Sistema Constructivo para Un Puerto
Sistema Constructivo para Un Puerto
Sistema Constructivo para Un Puerto
Sin embargo, a menudo el emplazamiento ideal, como bien pudiera ser una bahía
arenosa protegida, no siempre coincide con los deseos de los pescadores locales ya
que el refugio propuesto podría no estar situado a una distancia razonable de la aldea.
En ese caso, debe sacarse el mayor partido posible de las características existentes
en el entorno local. Sin embargo, son las primeras tres condiciones las que, cuando se
realiza la inspección de un emplazamiento, determinan el coste final del refugio. En
caso de que el emplazamiento seleccionado no cuente con protección alguna, la
inversión que se necesitará para la protección del refugio contra las direcciones
predominantes de las tormentas, mediante la construcción de un rompeolas más
grande y más fuerte, será mayor; en cambio, un muelle desembarcadero podría ser
más adecuado si el emplazamiento estuviera bien protegido. La excesiva profundidad
del agua supondría un aumento del coste ya que las estructuras deberán ser de mayor
tamaño y por lo tanto más caras, mientras que si la zona no tuviera la suficiente
profundidad sería necesario realizar labores de dragado a fin de mantener abierto el
acceso al refugio. La zona debe ser también accesible desde tierra. En algunos casos
podría bastar con un acceso para peatones, aunque normalmente es necesario contar
con algún tipo de carretera que permita el acceso de camiones ligeros tanto en la
estación de las lluvias como en la seca.
PLAYA ABIERTA
Una larga playa abierta (de 1 km o mayor) al mar es típica de muchas comunidades de
pesca (Figura 1). Este entorno proporciona la selección más sencilla de localización,
ya que el único desembarcadero adecuado es un desembarcadero de playa o, si las
olas incidentes no fueran excesivamente grandes — como en los lugares donde
existen bancos de arena cerca de la orilla — un simple muelle sobre pilones colocado
en cualquier lugar a lo largo de la playa cerca de la aldea.
Lo más importante que hay que observar es la zona en la que rompen las olas
entrantes. El muelle deberá terminar más allá de esta zona, a fin de evitar que las olas
rompan contra el muelle y causen daños a las embarcaciones atracadas al muelle. Si
las olas son grandes, por ejemplo de más de 2 m, el muelle tendrá que ser muy fuerte
para resistir su acción. No se debería construir nada sólido sobre una playa arenosa
(como un rompeolas) ya que esto causaría interferencias con el libre movimiento de la
arena y podría incluso llevar a la desaparición de la playa en pocos años.
Figure 1
Muelle de desembarco en playa abierta.
Figura 2
Utilización óptima de las caracteristicas costeras naturales.
Figura 3
Utilización de arrecifes naturales.
Figura 4
Emplazamientos óptimos para un desembarcadero en un río con meandros.
BAHIAS ARENOSAS
La Figura 2 muestra una pequeña bahía arenosa flanqueada por dos salientes de
tierra. Estos salientes rocosos proporcionan una buena cimentación sobre la que
construir un pequeño malecón y un refugio contra una de las direcciones
predominantes de las olas. Dos malecones, uno en cada lado del saliente,
proporcionaría un refugio adecuado a todas las situaciones predominantes de oleaje.
Debe evitarse cualquier estructura sólida que sobresalga de la playa arenosa.
ARRECIFES
Los arrecifes situados mar adentro constituyen una característica muy común a lo
largo de algunos litorales y en islas de coral. Como norma general no se deberá
construir un rompeolas de piedra sobre un arrecife, sino detrás del mismo: la acción de
las grandes olas entrantes podría arrastrar el rompeolas fuera del arrecife (Figuras 3a
y 3b). Además de destruir el rompeolas, las olas esparcen las piedras por una amplia
zona, convirtiéndose así en un peligro para la navegación.
Los rompeolas de piedra deben construirse entre los arrecifes y el litoral tal como se
muestra en la Figura 3d, donde el propio arrecife actúa de protección para el
rompeolas. Si la zona entre el arrecife y el litoral no permitiera un margen de
seguridad, por ejemplo, de entre 30 y 50 m, será necesario considerar la construcción
de un muro de hormigón anclado al arrecife (Figura 3c). Sin embargo, si el arrecife
fuera de coral vivo, deberán adoptarse todas las medidas posibles para conservarlo en
su estado natural, ya que el coral vivo es una de las fuentes principales del material
(arena) que compone el litoral situado justo detrás del mismo, por lo que será
necesario localizar un emplazamiento alternativo en cualquier otro punto del litoral. Un
arrecife de coral muerto tendrá muy poca utilidad protectora, ya que la acción de las
olas lo romperá hasta formar arena y expondrá todo el litoral a la embestida de las
olas. El coral vivo, por otra parte, se autorreconstruye constantemente.
RIBERAS DE RIOS
La Figura 4 muestra la correcta localización de un desembarcadero en un río con
meandros (formando curvas). Los ríos generalmente transportan toneladas de
sedimentos y arena en suspensión (los residuos se ven especialmente durante
crecidas) que quedan depositados en los lugares donde desciende la velocidad del
flujo de agua. Cuando un río fluye alrededor de una curva, el agua en el interior de la
curva fluye mucho más despacio que el agua en el exterior de la misma: este
fenómeno hace que el sedimento caiga de su suspensión y quede depositado en los
laterales interiores de la curva del río. En el lateral opuesto, sin embargo, la alta
velocidad del flujo asegura que la rivera se encuentre siempre sujeta a erosión y
quede libre de depósitos sedimentarios. Aunque la fuerza de la corriente en la rivera
externa dificulta la navegación, los menores costes de mantenimiento mediante
dragado podrían significar la diferencia entre un desembarcadero útil, abierto durante
todo el año, y uno que sea necesario dragar permanentemente a un alto coste.
DESEMBOCADURAS DE RIOS
Las desembocaduras de ríos generalmente ofrecen buenos niveles de protección
contra las condiciones climatológicas adversas. Sin embargo, las desembocaduras de
los ríos también tienden a cambiar de posición, especialmente en las zonas situadas a
un bajo nivel expuestas a los monzones. En estos casos se deberá tener extremo
cuidado al tomar decisiones sobre el tipo de estructura y su posición en relación con el
litoral ya existente. Se deberá conservar la vegetación de todo tipo presente a lo largo
del litoral propuesto (especialmente manglares), ya que éste es el único medio natural
de controlar el relieve del litoral.
2. EL ESTUDIO DE UN EMPLAZAMIENTO
El estudio de un empiazamiento es una práctica orientada a «congelar» el entorno en
forma de mapa, de forma parecida a lo que hace una cámara con una fotografía. A
diferencia de una fotografía, sin embargo, el estudio proporciona muchos más datos
de los que se podrían observar a simple vista.
¿ POR QUE ES NECESARIO REALIZAR UN ESTUDIO DEL
EMPLAZAMIENTO?
Hasta ahora se han construido muchos refugios artesanales en localizaciones
accesibles sin prestar mucha atención a factores ambientales como la altura de las
olas, arrecifes no incluidos en cartas de navegación, corrientes de marea, algas,
desplazamiento de la arena, etc.
Mapa topográfico. Un mapa que muestre todos los datos terrestres pertinentes
a la vecindad del refugio propuesto tal como la aldea, caminos, viales, pozos,
fuentes de suministro eléctrico, playa, afloramientos rocosos y vegetación.
Mapa acotado. Un mapa que muestre la profundidad de los fondos marinos
dentro del refugio propuesto y en las cercanías del mismo, bien en forma de
cuadriculado o de contornos.
Estudio de las mareas. Una tabla que muestre los niveles máximo y mínimo de
las mareas en la localización propuesta.
Estudio de las corrientes de marea. Un mapa que muestre la presencia,
localización, dirección y potencia de las corrientes de marea.
Estudio de altura de las olas. Una tabla que muestre la dirección, frecuencia e
intensidad o altura de las olas para la zona propuesta.
Los instrumentos que se incluyen en el grupo A son caros y deberían ser alquilados o
prestados por la delegación local del ministerio de obras públicas o un contratista, que
preferiblemente facilite también los servicios de un operador o topógrafo.
Figura 5
Teodolito
El teodolito es el instrumento básico para establecer líneas y ángulos a
grandes distancias. El teodolito original era un instrumento puramente óptico;
hoy en día, sin embargo, la mayor parte de los teodolitos vienen acompañados
de un elemento adicional electrónico para medir distancias. A los fines de este
manual bastará con un instrumento puramente óptico.
Figura 6
Nivel.
El nivel es el segundo instrumento del topógrafo en orden de importancia. Se
utiliza para medir la diferencia de nivel de dos puntos distintos separados por
una gran distancia.
Figura 7
Trípode.
El trípode se utiliza exclusivamente para asentar el teodolito o el nivel.
Normalmente se utiliza el mismo trípode para los dos elementos.
Figura 8
Regla de nivelación.
La regla de nivelación se utilizará utilizará exclusivamente con el nivel. Si el
nivel es nuevo, la regla de nivelación que lo acompañará estará numerada de
abajo hacia arriba; si el nivel es viejo (20 años o más) la regla de nivelación
podría estar numerada desde arriba hacia abajo. Además, las reglas de
nivelación nuevas están fabricadas en metal, mientras que las viejas son de
madera. Compruebe las graduaciones en la regla de nivelación; deberían estar
expresadas en metros.
Figura 9
Sondador acústico.
El sondador acústico de que aquí se trata no es el tipo de sondador acústico
que se utiliza en buques pesqueros para la localización de peces. El sondador
acústico es un instrumento de precisión que se utiliza exclusivamente para
medir de forma precisa la profundidad del agua.
Figura 11
Cinta métrica.
Las cintas métricas de fibra o de plástico normalmente vienen en medidas de
20, 30, 50 ó 100 m y sus precios varían considerablemente. Una cinta de
acero, aunque más precisa, requiere más mantenimiento y es mucho más cara.
