Capitana Gazpacho (Corregido)
Capitana Gazpacho (Corregido)
Capitana Gazpacho (Corregido)
DE LA CAPITANA GAZPACHO
PERSONAJES
PRIMER ACTO
ESCENA PRIMERA
El “farfullero”; embarcación destinada a la búsqueda del quersoneso áureo, inicia su travesía, desde un lugar que nadie acierta a
determinar su latitud, adentrándose en el mar de las calamidades. el “farfullero" es una modesta embarcación; balsa, de vieja madera,
sobre ruedas en cuyo centro; un mástil de ridícula altura sostiene el espacio destinado al vigía. De dicho mástil cuelga una vela
gastada, más de tiempo que de sal, cuyo color nos hace recordar al queso que existe en la luna. En la parte trasera un atillo de leños,
tan lánguidos como la felicidad, esperan ser depositados en la ridícula calderita, que más bien parece una jarra de té, para darle
quizá un poquito de esperanza. Los remos, tan delgados que entra la duda de que sean de madera, se humedecen en un mar que,
aunque no es visible, es tal vez más destructivo que cualquiera que haya tenido un huracán. Adelante, entre dichos remos y un timón
que hasta las polillas desprecian; se encuentra el sextante y el compás cuyo daño físico es comparable a un cañón venido a menos
que más que balas podría si acaso arrojar canicas; y es éste, la única arma con la que el farfullero podría defenderse de los embates
de los piratas de la monotonía. Bajo el mástil, en un excusado, digno trono de una loca caballera, la excelentísima soberana capitana
gazpacho, teporocha de profesión, demente por convicción y descubridora porque le da la gana; toma su posición de mando, fuma
sus bachitas de marihuana, y se limita a dar órdenes, con toda la autoridad y elegancia que nunca ha tenido, a toda su tripulación.
Catalino, fiel escudero de la gazpacho, es el navegante, marinero, artillero, vigía, fogonero, timonel, oficial primero, remero, grumete y
hasta polizón; o lo que es lo mismo "toda la tripulación "... y quizá algo más.
CATALINO (Pueblo): Adiós, adiós, excelentísima soberana capitana Gazpacho, el pueblo entero admira y despide a la valiente
navegante que encontrará el camino a las indias por el oeste. (Reina) La corona real se siente orgullosa con tan osada mujer que
llenará al reino de júbilo y gloria con tan tremenda aventura.
CAPITANA: Gracias pueblo, gracias reina bienamada, la caballera Gazpacho regresará triunfante en su odisea y pondrá en alto el
nombre de su tierra.
CATALINO(Pueblo): ¡Viva la Capitana! ¡Viva la soberana!¡Viva la navegante! ¡Hurra por la Gazpacho!
CAPITANA: Más hurras no, que me van a hacer llorar.¡Tripulación! ¡Preparada para abandonar el puerto!
CATALINO(Saltando a la balsa): ¡Tripulación preparada, capitana!
CAPITANA: Leven anclas.
CATALINO: (Marino): ¡Anclas levadas!
CAPITANA: ¡Icen las velas!
CATALINO: (El otro marino): ¡Velas izadas!
CAPITANA: Avante, marinos, el Quersoneso Áureo nos espera del otro lado. ¿qué dice el rumbo, navegante?
CATALINO (El navegante): El sextante tiene bien localizada a la Osa Mayor lo que significa que vamos al norte.
CAPITANA: Querrá decir al oeste.
CATALINO: No, Capitana, digo que al norte.
CAPITANA: En el norte, navegante, no encontraremos otra cosa más que hielo, y no es hielo lo que buscamos. Ordene al timonel que
vire la embarcación rumbo oeste.
CATALINO (Navegante): Permítome recordarle, Capitana, que esta embarcación se guía por la Osa Mayor y la Osa Mayor se
encuentra en el norte.
CAPITANA: Ordene lo que le dije y punto.
CATALINO (Timonel): Yendo al timón. Timonel virando rumbo oeste.
CAPITANA: Vigía, quiero informes del viento.
CATALINO ( Vigía): Subiendo al mástil. Viento cálido, Capitana, con temperaturas superiores a los cero grados y menores a los
cincuenta.
CAPITANA: ¿Centígrados o Fahrenheit?
CATALINO: No lo sé a ciencia cierta pero hace calor.
CAPITANA: ¿Viento a babor o a estribor?
CATALINO: Viento en proa, su excelencia.
CAPITANA: Arriar las velas entonces, marino.
CATALINO (Marino) ¡Velas arriadas!
CAPITANA: Fogonero, alimente la caldera.
CATALINO (Fogonero): Caldera alimentada.
CAPITANA: ¡Ganémosle espacio al viento! Poner a trabajar a los remeros.
CATALINO (Remero): Remeros trabajando. ¡Un, dos, un, dos, un, dos!
CAPITANA: Señor Navegante, ¿Cómo va el rumbo?
1
CATALINO (Navegante): El sextante bien localiza a la Osa Mayor lo que significa que vamos al norte.
CAPITANA: ¡Al nor...! ¡Ordené que viraran rumbo oeste!
CATALINO (Timonel): Y he virado, Capitana, yo he virado. (Navegante) Permítome recordarle, Capitana, que esta embarcación se
guía por la Osa Mayor y la Osa Mayor se encuentra en el norte.
CAPITANA: ¡No me contradiga y haga lo que le digo!
CATALINO (Timonel): Timonel virando rumbo oeste.
CAPITANA: ¡Vigía, quiero informes del viento!
CATALINO (Vigía): En popa, capitana, viento en popa.
CAPITANA: Que icen las velas.
CATALINO (Marino): ¿Qué icen las velas? No sé, no he hablado con ellas.
CAPITANA: ¡Que las levantes, idiota!
CATALINO: ¡Velas levantadas!
CAPITANA: ¡Artillero!
CATALINO (Artillero): Sin novedad en el frente, capitana.
CAPITANA: Aprovechemos el viento a favor, poner a trabajar a los remeros.
CATALINO (Remero): Remeros trabajando, un, dos, un, dos, un, dos.
CAPITANA: Reme con más números, imbécil. ¡Navegante!
CATALINO (Navegante): El sextante bien localiza a la Osa Mayor lo que significa que vamos al norte.
CAPITANA: ¡Oeste! ¡Rumbo oeste!
CATALINO: Permítome recordarle, Capitana, que esta embarcación se guía por la Osa Mayor y...
CAPITANA: ¡Me cago en sus huevos! ¡Vire al oeste!
CATALINO (Timonel): Timonel virando por tercera vez al oeste lo que significa que vamos al este.
CAPITANA: ¡Bah!
CATALINO (Vigía): Capitana, se avecina una tormenta. Le escupe era la cabeza.
CAPITANA: Palpándose la cabeza. Ah, parece que es pasajera.
CATALINO: ¡Es una gran tormenta! Le avienta una cubetada de agua.
CAPITANA: ¡Mierda! Nos hundimos.
CATALINO: No sea exagerada.
CAPITANA: Marinero, ordene al grumete que cierre las escotillas.
CATALINO (Grumete): No tenemos escotillas.
CAPITANA: Entonces cierre la boca y haga algo. Atención, flota, todos a sus puestos. No nos dejemos minar por las adversidades.
Avante. ¡Caldera!
CATALINO (Fogonero): ¡Alimentada!
CAPITANA: ¡Mástil!
CATALINO (Vigía): ¡Viento a babor!
CAPITANA: Artillero.
CATALINO: Sin novedad en el frente.
CAPITANA: ¡Mástil!
CATALINO (Vigía): Viento a estribor.
CAPITANA:¡Remeros!
CATALINO (Remero): ¡Un, dos, tres, cuatro, un dos, tres, cuatro!
CAPITANA: ¡Mástil!
CATALINO ( Vigía): Viento en proa.
CAPITANA: ¡Arríen las velas!
CATALINO (Marino): Velas arriadas.
CAPITANA: ¡Mástil!
CATALINO (Vigía): Viento en popa.
CAPITANA: ¡Icen las velas!
CATALINO: ¡Velas izadas!
CAPITANA: ¡Mástil!
CATALINO (Vigía): Viento a babor, no, a estribor, en popa, o ¿en proa? Ay, Capitana, hay tanto viento que ya no sé para dónde
sopla. Estoy mareado.
CAPITANA: No desfallezca, vigía.
CATALINO: El sextante bien localiza a la Osa menor... lo que significa... que vamos rumbo a... un norte más pequeño...Me duele la
cabeza.
CAPITANA: Adelante.
CATALINO: Me duele todo; los ojos, los labios, las orejas, la nariz, el mentón, el estómago, el páncreas y el escroto.
CAPITANA: ¡Fuerza!
CATALINO: Incluso me duele el orgullo.
CAPITANA: ¡Valor, vigía!
CATALINO: Me siento mal, Capitana, tengo vahídos.
CAPITANA: ¡Vigía!
CATALINO: Fiebre, vértigo, vómito y hasta soplo en los ovarios. ¡Ahhh! Tengo malaria, Capitana, no, yo creo que mejor peste, ¡cielo
santo! Me voy a morir.
CAPITANA: Vamos, vigía, no permita que la muerte lo arranque de esta empresa que no hay quien ocupe su lugar.
CATALINO: No puedo más.
CAPITANA: El mundo necesita de nosotros, hay que conquistar nuestro ideal.
CATALINO: ¡Ay, sí, cómo no! Capitana, capitana, un iceberg.
CAPITANA: ¡Cerdos! Les dije claramente que no íbamos al norte.
