Enfermería en Desastres
Enfermería en Desastres
Enfermería en Desastres
(introduction...)
Colaboradores
Prólogo
Prefacio
1. Antecedentes y perspectiva histórica
2. Prioridades en la valoración rápida de las víctimas
3. Atención y selección en la escena del desastre
4. Toma de decisiones en una instalación en donde se atienden casos agudos
5. El paciente con traumatismos en el escenario del desastre
6. La mujer embarazada que sufrió traumatismos
7. Asistencia a las víctimas de radiación
8. Aspectos psicológicos de las situaciones de desastres
9. Establecimiento y manejo de un albergue*
10. Enfermería comunitaria durante un desastre
11. Diseño y desarrollo de programas de enseñanza para casos de desastre
12: Planificación de simulacros, de situaciones con saldo masivo de víctimas
13. Planificación contra desastres: Valoración y empleo de recursos comunitarios
14. Planificación para casos de desastres y otros aspectos administrativos en situaciones masivas
extremas
15. Implicaciones legales de la práctica asistencial en un desastre de grandes proporciones
Apéndice A: Manejo de materiales peligrosos en un desastre
Prólogo
Tanto los desastres naturales como los provocados por el hombre, constituyen una grave amenaza
para la salud y el bienestar de cualquier nación del mundo. Aquellos en peligro de sufrirlos están
adoptando medidas para mitigarlos y evitarlos. Sin embargo, las emergencias derivadas de la
catástrofe, cuyo volumen fácilmente excede la capacidad y los recursos de los sistemas de auxilio
médico, siguen representando un gran reto para los miembros de la profesión de enfermería. A
menos que las enfermeras participen en los preparativos y la planeación de medidas para casos de
desastre, este reto no puede enfrentarse. Las consecuencias de la falta de preparación son la
confusión y la improvisación inadecuada.
El suministro de servicios razonables de atención a las personas y comunidades afectadas por un
desastre es posible que requiera conocimientos y habilidades que generalmente no se enseñan en las
instituciones académicas. Este texto intenta cubrir tal deficiencia y proporcionar a las enfermeras
información práctica respecto a sus potenciales labores en una catástrofe. Podría ser un libro
excelente para los cursos de esta especialidad y una adquisición muy valiosa para la biblioteca
personal de una enfermera o para la del departamento de urgencias.
Con base en la perspectiva de los servicios de urgencia y asistenciales que se practican en los
Estados Unidos de América, los autores señalan problemas tan prácticos, como la valoración de las
víctimas, selección e identificación, el tratamiento de los heridos, y la atención social, psicológica y
mental de las personas afectadas. El material que se presenta en este texto puede ser de utilidad para
las enfermeras de diversos países, puesto que ella podrán adaptar sus sugerencias a las necesidades
del sistema asistencial en sus lugares de origen.
Otro punto que destacan los autores de este libro es la diferencia que priva entre los servicios
asistenciales que se practican en circunstancias normales, y los que se administran bajo la tensión de
una catástrofe, así como la importancia de la adaptación a la nueva situación y la flexibilidad en
condiciones difíciles. La obra incluye procedimientos prácticos descritos paso a paso para ayudar a
las enfermeras a prepararse para asistir en circunstancias de trabajo nuevas y algunas veces
amedrentadoras.
En razón de que cada calamidad es única, resulta poco práctico establecer re glas rígidas y
protocolos. A menos que las enfermeras estén realmente preparadas para cubrir las exigencias poco
comunes de la asistencia en desastres, se sentirían incómodas y no podrán dar lo mejor de sus
capacidades en una situación tal. Este trabajo ofrece guías prácticas para las enfermeras que quieren
prepararse para actuar de la mejor forma posible en momentos de emergencia.
Si los miembros del personal de enfermería son los que intervendrán de forma decisiva en la escena
de una calamidad, deberían recibir en las escuelas profesionales la enseñanza que las capacite para
afrontar este tipo de desastres, y practicar junto con los miembros de otras profesiones a fin de
aprender a realizar un esfuerzo en equipo verdaderamente eficaz en el momento de la tragedia. Este
texto facilita algunas ideas acerca de los aspectos prácticos de dichas necesidades, por lo que me
permito recomendarlo como una fuente muy valiosa de información.
Claude De Ville de Goyet
Director de Preparativos de Emergencias y Auxilio en Desastres
Organización Panamericana de la Salud
Prefacio
¡Desastre! La sola palabra despierta angustia en los corazones de muchas enfermeras. Algunas hasta
comentarán para si mismas "ojalá que ocurriera en cualquier otro sitio". Una razón de que exista este
temor radica en que la mayoría de las enfermeras, inclusive las especializadas en la atención de
emergencia, tienen poca confianza en su capacidad para actuar eficientemente en caso de tragedia.
Dicha falta de confianza se atribuye a que son pocas las que han recibido entrenamiento o educación
orientada a prepararlas para proporcionar una asistencia idónea en situaciones de desastre o en
calamidades que arrojen un saldo masivo de víctimas. El desastre agrega una dimensión
amedrentadora y abrumadora a la práctica asistencial, pero todavía la atención en estos casos no
constituye una especialidad clínica especifica sino que se la sigue considerando como una simple
extensión de la práctica cotidiana.
Los estudios hechos en grandes desastres han señalado que una mejor organización de la asistencia
de enfermería y médica habría evitado o aminorado el número de muertes y lesiones. Este texto
intenta ayudar a las enfermeras, en particular a las especializadas en situaciones de emergencia, a las
de salud pública y de otras ramas profesionales aptas para intervenir en la planificación y cuidados
necesarios en una situación de desastre, a mejorar sus conocimientos, su confianza y su experiencia,
en tanto se preparan para resolver las enormes dificultades que surgen en la escena de la tragedia.
A pesar de los progresos tecnológicos actuales operados en las áreas de la enfermería y la medicina,
las innumerables implicaciones de un desastre hacen que la tarea asistencial dependa principalmente
de los aspectos básicos. Un análisis de los problemas que suelen surgir en catástrofes o incidentes
que provocan saldos masivos de víctimas puede ayudar a la enfermera a prever las situaciones más
frecuentes en dichos casos. Ellas deben ampliar sus conocimientos en aspectos críticos, como la
valoración clínica rápida, la decisión de realizar una selección en la escena del desastre y en el
hospital, y el suministro de atención psicológica y de apoyo. Por medio de la enseñanza y la práctica
pueden mejorarse las habilidades especificas para ejercer liderazgo y capacidad de organizar, en caso
de catástrofe.
Espero que este libro permita a las enfermeras asumir una actitud positiva y tener confianza para
realizar la valoración y para brindar auxilio a las víctimas en muchas situaciones. El empleo de todas
las fases del proceso asistencial en relación con un desastre debe ser la meta definitiva de todo
miembro del personal de enfermería y de socorro.
Muchas personas, convencidas en mejorar la atención en caso de desastre han compartido con
nosotros sus ideas y entusiasmo y nos proporcionaron el apoyo y la convicción de que esto es
necesario. Por ejemplo, una evaluación de las necesidades nos sirvió para definir el contenido de esta
obra. Se solicitó a más de 250 enfermeras que nos sugieran el tipo de información que necesitaban
para actuar con mayor eficiencia en un desastre. Sus preocupaciones se enfocaron a 15 temas
importantes que incluimos como capítulos de este libro.
Steve, Michaela, y Alaina García han consultado este material en un proyecto de investigación del
programa de postgrado, desde sus inicios. Carmen Germaine Warner aportó los conocimientos y el
entusiasmo para lograr que esta idea cristalizara. La teniente coronel Judith L. Richtsmeier,
enfermera en jefe y el coronel Howard G. Wilcox, ex comandante del Hospital (General 328, Fuerte
Douglas, Utah, en colaboración con todas las enfermeras de la Reserva Militar, constituyeron una
fuente inagotable de nuevas ideas y tácticas.
También deseo expresar mi reconocimiento a La Delle Blust, por sus contribuciones respecto a las
consideraciones éticas en un desastre. John Papasodero y N. Jean Myers aportaron datos valiosos al
tema de accidentes producidos por materiales peligrosos. Dodie Rotherham colaboró en el capitulo
del manejo de albergues, la Sra. Jan Boller brindó utilísimas sugerencias acerca del contenido y la
Sra. Barbara Halliburton dedicó innumerables horas para proporcionarnos los comentarios y la
orientación editorial.
Extiendo mi aprecio más sincero a los autores participantes. Las frustraciones inevitables en este
proyecto se mitigaron en grado extraordinario gracias a su dedicación y contribuciones. La amistad
de cada uno de ellos significa mucho para mi. Mi agradecimiento a todos y cada uno de ellos.
Loretta Malm Carcia
Fuente: Biblioteca del Centro de Capacitación para Emergencias en el Nivel Nacional, Emmitsburg,
Md.
Un suceso no necesita causar muertes o lesiones para ser clasificado como desastre. Por ejemplo, una
inundación puede amenazar innumerables vidas, causar una destrucción muy extensa de propiedades
y generar dificultades económicas y, sin embargo, no cobrar víctimas.
Incidente con Saldo Masivo de Víctimas
Alexander M. Butman define a los incidentes con saldo masivo de víctimas (ISMV) de la manera
siguiente: "desastres que surgen en un sitio, cuando en las comunidades o poblaciones vecinas no se
han sucedido hechos similares o relacionados con el mismo"3. En otras palabras, un ISMV ocurre si
el número de víctimas, es decir, lesionados o muertos en un sitio dado, excede las capacidades de los
servicios médicos de emergencia en la localidad.
Un desastre puede suceder sin que haya incidentes con saldo masivo de víctimas, sin embargo, por
definición, cuando se presenta un ISMV, éste se considera un desastre.
Desastre mayor
En Estados Unidos de América, el Acta de Auxilio en Casos de Desastre de 1974, Ley Pública 93-
288, define a un desastre mayor, así:
Cualquier huracán, tornado, tempestad, inundación, marea alta, marejada, tsunami, sismo,
erupción volcánica, deslizamiento de tierra o de lodo, tormenta de nieve, sequía, incendio,
explosión u otra catástrofe en cualquier parte de Estados Unidos, el cual, en la determinación
del presidente, cause daños de gravedad y magnitud suficientes como para justificar el auxilio
para casos de desastre, de los servicios de emergencia por parte del gobierno federal, para
complementar los esfuerzos y recursos disponibles de los estados, gobiernos locales y
organizaciones de auxilio privado, a efecto de aliviar los daños, las pérdidas, las dificultades
o el sufrimiento causados por la catástrofe.4
Emergencia
La Organización Federal Estadounidense de Atención Para Casos de Emergencias, define una
emergencia como "cualquiera de los varios tipos de catástrofes incluidas en la definición de 'desastre
mayor' que requieran de auxilio de emergencia de las autoridades federales para complementar los
esfuerzos en los niveles estatal y local por salvar vidas y proteger las propiedades, la salud pública y
la seguridad o prevenir o aminorar el peligro de un desastre".4
Tipos de desastres
Los desastres se dividen generalmente, de acuerdo a sus causas, en dos categorías: los naturales y los
provocados por el hombre.
Los desastres naturales incluyen los tipos siguientes:
desastres meteorológicos: ciclones, tifones, huracanes, tornados, granizadas, tormentas de
nieve y sequías
desastres topográficos: deslizamientos de tierra, avalanchas, deslizamientos de lodo e
inundaciones
desastres que se originan en planos subterráneos: sismos, erupciones volcánicas y tsunamis
(olas nacidas de sismos oceánicos)
desastres biológicos: epidemias de enfermedades contagiosas y plagas de insectos
(langostas)
Los desastres provocados por el hombre incluyen:
guerras: guerras convencionales (bombardeo, bloqueo y sitio) y guerras no convencionales
(con armas nucleares, químicas y biológicas)
desastres civiles: motines y manifestaciones públicas
accidentes: en transportes (aviones, camiones, automóviles, trenes y barcos); colapso de
estructuras (edificios, puentes, presas, minas y otras); explosiones; incendios; químicos
(desechos tóxicos y contaminación); y biológicos (de salubridad)
La clasificación anterior no pretende ser totalmente completa, tiene sus limitaciones. La diferencia
entre los desastres naturales y los provocados por el hombre, no siempre queda clara (así, un sismo
puede hacer que se derrumben edificios y una inundación puede provenir de la falla de una presa);
además, este resumen no refleja la reacción en cadena ni los efectos acumulativos que a veces surgen
en un desastre mayor.
Skeet nos ha proporcionado un ejemplo de los efectos acumulativos de un desastre mayor ocurrido
en noviembre de 1970, cuando un ciclón, seguido de una enorme marejada, abatió la porción oriental
de Pakistán en la costa de la bahía de Bengala.5 El impacto de la marejada y la inundación
subsecuente produjeron una grave destrucción. Murieron unas 500 000 personas, la mayor parte del
ganado se ahogó, se destruyeron las cosechas, se deterioró el suelo, y las fuentes de suministro de
agua quedaron contaminadas.
Las exigencias impuestas a la sociedad pakistaní como resultado del desastre, surgieron en un
momento en que habla un extraordinario descontento en el país, debido a las influencias políticas,
económicas y administrativas que en ese territorio ejercía la porción occidental de Pakistán. Los
disturbios civiles que siguieron a la declaración del nuevo Estado de Bangladesh, en marzo de 1971,
obligaron a unos 10 millones de personas a emigrar hacia la India, principalmente alrededor de
Calcula, en donde recibieron alimentación y albergue en campamentos coordinados por diversas
organizaciones de voluntarios. La sobrepoblación y las pobres condiciones de salubridad ocasionaron
brotes de cólera, lo cual se sumó a los demás problemas.
Conforme empeoraron los disturbios civiles en Bangladesh, la administración se tornó ineficaz, la
economía casi se desplomó y las comunicaciones se dificultaron. Los factores anteriores y las pocas
lluvias de monzón hicieron que la hambruna se propagara por todo el país.
Las operaciones de auxilio para ayudar a las víctimas del ciclón se interrumpieron temporalmente en
diciembre de 1971, cuando el gobierno de la India envió su ejército a Bangladesh para apoyar a los
que luchaban por la libertad local. La guerra fue sangrienta e intensamente destructiva, produciendo
un número muy alto de heridos que requerían de cirugía, así como la destrucción de carreteras,
puentes y líneas férreas estratégicas. La guerra también dejó otro problema grave: unas 750 000
personas no bengalíes que habían estado a lado de la antigua administración de Pakistán Occidental,
necesitaban urgentemente alimentos, albergue y ropas.
Los efectos combinados del desastre y la guerra, de noviembre de 1970 a enero de 1972, han
afectado a toda la población de Bangladesh, unos 75 millones de personas. Más tarde, diversos
gobiernos, organismos de las Naciones Unidas, la Cruz Roja Internacional y otras organizaciones
montaron una de las operaciones de socorro más grandes desde la Segunda Guerra Mundial.
Dimensiones de los agentes de desastre
Los agentes de desastre poseen características diferentes. El conocimiento de tales diferencias es útil
para las maniobras de asistencia, porque sensibiliza a los participantes respecto de las posibles
variables que deben tenerse en consideración al desarrollar los programas de auxilio.
Dynes et al. explican que:6
En primer lugar, los agentes de desastre varían en su previsibilidad. Así, una explosión o un
terremoto son mucho menos previsibles que una inundación, la cual es desencadenada por
una serie de factores que pueden medirse con mayor precisión. De hecho, por algunos
fenómenos meteorológicos, en algunas localidades es posible conocer las probabilidades
aproximadas de que un agente específico afecte un área determinada. Por ejemplo, se han
calculado las probabilidades de vientos huracanados en algunas ciudades de Florida en un
año en particular. De manera que las probabilidades de que surjan dichos vientos son de 1 en
cada 50 para Jacksonville, 1 en cada 20 para Tampa-St. Petersburgo y 1 en cada 7 para
Miami.
Un agente de desastre también varia en terminos de su frecuencia. A pesar de que las calamidades
naturales son relativamente raras, existen algunos sitios que muestran una mayor predisposición a
ellas. Para ilustrarlo, algunas zonas del valle de Ohio son mas propensas a inundaciones, otras como
el Medio Oeste, a tornados, y la costa del Golfo de México menudo corre el peligro de enfrentarse a
huracanes. Por todo lo señalado, existen condiciones geográficas, climatológicas y de otra clase que
conllevan la posibilidad de algunos tipos de desastre en particular y representan una amenaza
constante. Nuevamente, pueden obtenerse algunas cifras aproximadas de la frecuencia con que
aparecen algunos agentes de desabres. De este modo, el Servicio Estadounidense de Climatología no
sólo ha calculado las incidencias de tornados mensuales (en mayo ocurren con mayor frecuencia);
por estados (Texas es el estado más propenso), y por milla cuadrada (Oklahoma tiene la cifra más
alta en este sentido) sino que también las calculó en términos de peligro, teniendo en cuenta la
elevada incidencia de tornados y la concentración de la población (Massachusetts con una cifra de
347, Connectitcut, 150, y Nueva Jersey con 136 son los tres estados en que ocurren con mayor
frecuencia tales desastres.
Un tercer factor por considerar es la medida en que se puede controlar un agente de desastre. En
algunas situaciones es posible la intervención y el control que aminoren el impacto potencial del
agente funesto. De esa suerte, con frecuencia pueden preveerse las inundaciones y evitarse, al menos
parcialmente, en tanto que otros desastres, como terremotos y tsunamis (llamados también
marejadas) no permiten tal ventaja. Por ejemplo, en los primeros meses de 1971, el Servicio
Meteorológico Estadounidense predijo graves inundaciones por deshielos en la porción superior del
Medio Oeste y en algunas otras áreas de los Estados Unidos; sin embargo, como consecuencia de las
medidas eficaces contra las inundaciones, adoptadas por el Cuerpo de Ingenieros y también por el
recalentamiento lento con poca o casi nula precipitación, tal fenómeno no produjo daños apreciables
en la porción alta del Medio Oeste, el Noroeste y Alaska.
Los tres factores siguientes guardan relación con el tiempo pero no deben confundirse. Los agentes
de desastres difieren en su rapidez de inicio de acción; por ejemplo, en los tornados y las
inundaciones súbitas el impacto es repetino, en el caso de otras inundaciones, suele ser gradual.
También, algunos agentes, como los terremotos, pueden golpear repetitivamente a una zona en
cuestión de horas. El intervalo de "espera'' es el periodo que media entre los primeros signos
premonitorios y el impacto real. Los tsunamis o marejadas generados por un terremoto oceánico,
ilustran la diferencia entre los dos factores cronológicos mencionados arriba. El intervalo de "espera"
del tsunami puede ser de varias horas, sin embargo, una vez iniciado, la velocidad real de su asalto es
muy grande. Los desastres también difieren en su duración de impacto. Así, un tornado afecta un
área solo por unos cuantos minutos, pero el impacto de una inundación puede persistir durante varios
días. La peor combinación que se puede dar en relación con el tiempo, desde el punto de vista de
daños potenciales, es el caso de un agente de comienzo rápido, que no da señales premonitorias y
que dura largo tiempo. El ejemplo que mejor se adapta a tal definición es el del terremoto con
potentes "ondas de choque" posteriores.
Las características finales de diferenciación de los agentes de desastres son magnitud e intensidad
del impacto. La magnitud de éste es esencialmente una dimensión de espacio geográfico y social. Un
desastre puede concentrarse en un área pequeña, afectar pocas personas o dispersarse en grandes
zonas y afectar a un número importante de ellas. La intensidad del impacto refleja la posibilidad de
que un desastre cause lesiones, muertes y daños a la propiedad. Los dos factores recién señalados
deben distinguirse claramente. Por ejemplo, una explosión, no obstante que es altamente destructiva,
puede afectar únicamente a un área geográfica limitada, en tanto que una inundación puede tener
menor intensidad, pero afectar una zona geográfica amplia y también a muchas personas. Por
supuesto, ello tiene importantes consecuencias en el grado en que perturba los asuntos comunitarios.
Un desastre muy destructivo empero localizado, a pesar de ser trágico, puede tener tan sólo mínimas
consecuencias para la comunidad en su totalidad. Por el contrario, una catástrofe difusa pero menos
devastadora, puede causar enormes perturbaciones en la vida diaria de una comunidad.
Es importante señalar que las dimensiones de espacio o tiempo constituyen todas estas características
del impacto de un desastre, y que tales dimensiones suelen ser de suma importancia en términos de la
magnitud real de los daños que causa la catástrofe. Por ejemplo, si existen grandes concentraciones
de personas en el área de impacto a cierta hora del día (es decir, la de mayor afluencia de tráfico),
ello tendría consecuencias importantes en la intensidad y magnitud del impacto. Si media un lapso
notable entre las señales de aviso y el impacto, ello permite que se pongan en marcha medidas
preventivas.
Debe destacarse también que con el empleo de las características mencionadas, el observador puede
diferenciar los agentes de desastre, de diversas formas. De manera que una explosión suele ser
impredecible, tiene un comienzo rápido y pocas señales de aviso, dura poco tiempo y su impacto es
destructivo, pero muy localizado. Por otro lado, una inundación es posible predecirla, posee un
impacto gradual con señales de aviso considerables y, por lo general, dura largo tiempo y su
magnitud es difusa.
Fases de los desastres
Los desastres pueden dividirse cronológicamente en cinco fases: 1) preparación previa al desastre; 2)
fase de predicción; 3) impacto; 4) emergencia; 5) recuperación (tabla 12). Esta organización
cronológica mencionada es útil porque permite contar con un esquema mediante el cual se pueden
crear planes para cuando ocurra el desastre, asignar tareas y responsabilidades, y establecer
prioridades de las actividades, en una secuencia lógica. Incluimos una amplificación de cada fase
para proporcionar ejemplos de los tipos de actividades que deben realizarse. Tratamos de que las
actividades enlistadas sean generales por naturaleza y no abarcan todos los aspectos de un desastre.
También, en muchos casos, dos o mas fases pueden juntarse (por ejemplo, los preparativos previos a
un desastre y la fase de advertencia); algunas veces no ocurre una de las fases (fase de advertencia).
Preparación previa al desastre
La fase anterior al acaecimiento de un desastre tiene gran importancia porque más que cualquier otra,
es la que determinará el impacto que aquel producirá en la comunidad. Durante dicha fase, la
comunidad emprende la tarea de evaluar su "potencialidad de desastre" al llevar a cabo riesgosas
investigaciones geológicas y arriesgadas valoraciones de tormentas graves, accidentes con materiales
peligrosos, accidentes de transportes, incendios y otros incidentes más. La comunidad puede
establecer reglamentos del uso de la tierra o de la demarcación de zonas, y adoptar códigos y otras
normasen un esfuerzo por evitar o mitigar los efectos de la catástrofe. De este modo, se crea un plan
eficaz contra desastres, se distribuye, se prueba en un simulacro, se revisa, se perfecciona y se
mantiene actualizado. Las diversas organizaciones que prestan auxilio en casos de desastres (por
ejemplo: bomberos, policía, servicios médicos de emergencia, servicios sociales e instalaciones
públicas) se reúnen sobre bases regulares bajo la dirección de las autoridades de defensa civil de la
localidad, para coordinar la planificación y preparación de actividades. Se facilita el equipo y los
materiales esenciales para satisfacer las necesidades de auxilio en los posibles desastres potenciales.
En ellos se incluyen materiales médicos de urgencia adicionales, equipo de comunicación y de
rescate, y generadores de corriente eléctrica para casos de emergencia. A todas las organizaciones de
socorro, se les da el adiestramiento necesario en casos de desastre para familiarizarlas con los planes
contra esas calamidades, así como sus obligaciones y responsabilidades, y las nuevas tareas o
necesidades generadas por el desastre. Una parte importante de los preparativos a realizar antes de un
desastre, es orientar al público para alentar una preparación individual.
Sin embargo, innumerables organizaciones y comunidades fracasan al no aprovechar en toda su
magnitud este periodo previo a la catástrofe. Con frecuencia, no es hasta después de que ocurre el
desastre, cuando todos los recursos de la comunidad se destinan al inicio de las actividades
preparatorias contra el siguiente desastre.
Fase de advertencia
La fase de advertencia es el periodo que media desde la primera señal de peligro hasta el momento
de acaecimiento del desastre. A pesar de que algunas calamidades, como explosiones, terremotos y
accidentes de transporte no dejan ver ninguna señal de advertencia, o si la dan es pequeña, otros
desastres ocurren con alguna señal previa de peligro. Con la ayuda de los satélites y las redes de
estaciones meteorológicas, es posible predecir innumerables desastres meteorológicos, por ejemplo,
huracanes, tornados, tormentas invernales graves, ondas de calor y sequías. Además, es posible
predecir situaciones que pueden generar avalanchas y deslizamientos de tierra. En estas situaciones
la advertencia puede ser el aspecto más importante para que la pérdida de vidas sea mínima y se
mitiguen los daños. Es importante que una comunidad esté perfectamente bien informada acerca de
la posibilidad de que ocurra un desastre, su intensidad, duración y magnitud.
TABLA 1 - 2 Cinco Fases de la Actividad en Casos de Desastres
Fases Actividades
Preparación previa Preparación de los recursos en el nivel gubernamental, ambiental, técnico y económico
al desastre para cubrir las necesidades de un desastre
Actividades de prevención y actividades de mitigación
Planificación y coordinación para casos de desastre entre los grupos de respuesta
Educación comunitaria
Entrenamiento y simulacros de desastres Obtención de equipo y material (suministros
médicos, equipo de comunicación, generadores de energía para situaciones de
emergencia, bolsas de arena, bombas, etc.)
Fase de advertencia Mayor adecuación, activación del programa para casos de desastre y establecimiento del
centro de operaciones de emergencia (COE)
Advertencia a la población
Advertencia a los hospitales
Evacuación/protección " local "
Preparativos previos al impacto
Fase del impacto Soportar el impacto
Emergencia Valoración de organizaciones que brindan asesoría relacionada con la respuesta en caso
de un desastre
Aislamiento Activación del plan para casos de desastre/establecimiento del COE, de no haberse
realizado ya.
Mitigación de los daños o las lesiones posteriores
Recabar ayuda adicional o mutua
Preparativos para las actividades de búsqueda y rescate de las víctimas
Operación de los planes de hospitales para casos de desastre
Rescate Establecimiento de puesto de mando
Evaluación
Búsqueda y rescate
Selección, establecimiento de puntos para reunir a los pacientes Establecimiento de rutas
de vehículos de emergencia/transporte de pacientes
Remedio Llegada de auxilio organizado
Relevo de socorristas por parte de grupos provenientes de las zonas no afectadas
Llegada de material y equipo de auxilio adicionales
Cuidado de los muertos
Provisión de alimentos de urgencia, albergues y ropas
Atención a las medidas sanitarias y otros aspectos de salud publica
Recuperación Restauración de servicios comunitarios esenciales
Restablecimiento del orden comunitario
Satisfacer las necesidades de bienestar de las víctimas
Reparación de los daños en la comunidad
Valoración continua de los daños y obtención de ayuda local, estatal y federal.
Inicio de las medidas preventivas
1. VÍAS RESPIRATORIAS
Vías de respiración artificial_______
Tamaño_______Tiempo___________
O2terapia: Tipo__________________
Litros/min.______________________
Traqueotomía___________________
2. RESPIRACIÓN
Asistencia ventilatoria_____________
Esfuerzo respiratorio
espontáneo_____________________
Frecuencia y características_______
Cases en sangre arterial___________
(Véase hoja de resultados)
3. CIRCULACIÓN
Sitios de hemorragia externa_______
Apósitos de presión______________
Suturas ____________(por practicar)
Estudios de laboratorio ordenados:
Hematimetría completa____________
Contenido químico de la sangre_____
Circulación total por min. __________
Unidades ___AU ___PT/PTT_____
Estado cardiovascular____________
Frecuencia y características
del pulso________________________
Arritmias ______DVY________Edema
Pulsos periféricos_________________
Tiempo de llenado capilar___________
4. FLUIDOTERAPIA INTRAVENOSA
Angiocath calibre: 18 ____16_____14
Sitios__________________________
Soluciones: Lactada de Ringer______
Otras _________Hora_____________
Velocidad de flujo_____Bomba IV ___
Flujo cronometrado_______________
Sangre: Cantidad______Tiempo_____
5. SIGNOS VITALES
Medir cada 15 min.
Hora PA P R T
________________________________
________________________________
________________________________
________________________________
A. Inmovilizar
B. Preparar para transporte y notificar a la instalación destinataria
C. Preparar para cirugía
D. Decadron 50 mg por vía intravenosa
Hora (se administra si hay depresión del sistema nervioso central)
7. EVIDENCIA DE HEMORRAGIA
MASIVA EN TÓRAX O ABDOMEN
Traje antichoque:
Tiempo aplicado___________________
Presiones _______________________
Hora en que se comenzó a
quitarse_________________________
8. EVIDENCIA DE TAPONAMIENTO
CARDIACO
Pericardiocentesis _______________
Drenaje del miocardio ____Hora_____
Notas___________________________
9. NEUMOTORÁXICA TENSIÓN
Diámetro de la sonda
en tórax__________________________
Aplicador por______________________
Drenaje___________________________
Método de drenaje: Cerrado__________
2 Frascos_________________________
Presencia de eritrocitos______Ordenar
pielografía intravenosa y cistoscopía.
Firmas__________________Dr
________________________Enf
Fuente: Adaptado con la debida autorización, de la Hoja de evolución de un paciente con múltiples
traumatismos y que requiere atención especial, Centro Médico de Cedar City, Utah.
Si la persona está inconsciente, no colabora o no habla español se podrán explorar otras vías para
obtener un historial adecuado. Es necesario preguntar al personal de policía o de socorristas respecto
a la hora, el tipo de accidente y el sitio en que ocurrió; la posición en que se encontró al paciente; los
datos de la valoración inicial, cualquier actividad convulsiva observada y las medidas de tratamiento
de apoyo terapéutico que se tomaron.
La víctima también puede estar separada de su familia o amigos y no llevar consigo ningún objeto de
identificación, como billetera o bolsa de mano. Sin embargo, si están presentes los familiares o
amigos cercanos, ellos pueden aportar la información concerniente a alergias, medicamentos,
prótesis (incluyendo aparatos de audición o lentes de contacto) y cambios de comportamiento antes
de la admisión. Además, la enfermera debe buscar algún brazalete o collar que contenga una
identificación de tipo médico, pues en ellos se incluye una lista de problemas no manifiestos, como
alergias, y proporcionan números de identificación y de teléfonos de emergencia que funcionan las
24 hrs. Es importante llamar a ese teléfono y proporcionar el número de identificación del paciente,
para así tener acceso a su historial clínico, captado en un archivo computadorizado. Pese a que es
poco probable que la información del brazalete o collar de alerta médica pueda obtenerse por
personas que laboran en la escena de los hechos, un señalamiento en la hoja clínica de la víctima,
indicando que se encontró dicho brazalete, alertará al personal de la instalación receptora, para que
solicite la información apropiada. Sea cual sea la fuente de información, habrá que mencionarla por
escrito en la historia clínica.11,24,27
Valoración continua
En este punto se han completado las primeras dos etapas de la valoración. La tercera, que es de
observación y evaluación continua, identifica rápidamente los cambios en el estado de la víctima.
Nuevos estudios de laboratorio y hemodinámicos pueden ayudar a determinar la gravedad del
traumatismo y la eficacia del tratamiento. Por su medio, puede administrarse el tratamiento definitivo
para los problemas no detectados en las revisiones inicial y secundaria. Mientras la enfermera tenga a
su cuidado al damnificado, deberá ejercer permanentemente las tareas de valoración, planificación,
suministro de atención, evaluación y comunicación ininterrumpida. La valoración continua y
sistemática permite a la enfermera estar alerta respecto a cambios en el estado clínico del paciente,
los cuales pueden requerir una intervención rápida y decisiva o su notificación instantánea al médico.
Para resumir brevemente, la secuencia apropiada en el tratamiento de un damnificado es la
siguiente:8,28
Realice una revisión inicial rápida del estado de la víctima, focalizada hacia las funciones
vitales de respiración, circulación, nivel de conciencia y hacia la posibilidad de que exista una
lesión en la columna cervical.
Evalúe y asegúrese de que no haya obstrucción de las vías respiratorias.
Asegúrese de que el intercambio respiratorio sea eficaz.
Mantenga o restaure una circulación eficaz.
Efectúe una revisión secundaria rápida y completa; evite el movimiento excesivo del
paciente, en especial si se sospecha de una lesión en la columna.
Registre todas las observaciones importantes, como el nivel de conciencia, el diámetro
pupilar, los signos vitales, las deformidades o anormalidades, para que sirvan de línea de
referencia.
Obtenga una historia de la lesión y de los hechos anteriores y posteriores al accidente, y
pregunte acerca de las alergias, los medicamentos, las enfermedades pasadas y hora en que
ingirió el último alimento.
Cubra las heridas abiertas haciendo la presión para controlar el sangrado, según sea
necesario.
Inmovilice las fracturas obvias o sospechadas, y mantenga el cuello y la espalda inmóviles
en el caso de suponer que hay algún traumatismo en la columna.
Auxilie en la transferencia de las víctimas hacia la instalación apropiada de tratamiento.
Errores y precauciones
Después de terminar la valoración y registrar todos los hallazgos, ¿qué debe hacerse? La primera
parte del proceso de evaluación comprende la recolección adecuada de datos; la segunda parte, de
igual importancia, consiste en el análisis y la interpretación de la información para formular
diagnósticos de enfermería e iniciar el tratamiento idóneo. Sobre todo hay que darle al análisis de los
datos la misma atención cuidadosa que se puso en su recolección. Evite formular conclusiones
exageradas y quizás inexactas. Por ejemplo, si la persona está inquieta, combativa, agresiva, y
presenta incontinencia vesicular o intestinal, con una higiene personal precaria y un aspecto
desaliñado, no se debe asumir automáticamente que se trate de un problema de alcoholismo,
drogadicción o un trastorno psiquiátrico, pues la persona puede padecer en realidad una lesión
cerebral o hipoxia. De forma semejante, el caso del individuo con contracciones prematuras
ventriculares multifocales no significa automáticamente que se trata de una cardiopatía grave, él
puede sufrir una arritmia cardiaca benigna surgida años atrás o una intoxicación por ingestión de un
medicamento llamado digital. Nunca suponga como posible que se pueden identificar
instantáneamente todos los problemas de un paciente.
La enfermera debe tener sus cinco sentidos alerta para detectar cambios repentinos en el estado
clínico del paciente.11 Unas cuantas indicaciones pueden ser útiles para evitar que cometa algunos
errores comunes.11,29
Siempre corrobore lo que cree escuchar. Los pacientes pueden dar respuestas que a su juicio
son las que la enfermera desea oír. Utilice preguntas abiertas y deje a la persona describir su
problema con sus propias palabras.
Recuerde que lo que usted ve rara vez es el cuadro completo. Muchas lesiones van más allá
de lo superficial como la punta de un iceberg.
Efectúe una valoración detenida que se inicie con su inspección visual, y vaya seguida de la
palpación, la percusión y la auscultación.
No circunscriba su valoración únicamente a la zona del cuerpo en cuestión o a los signos
más manifiestos del trastorno. Evite la visión limitada, que a veces culmina en conclusiones
erróneas y precipitadas.
Busque las causas; puede haber una o muchas para los problemas detectados, como dolor
en el pecho, disnea o confusión, algunas de ellas benignas y otras mortales.
No excluya la posibilidad de que exista un problema, sólo porque usted no detecte el
síntoma típico.
Con gran cuidado adapte la valoración hecha, de modo que incluya todos los posibles
problemas subyacentes que puedan producir un síntoma en particular.
Busque hechos importantes en el historial clínico personal anterior. Los enfermos a veces
no conceden la debida importancia a las enfermedades sufridas en el pasado y sus efectos
implícitos en la condición actual.
Recuerde que todos los pacientes psiconeuróticos fallecen finalmente a causa de alguna
enfermedad orgánica. Incluso, el mismo paciente con síntomas múltiples e infundados puede
llegar a tener un problema grave.
Cuando los pacientes digan que tienen una urgencia y que necesitan ayuda, probarlo no es asunto de
ellos. No se arriesgue a una desgracia por ignorar o descartar el temor de un paciente. Toda persona
debe sentir que se le escucha y entiende y que la gravedad de su condición se ha evaluado de manera
justa.
El tratamiento efectivo en situaciones de desastre a través del empleo de la valoración rápida y
precisa es semejante a un caleidoscopio. El cuadro cambia ligeramente conforme cada persona es
evaluado y tratada. Así como la intensidad de la luz acrecenta los colores del caleidoscopio, la
agudeza del problema y el volumen de pacientes intensifican la necesidad de enfermeras capacitadas
en las labores de valoración y selección. La directora de enfemería debe estar consciente de que los
pacientes esperan que se les atienda y coordinar el flujo de los mismos de manera que todos se
sientan cuidados y no se deje de tratar ningún problema.29 Su habilidad para la valoración inmediata
mejora la eficacia de la atención en desastres y el índice de supervivencia de los pacientes.
Referencias
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Apéndice 2-A: Revisión inicial: Exploración de funciones vitales en 90 segundos(vías
respiratorias ritmo respiratorio circulación)
La enfermera que entre al sitio de un desastre debe iniciar la evaluación de las tres fases utilizadas para el
control de la situación. Si alguna de las metas no es alcanzada, quizá necesite resolver el problema antes de
continuar con la atención de las víctimas.
La enfermera debe recordar que el entorno de algunas calamidades es tan peligroso que quienes
penetran en la zona pueden sufrir lesiones o morir. De ocurrir lo anterior, ella no debe entrar nunca a
ese sitio, y tratar de persuadir a los demás de que no lo hagan. Esta acción puede significar que la
enfermera no atienda a algunas víctimas.
Formas de organizar el sistema: personal presente en el sitio de los hechos
La clave para manejar eficazmente una situación de desastre y atender a los pacientes sin dilación, es
organizar un sistema efectivo para caso de calamidades que se base en la utilización adecuada del
personal en los sitios más apropiados. El sistema que han desarrollado las organizaciones para
prestar auxilio cuando ocurre un desastre, en el nivel local, estatal y federal para controlar grandes
urgencias, con frecuencia no es muy conocido por el personal de enfermería. Debido a que las
obligaciones de las diversas categorías del personal y la línea legal de autoridad en una zona de
calamidad debe conocerse bien antes de que la enfermera se integre a la organización de auxilio, aquí
presentamos una explicación breve de los diferentes tipos de personal que participarán en las
maniobras de socorro y sus obligaciones, la cual puede ayudar a la enfermera a entender mejor la
foma en que se manejan estos casos.
FIGURA 3 - 1 Colocación, por cuestiones de seguridad de los vehículos en la zona del desastre
Nota: Proteja la zona de un accidente en una carretera colocando su vehículo a unos 17 m, en sentido
del tránsito, con las luces de emergencia brillando intermitentemente y estacionado con el frente en
dirección opuesta al lugar de los hechos. Coloque una fogata en dirección al tránsito vehicular a unos
50 a 100 m de distancia, para que los vehículos que circulen a gran velocidad tengan tiempo
suficiente para frenarse.
Departamento de policía
Los encargados de hacer cumplir la ley suelen ser los primeros en recibir aviso en caso de un
desastre, por lo que casi siempre llegan al lugar de los hechos antes que nadie. A menudo es un
oficial de la policía quien advierte la existencia de la calamidad y notifica a otras organizaciones
solicitando ayuda.
Varias organizaciones encargadas del cumplimiento de la ley pueden responder ante una catástrofe
(por ejemplo: patrullas de caminos, policía estatal, policías a nivel municipal o local). Estos
funcionarios pueden participar en las labores de rescate o en la atención de los heridos, su tarea más
importante es mantener la seguridad en el área de la tragedia. También resulta de enorme utilidad
para conservar el tránsito de vehículos, alejar a los curiosos, y dirigir al equipo de rescate al interior
del área. La seguridad global del personal que interviene en el acontecimiento también está
resguardada por los oficiales de policía.
Departamento de bomberos
Los bomberos también intervienen en forma activa en la mayoría de las calamidades. Además de
atender a las víctimas, ellos son los responsables de controlar los incendios y otros agentes peligrosos
y, por lo general, tienen la experiencia y el equipo para extraer a los damnificados de edificios en
ruinas o de vehículos chocados. La enfermera debe saber que generalmente el jefe de bomberos y sus
oficiales tienen la responsabilidad legal de dirigir innumerables maniobras en el lugar de los hechos.
Es de mencionar que en algunas comunidades el presidente municipal o el jefe de la policía son los
responsables de ello.2
Personal del SME (Servicio médico de emergencias)
En casi todas las comunidades, el personal de los servicios médicos de emergencias es el encargado
de atender a los pacientes antes de que estos lleguen al hospital. Es probable que la enfermera
colabore íntimamente con dicho personal en una catástrofe, y por esta razón se combinan los
esfuerzos y experiencia de ambos o con los del equipo paramédico, para de esa manera dar la mejor
atención a las víctimas. El personal de los SME en un desastre, comprende a los técnicos
propiamente dichos, quienes se pueden encargar de los procedimientos básicos necesarios para
conservar la vida de un paciente y proporcionar la atención fundamental de algunos traumatismos.
Los técnicos avanzados y los paramédicos también pueden encargarse de los mismos procedimientos
y del tratamiento traumatológico en niveles más elevados. Pese a que los técnicos y los paramédicos
no cuentan con el respaldo médico de una enfermera están perfectamente preparados para atender a
las víctimas en medios prehospitalarios.
Esta área del personal trabaja bajo la autoridad del sistema medico local o regional, que los comunica
por medio del radio con otro médico o enfermera o les señala los métodos ya establecidos para que
lleven al cabo la asistencia de las víctimas. En muchas comunidades el sistema de los servicios
médicos de emergencia envía a una enfermera al sitio de los hechos para supervisar al personal.
Independientemente de que los técnicos y los paramédicos continúen sus labores dentro de su
sistema clínico normal o que en una catástrofe estén bajo las órdenes de una enfermera, ella y el
personal mencionado deben trabajar en perfecta armonía, ya que ambos cuentan con la experiencia y
los conocimientos que pueden beneficiar a los pacientes.
El personal de los servicios médicos de emergencia posiblemente provenga de diversas instituciones.
Los departamentos de bomberos, policía y organizaciones de ambulancias, pueden enviar ya sea
técnicos o paramédicos. En las áreas rurales o las ciudades pequeñas es probable que un número
importante de ellos procedan de las asociaciones de voluntarios locales que prestan servicios de
ambulancias.
La enfermera, también, debe percatarse de que en muchos sistemas comunitarios para situación de
desastre se solicita la participación de un técnico o paramédico jefe, quien actúa como responsable de
la selección. Estas personas reciben capacitación adicional para ejecutar esa tarea y pueden tener
experiencia en este campo por haber participado en simulacros de desastres o por haber intervenido
en calamidades reales.
Personal médico
En algunos programas para caso de desastre, se solicita la intervención de grupos de médicos y
enfermeras para que acudan al sitio de los hechos. Su participación puede incluir la atención de las
víctimas, la selección de éstas o ambas tareas. En muchos casos la enfermera está por casualidad en
el sitio de los hechos. En cualquiera de las dos situaciones mencionadas, ella se encuentra en una
situación óptima para cubrir una de las grandes necesidades de una situación semejante: llevar a cabo
las medidas necesarias para conservar la vida de un paciente.4 A pesar de que la valoración de las
víctimas y la administración de tratamientos más complejos, son las tareas más importantes de una
enfermera, ella puede considerar necesario el encargarse de otras labores. Sin embargo, siempre que
sea posible, la asistencia de las víctimas tendrá la mayor prioridad.
Líderes del gobierno
Pocos son los líderes de los gobiernos local, estatal o federal que intentan dirigir las maniobras de
rescate en el sitio de los hechos; las personas más aptas para esta tarea son los oficiales de bomberos
o de la policía. Los funcionarios de gobierno desempeñan sus tareas importantes por medio del
centro de operaciones de emergencias (COE).2 Muchos municipios y todos los estados tienen una
estructura perfectamente protegida, de manera que pueden albergar a diversos funcionarios y
proveerles de mapas del área del desastre, listas de hospitales o de organizaciones de emergencia
idóneas, y de un sistema complejo de comunicaciones por radio. Dicho centro coordina la valoración
de las necesidades en la escena del desastre y el envío de unidades de apoyo que puedan utilizar los
directores en el sitio mismo. También puede dirigir el flujo de víctimas desde el lugar del desastre
hacia los hospitales que tengan más capacidad para atenderlas.
Organizando el sitio de los hechos
Una vez que la enfermera se familiariza con el personal que trabaja en la zona del desastre, sabrá en
dónde dicho personal debe concentrar sus conocimientos más provechosamente. Para la mejor
organización del personal, el lugar del siniestro debe dividirse en tres zonas: 1) de desastre; 2) de
tratamiento, y 3) de transportación (figura 32). A cada zona se le asigna diferente tipo de personal.
Zona de desastre
La zona de desastre es la localización real del incidente (colisión de un avión o área en que se
derrumbó un edificio). Las víctimas pueden estar dispersas en todo ese entorno peligroso. Debido a
que este sitio es, por su naturaleza el de mayor confusión y peligroso en toda el área de la tragedia,
constituye un punto difícil para suministrar atención adecuada a los damnificados. Si el personal
experto en desastres trata de atender a los pacientes en ese lugar, puede fracasar a causa de la
dificultad para trasladar los suministros médicos y por la disgregación del personal. Por tal motivo
las actividades por realizar en la zona del desastre, incluyen a las siguientes:
brindar seguridad en el sitio de los hechos
lograr el acceso a las víctimas
estabilizar las condiciones que pueden ser mortales para los damnificados
desplazar a los pacientes a una zona mejor para su tratamiento
La mayor parte del personal de socorro se envía inicialmente a esta zona para estabilizar y
transportar a los damnificados. A medida de que se evacue a un número cada vez mayor de personas
de la zona, se efectúa un cambio en el personal. En este momento hay que redistribuir a los técnicos,
a los paramédicos y a las enfermeras para que permanezcan con los damnificados en el área de
tratamiento; los bomberos y el resto del personal de rescate debe continuar con sus labores de extraer
a las víctimas y transportarlas lejos de la zona de desastre.
Las gradas se derrumbaron a eso de las 22.30 horas de una noche de verano, lesionando a 70 personas y
causando una falla en el suministro eléctrico que sumió a toda la zona del desastre en la oscuridad.
El despachador de emergencia con el numero 911 que había sido alertado por los vecinos envió a un oficial
de la policía para investigar. Él, después de valorar la situación, pidió una ambulancia y un camión de
bomberos. Cuando llegaron los técnicos médicos en emergencias (EMTs), treparon a la parte más alta del
graderío en compañía del oficial y allí descubrieron a un gran numero de personas lesionadas y atrapadas. Al
percatarse de que la magnitud del desastre era mayor de lo que un sistema de urgencias normal podía
manejar, pidieron la colaboración del despachador, quien activo el programa para casos de desastre de la
comunidad. Inmediatamente llegaron al sitio de los hechos más policías, técnicos médicos en emergencias y
bomberos, con sus equipos y material adecuados para estas situaciones. Se notificó al jefe de bomberos, al
centro de operaciones de emergencias y otras autoridades. El COE avisó a hospitales locales y regionales,
que a su vez tomaron algunas medidas para coordinar las labores de apoyo en la catástrofe.
Al pasar en su automóvil por el estadio de beisbol, una enfermera vio llegar a los camiones de bomberos que
se estacionaban para prestar ayuda. Observó la escena de caos: personas que corrían, gritos pidiendo auxilio y
metal aplastado. Insegura en un principio acerca de la forma en que podría ayudar, vio a los oficiales de la
policía tratando de alejar a los curiosos de los cables de la luz que se hablan caído y a los técnicos médicos y
bomberos tratando de rescatar a las víctimas de entre las ruinas. Se percató de que al realizar tales maniobras,
trataban de que la escena del accidente fuera un sitio seguro, con lo cual cumplían la primera meta de la
atención en casos de catástrofe.
En este momento la enfermera advirtió que la mejor forma como podía ayudar era organizando el área del
desastre, que es la segunda meta del programa para casos de tragedias. Una zona de pasto en el campo de
juego, muy cerca de la carretera, fue el sitio ideal para establecer la zona de tratamiento, y varios técnicos
médicos la auxiliaron para desplazar a los primeros tres damnificados al área. Antes de que los técnicos
regresaran a la zona del desastre se había llevado a cabo la valoración del estado de las tres víctimas y se
iniciaba el tratamiento de las mismas.
