Comentario Biblico Mundo Hispano TOMO 1 GENESIS
Comentario Biblico Mundo Hispano TOMO 1 GENESIS
Comentario Biblico Mundo Hispano TOMO 1 GENESIS
COMENTARIO BIBLICO
MUNDO HISPANO
TOMO 1
GENESIS
2
Editores Generales
Daniel Carro
Rubén O. Zorzoli
Editores Especiales
ex libris eltropical
4
[Page 5]
PREFACIO GENERAL
Desde hace muchos años, la Editorial Mundo Hispano ha tenido el deseo de publi-
car un comentario original en castellano sobre toda la Biblia. Varios intentos y planes
se han hecho y, por fin, en la providencia divina, se ve ese deseo ahora hecho reali-
dad.
El propósito del Comentario es guiar al lector en su estudio del texto bíblico de tal
manera que pueda usarlo para el mejoramiento de su propia vida como también para
el ministerio de proclamar y enseñar la palabra de Dios en el contexto de una congre-
gación cristiana local, y con miras a su aplicación práctica.
El Comentario Bíblico Mundo Hispano consta de veinticuatro tomos y abarca los se-
senta y seis libros de la Santa Biblia.
* un instrumento que lleve a una nueva lectura del texto bíblico y a una [Page 6]
más dinámica comprensión de ella;
El texto bíblico que se publica (con sus propias notas —señaladas en el texto con
un asterisco, *,— y títulos de sección) es el de La Santa Biblia: Versión Reina-Valera
Actualizada. Las razones para esta selección son múltiples: Desde su publicación par-
cial (El Evangelio de Juan, 1982; el Nuevo Testamento, 1986), y luego la publicación
completa de la Biblia en 1989, ha ganado elogios críticos para estudios bíblicos serios.
El Dr. Cecilio Arrastía la ha llamado “un buen instrumento de trabajo”. El Lic. Alberto
F. Roldán la cataloga como “una valiosísima herramienta para la labor pastoral en el
mundo de habla hispana”. Dice: “Conservando la belleza proverbial de la Reina-Valera
clásica, esta nueva revisión actualiza magníficamente el texto, aclara —por medio de
notas— los principales problemas de transmisión. . . Constituye una valiosísima
herramienta para la labor pastoral en el mundo de habla hispana.” Aun algunos que
han sido reticentes para animar su uso en los cultos públicos (por no ser la traduc-
ción de uso más generalizado) han reconocido su gran valor como “una Biblia de es-
tudio”. Su uso en el Comentario sirve como otro ángulo para arrojar nueva luz sobre
el Texto Sagrado. Si usted ya posee y utiliza esta Biblia, su uso en el Comentario se-
guramente le complacerá; será como encontrar un ya conocido amigo en la tarea her-
menéutica. Y si usted hasta ahora la llega a conocer y usar, es su oportunidad de tra-
bajar con un nuevo amigo en la labor que nos une: comprender y comunicar las ver-
dades divinas. En todo caso, creemos que esta característica del Comentario será una
novedad que guste, ayude y abra nuevos caminos de entendimiento bíblico. La RVA
aguanta el análisis como una fiel y honesta presentación de la Palabra de Dios. Reco-
mendamos una nueva lectura de la Introducción a la Biblia RVA que es donde se acla-
ran su historia, su meta, su metodología y algunos de sus usos particulares (por
ejemplo, el de letra cursiva para señalar citas directas tomadas de Escrituras más an-
tiguas).
Los demás elementos del Comentario están organizados en un formato que cree-
mos dinámico y moderno para atraer la lectura y facilitar la comprensión. En cada
tomo hay un artículo general. Tiene cierta afinidad con el volumen en que aparece,
sin dejar de tener un valor general para toda la obra. Una lista de ellos aparece luego
de este Prefacio.
Para cada libro hay una introducción y un bosquejo, preparados por el redactor
de la exposición, que sirven como puentes de primera referencia para llegar al texto
6
Por varias razones hemos optado por no usar letras griegas y hebreas en las pala-
bras citadas de los idiomas originales (griego para el Nuevo Testamento, y hebreo y
arameo para el Antiguo Testamento). El lector las encontrará “transliteradas,” es de-
cir, puestas en sus equivalencias aproximadas usando letras latinas. El resultado es
algo que todos los lectores, hayan cursado estudios en los idiomas originales o no,
pueden pronunciar “en castellano”. Las equivalencias usadas para las palabras grie-
gas (Nuevo Testamento) siguen las establecidas por el doctor Jorge Parker, en su obra
Léxico-Concordancia del Nuevo Testamento en Griego y Español, publicado por Edito-
rial Mundo Hispano. Las usadas para las palabras hebreas (Antiguo Testamento) si-
guen básicamente las equivalencias de letras establecidas por el profesor Moisés Chá-
vez en su obra Hebreo Bíblico, también publicada por Editorial Mundo Hispano. Al la-
do de cada palabra transliterada, el lector encontrará un número, a veces en tipo ro-
mano normal, a veces en tipo bastardilla (letra cursiva). Son números del sistema
“Strong”, desarrollado por el doctor James Strong (1822–94), erudito estadounidense
que compiló una de las concordancias bíblicas más completas de su tiempo y conside-
rada la obra definitiva sobre el tema. Los números en tipo romano normal señalan que
son palabras del Antiguo Testamento. Generalmente uno puede usar el mismo núme-
ro y encontrar la palabra (en su orden numérico) en el Diccionario de Hebreo Bíblico
por Moisés Chávez, o en otras obras de consulta que usan este sistema numérico para
identificar el vocabulario hebreo del Antiguo Testamento. Si el número está en bastar-
dilla (letra cursiva), significa que pertenece al vocabulario griego del Nuevo Testamen-
to. En estos casos uno puede encontrar más información acerca de la palabra en el
referido Léxico-Concordancia... del doctor Parker, como también en la Nueva Concor-
dancia Greco-Española del Nuevo Testamento, compilada por Hugo M. Petter, el Nuevo
Léxico Griego-Español del Nuevo Testamento por McKibben, Stockwell y Rivas, u otras
obras que usan este sistema numérico para identificar el vocabulario griego del Nuevo
Testamento. Creemos sinceramente que el lector que se tome el tiempo para utilizar
estos números enriquecerá su estudio de palabras bíblicas y quedará sorprendido de
los resultados.
Este es el deseo y la oración de todos los que hemos tenido alguna parte en la ela-
boración y publicación del Comentario. Ha sido una labor de equipo, fruto de esfuer-
7
Los Editores
[Page 9]
PRINCIPIOS DE INTERPRETACION DE
LA BIBLIA
DANIEL CARRO
Ellos, como Felipes modernos, nos preguntan a los etíopes de hoy: ¿Acaso entien-
des lo que lees? Y nosotros, como sinceros buscadores de la verdad entre las páginas
bíblicas, les respondemos: ¿Pues cómo podré yo, a menos que alguien me guíe? (Hech.
8:30, 31). Los pocos párrafos que siguen se han escrito con el propósito de guiar al
lector de la Escritura a comprender los principios de interpretación que ella misma
sugiere, de modo de acceder a la riqueza del texto lo más abundantemente posible.
A primera vista pareciera que el sentido de un texto es evidente de por sí. Al menos
eso es lo que nos parece a cada uno de los intérpretes. Cada quien piensa que su in-
terpretación es la única y verdadera, o al menos, la mejor, pero eso es sólo una ilu-
sión. Lo que de veras sucede es que el acto de interpretar es inconsciente. La interpre-
tación acontece de un modo natural y espontáneo a cualquier persona. Para interpre-
tar una pintura sólo hace falta poder ver. Para interpretar una pieza musical sólo hace
falta escuchar. Para interpretar un texto sólo hace falta saber leer. Quien lee, interpre-
ta. Un texto se interpreta espontáneamente, sin que el lector se dé cuenta qué está
haciendo. Las interpretaciones conseguidas vienen de adentro del intérprete de un
modo orgánico, natural, no ficticio. Esto es más evidente en los niños, pero también lo
es en los adultos, muy especialmente en aquellos menos instruidos.
