fue repelida por los habitantes originarios. Entre 1536 y 1540 se registraron diversas insurrecciones de este pueblo
en contra de los espaoles, las que culminaron con la batalla de Quitor en junio
de 1540, resultando vencidos los seores del desierto.
La victoria hispana no se proyect en el tiempo. Entre 1543 y 1557, el pueblo lickanantay o kunza se alz en armas contra los espaoles estableciendo una
hegemona indiscutible en su territorio. Los guerreros lickanantay lograron resistir la presencia invasora durante veinte aos, hasta que la Real Audiencia
de Lima orden al corregidor y encomendero Juan Velsquez Altamirano la
pacificacin del territorio atacameo.
En 1557 se estableci un acuerdo que consolid el dominio espaol, previa
capitulacin de los caciques lickanantay. A la suscripcin del tratado de paz
comparecieron en representacin del pueblo lickanantay o kunza los siguientes
caciques: don Juan, cacique principal, y los caciques Canchila, Lequite, Lequitea, don Francisco, don Diego, Capina, Vildorpo, Vildopopoc y Ctacata. Por la
Corona de Espaa, en representacin del Marqus de Caete, Virrey y Capitn
General de los reinos del Per, firm el documento don Juan Velsquez Altamirano.
El corregidor Velsquez entreg a los espaoles encomiendas que incluan
tierras e indios para ser explotados en las actividades mineras y agropastoriles, inicindose adems el proceso de evangelizacin. Hacia 1590 se fund en
el ayllu de Beter un Pueblo de Indios destinado a agrupar a los lickanantay
dispersos y controlar de esta manera los tributos de la encomienda.
78
79
que integraba el cabildo indgena junto a otros cacique, rgano colegiado donde se administraban los intereses comunitarios; el alguacil, indgena que
cumpla funciones de carcter policial dependiente del cabildo indgena y del
corregidor (Fundacin Minera Escondida, 2000).
El rgimen colonial introdujo en el territorio atacameo la encomienda y la
merced de tierra. Entre el siglo XVI y XVII se otorgaron en este territorio dos
encomiendas y una merced. Una de las encomiendas fue concedida a Juan
Velsquez Altamirano al interior de la regin y data del siglo XVI.49 La segunda encomienda (siglo XVII) fue concedida a Francisco de Riberos Figueroa en
el litoral. La merced de tierras benefici al corregidor de Copiap y estaba
localizada dentro de la encomienda otorgada a Riberos Figueroa.
El territorio atacameo y sus ocupantes deban tributo a la corona espaola. Los lickanantay fueron reducidos a pueblos de indios y obligados a pagar un
tributo. La encomienda del siglo XVI se disolvi paulatinamente en el tributo
personal. Los indios pagaban un tributo por cabeza y desde 1578 se estableci
que ste lo pagaran solo los indios de entre 18 a 50 aos. La provincia de Atacama qued al margen de la mita de Potos y Huancavlica que las ordenanzas
toledanas imponan a las provincias del virreinato del Per y que sumaban 17;
stas consistan en enviar un sptimo de su poblacin a trabajar a las minas de
Potos. Sin embargo, la poblacin lickanantay no estaba exenta la obligacin de
pagar mitas locales que los obligaban a trabajar en las minas o tierras del Corregidor. 50 Estas circunstancias generaron un fuerte proceso migratorio
atacameo hacia el noroeste argentino y la zona sur de Bolivia, con el objeto de
evadir el pago de contribuciones territoriales y personales.
Desde el siglo XVI al siglo XVIII, la evangelizacin fue intensa. Desde el
ao 1536 hasta fines del siglo XVII, se desarroll un complejo proceso conocido como extirpacin de idolatras, con el que se pretenda eliminar las creencias
y smbolos indgenas como el patahoire, el kunakuna o el sutarconti, siendo quemados en pblico. Sobre los lugares ceremoniales se construyeron iglesias y
en los cerros sagrados tikan, se instalaron cruces. Los lickanantay adoptaron la
religin catlica y siguieron sus ritos para relacionarse con las autoridades
coloniales y posteriormente las republicanas. Sin embargo, persistieron algunos cultos ancestrales fundamentalmente asociados a la fertilidad y que
continuaron profesndose al interior de los ayllu.
En el siglo XVIII se fund en Toconao una de las escuelas ms tempranas de la
regin y, a travs de esa ordenanza, surgi uno de los agentes transformadores
49
50
Datos complementados por Marie Nez, antroploga, en base a Casassas, 1974 e Hidalgo, 1978.
Ibidem.
80
Ibidem.
81
82
Datos complementados por Marie Nuez, antroploga, en base a Casassas, 1974, p. 92, e Hidalgo,
1978, p. 59.
83
84
85
entrega de subsidios estatales, apoyo alimentario, creacin de escuelas de concentracin fronteriza, otorgamiento de becas de estudio, asistencia social,
operativos de salud. A la vez se reedit el proceso de chilenizacin de la poblacin andina, principalmente a travs de las escuelas de concentracin fronteriza,
donde se difunda un discurso integracionista que resaltaba los valores patrios
y los smbolos de la historia de Chile (Comisin Verdad Histrica y Nuevo
Trato, Informe Final, 2002).
Tal como se seal en el captulo II de este informe, el rgimen militar dict
en 1981 un nuevo cdigo de aguas (D.F.L. N 1.222), mediante el cual se otorg
a los particulares un derecho real de aprovechamiento de las aguas que pasan
a ser de propiedad del titular, quien puede usar, gozar y disponer de su derecho en conformidad con la ley. Este derecho es transferible, transmisible y
prescriptible, y se constituye por un acto de autoridad, independiente de si el
solicitante es dueo o no, de la tierra donde est ubicada el agua y si hace o no
uso efectivo de la misma. Como consecuencia de la aplicacin de esta normativa, comenz un progresivo desecamiento de vegas y bofedales (Nez, 2002).
Esto se agrav bajo el gobierno militar, porque las presiones del mercado hacia
la enajenacin de los recursos productivos indgenas, como el agua para surtir
los enclaves mineros, fue facilitada por las polticas y legislacin capitalista
(Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato, Historia, 2002). La prdida del recurso agua, que persiste hasta nuestros das, agudiz la crisis de la agricultura
y el modo de vida atacameo (Nez, 2002).
Con la transicin a la democracia se inici una nueva etapa en la relacin
entre el pueblo lickanantay o kunza y el estado de Chile. Aunque en un primer
momento este pueblo no fue considerado en la discusin de la propuesta de
nueva legislacin indgena,53 la ley 19.253 de 1993 lo reconoci como una de
las etnias existentes en el pas. De conformidad a esta ley, la CONADI ha
implementado una serie de polticas de apoyo y desarrollo social tendientes a
mejorar la calidad de vida y las condiciones materiales de las comunidades
indgenas. En la actualidad stas se han complementado con otras iniciativas
gubernamentales, como la creacin (1997) del rea de desarrollo indgena (ADI)
Atacama la Grande, que se ha traducido en la focalizacin de todos los programas de gobierno en pro del desarrollo del pueblo atacameo (Comisin Verdad
Histrica y Nuevo Trato, Informe Final, 2002).
En los albores del siglo XXI, la sociedad atacamea est interviniendo en
un mundo globalizado, mucho ms abierto a la informacin y al consumo. En
53
86
2.1 Reconocimiento
En lo particular, a travs de la ley el estado reconoce como principales etnias indgenas de Chile, entre otras, a las comunidades atacameas,54 valora
su existencia por ser parte esencial de las races de la nacin chilena, as como
su integridad y desarrollo, de acuerdo a sus costumbres y valores.55
54
55
Reconoce el legislador al pueblo lickanantay como atacameo, denominacin impuesta por los
conquistadores tras el primer contacto.
Artculo 1, inciso 2, Ley 19.253.
87
2.2 Participacin
De acuerdo a la ley indgena, los atacameos participan a travs de un representante en el consejo nacional de la Corporacin Nacional de Desarrollo
Indgena (CONADI). El representante es designado a propuesta de las comunidades y asociaciones indgenas de este pueblo reconocidas por esta ley por
el Presidente de la Repblica y conforme al procedimiento establecido por el
Decreto Supremo N 263 del 23 de septiembre de 1999.58
Complementan estas normas de participacin los artculos 34 y 35 relativas a
la participacin indgena, que imponen a los servicios de la administracin del
estado y a las organizaciones de carcter territorial cuando traten materias que
tengan injerencia o relacin con cuestiones indgenas, la obligacin de escuchar
y considerar la opinin de las organizaciones indgenas que reconoce la ley.
El legislador dispone adems que en las comunas de alta densidad de poblacin indgena, como San Pedro de Atacama, los indgenas estn
representados a travs de sus organizaciones en las instancias de participacin
que se reconozcan a otros grupos intermedios. La participacin en este caso
est supeditada a la autorizacin expresa de la ley que rija dicha representacin en particular, por lo que no se trata del reconocimiento de un derecho sino
que de un acto meramente declarativo.
El 10 de marzo de 1997, mediante el D. S. N 70 del Ministerio de Planificacin y Cooperacin, se cre el ADI Atacama la Grande, ubicada en San Pedro
de Atacama. Este territorio comprende la cuenca del Salar de Atacama y el
Altiplano Andino de la II Regin de Antofagasta y presenta una alta densidad
56
57
58
88
http://www.estrellaloa.cl/site/edic/20030101221147/pags/20030101223409.html
89
Oficina de Asuntos Indgenas de CONADI se encuentra desde su constitucin a cargo de la lder atacamea Liliana Corts, y el municipio de San Pedro
de Atacama es liderado por la alcaldesa atacamea Sandra Berna.
90
91
administracin y uso de los bienes del estado o fiscales cuyo marco regulatorio
es el D.L. 1.939 de 1977.
63
Esta informacin emana del informe preparado por la Corporacin Nacional de Desarrollo Indgena
(unidad de tierras y aguas de la Oficina de Asuntos Indgenas de San Pedro de Atacama) titulado
Trabajos de tierras, sitios arqueolgicos y aguas en la Segunda Regin , 2002, indito.
92
Ibidem.
93
4. Anlisis temtico
El Cdigo de Aguas (D.F.L. N 1.222 de 1981) y los derechos
ancestrales de aguas de las comunidades indgenas lickanantay
o kunza.
El agua es un recurso fundamental para el desarrollo cultural y econmico
de las comunidades indgenas, particularmente de las que integran los pueblos del norte del pas: aymara, lickanantay, quechua y colla.
Desde comienzos del siglo XX a la fecha, las comunidades indgenas han
sido regularmente desprovistas de este recurso, proceso que ha generado el desecamiento de vegas y bofedales, afectando gravemente su economa y cultura.
El abogado experto en derechos de aguas Manuel Cuadra seala al referirse a las causas de la prdida de aguas de uso ancestral de las comunidades
andinas:
Desde los albores del siglo XX, la principal causa de la prdida de las aguas de las
comunidades aymara y atacameas del norte de Chile, fue la desproteccin jurdica
en que stas quedaron como consecuencia de la subordinacin del derecho consuetudinario indgena al derecho positivo estatal, en un escenario de creciente demanda
de esos recursos para abastecer los centros mineros y las ciudades de la zona. (Cuadra, 2000; p. 93)65
La leyes de la repblica han declarado las aguas bienes nacionales de uso
pblico, pero han establecido un rgimen de apropiacin del recurso mediante la figura de concesiones efectuadas por el estado a los particulares. El ttulo
otorgado por la concesin, en consecuencia, regula el uso y de esta manera se
desconocen derechos provenientes del uso consuetudinario del recurso el cual
per se no genera derecho.
La emergencia de las ciudades y el desarrollo minero son hitos que han
determinado una fuerte presin por el recurso agua en la zona norte del pas,
donde, atendida las condiciones climticas de tipo desrtico, existe una permanente escasez de recursos hdricos. En lo que respecta al otorgamiento de
concesiones sobre las aguas, a travs de las polticas estatales se ha favorecido
la demanda de los centros urbanos y mineros por sobre la indgena.
El mismo Cuadra da cuenta de esta poltica que se expresa en rgimen de
concesiones impuesto en los principales ros de la cuenca del Loa a partir de 1913.
65
Cuadra, Manuel. Teora y prctica de los derechos ancestrales de agua de las comunidades
atacameas. En: Revista Estudios Lickanantay N 19, 2000, p. 93.
94
El rgimen de concesiones qued establecido en un reglamento relativo a las mercedes que se soliciten en el ro Loa y sus afluentes y en las aguadas y vertientes de
la provincia de Antofagasta, dictado con fecha 30 de octubre de 1913 y modificado
por decreto N 648 de 26 de marzo de 1920. Conforme a esta normativa, fueron
concesionadas las aguas de la subcuenca de los ros San Pedro e Inacaliri, otorgadas al mineral de Chuquicamata y al ferrocarril de Antofagasta a Bolivia. Luego
fueron concesionados los principales afluentes de la subcuenca del ro Salado, ros
Linzor, Hojalar, Toconce y Salado concedidas al mineral de Chuquicamata y a la
sanitaria SENDOS (hoy ESSAN S.A.). Posteriormente fueron concedidas a estas y
otras empresas, las aguas del mismo ro Loa.66
La privatizacin de las aguas indgenas y su apropiacin por particulares
ajenos a las comunidades se agudiz con la dictacin en 1981 del Cdigo de
Aguas, D.F.L. N 1.222. Este cuerpo legal constituye un derecho de aprovechamiento de las aguas, derecho real que pasa a ser de propiedad del titular, quien
puede usar, gozar y disponer de su facultad en conformidad con la ley. Este
derecho es transferible, transmisible y prescriptible y se constituye por un acto
de autoridad, independiente de si el solicitante es dueo o no de la tierra donde est ubicada el agua y si hace o no uso efectivo del recurso. A partir de la
puesta en vigencia del Cdigo de Aguas se produce un creciente proceso de
apropiacin del recurso por particulares. En el caso de las comunidades indgenas del norte del pas, el recurso es apropiado por las grandes empresas
mineras. El auge minero de las ltimas dcadas ha favorecido una masiva apropiacin de las aguas y ha profundizado procesos de antigua data como el
desecamiento de vegas y bofedales y la migracin indgena de sus tierras de
origen a las ciudades de la costa, con el consiguiente abandono de las tierras
altas. No obstante la antigedad de estos procesos, lo cierto es que han alcanzado una dimensin crtica a partir de la dcada de los 80.
Para hacer frente a esta situacin, se dictaron a partir de 1990 dos cuerpos legales en los cuales se han sustentado las reclamaciones de los pueblos
indgenas del norte del pas, para hacer efectivos sus derechos ancestrales sobre las aguas existentes en sus territorios histricos:
La ley N 19.145 de 1992, que modific el Cdigo de Aguas y limit la
exploracin y explotacin de aguas subterrneas en zonas acuferas que
alimentan vegas y bofedales de la I y II Regiones del pas.
La ley N 19.253 de 1993 (ley indgena) que contempla normas generales de proteccin de los derechos de aguas de las comunidades indgenas
66
Ibidem.
95
96
de aprovechamiento de las aguas identificadas por el artculo 22 sean comunidades indgenas, no podrn ser arrendadas, dadas en comodato, ni cedidas a
terceros en uso, goce o administracin. El asunto es relevante pues se han
presentado casos de acreedores que han pretendido embargar las aguas atacameas, tal es el caso del instituto de desarrollo agropecuario (INDAP), entidad
de gobierno que pretenda de esta forma hacerse pago de crditos impagos.
El artculo 64 de la ley indgena protege especialmente las aguas de las comunidades aymara y atacameas, estableciendo normas especiales para la
constitucin del derecho a favor de las comunidades que pertenecen a dichos
pueblos, pero no complementa las normas de enajenacin del derecho de aprovechamiento y las restricciones a la libre circulacin del mismo que se rigen
exclusivamente por el artculo 22, en los trminos tratados en los prrafos precedentes. Dispone el artculo 64 que sern bienes de propiedad y uso de las referidas
comunidades indgenas las aguas que se encuentren en terrenos de la comunidad, tales como los ros, canales, acequias y vertientes. Las comunidades gozan
de este derecho preferente de constitucin, sin perjuicio de los derechos que
terceros hayan inscrito de conformidad al cdigo general de aguas.69 El mismo
articulado establece, adems, que no se otorgarn nuevos derechos de aguas
sobre lagos, charcos, vertientes, ros y otros acuferos que surten a las aguas de
propiedad de varias comunidades indgenas, debiendo en ese caso garantizarse
el normal abastecimiento de agua a las comunidades afectadas.
Por su parte, el artculo 3 transitorio, inciso 2, establece que la CONADI Y
la Direccin General de Aguas establecern un convenio para la proteccin, constitucin y restablecimiento de los derechos de aguas de propiedad ancestral de
las comunidades atacameas de conformidad al artculo 64 de la ley indgena.
Estas normas tienen la importancia que reconocen un derecho preferente
de constitucin a favor de las comunidades indgenas del norte, fundado principalmente en sus derechos ancestrales. En ellas, las comunidades han fundado
la regularizacin de sus derechos y exigido su constitucin, argumentando
que en este caso no existiendo derechos constituidos con anterioridad a favor
de terceros el acto de autoridad que otorga el derecho de aprovechamiento
cumple un rol meramente registral.70
Sobre el punto se explaya Cuadra:
... As, estos usos consuetudinarios de agua reconocidos como derechos de
acuerdo a la ley pueden optar por la regularizacin cuando renen los
requisitos de legitimidad que establece el Art. 2 transitorio del cdigo de aguas:
69
70
97
Cuadra, p. 99.
Ibidem.
Ibidem.
98
Los bofedales constituyen humedales especializados, decisivos para la supervivencia de las comunidades atacameas y la preservacin de su ecosistema.
Por tanto, la extraccin de las aguas que alimentan bofedales, vegas y aguadas
con fines distintos al uso ancestral de las comunidades indgenas se encuentra
prohibido por el derecho.
Para proteger las zonas hmedas, Chile ha suscrito y ratificado sendas convenciones internacionales que se encuentran vigentes en la legislacin interna.
Estas convenciones son las siguientes:
Convencin sobre zonas hmedas de importancia internacional, especialmente como hbitat de aves acuticas, suscrita en Irn el 2 de febrero
de 1971, suscrita y ratificada por Chile, publicada como ley de la repblica en el Diario Oficial del 11 de noviembre de 1981;
Convencin para la proteccin de la flora, fauna y bellezas escnicas
de Amrica, acordada en Washington en 1940, suscrita y ratificada por
Chile, publicada como ley de la Repblica en el Diario Oficial del 4 de
octubre de 1967;
Y Convencin sobre la proteccin del patrimonio mundial, cultural y
natural de UNESCO, acordada en Pars en 1972, suscrita y ratificada
por Chile, publicada como ley de la Repblica en el Diario Oficial del 12
de mayo de 1980.
Sin lugar a dudas, para los efectos de proteccin de los bofedales, el ms
relevante de todos estos cuerpos legales es la Convencin sobre zonas hmedas de importancia internacional de 1971, bsicamente por su especificidad. La
convencin ampara aquellos humedales que se inscriben en una lista de importancia internacional y que adquieren tal carcter a peticin de los mismos estados
contratantes.74 Tambin impone a los estados la obligacin de favorecer la conservacin de las zonas hmedas creando en ellas reservas naturales.75 En la
Segunda Regin constituye sitio RAMSAR el sistema hidrolgico de Soncor.76
A su vez, las normas de la Convencin para la proteccin de la flora, fauna
y bellezas escnicas de Amrica o Convencin de Washington, imponen a los
estados partes la obligacin de crear parques nacionales, reservas naturales,
monumentos naturales y/o reservas de regiones vrgenes en todos aquellos casos en donde sea factible la creacin y otorga una amplia proteccin a ests reas.77
74
75
76
77
99
100
5. Conclusiones
El pueblo atacameo, lickanantay o kunza ha logrado desarrollar un proyecto de civilizacin en un sector hostil y extremo de la cordillera de los Andes,
especficamente en el desierto de Atacama, considerado uno de los mas ridos
del mundo, y el sector oriental de la puna de Atacama donde las temperaturas
suelen descender durante el invierno sobre los 20 bajo cero de temperatura.
Asimismo, ha logrado resistir a los procesos asimilatorios a que han pretendido someterlo, primero, el conquistador, y, posteriormente, las repblicas de
Bolivia y Chile.
La dictacin de la ley indgena y la poltica impulsada por la Oficina de
Asuntos Indgenas de San Pedro de Atacama, ha favorecido un creciente proceso identitario del pueblo lickanantay, as como su reconstitucin territorial.
Resalta la orientacin dada en este territorio por dicha Oficina en la aplicacin
de la ley indgena. Esta orientacin se ha traducido en un conjunto de polticas
pblicas, entre las cuales destacan las siguientes:
La regularizacin comunitaria de las aguas ancestrales;
La regularizacin comunitaria de las tierras ancestrales conforme a los
patrones tradicionales de ocupacin;
La co-gestin entre el estado y el pueblo lickanantay de recursos patrimoniales tales como: Reserva Nacional Los Flamencos, Valle de la Luna,
Laguna de Chaxa, ruinas de Tlor, Lagunas Miscanti y Meiques y las
ruinas del pukara de Quitor;
Y la gestin participativa ADI Atacama La Grande con involucramiento de actores pblicos, privados e indgenas y competencia para orientar
82
83
101
la inversin pblica y privada en las reas de turismo, patrimonio arqueolgico y acceso a las aguas.
No obstante estos avances, el pueblo lickanantay aun enfrenta serias amenazas en el ejercicio de sus derechos, en especial de aquellos de carcter colectivo.
Entre estas amenazas deben sealarse, por su gravedad y alcance, las siguientes:
La apropiacin de derechos de aguas por terceros producto de las insuficiencias normativas de la ley indgena en la proteccin de estos
derechos (embargos) y la presin de los grupos econmicos (mineras);
El desarrollo de un tipo de turismo masivo y gestionado por personas
ajenas al pueblo lickanantay;
Y la ejecucin en territorio atacameo de proyectos cientficos de relevancia mundial y de gran impacto no sometidos al sistema de evaluacin
de impacto ambiental y ejecutados sin la debida participacin de las
comunidades que integran este pueblo.
Bibliografa
CASASSAS, JOS MARA, La regin atacamea en el siglo XVII. Universidad del Norte,
Editorial Universitaria, Antofagasta, 1974.
CASTRO, MILKA Y MIGUEL BAHAMONDE (comp.), IA CkARI LATCKITUR NISAYA
SEMA LICKANA: El Nuevo Amanecer de un Pueblo. Primer Congreso Nacional Atacameo, Chiu Chiu 18 20 Julio de 1998 (indito).
COMISIN VERDAD HISTRICA Y NUEVO TRATO (Grupo de Trabajo de Revisin Histrica), Historia de los Pueblos Indgenas de Chile y su relacin con el Estado.
Segundo Borrador Preliminar (sujeto a correccin), Versin 31 de octubre
del 2002, CVHNT/GTRH-2002-047.
COMISIN VERDAD HISTRICA Y NUEVO TRATO (Subgrupo de Trabajo Pueblo Atacameo, del Grupo de Trabajo Pueblos Indgenas del Norte), Informe Final
del Subgrupo de Trabajo Pueblo Atacameo, CVHNT-GTPIN-2002-061.
CORPORACIN NACIONAL DE DESARROLLO INDGENA (Unidad de Tierras y Aguas, de
la Oficina de Asuntos Indgenas San Pedro de Atacama), Trabajos de Tierras, Sitios Arqueolgicos y Aguas en la Segunda Regin, 2002, indito.
CUADRA, MANUEL, Teora y prctica de los derechos ancestrales de agua de las
comunidades atacameas, en Revista Estudios Lickanantay N 19 2000.
FUNDACIN MINERA ESCONDIDA, Historia del Pueblo Atacameo, Prisma, Produccin Grfica, Chile, 2002.
102
GUNDERMANN, HANS, Los Atacameos del siglo XIX, una Antropologa Histrica
Regional, Documento preparado por encargo del Subgrupo de Trabajo
Pueblo Atacameo, Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato (CVHNTGTPIN-2002-051).
HIDALGO, JORGE Incidencias de los patrones de poblamiento en el clculo de la
poblacin del Partido de Atacama desde 1752 a 1804. Las revistas inditas
de 1787-1792 y 1804, en Estudios Atacameos N 6, (1978), p. 53-111,
Universidad del Norte, San Pedro de Atacama.
NEZ, LAUTARO, Cultura y Conflicto en los Oasis de Atacama, Editorial Universitaria, Santiago, Santiago, 1991.
NEZ, LAUTARO, Breve Historia de los Pueblos Atacameos, Subgrupo de Trabajo
Pueblo Atacameo, Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato
(CVHNT-GTPIN-2002-059)
YEZ, NANCY, Informe sobre inembargabilidad de los derechos de aprovechamiento de aguas atacameas: El caso de la Asociacin de Regantes y
Agricultores de San Pedro de Atacama y de la comunidad atacamea de
Ro Grande. Programa de Derechos Indgenas, Instituto de Estudios
Indgenas de la Universidad de la Frontera, Temuco, 2003, indito.
Pginas Web
h t t p : / / w w w. e s t re l l a l o a . c l / s i t e / e d i c / 2 0 0 3 0 1 0 1 2 2 11 4 7 / p a g s /
20030101223409.html
http://www.ecoportal.net/noti/notas384.htm
www.cedha.org.ar, Aborgenes Lhaka Honhat vs. El Estado de la Repblica Argentina (seccin amicus curiae)
103
104
Captulo IV
Los derechos del pueblo colla
1. Antecedentes histricos84
1.1 El poblamiento colla85
Los colla son un pueblo indgena que habita la cordillera de las provincias
de Copiap y Chaaral, en la Regin de Atacama (III), en el territorio comprendido entre la Quebrada Juncal por el norte y el ro Copiap por el sur, el
camino del inka por el poniente y la puna de los salares de Pedernales y Maricunga y las nacientes del ro Turbio y Jorquera, afluentes del Copiap, por el
este. Este territorio lo ocupan en virtud de la actividad trashumante ganadera,
como pastores de la cordillera, en actividades mineras, agrcolas, caza, recoleccin, extraccin de lea y en actividades rituales. Los asentamientos de
poblacin se encuentran cercanos a la ciudad minera El Salvador sector Portal del Inca, Potrerillos, Quebrada del Asiento y el Agua Dulce, Quebrada
Paipote, Quebrada San Miguel, Quebrada Carrizalillo y el Ro Jorquera y sus
afluentes. Muchas familias colla tambin se han radicado en ciudades y pueblos,
84
85
Los antecedentes histricos han sido elaborados en base al trabajo Los Collas de la Cordillera de
Copiap y Chaaral, Regin de Atacama, elaborado por Ral Molina Otrola y publicado como
Documento de Trabajo de la Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato. CVHNT/GTPIN/2002/044.
Han sido adems complementados con nuevos antecedentes sobre la historia de las comunidades colla.
El etnnimo colla desde el siglo XIX ha sido ocupado para nombrar a indgenas que habitaban en
el pasado y en la actualidad, las quebradas y el extremo meridional de la puna del norte chileno, del
noroeste argentino y del sur de Bolivia. En Chile, Bahamonde describe al colla como un eterno
viajero de la puna, suele vrsele con su vestimenta tpica, con ms frecuencia por el lado argentino.
Sin embargo, aparece ocasionalmente en los pueblos chilenos de San Pedro de Atacama, El Salvador y Potrerillos (Bahamonde, 1978; p. 99-100). La denominacin colla, para los indgenas que
ocupan la cordillera atacamea de Copiap y Chaaral, se reconoce en la literatura desde a lo
menos las primeras dcadas del siglo XX, cuando son nombrados por Gigoux (1927) y reconocidos
como tales por Rojas (1976), y desde largo tiempo los habitantes de los campamentos mineros
identificaron a quienes arribaron desde el noroeste argentino como colla.
105
como Copiap, Estacin Paipote, Diego de Almagro, Inca de Oro, Tierra Amarilla y Los Loros. Su poblacin actual es estimada en alrededor de mil personas.
La presencia histrica de los colla en la cordillera de Atacama, que se ha
logrado reconstruir en virtud de los antecedentes orales y el anlisis de descendencia de los actuales pobladores, se remonta a lo menos a la segunda
mitad del siglo XIX,86 pero se supone que el poblamiento colla del rea sera
mucho ms temprano. Zoilo Jernimo seala al respecto:
Los abuelos mos venan de Argentina, de Salta. Ellos llegaron como crianceros a estos lugares, pero antes tambin haba gente que pastoreaba ac, hermanos
que originalmente cuidaban estas tierras y que al recordarlos todos tienen la
misma historia.(Potrerillos, noviembre de 1996).
Cabe sealar que las mltiples relaciones culturales establecidas entre las
diferentes poblaciones que habitaban ambos lados de la cordillera (noroeste
argentino - Salar de Atacama - regin de Copiap) pueden rastrearse a tiempos prehispnicos. Estas relaciones constituyeron, en el territorio
circumpuneo, ejes transversales y diagonales de circulacin de poblacin e
intercambio de bienes y servicios, desde al menos el primer milenio antes de
Cristo (Tarrag, 1984). Estas relaciones territoriales se mantuvieron durante
el periodo colonial y el periodo republicano, a travs de actividades econmicas. El poblamiento silencioso en la vastedad de las quebradas y la puna
del Despoblado de Atacama se efectu mediante una lgica de ocupacin
y asentamiento andina, basada en el uso de espacios ganaderos de invernada y veranada articulados por los circuitos trashumantes y el desarrollo de
una economa indgena, que en algunos momentos se articul a los procesos
locales de produccin.
La reconstruccin de los linajes ha sido realizada por la antroploga Cristina Garrido en el Informe
INAS (2000), estableciendo que algunos de los primeros pobladores de Potrerillos se remontan al
ao 1875.
106
107
108
que ste no posee ttulo inscrito y que las tierras que involucra a los Potreros
de la Iglesia de la sucesin Cousio, de los que la hacienda Jorquera forma
parte, se encuentran en juicio con el Fisco.
A pesar de la reivindicacin, los comuneros de Jorquera fueron desplazados
de sus posesiones ancestrales, obligndolos a abandonar la cuenca del ro Jorquera, las ms frtiles tierras para el cultivo y las que posean todas las vegas de
pastoreo. Los colla se recluyeron en los cerros y la quebradas ms secas, con
menos pastos como San Miguel y Carrizalillo. El conflicto por la ocupacin de
las tierras se mantuvo hasta 1957, cuando se logra un acuerdo consistente en el
reparto de las tierras entre Alfonso Prohens y los comuneros de Ro Jorquera,
deslindndose las ocupaciones en el sector de Tranca de Los Monos.
109
Por una parte, la ocupacin material y uso del territorio se realizaba por las
familias colla de Quebrada Paipote y Ro Jorquera. A su vez, el Fisco disputaba
el dominio a la Sucesin Goyenechea y empresarios particulares exigan el
reconocimiento y regularizacin de tierras ocupadas por las familias colla.
Las tierras del valle del ro Jorquera, incluidas en la hacienda Potreros de la
Iglesia, eran reivindicadas por uno de los principales empresarios frutcolas,
Alfonso Prohens, quien logr que el Ministerio de Bienes Nacionales le reconociera en 1981 un total de 3.475 hectreas, en el sector ms bajo del valle,
cercano a la confluencia con el ro Copiap, con varios kilmetros de extensin
sobre el fondo de valle hasta el sector de Salto de los Monos.87
El reconocimiento de la propiedad de las tierras a Alfonso Prohens signific la formacin de la hacienda Jorquera y el inicio de un periodo de conflicto
con las familias colla que ocupaban estas tierras como invernada y sobre las
que muchos crianceros de ganado conservaban sus posesiones por largos aos.
El desenlace de esta situacin fue su desalojo de la comunidad de Ro Jorquera
que ocupaban las tierras reconocidas por el Ministerio de Bienes Nacionales a
Alfonso Prohens. En 1989, este ltimo procedi sin orden judicial a expulsar a
las familias colla de las posesiones que mantenan por ms de 20 aos, incendiando sus posesiones para obligarlos abandonar las tierras.
Posteriormente, en el ao 1986, la Sucesin de Isidora Goyenechea, propietaria de la hacienda Potreros de la Iglesia, logr por sentencia judicial que se le
reconocieran un total de 2.928,56 hectreas sobre los terrenos de invernadas de
las Quebradas de Paipote y San Andrs, que se encontraban ocupadas por
familias colla, las que fueron obligadas a pagar arriendo por las tierras para
mantener sus posesiones. Otras familias quedaron como meros ocupantes dentro de la propiedad particular.
En el caso de los colla de Potrerillos, siguieron haciendo ocupacin de tierras
de pastoreo y trashumancia de invernada, en gran parte pertenecientes a la
Corporacin del Cobre CODELCO Divisin El Salvador, propietaria de los
predios El Encanche y Vegas Quemadas. All adems exista una
87
En efecto, como reza la inscripcin N1811, a Fojas 3.056 vta., del Registro de Propiedades del
Conservador de Bienes Races de Copiap, a 18 de Agosto de 1981, don Alfonso Prohens Arias,
domiciliado en el Fundo La Puerta, es dueo del inmueble ubicado en el lugar Ro Jorquera, comuna
de Tierra Amarilla, (...), tiene una superficie aproximada de 3.475 hectreas, y cuyos deslindes son
los siguientes: Norte, terrenos fiscales eriazos; Este, terrenos fiscales eriazos; Sur, Las Juntas; y
Oeste, terrenos fiscales eriazos, Ro Jorquera y camino de penetracin de por medio. Dicho inmueble
lo adquiri por Resolucin Definitiva No. 365 de fecha 28 de Julio de 1981 dictada por el Seor
Director de Tierras y Bienes Nacionales don Homero Illanes Glasinovic (...).La presente inscripcin
se practica conforme a lo dispuesto en el artculo 14 del Decreto Ley No. 2.695 del Ministerio de
Tierras y Colonizacin de fecha 30 de Mayo de 1979 (Molina y Correa, 1997).
110
111
89
90
Esta seccin ha sido tomada de los siguientes trabajos de investigacin: Molina y Correa (1996);
Molina y Correa (1997); Informe INAS (2000); Molina, Ynez y Pea (2001). Adems, se consideraron
dos documentos de la Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato; Demandas, 2002; e Informe
2002.
Los espacios sealados fueron demarcados por el permetro de cumbres y filos de cerros, resultando
para la comunidad de Ro Jorquera un territorio de 451.957,61 hectreas, que contiene 223 vegas y
171 aguadas y extensos campos de pastoreo. En la Quebrada de Paipote, las comunidades collas
Paipote, Sinchi Waira y Pastos Grandes abarcan un territorio de 289.941,04 hectreas, que contiene
75 vegas y 38 aguadas y extensos campos de pastoreo y suelos eriazos. Para la comunidad de
Potrerillos se identificaron las vegas y aguadas y los territorios de pastoreo, pero debido a dificultades
con la demarcacin de la propiedad de Codelco-Divisin El Salvador y a lo extenso de la
reivindicacin territorial, solo se establecieron resultados preliminares sin llegar a determinarse la
superficie territorial total de la comunidad.
El artculo 62 establece la aplicacin a las comunidades colla de todas las normas contenidas en este
prrafo, es decir del artculo 62 al 65, en cuanto sujetos de los derechos reconocidos en los citados
preceptos: El artculo 62 inciso 2 dispone: Estas disposiciones (para las comunidades aymaras y
atacameas) se aplicarn a otras comunidades indgenas del norte del pas tales como quechuas y collas.
El artculo 63 dispone respecto a los procesos de saneamiento y constitucin de la propiedad de las
comunidades sealadas en este prrafo, la Corporacin (CONADI) deber salvaguardar los siguientes
tipos de dominio: Tierras de propiedad de indgenas individualmente considerados, que por lo general
comprende la casa habitacin y terrenos de cultivo y forraje; Tierras de propiedad de la Comunidad
Indgena constituida en conformidad con esta ley y correspondiente, por lo general, a pampas y laderas
de cultivo rotativas. Tierras patrimoniales de propiedad de varias comunidades indgenas, tales como
pastizales, bofedales, cerros, vegas y otras de uso del ganado auqunido, y caprino, mular, ovino, bovino
y caballar en el caso de los colla.
112
debe considerar la casa habitacin, terrenos de cultivo y forraje, pampas y laderas de cultivo rotativas, pastizales, bofedales, cerros, vegas y otras de uso
ganadero, tal como lo estableci en 1994 el Acuerdo Marco firmado por la Corporacin Nacional de Desarrollo Indgena y el Ministerio de Bienes Nacionales.
La demanda territorial colla no fue acogida por el Ministerio de Bienes Nacionales, ya que abarcaba extensos territorios de la cordillera de Copiap y
Chaaral. Como alternativa se estableci la transferencia de las tierras de los
fondos de valles y quebradas que contenan las vegas y aguadas, y los campos
de pastoreo se deberan entregar en usufructo por un plazo mnimo de 30 aos.
El proceso de traspaso de tierras se inici en el ao 1997 91 y solo en el 2003,
despus de sucesivas reducciones a las solicitudes de tierras de las comunidades, se les transfirieron un total de 8.622 hectreas de fondo de valles y
quebradas. En esta transferencia no se entrego ningn campo de pastoreo y se
omiti la entrega en usufructo de estas tierras.
Tales reconocimientos de tierras excluyeron las invernadas correspondientes a las comunidades Paipote y Pastos Grandes, pues estas tierras corresponden
al predio hacienda La Puerta de propiedad de la Sucesin de don Luis Cousio
Sebire, que posee una superficie de 2.928 hectreas y 56 reas. En el caso de la
comunidad de Potrerillos, se descontaron de la solicitud de transferencia de tierras los terrenos ocupados por la comunidad colla de propiedad de CODELCOCHILE Divisin El Salvador y de aquellos que se encontraban afectos a la servidumbre minera de CODELCO CHILE Divisin El Salvador.92 Finalmente, a la
91
92
En 1997 las comunidades colla, por instrucciones de la Corporacin Nacional de Desarrollo Indgena,
presentaron al Ministerio de Bienes Nacionales la solicitud de transferencia en dominio de las
tierras de fondo de valle y quebradas, acompaada de los planos y mensuras que preservaban un
espacio continuo que abarcaba toda la franja del fondo y que conecta a las vegas una con otras a
travs de un pasadizo, quedando al margen los campos de pastoreo y otros terrenos. La comunidad
colla de la Comuna de Diego de Almagro o Potrerillos solicit 33.450, 29 hectreas, que incluye 43
vegas, 44 aguadas y campos de pastoreo del altiplano. La comunidad colla de la Comuna de Copiap
o Quebrada Paipote solicit la transferencia de 3.546,48 hectreas, que comprende 42 vegas y 17
aguadas, representando la solicitud un 1,22% de la superficie territorial total demarcada en 1996.
La comunidad colla de Ro Jorquera y sus afluentes solicit un total de 13.236,74 hectreas, que
considera 204 vegas distribuidas en tres secciones continuas. La demanda de tierras representa solo
el 2,93% del total territorial demarcado en 1996.
Los terrenos de propiedad de CODELCO se encuentran ubicados en la quebrada de agua dulce,
comuna de Diego de Almagro, Provincia de Chaaral, III Regin de Atacama, denominados Vegas Quemadas y El Encanche, los cuales se encuentran inscritos a su nombre a fojas 3 vta., bajo
el nmero 5 y a fojas 4, bajo el nmero 6, respectivamente, en el Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Races de Chaaral, correspondiente a 1970. Adems, CODELCO CHILE,
Divisin Salvador, es titular de un derecho de Servidumbre Minera, sobre una superficie de 1.810
hectreas, otorgadas por Decreto Supremo No. 1284, del Ministerio de Tierras y Colonizacin, de
fecha 23 de Octubre de 1957, inscrita a fojas 7, bajo el nmero 5 del Registro de Hipotecas y
Gravmenes del Conservador de Bienes Races de Chaaral, correspondiente al ao 1958.
113
94
114
Vegas de Tapa en la Quebrada Paipote y de la Vega Cortadera en la quebrada del mismo nombre y afluente de la Quebrada Paipote en el sector
de la vega El Dadinal.95 En cuanto a la demanda de tierras fiscales, esta
comprende tierras de fondo de quebradas y campos de pastoreo, en las
que yacen 42 vegas y 17 aguadas, es de 3.061,56 hectreas96 y los campos
de pastoreo de altura y de invernada.
La comunidad de Ro Jorquera ocupa territorios exclusivamente de dominio fiscal. La demanda territorial colla en Ro Jorquera y sus afluentes,
correspondiente a fondo de quebradas y valles, es de 11.766,27 hectreas. Solicitan la entrega de las tierras solicitadas en 1997 y no transferidas
en el ao 2003, en el sector del Nevado, La Gallina y el ro Pircas Negras.
Adems, solicitan la transferencia de las tierras que componen los campos de pastoreo de la cuenca del ro Jorquera y sus afluentes. En las
quebrada de Carrizalillo existen tierras reivindicadas por la comunidad
colla Waira Manta Tuqsi.
96
La hacienda La Puerta es propiedad de la Sucesin de don Luis Cousio Sebire, tiene una superficie
total de 2.928 hectreas y 56 reas. La inscripcin especial de herencia del predio, rola a fojas 1.589
vta., No. 1.073 del Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Races de Copiap,
correspondiente al ao 1982.
Estos terrenos estn amparados por la inscripcin global fiscal correspondiente a la Provincia de
Copiap, inscrita a Fjs 527 vta., bajo el N 500, en el Registro de Propiedades del Conservador de
Bienes Races de Copiap de 1964, y se encuentran solicitados formalmente en transferencia a la
Secretara Regional del Ministerio de Bienes Nacionales desde el ao 1997, sin que a la fecha se
transfiera el dominio.
115
116
97
98
As por ejemplo, el ganado caprino, que representa el mayor porcentaje de la masa ganadera, es
afectado por la neumona, el moquillo o pseudo tuberculosis (linfoadenitis caseosa), y por la yuta
o pirihun (Nematodos o Fasciola Heptica), esta ltima declarada endmica, lo que hace que las
instituciones del Estado no intenten su control, quedando el ganado de los colla a merced de estas
epidemias.
Las especies arbreas que se utilizan como forrajeras del ganado caprino, ovino, caballar, mular y
bovino son el cachiyuyo y otros arbustos forrajeros. La vainas de algarrobo y chaar son utilizadas
para engordar el ganado, mostrndose como un excelente complemento alimentario. Adems, son
utilizados para lea los rboles secos y como recursos para construcciones. Entre las especies
arbustivas con propsito forrajero y combustible se encuentra el cachiyuyo y como lea se ocupa la
varilla brava y la varilla grande.
117
100
Las comunidades colla conocen numerosas minas. La comunidad de Pastos Grandes se encuentra
interesada en explotar la mina San Jos, que es un yacimiento minero de cobre donde existe una
concesin de exploracin que caduc el ao 2001, y est interesada en pedir la concesin minera del
yacimiento y explotarla bajo la modalidad del Pirqun. En el caso de la comunidad de Ro Jorquera,
varios miembros de ella tienen posibilidades de iniciar actividades mineras y algunos de ellos son
propietarios de minas y tienen inters en explotar estos yacimientos bajo la modalidad del pirqun.
Existen tcnicas ancestrales de teido natural y se complementan con colores naturales, como el
caf, plomo y negro. Las tinturas naturales se obtienen con vegetales locales como el algarrobo en
que se usa la resina para obtener el color caf claro; el molle, en que se usan las hojas en verde,
semillas y tallos para obtener el color morado la mollaca, que se usan la hojas y tallos para obtener
el color morado intenso; el pacul, en que se ocupan las hojas y los tallos para obtener morado claro, y
(contina en pg. siguiente)
118
La actividad textil es poco conocida y no existen agrupaciones de artesanos, canales de comercializacin, contactos con instituciones de promocin,
desconocindose la riqueza esttica y cultural que tiene esta actividad que es
parte de la identidad colla y legado de una actividad ancestral.
La talabartera tambin es una actividad de larga tradicin entre los colla,
como la fabricacin de aperos, lazos y maneas de patas. Tambin, con los cueros
de animales se confeccionan las cajas chayeras ocupadas en las actividades rituales de las comunidades. Se suma a las anteriores, la orfebrera y hojalatera
colla, tambin de larga tradicin. Ninguna de estas actividades ha contado con el
apoyo para su desarrollo por parte de las instituciones del Estado.
el cachiyuyo, en que se ocupan las hojas y tallos para obtener el amarillo mbar. El diseo del tejido
de las diferentes prendas corresponden a franjas de diferentes colores y grosores. Predominan los
colores naturales y bajos en intensidad. La costura es uno de los rasgos caractersticos en forma de
tringulos alternados a uno y otro lado del pao, llamadas pata de gallo.
119
3. Conclusiones
Las comunidades colla poseen un poblamiento ancestral de sus territorios,
pero durante mucho tiempo fue ignorada su existencia como pueblo. A pesar
de ser reconocidos como etnia originaria en la ley indgena N 19.253, sus demandas territoriales no han sido reconocidas a cabalidad, otorgndoseles tierras
fiscales que corresponden a un 10% de lo solicitado en los fondos de valles y
quebradas en el ao 1997. Esta demanda parcial de tierras, que no inclua los
campos de pastoreo y otros terrenos de tipo ritual y uso eventual, fue sistemticamente reducida por la aplicacin del Decreto Ley N 1.939 que se us en
reemplazo de la ley indgena que dispone el reconocimiento de las tierras ocupadas por estas comunidades.
En efecto, la ley indgena reconoce los derechos territoriales de las comunidades colla, en el Ttulo VIII, prrafo 2, artculos 62 a 65, que contiene
disposiciones particulares complementarias para los aymara, atacameos y dems comunidades indgenas del norte del pas. El artculo 62 inciso 2 dispone:
Estas disposiciones (para las comunidades aymaras y atacameas) se aplicarn a otras comunidades indgenas del norte del pas tales como quechuas y
collas.
120
El artculo 63 dispone respecto a los procesos de saneamiento y constitucin de la propiedad de las comunidades sealadas en este prrafo, la
Corporacin (CONADI) deber salvaguardar los tipos de dominio individual,
comunitario y patrimonial, con el fin de asegurar las formas de tenencia tradicional y establecidas en el derecho consuetudinario de las comunidades
indgenas, y que se caracteriza por patrones de ocupacin vinculado al uso de
los recursos naturales disponibles para el desarrollo de la ganadera, la agricultura, la minera, la caza y recoleccin.
Sin embargo, las disposiciones de la ley indgena no han sido aplicadas al
reconocimiento de las ocho mil hectreas entregadas en el ao 2003, en que el
estado ha constituido el dominio colla sobre tierras de fondo de valles, a partir de
una interpretacin restrictiva mediante el uso del Decreto Ley N 1.939, lo que
constituye una violacin de los derechos contemplados en la legislacin que
ampara a los pueblos originarios. Es as como en el caso de la comunidad de Ro
Jorquera se transfirieron las tierras de los fondos de valle que comprenden invernadas y parte de las veranadas; en Quebrada de Paipote, se transfirieron las
tierras de fondo de quebradas de las veranadas, pues las invernadas se encuentran inscritas a favor de particulares; y en la zona de Potrerillos se reconocieron
algunos terrenos de fondos de quebradas, excluyndose los posedos por Codelco Divisin el Salvador y los campos de pastoreo.
Lo anterior incide en que las comunidades colla, ms all de los terrenos
reconocidos de fondo de valle y quebradas, continen manteniendo una tenencia precaria de las tierras de invernadas y de todos los campos de pastoreo,
que se encuentran inscritos a favor de particulares, el Fisco de Chile y Codelco
Divisin El Salvador.
Por otra parte, dichas comunidades han visto disputadas sus aguas por
empresas y particulares y han sido sometidas a un trato discriminatorio al
momento de solicitar derechos de aprovechamiento de aguas, al impugnarse
las solicitudes porque supuestamente afectan derechos de terceros y a la vez
permitir a estos ltimos la inscripcin de vertientes de vital importancia para
su actividad ganadera.
Tambin la actividad minera de las comunidades colla no ha podido surgir
debido al mismo trato discriminatorio que las ha marginado de las polticas de
desarrollo del estado.
En cuanto a la inversin social, productiva y en infraestructura, esta sigue
siendo precaria debido a que hasta el ao 2003, se argument que no era posible realizar inversin en comunidades que no tenan el dominio de las tierras.
Finalmente, en cuanto a la participacin y el derecho a la gestin territorial
de las comunidades colla, sigue primando la desinformacin y la marginacin
121
de la discusin y decisiones de las polticas pblicas e inversiones que se efectan sobre el territorio ocupado.
Para el pueblo colla el reconocimiento de las tierras que ocupan es de vital
importancia, pues busca dar continuidad a su poblamiento de la cordillera,
con el fin de salvaguardar las tierras de particulares y empresas que ven en sus
tierras potenciales zonas de apropiacin. De all que el reconocimiento y constitucin de la propiedad indgena sea una demanda central para sus
comunidades. Dicho reconocimiento permitira salvaguardar el territorio ocupado, detener la migracin hacia pueblos y ciudades, repoblar las tierras
ancestrales, desarrollar la agricultura, la ganadera, y la minera, asegurando
el uso y manejo de los campos de pastoreo, de las tierras y del agua para cultivos agrcolas, asegurar la inversin del estado en planes, proyectos y programas
de desarrollo productivos, sociales, culturales y de infraestructura y equipamiento social con identidad, asegurar el dominio y uso de las aguas que nacen
y mueren en una misma heredad, y fortalecer el desarrollo de la identidad
colla. Todo ello a condicin de que se respeten sus derechos como pueblo indgena que habita la cordillera de la provincia de Copiap y Chaaral.
Bibliografa
BAHAMONDE, MARIO, Diccionario de Voces del Norte de Chile, Editorial Nacimiento, Santiago, 1978.
CASTILLO, GASTN; CERVELLINO, MIGUEL Y QUIROZ, DANIEL, Los Collas, Fantasmas en
la Cordillera, Fondo de Apoyo a la Investigacin. Informes, Centro de
Investigaciones Diego Barros Arana, DIBAM, Santiago, 1993.
CASSIGOLI, ROSSANA Y RODRGUEZ, LVARO, Estudio Diagnstico de la Poblacin Colla
de la III Regin (Preinforme Final). Investigacin Antropolgica, Sur Profesionales Ltda., Departamento de Antropologa de la Universidad
Academia de Humanismo Cristiano, Santiago, 1995 (Ms).
COMISIN VERDAD HISTRICA Y NUEVO TRATO, Demandas de las Comunidades
Collas de la Cordillera de Atacama, Documento de Trabajo CVHNT/
GTPIN/2002/042 Santiago, octubre de 2002.
, Informe de Verdad Histrica y Nuevo Trato del Pueblo Colla,
Documento Oficial CVHNT/GTPIN/2002/060, Copiap, diciembre de
2002.
, Los Collas de la Cordillera de Copiap y Chaaral, Regin de Atacama elaborado por Ral Molina Otrola, Documento de Trabajo de la
122
123
Cuadros
Cuadro 1
Tierras fiscales de fondo de valle y quebradas transferidas a
comunidades colla (2003)
Comunidad Diego de Almagro o Potrerillos:
936,96 hs.
100,99 hs.
1.978,65 hs.
Comunidad Ro Jorquera:
5.707,24 hs.
Total comunidades:
8.622,85 hs.
Cuadro 2
Comunidades colla: Infraestructura y equipamiento
(Marzo del 2001)
Acciones realizadas por municipios
/* Financiamiento Fondo de las Amricas
Infraestructura
D.
Almagro
Paipote
P.
Grandes
Sinchi
Waira
Ro
Jorquera
Caminos de acceso
Expedito
Expedito
Expedito
Expedito
Expedito
Movilizacin
Difcil
Difcil
Difcil
Difcil
Difcil
Telfono Pblico
No
No
No
No
No
Radiocomunicacin No
No
No
No
No
Seales de radio
Regular
Regular
Regular
Seal de televisin
Satelital
Satelital
Satelital
Satelital
Satelital
Aparatos de TV
No
No
No
No
Uno
Energa elctrica
No /FNDR No
2000
No
No
Agua bebida
potable
Novertiente
Novertiente
Novertiente
10
Paneles
solares/*
Novertiente
Eliminacin
excretas
Pozo negro/ Pozo negro/ Pozo negro/ Pozo negro/ Pozo negro/
a.libre
a.libre
a.libre
a.libre
a.libre
Tipo de vivienda
Precaria/
Tradicional
Novertiente
Tradicional
Tradicional
Tradicional Tradicional
(contina en pg. siguiente)
124
Escuelas bsicas
No
No
No
No
No
Jardn Infantil
No
No
No
No
No
Posta mdica
No /
ronda s
S**
No
Sede social
No
No
No
No
S***
Equipamiento sede
No
No
No
No
Deficiente
Recintos
deportivos
No
No
No
No
No
Almacenes
Uno
No
No
No
No
Cuadro 3
Cultivos de alfalfa y riego en comunidades colla
Cultivos
Alfalfa
Sup. hs
N potreros
Sup.
potencial
Riego
Potreros
D. Almagro Paipote
P. Grandes
S. Waira
R. Jorquera
Total
0,8
5,75
9,35 Hs.
10
Potreros
S/i
20
20
145
187 Hs.
No existe
Tradicional
Canal
Vertiente
Pozo
5
Agua dulce
Vega
Vega
Ro
Pastillos
S
P. Grande
Jorquera
Bombeo
del ro
Fuente : Elaborado en base a Informe de Consultora INAS Ltda. Marzo del 2000.
125
Cuadro 4
Ganadera colla por comunidades
Especie
Caprino
Ovino
Bovino
Mulares
Burros
Equinos
Auqunidos
Total
N crianceros
D.
Almagro
Paipote
P.
Grandes
S. Waira
280
0
0
6
134
6
3
429
6
280
46
0
3
6
7
0
342
6
1.410
46
0
16
78
35
0
1.585
14
180
0
0
16
0
15
0
211
1
R.
Jorquera Total
4.273
470
215
243
3.700
81
4
8.986
49
6.423
562
215
284
3.918
144
7
11.553
76
Fuente : Elaborado en base a Informe de Consultora INAS Ltda. Marzo del 2000
126
Captulo V
Los derechos del pueblo rapa nui 101
1. Antecedentes histricos
1.1 El poblamiento de Rapa Nui y sus orgenes
Los orgenes del poblamiento de Rapa Nui se remontan al siglo V d.C., poca en la que arribaron a la isla los primeros habitantes de origen polinsico.
Rapa Nui se ubica en la Polinesia, rea geogrfica definida por un tringulo
imaginario en cuyos vrtices se localizan Nueva Zelandia, Hawaii y Rapa Nui.
Entre el ao el 2000 y el 500 a.C, agrupaciones humanas habitaron las islas
que van desde el archipilago de las Islas Salomn hasta Tonga y Samoa. Esta
cultura es conocida como cultura lapita, cuya principal caracterstica era el uso
de la cermica con finas incisiones geomtricas. Los lapita son los ancestros de
los polinsicos y sus culturas.