Sin embargo una cinta de plástico bastará para el trabajo normal de trazado.
Figura 12
Brújula.
También se debería adquirir una pequeña brújula portátil del tipo sumergido en
aceite. La brújula es necesaria para establecer marcaciones o rumbos desde
una estructura permanente (una colina, punta en una isla, etc.) mientras se
observan fenómenos naturales como viento, olas y corrientes.
Figura 13
Miras topográficas.
Las miras topográficas son pértigas de colores que se utilizan para marcar
líneas sobre el suelo. Se deberán adquirir o fabricar utilizando piezas de
tubería recta, con una longitud aproximada de 1.5 m, con bandas rojas y
blancas (de 150 mm de anchura) pintadas como se muestra en la Figura 13.
Figura 14
Cuerda flotadora.
Una cuerda flotadora consiste en una cuerda de polipropileno de 6 mm de
diámetro con pequeños flotadores de corcho rojo situados a intervalos de 5 m y
con flotadores de diferentes colores a intervalos de 10, 20 ó 50 m. Se utiliza
para medir distancias en el mar desde un punto fijo en la orilla. Lo ideal sería
que la cuerda flotadora tuviera una longitud aproximada de 200 m y quedase
almacenada en un carrete giratorio o en una cesta de pesca redonda.
Figura 15
Cadena de sondeo (o sondaleza).
Una cadena de sondeo (o sondaleza) es una cadena ligera normal con un
lastre de 1 kg en uno de sus extremos. La cadena debe estar graduada a
intervalos de 100 mm. La cadena de sondeo se utiliza para medir la
profundidad del agua.
Figura 16
Otros elementos.
Las escarpias se necesitan para fijar marcas importantes sobre el terreno. Se
podría necesitar pintura roja o blanca para pintar marcas en los lugares en los
que no se puedan utilizar escarpias como, por ejemplo, en un muro de piedra o
en un árbol. Los flotadores y las plomadas se utilizan para marcar puntos en el
mar.
Figura 17
Embarcación para la realización del estudio.
La barca se requiere para tomar mediciones de profundidad en el mar abierto.
La barca debería ser preferiblemente de madera y relativamente pesada a fin
de poder contrarrestar vientos transversales ligeros. Las barcas de fibra de
vidrio suelen ser desviadas de su ruta con demasiada facilidad.
CÓMO EMPEZAR
En este manual se supone que en el caso de haber tomado en préstamo o alquilado
un teodolito, un nivel o un sondador acústico de una oficina, dicha oficina ha facilitado
igualmente los servicios de un operador.
Mapa topográfico
Figura 18
Utilización de una cuerda flotadora para fijar la posición de cada sondeo (embarcación
B).
La cuerda flotadora se deberá tender o dejar flotar entre dos puntos: la escarpia
clavada en la orilla y la boya flotando mar adentro, como se muestra en la Figura 18.
La escarpia clavada en tierra tiene una colocación bastante sencilla y debería encajar
en el mapa topográfico de la orilla en torno al refugio propuesto.
Dos métodos sencillos para establecer la posición de la boya a la que se debe amarrar
la cuerda flotadora son el método radial y el método de las líneas paralelas.
El método radial (Figura 19) está considerado el más sencillo y es ideal para la
realización de trabajos a cortas distancias, por ejemplo, cuando se trabaja
cerca de una roca solitaria situada dentro del mar o de una punta de tierra. Los
instrumentos que se requieren son un teodolito y unas 20 boyas.
Figura 19
Método radial para fijar la posición de sondeos.
Este método implica la localización del teodolito en un punto sobresaliente que podría
ser fácilmente incluido dentro del estudio topográfico. A intervalos angulares iguales
como, por ejemplo, cada 5 ó 10 grados, se deberá colocar una boya a unos 200 m del
teodolito, formando así una especie de abanico horizontal. Un extremo de la cuerda
flotadora se deberá anclar a la escarpia bajo el teodolito y el extremo opuesto
secuencialmente a cada una de las boyas que forman el abanico. Al conocer la
posición de la escarpia en tierra y su ángulo con respecto a una marca o un punto de
referencia fijo (este punto de referencia podría ser cualquier elemento sólido como un
poste eléctrico, un árbol de grandes dimensiones, la esquina de un edificio, etc.) de
cada boya, se podrán trazar los sondeos de profundidad en un papel en el lugar
correcto en forma de abanico.
Este método consiste en establecer una línea recta base a lo largo de la playa, de
unos 100 m o más, con una mira topográfica en cada uno de sus extremos. Cada 5 ó
10 m de uno de los extremos (5 m para terreno irregular y 10 m para playa plana) se
deberá hincar una escarpia de acero en la tierra y, con la ayuda de una escuadra de
reflexión, se deberá colocar también una boya en el mar a ángulos rectos en relación
con cada una de las escarpias. Una vez más, un extremo de la cuerda flotadora se
deberá anclar a una escarpia y el extremo opuesto a su boya correspondiente en el
mar. Al igual que antes, se podrán registrar en papel los sondeos de profundidad
existentes en los lugares correspondientes.
Figura 20
Método de líneas paralelas para fijar la posición de sondeos.
Figura 21
Sondeos posicionados utilizando el método de lineas paralelas (el signo «+» indica un
crestón rocoso que sobresale por encima del nivel medio del mar [NMM]; las
profundidades se expresan en metros).
Estudio de mareas
Las mareas afectan a la profundidad del agua en un lugar determinado, mientras que
las corrientes de marea afectan a los rumbos de navegación. A consecuencia del ciclo
solar, en momentos de Luna nueva y Luna llena, tendrá lugar la mayor pleamar y la
menor bajamar de un ciclo de mareas —mareas vivas— y 7 1/2 días después, con el
primer y último cuarto de la Luna. se registrará la menor pleamar y la mayor bajamar,
mareas muertas. Hay, por lo tanto, dos ciclos de mareas diferenciados: fluctuaciones
en altura desde la marea viva a la marea muerta dos veces cada una dentro de un
mes lunar (29 días), y oscilaciones de altura de cada marea desde pleamar a bajamar
dos veces cada una dentro de cada día lunar.
Esta es la descripción básica del fenómeno de las mareas. Hay, desde luego, más
factores que han de tenerse en cuenta. También es necesario tener en cuenta el
hecho de que las órbitas de la Tierra y de la Luna son elípticas y no circulares, ya que
estas condiciones tienen un efecto estacional correlativo en la altura de las mareas
(marea astronómica). De forma similar, la fuerza del viento y la presión barométrica
ejercen una incierta influencia sobre las mareas: un viento que sople tierra adentro
normalmente tiende a elevar la altura de una marea, mientras que un viento que sople
mar adentro tiende a reducirla; un viento que sople en la misma dirección que la marea
tiende a aumentar la duración de la pleamar en un lugar determinado y viceversa. La
diferencia de altura entre mareas puede ir desde 100 mm hasta algunos metros. En la
mayor parte de los países se pueden conseguir tablas de mareas en la oficina
hidrográfica o en capitanía de puerto.
A fin de asegurar una navegación sin contratiempos para entrar y salir de puertos
artificiales, todos los sondeos de profundidad se miden con referencia al cero de la
carta o al nivel de bajamar en mareas vivas, mientras que todas las alturas en tierra se
miden con referencia al nivel de pleamar en mareas vivas.
Figura 22a
Mareas.
Figura 22b
Mareas y método de medir sus variaciones.
Para confeccionar una tabla de mareas para una zona específica o una aldea costera,
todo lo que se necesita es un simple medidor de mareas colocado en un lugar
relativamente en calma. Se puede fabricar fácilmente un medidor de mareas con una
pieza de tubo de acero o de plástico con un tramo de cinta métrica sujeto a su lateral;
una cinta métrica de modista sería lo ideal (Figura 22b).
La causa principal de las corrientes de marea es un cambio en los niveles del agua. La
velocidad media de las corrientes de marea depende de la altitud media del oleaje de
marea entrante: en mares profundos en los que esta altitud no es muy grande la
velocidad de la corriente es muy pequeña o incluso inapreciable; en lugares donde la
altitud es mayor, la velocidad también será igualmente mayor. La dirección y velocidad
de las corrientes de la marea resultan alteradas cuando encuentran a su paso algún
obstáculo para su libre movimiento. Por esta razón, cuando las corrientes de marea se
encuentran con algún promontorio se desvían alrededor del mismo y su velocidad
normalmente aumenta de forma localizada tan pronto sobrepasan el promontorio
(Figura 23): alrededor del promontorio su dirección se desvía hacia dentro de la bahía
contigua, causando una corriente hacia dentro de dirección y velocidad indefinidas.
Dentro de la propia bahía, el reparto del efecto de la corriente, combinado con el
hecho de que la fuerza real va de punta de tierra a punta de tierra, dejando entre
medio agua relativamente inmóvil, causa una disminución de la velocidad. En la
ausencia de mareas se pueden registrar débiles corrientes marinas durante fuertes
tormentas. Es necesario observar estrechamente estas corrientes debido a que,
aunque no son muy fuertes en comparación con las corrientes de marea, transportan
algas arrancadas de zonas situadas mar adentro.
Cuando no hay algas marinas o derrelictos flotantes, las corrientes suelen dificultar la
navegación, pero no la imposibilitan. Sin embargo, cuando existe la presencia de algas
o derrelictos (inclusive trozos de madera y otra vegetación arrastradas por la corriente
de los ríos), la navegación se puede ver dificultada por la obstrucción de las hélices de
los barcos con la vegetación. La presencia de derrelicto, o desechos flotantes, podría
llegar a representar un problema si se acumulara dentro del puerto a causa de la
acción de las corrientes de marea o corrientes marinas predominantes.