Tanto como nos cueste reconocerlo, todos leemos un texto a partir de un acto her-
menéutico inconsciente, sesgado, interesado, subjetivo, parcial, finito, arbitrario, indi-
9
EL “CIRCULO HERMENEUTICO”
Cuando nos preguntamos por el significado de un texto, así como cuando nos pre-
guntamos por la esencia del mundo, de la naturaleza, de nosotros mismos, o de lo que
sea, nos estamos preguntando, de una manera circular e inconsciente, por nosotros
mismos y por nuestra capacidad de comprensión, es decir, por nuestra “precompren-
sión”. Esa precomprensión, en la que estamos todos inmersos, tiene al menos tres
elementos constitutivos, a saber:
De modo que cada uno de nosotros interpretamos las cosas, y los textos que lee-
mos también, a partir de nuestro propio “mundo”, de nuestra propia perspectiva y de
nuestra propia manera de comprender las cosas. Esto es lo que se ha dado en llamar
10
Hoy como nunca está bien claro que todos los mortales, sabios e incultos, extranje-
ros y nacionales, blancos y negros, mujeres y varones, judíos y griegos, inevitablemen-
te, todos estamos metidos sin quererlo ni pedirlo en ese círculo hermenéutico desde el
cual y dentro del cual se ilumina y se recorta todo lo que podemos entender o expre-
sar. Desde nuestro “mundo”, desde nuestra perspectiva y desde nuestros conceptos
interpretamos el mundo, la vida, la historia, el destino, y también, a qué negarlo, la
Palabra de Dios.
La Palabra de Dios está inmersa, junto con todo lo demás que deba ser interpreta-
do por cada ser humano, en este círculo hermenéutico. Este hecho no debe ser califi-
cado como negativo o positivo, deseable o indeseable, bueno o malo. Es un hecho ac-
tual y real, un dato de la realidad que es conveniente incorporar en nuestro acervo
cultural. Por eso no es necesario ni hay que intentar substraerse a la realidad de
nuestra precomprensión subjetiva. Muy por el contrario, hay que meterse bien dentro
del “círculo hermenéutico” y hacerlo girar. Cuanto más se mueva, más y mejor com-
prenderemos.
¿QUE ES HERMENEUTICA?
Un gran biblista español, don Ernesto Trenchard, ha dicho que “la palabra ‘herme-
néutica’ extraña un poco, pero es una etiqueta conveniente (derivada de la voz griega
hermeneuo: explicar un texto) para resumir las distintas consideraciones, principios y
normas que nos ayudan a llegar a una interpretación adecuada de las Sagradas Escri-
turas”. Parece que dijo mucho, pero en realidad no ha dicho nada. Don Ernesto, como
todo hombre sabio, esquiva realmente tener que dar una definición de antemano. Ello
nos obliga a leer su libro entero antes de saber su definición de hermenéutica.
llama a ser los verdaderos “Hermes” para nuestros congéneres. Un auténtico pecado
para un intérprete bíblico es adulterar, pervertir la Palabra de Dios, introduciéndole
cosas que no vienen de Dios, sino de los hombres (2 Cor. 2:17).
Un poco más adelante, Ramm agrega que “la interpretación bíblica es el estudio de
esos principios que pertenecen a la interpretación de las Sagradas Escrituras. En ese
estudio se descubre que las mismas brechas que separan a los demás textos de sus
intérpretes, también separan a la Biblia de sus intérpretes. Además, la Biblia tiene
algunos problemas peculiares a sí misma, y en ellos son necesarios otros principios de
interpretación particulares y pertinentes a la Palabra de Dios”.
¿Qué es una teoría del sentido? Una teoría del sentido es una explicación que una
persona hace de la relación que guardan entre sí los elementos de algo que debe hacer
sentido, en nuestro caso el texto bíblico. Por ejemplo, estamos tan acostumbrados en
Hispanoamérica a comunicarnos en el idioma castellano, que nos parece muy normal
pensar que todo el mundo lo habla. Incluso hemos llegado a pensar que la Biblia fue
escrita originalmente en español. Basta que vayamos algún día a otro país, por ejem-
plo a la China, para que no entendamos nada. Entonces pensamos: “Qué difíciles son
los chinos”. En realidad no es que [Page 13] los chinos sean difíciles, porque alguien
que nació en China y habló chino muy naturalmente desde niño piensa que los difíci-
les somos los hispano parlantes, que hablamos ese idioma de locos que nadie entien-
de. También los chinos suelen pensar que la Biblia fue escrita originalmente en chino.
Cada quien tiene su propia teoría del sentido, cada quien encuentra o define el senti-
do de las cosas según como él mismo las interpreta. Es obvio que quien no tenga al-
guna teoría del sentido no podrá interpretar nada, tampoco un texto.
El segundo aspecto en la definición de Ricoeur nos interesa un poco más a los in-
térpretes de la Biblia. Además de tener una teoría del sentido, cada intérprete tiene
una teoría del texto, es decir, cada persona piensa sobre el texto y arma el texto de la
manera en que su propia mente está capacitada para hacerlo. De que podamos en-
tender cómo es la teoría del texto que tenemos en nosotros mismos dependerá que
podamos acceder a una explicación del texto. De otra manera, pensaremos que el tex-
to está diciendo cosas que en realidad sólo están dentro de nosotros mismos, nada
12
¿QUE ES UN TEXTO?
Así es, por ejemplo, la técnica. La técnica actual une el dominio del plástico con el
dominio de las siliconas y de la electrónica y produce una radio a transistores. Si le
faltara algunos de esos dominios no existirían las radios a transistores. La técnica es
justamente la interrelación de los dominios. Un tejido es lo mismo. Una tejedora indí-
gena toma un hilo de color rojo, y otro hilo de color verde, y otro de color azul y teje
un hermoso tapiz tricolor. Todo a partir de tres hilos. ¿Cómo? A través de la tej, a tra-
vés de tejer, con mucha paciencia e inteligencia.
Ahora bien, si tuviéramos solamente una teoría del texto, pero no una teoría del
sentido, todavía no podríamos interpretar. Solamente saber lo que es un texto no nos
ayuda a interpretar ese texto. Quizá podemos definir muy bien lo que es un texto, po-
demos clasificar los textos según sus formas, estilos, autores, épocas; podemos saber
mucha teoría sobre un texto, pero si nos traen un texto determinado no lo podemos
interpretar. ¿Por qué? Porque la interpretación de un texto depende de los elementos
que el mismo texto nos da, pero además y fundamentalmente, depende de cada uno
de nosotros como sus intérpretes, y de la teoría que tengamos sobre el sentido de ese
texto. Eso es lo [Page 14] que sucede con muchas personas que han aprendido un
idioma extranjero en alguna academia. Conocen muy bien las estructuras gramatica-
les de la lengua extranjera (es decir, tienen la teoría del texto), pero no pueden hablar-
la (no tienen la teoría del sentido). Otra persona que ha vivido en el exterior y ha
aprendido aquel idioma extranjero en la calle, sabe muy bien hablarlo (es decir, tiene
la teoría del sentido), pero no comprende las estructuras formales de la lengua (no
tiene la teoría del texto). Ambas cosas, la teoría del texto y la teoría del sentido son
indispensables para lograr una correcta interpretación.
Ahora bien, ¿no es que de tal manera un texto se convierte en algo tan subjetivo y
relativo a la persona del intérprete que cualquiera puede decir lo que quiera sobre ese
texto que todo estará bien? Si es que el texto depende del intérprete para su significa-
do, ¿dónde queda la integridad del texto mismo?
Para contestar estas buenas preguntas hace falta entender el carácter de la her-
menéutica mucho más íntimamente que lo que podemos explicar en este breve artícu-
lo. Sin embargo, baste decir que para no caer en un totalitarismo subjetivo, todo in-
térprete debe siempre tener en cuenta que el texto en consideración es más importan-
te y anterior que él mismo. A esto se llama la “preeminencia” del texto. El texto es
13
“pre”, previo, anterior, y es “eminente”, más importante, más relevante que su intér-
prete. Es decir, sin texto no hay intérprete. Es el texto el que manda. Es el texto lo
más importante. Todo intérprete debe respetar y considerar el texto bajo estudio como
un “tejido” que, justamente por haber sido realizado por otra persona, le pertenece a
ella y debe ser respetado en su integridad de la misma manera que respetaríamos su
integridad física, emocional o intelectual. Si esto es así con todo texto humano, cuánto
más ese respeto y atención deben darse a la Palabra de Dios, siendo Dios mismo su
autor y referente último.