Durante ese tiempo, los funcionarios comenzaron a asignar personal al Centro de Operaciones de Emergencia
para recibir los reportes de la situación del desastre, solicitar la ayuda de las comunidades vecinas, reclutar
personal y equipo adicionales. Todos los hospitales locales pusieron en marcha sus propios programas para
situación de desastre y hablan notificado al COE respecto al número y tipo de pacientes que podían recibir.
Una de las víctimas, un joven que percibió las primeras señales del desastre, como el ruido de las gradas al
caer y el parpadeo de las luces, quedó atrapado debajo de una montaña de tablones de madera y vigas de
metal. Imposibilitado para moverse y auxiliar a otras víctimas, sólo pudo esperar hasta que un socorrista
llegara con una lamparilla de mano, le hiciera una señal y le pidiera que esperara.
Mientras tanto, la enfermera al advertir que los técnicos médicos no se sentían cómodos realizando las tareas
de selección, se ocupó ella misma del proceso en las víctimas que comenzaban a llegar en un número cada
vez mayor. Se colocó a la entrada de la zona de tratamiento y rápidamente examinó a cada persona que le
llevaban. Trabajó con rápidez, y determinó el nivel de conciencia y la frecuencia del pulso de cada víctima
También, revisó el cuerpo de cada uno de los damnificados para saber si había sufrido alguna lesión grave, y
recibió los reportes del personal de rescate, respecto de lo que hablan encontrado cuando rescataron a las
personas y las llevaron a la zona de tratamiento.
La enfermera comenzó a clasificar a las víctimas de acuerdo con sus necesidades, utilizando el sistema de
selección simple de tres niveles de prioridad. Los accidentados que necesitaban tratamiento y transportación
inmediatos fueron colocados en la primera hilera por los técnicos médicos y la enfermera dio instrucciones al
personal médico que estaba con ella, para que concentrara sus esfuerzos en atender a esos pacientes. También
colocó en la frente de cada lesionado un trozo de cinta adhesiva en que escribió el nivel de prioridad al que
pertenecían.
Al aumentar el numero de víctimas, se formaron dos hileras para lesionados de la segunda prioridad, y
después, tres hileras. Hubo de tomarse decisiones difíciles: colocar a un paciente con heridas profundas y
masivas que le ocasionarían una hemorragia mortal, al final de la tercera hilera, de modo que otros pacientes
mas viables pudieran recibir atención.
El joven que quedó debajo de los escombros, finalmente fue liberado, y llevado sobre un tablón a la zona de
tratamiento por el personal que le hizo una revisión inicial para saber si tenía alguna lesión mortal. Cuando
llegó a la zona de tratamiento, la enfermera le tomó el pulso, y revisó su cabeza, palpó su tórax y su
abdomen, y observó sus extremidades para saber si tenía alguna hemorragia oculta. El socorrista indicó a la
enfermera que el joven posiblemente tenía una fractura. Resultó ser la única lesión obvia, de manera que se
colocó al joven en la hilera de segunda prioridad. Por primera vez se le midió su presión arterial, lo cual se
repitió varias veces antes de llegar al hospital. Quince minutos después de su rescate, la enfermera y el
técnico médico de urgencias hablan inmovilizado su pierna colocando vendajes en sus abrasiones y raspones,
y lo habían cubierto con una manta.
Al llegar las unidades de apoyo de las comunidades vecinas (30 minutos después de iniciado el desastre), la
enfermera pidió a los paramédicos que continuaran con la selección para que ella pudiera dedicarse a las
víctimas que no hablan recibido tratamiento. Un grupo de enfermeras, paramédicos y técnicos medicas en
emergencias trabajaban en conjunto para aplicar sueros intravenosos, aspiración, trajes antichoques,
intubación nasotraqueal y otras técnicas terapéuticas. Los pacientes después de haber sido valorados y
tratados, estuvieron listos para su transportación, de acuerdo a las prioridades que se les hablan asignado.9
Los muertos fueron transportados al depósito de cadáveres de la ciudad, por los empleados de las funerarias
de la localidad.
90 minutos después de que se derrumbaron las gradas, la enfermera volvió al hospital en donde trabajaba.
Fue llevada en la misma ambulancia que transportaba al joven con la pierna fracturada, y ella auxiliaba al
técnico en la atención de los pacientes mientras se dirigían al hospital.
Pacientes ambulatorios
Incorporarlos como voluntarios según sea necesario, para ayudar en el desplamiento de otros pacientes, por
medio de camillas o sillas de ruedas.
Designar a un miembro del personal para que dirija al grupo.
Procurar que todos los pacientes y el personal se tomen de las manos mientras de salen.
Procurar que algún miembro del personal controle el registro de salida, de todo el personal y los pacientes,
según vayan abandonando el sitio.
Procurar que todos los visitantes se vayan con los enfermos y registrar sus nombres conforme salgan.
En las unidades maternoinfantiles, evacuar a las madres de ser posible con sus hijos en brazos.
Asignar a un grupo de enfermeras para evacuar a estos pacientes, e incorporar a los enfermos ambulatorios
como voluntarios.
De ser posible, utilizar a los visitantes voluntarios para desplazar a estos pacientes.
Cotejar que los pacientes y el personal aparezcan en la lista conforme cada uno salga de la unidad.
Pacientes en camillas
De ser posible el equipo de evacuación también debe sacar las historias clínicas (quizá cada paciente llevará
la suya) y para evitar la expansión del incendio, deben apagar las luces cerrar las principales válvulas de
oxigeno, y cerrar la puerta cuando la última persona haya salido de la unidad.
La seguridad de los pacientes y del personal son aspectos preocupantes en cualquier desastre interno.
Brindar las medidas de seguridad incluye un conocimiento de cómo evitar problemas, utilizar los
patrones de comunicación, combatir los incendios y los problemas relacionados con éstas.
La Comisión Conjunta Estadounidense de Acreditación de Hospitales (CCAH) solicita a los
miembros del personal que participan en programas internos regulares de seguridad contra incendios
y fallas electrices. Deben conocer la ubicación de todos los extinguidores de incendios y saber
determinar cuál de ellos es el más adecuado para utilizarse en un accidente semejante. Todos los
miembros del personal deben conocer el sitio en donde se encuentran las alarmas contra incendio, y
cuáles son los procedimientos a seguir cuando se detecta uno. Este programa debe incluir
información concerniente a los mecanismos para alertar a la operadora del hospital (por lo general en
una línea telefónica prioritaria) y al departamento de bomberos.
Cada vez que ocurra un incendio en un hospital debe alertarse inmediatamente al departamento de
bomberos, sin importar la magnitud del fuego. Ellos se asegurarán de contenerlo y de extingurlo por
completo.
La presencia de un incendio significa que existe la posibilidad de humo o vapores nocivos, calor
intenso y otros problemas (Tabla 4-1). Los puntos clave por recordar en una situación como la
señalada son:
Permanecer tranquilo.
Permanecer cerca del piso si se presenta humo o calor.
NO ABRIR una puerta que esté caliente al tacto.
Conocer los puntos de salida y otras posibilidades de evacuación.
Evaluación
Una vez que se ha evacuado a los pacientes en forma segura y que la tragedia ha terminado, es
necesario valorar los daños y determinar cuándo estará segura la unidad para volver a ocuparse. El
departamento de seguridad instrumental debe revisar el equipo electrice, para asegurarse de que
funcione adecuadamente. También debe realizarse una valoración de la contaminación del material y
los suministros, y las necesidades de substituirlo. Quizá se requiera reponer todas las formas de
papelería para operar una unidad y llevar al cabo una valoración del personal disponible para trabajar
y reparar cualquier daño estructural para que la unidad reanude sus operaciones. Cuando el equipo, la
unidad y el personal funcionen de manera apropiada o se cuente ya con substitutos, el área está lista
para volver a ocuparse. Es necesario hacer esfuerzos para no ocupar la unidad mientras no se tenga la
certeza de que la atención que se brinde sea segura.
Desastre externo
Un desastre externo es cualquier situación dentro de la comunidad que genera un número anormal de
víctimas que requieren atención de urgencia y recursos más allá de los disponibles. La situación
puede ser un fenómeno natural como un tornado o un sismo, o algún desastre producido por el
hombre, como una explosión.
TABLA 4 - 1 Problemas potenciales relacionados con incendios
Notas: *Las puertas contra incendio detienen el fuego durante dos horas, y las de madera, 20
minutos.
**Los hidrantes expulsan 25 galones/minuto y cubren un área de 33.33 metros cuadrados.
Las actividades emprendidas por el personal de enfermería deben orientarse al cumplimiento de los
siguientes objetivos:
preservar la vida o la capacidad funcional
conservar las funciones fisiológicas
satisfacer las necesidades de consuelo para las víctimas
auxiliar al paciente a afrontar la reacción psicológica inmediata al desastre
Valoración
Cuando se hace una llamada al departamento de urgencias o al centro de comunicación del hospital
apropiado, el personal de dicho departamento o la persona que recibe la llamada debe preguntar y
registrar la siguiente información:
nombre y datos generales del informante
hora de la llamada
naturaleza del desastre (sitio y magnitud)
tipo y número aproximado de las víctimas
hora de llegada aproximada de las primeras víctimas
forma de transporte (helicóptero o ambulancia)
Después se transmite esta información a la oficina administrativa contra desastres. Algunas
instituciones utilizan una forma de notificación de catástrofes para recordar al personal las preguntas
que deben formular, las cuales aparecen en el recuadro 4-2.
Papel que desempeña el departamento de urgencias
Cuando se notifica al departamento de urgencias que se ha puesto en marcha un programa contra
desastres externos, en el se llevan a cabo diversas actividades. La información obtenido de la llamada
se trasmite a la enfermera a cargo; se avisa al personal de enfermería y médico del departamento la
llegada inminente de heridos, y se activa el programa del departamento de emergencias para solicitar
personal adicional (véase Cap. 14, correspondiente al "árbol" telefónico).
De uno a cinco minutos después de la notificación del desastre, se efectúa una valoración inicial. La
enfermera y el médico encargados del departamento de urgencias evalúan el estado de los enfermos
en el área y toman las decisiones apropiadas respecto a su cuidado y distribución. Entre las
decisiones a tomar, están las relacionadas con la admisión, la salida o la transferencia de pacientes, y
también las concernientes a la prioridad en la asistencia de los mismos. Las personas encargadas
deben designar también un área para sala de espera de los familiares, un tanto retirada del
departamento de urgencias, para que no haya conglomeraciones cuando lleguen las víctimas.
Además, determinarán el número de pacientes que puede recibir el departamento, con base en el
volumen de pacientes con el que ya cuentan. Después, la enfermera y el médico a cargo asignarán al
personal a aquellas áreas del departamento que se utilizarán durante el desastre (Figura 4-2).
RECUADRO 4 - 2 Forma de notificación de un desastre
Se notificó A: Hora:
Director médico:__________
Supervisora de enfermería:__________
Enfermera a cargo:________________
Equipo y suministros
Una enfermera del departamento de urgencias es asignada a un área de tratamiento adecuada para
evaluar el equipo y los suministros, preparándose para la llegada de los heridos. Entre los aspectos
básicos a considerar cuando se realiza la valoración y el almacenamiento de materiales para casos de
desastre, están los siguientes:
Todos los suministros que se utilizan durante un desastre deben guardarse en un solo sitio.
Debe establecerse un plan de rotación de las existencias y los artículos (el plan dependerá
de la cantidad de suministros disponibles anteriormente en el departamento y el sistema
diseñado para surtirlos de nuevo durante la tragedia).
El carrito móvil para selección debe contener suficiente material para tratar el máximo de
pacientes que pueda atender la institución. Un ejemplo del contenido del carrito mencionado
se muestra en el recuadro 4-3.
El estuche de las ambulancias debe contener materiales básicos para surtir de nuevo las
áreas de tratamiento del campo, dependiendo de los aspectos del programa contra desastres
en la comunidad, y debe incluir apósitos, soluciones intravenosas y líquidos.
El carrito contra desastres en un área mayor de tratamiento debe contener suficientes
suministros para una o dos horas ´(recuadro 4-4). El departamento de manejo de materiales
debe entrar en acción para revisar y surtir de nuevo el carrito cuando menos cada hora.
El área de tratamiento mínimo requiere del material de primeros auxilios (recuadro 4-5). El
almacenamiento se efectúa al llenar la forma de requisición y entregarla al departamento de
suministros en el momento en que se declara el desastre. Entre los artículos adicionales que
conviene obtener para el área mencionada están mantas, analgésicos (morfina, clorhidrato de
meperidina (Demerol), clorhidrato de hidroxizina (Vistaril), y toxoide tetánico.
FIGURA 4 - 2 Esquema de flujo de las víctimas
Se asigna a las enfermeras del departamento de urgencias para laborar en las siguientes áreas de
tratamiento.
selección (área correspondiente)
tratamiento mayor (sala de reanimación)
tratamiento mínimo (primeros auxilios)
morgue
tratamiento diferido
descontaminación
RECUADRO 4 - 3 Lista de material del carrito para casos de desastre (departamento de selección)
La enfermera a cargo del departamento de urgencias asigna personal a las áreas de tratamiento
apropiadas. Si no se cuenta con suficientes enfermeras en este departamento para asignar a todas las
áreas, habrá que dar prioridad a las que se asignen a las zonas de selección y tratamiento mayor. Se
distribuyen tarjetas para recordar a los miembros de personal sus deberes en particular (recuadro 4-
6). La enfermera a cargo del departamento de urgencias transmite entonces la información
correspondiente a la distribución de personal y la disponibilidad de espacio, al centro de control en
desastres.
Área de selección
El personal que labora en el área de selección determina la gravedad de las víctimas y las asigna al
área de tratamiento correspondiente. También está encargado del flujo ininterrumpido de
información. El equipo de selección comunica al departamento de urgencias o al centro de control, el
número de heridos que han llegado y la necesidad de recursos adicionales. Este proceso se facilita
por el empleo de mensajeros o de radios portátiles.
RECUADRO 4 - 4 Lista de materiales para el carrito destinado al área de tratamiento mayor
Vendas: Aplicadores________
2 x 2__________ Estetoscopios___________
4 x 4__________ Bacinetas "en riñón"_______
Kling__________ Pañuelos desechables_______
Kerlix__________ Torundas con alcohol______
Abdominales______ Torniquetes________
Jeringa de 3 ml con aguja_____
Jeringa de 10 ml_______
Cabestrillo de muselina________ Agujas de calibre 18 y 25______
Banditas________ Lidocaína al 1%________
Bandas esterilizadas___________ Equipo para suturas (desechable)___
Vendas elásticas_______ Equipo para preparación aséptica (desechable)________
Abatelenguas___________ Betadina (solución yodada)_____
Material de sutura (nylon y seda)___
El personal de selección está formado por un número indeterminado de miembros del personal:
médicos del departamento de urgencias
una enfermera experta del departamento de urgencias que conozca en detalle el plan contra
desastres
un empleado de admisiones del departamento de urgencias
personal de seguridad para dirigir el flujo de heridos
camilleros familiarizados con la distribución de la institución
El carrito con los materiales escogidos y las sillas de ruedas debe encontrarse en el departamento de
selección (véase el recuadro 4-3).
El personal médico y de enfermería valora la gravedad de cada herido, al obtener información
prehospitalaria del propio paciente o de los paramédicos. Se practica una valoración rápida de las
lesiones y las molestias, y la enfermera de selección recibe de la víctima o de los paramédicos los
antecedentes sobre alergia e inmunización antitetánica.
Papel que desempeña el personal de selección
Las responsabilidades de dicho personal incluyen:
Asignar a las víctimas de la tragedia a el área de tratamiento que les corresponda de acuerdo
a la valoración que se ha hecho de sus necesidades inmediatas, y la disponibilidad de espacio
en el departamento correspondiente.
Poner en práctica las medidas básicas para preservar la vida como reanimación
cardiopulmonar y hemostasia.
Colocar un marbete de identificación del hospital a cada paciente.
La enfermera de selección y el encargado de admisión: deben obtener información para
registro (nombre, sexo, edad, dirección), para el marbete personal (recuadro 47). Si es
imposible obtenerla, tendrán que describir las características físicas del herido, (color del
cabello, ojos, complexión corporal) en el marbete.
Es importante que la ropa y los objetos personales de valor se queden con el herido; estos
artículos se guardan en bolsas de plástico y se prenden con alfileres o broches a la camilla del
paciente.
Es necesario ayudar a los camilleros en el transporte de las víctimas, a colocar las en las
camillas o las sillas de ruedas y tener la certeza de que se tomaron en cuenta las medidas de
seguridad.
RECUADRO 4 - 6 Tarjeta de actividades en desastres
Evaluación
El resultado del plan practicado en el área de selección es la clasificación de la urgencia de los
problemas de las víctimas (Tabla 4-2) y la transferencia apropiada de cada una de ellas para su
atención posterior. Después de que los heridos han pasado por la selección, el personal del
departamento de urgencias recibe sus asignaciones y suministra atención a los mismos.
En términos generales, debe colocarse a los casos más graves (críticos) lo más cerca posible de la
sala de reanimación del departamento, de urgencias, y a los de menor gravedad (no urgentes), en la
zona mas retirada a dicha sala de reanimación (esta será una estancia designada para primeros
auxilios y pacientes que puedan esperar). No se necesita la separación por sexos.
Los casos de la categoría 11 (graves) pueden ser tratados en un área del departamento de urgencias o
quizás en otra zona (sala de recuperación, sala de partos o sala de labor) que cuente con equipo
básico para salvar la vida. Los pacientes con choque emocional deben enviarse a una estancia fuera
del departamento de urgencias, designada para la atención especial de los mismos.
La documentación del destino de cada víctima en el hospital se inicia en el área de selección. Es
esencial la colocación de un marbete con sus datos para una identificación apropiada; para
proporcionar información a los familiares y los medios de comunicación, y como base para cualquier
reporte médico legal ulterior (Véase el recuadro 4-7). Esta información se registra en un libro de
entradas y salidas y se incluye también en otro correspondiente a la selección.
Los pacientes que acuden al departamento de urgencias en busca de tratamiento, pero que no
provienen de la zona de desastre, deben ser orientados para que lo soliciten en otro sitio. Si es
imposible transferirlos, se les asignará a un área de tratamiento y se les hará una nueva valoración.
El personal de selección necesita recibir información de la situación de las áreas de tratamiento y de
otras instalaciones que quizá pueden atender problemas de especialidades (como quemaduras).
También deben estar al tanto del establecimiento y la ubicación de áreas con exceso de pacientes.
Para evitar la confusión y la aglomeración en el área inmediata, los miembros del área de selección
orientarán a los visitantes, los familiares y las personas de los medios de comunicación a áreas
especiales designadas para ese fin.
Departamento de urgencias
Es necesario que exista comunicación constante entre los directores administrativos del
departamento de urgencias (director medico y directora de enfermería), y el área de selección, el
centro de control y el personal que labore en las áreas de tratamiento. Si las líneas telefónicas o las de
electricidad están sobrecargadas o no funcionan, el personal del departamento de urgencia puede
utilizar radios de ambulancia, banda civil, o radioemisores-receptores portátiles como medios de
comunicación.
TABLA 4 - 2 Modelo de selección o escala de clasificación en desastres
Primera prioridad Categoría Segunda prioridad Categoría II: Tercera prioridad Categoría III: No
I: Crítica Graves urgentes
Traumatismo múltiple Desgarres moderados (sin Lesiones graves
hemorragia grave)
Heridas penetrantes en tórax y Lesiones menores
abdomen
Amputaciones incompletas Lesiones menores de los ojos
Conmoción
Fracturas abiertas Fracturas cerradas de los huesos Esguinces, luxaciones y contusiones
grandes
Quemaduras de mas de 40% de Quemaduras de segundo grado, de Quemaduras de segundo grado con
la superficie corporal* 20 a 40% o más de superficie menos de 20% la superficie corporal*
corporal*
Inhalación de humos
Lesiones criticas del sistema Lesiones no criticas del sistema
nervioso central nervioso central
Lesiones de la cara con Dolor en el pecho Lesiones faciales sin obstrucción de las
obstrucción de las vías vías respiratorias
respiratorias
Inconsciencia Pacientes de obstetricia Reacciones de nerviosismo(histeria,
hiperventilación
Conclusión
Los desastres internos y externos que afectan a una institución en donde se prestó atención a casos
agudos, pueden manejarse de manera ordenada y sistemática, por las enfermeras que participan en un
proceso de asistencial normal. Sin embargo, en una situación semejante es importante que en la toma
de decisiones, intervengan las áreas primarias de comunicación, personal y recursos.
Un programa conciso y claro contra desastres permite que el personal cuente con pautas de la forma
en que se verán afectadas sus unidades y cuáles serán sus tareas durante la calamidad. Los
simulacros regulares hacen que el personal entienda lo que cabe esperar antes de que surja una
situación extrema. Las responsabilidades y tareas del personal de cada unidad deben estar
perfectamente definidas, escritas en orden de prioridad, y en forma sencilla. La tabla 4-3 presenta un
resumen de dichas responsabilidades y de las acciones de enfermería que hay que emprender en el
curso de una calamidad.
Referencias
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2. Baumann A, Bourbannais F: Decision making in a crisis situation. Can Nurse 1983;79:23-25
3. Kennedy J: Evacuation of a neonatal unit. Can Nurse 1979;79:26-29.
Lecturas sugeridas
Bailey JJ, Hendricks D: Decisions, decisions. Nurs Life July/August 1982, pp 45-47
Baumann A, Bourbannais F: Nursing Decision-making in a critical care areas. J Adv Nurs
1982;7:435-446
Best R: Mississauga, Ontario, Canada evacuation. Unpublished report from the National Fire
Protection Association, 1980
Budassi S, Barber JM (eds): Emergency Nursing: Principles and Practice. St Louis: The CV Mosby
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Campbell M, Pribyl C: The Hyatt diaster: Two nurse's perspectives. JEN 1982;8:12-16
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Feldman S, Monicken D, Crowley MB; A systems approach to prioritizing. Nurs Admin Q
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Henderson V: The nursing process-is the right? J Adv Nurs 1982;7:103-109.
Jones R: It can happen to you! JEN 1978;4:24-27.
Lancaster W, Lancaster J: The leader as decision maker. Nurs Leadership 1981;4:7-12.
Marriner A: The Nursing Process, ed 2. St Louis, The CV Mosby Co., 1979.
Prato SA: Ethical decisions in daily practice. Supervisor Nurse 1981;12:18-20 Readings in Disasters
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Rund DA, Rausch JS: Triage St Louis, The CV Mosby Co., 1981.
Weinstein MC, Fineberg HV: Clinical Decision Analysis. Philadelphia, WB Saunders Co., 1980.
Zimmerman JM: Mass casualty management, in Ballinger WF, Rutherford RB, Zuidema JD (eds):
The Management of Trauma Philadelphia, WB Saunders Co., 1968, pp 769-793.
Nota: La regla de los nueves se utiliza para medir el porcentaje de la superficie corporal que sufrió
quemaduras. La suma del porcentaje de las quemaduras dará a la enfermera un cálculo de la
superficie del cuerpo que resultó afectada.
Fuente: Reimpreso con permiso de Cardine, NL: Emergency Care in the Streets. Boston, Little,
Brown & Co, 1983, p 359.
Todas las personas con quemaduras graves deben recibir dos catéteres intravenosos de gran calibre
con solución lactada de Ringer o salina normal. La rapidez de flujo debe ser de 3 ml/kg de
peso/porcentaje de la superficie quemada.13 En las primeras ocho horas es necesario administrar el
50% del volumen total de reposición. El paciente con conmoción debe ser colocado en posición de
Trendelenburg, recibir oxigeno y se le colocará el traje antichoque que se inflará si su presión
sistólica es menor de 80 mmHg. La administración de analgésicos al quemado es un tema
controversial, pues si se utilizan, es necesario administrarlos por vía intravenosa con incrementos
pequeños.
Las personas muestran cualquier signo de insuficiencia respiratoria como: disnea, taquipnea o
ronquera que pueden necesitar intubación endotraqueal o nasotraqueal. Quienes presentan
quemaduras en el cuello, la cara y el tórax pero sin insuficiencia respiratoria, deben recibir oxigeno.
El tratamiento de mayor importancia de un paciente con quemaduras es corregir la hipoxia y la
conmoción. El tejido afectado seria mas fácil de atender una vez que se han superado dichas
complicaciones que amenazan la vida. Descubra la piel de la víctima al quitar con cuidado las ropas;
las que se hayan adherido fuertemente a las capas cutáneas no deben quitarse; ya que puede dañar el
tejido viable. No aplique compresas de agua fría o agua a las personas con quemaduras que abarquen
más del 20% de la superficie corporal. El tratar de corregir la regulación de la temperatura en estas
personas, provoca que padezcan hipotermia si se les enfría y ello empeora su estado. Nunca aplique
preparados locales. La piel quemada debe cubrirse con apósitos secos y limpios, y se colocan
vendajes flojos en la zona. A veces se necesita la participación de la enfermera para tratar algunos
tipos de quemaduras por sustancias químicas o corrientes eléctricas. Las quemaduras del primer tipo
deben lavarse con agua abundante antes de cubrirlas con vendajes. El lavado debe durar 20 minutos
o más y durante este proceso se aconseja frotar suavemente con jabón la zona lesionada. La
neutralización de la sustancia química no se intenta en circunstancias normales y hay que estar alerta
de las reacciones tóxicas sistémicas causadas por la absorción del compuesto. Dichas reacciones
obligan a la estabilización posterior del estado del paciente o a un cambio en la categoría de
selección.
Las personas que han recibido un choque eléctrico pueden tener diversas lesiones, como fracturas,
paro respiratorio, disritmias cardiacas, y cambios neurológicos. Es necesario revisar con cuidado a
estos pacientes en busca de las heridas de entrada y de salida de la corriente. El problema principal
en estos casos es la destrucción del tejido profundo, que no se manifiesta inmediatamente después de
un incidente. El área quemada que se observa en la superficie suele representar únicamente una
fracción pequeña de la herida real. Siempre trate las quemaduras por electricidad como si fueran más
graves de lo que parecen.
Traumatismos ortopédicos
Muchas fracturas y luxaciones no ponen en peligro la vida. Sin embargo, las excepciones podrían ser
las fracturas de columna, pelvis y fémur ya que pueden ocasionar una conmoción neurógena por la
pérdida de sangre. Las complicaciones que resultan por un tratamiento inadecuado de estas fracturas
pueden dejar al paciente inválido permanentemente. Por tal motivo, es esencial que la enfermera sepa
identificar y tratar problemas ortopédicos en el sitio de los hechos. Los signos y síntomas de una
fractura o una luxación pueden incluir:
dolor
crepitación
deformidad
equimosis
pérdida del movimiento
asimetría en las extremidades
heridas abiertas
hinchazón
El objetivo principal del tratamiento es la inmovilización eficaz de los fragmentos óseos que
generalmente se realiza por medio de una férula. Entre las características de una férula adecuada
están:
que se extienda más allá de las articulaciones proximales y dístales respecto al sitio de
fractura
fortaleza y rigidez
acojinamiento en la zona de las prominencias óseas
ajuste suficiente pero sin acomodar el tejido vascular
Durante un desastre es imposible efectuar el diagnóstico exacto de una fractura o luxación. Si la
enfermera sospecha un problema ortopédico será necesario inmovilizar inmediatamente el área. La
elevación de la extremidad y la aplicación de compresas frías también pueden ser beneficiosas.
Algunas lesiones de índole ortopédico presentan problemas especiales.
Deformidades. Siempre que sea posible, la extremidad deforme debe colocarse nuevamente en su
posición anatómica. Este procedimiento se realiza mejor aplicando tracción suave en el eje
longitudinal de la extremidad y regresándola a su posición anatómica. Después se coloca una férula
en la zona lesionada.
Fracturas o luxaciones a nivel de articulaciones. Cuando existe una fractura a nivel de la
articulación o una posible luxación, la lesión se trata mejor en el sitio de los hechos colocando una
férula periarticular justo en la posición en que se encontró a la misma. Es importante no hacer
intentos para enderezar la extremidad.
Complicación neurológica y vascular. La persona que sufre entumecimiento, hormigueo, cianosis o
pérdida del pulso en la zona distal al sitio de la fractura puede tener compresión de nervios o vasos.
Si el paciente se encuentra a más de dos horas del hospital intente aliviar esta presión por medio de
tracción suave y manipulación de la luxación o fractura hasta que reaparezca la función neurológica
o vascular.
Fracturas abiertas. Las fracturas de este tipo exponen al paciente al gran peligro de contraer
osteomielitis como consecuencia de la contaminación de la herida. Toda fractura que se acompañe de
una herida debe lavarse con yodopolivinilpiolidona (yodóforo) y se le aplicará un apósito esterilizado
antes de colocar una férula.
Fractura del fémur. Las fracturas del fémur desencadenan espasmos de los músculos más potentes
en el muslo que ocasionan fatiga de los cabos rotos y mayor daño de los tejidos blandos. Por ello, es
importante colocar un dispositivo de tracción como el de Hare si se sospecha de fractura del fémur.
Esta férula de tracción ayuda a relajar los espasmos musculares e inmovilizar el hueso lastimado. Si
no se cuenta con una férula de tracción, debe improvisarse algún tipo de ellas o simplemente colocar
la pierna en una férula rígida. Las fracturas del fémur provocan que se pierda un gran volumen de
sangre dentro del muslo. Un paciente que sufrió este tipo de fractura requiere que se le introduzca un
catéter intravenoso de grueso calibre y por él administrarle solución lactada de Ringer. La enfermera
debe estar alerta de los signos y síntomas de hemorragia, como inflamación alrededor de la fractura.
El incremento de 1 cm en el diámetro del muslo representa una pérdida de unos dos litros de sangre
en dicha zona14.
Fractura de la pelvis. Las fracturas pélvicas a veces seccionan grandes vasos y por ello se pierden
volúmenes masivos de sangre dentro de la cavidad correspondiente. También puede haber lesión de
vejiga o uretra, provocando que su contenido se derrame dentro de la pelvis. Cualquiera de los
problemas mencionados puede ocasionar un cuadro mortal. Piense en la posibilidad de una fractura
de la pelvis si el paciente se queja de dolor en la parte baja de la espalda, la cadera o el pubis. Otros
signos de fractura incluyen la flexión de las extremidades inferiores o el dolor a la palpación
profunda de la cresta ilíaca. La fractura de este tipo se trata mejor con un dispositivo como la camilla
ortopédica de Robertson o un tablón. También puede utilizarse el traje antichoque para inmovilizarla,
pero se inflará únicamente cuando surjan signos de conmoción. En caso de sospechar fractura
pélvica, se necesita efectuar la reposición volumétrica a base de solución lactada de Ringer y
observar cuidadosamente si se presenta conmoción o peritonitis.
Tratamiento adicional
La enfermera puede considerar la necesidad de tratamiento adicional en cualquier paciente con
trauma si cuenta con equipo disponible y tiempo suficiente. En toda víctima que se sospeche de
haber sufrido traumatismo se introducirán catéteres intravenosos de grueso calibre, y por ellos se
administrará solución lactada de Ringer y se aplicará oxigeno. Es necesario colocar a este tipo de
lesionados sobre tablones rígidos para evitar causar daño a la médula espinal por la presencia de
fracturas ocultas. Si se cuenta con trajes antichoque habrá que usarlos en quienes se sospeche algún
traumatismo, pero se inflarán únicamente si la presión sistólica desciende a niveles menores de 80
mmHg.
El equipo especial y escaso, como el de penetración corporal avanzada, debe reservarse para las
víctimas viables asignadas a prioridades altas. En los adultos con sospecha de lesiones graves se
introducirán sondas nasogástrica del número 18 y de Foley del número 16 en la vejiga.
En la escena del desastre puede existir limitación en la disponibilidad de los medicamentos. Los
analgésicos deben utilizarse con moderación y sólo en los lesionados no propensos a sufrir depresión
respiratoria o cardiovascular por la administración de los mismos. En caso de traumatismos graves o
grandes heridas abiertas, el paciente puede beneficarse de la administración de antibióticos como la
cefazolina sódica a razón de 1 a 2 gr por vía intravenosa, tan pronto sea posible.
En el marbete de la víctima o la nota que se le adhirió habrá que señalar todo tratamiento que se le
haya administrado, especialmente las técnicas para colocar sondas y demás instrumentos y la
administración de medicamentos. En caso de haber catéteres o sondas colocadas habrá que observar
a los enfermos hasta que queden en manos del personal hospitalario.
Transporte
El tratamiento de las víctimas en la escena de la catástrofe siempre se ve limitado por diversos
factores como: la falta de personal y equipo especializado. Esta limitación hace que la transportación
de las víctimas con traumatismos a una institución especializada sea uno de los elementos esenciales
de la atención. La enfermera que atiende a los lesionados en el sitio de los hechos algunas veces debe
auxiliar en la transportación de los mismos hacia este tipo de instituciones, para asegurar la
supervivencia de los pacientes más graves. También prepara a los enfermos para que abandonen la
zona de tratamiento o los acompaña en su viaje al hospital. Por tal motivo, debe estar preparada para
tomar decisiones respecto a la transportación de las víctimas.
Uno de los primeros planteamientos que la enfermera debe hacerse es cuándo transferir a los
pacientes lejos de la escena del desastre. Pueden surgir varios problemas si no se elige el momento
adecuado para el desplazamiento. Muchos hospitales no pueden activar sus programas contra
desastres ni están preparados para recibir a un número masivo de víctimas en menos de una hora. La
enfermera que colabora en la transportación de 25 personas gravemente lesionadas, hasta el
departamento de urgencias de un hospital local, que cuenta sólo con 6 miembros del personal,
seguramente no aportara ningún beneficio a las mismas. Ella no debe permitir que un paciente con
neumotórax grave sea llevado a un hospital distante a menos que éste lleve colocada un sonda
torácica o una aguja, para evitar que muera de neumotórax a tensión.
La enfermera debe recurrir a varios principios generales para decidir el momento en que se
transportará a los pacientes:
Programar el transporte de tal manera que los heridos lleguen a los hospitales que ya estén
preparados para recibirlos.
Transportar en primer lugar a las personas cuyo estado se deteriora pero que aún tengan
posibilidades de salvarse cuando lleguen al hospital
Cuando sea posible, habrá que transportar a las personas con lesiones graves, después de
que se le hayan colocado catéteres intravenosos y sondas, para que su condición se estabilice
mientras viajan.
Comenzar la transportación de los pacientes sólo cuando hayan llegado los vehículos
adecuados para ello.
Transportar a las víctimas sólo cuando se cuente con personal adecuado para acompañarlas.
En lo que se refiere al transporte, la enfermera debe tomar otras deciones importantes como el sitio al
cual se enviará a los pacientes y qué personas los acompañarán. En muchas comunidades el centro de
operaciones de emergencias será quien decida el destino de cada accidentado, durante el desastre. La
decisión se basa en la comunicación que se tenga con los hospitales dispuestos a prestar sus
servicios. La enfermera puede auxiliar a dicho centro recomendándole qué hacer en circunstancias
especiales, como en el caso de los quemados los cuales deben enviarse a un hospital que cuente con
una unidad de atención especializada para quemaduras, o las personas con lesión craneoencefálica
que podrían ser tratadas mejor en una instalación en donde labore un neurocirujano. Si el centro de
operaciones de emergencia no puede orientar al personal de socorro en las cuestiones de transporte,
la enfermera a voces tendrá que decidir a qué sitio deben ser llevados los pacientes. Las instrucciones
siguientes pueden utilizarse en el momento de determinar a dónde se llevará a los pacientes:
Distribuir a los pacientes al mayor número de hospitales que sea posible.
Enviar a los hospitales más distantes a aquellos que no necesitan atención inmediata.
Enviar a las instalaciones mas apropiadas a quienes requieran de atención especializada.
Considerar la posibilidad de enviar a las personas con lesiones menores a las clínicas
locales y no a los hospitales, en especial si están sobrecargados de trabajo.
Intentar comunicarse con el hospital antes de decidir a dónde enviar a los pacientes.
Notificar siempre al hospital con anticipación el número y el tipo de pacientes que se le
envió.
Cuando se cuente con personal adecuado para tratar a las víctimas en el área de tratamiento, las
enfermeras pueden acompañar a los heridos más graves y continuar con el tratamiento durante la
transportación.
Es importante que la enfermera se asegure de que se ha preparado en la mejor forma a los pacientes
antes de colocarlos en los vehículos y transportarlos. Entre más largo sea el viaje mayor importancia
adquiere la preparación adecuada. Siga las reglas generales para la preparación de un enfermo, para
su transportación:
Si sospecha que puede surgir un cuadro grave durante la movilización deberá tratarlo antes de
realizar el desplazamiento.
Puede resultar imposible introducir un catéter intravenoso o una sonda torácica a un paciente
hipovolémico, en la parte posterior de una ambulancia pequeña, llena y en movimiento. Asegúrese
de que se preparó con anterioridad al lesionado. Antes que una persona sea enviada a un hospital,
verifique que se han cumplido las siguientes condiciones:
Asegúrese de que se colocaron apropiadamente todos los catéteres intravenosos y otras
sondas
Cerciórese de que todas las sondas torácicas estén selladas.
Verifique que todos los catéteres intravenosos funcionen.
Considere la colocación de una sonda nasogástrica en los pacientes graves para evitar la
broncoaspiración.
Fije con cinta adhesiva todas las sondas para evitar que se salgan accidentalmente durante
su manipulación.
Corrobore que todas las férulas y vendajes estén asegurados.
Sujete a todas las víctimas a los tablones o camillas para evitar que se desplacen durante el
viaje.
Agregue un registro de signos vitales, datos de valoración física y el tratamiento de cada
paciente ya sea en un marbete contra desastres o en una pequeña nota.
Informe al personal de transporte la atención especial que necesita recibir la víctima durante
el viaje.
Los heridos pueden ser transportados en varios tipos de vehículos durante un desastre. Sin embargo,
dado que en muchos casos se utilizará la ambulancia, la enfermera debe tener alguna idea de la
capacidad que tiene el vehículo. Muchas ambulancias están diseñadas para llevar cuatro personas en
la parte posterior. Un paciente se coloca en la camilla con ruedas dentro de la ambulancia, y otro en
el banco largo del lado derecho de la misma. La enfermera debe asegurarse que las dos camillas
estén perfectamente fijas al suelo de la ambulancia o atadas con correillas al banco. Dos pacientes
más pueden colocarse en camillas suspendidas del techo. Es posible que un quinto paciente con
lesiones pequeñas vaya sentado en el asiento delantero de la ambulancia. Esta disposición de los
pacientes prácticamente no deja espacio para atender a los pacientes durante el recorrido. Cuando sea
posible, habrá que limitar la capacidad de las ambulancias que transportan a heridos graves para que
haya espacio y el personal pueda administrar las medidas asistenciales durante el viaje.
Las ambulancias están equipadas por lo menos con dos fuentes de oxigeno. Por lo general una de
ellas es un equipo portátil, en tanto que la otra es un gran cilindro, el cual normalmente se localiza en
una especie de gabinete de la pared del vehículo. A este cilindro se le activa desde adentro del
gabinete y girando las llaves de salida cerca del frente del compartimiento de la víctima. Los frascos
con soluciones intravenosas pueden colgarse en pequeños ganchos del techo del vehículo. El aparato
de succión y demás equipo para conservar despejadas las vías respiratorias, generalmente se
encuentran en los anaqueles del compartimiento del paciente. Las camillas y tablones adicionales se
guardan en los compartimientos exteriores del vehículo o dentro de la puerta trasera. La enfermera
que viaja en la parte posterior de la ambulancia debe usar un cinturón de seguridad o estar
perfectamente protegida, ya que el vehículo conducido incluso por el chofer más cuidadoso,
fácilmente se sacude con las desigualdades del terreno. Las ambulancias llevan pacientes a los
hospitales y regresan para transportar más tan rápido como pueden; sin embargo, cuando existe un
gran numero de víctimas y no se cuenta con suficientes ambulancias, pueden utilizarse otros
vehículos como camionetas repartidoras, autobuses y camiones. Los automóviles privados pueden
transportar a pacientes con lesiones menores. Siempre que se utilicen vehículos diferentes a las
ambulancias para desplazar a las víctimas, deben aplicarse las normas siguientes:
El paciente debe estar siempre acompañado por un miembro del personal médico dentro del
vehículo.
Es importante no considerar al conductor del vehículo como la persona que atiende al
lesionado.
Todos los pacientes deben estar sujetos por medio de correas o usar cinturones de
seguridad.
El paciente debe ir acompañado de oxigeno u otro equipo, para usarse en caso necesario.
Los conductores del vehículo deben recibir instrucciones claras de los hospitales a los que
dirigirán a las víctimas.
El vehículo debe conducirse en una forma segura, sin exceder los limites de velocidad
incluso en casos de urgencia.
En algunas comunidades es posible contar con helicópteros para la transportación de las víctimas
durante el desastre. Puede solicitarse la colaboración de los helicópteros de los hospitales, de la
policía o del ejército para las labores de auxilio. Un vehículo de este tipo representa una gran ventaja,
aunque su uso tiene muchas limitaciones. Si el helicóptero no cuenta con equipo médico debe
prepararse de acuerdo a las mismas normas que se siguen en el caso de los vehículos particulares
señaladas en el párrafo anterior. Nunca debe basarse la transportación de los lesionados solamente en
los helicópteros, pues a menudo es difícil su operación por las inclemencias del tiempo, la
obscuridad, las características del terreno y los problemas mecánicos. Los grandes helicópteros
militares tienen la capacidad de transportar a un gran número de pacientes, pero la mayoría de las
aeronaves de los hospitales y de otro tipo pueden transportar sólo a uno o dos heridos
simultáneamente.
La enfermera que planea utilizar un helicóptero para transportar lesionados debe emprender los
preparativos del vehículo con anticipación. Los departamentos de bomberos y el departamento de la
policía pueden auxiliar a la enfermera en estas labores. Es necesario establecer un área adecuada en
tamaño y sin obstrucciones altas, cercana a la zona de tratamiento para que aterrice el helicóptero.
Los pilotos de estas aeronaves prefieren que la zona de aterrizaje posea las siguientes características:
No debe tener cables de alta tensión, árboles altos u otras obstrucciones, en un radio de
varios cientos de metros.
La zona de aterrizaje debe medir por lo menos 15 x 15 metros para helicópteros pequeños y
30 x 30 metros para los de mayor tamaño.
Debe ser relativamente plana y nivelada, sin objetos que puedan chocar con las hélices del
vehículo.
Es importante que no haya objetos cerca de la zona de aterrizaje que puedan ser derribados
con las corrientes generadas por los rotores del helicóptero y corran el peligro de enredarse
con ellos.
Cuando sea posible, la zona de aterrizaje debe estar señalada con luces o conos para
controlar el tránsito.
Por la noche, habrá que dirigir a la zona de aterrizaje todas las luces disponibles, pero nunca
al helicóptero cuando éste se acerca.
Todo el personal debe estar lo más alejado posible de la zona de aterrizaje.
Para ayudar al piloto a que conozca la dirección del viento es importante encender una
granada de humo o colocar un trozo de tela para que el piloto efectúe el acercamiento final.
Si no se cuenta con otros indicadores de la dirección del viento, una persona debe estar de
espaldas al viento en el extremo mas aereado de la zona de aterrizaje, sosteniendo ambos
brazos al frente y señalando la zona en que puede aterrizar el vehículo.
Sin embargo, la preparación de la zona de aterrizaje es sólo uno de los aspectos importantes de la
transportación por helicóptero. El trabajo alrededor de estos vehículos puede ser muy peligroso. Para
evitar que ocurran otros accidentes en la zona del desastre, deben ponerse en práctica las siguientes
normas de seguridad:
Hacer una cuerda o valla con todas las mantas y otros artículos sueltos cerca de la zona de
aterrizaje.
Protegerse los ojos del polvo que levantan las corrientes del rotor mientras el helicóptero
aterriza o despega.
No aproximarse nunca al helicóptero hasta que no lo señale así la tripulación.
Acercarse siempre en dirección al piloto, ya sea de frente o por uno de los lados de la
cabina.
Aléjese completamente de la parte trasera del helicóptero.
No corra hacia el helicóptero, simplemente camine.
Si los rotores están en movimiento agáchese cuando se aproxime al vehículo.
No lleve en alto frascos con soluciones intravenosas u otro tipo de equipo cuando se
acerque al helicóptero.
Permita que la tripulación de la nave abra y cierre las puertas y supervise la introducción de
los pacientes a la misma.
Recuerde que el sitio más seguro en donde puede estar una persona mientras aterriza o
despega un helicóptero, es el más lejano posible.
La transportación es una continuación del tratamiento en el que la enfermera juega un papel muy
importante. Las enfermeras deben dirigir sus energías a ayudar al paciente en su desplazamiento
seguro y rápido rumbo a la instalación asistencial más apropiada.
Resumen
El tratamiento de las víctimas con traumatismos en la propia escena del desastre puede ser una tarea
difícil para la enfermera. Se podrán lograr mejores resultados si el tratamiento es decidido y rápido,
misma que debe realizarse siempre de manera organizada y sistemática. El empleo de los sistemas
para programar la atención de los pacientes asegura que se establezcan y traten adecuadamente las
prioridades de las vías aéreas, respiración, circulación, hemorragia, fracturas de la columna y
conmoción. La valoración y el tratamiento tempranos de la víctima en la escena misma del desastre
forman parte también de este sistema y permiten a la enfermera brindar la mejor atención posible a
los pacientes con traumatismos en el sitio de los hechos. El cumplimiento de las normas y reglas de
seguridad y transportación asegurará que lleguen al hospital con un pronóstico optimo.
Referencias
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Febrary 28, 1983, pp. 178-190.
Hematología. Durante el segundo trimestre del embarazo hay un aumento promedio en el volumen
hemático de aproximadamente 45% y también en la masa eritrocítica y de hemoglobina (valor
hematócrito), de casi 30%. Por el incremento mayor del volumen plasmático en relación con la masa
eritrocítica, el valor hematócrito disminuye, lo cual se conoce como anemia fisiológica del
embarazo.10 El valor hematócrito y los niveles de hemoglobina tienen poca utilidad para valorar la
hipovolemia. Se necesitan estudios seriados para demostrar la presencia de una hemorragia en
evolución o de pérdida hemática oculta. La tabla 6-3 incluye una lista detallada de cambios en estos
valores hematológicos.
Otros estudios hematológicos y bioquímicos de laboratorio incluyen:
Velocidad de eritrosedimentación (tiene poca o nula utilidad en el diagnóstico de
una lesión o enfermedad durante el embarazo).3
Recuento de leucocitos (el número de leucocitos puede llegar a 1.8 x 103 L en el
último trimestre del embarazo, y por ello el dato de leucocitosis tiene sólo utilidad
limitada, aunque puede ser la clave para detectar una irritación peritoneal).
conjunto de pruebas bioquímicas (no hay cambio en los niveles de transaminasas
glutámica oxaloacética o glutámica pirúvica (SGOT-SGPT), deshidrogenasa láctica
(LDH), ni amilasa sérica al embarazo, y por tal motivo no resulta de utilidad este
conjunto de estudios).
Los estudios de coagulación de la sangre incluyen:
función plaquetaria, (sin cambios)11
niveles de fibrinógeno (incrementos hasta de 600 mg/100 ml)12
tiempo de tromboplastina parcial activada (aPTT) y tiempo de protrombina (PT)
(sin cambios)11
concentración de factores VII, VIII, IV y X (aumento)6
niveles de factores V, XI y XII (sin cambios)6
tiempos de coagulación y sangrado (sin cambios)11
TABLA 6-2 Signos vitales en el embarazo
Temperatura 37.°C
Frecuencia del pulso Incremento de 10 a 20 latidos/minuto (80 a 95 latidos/minuto)
Respiraciones 16 respiraciones por minuto
Presión arterial Disminución de ambas cifras tensionales 15 mm Hg en el segundo trimestre
Vuelta a la presión básica cerca del término
Presión venosa central 10 cm H2O
Sonidos cardiacos fetales 120 a 160 latidos/minuto
Fuente: Adaptado con permiso de Barber HRK Graber E.A.: Surgical disease in pregnancy
Philadelphia, WB Saunders pp. 110-111
Se sabe que existen peligros para el feto por la radiación, pero también hay que tener en
consideración la vida de la embarazada en estos casos. Es adecuado ordenar los estudios radiológicos
necesarios, suprimiendo, sin embargo, las pruebas innecesarias y la duplicación de radiografías, y
debe protegerse al útero en el mayor grado posible, para evitar la radiación total al feto.