CATALINO: Y le hicieron caso, Capitana, ese iceberg no tiene facha de ser del norte, más bien tiene pinta de ser un iceberg de oeste.
CAPITANA: Desvíen el rumbo del barco.
CATALINO: Imposible, no lograremos librarlo. ¡Hay que anclar! ¡Anclar! ¡Anclas clavadas!
CAPITANA: ¿Y qué hacemos ahora?
CATALINO: Ay, pues, esperar a que se derrita.
CAPITANA: No podemos hacer eso, el Quersoneso Áureo nos espera. Ordene al artillero que derribe el iceberg a cañonazos.'
CATALINO: Ya no hay parque.
2
CAPITANA: ¡Que icen las velas!
CATALINO: Se reventaron las cuerdas.
CAPITANA: ¡Leva anclas, insensato! ¿Qué no hay nadie que pueda hacer algo por la embarcación? ¡Nos estamos yendo a la mierda!
¡Quiero ver al oficial primero Catalino!
CATALINO (Oficial primero): ¿Me mandó llamar, Capitana?
CAPITANA: Oficial primero Catalino, quiere decirme usted; ¿dónde estaba mientras la embarcación entraba en una tormenta, las
cuerdas de las velas reventaban, el vigía era invadido por la peste, el parque de artillería se agotaba, a punto estábamos de
estrellarnos con un iceberg de oeste?
CATALINO: Me estaba buscando a mí mismo, Capitana.
ESCENA SEGUNDA
La hora inglesa
La pequeña mesa con mantelito de holanes, carpetitas de algodón, juego de té para dos personas; ha sido dividida en dos, por un
quinqué en forma de daga clavado justo en el centro. Al fondo, un antiguo pero muy bien cuidado reloj cucú marca un tiempo, tal vez
distinto al que los personajes quisieran vivir. Circa, la hermana mayor y mártir, ha decidido instituir desde hoy, y por primera vez en su
historia, la hora del té. Mina, hermana menor y fan absoluta de los personajes derrotados de las películas, permanece sentada en su
silla, atónita, anonadada, autista ante la inmensa pantalla imaginaria que abarca todo el horizonte de su fantasía, Mina suspira,
querría, tal vez, que aquellos personajes, antihéroes provocados por sus sueños, se salieran de una vez del utópico celuloide para
estar con ella. El reloj ha dado cinco campanadas; Circa, elegantemente vestida con su pasado, entra, abanico en mano, dispuesta a
compartir el té con su hermana.
CIRCA: Las cinco. ¡Las cinco! Mina, la hora del té ha llegado por fin. Tomaré mi lugar aquí, en esta silla, tú puedes quedarte donde
estás. No puedo creer, hermana, que estemos reunidas alrededor de una mesa dispuestas a tomar por primera vez el té.
MINA: (Hacia su pantalla) Es hermoso.
CIRCA: El té, Mina, es toda una tradición en Inglaterra, aunque en realidad los ingleses adoptaron estas hierbas de los fenicios,
¡esos! los que viajaban en barcos enormes y peleaban contra dragones. Yo imagino, querida hermana, que para llevar el té hasta
Inglaterra, los fenicios debieron pasar mil y un calamidades. Se me ocurre, por ejemplo, que para librarse de los dragones los hayan
sobornado dándoles kilos y kilos de estas hierbas... Ja, ja, ja, ¿Te imaginas a los dragones tomando té?
MINA: Sí.
CIRCA: ¿Y quemándose los labios?
MINA: ¡Sí!
CIRCA: ¡Ahhh! Seguramente esa es la verdadera causa por la cual escupen fuego.
MINA: ¡Sí!
CIRCA: ¡Claro! Qué tonta soy. El fuego que arrojan los dragones es una tradición fenicia. ¿Cómo no lo había pensado antes? Bien, te
serviré un poco de té pero no olvides desde ahora que, cuando den las cinco y tengas frente a ti una taza rebozada con tan delicioso
néctar, debes, sin duda, pensar primero en los fenicios, después en los ingleses y por último en nosotras.
MINA: ¡Tómala ya!
CIRCA: Ay, aquí estamos las dos, sentadas. Tomando té las dos. Las dos. ¿Felices? No lo sé, pero cuando menos en paz. ¡Las dos a
las cinco de la tarde! ¿Sabes lo que eso significa, Mina?
MINA: ¡No!
CIRCA: Significa que nuestro nacimiento en esta tierra es un mero accidente geográfico y que en realidad somos inglesas.
MINA: No.
CIRCA: Sí, Mina, Sí. Inglesas tomadoras de té. Eso me hace pensar que la nacionalidad se escoge con el corazón por más que el
mundo se empeñe en decir lo contrario.
MINA: Por qué.
CIRCA: Porque el mundo es una mierda, Mina. ¿Por qué nunca habíamos estado sentadas, las dos, a la misma mesa?, ¿por qué
nunca tuvimos pláticas tan profundas como esta?; ¿por qué nunca antes habíamos tomado té? Este líquido del cielo; este néctar
endiosado. Té, Mina, simplemente té. ¿Te das cuenta, mi hermana? ¡El mundo nos ha estado saboteando!
MINA: Siempre es lo mismo.
CIRCA: Todos los ingleses saben que a las cinco se toma el té; por qué no lo íbamos a saber nosotras. ¡Oh, vil engaño despiadado!
Estoy convencida que nos lo ocultaban. Seguramente ese miserable reloj nunca daba las cinco, marcaba todas las horas menos las
cinco. ¡Pasaba de las cuatro a las seis! Y eso quiere decir, ¡qué horror!, quiere decir que diariamente, desde que nacimos, desde que
nos concibieron como dos pedazos de carne capaces de odiar, nos han estado robando una hora, nuestra hora del té. ¡Se robaban
nuestras hierbas!
MINA: Circa, ¿por qué Horacio Mc Donald nunca se queda con Cara?
CIRCA: ¡Qué asco! En nuestra cara, en nuestras narices, se llevaban nuestra nacionalidad. Y nosotras, par de estúpidas, sonreíamos
y cruzábamos los brazos.
MINA: He visto siete veces la película y en las siete, invariablemente renuncia al amor.
CIRCA: ¿Y Dios? ¿Dónde estaba Dios mientras tanto? ¿Dónde estaba él, el poderoso, dónde estaba mientras el mundo nos veía la
cara? Mientras el género humano nos despojaba de algo tan importante para nosotras?
MINA: Estoy confundida.
CIRCA: Dios no existe, Mina. Todos lo sabían menos nosotras. ¡Y por eso nos dejaron así! Sin hierbas, ni nada.
MINA: Es decepcionante.
CIRCA: Estafadas.
MINA: Absolutamente vulgar.
CIRCA: ¡Cielo santo! Tengo ganas de odiar. ¿Cómo es posible que no hayamos podido darnos cuenta? Entraban en nuestra vida sin
el menor respeto, quitándonos minuto por minuto hasta dejarnos sin té. ¿Cómo entraban? Siempre hemos vivido solas, sólo que
alguien haya estado de acuerdo con ellos...sólo que... tú... Mina... ¿Tú?... ¿Quién me dice que tú no estabas de acuerdo con ellos?
MINA: El cine es una mentira.
CIRCA: Después de todo siempre has sido la más hipócrita de las dos. Y la más débil. Siempre ahí, sentada, como una piltrafa, como
un gusano que se arrastra para donde le indica el viento.
MINA: Renunció por séptima vez.
CIRCA: ¡Arpía!
MINA: Y ella no hizo nada.
3
CIRCA: No pienso estar un minuto más en la misma mesa que tú. Me repugnas. ¿Por qué lo hiciste, Mina?
MINA: Tenía la esperanza de que sería distinto.
CIRCA: A pesar de todo no voy a reprocharte nada. Estúpida.
MINA: Aunque sólo fuera por esta vez.
CIRCA: ¿Y te quedas así, con tu cara de mustia?
MINA: Si yo fuera ella no lo hubiera dejado ir.
CIRCA: ¡Hipócrita!
MINA: Y le pediría que se casara conmigo.
CIRCA: ¡Vendida!
MINA: Aunque sólo fuera una vez.
CIRCA: ¡Puta, más que puta!
MINA: Una sola vez.
CIRCA: No lo puedo creer, prostituida por las cinco de la tarde. ¡Cómo te odio!
MINA: Creo que estoy enamorada.
ESCENA TERCERA
Un matrimonio ejemplar
Pompeyo el Domador de las esposas y Honorosa la mujer.
La cocina de Pompeyo y Honorosa. La vajilla ha sido dispuesta en la mesa para dos personas. las sillas de bejuco, rotas, dispuestas
también. Delante de una ventana que se divisa en el fondo, una cómoda de tres patas sostiene un reloj enorme y viejo que suena
sólo en los casos de alarma. Entre la ventana y la puerta, pende una jaula vacía, tal vez la esperanza de una mujer que no se resigna
a cambiar. Al iniciar la acción, Honorosa, la mujer, pica cebolla y llora, luego llora y pica cebolla, pica y pica, llora y llora y sigue
arremetiendo el cuchillo contra la cebolla.
4
HONOROSA: ¿Puedo ver como duermes? ¿Puedo cuidarte mientras roncas?
POMPEYO: Eso me parece razonable. Después de todo eres una buena perrita.
HONOROSA: Me gusta cuando me hablas así.
POMPEYO: ¿Cómo hace mi perrita?
HONOROSA: Guau, guau.
POMPEYO: Bien , bonita, ahora ve por ese delicioso pastel de crema y dale una buena rebanada a tu amo.