La interpretación bíblica es tanto una ciencia como un arte. Es una ciencia porque
parte de ciertos postulados científicos, utiliza procedimientos científicos y produce re-
sultados confiables científicamente; pero a la vez es un arte porque muchos de los
elementos de la interpretación tienen que ver con la capacidad del intérprete de reela-
borar el texto al nivel que lo hizo su autor. Del mismo modo que el autor del texto ela-
boró primeramente las relaciones interiores de un texto, así también el intérprete debe
reelaborarlas, para poder comprender correctamente las pautas que le han sido dadas
por el mismo. ¡Esto es un arte! Algunas tejedoras tejen mejor que otras. Así también
con los intérpretes, algunos sacan más jugo de aquellos mismos textos que otros no
pueden sacar nada. Ellos tienen más ciencia quizá, pero también más arte.
Hay tres elementos en el texto que pueden ser tratados científicamente: Su lengua-
je, su contexto y su cultura. Ningún intérprete puede pasarlos por alto. Algunos to-
man más en cuenta que otros las claves que le derivan de estos tres elementos y las
tratan con mayor arte, por eso son mejores intérpretes. Veamos estos tres elementos
un poco más detenidamente:
El lenguaje del texto: Todo texto tiene una lengua. No hay texto sin [Page 15] len-
gua. Está escrito en castellano, o en griego, o en chino. Las lenguas son modos escri-
tos o hablados de proferir pensamiento, y se insertan en un determinado lenguaje. No
hay lengua sin lenguaje. La lengua castellana realiza su modo de ser de una manera,
y la lengua griega de otra.
Toda lengua tiene una gramática y una sintaxis. Las palabras no se encuentran so-
las, sino que están relacionadas dentro de frases u oraciones. Para poder entender un
texto es necesario poder reconocer cuáles son los elementos sintácticos que están re-
lacionando las palabras, las frases, las oraciones. Saber cuál es el sujeto de la ora-
ción, su objeto, sus complementos, no son tareas demasiado académicas para el in-
térprete bíblico. Si el intérprete no sabe relacionar la lengua en que está escrito el tex-
to no podrá interpretar nada. Esto es lo que pasa a los aprendices de una lengua ex-
tranjera: Entienden todas las palabras en una frase, pero no entienden lo que dice,
porque no entienden las relaciones sintácticas entre ellas.
El contexto del texto: Todo texto tiene un contexto. No hay texto sin contexto. El
pensamiento se desarrolla a través de ciertas ideas lógicas que guardan relación las
unas con las otras. A veces se hace difícil descubrir la relación, pero si nos esforza-
mos, siempre la podremos encontrar.
depende fundamentalmente del entorno en el cual fue dicha. Toda palabra, toda frase,
todo discurso tiene un trasfondo, un contexto dentro del cual deben ser entendidos.
Los textos, y muy especialmente los textos bíblicos, tienen tres variedades de con-
texto, cada una de ellas con su contra parte. De modo que podría también pensarse
en seis tipos de contexto. Veámoslos:
Ahora bien, es muy obvio, por ejemplo en el libro de Proverbios, que no hay una re-
lación de hilo de pensamiento muy evidente entre un proverbio y otro. Cuando sucede
esto estamos frente a textos de contexto ausente. Este es el primer contratipo. El
texto de contexto ausente no tiene contexto inmediato, está “ausente” de contexto, no
tiene hilo de pensamiento, no tiene cláusula conectiva con su frase anterior. Hay que
tener mucho cuidado en la interpretación de este tipo de textos. Podemos hacerles de-
cir cualquier cosa.
El segundo tipo de contexto que hay que reconocer es el contexto de los pasajes
paralelos. Hay dos tipos de paralelos: de contenido y de forma. Por ejemplo, todos los
sonetos son paralelos al resto de los sonetos por la forma. Pero un soneto puede
hablar del amor y otro puede hablar de la guerra. [Page 16] Entonces no guardan pa-
ralelo en contenido. Los paralelos en contenido hablan de lo mismo, se refieren a las
mismas cosas, tienen los mismos sujetos, los mismos objetos, a veces hasta están di-
chos por la misma persona. En la Biblia encontramos los dos tipos de paralelismo, y
ambos deben ser analizados.
las Escrituras. Ejemplos de contextos extrabíblicos son los escritos históricos o las
crónicas de la misma época que avalan lo que la Biblia dice, pero que no pertenecen al
canon bíblico. Los famosos deuterocanónicos, los dichos secretos de Jesús, los escri-
tos de Qumrám, los libros de Josefo, todos estos son considerados literatura extrabí-
blica que nos ayuda en la interpretación de los textos bíblicos.
La cultura del texto: Todo texto tiene una cultura; no hay texto sin cultura. El
texto nació en una cultura determinada, fue escrito por una persona con un marco
cultural determinado, se gestó como texto a partir de una cultura que, al menos, prac-
ticaba la escritura como modo de conservar su memoria de pueblo.
La cultura humana es el “cultivo” de todo lo que es humano, por así decirlo. Cultu-
ra son los modos de vida, los métodos, las herramientas, las instituciones, las pro-
ducciones, la literatura, la música, en fin, todo lo que un pueblo produce. Cuando de-
cimos que un texto está inmerso en una cultura, no estamos diciendo [Page 17] que
tiene un determinado “nivel cultural”, sino que está metido dentro de una sociedad y
que es el producto de una cultura determinada.
Todo texto está restringido por los parámetros culturales que le rodean. Cuando
antes hablamos acerca de un texto dijimos que la palabra “texto” derivaba de la raíz
tec o tej que significaba trama, tejido. También podemos hablar en este sentido del
“tejido cultural”. El tejido cultural está compuesto por todas las líneas o “hilos” cultu-
rales que podemos estudiar. El “tejido” o “trama” cultural es como una tela, compues-
ta por pequeños hilos muy finitos. La cultura aparentemente impacta como algo esta-
blecido y compacto, pero está compuesta por pequeñas líneas culturales, hilos que
van formando el tejido cultural. Lo religioso, lo político, las instituciones, la vida dia-
ria, las herramientas, y cualquier otro aspecto de la cultura que se nos ocurra, caen
dentro del estudio cultural y deben ser seriamente considerados por todo intérprete.
Así es con un texto. Hay aspectos culturales que quedan involucrados, hay otros
que no fueron tocados. Entonces, cuando estudiamos un texto no estudiamos necesa-
riamente toda la trama cultural posible de su época, sino sólo aquellos aspectos de la
16
cultura que fueron tocados o referidos por el autor. Esto es lo que se llama en alemán
el Sitz im Lebem, la “trama lingüística-contextual-cultural” involucrada en el texto.
Lebem en alemán significa “vida”, y Sitz “asiento”. El Sitz im Leben de un texto, enton-
ces, es su “asiento vital”, la situación vital que el texto roza.
El propósito final del estudio del lenguaje, del contexto y de la cultura de un texto
es poder determinar y reconstruir su Sitz im Leben, su “asiento en la vida”, la situa-
ción vital en la cual el texto bajo estudio fue producido y a la cual se refiere. Ahora
bien, reconstruir el aspecto cultural de un texto es una tarea sumamente delicada, y
está reservada a los eruditos. Por eso un intérprete no instruido en esos aspectos debe
ser consciente de ellos, restringirse a los que dicen los estudios, y tratar de interpretar
el texto dentro de ellos. El intérprete bíblico debe ser muy cuidadoso con las conclu-
siones que saca de su estudio y debe más bien tratar siempre como hipótesis todas
las reconstrucciones histórico-culturales, porque en general son teorías, más o menos
probadas, pero teorías al fin.