Alrededor del ao 500 a.C., los primeros polinsicos se hicieron a la mar
con sus grandes canoas para comenzar la colonizacin del Ocano Pacfico.
Desde Tonga, Samoa y otras islas adyacentes, navegaron hacia el este para
poblar las islas Cook, Sociedad (Tahiti), Marquesas, Tuamotus y Australes. Estas
embarcaciones arribaron a Rapa Nui alrededor del ao 400 D.C. en las postrimeras del poblamiento polinsico.
De acuerdo al relato de los rapa nui, el descubrimiento de Te Pito o te Henua,
nombre originario de lo que en occidente se conoce como Isla de Pascua, se
produjo un 1 de junio en un ao no precisado, fecha en que el Rey Hotu Matua,
acompaado de su hermana Ava Reipua y su corte, desembarc en la Baha de
Hanga Rau, ms conocida como Anakena. En este acto el Rey o Ariki, tom
101
Para la elaboracin de este documento se ha tomado como base bibliogrfica un estudio elaborado
por Gerardo Ziga Navarro y Nancy Yez Fuenzalida para la Comisin Verdad Histrica y Nuevo
Trato titulado Minuta de la secretaria ejecutiva sobre la verdad histrica y las propuestas de nuevo
trato relativas al pueblo rapanui, Documento CVHNT/SE/2003/03/20, Santiago, marzo de 2003,
archivo CVHNT-SE-2003-0.
127
http://www.museorapanui.cl/sp/isla/poblamiento_cont.htm
Ibidem.
128
1.5 La decadencia de la sociedad rapa nui hacia fines del siglo XVII
Debido al gran desarrollo social y productivo que alcanz la sociedad rapa nui,
desde sus orgenes hasta el siglo XV aproximadamente, se habra producido un
explosivo crecimiento poblacional. Los historiadores aventuran cifras que sealan
que la isla alcanz a albergar a aproximadamente diez mil habitantes. La organizacin social imperante hasta ese momento no habra resistido tal crecimiento, lo
que al parecer se tradujo en una escasez alimentaria y, consiguientemente, en una
fuerte crisis del orden social. Esto tuvo como resultado una serie de cruentas luchas entre las distintas tribus que habitaban la isla y una transformacin del orden
econmico, social y poltico (Seelenfreud et al., 2003).
Ibidem.
Ibidem.
129
esta primera incursin le suceden una serie de otras embarcaciones que arribaron a la isla y tomaron contacto con los rapa nui.
A partir del ao 1862, ocurri un hecho de tremenda importancia que acarre consecuencias dramticas para el pueblo rapa nui: la masiva deportacin
de esclavos hacia el Per.
Entre el ao 1862 y 1863, decenas de barcos se dirigieron a la isla con el
objetivo de tomar a la poblacin por la fuerza para conseguir esclavos que
trabajasen en las haciendas del Per. Al menos mil quinientas personas el
35% de la poblacin rapa nui de esa poca fueron esclavizadas y la inmensa
mayora muri en el continente (Hotus, 2003). Muchas de ellas correspondan
a personajes relevantes de la isla, poseedores de una sabidura ancestral, por
lo que su exilio forzado gener un enorme e irremediable vaco en la memoria
histrica de los rapa nui.
Una vez prohibida la esclavitud por parte del gobierno peruano, quince
isleos retornaron a la isla, trayendo consigo enfermedades como viruela y
tuberculosis, que diezmaron a la poblacin. Esto gener como consecuencia
un colapso demogrfico de proporciones: para 1877 apenas un centenar de
personas rapa nui sobrevivan en Isla de Pascua
A partir de 1864, arribaron a la isla un grupo de misioneros pertenecientes al
arzobispado de Tahiti. El asentamiento misionero promovi la evangelizacin
de los rapa nui. Adems traslad a la poblacin desde sus asentamientos ancestrales hasta las inmediaciones de la misin, en el sector que en la actualidad
corresponde a Hanga Roa. Junto a ello dio comienzo a las primeras ventas de las
tierras rapa nui, efectuadas por los isleos a favor del arzobispado de Tahiti.
En el ao 1868 lleg, proveniente de Tahiti, Doutrou Bournier, quien transform a la isla en una hacienda y a los rapa nui en inquilinos bajo su mando.
Posteriormente Bournier, en ejercicio de su irrestricto poder, se erigi rey de la
isla. En este perodo, los rapa nui fueron trasladados por Bournier de sus territorios originales y asentados en Hanga Roa y los misioneros abandonaron la
isla tras haber entrado en conflicto con Bournier.
En 1876, Doutrou Bournier muri asesinado, al parecer, a manos de isleos
cansados de sus abusos. Despus de su muerte, su hijo, Tati Salmn, continu
con la explotacin de la Isla de Pascua hasta el ao 1888.
130
131
Por su parte, Policarpo Toro (quien era capitn de corbeta), redact en 1886
un documento destacando la importancia estratgica de Isla de Pascua para
los intereses martimos y militares del estado chileno (Hotus, 2002).
En abril de 1888, el ministro del gobierno de Chile, Vicente Dvila Larran,
otorga a Policarpo Toro una instruccin para la compra de propiedades en la
isla, comisionndolo para pagar 2.000 libras esterlinas a los particulares no
rapa nui que pretendan derechos de propiedad en Pascua, especficamente
destinados a la compra de los derechos de propiedad de los hermanos Salmn
(Hotus, 2002).
En mrito de lo expuesto en los prrafos precedentes, se concluye que el
capitn Policarpo Toro, previo al acuerdo de voluntades, obtuvo el traspaso de
jurisdiccin eclesistica del arzobispado de Tahiti al de Santiago, la escritura de
compraventa de las propiedades de los hermanos Salmn (706 hectreas) y un
compromiso de venta de las propiedades de John Brander hijo (2.275 hectreas).
El 9 de septiembre de 1888 se suscribi un acuerdo de voluntades entre el
capitn de corbeta Policarpo Toro, en representacin del estado chileno, y el
Ariki Atamu Tekena, secundado por el consejo de jefes Rapa Nui. Este acuerdo
de voluntades tuvo como preciso objeto establecer las bases de la relacin entre el estado chileno y el pueblo rapa nui.
El texto del acuerdo de voluntades consta en un documento redactado, por
un lado, en castellano y, por el otro, en rapa nui antiguo y tahitiano, cuyas
copias persisten actualmente. Conforme a dicho acuerdo de voluntades, los
gobernantes rapa nui y el capitn Policarpo Toro convinieron lo siguiente:
La cesin indefinida y sin reserva de la soberana de la isla al estado
chileno;106
El reconocimiento por expresa reserva de la investidura de los jefes
rapa nui;107
El reconocimiento del derecho de propiedad de los rapa nui sobre todo
el territorio insular;108
106
107
108
Acuerdo de voluntades, 9 septiembre de 1888, texto castellano Primer Documento: Los abajo
firmantes jefes de la Isla de Pascua, declaramos ceder para siempre y sin reserva al gobierno de la
repblica de Chile la soberana plena y entera de la citada isla ...
Acuerdo de voluntades, 9 septiembre de 1888, texto castellano Primer Documento:
...reservndonos al mismo tiempo nuestros ttulos de jefes de que estamos investidos y que usamos
actualmente.
Acuerdo de voluntades, 9 septiembre de 1888, texto castellano Primer Documento: Proposicin.
Juntos el Consejo de Jefes del Territorio hemos acordado dar lo superficial. El territorio no se
escribe aqu...
132
Y el compromiso del estado chileno de garantizar el bienestar y desarrollo de los rapa nui y darles proteccin.109
Con posterioridad a la suscripcin del acuerdo de voluntades, el gobierno
chileno trat, sin xito, de realizar un proceso de colonizacin en Isla de Pascua.
El 3 de septiembre de 1895, la isla es arrendada por el estado chileno al
ciudadano de origen francs Enrique Merlet, a cuya administracin se atribuye toda clase de tropelas en contra de la poblacin rapa nui: quema de
plantaciones, trabajos forzados, maltratos y otras de similar naturaleza.
A Merlet se le sindica, igualmente, como responsable de la muerte del rey Riroroko, en circunstancias que ste haba viajado hasta Valparaso con la esperanza de
representar sus reclamos ante las autoridades chilenas. El rey habra accedido a la
invitacin de Alfredo Rodrguez Rozas, de confianza de Merlet, para cenar y pernoctar en su casa. Al da siguiente el rey, gravemente afectado por lo que se supone
un envenenamiento, falleci en el Hospital San Juan de Dios, desde donde su
cadver desapareci sin que aun existan noticias de su paradero (Hotus, 2002).
Cabe anotar que en junio de 1896 se cre la subdelegacin martima de Isla
de Pascua, que depende de la gobernacin martima de Valparaso. Como subdelegado martimo se nombr a Alberto Snchez Manterola y no obstante ste
fue contratado por Merlet como administrador. En tal cargo, Snchez no dud
en usar sus poderes de agente del estado para ponerlos al servicio de los negocios de Merlet y de los propios: Snchez era propietario de la pulpera que
surta de vveres y ropa a la poblacin rapa nui. Otros administradores sucedieron a Snchez Manterola, continuando con las prcticas de este ltimo.
Esta situacin se extendi hasta 1903, ao en que Merlet firm la escritura
de traspaso de propiedades a favor de la compaa inglesa Williamson &
Balfour, que cre la Compaa Explotadora de Isla de Pascua.
Para materializar esta compraventa, Merlet intent inscribir a su nombre los
terrenos de la isla, a raz de lo cual se suscitaron serios conflictos entre los arrendatarios y el gobierno de Chile. Se cre una comisin consultiva para estudiar la
situacin, la que recomend al gobierno inscribir la propiedad de las tierras rapa
nui a nombre del fisco de Chile, habida consideracin de la ausencia de dominios particulares inscritos en dicho territorio. La inscripcin se verific el 11 de
noviembre de 1933 y se fund en lo dispuesto en el artculo 590 del Cdigo Civil,
que dispone que: Son bienes del Estado todas las tierras que estando situadas
dentro de los lmites territoriales, carecen de otro dueo.
109
Acuerdo de voluntades, 9 septiembre de 1888, texto castellano Primer Documento: ... Ellos
informaron en conversacin con nosotros que nuestro territorio Te Pito o te Henua estar en la
mano de la nacin chilena como amigo del lugar. Escrito est en la mano del consejo del territorio,
el bienestar y desarrollo segn nuestras investiduras impuestas por mandato rapa nui.
133
134
135
la CORFO procedi a plantar grandes reas del territorio insular con eucaliptus, pero no promovi la restitucin de tierras a los isleos.
En 1966 se cre el Parque Nacional de Turismo de Isla de Pascua con casi
7.000 hectreas de extensin.
Durante el gobierno de Salvador Allende se impuls un plan de desarrollo
de Isla de Pascua y la creacin de un consejo de desarrollo con una amplia
representacin rapa nui. Se promovi el desarrollo de cooperativas y el trabajo
colectivo, induciendo a los isleos a incorporarse al proyecto socialista que
ejecutaba el estado. Estas acciones fueron ejecutadas por la Oficina de Isla de
Pascua, perteneciente a ODEPLAN, creada en 1972.
En 1972 se cre la CONAF y se incorpor el parque de Isla de Pascua al
sistema nacional de reas silvestres protegidas (SNASPE). A partir de esa poca
recibi la denominacin de Parque Nacional Rapa Nui, con 4.755 hectreas.111
Los deslindes del parque y su superficie fueron modificados en 1983 (6.666 hectreas) y 1999
(7.130 hectreas).
136
En 1980, el gobierno militar decidi traspasar las funciones que hasta ese
momento cumpla la CORFO (produccin elctrica, agua potable, manejo del
muelle y administracin del fundo Vaitea) a la Sociedad Agrcola y de Servicios
de Isla de Pascua (SASIPA), como empresa filial de CORFO. El fundo Vaitea se
convirti en un verdadero feudo territorial, dedicado a la produccin ganadera,
reforestacin y promocin de estaciones experimentales de productos agrcolas.
En 1985, el estado de Chile concesiona a Estados Unidos una parte de la isla
para ampliar la pista de aterrizaje del aeropuerto Mataveri, con el objeto de
que esta pista sirviera de alternativa para los transbordadores espaciales norteamericanos.
Con el advenimiento de la democracia en Chile, a principios de los noventa, pareca surgir una nueva oportunidad para la relacin entre el estado de
Chile y el pueblo rapa nui. Representantes de este pueblo concurrieron al encuentro de Nueva Imperial promovido por la Concertacin (1989), donde se
sentaran las bases de un nuevo acuerdo institucional entre los pueblos indgenas de Chile y este conglomerado poltico, representado por el candidato a
Presidente de la Repblica don Patricio Aylwin Azcar.
Los trminos del acuerdo de Nueva Imperial dividieron las posturas entre
los rapa nui. Algunos encontraron en l respuesta a sus demandas y otros estimaron que no satisfaca los intereses de su pueblo. Las posturas se polarizaron,
y el Consejo de Ancianos se fraccion, dando origen al autodenominado Consejo de Ancianos N 2.
Solo el Consejo de Ancianos N 1, liderado por don Alberto Hotus Chvez,
continu en la senda del acuerdo de Nueva Imperial, inst por la dictacin de
la ley indgena y la incorporacin en la misma de normas especiales relativas
al pueblo rapa nui. Una vez dictada la ley, esta faccin de los rapa nui particip
de las instituciones que cre la nueva normativa, en tanto que el Consejo de
Ancianos N 2 mantuvo su disidencia, oponindose a la ley indgena y a sus
instituciones.
137
2.1 Reconocimiento
En lo particular, a travs de la ley el estado reconoce como principales etnias indgenas de Chile, entre otras, a la rapa nui o pascuense, valora su existencia
por ser parte esencial de las races de la nacin chilena, as como su integridad
y desarrollo, de acuerdo a sus costumbres y valores.112
Como consecuencia de este reconocimiento, se establece que es deber de la
sociedad en general y del estado en particular a travs de sus instituciones,
respetar, proteger y promover el desarrollo de los indgenas, incluidos los rapa
nui, sus culturas, familias y comunidades, adoptando las medidas adecuadas
para tales fines y, consecuencialmente, proteger sus tierras, velar por su adecuada explotacin, su equilibrio ecolgico y propender a su ampliacin.113
Especficamente, la ley reconoce que la comunidad rapa nui posee un sistema de vida y organizacin histrica, idioma, formas de trabajo y
manifestaciones culturales autctonas.114
De acuerdo con la ley, son rapa nui o pascuenses los miembros de la comunidad originaria de Isla de Pascua y los provenientes de ella que cumplan con
los requisitos exigidos por las letras a) o b) del artculo 2 de la ley. Esto es, los
que sean hijos de padre o madre indgenas, cualquiera sea la naturaleza de su
filiacin, inclusive la adoptiva. Los descendientes de la etnia que posean al
menos un apellido rapa nui, pudiendo en caso de poseer un apellido no rapa
nui, acreditar su procedencia por tres generaciones.115
Los trminos de este reconocimiento ameritan diversas observaciones, que
por lo dems han formado parte de las crticas formuladas a la ley indgena
por diversos sectores del pueblo rapa nui.
Primero, no est reconocido el origen polinsico de este pueblo y las particularidades del proceso histrico que determina su anexin al estado de Chile.
Su homologacin a los pueblos indgenas precolombinos, lo que consta expresamente en el artculo 1 inciso 1 de la ley indgena, lesiona sus derechos pues
niega su verdad histrica y la consiguiente responsabilidad del estado chileno
respecto de estos hechos.
Segundo, no se reconoce su carcter de pueblo ni los derechos colectivos
que emanan de dicha condicin. Es un reconocimiento tenue, meramente declarativo de intencin, pero no vinculante.
112
113
114
115
138
La ley indgena fue objeto de una modificacin relativa a los rapa nui en
1998 por la ley 19.587. En efecto, el artculo 66 que determina quines son rapa
nui o pascuenses en su formulacin original fue objeto de una unnime oposicin por todos los miembros de la etnia. Dispona el precepto que seran
considerados rapa nui aquellos que mantuvieran rasgos culturales propios de
este pueblo, entendindose por tales las prcticas de formas de vida, costumbres o religin de un modo habitual, o aquellos cuyo cnyuge sea rapa nui,
siendo necesario en todo caso que se autoidentifique como tal.116 Este ltimo es
el caso de la mayora de las parejas rapa nui (de constitucin mixta). Por esta
va se abra una puerta sin precedentes para que personas no pertenecientes a
la etnia, se apropiaran de las tierras ancestrales de la isla. La modificacin consisti, en consecuencia, en restringir la pertenencia rapa nui a la que determina
la filiacin y el vnculo sanguneo.117
2.2 Participacin
La participacin rapa nui se verifica mediante la presencia de representantes de dicha etnia en el consejo nacional de la CONADI y en la Comisin de
Desarrollo de Isla de Pascua.
La ley cre la Corporacin Nacional de Desarrollo Indgena (CONADI),
organismo pblico encargado de promover, coordinar y ejecutar, en su caso, la
accin del estado a favor del desarrollo integral de las personas y comunidades indgenas, especialmente en lo econmico, social y cultural y de impulsar
su participacin en la vida nacional.118
La direccin superior de la CONADI ha sido confiada a un consejo nacional que cuenta entre sus miembros a nueve representantes de gobierno y a
ocho indgenas. Entre los representantes de los pueblos originarios, uno es de
origen rapa nui, designado a propuesta de las personas de origen rapa nui inscritas en el registro electoral que se constituy para la eleccin de los
representantes de Rapa Nui.119
Por otra parte, la representacin se verifica en la Comisin de Desarrollo de
Isla de Pascua, entidad a cargo de proponer al Presidente de la Repblica las destinaciones de tierras en Isla de Pascua,120 cumplir las funciones que a la extinta
116
117
118
119
120
139
140
que no se trata del reconocimiento de un derecho sino que de un acto meramente declarativo.
Finalmente, se establece que en la administracin de las reas silvestres
protegidas, ubicadas en las reas de desarrollo indgena, se considerar la participacin de las comunidades ah existentes. La CONAF o el SAG y la
corporacin, de comn acuerdo, determinarn en cada caso la forma y alcance
de la participacin sobre los derechos de uso que en aquellas reas corresponde a las comunidades indgenas.
Esta norma se suma a aquella que faculta a la Comisin de Desarrollo de
Isla de Pascua para colaborar con la CONAF en la administracin del parque
nacional de Isla de Pascua.
Estos principios son de gran importancia, pues el Parque Nacional Rapa
Nui abarca una superficie de 7.000 hectreas aproximadamente, esto es el 45%
de la superficie total de la isla y alberga los vestigios ms relevantes del patrimonio arquitectnico, arqueolgico y cultural rapa nui.
A pesar de la relevancia de estos preceptos para proteger los derechos de
los rapa nui, en la prctica ellos no han sido respetados. La declaracin de la
isla como rea de desarrollo indgena est pendiente desde la misma creacin
de la CONADI (1993). La Comisin de Desarrollo y CONAF no han avanzado
en definir un estatuto de colaboracin recproca en la administracin del parque nacional. Los derechos de uso de los rapa nui al interior del parque han
sido restringidos a una concesin de 900 hectreas otorgada por CONAF al
Consejo de Ancianos para apacentar animales. La presin de los isleos por el
uso del parque es permanente y se funda en la necesidad de ejercer el control
sobre su patrimonio ancestral y de acceder a las fuentes de aguas localizadas
en los sectores costeros de la isla, dentro del territorio administrado por CONAF, que son indispensables para abrevar los animales. La presin rapa nui
sobre el parque se ha traducido en tomas de terreno efectuadas por algunos
isleos al interior de ste, las que CONAF ha pretendido impedir formulando
denuncia ante los tribunales en contra de los ocupantes por usurpacin ilegal
de terrenos fiscales.
141
Los derechos de los rapa nui para acceder a las tierras de Isla de Pascua
estn resguardados mediante las facultades que la ley otorga a la Comisin de
Desarrollo de Isla de Pascua, tanto para proponer las destinaciones de tierras
en la nsula, como para ejercer las atribuciones de la extinta Comisin de Radicaciones relativas a la constitucin del dominio. De esta manera, corresponde
a esta entidad, y en particular a los representantes rapa nui que la integran,
velar porque las destinaciones y transferencias de tierras fiscales en Isla de
Pascua se ejecuten en favor de miembros de la etnia.
No existe en la ley indgena ningn precepto que restrinja la transferencia
de tierras desde el fisco a personas de origen rapa nui exclusivamente. Es ms,
para efectos de constituir el dominio particular en Isla de Pascua mantiene su
vigencia el D.L. 2.885 de 1979, lo que significa que podrn otorgarse ttulos de
dominio a favor de los chilenos originarios de la isla, entendindose por tales
para estos efectos a los nacidos en ella y cuyo padre o madre cumpla esa condicin. Podrn concederse tambin a los chilenos, no originarios de la isla,
siempre que sean hijos de padre o madre nacidos en ella, que acrediten domicilio y residencia de cinco aos y que ejerzan en sta una profesin, oficio o
actividad permanente.124 Por esta va se abre la posibilidad de que chilenos no
rapa nui accedan a estas tierras.
Conforme a la normativa vigente, no todo el territorio de la isla es tierra
indgena. Solo lo son las tierras transferidas en dominio a personas de origen
pascuense en virtud de un ttulo otorgado por el fisco de Chile, de conformidad a lo dispuesto en el artculo 12 N 4 de la Ley Indgena.125
Respecto al territorio en su globalidad, el Presidente de la Repblica conserva la facultad de resguardar zonas determinadas de la isla exclusivamente
para fines de investigacin arqueolgica o cientfica, o de inters cultural o
nacional, donde no se aplicarn las normas de constitucin de la propiedad
particular.126 Tambin podr reservar terrenos de los sectores urbanos y rurales
de la Isla de Pascua para fines tursticos, reas de esparcimiento y deportes u
otros de inters de la comunidad. En casos calificados y previo informe favorable de la Comisin de Desarrollo, podr otorgar estos bienes en arriendo o
concesin onerosa y gratuita, por un plazo de 20 aos, renovables, a personas
naturales o jurdicas de cualquier origen para destinarlos a algunos de los fines para los cuales estaban reservados.127
124
125
126
127
142
: 7.130,00 hectreas
: 6.096,80 hectreas
: 2.907,26 hectreas
: 379,04 hectreas
: 41,65 hectreas
130
143
Artculo 69, ley 19.253 en relacin con los artculos 7 y siguientes del D.L. 2.885.
Soler Bolt, Juan, Te Rapa Nui: Isla de Pascua se privatiza. En http://rapanui.co.cl/numero8/
isla_de_pascua_se_privatiza.htm. 1999.
144
134
135
Hotus, Alberto. Carta dirigida a la ministra de Planificacin y Cooperacin Alejandra Krauss. En:
http://www.conadi.cl/n01rapa_opiniones.htm. 2002.
Este acpite se funda ntegramente en el documento elaborado por Gerardo Ziga Navarro y
Nancy Yez Fuenzalida para la Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato titulado Minuta de la
Secretaria Ejecutiva sobre la Verdad Histrica y las Propuestas de Nuevo Trato relativas al pueblo
rapa nui, Documento CVHNT/SE/2003/03/20, Santiago, marzo de 2003, Archivo CVHNT-SE2003-0.
Acuerdo de Voluntades, 9 Septiembre de 1888, texto castellano segundo documento:
Yo Policarpo Toro H. Amigo Marino Capitn de Barco con mstil Angamos de la Nacin Chilena
(Chile), llevo el mensaje del Consejo de Jefes con poder en el Territorio de Te Pito o te Henua, en
mi mano en este importante escrito donde dice qu es lo que nos ha dado el Consejo de Jefes del
Territorio de Te Pito o te Henua para la Nacin chilena (Chile) es la palabra dentro del Documento
escrito en este da. Esperarn la ratificacin de la Nacin chilena para coordinar y desarrollar
la palabra escrita aqu. Rapa Nui, semana del mes de octubre, ao extranjero 1888.
145
136
137
138
139
Acuerdo de voluntades, 9 septiembre de 1888, texto castellano primer documento: Los abajo
firmantes jefes de la Isla de Pascua, declaramos ceder para siempre y sin reserva al Gobierno de la
Repblica de Chile la soberana plena y entera de la citada isla ...
Acuerdo de voluntades, 9 septiembre de 1888, texto castellano primer documento: ...reservndonos
al mismo tiempo nuestros ttulos de jefes de que estamos investidos y que usamos actualmente.
Acuerdo de voluntades, 9 septiembre de 1888, texto castellano primer documento: Proposicin.
Juntos el Consejo de Jefes del Territorio hemos acordado dar lo superficial. El territorio no se
escribe aqu...
Acuerdo de voluntades, 9 septiembre de 1888, texto castellano primer documento: ... Ellos
informaron en conversacin con nosotros que nuestro territorio Te Pito o te Henua estar en la
mano de la nacin chilena como amigo del lugar. Escrito est en la mano del Consejo del territorio,
el bienestar y desarrollo segn nuestras investiduras impuestas por mandato rapa nui.
146
147
Coincide con este relato un texto del padre Benedicto de Estella, (Los misterios de Isla de Pascua), en el cual existen evidencias sobre los preparativos del
acuerdo,
Al levantar tu bandera no quedas dueo de la isla, porque nada te he vendido.
Sabemos que el seor Obispo puso la Isla bajo el protectorado de Chile, mas
nada te hemos vendido.
Los jefes rapa nui y el obispo de Tahiti, don Jos Mara Verdier, en febrero de
1888 acordaron izar la bandera Reimiro, cuyo proyecto fue encargado a Tahit
antes que Chile entrara a rapa nui, a fin de demostrar que era una isla socialmente organizada (Seelenfreud et al., 2003; p. 10).
La bandera chilena en la parte inferior del mstil simbolizaba el inters de
los rapa nui de someterse a la proteccin del estado de Chile, pero no en trminos irrestrictos. A travs de este smbolo se estableca que dicha soberana estaba
limitada en su ejercicio y que estos lmites lo constituan, conforme al tratado:
el respeto al derecho de propiedad rapa nui sobre sus tierras y el derecho a
mantener la organizacin social que le era propia y que se expresa en el ejercicio de derechos jurisdiccionales sobre este territorio por parte de los jefes
tradicionales.
En las copias de los documentos que transcriben lo hablado en la reunin
es decir que constituyen el acta del encuentro, queda claro el compromiso de
Policarpo Toro de esperar la ratificacin del estado chileno respecto de lo
acordado, como condicin para coordinar y desarrollar el acuerdo escrito.
El texto aludido seala textualmente lo siguiente:
Yo Policarpo Toro H. Amigo Marino Capitn del Barco con mstil Angamos
de la Nacin Chilena (Chile), llevo el mensaje del Consejo de Jefes con poder en
el territorio de Te Pito o te Henua, en mi mano en este importante escrito donde
dice qu es lo qu nos ha dado el Consejo de Jefes del Territorio de Te Pito o te
Henua para la Nacin chilena (Chile) es la palabra dentro del Documento escrito en este da.
Esperarn la ratificacin de la Nacin Chilena para coordinar y desarrollar la
palabra escrita aqu.
Rapa Nui, semana de mes de Octubre, ao extranjero 1888140
140
148
Los documentos disponibles en la Comisin de Verdad y Nuevo Trato difieren respecto del alcance
jurdico de la reserva efectuada por los jefes rapa nui en relacin a conservar sus respectivas
investiduras y sus efectos respecto de los derechos de soberana concedidos al estado chileno. El
documento elaborado por el Consejo de Ancianos seala que esta reserva implica el derecho a
autodeterminarse internamente en el mbito del desarrollo. Los seores Mario Tuki y otros, basados
en la no ratificacin del documento y en su contenido, sealan que la reserva implica el derecho a
que la Isla sea administrada por sus autoridades tradicionales bajo un sistema administrativo propio.
149
los rapa nui fueron objeto de graves violaciones a sus derechos fundamentales,
viviendo en la ms absoluta postergacin, vctimas de una violencia sistemtica y
abusiva, situacin a la que el estado chileno solo puso trmino en 1966 con la
dictacin de la ley 16.641, que les otorg derechos civiles, reconocindolos como
ciudadanos chilenos.
Sobre la base de estos hechos han surgido demandas al estado de Chile
formuladas en el marco de la Comisin Provincial de Verdad Histrica y Nuevo Trato Rapa Nui, en el seno del Consejo de Ancianos rapa nui y a travs de la
Comisin de Desarrollo de Isla de Pascua. Dichas demandas van desde la generacin de un estatuto administrativo propio que garantice el gobierno de los
jefes tradicionales rapa nui sobre la isla (Tuki et al., 2002), a la creacin de un
distrito electoral especial que permita la representacin rapa nui en el congreso
nacional a travs de diputados y senadores de la etnia (Consejo de Ancianos,
Propuestas..., 2002; Comisin de Desarrollo Isla de Pascua, 2002), y el establecimiento de una regin insular Rapa Nui (Consejo de Ancianos,
Propuestas..., 2002; Comisin de Desarrollo Isla de Pascua, 2002).
A continuacin, researemos las propuestas elaboradas por los distintos
sectores de la isla:
Los seores Mario Tuki Hey, Terai Hucke Atn, Ral Teao Hey, Antonio
Tepano Hito y Mara Centeno, como integrantes de la Comisin Provincial de
Verdad y Nuevo Trato de Isla de Pascua, proponen:
Basados en los hechos, en el derecho y en la no ratificacin del Tratado
de 1888,142 Rapa Nui ha sido un territorio independiente, por lo tanto
Chile debe reconocer esta verdad;
Basado en el documento de inscripcin de territorio de Te pito o te Henua a nombre de sus legtimos dueos y soberanos, que invalida la
inscripcin del ao 1933 a favor del fisco de Chile de las tierras de Te pito
o te Henua, Rapa Nui, avalada por el artculo 590 del Cdigo Civil, Chile
deber devolver el territorio a sus legtimos dueos, el pueblo maori rapa
nui ( Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, Acta, 2003);
Y un nuevo acuerdo institucional entre el estado de Chile y el pueblo
rapa nui debe quedar establecido en un nuevo tratado ( Comisin de
Verdad Histrica y Nuevo Trato, Acta, 2003).
142
Se refiere al acuerdo de voluntades suscrito en 1888 entre el capitn de corbeta Policarpo Toro, en
representacin del estado de Chile, y el rey Atamu Tekena, en representacin del pueblo rapa nui.
150
151
Declaracin de Rapa Nui como rea de desarrollo indgena, de conformidad a lo dispuesto en los artculos 26 y 27 de la ley N 19.253 sobre
proteccin, fomento y desarrollo de los indgenas;
Y ratificacin del Convenio 169 de la Organizacin Internacional del
Trabajo O.I.T.,sobre Poblaciones Indgenas y Tribales en Pases Independientes.
La Comisin de Desarrollo de Isla de Pascua, propone:
Lograr una representacin de la comunidad de Isla de Pascua en el
poder legislativo, a travs de la creacin de un distrito especial para la
eleccin de un diputado y un senador;
Isla de Pascua debe ser definida como una nica unidad poltico-administrativa, ya que en la actualidad es parte de la V Regin en su
condicin de comuna y provincia a la vez, lo que provoca una superposicin de los rganos de gobierno y ejecutivos de cada una de estas
unidades. Por tanto, es indispensable estudiar, entre otras alternativas,
la posibilidad de constituir Isla de Pascua en una regin especial, en
estrecha relacin y dependencia directa al gobierno central;
Y que el estado debe garantizar el goce del derecho de la tierra rapa
nui, tal como lo establece la ley indgena, al precisar que la tierra de Isla
de Pascua es del pueblo rapa nui. El cumplimiento de este compromiso
exige estudiar y/o perfeccionar medidas legales que garanticen el pleno ejercicio y goce de este derecho, considerando algunos criterios
especficos para la determinacin de los beneficiarios.
Conclusiones
Desde la anexin de la isla a Chile en 1888 hasta el ao 1966, fecha en que se
promulga la ley No 16.441 conocida como ley Pascua, a los rapa nui les fueron
negados sus derechos civiles. Carecan de derechos polticos y estaban sometidos a un rgimen administrativo y judicial de tipo militar, donde el estado
ejerca jurisdiccin a travs de la Armada de Chile y sus autoridades apostadas en Isla de Pascua. Las libertades individuales de los rapa nui durante este
perodo fueron sistemticamente vulneradas, careciendo de libertad de trabajo y de desplazamiento.
A partir de 1966 cambia la relacin del estado con el pueblo rapa nui, pasando los rapa nui y su territorio a formar parte del estado de Chile en condiciones
152
153
la participacin directa de los miembros del pueblo rapa nui y del Consejo de Ancianos, a travs de representantes, en algunas instancias
gubernamentales donde se deciden asuntos que los afectan, como son
el Consejo Nacional de CONADI y la Comisin de Desarrollo de Isla de
Pascua;
la participacin de los rapa nui, a travs de mecanismos de consulta, en
la administracin del Parque Nacional Rapa Nui y en las decisiones
adoptadas por cualquier organismo del estado referidas a asuntos que
los afecten directamente;
la regularizacin y restitucin de las tierras de Isla de Pascua a favor de
los miembros de la comunidad rapa nui conforme a las prioridades y modalidades establecidas por la Comisin de Desarrollo de Isla de Pascua;
la creacin de una comisin especial de rango interministerial para favorecer la coordinacin de los organismos del estado en Isla de Pascua
que cuenta con representacin Rapa Nui;
la creciente presencia de los rapa nui en los cargos pblicos de mayor
relevancia en la provincia de Isla de Pascua;
y el programa de transferencia de tierras a miembros de la comunidad
rapa nui o pascuense que ha permitido aumentar la cabida de las tierras
ocupadas por ellos desde su radicacin en el sector de Hanga Roa a
comienzos del siglo en un 50%.
Persisten a la fecha, sin embargo, algunas contradicciones de la poltica
pblica que deben ser sealadas aqu, entre ellas:
la falta de voluntad poltica para garantizar la participacin efectiva de
los rapa nui en la administracin del Parque Nacional Rapa Nui;
el uso privativo y excluyente por parte del Parque Nacional Rapa Nui y
del fundo fiscal Vaitea (SASIPA-CORFO) de un 75% de las tierras de
Rapa Nui;
y la ausencia de una adecuada proteccin a la propiedad rapa nui sobre
las tierras de Isla de Pascua, puesto que la ley indgena no garantiza el
derecho exclusivo de este pueblo sobre un territorio escaso y, al permitir
la enajenacin de tierras entre rapa nui, favorece su acumulacin.
154
Bibliografa
COMISIN DE VERDAD HISTRICA Y NUEVO TRATO, Acta de sesin de la Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato 8 de Enero del 2003, CVHNT
SE 2003-091.
CONSEJO DE ANCIANOS DE RAPA NUI, Pliego de Peticiones y Propuestas del Consejo de Ancianos Rapa Nui, Documento de trabajo, Comisin de Verdad
Histrica y Nuevo Trato, 2002, indito.
CONSEJO DE ANCIANOS RAPA NUI, Propuestas a la Comisin de Verdad y Nuevo
Trato, Documento de Trabajo Comisin de Verdad Histrica y Nuevo
Trato, 2002, indito.
HOTUS, ALBERTO, El Pueblo Rapa Nui, 2002 CVHNT SE 2002 071.
ROCHNA, SUSANA, La Propiedad de la Tierra en Isla de Pascua. CONADI, Temuco,
1996.
SEELENFREUD, ANDREA Y GRIFFEROS, ALEJANDRA, PALOMA HUCKE y JOS MIGUEL RAMREZ, Aportes para una historia de Rapa Nui, 2002, CVHNT GTRH
2002-033.
TUKI HEY, MARIO; HUCKE ATN, TERAI; TEAO HEY, RAL; TEPANO HITO, ANTONIO Y
CENTENO, MARA, Informe Grupo de Trabajo Pueblo Rapa Nui - Comisin Provincial de Verdad Histrica y Nuevo Trato de Isla de Pascua,
2002, CVHNT GTRN 2002 056
ZIGA, GERARDO Y YEZ, NANCY, Minuta de la Secretaria Ejecutiva sobre la
Verdad Histrica y las Propuestas de Nuevo Trato relativas al pueblo
rapanui, Documento CVHNT/SE/2003/03/20, Santiago, marzo de
2003, Archivo CVHNT-SE-2003-0.
155
Cuadros
Cuadro 1
Inversin real y proyectada en Isla de Pascua CONADI
( 2000-2003)
Ao
Estudio de
preinversin
2000
3.000.000
Fomento
econmico
Gestin
social
Total
81.200.000
15.000.000
99.200.000
2001
60.000.000
33.000.000
93.000.000
2002
66.000.000
27.000.000
93.000.000
2003
65.000.000
26.000.000
91.000.000
Cuadro 2
Beneficiarios proyectos de desarrollo CONADI en Isla de Pascua
(1994-2002)
Ao
N de beneficiarios directos
N familias beneficiarias
1994
55
1995
28
72
1996
23
325
1997
24
253
1998
45
225
1999
56
247
2000
52
415
2001
56
291
2002
75
2192
156
Captulo VI
Los derechos del pueblo mapuche
1. Antecedentes histricos
Al igual que en el caso de los pueblos indgenas sobre los que han tratado
los captulos anteriores de este informe, no se puede tener una comprensin
adecuada de la situacin actual del pueblo mapuche y de sus derechos en la
actualidad sin hacer referencia al pasado.
La situacin en que hoy vive este pueblo y quienes lo integran es consecuencia directa de distintos procesos que han tenido lugar a travs del tiempo.
Los anlisis histricos que se hacen sobre los pueblos indgenas suelen comenzar errneamente a nuestro entender con la llegada de los espaoles a su
territorio ancestral. Aun cuando la presencia hispana y de colonos europeos y
chilenos que ms tarde se asentaron aqu alter muchas veces de modo significativo la vida de estos pueblos, es central referirse a sus formas de vida,
organizacin y cultura en forma previa al contacto. Ello no tan solo para dar
cuenta de una parte de la historia generalmente desconocida, sino tambin
por razones ticas que obligan a incorporar la visin, historia e instituciones
propias de los pueblos indgenas para la comprensin de los fenmenos tanto
pasados como presentes que les ataen.143
157
147
La COTAM agrega en este mismo espacio territorial los huilliche e ina pira che (COTAM, 2003).
Los mapuche habran ocupado los territorios ubicados al oriente de la cordillera de los Andes hacia
fines del siglo XVI, extendindose hacia las pampas y llegando hasta el ocano Atlntico (Hernndez,
2003).
Debido a la abundancia de recursos, se estima que la poblacin mapuche al sur del Bo Bo a la
llegada de los espaoles alcanzaba a medio milln (Bengoa, 1985).
158
149
Dicha apropiacin habra sido el resultado del aislamiento de la colonia, situacin que determin
que en ella no se aplicaran, y en ocasiones no se conocieran, las leyes hispanas (Gngora, 1951).
Otros parlamentos seran celebrados en 1651, 1683, 1692, 1693 y 1694, 1716, 1726, 1738, 1746,
1756, 1760, 1764, 1771, 1774, 1784, 1787 y 1793. Los ltimos parlamentos datan de 1803 y en
1816, en las postrimeras del rgimen colonial (de vila, 1973).
159
acadmicos y ms recientemente los propios mapuche, los parlamentos que tuvieron lugar durante el periodo colonial constituyen un reconocimiento del estatus
independiente de este pueblo y de su territorio (Araucana).150
A pesar de las muchas obligaciones que los mapuche asumieron con los espaoles en la mayora de estos documentos, los parlamentos coincidan en
reconocer la existencia de una frontera, el ro Bo Bo, que divida los territorios y las jurisdicciones de ambos pueblos. El parlamento de Negrete, por
ejemplo, fue claro al establecer que ninguno de los pueblos poda cruzar esta
frontera sin la autorizacin del otro, estableciendo sanciones para castigar a
aquellos que quebrantaran esta disposicin. El estatus legal de los parlamentos, como han argumentado Alamiro de vila, uno de los pocos juristas chilenos
que ha reflexionado sobre esta materia, era el de un tratado internacional entre
naciones soberanas (de vila, 1973).
En aos recientes este argumento ha sido apoyado por el Relator Especial
de Naciones Unidas sobre Tratados, Sr. Miguel Alfonso Martnez (Martnez,
1999)151 as como por la organizacin mapuche Consejo de Todas las Tierras
(Auki Wallmapu Ngulam, 1998).152
La relacin con los hispanos, sin embargo, provoc fuertes alteraciones en
la sociedad mapuche. Adems de causar en los primeros cincuenta aos de contacto la muerte de dos tercios de la poblacin indgena de la Araucana, el
contacto incidi en el cambio de sus patrones de subsistencia, convirtiendo a
los mapuche en ganaderos y comerciantes. Las riquezas generadas por estas
actividades, aun cuando no derivaron en la conformacin de propiedad privada de la tierra entre los mapuche, posibilitaron el establecimiento de ciertos
dominios de los longko o caciques sobre sus territorios, sustituyndose as en
parte la tradicin de uso comunal de la tierra dominante en el pasado ( Bengoa, 1985; Pinto, 2000).
150
151
152
Para Foerster, sin embargo, mientras los mapuche entendan la poltica de los parlamentos como un
sistema de representacin entre iguales, los hispano criollos la entendan como una poltica que permita
la instalacin de la hegemona hispnica en el seno de la sociedad indgena (Foerster, 1996).
El Relator Especial de las Naciones Unidas Miguel A. Martnez, en el informe final de su estudio sobre
los tratados que involucran a los pueblos indgenas, sostiene que los tratados suscritos entre los europeos
y los pueblos indgenas eran relaciones contractuales entre naciones soberanas, con implicancias legales. Martnez se refiere en su informe a los parlamentos celebrados entre los mapuche y los espaoles
durante la colonia en Chile, sealando que ...el origen, causas y desarrollo de estos instrumentos jurdicos
podra compararse, prima facie y desde ciertos puntos de vista, a los de ciertos tratados indgenas en los
territorios britnicos y franceses de Norteamrica (Ver Martnez, 1999, parag. 109).
Esta organizacin ha fundamentado los reclamos de autonoma poltica y territorial del pueblo
mapuche de Chile y de Argentina en estos parlamentos, los que considera como tratados entre
naciones soberanas que siguen estando vigentes (Aukin, Febrero 1998).
160
161
La radicacin de los indgenas a travs del otorgamiento de ttulos de merced se inici en 1883, luego de la ocupacin del territorio mapuche. Como
consecuencia de este proceso, los mapuche fueron confinados en cerca de 3.000
reducciones de carcter comunal con un total aproximado de 500 mil has. de
un territorio original estimado en 10 millones de has. (Gonzlez, 1986). (ver
Cuadro 1)
La radicacin sedentariz a los mapuche en tierras reducidas (6,18 has. por
persona) forzndolos a cambiar su economa de ganadera a agrcola y su
cultura, a travs de la escuela y la evangelizacin. Los esfuerzos de los gobiernos de la poca se orientaron a la colonizacin primero con extranjeros y luego
con nacionales de los territorios arrebatados a los mapuche. Los remates en
pblica subasta permitieron la formacin del latifundio en el rea. A contar de
1920, una vez concluida la radicacin, el estado promovera la divisin de las
tierras mapuche en hijuelas individuales, as como su enajenacin a no indgenas que las hicieran producir. Leyes especiales fueron dictadas en 1927, 1930,
1931 y 1961 para estos efectos. Entre 1931 y 1971 se dividieron 832 reducciones
o comunidades mapuche de las casi 3.000 existentes, dando origen al parcelamiento de las tierras en hijuelas de propiedad individual. A pesar de que varias
de estas leyes declararon la inalienabilidad de las tierras divididas, se estima
en al menos 100 mil has., un quinto del total, las tierras mapuche enajenadas a
no indgenas durante este perodo (Gonzlez, 1986; Ormeo y Osses, 1972).
La poltica de divisin de tierras indgenas tuvo su auge en el perodo del
gobierno militar (1973-1990), poca en que se dict una legislacin (decretos
leyes 2.568 y 2.750 de 1979) que result en la divisin en hijuelas individuales
de la casi totalidad de las comunidades reduccionales restantes a la poca. El
objetivo de esta legislacin era acabar con el status especial de los indgenas y
de sus tierras, integrndolos al rgimen comn del derecho nacional.155 Desde
su aprobacin en 1979 hasta el fin del rgimen militar en 1990, alrededor de
2.000 comunidades mapuche fueron divididas, dando origen a alrededor de 72
mil hijuelas individuales con un total de 463 mil has. En promedio, cada hijuela entregada a los mapuche a consecuencia de la divisin de sus tierras tendra
6,4 has. (DASIN INDAP, 1990 en Aylwin y Castillo, 1990). Ms aun, a pesar de
que estas leyes prohibieron la enajenacin de las hijuelas resultantes de la divisin, en la prctica se dej abierto su traspaso a no indgenas a travs de diversos
contratos, tales como arriendos por 99 aos, cesin de derechos, etc., los que
proliferaron en el perodo.
155
El artculo 1 del D.L. 2568 originalmente dispona que una vez inscritas las hijuelas resultantes de
la divisin de las reservas dejarn de considerarse indgenas, e indgenas sus adjudicatarios.
162
157
La migracin fue incentivada por esta legislacin al establecerse una compensacin monetaria para
los integrantes de las comunidades que no estaban presentes en ellas al momento de la divisin, los
que perdan su derecho a la tierra.
Una ley de reforma agraria fue dictada en 1962 (No 15.020) bajo la administracin de Jorge
Alessandri. Dada su poltica de adquisicin de tierras a precios de mercado, la ausencia de voluntad
para aplicar la expropiacin como modalidad de redistribucin y la falta de financiamiento, esta fue
llamada reforma macetero Algunos fundos fueron entregados a mapuche en la provincia de Arauco
y Malleco a travs de esta ley (Molina, en Casa de la Mujer Mapuche et al. eds., 2000).
163
Acuerdos entre la Corporacin de Reforma Agraria (CORA) y la Direccin de Asuntos Indgenas (DASIN)
y ms tarde Instituto de Desarrollo Indgena (IDI), fueron celebrados a objeto de posibilitar la transferencia
de predios expropiados a comunidades mapuche que los reclamaban (Berdichewsky, 1975).
164
165
166
159
167
168
Las otras dos han sido constituidas en Atacama la Grande en territorio atacameo (II Regin) en
1997, y en Jiwasa Oraje en territorio aymara (I Regin) en 2001, como se seala en los captulos II
y III de este informe.
169
162
Cuatro de los cinco directores nacionales que ha tenido esta entidad desde su creacin a la fecha
han sido mapuche. El actual director, Aroldo Cayn, es un abogado mapuche que particip en la
CEPI en la elaboracin del anteproyecto de la actual ley.
170
de una importante cantidad de profesionales y tcnicos indgenas, en su mayora mapuche, en la planta de esta institucin.
Diversos factores, sin embargo, han dificultado la participacin indgena
en CONADI. A la fecha se han desarrollado dos procesos eleccionarios (1995 y
1999) con participacin de las comunidades y asociaciones legalmente constituidas, para la eleccin del rgano mximo de CONADI, el consejo nacional.
Para renovar este consejo de integracin bipartita (gobierno e indgena) se realiz en noviembre de 2003 un nuevo proceso eleccionario cuyos resultados
desconocemos. Como consecuencia del carcter indirecto de la eleccin de los
consejeros indgenas, quienes son designados por el Presidente de la Repblica a propuesta de las comunidades y asociaciones indgenas (art. 41 de ley
19.253; decreto supremo N 236 de 1999), no todos los representantes mapuche
que han recibido la mayor votacin de sus bases han sido designados para
integrar este consejo.163 Esta situacin ha sido criticada por los dirigentes mapuche. En aos recientes, muchos dirigentes mapuche y de otros pueblos han
exigido una reforma a la ley de 1993 con el fin de permitir la eleccin directa de
sus representantes en CONADI, sin la mediacin del Presidente, sin obtener
una respuesta satisfactoria a su demanda a la fecha.
La debilidad de la participacin indgena al interior del consejo nacional de CONADI qued de manifiesto en el caso del proyecto hidroelctrico
Ralco. De acuerdo con la ley indgena, el consejo de CONADI tena que autorizar las permutas de tierras que se requieren para llevar a cabo la construccin
de esta represa ubicada en tierras pehuenche. Los dos mapuche que fueron designados como directores nacionales de esta entidad en sus primeros aos de
vida (Huenchulaf en 1994 y Namuncura en 1997), fueron destituidos por el
Presidente Frei dada su oposicin al otorgamiento de estas permutas. La designacin por Frei en 1998 de un no indgena de su confianza (Rodrigo
Gonzlez) a cargo de esta entidad, permiti al gobierno tener mayora en este
consejo para aprobar dichas transacciones, a pesar de la oposicin de los consejeros indgenas, quienes pasaron a constituir una minora. Con esta ltima
designacin, el gobierno dej en claro que CONADI no era una institucin de
co-gestin de la poltica indgena, como hasta entonces haba sido concebida
por muchos dirigentes mapuche, sino ms bien una agencia gubernamental
bajo su control.
163
Es el caso de Emilio Cayuqueo, quien pese a obtener la segunda votacin mapuche ms elevada en
el proceso eleccionario para integrar este consejo verificado en 1995, no fue designado como
consejero por el Presidente Frei.
171
165
Jaime Andrade concluy sus funciones como subsecretario de MIDEPLAN en agosto de 2003,
siendo reemplazado en ese cargo por Marcelo Carballo Ceroni.
Dicha iniciativa fue ejecutada por el Instituto de Estudios Indgenas de la UFRO. Se tradujo en la
realizacin en diciembre de 1996 de un seminario con participacin de representantes indgenas, de
museos, y universidades involucrados en el patrimonio indgena. Los contenidos de las ponencias
de este seminario fueron publicadas (Navarro comp., 1998).
172
En aos posteriores, la unidad de cultura y educacin de CONADI ha promovido y apoyado el desarrollo de iniciativas tendientes a la proteccin del
patrimonio histrico y arqueolgico de los mapuche. En el ao 2002, en convenio con el Consejo de Monumentos Nacionales se destinaron $ 30.000.000 al
desarrollo de una consultora para la proteccin de sitios culturales en riesgo,
declaracin de sitios y la prospeccin de lugares de valor patrimonial indgena en las Regiones Octava (Bo Bo), Novena (Araucana) y Dcima (Los Lagos).
Tambin resulta relevante la reciente decisin de CONADI de impulsar una
nueva lnea para la adquisicin por el Fondo de Tierras y Aguas Indgenas
(FTAI) de sitios culturales o patrimoniales de las comunidades, perspectiva
hasta ahora inexistente en las polticas de esta entidad.166 Si bien se trata de
iniciativas valorables, se desconoce la metodologa a ser utilizada con las comunidades y la participacin que estas han tenido o tendrn en la determinacin
y proteccin de sus sitios patrimoniales.
Lamentablemente existe poca informacin respecto al cumplimiento del
derecho en anlisis, esto es, la participacin indgena en la proteccin de su
propio patrimonio histrico. Los nicos antecedentes que se conocen demuestran que la norma que aqu se analiza no siempre ha sido respetada, pasndose
a llevar a las comunidades en este derecho.
Es el caso de la situacin en el Alto Bo Bo a raz del proyecto hidroelctrico
Ralco, donde tanto en la etapa de estudios de factibilidad como de ejecucin del
proyecto, personal de ENDESA o de empresas contratistas ha entrado en cementerios histricos de las comunidades pehuenche y realizado trabajos en su
interior sin previa consulta a las familias que viven all. Integrantes de la comunidad de Quepuca Ralco han denunciado la realizacin de faenas de remocin de
materiales en cementerios antiguos de la comunidad.167 Cabe sealar que la materializacin del proyecto supone la inundacin de varios de los cementerios
histricos pehuenche, sin que hasta la fecha exista el consentimiento de las familias afectadas para estos efectos (Morales et al., 1998).
Algo similar habra ocurrido en el caso del by pass de Temuco. A pesar de
que CONADI sostiene que previo a las excavaciones de sitios de valor patrimonial se consult debidamente a las comunidades mapuche,168 dirigentes del
166
167
168
Informacin proporcionada al Programa por los encargados nacionales de tierra (Mario Rivera) y
Cultura y Educacin (Jos Calfuqueo) de CONADI en entrevista de junio 2003.
Denuncia de Luca Reinado al Programa de Derechos Indgenas, 2001. Uno de esos cementerios
fue visitado por el Relator Especial de la ONU para los derechos indgenas, Rodolfo Stavenhagen,
en su visita a Chile en julio de 2003.
Jos Calfuqueo, encargado de Unidad de Cultura y Educacin, direccin nacional de CONADI,
entrevista en Temuco en mayo 2003.
173
sector Xuf Xuf y acadmicos han dado cuenta que se realizaron excavaciones
en decenas de antiguos enterratorios mapuche existentes en el trazado de la
carretera, pese a la oposicin manifestada por ellas a este proyecto (Quidel,
2001; Navarro, 2001).
174
y dos proyectos con una superficie de 1,5 millones de has.) estaban relacionadas de algn modo con pueblos indgenas, involucrando a una poblacin de
alrededor de 17.181 personas (CONAF, 2000).169
No obstante lo anterior, hasta la fecha no se han puesto en marcha en el
territorio mapuche iniciativas o mecanismos que posibiliten la participacin
efectiva de los indgenas en la gestin de dichas reas o que permitan un uso
regulado de los recursos naturales que en ellos se encuentran, como lo dispone
la ley. Las nicas experiencias hasta ahora existentes en esta parte del pas son
los acuerdos de uso de reas silvestres protegidas suscritos por la Corporacin
Nacional Forestal (CONAF) con comunidades mapuche pehuenche de Curarrehue en el caso del Parque Nacional Villarrica ( Regin de la Araucana) y de
colaboracin suscritos por la misma entidad con comunidades mapuche huilliche en el caso del Parque Nacional Chilo (Regin de Los Lagos). Ello contrasta
con los avances que en el norte del pas se han logrado en esta materia, donde
CONAF de la Regin de Antofagasta ha suscrito un acuerdo con comunidades
atacameas para la gestin por estas ltimas de la Reserva Nacional Los Flamencos, como se analiza en el captulo III de este informe.
La regulacin de los derechos de participacin y uso indgena en las reas
silvestres protegidas permitira enfrentar los numerosos conflictos que hoy
existen entre las comunidades indgenas, incluidas comunidades mapuche, y
CONAF, problemas entre los que se encuentra la presin por el uso de recursos existentes en ellas (con fines econmico-productivos como ganado y
recoleccin y simblico-religiosos, culturales, etc.), la presin por regularizacin de tierras en su interior y la falta de confianza hacia los organismos que
las administran (Valenzuela y Contreras, en Castro y Alb orgs., 2000).
169
Algunas de estas reas protegidas estn en ADI, en tanto que otras estn en zonas con potencialidad
para ser declaradas ADI.