HONOROSA: Sí. (Va hacia la ventana. No hay nada. Camina hacia Pompeyo, vuelve a voltear y no hay nada.) Pégame, Pompe.
POMPEYO: ¿Por qué habría de hacerlo?
HONOROSA: Porque estoy loca. Hice el pastel de crema y a la vez no lo hice.
POMPEYO: ¿Cómo es eso?
HONOROSA: Estoy segura que hice un pastel de crema, como estoy segura que lo dejé enfriar en la ventana y ahora estoy segura
que no lo hice porque fui por él a la ventana y ya no hay nada.
POMPEYO: Perra puta pendeja.
HONOROSA: El reloj. (Comienza a sonar el reloj.)
POMPEYO: Te descuartizo. (La corretea.)
HONOROSA: El reloj.
POMPEYO: Te mato.
HONOROSA: (Suena la alarma.) El reloj. (Pompeyo la agarra por el cuello.)
ESCENA CUARTA
La capitana gazpacho ronca plácidamente sobre su trono, Catalino el escudero se revuelca, se tapa los oídos, no funciona. Le hace
cosquillas en la nariz, tampoco funciona. Se la aprieta con rudeza.
5
CAPITANA: Dulcinea, querido amigo, es el amor de mi vida.
CATALINO: ¿Qué?
CAPITANA: La mujer por la que daría el ser completo.
CATALINO: ¡Una mujer!
CAPITANA: No puedo morir.
CATALINO: Capitana, es necesario que se baje esa pacheca.
CAPITANA: No sin haberla tenido en mis brazos.
CATALINO: Creo que es mejor levar las anclas.
CAPITANA: Sin haber mordido sus labios.
CATALINO: Puedo izar las velas.
CAPITANA: Sin haber tomado su talle para acercarla a mi sexo.
CATALINO: ¡Toda la tripulación está lista para reanudar la travesía!
CAPITANA: Sin sentir su sudor mezclándose con el mío. Sus pechos en mis dedos.
CATALINO: ¿A que no puede escupir a más de un metro como yo?
CAPITANA: Su pubis...
CATALINO: ¡Basta! ¡Ya basta! ¡Déme órdenes! ¡Con un demonio! Soporto sus gritos, tolero que sea pacheca, pero no voy a aguantar
que piense en alguien más que no sea yo. ¿Me entiende? Nadie va a atentar contra mi orgullo.
CAPITANA: ¡Ah, insensato! No interrumpas mi discurso.
CATALINO: No voy a permitir una mujer en este barco. Son tontas.
CAPITANA: Son angelicales.
CATALINO: De lejos y a ratitos.
CAPITANA: ¡Cállate, bellaco!
CATALINO: Son caprichosas y abusivas. Nos traerían la mala suerte.
CAPITANA: El amor, querido amigo, es un triunfo.
CATALINO: ¿Y el madrazo que se lleva uno después qué?
CAPITANA: Aún eres muy inocente.
CATALINO: Si, cómo no. Yo creí que estaba enamorada de mí.
CAPITANA: ¿Qué disparate se te antoja? Una caballera andante no podría fijarse nunca en su escudero.
CATALINO: ¿Por qué no?
CAPITANA: Por las jerarquías.
CATALINO: ¿Qué?
CAPITANA: No somos iguales. Tú eres pobre.
CATALINO: ¡Anda con la teporocha!
CAPITANA: No tienes riqueza de espíritu.
CATALINO: Eso sí que me dolió.
CAPITANA: No hay en ti categoría.
CATALINO: Me está rompiendo el corazón.
CAPITANA: Fuiste hecho para los bajos fondos.
CATALINO: ¿Y mi sueño americano qué?
CAPITANA: Los sueños americanos no existen, no para escuderos como tú.
CATALINO: ¡Eso sí que no se lo permito! No tiene ningún derecho en quitarme mis pensamientos. ¿Quién se cree que es?
CAPITANA: Tu soberana, insensato.
CATALINO: ¡Me cago en su lengua viperina!
CAPITANA: ¡Modera tus palabras, soy tu jefa!
CATALINO: Me voy de esta embarcación por el bien de mi autoestima.
CAPITANA: En algún resquicio del Quersoneso Áureo estará ella, esperándome.
CATALINO: Abandono la aventura.
CAPITANA: Oh, Dulcinea, suave flor de campo abierto.
CATALINO: Hasta nunca, Capitana.
CAPITANA: Te deseo sin conocerte. Virgen entre las vírgenes.
CATALINO: Yo soy quinto y la gente dice que no soy tan feo.
CAPITANA: ¡Amor mío!
CATALINO: ¡Me largo! ¡Me largo, escuchó!
CAPITANA: ¡Qué es el amor sino una llaga inmensa que han de venir a coser tus besos!
CATALINO: ¿No va a detenerme?
CAPITANA: Quién sabe las penurias que estarás pasando.
CATALINO: Creo que tendré que cumplir mi promesa. ¡Carajo! ¿Por qué seré tan hocicón?
MINA FAN: (Desde la mesa de té y mirando la escena.) Es maravilloso.
CAPITANA: Los gigantes no te harán nada, estaré yo para defenderte. Presta con mi lanza y mi armadura no habrá, amor, quien se te
acerque. Defenderé tu honor, querida Dulcinea. ¡Tripulación! Prepárense para zarpar. ¡Vigía, a su puesto! ¡Leven anclas! ¡Icen las
velas! ¡El Quersoneso Aureo nos espera del otro lado del mundo y ahí mi Dulcinea! ¡Poner a trabajar a los remeros! ¡Vigía, quiero
informes del viento! ¿Vigía? ¡Vigía! ¡Mierda! ¿Dónde diablos se metieron todos?
ESCENA QUINTA
Triste Cecilia
Mina Fan
MINA FAN: Si me concedieran un deseo pediría ser la escritora de una película para así poder cambiar la historia de los vencidos; de
esos pobres infelices que fueron dotados de un corazón tan grande que se les hace necesario, casi indispensable, repartirlo entre
todos aquellos que tienen muy poco; y al final de repartirlo entre tantos y tantos individuos de poco corazón, no les queda ni un latido
para ellos. Y tienen que conformarse con dar sin recibir y resignarse a que nacieron para sufrir y a irse acabando su corazón poco a
poco. Si me concedieran un deseo escribiría una película donde el antihéroe fuera feliz aunque sólo fuera una vez, y tuviera que
hacer infelices a otros tantos que fueron felices. Escribiría una historia donde el antihéroe fuera el héroe desde un principio y la dama
joven se enamorara de él al primer parpadeo, y se la pasaran besándose y acariciándose, y no tuvieran ningún tipo de problemas...
6
Pero pensándolo bien, no haría que la heroína se enamorara del antihéroe, ¡esas estúpidas no se los merecen! Haría mejor que el
antihéroe se saliera de la pantalla y me enamoraría yo de él, y seríamos tan felices que el héroe y la dama joven nos envidiarían...
¡Quiero un antihéroe!
ESCENA SEXTA! i
El rehén
Mina Fan, Catalino el Escudero y Circa Mártir.
CATALINO: (Irrumpiendo en el espacio de Mina fan, se sienta en el lugar de Circa y comienza a verborrear . sin notar la existencia de
la cinéfila.) ¡No me detuvo! Toda una vida dedicada a escudar a una loca caballera para que al final venga a ser sustituido por una
mujer que aún no existe.
MINA FAN: (Mirando a Catalino y sin creerlo.) ¡Dios!
CATALINO: Eso significa que ya no le hago falta.
MINA FAN: El deseo se cumplió.
CATALINO: Me dejó ir, así, sin más. Como a un perro sarnoso.
MINA FAN: Está aquí conmigo.
CATALINO: Dejado por un amor platónico e inexistente. Alguien que no ha estado ni un sólo minuto con ella. Es insultante. ¿Dónde
queda mi derecho de antigüedad. ¡Ya no soy indispensable!
MINA FAN: (Tocándolo.) Es de verdad. Se desmaya.
CATALINO: Ni siquiera se dio cuenta que me fui, ni siquiera dijo adiós. No puedo creerlo.
MINA FAN: (Despertándose.) ¡Un antihéroe!
CATALINO: Pero se la ha de tragar la tierra. Se morirá de tristeza cuando no me vea. ¡Perra, perra, perra y más que perra!
MINA FAN: ¡Un antihéroe para mí sola!
CATALINO: Además ella me necesita más a mí de lo que yo la necesito a ella.
MINA FAN: (Lo abraza.) Lo llamaré Jorge.
CATALINO: (Sin inmutarse.) El ser humano puede vivir sin pareja pero sin un amigo nunca. Y mucho menos un amigo como yo.
MINA FAN: (Cargándolo). Vamos Jorge, te cuidaré, te bañaré, te acariciaré, te apapacharé y te daré muchos besos en el ombligo.
CATALINO: Pobre mujer, qué va a hacer sin un amigo como yo. Se volverá loca...hablará con las paredes. ¡Pobre bestia! Qué pena
tan grande la suya.
MINA FAN: Seré la mejor esposa que hayas tenido.
CATALINO: ¡Oh, qué ingrato soy! ¡Soy un cerdo malagradecido! He matado en vida a una mujer.
MINA FAN: Ah , querido Jorge, te he esperado durante mucho tiempo y hoy por fin te tengo aquí en mis brazos.
CATALINO: ¿Y yo que culpa tengo? ¡Que sufra la maldita, que llore la desgraciada! ¡Que se muera de tristeza! ¡Perra!