Valoración del feto
Pese a que la fluidoterapia y la estabilización de la madre con frecuencia se realiza en provecho del
feto, es importante conocer a la brevedad posible el estado de éste.
La valoración más rápida y sencilla del bienestar fetal incluye la medición de la frecuencia cardiaca
con un fetoscopio o un estetoscopio. Los ruidos cardiacos fetales que vayan de 120 a 160 latidos por
minutos se captan cuando la madre tiene más de 18 a 20 semanas de embarazo. Para evitar
confusión, hay que palpar simultáneamente el pulso materno al auscultar los ruidos cardiacos del
feto. Desde la décima segunda a la décima cuarta semana de gestación se pueden escuchar ruidos
cardiacos con un monitor de pulsos ultrasonoros (Doppler). Si se identifican los latidos, habrá que
vigilar de forma continua al feto de cualquier edad por medio de técnicas sonográficas hasta que
haya evidencia de que el feto ha tolerado el episodio traumático.
Si hay duda del estado fetal y si se cuenta con equipo, tiempo y experiencia cabe considerar las
siguientes pruebas:
Prueba sin estrés.
Prueba con estrés.2
Ultrasonido de tiempo real.2
Amniocentésis.2
Tintura de Kleihauer-Betke (prueba de Singer's modificada).14
Al evaluar el estado del feto la enfermera debe recordar que todo trastorno que afecte a la madre
también lo afecta a él y de la misma manera el bebé necesita la misma revaloración o vigilancia
constante que su madre. Stuart sugiere que si el feto no muestra evidencias de sufrimiento en un
lapso de 24 horas, quizá no resultó muy afectado por el accidente.14
La atención de la mujer embarazada
La atención de la embarazada que ha sufrido un trastorno traumático difiere ligeramente de la que se
administra a la paciente no embarazada. Es necesario seguir los procedimientos normales de
estabilización, pero teniendo en consideración las modificaciones identificadas en la tabla 6-4.
Medicamentos
"Salvo raras excepciones cualquier medicamento que produzca un efecto sistémico en la madre
atravesará la placenta y llegará al embrión y al feto."7 Esta advertencia hecha por Pritchard y Mac
Donald debe constituir un recordatorio para cualquier persona que piense administrar algún
medicamento a la embarazada con trauma, y por ello se necesita comparar las necesidades de la
mujer con los efectos que tendrá a largo plazo en el feto. Es importante tomar en cuenta también la
edad gestacional del producto y la dosis del medicamento. La tabla 6-5 incluye una lista de algunas
medicinas cuyo uso puede ser considerado en una situación de urgencia, y señala sus efectos
adversos conocidos o posibles.
Choque
La hipervolemia funcional del embarazo es un mecanismo por cuyo medio el cuerpo experimenta
una mayor necesidad de riego sanguíneo del útero y los riñones. En el término de la gestación el
flujo sanguíneo por la arteria uterina es de aproximadamente 500 a 700 mL//min. "De este modo, al
final de la gestación todo el volumen circulante pasa por el útero en períodos de 8 a 11 minutos. La
mujer en choque quizá no presente el cuadro típico de piel fría y húmeda que caracteriza a este
síndrome, y lo que provoca que no se detecte su hipovolemia."15.
Al sufrir un traumatismo, el cuerpo de la embarazada libera catecolaminas, las cuales a su vez causan
vasoconstricción periférica y disminución notable de la corriente de sangre por el útero, los riñones y
los intestinos, lo cual tiene un efecto protector para la mujer al desviar el mayor volumen sanguíneo
al cerebro y el corazón. El menor riego a la placenta hace que disminuya la PO2 fetal y así surja la
bradicardia.16 La madre puede perder 10 a 20% de su volumen sanguíneo en caso de hemorragia
aguda o hasta a 35% en un sangrado más lento, antes de que se manifiesten signos de hipotensión y
taquicardia.rld33,5 Por lo tanto, la bradicardia fetal puede ser el primer signo de choque
hipovolémico.
La embarazada muestra la misma evolución en su reacción fisiológica al choque que la paciente no
embarazada: la reducción del rendimiento cardiaco y el riego capilar, la vasoconstricción en órganos
no vitales, la hipoxia, la acidosis metabólica y la muerte. La frecuencia cardiaca superior a 140
latidos por minutos o la presión sistólica menor de 80 mm Hg denota que la embarazada puede estar
próxima a sufrir un choque irreversible. La presión sistólica menor de 80 mm Hg ocasiona riego
inadecuado al feto.
Baker observó que "la madre puede sobrevivir al choque hipovolémico durante un lapso
considerablemente mayor que el feto."2 Crosby sugirió que "la muerte fetal postraumática por lo
demás inexplicable pudiera deberse al choque materno transitorio y no identificado".16 Baker
recomendó posteriormente no utilizar vasoconstrictor en los intentos para mantener la presión arterial
de la gestante; en vez de ello, la pérdida volumétrica de sangre debe corregirse rápidamente con
expansores y reposición sanguínea, mililitro por mililitro.2 Los vasoconstrictores empeoran la
hipoxia fetal y aumentan la posibilidad de orbito del producto.
La hipotensión en decúbito dorsal que mencionamos en párrafos anteriores es consecuencia de una
obstrucción de la vena cava inferior provocada por el feto en desarrollo, desde la vigésimo cuarta
semana del embarazo. La disminución en el volumen de sangre que regresa al lado derecho del
corazón y con ello la reducción del rendimiento cardiaco ocasiona la hipotensión en la madre, la cual
puede desencadenar una reacción vasoconstrictora y ello constituye otra razón para que la mujer no
esté acostada boca arriba, sino sobre su costado. Este cambio de posición quizá sea todo lo que se
necesite para evitar la hipoxia fetal.
Otro riesgo notable de hipotensión prolongado en la mujer encinta es la necrosis pituitaria que
culmina en síndrome de Sheehan. La prevención del choque o su tratamiento rápido podría conservar
todas o parte de las funciones de la glándula pituitaria anterior.3
TABLA 6 - 4
Medicamento Acción
Analgésicos Depresión fetal
indometacina Arteriosis
salicilatos Cierre prematuro del conducto de botal; disminución de la actividad del factor
XII y disfunción plaquetaria.
Anticoagulantes: Cumarinas Teratogénesis
Antiinfecciosos
cloramfenicol Síndrome del niño gris
estreptomicina Sordera nerviosa
tetraciclina Manchas en los dientes
cloroquina Muerte, sordera
Diuréticos: tiacidas Acidósis fetal
Hormonas sexuales Cáncer cuando el feto femenino llega a la adolescencia
dietilestilbestrol
andrógenos, progestinas Masculinización del feto
Hipotensores Hipoxia fetal
Psicotrópicos Retraimiento e hiperactividad
litio Teratogénesis
Sedantes Depresión fetal
barbitúricos Retraimiento, apnea
talidomida Teratogénesis
Anticonvulsivos: Defectos congénitos
Difenilhidantoina
Vasoconstrictores Hipoxia fetal
Hemorragia
La embarazada es especialmente vulnerable a la hemorragia. Por el incremento de presión venosa en
sus piernas que es secundario al volumen cada vez mayor del útero, disminuye la circulación en las
extremidades inferiores y también puede haber una mayor pérdida de sangre en caso de heridas en
las piernas.3 El cambio de posición del cuerpo hacia un costado aminora la presión venosa periférica.
Al agrandarse el útero, el abdómen se convierte en un blanco obvio para los traumatismos. Al haber
mayor vascularización de la pelvis, la embarazada puede presentar hemorragias retroperitoneal,
retroplacentaria, e intraperitoneal. Se ha sugerido que un incremento en la frecuencia de rotura del
bazo entre las mujeres en estado grávido. En caso de fracturas de la pelvis, se ha dicho que también
se intensifica la hemorragia dentro y al rededor del útero. Con unos 500 a 700 ml de sangre
circulando por la arteria uterina cada minuto, el traumatismo pélvico o uterino puede ocasionar una
enorme pérdida de sangre en cuestión de minutos.16
El punto de origen más grave de una hemorragia en la embarazada con trauma es el sangrado
retroplacentario, que también se conoce como desprendimiento o separación prematuros de la
placenta. Esta condición debe sospecharse siempre que una mujer recibe un golpe en el abdomen, sea
cual sea su intensidad, o después de cualquier traumatismo notable en el resto del cuerpo. Igualmente
se ha sugerido que una crisis grave de hipotensión en la cual disminuye el riego al útero, puede ser la
causa de la separación de la placenta.16 El cuadro clínico suele incluir dolor continuo en el abdómen,
hemorragia vaginal, útero doloroso al tacto, tenso y duro; contracciones uterinas; incremento de la
altura del fondo abdominal, e hipotensión que no guarda proporción con la pérdida visible de sangre.
A menudo se advierte bradicardia fetal antes de que la madre presente cambios en sus signos vitales.
Si la zona de separación es lo suficientemente grande para influir en la oxigenación del feto, en
término de 48 horas se desencadenará el trabajo de parto o morirá el producto.16
La altura del fondo del útero debe señalarse en el momento de la hospitalización y observar si
todavía presenta un incremento mayor. Es importante vigilar con frecuencia los signos vitales de la
embarazada y también los ruidos cardiacos del feto deben monitorearse por medio de dispositivos
electrónicos, hasta que se haya superado el peligro del desprendimiento prematuro de placenta o de
la hemorragia intraabdominal.
Baker piensa que la hipervolemia del embarazo mejora el grado de tolerancia de la mujer a una
hemorragia. El incremento en fibrinógeno y en las concentraciones de los factores VII, VIII y IX,
junto con la disminución en los activadores de plasminógeno circulante representan un beneficio
potencial para la madre. Surge un problema cuando se han lesionado la placenta (con lo que se
produce una liberación de tromboplastina) o el útero con lo que se ponen los activadores de
plaminógeno en circulación).2 La liberación de estas sustancias después de un traumatismo puede
ocurrir en caso de desprendimiento prematuro de placenta o embolia provocada por el derrame de
liquido amniótico, y puede culminar en coagulopatía de consumo o coagulación intravascular
diseminada (CID).2
En el embarazo no cambian los tiempos de sangrado, coagulación y protrombina, y aumenta el
fibrinógeno sérico; por tal motivo, estas pruebas pueden detectar el surgimiento de un problema de
coagulación. Si existe hemorragia o se sospecha su presencia, hay que extraer una muestra de sangre
cada hora, para observar la formación de coagulos; si es insatisfactoria, deberá medirse el
fibrinógeno sérico en la sangre.16 D. Cruikshank propuso un plan como terapia de apoyo a base de
sangre completa recién obtenido, plasma fresco congelado o crioprecipitado, as; como la inducción
del parto a la mayor brevedad posible.3 El problema puede resolverse con el nacimiento del producto.
En este tipo de coagulación intravascular diseminada está contraindicado el empleo de heparina.
Crosby señaló que "las prioridades inmediatas para la embarazada con hemorragia son iguales a las
de la mujer no embarazada en las mismas circunstancias".16 La hemorragia puede cohibirse por
medio de una ligadura o compresión. La pérdida hemática de los tejidos circundantes también puede
reducirse al fijar e inmovilizar las fracturas de extremidades, vértebras y pelvis. Es indispensable la
reposición de sangre en caso de choque hipovolémico, y dado que el volumen hemático aumenta
normalmente en el embarazo, esta reposición debe ser abundante.
Quemaduras
Baker presentó las conclusiones generales que ha continuación se detallan respecto a lesiones
térmicas en embarazadas, dichas conclusiones se elaboraron con base en los estudios realizados en el
área de quemados del Centro Médico Militar Brooke.
1. El embarazo no altera el restablecimiento de la mujer después de haber sufrido lesiones
térmicas;
2. La supervivencia de la madre suele acompañarse de la supervivencia del feto;
3. Si la madre sufre una lesión mortal pero es atendida adecuadamente con medidas de apoyo,
por lo general el feto nace vivo antes de morir ella;
4. La intervención obstétrica no es necesaria, y podría perjudicar más a la mujer y su hijo;
5. La intervención obstétrica está indicada solamente: 1) en la mujer gravemente enferma en
quien las complicaciones (hipotensión, hipoxia, sepsis) podrían poner en peligro la vida de un
bebé que podría salvarse, y 2) para extraer anatómicamente la masa uterina y así operar en el
área retroperitotoneal;
6. La supervivencia del bebé depende de su madurez.2
También recomendó la aplicación de las siguientes medidas para la víctima:
Pacientes no hospitalizadas
Estabilización del árbol cardiovascular (quemaduras por electricidad)
Asegurarse de que las vías respiratorias estén despejadas y funcionen eficazmente,
oxigenoterapia;
Reposicón temprana de líquidos y electrólitos
Limpieza y lavado de la herida (quemadura por sustancias químicas)
Control del dolor
Transferencia de la quemada a un centro de tratamiento especializado
Pacientes hospitalizadas
Continuar con la estabilización de electrólitos y líquidos
Administrar la profilaxia antitetánica
Atender las quemaduras abiertas antes que las cerradas, escarotomia.
Administrar antibióticos locales y sistémicos.
Evitar hiponatremia, hipoxia, anemia, y sepsis para el bienestar del feto.2
Cesárea post mortem
Al fallecer una embarazada se considera la posibilidad de realizar una cesárea post mortem. H.J.
Buchsbaum recomienda la cesárea en todo embarazo que tenga más de 28 semanas (un estimado de
1000 gramos de peso fetal) y en el que se identifiquen los ruidos cardiacos del producto (sea cual sea
su ritmo).17 A las 28 semanas de gestación el fondo del útero por lo general está 28 cm arriba de la
sínfisis del pubis o en un punto medio entre el ombligo y el Apéndice xifoides. C.E. Weber concluyó
que existen posibilidades de supervivencia del feto si no transcurren mas de diez minutos entre el
momento en que fallece la madre y ocurre el nacimiento.18 Es más probable la salvación del feto
cuando se continúan las medidas de reanimación respiratorias y cardiovasculares de la mujer hasta el
momento del parto.
Apoyo psicológico
La embarazada que ha sufrido un traumatismo, y sus familiares, tienen tres preocupaciones:
1. ¿Quedará bien?
2. ¿Está bien mi hijo?
3. ¿Está bien mi familia?
A menudo es imposible dar una respuesta directa. La información que presentamos puede ser de
utilidad en los intentos por tranquilizar a la embarazada y su familia:
Las complicaciones y la mortalidad de las embarazadas guardan relación fundamentalmente
con la gravedad de la lesión sufrida.2
Al parecer no hay un aumento en la frecuencia de pérdida fetal por traumatismos no
catastróficos en el embarzo.19
Durante el primer trimestre el foto esta protegido por la pelvis ósea; en el segundo
trimestre, por liquido amniótico, el músculo uterino y los intestinos llenos de gas; a finales
del tercer trimestre, la protección disminuye y hay mayor probabilidad de daño al producto.
Son raras las lesiones directas del feto; sin embargo, puede haber fracturas del cráneo
después de que la cabeza ha descendido dentro de la pelvis cuando se aproxima el término de
la gestación.16
La lesión y las complicaciones fetales de relacionan principalmente con el daño al útero, la
placenta y el cordón umbilical; y en segundo término, con la muerte y el choque de la
embarazada, y la sepsis.2
La enfermera que intenta tranquilizar a los progenitores debe utilizar el término bebé y no feto,
porque precisamente el feto es su bebé, no un objeto. Con base en el supuesto de que es más fácil
afrontar lo conocido que lo desconocido, la enfermera debe mantener a la madre informada respecto
al estado de su bebé (por ejemplo, "el latido de su corazón es lento, pero lo capto perfectamente" o
"no capto los latidos del bebé") e instar a la mujer para que comunique cualquier signo de actividad
fetal. De lo contrario, la mujer quizá perciba que si no se le dice nada, algo anda mal. La
preocupación por atender a la madre y a su familia puede ayudarles a superar la crisis.
Tratamiento complementario
El tratamiento complementario de la embarazada que ha sufrido un traumatismo debe incluir el
continuo monitoreo externo del feto, hasta que han desaparecido todos los signos de trabajo de parto
o sufrimiento fetal. En caso de traumatismo grave este lapso debe durar incluso de 24 a 48 horas.
Debe instruirse a la paciente para que lleve un registro de los movimientos fetales. Killien reportó
que: "no se ha establecido un estándar exacto respecto al numero de movimientos fetales que denotan
el bienestar del producto, pero suele aceptarse que la disminución neta de la actividad fetal puede ser
indicación del deterioro de su estado."10 Recomendaron que se enseñara a todas las mujeres a vigilar
la actividad fetal por medios muy sencillos. Si se advierte la disminución de los movimientos, ella
debería volver a la clínica para que se efectúe una valoración adicional del producto. La altura del
fondo del útero debe medirse cada semana, para asegurarse de que el feto crece apropiadamente.
Cualquier indicación del crecimiento inadecuado debe ser evaluado por ultrasonido de forma seriada,
a intervalos de un mes y con pruebas semanales sin estrés. Estas medidas pueden dar una mayor
seguridad a la madre del bienestar de su hijo, pero como todas las gestantes, ella no se sentirá
satisfecha hasta que vea y tenga a su bebé en las manos y le cuente los deditos de manos y pies.
La mujer con tipo de sangre RH-negativo que ha sufrido traumatismo abdominal debe ser sometida a
una detección de anticuerpos atípicos, y si la prueba es negativa se le administrará globulina
inmunitaria Rho, D con fines profilácticos, durante un lapso de 72 horas para evitar la sensibilización
por Rh y la eritoblastosis del neonato.
La mujer que se ha sometido a cirugía pélvica, puede estar segura de que no corre ningún riesgo al
iniciarse el parto por vía vaginal incluso unas cuantas horas después de la operación. Sin embargo,
hay que valorar individualmente a la paciente que sufrió fractura de la pelvis. Del 5 a 10% de las
mujeres que han sufrido fractura pélvica como consecuencia de una deformidad de la pelvis,
requieren someterse a una operación cesárea, y los riesgos de que la fractura curada pueda disminuir
el diámetro de la pelvis impidiendo que el feto pase a través y que los tejidos pélvicos blandos,
incluyendo la uretra y la vejiga, puedan lastimarse cuando queden comprimidos entre los huesos
sobresalientes y el cráneo del feto.
En un incidente con saldo masivo de víctimas
En todo desastre ya sea natural o producido por el hombre, hay mujeres embarazadas en trabajo de
parto, que aborten, que tengan alguna complicación de su embarazo, que presenten traumatismos y
busquen consuelo. Las mujeres que sufren un traumatismo deben ser sometidas a selección con base
en sus lesiones. A todas las demás se les asigna a la tercera categoría de prioridad, en la cual pueden
ser atendidas por un número reducido de enfermeras y auxiliares. Green sugirió establecer un área
separada de maternidad.20 Las mujeres que no estaban en trabajo de parto o que no necesitaban
atención inmediata podrían desempeñar algunas tareas para auxiliar a las que si lo necesitaban. "A la
enfermera profesional se le solicita que acuda para organizar, delegar responsabilidades, y supervisar
a las mujeres bajo su cuidado, y también deberá permitir que algunas auxilien a otras. La autoayuda
y la que se preste a las compañeras serán muy importantes para la embarazada en caso de un
desastre."20
White sugirió que durante una catástrofe, el parto y el nacimiento normales constituyen prioridades
de poca importancia, y que las mujeres pueden recibir mayor atención en su hogar con el apoyo de su
familia, y así no estar tan expuestas a los peligros de una infección.21
Apoyo y auxilio en el trabajo de parto
Las necesidades de una mujer en trabajo de parto son esencialmente de apoyo.22 El nacimiento es un
proceso fisiológico normal y las medidas asistenciales para facilitarlo pueden evitar muchos
problemas. Si la mujer ha recibido líquidos y calorías en cantidades adecuadas, ha orinado en forma
periódica, reposado y sus signos vitales son estables, la enfermera puede estar tranquila por el estado
de la paciente. Si el bebé se mueve periódicamente y su frecuencia cardiaca es de 120 a 160 latidos
por minuto también puede sugerir seguridad respecto de su estado. En estos casos, puede permitir
que el trabajo de parto continúe hasta el nacimiento sin ninguna preocupación. En algunas mujeres
este lapso puede ser de 24 horas o más.
En muchos casos el trabajo de parto puede ser atendido adecuadamente sin realizar la valoración
vaginal durante la evolución del mismo. Los signos físicos y de comportamiento en la transición del
trabajo de parto activo al inminente alumbramiento se describen en el Recuadro 6-2 denotan la
evolución del proceso.
RECUADRO 6 - 2 Signos de trancisión y nacimiento inminente.
Transición
Nacimiento
Material absorbente limpio y seco para limpiar a la madre y secar el cuerpo del bebé
Mantas para la madre y el bebé (calientes, si es posible)
Jabón y agua
Tijeras, navaja de rasurar u hoja de afeitar estériles (pueden hervirse o esterilizarse en una llama)
Toallas sanitarias o material absorbente
Pañales y ropa de bebé
Cajones de escritorio o cajas revestidos con mantas a manera de cuna
Identificación del bebe (cinta adhesiva con el nombre de la madre)
Dos piezas de material fibroso para anudar el cordón umbilical (cordón de zapatos, fragmentos de tela de
algodón)
Tranquilice a la mujer
Si la enfermera se ha encargado de la asistencia durante el trabajo de parto, tranquilizar a la mujer
debe constituir una continuación de la relación establecida; si la enfermera no es conocida de la
madre o a llegado recientemente a la escena de los hechos, es importante que procure sosegar a la
mujer, a efecto de que ésta sienta que la enfermera es capaz y puede prestarle auxilio cuando lo
necesite: "Me llamo Josefina y voy a ayudarla. ¿Cómo se llama usted?" El tono de su voz debe ser
tranquilo, casi hipnótico y los modales, calmados. Todo esto trasmite tranquilidad a la madre, a las
demás personas que intervienen y a la propia enfermera. No deje de hablarle a su paciente e
indíquele lo que ocurre paso por paso. El proceso anterior es útil también para que la enfermera
esclarezca lo que necesita hacerse.
Si la situación está fuera de control, la enfermera debe de establecer el orden. Valorar la situación y
asignar brevemente tareas a personas especificas (por ejemplo, conseguir equipo o sostener la cabeza
de la embarazada). Al combinar las palabras con las acciones, la enfermera debe generar una
atmósfera sosegada y ordenada. También es importante orientar la atención de la parturienta en el
sentido de que aplique las instrucciones que reciba. Mantener un contacto visual brinda apoyo a la
paciente y aumenta su colaboración durante el alumbramiento. Es conveniente darle a la madre
instrucciones sencillas, específicas y claras, llamarla por su nombre de pila con el propósito de captar
su atención.
Procure que el medio en el que se encuentre sea seguro
La enfermera debe acompañar a la madre a una zona privada y limpia para que de a luz. Si es
necesario utilizar el suelo, se colocarán previamente sábanas limpias o las propias ropas de la
parturienta. Habrá que quitarle su ropa interior y toda prenda ajustada. Se colocará a la mujer en
posición de semi-decúbito con la cabeza y los hombros de manera que la enfermera pueda conservar
un contacto visual mientras logra tener acceso al perineo. Recuerde, no deje de hablarle a la
parturienta. Designe a una persona específica para que reúna todo el material que pueda necesitar,
lávese las manos, pues una de las máximas prioridades es lograr la mayor limpieza posible. El
nacimiento no es un proceso estéril, se debe procurar por todos los medios no introducir bacterias en
el conducto del parto. Si el tiempo lo permite, lave el perineo de la parturienta con jabón y agua.
Control de la expulsión
Una vez que aparece la cabecita del bebé en la abertura vaginal, si la mujer no ha estado pujando con
sus contracciones, habrá que alentarla para que lo haga. Si ella controla la expulsión, se deberá
reforzar el patrón de empuje; si ella está fuera de control habrá que establecer un patrón de respuesta
a las órdenes de la enfermera, por ejemplo, "Puje 2, 3, 4, 5. Ahora respire y puje de nuevo". Una vez
que el perineo se adelgaza y distiende y la cabeza está coronando, el nacimiento comienza realmente.
Aliente a la mujer para que jadee o expulse aire en este último esfuerzo y deje que la fuerza de la
contracción uterina haga que nazca la cabeza. La enfermera también puede hacerla pujar después de
la contracción, si es necesario, para que nazca por completo la cabeza. Conforme esta última se haga
más visible con las maniobras de empuje, coloque la palma de la mano y sus dedos sobre la cabeza.
Con cada contracción e impulso habrá que oponer resistencia suave al progreso de la cabeza mientras
sale. Es importante no detener al bebé sino más bien permitir que su cabeza empuje lentamente las
manos conforme sale. Este procedimiento aminora la posibilidad de desgarres al coronar la cabeza y
después nace el bebé.
Mientras el niño gira la cabeza en dirrección a uno de los muslos de la mujer, habrá que palparla en
la base del cuello en busca del cordón umbilical, y una vez identificado éste, se debe tirar
suavemente de él para tener un mayor agarre. En este momento puede elevarse el cordón por sobre la
cabeza del producto o dejar que se deslice sobre los hombros del pequeño conforme nace. Si el
cordón está muy tenso puede ser necesario colocarle dos pinzas o anudarlo en dos sitios, cortarlo
entre las pinzas y después desenrollarlo antes de que salga el resto del cuerpo.
Este es el momento en que nacen los hombros. Hay que retirar o limpiar todo el liquido de la carita
del bebé con la mano o con un lienzo limpio. Coloque las manos a cada lado de la cabecita, sobre las
orejas. El siguiente paso es ejercer una tracción suave y descendente a la cabeza hasta que el hombro
anterior y la axila aparezcan en el orificio vaginal. Después, aplique tracción ascendente para
levantar el hombro posterior sobre el perineo.
El cuerpo nace al deslizar las manos la enfermera hasta el dorso y el tórax mientras sostiene los
brazos del pequeño cercanos al cuerpo. Si los brazos no se mantienen plegados pueden desgarrar al
perineo el cual de otro modo permanecerá intacto. A veces se necesita tirar del tronco para completar
el nacimiento, porque el cuerpo quizá no se deslice adecuadamente por el perineo intacto. Conforme
nace el cuerpo, deslice una mano para palpar los glúteos en tanto que con la otra se sostenga la
cabeza. Se necesita conservar esta última en plano bajo. Recuerde que el bebe está húmedo y
resbaloso. coloque al pequeño sobre el abdómen de su madre, o en uno de sus costados con la cabeza
hacia abajo, para facilitar la salida de moco de su boca y nariz. incite a la madre para que sostenga a
su hijo.23
Reanimación del bebé
Antes de que nazca el cuerpo, trate de eliminar el líquido de boca y nariz del pequeño Conforme
nace el bebe, mantenga su cabeza hacia abajo para facilitar el drenaje de las fosas nasales y la boca.
Él solo puede expulsar las secreciones de su vías respiratorias o utilícese una jeringa con perilla, si se
cuenta con ella. Seque al pequeño y colóquelo directamente sobre el vientre de su madre, y después
cúbralos a ambos con mantas calientes y secas. Puede evitarse el impacto del frío si se conserva seco
y cubierto al bebé. La cabeza al descubierto es la que más contribuye a la pérdida de calor. En un
parto y nacimiento normales y sin medicamentos, la tensión de llegar al mundo genera suficiente
estímulo para que la criatura comience a llorar. La estimulación suave, de secar el cuerpecito, dar
masaje a su dorso y tórax o golpear suavemente los pies, puede ser de utilidad. Evite aplicar
métodos, como el frotamiento vigoroso de su columna, sostenerlo por los pies y golpearle los glúteos
o sumergirlo alternativamente en agua fría y caliente, ya que pueden ser potencialmente dañinos y
hacer que el bebé entre en choque.
Si se necesitan técnicas más intensivas, por ejemplo, la respiración de boca a boca para un neonato
requiere que la enfermera cubra la boca y la nariz del bebé con su boca, en tanto emite bocanadas
suaves de aire. (Una bocanada es la cantidad de aire que uno puede contener en los carrillos). El
masaje cerrado del tórax y corazón se logra fácilmente al colocar una mano debajo del tórax, y
comprimir esta zona con los dedos índice y medio de la otra colocada sobre el esternón. El ritmo
respiratorio deseado es de 30 respiraciones por minuto y la frecuencia cardíaca de 120 latidos por
minuto, es decir, una proporción de función cardiaca y respiratoria, de 4:1.24
Controle la hemorragia
Una vez estabilizado el bebé incite a la madre para que lo acerque a su seno. El comportamiento
explorador del pequeño en busca del pezón basta para estimular la liberación de oxitocina, la cual
causa después contracciones uterinas y facilita el desprendimiento de la placenta. Los signos de esta
situación son la salida de un chorro de sangre por la vagina, el alargamiento del cordón, y ascenso
del fondo del útero en el interior del abdomen. Es importante no apresurar la extracción de la
placenta y a veces se necesitan de 5 a 30 minutos para que se separe. La placenta no desprendida no
sangra. La enfermera debe colocar una mano sobre la sínfisis del pubis para sostener el útero, y pedir
a la parturienta que puje. Tome con su mano el cordón cerca del orificio vaginal, y aplique en él
tracción descendente suave hasta que aparezca la placenta, para después elevar la placenta
extrayéndola de la vagina por medio del cordón. Es importante sujetar las membranas suavemente
para que salgan con facilidad. Si existe alguna resistencia, solicite a la mujer que tosa o puje,
mientras usted las extrae.
Una vez que ha nacido la placenta, habrá que dar masaje suave al fondo del útero hasta que esté
firme. No debe darse masaje al fondo firme ya que puede ocasionar fatiga y relajación muscular. El
útero controla la hemorragia del sitio de la placenta al ocluir los vasos abiertos, entre las fibras
musculares contraídas. Si el útero no se contrae, se da masaje al fondo, y después se le toma entre las
dos manos, una en el fondo y la otra por arriba de la sínfisis, para aplicar la compresión con ambas
manos. La hemorragia por desgarres de la vagina o el perineo puede cohibirse con un apósito a
presión hecho de varias servilletas, o papel sanitario. Pida a la mujer que cruce las piernas para
ejercer una presión constante.
Emprenda medidas de restablecimiento para madre e hijo
No es necesario cortar inmediatamente el cordón umbilical del bebé. Los vasos umbilicales se
cierran con el nacimiento, y la sangre estancada coagula pronto. El cordón puede ser prensado o
atado con material limpio, fuerte y fibroso como cordones de zapatos hervidos o tiras de tela de
algodón. Debe ser prensado o anudado en dos sitios, y después cortado entre las dos pinzas para
evitar la pérdida de sangre del bebé. Es esencial que las tijeras, la navaja o la hoja de afeitar estén
estériles, para evitar el tétanos del neonato, enfermedad que puede causarle la muerte. El instrumento
cortante puede hervirse o calentarse con flama directa. La placenta puede ser envuelta junto con el
bebé hasta que se consiga equipo estéril. Una bolsa de plástico para la placenta reduce las
dificultades.
Observe si la mujer presenta signos de hemorragia. Puede enseñársele la forma de revisar su útero y
darse masaje si éste continúa relajado. No es raro que en un principio empape una o varias toallas
sanitarias, por hora. Ella pronto sentirá hambre, sed y cansancio, debe pasar un momento con su hijo
y su familia; se le instará a orinar y también se le permitirá que repose.
Además de que el bebé debe estar caliente y seco, necesita tener una oportunidad para succionar
leche en los primero 30 minutos de vida. Después dormirá unas dos horas, y en este lapso no
reaccionará fácilmente a los estímulos. Los órganos y aparatos del neonato están en fase de
adaptación a la vida extrauterina, y por tal motivo hay que reducir al mínimo cualquier tensión
adicional (por ejemplo, el bebé no necesita un baño). En la muñeca o el tobillo del pequeño puede
fijarse un fragmento de cinta con el nombre de la madre o un trozo desgarrado de su ropa (de
preferencia alguna etiqueta característica) en caso de separar a uno del otro.
Medidas de auxilio posparto
La mujer que ha dado a luz pasa por un periodo de corrección rápido de los cambios anatómicos y
funcionales del embarazo (no hay que olvidar que el nacimiento de un niño es un proceso normal del
cuerpo). Habra que permitírsele dormir y evitar que se prive de ingerir calorías y líquidos. La mujer
que ha tenido un parto normal puede cuidar de sí misma y de su hijo con una supervisión mínima.
Tal vez necesite auxilio para caminar inmediatamente después del parto, pero pronto lo hará sin
ninguna dificultad.
La enfermera puede tranquilizarla al indicarle que la emisión frecuente de grandes volúmenes de
orina es normal. En las primeras 24 horas su flujo vaginal será abundante (una o dos toallas intimas
cada dos horas) pero poco a poco cederá hasta llegar a una cantidad menor en cuestión de dos o tres
días. Para el segundo o tercer día le bajará la leche, pero el bebé necesita sólo el calostro que ella ya
secreta. Para el tercer día la madre tendrá un movimiento intestinal normal.
Es importante observar si la paciente presenta signos de infección (fiebre) y hemorragia (pérdida
hematica taquicardia hipotensión). La posibilidad de infección disminuye si la enfermera se lava las
manos antes de administrar los cuidados asistenciales y realizar la limpieza perineal frecuente con
cambio de toallas o apósitos. La posibilidad de hemorragia disminuye si la mujer amamanta a su
hijo, frecuentemente no se da masaje al fondo uterino si está firme.
La vinculación es un proceso por medio del cual la madre y su familia se identifican con el bebé y lo
aceptan. Durante todo el proceso obstétrico se permitirá a los familiares que participen activamente
en la consolidación de dicho proceso, en la medida en que lo desee la parturienta. En caso de un
incidente con saldo masivo de víctimas, la separación de la familia es un hecho estresante. La
vinculación puede facilitarse si el bebé permanece con su madre, y se permite que ella y sus
familiares dispongan de tiempo para estar con él, sin perturbación alguna, señalando las conductas
normales y los rasgos hereditarios del pequeñín. Hay que felicitar a la mujer por su activa
participación en el parto.
Atención del neonato
El neonato necesita apoyo para adaptarse a la vida extrauterina. Tan pronto él comienza a sentir
hambre, habrá que darle el pecho y esta práctica continuará conforme él lo solicite (cada dos 0 cuatro
horas). El amamantamiento asegura que el pequeño cuente fácilmente con una cantidad de leche
estéril para su adecuada nutrición. Si el amamantamiento no constituye el método planeado de
alimentación, el bebé puede recibir un biberón tan pronto se haya superado la crisis.
La prevención de la hipotermia también es esencial. El bebé debe permanecer caliente, seco y a salvo
de corrientes de aire. El cuerpo materno es una fuente excelente de calor constante, por ello la madre
puede conservar consigo al pequeño hasta que se torne más activa. Después puede hacerse una cunita
con alguna caja o un cajón de escritorio.
Se necesita vigilar el consumo y las excreciones del pequeño. La ingestión de líquidos y alimentos
quizá sea la adecuada si duerme cuando menos dos horas entre una y otra comida, y orina seis veces
al día. El bebé amamantado a menudo defeca después que ha sido alimentado.
La embarazada que no está en trabajo de parto
La embarazada que no está en trabajo de parto a menudo acude a un sanatorio o a una unidad de
auxilio médico en busca de sosiego o para que le brinden ayuda. Es importante tranquilizarla
respecto al estado del producto y regresarla a su hogar con sus familiares, será oportuno ese
momento para recomendarle que evite multitudes, niños enfermos y peligros ambientales, como
sustancias tóxicas y radiación. También puede sugerírsele la práctica de algunas tareas que se
encuentren dentro de sus capacidades físicas, lo que implica la exclusión de levantar objetos pesados;
esfuerzo agotante o exponerse a contraer infecciones, o entrar en contacto con sustancias tóxicas o
radioactivas.
Embarazo con complicaciones
Al ocurrir un suceso que arroje un saldo masivo de víctimas, la enfermera encargada de la tercera
prioridad puede ser la responsable de atender a mujeres que sufren alguna complicación en el
embarazo. Estas mujeres deben ser enviadas a un lugar donde se les brinde atención especializada,
tan pronto como sea posible. A pesar de ello, no es raro que la enfermera dentro de un refugio o
albergue cuente con el mínimo de suministros y elementos de auxilio para las embarazadas
gravemente enfermas que tenga que atender. En estos casos debe conocer algunas de las
complicaciones obstétricas más comunes.
Hemorragia del primer trimestre
La hemorragia en el primer trimestre puede ser motivada por diversos factores. Muchas mujeres
pueden tener sangrado en la implantación, que suele ser mínimo y no produce síntomas adversos.
Este tipo de sangrado cede por sí solo y desaparece en término de uno o dos días. La causa más
común de salida de sangre de color rojo intenso por la vagina en los comienzos del embarazo se
presenta con la amenaza de aborto o en el aborto real del feto. Una vez iniciado el proceso es casi
imposible revertirlo. La enfermera tiene como tarea brindar apoyo emocional y físico en esta
particular situación.
El diagnóstico diferencial es difícil y quizá imposible en un refugio para situaciones de emergencias.
Toda mujer que presente hemorragia vaginal profusa se torna una paciente de primera prioridad, y
hay que llevarla tan pronto como sea posible a una institución idónea. Si lo anterior no es factible o
puede retrasarse el transporte, es importante conocer las siguientes medidas prácticas para tratar el
choque:
1. Coloque a la mujer en la posición más deseable funcionalmente.
Eleve su cabeza con una almohada.
Conserve horizontal el tronco.
Eleve sus piernas unos 20 a 30° de tal forma que las rodillas estén rectas. (En el
segundo y tercer trimestre de embarazo hay que colocar a la mujer sobre su costado.)
Evite colocar a la mujer en posición de Trendenlenburg, con la cabeza baja (después
del incremento inicial de la corriente sanguínea al cerebro un mecanismo
compensatorio reflejo ocasiona la vasoconstricción que disminuye el flujo hemático.
También los órganos abdominales en la posición con la cabeza baja tienden a
comprimir el diafragma, lo cual provoca disnea y ventilación inadecuada).
2. Conserve caliente a la persona.
3. Tranquilicela y muestre confianza para disipar sus temores.
Hemorragia vaginal a finales del embarazo
La línea divisoria entre el aborto y el trabajo de parto prematuro lo constituye la vigésima semana de
gestación. La hemorragia vaginal durante la segunda mitad del embarazo (después de la vigésina
semana) se observa aproximadamente en 3%, de los embarazas. El síntoma es anormal y va
acompañado de un mayor riesgo para la madre y al feto. El sangrado vaginal puede provenir de la
mujer o del feto, pero con mayor frecuencia depende de anormalidad placentaria o de una lesión en
el conducto de la reproducción. La tabla 6-6 compara los datos que surgen en los dos problemas
placentarios más comunes: 1) placenta previa 2) separación prematura de la placenta (abruptico
placenta).
TABLA 6 - 6 Comparación entre placenta previa y separación prematura de placenta
Generalmente, toda mujer con sangrado vaginal rojo vivo, sin dolor, en la segunda mitad del
embarazo, debe ser estudiada por la sospecha de placenta previa, hasta que se corrobore lo contrario.
No conviene practicar tacto vaginal en la embarazada que sangre por la vagina, pues existe siempre
el peligro de introducir los dedos en la placenta previa y causar hemorragia incontrolable. Debe
suponerse que al margen de la causa este sangrado en cuestión es un signo y requiere atención
médica inmediata. Es necesario llevar a estas mujeres a un área de primera prioridad tan pronto como
sea posible, en tanto se les administran medidas de apoyo y contra el choque. Una vez más es difícil
el diagnóstico diferencial en un albergue, pero la enfermera no debe descartar la posibilidad de que el
dolor abdominal intermitente que se acompaña de salida de sangre y moco por la vagina sugiera el
"tapón mucoso" del trabajo de parto.
Parto pretérmino
El parto prematuro puede definirse como las contracciónes uterinas regulares con dilatación cervical
progresiva después de la vigésima semana de gestación y antes de la trigesimoséptima. En un refugio
de urgencia los métodos para detener el parto serían puramente prácticos, porque no se cuenta con
los medicamentos adecuados. Cabe intentar cinco medidas prácticas para detener el parto
pretérmino:
1. La ingestión de 60 a 120 ml de un licor o cualquier tipo de bebida alcohólica fuerte puede
aminorar o detener las contracciones uterinas. También hay que instar a la persona a que
ingiera líquidos en abundancia, como agua o jugos.
2. Es esencial que la mujer suspenda toda actividad, no esté de pie, y repose.
3. El entorno debe ser lo más quieto y tranquilo y propio para el reposo, como sea posible.
4. La aplicación local de calor puede hacer más lentas las contracciones uterinas (un baño
caliente, un botellón de agua caliente o un cojincillo calórico).
5. Algunas veces la elevación de las caderas también hace más lentas las con tracciones
uterinas al alejar el peso del bebé del cuello uterino; este procedimiento quizá no tenga muy
buenos resultados, pero en una situación de urgencia es necesario explorar todas las
posibilidades.
Traer al mundo a un bebé pretérmino fuera de un hospital es peligroso. La principal preocupación es
proteger su frágil cabeza. Lo mejor que puede hacer la enfermera en una emergencia es intentar la
expulsión lenta y controlada de la cabeza para disminuir el riesgo de un traumatismo.
Si el neonato es viable, la principal consideración que debe tenerse en cuenta es la de conservar su
temperatura corporal. Los prematuros padecen fácilmente en hipotermia porque sus reservas de grasa
son insuficientes. Después de secar su cuerpecito colóquelo directamente sobre el vientre de la madre
y cúbralos a ambos. La placenta puede envolverse con ellos para brindar más calor. Es importante
cuidar que la cabecita del bebé esté cubierta siempre (se pierde calor más rápidamente por la cabeza,
ya que es la zona del cuerpo de mayor superficie en un infante pretérmino).
Después de lo anterior, haga una cunita, para ello puede utilizar dos cajas de cartón una detro de la
otra. Recubra la caja interior con mantas y coloque botellones de agua caliente entre una y otra cajas
para generar calor. También puede emplear un cajón de escritorio u otro receptáculo semejante en el
que quepa el bebé y entre más pequeña sea, mejor conservara éste el calor. Es importante manipular
al pequeñolo menos posible.
Los bebés pretérmino tienen dificultad para conservar sus niveles de glucemia. Con un gotero puede
administrársele agua azucarada, (una cucharada de azúcar por 2 litros de agua). En lugar de azúcar
sirven la melaza o la miel. Si el bebé está en capacidad de succionar el seno se le deberá instar a que
lo haga. Esta alimentación puede ser complementaria al agua azucarada.
Hipertensión inducida por el embarazo (preclampsia)
La hipertensión se define como presión arterial de 140/90 o un incremento de 30 puntos en la
sistólica y 15 puntos en la diastólica en relación con la presión básica o normal de la mujer. La
protenuiria y la fuga de líquidos del tercer espacio están relacionadas también con la hipertensión
durante el embarazo. En una urgencia puede brindarse atención adecuada, pues muchas de las
medidas son de orden práctico y no de carácter médico, y están diseñadas para evitar las
convulsiones. La primera medida por adoptar será controlar el ambiente. Es necesario evitar la
estimulación excesiva de la mujer. Se reducirá su actividad y en circunstancias ideales debe gozar de
largos períodos de reposo, de preferencia acostada sobre su lado izquierdo. También hay que instarla
a que ingiera líquidos, a fin de asegurar la función óptima de sus riñones.
En una emergencia quizá no resulte fácil mantener una nutrición adecuada, pero deben hacerse todos
los esfuerzos para que la embarazada hipertensa reciba una dieta calórica adecuada, especialmente en
proteínas. Las proteínas plasmáticas modifican el movimiento de líquidos intravasculares y
extravasculares, de tal forma que son útiles para que el organismo elimine el exceso de agua.
También debe mantenrse el consumo normal de cloruro de sodio, pues es un elemento esencial
importante en el equilibrio del agua y de los electrólitos. Sin embargo, el consumo excesivo de
cloruro de sodio contribuye a una mayor retención de agua, lo cual puede empeorar un problema de
hipertensión.
Las embarazadas hipertensas (con edema facial manifiesto) deben ser vigiladas de forma constante
por si presentan signos de preeclampsia grave. Los síntomas de peligro que pueden identificarse
fácilmente en un refugio de emergencia incluyen:25
híperreflexia-especialmente con clono.
cefaleas (frontal u occipital, -que generalmente no responden a las medidas que suelen ser
eficaces)
alteraciones de la visión, -como: visión borrosa, escotomas, centelleo o manchas ante los
ojos.
dolor epigástrico.
oliguria-menos de 500 ml de orina en 24 horas.
Una vez más, la disminución de los estímulos ambientales es la mejor forma de tratar la hipertensión
hasta que la mujer pueda ser enviada a un área de segunda prioridad. Si ella comienza a tener
convulsiones habrá que hacer preparativos para auxiliar en un parto rápido, espontáneo o precipitado.
La hipertensión se acompaña de un mayor riesgo de separación placentaria repentina. Disminuye la
corriente sanguínea al útero, lo cual puede ocasionar la falta de oxígeno y de nutrientes al feto, y por
tal motivo, es esencial la valoración del bienestar fetal. En una emergencia, la valoración clínica
puede ser difícil, si nadie puede auscultar o observar al feto por medios electrónicos. Otro método
para evaluar el bienestar fetal es advertir la frecuencia de sus movimientos. Solicite a la madre que
lleve un registro del número de veces que su bebé se mueve durante el día. Un producto sano y bien
adaptado debe moverse cuando menos 12 veces al día.
Trabajo de parto y expulsión anormales
El parto disfuncional es todo aquel que no cumple con algunos de los criterios cronológicos en
cualquiera de sus fases. Para la enfermera que no está especializada en obstetricia, los criterios que
pueden utilizarse para valorar el bienestar de la madre y el feto durante el proceso de trabajo de parto
incluyen:
La mujer no presenta signos de agotamiento.
Los latidos cardiacos del feto siempre son de 120 a 160 latidos por minuto sin una baja
importante en el ritmo durante una contracción o después de ella.
El movimiento fetal es aparente.
El trabajo de parto puede durar más de 24 horas. Si existen indicaciones del bienestar de la madre y
el feto, el plan de atención debe incluir reposo, líquidos, calorías y una actitud paciente. El parto
disfuncional se acompaña de una mayor incidencia de complicaciones y muerte del binomio
maternofetal. Si no hay evolución del proceso y la madre o el feto muestran signos de malestar, es
conveniente enviar a la madre a un área de segunda prioridad.
La presentación de nalgas se acampana de un riesgo tres a cuatro veces mayor para el bebé, que la
presentación de vértice o cefálica. El traumatismo del parto y la anoxia debido a la compresión
prolapso del cordón son dos factores que explican la mayor tasa de morbilidad y mortalidad
perinatal. Cuando se presente un parto de nalgas en una situación de urgencia, la enfermera no debe
tratar de manipular, tirar o aplicar otras maniobras al bebé y permitirá que las contracciones naturales
expulsen el cuerpecito sin recurrir a tracción o manipulación de ninguna índole. Básicamente no
debe tocar al pequeño hasta que éste no haya nacido por completo. La manipulación realizada por
alguna persona inexperta en técnicas de este tipo puede ocasionar más mal que bien.
El nacimiento de urgencia en un embarazo múltiple de cierta manera comprende las mismas
actividades y criterios que se siguen en un parto de nalgas. Los gemelos nacen de la misma forma
que un sólo bebé, es decir, uno a la vez, de tal suerte que se aplique la misma técnica obstétrica21. Sin
embargo, los gemelos suelen ser prematuros y uno de ellos a menudo nace en posición de nalgas. De
ser posible la parturienta debe ser remitida a un área de segunda prioridad.