Se puede medir la fuerza de una corriente utilizando un sencillo flotador consistente en
una lata con un contrapeso colgando alrededor de un metro por debajo del nivel del
agua, como aparece en la Figura 24, cronometrando el tiempo que tarda en recorrer
una distancia conocida a lo largo del litoral o en cruzar una bahía. Cuando se mida la
fuerza de las corrientes en el mar se deberán observar los puntos que se relacionan a
continuación:
Figura 24
Flotador sencillo consistente en una lata.
Estudio de la altura de las olas
Se pueden utilizar tres métodos distintos para investigar la naturaleza precisa de los
tipos de olas que inciden en un tramo determinado del litoral:
Los primeros dos métodos proporcionan resultados muy exactos pero son muy caros;
se reservan normalmente para grandes proyectos en los que es indispensable obtener
datos muy precisos sobre las olas. El tercer método no es muy preciso pero es
relativamente barato y queda dentro del alcance de este manual. Este método difiere
del primer método sólo en un aspecto: el observador.
A continuación se deberán fijar las dos boyas de plástico fluorescente a una distancia
conocida (por ejemplo, 100 m) mar adentro, como se muestra en la figura. La boya
blanca mantiene la cuerda de amarre tensa, mientras que la boya roja flota libremente
sobre las olas entrantes.
Para calibrar la estación se deberá apuntar el teodolito a la boya en un día sin oleaje.
Posteriormente se deberá pintar una marca testigo en una superficie sólida (un muro,
por ejemplo, es preferible a un árbol), de forma que el observador pueda
posteriormente volver a apuntar la mira a la boya en su posición de descanso (incluso
si la boya estuviera botando hacia arriba y hacia abajo con las olas durante una
tormenta). De esta forma el teodolito no está ocupado permanentemente con las
observaciones de la altura de las olas, por lo que se podrá utilizar también para la
realización de otros trabajos entre tormentas (Figura 26).
Figura 25
Pilar de observación en piedra y hormigón.
Figura 26
Configuración de una estación de observación de olas.
La Figura 27 muestra la vista a través del visor en el teodolito, con la base de la boya
justo encima de la línea reticular central en situación de calma total del mar.
Durante una tormenta, la boya flotará hacia arriba y hacia abajo con el paso de las
olas. Con el seguimiento de la base de la boya con las mismas líneas reticulares
centrales se hace que el teodolito atraviese un pequeño ángulo, Z, como se muestra
en la Figura 28. Valiéndose de los principios básicos de la topografía, se puede utilizar
la distancia y el ángulo Z para calcular la altura de una ola. Como norma general, la
altura de una ola durante una tormenta es el doble de la altura de una ola en períodos
de calma. Una vez más es necesario aclarar que este cálculo es muy aproximado y es
apropiado sólo para proyectos en pequeña escala. Durante las observaciones de la
altura de las olas se deberá registrar también la siguiente información adicional:
Figura 27a
Vista a través del visor de un teodolito.
Figura 27b
Vista a través del visor durante el paso de olas entrantes.
Figura 28
Observación del paso de olas entrantes durante una tormenta.
Como ya se ha indicado, existen varias limitaciones que hacen que este método sea
adecuado sólo para pequenos proyectos en los que la inversión financiera que habrá
que realizar es muy limitada. Estas limitaciones se pueden resumir así:
El observador humano sólo puede ver las olas durante las horas de luz natural,
limitando el tiempo de observación en por lo menos 12 horas.
En condiciones climáticas muy adversas, la incidencia de fuertes vientos y de
lluvia reduce normalmente la visibilidad a sólo unos pocos metros, dificultando
la observación continua de la boya.
La presencia de mar de fondo o de olas largas es muy difícil de detectar,
especialmente durante una tormenta local, debido al largo tiempo (período)
transcurrido entre picos de 15 segundos o superior.
Una vez haya finalizado el estudio del emplazamiento, deberán reflejarse todos los
datos recogidos en un plano con la ayuda de un topógrafo.
El Capítulo 9 describe algunas de las escalas ideales para los planos de situación y
algunas de las convenciones de dibujo más comunes utilizadas. Idealmente, la
distribución del emplazamiento debería incluir el estudio hidrográfico (en forma de
cuadrícula o de perfiles) y la zona en la que se situará el refugio pesquero.
También se deberán marcar en el plano de situación todas las formas de acceso, junto
con los puntos característicos dominantes y los medios de suministro cercanos como
pozos de agua dulce, tuberías de suministro de agua y electricidad, si hubiera.
Figura 29
Distribución completa de un puerto pesquero.
ROMPEOLAS
El objetivo de la construcción de un rompeolas es establecer una zona de mar en
calma en la que las embarcaciones se puedan amarrar con seguridad durante
períodos meteorológicos adversos. Es, por lo tanto, importante para la comunidad
local que el rompeolas sea capaz de soportar el impacto de las olas normalmente
propias de la zona. La no consecución de estos objetivos en situaciones normales (sin
contar el efecto de tormentas extraordinariamente fuertes) podría provocar daños
considerables a la flota pesquera. Para evitar que esto suceda se deberán tomar todo
tipo de precauciones al construir un rompeolas a nivel artesanal con muy poca o
ninguna ayuda o supervisión por parte del ministerio de obras públicas. De hecho, en
litorales rocosos, no se debería intentar construir rompeolas en profundidades
superiores a los 3 m sin contar con asistencia técnica, debido a la compleja naturaleza
de las olas en aguas más profundas. Por otra parte, en las costas arenosas siempre
debe recabarse el asesoramiento de expertos, cualquiera que sea la profundidad del
agua.
Figura 30
Sección transversal tipica de un rompeolas de escollera.
El rompeolas típico consiste en una cresta de piedra basta, también llamada núcleo,
cubierta o protegida por recubrimientos o capas de piedras más pesadas (Figura 30).
El núcleo. Normalmente éste consiste en desechos de cantera sin las partículas finas
(polvo y arena) vertidos en un montón en el mar por medio de un camión volquete.
Para facilitar el vertido por medio de un camión, el núcleo debe tener preferiblemente
una anchura de 4 a 5 m en su extremo superior y encontrarse a una altura aproximada
de 0,5 m por encima del nivel medio del mar o, cuando hubiera una gran amplitud de
mareas, por encima del nivel de pleamar en marea viva (Figuras 31a a 31c). El
extremo superior del núcleo se deberá mantener nivelado y uniforme por medio de una
máquina explanadora a fin de permitir que los camiones volquete puedan viajar a lo
largo de todo el rompeolas. Cuando se echa al agua, el núcleo de escollera queda
descansando con una pendiente aproximada de 1 a 1, lo que quiere decir que su nivel
desciende en 1 m por cada metro que avanza. Dado el poco peso de la escollera en el
núcleo, todo el trabajo de construcción relacionado con rompeolas deberá efectuarse
durante las estaciones de más calma.
La primera capa inferior. La primera capa inferior de piedra que protege el núcleo de
escollera para impedir que sea arrastrado normalmente consiste en piezas sueltas de
piedra cuyo peso varía entre un mínimo de 500 kg hasta un máximo de 1 000 kg
(Figuras 32a a 32c).
Estas piezas se depositan normalmente en dos capas como mínimo con una
pendiente que es generalmente menos acusada que la del núcleo, 2,5/1 en la
pendiente exterior y 1,5/1 en la pendiente interior. Una pendiente de 2,5/1 quiere decir
que el nivel desciende 1 m por cada 2,5 m de avance. La primera capa de piedra
puede ser colocada con una excavadora hidráulica, como se muestra en las Figuras
32b y 32c. También se puede utilizar una grúa normal si hay espacio para las patas de
apoyo; no se deben utilizar las grúas con ruedas de goma en ningún momento sobre
un núcleo desnivelado sin que sus patas de apoyo se encuentren en la posición
extendida.
La excavadora debe colocar la piedra más pesada tan rápido como sea posible sin
dejar demasiado núcleo de escollera expuesto a la acción de las olas. Si llegara una
tormenta al lugar con demasiado núcleo expuesto, existe el grave peligro de que el
núcleo sea arrastrado y distribuido por las olas en toda la zona de construcción del
puerto.
La Figura 32a muestra la distribución de un perfil de piedra determinado, en este caso
con una pendiente de 2,5/1: la distancia H es la altura de la parte superior de la nueva
capa descendente por encima del nivel del fondo del mar. Sería conveniente colocar
una pértiga de madera en la punta del núcleo subyacente y fijarla en su sitio con
mortero. Se debería colocar una plomada pesada de piedra en el fondo del mar con
una boya marcadora a una distancia igual a 2,5 x H. Posteriormente se debería llevar
una cuerda de nilón de un color fuerte desde la plomada a la altura requerida de la
pértiga. Este procedimiento debe repetirse cada 5 m a fin de ayudar al operador de la
grúa o de la excavadora a colocar la capa superior. Un nadador equipado con gafas de
buceo debe asegurarse de que cada una de las piedras sueltas quede colocada dentro
del perfil señalado.
Figura 31
Colocación del núcleo de la escollera.
Figura 32
Colocación de la capa inferior.
La Figura 33 muestra la colocación de piedras de protección principal por medio de
una grúa sobre orugas, que es el mejor equipo para la colocación de piedras de gran
tamaño. Estas piedras grandes se deben izar una a una utilizando una eslinga o
valvas mordientes y colocar en el agua con la ayuda de un submarinista o de una
embarcación con tripulación equipada con un tubo con un cristal tapando uno de sus
extremos. La capa de protección se debe colocar piedra a piedra en una secuencia
que asegure su interconexión; en la Figura 33, por ejemplo, la piedra número 2 es
mantenida en su sitio entre las piedras 1 y 3, mientras que la piedra 4 está bloqueada
entre las piedras 3 y 5.
Figura 33
Colocación de la capa principal de protección.
