Guia de Practicas Hidrogeologi
Guia de Practicas Hidrogeologi
Guia de Practicas Hidrogeologi
Bienvenido
GUÍA
GUIDE DE
YDROLOGICAL PRÁCTICAS HIDROLÓGICAS
PRACTICES
GUÍA
DE
PRÁCTICAS HIDROLÓGICAS
Quinta e dición
1994
ISBN 92-63-30168-9
NOTA
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Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xxxi
PARTE A — GENERALIDADES
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6.2.1 Teledetección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
6.2.2 Microelectrónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
6.2.3 Microprocesadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
6.2.4 Registradores automáticos de varios parámetros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
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(español, francés y ruso). Asimismo, como para las versiones anteriores, varios
Miembros de la Organización manifestaron su intención de traducir esta Guía a su
idioma nacional.
El objetivo de la Guía de Prácticas Hidrológicas es brindar, a todos aquellos
vinculados a la hidrología, información actualizada sobre prácticas, procedimientos
e instrumentos que les pueda ser útil para llevar a cabo sus tareas con buenos resul-
tados. Una descripción más detallada de las bases teóricas y del margen de apli-
cación de los métodos y técnicas hidrológicas está más allá del alcance de esta Guía.
Sin embargo, cuando se considera oportuno se hace referencia a dicha docu-
mentación.
Se espera que la presente Guía será útil no sólo para los Servicios Hidrológicos
y Meteorológicos, sino también para muchos organismos del mundo que participan
en el control y la evaluación de los recursos hídricos. Se invita a los usuarios de la
Guía a continuar enviando sus comentarios y sugerencias a la Secretaría General,
para seguir mejorándola.
Me complace expresar el agradecimiento de la Organización Meteorológica
Mundial a más de 40 expertos de todo el mundo que contribuyeron a la preparación
de esta edición de la Guía. Agradecemos especialmente a los señores M. Roche
(Francia) y A.R Perks (Canadá) que se encargaron de recopilar el borrador inicial y
revisar la parte B; a los señores A. Hall y B. Stewart (Australia) que revisaron la
parte C; a los señores F. Bultot (Bélgica), S. Zevin (EE.UU.) y V.R. Schneider
(EE.UU.) que revisaron las partes D, E y F, respectivamente. Por cuanto se refiere a
los nuevos textos, nuestro más profundo agradecimiento al Sr. N. Normand (Francia)
por el capítulo 15 (Medición de la humedad del suelo); al Dr. P. Pilon (Canadá) por
el capítulo 36 (Frecuencia de crecidas), al Dr. G. Young y al Sr. A. Perks (Canadá)
por el capítulo 48 (Desarrollo sostenible del agua); y al Dr. L. Goda (Hungría) por
el capítulo 57 (Navegación y corrección de cauces). Nuestra especial gratitud al
Dr. M. Moss (EE.UU.) por su ayuda en la preparación del borrador final y al
Dr. Starosolszky (Hungría) por sus excelente consejos durante toda la preparación
de la presente edición de la Guía.
(G. O. P. Obasi)
Secretario General
PARTE A
GENERALIDADES
CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN A LA GUÍA
de extrañar que los programas hidrológicos coincidan en un mismo país. Por lo tanto,
se ha hecho muy necesario disponer de guías y normas internacionales, y se espera que
la presente Guía responda a dicha necesidad. Con este fin, se trabajó con ahínco
para mejorar y completar la Guía (quinta edición) que está compuesta de seis partes:
Parte A: Generalidades — capítulos 1 a 5;
Parte B: Instrumentos hidrológicos y métodos de observación y de estimación
— capítulos 6 a 18;
Parte C: Recopilación, proceso y difusión de datos hidrológicos — capítulos
l9 a 25
Parte D: Análisis hidrológico — capítulos 26 a 40
Parte E: Predicción hidrológica — capítulos 41 a 46
Parte F: Aplicaciones para la gestión de los recursos hídricos — capítulos 47
a 59
Los capítulos 1 a 5 (Parte A) contienen información de carácter general sobre las
actividades relativas al agua que efectúan la OMM y otras organizaciones interna-
cionales, así como sobre las normas y reglas de la OMM en materia de hidrología y
sobre las funciones y responsabilidades de los Servicios Hidrológicos Nacionales.
Los capítulos 6 a 25 (Partes B y C) se refieren a los instrumentos y métodos de
observación, el diseño de redes hidrológicas y la recopilación, el proceso y la publi-
cación de datos. Se invita a los Miembros a que, al establecer y explotar sus Servicios
Hidrológicos Nacionales, sigan y pongan en práctica estas pautas y estipulaciones.
La adopción de las normas recomendadas beneficiará a los países donde se están
estableciendo las redes hidrológicas o donde ya son explotadas por varias institu-
ciones u órganos privados o gubernamentales. El contenido de estos capítulos coin-
cide, hasta cierto punto, con la documentación que figura en otras guías de la OMM,
pero en ellos se destacan el desarrollo y la gestión de los recursos hídricos. Se prevé
que utilicen la presente Guía otros organismos que no sean los Servicios Hidrológicos
y, por ese motivo, se consideró necesario elaborar una obra completa, que no se refie-
ra con frecuencia a otras guías de la OMM.
Los capítulos 26 a 59 (Partes D, E y F) tratan sobre métodos de análisis, predic-
ción hidrológica y otras aplicaciones a proyectos de gestión de los recursos hídricos
y los problemas conexos. Si bien se logró un cierto nivel de normalización (y se
espera que todavía se puedan realizar otros progresos) de los instrumentos, los méto-
dos de observación y las prácticas de publicación, la situación es totalmente diferente
por cuanto se refiere a los análisis hidrológicos y a sus aplicaciones. Por lo tanto, en
la Guía se describen otros posibles enfoques que, de acuerdo con la experiencia
adquirida, resultan prácticos y satisfactorios. El objetivo es dirigir la atención hacia
la existencia de varias técnicas útiles y presentar las principales características y ven-
tajas de cada una de ellas, en vez de recomendar una de ellas. Los múltiples factores
que participan (régimen hidrológico y climático, información y datos disponibles,
INTRODUCCIÓN A LA GUÍA 3
2.1 Generalidades
La Organización Meteorológica Mundial, con por 172 Estados y Territorios
Miembros, es un organismo especializado de las Naciones Unidas. De conformidad
con el artículo 2 del Convenio de la OMM[1], las finalidades de la Organización son:
a) facilitar la cooperación mundial para crear redes de estaciones que efectúen ob-
servaciones meteorológicas, así como hidrológicas y otras observaciones geofí-
sicas relacionadas con la meteorología y favorecer la creación y el manteni-
miento de centros encargados de prestar servicios meteorológicos y otros servi-
cios conexos;
b) fomentar la creación y el mantenimiento de sistemas para el intercambio rápido de
información meteorológica y conexa;
c) fomentar la normalización de las observaciones meteorológicas y conexas y asegurar
la publicación uniforme de observaciones y estadísticas;
d) intensificar la aplicación de la meteorología a la aviación, la navegación marítima, los
problemas del agua, la agricultura y otras actividades humanas;
e) fomentar actividades en materia de hidrología operativa y proseguir una estrecha
colaboración entre los Servicios Meteorológicos y los Hidrológicos;
f) fomentar la investigación y enseñanza de la meteorología y, cuando proceda, de mate-
rias conexas, y cooperar en la coordinación de los aspectos internacionales de tales
actividades.
La Organización comprende:
a) el Congreso Meteorológico Mundial, órgano supremo de la Organización. En el
se reúnen los delegados de todos los Miembros una vez cada cuatro años, a fin
de determinar políticas generales para lograr los objetivos de la Organización;
b) el Consejo Ejecutivo, compuesto de 36 directores de Servicios Meteorológicos
o Hidrometeorológicos Nacionales, se reúne una vez al año para coordinar los
programas aprobados por el Congreso;
c) las seis Asociaciones Regionales (África, Asia, América del Sur, América del
Norte y América Central, Suroeste del Pacífico y Europa), compuestas por
Miembros gubernamentales, coordinan todas las actividades meteorológicas y
conexas en sus respectivas Regiones;
6 CAPÍTULO 2
d) las ocho Comisiones Técnicas, compuestas por expertos designados por los Miem-
bros, estudian todas las cuestiones relativas a sus ámbitos de competencia (se han
establecido comisiones técnicas para los sistemas básicos, los instrumentos y mé-
todos de observación, las ciencias atmosféricas, la meteorología aeronáutica, la
meteorología agrícola, la meteorología marina, la hidrología y la climatología);
e) la Secretaría sirve de centro administrativo, de documentación y de información
de la Organización; cumple con las tareas establecidas en el Convenio y otros
documentos fundamentales y proporciona apoyo de secretaría al trabajo que
realizan los órganos integrantes de la OMM descritos anteriormente.
La figura 2.1 contiene la estructura organizativa de la OMM y en la figura 2.2
se delimitan las seis Asociaciones Regionales de la OMM.
CONGRESO
COMISIONES TÉCNICAS
ASOCIACIONES REGIONALES
Comisión de Sistemas
Asociación Regional I Básicos (CSB)
(África)
Comisión de Instrumentos y
Asociación Regional II Métodos de Observación
(Asia) (CIMO)
Asociación Regional III Comisión de Hidrología
(América del Sur) (CHi)
SECRETARIO GENERAL
SECRETARÍA
80 80
REGIÓN VI
60 REGIÓN IV EUROPA
60
CAPÍTULO 2
20 20
0 0
REGIÓN I
ÁFRICA REGIÓN V
20 REGIÓN III SUROESTE DEL 20
AMÉRICA
PACÍFICO
40 DEL SUR 40
60 60
180 160 140 120 100 80 60 40 20 0 20 40 60 80 100 120 140 160 180
Se han establecido dos bases de datos informatizadas como parte del PHRH, a
saber:
a) el Servicio de referencias e información sobre datos hidrológicos (INFOHYDRO),
que contiene información sobre institutos hidrológicos nacionales y regionales,
las redes y los bancos de datos de los Miembros de la OMM;
b) el Centro Mundial de Datos de Escorrentía (CMDE), en el Instituto Federal de
Hidrología (Coblenza, Alemania), que tiene el registro de caudales diarios y
mensuales de estaciones seleccionadas de más de 100 países.
Estas bases de datos son actualizadas periódicamente, y se publica la informa-
ción más importante. La sección 2.2 contiene información más detallada sobre estas
bases de datos.
TABLA 2.1
Secciones y subsecciones del HOMS
TABLA 2.2
Necesidades de personal para la concentración, el proceso y el análisis
de datos de aguas superficiales
Sector
Técnicos
Profesionales Técnicos Observadores
superiores
I Estaciones
hidrométricas
Actividades sobre 1 5 5 100
el y mantenimiento
Proceso, análisis e 2 3 3 -
interpretación de datos
Supervisión 0,5 - - -
Subtotal 3,5 8 8 100
II Estaciones pluviómétri-
cas y evaporimétricas
Actividades sobre el te- 0,5 2 2 100
rreno y mantenimiento
Proceso, análisis e 1 2 2 -
interpretación de datos
Supervisión 0,25 - - -
Subtotal 1,75 4 4 100
Referencias
Diseño de redes de
concentración de datos
Adquisición
Concentración de datos
de datos
Transmisión de datos
Almacenamiento y
proceso de datos
Toma de
decisiones
Información al público
l
ra
em
tu
na
de
ón
ón
ci
o
ra
i
ac
iv
Embalses
pi
Ag
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Ev
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Canales, lagos,
estanques,
humedales
C
C
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R
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l
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su
ga
p
ub
er
er
fici
rá
al
ne
o
Agua
subterránea
agua, el uso del agua (consumo, caudales para riego, usos no consuntivos, como la
demanda biológica de oxígeno (DBO) de los vertidos de residuo en un curso de
agua, etc.) y los datos no hidrológicos, por ejemplo, la proporción de agua utilizada
en actividades de recreación, el volumen de peces de río capturado, etc.
Eso supone una amplia gama de datos e información sobre el agua que deben su-
ministrar los Servicos Hidrológicos y órganos conexos. Los diferentes niveles de de-
sarrollo socioeconómico, la fragilidad del medio ambiente natural debida a las activi-
dades humanas y los elementos del entorno físico (clima, topografía, abundancia o
escasez de agua, etc.) determinan el nivel de información requerida. Una estructura
propuesta [4] recomienda el cambio de orientación ecológica a constructiva, y por
último a una orientación de gestión de los recursos. En cada fase, se requieren diver-
sos tipos de información, en función del número y de la clase de decisión que deben
tomarse. En la primera fase, la sociedad se adapta al medio ambiente, que incluye
el régimen hidrológico natural. En la segunda, los recursos hídricos son cada vez
más explotados, pero siguen siendo abundantes en relación con la demanda. La
toma de decisiones tiende a centrarse en los medios de explotación de los recursos
mediante la construcción de embalses, redes de riego, etc. La principal información
que se requiere es sobre la variabilidad espacial y temporal de los recursos hídricos.
En la tercera fase, los recursos ya no son relativamente abundantes. Las actividades
humanas influyen cada vez más (por lo general, en forma negativa) en el volumen y
la calidad del recurso; la toma de decisiones se orienta más hacia la reglamentación
de la demanda y la oferta para suministrar de manera más eficaz este valioso recur-
so entre los diversos usuarios. Por lo tanto, se requiere información no sólo sobre
los recursos hídricos, sino también sobre el uso y las consecuencias de ese uso.
Las posibles decisiones que deben tomarse aumentan en las tres fases, y la can-
tidad y el tipo de información que se requiere aumenta en la misma proporción. Esto
supone una evolución progresiva del papel que desempeña el Servicios Hidrológico
de un país determinado, y que los Servicios Hidrológicos en distintos países tengan
necesidades muy diferentes. Sin embargo, la actividad fundamental de la mayoría
de los Servicios Hidrológicos sin duda es suministrar información sobre la cantidad
de agua: volumen, variabilidad anual y valores externos. La calidad del agua resul-
ta cada vez más importante en numerosos países por diversas razones, como la
importancia que tiene para el consumo (doméstico, industrial y agrícola), la explota-
ción y la utilización de los cursos de agua (la pesca, la piscicultura y las actividades
de recreación) y la preocupación ecológica (eutrofización de lagos, deterioro de los
ecosistemas de agua dulce y los estuarios).
recopilar datos constantemente y largo plazo, así como tener en cuenta las necesida-
des futuras y la gestión actual. No obstante, una de las tareas esenciales en nume-
rosos países es suministrar predicciones y alertas de eventos hidrológicos extremos,
sobre todo los riesgos de inundación, sequía, mareas de tormentas y avalancha.
Muchos de estos fenómenos están vinculados a las características atmosféricas e
hidrológicas, de manera que las predicciones se transmiten en cooperación con el
Servicio Meteorológico Nacional. En general, dada la importancia social que reviste
pronosticar dichos fenómenos, se establece una estrecha colaboración con otros
institutos nacionales como el ministerio de defensa civil o la policía. Estas institu-
ciones tienen la infraestructura necesaria para difundir la alerta, evacuar la población
o prestar ayuda y asistencia en la reparación de daños.
Si bien la información necesaria para suministrar predicciones y alertas puede ser muy
similar a la requerida para evaluar los recursos hídricos (por ejemplo, intensidad de la
precipitación, niveles de agua, etc.), en realidad los requisitos específicos son muy dife-
rentes. Para la predicción, se requiere sobre todo que la información sea oportuna, fácil de
comprender y exacta, de manera que se puedan tomar decisiones rápidas y con toda seguri-
dad; en cambio, tiene menos importancia la alta precisión de la información, la constante
recopilación de datos o la conformidad con métodos científicos de muestreo. La gran
diferencia entre las necesidades de datos para evaluar los recursos y para elaborar predic-
ciones y alertas puede ocasionar importantes problemas de orden práctico a un Servicio
Hidrológico que debe cumplir ambas funciones y para lo cual necesitará otros instrumen-
tos, sistemas de transmisión y procedimientos de difusión de datos.
tan eficazmente como otros con un servicio centralizado. Si bien hay una tendencia general
a una coordinación o centralización de las funciones hidrológicas, algunos países han adop-
tado una actitud contraria al delegar tantas responsabilidades como fuera posible a nivel
local. Lo esencial es llegar a evitar cualquier obstáculo o contratiempo a la transimisión
de información entre proveedores y usuarios de datos. Los medios para lograrlo pueden
variar según las diferentes circunstancias: un ministerio de recursos hídricos, un comité
de coordinación interorganismos, un consejo de recursos hídricos con responsabilidad de
supervisión nacional o los contactos diarios. Varias publicaciones [6, 8, 9] contienen ejem-
plos y consejos sobre los posibles tipos de organización de los Servicios Hidrológicos.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1990: Economic and Social Benefits of
Meteorological and Hydrological Services. Actas de la Conferencia Técnica,
Ginebra, 26–30 de marzo de 1990, OMM–Nº 733, Ginebra.
2. Acres Consulting Services, 1977: Economic evaluation of hydrometric data.
Report to the Department of Fisheries and Environment, Ottawa.
3. Australian Water Resources Council, 1988: The Importance of Surface Water
Resources Data to Australia. Water Management Series 16, Australian Government
Publishing Service, Canberra.
4. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura/Organización Meteorológica Mundial, 1988: Evaluación de los recursos
hídricos. Manual para un estudio de apreciación de las actividades nacionales.
5. Organización Meteorológica Mundial/Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 1991: Progress in the implementation of
the Mar del Plata Action Plan and a strategy for the 1990s. Report on Water
Resources Assessment.
6. Rodda, J. C. y Flanders, A. F., 1985: The Organization of Hydrological
Services: Facets of Hydrology. Volumen 2, Capítulo 14, Wiley, Nueva York.
7. Fontaine, R. A., Moss, M. E., Smith, J. A. y Thomas, W. O., 1984: Cost effectiveness
of the stream-gauging program in Maine: a prototype for nationwide implementation. U.S.
Geological Survey Water-Supply Paper 2244, Reston, Virginia.
8. Godwin, R. B., Foxworthy, B. L. y Vladimirov, V. A., 1990: Guidelines for
water resource assessments of river basins. Technical Documents in Hydrology,
IHP-III Project 9.2, UNESCO, París.
9. Organización Meteorológica Mundial, 1977: Casebook of Examples of
Organization and Operation of Hydrological Services. Informe de hidrología ope-
rativa Nº 9, OMM–Nº 461, Ginebra.
CAPÍTULO 4
NORMAS Y REGLAS HIDROLÓGICAS
I II III IV V VI VII
CAPÍTULO 4
2 Albedo r Expresado en forma decimal
Nota: Cuando existen símbolos internacionales, éstos se han utilizado en los casos adecuados y se indican con la expresión ISO en la última columna.
* Columna IV = Factor de conversión (Col.IV) x Col.V.
Tabla 4.1 (continuación)
I II III IV V VI VII
10 Caudal
(de un río) Q m3 s-1 pie3 s-1 0,0283 ISO
(de un pozo) Qwe 1 s-1 gal (U.S.) min-1 0,063
(área unitaria-Q A-1, q m3 s-1 km2 pie3 s-1 milla-2 0,0109 ISO
o parcial) 1 s-1 km-2 10,9
37
Tabla 4.1 (continuación)
38
I II III IV V VI VII
CAPÍTULO 4
12 Viscosidad dinámica η N s m-2 ISO
(absoluta) Pa, s, kg m-1 s-1
también en uso
I II III IV V VI VII
39
Tabla 4.1 (continuación)
40
I II III IV V VI VII
CAPÍTULO 4
23 Radio hidráulico Rh m pie 0,305 ISO
= A P-1
w
I II III IV V VI VII
41
Tabla 4.1 (continuación)
42
I II III IV V VI VII
CAPÍTULO 4
35 Presión p Pa hPa 100,0 Véase también
mm Hg 133,3 carga,
pulgada Hg 3386,0 piezométrica
** Términos generales. Para más detalles sobre la terminología y los símbolos, véase la Guía de instrumentos y métodos de observación hidrológicos ,
(OMM–Nº 8) [5].
Tabla 4.1 (continuación)
I II III IV V VI VII
40 Humedad relativa U %
43
Tabla 4.1 (continuación)
44
I II III IV V VI VII
CAPÍTULO 4
47 Capa de nieve An %
I II III IV V VI VII
45
Tabla 4.1 (continuación)
46
I II III IV V VI VII
CAPÍTULO 4
60 Total de sólidos md mg l-1 ppm ~ 1 (Para soluciones
disueltos diluidas)
61 Transmisividad T m2 d-1 pie2 d-1 0,0929
62 Presión de vapor e Pa hPa 100,0
mm Hg 133,3
pulgada Hg 3386,0
63 Velocidad del agua v m s-1 pie s-1 0,305 ISO
64 Volumen V m3 pie3 0,0283 ISO
acre pie 1230,0
65 Equivalente en wn mm pulgada 25,4
agua de la nieve
Tabla 4.1 (continuación)
I II III IV V VI VII
72 Intensidad del flujo I Jm-2 s-1 erg cm-2 s-1 103 OIEA
de radiación (o del
flujo de energía)
47
48 CAPÍTULO 4
TABLA 4.2
Símbolos diversos
1 Concentración c ISO
2 Coeficiente (en general) C ISO
3 Diferencia ∆ ISO, valores expresados en
las mismas unidades
4 Caudal afluente I
5 Tiempo de respuesta ∆t unidades variables
6 Carga L
7 Número de (categoría) m ISO
8 Caudal efluente O
9 Recarga f (véase infiltración en la Tabla 4.1)
10 Número total N
TABLA 4.3
Unidades recomendadas indicadas en la Tabla 4.1
1 Centímetro cm ISO
2 Día d ISO
3 Grados Celsius °C ISO
4 Gramo g ISO
5 Hectárea ha
6 Hectopascal hPa ISO
7 Hora h ISO
8 Julio J ISO
9 Kilogramo kg ISO
10 Kilómetro km ISO
11 Nudo kn, kt
12 Litro l ISO
13 Metro m ISO
14 Microsiemens µS
15 Miligramo mg ISO
16 Milímetro mm ISO
17 Minuto min ISO
18 Newton N ISO
19 Partes por millón ppm
20 Pascal Pa ISO
21 Porcentaje %
22 Segundo s ISO
23 Tonelada (métrica) t ISO
24 Año a ISO
25 Becquerel Bq OIEA
NORMAS Y REGLAS HIDROLÓGICAS 49
b) las estaciones que forman parte de la red básica deberían funcionar siempre du-
rante un período relativamente largo, por ejemplo unos 10 años como mínimo,
para obtener información satisfactoria sobre los valores medios de los parámetros
observados y sobre sus variaciones temporales;
c) además de las estaciones que forman parte de la red básica, se podrían estable-
cer estaciones hidrológicas para fines especiales, destinadas a funcionar única-
mente para investigaciones especiales durante un período limitado. El progra-
ma de observación de estas estaciones puede contener muchos elementos. Para
garantizar un funcionamiento continuo y seguro es fundamental proceder a una
inspección regular y frecuente de todas las estaciones;
d) para evitar malentendidos, las estaciones deben ser identificadas por su nombre
y coordenadas geográficas y, cuando proceda, por el nombre de la cuenca del
río principal y el nombre del río, el lago o el embalse donde está ubicada la esta-
ción. Es indispensable disponer de un directorio exacto y actualizado de las ca-
racterísticas de las estaciones y de los cambios que ocurran durante el período
de funcionamiento;
e) convendría mantener cierta uniformidad en las horas de observación entre las
estaciones de una cuenca, teniendo en cuenta los intervalos más adecuados para
los elementos que se han de observar. En condiciones excepcionales, por ejem-
plo en caso de crecidas, se deben realizar mediciones más frecuentes de los ele-
mentos adecuados y transmitir lo antes posible los datos obtenidos;
f) para los intercambios internacionales es recomendable utilizar las siguientes
unidades de tiempo: el año del calendario gregoriano, los meses de dicho calen-
dario y el día solar medio, de medianoche a medianoche, de acuerdo al huso
horario. Sin embargo, en algunos casos, es preferible usar otros períodos que se
aproximen más a las fases de los ciclos hidrológicos;
g) para facilitar la interpretación de los fenómenos observados, convendría presen-
tar los datos en forma de valores estadísticos, como promedios, valores máxi-
mos y mínimos, desviaciones típicas, distribución de frecuencias (tablas o cur-
vas), etc. Las frecuencias calculadas a partir de la recopilación de datos para pe-
ríodos relativamente cortos se deben comparar con frecuencias períodos largos
(30 años o más). De esta manera, se puede comparar el carácter de un período
dado con las condiciones medias de un largo período. Alguno de los datos ob-
tenidos se publicarán en los anuarios hidrológicos. Para cada estación, un resu-
men estadístico aclarará el significado de los datos del año en cuestión. Un
anuario debe contener información completa sobre todas las estaciones: nom-
bre, coordenadas, altitud, área de drenaje, fenómenos observados, horas de ob-
servación, período que abarca el registro, etc. A este respecto, conviene que se
tengan en cuenta los modelos de tablas que figuran en el capítulo 25 de esta
Guía;
50 CAPÍTULO 4
Error espurio
α Sy α Sy
Valor medio × × × × × (ER )95= αSy
de la magnitud
value of medida
quantity × × × × evaluada con un nivel
de confianza específico
Error
sistemático
Valor verdadero
de la magnitud
Densidad de probabilidad
Intervalo de
confianza αSy
Tiempo
Intervalo de confianza
de la media
Intervalo de confianza
Nivel
Relación nivel-caudal
relation
Límite de confianza
del error típico de la
estimación Se
Límite de confianza
del error típico de la
media Smr
Caudal
e = ± α σ y ≈ ± α sy (4.3)
Nivel de confianza α
0,50 0,674
0,60 0,842
0,66 0,954
0,80 1,282
0,90 1,645
0,95 1,960
0,98 2,326
0,99 2,576
0,999 3,291
debido a esta fuente se debe considerar como nulo. El error sistemático debe ser
eliminado mediante correcciones, ajustes apropiados o cambiando el instrumento,
y/o cambiando las condiciones del caudal, por ejemplo, la longitud del tramo recto
del canal de aproximación a una estación de aforo. Con frecuencia estos errores se
deben a condiciones de medición difíciles, como caudales no estacionarios, río de
meandro y la mala localización de las estaciones.
Los errores aleatorios no se pueden eliminar, pero se pueden reducir sus efectos me-
diante la repetición de las mediciones de los elementos. La incertidumbre en la media
aritmética calculada a partir de n medidas independientes es la raíz cuadrada de n veces
más pequeña que la incertidumbre de una sola medición. La distribución de los errores
aleatorios se puede considerar como normal (gaussiana). En algunos casos, la dis-
tribución normal puede o debería ser remplazada por otras distribuciones estadísticas.
donde ∂Q/∂x, ∂Q/∂y y ∂Q/∂z son las derivadas parciales de la función que expresa con
claridad la relación entre la variable dependiente y las variables independientes.
En las mediciones hidrológicas, es muy raro que una medición pueda repetirse
bajo las mismas condiciones de campo. La desviación típica debería, por lo tanto,
determinarse mediante el uso de datos de variables no estables (como en el caso de
la curva de caudales).
El error típico de estimación:
1/ 2
∑d2
se =
(4.5)
n − 2
del promedio de las observaciones es muy importante para la caracterización de la
relación altura-caudal, que requiere un tratamiento especial porque esta relación no
es lineal, pero aproximadamente logarítmica. Es una estimación de la exactitud de
la relación media calculada en una regresión y, por tanto, representa el ámbito en el
que debe estar ubicada la media real (figura 4.2).
NORMAS Y REGLAS HIDROLÓGICAS 57
se
smr = (4.6)
n
Para una relación no lineal de dos variables, la desviación típica relativa es más
característica y se puede calcular con la siguiente fórmula:
1/ 2
2
y −y
sy % = ∑ m c (4.7)
yc
n − 1
TABLA 4.4
Exactitud recomendada (niveles de incertidumbre) expresada
al 95 por ciento del intervalo de confianza
NOTA: cuando se recomienda una variedad de niveles de exactitud, el valor inferior se apli-
ca a las mediciones en condiciones relativamente buenas y el valor superior a las mediciones
en situaciones difíciles
NORMAS Y REGLAS HIDROLÓGICAS 59
4.4.2 Claves
En el Volumen I del Manual de Claves [9] se describen las claves HYDRA e HYFOR.
Se invita al lector a que se remita a este Manual para usar estas claves que se describen
a continuación. La forma de clave FM 67-VI HYDRA – Informe de observación
hidrológica proveniente de una estación de observación hidrológica, puede ser usada
para transmitir:
a) datos hidrológicos referentes a la altura del agua;
b) datos hidrológicos referentes al caudal;
c) datos referentes a la precipitación y a la capa de nieve;
60 CAPÍTULO 4
Referencias
1. Organización Internacional de Normalización, 1979: Units of Measurement,
ISO Standards Handbook 2, Ginebra.
2. Organización Meteorológica Mundial, 1966: International Meteorological
Tables (S. Letestu). OMM–Nº 188, Ginebra.
3. Organización Meteorológica Mundial, 1988: Reglamento Técnico. Volumen III,
Hidrología, OMM–Nº 49, Ginebra.
NORMAS Y REGLAS HIDROLÓGICAS 61
5.1 Generalidades
Este capítulo ofrece una visión general de la participación de las organizaciones in-
ternacionales (gubernamentales y no gubernamentales) en el ámbito de los recursos
hídricos y en las diversas disposiciones de coordinación y cooperación en el sistema
de las Naciones Unidas así como a nivel regional y global. Fue preparado sobre la
base de la información suministrada por la Secretaría del Grupo intersecretarías
sobre recursos hídricos (ISGWR) del Comité Administrativo de Coordinación de las
Naciones Unidas (CAC) [1,2] (véase también la sección 5.4).
NACIONES UNIDAS
Departamento de Desarrollo Económico y Social DDES United Nations Headquarters, Nueva York,
N.Y. 10017, EE.UU.
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF Three United Nations Plaza, Nueva York,
NY l00l7, EE.UU.
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD One United Nations Plaza, Nueva York,
NY l00l7, EE.UU.
CAPÍTULO 5
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUMA P.O. Box 30552, Nairobi, Kenya
Universidad de las Naciones Unidas UNU Toho Seimei Building, 15-1 Shibuya,
2-Chome, Shibuya-ku, Tokio 150, Japón
Programa Mundial de Alimentación PMA Via Cristoforo Colombo 426, 00145 Roma,
Italia
Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos HABITAT United Nations Office in Nairobi
Humanos P.O. Box 30030, Nairobi, Kenya
Departamento de Asuntos Humanitarios – Oficina del Co- DAH-ONUSCD Palais des Nations, CH-l2ll Ginebra l0,
ordinador de las NU para el Socorro en Casos de Desastres Suiza
Consejo Mundial de la Alimentación CMA Via delle Terme di Caracalla, 00100 Roma,
Italia
* Situación en 1992.
Tabla 5.1 (continuación)
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
Organización Internacional del Trabajo OIT 4, route des Morillons, CH-l2ll Ginebra 22,
Suiza
Organización de las Naciones Unidas FAO Via delle Terme di Caracalla, 00100 Roma,
para la Agricultura y la Alimentación Italia
Organización de las Naciones Unidas UNESCO 7, place de Fontenoy, 75700 París, Francia
para la Educación, la Ciencia y la Cultura
Organización Mundial de la Salud OMS 20, avenue Appia, CH-l2ll Ginebra 27, Suiza
Banco Mundial BIRF l8l8 H Street, N.W., Washington, D.C. 20433,
EE.UU.
Organización Meteorológica Mundial OMM P.O. Box 2300, CH-l2ll Ginebra 2, Suiza
Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola FIDA Via del Serafico l07, 00l42 Roma, Italia
Organización de las Naciones Unidas ONUDI P.O. Box 300, Vienna International Centre,
para el Desarrollo Industrial A-l400, Viena, Austria
Agencia Internacional de la Energía Atómica AIEA P.O. Box l00, Vienna International Centre,
A-l400 Viena, Austria
65
66
TABLA 5.2
Organizaciones intergubernamentales relacionadas con la hidrología y los recursos hídricos – nivel regional *
CAPÍTULO 5
Ave., Bangkok 10200, Tailandia
Comisión Económica y Social para Asia Occidental CESPAO P.O. Box 927 115, Amán, Jordania
Oficina de las Naciones Unidas para la Región Saheliana ONUS One United Nations Plaza, Room DC-1100,
Nueva York, NY l00l7, EE.UU.
Comisión Regional sobre el Aprovechamiento de Tierras RNEA-LWU Via delle Terme di
y Aguas para el Cercano Oriente (FAO) Caracalla, 00100 Roma,
Italia
OTROS
Centro Árabe de Estudios de las Zonas Áridas y ACSAD P.O. Box 2440, Damasco, Siria
las Tierras de Secano
Organización Metorológica del Caribe CMO P.O. Box 46l, Puerto España, Trinidad y Tabago
* Situación en 1992.
Tabla 5.2 (continuación)
Comité Interestatal para la Lucha contra la Sequía CILSS BP 7049, Uagadugú, Burkina Faso
en el Sahel
Comité Regional para los Recursos Hídricos CRRH c/o ICE, P.O.
del Istmo Centroamericano Box l0032, San José, Costa Rica**
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
Comisión de las Comunidades Europeas CEC 200 rue de la Loi, Bruselas l040, Bélgica
Consejo de Europa CE Avenue de l’Europe, 67 Estrasburgo, Francia
Consejo de Ayuda Mutua Económica CAME Prospekt Kalinina 56, Moscú G-205,
Federación de Rusia
Comunidad Económica de los Países de los Grandes Lagos CEPGL BP 58, Gisenyi, Rwanda
Agencia Espacial Europea AEE 8-l0 rue Mario Nikis, 75738 París, CEDEX l5,
Francia
Comité interafricain d’études hydrauliques CIEH B.P. 369, Uagadugú 01, Burkina Faso
Consejo Nórdico NC Gamla Rigsdagshuset, Estocolmo, Suecia
Organización de la Unidad Africana OUA P.O. Box 3243, Addis Abeba, Etiopía
Organización de los Estados Americanos OEA Pan American Union Building, Washington,
D.C. 20006, EE.UU.
Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos OCDE Château de la Muette, 2 rue André Pascal,
75775 París, Francia
67
TABLA 5.3
68
Participación de las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas en el desarrollo de los recursos hídricos:
indicación de los principales sectores de interés y de aplicaciones*
1. Evaluación de los recursos hídricos OMM, UNESCO, DDES, FAO, OMS, PNUD, CEPA, CEPE, CEPALC,
e impactos del cambio climático BIRF, AIEA CESPAP, CESPAD, ONUSCD
en éstos
2. Protección de los recursos hídricos, OMS, OMM, PNUMA, DDES, CEPE Todas las otras organizaciones
CAPÍTULO 5
calidad del agua y ecosistemas acuáticos
3. El agua y el desarrollo urbano BIRF, HABITAT, OMS, PNUD, DDES, CEPA, CEPALC, CESPAP,
sostenible; abastecimiento de agua UNICEF, INSTRAW CESPAD, UNEP
potable y saneamiento en los centros
urbanos
4. Agua para una producción FAO, BIRF, PNUD, WFP, OMS, CEPA, CEPALC, CESPAP, CESPAD
alimentaria y un desarrollo rural UNICEF, DDES, HABITAT,
sostenibles, así como para el INSTRAW, OIT
abastecimiento de agua potable
y saneamiento en las zonas rurales
5. Gestión integrada de los recursos DDES, CEPA, CEPE, CEPALC, ONUSCD, UNESCO, OMM, OMS,
hídricos CESPAP, INSTRAW, PNUD, BIRF FAO
* Situación en 1992.
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES 69
70
Participación de las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas en el ámbito de los recursos hídricos *
Sectores específicos
Funciones de
desarrollo Uso del Abastecimien- Uso Energía Navegación Control Gestión de Uso del
y de gestión agua en la to de agua del agua en hidroeléctrica de la sequía agua con di-
agricultura potable la industria crecidas versos fines
CAPÍTULO 5
CESPAO, BIRF UNESCO, UNESCO, BIRF,
INSTRAW, FAO, FAO, UNESCO,
BIRF, OMM, OMM, OMM,
HABITAT BIRF, BIRF HABITAT
HABITAT
* Situación en 1992.
Tabla 5.4 (continuación)
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
OMS, OMS,
BIRF, OMM,
HABITAT HABITAT
71
Tabla 5.4 (continuación)
72
6 Desarrollo de los DDES, DDES, DDES, DDES, CEPA, DDES, DDES, DDES,
servicios de agua CEPA, UNICEF, CEPA, CEPA, CESPAP, CEPA, CEPA, CEPA,
superficial CESPAP, CEPA, BIRF, CESPAP, BIRF CESPAP, CESPAP, CEPALC,
FAO, CESPAP, HABITAT BIRF CESPAO, UNESCO, CESPAP,
PMA, OMS, FAO, OMM, CESPAO,
BIRF PMA, PMA, FAO, PMA,
BIRF, BIRF, PMA, UNESCO,
HABITAT HABITAT, BIRF OMM,
UNESCO, BIRF,
OMM HABITAT
CAPÍTULO 5
7 Desarrollo de los DDES, DDES, CEPA, DDES, DDES,
servicios de agua CEPA, UNICEF, BIRF, CEPA, CEPA,
subterránea CESPAP, CEPA, HABITAT CESPAP, CESPAP,
FAO, CESPAP, UNESCO, CESPAO,
PMA, OMS, OMM, PMA,
BIRF PMA, FAO, BIRF,
BIRF, PMA, HABITAT,
HABITAT BIRF UNESCO,
OMM
9 Gestión integrada DDES, DDES, DDES, DDES, CEPA, DDES, DDES, DDES,
de los recursos CEPA, CEPA, CEPA, CEPA, ECE, CEPA, CEPA, CEPA,
hídricos ECE, ECE, ECE, ECE, ESCAP, ECE, ECE, ECE,
CESPAP, CESPAP, CESPAP, BIRF BIRF CESPAP, CESPAP, ECLAC,
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
FAO, OMS, OMS, CESPAO, UNESCO, CESPAP,
OMS, PMA, BIRF, PMA, FAO, CESPAO,
PMA, BIRF, HABITAT BIRF, OMM, PMA,
BIRF HABITAT HABITAT, PMA, BIRF,
UNESCO, BIRF OMM,
OMM UNESCO,
HABITAT
10 Gestión del DDES, DDES, DDES, CEPA, CEPA, CEPA, CEPA, DDES,
uso del agua FAO, CEPA, CEPA, CESPAP, CEPALC, CEPALC, CEPALC, CEPA,
CEPA, CEPALC, CEPALC, CEPALC, BIRF CESPAP, CESPAP, CEPALC,
CEPALC, CESPAP, CESPAP, INSTRAW, FAO, FAO, CESPAP,
CESPAP, INSTRAW, BIRF, BIRF UNESCO, BIRF, INSTRAW,
BIRF OMS, HABITAT OMM, UNESCO, UNESCO,
BIRF, BIRF OMM OMM,
HABITAT BIRF,
HABITAT
73
Tabla 5.4 (continuación)
74
11 Gestión de las CEPA, CEPA, CEPA, CEPA,
aguas residuales CEPE, OMS, CEPE, CEPE,
FAO, IBRD, OMS, CEPALC,
OMS, HABITAT BIRF, CESPAP,
PMA HABITAT CESPAO,
OMM,
HABITAT,
UNESCO
CAPÍTULO 5
instituciones FAO, CESPAP, BIRF, BIRF CESPAP, UNESCO, CESPAP,
BIRF CEPALC, HABITAT BIRF, FAO, CESPAO,
OMS, HABITAT, OMM, BIRF,
BIRF, UNESCO, BIRF HABITAT,
HABITAT OMM UNESCO,
UNESCO,
OMM
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
BIRF OMS, BIRF, OMM, OMM,
BIRF, HABITAT BIRF BIRF,
HABITAT HABITAT
75
76 CAPÍTULO 5
En las publicaciones The United Nations Organizations and Water [1] y en The
United Nations Organizations and Water: Briefing Note on the Scope and Nature
of the Activities of the Organizations of the United Nations System [2], figura
información adicional sobre la clase de funciones que desempeña cada organización,
así como la descripción del alcance y naturaleza de las actividades relacionadas con el
agua de cada una de las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, con ejem-
plos de proyectos típicos que estas organizaciones han realizado.
Asociaciones
Consejo Ejecutivo Consejo Ejecutivo Comisiones
Regionales
Técnicas
Grupos de
trabajo
sobre hidrología Comisión de
UNESCO Hidrología
Consejo Grupos
ORCYT
y oficinas de
Mesa trabajo Grupos de
fuera de
la sede Secretaría trabajo y
ponentes
Comité de enlace
mixto UNESCO/
OMM sobre activi-
Secretaría dades hidrológicas
ONG NU y otras
Donantes
internacionales organizaciones
Subcomité de Recursos Coordinación general en todo Todas las organizaciones que participan
Hídricos del Comité el ámbito del agua en actividades relativas al agua
Administrativo
de Coordinación
(SCRH-CAC)
Términos del acuerdo: 1. Garantizar el seguimiento del plan de acción de Mar del Plata
CAPÍTULO 5
2. Fomentar la planificación y el examen común de los programas relativos al agua.
3. Promover la cooperación en la ejecución de las actividades relacionadas con
el agua a nivel nacional y regional
Comité de dirección para Coordinación de las actividades NU, comisiones regionales, UNICEF,
el abastecimiento de agua relativas al abastecimiento del agua PNUD, PNUMA HABITAT, IIICPM,
y el saneamiento y las medidas de saneamiento FAO, UNESCO, OMS, BIRF, OMM, CRI
Términos del acuerdo: 1. Fomentar el abastecimiento de agua y el saneamiento a nivel global, sobre todo en el
marco de los programas de las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas y de la
gestión y la planificación de los recursos hídricos y del medio ambiente.
2. Controlar continua y efectivamente las necesidades y tomar las medidas necesarias para
alcanzar los objetivos nacionales, regionales y globales.
3. Garantizar la consulta la continua y efectiva entre las organizaciones del sistema de las
Naciones Unidas mediante el intercambio de información sobre políticas, programas,
criterios y métodos adoptados, y la difusión de información.
* Stituación en 1992.
Tabla 5.5 (continuación)
Grupo especial interinstitucional Todo el ámbito del agua CESPAP, NU/DDES, PNUMA, UNICEF,
Asia y el Pacífico UNIDO, PNUD, FAO, BIRF, OIT,
UNESCO, OMS, OMM, CRI, BID,
Comité MEKONG
Términos del acuerdo: Fomentar la cooperación entre organizaciones en el ámbito de los recursos hídricos
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
a nivel regional
Oficiales designados para ocuparse Coordinar en el sistema de las Naciones Todas las organizaciones involucradas
de cuestiones sobre el medio ambiente Unidas, las actividades efectuadas en
materia de medio ambiente, incluidas las
realtivas al desarrollo de los recursos hídricos
Términos del acuerdo: Promover la cooperación entre organizaciones
Programa de cooperación entre Determinar los proyectos y tomar medidas Banco Mundial y FAO.
el Banco Mundial y la FAO necesarias para la inversión en la agricultura
Términos del acuerdo: Combinar los recursos y la experiencia del personal de ambas organizaciones para iden-
tificar y preparar los proyectos de inversión financiados por el Banco Mundial; la FAO
contribuye por intermedio de su Centro de Inversión
79
Tabla 5.5 (continuación)
80
Programa de cooperación entre Identificar el proyecto para realizar las Banco Mundial y UNESCO
el Banco Mundial y la UNESCO inversiones en el sector educativo
Términos del acuerdo: Emprender conjuntamente la evaluación y la preparación de un proyecto en el ámbito
de la educación
Acuerdos de trabajo entre el Banco Actividades previas a la inversión relativas al OMS y Banco Mundial
Mundial y la OMS para el abastecimiento de agua, eliminación de desechos,
abastecimiento de agua y el saneamiento y evacuación del agua debida a una tormenta
Términos del acuerdo: Iniciar conjuntamente estudios y misiones previos a la inversión en los países en
desarrollo Miembros de ambas Organizaciones
CAPÍTULO 5
Banco Mundial/ONUDI Identificación de proyectos y preparación Banco Mundial y ONUDI
de pequeñas empresas industriales que
requieren mucha mano de obra
Términos del acuerdo: Estudios y misiones mixtas para evaluar y preparar proyectos, dando mayor importancia
a la ayuda al empleo, la creación de pequeñas empresas manufactureras y de
construcción que necesitan gran cantidad de mano de obra, sobre todo las pequeñas
plantas hidroeléctricas
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
2. Establecer estrecha cooperación con sus respectivos programas hidrológicos
(el PHO de la OMM y el PHI de la UNESCO)
Memorándum de entendimiento OMS/ Establecimiento de procedimientos para FAO, OMS, PNUMA. Se prevé
FAO/PNUMA relativo a la protección colaborar y tomar medidas a fin de también la cooperación de otras
contra las enfermedades transportadas prevenir y luchar contra las enfermedades organizaciones.
por el agua durante las mejoras del transmitidas por vectores
abastecimiento de agua a la agricultura
Términos del acuerdo: 1. Celebrar reuniones para examinar las actividades de los programas e identificar
las medidas que se han de tomar;
2. Intercambio de información, datos sobre proyectos e instrucciones sobre países;
3. Preparación de normas y formación profesional
81
Tabla 5.5 (continuación)
82
Memorándum de entendimiento FAO/ Capacitación de trabajadores de divulgación FAO y OMS, y la cooperación
OMS relativo al abastecimiento de agua rural e integración de cuestions sobre el de otras organizaciones, si procede
y el saneamiento del agua en las zonas abastecimiento de agua y el saneamiento
rurales y el desarrollo de la agricultura en programas de desarrollo rural
CAPÍTULO 5
Acuerdos de colaboración entre las Programas relacionados con la hidrología FAO, UNESCO
Secretarías de la FAO y la UNESCO en el y el desarrollo de los recursos hídricos
ámbito de la hidrología y recursos hídricos
Términos del acuerdo: 1. Consultas regulares para unificar la planificación de los programas de trabajo
sobre cuestiones comunes a las dos Organizaciones;
2. Intercambio de asesoramiento e información en materia de hidrología y de
recursos hídricos
Términos del acuerdo: El Comité se reúne una vez al año para coordinar las actividades
TABLA 5.6
Organizaciones internacionales no gubernamentales (ONG) que se ocupan de hidrología y los recursos hídricos*
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
Reino Unido
International Association of Sedimentologists IAS Université de Liège, Place du Vingt-Août 7,
B-4000 Liège, Bélgica
Asociación Internacional de Limnología Teórica SIL Sil Secretariat/Central Office, Department of
y Aplicada Biological Sciences, University of Alabama,
Tuscaloosa, Alabama 35487-0344, EE.UU.
Asociación Internacional de Derecho de Aguas AIDA Via Montevideo 5, I-00198 Roma, Italia
Asociación Internacional de la Calidad del Agua AICA Alliance House, 29-30 High Holborn, Londres
WC1V 6BA, Reino Unido
Consejo Internacional de Uniones Científica CIUC Bd. de Montmorency 51, F75016 París, Francia
– Comité de Investigaciones Espaciales COSPAR véase CIUC
– Comité de Ciencia y Tecnología en Países COSTED véase CIUC
en Desarrollo
– Comité sobre Datos para la Ciencia y la Tecnología CODATA véase CIUC
– Comité Científico de Investigaciones Hidrológicas COWAR CHO-TNO, P.O. Box 6067, 2500 JA, Delft,
(CIUC-UATI) Países Bajos
– Comité Científico sobre Problemas del Medio Ambiente SCOPE véase CIUC
* Situación en 1992.
83
84
Tabla 5.6 (continuación)
Unión Geográfica Internacional (miembro del CIUC) UGI University of Alberta, Edmonton, Alberta,
Canadá T6G 2H4
International Institute por Applied Systems Analysis IIASA A-2361 Laxenburg, Austria
International Association on Water Pollution Research IAWPRC 1 Queen Anne’s Gate, Londres SW1H 9BT,
Reino Unido
Organización Internacional de Normalización ISO 1, rue de Varembé, CH-1211 Ginebra 20, Suiza
Sociedad Internacional de Ciencia del Suelo SICS P.O. Box 353, 9 Duivendaal, 6700 AJ
CAPÍTULO 5
Wageningen, Países Bajos
Centro Internacional de Formación en Gestión ITCWRM BP 13, Sophia Antipolis, F-06561 Valbonne
de los Recursos Hídricos (CEFIGRE) CEDEX, Francia
Unión Internacional para la Conservación UICN Avenue du Mont-Blanc, CH-1196 Gland,
de la Naturaleza y de los Recursos Naturales Suiza
Unión Internacional de Geodesia y Geofísica IUGG Observatoire Royal, avenue Circulaire 3, B-1180
(miembro del CIUC) Bruselas, Bélgica
– Asociación Internacional de Ciencias Hidrológicas AICH P.O. Box 6067, 2500 JA, Delft, Países Bajos
– Asociación Internacional de Meteorología AIMFA National Centre for Atmospheric Research , P.O.
y Física Atmosférica Box 3000, Boulder, CO 80307 EE.UU.
Unión Internacional de Ciencias Geológicas UICG Maison de la Géologie, Rue Claude-Bernard 77,
(miembro del CIUC) F-75005 París, Francia
Asociación Internacional de Recursos Hídricos AIREH University of Illinois, 205 North Mathews
Avenue, Urbana, IL 61801 EE.UU.
Asociación Internacional de Distribución del Agua IWSA 1 Queen Anne’s Gate, London SW1H 9BT,
Reino Unido.
Unión de Asociaciones Técnicas Internacionales UITA UNESCO, 1 rue Miollis, F-75015 París, Francia.
(miembro del CIUC)
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
Comisión Internacional de Ingeniería Agrícola CIGR CHO-TNO, P.O. Box 6067, 2600 JA Delft,
Países Bajos.
Unión Internacional de Química Pura y Aplicada IUPAC Bank Court Chambers, 2-3 Pound Way,
Templars Square, Cowley, Oxford OX4 3YF,
Reino Unido.
– Asociación Internacional de Investigaciones Hidráulicas AIIH Rotterdamseweg 185, P.O. Box 177, 2600 MH
Delft, Países Bajos.
– International Commission on Large Dawns ICOLD Bd. Haussmann 151, F-75008 París, Francia.
– Comisión Internacional de la Irrigación y Saneamiento ICID 48 Nyaya Marg, Chanakyapuri, Nueva Delhi
110021, India.
– World Energy Conference WEC 34 St. James Street, London SW1A 1HD, Reino
Unido.
Asociación Internacional Permanente de los Congresos PIANC WTC-Tour 3, 26e étage, Boulevard S. Bolivar 30,
de Navegación B-1210 Bruselas, Bélgica
85
86 CAPÍTULO 5
Referencias
1. Naciones Unidas, 1982: The United Nations Organizations and Water, 83-
00237, Nueva York.
2. Naciones Unidas, 1992: The United Nations Organizations and Water:
Briefing Note on the Scope and Nature of the Activities of the Organizations of the
United Nations System.
3. Naciones Unidas, 1992: Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio
Ambiente. El desarrollo en la perspectiva del siglo XXI. Declaración de Dublín e
Informe de la Conferencia, 26-31 de enero de 1992, Dublín, Irlanda.
4. Naciones Unidas, 1992: Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD). Programa 21, Río de Janeiro, Brasil.
5. Organización Meteorológica Mundial/Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 1991: Progress in the implementation of
the Mar del Plata Action Plan and a strategy for the 1990s. Report on Water
Resources Assessment.
6. Organización Meteorológica Mundial, 1987: Servicio de información y refe-
rencias hidrológicas — Manual INFOHYDRO. Informe de hidrología operativa
Nº 28, OMM – Nº 683, Ginebra.
PARTE B
INSTRUMENTOS HIDROLÓGICOS Y MÉTODOS
DE OBSERVACIÓN Y DE ESTIMACIÓN
CAPÍTULO 6
RESUMEN DE LOS INSTRUMENTOS HIDROLÓGICOS Y
MÉTODOS DE OBSERVACIÓN
P + I - O - E = ∆S (6.2)
Nubes de lluvia
Formación de nubes
PRECIPITACIONES
EVAPORACIÓN
Escorrentía
superficial
Infiltración
SUELO
ROCA OCÉANO
Agua subterránea
Percolación profunda
El ciclo hidrológico es un sistema cerrado en el interior del cual circula el agua. Todo el sis-
tema funciona por el exceso de radiaciones solares descendentes con respecto a las radiaciones
ascendentes. El ciclo está compuesto de los siguientes subsistemas: atmosférico, escorrentía
superficial y subterránea.
6.2.1 Teledetección
En el ámbito de las mediciones hidrológicas se usan a menudo dos tipos de técnicas
de teledetección: técnica activa (mediante la emisión de un haz de radiación artifi-
cial hacia un objetivo, y el análisis de la respuesta del objetivo), o pasiva (mediante
el análisis de la radiación natural de un objeto).
En los métodos activos, la radiación es electromagnética de alta frecuencia
(radar) o acústica (dispositivos ultrasónicos). El aparato se instala en el suelo (radar
ultrasónico) en aviones o en satélites (radar). Los dispositivos ópticos (láser) todavía
no se utilizan con mucha frecuencia en hidrología. La teledetección activa se utiliza
generalmente para la medición de zonas, pero puede también usarse para mediciones
puntuales (dispositivos ultrasónicos).
En los métodos pasivos, la radiación es electromagnética (desde el infrarrojo hasta el
violeta y muy pocas veces el ultravioleta). Las aplicaciones más corrientes se realizan con
un analizador multiespectro, que es aerotransportado, y más frecuentemente instalado en
un satélite. La medición con este método se realiza siempre en una zona determinada.
El radar se usa actualmente para medir la intensidad de la lluvia en una superfi-
cie dada. Otros usos de la teledetección están todavía muy limitados en hidrología;
se utilizan, sin embargo, en la medición de masas de agua y en la extensión de las
inundaciones. Además, el uso de hiperfrecuencias (microondas) podría ofrecer algu-
nas posibilidades para medir la humedad del suelo.
6.2.2 Microelectrónica
Una visión general de la fabricación, características técnicas, adquisición y mante-
nimiento de productos microelectrónicos, da una idea de la posible aplicación en la
instrumentación hidrológica. No es necesario que un Servicio Hidrológico tenga
experiencia en el diseño y fabricación de instrumentos hidrológicos basados en la
microelectrónica.
La industria de la microelectrónica es muy dinámica; todos los años aparecen
nuevos componentes y dispositivos electrónicos que presentan empresas reciente-
mente implantadas. Cada año salen al mercado nuevos productos comerciales, siem-
RESUMEN DE LOS INSTRUMENTOS HIDROLÓGICOS 91
pre más numerosos y variados, y con frecuencia más baratos. Esto se debe a las
nuevas técnicas de fabricación y de creación de diseños, así como a la economía de
escala que permite reducir el precio de costo de la producción en grandes cantidades.
El precio unitario bajo se obtiene porque el costo del diseño y la preparación de la
fabricación se distribuye entre numerosas unidades.
Es muy importante saber también que todos los años se interrumpe la produc-
ción de numerosos componentes y productos existentes.
Desafortunadamente, la demanda de instrumentos hidrológicos es en general
muy pequeña, en comparación con otros mercados. Por lo tanto, el costo de dichos
instrumentos no se beneficia de la economía de escala al mismo nivel que muchos
otros productos.
Asimismo, es necesario que los instrumentos hidrológicos funcionen automáti-
camente, con corriente eléctrica de baja potencia y en un entorno que pueda incluir
una amplia gama de temperaturas, grados de humedad, polvo y otros factores am-
bientales. Esto incrementa mucho el costo unitario. Otros aparatos microelectróni-
cos que han sido diseñados para usarlos en situaciones rigurosas, como los de uso
militar, están con frecuencia en un orden de costos que supera las posiblidades de
muchos Servicios Hidrológicos.
Existe en el mercado una extensa serie de instrumentos hidrológicos producidos
en su mayoría por pequeñas o medianas empresas especializadas. Cada empresa pu-
blica una documentación sobre el funcionamiento, las interfases y las normativas am-
bientales impuestas a los instrumentos. Es responsabilidad del usuario, cuando acep-
ta el instrumento, verificar que éste responda eficazmente a las normas prescritas.
6.2.3 Microprocesadores
Técnicamente, los microprocesadores son computadoras. Su introducción en las
actividades de recopilación de datos hidrológicos tuvo lugar a mediados de los años
70 con la fabricación de plataformas de recopilación de datos (PRD) para la adquisi-
ción y transmisión de datos hidroclimáticos.
El uso de microprocesadores permite:
a) corregir, en tiempo real, las señales indicadas por el sensor;
b) obtener sobre el terreno una primera información a partir de datos en bruto (por
ejemplo cálculo de la media y extracción de extremos);
c) convertir la señal de un sensor en otro parámetro (por ejemplo nivel de agua en
caudal mediante la aplicación de la curva de caudales);
d) variar el programa de medición (por ejemplo la frecuencia de acuerdo al valor
del parámetro).
Los microprocesadores son también muy útiles ya que facilitan la aplicación de
otros métodos de medición (por ejemplo el método del bote móvil para mediciones de
caudal), así como para realizar en tiempo real diversas operaciones de cálculo de datos.
92 CAPÍTULO 6
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1980: Manual on Stream Gauging.
Volúmenes I y II, Informe de hidrología operativa Nº 13, OMM–Nº 519, Ginebra.
2. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente/Organización
Mundial de la Salud/Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura/Organización Meteorológica Mundial, 1992: Global
Environment Monitoring System (GEMS)/Water Operational Guide. Canada Centre
for Inland Waters, Burlington, Ontario.
3. Organización Internacional de Normalización, 1983: Measurement of Liquid
Flow in Open Channels. ISO Standards Handbook 16, Ginebra.
CAPÍTULO 7
MEDICIÓN DE LAS PRECIPITACIONES
boca de éste sea lo más horizontal posible. Todos los pluviómetros de una región o
país deben estar instalados de manera similar y en las mismas condiciones.
El pluviómetro se debe exponer con su boca en posición horizontal sobre el ni-
vel del suelo. Si el emplazamiento lo permite, el pluviómetro deberá estar protegi-
do del viento en todas las direcciones por objetos (árboles, arbustos, etc.), cuya altura
sea lo más uniforme posible. La altura de estos objetos sobre la boca del plu-
viómetro deberá ser por lo menos la mitad de la distancia que existe entre el instru-
mento y los objetos (para proporcionarle una protección adecuada del impacto del
viento), pero no deberá exceder la distancia existente entre el pluviómetro y los obje-
tos (para evitar la intercepción de parte de la lluvia que llega al pluviómetro). La
situación ideal es tener ángulos de 30° y 45° entre la cima del pluviómetro y la de
los objetos circundantes.
Deben evitarse, como protección para el pluviómetro, objetos como rompevien-
tos consistentes en una sola hilera de árboles, pues tienden a aumentar la turbulen-
cia en el sitio del pluviómetro. También debe evitarse la protección aislada o irregu-
lar cerca del pluviómetro, debido a los efectos variables e impredecibles que puedan
tener sobre lo que éste capte. Cuando no sea posible garantizar una protección ade-
cuada contra el viento, es mejor suprimir todos los obstáculos situados a una distan-
cia del instrumento igual a cuatro veces sus respectivas alturas. Asimismo, deberá
elegirse un emplazamiento cubierto de la fuerza del viento para impedir los errores
de mediciones que se puedan originar por este motivo. Siempre habrá que actuar con
precaución, de modo que el emplazamiento elegido no produzca perturbaciones sig-
nificativas en el flujo del viento. Convendrá evitar las pendientes y los suelos fuerte-
mente inclinados en una dirección (sobre todo si ésta coincide con la del viento pre-
dominante).