La posibilidad de óbito fetal intrauterino es muy grande en desastres naturales y emergencias en las
que probablemente la madre haya sufrido lesiones. Una vez que se confirma razonablemente que el
feto ha muerto (por ejemplo, pérdida de los latidos cardiacos y cese de movimiento) la enfermera
tiene la responsabilidad de apoyar a la madre, en su estado físico y emocional. Debe ser honesta con
ella y siempre transmitirle sus sospechas respecto a la condición del bebé. Permita que exprese su
pena y desahogue sus emociones. Hay que brindarle todo el apoyo posible y también orientación
positiva en tanto afronta la tragedia. Si la enfermera no puede permanecer con ella, habrá que asignar
a una persona para que la acompañe en ese lapso.
En los casos en que el bebé nace muerto debe permitirse a los familiares que desahoguen su pena en
la forma que ellos prefieran. Ver al pequeño, sostenerlo, besarlo, tomarle fotografías y despedirse de
él, se han descrito como actitudes necesarias para que los padres expresen su aflicción.
Quizá los padres deseen bautizar al pequeño. El bautismo puede efectuarlo cualquier persona
siempre y cuando lo practique con propiedad. Se realiza al vaciar agua sobre la piel desnuda del
bebé(sobre la cabeza, si es posible) en tanto que se pronuncian las palabras rituales "Yo te bautizo en
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Esta forma exacta debe ser la que se utilice, pues
es la aceptada por mucho de los grupos cristianos que creen en el bautismo.21 Hay que llevar un
registro del bautismo que incluya la fecha, el nombre de los testigos y de la persona que llevó al cabo
el ritual.
Los signos manifiestos de la muerte del feto son el cese de movimientos por más de 24 horas, y la
desaparición de los ruidos cardiacos. Sin datos radiológicos o ultrasonográficos es difícil
diagnosticar el óbito con certeza; sin embargo, es razonable depender de la falta de movimientos y de
los latidos, si no hay otros medios para determinar lo ocurrido. Algunas veces el parto comienza
normalmente y nace el feto muerto sin causar efectos adversos a la parturienta. Sin embargo, el parto
quizá no comience espontáneamente, durante semanas o días después del óbito fetal. La retención de
un cuerpecito muerto conlleva riesgos, uno de ellos es la aparición de coagulación intravascular
diseminada, cuyo peligro aumenta si la madre ha tenido en el útero al feto muerto de dos a seis
semanas. La sepsis y las coagulopatías en la madre también son problemas preocupantes conforme
aumenta el lapso entre la muerte fetal y el comienzo del parto.
Tarea de la enfermera
Qué debe hacerse en una emergencia, dondequiera que ésta ocurra, es parte importante del papel de
la enfermera. La experiencia obstétrica no se incluye en la instrucción básica de enfermería, pero una
regla no escrita es que en una situación de urgencia la enfermera debe saber qué hacer.26 Se supone
que la enfermera en una situación de emergencia y de desastre debe asumir papeles que van más alla
de sus actividades profesionales diarias, y a menudo más allá de la preparación que recibió en su
programa básico de enseñanza. En caso de no contar con la dirección del médico, se espera también
que asuma las responsabilidades de atender a diversas víctimas, así como el mando de la situación y
que dirija las actividades de los auxiliares menos preparados.
La enfermera que algun día tiene que afrontar un desastre debe estar preparada para salir avante en
tal eventualidad, es decir, hacer una revisión de los recursos personales con los que cuenta. Debe
prepararse para atender partos de urgencia, revisar periódicamente los mecanismos del trabajo de
parto, las fases del mismo, y los signos de comportamiento del nacimiento inminente. Algunos
autores han publicado textos muy útiles que muestran paso a paso las maniobras por seguir durante
un nacimiento, los cuales pueden obtenerse fácilmente en librerías, junto con una colección de obras
referentes a los cuidados de la salud, o pedirse prestadas en alguna biblioteca.24 Las enfermeras
también deben conocer en detalle los recursos con que cuenta la comunidad y su programa contra
desastres.
Por supuesto, siempre será responsable de las acciones que se esperan de una persona razonable y
prudente con sus conocimientos y experiencia. Es necesario hacer todos los esfuerzos para buscar la
consulta y la asistencia médica, tan pronto sea posible. Hay que llevar un registro de las
observaciones y actividades realizadas. La información mínima concerniente a un nacimiento debe
incluir fecha, hora, sexo, nombre de los padres, complicaciones y la persona que atendió el parto.
La enfermera ante un nacimiento de urgencia, debe recordar que el bebe por lo general nace sin
ayuda. Si existen dudas respecto a lo que debe hacerse es mejor no hacer nada. La frase "en primer
término no dañar" siempre será una guía adecuada. Las medidas orientadas a proporcionarle
comodidad y el auxilio corporal ayudan a la madre a superar la experiencia del parto, pero las
principales contribuciones son la tranquilidad y el apoyo moral que le brinde la enfermera.
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No genéticas Genéticas
Dosis y rapidez de la exposición a la radiación Edad de la persona
Tipo de radiación Porciones irradiadas del cuerpo
Tejido expuesto Extensión irradiada del cuerpo
Tipo de radioactividad Variaciones biológicas
Radiación interna/externa
Medición de la radiación
Para concordar con los términos que se utilizan en otros campos de la ciencia las definiciones de las
unidades de radiación están pasando por un cambio. El cambio en cuestión ha sido introducido poco
a poco en los Estados Unidos y en otros países. La tabla 7-4 define los términos empleados para
medir la radiación.
Dosis máxima permisible
El Consejo Estadounidense de Protección y Mediciones de la Radiación (la sigla en inglés es NCRF)
es uno de los organismos que establecen la dosis máxima permisible (DMP) de radiación. Conforme
se han obtenido más conocimientos respecto a los efectos de la radiación a través de los años se han
cambiado las dosis mencionadas.
Los genetistas han calculado que la dosis promedio anual de radiación para las personas que viven en
los Estados Unidos es de 200 millirems por año.4 Dicho promedio no implica de ninguna manera un
nivel de dosis peligroso. El CNPR hace recomendaciones especificas para el trabajador dedicado a
ocupaciones riesgosas; el socorrista, y al individuo que desempeña trabajos no peligrosos.5 Sin
embargo, es necesario realizar todos los esfuerzos para que el nivel de exposición se mantenga lo
más bajo que pueda lograrse (ALARA).
Comparación entre exposición y contaminación
Es importante comprender la diferencia entre los términos exposición y contaminación en su
aplicación a la víctima de un accidente radiológico. La exposición ocurre en el sitio del accidente y
no es transferible. No representa peligro potencial para los socorristas. Sin embargo, las víctimas
contaminadas son las que llevan consigo las fuentes de radiación en forma de partículas de polvo o
líquido derramado. La contaminación radioactivo puede transferirse a otras personas, objetos o al
ambiente. Si existe alguna duda respecto a si la víctima ha sido expuesta o contaminada por
radiación habrá que tratarla siempre como si estuviera contaminada.
TABLA 7 - 4 Medidas de radiación
Unidad Definición
milirem (mrem) Medida básica de radiación para dosis equivalentes.
Un rem es igual a 1000 mrem
rad-unidad IS = Gray Dosis de radiación absorbida. Medida de la energía impartida a la materia por
(Gy) partículas ionizantes, por unidad de masa del material radiado en el sitio de interés
rem-unidad IS = Sievert Roentgen-equivalentes-hombre. La unidad o dosis
(Sv)
de cualquier radiación ionizante que produce el mismo efecto biológico que una
unidad de la dosis absorbida de rayos X común y corrientes
roentgen (R) (no se utiliza unidad de exposición a los rayos gama o X
como unidad) IS
Fuente: Bomberger AS. Dannewfelser BA: Radiation and Health: Principies and Practice in Therapy and
Disaster Preparedness. Rockville, Md, Aspen Systems Corp, 1984; Saenger EL (course director; Radiation
Accident Preparedness, Washington, DC, Edison Electric Institute, 1981.
Tipos de exposición
Se observan cuatro tipos de víctimas en accidentes nucleares:
1. Las que han sufrido exposición externa del cuerpo a la radiación (completa o parcial).
2. Las que han recibido contaminación externa del cuerpo o de las ropas por liquido o
materiales radioactivas de desecho.
3. Las que han sufrido contaminación externa del cuerpo, complicada con una herida.
4. Las que han recibido contaminación interna del cuerpo por inhalación o ingestión de
sustancias radioactivas.
Las víctimas con exposición externa completa o parcial de su organismo recibieron la exposición en
grandes dosis de radiación, pero no representan ningún peligro para quienes las atienden, para otros
pacientes o para el ambiente. Este tipo de personas son menos peligrosas que aquellas que se han
sometido a radioterapia o a una radiografía con fines de diagnóstico.
Las víctimas de contaminación externa en la superficie corporal o en las ropas por el contacto con
líquidos o materiales de desecho presentan problemas semejantes a aquellas que se encuentran
infestadas de parásitos. Es necesario poner en práctica las técnicas de aislamiento y limpieza
quirúrgicas antes de que el paciente penetre en el área de radiación de la zona de selección de
emergencia. El peligro potencial debe limitarse y eliminarse lo más pronto posible.
Las personas que presentan contaminación externa complicada con una herida constituyen un peligro
ambiental. Hay que tener cuidado de que no se contaminen los miembros del personal, otros
pacientes o el medio. La herida y las superficies vecinas deben limpiarse por separado y ocluirse
después de la limpieza. Si la víctima presenta tejido sucio aplastado puede practicársele
desprendimiento húmedo preliminar después de lavar la herida.
Las personas con problemas de contaminación interna provocada por la inhalación o la ingestión de
una sustancia radioactivo tampoco representan riesgos. Después de limpiar la menor cantidad de
material contaminado depositado en la superficie corporal durante la exposición al aire en el que
viaja la sustancia, las personas son tratadas como si fueran víctimas de intoxicación por productos
químicos. Es necesario reunir los desechos corporales y guardarlos a efecto de medir las cantidades
de núclidos para ayudar a determinar el tratamiento apropiado.4
Síndrome de Enfermedad por Radiación aguda
El síndrome en cuestión es consecuencia de la aplicación repentina de una gran dosis de radiación
por neutrones, rayos gama o ambos en todo el cuerpo. La reacción fisiológica en los humanos
depende especialmente de la dosis. El síndrome de radiación aguda se subdivide en hematopoyético,
gastrointestinal y del sistema nervioso central. La tabla 7-5 señala los efectos clínicos agudos en los
adultos sanos por exposición a una sola dosis fuerte de radiación en todo el cuerpo.
El curso clínico del síndrome por radiación después de una exposición importante de radiación
penetrante de todo el cuerpo, se caracteriza por cuatro fases sucesivas:
1. pródromo transitorio
2. fase latente
3. fase principal
4 restablecimiento
La primera fase que es la de pródromo transitorio, surge en cuestión de horas después de la
exposición y dura más de 48 horas. En ella pueden detectarse los síntomas siguientes: anorexia,
fatiga, fiebre, náuseas, transpiración, insuficiencia respiratoria y vómitos.
Esta primera fase va seguida de la etapa latente que es relativamente asintomática y puede durar
hasta dos semanas.
La tercera, que es la fase principal, también es sintomática y en ella pueden aparecer los síntomas
siguientes: agitación, anorexia, aspermia (falta de emisión de semen), ataxia, convulsiones, coma,
diarrea, desorientación, depilación (pérdida del vello corporal) eritema, fiebre, hemorragia, íleo,
infección, laxitud, bronceado, choque, debilidad y pérdida de peso. Dicha fase puede durar de dos a
seis semanas.
La fase final, o de restablecimiento completo sin lesiones residuales por el síndrome de radiación,
depende de la intensidad de la respuesta corporal a la exposición y de la dosis recibida.
TABLA 7 - 5 Efectos clínicos agudos de una fuerte dosis de radiación en todo el cuerpo en adultos
sanos
Dósis (límites)
Fase de la 0--100 rads -100-800 rads (limites letales bajos Más de 800 rads (límites
respuesta (limites supraletales)
subclínicos)
100-200 rads -200-600 rads 600-800 rads 800-3000 rads Más de 3,000
rads
Respuesta inicial
Incidencias 0-5% 5-50% 50-100% 75-100% 100% 100%
de náuseas y
vómitos
Tiempo de - 3-6 hr - 2-4 hr - 1-2 hr < 1 hr < 1 hr
asalto
Duración < 24 hr < 24 hr < 48 hr < 48 hr - 48 hr
Eficacia para 100% < 80% puede ejecutar puede realizar incapacidad incapacidad
combatir las labores de sólo labores progresiva progresiva
rutina; durante 6- simples de después de una después de
20 horas no rutina; labores de fase temprana de una fase
puede llevar a simples de capacidad para temprana de
cabo combate rutina; ejecutar una capacidad
sostenido ni incapacidad reacción heroica para ejecutar
actividades notable en la intermitente una respuesta
similares porción superior heroica
de los limites; intermitente
dura más de 24
horas.
similare
Fase latente
Duración más de 2 7-15 días de ninguno a 7 ninguno a 2 días ninguno
semanas aproximadament días aproximadament
e aproximadament e
e
Respuesta secundaria
Signos y ninguno leucopenia leucopenia intensa; púrpura; diarrea; fiebre convulsiones;
síntomas moderada hemorragia; infección; depilación perturbaciones; temblor;
después de 300 rads y dósis en el balance de ataxia,
mayores electrólitos letargia
Momento del 2 semanas ó de varios días a 2 semanas 2 a 3 días
inicio más
después de la
exposición
Periodo ninguno 4 a 6 semanas 5 a 14 días 1-48 horas
critico
después de la
exposición
Órganos y ninguno sistema hematopoyético vías SNC
sistemas que gastrointestinales
la
desencadenan
Hospitalización
Porcentaje ninguno < 10% hasta 90% 100% 100% 100%
Duración 45-60 días 60-90 días 90-120 días 2 semanas 2 días
Incidencia de ninguna ninguna 0-80% 80-100% 90-100% 90-100%
muerte
Tiempo 3 semanas a 2 meses 1-2 semanas 2 días
promedio de
la muerte
Terapia ninguna revisión transfusión de sangre, antibióticos, conservación del tratamiento
hematológic reposo balance de de apoyo
a periódica electrólitos
Fuente: Reimpreso del NATO Handbook on the Medical Aspects of Nuclear, Biological and Chemical
Defensive Operations, AMedP-6. Brussels, Military Agency for Standardization (MAS), August 1973, p. 6-8.
Primera persona que responde (por lo general paramédicos o personal de las ambulancias)
valorar la situación
notificar a las autoridades
restringir el área
Es necesario efectuar la selección médica (véase capítulos 3 y 4). A semejanza de las víctimas con
traumatismo, las expuestas a radiación deben ser clasificadas médicamente; sin embargo, los
sistemas de selección deben tener en cuenta la inclusión del estado radiológico de la persona (véase
tabla 7-6).
Las unidades de rescate y las instalaciones médicas utilizan diversos sistemas de selección. Se
concede la mayor prioridad a la atención médica de los pacientes con lesiones criticas y graves.
Contrariamente a esto, en la atención radiológica puede darse prioridad a las víctimas sin lesiones o a
las que no sufrieron daño grave. Sea cual sea el sistema, todos comprenden los siguientes aspectos:
atención de las víctimas
protección del socorrista
protección del vehículo
notificación de la instalación receptora
documentación exacta
Más aún, durante todas las fases de selección y transportes hay que separar a las víctimas en dos
grupos: contaminados y no contaminados. De modo similar, conviene utilizar al personal, los
vehículos, el equipo y los suministros para uno u otro grupo.
El manejo en el hospital
Al llegar al hospital, las víctimas de radiación son recibidas en una entrada especifica del
departamento de urgencias y allí se detecta su nivel de radiación. Recuerde que si existe alguna duda
respecto a si la persona sufrió exposición o contaminación, habrá que tratarla siempre como si
estuviera contaminada.
El hospital debe estar preparado para recibir y tratar a víctimas irradiadas, al establecer áreas limpias
y contaminadas, sin embargo, cada paciente debe encontrarse estable en sus parámetros médicos
antes de que se inicie el procedimiento de descontaminación.
Los objetivos de la descontaminación son:
evitar daño causado por la presencia de sustancias radioactivas en el cuerpo
evitar la propagación de la contaminación
proteger al personal de asistencia contra la contaminación de su cuerpo o en algunos casos
de que estén expuestos a una fuente de radiación
TABLA 7 - 6 Clasificación de las víctimas de radiación
Es posible alcanzar de 90 a 95% de descontaminación al quitar la ropa de las víctimas. Dicha ropa
debe ser colocada en bolsas marcadas y remitida a una sección alejada del área contaminada, para
que más tarde personal calificado disponga de ella. La descontaminación restante se realiza lavando
al paciente. Consúltese el recuadro 7-2 correspondiente al resumen de las actividades necesarias.
Cuando practique una revisión de monitoreo radiológico, en primer lugar, despeje a la víctima de sus
ropas y sistemáticamente efectúe el monitoreo con un contador Geiger. De haber una herida abierta,
debe limpiarse perfectamente el área y volver a monitorearla para determinar si hay presencia de
radiación en la herida. Cuando monitoreo a una persona sin lesiones, pídale que permanezca de pie
con las piernas separadas y los brazos extendidos. Comience desplazando el detector del contador
Geiger sobre la cabeza, la porción superior del tronco, los brazos, la porción inferior del tronco y las
piernas. Pida a la persona que se vuelva y repita el procedimiento por la espalda. Sin embargo, hay
que tener cuidado de que el extremo del detector no toque las superficies potencialmente
contaminadas. Pueden utilizarse técnicas especiales de monitoreo en las zonas pilosas y orificios
corporales. Después de tratar a la totalidad de los afectados, se repite el mismo procedimiento para
todo el personal asignado al área contaminada.
Planificación y educación en situaciones de desastres radioactivos
Un accidente o desastre radioactivo puede cobrar muchas víctimas o un número reducido de ellas. Si
el número de víctimas sobrepasa las capacidades de un área de emergencia, la situación se torna
rápidamente en desastre, incluso cuando exista una sola víctima. Sin embargo, esta clasificación
depende del empleo y la utilidad de un PEMR Los componentes de dicho plan están escritos en el
recuadro 7-3.
Una vez que se ha creado el plan mencionado, debe utilizarse para capacitar al personal, y también es
necesario corroborar su eficacia por medio de simulacros que incluyen supuestas "víctimas
contaminadas". Para que dicho plan rinda buenos resultados es indispensable capacitar al personal
del departamento de emergencias y de auxilio, así como a todas aquellas personas que intervienen en
la respuesta al desastre.
La atención comprensiva y adecuada de las personas radiadas, el manejo del departamento de
urgencias y los conocimientos de seguridad de quienes prestan los servicios, requieren de técnicas y
procedimientos perfectamente coordinados por todos los que intervienen en las actividades. Cuando
se elaboren los protocolos para atender a las víctimas de radiación, algunos de los aspectos que es
necesario considerar incluyen:
atención medica y de enfermería
atención radiológica de la persona
protección del personal y del entorno
limpieza del área
documentación del hecho.
RECUADRO 7 - 2 Actividades de urgencia que debe relizar el personal del departamento de
emergencias del hospital en un caso de radiación.
2. Obtengan las muestras que se requieren de los suministros necesarios para tratar a los pacientes de este
tipo
Asigne las áreas de tratamiento y señálelas con los nombres "contaminada" y "limpia".
Cubra el piso del área designada como "contaminada" con material absorbente de tamaño suficiente para
colocar la camilla, el personal, los recipientes y el equipo médico.
Aísle todos los aparatos y utilice las técnicas de aislamiento, según convengan para contener la
contaminación dentro de las áreas designadas.
Asigne a miembros específicos del personal solamente a cada espacio designado.
4. Al llegar las ambulancias proporcione los primeros auxilios El miedo a la contaminación nunca debe
entorpecer la atención médica y de enfermería necesaria para salvar vidas y miembros.
6. Identifique y guarde todos los efectos personales y desechos corporales para análisis.
En primer lugar descontamine las zonas del cuerpo que presenten los mayores niveles de radiación
Preste atención especial a cabello, orificios corporales y pliegues.
Evite la contaminación.
Utilice jabón y agua; evite los solventes orgánicos y abrasivos. Si la víctima está en condiciones medicas
puede bañarse en regadera.
Descontamine cualquier herida lavándola con agua esterilizada o solución isotónical
8. Programe a todos los pacientes contaminados para que reciban tratamiento complementario a largo plazo.
9. Conserve a los pacientes en el área limpia hasta que se confirme que no tienen contaminación.
10. Examine a todo el personal en busca de contaminación antes de permitirle salir del área.
12. Deseche el equipo y los suministros de acuerdo con los procedimientos recomendados, y descontamino
todas las áreas de tratamiento, después del desastre.
Fuente: Bomberger AS, Dannenfelser BA: Radiation and Health: Principies a Practice in Therapy and
Disaster Preparedness. Rockville, Md, Aspen Systems Corp 1984, pp. 219-230.
1. Información general
III. Contaminación externa complicada con una muestra de las formas por utilizar
VI. Copia del procedimiento local de operación estándar, como parte de un pro grama de urgencia contra
radiaciones de la localidad.
El establecimiento de un área dentro del departamento de urgencias o junto a éste no tiene que ser
una tarea abrumadora ni costosa. Entre las áreas que pueden funcionar adecuadamente como zonas
de selección de víctimas por radiación están; el departamento de hidroterapia, el depósito de
cadáveres o cualquier combinación de cubículos o pasillos. Es esencial que exista acceso directo a
dicha zona desde el exterior, para así proteger el entorno del hospital. Tampoco se requiere que sus
paredes estén revestidas de plomo. Sin embargo, es conveniente escoger un área que tenga paredes
pintadas y piso de linóleum o de azulejo, para después facilitar su descontaminación, También debe
contarse, de preferencia, con un sistema de aire acondicionado que opere aislado de los demás; no
obstante, es posible colocar filtros normales para aire acondicionado o limpieza, en los orificios de
salida de la zona escogida para la selección.6
Se necesitan tres tipos de suministros en esta área:
1. un carrito estándar con material de urgencia y equipo especifico para tratar lesiones
traumáticas
2. suministros para manejar al paciente contaminado
3. suministros de materiales para muestreo de radiación
Estos suministros pueden estar depositados con anterioridad en dos tipos de carritos: 1) el carrito
estándar para urgencias, y 2) carrito con suministros para tratamiento en caso de radiación, los cuales
son relativamente baratos. (Tabla 7-7). Éste último debe colocarse en la zona de selección de
pacientes por radiación denominada sectores "sucia o contaminada". Para regular el tránsito es de
máxima importancia establecer sectores perfectamente definidos dentro de la zona designada para
selección de víctimas por radiación (véase la figura 7-1).
TABLA 7 - 7 Suministros para el carrito de tratamiento en caso de radiación
Uso Suministros*
Atención del Ropa blanca (desechable de ser posible): toallas, sábanas, paño para lavarse la cara o el
paciente cuepo, batas, repones, zapatillas, mantas etc. Equipo y material de limpieza: jabón o el
agente limpiador recomendado; mecanismo para la conexión con un suministro de agua (de
preferencia regadera), bacines, soluciones isotónicas, jeringas de irrigación, cepillos con
cerdas suaves
Material para colocación de apósitos y desbridamiento de heridas: equipos para sutura,
tijeras. pinzas, cojincillos de gasa, torundas, cubiertas de plástico
Diversos artículos para atención médica
Análisis de Material para la obtención de muestras: etiquetas, recipientes, requisiciones
muestras de Recipiente para cuerpos extraños altamente radioactivos (de plomo con paredes de una
radiación pulgada de espesor, 6 pulgadas de alto y 4 pulgadas de diámetro.)
Grandes depósitos de basura hechos de plástico con revestimiento de plástico (pueden
utilizarse para los materiales contaminados) Uso Copia de los procedimientos de muestreo
Material para limpiar la piel (una pieza de papel filtro ordinario de una pulgada de diámetro)
Diversos recipientes de plástico pequeños y grandes, papel o frascos de cristal para reunir
cabello, uñas, tejidos, pequeños cuerpos extraños (suciedad, basura y otras), exudados de
heridas, vómito, orina, muestras de heces, etc.
Aplicadores con punta de algodón (para obtener muestras de líquido de heridas, fosas
nasales y boca)
Protección Plástico o papel para cubrir el piso
ambiental Cinta selladora
Señales: radiación, precaución, área limpia, área sucia (contaminada)
Barreras para aislar zonas
Bolsas de papel y de plástico de diversos tamaños
Detección de Instrumentos de rastreo, contadores o dosímetros
radiación
Protección para Gorros Mascarillas de cirugía
el personal Batas
"Botas" o recubrimientos para calzado
Trajes para limpiar y fregar
Delantales de plástico
Guantes de plástico, caucho
Aspectos Artículos para escritura y papel
diversos Formas específicas para casos de radiación Lamparillas intermitentes (para revisión
neurológica)
Tablillas con sujetador de papel
Copia del procedimiento de descontaminación Etiquetas y señales
Nota:* Los artículos para la atención de la víctima deben separarse o eliminarse del carrito, a la zona limpia
antes de llegar los pacientes.
Esta área debe tener acceso directo desde el exterior para recibir a las víctimas de radiación y así
eliminar la posibilidad de contaminar a todo el medio del hospital. Las personas radiadas son
internadas directamente al área de tratamiento "sucio" o contaminados, en donde se les proporcionará
atención médica inmediata a aquellas que se encuentran en peligro de muerte. Una vez que su estado
médico es estable, se les efectúa un monitoreo en el área de descontaminación para que se les realice
una limpieza. Esta zona cuenta con las instalaciones de agua y regaderas portátiles necesarias en caso
de estar disponibles. Una tina portátil y ligera puede unirse a una camilla común y corriente, lo cual
representa un método conveniente, porque para limpiar a una víctima no ambulatoria, al mismo
tiempo permite recolectar el agua sucia que contiene material radioactivo. Conviene modificar
cuando menos una camilla para utilizarse de esta manera en el procedimiento de descontaminación.7
El grado de alerta es otro factor relevante que modifica la respuesta psicológica ante el desastre. Este
factor normalmente guarda relación directa con el tipo o la naturaleza de la calamidad. Por ejemplo,
es posible predecir la llegada de huracanes por medio del estado general del tiempo, la observación
directa, el rastreo de las tormentas por radar meteorológico y otros métodos pues gracias a estos
medios, las personas y comunidades pueden recibir la alerta con suficiente anticipación de horas o
días. En contraste los terremotos sacuden repentinamente y normalmente no presentan señales de
alerta, e incluso los terremotos residuales aunque pueden esperarse no pueden anticiparse con
exactitud.
Tanto la intensidad del impacto como la magnitud de la destrucción guardan correlación con el grado
de tensión sufrido y la respuesta psicológica a la calamidad. Un factor importante en relación con el
propio acaecimiento es el hecho de considerarlo como un acto de Dios (natural), o como el resultado
de un error o descuido humano (fáctico). En otras palabras, ¿alguna persona u organización puede
ser responsable del desastre?
Variables mediadores
Los factores personales y sociales influyen notablemente en la reacción de una persona ante
cualquier situación de estrés, algunos aspectos por considerar incluyen:
características demográficas (por ejemplo, edad, sexo, raíces culturales, estado
socioeconómico)
elementos de apoyo social (familia, iglesia, vecindario, grupos sociales o comunitarios)
estado general de salud (enfermedad preexistente o mala salud)
capacidad para afrontar un hecho (por lo general obtenida a troves de una experiencia
previa)
La "realidad" de las víctimas o percepción de la situación quizá sea el factor más importante que
media entre el tipo de respuesta psicológica ante el desastre.
Los desastres son importantes para cada individuo en la medida en que afectan sus vidas. Por
ejemplo, la persona que no percibe la gravedad de una situación tal, posiblemente tenga una reacción
psicológica menos intensa que aquella que capta la situación como catastrófica. Sin embargo, la
percepción suele cambiar a medida que la víctima comienza a sentir la realidad de los hechos. La
mente humana es capaz de recibir percepciones tan desastrosas como la muerte en si pueda
afrontarlas en un momento dado.
Los sistemas de emergencia comunitarios, estatales y federales también pueden tener trascendencia
en la respuesta individual al desastre. El grado en que se cuente o no con tales servicios, quizá sea el
que determine si el impacto es positivo o negativo. Para llevar al máximo una respuesta positiva,
estos servicios deben incluir la disponibilidad de intervención en caso de crisis, y orientación desde
el punto más temprano posible, hasta la fase de restablecimiento, que puede ser de un año o más
después de la catástrofe.
Demi y Miles3 dividieron los factores que influyen en las reacciones de una persona a una calamidad,
como situacionales y personales. Los situacionales se refieren al grado de alerta previa, la naturaleza
y la gravedad del desastre, la proximidad física y los sistemas de apoyo y auxilio. Las reacciones a
un desastre serían mayores en las siguientes circunstancias: cuando ha habido una mínima
advertencia o nula; si el desastre es provocado por el hombre y no es un acto divino; si la magnitud
de muertes, lesión y destrucción es grande; si la víctima se encuentra demasiado cerca de la zona del
desastre y los sistemas de auxilio y apoyo disponibles están muy limitados. Entre los ejemplos de
víctimas que podrían colocarse dentro de estos criterios están los supervivientes de Hiroshima.
Las variables personales incluyen proximidad psicológica, capacidad para afrontar un hecho,
pérdidas concurrentes, conflicto y sobrecarga de los papeles desempeñados por el personal y la
experiencia previa de la persona en desastres. El riesgo de que un superviviente sufra severas
consecuencias psicológicas es mayor si estuvo psicológicamente cerca de las personas afectadas; si
su capacidad para afrontar un hecho es limitada; si sufre perdidas concurrentes; si interviene en el
conflicto y la sobrecarga de los papeles desempeñados por el personal y si no ha tenido experiencias
con desastres o han sido mínimas. Los criterios anteriores comprenderían a los supervivientes de un
sismo devastador como el ocurrido en Nicaragua en 1972.
Etapas de un desastre
Las etapas del desastre señaladas en todo el libro están claramente definidas en el capitulo 1:
preparación previa a la calamidad, etapa de alerta, impacto, emergencia y recuperación. En la tabla
1-2 está descrita cada etapa de acuerdo a las actividades que surgen durante ésta. Conviene consultar
dicha tabla, pues los aspectos psicológicos de una de ellas se describen en los apartados siguientes de
este capitulo.
Recuerde que algunas veces las etapas se superponen, o en otras ocasiones puede no presentarse una
de ellas, como la de alerta previa. En los comentarios siguientes, referentes a las reacciones
psicológicas y posibles estrategias de intervención, algunas de las etapas se superponen según la
aplicación de los principios generales de enfermería psiquiátrica. Los principios tratan de ser más
generales que todos los incluidos, puesto que se orientan a técnicas de valoración e intervención
adecuadas para todas las enfermeras (sea cual sea su especialidad) que se encuentran en una
situación de desastre o acuden a ella.
Preparación previa al desastre y etapa de alarma
Es triste señalar que las dos etapas mencionadas frecuentemente no se presentan. En estos casos
surgen las reacciones psicológicas mas graves. En las situaciones de catástrofe mencionadas, la falta
de recursos, de planificación, de prevención, de capacitación, de suministros y de preparación
general y psicológica, despierta sentimientos devastadores de impotencia y desesperanza. Si se añade
a lo anterior la falta de un sistema de alerta, el impacto que esto causa en la persona, será
catastrófico.
La preparación previa al desastre es una actividad en la que deben intervenir diligentemente todas las
personas que intervienen en un sistema de salud, es decir, a nivel personal y profesional. Es una de
las formas más eficaces de atenuar los efectos que provoca una catástrofe en nosotros, nuestra
familia, y los socorristas que pueden acudir a brindar auxilio.
La capacitación y el adiestramiento por medio de simulacros constituyen una preparación excelente
para afrontar un desastre, si se efectúan en forma organizada, planeada y programada regularmente.
Estas prácticas constituyen medios estupendos para "sensibilizar" a personas y grupos frente a un
desastre, y revirtiendo así en gran medida el pánico que pudiera surgir. Cuando una situación está
bien ensayada, naturalmente se afronta con un sentido elevado de competencia y confianza. En forma
local, programas de este tipo pueden diseñarse con peligros reales, tomando en consideración a la
comunidad. Por ejemplo, una comunidad establecida alrededor de un gran aeropuerto puede realizar
sus simulacros representando un gran choque irreal de aviones en un área de la comunidad. Otra
comunidad cercana a una presa o río importante puede efectuarlos simulando una inundación, y así
sucesivamente (véanse los capítulos 12 y 14 para la planificación y práctica de estas actividades).
La finalidad principal de tales simulacros, desde el punto de vista psicológico incluye:
aumentar la conciencia del peligro.
facilitar la desensibilización psicológica
incrementar la confianza en las capacidades de actuar y de afrontar la situación
Disminuir la incidencia y la magnitud de reacciones psicológicas negativas, como rechazo,
pánico y choque
Las etapas previas al desastre y de alerta suelen constituir un momento en el que las personas sin
preparación sienten una ansiedad de cierta magnitud. En su forma leve, dicha ansiedad suele ser
dominada por diversos mecanismos subconscientes de defensa. Por lo general, las personas inclusive
niegan que exista la posibilidad de un desastre ("nunca me ocurrió a mi"); desarrollan una actitud
fatalista ("es inevitable y no puede hacerse nada al respecto") o utilizan racionalizaciones para
convencerse a si mismas de que el desastre no se presentará ("en este sitio no ha habido un terremoto
en los últimos cincuenta años, de tal forma que las posibilidades de que acaezca disminuyen con
cada día que pasa").
Las acciones y las reacciones en la etapa previa al desastre, comúnmente varían de la inactividad y la
apatía, a la ansiedad leve (y el "ideal" de planificación y preparación queda en un punto intermedio),
la hiperactividad y la ansiedad que aumenta los niveles de pánico son más características de la etapa
de alerta. Es importante recordar que muchos desastres como sismos, tornados y accidentes de
transporte, normalmente no tienen una etapa de alerta previa.
Cuando se da la señal de alerta, las personas y los grupos sin preparación a menudo sienten pánico, y
solicitan desesperadamente información de cómo sobrevivir al desastre que se avecina. El miedo
intenso durante este lapso suele acompañarse de pérdida del control y una conducta irracional de
escape. Irónicamente, la huida puede ser la mejor técnica para sobrevivir, en algunas situaciones. Sin
embargo, es importante que las personas escapen en la dirección apropiada y utilicen su criterio para
decidir si huyen o buscan refugio. Al tomar esta decisión hay que considerar el tiempo necesario para
ello y la naturaleza del desastre.
Más aún, durante la etapa de alerta la responsabilidad suele recaer en los líderes y las autoridades que
son consideradas como "figuras paternas". Dicha conducta puede canalizarse simplemente al dar
instrucciones muy autoritarias e información explícita referente a asuntos como evacuación,
desplazamiento hacia los refugios y demás.4
Las estrategias de intervención durante la preparación previa al desastre, la etapa de alerta deben
estar orientadas a la capacitación y actividades que se acerquen a la realidad. Se busca con todo ello,
disminuir el rechazo, de modo que los ciudadanos puedan movilizarse y protegerse por si mismos.
Proporcionar información concerniente al tipo, la fuente, y la magnitud del peligro, así como los
planes de evacuación, si así conviene. Los líderes competentes deben comprender los aspectos
relevantes del inminente peligro, y transmitir las medidas defensivas o evasivas apropiadas que
deben ponerse en práctica. Entre los factores significativos que modifican la intervención en este
momento están el grado de planificación y preparación previa, y la eficacia de la red de
comunicaciones.
Impacto y emergencia
Los instintos de supervivencia aparecen fundamentalmente en las etapas de impacto y de emergencia
en un desastre; el salvar nuestra propia vida y la de los seres queridos adquiere la máxima
importancia. La investigación realizada por el médico canadiense J. S. Tyhurst5 indica que 12 a 25%
de las víctimas se encuentran tensas y excitadas, aunque pueden actuar eficazmente, y a menudo
están demasiado ocupadas como para preocuparse. Por otro lado, 75% están pasmadas, asombradas y
abrumadas. La reacción anterior se conoce como "síndrome de desastre"6: falta de emociones,
inhibición de la actividad, docilidad, indecisión, falta de sensibilidad, conducta automática y
manifestaciones fisiológicas de temor. El porcentaje restante (0 a 12%) presenta un comportamiento
totalmente inapropiado, ansiedad, reacciones histéricas y psicósis. importante destacar que estas
últimas reacciones son raras, a pesar de que la creencia popular, y los medios de comunicación
indican lo contrario.
Las cifras muestran que gran parte de las reacciones inmediatas a un desastre están acompañadas de
algún signo de perturbación emocional. Casi todas estas respuestas son transitorias y las víctimas se
restablecen espontáneamente con las medidas de apoyo. La flexibilidad es la mejor regla empírica en
este lapso en que las reacciones son transitorias y cambiantes.
Inmediatamente después de la etapa de impacto y durante gran parte de la etapa de emergencia, las
tareas y la experiencia médicas están dirigidas apropiadamente a salvar vidas. Las necesidades
psicológicas suelen ocupar una prioridad más baja o se posponen para un momento ulterior. La
investigación sugiere que el simple tratamiento de apoyo en el momento más temprano posible
después del impacto, suele evitar o atenuar las perturbaciones psiquiátricas que pueden surgir durante
la fase de recuperación.2,4-6
En el sitio del desastre, en los albergues o en los primeros puntos de selección, tanto los trabajadores,
los profesionales como los voluntarios deben percatarse que el apoyo brindado a base de la sola
compasión humana y sentido común, constituye una de las mejores medidas preventivas para los
pacientes con problemas psicológicos. Algunas de estas medidas pueden llevarse a la práctica sin
necesidad de capacitación especial:
Facilitar la unidad de las familias, en especial de los niños con sus padres.
No dejar solas a las personas amedrentadas o lesionadas; asignar a otro superviviente para
que permanezca con ellas o colocar a la gente en grupos.
Asignar tareas significativas o actividades con un propósito determinado para mantener a
las víctimas ocupadas y que mejoren su autoestima.
Brindar calor, alimento, refugio y reposo.
Conservar una red adecuada de comunicaciones para evitar rumores que despierten
conductas irracionales e impulsivas.
Emprender acciones de liderazgo, es decir, señalar a alguna persona para que dé
instrucciones y tome las decisiones.
Instar a las víctimas a desahogar verbalmente lo que experimentan, colocándo las en grupos
para que compartan sus sentimientos y se apoyen mutuamente.
Aislar a cualquier persona que demuestre pánico o conducta histérica, pues sus emociones
pueden ser contagiosas; alguien debe permanecer con ella hasta que se cuente con personal
profesional que la valore e intervenga.
Cuando estas medidas de apoyo tan simples no son útiles o cuando la persona es víctima de algún
daño físico y psicológico que la coloca dentro de un sistema de tratamiento, habrá que hacer una
intervención rápida, por medio de una valoración de la situación, lo más exacta posible. Es
importante hacer un interrogatorio rápido para identificar a la persona, conocer los datos generales de
su familia y saber lo que ocurrió. El recuadro 8-1 aporta un formato sencillo para documentación y
valoración.
Al valorar las respuestas psicológicas a un desastre tenga en mente la singularidad de cada persona.
Los factores expuestos en los comienzos de este capitulo como: datos demográficos, experiencias
previas en la vida y raíces culturales, todos ellos determinaciones importantes en la respuesta
individual ante esta situación. No existe una forma adecuada o inadecuada de reaccionar ante un
desastre. El tipo de respuesta puede clasificarse de acuerdo a las categorías generales como las que se
muestran en la tabla 8-1; sin embargo, es importante no generalizar excesivamente, y considerar los
aspectos individuales de la respuesta durante la valoración y la planificación de las intervenciones
RECUADRO 8.1 Forma Abreviada para la Valoración de la Salud Mental
Fecha _________Hora___________
Localización (refugio, instalación, etc.)__________
Nombre__________________________________
Apellidos Nombre de Pila
Permanente
Dirección________________Temporal__________________
Calle Ciudad Barrio Municipio
Sexo__________Edad________Fecha de Nacimiento_______Nivel de Estudios_________
Estado Civil _____________Ocupación____________Pariente más Cercano____________
Dirección____________
Problema o situación motivo de la valoración: (Incluir las propias palabras de la víctima con las que describa
su percepción de la situación)
Descripción de las pérdidas (propiedades, familia u otras)
Pérdidas concomitantes (ocurridas en los últimos doce meses)
Salud general antes del desastre (incluya enfermedades o trastornos espécificos)
Medicamentos actuales (bajo prescripción médica o sin ella)
¿Consumo de alcohol?________¿Tabaco?_________¿Drogas?_________________
(Señale la cantidad y frecuencia)
Capacidad para afrontar un hecho ("¿Cómo superó las crisis en apocas pasadas?")
Valoración: Breve resumen de hallazgos/descripción del paciente
Destino
Nombre y Cargo
La enfermera debe evaluar a las víctimas con la mayor rapidez y exactitud posibles. De ser factible,
hay que ubicar a algunas personas para acompañar a la víctima, ya que pueden auxiliar brindándole
apoyo emocional. Es importante conocer las fuerzas de cada damnificado y canalizarlas hacia una
conducta constructiva que ayude a los demás y disminya la ansiedad. La confianza debe ser directa y
hay que evitar expresiones de lástima y simpatía Haga que las personas con problemas o lesiones
físicas estén lo más cómodamente posible aconstándolas, manteniéndolas calientes y
proporcionándoles alimentos (si no están contraindicados). Ínstelos a hablar y desahogar sus
sentimientos.
Los factores notables que ayudan a aliviar la angustia durante esta etapa son semejantes a los de las
etapas anteriores. La comunicación y mando adecuados son 8-1.) La experiencia pasada con crisis y
el haber afrontado con éxito un hecho previo son útiles para calmar las tensiones de este periodo. Las
creencias culturales y religiosas, junto con el apoyo básico de la familia, fortalecen a los pacientes.
Para muchas personas las reacciones surgidas en esta etapa suelen ser transitorias, y el
restablecimiento es espontáneo.
Fase de recuperación
En las etapas previas como las de impacto y emergencia se demostró que gran parte de la
intervención conveniente puede lograrse con el apoyo de los miembros de la familia, los voluntarios
o los profesionales en los cuidados de la salud sea cual sea su especialidad. Los trabajadores
especializados en salud mental, como psiquiatras, enfermeras psiquiátricas, psicólogos y trabajadoras
sociales, intervienen grandemente en sus papeles de consultores y supervisores se ven directamente
involucrados con las víctimas que muestran las reacciones más graves y requieren de atención
especializada.
TABLA 8 - 1 Tipos generales de reacciones ante desastres: Valoración e intervención
Durante la etapa de recuperación, el sistema de la atención de la salud mental juega un papel muy
importante. Esta etapa continúa por meses después del desastre y para muchos, quizá se prolongue
por el resto de su vida. Afloran las tensiones sociales e individuales mientras se experimenta
totalmente la realidad de lo que significó el desastre en términos de pérdidas. Como McLeod señala,
"sin auxilio psicológico las alteraciones emocionales pueden continuar indefinidamente".7
En este momento los mecanismos de defensa del yo como rechazo y represión (que también
prevalecen en las fases previas) son sustituidos por pena, depresión, ira, culpa, neurósis
postraumáticas, enfermedades psicosomáticas y un incremento en el número de enfermedades
físicas. Las reacciones en este punto son similares a las definidas en la psiquiatría como: ansiedad y
estados depresivos.
En desastres es frecuente experimentar el fenómeno de "ascenso y caída de la utopía postdesastre".
La tendencia inicial después de una catástrofe es a dar generosamente y aceptar sin límites, pero
pronto surgen sentimientos de hostilidad, avaricia, independencia, sospecha, envidia y competencia.6
Los supervivientes se sienten agradecidos por estar vivos, pero a menudo sienten ira y pueden
expresarla de forma individual o colectiva. La ira puede estar dirigida a personas o grupos, por
ejemplo, grupos étnicos minoritarios, los que tienen éxito en los aspectos financieros, líderes cívicos,
personas que suministran atención o el gobierno. Este tipo de chivo expiatorio sirve para liberar
sentimientos reprimidos, pero también puede culminar en sentimientos de culpa.
La culpa es un sentimiento prevalente en la etapa de recuperación. Las víctimas pueden sentir "culpa
por haber sobrevivido" al percatarse de que todavía están vivas mientras que otros ya murieron, o
que sus lesiones fueron menores que las de los demás. Algunos se preguntan si hubieran podido
hacer más para rescatar a los que perecieron, y por ello, se sienten culpables de no haber
intensificado sus esfuerzos. Otros sienten como si hubieran sido castigados o incluso fueran
responsables del desastre. La culpa algunas veces motiva a las personas al heroísmo, en un intento
por liberarse de sus sentimientos de culpa.
La pena por los objetos y seres queridos que perdieron es un proceso largo. A escala masiva puede
comenzar con la incineración y el entierro de un gran número de víctimas. Este tipo de entierro
puede ser traumático para los supervivientes que no pueden guardar luto hasta que sepan por medio
de la identificación que su ser o seres queridos realmente están entre los muertos. No es raro que los
familiares se pasen días buscando los cadáveres de las víctimas entre los escombros.
Durante este periodo de reconstrucción y recuperación, debe surgir un nuevo equilibrio en las
relaciones familiares y sociales (recuadro 8-2). Las alteraciones en actitudes, valores y estado de
ánimo cambian la forma en que las personas establecen relación mutua. El estilo de vida también
cambia para muchos cuyo nivel económico es menor del que tenían antes del desastre.
CUADRO 8-2 Ejemplo de un caso
En enero de 1982, una tormenta insólita inundó la costa de California por la noche, con 50 cm de
precipitación pluvial. De las montañas descendió una corriente de lodo y agua que arrasó hogares y
establecimientos comerciales del condado de Santa Cruz. Los residentes despertaron para enterarse de que 22
personas habian muerto, que mas de 100 familias no tenían hogar, y que otras 3 000 casas se encontraban
seriamente dañadas. Después del choque inicial, de la negación y la euforia por conservar la vida, muchos
supervivientes descubrieron que el recuperar el equilibrio emocional era tan difícil, como limpiar el lodo y el
agua de sus hogares.
En el término de varios días de la inundación, se puso en marcha un programa modelo para dar atención a la
salud mental de las víctimas. Se estableció el proyecto COPE (Counseling Ordinary People in Emergencies)
para brindar asesoramiento inmediato a los damnificados.7
COPE coordinó los servicios de voluntarios de más de 100 profesionistas particulares en salud mental, con
los recursos de los gobiernos federal y local. Cientos de residentes recibieron los servicios de esta
organización de auxilio. Durante más de un año después de la calamidad, se proporcionó asesoramiento
individual y en grupo sin costo alguno a todo el que lo solicitara. El reporte final de la organización describió
reacciones clásicas en todos los tipos de desastre: aflicción, culpa, ira, depresión, ansiedad, vulnerabilidad y
problemas para relacionarse con los demás.
Los organizadores de COPE se percataron de que la mayor parte de las víctimas nunca habían buscado
atención para la salud mental. Dado que no había la posibilidad de que solicitaran auxilio, los orientadores
continuaron presentándose a prestar sus servicios en escuelas, refugios, iglesias, centros de atención diurna y
oficinas de auxilio gubernamentales. Los terapeutas desempeñaron sus tareas como profesionales en salud
mental e intervinieron en todos los aspectos de la operación de auxilio. Por ejemplo, al organizar seminarios
referentes a los preparativos para casos de desastres, con los cuales, además de brindar un valioso servicio de
enseñanza, las sesiones también constituyeron un foro natural para comentar y exponer las reacciones
psicológicas ocasionadas por el desastre de una forma no amenazante. La respuesta de la comunidad fue
excepcionalmente positiva y se ha citado a dicho programa como un modelo para que lo sigan otras
comunidades.