175
173
176
Se trata, sin dudas, de una iniciativa de mayor trascendencia que las anteriores, cuyo trabajo deba servir de base para el desarrollo de transformaciones
culturales, jurdicas y polticas que son necesarias para el establecimiento de
nuevas formas de relacin con los pueblos indgenas. Su integracin, sin consulta previa a los mapuche, y su mandato establecido en trminos muy generales,
motivaron la crtica de los representantes mapuche invitados, quienes se restaron de participar en ella (Millabur, Raiman, Huilcamn).174 Sin embargo, dada
la importancia del objetivo de esta Comisin, cual es revisar la relacin pasada y proponer formas de nueva relacin entre los pueblos indgenas y el estado,
se conform ese mismo ao la Comisin Autnoma Mapuche (COTAM), organizacin que agrupa a intelectuales y lderes tradicionales y de organizaciones
territoriales de este pueblo.
La COTAM, desde su conformacin hasta la conclusin del informe final de
la Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato, desarroll un trabajo de investigacin sobre la relacin pasada del pueblo mapuche con los espaoles y luego con
el estado y la sociedad chilena, investigacin que incluy un anlisis de la historia de los distintos espacios territoriales mapuche. Ello adems de la elaboracin
de propuestas para una nueva relacin de los mapuche con el estado.175 Segn el
Informe de la Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato de los Pueblos Indgenas, dado a conocer el 28 de octubre de 2003, los resultados de estos estudios, as
como del trabajo desarrollado por pueblos indgenas a travs de los grupos de
trabajo territorial, fueron dando fisonoma a planteamientos y visiones diversas acerca de la historia de la relacin entre el Estado y los diferentes pueblos
indgenas de Chile y a planteamientos y propuestas (no solo demandas) relativas a diferentes dimensiones del Nuevo Trato, que la Comisin conoci y
consider en sus diversas sesiones de trabajo (Informe de la Comisin Verdad
Histrica y Nuevo Trato de los Pueblos Indgenas, 2003).176
En lo central el informe de la Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato,
que consta de cuatro volmenes, hace un examen de la historia de los pueblos
indgenas y de su relacin con el estado, y contiene un conjunto de propuestas
174
175
176
Cabe sealar, sin embargo, que tanto Raimn como Huilcamn suscribieron con observaciones
el informe final de esta Comisin en octubre de 2003.
Gran parte de las investigaciones y discusiones efectuadas en el marco del trabajo de la Comisin
de Verdad Histrica y Nuevo Trato, incluyendo los estudios y planteamientos formulados a ella por
la COTAM y otras organizaciones indgenas del pas se encuentran disponibles en http://
www.fondoindigena.org/comision/listado.htm
Los informes finales de estos grupos de trabajo territoriales, incluida la COTAM, son parte integrante
del Informe de la Comisin y constan en su Volumen Tercero. El Informe de la Comisin est
disponible en http://www.gobierno.cl/verdadhistorica/indice.html
177
y recomendaciones para posibilitar un nuevo trato entre el estado y los pueblos indgenas, que dada su extensin, se incluyen en forma sinttica en un
Anexo a este informe (ver Anexo 4).
El Presidente Lagos se comprometi a anunciar un conjunto de medidas en
base a este informe en un plazo de 20 das. Si tales anuncios fueran consistentes
con las propuestas de nuevo trato contenidas en dicho informe, ellos deberan al
menos significar la introduccin de importantes cambios en las polticas pblicas hasta ahora impulsadas por el estado en relacin a los pueblos indgenas.
Dichos cambios deberan no solo incluir la destinacin de mayores recursos
para los programas orientados a enfrentar los problemas ms graves que hoy
afectan a estos pueblos y a sus comunidades, sino tambin la decisin de poner
trmino a proyectos de inversin impuestos en reas indgenas sin una adecuada consulta y el consentimiento de sus comunidades. Ellos, adems, deberan
incluir la decisin de poner trmino a las situaciones de represin y persecucin
que han afectado a muchos mapuche involucrados en los denominados conflictos territoriales que hoy se verifican en su territorio ancestral, y que como veremos
posteriormente en este captulo, han tenido graves implicancias para la vigencia
de sus derechos humanos. En las organizaciones mapuche, sin embargo, existe
escepticismo respecto a la posibilidad de que, en el contexto poltico y legislativo actual, estos anuncios puedan traducirse en trasformaciones profundas en
el ordenamiento constitucional y legal que vienen siendo demandadas por los
pueblos indgenas a objeto de contar con un reconocimiento efectivo de sus derechos polticos, territoriales y culturales.
El total de tierras indgenas inscritas en este registro en el pas a la misma fecha alcanza a 690.039
has., de las cuales 206.489 has. corresponden a la zona norte del pas (tierras aymara y atacameas
fundamentalmente), 480.752 al rea centro sur (tierras mapuche), 2.073 corresponden a rapa nui y
724 corresponden al extremo sur (tierras yamana y kaweskar) (CONADI, Registro Pblico de
Tierras y Aguas Indgenas, 2003).
178
178
179
$45.200.800.766 a la ejecucin de estos programas. Esto permiti la incorporacin al patrimonio mapuche de un total de 173.276 has. en las regiones del Bo
Bo, La Araucana y Los Lagos, lo que benefici a 8.314 familias.179 De este
total, $11.147.881.039 fueron destinados al programa de susbsidio de tierras de
CONADI (art. 20 letra a),180 permitiendo la adquisicin de 10.073 has. y beneficiando a 972 familias mapuche. Por otro lado, $ 33.814.298.727 fueron destinados
al programa de compra de predios en conflicto de la misma entidad (art. 20
letra b), posibilitando la adquisicin de 40.901 has. y beneficiando a 3.645 familias; $ 155.244.000, que permitieron el traspaso de 83.286 has. de propiedad
fiscal, beneficiaron a 1.513 familias mapuche; y $ 83.377.000 permitieron el saneamiento y la regularizacin en el mismo espacio territorial de 39.016 has.,
beneficiando a 2.184 familias mapuche (ver Cuadro 2).
Cabe sealar que de acuerdo a MIDEPLAN (2003), el total de recursos destinados en todo el pas a la adquisicin, traspaso y saneamiento de tierras
indgenas durante el mismo perodo alcanz a $ 56.519.349.197. Las tierras
transferidas al patrimonio indgena a travs de estos mecanismos ascienden a
255.190, siendo las familias indgenas beneficiarias de estos programas un total de 10.699181 (ver Cuadro 3).
De estas cifras se deduce que parte significativa del esfuerzo desarrollado
por el estado en esta materia, en especial por CONADI a travs de sus programas de subsidio y de adquisicin de tierras en conflicto, ha estado centrada en
el pueblo mapuche. Ello adquiere sentido no solo por la situacin demogrfica
de este pueblo, sino tambin de la situacin social de sus comunidades, as
como por la presin que a lo largo del ltimo siglo ha existido sobre sus tierras
ancestrales, resultando una drstica disminucin de su cabida.
Finalmente otra lnea de accin desarrollada por CONADI en cooperacin
con la Direccin General de Aguas182 que debe ser sealada es aquella que se
orienta a la adquisicin y saneamiento de derechos de agua ancestrales. A travs
del programa de saneamiento de derechos de agua de esta entidad, entre 1995
179
180
181
182
Cifras resultantes de la sumatoria de los distintos programas impulsados por CONADI y Bienes
Nacionales segn estadsticas proporcionadas en junio de 2003 por Mario Rivera, encargado del
fondo de tierras y aguas indgenas de CONADI Nacional.
Las cifras de CONADI relativas al programa de subsidio llegan hasta el 2001. Segn antecedentes
contenidos en el documento de MIDEPLAN, Poltica indgena del gobierno de Chile, abril de
2003 (indito), en las regiones del Bo Bo, Araucana y Los Lagos se destinaron a este programa
(ao 2002) un total de $ 4.768.552.980 que permitieron la adquisicin adicional de 3.500 has.,
beneficiando a 330 familias mapuche.
MIDEPLAN, abril de 2003, indito.
En 1997 se suscribi un convenio entre ambas entidades para la regularizacin de los derechos de
aguas de los indgenas.
180
y el 2000 se solicitaron en el sur del pas un total de 19.724 litros por segundo
en beneficio de 17.816 familias mapuche, estando en muchos casos, pendiente
su inscripcin (CONADI, 2001).183
ii. Anlisis crtico
Cabe valorar la accin desarrollada por CONADI y otros entes pblicos
desde 1993 a la fecha con el objeto de revertir la tendencia histrica a la disminucin de las tierras indgenas. En el caso de los mapuche, que por las razones
histricas y demogrficas antes sealadas constituyen los principales destinatarios de la poltica de tierras de CONADI, dicha accin ha permitido
incrementar en trminos reales en alrededor de 50 mil hectreas la cabida de
las tierras que les fueron reconocidas por el estado en el pasado, beneficiando
a un nmero no menor de familias mapuche (4.617). Por otro lado, ha permitido
regularizar la tenencia de alrededor de 125 mil has. de tierras ocupadas por
mapuche en forma ancestral hoy pertenecientes al fisco o provenientes de ttulos comunitarios o sucesoriales, beneficiando a 3.697 familias mapuche. 184
Las deficiencias de la poltica pblica en esta materia, sin embargo, deben
ser subrayadas. La cobertura de los programas pblicos de tierra aqu analizados es claramente insuficiente en relacin con las necesidades de tierras de los
mapuche. Aun cuando no se ha hecho una estimacin exacta de estas necesidades, la demanda mapuche de los ltimos aos permite su estimacin actual en
al menos 150 mil hectreas.185
183
184
185
Ver Conadi, 2001. Los derechos de agua solicitados por mapuche en la Regin de La Araucana a
travs del Fondo de Tierras y Aguas entre 1995 y el 2000 ascenderan a 12.996,7 litros por segundo,
de los cuales 10.075 estaran en tramitacin (Antecedentes de CONADI en Daz y Elgueta, 2001).
Hasta la fecha, la accin de CONADI en relacin al mundo mapuche se ha limitado a la regularizacin
de derechos de agua. Se prev, a contar del 2003, comenzar con la adquisicin de derechos de agua
en esta parte del pas (conversacin con Mario Rivera, encargado nacional del FTAI, junio 2003).
Se hace esta aclaracin debido a que las estadsticas oficiales generalmente consideran todas las tierras
entregadas por el estado a indgenas a contar de 1994 como un incremento de su patrimonio territorial. Esta
afirmacin no es del todo exacta, puesto que la mayora de estas tierras corresponden a la regularizacin de
la posesin ancestral o al saneamiento de la tenencia indgena comunitaria post reduccional.
Las demandas a nivel nacional por tierras en conflicto presentadas al consejo nacional de CONADI
a diciembre del 2000 alcanzaban a 115.839 has., involucrando a un total de 6.736 familias
(Universidad de Chile, Dept. Ingeniera Industrial, 2001). De ellas la mayora correspondera a
demanda mapuche. Si bien las adquisiciones de los ltimos dos aos a travs del programa de
tierras en conflicto (art. 20 letra b) alcanzaran a 9.236 has., beneficiando a 900 familias (MIDEPLAN,
2003), CONADI reconoce que a la fecha existe en la Sub Direccin Sur de esta entidad un total de
300 carpetas presentadas para tramitacin correspondientes a demandas mapuche por tierras
(conversacin Mario Rivera, encargado fondo tierras y aguas CONADI, junio 2003). Edgardo
Lienlaf, Director Nacional de CONADI hasta el 2002, estimaba las demandas de tierras mapuche a
esta entidad en 170 mil has (El Mercurio, 3 de marzo de 2002).
181
186
187
182
183
La misma CONADI, sin embargo, reconoce que los esfuerzos hasta ahora
realizados para obtener apoyo pblico o privado a los planes de desarrollo identificados por las comunidades a travs del PAP son muy limitados.190 Se trata a
nuestro entender de una situacin grave, puesto que resulta evidente que el
traspaso o adquisicin de tierras para los mapuche por s solo no da resultados si
no va acompaado de programas efectivos de apoyo al desarrollo productivo y
social. De otra forma no se permitir la superacin de los problemas de marginalidad y pobreza que, de acuerdo a todos los indicadores sociales, afectan a
quienes constituyen los beneficiarios de esta poltica pblica.
Cabe hacer una mencin a los criterios de seleccin de los beneficiarios del
fondo administrado por CONADI. Si bien las denuncias formuladas por sectores opositores en el sentido de que CONADI haba cometido una serie de
irregularidades en el manejo de estos recursos denuncias rechazadas por contralora existe consenso en que, al menos durante sus primeros aos de existencia,
parte importante de los beneficiarios del programa de compra de tierras en conflicto fueron seleccionados de acuerdo a la capacidad de presin de las
organizaciones mapuche. Cabe recordar que ste constituye el programa al que
ms recursos destina esta entidad (CONADI, 1999; U. de Chile, 2001). As, al
ao 2003, los recursos destinados al FTAI a nivel nacional por CONADI alcanzaron a 13.905.485 (miles de $), mientras que el presupuesto total destinado al FDI
ascendi a 1.182.508 (miles de $), y a cultura y educacin 449.330 (miles de $).191
Modificaciones al procedimiento de seleccin de los beneficiarios de este programa fueron introducidas en 1999. De acuerdo con ellas se excluy a los consejeros
indgenas (Consejo Nacional CONADI) de la decisin acerca de la admisibilidad
de los postulantes con el objeto de evitar intervenciones a favor de comunidades.
Adems, se incorpor a la fiscala de CONADI en este proceso, debiendo sta
emitir un informe certificando que efectivamente se est en presencia de un caso
que se refiere a tierras con ttulos en disputa entre indgenas o sus comunidades y
terceros. En la misma lnea debe entenderse la advertencia del Presidente Lagos
hecha en marzo del 2002, en el sentido de que se excluira como beneficiarios de
este programa a quienes utilizaran la violencia u ocuparan predios.192
190
191
192
184
De acuerdo a la CONADI, la arbitrariedad en el proceso de seleccin de beneficiarios del programa para la adquisicin de tierras en conflicto estara hoy
superada, dada la aplicacin estricta de un procedimiento objetivo basado en la
ley y su reglamentacin, en que intervienen todas las partes involucradas. 193
Tambin en relacin con los beneficiarios de los programas de tierras indgenas de CONADI administrados por el FTAI, otra carencia de la poltica en anlisis
es la que dice relacin con la falta de consideracin de la variable etrea y de
gnero para su determinacin. Esta omisin, cuyo fundamento estara en la ausencia de estas variables en la reglamentacin del fondo, ha significado que los
beneficiarios mapuche de los predios adquiridos a travs de sus programas sean
fundamentalmente hombres de edad ms bien avanzada, constituyendo las mujeres y los jvenes un porcentaje menor entre ellos. Se trata de una situacin
lamentable, no solo por razones de equidad sexual y etrea, sino tambin por los
impactos sociales y econmicos benficos que ello podra tener para los mapuche.194
Existen, adems, una serie de otras crticas a los problemas derivados de la
forma de titulacin de las tierras adquiridas o transferidas por el fondo a sus beneficiarios. En el caso de las tierras comunitarias, stas son extendidas muchas veces
a nombre de la comunidad de origen que postul a la compra de tierras, otorgndose derechos sobre las nuevas tierras a todos sus integrantes y no exclusivamente
a aquellos que se trasladan a vivir en ellas, situacin que estos ltimos consideran
injusta. La titulacin comunitaria de las tierras adquiridas con el Fondo, si bien es
demandada por muchas comunidades mapuche, limita las posibilidades de los
beneficiarios de tierras de acceder a programas de apoyo al desarrollo por parte
de INDAP, CONAF, etc., e incluso de obtener subsidio para la vivienda. Por ello,
muchas comunidades que exigieron esa forma de titulacin solicitan a CONADI
una solucin frente a este problema, de manera de poder optar a los programas de
apoyo de otras entidades pblicas.195 La demora en la titulacin de los predios
fiscales traspasados a CONADI por Bienes Nacionales para su otorgamiento a los
mapuche ha sido tambin objeto de crticas por las organizaciones.196 Por otro lado,
193
194
195
196
Las labores del FTAI de CONADI en este nuevo procedimiento se limitaran a la ejecucin de las
decisiones adoptadas por el consejo nacional en esta materia (entrevista con Mario Rivera, encargado
FTAI, CONADI, junio 2003).
De acuerdo a los resultados de una encuesta hecha por la Universidad de Chile, el 76,3% de los
beneficiarios de los programas de tierra en el sur del pas seran hombres, y el 23,7% mujeres.
Segn el mismo estudio, solo el 14% de los beneficiarios de dicho programa en la misma zona
tendra menos de 35 aos, en tanto que el 86% tendra ms de esa edad (U. de Chile, 2001).
CONADI postula hoy que la decisin de la modalidad de titulacin de las tierras del fondo indgena
debe ser decidida por sus titulares.
Los casos de Quinqun en Lonquimay, Regin de La Araucana, con 10 aos de demora en la
titulacin, y de Chankin y Huentemo en Chilo, Regin de Los Lagos, con 8 aos de demora, son
representativos de lo anteriormente sealado.
185
hay quienes sostienen que el traslado de comunidades desde sus tierras de origen
a otras nuevas, muchas veces ubicadas en lugares distantes, si bien es de carcter
voluntario produce fractura de la comunidad, afectando negativamente la organizacin e identidad de los beneficiarios.
Finalmente, la contradiccin de la poltica de tierras aqu analizada que
persigue la proteccin, ampliacin y regularizacin de las tierras indgenas,
con la poltica de estmulo a las inversiones privadas en tierras de propiedad
de (o reclamadas por) los mapuche, que en forma paralela viene siendo desarrollada por el estado, debe ser resaltada. Dada la magnitud que han alcanzado
dichas inversiones en el sur del pas en los ltimos aos, los impactos negativos que han producido en las comunidades mapuche, en su calidad de vida y
su medio ambiente y las implicancias que han tenido en el deterioro de las
relaciones entre el pueblo mapuche y el estado, estas sern objeto de un anlisis
particular en este informe.
Los mltiples problemas detectados en la poltica de tierras de CONADI
en territorio mapuche, llevaron a comienzos de 2003 al entonces Coordinador
de Poltica Indgena y Subsecretario de MIDEPLAN, Jaime Andrade, a anunciar su reforma. Entre los elementos que Andrade sostuvo que deban ser
redefinidos se encuentra: el establecimiento de un banco de tierras que permita evitar la especulacin de tierras por parte de sus actuales propietarios; la
determinacin del universo de beneficiarios y la definicin de las tierras a restituir (catastro de tierras) para la determinacin de metas y plazos con este
objetivo; el establecimiento de un plazo definitivo para la adquisicin de tierras en conflicto y la posibilidad de crear un mecanismo de indemnizacin o
reparacin para aquellos casos que, transcurrido el plazo antes sealado, cumplan con los requisitos legales; la creacin de joint ventures o sociedades entre
empresas forestales (y otras) y los indgenas para el desarrollo conjunto; el
mejoramiento de la coordinacin entre el fondo de tierras con otros programas
de CONADI y otras entidades de modo de asegurar que la tierra vaya asociada a subsidios o programas pblicos; y la conciliacin entre las polticas de
proteccin y ampliacin de tierras indgenas y la poltica de fomento a las inversiones productivas o de infraestructura hoy vigente en el pas, incluyendo
proposiciones de cambio legislativo.197
Aun cuando Andrade dej su funcin como Coordinador de Poltica Indgena, consideramos que la reforma de la poltica de tierras del estado por l
197
MIDEPLAN, 2003. A dichas propuestas de reforma se suman las contenidas en la evaluacin del
FTAI de la Universidad de Chile (2001), las que apuntan en una direccin muy similar a las diseadas
por Andrade, agregando entre otros aspectos, la consideracin de las variables etreas y de gnero
en la determinacin de los beneficiarios del programa de tierras.
186
187
188
como a funcionarios, dirigentes indgenas, y lderes comunitarios;199 el financiamiento de iniciativas regionales y propuestas innovadoras que permitan la
incorporacin de la cultura local en la escuela y el desarrollo de prcticas pedaggicas interculturales;200 la adquisicin, reproduccin o elaboracin de textos
educativos y materiales didcticos pertinentes para la EIB; el financiamiento
de estudios y sistematizacin de experiencias de gestin y cultura democrtica en las escuelas a fin de potenciar la EIB; el financiamiento de estudios e
investigaciones y publicaciones que doten de sustento terico y potencien la
EIB; y el seguimiento y asistencia a las actividades desarrolladas por la escuelas en el marco del PEIB (MINEDUC; Programa Educacin Intercultural
Bilinge, 2002).
Otra de las acciones asumidas por el PEIB del MINEDUC ha sido el otorgamiento de becas para estudiantes indgenas de educacin bsica, media,
tcnico-profesional y universitaria. A travs de este programa se ha incrementado el nmero de becas para estudiantes indgenas de 6.000 en 1997 a 28.301
el 2003 (15.853 becas de educacin bsica, 8.942 becas de educacin media y
3.506 becas de educacin superior). El presupuesto destinado por el MINEDUC para estos efectos ha subido de $ 872.390.000 en 1997 a $ 4.155.281.000 el
2003 (MINEDUC; programa educacin intercultural bilinge, 2002). No se dispone de cifras sobre su alcance e impacto en el mundo mapuche.
El presupuesto total del PEIB MINEDUC para el desarrollo de sus acciones
ascendi a $ 3.979.699.000 el 2001 y a $ 10.215.212.000 el 2002 (MINEDUC;
programa educacin intercultural bilinge, 2002).201 Tampoco se dispone de
antecedentes especficos relativos al mundo mapuche.
Junto con lo anterior, ha correspondido al MINEDUC actuar como organismo co-ejecutor del programa Orgenes, asumiendo el PEIB la responsabilidad
en la ejecucin de su componente de educacin intercultural bilinge. La cobertura del programa en la primera fase (2001-2004) alcanzara a un total de 162
establecimientos educacionales vinculados a las comunidades focalizadas en este
proyecto, gran parte de las cuales se encuentran ubicadas en territorio mapuche.
199
200
201
Se incluyen entre estas acciones la asignacin de becas para profesores indgenas para maestra en
EIB en Cochabamba; la asignacin de becas para profesores indgenas para carrera de pedagoga
EIB Universidad de Playa Ancha; apoyo a la formacin de carrera de pedagoga en EIB de
Universidad Catlica de Temuco, y becas a 90 estudiantes mapuche; talleres de capacitacin para
profesores y lideres indgenas (MINEDUC; Programa Educacin Intercultural Bilinge, 2002).
Convenios con universidades y municipalidades para la innovacin curricular en EIB (MINEDUC;
Programa Educacin Intercultural Bilinge, 2002).
Ello incluye el programa de becas indgenas. No incluye los recursos del Programa Orgenes de
que se trata a continuacin.
189
203
Entre las acciones desarrolladas en el territorio mapuche al 2002 en ejecucin del PEIB/Orgenes
cabe mencionar la suscripcin de convenios con escuelas integradas al plan, la realizacin de un
seminario regional en La Araucana y de un seminario interregional en el rea sur en EIB, la
realizacin de un taller en metodologa de la etnografa en la misma regin; la licitacin, adjudicacin
y ejecucin de un estudio diagnstico curricular en cada una de las escuelas seleccionadas por el
Programa, el diagnstico de las necesidades de perfeccionamiento de profesores, talleres de
capacitacin para profesores de dichas escuelas, la definicin de estrategias de capacitacin, etc.
(MINEDUC; Programa Educacin Intercultural Bilinge, 2002).
Medida adoptada por el entonces intendente regional Ramiro Pizarro.
190
ltimos aos. As, por ejemplo, de acuerdo con antecedentes de la Subdireccin Sur de CONADI correspondientes al 2002, mientras los fondos gastados
ese ao por la Unidad de Cultura y Educacin en la Regin de la Araucana
alcanzaron a M$ 185.323, los gastados efectivamente por la Unidad de Tierras
y Aguas ascendieron a M$ 12.670.412 (CONADI (Subdireccin Sur), 2002). Segn antecedentes del presupuesto 2003 de CONADI los recursos destinados
al Fondo de Cultura y Educacin Indgena para sus oficinas en el sur (Caete,
Temuco y Osorno) alcanzaron 223.211 (miles de $), mientras que el presupuesto destinado para el Fondo de Tierras y Aguas en las misma rea ascendi a
5.925.330. (miles de $).204
El desarrollo de la poltica pblica en esta materia corresponde a la CONADI en coordinacin con el Ministerio de Educacin. Sin embargo, y pese a haber
firmado un convenio para estos efectos, ambos servicios han desarrollado iniciativas en esta materia sin una adecuada coordinacin, generando en muchas
ocasiones duplicidad de acciones y ineficiencia en el gasto de recursos pblicos, con la consiguiente frustracin de muchos indgenas (Caulef, 2002).
El anlisis de la accin del estado en esta materia resulta complejo. La informacin sobre la accin pblica en educacin y cultura en el perodo, en
especial la de CONADI, no se encuentra adecuadamente sistematizada. En
materia de idiomas indgenas, si bien se han realizado esfuerzos para su promocin en el territorio mapuche, tales como el apoyo a la elaboracin de textos
educativos de educacin bilinge, el establecimiento de sealtica en mapudungn en servicios pblicos, hospitales y caminos, y la declaratoria del
mapudungn como lengua oficial en La Araucana, ellos resultan claramente
insuficientes en relacin con los esfuerzos que se requieren para permitir una
real valoracin y uso prctico de este idioma en la actualidad.
En relacin con la inclusin de las culturas indgenas en la educacin formal, son pocas las iniciativas hasta ahora desarrolladas con este objetivo. Un
estudio sobre los contenidos de los textos escolares utilizados en la educacin
formal desde la perspectiva de la diversidad tnica y el establecimiento de una
comisin por el MINEDUC para el anlisis de la enseanza de la historia, se
encuentran entre estas iniciativas. Sus implicancias prcticas a la fecha son
casi inexistentes. Como consecuencia de ello, los ciudadanos no indgenas siguen recibiendo una formacin que es proclive a la discriminacin y a la
desvalorizacin de lo indgena. Cabe destacar los esfuerzos que en este sentido han sido realizados por entidades mapuche, instituciones no gubernamentales
204
191
y universidades, iniciativas que reciben nulo o escaso apoyo del estado para
su desarrollo.
En relacin con la implementacin de la EIB, los esfuerzos realizados son
muy iniciales, segn reconoce el propio MINEDUC. El programa Orgenes
podra constituir, dado los recursos involucrados y la priorizacin de la EIB en
reas indgenas como una de sus lneas de accin, una oportunidad de avanzar en esta materia.
Deben valorarse los esfuerzos realizados en materia de becas indgenas,
que incrementaron su cobertura sustancialmente en los ltimos aos en beneficio de estudiantes indgenas mapuche y de otros pueblos en todos los niveles
de la enseanza. Los montos destinados a estos efectos, sin embargo, resultan
muy insuficientes para cubrir las necesidades de los estudiantes mapuche, en
particular de los universitarios. Resulta preocupante, adems, que no se hayan introducido aun cambios sustanciales en los contenidos de la educacin
formal, cuya pertinencia cultural sigue siendo inadecuada. Ello resulta contradictorio con el esfuerzo del estado en apoyar a travs del programa de becas el
acceso de los estudiantes indgenas a la educacin formal, por cuanto podra
acelerar su proceso de aculturacin.
Finalmente, uno de los temas ms crticos del actuar del estado en esta
materia y que debe ser subrayado aqu, es el que dice relacin con la inexistencia de una poltica de hogares para estudiantes indgenas y en particular, para
estudiantes mapuche, a objeto de hacer posible su derecho a acceder y permanecer en la educacin superior. La insuficiencia de estos hogares en relacin
con las necesidades de los estudiantes y los problemas existentes en su administracin, han sido sealados por los estudiantes mapuche en reiteradas
oportunidades (ver Recuadro 1)
Recuadro 1
La inexistencia de una poltica de hogares para estudiantes
indgenas de educacin superior
Uno de los mbitos en que se puede ejemplificar las limitaciones de la poltica
pblica en materia de educacin y cultura indgena es el de los hogares para estudiantes indgenas que cursan educacin superior. Si bien se han desarrollado
esfuerzos por el estado a travs de la programa de becas del MINEDUC, permitiendo aumentar su cobertura de modo importante los ltimos aos, existe una
clara omisin en la accin del estado tendiente al desarrollo de una poltica orientada al establecimiento y mantencin de hogares para estudiantes indgenas, en
especial para estudiantes mapuche, que hagan posible su acceso y permanencia en
la educacin superior en condiciones dignas.
192
193
negociaciones con las autoridades hasta la fecha del cierre de este Informe. El problema de fondo, segn el parecer del Programa de Derechos Indgenas, es la necesidad
de contar con una poltica pblica coherente, que garantice a travs del establecimiento de hogares para estudiantes indgenas a lo largo del pas, y en particular en el
espacio territorial mapuche, y del apoyo financiero para su mantencin, no solo el acceso,
sino tambin la permanencia de los estudiantes indgenas en la educacin superior.
Se trata de una poltica que por su relevancia, no puede depender de los limitados
recursos de CONADI.205 Dicha poltica debe involucrar a distintos organismos del
estado, en particular al MINEDUC y MIDEPLAN. De no existir dicha poltica, el
derecho a la educacin para los estudiantes mapuche no sera sino una mera declaracin, dado que la mayora de ellos no podra cursar estudios superiores.
Cabe sealar que la Unidad de Cultura y Educacin de CONADI destina a la fecha ms del 50 por
ciento de su presupuesto para proveer al financiamiento de los hogares indgenas, desviando con
ello recursos escasos para las mltiples necesidades de los pueblos indgenas en estas materias.
Antecedentes proporcionados por Jos Calfuqueo, encargado Unidad Cultura y Educacin, CONADI
Nacional, Temuco, junio 2003.
194
207
Antecedentes inditos proporcionados por Fondo de Desarrollo Indgena (FDI), CONADI, Temuco,
julio de 2003. La informacin sobre la orientacin del FDI se refiere a todo el territorio nacional.
A ello se suman, segn el mismo informe, 17 proyectos ejecutados ese ao por un monto de M$ 20.537,
beneficiando a 33 personas mapuche huilliche (CONADI, Informe de Gestin 2000, 2001).
195
208
209
Antecedentes de CONADI dan cuenta que M $ 105.800 adicionales fueron destinados ese mismo
ao por el FDI al apoyo a proyectos de similar naturaleza en la regin de Los Lagos (X), beneficiando
a un total de 2.223 personas mapuche huilliche de las provincias de Valdivia, Osorno y Chilo .
CONADI, Inversin FDI, 2002, antecedentes proporcionados al programa por el FDI CONADI
Temuco.
Estadsticas Distribucin Presupuestaria Ao 2003 de los Fondos y Programas de CONADI (Res.
Ex. NO1185 de 31-10-2003), facilitadas al Programa por la Direccin Nacional de CONADI.
196
210
Este Programa es el producto de un convenio suscrito el 2001 entre el BID y MIDEPLAN por el
gobierno chileno. La primera entidad aporta en calidad de prstamo un total de US$ 80 millones
para su ejecucin, en tanto la segunda aporta US$ 53 millones.
197
1. Componente de fortalecimiento de las comunidades indgenas e instituciones pblicas (US$ 6,3 millones)
Se prev financiar talleres de planificacin participativa, cursos/talleres de capacitacin y asistencia tcnica a las comunidades en reas tales como: (i) administracin,
gestin, desarrollo organizacional, planificacin y seguimiento de actividades;
(ii) oferta de recursos pblicos y presentacin de propuestas; (iii) resolucin de conflictos; (iv) liderazgo de la mujer y temas de gnero; y (v) participacin de la
juventud. Para lograr que las intervenciones de desarrollo tengan pertinencia cultural y se modifiquen las prcticas laborales de los funcionarios de los organismos
involucrados en el programa, se financiarn cursos de capacitacin y sensibilizacin. Asimismo, se financiarn acciones dirigidas a: (i) mejorar la capacidad tcnica
y organizacional de la Corporacin Nacional de Desarrollo Indgena (CONADI);
(ii) apoyar la gestin tcnica del Consejo de la CONADI; (iii) incorporar el componente tnico en las polticas pblicas; y (iv) apoyar el trabajo de la Comisin de
Verdad y Nuevo Trato.
2. Componente de desarrollo productivo (US$ 19,7 millones)
Se financiarn actividades de: (i) fomento de actividades productivas rurales, financiando proyectos orientados a mejorar la rentabilidad de actividades
agropecuarias, diversificar las fuentes de ingreso de las familias, desarrollando
actividades no agrcolas y mejorando la gestin de los recursos naturales; (ii) apoyo
a las comunidades, con el propsito de mejorar la calidad de los proyectos de inversin y el acceso a servicios econmico-productivos, como garanta de mayor
efectividad y sostenibilidad de los mismos; (iii) apoyo a la generacin de proyectos
y a la promocin de inversiones en zonas indgenas, para identificar proyectos y
financiamiento pblico y privado; y (iv) apoyo a las agencias estatales de fomento
productivo, para dar acompaamiento a las actividades del programa en el rea de
desarrollo productivo.
3. Componente de educacin y cultura (US$ 11,7 millones)
Prev el financiamiento de: (i) propuestas culturales de las comunidades indgenas; y (ii) desarrollo de eventos. El subcomponente de educacin intercultural
bilinge (EIB) financiar: (i) el fortalecimiento institucional del Ministerio de Educacin [(MINEDUC) Programa EIB]; (ii) la socializacin y difusin de la EIB hacia
la familia, las comunidades y los organismos del Estado; (iii) el desarrollo y seguimiento del Proyecto Educativo Institucional (PEI) orientado a la EIB en forma
participativa; (iv) el desarrollo curricular; (v) el desarrollo profesional docente;
(vi) los recursos de aprendizaje; (vii) las investigaciones aplicadas, de accin y de
base vinculadas a lo pedaggico y al seguimiento del Programa; (viii) el sistema de
evaluacin de los aprendizajes; (ix) el fomento al desarrollo de iniciativas locales;
(x) la televisin educativa; y (xi) la educacin de jvenes y adultos en el marco de
una educacin intercultural.
198
Programa Orgenes, Proyecto Presupuesto 2004, 2003 (presentacin power point facilitada por
Orgenes).
199
213
Entre los territorios mapuche identificados por Orgenes se encontraran Queco y Tira Sur con un
total de 19 comunidades en la regin del Bo Bo (VIII), Huealihuen, Lonquimay, Budi, Carahue
y Cholchol con un total de 34 comunidades en la regin de la Araucana (IX) y Lago Ranco, San
Pablo en la costa de Osorno y San Jos de la Mariquina con un total de 36 comunidades en la regin
de Los Lagos (X) (Programa Orgenes, Informe, 2003).
Estimaciones realizadas por el Programa en base a informacin regional contenida en Programa
Orgenes, Informe, 2003. No se cuantifica el nmero de beneficiarios directos con estas inversiones.
200
215
201
217
Entrevista con Mario Rivera Cayupi, responsable del Fondo de Tierras y Aguas de CONADI, Temuco,
julio 2003.
Luego del reclamo de dichas organizaciones, se ampli la cobertura del Programa Orgenes a las
130 comunidades del Budi. Los recursos asignados, sin embargo, siguieron siendo los mismos.
202
219
Muchas de estas crticas han sido formuladas a travs de los peridicos regionales, como el Diario
Austral de Temuco. Otras a travs de cartas como al enviada a la Ministra de MIDEPLAN por un
grupo de ms de 20 profesionales de ONGS del sur del pas reunidos en Valdivia el 1 de julio de
2002. A ello se agregan las cartas enviadas a las autoridades por el Consejo de Werkenes del Budi
(Consejo Pu Werken Lof Budi) a Jaime Andrade, coordinador de poltica indgena en la primavera
del 2002, y la enviada por la misma entidad en la primavera del 2003 al Presidente Lagos.
Consejo de Werkenes del Budi (Consejo Pu Werken Lof Budi), 2003. Junto a este problema, este
Consejo denuncia en su carta al Presidente que la oficina del Programa Orgenes comprometida por
este en el ADI Budi no funciona, y que el despido convenido de aquellos promotores del Programa
que por su lentitud no han cumplido sus funciones, tampoco se ha cumplido. Los werkenes viajaron
a Santiago en octubre de 2003 a entrevistarse con el Presidente para manifestarle los problemas
antes sealados, junto a otros que ataen a su territorio. En protesta por lo anterior, y por la
insatisfaccin de sus demandas territoriales en general, de regreso ocuparon por casi una semana el
Municipio de Puerto Saavedra.
203
deficiencias en su gestin la restriccin en el presupuesto aprobado de los proyectos, presupuestos que no corresponden a la planificacin (si a ello se le
agrega que el programa debe asumir proyectos no ejecutados en el pasado
(2002), ello incide en demoras de dos aos en la ejecucin de los proyectos);
los problemas de disponibilidad de recursos en caja, los que explican el retraso
en la ejecucin del programa para cumplir los compromisos contrados en los
proyectos; la insuficiencia de los recursos de CONADI, el principal co-ejecutor del programa220, las dificultades asociadas a la gestin, entre las cuales se
identifica la insuficiencia del soporte administrativo de la gestin del programa; las rigideces de la administracin pblica y de los funcionarios para la
ejecucin de un programa de esta naturaleza; y los problemas de coordinacin
de la institucionalidad pblica, los que son atribuidos a la falta de atribuciones
de su Secretara Ejecutiva para ejercer una real coordinacin (Programa Orgenes, Evaluacin, 2003).
No obstante reconocer el aporte que iniciativas como el FDI de CONADI y el Programa Orgenes han hecho al desarrollo indgena, en particular
cuando han aportado recursos y capacidades a propuestas de desarrollo
definidas y ejecutadas por las propias organizaciones y comunidades y
cuando respetan sus dinmicas territoriales y culturales, debe sealarse nuevamente las contradicciones existentes en la poltica pblica en este mbito.
Tal como se ver en profundidad ms adelante, al analizar el impacto de
los proyectos de inversin en el territorio mapuche, la poltica central que a
lo largo de la ltima dcada los gobiernos han venido impulsando en el
pas en materia de desarrollo, es de fomento a las inversiones, muchas de
ellas basadas en la explotacin de recursos naturales con miras a la insercin de Chile en los mercados internacionales. Tales inversiones se han
expandido hacia los territorios indgenas, hacia tierras ocupadas o reclamadas por los mapuche, con graves implicancias econmicas, sociales y
ambientales para sus comunidades.
Es en este contexto que iniciativas como las apoyadas por el FDI y el
Programa Orgenes de las que aqu se ha dado cuenta, por valiosas que sean,
se ven minimizadas y no alcanzan a tener un impacto significativo que permita
el etnodesarrollo indgena al que el gobierno dice aspirar. Mientras los pueblos
220
204
MIDEPLAN, 2003.
205
son los grandes megaproyectos que intentan quitarnos no solo nuestros campos,
ros y mareas sino que buscan borrar nuestras ideas y formas de vida. (Identidades lafkenche y otras, 2002).
Consideramos que el estado debe tomar en consideracin estos planteamientos a objeto de repensar y redisear su poltica y programas en materia de
desarrollo indgena.
206
los gobiernos de la Concertacin firmar acuerdos de libre comercio y fortalecer las relaciones con muchas naciones. Entre estos acuerdos deben
mencionarse, los firmados con Mxico, Canad y con la Unin Europea, y el
que est pronto a suscribirse con los Estados Unidos. En los ltimos aos,
adems, Chile se convirti en miembro del MERCOSUR, y se uni a APEC,
la Conferencia Econmica de Asia y del Pacfico.
Como consecuencia de esta poltica econmica, grandes proyectos de inversin, conocidos tambin como megaproyectos, han sido impulsados en las
dos ltimas dcadas. El financiamiento de estos proyectos, la mayora de los
cuales se basa en el uso y apropiacin de tierras, agua, bosques y recursos
minerales, ha sido proporcionado tanto por empresas nacionales e internacionales, como tambin por instituciones financieras multilaterales. La
intervencin del estado en dichos proyectos ha sido tambin relevante, tanto
como inversionista y/o como regulador de la inversin privada.222
Tal como ha ocurrido en otras partes de Amrica Latina y el mundo, muchos de estos proyectos han sido desarrollados en tierras indgenas o en
territorios que son reclamados por ellos. Desgraciadamente, como antes se sealara en este informe, los derechos de los indgenas sobre los recursos
naturales, que son vitales para sus economas y culturas, no fueron adecuadamente protegidos por la ley de 1993. Consecuentemente, dichos recursos pueden
ser cedidos por el estado a personas no indgenas que pueden aprovecharlos o
explotarlos, aun cuando estos se encuentren dentro de tierras indgenas. La
proteccin al medio ambiente que estos proyectos impactan es tambin muy
dbil. Si bien los estudios de evaluacin de impacto ambiental (EIA) fueron
introducidos en la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente (N 19.300 de
1994), tales estudios no han impedido la materializacin de estos proyectos, a
pesar de su impacto en los recursos naturales o en las comunidades locales
(Castillo, 1999).223
Los impactos que estas inversiones estn teniendo en las comunidades
mapuche en el sur de Chile, que es rico en recursos naturales, son enormes.
222
223
El estado chileno ha participado activamente en las actividades mineras en el norte del pas y en la
construccin de carreteras en el sur. Instituciones estatales como la Comisin Nacional de Energa
(CNE), la Comisin Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), la Corporacin Nacional de
Desarrollo Indgena (CONADI) o la Corporacin Nacional Forestal (CONAF) tambin han
intervenido administrando y regulando inversiones en los recursos naturales.
Un estudio crtico de los primeros cuatro aos de implementacin de los EIA mostr que el 95 por
ciento de los proyectos que haban sido sometidos a este proceso haban obtenido el permiso solicitado
de parte de CONAMA. Solo el 5 por ciento de estos proyectos haba sido rechazado (Castillo,
1999).
207
Dichas inversiones han continuado y profundizado la erosin de las bases econmicas del pueblo mapuche y sus diferentes identidades (Soto, 2002). En el
caso mapuche, se impulsan importantes proyectos de inversin forestal, pesquera y acucola. Acompaando esta inversin, el estado tambin ejerce presin
sobre las reducidas tierras mapuche a travs del desarrollo de obras de infraestructura vial y la autorizacin de centrales hidroelctricas, obras impuestas,
muchas veces sin el consentimiento de las comunidades.
A continuacin se presenta una sntesis de los principales proyectos de inversin que en los ltimos aos se ha intentado ejecutar en el sur del pas en
tierras pertenecientes o reclamadas por los mapuche, as como de los impactos
que han provocado en los derechos de sus comunidades y de quienes las integran.
La expansin forestal privada en territorio mapuche ha sido en gran medida posible gracias al
subsidio estatal a la forestacin establecido en el Decreto Ley 701 de 1974. La vigencia de esta
normativa fue renovada por 15 aos bajo la administracin del Presidente Frei. Este Decreto Ley
libera de impuestos y subsidia directamente las plantaciones forestales al devolver al propietario el
75 por ciento de su costo, adems de los costos de manejo y administracin.
208
son algunas de las consecuencias ms comunes de las prcticas de substitucin y monocultivo impulsadas por las forestales.
Las inversiones forestales han encontrado fuerte resistencia entre los mapuche. Ante sus graves consecuencias ambientales, econmicas y socioculturales,
las comunidades han manifestado por diferentes vas su rechazo a las plantaciones. Durante los ltimos aos se han verificado numerosas manifestaciones
pblicas, ocupaciones de predios forestales y bloqueos de caminos, as como
otras acciones orientadas a exigir el retiro de las empresas forestales de las tierras mapuche, as como de aquellas reclamadas por sus comunidades. Dichas
empresas han reaccionado contratando guardias privados que custodian armados sus propiedades forestales, persiguiendo judicialmente a los lderes mapuche,
y negndose a establecer un dilogo real con las comunidades que permita abordar la situacin de conflicto que su presencia genera.
Las empresas forestales, en general, se mantienen inflexibles ante las demandas mapuche. As, frente a sus reclamaciones territoriales argumentan que
cuentan con los ttulos propietarios legales, negando toda validez a los derechos posesorios ancestrales mapuche, y alegando que cualquier solucin a este
problema pasa por la intervencin del estado (CONADI). Una de las pocas
excepciones en este sentido ha sido la Forestal Millalemu, empresa de capitales suizos, que ha entrado en procesos de negociacin con comunidades que
reclaman tierras hoy en poder de empresas forestales cuando estas demuestran propiedad en base a ttulos otorgados por el estado.
Frente a la pobreza de las comunidades, diversas empresas forestales han
impulsado programas de buena vecindad de marcado carcter asistencial y
paternalista, que no abordan los temas de fondo del conflicto con el mundo
mapuche, tales como la falta de consulta y el consentimiento previo de las comunidades frente a sus proyectos de inversin, la nula participacin que estas
tienen en los beneficios que genera la actividad forestal, y la ausencia de compensacin por los daos sociales y ambientales causados a las comunidades.
El estado, en tanto, comprometido con el desarrollo forestal que descansa
en la empresa privada, y temeroso de la crtica del sector empresarial,225 ha
reprimido a los mapuche involucrados en acciones de recuperacin de tierras
hoy en poder de las forestales. La accin de la fuerza pblica frente a ocupa225
209
ciones de predios forestales ha resultado en la detencin de numerosos dirigentes, as como en su procesamiento por leyes de excepcin, como se ver
ms adelante en este informe. Dicha accin, adems, ha resultado en lesiones
graves de comuneros mapuche, incluidos nios y ancianos, e incluso en la muerte
de Alex Lemn en noviembre de 2002 (ver Recuadro 6), sin que hasta la fecha
existan sanciones por estos abusos y delitos.
La gravedad del conflicto entre comunidades mapuche y las forestales, y
la incapacidad de estas ltimas para dar respuesta a las reclamaciones indgenas, ha obligado a la intervencin de las autoridades de gobierno. Es as
como en los ltimos aos dichas autoridades han suscrito acuerdos con algunas organizaciones territoriales mapuche de reas con importante presencia
de forestales a objeto de abordar los problemas de tierra y de desarrollo que
les afectan. Entre estos acuerdos cabe destacar el compromiso celebrado el
2000 por la ministra de Planificacin Alejandra Krauss con la Asociacin ancucheo de Lumaco, para la adquisicin de tierras en conflicto (ver Recuadro
3); y el celebrado por Jaime Andrade, coordinador de Poltica Indgena, con
diversas comunidades mapuche de Collipulli el 2002 para la adquisicin, a
travs del Fondo de Tierras de CONADI, de alrededor de 3 mil has. reclamadas, la regularizacin de derechos de agua, el apoyo al desarrollo productivo,
a la educacin intercultural bilinge, y el acceso a programas de salud intercultural.
Si bien a la fecha se ha avanzado en el cumplimiento de ambos acuerdos,
las comunidades que los suscribieron sostienen que estos siguen en gran medida pendientes.
Recuadro 3
El caso de Lumaco
Una de las situaciones de conflicto ms graves entre empresas forestales y comunidades indgenas es la que ha afectado a los mapuche nagche de Lumaco, en el
sector norponiente de la Regin de La Araucana. Los conflictos de los mapuche con
las forestales que hoy rodean sus comunidades son mltiples. El primero de ellos
tiene que ver con la propiedad de la tierra. Los mapuche de Lumaco reclaman que
las tierras hoy ocupadas por las forestales y plantadas les pertenecen (Raiman,
2001). La usurpacin de las tierras mapuche en esa comuna, al igual que en otras
partes del sur del pas, se inicia con la colonizacin extranjera, la constitucin de la
propiedad privada, y la radicacin mediante los ttulos de merced, los que no reconocieron a los longko su espacio territorial antiguo. Sigue ms tarde con la divisin
y posterior enajenacin de la comunidad segn las leyes de divisin del siglo XX, y
posteriormente con la expulsin de los mapuche de las tierras recuperadas durante
el proceso de reforma agraria.
210
Fue durante la reforma agraria que el estado apoy a los mapuche de Lumaco a forestar con pino las tierras que este mismo les entreg. Ms tarde esas tierras pasaran a
formar parte del patrimonio de empresas forestales que surgieron a contar de 1974 al
amparo del D.L. No 701. El conflicto con dichas empresas se agrav en los noventa a
consecuencia de los impactos sociales, culturales y ambientales provocados por las
plantaciones. La sustitucin del bosque nativo por el bosque extico ha significado,
adems del desecamiento y contaminacin de las aguas, el deterioro de la tierra, la
prdida de la flora y fauna a las cuales est asociada la cultura mapuche, la prdida de
los remedios que utilizan las machi para sanar a los enfermos (Raiman, 2001). La
desecacin de los cursos de aguas es tal, que en verano la municipalidad est obligada a transportar agua potable a muchas comunidades mapuche. Paradjicamente, las
empresas forestales no estn obligadas a la realizacin de estudios de impacto ambiental por las plantaciones. Por otro lado, dichas empresas no dejan ni aportan nada
en la comuna. Tampoco dan trabajo, ni tributan all. Dada la gravedad del problema
de aguas all generado, el 2002 se constituy a instancias de los mapuche y con participacin del gobierno regional y otros actores presentes en el rea, una mesa que
busca el diseo de alternativas para hacer frente a l.
En este contexto las comunidades se han organizado en defensa de sus tierras y de
su medio ambiente. Desde 1997, fecha en que comuneros mapuche queman tres
camiones de Forestal Mininco en protesta por esta situacin, se han realizado diversas acciones para lograr la restitucin de las tierras hoy ocupadas por forestales,
ya sea a travs de negociaciones directas con sus propietarios o a travs de su
adquisicin por el Fondo de Tierras Indgenas de CONADI. A raz de hechos tales
como ocupaciones de predios, tala de bosques en poder de las forestales, etc., los
mapuche han sido duramente reprimidos por la fuerza pblica, y sus lderes procesados y detenidos.
Las empresas forestales, sin embargo, han mostrado poca disposicin al dilogo, con
las comunidades en conflicto, reclamando del gobierno la proteccin del estado de
derecho y la propiedad sobre sus predios. Alegan que el corte anticipado de los
rboles que se ven obligados a realizar, los incendios, y los costos de defensa legal y
de seguridad que deben realizar les han causado graves prdidas (Daz, 2001).
La Asociacin ancucheo de Lumaco, entidad que representa a diversas comunidades del rea, desarroll un proceso de negociacin de tierras con el gobierno a
travs del Ministerio de Planificacin, instancia que en el 2000 se comprometi a
adquirir una superficie de alrededor de 4 mil has. para varias comunidades en
conflicto. Tal compromiso, sin embargo, se ha cumplido solo en parte a la fecha.
En los ltimos aos se cre adems el Parlamento del Territorio Nagche, entidad
que agrupa a comunidades del rea. Como una forma de enfrentar los problemas
que plantea la presencia masiva de forestales en su territorio ancestral, y de buscar
caminos de desarrollo propio en el rea, han propuesto la creacin de un rea de
Desarrollo Indgena (ADI) para las comunas de Lumaco, Purn, Traigun y Los
Sauces (con un 22 por ciento de poblacin mapuche y solo un 13 por ciento de la
propiedad de la tierra). La creacin del ADI sigue a la fecha pendiente.
211
226
227
Las tierras inundadas pertenecan legalmente a no indgenas. Sin embargo, alrededor de 100 personas pehuenche vivan en ellas.
El informe fue el producto de una queja presentada por las comunidades ante el Banco Mundial. No
obstante la queja fue rechazada, el estudio ordenado por el Banco Mundial demostr que ENDESA
incumpli las directivas ambientales y sobre pueblos indgenas del Banco. Una nueva queja ante el
Banco fue presentada por las comunidades en julio de 2002, alegando la persistencia de
irregularidades en la actuacin de ENDESA y solicitando compensacin por daos acumulativos.
En respuesta a esta queja el Banco reconoce en mayo de 2003 muchos de los reclamos formulados
en ella y ordena entre otras cosas, que la IFC examine sus polticas y prcticas para asegurarse de
que existe una evaluacin de impactos sociales y ambientales acumulativas y estratgicas refirindose
a la relacin entre Pangue y Ralco antes negada por ENDESA.
212
213
229
230
Debe sealarse que junto a las acciones pacficas antes sealadas, se han verificado en el rea actos
como la quema de maquinarias de la obra, sin que la participacin pehuenche en ellas haya sido
demostrada. Entre los inculpados por estas acciones se encuentra el dirigente mapuche de Collipulli
Victor Ancalaf, quien se encuentra privado de libertad y procesado en Concepcin por su supuesta
participacin en estos hechos.
Pehuenche presentes en la manifestacin sealan haber visto personal de ENDESA en el helicptero
de Carabineros que los reprimi en esa ocasin (visita del Programa a Ralco con misin FIDH,
abril 2002).
Berta y Nicolasa Quintremn, Aurelia Marihun, Mercedes Huenteao y Rosario Huenteao.
214
232
En agosto de 2003 la CIDH acogi una medida cautelar solicitada por las denunciantes reiterando
al gobierno de Chile que deba abstenerse de realizar cualquier accin que modificase el statu quo
del asunto, en especial evitar o suspender la ejecucin de cualquier accin judicial o administrativa
que implique el desalojo de las peticionarias de sus tierras ancestrales.
La sentencia del juez Ascencio se sustent en el hecho de que el proceso de EIA de Ralco se hizo
sobre la base de un Acuerdo de voluntad entre CONAMA y Endesa que careca de fundamentacin
legal, toda vez que a la poca de su suscripcin no se haba dictado el reglamento de la Ley de
Bases del Medio Ambiente (Ley 19.300 de 1994).
215
234
235
Una de las denunciantes, Nicolasa Quintremn, accedi a la permuta de sus tierras con ENDESA
en diciembre de 2002.
En el primero de estos memorando, suscrito por las mujeres pehuenche y Endesa, en que el gobierno
acta como garante, se establece que Endesa otorgar $200 millones y 77 has. de terrenos similares a las
tierras por ellas permutadas. Adems, la empresa aportar $ 300 millones a una institucin definida de
comn acuerdo entre las partes para impulsar programas de desarrollo indgena a favor de los llamados
afectados indirectos por la construccin de Ralco. Las mujeres pehuenche, por su parte, se comprometen
a desistirse de las acciones judiciales y administrativas que han presentado en contra de la central. En el
segundo memorando, suscrito por el gobierno con las propietarias pehuenche, este se compromete a
adquirir 1.200 has. del Fundo vecino El Porvenir, tierras que sern transferidas gratuitamente a los
familiares directos de las mujeres pehuenche (12 en total). Adems, se compromete a otorgar subsidios
habitacionales, vas de electricidad, pensiones y becas de estudio para ellas y sus familiares directos.