MINA FAN: Yo seré sumisa y tú me protegerás.
CIRCA: (Entrando y sin voltear a ver a Mina.) Mina, he pensado bien las cosas y voy a darte una oportunidad. Yo sé que hiciste mal
pero también sé que eres mi hermana menor y que por lo tanto eres tonta e inmadura .... Seguramente no lo hiciste por malicia.
Seguramente, querida hermanita, te vieron la cara. Es lógico que a las hermanas menores les vean la cara.
MINA FAN: Circa...
CIRCA: No es necesario que te disculpes. Yo te perdono.
MINA FAN: Circa.
CIRCA: Tampoco tienes que explicarme qué fue lo que pasó.
MINA FAN: ¡Circa, me caso!
CIRCA: Ah, pequeña, pequeña. (Voltea a ver a Mina, se da cuenta de Catalino que sigue sin inmutarse en los brazos de la cinéfila.)
¡Ahhhhh! ¡Que asco! ¡Qué hace este hombre en esta casa! ¿Quién es usted, por dónde entró?
CATALINO: (Saliendo de su ensimismamiento.) Lo mismo debía preguntarle yo.
CIRCA: Degenerado. Qué hace usted en los brazos de mi hermana.
CATALINO: ¿En los brazos de su hermana? (Mira a Mina.) Disculpe, señorita, haga el favor de bajarme que yo a usted no la conozco.
MINA FAN: ¡Soy tu futura mujer!
CIRCA: Mina, baja inmediatamente a ese tipejo.
MINA FAN: ¿Por qué? Me quiero casar con él.
CIRCA: ¿Casar?... ¡Mina, qué palabras son esas! Bájalo ahora mismo porque tienes que explicarme muchas cosas. Por ejemplo,
¿qué hace ese hombre en tus brazos? y ¿qué hicieron mientras yo no estaba?
MINA FAN: Circa...
CIRCA: No, no me lo digas... no quiero pensar que... ¡Mina! ¿Ya no eres virgen?
MINA FAN: Yo lo...
CIRCA: ¡Cállate, puta! Si lo hiciste no lo digas. No soportaría que te me adelantaras.
CATALINO: ¿De qué carajos hablan estas dos?
CIRCA: Baja a ese hombre.
MINA FAN: No. Es mío.
CIRCA: Mina, bájalo.
MINA FAN: Que no.
CIRCA: ¡Suéltalo, perra!
MINA FAN: ¡Que no quiero! ¡yo me lo encontré!
CATALINO: ¡Bájame ya y cállense las dos de una buena vez!
CIRCA: ¡Ahhh! Ahora lo veo todo claro. Ese hombre es el que tocó a la puerta, el mismo al que le abriste, el que te sonrió... ese
hombre es el que se llevó las cinco de la tarde.
CATALINO: Esta mujer está más loca que una cabra.
CIRCA: Volvió para robárselas otra vez. ¡Claro! Ya le gustó ser inglés.
CATALINO: Pero ¿qué diablos hago yo aquí?
CIRCA: Y tú... puta embustera... se las ibas a dar otra vez y nos ibas a dejar de nuevo tercermundistas.
CATALINO: ¡Cielos! Me cegué...perdí el conocimiento... y al mirarme tan hermoso me raptaron.
CIRCA: Mina, ¿te pusiste de acuerdo con él?
MINA FAN: Quiero ser su esposa.
CATALINO: ¡Soy un rehén!
CIRCA: Pequeña estúpida, no te vas a salir con la tuya. Y él tampoco,. Esto es un delito.
7
CATALINO: Eso mismo digo yo y exijo una explicación.
CIRCA: No volverán a llevarse mi té, no mientras yo viva.
CATALINO: ¿Y por qué raptarme? Seguramente cuando me bajé del barco... ¡Descubrimos un nuevo continente! ¡Cielo Santo! ¡Me
convertí en un héroe sin pensarlo!
CIRCA: Haré que la justicia te castigue.
MINA FAN: Tú no le vas a hacer nada. ¡Jorge es mío, yo lo vi primero! Yo lo pedí, fue mi deseo.
CATALINO: Y estas dos mujeres lo sabían. Y por eso me raptaron, porque son las brujas que hacen justicia a los héroes, las brujas
que los matan.
CIRCA: Justicia para las indefensas. (Lo carga como a un trapo.) Ya verás embustero lo que voy a hacer contigo.
MINA FAN: ¡Suéltalo! ¿Qué le vas a hacer?
CIRCA: Voy a encerrarlo, después a torturarlo y por último a matarlo.
CATALINO: ¡Auxilio! Soy un héroe, ¡Me quieren matar! ¡Alguien tiene que venir a rescatarme!'
ESCENA SÉPTIMA
La tonta Aldonza
Honorosa la mujer
HONOROSA: (Llega hasta el farfullero y utiliza las cuerdas de las velas como tendedero.) Si la jaula está vacía, el pájaro no canta,
eso me dijo mi madre cuando en un cumpleaños me regaló la celda de aquellas criaturitas encantadoras. Y dentro de ella, un
petirrojo. Las jaulas, Honorosa, son el mejor lugar donde pueden estar las aves, el mejor sitio para cantar, porque los pájaros libres
cantan por mero desenfado, en cambio los presos cantan con la añoranza de poder ser liberados algún día. ¡Mi madre me lo regaló
ese día! y desde "ese día" el petirrojo cantó y cantó. Y todo el tiempo que estuve soltera pude escuchar las notas de mi ave. Hasta
que un día, cuando me casé con Pompe, el pájaro petirrojo que cantaba en sus celda durante el día, desapareció. Y por más que lo
espero, no quiere llegar. Una vez, cansada de aguardar a que el petirrojo arribara, compré una avestruz para meterla en la jaula,
porque pensé que su canto sería más grande, tan grande que llenaría la ausencia de mi petirrojo; pero por más que empujaba y
empujaba, aquel pajarote no quiso caber, entonces pensé que tal vez sería mejor meterle la jaula adentro del pico y cuando casi lo
estaba logrando un estúpido embustero me dijo que ese tipo de aves no cantan. ¡Y así fue que odié a las avestruces! Porque son tan
envidiosas y tan grandes que no necesitan ni un gramito de esperanza! ¿Las gallinas? Esas no me gustan, su cocorocó no tiene el
más mínimo sentido de nostalgia.
ESCENA OCTAVA
La capitana gazpacho ha estado roncando plácidamente mientras Honorosa se ha dedicado a monologar, pero la misma pesadilla de
ser un héroe ha vuelto a despertar a la primera.
CAPITANA: Otra vez la pesadilla. ¡Catalino! ¡Catalino! (Mira a Honorosa que se ha quedado perpleja.) ¡Cielos! Dulcinea; los dioses no
me dieron la espalda, aquí está ella. ¡Oh, amada Dulcinea! Tanto tiempo buscándote y por fin el destino nos ha unido. Ven aquí,
abraza a tu caballera andante. Quedo rendida a sus pies, bella señora.
HONOROSA: ¿Qué dice, usted?
CAPITANA: La dicha ha tocado a mi puerta. La tengo frente a mí, dulce señora, y no puedo creerlo.
HONOROSA: ¿Está hablando de mí?
CAPITANA: ¿Y de quién más si no? ¿Quién más podría arrancar de mis ojos un torrente emocionado de llanto sino usted?
HONOROSA: Oiga, creo que se equivoca.
CAPITANA: El amor no se equivoca.
HONOROSA: Eso es una mentira, el amor es ciego y por eso se equivoca.
CAPITANA: No el mío. La he amado desde siempre, incluso antes de verla.
HONOROSA: Me confunde.
CAPITANA: La he imaginado todo este tiempo.
HONOROSA: Yo a usted no la conozco, así es que déjeme tranquila.
CAPITANA: Su amor sería la culminación de mi existencia, con un beso suyo estaría preparada para la muerte.
HONOROSA: No diga barbaridades. Levántese ya, alguien puede vernos.
CAPITANA: No mientras no me prometa un beso.
HONOROSA: ¡Está loca! No puedo hacer eso, va en contra de mis principios.
CAPITANA: Qué principios son esos que no le permiten amar, el amor no va en contra de nada.
HONOROSA: Soy una mujer casada.
CAPITANA: ¿Casada? Eso no es cierto.
HONOROSA: Sí lo es.
CAPITANA: Lo dice sólo para que me marche.
HONOROSA: No tengo por qué mentir.
CAPITANA: Casada. ¿La habrán obligado? Sí, de seguro la obligaron; sus padres la entregaron a otro hombre por interés. Así
siempre se ha manejado la realeza.
HONOROSA: ¿Cuál realeza?
CAPITANA: ¿La desposaron con un príncipe?
HONOROSA: ¿Pompeyo? Ja, ja, ja.
CAPITANA: Pero usted no lo ama.
HONOROSA: Tengo que hacerlo, es mi marido.
CAPITANA: Conmigo no tiene por qué mentir. La han obligado a casarse, lo veo en sus ojos. Usted no lo ama. Pero dígame una
cosa, bella señora, ¿ya la mancilló?
HONOROSA: ¿Perdón?
CAPITANA: ¿La ha hecho suya?
HONOROSA: Qué cosas dice usted.
CAPITANA: Puede tener confianza en mí.
8
HONOROSA: No me está permitido hablar con extraños.
CAPITANA: Dígamelo.
HONOROSA: No.
CAPITANA: Por favor.
HONOROSA: Que no.
CAPITANA: Por piedad.
HONOROSA: Que no, no sea usted necia.
