Un pueblo llamado Hamelín sufría una plaga de ratones. Los gobernantes prometieron pagar a quien los liberara. Un flautista usó su música para guiar a los ratones fuera del pueblo. Sin embargo, los gobernantes se negaron a pagarle. El flautista tocó de nuevo y esta vez guió a todos los niños del pueblo a una cueva misteriosa, dejándolos atrapados allí para siempre. El pueblo quedó triste y sin sus niños.
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Un pueblo llamado Hamelín sufría una plaga de ratones. Los gobernantes prometieron pagar a quien los liberara. Un flautista usó su música para guiar a los ratones fuera del pueblo. Sin embargo, los gobernantes se negaron a pagarle. El flautista tocó de nuevo y esta vez guió a todos los niños del pueblo a una cueva misteriosa, dejándolos atrapados allí para siempre. El pueblo quedó triste y sin sus niños.
Un pueblo llamado Hamelín sufría una plaga de ratones. Los gobernantes prometieron pagar a quien los liberara. Un flautista usó su música para guiar a los ratones fuera del pueblo. Sin embargo, los gobernantes se negaron a pagarle. El flautista tocó de nuevo y esta vez guió a todos los niños del pueblo a una cueva misteriosa, dejándolos atrapados allí para siempre. El pueblo quedó triste y sin sus niños.
Un pueblo llamado Hamelín sufría una plaga de ratones. Los gobernantes prometieron pagar a quien los liberara. Un flautista usó su música para guiar a los ratones fuera del pueblo. Sin embargo, los gobernantes se negaron a pagarle. El flautista tocó de nuevo y esta vez guió a todos los niños del pueblo a una cueva misteriosa, dejándolos atrapados allí para siempre. El pueblo quedó triste y sin sus niños.
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Autor : Hermanos Grimm
Hace mucho tiempo, haba un hermoso pueblo llamado
Hameln, rodeado de montaas y prados, baado por un lindo
riachuelo, un pueblo realmente hermoso y tranquilo, en el cual sus habitantes vivan felices.
Pero un da sucedi algo muy extrao en el pueblo de Hameln,
todas las calles fueron invadidas por miles de ratones que merodeaban por todas partes, arrasando con todo el grano que haba en los graneros y con toda la comida de sus habitantes.
Nadie acertaba a comprender el motivo de la invasin y, por
ms que intentavan ahuyentar a los ratones, pareca que que lo nico que conseguan era que acudiesen ms y ms ratones. Ante la gravedad de la situacin, los gobernantes de la ciudad, que vean peligrar sus riquezas por la voracidad de los ratones, convocaron al Consejo y dijeron: - Daremos cien monedas de oro a quien nos libre de los ratones. Pronto se present joven flautista a quien nadie haba visto antes y les dijo:
- La recompensa ser ma. Esta noche no quedar ni un slo
ratn en Hameln.
El joven cogi su flauta y empez a pasear por las calles de
Hameln haciendo sonar una hermosa meloda que pareca encantar a los ratones. Poco a poco, todos los ratones empezaron a salir de sus escondrijos y a seguirle mientras el flautista continuaba tocando, incansable, su flauta. Caminando, caminando, el flautista se alej de la ciudad hasta llegar a un ro, donde todos los ratones subieron a una balsa que se perdi en la distancia. Los hamelineses, al ver las calles de Hameln libres de ratones, respiraron aliviados. Por fin estaban tranquilos y podan volver a sus negocios! Estaban tan contentos que organizaron una fiesta olvidando que haba sido el joven flautista quien les haba conseguido alejar los ratones. A la maana siguiente, el joven volvi a Hameln para recibir la recompensa que haban 4
prometido para quien les librara de los ratones.
Pero los gobernantes, que eran muy codiciosos y solamente
pensaban en sus propios bienes, no quisieron cumplir con su promesa: - Vete de nuestro pueblo! Crees que te debemos pagar algo cuando lo nico que has hecho ha sido tocar la flauta? Nosotros no te debemos nada!
El joven flautista se enoj mucho a causa de la avarcia y la
ingratitud de aquellas personas y prometi que se vengara. Entonces, cogi la flauta con la que haba hechizado a los ratones y empez a tocar una melodia muy dulce. Pero esta vez no fueron los ratones los que siguieron insistentemente al flautista sino todos y cada uno de los nios del pueblo. Cogidos de la mano, sonriendo y sin hacer caso de los ruegos de sus padres, siguieron al joven hasta las montaas, donde el flautista les encerr en una cueva desconocida repleta de juegos y golosinas, a donde los nios entraron felices y contentos.
Cuando entraron todos los nios en la cueva, sta se cerr,
dejandolos para siempre atrapados en ella Entraron en la cueva todos los nios menos uno, un nio que iba con muletas y no pudo alcanzarlos. Cuando el nio vi que la cueva se cerraba fue corriendo al pueblo a avisar a todos. Toda la gente del pueblo corri a la cueva para rescatar a los nios, pero jams pudieron abrirla
Hameln se convirti en un pueblo triste, sin las risas y la alegra
de los nios; hasta las flores, que siempre tenan unos colores esplndidos, quedaron plidas de tanta tristeza. Los gobernantes de Hameln junto al resto de habitantes del pueblo, buscaron al flautista para pagarle las cien monedas de oro y pedirle perdn y que por favor les devolviese a sus nios. Pero nnca lo encontraron y jams pudieron recuperar a los nios.
A partir de aqul da los habitantes Hameln dejaron de ser tan