El Acuerdo Definitivo de octubre consagra medidas de perfeccionamiento de la institucionalidad
protectora de los derechos indgenas (reconocimiento constitucional y ratificacin del convenio 169 de
la OIT presentados a tramitacin del Congreso Nacional); la adopcin de medidas de fortalecimiento de
identidad territorial y cultural pehuenche, incluyendo la creacin de una comuna en el sector Alto Bo
Bo (iniciativa de ley ya presentada al Congreso), mecanismos para la solucin de los problemas de
tierras de comunidades pehuenche, el fortalecimiento del ADI Alto Bo Bo, y la participacin en
administracin de Reserva Fortestal Ralco; la adopcin de medidas tendientes al desarrollo y preservacin
ambiental del rea; y la adopcin de medidas respecto de causas judiciales que afectan a dirigentes
indgenas procesados por acciones relacionadas con Ralco (caso Victor Ancalaf). Las denunciantes, por
su parte, se obligan al desistimiento de las acciones judiciales pendientes ante los tribunales de justicia
chilenos, renunciando a otras acciones que no sean las relativas al cumplimiento de lo acordado.
216
Tal como aos atrs advirtieron cientistas sociales que calificaron la construccin de Ralco en tierras pehuenche como un hecho constitutivo de etnocidio
(Morales et al., 1998), las implicancias sociales y culturales que estas represas
ya estn teniendo lugar en las comunidades pehuenche del Alto Bo Bo son
enormes. El desplazamiento de la poblacin del rea de la construccin de la
central, la divisin al interior de las comunidades pehuenche, el cambio en los
patrones de subsistencia de las mismas comunidades, son hoy una realidad en
el Alto Bo Bo.
Parece relevante consignar aqu lo sealado en relacin a Ralco y a sus implicancias para los mapuche pehuenche por el Relator Especial de Naciones Unidas
para los derechos indgenas, Rodolfo Stavenhagen, en su segundo informe
como Relator. En este Informe, que se centra en los proyectos de desarrollo de
gran escala y su impacto en los derechos y libertades de las comunidades indgenas, el Relator sostiene:
...el caso de Ralco ilustra claramente las tensiones sociales que surgen entre un
modelo de desarrollo modernizador y los costos sociales, ambientales y culturales que debe soportar el pueblo que carga con el peso de esa transformacin
econmica. (Stavenhagen, Informe 2003, parag. 36).
En su visita al rea en misin oficial a Chile en el mes de julio de 2003 el
mismo Relator Especial seal sobre Ralco:
Tal vez el caso ms emblemtico de estos procesos ha sido la construccin de la
central hidroelctrica de Ralco en el Alto Bo-Bo, que ha conllevado el desplazamiento de decenas de familias pehuenche fuera de su hbitat tradicional. Debido
a faltas en el origen y diseo del proyecto desde el punto de vista de los derechos de
los pueblos indgenas, los afectados resultaron ser vctimas de un proceso que los
rebasa, en vez de constituir parte de un cambio que les beneficia con el resto del
pas. La solucin a esta compleja problemtica debe buscarse no solamente por la
va de los tribunales sino principalmente por la del dilogo y del consenso, en el
marco del respeto estricto de los derechos humanos de las comunidades indgenas
afectadas. (Stavenhagen, 2003) (ver Anexo 3)
217
densamente pobladas por los mapuche, tales como el lago Budi en La Araucana, y San Juan de la Costa en la Regin de los Lagos. La construccin de esta
carretera responde a un plan diseado bajo el gobierno militar (1973-1990) con
el objeto conquistar las fronteras interiores del pas e incorporarlas al desarrollo nacional, facilitando la explotacin de los recursos naturales all existentes.
La construccin de esta parte de la carretera costera (Eje sur) comenz a ser
ejecutada por los militares236 en 1995, sin la existencia de estudios de preinversin ni evaluaciones de impacto ambiental requerido por las normas que rigen
proyectos de esta naturaleza (Ley No 19.300 de 1994 sobre Bases del Medio
Ambiente). A pesar de la oposicin que esta iniciativa ha encontrado en los
mapuche lafkenche y huilliche, debido a la falta de consulta previa y a sus impactos sociales, culturales y ambientales, la carretera ha venido construyndose
por tramos desde entonces. En la parte norte, donde el ADI Lago Budi fue
creada en 1996 por MIDEPLAN, se constituy inicialmente una Comisin de
Defensa de los Derechos de los Lafkenche. Dicha Comisin manifest desde
temprano su oposicin a este proyecto, cuya concrecin se consideraba como
el inicio de la extincin cultural, realizando gestiones frente a las autoridades del gobierno local, regional y del MOP para detener esta obra (Rain, 2001).
Ms tarde, en el 2000, se creo en Budi la Contraparte, entidad que agrup
a las organizaciones y comunidades del rea lafkenche en su relacin con las
autoridades en este proyecto. Producto de la protesta de las comunidades, el
gobierno encarg el 2000 un estudio de impacto cultural y ambiental de este
tramo a la Universidad de la Frontera. Asimismo, el MOP propuso que las
obras en el trazado original solo consistieran en el mejoramiento del camino,
en la medida en que las comunidades lo aceptaren (Astorga, 2001), y estudia
un trazado alternativo por la vertiente oriental del lago Budi.
Como consecuencia del estudio de impacto ambiental de la UFRO, y de la
presin de las organizaciones lafkenche, en los ltimos aos lideradas por Consejo Territorial Lafkenche y Consejo Pu Werken Lof Budi, en julio de 2002 se anuncia
oficialmente que la carretera costera no pasar por el Budi, sino por un trazado
alternativo.237 Las autoridades adems hacen una propuesta para el mejoramiento de los caminos existentes en el Budi, incluyendo su ensanchamiento.
Las caractersticas de este ltimo proyecto pasan a ser debatidas por una mesa
de dialogo dirigida por el Alcalde de Puerto Saavedra, el mapuche Domingo
ancupil.
236
237
218
239
240
En noviembre de 2002 la familia Aillapn Marileo es denunciada por agresin a funcionarios del
MOP en circunstancias que estos realizaban trabajos en sus terrenos. Los inculpados, sin embargo,
son sobresedos por la justicia.
Domingo Rain, 2001; Conversacin Rodrigo Videla, Servicio Pas, Puerto Saavedra, 2003.
En este acuerdo el MOP se compromete a paralizar hasta el 30 de noviembre de 2003 las obras que
ejecuta el Cuerpo Militar del Trabajo en la ruta, y a desarrollar trabajos de rehabilitacin ambiental
de lo construido en la provincia de Valdivia. En la misma provincia se cuenta un estudio de factibilidad
para el cambio de la ruta hacia la vertiente oriental de la Cordillera de la Costa, con un menor
impacto en comunidades huilliche. En la provincia de Osorno el trazado ser cambiado a la vertiente
oriental de la Cordillera de la Costa, uniendo el ro Bueno con la provincia de Llanquihue a travs
del mejoramiento de caminos existentes, tambin con menos impacto en comunidades (ver
www.cordilleradelacosta.cl )
219
220
del sector pesquero y acucola durante los 20 ltimos aos. Tal expansin no
solo ha impactado negativamente el medio ambiente marino, comprometiendo la sustentabilidad de dichos recursos, sino tambin una de las principales
fuentes de sustento econmico de las comunidades mapuche lafkenche (regiones del Bo Bo y la Araucana) y mapuche huilliche (regin de Los Lagos), y por
tanto su sobrevivencia material y cultural.241
En el caso de los mapuche huilliche de Chilo, tradicionalmente pescadores y
recolectores de mariscos y algas, el explosivo crecimiento de la acuicultura en
particular la salmonicultura en los canales interiores y lagos de la isla, ha
impedido el acceso al borde costero y ha generado dependencia econmica de
muchas comunidades, hecho que habra incidido en su empobrecimiento.
Por otro lado, los impactos ambientales que la acuicultura, la actividad de
ms rpido crecimiento en el sector pesquero en el pas, ha generado en las
comunidades, son enormes.242 Pese a que estos impactos no son reconocidos
por los empresarios del sector, existen antecedentes de que ella ha provocado,
en un corto plazo, un fuerte impacto sobre el ecosistema marino costero del
sur de Chile (Terram, 2001), afectando seriamente la pesca artesanal y la recoleccin, actividades que los mapuche huilliche han venido desarrollando desde
tiempos ancestrales.
Las estadsticas oficiales dan cuenta de la sobreexplotacin de la que han
sido objeto los recursos del mar en el pas. En efecto, entre 1975 y 1994 las
capturas aumentaron de 930.000 toneladas a ms de 8 millones de toneladas,
afectando la vida de algunas especies. Segn estimaciones realizadas por el
Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), la mayora de las especies marinas tienen problemas de sobreexplotacin, lo que explica el decrecimiento verificado
en la actividad pesquera extractiva en aos posteriores (Terram, 2001). Las
mismas estadsticas confirman que la actividad pesquera se concentra en algunas regiones del pas, incluyendo las regiones en que habitan los mapuche
huilliche y lafkenche.243
241
242
243
221
245
Estas reas pueden ser constituidas de acuerdo a la Ley de Pesca por organizaciones de pesca artesanal
legalmente constituidas dentro de una franja costera de 5 millas y aguas interiores (art. 48).
Informacin proporcionada al Programa por Adolfo Millabur, alcalde de Tira y dirigente lafkenche,
mayo 2003.
222
ta con derechos de similar naturaleza que hoy son reconocidos a los pueblos
indgenas con una tradicin costera y/o pesquera, como los inuit en Groenlandia (Dinamarca), los maori en Nueva Zelandia, y los pueblos de Pacfico Norte
de Estados Unidos y Canad.
Tal como seala el Fondo de las Amricas en un anlisis sobre este tema:
Uno de los objetivos estratgicos que tienen las comunidades es poder integrar
el tema del borde costero al tema del territorio. Eso es lo que podra diferenciar
la situacin particular de los grupos lafkenche respecto de los propios pescadores que son los que estn accediendo a los beneficios que otorga la Ley de Pesca.
El plantear la cuestin del borde costero dentro de su enfoque territorial permite
ampliar la reivindicacin: desde los reconocimientos del derecho a la tierra hacia un reconocimiento de derechos territoriales que involucran los recursos
naturales en general: suelo, subsuelo, agua, mar. Esta ampliacin del concepto
territorial tambin instala el tema del derecho originario en otros mbitos de
legislacin, negociacin y decisin, como los relativos a la ley de pesca, la ley
indgena, la ley de educacin(FDLA, 2000) (Ver Soto, 2002).
Comentario final
La materializacin de estos proyectos de inversin en territorio mapuche,
con la participacin activa del estado o el aval de las autoridades, deja en
evidencia la contradiccin existente entre la poltica de proteccin y ampliacin de las tierras indgenas impulsada por el estado basndose en la ley de
1993 y la poltica de fomento a las inversiones productivas o de infraestructura
hoy vigente en el pas. Lamentablemente para los intereses indgenas, como
regla general, esta ltima poltica ha terminado por imponerse a la primera en
situaciones de conflicto entre ambas.
Los derechos participatorios de los indgenas contemplados en la ley indgena, como antes se sealara, no han sido respetados en la mayora de los
casos aqu analizados. Probablemente el caso ms grave es el de las centrales
hidroelctricas del Alto Bo Bo, donde la opinin de las comunidades pehuenche no solo no fue respetada, sino que, adems, ha sido violentada.
Los proyectos de inversin antes referidos en tierras indgenas o reas
aledaas han sido posibles debido la inexistencia de un marco jurdico que
proteja en forma adecuada no solo los derechos participatorios de los pueblos indgenas, sino tambin sus derechos sobre los recursos naturales. Ello ha
significado que en los ltimos aos se ha producido un proceso de apropiacin
223
por no indgenas de recursos mineros, aguas, recursos pesqueros y otros recursos naturales que se encuentran en tierras mapuche o en tierras o aguas
colindantes a ellas. La apropiacin por no indgenas de estos recursos naturales se encuentra amparada por la Constitucin Poltica de 1980, y otros
cuerpos jurdicos tales como el Cdigo de Aguas, el Cdigo Minero y la Ley
de Pesca. Debe recordarse que los intentos de resguardar los derechos de los
indgenas sobre los recursos naturales que se encuentran en sus tierras o aguas
a travs del reconocimiento de un derecho preferente para obtener su concesin por parte del estado, fueron frustrados por el Congreso Nacional en el
debate del proyecto de ley indgena. Los intentos de reforma posterior de
algunas de estas leyes, como el Cdigo de Aguas y la Ley de Pesca, impulsados con el mismo objetivo, tampoco han prosperado.
Esta situacin explica, al menos en parte, la situacin de conflicto que hoy se
vive en el sur del pas involucrando a organizaciones territoriales y comunidades mapuche, a empresas nacionales o extranjeras y organismos pblicos presentes
en el rea, conflicto que, como veremos a continuacin, ha tenido tambin graves implicancias para la vigencia de los derechos humanos de los mapuche.
247
224
249
El Instituto Libertad y Desarrollo realiz un estudio en julio de 2002, donde se da cuenta de que los
noticiarios de los principales canales de televisin (Megavisin, Chilevisin, Televisin Nacional y
de la Universidad Catlica) mostraron 75 noticias referidas a este tema, entre enero y marzo del
mismo ao (Magdalena Gaete, Libertad y Desarrollo, Informe Social No 69, 2002).
Intervencin del Diputado Francisco Bayo.
225
251
226
El fallo del segundo juicio contra Pascual Pichn y Aniceto Norn, consignaba en relacin a los
hechos de lo que denomin problemtica mapuche, que:
La sensacin de inseguridad e intranquilidad que generan dichos atentados, ha trado como
consecuencias la disminucin y encarecimiento de la mano de obra, aumento en el costo e hipotecas,
tanto en la contratacin de maquinarias para la explotacin de los predios, como para cubrir las
plizas que aseguren las tierras, instalaciones y plantaciones (fallo de 26 de septiembre de 2003).
227
Empresa Maderera Bosques Arauco S.A., el entonces Intendente de la Araucana, Oscar Eltit, present un requerimiento por Ley de Seguridad del Estado en
contra de los mapuche que resultaran responsables de la quema parcial de dos
camiones en el camino interior Lumaco-Purn y de otros hechos. En los das
siguientes, 12 mapuche fueron detenidos acusados de participar en los hechos, y
fueron mantenidos durante varios das incomunicados. Finalmente cinco de ellos
fueron condenados a una pena de presidio de tres aos y un da.253
En el ao 2000, entre tanto, un vehculo en que viajaban guardias forestales
en la comuna de Collipulli, regin de la Araucana, fue interceptado por un
grupo de encapuchados quienes los habran atacado con bombas molotov,
resultando gravemente heridos tres de los guardias254 . Como consecuencia de
ello, se abrieron dos investigaciones en contra de los acusados; una por homicidio frustrado, delito por el que fueron condenados a la pena de 3 aos y 1
da, y otra por delitos de la Ley de Seguridad del Estado, que result en la
condena de los mapuche por 541 das255 . No obstante tratarse de un hecho
repudiable, pensamos que en este caso estamos en presencia de una violacin
del artculo 8.4 de la Convencin Americana de Derechos Humanos256 , dado
que se dictaron dos condenas en diferentes juicios por los mismos hechos, en
perjuicio de personas mapuche.
En el actual gobierno de Ricardo Lagos (2000- 2006), se han interpuesto
hasta julio de 2003 22 denuncias y 66 querellas contra mapuche por distintos delitos 257 . Al menos 6 de estas querellas son por delitos de la Ley
Antiterrorista. La incesante actividad judicial del gobierno en persecucin
de los mapuche, contrasta con el hecho de que, de conformidad al procedimiento penal vigente en la Araucana desde el 2000, el ejercicio de la accin
penal corresponde al Ministerio Pblico, otro rgano del estado.
El da 6 de diciembre de 2002, pocas semanas despus de la muerte del
nio mapuche Alex Lemn, como consecuencia del disparo de un arma policial, el Ministerio Pblico solicit la formalizacin de ms de 20 personas
mapuche por el delito de asociacin ilcita terrorista. Se les imputa a estas personas pertenecer a la organizacin Coordinadora Arauco Malleco, la cual, en
el decir de los fiscales, se ha constituido para cometer delitos que provoquen
temor en la poblacin o en una parte de ella (ver Recuadro No 6).
253
254
255
256
257
228
Es importante precisar que no se trata de cuestionar la obligacin del gobierno de resguardar el orden pblico, y del Ministerio Pblico de perseguir la
responsabilidad por los delitos. Sin embargo, tal como veremos ms adelante,
se aprecia un criterio dismil en la reaccin del gobierno cuando los mapuche
son acusados de atentar contra la propiedad privada, y cuando es afectada la
vida o la integridad fsica de un mapuche.
Esta afirmacin no es tan solo aplicable al accionar del gobierno frente a los
casos que involucran a los mapuche, sino tambin al accionar de los tribunales
frente a los mismos casos. En efecto, en general se aprecia gran rigurosidad de
los jueces al condenar y evaluar la prisin preventiva de los mapuche acusados
de actos contra la propiedad de empresarios y agricultores, pero no se aprecia
la misma rigurosidad y conviccin para condenar a quienes, en este mismo
contexto, atentan contra la integridad de personas mapuche.
A modo de ejemplo, es pertinente mencionar el caso de Luis Cheuqueln,
quien en septiembre de 2000 recibi tres disparos de parte Alejandro Herdener, conocido agricultor de la comuna de Lautaro. El acusado, que fue sometido
a proceso258 por la jueza del juzgado mixto de Lautaro en la causa rol nmero
44.946, asegura que ejecut disparos en legtima defensa contra un grupo de
mapuche que supuestamente quera agredirlo. Cheuqueln asegura que lleg
hasta el lugar donde se encontraba el agricultor junto a su familia (3 personas
ms), aunque seala que arribaron al lugar instantes despus que se produjeron los disparos. Adems, el inculpado seal que primero haba disparado al
aire, y que solo despus que los mapuche no se amedrentaran, dispar al cuerpo del campesino. Los peritajes realizados en la causa demuestran, sin embargo,
que el arma haba ejecutado solo tres disparos, y los tres proyectiles impactaron a Cheuqueln, provocndole heridas de consideracin. En definitiva,
Herdener fue absuelto de todos los cargos.
La misma situacin se puede constatar en los casos de denuncias presentadas ante Tribunales Militares por actuaciones de Carabineros que afectan a
mapuche, segn se analiza ms adelante.
En contraste con esta situacin, cabe mencionar el caso de Marcelo Catrillanca
y Jos Nan, dirigentes mapuche de la comunidad de Temucuicui, Ercilla, quienes
fueron condenados a la pena de 5 aos y 1 da de prisin, acusados de un incendio
a una plantacin de la empresa Forestal Mininco en el fundo Alaska.259 Ello en
258
259
Conforme al antiguo Cdigo de Procedimiento Penal, el juez poda someter a proceso al inculpado, si se
encontraba acreditado el delito y existan presunciones fundadas de su participacin en l.
La comunidad de Temucuicui fue favorecida recientemente con la compra por parte de CONADI
de una parte del Fundo Alaska. Los dirigentes referidos, sin embargo, no podrn beneficiarse de
dicha compra debido a su condena.
229
260
261
230
262
263
231
264
265
El artculo 54 de la ley indgena dispone que la costumbre hecha valer en juicio entre indgenas
pertenecientes a la misma etnia, constituir derecho, siempre que no sea incompatible con la
Constitucin Poltica de la Repblica. En lo penal se la considerar cuando ello pudiere servir
como antecedente para la aplicacin de una eximente o atenuante de responsabilidad.
Como ejemplo de lo anterior puede sealarse el juicio seguido contra los longko mapuche Aniceto
Norn y Pascual Pichn por el Tribunal Oral en lo Penal de Angol. En la inauguracin de ste, uno
de los juicios de mayor relevancia del nuevo sistema, el 31de marzo de 2003, se encontraban
presentes, adems de dos observadores de Amnista Internacional, diversos medios de prensa, los
que pudieron presenciar el juicio e informar diariamente de los discursos de apertura de la fiscala
y la defensa, as como del uso de testigos sin rostro, y en general del ambiente que exista en torno
al proceso.
232
con la acusacin del ofendido, sin que se tuviera la posibilidad de conocer las
acusaciones que se formulaban en su contra por largos perodos de tiempo.266
Es necesario destacar la labor desarrollada por la Defensora Penal Pblica.
Esta entidad ha ejercido una importante labor en la defensa de mapuche acusados por delitos vinculados al conflicto territorial antes referido, otorgndoles
una defensa especializada de gran nivel tcnico a travs de la Defensora Penal Mapuche,267 la que ha venido a complementar la escasa defensa privada con
que cuentan los mapuche en los juicios seguidos en su contra.
Otro aspecto positivo del nuevo procedimiento se refiere al uso del idioma
en los juicios penales. Aunque la obligatoriedad legal del bilingismo se encuentra establecida desde 1993 en el artculo 54 de la ley indgena N 19.253,
es solo en el juicio oral que este adquiere importancia. Cabe sealar, sin embargo, que los mapuche se han encontrado con el problema de que algunos jueces
piensan que por dominar el espaol en algn grado, el imputado mapuche no
requiere un traductor. Se ignora de esta manera que se trata de un derecho
establecido para todo aquel que sea indgena, y no de una forma de facilitar el
juicio. Por lo mismo, no se comprende aun que la traduccin no es solo un
mecanismo para que el resto comprenda lo que el imputado est declarando,
sino tambin para que ste entienda todo lo que ocurre durante la audiencia.
La labor del Ministerio Pblico tambin ha sido relevante. De acuerdo a la
legislacin que le da vida, se trata de un rgano pblico, autnomo, de rango
constitucional, al cual le corresponde la persecucin de la responsabilidad penal. Por su naturaleza, es este rgano el que determina la poltica criminal, es
decir la seleccin de aquellos casos que pretende sean conocidos y sancionados por la justicia. Es un hecho conocido que la plenitud punitiva no existe, es
decir, no es posible para el sistema sancionar todos los delitos que se cometen
en el contexto social. Por el contrario, se sostiene que es solo una parte menor
de ellos los que logran perseguirse a travs del derecho penal. En el sistema
antiguo, no exista formalmente ningn rgano que ejerciera dicha seleccin,
266
267
Es el caso, por ejemplo de lo ocurrido en el juicio que se siguiera en contra de Alfonso Reiman,
dirigente mapuche de Lumaco, quien en 1998, fue acusado en la causa rol nmero 22.530 seguida
ante el ministro en visita de la Corte de Apelaciones de Temuco Archibaldo Loyola Lpez, por robo
con violencia, con los solos antecedentes aportados por la declaracin de la supuesta vctima (el
gerente de Forestal Mininco, Andrs Ovalle). En este caso el seor Ovalle lo acus de haberlo
golpeado en la cara, y de haberle sustrado sus lentes pticos en el contexto de una movilizacin. A
ello se sumaron las declaraciones contradictorias de dos de sus trabajadores. Ninguno de estos
antecedentes pudo ser conocido por la defensa, sino hasta varios meses despus de decretarse el
procesamiento y la prisin preventiva del dirigente.
La Defensora Penal Mapuche, con sede en Temuco, est compuesta por dos abogados especialistas,
un traductor y secretarias bilinges.
233
por lo que esta tarea era ejercida informalmente por funcionarios policiales o
judiciales, lo que resultaba en una persecucin selectiva en contra de aquellas
personas que tenan un mayor grado de indefensin frente al sistema, y que,
generalmente, forman parte de grupos marginados.
Dado que en la actualidad dicha labor de seleccin es ejercida por el Ministerio Pblico, y que hoy es posible conocer los criterios con los que esta labor
es realizada, sabemos que en la Araucana sta entidad ha priorizado la persecucin de los hechos que aparecen relacionados al conflicto mapuche. En
efecto, segn antecedentes presentados por la Fiscal Regional, seora Esmirna
Vidal, a la Comisin de Constitucin, Legislacin y Justicia del Senado, hasta
junio de 2002 el Ministerio Pblico haba formalizado a 95 mapuche por diversos delitos de gravedad, como incendio, robo, secuestro, lesiones graves,
conductas terroristas. Ello contrasta marcadamente con el total de personas
mapuche que a la fecha han sido condenadas, las que suman 14, y el tipo de
delitos por los cuales se les conden, los que no dicen ninguna relacin con
aquellos cuya comisin se les imputa.268
La explicacin a este contraste no parece encontrarse en que el estndar
exigido por los jueces en estos casos sea muy riguroso. Ello porque, en general,
como lo ha afirmado la propia Fiscal Regional, se aprecia lo contrario, esto es
que los Tribunales han ido ajustando a la realidad sus exigencias probatorias,
toda vez que, en un principio, el standard requerido era muy riguroso.269 Ella
ms bien pareciera encontrarse, en cambio, en el uso abusivo de la formalizacin de la investigacin por parte de los fiscales.270
Es importante explicar que la formalizacin es una actuacin que tiene diversas implicancias jurdicas. El tipo de delito por el cual se formalice resulta
determinante para la decisin judicial sobre la prisin preventiva del imputado.271
Si bien la formalizacin constituye solo la primera aproximacin a la investigacin
268
269
270
271
La pena ms alta corresponde a un ao cinco meses por el delito de daos calificados y usurpacin.
Informe presentado a la Comisin de Constitucin, Legislacin y Justicia en sesin del 13 de junio de 2002.
La formalizacin es una actuacin que consiste en la comunicacin que el fiscal efecta al imputado,
en presencia del juez de garanta, de que desarrolla actualmente una investigacin en su contra,
respecto de uno o ms delitos determinados (artculo 229). No se trata, en todo caso, del antiguo
procesamiento, resolucin judicial a la que le segua normalmente la prisin preventiva, se
incorporaba a los antecedentes personales y se le privaba a la persona de algunos derechos polticos.
La gravedad de la pena asignada al delito, el nmero y carcter de los delitos imputados, la existencia de
procesos pendientes y si se encuentra sometido a una medida cautelar el delito que se imputa, son
antecedentes que el juez debe considerar para determinar si la libertad del imputado resulta peligrosa
para la sociedad, lo que constituye uno de los requisitos para la procedencia de la prisin preventiva
(artculo 140). Todos estos antecedentes, dependen del (os) fiscal(es). Es improcedente la prisin preventiva
si el Tribunal considera que el imputado puede ser objeto de alguna de las medidas de alternativas a la
privacin de libertad contempladas en la ley (artculo 141). En este caso tambin, para tener acceso a
ellas es necesario, entre otros requisitos, que se trate de penas inferiores a cinco aos.
234
Entre diciembre de 2000 y mayo de 2002, estaban vigentes el Cdigo Procesal Penal y la ley
antiterrorista, con todas sus contradicciones.
235
En efecto la ley del gobierno militar se refera a procesamiento, a juez del crimen y a plazos de detencin, todas instituciones que ya no existen en el nuevo
proceso. Particularmente Pascual Pichn estuvo sometido a una detencin ilegal, puesto que permaneci sin ser formalizado por un plazo superior a los 3
das.273 El argumento que se esgrimi acogido por la Corte Suprema consisti en que la Constitucin Poltica, en relacin con delitos terroristas, permite
extender los plazos de detencin hasta por 10 das, antes de ser puesto a disposicin del juez, en alusin obviamente a un procedimiento que ya no se
encontraba vigente.
Por otra parte, en virtud de una aplicacin claramente abusiva, la Corte
Suprema anul el fallo absolutorio que recay sobre los longko, acogiendo argumentos del ex ministro Figueroa, acusador particular en el juicio.274 Este
fallo hace caso omiso del principio de inmediacin en que se funda el nuevo
proceso, esto es, que los jueces aprecian directamente la prueba (escuchan personalmente la declaracin del testigo, el anlisis del examen pericial se realiza
en presencia del experto, etc.). La Corte resolvi, escuchando algunas grabaciones del juicio, que la prueba haba sido mal evaluada por el tribunal que
dict el fallo, y seal que no se haban considerado otras. Posteriormente el
Ministro de la Corte Suprema Enrique Cury reconocera pblicamente en un
acto acadmico el error en que se incurri.
Particularmente aberrante es la sentencia del segundo juicio contra los longko
mapuche, en cuanto desconoce absolutamente el principio de presuncin de
inocencia y la aplicacin personalsima del derecho penal. Efectivamente, en
el fallo se establecen como consideraciones de culpabilidad de Pichn y Norn
que: 1. es un hecho pblico y notorio que en la zona, desde hace un tiempo a
la fecha, estn actuando organizaciones de hecho que usando como argumento
reivindicaciones territoriales, realizan actos de violencia o incitan a ellos... Tales
acciones apuntan a la reivindicacin de tierras estimadas como ancestrales,
siendo la ocupacin ilegal un medio para alcanzar el fin ms ambicioso, a travs
de ellas se irn recuperando parte de los espacios territoriales ancestrales y se
fortalecer la identidad territorial del pueblo Mapuche; 2. No se encuentra
suficientemente acreditado que estos hechos fueron provocados por personas
extraas a las comunidades mapuche; 3. ambos son longko de sus comunidades;
4. ambos se encuentran condenados con anterioridad; 5. Las comunidades en
que habitan son colindantes del predio del ex ministro Figueroa, donde
273
274
Este es el plazo mximo establecido actualmente para que el fiscal formalice a un detenido.
Fallo de la Sala Penal de la Corte Suprema ledo el 2 de julio de 2003. El voto de minora del
ministro Milton Juica postulaba la confirmacin del fallo.
236
Parte 1275, Tercera Comisara de Traigun, y Oficio N 491 Prefectura de Carabineros Malleco N
21, ambos de fecha 13 de diciembre de 2001.
237
de dos testigos de la fiscala. Solo en los instantes previos a la audiencia en que haran
su declaracin, se permiti a la defensa conocer la declaracin que con anterioridad
haban prestado ante el fiscal de la causa (antes solo se haba entregado un registro
escrito de ella, que tena las partes fundamentales tarjadas). Estos testigos declararn
tras un biombo para que no sea conocida su identidad, y no se le permitir a la
defensa hacer preguntas vinculadas a la identidad de los testigos.
La acusacin del Ministerio Pblico, del gobierno y de los propietarios afectados
en este caso imputa a los acusados su responsabilidad en los siguientes hechos: 1)
Incendio terrorista en casa habitacin de propiedad de Juan Agustn Figueroa Elgueta; 2) amenazas de incendio terrorista contra los dueos y administradores del
Fundo Nancahue; 3) incendio terrorista en perjuicio del predio forestal San Gregorio de propiedad de Juan Julio Sagredo Marn; y 4) amenazas de incendio terrorista
contra los dueos y administradores del Predio San Gregorio.
El juicio oral se realiz entre el 31 de marzo el 9 de abril de 2003. La sentencia
definitiva absolvi a los imputados de todos los cargos por no estimarse acreditadas sus participaciones en los hechos punibles. La sentencia seala textualmente
que la prueba rendida:
...no rene los estndares probatorios necesarios en grado de calidad, certeza y suficiencia, para afectar la presuncin constitucional y legal de inocencia que ampara a
los acusados, circunstancia que permite a estos sentenciadores llegar perentoriamente
a la conviccin de que no fue probada la participacin de autores materiales de los
referidos Pichn, Troncoso y Norn, en los delitos que les fueron imputados, segn el
tenor literal de las acusaciones de que fueron objeto.276
La parte querellante y el gobierno interpusieron un recurso de nulidad en contra
de la sentencia definitiva en este caso a objeto de que la Corte Suprema conociera el
caso. Las argumentaciones de los recurrentes sealaban, en sntesis, que no se habra respetado el debido proceso porque no habra existido igualdad entre las partes,
lo que fundamentan en el hecho de que no fue admitido un tercer testigo sin
rostro, anunciado en la misma audiencia y a quien el tribunal no habra valorado
la prueba de conformidad a la ley.
La sala penal de la Corte Suprema,277 en fallo ledo el 2 de julio pasado, anula la
sentencia en base a la segunda alegacin de los recurrentes, es decir, que la sentencia no habra evaluado la prueba de manera legal, ignorando algunas de las
presentadas por los querellantes. La sentencia no se pronuncia en cambio, acerca
del testigo que no fue admitido por el tribunal de primera instancia. Cabe sealar
que la causal por la que la Corte Suprema anul el fallo es reservada por la ley para
el conocimiento de las Cortes de Apelaciones.
276
277
238
Tomando en consideracin que el juicio dur 13 das, en los cuales la Fiscala y los
querellantes presentaron sus pruebas ofreciendo ms de 100 testigos y peritos, incluso difundiendo a travs de la prensa antecedentes de la supuesta culpabilidad
de los acusados antes que el Tribunal emitiera su fallo, no pareca adecuado que la
Corte Suprema anulara un juicio con los antecedentes que recibiera de los abogados durante un breve alegato. Ello implicaba desconocer la inmediacin como
caracterstica fundamental del nuevo procedimiento penal y el carcter del recurso
de nulidad.
El fallo de la Corte Suprema en este caso no se puede entender sin tener en consideracin la calidad del recurrente, quien adems de las responsabilidades pblicas
que ha desempeado en el pasado y en la actualidad, es un hombre influyente en
el mundo de los tribunales de justicia.
Los abogados de la Corporacin NorAlinea han presentado una denuncia ante
la Comisin Interamericana de Derechos Humanos por este caso, alegando que
el fallo de la Corte Suprema vulnera el principio de presuncin de inocencia.
Por otra parte, los abogados denunciantes alegan que un segundo juicio violara la norma de la Convencin Americana de Derechos Humanos que proscribe
el doble juicio.
El nuevo juicio oral en contra de los longko se realiz a partir del 9 de septiembre de
2003. En l ambos dirigentes fueron condenados a la pena de 5 aos y 1 da de
presidio por el delito de amenazas terroristas ( contemplado en el artculo 7 de la
Ley N 18.314), mientras que Patricia Troncoso fue absuelta de todos los cargos
que se le formulaban. La sentencia fue dictada el 26 de septiembre de 2003, y contra ella la defensa interpuso un recurso de nulidad.
La Ley N 12.927 de Seguridad del Estado, si bien es anterior al gobierno militar, fue modificada
en el ao 1975. La Ley N 18.314 que determina conductas terroristas y fija su penalidad, se
dict el ao 1984, y fue cuestionada por diversos motivos; entre otros, por su inconstitucionalidad.
En el ao 1991 fue modificada por la Ley N 19.027, y en el ao 2002 fue nuevamente modificada
para adecuar su aplicacin a la Reforma Procesal Penal.
239
280
281
Esta ley fue cuestionada en la poca de su dictacin por acadmicos y defensores de los derechos
humanos, por cuanto no corresponda la promulgacin de una ley como sta por un gobierno de
facto, y porque no respetaba los estndares de los instrumentos internacionales de derechos humanos
Adems del caso de Pascual Pichn y Aniceto Norin, ha sido utilizada en la formalizacin de ms
de 25 mapuche por asociacin ilcita terrorista, y de otros tantos por incendio terrorista en la comuna
de Ercilla.
Entre otros aspectos, la sentencia del Tribunal Oral en lo Penal de Angol que condena a los longko
(septiembre 2003) dispone:
Lo anterior (el carcter terrorista de los hechos) fluye aunque no necesariamente con los mismos
caracteres de los atestados contestes de Juan y Julio Sagredo Marn, Miguel ngel Sagredo
Vidal, Mauricio Chaparro Melo, Ral Arnoldo Forcael Silva, Juan Agustn Figueroa Elgueta,
Juan Agustn Figueroa Yvar, Armn Enrique Stappung Schwarzlose, Jorge Pablo Luchsinger
Villiger, Osvaldo Moiss Carvajal Rondanelli, Gerardo Jequier Shalhl y Antonio Arnoldo Boisier
Cruces, quienes expresaron haber sido vctimas directas o tener conocimiento de amenazas y
atentados contra personas o bienes, perpetrados por personas pertenecientes a la etnia mapuche.
Cabe sealar que no todas estas declaraciones corresponden a hechos judicialmente demostrados y
en que se encuentre establecida la participacin de mapuche. Ms grave aun, se condena a dos
personas por lo que pudieron haber hecho otras personas de la misma etnia, lo que constituye una
conclusin definitivamente racista.
240
283
241
las que deben ser autorizadas por el Juez de Garanta a peticin del fiscal. En la
investigacin por el delito de asociacin ilcita terrorista seguido contra la Coordinadora Arauco Malleco, la Fiscala solicit la intercepcin del telfono de Pablo
Ortega, quien es abogado defensor de los mapuche imputados en dicha causa. Lo
anterior signific la indefensin absoluta para los mapuche, puesto que la fiscala
pudo informarse de todas las estrategias de la defensa durante ese tiempo.284
En definitiva, la aplicacin de leyes de excepcin a las causas que se siguen
en contra de mapuche en el marco de los conflictos territoriales, es demostrativa de la estigmatizacin del movimiento mapuche, lesiona sus derechos
individuales exponindolos a la aplicacin de penas elevadas, vulnerndose
con ello sus derechos ante la justicia. Ello sin perjuicio de las sanciones contempladas en la Constitucin que afectan el ejercicio de derechos polticos.
Recuadro 5
Caso de Marcelo Quintrileo Contreras, imputado por participar
en asociacin ilcita terrorista.
El 5 de diciembre de 2002 por la maana se detiene en la Araucana a ocho supuestos
miembros de la organizacin mapuche Coordinadora Arauco Malleco. Las personas
detenidas fueron Jos Llanquileo Antileo, Anglica ancupil Poblete, Mauricio Contreras Quezada, scar Higueras Quezada, Jorge Huaqun Antinao, Marcelo Quintrileo
Contreras, Jos Mariqueo Coilla y Jos Huaqun Antinao. A la misma hora un contingente de Fuerzas Especiales de Carabineros allana varios inmuebles en las cercanas
de Ercilla y Collipulli, provincia de Malleco, donde se detiene a otros siete mapuche,
Jos Cariqueo Saravia, Jos Millacheo Marn, Juan Necul Marn, Ester lvarez Ziga, Florencio Mariqueo Saravia, Mireya Figueroa Araneda, Jos Marileo Saravia, y al
empresario no indgena Guillermo Hornung Chorobinsky.
En declaraciones ante la prensa, la fiscal regional Esmirna Vidal seala que estas detenciones obedecen a un trabajo investigativo que durante seis meses han desarrollado
los fiscales del Ministerio Pblico, asociado a diversos hechos delictuales ocurridos en
las comunas de Ercilla, Collipulli, Traigun, Angol, Nueva Imperial y Temuco, consistentes principalmente en incendios de inmuebles, predios agrcolas y forestales,
usurpaciones violentas y daos, perpetrados en el marco del conflicto indgena.
El 6 de diciembre, la fiscala formaliza la investigacin a los imputados por el delito
de asociacin ilcita de carcter terrorista. A solicitud de la fiscala, el tribunal decreta el secreto de la investigacin y la prisin preventiva de todos los imputados.
La abogada de la Defensora Penal Mapuche, Sandra Jelves, que asumi la defensa de
15 de los detenidos, asegur que la figura imputada a sus defendidos de asociacin
284
A raz de este hecho se interpuso una querella por el delito de interceptacin ilegal de comunicacin
telefnica por los abogados de la Corporacin NorAlinea, en contra de los fiscales del caso.
242
ilcita terrorista no era procedente, toda vez que todos pertenecen a comunidades
legalmente constituidas y, en el caso de la Coordinadora, tampoco cabe la asociacin ilcita
debido a que esta organizacin, tal como lo dice su nombre, solo coordina a comunidades
legalmente constituidas. La jurista critic al Ministerio Pblico al acusar por ley
antiterrorista a sus defendidos, ya que esto ha significado que como defensa solo
haya tenido acceso a los partes de detencin y no a las supuestas pruebas inculpatorias, agregando que esto implica que, en la prctica, mis defendidos no tengan defensa.
En este caso, mis defendidos han tenido menos derechos que cualquier delincuente, e incluso, menos que personas acusadas por narcotrfico285 .
Uno de los imputados en este caso es Marcelo Quintrileo Contreras, de 24 aos,
estudiante de 3er ao de Pedagoga Intercultural Bilinge en la Universidad Catlica de Temuco. Marcelo Quintrileo permaneci 5 meses en prisin preventiva en
este caso, y actualmente se encuentra con arresto domiciliario. Hasta la fecha no se
han presentado pruebas sobre su participacin en un asociacin ilcita de carcter
terrorista. Aquellas que se han presentado al tribunal no se condicen con el tipo de
delito de que se le acusa. Respecto a los hechos seal al Programa:
Un da saliendo de mi casa me veo cercado por gente de civil, que se identificaron como
carabineros (...) Despus nos llevaron a la Audiencia de Control de la Detencin, y ah
nos dicen que estbamos acusados por conductas terroristas y asociacin ilcita y nos
llevaron a la crcel. (...), haba gente que yo no haba visto nunca en mi vida y ellos
tampoco a m, y supuestamente eran asociados mos en terrorismo (...)
Estamos nadando en contra de la corriente y lamentablemente siempre como mapuche
vamos a salir perjudicados en los tribunales de justicia chilena. Ellos tiene cero conocimiento de nuestra cultura, cero conocimiento de nuestra historia como pueblo, y nos acusan
(...) Es una constante en nuestra historia. Yo, como estuve en la Universidad tal vez no me
van a poder engaar con papeles o cosas as; pero resulta que a m me golpean, me persiguen y me acusan de terrorista. Qu ms voy a esperar para mis hijos o mis nietos, a lo
mejor no van a querer ni siquiera que nazcan. Nosotros sabemos que no nos persiguen por
delitos, sino porque somos mapuche. Nos encarcelan, yo estoy preso y estoy procesado por
una cuestin de conciencia, y no de hechos .286
243
288
289
290
En tiempos de paz, la jurisdiccin militar ser ejercida por los Juzgados Institucionales, los Fiscales,
las Cortes Marciales y la Corte Suprema (artculo 13 del Cdigo de Justicia Militar).
Problemas de los que tambin adoleca el procedimiento penal antiguo, y por los cuales se realiz
su modificacin.
Los jueces militares son los Comandantes de la respectiva divisin o brigada, y no son necesariamente
abogados. Al juez militar le corresponde adems de su funcin jurisdiccional, ejercer labores
disciplinarias; lo que pone en cuestin la independencia interna de los dems funcionarios que
ejercen funciones jurisdiccionales.
Los fiscales militares son funcionarios letrados, y les corresponde conocer de los casos del Ejrcito
y Carabineros.
244
245
respuestas giles. Es el caso de la denuncia de tortura a Alberto Coliir, denuncia basada en exmenes mdicos que acreditaban una fractura costal y dao
psicolgico. En esta causa, sin embargo, la fiscala militar desech estos exmenes por ser contrarios a los del Servicio Mdico Legal, a los que s consider
como constitutivos de prueba legal. Luego de ms de un ao de tramitacin el
juez militar de Valdivia resolvi sobreseer (cerrar) la causa, por no haber antecedentes suficientes.
Otro caso que evidencia las irregularidades de la justicia militar frente en
los casos que involucran a los mapuche es el de la investigacin que se lleva
adelante por la muerte de Alex Lemn. Das despus de la muerte de Lemn,
el Ministerio Pblico design un Fiscal especial para que investigase el caso, y
ordenara un peritaje balstico. Dos semanas despus de los hechos, la fiscal
regional de la Araucana, en conferencia de prensa, declar que de la investigacin realizada hasta ese momento se conclua que exista la posibilidad de
que el autor del disparo fuera un funcionario de Carabineros. Sin embargo, no
descartaba otras hiptesis. En vista de lo anterior la fiscala del Ministerio Pblico se declar incompetente y remiti los antecedentes a la fiscala militar
para que iniciara una investigacin. Tras largos meses de investigacin, con
fecha 2 de septiembre de 2003, el fiscal militar de Angol resolvi someter al
funcionario policial a proceso por el delito de violencia innecesaria con resultado de muerte. La Corte Marcial, sin embargo, revoc casi inmediatamente el
procesamiento dejando libre al carabinero, dando mayor credibilidad a la declaracin del propio inculpado, en el sentido de que el uso de armas de fuego
tena por objetivo repeler un supuesto ataque armado de los mapuche, ataque
del cual no existe el menor antecedente en la investigacin (ver Recuadro 6).
Al igual que en otros casos, la justicia militar ha sido demasiado lenta en la
investigacin de esta causa, considerando la extrema gravedad que revisti
este hecho. Llama la atencin que el gobierno no haya intervenido en este caso
a fin de acelerar la investigacin, hecho que lejos de reflejar una neutralidad
frente a l, evidencia al menos una negligencia en la garanta y proteccin de la
vida e integridad de los mapuche.
Recuadro 6
La muerte de Alex Lemn Saavedra
El jueves 7 de noviembre de 2002, tres carabineros, dirigidos por el mayor
Marcos Treuer, ingresaron al fundo Santa Elisa, de propiedad de Forestal Mininco, ubicado en la comuna de Ercilla, en la Araucana, donde se encontraba un
grupo de familias mapuche realizando una ocupacin del lugar. Al percatarse de
246
la presencia de la polica, los ocupantes se dirigieron en contra de los carabineros, los que huyeron del lugar haciendo uso de las armas que portaban. De acuerdo
a los antecedentes recabados por el Programa, inicialmente el mayor Treuer hizo
disparos con municiones de goma para repeler a los mapuche. Posteriormente
dispar en cuatro oportunidades su escopeta Winchester utilizando para ello cartuchos con balines de metal de calibre doce. Uno de esos balines impactara la
frente del nio de 17 aos Alex Edmundo Lemn Saavedra, perteneciente a la
comunidad Montutui Mapu, de Ercilla.
Alex Lemn fue trasladado al Hospital de Angol por un vehculo del Servicio de
Salud, puesto que Carabineros afirma no haberse percatado de que haban herido
a una de las personas. Posteriormente se le deriva a Temuco, donde agoniza durante cinco das, falleciendo el martes 12 noviembre de 2002, a las 6:15 de la maana.
Cabe sealar que los conflictos territoriales en la comunidad Montutui Mapu se remontan a la poca de la radicacin. En efecto, en 1906 la Comisin Radicadora de
Indgenas entreg al longko Antonio Panitrur, el Ttulo de Merced N 1.137, con una
superficie 500 hectreas.293 En 1934, mediante Decreto Supremo N 742, la comunidad fue dividida en 59 hijuelas. Con posterioridad a esa fecha continan instalndose
particulares en tierras de la comunidad As la memoria oral de los radicados en los
Ttulos de Merced de Manuel Levio, Jose Millacheo y Antonio Panitrur seala:
en el ao 1968 (...), empezamos a tramitar la expropiacin del fundo Chiguigue de
los Silva Correa (...) mientras sala la expropiacin, la Direccin de Asuntos Indgenas nos facilit a nosotros, para que trabajramos(...) el ao 1970 la CORA tom
posesin del fundo, lo expropi y lo entreg a los campesinos asentados (...) Para el
`73, cuando lleg la dictadura militar fuimos expulsados de ah (...) los viejos de Antonio Panitrur volvieron a la tierra original, pero los jvenes se quedaron en agua
buena (...)294 .
Dado que en la causa ha quedado establecido que fue el mayor de Carabineros
Marcos Treuer quien dispar en contra de los mapuche, algunos de ellos con municiones de acero de alto calibre que provocaron la muerte a Lemn, con fecha 2 de
septiembre de 2003, el fiscal militar de Angol resolvi someterlo a proceso en este
caso por el delito de violencia innecesaria con resultado de muerte, sancionado en
el artculo 330 nmero 1 del Cdigo de Justicia Militar. Luego de permanecer solo
un da en prisin preventiva, el procesado apel de la resolucin ante la Corte
Marcial, tribunal que decide dejar sin efecto el procesamiento, puesto que seal
no se reunan los requisitos legales.
Como tal resolucin no se encuentra fundamentada, debe entenderse que la Corte
Marcial acogi la tesis del carabinero, en cuanto a que el uso de su arma de fuego se
293
294
247
debi a que habra escuchado un disparo que provena del grupo de mapuche. Ello,
aunque no existe ningn otro antecedente que pueda dar por acreditado la defensa
del polica. En este contexto, es probable entonces que el fiscal cierre la investigacin y se declare el sobreseimiento por no existir delito.
Otro caso que debe ser mencionado aqu es el que se sigue por el fiscal
militar de Temuco para investigar la lesin por disparos provocada a la nia
mapuche de 12 aos Daniela ancupil, en enero del 2001. A la fecha se encuentra acreditado en este proceso que los disparos que hirieron a la nia mapuche
procedan de un tipo de arma que, el da de los hechos, solo tres Carabineros
(oficiales) todos los cuales estn identificados se encontraban autorizados
para utilizar. Hasta ahora, el fiscal militar no ha ordenado procesar a ninguno
de ellos. Es ms, estos fueron trasladados a distintos lugares del pas, con lo
que se dificulta absolutamente su comparecencia posterior.295
Estos ejemplos no hacen ms que confirmar la situacin de impunidad respecto de las graves agresiones sufridas por los mapuche de parte de la polica y
que son conocidas por la justicia militar. Ello contrasta, como hemos visto, con
situaciones en que mapuche son acusados de afectar la propiedad privada de
personas no indgenas, caso en el que se aplican fuertes penas que no guardan
proporcionalidad alguna con los delitos supuestamente cometidos.
En general, los problemas de indefensin jurdica y falta de debido proceso
que se plantean en las causas que se siguen por los tribunales militares a los
que aqu se ha hecho referencia, que se arrastran desde hace largo tiempo,296
resultan graves. Ello en particular si se toma en cuenta que la justicia civil ha
dado pasos importantes en el ltimo tiempo para resolver dichos problemas,
razn por la cual hoy existe una desigualdad injustificable en las garantas
judiciales de quienes son sometidos a la justicia civil en contraste con quienes
son sometidos a la justicia militar.
295
296
Es necesario agregar en este caso que, a la semana siguiente que el abogado de Daniela ancupil
solicitara el procesamiento de los policas, la nia fue secuestrada por sujetos que le vendaron los
ojos, la subieron a un vehculo, conducindola a un lugar donde la interrogaron sobre la participacin
de miembros de su familia en la organizacin Coordinadora Arauco Malleco. Los secuestradores le
advirtieron que le dijese a su abogado que detuviera su actuacin o si no lo mataran. En esos das
adems, su abogado sufri un atentado incendiario en su vehculo (ver Programa de Derechos
Indgenas (IEI UFRO), 2002).
Tales problemas datan de la dcada de los sesenta. Durante el gobierno militar, la competencia de
los tribunales militares fue ampliada, llegando a incluir incluso la investigacin de delitos terroristas,
cuando la vctima fuese un militar. Durante la transicin, y en virtud de las denominadas Leyes
Cumplido (1992), su competencia se redujo.
248
249
250
comunidades donde las relaciones sociales y con la naturaleza son muy distintas
a las que deben enfrentar en el penal, debiendo reprimirse, en cuanto a su
condicin de mapuche, lo que les provoca depresin y estrs permanente.
Consideran, adems, que el trato que reciben es discriminatorio, dado que
personas no indgenas que han sido procesadas por la ley de seguridad interior del estado y asociacin ilcita son (o han sido) derivadas a recintos
carcelarios donde las condiciones de la poblacin penal contrasta notoriamente con la que ellos deben enfrentar en la crcel de Temuco. Por ello los imputados
mapuche en el marco del conflicto territorial estiman que se debera prever condiciones mnimas que aseguren su integridad fsica y psicolgica. Evaluando
su posible permanencia en las crceles de la regin, los reclusos mapuche han
presentado a las autoridades carcelarias petitorios exigiendo su reubicacin a
otros espacios donde sea posible la realizacin de actividades deportivas y de
desarrollo personal (como acceder a cursos de nivelacin de enseanza, espacios de lectura, entre otros) en ambientes propicios para tal efecto.
Cabe recordar que la Convencin Americana de Derechos Humanos ratificada por Chile dispone en su artculo 5.2 que las personas privadas de libertad
deben ser tratadas con respeto a la dignidad inherente al ser humano, y en su
artculo 5.6 que las penas privativas de la libertad tendrn como finalidad esencial la reforma y la readaptacin social de los condenados.
251
Esta situacin se debe a que el nuevo proceso contempla plazos muy breves para realizar el control de la detencin (de inmediato o al da siguiente).
Tambin se debe al hecho de que en el nuevo proceso se encuentra absolutamente prohibido todo mtodo de investigacin o de interrogacin que
menoscabe o coarte la libertad del imputado para declarar. En consecuencia
no podr ser sometido a ninguna clase de coaccin, amenaza o promesa.....300
Lo anterior se encuentra garantizado por la Cautela de Garantas del artculo
10 del Cdigo, que faculta al Juez de Garanta para tomar las medidas que
permitan al imputado el ejercicio del cualquiera de los derechos garantizados
en la Constitucin o en los tratados internacionales, pudiendo incluso suspender el procedimiento. Adems, existe un recurso de nulidad mediante el cual
la Corte Suprema puede anular un juicio y su sentencia, si se han vulnerado
sustancialmente las garantas establecidas en la Constitucin y los tratados.
La disminucin de las denuncias de malos tratos por parte de la polica
puede deberse, adems, a que la aplicacin de coaccin sobre el imputado no
resulta til para el resultado del juicio. Ello dado que la confesin obtenida
con anterioridad al juicio oral no tiene valor si no es ratificada durante el juicio
oral, y prestada durante este o en una audiencia ante el juez de garanta (artculo 98). A ello se agrega adems el hecho de que en el nuevo proceso el
imputado tiene derecho a guardar silencio (artculo 93).
En el mismo perodo se aprecia tambin una mejora en el trato otorgado a los
detenidos mapuche, especialmente en casos de operativos policiales, durante el
perodo que estos permanecen en recintos policiales.301 Existen, sin embargo, denuncias por malos tratos de mapuche detenidos en virtud de hechos vinculados
al conflicto territorial en el perodo de vigencia del nuevo Cdigo Procesal Penal. La mayor parte de estos casos se refiere al tratamiento indigno a los mapuche
por parte de policas, quienes los insultan por su origen y aseguran los mapuches no les leen sus derechos. Es el caso de lo ocurrido con los estudiantes del
hogar mapuche de Las Encinas de Temuco el 10 de junio de 2003, quienes luego
de la ocupacin de las dependencias vecinas de CONADI en protesta por su
precaria situacin, fueron objeto de un violento desalojo por Carabineros desde
la residencia universitaria. La accin de Carabineros, que culmin con 29 estudiantes detenidos (22 hombres y 7 mujeres), dej a 5 jvenes mapuche con lesiones.
Los detenidos fueron llevados a la 2a Comisara de Temuco, donde segn denunciaron recibieron un trato vejatorio y racista, al ser insultados por funcionarios
en razn de su pertenencia tnica.302
300
301
302
252
Los antecedentes provienen de la informacin obtenida del propio afectado, y de los abogados de la
causa.