Otro cuidado que hay que tener es intentar leer o ver nuestra propia cultura en las
cultural antiguas. Es cierto que en muchos aspectos se parecen, y que el ser humano
fue siempre humano. Pero hay que ser consciente de los grandes cambios en la
humanidad en relación con los elementos técnicos, la educación, [Page 18] los utensi-
lios y elementos de la cultura. Todo texto está involucrado en la cultura en que se ges-
tó y no puede ir más allá de lo que su cultura fue. Un texto es un exponente de su
cultura, es un elemento cultural más, es uno de los elementos de la cultura. El texto
habla la cultura dentro de la cual fue producido. De modo que para poder interpretar-
lo correctamente hay que conocer la cultura en la cual fue producido.
Descubrir el Sitz im Leben de un texto, por lo tanto, nos acerca más a la intención
del escritor, al sentido del texto, al propósito que el autor tuvo al producir el texto bajo
consideración. La comprensión de ese propósito es fundamental para la correcta in-
terpretación de los textos, particularmente de los textos bíblicos, dada la gran diversi-
dad cultural en que fueron gestados.
pueden ser vistas cumplidas no sólo en otras partes del mismo AT, sino principalmen-
te en el NT y en la persona de Cristo. Por último, la Biblia nos muestra una estructura
de revelación progresiva que no termina con el AT, sino que pasa de un testamento a
otro y encuentra su clímax revelatorio en la persona de Cristo Jesús. La Biblia mues-
tra cómo las grandes verdades que Dios tenía reservadas a la humanidad en la perso-
na de su Hijo unigénito comenzaron a ser reveladas gradualmente desde muy antiguo
en las distintas etapas de la religión judaica veterotestamentaria.
Este breve resumen del carácter bíblico nos muestra que la Biblia es un libro muy
complejo de interpretar y que no debe ser tomada a la ligera. Los Reformadores, en su
afán por contrarrestar el concepto católico de que los laicos no debían leer las Escritu-
ras porque no la entendían, llevaron el concepto a su otro extremo diciendo que cual-
quier persona puede interpretar correctamente la Palabra de Dios. Ninguna de las dos
posiciones es buena. Hay partes de la Biblia que son directas y simples de entender,
hay otras que son muy sutiles y oscuras, escondidas detrás de siglos de historia y de
las barreras de diferentes lenguajes y culturas. Don Ernesto Trenchard manifiesta
una posición intermedia cuando dice que “el creyente diligente y espiritual puede lle-
gar a comprender las Escrituras, pero debe ser consciente de las dificultades y estar
dispuesto a hacer todo lo posible por tratar de superarlas”. La interpretación bíblica
no es sólo cosa de estudiosos o de profesores de seminarios. Todo creyente puede in-
terpretarla, pero tiene que ser diligente y espiritual, ambas cosas, y además, tener
muchos deseos de superar las dificultades que se le presenten en la interpretación y
de hacer todos los esfuerzos que estén a su alcance para encontrar la mejor explica-
ción para el texto que está considerando.
La Biblia es la Palabra de Dios. El gran teólogo alemán Karl Barth nos ha ayudado
a comprender distintos niveles de este concepto de palabra de Dios. Sólo Cristo Jesús
es la palabra revelada de Dios. La Biblia es la palabra escrita de Dios. El sermón do-
minical es la palabra predicada de Dios. Los tres niveles son descendentes y cada uno
se debe al anterior. La Biblia, como palabra escrita de Dios, es dependiente de Jesu-
cristo como palabra revelada de Dios y es la fuente de toda palabra predicada de Dios.
Por eso dicen nuestras confesiones de fe que la norma de interpretación, la regla en
base a la cual hay que interpretar la Biblia, es Cristo Jesús.
18
La Biblia ha sido inspirada por Dios. No es este el lugar para discutir todas las teo-
rías de inspiración bíblica que han sostenido los cristianos a lo largo de los tiempos.
Pero de un modo o de otro, todos los cristianos creemos que la Biblia ha sido inspira-
da por Dios. Inspirada, del latín, significa literalmente “soplada dentro” por el Espíritu
de Dios. La palabra “inspirada”, que aparece en 2 Timoteo 3:16 en relación con las
escrituras del Antiguo Testamento: Toda la Escritura es inspirada por Dios... implica
que el Espíritu de Dios insufla, sopla adentro de las Escrituras con el poder que da
vida. Como dijo Jesús: Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida
(Juan 6:63).
La Biblia tiene autoridad dada por Dios. Dios reveló su divina presencia en tiem-
pos y lugares que él eligió en su sola potestad para revelarse. La Biblia es el registro
de tal revelación histórica de Dios, por eso la Biblia tiene autoridad divina. Sus pala-
bras son la Palabra de Dios, aquella verba que Dios mismo utilizó en su comunicación
con nosotros, los humanos. La autoridad bíblica no descansa en las verdades que
proclaman los mismos libros que la integran, sino en Dios, quien le da su autoridad
final, porque ella es Su Palabra. Por eso la Biblia es autoritativa y normativa para todo
lo que tenga que ver con la fe y la práctica de los cristianos, porque su autoridad des-
cansa en la autoridad de Dios.
ridad dan a la Escritura su sentido último. Cada intérprete debiera tenerlos siempre
en cuenta al abrir la Biblia.
Ahora bien, en la delimitación del trabajo exegético corremos el peligro de ser de-
masiado legalistas o demasiado antilegalistas. Los legalistas piensan que todo en la
exégesis se resume en poder aplicar unas determinadas reglas exegéticas con cierta
capacidad. Los antilegalistas no se atienen a ningunas reglas. Ni lo uno ni lo otro son
lo más conveniente. Las “reglas” que queremos proponer ahora como camino para la
exégesis son más bien guías, pasos, un método o camino todavía por recorrer en rela-
ción con la práctica de la exégesis bíblica. Así también es con el arte, no se deja guiar
por reglas, pero tiene su camino metódico.
Hay diversos motivos por los cuales una persona busca hacer exégesis bíblica:
hacer un trabajo de estudio metódico para encontrar un camino de interpretación so-
bre un libro completo de la Biblia, resolver los problemas que aparecen en la interpre-
tación de un texto difícil, preparar el sermón del próximo domingo, o el estudio bíbli-
co, o cualquier otra preocupación pastoral. En todos ellos la presencia del Espíritu
Santo es indispensable. Es cierto que la exégesis se hace con la mente, pero también y
principalmente con el espíritu. Cualquier persona que se involucre en estudio bíblico
ha de estar primeramente dispuesto a dejarse guiar por el Espíritu Santo a toda ver-
dad bíblica. Esta debe ser nuestra primera oración antes de cualquier estudio bíblico
serio, y también durante todo el trabajo exegético.
Sin embargo, el estudiante de la Biblia no puede dejar en manos de otros, por más
eruditos que sean, la tarea de determinar el texto. El problema es que aún entre los
estudiosos hay una gran variedad de lecturas textuales, lo cual es manifiesto al lector
español por la diversidad de versiones que existen. Esto no [Page 22] debe desani-
marnos, sino que debe llevarnos al deseo de trabajar nosotros sobre el texto, determi-
nándolo lo mejor que podamos. Este trabajo se puede hacer a dos niveles: castellano e
idiomas originales. Para cada uno de ellos daremos indicaciones explícitas:
Ahora, supongamos que tenemos tres versiones a favor de una lectura, y otras tres
a favor de otra lectura, y que, consultadas más versiones, las diferencias persisten.
¿Qué hacer? Es aquí donde conviene pesar la evidencia de las versiones consultadas.