El terreno circundante puede estar cubierto de césped, grava, o ripio, pero una
superficie plana y dura como la de cemento origina salpicaduras excesivas. La boca
del pluviómetro debe hallarse lo más baja posible con relación al suelo (la velocidad
del viento aumenta con la altura), pero ha de estar al mismo tiempo lo suficiente-
mente elevada para evitar que el agua que cae al suelo salpique el pluviómetro. En
las regiones donde la nieve es escasa y donde no hay peligro de que las inmedia-
ciones del pluviómetro estén cubiertas por charcos de agua, incluso en caso de llu-
vias intensas, se recomienda una altura normalizada de 30 centímetros. Si no se
cumplen estas condiciones, se recomienda una altura normalizada de un metro.
En lugares expuestos, en los que no se dispone de una protección natural, se ha
observado que se pueden obtener mejores resultados, al medir las precipitaciones lí-
quidas, si el pluviómetro se instala en un pozo, de modo que su borde esté a nivel del
suelo (figura 7.1). El pozo se cubre con una rejilla antisalpicaduras, de plástico fuerte
o metal, con una abertura central para el embudo del pluviómetro. La rejilla antisal-
picaduras debe componerse de finos listones de unos 12,5 cm de largo, colocados
MEDICIÓN DE LAS PRECIPITACIONES 97
;
E
;
C
B
B 5 cm
v v v v v
N C 5 cm
D 60 cm
E 60 cm
N 30 cm
d) el cuello del tubo colector debe ser estrecho y estar bien protegido de la
radiación para minimizar las pérdidas de agua por evaporación;
e) cuando parte de la precipitación cae en forma de nieve, el embudo debe ser bas-
tante profundo para almacenar la caída de nieve de un día; esto es importante
para impedir que la nieve se amontone fuera del embudo.
Los pluviómetros utilizados en lugares donde sólo se pueden efectuar lecturas
semanales o mensuales, deben tener un diseño similar al del tipo usado para lecturas
diarias, pero con un colector de mayor capacidad y una construcción más sólida.
milímetro más cercano. Las principales fuentes de error en la medición son el uso
de probetas o varillas de medición sin graduación exacta, el derrame de parte del lí-
quido cuando es transferido a la probeta y la incapacidad de trasvasar toda el agua
del receptor a la probeta.
Además de estos errores, pueden producirse pérdidas por evaporación. Éstas
sólo pueden ser considerables en regiones de clima cálido y seco y en caso de que
los pluviómetros se observen a intervalos poco frecuentes. Las pérdidas por eva-
poración se pueden reducir poniendo algo de aceite en el recipiente o diseñando el
pluviómetro de modo que sea pequeña la superficie de agua expuesta a la evapo-
ración, haya poca ventilación y que no se eleve mucho la temperatura interna del plu-
viómetro. La superficie receptora del pluviómetro debe ser lisa a fin de que las gotas
de lluvias no se adhieran a ella. Esta superficie nunca se debe pintar.
En invierno cuando las lluvias son a menudo seguidas de heladas, se pueden evi-
tar los daños del recipiente, y por lo tanto las pérdidas por filtración, agregando una
solución anticongelante. Esta medida se aplica a los pluviómetros visitados con
poca frecuencia. Al proceder a la lectura del pluviómetro hay que tener en cuenta la
solución añadida. Todos los pluviómetros se deben controlar periódicamente para
detectar posibles pérdidas.
∆P1,2 = ax Mp (7.2)
103
* Nieve.
104 CAPÍTULO 7
100 80 60
a)a) 1.3
1
N (%)
2
100
80
1.2 60
40
40
k
20
1.1
20
1.0
0 2 4 6 8 10
U ph (m s -1 )
b) b) 5
1
C
C
8°
2
27°
<-
1<-
C<1
7°
4
-2
27°C
k 3 1<-
-8°
C
° C
<0 C<1<
< 1 °
-8°C -27
°C
1>-8
2 °C
<1<2
-2°C
1
0 2 4 6 8
U ph (m s -1 )
Figura 7.2 — Factor de corrección k como una función de la velocidad del viento
MEDICIÓN DE LAS PRECIPITACIONES 105
18 17 16 15 14 13
0,14
12
0,12
11
0,10
10
0,08
i e (mm h -1)
0,06
8
7
0,04
6
5
4
0,02
3
2
1
0,00
0 5 10 15 20 25
d (hPa)
Precipitación líquida
Precipitación sólida
0,08
ib (mm h -1 ) 0,06
0,04
6 10 14 18
u (m s -1 )
b
Figura 7.4 — Intensidad estacional a largo plazo de la ventisca de nieve (ib) como
una función de la velocidad del viento a largo plazo (ub) al nivel del
anemómetro (10 a 20 m) durante una ventisca de nieve
7.5 Nevadas
Se entiende por nevada la cantidad de nieve fresca que se deposita durante un perío-
do de tiempo limitado. Se mide el espesor de la nieve y su equivalente en agua.
CUADRO 7.2
Bandas de frecuencia de radares meteorológicos
Pt π 4 Arl[K]2 Z (7.4)
Pr =
8R 2 λ 4
112 CAPÍTULO 7
–
donde Pr es la potencia media en vatios de una serie de impulsos reflejados, Pt la
potencia pico transmitida en vatios, Ar la superficie efectiva de la antena en m2, l la
longitud de los pulsos en metros, R el alcance en metros, λ la longitud de onda en
metros, [K]2 el índice de refracción de la lluvia (0,9313 para un equipo de radar de
10 centímetros, suponiendo, una temperatura de 10°C) y Z la reflectividad expresa-
da como ∑d6 por m3, donde d es el diámetro de las gotas en milímetros.
La intensidad de las precipitaciones en mm h- 1 está relacionada con el diámetro
medio de las gotas, según la siguiente fórmula:
∑ d 6 = aPib (7.5)
reflectividad del radar en este gran volumen de muestreo. Se obtiene así, para un vo-
lumen tan grande, un valor promedio más bien que un valor puntual. La ecuación apli-
cable al radar supone que el fenómeno meteorológico que se estudia llena completa-
mente el haz del radar. Por lo tanto, no cabe esperar que los valores relativos a las pre-
cipitaciones, obtenidos con un radar, estén estrechamente relacionados con las medicio-
nes pluviométricas exactas. Sin embargo, el diagrama espacial facilitado por el radar
debe ser, por lo general, mucho más representativo de la configuración isoyética verda-
dera de la tormenta que los resultados de la mayor parte de las redes de pluviómetros.
En condiciones lluviosas, se ha observado que la frecuencia de los ecos registra-
dos a 160 kilómetros sólo correspondía al cuatro por ciento de los ecos registrados a
una distancia de 64 kilómetros. Por lo tanto, un aguacero que llene el haz a 64 kiló-
metros cubrirá apenas 1/8 del haz a 160 kilómetros. Este resultado se debe a la com-
binación de factores referentes a la anchura y altura del haz.
CUADRO 7.3
Atenuación de las señales de radar por las precipitaciones (dB km-1)
múltiple. Esas exposiciones múltiples, hechas cada 10 minutos, sirven para detectar
las zonas en las que, durante la última o las dos últimas horas, se hayan producido
precipitaciones persistentes o intensas, o ambas. Las partes más brillantes de la pelí-
cula corresponden a las precipitaciones más intensas o las de mayor persistencia, pues
estas últimas han sido reforzadas por la repetición del eco en las sucesivas exposicio-
nes. Después del revelado, se proyectan las imágenes de los ecos sobre un mapa, en
el que se pueden puntear y comparar con los informes de precipitaciones observadas.
En condiciones ideales, donde el eco es suficientemente intenso para saturar la
misma superficie en cada exposición, aparecerá una zona completamente quemada
en la diapositiva de exposición múltiple. Si una zona no se mantiene saturada
durante el total de exposiciones, la fotografía contendrá una zona de eco que no lle-
gará a estar totalmente quemada y que aparecerá en gris en la proyección.
Si el radar está provisto de un control de recepción de ganancia escalonada
(atenuadores), se puede introducir un parámetro de intensidad en la fotografía de ex-
posición múltiple. Esto se logra llevando los atenuadores paso a paso a través de
incrementos de los decibeles seleccionados y tomando una fotografía para cada nivel
de decibel. Este sistema permite realzar aún más los ecos registrados en la diaposi-
tiva y facilita la identificación de las zonas de precipitaciones de gran intensidad.
Para los análisis retrospectivos de las tormentas, se toman fotografías de la pantalla
de control a intervalos regulares.
180 kilómetros, esos datos tienen una utilidad limitada a causa de la escasa co-
rrelación que hay con las precipitaciones observadas en el suelo;
c) método de la cuadrícula. Se pueden utilizar otros procedimientos para evaluar las
precipitaciones a partir de los ecos de radar. El primero sólo indica la existencia de
una precipitación y algunos datos sobre su duración. En este método se superpone
una cuadrícula sobre la pantalla del radar a intervalos regulares y se hace una marca
en cada cuadrícula donde se observa el eco de alguna precipitación. Transcurrido el
intervalo de tiempo seleccionado, la cuadrícula que contenga el mayor número de
marcas corresponde a la zona en que la precipitación ha durado más tiempo.
En el segundo método se utilizan, los atenuadores. A intervalos frecuentes los
atenuadores se ajustan a valores seleccionados, en decibeles. Se puede evaluar así
la intensidad instantánea de la precipitación para cada nivel de decibel y distancia
correspondientes e inscribirse en la cuadrícula apropiada. Estos valores pueden ser-
vir ulteriormente para obtener el valor total de la precipitación.
polar. Las imágenes son tomadas en la parte visible y/o infrarroja del espectro elec-
tromagnético; el cálculo se basa en el albedo y/o la temperatura de la cima de una
nube, así como también en la forma, la textura y la evolución de las nubes. Las imá-
genes procedentes de satélites se pueden usar para calcular las precipitaciones en
zonas a escala mundial y hasta muy local y en tiempo real o casi real. Esto comple-
menta la medición convencional de las precipitaciones en zonas donde la red de
observación es poco densa y puede mejorar la exactitud de cálculo de las precipi-
taciones en cortos períodos de tiempo (varias horas). Los métodos basados en imá-
genes de satélites deben ser cuidadosamente adaptados a los sistema climáticos, al
terreno y a las condiciones meteorológicas de la zona. Esto puede realizarse a través
de la validación extensiva.
Los métodos híbridos, que combinan imágenes de satélites con datos de radar o
de la red sinóptica, se pueden usar para obtener el mejor resultado posible. Se uti-
lizan también la interpretación visual, junto con algún procesamiento de imagen o la
interpretación automática de imágenes de satélites. La exactitud de las estimaciones
de la precipitación varía, en general, del 10 al 50 por ciento, según la zona estudia-
da y el método utilizado.
7.8 Rocío
Si bien el rocío, fenómeno esencialmente nocturno, no es una fuente importante de
humedad, dado el volumen de agua relativamente bajo que representa y las varia-
ciones locales, puede ser, sin embargo, de gran interés en las zonas áridas, en las que
a veces alcanza la misma magnitud que las precipitaciones de lluvia.
En vista de que el proceso según el cual la humedad se deposita en los objetos
depende en gran parte de la fuente de humedad, es necesario distinguir entre el rocío
que se forma como resultado de la condensación del vapor de agua contenido en el
aire, sobre superficies frías, llamado sereno y el formado por el vapor de agua que
se evapora del suelo y de las plantas y que se condensa sobre superficies frías, que
se llama rocío de destilación. Ambos contribuyen general y simultáneamente, a la
formación del rocío, aunque a veces se forman por separado. Otras fuentes de hume-
dad son la niebla o las gotitas de lluvia que se depositan en hojas y ramas y que go-
tean o se deslizan por las plantas hasta llegar al suelo.
Se tiende, con frecuencia, a sobrestimar la cantidad media del rocío caído sobre
una zona determinada, debido sobre todo a que no se tienen en cuenta las condicio-
nes físicas que limitan la formación de rocío. El análisis de la ecuación de balance
de energía revela que el calor latente del sereno y/o del rocío de destilación, no puede
exceder la radiación neta y debe, de hecho, ser inferior a ésta, si se toman en consi-
deración las transferencias de calor sensible y de calor del suelo que se producen. En
condiciones favorables, existe un límite definido que se sitúa en casi 1,1 mm h- 1 ,
para el valor medio del rocío de una zona determinada. Sin embargo, la formación
MEDICIÓN DE LAS PRECIPITACIONES 119
de rocío puede aumentar mucho más en algunas localidades donde las temperaturas
medias no son horizontalmente homogéneas y donde se produce una advección, en
pequeña escala, de zonas relativamente más cálidas y húmedas hacia otras más frías.
Además, debe modificarse la forma unidimensional de los cálculos utilizados para
evaluar el flujo de energía cuando se aplica a plantas aisladas, porque la distribución
del flujo de la radiación y de la humedad es muy diferente a la de una fuente homo-
génea. Esto no significa que la acumulación media de rocío en una extensa región
plana se vea afectada, sino únicamente que algunas zonas se ven favorecidas en per-
juicio de otras. Por diversas razones, los valores reales de acumulación serán, en
general, muy inferiores al límite superior.
Se han consagrado muchos esfuerzos, aunque sin gran éxito, a crear medios
para medir la humedad de las hojas, desde superficies artificiales, con la esperanza
de obtener resultados comparables a los logrados en condiciones naturales. En el
apéndice de la Nota Técnica The influence of Weather Conditions on the Ocurrence
of Apple Scab, OMM–Nº 55 [8], se hace un análisis de los instrumentos diseñados
para medir la duración de la humedad de las hojas y una evaluación de hasta qué
punto los diversos instrumentos proporcionan datos representativos de la humedad
de la superficie de las plantas. Estos instrumentos sólo pueden usarse como una
guía cualitativa en cada situación particular, o como un medio aproximado de com-
paración dentro de una región; en ambos casos se requiere proceder a una compro-
bación cuidadosa de los resultados. A menos que la superficie receptora de estos
aparatos esté casi en contacto con la superficie natural y tenga propiedades muy si-
milares, no indicará los datos correctos del volumen de rocío que reciben las super-
ficies naturales.
En teoría, con las técnicas del flujo de humedad deberían obtenerse valores
promedios razonables para toda una zona, pero la falta de conocimiento de los coe-
ficientes de transferencia en condiciones atmosféricas muy estables hace muy difícil
determinarlos. El único método seguro para medir el sereno consiste en el empleo
de un lisímetro sensible. Sin embargo, con este método no se registra el rocío de
destilación, ya que en este fenómeno no hay variación de peso. El único método ge-
neralmente aceptado para medir el volumen total del rocío es la técnica del secante,
que consiste en pesar cierto número de hojas de papel de filtro antes y después de
aplicarlas con cuidado sobre las hojas.
En la Guía de instrumentos y métodos de observación meteorológicos [1], se
hace un breve resumen de los métodos de medición del rocío.
Canadá y en el noreste de Estados Unidos. Para tener una mejor idea del transporte
de sustancias tóxicas en la atmósfera, se deben tomar y analizar muestras de las pre-
cipitaciones húmedas y secas, así como del aire mismo.
Esta sección versa sobre los criterios necesarios para recoger muestras de pre-
cipitaciones líquidas y sólidas y de deposiciones superficiales. Para analizar las
deposiciones atmosféricas acumuladas en períodos de diez a cien años, se ha com-
probado que otros diversos substratos son útiles en el suministro de registros, entre
ellos el musgo que crece naturalmente y que retiene una cierta cantidad de metales,
los núcleos de hielo de glaciales y los sedimentos de fondo.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1983: Guía de instrumentos y métodos
de observación meteorológicos. Quinta edición, capítulo 7, OMM–Nº 8, Ginebra.
2. Organización Meteorológica Mundial, 1982: Methods of Correction for Syste-
matic Error in Point Precipitation Measurement for Operational Use (B. Sevruk).
Informe de hidrología operativa Nº 21, OMM–Nº 589, Ginebra.
3. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
1978: World Water Balance and Water Resources of the Earth. Estudios e Informes
de Hidrología, Nº 25, París.
4. Parsons, D. A., 1941: Calibration of a weather bureau tipping-bucket rain
gauge. Monthly Weather Review, Volumen 69, julio, pág. 250, Volumen I, Ref. 2.
5. Kessler, E. y Wilk, K. E., 1968: Radar Measurement of Precipitation for
Hydrological Purposes. Informes sobre Proyectos OMM/DHI, Informe Nº 5.
6. Flanders, A. F., 1969: Hydrological Requirements for Weather Radar Data.
Informes sobre Proyectos OMM/DHI, Informe Nº 9.
7. Organización Meteorológica Mundial, 1985: Use of Radar in Meteorology
(G. A. Clift). Nota Técnica Nº 181, OMM–Nº 625, Ginebra, págs. 80-86.
8. Organización Meteorológica Mundial, 1963: The Influence of Weather
Conditions on the Occurrence of Apple Scab. Appendix – Report on instruments re-
cording the leaf wetness period. Nota Técnica Nº 55, OMM–Nº 140, Ginebra.
CAPÍTULO 8
CAPA DE NIEVE
8.1 Generalidades
La nieve que se acumula en una cuenca fluvial constituye una reserva natural de
donde procede la mayor parte del abastecimiento de agua para una cuenca. Las pre-
dicciones de las disponibilidades de agua son de gran interés para granjeros, agricul-
tores, compañías de navegación fluvial y servicios relacionados con la producción
de energía, el abastecimiento de agua y el control de inundaciones. Se pueden reali-
zar pronósticos seguros de la escorrentía estacional de una cuenca vertiente, debida
a la fusión de la nieve, después de algunos años de observación. Esos pronósticos
se basan en la correlación que existe entre el equivalente en agua de la capa de nieve
en rutas nivométricas y la escorrentía medida en una estación de aforos.
En este capítulo se describen los procedimientos para medir la capa de nieve, el
espesor del manto de nieve y el equivalente en agua de la nieve. En la sección 7.5
figuran directrices para instalar los instrumentos utilizados en la medición del espe-
sor del manto de nieve y del equivalente en agua de la nieve, mientras que la sección
20.2.1.2 versa sobre el diseño de redes de medición de capas de nieve. El informe
técnico de la OMM, Snow Cover Measurements and Areal Assessment of Precipitation
and Soil Moisture [1], contiene más información sobre la medición de la capa de nieve.
suficientemente amplios como para que la nieve pueda caer al suelo sin ser
interceptada por los árboles; y
d) el sitio debe estar protegido de vientos fuertes.
Los criterios utilizados para seleccionar las rutas nivométricas son los mismos
que se emplean para instalar pluviómetros con el fin de medir nevadas.
En zonas llanas, las rutas nivométricas deben seleccionarse de manera que el
equivalente en agua promedio represente, tanto como sea posible, el equivalente real
medio en agua de la zona. Por lo tanto, convendría tener rutas nivométricas en
paisajes típicos, como campos despejados y bosques, que tienen diferentes condi-
ciones de acumulación de nieve.
Si la capa de nieve en la zona en consideración es homogénea e isotrópica, y si
existe una función de correlación para el espesor de la nieve o su equivalente en
agua, se pueden determinar la longitud de la ruta nivométrica o el número de puntos
de medición necesarios a todo lo largo para obtener una cierta exactitud en la evalua-
ción del valor medio [2].
(b)
(d)
(e)
10
5 (h)
(c)
51
47
46
45
44
41
2
50
49
48
43
42
serpentea entre árboles y si se usan pequeños claros para la toma de muestras, cada
punto se debe ubicar con respecto a dos o tres árboles determinados.
sirva de tapón. El grosor del tapón de tierra depende de las condiciones de la nieve:
cerca de 25 mm para retener las muestras de nieve parcialmente fundida. La pre-
sencia de tierra en el extremo inferior del tubo indica que no se ha producido pérdi-
da alguna.
La longitud de la muestra de nieve obtenida se observa a través de las ranuras
del tubo y se mide con la escala externa del tubo. El resultado de la lectura se regis-
tra previa deducción de cualquier cuerpo extraño que pueda haber sido recogido por
el extremo cortante. La finalidad de esta lectura es controlar con toda rapidez si se
ha obtenido una muestra completa de la capa de nieve.
La medición se completa pesando con precaución la muestra de nieve sin sacar-
la del tubo. Se puede leer directamente en la balanza, en centímetros, el equivalente
en agua del peso de las muestras. Para calcular la densidad de la nieve se divide este
equivalente en agua por el espesor de la capa de nieve. La densidad de la nieve debe
ser más o menos constante dentro de una sección nivométrica. Una gran desviación
del promedio indica, en general, un error de medición en un punto determinado.
lar estos dispositivos para eliminar las dificultades posteriores. Aunque estas obliga-
ciones puedan limitar el uso de este tipo de instrumento, es una herramienta valiosa
que permite obtener registros continuos y es de gran utilidad, sobre todo en regiones
inaccesibles.
nivel del suelo o enterrado bajo una fina capa de tierra o arena. Se recomienda cer-
car el sitio, para impedir que el equipo sea dañado y para preservar la capa de nieve
en su estado natural. En condiciones normales, las almohadas de nieve se pueden
usar durante 10 años o más.
La presión hidrostática dentro de la almohada corresponde al peso de la nieve
acumulada sobre la misma. La medición de esta presión se realiza por medio de un
limnígrafo de flotador o un transductor de presión.
Las mediciones obtenidas con almohadas de nieve difieren de las realizadas con
muestreadores de nieve, especialmente durante el período de fusión de la nieve.
Éstas son más seguras cuando la capa de nieve no contiene capas de hielo, que
pueden causar un “puente” sobre las almohadas. La comparación del equivalente en
agua, medido por la almohada de nieve, con las mediciones tomadas por medio del
método común de pesada, muestra una diferencia del cinco al 10 por ciento.
Regiones naturales S km L km
Una gran ventaja de este método es que permite una evaluación aérea del equi-
valente en agua sobre una trayectoria a lo largo de la línea de vuelo. El ancho efec-
tivo de la senda es de casi dos o tres veces la altura del avión sobre el suelo. Una
segunda ventaja es que el grado de atenuación de los rayos gamma en la nieve se
determina tan sólo por la masa de agua, independientemente de su estado.
por esa radiación adicional. Hay que esperar unas cuatro horas después de haber
cesado la precipitación para que desaparezca esa radiación, antes de obtener una
medición exacta del equivalente en agua. La comparación de las lecturas antes y
después de ocurrida la precipitación, suministrará una información sobre la variación
del equivalente en agua de la capa de nieve.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1992: Snow Cover Measurements and
Areal Assessment of Precipitation and Soil Moisture (B. Sevruk). Informe de
hidrología operativa Nº 35, OMM–Nº 745, Ginebra.
2. Kazakevich, D. I., 1971: Osnovy teorii slutchaynikh funktjij i ee primenenije v
gidrometeorologii (Principios y aplicación de la teoría de funciones aleatorias a la
hidrometeorología). Gidrometeoizdat, Leningrado.
3. Avdyushin, S. I., Barabanschikov, Yu. F., Kogan, R. M., Kulagin, Yu. M.,
Nazarov, I. M., Fridman, Sh. D. y Yudkevich, I. S., 1973: Opyt opredeleniya
zapasov vlagi v snezhnom pokrove v gorakh po pogloshcheniyu galakticheskogo
kosmicheskogo izlucheniya (Prueba para determinar el contenido en agua de la capa
de nieve en zonas montañosas, a partir de la absorción de rayos cósmicos).
Meteorologiya i Gidrologiya, Nº 12, diciembre, págs. 98-102.
CAPÍTULO 9
EVAPORACIÓN Y EVAPOTRANSPIRACIÓN
9.1 Generalidades
La estimación de la evaporación de extensiones de agua libre o de superficies te-
rrestres, así como de la transpiración de la vegetación, es de gran importancia para
los estudios hidrológicos. Por ejemplo, la estimación de la evaporación puede ser
decisiva en la determinación de la factibilidad de un sitio de embalse y es de utili-
dad para determinar los procedimientos ordinarios de operación de un sistema de
embalses. La evaporación y la evapotranspiración son también elementos impor-
tantes en cualquier estudio del balance hídrico. Los modelos conceptuales en hidro-
logía requieren valores promedios estimados de la evapotranspiración en cuencas.
En la actualidad es imposible medir directamente la evaporación o la evapotrans-
piración de grandes superficies. Sin embargo, se han establecido diversos métodos
indirectos que dan resultados aceptables. Este capítulo versa sobre los tanques de
evaporación y lisímetros que se utilizan en las redes. En los embalses existentes, las
parcelas y las cuencas pequeñas, las estimaciones pueden hacerse basándose en el ba-
lance hídrico, en el balance energético y en métodos aerodinámicos. Estas técnicas
se analizan en el presente capítulo únicamente desde el punto de vista de los instru-
mentos y de las necesidades de observación. En los capítulos 37 y 38 se examina mi-
nuciosamente el cálculo de la evaporación y de la evapotranspiración, respecti-
vamente, de extensas superficies terrestres y de agua por diversos métodos indirectos.
9.5.7 Viento
La velocidad del viento debe medirse cerca del centro del lago o del embalse a unos
dos metros por encima de la superficie del agua. En la práctica se emplea una balsa
anclada como plataforma para los instrumentos.
Para determinar la velocidad media diaria del viento, se utiliza cualquier tipo de
anemómetro que proporcione indicaciones o trace un registro a distancia. El rotor
de tres cazoletas o los anemómetros de abanico son los más adecuados para los regis-
tros a distancia. La exactitud de las mediciones de la velocidad del viento con los
anemómetros de abanico o de tres cazoletas es de ±0,5 m s-1, valor que se considera
aceptable para las mediciones de la evaporación.
Si se utiliza un anemómetro totalizador, habrá que realizar la lectura del conta-
dor a intervalos fijos, de preferencia diariamente. Si se emplea un anemómetro eléc-
trico de contacto se debe agregar un registrador. Esto se puede hacer instalando un
marcador eléctrico de datos en el borde del registro de la temperatura.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1976: The CIMO International
Evaporimeter Comparisons. OMM–Nº 449, Ginebra.
2. Herschy, R. W., 1971: River Water Temperature. Water Resources Board, TN5.
CAPÍTULO 10
NIVELES DE RÍOS, LAGOS Y EMBALSES
10.1 Generalidades
El nivel de agua de ríos, lagos y embalses se usa directamente para la predicción de
crecidas, para la delimitación de zonas con riesgo de inundación y para el diseño de
estructuras en cursos o masas de agua o cerca de ellas. Cuando se relaciona con los
caudales de las corrientes o con el volumen de almacenamiento de embalses y lagos,
el nivel de agua se utiliza como base para determinar el caudal o el volumen de agua
almacenada. La publicación titulada Manual on Stream Gauging, de la OMM [1],
contiene un estudio detallado sobre este tema.
El nivel o altura del agua es la altura de la superficie del agua de una corriente,
lago u otra masa de agua con relación a una determinada referencia [2]. En general,
debe ser medida con una exactitud de un centímetro, mientras que en las estaciones
de aforo que efectúan registros continuos la exactitud debe ser de tres milímetros.
El sitio seleccionado para la observación del nivel de agua deberá responder a
la finalidad de las observaciones y a la accesibilidad del sitio. Las condiciones hidráu-
licas son un factor importante en la selección de sitios en corrientes, particularmente
en lugares donde se utiliza el nivel de agua para calcular registros de caudal. En
lagos y embalses, los limnímetros están casi siempre ubicados cerca de una salida,
pero lo suficientemente aguas arriba de la zona para evitar la influencia del descen-
so del nivel debido al aumento de la velocidad.
10.2.2 Limnígrafos
Los tipos de limnígrafos de registro continuo que se utilizan son muy diversos; se pue-
den clasificar según el sistema de funcionamiento o el sistema de registro.
Una instalación corrientemente usada consiste en un pozo de amortiguación
conectado a la corriente por medio de tuberías, con un flotador instalado en el pozo
y conectado a la rueda de un registrador mediante una cadenilla o una cinta perfora-
da. En ríos con alta velocidad, puede ser necesario instalar tubos estáticos al final
de la cañería de toma para evitar el descenso del nivel de agua en el pozo.
También se utilizan los limnígrafos de presión, que funcionan según el princi-
pio de que la presión en un punto fijo del lecho del río es directamente proporcional
a la carga del líquido sobre ese punto. Muchos aparatos utilizan un sistema purgador
a gas para transmitir la presión al limnígrafo. Se permite que una pequeña cantidad
de aire o gas inerte (por ejemplo el nitrógeno) pase a un orificio en la corriente a tra-
vés de un caño o tubería. Entonces se mide la presión del aire o del gas que desplaza
al líquido de la tubería y se la convierte en una rotación de eje, por lo general me-
diante un servomanómetro o servobalanza de cruz. La principal ventaja de los regis-
tradores que actúan a presión es que no necesitan un pozo de amortiguación ni ser
sensibles a los sedimentos, si la concentración es normal.
El nivel del río se registra habitualmente por medio de registradores gráficos
(analógicos). Las escalas de tiempo y de nivel para una estación en particular depen-
derán del rango de variación en el nivel, de la sensibilidad de la relación nivel/cau-
dal y de las características de escorrentía de la cuenca. Los valores del nivel pueden
convertirse de la forma analógica a la numérica mediante dispositivos electrónicos,
algunos de los cuales son operados manualmente para producir, sobre cintas de papel
o cintas magnéticas, las coordenadas X y Y del registro del nivel.
Pueden usarse registradores numéricos sobre cinta de papel en lugar de regis-
tradores gráficos de banda, lo que permite que los datos sean procesados automáti-
camente. Un registro digital se logra con un punzón de movimiento lento, acciona-
do por una batería, que registra en una cinta de papel a intervalos de tiempo deter-
minados, un número de cuatro cifras que representa el nivel. Para cada estación, el
intervalo se selecciona sobre la base de la rapidez de variabilidad del nivel en mag-
nitudes que puedan afectar grandemente el caudal. Estos criterios exigen que los
intervalos de tiempo sean más cortos para las corrientes de variaciones rápidas y más
largos en ríos grandes.
Existen dispositivos que proporcionan salidas de voltaje para representar el ni-
vel de agua, como los transductores de presión y los codificadores de pozos, los
cuales graban sus datos en registradores electrónicos (sección 6.2.4), o si se dispone
de interfaces apropiadas, los datos se pueden transmitir telemétricamente a través de
radio o de sistemas de satélite.
NIVELES DE RÍOS, LAGOS Y EMBALSES 145
10.3.2 Limnígrafos
El registrador gráfico (analógico), digital, electrónico, o el dispositivo telemétrico se
ajusta por comparación con un aforador auxiliar de flotador de cinta o con una escala
colocada dentro del pozo de amortiguación. Además, para poder comparar el nivel
de la superficie del agua en el pozo de amortiguación con el nivel del río, es necesa-
rio sumergir en la corriente una barra, una mira o un aforador de plomada graduados
en función del mismo cero de referencia. En los limnígrafos con sistema de purga de
gas y sin pozo de amortiguación, la escala, rampa o el aforador de plomada en el río
servirá como escala de referencia. Por lo general aparecen pequeñas diferencias de-
bido a la velocidad de paso de la corriente por las cañerías de toma. La existencia
de diferencias significativas es indicio de que las cañerías de toma están obstruidas.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1980: Manual on Stream Gauging.
Volumes I and II, Informe de hidrología operativa Nº 13 (OMM–Nº 519), Ginebra.
2. Organización Internacional de Normalización, 1988: Liquid Flow Measurement
in Open Channels: Vocabulary and Symbols. Tercera edición, ISO 772, Ginebra.
3. Organización Internacional de Normalización, 1981: Liquid Flow Measurement
in Open Channels. Part 1: Establishment and operation of a gauging station and
Part 2: Determination of stage-discharge relation. ISO 1100, Ginebra.
CAPÍTULO 11
MEDICIÓN DEL CAUDAL
11.2 Medición del caudal con molinete hidrométrico [C79, C85, C86,
C88, E79]
La medición del caudal por el método área–velocidad se explica con referencia a la
figura 11.1. La profundidad del río en la sección transversal se mide en verticales
con una barra o sonda. Al mismo tiempo que se mide la profundidad, se hacen
mediciones de la velocidad con el molinete en uno o más puntos de la vertical. La
medición del ancho, de la profundidad y de la velocidad permiten calcular el caudal
correspondiente a cada segmento de la sección transversal. La suma de los caudales
de estos segmentos representa el caudal total [1].
b1 b2 b3 b4 b5
1 2 3 4 5
d1
d2
d3
d4
d5
x ϕ 1)
ϕ-
sec
x(
dob
d
TABLA 11.1
Factor de corrección k para valores dados de ϕ
ϕ k ϕ k ϕ k
4° 0,0006 14° 0,0098 24° 0,0296
6 0,0016 16 0,0128 26 0,0350
8 0,0032 18 0,0164 28 0,0408
10 0,0050 20 0,0204 30 0,0472
12 0,0072 22 0,0248
150 CAPÍTULO 11
El molinete debería sacarse del agua de vez en cuando para examinarlo. Se pueden
utilizar molinetes especiales para medir velocidades muy bajas, si su buen funciona-
miento y exactitud han sido probados en esta gama de velocidad.
El eje horizontal del molinete no debe estar situado a menos de una vez o una
vez y media la altura del rotor con respecto a la superficie del agua, ni a menos de
tres veces la altura del rotor desde el fondo del canal.
MEDICIÓN DEL CAUDAL 151
Método de integración
En este método, se baja y se sube el molinete a lo largo de toda la profundidad en
cada vertical a una velocidad uniforme. La velocidad de descenso o de ascenso del
molinete no debe ser superior a cinco por ciento de la velocidad media del flujo en
la sección transversal y en todo caso debe estar comprendida entre 0,04 y 0,10 m s-1.
Se determina el número promedio de revoluciones por segundo. En cada vertical se
realizan dos ciclos completos y, si los resultados difieren en más de 10 por ciento,
se repite la medición. Este método se utiliza rara vez en aguas con una profundidad
superior a tres metros y velocidades inferiores a 1 m s-1.
MEDICIÓN DEL CAUDAL 153
q = 1 2 1 2 b
v +v d +d (11.6)
2 2
b2 + b1 b3 + b1 bn + b(n −1)
Q = v1d 1 + v2d 2 + . . . + vn d n (11.7)
2 2 2
Métodos gráficos
a) método de integración de la curva profundidad–velocidad. El primer paso con-
siste en dibujar, para cada vertical, la curva profundidad–velocidad, cuya área
representa el producto de la velocidad media por la profundidad total. El valor
de este producto en cada vertical se lleva a un gráfico en función de la distancia
lateral y se traza una curva a través de los puntos obtenidos. El área definida
por esta curva representa el caudal en la sección transversal;
b) método de curvas de velocidad o método de las isotacas. Se basa en las curvas
de distribución de velocidad en las verticales; se prepara un diagrama de distri-
bución de velocidades en la sección transversal y se trazan las curvas de igual ve-
locidad. Las áreas delimitadas por las curvas de igual velocidad y la superficie
del agua se deben medir y el valor obtenido se debe trazar en otro diagrama en
el que las ordenadas indicarán la velocidad y las abscisas el área correspondien-
te. La superficie delimitada por la curva área–velocidad representa el caudal en
la sección transversal [1].
154 CAPÍTULO 11
11.2.5.2 Equipo
a) perforación de los agujeros – Cuando la capa de hielo es gruesa es conveniente
utilizar una barrena o taladro mecánicos o una sierra de cadenas para perforar el
hielo. Si la capa de hielo es delgada se puede usar un cincel de hielo;
b) determinación de la profundidad real – La profundidad real del agua por deba-
jo de la capa de hielo es igual a la profundidad total del agua menos la distancia
que existe entre la superficie del agua y el fondo de la capa de hielo. La distan-
cia entre la superficie del agua, en el agujero perforado en el hielo, y la parte in-
ferior del hielo puede medirse con una barra graduada en forma de L y de longi-
tud adecuada. El lado corto de la barra se apoya contra la cara interna de la ca-
pa de hielo y se lee la profundidad de ese punto en la parte graduada de la barra.
Si en un agujero existe hielo enlodado por debajo de la capa de hielo sólido, se
puede determinar a qué profundidad termina el hielo enlodado suspendiendo el
molinete por debajo del hielo, hasta que la hélice gire libremente; entonces se
levanta lentamente hasta que pare la hélice. Este punto se considera como el de
separación entre el agua y el hielo enlodado;
c) molinete y sistema de pesas – Si se utiliza una barrena o taladro para perforar la
capa de hielo, se requiere un molinete especial y un sistema de pesas de sondeo
MEDICIÓN DEL CAUDAL 155
adaptados a las dimensiones del agujero hecho en el hielo, que tiene unos 150 mm
de diámetro. El sistema de pesas puede consistir en dos pesas de plomo en forma
de lágrima situadas una encima y otra por debajo del molinete, o bien una sola
pesa de esa forma situada debajo del molinete. Si el agujero puede hacerse sufi-
cientemente ancho, se puede usar el molinete corriente y el sistema de pesas que
se describen en la sección 11.2.3.1;
d) suspensión del molinete – El molinete puede estar suspendido de una varilla, de
un sedal, o de una bobina de sondeo. Si la profundidad total del agua por deba-
jo del hielo es superior a tres o cuatro metros, se usa con frecuencia una bobina
o un sedal. La bobina se monta en un soporte plegable sobre ruedas. En aguas
muy frías, el soporte puede estar dotado de un tanque de agua caliente o de una
cámara de aire caliente para evitar que se congele el molinete mientras se des-
plaza el equipo de un agujero a otro. Para emplazamientos menos profundos,
cuando se utiliza un molinete sin veleta de orientación suspendido por una vari-
lla a través del agujero perforado en el hielo, es preciso determinar la dirección
de la corriente para poder orientar debidamente el molinete.
c) generalidades – Al medir el caudal bajo una capa de hielo, es esencial que se to-
men medidas de seguridad. Por ejemplo, se debe comprobar siempre la firme-
za del hielo tanteando con un cincel para hielo antes de proseguir el desplaza-
miento sobre la superficie. Si la velocidad medida en condiciones de hielo es
menor que el límite inferior que permite el empleo del molinete, se debe buscar
otra sección de aforo en otro lugar del río donde la velocidad sea mayor. Se de-
be tener la precaución de asegurarse de que el molinete gire libremente y que no
quede retenido por el hielo que se haya podido formar mientras se le traslada de
una vertical a otra. Al efectuar las mediciones, se debe anotar una descripción
completa del clima y las condiciones del hielo en el río, sobre todo en las seccio-
nes del control. Esto ayudará al cálculo posterior del caudal entre las
mediciones.
11.2.6 Exactitud
La exactitud de estas mediciones de caudal depende de la fiabilidad de la calibración
del instrumento de medición, de las condiciones del río y del número de mediciones
de la profundidad y la velocidad que se hayan efectuado [4,5]. Las mediciones se
hacen normalmente registrando la profundidad y la velocidad en dos puntos, en cada
una de las 20 a 25 verticales de la sección transversal. El error típico para un nivel
de confianza del 95 por ciento en este tipo de mediciones efectuadas en condiciones
normales, es alrededor de un cinco por ciento [1].
11.3.2 Flotadores
Se pueden utilizar flotadores de superficie o de varilla. Los flotadores de superficie
deben sumergirse a una profundidad inferior a la cuarta parte de la profundidad del
agua. No se deberán emplear cuando se tema que la medición pueda ser afectada por
el viento. Los flotadores de varilla pueden sumergirse a una profundidad superior a
la cuarta parte de la profundidad del río. Los flotadores de varilla no deben rozar el
lecho del canal. Durante los períodos en que las maniobras en el río pueden ser peli-
grosas, se pueden emplear, como flotadores naturales, árboles o fragmentos de hielo
que floten en el río.
TABLA 11.2
Factor F de ajuste de la velocidad del flotador en función de la relación R,
entre la profundidad de inmersión del flotador y la profundidad del agua
R F
0,10 o menos 0,86
0,25 0,88
0,50 0,90
0,75 0,94
0,95 0,98
l = 0,13C
(0,7C + 6) b 2 (unidades métricas) (11.8)
g d
–
donde b es el ancho medio de la sección transversal mojada por el río, d la
profundidad media de la corriente, C el coeficiente de Chezy para el tramo, y g
la aceleración de la gravedad;
b) los materiales, sedimentos, plantas u organismos depositados en el lecho del río
no deben absorber la sustancia trazadora añadida, y ésta no debe descomponerse
en el agua de la corriente. La concentración debe determinarse en la sección de
muestreo y como mínimo en otra sección transversal situada aguas abajo para
verificar que no exista una diferencia sistemática en la concentración media de
una y otra sección de muestreo.
Qtr ci
Q= (inyección continua) (11.9)
cs
y
ci V
Q= ∞ (inyección instantánea) (11.10)
∫o
cs dt
MEDICIÓN DEL CAUDAL 161
Q1h1 + Q2h2 + K + QN hN
h= (11.11)
Q1 + Q2 + K QN
profundidad media y de las áreas de la superficie del agua entre los límites. Para
determinar el caudal medio, se divide la diferencia del volumen del prisma total en-
tre el período de cálculo, menos los afluentes del río.
En el método de cálculo del caudal a partir de las ecuaciones del movimiento
inestable, la solución de las ecuaciones del movimiento variado para la sección en
consideración se simplifica para algunas hipótesis, como flujo paralelo, densidad
uniforme y cauce prismático. Las mediciones se hacen generalmente para dos ci-
clos típicos de marea (alta y baja). Los resultados se utilizan también para calibrar
los parámetros del modelo.
relativamente nuevos de medición del caudal en cauces abiertos son: el método del
bote móvil, el método ultrasónico y el método electromagnético.
;;
de la conductividad
de fondo
;;;
Cable conductor
de señales
Electrodos
de señal
X
Y Electrodo de
conductividad
de fondo
Z
Corriente
de agua
Bobina
Electrodo de eliminación Garita
de inducción
de ruido de fondo meteorológica
Referencias
1. Organización Internacional de Normalización, 1979: Liquid Flow Measurement
in Open Channels: Velocity-area Methods. Segunda edición, ISO 748, Ginebra.
2. Organización Internacional de Normalización, 1988: Liquid Flow Measurement
in Open Channels: Rotating Element Current-meters, Segunda edición ISO 2537,
Ginebra.
3. Organización Internacional de Normalización, 1976: Liquid Flow Measurement
in Open Channels: Calibration of Rotating-element Current-meters in Straight Open
Tanks. ISO 3455, Ginebra.
4. Organización Internacional de Normalización, 1985: Liquid Flow Measurement
in Open Channels: Velocity-area Methods — Collection and Processing of Data for
Determination of Errors in Measurement. Segunda edición, ISO 1088, Ginebra.
5. Organización Internacional de Normalización, 1981: Liquid Flow Measurement
in Open Channels. Part 1: Establishment and operation of a gauging station and Part
2: Determination of the stage-discharge relation. ISO 1100, Ginebra.
6. Organización Internacional de Normalización, 1973: Liquid Flow Measurement
in Open Channels: Dilution Methods for Measurement of Steady Flow. Part 1:
Constant rate injection method. ISO 555, Ginebra.
7. Organización Internacional de Normalización, 1987: Liquid Flow Measurement
in Open Channels: Dilution Methods for Measurement of Steady Flow. Part 2:
Integration method. ISO 555, Ginebra.
8. Organización Internacional de Normalización, 1973: Liquid Flow Measurement
in Open Channels: Slope-area Method. ISO 1070, Ginebra.
9. Organización Meteorológica Mundial, 1986: Level and Discharge Measurements
under Difficult Conditions (Ø. A. Tilrem). Informe de hidrología operativa Nº 24
(OMM–Nº 650), Ginebra.
10. Organización Internacional de Normalización, 1974: Measurement of Flow in
Tidal Channels. ISO 2425, Ginebra.
11. Organización Internacional de Normalización, 1979: Measurement of Liquid
Flow in Open Channels: Moving-boat Method. ISO 4369, Ginebra.
12. Smoot, G. F. y Novak, C. E., 1969: Measurement of Discharge by the Moving-
boat Method. Book 3, Chapter All. U.S. Geological Survey Techniques, Water
Resources Investigations.
13. Herschy, R. W. y Loosemore, W. R., 1974: The ultrasonic method of river flow
measurement. Symposium on River Gauging by Ultrasonic and Electromagnetic
Methods, 16–18 de diciembre de 1974, Water Research Centre, Department of
Environment, Water Data Unit, University of Reading, Reino Unido.
14. Smith, W., 1969: Feasibility study of the use of the acoustic velocity meter for
measurement of net outflow from the Sacramento-San Joaquin Delta in California.
U.S. Geological Survey Water-Supply Paper 1877, Reston, Virginia.
174 CAPÍTULO 11
15. Smith, W., 1971: Application of an acoutic streamflow measuring system on the
Columbia river at The Dalles, Oregon. Water Resources Bulletin, Vol. 7, Nº 1.
16. Smith, W., 1974: Experience in the United States of America with acoustic
flowmeters. Water Research Centre and Department of the Environment. Water
Data Unit Symposium, University of Reading, Reino Unido.
17. Botma, H. C. and Klein, R. E., 1974: Some notes on the research and applica-
tion of gauging by electromagnetic and ultrasonic methods in The Netherlands.
Symposium on River Gauging by Ultrasonic and Electromagnetic Methods, 16–18
de diciembre de 1974, Water Research Centre, and Department of Environment,
Water Data Unit, University of Reading, Reino Unido.
18. Kinosita, T., 1970: Ultrasonic measurement of discharge in rivers. Proceedings
of the International Symposium on Hydrometry, 13–19 de septiembre de 1990,
Coblenza, Alemania, publicación Nº 99 UNESCO/OMM/AICH, páginas 388-399.
19. Holmes, H., Whirlow, D. K. y Wright, L. G., 1970: The LE (Leading Edge)
flowmeter: a unique device for open channel discharge measurement. Proceedings
of the International Symposium on Hydrometry, 13–19 de septiembre de 1990,
Coblenza, Alemania, publicación Nº 99 UNESCO/OMM/AICH, páginas 432-443.
20. Halliday, R. A., Archer, W. M. y Campbell, P. I., 1975: The Niagara river
acoustic streamflow measurement system. Technical Bulletin Nº 86, Environment
Canada, Inland Waters Directorate, Ottawa, Canadá.
21. Lenormand, J., 1974: Débimètre à ultrasons mdl 2 compte rendu d’essais: Ponts
et chaussées, Service des voies navigables du Nord et du Pas-de-Calais, Service
hydrologique centralisateur, Lambersant, Francia.
22. Herschy, R. W. y Newman, J. D., 1974: The electromagnetic method of river
flow measurement. Symposium on River Gauging by Ultrasonic and
Electromagnetic Methods, 16-18 de diciembre de 1974, Water Research Centre,
Department of Environment, Water Data Unit, University of Reading, Reino Unido.
CAPÍTULO 12
ESTACIONES DE AFORO DE CAUDALES
Muy pocas veces se encontrará un sitio que satisfaga todos esos criterios; por lo
tanto, se deberá seleccionar el sitio que más convenga
bles, como los que se encuentran en los ríos de cauce de arena, son los más propen-
sos a cambios, debido a que la velocidad produce depósitos y socavaciones.
El crecimiento de vegetación acuática en las secciones de control aumenta el
nivel para un caudal dado, sobre todo en los caudales bajos. El crecimiento de vege-
tación en el lecho y en las orillas del cauce de control también afecta la relación
nivel–caudal, al reducir la velocidad y el área efectiva para el paso del agua. En cli-
mas templados, la acumulación de hojas transportadas por el agua, en las secciones
de control cada otoño, obstruye los intersticios de los altos fondos y aumenta el nivel
efectivo de la sección de control natural. La primera crecida del río limpia de hojas
la sección de control.
Una capa de hielo también modifica la relación nivel–caudal de un río, causan-
do remanso cuyo efecto varía con la cantidad y el tipo de hielo. Si la sección de con-
trol permanece abierta y si la escala no está demasiado lejos del punto de control,
quizá no se producirá el efecto del remanso, incluso si todo el pozo queda cubierto
de hielo. El único efecto de la capa de hielo será la reducción de la velocidad de
aproximación y el efecto será probablemente menor. Sin embargo, si la escala está
a una distancia considerable aguas arriba del rabión, el hielo superficial en el pozo
puede causar remanso, porque el tramo cubierto del mismo se convierte en un canal
parcial de control.
El hielo superficial que se forma aguas abajo de la sección de control puede per-
turbar y represar agua lo suficiente como para causar un efecto de remanso en el con-
trol. El hielo detenido en el lecho del río, o en la sección de control natural, puede
reconstruir el lecho o el control en su extensión, de modo que puede resultar un nivel
más alto que el normal para un caudal dado. Las magnitudes de los efectos del hielo
se pueden determinar en forma exacta midiendo los caudales, observando los niveles
correspondientes, y analizando las diferencias entre el nivel observado y el caudal co-
rrespondiente a la relación nivel–caudal para la condición de flujo en canal abierto.
En la sección 11.2.5 se describen las condiciones adicionales que se deben to-
mar en cuenta al efectuar las mediciones del caudal en condiciones de hielo y los
procedimientos para efectuar dichas mediciones.
Los controles artificiales eliminan o reducen muchos de los inconvenientes de
las secciones de control natural. No sólo son físicamente estables, sino que no se
observa un crecimiento periódico o progresivo de la vegetación acuática. Los limos
algáceos que a veces se forman en los controles artificiales pueden ser removidos
con un cepillo de alambre y las hojas se evacúan sistemáticamente. En climas mode-
radamente fríos, los controles artificiales podrían ser menos afectados por la forma-
ción del hielo invernal que los controles naturales. Sin embargo, aun cuando la
estructura de los controles artificiales es invariable, la relación nivel–caudal, puede
ser afectada por cambios en la velocidad de aproximación debidos a socavaciones
y/o rellenos o por crecimiento de la vegetación en el canal de aproximación.
ESTACIONES DE AFORO DE CAUDALES 181
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1986: Methods of Measurement and
Estimation of Discharges at Hydraulic Structures. Informe de hidrología operativa
Nº 26, OMM–Nº 658, Ginebra.
2. Organización Internacional de Normalización, 1980: Water Flow Measurement
in Open Channels Using Weirs and Venturi Flumes. Part 1: Thin-plate weirs. ISO
1438, Ginebra.
3. Organización Internacional de Normalización, 1989: Liquid Flow
Measurement in Open Channels by Weirs and Flumes: Rectangular Broad-crested
Weirs. Segunda edición, ISO 3846, Ginebra.
4. Organización Internacional de Normalización, 1977: Liquid Flow Measurement
in Open Channels by Weirs and Flumes: End-depth Method for Estimation of Flow
in Rectangular Channels with a Free Overfall. ISO 3847, Ginebra.
5. Organización Internacional de Normalización, 1983: Liquid Flow Measurement
in Open Channels: Rectangular Trapezoidal and U-shaped Flumes. ISO 4359,
Ginebra.
182 CAPÍTULO 12
> 100 1
50 - 100 2
20 - 30 5
< 20 10
q + qb2 + qbn
Qb = 86, 4 b1 x1 + b1 xn −1 + bn xn
q q q
x2 + K + bn −1 (13.3)
2 2 2 2
los sedimentos en suspensión aguas arriba y aguas abajo de la presa, puede propor-
cionar una estimación adecuada del caudal de arrastre.
Referencias
14.1 Generalidades
Las observaciones de las condiciones del hielo en ríos, lagos y embalses son de gran
interés en regiones donde la formación de hielo afecta a la navegación o produce da-
ños a las estructuras, y donde se forman barreras o presas de hielo (hasta formar un
dique en un río principal). Las obstrucciones en las corrientes causadas por los hie-
los puede también dar lugar a importantes inundaciones locales. Los datos a largo
plazo sobre las condiciones de hielo en ríos son extremadamente valiosos en el dise-
ño de diversas estructuras, en el estudio de los procesos de formación y fusión de los
hielos y en el desarrollo de métodos para la predicción de los hielos.
variabilidad espacial del espesor del hielo, las mediciones deben realizarse en tres
puntos espaciados de cinco metros como mínimo, tomando el valor medio de esas
mediciones. También se debe medir el espesor de la nieve que puede haber sobre el
hielo.
En ríos navegables, las señales de kilómetros pueden usarse para identificar los
sitios en los que de costumbre se examinan las condiciones de hielos. Las condi-
ciones particularmente peligrosas (por ejemplo: barreras de hielo) deben ser identi-
ficadas con relación a otras marcas del terreno (por ejemplo: puentes, estructuras de
regulación de ríos y puertos).
La determinación de algunas de las características del fenómeno puede realizar-
se por medio de inspecciones fotogramétricas periódicas desde la orilla o por foto-
grafías aéreas. En el caso de grandes ríos, embalses o lagos, son de gran valor las
observaciones aéreas de la formación o fragmentación del hielo. Estas observa-
ciones son también muy útiles en caso de gargantas de hielo en las que es preciso
anunciar el peligro de crecidas.
Para examinar las condiciones del hielo sobre un tramo, la anchura de la banda,
s, y la altura de vuelo, hf, se pueden determinar en función de la longitud focal, Lf,
de la cámara usada y de la longitud efectiva, l, de la película, hf = s(Lf /l). Como Lf
es una cámara constante, aproximadamente igual a 1,0, la anchura de la banda es casi
igual a la altura de vuelo. Se puede determinar la velocidad del hielo flotante junto
con la densidad de la capa mediante fotografías aéreas repetidas a intervalos de unos
pocos minutos. Si el espesor promedio del hielo se conoce, el caudal del hielo tam-
bién se puede calcular.
Los datos infrarrojos obtenidos por teledetección, a partir de satélites meteo-
rológicos y de recursos terrestres, son también útiles para estimar el estado del hielo
en lagos y embalses [1].
14.5 Exactitud
Las mediciones del hielo no son muy exactas debido a las difíciles condiciones en las que
se realizan. Sin embargo, la incertidumbre en las mediciones del espesor del hielo no debe
exceder de 10 a 20 mm o de cinco por ciento.
HIELO EN RÍOS, LAGOS Y EMBALSES 193
Referencias
1. Prokacheva V. G., 1975: Otsenka prigodnosti televizionnoj informatsii meteo-
rologiceskih ISZ ‘Meteor’ dlya opredeleniya ledovoj obstanvki na ozerah i
vodokhraniliscakh (Estimate of the suitability of television data from the ‘Meteor’
meteorological satellite for determining ice conditions on lakes and reservoirs).
Proceedings of the State Hydrological Institute, Nº 205, págs. 115-123.
CAPÍTULO 15
MEDICIÓN DE LA HUMEDAD DEL SUELO
15.1 Generalidades
Los métodos e instrumentos que se utilizan para determinar la humedad del suelo se
pueden dividir en dos grupos:
a) métodos basados en la determinación del contenido de agua del suelo; y
b) métodos que miden el potencial de agua del suelo.
El contenido de agua del suelo es expresado como una relación entre la masa de
agua contenida en una muestra de suelo y la masa seca de la muestra de suelo o el
volumen original de la muestra. Estas dos expresiones están linealmente relaciona-
das por un coeficiente conocido como la densidad aparente del suelo muestreado.
El potencial de agua del suelo se expresa como la energía potencial del agua
contenida en el suelo y está integrado por el potencial gravitacional, el potencial de
presión y el potencial osmótico. En la mayoría de los casos, la mezcla de agua y sue-
lo puede ser considerada localmente homogénea, y el potencial osmótico llega a ser
insignificante. El potencial gravitacional representa el trabajo requerido para elevar
el agua desde un punto dado en el suelo hasta una altura de referencia, que es casi
siempre la superficie del suelo. Como el potencial gravitacional puede ser calcula-
do, el problema de la medición del potencial de humedad del suelo está limitado a la
medición de su potencial de presión. Para medir la presión potencial se usan varios
métodos, directos o indirectos. Los métodos más usados son descritos más abajo.
Independientemente del tipo de método aplicado, en cada caso es indispensable
determinar la humedad del suelo en numerosos puntos del sitio de estudio, debido a
su alta variabilidad espacial. Un análisis estadístico de la variabilidad de la hume-
dad del suelo observada en los puntos de medición permite calcular el error prome-
dio. Dichos análisis hacen posible determinar el número de puntos de medición re-
queridos para una exactitud prevista del valor medio. Para un examen detallado de
la medición de la humedad del suelo, véase la publicación de la OMM, titulada Snow
Cover Measurements and Areal Assessment of Precipitation and Soil Moisture [1].
15.4.1 Instrumentos
Uno de los equipos más utilizados consiste en un contador portátil de batería con un
cronómetro de resorte que tiene una escala de tiempo de 0,5 a 5 minutos y pesa
aproximadamente 16 kg, y una sonda higrométrica que contiene una fuente de 100
milicuries de neutrones rápidos de americium-241 y, berilio finamente pulverizado
(período de semidesintegración, 458 años). La sonda tiene una longitud de unos
400 mm, un diámetro de 40 mm, y pesa 20 kg cuando se completa con un blindaje
de plomo y parafina de 150 mm de diámetro y 100 mm de longitud. Estos conta-
dores se han utilizado con cables de hasta 60 m.
La fuente y el contador se introducen en la tierra a través de un orificio revesti-
do con una tubería de aluminio; y las lecturas pueden tomarse a cualquier profundi-
dad, excepto cerca de la superficie. El diámetro interno de la tubería será apenas ma-
yor que el de la sonda. El tubo deberá instalarse, de ser posible, barrenando el suelo
en su interior para asegurar un estrecho contacto entre la superficie exterior del tubo
y la tierra.
Se han fabricado instrumentos similares para hacer mediciones en las capas su-
perficiales del suelo. En este caso, el equipo se coloca sobre la superficie del terreno
y da el contenido de humedad de un volumen semiesférico de 15 a 40 cm de radio.
de los tubos, es decir, no se deben crear vacíos en el suelo fuera de los tubos durante
su instalación. Los tubos de acceso pueden ser instalados:
a) insertando los tubos en agujeros preparados del mismo diámetro o ligeramente
menor (los agujeros pueden prepararse usando un barreno manual o mecánico);
o
b) introduciendo los tubos en el suelo con un martillo y removiendo la tierra del
interior de los tubos usando un barreno.
Se deben sellar las bases de los tubos para prevenir infiltraciones de aguas subte-
rráneas. Los topes de los tubos deben también sellarse con una tapa o un tapón cuan-
do no están usándose.
15.4.3 Calibración
La sonda se calibra por muestreo gravimétrico (sección 15.2) del tipo de suelo que
deba estudiarse y con el revestimiento del mismo tamaño y tipo que el que vaya a uti-
lizarse con la sonda. Alrededor del orificio se tomarán suficientes muestras para poder
definir el perfil higrométrico del suelo. Es difícil obtener una buena calibración en sue-
los heterogéneos o en los que la humedad varía rápidamente con la profundidad. Se
puede realizar una calibración aproximada en el laboratorio, usando un contenedor
lleno de tierra. El tipo y el tamaño del revestimiento y el método de instalación del
tubo de acceso tiene un efecto considerable en las lecturas, por lo que deberán obte-
nerse nuevas curvas de calibración para cada tipo de instalación.
de la superficie de contacto produce conteos más cortos que los que serían indicados
para el mismo contenido de humedad a una mayor profundidad.
Cuando las fuentes de errores son minimizadas, la exactitud de una medición
puede estar entre 0,5 y uno por ciento. Para mediciones repetidas en un período de
tiempo, como las que pueden ser realizadas en un estudio del balance hídrico, los
cambios en el contenido de agua del suelo pueden ser aún más exactos debido a la
eliminación de errores sistemáticos.
son casi iguales. Sin embargo, el método RDT puede ser útil en el estudio del con-
gelamiento y deshielo de suelos y nieve.