253
daos de consideracin en una vivienda. Especialmente afectados en esta ocasin resultaron el longko de la comunidad, Pascual Pichn, y la machi, Mara
Ancamilla, quienes debieron ser hospitalizados con mltiples y graves contusiones. En el ao 2000, con motivo de un operativo en Ercilla, en el lugar
Temucuicui, en la misma regin, ingresaron a la comunidad efectivos fuertemente armados, con tanquetas y vehculos especiales. En ese lugar, la anciana
Juana Queipul, quien de acuerdo a su testimonio fue baleada en una pierna
debiendo ser trasladada a la ciudad de Victoria, donde permaneci alrededor
de un mes hospitalizada. En su informe del caso, Carabineros seal que la
mujer fue arrastrada por los propios mapuche al huir, y que se encontraba bajo
la influencia del alcohol. Posteriormente, en agosto 2002, en el sector de San
Ramn de la misma comuna, un joven de la comunidad recibi balines en sus
piernas, los que fueron disparados por carabineros que se desplazaban desde
un fundo forestal en un operativo de desalojo.
En estos operativos, la polica ha lesionado gravemente a varias personas
mapuche producto del uso de violencia excesiva. En el ao 2000, por ejemplo,
Abraham Santi recibi un baln en la cara en un operativo de Carabineros en el
lago Lleu Lleu, regin del Bo Bo. A consecuencia del proyectil, perdi su ojo
derecho. En enero de 2001, una nia de 12 aos, Daniela ancupil, recibi
disparos en su espalda, en la puerta de su casa. La investigacin judicial ha
demostrado que los balines provienen de un arma de Carabineros, y que se
dispar desde un bus policial que regresaba de un operativo. En mayo del
2001, en el poblado de Tira, regin del Bo Bo, durante un da de pago de
pensiones asistenciales, ocasin en que cientos de personas de los alrededores
concurren a la ciudad, funcionarios de la Polica de Investigaciones intentaron
detener a dos mapuche, disparando para ello en contra de la gente. Como consecuencia de estos hechos, cuatro personas mapuche resultaron heridas de
diversa gravedad.304 Hasta ahora, la justicia tampoco ha procesado a ningn
polica por estos hechos.
El ejemplo ms grave en este sentido es el de la muerte en noviembre de
2002 de Alex Lemn, a la que ya hemos hecho referencia anteriormente. Los
peritajes demuestran que el proyectil que le caus la muerte corresponde a
una bala de calibre mayor, disparada por un oficial de Carabineros.
304
Hernn Albornoz Carilao, Domingo Marihun Marn, Abel Marihun Huenupil y Juan Bautista
Liempi Marihun.
254
Recuadro 7
Allanamientos de la comunidad Jos Guin
en la comuna de Ercilla, Regin de La Araucana
Numerosos son los casos de violencia excesiva denunciados por los mapuche en el marco
del conflicto territorial. Una de las comunidades tradicionales mapuche lof donde se
han producido los hechos de violencia es la comunidad Jos Guin, ubicada en la
comuna de Ercilla, sector San Ramn, IX Regin de la Araucana, cinco de cuyos integrantes, entre ellos el longko Jos Osvaldo Cariqueo Saravia, se encuentran detenidos y
sujetos a prisin preventiva imputados por asociacin ilcita terrorista e incendio.305
Dado que los detenidos son hombres adultos, cinco familias mapuche de la comunidad
provenientes del mismo tronco familiar estn hoy a cargo las mujeres. Entre estas
mujeres encontramos a la seora Lorenza Saravia, anciana, viuda, madre y abuela de
los actuales detenidos, a quien se ha allanado su casa en cinco oportunidades. A 300
metros de ella en la misma comunidad vive su nuera, la seora Adriana Ancamilla,
machi de la misma comunidad y esposa del longko actualmente detenido.
Doa Adriana Loncomilla, cuyo zugumachife,306 cnyuge y longko de la comunidad, don
Jos Cariqueo Saravia, se encuentra en prisin preventiva, relata los hechos ocurridos:
Nos empezaron a allanar cuando la juventud empez a reclamar, cuando empezaron
a luchar... La primera vez que allanaron, llegaron a las 6 de la maana, estaba oscurito, apenas se vea el camino. (...) En el segundo allanamiento a mi hijo de 14 aos lo
patearon, le tiraron el pelo, lo amarraron y lo dejaron tirado all atrs, casi lo destungaron, andaba con el cuello tieso, tena que dar vuelta todo el cuerpo para mirar.
Y agrega:
Cuando vinieron a buscar a mi marido (...) llegaron y lo sacaron para afuera, lo amarraron, mientras a m me amarraban tambin. Ah les dije yo: ustedes se aprovechan cuando
vienen a allanar,(...).Entonces un Carabinero dijo: espsenla, espsenla, y me llevaron
para afuera, me botaron, me doblaron los brazos, me aplastaron las rodillas. Y la rodilla
justo se cay encima de una teja quebrada, y la rodilla se me pel, me tenan toda torcida,
y pusieron todo el peso de su cuerpo encima mo, y la rodilla me qued medio mal, y el
brazo tambin; cuando camino mucho me duele la pierna, y para doblar el brazo tambin
me duele, eso fue cuando se llevaron a Jos, el 4 de diciembre del 2002. (...).
Uno de los casos relatados al Programa es el de don Luis Lican,307 un anciano de la
comunidad que fue vctima de graves malos tratos durante los allanamientos, los
305
306
307
Los hermanos del longko son Florencio Jaime y Juan Patricio Marileo Saravia.
Zugumachife en la sociedad mapuche es la persona que colabora con la machi en sus ceremonias
espirituales propias, una especie de intermediario con los espritus; sin su presencia y colaboracin
no es posible efectuar ceremonias rituales, lo que provoca en un estado de desequilibrio espiritual
tanto en las personas como en los dems newen (fuerzas) de la naturaleza.
Don Luis Lican, falleci meses despus de estos allanamientos. No existen antecedentes que
vinculen directa e inmediatamente la muerte de don Luis a los malos tratos recibidos durante los
(contina en pg. siguiente)
255
que impactaron en la comunidad dado el respeto que esta tiene por sus antiguos.
En relacin a su caso dona Adriana Ancamilla relat al Programa:
Cuando vinieron a allanar, l iba pasando a su casa, y como vio hartos Carabineros, le dio
susto y sali arrancando, y los Carabineros a punta de balinazos lo botaron, le dejaron el
cuerpo lleno de balines. (...). Despus que lo botaron a balinazos, lo patearon, lo pisaron y le
seguan pegando, le decan los carabineros; arrncate ahora puh, geon, y se rean. Despus
iba como un pollo herido, con la sangre chorreando cuando se lo llevaron a Collipulli. (...)
Un nio de 11 aos ,308 parte de la comunidad Jos Guin relat al Programa que:
Cuando allanaron nuestras casas dejaron todo hecho pedazos, nos pegaron a nosotros. A
mi primo (...) le pegaron los carabineros, le daban patadas, eso fue el primer y segundo
allanamiento (...) A mi abuelita la arrastraron, a ella la echaron como a un perro al furgn.
Doa Lorenza Saravia, madre y abuela de los detenidos de la comunidad, relata que: Primero me tomaron a mi hijo Jos Cariqueo Saravia junto con Florencio Jaime. Los Carabineros
en esa fecha hicieron como 5 allanamientos de casa, eran ms de 200. Ah me llevaron
presa, me pasaron arrastrando por un montn de piedras (...). Yo desde esa fecha que estoy
enferma, me duelen los huesos. Los carabineros me arrastraron igual que los animales, mis
brazos ahora me duelen (...) me tiraron al furgn como a un saco de papas y me llevaron
junto con mis hijos. (...) y me pegaron como dos palmetazos en la cara. En esa fecha yo
estaba enferma, estuve como dos das en cama, tena muchos dolores. Ah llegaron carabineros a mi casa, esta estaba sola, y rompieron la puerta que tena. (...) ellos trajinaron
toda la casa, dejaron todo desordenado, andaban buscando armas.
Los hechos anteriormente relatados dan cuenta de la existencia de un cuadro de violacin reiterada del derecho a la integridad fsica de los mapuche,
llegando en un caso incluso a resultar en la muerte de un nio mapuche (Alex
Lemn). Dicho cuadro se genera como consecuencia de la accin directa del
estado y sus agentes, o por la omisin en que incurre al no investigar y sancionar a los responsables de estas acciones.
Cabe sealar que si bien Carabineros se encuentran facultados para utilizar
la fuerza para realizar las diligencias judiciales que les son ordenadas, esta
facultad debe ser utilizada de manera racional y no abusiva como se evidencia
en los hechos antes expuestos. Las mltiples denuncias formuladas por los
mapuche, adems de la muerte de Alex Lemn, dan cuenta de que se trata de
un actuar reiterado y premeditado, que las situaciones abusivas no son suficientemente investigadas por la justicia y menos sancionadas, todo lo cual
contribuye a generar un clima de impunidad e injusticia entre los mapuche.
308
allanamientos. Los integrantes de la comunidad, sin embargo, sealan que existira una vinculacin
entre estos hechos.
La vctima pide reserva de su nombre para proteger su identidad.
256
Conclusiones
Podemos concluir afirmando que en los ltimos aos en Chile, no solo se
ha desconocido a los mapuche sus derechos polticos, vinculados a la participacin en la definicin de sus propios asuntos y en la vida nacional en general, y
sus derechos territoriales, vinculados a la proteccin, uso y beneficio de las
tierras y los recursos naturales que posean desde antao, sino que adems, se
han vulnerado sus derechos ms fundamentales, tales como la integridad fsica y squica, la libertad, la justicia e incluso la vida. Se trata de derechos
individuales reconocidos y protegidos por la Constitucin Poltica y por los
tratados internacionales de derechos humanos ratificado por Chile.
Tales derechos individuales, como hemos visto en esta seccin, son violados por distintos rganos del estado, incluyendo el ejecutivo, los tribunales, el
Ministerio Pblico, en el contexto de la lucha reivindicativa que desarrollan
los mapuche por el reconocimiento de sus derechos territoriales hoy trasgredidos por proyectos de inversin.
En el caso del ejecutivo, su responsabilidad fundamental en este sentido
est dada por el respaldo y/o tolerancia frente a los actos abusivos de las
fuerzas policiales en contra de los mapuche, por su celo en la persecucin judicial incluso a travs de la aplicacin de leyes especiales de los mapuche
involucrados en los conflictos territoriales, as como por su rol pasivo frente a
las investigaciones que involucran a agentes policiales o a particulares que
atentan contra de los derechos mapuche.
En el caso de los tribunales, estas violaciones incluyen el prejuzgamiento
de que son objeto los mapuche respecto de hechos de violencia de los que son
acusados y que estn vinculados al conflicto territorial antes sealado. Esta
situacin vulnera directamente el derecho a ser juzgado por un tribunal imparcial, y el principio de presuncin de inocencia.
En este mismo contexto, el Ministerio Pblico aplica indiscriminadamente
leyes especiales para perseguir a los mapuche, leyes que no solo provocan la
estigmatizacin de sus comunidades, sino tambin somete a sus lderes a condiciones judiciales ms duras que ponen en duda la vigencia de la garanta del
debido proceso para ellos.
Si bien la reforma procesal penal ha implicado la vigencia de una serie de
garantas judiciales antes inexistentes, persiste aun una serie de problemas a
que se ven enfrentados los mapuche ante los tribunales y que la reforma no ha
podido resolver. Entre ellos cabe mencionar las largas prisiones preventivas a
que son sometidos, el debilitamiento del derecho a defensa producto de la
aplicacin de medidas especiales, como la utilizacin de testigos sin rostro,
257
No menos de cinco mapuche se presentaron en cada oportunidad como candidatos en las elecciones
a diputados en la Regin de La Araucana en las elecciones de 1989, 1993, 1997, 2001.Un nmero
similar de candidatos mapuche se presentaron a las elecciones de senador en los mismos aos
(Snchez, Derechos polticos, 2002).
258
de Diputados (entre 1989 y 2002) del parlamentario mapuche Francisco Huenchumilla, electo en la regin de La Araucana. Su participacin en defensa de
los derechos de su pueblo fue destacada.310
En los municipios existentes en reas indgenas la situacin es un poco distinta, aunque no del todo. Los municipios, en atencin a sus mltiples
atribuciones y a los recursos de que disponen, aparecen como espacios privilegiados para incidir en la vida de las comunidades indgenas. Es por ello que a
contar de la democratizacin poltica del pas en 1989, se ha despertado el
inters de los mapuche de participar en ellos ya sea como alcaldes o integrantes
de los concejos municipales.
En la Regin de La Araucana, que cuenta con un 26% de poblacin mapuche, se han presentado un promedio superior a los 50 candidatos mapuche en
los tres procesos eleccionarios municipales hasta ahora verificados post dictadura (1992, 1996, 2000). Los porcentajes de eleccin de tales candidatos, sin
embargo han sido bajos (5 candidatos mapuche electos en 1992, 17 en 1996 y 15
en el 2000). Solo dos de ellos fueron electos como alcaldes. Un tercer alcalde
mapuche fue electo en una comuna aledaa en la regin del Bo Bo (ver Cuadro
4). Ello contrasta significativamente con los porcentajes de poblacin mapuche
existentes en esta regin, los que en 13 municipios ubicados en ella son superiores al 30% de la poblacin total y en 3 municipios superiores al 50% de la
poblacin total (INE, 1992) (Snchez, Derechos polticos, 2002).
Los factores que dificultan la participacin indgena en estas instancias de
representacin son mltiples. Por un lado estn las limitantes de tipo econmico, que hacen prcticamente imposible financiar las costosas campaas
electorales que se requieren para estos efectos. Por otro lado, el sistema electoral binominal vigente dificulta seriamente las candidaturas independientes en
beneficio de los dos grandes bloques polticos hoy dominantes: gobierno y
oposicin. Al respecto, es importante sealar que, no obstante la creciente reafirmacin del carcter autnomo de los mapuche frente a los partidos polticos
chilenos, ellos deben afiliarse a estos para tener alguna posibilidad de ser electos como parlamentarios, concejales o alcaldes. Finalmente, tambin hay que
considerar la existencia de una cultura discriminatoria en contra de los candidatos mapuche, la que no solo es perceptible en el voto de la poblacin no
indgena, sino tambin en el de la propia poblacin mapuche, que a causa de la
escasa valoracin que tiene de sus pares no les otorga su preferencia en los
procesos eleccionarios (Snchez, 2002).
310
259
260
La edad promedio en comunidades mapuche rurales se habra elevado entre 1982 y 1995 de 28,9 a
35,5 aos. La poblacin femenina en las comunidades habra disminuido del 45% en 1982 al 38% en
1995, en tanto que la del hombre se habra elevado de 55% en 1982 a 62% en 1995 (Bengoa, en INE,
1997). Este ltimo fenmeno se debera al empleo domstico de las mujeres indgenas en reas urbanas.
261
Un reciente estudio sobre el ndice de desarrollo humano (IDH) en poblacin mapuche constata las inequidades que le afectan a nivel nacional y regional.
En el primer plano, el estudio da cuenta que el IDH de la poblacin mapuche es
claramente inferior que el de la poblacin no indgena (0,642 contra 0,736). La
misma investigacin da cuenta de que las condiciones de educacin y escolaridad, salud e ingresos de los mapuche son en promedio inferiores a los de los no
indgenas (ver Cuadro 7). El IDH ms bajo en el pas se puede encontrar en
sectores rurales de la regin de La Araucana (0,549), siendo ste particularmente bajo en el caso de la mujer mapuche rural de esta regin (0,513) (PNUD,
UFRO, MIDEPLAN, 2003) (Ver Cuadro 11).
El Informe del PNUD sobre Desarrollo Humano en Chile 2002 analiza las causas de la pobreza mapuche, evidenciando en sus argumentos que la
discriminacin de que han sido vctimas es un factor determinante de esta
realidad. Segn el informe PNUD:
La pobreza es caracterstica de las comunidades indgenas tanto rurales como
urbanas. Todas las estadsticas sociales y sanitarias muestran que las reas de alta
concentracin indgena poseen ndices negativos a la media del pas. La pobreza
tiene que ver con numerosos factores; en primer lugar, en la visin de algunos, las
comunidades indgenas y en particular los mapuche sufrieron un proceso de reduccin de sus tierras por parte del estado a fines del siglo XIX y principios del
XX, que los constituy como una poblacin potencialmente pobre. En segundo
lugar se habra producido una prdida de recursos, tanto por la prdida de tierras
como por la degradacin de los recursos naturales. En tercer lugar, la pobreza
rural indgena tendra relacin con la crisis de la agricultura tradicional producto de la globalizacin y apertura de los mercados. Los campesinos productores,
mapuche y no mapuche, han visto caer los precios relativos en todos los bienes que
tradicionalmente producan, tales como trigo, papas, legumbres, carne. En cuarto
lugar, las comunidades mapuche, principalmente, se habran encontrado cercadas por la expansin forestal del sur de Chile, con graves consecuencias del medio
ambiente por la desaparicin de las fuentes de agua, sequa permanente de los
suelos y dificultades para el ejercicio de la agricultura (PNUD, 2002).
262
De estos, 11 estaran directamente instalados al interior de comunidades mapuche. Son los casos de
las siguientes comunas (incluyen en parntesis su vida til segn servicio de salud): Ercilla (2001),
Galvarino (2003), Gorbea (2003), Loncoche (2003), Puerto Saavedra (2003), Pitrufqun (2001),
Pucn (2004), Teodoro Schmidt (2005), Purn (2007), Perquenco (2020), Temuco (2025). Del
mismo modo, son 5 los que se encuentran a menos de un kilmetro de comunidades mapuche:
Nueva Imperial (2000), Lautaro (2002), Vilcn (2002), Los Sauces (2007), Villarrica (2028); y a
ms de un kilmetro estaran: Angol, Collipulli, Lumaco, Melipeuco, Cunco, Freire, Carahue,
Toltn, Curarrehue, Curacautn, Victoria, Lonquimay (Konapeuman, 2002).
263
Frente a esta situacin, las comunidades mapuche se han movilizado exigiendo, sin xito hasta ahora, la erradicacin de los vertederos de sus tierras.
En el ao 2001, comunidades de Boyeco (Temuco), Quilaco (Purn), y Ance
(Gorbea), iniciaron diversas gestiones y acciones a fin de exigir a las autoridades la erradicacin de basurales. Ese mismo ao ocurri la muerte del nio
Aquiles Epul del sector Boyeco. El informe mdico determin que haba sido
producto de la bacteria asesina. Los familiares y dirigentes relacionaron esta
enfermedad con la existencia del basural y el inminente riesgo de contagio,
por lo que se present posteriormente un recurso de proteccin en la corte de
apelaciones de Temuco para dar proteccin a las familias y erradicar el basural. El recurso sin embargo, no fue acogido.
264
265
314
Los porcentajes nacionales correspondientes a las tasas de cesanta y desocupacin de las mujeres
indgenas, a nivel pas, son de 10,9% y 14,0% respectivamente (Instituto Nacional de Estadsticas,
Censo 2002).
Datos proporcionados por la divisin social de MIDEPLAN.
266
316
La escasez de tierra, as como los problemas de tenencia en comunidades mapuche a los que antes
nos referimos en este informe, son fundamentales para entender el fenmeno de la migracin
femenina hacia los centros urbanos.
Extracto de reflexiones de dirigentes mujeres mapuche en jornada de discusin de Propuestas de
polticas de igualdad de oportunidades para las mujeres rurales, Temuco, 1994, en Willson, A.
2001.
267
Cabe sealar que las mujeres que emigran enfrentan en los centros urbanos
diversas dificultades, entre ellas la discriminacin, que se expresa en mbitos
tales como: acceso al trabajo, empleo en trabajos de baja calificacin (empleadas domsticas), aislacionismo social, inconvenientes para formar parte en
instancias de organizacin sindical e insertarse y/o posicionar sus demandas
en organizaciones indgenas, entre otras (Conacin, 2001).
Estudios anteriores (Collinao et al., 1999) dan cuenta que en comunas de la
Regin Metropolitana uno de los centros donde se dirigen los(as) mapuche
migrantes y donde habita una alta proporcin de poblacin indgena, se encuentra ms de un 25% de pobreza dura y de la extrema pobreza del pas.
Otra prueba de discriminacin que afecta a las mujeres mapuche dice relacin con sus dificultades para acceder al sistema educacional y con sus elevados
ndices de analfabetismo. En efecto, de acuerdo al censo del 2002 el 7,3% de las
mujeres mapuche no posee instruccin educacional alguna. Ello en contraste
con la poblacin femenina general del pas, un 3,23% de la cual no tiene ningn nivel de instruccin.317 La situacin de desventaja de las mujeres mapuche
se manifiesta adems en relacin con la poblacin masculina mapuche, entre la
cual solo un 4,2% no posee algn nivel de instruccin. A la vez, la poblacin
femenina mapuche se encuentra en desventaja respecto a la poblacin masculina mapuche en cuanto a su acceso a todos los niveles educacionales. As, los
niveles de instruccin en la educacin bsica son de 54% para los hombres y
de 53% para las mujeres; en la enseanza media son de 30% para los hombres
y de 28% para las mujeres; en la enseanza superior son de 7,2% para los
hombres y de 6,7% para las mujeres (INE, 2002).
Los problemas de las mujeres indgenas para acceder a la educacin superior son constatados por la encuesta CASEN (2000), donde se advierte que
solo un porcentaje del 16,6% de ellas asiste a la educacin superior, en contraste con el 30% correspondiente a las mujeres no indgenas.
Esta preocupante situacin es concordante con la estratificacin social existente en el pas en materia de acceso a la educacin. Si bien la cobertura del
sistema educacional en Chile es amplia especialmente en lo que concierne a
la enseanza bsica, media, estudios tcnicos y profesionales sta se encuentra sectorizada en los estratos medios y altos. La poblacin indgena en general
y mapuche en particular, que ocupa los estratos socioeconmicos bajos en el
pas, tiene dificultades para acceder a una educacin que le permita ascender
socialmente (Collinao et al., 1999).
317
268
319
320
Para la poblacin no indgena se estima una tasa de analfabetismo de 3,8%. El mismo indicador
seala para la poblacin indgena un 8,4% (MIDEPLAN, 2002).
A estos antecedentes se deben aadir las demandas para el reconocimiento de la medicina mapuche y
su eventual incorporacin en las polticas pblicas de los servicios de salud (Ver Nahuelcheo, 1997).
Propuestas presentadas durante el ao 2000 por la secretara ejecutiva mujer mapuche a la ministra
de SERNAM (Richards, 2000).
269
321
322
323
324
270
271
325
326
Las mujeres difcilmente acuden a los tribunales de justicia por razones econmicas, por lo engorroso
de los trmites, porque no comprenden su lenguaje y les resulta ajeno el invocar sus derechos
(Grupo de Iniciativa Mujeres, 1999).
La Primera Cumbre de Mujeres Indgenas de las Amricas (2002) sealaba que en las comunidades
rurales y en la vida diaria lleva a las mujeres indgenas a estar ms expuestas al maltrato y la
sobrecarga en trabajo y responsabilidades y, por consiguiente, a estar ms excluidas por la violacin
de sus derechos humanos fundamentales. Gnero desde la perspectiva de las mujeres indgenas,
Primera Cumbre de Mujeres Indgenas de las Amricas, Oaxaca, diciembre de 2002, en
www.mujeresindigenas.net
272
Recuadro 9
Caso de discriminacin en contra de Bernardita Calfuqueo Llancapn
Un caso ilustrativo de la discriminacin de que son objeto las mujeres mapuche y de
las limitaciones del marco jurdico vigente para la proteccin de sus derechos, es el
de Bernardita Calfuqueo Llancapn, trabajadora social, quien en 1998 fuera objeto
de graves abusos por parte de funcionarios/as y autoridades del Municipio de
Lumaco, Regin de la Araucana.
Bernardita, quien se desempeaba como funcionaria pblica en el departamento
de salud de dicho municipio (uno de los ms pobres del pas, donde se estima que
el 78% de la poblacin es mapuche) denunci al Relator Especial de la ONU para los
derechos indgenas, Rodolfo Stavenhagen, un conjunto de hechos discriminatorios
en su contra en razn de su pertenencia tnica. Tales hechos, a juicio de la denunciante, ...no tena(n) otro fundamento que una apreciacin negativa, distorsionada
y manifiestamente ofensiva, no solamente hacia m sino que a todas las personas
que forman parte del pueblo mapuche, de nuestra cultura y nuestra forma de ser.
Uno de estos hechos fue la conducta de una funcionaria municipal (Sra. Nelvia
Kroll Polanco), quien desde el momento de su contratacin tuvo con ella una actitud discriminatoria, manifestada en situaciones como la exigencia de documentos
originales de titulacin, la privacin del pago de viticos e insultos racistas y xenofbicos en su contra. Bernardita present una querella por discriminacin racial
en su contra ante los tribunales de Traigun, a objeto de obtener sancin al delito
de discriminacin racial que en el ordenamiento jurdico chileno tiene carcter de
falta segn el artculo 8 de la ley 19.253 de 1993. Dicha denuncia, rechazada en
primera instancia, fue acogida favorablemente por la Corte de Apelaciones de Temuco, que solo aplic una multa a beneficio fiscal a la funcionaria discriminadora.
Los actos discriminatorios en su contra continuaron ms tarde, cuando el alcalde de
la misma comuna, Rolando Flores Fernndez, entabl dos sumarios administrativos
en su contra con cargos infundados (falsificacin de documentos y malversacin de
fondos pblicos) y sin dar posibilidad de presentar descargos e impidiendo la actuacin de su defensa. Pese a ello, fue sobreseda dada su inocencia.
Los hechos ms graves ocurrieron cuando, luego de ser absuelta, Bernardita concurri
a la oficina del alcalde para pedirle explicacin de sus dichos y de la persecucin de
que era objeto. En esa ocasin ella fue golpeada repetidas veces contra la pared de su
oficina, sin mediar provocacin alguna, provocndole graves lesiones en su hombro
izquierdo que la mantuvieron con licencia mdica por ms de 45 das. Tales agresiones
fueron puestas en conocimiento de los tribunales de justicia, pero paradojalmente, ninguna de las querellas presentadas prosper en los tribunales.
Respecto a la querella por los delitos de calumnia e injuria con publicidad, la jueza
del juzgado de letras de Traigun, Sylvia Molina Sharpe, dict en un da tres actuaciones procesales, todas ellas contradictorias, violando con ello normas mnimas
de un justo y debido proceso, absolviendo al alcalde Flores. Por denegacin de
273
Ejemplo de ello son Guatemala, Bolivia y Ecuador, donde existen disposiciones legales que
establecen el derecho a la tierra de las mujeres indgenas, y donde los programas de tierras indgenas
la identifican como beneficiaria prioritaria (ver Deere, 2000; Aylwin., 2002).
274
A pesar de ello, las organizaciones de mujeres indgenas, incluidas las mapuche, han logrado incorporar sus perspectivas y prioridades al menos
tangencialmente en los lineamientos de accin del Servicio Nacional de la
Mujer (SERNAM). En efecto, tal inclusin temtica tiene como antecedente las
demandas planteadas por mujeres campesinas e indgenas328 a SERNAM. Esas
demandas incidieron en que esta entidad conformara en 1994 la Mesa de trabajo de la mujer rural, instancia cuya primera actividad fue el desarrollo de
un plan de igualdad de oportunidades para las mujeres rurales.
Posteriormente (ao 1997) SERNAM estableci una serie de propuestas
polticas relativas a las mujeres rurales, incluyendo entre ellas la necesidad de
analizar los mecanismos para regularizar los derechos de las mujeres a la tierra, sobre todo los de las jefas de hogar, as como asegurar a las mujeres rurales
un mayor acceso a crdito, asistencia tcnica y mayores posibilidades de capacitacin. Se ha sealado que de ser impulsadas, stas constituiran un gran
avance para asegurar la igualdad de oportunidades de las mujeres (Len et al.,
1999).329
De acuerdo a la visin de las mujeres mapuche, sin embargo, SERNAM no
ha tenido voluntad poltica para satisfacer sus demandas, lo cual ha resultado
en una marginacin en sus relaciones con diversas entidades del estado.330 Es
solo a partir de la creacin del Plan de igualdad de oportunidades 2000-2010
que parecen vislumbrarse de acuerdo a sus contenidos algunas posibilidades de cambio en la manera de abordar la poltica pblica relativa a las mujeres
indgenas en el pas, dada la mayor consideracin de la variable diversidad
cultural en este plan (SERNAM, 2001).331
328
329
330
331
275
333
334
335
336
337
De acuerdo al informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995) captulo
Plataforma de accin, se reconoce que la violencia de gnero tiene diversas manifestaciones
entre las que es posible identificar:
a) La violencia fsica, sexual y psicolgica en la familia, incluidos los golpes, el abuso sexual
de las nias en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violacin por el marido, la
mutilacin genital y otras prcticas tradicionales que atentan contra la mujer, la violencia
ejercida por personas distintas del marido y la violencia relacionada con la explotacin; b) la
violencia fsica, sexual y psicolgica al nivel de la comunidad en general, incluidas las
violaciones, los abusos sexuales, el hostigamiento y la intimidacin sexuales en el trabajo, en
instituciones educacionales y otros mbitos, la trata de mujeres y la prostitucin forzada; c) la
violencia fsica, sexual y psicolgica perpetrada o tolerada por el Estado, donde quiera que
ocurra (en Fernndez, 2001).
Enhttp://www.soc.uu.se/mapuche/mapu/domuche020306.html, http://linux.soc.uu.se/mapuche/
mapu/aukinko981116.htm
En http://w1.876.telia.com/~u87607739/rodelu/ramirez6.htm
http://www.mapuexpress.net/publicaciones/bitacora.htm
En http://linux.soc.uu.se/mapuche/lumaco/terce981027.htm
En http://linux.soc.uu.se/mapuche/fakta/pfinal990319.html
Datos corroborados y rectificados por el Programa de Derechos Indgenas (IEI UFRO). Ms
referencias de este caso se encuentran en http://www.chilevive.cl/data/Npub/News/Stories/2003/
04/24/10512033322.shtml,
276
Otro caso de gravedad fue el maltrato sufrido por la anciana Juana Queipul
(75 aos), baleada en el mismo operativo policial en una de sus piernas.338 Igualmente grave es el incidente que afect a la nia de 12 aos Daniela ancupil,
quien sin participar en hechos perseguidos por carabineros, fue baleada por
stos en su comunidad el 16 de enero de 2001 (Nalcahue, IX Regin). Dada la
presentacin de una querella en contra de los responsables de estos hechos
ante la Fiscala Militar, Daniela ancupil fue vctima el ao 2002 de acciones
de hostigamiento, incluyendo su secuestro por desconocidos en dos oportunidades, y amenazas de muerte en su contra, hechos que la han afectado
gravemente al igual que a su familia (Programa de Derechos Indgenas, 2002).
Gran parte de las acciones represivas cometidas por parte de agentes policiales del estado en contra de mujeres mapuche violan los acuerdos suscritos en
la Convencin contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes (ratificada por Chile el ao 1988), as como las directrices de la
Declaracin de la cuarta conferencia mundial de la mujer (Beijing 1995), entre otros instrumentos y declaraciones internacionales de derechos humanos
A la accin de las fuerzas de seguridad del estado antes sealadas, se debe
agregar los efectos que en las comunidades mapuche ha tenido la presencia de
grupos paramilitares en zonas de conflicto. En ocasiones stos han atacado
viviendas de dirigentes, afectando con especial intensidad a los grupos vulnerables que all viven.339
Otro punto importante es el de las mujeres que se encuentran imputadas
en el marco de los conflictos territoriales, que en total alcanzan a alrededor de
20. Dos de ellas (Mireya Figueroa y Patricia Troncoso), se encuentran actualmente detenidas, en tanto el resto se encuentra con otras medidas cautelares,
incluidas el arresto domiciliario.340
El caso de Mireya Figueroa, imputada por la comisin de delitos de incendio y de asociacin ilcita terrorista (causa rol N 5694-02 por asociacin ilcita
terrorista y por el delito de incendio) se encuentra en prisin preventiva desde
diciembre de 2002 en el Centro de Orientacin Femenina (Crcel de Mujeres
de Temuco). Madre de cuatro hijos, Mireya Figueroa se encuentra aquejada de
338
339
340
Datos corroborados y rectificados por el Programa de Derechos Indgenas. Ver otra referencia de
este caso en http://linux.soc.uu.se/mapuche/lumaco/terc991204.html. En referencia a estos hechos
una testigo seal al programa:
.. ese caso de Temu-Cuicui, de la abuelita que le quebraron la pierna... Yo vi todo eso. Lo que
ms a m me marca es cuando mi abuela peda a gritos que la mataran mejor.. Les deca a carabineros:
mtenme, yo no quiero seguir viviendo como me dejaron!.. Uno, qu iba a hacer?, impotente
ante 200 carabineros... Haba micros, haba furgones, haba tanquetas.. Usted est ah en una lucha
desigual (En Salamanca, M. y Gonzlez, E. 2003).
Al respecto vase http://www.soc.uu.se/mapuche/mapu/ComCollipulli020314.html
Patricia Troncoso Robles se encuentra reclusa en la crcel de Victoria (IX Regin).
277
Conclusiones
A la llegada de los espaoles en el siglo XVI los mapuche habitaban un vasto
territorio que abarcaba parte importante del Chile central y sur, y que se extenda adems hacia la vertiente oriental de la Cordillera de los Andes. El arribo
de los conquistadores tendra mltiples implicancias para este pueblo. En el
valle central, los mapuche prcticamente desapareceran como consecuencia de
las enfermedades y el enfrentamiento con los invasores, de los abusos de que
fueron objeto a travs de la encomienda y de otras instituciones relacionadas
que les seran impuestas y de su fusin con los colonizadores europeos. Al sur
del Bo Bo, en tanto, resistiran la penetracin hispana, obligando al rgimen
colonial al reconocimiento de su independencia poltica y territorial a travs
de los parlamentos, una institucin cuyo status jurdico como tratado internacional es hoy reclamada por los mapuche y reconocida por destacados juristas.
341
342
343
278
279
280
281
Bibliografa
Acuerdo Definitivo de Solucin Amistosa entre el Estado de Chile y las Familias Pehuenche Peticionarias del Alto Bo Bo, Santiago, 13 de octubre
de 2003, indito.
ASTORGA, EDUARDO, presentacin a Seminario Conflictos socio ambientales y pueblo
mapuche: alternativas para su resolucin. Temuco, agosto 2001 (indita).
(MOP), Principios y criterios para el desarrollo de proyectos en territorios
indgenas (El caso del by-pass de Temuco), 2000 (indito).
AUKI WALLMAPU NGULAM, Conferencia sobre parlamentos y tratados mapuche en Aukin, febrero de 1998.
AYLWIN, JOS, El Acceso de los Indgenas a la Tierra en los Ordenamientos Jurdicos de
Amrica Latina: Un Estudio de Casos, CEPAL, Santiago, 2002.
AYLWIN, JOS Y CASTILLO, EDUARDO, Legislacin sobre Indgenas en Chile a Travs de
la Historia, Comisin Chilena de Derechos Humanos, Santiago, 1990.
AYLWIN, JOS; OPAZO, CRISTIN Y PAILLN, ELAS, Las lecciones de las represas del Bo
Bo para el manejo alternativo de conflictos etnoambientales en territorio mapuche de Chile, Informe Final, 2001, en www.derechosindigenas.cl
AYLWIN, JOS Y CORREA, MARTN, Catastro de conflictos y demandas de tierra mapuche
en la provincia de Malleco, documento elaborado para CONADI, 1995,
indito.
BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO, Chile. Programa de Desarrollo Integral de
Comunidades Indgenas (CH-0164) Propuesta de Prstamo, 2001, disponible
en www.idb.org.
Bases de Acuerdo en la OEA entre el Estado de Chile y las familias mapuche
pehuenche peticionarias del Alto Bo Bo para una Propuesta de Solucin
Amistosa, Washington DC, febrero 26, 2003 en www.derechosindigenas.cl
BENGOA, JOS, Historia del Pueblo Mapuche (Siglos XIX y XX), Sur, Santiago, 1985
, Polticas pblicas y comunidades mapuches: del indigenismo a la
autogestin en Perspectivas, Vol. 3, N 2, 2000.
283
284
CONSEJO PU WERKEN LOF BUDI, Carta a Jaime Andrade, Coordinador de Poltica Indgena, Saavedra, Pewu 2002 (indita).
Carta enviada al Presidente Lagos, Saavedra, Pewu 2003 (indita).
COORDINADORA DE HOGARES MAPUCHE, Carta al Programa de Derechos Indgenas IEI UFRO, octubre 2003.
CORPORACIN NACIONAL DE DESARROLLO INDGENA (Chile), Estadsticas Fondo de Tierras y Aguas Indgenas (indito), CONADI, 2003.
, Estadsticas Distribucin Presupuestaria Ao 2003 de los Fondos y Programas de CONADI (Res. Ex. No 1185 de 31-10-2003).
, Fondo de Tierras y Aguas Indgenas, Informe de gestin 1995-2000, 2001
(indito).
, Informe de gestin 2000, CONADI, Temuco, 2001.
, Inscripcin de tierras indgenas rea sur (Registro de Tierras Indgenas,
CONADI, 2001)
, La poltica de tierras de la CONADI, 1999.
, Inversin del Fondo de Desarrollo Indgena, indito, sin fecha.
(Registro Pblico de Tierras y Aguas Indgenas), Superficie inscrita en
el Registro Pblico de Tierras Indgenas por ao, 2003 (indito).
(Subdireccin Nacional Sur), Informe de gestin ao 2002, indito.
(Subdireccin Nacional Sur), 10 aos junto a los pueblos originarios,
Compact Disc, octubre 2003.
( Unidad de Cultura y Educacin Subdireccin Sur), Cuadro resumen
ejecucin presupuestaria, Unidad de Cultura y Educacin Subdireccin
Temuco, 2002, indito.
, Unidad de Cultura y Educacin Subdireccin Sur, Estado de situacin
de los proyectos ejecutados desde el ao 1996 al 2001, indito.
CORPORACIN NACIONAL FORESTAL, Lineamientos Estratgico-Institucionales reas
Silvestres Protegidas del Estado y Comunidades Indgenas, CONAF, Santiago, 2000.
DAES, ERICA-IRENE (Relatora Especial ONU), Proteccin del patrimonio de los pueblos indgenas. Informe Final (UN Doc E/CN. 4/Sub. 2/1995/26.
DE VILA, ALAMIRO, Rgimen jurdico de la guerra de Arauco en III congreso
del Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano, Madrid, Instituto Internacional de Estudios Jurdico, 1973.
DEERE, C. ET AL., Gnero, Propiedad y Empoderamiento: Tierra, Estado y Mercado en
Amrica Latina, Tercer Mundo, Bogot, 2000.
DAZ, MIGUEL, presentacin a Seminario Conflictos socio ambientales y pueblo mapuche: alternativas para su resolucin. Temuco, agosto 2001 (indita).
285
DAZ, MIGUEL Y RAL ELGUETA, La proteccin y uso de las aguas entre los mapuches de la Regin de La Araucana de Chile. Problemas y perspectivas
para el desarrollo indgena (artculo indito presentado al Tercer Encuentro de las Aguas, Santiago de Chile, 24 a 26 de octubre de 2001).
ESCUELA DE DERECHO UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES Y CENTRO POR LA JUSTICIA Y EL
DERECHO INTERNACIONAL, Tortura, Derechos Humanos y Justicia Criminal en
Chile (Resultado de una investigacin exploratoria).Universidad Diego Portales, 2002.
FACULTAD DE DERECHO, UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES, Informe Anual sobre Derechos
Humanos en Chile 2003. Hechos de 2000, U. Diego Portales, Santiago, 2003.
FEDERACIN INTERNACIONAL DE DERECHOS H UMANOS , Chile. Pueblo Mapuche:
Entre el Olvido y la Exclusin, Misin Internacional de Investigacin,
FIDH, N 358/3 Marzo de 2003, en www.fidh.org
FERNNDEZ, M., Violencia de Gnero y Acoso Sexual: Qu se puede hacer
desde el derecho de inters pblico?, en Cuadernos de Anlisis Jurdico.
Derechos Humanos e Inters Pblico, Escuela de Derecho, Universidad
Diego Portales, Santiago, 2001.
FOERSTER, ROLF, Jesuitas y mapuches 1593-1767, Santiago, Ed. Universitaria, 1996.
FUNDACIN IDEAS, De Santiago a Durban. Conferencias Internacionales contra el Racismo, la Xenofobia, la Intolerancia y la Discriminacin 2000-2002, Lom
Ediciones, Santiago, 2002.
FUNDACIN INSTITUTO INDGENA, Programa de Seguimiento y Evaluacin de Subsidios
de Tierras aos 1995-1996 (informe de avance), 1996.
, Sistema de Apoyo Predial (Compact Disc, sin fecha).
FONDO DE LAS AMRICAS, Pueblos del mar perspectivas de sustentabilidad.
FONDO DE LAS AMRICAS, Santiago, 2002.
FUNDACIN TERRAM, Informe de recursos 2000, Terram Publicaciones, Santiago, 2001.
, La ineficiencia de la salmonicultura en Chile, Terram Publicaciones, Santiago, 2001.
GAETE, MAGDALENA La cuestin mapuche en los noticieros de televisin, Serie Informe Social N 69 Instituto Libertad y Desarrollo, 2002.
Gnero Desde la Perspectiva de las Mujeres Indgenas, Primera Cumbre de
Mujeres Indgenas de las Amricas, Oaxaca, diciembre de 2002, en
www.mujeresindigenas.net
GNGORA, MARIO, El estado en el derecho indiano, poca de fundacin 1492-1570,
Universidad de Chile, Santiago, 1951.
GONZLEZ, ELSA Y SALAMANCA, MARA DEL ROSARIO, Los imputados mapuche sujetos a prisin preventiva. Reflexiones a partir de la situacin actual, 23
de septiembre 2003, en www.derechosindigenas.cl
286
GONZLEZ, HCTOR. Propiedad Comunitaria o Individual. Las Leyes Indgenas y el Pueblo Mapuche 2 Nutram 1, 1986.
GRUPO INICIATIVA MUJERES: Propuesta poltica de las mujeres para el tercer milenio,
1999, indita.
HAIR, JAY D. ET AL. (Pangue Audit Team), Pangue Hydroelectric Project (Chile): An
Independent Review of the International Finance Corporations Compliance
with Applicable World Bank Group Environmental and Social Requirements
(April 4, 1997), indito.
HERNNDEZ, ISABEL, Autonoma o Ciudadana Incompleta. El Pueblo Mapuche en Chile
y Argentina, CEPAL-Pehun, Santiago, 2003.
IDENTIDAD LAFKENCHE Y OTRAS, Nuestra Visin del Desarrollo Territorial, Julio 2002,
en www.derechosindigenas.cl.
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADSTICAS (Chile), Censo de Poblacin y Vivienda. Chile
1992, Instituto Nacional de Estadsticas, Santiago, 1992.
, Censo de Poblacin y Vivienda. Chile 2002, en www.ine.cl
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADSTICAS, Censo de Poblacin 2002, en Informacin
Censo 2002 en http://www.ine.cl/cd2002/index.php
, Los mapuches. Comunidades y localidades en Chile, Santiago, Ediciones
SUR (Coleccin de Estudios Sociales), Santiago, 1997.
IRIARTE, C., Derechos de las Mujeres y Reformas Jurdicas, en Instituto de la
Mujer, Veredas por cruzar. 10 aos Instituto de la Mujer. Santiago, 1997.
JARA, LVARO COMP., Legislacin Indgena de Chile, Instituto Indigenista Interamericano, Ciudad de Mxico, 1956.
LA TERCERA, Mapa Verde de Chile, La Tercera, 4 de marzo de 2001.
LEIVA, ARTURO, El Primer Avance a la Araucana, Angol 1862, Universidad de La
Frontera, Temuco, 1984.
LEN, M. ET AL., Gnero y Derechos de las Mujeres a la Tierra en Chile. CEDEM,
Santiago, 1999.
MADARIAGA, JAIME, Algunas consecuencias de la reforma procesal penal. Incompetencia de los Tribunales Militares para conocer delitos cometidos
por miembros de las Fuerzas Armadas y Carabineros en contra de civiles. 2002, en www.derechosindigenas.cl
MARTNEZ, MIGUEL, Estudio sobre los Tratados, Convenios y Otros Acuerdos Constructivos entre los Estados y las Poblaciones Indgenas (Informe Final),
Naciones Unidas, Consejo Econmico Social, E/CN. 4/Sub. 2/1999/2022 de junio de 1999.
MIDEPLAN, Anlisis de la VIII Encuesta de Caracterizacin Socioeconmica Nacional
(CASEN 2000). Etnias y Pobreza en Chile. Documento N 14, Abril 2002,
en www.mideplan.cl.
287
288
289
Cuadros
Cuadro 1
Proceso de radicacin mapuche (1884-1929)
Nmero
reservas
Arauco
% Superficie
% Personas
2.477
Has./
pers.
3,0
3,92
% del
territorio
total
1,79
77
2,6
9.700,59
Bo-Bo
0,2
16.667,00
3,3
804
1,0
20,73
1,11
Malleco
280
9,6
80.900,75
15,8
9.455
11,4
8,56
6,03
17,72
Cautn
1,9
2.038
69,8
326.795,31
64,0
61.798
74,8
5,29
Valdivia
477
16,4
70.852,32
13,9
7.091
8,6
9,99
3,85
Osorno
40
1,4
5.470,70
1,1
1.004
1,2
5,45
0,59
510.386,67 100,0
82.629
100,0
6,18
6,39
Total
2.918 100,0
290
Cuadro 2
Tierras adquiridas, traspasadas y/o regularizadas por el estado en el
espacio territorial mapuche. Chile 1994-2002
Programa
Inversin ($)
Hectreas
Subsidio (art. 20 a)
11.147.881.039
10.073
972*
Compra (art. 20 b)
33.814.298.727
40.901
3.645
Traspaso t. fiscales
155.244.000
83.286
1.513
83.377.000
39.016
2.184
45.200.800.766
173.276
8.314
Regularizacin
Total
Familias
Cuadro 3
Tierras adquiridas, traspasadas y/o regularizadas por el estado
a indgenas. Chile 1994-2002
Programas
Inversin ($)
Familias beneficiadas
Hectreas
12.570
Subsidios (art. 20 a)
15.469.189.226
1.035
Compras (art. 20 b)
40.340.815.971
4.067
44.280
709.344.000
5.597
198.340
56.519.349.197
10.699
255.190
291
Cuadro 4
Candidatos mapuche (presentados y electos) en elecciones municipales.
Regin de La Araucana (IX) 1992, 1996, 2000
Comuna
Pob.
Total
Angol
46226
28700
3461
12,1
22
0,0
Renaico
9197
5610
607
10,8
14
0,0
Collipulli
22767
14000
2734
19,5
17
62
2,3
66
19
Result.
votos
Acum.
% resp.
Pob map.
0,0
0,0
0,0
3,2
126
6,1
0,0
0,0
Lonquimay
9099
5471
2070
37,8
11
Curacautn
18035
11602
1130
9,7
18
Ercilla
8842
5268
2068
39,3
15
239
12
288
13,9
287
13,9
Victoria
32979
20688
3797
18,4
17
649
17
381
10,0
0,0
Traigun
20622
13050
2420
18,5
18
34
0,0
0,0
Lumaco
12258
7539
2482
32,9
18
772
31
769
31,0
1152
46,4
Purn
13917
8404
1475
17,6
22
297
20
331
22,4
617
41,8
Los
Sauces
8995
5684
944
16,6
13
65
42
4,4
26
2,8
Temuco
197236
157569
33990
21,6
32
1607
1417
4,2
544
1,6
Lautaro
28725
17664
5209
29,5
22
505
10
438
8,4
149
2,9
Perquenco
5886
3701
1380
37,3
20
302
22
0,0
15
1,1
Vilcn
20887
12647
3582
28,3
17
31
172
4,8
713
19,9
Cunco
18339
11347
2446
21,6
20
36
0,0
0,0
Melipeuco
5313
3308
1253
37,9
17
34
326
26,0
382
30,5
Curarrehue
5978
3406
1606
47,2
16
Pucn
14356
8804
2062
23,4
17
739
46
819
51,0
1508
93,9
1690
82
889
43,1
387
18,8
Villarrica
35867
22679
4321
19,1
21
Freire
22997
14564
6728
46,2
21
728
17
854
19,8
636
14,7
1634
24
2003
29,8
2711
Pitrufqun
20026
13394
3454
25,8
24
40,3
202
119
3,4
Gorbea
14652
9633
954
9,9
19
0,0
63
133
13,9
Loncoche
23643
15003
3562
23,7
0,0
16
57
834
23,4
348
9,8
Toltn
12061
7479
2272
Teodoro
Schmidt
15028
9345
4209
30,4
19
203
0,0
76
3,3
45,0
19
793
19
669
15,9
366
8,7
Puerto
Saavedra
14432
8500
Carahue
25500
15557
5365
63,1
21
318
1059
19,7
2537
47,3
4577
29,4
16
529
12
134
2,9
1471
Nueva
Imperial
36878
22443
32,1
11867
52,9
22
1027
1083
9,1
4369
36,8
Galvarino
14076
Padre
Las Casas
46325
8204
4649
56,7
18
631
14
780
16,8
477
10,3
28076
13120
46,7
1554
11,8
4197
Total
781142
519339
32,0
139794
26,9
562
66
13204
69
17
15222
10,9
55
15
23094
16,5
292
Cuadro 5
Pobreza e indigencia en Chile segn condicin tnica
Encuesta Casen 2000
Categoras
Indigentes
PI
PNI
72.647
10,95
776.522
5,44
Pobres No Indigentes
141.211
21,29
2.090.672
14,65
No pobres
449.391
67,76
11.403.110
79,91
Total
663.249
100,00
14.270.304
100
Cuadro 6
Pobreza en regiones de alta densidad de poblacin mapuche (VIII, IX, X y R.M.)
Encuesta Casen 2000
Indigentes
Pob. Indgena
Pobres
No
No indig.
Pobres
Pob. No Indgena
Indigentes
Pobres
No
No Indig.
Pobres
VIII
13,1
18,6
72,9
7,8
19,1
73,1
IX
X
RM
18,4
8,7
4,6
23,7
26,2
15,9
57,9
65,1
79,6
8,5
6,5
4,3
20,9
18,9
11,7
70,6
76,6
84
293
Cuadro 7
Indice de desarrollo humano mapuche total nacional
Chile
Poblacin
Sabe leer
Ao
Matrcula Pob. de 0-24
Tasa
Ingreso per % personas
y escribir escolaridad
Total
aos
combinada de cpita (1)
pobres
matriculacin
No mapuche 14.337.434
95,3
9,6
4.279.019
6.231.828
67,7
134.077
20,1
Mapuche
88,6
7,2
168.560
264.812
63,7
64.975
32,9
570.116
continuacin
Ingreso per Ingresos
Ud. dira
AVPP/1000 Sabe leer
Aos
Tasa
Dimensin AVPP/10
cpita
(1) + (2) que su salud
hab.
y escribir escolaridad combinada de Educacin
Hab.
ajustado %
en general Comunal
matriculacin
(mtodo
pobreza (2)
es buena
indirecto
PNUDUFRO) (1)
107.138
120.608
64,1
92,22
0,95
0,64
0,68
0,81
0,849
43.630
54.302
55,3
102,61
0,89
0,48
0,64
0,72
0,807
continuacin
Ud. dira Dimensin Ingreso
que su
salud
Anual
salud en
(1)+(2)
general es
buena (2)
0,641
0,745
0,553
0,680
Ingresos
total (pob.
Anualidad)
Dlar
pesos
dic. 2000
371.503.424.965
646.373.945
Factor
PPP
Dlar
PPP
73333532164
5115
0,657
0,736
1312918425
2303
0,524
0,642
Fuente: Casen 2000; Departamento de Epidemiologa MINSAL, en PNUD; UFRO; MIDEPLAN, IDH en la Poblacin Mapuche de la Regin de la Araucana 2003.
294
Cuadro 8
Basurales en tierras mapuche. Relacin comunidad afectada, depsito
mensual de basura y distancia aproximada de la comunidad
Basural por comuna Comunidad mapuche
IX Reg.
afectada
Depsito en
toneladas por
mes
Distancia
aproximada de
la comunidad
1) Basural comuna
Temuco
Varias Comunidades
de Boyeco
7.500 ton./mes
Interior
2) Basural comuna
Gorbea
Comunidad
Antonio Millamn
143 ton./mes
Interior
3) Basural
comuna Purn
Comunidad
Pascual Huenupi
131,25 ton./mes
Interior
4) Basural comuna
Lumaco
Comunidad
Pililmapu
9,22 ton./mes
Interior
5) Basural comuna
Perquenco
Comunidad
Llancamil
9,6 ton./mes
Interior
27 ton./mes
Interior
7) Basural
comuna Pitrufqun
141 ton./mes
Interior
8) Basural
Comunidad
comuna Villarrica II Pedro Ancalef
707 ton./mes
A menos de
un kilmetro
9) Basural
comuna Villarrica I
Comunidad
Pedro Ancalef
Sin antecedentes
A menos de
un kilmetro.
Comunidad
Mara M. Quilacn
307,352 ton./mes
Interior
Comunidad
Hueche Huinca
427 ton./mes
Adyacente
12) Basural
comuna Galvarino
Comunidad
Curihuentro
Sin funcionamiento
oficial en el 2003.
Interior
13) Basural
comuna Lautaro
Comunidad
Juan Millape
580,5 ton./mes
A menos de un
kilmetro.
14) Basural
comuna Schmidt
Comunidad
Francisco Quilaqueo
45 ton./mes
Adyacente
Comunidad
Cleonardo Pilquimn
y Com. Ignacio
Huaiquimil
295
15) Basural
comuna Saavedra
Comunidad
Marcelo Nahuelcoi
52 ton./mes
Adyacente
16) Basural
comuna Vilcn
Comunidad
Jos M. Millaleo
100 ton./mes
A menos de un
kilmetro.
17) Basural
comuna Pucn
Comunidad
Pascual Quenupi
1,041 ton./mes
A menos de un
kilmetro.
18) Basural
comuna Ercilla
Comunidad
Epuleo Conamil
28 ton./mes
Interior
19) Basural
comuna Los Sauces
Comunidad
Jos Loncomil
45 ton./mes
A menos de un
kilmetro.
Cuadro 9
Fuente: Elaboracin en base a Anlisis de la VIII Encuesta de Caracterizacin Socioeconmica Nacional (CASEN 2000), Documento N 14 Etnias y Pobreza en Chile (MIDEPLAN,
2002).
296
Cuadro 10
Fuente: Elaboracin en base a Anlisis de la VIII Encuesta de Caracterizacin Socioeconmica Nacional (CASEN 2000), Documento N 14 Etnias y Pobreza en Chile
(MIDEPLAN, 2002).
Cuadro 11
ndice de desarrollo humano (IDH) Araucana segn pertenencia a pueblo
mapuche y sexo.
