El Deporte en La Formación Integral Cristiana
El Deporte en La Formación Integral Cristiana
El Deporte en La Formación Integral Cristiana
LA FORMACIÓN INTEGRAL
CRISTIANA
Introducción.......................................................................4
La Opinión Secular............................................................5
El Ejemplo de Jesucristo..................................................8
El Ejemplo de Pablo.........................................................11
Comentarios de Elena G. de White................................16
Objeciones respondidas.................................................21
La experiencia de los primeros colegios adventistas. 32
Algunas Inconsecuencias..............................................37
3
Introducción
4
La Opinión Secular
a
El origen del Fútbol. Periódico El Tiempo. 20 de mayo de 1990. Colombia.
8
EL EJEMPLO DE JESUCRISTO 9
registre ni un solo caso donde el Salvador aparezca
tomando tiempo para practicarlos. La educadora adventista
Elena White comenta la experiencia de Cristo en relación
con los deportes con las siguientes palabras:
“Cristo… era el gran Educador para la vida presente y
futura. No he podido hallar ningún caso que indique
que haya enseñado a sus discípulos a entregarse a la
diversión del fútbol o a partidas de pugilato con el fin
de hacer ejercicio físico” (La Educación Cristiana,
pág. 420).
Cabe hacernos una pregunta: Si los deportes son tan
necesarios para el desarrollo mental, físico, espiritual y
social del individuo, como afirman los defensores del
sistema educativo griego, ¿por qué razón Cristo, el modelo
perfecto de Formación Integral, no tomó tiempo para
practicarlos? El ejemplo de Cristo tiene mucho que
decirnos respecto a las supuestas bondades que nuestros
contemporáneos le han atribuido al deporte.
El registro bíblico revela que aunque Cristo no tomaba
tiempo para el deporte, invertía mucho tiempo realizando
ejercicio físico saludable mediante otras actividades.
Cuando viajó a Nazaret la gente lo reconoció como “el
carpintero, hijo de María” (Marcos 6:3). Esto evidencia que
el Señor en lugar de dedicar su juventud a los deportes y
diversiones, prefirió realizar su ejercicio mediante un
trabajo útil, que reportara algún beneficio. Cortando los
árboles en el bosque, alzando y transportando los troncos
al taller, cortando la madera con el serrucho, clavando
puntillas con el martillo, el Señor tenía suficiente ejercicio
para fortalecer sus músculos y gozar de un excelente
estado físico. El Comentario Bíblico Adventista y Elena
White coinciden con esta apreciación al afirmar:
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CRISTIANA
“Jesús participó del mejor tipo de ejercicio, el ejercicio
útil, que tiene la virtud de impartir verdadera fuerza
física y desarrollar plenamente las facultades. Estas
actividades en la carpintería lo prepararon para llevar
su porción de las cargas de la vida; así se benefició y
fue una bendición para otros” (Comentario Bíblico
Adventista, vol. 5, pág. 695).
“La vida de Jesús rebosaba de laboriosidad, y él
hacía ejercicio al cumplir sus variadas tareas en
armonía con el desarrollo de su fuerza física. Al hacer
el trabajo que le era asignado, no tenía tiempo para
entregarse a diversiones excitantes e inútiles” (El
Hogar Cristiano, Págs. 459, 460).
Otra de las maneras en que Cristo realizó ejercicio,
especialmente después de asumir su ministerio público, se
deja ver en el hecho de que él “anduvo haciendo bienes y
sanando a todos los oprimidos por el diablo” (Hechos
10:38). Los evangelios están colmados de descripciones
de Cristo caminando incansablemente de lugar en lugar,
de un extremo al otro de Israel, para aliviar las cargas de
los necesitados y afligidos. ¿Debemos entonces participar
e incentivar la práctica de los deportes en nuestras iglesias
e instituciones? El Señor nos exhorta diciendo:
“Porque ejemplo os he dado para que, como yo os he
hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:15).
Habiendo estudiado ya al Modelo perfecto, veamos lo
que enseñó, tanto por precepto como por ejemplo, uno de
sus más fervientes discípulos: el apóstol Pablo.