15.7 Teledetección
La teledetección es la única forma de obtener mediciones que contengan informa-
ción integrada con el área sobre el contenido de agua de un terreno. Los principios,
las características y las aplicaciones de esta técnica, que no es aún completamente
operativa, son descritos brevemente más abajo. Detalles adicionales y una evalua-
ción más completa del método figuran el la publicación de T.J. Schmugge, titulada
Hydrological Forecasting [4].
La mayoría de las técnicas de teledetección para medir la humedad del suelo
están basadas en una relación entre el contenido de agua del suelo y otra propiedad
del suelo, por ejemplo, la constante dieléctrica, que puede ser controlada por medio
de la radiación electrónica emitida o reflejada desde el suelo. En principio, se puede
usar todo el espectro electromagnético. Como la mayoría de estos sensores funcio-
nan desde un avión o una nave espacial, la transmisividad atmosférica insuficiente
impide el empleo de las longitudes de onda en el ámbito de rayos X, así como en
ciertas regiones del infrarrojo lejano y del infrarrojo medio.
Las ondas cortas, en una gama de longitud de onda entre 50 y 500 mm, son par-
ticularmente efectivas para la medición de la humedad del suelo de una superficie.
Esto se debe a que tienen una atenuación atmosférica mínima y porque existe una
204 CAPÍTULO 15
gran diferencia entre las constantes dieléctricas del agua y del suelo seco, lo cual
resulta en una alta sensibilidad al agua (sección 15.6).
La radiación de microonda es usada pasivamente (radiometría) o activamente
(radar). En la técnica de microonda pasiva, los radiómetros se usan para medir la
emisión termal de microondas desde el suelo. La intensidad de esta radiación es pro-
porcional a la denominada temperatura de luminosidad, producto de la temperatura
de la superficie y la emisividad; ésta depende de la constante dieléctrica y por lo
tanto del contenido de agua.
En la técnica de microonda activa (radar), se usa una fuente de radiación artifi-
cial, un emisor, y se mide la intensidad de la radiación reflejada por el suelo. La re-
flectividad del suelo que, como la emisividad depende de la constante dieléctrica, es
usada entonces para deducir el contenido de agua del suelo de una superficie.
La ventaja de la técnica activa, en comparación con los sensores de microonda
de la técnica pasiva, es la resolución espacial superior, debido a que el terreno puede
ser examinado con un haz de apertura angular limitada. Para los sensores de micro-
ondas pasivas, la resolución espacial está limitada por la relación de la longitud de
onda y la distancia de la observación según el tamaño de la antena. Para una ante-
na, una mejor resolución sólo puede obtenerse reduciendo la longitud de onda a ex-
pensas de una penetración del suelo o profundidad de muestreo más corta o bajando
la altura de vuelo a expensas de incrementar los vuelos.
Dos factores importantes, además de la humedad del suelo, que influyen en la
emisividad del suelo y la reflectividad son la escabrosidad o aspereza del terreno y
la vegetación. A pesar de que estos factores pueden tenerse en cuenta en modelos
relativamente sencillos, de regresión lineal, que incorporan un parámetro empírico
de aspereza y el contenido de humedad de la vegetación, reducen la sensibilidad del
método ya que aumentan la emisividad relativa al ruido de fondo.
datos obtenidos sobre el terreno por el método gravimétrico (sección 15.2) y los
datos del tensiómetro. Aun así, los datos de humedad son sólo aproximados debido
a la histéresis entre la rama de humectización y de drenaje de la curva de retención
de humedad del suelo. La gama de utilización está limitada entre 0 y 0,8 bars (cero
a ocho metros de carga hidráulica negativa). Por lo tanto, este método únicamente
resulta adecuado en regiones húmedas.
Entre los diferentes componentes de un tensiómetro se incluyen la taza o cono
poroso, el tubo de conección y/o el cuerpo del tubo, y el sensor de presión. La taza
porosa está hecha de un material rígido y poroso (generalmente cerámica). Los po-
ros de las paredes de la taza son lo suficientemente pequeños como para impedir el
paso del aire. Se usan un tubo de conexión semirrígido y/o un tubo de cuerpo rígi-
do para conectar la taza del tensiómetro con el sensor de presión.
El dispositivo medidor de la presión es generalmente un tubo de vacío de
Bourdon o un manómetro de mercurio. El tensiómetro puede acoplarse también a
un registrador de presión o a un convertidor electrónico de presión para obtener un
registro continuo de las variaciones de tensión. Como el sistema está en un vacío
parcial durante condiciones de suelo no saturado, es necesario que todas las partes o
uniones sean impermeables al aire. Los medidores de vacío Bourdon son más ade-
cuados que los manómetros de mercurio para usarlos sobre el terreno, pero son me-
nos exactos. Los convertidores electrónicos de presión son más prácticos y exactos.
El tiempo de respuesta de un tensiómetro es mucho más rápido con un convertidor
o transductor de presión, porque tiene un volumen de desplazamiento más pequeño. El
inconveniente del costo se puede reducir usando solamente un transductor electrónico
de presión conectado a varios tensiómetros, a través de un dispositivo de exploración.
Otra solución podría ser la de usar un aparato de medición que muestre brevemente la
presión en el tensiómetro por medio de una aguja. Esta aguja perfora un bulbo espe-
cial sobre el tubo del tensiómetro únicamente durante el momento de la medición.
Una sola aguja puede ser usada para muestrear numerosos tensiómetros colocados
en el suelo. Sin embargo, a diferencia del sistema antes descrito, este tipo de ten-
siómetro no puede usarse para registrar variaciones en el potencial hídrico del suelo.
Los tensiómetros deben llenarse con agua previamente desaireada. Así, es posi-
ble remover el aire atrapado dentro del sistema usando una bomba de vacío. Los ten-
siómetros, en general, son insertados verticalmente dentro del suelo en agujeros pre-
viamente taladrados, del mismo diámetro que la taza porosa. El centro de la taza
porosa es colocado a la profundidad donde se desea medir la presión.
Los tensiómetros son sensibles a las variaciones de la temperatura que producen
expansiones o contracciones termales en las diferentes partes del sistema, lo que in-
fluencia las lecturas de la presión. Sobre el terreno, se recomienda proteger a los
tensiómetros de la radiación solar para minimizar este efecto. Asimismo, los tensió-
metros usados en invierno deben protegerse de las heladas que producen daños al
206 CAPÍTULO 15
tubo del agua y al sensor de presión. Es necesario purgar periódicamente los ten-
siómetros para remover el aire acumulado en el sistema.
La lectura del tensiómetro indica la presión en la taza porosa menos la diferencia de
presión causada por la columna de agua entre el sensor de presión y la taza porosa. De
esta manera, el potencial hídrico del suelo, a la profundidad de la taza, es igual a la lec-
tura del sensor de presión más la presión de esa columna de agua. Si la presión es ex-
presada en términos de succión, es decir, presión atmosférica menos presión de la esca-
la, entonces el potencial hídrico del suelo es igual a la lectura del sensor menos la dife-
rencia de presión causada por la columna de agua en el tubo. El potencial hídrico corre-
gido del suelo puede obtenerse directamente con los sistemas transductores de presión.
Es difícil decir cuál es la exactitud de la medición del potencial hídrico de un
suelo a través de un tensiómetro. La exactitud de una medición depende de la tem-
peratura, la exactitud del sensor de presión, y la cantidad de aire acumulado en el sis-
tema. Además, el tiempo de respuesta de los tensiómetros puede causar mediciones
erróneas si el potencial hídrico del suelo cambia rápidamente. En este caso no se
puede obtener el equilibrio entre el agua del suelo y el agua del tensiómetro. Estu-
dios recientes han mostrado que los conos plásticos semipermeables proveen una
respuesta mucho más rápida que los conos de cerámica [5].
El tensiómetro es, probablemente, el equipo más fácil de instalar y de más rápi-
da lectura de todos los instrumentos utilizados para medir la humedad del suelo. No
obstante, los tensiómetros que existen actualmente no se pueden usar a profundi-
dades superiores a tres metros. A la presión atmosférica normal, el método está limi-
tado a una gama potencial de casi -85 kPa. Los tensiómetros requieren un manteni-
miento frecuente para poder obtener mediciones fiables en condiciones de terreno.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1992: Snow Cover Measurements and
Areal Assessment of Precipitation and Soil Moisture (B. Sevruk). Informe de
hidrología operativa Nº 35, OMM–Nº 749, Ginebra.
2. Greacen, E. L. (ed.), 1981: Soil Water Assessment by the Neutron Method
CSIRO. Special publication, Melbourne.
3. Topp, G. C., Davis, J. L. y Annan, A. P., 1980: Electromagnetic Determination
of Soil Water Content: Measurement in Coaxial Transmission Lines. Water
Resources Research, volumen 16, Nº 3, págs. 574-582.
4. Schmugge, T. J., 1985: Remote sensing of soil moisture. In: Hydrological
Forecasting (M. G. Anderson y T. P. Burt, eds.), John Wiley, Nueva York, págs. 101-124.
5. Klute, A. (ed.), 1986: Methods of Soil Analysis. Part 1: Physical and miner-
alogical methods. Second edition, American Society of Agronomy and Soil Science
Society of America, Madison, Wisconsin.
CAPÍTULO 16
AGUAS SUBTERRÁNEAS
la extracción de muestras del material excavado, a partir de las cuales se puede hacer
una descripción de la formaciones geológicas encontradas.
En muchos casos, el acuífero estudiado está confinado y separado por una capa
mucho menos permeable de otro acuífero. Todos los acuíferos superiores que se
atraviesan durante la perforación deberán aislarse del acuífero en estudio, mediante
un procedimiento conocido como sellado por lechada. La lechada debe ser de arci-
lla o una mezcla líquida de cemento y agua con una consistencia que permita inyec-
tarla a través de caños y colocarla donde se requiera. La inyección de la lechada y
el sellado de entubamientos en los pozos de observación debe llevarse a cabo por
las siguientes razones:
a) impedir que por el exterior del entubamiento se infiltre agua superficial conta-
minada al interior del acuífero;
b) impedir la entrada de agua desde una formación superior al acuífero en estudio;
c) hacer que el entubado se ajuste en el pozo perforado de mayor diámetro que la
tubería.
Los tres metros superiores del pozo deben sellarse con un material impermeable.
Para aislar un acuífero superior, el sello del material impermeable no deberá tener
menos de tres metros de longitud, extendiéndose sobre la capa impermeable que
existe entre los acuíferos.
En formaciones de roca sólida, los pozos de observación deben ser perforados y
completados sin entubamiento. La figura 16.1 muestra el pozo terminado en terreno
rocoso. La perforación deberá ser limpiada de partículas finas así como de todo el
barro de perforación que sea posible. Esta limpieza puede realizarse por bombeo o
achicando el agua del pozo hasta que el agua se aclare.
Los entubamientos se instalan en pozos ubicados en depósitos no consolidados.
En la figura 16.2 se dan las características principales de esas instalaciones. Cabe
señalar que:
a) el diámetro normal del entubamiento en un pozo de observación es de 50 mm;
b) en el fondo del pozo se instala un tramo ciego de tubería (tapado al extremo
inferior). Este tubo ciego deberá tener por lo menos tres metros de longitud y
sirve para recoger los sedimentos provenientes de la parte perforada del entuba-
miento. Esta parte se denomina depósito de sedimentos;
c) al depósito de sedimentos se le conecta un tramo perforado de tubería, denomi-
nado colador o filtro, para asegurar un libre intercambio de agua entre el acuífero
y el pozo de observación. En los pozos de observación, un tramo de tubo per-
forado de menos dos metros de largo sirve también para este propósito;
d) el tubo ciego por encima del filtro debe ser lo suficientemente largo como para
sobresalir alrededor de un metro sobre el nivel del terreno. El tope de este entuba-
do conforma así un conveniente punto de referencia con respecto al cual el obser-
vador relaciona las distintas variables incluidas en un programa de observación;
AGUAS SUBTERRÁNEAS 211
Tapón de 50 mm
P.R.
Unión de 50 mm
1,00
0,50
Sello de hormigón
0,50
Sello de archilla
2,00 m
Relleno de arcilla
(lechada)
Formación rocosa
Nivel freático
Perforación
;;;;
Orificio de ventilación
P.R.
Ver detalle
P.R de 4 mm ∅
Tapón de 50 mm
Tapón de hierro
1,00
Unión de
50 mm
Sello de
0,50 0,50
hormigón
Sello de
arcilla Caño de 50 mm
;;
Detalle del extremo superior
Relleno
;
;;
yy;
de arcilla
Entubamiento
de 50 mm
;;
Unión de 50 mm
Nivel freático
Formación
;;
yy
arenosa
Malla de alambre
Araña de
;;
centrado Arrollamiento de
alambre de 3 mm
0,50
Relleno de
gravilla
;;
yy
2,00 m
Caño perforado
2,00 m
Colador o ranurado
;;
(ver detalle)
;;
yy
;;
Depósito de
3,00 m
Caño ciego
Tapón
de hierro
o madera
e) las arañas de centrado aseguran una apropiada ubicación de la columna del fil-
tro en los pozos perforados;
f) en los acuíferos con arena fina o limosa, deberá protegerse la envoltura de la malla
y el tubo ranurado de la obstrucción debida a elementos finos. Es necesario relle-
nar con material grueso, convenientemente graduado, el espacio anular comprendi-
do entre el filtro y la pared del pozo perforado. En el caso de orificios de 150 mm
y entubado de 50 mm, el espesor normal de la grava filtrante deberá ser de unos
45 mm y no menor de 30 mm de espesor. El material grueso utilizado puede ser gra-
va fluvial, de uno a cuatro milímetros de diámetro. La grava deberá ser colocada a
través de un tubo guía de pequeño diámetro, introduciéndola dentro del espacio en-
tre el entubado y la pared del pozo. Se usará suficiente cantidad de grava para relle-
nar el espacio anular y el fondo del pozo; es decir, la longitud completa del depósito
de sedimentos y por lo menos 500 mm por encima del tramo del tubo perforado;
g) se excavará un pozo a nivel del terreno y alrededor del entubamiento. Las di-
mensiones recomendadas para dicho pozo son 800 por 800 mm al nivel del
suelo, reduciéndose como un tronco de pirámide con una base menor de 400 por
400 mm a una profundidad de un metro. Deberá colocarse la lechada de arcilla
alrededor del entubamiento, hasta una profundidad adicional de dos metros por lo
menos, para obtener un sellado de la unión entre el tubo y la perforación, a fin de
prevenir filtraciones de agua contaminada desde los alrededores hacia el acuífero
por el borde del entubamiento. El pozo debe llenarse parcialmente con un sello
de arcilla y la parte superior con concreto (hormigón). El concreto deberá vertirse
de modo que llene el pozo y forme un cono alrededor del entubamiento para
drenar fuera de la perforación, tanto la precipitación como el agua superficial;
h) el extremo superior del entubamiento, que sobresale del terreno por encima del
cono de concreto, debe cerrarse por razones de seguridad. En la figura 16.1 se
señalan algunos detalles de la instalación del pozo. El tapón exterior de 50 mm
se enrosca a la tubería usando una herramienta especial, y el observador puede
levantar el tapón interno de hierro con un imán de gran potencia.
La parte del entubado que se extiende sobre el nivel del terreno deberá pintarse de
un color brillante para facilitar la ubicación a distancia. La profundidad del nivel freáti-
co se mide desde el borde del entubado (después de remover los tapones). Este punto
de referencia deberá ser nivelada con respecto al nivel general de la zona de estudio.
El mantenimiento de los pozos de observación debe estar a cargo del organismo
encargado de la observación o de la investigación. El área alrededor del pozo de
observación debe mantenerse libre de vegetación y escombros. Puede fijarse un
disco de bronce en el sello de concreto a nivel del suelo con la inscripción “pozo de
observación” y el nombre del organismo u de la organización. Este disco de bronce
puede servir también como punto de referencia para fines topográficos. Si la parte
sobresaliente del entubamiento debe ser reemplazada porque ha sufrido daños, la
214 CAPÍTULO 16
;;
;;;
Profundidad
;
en m 559 1 2 3 4 5 6
Arena
10
Arcilla
Tapón
20 Limo impermeable
;
;;
;;
25,00
Arenisca
30 calcárea 31,00
Tapón
Arcilla
impermeable
40
39,05
;
Arenisca
50 calcárea
;;
;;
55,00
Arcilla
Tapón
60 impermeable
70
;
Arena y
;;
;;
80 arenisca
calcárea
90
96,00
;
Tapón
100 Arcilla impermeable
103,50
;;
;;
Arena y
110 arenisca
calcárea
117,50
Arcilla Tapón
120 y limo impermeable
;
130 128,00
Arena y
arenisca
;;
calcárea
5 4
140
6 3
142,00
Tapón 1 2
150 Arcilla impermeable
Caliza areno-
arcillosa
Pedregullo
160 y conchillas 152,00
Distancia del mar: 375 m
167,00
no.˛
fija sobre el cable. Se puede unir a la polea una escala de lectura directa. El méto-
do se limita generalmente a fluctuaciones de escasa amplitud.
Cuando el agua subterránea artesiana rebase la superficie, es preciso fijar un
obturador a la boca del pozo antes de realizar las mediciones. La presión en la super-
ficie (o el nivel del agua equivalente) puede medirse mediante la instalación de un
manómetro (para observaciones visuales o acoplados a un sistema de registro con-
tinuo) o bien, donde resulte practicable, observando el nivel del agua en el interior
de un tubo de cristal o plástico de pequeño diámetro, encajado en el obturador direc-
tamente sobre la boca del pozo. Si existe el riesgo de que se produzcan heladas, debe
añadirse aceite o una solución anticongelante a la superficie del agua.
Todos los dispositivos de medición manual necesitan un manejo cuidadoso y un
mantenimiento realizado a intervalos frecuentes, si no puede disminuir gravemente
su eficacia. La medición del nivel del agua subterránea mediante métodos manuales
exige un alto grado de habilidad de un operador bien adiestrado.
Entubamiento
(50 mm) Rodillos deslizables
Pozo de observación
de 50 mm
Araña de centrado
de rodillos Flotador de pequeño
diámetro (45)
10,00
Nivel freático
Flotador
Rodillos
deslizables
Conjunto de flotador
y arañas de centrado Sección vertical del pozo
a nivel del agua
Rodillos
Sección horizontal
Arañas de centrado
Referencias
1. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura/Organización Mundial de la Salud, 1978: Water Quality Surveys: Guía
para la recopilación e interpretación de los datos sobre la calidad del agua
Preparada por el Grupo de trabajo mixto DHI/OMS sobre la calidad del agua, para
la UNESCO y la OMS, con ayuda del PNUMA.
2. U.S. Geological Survey, 1981: National Handbook of Recommended Methods
for Water-Data Acquisition. Chapter 2: Groundwater, Reston, Virginia.
3. Everett, L. G., 1980: Groundwater Monitoring. General Electric, Schenectady,
Nueva York.
4. Organización Internacional de Normalización, 1988: Guidance on the
Sampling of Groundwater. ISO/TC147, SC6/WG4/N30, Ginebra.
5. Energy, Mines and Resources Canada, 1985: Uranium Tailings Sampling
Manual, Ottawa.
6. Organización Meteorológica Mundial, 1988: Manual on Water Quality
Monitoring — Planning and Implementation of Sampling and Field Testing.
Informe de hidrología operativa Nº 27, OMM–Nº 680, Ginebra.
7. Organización Meteorológica Mundial, 1989: Management of Groundwater
Observation Programmes. Informe de hidrología operativa Nº 31, OMM–Nº 705,
Ginebra.
CAPÍTULO 17
CALIDAD DEL AGUA
17.1 Generalidades
En este capítulo se examinan los aspectos generales del muestreo de la calidad del
agua y aspectos específicos relativos al muestreo de ríos, cursos de agua, lagos y
embalses. Los aspectos específicos del muestreo de la calidad de la precipitación y
de las aguas subterráneas se abordan en las secciones 7.9 y 16.6, respectivamente.
Para mayor información sobre este tema, véase la publicación de la OMM, titulada
Manual on Water Quality Monitoring – Planning and Implementation of Sampling
and Field Testing [1] y la Guía GEMS/Water Operational Guide [2].
Cable
Cable
Cable mensajero
Tapa
Cable mensajero
Mecanismo móvil
Recipiente
(PVC o
acrilico)
Válvula
Válvula
de drenaje
de drenaje
Cable mensajero
Cable
Tapón
Recipiente
(PVC, bronce o
cobre niquelado)
Tapón
Cable
Cable
Cable mensajero
Mecanismo móvil
Tubo de llenado
Recipiente
(cobre niquelado)
Botella DBO
Corte
algunos metales. Por esta razón y para reducir las pérdidas debido a la absorción en
las paredes del contenedor, las muestras de metal son a menudo acidificadas.
17.4.2.1 Contenedores
El uso de contenedores apropiados es muy importante para conservar la integridad
de la muestra.
Las botellas de muestreo son proporcionadas generalmente por laboratorios
analíticos. Los dos mejores tipos de materiales para un contenedor son el plástico y
el vidrio. El vidrio de silicato de boro es inerte a la mayoría de los materiales y se re-
comienda cuando se requiere el uso de contenedores de vidrio, por ejemplo, cuando
se recolectan muestras de compuestos orgánicos para ser analizadas. El polietileno
no es caro y absorbe menos iones de metal. Se usa para muestras de constituyentes
inorgánicos que serán analizadas, por ejemplo, iones principales y metales. Los con-
tenedores de polietileno no deben usarse para muestras de traza orgánica, como pes-
ticidas y algunas sustancias volátiles, que pueden difundirse a través de las paredes
plásticas. Las muestras sensitivas a la luz requieren contenedores de vidrio opaco o
no actínico. Las botellas de boca estrecha con tapones de vidrio puntiagudos se usan
para gases disueltos. Los contenedores para muestras microbiológicas deben ser es-
terilizados, mediante una autoclave o con óxido de etileno.
Las tapas de las botellas son una fuente potencial de problemas. Los tapones de
vidrio pueden adherirse, particularmente con muestras alcalinas. Las tapas forradas,
salvo las que son revestidas de teflón, pueden introducir contaminantes o absorber
trazas de muestras.
CALIDAD DEL AGUA 237
17.4.2.3 Congelación
La congelación es posible para ciertos análisis, pero no es una técnica general de
conservación porque puede causar cambios físicoquímicos, por ejemplo la forma-
ción de precipitados y pérdida de gases disueltos que pueden afectar la composición
de la muestra. Asimismo, los componentes sólidos de la muestra cambian con la
congelación y la descongelación, y un retorno al equilibrio seguido por una homo-
genización de alta velocidad puede ser necesario antes de realizar cualquier análisis.
No se deben congelar nunca las muestras de agua en botellas de vidrio.
17.4.2.4 Refrigeración
La refrigeración a 4°C o en hielo es una técnica de conservación muy corriente. Esta
técnica tiene la ventaja de que ninguna sustancia es añadida a la muestra que pudiera
interferir con los futuros análisis. Sin embargo, con esta técnica no se mantiene la
completa integridad de todos los constituyentes. En algunos casos, puede afectar la
solubilidad de algunos constituyentes y causar su precipitación. La refrigeración se
usa a menudo con la adición de reactivos químicos.
Cuando los contenedores de vidrio se llenan hasta el borde, deben ser almace-
nados a baja temperatura, por debajo de 4°C, para evitar altas presiones debido a la
expansión durante el calentamiento.
Los cambios en el pH son causados por la lluvia ácida, por los desechos indus-
triales, por el drenaje de la minería o por el lavado de minerales. El pH es un crite-
rio importante de la calidad del agua, porque limita la posibilidad de vida acuática y
muchos de los usos del agua.
Lo mejor es que el pH sea determinado in situ. El método preferido de medición
es el electrométrico debido a su facilidad y exactitud. El pH es proporcional a la
fuerza electromotriz o al potencial eléctrico entre un electrodo de membrana de
vidrio sensible al hidrógeno, sumergido en la muestra, y un electrodo de referencia.
En el mercado existen muchos medidores de pH portátiles de batería. El investi-
gador debe seleccionar el que mejor se ajuste a la situación. Se prefieren los medi-
dores digitales porque los medidores análogos (es decir, los indicadores en una
escala) resultan a veces difíciles de leer mientras se realiza la medición in situ, por
ejemplo en un bote sobre aguas turbulentas.
El pH puede también determinarse colorimétricamente, usando indicadores de
pH y amortiguadores patrones para la comparación visual o colorimétrica. Este
método es generalmente menos exacto que los métodos electrométricos y está limi-
tado a aguas con un bajo contenido de sustancias colorantes y con baja turbidez.
Sobre el terreno, el instrumento debe ser recalibrado antes de cada lectura con
soluciones amortiguadoras apropiadas y de acuerdo con las instrucciones del manu-
al de funcionamiento. Se deben sumergir las botellas de las soluciones amortiguado-
ras y de los electrodos, para ajustar la temperatura en la muestra de agua. Se debe
tener mucho cuidado para evitar que el agua ingrese en las botellas de los amor-
tiguadores o que llene la abertura del electrodo de referencia. Un procedimiento
equivalente es medir la temperatura del amortiguador, para calibrar el medidor y así
reajustar la temperatura de compensación con la temperatura de la muestra. Si los
electrodos no han sido usados recientemente o se les ha dejado secar por varios días,
necesitarán de 10 a 20 minutos para estabilizarse.
Se debe proteger el medidor contra temperaturas extremas durante la medición
porque éstas afectan la estabilidad del sistema electrónico y la exactitud de la
medición.
Si los electrodos se han almacenado secos durante un largo período, la mem-
brana de vidrio debe remojarse en una solución de 3 mol/l de KCl durante 12 a 24
horas antes de usarse. Los medidores deben tener un recipiente para almacenar las
sondas que deben llenarse con electrolitos. Los electrodos de vidrio que no han sido
acondicionados antes de usarlos podrían no estabilizarse propiamente y requerir una
recalibración frecuente.
Si el medidor de pH muestra una desviación y la sonda ha sido almacenada y
acondicionada, la sonda podría ser llenada con 3 mol/l adicionales de solución de
KCl. El problema más frecuente que puede causar un conjunto combinado de
electrodos es una obstrucción en el diafragma. Si esto ocurre, como lo indica una
240 CAPÍTULO 17
El oxígeno disuelto (OD) debe medirse in situ ya que las concentraciones pue-
den cambiar en un corto tiempo si la muestra no es adecuadamente conservada. Aun
cuando la muestra sea conservada, se recomienda realizar el análisis dentro de las
tres a seis horas después de tomar la muestra. Las concentraciones de oxígeno di-
suelto pueden determinarse directamente con un medidor de OD o por un método
químico, como el análisis de Winkler. Para la realización de mediciones muy exac-
tas, se debe considerar el método potenciométrico.
Se deben recoger tres muestras de agua con un muestreador de oxígeno disuel-
to (sección 17.2.3.2) y medir la concentración de oxígeno disuelto de las muestras,
usando un medidor de oxígeno disuelto o el análisis químico de Winkler. El valor
de OD registrado será el promedio de por lo menos dos lecturas con una diferencia
de 0,5 mg/l cada una.
Los medidores de oxígeno disuelto funcionan de acuerdo con dos principios: el
polarográfico o el potenciométrico. Los instrumentos responden a la actividad del
oxígeno, no a su concentración. De este modo, el agua dulce saturada con oxígeno
da la misma lectura que el agua salada saturada con oxígeno a la misma presión y
temperatura, aunque la solubilidad del oxígeno en agua salada es menor. Los pro-
cesos sólo dependen de la temperatura y la mayoría de los instrumentos incluyen
métodos por compensación de temperatura.
Los medidores pueden usarse en condiciones que interfieren con los métodos yo-
dométricos (por ejemplo, el análisis de Winkler), como es el caso de las muestras muy
coloreadas o turbias o que contienen sustancias fácilmente oxidables u otras substan-
cias interferentes, como el sulfito, el tiosulfato, el politionato, el mercaptano o el cloro
libre. Este método también puede usarse para dar un registro continuo si es necesario
y puede ser usado junto con las mediciones de DBO.
El método de análisis de Winkler puede usarse para determinar con alta precisión
las concentraciones de oxígeno disuelto sobre el terreno o en el laboratorio. Existen
numerosas modificaciones de este método yodométrico, en particular con el ácido de
Alsterberg, que previene la interferencia por iones de nitrito.
El método de Hach se usa para determinar sobre el terreno las concentraciones
de oxígeno disuelto. Este método comprende las mismas reacciones químicas de
titrato que el método de Winkler. Los reactivos, salvo la solución de titrato, están
contenidos en dosis preparadas con anterioridad en forma de “almohadas de polvo”
(powder pillow).
Este método puede usarse cuando los resultados estén dentro de ±0,5 a 1,0 mg l-1
del valor real, suficiente para los objetivos de un estudio.
Es posible obtener una exactitud inferior al uno por ciento de la escala comple-
ta. Sin embargo, es más realista esperar un error de tres por ciento para una
variación de temperatura de 10°C. Por lo general, si la muestra tiene una concen-
tración relativamente alta de oxígeno disuelto, la exactitud es adecuada pero en
242 CAPÍTULO 17
246
Análisis biológico — Los parámetros biológicos que han de estudiarse son, en general, numerosos y pueden variar de una especie a otra. Por
este motivo, es imposible dar una lista exhaustiva de todas las precauciones que deben tomarse para conservar este tipo de muestras. Las indi-
caciones que figuran más abajo sólo se refieren, por lo tanto, a los parámetros generalmente estudiados para varios grupos de especies animales
y vegetales. Cabe señalar que, antes de efectuar cualquier estudio detallado, se deben seleccionar los parámetros que han de estudiarse.
1 2 3 4 5 6
Conteo e
identificación
Macroinvertebrados PoG Adición de etanol Laboratorio 1 año
bentónicos
Peces PoG Adición de formaldeido al Laboratorio 1 año Este análisis debe
CAPÍTULO 17
10% (m/m) , 3 g de borato llevarse a cabo tan
de sodio y 50 ml de glicerol pronto como sea
por litro posible
Macrofitos PoG Adición de formaldeido al Laboratorio
5% (m/m)
Perifiton Po Adición de formaldeido neutro Laboratorio 1 año
G opaco al 5% (m/m) y almacenamiento
en la oscuridad
Fitoplancton Po Adición de formaldeido neutro Laboratorio 6 meses
G opaco o mentolado al 5% (m/m) y
almacenamiento en la oscuridad
Zooplancton PoG Adición de formaldeido Laboratorio
al 5% (m/m) o lugol
247
Congelación -20°C Laboratorio 36 h de análisis
248 CAPÍTULO 17
en aguas poco profundas. Los macrofitos son plantas grandes, a menudo enraizadas,
que cubren grandes áreas en aguas poco profundas y pueden interferir con la nave-
gación y el uso recreativo de una masa de agua. El plancton es un conjunto de
pequeñas plantas y animales que flotan libremente. El fitoplancton es, sobre todo,
un grupo de algas cuyo crecimiento es una medida indirecta de, entre otras cosas, la
concentración de nutrientes de constituyentes químicos. El zooplancton se encuen-
tra en todas las profundidades, tanto en aguas tranquilas como en aguas de corriente.
Muchos de estos organismos pueden obstaculizar el tratamiento del agua. Por
ejemplo, las algas obstruyen los filtros, consumen el cloro, afectan desfavorable-
mente el olor y el sabor del agua, y algunas son tóxicas. Otras especies pueden ser
portadoras de organismos que causan enfermedades, como los caracoles que llevan
larvas de filaria o esquistosomas.
Los peces pueden ser recolectados activamente, usando redes barrederas, ras-
treando, con pesca eléctrica, con químicos, y con cordel y anzuelo, o pasivamente,
con redes de aleta, redes de trabas, redes de aro, y trampas.
Los macroinvertebrados pueden ser muestreados cualitativamente por numero-
sos métodos, según el hábitat y otros parámetros. Existen dos métodos, además de
las redes: los muestreadores de chapas múltiples y los muestreadores de cesta. Éstos
se suspenden en un lugar por medio de boyas por períodos de cuatro a ocho semanas,
y luego se suben con mucho cuidado a la superficie con una red interior para el desa-
lojo de las muestras.
El plancton se puede recolectar usando los muestreadores de agua descritos en
la sección 17.2. Existen también muestreadores especialmente diseñados, como la
trampa de plancton de Juday, la cual encierra alrededor de cinco litros de muestras a
la profundidad deseada y filtra el plancton. Es algo costoso e inconveniente mane-
jarlo desde un bote. El zooplancton requiere muestras grandes, y se puede emplear
una red de nylon distribuida. El perifiton puede ser muestreado usando portaplacas
ancladas o flotantes en el sitio durante al menos dos semanas.
Para los macrofitos, se puede usar un rastrillo de jardín en aguas poco profun-
das, y dragas en aguas más profundas. Se pueden usar, desde un bote, un cuchillo
cortante en el extremo de un palo largo o una simple rastra. Para algunos objetivos,
es útil el aparato de aspiración autónoma sumergido.
Se recomienda adicionar un tinte o materia colorante apropiada, como rosa ben-
gala, en lugar de cualquier fijador. Últimamente, los animales conservados pueden
ser recogidos por personal con menos estudios en biología porque el color les per-
mite resaltar en contraste con el fondo.
Las métodos recomendados para la conservación de las muestras de organismos
multicelulares están incluidos en la tabla siguiente. Algunos profesionales prefieren uti-
lizar el lugol más que el formaldeido para el perifiton y el plancton.
250 CAPÍTULO 17
17.8.2 Exactitud
La prueba de DBO es más bien inexacta. Si se realiza un análisis estadístico de los
resultados, se deben diluir e incubar varias muestras (e inocular, si es necesario) en
idénticas condiciones, y se calcula un DBO promedio. Para alcanzar la mayor exac-
titud, se sugiere que la prueba manométrica reemplace al método de dilución. Se
debe tener en cuenta que los dos métodos no son siempre directamente comparables
[5]. El método manométrico puede dar una indicación de la oxidación biológica de
una muestra en una período menor a cinco días.
252 CAPÍTULO 17
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1988: Manual on Water Quality
Monitoring — Planning and Implementation of Sampling and Field Testing.
Informe de hidrología operativa Nº 27, OMM–Nº 680, Ginebra.
2. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente/Organización
Mundial de la Salud/Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura/Organización Meteorológica Mundial, 1992: Global
Environment Monitoring System (GEMS)/Water Operational Guide. Canada Centre
for Inland Waters, Burlington, Ontario.
3. U.S. Geological Survey, 1984: National Handbook of Recommended Methods
for Water Data Acquisition. Chapter 5: Chemical and physical quality of water and
sediments.
4. Huibregtse, K. R. y Moser, J. H., 1976: Handbook for Sampling and Sample
Preservation of Water and Wastewater. EPA600/4-76-049, Environmental
Monitoring and Support Laboratory, Office of Research and Development, U.S.
Environmental Protection Agency, Section 11.3.2.
5. Montgomery, H. A. C., 1967: The determination of biochemical oxygen
demand by respirometric methods. Water Research, volumen 1, págs. 631.
CAPÍTULO 18
CONSIDERACIONES DE SEGURIDAD
18.2.2 Plataformas
Las plataformas altas y las pasarelas deben tener una superficie que no sea resbala-
diza como, por ejemplo, una malla fina de alambre fijada sobre tablas de madera. Se
deben instalar pasamanos
18.2.3 Pozos
Algunas estaciones registradoras del nivel de agua tienen pozos profundos a los cua-
les hay que ingresar ocasionalmente para realizar su mantenimiento. Existe peligro
254 CAPÍTULO 18
18.4.7 Responsabilidad
El personal no debe ser obligado a vadear corrientes en situaciones donde se sientan
inseguros. La experiencia y la confianza son factores importantes, pero se deben
moderar con cierta prudencia.
para las condiciones del lecho y las profundidades que puedan encontrarse. Se debe
tener a bordo un motor de potencia auxiliar y combustible cuando sea práctico.
mientras se toman las muestras y cerca de las mismas. Si se espera que compuestos
inflamables se encuentren presentes, mantenga lejos cualquier chispa o fuente de calor
y guarde las muestras en refrigeradores especiales a prueba de explosiones.
Cuando mida o recoja muestras de agua con altas concentraciones de sustancias
tóxicas, como las percolaciones de rellenos de tierra, o con sospechas de radioac-
tividad, se requieren procedimientos especiales y se deben consultar especialistas
apropiados.
18.9.2 Congelación
La exposición extrema al frío causa congelamiento de las partes exteriores o tejidos
expuestos, como los dedos de los pies y las manos, orejas y nariz. Las partes afec-
tadas llegan a entumecerse, se vuelven opacas tornándose blancas en color y cerosas
en apariencia. La congelación superficial puede tratarse mediante la aplicación de
una mano o de otras partes del cuerpo, sin fricción. No recaliente mediante el calor
directo o frotando o aplicando alcohol. Las congelaciones más serias requieren de
tratamiento médico.
La prevención consiste en el uso de una adecuada protección en los pies, manos,
rostro y oídos, evitando el uso de ropa o botas sumamente ajustadas, manteniendo
las manos y los pies secos, y controlando constantemente cualquier signo de entu-
mecimiento. El movimiento o retorcimiento constante de los dedos de los pies y las
manos estimulan la circulación, lo cual es un remedio a corto plazo que debe
seguirse con la reducción de la exposición al frío.
18.11.2 Helicópteros
Sobre el terreno el ruido, el viento, y la urgencia asociada con los helicópteros tien-
den a encubrir los riesgos presentes debido al rotor principal y al de la cola; estas
partes del aparato han matado y mutilado a mucha gente. No se debe aproximar o
salir del helicóptero sin el conocimiento y aprobación del piloto, y esto debe
realizarse dentro del campo visual del piloto. Se debe siempre agachar para alejarse
del rotor principal y para tener un máximo espacio libre en esta área y nunca se debe
caminar alrededor de la cola.
El personal debe mantenerse lejos de la zona de aterrizaje y mantenerlo libre de
equipo. Todo el equipo y los artículos sueltos deben mantenerse alejados de los efec-
tos del movimiento del rotor o fijos. Los objetos grandes como las duelas de medi-
ción, deben llevarse horizontalmente, a la altura de la cintura, para evitar el contacto
con los rotores. El aeroplano debe cargarse bajo la supervisión del piloto, cuya aten-
ción debe ser principalmente para la carga peligrosa, como baterías y combustible.
Los teleféricos y los cables aéreos son particularmente peligrosos para las ope-
raciones del helicóptero y el personal debe mantener al piloto enterado de cualquier
conocimiento que se tenga de la existencia de alguno de ellos en la ruta y asistirlo en
la búsqueda de los mismos.
Referencias
1. Corbett, P., 1986: Hydrographers’ Field Safety Manual (draft). Report Nº T.S.
89.002, Department of Water Resources, New South Wales Government, Australia.
2. Curry, R. J. y Fenwick, J. K., 1984: Hydrologists’ Safety Manual. Water and
Soil Miscellaneous Publication Nº 64, National Water and Soil Conservation
Organisation, Wellington, Nueva Zelandia.
3. Environment Canada, 1983: Sampling for Water Quality. Water Quality
Branch, Inland Waters Directorate, Environment Canada, Ottawa.
4. U.S. Geological Survey, 1989: U.S. Geological Survey Handbook 445-1-H,
Reston, Virginia.
PARTE C
RECOLECCIÓN, PROCESO Y DIFUSIÓN
DE DATOS HIDROLÓGICOS
CAPÍTULO 19
PAPEL DE LOS DATOS HIDROLÓGICOS EN SISTEMAS
DE INFORMACIÓN
Objetivo(s)
Técnicas
de decisión
Procedimientos
Técnicas de análisis Diseño de una
para garantizar
de datos red de datos
la calidad
Recopilación
de datos
Sistema de
gestión de datos
Información
Sistema de información
Impacto
Las computadoras han adquirido un papel cada vez más importante en todos los
aspectos de recolección y proceso de datos. Con la tecnología actual, la función pri-
maria del proceso de datos se puede realizar sin problemas en una computadora so-
bre el terreno. Sin embargo la capacidad de recolectar grandes volúmenes de datos
puede resultar en la acumulación de un gran volumen de registros incorrectos y
engañosos. El control de calidad es esencial. Los sistemas operativos y programas
de almacenamiento bien desarrollados, con los apropiados controles sobre el terreno,
constituyen el primer componente del sistema primario de proceso de datos. La
capacidad de revisar el registro sobre el terreno es recomendable. La capacidad de
comparar registros procedentes de estaciones vecinas y de visualizar en una pantalla
gráfica un trazado de los registros capturados es esencial para la validación de estos
registros.
La Sección G del Manual de Referencia del HOMS [2] contiene un grupo de
componentes que describen programas de computadoras para la captación, proceso
y almacenamiento de datos.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial/Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación, 1985 : Guidelines for Computerized Data
Processing in Operational Hydrology and Land and Water Management, publicada
por la FAO y la OMM, OMM–Nº 634, Ginebra.
2. Organización Meteorológica Mundial, 1988 : Sistema de Hidrología Operativa
para Fines Múltiples (HOMS) Manual de referencia, segunda edición, Ginebra.
3. Organización Meteorológica Mundial, 1984: Directivas de orientación profe-
sional del personal de meteorología e hidrología operativa, OMM–N° 258,
Ginebra.
4. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
1983: Curricula and Syllabi in Hydrology, Paris (S. Chandra, L. J. Mostertman, y
otros), Technical papers in Hydrology, Nº 22, París.
CAPÍTULO 20
DISEÑO Y EVALUACIÓN DE REDES HIDROLÓGICAS
Teoría de la decisión
Análisis
bayesiano
Análisis
Teoría de la
socioeconómico Correlación
optimización Teoría del
muestreo y
regresión
Probabilidad
Hidrología
sucede así; ya que los modelos son usados para transferir la información desde los
sitios aforados a los no aforados, la calidad del modelo es también un factor deter-
minante de la densidad de la red básica. El mejor modelo podrá alcanzar un nivel
dado de información regional con menos datos que un modelo menos bueno. En una
situación extrema, el modelo regional podría ser tan bueno que pudiera reducirse el
nivel de datos recogidos por una red básica.
Teniendo en cuenta la gran dependencia de las estaciones en una red básica, es
muy importante que los registros provenientes de todas las estaciones sean de alta
calidad. Incluso si la instalación de una estación es adecuada, sus registros pueden
resultar de poco valor si no funcionan correctamente. Las actividades continuas pue-
den dificultarse, especialmente en períodos de 20 años o más. Una red mínima,
cuyas estaciones están abandonadas o irregularmente explotadas, tendrá reducida su
densidad efectiva y así se convertirá pronto en una red mínima inadecuada. Por esta
razón, se debería prestar especial cuidado no sólo en establecerlas sino también en
aprovisionarlas para el funcionamiento continuo y para verificar la fiabilidad y la
exactitud de los registros recogidos.
El diseño y establecimiento de redes básicas supone consideraciones tanto
económicas como técnicas y por ello no debería ser excesivo el número de estacio-
nes explotadas por períodos indefinidos. Por consiguiente, debería ser adoptado un
procedimiento de muestreo para maximizar la efectividad del costo de una red bási-
ca. Un enfoque de este tipo permite clasificar las estaciones en básicas o principales
y en secundarias. Las estaciones secundarias son explotadas por períodos lo sufi-
cientemente largos para crear una relación estable (en general mediante una corre-
lación) con una o más estaciones básicas. Una nueva estación secundaria puede
luego establecerse con el equipo y los fondos que servían para el sitio de medición
anterior. Los registros en las estaciones de medición abandonados pueden ser
reconstruidos mediante los registros de las estaciones básicas y en base a las rela-
ciones interestaciones. A menudo, puede ser necesario reestablecer las estaciones
secundarias si se considera que las condiciones han cambiado en la estación secun-
daria o en las estaciones básicas relacionadas.
El carácter permanente de las estaciones principales en la red básica es funda-
mental para la vigilancia a largo plazo de las tendencias en las condiciones hidroló-
gicas de una región. Esto es particularmente importante a la luz de los cambios po-
tenciales en el ciclo hidrológico, que podrían ser causados por los cambios en los
usos de la tierra o por el aumento del efecto invernadero de la estratósfera.
los modelos matemáticos utilizados para calcular la transferencia del agua (y la in-
formación) entre las partes del ciclo. Por ejemplo, los registros de precipitación en una
cuenca de drenaje o cerca de ella permiten la reconstrucción de registros de flujo flu-
vial durante períodos en los que funcionan mal los aforos de caudal, si ha sido calibra-
do un modelo válido de precipitación–escorrentía durante el tiempo en que todos los
medidores estuvieron funcionando bien. La observación de un pozo de agua subte-
rránea puede tener una función similar durante el mal funcionamiento de los aforos de
caudal, si el nivel freático del acuífero está directamente conectado al curso de agua.
Hasta hoy, poco se ha hecho para incluir estas interacciones en el diseño de re-
des de manera explícita. En principio, cuando se diseña una red para calcular los re-
cursos hídricos, por ejemplo, debería complementarse con los pluviómetros y con
los aforos de caudales utilizados en una red de predicción de crecidas. Si el balance
económico entre las dos redes puede definirse, podrían optimizarse conjuntamente y
esperar que ambas produzcan la información máxima. A pesar de este defecto tec-
nológico, las redes deberían ser diseñadas iterativamente y los resultados de un dise-
ño de red deberían servir de punto de partida para nuevos diseños. Tomando el
ejemplo anterior, esto puede explicarse de la siguiente manera: la red de predicción
de crecidas probablemente tendrá en determinados lugares aforos de caudales y plu-
viómetros para obtener la información requerida. Como la evaluación de los recur-
sos hídricos en general tiene exigencias menos específicas en cuanto a sus fuentes de
información, es probable que numerosas estaciones que forman parte de una red de
predicción de crecidas puedan incorporarse en la red de evaluación y ser usadas
como datos iniciales para su diseño. Este enfoque iterativo se utiliza particularmente
cuando se están diseñando redes con objetivos generales, como la red básica, a par-
tir de redes con demandas de información más restringidas. Las redes con deman-
das más restringidas incluyen estaciones de referencia, cuencas representativas y
redes para fines operativos.
Organización institucional
Se deben definir e identificar las funciones y los objetivos de todas las organiza-
ciones involucradas en los diversos aspectos de la explotación de recursos hídricos,
en particular sus responsabilidades legislativas. Entre estas organizaciones deberían
mejorarse los medios de comunicación para asegurar la coordinación e integración
de las redes de recolección de datos.
Finalidad de la red
Deben identificarse las finalidades de la red, en lo referente a usuarios y usos de
datos. Los usuarios y los usos de datos pueden variar en el tiempo y en el espacio.
Existe también una necesidad de identificar las necesidades potenciales futuras y
tenerlas en cuenta al diseñar la red.
DISEÑO Y EVALUACIÓN DE REDES HIDROLÓGICAS 281
MARCO INSTITUCIONAL
FINALIDAD DE LA RED
OBJETIVOS DE LA RED
ESTABLECIMIENTO DE PRIORIDADES
DISEÑO DE RED
PRESUPUESTO
EJECUCIÓN
Enlaces directos
Mecanismos de feedback
REVISIÓN
Objetivos de la red
Un objetivo o una serie de objetivos, basados en la finalidad de la red, deberían
establecerse según la información requerida. Sería útil determinar las consecuencias
de no poder suministrar esta información.
Establecimiento de prioridades
Si hay más de un objetivo, se necesitan establecer las prioridades para la evaluación pos-
terior. Si todos los objetivos pueden lograrse en el marco del presupuesto previsto no es
necesario. No obstante, si no es así, pueden desistir de los objetivos de menor prioridad.
Diseño de red
Según la información disponible y los objetivos definidos, las técnicas más apropia-
das de diseño de red deberían ser aplicadas. Estas pueden ser características
hidrológicas sencillas, relaciones de regresión o análisis de red más complejos, usan-
do métodos generalizados de mínimos cuadrados (NAUGLS).
Ejecución
El establecimiento de nuevas redes se debe planificar a corto y a largo plazo.
Revisión de la red
Como algunos de los componentes anteriores son variables en el tiempo, una revi-
sión puede requerirse por la modificación de cualquier componente, por ejemplo
cambios de usuarios, de usos de los datos o cambios en el presupuesto. Para poder
enfrentarse a dichos cambios, es esencial un proceso de revisión continuo.
a) zonas costeras;
b) zonas montañosas;
c) llanuras interiores;
d) zonas escarpadas/ondulantes;
e) islas pequeñas (superficie inferior a 500 km2); y
f) zonas polares y áridas.
Para el último tipo de región, es necesario agrupar las zonas en que no parece
realmente posible lograr densidades completamente aceptables debido a población
escasa, bajo desarrollo de los medios de comunicación, o por otras razones económi-
cas.
CUADRO 20.1
Densidad mínima recomendada de estaciones pluviométricas
que la precipitación en la cuenca pueda estimarse por cada estación de aforo de cau-
dal. Los pluviómetros estarán localizados en general cerca de la estación de aforo y
aguas arriba. Un pluviómetro debería estar localizado en la estación de aforo de
caudal sólo si las observaciones serán representativas de la región. Pueden haber
casos en que es preferible este instrumento a cierta distancia de la estación de aforo,
por ejemplo cuando ésta está en un valle profundo y estrecho.
CUADRO 20.2
Densidad mínima de estaciones de evaporación
CUADRO 20.3
Densidades mínimas recomendadas de estaciones de flujo fluvial
un país. Una red óptima tendría que tener una estación de sedimento en la desem-
bocadura de cada río importante.
El transporte de sedimento por los ríos es un grave problema en regiones áridas,
sobre todo en regiones de suelos friables y en regiones montañosas donde, para apli-
caciones de ingeniería, la cantidad de la carga de sedimento debería ser conocida.
Las densidades indicadas en al cuadro 20.4 pueden servir como guías para
establecer una red básica, pero el diseñador tiene que recordar que la información del
transporte de sedimento es más costosa de reunir que otros registros hidrológicos.
Por consiguiente, debe tenerse mucho cuidado en la selección del número y la ubi-
cación de las estaciones de transporte de sedimentos. El énfasis debería ejercerse en
aquellas zonas donde se conoce que es severa la erosión. Después de algunos años
de medición, puede ser aconsejable interrumpir las mediciones de sedimento en esta-
ciones donde el transporte de sedimento ya no parece ser importante.
CUADRO 20.4
Densidades mínimas recomendadas para estaciones de sedimentos
CUADRO 20.5
Densidades mínimas recomendadas para estaciones de calidad del agua
b) la medición simultánea del espesor del hielo en dos o tres puntos cerca de cada
una de las estaciones hidrométricas seleccionadas, deberían hacerse una vez ca-
da cinco a 10 días. La ubicación de los puntos de medición será elegida después
de efectuar un estudio detallado de la capa de hielo efectuado al comienzo del
período de observación de las estaciones.
especiales, como el estudio de intrusión de agua de mar o para redes de agua sub-
terránea relacionadas con grandes proyectos de ingeniería.
CUADRO 20.6
GEMS/AGUA variables básicas
Ríos Lagos Aguas
y embalses subterráneas
X2
Ciudad
importante
X Cuenca natural
8 muy poco habitada
Zona de recreación
X y pesca
3
X
6
X
Zonas urbanas 7
muy industrializadas
X Riego
4 X8
X 5 X5
Mar
Estación Criterios
1 Inmediatamente aguas abajo de una frontera internacional
2 Derivación para el abastecimiento público de una ciudad importante
3 Zona importante de pesca, recreación y diversión
4 Derivación para el riego agrícola a gran escala
5 Límite de influencia de las mareas sobre el río principal
6 Derivación para gran abastecimiento industrial
7 Aguas abajo de descargas de efluentes industriales y afluente importante que
influyen el río principal
8 Estación básica de línea, agua en estado natural
Figura 20.3 — Sitios de monitoreo – ríos
X
9
X
10
Re
cre
ac
ión X 11
12
X
Estación Criterios
9 Principal afluente
10 Calidad general del agua del lago
11 Abastecimiento de agua para una ciudad importante
12 Emisario del lago
Figura 20.4 — Sitios de monitoreo – lagos
RECOPILACIÓN DE DATOS
DISPONIBLES SOBRE LA
CALIDAD DEL AGUA
PREPARACIÓN DE MAPAS
SOBRE LA CALIDAD Y LOS USOS
DEL AGUA
DATOS NECESARIOS
INFORMACIÓN REQUERIDA
PLANIFICACIÓN DE
LOS CONTROLES
SITIOS POSIBLES
CONCENTRACIÓN DE DATOS
ESTUDIO AMPLIADO
EXAMEN
INSPECCIÓN DE CONTROL
SOBRE EL SITIO
MUESTREO Y ANÁLISIS
Figura 20.5 — Etapas realizadas hasta la selección de los sitios de muestreo para el
control de la calidad del agua
300 CAPÍTULO 20
f) la boca del recolector debería estar localizada al menos a un metro sobre el ni-
vel del suelo para evitar que se introduzcan materias extrañas o salpicaduras;
g) los medidores automáticos requieren energía eléctrica para que funcionen las tapas
y los sensores, y en algunos casos para la refrigeración en el verano y la calefac-
ción en el invierno. Si se usan líneas de alto voltaje, no deben ser aéreas. Si se uti-
lizan generadores, deben estar localizados bien lejos y vientos abajo del recolector;
h) para realizar estudios a escala continental, los sitios deberían ser preferiblemen-
te rurales y remotos, sin fuentes continuas de contaminación en un entorno de
50 kilómetros en la dirección de los vientos predominantes y de 30 kilómetros
en todas las demás direcciones.
A veces no se pueden reunir todos estos criterios. La descripción de la estación
se debería referir a estos criterios y debería indicar las características exactas de cada
ubicación elegida para un sitio de muestreo.
En los grandes lagos, la precipitación a veces es menos importante que en el
litoral y la proporción de partículas grandes puede ser menor. Para muestrear en el
medio de un lago, el instrumento debe estar montado en una boya, roca, banco de
arena o isla pequeña.
El método preferido para muestrear las precipitaciones consiste en tomar mues-
tras cada vez que ocurre un evento. Cada lluvia, o precipitación de nieve, constituye
un evento. El análisis de las muestras de precipitación permite determinar los conta-
minantes asociados con una tormenta particular, y se pueden determinar las fuentes
probables por el análisis de las trayectorias de los vientos. Sin embargo, este régi-
men de muestreo es muy sensible. Las mismas consideraciones estadísticas concer-
nientes a la frecuencia del muestreo se pueden aplicar aquí como en el muestreo de
agua de superficie.
restos de basura en los muelles, que puede modificar mucho el flujo y por ende, la
distribución del sedimento. Siempre que exista un buen mezclado lateral, una mues-
tra integrada puede considerarse representativa, si se obtiene por mezcla de agua de
varios puntos de la columna, en función a su carga media de sedimento.
Los mejores lugares para muestrear depósitos de fondo en ríos de corriente rápi-
da son los meandros, los bancos de arena en la mitad del canal y, en general, en zo-
nas protegidas donde la velocidad del agua es mínima.
El sitio de muestreo debería ser asequible durante inundaciones, pues durante
este período el transporte de sedimentos es muy importante.
La identificación de la carga máxima de contaminación, en ríos, se puede
realizar de dos maneras:
a) si la contaminación es puntual, el muestreo debería efectuarse durante períodos
de poco flujo, cuando los afluentes contaminados están menos diluidos;
b) si los contaminantes son de origen difuso, como escorrentía de nutrientes agrí-
colas o pesticidas, el muestreo tiene que estar centrado en períodos de inun-
dación, cuando el contaminante llega al río por lavado del suelo.
Si uno de los objetivos es cuantificar el transporte de sedimentos en un sistema
de río, debería tomarse nota de que esas concentraciones máximas de sedimento no
corresponden necesariamente al momento del flujo máximo. Asimismo, una serie
de velocidades de flujo altas conducirán a una disminución progresiva de sedimen-
tos (el efecto de agotamiento surge de la disminución de material disponible).
Para lagos, el sitio básico de muestreo debería estar ubicado en el centro geográ-
fico del lago. Si el lago es muy grande (superficie superior a 500 km2), pueden nece-
sitarse varias estaciones básicas. Si deben muestrearse diversos tipos de sedimentos,
pueden utilizarse datos de sondeo acústico (ecosondas) para identificar el tipo de
material de arrastre (arena, grava o fango) o para indicar la presencia de capas deba-
jo de la superficie.
Los sitios de muestreo secundarios deberían estar localizados entre la estación
básica y las desembocaduras de los principales afluentes o fuentes contaminantes.
Una estrategia común es colocar los puntos debajo del eje mayor del lago con líneas
transversales, si procede. De tres a cinco estaciones deberían dar generalmente una
buena aproximación de la calidad del sedimento de un lago de tamaño medio. No
obstante, para validaciones estadísticas, se requerirá quizá un número mayor de
sitios de muestreo.
La frecuencia del muestreo en lagos está afectada por las concentraciones gene-
ralmente bajas del sedimento suspendido. Las trampas de sedimento deberían fun-
cionar durante los períodos de productividad mínima y máxima de algas y en los
momentos de alta afluencia de sedimentos provenientes de los ríos.
Al repetir el muestreo de sedimentos de fondo en lagos, se deben tener en cuen-
ta las tasas de acumulación del sedimento. Las cuencas en climas temperados fríos,
DISEÑO Y EVALUACIÓN DE REDES HIDROLÓGICAS 303
Referencias
TABLA 21.1
Claves NAQUADAT para los diversos medios acuáticos
Precipitaciones 3 Lluvia 0
Nieve 1
RECOLECCIÓN DE DATOS 307
REGIÓN ______________
DATOS DE LA ESTACIÓN
SUB-
TIPO PROV. CUENCA CUENCA N° DE ORDEN
LATITUD LONGITUD PR
S S
UBICACIÓN Embalse
DE LA
ESTACIÓN
Arroyo
En ______________ Lago
Río
En _______________ Cerca de ______________ Prov. ____________
Situado en _______ Sección _______ Cantón ________ Región _______
Puesta en servicio __________________ 19_____
Distancia entre la base y la estación ______________________________
Distancia entre la estación y el sitio de análisis ______________________
Ubicación de la estación con respecto a: ciudades, puentes, autopistas,
vía férrea, afluentes, islas, cascadas, presas, etc.
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
Descripción y ubicación de las instalaciones hidrométricas más
cercanas: _________________________________________________
__________________________________________________________
____________________________________________________
____________________________________________________
Croquis detallado de la ubicación de una estación, incluidas dimensiones, etc., entre los
puntos de referencia
St
Je
an
Blud Greder
-B
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Rí
o
dy
La
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A
M
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s-
8
14
Ga
Ca
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IS
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P
TO
er
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tin
ea
Barrera de troncos
21.2.2.3 Mapa
Un mapa en gran escala (figura 21.3) en el que se localice el sitio con respecto a ca-
minos, autopistas, poblaciones cercanas, etc., debería ser incluido. La combinación
RECOLECCIÓN DE DATOS 313
Mapa en el que se indica la ubicación de una estación (•) con respecto a las vías principales y
secundarias, a las calles, a las poblaciones, a los puntos de referencia, a los afluentes, etc.