297
298
Captulo VII
Los derechos de los
mapuche huilliche de Valdivia y Osorno
299
345
Es escasa la investigacin histrica y antropolgica sobre los mapuche huilliche. Solo existen
investigaciones fragmentadas de algunos espacios territoriales (Alcaman, 1993; Vergara, 1993).
Las fuentes documentales disponibles son principalmente del siglo XVII y XVIII en adelante.
Entre estas encomiendas se encuentran las siguientes:
Costa del mar: Toltn, Viaquicheuque, Linconcango, Pinconcauco y Chaiguin.
Valle Central: Lucome, Mariquina (Merjn), Isla de Ganleb, Piden (Pidey), Gaudaluaqun y
Guaiquigeno.
Ciudad: Isla de Valenzuela, Isla de Diego Ramrez, Isla de Constantino, Aganchilla, Tarpillanga,
Carlongo, Colleco y Cudico
Valle del Calle Calle: Palpen, Meligeque, Ayucavi, Lumaco, Llanos de Veslidera y Guaron.
Los Llanos: Leocuyo, Llomudeocavi, Tuquencavi, Palpalen, Copiue, Truquen, Llelpelao, Lilpilcavi,
Quicapulle, Chollocav, Cioipuco, Montes y Llanos de Valdivia y ro Bueno.
Laguna de Ranco: Llifen, Popillo, Suercon, Llobuco, Ponomo, Tenenco y Dollinco (Lollinco).
Llanos de Osorno: Isla de Gaete y ro de las Canoas (COTAM, 2003).
300
indgena haba sido reducida crticamente a causa de las expediciones esclavistas represivas y malocas efectuadas por espaoles del gobierno de Chilo
durante el siglo XVII (Alcaman, 1993).
Este territorio autnomo, sin embargo, mantuvo en su interior hasta 1793
un enclave espaol: la ciudad y fuerte de Valdivia. De esta forma los huilliche
sufrieron las presiones de dominacin territorial hispana por el norte desde
Valdivia y por el sur desde Chilo.
La poltica expansiva de los espaoles en este perodo se caracteriz por la
instalacin de puestos misionales y fuertes militares, haciendo grandes esfuerzos para establecer un camino entre Valdivia y Chilo (Foerster, 1996). La defensa
huilliche del territorio tambin fue una caracterstica del perodo, verificndose
un levantamiento en 1792. Sin embargo, la derrota y la prdida de autonoma
territorial ocurre al ao siguiente a travs del Tratado de Paz de 1793.
El espacio territorial autnomo huilliche del ro Toltn al Maypu contena a diversas agrupaciones que han sido sometidas a variadas clasificaciones
(Latcham, 1912; Treuthler, 1861). La organizacin social huilliche podra ser
caracterizada como una organizacin de linajes patrilineales y patrilocales segmentados o conformada por grupos multifamiliares localizados (Foerster,
1996; p. 249).
Por otra parte, Vergara (1993) identifica tres grandes reas de poblamiento
en nichos ecolgicos diversos en los que las agrupaciones huilliche desarrollaban distintas actividades econmicas: una desde el ro Toltn hasta Valdivia,
otra desde Valdivia hasta el ro Bueno y una ltima desde el ro Bueno al ro
Maypu. En estas reas vivan unos 280.000 indgenas346 que practicaban la
horticultura y la ganadera en diferentes intensidades de acuerdo con las caractersticas ecolgicas. En las agrupaciones de los llanos Mariquina, Valdivia,
y la Unin se practicaba la agricultura y ganadera en forma ms intensiva.
En la costa la recoleccin marina adquira especial importancia para la dieta
alimentaria. Los huilliche de la cordillera aprovechaban el paso cordillerano
para ir a intercambiar productos con los pehuenche.
Al ocupar diversos nichos ecolgicos como la Cordillera de los Andes, el
valle y el litoral, se provean de una rica diversidad de alimentos, productos
de la tierra, de los bosques, lagos y del mar.
346
Saavedra (2002) los clasifica en huilliche y cuncos, estimando su poblacin en 180.000 y 100.000,
respectivamente. Este autor denomina mapuche huilliche a todas las agrupaciones indgenas del
sur del Toltn y hasta Chilo.
301
348
El gobierno chileno dict en 1823 un decreto supremo conocido como ley Freire que reconoca las
tierras posedas por los indgenas con el fin de constituir y deslindar la propiedad fiscal.
Sin considerar la zona norte de la provincia de Valdivia donde prcticamente no se entregaron
ttulos de comisario.
302
eran otorgados por el comisario de naciones, quien deba cumplir con la formalidad de concurrir al lugar donde se hara el reconocimiento de las tierras
que posean los huilliche, acompaando a las autoridades del gobierno local y
al cacique de la jurisdiccin. Luego se reuna con los indgenas que se iba a
posesionar y a los colindantes que ratificaban los deslindes, y posteriormente
se redactaba la escritura que era firmada por las autoridades que efectuaban el
reconocimiento y otorgaban la posesin (Molina, 1992).
Los ttulos de comisario fueron entregados aproximadamente entre 1824 y
1848 en La Unin, Remehue, San Juan de la Costa, Pilmaiqun, Lago Ranco e
incluso en Valdivia y Malleco (Vergara, 1993). Estos ttulos entregados y otros
menores (ttulos de juez y de alcalde) han servido poco para evitar la expansin de las haciendas de criollos primero y luego de colonos alemanes. En
forma paralela a la entrega de estos ttulos se iniciaron compras fraudulentas
mediante diversos mecanismos que permitieron a los particulares formar grandes propiedades (Molina y Correa, 1998; p. 37).
El estado chileno no reconoce la validez de los ttulos de comisario. Sin
embargo ellos continan siendo reivindicados por las organizaciones y lderes
mapuche-huilliche. De acuerdo a Vergara (1993), la base legal de los ttulos de
comisario parece residir en el decreto del 10 de junio de 1823, donde se seala
que cada uno de los intendentes de las provincias nombren un vecino con el
respectivo agrimensor, se instruya de los pueblos indgenas que existan o hayan existido en su provincia (Art.1). El artculo 2 seala, a su vez, que midan
y tasen las tierras sobrantes pertenecientes al estado y el artculo 3 agrega
que lo actual posedo segn ley por los indgenas, se les declare en perpetua
y segura propiedad. El artculo 5 y el ltimo define los lmites de los remates
(Vergara, 1993; p. 77).
La independencia de Chile signific para los indgenas un menor respeto a
sus derechos territoriales. Entre 1820 y 1850, al inicio de la Repblica, el traspaso de tierras a no indgenas se realiz incluso sin respetar las normas que
haban sido establecidas en la colonia. Por tanto, los indgenas quedaron ms
desprotegidos frente a los procesos de usurpacin de sus tierras.
303
304
Conflicto generalizado en Futrono (1918), incendio de reducciones, expulsiones y heridos. Numerosas familias se refugiaron en la cordillera;
Sesenta familias de Maihue y Osorno (1923) fueron expulsadas en forma violenta por parte de los hermanos Fernndez y Conrado Hubache;
Indgena muerto a palos y usurpacin en Llanquihue (1925);
El terrateniente Pedro Warthe procedi en Valdivia (1926) al lanzamiento de una comunidad y a apoderarse de 10 mil hectreas, donde
murieron dos indgenas;
Juan Marinao de Panguipulli (1925-26) es asesinado y se usurparon
sus tierras.
Estos hechos de violencia fueron ejercidos por los terratenientes, con la complicidad de comisin radicadora,349 a objeto de asegurar, aunque fuera, un
estrecho pedazo de tierra.
La ley de radicacin se dict el 4 de diciembre de 1866, y su aplicacin se inici en 1883. sta, por
medio de una Comisin Radicadora de indgenas, levantaba un plano de la ocupacin que tena una
familia o grupos de familia y extenda un ttulo de merced sobre dichas tierras a nombre del cacique. El ttulo de merced se inscriba en el archivo de asuntos indgenas que equivale al Registro
Conservatorio de Bienes Races (Castillo, 1983).
305
En las provincias de Valdivia, Osorno y Llanquihue quedaron amplias zonas donde los indgenas no recibieron ttulos de merced. Esto
ocurri especialmente en la zona sur de Osorno y Llanquihue y en la
costa de la provincia de Valdivia;
Y finalmente, la comisin radic en tierras de posesin indgena, acreditadas desde al menos un ao, y donde no existieran ttulos a nombre
de particulares o el fisco. De esta forma no se reverti el proceso de
prdidas de tierras huilliche.
A principios de 1930 se puso fin a la radicacin, quedando as un gran nmero de comunidades sin ttulo de merced. La radicacin desmembr a la
sociedad huilliche en pequeas comunidades. Ella tambin signific la prdida
de grandes extensiones territoriales. No obstante lo anterior, en alguna medida ella se convirti en una forma de proteccin frente a las violentas
usurpaciones de los terratenientes.
306
traducir en justicia entera del pas de Chile, basndose en nuestros derechos que
datan de tiempos inmemoriales; en efecto, por ms de miles de aos de arranque,
que nuestras tierras es propia y por ms de doscientos aos que hemos usufructuado en posesin pacfica de nuestros abolengos, despus de las guerras sostenidas
con los espaoles en distintas tribus, hoy da, Excelentsimo Seor Presidente,
nos encontramos privados de nuestras tierras por elementos extranjeros, principalmente alemanes y criollos que no tienen derecho ni parte en las herencias de los
indios mapuche y descendientes, como lo pasamos a probar con nuestros documentos pblicos y notorios en el cuerpo de este Memorial; por cuyas razones tan
justificadas, venimos a solicitar de Valdivia al Sur que se retiren definitivamente
de nuestra provincia de Butahuilli mapu las Leyes de Radicacin y Propiedad
Austral, porque perjudican nuestros derechos, no hacen justicia, en que al contrario violan nuestras leyes (Memorial de Caciques de Valdivia, Osorno y
Chilo, 1937).
307
308
350
El artculo 12 dispone: Son tierras indgenas: 1 Aquellas que las personas o comunidades indgenas
actualmente ocupan en propiedad o posesin provenientes de los siguientes ttulos: a) ttulos de
comisario de acuerdo a la ley de 10 de junio de 1823, La ley agrega en relacin a los huilliche:
Son mapuche huilliche las comunidades indgenas ubicadas principalmente en la X Regin y los
indgenas provenientes de ella. (Art. 60). Se reconoce en esta etnia el sistema tradicional de
cacicados y su mbito territorial. Las autoridades del estado establecern relaciones adecuadas con
los caciques y sus representantes para todos aquellos asuntos que se establecen en el prrafo 2 del
ttulo III y en el prrafo 1 del Ttulo V.
309
A pesar de ello, al igual que en otros pueblos y comunidades, la ley indgena gener grandes expectativas entre los mapuche huilliche. Es as como sus
organizaciones respaldaron esta legislacin y la institucionalidad creada por
ella (CONADI) y trabajaron en conjunto por largo tiempo con la esperanza de
recuperar sus tierras y mejorar sus condiciones de vida. A 10 aos de su aprobacin, sin embargo, muchos de los dirigentes huilliche han perdido las
esperanzas que antes cifraron en la ley. Hoy tienen una mirada ms crtica de
las normas legales chilenas y de los resultados de la poltica pblica impulsada en base a ellas (Conclusiones encuentro organizaciones huilliche de Osorno
y Valdivia, diciembre 2002).
2. 2 Polticas pblicas
2.2.1 Programas impulsados por la Corporacin Nacional de
Desarrollo Indgena (CONADI)
Ha correspondido a la direccin regional de CONADI, con sede en la ciudad de Osorno, la ejecucin de los programas para los mapuche huilliche de las
provincias de Valdivia, Osorno, Llanquihue y Chilo. Dicha direccin ha impulsado en esta rea geogrfica el fondo de tierras y aguas indgenas, el fondo
de desarrollo y el fondo de educacin y cultura.
Al igual que en otras partes del pas, el nfasis de CONADI ha estado centrado en su poltica de tierras. De acuerdo a antecedentes de esta entidad, entre
1993 y el ao 2001 se han comprado en el rea un total estimado de 5.300 hectreas de tierras particulares ocupadas por comunidades mapuche huilliche.
Adems de lo anterior, y en virtud de un convenio marco suscrito entre CONADI y el Ministerio de Bienes Nacionales en 1994, se traspas a CONADI
alrededor de 33.000 hectreas de tierras fiscales a objeto de que esta entidad
las entregara a las comunidades huilliche (COTAM, 2003).
En el mismo perodo, el fondo de desarrollo indgena (FDI) ha ejecutado en
el rea una serie de iniciativas para mejorar las condiciones socioeconmicas
de las personas y comunidades huilliche. Entre stas destacan aquellas orientadas al mejoramiento de la calidad de las tierras indgenas y al financiamiento
para la obtencin de concesiones y autorizaciones de acuicultura y pesca.
Si bien no se tienen antecedentes para todo el perodo, los datos relativos a
los ltimos aos dan una idea de la accin desarrollada por CONADI en esta
rea, los fondos destinados y los beneficiarios de su accin. As el ao 2001 se
destinaron por CONADI a iniciativas de desarrollo productivo urbano y rural
y al apoyo a la gestin social indgena, un total de M$ 145.125 beneficiando a
310
5.378 personas huilliche.351 El ao 2002 se habran destinado por el mismo fondo un total de M$ 105.800, beneficiando a un total de 2.223 personas mapuche
huilliche.352 De acuerdo al presupuesto del ao 2003, para este ao se destinaran al FDI oficina Osorno de CONADI un total de M$ 73.000. 353
El fondo de educacin y cultura ha priorizado en el mismo perodo el desarrollo de programas de educacin intercultural bilinge y el financiamiento
para facilitar la residencia estudiantil indgena.
Informaciones de la direccin regional de CONADI Osorno (ao 2002) dan
cuenta de los nfasis presupuestarios actuales de los programas y de su impacto en la poblacin en territorio huilliche. Del presupuesto total que dispuso
dicha direccin ese ao y que ascendi a 1.365 millones 900 mil pesos, 105
millones 800 mil pesos fueron destinados al Fondo de Desarrollo Indgena;
1260 millones 900 mil pesos al Fondo de Tierras y Aguas Indgenas; y 13 millones 500 mil pesos al Fondo de Educacin y Cultura (CONADI, Direccin
Regional Osorno, 2002) (Ver Cuadro 1).
Ese mismo ao, y de acuerdo a la informacin proporcionada por la misma
entidad, la accin de CONADI en materia de fomento a la participacin y organizacin indgena contribuy a la constitucin de 45 comunidades y 27
asociaciones en el rea. Ello adems de la atencin legal a indgenas a travs de
su rea jurdica (CONADI; Direccin Regional Osorno, 2002).
A travs del programa de apoyo a la gestin social de CONADI,354 el 2002
se financiaron siete proyectos (cinco orientados a la capacitacin, uno al desarrollo de un plan quinquenal en Lago Ranco y uno de asistencia social) por un
monto de 27 millones de pesos que beneficiaron a 329 personas, principalmente dirigentes de las provincias de Valdivia, Osorno y Chilo (CONADI, Direccin
Regional Osorno, 2002)
En materia de tierras, durante el ao de 2002 la CONADI Osorno invirti
un total de 870 millones de pesos de su fondo de tierras y aguas para adquisicin de tierras, traspaso de tierras fiscales y regularizacin de terratenencia
huilliche. De estos recursos, 750 millones se destinaron al programa de subsidio para la adquisicin de tierras por indgenas (art. 20 letra a), se destinaron a
351
352
353
354
Se trata de personas mapuche huilliche de las provincias de Valdivia, Osorno y Chilo . CONADI,
Inversin FDI, 2002, antecedentes proporcionados al programa por el FDI CONADI Temuco.
Ibidem.
Estadsticas distribucin presupuestaria ao 2003 de los fondos y programas de CONADI (Res.
Ex. No 1185 de 31-10-2003, facilitadas al programa por la direccin nacional de CONADI.
Programa de CONADI que tiene por objeto el fortalecimiento de las organizaciones de base a
travs de la capacitacin y formacin de recursos humanos y de la facilitacin de encuentros y
dilogos entre las comunidades.
311
la adquisicin de predios en conflicto (art. 20 letra b) beneficiando a 22 familias; 15 millones se utilizaron para la transferencia a comunidades indgenas
de inmuebles fiscales, beneficiando a 82 familias y 20 millones de pesos para la
regularizacin de la terratenencia indgena, que beneficiaron a 56 familias (CONADI, Direccin Regional Osorno, 2002).
A ello se agregan 120 millones de pesos destinados por CONADI al subsidio
para el saneamiento de derechos de aguas, que financiaron un total de 365 proyectos recibiendo cada beneficiario (47 organizaciones indgenas y 219 familias,
4.610 personas en total en la regin) un subsidio promedio de $350 mil pesos.
Finalmente, 270 millones de pesos fueron destinados por CONADI al subsidio para obras de riego y/o drenaje (artculo 20 letra c), que financiaron 84
proyectos de riego. De ellos, 27 favorecieron a comunidades indgenas y 57
fueron iniciativas individuales, favoreciendo a un total de 3.528 personas (CONADI; Direccin Regional Osorno, 2002).
En el mbito del desarrollo, a travs del programa de fomento a la economa indgena urbana y rural 355 se financiaron 13 proyectos de apoyo a
comunidades y asociaciones indgenas con una inversin total de 64 millones
de pesos (CONADI, Direccin Regional Osorno, 2002).
Finalmente, en materia de educacin y cultura, cabe destacar la accin desarrollada por CONADI a travs del programa de educacin intercultural bilinge
(EIB) y el apoyo a la residencia y tiles de estudio para estudiantes indgenas.
La inversin realizada el 2002 en el rea de la EIB alcanz un total de 13
millones 500 mil pesos. De estos recursos, 7 millones de pesos fueron asignados a la segunda promocin de un posttulo en EIB para 40 profesores de la
regin, a la ejecucin de un programa de capacitacin para 40 profesores urbanos de la provincia de Osorno y a la incorporacin de un programa de formacin
de 20 monitores huilliche en EIB. Tales actividades, financiadas en el marco de
un convenio suscrito en 1997 con la Universidad de Los Lagos y el Ministerio
de Educacin, responden a requerimientos de organizaciones huilliche, a la
demanda de profesionales de la educacin de escuelas incorporadas al programa Orgenes y a otros programas del MINEDUC y de instituciones
educacionales, tales como JUNJI e Integra y escuelas y liceos urbanos de la
provincia de Osorno.
355
312
En la Regin de los Lagos existe una matrcula indgena de educacin superior de alrededor de 1.800 personas en 25 sedes de diferentes instituciones,
adems de una creciente demanda por apoyo econmico para residencia y
tiles de estudio. Por ello, la direccin regional de CONADI invirti $3.500.000
permitiendo el apoyo a 28 estudiantes de la carrera Tcnico en desarrollo comunitario del Tecnolgico de la Universidad de Los Lagos (CONADI, Direccin
Regional Osorno, 2002).
356
313
358
En la evaluacin privada de proyectos VAN es el clculo del valor actual de los beneficios netos de
un proyecto y la TIR corresponde al clculo de la tasa interna de retorno.
El borde costero es el espacio que abarca desde 80 metros medidos desde la lnea de ms altas
mareas hasta las 200 millas marinas que comprende la zona econmica exclusiva, incluyendo los
espacios de aguas interiores hasta donde fluyen las mareas. Corresponde la ejecucin y fiscalizacin
de esta ley al servicio nacional de pesca (SERNAPESCA).
314
315
De acuerdo a CONAF esta ley tiene por objeto regular la actividad forestal en suelos de aptitud
preferentemente forestal y en suelos degradados e incentivar la forestacin, en especial, por parte
de los pequeos propietarios forestales y aqulla necesaria para la prevencin de la degradacin,
proteccin y recuperacin de los suelos del territorio nacional (www.conaf.cl).
316
ra mitad del siglo XIX. Dicho tratado, al igual que los ttulos de comisario, han
jugado un papel central en la poltica intertnica de los mapuche huilliche (Foerster, 1998).
Sin embargo, tal como se ha descrito, la legislacin aplicada por el estado a
los huilliche neg por largo tiempo valor jurdico a los ttulos de comisario y al
Tratado de Paz de Las Canoas. La actual legislacin indgena (ley 19.253), que
reconoce la institucin del cacicado huilliche as como los ttulos de comisario
(art. 12 N 1 letra a), sin duda constituye un avance en la proteccin de los
derechos del pueblo mapuche huilliche.
Sin embargo, luego de 10 aos de aplicacin de esta ley, queda en evidencia
que ella no ha satisfecho las expectativas que los huilliche cifraron en ella. Las
frustraciones provocadas por las insuficiencias de la ley y de la poltica pblica para el reconocimiento y la proteccin de sus derechos, en especial la tierra
y los recursos naturales, han generado una tensin en la relacin entre el estado y las organizaciones mapuche huilliche. Muchas de sus comunidades siguen
viviendo hasta hoy como ocupantes materiales de sus tierras ancestrales, sin el
reconocimiento legal por parte del estado. Se trata de una situacin que viola
su derecho bsico a la sobrevivencia de su cultura.
En este contexto, no son pocas las situaciones de conflicto que se han producido en los ltimos aos en territorio huilliche. Una revisin de la prensa
local del ao 2002 y de los tres primeros meses de 2003 (ver Recuadro 1), muestra cmo los conflictos por tierras derivados de la usurpacin de las tierras
huilliche por parte de particulares y del fisco han recrudecido debido a que se
mantienen sin resolucin. Tal situacin, que adquiere particular gravedad en
Osorno, ha derivado en largos litigios entre indgenas y particulares ante los
tribunales, en el encarcelamiento de dirigentes por seguir haciendo uso ancestral del bosque y en graves conflictos entre comunidades huilliche por disputas
relativas a la propiedad de la tierra.
En la provincia de Valdivia, los conflictos por la tierra se han dado fundamentalmente por la prdida de las tierras reduccionales que les fueron
reconocidas por el estado a travs de los ttulos de merced. Es as como en el ao
2002 se verificaron numerosas reclamaciones de tierras por parte de las comunidades de Panguipulli, terrenos que actualmente se encuentran en manos de
particulares. Tambin en esa comuna se han generado conflictos derivados de la
reclamacin por las comunidades huilliche de las tierras que forman parte del
parque nacional de Villarrica, estas ltimas de propiedad fiscal.
CONADI ha intentado dar respuesta a las demandas de tierra huilliche a
travs del fondo de tierras y aguas indgenas, logrando adquirir para las comunidades aproximadamente 10.600 hectreas y recibiendo de Bienes
317
Nacionales alrededor de 33.000 hectreas para ser entregadas a indgenas. Dichas acciones, sin duda significativas, han permitido a muchas comunidades
huilliche mayor tranquilidad en la tenencia de sus tierras.
Sin embargo, al igual que en el caso de los mapuche ms al norte, la accin
desarrollada por CONADI a travs de este fondo se ha centrado en la regularizacin y saneamiento de sus tierras ancestrales ocupadas por ellos, ms que en
la ampliacin de las tierras huilliche. Por otro lado, debe sealarse aqu que las
modalidades utilizadas por CONADI para la titulacin de tierras a las comunidades huilliche ocupantes han adolecido de serios problemas resultando, como
en el caso de Choroy-Traigun, en conflictos entre comunidades que han terminado en la muerte de indgenas (ver Recuadro 1)
Los impactos positivos logrados en el mundo huilliche a travs de las acciones impulsadas por CONADI en base a la ley indgena, sin embargo, se han
visto opacados por el desarrollo de otras polticas pblicas, como la pesquera
y acucola, que han afectado los derechos ancestrales de las comunidades sobre el borde costero. Tal poltica ha impactado particularmente a los mapuche
huilliche de la comuna de Mariquina en Valdivia y de San Juan de la Costa en
Osorno, cuyas comunidades se han visto seriamente limitadas en su desarrollo por las restricciones establecidas a sus actividades tradicionales de pesca y
recoleccin en virtud de esta legislacin.
Finalmente, la ejecucin del programa Orgenes en el territorio huilliche
constituye un esfuerzo valorable desde la perspectiva de los objetivos que persigue y de los recursos destinados, pero ha adolecido de serias dificultades
metodolgicas y de pertinencia cultural que le han valido la crtica de las comunidades. Se trata de un problema grave, puesto que la falta de pertinencia
cultural puede convertir a dicho programa, as como a otros que se impulsan
en las comunidades huilliche, en un nuevo mecanismo de asimilacin cultural.
Para contribuir al respeto de los derechos indgenas, las polticas del estado
deberan poner el acento en la participacin indgena, haciendo de ella una
prctica y no tan solo un discurso. Algo parecido debera ocurrir con las llamadas propuestas interculturales, las que necesitan llenarse de contenidos que
consideren las cosmovisiones de los pueblos indgenas y as evitar los efectos
negativos que de otro modo pueden llegar a provocar.
318
Recuadro 1
Situaciones de conflicto por tierra que involucran a comunidades
mapuche huilliche segn informacin de la prensa regional
A continuacin se presenta una sntesis de informaciones de prensa relativas a las
principales situaciones de conflicto por tierra que involucran a comunidades a comunidades mapuche huilliche ocurridas en los ltimos aos:
Panguipulli
Febrero 2002
El intendente de la Regin de Los Lagos, Patricio Vallespn, se reuni con diversos
representantes de comunidades indgenas de la comuna de Panguipulli que demandan tierras ancestrales. La autoridad regional se comprometi a avanzar en el
uso regulado del parque nacional de Villarrica. La gobernadora de la provincia de
Valdivia, Marta Meza, se comprometi a gestionar una reunin con el subsecretario de MIDEPLAN (Diario Austral 16/02/2002).
Abril, 2002
Crece la tensin entre el gobierno y las comunidades mapuche de Panguipulli,
luego que estas ltimas consideraran interlocutora no vlida de la mesa negociadora a la gobernadora Marta Meza (Diario Austral 12/04/2002)
Junio, 2002
Por espacio de varias horas, una treintena de dirigentes mapuche ocup las oficinas principales de la municipalidad de Panguipulli, en demanda de programas
sociales y tierras ancestrales (Diario Austral 06/06/2002).
20 junio
26 comunidades de diversas organizaciones originarias dijeron estar cansadas de
largas conversaciones sin resultados y amenazaron con nuevas movilizaciones para
conseguir una serie de demandas ancestrales (Diario Austral, 20/06/2002).
Febrero 2003
Cuatro das cumplieron ayer de la ocupacin, por un grupo de familiares mapuche de Francisca Curipn Hueitra, de la propiedad agrcola de Eduardo Emalda...
La comunidad Inahuincul, en el sector Los adis reivindica la tierra (Diario Austral, 20/02/2003).
319
Osorno
Febrero 2002
Cinco indgenas muertos por enfrentamiento en Rucamao, por disputa por 600
hectreas de bosque y praderas cordilleranas. La sucesin Lefin-Marileo y la comunidad Choroy-Traigun se disputan parte de un mismo predio alegando
ocupacin histrica (Diario Austral de Osorno 1/02/2002).
Junio 2002
Temen nuevo conflicto mapuche: Una disputa por tierra que arrastra desde hace
ms de veinte aos, podra recrudecer los hechos de violencia en San Juan de la
Costa y desencadenar un nuevo conflicto. As lo temen los propios integrantes de
las comunidades Puella-La cumbre y Manquel-La Cumbre, quienes protagonizan
la pugna por un fundo de 625 hectreas (Diario Austral de Osorno 30/06/2002).
Enero 2003
Una vez ms, el inminente remate de las 13.000 hectreas del fundo La Barra,
ubicado en la costa de Osorno, moviliza al pueblo huilliche y genera un clima de
tensin ante eventuales intentos de desalojo. Fundo la Barra, ubicado en San Juan
de la Costa tiene ms de 13.000 hectreas. Existe un conflicto histrico entre sus
ocupantes mapuche huilliche y el actual propietario, un particular. En su interior
existen cuatro cementerios indgenas reconocidos por la Oficina de Monumentos
Nacionales (Diario Austral de Osorno, 7 enero 2003).
Incertidumbre y nerviosismo. Dos conceptos con que se han acostumbrado a vivir las comunidades huilliches Tripay Ant, Huatralafqun y Lafquen Mawidan,
habitantes del fundo La Barra... cuyas 13.000 hectreas de terreno seran rematadas hoy en Via del Mar (Diario Austral de Osorno, 24 de enero 2003).
En un segundo intento, fue realizado ayer en Via del Mar el resistido remate de
las 13.000 hectreas del fundo La Barra, adjudicndose los terrenos el mismo ejecutante, Antonio Pollier Bustos.. (Diario Austral de Osorno, 25 de enero 2003).
El remate de las tierras ubicadas en el fundo La Barra, que se ejecut hace unos
das, provoc airadas reacciones por parte de los habitantes de la zona, quienes
sealaron que defendern con su vida la permanencia en el terreno (Diario Austral
de Osorno, 27 de enero 2003).
Conflicto por monumento sagrado: Para los huilliche de Osorno es muy importante
la piedra cura del abuelito Huentellao que se ubica en Pucatrihue. El 16 de enero
los participantes del guillatun de Punotro no pudieron realizar la ceremonia de
inicio de guillatun, porque los pescadores artesanales se habran puesto de acuerdo
para no dejar pasar a ninguna delegacin a la isla. Esta situacin se genera a partir
de la constitucin del rea de manejo concesionada por el Sindicato de Pescadores
de Pucatrihue (Diario Austral de Osorno, 24/01/2003).
320
Bibliografa
ALCAMN, EUGENIO, Los mapuchehuilliche del futahuillimapu septentrional:
expansin colonial, guerras internas y alianzas polticas (1750 1792),
en Revista de Historia Indgena 2, 1997: p. 29 75.
AYLWIN, JOS Y CORREA, MARTN, Tierras indgenas de Malleco: Antecedentes
histricos, legislativos y estudio de comunidades, en Instituto de Estudios Indgenas, Tierra, Territorio y Desarrollo Indgena, Universidad de la
Frontera. Temuco, 1995.
BENGOA, JOS, Historia del Pueblo Mapuche Siglos XIX y XX, 6 edicin Corr. Lom
Ed., Santiago, 2000.
BAVAROVIC, IVO ET AL.,. Campesinado mapuche y procesos socioeconmicos regionales,
Grupo de Investigaciones Agrarias, Santiago, 1987 (Doc. de trabajo N 34).
CACIQUES GENERALES DEL BUTA HUILLIMAPU, Memorial y documentos, Santiago,
Imprenta El Imparcial, Santiago, 1936.
COMISIN DE TRABAJO AUTNOMO MAPUCHE, Mapunche Wall Mapu y el Estado Chileno, Documento de Trabajo, 2003, indito.
COMISIN DE VERDAD HISTRICA Y NUEVO TRATO, 2003, Wajontunmapu: territorio y
tierras mapuches. Informe Ejecutivo, Documento de trabajo CVHIT/COTAM/110. Mimeog.
CORPORACIN NACIONAL DE DESARROLLO INDGENA, Informe de Gestin. Direccin Regional CONADI X Regin ao 2002, 2003, Mimeog.
, Estadsticas Distribucin Presupuestaria Ao 2003 de los Fondos y
Programas de CONADI (Res. Ex. No 1185 de 31-10-2003), indito.
, Inversin del Fondo de Desarrollo Indgena, indito, sin fecha
CORPORACIN DE DEFENSA DE LOS DERECHOS DEL PUEBLO, Crmenes e impunidad. La
experiencia mdico, psicolgico, social y jurdica en la violacin del derecho a la
vida. Chile 1973 1996., Lom, Santiago, 1996.
CORPORACIN NACIONAL FORESTAL, Legislacin, 2003 en www.conaf.cl
DIARIO AUSTRAL DE OSORNO. 2002 La masacre de Choroy-Traigun 01/02;
Temen un nuevo conflicto mapuche 30/06.
DIARIO AUSTRAL DE OSORNO. 2003 Aumenta tensin por remate 07/01; Conflicto por monumento sagrado, Realizacin de remate incierto 24/
01; Remataron fundo La Barra 25/01; Cuando muera el ltimo mapuche tendrn el campo 27/01.
DIARIO AUSTRAL DE VALDIVIA. 2002 Buscan solucin a conflictos de pescadores
y comuneros 16/02; Rompen relacin con gobernadora 12/04;
Mapuches ocuparon edificio municipal 06/06; Mapuches amenazan
con movilizaciones 20/06.
321
DIARIO AUSTRAL DE VALDIVIA. 2003 Intendente reconoci lentitud y poca efectividad de Orgenes 20/01; Comuneros ocuparon terrenos 28/02.
FOERSTER, ROLF, El tratado de paz de 1793. Una aproximacin a la gramtica de
la memoria mapuchehuilliche, en Rev. Austral de Ciencias Sociales, 1998
2: 59 80.
, La propiedad huilliche en los llanos de Valdivia y Ro Bueno. 243371, en La propiedad huilliche en la provincia de Valdivia. CONADI, Temuco,
1996.
GONZLEZ, HCTOR, Propiedad comunitaria o individual. Las Leyes Indgenas
y el pueblo Mapuche, en Bol. Nutran. Ao II N 3, 1986, 7- 13, Centro
Ecumnico Diego de Medelln, Santiago.
LATCHAM, R. Los elementos indgenas de la raza chilena, en Revista Chilena
de Historia y Geografa, N 8. Santiago, 1912.
MOLINA, RAL,Los mecanismos de despojo del territorio mapuche huilliche
de Osorno, en Comunidades Indgenas, Departamento de Historia, Universidad de Santiago de Chile, 1992.
MOLINA, RAL Y CORREA, MARTN, Las tierras huilliches de San Juan de la Costa,
en La propiedad huilliche en la Provincia de Valdivia, CONADI, Temuco, 1998.
PROGRAMA DE DERECHOS INDGENAS IEI UFRO, Encuentro de organizaciones
mapuche-huilliche de Osorno y Valdivia. Diciembre de 2002, Documento indito, 2003.
PROGRAMA ORGENES, Informe Programa Orgenes X Regin de los Lagos,
2002en www.origenes.cl
SAAVEDRA, ALEJANDRO, Los mapuche en la sociedad chilena actual, Editorial Lom,
Santiago, 2002.
SOTO, JAIME Globalizacin y megaproyectos en territorio mapuche, Programa de Derechos Indgenas IEI UFRO, 2002 en www.derechosindigenas.cl
TOLEDO, VCTOR, Esto tambin va haciendo autonoma. La estrategia territorial
de las comunidades lafkenches de Tira, en Experiencias de la Sociedad
Civil, 2002
TREUTHLER, P., La provincia de Valdivia y los Araucanos. Santiago, 1861.
VERGARA, JORGE, Los procesos de ocupacin del territorio huilliche, 1750-1930. Tesis
conducente al grado de Magster en Sociologa. Instituto de Sociologa,
Pontificia Universidad Catlica de Chile, 1993, Mimeog.
VERGARA, JORGE Y MASCAREO, ALDO, La propiedad y conflictos de tierras indgenas de la provincia de Valdivia, en La propiedad huilliche en la provincia
de Valdivia, CONADI, Temuco, 1996.
YNEZ, NANCY, Investigacin Evaluativa de Impacto Ambiental en Territorios
Indgenas, Cdigo BIP 20169006-0, Referencia S.A. 2003, Mimeog.
322
Cuadro 1
Resumen ejecucin presupuestaria CONADI-Osorno 2002
Unidad
Programa
Gasto ao 2002
Miles de $
% (aprox)
Fondo Desarrollo
Estudio preinversin
14.000
Indgena
Fomento productivo
64.800
Apoyo a la gestin
27.000
105.800
Aplicacin art. 20 a) y b)
7%
835.900
Fondo de Tierras
y Aguas
120.000
15.000
Obras de riego
270.000
Regulariz. terratenencia
20.000
1.260.900
Fondo de Educacin
y Cultura
92%
10.000
3.500
13.500
1.365.900
Total
1%
Cuadro 2
Inversin del programa Orgenes en las comunidades huilliche de la
Regin de Los Lagos a diciembre de 2002
Tipo de proyecto
Montos invertidos
FAPEP
12.800.000
18.295.616
Salud intercultural
10.800.000
Arte y cultura
58.667.001
Propuestas culturales
4.500.000
Iniciativas comunitarias
Planes productivos
464.410.041
Total
569.472.658
323
324
Captulo VIII
Los derechos del pueblo huilliche de la Isla
Grande de Chilo
1. Antecedentes histricos
En este apartado se presentan los antecedentes histricos sobre la relacin
que ha tenido el pueblo huilliche o williche360 con el estado espaol, especialmente en la colonia tarda, y con el estado chileno desde la incorporacin de
Chilo a la Repblica de Chile en 1826 hasta la actualidad.
361
325
363
364
Son conocidos los ttulos realengos otorgados a las comunidades de Compu, Weketrumao, Waipulli,
Inkopulli, Koinko, Yaldad y Koldita (Tugeo y Piedra Blanca), todos los sectores ubicados en el sur
de la comuna de Quelln.
Existira un ttulo sobre el Potrero Anay (comuna de Chonchi) y en la Isla de Lemuy, pero no ha sido
habido en las oficinas pblicas.
Tratado de Tantauco dispona:
Art. 6: Los equipajes, propiedades y dems bienes, as muebles como races, de todos los individuos
del ejrcito real sern inviolablemente respetados.
Art. 7: Lo sern igualmente los bienes y propiedades de todos los habitantes que se hallan
actualmente en esta provincia.
326
tes durante la poca colonial. Segn lo hemos sealado, los territorios huilliche
contaban con el respaldo de los ttulos realengos. Desde una perspectiva jurdica, los ttulos de las tierras indgenas con el amparo de este tratado internacional,
jams debieron ser desconocidos por la naciente repblica chilena.
No obstante lo anterior, la historia evidencia que el estado chileno transgredi el tratado. Los longko y las familias huilliche que ostentaban ttulos
fueron tratados desde la ley republicana como simples ocupantes de tierras, generndose as las condiciones jurdicas necesarias para que los
territorios indgenas fueran, en lo sucesivo, estatizados o traspasados a particulares no huilliche.
Conforme lo expuesto, el estado chileno incurri en un incumplimiento de
incalculables proporciones al no interpretar y aplicar en su cabal extensin el
Tratado de Tantauco. A raz de este hecho se generaron las condiciones para
iniciar el despojo de tierras a los huilliche de Chilo, haciendo al estado de
Chile responsable del perjuicio causado a este pueblo, imponindole el deber
de restituir los territorios usurpados.
El 10 de junio de 1823, antes del Tratado de Tantauco, se haba dictado un
decreto conocido como Ley Freire que ordenaba el reconocimiento de los territorios indgenas y la posterior medicin y tasacin de las sobrantes
pertenecientes al estado. El texto agregaba que lo actual posedo segn ley
por los indgenas se declare en perpetua y segura propiedad. La lectura de la
Ley Freire y del Tratado de Tantauco permiten advertir la voluntad de la corona espaola de asegurar el dominio de los potreros indgenas. Dicha ley, tal
como se ha expuesto, no fue respetada por el estado chileno.
Recuadro 1
Ttulos realengos inscritos / protocolizados en favor de comunidades
huilliche de Chilo
Las comunidades indgenas que recibieron ttulos realengos efectuaron actos administrativos para resguardarlos y hacerlos valer ante el estado chileno. Existen
antecedentes de los siguientes ttulos:
a) Comunidad de Koldita de Mariano Llancalahuen, fue inscrito en el R.P. C.B.
R. Castro, nro. 113 del 22 de junio de 1898.
b) Inkopulli de Yaldad, de Bautista Colivoro, fue protocolizado en la Notara de
Castro, nro. 2 del 17 de junio de 1882.
c) Weketrumao (potrero de los Rain) los antecedentes sealan que el original
est perdido, pero existe inscripcin de la tierra a nombre de Juan Andrs y
Cristbal Rain, nro. 40 de 1886 R.P. C.B.R. Castro.
327
366
En el Cdigo Civil chileno de 1857 vigente el artculo 700 inciso 2 el poseedor es reputado
dueo mientras otra persona no justifica serlo.
Entre los aos 1906 y 1907 a travs de estos procesos de adjudicacin los territorios de Koigin,
Koldita, Yaldad, Inio, Asasao y Quilanlar pasaron a manos de particulares. (Sobre la adquisicin
de tierras de la Sociedad Austral de Maderas y Sociedad Explotadora de Chilo, ver Molina y
Correa, 1996).
328
Sobre el proceso de Revalidacin de Ttulos y Ley de propiedad Austral (ver Molina y Correa,
1996).
329
del fundo Koiwin de Kompu y 2.600 has. del fundo Waipulli. Las comunidades no
obtuvieron la revalidacin de ninguno de sus ttulos, ordenndose la cancelacin de aquellos que se encontraban en el Conservador de Bienes Races de
Castro.
369
El traspaso del fundo Koiwin se verific a travs de los Decretos Supremos nmero 647 del 14 de
octubre de 1981, 554 del 3 de octubre de 1984 y 560 del 17 de octubre de 1985; el traspaso del
fundo Waipulli fue en virtud del D.S. 251 del 17 de octubre de 1985. Sobre los procesos de divisin
y liquidacin de comunidades, ver Molina y Correa 1996; Archivo Consejo General de Caciques,
1993; respecto de la comunidad de Kompu, ver Muoz, 1991.
Actualmente parte del fundo de Weketrumao est en proceso de traspaso a la Corporacin Nacional de
Desarrollo Indgena CONADI para su entrega a la comunidad huilliche en virtud de un Convenio de
Traspaso de Tierras Indgenas suscrito por las entidades. Ya en manos de CONADI, y para ser entregadas
a las comunidades huilliche, estn las tierras que fueron desafectadas del Parque Nacional Chilo y que
sern traspasadas a las comunidades de Chanqun y Huentem, y los lotes C y D del Fundo Tepuhueico.
330
331
Adems, el estado no ha generado las condiciones para relacionarse adecuadamente con los caciques ni tampoco existen actos de significacin poltica
que den cuenta de un reconocimiento real a los territorios indgenas ni a la
autoridad tradicional de los longko.
Respecto a las disposiciones relativas a la organizacin indgena, tanto las
que se refieren a la formacin de comunidades como de asociaciones, se estima que el impacto ha sido negativo, por cuanto la Ley 19.253 ha entrado en
abierta contradiccin con el Consejo de Longkos, entidad que no encuentra
resguardo en la letra de la ley. En esta materia ha existido evidente intervencin estatal, promoviendo la desafiliacin de la organizacin tradicional, la
conformacin de comunidades independientes, obstaculizando la obtencin
de personalidad jurdica para la Comunidad Williche Futa Wapi Chilwe y supeditando la entrega de las tierras fiscales a la existencia de comunidades
autnomas.
En cuanto a las asociaciones indgenas, si bien se han conformado varias de
ellas en la provincia, no existen experiencias de gran relevancia por lo escaso
de los aportes a los que ellas postulan y debido a la falta de legislacin complementaria que beneficie las iniciativas econmicas de los indgenas.
332
333
3.2 Operacionalizacin en Chilo del acuerdo marco CONADIBienes Nacionales para traspaso de tierras fiscales
El acuerdo marco firmado entre la Conadi y el Ministerio de Bienes Nacionales de fecha 11 de agosto de 1994 debi permitir el traspaso en Chilo de
13.100 hectreas de tierras actualmente fiscales, sumando 4.700 has. a las comunidades indgenas de Chanqun y Wentem; 5.800 has. a la comunidad de
Weketrumao, y 2.600 has. a la comunidad de Kompu, que corresponden a los
lotes C y D del fundo Tepuhueico.
A la fecha de redaccin de este informe, los traspasos no haban concluido,
por lo que ninguna de las comunidades indgenas involucradas en este proceso
371
La Oficina de Informacin de Derechos Indgenas (OIDI) que funcionaba en Castro fue cerrada en
diciembre del 2002.
334
335
336
337
mejorar la pertinencia curricular de las escuelas e impulsar el diseo de herramientas de planificacin educacional con un enfoque intercultural.
338
principal accionista, el norteamericano Jeremas Henderson, ha entrado en negociaciones directas con el estado para constituir, sobre parte de las tierras fiscales
demandadas por la comunidad, una servidumbre de trnsito que permitira al
empresario la construccin de un camino que cruzara todo el territorio hasta
llegar a Inio. El camino facilitara la puesta en marcha de un proyecto financiero
de millonarias proyecciones y que, segn declaraciones del propio Henderson,
podra tratarse de un proyecto de explotacin forestal o de la parcelacin de las
tierras para ventas futuras e implementacin de turismo a gran escala.
La comunidad ha manifestado a las autoridades, por espacio de al menos
dos aos, su preocupacin por lo que podra constituir una nueva Golden
Spring en Chilo, sin que las autoridades nacionales parezcan interesadas
por las denuncias y llamados de atencin del pueblo huilliche. En septiembre
del ao 2001, se firm el decreto que autoriz la constitucin de la servidumbre de trnsito en un acto administrativo que no fue consultado a la comunidad
directamente afectada,372 contravinindose el artculo 61 de la ley 19.253 que
ordena considerar la opinin de los caciques respecto de los asuntos que afecten los intereses indgenas.
Ante lo anterior, la comunidad de Weketrumao realiz una marcha en febrero de 2003 desde el sector de Chadmo Central hasta Quelln (tres horas de
camino) para entrevistarse con el Intendente Regional, Patricio Vallespn, reclamando la anulacin de la servidumbre y la suspensin del camino. Antes
de esta manifestacin pblica, la misma comunidad manifest en una carta
abierta al Presidente Ricardo Lagos que requera conocer el proyecto Henderson y prevena al ejecutivo de las consecuencias de un mega proyecto en
el fundo de Weketrumao.
Por otra parte, la empresa forestal Hawarden tiene pendiente ante CONAF la
solicitud de plan de manejo para construccin de obras civiles, que de ser aprobado, dificultara seriamente cualquier cambio favorable a la comunidad huilliche.
Entre tanto, la empresa ha conseguido cooptar a algunos colonos e indgenas del sector dndoles trabajo y ponindolos contra la organizacin que dirige
el longko Fidel Rain. Como consecuencia de ello se han producido serios enfrentamientos entre comuneros indgenas y colonos con resultado de lesiones,
amenazas de muerte a dirigentes, bloqueos de camino y, ltimamente, el intento por parte de los adherentes a la empresa de conformar una comunidad
indgena que han llamado Weketrumao Alto, a travs de la cual quieren disputar territorio a la organizacin tradicional.
372
Escritura pblica de servidumbre de fecha 18 de octubre del 2002. Notara H. Ticke C. Puerto
Montt., inscrita fs.90, nro 70, ao 2002. Registro de Hipotecas y Gravmenes C.B.R. Quelln.
339
El empresario Jeremas Henderson es propietario adems de tierras reclamadas por las comunidades de Tuweo, Piedra Blanca, Inkopulli de Yaldad
(comuna de Quelln) y Llikaldad (comuna de Castro).
373
340
Recurso de Proteccin Corte Apelaciones Puerto Montt rol 3.162, interpuesto por Ral San Martn y otros contra Jos del T. Cheuquepil
Cheuquepil, longko comunidad Llicaldad por usurpacin territorial y por
la existencia de un portn que cerraba el paso de terceros a territorios
fiscales demandados por la comunidad de Llicaldad (Recurso acogido
por la Corte);
Querella criminal por delito de incendio rol 51.010-5 Juzgado del Crimen de Castro, contra Jos del Trnsito Cheuequepil, Patricio Guaiteao,
Jos Patricio Cheuquepil (Sumario);
Recurso de Proteccin Corte de Apelaciones Puerto Montt rol 3.782,
interpuesto por Carlina Vivanco, Vitelio Neira, Nelson Saldivia, Ral
San Martn y Pedro Vera Vera, contra Jos Cheuquepil Cheuquepil, Jos
Cheuquepil Miranda y Patricio Guaiteao Guerrero (pendiente);
Querella Criminal por Hurto de 10.000 pulgadas de madera (acumulada a la causa 51.010-5) contra Jos del T. Cheuquepil y otros (Sumario);
CONAF contra Jos del T. Cheuquepil rol 18- 2001 Juzgado de Polica
Local Castro (pendiente);
Lesiones, Juzgado de Polica Local de Quelln rol nmero 8-2003 contra Fidel Rain Negue (longko comunidad Weketrumao) y otros (Pendiente);
Recurso de Proteccin rol 3.523 interpuesto por Hilda Guenteo, presidenta de la comunidad de Weketrumao, contra Yolanda Ross Crdenas
por construccin ilegal de camino y contaminacin de las lagunas Santa
Rosa y lago Pililo ubicados en tierras fiscales pretendidas por la comunidad (Recurso rechazado por la Corte por sentencia del 17 de julio 2002,
no se consider acreditado el dao ambiental);
Y reclamacin por artculo 19 inciso 3 de ley 19.253, Fidel Rain por la
comunidad de Weketrumao contra Julia Prez (solicita proteccin a espacios comunitarios ceremoniales y deportivos ). Causa pendiente desde
marzo del 2002 en espera de informe de CONADI.
Conclusiones
Los antecedentes aportados en este informe dan cuenta de la precaria situacin en que se encuentran los derechos humanos del pueblo huilliche, aun
despus de la entrada en vigencia de la ley 19.253. Particularmente el derecho
colectivo a la tierra y al territorio no cuentan con resguardo normativo y las
341
342
Bibliografa
BONFIL, GUILLERMO, Los Pueblos Indios, sus culturas y las polticas culturales,
en Garca, Nstor ed., Polticas Culturales en Amrica Latina, Ed. Grijalbo,
S.A., Mxico, 1987.
COMISIN ESPECIAL DE PUEBLOS INDGENAS, Tenencia, propiedad y demandas de tierras
en las comunidades williche de Chilo, Informe preparado por Ral Molina
O. y Martn Correa C., Santiago, 1992.
CONADI, Informe de Gestin CONADI, 2000.
CONSEJO GENERAL DE CACIQUES (Archivo), Serie Autodiagnsticos de Comunidades Williche, 1993
MOLINA, RAL Y CORREA, MARTN, Territorios huilliche de Chilo, CONADI, Temuco, 1996.
MUOZ MILLALONCO, MANUEL, El sistema de tenencia de la tierra en la comunidad
williche de Compu, Informe para optar al Ttulo Profesional de Antroplogo, Universidad Austral de Chile, Escuela de Antropologa, Valdivia,
1991.
, Las transformaciones del sistema de tenencia de la tierra y su impacto en la
identidad tnica del pueblo williche de Chilo, Tesis de Licenciatura, Universidad Austral de Chile, Escuela de Antropologa, Valdivia, 1996.
OLIVERA, ANA MARA, Las comunidades indgenas de Chaquin y Huentemo y sus
derechos histricos sobre el Fundo Anay; Una reflexin en torno a la costumbre
williche, Tesis de Grado, Universidad Catlica de Valparaso, 1994.
URRUTIA, FRANCISCO, La continuidad de la propiedad raz en una comunidad huilliche
de Chilo: el Fundo Coihuin, Proyecto para obtener el grado de Licenciado
en Ciencias Jurdicas y Sociales, Universidad de Chile, Facultad de Derecho, Santiago, Chile, 1992.
343
Cuadros
Cuadro 1
Presupuesto Nacional CONADI 2002 (en M$)
Fondo de Tierras y Aguas
11.558.561
Fondo de Desarrollo
2.879.736
545.603
14.983.900
Cuadro 2
Presupuesto oficina de Osorno 2002 (en M$)
Fondo de Tierras y Aguas
905.958
Fondo de Desarrollo
109.499
26.150
1.041.607
344
Captulo IX
Derechos de los pueblos indgenas australes
1. Antecedentes histricos
Las primeras ocupaciones humanas en el extremo austral de Chile y Amrica datan de alrededor de 12.000 AP. Hallazgos arqueolgicos ubicados en el
sector de Laguna Sofa, en las cercanas de la ciudad de Puerto Natales, as
como otros en la vertiente oriental de la Cordillera de los Andes, ayudan a
confirmar que oleadas sucesivas de cazadores recolectores provenientes desde lo que es ahora la Patagonia argentina, poblaron esta parte del sur de Amrica
desde muy temprano.
Al menos alguna de esas oleadas es la antecesora de los pueblos cazadores
recolectores terrestres histricos, denominados anikenk (tehuelche) y selk nam
(onas). Los primeros habitaron desde el sur del Ro Santa Cruz en la Repblica
Argentina hasta la boca oriental del Estrecho de Magallanes en su ribera norte,
es decir, una porcin del territorio chileno. Los segundos ocuparon grandes
extensiones de la Isla de Tierra del Fuego. Se cree que en algn periodo del
Pleistoceno tardo dicha isla se encontraba unida al continente a travs de pasos naturales que aprovecharon estos primeros visitantes.
A continuacin se entregan algunos antecedentes relativos a la historia de
cada uno de los pueblos que habitaron estos territorios:
345
inicio del proceso colonizador del territorio anikenk. En un comienzo, los indgenas se acercaron en actitud amistosa a estos asentamientos, estableciendo
con los colonos relaciones pacficas basadas en el intercambio de bienes, haciendo trueque de pieles, plumas y carne de guanaco por productos trados
por los recin llegados tales como yerba mate, azcar, tabaco, alcohol, etc. (Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2003).
En 1844 se suscribi un un tratado de amistad y comercio en virtud del cual se
convino el libre trnsito y comercio entre chilenos y anikenk, exigindose de los
indgenas el pleno reconocimiento de la jurisdiccin chilena sobre el territorio patagnico. El tratado fue suscrito por el cacique Santos Centurin, en representacin
de los indgenas, y el gobernador, sargento mayor Pedro Silva, en representacin
del estado chileno (Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2003).
El tratado marc una poca de relaciones a amistosas entre el estado de Chile
y los anikenk. En efecto, una vez suscrito este acuerdo, un ao despus, en 1845,
el cacique Centurin y su lenguaraz (traductor) fueron invitados a Santiago y
all obsequiados por las autoridades chilenas. El inters de las autoridades de
gobierno era ganar la confianza de los indgenas, y tena por objeto establecer a
travs de ellos la soberana nacional en las tierras patagnicas disputadas en
aquel tiempo con Argentina. Como smbolo de este trato amistoso, en 1857, el
gobierno de Chile asign una pensin de gracia al cacique Casimiro, y le otorg
el grado honorfico de capitn de ejrcito. Paralelamente, le fueron entregados a
los restantes jefes indgenas diversos obsequios, adems de una bandera chilena
para que la llevasen consigo en sus desplazamientos (Aylwin, 1995).
El inters del gobierno chileno por cooptar la confianza indgena y hacer
soberana por su intermedio, se disip a consecuencia del auge econmico que
empieza a experimentar la regin austral de Chile. En efecto, a partir de 1860,
se produce un importante aumento poblacional en dichas latitudes a travs de
la presencia de un significativo nmero de colonos que ejercan soberana a
nombre del estado de Chile. Por otra parte, en 1881 se suscribi entre Chile y
Argentina un tratado de lmites que gener certezas sobre las delimitaciones
jurisdiccionales de cada uno de los pases, lo que disminuy las presiones por
ocupar materialmente el territorio.