Todas las versiones de la Biblia no son iguales, algunas son mejores que otras. En
términos generales, una versión es mejor cuando: (1) Es una versión colectiva. Las
versiones en que han participado muchas personas son mejores que aquellas hechas
por una sola persona. (2) Es una versión interconfesional. Las versiones en que han
participado traductores de distintas denominaciones son mejores que las versiones
denominacionales. (3) Es una versión basada en el texto crítico y no en el texto recibi-
do. El “texto recibido” se llama así justamente porque fue recibido de antes, nos fue
legado por generaciones muy anteriores. Pero las investigaciones textuales que co-
menzaron el siglo pasado y que han dado excelentes resultados en este presente siglo
han hecho una gran revolución en los estudios bíblicos. Estos resultados están dispo-
nibles a los lectores bíblicos en versiones que generalmente han visto la luz después
de la década de 1960. De modo que, en términos generales, las versiones recientes
son mejores que las anteriores. Si un estudiante de la Biblia tiene problemas en de-
terminar el texto bíblico, estas ayudas pueden despejarlos.[Page 23]
2. En los idiomas originales, usar los métodos de la crítica textual. Ahora bien,
¿qué hace un conocedor de los idiomas originales? Utiliza los métodos de la crítica
textual para determinar su texto y hacer su traducción provisional. Por ser este un
21
Una vez que hemos fijado el texto sobre el cual hemos de trabajar, comenzamos
con su análisis. Es más conveniente comenzar analizando su lenguaje, para luego pa-
sar a su contexto, y luego a su cultura.
El propósito general del análisis del lenguaje es poder determinar un bosquejo ten-
tativo del argumento que está siguiendo el autor. Este argumento tentativo es indis-
pensable en el análisis del contexto.
22
4. Extrabíblico: Este tipo de contexto está determinado por la época, los recursos
disponibles, y la viabilidad de los mismos dentro del texto en cuestión. Muchas otras
cosas que no son la Biblia fueron escritas durante los tiempos bíblicos, pero no mu-
chas de ellas vienen al caso. En el análisis de las citas extrabíblicas uno debe usar de
su sano juicio para determinar en qué casos ellas son apropiadas. Nadie debe citar
sólo por citar, y menos material extrabíblico.
En este quinto paso de la exégesis lo que necesitamos descubrir son aquellos as-
pectos histórico-culturales del pasaje que no son tan obvios a una primera lectura, y
que hacen una genuina diferencia en el entendimiento del pasaje. Algunos puntos
principales aquí serían: (1) Analizar el significado de las personas, [Page 26] los luga-
res, los eventos, u otras cosas determinadas que se mencionan en el pasaje. (2) Estu-
diar los factores geográficos que puedan estar involucrados en el texto y cómo lo influ-
yen. (3) Analizar el medio ambiente social y cultural de los sucesos que dieron origen
al texto en cuestión. (4) Estudiar las costumbres y las prácticas de la época en rela-
ción a los sucesos relatados en el texto. (5) Analizar el pensamiento social, político,
religioso, de la época, tratando de mostrar su relación con el texto.
Una vez que hemos establecido la situación vital en la que se desarrolló nuestro
texto, es conveniente que la analicemos particularmente en relación con los siguientes
aspectos:
2. Género y forma literaria del escrito: Además de elegir un contenido para ex-
presar, el autor eligió expresarse dentro de una forma y un género literario determi-
nados. En la Biblia algunos escribieron crónicas, otros profecías, unos terceros poesí-
as, otros epístolas, otros apocalipsis. Todos ellos buscaron glorificar a Dios y edificar
la comunidad de fe a través de sus escritos. Cuando un escritor decidió expresarse de
una manera particular hizo una decisión hermenéutica que nosotros, como intérpre-
tes, no podemos pasar por alto. El género y la forma literaria, además, nos informan
bastante bien del Sitz im Leben en que tales palabras se usaron. Las epístolas, sabe-
mos, se leyeron en la comunidad de fe, los salmos se cantaron generalmente en el
templo o en las procesiones (cánticos “graduales”), la Ley (Torá, Pentateuco) y las pro-
fecías se leyeron como apoyo de la fe, los apocalipsis eran más bien de lectura e inter-
pretación privada; en fin, cada género y forma literaria tuvo su situación vital a la que
correspondió. Entender, en cada caso, el género, es más que sólo una tarea de índole
literario, da sentido a lo leído.
3. Ocasión y propósito del escrito: La determinación del autor y del [Page 27]
género literario en que escribió nos informará sobre qué propósitos tenía el escrito en
su primer momento. En las epístolas, por ejemplo, convendría determinar si hay al-
gún comportamiento que necesitaba corrección, si hay un problema teológico, o algún
malentendido, o si lleva el propósito de dar aliento, o exhortar, o remediar algún pro-
blema específico que viene de adentro o de fuera de la comunidad de fe. Del mismo
modo que las epístolas, los textos proféticos tienen sus propósitos, los textos poéticos
llevan otros, los apocalípticos los suyos. Cada texto de la Biblia tuvo su ocasión y pro-
pósito. Este es el momento de determinarlo. En la determinación de estos propósitos
de los escritos bíblicos nos queda mejor aclarada su situación vital.
Hasta ahora hemos analizado mucho al texto, su “detrás”, pero ahora hace falta
que nos autoanalicemos un poco, su “delante”. Del mismo modo que hemos dicho que
25
el Sitz im Leben del texto tocaba sólo aquellos aspectos de la cultura involucrados en
el texto, mientras que el resto de los aspectos culturales quedaban fuera de la consi-
deración, así también es con la consideración de nuestro propio Sitz im Leben, nuestra
precomprensión. Como es obvio, sería imposible que nadie analizara todos los aspec-
tos de su cultura que quedan involucrados en la interpretación de un texto. Pero al
menos podemos, sí, analizar aquellos aspectos de nuestra situación vital que han
quedado rozados por el texto.
Este es el momento en el que la exégesis debe rendir sus frutos. Hasta ahora
hemos estado haciendo acopio de materiales, ahora vamos a construir la casa. El ma-
terial que viene desde el “detrás” del texto debe compararse con el que está provisto
por el “delante” del texto para que la exégesis haga sentido. Hasta ahora hemos estado
analizando todo, éste es el momento de la síntesis de aquello que hemos analizado.
Este punto del desarrollo metódico del estudio es la verdadera exégesis. Si hemos
hecho todos los pasos anteriores a conciencia, ahora el texto bíblico debe estar
hablando a nuestra situación de una manera clara y definitiva. El sentido del texto ha
quedado abierto y a disposición para el intérprete contemporáneo. Ahora estamos en
condiciones de preparar el sermón, el estudio bíblico, la ayuda ética para las decisio-
nes de la vida. Ahora estamos en condiciones de decir cuál es el punto principal del
pasaje que hemos estudiado y cómo ese punto crucial es una palabra viviente de Dios
para el momento actual. Ahora podemos decir cuál es el punto o los puntos exegéticos
principales que hemos de proclamar en el sermón o de usar en el estudio bíblico. Aho-
ra estamos en condiciones de decir cuál será el propósito de nuestro sermón basado
en ese texto, y la respuesta que esperamos que alcance. Es decir, los resultados exe-
géticos ahora están a disposición y a la mano de una manera que antes no estaban.
Noveno paso: Repasar nuevamente todos los puntos para pulir y ajustar el análi-
sis y la síntesis del sentido del texto
Una última recomendación es necesaria. Así como el apóstol Santiago dijo que toda
buena dádiva y todo don perfecto proviene de lo alto y desciende del Padre de las luces
(Stg. 1:17), al terminar nuestro trabajo exegético debemos dar gracias a Dios porque
hemos podido amarle con toda nuestra mente (Mat. 22:37) en la investigación y des-
cubrimiento exegético de su preciosa Palabra. Pero cuidado con conformarnos con es-
to. No hay nada más apestoso que el pescado de ayer.
Los pasos anteriores, hechos a conciencia, nos garantizan haber logrado la cerca-
nía máxima al sentido del texto. Luego, el texto necesita ser creído en la dimensión de
fe que abre, y practicado en la dimensión ética que abre. Una vez creído y practicado
27
No hace falta sólo estudiar a conciencia la Palabra, sino también vivirla a concien-
cia. Sólo quien tiene el propósito y la voluntad de cumplir con lo que la Palabra manda,
tiene la habilidad y el don de poder comprenderla. La Palabra hace sentido en la mente
y en la acción del intérprete. La vida del intérprete no es la mejor interpretación: es la
única. No hemos interpretado lo que aún no hemos vivido. No hemos entendido lo que
aún no hemos cumplido. No hemos todavía accedido al entendimiento de la Palabra
de Dios si no hemos obedecido a la voz de Dios que nos habla desde y a través de este
maravilloso regalo divino que es texto bíblico.