CAPITANA: ¡Dígamelo!
HONOROSA: ¿Me podría repetir la pregunta?
CAPITANA: ¿Ya la mancilló?
HONOROSA: No sé lo que eso significa.
CAPITANA: Oh, inocente criatura. Ya han hecho... (Saca la lengua) Oh, la he hecho ruborizarse. Si no quiere no tiene porque
decírmelo. De todos modos la quiero igual.
HONOROSA: Oiga, por qué no mejor dejamos la plática para otra ocasión, tengo mucho que tender.
CAPITANA: Una reina haciendo las labores de una doncella. ¡No puedo permitirlo!
HONOROSA: ¿Qué hace usted? Suelte la ropa que la ensucia con sus manotas.
CAPITANA: Oh, señora, jamás había estado tan cerca de usted.
HONOROSA: Hágase para acá, me incomoda su mirada.
CAPITANA: Quiero robarle un beso.
HONOROSA: Mi marido puede vernos.
CAPITANA: Uno solo. Así.
HONOROSA: No vuelva a hacerlo. ¿Qué hace? ¡Hágase para acá le digo!
CAPITANA: Yo la protegeré.
HONOROSA: ¡Me abochorna!
CAPITANA: No huya, yo estoy aquí para defenderla de ese rufián.
HONOROSA: No se atreva, si da un paso más gritaré muy fuerte.
CAPITANA: No me importa.
HONOROSA: Y vendrá mi marido.
CAPITANA: Quiero verle la cara a ese rufián para destrozarlo.
HONOROSA: Es muy fuerte.
CAPITANA: He combatido gigantes.
HONOROSA: Voy a gritar.
CAPITANA: No intente defenderse, solo afloje el cuerpo, déjese llevar.
HONOROSA: ¡No se acerque más!
CAPITANA: El amor es terror.
HONOROSA: Que le doy con la cubeta.
CAPITANA: Venid a mí.
HONOROSA: Que se la estrello en la cabeza.
CAPITANA: A mis brazos.
HONOROSA: Se lo advertí.
CAPITANA: Ahhh, ¡me atacan los gigantes!
HONOROSA: ¡Auxilio! ¡Pompeyo! ¡Pompeyo!
CAPITANA: No huya.
ESCENA NOVENA
Pompeyo duerme placidamente sobre la silla de la cocina, con el periódico sobre la cara. Honorosa entra corriendo, la capitana mete
el pie en la puerta.
Se abalanza sobre ella. Intenta besarla. Ruedan por el piso hasta terminar debajo de la mesa
9
CAPITANA: Le ha dicho perra. ¡Ahhhh!
Se levanta y se golpea la cabeza con la mesa quedando inconsciente. Honorosa sale de abajo y se sienta en la silla.
La capitana recobra el conocimiento mira las piernas de Honorosa y les mete mano.
HONOROSA: ¡Ahhhh!
POMPEYO: (Soltándole una bofetada.) ¡Cállate, perra! ¡No estás en un mercado.¡
HONOROSA: Sí, marido. ¡Ahhhh!
POMPEYO: ¡Cerda! (La golpea contra la mesa.) ¿Qué pasa contigo?
HONOROSA: Nada, sólo que me ha entrado rabia por no haber podido rescatar a la cebolla. ¡Mmmnunm! ¡Uy! ¡Ahhhhhh!
La capitana recobra el conocimiento y jala a Honorosa mesa abajo volviendo a forcejear con ella.
La mano de Honorosa sale a la superficie de la mesa y comienza a buscar a tientas la sartén. La encuentra.
HONOROSA: ¡Basta ya! (Le propina un segundo sartenazo. Y sale de nueva cuenta.) POMPEYO: Pero qué te has hecho en el pelo,
mujer?
HONOROSA: Es el aire, Pompe, que está muy fuerte.
La capitana la jala hacia abajo, Pompeyo la pesca del cabello y la jala hacia arriba.
Honorosa comienza a palpar bajo la mesa tratando de encontrar la sartén. La capitana toma su mano y la muerde. Honorosa grita.
ESCENA DÉCIMA
Cuando se es viuda del tiempo
Mina Fan, Catalino el Escudero y Circa Mártir.
Encerrado en una jaula para aves grande, Catalino el escudero se lamenta de su suerte.
10
CIRCA: A callar, insensata, no voy a escuchar una palabra más a ese respecto.
MINA FAN: ¡Eres injusta!
CIRCA: ¡Calla y tómate tu té! Ese hombre será ahorcado.
MINA FAN: ¡Ya me cansé de que me des órdenes, mira tú lo que hago con tu té! ( Tira la jarra y la taza de te) y con tus cinco de la
tarde y tu nacionalidad; mira lo que hago con tu reloj, con tu tiempo (Patea el reloj)
CIRCA: ¿Qué haces, imbécil? Oh, mi té, mi reloj, mis cinco de la tarde, mis benditas horas sagradas. Mina, has matado el tiempo. Las
cinco de la tarde están muertas, no te puedo creer. Padre nuestro que estás en los cielos... Oh, ¿Qué voy a hacer ahora? Ya no soy
inglesa por tu culpa, me hundiste en el tercermundismo para siempre. Eres mi verdugo, mi propia crisis.
CATALINO: ¿Qué estás haciendo? No, aun no estoy preparado para morir.
MINA FAN: Por amor una es capaz de todo.
CATALINO: ¡Te juro que yo no quería ser un héroe! Descubrí este continente sólo por accidente.
MINA FAN: ¡Huye antes de que se levante!
CATALINO: ¿Huye? ¿Vas a dejarme ir?
MINA FAN: Sí, yo iré contigo.
CATALINO: ¿Tú irás conmigo? ¡Ah, qué! ¿Y yo que carajos hago con algo como tú?
MINA FAN: Hijos. Después de todo seré tu esposa.
CATALINO: Falta que me deje.
MINA FAN: Tú me lo prometiste.
CATALINO: Oye, yo no he abierto el pico, nunca le prometería algo así a una mujer.
MINA FAN: Lo prometiste, Jorge.
CATALINO: No me llamo Jorge.
MINA FAN: Voy a ser tu esposa, Jorge. (Lo carga y lo apapacha.)
CATALINO: No me llamo Jorge.
MINA FAN: ¡Huyamos, Jorge, huyamos antes de que mi hermana reaccione!
CATALINO: Estás loca. Yo de aquí no me muevo.
MINA FAN: Anda.
CATALINO: No, señora, yo no voy a casarme contigo, nunca he tenido la costumbre de casarme con brujas de la familia de las
sanguijuelas.
MINA FAN: Yo te quiero.
CATALINO: Yo no. Y para que haya matrimonio es necesario que se amen los dos.
MINA FAN: Por eso.
CATALINO: Yo no te amo. Amar es un verbo débil, de esos que no sé conjugar.
MINA FAN: ¿Qué?
CATALINO: Y no voy a casarme contigo.
MINA FAN: ¿Por qué no?
CATALINO: No puedo, nunca me casaría con una mujer.
MINA FAN: ¿Por qué?
CATALINO: Son tontas.
MINA FAN: Yo soy diferente, no soy una mujer cualquiera.
CATALINO: Son aburridas, caprichosas y les huele mal la boca.
MINA FAN: Seguramente estás así porque en tu película no te fue nada bien. Pero aquí será diferente.
CATALINO: ¡Que no!
MINA FAN: Vamos o te matará Circa.
CATALINO: Lo prefiero a quedarme contigo.
MINA FAN: Oh, Jorge, eres muy romántico, quieres morir por mí.
CATALINO: ¿Esta es necia o qué le pasa?
MINA FAN: Anda.
CATALINO: ¿Para qué querría yo una mujer?
MINA FAN: Para hacer lo que tú quieras.
CATALINO: ¿Lo que yo quiera? Eso suena interesante.
MINA FAN: Te cocinaría.
CATALINO: ¿Me cocinarías?
MINA FAN: Te lavaría la ropa.
CATALINO: ¿De veras lo harías?
MINA FAN: Limpiaría la casa, plancharía tus camisas, te bañaría, te quitaría la cerilla de las orejas, hurgaría tu nariz y te haría masaje
cuando estuvieras cansado.
CATALINO: ¡Si seré bruto! Jamás pensé que tener esposa fuera como tener sirvienta.
MINA FAN: Y te llenaría de besos de amor.
CATALINO: Ah, eso sí que no, no me gusta que me babeen.
MINA FAN: ¡Muchos besos en el ombligo!
CATALINO: Si me besas te escupo.
MINA FAN: Tú puedes hacerme lo que quieras.
CATALINO: Por qué.
MINA FAN: Porque yo te quiero.
CATALINO: ¿De verdad? ¿Dejarías que te gritara?
MINA FAN: Hazlo si tú quieres.
CATALINO: ¡Perra!
MINA FAN: Me ama.
CATALINO: ¿Y podría golpearte?
MINA FAN: Hazlo, Jorge.
CATALINO: No me llames Jorge. (La golpea.)
MINA FAN: Me ama.'
CATALINO: Esto de tener mujer sí que es divertido.
11
MINA FAN: Pero corre, Jorge, Circa está por levantarse.
CATALINO: ¡Llévame cargando!
MINA FAN: Me ama.
Lo carga y salen.
SEGUNDO ACTO
Primer cuadro
ESCENA PRIMERA
La marca fatal de las estrellas fugaces
Mina Fan y Catalino el Escudero
MINA FAN: Aquí estaremos a salvo. Ay, Jorge; te adoro, te adoro, te adoro.