Pointe Gatineau
R
ío
au TP
t ine N
Ga • T O ttaw
a
LE O
P
M
Parque
TE
TP
Lago Leamy
LL
HU
Rí o
21.2.2.4 Coordenadas
Una estación puede ubicarse por sus coordenadas geográficas (latitud y longitud),
sus coordenadas UTM (Universal Transversal Mercator), y, si el sitio está sobre una
corriente, por la distancia aguas arriba desde un punto de referencia, como una esta-
ción de referencia o la desembocadura de un río. Las referencias de red nacional, si
es posible, deberían también darse. El sistema internacional GLOWDAT (es decir,
el banco de datos GEMS/AGUA [3]) utiliza el código de la OMM que divide al
mundo en ocho partes, atribuye al hemisferio norte los valores 0, 1, 2 y 3, para
0°-90°W, 90°-180°W, 180°-90°E y 90°0°-E, respectivamente [5]. Para el hemisfe-
rio sur los códigos correspondientes son: 5, 6, 7, y 8 para 0°-90°W, 90°-180°W,
180°-90°E y 90°-0°E [3].
Los valores de latitud y longitud deberían ser obtenidos desde proyecciones
topográficas de escalas 1:50 000 ó 1:250 000. Los puntos en un mapa de 1:250 000
314 CAPÍTULO 21
pueden estar ubicados con una exactitud de ±200 metros y en una escala de 1:50 000
cerca de ±40 metros [3]. Si existen tablas de navegación, se pueden usar para obte-
ner valores más exactos que la proyección topográfica.
Se recomienda que todos los observadores que realizan solamente una observación
diaria, tengan un mismo tiempo de observación, preferentemente por la mañana.
Si bien sería preferible que las observaciones regulares se efectúen en horas
sinópticas, en algunos casos, no es posible. En esos casos, es importante que estas
observaciones sean efectuadas cada día a la misma hora y que estas sean registradas
en UTC o en tiempo local utilizando intervalos de 24 horas. Si la “hora de verano”
(tiempo de ahorro de luz solar) es introducida para una parte del año, se tomarán las
disposiciones necesarias para que las observaciones se realicen a la misma hora
UTC, durante todo el año.
El tiempo designado de la observación debería ser el fin del período en que el
conjunto de observaciones son realizadas en una estación. La serie de observaciones
deberían ser hechas, si es posible, dentro de los primeros 10 minutos de la hora de
observación prevista. Sin embargo, aunque la observación se realice a la hora previs-
ta o no, es importante registrar con cuidado el tiempo real de la observación. En los
tramos de ríos, las horas de observación deberían adaptarse al ciclo de las mareas.
21.5 Observaciones
Los componentes de recolección figuran en la Tabla 21.2.
318
Componentes de la recolección de datos
Recolección de datos
Toma de datos Transmisión
Detección Registro
1. Visual 1. Cuaderno de terreno 1. Manual
Escala limnimétrica, uso de las Texto descriptivo y valores o Observadores sobre el terreno
tierras, descripción del sitio, textura elementos de parámetros Servicio postal
del suelo, etc. Teléfono
2. Hoja de datos de terreno
2. Mecánica Sirve para escribir el texto descriptivo y 2. Automática (telemetría)
Pluviómetro, termómetro, molinete, los valores o elementos de parámetros Teléfono
penetrómetro Podría ser codificado con Línea terrestre especializada
CAPÍTULO 21
anterioridad para recibir un Radio
3. Eléctrica tratamiento informático ulterior Satélite
Termistor, radiómetro, captor de
presión, sonda de conductividad 3. Gráficos
Registro continuo de los valores sobre
papel por medio de una pluma trazadora
4. Medios informáticos compatibles
a) registros manuales
formularios de lectura óptica
formularios de selección múltiple
b) Registros automáticos
casettes
rollo de papel
memoria de la computadora
NOTA: Esta tabla se aplica a los elementos o parámetros observados sobre el terreno. Existen importantes grupos de datos, por ejemplo los relativos
al suelo o a la calidad del agua, para los cuales se requiere analizar en laboratorio las muestras obtenidas. En consecuencia, el sistema de recolección
de datos es casi siempre el siguiente:
a) muestreo mecánico;
b) inscripción en el cuaderno o la hoja de datos de terreno.
RECOLECCIÓN DE DATOS 319
puede ser llevada a cabo por un registrador de datos inteligente. Por ejemplo, los
datos de precipitaciones pueden registrarse cada cinco minutos o a cada marca del
balde de recolección cuando el nivel se altera en más de un centímetro, y los
parámetros de calidad del agua cuando la altura de la corriente supere los diez cen-
tímetros y/o cada 24 horas (sección 6.2.4).
Al igual que con los grabadores gráficos, las observaciones independientes
sobre el terreno deben ser hechas y grabadas en cada visita.
Cuando una estación ha estado en funcionamiento por un período razonable, la
frecuencia y duración de las inspecciones deben ser revisadas, según las capacidades
de los instrumentos y las necesidades de datos en ese sitio. En algunos casos, se
debe examinar la posibilidad de recopilar datos en tiempo real mediante varios sis-
temas de comunicación. Este método de recolección de datos puede ser más barato
que las visitas periódicas a los sitios (sección 21.6).
h) forma de llenar los formularios, incluidos métodos para calcular medias y tota-
les con ejemplos apropiados;
i) envío de los informes a la oficina central.
Estas instrucciones escritas deben ser complementadas por instrucciones ver-
bales hechas por el inspector al observador en el momento de la instalación de los
instrumentos y luego a intervalos regulares.
Las instrucciones deben destacar la importancia que tienen las observaciones
periódicas, con una breve descripción de cómo se utilizan los datos observados en el
desarrollo de recursos hídricos, predicciones hidrológicas o estudios de control de
inundaciones. Se debe indicar con precisión cualquier observación especial que
pueda ser requerida durante períodos especiales, por ejemplo durante crecidas, así
como los informes especiales que deben redactarse. Se pedirá también a los obser-
vadores que no olviden rellenar los espacios correspondientes al nombre de la esta-
ción, la fecha y su firma. Se insistirá sobre la necesidad de informar inmediatamen-
te cualquier avería instrumental o modificación importante del sitio de observación.
Los observadores, en estaciones equipadas con instrumentos de registro automá-
tico, deben recibir instrucciones sobre los métodos para reemplazar las bandas de re-
gistro y para realizar observaciones de control. Estas instrucciones deben reforzar la
importancia que tiene anotar en los gráficos toda la información que pueda ser reque-
rida en el procesamiento posterior. Esta información debe incluir la identificación de
la estación, hora del comienzo y finalización de las observaciones, lecturas de control
y cualquier otro dato que pueda facilitar la interpretación del registro posteriormente.
El personal que trabaja en estaciones a tiempo completo debe estar suficiente-
mente bien capacitado para recopilar los datos de las bandas de los instrumentos re-
gistradores automáticos. El personal debe recibir instrucciones escritas sobre los
métodos para recoger los datos de las bandas y para rellenar los formularios del in-
forme. Si bien en muchas estaciones los observadores no han recibido una forma-
ción completa, es preferible que los observadores no realicen un trabajo tan comple-
jo como la recogidas de datos de las bandas. En estos casos, las bandas deben ser
enviadas a la oficina central para el proceso de datos.
En algunos países se han introducido instrumentos para medir en forma numéri-
ca el nivel del agua, la calidad del agua y de las precipitaciones. En estos casos, las
instrucciones a los observadores se limitarán a la información sobre el manteni-
miento de rutina, las observaciones de control y métodos para el envío de los regis-
tros a la oficina central para el proceso por medios informáticos.
las imágenes) o el uso del satélite para retransmitir a la estación central de recep-
ción los datos observados en una estación terrestre alejada. En la actualidad, la
ciencia de observación y transmisión o retransmisión por satélite se está de-
sarrollando rápidamente; por ejemplo, el Sistema Mundial de Telecomunicación
de la Vigilancia Meteorológica Mundial de la OMM. Los datos están a disposi-
ción tanto directamente desde los satélites como por medio de bancos centrales
de datos.
21.7.4 Verificación de calidad “in situ” de los datos sobre la calidad del agua
Un programa que permite probar la calidad de los datos in situ es un proceso sis-
temático que, junto con los programas de calidad de laboratorio y los de almace-
namiento de datos, asegura un cierto grado de confianza en los datos. Un programa
de este tipo comprende una serie de etapas.
Todos los equipos deben mantenerse limpios y en buenas condiciones de traba-
jo; se conservarán todas las notas relativas a las calibraciones y al mantenimiento
efectuado. Los métodos normalizados y aprobados, así como las recomendaciones
de esta Guía, deben se usadas por el personal de terreno.
COMENTARIOS :
RECOLECTADO POR:
326
DESCRIPCIÓN: _____________________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________
FECHA DEL MUESTREO DÍA _____________________ MES _____________________ AÑO _____________________
HORA DEL MUESTREO H _____________________ M __________________ HUSO HORARIO ____________
RECOPILADA POR _________________________________________________________________________________
PARÁMETROS MEDIDOS SOBRE EL TERRENO
Temp. del agua °C _________________________________ Temp. del aire °C _________________________________
pH _____________ Cond. eléctrica _____________ Oxígeno disuelto _____________ Turbiedad _______________
Profundidad del agua ___________________________ Profundidad del muestreo _______________________________
Espesor del hielo _____________________________________________________________________________________
Otros ______________________________________________________________________________________________
Comentarios ________________________________________________________________________________________
CAPÍTULO 21
________________________________________________________________________________________
CALIBRACIÓN DE INSTRUMENTOS
Instrumento para medir el oxígeno disuelto _________________________ Calibración Winkler _____________________ mg/L
Valor leído antes del ajuste ____________________________________________________________________________
Modelos de medición de la conductividad ________________________________________________________________
Modelo de medición del pH _____________________________ Butters de calibración usados _____________________
Comentarios ________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
DATOS SOBRE LA MEDICIÓN DEL CAUDAL
Descripción del sitio _________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
Descripción del sistema de medición ____________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
Nivel del agua ______________________________________________________________________________________
Hora ______________________________________________________________________________________________
CARACTERÍSTICAS DE LA MUESTRA
Tipo de recipiente Volumen recogido Conservación Control de calidad
Iones principales (material)
Metales
RECOLECCIÓN DE DATOS
Substancias orgánicas
Pesticidas y herbicidas
Mercurio
Fenol
Nutrientes
DBO y DQO
Otros
327
Figure 21.5 — Ejemplo de hoja de terreno para tomar muestras in situ (continuación)
328 CAPÍTULO 21
de contornos de intensidad del eco o dar una representación global sin cuantificar.
La utilización de estos datos filmados está limitada por el tiempo de revelado y la
laboriosidad del proceso manual, mientras que la digitalización de los datos proce-
dentes del radar permite un tratamiento rápido e innumerable de estos datos por com-
putadora. Estos datos digitalizados pueden ser transmitidos con facilidad a las ofic-
inas de predicción a través de teletipos o de redes de computadoras.
Referencias
1. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura/
Organización Meteorológica Mundial, 1978: Water Quality Surveys: A Guide for the
Collection and Interpretation of Water Quality Data. Preparado por el DHI/Grupo
de trabajo de la OMM sobre la calidad del agua para la UNESCO y la OMS, con
ayuda del PNUMA.
2. Organización Meteorológica Mundial, 1987: Hydrological Information Referral
Service — INFOHYDRO Manual. Informe de hidrología operativa Nº 28, OMM–Nº
683, Ginebra.
3. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente/Organización
Mundial de la Salud/Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura/Organización Meteorológica Mundial, 1992: Global
Environment Monitoring System (GEMS)/WATER Operational Guide. Canada
Centre for Inland Waters, Burlington, Ontario.
4. Environment Canada, 1983: Sampling for Water Quality. Water Quality
Branch, Inland Waters Directorate, Environment Canada, Ottawa.
5. Organización Meteorológica Mundial, 1981: Hydrological Data Transmission
(A. F. Flanders). Informe de hidrología operativa Nº 14, OMM–Nº 559, Ginebra.
330 CAPÍTULO 21
En muchos países esta última etapa puede ser efectuada por medios mecánicos.
Las correcciones deberían introducirse de manera legible y en una tinta de color dife-
rente al que se usa para rellenar el formulario original, asegurándose de que la infor-
mación original no resulte tachada o hecha ilegible.
Ciertos controles preliminares deberían también aplicarse a los datos prove-
nientes de indicadores de registro continuo. Las horas registradas al principio y al
final del gráfico, y en el control a cualquier tiempo intermedio, deberían verificarse
para determinar si necesitan aplicarse correcciones de tiempo, o para determinar la
magnitud de la corrección. Debería ponerse especial atención para determinar si la
corrección de tiempo se debe a la interrupción del reloj o si se puede prorratear
razonablemente en el período del gráfico. Además, el control de las observaciones
de instrumentos de registro deberían hacerse sobre el gráfico, para permitir las
correcciones de los datos registrados, si fuera necesario.
En algunos casos de datos recogidos manualmente, los cálculos de los datos
observados se hacen antes de que los datos estén listos para la transferencia a una
máquina en forma legible. Frecuentemente, estos cálculos son demasiados comple-
jos para ser efectuados por el observador, y deben hacerse en una oficina central. Un
ejemplo es el calculo de la evaporación de un lago a partir de datos auxiliares y de
datos de evaporación en un tanque. En algunos países, estos cálculos pueden ser
hechos por medios mecánicos (computadora o calculadora).
A veces, los informes de los observadores son incompletos, pero las observa-
ciones que faltan pueden estimarse o interpolarse. Por ejemplo, durante la disminu-
ción del nivel de agua de un río en una temporada seca, la interpolación de datos de
10 a 30 días puede ser justificada si las observaciones de precipitación y la tempe-
ratura indican que no fue importante el aporte de lluvia o la fusión de la nieve. En el
caso de datos de precipitaciones diarias, se pueden estimar las observaciones faltan-
tes para uno o dos días, si la tormenta que produjo la precipitación ha aportado can-
tidades bastante uniformes en las estaciones de observación circundantes. Todos los
valores interpolados o estimados deberían ser claramente indicados, como en el re-
gistro original y en las publicaciones y debería prestarse especial atención para estar
seguro de que las condiciones permiten una interpolación razonablemente exacta.
putadoras para la entrada de datos y una computadora central para procesar los datos.
Como la mayoría de las microcomputadoras tienen programas informáticos estándar
de entrada de datos, que incorporan opciones de validación de datos, no es necesario
crear nuevos programas. Los controles de validación in situ podrían incluir contro-
les absolutos para datos y códigos variables, y controles relativos para determinar el
valor de la variación. Las tablas y representaciones gráficas de datos de aporte tam-
bién pueden ser controlados manualmente. Este sistema reduciría considerablemen-
te el coeficiente de error de datos obtenidos en el centro donde la validación es más
elaborada, por ejemplo, podrían realizarse controles entre varias estaciones. Quizás
una de las ventajas más importantes de este procedimiento es que la responsabilidad
de la mayor parte del proceso de validación incumbe a los mismos observadores.
de cada año hidrológico, el promedio para el año en curso se debe comparar con el
promedio anual a largo plazo. Esta técnica es de aplicación general en hidrología a
todas las series de datos cronológicos.
El método de comparar cada dato con la observación precedente, (método b)),
se refiere sobre todo a las variables que muestran correlación serial importante, por
ejemplo, la mayoría de tipos de datos del nivel de agua. Un ejemplo de la aplicación
de esta técnica para presentar datos se expone más adelante. Cuando la correlación
es muy fuerte (por ejemplo, niveles de agua subterránea), se podrían efectuar perío-
dos múltiples de comparación como se describe en el método anterior a). Las obser-
vaciones diarias de aguas subterráneas podrían primero ser controladas, en compa-
ración con la tasa diaria de variación esperada, mientras que la variación total men-
sual podría ser, por lo tanto, comparada con las variaciones mensuales esperadas.
El método c) es una variación del método b), pero usa criterios de cambios
aceptables en el espacio más bien que en el tiempo. Este tipo de control es parti-
cularmente efectivo para valores de niveles y caudales de ríos de la misma cuenca,
aunque en cuencas más grandes algunos datos rezagados serán necesarios antes de
hacer las comparaciones entre las estaciones. Para otras variables hidrológicas, la
utilidad de esta técnica depende de la densidad de la red de observaciones en relación
con la variación espacial de la variable. Un ejemplo es la conversión de la precipi-
tación total a unidades sin dimensión, utilizando el coeficiente de los valores obser-
vados para algún promedio a largo plazo de valores de la estación. De esta manera
se reducen las diferencias causadas por las características de la estación.
Los controles geoestadísticos incluyen el uso de la regresión entre variables rela-
tivas para predecir valores esperados. Ejemplos de este tipo de control son la compa-
ración de niveles de agua con precipitación total y la comparación de la evaporación
de tanque con la temperatura. Estos controles son particularmente importantes para
observaciones a partir de una red poco densa, donde la única forma de control es la
comparación con valores de variables interrelacionadas procedentes de redes de ob-
servación más densas. Otra categoría de controles geoestadísticos es usada para veri-
ficar si los datos son conformes con leyes físicas y químicas. Este tipo de control se
usa mucho para los datos de calidad del agua.
La mayoría de los controles relativos y geoestadísticos descritos antes están basa-
dos en el uso de series cronológicas, de correlación, de regresión múltiple y de técni-
cas de superposición de superficies [2].
340
Se utilizaron los registros de 1957 a 1976 (excepto 1973)
para calcular las curvas de valores extremos
500,00
100,00
50,00
CAUDAL EN M3 S–1
10,00
5,00
CAPÍTULO 22
1,00
0,50
0,10
0,05
0,01
0 20 40 60 80 100 120 140 160 180 200 220 240 260 280 300 320 340 360
ENE. FEB. MAR. ABRIL MAYO JUN. JUL. AGOS. SEPT. OCT. NOV. DIC.
Fuente: OMM/FAO, 1985 : Guidelines for Computerized Data Processing in Operational Hydrology and Land and Water Management.
OMM-N° 634, Ginebra.
Figura 22.1 — Gráfico logarítmico de caudales fluviales y de sus valores extremos
CONTROL DE DATOS Y CODIFICACIÓN 341
15
14
Coeficiente de ajuste
1980
Ma
___ = 0,7842
Mo
13
PRECIPITACIONES ANUALES ACUMULADAS EN LA ESTACIÓN A (m)
12
1979
11
10
1978
9
1977
8 1975–1980 = M3
1976
7 1975
6
1974
4 1973
3
1971–1974 = Mo
2
1972
1
1971
0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Los datos sobre el alcance de la cobertura de nieve pueden ser validados sólo
por una síntesis manual durante mucho tiempo de las observaciones de campo, por
datos aéreos o por imágenes satelitales (sección 7.5). Se están desarrollando algu-
nas técnicas que sirven para la interpretación automática de imágenes satelitales
sobre la extensión de la nieve (y el nivel de profundidad y el equivalente en agua).
A pesar de que estas técnicas son prometedoras, todavía existen problemas para dife-
renciar entre extensión de nieve y cobertura de nubes, además la resolución de ima-
gen es, en general, insuficiente. Por otra parte, salvo que se use un sistema de infor-
mación geográfico, los datos sobre la extensión de nieve sólo pueden almacenarse
en forma de totales para toda la superficie de la cuenca.
Los datos de profundidad de nieve y equivalentes de agua requieren mucha vali-
dación manual y verificación, mediante la integración de datos procedentes de rutas
nivométricas, indicadores de nieve y pluviómetros convencionales. La gran varia-
ción espacial en la cobertura de nieve hace difíciles las comparaciones entre esta-
ciones. De todos modos, hay técnicas para estimar la fiabilidad estadística de las ob-
servaciones de rutas nivométricas cuando la nieve se derrite. Los factores de grado-
día son ampliamente usados para las correlaciones, y si la nieve derretida representa
una proporción importante de la corriente fluvial, se deben usar las relaciones entre
la escorrentía y el equivalente en agua de la nieve. Las relaciones de temperatura del
aire (y del agua), son valiosas no sólo para el cálculo de factores de grado–día sino
también para la validación de la cobertura de hielo y los datos de espesor, así como
en la predicción (o el pronóstico) de formación de hielo y las fechas de deshielo.
Los datos relativos a la nieve y al hielo, cuantitativos o cualitativos, son impor-
tantes datos de validación para una amplia gama de otras variables hidrológicas. Por
ejemplo, datos de niveles de río anómalos durante los meses de invierno pueden ser
explicados y posiblemente corregidos si se dispone de datos sobre la naturaleza y el
alcance de las condiciones del hielo.
RelaciónIncorrect
incorrecta entre
Stage la altura y el
- Discharge Unidad deIncorrect
medidaUnits
incorrecta
relation used part of year used for January 1969
caudal durante una parte del año utilizada en enero de 1969
m3 s–1
Cumecs
10 10 10 10
1.0
1,0 1,0
1.0 1,0
1.0 1,0
1.0
0,1
0.1 0,1
0.1 0,1
0.1 0,1
0.1
J
E F M A M J J A S O N D JE J
E F M A M J J A S O N D JE
1956 1968
Drecrecida
Unrealistic irreal
recessions “altos” y “bajos”
Isolated aislados
'highs' and 'lows'
m3 s–1
Cumecs
10 10 10 10
1.0
1,0 1.0
1,0 1.0
1,0 1.0
1,0
0,1
0.1 0.1
0,1 0,1
0.1 0,1
0.1
J F M A M J J A S O N D J J F M A M J J A S O N D J
1975 1971
1 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29
Los puntos 9 y Points
20 corresponden a las variaciones
9 and 20 show improbable improbables
departures from delshould
the trend which parámetro medido.
be queried
Estas variaciones deberían
by the sospecharse
Quality Control routine. cuando se realiza un control de calidad.
Medida Action
tomada enin el
taken theárbol de decisión
trend test
CASO
CASE CALIFICACIÓN
ACTION TAKEN
1 aceptado
accepted
A sospechoso
query S(I) S(I)
B sospechoso
query S(I-1) S(I-1)
C aceptado
accepted
D sospechoso
query S(I-1)
E aceptado (se convierte
accepted (becomes case 20,en
21, caso
22) 20, 21, 22)
F aceptado
accepted
G aceptado
accepted
H aceptado (se convierte
accepted (becomes en4) caso 2, 3, 4)
case 2, 3,
I sospechoso
query S(I-1) S(I-1)
J aceptado
accepted
K aceptado
accepted
L sospechoso
query S(I) S(I)
M sospechoso
query S(I-1) S(I-1)
N aceptado (se convierte
accepted (becomes case 20,en
21, caso
22) 20, 21, 22)
O aceptado
accepted
P aceptado
accepted
Q aceptado (se convierte
accepted (becomes en4) caso 2, 3, 4)
case 2, 3,
R sospechoso
query S(I-1) S(I-1)
S aceptado
accepted
T sospechoso
query S(I-1) S(I-1)
U sospechoso
query
V aceptado
accepted
Como los controles físico-químicos son muy efectivos, su utilización está muy
generalizada. La tabla 22.1 contiene ejemplos de pruebas físico-químicas, usadas
para tipos de agua muy variada.
Si algunos valores de las variables han sido determinados en el laboratorio,
todos los datos asociados pueden ser recalculados para verificación. Todos los datos
de calidad del agua, la estación y los códigos de análisis pueden ser controlados para
su validez y si es posible, para la validez de sus combinaciones.
TABLA 22.1
Control de los datos de la calidad del agua
en base a leyes físico-químicas
1. Sólidos en suspensión
Todos los resultados que se expresen en mg/l deben satisfacer el siguiente con-
trol:
0,1 × TDS > [TDS - (Na+K+Mg+Ca+C1+SO4+4,42NO3+0.61 (Alcalinidad)+
3,29NO2+S1O2 + F)]
2. Balance iónico
a) Test estándard (ocho a 12 iones)
Para este control, los iones deben convertirse en mg/1:
Cationes − Aniones
Cationes + Aniones × 100 < 3%
donde Cationes = Na+K+Mg+Ca+NH4
y Aniones = C1+SO4+NO3+HCO3+NO3+PO4 + F
PO4, NH4, NO2 y F son facultativos, es decir que el control de validez puede
realizarse sin ellos.
b) Test mínimo (seis iones)
Este control mínimo sólo se efectúa cuando se han medido los iones principales.
El resultado debe expresarse en meq/1, y los iones deben estar sometidos al si-
guiente control:
Cationes − Aniones
Cationes + Aniones × 100 < 10%
donde Cationes = Na + Mg + Ca
y Aniones = C1 + SO4 + HCO3.
3. Conductividad C (µs/cm)
0,55 conductividad (µs/cm) < TDS < 0,7 conductividad (µs/cm)
donde TDS = Sólidos disueltos totales
CONTROL DE DATOS Y CODIFICACIÓN 349
a) definir los datos que deben ser codificados. Son normalmente de la categoría de
datos descriptivos que se usan frecuentemente (por ejemplo, el nombre de ubi-
caciones, las variables medidas, los métodos de análisis, las unidades de medi-
ción y los indicadores de calidad de datos);
b) decidir cuándo la codificación debe ser realizada. Si el objetivo es que el registro y
los documentos de entrada de datos sean compatibles, la codificación debe realizar-
se en el momento de adquisición de datos por el observador hidrólogo o el técnico
de laboratorio. Aunque mucho menos deseable, los datos también pueden codificar-
se al introducirlos en la computadora. Esto detiene el proceso de entrada de datos
y requiere la intervención de un operador más capacitado y con más experiencia;
c) estudiar la posibilidad de utilizar sistemas de codificación existentes (nacional
o internacional) para algunos datos. Los inventarios de códigos para variables,
métodos de análisis de laboratorio, y unidades de medición codificadas han sido
desarrollados por varios países. La adopción de dichos sistemas de códigos per-
miten el intercambio de datos y reducen la necesidad de dedicar recursos en
hacer nuevas listas de códigos;
350 CAPÍTULO 22
TABLA 22.2
Extracto de un diccionario de códigos hidrológicos
DET UNIDAD
2000 110 CAUDAL m3 s-1
2001 110 CAUDAL MEDIO HORARIO m3 s-1
2002 110 CAUDAL MEDIO DIARIO m3 s-1
2003 110 CAUDAL MEDIO DIARIO (0000-2400) m3 s-1
2004 110 CAUDAL MEDIO MENSUAL m3 s-1
2005 110 CAUDAL MEDIO ANUAL m3 s-1
2006 110 CAUDAL MEDIO ANUAL (Oct.-Sept.) m3 s-1
2008 110 CAUDAL MÁXIMO DIARIO m3 s-1
2009 110 CAUDAL MÁXIMO MENSUAL m3 s-1
2010 110 CAUDAL MEDIO DIARIO MÁXIMA MENSUAL m3 s-1
2011 110 CAUDAL MÁXIMO ANUAL m3 s-1
2012 110 CAUDAL MEDIO DIARIO MÍNIMO MENSUAL m3 s-1
2013 21 ESCORRENTÍA TOTAL DIARIA mm
2014 21 ESCORRENTÍA TOTAL MENSUAL mm
2015 18 NIVEL DE AGUA SEGÚN EL RSc m
2016 18 NIVEL MEDIO DIARIO DE AGUA SEGÚN EL RSc m
2017 18 NIVEL MEDIO MENSUAL DE AGUA SEGÚN EL RSc m
2018 18 NIVEL MEDIO ANUAL DE AGUA SEGÚN EL RSc m
2019 18 NIVEL MÁXIMO DIARIO DE AGUA SEGÚN EL RSc m
2020 18 NIVEL MÁXIMO MENSUAL DE AGUA SEGÚN EL RSc m
2021 18 NIVEL MÍNIMO DIARIO DE AGUA SEGÚN EL RSc m
2024 21 PRECIPITACIÓN HORARIA TOTAL mm
NOTA: RSc es la Referencia del Servicio cartográfico, que corresponde a la altitud nacional cero.
TABLA 22.3
Extracto de un diccionario de códigos de parámetros de calidad del agua
353
24101 Cromo hexavalente Cromo HEX mg/l CR - - + 0,005 mg/l Colorimetría
354
Tabla 22.3 (continuación)
Código Parámetro Abreviación Unidades G1L2R3 Nivel de exactitud Método de análisis
previsto
CAPÍTULO 22
08101 Oxígeno disuelto 02 DISS mg/l 02 + + + 0,2 mg/l Método de Winkler
08102 Oxígeno disuelto 02 DISS mg/l 02 + + + 0,2 mg/l Sonda con oxígeno disuelto
02041 Conductividad eléctrica COND ELEC. usie/cm + + + 1,0 MSM a 20° C Conductivimetría
36011 Coliformes fecales COL FEC. No/100 ml + + + No disponible Tubo múltiple
36012 Coliformes fecales COL FEC. No/100 ml + + + No disponible Conteo en membrana filtrante
36101 Estreptococos fecales ESTREP FEC. No/100 ml + + + No disponible Fermentación en tubo múltiple
36102 Estreptococos fecales ESTREP FEC. No/100 ml + + + No disponible Filtro de membrana
Fluoranteno mg/l
09104 Fluoruro F mg/l F + - - 0,1 mg/l Colorimetría
09105 Fluoruro F mg/l F + - - 0,1 mg/l Electrodo específico
09106 Fluoruro F mg/l F + - - 0,1 mg/l Método de electrodo potencial
Isómeros de hexacloro- BHC ug/l Cromatografía gaseosa/líquida
ciclohexano
01000 Ácido sulfhídrico H2S mg/l H2S + + + 0,05 mg/l
Indeno 1,2,3-C,D pyrene mg/l
97167 Caudal instántaneo Q INSTANT m3/s + - + Limnimetría
Caudal instántaneo Q INSTANT m3/s + - + Otros métodos
26002 Hierro total FE mg/l FE + + + 0,1 mg/l Colorimetría
26004 Hierro total FE mg/l FE + + + 0,1 mg/l Absorción atómica, aspiración directa
26005 Hierro total FE mg/l FE + + + 0,1 mg/l Aspiración
Tabla 22.3 (continuación)
355
Producción primaria PROD PRIM mg/1 02 - + + 0,1 mg/1 —
Tabla 22.3 (continuación)
356
Código Parámetro Abreviación Unidades G1L2R3 Nivel de exactitud Método de análisis
previsto
CAPÍTULO 22
02062 Temperatura TEMP Grado C + + + 0,5° C Aspiración
06001 Carbono orgánico total COT mg/l C + + + 0,5° C Método gravimétrico
02076 Transparencia TRANS m - + + 1 mg/l Método tubidimétrico
10504 Sólidos volátiles en suspensión SUSP SOL VOL mg/l - - + 0,5 m Valoración
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1983: Guía de prácticas climatológicas.
Segunda edición. OMM-N° 100, Ginebra.
2. Organización Meteorológica Mundial/Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación, 1985: Guidelines for Computerized
Data Processing in Operational Hydrology and Land and Water Management.
OMM-N° 634, Ginebra.
3. Instituto de Hidrología del Reino Unido, 1974: A System for Quality Control
and Processing of Streamflow, Rainfall and Evaporation Data (D.T. Pluiston, y A.
Hill, Informe N° 15.
4. Organización Meteorológica Mundial, 1980: Manual on Stream Gauging.
Volúmenes I y II, Informe de hidrología operativa N° 13, OMM-N° 519, Ginebra.
5. Environment Canada, 1973: NAQUADAT Dictionnary of Parameter Codes.
Inland Waters Directorate, Environment Canada, Ottawa.
6. U.K. Department of Environment, 1981: Hydrological Determinand
Dictionary. Water Archive Manual N° 5, Water Data Unit.
CAPÍTULO 23
PROCESO PRIMARIO DE DATOS
23.1 Generalidades
El proceso o procesamiento de datos implica transformar los datos brutos a ciertas
formas que sean fáciles de utilizar y manipular para los usuarios futuros. Los datos
comúnmente entran al sistema mediante el registro de manuscritos, por conversión
mecánica de registros analógicos o en forma digital. Los datos brutos son en gene-
ral comprimidos o reformateados a una forma más útil, y deben estar sujetos a una
variedad de revisiones de calidad en las etapas correspondientes.
Independientemente del tipo de datos que se esté procesando o el camino que su
procesamiento tome, un requerimiento básico es el de mantener un estándar de
operaciones que no degrade la calidad de los datos.
El sistema de procesamiento debe estar integrado y debe ser revisado periódica-
mente a fin de asegurar su efectividad continua a la luz de nuevos sistemas, tec-
nologías y requerimientos de usuarios. Algunos de los elementos que deben ser con-
siderados son descritos brevemente más adelante.
El sistema debe minimizar la duplicación de esfuerzos, evitar procesos innece-
sarios, verificar estados de avance y finalización y asegurar que las actividades inter-
relacionadas sean coordinadas efectivamente. También debe estar estructurado de
forma que garantice controles específicos en cada etapa del trabajo. Debe facilitar a
los usuarios un acceso rápido y fácil a los datos y permitir la actualización de los
datos en forma periódica y a intervalos de tiempo cortos.
El sistema debe tener la suficiente flexibilidad como para permitir fácilmente su
corrección, el agregado de datos o la actualización de secciones con datos erróneos.
Al mismo tiempo, debe estar protegido por un sistema de alto nivel de seguridad
para que cualquier alteración de la base de datos sea legítima y autorizada. Todas
las versiones originales, además de la versión corregida, deben ser archivadas. Esto
permite controlar el origen de cualquier grupo de datos en todo momento.
En un nivel más técnico, se debe tener gran cuidado al instalar los algoritmos pa-
ra la compactación de datos, su cálculo y verificación. Esto tiene un efecto directo en
la calidad de los datos almacenados. Una vez instalados, la tendencia es de confiar
siempre en los algoritmos, y una rutina inadecuada puede degradar la base de datos
por períodos largos sin ser detectado. Asimismo, cualquier mejora del programa
360 CAPÍTULO 23
informático (software) debe ser registrada con su fecha y documentación, para ayu-
dar al rastreo de períodos de procesamiento incorrectos. Para una presentación más
concisa, los distintos componentes de un sistema completo de proceso de datos se
indican en la tabla que figura más adelante.
La sección H del Manual de Referencia del HOMS contiene componentes que
describen sistemas de procesamiento primario para varios tipos de datos climatoló-
gicos, de precipitaciones, de nivel de agua, de caudales y de calidad del agua.
Finalmente, la seguridad global de la base de datos debe estar garantizada con-
tra la pérdida o la alteración.
361
Corrección de errores
362 CAPÍTULO 23
que necesiten corrección luego de una fase de validación. Para una edición limita-
da este procedimiento es más simple que el de tener que pedir que el sistema fuera
de línea prepare un nuevo conjunto de datos. El desarrollo de potentes computado-
ras personales, que pueden anexarse por redes locales a la computadora principal, ha
incrementado mucho la flexibilidad de estos sistemas.
Cualquiera que sea el sistema de entrada de datos usado, es esencial que se
proporcione una guía clara, preferentemente en el mismo formulario de datos, sobre
la forma en que se deben entrar los datos. No debe existir ambigüedad acerca de qué
se debe o no se debe entrar, ni acerca del formato de datos.
de quiebre entre los cuales se pueda interpolar linealmente, puede rendir resultados
satisfactorios. Esta técnica reduce el tiempo dedicado a digitalizar, particularmente
en gráficos donde hay un período prolongado con poco o ningún cambio de los pará-
metros, por ejemplo gráficos pluviométricos en períodos secos, gráficos de piezóme-
tros, recesiones en el flujo de los ríos. Más aún, en cualquier momento se puede
efectuar la reducción de los datos a cualquier base de tiempo sin pérdida significati-
va de información.
Para gráficos pluviométricos, donde los trazos pueden ser muy dinámicos,
puede ser preferible copiar con trazo continuo y desarrollar un programa informáti-
co que elimine los puntos que puedan ser interpolados aceptablemente. La técnica
de compresión de datos no debe suprimir ninguna parte del contenido de los datos
originales (sección 24.2.4).
Incluso en estaciones donde hayan sido instalados registradores digitales, mu-
chos servicios hidrológicos mantienen registradores gráficos. La razón es que el grá-
fico proporciona una apreciación visual inmediata de las condiciones presentes y
pasadas. Si los gráficos sirven sólo para control y como funciones de respaldo, no
es necesario desarrollar sistemas específicos para su procesamiento porque los datos
se tomarán del registro digital.
Los digitalizadores son normalmente explotados en línea en sistemas con pe-
queñas unidades centrales (micro/mini EDP) y los datos pueden ser guardados direc-
tamente en diskette, disco o cinta magnética. Cuando el digitalizador es usado fuera
de línea, normalmente bajo el control de un microprocesador especializado, los da-
tos digitalizados brutos son transferidos a la máquina procesadora principal por me-
dios informáticos adecuados o, si la microcomputadora posee un programa de proce-
samiento, las correcciones de tiempo y de cero pueden ser hechas y los valores digi-
talizados convertidos al formato de serie-tiempo requerido antes de ser transferidos.
Si la copia de gráficos se hace manualmente, los datos deben ser transcritos a un
formato de entrada de datos. La forma más simple de hacerlo es usar un formato
estándar de serie cronológica de una variable. Puesto que los datos podrían ser
extraídos como una serie irregular de tiempo, ambos valores de tiempo y datos
deberían ser introducidos al formulario de adquisición de datos.
de soporte antes de que pudieran ser leídos directamente por los equipos estándar de
registro informático.
Los registradores digitales de nivel más viejos estaban provistos con bandas de
papel perforadas de 16 surcos. Este formato de 16 surcos era común ya que los datos
estaban codificados en un formato decimal que podía ser leído directamente en la
banda por los observadores. Dicha banda requería un dispositivo de lectura especial
en el centro de procesamiento. Asimismo, los registradores de datos en cassette
fueron muy usados en las estaciones automáticas de climatología y de calidad del
agua, pero en la actualidad sólo se utilizan microcomputadoras para el ingreso direc-
to de datos a partir de cassettes.
La razón de esta aparente incompatibilidad entre los medios de registro digitales
en el terreno y los dispositivos de entrada de datos en la mayoría de las computado-
ras está vinculada a un problema de velocidad de transferencia de información. La
utilización de diskettes y bandas magnéticas en lugar de bandas de papel y cassettes,
permite a los dispositivos de entrada informáticos tratar con más eficacia y eficien-
cia grandes volúmenes de datos (gracias a una mayor velocidad al entrar los datos).
Aunque se sigan usando registradores de cintas de papel de cinco y ocho surcos en
algunos instrumentos hidrológicos de terreno, sus sistemas de lectura correspon-
dientes están desapareciendo rápidamente como instrumentos periféricos de com-
putadoras.
La mayoría de las cintas de papel son vulnerables a las condiciones ambientales
que predominan en las estaciones hidrológicas, sobre todo a los cambios de hume-
dad. Esto resulta en pequeñas pero importantes diferencias en la longitud de las cin-
tas, que puede a su vez originar errores en el procesamiento. Incluso la incorpora-
ción de cintas plastificadas más estables no han logrado erradicar estos problemas,
aunque en experiencias recientes en Nueva Zelandia con cintas de papel con recu-
brimiento de aluminio se han subsanado los problemas relativos a las variaciones de
humedad. Cabe señalar que los riesgos de errores de procesamiento pueden ser mi-
nimizados con el uso de lectores de cinta de baja velocidad, que tienen más toleran-
cia en cuanto a la variación de longitud de las cintas.
El sistema de manejo de cintas de papel y cassettes generalmente debe tener un
preprocesador fuera de línea, esto es una pequeña máquina (por ejemplo, una micro-
computadora) para transferir la información a un medio de alta velocidad, antes de
introducirla al procesador principal. Las publicaciones de la OMM, tituladas
Manual on Stream Gauging [1] y Guidelines for Computerized Data Processing in
Operational Hydrology and Land and Water Management [2] contienen más deta-
lles sobre los registradores de cintas de papel y de cassettes.
Los datos obtenidos en cintas de papel o cassettes deben ser siempre conserva-
dos, una vez transferidos a diskette o a cinta magnética estándar, para no perder los
datos originales y la información detallada que les acompañan.
368 CAPÍTULO 23
Es importante observar que los niveles de agregación de datos son en general di-
ferentes para el almacenamiento y para el egreso de los datos. Los datos en un
nivel alto de agregación, por ejemplo promedios mensuales o anuales, pueden
ser luego mantenidos en línea para su consulta general.
La interpolación y la agregación son necesarias tanto en el espacio como en el tiem-
po. La correlación cruzada de datos de estaciones para estimar datos faltantes es
una interpolación espacial que se utiliza con frecuencia y la estimación de valores
superficiales a partir de puntos de observación es una forma común de agregación;
c) evaluación de variables derivadas – Las variables derivadas más frecuentes son
la escorrentía y la evapotranspiración potencial. Sin embargo, la gama de varia-
bles derivadas es muy amplia e incluye muchos indicadores de calidad del agua.
Para la gestión de una base de datos es importante saber si las variables deriva-
das tienen que ser almacenadas después de haber sido calculadas e informadas.
Sin duda, no es esencial ocupar un espacio-memoria con datos que pueden ser
recalculados a partir de los datos de base. Para tomar esta decisión se deben
plantear las siguientes preguntas:
i) ¿Cuán seguido se deben recuperar las variables derivadas?
ii) ¿Cuán complejos son los cálculos requeridos, tanto en términos de algorit-
mos como de cantidad de datos básicos necesarios?
iii) ¿El objetivo de la base de datos es almacenar los datos básicos para que los
usuarios los procesen ellos mismos o compilar un inventario de todas las
variables importantes (básicas y derivadas)?
En general, no se almacenan los valores de carga de sedimentos y de sales di-
sueltas porque éstos se usan muy poco y pueden ser calculados por la multipli-
cación de dos series de tiempo básicas: caudal y concentración. En Estados
Unidos, el sistema WATSTORE (Water Data Storage and Retrieval) [3] man-
tiene en línea los promedios de caudales diarios, mientras que en Nueva
Zelandia el sistema TIDEDA (Time Dependant Data) [3] almacena sólo los
niveles en los formatos de series cronológicas originales usados para el ingreso.
La única regla fija es que cualesquiera fueren los valores derivados las series de
datos originales deben ser preservadas en un medio magnético fuera de línea u
otra forma estable de almacenamiento a largo plazo. Se puede aplicar la fase de
validación a las variables derivadas, sobre todo las derivadas de dos o más series
cronológicas básicas. De esta manera, aunque los niveles de agua en ríos como
las curvas de calibración puedan pasar una validación aplicada individualmente
a los datos, su combinación para producir estimaciones de caudal puede revelar
algunas contradicciones. La sección 22.2.3.5 describe algunas técnicas de vali-
dación específicas para datos de caudal;
d) salidas de resúmenes estadísticos – Son salidas de rutina, con frecuencia men-
sual o anual, de los datos procesados durante el ciclo de actualización de la base
PROCESO PRIMARIO DE DATOS 371
cronológica quizás ya se haya hecho. El programa usado para la conversión debe ser
lo suficientemente flexible para que permita la evaluación de cualquier serie
cronológica de intervalo constante compatible con la resolución de los datos ingre-
sados. Este programa necesitará tanto de interpolaciones como de agregaciones para
poder producir las series regulares. La selección de un intervalo de tiempo adecua-
do se examina más adelante.
Si los datos se derivan de pluviómetros registradores o totalizadores, lo primero
que se debe hacer es repartir el total de las precipitaciones acumuladas y reconstruir
los registros faltantes. Los totales acumulados de precipitaciones se utilizan en re-
gistros diarios de precipitación por ejemplo, cuando los datos del pluviómetro no se
registran durante un fin de semana. Estos totales acumulados de precipitaciones
también se usan con pluviómetros basculantes que envían sus datos por telemetría.
Si algún informe de vuelco del recipiente no es recibido durante un período de llu-
vias, el primer informe recibido luego de la pausa contendrá el acumulado de los
vaciados ocurridos desde el último informe. La diferencia entre este valor de acu-
mulación y el provisto por el último informe debe ser repartido adecuadamente.
Las técnicas para repartir totales acumulados y para estimar valores faltantes
son esencialmente las mismas. La sección 22.2.3.2 describe la técnica de correlación
cruzada con estaciones cercanas para dar estimaciones diarias y mensuales de totales
acumulados. Aunque el objetivo fuera validar los totales de precipitación reales,
puede también ser usado para repartir totales acumulados o para estimar los valores
de precipitación cuando existen datos faltantes. Los valores de precipitación esti-
mados o repartidos deben ser adecuadamente señalizados por el programa que se
ocupe de esas tareas. Se pueden aplicar las mismas técnicas para datos de plu-
viómetros en intervalos menores, pero se obtendrán estimaciones de menor calidad
debido a que, con frecuencia, habrán menos estaciones cercanas y a causa de la natu-
raleza dinámica de las precipitaciones de corta duración.
Mediciones de caudal
Como se describió en la sección 22.2.3.5 los cálculos de caudales obtenidos a partir
de datos de molinetes se hacen principalmente como una verificación de los valores
calculados manualmente en la oficina de terreno. Para el procesamiento completo
PROCESO PRIMARIO DE DATOS 375
de los datos de medidores de dilución (sección 11.4), menos frecuentes, hay que
esperar los análisis de laboratorio. Las técnicas de análisis para ambos métodos fi-
guran en el Manual on Stream Gauging de la OMM [1]. Dado que el volumen de
datos es pequeño y los análisis son relativamente sencillos, muchos sistemas no
están previstos para el procesamiento informático de ambos conjuntos. Algunos
organismos tienen calculadoras portátiles programables para ayudar a los técnicos a
evaluar sobre el terreno las mediciones de los molinetes. Otra posibilidad es grabar
los datos directamente en una computadora portátil.
Como los resultados de los molinetes influyen en la estimación ulterior del cau-
dal, se recomienda que los datos de mediciones de caudal sean sometidos a una veri-
ficación informática. La evaluación por computadora se puede extender al análisis
de errores y a la asignación de límites de confianza a las mediciones individuales.
Los caudales calculados pueden ser revisados desde el punto de vista de su con-
formidad estadística con relación a la curva de calibración existente.
Cualquier programa desarrollado para datos de mediciones de caudal debe ser
capaz de manejar el número máximo de verticales posibles. Si la experiencia lo jus-
tifica, se deben hacer correcciones por deflexiones excesivas en las líneas de sondeo
con medidores suspendidos y para los casos en que las velocidades no son perpen-
diculares a la sección medida. Si el programa calcula las velocidades como parte del
cálculo de caudal (esto es, si sólo las observaciones básicas de campo son usadas
como datos de ingreso), se debe tener acceso a un fichero de referencia que contenga
los números de serie y los coeficientes de calibración del molinete que se use.
Se debe decidir si el programa debe calcular la superficie de las secciones por
el método de la sección media o el de la sección central (sección 11.2.4).
Curvas de gastos
Las curvas de gastos definen la relación que existe entre el nivel y el caudal. Esta
relación se puede determinar después de realizar muchas mediciones de caudales,
que cubran una gran serie de caudales y usando los valores de niveles y cauda-
les para definir una curva continua de gastos. Si bien las estructuras para aforo
tienen una curva de gastos teórica, se recomienda calibrar dichas estructuras sobre el
terreno.
Tradicionalmente, las curvas de gastos han sido ajustadas manualmente a los va-
lores medidos, pero en muchos casos dichas curvas pueden ser ajustadas con más
exactitud por programas informáticos [1]. Si fuera necesario, se pueden asignar
pesos a cada medida de caudales para reflejar la confianza estadística o subjetiva
asociada con ella. Sin embargo, debido a que algunas secciones tienen varios pun-
tos de control hidráulico, algunos hidrólogos aún prefieren considerar la definición
de curva de gastos como un procedimiento manual. Numerosos factores inciden en
la calidad de una curva de aforos.
376 CAPÍTULO 23
Cálculo de caudal
Para la evaluación de caudales, deben estar disponibles para la computadora los
siguientes conjuntos de datos:
a) un conjunto de niveles controlados en cuanto a su calidad, esto es en los que
fueron corregidos los cambios de fecha, el nivel de referencia y de tiempo y que
luego fueron validados (sección 22.2.3.4). Si se emplean métodos de pendiente
para el cálculo de caudal, se requieren dos conjuntos de datos de niveles de
agua;
b) curvas de gastos correspondientes al período y a la gama de variaciones cubier-
tas por las series de niveles. Cuando las curvas de gastos se relacionan con con-
troles artificiales con variaciones frecuentes, como es el caso de compuertas y
esclusas, una serie cronológica de los estados del control puede requerirse para
guiar la selección informática de la curva de gastos apropiada;
c) cualquier corrección de variaciones que se necesite aplicar al registro de niveles.
Esto requiere que la magnitud y la duración de los cambios sean especificadas.
Cuando se dispone de todos los conjuntos de datos, el cálculo de caudal puede
continuar en las siguientes etapas:
PROCESO PRIMARIO DE DATOS 377
Referencias
en primer lugar la cuestión general de controlar el flujo de datos a través de todas las
etapas del procesamiento.
Datos de entrada
¿Correccciones
¿Corrección No Preguntas
Preguntasdel
de local
posibles
de del observador
observador sobre
errores? sobre el terreno
elterreno
Archivos secuenciales
de datos brutos Control
manual
Procesamiento manual
Informe de
Archivo descriptivo 1. Validación validación
de la estación
2. Valores derivados
Mes Mes en
3. Resúmenes mensuales Datos
Datos anterior curso
y estadísticas incompletos
incompletos
Hasta el mes
Archivo de anterior
trabajo anual
4. Actualización
Informes
A los usuarios
mensuales
Incluido
Archivo de el mes
trabajo anual en curso
Mensual
Anual
Procesamiento manual *
Informe Manual
Control
¿Errores ? Sí
Archivos 2. Actualización actualizado manual
inspección
viejos de los archivos
No
1. Anuarios
2. Catálogo de datos
Archivos
nuevos
Los datos grabados en cinta magnética, el formato más común para archivos de
bases de datos grandes, deben estar en forma secuencial. Sin embargo, cuando los
archivos se transfieren de la cinta a un disco, puede utilizarse cualquiera de los méto-
dos de acceso descritos anteriormente. Cualquiera sea el método empleado, se reco-
mienda que los grandes archivos de base de datos estén sin formato (binario).
Algunos sistemas de base de datos utilizan una combinación de técnicas para
maximizar la eficiencia del almacenamiento y la recuperación. Esto se logra alma-
cenando grandes grupos de datos secuenciales en registros únicos de archivos de
acceso aleatorio o secuencial indizado. De esta forma los datos diarios o incluso
horarios anuales de una estación se pueden almacenar como un registro físico en un
archivo de acceso aleatorio o secuencial indizado. Para extraer los datos de un mes
determinado, se puede acceder directamente en el disco al registro anual de la esta-
ción correspondiente. Este registro es transferido entonces a una memoria interme-
dia desde la cual los datos del mes en cuestión pueden ser leídos rápidamente.
Cabe mencionar el uso de sistemas de gestión de base de datos (DBMS). Estos
sistemas se basan invariablemente en el uso de archivos de acceso aleatorio [2]. Se
recomienda cierta precaución al utilizarlos a menos que sean conocidos (y relativa-
mente similares) los formatos de ingreso y recuperación de los datos y que exista
suficiente apoyo de programación. Se recomienda tener en cuenta el carácter evo-
lutivo de los DBMS.
Muchos servicios se encuentran actualmente evaluando el uso de sistemas de ba-
se de datos relacionales que permiten el almacenamiento confirmado de datos y otras
informaciones. Se debería seguir de cerca los avances que se registren en este ámbito.
Archivos de
Archivo referencia
Procesamiento hidrológico/
diccionario geográfico
de los archivos
del sistema
Codificación Ubicación
Decodificación de la estación
Archivo
histórico Calibración
de calibración (actual) de
de la estación la estación
Figura 24.2 — Relaciones entre los archivos de datos de una estación hidrométrica
390 CAPÍTULO 24
como las redes hidrológicas pueden contener diversos miles de estaciones de diver-
sos tipos, este sistema simple se vuelve extremadamente difícil de gestionar y man-
tener con grandes cantidades de archivos.
A un nivel superior, utilizado para la mayoría de los sistemas de base de datos
hidrológicos, se emplean archivos conteniendo muchas estaciones, cada uno de los
cuales contiene datos de un tipo diferente. Pueden ser series hidrológicas, (valores de
caudales diarios), o series cronológicas mixtas (diversas variables a intervalos fijos).
En el primer caso, un archivo de caudales diarios, por ejemplo, contendría todos los
datos de caudales diarios para el total de la red hidrológica. El archivo, si se organi-
za secuencialmente, estaría ordenado por estación y, dentro de cada una de ellas, por
tiempo. En el segundo caso, todos los datos diarios estarían incluidos, sin importar el
tipo hidrológico, y el archivo estaría ordenado por tipo y número de estación. Ambos
casos se encuentran en el sistema Water Data Storage and Retreival (WATSTORE)
[3], que comprende cinco archivos grandes. Uno contiene los datos de encabeza-
miento (descripción) de la estación. De los otros cuatro, tres se agrupan por tipo
hidrológico (calidad del agua, caudales máximos, inventario de los sitios de me-
dición de agua subterránea) y el cuarto, agrupado como serie cronológica, es el ar-
chivo de valores diarios. El último archivo contiene datos observados diarios y en
forma continua y está reducido numéricamente a valores diarios. También es posi-
ble almacenar mediciones instantáneas a intervalos fijos, valores medios diarios y
estadísticas, tales como máximos y mínimos diarios. En 1981 este archivo contenía
190 millones de valores diarios sobre datos de caudales, los niveles de agua en ríos,
volumen de embalses, temperaturas del agua, conductividad eléctrica, concentra-
ciones de sedimentos, caudales de sedimentos y niveles de aguas subterráneas.
Al nivel de integración más alto (otro que no se base en la utilización de un
DBMS) hay sistemas que procesan todo tipo de series cronológicas en un solo for-
mato de archivo y que almacenan todos los datos de estas series en un solo archivo
físico. Este enfoque, utilizado en el sistema TIDEDA de Nueva Zelandia [3], sim-
plifica mucho el desarrollo de programas informáticos para las tareas de gestión y
consulta de datos puesto que el formato de almacenamiento es estándar. Otros sis-
temas similares de procesamiento y almacenamiento que también son componentes
del HOMS son el HYDATA del Reino Unido y el HYDSYS de Australia. Detalles
sobre cómo son tratados los datos en estos sistemas de procesamiento y almace-
namiento figuran en la publicación de la OMM titulada Guidelines for Computerized
Data Processing in Operational Hydrology and Land and Water Management [2].
Así, pues, los datos climatológicos que, luego de su uso inicial en el cálculo de
la evapotranspiración potencial, pueden ser consultados sólo para recuperar varia-
bles individuales. Estas consultas se requieren usualmente para la interpolación es-
pacial y/o la representación gráfica de datos, por ejemplo, datos de temperatura para
cálculos de la fusión de la nieve o datos de radiación para evaluar potenciales de pro-
ducción de cosechas. El proceso de recuperación no funcionaría bien si se tendrían
que examinar todas las estaciones, incluso si la variable fue observada sólo en algu-
na de las estaciones.
Como se indicó en la sección 24.2.5, estos problemas pueden ser subsanados uti-
lizando punteros de datos almacenados con cada valor, que indican la ubicación del
registro que contiene el próximo valor para esa variable. Sin embargo, si esta técnica
se utiliza con muchas variables, tomaría mucho tiempo almacenar los punteros.
Una solución a este problema es eliminar las variables importantes (las que se
utilizan frecuentemente en forma individual) y almacenarlas como series cronológi-
cas de variables simples. Esta práctica es corriente para datos de precipitación ob-
servados en estaciones climatológicas. La extracción de las variables importantes se
efectúa mejor durante las actualizaciones anuales, cuando los datos validados son
transferidos al archivo histórico.
Cabe señalar que la decisión de realizar la extracción de variables simples depen-
de de la frecuencia a la que se extrae: si la extracción de valores para una variable
específica es frecuente, se debería separar de un lote de variables múltiples. Mientras
menos estaciones contenga dicha variable observada, peor funcionará la búsqueda de
variables múltiples, y se justificará todavía más el formato de una sola variable.
Si se consultan datos de varias variables relacionadas con el mismo tiempo de
observación, como sucede con los datos de calidad del agua, probablemente el for-
mato original de variables múltiples se mantenga como el más conveniente.
d) archivos de trabajo profesionales creados por los usuarios para sus aplicaciones
específicas – Estos grupos de datos en general se extraen de la base de datos y
se duplican en otro soporte informático. Cabe señalar que uno de los principales
objetivos de un DBMS es eliminar dichas duplicaciones.
El espacio ocupado por los grupos de datos anteriores sólo constituye una parte
de la capacidad de almacenamiento en línea; ésta admite además el espacio para pro-
gramas de sistema y de usuarios y el espacio de trabajo provisional. En algunos sis-
temas, estos últimos pueden ser muy importantes.
El almacenamiento de grupos de datos fuera de línea incluye:
a) copias de datos primarios ingresados al sistema, por ejemplo valores del nivel
de agua medidas a un ritmo de 15 minutos y coordenadas cartesianas (x, y) de
un gráfico de precipitación digitalizado automáticamente. Se deben tomar dos
decisiones optativas con relación a estos datos:
i) las series de datos registrados a intervalos de tiempo corto se deben agru-
par en series a intervalos fijos o comprimir utilizando alguna de las técni-
cas descritas en la sección 24.2.4. En general, este agrupamiento o compre-
sión se realiza a pesar de la pérdida de información que ocasionalmente
ocurre. Esta pérdida de información no es grave si se conservan los regis-
tros de datos originales;
ii) se deben guardar los datos corregidos o los originales, esto es, los datos de
terreno originales o copias de los grupos de datos corregidos. Normalmen-
te se adopta esta última solución y los datos originales de terreno, gráficos
(o microfichas), cintas perforadas o cassettes, se guardan por separado con
fines de archivo o de referencia;
b) los archivos principales de la base de datos, excepto el período más reciente
que se mantiene en línea. Los archivos pequeños y medianos se almacenan
en volúmenes separados de archivo o se combinan en un volumen (volumen
multiarchivo). Los archivos muy grandes (como el archivo de valores diarios
del U.S. Geological Survey) pueden ocupar varios volúmenes (archivo multi-
volumen);
c) copias de seguridad de todos los datos conservados en línea o fuera de línea.
La disposición de estos distintos grupos de datos en línea y fuera de línea se
resume en el diagrama de la figura 24.3.
Datos de entrada
3
VDU 1 Datos de entrada
1. Ficheros
Archivos de base (+ copias)
de trabajo
Ediciones de
datos en línea
3
VDU 2 Archivos de la fase
base
3. Catálogo 2.2 Ficheros
Archivos recientes
recientes principal de datos
de la base de datos hidrológicos
Extracciones/
consultas (+copias)
VDU 4. Usuarios de
series de datos
Aplicaciones
Sin embargo, estos pedidos son pocas veces satisfechos inmediatamente. Esta téc-
nica puede incluso convertirse en una tarea muy pesada en términos de utilización
de los terminales y de los costos de comunicaciones.
Probablemente el medio más eficiente de especificación para consultas en línea
es el proceso en dos etapas. En la primera etapa, un programa interactivo permite al
usuario especificar los valores que necesita y en la segunda etapa este pedido se
procesa automáticamente como una tarea secuencial, y la salida se hace más tarde.
El formato de un interfaz interactivo de máquina/usuario se llama "sistema de
menú". La ejecución de recolecciones extensas en modo secuencial es mucho más
eficiente en cuanto a la capacidad de la computadora de asignar sus recursos, sobre
todo para la extracción de datos de volúmenes fuera de línea.
La cuestión anterior se refiere principalmente a extracciones en línea de datos
de sistemas de inventarios hidrológicos. Sin embargo, la capacidad de revisar los
datos que se capturan y se almacenan en sistema de tiempo real es quizás un requeri-
miento más importante. Las opciones de extracción varían desde la conexión tele-
métrica de estaciones de campo individuales o por grupos hasta el trazado y mues-
treo de los datos capturados recientemente y los pronósticos más recientes del cen-
tro de procesamiento.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1983: Guía de prácticas climatológicas.