Cada uno de nosotros, nuestra vida entera, el mundo y los que en él habitan de-
penden de la Palabra de Dios. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasa-
rán, dijo el Señor (Mat. 24:35). Por eso, más que manejarla o interpretarla nosotros a
ella, somos nosotros, sus humanos intérpretes, quienes quedamos interpretados, so-
metidos y juzgados por la divina Palabra (Heb. 4:12, 13). Más que ponernos a nosotros
mismos como los intérpretes de la Palabra de Dios, debemos dejar que ella nos inter-
prete a nosotros. Más que hablar nosotros la Palabra, debemos dejar que ella se hable
a sí misma a través de nosotros.
Es la Palabra de Dios la que tiene la prioridad, nosotros somos sólo sus humildes y
humanos intérpretes. Del mismo modo que un instrumentista fiel puede hacernos es-
cuchar una obra de algún gran músico si es que se ocupa de no interrumpirla, deján-
dola surgir del instrumento con toda la fuerza espiritual con que la pieza fuera escrita,
así el intérprete de la Palabra de Dios ha de aprender a afinar la cuerda de su sensibi-
lidad al Espíritu de la Palabra, para dejarla sonar del modo que ella quiere en los co-
razones de los hombres.
Las reglas son necesarias, pero no son todo. Antes que las reglas correctas de in-
terpretación, hace falta primeramente una conversión en el punto de mira del intér-
prete. Las reglas primordiales de interpretación de la Biblia son la fe, la humildad, la
dependencia de Dios, la voluntad de obediencia al Señor y a su mandato. Esto en la
Biblia se llama arrepentimiento, conversión. Sólo quien se ha arrepentido y convertido
puede interpretar correctamente la Palabra de Dios porque ha aprendido a interpretar
lo espiritual por medios espirituales (1 Cor. 2:13). Las leyes más importantes que nece-
sita atender el intérprete de la Palabra de Dios, aún más que las de la ciencias históri-
co-críticas, muy útiles para alumbrar la conciencia y la razón; son las del Espíritu de
28
[Page 31]
GENESIS
Exposición
Dionisio Ortiz
Ayudas Prácticas
INTRODUCCION
TITULO
El libro de Génesis es el primer libro de la Biblia y forma parte del Pentateuco o Li-
bro de la ley de Moisés. El título en castellano significa “origen”, que traduce la pala-
bra hebrea toledot 8435 que significa “generaciones”, “orígenes”, “descendientes” o “his-
toria”. Esta palabra aparece once veces en el libro de Génesis (2:4, 5:1, 10:1, 11:10,
etc.) señalando una unidad histórica o narrativa. Este título fue dado al libro en la
Septuaginta (LXX; traducción griega de los escritos hebreos) que al pasar a la Vulgata
(traducción latina de la LXX) se tradujo por el término latino Génesis. En las Escritu-
ras hebreas Génesis es el primer libro de la Tora o Ley y su título es simplemente la
primera palabra compuesta del libro: bereshit 7225, que significa “en el principio”.
La afirmación tradicional
30
Esta postura afirma que el libro de Génesis, como todo el Pentateuco, fue escrito
por Moisés como parte de la revelación de Dios a su pueblo. Se reconoce que los acon-
tecimientos en Génesis ocurrieron mucho antes del tiempo de Moisés, pero las histo-
rias fueron transmitidas por los descendientes de Abraham y conservadas por la co-
munidad en desarrollo constante y bajo la [Page 34] dirección de Dios. Moisés tomó
estas historias e inspirado por Dios las integró al documento autoritativo que se iba
desarrollando conforme a la revelación divina (lo que más tarde fue la Tora o Ley).
Esta postura se basa en: (1) La aceptación del criterio de una autoridad profética
para la validez canónica de un documento religioso. La revelación de Dios ha sido
siempre a través de un profeta escogido por Dios y encargado de comunicar el mensa-
je. De ahí la autoridad básica de Génesis y su autenticidad normativa. (2) Las muchas
citas del Pentateuco donde se menciona que Dios habla directamente a Moisés y le
ordena escribir o transmitir esas revelaciones como normativas para el pueblo (Exo.
17:14; 24:4–8; Núm. 33:1; Deut. 31:9, etc.). Si Génesis es parte de la unidad del Pen-
tateuco, Moisés es también el autor. (3) La afirmación judía tradicional que ha atri-
buido a Moisés la paternidad literaria y autoridad normativa de la Ley. (4) La declara-
ción de Jesús quien menciona a Moisés como la autoridad de la Ley (Luc. 24:44). (5)
La posición de la comunidad cristiana que en su formación y decisión canónica aceptó
sin cuestionamiento la autoría de Moisés.
mas de interés al culto, [Page 35] las genealogías, etc., todos de interés peculiar a los
sacerdotes.
Esta teoría se desarrolla bajo las siguientes consideraciones: (1) El material del
Pentateuco presenta tradiciones o perspectivas con intereses diferentes. (2) El uso del
nombre de Dios en hebreo que difiere en los materiales (Jehovah; Dios; Jehovah Dios).
(3) Hay duplicidad de relato de muchos de los acontecimientos con variaciones que
reflejan diferentes fuentes. (4) La aceptación de un desarrollo progresivo de la religio-
sidad del hombre en su comprensión de la divinidad y de su responsabilidad ética. (5)
La separación de la aceptación de autoridad inspirada con la de un autor específico.
2. La crítica de formas: Esta teoría considera al libro como una colección de tra-
diciones orales y escritas. Busca principalmente la situación específica que da origen
a la tradición y las formas literarias en las cuales se transmite dicha tradición. Algu-
nos creen que muchas de esas tradiciones se originaron en lugares geográficos especí-
ficos que fueron consagrados a la adoración del Dios revelado. Estos lugares son de-
nominados “santuarios” y asociados con las vidas de los patriarcas. Algunos de ellos
son: Hebrón, asociado con Abraham; Beerseba asociado con Isaac y Betel asociado
con Jacob y su familia. En estos santuarios periódicamente y en conexión con el culto
a Dios, se repetían oralmente las tradiciones de los respectivos patriarcas. Estas tra-
diciones fueron transmitidas en formas o estilos literarios modelos, desarrollados pro-
gresivamente y finalmente integrados a los escritos sagrados del pueblo de Dios en
épocas posteriores. Algunos no dan mucho crédito a la historicidad de las tradiciones
y les atribuyen sólo un valor litúrgico o cúltico. Su función específica, según ellos, es
la de proveer identidad histórica y geográfica a la comunidad de fe en un marco de
autoridad teológica.
Las bases para esta perspectiva son: (1) La centralidad de los llamados santuarios
y expresiones cúlticas como elementos de integración y continuidad del pueblo de
Dios. (2) La clasificación literaria de materiales de acuerdo a su estilo. Esta clasifica-
ción es importante porque el estilo literario determina el propósito y la función del ma-
terial bíblico. (3) La capacidad e intención de transmisión de la comunidad de sus tra-
diciones. (4) La relativa libertad de reinterpretación del material a la luz de las necesi-
dades histórico-teológicas de cada época. (5) La fijación final de las tradiciones en un
canon sagrado dentro de un marco teológico específico.
La autoridad histórica implica que en un momento dado específico, los actos reve-
latorios de Dios en la arena de la historia humana se documentan y se vuelven sufi-
cientemente significantes para la comunidad que los recibe como orientadores y
transformadores de su historia (destino). Cuando hablamos de documentación no se
limita a algo escrito solamente, sino más bien a una fijación permanente de la autori-
dad de dichos actos. Si aceptamos el papel histórico de Moisés, como libertador, legis-
lador y modelador del pueblo de Dios, como tal necesitó un documento autoritario y
normativo para el pueblo de Israel. Dicho documento necesitaba proveer:
otro que Génesis. Es interesante acotar que por sentido común así como Dios identifi-
ca y reconoce a su pueblo (Exo. 2:23–25), era necesario también que el pueblo recono-
ciera e identificara a su Dios.