A partir de 1878, el estado concesiona a particulares los territorios ancestrales de los anikenk para el desarrollo de la industria ganadera. La presencia de
estos nuevos colonos marc una poca de graves abusos en contra de los indgenas, que provocaron el abandono de los anikenk del territorio chileno y su
asentamiento en territorio argentino. Los antecedentes historiogrficos dan
cuenta de que, entre 1885 y 1890, los asentamientos de colonos haban ocupado los campos de Dinamarquero y Bautismo, y las llanuras de la cuenca de la
346
347
Documento N 5. La Tierra del Fuego y sus naturales. Memoria de 1896 del Gobernador de
Magallanes, Don Manuel Seoret, en Vega y Grendi, 2002.
348
civilizacin no era el ms adecuado para los intereses estatales. Seoret consideraba que los indgenas deban ser integrados por medio de la asimilacin de
costumbres de colonos chilenos establecidos en el territorio patagnico, como
consecuencia de la convivencia que genera el compartir un mismo espacio
territorial. Para el gobernador Seoret, la estrategia adecuada consista en el
establecimiento de puestos militares en Tierra del Fuego, lo que permitira lograr el triple propsito al que aspiraba el Gobierno de Chile: civilizacin de los
indios, colonizacin del territorio y proteccin eficaz de las personas y los bienes para el tranquilo desarrollo de las industrias y empresas apostadas en la
Patagonia. De esta manera la autoridad magallnica pretende emular lo hecho
en la Araucana, donde mediante la fundacin de pueblos y la instalacin de
lneas de telgrafos y ferrocarriles, se consigui dominar el territorio (Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2003).
Aproximadamente 800 selkman fueron trasladados, entre los aos 1894 y
1898, hasta la misin Dawson. La mayora falleci en ese lugar como consecuencia de la inactividad, el desarraigo y las enfermedades que all contrajeron,
en especial la neumonia, tuberculosis, sarampin y sfilis (Emperaire, 2002).
El inters de la Sociedad Explotadora era erradicar definitivamente a los
selknam de la isla. Para ello solicit apoyo de las autoridades argumentando en
base a las prdidas que les ocasionaban los selkman a consecuencia de la caza de
animales. En agosto de 1894, la compaa solicit a la autoridad gubernamental
que enviara un destacamento de 50 soldados para capturar a los indgenas. El
gobernador accedi a la peticin y los selkman fueron apresados y transportados a la misin de isla Dawson, en embarcaciones de la Armada Nacional
(Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato, 2003). La actitud del gobierno central, sin embargo, fue diferente. En aquella poca el Ministro de Relaciones
Exteriores y Colonizacin escribi al gobernador Manuel Seoret manifestndole su desagrado por las violentas medidas que los hacendados adoptaban con
los indios, aconsejndole que no se inmiscuyese en el asunto (Martinic, 1992).
Durante los ltimos aos del siglo XIX la ocupacin colonizadora fue llegando hacia las zonas interiores, cubriendo todo el distrito patagnico
sudoriental. Las acciones abusivas de los hacendados contra los indgenas fueron en aumento, y se hicieron pblicas. Los antecedentes de que tom
conocimiento la opinin pblica hablaban de castigos, persecuciones y verdaderas caceras donde aniquilaban a los indgenas que se resistan a la captura.
El senador por Llanquihue, Ramn Ricardo Rozas, denunci estos hechos en
el congreso, e interpel al gobierno, reclamando proteccin para los selknam,
mientras que los diarios El Porvenir, La Razn y El Chileno de Santiago hacan
eco de tales denuncias (Martinic, 1992).
349
La autoridad se pleg a las denuncias e increp a los estancieros. Este cambio de actitud, sin embargo, no dur mucho tiempo. El 13 de enero de 1896, un
grupo de selknam intent robar ganado en la hacienda San Sebastin. La accin fue repelida por los estancieros, siendo capturados siete de ellos y
quedando varios muertos. Cuando se trasladaban los apresados, el 18 de enero, para su posterior embarque a la isla Dawson, los indgenas atacaron y
mataron a sus guardianes. Apenas enterado de ello Mauricio Braun, solicit
proteccin al gobernador, quien de inmediato dispuso que 6 soldados, al mando del capitn de ejrcito Ramiro Silva, fueran destinados a Tierra del Fuego a
fin de patrullar los campos (Martinic, 1992).
Con posterioridad a estos sucesos, la violencia contra los indgenas se hizo
sentir sin contrapeso. Los selknam fueron perseguidos sin piedad y en esta
tarea la Sociedad Explotadora cont con el apoyo de fuerzas militares proporcionadas por el gobierno de Chile. (Martinic, 1992).
Los sucesos fueron de tal envergadura que provocaron conmocin pblica,
dando lugar a un proceso judicial para su esclarecimiento. El caso fue finalmente sobresedo. No obstante, el ministro de la Corte de Apelaciones de
Valparaso, Manuel A. Cruz, con ocasin de una visita judicial extraordinaria a
Magallanes inform acerca de la brutalidad de estos hechos consignando lo
siguiente:
... la voz pblica acusa en Punta Arenas a aquellos empleados i a sus jefes
superiores de crueles e innecesarias vejaciones cometidas en las personas de los
indios i de sus mujeres i aun de odiosos asesinatos perpetrados con refinada
maldad para evitar aquellas depredaciones (Martinic, 1992).
Como resultado de los hechos que se relatan en los prrafos precedentes,
los selknam fueron eliminados de Tierra del Fuego. El colapso demogrfico y
exterminio de este pueblo ha sido documentado por distintos autores. Martn
Gusinde, calcul que hacia 1860, los selknam deban llegar a un nmero de
3.500 personas en toda la isla. En 1894, El gobernador de Magallanes Manuel
Seoret calcul en un nmero de 1.500 personas la poblacin selknam que
habitaba la seccin chilena de Tierra del Fuego. El censo de poblacin de 1895,
corrobor la estimacin del gobernador.377
En 1910, la poblacin selknam haba disminuido drsticamente llegando a
un centenar de personas, radicada en las misiones salesianas de Dawson o Ro
Grande, o que se haba refugiado en las estancias de la familia Bridges a cargo de la Misin Anglicana de Tierra del Fuego (Harberton y Viamonte)s, o en
377
Ibid., 728-730.
350
las inmediaciones del lago Kami o Fagnano, ambos ubicados en el sector argentino, en la zona boscosa y cordillerana al sur de la isla. En 1920, Martn
Gusinde recorre Tierra del Fuego e informa que la poblacin selknam era aun
menor; de acuerdo a sus estimaciones alcanzaba a solo 279 indgenas, 216 de
los cuales habitaban en el campamento del Ro del Fuego, 32 en el del Lago
Fagnano, ambos creados a comienzos del presente siglo por la misin salesiana subsistente, una persona en la misma ciudad y otra en Harberton, todas
ellas en Argentina, mientras que otros 20 indgenas vivan repartidos en las
estancias localizadas en el sector chileno de la isla (Comisin Verdad Histrica
y Nuevo Trato).
En 1966 quedaban solamente 13 indgenas de origen selknam, mayoritariamente mestizos, en el sector argentino de la isla de Tierra del Fuego. En mayo
de 1974, muere en la ciudad de Ro Grande, ngela Loij, la ltima selknam,
quien habitaba el ltimo reducto selknam, en la cabecera del lago Fagnano
(Aylwin, 1995).378
378
Cabe sealar, sin embargo, que en la dcada de los noventa se forma en Tierra del Fuego, Argentina, una comunidad que agrupa a los descendientes, en su totalidad mestizos, de los selknam.
351
rsula Caldern ensea su lengua a los nios de Puerto Williams. Afortunadamente, antes de su
fallecimiento a comienzos de 2003, su voz con la lengua de su pueblo qued grabada en un CD.
352
353
de kawsqar que transitaban por la costa descubrieron la hacienda y capturaron algunos animales, atacando a los cuidadores del ganado, que debieron
huir a caballo. El gobernador scar Viel, tan pronto tom conocimiento de los
hechos envi, en marzo de ese ao, una expedicin militar hasta el lugar para
sancionar a los indgenas. Los soldados fueron recibidos a flechazos por los
kawsqar, falleciendo en la refriega seis de ellos y siendo apresados doce nios. En septiembre de 1874 ocurri un incidente similar, que fue reprimido
por los cuidadores del ganado fiscal arrojando como resultado la muerte de
ocho kawsqar, seis hombres y dos mujeres, siendo capturados en la accin tres
nios (Emperaire, 2002).
La poltica de los gobernadores scar Viel, Seoret, y, posteriormente,
Guerrero Bascun con los kawsqar se caracteriz por un excesivo rigor y
una evidente desproporcin entre la ofensa inferida y el castigo infligido en
respuesta. Durante la gobernacin de Manuel Seoret sucedi un hecho similar a los relatados precedentemente, por lo que dicha autoridad dispone la
captura vivo o muerto del cacique Kacho. En julio de 1887, el gobernador Guerrero Bascun dispone la aplicacin de sanciones a un grupo kawsqar que
transitaba por las cercanas de Puerto Consuelo en el interior del fiordo de
ltima Esperanza. El 19 del mismo mes y ao, el colono Herman Eberhard
interpuso una denuncia, sealando que los kawsqar haban estado matando y
robando ganado de su estancia, lo que haba motivado, en la ltima ocasin,
un enfrentamiento armado entre sus empleados y aquellos. En respuesta a
esta denuncia, el gobernador dispuso el viaje de un buque de la Armada hasta
ltima Esperanza, con el fin de ubicar y capturar a los kawsqar para su posterior reclusin en la Misin salesiana de isla Dawson, lo que efectivamente se
llev a cabo (Emperaire, 2002).
Durante los primeros cinco aos de funcionamiento de la misin salesiana
de Isla Dawson, los kawsqar fueron los nicos residentes. En 1895, el nmero
de kawsqar recluidos en la misin llegaba a 65, 27 hombres y 38 mujeres, quienes corrieron la misma suerte que los selknam: se fueron exterminando producto
del desarraigo, la inactividad y las enfermedades contradas en la reclusin.
(Emperaire, 2002). Los adultos fueron empleados como trabajadores de las faenas agrcolas y forestales de la misin, mientras que los nios eran educados
en la cultura catlica. Muy pocos individuos sobrevivieron (Aylwin, 1995).
Los gobernadores no se esforzaron en establecer otro tipo de relacin con
los kawsqar, que no fuera sancionarlos reiteradamente por atentar contra la
propiedad o persona de los colonos. Para los abusos cometidos en contra de
ellos jams hubo sancin.
354
La penetracin de los colonos lleg hasta ltima Esperanza. En este territorio, antiguamente de jurisdiccin kawsqar, se levant la ciudad de Puerto
Natales. En la dcada de 1860, los kawsqar comienzan a relacionarse con loberos y nutrieros que surcan los mismos canales. Producto de este contacto, entre
1880 y1930, se produjeron grandes modificaciones en la forma de vida de estos
indgenas y severas consecuencias demogrficas (Emperaire, 2002). Los lugares de paricin de lobos marinos eran frecuentados tanto por indgenas como
por cazadores chilotes y loberos de Punta Arenas. De estos encuentros los indgenas obtenan alimentos y vestuario; los cazadores, por su parte, pieles y
mano de obra para su preparacin. Sin embargo, la relacin de los kawsqar
con estos actores no estuvo libre de violencia, cuchillos y hachas, as como
chalupas y armas de fuego atraan el inters indgena, transformndose en
bienes muy cotizados, que dieron lugar a frecuentes robos, que derivaron en
matanzas de familias completas de kawsqar. Tambin eran frecuentes los raptos de mujeres jvenes y adultas (Aguilera, 1999).
A partir de 1930, el contacto se hizo ms frecuente, y el sistema tradicional
de vida nmade de los kawsqar desapareci. A excepcin de dos familias que
conservaban su nomadismo, la poblacin restante comenz un proceso de sedentarizacin, instalndose en las inmediaciones de Puerto Edn, o en los
alrededores de San Pedro. En 1936, se instal en Puerto Edn una base de la
Fuerza Area (FACH) destinada a apoyar el servicio areo postal de hidroaviones que unira Puerto Montt con Punta Arenas. Atrados por este nuevo
centro, los kawsqar comienzan a instalarse alrededor de la base area, en la
localidad de Yecarkte (Emperaire, 2002).
De acuerdo a la informacin proporcionada por Joseph Emperaire, la poblacin originaria de los archipilagos comenz a declinar en el momento en
que los extranjeros se instalaron de manera semipermanente en las inmediaciones del territorio kawsqar. Adems, dicha poblacin se vio diezmada por
los actos de violencia, el abuso del alcohol y la introduccin de enfermedades,
como la tuberculosis y las enfermedades venreas. Hacia mediados del siglo
XX, el estilo de vida nmade de los kawsqar y el nmero de su poblacin,
haba sufrido una transformacin radical. La poblacin que, a fines del siglo
XIX, llegaba a alrededor de 800 personas, a mediados del siglo XX, solo contaba con 61 personas (Emperaire, 2002).
En 1940, durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda se dict un decreto de
proteccin de la poblacin kawsqar, siendo encargada a la FACH la proteccin
de los indgenas. Junto a ello se dise un plan de radicacin en Puerto Edn,
incluyendo medidas bsicas como alimentacin y atencin en salud. La distribucin de vveres atrajo a la poblacin kawsqar en torno a Puerto Edn, donde
355
356
2.2.1 Identidad
La ley indgena dispone que son indgenas de los canales australes los ymanas o yganes, kawaskhar o alacalufes u otras etnias que habiten en el extremo
357
2.2.2 Territorio
Una obvia consecuencia del contacto entre los canoeros australes y la sociedad
mayor fue la prdida de sus territorios. Los grupos canoeros fueron desplazados y
restringidos a reas especficas: en el caso kawsqar, fueron asentados en Puerto
Edn; y, en el caso yagn trasladados a Puerto Williams (Villa Ukika). A su vez,
migrantes de estos grupos indgenas se trasladaron a otros sectores de la Regin
de Magallanes, transformndose en trabajadores de estancias, pescadores artesanales, subproletariado o marginados urbanos en el caso de las ciudades.
380
358
La ley indgena impone a la CONADI la obligacin de procurar el reasentamiento de los indgenas que habitan en los canales australes en sus lugares
de origen o en otros que resulten apropiados.381
Las reivindicaciones territoriales formuladas en aos recientes por las comunidades kawsqar y yagn se han expresado en demandas colectivas
formuladas por sus actuales organizaciones, as como por las peticiones particulares de quienes las integran y demandan tierras individuales para mejorar
sus condiciones de habitabilidad y desarrollo. Al respecto cabe sealar que la
CONADI trat inicialmente de conformar dos reas de desarrollo indgena,
una en Puerto Edn y una en Baha Mejillones. Estas iniciativas no tuvieron
xito, optndose por adquirir propiedades a travs de la compra, en el sector
de Yetarte en Puerto Edn, o a travs del traspaso de tierras fiscales, en el sector
de Baha Mejillones en Puerto Williams. De esta manera se restituy a estos
pueblos tierras que en el pasado habitaran, transfirindose estas en propiedad
a las comunidades kawsqar y yagn.
Paralelamente, se efectuaron gestiones para obtener diversas concesiones
de uso gratuito, como el lote 12 Renoval en ltima Esperanza. Tambin se
han efectuado transferencias gratuitas de tierras fiscales que han permitido
ampliar el rea de Yetarte hacia el sector de Lakawana y las posesiones indgenas en Tierra del Fuego (Lote E). Asimismo, bajo la modalidad del ttulo
gratuito de dominio, se transfiri el Islote Guilln, de propiedad fiscal, a una
familia kawsqar.
En total, para el ao 2003, se han tramitado solicitudes de restitucin de
tierras por un total de 8.491,28 hs.
En lo que respecta a garantizar el uso de los canoeros sobre el borde costero,
se encuentra en funcionamiento la Comisin Regional de Uso del Borde Costero
(D.S. 475) de la XII Regin de Magallanes en la que se han tratado cuestiones
relativas a los asentamientos de canoeros australes. Cabe consignar que, a partir
del ao 1981, todos los terrenos de propiedad fiscal que tengan borde costero
tienen una franja de administracin cuya jurisdiccin corresponde a la Armada
de Chile, a travs de la Subsecretara de Marina, y que corresponde a la franja de
terreno que se extiende desde la lnea ms alta de marea (pleamar) hacia tierra,
de un ancho de 80 metros. Esta situacin es particularmente relevante en la regin de Magallanes, porque ella es la que presenta el mayor borde costero del
pas, lo que redunda en la mayor cantidad de costas con administracin de la
Armada. Ello redunda en una restriccin al pleno ejercicio de los derechos territoriales de los pueblos yagn y kawsqar sobre los terrenos costeros.
381
359
En febrero de 2002 se convoc una comisin ad hoc para resolver el problema de las reas crticas, donde existan conflictos de uso del borde costero.
Esta Comisin estuvo presidida por el SEREMI de Economa de Magallanes.
Participaron en ella, adems, representantes de la pesca artesanal, industrial,
sector turismo, Gobernacin Antrtica, CONAMA, y SERPLAC. Uno de los
puntos abordados fue la situacin de conflicto en el borde costero de la comuna de Cabo de Hornos. La Gobernacin Antrtica propuso un plan para el uso
del borde costero en la Isla Navarino, uno de cuyos aspectos consista en dejar
como rea reservada para actividades acucolas de los yagn el sector de Baha
Mejillones. Casi todo el borde norte de la isla sera utilizado para actividades
tursticas y una porcin para actividades industriales de pesca.382
Sin embargo, el proceso de solicitud de concesiones acucolas en estricto
rigor no discrimina de quin hace la presentacin ms all del orden de precedencia con que se hacen tales solicitudes a la Subsecretara de Marina. En la
actualidad (ao 2003) se encuentra en trmite una solicitud de concesin a
empresa no indgena en el sector de Baha Mejillones que haba sido reservado
para el uso exclusivo de los yagn.383
383
Acuerdo ad hoc para dar prioridad de acuicultura a los yagn, que no ha sido validado por
Subsecretara de Marina.
La empresa COCAR solicit el 24 de enero de 2001 una concesin acucola para la crianza de
salmones. Recin el 20 de mayo de 2003 la comunidad yagn inici el trmite en Sernapesca
regional, para su derivacin a Subsecretara de Pesca, quien analiza la parte tcnica y jurdica.
Terminado el estudio se enva carta al solicitante pidiendo que se ingrese iniciativa a SEIA. Con el
resultado de la evaluacin ambiental se informa a la Subsecretara de Pesca, para seguir trmite en
la Subsecretara de Marina para otorgamiento fsico de territorio. El proyecto de la comunidad
yagn es para cultivo de choritos (Mytilus mytilus).
360
385
Debe tenerse presente que las poblaciones de lobos marinos, tanto del lobo comn como del lobo
fino, asimismo del chungungo (Lutra felina) y el huilln (Lutra provocax), fueron diezmadas por
cazadores no indgenas (loberos) desde mediados del siglo XIX hasta la segunda mitad del siglo
XX, dado el inters por sus pieles, aceite, las gnadas de machos adultos y su carne.
Acta de Reunin Ordinaria N 01/2002, del Consejo Zonal de Pesca de la XII Regin de Magallanes
y Antrtica Chilena.
361
Las comunidades se ven afectadas, adems, por las vedas a recursos como la
centolla (lithodes antrctica), el erizo (loxechinus albus), ostin (chlamys patagonica) y el loco (concholepas concholepas), todos los cuales se encuentran
sobreexplotados por parte de no indgenas.
362
Messier, por el canal del mismo nombre, Wellington, por la isla del extremo norte de la regin, u otros que hacen alusin a apadrinamientos o la simple
adquisicin de apellidos a la usanza castellana, y que han significado la prdida de sus nombres tradicionales. Lo mismo sucede con los mapuche huilliche
migrantes en la regin, cuyos apellidos castellanos o cristianizados estn sujetos a las sospechas de los no indgenas, que por lo general desconfan del origen
tnico de tal o cual persona solo porque su nombre no es indgena. A pesar
de lo anterior, al menos en el caso de los descendientes kawsqar, algunos individuos adultos jvenes todava reconocen y conservan sus denominaciones
tradicionales de conformidad a su cultura.
Relacionado con lo anterior, se encuentra el problema de la prdida de la
lengua. Si bien es posible encontrar hablantes de kawsqar o yagn en Puerto
Edn y Puerto Williams respectivamente,387 la mayora de los descendientes ha
perdido el lenguaje, tanto por desuso como por ser hijos de migrantes indgenas en las urbes de la regin.
Para enfrentar esta situacin existe el propsito de CONADI de recopilar la
informacin sobre la lengua de ambos pueblos. Ello ha permitido generar algunos productos, tales como el diseo de manuales intermedios y lexicografa
para construccin de diccionarios. Se trata de elementos bsicos para la formacin posterior de monitores en la enseanza de kawsqar y yagn que puedan
trabajar con los descendientes y, adems, con cualquier persona interesada en
aprender conocimientos bsicos del lenguaje.
387
En el caso de los yagn solo existe hoy una persona hablante, Cristina Caldern.
363
misma ley sobre proteccin y desarrollo de las comunidades indgenas supervivientes en la Regin de Magallanes y Antrtica Chilena.388
El Consejo est apoyado por siete mesas de trabajo sobre fomento productivo, salud, tierras y aguas, seguridad social, educacin, cultura e identidad,
vivienda y preservacin de las etnias, respectivamente, la ltima de stas integrada solo por representantes indgenas.
La regin cuenta con un plan de cobertura total y un modelo de gestin
pertinente a las necesidades de las comunidades indgenas que habitan el extremo austral.389 El plan propuesto constituye una herramienta de trabajo para
abordar el desarrollo indgena a nivel regional. Para su adecuada implementacin debera, en primer lugar, profundizarse y explicitarse una postura
regional consistente con las polticas nacionales y la realidad de los pueblos
indgenas de la regin. Tambin debiera considerarse los lineamientos establecidos por el derecho internacional sobre pueblos indgenas. Se requiere, adems,
establecer con claridad las posibles fuentes de recursos y distinguir demandas
exclusivas de los pueblos indgenas con aquellas que tienen que ver con peticiones de la poblacin en general que convive con ellos.
389
Dicho Consejo considera los compromisos adoptados por el gobierno expresados en las 16 medidas
formuladas a los pueblos indgenas por el Presidente Ricardo Lagos en mayo de 2000, as como las
conclusiones del Primer Congreso Indgena de Magallanes, efectuado en enero de 2001, en el
que se dio contenido y valid un Plan Operativo y Modelo de Gestin para los pueblos indgenas de
la regin.
Plan que tuvo su impulso inicial a travs del Protocolo Acuerdo Consejo de Desarrollo Indgena
de Magallanes, con fecha 30/06/2000, entre GORE XII Regin y CONADI. En Magallanes la
situacin organizacional de la poblacin indgena se caracteriz por su participacin, tanto en el
registro y priorizacin de sus demandas, como en la elaboracin de un diagnstico y propuestas de
solucin. Esto fue canalizado en el I Congreso Indgena de Magallanes de febrero de 2000. Este
proceso se formaliz finalmente con la creacin del Consejo de Desarrollo Indgena de Magallanes.
364
cacin de manuales bsicos para la enseanza de la lengua kawsqar; del programa de capacitacin de monitores para la enseanza del kawsqar en
Magallanes; el diseo del diccionario enciclopdico de la lengua yagn, 1 etapa; y del diseo y publicacin de diccionario espaol-kawsqar, 1 etapa.
ii. En materia de gestin social (subsidio de apoyo a la gestin social) destaca el financiamiento del Primer Congreso Indgena en Magallanes; la creacin
de un fondo de apoyo a la gestin, asistencia y refuerzo de la identidad de los
pueblos indgenas de los canales australes; el proyecto apoyo a las organizaciones civiles indgenas de Magallanes 1 etapa; y el apoyo a la gestin,
asistencia y refuerzo de la identidad tnica y cultural de la comunidades indgenas de los canales australes.
iii. En materia de desarrollo (subsidio de estudios de preinversin para el
desarrollo indgena) destaca el inicio del proyecto de estudio de diagnstico en
salud y morbilidad en los pueblos indgenas de los canales australes; la transferencia a la preinversin para el fondo de tierras y aguas y el catastro para la
creacin de zonas especiales de pesca, caza y recoleccin de recursos naturales,
para los pueblos indgenas de los canales australes (ver Cuadro 2).
Otras polticas impulsadas relativas a los pueblos indgenas australes
Cabe sealar que el plan de cobertura total antes mencionado contribuye a
acercar la brecha existente entre las demandas de las comunidades australes y la
oferta pblica, que aunque dispersa y difcil de activar operativamente, existe. En
este sentido se rescata esta propuesta en la medida en que ayuda a sistematizar las
demandas indgenas. A nivel del gobierno regional y local, la temtica indgena se
encuentra instalada en las respectivas agendas. Ello, sin embargo, no significa siempre que exista voluntad poltica de quienes intervienen en la toma de decisiones
para favorecer a travs de sus acciones los intereses indgenas.
Un buen ejemplo de articulacin de polticas sectoriales y locales a favor
del desarrollo indgena es la construccin de 30 viviendas para familias de
canoeros australes en la ciudad de Punta Arenas. En esta iniciativa han participado la Secretara Regional Ministerial de Vivienda y Urbanismo, la Direccin
Regional del Servicio de Vivienda y Urbanismo, la Municipalidad de Punta
Arenas, la Oficina de Asuntos Indgenas y la misma comunidad kawsqar. El
conjunto habitacional, cuyo nombre es Villa Fresia Alessandri Baker,390 tiene por objeto poner trmino al dficit habitacional de las familias kawsqar y
yagn de la comuna de Punta Arenas. A la fecha cuenta con terrenos y diseos
(en que participaron las familias), faltando la ejecucin definitiva de las obras.391
390
391
365
3. Conclusiones
La historia de los pueblos indgenas australes de los ltimos dos siglos es
una de exterminio. En tan solo 150 aos de presencia republicana en esta parte
de Chile, dos de los cuatro pueblos originarios de la zona, los selknam y los
anikenk, han desaparecido para siempre, al menos del territorio nacional, en
tanto que de los dos restantes, los yagn y kawsqar, sobreviven comunidades
empobrecidas y asimiladas culturalmente, en evidente peligro de extincin.
Cabe reflexionar, desde la perspectiva de derechos humanos, respecto a la
responsabilidad que la sociedad chilena y el estado tienen en este trgico destino. No se trata de buscar culpables con un afn morboso, sino de conocer la
verdad y aprender de lo que ella nos ensea.
Sin duda al estado chileno cabe una gran responsabilidad en lo ocurrido
con estos pueblos. Las autoridades de la poca impulsaron una poltica de
concesiones que en poco ms de dos dcadas entregara a particulares nacionales y extranjeros gran parte de las estepas de Tierra del Fuego y la Patagonia
chilena, como si ellas estuviesen deshabitadas. A pesar de que los abusos en
contra de los indgenas fueron cometidos en su gran mayora por colonos y
hacendados, y no directamente por funcionarios del estado, las autoridades
fueron ambiguas, por cuanto si bien condenaron estos hechos y sancionaron a
algunos responsables, no adoptaron una poltica a objeto de impedir que tales
abusos de repitieran y de garantizar la integridad de estos pueblos.
Por otro lado, el estado chileno a la fecha no ha hecho un reconocimiento de
su responsabilidad en esta trgica historia. Menos aun ha tenido la disposicin
de reparar las acciones etnocidas (voluntarias o involuntarias) propiciadas por
particulares o agentes del estado en contra de las comunidades australes y sus
miembros, llevando al exterminio de los anikenk y selknam y a la postergacin
de los yagn y kawsqar.
La actual condicin de los pueblos australes que sobreviven yagn y kawsqar requiere de medidas urgentes destinadas a preservar en vida el acerbo
fsico y cultural de sus ltimos descendientes. De lo contrario, en las prximas
dcadas seremos testigos de su irremediable extincin total. Solo a partir de
una poltica pblica especfica es posible sustentar un plan estratgico cualquiera sea su naturaleza.392
Desde otra ptica, una de las preocupaciones de la autoridad en relacin con
los pueblos originarios del extremo austral de Chile, dice relacin con las
392
366
367
En el transcurso de la dcada de los 90 se pudo apreciar un paulatino reagrupamiento de los pueblos canoeros. Ellos se autoidentificaron como tales,
surgieron lderes de cada comunidad y comenzaron a aparecer familiares, algunos incluso fuera de la regin y del pas que se adscribieron a ellos.
En base a la ley indgena, se ha propiciado la conformacin de comunidades y asociaciones indgenas. En la regin esto se ha concretado con la creacin
de cuatro comunidades kawsqar y una comunidad yagn. La validez de las
instancias legales para el agrupamiento de los integrantes de las comunidades
australes, sin embargo, ha sido criticada por estar hecha a la medida del pueblo mapuche. En realidad no existen antecedentes que permitan concluir que
los canoeros australes vivan en comunidad.
Se debe valorar la accin desarrollada por la Oficina de Asuntos Indgenas
de CONADI en Punta Arenas en apoyo a iniciativas que han permitido el reforzamiento cultural, desarrollo econmico, y la recuperacin y reinstalacin
en tierras ancestrales de estas comunidades. Al igual que lo ocurrido en otras
partes del pas, dichas iniciativas y su financiamiento, sin embargo, resultan
muy insuficientes para las demandas y necesidades indgenas. Un ejemplo de
ello es el subsidio al fomento de la economa indgena urbana y rural. Solo el
ao 2002 la cantidad de proyectos presentados fue de aproximadamente 300,
alcanzndose a financiar solo el 10% de ellas.
Una de las debilidades de la frmula de participacin propuesta por el estado para las comunidades canoeras dice relacin con la ausencia de una
preparacin para asumir los deberes y responsabilidades que ello implica. La
Oficina de Asuntos Indgenas de CONADI de Punta Arenas se encuentra impulsando una iniciativa para fortalecer a las organizaciones y capacitar a los
lderes de todas las comunidades indgenas, incluyendo aquellos indgenas
migrantes que provienen de otros pueblos originarios. La manipulacin de las
organizaciones por agentes externos es un riesgo latente. En especial, porque
existen situaciones en que se confunden deberes del estado, de la sociedad y
de las propias personas que conforman los grupos primarios de la comunidad.
Como conclusin, es posible que el tema de la asimilacin forzada y sus
efectos en los pueblos originarios sea asumido ms all de una reivindicacin
y recuperacin hacia unos pocos descendientes, si no como parte de una poltica de estado que apunte a una reparacin psicosocial, que rena recursos
especiales, no solo con un afn revitalizador de la cultura, sino simplemente
para recuperar la dignidad de las personas y los pueblos que la conforman.
Los avances en materia de polticas pblicas destinadas a los indgenas en
la regin de Magallanes han sido importantes. Ello se manifiesta en la instalacin de una Oficina de Asuntos Indgenas de CONADI en Punta Arenas, en
368
los proyectos de inversin impulsados a favor de la identidad cultural y desarrollo material indgena, as como en la poltica de tierras hasta ahora llevada a
cabo en beneficio de los yagn y kawskqar. Tambin se manifiesta en el impulso
dado en la regin a la participacin indgena en el diseo y ejecucin de la
poltica pblica. Se debe precaver, eso s, de que esta intervencin estatal no
termine siendo, como ha ocurrido en el pasado, otro paso en asimilacin cultural de los indgenas, o que derive en su integracin, tema que hasta la fecha
no ha sido discutido en la regin.
Bibliografa
AGUILERA, SCAR. Cultura Yagn (Lenguas y Culturas de Chile), 1999, disponible en http://uchile.cl/cultura/lenguas/yaganes/1a.html>.
AYLWIN, JOS, Comunidades Indgenas de los Canales Australes, Corporacin Nacional de Desarrollo Indgena, Temuco, 1995.
BORRERO, LUIS ALBERTO, Los Selknam (Onas), Galerna-Bsqueda de Ayllu, Buenos Aires. 2001
COMISIN DE VERDAD HISTRICA Y NUEVO TRATO, Historia de los Pueblos Indgenas de Chile y su relacin con el Estado..., en Informe de la Comisin
Verdad Histrica y Nuevo Trato, disponible en chile.cl www.gobiernode
chile.cl
CONADI, Ley Indgena N 19.253 Promulgada el 5 de octubre de 1993. Incubus, Temuco, 2002.
CONADI, Plan Especial de Desarrollo de los Pueblos Indgenas, Oficina de
Asuntos Indgenas de Punta Arenas, 1999.
EMPERAIRE, JOSEPH, Los nmades del mar, Ediciones LOM, Santiago, 2002.
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADSTICAS, Sntesis de Resultados Censo de Poblacin y Vivienda 2002. Caractersticas Sociales y Culturales, 2003,
disponible en www.ine.cl
INSTITUTO DE ESTUDIOS INDGENAS, Universidad de la Frontera, Informe Sobre la
Situacin de los Derechos del Pueblo Mapuche (Resumen Ejecutivo),
Programa de Derechos Indgenas, Temuco, 2002, disponible en
www.derechosindgenas.cl
MARTINIC, MATEO, Crnicas de las Tierras del Sur del Canal Beagle. Editorial Francisco de Aguirre. Buenos Aires. 1973.
, Historia de la Regin Magallnica. Vol. I. Universidad de Magallanes,
Punta Arenas, 1992.
369
Cuadros
Cuadro 1
Acreditacin de poblacin indgena canoera austral por CONADI en
Punta Arenas
370
Cuadro 2*
Cuadro de gastos por lnea de financiamiento de CONADI en la Regin
de Magallanes y Antrtica Chilena, periodo 2000 a 2002
*En este cuadro se incluyen arrastres financieros, por lo que no necesariamente los
montos expresados implican presupuestos anuales. Dichos montos son globales e incluyen a los pueblos indgenas migrantes radicados en la regin. No se expresa el
financiamiento de otros sectores. Tampoco se incluye la beca indgena.
371
372
Captulo X
Derechos de los indgenas en la Regin
Metropolitana
1. Introduccin
En esta parte del Informe presentaremos la situacin de los derechos de los
indgenas mapuche, aymara y rapa nui que en la actualidad habitan en la Regin
Metropolitana, y que han llegado a este centro urbano producto de distintos
procesos migratorios que han tenido lugar a partir del siglo XX.
En este captulo se hace especial referencia a la poblacin mapuche que habita en esta Regin. Ello por constituir la poblacin indgena mayoritaria en
esta parte del pas. En atencin a esta realidad, y al hecho de emplazarse esta
Regin sobre territorio ancestral mapuche, se ha estimado pertinente hacer referencia a la ocupacin histrica de este territorio correspondiente al futalmapu
pikunche, cuyos habitantes originarios fueron asimilados a inicios de la Repblica tras la dominacin colonial. Esta referencia histrica tiene por objeto relevar
el valor histrico que para el pueblo mapuche tiene este territorio y, en especial,
la importancia que para la poblacin migrante tienen estos antecedentes, en lo
que respecta a la resignificacin de los espacios con fines rituales y culturales.
2. Antecedentes
2.1 Antecedentes histricos
El espacio territorial que de conformidad con la actual divisin polticoadministrativa corresponde a la Regin Metropolita, form parte
originariamente del mapuche wajontu mapu.394 Este territorio corresponda al
espacio de emplazamiento del ftalmapu pikunche, que se extenda desde las
inmediaciones del ro Limar hasta el norte del ro Bo Bo.
394
La expresin wajontu mapu se usa para denominar la totalidad del territorio mapuche.
373
Un estudio reciente encargado por la Comisin de Trabajo Autnoma Mapuche (COTAM) (Molina et al., 2003) entrega amplia evidencia sobre la presencia
territorial mapuche al norte del Bo Bo y sobre la estructura social y poltica de
los lov y ayllarewe mapuche en este territorio, el cual de acuerdo a las categoras
territoriales del Az Mapu395 se denomina pikunmapu (tierras del norte).
Puntualiza el estudio que la organizacin social de los mapuche en el pikunmapu corresponda a familias vinculadas por linaje con asentamiento territorial
basado en relaciones de parentesco. Destacan entre los diversos linajes que
ocupaban el rea en el siglo XVI los siguientes: Linaje Longko, cuyos principales autoridades eran el longko Michimalongko del Valle de Aconcagua y el lognko
Iviralongko de Santiago; Linaje Hueno, cuyo longko Antihueno ejerca jurisdiccin en el sector del ro Mapocho-valle de Santiago; Linaje Gualguen liderado
por el longko Quirogualguen del sector de Vitacura; Linaje Pilln, cuyos longko
principales Guaunpillan y Melipillan, tenan sus dominios en Lampa; Linaje Milla
del longko Loncomilla en el territorio correspondiente a la cuenca del ro Maipo
(Molina et al., 2003).396
De la presencia mapuche en estos territorios, adems, da cuenta el cerro welen hoy Santa Luca enclavado en pleno centro de Santiago, el que en la
memoria mapuche se mantiene como el ms emblemtico smbolo de resistencia contra el conquistador espaol. Los habitantes del territorio pikunche
desarrollaron frreas luchas por la defensa de sus derechos, como lo demuestra el hito histrico del idol longko Michimalongko, que incendi Santiago el 11
de septiembre de 1541.
No obstante la resistencia mapuche, el territorio fue objeto de una temprana
dominacin hispana, a diferencia de lo ocurrido al sur del ro Bo Bo, donde
los mapuche mantuvieron su autonoma hasta 1883. Esta dominacin se expre395
396
374
Texto Bula Intercaetera, 3 de Mayo de 1493, ... por la autoridad de Dios, Omnipotente concedida
a San Pedro y del Vicariato de Jesucristo que ejerceremos en la tierra, ... a vos vuestros herederos
los reyes de Castilla y Len, perpetuamente, por la autoridad apostlica, a tenor de la presente,
donamos, concedemos y asignamos (las tierras indgenas sometidas bajo ocupacin militar), y a
vos y vuestros herederos ... seores con plena, libre y omnmoda potestad, autoridad y jurisdiccin
os hacemos, constituimos y disputamos. Garca Gallo 1958 en Molina et. al., 2003.
375
376
377
Esto se ve facilitado por el hecho de que el estado, a travs de la Fuerza Area de Chile o la Armada
de Chile, facilita transporte areo o martimo para el traslado de los estudiantes y mercadera desde
el continente hacia la Isla de Pascua y viceversa.
378
379
10,33% de la poblacin nacional), 794.952 (79,63% del total) vivan en los centros urbanos y solo 203.433 (20,37%) lo haca en sectores rurales.
Del total de poblacin indgena del pas, 557.270 (56% del total) vivan en
las regiones IV, V, VI y Metropolitana, mientras que el resto (441.115) lo haca
en otras regiones. La poblacin indgena residente en la Regin Metropolitana
alcanzaba a 433.035 personas (43,37%). De ellos, 423.539 (97,08%) eran urbanos, en tanto que 9.496 (2,2%) habitaba en sectores rurales. Del total de
poblacin indgena urbana el 50,97% eran mujeres, en tanto que el 49,03% eran
hombres (Valenzuela, 1995, en Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato,
2003).401 En cuanto a su distribucin etrea, casi un 40% de la poblacin indgena en la Regin Metropolitana tena entre 14 y 29 aos, 34% entre 30 y 44
aos, 17% entre 45 y 59 aos, y solo 9% tena mas de 60 aos. Se trata por tanto
de una poblacin joven, constituida en general por no ms de tres generaciones (abuelo-padre-hijo), o a menudo dos, o solamente por migrantes.
Parte importante de la poblacin urbana y residente en la Regin Metropolitana era mapuche (409.079 de una poblacin total de 433.035). A pesar de la
importante concentracin de poblacin mapuche en las ciudades de Temuco y
Concepcin, ms de la mitad, 54 % del total urbano, tiene su lugar de residencia
en comunas de la Regin Metropolitana (IEI, UFRO; INE, 1998) (ver Cuadro 1).
De acuerdo con los resultados del Censo de Poblacin de 2002, sin embargo, la poblacin indgena residente en la Regin Metropolitana de Santiago
habra experimentado un brusco descenso. En el caso de los mapuche, su poblacin en esta regin habra disminuido de 409.079 en 1992 a 182.963 el 2002.
Si a objeto de corregir los resultados del ltimo Censo para hacerlos comparables a los de 1992 restamos a esta ltima cifra la poblacin mapuche menor de
15 aos, equivalente a 58.504, el total de poblacin mapuche mayor de 14 aos
al 2002 alcanzara a 124.459. Esto nos da una diferencia intercensal de poblacin mapuche en esta regin de - 284.620, es decir de un descenso de alrededor
del 69,58 % en un periodo de 10 aos (ver Anexo 1).
La explicacin ms importante de este fenmeno la encontramos en la naturaleza de la pregunta censal, la que pas de basarse en criterios de
autoadscripcin cultural a criterios de pertenencia tnica como se analiza en el
Anexo 1 de este Informe que se refiere a aspectos demogrficos de la poblacin indgena en Chile.
401
380
402
403
381
382
407
Opinin de dirigentes mapuche participantes en seminario sobre Derechos de los Indgenas Urbanos,
convocado por el Programa en Santiago el 10 y 11 de enero de 2003.
Artculo 37, Reglamento del Artculo 41, Decreto Supremo N 263 de 1999.
383
384
las 17 mil personas. Queremos ayudarlos a participar de los objetivos de desarrollo comunal y, principalmente, a mantener su identidad y cultura.409 Las
actividades que desarrolla en esta unidad comunal van desde informar sobre
las becas de estudio para personas de origen indgena, hasta coordinar actividades como las ceremonias religiosas (jijatun) y eventos que incentivan el
fortalecimiento sociocultural y deportivo (paln).
385
411
386
387
13.- Programa Nacional de Becas Indgenas.- Evitar la desercin del sistema escolar de estudiantes indgenas por razones econmicas y rescatar la identidad de los
jvenes descendientes de los pueblos indgenas que demuestren un buen rendimiento acadmico y compromiso de trabajar por el desarrollo de su pueblo.
Fuente: Afsaes N 12, ao 2002.
4. Conclusiones
4.1 En materia de desarrollo
Si bien se valora los esfuerzos desplegados por la OAIS para el cumplimiento de sus objetivos institucionales a favor del desarrollo econmico y social
de los indgenas urbanos, estos esfuerzos no son solo insuficientes para responder a sus apremiantes necesidades existentes en este contexto, sino que
tambin, a juicio de los representantes indgenas urbanos, estos suelen resultar contradictorios con la concepcin indgena de desarrollo.
En efecto, el desarrollo econmico y social que la OAIS promueve es el que
corresponde a una economa de mercado, modelo de economa que, adems
de haber resultado en el empobrecimiento de la poblacin indgena, se contrapone a las formas de economa tradicional indgena, la que se funda en
principios de igualdad, reciprocidad e identidad. Cabe sealar que se trata de
un sistema econmico en el cual segn sostienen los dirigentes indgenas urbanos las ciencias y conocimientos indgenas no tienen el reconocimiento que
corresponde.412
Por otro lado, se cuestionan las modalidades a travs de las cuales son ejecutados los proyectos de desarrollo del estado para los indgenas urbanos.
Muchos de estos proyectos son ejecutados por sectores no indgenas, lo que
incide en que muchos de los escasos recursos destinados a ellos queden en
manos de las consultoras o profesionales que los ejecutan y que solo una pequea porcin llegue a los beneficiarios indgenas.
En este mismo mbito, finalmente, existe preocupacin por los efectos negativos que para la poblacin indgena urbana pueden tener otras polticas
pblicas, como los tratados de libre comercio recientemente suscritos por Chi412
Sobre el particular sostienen los dirigentes indgenas urbanos: Hoy muchos tienen conocimientos
cientficos desde la perspectiva indgena, sin embargo no son valorados ni reconocidos simplemente
por carecer de estudios formales. Seminario sobre Derechos de los Indgenas Urbanos, Santiago,
10 y 11 de enero 2003.
388
389
414
415
390
existencia e identidad. Los trajes tpicos indgenas solo son permitidos en fiestas folklricas, donde la vestimenta indgena se convierte en un disfraz.416
Otro espacio de discriminacin es el barrio. Ello porque la mayor parte de la
poblacin indgena vive en las comunas perifricas donde habitan poblaciones
marginales que muestran actitudes peyorativas en contra de los indgenas. Es
comn all escuchar expresiones como indio, mapuchitos, gringos, entre
otras denominaciones claramente despectivas, para denominar a los indgenas.
La discriminacin es un tema no resuelto en Chile desde la perspectiva social
y legal. En lo legal salvo la norma de la ley indgena417 no existe normativa que
la sancione. No obstante, el hecho de que la conducta de discriminacin sea
tipificada como una falta por la ley indgena significa que la sancin asignada es
tan mnima que no sirve para disuadir conductas discriminatorias, ni menos
para generar cambios culturales a nivel de la sociedad chilena.
Las denuncias antes sealadas, y en general los antecedentes disponibles,
permiten afirmar que en Chile hay racismo y discriminacin, no solo en el
plano de las actitudes y conductas de los ciudadanos, sino, en el plano econmico, social, poltico y cultural. Si bien ya no existe esa discriminacin y racismo
doctrinario que hablaba de razas superiores, lo que hoy preocupa es el racismo y discriminacin institucional, estructural, es decir, aquel que est donde
se ejerce el poder dentro de la sociedad chilena. Estas conductas, que se expresan en mala atencin a los usuarios indgenas, condiciones de pobreza indgena,
y en el desconocimiento de los derechos fundamentales de la poblacin indgena, muchas veces se disfrazan, se revisten de un lenguaje incluso muchas
veces no racista. Por lo mismo son difciles de constatarlas, denunciarlas y
exigir su penalizacin.418
El racismo y la intolerancia en contra de los indgenas constituye hoy, a
nuestro entender, un grave problema en reas urbanas como la Regin Metropolitana. Estas conductas explican la discriminacin cultural y poltica, as
como las condiciones de marginacin y pobreza que afecta a la gran cantidad
de poblacin indgena que all vive. Para enfrentar esta lamentable realidad se
requiere, junto a urgentes cambios legales y culturales, del esfuerzo del estado
a travs del desarrollo de polticas pblicas ms efectivas que las impulsadas
hasta la fecha.
416
417
418
391
Bibliografa
ARAVENA, ANDREA, Los Mapuche Warriache. Procesos Migratorios Contemporneos e Identidad Mapuche Urbana. Cdigo CVHNT/SE/2003/097, en
www./fondoindgena/html
, Ponencia Mapuches Urbanos: Sujeto de discriminacin en la sociedad chilena. (ms)
BENGOA, JOS, Historia del Pueblo mapuche, Ediciones Sur, Santiago, 1985.
CENTRO DE COMUNICACIN MAPUCHE JVFKEN MAPU, Estudio de Identidad y Prcticas
Religiosas Tradicionales Mapuche en Regin Metropolitana, Proyecto Fondart 2001, indito.
COMISIN VERDAD HISTRICA Y NUEVO TRATO, Informe Final Grupo de Trabajo Legislacin e Institucionalidad. Jurdico, 2003 (en publicacin), disponible en
www/fondoindigena/html.
COMISIN VERDAD HISTRICA Y NUEVO TRATO (Secretara Ejecutiva), Informe Final
del Grupo de Trabajo Indgenas Urbanos. Indgenas en la Ciudad: Sueos y
Realidades para un Nuevo Trato, Santiago, enero de 2003, disponible en
www/fondoindigena/html.
CONADI, Construyendo de la mano con la Diversidad. Memoria Oficina de Asuntos
Indgenas de Santiago 1994-1999.
CONFERENCIA CIUDADANA CONTRA EL RACISMO, la Xenofobia, la Intolerancia y la
Discriminacin, Santiago, 2000.
CURIVIL, RAMN, Estudio de Identidad Mapuche en Cerro Navia, Centro de
Comunicacin Jvfken Mapu, 1997.
GNGORA, MARIO, Ensayo histrico sobre la nocin del Estado en Chile en los Siglos
XIX y XX , Editorial Universitaria, Santiago, 1986.
INSTITUTO DE ESTUDIOS INDGENAS (UFRO), INE, XVI Censo Nacional de Poblacin
1992. Poblacin Mapuche Tabulaciones Especiales, Temuco, 1998.
MOLINA, RAL; CORREA, MARTN; SINCLAIRE, CAROLE; NAVARRO, XIMENA Y YEZ,
NANCY, Territorio y Tierras Mapuche. Mapunche Wajontu Mapu: Prehistoria
y Resistencia Colonial Mapuche. Informe N 1 (ms) enero, 2003.
PROGRAMA DE DERECHOS INDGENAS (IEI-UFRO), Informe sobre la situacin de los
derechos del pueblo mapuche, IEI-UFRO, 2002.
REVISTA AFSAES, CONADI, Santiago, Nmeros 12 y 14
SEMINARIO-TALLER Los derechos de los indgenas urbanos, Programa de Derechos Indgenas del Instituto de Estudios Indgenas de la Universidad
de la Frontera, Santiago 10 y 11 de enero de 2003.
VALENZUELA, RODRIGO, Diagnstico de la poblacin indgena en la Regin Metropolitana, Santiago, 1995, indito.
392
Cuadros
Cuadro 1
Poblacin mapuche mayor de 14 aos centros urbanos 1992
Comunas Urbanas
Poblacin*
Concepcin
28.599
La Florida
28.335
Temuco
21.092
Maip
20.792
Puente Alto
20.578
Talcahuano
20.555
Pealoln
17.692
La Pintana
16.431
Santiago
15.955
San Bernardo
14.540
14.307
Valparaso
14.289
Cerro Navia
14.159
13.691
Recoleta
13.503
Fuente: Instituto de Estudios Indgenas (UFRO), INE, XVI Censo Nacional de Poblacin
1992. Poblacin Mapuche Tabulaciones Especiales, Temuco, 1998.
393
Cuadro 2
Programas y Presupuesto OAIS 2003
Programas
Fondo destinado
10.200
198.000
115.000
Total
323.200
0
3.000
0
45.000
69.760
Total
117.760
Defensa jurdica
Subsidio a la Atencin y Defensa Jurdica de Indgenas
520
Total
520
710
Total
710
Registro de Tierras
442.190.000.-
394
Conclusiones
395
396
397
398
399
400
ha reprimido duramente a travs de sus agentes policiales las movilizaciones indgenas en esta parte del pas, hacindose responsable de actos de
violencia desproporcionados en contra de los mapuche, que resultan lesivos a
sus derechos fundamentales. Junto con ello, se ha hecho parte en la persecucin judicial de quienes estn involucrados en estas movilizaciones o en
hechos de violencia, solicitando, al igual que el Ministerio Pblico, la aplicacin en estos casos de leyes de legislacin especial, como la ley antiterrorista
y ley de seguridad del estado, que vulneran el derecho al debido proceso y
que resultan en condenas desproporcionadas e injustas.
El poder judicial, por su parte, ha tenido una actitud sesgada hacia los
mapuche respecto de hechos de violencia de los que son acusados y que estn
vinculados al conflicto territorial antes sealado. Esta situacin vulnera directamente el derecho a ser juzgado por un tribunal imparcial, y el principio
de presuncin de inocencia. Todo ello ha contribuido a criminalizar un conflicto que, dada su naturaleza, debera ser resuelto a travs del dilogo poltico.
En el caso de otros pueblos indgenas, si bien la situacin es de menor
conflictividad, se constatan en este informe importantes problemas que dificultan el ejercicio de sus derechos territoriales. Un plan de saneamiento
ejecutado por CONADI y el Ministerio de Bienes Nacionales en tierras aymara,
atacameas o kunza, quechua y colla en el norte del pas, ha dado lugar a un
cuestionamiento de los derechos adquiridos por los indgenas sobre dichos
terrenos. En el caso aymara, por ejemplo, se ha desconocido derechos de propiedad de indgenas que constan en ttulos inscritos. El mismo plan de
saneamiento puede dar lugar a una reduccin de las tierras indgenas si no se
reconocen los criterios de ocupacin establecidos en la ley indgena y que corresponden a la propiedad individual, comunal y patrimonial, as como a la
recuperacin de poblados y antiguos sectores de emplazamiento. En la prctica, mediante la aplicacin de criterios de ocupacin efectiva establecidos en el
D.L 1939 que regula el rgimen de disposicin de bienes fiscales, se tiende a
reducir la demanda indgena sobre sus territorios. Un ejemplo de lo anterior lo
encontramos en el caso de los colla, cuya demanda de tierras, que abarca un
total de 45.000 has. que incluyen el fondo de valle y quebradas en que se localizan las vegas y aguadas, fue reducida a aproximadamente 8.000 has.
Igualmente, en el caso de los rapa nui, hemos dado cuenta de que los derechos polticos y territoriales que, de conformidad al acuerdo de voluntades
suscrito por sus antepasados con el estado chileno en 1888, les corresponde
ejercer en la Isla de Pascua, siguen a la fecha sin ser reconocidos. Es por ello
que sus representantes exigen hoy la promulgacin de un estatuto de autonoma como forma de lograr el reconocimiento y respeto de los derechos
401
establecidos en dicho acuerdo, y como forma de garantizar a futuro su desarrollo material y cultural como pueblo.
Finalmente, en este informe hemos constatado adems que los derechos
de los pueblos indgenas no solo se ven afectados en el contexto de los conflictos antes referidos, sino adems, a raz de la situacin de evidente
discriminacin que afecta a quienes los integran. Se trata, como hemos sealado en el caso del pueblo mapuche, de una discriminacin que tiene distintas
manifestaciones, siendo las ms importantes la de carcter econmico social
como lo demuestran los elevados ndices de pobreza que afectan a la poblacin indgena, y la de carcter poltico que se evidencia en la exclusin de
los indgenas de las instituciones pblicas en que se adoptan decisiones sobre los temas que les conciernen.
De particular gravedad es la situacin de discriminacin que afecta a los indgenas que viven en sectores urbanos, como la Regin Metropolitana, segn
hemos constatado en el captulo X de este informe, as como aquella que afecta a
las mujeres indgenas, tal como hemos visto en el caso de la mujer mapuche en el
captulo VI de este informe. Los derechos de la mujer indgena no solo no se
encuentran reconocidos en la legislacin nacional, sino adems, no han sido objeto
de una preocupacin o atencin especial por parte del estado.
Por todo lo anterior es que concluimos sealando que, a pesar de las reformas legales y de las polticas impulsadas desde el estado en los ltimos aos
en favor del reconocimiento de la diversidad tnica y cultural, reformas y polticas de las que se ha dado cuenta en este informe, persiste en Chile un
cuadro grave de desproteccin jurdica y de desconocimiento de los derechos
colectivos de los pueblos indgenas en Chile, situacin que incide en muchos
casos en la violacin de los derechos individuales de quienes los integran.