Se asegura así que una ola no pueda arrancar una de las piedras y hacer que las que
están encima caigan por la pendiente, rompiendo la capa de protección y exponiendo
la escollera más pequeña que hay debajo. Para asegurar la correcta colocación de las
piedras, el submarinista o ayudante en la embarcación debe dirigir al operador de la
grúa cada vez que se coloca una nueva piedra hasta que la capa de piedras
sobrepase la superficie del agua. Al igual que con la primera capa inferior, se
necesitan dos capas de piedras de protección para completar la capa principal de
protección. Se deben establecer perfiles de pendiente a intervalos regulares de 5 m
utilizando el mismo procedimiento anteriormente descrito en la Figura 32.
Figura 34a
Excavadora hidráulica colocando la escollera sobre la cresta.
Las Figuras 34a y 34b muestran la forma en que se cierra capa a capa el rompeolas
ya casi terminado. Muestra la excavadora retrocediendo al principio del rompeolas
cerrando las capas superiores simultáneamente. El final o cabezal del rompeolas es la
parte más delicada del mismo y requiere un mayor cuidado. Se deberá aumentar la
pendiente exterior de 2.5/1 a 3/1 a fin de mejorar la estabilidad.
Figura 34b
La misma máquina dando marcha atrás y cerrando la cresta al mismo tiempo.
Un rompeolas de escollera no es siempre adecuado (Figura 35a). En este caso ya
existe un arrecife rocoso (no de coral), por lo que la solución ideal consistiría en elevar
su nivel lo suficiente para impedir que las olas rompientes sobrepasen el arrecife y
afecten a las embarcaciones amarradas detrás del mismo. Como ya se ha señalado,
se debe construir un rompeolas sólido y bien anclado sobre el crespón rocoso. Si el
arrecife es de coral vivo, entonces el rompeolas se debería construir entre el arrecife y
la orilla si hay espacio suficiente, nunca cerca del coral.
La Figura 35b muestra un rebaje cortado en el arrecife y un muro sólido construido con
sacos de yute rellenos de hormigón y colocados en su sitio. Una vez se ha curado el
hormigón, unas 24 horas más tarde, se deberá aplicar un recubrimiento in situ
alrededor de los sacos a fin de formar un muro con una terminación regular.
Alternativamente se deberá construir un sólido muro de hormigón armado como se
muestra en la Figura 35c. En este caso se asume que se dispone de un compresor y
una taladradora neumática en obra para taladrar orificios de anclaje en el arrecife a
intervalos de aproximadamente medio metro. Seguidamente se deberá fijar el refuerzo
en los orificios taladrados utilizando una mezcla de mortero muy seco.
Figura 35a
Mejora de la dásena
Figura 35b
Construcción de un muro más alto con sacos de yute rellenos de hormigón y
recubiertos.
Figura 35c
Construcción de un muro más alto en hormigón armado anclado a un arrecife rocoso.
MUELLES Y EMBARCADEROS
Dentro de un puerto pesquero, el muelle generalmente se encuentra en paralelo a la
orilla con embarcaciones atracadas sólo en el lado que da al mar, mientras que el
embarcadero generalmente se adentra en las aguas del puerto, permitiendo el amarre
de embarcaciones a ambos lados. Un embarcadero independiente en aguas bastante
protegidas podría constituir la totalidad de las instalaciones portuarias.
Muelles. Los muelles pueden ser de construcción sólida o sobre pilones. La Figura 36
muestra una sección transversal típica de un muelle sólido, adecuado para zonas en
las que el lecho marino es rocoso o arenoso.
Un muelle construido sobre pilones (Figura 40) es más adecuado en zonas en las que
el lecho marino es muy blando, como en orillas de ríos o en zonas de manglares. En
presencia de grandes variaciones debidas a mareas, la solución normal consiste en
tener un desembarcadero flotante (Figuras 45–47). Un desembarcadero flotante es
adecuado también para lagos, en los que la diferencia de altura entre pleamar y
bajamar puede ser de unos pocos metros de un año a otro. Antes de poner en marcha
un proyecto, se debería realizar un cuidadoso estudio del tipo de maquinaria
disponible, ya que esto influirá en el coste final de la obra.
Figura 36
Sección transversal tipica de un muelle de bloques.
Figura 36a
Muelle de bloques.
Cada pilar formado por bloques debe sobrepasar la superficie aproximadamente 500
mm por encima del nivel medio del mar, donde se construye un bloque de
recubrimiento con el que se unen 5 pilares. El bloque de recubrimiento debe contener
todos los orificios y rebajes para alojar los elementos accesorios del muelle como
paragolpes, bolardos y anillas de amarre.
Seguidamente la zona detrás del muro del muelle se deberá rellenar con escollera
menuda. No se debe depositar polvo, sedimento, arcilla o barro detrás del muro de
bloques, ya que este material podría salir por los huecos existentes entre los pilares de
bloques, provocando el asentamiento del pavimento.
Figura 37
Dimensiones tipicas de bloques y métodos de izado.
Figura 38
Preparación de una cimentación de enrasado para un muelle de bloques.
Figura 39
Detalles típicos de un muelle poco profundo sobre sacos de yute.
Figura 40
Embarcadero sobre pilones.
Los sacos de yute, una vez rellenos de hormigón y cosidos, se deberían colocar de
acuerdo con el patrón que se muestra, a fin de asegurar una construcción sólida. Se
debe tener cuidado de no rellenar los sacos en exceso; cuando se depositan y se
aprietan ligeramente deberían presentar un lateral plano horizontal sobre el cual se
pueda depositar la siguiente capa de sacos.
Los pilones de madera, con un diámetro de entre 100 y 150 mm, se deberán clavar en
el barro utilizando un martillo pilón similar al que se muestra en la Figura 41. Los
pilones se deberán clavar formando una cuadrícula estándar de entre 1 000 y 1 500
mm, según el tamaño de los pilones y las vigas de madera disponibles.
Toda la madera utilizada en este tipo de estructuras deberá ser tratada contra la
acción de insectos perforadores que atacan la madera, como se describe en el
Capítulo 4.
Figura 41
Martillo pilón simple para terrenos de arcilla blanda.
La Figura 42 muestra dos muelles de hormigón tipo espigón adecuados para zonas de
calma relativa como playas protegidas o el interior de puertos ya existentes.
En general, si el hormigón se fabrica de forma correcta, la estructura durará más
tiempo que una estructura similar construida de madera.
Figura 42
La Figura 42a muestra un muelle adecuado para zonas con amplias variaciones de
mareas en el que se pueden construir sencillos pilones de masa de hormigón (sin
armadura) sobre un lecho de gravilla durante períodos de marea baja. Posteriormente
se fija una plataforma de hormigón armado prefabricado o de madera sobre los pilones
para formar un muelle.
Si se dispone de un martillo pilón, se pueden hincar pilones cuadrados de hormigón
armado prefabricado de 300 × 300 mm en el lecho marino y posteriormente se pueden
colocar vigas encima de las cabezas de los pilones (Figura 42b). Como antes, a
continuación se puede fijar una plataforma de hormigón armado prefabricado o de
madera sobre las vigas. Se remite al lector al Capítulo 4 para más información sobre la
fabricación de hormigón marino duradero. Los áridos de coral (piedra y arena) no son
adecuados para secciones armadas con acero. Todos los refuerzos de acero
utilizados dentro de secciones de hormigón (pilones, vigas o losas) deberán tener una
cobertura mínima de hormigón de 50 mm. Todos los elementos accesorios expuestos
deberán ser galvanizados.
Figura 43
Rescate de tierras
Figura 43a
Figura 43b
Figura 43c
Cuando se rescaten terrenos del mar utilizando arena dragada o extraída, se deberán
tomar precauciones para evitar contaminar el mar con polvo suspendido. Debido a que
el material de relleno también contiene polvo muy fino, los proyectos de rescate
normalmente provocan nubes de sedimento suspendido que obstruyen la luz alrededor
de la zona de construcción y que son perjudiciales para ciertas formas de vida marina
(coral) que necesitan la luz del sol para sobrevivir.
Figura 44
En zonas donde hay variaciones en el nivel del agua durante largos períodos de
tiempo como, por ejemplo, en lagos, se requiere un sistema diferente de anclaje
debido a que la orilla retrocede o avanza a grandes distancias.
La Figura 46 muestra una típica plataforma flotante hecha de barriles de aceite vacíos
y secciones de madera. Consulte los Capítulos 4 y 8 sobre protección de madera y de
barriles de acero sumergidos en el agua. Los barriles de plástico no requieren
tratamiento alguno.
La Figura 47 muestra una plataforma de este tipo mantenida en su sitio por cuatro
anclajes previamente situados y dos escoplos. Las dos cuerdas paralelas de amarre
deben pasar sobre la plataforma, a través de un cabrestante manual y vuelta a los dos
anclajes restantes. De esta forma se puede tirar de la plataforma hacia fuera cuando el
nivel del agua desciende y la orilla retrocede en relación con el litoral original. La
plataforma debe estar conectada a la orilla por medio de una serie de pasarelas
flotantes conectadas entre sí que flotan en el agua o van a descansar sobre el lecho
seco cuando desciende el nivel del agua.
La plataforma debería estar equipada también con por lo menos dos escoplos para
impedir que se balancee durante períodos de fuertes vientos o corrientes. Cada uno
de los escoplos consistirá en una tubería de acero pesada y puntiaguda con orificios
taladrados cada 300 mm para poder insertar asideros en los niveles adecuados. De
esta forma se podrán izar los escoplos del fondo hasta posicionar de nuevo la
plataforma en aguas más profundas, y a continuación volverlos a hincar.
Figura 45
Desembarcadero de plataforma flotante.
Los anclajes se deberían colocar tan lejos como sea posible de la plataforma y nunca
a una distancia inferior a cinco veces la profundidad existente por debajo de la
plataforma; en otras palabras, si la profundidad del agua por debajo de la plataforma
es de 4 m, los anclajes se deberán colocar a una distancia mínima de 4 × 5 = 20 m.
Figura 46
Plataforma flotante utilizando barriles de aceite.