Segunda edición, OMM–Nº 100, Ginebra.
2. Organización Meteorológica Mundial/Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación, 1985: Guidelines for Computerized
Data Processing in Operational Hydrology and Land and Water Management.
OMM–Nº 634, Ginebra.
3. Organización Meteorológica Mundial, 1981: Case Studies of National
Hydrological Data Banks (Planning, Development and Organization). Informe de
hidrología operativa Nº 17, OMM–Nº 576, Ginebra.
CAPÍTULO 25
DIFUSIÓN DE DATOS
25.1 Generalidades
La consulta de una base de datos hidrológicos puede precisar una variedad de formatos y
soportes que permitan la recuperación de los datos (sección 24.3). La mayoría de las solic-
itudes deberían tratarse mediante una serie de programas. Los formatos elegidos para estos
programas deberían admitir las necesidades de los usuarios y adaptarse a los requerimien-
tos de las aplicaciones más corrientes.
Un objetivo fundamental del sistema de almacenamiento y temperación de datos es
alentar un uso masivo. Deberían hacerse esfuerzos especiales y continuados para asegurar
el acceso rápido y la extracción fácil. A este respecto, el acceso directo del usuario a la base
(sólo para lectura) debería ser utilizado siempre que sea posible, prestando particular cuida-
do a rutinas de consultas bien documentadas, fáciles de utilizar para el usuario e interacti-
vas. Los formatos estándar de salida deberán ser bien conocidos por el público, en general
para ayudar a los clientes potenciales a hacer evaluaciones realistas de sus necesidades.
Este aspecto tiene consecuencias prácticas: se pierde tiempo y dinero al responder a los
clientes.
Un aspecto importante en la presentación de los datos es que debe indicar la calidad
de los datos (sección 22.3). Los recolectores de datos ponen gran atención en identificar y
documentar sus productos con la intención de que esa información sea trasmitida al futuro
usuario. Todas las salidas deberían ser rotuladas con símbolos apropiados de calidad y estar
acompañadas de comentarios explicativos. Se debería avisar a los usuarios que los datos
originales pueden contener información más detallada (sección 21.2).
Además de suministrar datos en respuesta a los pedidos específicos, las actualiza-
ciones periódicas de los datos deberían ser publicadas. Esto se hace normalmente en
formatos de salida estándar. Las publicaciones resultantes pueden presentarse en forma de
libros, microfichas o formularios compatibles con las computadoras, como discos o
CD-ROM.
La difusión de la información procesada estimula la retroalimentación (feedback) por
parte de los usuarios de los datos. Al conocer las necesidades de los usuarios, los colec-
tores de datos pueden revisar sus métodos y frecuencias de captación, evaluar constante-
mente la calidad de los datos, verificar errores en el procesamiento y ampliar su base de
conocimientos en relación a las estaciones a su cargo.
398 CAPÍTULO 25
de las precipitaciones diarias. Las estaciones que tengan grandes períodos de registros
podrían requerir varias páginas para asegurar que la información sea legible.
Se recomienda incluir la información que figura en la tabla 25.3 en el descriptivo de
datos disponibles.
TABLA 25.1
Ejemplo del formato de un catálogo de datos
Identificación
Nombre: Nombre del río, nombre y número de la estación.
Cuenca: Nombre y número de la cuenca.
Localización: Localización de la estación de aforo, en latitud y longitud, y
coordenadas locales.
Detalles de la cuenca
Superficie de la cuenca: Superficie de la cuenca expresada en kilómetros cuadrados.
Zonas climáticas: Clima de la región, expresado en zonas bioclimáticas que refle-
jen la cantidad y ocurrencia de precipitaciones.
Promedio de Evaluación del promedio anual de precipitaciones en el centro
de precipitaciones: de la cuenca y, para grandes cuencas, promedios anuales de
precipitaciones en la cuenca. Las fuentes de estas cifras deben
ser citadas.
Tanque de evaporación: Evaluación del promedio anual de un tanque de evaporación
ubicado en el centro de la cuenca. Las fuentes de estas cifras
deben ser citadas.
Geomorfología: Comentarios descriptivos del relieve, el paisaje y la geología de
la cuenca aforada.
Formas de la tierra: Estimación cuantitativa de las proporciones de las formas de la
tierra predominantes dentro de la cuenca.
Vegetación natural: Descripción de la vegetación natural obtenida por reconoci-
miento de la vegetación.
Deforestación: Proporción de la vegetación natural deforestada o sustancial-
mente alterada por actividades humanas. Las fuentes y fechas
de deforestación estimadas deberían ser incluídas.
Vegetación existente: Descripción de la cobertura de vegetación presente dentro de la
cuenca, con referencia a las fuentes.
Uso de la tierra: Observaciones sobre el uso de la tierra. Las fuentes de infor-
mación deben ser citadas (observaciones sobre el terreno,
mapas de uso de tierras rurales o evaluaciones más detalladas).
400 CAPÍTULO 25
TABLA 25.2
Resumen de los detalles que figuran en los mapas
Límites de la cuenca: Escala y fuente de los mapas con los que se determi-
naron los límites de la cuenca.
Corrientes de agua: El número de corrientes que ha de incluirse depende
de la superficie de la cuenca. Origen de los datos de
las corrientes.
Escala de la cuenca: Variable, en función del tamaño de la cuenca.
Estaciones pluviométricas: Localización y número de estaciones, período de me-
diciones y tipo de pluviómetro, por ejemplo de lectura
diaria o totalizadores.
Líneas de isoyetas: Líneas isoyetas medias anuales para la cuenca, con
(facultativo) sus referencias.
Uso de la tierra: Si es posible, deben indicarse los límites de los princi-
(facultativo) pales usos de la tierra: bosques, agrícolas o urbanos,
por ejemplo.
TABLA 25.3
Resumen de los datos disponibles
009595 (15-)
(74-) 509229 509230 (74-77)
509276 (76-77)
009770 (68-73)
509207 (76-)
509183 (73-)
509024 (74-)
RAINFALL
ESTACIÓN
509017 (74-77)
PLUVIOMÉTRICA
STATION
MT LINDESAY 603136
GAUGING
ESTACIÓN
STATION
DE AFORO
ESCALA 1 : 250 000
DIFUSIÓN DE DATOS
1. Pérdidas de agua a partir del tanque de evaporación u otro instrumento de medición.
2. Pérdidas de agua estimadas en una superficie de agua libre.
3. Se puede sustituir por el número de horas de luz solar.
405
406 CAPÍTULO 25
Nombre dede
Nommbre la estación
la estación ........................... Numérodedela la
Número estación .......................
estación
.............................................................
Descripción de la ubicación* ....................................
Octubre
Octobre
Noviembre
Diciembre
Enero
etc.
Septiembre
Porelelaño
Por año
Caudal medio diario (unidades – Año hidrológico 19 -19
Día Oct. Nov. Dic. Enero Feb. Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Sept.
1
2 ***
3
etc.
30
31
Caudalmínimo
Caudal máximo para
para el año ......................... hora ................ fecha
el año .......................
Caudal mínimo para el año ...........................hora ................. fecha .......................
........................
* Se podrá incluir, por ejemplo, la distancia del río a partir de un punto fijo, el puente sobre el
cual está instalada la estación, la distancia que hay hasta la población más cercana, o cualquier otra
referencia adecuada.
** Estas columnas se deben utilizar para anotar las mejores estimaciones del caudal máximo o míni-
mo instantáneo. Poner la letra “E” después de estos valores si no se obtuvieron por un registro con-
tinuo de los niveles de agua, pero que se deteminaron por otros medios. En la tabla de valores diarios,
se indicarán los caudales medios diarios máximos y mínimos de cada mes subrayando dichos valores.
*** Se indicará con una línea continua, a la derecha de los valores diarios de caudal, la presencia de
una capa de hielo. La existencia de hielo flotante se señalará con una línea punteada, y un triángulo
entero (∆) se utilizará para indicar una acumulación de hielo visible desde la estación.
Figura 25.4 — Formato recomendado para la publicación de datos de caudales (18,5 x 17,5)
DIFUSIÓN DE DATOS 407
transparente. Cualquier dato que pueda ser digitalizado (palabras, notas musicales, etc.)
se puede transferir al disco mediante un rayo láser de alta energía que quema la pelícu-
la, según un patrón adecuado. Para recuperar la información, el usuario inserta el disco
en una unidad de disco especial. Dentro de la unidad, un rayo láser de baja energía
barre la superficie del disco giratorio, pasando a través del plástico cada vez que
encuentra una quemadura. El centelleo resultante es traducido por chips electrónicos
en datos inteligibles que se pueden transformar en sonido o leerse por una computadora.
Los discos ópticos tienen una capacidad de almacenamiento enorme (varios centenares
de veces mayor que la de discos flexibles convencionales y tanto como cinco cintas
magnéticas completas). Un posible inconveniente es que el proceso de escritura en
discos ópticos es irreversible. Una vez ingresado, un dato erróneo no puede ser co-
rregido. Sin embargo, una gran ventaja es que el acceso a los datos es muy rápido.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1983: Guía de prácticas climatológicas.
Segunda edición, OMM–N° 100, Ginebra.
2. Organización Meteorológica Mundial/Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación, 1985: Guidelines for Computerized Data Processing
in Operational Hydrology and Land and Water Management. OMM–N° 634, Ginebra.
3. Organización Meteorológica Mundial, 1988: Manual de Claves, Volumen I,
Claves internacionales. OMM–N° 306, Ginebra.
PARTE D
ANÁLISIS HIDROLÓGICO
CAPÍTULO 26
INTRODUCCIÓN AL ANÁLISIS HIDROLÓGICO
series cronológicas. La validez de las relaciones derivadas debe ser comprobada con
datos independientes. La reconstitución de un hidrograma es una prueba hidrológi-
ca característica.
El grado de detalle y precisión en el análisis debe ser consistente con la calidad
y el muestreo adecuado de los datos disponibles, y con la exactitud que requiere la
aplicación del análisis. Se ha de tener en cuenta la relación que existe entre el costo
y el tiempo dedicado a un análisis y los beneficios esperados. En muchos casos, los
métodos gráficos y otros métodos de cálculo relativamente simples son más efec-
tivos en costo que los métodos más complicados, y pueden ser suficientemente exac-
tos para los datos y los fines que se persiguen.
0,50 1,16
1,00 1,58
1,45 2,00
2,00 2,54
5,00 5,52
10,00 10,50
ANÁLISIS DE FRECUENCIAS 415
TABLA 27.2
Distribuciones de probabilidades usadas en hidrología
Los extremos anuales (altos o bajos) y los picos sobre un umbral tienen distribu-
ciones asimétricamente positivas. La parte de una muestra que está cerca de la me-
dia de la distribución, a menudo se puede describir bien por una variedad de distri-
buciones. Sin embargo, las distribuciones individuales pueden diferir mucho y de
manera muy apreciable de una a otra en los valores estimados para largos períodos
de retorno. Como el diseño hidráulico con frecuencia se basa en estimaciones de
eventos con grandes intervalos de recurrencia, es importante poder determinarlos tan
exactamente como sea posible. Por tanto, la elección de la distribución es muy im-
portante para esos casos. La selección de las distribuciones se examina en la publi-
cación de la OMM titulada Statistical Distributions for Flood Frequency Analysis
[2], que contiene los métodos disponibles para elegir distribuciones y de qué modo
estas elecciones dependen de un número de aspectos técnicos, tales como las carac-
terísticas de los datos hidrológicos y el método de estimación de parámetros.
La homogeneidad de los datos también puede ser alterada por los cambios antro-
pógenos del clima.
Un análisis detallado de los datos es el método más efectivo para evaluar la
homogeneidad de los datos. Los métodos de análisis se basan en el trazado de dife-
rentes tipos de relaciones entre el escurrimiento y los factores que lo producen (físi-
cos y matemáticos) para descubrir las causas de una alteración en la homogeneidad.
Los siguientes tipos de reconstrucción de series cronológicas son posibles cuando se
establece la no homogeneidad y se descubren sus causas:
a) los datos no homogéneos se corrigen para obtener condiciones homogéneas
(recuperación del escurrimiento natural, cálculo de frecuencias empíricas, etc.);
b) el registro se subdivide en un número de muestras homogéneas (caudales produ-
cidos por flujos de lodo, caudales máximos atribuibles a las precipitaciones, dis-
ponibilidad y ausencia de escurrimientos, etc.);
c) la corrección de los errores sistemáticos conocidos y la anulación de los datos
espurios del registro.
Referencias
1. Shaw, T.T., 1964: Frequency analysis. Handbook of Applied Hydrology (V.T.
Chow, ed). Sección 8-I, McGraw-Hill, Nueva York.
2. Organización Meteorológica Mundial, 1989: Statistical Distributions for Flood
Frequency Analysis (C. Cunnane). Informe de hidrología operativa Nº 33, OMM–Nº 718,
Ginebra.
3. Greenwood, J. A., Landwehr, J. M., Matalas, N.C. y Wallis, J. R., 1979: Probability
weighted moments: definition and relation to parameters of several distributions expressi-
ble in inverse form. Water Resources Research, volumen 15, Nº 5, págs. 1049 a 1054.
4. Hosking J. R. M., Wallis, J. R. y Wood, E. F., 1985: Estimation of the generalized
extreme value distribution by the method of probability-weighted moments.
Technometrics, volumen 27, Nº 3, págs. 257 a 261.
5. Hosking, J. R. M., 1990: L-Moments: analysis and estimation of distributions
using linear combinations of order statistics. Journal of the Royal Statistical Society, B,
volumen 51, N° 3.
CAPÍTULO 28
FRECUENCIA E INTENSIDAD DE LA LLUVIA
con período de retorno de dos años, de acuerdo con el número promedio anual de
días con tormentas. Estudios que han incluido una amplia gama de climas indican la
siguiente relación:
Relación entre la lluvia de una hora en dos años 0,2 0,3 0,4 0,5
y la lluvia de 24 horas en dos años
Número promedio anual de días con tormenta 1 8 16 24
Duración (minutos) 5 10 15 30
Relación (n-minutos entre 60 minutos) 0,29 0,45 0,57 0,79
Así, por ejemplo, si la lluvia en una hora para un período de retorno de 10 años
es de 70 mm, la lluvia en 15 minutos para el mismo período de retorno es de un 57
por ciento de 70 mm, o sea 40 mm.
Debe tenerse en cuenta que estas relaciones podrían generar resultados erróneos
en algunas regiones. Por ejemplo, en regiones donde la mayor parte de la lluvia
ocurre en conexión con tormentas, las relaciones antes descritas producirán valores
que son muy bajos. Por otra parte, en regiones donde la mayor parte de la lluvia está
asociada a las influencias orográficas con poca actividad convectiva severa, las rela-
ciones podrían producir valores que son muy altos. Esta variación ha sido estudia-
da a escala continental para Australia [5, 6], con una relación que se preparó usando
como variables la ubicación geográfica y la intensidad de la lluvia en una hora. La
relación también depende del intervalo medio de recurrencia. Cuando se deben so-
meter grandes cantidades de datos de lluvia de una región a un análisis de frecuen-
cias, como es usual en la preparación de mapas generalizados, la compilación de
series anuales de datos para todas las duraciones es una tarea inmensa y tediosa. Es
costumbre, por lo tanto, limitar las compilaciones de datos a un número relativamen-
te pequeño de estaciones que tengan buenos registros de, al menos, 10 años. Des-
pués, se calculan los promedios de las series anuales y se usan para preparar un dia-
grama como el de la figura 28.1, que permite la estimación de los valores de lluvia
para duraciones de hasta 24 horas cuando se conocen los valores de una y 24 horas.
La línea diagonal en la figura 28.1 ilustra un ejemplo donde la lluvia en 24 horas es
422 CAPÍTULO 28
12
Nota: Para lluvias entre 20 minutos y 60 minutos, los valores están en centímetros por hora;
para duraciones más extensas los valores están indicados en centímetros
11
10
9
8
10
Altura en centímetros
11
8
9 7 7
10
12
7
8
11 9 6 6
Centímetros por hora
6
10 8 7
5 5
9
7 6 5
8 4 4
6
5
4
7
5 3 3
6 4
3
4
5
3
2 2
3 3 2
3 2
2
1 1
2 1
1
1
1
0 0
Minutos 20 30 405060 80 100 120 150 180 240 300 360 8 10 12 14 16 18 20 22 24
Horas 1 2 3 4 5 6
Duración – 20 min. a 6 horas Duración – 6 a 24 horas
48 48
44 44
40 40
36 36
32 32
28 28
24 24
20 20
16 16
12 12
8 8
4 4
0 0
2 5 10 25 50 100
Período de retorno en años, serie de duración parcial
Con el uso de los dos tipos de diagramas de interpolación antes descritos, sólo
las cantidades de lluvia en una hora y 24 horas con períodos de retorno de dos y 100
años necesitan calcularse en la mayoría de las estaciones de la región para las cuales
se prepararon los diagramas. Después, los diagramas se usan para estimar otros va-
lores requeridos. Ambos tipos de diagramas están sujetos a variaciones regionales y
se debe tener precaución al tratar de aplicar los diagramas en otras regiones que no
sean aquéllas para las cuales se prepararon.
24 horas
PORCENTAJE DE LA ALTURA DE LA LLUVIA
90
8 horas
PUNTUAL PARA UNA REGIÓN DADA
80
3 horas
70
1 hora
30 minutos
60
50
0 125 250 375 500 625 750 875 1 000
2
SUPERFICIE (km )
ciones cercanas y, de este modo, amplíe la muestra. El grado de suavizado debe ser
coherente con el espaciamiento de las estaciones de observación y con el error de
muestreo de éstas. Un suavizado muy pequeño tiende a confundir el error de
muestreo con una variación regional espuria.
28.1.4 Sequía
La sequía es un mínimo hidrológico extremo debido a perturbaciones en el ciclo
hidrológico durante un tiempo suficientemente largo, que resulta en un importante
déficit de agua. Los recursos hídricos locales se vuelven insuficientes para sostener
las actividades establecidas o normales de la región. Las sequías se interpretan y cla-
sifican de una manera general como meteorológicas, hidrológicas o agrícolas. Al
meteorólogo le concierne la sequía en el contexto de un período de lluvia por deba-
jo de lo normal. Para un hidrólogo, significa un contenido de agua inferior al pro-
medio en las corrientes, los embalses, los lagos, los tanques, los acuíferos y en la
humedad del suelo. Para un agrónomo, la sequía significa una escasez prolongada
de la humedad del suelo en la zona del suelo donde se encuentran las raíces de las
plantas.
Para una sequía meteorológica, es útil analizar la frecuencia de la magnitud y la
duración. Un tipo de análisis sencillo sería el de comparar la lluvia total en meses
calendario o estaciones pertinentes con sus valores normales correspondientes y
evaluar la intensidad de la sequía según las desviaciones negativas de los valores
normales. Para tener en cuenta el efecto de la distribución temporal de la lluvia, se
puede usar un índice de lluvia antecedente (sección 33.2.1) en lugar de la lluvia total.
Otra manera de explicar los efectos acumulativos de lluvia de mes en mes para eva-
luar la gravedad de una sequía meteorológica es la técnica de Herbst [9].
La gravedad de una sequía agrícola se puede evaluar por el índice de sequía, un
recurso para resumir y difundir periódicamente información regional de la sequía y
de las condiciones de humedad para los cultivos. Este índice se puede usar para eva-
luar el peligro de sequía en una región de tamaño considerable o para evaluar perió-
dicamente el alcance y la gravedad en curso de la sequía en una región.
La intensidad de una sequía hidrológica está relacionada con la importancia en
las desviaciones con relación a los escurrimientos bajos (capítulo 35) y a las condi-
ciones normales de humedad del suelo (capítulo 38) junto con la disminución exce-
siva en los niveles de las aguas subterráneas.
diseño adecuado para evaluar con exactitud las intensidades en intervalos que van
desde cinco minutos hasta 72 horas. Las intensidades de un día o más (por ejemplo
tres días) se pueden registrar con pluviógrafo de lectura diaria. Las mediciones de
hasta 72 horas hechas con pluviógrafos permiten que haya un traslape con los va-
lores de una red de observación diaria para fines estadísticos.
La intensidad máxima de lluvia promedio, Pi, durante cada tormenta puede
determinarse para un cierto número de duraciones, T. Para el diseño de drenaje ur-
bano, la duración de interés generalmente fluctúa entre cinco o 10 minutos hasta va-
rias horas. Para cada duración seleccionada T, la intensidad media de lluvia Pi, con
períodos de retorno de 1, 2, 5, ... hasta 100 años, se puede determinar con los méto-
dos que se describen en la sección 28.1.1.
Los análisis de los datos de intensidad de lluvia para una serie larga de tormen-
tas se pueden resumir como sigue:
a) familias de curvas para frecuencias de ocurrencia o períodos de retorno dados,
que muestran la máxima intensidad media de la lluvia para las distintas dura-
ciones; o
b) fórmulas empíricas que expresan la relación representada por esas curvas.
Existen muchas de esas fórmulas que aparecen en la literatura técnica, de las
cuales las siguientes son las más usadas:
a
Pi = (28.2)
b + T
−n (28.3)
Pi = a(T − b)
a + b log Tr
Pi = (28.4)
( 1 + T )n
donde Pi, generalmente expresada en mm h-1, es la intensidad máxima media de
lluvia en el tiempo T, Tr, el período de retorno, y a, b, y n son parámetros que
varían de estación a estación y, para una estación en particular, varían con la fre-
cuencia de ocurrencia o período de retorno seleccionados. En algunos países,
donde se ha completado un análisis extenso de los datos de intensidad de lluvia,
se dispone de mapas de isopletas de los parámetros a, b, y n. Por lo general, es
más útil un conjunto de mapas de isoyetas;
c) un número de publicaciones [1, 7 y otras] contienen mapas de análisis de fre-
cuencias de precipitación para varios períodos de retorno y duraciones (por
ejemplo 10 años, 24 horas). Las intensidades de lluvia se pueden obtener de
estos mapas simplemente dividiendo entre la duración.
428 CAPÍTULO 28
Referencias
1. Pilgrim, D.H., y Canterford, R.P., (eds), 1987: Australian rainfall and runoff:
A Guide to Flood Estimation, Volúmenes I y II. The Institution of Engineers,
Australia, Canberra.
2. Organización Meteorológica Mundial, 1981: Selection of Distribution Types
for Extremes of Precipitation (B. Sevruk y H. Geiger). Informe de hidrología opera-
tiva N° 15, OMM-N° 560, Ginebra.
3. Hershfield, D.M. y Wilson, W.T., 1957: Generalizing of Rainfall-Intensity
Frequency Data. Extrait des Comptes rendus et rapports, Assemblée générale de
Toronto (Gentbrugge, 1958), Tomo I, págs. 499-506.
4. Hershfield, D.M., Weiss, L.L., y Wilson, W.T., 1955: Synthesis of rainfall inten-
sity regimes. Proceedings of the American Society of Civil Engineers, Volumen 81,
Separata N° 744.
5. Hershfield, D.M., 1965: Method for estimating probable maximum rainfall. Journal
of American Waterworks Association, Volumen 57, agosto, págs.965-972.
6. Court, A., 1961 : Area-depth rainfall formulas. Journal of Geophysical Research,
Volumen 65, N° 6, junio, págs. 1823-1831.
7. Miller, J.F., Frederick, R.H., y Tracy, R.J., 1973: Precipitation Frequency Atlas
of the Western United States. NOAA Atlas 2, U.S. National Weather Service, 11
Volúmenes.
8. Paulhus, J.L.H., 1965: Indian Ocean and Taiwan rainfalls set new records.
Monthly Weather Review, Volumen 93, mayo, págs. 331-335.
9. Herbst, P.H., Bredenkamp K.B. y Barker H.M.G., 1966: A technique for the
evaluation of drought from rainfall data. Journal of Hydrology, Volumen IV, N° 3,
págs. 264-272.
CAPÍTULO 29
ANÁLISIS DE LA LLUVIA DE UNA TORMENTA
29.1 Generalidades
El objetivo del análisis de la lluvia de una tormenta es obtener las características
(altura o cantidad, superficie afectada y duración de la lluvia) de una tormenta par-
ticular. La altura se determina a partir de las combinaciones pertinentes de la super-
ficie y la duración, y usualmente se representa con tablas o curvas. En conjunto,
dichos análisis constituyen registros útiles para el diseño de vertedores y para la
investigación de predicciones cuantitativas de precipitación.
Las observaciones de lluvia puntual se analizan conjuntamente y junto con otra
información. Los datos de lluvia en general consisten de observaciones totales dia-
rias, intercaladas con unas cuantas mediciones que contienen información de la
intensidad de lluvia a corto plazo. Algunas veces, se aumentan estos datos con las
observaciones recabadas a través de informes especiales, denominados estudios me-
diante el análisis de recipientes (sección 21.8.2). Se puede obtener información adi-
cional de mapas meteorológicos sinópticos, radares, informes de crecidas en peque-
ñas corrientes y de otras fuentes. El procedimiento, que se resume en las siguientes
subsecciones, se describe con detalle en la publicación de la OMM titulada Manual
for Depth-area-duration Analysis of Storm Precipitation [1].
Horas
0 6 12 18 24 30 36 42 48 54 60 66 72 78 84 90 96 102 108 114 120 126 132 136 144
250
228 Alma
Precipitación acumulada (mm)
200
150
141 Moncton (A) (Rec. G)
133 St John (A) (Rec. G)
100
50
0.0
6A 6P 6A 6P 6A 6P 6A 6P 6A 6P 6A 6P
Fecha 31 1 2
incrementos pueden servir igualmente bien. Por conveniencia, las estaciones deben
anotarse en orden decreciente de magnitud de la lluvia total de la tormenta.
El siguiente paso es examinar la tabla y seleccionar el período particular de seis
horas que tenga los incrementos más grandes de lluvia en seis horas. Se hace una
lista de los valores correspondiente a este incremento de tiempo y de manera similar
se determina el período de lluvia máxima en 12 horas, que también se anota. La
misma operación se aplica para obtener correspondientes máximos a los incremen-
tos de 18, 24, ..., n horas. Para períodos que abarcan varios incrementos de seis
horas, se puede necesitar un número considerable de experimentos para encontrar el
período que incluye la lluvia máxima para una duración particular.
superior físico, para una duración dada, sobre una cuenca determinada. Los térmi-
nos precipitación máxima posible y precipitación extrema se han estado usando con
casi el mismo significado. Preguntarse qué tan aproximada o qué tan probable es,
en el mejor de los casos, una pregunta retórica, ya que la definición de máximo
probable está determinada por las operaciones efectuadas sobre los datos.
250
Altura de las precipitaciones (mm)
(To
200
rm
en
ta
tot
al)
150
100
42 horas
24 horas
18 horas
12 horas
50
6 horas
0
10 100 1000 10 000 100 000
Superficie (km 2)
18° C
Punto de rocío convectivo representativo …………………..…
Distancia del punto de rocío representativo al centro de la
1 400 KM, 0700 LST 1º de abril
precipitación intensiva …………………………………………
Densidad de pluviómetro (km2/pluviómetro) para las isoyetas
establecidas (en mm) 200-61; 175-364; 150-1061;
…………………………………
125-621; 100-647; 75-796; 50-851
……………………………………
cuatro
Número de pluviógrafos …………………………………………
1: 2, 488 681
Escala de mapa de trabajo de isoyetas…………………………
Comentarios ………………………………………………………
Debe prestarse especial atención a que haya coherencia entre el valor o los dos
valores más altos de la serie anual y los demás valores que abarca la serie. Si, por
ejemplo, el valor máximo en un período de 30 años fuese dos veces mayor que el se-
gundo valor más alto, sin lugar a dudas es un valor sobresaliente o anormal. La man-
era más fácil para detectar un valor anormal es disponer la serie en orden descen-
dente y calcular el período de retorno (sección 27.2) de cada valor. Así, los valores
se trazan, en función de sus períodos de retorno, en papel de probabilidad como se
muestra en la figura 29.4. Si el valor máximo de la serie se ubica muy por encima
de la línea delineada para los otros elementos de la serie, se puede considerar un
valor anormal, el cual no debe usarse en el cálculo de la media o la desviación están-
dar de la serie. Si se usa, la media y la desviación estándar deben ajustarse como lo
indica Hershfield [8], quien también proporcionó un ajuste para la longitud del re-
gistro. En el capítulo 4 de la publicación de la OMM titulada Manual for Estimation
of Probable Maximum Precipitation [2] figura una descripción detallada y comple-
ta de todo el procedimiento, con diagramas para hacer los ajustes necesarios.
Cuando el valor puntual de la PMP se va a aplicar a una superficie de más de
25 km2, ese valor debe reducirse. Para zonas más pequeñas no se considera necesaria
ninguna modificación. Para zonas más grandes, el valor puntual generalmente se
reduce por medio de curvas de altura de lluvia-superficie o de reducción de superfi-
cie, similares a las de la figura 28.3.
El método estadístico antes descrito podría sobrestimar la PMP en regiones
con tormentas densas y en regiones con tormentas frecuentes de tipos similares.
440 CAPÍTULO 29
20 20
24 horas
5m
1h 6 hora
s
in.
ora
15 15
0 10 20 30
K
10
6 24
ho hor
ra as
s
1h
ora
5
0 100 200 300 400 500 600
Promedio de la precipitación máxima anual de n horas (mm)
68
+
80
67
Altura de lluvia (mm)
60
63
65
69
66
40
+ 60
62
70
64
20
61
0
1.0 50 80 90 96 98 99 99.5
Probabilidad [100 M (N+1) ]
En regiones con poca lluvia y en regiones donde lluvias fuertes asociadas con fenó-
menos intensos, como huracanes, son raras pero posibles, el método puede subesti-
mar la lluvia máxima probable. Se ha encontrado que valores de K tan altos como
30 son necesarios para exceder las cantidades de precipitación puntual máxima
observada en algunas regiones. En Estados Unidos y en otros países, donde los estu-
dios de tormentas son la fuente de datos preferida para la determinación de la PMP,
el método estadístico se ha usado principalmente como medio para verificar la
homogeneidad de los datos.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1969: Manual for Depth-area duration
Analysis of Storm Precipitation. WMO-Nº 237, Ginebra.
2. Organización Meteorológica Mundial, 1986: Manual for Estimation of Probable
Maximum Precipitation. Informe de hidrología operativa Nº 1, OMM-Nº 332,
Ginebra.
3. Weisner, C. J., 1970: Hydrometeorology. Chapman & Hall, Londres.
4. U.S. Weather Bureau, 1976: Hydrometeorology. Informes 55A, 56 y 57.
5. Kennedy, M.R., Pearce, H.J., Canterford, R.P. y Mintz, L.J., 1988: The esti-
mation of generalized probable maximum precipitation in Australia. Workshop on
spillway design floods, Canberra, 4 de febrero de 1988. Australian National
Committee on Large Dams Bulletin, Número 79, abril de 1988.
6. Hansen, E.M., Schreiner, L.C. y Miller, J.F., 1982: Application of probable
maximum precipitation estimates: United States east of the 105th meridian.
Hydrometeorological Report, Nº 52, U.S. National Weather Service.
7. Hansen, E.M., Schwarz, F.K. y Riedel, J.T., 1977: Probable maximum precipi-
tation estimates: Colorado river and Great Basin drainages. Hydrometeorological
Report, Núm. 49, U.S. National Weather Service.
8. Hershfield, D.M. 1961: Estimating the probable maximum precipitation.
Journal of the Hydraulics Division, American Society of Civil Engineers, volumen
87, Septiembre, págs. 99 a 116.
9. Hershfield, D.M. 1965: Method for estimating probable maximum rainfall.
Journal of the American Waterworks Association, volumen 57, agosto, págs. 965 a
972.
CAPÍTULO 30
INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS DE PRECIPITACIÓN
30.1 Generalidades
La interpretación de la precipitación tiene dos objetivos fundamentales . El primero es
evaluar las observaciones cuando se toman muestras de un evento de precipitación o de
una serie de eventos. La evaluación de la muestra observada incluye el examen de in-
fluencias externas, como los defectos en la implantación o la modificación de la exposi-
ción del pluviómetro, y la interpretación de los efectos del medio ambiente físico,
como la fisiografía.
El otro objetivo es describir el evento en forma apropiada para la difusión, el
análisis posterior u otra aplicación. Por ejemplo, la representación de una tormenta
en dimensiones de altura de lluvia, de tiempo y de espacio, la presentación en forma
tabular, gráfica o algebraica, y la descripción de la magnitud de la tormenta en tér-
minos de su frecuencia.
Otro ejemplo es una línea de regresión, que muestra una relación promedio en lugar
de las complejidades de un diagrama de puntos dispersos. Las curvas de calibración
son una combinación de los dos últimos propósitos.
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
es muy corto, será una muestra pobre de las variaciones temporales y pudiera ser
indebidamente influenciado por un período anormalmente seco o húmedo.
1950
20
1960
10
1965
0
0 10 20 30 40
Media de 12 estaciones (1 000 mm)
1000
al
loc
875
l
ta
die
0
en
750
n
bi
o
Pe
am
ra
1 olo
na
oC
625
Altitud (km)
Zo
A lt
2 an el
en
Ju a d
re
3000 3 n n 500
G
1
4 S a Zo
ío
de 5
lr
5 a
de
n
Zo 375
na
Zo
nde 250
Gra
2000 l Rio (d)
(a) a de
Zon 125
0
SW SE
4
O
NW
°
2
45
S
W
°
°
10
°-
65
5°
26
-
°-
0°
-2
E
46
ón
N
°
11
5°
ici
22
s
NE po °- °
91 90
Ex
° -
66
0°
-36
6°
n
22
ció
ta
ien
3
Or
(b) (c)
Estación pluviométrica
que esté dentro de la cuenca de drenaje. De esta manera, las estaciones que están
cerca pero fuera de la cuenca de drenaje pueden tener polígonos que se extienden
hasta la cuenca de drenaje, y se incluyen sus datos.
El procedimiento es mecánico y puede realizarse fácilmente con máquinas. Un
cambio en la red, al suprimir o agregar una estación, requiere volver a calcular los
coeficientes de ponderación. Si faltan los datos de una o más estaciones para un día
particular o período de tormenta, normalmente es preferible estimarlos en vez de vol-
ver a calcular los coeficientes de ponderación de cada estación. Esto puede hacerse
mediante la interpolación entre estaciones o construyendo isoyetas (sección 30.4.3).
Si bien el método tiene la ventaja de ser objetivo, tiene en cambio el incovenien-
te de excluir información que no sea sobre el espaciamiento de las estaciones y las
cantidades de precipitación.
P
98 100
Modelo de estación 80
72
50 60
n•z 40 (c) (d)
50 40
P 48
1 385
20
30
40
20 V
28 400
A
n 1 2 3 4 56 7 9 0
13001 2 3 4 56 7 8
n
495 0 10 20 30 40 50 60 70
1000
1200
400
600
800
450 z A'
40 2 (b) 1100 (a)
30 500
900
700
600
500
P = V/A
6 665 4 550
z
58 40
700
5 630 n número de la estación
18 7 700 800 z altitud de la estación (m)
50
900 P precipitación (mm)
8 910 1000
A' superficie de la cuenca por debajo de la altitud indicada (km2)
72 1100
1200 A superficie total de la cuenca (km2)
1240
98 V volumen de precipitaciones (mm3)
Referencias
1. Searcy, J.K. y Hardison, C.H., 1960: Double-mass curves. U.S. Geological
Survey Water-Supply Paper 1541-B, Reston, Virginia.
2. Chang, M. y Lee, R., 1974: Objective double-mass analysis. Water Resources
Research, Volumen 10, Nº 6, págs. 1123-1126.
3. Comisión Económica de las Naciones Unidas para Asia y el Lejano Oriente,
Organización Meteorológica Mundial, 1960: Hydrologic Networks and Methods.
Flood control series, Nº 15.
4. Organización Meteorológica Mundial, 1960: Guía de prácticas climatológicas,
capítulo 5, OMM–Nº 100, Ginebra.
5. Organización Meteorológica Mundial, 1990: Statistical Analysis of Series of
Observations (R. Sneyers), Nota Técnica Nº 143, OMM–Nº 415, Ginebra.
6. Organización Meteorológica Mundial, 1992: Snow Cover Measurements and
Areal Assessment of Precipitation and Soil Moisture (B. Sevruk). Informe de
hidrología operativa Nº 35, OMM–Nº 749, Ginebra.
7. Linsley, R.K., Kohler, M.A. y Paulhus, J.L.H., 1949: Applied Hydrology.
McGraw-Hill, Nueva York.
8. Linsley, R.K., Kohler, M.A. y Paulhus, J.L.H., 1958: Hydrology for Engineers.
McGraw-Hill, Nueva York.
9. Rainbird, A.F., 1967: Methods of Estimating Areal Average Precipitation.
Informes sobre los proyectos OMM/IHD, Informe Nº 3.
10. Organización Meteorológica Mundial, 1986: Manual for Estimation of Proba-
ble Maximum Precipitation. Informe de hidrología operativa Nº 1, OMM–Nº 332,
Ginebra.
CAPÍTULO 31
ANÁLISIS DEL ESCURRIMIENTO DE LA FUSIÓN DE NIEVE
31.1 Generalidades
La fusión de la nieve es exactamente igual a la lluvia, en lo que se refiere al suminis-
tro de agua para la infiltración y el escurrimiento, excepto por el almacenamiento
relativamente reducido y el retraso de la nieve derretida en la capa de nieve. Durante
los períodos en que no hay precipitación, las diferencias sucesivas en una serie de
mediciones diarias del agua equivalente en una capa de nieve derretida son práctica-
mente el equivalente a los incrementos diarios de lluvia. Las mediciones ordinarias
de cambios incrementales del equivalente en agua de la capa de nieve no caracteri-
zan el derretimiento de nieve, en gran parte debido a los errores inherentes de obser-
vación y de toma de muestras. Al sacar sucesivamente núcleos de distintos lugares
en una localidad, se mezcla la variación en tiempo con la variación en espacio.
Existen dos razones adicionales y primordiales para estimar, en lugar de observar, el
derretimiento de la nieve. Una es el pronóstico de escurrimientos; en este caso es
favorable pronosticar las causas del derretimiento en lugar de simplemente esperar
el derretimiento resultante. La otra razón, particularmente para el diseño y la plani-
ficación, es la necesidad de extrapolar velocidades de derretimiento extremas en
base a procesos físicos.
K f = 1 − f 1 − (1 − C )
2 (31.3)
(
R1 = σ dn θ n4 − da θ a4 Ue C1 ) (31.4)
[ ]
Rd = F + (1 − F ) Ue σ θ a4 (31.6)
La transferencia de calor por intercambio turbulento está dada por las siguientes
dos ecuaciones, para el calor sensible y el calor latente, respectivamente:
(31.7)
Qh = ku (θ a − θ n )
Qe = cu (ea − en ) (31.8)
donde u es la velocidad del viento horizontal en una altitud dada, (θa – θn) el gradien-
te de la temperatura promedio en la capa de aire que está sobre la nieve y (ea – en)
el gradiente de presión de vapor correspondiente. Las constantes empíricas, k y c,
incluyen el coeficiente de transferencia de masa, la rugosidad aerodinámica de la
superficie de la nieve, la estabilidad (la tendencia de la capa densa del aire cerca de
la nieve para resistir la rotación o la mezcla), la estructura del viento, las alturas de
los instrumentos por encima de la superficie de la nieve, y la densidad del aire. La
constante k incluye el calor específico del aire y c el calor latente de la vaporización
de la humedad en el aire. Este último también puede incluir la cantidad condensada
añadida al derretimiento de la nieve a partir de la condensación, a menos que el agua
condensada se tome en cuenta de otra manera.
TABLA 31.1
Factores grado–día (mm °C-1) para regiones montañosas
de América del Norte
Abril 2 3 4
Mayo 3 4 6
Junio 4 6 7
TABLA 31.2
Factores de grado–día (mm °C-1) para las regiones de tierras bajas
en la ex URSS
Con una capa de nieve poco profunda, el almacenamiento y el tiempo del paso
a través de la cubierta generalmente no tienen consecuencias en comparación con el
almacenamiento y el tiempo del paso a través de la capa del suelo y con las incer-
tidumbres en la cantidad de nieve derretida. El tiempo requerido para que drene el
agua líquida de una capa de nieve es de casi una hora, más otra hora por cada 50 cm
de espesor.
Las variaciones espaciales en la velocidad de derretimiento y en la distribución
y disminución del tamaño de la superficie cubierta por la nieve durante un período de
derretimiento están relacionadas con características más o menos permanentes de la
cuenca de captación, como la topografía y la distribución de la cobertura vegetal. Por
lo tanto, la velocidad de derretimiento en una cuenca depende de manera bastante uni-
forme de la superficie de la zona contribuyente y de la condición de la nieve durante
un período de derretimiento. Esta tendencia influye en la forma de curvas en S defi-
nidas empíricamente, como las de la figura 31.1. Debido al espesor variable de la
nieve y a sus velocidades locales de derretimiento, parte de la nieve empieza a derre-
tirse antes que el resto. De esta manera, la velocidad promedio de derretimiento por
unidad de área es pequeña al comienzo del período de derretimiento y aumenta a
medida que se derrite una mayor superficie. Hacia el final del período de derretimien-
to, las pendientes de las curvas de la figura 31.1 disminuyen debido a la disminución
del área que contribuye al derretimiento de nieve. Las partes más inclinadas de las
curvas ocurren después de que se han establecido las condiciones de derretimiento
en una gran superficie. La proporcionalidad de las velocidades de derretimiento con
las cantidades iniciales de nieve se debe en gran parte a que, con más nieve, mayor
es el área de contribución. Las porciones más inclinadas de las curvas de la figura
31.1 tienen una pendiente que corresponde a los valores de las tablas 31.1 y 31.2.
La pérdida por evaporación de la capa de nieve es insignificante durante los
breves períodos de derretimiento que pueden estar más que equilibrados por la con-
densación de la superficie de la nieve.
En regiones montañosas, en las que se acumulan grandes cantidades de nieve,
donde la estación de deshielo puede cubrir varios meses, y donde las condiciones de
460 CAPÍTULO 31
derretimiento varían mucho, según la elevación, las curvas como las de la figura 31.1
tienen una fiabilidad limitada. La evaporación durante los largos períodos cálidos
puede ser importante. Durante la estación de deshielo, los reconocimientos aéreos
sucesivos y de otro tipo muestran la evolución de la cobertura de nieve y las obser-
vaciones meteorológicas se interpretan para expresar las variaciones de la velocidad
del derretimiento de la nieve en función de la altitud. La contribución en agua de la
nieve derretida se debe determinar por zonas de altitud. Además, con capas de nieve
espesas en las montañas, debe dársele mayor consideración a la retención del agua
(de la nieve derretida) en la capa de nieve.
Si la velocidad del viento o de la humedad son excepcionalmente altas, se deben
usar factores de grado-día superiores al valor promedio.
120 120
100 100
Nieve fundida acumulada (mm)
80 80
60 60
40
20
0
10 20 30 40 50 60 70 °C
Número de grados-días sobre 0 °C
Qn =
m
1 − αo
( )
f 1 M, I f f 2 ( M, α o ) (31.11)
retención de agua de la capa de nieve, f2 (M, αo) es una función que expresa el área
relativa sobre la que se derrite la nieve relacionada con el derretimiento acumulado
M y con la retención inicial de agua en la nieve αo; f1 (M, If) es un coeficiente de
escurrimiento en función del derretimiento acumulado y del índice de la capacidad
de infiltración de la cuenca If. La cantidad inicial del agua de deshielo retenida por
la nieve depende de la estructura y de la densidad de la capa de nieve y puede deter-
minarse experimentalmente. Los datos limitados indican que valores de 0,15-0,20
pueden usarse como una primera aproximación de αo, para cuencas de tierras bajas
donde la densidad de la nieve varía entre 0,25 y 0,30. El área relativa en la cual se
derrite la nieve, f2 (M, αo), depende de la distribución espacial de la nieve. De esta
manera, el área relativa aumenta con el derretimiento acumulado debido al incre-
mento del área en la cual la nieve se satura. A medida que la nieve se fragmenta, el
área relativa disminuye con la reducción del área cubierta de nieve. La técnica más
sencilla para estimar el área de derretimiento de la nieve, se basa en las hipótesis de
derretimiento uniforme y de retención inicial de agua en la nieve constante sobre
toda la cuenca. En estas condiciones, la función f2 (M, αo) puede determinarse
como la diferencia entre dos funciones:
f 2 ( M, α o ) = f 3 ( M ) − f 4 ( M ) (31.12)
donde f3 (M) es el área de la cuenca donde se ha derretido la nieve y f3 (M) una fun-
ción integral del área relativa donde la nieve se satura,
M
f 3(M) = f 4 (31.13)
αo
El método antes descrito permite deducir relaciones gráficas entre los grados-
día acumulados y el derretimiento de nieve acumulado para diferentes valores de vo-
lumen de agua promedio, equivalentes al contenido en agua de la capa de nieve.
Dichas relaciones, como lo muestra la figura 31.2, sirven para fines operativos.
El coeficiente de escurrimiento f1 (M, If) es una función que aumenta con el de-
rretimiento acumulado debido a la disminución de la capacidad de infiltración de la
cuenca. Las relaciones entre estas variables pueden determinarse empíricamente
usando como parámetros el índice de condiciones antecedentes de humedad del sue-
lo y la profundidad del suelo congelado. Para este propósito se pueden usar las rela-
ciones de un balance hídrico. Tras establecer dicha relación para una cuenca, la fun-
ción f1 (M, If) se determina mediante diferenciación:
(
f 1 M, I f = ) (
dQ W, I f ) (31.14)
dW
ANÁLISIS DEL ESCURRIMIENTO DE LA FUSIÓN DE NIEVE 463
50
50
40
40
Fusión de nieve acumulada (mm)
)
m
l (m
cia
30
ini
30
ua
ag
en
te
len
40
20
a
20
uiv
Eq
10 10
0
0 2 4 6 8 10
Número de grados-días sobre 0° C
peratura de fusión de la nieve, mientras que la presión del vapor del aire puede ser
mucho mayor. Por consiguiente, las proporciones de condensación ordinariamente
son mucho mayores que las proporciones de evaporación.
La medición de la evaporación en una superficie de nieve o de hielo es difícil y,
probablemente no será más exacta que el cálculo de la evaporación. En general, se
estima que durante los períodos invernales, la evaporación de una superficie de nieve
ocurre a velocidades entre cero y 20 mm por mes. Durante los períodos de deshielo,
la condensación tiende a prevalecer y ocurre a velocidades de cero a no más de
10 mm de condensación por día.
Es posible, cuando hay cielo despejado y el aire es seco y frío, que la nieve se
derrita y se evapore al mismo tiempo, y rara vez, cuando se establece un buen equi-
librio entre el calor y la humedad, que todo el agua de la fusión de la nieve se eva-
pore. A veces, puede ocurrir sublimación, es decir, la nieve pasa de la forma sólida
a la de vapor, sin pasar por la fase líquida.
a) método de estación parcial – Las acumulaciones de nieve más altas que se han
observado cada mes o período de dos semanas, de acuerdo con la frecuencia de
las observaciones, se combinan sin tener en cuenta el año de de cada obser-
vación, para obtener un año artificial de precipitación muy alta de nieve. El
método se puede aplicar a intervalos de tiempo más cortos, como una semana o
períodos de cuatro días, si se dispone de los registros adecuados;
b) maximización de nevadas – Se determina el cociente entre el contenido máxi-
mo de humedad atmosférica en el área del proyecto durante la época del año en
la cual ocurre la tormenta y el contenido real de humedad en la tormenta. La
cantidad de nieve, producida por la tormenta, se multiplica por este cociente
para producir la nevada maximizada de la tormenta. La maximización del con-
tenido de humedad debe restringirse a un valor que produzca nieve y no lluvia;
c) métodos estadísticos – Se efectúa un análisis de frecuencia de los registros de
precipitación y de altura de la nieve para determinar los valores de diversos
períodos de retorno. Los análisis se hacen con tres tipos de datos: cantidad de
precipitaciones en una estación, espesor de la capa de nieve en una cuenca y
equivalente de agua de la nieve situada sobre el suelo.
Referencias
1. U.S. Army Corps of Engineers, 1960: Runoff from Snowmelt. Engineer Manual
1110-2-1406, U.S. Department of the Army, Washington, D.C.
2. Bruce, J.P., 1962: Snowmelt contributions to maximum floods. Proceedings of
the Nineteenth Annual Eastern Snow Conference, 8-9 de febrero de 1962, Universidad
de Yale, New Haven, Connecticut, págs. 85-103.
CAPÍTULO 32
EVALUACIÓN DE DATOS DE FLUJO FLUVIAL
32.1 Generalidades
El análisis de datos de flujo usualmente se realiza con fines prácticos en determina-
dos lugares. Si existen registros de escurrimientos para estos lugares, se pueden usar
directamente en los análisis. Si la exactitud o la representatividad de estos registros
no es suficiente, se podría ajustarlos para alcanzar la norma requerida. Cuando no
se dispone de suficientes registros, se debe transferir la información basada en datos
de flujo disponibles de otros lugares o basada en otros tipos de datos hidrológicos y
meteorológicos.
un registro que refleje cuál hubiera sido el flujo si no hubiera habido cambios antro-
pógenos en la cuenca, los caudales calculados deben ajustarse para tener en cuenta
las desviaciones estimadas hacia la cuenca o fuera de ella, y las variaciones en el vo-
lumen de agua usada en la cuenca antes de que se vuelva a representar gráficamente.
Si no se pueden identificar las causas de un cambio en la pendiente de la curva de
doble acumulación, no se debe hacer ningún ajuste al registro.
Si una cantidad razonable de interpretación se usa para el cálculo de un registro
de caudales diarios, la exactitud de ese registro será mejor que la obtenida para los
demás elementos de un balance hidrológico en una cuenca. El escurrimiento es el
único elemento del balance que permite entregar en un registro único todo lo que
sucede en una cuenca. Para todos los demás elementos, como las precipitaciones, la
humedad del suelo y las aguas subterráneas, sólo se toman muestras con respecto al
área. Por tanto, rara vez se justifica el ajuste de los registros de escurrimiento con
relación a los otros elementos. Las comparaciones hidrológicas pueden indicar que
convendría reexaminar los datos básicos de escurrimientos, pero no se deben usar
para efectuar un ajuste general.
Debe distinguirse entre la exactitud de un registro de caudal y la exactitud con
la que el registro representa el escurrimiento natural de una cuenca. Un registro de
caudales puede ser exacto aunque la mitad del flujo de la corriente haya sido desvia-
da para usarse aguas arriba. En los estudios hidrológicos donde es necesario estimar
los flujos naturales de un curso de agua, deben hacerse ajustes cuantitativos de las
estimaciones de desviación y de uso, pero dichos ajustes no desacreditan los reg-
istros calculados del caudal.
En algunos casos, el método del balance hídrico (sección 37.2) puede usarse
para obtener una evaluación general de los registros de flujos de caudales. Si
el escurrimiento o la pérdida es excesivamente alta o baja en comparación con otros
meses o con otras corrientes, los datos básicos registrados en las estaciones de
aforo se deberían volver a examinar para identificar si una posible interpretación
errónea.
D=P–Q (32.1)
EVALUACIÓN DE DATOS DE FLUJO FLUVIAL 471
y durante los períodos anteriores. Esta relación puede expresarse con una ecuación
como la siguiente:
Q = aP1 + bP2 + . . . + c (32.5)
donde P1 es la precipitación durante el período en curso, P2 la precipitación durante el
período anterior al período en curso y a, b y c son constantes. Los valores de las con-
stantes se pueden determinar mediante un análisis de regresión múltiple. Las ecua-
ciones de esta forma pueden aplicarse a datos para períodos de varias duraciones. El
número de términos que representan la precipitación y los valores de las constantes
variarán con la duración del período elegido. Si el período es de un año y se guarda un
almacenamiento importante dentro de la cuenca de un año al otro, probablemente sería
necesario tener en cuenta la precipitación del año anterior junto con la precipitación del
año en curso. Si, por otra parte, el período es de un mes, puede ser necesario usar los
valores de una precipitación de meses anteriores para obtener una relación mejorada en-
tre la precipitación y el escurrimiento. Cuando el período considerado es inferior a un
año, por ejemplo un mes, el número de términos en el segundo miembro de la ecua-
ción y los valores de las constantes, pueden cambiar de un mes al otro durante el año.
largo plazo relacionada. Si se supone que el caudal, Q, sigue una distribución log
–
normal, se aplican las siguientes ecuaciones:
[
Qy = exp v + 0,5sv2 ] (32.6)
sQy = Qy ( )
exp sv2 − 1 (32.7)
donde
svn
v = vn + ruv
sun
(uN − un ) (32.8)
sv2n
sv2 = sv2n + ruv
2
su2n
(su2
N
− su2n ) (32.9)
N
Ne =
( )
N−n (32.10)
1+ 1 − r2
n−2
Referencias
1. Langbein, W.B., y otros 1949: Annual runoff in the United States. U.S.
Geological Survey Circular 52.
2. Langbein, W.B., 1962: The water supply of arid valleys in intermountain
regions in relation to climate. Bulletin of the International Association of Scientific
Hydrology, volumen 7, Nº 1, págs. 34-39.
3. Turc, L., 1954: Le bilan d'eau des sols: relation entre les précipitations, l'éva-
poration et l'écoulement. Troisième journée de l’hydraulique, Argel, 12-14 de abril
de 1954, págs. 36-43. (Résumé de la thèse de l’auteur, París, 1953, publicado en
l’Annuaire de l’agronomie, 1954, y en Sols africains, volumen III, 1954).
4. Kaczmarek, Z., 1967: The estimation and optimal use of surface water
resources. Fourteenth General Assembly of ATMS (IUGG), Symposia on Surface
Water Resources, 25 de septiembre a 7 de octubre de 1967, Berna.
5. Hardison, C.H. y Moss, M.E., 1972: Accuracy of low-flow characteristics esti-
mated by correlation of base-flow measurements. U.S. Geological Survey Water
Supply Paper 1542-B.
6. Comisión Económica de las Naciones Unidas para Asia y el Lejano Oriente/
Organización Meteorológica Mundial, 1960: Hydrological Networks and Methods.
Flood control series, Nº 15.
CAPÍTULO 33
RELACIONES LLUVIA–ESCURRIMIENTO
50
Índice de precipitación
anterior (K=0,90)
40
30
20
Precipitaciones
diarias
10
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
Días
60
50
re
bre
mb
ptie
Diciem
40
Se
o
añ
Fébrero
el
ad
to
bre
os
30
oc
io
Ag
iem
Ép
Jun
Nov
Enero
20
o
Marz
lio
yo
Ju
ril
Ma
Ab
10
Escurrimiento de las aguas de borrasca (mm)
10 20 30 40 50
)
as
or
10
(h
a
20
sc
rra
30
bo
la
40
de
)
mm
ón
50
ci
a(
ra
60
Du
asc
orr
b
la
de
via
Llu
0
24
48
72
96 0
12
Figura 33.2 — Índice de humedad anterior para estimar el escurrimiento a partir de la lluvia
478 CAPÍTULO 33
o
se ial
nd
2
or inic
gu
sp o
ico áne
úb err
s c bt
ro l su
m da
en Cau
9
et
7
5
1
3
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16
Precipitaciones de la borrasca
El uso del caudal inicial de aguas subterráneas como índice de las condiciones
de escurrimiento, usualmente está limitado a cuencas pequeñas con tiempos de con-
centración cortos. Para zonas más grandes, durante una estación de lluvia, un ascen-
so del hidrograma tiende a estar superpuesto al último, lo cual dificulta bastante la
RELACIONES LLUVIA–ESCURRIMIENTO 479
V = ∫ Q(t)dt (33.4)
40
Lluvia efectiva
Hidrograma observado
de 12 horas
30
Caudal de la corriente (m3 s-1)
Hidrograma de
escurrimiento directo
20
Hidrograma unitario
10
E C
+
A D
B Escorrentía +
de base
0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Tiempo en días
300
Escurrimiento directo (m3 s-1)
200
U1
Q3
U1
Q2
U2 U2
100
U1
U3 U3
Q1
U2
U4 U4
U3
U4 U5 U5 U5
0
0 12 24 36 48
Tiempo (horas)
Para lluvias de duración TR, que no sea la duración estándar de la lluvia, el tiem-
po de respuesta, tc, está dado por:
tc = tp + f(TR) (33.9)
A2 A3 A5 = Ac
A1 AT = A4
T=O
T=5=c
T=1
c = Tiempo de concentración
T = 2 = 1 + 4t T=3 T=4
Ar
A4
A3
A2 A5
A1
T
1 2 3 4 5
b) Disribución espacio-tiempo
A2 V3
Qr A3 V3
A3 V2
A1 V3
A2 V3 A4 V3
A4 V3
A4 V1
A1 V2
A3 V1
A2 V1 A5 V1 A5 V3
A1 V1 A5 V2
1 2 3 4 5 6 7
c) Hidrograma resultante
Referencias
1. Linsley, R.K., Kohler, M.A. y Paulhus, J.L.H., 1949: Applied Hydrology.
McGraw-Hill, Nueva York.
2. Linsley, R.K., Kohler, M.A. y Paulhus, J.L.H., 1958: Hidrology for Engineers.
McGraw-Hill, Nueva York.
3. Linsley, R.K., 1943: Application of synthetic unit-graphs in the western moun-
tain states. Transactions, American Geophysical Union, volumen 24, Parte 2, págs.
580-586.
4. Taylor, A.B. y Schwartz, H.E., 1952: Unit-hydrograph lag and peak flow related
to basin characteristics. Transactions, American Geophysical Union, volumen 33,
págs. 235-246.
5. Snyder, F.F., 1938: Synthetic unit hydrographs. Transactions, American
Geophysical Union, volumen 19, parte 1, págs. 447-454.
CAPÍTULO 34
TRÁNSITO DE AVENIDAS
∂v ∂A ∂A (34.1)
A⋅ +v⋅ + =q
∂x ∂x ∂t
∂v ∂v ∂h v ⋅ q
∂t
+ v⋅
∂x
+ g⋅
∂x
+
A
(
= g s − sf ) (34.2)
elevaciones de la superficie del agua y los flujos en las siguientes situaciones de flujo
variable:
a) movimiento de las ondas aguas arriba, como las que produce la acción de la ma-
rea o los oleajes provocados por una tormenta marina;
b) efectos de remanso producidos por los embalses o por afluentes ubicados aguas
abajo;
c) ondas de avenida característica de los ríos con pendientes pequeñas, por ejem-
plo, menos del 0,05 por ciento;
d) ondas abruptas causadas por extracciones controladas de embalses o por la rotu-
ra de una presa.
El tránsito dinámico generalmente se basa en las ecuaciones hidrodinámicas
unidimensionales de flujo variable, denominadas ecuaciones de St. Venant. Estas
ecuaciones, antes indicadas, generalmente son expresadas en su forma conservativa
y aparecen como sigue:
Continuidad: ∂ Q ∂ ( A + Ao)
+ −q=O (34.3)
∂x ∂t
Energía:
∂Q ∂Q2 / A ∂ hy (34.4)
+ + gA + S f − qvx + W f B = 0
∂t ∂x ∂x
donde:
n 2Q
Sf = (34.5)
A 2 R 4/ 3
que se pueda usar la técnica de tránsito dinámico como una herramienta de pronós-
tico.
Considérese: (34.7)
1 ∂v v ∂v ∂h
+ + − So + S f = 0
g ∂t g ∂t ∂x
Modelo cinemático
Modelo de difusión
Modelo dinámico
donde las nuevas variables son v, la velocidad media en la sección transversal en
dirección x, h el tirante, y So la pendiente del fondo.