Función/Cargo Número
Administración
Director 1
Asistente del director 2
Empleados de oficina* 1
Seguridad* 3
Mensajeros y Encargados de comunicación* 3
Coordinador de voluntarios* 1
Coordinador de transporte* 1
Recepción/archivista* 3
Servicios de salud y médicos
Medico (de servicio) 1
Enfermera 3
Auxiliar (primeros auxilios)* 3
Personal de oficina* 1
Servicios familiares
Supervisor 1
Entrevistadores 3
Servicios de alimentación
Cocinero 1
Asistente de cocinero* 3
Auxiliar de cocina* 4
Mesero* 3
Dormitorios
Supervisor* 1
Recreación
Coordinador de actividades* 3
Mantenimiento del edificio
Supervisor 1
Conserje* 2
Suministros
Encargado de almacén* 1
Total 47
Notas: La muestra está diseñada para un alberque con 200 ocupantes, que funcione día y noche. Las cifras
son variables y no incluyen actividades como las rondas nocturnas o de prevención contra incendios. Muchas
de las funciones o actividades obligan a la formación de "equipos" que laboran medio tiempo. Tiempo
*Cubierto por lo ocupantes del albergue
Fuente: Adaptado con permiso de la Cruz, Roja Norteamericana,
Prepare dos copias conserve una y envíe el original al encargado de la atención masiva
________________________________________________________________________
Número de registro________Número de reporte__________Fecha del reporte_________
Localización________________________________ Número Telefónico______________
Tipo de instalación Albergue Centro de alimentación fijo Unidad móvil Otros
Número de los ocupantes (de ser pertinente)
Comienzo del día____ Final del día______Pérdidas netas_______Ganancias netas_____
Alimentación: Fija Móvil
Número de alimento: desayuno_______ Comida_______ Cena______Refrigerios_______
_________________________________________________________________________
Asistencia médica
Número de personas enviadas al hospital________________________________________
Número de personas que recibieron tratamiento medico____________________________
_________________________________________________________________________
Suministros:
Copias agregadas de Requisición de materiales (Forma 253-B), Memorándum para suministros Forma 2000-
B) Inventario de propiedades no disponibles (Forma 2349) y documentos de recepción.
__________________________________________________________________________
Personal asistencial:
Número de personal a sueldo________________ Número de voluntarios_________________
___________________________________________________________________________
Principales problemas, señalamientos o comentarios (si requiere un espacio adicional utilice el reverso de la
hoja)
Nombre y cargo de Firma de las la persona a cargo personas a cargo
FORMA DE LA CRUZ ROJA NORTEAMERICANA 5922-5-79
1
Fuente San Diego/lmperial Counties Chapter, American National Red Cross.
N. del T.: El tipo, número e identidad de los materiales y suministros pueden modificarse, con arreglo
a los planes locales y las disposiciones de la comunidad.
Apéndice 9-B: Lista de responsabilidades de la enfermera encargada de los servicios
médicos en un albergue
- Procurar que todas las personas que solicitan auxilio, sean entendidas con amabilidad, comprensión
y actitud tranquilizadora; se les administren rápidamente los tratamientos, y las instrucciones se
entiendan perfectamente para continuar la terapéutica.
- Disponer con el médico las revisiones iniciales y diarias de los pacientes.
- Establecer prioridades en la asistencia de enfermería y planear la supervisión médica.
- Planear con el director del albergue la comunicación para casos de emergencia y transportación.
- Planear la transferencia apropiada de pacientes a instalaciones de asistencia regular según sea
necesario.
- Planear la separación de personas de familias en quienes se sospecha alguna enfermedad
contagiosa.
- Planear y obtener los suministros necesarios en colaboración con el director.
- Planear la delimitación de una zona de primeros auxilios y asignar personal a la misma.
- Valorar constantemente las posibles necesidades asistenciales y médicas y organizar horarios de
asistencia continua.
- Revisar los protocolos médicos y de enfermería de la Cruz Roja, de tratamientos especiales y
necesidades generales con el médico a cargo del albergue, los medicas visitadores y el personal
asistencial.
- Identificar las necesidades y procurar el almacenamiento e inventariado seguros de medicamentos,
equipos médicos (jeringas y agujas) y hojas de registro.
- Asignar a enfermeras y al personal de otros servicios médicos a tareas apropiadas y sobre la
marcha, efectuar la supervisión y adiestamiento.
- Supervisar la preparación y distribución de las fórmulas para bebés; consultar con el supervisor de
servicios de alimentos respecto a dietas modificadas por razones de salud o religiosas.
- Recomendar al director las medidas apropiadas para cuidar a embarazadas, lactantes y niños de
corta edad, ancianos, enfermos crónicos y personas en quienes se sospeche una enfermedad
contagiosa.
- Comentar los aspectos sociales, médicos y de enfermería de problemas familiares con el
departamento de servicios para familias, según conviene.
- Planear con el director la inspección inicial y periódica del albergue que incluya la inspección
sanitaria, de acuerdo a las normas de la salud pública de la localidad.
- Suministrar personal de enfermería y medios cuando el departamento de salud pública inicie la
vacunación de los ocupantes del albergue.
- Mantener informado al director y a la supervisora o directora de enfermería de las situaciones
médicas, asistenciales y de salud, actividades, necesidades y planes.
- Planear con el director la coordinación de la participación de organizaciones que atiendan a las
víctimas en el albergue (por ejemplo, salud pública y mental, recursos humanos y asociaciones
religiosas).
- Recomendar y apoyar el plan para contar con recursos apropiados que satisfagan las necesidades
inherentes de la practica adecuada de la salud mental
- Planear la identificación apropiada de la Cruz Roja, del personal de los servicios médicos y la
instalación.
- Reportarse al final de cada periodo de trabajo a la enfermera de relevo y hacerlo regularmente con
el encargado de los servicios de salud en el desastre o alguna persona designada por las oficinas
generales.
- Llevar un libro de entradas y salidas correspondiente a las actividades de los servicios medicas y
asistenciales durante el desastre.
Fuente: Adaptado bajo la autorización de Disaster Services Regulation and Procedures: Disaster
Healt Services, ARC 3050. Washington D.C., American national Red Cross, revised February 1976,
33.
En 1975, los refugiados de guerra vietnamitas fueron reubicados en varios campamentos para su
establecimiento final en otros países. Esta labor de auxilio combinaba los recursos de todas las especialidades
de los servicios del ejército estadounidense y la intervención de organizaciones de voluntarios como la Cruz
Roja2,3,4
En Guam se dieron alimentos, albergue, recreo y atención médica en forma temporal a más de 86 000
refugiados como parte de la "operación vida nueva". Fueron albergados en un campamento que consistía en
un anexo de hospital de la segunda guerra mundial reparado aceleradamente y 3 275 tiendas de campaña. Se
les brindaron innumerables servicios de salud, en especial para convalescencia y medicina general,
examinación física y programas de salud pública. También se establecieron centros para llevar al cabo los
procedimientos de detección de enfermedades, programas de vacunación para niños de corta edad y
suministro de alimentos para bebés2,3,4.
Las enfermeras comunitarias militares trabajaron con la población vietnamita. Como una de sus
responsabilidades, identificaron signos de deshidratación en los lactantes, como consecuencia de calor,
cambios en los hábitos dietéticos, y posibles diarreas. Los bebés que necesitaban reposición de líquidos
fueron enviados a los hospitales. Mientras tanto las enfermeras instaron a las madres a brindar fórmulas
lácteas adecuadas, jugos y agua a sus bebés e impartieron enseñanza relacionada con la importancia de éstas
y de otras medidas.
Los programas que estuvieron reducidos temporalmente durante el periodo de crisis deben ser
renovados y reestructurados en la etapa de recuperación. Algunos servicios son de enorme utilidad
para auxiliar a las comunidades y a las personas durante el proceso de restauración:
orientación nutricional
atención medica infantil adecuada
atención médica prenatal y postnatal
cuidado de enfermedades crónicas
prevención de enfermedades contagiosas
examinación rutinaria de la salud de los enfermos
asesoramiento respecto a la salud mental
Las enfermeras pueden detectar signos de que no está ocurriendo la rehabilitación. Este tipo de
detección de casos es importante y puede necesitarse un estudio epidemiológico para identificar las
necesidades ininterrumpidas de los miembros de la comunidad. Los efectos que un desastre tenga a
largo plazo en la salud varían de acuerdo a cada situación. Sin embargo, las enfermeras
indudablemente tendrán que enfrentar siempre las consecuencias de una calamidad y durante algún
tiempo después de ésta necesitarán evitar secuelas duraderas.
Las enfermeras que permanecen en la comunidad después de una calamidad tienen la satisfacción de
haber conducido a la población hacia la normalidad. Comenzarán a funcionar de nuevo escuelas,
industrias y clínicas. Ellas deben intervenir en actividades de prevención terciaria y restablecer sus
tareas en un medio que se normalice poco a poco. Las actividades de prevención primaria deben
asumir nueva importancia conforme las enfermeras colaboren en la revisión de planes contra un
posible desastre futuro y lleven a la práctica programas de enseñanza.
Valoración de las necesidades de salud
Las enfermeras pueden participar en la definición de las necesidades de salud durante todas las
etapas de un desastre. Además de valorar el estado de cada persona ellas deben participar en la
evaluación de la comunidad en general y también en encuestas o supervisiones especificas. Necesitan
información confiable para identificar necesidades, formular planes y asignar recursos.
Valoración inicial de la comunidad en general
Las valoraciones iniciales de la comunidad se utilizan para tener una idea panorámica de esta última
y situar a los problemas en un marco amplio. La información de las valoraciones mencionadas suele
provenir de múltiples disciplinas y es utilizada por una gran variedad de organizaciones y
profesionistas. Muchos grupos fuera del área de desastre, como instituciones gubernamentales o de
voluntarios, necesitan recibir reportes formales antes de suministrar auxilio. Las decisiones respecto
a servicios y programas asistenciales se basan a menudo en la valoración inicial de una comunidad,
la cual se utiliza durante varias etapas de un desastre e incluyen la preparación previa a la catástrofe,
la respuesta de emergencia y el proceso de recuperación.
Valoración previa al desastre
Esta valoración debe incluir un inventario de los recursos médicos y sociales existentes, un cálculo
de la vulnerabilidad de la comunidad al desastre y un estudio de las opciones para cubrir y satisfacer
las posibles necesidades médicas. Durante las fases de emergencia, dicha información anterior al
desastre suele sentar las bases para la respuesta inmediata. Más aún, dicha preparación puede tener
mucha importancia cuando el área afectada tiene sistemas inadecuados de comunicaciones o si estos
últimos sufrieron deterioro o interrupción. La valoración y el empleo de los recursos de la comunidad
en la planificación para un desastre se expone con detalle en el capitulo 13.
Valoraciones de Emergencia
Después de una tragedia muy grave, suele llevarse a cabo una valoración inicial rápida por medio de
una observación aérea. Los militares con frecuencia son los encargados de dicha tarea. Sus reportes
pueden ser utilizados por instituciones u organizaciones externas para la movilización de las
actividades de socorro.5
La valoración multidisciplinaria mas detallada que normalmente se efectúa después, incluye a grupos
de móviles de reconocimiento. La recolección de esta información es de suma importancia para una
respuesta eficaz ante la catástrofe. Para este fin se necesita designar a personal y medios de
transporte adecuados, como helicópteros para que laboren en equipos. A tales equipos se asignarán
los profesionistas médicos más calificados puesto que sus hallazgos serán los que sirvan de base para
los principales planes de auxilio. Las enfermeras que intervienen en los equipos de reconocimiento
pueden experimentar algunos conflictos entre sus responsabilidades en esta tarea y su deseo de
brindar atención clínica a los damnificados. Es importante darles instrucciones para que
permanezcan en sus asignaciones primarias salvo que su ayuda se torne absolutamente necesaria.5
La información resultante de estas valoraciones puede utilizarse para determinar las necesidades
médicas y asistenciales y establecer los requisitos de suministros, equipo y personal médicos. Los
programas y planes de salud para la distribución de recursos deben basarse en los datos que se
reúnan y reporten.
Las enfermeras quizá no tengan tiempo para realizar valoraciones completas durante las etapas de
emergencia de una calamidad. Sin embargo, pueden ser útiles los datos preexistentes de una
comunidad que ha sufrido ya un desastre. Las enfermeras que no pertenecen a la comunidad deben
revisar la información respecto a las características de esta última y los reportes iniciales de la
catástrofe. La información que posiblemente deseen obtener incluye los siguientes aspectos:
extensión geográfica del área de desastre
número de personas afectadas
principales problemas preexistentes
estado de los albergues y edificaciones para refugio
localización y estado de las instalaciones medicas
estado y magnitud de los suministros de agua
extensión y distribución de los recursos alimentarios
estado de ánimo de la comunidad y nivel de actividad
proyectos de auxilio en marcha
Las enfermeras que atienden a refugiados o personas desplazadas deben obtener información del
sitio o cultura de la que provienen y también de sus estándares de vida. Serían de utilidad mapas,
estadísticas demográficas y los nombres y números telefónicos de personas clave que podrían servir
como consultores o puntos de contacto.
Valoraciones sobre la marcha
Las valoraciones intermedias pueden efectuarse poco a poco durante los esfuerzos de auxilio o el
proceso de recuperación. Los datos reunidos deben revelar los efectos del desastre en la salud, el
nivel socioeconómico y la condición cultural. Los hallazgos deben constituir un incentivo para el
trabajo en equipo y sugerir estrategias múltidisciplinarias para realizar modificaciones.
Las enfermeras pueden utilizar diversos métodos para reunir datos:
entrevista
observación
exploración física
detección de enfermedades y valoración de la salud
encuestas (muestras y aspectos especiales de salud)
registros (censos, datos escolares, estadísticas vitales y reportes de enfermedades).
Las enfermeras que intervienen en la planificación comunitaria durante la fase de recuperación
advertirán que se necesita una valoración completa para diseñar y enfocar de nuevo los servicios
asistenciales, en relación con las necesidades cambiantes de la comunidad. Un ejemplo de la
valoración mencionada se incluye en el Apéndice 10-A al final de este capitulo.
Supervisión y encuestas específicas
Después de una calamidad es importante conducir encuestas técnicas referentes a problemas
específicos que son de gran trascendencia durante las fases de la emergencia y pueden continuar
hasta que la fase de recuperación esté en marcha. El estudio de los problemas de salud por lo general
se lleva a cabo como supervisión epidemiológica y puede utilizarse para determinar los siguientes
aspectos:6
número y proporción de heridos
número y proporción de muertos
incidencia de enfermedades contagiosas
incidencia de alteraciones de la salud psíquica
inventario de las instalaciones médicas restantes
inventario de los materiales médicos
Es posible que surjan angustia pública y rumores, por ello se necesita selectividad en la supervisión.
Habrá que prestar prioridad a las poblaciones de gran densidad, los grupos reubicados y al deterioro
en la calidad de la vida. Es necesario incluir información relacionada con poblaciones urbanas cuyos
servicios se han visto muy afectados, poblaciones urbanas también reubicadas en áreas rurales con
pocos servicios existentes y grupos rurales concentrados en campamentos de refugiados o albergues.
Tienen menor prioridad en estos casos las poblaciones rurales que se encuentran muy diseminadas,
en las cuales la calidad de vida casi no ha sufrido deterioro.
RECUADRO 10-2 Ejemplo de caso
Durante las maniobras de auxilio en el terremoto que asoló Guatemala en 1976, los epidemiólogos de
organizaciones gubernamentales iniciaron un sistema de observación continua para recolectar, analizar y
difundir información médica. Las enfermeras voluntarias de la organización Six Peace Corps efectuaron
visitas diarias a hospitales, clínicas y centros de salud pública localizadas en la zona de mayor población y
destrucción. Recogieron información especifica de las formas de registro utilizadas de forma rutinaria en
tales instalaciones, las cuales incluían datos como edad, sexo, dirección y diagnostico. También, diariamente
obtuvieron información relacionada con el número disponible de camas para casos agudos y las nuevas
hospitalizaciones.
El sismo y sus secuelas causaron mas de 23 000 muertes y 77 000 lesiones, más de 20% de la población
quedó sin hogar. La información de la supervisión epidemiológica registré la evolución de las necesidades
médicas. Dicha información se utilizó para orientar las decisiones en salud pública respecto a la forma de
emplear los recursos, incluyendo la distribución y planificación de las instalaciones móviles de tipo médico y
la repartición de vacunas y artículos médicos.
La decisión de iniciar una supervisión especifica puede basarse en la detección de casos individuales,
la recopilación de comunicados y el seguimiento selectivo de los rumores. Hay que hacer un esfuerzo
para reunir sistemáticamente los datos, incluso en circunstancias de desastre. Los reportes deben
enviarse todos los días durante las fases de emergencia y cada semana una vez que se ha estabilizado
la comunidad, hasta que se ha superado el posible peligro de un brote de enfermedades.
Las enfermeras pueden participar en la recolección de datos o la preparación de comunicados;
pueden colaborar en la organización del proceso de obtención de información en situaciones que de
otra manera serían caóticas y estresantes. Sus observaciones pueden ser trascendentes en la
interpretación de los datos. Ellas deben identificar situaciones que pueden alterar la exactitud de la
información o explicar los hallazgos, y también corroborar lo obtenido, cuando preparen sus
comunicados.
La detección de casos que las enfermeras practican de forma rutinaria en una comunidad puede ser
importante para identificar la existencia de casos específicos que más tarde se convierten en la base
de la supervisión. La percepción de hallazgos fortuitos puede dejar al descubierto necesidades
médicas importantes. El descubrimiento de un caso de alguna enfermedad específica puede denotar
la existencia de un problema extenso y en esta situación habrá que investigar más a fondo para
advertir la presencia de otros casos. La última edición de Control de Enfermedades Transmisibles en
el Hombre, mencionada en la lista de lecturas sugeridas en el final de este capitulo puede ser de gran
valor para las enfermeras durante la realización de estas tareas.
Principales aspectos de ea atención
Las calamidades generan problemas médicos y de salud al alterar los estándares de vida en un
entorno. Además de muertes y lesiones, crea situaciones que aumentan el peligro de enfermedades y
diversos trastornos:
aglomeración excesiva de la población
disminución de la higiene personal y de las prácticas sanitarias
incremento de las lesiones personales y la desnutrición
contaminación de alimentos y agua
perturbación de los servicios de salud pública
Los niveles preexistentes de salud suelen ser los elementos que determinen la aparición de problemas
específicos. Sin embargo, el tipo, la gravedad y la duración del desastre también influyen en la
exacerbación de los problemas de salud. Por ejemplo, los terremotos muy probablemente causarán
muchas muertes y un número extraordinario de heridos graves que requieren atención pero rara vez
producen grandes desplazamientos de población o alteración en el suministro de alimento. Por el
contrario, en las inundaciones son frecuentes la escasez de alimentos y la evacuación de la población,
pero por otro lado son pocas las muertes y las lesiones.5
TABLA 10 - 1 Efectos provocados por los desastres naturales en la salud
Servicio Efectos más comunes en la salud ambiental Terremoto Huracán- Inundación Tsunamis
Tornado
Daño a estructuras de ingeniería civil
Rompimiento de la cañería maestra
Interrupción del suministro eléctrico
Abasto de agua Contaminación (biológica o química) Fallas
potable y de transportes Escasez de personal
eliminación de Sobresaturación del sistema (debido a los
aguas desplazamientos poblacionales) Escasez de
residuales equipo, refacciones y aprovisiona miento
Daño a estructuras de ingeniería civil
Manejo de Fallas de transportes Escasez de equipo
desechos Escasez de personal
sólidos Contaminación de agua, suelo y aire
Daño en las instalaciones para preparar
alimentos
Falla de transportes
Manejo de Interrupción del suministro eléctrico
alimentos Inundación de edificios
Contaminación/degradación de las
provisones de auxilio
Proliferación de criaderos de vectores
Incremento en los contactos hombre-vector
Control de Perturbación de los pro gramas de control de
vectores enfermedades ocasionadas por vectores
Sanidad e Destrucción o daño de estructuras
higiene en el Contaminación de agua y alimentos
hogar Interrupción de los servicios de energía,
combustible, servicio de desecho de aguas
negras y suministro de agua potable
Conglomeración excesiva
Posible efecto grave
Posible efecto menos grave
Efecto mínimo o imposible
Fuente: Reimpreso con permiso de Environmental Health Management After Natural Disasters, scientific
publication no. 430. Washington, DC, Pan American Health Organization, 1982, p. 5.
Cuanto mayor sea el tiempo que una catástrofe altere una comunidad e impida su restablecimiento,
mayor será la probabilidad de que surjan efectos acumulativos y problemas médicos. En la tabla 10-1
se señalan los posibles efectos de salud creados por desastres naturales en la salud.
Los aspectos específicos de salud a los que debe prestarse atención durante las operaciones de
socorro son aquellos que más alteran los servicios comunitarios y los estándares de salud pública.
Tales servicios incluyen agua, alimentos, salubridad y atención de enfermos y heridos.
Las enfermeras pueden auxiliar a los miembros de la comunidad a prepararse para manejar una
situación de desastre en el hogar. Parte de los preparativos incluyen almacenamiento de alimentos,
agua y diversos materiales para subsistencia.
Agua
En lo que se refiere a preparativos en el hogar, el agua puede almacenarse en recipientes de vidrio o
plástico. Los de vidrio son resistentes a vapores permeables y al paso de sustancias químicas al agua,
pero son pesados y frágiles. Los de plástico son más fáciles de manejar pero hay que tener más
cuidado en su selección. Es importante no guardar agua en cualquier recipiente de plástico que haya
sido fabricado para otros fines (como para almacenar amoniaco o depositar basura). Pueden
adquirirse envases de plástico especialmente fabricados para ese fin y deben recibir la aprobación de
las autoridades sanitarias para estar en contacto con alimentos (en Estados Unidos Food and Drug
Administration).8
El agua almacenada debe tomarse del suministro normal de agua potable. Si se necesita almacenarla
por largo tiempo, en primer lugar habrá que desinfectarla por métodos químicos. Los recipientes de
agua deben almacenarse bajo las siguientes condiciones 8
con una tapa perfectamente ajustada
con una etiqueta que señale la fecha y el método utilizado para desinfectarla
debe estar lejos de la luz solar
lejos de sustancias tóxicas (gasolina, keroseno y pesticidas)
Durante un desastre el agua se utiliza para diversos fines además de mitigar los efectos de la tragedia.
Algunas de las mayores necesidades de agua corresponden a actividades como:
operaciones industriales (empleo de equipo pesado y construcciones de urgencia)
técnicas de seguridad (combatir incendios)
operaciones de descontaminación (métodos químicos y radiológicos)
La población de la comunidad necesitará del suministro de agua para desempeñar sus actividades
diarias. Dichos usos incluyen agua para beber y para actividades domésticas como cocinar, preparar
fórmulas y biberones, bañarse, lavar ropa y limpieza.
El empleo más importante que se le da al agua es para beber y por esta razón la calidad del agua
potable se mide en términos de potabilidad y palatabilidad. El agua "agradable al paladar" es
aquella que como su nombre lo dice, tiene un sabor agradable, pero puede estar contaminada por
microorganismos patógenos, sustancias tóxicas, material radioactivo o grandes cantidades de materia
orgánica. El agua potable es segura para beber y no tiene contaminantes. Parte del agua no puede
utilizarse para beber o preparar alimentos por su sabor poco agradable o su baja potabilidad, pero aún
así sirve para el baño, el lavado de ropa u otros menesteres en los que sea necesaria
Fuentes de agua
La perturbación del abasto normal de agua obliga al empleo de todas las fuentes disponibles. Además
del agua almacenada, existen algunas fuentes acuíferas de urgencia para consumo en el hogar que
suelen considerarse como:
tinas y recipientes llenos con anterioridad
cubitos de hielo derretidos
alimentos líquidos enlatados
refrescos y cerveza
calentadores de agua
depósitos de los retretes del baño (no el agua contenida en la taza)
La inocuidad del agua de tinas y recipientes llenos con anterioridad, calentadores y retretes depende
de que se haya obtenido antes de que el suministro recibiera algún tipo de contaminación. Los grifos
de agua corriente o los retretes pueden introducir elementos contaminantes provenientes del abasto
principal. El sistema de distribución de agua que cuenta con unallave de paso en el sitio de entrada a
la casa, debe ser cerrado lo más rápidamente posible en el momento en que surge el desastre para
evitar la contaminación del agua que ya estaba dentro de la red casera.
Los lechos acuíferos no son una fuente aceptable de liquido, ya que el plástico y el agua por lo
general contienen pesticidas para evitar la proliferación de algas, hongos y bacterias.8
A veces se puede obtener agua de algunas fuentes importantes y potabilizarla después de realizarle
algunas pruebas y desinfectarla. Entre ellas se incluyen:
agua de lluvia
hielo y nieve derretidas
pozos y manantiales
lagos, ríos y corrientes
El agua de albercas puede utilizarse también si no ha sido tratada con demasiados químicos para
evitar la formación de algas. Algunas industrias como las fábricas de hielo, lácteos, cervecerías y
plantas procesadores de alimentos suelen contar con sus propios pozos y fuentes de agua, las cuales
pueden permanecer potables después de haber sufrido desperfectos el abasto principal de una
comunidad y representan una fuente de agua que a veces no se toma en consideración durante una
emergencia.
Necesidades de agua
Cuando escasee el agua, habrá que limitar su utilización en aspectos no esenciales, incluso como el
baño personal y el lavado de ropa (en un intento por mantener un volumen adecuado de agua
potable). No puede insistirse más en la importancia de que las personas se encuentren perfectamente
hidratadas, bajo las tensiones físicas y ambientales.
Los adultos pueden sobrevivir unos sesenta días sin alimento pero difícilmente viven más de 10 días
sin agua. El cuerpo del adulto contiene unos 40 litros de agua y la necesidad diaria absoluta para
sobrevivir es de un litro por persona.9
La deshidratación provoca graves efectos en el organismo. Por ejemplo, si se pierden 2 litros surgen
molestias e ineficiencias; la pérdida de 4 litros ocasiona incapacidad física y mental y la de unos 8
litros suele ser mortal.9
El volumen de agua que necesita una persona varia con la situación y diversos factores:
temperatura corporal
grado de transpiración
talla corporal
grado de actividad
pérdida de líquidos por enfermedades
TABLA 10-2 Necesidades individuales de agua por día
Los climas extremos sean calientes o fríos generan mayores necesidades de agua. En climas
demasiado cálidos las pérdidas de líquidos por la transpiración requiere de la reposición de grandes
volúmenes de agua. En climas muy fríos, la persona puede no notar la pérdida hídrica debido a que
su sudor se evapora rápidamente en el aire frío o es absorbido por las ropas tan gruesas. Además, la
higiene personal en los climas extremosos requiere de mayores cantidades de agua.10
Habrá que hacer un esfuerzo especial para mantener a los lactantes y los enfermos perfectamente
hidratados. El cuerpo de un lactante contiene un porcentaje elevado de agua y gran parte de ella de
almacena en los espacios de los tejidos, fuera de las células, razón por la cual fácilmente presenta
deshidratación. El tratamiento de problemas como diarrea y quemaduras exige la reposición de los
líquidos, las proteínas y las calorías corporales.
Para una población sana que viva bajo condiciones de escasez debe permitirse un mínimo de 4 litros
de agua potable por persona al día y una cantidad igual para uso personal como medidas de
planificación. La tabla 10-2 incluye un cálculo más detallado de las necesidades de agua en diversas
situaciones ambientales.
Desinfección y esterilización de agua
El agua potable puede llevar microorganismos patógenos como los de tifoidea, cólera y disentería y
por tal motivo las enfermeras deben conocer los principios básicos para asegurarse de que la fuente
de suministro de agua es segura y estar alerta ante la posibilidad de que surjan enfermedades. Como
dato curioso, son pocas las notificaciones de brotes de enfermedades originadas por
microorganismos en el agua11 aunque hay que señalar algunas excepciones, como el incremento en la
frecuencia de giardiasis después de la inundación de Utah en 1983.
En una gran calamidad, es conveniente considerar como contaminadas todas las fuentes de agua
corriente hasta que los estudios hayan confirmado su potabilidad. No se conoce un método seguro
para descontaminar el agua que contenga sustancias químicas o radioactivas, pero la esterilización
por calor o la desinfección química pueden hacer que el agua potable no contenga muchos de los
microorganismos patógenos.
Esterilización por calor. El método de hervir el agua es el preferido para tratarla siempre que sea
posible, pues los microorganismos patógenos mueren a la temperatura de ebullición. Dicha técnica es
especialmente conveniente si el agua está turbia.
Para esterilizar el agua por calor deben proporcionarse las siguientes instrucciones a los
damnificados:8
Deje hervir el agua en forma vigorosa durante 5 minutos.
Utilice agua para beber después de enfriarla (No utilice hielo para tal fin).
Para mejorar el sabor procure airear el agua fría y hervida
Desinfección Química. La desinfección de los suministros de agua constituye otra posibilidad si
resulta imposible hervirla y el agua es clara, aunque este procedimiento quizá no destruya todos los
microorganismos. Las partículas de materia en el agua turbia pueden liberar microorganismos con la
acción de las sustancias químicas; por tanto habrá que eliminar todo el sedimento y las porciones
turbias antes de utilizar este método. Para ello pueden emplearse filtros para café, varias capas de
lienzos limpios o un sifón capilar.8
En la figura 10-4 se indica la forma de fabricar y utilizar un filtro capilar.
El agua limpia puede desinfectarse químicamente para beber por medio de algún liquido
blanqueador, tabletas de yodo o halazone. Los productos mencionados deben ser frescos porque
tienden a perder potencia con el paso del tiempo. Si el liquido blanqueador tiene mas de un año,
habrá que agregar el doble de la cantidad recomendada; si tiene más de dos años, mejor será no
utilizarlo para desinfección.8 Las tabletas de yodo tienen un periodo de caducidad de 3 a 5 años y
cuando están frescas son de color gris. Las tabletas de halazone tienen un periodo de caducidad de
unos dos años, tiene una etiqueta que así lo señala y cuando se descomponen adquieren un color
amarillo.
Tiempo y Temperatura
Higiene y Salubridad
Fuente: Food Service Sanitation, study guide 163. Fort Sam Houston, Tex, Academy of Health Sciences, US
Army, April 1978, p. 87.
Consideraciones culturales
Los alimentos donados, algunas veces se reciben deshidratados y es necesario reconstituirlos con
agua. Es importante agregar el volumen exacto de liquido a los alimentos en polvo como las
fórmulas para bebés o las que aportan electrólitos. La mezcla demasiado diluida no proporciona
suficientes nutrientes y la solución demasiado concentrada puede perturbar el equilibrio electrolítico
del organismo.
Los damnificados quizá no puedan agregar suficiente liquido a las bebidas en polvo si escasea el
agua potable. Las madres pueden incorporar demasiado polvo de la fórmula o de la solución si se
encuentran muy preocupadas por la nutrición de sus hijos o preparan alimentos con base en su sabor.
Las enfermeras necesitan demostrar la medición exacta y las técnicas adecuadas de mezclado, por
medio de recipientes improvisados con el tamaño aproximado. La observación de dicha actividad
puede ser un medio eficaz de enseñanza para grupos poblacionales con bajos niveles de educación o
para los que tienen dificultad para leer el idioma de las instrucciones en los envases.
Siempre que sea posible, las dietas deben basarse en alimentos que consume habitualmente la
población. Algunos de ellos contribuyen a la nutrición satisfactoria, aunque quizá parezcan raros al
paladar de los socorristas de otras regiones. Por ejemplo, las ralees de mandioca y taro son ricas en
calorías por su contenido de carbohidratos y algunos insectos pueden contener un alto numero de
proteínas.12
Durante las maniobras de auxilio vietnamitas en Guam en 1975, las instalaciones de alimentación del
ejército estadounidenses servían arroz que es uno de los alimentos básicos de esa población. Sin
embargo, no era bien recibido al principio, porque ellos lo preparan en forma distinta. Fue necesario
consultar con los representantes de los refugiados para modificar la técnica de cocción en una forma
que fuera aceptable para toda la población.
Las enfermeras deben recordar que los alimentos desconocidos son rechazados por las personas,
incluso cuando tienen hambre. Pueden desperdiciarse o utilizarse para intercambiarse por otros
artículos valorados por la población.
Los alimentos extraños para la cultura nativa pueden contribuir a trastornos gastrointestinales o
deficiencias alimentarias. Por ejemplo, los niños que por lo general toman sólo leche entera de vaca
pueden padecer diarrea si reciben una fórmula que provenga de las remesas de auxilio para la
situación de desastre. En India y Bangladesh, los niños que vivían en los campos de refugiados y
recibían leche descremada donada por otros países presentaron una elevada incidencia de ceguera
por xeroftalmía. La dieta de la población contenía muy poca cantidad de retinol y la leche
descremada había terminado por eliminarla en los alimentos de los niños.22
La introducción de los alimentos donados puede también tener un efecto perturbador en la economía
local, en especial si se basa en la agricultura. Los esfuerzos y medidas alimentarias pueden
beneficiarse por el empleo de fuentes locales de alimentos obtenidos en granjas o del sistema de
distribución existente. Este procedimiento puede tener un efecto positivo tanto en los programas de
alimentación y la economía local.
Salubridad
La salubridad es un aspecto que algunas veces no se toma mucho en cuenta como necesidad urgente
durante un desastre. En inundaciones y sismos a menudo se ven afectados los sistemas de
alcantarillado y la contaminación del suelo y los suministros de agua por las aguas negras generan un
peligro para la salud (recuadro 10-5).
RECUADRO 10-5 Ejemplo de caso
Los tifones que asolaron Manila en la década de 1970 inundaron las alcantarillas, fosas sépticas y pozos de
letrinas. El agua que se desbordó contaminó pozos y regó suciedad y desperdicios por las calles. La falta de
agua potable dificultó la higiene personal. Los grandes daños que sufrieron las casas ocasionaron goteras en
los techos y algunas incluso quedaron totalmente al descubierto. Las personas que se encontraban en
condiciones físicas trabajaban reparando las casas y acarreando alimentos y agua. Las autoridades agregaron
demasiado cloro al suministro de agua en tanto que la inundación seguía y se restablecía el sistema de
distribución.23
Cuando en noviembre de 1980 la región del sur de Italia fue abatida por un sismo, se controlaron las
hospitalizaciones y la aparición de enfermedades infecciosas. Entre los trastornos notificados entre un
pequeño numero de personas en dicha zona estaban la tifoidea y la tosferina. A pesar de que se señalaron
treinta y dos sospechas de epidemias, sólo dos se confirmaron después de una investigación y comparación
estadística con los niveles previos de estas enfermedades. Uno de ellos fue un brote de 39 casos de
gastroenteritis en un grupo de bomberos y el otro comprendió seis casos de hepatitis viral en una provincia
vecina a la zona del desastre. Cuando se analizaron las hospitalizaciones por neumopatías y se compararon
con las habidas en años anteriores se adviritió una tendencia invernal normal.
La encuesta también reflejo con precisión la incidencia de traumatismos que requerían hospitalización
durante los primeros días después de la calamidad. Se registraron algunas hospitalizaciones por
congelamiento e hipotermia.
Todos los días se elaboraron reportes durante unos 3 meses y después cada semana conforme se comenzó a
normalizar la vida en la comunidad.27
Las decisiones para emprender programas de inmunización se toman con base en la interpretación de
datos técnicos, y corresponde a las organizaciones gubernamentales que tienen responsabilidad
oficial en esta tarea, llevarlos al cabo en forma masiva. Las enfermeras deben tranquilizar a personas
muy angustiadas y disuadir a grupos de voluntarios para que por su lado pongan en marcha
programas de inmunización.
Las enfermeras deben percatarse de que las vacunaciones crean una sensación artificial de seguridad
a algunas personas quienes de este modo ignoran medidas preventivas más eficaces como la higiene
personal. La fuerza humana y otros recursos también pueden estar muy retirados para participar en
aspectos importantes como la supervisión y la salubridad ambiental. Otros efectos indeseables de los
programas mal planeados de vacunación serían:
Frenar los programas rutinarios de vacunación con beneficios conocidos.
Distribución inadecuada de las vacunas y canalización a áreas que no las necesitan
realmente.
Las vacunas pueden almacenarse en enormes cantidades y caducar.
Las vacunas pueden ser almacenadas de manera inadecuada y perder su potencia.
Cuando se practican las vacunaciones pueden ocasionar reacciones locales y sistémicas que
entorpecen temporalmente las actividades de la vida diaria. Su eficacia puede disminuir por los
siguientes factores:
A veces no son accesibles las poblaciones expuestas al mayor peligro y no se les vacuna.
Para que una vacuna sea eficaz muchas veces se necesitan dos inyecciones y es difícil
encontrar a la misma persona dos veces en una situación de desastre.
La respuesta inmunitaria quizá no alcance un nivel aceptable hasta que haya terminado el
desastre.
La terapia con medicamentos
El tratamiento preventivo a base de antibióticos rara vez resulta práctico en un desastre, por las
siguientes razones:11
Los medicamentos son eficaces sólo contra enfermedades especificas.
Tendría que tomarse indefinidamente el medicamento para que fuera efectivo.
La administración de medicamentos produciría sólo beneficio temporal en las áreas en
donde algunas enfermedades son endémicas.
No están garantizados los riesgos de efectos adversos.
En términos generales, los medicamentos se administran sólo para combatir enfermedades
individuales y es importante hacerlo de acuerdo con el protocolo médico establecido. Sólo prodrían
estar indicados en unas cuantas excepciones como: utilizar pomadas con antibióticos en quemaduras
menores y heridas de la piel, como medida de primeros auxilios.
Problemas Comunes
Las enfermedades que con mayor frecuencia son notificadas después de un desastre incluyen
infecciones de las vías respiratorias y diarrea; las cuales guardan alguna relación con los problemas
de agua, alimentos y las medidas sanitarias descritas en los comienzos de este capitulo.
El congestionamiento humano es la causa principal de enfermedades en las vías respiratorias. Si es
posible reubicar y reagrupar a las víctimas en áreas perfectamente delimitadas, la enfermedad sigue
su curso normal tratándola con alguna medida conservadora como la abundancia de líquidos, aspirina
o acetaminofen.
Hemos expuesto en otros párrafos las causas de la diarrea. Además dicho trastorno puede aparecer
después del uso de antibióticos, o de gastroenteritis. Para reponer la flora intestinal después del uso
de antibióticos las enfermeras pueden recomendar la ingestión de yogurt natural. Después de una
infección gastrointestinal las personas pueden presentar intolerancia transitoria a la lactosa, trastorno
que ocasiona cólicos intestinales, distensión del vientre y diarrea cuando se ingieren productos
lácteos. En estos casos cabe agregar a los alimentos lácteos cápsulas de lactasa para facilitar la
digestión.28
La deshidratación que puede surgir como consecuencia de la diarrea es un problema grave. Las
enfermeras deben señalar a otros trabajadores comunitarios, los siguientes signos de deshidratación:21
orina escasa o nula
orina amarilla oscura
pérdida de peso repentina
ojos hundidos y secos
depresión de la fontanela en bebés
pérdida de elasticidad de la piel
La deshidratación puede evitarse con el consumo de grandes cantidades de líquidos. Puede
necesitarse terapia oral cuando aparecen los signos iniciales de dicho cuadro o no pueda
hospitalizarse a la persona a causa de los efectos del desastre. La Organización Mundial de la Salud
(OMS) ha creado unos paquetes de medidas preventivas llamados de rehidratación oral (TOR) que
son útiles en operaciones de auxilio en grandes desastres. Los paquetes tienen las dosis
perfectamente preestablecidas, su fecha de caducidad es muy larga y se distribuyen fácilmente. La
solución de rehidratación (Figura 10-5) también puede ser preparada por las propias víctimas
empleando ingredientes caseros.
Por cada deposición diarréica el paciente debe recibir cuando menos un vaso de la solución
rehidratante. Una persona de gran talla debe consumir cuando menos dos litros al día; un niño de
corta edad necesita cuando menos un litro al día. En caso de vómitos, la enfermera debe incitar a la
persona a que beba sorbos pequeños cada cinco minutos todo el día hasta que comienza a orinar
normalmente.21
El potasio se agrega para lograr el equilibrio posterior de electrólitos, en alimentos como jugo de
naranja, agua de coco o plátanos (bananas). Los bebés deben continuar recibiendo leche materna
además de la solución rehidratante 21
Tan pronto la persona desee ingerir alimentos habrá que proporcionárselos incluso si temporalmente
hay un aumento ligero en la frecuencia de las deposiciones diarréicas y la náusea. Los alimentos
ricos en proteínas y calorías son especialmente importante para evitar el circulo vicioso entre la
diarrea y la privación proteinocalórica.21 Estos alimentos se señalan en la tabla 10-4.
Las enfermeras comunitarias que laboran en una clínica puede usar una técnica rápida y confiable
para determinar el grado de desnutrición cuando no se cuenta con estudios de laboratorio. Se
comparan el peso real y el ideal del paciente en esta forma 16,29
Cuando la víctima vomite o se Tan pronto la persona puede comer, además de ingerir las bebidas
sienta demasiado asqueada para señaladas en la columna de la izquierda debe recibir una selección
comer, debe ingerir: balanceada de los siguientes alimentos o semejantes:
tes y agua de arroz Alimentos energéticos (ricos en Alimentos ricos en proteínas
carbohidratos)
carne de pollo, res, huevos o plátanos maduros (bananos) leche (de no haber intolerancia a la
caldo de frijoles (aluvias, papaya lactosa)
porotos)
Kool-Aid o bebidas endulzadas galletas saladas, arroz, papas Pollo (hervido o asado)
similares
Solución rehidratante avena u otro cereal Huevos (hervidos)
(perfectamente cocido)
Leche materna maíz fresco (perfectamente Carnes bien cocidas (sin grasa)
cocido y machacado)
puré de manzana (cocido) Frijoles (aluvias) lentejas guisantes
(bien cocidos y triturados)
Carne de pescado (bien cocida)
No debe ingerir ni comer:
alimentos grasosos frijoles (aluvias) cocidos en grasa bebidas alcohólicas
Todas las frutas crudas alimentos muy condimentados cualquier laxante o purgante
Fuente: Adaptado con permiso de Werner D: Where There Is No Doctor. Palo Alto, Calif, The Hesperian
Foundation, 1977, p. 155.
Aspirina o acetaminofén
Pomada con antibiótico
Vaselina
Bicarbonato de sodio y sal de mesa
"Benditas" de diversos tamaños
Vendas elásticas
cojines sanitarios dobles (apósitos)
Cojines de gasa de diversos tamaños
Pañuelos y pequeñas toallas (doblarlos como vendas triangulares)
Pañales desechables (dobles como apósitos o acojinamiento)
Cinta y alfileres de seguridad
Termómetros
Tijeras y alicates
Jabón
Medicamentos y artículos personales
Valoración inicial
utiliza instrumentos de valoración inicial
precisa las necesidades de aprendizaje
hace que participen las personas
Diagnóstico
Intervención
Evaluación final
La valoración previa también permite a los educandos adultos participar en la determinación de sus
necesidades de enseñanza Esta oportunidad incrementa en grado notable la motivación para
aprender. De manera más especifica la valoración señala si los educandos cuentan con las
capacidades previas requeridas, si conocen ya parte del material o si necesitan algunas actividades
individualizadas de instrucción. En consecuencia, los resultados de esta valoración previa deben
aportar información respecto a si los estudiantes deben dominar conocimientos previos antes de
comenzar su instrucción o cualquiera de ellos puede omitir algunos de los objetivos de enseñanza y
señala las actividades de instrucción específicas para estudiantes individualizados.
Selección de un instrumento de valoración
Los instrumentos de valoración tienen varias finalidades. Algunas pruebas definen los niveles
actuales de competencia en comparación con los deseados. Al considerar el diseño de una
herramienta de prevaloración el instructor en servicio cuenta con muchas opciones disponibles. Aquí
le presentamos como alternativa dos modelos: 1) escala de Likert (recuadro 11-2); 2) prueba de
conocimientos (recuadro 11-3).
RECUADRO 11-2 Instrumento de auto evaluación (Escala de Likert)
Por favor, debe valore su grado de conocimiento en cada uno de los aspectos siguientes marcando el número
en el espacio apropiado (les la puntuación más baja y 5 es la más alta)
Grado de conocimientos que creo tener 1 2 3 4 5
1. Etapas del desastre
2. Efectos del desastre en la comunidad
3. Efectos de un desastre en el sistema de atención médica y asistencial
4. Efectos psicológicos de los desastres en víctimas y trabajadores
5. Efectos físicos del desastre en víctimas y trabajadores
6. Proceso asistencial
7. Técnicas de intervención en crisis
8. Primeros auxilio
9. Recursos de salud de la comunidad
10. Papel de las organizaciones oficiales en las labores de auxilio
11. Conceptos de auxilio es desastres de la Cruz Roja
12. Programas de los servicios locales para casos de desastre.
13. Normas administrativas para servicios médicos y asistenciales de la Cruz Roja
14. Papel suplementario de la Cruz Roja en los servicios de salud en desastres
15. Papel del personal de los servicios de salud en diversos medios del desastre a los que se le asigne
16. Registros y reportes de los servicios de salud en desastres
17. Asistencia de urgencia
18. Su experiencia en la preparación de los servicios de salud en desastres
Fuente: Reimpreso bajo la autorización de American National Red Cross, Form 1082, Application to Teach
Nursing and Health Services-12/81.
1. En una situación de emergencia masiva ¿qué tipo de sangre utilizaría para transfusiones hasta que se
establezca el laboratorio para realizar las pruebas cruzadas y determinar el tipo de sangre de las víctimas?
a. A + c. AB +
b. O + d. O -
2. El personal de la Organización federal para el manejo de emergencias (OFME) puede brindar auxilio
individual a las víctimas al pedir al Servicio de Recaudación Interno que postponga los pagos de impuestos y
enmiende las normas de devolución de impuestos sobre la renta (verdadero o falso)
Instrucciones: Usted se encuentra asistado en, la selección de víctimas en el área de recepción de un hospital
cercano a un edificio que hizo explosión. Se están utilizan las categorías estándares de la Defensa Civil para
prioridad de tratamiento. Por favor señale la letra de la categoría apropiada con el número, en la hoja de
respuestas (selección multiple)
Planteamiento Categorías
3. Fracturas cerrada de femur a. Mínima
4. Amputaciones parciales b. Inmediato
5. Contución de riñón c. Tardía
6. Herida traumato en tórax d. Expectante
7. Fractura cerrada de radio y cúbico
8. Quemaduras de tercer grado de ambas piernas, manos y antebrazos
9. Herida penetrante en el abdomen
Fuente: Adaptada bajo la autorización de Neal MV: Disaster Nursing Preparation: Report of a Pilot Project.
New York, National League for Nursing, 1963.
El estudio Preparación en Enfermería Contra Desastres publicado por la LNE completado por M.V.
Neal incluye algunos ejemplos de programas de estudios para casos de desastre, los cuales usted
podría modificar para cubrir sus necesidades.
Incorporación de los conceptos de educación para adultos
La planificación de un programa educativo para adultos sin incorporar los conceptos propios para
ellos puede condenar al primero a un fracaso seguro. Independientemente de lo interesante o bien
planeado que sea éste, los adultos tienen diferentes necesidades y expectativas de sus experiencias de
aprendizaje. Conforme se planea el programa, tenga presente que los adultos requieren o poseen los
siguientes aspectos:3
un clima de aprendizaje que sea cómodo tanto física como psicológicamente
respeto y aceptación de los otros estudiantes e instructores
percepción del instructor como guía o facilitador; alguien al que se puedan acercar
fácilmente
gran experiencia como personas
deseos de participar en la planificación y práctica del proceso de aprendizaje
hábitos y patrones de vida, trabajo, aprendizaje y algunas veces oponen resistencia a los
cambios
Estructuración del los principios del aprendizaje
Al diseñar un programa educativo para adultos la persona que lo planea debe recordar los principios
del aprendizaje. Knowles ha identificado las condiciones superiores para tal fin:3
Los educandos deben sentir necesidad de aprender (motivación).
Los alumnos perciben las metas de la experiencia del aprendizaje como suyas.
Los estudiantes aceptan compartir la responsabilidad para planificar y llevar a la práctica la
experiencia del aprendizaje y por ello, tienen una sensación de compromiso.
Los educandos participan activamente en el proceso de enseñanza.
El proceso de enseñanza guarda relación con la experiencia de los educandos y la
aprovecha. (Cuanto más útil es la información, más se le retiene. Las experiencias pasadas
son recursos provechosos).
Los educandos tienen una sensación de marchar hacia sus metas.
Los estudiantes sienten que cuanto más vean, escuchen y hagan, más aprenderán.
El ambiente de aprendizaje se caracteriza por su comodidad física, confianza, respeto y
ayuda mutuos, libertad de expresión y aceptación de diferencias.