Figura 47
Desembarcadero flotante
Figura 48
Embarcadero de madera.
Los pilones pueden ser de madera, acero u hormigón armado. Lo ideal sería que la
plataforma esté construida en madera u hormigón.
VARADEROS
El tradicional varadero en muchas comunidades playeras es todavía la playa natural
donde se sacan las embarcaciones a tierra para su raspado, limpieza y reparación. Sin
embargo, dentro de un puerto y en ausencia de una fuerte marea, una playa no
siempre resulta práctica, por lo que se requiere la construcción de una pendiente o
varadero artificial.
Lo ideal sería que el varadero tuviera una anchura no inferior a 5 m con una pendiente
no superior al 10 por ciento (o una pendiente de 1/10) y que su extremo inferior
penetrara por lo menos 1,5 m dentro del agua, como se muestra en la Figura 49. Para
construir un varadero se debe tender primero un lecho de fragmentos finos de piedra o
gravilla, nivelado de acuerdo con la pendiente que se requiere. En la porción de la
rampa que queda por encima del nivel medio del mar se deberá fabricar una losa de
una sola pieza de hormigón de 300 mm de grosor. En la porción de la rampa que
queda por debajo del nivel medio del mar y hasta una distancia de 1,5 m por debajo de
dicho nivel se deberá cubrir la pendiente con losas de hormigón prefabricado con un
grosor mínimo de 250 mm. Las dimensiones de las losas no deberán exceder de 500
× 500 mm y se deberán colocar cuidadosamente de forma que descansen niveladas
sobre el lecho de gravilla preparado anteriormente. El extremo inferior del varadero
deberá quedar protegido contra los roces por sacos de yute rellenos de hormigón,
como se muestra en la Figura 49. Si no dispusiera de remolques para botar
embarcaciones, se deberán tender y empernar a la pendiente de hormigón secciones
de madera de 150 × 150 mm para que actúen como superficie de fricción de las quillas
de madera. La Figura 50 muestra las dimensiones típicas de las losas interconectables
prefabricadas para su tendido bajo el agua.
Figura 49
Sección transversal tipica de un varadero.
Figura 50
Losas prefabricadas de un varadero.
La Figura 51 muestra cómo se debería construir un varadero permanente en una playa
arenosa. Los pilones de madera se deberían hincar en dos líneas rectas a intervalos
de 500 mm, con cada par de pilones puenteado por una gruesa viga de madera. En el
Capítulo 4 se describe detalladamente los tipos de madera más adecuados para su
inmersión en el agua. Los travesaños o traviesas deberán ser atornillados a los pilones
cortados en vertical con pernos industriales de acero inoxidable o latón. Entonces se
deberán tender puntales de madera o raíles ligeros por encima de los travesaños a fin
de poder deslizar un remolque por la rampa del varadero.
Figura 51
Varadero de playa.
4. MATERIALES DE CONSTRUCCION
Los materiales de construcción básicos que se requieren para obras en el mar
consisten en cemento, áridos, acero para armaduras, escollera, pilones de madera o
de acero, abrazaderas, viguetas o secciones de madera y otros elementos menores.
El cemento es un polvo gris verdoso que se endurece a las pocas horas de ponerse en
contacto con agua y que por lo tanto adquiere una mayor resistencia con el tiempo.
Hay muchos tipos de cementos disponibles en el mercado y el tipo más común se
conoce como cemento común de Portland. Sin embargo, el tipo más adecuado de
cemento para trabajo marítimo es el cemento resistente al sulfato. El cemento
normalmente viene en bolsas de papel de 50 kg.
Para fabricar un buen hormigón se deben aglomerar las piezas individuales de piedra
con una pasta de cemento, a fin de producir una mezcla tan densa y poco porosa
como sea posible. Por esta razón, el árido (tanto la arena como la piedra) tiene que ser
duro para que el hormigón pueda ser duradero. Un árido de buena calidad se podrá
aranar a duras penas con una navaja de acero. El hormigón fabricado con piedra
blanda de coral no es duradero y se desintegrará con el tiempo.
Figura 52
Cemento.
Los áridos triturados tienen una forma angular, mientras que la gravilla de río o de
playa es redondeada. Los áridos obtenidos del mar contendrán sal que es nociva para
el hormigón, por lo que se deben lavar repetidamente antes de poder utilizarlos en la
fabricación de hormigón. Los áridos de coral sólo se deberán utilizar en última
instancia y aún en ese caso sólo si las condiciones medioambientales permiten la
recogida de coral vivo.
Figura 53
Aridos.
Las barras de acero suelen venir en una variedad de diámetros, que van desde un
mínimo de 6 mm y hasta 32 mm. Las barras de acero normalmente se suministran por
peso y los pesos (en kilogramos por metro de longitud de la barra) de los calibres que
se utilizan más a menudo son:
Figura 54
Escolleras.
Figura 55
Armaduras de acero, barras y malla soldada.
Figura 56
Almacenamiento del cemento y del acero.
En los trabajos de construcción marítima se utilizan a menudo pilones fabricados en
acero, madera u hormigón armado (Figura 57).
Figura 57
Pilones.
Los pilones son necesarios en lugares en los que la tierra es muy blanda (zonas
pantanosas, ciénagas o lechos enfangados de ríos), en cuyo caso se hinca un cierto
número de pilones en la tierra a fin de formar una cimentación estable.
Todos los pilones deberán estar protegidos para evitar su deterioro; los pilones de
acero deberán estar pintados con pinturas epóxidas especiales; los pilones de madera
deberán estar tratados con aceite creosotado y los pilones de hormigón deberán ser
fabricados con cemento resistente al sulfato.
Según el tamaño real de las piezas de madera, se deberán utilizar pernos o tornillos
como elementos de sujeción; nunca se deben utilizar clavos. Los clavos suelen
romperse de repente cuando se corroen.
Figura 58
Elementos de sujeción.
¿QUE CONSTITUYE UNA BUENA MEZCLA DE HORMIGON?
Hoy día el material básico de construcción es el hormigón, y la ciencia de mezclar los
varios ingredientes que componen el hormigón se llama diseño de mezclas.
Aridos finos. La arena deberá ser arena de playa lavada o áridos triturados
procedentes de una cantera cercana. Cualquiera que sea el tipo de arena a utilizar,
ésta no debe tener cantidades excesivas de sedimentos y polvo.
Aridos bastos. Los áridos de piedra no deben ser mayores de 50 mm y deben ser
duros, impermeables (no porosos) y no tener cantidades excesivas de polvo. No se
debe utilizar coral como árido debido a que es demasiado blando, poroso y contiene
sal marina, que es nociva para las barras de acero que se utilizan como armazón.
Agua. El agua utilizada en la mezcla de hormigón debe ser agua dulce limpia libre de
impurezas como sal.
PROPORCIONES DE CEMENTO Y ARIDOS
En lugar de simplemente utilizar una mezcla más rica es por regla general más
económico obtener la calidad de hormigón que se necesita mediante una cuidadosa
graduación y mezcla de los áridos y el agua en una mezcla normal en la proporción de
1:2:4.
La mezcla de hormigón 1:2:4 por peso. Utilizando una bolsa normal de cemento de
50 kg como medida básica, una mezcla 1:2:4 por peso se convierte en un lote de 50
kg de cemento + 100 kg de arena + 200 kg de áridos bastos. Sin embargo, al no ser
siempre posible pesar cantidades tan grandes de árido, normalmente se utiliza-una
mezcla equivalente por volumen.
Mezcla por volumen. Para mezclar los materiales anteriormente descritos se debería
construir para medida una caja de madera con las dimensiones interiores de 400 mm
× 400 mm × 200 mm (Figura 59). Posteriormente se deberá introducir arena y áridos
bastos con la ayuda de una pala y se pasará un rasero recto sobre el extremo superior
de la caja.
Figura 59
Mezcla del hormigón por volumen.
Cada caja nivelada contiene 0,035 m3 de arena o agregados
bastos. Por lo tanto una mezcla 1:2:4 es el equivalente a:
1 bolsa corriente de cemento de 50 kg
+
2 cajas de arena
+
4 cajas de áridos bastos
Añadir agua
El grado de resistencia y manejabilidad del hormigón depende en gran medida de la
cantidad de agua que se utilice en la mezela. Para cad tipo de mezcla diferente hay
una cantidad óptima de agua que produce un hormigón de máximo grado de
resistencia.
Una cantidad menor que la óptima disminuye la manejabilidad del hormigón dejándolo
demasiado rígido para trabajar. Una cantidad superior a la óptima aumenta su
manejabilidad (haciendo que sea más fluido) pero disminuye su resistencia y
durabilidad.
el origen y la calidad de los áridos (el hormigón con áridos porosos requiere
más agua de lo normal);
la cantidad de sedimento o polvo presente en la arena;
el grado de humedad de los áridos (los áridos requerirán menor cantidad de
agua si hubieran estado expuestos a la lluvia el día anterior).
El método más práctico para estimar la cantidad óptima de agua que se requiere para
obtener el hormigón más fuerte posible es realizar pruebas añadiendo agua poco a
poco a la hormigonera y probando el hormigón como se describe a continuación.
MADERA
La madera se corta y se trabaja a partir de árboles, que a su vez son el producto de la
naturaleza y el tiempo. El hombre ha encontrado que la madera es un material
económico y efectivo y continúa utilizándola en grandes cantidades. Sin embargo, las
críticas dirigidas a la madera como material son una consecuencia de la mala
utilización, por parte del hombre, de uno de los productos más importantes de la
naturaleza. A diferencia de muchos otros materiales, especialmente aquellos que se
utilizan en la construcción, la madera no se puede fabricar de acuerdo con una
especificación determinada; en su lugar, se debe intentar obtener el mejor partido
posible del material ya producido, aunque es posible seleccionar tipos de madera con
las propiedades más convenientes.
Figura 61
Sección transversal de un tronco de árbol.