Se trata de una situacin preocupante que debe ser abordada en forma urgente por el estado y por la sociedad chilena, los que a travs del dilogo y del
entendimiento con los pueblos indgenas, deben buscar la construccin de
nuevas formas de relacin basadas en el reconocimiento y respeto de estos
pueblos y de los derechos colectivos que les corresponden como tales. Ello
supone, tal como seala el reciente Informe de la Comisin de Verdad Histrica y Nuevo Trato, la introduccin de reformas profundas en nuestro pas. Se
trata de reformas que deben considerar no solo el plano jurdico y poltico,
sino tambin el mbito econmico, social y cultural, y que, por su relevancia,
deben ser, en nuestra opinin, consultadas y consensuadas con los pueblos
indgenas.
Consideramos que el derecho internacional relativo a los pueblos indgenas al que hemos hecho referencia en este informe contiene lineamientos que
402
403
Anexos
406
Anexo 1
Antecedentes sociodemogrficos sobre
poblacin indgena en Chile
1. Introduccin
De acuerdo con los resultados del Censo Nacional de Poblacin del 2002,
Chile est compuesto por 15.116.435 personas, de las cuales 692 mil 192 (que
corresponden al 4,6%) declar pertenecer a algn pueblo originario o indgena. De stos, 604 mil 349 personas (87,3% del total) son mapuche. El resto 87
mil 843 personas equivalentes al 12,7% pertenece a alguno de los otros pueblos indgenas reconocidos por la legislacin en el pas.419
Los resultados de este censo causaron gran sorpresa. En el Censo de Poblacin del 1992, un total de 998.385 personas mayores de catorce aos se haban
autoidentificado como indgenas. Si a esa cifra se agregaba la poblacin menor
de catorce aos, se llegaba a una poblacin indgena cercana a 1.350.000 personas, correspondiente al 10% de la poblacin total del pas.
La drstica disminucin experimentada en poblacin indgena que muestran las cifras censales oficiales casi un tercio de la poblacin indgena en tan
solo una dcada ha causado preocupacin y molestia en sectores de los pueblos originarios. Algunos lderes de organizaciones indgenas acusaron al
gobierno de propiciar un etnocidio estadstico.420 Los analistas, por su parte,
han intentado buscar una explicacin a los resultados del Censo del 2002 en
aspectos metodolgicos.
La determinacin del tamao de las poblaciones indgenas ha sido siempre
un problema complejo. Ello va a depender, en gran medida, de quin defina lo
que constituye ser indgena, de los criterios a considerar para estos efectos y
de la(s) pregunta(s) que se formule(n) para recoger la informacin. Cabe sealar que entre los criterios generalmente utilizados para determinar el universo
de poblacin indgena se encuentran: lengua hablada, autoidentificacin,
419
420
407
autopercepcin o autopertenencia, ubicacin geogrfica y residencia de la poblacin. Es necesario mencionar esta dimensin metodolgica por cuanto una
de las razones que hacen evidentes las diferencias de los resultados de los Censos del 1992 y 2002 en esta materia dice precisamente relacin con la forma en
que fue formulada la pregunta para identificar a la poblacin indgena.
As, el Censo de Poblacin de 1992, el primero en incorporar esta dimensin entre sus preguntas, estaba dirigido a la poblacin de 14 aos y ms. La
pregunta censal estaba planteada en los siguientes trminos421:
Si usted es chileno, se considera perteneciente a alguna de las siguientes
culturas?
1. Mapuche
2. Aymara
3. Rapanui
4. Ninguna de las anteriores
Como se puede apreciar, la pregunta formulada responda a un criterio de
autopertenencia cultural y descansaba ms en la apreciacin subjetiva del
entrevistado que en criterios objetivos tales como lengua hablada, ascendencia u origen de los apellidos previamente identificados.
Pese a las ambigedades de la pregunta, en particular por la utilizacin en
ella de conceptos como chileno y cultura422 que son susceptibles de interpretaciones diversas, el criterio de la autoidentificacin acogido en ella
constituye hoy, en general, el ms aceptado para determinar el universo de
poblacin indgena, tanto por los investigadores como por los propios pueblos
indgenas. Consecuentemente, los resultados corresponden al criterio antes
mencionado, pero con las limitaciones antes sealadas.
En el Censo de Poblacin del 2002, en tanto, la pregunta estaba formulada
de una forma diferente. As se preguntaba a la poblacin encuestada:
Pertenece Ud. a alguno de los pueblos originarios o indgenas que se reconocen en Chile? Las alternativas de respuesta consignadas en el censo eran:
1. Alacalufes (Kawaskar),
2. Aymara,
3. Mapuche,
4. Rapa Nui,
421
422
Pregunta censal N 16, seccin III, Instituto Nacional de Estadsticas, Censo de Poblacin 1992.
Para una profundizacin sobre estos aspectos ver Marcos Valds, Migracin Mapuche y No Mapuche,
www.mapuche.cl/documentos
408
5. Atacameo,
6. Colla,
7. Quechua,
8. Ymana (Yagan),
9. Ninguno.
As, en la cdula censal del 2002 se modific la pregunta respectiva para
hacerla consistente con las especificaciones de la ley indgena. Se pas del concepto de identificacin con culturas al de pertenencia tnica a una de las
ocho etnias que reconoce la ley indgena (N 19.253 de 1993. Por tanto, la
segunda pregunta es mucho ms restrictiva que la primera.
Por otro lado, los censos se aplicaron tambin a universos distintos. Mientras el Censo de 1992 se aplic a poblacin de 14 aos y ms, el del 2002 se
aplic a toda la poblacin, siendo por tanto mucho ms amplio el universo
censal. Ello hace que el descenso poblacional indgena constatado por este ltimo censo sea un hecho grave.
Existe otra interpretacin ms subjetiva al comparar ambos censos. Esta
perspectiva dice relacin no tanto con la metodologa utilizada o el universo la
realizacin del estudio, sino con el contexto en que estos fueron realizados.
Mientras en 1992 se viva en Chile un despertar de la conciencia indgena
que llev a muchas personas a identificarse ante la sociedad chilena como tales en todos los aspectos de sus vidas (social, cultural y poltico), el ao 2002 se
viva una situacin de conflicto agudo, en especial en el sur del pas, que muy
posiblemente ha tenido implicancias adversas para la autoidentificacin indgena, en especial en el pueblo mapuche.
El ambiente del 92, marcado por el contexto de apertura poltica existente
en el pas, la discusin de una ley de reconocimiento de la diversidad tnica y
cultural en Chile y el debate generado en torno a los 500 aos de la presencia
hispana en Amrica, llev a muchas personas a reconocer su adscripcin tnica, pasando a identificarse frente a la pregunta censal as como en muchos
otros planos, como pertenecientes a una de las culturas antes sealadas.
El contexto del 2002, en contraste, era muy diferente. Los conflictos poltico-territoriales que en la segunda mitad de los noventa se generaron entre
comunidades mapuche y proyectos de inversin y la forma en que stos han
sido cubiertos por la prensa que ha caracterizado a los indgenas como contrarios al desarrollo, violentos e incluso terroristas sin duda ha desincentivado
los procesos de adscripcin tnica. Como consecuencia de este fenmeno, es
muy posible que se hayan producido cuestionamientos en la identidad de la
poblacin indgena, llevando a muchos a no admitirla pblicamente, como
ocurri con ocasin del Censo del 2002.
409
Si bien resulta difcil tener claridad respecto a las implicancias de este ltimo fenmeno en el descenso de la poblacin indgena constatado por el Censo
de 2002, la magnitud de ste nos obliga a no descartar esta interpretacin.
Un hecho que result determinante en la disminucin poblacional indgena nacional en el ltimo Censo de Poblacin fue la brusca cada experimentada
en la cifra de poblacin indgena en la Regin Metropolitana de Santiago. En el
caso de los mapuche, y de acuerdo a las estadsticas censales, en esta regin la
poblacin habra disminuido de 409.079 en 1992 a 182.963 el 2002. Si para corregir los resultados del censo 2002 para hacerlos comparables a los de 1992
restamos a esta ltima cifra la poblacin mapuche menor de 15 aos equivalente a 58.504, el total de poblacin mapuche mayor de 14 aos al 2002 alcanzara a
124.459. Esto nos da una diferencia intercensal de poblacin mapuche en esta
regin de - 284.620, es decir de un descenso de alrededor del 69,58% en un
periodo de 10 aos.
Nuevamente, la explicacin a este descenso tan marcado de poblacin indgena dice relacin con la naturaleza de la pregunta censal, la que pas de basarse en
criterios de autoadscripcin cultural a otros de pertenencia tnica. Dicho cambio,
en el contexto de la Regin Metropolitana, implica el cumplimiento de ciertos
requisitos y/o factores identitarios, tales como lengua, vestimenta, organizacin,
espacio, entre otros requisitos, los que determinados por el pueblo o grupo social,
son muy difciles de cumplir en la Regin Metropolitana.
De otra forma no puede entenderse el hecho de que en la Regin de la Araucana, donde estos factores identitarios antes sealados estn ms presentes en la
poblacin mapuche y por lo tanto se cumple ms fcilmente con los requisitos de
pertenencia tnica, la tendencia demogrfica haya sido distinta. En efecto, mientras la poblacin mapuche constatada en 1992 ascenda a 143. 769 personas, el 2002
ascenda a 203.221. Si a objeto de rectificar los resultados del ltimo censo para
hacerlos comparables a los de 1992 restamos a esta ltima cifra (2002) la poblacin
mapuche menor de 15 aos, equivalente a 43.583, el total de poblacin mapuche
mayor de 14 aos al 2002 alcanzara a 159. 638 personas. Esto nos da una diferencia intercensal de poblacin mapuche en esta regin de 15.869, es decir un aumento
de alrededor del 11,04 % en el ltimo decenio (ver Cuadro 5).
410
La Regin de la Araucana (IX), con un total de 204.125 personas en su mayora mapuche, que se declararon indgenas, es la que concentra mayor cantidad de
poblacin indgena en Chile. Esta cifra representa el 29,6% de la poblacin indgena total del pas y el 23,5% de la poblacin total regional. La sigue la Regin
Metropolitana, que concentra a 191.362 personas indgenas (mayoritariamente
mapuche), cifra que representa el 27,7% del total de indgenas que habitan el pas
y el 3,2 % de la poblacin de la regin. Luego viene la Regin de Los Lagos (X),
donde 101.733 personas (mayoritariamente mapuche) se declararon indgenas, lo
que equivale el 14,7% del total de indgenas en el pas y al 9,5% de la regin.
Otras dos regiones de alta concentracin de poblacin indgena son las de
Bo Bo (VIII) y Tarapac (I). En la primera de ellas, 54.078 personas (en su
mayora mapuche) se declararon indgenas, cifra que representa el 7,8% del total indgena del pas y el 2,9% de la poblacin regional. En la segunda, en
tanto, 48.665 personas se declararon indgenas aymara, cifra que representa el
7,1% del total indgena nacional y el 11,5 del total regional.
411
Si desagregamos esta informacin por sexo, el censo indica que la poblacin indgena masculina se ocupa mayoritariamente en agricultura (24,8%). Si
consideramos las actividades de cada pueblo por separado, constatamos que
para los mapuche y aymara la rama principal es la agricultura, mientras que
para los atacameos la actividad principal es la explotacin de minas y canteras. En tanto, para los alacalufe (kawsqar) colla, quechua, rapa nui y ymana, es el
comercio.
La poblacin indgena femenina se ocupa mayoritariamente (32,4%) en la
rama de hogares privados con servicio domstico. Si se considera cada pueblo
en particular, el censo indica que las mujeres atacameas que trabajan en el
comercio alcanza al 20,8%, en tanto en las mujeres aymara alcanza al 30,1%, en
las colla al 22,6% y en las rapa nui al 16,6%. Cabe destacar que las mujeres quechua se ocupan en un 45% en hogares privados con servicio domstico, en tanto
que las mujeres mapuche lo hacen en un 35,2%, las ymana en un 28,1% y las
alacalufe en un 26,3%.
De acuerdo al mismo censo, la poblacin indgena total del pas (ambos
sexos) se ocupa mayoritariamente (62,6%) en la categora ocupacional de trabajador asalariado. El porcentaje de ocupacin asalariada de cada uno de los
pueblos es el siguiente: atacameo, 70,2 %; colla, 69,7%; alacalufe, 68,2%; mapuche, 63,1%; ymana, 62,8%; rapa nui, 61,2%; quechua, 57,1% y aymara, 53,9%.
412
las aymara (11,9%), las mapuche (10,8%), las atacameas (10,4%), las alacalufe
(9,8%), las ymana (9,6%), las quechua (8,2%) y las rapa nui (7,9%).
La tasa de desocupacin de la poblacin indgena total del pas (ambos
sexos), en tanto, sera de 15,4%. El pueblo que presenta la tasa ms alta de
desocupacin es el colla, con un 17,3%. Lo sigue el aymara (17,1%), el mapuche
con una tasa levemente inferior a la del pas (15,3%). Por debajo de esta cifra se
encuentran el pueblo atacameo (14,8%), el alacalufe (14,7%), el ymana (14,4%),
el quechua (11,7%) y por ltimo el rapa nui (9,5%).
Si desagregamos esta informacin censal por sexo, constatamos que la tasa
de desocupacin de la poblacin indgena total masculina en el pas es de 16%.
Los aymara presentan la tasa ms alta de desocupacin con un 17,1%. Con la
misma tasa de desocupacin que el resto del pas (16,0%) se encuentran los
colla y los mapuche. Los siguen los alacalufe (15,7%), los atacameos (15,6%), los
ymana (15,4%), los quechua (12,3%) y los rapa nui (9,9%). En el caso de las mujeres, dicha tasa de desocupacin total alcanza a 14,0%. Las colla son las que
presentan la tasa ms alta de desocupacin (20,5%). Las siguen las aymara
(15,8%); luego las mapuche (13,9%), las atacameas (13,0%), las alacalufe (12,2%);
las ymana (12,5%), las quechua (10,9%) y las rapa nui (8,9%).
413
Bibliografa
COORDINACIN DE POLTICAS Y PROGRAMAS INDGENAS, SUBSECRETARA DE MIDEPLAN,
Poblacin Indgena Nacional: Cifras del Censo 2002, 2003 (indito) en
www.derechosindigenas.cl
EL MERCURIO, 29 de marzo de 2003.
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADSTICAS, Censo de Poblacin 2002. Sntesis de Resultados; Comisin Nacional del XVII Censo de Poblacin y VI de Vivienda,
Marzo de 2003. www.ine.cl/cd2002/etnia.pdf
, Censo de Poblacin 1992, Instituto Nacional de Estadsticas, 1992.
VALDS, MARCOS, Migracin Mapuche y No Mapuche, www.mapuche.cl/documentos
Cuadros
Cuadro 1
Poblacin indgena y porcentajes por pueblos y sexo ao 2002
Poblacin
Total pas
Total Pueblos
348.906
343.286 100,00
100,00
100,00
0,35
Alacalufes
2.622
1.423
1.199
0,38
0,41
Atacameos
21.015
10.852
10.163
3,04
3,11
2,96
Aymara
48.501
24.188
24.313
7,01
6,93
7,08
Colla
Mapuche
3.198
1.687
1.511
0,46
0,48
0,44
604.349
304.580
299.769
87,31
87,30
87,32
0,91
Quechua
6.175
3.037
3.138
0,89
0,87
Rapa Nui
4.647
2.263
2.384
0,67
0,65
0,69
876
809
7.098.789 7.325.454
0,24
0,25
0,24
Ymana
1.685
Ninguna de los Ant. 14.424.243
414
Cuadro 2
Distribucin territorial de la poblacin indgena en Chile, ao 2002
Total pas Total Pueblos
Pas
Porcentaje
15.116.435
692.192
100
424.484
48.665
7,03
II
481.931
22.808
3,30
III
253.205
7.407
1,07
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
603.133
5.177
0,75
1.530.841
18.708
2,70
775.883
9.958
1,44
905.401
8.157
1,18
1.859.546
54.078
7,81
867.351
204.195
29,50
1.066.310
101.733
14,70
89.986
8.063
1,16
XII
147.533
9.544
1,38
RM
6.045.192
191.362
27,65
65.639
2.337
0,34
Ext. e Ignorados
Fuente: Elaborado por Rubn Snchez, Programa de Derechos Indgenas IEI UFRO, en
base a Censo Poblacin 2002, Instituto Nacional de Estadsticas.
415
Cuadro 3
Composicin de la poblacin indgena en Chile 2002
Fuente: Elaborado por Rubn Snchez, Programa de Derechos Indgenas IEI UFRO, en
base a Censo Poblacin 2002, Instituto Nacional de Estadsticas.
Cuadro 4
Distribucin por sexo y edad de la poblacin indgena en Chile, ao 2002
Fuente: Elaborado por Rubn Snchez, Programa de Derechos Indgenas IEI UFRO, en
base a Censo Poblacin 2002, Instituto Nacional de Estadsticas.
416
Cuadro 5
Poblacin Mapuche Censos 1992-2002
Regin
Censo Censo
1992
2002
Regin de la
Araucana
143.769 203.221
Regin
Metropolitana 409.079 182.963
Censo
2002
Menor de 15
Censo
2002
Poblac.
corregida
Dif.
intercensal
Dif.
en %
43.583
159.638
15.869
11,04
58.504
124.459
-284.620
-69,58
Fuente: Elaborado por Rubn Snchez, Programa de Derechos Indgenas IEI UFRO, en
base a Censos de Poblacin 1992 y 2002, Instituto Nacional de Estadsticas.
Cuadro 6
Poblacin de 15 aos o ms ocupada, por rama de actividad econmica,
segn pueblos indgenas
Pob. de 15
aos o ms
Total
5.085.885
1.035
7.094
15.939
2.560
1.601
567
4.869.290
476.262
75
530
3.140
123
34.548
183
130
55
437.478
69.340
80
65
136
11
4.711
19
40
31
64.247
70.596
14
750
389
124
969
97
10
68.238
618.416
115
575
1.142
104
24.717
282
203
57
591.221
32.858
59
92
959
10
14
31.712
399.718
107
705
807
86
16.185
211
94
47
381.476
991.759
204
1.128
3.718
200
29.173
439
250
99
956.548
138.914
29
336
485
34
5.356
92
115
14
132.453
375.771
63
664
1.579
87
8.458
183
176
42
364.519
10
95.398
11
41
63
1.221
14
14
94.018
11
469.220
75
795
1.070
108
11.831
198
136
33
454.974
12
232.720
41
257
701
49
5.720
74
181
24
225.673
13
338.243
51
366
980
55
8.892
97
85
32
327.685
14
221.870
35
246
411
36
4.759
82
44
21
216.236
15
241.852
38
238
407
45
5.901
75
60
29
235.059
16
310.351
92
339
815
51
23.182
504
54
64
285.250
17
2.299
40
2.256
298
49
247
Ignorado
1.128 186.671
Rapa Nui
Fuente: Elaborado por Rubn Snchez, Programa de Derechos Indgenas IEI UFRO, en
base a Censos de Poblacin 2002, Instituto Nacional de Estadsticas.
(contina en pg. siguiente)
417
Nota: Ramas de actividad econmica segn la CIIU (INE 1992; IEI UFRO-INE, 1998) (1)
agricultura, ganadera, caza y silvicultura; (2) pesca; (3) explotacin de minas y canteras; (4) industrias manufactureras; (5) suministro de electricidad, gas y agua; (6)
construccin; (7) comercio al por mayor y al por menor, reparacin de vehculos, efectos personales y enseres domsticos; (8) hoteles y restaurantes; (9) transporte,
almacenamiento y comunicaciones; (10) intermediacin financiera; (11) actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler; (12) administracin pblica y defensa; (13)
enseanza; (14) actividades de servicios sociales y de salud; (15) otras actividades comunitarias sociales y personales de tipo servicio; (16) hogares privados con servicio
domstico; (17) Organizaciones y rganos extraterritoriales.
418
Anexo 2
Situacin procesal de los mapuche imputados,
procesados y/o condenados en el marco del
conflicto territorial
Cuadro 1
Situacin procesal de imputados mapuche en el marco del conflicto
territorial y de la Reforma Procesal Penal IX Regin de la Araucana
a octubre de 2003
Situacin procesal
N personas
178
Prisin preventiva
Condenados
Menores declarados sin discernimiento
Libre sin medidas cautelares
Total
%
85,16
12
5,74
2,39
1,43
11
5,26
209
100%
Fuente: Elaborado por el Programa de Derechos Indgenas (IEI UFRO) en base a informacin proporcionada por la Defensora Penal Mapuche (Regin de la Araucana),
abogados particulares, imputados o procesados mapuche y sus familiares.
419
Cuadro 2
Listado de imputados mapuche en el marco del conflicto territorial y de la
Reforma Procesal Penal, IX Regin de la Araucana
Noviembre de 2001 - Octubre de 2003
N
Imputado
N
Causa
Delito que
se le imputa
Comuna
Comunidad
o Sector
Situacin Procesal
Actual
1.
2414-01
Amenazas e
incendio
terrorista
Asociacin
ilcita
terrorista
Traigun
Lorenzo
Norin, Didaico
5694-02
2.
2414-01
5694-02
Amenazas e
incendio
terrorista
Asociacin ilcita
terrorista
Traigun
Temulemu
3.
2992-02
5694-02
Incendio
Asociacin Ilcita
Terrorista.
Traigun
Temulemu
4.
2992-02
5694-02
Incendio
Asociacin Ilcita
Terrorista
Traigun
Temulemu
Condenado a 5 aos,
ms 6 millones indemnizacin.
En Proceso de investigacin
por Asociacin Ilcita
Terrorista.
5.
0100015
456-k
Usurpacin
Collipulli
Ailla Varela
6.
90-02
Incendio
Victoria
Comunidad
Libertad con medidas
Domingo Trangol cautelares
7.
Francisco Huenchunao
Coilla
328-02
Incendio
Nueva
Imperial
Repocura
- Malalche
8.
328-02
Incendio
Nueva
Imperial
Repocura
- Malalche
9.
328-02
Incendio
Nueva
Imperial
Repocura
- Malalche
01000
82305-4
Hurto
Traigun
Didaico
328-02
Incendio
Nueva
Imperial
Repocura
- Malalche
Nueva
Imperial
Repocura
- Malalche
818
Desrdenes
Pblicos
Asociacin Ilcita
Terrorista
Nueva
Imperial
Agustn
Chiguaicura
5694-02
1774
Secuestro calificado
y robo con violencia
Collipulli
Pancho
Curamil
1774
Secuestro calificado
y robo con violencia
Collipulli
Temucuicui
1774
Secuestro calificado
y robo con violencia
Collipulli
Colliko
420
1774
Secuestro calificado
y robo con violencia
Collipulli
Chakaiko
1774
Secuestro calificado
y robo con violencia
Collipulli
Temucuicui
1774
Colliko
1774
Secuestro calificado
y robo con violencia
Collipulli
Butako
1774
Secuestro calificado
y robo con violencia
Collipulli
Colliko
1774
Secuestro calificado
y robo con violencia
Collipulli
Colliko
Galvarino Triftrifko
2091-01
Galvarino Triftrifko
2091-01
Galvarino Triftrifko
2091-01
Galvarino Triftrifko
2091-01
Galvarino Triftrifko
2091-01
Galvarino Triftrifko
2091-01
Galvarino Triftrifko
2091-01
Galvarino Triftrifko
48835-2
Galvarino Triftrifko
0200023
559-0
Usurpacin,
daos e incendio
Galvarino Triftrifko
020002
3559-0
Usurpacin,
daos e incendio
Galvarino Triftrifko
Galvarino Maiuco
Galvarino Maiuco
0200044
697-4
Atentado y desacato
a la autoridad
Galvarino Maiuco
0200044
697-4
Atentado y desacato
a la autoridad
Galvarino Maiuco
0200044
697-4
Atentado y desacato
a la autoridad
Galvarino Maiuco
0200044
697-4
0200044
697-4
Atentado y desacato
a la autoridad
Atentado y desacato
a la autoridad
Galvarino Maiuco
Galvarino Maiuco
0200044
697-4
Atentado y desacato
a la autoridad
Galvarino Maiuco
Atentado y desacato
a la autoridad
Galvarino Maiuco
Asociacin Ilcita
Freire
0200048
067-6
Mahuidache
421
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Huilquilco
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
Asociacin ilcita
Freire
Huilquilko
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin ilcita
Freire
Huilquilko
Asociacin ilcita
Freire
Trapilhue
422
020004
8067-6
Asociacin Ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin Ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin Ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin Ilcita
Freire
Mahuidache
020004
8067-6
Asociacin Ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin Ilcita
Freire
Trapilhue
020004
8067-6
Asociacin Ilcita
Freire
Trapilhue
010009
0527-1
Temukuikui
010009
0527-1
Temukuikui
Usurpacin
Collipulli
Ailla Varela
010001
5456-k
Usurpacin
Collipulli
Ailla Varela
0100021
182-9,
069-3,
17304-1,
23820-8
Hurto, usurpacin,
asociacin ilcita,
porte ilegal de arma,
secuestro.
010002
182-9, 1
069-3,
17304-1,
23820-8
Hurto, usurpacin,
asociacin ilcita,
porte ilegal de arma,
secuestro.
Collipulli
Ailla Varela
0100037
260-5
Exaltar a la autoridad,
tumulto, desorden,
lesiones graves.
Traigun
Temuco
0100037
260-5
Tumulto, desorden.
Traigun
Temuco
020004
4697-4
Atentado y desacato
a la autoridad
Galvarino Minas de
Huimpil
020004
4697-4
Atentado y desacato
a la autoridad
020004
4697-4
Atentado y desacato
a la autoridad
Galvarino Huilcaleo
020004
4697-4
Atentado y desacato
a la autoridad
Galvarino Lepun
020004
4697-4
Atentado y desacato
a la autoridad
Galvarino Lepun
518-E
Exaccin ilegal
Angol
-Puren
5694-02
23-2003
5694-02
Lof Agustn
Chihuaicura
423
Temuco
Temuco
Ercilla
Ercilla
Temuco
Temuco
Imperial
Lof Agustn
Chihuaicura
Temuco
Temuco
Ercilla
Lof Jos
Millacheo
Tirua
Tirua
Prisin Preventiva
Temuco
Temuco
Ercilla
Luis Catrimil,
Tricauko
Prisin Preventiva
Temuco
Temuco
Collipulli
Lof Kaillin,
Ailla Varela
Ercilla
Lof Jos
Millacheo Levio
Imperial
Imperial
Imperial
Imperial
Ercilla
Ercilla
Chequenko
Chequenko
Chequenko
Chequenko
303-2003 Incendio,
lesiones graves
5694-02 Asociacin ilcita
terrorista
23-2003 Incendio Terrorista
Ercilla
Chequenko
Prisin Preventiva
303-2003 Incendio y
lesiones graves
Ercilla
Chequenko
Ercilla
Chequenko
303-2003 Usurpacin
Ercilla
Chequenko
Ercilla
Chequenko
424
Ercilla
Chequenko
Ercilla
Chequenko
Ercilla
Ercilla
Ercilla
Ercilla
Ercilla
Ercilla
Ercilla
Ercilla
23-2003
Incendio Terrorista
Ercilla
Tricauko
Prisin Preventiva
23-2003
Incendio Terrorista
Ercilla
Tricauko
Prisin Preventiva
893-03
Desrdenes pblicos
Collipulli
Lonko Mawida
893-03
Desrdenes pblicos
Collipulli
Lonko Mawida
893-03
Desrdenes pblicos
Collipulli
Lonko Mawida
893-03
Desrdenes pblicos
Collipulli
Lonko Mawida
894-03
Desrdenes pblicos
Collipulli
Lonko Mawida
894-03
Desrdenes pblicos
Collipulli
Lonko Mawida
894-03
Desrdenes pblicos
Collipulli
Lonko Mawida
894-03
Desrdenes pblicos
Collipulli
Lonko Mawida
894-03
Desrdenes pblicos
Collipulli
Lonko Mawida
894-03
Desrdenes pblicos
Collipulli
Lonko Mawida
Prisin Preventiva
470-S
Amenazas y lesiones
menos graves
Saavedra
Wapi Budi
470-S
Amenazas y lesiones
menos graves
Saavedra
Wapi Budi
470-S
Amenazas y lesiones
menos graves
Saavedra
Wapi Budi
5694-02
Caete
Caete
Prisin preventiva
5694-02
23-2003
Collipulli
San Ramn
Prisin preventiva
350-3
Chequenco
Prisin Preventiva
38-03,
2700
Incendio camioneta
Collipulli
Ailla Varela
Prisin Preventiva
Incendio camioneta
Collipulli
Ailla Varela
Prisin Preventiva
Incendio camioneta
Collipulli
Ailla Varela
Prisin Preventiva
2700
145. Nelson Patricio
Ahilla Garrido
38-03,
2700
425
38-03,
2700
Incendio camioneta
Collipulli
Ailla Varela
38-03,
2700
492-03
5694-02
Incendio camioneta
Robo con violencia
Asociacin Ilcita
Terrorista
Collipulli
Ailla Varela
Prisin Preventiva
38-03,
2700
Incendio camioneta
Collipulli
Ailla Varela
38-03,
2700
Incendio camioneta
Collipulli
Ailla Varela
38-03,
2700
Incendio camioneta
Collipulli
Ailla Varela
38-03,
2700
Lumaco
Bajo Pellawen
19-2003
Lumaco
Bajo Pellawen
19-2003
Lumaco
Bajo Pellawen
19-2003
Lumaco
Bajo Pellawen
19-2003
Lumaco
Bajo Pellawen
19-2003
Lumaco
Bajo Pellawen
19-2003
Lumaco
Bajo Pellawen
Lumaco
Bajo Pellawen
19-2003
Lumaco
Bajo Pellawen
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
2000-03
Las Encinas
N 01020
426
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas N
01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
2000-03
Desrdenes pblicos
Temuco
Las Encinas
N 01020
643-03
Desrdenes pblicos
643-03
Desrdenes pblicos
643-03
Desrdenes pblicos
643-03
Desrdenes pblicos
643-03
Desrdenes pblicos
643-03
Desrdenes pblicos
643-03
Desrdenes pblicos
643-03
Desrdenes pblicos
643-03
Desrdenes pblicos
Los Loloko
427
2414-01
23-2003
5694-02
Chilln Viejo
Padre
las Casas
Jos Jineo
anco, Rofue
Padre
las Casas
Jos Jineo
anco, Rofue
Padre
las Casas
Jos Jineo
anco, Rofue
Padre
las Casas
Jos Jineo
anco, Rofue
Padre
las Casas
Jos Jineo
anco, Rofue
Padre
las Casas
Jos Jineo
anco, Rofue
Padre
las Casas
Jos Jineo
anco, Rofue
Padre
las Casas
Jos Jineo
anco, Rofue
Padre
las Casas
Jos Jineo
anco, Rofue
Padre
las Casas
Jos Jineo
anco, Rofue
* Personas provenientes de otras regiones que han sido imputados en causas seguidas
ante tribunales en la Regin de la Araucania.
** Privados de libertad en Concepcin, regin del Bo Bo, imputados adems en causas
que se siguen ante tribunales en la Regin de la Araucana.
Fuente: Elaborado por el Programa de Derechos Indgenas (IEI UFRO) en base a informacin proporcionada por la Defensora Penal Mapuche (Regin de la Araucana),
abogados particulares, imputados o procesados mapuche y sus familiares.
428
Cuadro 3
Mapuche a los que se ha aplicado la ley Antiterrorista No 18.314
en el marco del conflicto territorial
Noviembre de 2001 - octubre de 2003,
Regiones Bo Bo (VIII) y Araucana (IX)
N
Imputado
N
Causa
Delito que
se le imputa
1.
2414-01
Comunidad
O Sector
Situacin Procesal
Actual
Lorenzo Norin,
Didaico
Temulemu
2992-02
Incendio
Temulemu
Condenado a 5 aos,
ms 6 millones
indemnizacin.
5694-02
Asociacin Ilcita
Terrorista.
5694-02
2.
2414-01
5694-02
3.
4.
Comuna
Traigun
5694-02
Asociacin Ilcita
Terrorista
2992-02
Incendio
En proceso de investigacin
por Asociacin Ilcita
Terrorista.
Traigun
Temulemu
Condenado a 5 aos,
ms 6 millones
indemnizacin.
En Proceso de investigacin
por Asociacin Ilcita
Terrorista.
Agustn
Chiguaicura
5.
5694-02
Asociacin Ilcita
Terrorista
Nueva
Imperial
6.
Jos Belisario
Llanquileo Antileo
5694-02
Asoc. Ilcita
terrorista
Incendio terrorista
Prisin Preventiva
7.
Jos Miguel
Huaiquin Antinao
5694-02
Asoc. Ilcita
terrorista
Imperial
Lof Agustn
Chihuaicura
8.
Marcelo Quintrileo
Contreras
5694-02
Temuco
9.
Jos Osvaldo
Cariqueo Saravia
5694-02
23-2003
5694-02
23-2003
5694-02
Asoc. Ilcita
terrorista
Temuco
5694-02
Lof Agustn
Chihuaicura
5694-02
Temuco
23-2003
Temuco
429
Lof Jos
Millacheo
5694-02
23-2003
Tirua
Prisin Preventiva
5694-02
Temuco
Luis Catrimil,
Tricauko
Prisin Preventiva
Temuco
5694-02
Lof Kaillin,
Ailla Varela
5694-02
Lof Jos
Millacheo levio
5694-02
Asociacin ilcita
terrorista
Incendio Terrorista
Ercilla
Chequenko
Prisin Preventiva
23-2003
22. Luis Hernn
Millacheo anco
5694-02
Asociacin Ilcita
Terrorista
Ercilla
Chequenko
5694-02
Asociacin Ilcita
Terrorista
Ercilla
Chequenko
23-2003
Incendio Terrorista
Ercilla
Ercilla
23-2003
Incendio Terrorista
- atentado
Ercilla
Tricauko
Prisin Preventiva
23-2003
Incendio Terrorista
Ercilla
Tricauko
Prisin Preventiva
5694-02
Caete
Prisin preventiva
5694-02
23-2003
San Ramon
Prisin preventiva
29.
5694-02
Asociacin Ilcita
Terrorista
Ailla Varela
Prisin Preventiva
2414-01
Chilln Viejo
Incendio Terrorista
Choin Lafkenche
En prisin preventiva
Jos Francisco
Llanca Ahilla
23-2003
5694-02
31. Victor Ancalaf
1-2002
Collipulli
Collipulli
Fuente: Elaborado por el Programa de Derechos Indgenas (IEI UFRO) en base a informacin proporcionada por la Defensora Penal Mapuche (Regin de la Araucana),
abogados particulares, imputados o procesados mapuche y sus familiares.
430
Cuadro 4
Mapuche que se encuentran actualmente privados de libertad
en el marco del conflicto territorial,
Octubre del 2003
N
Nombres
N
Causa
Delito
imputado
Comuna
Lof Comunidad
o Sector
CDP
1.
Jos Belisario
Llanquileo Antileo
5694-02
23-2003
Contulmo
Temuco
2.
Jos Osvaldo
Cariqueo Saravia
5694-02
23-2003
Ercilla
Temuco
3.
Florencio Jaime
Marileo Saravia
5694-02
23-2003
Ercilla
Angol
4.
Jos Huenchunao
Marin
5694-02
23-2003
Tirua
Tirua
Concepcin,
5.
Mireya Figueroa
Araneda
5694-02
23-2003
Ercilla
Luis Catrimil,
Tricauko
Temuco
6.
Juan Ciriaco
Millacheo Lican
303-2003
Chequenko
Angol
5694-02
23-2003
Incendio, lesiones,
Ercilla
graves
asociacin ilcita terrorista
Incendio terrorista
7.
Juan Antonio
Colihuinca Ancalun
23-2003
Incendio Terrorista
Ercilla
Tricauko
Angol
8.
Luis Amable
Catrimil Huenupe
852003
23-2003
Incendio
Incendio Terrorista
Ercilla
Tricauko
Angol
9.
Hctor Llaitul
Carillanca
5694-02
Caete
Caete
Concepcin
5694-02
23-2003
Collipulli
San Ramn
Angol
11.
38-03, 2700
5694-02
Incendio camioneta
Asociacin Ilcita
Terrorista
Collipulli
Ailla Varela
Angol
23-2003
5694-02
Incendio Terrorista
Asociacin Ilcita
Terrorista
Chilln
Chilln Viejo
Victoria
29421
1-2002
Hurto de maderas,
Secuestro
Incendio Terrorista
Collipulli
Chion Lafkenche
Concepcin
29759
Incendio
Ercilla
Temuicuicui
Angol
Jos Francisco
Llanca Ahilla
431
432
Anexo 3
Nota de prensa del Relator Especial de las
Naciones Unidas para la situacin de los
derechos humanos y las libertades
fundamentales de los indgenas, seor Rodolfo
Stavenhagen, al concluir su visita oficial a Chile
(julio 18-29, 2003)
Santiago 29 de julio de 2003. El Relator Especial sobre la situacin de los
derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos indgenas,
seor Rodolfo Stavenhagen, concluye hoy, en Santiago, su visita oficial, iniciada el 18 de julio a invitacin del Gobierno de Chile, que le llev a recorrer la I,
II, VIII y IX Regiones, adems de la Regin Metropolitana.
La misin estuvo dirigida a obtener una mejor comprensin de la situacin
de los derechos humanos de los pueblos indgenas en Chile a travs del dilogo con el Gobierno, las comunidades indgenas, la sociedad civil, la academia
y el equipo de las Naciones Unidas en el pas, y ha ofrecido al Relator Especial
la posibilidad de recabar informacin directa sobre demandas y denuncias de
supuestas violaciones de derechos humanos a miembros de comunidades indgenas del pas. Durante la visita el Relator Especial mantuvo un dilogo
abierto y franco con todos los actores con quienes pudo analizar, por un lado,
los importantes logros conseguidos durante los aos de la democracia en materia indgena, y por otro, los obstculos que impiden a los indgenas gozar de
una manera efectiva de los derechos que les han sido finalmente reconocidos
por la ley.
El Sr. Stavenhagen comenz su visita en Santiago donde, tras participar en
el Primer Seminario Internacional sobre Pueblos Indgenas, mantuvo reuniones con las autoridades del Estado incluidos el Sr. Ricardo Lagos, Presidente
de la Repblica; Sr. Francisco Huenchumilla, Ministro Secretario General de la
Presidencia; Sra. Soledad Alvear, Ministra de Relaciones Exteriores; Sr. Jos
Miguel Insulza, Ministro del Interior; Sr. Jaime Andrade, Subsecretario del
Ministerio de Desarrollo y Planificacin (MIDEPLAN); los miembros del Grupo de Anlisis Estratgico del Presidente as como con la Coordinacin de
Polticas y Programas Indgenas que incluye representantes de diversos
433
ministerios con responsabilidad sobre cuestiones que afectan a los indgenas. El Relator tambin se reuni con el presidente y un miembro de la
Comisin del Senado encargados de Ley y Justicia y mantuvo varios encuentros con el Sr. Patricio Aylwin, Presidente de la Comisin de la Verdad Histrica
y Nuevo Trato, as como con sus miembros.
Durante su gira el Relator Especial se entrevist con autoridades locales y
organizaciones civiles y populares y mantuvo encuentros con representantes
de los pueblos indgenas en Temuco, Ralco, Iquique, San Pedro de Atacama y
Santiago. A pesar de no haber podido viajar a la Isla de Pascua, el Sr. Stavenhagen se reuni con representantes del pueblo Rapa Nui, quienes le presentaron
sus preocupaciones, aspiraciones y le informaron acerca de las implicaciones
del futuro estatuto especial para la Isla.
En la Araucana el Relator Especial visit la Municipalidad de Toltn y la
comunidad de Makewe, donde pudo escuchar el sentir de un gran nmero de
representantes indgenas de las diversas comunidades mapuche. En Temuco se
entrevist, entre otros, con representantes mapuche de las comunidades huilliche, lafkenche, pehuenche y nagche, donde pudo obtener una visin amplia de los
diversos puntos de vista respecto de la realidad de este pueblo. Tambin visit
dos centros penitenciarios para observar la situacin de varios reclusos mapuche procesados por delitos vinculados al movimiento social, en Temuco se reuni
con los padres del joven Alex Lemun, muerto en un enfrentamiento con carabineros, y quiere aprovechar la ocasin para hacer un llamamiento para que se
esclarezca de forma definitiva el caso y se sancione a el o a los responsables.
El Sr. Stavenhagen se traslad posteriormente a Ralco, en la VIII Regin,
donde pudo conversar con algunas de las familias afectadas por la construccin de la represa. Como ltima etapa de su gira, estuvo en Iquique donde se
reuni con representantes del pueblo aymara y posteriormente en San Pedro
de Atacama, donde mantuvo un encuentro con sus autoridades locales y lderes indgenas atacameos pertenecientes al Consejo Atacameo, dirigentes del
Pueblo Quechua y diversos miembros de la sociedad civil.
El Relator Especial mantuvo conversaciones con los representantes del Sistema de las Naciones Unidas en Chile, as como con el Gerente General de
ENDESA-Chile, y con representantes de organizaciones no gubernamentales
y diversos centros acadmicos.
A pesar de que en el transcurso de los ltimos diez aos se han producido
avances importantes en Chile en materia de reconocimiento de la diversidad
cultural y tnica, como la adopcin de la Ley Indgena en 1993 y la creacin de la
CONADI, todava existen y persisten grandes retos a los que debe enfrentarse el
434
pas para conseguir que este reconocimiento sea efectivo y pleno. Solo a travs
del efectivo reconocimiento constitucional pueden consolidarse los pilares para
la proteccin y promocin real de los derechos humanos y libertades fundamentales de los indgenas.
Entre los problemas destacados durante su misin el Relator Especial recogi mltiples testimonios en torno a conflictos referentes a la propiedad de la
tierra y territorialidad de los pueblos indgenas, en particular del pueblo mapuche. La poltica iniciada por los gobiernos democrticos de la Concertacin
prev un programa de compra de tierras para los indgenas, pero las comunidades expresaron que su implementacin ha sido lenta, y hasta ahora la falta
de suficientes recursos no ha permitido extender este programa a todas las
reas indgenas. Ello ha producido un sentimiento general de frustracin y
decepcin entre la poblacin indgena. Tampoco se prev la restitucin a las
comunidades de tierras que anteriormente fueron de propiedad y uso comunal, sino solamente la constitucin de la propiedad privada individual, lo cual
tiende a debilitar los vnculos sociales entre los miembros de dichas comunidades y no satisface las condiciones culturales de las comunidades.
Esta problemtica se complica en cuanto se refiere al acceso a los recursos
del subsuelo y otros, como son el agua y los recursos del mar. Las distintas
leyes sectoriales facilitan y protegen la inscripcin de derechos de propiedad
privados sobre recursos que tradicionalmente han sido propios de las comunidades indgenas. El Relator Especial recogi, entre otros, testimonios de
indgenas aymaras y atacameos en la regin rida del norte respecto del acceso
al agua que es esencial para la vida de las comunidades campesinas, pero con
frecuencia ese acceso se les niega porque el recurso ha sido apropiado por
empresas mineras. En este contexto, el Relator Especial confa en que el proyecto de nueva ley de aguas que se est discutiendo en el Congreso consiga
poner los cimientos de un sistema que permita la proteccin efectiva de los
derechos ancestrales de estos pueblos.
En la costa de la Araucana, numerosas familias lafkenche ven reducido su
acceso anteriormente libre a sus tradicionales recursos de pesca y productos
costeros por la inscripcin de extensas reas de costa a nombre de huincas (es
decir, no indgenas) de acuerdo con lo dispuesto en la Ley de Pesca en perjuicio de las comunidades mapuche.
Tal vez el caso ms emblemtico de estos procesos ha sido la construccin
de la central hidroelctrica de Ralco en el Alto Bo-Bo, que ha conllevado el
desplazamiento de decenas de familias pehuenche fuera de su hbitat tradicional. Debido a faltas en el origen y diseo del proyecto desde el punto de vista
de los derechos de los pueblos indgenas, los afectados resultaron ser vctimas
435
de un proceso que los rebasa, en vez de constituir parte de un cambio que les
beneficia con el resto del pas. La solucin a esta compleja problemtica debe
buscarse no solamente por la va de los tribunales sino principalmente por la
del dilogo y del consenso, en el marco del respeto estricto de los derechos
humanos de las comunidades indgenas afectadas.
Los pueblos originarios representan el sector ms empobrecido de la sociedad chilena y sus niveles de bienestar medidos por el ndice de Desarrollo
Humano y otros indicadores se encuentran por debajo del promedio nacional. Las polticas asistenciales del gobierno llevadas a cabo principalmente
por va de CONADI y el programa ORIGENES en MIDEPLANconstituyen
sin duda medidas importantes, pero han resultado hasta la fecha insuficientes
para revertir esta situacin. Se deben citar los proyectos de capacitacin y desarrollo productivo en el marco de las reas de Desarrollo Indgena, el programa
incipiente de educacin intercultural y el de becas para estudiantes indgenas,
as como la defensora pblica en la reciente Reforma Procesal Penal en cuanto
permite la defensa de procesados indgenas.
Durante su visita el Relator Especial pudo observar que la cuestin de los
derechos humanos de los indgenas no puede separarse del contexto histrico
que ha vivido el pas. Un paso importante supone el reconocimiento por parte
de las autoridades y de la sociedad entera de una deuda histrica con los pueblos originarios de Chile, a lo cual aporta la labor de la Comisin de la Verdad
Histrica y Nuevo Trato. Un elemento que ayudara a poner de manifiesto el
inters expresado por el Estado respecto de la situacin de sus pueblos originarios es la adopcin de medidas legislativas efectivas que asienten las bases
de ese reconocimiento. Independientemente de la pertenencia a un grupo o a
otro todas las personas entrevistadas por el Relator expresaron la necesidad
del reconocimiento constitucional de los pueblos originarios de Chile y la pronta
ratificacin del Convenio 169 de la OIT. Estos pasos son vistos por las comunidades indgenas como esenciales si se quiere solucionar de una forma efectiva
los problemas de derechos humanos a los que se enfrentan las comunidades
originarias del pas.
Finalmente, el Relator Especial quiere expresar su preocupacin ante las
situaciones de privacin de libertad en la que se encuentran algunos lderes
mapuches y la aplicacin de leyes sectoriales que permiten, entre otros, largos
periodos de detencin con las consabidas consecuencias en el disfrute de los
derechos humanos de los afectados.
El Relator Especial elaborar un informe que ser presentado a la Comisin
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
436
El Sr. Stavenhagen ocupa la posicin de Relator Especial sobre los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de los Indgenas desde que se
cre dicho mandato por la Comisin de Derechos Humanos en 2001.
Para ms informacin, por favor contacte con la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Ginebra, tel.: +41 22 917 94 13, o con la
Oficina de la Representante Regional para Amrica Latina y el Caribe del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Chile,
tel.: +56 2 210 25 33.425
425
Disponible en www.derechosindigenas.cl
437
438
Anexo 4
Informe de la Comisin Verdad Histrica
y Nuevo Trato.
Propuestas y recomendaciones
para un Nuevo Trato entre el estado,
los pueblos indgenas y la sociedad chilena
439
tradujo en la negacin de la identidad y de la existencia de los pueblos originarios como entidades sociohistricas.
As como la Nacin chilena se constituy sobre la base del intento por asimilar mediante la fuerza y la letra a esos pueblos, el territorio nacional se
estableci en aquellos espacios sobre los que el Estado no tena control ni ejerca soberana. A la poca de la constitucin del Estado chileno, el Pueblo Mapuche
mantena el control sobre el territorio comprendido entre los ros Bo-Bo, por
el norte, y el lmite constituido por el cordn de Panguipulli y el ro Cruces en
San Jos de la Mariquina, por el sur. Lo propio ocurra con el Pueblo Rapa Nui,
cuyo territorio recin fue incorporado a la soberana del Estado chileno en
1888, y con los pueblos que habitaban la Patagonia y canales australes, como
es el caso de los Anikenk, Selknam, Kawsqar y Yagn. Los pueblos Aymara,
Atacameo y Quechua se encontraban sometidos a la jurisdiccin de las tambin nacientes repblicas de Per y Bolivia. Una clara poltica expansionista
del Estado chileno permiti la ocupacin definitiva de los territorios indgenas: el sometimiento del territorio mapuche a fines del siglo XIX; la anexin de
las tierras aymaras, atacameas y quechuas, como resultado de la Guerra del
Pacfico, a travs de la cual Chile disput a Per y Bolivia los territorios del
extremo norte; la incorporacin de Isla de Pascua a la soberana del Estado
Chileno en 1888, y; finalmente, la poltica de otorgamiento de enormes concesiones que el Estado desarroll para hacer ocupacin definit iva del extremo
austral; fueron dando fisonoma definitiva al territor io de Chile, quedando las
poblaciones indgenas diversas y numerosas que lo habitaban desde antiguo,
bajo la jurisdiccin de un Estado a cuya constitucin no haban sido invitados
sino para formar parte de sus mitos y relatos fundadores.
Ambos procesos el de negacin de la identidad y existencia de los Pueblos
Indgenas a favor de la formacin de una identidad nacional nica, y el de
apropiacin de su territorio a favor de la consolidacin del territorio nacional
si bien fueron exitosos en su objetivo de servir a la formacin del Estado Nacin chileno, tuvieron consecuencias que se arrastran hasta el presente, en
algunos casos desastrosas, para los Pueblos Indgenas, como queda abundantemente acreditado en la evidencia que la Comisin ha examinado y que consta
en este Informe: reduccin territorial, fragmentacin social, prdida patrimonial, prdida de vigencia de sus sistemas normativos propios, prdida de sus
idiomas por polticas de castellanizacin forzosa, y hasta la muerte y desaparicin de Pueblos Indgenas enteros como los Anikenk y Selknam, que fueron
objeto de un verdadero genocidio, ya que, junto con extinguirse su cultura,
tambin se aniquil a las personas que los integraban.
440
441
442
La definicin y puesta en vigencia de este estatuto jurdico especial requiere introducir modificaciones y perfeccionamientos en el ordenamiento legal,
respecto de lo cual a continuacin se formulan un conjunto de propuestas y
recomendaciones. En todo caso, dichas reformas legales, a la vez de proveer
un amplio reconocimiento, deben admitir formas flexibles y pertinentes de
ejercicio de los derechos que dicho reconocimiento persigue consagrar, de conformidad a las particularidades culturales de cada Pueblo Indgena.
La forma especfica en que la norma establezca la modalidad que adquiera
el ejercicio de tales derechos colectivos de los Pueblos Indgenas deber ser
objeto de un trabajo posterior, en el que deber garantizarse una amplia participacin de los Pueblos Indgenas, considerando las recomendaciones que a
este respecto se proponen ms adelante.
La Comisin deja constancia de la especial importancia que para los Pueblos
Indgenas reviste su reconocimiento como Pueblos, categora que no es reemplazable en el mbito del reconocimiento por ninguna otra expresin. Lo propio
ocurre con la utilizacin y reconocimiento de Territorios Indgenas, concebido
como un espacio jurisdiccional donde los Pueblos Indgenas hacen efectivos los
derechos colectivos que son atribuibles a su condicin de Pueblos.
La Comisin estima que una propuesta de Nuevo Trato basada en estos
principios generales, recoge los logros y desarrollos del Derecho Internacional
en materia de derechos de los Pueblos Indgenas, respecto de lo cual este informe entrega abundantes antecedentes.
La Comisin est convencida de que el pas ha experimentado avances significativos en materia de reconocimiento de derechos de los Pueblos Indgenas,
los que han permitido al Estado ir arbitrando medidas a favor de los Pueblos
Indgenas y de los individuos que los integran. La creacin y el fecundo trabajo de la Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato forma parte y es expresin
de dichos avances.
Al mismo tiempo, la Comisin desea instar al pas, a los poderes del Estado, y a los diversos sectores que componen nuestra comunidad nacional, a
continuar avanzando en esta senda, enfrentando cohesionada, con coraje, generosidad, profundidad histrica y sentido de pas, el desafo mayor de atender
y empezar a dar solucin a aquellos litigios pendientes, cuyas races se hunden en lo profundo de una historia nacional en cuyo devenir se han ido forjando
los rasgos de carcter y las identidades singulares de los diversos sectores que,
con ellos, concurren a enriquecer el alma de Chile.
La Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato cree un deber sealarle al
pas su conviccin de que nuestra cohesin como comunidad nacional, nuestras posibilidades de desarrollo, nuestra insercin en un mundo sometido a
443
444
Hasta aqu la trascripcin literal del Informe de la Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato.
445
b) Derechos Territoriales
i.- En el mbito de los territorios indgenas:
Reconocimiento de la relacin especial de los pueblos indgenas con las tierras y los territorios.
Reconocimiento y demarcacin de territorios indgenas y reconocimiento del
derecho de los pueblos indgenas para participar en la gestin de dichos espacios territoriales.
Generar instrumentos de ordenamiento territorial que promuevan procesos
de desarrollo territorial pertinentes, adecuados a las particularidades indgenas de uso y significacin de los espacios.
446
Derecho a consulta.
Derecho a participacin en los beneficios sociales y econmicos de las actividades productivas en tierras y territorios indgenas.
Compensacin por daos.
Traslado de pueblo o comunidad indgena.
Acuerdos impacto-beneficio.
Incentivar la certificacin tcnica social y ambiental en actividades de uso
intensivo de recursos naturales.
c) Derechos Culturales
La Comisn estima que el Nuevo Trato en estas materias debe considerar al
menos:
El derecho colectivo de los pueblos indgenas a incidir en la educacin de sus
miembros.
Promover la educacin intercultural en las regiones donde existe una importante poblacin indgena.
Reconocimiento y proteccin de las prcticas econmicas sociales culturales
y religiosas de los pueblos indgenas.
Reconocimiento del derecho consuetudinario y del derecho propio de los
pueblos indgenas.
Otras medidas tendientes a la proteccin y fomento de las culturas indgenas.
447
448
449
427
Resumen de las principales propuestas y recomendaciones contenidas en esta seccin del Informe
de la Comisin Verdad Histrica y Nuevo Trato realizado por el Programa de Derechos Indgenas
(IEI UFRO). Extrado de internet en http://www.gobierno.cl/verdadhistorica/indice.html.
450
ndice
Introduccin
Captulo I
Legislacin aplicable a los pueblos indgenas en Chile
Captulo II
Los derechos del pueblo aymara
29
Captulo III
Los derechos del pueblo lickanantay, kunza o atacameo
73
Captulo IV
Los derechos del pueblo colla
105
Captulo V
Los derechos del pueblo rapa nui
127
Captulo VI
Los derechos del pueblo mapuche
157
Captulo VII
Los derechos de los mapuche huilliche de Valdivia y Osorno
299
Captulo VIII
Los derechos del pueblo huilliche de la Isla Grande de Chilo
325
Captulo IX
Derechos de los pueblos indgenas australes
345
451
Captulo X
Derechos de los indgenas en la Regin Metropolitana.
373
Conclusiones
395
Anexos
405
TRABAJAN EN LOM