CATALINO: ¡Suéltame!
MINA FAN: Me gustaría tenerte en mis brazos siempre. Quiero cuidarte toda la vida.
CATALINO: ¡Deja de estrujarme!
MINA FAN: Jamás imaginé que los sueños pudieran cumplirse.
CATALINO: ¡Bájame con un demonio!
MINA FAN: Por qué estás tan rojo.
CATALINO: Me estás asfixiando, estúpida.
MINA FAN: ¡Ah! Seguramente estás así porque tienes pena...
CATALINO: El cogote... el cogote...
MINA FAN: ¡Jorge! Tienes pena de besarme... (Lo besa.)
CATALINO: ¡Suéltame!
MINA FAN: (Abriendo los brazos por la emoción y soltando a Catalino). Oh, besas como en las películas. Eres el marido ideal, voy a
ser la envidia de todas las mujeres... ¡Mira, Jorge, una estrella fugaz! Pidamos un deseo... ¿Qué le pediste, Jorge? No, mejor no me
lo digas. Déjame adivinar... Le pediste... ¿Qué le pediste? Por más que cierro los ojos no logro ver lo que pediste... le pediste... ¡Qué
le pediste!... Es inútil... Nunca lo lograré... ¡Jorge! Le pediste un hijo intelectual. ¡Oh, voy a tener dos Jorges! Los cuidaré, los
apapacharé, los bañaré y les daré muchos besitos en el ombligo.
CATALINO: Ya basta.
MINA FAN: ¿Qué pasa, Jorge? ¿No quieres que nuestro hijo sea intelectual?
CATALINO: ¡Me tienes harto con tus deducciones estúpidas!
MINA FAN: ¿Cómo? ¿no quieres que se llame Jorge?
CATALINO: Me aburres.
MINA FAN: Yo no tengo ninguna intención de aburrirte. Yo sólo te amo.
CATALINO: Por eso me aburres. Eres fastidiosa. No tenemos ni un día de conocernos y ya siento que te odio.
MINA FAN: No digas eso. Podrías dañar mis sentimientos, los sueños de una mujer no se tratan así. Podría llorar mucho, tanto que
tres días no bastarían para mis lágrimas. Ódiame, Jorge, ódiame un rato para poder amarte más.
CATALINO: Ay, deberían hacer contigo un manual para la estupidez.
MINA FAN: Jorge...
CATALINO: No vuelvas a llamarme Jorge porque te reviento la boca.
MINA FAN: ¿No te gusta tu nombre?
CATALINO: Es un nombre idiota. Jorge... suena a felicidad.
MINA FAN: Yo soy feliz a tu lado.
CATALINO: Qué asco.
MINA FAN: Feliz, feliz.
CATALINO: Tengo ganas de vomitar.
MINA FAN: Te amo.
CATALINO: ¡Y dale! ¿De dónde sacaste esa palabra?
MINA FAN: De aquí, de mi corazón.
CATALINO: Es la cosa más superficial que he oído en mi vida. Amar qué tontería. ¿No sabes otra cosa?
MINA FAN: ¿Como qué?
CATALINO: Cosas más interesantes; por ejemplo; por qué la luna es de queso y no se la comen los ratones, o por qué los elefantes
aprendieron a jugar a las canicas, o por qué los barcos descubren continentes, por qué los héroes tienen que morirse siendo héroes,
por qué hay tanto tonto en el mundo, por qué los escuderos no son para siempre, qué pecado cometimos, por qué las capitanas son
tan malagradecidas que depositan su amor en personas que ni siquiera existen, por qué la capitana no me quiere. Tengo ganas de
llorar.
MINA FAN: No, no llores.
CATALINO: La extraño.
MINA FAN: Ella no te quiere, yo sí.
CATALINO: No me gusta que me quieran. ¡Cielos! Extraño a la capitana, necesito que me grite.
MINA FAN: Si tú quieres yo puedo gritarte.
CATALINO: ¿De verdad? ¿Podrías hacerlo por mí? Podrías darme órdenes y yo fingir que te hago caso. ¡Grítame!
MINA FAN: Bien... ¡Jorgeeeeeee!
CATALINO: (La abofetea.) ¡No me llames Jorge!
MINA FAN: Me ama.
CATALINO: Eres un fracaso, nunca podrás gritarle a nadie.
MINA FAN: ¿Qué más puedo hacer por ti?
CATALINO: Esfumarte.
MINA FAN: ¿Por qué?
CATALINO: Eres la cosa más insoportable que yo haya visto en mi vida... eres tierna.
MINA FAN: ¿Y qué?
CATALINO: Yo necesito algo más interesante, necesito que me traten mal, ¿no lo entiendes?
MINA FAN: Si tú quieres yo puedo tratarte mal. ¡Puedo mandarte!
12
CATALINO: ¿Lo harías? Échame aire, está haciendo mucho calor. Frótame los ojos, hazme cosquillitas en la panza, húrgame la
nariz, chúpame los dedos de los pies. ¡Y no me llames Jorge!
Le patea la cara.
ESCENA SEGUNDA
CAPITANA; ¡Salve el amor! ¡Salve la hermosa Afrodita que tuvo por castigo a un niño que flecha y flecha los corazones del mundo!
¡Salve el amor! El motivo que me hará arrancar a Dulcinea de las garras de un gigante con cuatro pares de brazos. ¡Embestir a tan
malvada criatura! ¡Embestirla!
POMPEYO: (En off) ¡Deja de gritar, maldita!
HONOROSA: (En off.) Ay, no he sido yo.
CAPITANA: Derrotar al mal... ¡Acabar con la ignominia del villano! ¡Muerte al infeliz carcelero que tiene preso el motivo de mi amor!
POMPEYO: <(En off.) ¡Que te calles! ¡Déjame dormir!
HONOROSA: (En off.) ¡Ay! ¡Ay! ¡Yo no he abierto la boca, que ha sido la loca!
POMPEYO: (En off.) ¡Harto me tienes!
HONOROSA: (En off.) Que no, que no, que es la loca de la que no te he hablado.
CAPITANA: ¡Ah, cerdo granuja! ¡Golpear a una dama no son modales de un caballero! ¡Abre la puerta, insensato!
POMPEYO: (En off.) ¡Hiena leprosa! ¡Voy a enseñarte a respetar las siestas de tu dueño!
HONOROSA: (En off) ¡Ay! ¡Ay!
CAPITANA: ¡Abran la puerta que la derribo!
La capitana se encarrila y en un instante deja ir toda su triste figura contra la puerta que, para su mala suerte abre Pompeyo. La
Gazpacho pasa de largo en medio del matrimonio sin que estos se percaten. De pronto un estrépito, motivo de tan estruendosa
caída.
La capitana gazpacho con su escoba y Pompeyo con su sable se introducens en un duelo de espadas en el que no se ve quien
pueda perder La Gazpacho pierde su arma. Pompeyo se prepara para asestarle la última estocada, la caballera de la triste figura le
arroja un puño de tierra; se le abalanza, caen al suelo, ruedan un tiempo hasta que Pompeyo vuelve a dominar la situación. Honorosa
intenta defender a su marido y le propina un sartenazo a la primer cabeza que encuentra. Pompeyo cae desmayado.
13
HONOROSA: Por usted no siento nada.
CAPITANA: No mienta que eso me duele.
HONOROSA: Salga de esta casa.
CAPITANA: Si usted no quiere venir conmigo tendré que verme obligada a raptarla.
HONOROSA.- No se atreva a ponerme una mano encima. Pompeyo, ayúdame, Pompeyo. ¡Pompeyo!
Cargada por la Gazpacho, Honorosa ha sido raptada para entregarse al amor.
POMPEYO: ¿Dónde está mi honra? Me cumple procurar por ella; es la mujer la perdición del hombre, Ave María, si así no fuera
quedaban por cumplir las escrituras; de la mujer se revira la serpiente; vaya si se revira, la serpiente de las siete cabezas! (*) Con
este cuchillo he de cortar la cabeza de la gran descastada, y con ella suspendida por los pericos iré en presencia del tribunal... Esta
es la cabeza de mi legítima , mirando por mi honra se la rebané toda entera(**) Aprisa, Pompeyo, aprisa que el tiempo apremia; que
es necesario que encuentre al par de marranas y las haga ahogarse en su chiquero.
(*) (**)Escena sexta, jornada segunda Divinas palabras de don Ramón del Valle Inclán.
ESCENA TERCERA
Vladimir y Estragón
Circa Mártir y Pompeyo el Domador de las Esposas
14
CIRCA: Sí, igual. Yo lo podría haber evitado. Si hubiera sabido antes que ella mataba cebollas.
POMPEYO: ¿Y por qué debía saberlo?
CIRCA: Ella era mi hermana. Mi única hermana.
POMPEYO: ¿Mi esposa también era su hermana?
CIRCA: ¿Su esposa? ¡Ay, que me va a dar un ataque! ¡Yo no sabía que ella era casada!
POMPEYO: ¡A mí tampoco me dijo que usted era su hermana! ¿Y cómo puede ser posible que ella fuera su única hermana?
CIRCA: Porque sólo fuimos dos.
POMPEYO: ¿Y entonces ella quién era?
CIRCA: ¿Cuál, ella?
POMPEYO: ¿Ella, la otra, la loca?
CIRCA: La misma hermana. ¿Qué no ve usted que tenía dos caras?
POMPEYO: ¡Zaz! ¿Entonces ella y la otra eran ella misma? Eso es peor que un incesto. Es como un pecado narcisista.
CIRCA: ¿Cómo? ¿Ella andaba con ella misma?