La autoridad teológica implica que una persona específica, (profeta en términos bí-
blicos) reciba los actos revelatorios de Dios en la arena de la historia humana y los
documente como suficientemente importantes para la comunidad que se identifica
como escogida por Dios. A esta persona y al documento los llamamos “inspirados”. Si
aceptamos un concepto de inspiración donde hay una participación equilibrada y
apropiada entre Dios y el profeta, Moisés tiene la ventaja inigualable de ser la persona
inspirada para el libro de Génesis por las siguientes razones:
(1) Es quien tuvo más aproximación histórica a los relatos memoriales de los acon-
tecimientos de Génesis. (¡Mucho más que los sacerdotes del tiempo del exilio!). Y ade-
más, Moisés, por su posición privilegiada de cultura, fácilmente podía disponer de do-
cumentos culturales de distintos pueblos y tradiciones. Es lógico concluir que a su
preparación excelente (Hech. 7:22) Dios le conceda la inspiración para compilar el do-
cumento de Génesis.
3) La identidad del Dios Salvador con el Dios Creador. En las culturas politeístas
contemporáneas e influyentes al pueblo de Israel del tiempo de Moisés, había una
marcada y clara diferencia entre la divinidad salvadora y la creadora. Estas divinida-
des actuaban independiente y competitivamente una de otra. En el plan del éxodo, el
pueblo de Israel necesitaba una identificación clara e indudable de la identidad única
del Dios Salvador y del Dios Creador. El libro [Page 38] de Génesis atestigua esa iden-
tidad. Pero si no existiera dicho documento autorizado, no serviría al pueblo. De ahí,
la conclusión de que Génesis proveía esta identidad que el pueblo pudo aceptar con la
autoridad suficiente.
Estos argumentos sirven para proponer que el libro de Génesis, como testimonio
de la revelación de Dios, recibe su autoridad histórica y teológica de Moisés. Por ello
es integrado al documento más autoritario del pueblo escogido de Dios: la Tora o ley
de Moisés. Las glosas (existencia de explicaciones, especificaciones de lugares geográ-
ficos posteriores a Moisés, complementos a genealogías, vocablos de uso posterior,
etc.) que son mínimas, se deben al proceso normal de querer aclarar y actualizar el
impacto de la fuerza revelatoria de Dios a su pueblo. Aún estos intentos de aclaracio-
nes atestiguan la aceptación de la autoridad original de un documento al que se le
34
quiere dar relevancia permanente. En contraste con las glosas se puede notar en Gé-
nesis la gran fidelidad en conservar intactas porciones que parecieran contradictorias,
relatos del mismo acontecimiento con perspectiva diferente y acciones que serían con-
sideradas denigrantes para ciertas tribus o grupos del pueblo de Dios.
Por lo general se asigna como propósito al libro de Génesis explicar el origen de to-
das las cosas, siguiendo el significado del título no hebreo del libro. Esta asignación
crea confusión y hasta competencia con las conclusiones de la historia y de las cien-
cias las que tienen como propósito proveer una explicación del origen y la existencia
de todas las cosas. De ahí que proponemos que el propósito principal de Génesis no es
precisamente ocuparse de las explicaciones del origen de las cosas o de la historia de
la raza humana. El libro de Génesis presenta el testimonio de los actos de Dios en su
propósito de tener comunión con el hombre, desde la creación hasta el desarrollo de
un pueblo escogido desde sus antepasados. Estos actos de Dios son presentados en
estrecha relación con las respuestas tanto de la creación como de la humanidad a
Dios. Básicamente Génesis testifica que Dios creó el mundo y la humanidad para es-
tablecer una relación especial con ambos. Esta relación está basada en la gracia y so-
beranía de Dios y en la respuesta libre del hombre. Pero el tema central permanece
siendo Dios: El Dios que crea al mundo y lo sustenta, el Dios que crea y llama al
hombre a una vida de comunión, el Dios que fiel a su propósito trae juicio y redime.
De ahí que Génesis como revelación de Dios tiene un mensaje que proclamar: Dios
llama a la creación y al hombre a una relación de comunión. La respuesta a ese lla-
mado depende de una decisión libre y de compromiso a las demandas que la relación
implica.
Frente y en contraste con todas las explicaciones paganas de la creación del mun-
do y del hombre, Génesis afirma que el Creador de todo es el Dios que escoge revelar-
se a su pueblo escogido. La creación es un acto exclusivo de él y expresa su soberanía
y su gracia. Los actos creativos de Dios manifiestan las [Page 39] características prin-
cipales de la naturaleza de Dios. Expresan su poder de crear de lo no existente, su
propósito de dar significado y propósito a la existencia de cada criatura, su santidad o
trascendencia al quedar siempre diferenciado de su creación y su gracia en conceder
sustento a toda criatura. La afirmación de Dios como Creador, necesariamente impli-
ca la absoluta autoridad de Dios en escoger las condiciones o términos de relación que
desea tener con su criatura.
Los testimonios selectos de las respuestas del hombre son para demostrar cómo el
hombre desde un principio rechaza esos términos o condiciones e intenta llevar una
vida independiente y autónoma de Dios. Estos testimonios corresponden a hombres
individuales como también a la humanidad entera. El mensaje de Génesis es precisa-
mente que Dios invita a este hombre alejado a volver a la comunión con él.
El tema central del comentario es Dios y se irá desarrollando esa relación de Dios
con las diferentes unidades principales: La creación, la humanidad y los patriarcas
representados por Abraham, Isaac, Jacob y José.
36
BOSQUEJO DE GENESIS
I. DIOS Y LA CREACION, 1:1-2:4a
1. Dios el Creador, 1:1, 2
2. Dios crea el universo, 1:3-2:4a
(1) El primer día, 1:3-5
(2) El segundo día, 1:6-8
(3) El tercer día, 1:9-13
(4) El cuarto día, 1:14-19
(5) El quinto día, 1:20-23
(6) El sexto día, 1:24-31
(7) El séptimo día, 2:1-4a
II. DIOS Y LA HUMANIDAD, 2:4b-11:9
1. Dios establece ambiente, normas y relaciones para el hombre, 2:4b-25
(1) Dios forma a Adán, 2:4b-7
(2) Dios planta un jardín en Edén, 2:8-17
(3) Dios crea a la mujer, 2:18-23
(4) Institución del matrimonio, 2:24, 25
2. La primera pareja desobedece a Dios, 3:1-24
(1) La pareja cede a la tentación de la serpiente, 3:1-13
(2) La desobediencia trae sus consecuencias, 3:14-24
3. La vida en familia y en comunidad, 4:1-24
(1) La vida familiar de Adán y Eva, 4:1, 2
(2) La adoración a Dios, 4:3-5
(3) El primer homicidio y su castigo, 4:6-16
(4) La descendencia de Caín y su comunidad, 4:17-24
4. El desarrollo de la humanidad a través de Set, 4:25-6:8
(1) El nacimiento de Set y la religión, 4:25, 26
(2) La descendencia de Adán a través de Set, 5:1-32
(3) La corrupción de la humanidad, 6:1-8
5. El juicio de Dios sobre la humanidad, 6:9-7:24
(1) Noé un hombre justo y cabal, 6:9-12
(2) Noé se prepara para el juicio del diluvio, 6:13-22
(3) Noé entra al arca, 7:1-10
(4) Dios trae el diluvio, 7:11-24
6. La humanidad después del diluvio, 8:1-11:9
(1) La restauración de la tierra, 8:1-19
(2) El pacto de Dios con Noé y la creación, 8:20-9:17[Page 41]
(3) La vida familiar de Noé, 9:18-29
(4) El desarrollo de naciones e imperios, 10:1-32
(5) La confusión y dispersión de la humanidad, 11:1-9
III. DIOS Y ABRAHAM, 11:10-25:18
1. Los antepasados de Abram, 11:10-32
2. El llamado de Dios y las pruebas de Abram, 12:1-14:24
(1) Dios llama a Abram, 12:1-9
(2) El hambre en Canaán y la ida a Egipto, 12:10-20
(3) El conflicto y la separación con Lot, 13:1-13
(4) Dios reafirma su llamado, 13:14-18
(5) Abram y la guerra en Canaán, 14:1-16
(6) Abram y los reyes de Salem y Sodoma, 14:17-24
3. El pacto de Dios con Abram y sus pruebas, 15:1-18:15
37
[Page 45]
GENESIS
TEXTO, EXPOSICION Y AYUDAS PRACTICAS
I. DIOS Y LA CREACION, 1:1-2:4a
La Biblia, ante la inquietud universal del origen del mundo y del hombre, proclama
que todas las cosas creadas tienen su origen en Dios, único y exclusivo Creador. No
presenta una crónica informativa ni detallada de la creación, sino la revelación de las
verdades que en cualquier generación contestan las cuestiones específicas del hombre
en su relación con Dios y con el mundo. La creación no es vista desde su origen hacia
su desarrollo posterior (científica); se la mira desde su culminación para encontrar
significado a la vida y al universo y rechazar toda otra explicación. Es interesante no-
tar que casi todas las culturas con cierto desarrollo, incluyendo las de Amerindia, tie-
nen un relato que intenta explicar la creación. La similitud que se pudiera encontrar
entre estos relatos de creación se debe exclusivamente a que intentan responder a las
mismas preguntas que el hombre se ha hecho en cada cultura.