Teorías de aprendizaje
Existen dos teorías de aprendizaje: la enseñanza excesiva y la simulación, válidas para la situación en
la que el objetivo es una mayor retención del material. Ambas teorías son estrategias pedagógicas
especialmente adecuadas para usarse en la preparación contra desastres. En la respuesta contra una
catástrofe, las enfermeras deben actuar rápidamente sin reflexionar demasiado. Deben continuar sus
labores a un nivel adecuado a pesar de la fatiga y la tensión; y sus conductas deben ser muy
conocidas y casi instintivas.
La enseñanza excesiva es una técnica mediante la cual las personas reciben práctica continua más
allá del punto en que la tarea se ha desempeñado correctamente varias veces. El hecho de que una
respuesta se empareje continuamente con el estímulo refuerza el vinculo estímulo/respuesta y de este
modo se vuelve una actividad más refleja. La enseñanza excesiva también es útil porque hace que
una respuesta se vuelva automática. Como consecuencia, es más probable que las enfermeras
conserven la calidad de sus labores en momentos de urgencia y tensión adicional. Permite transferir
el material aprendido, al sitio de trabajo y a la tarea misma. Los hechos del mundo real se reducen a
escenarios menos dinámicos, seguros y eficientes como la practica de la selección y los simulacros
con gran número de víctimas.4 Esta teoría es importante para actividades que deben realizarse en
condiciones simuladas, ya que las situaciones reales son demasiado costosas o peligrosas. La práctica
y la repetición son aún más trascendentales en tareas para las cuales la persona no puede depender de
patrones permanentes, por ejemplo, procedimientos de emergencia como la selección y la psicología
de las multitudes en el escenario de una catástrofe. A menudo la enfermera en su práctica desconoce
tales situaciones. La enseñanza excesiva aplicada a un medio simulado resulta muy útil para dominar
estas habilidades.
Las tarjetas de la práctica de selección pueden ser especialmente valiosas para implementar esta
teoría. Se forman pequeños grupos de tres a cinco personas y cada miembro recibe varias tarjetas y
decide a qué categoría de selección debe asignar a cada cual. Entonces el pequeño grupo se vuelve a
reunir y llega a un concenso. Después de completar adecuadamente y con constancia estos
"simulacros de papel" los participantes practican la toma de decisión en la selección, en pacientes
caracterizados en un simulacro. En forma semejante pueden completarse situaciones de desempeño
de papeles.
La simulación es un método especialmente efectivo con estudiantes adultos. Crea una situación de la
vida real en la que trabaja activamente el educando, e intenta resolver. Desde el punto de vista del
instructor, con la simulación se obtiene una mayor compenetración de la forma en que los
participantes asimilan y desarrollan nuevos conocimientos y habilidades. Para el participante, crea
una atmósfera cómoda y segura en que puede experimentar la solución de problemas. El desempeño
de papeles, los juegos y estudios para participar en diversos casos son mecanismos para incorporar la
simulación al plan de estudios. En el futuro próximo, la mayor disponibilidad de computadoras en
los salones de clase constituirá un avance interesantísimo para lograr el aprendizaje a través de la
simulación.5
Diseño del programa
Una vez que se han identificado las necesidades de los educandos, se diseña un programa de estudios
para cubrir todas ellas. La planificación consiste en traducir las necesidades diagnosticadas, en
objetivos educativos específicos (o instrucciones de crecimiento), diseñar y conducir las experiencias
de aprendizaje para alcanzar tales objetivos y valorar el grado en que se han cubierto tales metas.3
En la actualidad la enseñanza se ha basado en las conductas y el desempeño de los educandos. El
advenimiento de la educación continua para la revalidación de la cédula profesional a vuelto todo lo
anterior particularmente válido. Es oportunidad de medir las necesidades educacionales.
Los objetivos basados en la conducta son elementos que proporcionan al instructor y al educando
resultados específicos, mensurables y con límites de tiempos. Según Monroe y Quinn, los objetivos
basados en la conducta son útiles para los educadores porque tienen las siguientes características:6
indican las necesidades de aprendizaje de los estudiantes
sirven como "blancos" de instrucción
guían el proceso de evaluación
reflejan el aprovechamiento del estudiante
disminuyen la competividad del estudiante
En un diseño global del programa son esenciales los objetivos, ya que se convierten en los criterios
utilizados para seleccionar los materiales, definir su contenido, crear técnicas de enseñanza y
preparar pruebas y exámenes.6
Entre los textos recomendables para aprender a formular y utilizar los objetivos basados en la
conducta están New Approaches to Behavioral Objetives de Richard Burns' y Preparing
Instructional Objectives de Robert Mager's.
Los objetivos conductuales constituyen la base para planificar cada lección. La planificación formal
de cada clase es una estrategia excelente para conceptualizar la obtención global de tales objetivos.
El contenido, los métodos, los recursos, las actividades y la valoración se combinan en una evolución
programada y oportuna para tener un plan de trabajo visible.
Estrategias de enseñanza
La preparación de un programa educativo que sea informativo e interesante depende de la
integración de diversos métodos pedagógicos. Para mejorar la retención del material, Edgar Dale
insiste en la importancia de intercambiar las fuentes de estímulos y el valor de la participación en el
proceso de aprendizaje. La lectura y la exposición de conferencias proporcionan niveles de retención
de 10 a 20% en tanto que escuchar, señalar verbalmente, ver y realizar otro tipo de experiencias
aumentan la retención en 70 a 90%.7
Además de la clase de rutina, el instructor en servicio cuenta con innumerables métodos
pedagógicos:
discusión en grupo
períodos de demostración y práctica
estudios de casos
prácticas de selección
programas audiovisuales
comentarios de conferencistas invitados
asignaciones fuera de clase
asignaciones escritas
ejercicio de simulación por computadoras
debates
participación en simulacros
viajes al campo
desempeño de papeles
Un plan de estudios perfectamente diseñado ofrece a los educandos diversos estímulos para el
aprendizaje. Los adultos se beneficien con la práctica de experiencias. También es esencial recordar
que toda persona tiene un método propio para estudiar y aprender información nueva. Algunos
disfrutan y aprovechan la lectura y las conferencias, en tanto en que otros pueden necesitar
audiovisuales y demostraciones. La compenetración puede ser especialmente útil cuando en la clase
hay personas de aprendizaje más lento. El instructor puede explorar necesidades individuales con
cada estudiante y determinar cuáles son las experiencias pedagógicas más valiosas.
Recursos para la instrucción
Estudios en el salón de clases
Instructores. Casi todas las comunidades cuentan con personas y organismos con experiencia en el
manejo de situaciones de desastre. El aprovechamiento de dichos recursos puede añadir diversidad y
enriquecer un programa.
Los conferencistas invitados constituyen recursos excelentes para las clases. Siempre es prudente
concertar la exposición con mucha anterioridad. Cuando solicite la participación de un conferencista,
pídale que desarrolle un tema específico y señale el tiempo que durará su exposición. Facilítele los
objetivos globales del curso y otros escritos para su presentación, pues dicho material les es útil para
no perder el hilo de la plática. El Apéndice 11-A proporciona algunos de los recursos sugeridos para
los conferencistas huéspedes.
Recursos Audiovisuales. Los audiovisuales constituyen un recurso utilísimo para auxiliar a los
participantes a visualizar y sentir el impacto del desastre y sus consecuencias. También pueden
utilizarse para establecer la atmósfera de una presentación, sentar las bases para discusiones y
permitir que los participantes observen las situaciones de desastre y las estrategias de intervención y
auxilio. Además los materiales audiovisuales constituyen una herramienta óptima para el desempeño
de clases y trabajos independientes. Muchos de los recursos incluidos en el Apéndice 11-A pueden
aportar también audiovisuales.
Conviene que la persona elabore sus propios audiovisuales, en particular transparencias, laminillas y
esquemas. Los materiales como éstos pueden adaptarse fácilmente a las características especificas
del curso y a sus puntos de énfasis. Quizá la organización donde trabaje la enfermera cuente ya con
algunos audiovisuales útiles.
Materiales de Fácil Obtención. Los folletos, cartelones, y otro material impreso son fuentes
concisas de información. Resulta de gran ayuda el obtener una muestra de ellos en las etapas de
planificación de los programas. También son material de referencia excelente para algunos cursos.
Una vez más el Apéndice 11-A puede ayudarle a obtener estos materiales. También el Apéndice D
del Capitulo 13 incluye direcciones de centros adicionales en donde conseguir recursos para casos de
desastre.
Actividades afines
Las enfermeras adultas que buscan de verdad aprender disfrutan de experiencias prácticas. Como
final del curso asigne una fuerza o perante para que organice un simulacro o ejercicio de selección
(véase el capítulo 12). El objetivo puede ser que los participantes demuestren los resultados de su
aprendizaje. Es importante realiza; sesiones de práctica de contenido y de conocimiento para destacar
los papeles y lo que espera de cada persona antes de la práctica. Como aspecto adicional es bueno
"comenza con poco" y pasar de prácticas sencillas a las más complejas. Es esencial dominar papeles
y actividades en una pequeña práctica, después valorarlas y por último repetir el simulacro con una
situación más compleja y difícil. Se insiste a las enfermeras a que participen en diversas tareas, por
ejemplo planificación, suministro de atención, víctima y evaluadora.
Las actividades adicionales pueden ser viajes al campo, a centros de organización de emergencias y
visitas a algún hospital militar de campo, en pleno día de trabajo. Otras de las experiencias
excelentes es la visita a punto de recolección de víctimas y estaciones de suministros. Las enfermeras
pueden prestarse voluntariamente para coordinar refugios de la Cruz Roja (después de completar la
preparación obligatoria) o acompañar al personal de dicha institución a visitas de campo. La
obtención de la certificación de TME amplia las habilidades de atención en urgencias y los niveles de
confianza en si mismas. Los cursos de técnico medico de emergencias (TME) incluyen excelentes
simulacros de desastres.
El proceso de evaluación final
Al diseñar un programa educativo la evaluación final del aprendizaje tiene tanta importancia como la
valoración inicial de necesidades. La evaluación final debe ser parte del diseño del programa. Se le
define al mismo tiempo que los objetivos, el contenido, los métodos y los recursos. Delimita e
identifica el punto de debilidad y fortaleza de los educandos y el propio programa, y mide la
necesidad de educación continua. Para los adultos la autoevaluación es más significativa que la
asignación arbitraria de clasificaciones o las críticas de un instructor. Ellos disfrutan participar en la
evaluación de sus propios logros. Este sentido de compañerismo como el instructor "quita la
solemne" a la relación tradicional entre instructor y estudiantes. Da al participante un sentido de
igualdad y respeto que es parte de las relaciones de aprendizaje de los adultos. Los participantes de
este modo pueden observar su progreso hacia los objetivos.
Knowles señala:
Me encuentro pensando cada vez menos en términos de evaluación final del aprendizaje y
cada vez más en términos de rediagnóstico de las necesidades en este renglón y advierto que
cuando mis estudiantes adultos perciben lo que han hecho al final de la experiencia
pedagógica como un "rediagnóstico" y no como una evaluación, inician sus actividades con
más entusiasmo y ven a este diagnóstico como algo más constructivo. Verdaderamente, como
muchos de ellos señalan: que esta situación los impulsa a un nuevo ciclo de aprendizaje y así
se refuerza la idea de que este último es un proceso ininterrumpido. 8
Los métodos de valoración adecuados para participantes deben incluir listas de recordatorio,
cuestionarios, observaciones planeadas, entrevistas, pruebas previas y posteriores, escalas de
cuantificación, inventarios y consultas "sobre la marcha". Los métodos anteriores pueden utilizarse
para determinar el progreso del participante en cuanto a conceptos de aprendizaje, hechos
memorizados, aplicación de conocimientos, solución de problemas, mejor rendimiento laboral,
creación de nuevos intereses y cambios de actitudes.9 También es posible valorar el rendimiento en
condiciones simuladas como en los simulacros con gran número de víctimas, ejercicios de
desempeño de papeles y otros más.
El instrumento de evaluación debe crearse al mismo tiempo que se valoran inicialmente las
necesidades. Dicha herramienta puede seguir un formato semejante a la valoración previa
(cuestionario abierto-cerrado, encuesta después de la prueba, crítica verval y otros aspectos más).
Entre los métodos de valoración mas eficaces están:
valoración final por los propios participantes (valoración de su persona y de sus
compañeros)
pruebas previas y posteriores
evaluación final por una organización ajena
empleo de entrenadores en video
evaluación de objetivos conductuales
consulta sobre la marcha
El empleo de varios estilos de evaluación da al instructor una visión más general del aprendizaje que
se ha logrado en el programa (o que no se ha logrado). La comparación de estos resultados permite
detectar áreas de debilidad y de fortaleza en el instructor y en el propio programa Así puede
determinarse la necesidad de continuar impartiendo la educación.
Resumen
El proceso de diseñar y presentar un programa educativo con base en las necesidades de aprendizaje
del personal puede ser una tarea difícil, divertida y provechosa. Un programa adaptado
individualmente a las necesidades de la organización debe incorporar los principios generales de
manejo del desastre y los conocimientos que se tengan de la respuesta global de la comunidad. El
instructor interno debe utilizar las teorías de educación para adultos cuando elabore el plan de
estudios. La enfermera debe recurrir a los recursos comunitarios e incorporar diversos métodos
pedagógicos para estimular el interés y la buena disposición hacia el programa. Son de enorme
utilidad las experiencias pasadas-de los participantes. De ser posible, los educandos deben contar con
oportunidades para participar en práctica de diversos escenarios. Las habilidades para manejar un
desastre pueden incrementarse escuchando, comentando; viendo y desempeñando algunas
actividades. A su vez, la retención puede mejorarse a 90% en promedio. Mejora el nivel de
confianza, la base de los conocimientos, la atención primaria y la capacidad para resolver problemas.
El desastre exacerva muchos problemas comunes: interrupción de comunicaciones, desorganización
y la falta o mal uso de los profesionistas preparados. Los problemas y restos de la asistencia en
desastres deben ser identificados por medio de la investigación histórica e incorporados en
programas educativos comprensibles. Sin duda, la respuesta a un desastre, en el futuro será el
resultado de la preparación educativa de hoy en día..
Referencias
1. Neal MV: Disaster Nursing Preparation Report of a Pilot Project. New York. National League
for Nursing, 1963.
2. Ellison D'Education for nursing cure in disaster. Nurs Clin North Am 1967;2:299-307.
3. Knowles, MS: The Modern Practice of Adult Education: From Pedagogy to Andragogy. Chicago,
Association Press/Follett Publishing Co., 1980, pp. 46-121.
4. Wexley KN, Lathan GP: Developing and Training Human Resources in Organizations. Glenview,
Ill, Scott Foresman & Co., 1981, p. 58.
5. Duke RD: Gaming: The Future's Language. New York, Sage Publications Inc, 1974, pp. 55-65.
6. Monroe B, Quinn JB; Planning for instruction with meaningful objetives, in Klevins C (ed):
Methods and Materials in Adult Education. New York, Klevens Publications Inc, 1972, pp. 38-51.
7. Dale E: "Cene of experience", in Wiman RV, Mierhenry WC (eds): Educational Media: Theory
Into Practice. Columbus, Ohio, Charles E. Merril Publishing Co., 1969, pp. 160-161.
8. Knowles, MS: The Modern Practice of Adult Education: Andragogy to Pedagogy, ed 2. Chicago,
Association Press/Follett Publishing Co., 1970, p. 43.
9. Popiel Es: "Assessing and determining training needs", in Nursing and the Process of Continuing
Education, ed 2. St Louis, The CV Mosby Co., 1977, p. 187.
Lecturas sugeridas
Burns RW: New Approaches to Behavioral Objectives. Dubuque, Iowa, William C Brown Co.
Publishers, 1977.
Butman AM: Responding to the Mass Casualty Incident: A Guide for EMS Personnel. West port,
Conn, Educational Direction Inc, 1982.
Mager RF: Preparing Instructional Objectives. Belmont, Calif, Fearon Pitman Publishers Inc. 1975.
Mahoney R: Emergency and Disaster Nursing, New York, MacMillan Inc, 1969.
Apéndice 11-A: Recursos para expositores invitados y materiales de información
Arbitro
Los árbitros o jueces valoran la eficacia del ejercicio y la participación adecuada del personal en el
simulacro, es decir: sus actos, sus reacciones y el tratamiento que administran. En algunas ocasiones,
conviene contar con un árbitro, que obviamente no califique directamente el ejercicio. El puede
actuar como alguno de los pacientes, un rescatista o simplemente un mirón inocente. El propósito del
árbitro es contar con otra opinión y valorar la eficacia del hecho para alcanzar los objetivos de la
preparación previa y no espiar a los participantes. Para evitar que esta critica se convierta en
reproche, establezca protocolo para calificar el estándar de participación. Dicho estándar debe incluir
las metas deseadas y los objetivos del simulacro de acuerdo al escenario general. También él debe
señalar las características o habilidades que se esperan encontrar en los participantes.
Las aptitudes de quienes actúan como árbitros constituyen otro factor que requiere una consideración
cuidadosa. Las personas elegidos deben contar con sólidos conocimientos en el campo o el área de
capacitación que valorarán. Seleccionar
árbitros sin experiencia para calificar las actuaciones y el rendimiento en el ejercicio de campo no es
beneficioso. De este modo, no se obtendrá la valoración buscada. Más aún, la selección adecuada de
los jueces constituye un factor crucial para extender la experiencia del aprendizaje en el simulacro.
Una vez más, no se escogerá al mejor árbitro con base en sus títulos Los médicos y supervisores,
aunque estén calificados para valorar la experiencia clínica, normalmente no son muy buenos para
efectuar valoraciones de un ejercicio de campo. Para realizar tal evaluación conviene contar con
personas de la localidad con conocimientos específicos en el área de capacitación. Los árbitros con
estos conocimientos y con un estándar de ejecución apropiado, realizarán una valoración adecuada
del ejercicio y los participantes.
Valoración Final
Para analizar adecuadamente la eficacia del simulacro, hay que comenzar con la revisión de las
metas y los objetivos planeados2 éste será el patrón contra el cual se valorará la eficacia del ejercicio.
El único factor realmente importante es si se alcanzaron los objetivos y las metas, o no. No esperes
quedar satisfecho con todos los aspectos del ejercicio. Hay que recordar que los simulacros están
diseñados para formar parte de un programa de capacitación y entrenamiento total, por tanto
constituye un proceso de enseñanza para todos los que intervinieron en el.
Cuando se elabore el formato critico, hay que recordar de nuevo que el simulacro es sólo parte del
programa de capacitación y la critica debe ser considerada como una parte de dicho programa. Hay
que tratar de aislar los factores que impidieron cumplir los objetivos y eliminar la personalidad de la
revisión Evite actitudes recriminatorias. Se diseñará el formato de critica de tal manera que destaque
los problemas y los factores negativos como trastornos del ejercicio y no como fallas individuales.
Tales problemas son simplemente aspectos en los cuales se necesita reforzar o trabajar con mayor
ahínco en el programa de entrenamiento. Con igual entusiasno, hay que elaborar una lista y
demostrar los factores positivos que permitieron que se alcanzaran los objetivos.
Es necesario que el operador sea honesto en tal formato. Estará preparado para comentar todos los
factores que impidieron la consecución de los objetivos. Las fallas en la planificación o la ejecución
deben estar disponibles para someterse a critica, así como todos los aspectos, relacionados con el
desempeño de los participantes en el ejercicio. Un método para diseñar la critica es seguir el plan
general utilizado en el desarrollo del propio simulacro. Tal enfoque permite contar con una fórmula
paso a paso para el proceso de revisión y también con un método ordenado para obtener una
"retroalimentación" de los participantes.
Por último, durante la critica, la discusión debe hacer que surjan las soluciones probables para los
problemas identificados.3 Conforme se identifican estos, también se desarrollan sus soluciones
factibles. El procedimiento anterior evita que la critica se torne una sesión recriminatoria y conserve
su carácter de experiencia de aprendizaje.
Todo el trabajo de planificación debe manifestarse en el momento de establecer las comunicaciones
posteriormente al desastre fingido. Conviene reunir a los participantes, los arbitros y los
observadores y agradecerles su participación, pues el simulacro no hubiera podido llevarse a cabo sin
ellos. Hay que iniciar una discusión controlada de las metas y objetivos y también exponer
abiertamente los obstáculos que impidieron que se alcanzaran. Los comentarios recibidos de los
participantes y las soluciones concebidas previamente deben combinarse para establecer nuevas
metas y objetivos en el programa de capacitación, pero esta acción debe ser conjunta. Los
participantes no sólo se sentirán mejor respecto a las soluciones en las que han tenido participación;
sino que tendrán una mayor voluntad para Llevar a la práctica los cambios deseados cuando sean
parte del proceso. Una vez que se han analizado los problemas, es momento para destacar los
objetivos que se alcanzaron. Hay que considerar a tales factores como una forma de reforzar el
espíritu y los sentimientos de los participantes, relacionados con sus tareas en este simulacro y los
futuros.
La critica entonces debe estar rodeada por una revisión de los nuevos objetivos y metas para el
escenario escogido y los futuros simulacros. Un método para realizar lo anterior es dividir a los
participantes en grupos pequeños con sus respectivos árbitros y observadores. Hay que pedirles que
efectúen una revisión breve del simulacro con en fin de definir lo que ocurrió, la forma en que podría
mejorarse todo el ejercicio y cómo implementar los nuevos objetivos en futuras ocasiones. Los
participantes se sentirán más cómodos y francos en sus comunicaciones dentro de un grupo pequeño
perfectamente controlado y aportarán más sugerencias que un grupo grande. Después de un
momento, determinado con anterioridad, se integrará a todo el grupo para compartir nuevas ideas o
sugerencias obtenidas de las pequeñas discusiones.
Valoración y repetición de los simulacros
Después de unos días de reposo y recuperación, hay que reunir al grupo de planificación original
para una valoración detenida y profunda del ejercicio. El énfasis principal de estas valoraciones será
diseñar un plan de recapacitación e iniciar la planeación de simulacros posteriores. La evaluación
final debe incluir la revisión del programa de entrenamiento y adiestramiento, el simulacro, los
problemas identificados durante él y las soluciones derivadas de las criticas. Después se analizarán y
combinarán en un nuevo programa de adiestramiento' las descripciones detalladas de dichas
soluciones.
Cuando se sigue una metodología probada, los simulacros pueden ser productivos, educativos y
eficaces. Al llevar a la práctica los métodos de planificación, organización, dirección, control y
evaluación, los ejercicios pueden adaptarse a las necesidades de todos los tipos de programas de
capacitación. Las diferentes situaciones, escenarios y mejores efectos o más reales, no sólo se
ajustaban a muchos tipos de entrenamientos sino que también mejorarán con la práctica y
experiencia. Cuando se preparan adecuadamente los "ejercicios" con saldo masivo de víctimas
constituyen, mejoran y generan un programa adjunto de complemento deseable Una serie de
pequeños simulacros diseñados para valorar áreas especificas prepara el camino para un simulacro
grande que abarque todo el sistema y realmente funcione, del cual se obtengan los mismos beneficios
que de los ejercicios a pequeña escala.
En conclusión, hay que recordar que el propósito de cualquier simulacro o "ejercicio" es mejorar el
programa de capacitación o ser parte del entrenamiento de los sistemas médicos de urgencia. La
finalidad no es eliminar partes o personas o cumplir con requisitos de certificación: sino desarrollar
un sistema.
Referencias
1. Butman AM: Responding to the Mass Casualty Incident. A Guide for EMS Personnel. Westport,
Conn, Educational Direction Inc, 1982.
2. Smith WE: Impact: Planning is Problem Solving, syllabus. Ogden, Utah, Health Sciences
Administration and Education, School of Allied Health Sciences, Weber State College, 1983.
3. Schottke DE: "Organizing disaster drills". Presented at Disasters, Problems and Solutions in their
Management, a course sponsored by the Florida chapter of the American College of Emergency
Physicians, Kissimmee, Fla, January 25-27, 1982.
Las enfermeras pueden contribuir de manera significativa a mejorar la respuesta de una comunidad
en caso de un desastre al planificar, evaluar y utilizar los recursos de que se disponen; su
participación requiere el conocimiento de grupos, organizaciones e instituciones, al igual que estar
familiarizadas con los principios de la planificación e investigación para situaciones de calamidad. El
capítulo presente expone datos relativos a estos temas, y servicios y principios específicos aplicables
cuando se afronta una catástrofe.
Las enfermeras pueden ser útiles de diversas formas para generar un estimulo o una iniciativa dentro
de la comunidad para la planeación en caso de desastre:
al crear e instruir mediante programas de educación masiva
al redactar y llevar a la práctica planes contra desastres
al establecer relaciones con oficinas y organizaciones
al participar en la respuesta comunitaria ante el desastre
Los preparativos individuales constituyen la base de todo plan para situación de desastre. Las
enfermeras, para intervenir en la asistencia de víctimas, necesitan practicar y enseñar prevención y
preparativos, tanto a nivel personal como profesional. Cuantos más conocimientos acumulen acerca
de la planificación y las características de organización de la comunidad en caso de desastre, más se
facilitarán las operaciones de auxilio de forma global y podrán actuar con mayor eficacia de acuerdo
con el sistema establecido.
En la respuesta ante un desastre real, las enfermeras participan en actividades tanto clínicas como
terapéuticas. A veces necesitan ampliar y adaptar sus tareas habituales a otras como:
Actividades clínicas
En otros capítulos se analizan en mayor detalle este tipo de actividades. Los servicios directos a
damnificados necesitan ser cubiertos por medio de un enfoque multifacético e integrado (Recuadro
13-1). Las enfermeras deben conocer los patrones de respuesta comunitaria contra desastres, así
como las ventajas y desventajas de los recursos disponibles en tanto llevan al cabo sus
responsabilidades clínicas.
Responsabilidades administrativas
Las enfermeras tienen cada vez más oportunidades de participar en la planificación, ejecución y
estimación final de los servicios contra desastres (Recuadro 13-2). Ellas participan en juntas
multidisciplinarias de planificación, grupos de trabajo, o "contingentes de trabajo", por lo general
como representantes de organizaciones o instituciones profesionales.
Principios de planificación
Cada desastre es una situación singular en la que intervienen los siguientes factores:
tipo y causa de la catástrofe
magnitud y extensión de los daños
duración y sitio geográfico del hecho
El grupo tuvo que atender a una población de más de 120,000 camboyanos refugiados en chozas.
Muchas familias se habían fragmentado por separación o muerte, y mas de 1000 niños vivían en los
orfanatorios del campamento. A pesar de las condiciones primitivas y cambiantes de vida, el grupo
contó con una organización comunitaria de extraordinarias características, con dirigentes locales, el
suministro de servicios básicos y continuidad de costumbres locales. Tal organización se atribuyó al
espíritu del pueblo camboyano y a los esfuerzos combinados de las organizaciones contra desastres,
incluyendo al gobierno tailandés, las Naciones Unidas, el Comité Internacional de la Cruz Roja y
organizaciones de voluntarios.
El campamento se organizó para contar con instalaciones que permitieran la distribución de agua y
alimentos, al igual que clínicas extrahospitalarias, escuelas, estaciones de policía y orfanatorios. Los
trabajadores camboyanos acondicionaron chozas como salas de hospitales y letrinas. Otros
miembros participaron en programas de inmunización, creando técnicas de laboratorio y
desempeñándose como intérpretes.
El grupo médico se ocupó de tratar diversos problemas en especial infecciones de vías respiratorias y
gastrointestinales. Los miembros de la familia permanecían con los niños hospitalizados para
auxiliar en su atención y evitar as; la norma en las familias. Las enfermeras y los médicos se toparon
con inumerables problemas psicosociales, integraron sus servicios a las practicas camboyanas
tradicionales que utilizaban monjes y chamanes.
Se hicieron sesiones de instrucción en torno a sanidad e higiene personal. Muchos miembros del
personal participaron en sesiones de adiestramiento para los trabajadores de la salud camboyanos; su
preparación incluyó un programa de tres meses en enfermería y un curso acerca del control de
enfermedades transmisibles.
La alta calidad de los servicios, mucho mejores que los que imperaban en esa área, generó alguna
fricción con los huéspedes Tailandeses de los camboyanos, y como resultado, algunas clínicas y
programas de salud pública fueron ampliadas en comunidades tailandeses vecinas.
Estos esfuerzos combinados tuvieron al parecer éxito al cubrir las necesidades inmediatas de los
camboyanos y ampliar su cultura y conocimiento para alcanzar beneficios en el campo de la salud.1
RECUADRO 13 - 2 Ejemplo de caso 2
Anne G. Hargreaves, R.N., M.S., comisionada auxiliar y directora ejecutiva de los servicios de
enfermería y enseñanza del Departamento de Salubridad y Asistencia de Boston, fue una de las
personas que formó parte de un grupo "observador" que acudió a El Salvador en 1983. Otros
miembros de la delegación incluyeron cinco médicos y un educador en salud; el grupo se reunió con
profesionales médicos, funcionarios políticos y representantes de diversas instituciones de auxilio
local e internacional. Hospitales, prisiones, clínicas rurales y campamentos de refugiados fueron
evaluadas en cuanto a sus condiciones de vida y estándares de salud, resultando en la identificación
de graves problemas. Más tarde, Anne G Hargreaves presentó su testimonio ante el House
Committee on Foreign Affairs.2
RECUADRO 13 - 3 Ejemplo de caso 3
En marzo de 1979, el reactor nuclear ubicado en Three Mile Island, Pensilvania, presentó un
problema de funcionamiento y amenazó un área localizada dentro de un radio de 20 millas. Las
supervisoras y jetas de enfermería tenían las mayores responsabilidades de seguridad, atención, y
evacuación de pacientes dentro de dicha zona.
Una jefa de enfermería residente tenía el doble reto de cumplir con los programas para dar de alta o
evacuar a los pacientes internos mientras hacia rendir los recursos para atender a los ancianos,
miembros adicionales de la comunidad. Tomó decisiones muy difíciles respecto a los detalles de
transportación, los aspectos de la atención de enfermería, y las prioridades de asignación del
personal.
Una supervisora de la sala de emergencias puso en práctica el programa para casos de desastre del
hospital al hacer un nuevo llamado a su personal y disponiendo algunos arreglos para manejar a los
pacientes expuestos a contaminación radiológica. De manera simultánea, se preparó para la
evacuación de su propia familia.
La enfermera que ocupaba el cargo de Directora de Salud Pública en el área, trabajó con los
consejeros estatales y federales para poner en marcha el plan de respuesta de la comunidad. Los
principales puntos de interés eran las prioridades de evacuación, el establecimiento de refugios
temporales, así como la reubicación de hospitales e instalaciones de atención a la salud. Debido al
énfasis que se le dio a la transportación y a la comunicación, se hizo necesaria la realización de un
acercamiento multifacético con los muy diversos tipos y niveles de organizaciones.
La crisis probó las aptitudes administrativas de las enfermeras, así como sus valores profesionales y
personales.3
Sin embargo, es posible hacer algunas generalizaciones con respecto a los desastres que pueden
aplicarse a su planificación de manera sistemática.
proceso continuo
base de conocimientos
concentración sobre principios
orientación anticipatoria
disminución de imponderables
selección de acciones apropiadas
superación de toda resistencia
Es natural que las personas se nieguen a creer que pueden verse afectadas por un desastre. Las
enfermeras desempeñan un papel importante al llevar a cabo actividades de institución y simulacros
contra desastre, así como en el cambio de mentalidad y en el desarrollo de competencia en cuanto a
funciones.
Los planes contra desastre que se exponen en mayor detalle en el capitulo 14 nunca deberán
considerarse como definitivos, pues se necesita llevarlos a la práctica y actualizarlos de manera
regular. El plan que no es revisado en intervalos periódicos puede generar un falso sentimiento de
seguridad, al punto de que puede resultar contraproducente en situaciones de urgencia reales.
La planificación puede hacerse con base en lo que tiene mayor probabilidad de ocurrir. Los planes
pueden poner en marcha una respuesta esperada contra algún tipo de desastre, pero en realidad no
evitan muchos de los problemas que surgen en una situación extrema. Se expondrán aquí las
situaciones que surgen con mayor frecuencia, proporcionando así la base conceptual a la que debe
recurrirse al elaborar un plan contra calamidades.
Muchas de las necesidades comunitarias son resultado de los efectos acumulativos de una calamidad
y sus secuelas. Tales acontecimientos, que a veces surgen con un efecto "seriado" a lo largo del
desastre, pueden hacer participes a cualesquiera instituciones y organizaciones dentro de una
comunidad y a veces originar peticiones de ayuda fuera del área afectada. Los países con recursos
marginales y bajos niveles socioeconómicos son especialmente susceptibles a los efectos
acumulativos de las calamidades. Dicha situación se ilustra por el desenvolvimiento de hechos y las
necesidades comunitarias que, durante los años, sucedieron al ciclón que asoló al Pakistan oriental
(ahora Bangladesh) en 1970.
Muchos desastres no llegan a tal extremo. Sin embargo, su planificación debe anticipar todo efecto
acumulativo posible de los recursos tanto locales como exteriores, que puede persistir hasta bien
entrada la fase de rehabilitación.
Características de organización
Las características de las organizaciones que funcionan en una comunidad han sido descritas en otras
publicaciones5 y se han jerarquizado con arreglo a su estructura y los tipos de actividades que
desempeñan en un desastre (Tabla 13-1).
Tareas y desastres
Tipo de organización
Organizaciones establecidas Asignadas
fuerza de policía, hospitales,
departamentos de bomberos, servicios públicos,
departamentos de salud
Organizaciones de voluntarios Asignadas
Cruz Roja
fuerza civil que recluta el alguacil mayor
auxiliares e iglesias
oficinas de defensa civil
Grupos afiliados ya establecidos Asumidas
Niños Exploradores mensajeros
trabajadores eclesiásticos que trabajan en albergues
coordinadores en tránsito de sesiones de veteranos
Grupos de ciudadanos agrupados para auxiliar Asumidas
grupos con intereses especiales
grupos de búsqueda y rescate
consejos para coordinación de servicios en urgencias
comités ad hoc
Fuente: Quarentelli El, Dynes RR: Different types of organizations in disaster responses and their
operational problems. Columbus, Ohio, Disaster Research Center, The Ohio State University, 1977,
pp 2-12.
Las enfermeras pertenecen fundamentalmente a organizaciones establecidas y voluntarias aunque
pueden ser parte de otros grupos más informales, como serían los de afiliaciones establecidas y
voluntariados para emergencia.5 Este sistema de categorías quizá no existe en otras culturas y medios
sociales, pero las enfermeras seguramente se beneficiarán de este modelo para entender el proceso
organización de durante desastres.
Organizaciones establecidas
Muchos servicios comunitarios son suministrados por organizaciones establecidas; entre los que
asumen la responsabilidad de la atención medica y sanitaria durante el desastre están hospitales,
asilos y organizaciones gubernamentales como las instituciones de salud.
Las organizaciones mencionadas no suelen modificar sus funciones durante un desastre. La toma de
decisiones tiende a ocurrir en un nivel menor de la jerarquía durante el desastre y por ello hay que
hacer algunas ajustes internos de operación. No obstante, dichas organizaciones son muy estables y
funcionan con relativamente pocos problemas. Son las organizaciones establecidas las que en
realidad se resisten a cambiar. Aunque el volumen de trabajo ausente y se requiera ejecutar nuevas
tareas en caso de desastre, acostumbran volver a sus actividades rutinarias tan pronto como sea
posible. Se valen por lo general de su propio personal, quizá por la preparación técnica requerida. Si
los voluntarios llegan para auxiliar, pueden ser devueltos a su punto de origen o enviados a otros
tipos de organizaciones.5
La estabilidad operativa de estas instituciones puede originar problemas de imagen pública. Cuando
las organizaciones de servicios públicos no pueden satisfacer las necesidades en un desastre, se les
llega a considerar como pasivas ante las necesidades comunitarias. Sin embargo, esta característica
evita exigencias por el volumen abrumador que excede de su capacidad para brindar servicios.
Organizaciones de voluntarios
Las organizaciones de este tipo son las que tienen personal definido y se encargan de tareas
"rutinarias" durante épocas normales. También tienen capacidad potencial para urgencias, y durante
un desastre se encargan de nuevas tareas especializadas con una fuerza de trabajo en gran parte
compuesta por voluntarios. Un ejemplo serían los voluntarios de la Cruz Roja, quienes pueden
participar auxiliando a familias, conservando las listas de heridos y muertos y ocupándose de
depósitos de cadáveres y albergues.
Las organizaciones de voluntarios pasan por fases de gran cambio en estructura como personal y
funciones durante operaciones de auxilio. Sus miembros pueden tener muy diversos niveles de
preparación y a menudo no tienen experiencia en el trabajo de grupo. Dichas organizaciones en
forma típica se topan con grandes estreses y mayores problemas durante las operaciones en un
desastre.5
A diferencia de los organizaciones establecidas las de voluntarios tienen líneas de operación poco
precisas. Sus capacidades en una situación de urgencia suelen ser expresadas en términos generales
durante la planificación y por ello tienen gran laxitud para satisfacer necesidades comunitarias. Sin
embargo, los voluntarios suelen ampliar los limites de sus labores indefinidamente, y por ello
aumentan su vulnerabilidad al estrés de la fatiga y el trabajo excesivo.
Los limites indefinidos de operación también generan situaciones en que los voluntarios conceden
crédito al trabajo de otros grupos y en el cual personas que actúan en nombre de la organización son
perfectos desconocidos para el personal de base. En algunas situaciones de excepción algunas
organizaciones de voluntarios se han ocupado de las mismas funciones de manera independiente y
simultánea. El personal normal a menudo dedica mucha energía a superar los problemas que surgen
de estas situaciones.
Grupos establecidos
Los grupos establecidos son los tipos más numerosos de organizaciones durante un desastre. Sus
miembros pertenecen a organizaciones comunitarias, pero pueden llegar a formar un nuevo grupo
para encargarse de labores afines en desastres. Por ejemplo, los miembros de alguna iglesia pueden
auxiliar en los albergues bajo la supervisión de la Cruz Roja. Los clubes y órdenes fraternas con
metas importantes de servicio comunitario pueden integrar nuevos grupos para auxiliar a otras
organizaciones.
En ocasiones, resulta difícil indentificar los grupos establecidos a pesar de su gran popularidad, ya
que están entremezclados con organizaciones establecidas y voluntarias. No obstante, suelen tener
características singulares en su organización. Pueden brindar auxilio en un grado extraordinario y
tener un fuerte sentido humanitario. En algunos casos crean problemas de operación porque su
"lealtad" y obediencia esenciales las deben a su afiliación y grupo original, y no es fácil que se
sometan al control o supervisión de otras organizaciones con responsabilidades perfectamente
definidas en un desastre.5
Los grupos de esta índole incluyen individuos que se reúnen con una finalidad especifica, o bien,
para cubrir una necesidad especial. Las organizaciones de este tipo suelen participar en un desastre
cuando surgen las siguientes circunstancias:5
Los grupos de ciudadanos reunidos bajo este rubro a menudo actúan en un desastre en forma de
comité, fuerza de trabajo o grupo especial. Muchas veces, representantes ajenos al área de desastre se
afilian a una organización establecida, lo que basta para poder participar en sus operaciones. En otras
ocasiones, se conforma una organización cuando se reúnen representantes para afrontar diversas
necesidades durante el desastre.
Por ejemplo, una enferma sanitaria suele vérselas con sus problemas especiales cuando intenta
prestar ayudar en pautas como las necesidades de salud y ajustes sociales de los refugiados; en
consecuencia, ella establece una relación laboral con los coordinadores hospitalarios de altas y las
trabajadoras sociales de ciertas organizaciones.
Puede tener reuniones informales para intercambiar información y coordinar planes especiales para
esta población. En algunos casos, las personas interesadas forman un grupo de ciudadanos para
situaciones de emergencia, el cual se ocupa de problemas comunitarios que, a su juicio, no se han
resuelto aun. Dichos grupos por lo común giran alrededor de algún problema especifico, como los
signos clínicos que podrían aparecer ante la posibilidad de contaminación de aire, agua o alimentos.
La necesidad de los grupos de ciudadanos del tipo mencionado debe ser prevista e incluirse en la
planificación contra desastres. Por ejemplo, las comunidades pueden aprobar la formación de un
centro de emergencias como una contingencia contra grandes desastres. Entre los servicios
proporcionados por el personal que coordina y controla todas las funciones en catástrofes se incluye
también la información al público. En este caso, tal grupo de ciudadanos tiene tareas asignadas y
adapta las características de una institución establecida.
Las enfermeras deben considerar la posibilidad de formar parte de los grupos de ciudadanos del tipo
mencionado cuando laboren en situaciones de desastre que requieran control y coordinación de
actividades e información. Si cumple éste, para solucionar ciertos problemas propios de una
catástrofe, integrarse a grupos organizados.
Los cuatro tipos de organizaciones hasta ahora estudiadas que, al parecer, deben reaccionar y
emprender medidas en una situación de desastre cumplen sus funciones con arreglo a la jerarquía de
necesidades no satisfechas.5 Si una situación de urgencia puede ser atendida por organizaciones
establecidas, no se moviliza a las demás, y las operaciones comunitarias permanecerán intactas. Un
desastre de grandes proporciones pueden exceder las capacidades normales de las instituciones de
servicio público; es por ello que, en la escala de prioridades, se recurre en siguiente término a las
organizaciones de voluntarios para hacer uso de sus funciones potenciales. Cuando ambos tipos de
organizaciones no bastan para cumplir con las tareas comunitarias, se recurre por lo común a grupos
de personas afiliadas a otras organizaciones de la comunidad para así tratar de colaborar en la
resolución de problemas no resueltos aún. Un desastre de proporciones considerables se caracteriza
por la formación de grupos "emergentes" que se encargan de funciones especiales durante la
maniobras de auxilio.
Las organizaciones de auxilio más importantes pueden estar integradas a nivel local, estatal, nacional
e internacional, e incluyen cientos de grupos establecidos y voluntarios que se ocupan de diversas
actividades necesarias en todas las fases de auxilio durante una calamidad:
Las organizaciones de mayor magnitud y experiencia por lo común conocen mejor los problemas y
necesidades propios de una catástrofe. Suelen tener acuerdos laborales ya vigentes con
organizaciones claves, o bien, participar en proyectos de desarrollo local aun antes del desastre.6
Asistencia internacional
Todos los países deben contar con planificación para cubrir independientemente sus necesidades en
casos de desastre; empero, existen situaciones en que se requiere auxilio internacional para resolver
ciertos problemas. Tal requerimiento suele surgir en áreas en que ocurren desastres naturales con
alguna frecuencia, como diversas zonas del continente americano o en áreas en que apenas existen
recursos para la vida normal y no bastan para cubrir las maniobras de auxilio, como sucede en los
países del tercer mundo.
Las organizaciones con experiencia en servicios internacionales comprenden las que pertenecen a las
Naciones Unidas, al igual que grandes organizaciones de voluntarios y gobiernos nacionales.
Algunos grupos internacionales tienen representaciones nacionales y locales en diversos países del
mundo. En los apéndices 13-A, 13-B, y 13-C se ilustran ejemplos de organizaciones que pueden
brindar auxilio a nivel internacional. En el apéndice 13-D se incluye información adicional en torno
al auxilio que puede obtenerse a partir de ciertas organizaciones en situaciones de desastre.
Las peticiones de asistencia internacional suelen guiarse por medio de conductos específicos, ya sea
de un gobierno a otro o por ministerios de salud, organizaciones de auxilio para desastres u oficinas
coordinadoras. Es inevitable cierta tardanza en la obtención de ayuda, ya que las grandes
organizaciones necesitan tiempo para revisar las peticiones y responder a ellas. La consecución de
ayuda puede depender de las líneas establecidas de comunicación y la orientación adecuada de la
solicitud a estas organizaciones para contar así con el servicio necesario.
Las instituciones gubernamentales suelen tener limites legales en sus actividades, por lo que se
necesita a veces una declaración formal de emergencia o una visita al sitio de los hechos por parte de
sus representantes oficiales para poder iniciar las tareas de auxilio. Debe explicarse la situación a un
consejo político al solicitar fondos para facilitar la respuesta a los desastres con una imagen pública
adecuada, como sucede en los proyectos humanitarios de gran "visibilidad".6
Servicios militares
Las milicias pueden brindar servicios de auxilio en un desastre a nivel internacional, nacional o
estatal. Entre sus actividades se cuentan:
Por ejemplo, la fuerza aérea y el ejército estadounidenses ayudaron al gobierno nicaragüense en las
operaciones de auxilio mixtas a raíz del sismo de 1972. Un grupo de verificación y dos hospitales de
campo suministraron atención médica y se encargaron de las responsabilidades de coordinación y
normatividad médica.7
En los Estados Unidos, la Guardia Nacional, las reservas y los militares activos son a menudo
asignados para auxiliar en desastres. Por ejemplo durante la inundación de Utah en 1983,
intervinieron el cuerpo de ingenieros del ejército y la Guardia Nacional de Utah construyendo presas
y puentes. En otra situación, las enfermeras de salud comunitaria del ejército estadounidense y otro
personal médico fueron enviados para brindar servicios de salud en los campamentos de refugiados
cubanos que llegaron en 1975 a Estados Unidos.
En Estados Unidos, la asistencia a nivel nacional está planificada para complementar servicios de
actividades de gobiernos estatales y locales y otros recursos comunitarios. Para obtener la ayuda, se
necesita a veces una declaración presidencial de calamidad o situación de urgencia mayor. Las
oficinas federales auxilian y colaboran con las autoridades locales en el área afectada, pero no
ejercen el control primario de actividades de auxilio.
En naciones desarrolladas que cuentan con recursos locales abundantes para las maniobras de
auxilio, se hacen operaciones descentralizadas similares a las estadounidenses. A diferencia de lo
anterior, los países con bajos estándares de vida tienen operativos contra desastre fuertemente
descentralizados y las oficinas nacionales tienen funciones importantes de control.
En los Estados Unidos, las organizaciones a nivel nacional tienen funciones de coordinación y apoyo
a programas locales y estatales. Se excluyen grupos de voluntarios y organizaciones establecidas.
Por ejemplo, los departamentos de salud a nivel estatal y local pueden solicitar auxilio de Centros de
Control de Enfermedades (CDC, siglas en inglés), que forman parte del servicio de Salud Pública y
brinda programas directos y servicios especializados como las siguientes para evitar la diseminación
o controlar enfermedades infecciosas en los desastres:8
supervisión epidemiológica
asistencia de laboratorio
personal para programas de inmunización
vacunas y productos químicos
información técnica
servicios de orientación y adiestramiento
La Oficina Federal de Coordinación de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), es un eslabón
de contacto a nivel nacional para la asistencia en muchas actividades contra desastres. Dicha
organización auxilia a los gobiernos a nivel tanto local como estatal en la planificación y respuesta
ante calamidades, además de que crea normas a nivel nacional. FEMA también ha participado en el
desarrollo de sistemas de contingencia a nivel estadounidense para maniobras de auxilio en
catástrofes.
En el pasado, los planes de servicios médicos contra desastres en Estados Unidos existían más bien a
nivel estatal y local y eran definidos individualmente para cada posible calamidad. Sin embargo, en
la actualidad se han creado programas para coordinar los planes contra desastres a nivel nacional y
brindar sistemas de contingencias para respuestas a gran escala para grandes calamidades.9,10 Pueden
ser alertadas cuando el desastre sobrepasa las posibilidades de auxilio de un sistema sanitario local, o
bien, cuando el sistema federal es excedido en sus posibilidades por heridos y muertos de guerra.
El establecimiento de planes para coordinar recursos médicos en desastres a nivel nacional puede
identificarse con el sistema de Hospitales de Contingencias Civiles-Militares (CMCHS, por sus
siglas en inglés), creado en los primeros años del decenio de 1980. Este sistema comprende el
reclutamiento voluntario de hospitales civiles para ampliar la nómina de hospitales militares y de la
Administración de Veteranos que atiende las bajas de guerra.
En un desastre natural, CMCHS sufre limitaciones porque se cuenta únicamente con camas para
casos agudos. No obstante, dicho sistema ha promovido el interés en los preparativos de emergencias
y la atención de víctimas, y ha servido como modelo para crear otra organización más importante,
denominada Sistema Médico Nacional Contra desastres (NDMS por sus siglas en inglés).
El NDMS fue creado en respuesta a un decreto presidencial en 1981 para mejorar los preparativos
contra desastres en Estados Unidos. Dicho sistema ha sido planeado para abarcar muy diversas
contingencias desastres naturales y fácticas según la naturaleza del desastre, el número y tipo de
víctimas y los niveles de recursos estatales y locales disponibles. De ser necesario, CMCHS puede
pasar a formar parte de este plan de mayores proporciones.