El Ejemplo de Pablo
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CRISTIANA
para poco es provechoso” la constituye la siguiente
declaración paralela que dirigió a los cristianos que
habitaban en Corinto:
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a
la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio?
Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel
que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad,
para recibir una corona corruptible, pero nosotros,
una incorruptible” (1 Corintios 9:24,25).
El siguiente cuadro presenta las similitudes encontradas
entre este pasaje y el escrito a Timoteo:
b
“Corre en busca de” es una mejor traducción de la palabra griega “díoke” la cual es
vertida en otras versiones como “sigue”, no dejando percibir la intención original del
autor. La Biblia de Jerusalén también ofrece una buena traducción: “Corre al alcance
de”. El Léxico Mejorado de Strong la define como: “Figurativamente de uno, quien en
una competencia, corre rápidamente para alcanzar la meta”.
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CRISTIANA
Tanto el “pelear” como el “correr” espirituales tenían
cada uno su propio significado en la mente del apóstol. Lea
con atención:
“Así que, yo de esta manera. . . peleo, no como quien
golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo
en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo
para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1
Corintios 9:26-27).
“Para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de
que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado”
(Filipenses 2:16).
Como se desprende de estos pasajes, para Pablo la
pelea simbolizaba la continua lucha de su mente para
controlar las pasiones y deseos de su propio cuerpo que
amenazaban con tomar el dominio y llevarlo a la perdición.
La carrera, por otra parte, representaba su trabajo. ¿Qué
tipo de trabajo? Veamos:
“Os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga;
cómo, (1) trabajando de noche y de día, para no ser
gravosos a ninguno de vosotros, (2) os predicamos el
evangelio de Dios (1 Tesalonicenses 2:9).
“Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue
a Corinto... Fue a ellos y, como era del mismo oficio,
se quedó con ellos y (1) trabajaban juntos, pues el
oficio de ellos era hacer tiendas. Y (2) discutía en la
sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a
griegos” (Hechos 18:1-4).
Nótese los dos elementos implicados en el trabajo que
Pablo realizaba: El primero lo constituía el trabajo útil y
productivo el cual daría tonicidad a sus músculos y le
EL EJEMPLO DE PABLO 15
capacitaría para un mejor desempeño en su misión. El
segundo, lo constituía la predicación el evangelio de lugar
en lugar. Elena White confirma que éstas eran las dos
maneras como Pablo hacía su ejercicio físico:
“Pablo… deseaba enseñar a los ministros jóvenes
que, (1) trabajando con sus manos y poniendo en
ejercicio sus músculos y tendones, se fortalecerían
para (2) soportar las faenas y privaciones que los
aguardaban en el campo evangélico” (Los Hechos de
los Apóstoles, pág. 284).
No existe un sólo pasaje de la Biblia que indique que
Pablo haya dedicado tiempo a los deportes o a las
diversiones. En sus cartas siempre exhortó a los cristianos
para que realizaran su ejercicio mediante el trabajo útil y la
obra misionera. También en esto Pablo demostró ser un
digno seguidor de Jesucristo, el supremo modelo de
educación integral cristiana.
El cristiano puede hacer ejercicio trabajando, arreglando
el jardín, cortando el césped, labrando una huerta, lavando
la ropa, organizando la casa, reparando el techo,
fabricando una silla, repartiendo volantes misioneros por
las calles, yendo a dar estudios bíblicos, llevando
mercados a los necesitados y hasta caminando al lugar de
trabajo. Todas estas actividades, además de ser aprobadas
y aconsejadas por Dios, promueven la buena circulación
de la sangre, fortalecen los músculos, dan a la mente
descanso y permiten experimentar la satisfacción de haber
hecho algo productivo.
Comentarios de Elena G. de White
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COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE 17
sumamente eficaz para promover el desarrollo de la
mente y el carácter” (La Educación, pág. 215).
Elena White argumenta que una de las razones por las
cuales los juegos no son adecuados en edades mayores,
se debe a que afectan negativamente el desarrollo mental:
“Los jóvenes generalmente se comportan como si...
ellos hubieran sido puestos en el mundo con el único
fin de conseguir diversión personal, para ser
satisfechos con una ininterrumpida sucesión de
actividades que entusiasman y estimulan... insisten
en que necesitan algo para avivar y divertir la mente.