La durabilidad es un término que tiene significados diferentes para muchas personas:
aquí se define en su sentido más amplio a fin de incluir la resistencia de la madera a
los efectos nocivos del agua salada, a la corrosión de sus elementos de sujeción y al
ataque de hongos e insectos.
Perforadores marinos
La madera que se utiliza en agua marina o salobre (salada) está sujeta al ataque de
animales marinos perforadores como el teredo y algunos crustáceos. Los perforadores
marinos están muy esparcidos, aunque son particularmente destructores en aguas
tropicales (Figura 62). La mayor parte de las maderas no tienen un índice suficiente de
resistencia a los perforadores marinos para utilizarlas sin la aplicación de un
tratamiento previo. La Figura 62 muestra cómo los crustáceos y el teredo o taraza
destruyen estructuras de madera.
Cuadro 1
Maderas resistentes a perforadores marinos
Continente Fuente Nombre común
Africa Plantación Bilinga
Asia Plantación Teca
Australia Indígena Ironbark
Australia Plantación Eucalipto azul sureño
América del Sur y Bosques pluviales Corazón verde
América Central Bosques pluviales Louro rojo
Figura 62
Daños a pilones de madera causados por insectos perforadores.
Figura 62a
Crustáceo de la madera y efecto «reloj de arena» en los pilones.
Figura 62b
Gusano teredo y pilón perforado internamente.
Durabilidad
La madera en contacto directo con el mar o con agua salobre (por ejemplo, los pilones
de muelles) debe estar constituida por duramen de una de las especies clasificadas
como duraderas, bilinga o ironbark (Cuadro 2). La madera utilizada externamente pero
no en contacto directo con el mar o con agua salobre (plataforma de los muelles)
puede ser una madera duradera o medianamente duradera que previamente haya sido
tratada con alguna sustancia preservante como pudiera ser el roble, castaño, pino de
Oregón o pino negral.
Cuadro 2
1
Americano
2
Europeo y africano
3
Europeo
4
Africano
5
Marítimo
Obsérvese que todo el sámago es perecedero, a menos que se trate. Sólo el duramen
de las especies de la última columna son naturalmente resistentes a los perforadores
marinos.
La Figura 63 muestra una serie de barriles de aceite cortados a lo largo por la mitad y
soldados entre sí para formar un baño alargado. Es necesario cortar primero las
secciones de madera que se van a tratar al tamaño requerido y taladrar los orificios de
empernado en los puntos correspondientes. La sección deberá entonces ser
sumergida en un baño de creosota y brea de carbón durante por lo menos 24 horas.
Después de la aplicación del tratamiento requerido se deberá dejar secar la madera
antes de su manipulación.
Figura 63
Tratamiento en obra por inmersión.
5. EQUIPO TIPICO DE CONSTRUCCION
Hay varios tipos de equipo disponible para obras en el mar. Sin embargo, el alto coste
de adquisición sitúa la mayor parte de este equipo fuera del alcance de las pequeñas
cooperativas, contratistas artesanales y pequeños contratistas de obras de
construcción en general.
Figura 64
Grúa de desplazamiento sobre orugas.
La Figura 64 muestra un típica grúa de desplazamiento sobre orugas. Como su
nombre implica, una grúa sobre orugas se mueve hacia delante sobre orugas de
acero. Este es el tipo más idóneo de grúa para la construcción de rompeolas debido a
que es muy estable, no necesita patas de apoyo (los elementos estabilizadores que
sobresalen del chasis en las grúas con ruedas de goma) y es menos dada a
balancearse sobre una superficie desnivelada de escollera y caer al agua. La
característica más importante es su capacidad nominal de izado, ya que ésta
establecerá la distancia máxima a la que puede trabajar la grúa con una longitud de
pescante determinada.
La Figura 65 muestra algunos elementos de izado que se pueden utilizar con una grúa
de desplazamiento sobre orugas:
Un gancho para rocas se utiliza para izar y colocar en su sitio piedras de gran
peso.
Un cucharón de almeja utilizado normalmente para dragar el fondo del mar. La
mayor parte de los cucharones de almeja tienen un labio de metal dúctil
(normalmente plomo) para que sean tan estancos al agua como sea posible;
sin este labio, la mayor parte de los cucharones de almeja dejan escapar el
agua y no se pueden utilizar para dragar arena fina, sedimento o barro. No se
deben utilizar los cucharones de almeja para colocar peñascos en los
rompeolas.
Eslingas con un elemento de suelta rápida que permita al operador de la grúa
soltar la piedra bajo la superficie del agua.
Figura 65
Accesorios de izado.
Figura 66
Figura 67
Excavadora hidráulica.
Figura 68
Draga de corte y succión.
La Figura 68 muestra una draga de corte y succión. Una draga de corte y succión
consiste en una cortadora giratoria conectada a la tubería de succión; el elemento de
corte corta a través de rocas blandas (como, por ejemplo, el coral) y la tubería de
succión retira las rocas rotas a través de las tuberías y descarga el material dragado a
una distancia determinada. Este equipo es muy costoso y no se debe utilizar a menos
que sea necesario realizar vastas obras de dragado. Una draga de corte y succión
desmontable (se puede desmontar en cuatro o más piezas para facilitar su transporte)
no tiene elemento de propulsión alguno, por lo que su movimiento debe estar asistido
por un remolcador o por una embarcación pesquera.
Figura 69
Excavadora montada en una gabarra.
La Figura 69 muestra una excavadora hidráulica montada sobre un pontón de acero.
Esta combinación de equipo resulta particularmente idónea para la realización de
excavaciones poco profundas y trabajo marítimo en general. Antes de seleccionar o
construir un pontón para una excavadora en particular, un ingeniero con experiencia
deberá llevar a cabo cálculos de estabilidad con el fin de determinar la idoneidad de la
gabarra para el tamaño de excavadora y el número y tipo de anclajes que se
necesitarán para mantener la excavadora en su sitio. No se debe manejar la
excavadora sin primero anclarla de forma segura a la cubierta del pontón.
Normalmente se requiere utilizar conjuntamente una segunda embarcación, o barcaza
abierta, para que se lleve el material dragado.
Figura 70
Máquina explanadora.
La Figura 70 muestra una máquina explanadora, dotada de una cubeta o de una
simple pala. Este tipo de máquina es necesaria cuando se deposita escollera en el mar
para construir rompeolas debido a que con la ayuda de la máquina explanadora se
mantiene nivelado el material que constituye el núcleo del rompeolas después de su
depósito. Con esta descripción de una máquina explanadora se concluye la lista de los
tipos más comunes de máquinas requeridas para construcciones marítimas. Un punto
especial que debe tenerse en cuenta es que todas las máquinas se desplazan sobre
orugas, en lugar de sobre ruedas de goma. Es una buena práctica lavar las orugas con
agua dulce al final de la jornada laboral si éstas hubieran entrado en contacto con
agua salada.
Figura 71
Tractor con remolque o equivalente.
Figura 72
Hormigonera con motor de gasolina.
La Figura 73 muestra una gama completa de equipos que en algunos casos podría
valer la pena adquirir y mantener para uso general en la aldea.
Figura 73
Gama de equipos de uso general.
La Figura 74 muestra una plataforma flotante construida con barriles de aceite. Las
plataformas flotantes se pueden construir también de madera con barriles de plástico
como flotadores adicionales.
Las plataformas son elementos de uso general y se utilizan para transportar materiales
y maquinaria ligera a lugares inaccesibles. Para las medidas de prevención de la
corrosión se remite al Capítulo 8.
Otra herramienta útil es una unidad de corte de oxiacetileno que consta de una
bombona de oxígeno y otra de acetileno montadas una al lado de la otra sobre un
marco portátil. Generalmente se requieren dos bombonas de oxígeno por cada
bombona de acetileno.
Figura 74
Plataforma flotante.
dispositivos de amarre;
instalaciones de tierra;
ayudas a la navegación.
ACCESORIOS Y SERVICIOS
La Figura 75 muestra un método simple de construcción de un bolardo de acero que
se puede encastrar en hormigón. Tomando como base un tubo de acero de 100 mm
de diámetro, se deberán cortar dos orificios a fin de permitir el paso a través de los
mismos de una barra de acero de 20 mm de diámetro. Luego se deberán realizar unas
ranuras en el extremo inferior del tubo a fin de aumentar su agarre dentro del
hormigón. Una vez se haya insertado la barra a través del orificio, deberá asegurarse
por medio de un punto de soldadura a cada uno de sus lados y a continuación debe
rellenarse el tubo con hormigón. El bolardo se deberá encastrar entonces en el
hormigón fresco, dejando unos 300 mm expuestos.
Figura 75
Bolardo de tubo simple.
La anilla de amarre es una alternativa que resulta más económica que el bolardo de
acero. Esta consiste en un trozo de barra de acero de 20 mm de diámetro doblado
hasta formar una anilla y soldado, y sujeto en su sitio como se muestra en
Figura 76
Anilla de amarre.
la Figura 76. La ventaja principal de la anilla de amarre sobre los bolardos
convencionales es que mantienen el muelle libre de obstáculos. Tanto los bolardos
como las anillas de amarre se deberían mantener a distancias no superiores a 5 m.
Figura 77
Pernos de anclaje (taladrados).
Hay dos tipos de pernos de anclaje; uno que se utiliza en muelles donde el bloque de
recubrimiento de hormigón ya existe, y otro para bloques de recubrimiento todavía no
construidos.
El primer tipo de perno de anclaje es el perno tipo rawl (Figura 77) que se puede
comprar en ferreterías especializadas. Primero se deberá taladrar un orificio en el
hormigón ya existente y después se deberá insertar el perno. El elemento de agarre
por fricción se activa al apretar el perno. Se recomienda un diámetro mínimo de 20 mm
siempre que se utilicen cerca del mar, a fin de compensar el posible efecto de la
corrosión.