En caso de un gran desastre, los llamados Grupos de Asistencia Médica en Desastres (DMAT por
sus siglas en inglés), de carácter multidisciplinario, se ocuparía de la respuesta médica, ya que están
integrados por voluntarios en oficinas de instituciones médicas y sanitarias que se ocupan de tales
tareas. El personal incluye voluntarios médicos, enfermeras, técnicos y otros profesionales, al igual
que personal complementario como camilleros y encargados de preparación de alimentos. Dos tipos
de grupos reciben adiestramiento para desempeñarse en:9
Después de evacuación, que por lo común tiene lugar en aeroplanos militares, las víctimas pueden
ser distribuidas a hospitales por medio de un centro coordinador. Se ha calcuado que 71 centros
coordinadores quedarán establecidos en áreas metropolitanas a Estados Unidos. El sistema
hospitalario está proyectado para contener 100,000 camas a nivel nacional.9
La formación de NDMS ha exigido la consideración de muchos aspectos, entre los cuales se cuentan
las siguientes:10
Conforme continúa el desarrollo del NDMS, las enfermeras contarán con muchas oportunidades para
participar en la planificación, ejercicios de adiestramiento y respuestas a desastres reales. Las
organizaciones federales afiliadas al NDMS utilizan innumerables enfermeras; entre tales oficinas se
cuentan el Departamento de Servicios de Salud y Humanos (HHS), el Servicio de Salud Pública
(PHS), el Departamento de Defensa (DoD) y la Administración de Veteranos (VA). Las enfermeras
comunitarias que pertenecen a ciertas áreas del NDMS pueden prestar sus servicios de manera
voluntaria. A pesar de que el NDMS es extenso en sus enfoques multidisciplinarios y se representa
por medio de un conjunto de oficiales y organizaciones, las enfemeras deben advertir que sólo
complementa los planes y los recursos de su comunidad.
Los trabajadores comunitarios a menudo cuentan con experiencia en las labores multidisciplinarias.
Por ejemplo, los departamentos de policía y bomberos, el personal médico de urgencias y las salas de
urgencias de hospitales colaboran a diario para resolver casos aislados de este tipo. Las enfermeras
deben estimular este tipo de relaciones, ya que pueden convertirse en norma en caso de un desastre
de mayores proporciones.
Como se muestra en la figura 13-1, los EOC coordinann y supervisan los principales servicios
comunitarios prestados durante el desastre. Auxilia, además, en la coordinación de actividades de
socorro, y representa una fuente de información para el público. Asimismo, se encarga de evaluar la
magnitud y la trascendencia del desastre y brinda dirección centralizada para operaciones
comunitarias de ayuda.
1. Atención médica
sistema de prioridades de tratamiento
identificación y registro de los heridos
transporte de enfermos y heridos
identificación de cadáveres y depósito de cuerpos
2. Salud y sanidad
La enfermera puede integrarse a diversos grupos que existen en la comunidad para auxiliar en
desastres. El conocimiento preciso de la conducta de grupos humanos resulta de utilidad para disipar
fantasías populares en planes para casos de desastre.
FIGURA 13-1 Esquema de organización de un centro de operación de emergencia (EOC)
Fuente: Disaster operations: A handbook for local governments. Washington, DC, Federal
Emergency Management
Víctimas
La conducta en grupo de las víctimas está sujeta en ocasiones a interpretaciones erróneas. Se supone
que la estructura social psicológica de la comunidad se desintegra al destruirse el entorno.3 Se piensa
falsamente que las reacciones invariables son de pánico, conducta irracional y antisocial de cada
persona y dependencia completa respecto de los recursos de organizaciones exteriores.
Aunque la ausencia de múltiples problemas se agrava con el tiempo que dura el desastre y sus
secuelas, las investigaciones sociológicas han demostrado que la conducta de muchas de las víctimas
es racional y motivada.30 Sólo en casos aislados y breves se ha señalado pánico y desorientación. La
conducta antisocial, como pillaje y conflictos puede predecirse mejor con base en un
comportamiento que existía en la comunidad antes del desastre.13 Durante la fase de rehabilitación
comunitaria pueden identificarse secuelas a largo plazo, si bien los problemas disminuyen durante
las fases de rescate.
En términos generales las víctimas reaccionan inicialmente con un alto sentido de auxilio tanto
mutuo como propio. Pueden penetrar en el área afectada en un esfuerzo para auxiliar a sus
semejantes y resistir los esfuerzos organizados para disuadirlos de lo contrario. A pesar de que las
víctimas pueden presentar efectos sicológicos por largo tiempo después de una calamidad, lo común
es que reaccionen activamente a las fases de emergencia del desastre con altruismo y optimismo.
Esta moral elevada puede ocasionar que más tarde surja otra etapa de conducta de grupo por parte de
las víctimas en que se excluya a los auxiliadores externos, haciendo a éstos objeto de frustración e
ira. Las víctimas comparten una experiencia o vínculos intensos; la adversidad no hace más que
estrechar su identidad comunitaria.14 Pueden resentir los esfuerzos de personas que no han
experimentado los efectos del desastre en la misma forma, a pesar de que necesiten, sin duda alguna,
la experiencia y habilidades de socorristas externos.
Las fases típicas de la reacción psicológica se describen en el capitulo 8. Las enfermeras deben estar
preparadas para sobrellevar y adaptarse a la conducta grupal de las víctimas y alentar esfuerzos de
autoauxilio. De este modo podrá utilizarse a las víctimas como un recurso comunitario para
aprovechar los esfuerzos asistenciales al máximo durante la recuperación.
Trabajadores
Líderes comunitarios
Algunas enfemeras pueden actuar como dirigentes comunitarios durante una calamidad. En otros
casos, son ellas quienes deben identificar a los dirigentes. A veces no se cuenta con oficiales o
funcionarios en el desastre y por ello pueden surgir al final nuevos líderes. Los dirigentes
comunitarios pueden estar expuestos a trabajo demasiado intenso y agotamiento final.13 Incluso si
están presentes, estas personas a veces se vuelven ineficaces y toman decisiones inadecuadas por la
fatiga.
Otros problemas con que se topan los dirigentes mencionados pueden ser conflictos con las
autoridades de organización en cuanto a las nuevas tareas en la calamidad, así como la competencia
entre grupos organizados respecto a jurisdicción y poderes.15 Las enfermeras deben percatarse del
clima político en que se desenvuelven y las características del liderazgo de desastre. Los planes
contra la calamidad deben ser puestos en colaboración con los dirigentes, pues se necesita que exista
y funja alguna autoridad, y también que prevalezcan patrones de responsabilidad que conformen la
base de una respuesta comunitaria.
Después de una gran catástrofe, pueden reunirse miles de observadores o espectadores al cabo de una
hora. Los trabajadores comunitarios pueden sufrir frustración intensa al ser mirados por grandes
grupos de espectadores.
Se necesita paciencia en el trato con estas personas. Pueden establecerse sitios de observación a
cierta distancia para que los curiosos miren y se vayan. Un despacho de información puede brindar
servicios de información, como punto de contacto entre los trabajadores y como registro de ingresos
y salidas de personas.
Los voluntarios solicitados del grupo de observadores pueden llevar a cabo ciertas tareas. Algunos
de los trabajadores pueden ser profesionales y, en su mayor parte, miembros de la comunidad local.
Estos trabajadores muestran la conducta característica de las víctimas, y tienden a ser inicialmente
muy activos. Salvo que se les obligue a descansar, los voluntarios suelen terminar incapacitados para
trabajar eficazmente, por lo que pueden cometer errores graves. Los voluntarios locales también
pueden ser una fuente excelente de información respecto de la comunidad o sus costumbres; pueden
interpretar los usos del área y, de ser necesario, brindar servicios de interpretación y traducción a
dialectos regionales.
Los trabajadores de oficinas y organizaciones pueden formar parte de la comunidad afectada, o bien,
ser llamados para que, desde el exterior, auxilien en las operaciones de rescate y socorro. Las
enfermeras suelen ser miembros de estos grupos, los cuales incluyen profesionales, personal auxiliar
y voluntarios entrenados. Estas personas están mejor preparadas para adaptarse al ritmo establecido
de las actividades, y tienen menos posibilidad de agotarse fácilmente como ocurre con otros grupos.
Sin embargo, los trabajadores provenientes del exterior pueden mostrar resentimiento hacia la
población local, y pueden tener períodos repentinos de poco ánimo y moral baja. Aquí, puede ser
difícil advertir la finalidad o los resultados de sus tareas. En estos casos, es beneficiosa la
información y la retroalimentación de los esfuerzos de rescate; las asignaciones pueden ser
significativas y constituir verdaderos incentivos para el trabajo.
Conflictos de papeles
Se ha sugerido que los trabajadores locales pueden sufrir conflictos entre su familia, sus
responsabilidades personales y su trabajo, al grado de abandonar las tareas durante las maniobras de
rescate. La investigación de calamidades en Estados Unidos ha demostrado que, en este país, no es
común este tipo de conductas El comportamiento surgido de crisis en familias y organizaciones al
parecer lleva a un mínimo el conflicto de papeles, de tal manera que el encargado de brindar auxilio
puede abandonar los papeles menos importantes para dedicarse exclusivamente a colaborar en la
catástrofe.15
En términos generales las enfermeras pueden contar con que el personal ejecute sus tareas a pesar de
sus preocupaciones individuales en la medida en que sean capaces físicamente para ejecutarlas. Sin
embargo, algunos individuos o grupos pueden ser susceptibles al estrés por innumerables exigencias
antágonicas. Las enfermeras deben estar alerta respecto a signos de fatiga psicológica y conflicto con
sus colaboradores y personal.
Planificación y colaboración
La planificación local es importante debido a que la comunidad necesita depender por completo de
sus propios recursos durante las fases iniciales de una catástrofe. Los recursos exteriores que
necesitan tiempo para llegar son movilizados más bien después que se han agotado los recursos de la
localidad.
La propia comunidad puede evaluar la posibilidad de un desastre; por ejemplo, en algunas áreas
geográficas particulares surgen con mayor frecuencia terremotos, calamidades e inundaciones por tal
motivo, cabe prever los posibles efectos e identificar recursos de suma importancia. La Tabla 10-1
en el capitulo 10 señala los principales efectos ambientales que tienen los desastres naturales. Tales
consecuencias son modificadas por factores como densidad de población, tipo de construcciones y
grado de preparación de la comunidad. Las posibles necesidades resultantes de una calamidad deben
ser proporcionales a los recursos existentes.
Las pautas para establecer prioridades y disponer recursos pueden asentarse por escrito, para de allí
iniciar medidas de solicitud de auxilio al exterior. La responsabilidad de tareas especificas es
definida y asignada por los siguientes factores u organismos:
Acuerdos de coordinación
Tal esfuerzo de colaboración comienza con la tase previa al desastre y continúa durante cl proceso de
recuperación. La coordinación es más compleja y más critica con la presión de la emergencia.
Problemas de Distribución
Durante algunas situaciones de urgencia que no alcanzan las proporciones de desastre, los heridos
son normalmente distribuidos al departamento más cercano de urgencias, o bien transportando a la
persona con algún tipo de lesión especial a la institución que prodiga esta clase de atención. Por
ejemplo, puede ser necesario llevar a una persona con múltiples heridas masivas a un hospital que
cuente con una unidad de traumatología, aún cuando no sea esta la institución mas cercana.
En una situación de desastre con innumerables lesionados, dichos criterios no son suficientes y a
veces agravan las tasas de morbilidad y mortalidad. Los hospitales más cercanos se saturan pronto, y
en este caso se necesita llevar a los pacientes a sitios más distantes para que reciban atención
definitiva. En consecuencia es necesario en ocasiones llevar a quienes tienen lesiones complejas o
múltiples a instituciones muy lejanas, para lograr así la estabilización adecuada.
Butman18 ha sugerido un concepto de selección para distribuir a las víctimas, dicho concepto, en la
figura 13-2, se basa en una situación urbana que es frecuente en muchos países, en especial en
Estados Unidos, en el cual uno o dos hospitales suelen estar en un radio que una ambulancia puede
recorrer de 5 a 25 minutos. Se ha dado en llamarles "hospitales cercanos". Existe un grupo mayor de
hospitales, muy "lejanos", para los cuales el viaje dura 45 a 60 minutos. En este sistema, los
hospitales cercanos reciben a todos los lesionados para evaluación y estabilización. Las ambulancias
en el sitio del desastre transportan únicamente a los hospitales cercanos, e igualan el número de
pacientes de cada institución en la medida de lo posible.
Los hospitales cercanos no admiten por lo común a sus pacientes en sus pabellones como lo harían
en circunstancias normales. Lo que hacen es estabilizar, volver a evaluar y transportar selectivamente
a los heridos a hospitales lejanos, para que éstos reciban un tratamiento adecuado. Los hospitales
cercanos transmitirán información a los lejanos respecto al volumen y flujo de pacientes; por su
parte, las ambulancias que normalmente sirven a los hospitales lejanos transportan a los pacientes
desde las instituciones cercanas. Para ayudar en la distribución de abastos, se puede recurrir a las
mismas ambulancias para llevar material médico en el viaje de regreso.
Figura
El sistema anterior semeja las técnicas militares de tratamiento de un gran numero de víctimas y la
coordinación de niveles de atención médica, pues obliga a una nueva evaluación y estabilización en
un entorno adecuado lejos del desastre. Además distribuye la carga de trabajo y aminora la
responsabilidad de cada grupo a un nivel real, mejorando con ello la calidad de la asistencia.
Distribución de Abastos
Una revisión rápida dentro del área de desastre puede indicar que se necesitan a veces abastos que
son "imperecederes". Por ejemplo, se advirtió que en Managua Nicaragua había abastos por un
millón de dólares para uso inmediato, aunque supuestamente el sismo había destruido todos los
depósitos de bienes y materiales.19 Los programas de supervisión a menudo incluyen la evaluación
de los abastos médicos necesarios; es importante que su funcionamiento corra parejo con la revisión
de los bienes disponibles, para extender así la coordinación a nivel regional o nacional.
Las enfermeras a menudo se hallan en una situación que les permite reunir datos y brindar
información sobre el material médico necesario. Siempre que sea posible, deben aconsejar que no se
reciban donativos no solicitados. Los que lleguen, deben ser canalizados a un punto de
concentración. También hay que impedir que el personal se dedique a manejar el exceso de abastos
cuando su trabajo sea necesario para la atención de los pacientes.
Las enfermeras afiliadas a organizaciones que preparan material para donación deben seguir estas
pauta
Difusión y comunicación
Cada fase del desastre, desde los preparativos previos, pasando por las fases de alerta, impacto,
emergencia y recuperación, posee sus propias necesidades de comunicación. Por tal motivo, uno de
lo aspectos de mayor trascendencia en la planificación de respuesta a una catástrofe lo constituye la
información proporcionada en forma eficaz y eficiente. Entre los aspectos de la comunicación se
cuentan:
cartelones y folletos
anuncios a través de servicios públicos
artículos en periódicos y revistas
programas de enseñanza escolar
preparación de voluntarios
simulacros
Los métodos anteriores son complementados por relatos de personas que han sufrido una catástrofe.
Tales relatos se transmiten de boca en boca y pueden a veces ser clasificados como folklore con
diversas dósis de ingredientes reales. Los miembros de la comunidad afrontan un desastre con grados
y tipos distintos de información proveniente de estas fuentes de comunicación.
Las enfermeras deben conocer en detalle los patrones y sistemas de comunicación que pueden
funcionar durante una catástrofe. Siempre que sea posible, deben utilizarse de manera sistemática y
frecuente técnicas de comunicación para emergencias, como sistemas de radio, líneas especiales de
teléfono y señales de alerta. Los sistemas anteriores pueden ser ya del conocimiento público y
parecerá natural su utilización dentro de un desastre.
Sistemas de Alerta
En diferentes momentos de un desastre se necesitan tipos distintos de sistemas de alerta, que pueden
ser de tipo público o llamadas organizadas. En caso de un desastre inminente, muchas comunidades
han adoptado una señal estándar de alerta para avisar al público (Fig. 13-3), la cual suele ser emitida
por sirenas, silbatos, o bocinas. Se pide a las personas que se dirijan a los refugios adecuados y en
enciendan sus aparatos receptores para recibir mensajes de emergencia con información e
instrucciones.
Fuente: In time of emergency by Office of Civil Defense, Department of Defense, March 1968, pp.
18-19.
ser específicos
ser urgentes
señalar las consecuencias
señalar la mediación del peligro
ser difundidos continuamente
Las personas por lo común no conceden importancia a los mensajes vagos que permiten
racionalización o aplazamiento. También hay una menor posibilidad de respuesta a mensajes
incongruentes o que no correspondan a datos ambientales. Por ejemplo, las llamadas de alerta en
torno a una inundación quizá no se tomen en consideración en un día soleado y tranquilo, salvo que
el mensaje describa de manera específica su origen, como seria nieve derretida o el desbordamiento
de una presa.
Una parte esencial de cualquier respuesta a un desastre seria un plan adecuado para alertar o llamar
en forma organizada al personal. A menudo los planes son inespecíficos y la notificación se practica
en forma irregular y voluntaria18 de tal manera que el resultado es un aviso fragmentado y la pérdida
de la comunicación. El plan de llamamiento puede llevarse a la practica durante la fase de alerta, de
impacto o la de emergencia en un desastre. (Véase capitulo 10.)
Convergencia
Al área de la catástrofe convergen abastos, personal e informaciones. Las estaciones de radio pueden
quedar abrumadas por peticiones con respecto a mensajes de alerta u ofrecimientos de auxilio.21
Hospitales, policía y otras organizaciones reciben grandes volúmenes de llamadas.
Las líneas telefónicas y los conmutadores pueden saturarse al grado de que resulta imposible llevar a
la práctica los planes de llamados. Algunos hospitales han instalado líneas separadas para uso en
caso de emergencia. Cabe utilizar radios portátiles y vehículos a modo de emisoras para emergencias
durante los esfuerzos de rescate aunque operen con frecuencias diferentes. Tal diferencia no
representará un impedimento siempre y cuando se mantegan los vínculos con una estación central.
En verdad, puede resultar útil cierta independencia de la comunicación para evitar confusiones.18
En un gran desastre pueden quedar destruidos o dañados todos los sistemas de comunicación,
interrumpiendo así el flujo de información tanto interna como externa del área. Por ejemplo, cuando
el ciclón Tracy devastó Darwin, Australia, la Noche de Navidad de 1974, la ciudad y sus habitantes
quedaron aislados por muchas horas durante los inicios de dicha ciclón.21 Si la comunidad queda
segregada temporalmente, el proceso de convergencia tardará más tiempo en comenzar.
Comunicados y registros
En muchos desastres se cuenta con equipo adecuado y funcional, pero surgen problemas cuando las
personas no establecen comunicación de manera adecuada. Los mensajes pueden ser no verificables,
fragmentados o generalizados. El hospital puede simplemente anunciar "No manden mas
pacientes";18 sin embargo, seria mas útil un reporte del estado general de las cosas, el cual debe
contener los siguientes datos.
número de pacientes
número de camas disponibles
personal necesario
abastos necesarios
capacidad de operación
Otros aspectos importantes son: conservar registros escritos de los damnificados, ya que los
lesionados pueden ser transportados varias veces a su paso por el sistema establecido de selección; y
un libro de entradas y salidas puede ayudar a los parientes a localizar a sus seres queridos, así como
aportar datos para un reporte de la situación. La conservación de registros es importante para los
servicios del depósito de cadáveres, en especial si se necesitan inhumaciones de urgencia. Las
enfermeras en la comunidad pueden brindar datos acerca de las necesidades médicas y de salud de la
población damnificada, al igual que evaluaciones en este renglón. (Véase cáp. 10.)
La información que difunden los medios noticiosos puede ejercer un gran impacto en la conducta
durante el desastre. Los rumores o la información errática, apoyada por el peso de la difusión
pública, genera confusión y entorpece gravemente los esfuerzos de auxilio. La atención a las
siguientes pautas respecto de la diseminación e información pública21 puede ser útil para eliminar la
propagación de datos falsos:
La información al público debe ser una parte organizada de toda operación contra desastres
Es necesario asignar personal para que revise y verifique los reportes de los medios de
comunicación
Es necesario autentificar y desechar rápidamente algunas historias
Los funcionarios deben percatarse de la necesidad del publico de información y contribuir a ella
por medio de comunicados, resúmenes y entrevistas
El personal de los medios noticiosos debe estar informado de la situación general en el desastre y
de las posibles consecuencias de sus reportes
Redes informales
La red informal de información funciona con mayor rapidez que algunos de los conductos formales.
Cuando las personas reciben datos oficiales y al mismo tiempo reciben los mismos datos por vía
oral, es signo de que el sistema de comunicación formal opera adecuadamente. Las enfermeras
pueden aprovechar una lista personal de contactos de la comunidad para tener acceso al sistema
informal.
Los conocimientos sobre el sistema informal que puede funcionar son esenciales para disipar
rumores y llevar a la práctica las acciones requeridas por una calamidad. La información incorrecta o
incompleta de los medios noticiosos puede dar pábulo a rumores que orienten hacia la necesidad de
información veraz y formas adecuadas de comunicación. El conocimiento de los rumores a veces es
útil para identificar su punto de partida y corregir la información.
Los rumores o la información errónea que se difunde por las redes informales cambian en sus
detalles conforme son difundidos. Los primeros por lo común no van más allá de un grupo
socioeconómico; a menudo circulan dentro de la unidad familiar o los miembros del mismo sexo de
una comunidad. Puede tener un punto de partida especifico pero el informante por lo común no tiene
gran preocupación por la importancia de la información.21
Las enfermeras, en especial las que se desempeñan en una comunidad pueden aprovechar el sistema
informal con personas que normalmente no son receptivas a la planificación y orientación en
desastres. Los grupos minoritarios pueden hablar o leer en un lengua diferente, o quizá no tengan
relación dentro del contexto cultural con la información que se les presenta. Otras personas pueden
estar fuera de la masa social o tener impedimentos mentales.
A veces cabe utilizar medios especiales y cursos de instrucción adaptados a la población, en otras
ocasiones las enfermeras pueden trabajar por medio de la dirigencia local para obtener aceptación de
determinadas operaciones y acciones. Al tratar este aspecto de la comunicación en calamidades, ellas
se ocupan de áreas de difícil influencia y persuasión en relación con actitudes y opiniones
cambiantes.
Proceso de Recuperación
Durante los esfuerzos de rehabilitación que ocurren después de las fases agudas de una calamidad la
comunicación debe plantearse las siguientes metas.
También se necesita reunir información sobre la magnitud de los daños habidos, dicha información
puede utilizarse para planificar los intentos de recuperación y determinar la necesidad de diversos
tipos de auxilio. Las enfermeras pueden encargarse de reunir datos sobre las necesidades
comunitarias y hacer recomendaciones para la asignación de recursos.
Algunos dirigentes tienden a minimizar los efectos de un desastre en la comunidad para brindar
tranquilidad y estimular el orgullo que la propia comunidad tiene para apoyarse. Esta minimización
puede generar una sensación falsa de seguridad y retrasar alguna acción necesaria. Otras personas
exageran la extensión del desastre por su emoción o para obtener ayuda económica y auxilio exterior
en las maniobras de rescate. Sin embargo es importante el registro y difusión precisos para
documentar la magnitud y el tipo de asistencia externa necesaria para restaurar a la comunidad a su
estado anterior.
Preparación individual
Demi y Miles han examinado la participación e importancia de las enfermeras en las respuestas a un
desastre.22 En 1981 cayeron a tierra las escaleras de emergencia de un hotel, matando a 114 personas
y lesionando a 188. Al analizar el desastre, estos autores advirtieron que las enfermeras que eran las
más eficaces en papeles de liderazgo fueron las que asumieron responsabilidades formales en el plan
contra de sastre; asimismo, eran ellas quienes habían tenido entrenamiento y experiencia en tales
situaciones
Los preparativos de orden individual constituyen el recursos más importante en una comunidad. Al
evaluar la capacidad y planificación de su intervención en el desastre las enfermeras pueden asegurar
que su experiencia se aprovecha eficazmente.
A veces puede desearse llevar libros de referencia de bolsillo (al final del capítulo 12 se incluyen
algunos de ellos). También un diccionario de la lengua hablada en la localidad puede ser útil, en
especial si incluye términos médicos relacionados con la salud y la asistencia.
Las enfermeras, antes de participar en la respuesta a un desastre, deben ampliar sus conocimientos
sobre estos asuntos. Las interesadas en adquirir más datos en torno a las calamidades pueden reunir a
organizaciones que se ocupen de asuntos específicos, o bien, solicitar que se agregue su nombre a las
listas, listas de suscripción para recibir información específica (algunas organizaciones que se
ocupan de investigaciones en calamidades y que distribuyen información en Estados Unidos acerca
de tales situaciones se presentan en el Apéndice 13-D). Con esta información, las enfermeras pueden
emprender programas de orientación e instrucción en torno a desastres y contribuir a la creación o
perfeccionamiento de los preparativos contra éstos.
Resumen
Las enfermeras participan en la planificación contra desastre por medio de actividades clínicas y
tareas de coordinación. Pueden ser útiles para mejorar la respuesta a la catástrofe al evaluar de
manera creativa y utilizar los recursos comunitarios.
Las crisis despiertan cierto sentido de pertenencia a una comunidad. Las enfermeras advertirán que
el hecho de conocer los patrones existentes y la percepción de la conducta tipica de un grupo facilita
la actuación en las maniobras de auxilio. De manera semejante el conocimiento de las características
y responsabilidades a nivel de organización, los principios generales de planificación de un desastre
o los aspectos de la respuesta común conforman una base fidedigna para desempeñar sus funciones
asistenciales. Las enfemeras como parte de un grupo de atención médica y sanitaria, pueden ser
útiles en la formulación de planes, práctica de servicios y evaluación de respuestas. Muchas de ellas
tienen la oportunidad de participar en la evaluación y utilización de recursos comunitarios contra
desastres gracias a su entorno laboral o a su organización profesional. La preparación por parte de
cada enfermera es de extrema importancia ya que ésta aporta su experiencia y conocimientos para
asumir funciones de liderazgo en una catástrofe.
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22. Demi AS, Miles MS: An examination of nursing leadership following a disaster.Top Clin Nurs
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Actúa como organismo regional para el continente americano, bajo la Organización Mundial de la
Salud (OMS)
Coordina acciones médicas y asistenciales en el continente americano
Brinda cooperación técnica a las autoridades sanitarias y médicas.
Evalúan necesidades ambientales, médicas y de salud.
Desarrolla supervisión epidemiológica y control de enfermedades
Elabora inventarios y envía materiales para auxilio de tipo médico y sanitario
Formula estimaciones, de costos y proyectos de auxilio
Para estudios de morbiletalidad, para aporrar materiales a zonas afectadas por grandes desastres o
para tener mayor información conviene dirigirse a
Emergency Management Information Center (EMIC) Librarian Learning Resource Center NETC
16825 South Seton Avenue
Emmitsburg, MD 21727
1-(800) 638-1821 ext. 6032
Fuente: Emergency Health Management After Natural Disaster, Pan American Health Organization
scientific publication No. 407. Washington, DC, World Health Organization, 1981, pp. 63-64.
Liga de Sociedades de la Cruz Roja: Federación Mundial de 126 agrupaciones que abarcan Cruz
Rola Nacional, Media Luna Roja y Sociedades del León y el Sol Rojo.
Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) Organización privada y neutral suiza cuya meta
fundamental es auxiliar a víctimas de guerra y conflictos civiles
Servicios de nutrición
Asistencia médica
CARE (Cooperative for American Relief Everywhere) (Cooperativa para ayuda estadounidense a
otros países) Organización neoyorquina que incluye a MEDICO, que es una oficina afiliada cuya
norma es colaborar con autoridades oficiales.
Mennonite Central Committee (Comité Central Menonita) Organización que representa a las iglesias
menonitas estadounidenses. Brinda auxilio para proyectos comunitarios específicos; apoyo técnico y
financiero.
Save the Children Fund/Federation (Fondo/Federación para niños): Auxilia en Nutrición comunitaria
y tratamiento de aguas.
Fuente: Emergency Health Management After Natural Disaster, Pan AMerican HEalth Organization
scientific publication No. 407. Washington, DC, World Health Organization, 1981, pp. 65-66.
hospitales y dispensarios
alimentación de niños
Consejo Mundial de Iglesias: Agrupación con más de 270 Credos protestantes y ortodóxos con
oficinas generales en Ginebra, Suiza; consta, entre otras, de:
Servicios Mundiales Eclesiásticos (30 iglesias estadounidenses) que brindan apoyo amplio a
proyectos de salud
Acción Cristiana para el Caribe (CADEC) que coordina medidas de ayuda en desastres en dicha
zona)
insecticidas y fertilizantes
Combustibles, vehículos y partes de repuesto
Proporciona alimentos en situaciones de emergencia
Fuente: Emergency Health Management After Natural Disaster, Pan American Health Organization
scientific publication No. 407, Washington, DC, World Health Organization, 1981, pp. 64-65.
The American Council of Voluntary Agencies for Foreign Service Technical Assistance
Information Clearing House (TAICH) 200 Park Avenue South New York, New York 10003
La enfermera desempeña un papel significativo en los aspectos médicos en caso de desastre, así como en la
selección apropiada y el tratamiento de pacientes mediante técnicas de procesamiento en situaciones con
saldo masivo de víctimas (MASSCAL). Sin embargo, también ellas deben considerar la importancia de los
aspectos administrativos en la preparación y manejo de tales situaciones. La administración eficiente, lo
mismo que la asistencia, no se dan por si solas; por ello, es importante su análisis, su planificación y su
práctica. Por ejemplo, sea cual sea la pericia de la enfermera y otros miembros del personal de salud en la
selección y tratamiento de las víctimas de algún incidente con saldo masivo (MASSCAL), ello seria de poca
ayuda para estas últimas si ninguno de los auxiliadores se percata del hecho por el que se han desquiciado
las técnicas de notificación de alerta al personal.
Las necesidades administrativas para afrontar situaciones con saldo masivo de víctimas (MASSCAL) puede
incorporarse en las "cinco P" de asistencia en desastres (Recuadro 14-1):
Evaluación del desempeño en el simulacro de desastres y el MASSCAL real (Pr) (véase también el capítulo
12).
¿En qué forma puedo obtener de manera rápida auxilio competente con equipo y abastos para los
pacientes?
¿Cuál es el mejor método de selección de víctimas en el sitio de los hechos para así establecer "un orden
de tratamiento" adecuado?
¿En qué forma es posible estabilizar a los pacientes y protegerlos de riesgos?
¿En qué forma podemos transportar mejor a estos damnificados?
¿En qué forma podemos manejar a los mirones, a los medios noticiosos y los parientes?
¿Qué auxilio podemos obtener del personal local para cumplir con la ley, los medios noticiosos y otras
personas?
¿Cuál es la mejor forma de utilizar lo aprendido por la experiencia para aprovechar los aspectos positivos y
llevar al mínimo los negativos y las deficiencias?
En la obra de Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas hay un encuentro delicioso entre la
protagonista y el gato de Cheshire que destaca vívidamente la necesidad de entender los requerimientos y las
presuposiciones para la planificación. Alicia se pierde durante su viaje por el país mencionado hasta llegar
ante el gato de Cheshire, quien le pregunta "¿A dónde vas por aquí?", y el gato le contesta: "Eso depende
absolutamente de a dónde desees ir". Al confesar Alicia que no sabe a dónde quiere ir, el gato le contesta:
"entonces importa muy poco el camino que tú tomes".
Sin el conocimiento de las necesidades y de la planificación adecuada de los desastres o de incidentes con
saldo masivo de víctimas, las enfermeras y las organizaciones de auxilio estarían tan desorientadas como
Alicia. De ser así, el personal reaccionaria constantemente a situaciones como la que afrontó Alicia y nunca
se hallarían en la postura proactiva que deben adoptar. Es importante que todas las instituciones que buscan
conocer las condiciones básicas para auxiliar en un incidente con saldo masivo de víctimas presten atención
a diversos factores, los cuales pueden resumirse en tres planteamientos.
1 ¿Qué tipo de desastres podría afrontar con mayor frecuencia una institución?
2. ¿Cuáles son las normas de la Comisión Mixta de Acreditación de Hospitales (JCAH) para planificación
en desastres, y cuáles son las de los organismos estatales o de otro tipo a las que debemos supeditarnos?
3. ¿Cuáles son las capacidades y responsabilidades de la institución a la que pertenezco?
Toda definición de las normas de auxilio que se base en los tipos de desastre más comunes que debe atender
una institución necesita, en primer lugar, tomar en consideración características metereológicas singulares
(inundaciones, tornados o huracanes) que pueden asolar ciertas áreas geográficas. Por ejemplo, durante el
huracán Frederic, los hospitales desde Mississippi hasta Florida en el Golfo de México, reunieron
tempranamente a su personal, dieron de alta y evacuaron a algunos pacientes, colocaron al resto en pasillos y
habitaciones protegidas y aumentaron sus depósitos y abastos en la medida de lo posible. A pesar de que el
huracán avanzo a 130 millas por hora, tales acciones protegieron de todo daño a los pacientes y al personal
médico.1 Hay que considerar también cualquier industria peligrosa potencialmente, que se encuentre en el
área de pacientes de la institución (plantas químicas, fábricas de municiones). El desastre en la planta
atómica de Isla de Three Miles Island en Pensylvania (al igualarse el huracán Frederic) destaco la necesidad
de planes de evacuación de hospitales y de los planes contra desastres. Un factor que hay que tomar en
consideración es la presencia cercana de grandes terminales de transporte, como aeropuertos y muelles, en
que los accidentes puedan generar gran número de heridos. Por último, hay que conocer el lugar destinado a
albergar pacientes, en que pueden reunirse grupos de personas. Por ejemplo en Estados Unidos, varios
estadios grandes con cúpula se han derrumbado como consecuencia de toneladas de peso acumulado. Por
fortuna ninguno tenía personas en su interior y ello no ocasionó accidentes con saldo masivo de heridos,
aunque tal posibilidad persiste. Las condiciones de la JCAH para planificación en desastres son globales.
Exige al hospital miembro que cuente con un plan estricto para la atención oportuna de las víctimas que se
produzcan por desastres externos e internos; el hospital, entretanto, debe mostrar que ha llevado a la práctica
tales planes en forma de "ensayos" y simulacros.2 De manera especifica, las condiciones de JCAH para
planes contra desastres externos siguen estas pautas:2
El plan debe ser "ensayado" (en simulacros) cuando menos dos veces al año
Debe haber evidencias de ello y un esfuerzo concertado por coordinar el plan con las actividades de los
servicios de emergencia locales (Véase el Capitulo 12).
Las condiciones para hacer un plan contra desastres internos son las siguientes:
El plan debe cubrir todo lo referente a desastres internos, como incendios, explosiones, amenazas de
bombazos y disturbios civiles
El plan debe ser distribuido a todo el personal hospitalario y publicado en tableros en las estaciones de
enfermería y en otras áreas
El plan debe ser "ensayado" es decir llevado a la práctica a manera de simulacro cuando menos cada
cuatro meses para cada "turno" (no menos de 12 "simulacros")
La Comisión Mixta de Acreditación de Hospitales exige todavía más que los simulacros externos e internos
sean lo mas reales posibles; que participen médicos, enfermeras y personal administrativo; valiéndose de un
sistema eficaz para notificar y asignar personal; y que se haya concluido con un comunicado escrito que
señale la evaluación final de cada simulacro y las medidas correctivas recomendadas
Lo que importa, sin embargo, es que toda institución que intente conocer las necesidades que le imponga un
desastre debe analizar sus capacidades y responsabilidades. El plan se basará en la capacidad de la
institución, que puede variar desde primeros auxilios hasta el tratamiento más complejo de traumatismos por
choque. Sin embargo, si no cuenta con fondos suficientes un hospital no puede prepararse de manera segura
y real para afrontar cualquier tipo de desastres. Por esa causa, el proceso de planificación entraña algunas
carencias y compensaciones. La institución también tiene la responsabilidad de informar a la comunidad
(policía local, escuadrones de rescate y otras) de sus posibilidades y limitaciones en las medidas de auxilio
en calamidades.
Consideración de supuestos
Cuando una persona tiene amplio conocimiento de las necesidades para la planificación contra desastres
seria prudente formular supuestos que determinen la atención de incidentes con saldo masivo de víctimas. El
Recuadro 14-2 ilustra algunos supuestos básicos que suelen aplicarse en la situaciones mencionadas o en
otras catástrofes. Es importante que el operador las recuerde (al igual que supuestos válidos para el hospital
en que trabaja la enfermera) durante el proceso de planificación3)
Es importante considerar algunos de los aspectos principales de la forma en que la institución intervendrá en
situaciones de desastre. Entre los principales puntos por considerar están:
¿Cuál será la cadena de mando en la atención de desastres, esto es, quién dará las órdenes de poner en la
práctica el plan?
¿Cuál será el grado de expansión del hospital durante la situación catastrófica?
¿Existen zonas adicionales y camas que puedan ser aprovechadas rápidamente para acomodar a un número
adicional de heridos?
¿Qué técnicas de notificación y alerta se llevarán a la práctica para asegurar que el personal médico recibe
inmediatamente el aviso de que ha ocurrido un desastre?
¿En qué forma podrá lograrse conservar los recursos del personal. Muchas instituciones automáticamente
revierten las rondas de doce horas o retienen al personal del turno que está a punto de salir si el desastre se
produce cerca de la hora de salida (a fin de contar con personal de manera continua durante todo el tiempo
que dure la emergencia)?
¿Qué medidas de seguridad se emplearán y por parte de quién (para llevar al mínimo la presencia de
personas y vehículos no autorizados en los sitios del desastre y de tratamiento?
¿Qué medidas de seguridad se tomarán para disminuir el peligro de desastres internos (como seria empleos
de guardias de seguridad, insignias o gafetes para identificar a todos los empleados del personal, pases para
visitantes, control de paquetes)?
¿En qué forma se evacuará al hospital en caso de un desastre interno o externo como sería el derrame de
una sustancia química, un tornado o una inundación?
¿El concepto de operación para evacuación del hospital debe incluir seguridad de pacientes. transporte,
memorandos de conocimientos MOUS (con la institución receptora y la comunidad para contar con
personal, vehículos, alimentos y refugios adicionales?
¿En qué punto estará situado el Centro de Información Centralizado para el público y quién será el
representante del hospital encargado de proporcionar las noticias?
¿En qué forma el personal recibirá preparación para desempeñar sus tareas asignadas?
¿En qué forma estará informado el personal respecto al sitio de los abastos preubicados y materiales para
la atención del número masivo de víctimas.
1. Los desastres que originan MASSCALs ocurren con una mínima o mala advertencia.
2. El peligro de una calamidad con MASSCALs aumenta a medida que se concentra más la población.
3. Pueden presentarse algunos disturbios en las comunicaciones, las instalaciones o los medios de transporte.
Por tanto, resultan necesarios los medios alternativos planeados con anterioridad, ya sea para la notificación o
para el manejo de operaciones.
4. Las actividades normales de un hospital pueden verse afectadas tanto en una situación de desastre interna
como en una externa.
Una institución pocas veces tiene un plan eficaz contra desastres, sin el apoyo de la coordinación o el alto
mando. A lo largo de este libro, se ha destacado el concepto del "personal médico" como criterio para
planificar acciones contra desastres. Cuanto más intervenga cada disciplina en la planificación dentro de una
organización mejor resultara el plan. Tal enfoque para la planificación obliga a contar con un plan central
que destaque el concepto principal de operaciones y cadena de mando, es decir un plan que defina la política
institucional para responder a situaciones MASSCAL. El plan debe ser un documento breve y de fácil
lectura que pueda orientar a todos los empleados nuevos. Los servicios, departamentos u otros niveles deben
crear planes secundarios para cubrir los aspectos operacionales en sus respectivas actividades contra
desastres. Estos planes secundarios deben ser más detallados que el central, pero sin perder la claridad. Los
mejores planes secundarios parecen estar escritos en un estilo directo y sencillo, casi como recetas de cocina.
Se utilizan allí listas de revisión y recordatorio, que se ocupan punto por punto (función) de lo que es
necesario a nivel departamental de servicio o de actividad para asegurar que la unidad actúa de manera
ordenada y eficaz en una catástrofe.
El Centro de Operaciones de Emergencia (EOC, por sus siglas en inglés), del hospital debe establecerse y
ponerse en marcha junto con el Plan Contra Desastres.
Su función es actuar como elemento de mando y control.4 El personal del EOC es designado a discreción del
hospital pero puede incluir a la directora del servicio de enfermería, al director de los servicios médicos de
emergencia, al administrador hospitalario (asistente) y al director de información pública.
El EOC debe tener un mando médico unificado al que acceda constantemente información y que esté
actualizado por medios electrónicos y mensajeros personales. Las actividades características de tal centro
comprenden:
Según una anécdota, Napoleón tenía como ayudante a un simplón (a veces llamado su idiota) cuya única
tarea era ser la primera persona que recibía todas las ordenes militares antes de ser enviadas por la cadena de
mando. Si él no entendía una orden, ésta no se propagaba; inclusive se le modificaba o redactaba en otra
forma hasta que el tonto pudiera entenderla.
Hay mucho por decir de la utilidad de que el plan contra desastres sea redactado de manera sencilla. Un plan
de mil páginas que se ocupe de todas las circunstancias concebibles seguramente no será leído y redundará
en perjuicio del hospital. Una de las condiciones de la buena planificación es asegurar que el plan sea
inteligible, general y práctico. Los encargados de las auditorías hospitalarias rápidamente detectan cuando
un plan es viable, o si es simplemente decorativo, es decir, que está hecho para despertar la mejor impresión
en el momento oportuno.
La enfermera lectora ha llegado al punto, en el proceso de planificación, en que conoce sus necesidades,
tiene una idea adecuada de las suposiciones y entiende el concepto en que estarán las operaciones y el valor
de la sencillez. ¿Qué factor queda por considerar antes de plasmar por escrito el plan? Un aspecto que
merece consideración es acercarse a otros hospitales semejantes y pedir copias de sus planes contra
desastres. Muchos de ellos tienen la mejor disposición para compartirlos y de hecho se sienten orgullosos de
sus esfuerzos en este sentido. Sin duda los planes de hospitales de tamaño y sitio semejantes deben estimular
el análisis y la reflexión, despertar ideas nuevas y ampliar el horizonte para el proceso de planificación.
(Véase también el Capitulo 4.)
Uno de los planes secundarios del plan central debe comprender las técnicas con que cuenta la institución
para alertar y avisar al personal. La razón para que este plan secundario esté inmediatamente después del
central, es la necesidad de revisar y actualizar constantemente en los directorios de alertamiento y
notificación. Números telefónicos, personal y direcciones cambian incluso en el entorno laboral más estable.
Es necesario cotejar a nivel departamental, de servicio o actividad cuando menos cada tres meses, los
directorios de alertamiento y notificación para asegurar que son exactos.
Las técnicas de alertamiento y aviso del personal durante horas laborales y después de este lapso, deben
definir los planes y responsabilidades del hospital. El plan como mínimo debe cubrir los siguientes aspectos:
instrucciones de autentificación para el miembro del personal que recibe la alerta inicial de un desastre,
para luego transmitirla al hospital
la importancia de registrar el nombre y el número telefónico del informante
la importancia de investigar en mayor detalle los aspectos, el sitio, la forma y el momento en que ocurra el
desastre
la importancia de recabar la mayor información posible en torno al número y naturaleza de las víctimas
la importancia de verificar la información telefónica inicial por medio de llamadas de corroboración a la
fuente de información (La mayor parte de las falsas alarmas telefónicas suelen ser hechas a instituciones
poco expertas; es la que se refiere a las bombas.)
la importancia de trasmitir rápidamente la información a la persona autorizada para activar los métodos de
alerta y el plan de desastre
la importancia de avisar rápidamente al personal clave por medio de directorios
Es muy recomendable utilizar directorios telefónicos idóneos para alertar al personal clave, en especial
durante las horas laborales. Muchas instituciones utilizan tales directorios, y el formato más difundido es el
del directorio "en cascada" (Fig. 14-1). La ventaja del alertamiento en cascada es que, utilizándolo de
manera adecuada, permite la transmisión rápida de información a un gran numero de personas. En el
ejemplo, Jones inicia el proceso de alertamiento llamando a Slever y McKnight, quienes a su vez alertan a
dos personas más. Se ha llamado este proceso efecto en cascada porque cada persona nueva inicia otras
cadenas de información.
FIGURA 14-1 Muestra de un rol para llamadas de alerta (formato en cascada)
Para asegurar que un directorio funciona adecuadamente, deben seguirse tres normas básicas:
1. Es necesario no romper la cadena. Si es imposible comunicarse con una persona que debe recibir la
alerta, el informante debe establecer contacto con la siguiente persona en jerarquía. Él le señalará el nombre
de la persona a la que no pudo avisar para pasar esta información a toda la cadena y que, por último, vuelva
al punto de origen. Por ejemplo, Slever, que no pudo hacer contacto con Rover, llama a Armstrong y le
transmite el mensaje de alerta, y también se le avisa a Armstrong que transmita la información de que no se
pudo avisar a Rover (véase la Figura 14-1).
2. El punto de origen completa el proceso de alertamiento. Una vez terminado el proceso, la persona de
la cual partió el mensaje de alerta debe ser la última con quien las demás hagan contacto. Por ejemplo, Jones
inicia el proceso de aterramiento al entrar en contacto con Slever y McKnight. Al terminar el proceso Jones
debe recibir llamadas de Armstrong, Rodney, Duffel y Riley, quienes le indicarán que se ha llevado a buen
término el proceso. Jones también debe recibir información de la última persona en cada cadena con,
respecto a cualquiera de los miembros que no pudo ser avisado (véase Fig. 141)
3. La práctica frecuente conduce a la perfección. Los directorios de alertamiento deben estar al corriente
y cada miembro conservar una copia de él, en su hogar para asegurar una respuesta inmediata.
Una de las ventajas de un plan centralizado contra desastres, con planes secundarios individuales y
funcionales al nivel de cada departamento, servicio o actividad es la participación de toda la organización en
el proceso de planificación. En la misma forma que la coordinación al nivel de alto mando debe intervenir
en el plan central, también cada jefe de departamento, servicio y actividad debe involucrarse con sus anexos
respectivos del plan central. Estos planes secundarios deben cubrir aspectos de organización y
funcionamiento de la operación en cualquier tipo de desastre externo o interno.
El número de planes secundarios o (subplanes) varía de una institución a otra, y depende en parte de la
organización del hospital. Sin embargo, el mínimo común es separar en anexos los de áreas funcionales de
mando, administración, servicios profesionales, enfermería, radiología, patología, farmacia, abastos y
servicios, administración y servicio de alimentación del hospital. De manera similar los subplanes se
estructuran era diversos formatos pues no hay una sola forma estandarizada para estructurarlos.
A pesar de todo lo dicho una prueba adecuada para saber si el subplan de enfermería es satisfactorio, es
plantearse la pregunta siguiente: ¿el anexo detalla y contesta planteamientos como el quién, qué, cuándo,
dónde, por qué y cómo de las actividades de enfermería?
El personal perteneciente a los subplanes individuales debe provenir de los departamentos, servicios o
niveles de actividad que intervengan en las maniobras de auxilio. Obviamente, existe ya gran
interdependencia entre dichos elementos en la vida diaria, pero esta situación se intensifica y ahonda en
grado sumo durante un desastre. En suma, los subplanes deben ampliar y mejorar el aspecto básico del plan
central.
Es importante también la coordinación del plan contra desastres con oficinas comunitarias externas como
otros hospitales dentro del grupo humano, autoridades encargadas de cumplir la ley, departamentos de
bomberos y autoridades de la defensa civil. Es necesario solicitar a todas estas organizaciones comentarios y
sugerencias. Tal intento de coordinación por lo común genera excelentes resultados, ya que la coordinación
externa del plan propicia el diálogo entre la institución médica y otras organizaciones e instituciones
comunitarias con las cuales habrá que colaborar en un desastre. Aún más, la revisión mutua de los planes
incrementa las posibilidad de detectar y corregir cualquier deficiencia. El resultado final será el
mejoramiento de los planes y subplanes.