En el primer nivel de aproximación, se desprecian los términos que representan
las aceleraciones relacionadas con la variación temporal del afluente y la variación
espacial de la velocidad. El modelo resultante se denomina modelo de difusión. En
algunas situaciones de flujo, también es posible despreciar el término de la fuerza de
presión y tratar la ecuación de la cantidad de movimiento como un equilibrio entre
las fuerzas de gravedad y de fricción. A esta aproximación se le conoce como mode-
lo cinemático. Se ha demostrado [10] que una aproximación en diferencias finitas
del modelo de onda cinemática coincide con el método Muskingum (sección 34.3).
Tanto la aproximación cinemática como la aproximación de difusión se han
usado con buenos resultados en los últimos años para describir flujos de superficie
y flujos en corrientes donde las pendientes son superiores a cerca de 0,1 por ciento.
El modelo de difusión puede usarse en ríos con pendientes más pequeñas, pero con
precaución porque los términos de inercia pueden volverse importantes. En los últi-
mos años, el modelo cinemático se ha vuelto muy popular en aplicaciones donde la
topografía y la geometría irregulares de cuencas naturales pueden reemplazarse por
una serie de elementos sencillos como los planos de flujo y los segmentos regulares
de caudal. Las ecuaciones cinemáticas también se usan en modelos de calidad del
agua para predecir el transporte de contaminantes solubles e insolubles. Un modelo
cinemático no considera los efectos de remanso provenientes de los caudales latera-
les u operaciones de embalses aguas abajo, ni se puede usar para predecir progresio-
nes de onda en dirección aguas arriba.
TRÁNSITO DE AVENIDAS 493
donde I y Q son los caudales de los puntos aguas arriba y aguas abajo, respectiva-
mente, S es el almacenamiento y t el tiempo. La solución de esta ecuación implica
aproximaciones concernientes a la relación flujo/almacenamiento, que constituye la
principal dificultad en el tránsito hidrológico del escurrimiento.
Un cierto número de métodos prácticos de tránsito se basan en la ecuación:
I1 + I2 Q + Q2 (34.9)
∆t − 1 ∆t = S2 − S1
2 2
S = K [x Q1 + (1 – x) Q2] (34.11)
y
S (34.14)
K=
Q
Q
L=
δQ (34.15)
Z
δh
∆t
Q(t) = I t N −1e −t / K (34.16)
K ( N − 1)!
n
TRÁNSITO DE AVENIDAS 495
Q = c1 ⋅ h1/ 2 + c2 ⋅ h13/ 2
y, por ejemplo: (34.18)
}
}
salida aliviadero
Referencias
1. Fread, D.L., 1973: Technique for implicit dynamic routing in rivers with major
tributaries. Water Resources Research, volumen 9, Nº 4.
2. Preissman, A., 1961: Propagation of Translatory Waves in Channels and
Rivers. Premier Congrès de l’Association française de calcul, Grenoble, Francia.
3. American Society of Civil Engineers, 1963: Friction factors in open channels.
Proceedings of the American Society of Civil Engineers, Task Force Report, volu-
men 89, págs. 97-143.
4. Rouse, H., 1965: Critical analysis of open-channel resistance. Journal of the
Hydraulics Division, American Society of Civil Engineers, volumen 91, Nº HY4,
págs. 1-25.
5. Simons, D.B. y Senturk, F., 1977: Sediment Transport Technology. Water
Resources Publications, Fort Collins, Colorado.
6. Limerinos, J.T., 1970: Determination of the manning coefficient from mea-
sured bed roughness in natural channels. U.S. Geological Survey Water-Supply
Paper 1898-B, U.S. Government Printing Office, Washington, D.C.
7. Hey, R.D., 1979: Flow resistance in gravel-bed rivers. Journal of the
Hydraulics Division, American Society of Civil Engineers, volumen 105, Nº HY4,
págs. 365-379.
8. Ven Te Chow, 1959: Open Channel Hydraulics. McGraw-Hill, Nueva York.
9. Barnes, H.H., 1967: Roughness characteristics of natural channels. U.S.
Geological Survey Water-Supply Paper 1849, U.S. Government Printing Office,
Washington, D.C.
10. Cunge, J.A., Holly, E. y Verwey. A. 1980: Practical Aspects of Computational
River Hydraulics. Pitman Publishing Inc., Marshfield, Massachusetts.
11. McCarthy, G.T., 1938: The Unit Hydrograph and Flood Routing. Paper pre-
sented at the conference of the North Atlantic Division, U.S. Corps of Engineers,
Junio (véase también Engineering Construction – Flood Control, 1940. The
Engineer School, Ft. Belvoir, Virginia, págs. 147-156).
12. Kalinin, G.P. y Miljukov, P.I., 1958: Approximate methods for computing
unsteady movement of water masses. Transactions, Central Forecasting Institute,
Nº 66 (en ruso).
CAPÍTULO 35
ANÁLISIS DE ESTIAJES Y SEQUÍAS
35.1 Generalidades
Algunos análisis de caudales bajos o de estiaje son necesarios antes de que se pueda
usar una corriente como una fuente fiable de suministro de agua. Si el registro de
flujo mínimo excede por mucho la demanda prevista, puede que no sean necesarios
otros análisis, pero si una o dos veces durante el período de observación, el flujo fue-
ra menor que la demanda prevista, entonces debe hacerse un análisis adicional para
ver si las deficiencias anticipadas en el flujo son muy importantes para ser admiti-
das. El análisis de frecuencias de caudales bajos y las curvas de duración son los dos
métodos más sencillos que se usan para realizar dichos análisis. Si es probable que
la deficiencia sea con frecuencia muy grande, se tendrán que adoptar medios para el
almacenamiento de los caudales elevados a los que se les dará salida durante los
períodos de estiaje. Aunque se requiere un análisis detallado de los requerimientos
de almacenamiento para el proyecto, la planificación preliminar puede facilitarse
frecuentemente mediante curvas acumulativas de sequía basadas en el análisis de
frecuencias de caudales bajos.
Además del análisis de estiaje para la planificación del suministro de agua con
base en la duración o en la frecuencia, existen también situaciones en las que el flujo
de una corriente puede proyectarse en tiempo, como se describe en la sección 44.6.
Esta extrapolación equivale a extender el hidrograma durante períodos de lluvia
escasa o nula.
Los períodos de larga duración, con caudales bajos e insuficientes para satisfa-
cer la demanda de usuarios específicos, se llaman sequías. En la literatura hidroló-
gica, todavía no se ha establecido una definición uniforme de sequía, porque en ge-
neral la sequía se puede definir de manera diferente según los objetivos de una inves-
tigación.
100
80
60
50
40
30
20
Caudal (m3 s-1)
10
8
6
5
4
1
0.5 1 2 5 10 20 50 80 90 95 98 99 99,5 99,9
99,8
Porcentaje del tiempo en el que el caudal diario
es superior al valor indicado
pueden usarse para obtener estimaciones de duración del flujo en los lugares no
aforados de la región.
Uno de los usos más comunes de las curvas de duración es el cálculo del poten-
cial de energía hidroeléctrica primaria y secundaria.
10
Caudal (m3 s-1)
8
6
(días)
4
274
3
183
2 120
60
30
7
1
1,01 1,1 2 3 4 5 6 7 8 910 20 40 60 100
Intervalo de recurrencia (años)
se usa para definir el tercer parámetro de una distribución log normal de tres pará-
metros, y una tabla de coordenadas de una curva de frecuencia se usa para trazar una
curva. En este método, el coeficiente regional de oblicuidad se usa algunas veces en
lugar del coeficiente de oblicuidad de la muestra. En otro enfoque, se hace la trans-
formación y = log (x – a), donde x simboliza la serie de los estiajes anuales. Se
supone que la curva de frecuencia resultante de y tiene una distribución normal. El
parámetro a, se puede calcular gráficamente o a partir de las estadísticas de la mues-
tra. La media, la desviación estándar y el coeficiente de oblicuidad de la muestra se
usan con la relación teórica entre estas estadísticas en una distribución log normal
para calcular la constante a y la desviación estándar logarítmica requerida.
La mediana anual del caudal bajo de siete días, tomado de las curvas de fre-
cuencia de caudales bajos, ha resultado un buen índice preliminar de los requisitos
de almacenamiento.
Otra distribución que puede ser útil para evaluar si el caudal anual puede satis-
facer las necesidades de suministro de agua es la distribución gamma, que en la
forma relativamente sencilla de dos parámetros, la ha descrito Thom [1] y la ha apli-
cado Alexander [2] para el análisis de escurrimientos. Esta distribución tiene un
límite inferior en cero, que es una propiedad deseable para el análisis de datos de pre-
cipitación y de escurrimiento.
Las curvas de frecuencia de caudales bajos para cuencas no aforadas se pueden
estimar con base en la relación entre las curvas de frecuencia de caudales y las ca-
racterísticas de la cuenca. Campbell [3] propuso un método de índice de caudales
de estiaje para estimar las curvas regionales de frecuencia de caudales bajos.
los períodos de tiempo contínuo máximos durante una sequía cuando el caudal per-
manece inferior a Q1, Q2, . . . QN, respectivamente. En este caso, las variables tam-
bién deben ser transformadas en distribuciones normales.
El Instituto de Hidrología [5] ha descrito el análisis de frecuencias de volúmenes
y duraciones de caudales bajos.
donde Qb es el caudal inicial debido al caudal afluente de las aguas subterráneas pro-
fundas. La ecuación 35.2 indica que existe una relación lineal entre los caudales
medios para períodos sucesivos de igual duración, T:
donde Q1 y Q2 son, respectivamente, los caudales medios para dos períodos suce-
sivos de T días, y:
a = e-CT (35.4)
502 CAPÍTULO 35
donde Q1 y Q2 son, respectivamente, los caudales medios para los períodos suce-
sivos y Qmin es el caudal mínimo del año en cuestión.
Se han usado datos de caudales medios de 10-días o de un mes durante un
número de años para establecer las relaciones empíricas de las ecuaciones 35.3 y
35.5.
Q2
200
Caudal medio mensual (m3 s-1)
100
0
100 200 Q1
Caudal medio mensual (m3 s-1)
Figura 35.3 — Relación entre los caudales medios mensuales de dos meses
sucesivos en un período de estiaje
ANÁLISIS DE ESTIAJES Y SEQUÍAS 503
Referencias
1. Thom, H. C. S., 1958 : A note on the gamma distribution. Monthly Weather
Review, volumen 86, abril, págs. 117-122.
2. Alexander, G. N., 1962 : The use of the gamma distribution in estimating regu-
lated output from storage. Civil Engineering Transactions, Institution of Engineers,
Australia, volumen CE, N° 1, marzo, págs. 29-34.
3. Campbell, J. C., 1971: Prediction of Seasonal Low Stream Flow Quantities.
Water Resources Research Institute, Corvallis, Oregón.
4. Zielinska, M., 1964: Methods of estimation and forecast of droughts in the
probability approach. Wiadomosci Sluzby Hydrologicznej i Meteorologicznej,
N° 58, Varsovia.
5. Instituto de Hidrología, 1980: Low Flow Studies. Research Report,
Wallingford, Oxon.
6. Popov, E. G., 1964: Long-term river flow forecasting in the low-water period.
Symposium on Surface Waters, 19–31 de agosto de 1963, Berkeley, California,
publicación N° 63 de la AICH, págs. 63-67.
CAPÍTULO 36
FRECUENCIA DE CRECIDAS
sistemática de datos. Por ejemplo, una estación de aforo puede tener sólo 20 años
de datos medidos en 1992, pero se puede saber que en 1900 se produjo una crecida
con un caudal máximo estimado de 1 000 m3s-1 que excede todas las crecidas ante-
riores y que también es la crecida máxima desde que la comunidad fue establecida
en 1860. La magnitud de esta crecida y el saber que las otras crecidas, desde 1860
hasta 1992 fueron inferiores a la crecida de 1900, pueden y deben ser usados en el
análisis de frecuencias. En cambio, puede que sólo se sepa que un cierto número de
crecidas excedieron un cierto umbral de 1860 a 1992. Esto tambien constituye infor-
mación histórica y debe ser incluida en el análisis de frecuencia. Se usan dos méto-
dos para incorporar ciertas formas de información histórica en la estimación de los
parámetros de la función matemática de la distribución. Éstos son el método de
momentos históricos moderados (ajustados) [3] y el de máxima similitud con la teo-
ría de la censura [4-7]. Se ha mostrado que el método de máxima similitud permite
una utilización más eficiente de la información adicional que el método de momen-
tos históricos ponderados [7]. El período de retorno de una crecida histórica, si su
magnitud es conocida, puede ser estimado y trazado en un gráfico con las crecidas
observadas sistemáticamente para la curva de frecuencia acumulada [1,3,4].
3,0
2,8
Caudal en proporción de la crecida anual media
2,6
2,4
2,2
2,0
1,8
1,6
1,4
1,2
1,0
0,8
0,6
0,4
1,01 1,1 1,5 2 5 10 20 50 100
Intervalo de recurrencia (años)
cuenca dentro de la región. Este método asume que todas las crecidas de la región
son del tipo I (distribución exponencial doble o de Gumbel) y que la región está de-
finida geográficamente. Se preparó un ensayó de homogeneidad para determinar si
las diferencias en pendiente de las curvas de frecuencia para todas las estaciones en
una región dada son mayores que las atribuibles al azar. Pruebas similares han sido
creadas para las distribuciones log normal de tres parámetros [12] y de Weibull [13].
Se ha trabajado mucho para extender estos conceptos iniciales y evaluar la exac-
titud del método de crecida a fin de determinar los varios quantiles de crecidas [14-
17]. Se han hecho progresos gracias a la preparación de estadísticas del momento
ponderado por las probabilidades [18] y de L–momentos [19]. La necesidad de las
pruebas analíticas de homogeneidad se pudo atender por los experimentos de Monte
Carlo. La homogeneidad puede y debe ser extendida a la pendiente de la curva, que
es el coeficiente de variación de la muestra en el enfoque de Dalrymple, a la
asimetría y al aplastamiento de la curva de acuerdo con un registro determinado.
Esto lleva a un procedimiento de índice más flexible que permite mayores momen-
tos de los datos de la región para indicar la distribución potencial subyacente. La
hetereogeneidad de los momentos inferiores puede ser evaluada y potencialmente
vinculada a características de la cuenca. Hosking y Wallis [16] muestran que aún
cuando existe heterogeneidad y dependencia entre los sitios, y que la forma de la dis-
tribución de frecuencia de crecida (regional) está mal especificada, los análisis
regionales de frecuencia de crecida son preferibles a un análisis in situ.
Referencias
1. Kite, G. W., 1988: Frequency and Risk Analysis in Hydrology. Water
Resources Publications, Fort Collins, Colorado.
2. Organización Meteorológica Mundial, 1989: Statistical Distributions for Flood
Frequency Analysis (C. Cunnane). Informe de hidrología operativa Nº 33,
OMM–Nº 718, Ginebra.
3. Interagency Advisory Committee on Water Data, 1982: Guidelines for
Determining Flood Flow Frequency. Bulletin 17B of the Hydrology Subcommittee,
U.S. Geological Survey, Office of Water Data Coordination, Reston, Virginia.
4. Pilon, P. J., Condie, R. y Harvey, K. D., 1985 : The Consolidated Frequency
Analysis (CFA) Package. (HOMS component I.81.2.02), Environment Canada,
Water Resources Branch, Ottawa, pág. 163.
5. Leese, M. N., 1973: Use of censored data in the estimation of Gumbel distribu-
tion parameters for annual maximum flood series. Water Resources Research, volu-
men 9, N° 6, págs. 1534-1542.
6. Condie, R., 1986: Flood samples from a three-parameter lognormal population
with historic information: the asymptotic standard error of estimate of the T-year
flood. Journal of Hydrology, volumen 85, págs. 139-150.
7. Stedinger, J. R. y Cohn, T. A., 1986: Flood frequency analysis with historical
and paleoflood information. Water Resources Research, volumen 22, N° 5,
págs. 785-793.
8. Kaczmarek Z., 1961: Forecasting of random variable systems. Wiadomosci
Sluzby Hydrologicznej i Meteorologicznej, N° 42, Varsovia.
9. Stammers, W. N., 1967: The application of multivariate techniques in
hydrology. Proceedings of the Hydrology Symposium N° 5, McGill University,
Montreal.
10. Dalrymple, T., 1949: Regional Flood Frequency Analysis. Presentation to the
twenty-ninth annual meeting of the highway research board, Washington, D.C., pág. 22.
11. Dalrymple, T., 1960: Flood frequency analysis. U.S. Geological Survey Water-
Supply Paper 1543-A, Reston, Virginia, pág. 80.
12. Harvey, K. D., Condie, R. y Pilon, P. J., 1985: Regional flood frequency analy-
sis with the three-parameter lognormal distribution. Proceedings of the Seventh
FRECUENCIA DE CRECIDAS 511
26. Draper, N. R. y Smith, H., 1981: Applied Regression Analysis. Segunda edi-
ción, John Wiley & Sons, Inc., Toronto.
27. Tasker, G. D., 1982: Simplified testing of hydrologic regression regions.
Journal of the Hydraulics Division, American Society of Civil Engineers, volumen
108, Nº HY10, págs. 1218-1222.
CAPÍTULO 37
ESTIMACIÓN DE LA EVAPORACIÓN EN LAGOS Y EMBALSES
37.1 Generalidades
La evaporación de lagos y embalses no puede ser medida directamente como los
caudales y la lluvia [1]. Es necesario determinar la evaporación de un lago o un em-
balse por uno o más de los diferentes métodos descritos en las secciones siguientes:
métodos del balance hídrico, del balance energético, aerodinámicos y de tanques de
evaporación [2, 4].
E = I + P – Vss – O ± ∆s (37.1)
37.2.2 Precipitación
El volúmen de la precipitación sobre la superficie del lago debe ser determinado con
exactitud mediante pluviómetros ubicados, a menudo, en las orillas. Sin embargo,
si el lago es muy grande, algunos pluviómetros pueden ser instalados en el interior
del lago. Los pluviómetros no registradores (sección 7.3) son adecuados para este
propósito porque los términos en el balance hídrico son calculados para períodos de
tiempo de una semana o más. El número de pluviómetros requerido dependerá de la
variabilidad de las precipitaciones y del tamaño del lago.
donde Rbs es la radiación emitida por la superficie del agua en W m-2, S la constante
de Stefan-Bolzmann (5,67 x 10-8 W m-2 °K-4) y θ la temperatura de la superficie del
agua en °K. Para efectos de cálculo, la temperatura media de la superficie del agua,
como se registra cerca del centro del embalse, es determinada para cada período de
estudio. La temperatura es convertida a °K y la radiación media emitida por la
superficie del agua es calculada para el período de estudio en W m-2.
QE = ρw E Lv (37.5)
0,61(θ o − θ a ) p
B= (37.7)
(eo − ea ) 1 000
518 CAPÍTULO 37
donde cw es el calor específico del agua (4 200 J kg-1 °C-1), θe la temperatura del
agua evaporada que se supone es igual a la temperatura de la superficie del agua en
°C y θb la temperatura básica (0°C).
37.3.8 Evaporación
Para los cálculos, se hace uso de las siguientes relaciones:
Rs − Rsr + Ra − Rbs − Qx + Qv + Qb
E= (37.10)
ρw 1v (1 + B) + cw (θ e − θ b )
donde E se expresa en m s-1.
ESTIMACIÓN DE LA EVAPORACIÓN EN LAGOS Y EMBALSES 519
TABLA 37.1
Valor aproximado de Qb[W m-2]*
donde Eo es la evaporación desde la masa de agua en metros por mes, eo el valor me-
dio de la presión del vapor máximo de agua calculado de acuerdo con la temperatura
de la superficie de la masa de agua en hPa, e200 la presión media del vapor del agua
ESTIMACIÓN DE LA EVAPORACIÓN EN LAGOS Y EMBALSES 521
sobre la masa de agua a una altura de 200 cm, en hPa, e200 es la velocidad media del
viento sobre la superficie de la masa de agua a una altura de 200 cm, en m s-1 y n el
número de días en el intervalo de tiempo, que en general es un mes. Los valores eo,
e200 y u200 son medias mensuales de todos los puntos de observación sobre la super-
ficie del agua. Si estos datos no existieran, sus valores pueden calcularse a partir de
las observaciones de las estaciones meteorológicas cercanas a la masa de agua.
37.4.2 Viento
Una medición continua de la velocidad del viento debe ser hecha cerca del centro del
lago o el embalse a una altura de dos metros sobre la superficie del agua. Los
anemómetros usados se indican en la sección 9.5.7.
Rn ∆ + Ea γ (37.14)
Ei =
∆+γ
(
Rn = Rt (1 − r ) (0,18 + 0,55n/N ) − σθ a4 0,56 − 0,09 ea ) (0,1 + 0,9n/N ) (37.15)
1 θo − θ2
k= 1 − 0, 42 (37.18)
11,5 u12
40 40
35
35 35
30
30 30
25
0
25 25 20
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10
15
Temperatura media diaria (°C)°
20
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La escala pir-
heliométrica interna-
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0,4 0,4
60
40
40
0,3 0,3
20 20
0,2 0,2
10 10
0,1 0,1
Los tanques tienen mucho menos almacenamiento de calor que los lagos y tien-
den a experimentar un ciclo anual de evaporación muy diferente, mientras que los
valores extremos de evaporación del tanque ocurren al principio de la estación.
Estimaciones fiables de la evaporación anual de un lago pueden ser obtenidas al mul-
tiplicar la evaporación anual del tanque por un coeficiente tanque/lago adecuado.
Estas estimaciones serán fiables sólo si se puede suponer que, sobre bases anuales,
todo aporte de energía advectada al lago esté balanceada por un cambio en el alma-
cenamiento de calor. El coeficiente tanque–lago para un tanque particular se deter-
mina por comparación con la evaporación real del lago, si se dispone, o más fre-
cuentemente por comparación con un tanque lo suficientemente grande para simular
las condiciones de un lago (tanques sumergidos de cuatro metros o más de diáme-
tro). El coeficiente para un tanque específico también depende hasta cierto punto del
régimen climático, es decir que es diferente para climas áridos o húmedos. Para que
un tanque de evaporación sirva como un índice válido de evaporación de un lago, la
exposición del tanque debe evitar efectos ambientales del lago. Dicha exposición
sería cerca del lago, pero en el lado hacia la dirección predominante del viento. Una
exposición aislada no sería satisfactoria.
Un método para determinar la variación climática del coeficiente del tanque
consiste en realizar comparaciones sobre el terreno con grandes tanques sometidos a
diferentes condiciones. Este método es aplicado en la CEI con el tanque GGI-3000
y tanques de 20 metros cuadrados. El coeficiente tanque–lago así deducido para el
GGI-3000 varía entre 0,75 y 1,0. Para estimaciones de evaporación mensual media,
el coeficiente para un tanque flotante GGI-3000 se puede calcular con la siguiente
ecuación:
eo − e200 β
α = 0,8 (37.19)
eo′ − e200 γ
TABLA 37.2
Determinación de β
Superficie del lago (km2) 0,01 0,05 0,1 0,5 1,0 2,0 5,0
Factor de corrección β 1,03 1,08 1,11 1,18 1,21 1,23 1,26
Para las masas de agua de forma irregular (alargados con islas y golfos), el área
usada es un círculo cuyo diámetro sería igual a una distancia media l, ponderada
según la frecuencia de la dirección del viento en porcentaje desde los ocho puntos de
la rosa de los vientos. La distancia ponderada puede ser calculada por la ecuación:
i=8
∑ li Ni
1 (37.20)
l=
100
i=1
donde Ni es una frecuencia de la dirección del viento desde los ocho puntos (en por-
centaje), γ puede ser determinada a partir de la figura 37.3.
1.3
1.2
1.1
1.0
0 500 1000 1500 2000T, M
0,8 0,8
0
35
0,7 70 0,7
1 ía
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0 ía po
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17 ut s
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0,2 0,2
0,1 0,1
220 11
16
200 15 10
14
Recorrido del viento sobre el tanque, en millas náuticas por día
180 9
13 m m
), en
Altura
ue (E
L
12 anq
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0
0,5
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0, 7
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0,
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1971: Problems of Evaporation Assess-
ment in the Water Balance (C. E. Hounam). OMM/IHD Informe Nº 13,
OMM–Nº 285, Ginebra.
2. Kohler, M. A., Nordenson, T. J. y Baker, D. R., 1959: Evaporation Maps for
the United States. U.S. Weather Bureau. Technical Paper 37.
3. Kohler, M. A., Nordenson, T. J. y Fox, W. E., 1955: Evaporation from Pans
and Lakes. U.S. Weather Bureau, Research Paper 38.
4. Organización Meteorológica Mundial, 1985: Casebook on Operational
Assessment of Areal Evaporation. Informe de hidrología operativa Nº 22,
OMM–Nº 635, Ginebra.
5. Organización Meteorológica Mundial, 1983: Guía de instrumentos y métodos
de observación meteorológicos. Quinta edición, OMM–Nº 8, Ginebra.
6. U.S. Geological Survey, 1952: Water-loss investigations: Lake Hefner studies.
Technical Report, U.S. Geological Survey Circular 229.
7. Vikulina, Z. A., 1973: Evaluation of the Penman method for the computation of evap-
oration from water bodies using observed data. International Symposium on the Hydrology
of Lakes, 23–27 de julio de 1973, Helsinki, IAHS-AIHS publicación Nº 109.
8. U.S. Geological Survey, 1958: Water-loss investigations: Lake Mead studies.
U.S. Geological Survey Professional Paper 298.
9. Harbeck, G. E., 1962: A practical field technique for measuring reservoir evap-
oration utilizing mass-transfer theory. U.S. Geological Survey Professional Paper
272-E, págs. 101-106.
10. Organización Meteorológica Mundial, 1966: Measurement and Estimation of
Evaporation and Evapotranspiration. Nota técnica Nº 83, OMM–Nº 201, Ginebra.
11. Ferguson, J., 1952: The rate of natural evaporation from shallow ponds.
Australian Journal of Scientific Research, Nº 5, págs. 315-330.
12. Penman, H., 1956: Evaporation: an introductory summary. Netherlands
Journal of Agricultural Science, Wageningen, Holanda, págs. 9-29.
13. Slatyer, R. O. y McIlroy, I. C., 1961: Practical Microclimatology.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
París.
CAPÍTULO 38
ESTIMACIÓN DE LA EVAPOTRANSPIRACIÓN EN UNA CUENCA
38.1 Generalidades
La evapotranspiración es considerada como la evaporación procedente de la superficie
del agua, el suelo, la nieve, el hielo, la vegetación y de otras superficies, más la trans-
piración. No es posible medir la evapotranspiración directamente de una región de
dimensiones importantes en condiciones naturales, pero los lisímetros (sección 9.3)
son usados para medirla en recipientes de volumen limitado. En un período largo de
tiempo, puede usarse el método del balance hídrico para estimar la evapotranspira-
ción de una cuenca en la que todos los términos de flujo afluente y efluente, excep-
to la evapotranspiración pueden ser medidos. Cuando se consideran valores a corto
plazo sobre grandes superficies, es necesario estimar la evapotranspiración utilizan-
do relaciones empíricas. En la publicación de la OMM titulada Casebook on Opera-
tional Assessment of Areal Evaporation [1] se examina minuciosamente este tema.
38.4.1 Precipitación
El volumen de precipitaciones que caen en una cuenca o parcela debe medirse con
exactitud por una red de pluviómetros. Los pluviómetros no registradores (sección
7.3) sirven para este fin. El número requerido de pluviómetros dependerá de la va-
riabilidad esperada de la precipitación en la cuenca o parcela de que se trate.
38.4.2 Escurrimiento
Los instrumentos y métodos para efectuar mediciones continuas de caudal se descri-
ben en los capítulos 10 y 11.
donde α es una constante empírica igual a 1,26. Esta expresión se usa para la esti-
mación de la evaporación potencial en ausencia de advección local. Permite obte-
ner también buenas estimaciones de la evaporación de la vegetación bien humedeci-
da, pero no mojada en algunas regiones mucho más pequeñas.
superficie modifican la temperatura y la humedad del aire sobre ésta. Bouchet sugi-
rió que el aumento en la evaporación potencial, observada cuando un área se seca,
puede ser usado como una medición de la tasa de evaporación real.
Si la evaporación real E se reduce por debajo de la tasa potencial Epo para una
región humeda extensa, una cantidad de energía Q sería liberada, de manera que:
λEpo – λE = Q (38.4)
por lo tanto:
E + Ep = 2Epo (38.6)
Referencias
39.1 Generalidades
El término modelización de sistemas hidrológicos en general significa la aplicación
de expresiones matemáticas y lógicas, que definen cuantitativamente las relaciones
entre las características del escurrimiento (salida) y los factores que forman el
escurrimiento (entrada). Esta es una definición muy general que cubre un amplio
espectro de métodos. Por un lado están los métodos puramente empíricos, de caja
negra, es decir los que no intentan modelar la estructura interna y la respuesta de la
cuenca, sino que sólo equiparan las entradas y salidas del sistema de la cuenca. Por
otro lado, están los métodos que exijen complejos sitemas de ecuaciones basados en
leyes físicas y conceptos teóricos que rigen los procesos hidrológicos, los llamados
modelos hidrodinámicos [1, 2]. Entre estos dos extremos hay variados modelos con-
ceptuales. Estos modelos consisten en representaciones lógicas de elementos con-
ceptuales simples, por ejemplo, embalses y canales lineales o no lineales, que simu-
lan procesos que ocurren en la cuenca. Cualesquiera de los modelos, de caja negra,
conceptuales, o hidrodinámicos, producen salidas sin probabilidades asociadas de
ocurrencia. Por esta razón, a menudo se hace referencia a ellos como modelos deter-
minísticos.
De cualquier manera, el término modelización de sistemas hidrológicos incluye
a veces modelización estocástica, en la que se da mayor importancia a la reproduc-
ción de las características estadísticas de las series hidrológicas de tiempo. No se
pretende modelar la relación entrada-salida.
Las relaciones puramente empíricas y de caja negra han sido, y seguirán siendo,
muy útiles en ciertas circunstancias, pero están sujetas a graves errores cuando es ne-
cesario utilizarlas en condiciones no experimentadas con anterioridad. Se espera que
los modelos que, a través de conceptos teóricos, tratan los variados e interrelaciona-
dos procesos hidrológicos, sean más fiables en esas condiciones extremas, y la ex-
perimentación con ellos ofrece mayores esperanzas para el avance de la ciencia.
Cualquier intento para clasificar los modelos determinísticos como hidrodinámicos
conceptuales, o de caja negra, supone una decisión previa con respecto al grado de
empirismo de los modelos. Sin embargo se ha considerado apropiado seguir esta di-
visión en el tratamiento de los modelos determinísticos.
540 CAPÍTULO 39
dn Q d n −1 Q dQ
an (t ) + an −1 ( t ) + ... + a1 (t ) + ao (t ) Q =
dt n dt n −1 dt
(39.1)
dn P d n −1 P dP
bn (t ) n + bn −1 (t ) n −1 + ... + b1 (t ) + bo (t ) P
dt dt dt
MODELIZACIÓN DE SISTEMAS HIDROLÓGICOS 541
donde los coeficientes a1 y b1 son los parámetros que caracterizan las propiedades
del sistema. La solución de la ecuación 39.1, para condiciones iniciales nulas es:
t
Q(t ) =
∫o h(t − τ ) P(τ ) dτ (39.2)
donde la función h(t,τ) representa la respuesta del sistema a un tiempo t para un solo
impulso de entrada en el tiempo τ.
Modelo
P(t) del sistema Q(t)
t t t
Q(t ) = ∫ h( τ ) P(t − τ ) dτ + ∫ ∫ h(τ , τ ) P(t − τ ) P(t − τ ) dτ
1 2 1 2 1 dτ 2 + ...
o o o
t t
(39.4)
+ ∫ ... ∫ h( τ 1, τ 2, ... τn) P(t − τ 1) P(t − τ 2 ) ... P(t − τn)dτ 1 dτ 2 ... dτn + ...
o o
donde h(τ1, τ2, ... τn) es una función que expresa las características invariables en el
tiempo del sistema físico. Es análoga a la función de influencia de la ecuación 39.2.
El primer término, del lado derecho de la ecuación 39.4, define las propiedades
lineales del sistema, el segundo define las propiedades cuadráticas, el tercero define
las propiedades cúbicas, etc.
542 CAPÍTULO 39
En los sistemas cuasi lineales y los que pueden ser llamados modelos semia-
grupados, se tiene en cuenta parcialmente la variabilidad espacial [4].
P=h–E–I (39.5)
donde D es el déficit de saturación del aire, u la velocidad del viento, k1, k2, y W son
parámetros empíricos y el déficit de saturación del suelo d, se obtiene por medio de
la ecuación del balance hídrico:
t
d=W −
∫t ( E + Q + I − h)dτ
o
(39.7)
d
I= + io (39.8)
k3
[
Ps = P r 1 − e − m ∫ Pdt
tn
t
] (39.9)
Pi = io e −k4d (39.10)
[
PRATE = PBASE 1 + ZPERC * RDC REXP ] UZFWM
UZFWC
(39.12)
PBASE (zona inferior llena) a PBASE (1+ ZPERC) cuando la zona inferior está
vacía. REXP es un parámetro del modelo que define la forma de la curva entre los
valores mínimos y máximos antes descritos. UZFWC es el contenido de agua libre
en la zona superior. UZFWM es la capacidad de almacenamiento de agua libre de la
zona superior. La relación UZFWC /UZFWM representa la fuerza conducente en la
zona superior. Si la zona superior está vacía, no habrá percolación. Si está llena, la
intensidad de percolación estará determinada por la deficiencia en la zona inferior.
Esta ecuación es el mecanismo central del modelo, e interactúa con otros compo-
nentes del modelo, de forma que controla el movimiento del agua en todas las partes
del perfil del suelo, por encima y por debajo de la interfase de percolación y, a su vez,
se controla por el movimiento en todas las partes del perfil. Los índice de evapotrans-
piración se calculan a partir de las variables meteorológicas o mediante observaciones
de tanque. Se pueden usar valores diarios y valores medios a largo plazo. El potencial
de la cuenca es el producto de la evapotranspiración meteorológica y un multiplicador
en función de la fecha, que refleja el estado de la vegetación. En el cálculo de la
humedad realizado por el modelo, las pérdidas de evaporación, directas o indirectas,
se extraen del contenido en los diferentes elementos de almacenamiento y/o desde
sistema de canales. La pérdida es distribuida de acuerdo a una jerarquía de priori-
dades y está limitada por la disponibilidad de humedad y por la demanda calculada.
Flujo de base
Flujo de
substrato
xS1
xS2
xS3
xS4
xS4
xS4
xS4
a) b)
dx
= αx (39.13)
dt
donde x es el contenido del tanque y t el tiempo. El flujo efluente en una unidad fini-
ta de tiempo ∆t, es igual a (1 – e-α∆t) x. La cantidad (1 – e-α∆t) se calcula para cada
efluente, basada en el valor de α y el intervalo de tiempo especificado.
Los cálculos correspondientes a cada intervalo de tiempo se realizan en el si-
guiente orden :
a) para el tanque superior:
i) extracción de la evapotranspiración;
ii) transferencia de agua libre a humedad del suelo;
iii) adición de lluvia y nieve derretida;
iv) cálculo y extracción de entrada al sistema de cauces (flujo lateral) y perco-
lación (flujo descendente) del contenido de agua libre;
b) para un tanque inferior:
i) extracción de la evapotransipiración, según la jerarquía de prioridades;
ii) transferencia de agua libre a humedad del suelo;
iii) adición de agua de percolación desde el tanque inmediatamente superior;
iv) cálculo y extracción de la entrada del sistema de cauces (flujo lateral) y
percolación (flujo descendente) a partir del contenido de agua libre.
La entrada al sistema de cauces es la salida de la fase del balance de humedad
del modelo. El hidrograma de salida se obtiene a partir del flujo de entrada al cauce,
mediante el tránsito de ese afluente, según la hipótesis:
Q = KS2 (39.14)
donde Q es el caudal de salida, S el almacenamiento en los canales, y la constante K es
un parámetro adicional del modelo. Al cociente dQ/dS se le impone un límite superior
igual a la unidad para evitar que el caudal efluente exceda al almacenamiento en el cauce.
Una característica interesante del modelo tanque es que los cambios en los valo-
res de los parámetros del modelo pueden realmente cambiar su estructura.
Evapo-
transpiración
Aportes de lluvia
y nieve
Modelo de intercepción
por la cubierta
e
Modelo en capas del uc
ca
derretimiento de la nieve un
y de Es
icie ar)
perf angul
cu r
de su
Modelo de flujo cula rect
ri
(cuadrí
m
nt
ie
Modelo de
la zona de Modelo del escurrimiento en un medio
raíces saturado (cuadrícula rectangular) Suelo menos permeable
Modelo unidimensional
de la zona no saturada
para cada elemento
de la cuadrícula
∂c
= Q − Keb (C − S) (39.15)
∂t
ϕ C p ve
∆Rn +
ra (39.16)
Ea =
[
λ ∆ + γ (17 vs /ra ) ]
donde ϕ es la densidad del aire, λ el calor latente de vaporización del agua, Ea la tasa
real de evapotranspiración, Rn la radiación neta menos el flujo de energía dentro de
la tierra, ∆ la pendiente de la curva de humedad específica/temperatura, Cp el calor
específico del aire a presión del aire constante, ve el déficit de presión del vapor del
aire, ra la resistencia aerodinámica del transporte de vapor de agua, vs es la resisten-
cia al transporte de agua y γ la constante sicrométrica.
La evapotranspiración real total depende de la humedad de la cobertura foliar y
de la proporción del suelo cubierto:
∂ + ∂K + S
C= = K (39.18)
∂t ∂Z ∂Z ∂Z
∂h ∂ ∂h ∂ ∂h
S = Kx H + Ky H +R (39.19)
∂t ∂x ∂x ∂y ∂y
∂ qs
R = ∑q −
∂t ∫h θ ( Z,t ) dz (39.20)
donde ∑q incluye la transpiración qR, la evaporación del suelo qs, la infiltración qI,
el intercambio corriente/acuífero qO, el flujo de límite externo, qe, y el contenido de
humedad del suelo en la zona no saturada θ.
El componente de derretimiento de nieve en el SHE representa un intento de
modelización del flujo de energía y de la masa al interior de una capa de nieve,
teniendo en cuenta los cambios en la estructura del manto de nieve [12].
Dos ecuaciones semiempíricas se usan para completar la serie de relaciones re-
queridas para definir las distribuciones de temperatura y contenido de agua. Las
ecuaciones empíricas también son usadas para definir las propiedadas hidráulicas y
termales de la nieve, en términos de la estructura, el contenido de agua y la tempera-
tura.
probabilidad de ocurrencia de secuencias críticas de flujo, que pueden ser mejor eva-
luadas a partir de un conjunto de trazadores de la escorrentía (secuencias). Cada tra-
zador debe abarcar un período de muchos años y debe ser representativo de los regis-
tros históricos en lo que concierne a las características estadísticas pertinentes. Las
propiedades estadísticas de los registros históricos que deben ser preservados son de
primera importancia en la selección de un modelo estocástico apropiado. La mode-
lización es mucho más difícil cuando es necesario generar secuencias simultáneas de
escorrentía para dos o más sitios de embalses en una cuenca porque son necesarias
las intercorrelaciones [15, 16].
El modelo estocástico ha sido también usado en el establecimiento de límites de
confianza (probabilidades) de pronósticos de caudales en tiempo real, y para la gene-
ración de datos de entrada de precipitación para modelos determinísticos [17, 18].
Como estas aplicaciones han sido extremadamente limitadas o están aún en etapa
experimental en un entorno natural, no se examinan detalladamente en esta Guía.
σj
Qi = Q j + ρ j
σ j−1
(Qi−1 − Qj−1) + εi σ j 1 − ρ 2j (39.21)
( )
Qi = Q + ρ Qi−1 − Q + ε i σ 1 − ρ 2 (39.22)
xt = ε t + Φ1 xt −1 + Φ 2 xt −2 + ... + Φ p xt − p (39.23)
xt = ε t − θ1 xt −1 − ... − θ q ε t − q (39.24)
∂c ∂c ∂ 2c
+u = DL 2 (39.25)
∂t ∂x ax
σ 2U 3
DL = (39.26)
2L
donde u es la velocidad media del tramo y L y σ2 son la varianza de la curva de con-
centración.
Para aplicar este modelo al transporte de contaminantes en un río, el río es divi-
dido en tramos, de varios kilómetros cada uno, en los cuales la velocidad del agua se
considera constante. La velocidad del agua en cada sector se calcula por medio de
un modelo hidrológico o hidráulico (Sección 34.3).
y el caudal afluente, así como la variación del afluente por cada fuente. El resulta-
do de la simulación se aproximó bastante a los datos registrados.
Otro ejemplo de aplicación práctica de un modelo de calidad del agua para fines
de gestión es el estudio del efecto de la eliminación de cargas de DBO por plantas
de tratamiento de desechos sobre la concentración de oxígeno disuelto del río
Thames en Ontario, Canadá [46]. Los resultados indican que la obtención de con-
centraciones de oxígeno disuelto, por encima del criterio aceptado para una agua de
buena calidad removiendo la carga de DBO es posible en un punto, mientras en otro
podría ser muy difícil.
Otros ejemplos de modelos de calidad del agua preparados y usados en Estados
Unidos están dados por Cembrovicz y otros, en Qualitative Modele, Arbeitskreis
“Matematische Flussgebietsmodele” [47] y por Thoman en System Analysis and
Water Quality Management [48]. La publicación de la OMM titulada Hydrological
Aspects of Accidental Pollution of Water Bodies [49] contiene un estudio detallado
de un número de modelos de calidad del agua aplicados en Alemania, Francia,
Inglaterra, Polonia, Canadá, y Estados Unidos en una variedad de ríos que tienen
problemas de contaminación.
Los modelos de calidad del agua también son usados para calcular la contami-
nación en caso de derrame accidental. Dichos modelos se han utilizado en el río Rin
desde 1989 [50].
Si bien en la mayoría de los modelos antes mencionados se estudian sobre todo
los contaminantes originados por desechos industriales y municipales, en otros se
examina la contaminación originada de diversas fuentes, por ejemplo relacionadas
con actividades forestales y agrícolas o residencias sin alcantarillado. Un ejemplo
de un modelo que fue usado para investigar las fuentes difusas de DBO a causa de
la agricultura y residencias sin alcantarillado, que modela simultáneamente esco-
rrentía superficial, los sedimentos y la DBO en todos los puntos de la cuenca, es pre-
sentado por Solomon, y otro en Application of WATMAP-WATFILE Data Systems
in the Development of a Distributed Water Quantity-Water Quality Model for South
Nation River Basin [51].
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1990: Hydrological Models for Water-
Resources System Design and Operation. Informe de hidrología operativa Nº 34,
OMM–Nº 740, Ginebra.
2. Serban, P., 1986: Operational Hydrological Models Used in Region VI
(Europe). Informe técnica para la novena reunión de la AR VI, OMM, Ginebra.
3. Amorocho, J. y Brandstetter, A., 1971: Determination of non-linear functional
response functions in rainfall-runoff process. Water Resources Research, volumen 7,
págs. 1087-1101.
4. Diskin, M. H. y Simpson, E. S., 1978: A quasi-linear, spatially distributed cell
model for the surface runoff system. Water Resources Bulletin, volumen 14, Nº 4,
págs. 903-918.
MODELIZACIÓN DE SISTEMAS HIDROLÓGICOS 561
37. Mandelbrot, B. B., 1971: A fast fractional gaussian noise generator. Water
Resources Research, volumen 7, Nº 3, págs. 543-553.
38. Rodriguez-Iturbe, I., Mejia, J. M. y Dawdy, D. R., 1972: Streamflow simula-
tion, (1) A new look at Markovian models, fractional gaussian noise, and crossing
theory. Water Resources Research, volumen 8, Nº 4, págs. 921-930.
39. Mejia, J. M., Rodríguez-Iturbe, I. y Dawdy, D. R., 1972: Streamflow simula-
tion, (2) The broken line process as a potential model for hydrologic simulation.
Water Resources Research, volumen 8, Nº 4, págs. 931-941.
40. Klemes, V., 1974: The hurst phenomenon: a puzzle? Water Resources
Research, volumen 10, Nº 4, págs. 675-688.
41. Lettenmaier, D. P. y Burges, S. J., 1978: Climate change: detection and its impact
on hydrologic design. Water Resources Research, volumen 14, Nº 4, págs. 679-687.
42. O’Connell, P. E., 1971: A simple stochastic modelling of Hurst’s law.
Proceedings of the International Symposium on Mathematical Models in Hydrology,
26-31 de julio de 1941, Varsovia, publicación de la AICH Nº 100, págs. 169-187.
43. Grimsrud, G. P., Finnemore, E. J. y Owen, H. J., 1976: Evaluation of Water
Quality Models, A Management Guide for Planners. Publicación EPA 600/5-76-
004, Washington, D.C.
44. Biswas, A. K. (ed.), 1981: Models for Water Quality Management. McGraw-
Hill, Nueva York.
45. Water Planning Unit, 1977: River Quality Modelling Studies, Severn to Thames
Water Transfer Scheme. Informe anual 1976/77.
46. Ontario Ministries of the Environment and of Natural Resources, 1975: Water
Management Study, Thames River Basin. Toronto, Ontario.
47. Cembrovicz, R. G., y otros, 1975: Studie über bestehende Flussgebietsmodele.
Teil B: Qualitative Modele, Arbeitskreis “Mathematische Flussgebietsmodele”.
Ministry of the Interior, Bonn, República Federal de Alemania.
48. Thoman, R. V., 1972: Systems Analysis and Water Quality Management.
McGraw-Hill, Nueva York.
49. Organización Meteorológica Mundial, 1991: Hydrological Aspects of Accidental
Pollution of Water Bodies. Informe de hidrología operativa Nº 37, OMM–Nº 754, Ginebra.
50. Broer, G. J. A. A, 1991: Alarm system for accidental pollution on the river
Rhine. Proceedings of the Symposium on Hydrology for the Water Management of
Large River Basins, 13-15 de agosto de 1991, Viena, publicación de la AICH Nº 201.
51. Solomon, S. I., y otros, 1976: Application of WATMAP-WATFILE Data
Systems in the Development of a Distributed Water Quantity-Water Quality Model
for South Nation River Basin. Report for Environment Canada.
52. Organización Meteorológica Mundial, 1991: Simulated Real-time Inter-
comparison of Hydrological Models. Informe de hidrología operativa Nº 38,
OMM–Nº 779, Ginebra.
CAPÍTULO 40
MEDICIÓN DE LAS CARACTERÍSTICAS FISIOGRÁFICAS
40.1 Generalidades
Los conceptos abordados en este capítulo cubren dos características fisiográficas
muy diferentes: la localización de las características en estudio y su respuesta físi-
ca a los fenómenos atmosféricos. Para localizar estas características, no solamente
es posible catalogarlas, sino también determinar su distribución espacial y la zona
climática en la que se encuentran.
Las características pueden ser examinadas en términos de puntos, líneas, áreas
o volúmenes según la relación entre una característica particular y el régimen hidro-
lógico. Por ejemplo, la escorrentía resulta de la transformación de fenómenos climá-
ticos (lluvia, derretimiento de nieve) por el complejo físico que comprende una
cuenca de drenaje. La localización de la cuenca determina parcialmente las carac-
terísticas climáticas que dan origen a los fenómenos meteorológicos que constituyen
el núcleo de la hidrología. Sin embargo, las características físicas de la cuenca no
sólo controlan la respuesta hidrológica a los fenómenos meteorológicos, sino que
algunas características, por ejemplo la orografía y el aspecto, pueden también ser
factores que determinen el clima de la cuenca.
con mapas, fotografías aéreas, y más recientemente, con imágenes de satélite. Por
lo tanto, la exactitud de la evaluación depende de la exactitud de cada tipo de docu-
mento básico [1].
Los dos primeros tipos de elementos están relacionados con los aspectos de superfi-
cie, que se examinan más adelante.
El thalweg está considerado no sólo como representado en proyección horizon-
tal y perfil longitudinal, sino también por la forma en la que se combina con otros
thalwegs para formar una red de drenaje, con sus propias características fisiográficas.
Algunas características de la red de drenaje son lineales, por ejemplo la relación de
bifurcación, mientras otras son areales por naturaleza, como la densidad de drenaje.
1 1
2
1
1 1
2
3 1 2
2 1
1 2
2
1
1 2 4
1 4
1
1
2
1 1
2 1
1
1
3
3
2
1
2
1 1
1
2 3
1
4
Nx = Rc * Nx+1 (40.1)
y
lmx = R1 * lmx-1 (40.2)
Nx = N1 * Rc1-x (40.3)
y
lmx = lm1 * R1x-1 (40.4)
MEDICIÓN DE LAS CARACTERÍSTICAS FISIOGRÁFICAS 569
1
1
1 1
1
1
1 1
1
1 2 1
2 2
1 2
3 2 1
1 1
1 1
1
1
3 2
1
1
1
1 2 1
2 3 3
4 2
1 2 1
1
1 1 1
1
4
donde Rc y R1 son calculadas como las pendientes de las líneas rectas ajustadas a los
puntos del gráfico (log Nx, x) y (log lmx, x)
Punto de inflexión
en la pendiente
Altura
Punto de inflexión
en la pendiente
Laguna
Umbral
Laguna
Umbral
E
Rápido
Distancia horizontal
900
Kissidougou
Tinkisso
800
Konsankoro
Faranah
Altura en metros
DION
Kouroussa
700
Kérouané
Baro
Molokoro
Siguiri-Tiguiberi
600
Kankan
NIA
Noura-Souba
Kenieroba
Dialakoro
Koulikoro
NDA S
Kenié
Mandiana
Ouaran
Gouala
Sotuba
Bamako
N AN
I Dabola
500 MA
FO
U
KA
MIL
RA
O
NI
NÍGE
R
400 TIN
KIS
SO
NÍGER
300
900 800 700 600 500 400 300 200 100
Distancia horizontal en kilómetros
118° E
119° E
Límite real
30° N
Xi
ne
n
Ji
an
g
Límite ajustado
L = A1/ 2
C
1,128[1 + 1 − 1,272 / C 2 ] (40.6)
Dd = (∑Lx)/ A (40.7)
Sm = z * ∑ 1/A (40.8)
donde z es el intervalo de las curvas, ∑l la longitud total de todas las curvas de nivel
dentro de la cuenca, y A la superficie de la cuenca. La dificultad y principal fuente
de error al estimar esta característica reside en la medición de ∑l. Las curvas de
nivel son casi siempre muy quebradas y su longitud real no es realmente caracterís-
tica del papel que desempeña en el cálculo del índice. Por lo tanto es necesario
suavizar las irregularidades, lo cual resulta mucho más difícil que para el perímetro
de la cuenca. Así, los resultados finales pueden ser a veces incoherentes o variables.
574 CAPÍTULO 40
100
Porcentaje de la superficie de la cuenca
Ikopa en Antsatrana
300 – 600 m . . . 0,01
Iko
75 600 – 900 m . . . 0,14
pa
Be
900 – 1 200 m . . . 0,23
tsi
en
bo
1 200 – 1 500 m . . . 0,43
An
ka
tsa
1 500 – 1 800 m . . . 0,12
en
tra
1 800 – 2 100 m . . . 0,01
Am
na
bo
dir
Betsiboka en Ambodiroka
ok
50
a
40 – 300 m . . . 0,03
300 – 600 m . . . 0,10
600 – 900 m . . . 0,18
900 – 1 200 m . . . 0,37
1 200 – 1 500 m . . . 0,30
1 500 – 1 800 m . . . 0,02
25
Altitud en metros
Las características físicas de una cuenca son esencialmente los tipos de suelo, la
cobertura vegetal natural o artificial (cultivos) y el tipo de uso del suelo (por ejemp-
lo, áreas rurales o urbanizadas, lagos o pantanos). Esta características puede tam-
bién expresarse en términos de la reacción de la cuenca a la precipitación (es decir
clases de permeabilidad).
Ikopa en Antsatrana
2100 m
500 m m
800 mm
200 mm
300 m
m
m
900 m
600 m
300 m
2 100 m
1 1500
1 1800
1 1200
600
900
Bestiboka en Ambodiroka
m
m
900mm
600mm
300mm
40 m
800 m
500 m
1 200 m
40 m
1500
1800
1200
900
600
300
1
1
100 km
Cuadro
Índice de pendiente de Roche
40.5.2 La malla
La formación de bancos de datos fisiográficos, especialmente para la preparación de
modelos lluvia-caudal con discretización espacial, conduce a la división de la superfi-
cie cuenca basada en sistemas de cuadrícula o mallas. Según el objetivo previsto, la
malla puede ser mayor o menor y puede ser medida en kilómetros (uno a cinco kiló-
metros) o basado en el sistema geográfico internacional (malla de 1’ o 1°). Los siste-
mas de información geográfica (sección 40.7) simplifican la transformación de datos
de mallas y datos sin malla una vez que se constituyen las bases de datos iniciales.
Referencias
1. Dubreuil P., 1966: Les caractéristiques physiques et morphologiques des bas-
sins versants: leur détermination avec une précision acceptable. Cahiers d’hy-
drologie de l’ORSTOM, N° 5.
2. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
1974: The GEOREP grid station identification system, en Discharges of selected
rivers of the World, volumen III (parte II), período 1969-1972.
3. Quesnel, B., 1963-1964 : Traité d’hydraulique fluviale appliquée. Eyrolles, París.
PARTE E
PREDICCIÓN HIDROLÓGICA
CAPÍTULO 41
INTRODUCCIÓN A LA PREDICCIÓN HIDROLÓGICA
41.1 Generalidades
Una predicción hidrológica es la estimación del estado futuro de los fenómenos
hidrológicos. La necesidad de estas predicciones aumenta con la expansión econó-
mica de un país y la utilización de sus recursos hídricos, los que implica la mejor
gestión posible de estos recursos. Sin embargo, las predicciones hidrológicas son
esenciales para la mitigación de los desastres naturales, como inundaciones o sequías
en todos los niveles de desarrollo nacional. El propósito de esta parte de la Guía es
proporcionar información acerca de los tipos de predicciones y los avisos emitidos
(sección 41.2), los servicios de predicción que proporcionan esos servicios (sección
41.4), la necesidad de datos para las predicciones hidrológicas (capítulo 42), las téc-
nicas usadas en la predicción (capítulo 43), y la información sobre el valor y el uso
de predicciones hidrológicas (capítulos 44, 45 y 46).
procesos hidrológicos y el hecho de que tienen un retardo con respecto a los proce-
sos meteorológicos más rápidos, hace posible la predicción de algunas variables del
ciclo hidrológico.
Los factores básicos que controlan la escorrentía y otros procesos hidrológicos
se pueden dividir en los siguientes grupos:
a) factores iniciales, que determinan las condiciones existentes en el momento en
que se hace la predicción y que pueden ser calculados o estimados en base a las
observaciones o mediciones hidrológicas y meteorológicas corrientes;
b) factores futuros, que influyen en los procesos hidrológicos después de que se ha
emitido la predicción. El factor natural futuro más importante, a saber las condi-
ciones meteorológicas futuras, sólo puede ser tomados en consideración si se
dispone de una predicción meteorológica.
Sin embargo, todavía no se ha desarrollado ningún método fiable que permita
realizar la predicción cuantitativa de las condiciones meteorológicas con mucha
anticipación. Por este motivo, las posibilidades prácticas de extender el tiempo de
las predicciones hidrológicas depende del alcance de las predicciones meteorológi-
cas pertinentes (corto, mediano y largo plazo) y del impacto de la evolución de las
condiciones meteorológicas sobre el fenómeno previsto.
Además de esas restricciones, los factores primarios que influyen en la exacti-
tud y la oportunidad de las predicciones hidrológicas son la exactitud y fiabilidad de
las condiciones hidrológicas y meteorológicas iniciales, la rapidez con que pueden
ser reunidas en el centro de predicción, la adecuación de los modelos de predicción
y el tamaño de la cuenca del río.
Sin embargo, las predicciones hidrológicas pueden emitirse más allá del perío-
do para el cual se dispone de predicciones meteorológicas, si se basan en con-
diciones meteorológicas posibles o si se usa un enfoque probabilístico para la evolu-
ción de esas condiciones. Estas predicciones son corrientes en materia de pre-
dicciones estacionales de abastecimiento de agua.
Los elementos hidrológicos básicos, cuya predicción es de interés práctico, son
las siguientes:
a) volumen de escorrentía en varios períodos de tiempo (por ejemplo, período de
caudal alto y bajo, mes, estación, año);
b) hidrograma de altura o de caudal;
c) nivel o caudal máximo de la crecida y el momento en que se produjo;
d) nivel máximo de lagos y la fecha en que se alcanzará este nivel;
e) niveles medios y mínimos de ríos y lagos navegables durante varios períodos
del año;
f) altura de las olas debido al viento en lagos y grandes embalses;
g) sobreelevación debida al viento en lagos, aguas costeras y estuarios;
h) parámetros de la calidad del agua, como temperatura y turbiedad;
INTRODUCCIÓN A LA PREDICCIÓN HIDROLÓGICA 583
La predicción de las siguientes variables sobre el estado del hielo en ríos, lagos
y embalses es de interés práctico (capítulo 45 y 46):
a) fecha, en otoño, en que se inicia la formación del hielo flotante;
b) fecha en que se congela;
c) espesor de la capa de hielo;
d) fecha, en primavera, en que comienza a fragmentarse el hielo;
e) fecha en la que desaparece el hielo completamente de lagos y embalses.
Se podrían requerir predicciones de las siguientes variables relativas al agua
subterránea y la humedad del suelo:
a) nivel mínimo en el acuífero y mes en que se produce;
b) nivel máximo en el acuífero y fecha en que se produce;
c) fecha de cese del flujo de primavera;
d) fecha de retorno de la capacidad hídrica del suelo.
A continuación se definen los términos normalmente usados para identificar el
alcance de las predicciones hidrológicas:
a) predicción hidrológica a corto plazo – Predicción de los valores futuros de una
variable hidrológica para un período no mayor de dos días después de la emisión
de la predicción;
b) predicción hidrológica a plazo medio (extendida) – Predicción de los valores
futuros de una variable hidrológica para un período que finaliza entre dos y 10
días después de la emisión de la predicción;
c) predicción hidrológica a largo plazo – Predicción de los valores futuros de una
variable hidrológica para un período que se extiende más allá de 10 días después
de la emisión de la predicción;
d) predicción hidrológica estacional – Predicción de los valores futuros de una variable
hidrológica para una estación en general cubre un período de varios meses o más);
e) aviso hidrológico – Información de emergencia sobre un fenómeno hidrológico
esperado que es considerado peligroso.