Figura 78
Pernos de anclaje (preparados en obra).
Entonces se deberá marcar, en el encofrado externo, la posición en la que se requiere
el perno de anclaje y se deberá taladrar un orificio de 22 mm de diámetro a través del
molde. El anclaje sease gurará al encofrado con la ayuda de tornillos y echando
hormigón a su alrededor. Una vez se retire el encofrado quedará un orificio limpio y sin
obstrucción donde se podrá insertar el perno.
Figura 79
Paragolpes continuo de madera.
La forma más sencilla de construir un paragolpes es utilizando una tira continua de
madera, como se muestra en la Figura 79. Este consiste en una tira de madera, con
unas dimensiones aproximadas de 150 mm x 150 mm, a todo lo largo del muelle. Se
podrá utilizar cualquier tipo de madera fuerte tratada como se describe en el Capítulo 4
siempre que la madera no esté en contacto con el agua del mar. La tira de madera
deberá mantenerse en su sitio por medio de pernos de 20 mm de diámetro taladrados
a intervalos de 1 m. Si la variación de las mareas fuera superior a 1 m se deberán
colocar tiras verticales de madera a distancias aproximadas de 1 m. Sólo se deberán
utilizar maderas adecuadas para este fin, debido a que el extremo inferior de una tira
de madera de dichas características quedaría necesariamente inmersa en el agua
durante la pleamar.
Figura 80
Paragolpes individuales.
Figura 81
Cable de amarre y plomada.
El paragolpes se colgará de un perno de anclaje asegurado al bloque de hormigón de
recubrimiento.
El amarre consiste en un tramo de cadena galvanizada ligera algo más larga que la
embarcación a amarrar y asegurada al bolardo, unida a un largo adecuado de cuerda
de entre 12 a 20 mm mediante un grillete en forma de «D». La pesada plomada de
fondeo en la proa constituye el anclaje permanente al fondo del mar. A su llegada el
pescador recoge el extremo de la cadena del bolardo y la sigue hasta llegar al grillete
que asegura entonces a la popa. La proa se amarra directamente al bolardo. Cuando
el pescador suelta su embarcación del punto de amarre la cadena se hunde hasta el
fondo sin llegar a afectar a las hélices de la embarcación.
Figura 82.
Punto de reabastecimiento de combustible.
Para evitar la contaminación se deberá establecer un punto central de
reabastecimiento de combustible como se muestra en la Figura 82. Se deberá
construir una base de hormigón de un grosor aproximado de 200 mm y con un muro
de contención alrededor de su zona central. La función de este muro consiste en
recoger todo el combustible si el tanque llegara a tener fugas. La válvula principal
deberá ser una válvula de paso directo fabricada de bronce (con un candado) y la
pistola de suministro deberá ser del tipo de válvula esférica sin juntas de goma (los
grifos normales de suministro de agua no son apropiados). El extremo final de la
manguera se deberá colocar más alto que el nivel máximo del combustible dentro del
tanque, a fin de impedir escapes accidentales. Se deberán depositar cubos de arena
cerca del tanque con el fin de verterla en caso de escapes de combustible.
Figura 83
Cabrestante de varadero.
La mejor forma de aumentar la eficacia del varadero consiste en instalar un simple
cabrestante de manejo manual, como el que se muestra en la Figura 83. Se deberá
anclar a una base resistente de hormigón y se le debería instalar una rueda de
trinquete dentada a fin de impedir deslizamientos accidentales. También se debería
utilizar un pitón de seguridad para bloquear el tambor en su posición.
Figura 85
Depósitos de agua interconectados.
Los barriles de 200 litros de capacidad (número de tanques necesarios según el
número de instalaciones previstas) pueden estar fabricados en acero galvanizado o
plástico (fibra de vidrio) pero todas las tuberías deberían estar fabricadas
preferiblemente en plástico o PVC rígido. La Figura 85 muestra cómo se deben
interconectar los varios depósitos a fin de proporcionar un mayor suministro de agua
potable. Cada uno de los depósitos cuenta con un orificio de ventilación y un grifo de
cierre que permite aislarlo del resto para su limpieza sin necesidad de interrumpir el
suministro de agua.
Figura 86
Suministro de agua del mar por tubería para desembarcadero de playa.
El factor más importante que hay que tener en cuenta en estos casos es que el agua
del mar corroe el acero con mucha rapidez a menos que éste haya sido tratado con
recubrimientos de muy alto coste. La mejor forma de eliminar los problemas relativos a
la corrosión del acero es sustituir los elementos de acero por otros fabricados en
plástico siempre que sea posible. Los elementos de acero inoxidable son muy caros y
deben quedar limitados a elementos críticos como el grifo de válvula esférica
(fabricado en bronce y teflón).
Figura 87
Puesto de limpieza de pescado.
Figura 88
Sumidero.
Como norma general, en las partes arenosas de muchas costas, los sumideros deben
quedar limitados a la zona del refugio pesquero, lejos de los pozos que suministran
agua a la aldea. Los sumideros no se pueden utilizar en los terrenos arcillosos. Los
efluentes procedentes de los puestos de limpieza y despiece de pescados y de los
servicios sanitarios deberían, de hecho, ser previamente tratados por medio de un
tanque séptico antes de su drenaje en un sumidero, a menos que se utilice agua del
mar.
Figura 89
Tanque séptico.
Los tanques sépticos son cámaras rectangulares con dos o tres compartimientos
separados y normalmente enterrados por debajo del nivel del suelo, que reciben las
aguas contaminadas de los puestos de limpieza de pescado y de los servicios
sanitarios (cuartos de baño) (Figura 89).
Después de un filtrado basto a través de una criba de sumidero, los efluentes quedan
retenidos dentro de los compartimientos durante un período de entre uno a tres días.
Durante ese período, los elementos sólidos en suspensión se depositan por
sedimentación en el fondo del tanque, donde son atacados y digeridos por bacterias.
La Figura 90b muestra una distribución similar para un puesto de limpieza de pescado
situado muy cerca del pozo de suministro de agua potable de la aldea. En este caso,
sin embargo, el sumidero se debe situar tan lejos del pozo como sea posible.
La Figura 90c, en cambio, muestra una distribución completa para una combinación de
refugio/aldea pesquera, que requiere la instalación de un tanque séptico. El efluente
procedente del puesto de limpieza de pescado pasa a través de la criba de sumidero y
al tanque séptico a través de un colector. El efluente procedente de los servicios
también pasa al tanque séptico vía otro colector. El efluente de los lavabos, sin
embargo, se lleva a un sumidero diferente a fin de impedir la entrada de detergentes al
tanque séptico. Esta distribución debe hacerse funcionar sólo con agua dulce. Lo ideal
sería que las tuberías estuvieran fabricadas en PVC y tener pendientes de entre el 2 y
el 4 ponciento.
Figura 90
Diferentes sistemas de drenaje de las aguas.
Toda la madera utilizada en el cobertizo debería estar tratada como se describe en el
Capítulo 8 a fin de proteger la estructura de un posible ataque de insectos. Todos los
elementos de sujeción deberán estar fabricados en acero galvanizado.
El cobertizo de madera se puede utilizar para una amplia variedad de usos como, por
ejemplo, almacén, construcción de embarcaciones, lonja de comercialización de
pescados o cooperativa de peseadores. Si se fuera a utilizar el cobertizo como una
lonja de comercialización de pescados se recomienda el seguimiento de las
especificaciones adicionales que se dan a continuación (Figura 92):
el piso del cobertizo se inclina hacia afuera con una pendiente aproximada de
1:80;
el suelo consiste en una losa de hormigón con un grosor de 200 mm y una
terminación fina a fin de impedir que la sangre empape el suelo. Hay
compuestos especiales de terminación de superficies basados en epoxi para
lonjas de pescado;
las columnas de pilones de madera se protegen alrededor de su base con
hormigón a fin de impedir que la putrefacción por humedad destruya la base de
los pilones;
el piso drena hacia afuera en un drenaje periférico que conduce a un sumidero,
si se utiliza agua del mar para lavar el pescado, o al tanque séptico, si se utiliza
agua potable.
Con las recomendaciones anteriores se podrá lavar la lonja de pescado fácilmente con
la ayuda de una manguera sin causar daños a los pilones de madera.
Podría ser más efectivo, desde el punto de vista de su coste, adquirir hielo ya triturado
de proveedores comerciales y almacenarlo en cámaras de conservación en el puerto
para su venta a pescadores, procesadores de pescado y a particulares.
AYUDAS A LA NAVEGACION
Los puntos distintivos y salientes están iluminados por la noche en casi todas las
costas y en los lugares de peligro situados fuera de éstas luces pueden estar divididas
en tres tipos:
Figura 91
Cobertizo de madera.
Figura 92
Mercado cubierto.
Luces de recalada y faros, que son siempre de gran potencia y son
normalmente visibles desde largas distancias.
Luces de posición, que tienen también una potencia considerable, pero su
función principal consiste en indicar la posición de la bocana de un puerto o de
un promontorio.
Ayudas iluminadas a la navegación, que comprenden las boyas iluminadas que
marcan la existencia de un encalladero o roca separada de la costa o de un
canal navegable.
Carácter. Una luz puede ser fija, parpadeante o de ocultación (una luz fija o constante
que queda eclipsada o cubierta a intervalos regulares). Las boyas luminosas casi
siempre llevan luces parpadeantes o de ocultación a fin de poder distinguirlas de las
luces de posición de los buques fondeados.
Color. El color de una luz debe ser blanco, a menos que se especifique lo contrario.
Las luces de posición son normalmente rojas (costado izquierdo o de babor) y verdes
(costado derecho o de estribor).
Figura 93
Pequeña linterna marina.
Las linternas más sofisticadas vienen con un cambiador automático de bombilla que
puede sustituir automáticamente hasta seis bombillas fundidas. La visibilidad de la luz
emitida por una de estas linternas depende de la potencia de la bombilla y de su altitud
por encima del nivel del mar.