Vi que había placer en el trabajo, y satisfacción en la
búsqueda de una vida de utilidad” (Testimonios para
la Iglesia, vol. 1, págs. 439, 441).
Y añade:
“Los alumnos deben salir de nuestras escuelas
dotados, de eficiencia cabal... Es esencial el estudio
diligente, pero también lo es el trabajo arduo y
laborioso. El juego no es esencial. El dedicar las
facultades físicas a la diversión no es muy favorable
para tener una mente bien equilibrada” (La Educación
Cristiana , pág. 322).
Pero según afirmó, no sólo el área mental es afectada,
los juegos también afectan gravemente la estabilidad
espiritual:
“Todos los docentes necesitan ejercicio, un cambio de
ocupación. Dios ha indicado que ese ejercicio lo
debiera constituir un trabajo provechoso y práctico;
pero os habéis apartado del plan de Dios para seguir
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CRISTIANA
invenciones humanas, y ello con detrimento de la
vida espiritual” (La Educación Cristiana, pág. 411).
Es una realidad innegable que aún en los partidos, así
llamados amistosos, los jugadores se golpean, empujan y
maltratan, aunque en un comienzo no tenían intención de
hacerlo. El deseo de obtener la supremacía sobre el
equipo rival fortalece el egoísmo y el temor inherente a ser
considerado inferior, anima el espíritu de rivalidad y auto-
exhibición. Bajo estos estímulos es imposible edificar un
carácter bondadoso como el que poseía Cristo cuando
estaba aquí en la tierra.
Esto es válido no sólo para los participantes, sino
también para los espectadores de dichos juegos:
“Y mientras unos estaban participando en el juego de
cricket, y otros presenciando el juego, Satanás
estaba jugando el juego de la vida por sus almas. Por
esto decidimos ubicar nuestra escuela donde los
estudiantes no pudieran ver los torneos de cricket y
las carreras de caballos” (Australian Union Record, 26
de julio de 1899).
Además comenta acerca de los efectos negativos del
deporte en el ulterior desarrollo social del individuo:
“Los jóvenes... En vez de sentir que tienen la
responsabilidad individual de esforzarse para
beneficiar a otros y conducir a otros a la senda de la
justicia, se dedican a buscar su propia diversión. Son
miembros inútiles de la sociedad” (Testimonios para
la Iglesia. Vol. 2, pág. 213).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE 19
Hablando acerca del aspecto físico de la educación
integral, afirma que la idea de que el deporte es necesario
para la salud no es sólo una invención de los hombres:
“Los alumnos son enviados a nuestras escuelas para
que reciban una educación que los habilite para salir
como obreros de la causa de Dios. Satanás quisiera
inducirles a creer que las diversiones son necesarias
para la salud física; pero el Señor ha declarado que
para ellos la mejor manera de obtener ejercicio físico
es por medio del adiestramiento manual, y
permitiendo que el empleo útil reemplace el placer
egoísta” (Consejos para los Maestros, pág. 338).
Vemos que, según las declaraciones de Elena White, los
deportes afectan negativamente las cuatro áreas de la
formación integral cristiana, lo cual debe hacernos
reflexionar respecto a la conveniencia de fomentar su
práctica. Entre los deportes citados por Elena G. de White
se encuentran las carreras de bicicletas (Testimonios para
los Ministros, pág. 83), las carreras de caballos (La
Educación Cristiana, pág. 340), el fútbol americano (Id,
pág. 420), el boxeo, el béisbol (Id, pág. 315), el cricket (Id,
pág. 368) e incluso el tenis (Id, pág. 374). De estas dos
últimas disciplinas declaró:
“Me fueron presentadas como una especie de
idolatría, como los ídolos de las naciones” (La
Educación Cristiana, pág. 375).
Si esto se dice del tenis que es quizá el más inofensivo
de los juegos de pelota, ¿qué podría decirse de los
deportes en los que existe contacto físico cuerpo a
cuerpo? “No tendrás otros dioses delante de mí” es el
llamado del Señor a su Iglesia en este tiempo y como
pueblo que “guarda los mandamientos de Dios” tenemos el
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CRISTIANA
solemne privilegio de cumplir con las expectativas de
nuestro amoroso Padre celestial, tan claramente
expresadas mediante sus siervos los profetas.