Las predicciones hidrológicas tienen seis características principales:
a) variable que se debe predecir, elementos hidrológicos que se predicen;
b) plazo de la predicción, también llamado período de predicción o de advertencia;
c) métodos del cálculo utilizados;
d) finalidad de la predicción;
e) forma de presentación, por ejemplo, un solo valor esperado, hidrograma total,
distribución de probabilidad; y
f) medios de difusión.
calculado por la diferencia entre el impacto socioeconómico del uso del plano de
inundación, sin sistema de alerta o con un sistema muy rudimentario, y el mismo
impacto si se ha hecho un predicción. Generalmente, los beneficios relacionados a
la predicción serán inferiores a los relativos a las medidas de protección contra la
inundación. Sin embargo, los costos asociados a un servicio de predicción de creci-
da también son significativamente menores.
b = Beneficio bruto
Sin predicción
Predicción
Daños en la comunidad
Nivel de crecida
Nivel de crecida
∫
p1
= b dp
p0 donde
p0 = probabilidad asociada
al registro del fenómeno
p1 = probabilidad asociada
al fenómeno frecuente
Zona debajo de
la curva = B
p1 Fenómeno
p0 frecuente
41.4.2 Actividades
En los centros de predicción hay cinco campos de actividades principales:
a) recolección y procesamiento de información que se recibe sobre el estado de las
masas de agua, los factores operativos y las observaciones y predicciones me-
teorológicas;
b) publicación de un boletín periódico en el que se informe sobre la situación y las
predicciones y avisos;
c) distribución de la información diaria, análisis, predicción y avisos a usuarios
interesados;
d) evaluación de la exactitud y efectividad de la predicción;
e) análisis de las necesidades del usuario y las mejoras al sistema de predicción
existente.
El apartado e) significa que un sistema de predicción hidrológica se encuentra
en un estado permanente de desarrollo y expansión. La evolución en el uso de los
recursos hídricos y los cambios del uso de la tierra, especialmente la expansión urba-
na, crean nuevas necesidades de información hidrológica y de mejoras para asegurar
la fiabilidad de la predicción y el tiempo de predicción, que el servicio de predicción
debe esforzarse por atender.
evolución del régimen hidrológico durante los períodos respectivos. Deben suminis-
trar las cifras y datos necesarios, incluidas predicciones a medio y largo plazo con
un tiempo de predicción de una semana, diez días o un mes. Parte de la información
contenida en los boletines puede distribuirse al público en general por medio de la
radio, la televisión y la prensa.
Algunos usuarios requerirán información y predicciones más exactas que las
que figuran en los boletines. El contenido, formato, tiempo de entrega y los canales
de comunicación de la información especializada deben seleccionarse en común
acuerdo entre el servicio de predicción hidrológica y los usuarios interesados. Una
difusión más frecuente de las predicciones de ríos que coronan en menos de 24
horas, es posible si disminuye el tiempo de medición.
Basados en las operaciones de rutina, todos los métodos de difusión de infor-
mación antes mencionados pueden estar relacionados a las condiciones hidrológicas
normales. Se aplica otro grupo de métodos en condiciones extremas, como crecidas,
sequías u otros desastres en un estado de emergencia. En cada país, normalmente se
designa a un solo servicio encargado de coordinar las acciones durante el estado de
emergencia. Este servicio se convierte, durante el desastre, en el usuario más impor-
tante de la información hidrológica y es especialmente importante que todos los
detalles con referencia a la transmisión de información a este usuario sean acorda-
dos previamente.
En general, en condiciones de emergencia se transmite la información con más
frecuencia a los usuarios, por ejemplo cada una o dos horas en vez de la transmisión
de rutina de 24 horas. Asimismo, en el área afectada por el desastre la información
es más específica. La alerta de crecida repentina es un caso extremo donde el re-
quisito más importante es la difusión directa a los usuarios en el menor tiempo posi-
ble (sección 41.3.2). Los centros regionales y centrales de predicción hidrológica
distribuyen información procesada en forma de boletines, análisis, predicciones y
alertas. Además, se pueden transmitir algunos datos directamente a los usuarios
interesados por los observadores de la estación. Sin embargo, es indispensable que
los servicios de emergencia proporcionen una sola e inequívoca serie de valores,
cuyo origen y autenticidad sean claramente expuestos en el boletín.
Si bien existen varias maneras de formular las predicciones hidrológicas, es
imposible proporcionar una predicción libre de error, aunque esto sea esperado por
algunos usuarios. A veces esta expectativa crea un malentendido entre el predictor
y el usuario. Para evitarlo, se debe informar al usuario sobre la fiabilidad de la pre-
dicción en cuestión, usando criterios como los descritos en la sección 41.3.2. Estos
valores pueden calcularse antes de poner en funcionamiento el sistema de predicción
y verificarlo después de cada operación, lo que dará una idea de la mejora de la
predicción. La experiencia ha mostrado que no es fácil para un usuario no especiali-
zado comprender los conceptos de intervalo de confianza o error tipo.
CAPÍTULO 42
DATOS NECESARIOS PARA LA PREDICCIÓN HIDROLÓGICA
42.1 Generalidades
Los datos usados en las predicciones hidrológicas pueden dividirse en dos grupos; el
primero incluye todo el material requerido para desarrollar el método de predicción
(sección 42.2), y el segundo grupo contiene la información necesaria para producir la
predicción (sección 42.3). El primer grupo abarca las series temporales hidrológicas
y meteorológicas convencionales, necesarias para probar y evaluar las pruebas de mo-
delos de previsión, así como la información fisiográfica, por ejemplo subcuencas, uso
de la tierra, características del suelo, dimensiones del canal y pendientes, que se nece-
sitan para describir las cuenca donde se desea la predicción. El segundo grupo incluye
los datos hidrometeorológicos especificados en el esquema de predicción para carac-
terizar el estado de la cuencas inmediatamente antes de difundir la predicción. También
puede incluir mediciones de las variables que se han de predecir, seleccionadas para
evaluar el rendimiento de la predicción o para actualizar el modelo de predicción usan-
do un método de retroalimentación óptimo (sección 43.10). La fiabilidad del procedi-
miento de una predicción puede estar relacionada directamente con la cantidad y distri-
bución espacial de los datos disponibles para su desarrollo y con la compatibilidad de
los registros. Se debe tener cuidado de que no haya incongruencias entre los datos usa-
dos para desarrollar los procedimientos de la predicción y los datos usados para la
predicción operativa. Por este motivo, la compatibilidad de los registros es tan impor-
tante como la cantidad de datos.
Teóricamente, los datos requeridos dependen del método de predicción utili-
zado, el período de tiempo de la predicción y las características de la cuenca. En la
práctica, la disponibilidad de datos puede restringir la elección del método de predic-
ción. Sin embargo, siempre se deben tomar medidas para actualizar la red hasta sa-
tisfacer los requisitos ideales.
durante la etapa de desarrollo que los que serán necesarios posteriormente. Sin em-
bargo, es necesario tener en cuenta el objetivo de las predicciones, y de acuerdo a
ello establecer las estaciones de aforo y la frecuencia de sus mediciones para que
puedan responder a dicho objetivo.
En las siguientes secciones se describen las variables necesarias en el proceso
de desarrollo.
42.3.1 Lluvia
En la sección 20.2.1.1 se definen las densidades mínimas recomendadas para las redes
pluviométricas. Si estas densidades, e incluso una densidad superior en una cuenca
hidrográfica de menos de 2 500 km2, son apropiadas para el desarrollo de la predic-
ción, los problemas logísticos pueden obligar a aceptar una densidad mucho menor a
nivel operativo para las predicciones a corto y largo plazo. En esas circunstancias, el
radar y los satélites podrían ser muy útiles (sección 42.6.2). En algunos sitios la insta-
lación de pluviógrafos es esencial para la predicción de crecidas en todas las cuencas,
salvo en las más grandes.
42.3.2 Nieve
La red de medición de nieve debe ser lo suficientemente densa como para propor-
cionar una estimación fiable del equivalente en agua de la cubierta de nieve. Para
predicciones a corto plazo, los informes frecuentes son necesarios, para las predic-
ciones a largo plazo, se deben disponer de informes semanales o mensuales. En te-
rreno montañoso, las observaciones de nieve se hacen por sondeo nivométrico y
almacenamiento en nivómetros (sección 7.5).
La extensión de la capa de nieve se puede evaluar con buenos resultados a par-
tir de las observaciones puntuales, sin embargo, cada vez más se están aplicando téc-
nicas de teledetección (sección 42.6.2).
596 CAPÍTULO 42
598
Precisión de observaciones y frecuencia de mediciones de datos deseables para predicciones hidrológicas
CAPÍTULO 42
± 20 % por encima de 10 cm
Equivalente en agua de la nieve sobre ± 2 mm por debajo de 20 mm Diario Sí
el suelo ±10 % por encima de 20 mm
Profundidad de la capa de nieve ±2 cm por debajo de 20 cm Diario Sí
±10 % por encima de 20 cm
Densidad de la capa de nieve ± 10 % Diario —
Temperaturas del agua6 ± 0,1°C entre 0 a 4 °C, Diario Sí
(ríos y lagos) ± 1°C otros casos
Temperatura superficial de la nieve ± 1°C Diario Sí
Perfiles de temperaturas (nieve y lagos) ± 1°C Diario Sí
Espesor del hielo en ríos y lagos ± 0,02 m por debajo de 0,2 m Diario —
± 10 % por encima de 0,2 m
Nivel de agua en pozos ± 0,02 m Semanal Sí
(Continuación)
NOTAS
1. Con respecto a las observaciones actuales, el Reglamento Técnico de la OMM usa el término precisión de observación o de lectura,
que se define como la menor unidad de división de una escala de medición que sea posible apreciar bien directamente o por esti-
mación.
2. Puede ser necesario distinguir las formas sólidas y líquidas de precipitación.
3. Varía desde una hora hasta un día, dependiendo de la respuesta del río. Informe sobre acontecimientos, por ejemplo, a partir de 2 mm
de luvia, requeridos para predicción de crecidas repentinas.
4. Depende de la sensibilidad de la curva altura-caudal a la variación de altura, pudiendo ser una exactitud de ± 1 mm. Si es posible, se
debe llegar a una exactitud caracterizada por una desviación tipo relativa de ± 5 %.
5. Véase nota 3. El informe sobre acontecimientos debe ser apropiado para la predicción de crecidas repentinas.
6. Informe horario con ± 3 °C para la predicción de hielos.
599
600 CAPÍTULO 42
trategias operativas; estos informes abarcan también información necesaria para apli-
car con claridad la naturaleza de la evolución de un fenómeno hidrológico particular.
La publicación de la OMM titulada Casebook on Hydrological Network Design
Practice [2] contiene ejemplos de la densidad espacial para varias variables hidroló-
gicas asi como los principios generales para determinarlos basados en la variabilidad
temporal y espacial.
42.6.2 Teledetección
La teledetección mediante radar, satélites o aeronaves ofrece ventajas muy diversas pa-
ra cierta clase de predicciones, básicamente por la posibilidad de observar directamente
variables, en toda su extensión, que de otra manera sólo serían accesibles por un mues-
treo puntual en diversas estaciones, y permiten efectuar observaciones sobre terrenos
inaccesibles y observar el mar. La teledetección también puede proporcionar entrada
directa de información a los procedimientos de predicción en los siguientes ámbitos:
a) lluvia en un área, con indicaciones cualitativas y cuantitativas;
b) extensión espacial de la zona de inundación;
c) imágenes de nubes que indican los vientos troposféricos utilizados como infor-
mación entrada en los modelos meteorológicos de predicción y por lo tanto, los
hidrológicos. Además el radar Doppler (con los perfiladores) se puede usar para
deducir los vientos troposféricos;
d) desplazamiento de ciclones tropicales y huracanes;
e) zona cubierta de nieve y equivalente en agua de la capa de nieve;
f) calidad del agua y, en particular, la turbiedad.
En los siguientes párrafos se describen las características de diferentes instru-
mentos que se usan con diversos fines.
42.6.2.1 Radar
Los usos principales del radar en las predicciones hidrológicas son:
a) la observación, ubicación y movimiento de zonas de precipitación;
b) el cálculo de las precipitaciones en una zona;
c) la predicción de lluvias fuertes y de crecidas de caudal resultantes, sobre todo
en cuencas pequeñas.
Un radar con una potencia máxima del orden de 500 kW es muy útil para la esti-
mación de la intensidad y la distribución de la precipitación. El intervalo en el cual
se pueden intentar los cálculos hidrológicos con estos radares está limitado a unos
150 km en circunstancias ordinarias, pero sólo a 100 km en momentos con intensas
lluvias. Este no es un problema sustancial con radares de banda-S. Con una poten-
cia máxima de 750 kw, estos radares tienen un alcance de 230 km.
Los tres tipos básicos de equipo y los principios fundamentales de uso del radar
se describen en la sección 7.6. La intensidad se mide con mayor exactitud por
DATOS NECESARIOS PARA LA PREDICCIÓN HIDROLÓGICA 601
radares de banda-S. Esta banda es más susceptible a los efectos de pantalla y al efec-
to de la intersección del haz con la capa de derretimiento (banda brillante).
Se pueden obtener mejoras en la exactitud de las estimaciones cuantitativas de
la precipitación si la calibración electrónica de la señal del radar se basa en la
relación regional entre el radar y la intensidad de la lluvia para diferentes estaciones
y tipos de tormenta. Con uno o más pluviómetros automáticos se podría aplicar esta
calibración a la imágenes de radar en tiempo real.
Algunas predicciones hidrológicas requieren información sobre la precipitación
anterior. Esto puede lograrse si se dispone de un sistema de archivo de datos históricos.
Cuando se combina esta información con las características del drenaje de la región,
puede ayudar a localizar la existencia de zonas favorables a la producción de crecidas.
En la sección 7.6.4.2 se describen métodos sencillos y manuales de cálculo que
usan registros periódicos de las posiciones de los ecos y la colocación sobre una retícula.
Entre los nuevos adelantos en materia de tecnología del radar se incluyen:
a) interpretaciones gráficas por computadora de datos de radar, para visualizar las
actividades de tormenta en una retícula de un kilómetro (o menos) por un grado
de arco (retícula radial) o en una retícula cartesiana de 1 km × 1 km;
b) el procesamiento de datos digitales para obtener la lluvia media en la subcuenca;
c) para aumentar la zona de barrido, se enlazan y reúnen datos de un número de
radares, transmitidos por línea telefónica a una computadora central;
d) la calibración automática de los datos de radar con datos en tierra (datos de
pluviómetros) con entrada directa a los modelos de predicción;
e) el uso del radar Doppler para pronosticar mesociclones que preceden a las tor-
mentas y a los tornados. Para ello se requiere una medición de la reflexión del
eco y de la velocidad radial de las partículas de precipitación;
f) técnicas para filtrar retornos espurios de los objetivos no meteorológicos, princi-
palmente las características topográficas.
A pesar de la dificultades técnicas referidas aquí y en la sección 7.6, los méto-
dos de radar para la estimación de la lluvia puede tener ventajas sobre otros méto-
dos, particularmente para crecidas repentinas y para determinar la precipitación en
un área. El mayor mérito estriba en poder obtener una gran cantidad de datos en una
pequeña escala de explotación en tiempo real. Sin embargo, para beneficiarse de es-
tas ventajas, es esencial un mantenimiento técnico adecuado del radar y de su equipo
auxiliar. También es esencial contar con un equipo de operadores y pronosticadores
bien capacitados.
estacionarios a unos 36 000 km por encima de un punto sobre el ecuador, mientras que
los satélites de órbita polar tienen un período orbital de entre una y dos horas. La utili-
dad de los satélites orbitales para la predicción está limitada por la frecuencia de su
paso sobre el área de interés, la resolución y la naturaleza del equipo sensor y su sen-
sibilidad a la oscuridad producida por las nubes. Debido a estos problemas, las imá-
genes de satélites son usadas, sobre todo, para predicciones a largo plazo que se basan
en la detección de la línea de nieve y para mejorar la interpretación sinóptica dada por
las predicciones meteorológicas [3]. Las técnicas de teledetección también propor-
cionan los medios para obtener información sobre la evolución del uso del suelo y la
vegetación, que deben tenerse en cuenta en las predicciones hidrológicas.
La distribución de la nieve y el movimiento de la línea de nieve en cuencas mon-
tañosas, pueden obtenerse con mayor detalle de las fotografías de los satélites que de
las estaciones disponibles en tierra. La utilización de las imágenes satelitales está
limitada por un insuficiente número de observaciones, la interferencia de las nubes,
la cubierta forestal y la resolución de los datos del satélite. El análisis cuantitativo
del espesor del manto de nieve sólo es posible cuando se usan las observaciones
satelitales junto con las observaciones en tierra. Se ha encontrado que la información
provista por transmisión automática de imágenes (APT) se puede utilizar para deter-
minar la rotura de hielo en lagos y embalses con superficies superiores a 500 km2.
En la imágenes satelitales, la nieve aparece considerablemente más brillante que
el fondo normal de una superficie libre de nieve. Por consiguiente, las áreas cubier-
tas de nieve se identifican con facilidad en tiempo despejado. La capa de nieve pue-
de ser diferenciada de las nubes por la estabilidad de su configuración al comparar-
se con la de las nubes (para estos fines, es necesario tener observaciones diarias o
más frecuentes), y también porque las áreas cubiertas de nieve y las nubes tienden a
mostrar texturas diferentes (la nieve tiene una apariencia muy lisa con bordes agu-
dos mientras que las nubes tienden a ser encrespadas o aterronadas y con bordes
menos definidos). En regiones montañosas, la configuración dendrítica del sistema
de ríos ayuda a identificar la capa de nieve.
La línea de nieve encierra todas las áreas identificadas como cubiertas de nieve.
Se define como el límite de la superficie sobre el cual la acumulación de nieve es su-
perior a unos dos centímetros. El análisis debe basarse en todos los tipos de obser-
vaciones de nieve disponibles. La comparación entre los datos obtenidos por satélite
y los convencionales obtenidos a lo largo de una ruta nivométrica muestra que la
línea de nieve puede ser trazada a partir de fotografías satelitales con una exactitud
de unos 10 a 20 km [4,5]. La exactitud depende de la escala de la fotografía.
Otras variables meteorológicas e hidrológicas que pueden ser observadas o de-
ducidas por los sensores instalados en el satélite son: contenido de agua líquida de
las nubes, configuraciones de nubes, áreas e intensidad de la precipitación, zonas de
inundación por crecidas, cargas de biomasa y humedad del suelo.
DATOS NECESARIOS PARA LA PREDICCIÓN HIDROLÓGICA 603
42.6.3.1 Satélites
El sistema de comunicación por satélites de órbita polar y geoestacionarios para la re-
colección y transmisión de datos hidrológicos y otra información del medio ambiente
ha alcanzado un uso operativo. Los siguientes satélites geoestacionarios están equi-
pados (o se prevé equiparlos) para recopilar y retransmitir datos a partir de platafor-
mas instaladas en las estaciones de medición:
GOES-7 y GOES NEXT Explotado por Estados Unidos de América
GMS-4, 5 Explotado por Japón
METEOSAT-4, 5, 6 Explotado por la Agencia Espacial Europea (AEE)
GOMS Explotado por la Comunidad de Estados Independientes
INSAT Explotado por India
Cada nave espacial tiene capacidad para datos procedentes de 10 000 o más es-
taciones individuales de observación dentro del área de alcance de su sistema de co-
municación que se extiende a 70º de longitud este y oeste y de latitud norte (Ártico)
y sur (Antártico) a partir del punto en tierra situado a la derecha del satélite (ecuador).
El satélite estacionario operativo para el estudio del medio ambiente (GOES) de la
Administración Nacional de Océano y de la Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos
es un ejemplo de un sistema que actualmente está en uso operativo [10]. La publi-
cación de la OMM titulada Information on Meteorological and other Environmental
Satellites [11] contiene detalles sobre cada uno de los sistemas satelitales.
correctamente orientadas e ionizadas varía con la hora del día y el mes del año. Estos fac-
tores se combinan para dar un tipo de comunicación intermitente, que es aceptable pa-
ra la transmisión de un volumen bajo de datos, pero no para la comunicación continua.
El sistema de impulso meteórico está diseñado para ser usado con redes que ten-
gan una separación máxima entre la estación principal y las alejadas de hasta 1 600
km. Las barreras topográficas entre las estaciones principales y las alejadas no son
tan importantes como en otros sistemas VHF. Sin embargo, para la transmisión de
datos, en algunos casos, puede existir un área importante donde la transmisión de
datos sea mala, graves tormentas geomagnéticas y erupciones solares atmosféricas
pueden causar serios daños en el sistema. Estos inconvenientes restringen mucho el
uso de este sistema con fines de predicción a corto plazo.
Referencias
1. Bobinski, E., Piwecki, T. y Zelazinski, J., 1975: A mathematical model for fore-
casting the flow in the Sola river. Hydrological Sciences Bulletin, volumen 20, Nº 1,
págs. 51-60.
2. Organización Meteorológica Mundial, 1972: Casebook on Hydrological
Network Design Practice. OMM-Nº 324, Ginebra.
3. Kalinin, G. P., Kurilova, Yu. V. y Kolosov, P. L., 1977: Kosmiceskie metody v
gidrologii (Space methods in hydrology). Gidrometeoizdat, Leningrado.
4. Organización Meteorológica Mundial, 1973: Snow Survey From Earth
Satellites. Informe OMM/IHD Nº 19, OMM-Nº 353, Ginebra.
5. Kupriyanov, V. V. (ed.), 1978: Izucenie sneznogo pokrova po dannym sput-ni-
kovoj informatsii (Estudio de la cobertura de nieve a partir de información proceden-
te de satélite). Proceedings of the State Hydrological Institute, Nº 243.
6. Organización Meteorológica Mundial, 1979: Proceedings of the Workshop on
Remote Sensing of Snow and Soil Moisture by Nuclear Techniques, 23-27 de abril
de 1979, Voss, Noruega.
7. Water Data Unit, 1977: Interrogable Devices. Technical Memorandum Nº 16.
8. Organización Meteorológica Mundial, 1973: Automatic Collection and
Transmission of Hydrological Observations. Informe de hidrología operativa Nº 2,
OMM-Nº 337, Ginebra.
9. Organización Meteorológica Mundial, 1981: Hydrological Data Transmission
(A. F. Flanders). Informe de hidrología operativa Nº 14, OMM-Nº 559, Ginebra.
10. Flanders, A. F. y Schiesl, J. W., 1975: Satellite-interrogated data platforms
in river and flood forecasting. Proceedings of the Tenth International Symposium
on Remote Sensing of the Environment, 2-6 de octubre de 1972, Ann Arbor,
Michigan, págs. 131-138.
11. Organización Meteorológica Mundial, 1989: Information on Meteorological
and other Environmental Satellites. OMM-Nº 411, Ginebra.
CAPÍTULO 43
MÉTODOS DE PREDICCIÓN
43.1 Generalidades
Esta sección versa sobre las bases matemáticas y los métodos hidrológicos que for-
man los componentes de cualquier sistema de predicción y los criterios para selec-
cionar los métodos y determinar los parámetros. En los capítulos 44 y 46 figuran
ejemplos del uso de estos componentes para aplicaciones en particular.
Muchas buenas predicciones exitosos dependen de enlaces muy simples que han
sido establecidos empíricamente entre la variable observada, por ejemplo, el nivel
aguas arriba y, una variable que hay interés en predecir, por ejemplo el nivel aguas
abajo en un momento posterior. Los procedimientos de predicción están basados
cada vez más en una descripción física y más completa de los procesos hidrológicos
e hidráulicos, por ejemplo, modelos conceptuales de escorrentía–lluvia o procesos
de deshielo y modelos de propagación en el curso de agua. Estos métodos no impli-
can que necesariamente se mejore la precisión de la predicción. Sin embargo, son
más flexibles al proporcionar más información y permitir que se incorporen datos
nuevos o una situación nueva de la cuenca.
Estos métodos, clasificados en cuatro categorías, se enumeran a continuación y
deben ser juzgados a la luz de sus posibilidades de aplicación en situaciones de
predicción en tiempo real y no respecto de su potencial, en la forma retrospectiva del
análisis, que es la apropiada a la hora de diseñar los modelos. Las cuatro categorías
son:
a) modelos empíricos (secciones 43.3 y 43.4) y modelos conceptuales de base físi-
ca (sección 43.7) de los procesos hidrológicos en la fase terrestre;
b) métodos basados en procesos de intercambio energético dentro de las masas de
agua (capítulos 45 y 46);
c) modelos empíricos (sección 43.4) y físicos (sección 43.8) para calcular el trán-
sito y la evolución de la onda de crecida;
d) métodos basados en el análisis de los procesos de circulación atmosférica.
En las secciones 43.2, 43.9, 43.10 y 43.11 se describen los métodos matemáti-
cos de uso general que pueden aplicarse a las técnicas antes mencionadas.
608 CAPÍTULO 43
∑ ( xi − x )2 ∑ ( yi − y )2
i=1 i=1
donde
1 n 1 n
x = ∑ xi
n i=1
e y = ∑ yi
n i=1
YT = 1n (Y); T = 0
proporciona un índice de la humedad en la capa superior del suelo. Los índices que
más frecuentemente se encuentran son el índice de precipitación antecedente (API)
y la condición de humedad antecedente (AMC) (sección 33.2.1).
Los métodos de índices de humedad tienen dos características principales con
respecto a su aplicación en la predicción hidrológica. Primero, como el índice se ac-
tualiza diariamente, su uso es más adecuado para el análisis de eventos aislados que
una modelación continua. De esta manera, para aplicar éste método a la mayoría de
las predicciones, es necesario dividir un período de precipitación en eventos o dividir
un evento en períodos de precipitación separados. Por ejemplo, durante períodos
extensos de precipitación interrumpidos por breves períodos de poca o ninguna llu-
via, puede ser difícil decidir si se trata de una o varias tormentas.
La segunda característica es que el cálculo del volumen de escorrentía superfi-
cial, cuando se aplica a un hidrograma unitario, produce únicamente un hidrograma
de escorrentía superficial. Para sintetizar el hidrograma de la escorrentía total, el
caudal de base debe determinarse por algún otro método. La técnica es de uso opera-
tivo si únicamente es importante el evento de escorrentía y sólo se puede justificar
si se usa una aproximación simple. Los métodos para explotar un modelo hidrológi-
co de tipo API en un modo de simulación continua han sido descritos por Sittner, y
otros [6] y Burakov [7]. Los principios para usar el índice AMC del United States
Soil Conservation Service están dados por la Oficina de Reclamos de Estados
Unidos en Design of Small Dams [8].
donde h1 y h2 señalan alturas máximas en una estación aguas arriba y aguas abajo,
respectivamente, Iloc es el caudal afluente local entre las estaciones y ∆t el tiempo
de retardo. La figura 43.2 es un ejemplo de la relación de este tipo. Las sumas de
MÉTODOS DE PREDICCIÓN 611
1400
1200
1000
800
600
600 800 1000 1200 1400 1 600
Nivel de cresta en la estación aguas arriba (cm)
10
donde Ql, Q2, etc., son caudales en estaciones aguas arriba en un tiempo dado. Otras
variables explicativas, como la precipitación y las condiciones anteriores de la cuen-
ca fluvial (sección 43.3), pueden tomarse como suplemento o sustituirse por el caudal.
612 CAPÍTULO 43
700
600
Nivel de cesta en la estación aguas abajo (cm)
)
m
m
al(
loc
500 ea
l ár
de 25
ía
nt 20
re
c or 15
400 Es 10
5
300
Nota: tiempo medio
de recorrido
en 24 horas
200
100
100 200 300 400 500 600
Nivel de cesta en la estación aguas arriba (cm)
Figura 43.2 — Relación típica de escalas con variables para un caudal afluente local
Aj = fjHj + gj (43.7)
donde Qt+1 es la predicción con tiempo de preaviso unitario, y Qt–i son los valores
medidos y períodos anteriores. Los coeficientes ai y b son estimados en el análisis
de las series cronológicas. Además del valor de la predicción Qt+1, un modelo de
serie cronológica puede producir la distribución de las desviaciones posibles del
valor previsto de manera que se puede disponer de un error de la predicción. Para
que una predicción de serie cronológica de flujos mensuales sea fiable, la autoco-
rrelación en la serie cronológica mensual debe ser grande. Este es el caso de grandes
ríos y de cursos de agua que drenan grandes acuíferos y lagos. Sin embargo, las
predicciones sólo serán factibles con plazos de uno a cuatro meses de antelación.
MÉTODOS DE PREDICCIÓN 615
Referencias
1. Wallis, J. R. y O’Connell, P. E., 1972: Small sample estimation of P1. Water
Resources Research, volumen 8, págs. 707-712.
2. Walker, G., 1950: Apparent correlation between independent time series of
autocorrelated observations. Biometrika, volumen 37, págs. 184-185.
3. Bartlett, M. S., 1935: Some aspects of the time correlation problem in regard to
tests of significance. Journal of the Royal Statistical Society, volumen 98, págs. 536-
563.
4. Draper, N. R. y Smith H., 1966: Applied Regression Analysis. Wiley, Nueva York.
5. Box, G. E. P. y Cox, D. R., 1964: An analysis of transformation. Journal of the
Royal Statistical Society, section B, volumen 26, págs. 211-252.
6. Sittner, W. T., Schauss, C. E. y Monro, J. C., 1969: Continuous hydrograph
synthesis with an API-type hydrological model. Water Resources Research, volu-
men 5, N° 5.
7. Burakov, D. A., 1967: Flood hydrograph calculation with runoff transformation
in basins and channels taken into account. Proceedings of the WMO/UNESCO
Symposium on Hydrological Forecasting. 29 de noviembre a 5 de diciembre de
1967, Surfers’ Paradise, Queensland, Australia, págs. 139-146. En Hydrological
Forecasting. Nota técnica Nº 92, OMM–Nº 228, 1969, Ginebra.
8. U.S. Bureau of Reclamation, 1960: Design of Small Dams. Appendice A,
Washington, D.C., págs. 413-431.
9. Riggs, H. C. y Hanson, R. L., 1967: Seasonal low-flow forecasting. Proceedings
of the WMO/UNESCO Symposium on Hydrological Forecasting. 29 de diciembre –
5 de diciembre de 1967, Surfers’ Paradise, Queensland, Australia, págs. 286-299.
En Hydrological Forecasting. Nota técnica Nº 92, OMM–Nº 228, 1969, Ginebra.
10. Organización Meteorológica Mundial, 1975: Intercomparison of Conceptual
Models Used in Operational Hydrological Forecasting. Informe de hidrología oper-
ativa Nº 7, OMM–Nº 429, Ginebra.
618 CAPÍTULO 43
44.1 Generalidades
En el capítulo anterior se describieron los métodos hidrológicos e hidráulicos que
pueden usarse para una variedad de objetivos. En esta sección, esos métodos se apli-
can a las dos categorías más corrientes: la predicción de crecidas y la predicción por
el abastecimiento de agua. Estos, a su vez, se dividen en varias subcategorías impor-
tantes: crecidas repentinas, crecidas en zonas urbanas, marea de tormenta y crecidas
por rotura de presas.
alarma de crecidas repentinas. Las inundaciones urbanas usualmente afectan los sis-
temas de alcantarillado, aún cuando las aguas residuales y las aguas pluviales son eva-
cuadas en sistemas de canalización separados. Las predicciones de las escorrentías
en zonas urbanas sirven para el tratamiento de aguas negras y aguas de inundación
contaminadas en los sistemas combinados.
El problema opuesto es el alto nivel de contaminación que acompaña la esco-
rrentía urbana. Como éste finalmente llega a los cursos de agua naturales, aumenta
la contaminación con todos los problemas que plantea a los usuarios aguas abajo. La
predicción de esa carga de contaminación depende de la predicción de la escorren-
tía de la inundación en zona urbana.
8 (44.1)
Qm = gWd Yo 3/ 2
27
cuenta explícitamente a presas situadas aguas abajo, almacenamiento sobre las már-
genes, terraplenes de carreteras aguas abajo y pérdidas de caudal por expansión y
contracción.
Como el tiempo es esencial en la predicción en tiempo real de la inundación por
rompimiento de presa, las técnicas operacionales deben obtenerse con un sistema de
cálculo eficaz. Sin embargo, resulta más importante tener en cuenta las necesidades
de datos para poner en práctica la técnica de predicción. Si se debe usar la propa-
gación dinámica, se hará todo lo necesario para minimizar la cantidad de datos de
secciones transversales que se necesiten en la fase de propagación de la predicción,
de manera que todos los datos y archivos de programas estén disponibles tan pronto
como sea necesario.
del estado de la cuenca. Las relaciones de predicción son en general muy fáciles de
aplicar. Los modelos de regresión en los que la escorrentía estacional se pronostica
a partir de las variables hidrológicas y climáticas previas, se pueden considerar como
un caso especial de la ecuación 44.2 de los métodos de series cronológicas.
donde Qt+1 es el caudal previsto, Qt+1|Qt el caudal que ocurriría sin lluvia, por ejem-
plo si el hidrograma siguiera la decrecida entre t y t + 1, P es la precipitación que
contribuye al flujo en t + 1 y k el coeficiente de transición.
PREDICCIONES DE CRECIDA Y DE ABASTECIMIENTO DE AGUA 627
Referencias
45.1 Generalidades
Numerosos países usan métodos de predicción basados en modelos conceptuales de
escorrentía por deshielo (sección 43.7). Dichos métodos [1] permiten predecir el
deshielo a partir de las observaciones y de los datos meteorológicos previstos. Las
predicciones de corto y mediano plazo son posibles para ríos y llanuras y las predic-
ciones de mediano y largo plazo para las corrientes de agua en zonas montañosas.
Se pueden preparar predicciones de volumen estacional para cuencas de tierras bajas
o de montaña, donde la escorrentía por deshielo produce una porción importante del
flujo fluvial total.
La escorrentía por fusión de la nieve es un rasgo característico del régimen de
los ríos de tierras bajas en climas templados y fríos y de algunos de los ríos más gran-
des del mundo, incluso en zonas tropicales. La escorrentía por fusión de la nieve de
muchos ríos representa de 50 a 70 por ciento de la escorrentía anual, y en las
regiones áridas el porcentaje correspondiente puede ser de 80 a 90. Los elementos
de predicción más importantes en la fusión de nieve son el volumen de escorrentía
resultante, el caudal máximo y la altura de coronación.
A1 A A (45.1)
In = wn1 + 2 wn 2 + . . . + N wn N
A A A
donde wn , wn , . . ., wn son los valores de precipitación media o el equivalente en
1 2 N
agua de la capa de nieve a varias altitudes, A1, A2, . . ., AN son las áreas corres-
pondientes a estas altitudes y A es el área total.
Los sondeos nivométricos son realizados en las montañas varias veces durante
el invierno, de modo que puedan determinarse las tendencias de acumulación de
nieve. El sondeo nivométrico final generalmente se lleva a cabo al final del período
de acumulación de nieve, justo antes del inicio de la fusión de nieve de primavera.
Los datos de los sondeos nivométricos al final del período de acumulación de nieve
son usados para calcular el índice de acumulación de nieve.
Las rutas nivométricas localizadas a varias altitudes se usan para obtener datos
que establezcan una relación entre el equivalente en agua de la capa de nieve y la
altitud, w = f (z). Para cada año se obtiene una relación diferente. Cuando los datos
de observación son insuficientes para la transcripción de gráficos de w = f (z), se
puede usar la correlación múltiple entre la escorrentía y el equivalente en agua de la
632 CAPÍTULO 45
capa de nieve en cada punto de observación. En este caso, se asume que los coefi-
cientes de ponderación de cada ruta nivométrica son proporcionales a los coefi-
cientes de regresión y que su suma sea igual a la unidad:
In = a1 wn1 + a2 wn2 + . . . + aN wnN (45.2)
donde al, a2, . . ., aN son los coeficientes de la ponderación y wn1, wn2, . . ., wnN los
equivalentes en agua de la capa de nieve.
En la mayoría de los casos, el mejor índice del agua disponible para la escorren-
tía de áreas montañosas se puede deducir de la combinación de datos de precipita-
ción y de sondeo nivométrico. Esto se puede lograr por las correlaciones gráficas o
por el método de aproximación estadística.
MANTO DE NIEVE
INTERCAMBIO TÉCNICO,
INTERFASE NIEVE – AIRE
EXTENSIÓN DE LA
CAPA DE NIEVE
LLUVIA
SIN
NIEVE CALOR
ALMACENADO EN EL
SOBRE MANTO DE NIEVE
EL
SUELO FUSIÓN POR EXCESO DE CALOR
ALMACENAMIENTO
ALMACENAMIENTO DE AGUA LÍQUIDA
NEGATIVO
DE CALOR
TRANSMISIÓN DEL
AGUA EXCEDENTE A
TRAVÉS DEL MANTO
LEYENDA
ENTRADA
FUSIÓN EN
EL SUELO FUNCIÓN
ALMACENAMIENTO
W = wn + P (45.5)
su camino hacia los canales a través de estratos de piedras sueltas y fisuras en las
rocas. En esas condiciones, las pérdidas de agua no pueden variar mucho de un año
a otro. Por ese motivo debe existir una buena relación entre la escorrentía estacio-
nal y la cantidad de nieve en la cuenca. Esta relación se puede establecer empírica-
mente si hay mediciones disponibles de varios años. En la práctica, el problema de
determinar dichas relaciones resulta a menudo muy difícil.
Referencias
46.1 Generalidades
Muchos ríos y lagos en latitudes medias se congelan a lo largo del invierno. Las
fases más importantes del hielo para las cuales se hacen predicciones son:
a) la primera aparición del hielo;
b) la formación de la capa de hielo completa;
c) la rotura de la capa de hielo;
d) la desaparición final de todo el hielo.
El régimen de hielo de los ríos está estrechamente relacionado con las condicio-
nes meteorológicas. De este modo, los datos de la aparición de hielo flotante, de for-
mación y rotura de la capa de hielo varían mucho de un año a otro. Las predicciones
de hielo son de un gran valor práctico para la navegación, pero muchos otros usua-
rios, además de los de la navegación tierra adentro, se interesan en estas predicciones.
Existen fórmulas precisas para calcular el régimen térmico y el del hielo, pero
su aplicación a la predicción del hielo está muy limitada por la naturaleza estocásti-
ca de los parámetros que determinan las ecuaciones, que varían entre el momento de
la predicción y el evento pronosticado. En este capítulo se examinan los diferentes
métodos de predicciones del hielo que existen.
( )
α θ w − θ sw + Q = 0 (46.1)
Qm* (46.2)
α n T wn ≤ – Qm* o T wn ≤ –
αn
donde (Qa)c es la temperatura media diaria crítica del aire (lo más alta posible) en el
día de congelación, v la velocidad media de la corriente en el tramo, b el ancho del
río y ∑Qa la suma de las temperaturas medias diarias negativas desde el día de apari-
ción del hielo [2]. Se repiten los cálculos para cada día de movimiento del hielo
hasta que la temperatura media diaria baje por debajo del punto crítico (Qa)c, como
se calcula en la ecuación 46.3. Cuando se alcanza el punto crítico, se predice la for-
mación de una capa de hielo.
Un enfoque generalizado de la predicción a largo plazo de la formación y rotu-
ra del hielo se usa para los ríos de Europa del norte y siberianos. Este enfoque tiene
en cuenta:
PREDICCIONES DE LA FORMACIÓN Y LA ROTURA DE HIELO 641
(α + ho ) qb
(Tw )n = (Tw )o e−nao + Ta + dk +
αho
( −na
1− e o
) (46.4)
α ho t
donde, ao =
(α + ho ) Hcρ , (Tw)o es la temperatura inicial del agua seleccionada en el
intervalo que corresponde al tiempo de propagación en la porción del tramo estudiado, α el
coeficiente de transferencia de calor entre las masas de agua y aire, que se expresa de la si-
—
guiente manera αn = (1745 u–n + 106Wn )4,1868, u– la velocidad media del flujo en el tramo
—
durante el período W n, la velocidad media del viento durante n, ho el coeficiente de inter-
camio de calor entre la superficie del agua y el aire, H la altura media del agua en el tramo,
d el coeficiente de intercambio de calor específico a una temperatura igual a la de la super-
ficie del agua, –
Ta la temperatura media diaria del aire durante el período en ºC, qb el flujo de
calor específico entre el lecho del río y el agua, c el calor específico del agua y t la unidad
de tiempo utilizada en los cálculos (un día).
El intercambio de calor resultante entre el agua y la atmósfera, Qm*, puede ser
expresado por la siguiente fórmula empírica:
*
Qm = ho Ta + d (46.5)
642 CAPÍTULO 46
-15
a)
-5
b)
0 5 10 15
∆hi = 6,2
∑D sup (46.6)
hi
donde ∆hi es el aumento del espesor del hielo en centímetros, Dsup es la temperatu-
ra negativa total prevista en la superficie del hielo (grado-día), calculada desde la
fecha en que se midió el espesor de la nieve por primera vez hasta la fecha en que se
prevé este espesor de la nieve, y se tiene:
kti
hi = hii + hs (46.7)
kts
donde hii es el espesor inicial en centímetros, kti el coeficiente de conducción de
calor del hielo, kts el coeficiente de conducción de la nieve y hs el espesor de la capa
de nieve sobre el hielo en centímetros.
Ψ d1/2
g < CU
2 (46.9)
donde Ψ dg (producto de la tensión relativa del hielo en fusión por el espesor) es una
medición de la estructura compacta de la capa de hielo en el momento de la rotura,
y H y ∆H son parámetros que representan la fuerza de arrastre de la corriente. H es
la altura del nivel de agua en el momento de la rotura de hielo (refleja el caudal y la
velocidad de la corriente) y ∆H es el aumento, hasta que se produce la rotura de
hielo, del nivel de agua por encima del nivel mínimo de invierno H3, esto es numéri-
camente igual a ∆H = H – H3. Como H y ∆H están interrelacionados, en la mayoría
de los casos es suficiente considerar una de estas cantidades en la relación descrita
en la ecuación 46.10. Estas cantidades están basadas en predicciones y en datos
reales para algunos días antes de la rotura de hielo. Una aproximación de la relación
puede expresarse mediante la ecuación:
Referencias
1. Shulyakovsky, L. G., 1960: Ice Formation and the Beginning of Freeze-up on
Rivers, Lakes and Reservoirs: Computations for Forecasting Purposes.
Gidrometeoizdat, Leningrado.
2. Appolov, B. A., Kalinin, G. P. y Komarov, V. D., 1974: Course on
Hydrological Forecasting. Gidrometeoizdat, Leningrado.
3. Bulatov, S. N., 1972: The Possibility of Creating a Universal Method of
Computing the Time of Ice Break-up on Rivers. Informe del Centro
Hidrometeorológico de la URSS, N° 112, págs. 100-107.
4. Erfremov, N. D. y Karakash, E. S., 1977: A Method for the Long-term
Forecasting of the Dates of Ice Break-up on the River Lena and Eniseya. Informe
del Centro Hidrometeorológico de la URSS, N° 186, págs. 78-87.
5. Mescherskaya, A. V., y otros, 1970: The Natural Components of
Meteorological Fields. Gidrometeoizdat, Leningrado.
PARTE F
APLICACIONES PARA LA GESTIÓN
DE LOS RECURSOS HÍDRICOS
CAPÍTULO 47
INTRODUCCIÓN A LAS APLICACIONES PARA LA GESTIÓN
DE LOS RECURSOS HÍDRICOS
47.1 Generalidades
El objetivo de esta parte de la Guía es ofrecer orientación en lo concerniente a la
aplicación de los métodos de análisis hidrológico, descritos en las Partes D y E, para
el diseño y el funcionamiento de los proyectos de gestión del agua. En el diseño de
estos proyectos, es necesario considerar una serie de aspectos económicos, sociales
de ingeniería, entre otros [1, 2].
totalidad de la demanda no siempre tiene que ser la alternativa más deseable. El su-
ministro sólo se puede ofrecer a un costo unitario que generalmente aumenta a me-
dida que crece el suministro y puede, en algún momento, rebasar la pérdida resul-
tante de la reducción de la eficacia de una instalación con un suministro deficiente.
Asimismo, pueden producirse conflictos entre los diferentes aspectos intangibles que
surgen, por una parte al suministrar el agua y, por la otra al restringir las demandas.
El objetivo de la gestión de recursos hídricos es buscar un equilibrio óptimo entre los
suministros y las demandas, cuantificando, en la medida de lo posible, las conse-
cuencias de las compensaciones mutuas entre las tendencias en conflicto en base a
estudios de costo-beneficio, así como otras consideraciones.
Tabla
Datos necesarios para la gestión de los recursos hídricos
* Estos números se refieren a los apartados que figuran en la lista de datos hidrológicos
comunes, al final de esta tabla.
650 CAPÍTULO 47
(continuación)
(continuación)
Distribución en Magnitud – Relación área-frecuencia de duración
zonas de de las de las crecidas
inundaciones inundaciones – Socavación y sedimentación debida
y seguros a inundaciones
(continuación)
Referenciass
1. Linsley, R. K. y Franzini, J. B., 1972: Water Resources Engineering. McGraw-
Hill, Nueva York.
2. Maass, A., y otros, 1962: Design of Water Resources Systems. Harvard
University Press, Cambridge, Massachussetts.
CAPÍTULO 48
DESARROLLO SOSTENIBLE DE LOS RECURSOS HÍDRICOS
48.1 Generalidades
En los últimos dos decenios se ha observado una mayor concientización de que los
recursos naturales son limitados y de que el futuro desarrollo debe tenerlo en cuenta.
El concepto de sostenibilidad ha logrado una aceptación general. Este concepto tiene
distintos significados para diferentes personas. No obstante, la definición adoptada
por la Unión Internacional para la conservación de la Naturaleza y sus Recursos, el
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Fondo Mundial en favor
de la Naturaleza [1] es la que hemos utilizado aquí: “el desarrollo sostenible es una
forma de desarrollo cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida del ser humano, res-
petando, no obstante, la capacidad de carga de los ecosistemas esenciales para la vida”.
Una cuestión importante es si existe o no alguna forma de medir la sostenibili-
dad del desarrollo. Se puede decir que, si se tienen en cuenta la variabilidad natural
y las tendencias en la disponibilidad de los recursos hídricos, los efectos del desa-
rrollo se reflejarán en cambios en la base de recursos. Por consiguiente, el control
de la cantidad y de la calidad del agua contenida en los sistemas naturales, es decir
ríos, lagos, agua subterránea, hielo y nieve, es un requisito previo para determinar en
qué medida se puede sostener el desarrollo.
La construcción de bases de datos adecuadas a través de la supervisión de los
sistemas hidrológicos es un requisito previo fundamental de la evaluación y la ges-
tión de los recursos hídricos. El objetivo de este capítulo es revisar si son adecuadas
o no las redes y técnicas actuales de supervisión, a la luz de una base de recursos en
evolución y políticas de gestión del agua destinadas al desarrollo sostenible.
a) 6 000
Consumo total
Consumo de agua mundial (en km/año
5 000 Agricultura
3
Industria
Economía municipal
4 000
Embalses
3 000
2 000
1 000
0
1900 1920 1940 1960 1980 2000
b) 25
Asia
Consumo de agua por región (%)
Europa
20
Mundo
América del Norte
África
15
Australia y Oceanía
América del Sur
10
0
1900 1920 1940 1960 1980 2000
problemas del agua subterránea. El empleo de datos del agua en tiempo real seguirá
creciendo para satisfacer numerosas necesidades.
48.5 Conclusiones
Los servicios hidrológicos tienen un papel muy importante que desempeñar en mate-
ria de datos e información necesarios para la comunidad hidrológica. Para poder
maximizar el uso y los beneficios de estos servicios, los datos deben ser suficientes,
fiables y accesibles a los usuarios. Uno de los mayores problemas es que muchas
veces no hay datos disponibles para una cuenca específica de interés. Los datos
meteorológicos a menudo son incompatibles con los registros de caudal disponibles
en términos de temporización y emplazamiento. Los procedimientos de planifi-
cación de redes integradas podrían identificar las oportunidades para el diseño y el
funcionamiento de redes coordinadas. De esta manera, se podrían elaborar series de
datos compatibles y se podrían desarrollar procedimientos operativos más eficaces.
Además, se podrían identificar mejores métodos para realizar la transposición y la
transferencia de datos, y desarrollarse para aplicaciones hidrológicas. Es posible que
las incompatibilidades de las series de datos entre organismos, regiones y países no
puedan ser resueltas a corto plazo, pero las series de datos resumidas que incorporan
los parámetros más aplicados, como las precipitaciones y la escorrentía, serían muy
útiles para que se puedan aprovechar mejor los datos con fines hidrológicos.
Este capítulo ha destacado la necesidad de enfoques holísticos y filosofías de
gestión verdaderamente integradas. Para los organismos nacionales, adaptarse a
estas nuevas formas de pensar va a suponer un enorme reto, pero será absolutamente
imprescindible para que el desarrollo de los recursos hídricos llegue a ser sostenible.
Referencias
1. Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos/
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente/Fondo Mundial en favor de
la Naturaleza, 1991: Caring for the Earth: A strategy for Sustainable Living, Gland,
Suiza.
2. Naciones Unidas, Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Am-
biente: El desarrollo en la perspectiva del siglo XXI, 26-31 de enero de 1992,
Dublín, Irlanda.
3. Perks, A. R., y otros., 1989 : New Brunswick Hydrometric Network Evaluation:
Summary Report. Environment, Canada and New Brunswick Department of
Municipal Affairs and Environment, Dartmouth, Nova Scotia.
4. Church, M. A., Kellerhals, R. et Day, T. J., 1989 : Regional clastic sediment
yield in British Columbia. Canadian Journal of Earth Sciences, volumen 26, N° 1,
págs. 31-45.
662 CAPÍTULO 48
49.1 Generalidades
Los proyectos de recursos hídricos se deben diseñar y gestionar de manera que cum-
plan las normas de calidad del agua y eviten los efectos perjudiciales en la calidad del
agua río abajo. Existe una estrecha relación entre las características cuantitativas de
una masa de agua y su calidad. Como los proyectos de recursos hídricos en general
alteran las características cuantitativas de la masa de agua concernida, es posible
hacer estimaciones de los cambios en la calidad del agua, si esa relación se com-
prende y se define bien. Desgraciadamente, estas relaciones son muy complejas, y
sólo en muy contadas ocasiones, se dispone de los datos necesarios para definirlas.
Por esta razón, tras la terminación de un proyecto, generalmente sólo se pueden
hacer estimaciones aproximadas. Los modelos de calidad del agua pueden contri-
buir a reducir la magnitud del problema, pero la correcta calibración y validación de
estos modelos precisa un período relativamente largo de observaciones simultáneas
de la cantidad y la calidad del agua, además de otros datos sobre proyectos existen-
tes. En la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente: El Desa-
rrollo en perspectiva del Siglo XXI [1], las Naciones Unidas recomiendan una serie
de acciones para proteger la calidad del agua y los ecosistemas acuáticos asociados.
Afluente
Epilimnión 30 °C
Termoclina 10 °C a 30 °C
Hipolimnión 10 °C
7,5 °C
49.5.1 Eutrofización
Una de las formas más comunes de contaminación se produce por excesivas con-
centraciones de nutrientes de las aguas residuales urbanas o de la escorrentía rural.
Esto generalmente resulta en un excesivo desarrollo de las poblaciones de algas,
especialmente en zonas de baja velocidad del agua, e importantes reducciones o
incluso la desaparición de un determinado número de especies vegetales y animales.
Este proceso se conoce con el nombre de eutrofización. La eutroficazión es un pro-
ceso natural que marca la maduración y el envejecimiento de los lagos. No obstante,
en condiciones en que no interviene la actividad humana, este proceso puede tardar
cientos o miles de años, según el tamaño del lago, las condiciones hidrológicas, y la
capa de tierra en la cuenca. La civilización es responsable de la eutrofización acele-
rada en un gran número de lagos en todo el planeta.
El problema de la eutrofización y sus factores causativos supone un enorme
problema para la calidad del agua. A pesar de habérsele dedicado un amplio traba-
jo de investigación, aún no se ha podido explicar cuantitativamente el proceso de
enriquecimiento de nutrientes y el crecimiento de las algas u otros procesos de
eutrofización. Los informes señalan que para el crecimiento de las algas son esen-
ciales los siguientes elementos: B, C, Ca, Cl, Co, Cu, Fe, H, K, Mg, Mn, Mo, N, Na,
P, S, V y Zn. Aunque una deficiencia de cualquiera de estos elementos puede limi-
tar el crecimiento, el nitrógeno y el fósforo son los que muestran mayores probabili-
dades de limitar el crecimiento de las algas en aguas naturales.
Algunos países tratan de detener el avance de la eutrofización prohibiendo el
uso de compuestos fosforosos en los detergentes e introduciendo procesos de
tratamiento para extraer el fósforo y el nitrógeno.
CALIDAD DEL AGUA Y PROTECCIÓN DE LOS RECURSOS HÍDRICOS 669
Referencias
50.1 Generalidades
El agua, como el aire que respiramos, es una necesidad básica para toda la vida sobre
la Tierra. Es un elemento vital para muchos aspectos del desarrollo económico y
social, como la producción de energía, la agricultura y el suministro doméstico e
industrial de agua; y constituye un componente crítico del medio ambiente global.
Existe una concienciación cada vez mayor de que el desarrollo, incluido el de los
recursos hídricos, debe ser sostenible, lo que implica que los recursos naturales del
mundo se deben explotar y conservar de manera que se puedan satisfacer las necesi-
dades de las generaciones actuales y futuras (capítulo 48).
d) reforzar las medidas de seguridad para las personas y la propiedad contra los pe-
ligros relacionados con el agua, particularmente las inundaciones y las sequías.
En general, la información sobre los recursos hídricos se recopila para un fin es-
pecífico, como el diseño de una planta hidroeléctrica. No obstante, la creciente com-
petencia que existe entre los usuarios por la escasa agua exige que los recursos sean
explotados de manera integrada, a fin de que se pueden comprender las interacciones
entre diferentes proyectos y usuarios. Esto aumenta mucho más la responsabilidad
de los suministradores de esta información debido a la necesidad de disponer
simultáneamente de una variedad de diferentes tipos de información, y tiene que pre-
sentarse de diferentes formas para los distintos usuarios, por lo tanto, es esencial que
los organismos evaluadores comprendan las necesidades de todos los usuarios, y no
sólo de aquéllos con los que tradicionalmente han tratado. La necesidad de antici-
par las necesidades de los futuros usuarios de datos y de comenzar a recopilar la in-
formación antes de que pueda probarse con certeza la existencia de una demanda real
es incluso más apremiante. Por consiguiente, se hace necesario que exista una coor-
dinación en el diseño y la actualización de las redes de adquisición de datos, sobre
todo las estaciones principales, para asegurar que las estaciones dedicadas a supervi-
sar los diferentes elementos del ciclo del agua estén lo suficientemente relacionadas,
tanto en número como en emplazamiento, para lograr una red integrada (secciones
20.1.4 y 48.4). Un enfoque de este tipo ampliaría el contenido de la información de
las series de datos para atender las necesidades futuras, conocidas o imprevistas.
Con el creciente reconocimiento de problemas como la posibilidad del cambio
climático global y los impactos de actividades humanas en el medio ambiente, como
la urbanización, existe una creciente necesidad de la información requerida como
base del desarrollo y la gestión sostenibles de los recursos hídricos.
677
678 CAPÍTULO 50
Recopilación de datos
hidrológicos
Recopilación de datos
(componentes del ciclo
fisiográficos
del agua, incluida la
(topografía, suelos y
cantidad y la calidad de
geología)
las aguas superficiales y
subterráneas)
Investigación
básica y Enseñanza
y formación
aplicada
Técnicas de evaluación
espacial de los recursos
hídricos
(técnicas de regionalización)
Usuarios
(planificación, organización
y funcionamiento de los
equipos de recursos hídricos)
Referencias
51.1 Generalidades
Sólo recientemente los administradores del agua han empezado a reconocer que el uso
del agua es realmente una demanda que puede verse influenciada por las políticas de
precio. Este reconocimiento se ha visto impulsado por la concientización de que los
recursos hídricos, incluso en los llamados países ricos en agua, se están volviendo cada
vez más escasos. Algunas de las manifestaciones de esta concientización son: lim-
itaciones más rigurosas del gasto público, preocupación en cuanto a prolongar en la
mayor medida posible la existencia de los recursos disponibles, y un renovado
interés en mantener y mejorar la calidad del medio ambiente. El enfoque gestión-
demanda difiere de los enfoques tradicionales orientados al suministro porque insiste
en la necesidad de políticas sociales y económicas para influir en los usos del agua.
La gestión de la demanda de agua se basa en una serie de herramientas y técni-
cas que se pueden clasificar en tres categorías: económicas, estructurales y operati-
vas, y sociopolíticas [1]. Una política realista para fijar los precios del agua es uno
de los elementos fundamentales para la gestión de la demanda de agua y es vital para
muchas de sus opciones. Las técnicas estructurales son las que modifican las estruc-
turas existentes para lograr un mejor control sobre la demanda de agua. Como ejem-
plos de medidas estructurales podemos citar la medición, la adaptación, la regula-
ción de caudales y el reciclaje. Las técnicas sociopolíticas en un contexto de gestión
de demanda de agua se refieren a la política y las medidas que puedan adoptar los
organismos públicos para estimular la conservación del agua. Estas técnicas inclu-
yen programas de concientización pública, reglamentación de códigos de construc-
ción y aplicación de normas, y políticas económicas gubernamentales.
En el diseño hidrológico de un proyecto de recursos hídricos se deben tener en
cuenta las demandas de agua existentes antes de la construcción del proyecto. Si no
se consideran estas demandas se pueden causar pérdidas económicas, así como pro-
blemas sociales y legales en el funcionamiento del proyecto.
asiste a una universidad, los reclusos en una institución penal, los trabajadores en un
edificio de oficinas, o la ocupación media de un hotel.
51.2.4 Riego
El agua para el riego incluye toda el agua que se una artificialmente para las cose-
chas agrícolas y hortícolas, así como el agua empleada para regar céspedes públicos
y privados, jardines, y campos de golf. El agua de riego puede ser autosuministra-
da o suministrada por empresas de riegos. La cantidad de agua de riego necesaria
para producir una cosecha depende de una serie de factores como las precipitaciones
naturales y otras condiciones climáticas, el tipo de cosecha, la duración de la época
de crecimiento, el método y la programación de los riegos, las propiedades del suelo,
etc. Existen varios métodos, en distintos países, para estimar las necesidades de
agua para las cosechas [4,5], pero normalmente sólo sirven para las condiciones en
las que se elaboran. Las directrices relativas a este tema se pueden solicitar a la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Para inventarios específicos sobre el uso del agua para riego, se puede usar un for-
mulario de inventario para recopilar la información necesaria sobre el uso del agua
[6]. Para grandes zonas y zonas en las que no es posible hacer mediciones, es posi-
ble hacer estimaciones del agua empleada para riegos por métodos indirectos, como
muestras estadísticas, mapas del uso de la tierra, teledetección, o una combinación
de estos métodos [6].
Los recientes esfuerzos realizados para mejorar la eficacia del agua utilizada
para el riego han conducido a una búsqueda de métodos agrícolas más eficaces que
implican una reducción de las demandas de agua y los flujos de retorno, una mejor
calidad del agua, y una reducción de los gastos monetarios en riegos, manteniendo
o hasta incluso incrementando el nivel de producción de cosechas.
51.2.5 Ganadería
El uso del agua para la ganadería se define como el agua utilizada en todo lo refe-
rente a la producción de carne de res, aves, huevos, leche, y lana y de animales, como
la cría de caballos, conejos, animales de piel fina en cautividad, y piscifactorías [3].
Las piscifactorías se dedican fundamentalmente a la producción de peces comesti-
bles en condiciones controladas de alimentación, higiene y procedimientos de pesca.
La mayor parte del agua utilizada para las piscifactorías sirve para mantener un nivel
y una calidad de agua aceptables en los estanques.
La cantidad de agua superficial y subterránea que se extrae para uso del ganado
se puede estimar a partir del número de animales en la zona del proyecto. Para obte-
ner la estimación del uso del agua, se multiplica el número de cada tipo de animal por
un uso medio de agua por animal. El consumo total de agua para las piscifactorías se
calcula multiplicando el área de los estanques por un coeficiente de aplicación.