POMPEYO: No sólo eso, se fue con ella. ¡Qué estúpido he sido! Yo creí que eran dos.
CIRCA: ¿Y él?
POMPEYO: ¿Quién él?
CIRCA: Ella salió tras él.
POMPEYO: ¡Yo no sabía que había un él! ¡Voy a matarla!
CIRCA: Y a él también hay que matarlo aunque... ¡Claro! Ahora que lo pienso bien ¿Quién me dice que usted no es él?
POMPEYO: ¿Por qué habría de serlo? ¿Acaso tenemos la misma cara?
CIRCA: Los hombres falsos siempre tienen muchas caras.
POMPEYO: Me insulta usted. En ese caso yo podría pensar que usted es la judía.
CIRCA: ¿Por qué habría de serlo? ¿Acaso tenemos la misma cara?
POMPEYO: Sí que la tiene. ¿Cómo demostraría su inocencia?
CIRCA: No llevo capelo.
POMPEYO: Las mujeres judías no usan capelo.
CIRCA: ¡Ahí está mi inocencia! Yo no sabía eso, así que no puedo ser judía. Además ellos creen en Dios y para mí Dios ha muerto.
POMPEYO: Dios no puede morirse.
CIRCA: ¡Claro que sí! ¿No ha oído usted que Dios lo puede todo?
POMPEYO: ¡Qué calamidad!
CIRCA: ¿Qué hora tiene usted?
POMPEYO: No tengo hora, estamos viviendo un tiempo muerto.
CIRCA: Y toda la culpa es de ese par de pirañas.
POMPEYO: ¿Seguimos esperando?
CIRCA: Deberíamos ir en su búsqueda antes que suceda lo que estoy pensando.
POMPEYO: Seguramente ahora están haciendo sus porquerías. Vamos. Oiga... ¿Y qué tal si pasan por aquí?
CIRCA: Podríamos dejarles un recado.
POMPEYO: ¿Con quién?
CIRCA: Allá afuera hay dos hombres que están esperando a Godot.
POMPEYO: ¿Vladimir y Estragón siguen esperando?
CIRCA: Todavía.
POMPEYO: ¡Hagamos un mensaje, vamos a buscarlos y una vez que los encontremos... ¿Qué podremos hacerles?
CIRCA: ¡Cortarles la cabeza!
ESCENA CUARTA
La tormenta
Capitana Gazpacho, Honorosa la Mujer,
Catalino el Escudero, Mina Fan, Circa Mártir
y Pompeyo el Domador de las Esposas.
15
CAPITANA: No partiremos hacia ningún lado, lacayo.
CATALINO: Por qué no.
CAPITANA: ¡Hemos descubierto un nuevo continente! Si llegamos a nuestro reino, todo el mundo lo sabrá y seremos héroes. Nos
perseguirá la muerte entonces y yo no puedo morir, no ahora que he encontrado el amor... Tal vez... partir a otro lado... burlar a la
muerte adentrándonos en tierras desconocidas, esa puede ser la solución.
CATALINO: No es momento de juegos, Capitana.
CAPITANA: El amor no es un juego, insensato.
CATALINO: El amor no existe.
CAPITANA: Tan existe que lo tengo aquí presente.
CATALINO: ¡Ahhhh! Una mujer. ¿Qué hace usted en nuestro barco?
CAPITANA: Ser la reina absoluta de mi amor.
CATALINO: Ella no puede subir al Farfullero, sería síntoma de mal agüero.
CAPITANA: Dulcinea es la suerte misma.
CATALINO: ¿Esta cosa es Dulcinea? Tiene cara de ramera.
CAPITANA: ¡Calla infame! No manches con cerdas palabras el nombre de la divinidad.
CATALINO: No podemos vivir los tres en el barco. Es demasiado pequeño para tantos.
CAPITANA: Tienes razón, el amor es sólo para dos.
CATALINO: Así bien ya puede despedirla.
CAPITANA: Agradezco, noble escudero, tu valiosa compañía y espero que pronto nos volvamos a encontrar.
CATALINO: ¿Cómo? ¿Me corre por segunda vez? Usted no puede darle mi lugar a ella, es mío, yo llegué primero.
CAPITANA: Ya mandaré por ti.
CATALINO: No se pase de cabrona. Yo no puedo estar un minuto más en esta tierra. Si usted no me deja subir al Farfullero ya no
podré ser vigía, ni timonel, ni escudero, ni nada, eso, seré nada y no hay ser humano que pueda ser nada; Capitana, usted está
atentando contra mi identidad.
MINA FAN: ¡Jorge! Qué bueno que te encuentro.
CATALINO: No quiero ser Jorge, ese nombre no va con mi personalidad. Ay, me han quitado la vida, ya no existo.
HONOROSA: Quiero ver a Pompeyo. Buaaa. Me quiero morir.
CAPITANA: Llora Dulcinea, flora de amor por mí.
CATALINO: Ser o no ser, esa es la cuestión ¿Cómo hacer para existir cuando ya no tengo nada?
MINA FAN: Jorge, estás llorando.
CATALINO: ¡No me llames Jorge! Después de todo la culpa es tuya. No quiero ser Jorge ni estar contigo. Y usted, usted será la
causante de mi muerte. (Subiendo al mástil.)
HONOROSA: ¿Yo?
CATALINO: Usted que con su hipócrita sonrisa engatusó a mi capitana para que decidiera abandonarme en esta tierra extraña. ¿Qué
más quiere de mí?
HONOROSA: Yo... yo ... Me quiero morir.
CATALINO: ¡Maldita sea! A parte de quitarme mi identidad pretende arrancarme el título de héroe. ¡Se quiere morir la muy estúpida!
HONOROSA: Me quiero morir.
CATALINO: ¡Mátese! ¿Qué espera para hacerlo?
HONOROSA: ¿Habla usted de suicidarme? No puedo hacer eso, es pecado, me castigaría Dios.
CATALINO: Dios no existe, así que no habiendo Dios no hay pecados, sólo culpas y usted time una muy grande. Por usted soy
menos que nada, ¿qué no entiende?, ¿Por qué no se mata de una vez y nos deja en paz? ¡Puta, más que puta! ¡Que se mate, quiero
que se mate!
HONOROSA: No se ponga usted así, me hace sentir culpable.
MINA FAN: Jorge llora otra vez, ay, Jorge me extraña.
CAPITANA: Catalino haz bajar a Dulcinea, mi cuerpo está hirviendo, ya no aguanto más.
CATALINO: Mátese, se lo pido de rodillas. Hágalo por mí aunque sólo sea una vez.
HONOROSA: No soporto ver llorar a un hombre, todavía tengo piedad. Lo haré sólo porque usted me lo pide.
CATALINO: Gracias.
HONOROSA: Pero ¿Cómo le hago?
CATALINO: Con dinamita es una buena opción.
Saca un sombrero en forma de bomba, con todo y mechita, que le pone en la cabeza.
16
CIRCA: ¡Que les corten la cabeza!
SEGUNDO CUADRO
ESCENA ÚNICA
La fatalidad
Circa Mártir, Pompeyo el domador de las esposas, Mina Fan, Honorosa la mujer, Catalino el Escudero y La Excelentísima Soberana
Capitana Gazpacho (Caballera Navegante del Mar de las Calamidades, teporocha de profesión, loca por convicción, pacheca por
evasión y descubridora porque le da la gana)
Estamos en los tribunales de la tierra de la calamidad; tribunales en los que la justicia depende de la boca de quien acusa. Catalino el
escudero y la Capitana Gazpacho han sido amarrados y permanecen en el centro, atados a una picota, como acusados que son.
Mina Fan, pañuelo en mano, llora por la desgracia acontecida a su antihéroe. Honorosa la mujer permanece en su silla sufriendo por
no encontrar un fosforito. Circa mártir y Pompeyo el domador de las esposas adoptan su posición de fiscales. Al fondo, un pelele de
trapo con ropa de juez.
17
CIRCA: ¡Mina, no! Ese hombre no te conviene.
MINA: Lo haré, Circa. Su señoría ha dictado sentencia y soy yo quien debe morir.
POMPEYO: Su señoría no ha abierto la boca.
CIRCA: ¡Que les corten la cabeza!
CAPITANA: Oh, triste destino el que nos toca.
CATALINO: Pero ella se declaró culpable.
CAPITANA: Resignación, lacayo.
CATALINO: ¡Ah qué! Ahora que se aguante, ella debe ser quien muera. Ultimadamente soy muy tonto para ser un héroe.
HONOROSA: ¡Un cerillo, un cerillo!
Circa y Pompeyo se acercan con dos sables ante la Capitana y Catalino. Levantan las armas a punto de asestar el golpe certero.
CATALINO: Sería una lástima que usted me matara. Se da cuenta, intenta hacer justicia matando a un culpable, pero si usted mata al
culpable entonces será la culpable de matar a un culpable.
MINA FAN: ¡Sí! Y eso provocaría un nuevo juicio. Enjuiciarían a Circa por haber matado a un asesino.
CATALINO: Y entonces no podría tomar más té.
CIRCA: Mataron a las cinco de la tarde, ya no puedo tomar más té.
MINA FAN: En Inglaterra también toman té a las doce.
CIRCA: ¿A las doce también?
CATALINO: Eso es cierto. Es una lástima que ella ya no pueda tomarlo.
MINA FAN: Las asesinas no toman té.
CATALINO: Ni comen galletitas.
MINA FAN: Sólo agua y pan.