Objeciones respondidas
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22 EL DEPORTE EN LA FORMACIÓN INTEGRAL
CRISTIANA
Esto es correcto pero no puede ser usado como
pretexto para justificar la práctica del deporte. Veamos el
texto referido:
“Habrá que dar cuenta del dinero invertido en
bicicletas, vestidos y otras cosas innecesarias”
(Testimonios para los Ministros, pág. 404).
Nótese que junto con las bicicletas se menciona el factor
dinero como la causa del problema. El contexto anterior
declara: “¿Cómo responderéis ante Dios vosotros, los que
amáis el tesoro mundanal…?” y el contexto posterior
indica: “Satanás ha estado trabajando con todo su poder
de engaño para llevar las cosas al punto en que el camino
quede obstruido por la carencia de medios en la tesorería.”
Es claro que las bicicletas en sí, al igual que los vestidos
citados, eran objetos de lujo, extremadamente costosos.
Por lo cual era pecado invertir en ellos existiendo medios
más económicos para desplazarse como el caballo o el
viajar a pie. Según datos de la época, el costo de una
bicicleta en aquel entonces era “una inversión comparable
al costo de un automóvil en la actualidad” (Reader’s
Digest, diciembre de 1951).
Hoy día la bicicleta ha dejado de ser un elemento de lujo
y puede conseguirse a un precio tan módico, que inclusive
es usado por la mayoría de los trabajadores más humildes
para transportarse a su sitio de labores.
No obstante lo anterior, es necesario aclarar que si bien
es cierto que la bicicleta puede ser útil en estos casos, el
utilizarla para el deporte es desacertado. Para comprender
esto veamos lo que Elena White dijo respecto al medio de
transporte más económico de su época:
OBJECIONES RESPONDIDAS 23
“Y si las niñas, a su vez, pudieran aprender a ensillar
y conducir un caballo, manejar el serrucho y el
martillo, lo mismo que el rastrillo y la azada, estarían
mejor preparadas para hacer frente a las
emergencias de la vida” (La Educación, pág. 217).
Respecto del uso de este medio de transporte como
deporte afirmó:
“¡Cuánto tiempo dedican los seres humanos
inteligentes a las carreras de caballos y los
certámenes de cricket y de pelota! Pero, ¿Acaso la
participación en estos deportes dará a los hombres
un deseo de conocer la verdad y la justicia?”
(Consejos para los Maestros. págs. 440, 441).
Vemos, entonces, que montar a caballo es bueno,
utilizarlo como medio de transporte para ir al trabajo o para
pasear por el campo es correcto, pero el usarlo para el
deporte es erróneo de principio a fin. El primer uso es útil
el segundo proporciona sana recreación, pero el tercero es
un uso egoísta, que no beneficia a nadie, antes bien,
malgasta el precioso tiempo, expone la vida, fomenta el
orgullo y propicia la rivalidad. Este mismo principio aplica
hoy día para el uso de la bicicleta:
“En las calles de la ciudad hay una partida reunida
para una carrera de bicicletas... ¿Pero quién que
presencie la excitante carrera pensaría que aquellos
que se están exhibiendo de esta manera son los
seguidores de Cristo?... ¿Quién pensaría que se han
dado cuenta del valor de su tiempo y de sus
facultades físicas como dones de Dios para ser
preservadas para su servicio? ¿Quién piensa en el
peligro del accidente, o que la muerte puede ser el
resultado de su alocada persecución?... Satanás está
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CRISTIANA
jugando el juego de la vida por la posesión de estas
almas, y a él le agrada lo que ve y lo que oye”
(Testimonios para los Ministros, pág. 81).
c
Esta conclusión está fundamentada en el artículo “Mechanisms of B-Lymphocyte
supresión Induced by Acute Physical Exercise” de los doctores N. Tvede, C. Heilman, J.
Halkjaer-Kristensen y B. K. Pedersen. Publicado en el Journal of Clinical and Laboratory
Inmunology, 1989. 30:169-173.
La experiencia de los primeros
colegios adventistas
h
Id. págs. 28, 29.
Algunas Inconsecuencias
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