La naturaleza misma de un incidente con saldo masivo de víctimas o una catástrofe perturba las tareas
administrativas y logísticas diarias. El número de pacientes y la intensidad de su tratamiento obliga a
ampliar el apoyo logístico y, por tal razón, es necesario abreviar o condensar algunas técnicas
administrativas (como sería el procesamiento de registros y de historias clínicas al igual que la auditoría en
torno al número de miembros del personal o de propiedades). En estos casos se advierte que conviene
prestar consideración cuidadosa a la identificación del tipo y volúmenes de abastos, formas y equipo
necesarios, así como éstos y saber si pueden preubicarse y el sitio para tal maniobra. La institución debe
asegurar la disponibilidad inmediata de abastos y equipo básico y adecuado así como de materiales médicos
y apoyo esenciales.
Es importante elaborar listas de identificación de los abastos y equipo necesario, las cantidades requeridas y
las ubicaciones en que están almacenados y conservados. El equipo y los abastos que pueden estar
empacados e incorporados en estuches o cajas deben quedar preubicados, por lo que es necesario brindar
servicios de mantenimiento en la medida de lo posible en el sitio previsto de trabajo. Los artículos y su
ubicación deben ser identificados en el plan o en los subplanes junto con las necesidades de mantenimiento e
inventario. Las listas de empacado deben integrarse y conservarse con los estuches o cajas en el área de
almacenamiento, y establecer procedimientos para asegurar que cada determinado tiempo se hagan
revisiones e inventarios periódicos y se deje constancia escrita. El estuche debe tener una etiqueta visible.
Procedimientos de Emergencia/únicamente MASSCAL. Los abastos y el equipo preubicados se utilizarán
sólo en apoyo de verdaderas técnicas de emergencia, y no como un método cómodo y temporal para
reabastecimiento rutinario. Sin embargo, el subplan debe definir la identidad del material que debe rotarse
para asegurar la integridad de los productos y sus fechas de caducidad.
Documentos y Registros
Además de la preubicación de los abastos y el equipo médico puede ahorrarse tiempo y mejorarse la
eficiencia si se emplean registros clínicos preensamblados y ubicados en formas afines y documentos para
efectos de contabilidad de pacientes y personal. Para acelerar y abreviar los registros y las técnicas de
documentación médicas, habrá que considerar la creación de un registro médico abreviado y preensamblado
para desastres. También hay que tomar en consideración el empleo de paquetes preensamblados y
preubicados de tipo MASSCAL que contengan las historias clínicas y otras formas administativas
almacenadas en un baúl o en un gabinete bajo.
La figura 14-2 indica los materiales recomendados y necesarios en los sitios de selección y tratamiento
mayores. Una copia del plan de desastre y el subplan correspondiente deben ser colocados en un protector de
documentos o cubierta marbetada en la tapa interior de la caja o baúl. Es importante contar con un número
suficiente de paquetes MASSCAL para cada paciente a fin de cubrir el número previsto máximo de víctimas
por recibir o tratar. Conviene colocar un numero seriado a cada paquete, el cual convertiría en número el de
registro y contabilidad de cada víctima Conviene registrar dicho número en el exterior del paquete y en cada
articulo que contenga. Es importante reservar y destinar para incidentes con saldo masivo de víctimas una
libreta con los números de registro. Una gran bolsa de papel servirá como receptáculo de cada paquete
prenumerado y como sitio para guardar los efectos y ropas personales de cada víctima.
FIGURA 14-2 Contenido de un estuche para MASSCAL
En el paquete también conviene incluir la pulsera de identificación del paciente; hay que marcar allí el
número de registro y destacarla con algún color vivo. La identificación por color facilita la diferenciación
entre pacientes ya admitidos y "contados", así como los que son hospitalizados durante el desastre. En
algunos casos, es imposible colocar la pulsera por limitaciones de tiempo, la naturaleza de la lesión, por el
hecho de no contar con ella o porque simplemente se perdió. En tales casos el operador escribirá el número
de registro con un marcador quirúrgico directamente en la frente o en una área o zona en que pueda
advertirse fácilmente (el marcador quirúrgico es el dispositivo más indicado, ya que todo lo que con él se
escribe puede leerse fácilmente sin importar el color de la piel). Sin embargo, la pulsera o una tarjeta
médica de emergencia nunca se colocará en la camilla, pues al ser quitado el paciente de ella se pierde su
vínculo de identificación. Aún más, si se usa otra vez la camilla teniendo colocada la pulsera o la tarjeta del
anterior paciente, puede identificarse de manera errónea a la siguiente víctima.
En el sobre de registro en desastres debe colocarse un fólder o cartapacio estándar de papel manila
prenumerado, o bien cualquier otro registro médico adecuado. El cartapacio de papel manila sencillo tiene la
ventaja adicional de que se puede imprimir directamente en su parte frontal la copia al carbón de la forma de
admisión; así se mejora la contabilidad y puede haber cotejo entre el paciente y su historia clínica en el caso
de haberse separado ambos.
La forma de admisión hospitalaria estándar a veces se usa en situaciones de desastre para impedir
duplicación de esfuerzos. Si se utiliza, habrá que registrar en ella el mínimo de información requerida de la
víctima para beneficio de encargados de la selección en las admisiones.
Conviene que el operador elabore tres copias de las formas de admisión. El original permanece en el paquete
de desastre y éste con el paciente. Las dos copias se distribuyen de tal forma que una quede en el área de
selección o tratamiento y la otra para un mensajero que la lleve a la oficina principal de admisión o al centro
operacional de emergencias
El resto del contenido del paquete de registro dependerá de la decisión del personal combinado del hospital;
sin embargo conviene que no haya profusión innecesaria de hojas y papeles. Las formas pueden preubicarse
en el área de tratamiento de selección. Los tipos de forma que conviene considerar para inclusión y uso son:
una hoja abreviada para documentación de la asistencia (muchas de las instituciones federales emplean una
forma estandarizada que permite incluir órdenes de los médicos, notas de enfermeras y de evolución, la hoja
con rayado milimétrico para temperatura, presión, y frecuencia cardiaca y el resumen para "alta").
formas para ordenes de medicamentos y prescriptos por el médico
forma de laboratorio para química sanguínea, estudios hematológicos, orina, y otros
formas para transfusión
formas de consentimiento con conocimiento
formas de solicitud de estudios radiográficos
formas de inventario para documentar las pertenencias, dinero, y ropas del paciente
También hay que incluir en el paquete para uso en la zona de tratamiento un sobre de plástico con la hoja
clínica del paciente, sobre la cual debe ir impreso el número de registro correspondiente a la atención en el
desastre. Para facilitar estos procesos, también hay que incluir "paquetes" en el arcón de personas fallecidas,
o bien estuches que pueden preensamblarse y conservarse en el depósito de cadáveres. Otros materiales
recomendados incluyen los empleados para labores administrativas como formas adicionales en blanco,
plumas, lápices y marcadores quirúrgicos. Conviene preubicados dentro de los estuches o arcones
MASSCAL o a un lado de éstos.
El hecho de contar durante una emergencia con los estuches o cajas MASSCAL perfectamente construidos y
preubicados ahorra tiempo para los procesos administrativos y mejora la "contabilidad" en la atención a las
víctimas.
La clave para la planificación eficaz contra desastres es considerar este proceso como un ciclo de hechos
dinámico y continuo3 es decir: análisis de discusión, a su vez seguido de "prueba", después análisis de
problemas, comentario de los métodos para mejorarlos, revisión del plan documentado, práctica y "prueba"
del plan revisado, y así sucesivamente (Fig. 14-3). El ciclo de hechos debe continuar de tal forma que
observe el mismo ritmo que los cambios de personal, necesidades de procedimientos, automatización y otros
progresos tecnológicos.
El plan global hospitalario contra desastres es una estructura multidisciplinaria y compleja de acciones y
esferas de influencia separadas, concurrentes en ciertos renglones. El plan central debe ser sancionado con
simulacros o desastres reales de tal magnitud, que convierta todos los procedimientos rutinarios ineficaces.
Dicho "ensayo" es necesario y útil según las necesidades de la Comisión Mixta de Acreditación de
Hospitales (aunque puede interrumpir la atención médica y la asistencia cotidiana.5 Los simulacros
prematuros que abarque todo el hospital también pueden insidir en el espíritu de servicio y en la confianza,
ocasionan conflictos innecesarios. Es posible que no se logre buen éxito con el plan global, por lo que
convendrá no probarlo hasta que se haya corroborado la eficacia de las partes interdependientes (subplanes).
El personal debe estar familiarizado con sus tareas e intervenciones individuales y con la de personas de las
que dependen o tienen interrelación con sus actividades. Para satisfacer mejor esta necesidad, pueden
efectuarse simulacros o ensayos de manera informal y después formal, realizados de manera interna en el
departamento. Los simulacros y ensayos deben programarse para todos los grupos de trabajo.
En la misma medida en que hay interrelación directa en las actividades de miembros individuales del
personal también la hay en las actividades de las secciones y departamentos del hospital. La siguientes fase
son los simulacros y ensayos interdepartamentales, para culminar así en un ensayo que abarque todo el
hospital. Tales simulacros de ensayos identifican redundancias y eficiencias en áreas de responsabilidad,
amplían las perspectivas del personal e infunden confianza en el seno de la instalación.
El objetivo de la planificación contra desastres es permitir al hospital que afronte una calamidad en gran
escala que genera víctimas sin alerta previa o con pocos avisos; empero, muchas instituciones conceden
demasiada importancia a los simulacros no anunciados a gran escala. Es importante "probar" la capacidad de
todo el hospital para alertamiento y respuesta rápida a un desastre; no obstante, tal requerimiento suele
satisfacerse mediante llamadas a menor escala y alertas telefónicas, para detectar así las deficiencias en las
cadenas de notificación, los esquemas de trabajo y el equipo de comunicaciones.
Los simulacros o ensayos programados o previstos suelen despertar gran interés, así como participación
vertical y horizontal del personal, al mismo tiempo que sirve de entrenamiento. Sin embargo, se necesita
informar al personal que una de las fases previstas es la revisión del plan, y que son ellos los encargados de
su práctica. La participación comunitaria también es deseable y conviene inculcarla en los ensayos y
simulacros a mayor escala.
El ciclo dinámico y continuo de hechos (véase la figura 14-3) exige identificar las áreas problemáticas, y el
análisis ulterior de las soluciones propuestas y revisiones al plan contra desastre; por tal motivo sea cual
fuere la escala o magnitud del simulacro de ensayo, éste debe abarcar formas de estimación y critica. La
creación de listas de verificación, cuestionarios y otras formas para análisis es indispensable para tales
tareas. En la medida de lo posible, también hay que incluir comparación con estándares establecidos y el
empleo de la evaluación externa. Entre las personas que pueden hacer una estimación externa de gran
calidad están bomberos, policía y personal de enfermería y administrativo de otros hospitales en la zona.
Todo ensayo o simulacro debe ir seguido de una sesión de critica formal que se ocupe de la adecuación del
plan, sus puntos fuertes y débiles, y las enseñanzas obtenidas. Nunca deberá permitirse que la sesión se torne
conflictiva a causa de recriminaciones, sino más bien concentrarse en hechos, acciones y formas de mejorar
el esquema de auxilio. Es importante valorar lo ocurrido, las razones y factores causales cuando ha
transcurrido poco tiempo desde el ensayo, y todo está fresco en la mente de los participantes y puede
recordarse con toda exactitud.
La práctica del plan (P4) no debe malgastar innecesariamente el tiempo precioso y los recursos del personal
(Recuadro 14-3). Una forma adecuada de llevarla a cabo es utilizar videocintas magnéticas hechas
localmente. Éstas no deberán durar más de 15 minutos, y pueden basarse ya sea de manera secuencial o
departamental. La cinta puede correr continuamente en el restaurante o cafetería a lo largo del día o a las
horas de comidas. Asimismo, estas películas pueden servir para proporcionar educación interna, o bien,
pueden ser proyectadas en salas de espera y en sitios de trabajo especiales.
Evaluación de ejecución
En el capitulo 12 se proporciona una guía detallada para estimaciones de ejecución. Por lo general, las
evaluaciones deben ser realizadas antes de completar cualquier ejercicio. El cuestionario que suele exigirse
debe ser conducido por personal clave en la terminación del ejercicio o del MASSCAL real. Por lo demás,
los jefes de actividades designados deben entregar reportes escritos una vez concluido el ejercicio o el
desastre. Tales reportes escritos una vez concluido el ejercicio o el desastre deben servir como base para la
elaboración de un informe a nivel de institución. Los motivos principales para la creación de reportes son los
siguientes:
Sirven para la formación de una base de documentación formal de los ejercicios de simulacro y los
acontecimientos reales de MASSCAL.
Permiten la revisión, reevaluación y actualización, al igual que cambios en el plan y subplanes de desastre
según se les requiera.
Sirven como los mejores medios posibles para identificar las acciones correctivas donde sea necesario.
Permiten que se evalúen las dimensiones de toda la operación o acontecimiento.
RECUADRO 14-3 Prácticas para ahorrar recursos en los planes contra desastres
Resumen
Por lo general, se considera a la planeación como una de las partes más importantes de la administración. La
planeación para desastres, pues, por su misma definición, adopta una trascendencia aún mayor. Es un
imperativo que la enfermería moderna no puede dejar de considerar.
Un enfoque multidisciplinario, con amplia participación y una conducción adecuada, puede contribuir en
mucho a lograr una planeación eficiente contra desastres, debe ser dinámica, y nunca deberá considerarse al
plan escrito como definitivamente terminado. La consideración de un marco referencial para un desastre
simple, como las cinco p, contribuye a lograr concentrarse en el ciclo continuo de acontecimientos necesario
para asegurar la efectividad de los esfuerzos de preparación contra desastres. Una respuesta ordenada, bien
planeada y correctamente ensayada a cualquier situación de desastre constituye un logro al alcance de
cualquier comunidad, además de que casi no trastorna la actividad cotidiana de las instalaciones. No es
necesario siempre utilizar recursos valiosos. Lograr esa meta puede resultar profesionalmente alentador y
puede enriquecer en gran medida los servicios de las instalaciones para con la comunidad.
Referencias
1. Richards G. Focus on hospital preparedness When bad winds blow. Trastee, November 1979.
2. Accreditation Manual for Hospitals/85. Chicago, Joint Commission on Accreditation of Hospital, 1984.
3. Lansty GY. Disaster Planning for the worst. Healt Serv Manager, May 1982, pp. 1-3.
Katz IB, Pascarelli EF Planning and developing a community hospital disaster program. Emerg Med Serv,
September/October 1978, p. 70.
5. Williams DJ Major disasters Disaster planning in hospitals. Br J Hosp Med, October 1979, pp. 308-317.
Lecturas recomendadas
Cowley RA (ed) Mass Casualties A lessons Learned Approach Accidentes, Civil Unrest Natural Disaster,
Terrorism. Proceedings of the First International Assembly on Emergency Medical Services, Washington,
DC, US Dept of Transportation, 1982.
Keller El A realistic approach to disaster planning. Hosp Med Staff, May 1977, pp. 18-23. Schultz R,
Johnson AC Management of Hospitals. New York, McGraw-Hill Book Co., 1976. Seaver DJ Coping with
internal disaster is a hospital priority. Hospitals, July 16, 1977, pp. 167-172.
15. Implicaciones legales de la práctica asistencial en un desastre de grandes
proporciones
Marilyn M. Pesto, R.N., M.S.N., J.D.
A fin de que todos los recursos se concentren en los problemas médicos originados durante una
situación de desastre, las acciones de los encargados de proporcionar asistencia no deben verse
influidas por consideraciones legales negativas. No obstante, los aspectos legales que pueden
aplicarse a situaciones de desastre deben ser determinados y difundidos como parte de la planeación
y preparación contra calamidades. La ley hace especificaciones en cuanto a las circunstancias
especiales causadas por emergencias y desastres; empero, resulta difícil hacer generalizaciones. Por
lo demás, las leyes están sujetas a un proceso constante de modificación por nuevos estatutos y casos
específicos. La información presentada aquí debe servir como punto de partida para la determinación
de las limitaciones comunes y detalladas aplicables a una zona y circunstancia particulares. Deberá
recurrirse a una asesoría legal por parte de la autoridad local en todo lo referente a responsabilidad.
Definición de desastres
El primer problema que surge al exponer las implicaciones legales de la asistencia durante un
desastre es la precisión de las definiciones. Lo que en una terminología puede tener un sentido
médico o lego claro y preciso puede tener una connotación diferente en lo jurídico (o simplemente no
tenerla). De especial importancia es la diferencia entre la emergencia y el desastre. El diccionario
Webster define aquélla, como "una ocurrencia repentina y generalmente inesperada de circunstancias
que exigen acción inmediata", en tanto que un desastre es "cualquier acontecimiento que origina
daños considerables; infortunio inesperado o de proporciones serias".' Aunque todo desastre implica
un estado de emergencia, lo contrario no tiene que cumplirse por necesidad. Diveras organizaciones
médicas y de ayuda han definido el desastre en función de las causas y magnitud de éste. La Cruz
Roja Internacional lo entiende como "una situación catastrófica en la que las pautas cotidianas de la
vida sufren una merma inesperada y las personas, como consecuencia, se hallan en una situación de
desamparo y sufrimiento; de aquí se infiere la necesidad de protección, alimento, vestido, techo,
cuidados médicos y otros aspectos básicos del vivir".2 Rutherford propone una definición más
orientada a lo médico: "Un desastre menor es el que afecta al menos a 25 personas, o bien, al menos
10 pacientes que requieran internamiento en una institución hospitalaria; el desastre moderado es el
que comprende al menos a 100 personas o 50 pacientes hospitalizados; por último, el desastre mayor
es el que perjudica al menos a 1 000 personas". El sentido general que entrañan estas definiciones es
que el desastre se caracteriza por ser una situación de emergencia cuya magnitud excede los recursos
disponibles para controlar emergencias definidas como "normales".
En su sentido jurídico, tanto la emergencia como el desastre pueden tener significados muy
específicos, validos sólo en el contexto de un estatuto o jurisdicción específica. La Federal Disaster
Relief Act, al igual que la California Emergency Service Act, ilustran este aspecto. Aquella define el
desastre mayor como:
cualquier huracán, tornado, tormenta, inundación, desbordamiento, tifón, maremoto,
terremoto, erupción volcánica, deslizamiento terrestre y de fango, tormenta de nieve, sequía,
incendio, explosión o catástrofe en cualquier parte del país que, a juicio del ciudadano
Presidente, ocasione daños de tal severidad y magnitud, que resulte necesario proporcionar
asistencia especial..., para auxiliar con los esfuerzos y recursos disponibles del Estado,
gobiernos locales y organizaciones especializadas en mitigar los danos, pérdidas,
tribulaciones y sufrimientos ocasionados en consecuencia.4
Por su parte, la California Emergency Services Act concibe tres niveles de emergencias. La
emergencia local es una
existencia abiertamente declarada de condiciones desastrosas o de riesgo extremo para la
seguridad de las personas y de la propiedad dentro de los límites territoriales de un
municipio...o ciudad, ocasionada por fenómenos como contaminación del aire, fuego,
inundación, tormenta, epidemia, rebelión, sequía" privación severa y repentina de las fuentes
de energía, infestación en plantas o animales, enfermedad, terremoto u otras condiciones... las
cuales pueden hallarse fuera del control de los servicios, personal, equipo e instalaciones de
aquella subdivisión política, al punto que requiere los esfuerzos combinados de otras
subdivisiones políticas para imponer coto.5 El mismo estatuto define también el estado de
emergencia y el estado de emergencia bélica.
Como lo señala la Federal Disaster Relief Act, es importante observar que un desastre puede no ser
considerado como tal por la ley hasta ser proclamado oficialmente como desastre por las personas o
portavoz oficial adecuado. Tal proclamación puede tener implicaciones legales significativas. En
California, un médico, hospital y enfermera no pueden ser considerados como responsables (dentro
de ciertos limites) por actos ejecutados a petición de cualquier autoridad estatal o local durante una
emergencia formalmente declarada.6 Podrá observarse la falta de homogeneidad que priva entre los
estados en lo referente a las características de un desastre o la forma en que éste puede ser legalmente
reconocido. Esta información debe ser obtenido por las partes responsables de la creación del plan
contra desastres, revisada para destacar ciertos aspectos propios de la localidad, actualizada y
modificada de manera periódica.
Definición de las normas de la practica asistencial
No existe una ley que determine de manera especifica los alcances de la práctica asistencial en su
relación con las situaciones de desastre. Sin embargo, puede echarse mano de otras fuentes para
definir las directrices de las enfermeras que pueden formar parte de un grupo de auxilio en desastres,
o bien, que de manera inesperada sean requeridas para atender a las víctimas de una calamidad. Tales
pautas o directrices pueden derivarse de las siguientes fuentes:
leyes que rigen la práctica asistencial
opiniones de los procuradores generales
acuerdos de asociaciones
normas de organizaciones profesionales
práctica y costumbres
ley común
Leyes de la práctica asistencial en los estados
El código que se encuentra más a la mano para determinar tales pautas son las leyes estatales en
torno a la práctica asistencial. Sin embargo, el lenguaje empleado allí es tan general al punto de que
resulta vago, y no pocas veces ambiguo. Por ejemplo, la Missouri Nurse Practice Act7 establece que
la enfermería profesional es la ejecución, a cambio de una remuneración, que requiere
formación especializada sustancial, así como criterio y el dominio de procedimientos con
base en el conocimiento y la aplicación de principios derivados de las ciencias biológicas,
física, social y asistencial, incluyendo, pero no limitándose a:
(a) Responsabilidad por toda instrucción proporcionada en torno al cuidado de la salud, así
como por la prevención de enfermedades en la persona del paciente y la de los miembros de
su familia; o
(b) Evaluación, diagnóstico asistencial, cuidados y asesoría a personas enfermas, heridas o
con alteraciones en los procesos normales de la salud; o
(c) La administración de medicamentos y tratamientos tal y como son prescritos por una
persona licenciada para tal efecto; o
(d) La coordinación y asistencia en la ejecución de un plan de cuidados asistenciales en
colaboración con los miembros de un grupo asistencial y médico; o
(e) La instrucción y supervisión por parte de otras personas en la ejecución de cualquiera de
los anteriores.
Esta definición permite a las enfermeras realizar tareas no específicas (como evaluación,
coordinación e instrucción), si bien proscribe de su práctica toda diagnosis médica. No obstante, nos
sirve de muy poco para señalar lo que una enfermera puede hacer durante un desastre. Por ejemplo,
¿podría considerarse como diagnóstico la administración de una venoclisis IV en un paciente con
quemaduras de tercer grado? Las leyes no responden a tales interrogantes. Por lo demás, un vistazo a
las demás leyes que rigen la práctica asistencial revelan que ésta no se define sino en términos
demasiado generales, esto es, observación del paciente, registro de información y aplicación de las
órdenes de tratamiento emitidas por los médicos.8 Las legislaturas de algunos estados, como
Connecticut, han revisado esta clase de leyes y proporcionado a las enfermeras directrices más
claras. La Connecticut Nurse Practice Act otorga a la enfermera el derecho de diagnosticar, instruir,
referenciar y colaborar con otros profesionales al brindar servicios asistenciales.
Opiniones de los procuradores generales
Una segunda fuente de pautas la constituyen las opiniones de los procuradores general de los estados.
A menudo surgen interrogantes de tipo jurídico por las que los comités estatales de enfermeras no
pueden responder en sus facultades; es entonces que se recurre a la opinión del procurador general de
la entidad. Se ha dicho, a modo de critica a tales opiniones, que, en virtud de la naturaleza cambiante
del campo asistencial, la interpretación legal de las leyes de la práctica de la enfermería están muy a
la zaga de las realidades de la asistencia.
Acuerdos de asociaciones
La tercera fuente de directrices son los acuerdos de asociaciones. A diferencia de las opiniones del
procurador general, los acuerdos de asociaciones no son consideradas como opiniones jurídicas. No
obstante, estos acuerdos pueden servir como evidencia para las personas empeñadas en probar que
sus acciones se encuentran dentro de los alcances de su profesión. Dicho sea de otro modo, la
enfermera puede recurrir a los acuerdos realizados entre asociaciones profesionales de su
especialidad para demostrar que todo lo hecho estaba dentro de las normas aceptadas.
Normas de organizaciones profesionales
La cuarta fuente de pautas son las normas promulgadas por las organizaciones profesionales. Aunque
la American Nurses' Association no ha publicado ano los estándares de la asistencia durante
desastres, la División on Medical Surgical Nursing Practice, así como la Emergency Department
Nurses' Association han creado ciertas normas al respecto que señalan las áreas y destacan los
alcances de las actividades asistenciales.9 Debido a que los desastres suelen generar emergencias, y
las enfermeras de emergencias, a su vez, son llamadas a colaborar, convendrá familiarizarse con las
normas de asistencia para desastres.
Dichas normas señalan que "la extensión de la práctica de la enfermería de emergencias comprende
actividades que se dirigen a problemas de salud con diversos grados de complejidad. Los estados
fisiológicos o psicológicos rápidamente cambiantes pueden constituir una amenaza a la vida, por lo
que será necesario efectuar evaluaciones, intervenciones, verificaciones y cuidados de apoyo en estos
casos. El apoyo a la vida, la instrucción sanitaria y la referencia son unos cuantos entre los diversos
papeles y responsabilidades de la enfermera".9
La norma III de la American Nurses' Association para asistencia de emergencias9 conforma
algunas metas:
Las metas de los cuidados asistenciales de emergencias son la evaluación expedita del
problema que presenta la persona, así como la intervención definitiva apropiada, dentro de
los parámetros legales constituidos, dirigidos a la estabilización fisiológica y/o emocional. Si
tales metas son alcanzadas, la enfermera podrá observar los siguientes resultados:
(1) el estado fisiológico y/o emocional de la persona ha sido estabilizado
(2) la persona es remitida para un seguimiento apropiado
(3) la persona o parte responsable demuestra conocer la naturaleza y la importancia de dicho
seguimiento.
(4) la persona se halla libre de todo efecto colateral resultante de la intervención asistencial
proporcionada
Las siete normas destacadas por la American Nurses' Association para la asistencia durante
emergencias proporcionan tanto pautas como límites para la práctica asistencial en situaciones como
estas. Aunque se trata aquí de normas profesionales (no legales), sería difícil probar que la enfermera
que opera dentro de los límites de dichas normas no estaba ejerciendo con arreglo a límites legales.
Práctica y costumbres
La quinta fuente de pautas o directrices proviene de los usos y prácticas de enfermeras situadas en
situaciones similares. La enfermería profesional está sujeta a un proceso de cambio constante, por lo
que a nadie extrañará que las responsabilidades y deberes inherentes a esta práctica se incrementen.
Ciertas publicaciones especializadas mantienen a los miembros de la profesión al corriente de tales
cambios, papeles y responsabilidades. Por ejemplo, se han difundido los requerimientos y grados
académicos de la enfermera especializada en selección (recuadros 15-1 y 15-2). Las enfermeras que
se consideran capaces de ejecutar tareas de selección durante un desastre pueden reunir las
condiciones exigidas en las publicaciones.
RECUADRO 15-1 Requisitos de una enfermera de selección
Fuente: Reproducido con autorización de Budassi S. Barber JM (eds): Emergency Nursing: Principles and
Practice. St. Louis. The CV Mosby Co.. 1981. p. 91.
Fuente: Reproducido con autorización de BUdassi s. Barber JM (eds.): Emergency Nursing: Principios and
Practices. St. Louis. The CV Mosby Co., 1981. p. 91.
Ley común
La sexta y última fuente de directrices es la ley común en su relación con desastres y emergencias en
general. En la compilación de un caso, Prosser (reconocido como autoridad en faltas leves) establece
lo siguiente: "Los tribunales han sido instados a reconocer que el actor que se ve confrontado con
una emergencia no está sujeto a las normas de conducta que normalmente se aplican a quien no se
halla en una situación tal".10(p169) Se indica, además, que es eminentemente claro que esta regla
especial para emergencias se basa en el hecho de que el actor no tiene tiempo para reflexionar, o que
razonablemente, está tan perturbado o asustado, que no puede sopesar otras posibilidades de acción y
debe hacer una decisión rápida basada en un impulso. Prosser indica que, en tales condiciones, el
actor no sigue el mismo estándar de conducta que seguiría si tuviera oportunidad para reflexionar.
Hay que destacar que ello no significa que en una emergencia se aplique un estándar distinto de
comportamiento. Prosser lo define sucintamente en el siguiente párrafo:10
La conducta exigida es la que tendría una persona razonable en tales circunstancias, o la que
parecería a alguien que brindara atención apropiada, y la emergencia es solamente una de las
circunstancias. Aún así, hay que aplicar un estándar objetivo, y el propio criterio o impulso
del actor no son los únicos. Puede aun culpársele de negligencia y, a pesar de la situación de
urgencia, resulta que sus actos no son razonables. La ´'doctrina de emergencia" se aplica sólo
cuando la situación que surge es repentina, inesperada y, como tal, priva al actor de la
oportunidad razonable de deliberar y tomar una decisión "reflexionada". Otro aspecto en este
sentido es que algunas emergencias deben preverse, y el actor debe estar preparado para
afrontarlas cuando se dedica a una actividad en la que tienen probabilidad de surgir.
En otras palabras, la enfermera que afronta una emergencia no está sujeta al mismo estándar de
conducta que normalmente valdría para aquella que no afronta tal situación. La razón general que
explica esta norma es que ella no tiene tiempo para reflexionar, no puede recurrir a otras
posibilidades de acción y debe tomar una decisión rápida. En esencia, la "regla de emergencias"
sostiene que la enfermera en una situación de emergencia no puede atenerse al mismo estándar de
conducta que aquella que tiene tiempo para reflexionar. La regla general mencionada tiene sus
limitaciones. En primer lugar, la doctrina de emergencia es válida solamente en casos de situaciones
repentinas e inesperadas. Por ejemplo, la enfermera que labora en un departamento de urgencias no
debe sorprenderse al estar frente a una emergencia; en estos casos, la regla no es aplicable. En
segundo lugar, la conducta exigida es la que cabria esperar de una persona razonaba en tales
circunstancias. Si la enfermera no actúa razonablemente, puede culpársele de negligencia
profesional.
Las normas muy generales de índole legal recién mencionadas brindan a la enfermera que atiende un
desastre una panorámica general de los reglamentos aplicables en este aspecto de la enfermería. La
ley comentada, a su vez, fija los límites externos de la práctica. El análisis detenido de los principios
de responsabilidad legal general pueden ser útiles para que el médico o enfermera en su práctica
defina los limites seguros y legales de ésta.
Responsabilidad legal general y ley común
Para que el estudio de las consecuencias de la aplicación estatutaria, como la ley del Buen
Samaritano, sea de utilidad, hay que precisar la responsabilidad legal no estatutaria, la cual se
esclarece por medio de la jurisprudencia o precedentes establecidos por los tribunales. Los elementos
tradicionales que generan el derecho de demanda contra una enfermera por negligencia pueden
resumirse en los siguientes términos.10
un deber u obligación reconocidos por la ley, que exigen al actor que cumpla con un
estándar de atención ordinaria para proteger a otras personas de riesgos no considerados
como razonables
el actor no cumple con la norma exigida
una relación causal intima entre la conducta y la lesión resultante
pérdidas o daños reales a un tercero
En otras palabras, para que una persona demande a una enfermera por negligencia profesional y gane
el pleito, debe probar que la conducta se alejó del estándar aceptado de atención, y que tal desviación
causó la lesión de la víctima. El examen de los cuatro elementos permitirá entender mejor su
aplicación a la enfermería en casos de desastre.
Deber
En el derecho consuetudinario se halla fuertemente arraigada la doctrina de que una persona no tiene
el deber de auxiliar a otra en apuros y, más específicamente, que en ausencia de alguna relación
especial, tampoco tiene el deber de auxiliar a esa persona de cuya lesión ella no es culpable11 Como
lo expresara una Corte; "La ley de la tierra no exige que un hombre rescate a un niño que se está
ahogando, sin importar el poco riesgo personal que ello implique"12 En otras palabras "la ley no se
ocupa de obligaciones puramente morales".13
Si no existe relación alguna entre las partes, tampoco hay deber; sin embargo, si una parte decide
auxiliar a la víctima, la ley sostiene que la prestación de tal auxilio crea un deber por parte del
auxiliador para que utilice un procedimiento razonable. 14 Si la auxiliadora resulta ser una enfermera,
se forma una relación enfermera-paciente, y se exige a ella que suministre el grado de atención que
otras enfermeras darían en circunstancias iguales o semejantes.14 El que prodiga auxilio también
tiene el deber de evitar cualquier acto afirmativo que empeore la situación.15 Por ejemplo, las
enfermeras que no están preparadas en técnicas de selección no deben intentar ocuparse de esa tarea
en desastres; deben limitarse tan sólo a procedimientos dentro de su competencia corriente.
FIGURA 15 - 1 Elementos tradicionales que proporcionan una base para una mala práctica de
enfermería
El deber también puede establecerse mediante un arreglo contractual. Por ejemplo, la enfermera
puede aceptar su participación en una organización de preparativos contra desastres. Si ella trasgrede
el acuerdo al no responder como cabria esperar, puede ser culpable de daños Sin embargo hay que
destacar que son pocas las demandas por incumplimiento de contrato en la atención de enfermería.
La causa predominante de las demandas en la acción judicial es por negligencia. Si la víctima puede
demostrar que la enfermera tenía un acuerdo para intervenir como tal en desastres, es probable que
gane una demanda al comprobar que hubo un deber y, en consecuencia, cumplió el primer elemento
probatorio de los agravios. Como señalamos, la existencia de un deber entraña cierto grado de
habilidad o pericia:16
Este deber es la posesión y el ejercicio del grado razonable de destreza que ordinariamente
tienen los demás miembros de la profesión que practican en circunstancias similares. Nunca
se ha asentado una prueba directa en un tribunal respecto de exigir una destreza o habilidad
en una urgencia, pero algunos casos justifican ciertas generalizaciones:
(1) Un especialista de hecho que se ostenta como tal, debe tener la destreza y habilidad de
otro especialista actualizado en su campo particular.
(2) Al médico general se le exigiría el estándar de un colega igual. Quizá un especialista que
no se acredita como tal, sino como una simple "enfermera" tendría que cumplir únicamente
con este estándar general al responder a un alerta de emergencia.
(3) Las estudiantes de enfermería deben cumplir con el estándar de acuerdo con su nivel de
experiencia y preparación.
(4) Personas con adiestramiento particular en primeros auxilios tendrán que considerar tal
situación cuando un juez o jurado analice su conducta.
Desviación de la norma del deber
Una vez establecido el deber, habrá que demostrar desviación en relación con la norma, que puede
ser negligencia por comisión o por omisión. Comisión es un acto afirmativo que no cumple con la
norma aceptable de atención médica.17 Un ejemplo de tal culpa seria la situación en que la enfermera
cambia de sitio a un paciente con lesión de la columna vertebral sin inmovilizarlo en primer término
con el procedimiento apropiado. La negligencia por omisión es el hecho de no actuar cuando los
estándares aceptables de la práctica obligan a emprender alguna acción apropiada.17 Ejemplo de falta
por omisión seria el hecho de no colocar un torniquete a una persona que sangra profusamente, o
cuando un miembro profesional frente a un desastre no reacciona ni acude a la llamada de alerta.
El abogado de la víctima suele mostrar desviaciones de la práctica al indicar al juez o al jurado lo
que una enfermera razonablemente prudente hubiera hecho en una situación similar o igual. Esta
acción podrá compararse con la conducta de la enfermera que supuestamente se apartó de la norma.
Existe una gran diferencia en el comportamiento de una enfermera razonablemente prudente y del
que tuvo la enfermera acusada de negligencia. El juez o jurado pueden dictaminar que su práctica
profesional fue negligente y que es culpable de ello.
Causación directa
El tercer elemento que la víctima debe probar es la relación causal entre la trasgresión del deber y las
lesiones. La conducta de la enfermera acusada es una causa del hecho si constituyó un elemento
material y un factor distancial en la causación. Hay que destacar que en casos en que la conclusión
de la causación no está dentro del conocimiento común de un lego, el testimonio de expertos puede
constituir una base suficiente para alcanzar una determinación.10 Este procedimiento suele ser el que
se aplica en los casos de negligencia médica. Un testigo experto, por lo común médico o enfermera,
debe testificar ante el juez o el jurado que la desviación causo el daño del que se queja la víctima.
Por ejemplo, el testigo experto puede testificar que si la enfermera hubiera inmovilizado en grado
suficiente el fémur fracturado, no se hubiera desgarrado la arteria y el paciente no hubiera muerto. A
diferencia de ello, no se necesitaría una enfermera experta para testimoniar ante un jurado que la
enfermera se apartó del estándar de atención al permitir que el paciente girara todo su cuerpo en
sentido vertical al cambiarse a una camilla y lesionarse. El jurado podría llegar a dicha conclusión
independientemente, sin el auxilio ni la interpretación de un testigo experto.
Lesiones
El cuarto elemento que debe probar la víctima-quejosa o víctima-demandante es el de daños. Es
necesario que ocurra pérdida o lesión real contraria a los intereses de la víctima.10 La conducta
negligente en si no interfiere con los intereses públicos en su totalidad, ya que la persona tiene todo
el derecho de quejarse o no quejarse, o de demandar o no demandar, excepto en el caso de algún
individuo cuyos intereses han sufrido daños.10 En otras palabras, un quejoso quizá no tenga causa de
demanda contra la enfermera si el acto negligente no produjo una lesión real en la persona afectada.
Responsabilidad legal y estatuto del buen samaritano
En el derecho consuetudinario anglosajón, como hemos señalado, cuando una persona intenta asistir
a otra y, según se dictamina más tarde, el auxilio se prestó en forma negligente, cabe imponer
culpabilidad. Los estatutos del Buen Samaritano pueden modificar estos resultados severos de la ley
consuetudinaria. La doctrina de que una persona no puede auxiliar a otra en desgracia ha estado
profundamente arraigada por siglos en la ley y en el individualismo extremo típico del pensamiento
jurídico anglosajón.11 En 1898, los tribunales estadounidenses, en el caso de Buch y Amory13,
confirieron expresiones de doctrina de la manera siguiente:
La negligencia imputable por ley es la negligencia en el cumplimiento de un deber legal. Los
acusados no son culpables salvo que hayan tenido con el quejoso una obligacíón legal que no
cumplieron. La ley no se ocupa de acciones puramente morales; por ejemplo, se supone que
el sacerdote y el levita que pasaron de largo en la Biblia, no eran culpables legalmente del
sufrimiento continuo del hombre que cayó bajo el acoso de los ladrones, y cuya agresión ellos
pudieron evitar o aliviar.
Para destacar este aspecto, el tribunal llevó el argumento hasta su extremo inapelable como una
prueba irrefutable. Supongamos que A, al pasar por un cruce de vías, ve a un bebé de dos años en
ella y a un automóvil que se acerca. Fácilmente rescata al pequeño sin correr peligro para sí mismo,
además que los instintos de humanidad le exigen tal tarea En caso que no lo haga, quizá se le tache
de salvaje y monstruo moral, pero no culpable de los daños que haya sufrido el niño, o sea,
procesable según las leyes por su muerte.13
Se han propuesto innumerables explicaciones para los principios y continuación del enfoque basado
en la ley consuetudinaria o común. Un autor lo atribuye en parte al hecho de que "los tribunales
estaban demasiado ocupados con las formas más flagrantes del mal comportamiento como para
interesarse en grado sumo en una persona que simplemente no habla hecho nada, a pesar de que otra
pudiera haber sufrido daño por omisión".10
Otra racionalización de la persistencia de los enfoques del derecho consuetudinario es la dificultad
para formular y aplicar una nueva norma. Si la ley no ha tenido mucha disposición para reconocer
que la negligencia por omisión es causa de culpabilidad en ausencia de alguna relación definida entre
las partes, ello basta para crear un deber. La ausencia de esta relación especial ha relegado la omisión
de tales casos a una estado de obligación moral, y la ley no acepta ninguna responsabilidad para
hacerla cumplir independientemente de los resultados anómalos y ofensivos.18
A pesar de las raíces profundas de la doctrina de la ley consuetudinaria desde 1908, ya hubo unos
peritos que propusieron la existencia de un deber en situaciones de rescate. El profesor Ames señaló
que la persona que no interfiere en salvarle la vida a otra de una muerte inminente o de grave daño
corporal, en una situación en que podría hacerlo con pocas o nulas molestias para él y la muerte o la
lesión corporal grave que acontece como consecuencia de la inacción, pueden ser castigados
legalmente y debería haber una compensación a la parte dañada, o a su viuda en caso de muerte.19
En fecha más reciente, algunas autoridades legales contemporáneas han expresado afinidad por las
ideas del profesor Ames. Purver11 ilustra dicha actitud en la siguiente declaración:
En casos flagrantes de no rescatar a una persona, podría afirmarse que surgió la lesión por
inacción del testigo. La diferenciación entre negligencia por comisión y por omisión en
situaciones de rescate se ha perpetuado al razonar quienes son los cojos, inválidos,
deslustrados y que la marea de la filosofía profundamente individualista de los primeros
tiempos de la ley consuetudinaria y la dependencia cada vez mayor de una unidad social en
otra, son argumentos de gran peso para el reconocimiento legal del deber para rescatar. Por
todo lo anterior, comenzamos a advertir que surgen razones para que cambie la ley
consuetudinaria original, que sostiene que no existía el deber de rescatar a un prójimo. Los
valores de la sociedad concedidos al individuo comienzan a modificarse para orientarse a
necesidades de grupos comunitarios y, por ello, también habría que modificar la ley. Se ha
vuelto una situación cada vez menos aceptable el hecho de no detenerse y auxiliar a un
necesitado. Poco a poco, el rescate o el auxilio se han venido reconociendo como una
actividad socialmente deseable que hay que buscar y alentar. La primera ley del Buen
Samaritano fue aprobada en el estado de California, en 1959. Desde esa fecha, todos los
estados de la Unión Americana y el Distrito de Columbia, han seguido demanda y se han
adoptado estatutos similares.
Las finalidades legislativas de las leyes del Buen Samaritano son dos: en primer lugar, se busca
estimular a las personas, incluidas enfermeras y médicos, a responder a emergencias médicas cuando
no tienen la obligación de hacerlo, y de este modo prestar sus servicios profesionales a víctimas de
urgencias que en otras circunstancias no lo recibirán; en segundo lugar, busca proteger al auxiliador
bien intencionado de una demanda o culpabilidad como forma de inmunidad.20
El tribunal que ventiló el litigio de Colby vs Schwartz21 describió la ley del Buen Samaritano de esta
forma:
El cumplimiento de la legislación del Buen Samaritano en la vida real representa la
resolución de intereses competitivos. Por una parte, existe el interés de indicación de los
derechos de la víctima de negligencia. Por otra parte, se necesita estimular a los médicos a
prestar sus servicios en casos de emergencia o en situaciones que podrian ocasionar una
actitud contraria. Cuando es aplicable la legislación, se decide por la última posibilidad y no
por la primera.
Los estatutos sobre la norma del Buen Samaritano comparten muchas semejanzas, pero varían tanto
de un estado a otro, que literalmente no hay igualdad en este sentido.22 Sin embargo, se han
identificado cinco elementos comunes:
1. identificación de la clase protegida
2. obligación de que el Buen Samaritano actúe de buena fe
3. exigencia de que la atención se brinde gratuitamente
4. identificación de la zona de protección
5. identificación de la norma de atención
Problemas de interpretación
Es justo señalar que si las enfermeras cumplen con las exigencias de una norma en el estado en que
laboran, son merecedoras de inmunidad. Sin embargo, las situaciones de disputa real y las
interpretaciones de lenguaje normativo pueden incitar al litigio para saber si de hecho se concedió
inmunidad. Entre las causas frecuentes de disputa, están los dos requisitos en la legislación del Buen
Samaritano: (1) La necesidad de que el auxilio se preste en la "escena" de una utilización de
urgencia, y (2) que no haya contraído previamente a tal situación una relación, es decir, un deber.14
Cabría fácilmente imaginarnos sitios generales en los cuales las enfermeras, en un caso de desastre,
gozarían de inmunidad, y también otros en los cuales no la tendrían. Por ejemplo la enfermera que se
encuentra inesperadamente frente a una situación de desastre, y que no ha tenido ninguna
preparación previa y trata de prestar ayuda y atención de enfermería, probablemente esté exenta de
culpabilidad, es decir, inmune. Por otra parte, la enfermera que fue designada como parte del
personal de respuesta y que fue llamada con tal base para acudir a un desastre, presta ayuda en un
refugio o en un hospital, quizá no esté protegida bajo el estatuto del Buen Samaritano. (Figura 15-2).
Los dos ejemplos señalados constituyen los extremos de un continuo con el cual es más fácil tratar
en forma de "absolutos". Sin embargo, existen muchas situaciones reales entre tales extremos. Las
enfermeras deben saber si las normas del Buen Samaritano las protegen en tales situaciones.
Algunos estados de la Unión Americana esclarecen algunas situaciones específicas que están
protegidas o cubiertas por el estatuto. Por ejemplo, tres estados han definido la escena de una
emergencia. Las definiciones de Washington y Minnesota excluyen los hospitales y los consultorios
de los médicos, pero la norma para médicos de California señala que la escena de una emergencia
incluye también las salas de urgencia de un hospital, pero sólo cuando se ha proclamado un "desastre
médico" por parte de autoridades locales o estatales y está vigente aún. Once estados (Florida,
Kentucky, Maine, Nevada, Kansas, New York, Ohio, Rhode Island, Washington, Lousiana y
Nevada) excluyen específicamente a hospitales, clínicas y consultorios médicos del rango de
inmunidad, en tanto que estados como Alaska y Texas, incluyen específicamente a los hospitales,
pero excluyen las clínicas y los consultorios médicos. Siete estados no han impuesto restricciones
respecto de los sitios en que es válida la inmunidad.22
Nota: Incluimos esta sección por considerarla de interés general, aunque reconocemos que se trata de
instituciones estadounidenses. Conviene que el lector o el hospital interesado acuda a las organizaciones que
funcionan en la localidad y que se encargan de estas tareas, ante la posibilidad de que en cada país
latinoamericano existan oficinas con rubros y funciones de esta clase.
Disponible de:
Contents-Flashpoint Index of Trade Name Liquids
NFPA 325M-Fire Hazard Properties of Flammable Liquids, Gases and Solids.
NFPS 491M-Manual of Hazardous Chemical Reactions.
NFPA 704-Recommended System for the Identification of the Fire Hazard of Materials
Disponible en:
Department of Transportation
Office of Hazardous Materials Operations
2100 Second street, SW
Washington, DC 20590
4. Datos en torno a sustancias químicas peligrosas (U.S. Coast Guard CHHRIS System)
Disponible en:
Superintendent of Documents
US Government Printing Office
Washington, DC 20402
Order Number: 050-012-00147-2
5. Stutz DR, Ricks RC, Olsen MF: Hazardous Materials Injuries, a Handbook for Preospital Care.
Greenblet, Md. Bradford communications Corp. 1982.
6. Oficinas regionales de desechos sólidos de la agencia de protección ambiental. Disponible de la oficina
regional EPA.
Región 1
Solid Waste Program
John F. Kennedy Building
Boston, MA 02203
617-22-5775
Región 2
Solid Waste Section
345 Courtland Street, NE
Atlanta, GA 30308
404-881-3016
Región 3
Solid Waste Section
26 Federal Plaza
Nueva York, NY 1007
212-264-0503/4/5
Región 3
Solid Waste Program
6th and Walnut Streets
Philadelphia, PA 19106
215-597-0980
Región 7
Waste Management
Section
324 East 1 1th Street
Kansas City, MO 64108
816-374-3307
Región 8
Solid Waste Section
1860 Lincoln Street
Denver, CO 80203
303-837-2221
Región 5
Solid Waste Program
230 South Dearborn Street
Chicago, IL 60604
312-353-2197
Región 6
Solid Waste Section
1201 Elm Street
First International Building
Dallas, TX 75270
214-767-2645
Región 9
Solid Waste Program
215 Fremont Street
San Francisco, CA 94105
415-556-4606
Región 10
Solid Waste Program
1200 6th Avenue
Seattle, WA 98101
206-442- 1260