CIRCA: ¿Agua y pan? ¡Retiro la denuncia! ¡Que no le corten la cabeza! Ah, las doce campanadas, tomaré mi té.
POMPEYO: Pero esta villana no se salva del castigo.
CATALINO: ¡Un momento!
CAPITANA: ¡Descarga ya tu ira contra mí, cobarde!
POMPEYO: ¿Qué pasa? No puedes interrumpir así como así una ejecución.
CATALINO: ¿Qué no se da cuenta que le están viendo la cara?
POMPEYO: ¿A mí?
CATALINO: ¿Para qué matar a esa infeliz traidora?
POMPEYO: Para hacerme justicia.
CATALINO: Justicia la que le hará a ella. ¿Qué acaso no se da cuenta que los villanos no pueden morir? En lugar de darle un castigo
le está dando la gloria.
POMPEYO: ¿Qué?
CAPITANA: Deja, amigo, que me mate.
CATALINO: ¡Qué fácil la cosa! Usted la mata y ella, infeliz traidora, termina su sufrimiento. Ella muerta no tiene nada que perder
mientras usted se queda con la honra perdida por toda la eternidad. ¡Ella merece sufrir más que usted!
POMPEYO: ¿Y qué hacer para eso?
CATALINO: Humíllela negándole la muerte, ¡es lo peor que le puede hacer a una caballera navegante!
CAPITANA: ¡Calla, bellaco! ¿Cómo te atreves a decir semejantes aberraciones?
CATALINO: Humíllela, le digo. Condénela a la picota y dele 35 latigazos enfrente del pueblo entero; haga que sea el hazmerreír del
pueblo, ¡salve su honra, imbécil, sálvela!
POMPEYO: Tiene usted razón, la condeno a la picota. ¡Que le den de latigazos!
MINA/CIRCA/CATALINO: ¡Que le den de latigazos!
HONOROSA: ¡Un cerillo, caramba, quiero un cerillo!
CAPITANA: Gracias debo darte de dejarme en ridículo, insensato.
CATALINO: Gracias debe darme de salvarla de la muerte.
POMPEYO: ¡Que le den de latigazos!
CAPITANA: Antes de que el castigo se cumpla tengo derecho a una petición.
CIRCA: Eso suena razonable.
HONOROSA: Pídale un cerillo para mí.
CAPITANA: Pido que el castigo se ejecute a mi escudero. Que cada latigazo caiga sobre su cuerpo.
CATALINO: ¿Eh?
CAPITANA: Después de todo un escudero debe responder por las faltas de su amo. Eso, señores míos, sería más doloroso para mí
que descargar contra mi cuerpo una ráfaga de balas.
CATALINO: ¡Vieja cerda!
POMPEYO: Eso suena razonable.
CIRCA: Que golpeen al infeliz lacayo y que sufra ella la desgracia de él.
MINA FAN: Oh, mi Jorge se sacrifica por su ama, eso es muy romántico.
HONOROSA: ¡Buaaa! me quiero morir.
CATALINO: Eso no es justo...
POMPEYO: El tribunal ha dictado sentencia.
CIRCA: ¡A cumplir!
CATALINO: Está bien. Lo haré en honor a mi capitana, me daré los treinta y cinco latigazos.
CAPITANA: Ah, amigo mío, sabía que contaba contigo.
18
CATALINO: Sólo quiero pedir una cosa.
POMPEYO: Pida usted.
CATALINO: Pido que me sea permitido azotarme en completa soledad. Ya que tanto será el sufrimiento y la deshonra; pido que todo
el mundo me dé la espalda mientras me interno en el doloroso acto de latiguearme la espalda.
POMPEYO: Permiso concedido.
CIRCA: Volvámonos de espaldas, pues. De espaldas, Mina, de espaldas.
POMPEYO: Adúltera, date la vuelta.
HONOROSA: Sí, Pompe.
CAPITANA: Ah, amigo mío, estoy segura que tu sacrificio será más doloroso para mí. El corazón se me quiebra desde ahora, por
saber que sufrirá quien ha velado por mí. ¡Dolerá mucho!
CATALINO: Ya lo creo que le dolerá, majestad, ya lo creo. (Levanta el látigo.) Va el primero. ¡Dios, cómo me dolerá esto! ¡Uno! (Deja
caer el látigo sobre la espalda de la capitana.) ¡Ayyyyyyy!
CAPITANA: ¡Ayyyyy! Es tanto el dolor de mi corazón que lo siento en la propia espalda.
CATALINO: Imagínese usted lo que me está doliendo a mí. ¡Dos! ¡Ayyyy!
CAPITANA: Ayyyy. La pena me embarga, siento cada latigazo que te das, lacayo.
CATALINO: ¡Resignación, capitana, que yo ya me he resignado! ¡Tres!
CAPITANA: ¡Ayyyy!
CATALINO: ¡Cuatro!
CAPITANA: ¡Ayyy!
CATALINO: ¡Cinco! ¡Siete! ¡Quince! ¡Treinta y cinco! (La capitana se desmaya.) Oh, cómo me duele la espalda. Ya pueden voltear.
POMPEYO: Se ejecutó bien el castigo.
CATALINO: Tengo la carne molida.
CIRCA: ¿Y qué le pasó a la mujer?
CATALINO: Fue tal su sufrimiento por mí que quedó desmayada.
CAPITANA: Oh, cielos, qué dolor más grande le he hecho pasar a mi lacayo.
CATALINO: Con esto queda saldada su culpa. Llévese a su mujer y exilie a esta insensata de estas tierras.
CAPITANA: ¡No! ¡eso no! Nunca renunciaré a Dulcinea.
CATALINO: ¡Cállese, Capitana! No haga las cosas más difíciles.
POMPEYO: Honorosa, vámonos a casa.
CAPITANA: Ella no se irá, ella me ama.
CATALINO: Capitana.
MINA FAN: Oh, qué romántico.
POMPEYO: ¡Es mi mujer!
CAPITANA: Que ella decida con quién se queda.
POMPEYO: ¡Habla, perra, y mucho cuidado con lo que dices!
CIRCA: ¿Con cual de los dos te quedas?
HONOROSA: Yo... yo no puedo hablar .... buaaa. Yo sólo quiero un cerillo. Soy muy desgraciada, nunca me sale nada bien. Yo sólo
quiero un cerillo, me quiero morir. Me siento muy mal. Buaaaa.
CATALINO: ¿Se siente usted mal?
CIRCA: Se siente ella mal.
POMPEYO: ¡Se siente mal!
CAPITANA: Qué mal.
MINA FAN: Pobrecilla.
Se escuchan sirenas. Circa, Pompeyo, Mina Fan y Catalino adoptan posturas de doctores.
19
CATALINO: (Emocionado como si estuviera ante un pastel, prende la mecha de la bomba que Honorosa lleva en la cabeza.) ¡Apaga
la vela!
Honorosa sopla y sopla tratando que su aire llegue a la mecha pero no lo consigue.
MINA FAN: Jorge, espérame! ¡Te me olvidé, Jorge! ¡Regresa por mí!
CATALINO: Pobre estúpida. Ay, Capitana, jamás pensé que terminaria la aventura.
CAPITANA: ¿Qué permiso tenía yo para amar siendo héroe? Amé como los comunes sin saber que la grandeza no lo permite... No
me arrepiento. ¡Los héroes somos humanos!... Quiero morir al lado de ella.
CATALINO: No sea tonta, ¿luego quién me dará ordenes?
CAPITANA: Quiero abrazarla siempre.
CATALINO: Voy a prepararle la comida.
CAPITANA: No probaré bocado.
CATALINO: Si no come morirá.
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CAPITANA: Es lo que quiero, lacayo.
CATALINO: ¿Y qué haría yo si usted se muere?
CAPITANA: Decirle al mundo quién fue la Gazpacho, gritar a los cuatro vientos que descubrí un nuevo continente, que soy un héroe...
Que fui infeliz, que pasé muchas calamidades y que a pesar dé todo descubrí el amor.
CATALINO: El amor no se descubre, Capitana, el amor se inventa. Deje ese cuerpo en paz e invente que está enamorada de mí.
CAPITANA: ¿Qué cosas se te ocurren? Yo no puedo enamorarme de ti.
CATALINO: ¿Por qué no?
CAPITANA: No tienes nobleza de espíritu.
CATALINO: No vamos a empezar otra vez.
CAPITANA. Eres insignificante.
CATALINO: ¡Me cago en su lengua viperina!
CAPITANA: ¡No me levantes la voz, soy tu jefa!
CATALINO: ¡No me la levante usted entonces!
CAPITANA: ¡Yo puedo hacerlo, me perteneces!
CATALINO: ¡Anda con la teporocha!
CAPITANA: ¡Cierra la boca, bellaco!
CATALINO: ¡Cierre la suya, gorda!
CAPITANA: ¡Cerdo!
CATALINO: ¡Puerca!
Se va haciendo el oscuro. El Farfullero comienza a alejarse por primera vez; los gritos de Catalino y la Capitana se van perdiendo en
la inmensidad del mar de las calamidades. Una luz queda encendida, Mina maleta en mano se queda desconsolada viendo cómo se
aleja el amor y dándose cuenta, tal vez, que ella es un antihéroe. Circa y Pompeyo toman y toman té esperando que algo llegue,
aunque solo sea Godot.
Las tremendas aventuras de La capitana Gazpacho de Gerardo Mancebo del Castillo se estrenó el 21 de junio de 1998, con apoyo
del FONCA, Causa Joven, Difusión Cultural UNAM y Facto Publicidad.
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