En el mar o en los canales de navegación, las linternas están normalmente montadas
sobre una boya flotante (Figura 95) anclada (Figura 94).
Figura 94
Fondeo mar adentro de boya indicadora.
Figura 95.
Boya flotante.
Figura 96.
Baliza fija.
Figura 97
Faro de piedra
En las zonas sujetas a mareas, donde las rocas podrían quedar expuestas durante los
períodos, de bajamar, se podría instalar un dispositivo marcador de mareas como se
muestra en la Figura 96.
Las Figuras 97 y 98 muestran dos formas de construir faros sencillos para las
bocannas de puertos. Una torre de piedra se puede fabricar con rocas disponibles
localmente, unidas con cemento. Un tubo de PVC de 25 mm de diámetro encastrado
en su interior lleva a un compartimiento donde están las baterías. Este compartimiento
debería estar orientado hacia el lado contrario al mar y debería tener instalada una
puerta apropiada hecha de placa galvanizada o de aluminio para proteger la batería de
automóviles de 12 V que se requiere para hacer funcionar la luz.
Figura 98
Faro provisional
La Figura 98 muestra un arreglo o solución provisional para una torre de luz pero con
la batería almacenada a larga distancia de la torre. En este caso se debería tener
mucho cuidado en la selección de los cables de alimentación debido a que la caída de
voltaje en un cable largo y delgado es considerable y la batería necesitará ser
recargada con frecuencia. El cable debe ser tanto más grueso cuanto mayor sea la
distancia.
DRAGADO
Si un refugio está situado en una costa arenosa podría estar expuesto a
sedimentación periódica que, en la mayoría de los casos, requiere la realización de
labores de dragado. El dragado es una operación muy costosa e implica la rápida
retirada de arena acumulada empleando para ello medios mecánicos.
Arena suelta Para cantidades muy pequenas de arena, en la zona cercana a tierra, de
unos 1 000 m cúbicos o menos, se debería considerar la posibilidad de utilizar una
bomba sumergible apropiada para elementos sólidos en suspensión o una excavadora
hidráulica que opere desde un promontorio de material núcleo (véase el Capítulo 3)
depositado con ese fin y trabajando hacia atrás en dirección a tierra, recogiendo a su
paso tanto la arena que se ha de dragar como el material núcleo. La bomba
sumergible funciona normalmente con aire comprimido y puede instalarse en un buque
pesquero si la zona que se va a dragar se encuentra retirada del muelle.
Para cantidades muy pequeñas, podría ser suficiente una máquina excava dora
hidráulica equipada con una cubeta dentada muy estrecha.
La limpieza de un refugio una vez ha entrado una vez ha entrado derrelicto puede
constituir un trabajo muy laborioso y habría que pensar en tender una red de pesca en
la bocana del refugio cuando el viento sopla de direcciones que se sabe traen grandes
cantidades de desechos flotantes.
Las basuras artificiales, por otra parte, sólo pueden ser recogidas manualmente
utilizando un submarinista o ser dragadas con la ayuda de una grúa equipada con
cucharón de almeja. Las dos soluciones son caras y resultarían innecesarias si la
capitanía de puerto mantuviera una estricta vigilancia del cumplimiento de las leyes
sobre vertido de desechos.
CONTROL DE LA CONTAMINACION
La contaminación dentro de los refugios pesqueros y alrededor de los mismos se
puede dividir en tres grupos principales:
Reglamentos portuarios
Los reglamentos portuarios son leyes de protección del entorno diseñadas para
proteger al medio ambiente de abusos por parte de pescadores sin escrúpulos. En
particular, estos reglamentos deberían prohibir:
el vertido por la borda de aceite procedente del cárter del motor y el agua de
sentinas;
la utilización de los sanitarios instalados a bordo de embarcaciones dentro del
refugio;
la limpieza de pescado a bordo de embarcaciones amarradas;
el desecho de cualquier tipo de batería o pila eléctrica;
el abandono de cualquier tipo de desecho en la zona portuaria:
la utilización de pinturas antiincrustantes tóxicas.
El Anexo 3 contiene una serie de dibujos o caricaturas que se titulan «Puertos más
limpios» y en que se describen las fuentes de contaminación y las medidas correctoras
recomendadas.
Manejo de desechos
Figura 100
Separador de aguas de sentina.
A continuación se describen las formas correctas de recogida y reciclado de diversos
tipos de desechos.
Figura 101
Almacenamiento de baterias.
Agua de sentina
Recogida. El agua de la sentina consiste en agua del mar mezclada con hidrocarburos
procedentes del motor que se han fugado por las juntas. Se debe bombear del interior
de los buques y colocar en un tanque receptor similar al que se muestra en la Figura
100.
Baterías de arranque de 12 V
Reciclado. La mayor parte de los proveedores aceptan las baterías usadas de vuelta
para su reciclado industrial. Si se hace correctamente, las placas de plomo se pueden
reciclar a nivel de aldea para hacer plomadas para las redes. El ácido se debe
depositar aparte en recipientes de plástico.
Recogida. Los desechos sólidos tóxicos comprenden todos los elementos fabricados
que no se puedan desarmar, por ejemplo, filtros de aceite, bujías, baterías de linterna
y de radios, pilas tipo botón procedentes de relojes, contenedores de compuestos para
la limpieza de plásticos, aceite hidráulico, etc. Los barriles de plástico (Figura 102) se
deben colocar estratégicamente por todo el refugio. Los viejos barriles de aceite que
se oxidan y que permiten que los productos químicos tóxicos penetren en el suelo no
son apropiados para estos tipos de materiales.
Recogida. Los desechos sólidos no tóxicos comprenden otra basura voluminosa como
neumáticos viejos, trozos de cuerdas y redes viejas, cajas de pescado rotas, etc. La
Figura 103 muestra un punto de recogida hecho de piedras y hormigón (las
dimensiones dependen de los requisitos locales).
Reciclado. Los elementos de metal se deben recoger y vender a los chatarreros. Con
los neumáticos se pueden fabricar paragolpes y las cajas rotas de pescado se pueden
vender como leña para el fuego. Se deberán evitar las cajas de espuma de estireno
debido a que se rompen con facilidad y sus desechos no se pueden reciclar con
seguridad (producen vapores peligrosos cuando se queman).
Despojos de pescado
Figura 103
Centro de desechos.
Desecho. Mezcladas con algunos tipos de grano las vísceras se pueden utilizar como
pienso animal o ensilaje de pescado. Se pueden enterrar cantidades muy pequeñas
sin peligro alguno.
Aguas residuales
Dentro del puerto pesquero o desembarcadero, o cerca de los mismos, las fuentes de
aguas residuales sin tratar podrían consistir en aquellas producidas por la propia aldea
más las de los sanitarios de a bordo que descargan directamente al agua. Como se ha
descrito en el Capítulo 6, el puerto debería contar con servicios sanitarios y toda la
zona debería estar conectada a un tanque séptico y sumideros (Figura 90).
El vertido de aguas residuales sin tratar cerca del desembarcadero pesquero no haría
más que exacerbar los problemas de higiene, convirtiéndolo en una fuente potencial
de enfermedades.
Sin embargo, el problema más común con la utilización de acero en un entorno marino
es su susceptibilidad a la corrosión. Por lo tanto, para una utilización más efectiva de
acero es necesario poseer algunos conocimientos de los fenómenos de corrosión y
sobre los métodos existentes de protección contra los mismos.
EL PROCESO DE CORROSION
Para que el acero se corroa (es decir, para que se forme óxido) éste debe quedar
expuesto al oxígeno o al aire. Además, el acero se corroe mucho más de prisa en
presencia de otros agentes atmosféricos como el agua (lluvia o aire húmedo) y la sal
(salpicaduras de agua salada).
Además, cuando queda inmerso en agua del mar, el acero está expuesto también a
corrosión galvánica, similar a la que tiene lugar entre el acero y los elementos de latón
de una embarcación.
En la Figura 104:
Figura 104
Zonas de corrosion en un entorno marino.
SOLUCIONES CONTRA LA CORROSION
Hay cinco soluciones posibles para proteger a los productos de acero contra los
efectos de la corrosión:
Recubra el acero normal con zinc. El recubrimiento de acero con zinc, que es otro
metal, es un procedimiento que se conoce generalmente como galvanizado y es la
forma más normal de proteger pequeños objetos fabricados como anillas de amarre,
bolardos fabricados con tubos, pernos, mordazas, cadenas, grilletes, tuberías de agua,
etc. Los materiales a recubrir se sumergen normalmente en un baño de zinc fundido
en talleres especializados. Una vez un objeto se ha sumergido en zinc en caliente no
se debe realizar ningún trabajo de soldado, corte o taladrado, ya que esto destruiría la
integridad del recubrimiento de protección.
Recubra el acero normal con plásticos especiales. El recubrimiento del acero con
plásticos especiales resistentes al desgaste constituye otra forma de protección contra
la corrosión; sin embargo, el alto coste que implica el proceso de recubrimiento (en
talleres especializados) hace que este método no sea práctico para uso diario.
Pinte el acero normal con pinturas especiales. El pintar el acero utilizando pinturas
especiales es el método más común de proteger grandes estructuras de acero. Las
superficies que se van a pintar se deberán limpiar cuidadosamente con un cepillo de
acero (o preferiblemente mediante un chorro de arena). La capa inferior deberá
consistir en un imprimador basado en zinc. La segunda y tercera capas deberán
consistir en una pintura de epoxi sobre base de brea.
Proteja el acero con ánodos de zinc (protección catódica). Los ánodos de zinc se
utilizan para prolongar más aún la vida útil de estructuras de acero sumergidas en
agua del mar como, por ejemplo, pilones de acero, pontones, flotadores metálicos, etc.
Los elementos de aluminio, en contacto con acero húmedo, quedan expuestos
también a la corrosión galvánica.