ESTIMACIÓN DE LA DEMANDA DE AGUA 687
51.2.11 Navegación
Las demandas para la navegación generalmente se centran en torno a la regulación
del caudal (para mantener la profundidad mínima y la velocidad por debajo de un
máximo de seguridad) y a los volúmenes de agua necesarios para pasar a través de
las esclusas (sección 57.1). En algunos casos, para cumplir los requisitos de profun-
didad de navegación, es necesario dragar parcial o totalmente el cauce. A menudo
es difícil cuantificar el uso del agua para estos fines.
Referencias
1. Holland, T. W., 1992: Water-use data collection techniques in the southeastern
United States, Puerto Rico, and the Virgin Islands. U.S. Geological Survey Water-
Resources Investigations Report 92-4028.
2. Solley, W. B., Pierce, R. R. y Perlman, H. A., 1992: Estimated use of water in
the United States in 1990. U.S. Geological Survey Circular 1081.
3. Tate, D. M., 1990: Water Demand Management in Canada: A State-of-the-Art
Review. Social Science Series Nº 23, Water Planning and Management Branch,
Inland Waters/Lands Directorate, Environment Canada, Ottawa.
4. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO)/Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (UNESCO), 1973: Irrigation, Drainage and Salinity. Hutchinson & Co,
Londres.
5. Kharchenko, S. I., 1968: Hydrology of Irrigated Lands. Hydrometeorological
Publishing House, Leningrado.
6. U.S. Department of the Interior, 1977 (1992): Water use. En: National
Handbook of Recommended Methods for Water-data Acquisition.
CAPÍTULO 52
ESTIMACIÓN DE LA CAPACIDAD DE UN EMBALSE
52.1 Generalidades
El análisis de la variabilidad natural del caudal de un río puede indicar si con frecuen-
cia será deficiente con respecto a las necesidades estimadas de agua para un proyecto
particular de explotación. Si el caudal es bajo se puede aumentar almacenando agua
en un embalse, cuya capacidad dependerá del volumen de extracción, que se denomi-
na descarga del embalse D, de su capacidad de almacenamiento S, y de la estructura
de la serie temporal de los caudales. La relación entre la capacidad de almacenamiento
del embalse, la descarga, y la fiabilidad resultante R del suministro de agua se denomi-
na ecuación de almacenamiento [1]. En el diseño de un embalse, cualquier par de estas
tres variables se puede considerar como independiente y se le pueden asignar valores
específicos. El valor de la tercera variable se calcula mediante la ecuación de alma-
cenamiento para el régimen hidrológico dado. Existen varios métodos para resolver
las ecuaciones de almacenamiento que dependen de la representación del régimen de
afluencia, por ejemplo un registro histórico o sintético de caudales, propiedades
probabilísticas del proceso de afluencia, o curvas de duración-caudal del afluente.
La tarea habitual en el diseño de un embalse para controlar un caudal bajo es de-
terminar la capacidad de almacenamiento del embalse necesaria para mantener un
nivel dado de extracción con una fiabilidad dada, es decir, resolver la ecuación de al-
macenamiento de la forma:
S = f(D, R) (52.1)
donde R se expresa como porcentaje del tiempo de funcionamiento sin fallos, como
el riesgo de que se produzca un fallo en el funcionamiento, en un año o un período
de tiempo determinado o como la cantidad de agua realmente suministrada al con-
sumidor, expresada en porcentaje de la demanda.
La solución más simple se presenta cuando la fiabilidad para el período de dise-
ño se puede considerar igual a un 100 por ciento, es decir cuando no se permiten fa-
llos en el suministro de agua. Aunque en la práctica nunca se da ese caso, en los cál-
culos preliminares se suele usar debido a su simplicidad.
Los casos más realistas, cuando la fiabilidad es inferior al 100 por ciento
dentro del período de diseño, no se pueden resolver directamente en la forma de
692 CAPÍTULO 52
deseada, D
Extracción
Déficit de agua
Precipitación, P
Vertederos
Afluente, I
Efluente, O
macenamiento, ∆S
Variación del al-
mm 103 m3 mm 103 m3 103 m3 103 m3 103 m3 103 m3 103 m3 km2 103 m3 103 m3
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
1954
.
.
. 2 254 0,56 0 0
Septiembre 40 22 90 50 20 150 150 -158 2 096 0,54 0 0
Octubre 50 27 70 38 20 80 80 -71 2 025 0,53 0 0
Noviembre 40 21 50 26 20 50 40 -25 2 000 0,52 0 10
––––
Diciembre 50 26 30 16 30 30 30 +10 2 010 0,52 0 0
1955
Enero 40 21 30 16 20 20 20 +5 2 015 0,53 0 0
Febrero 60 32 40 21 30 20 20 +21 2 036 0,53 0 0
Marzo 80 42 50 26 50 20 20 +46 2 082 0,54 0 0
Abril 90 49 70 38 160 20 20 +51 2 233 0,55 0 0
Mayo 70 38 90 50 140 20 61 +67 2 300 0,56 41 0
. ––––
.
.
695
696 CAPÍTULO 52
donde la descarga Oi iguala la demanda de agua Di, según los límites Smín ≤ Si ≤ Smáx
(los valores de P y E se toman de las columnas 3 y 5).
La inobservancia del límite inferior se evita reduciendo el efluente en la cantidad
Smín – Si, que se registra como déficit de agua (noviembre, columna 13). Si se eli-
mina el límite Smín, el embalse se vuelve semi-infinito en el sentido de carecer de
fondo. Esta suposición se usa para determinar la capacidad de almacenamiento nece-
saria para evitar escaseces de suministro de agua a lo largo de la duración de la serie
de afluentes, es decir, para R = 100 por ciento. La capacidad de almacenamiento de
diseño sería igual al descenso máximo de almacenamiento registrado durante el pe-
ríodo de diseño. La inobservancia del límite superior se evita aumentando el efluen-
te en una cantidad igual a Si – Smáx registrada como vertimiento (mayo, columna 12).
Una vez terminados los cálculos para toda la serie, los déficits de agua se uti-
lizan para calcular la fiabilidad R. El valor de R, junto con los valores originales de
ESTIMACIÓN DE LA CAPACIDAD DE UN EMBALSE 697
t t t
St = So +
∫ ( I − 0) dτ = So + ∫
o o ∫o
Idτ − Odτ = So + It* − Qt* (52.3)
Los gráficos de las sumas acumulativas de I* y O* representan las curvas de los va-
lores acumulados del afluente y el efluente respectivamente, siendo So el almace-
namiento inicial del embalse. En la ecuación 52.1 puede verse que la capacidad de
almacenamiento del embalse es la diferencia entre las dos curvas. La figura 52.1
contiene un ejemplo de esta técnica, en la que se determina la capacidad de almace-
namiento, S, para una extracción constante, D, con la condición de que no se permi-
ta ningún fallo durante el período de diseño. El procedimiento emplea el concepto
de embalse semi-infinito (sin fondo) mencionado en la sección 52.5.1 y permite
obtener la capacidad de almacenamiento necesaria como el agotamiento mínimo del
almacenamiento registrado en un embalse inicialmente lleno durante el período de
diseño. Se procede gráficamente de la siguiente manera: la extracción constante D
corresponde a una pendiente constante de la curva de demandas acumuladas D*. A
través de cada pico se traza una línea paralela a D* sobre la curva de caudales aflu-
entes I*. La capacidad de almacenamiento del diseño S es la máxima distancia ver-
tical entre cualquier punto de I* y cualesquiera de las líneas paralelas a D*.
métodos que emplea este enfoque se denominan rigurosos y los que ignoran la es-
tructura secuencial del proceso y sólo hacen uso de su distribución probabilística se
denominan aproximados. A veces, estos procesos se denominan estocásticos y pro-
babilísticos, respectivamente [9].
9
Caudales afluente y efluente acumulados en 109 m3
8
Curva de valores acumulados
del caudal afluente l*
7
máx d=S
6
Curva de valores acumulados
5 del caudal efluente O*
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Tiempo en años
Pi( m) = P1( m −1) pi1 + P2(m −1) pi 2 + . . . + Pk( m −1) pik (52.4)
700
0 1
500
7
200
Duración mínima por estación (h)
12
20
100
70
50
30
20
10
99 98 95 90 80 70 60 50 40 30 20 10 5 2 01
Frecuencia de excedencia
Anual
500
90 días
30 días
200
10 días
100
Volumen en 106 m3
3 días
50
1 día
20
10
0
99 95 90 70 50 30 10 5 1
Frecuencia de excedencia en porcentaje de años
90
m3/s % de Q 85 95
50
100 97
40 99
D D
Prélèvement
30
Extracción
50 Índice de fiabilidad R en %
20
10
50 100 150 % de V
0
0 1 2 109 m3
Capacidad de almacenamiento S
ku 2 ln cos θ
Hs = (52.5)
gd
0,42
0.0125 2
gl
2
0,75
u
tan h 0,578 2
0,283u gd
Hs = tan h 0,75
(52.6)
u
g tan h 0,578 gd
u 2
donde Hs es la altura significativa de las olas (altura media del tercio más alto de
las olas) y u, d, l, y g se definen en la sección 52.11.1. En las tablas matemáticas
706 CAPÍTULO 52
TABLA 52.2
Ajuste de la velocidad a lo largo de la orilla
* Relación entre la velocidad del viento en el lugar y la velocidad del viento sobre el agua
(ambas a 10 metros de elevación).
∆q (52.7)
Ha =
bv
donde Ha es la altura de la ola por encima o por debajo del nivel de agua tranquila,
∆q la variación en el caudal afluente o salida de efluente del embalse, b es la anchu-
ra de la superficie del embalse donde se produce el punto antinodal de la ola, y v es
la velocidad de la ola.
Referencias
1. Organización Meteorológica Mundial, 1973: Applications of Hydrology to
Water Resources Management. Informe de hidrología operativa N° 4, OMM–N°
356, Ginebra.
2. Maass, A., y otros, 1962: Design of Water-resources Systems. Harvard
University Press, Cambridge, Massachussetts.
3. Organización Meteorológica Mundial, 1958: Measurement of Evaporation,
Humidity in the Biosphere and Soil Moisture (N. E. Rider). Nota técnica N° 21,
OMM–N° 72, T.P. 28, Ginebra.
4. Organización Meteorológica Mundial, 1955: The Standardization of the
Measurement of Evaporation as a Climatic Factor (G. W. Robertson). Nota técnica
No 11, OMM–N° 42, T.P. 16, Ginebra.
5. Organización Meteorológica Mundial, 1958: Techniques for Surveying Surface-
water Resources (R. K. Linsley). Nota técnica N° 26, OMM–N° 82, T.P. 32,
Ginebra.
6. Organización Meteorológica Mundial, 1983: Guía de instrumentos y métodos
de observación meteorológicos. Quinta edición, OMM–N° 8, Ginebra.
7. Department of Northern Affairs and National Resources, 1961: Proceedings of
Hydrology Symposium No. 2 — Evaporation.
708 CAPÍTULO 52
53.1 Generalidades
La mayoría de las estructuras construidas sobre los ríos, entre sus orillas o en sus cer-
canías están potencialmente expuestas a los daños ocasionados por las crecidas. Como
casi siempre es imposible o económicamente irrealizable lograr conseguir una protec-
ción absoluta contra las crecidas, un diseño racional de estas estructuras debe tener en
cuenta el riesgo de inundación. A nivel del diseño, es necesario definir una crecida que
corresponda al máximo riesgo tolerable. Esta crecida, llamada crecida de diseño, se
define como el hidrograma de crecidas o la descarga máxima instantánea adoptada pa-
ra el diseño de una estructura hidráulica o de un control fluvial tras tener en cuenta los
factores económicos e hidrológicos. Se trata de una crecida que una obra pueda resistir
sin sufrir grandes daños, ni los objetos que protege, ni sus propias estructuras. El ries-
go de daños es equivalente a la probabilidad de una incidencia de crecidas que rebasen
la de diseño. El factor decisivo en la determinación de una crecida de diseño es la ca-
racterística o el parámetro de la crecida que pueda identificarse como la causa principal
de daños potenciales. La decisión en cuanto a cuál es el parámetro más importante de
las crecidas, para un proyecto en particular, es responsabilidad del planificador y del
diseñador y debe estar basada en un análisis de ingeniería de la situación en cuestión.
Generalmente, los parámetros decisivos son los siguientes:
a) la descarga máxima en el caso de alcantarillas, secciones de desagüe bajo puen-
tes, vertederos y salidas de diques y presas pequeñas;
b) la altura máxima de la crecida en el caso de represas, altura de seguridad de
puentes, distribución en zonas de planicies de inundación, y diseño de carreteras
y vías férreas en valles fluviales;
c) el volumen de crecidas para el diseño de embalses de regulación de caudal y, en
general, para todos los casos en que la atenuación de la crecida por almacena-
miento de agua pueda ser significativa; por ejemplo, para el diseño de capacida-
des de vertederos y resguardos de presas;
d) la forma del hidrograma de crecidas en aquellos casos en que deba considerarse
la superposición de varias crecidas; por ejemplo, protecciones contra inunda-
ciones río abajo de la desembocadura de grandes tributarios o para el fun-
cionamiento de los embalses durante las crecidas.
710 CAPÍTULO 53
agua y rugosidad del cauce. Se deben tener en cuenta todas las modificaciones cono-
cidas del cauce del río (por ejemplo, dragados, terraplenes, rectificaciones del cau-
ce). Debido a la limitada exactitud de las características reconstruidas del río, basta
aplicar las fórmulas de Manning y Chézy para este tipo de cálculos hidráulicos.
Q = CAn (53.1)
caso de no poder aplicarse un método más exacto. Otro de los inconvenientes de las
fórmulas empíricas es la dificultad que hay para evaluar el período de retorno del
caudal máximo calculado.
Se puede trazar un gráfico de una curva envolvente que abarque los picos de los
caudales máximos observados en un gran número de estaciones en una región mete-
orológica y geomorfológicamente homogénea. Estas curvas ofrecen una informa-
ción útil, especialmente cuando se dispone de pocos datos en cualquiera de las diver-
sas estaciones. Se ha tratado de mejorar estar técnica construyendo diferentes envol-
ventes relacionadas con diversos factores climatológicos y/o geomorfológicos [5].
No obstante, los períodos de retorno de los picos de caudales siguen siendo indeter-
minados.
1 n
pn = 1 − (1 − p) = 1 − 1 − (53.2)
n
T
1 1 (53.4)
Td = n −
pn 2
La tabla que figura a continuación indica algunos de los valores de Tdn y pn.
Para ilustrar su uso, supongamos que la vida de diseño de una presa es de 50 años y
que el diseñador desea correr un riesgo de sólo un 10% de que la presa pueda des-
bordarse durante su vida de diseño. Entonces, n es igual a 50, pn a 0,10, y la presa
debe diseñarse de manera que resista una crecida que tiene un período de retorno
Td = 475 años, es decir, una probabilidad de excedencia p = 1/Td ≈ 0,2 por ciento.
ESTIMACIÓN DE LAS CRECIDAS DE DISEÑO 717
n años
pn 2 10 50 100
Referencias
54.1 Generalidades
Las obras de regulación de crecidas pueden consistir en diques de defensa o male-
cones a lo largo del curso de un río, diseñados para confinarlo a un determinado
cauce, o dirigirlo a lo largo de canales de evacuación de crecidas previstos y
embalses diseñados para almacenar una parte del caudal de inundación, para reducir
la crecida máxima aguas abajo del embalse. Para los diques de defensa y los male-
cones, se debe prestar especial atención a los requisitos de las instalaciones de drena-
je interiores asociadas. Puede que se precisen grandes instalaciones de bombeo y
áreas de embalse.
define como la parte del volumen del embalse que puede producir una reducción
dada en una crecida máxima de una magnitud determinada o de una probabilidad de
incidencia dada.
Se distinguen tres tipos básicos de almacenamiento:
a) almacenamiento regulado, en un embalse localizado en el río o fuera del río;
b) almacenamiento no regulado en un embalse sobre un curso de agua;
c) almacenamiento no regulado en un embalse fuera de un curso de agua.
La capacidad de almacenamiento necesaria para lograr un efecto dado depende
del tipo de almacenamiento utilizado. La siguiente figura muestra los efectos de
transformación de las crecidas de cada uno de los tipos de almacenamiento, cuando
se desea la misma reducción del pico de crecidas, y en las subsecciones que siguen se
analizan estos efectos. En la práctica actual, el efecto de un embalse de regulación
de crecidas generalmente es una combinación de tipos regulados y no regulados.
Flujo no controlado
Flujo en m3 s-1
QN
Flujo controlado
0
a) b) c)
Tiempo
arriba se eleva por encima de la cresta del umbral, el pólder comienza a llenar inun-
dando por encima del umbral. El hecho de que el río sea independiente del embalse
hace que el almacenamiento no regulado fuera del río sea más eficaz que el almace-
namiento regulado dentro del río debido a que el llenado innecesario comienza más
tarde (partes b) y c) de la figura).
minución de la altura del río en el tramo en cuestión, y por lo tanto una reducción de
las crecidas a lo largo del tramo modificado, que produce aumentos de los picos de
crecidas aguas abajo. La mejor manera de evaluar las modificaciones del cauce es
empleando métodos de hidráulicos de estudio de la propagación (capítulo 34) tenien-
do en cuenta correctamente la interacción entre las crecidas en el cauce principal y
las de los tributarios río abajo. Uno de los efectos de la modificación de los cauces
es un aumento de la erosión en el tramo modificado y aguas arriba de dicho tramo,
además de un aumento de sedimientos aguas abajo.
Los efectos contrarios se pueden lograr reduciendo la capacidad del cauce por
medio de varias obras de rectificación del caudal. Al obstruir la corriente, estas
estructuras dan lugar a un aumento de la inundación aguas arriba y una reducción de
las crecidas aguas abajo. El mecanismo de funcionamiento es similar al de un
embalse no regulado emplazado dentro del río (sección 54.2.1.2).
significativo en el dique, y que las olas no superen el nivel de la cresta del dique.
Según las condiciones de las olas y de la pendiente del dique en el lado del agua, la
altura del resguardo normalmente debe ser de uno a dos metros. El resguardo se
puede también construir de muros contra crecidas sobre la cresta del dique.
La carga del dique depende de la duración de las crecidas. Por consiguiente, un
análisis estadístico de la duración de determinados niveles del agua puede ayudar a
diseñar y a construir presas resistentes a la infiltración.
La alineación de los diques, es decir la anchura de las planicies de inundación
no protegidas, influye en los niveles de agua río arriba. Si son muy estrechos pueden
originar una seria elevación del nivel de crecidas. Por consiguiente, el diseño de los
diques debe tener en cuenta los nuevos niveles de agua río arriba. Las dimensiones
del resguardo en planicies de inundación también requiere que se preste la debida
atención al cambio en la resistencia hidráulica vinculada a la vegetación.
El riesgo de rupturas de los diques no puede eliminarse del todo. El área que
podría inundarse por las rupturas del dique se puede estimar en base a la experien-
cia previa. En caso de hacerse este tipo de estudios, se pueden elaborar avisos de
emergencia para la población. La evaluación de la situación de emergencia es una
actividad importante para las áreas protegidas que pueden llegar a necesitar evacua-
ciones o encontrarse aisladas debido a las inundaciones.
De ahí que estos sistemas se diseñan de manera que ofrezcan protección contra
una combinación de intensidad y duración de precipitaciones de una probabilidad
especificada, en vez de hacerlo contra las precipitaciones máximas probables. El
caudal tipo para un sistema podría ser determinado a partir de consideraciones como
la estimación de los daños que causaría sobrecargar la capacidad de la obra con cau-
dales grandes, pero poco frecuentes, y el costo adicional de diseñar y construir tal
sistema capaz de tolerar esos caudales extraordinarios.
El capítulo 55 contiene un análisis del drenaje agrícola.
Referencias
1. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
1984: Regulated River Basins — A Review of Hydrological Aspects for Operational
Management (T. Kitson, ed.). IHP-II project A.22, Documento técnico de
hidrología, París.
2. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
1987: Manual on Drainage in Urbanized Areas. Volúmenes 1 y 2, Estudios e
informes de hidrología Nº 43, París.
3. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
1991: Manual on Urbanization Effects on Hydrology and Water Quality, San
Petersburgo.
4. Chow, V. T. (ed.), 1964: Handbook of Applied Hydrology. Mc Graw-Hill,
NuevaYork.
5. Watkins, L. H., 1962: The Design of Urban Sewer Systems. Technical Paper
55, Road Research Laboratory, Londres.
6. Terstriep, M. L. and Stall, J. B., 1969: Urban runoff by the road research labo-
ratory method. Journal of the Hydraulics Division, American Society of Civil
Engineers, volumen 95, HY6, págs. 1809-1834, Discussion Vol. 96, págs. 1100-
1102, 1625-1631, 1879-1880; volumen 97, págs. 574-579.
7. Fleming, G., 1975: Computer Simulation Techniques in Hydrology. Elsevier,
NuevaYork.
8. Marsalek, J., 1976: Urban Hydrological Modelling and Catchment Research in
Canada. Technical Bulletin Nº 98, Environment Canada, Canada Centre for Inland
Waters, Burlington, Ontario.
9. Maksimovic, C. y Radojkovic, M., (eds.), 1986: Urban drainage modelling.
Proceedings of the International Symposium on Comparison of Urban Drainage
Models with Real Catchment Data, 9-11 de abril de 1986, Dubrovnik, Yugoslavia.
CAPÍTULO 55
RIEGO Y DRENAJE
55.1 Riego
Uno de los principales objetivos de la gestión de un sistema de riego es maximizar
los rendimientos de las cosechas por volumen de agua consumida por el sistema. En
la práctica, se utilizan cuatro tipos básicos de riego: superficial, por aspersión, sub-
superficial y por goteo. Cuando el agua es escasa y cara, el uso del riego por goteo
puede resultar interesante.
El agua consumida sirve para:
a) cubrir las necesidades de agua de las cosechas, que la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) [1] define como:
el volumen de agua necesaria para compensar las pérdidas de agua originadas por la evapo-
ración en una cosecha sana que crece en grandes campos en condiciones sin restricciones
vinculadas al suelo, en términos de agua del suelo y fertilidad, y para obtener todo el poten-
cial de la producción, teniendo en cuenta las condiciones de crecimiento dadas;
b) para satisfacer las pérdidas producidas por:
i) evaporación proveniente de malas hierbas;
ii) evaporación proveniente de superficies húmedas de vegetación y suelo
saturado;
iii) evaporación proveniente del suelo húmedo;
iv) drenaje del agua del suelo;
v) infiltraciones, fugas y evaporación de los embalses en canales asociados de
distribución de agua.
La gestión del agua está dirigida a asegurar que se cubran las necesidades de
agua, minimizando al mismo tiempo otras pérdidas de agua.
considerables ahorros en los costos de su explotación. El drenaje del agua del suelo
no debe considerarse sólo como una pérdida. Para eliminar la acumulación de sales,
se precisa un mínimo de drenaje. Cuando las precipitaciones estacionales son insu-
ficientes para eliminar estas sales, se deben aumentar las cantidades de aplicación
para cubrir las necesidades tanto de la cosecha como de la lixiviación. La publi-
cación de la FAO Guidelines for Predicting Crop Water Requirements [1] contiene
más detalles sobre cómo calcular este incremento a partir de un conocimiento de la
calidad del agua de riego y de la necesidad de agua de la cosecha.
La elección del método de riego influirá también en las pérdidas por evapo-
ración. Los sistemas de aspersión humedecen las superficies de la vegetación, y la
cantidad de pérdida debido al agua interceptada es muy probable que sea mayor que
la transpiración de una cosecha seca (e incluso varias veces superior en el caso de
las cosechas de plantas de gran altura).
El riego en la superficie origina pérdidas por evaporación desde la superficie del
suelo humedecido, pero no es probable que representen una parte importante de la
necesidad de agua de la cosecha, a menos que la superficie se mantenga humedeci-
da durante una proporción significativa de tiempo, como en un campo de arroz. Es
más preocupante que se pueda necesitar un excesivo suministro de agua (en la apli-
cación a caballones y surcos) para cubrir la necesidad de agua de la cosecha, y que
las pérdidas por drenaje puedan ser grandes y espacialmente variables.
El riego por goteo ofrece el máximo potencial de gestionar la cantidad de agua
de manera que se reduzcan al mínimo tanto las pérdidas por evaporación superficial
como por drenaje en exceso de las necesidades de lixiviación. Al colocar los pun-
tos de goteo cerca de la cosecha, se puede minimizar el crecimiento de las malas
hierbas y las pérdidas por evaporación a través de ellas. Los sistemas de este tipo se
pueden utilizar en situaciones de riego extensivo de pequeños propietarios, en
modalidades de gran escala y pequeña escala, mediante suministro por gravedad.
Salvo el riego subsuperficial, que puede no ser rentable en muchas circunstancias,
los métodos de riego por goteo son los que ofrecen el mayor potencial de eficacia en
el uso del agua [5].
pérdidas por infiltración desde los canales y las zanjas varían ampliamente y
pueden fluctuar entre cero y un 50 por ciento del agua aplicada.
La mayoría de los suelos en las regiones áridas contienen una serie de sales en
concentraciones que fluctúan entre ligeras y altas. Las condiciones creadas por el
aumento del nivel freático originado por la percolación profunda desde la superficie
de riego tienden a concentrar las acumulaciones de sales en la zona de las raíces.
Una de las principales funciones del drenaje subsuperficial es bajar el nivel freático
y mantener el nivel de la concentración de las sales por debajo de la zona de las
raíces. Una gran parte del trabajo de drenaje subsuperficial que se realiza en las
regiones áridas es, en realidad, para controlar la salinidad.
El peligro de sobredrenaje no existe con la mayoría de los suelos que tienen un
drenaje interno deficiente. El hecho de reducir la separación entre los drenajes en sue-
los de constitución física deficiente contribuye al establecimiento y crecimiento de la
vegetación necesaria para acondicionar el suelo, incluso aunque esta intensidad de dre-
naje pudiera no ser necesaria en ese mismo suelo, si estuviera en buenas condiciones
físicas. La supresión del agua libre en el suelo elimina toda la humedad que rebasa el
nivel mantenido por la acción capilar. El drenaje no elimina el agua capilar que uti-
lizan las plantas para su crecimiento. La profundidad de los drenajes regula la altura
del nivel freático. Si en un suelo de baja succión capilar el nivel freático es bajo, es
posible que la humedad no pueda desplazarse hacia arriba hasta la zona de las raíces.
Esta condición es deseable en suelos de regadío salinos, salino-alcalinos y alcalinos.
La posibilidad de sobredrenaje se da en algunos suelos extremadamente
arenosos, y en algunas zonas de suelos turbosos y suelos muy ricos en materia
orgánica. Estos suelos tienen una profundidad particular de nivel freático que es la
mejor para el crecimiento de las plantas y que debe tenerse en cuenta al diseñarse el
sistema de drenaje.
cual aumenta la producción de nutrientes y el crecimiento de las plantas. Los suelos que
más rápidamente se calientan en primavera son los primeros que se pueden sembrar.
Además, también se logra crear mejores condiciones de germinación para las semillas.
La eliminación del agua subterránea mejora las condiciones necesarias para el
crecimiento de las raíces. Por ejemplo, si se elimina la presencia de agua libre hasta
una profundidad en el suelo de sólo 25 centímetros, las raíces de los cultivos se ali-
mentarán dentro de este área confinada, pero si se elimina el agua libre hasta un
metro de profundidad, las raíces de las plantas dispondrán de toda esta profundidad
para obtener los nutrientes y la humedad que necesitan.
los períodos de sequía. Estos suelos, al ser tan porosos, tienen una succión capilar
baja y son incapaces de llevar el agua a la zona de las raíces de ciertos cultivos, si el
nivel freático cae demasiado por debajo de dicha zona.
Hay otras condiciones del suelo en las que los drenajes son peligrosos o no son
prácticos. En algunos suelos, los bloques de mineral o las piedras pueden elevar los
costos del drenaje a niveles prohibitivos. En otros suelos, la capa superior del suelo
es satisfactoria, pero tiene debajo arena inestable hasta la profundidad a la que deben
instalarse los drenajes, con lo cual resulta más difícil o imposible su instalación. En
otros suelos (como los que contienen glauconita, óxido de hierro u óxido de magne-
sio), las juntas o las perforaciones de los drenajes muestran una tendencia a obturarse
debido a la acción química.
Referencias
56.1 Generalidades
La energía es uno de los productos más importantes que permiten satisfacer las
necesidades físicas y favorecer el desarrollo económico de la sociedad moderna. Las
necesidades de energía crecen constantemente. Hasta hoy, el mercado mundial de la
energía ha dependido casi en su totalidad de los combustibles fósiles, que a pesar de
no ser renovables, son baratos. La energía que producen las centrales hidroeléctric-
as en todo el mundo proporciona alrededor de la quinta parte de toda la energía eléc-
trica del planeta.
La producción de energía eléctrica constituye uno de los principales usos de los
recursos hídricos, por lo cual los datos y la información hidrológica son esenciales
para planificar la explotación de las fuentes de energía eléctrica renovables como no
renovables. Si bien el agua es uno de los dos componentes esenciales de la pro-
ducción de energía, su uso es sobre todo no consuntivo y no contaminante. En la pro-
ducción de energía termoeléctrica, el agua es necesaria en casi todas las etapas téc-
nicas, desde la perforación de los pozos de prueba para las explotaciones de los
yacimientos de gas y petróleo hasta la transformación de los combustibles fósiles y
nucleares en energía eléctrica en las centrales termoeléctricas (usos que son en gran
medida consuntivos y/o contaminantes).
Recientemente, el crecimiento exponencial de las demandas de energía eléctri-
ca ha dado lugar a la aparición de nuevos problemas, relativos al suministro de agua
para la producción de energía y al impacto de los desarrollos energéticos en el clima
y el medio ambiente global.
naturales a las cuales pueden adaptarse, sino también debido a la diversidad de circuns-
tancias relacionadas con la demanda y la utilización de la energía. La energía hidroeléc-
trica muchas veces se desarrolla como parte de un proyecto para usos múltiples, por lo
que el proyecto puede abarcar toda la gama de usos de los recursos hídricos como la
regulación de crecidas, la navegación, el riego, el suministro urbano e industrial, la re-
creación y el desarrollo de la pesca y la vida silvestre. Un proyecto casi nunca concierne
a una sola zona local, sino que generalmente implica la investigación de toda una cuen-
ca fluvial que integra consideraciones regionales, nacionales y hasta incluso internacio-
nales. Cualquiera que sea la importancia del proyecto, la fase de planificación debe tener
en cuenta todas las necesidades en materia de recursos hídricos de la región y las dife-
rentes formas de satisfacer esas necesidades. Toda propuesta de desarrollo hidroeléctrico
precisa una evaluación minuciosa de sus efectos en los recursos y de las diferentes
necesidades de la región, además de la capacidad de satisfacer estas necesidades.
Si bien durante este último cuarto de siglo, los proyectos hidroeléctricos han ido
alcanzando dimensiones cada vez mayores, las pequeñas centrales hidroeléctricas de
hasta unos pocos megavatios (MW) pueden explotar la energía potencial de manera
rentable en lugares situados en pequeños ríos, o muchas veces pueden ser integradas
a las presas o canales artificiales existentes.
56.2.1 Ventajas
Aunque los proyectos hidroeléctricos, de todo el planeta, satisfacen un porcentaje re-
lativamente pequeño de la demanda de energía eléctrica global, la importancia de la
producción de estas centrales es proporcionalmente superior a la obtenida a partir de
otras fuentes, además que son especialmente significativos como estímulo económi-
co en los países en desarrollo y como una parte importante de los complejos sistemas
energéticos de los países más industrializados. Su importancia nunca disminuirá por
las siguientes razones:
a) la energía hidroeléctrica se obtiene de un recurso constantemente renovable que
se alimenta de la energía solar para mantener el ciclo hidrológico;
b) la energía hidroeléctrica no contamina. Su producción no emite un calor signi-
ficativo, ni gases causantes del efecto invernadero;
c) los rendimientos de las centrales hidroeléctricas pueden alcanzar niveles cerca-
nos al 90 por ciento, mientras que las centrales térmicas sólo logran rendimien-
tos del orden de un 30 a un 40 por ciento;
d) las centrales hidroeléctricas tienen una duración larga y útil;
e) la técnica hidroeléctrica es una técnica madura que ofrece un funcionamiento
fiable y flexible; además, sus equipos son fáciles de adaptar a las condiciones
del lugar;
f) el almacenamiento de agua ofrece un medio para almacenar energía y puede
estar disponible para otros usos;
ENERGÍA HIDROELÉCTRICA Y PROYECTOS ENERGÉTICOS 741
cabe esperar, para calcular la energía media, así como la altura bruta mínima, para
poder evaluar la energía realmente disponible, es decir, la energía que siempre se podrá
suministrar para satisfacer la demanda de los consumidores. La altura bruta media
depende del caudal del río por debajo del lugar. En condiciones de bajo caudal, el
nivel de aguas abajo será bajo y el nivel aguas arriba estará cerca de su valor máximo,
mientras que en condiciones de alto caudal, el nivel aguas abajo será alto y el nivel
aguas arriba estará en el límite mínimo. Una central de baja altura de caída situada en
un río sometido a grandes caudales de crecidas periódicas importantes puede tener una
reducción al mínimo de su altura de caída en las condiciones de la crecida, de manera
que su funcionamiento se vería perjudicado hasta el extremo de llegar a tener poca
o ninguna capacidad, lo que conduciría a una interrupción de su funcionamiento.
Si bien la mayor parte de la altura de caída bruta se utiliza para producir energía
eléctrica, hay pérdidas hidráulicas que se producen en los conductos de entrada del
agua que transportan el agua desde la cámara de agua hasta las turbinas, además de
las pérdidas en los conductos de salida del agua, es decir, desde las turbinas pasan-
do por el tubo de aspiración, hasta el canal de descarga. El tubo de aspiración está
diseñado para recuperar la mayor parte de la energía cinética del agua en su salida
de la turbina. Dentro de ciertos límites, todas las pérdidas antes referidas son con-
trolables porque disminuyen con el aumento de tamaño de los conductos de agua, o
con el tipo de diseño.
La altura de caída neta o eficaz en una central hidroeléctrica es igual a la altura
de caída bruta menos todas las pérdidas aguas arriba de la entrada a la caja espiral
que rodea la turbina de reacción, o en la salida del tubo de aspiración, o a la base
de la tobera, si la turbina es de impulsión. Por lo tanto, la altura de caída neta es
una función de la altura de caída bruta y de la descarga a través de la central (dado
que la velocidad-altura de las pérdidas aumenta aproximadamente igual al cuadrado
de la descarga), así como del caudal del río inmediatamente debajo de la central.
Para poder hacer una estimación fiable de la energía que se puede generar en un
lugar seleccionado, se precisa un registro adecuado del caudal junto con la informa-
ción y los datos hidrológicos pertinentes, como sigue:
a) datos diarios y/o mensuales del caudal durante un largo período de tiempo, al
menos 10 años;
b) desviaciones de caudal aguas arriba de la presa o de las obras de toma de agua;
c) curvas de caudal-duración;
d) áreas de drenaje;
e) pérdidas por evaporación desde las superficies de embalse propuestas;
f) relación entre la altura-descarga debajo del sitio propuesto;
g) hidrograma de la crecida de diseño del vertedero;
h) curvas de caudales de la presa, el vertedero y la salida;
i) objetivos del proyecto, almacenamiento disponible y normas de funcionamiento;
ENERGÍA HIDROELÉCTRICA Y PROYECTOS ENERGÉTICOS 743
CAPÍTULO 56
Licuefacción del carbón toneladas 2,4-3,8 - millones t/año 0,0761 - 0,1204
Extracción de arenas
impregnadas de brea barrile 0,88 - bbl/d 1,02 x 10-5
Refinación de petróleo crudo barrile 0,163 - bbl/d 1,88 x 10-6
Central eléctrica de
combustible fósil MW-h 0,9-5,4 - MW 0,00025 - 0,0015
Central nuclear MW-h 1,5 - MW 0,00043
Trituración de uranio
- Ontario y Terranova kg 0,67 mineral baja clase t/año 2,11 x 10-5
- Saskatchewan kg 0,4 mineral alta clase t/año 1,27 x 10-5
Producción de metanol
(gas de síntesis y biomasa) toneladas 1,75-3,5 14%-25% make-up t/d 2,03 x 10-5
4,05 x 10-5
cesario disipar por medio de refrigeración alrededor de 6 000 BTU de calor por cada
kilovatio-hora de electricidad generada. Las descargas de agua de refrigeración a
menudo tienen una temperatura superior a seis o nueve grados centígrados a la que
tiene la corriente receptora. En los últimos años, se ha hecho necesario el uso de to-
rres de refrigeración en numerosas instalaciones para evitar la contaminación térmi-
ca de los cursos de agua naturales. La siguiente mayor corriente de aguas residuales
de una central eléctrica de este tipo está constituida por el agua de purga de las to-
rres de refrigeración de los sistemas de refrigeración por evaporación. El agua de
purga contiene altas cantidades disueltas de calcio, magnesio, sodio, cloro y sulfato,
además de contener otros agentes introducidos para controlar la corrosión.
Los residuos radiactivos proceden de la generación de energía nuclear y se de-
ben, en gran medida, a factores como fugas, purgas, mantenimiento, reabaste-
cimiento de combustible y a otros factores. El agua que circula por el reactor se
emplea como fuente de calor y los productos de la corrosión creados en el sistema
son la principal fuente de los isótopos radiactivos del agua del reactor. Es im-
prescindible que el agua usada para la refrigeración, así como la usada como fuente
de vapor, sean excepcionalmente puras porque cualquier sal u otras impurezas con-
tenidas en el agua podrían captar neutrones y volverse radiactivas. Otra fuente
potencial de radioisótopos en el agua del reactor es la constituida por los productos
de la fisión creados dentro de los elementos combustibles. La cantidad de isótopos
radiactivos presentes en el agua del reactor depende, por lo tanto, de las velocidades
de corrosión, de la frecuencia de fallo del revestimiento de los elementos com-
bustibles y de la velocidad de su eliminación por condensación y por limpieza del
reactor. La posible presencia de isótopos radiactivos en el agua exige precauciones
en el tratamiento de los residuos. En el sistema de circulación primario, se debe
tener mucho cuidado para mantener el agua a un alto nivel de pureza a fin de mini-
mizar la acumulación de una radiactividad excesiva originada por las impurezas o
por los productos de la corrosión. No hay residuos de agua primaria, pero una parte
de ella se extrae, purifica y se vuelve a poner en circulación. El peligro de que pueda
haber tensión de corrosión implica que el agua de la caldera contenga muy bajas con-
centraciones de oxígeno y cloruros. Para lograrlo, el agua que se emplea como mate-
ria prima se somete a tratamientos de desaireación y de evaporación para reducir los
niveles de oxígeno y cloruros a menos de 0,003 y 0,3 mg l-1, respectivamente.
capacidades de entrada de agua por unidad pueden fluctuar entre 0,1 y 3 m3 bbl-1
según el tamaño, la complejidad, y el enfoque de diseño.
Las descargas procedentes de la producción de petróleo y de las operaciones de
refinería requieren un tratamiento antes de ser vertidas en los cursos de agua natu-
rales. Estos procesos de tratamiento consisten, con frecuencia, en el asentamiento
de sólidos y la separación del petróleo o del agua. Debido a los grandes volúmenes
de agua que necesitan algunos procesos, el reciclaje se ha hecho algo esencial en las
nuevas refinerías.
Referencias
1. Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, 1987: Nuestro
futuro común. Oxford University Press.
2. Organización Meteorológica Mundial, 1981: Meteorological and Hydrological
Aspects of Siting and Operation of Nuclear Power Plants. Volume II - Hydrological
Aspects, Nota Técnica Nº 170, OMM-Nº 550, Ginebra.
3. Organismo Internacional de Energía Atómica, 1980: Ultimate Heat Sink and Its
Directly Associated Heat Transport Systems in Nuclear Power Plants: A Safety
Guide. Safety Series No. 50-S6-D6, Viena.
4. Organismo Internacional de Energía Atómica, 1981: Determination of Design
Basis Floods for Nuclear Power Plants on River Sites: A Safety Guide. Safety Series
No. 50SG-S10A, Viena.
CAPÍTULO 57
NAVEGACIÓN Y CORRECCIÓN DE UN CAUCE
HK
HN H
HK
h
H
HN
102.5
102.0
Nivel del agua sobre el nivel del mar
101.5
HK 80 %
101.0 90 %
95 %
99 %
100.5
100.0
7000
OUMA MOHACS
6000
5000
Caudal, Q (m3 s-1)
4000
3000
)
(H
Q
2000
Q 94 %: 1135 m /s
H 94 %: 217 cm
1000
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Duración (%)
80
60
40
20
120
Duración (en días)
1 %
100
80
60 20 %
40
50 %
80 %
20
99 %
0
100 1 %
80
60
20 %
40
50 %
20 80 %
99 %
0
Dunaújváros
Dunaföldvár
Dunaremete
Dunaalmas
Esztergom
Garam
Bratislava
Budapest
Komaram
1500 Dombori
Ipoly
Mohács
Vág
Gönyü
Adony
Ercsi
Baja
Vác
Sió
1850
1800
Mosoni-
Duna
1750
1700
1650
1600
1550
1450
Figura 57.4 – Condiciones de formación de hielo a lo largo del tramo húngaro del
río Danubio
NAVEGACIÓN Y CORRECCIÓN DE UN CAUCE 759
estimar la duración de la interrupción forzosa de la navegación a causa del hielo del río. La
figura 57.4 muestra los resultados de este cálculo para el tramo húngaro del río Danubio.
Desde el punto de vista de la eficacia del funcionamiento de los rompehielos, el
proceso y el análisis de las observaciones del espesor del hielo son también de primordial
importancia.
60 a 70% 50 cm
70 a 80% 40 cm
80 a 100% 30 cm
NAVEGACIÓN Y CORRECCIÓN DE UN CAUCE 761
57.1.2.2 Predicciones
La eficacia y la seguridad de la navegación fluvial depende de la fiabilidad de las
predicciones hidrológicas relativas a las alturas del agua, los fenómenos relacionados con
el hielo y la profundidad del agua en los vados. Son necesarias predicciones a largo
y a corto plazo. A la navegación le interesa en particular las predicciones con antela-
ciones iguales a los tiempos de desplazamiento del agua por los tramos navegables del
río.
Además de los métodos generales de predicción hidrológica (Parte E), la navegación
a menudo emplea predicciones mensuales (recopiladas teniendo en cuenta el volumen de
agua almacenado en la red fluvial). Como la navegación es particularmente sensible a la
fiabilidad de las predicciones de altura de agua durante los períodos de bajo caudal, las
bandas de confianza de las predicciones deben ser estrechas. Por ejemplo, los siguientes
valores son válidos para el río Danubio:
Numerosas teorías se han elaborado para explicar las causas físicas de la formación
de los meandros y aunque existen algunas diferencias entre ellas, la mayoría coincide en
los siguientes puntos comunes:
a) uno de los componentes de la formación de los meandros es el movimiento de
los sedimentos;
b) los ríos naturales luchan por alcanzar un estado de equilibrio dinámico;
c) el carácter de la formación de los meandros, el grado de desarrollo de las curvas
y la frecuencia de su incidencia varían de un río a otro.
La principal tarea de la preparación fluvial es encontrar un recorrido óptimo que sea
adecuado a la naturaleza del río en cuestión, es decir, la selección de las curvas de las cuales
se pueda esperar la creación de un nuevo equilibrio dinámico. Para hacerlo, es indispen-
sable estudiar las curvas que aún están en un estado natural.
La sinuosidad de las curvas de los ríos se puede caracterizar de una forma muy sencilla
mediante arcos circulares (figura 57.5). Se deben determinar los siguientes parámetros:
L – longitud del arco, medida a lo largo de la línea central, entre los dos puntos de
inflexión;
H – longitud de la cuerda de la curva;
A – amplitud de la curva;
R – sinuosidad o radio de la curva;
α – ángulo central de la curva del río.
Una curva de un río (véase la figura 57.6), según el grado de desarrollo puede ser:
a) un tramo recto;
b) una falsa curva, cuando la línea recta que conecta los dos puntos de inflexión
contiguos no intersecta la línea convexa de la orilla, sino se queda entre las dos
líneas de las orillas;
c) una curva real, que a su vez puede ser:
i) una curva no desarrollada, si en cada una de las dos secciones transversales
de inflexión contiguas, existe al menos un punto desde el cual es visible el
de la otra sección;
ii) una curva desarrollada, si 1,2 H < L < 1,4 H y α < 120°;
iii) una curva sobredesarrollada, si 1,5 H < L < 3,5 H;
iv) una curva madura, si L > 3,5 H; o
v) una curva cerrada, si la distancia entre las dos contrabandas es inferior a la
anchura del lecho del río.
Las características de sinuosidad de la figura 57.5 se pueden trazar como un perfil
longitudinal o se pueden estudiar como variables aleatorias por métodos estadísticos.
Las características geométricas del lecho del río son las siguientes:
a) el área de la sección transversal (F);
b) la anchura de la sección transversal (B);
c) el perímetro mojado (P);
764 CAPÍTULO 57
A
H
R
R
α
Curva cerrada
α Curva sobredesarrollada
L > 3,5 H
Tramo Curva no α
recto desarrollada
α
Falsa curva
Curva desarrollada
1.1 H < L < 1,4 H
α
Curva madura
L > 3,5 H
750
600 Q
=
2
50
550 0
m3
/s
500 Q=
1 00
0 m3
/s
450
400
350
300
250
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Frecuencia relativa (%)
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Frecuencia relativa (%)
en los capítulos 27 y 36. Los resultados de estos cálculos son los datos básicos necesarios
para seleccionar la descarga de diseño para la regulación del lecho mayor.
En la práctica actual, la descarga de diseño se da como una magnitud de una proba-
bilidad dada, o como un período medio de retorno de las descargas máximas anuales sin
hielo. La probabilidad depende de las condiciones demográficas y económicas del área a
proteger.
∫ hi Gi dt
(57.1)
ho = T
∫TG dt
Otro método que se puede aplicar gráfica o numéricamente para determinar la
descarga de diseño QD en una sección transversal dada de un río, es el siguiente: se cali-
bra el eje vertical de un sistema ortogonal de coordenadas para las alturas del agua H (m),
y en el eje horizontal se sitúan cuatro calibraciones diferentes: la frecuencia de las alturas
de agua f (m-1), la descarga de caudal (m3 s-1), la velocidad media del caudal (m s-1)
y el producto P = ∆f Q v (m4 s-2). Utilizando este sistema de coordenadas, se trazan,
en primer lugar, las curvas que representan las relaciones Q(H), v(H), y f (H). Mientras
que Q(H) y v(H) generalmente son curvas cóncavas, como puede verse en la
NAVEGACIÓN Y CORRECCIÓN DE UN CAUCE 767
figura 57.8, f (H) es una curva de histograma o de forma de campana, más o menos
asimétrica, cuya base es el eje vertical H, y el área comprendida entre la curva f (H); y el
eje H es la unidad. Luego, se subdivide el eje H dentro del área comprendida entre la
altura máxima y la altura mínima de agua registrada, en un número suficiente de interva-
los ∆H (m) (por ejemplo, equidistantes). En la altura media de agua Hi de cada intervalo
∆Hi, se leen los valores Qi = Q(Hi) (m3 s-1), vi = v(Hi) (m s-1) y fi = fi = f(Hi) (m-1) desde
las curvas respectivas, y se calculan los productos ∆fi = ∆Hifi. Por último, para cada altura
de agua Hi , se calcula el producto Pi = Qi vi ∆fi (m4 s-2), que es proporcional a la energía
cinética del agua en circulación; y se determina la localización de la resultante PD de las
"potencias" paralelas (horizontales), utilizando, por ejemplo, el método del polígono
funicular (método gráfico) o la ecuación del momento (método numérico). Ambos méto-
dos son bien conocidos en estática. A la altura de agua HD correspondiente a la "potencia"
PD resultante, se puede leer el valor necesario de la descarga de diseño QD = Q (HD)
desde la curva Q(H). Los resultados así obtenidos deben ser comprobados en los tramos
del río que se suponen estables.
Η (m) Qi
vi
v (H) Q (H)
∆Ηi
∆fi
fi
Ηi
58.1 Generalidades
Al considerar el agua que circula a través de un entorno urbano, es importante que
se trate de detectar el origen de su cantidad y calidad, porque la elección de la
estrategia adecuada en el diseño, la reconstrucción (rehabilitación), el mantenimien-
to y la gestión de los sistemas de drenaje para aguas pluviales depende en gran medi-
da de este conocimiento. El origen del agua en una zona urbana puede ser:
a) la escorrentía de las zonas aguas arriba;
b) la escorrentía de las zonas adyacentes;
c) el caudal de base del agua subterránea;
d) la escorrentía de las precipitaciones sobre la zona considerada;
e) las mareas y los oleajes; o
f) el agua usada (sanitaria, industrial, etc.).
La inundación originada por la escorrentía procedente de zonas naturales y
rurales, así como el movimiento del agua subterránea, se analizan en los otros capí-
tulos. Este capítulo sólo aborda la escorrentía superficial ocasionada por las preci-
pitaciones locales y su interacción con las masas de agua que las reciben.
El suministro y la gestión del agua urbana e industrial están relacionados con el
drenaje urbano como fuente de las aguas residuales contaminadas (sanitarias e indus-
triales). Las variaciones diarias en la cantidad y la calidad de las aguas residuales
procedentes de estas fuentes se deben supervisar porque sirven como datos de entra-
da para:
a) el diseño, el mantenimiento y la rehabilitación de los sistemas de drenaje;
b) el diseño y la gestión de las plantas de tratamiento de aguas residuales; y
c) la evaluación de los impactos del agua contaminada (y tratada) en las masas de
agua receptoras.
La supervisión y la gestión del agua subterránea en las zonas urbanas son muy
específicas debido a las diversas interacciones entre las actividades humanas y el
equilibrio y la calidad de este tipo de agua. El agua subterránea es a menudo una
fuente fundamental de agua potable para las zonas urbanas. No obstante, la recarga
del agua subterránea en las zonas urbanas generalmente se ve reducida por el incre-
mento de los porcentajes de áreas impermeables, que dan lugar a una disminución
770 CAPÍTULO 58
Referencias
1. Fujita, S., 1984: Experimental sewer system for the reduction of urban storm
runoff (B. Palmer, P.A. Malmquist y A. Sjoberg, eds.). Proceedings of the Third
International Conference on Urban Storm Drainage, 4-8 de junio de 1984,
Gothemburg, Suecia, Volumen 3.
2. Sieker, F., 1984: Stormwater infiltration in urban areas (P. Balmer, P.A.
Malmquist y A. Sjoberg, eds.). Proceedings of the Third International Conference
on Urban Storm Drainage, 4-8 de junio de 1984, Gothemburg, Suecia, Volumen 3.
3. Maksimovic, C. and Radojkovic, M., 1986: Urban Drainage Catchments –
Selected Worldwide Rainfall-runoff Data from Experimental Catchments.
Pergamon Press, Oxford.
4. Yen, B.C., 1986: Rainfall-runoff processes on urban catchments and its model-
ling (C. Maksimovic y M. Radojvic, eds.). Proceedings of the International
Symposium on Comparison of Urban Drainage Models with Real Catchment Data,
9-11 de abril de 1986, Dubrovnik, Yugoslavia.
5. Fuchs, L., 1990: Accuracy of rainfall-runoff models. Proceedings of the Fifth
International Conference on Urban Storm Drainage, 29 de julio-3 de agosto de
1990, Osaka, Japón.
6. Bauwens, W., Fuchs, L. y Maksimovic, C., 1990: An educational tool for the
computer-aided design and renovation of sewer systems. Proceedings of the Fifth
International Conference on Urban Storm Drainage, 9 de julio-3 de agosto de 1990,
Osaka, Japón.
CAPÍTULO 59
TRANSPORTE DE SEDIMENTOS Y DEFORMACIÓN DEL LECHO
DEL RÍO
59.1 Generalidades
El transporte de sedimentos por el agua que circula a través de ríos y canales es un
importante factor en la planificación, el diseño, y el funcionamiento de los proyec-
tos de gestión del agua. Este fenómeno afecta la función de los embalses de alma-
cenamiento, la estabilidad y la capacidad de transporte de los cauces fluviales, el di-
seño de las estructuras que están en contacto con el agua en movimiento y la calidad
del agua para diferentes usos. Una correcta evaluación de los efectos del transporte
de sedimentos y de las medidas que puedan ser necesarias para su regulación exige
un conocimiento de los procesos de erosión del suelo, del transporte y la deposición
de los sedimentos, así como de su interacción con los procesos hidrológicos que
tienen lugar en la captación.
τo τo τc (59.3)
qs = c −
γ γ γ
3/ 2
( γq)2/ 3 S − AD
e
qs = (59.4)
B
776 CAPÍTULO 59
donde q la descarga por unidad de anchura del cauce en m2 s-l, γ el peso específico
del agua en kg m-3, Se la pendiente de energía, D el tamaño representativo del grano,
en metros; qs la descarga de la carga del lecho por unidad de anchura del cauce, en
kg m-l s-l, B una constante adimensional que asume el valor de 0,40 en un sistema
de unidades coherente y A una constante dimensional que asume el valor de 17,0 en
el sistema de unidades kg-m-s. Si los sedimentos transportados son de diversos
tamaños, D se cambia por D35, que es el tamaño de malla a través del cual pasaría
el 35 por ciento del peso de la carga del lecho. La ecuación 59.4 produce resultados
fiables, particularmente para los cauces de lecho de arena.
Clasificación Diámetro c τc
medio (kg m-3 s-1) (kg m-2)
(mm)
59.5 Sedimentación
La velocidad del caudal de un río disminuye, cuando se acerca a su desembocadura,
junto con su capacidad para transportar sedimentos. Los primeros en depositarse son
los sedimentos gruesos que posteriormente interfieren con el transporte del cauce y
pueden originar meandros y canales de distribución adicionales en el río. El área del
agua que corre aumenta, la profundidad disminuye, la velocidad se reduce y con el
tiempo, los sedimentos finos empiezan a depositarse. Como resultado, se pueden
formar deltas en la parte superior de los embalses. El material depositado puede ser
transportado más tarde a las partes más profundas del embalse por procesos hidráuli-
cos que tienen lugar en la masa de agua.
Los sedimentos se depositan de acuerdo con su velocidad de asentamiento. La
figura que sigue ilustra una relación entre el tamaño del grano y la velocidad de asen-
tamiento [1]. Tras la llegada de los sedimentos a un embalse, en la columna de agua
puede permanecer una importante concentración de sedimentos en suspensión
durante varios días. Esto puede interferir con el uso del agua almacenada para cier-
tos fines, como para el abastecimiento de agua o la recreación.
TRANSPORTE DE SEDIMENTOS Y DEFORMACIÓN DEL LECHO DEL RÍO 777
1000
1
s-
o, cm
cuarz
de
nos
100 gra
los
de
nto
ta mie
sen
dea
dad
oci
Vel
10
Vs, en cm s-1
1,0
10-1
10-2
Cabe destacar que no todos los sedimentos se depositan en los embalses. Una
gran parte de ellos permanece en las partes superiores de la cuenca, algunos se
depositan aguas arriba de los embalses, y otros son transportados aguas abajo por el
agua descargada. La eficacia del atrapamiento de los sedimentos en un embalse
depende de las propiedades hidráulicas del embalse, de la naturaleza de los sedi-
mentos y de las propiedades hidráulicas de la salida. La densidad de los sedimentos
recién depositados es relativamente baja, pero aumenta con el tiempo. El compo-
nente orgánico de los sedimentos puede sufrir cambios que pueden reducir su volu-
men e intensificar los procesos bioquímicos en el agua almacenada.
778 CAPÍTULO 59
Referencias
1. Chow, V. T. (ed.), 1964: Handbook of Applied Hydrology. McGraw-Hill,
Nueva York.
2. National Research Council, 1973: Proceedings of the Ninth Hydrology
Symposium on Fluvial Processes and Sedimentation, 8-9 May 1973, Edmonton,
Inland Waters Directorate, Department of the Environment, Ottawa, Ontario.
3. Simons, D. B. y Richardson, E. V., 1962: The effects of bed roughness on
depth-discharge relations in alluvial channels. U.S. Geological Survey Water-Supply
Paper 1498-E.
4. Guy, H. P., 1970: Fluvial Sediment Concepts. Chapter C1, Book 3 of Techniques
of Water Resources Investigations, U.S. Geological Survey, Washington, D.C.
5. Negev, M., 1972: Suspended Sediment Discharge in Western Watersheds of
Israel. Hydrological Paper 14, Hydrological Service, Jerusalem.
6. Simons, D. B. y Richardson, E. V., 1966: Resistance to flow in alluvial chan-
nels. U.S. Geological Survey, Professional Paper 422-j.
7. Vanoni, V. A. (ed.), 1975: Sedimentation Engineering. American Society of
Civil Engineers, Nueva York.
ÍNDICE TEMÁTICO
B Diseño de redes
B00 Diseño de redes
C Instrumentos y equipos
C00 Generalidades
C05 Calidad del agua, instrumentos para medición de diversas variables
C06 Temperatura del agua
C10 Carga de sedimento en suspensión
C12 Arrastre de fondo
C16 Calidad química
C21 Calidad biológica
C25 Datos meteorológicos generales; estaciones climatológicas y meteorológicas
C26 Precipitación, generalidades
C27 Precipitación, pluviómetros manuales y totalizadores
C30 Precipitación, pluviógrafos y pluviómetros telemétricos
C33 Precipitación, medición por radar
C35 Temperatura del aire
C37 Temperatura del suelo
C39 Humedad
C41 Horas de insolación
C43 Radiación solar
C45 Evaporación, generalidades
C46 Evaporación, tinas y tanques
C48 Evaporación, lisímetros
C52 Velocidad y dirección del viento
C53 Nieve, espesor del manto y equivalente en agua
C55 Humedad del suelo, generalidades
C56 Humedad del suelo, muestreadores
C58 Humedad del suelo, métodos nucleares
C60 Humedad del suelo, métodos eléctricos
C62 Humedad del suelo, tensiómetros
C65 Agua subterránea, nivel
C67 Agua subterránea, perforaciones y relevamientos
C71 Nivel o altura del agua
C73 Caudal del curso de agua, canales aforadores, vertederos, métodos ultrasónicos y
electromagnéticos
C79 Velocidad del agua, molinetes o flotadores
C85 Aforo de rios, generalidades
C86 Aforo de rios, teleféricos
C88 Aforo de rios, gruas, puentes y pasarelas, tornos y carretes
C90 Aforo de rios, equipo para uso en embarcaciones
C92 Mediciones de hielo
D Teledetección
D00 Teledetección
E Métodos de observación
E00 Generalidades
E05 Calidad del agua
E09 Sedimentos
E25 Observaciones meteorológicas aplicadas a la hidrología
E53 Nieve y hielo, glaciología
E55 Humedad del suelo
E65 Agua subterránea
E70 Agua superficial, nivel y flujo
E71 Nivel del agua
E73 Medición del caudal, aforo por dilución
E79 Mediciones de velocidad, uso de molinetes hidrométricos
E85 Estimación de características hidrológicas a partir de mapas
E88 Estudios de reconocimiento
F Transmisión de datos
F00 Transmisión de datos
L Agua subterránea
L10 Análisis de datos de pozos y sondeos
L20 Modelos de simulación de acuíferos
L22 Calibración y verificación de modelos de aguas subterráneas.
L30 Predicción de aguas subterráneas