Porciones del libro de Job, algunos salmos como el 8, 104, 139, pasajes de libros
proféticos, Juan 1:1–3, Colosenses 1:15–17, Hebreos 1:1, 2, presentan ense-ñanzas
fundamentales sobre la creación. En el relato de Génesis, la afirmación introductoria y
los diferentes actos creativos de Dios, presentan la explicación completa y fundamen-
tal de la creación del universo y su relación con Dios.
Los primeros versículos declaran que Dios es el Creador de toda la creación. Los
actos creativos específicos siguen una estructura y orden: La palabra de Dios llaman-
do a existencia, una declaración de propósito, el resultado o ejecución de dicha pala-
bra, asignación de nombre, una evaluación y un tiempo específico.
Verdades prácticas
El Creador único y exclusivo es Dios. El verbo hebreo bara 1254 que se traduce creó
se usa sólo en referencia a la actividad creadora propia, única y exclusiva de Dios y
nunca a la del hombre o nadie más. En el v. 2 nos introduce a la presencia del Espíri-
tu de Dios y en Juan 1:1–3 a la participación creadora del Verbo, aclarando que la
Creación es obra del Dios trinitario.
Dios es el Creador de todo lo que existe. La expresión los cielos y la tierra indica en
lenguaje concreto todo lo que existe en la creación (Apoc. 4:11).
Dios crea de la nada ya que antes de su actividad creadora nada existía (Isa. 46:10;
Heb. 11:3). Dios no necesita materia previa para crear. La actividad creadora de Dios
debe verse además en contraste con la condición de la tierra previa a los actos creati-
vos de Dios. Sin orden y vacía significa concretamente lo opuesto a la existencia. Ti-
nieblas y aguas representan el caos o confusión y el desorden que hacen imposible
existencia alguna. Al crear de la nada se afirma las dos únicas y diferentes dimensio-
nes de existencia: Creador y criatura. La existencia de la criatura es dependiente del
Creador. La no existencia y las condiciones negativas para la existencia de criaturas
de ninguna manera impiden la existencia o actividad de Dios en la presencia de su
Espíritu (Sal. 139:8, 11, 12; Juan 1.1).
(1) El primer día, 1:3–5. El primer elemento creado es la luz, indispensable para
poder reconocer y distinguir cualquier otra cosa. El agente de creación es la palabra
de Dios la cual es suficiente y eficiente en hacer realidad la voluntad de Dios. Se niega
toda creación por actividad sexual como en las religiones paganas. También se refuta
que la creación es una extensión o emanación de Dios como propone el panteísmo. La
luz cumple su propósito asignado y como parte de su actividad creadora, Dios la sepa-
ra de las tinieblas que representa el elemento de caos. Dios da nombre a lo creado
manifestando su dominio y señorío. La luz y las tinieblas, y sus expresiones concretas
en Día y Noche, significan mucho más que la división de un período de tiempo. Más
bien expresan cualidades que caracterizan toda la creación en su orden, su propósito
y su relación. El Evangelio de Juan desarrolla este aspecto de la creación en forma
más concreta.
La mención de tarde y mañana con su día [Page 48] correspondiente indica un or-
den y un tiempo específico en la creación de cada elemento.
43
(2) El segundo día, 1:6–8. Dios crea una bóveda o firmamento con el propósito de
separar las aguas (elemento de desorden) y poner orden en el universo. Una parte de
las aguas al separarse queda debajo de la bóveda y la otra sobre la misma. Esta des-
cripción es consistente con la experiencia de que el agua en forma de lluvia cae de
arriba. La bóveda recibe su nombre y se constituye en la parte superior del universo.
En la descripción bí-blica, el universo tiene tres partes: los cielos (arriba); la superficie
donde están la Tierra y los Mares y la parte inferior donde están las aguas debajo de
la Tierra.
(3) El tercer día, 1:9–13. Las aguas que quedaron debajo de la bóveda son junta-
das en un lugar para permitir que lo seco aparezca. La reunión de las aguas —
Mares— y lo seco —Tierra— forman la superficie habitada del universo. La creación
del reino vegetal, primero en la escala de vida orgánica, es la segunda actividad[Page
49] creadora de Dios en este día. La Tierra es llamada a participar en forma continua
en la creación de la plantas proveyendo las condiciones y los elementos necesarios
para dicha vida. Se descarta la idea de "Madre Tierra" o "Naturaleza Madre" que con-
cede divinidad o creatividad propia a la Tierra (naturalismo). La vegetación se clasifica
en plantas que germinan directamente y plantas que dan fruto con su semilla dentro
del fruto. El reino vegetal se diferencia en especies y con capacidad de reproducción
continua por sus semillas.
(4) El cuarto día, 1:14–19. La atención creadora de Dios se dirige a la bóveda del
cielo creando los cuerpos celestes. En las culturas paganas y en la astrología se con-
sideran a los astros divinidades o con poderes divinos. Se los idolatra y se los atribu-
yen poder de destino en las vidas. Aun los nombres de los días de la semana reflejan
la pagana asignación divina a los cuerpos celestes (Luna, Marte, Mercurio, Júpiter,
etc.). Aquí se afirma que Dios creó todos los cuerpos celestes para ocupar el espacio
superior del universo. Sus propósitos específicos son: establecer períodos de día y no-
che; ciclos de años; variaciones climáticas que condicionan el ciclo de vida (estacio-
nes); servir de señales de las manifestaciones especiales de Dios (Mat. 2:2, 24:29, etc.)
y alumbrar la Tierra reflejando la luz. Además, por su misterio e inmensidad, otro
propósito es mover al ser humano a alabar la grandeza de Dios y confiar en el Creador
(Sal. 8, 136:5–9). El Sol y la Luna son mencionados por su cercanía, su influencia en
proveer condiciones indispensables para la vida en la Tierra y por la tendencia del
hombre a idolatrarlos. En las culturas contemporáneas influyentes a Israel (Egipto,
Mesopotamia), el Sol y la Luna eran considerados divinidades principales. La revela-
ción bíblica a Israel es clara y terminante: Estos cuerpos celestes son criaturas de
Dios para beneficio del hombre.
Joya bíblica
44
(5) El quinto día, 1:20–23. Los primeros seres vivientes del reino animal son los
acuáticos y las aves. Las aguas participan en la creación al convertirse en el ambiente
de vida para los seres acuáticos. Se clasifican en grandes animales (los más alejados
del hombre) y los peces. Las aves son creadas para volar y ocupar el [Page 50] espacio
sobre la Tierra en la bóveda. Todos son creados según sus especies y la palabra para
crear es la que significa actividad única y exclusiva de Dios. Los seres vivientes reci-
ben una bendición de Dios consistente en la capacidad de procreación, multiplicación
y ocupación de los espacios o medio asignados.
Semillero homilético
1:26–28
Barah 1254, significa que Dios creo sin tener a mano ninguna
materia prima. Dios hizo de la nada.
1:28
(7) El séptimo día, 2:1–4a. Se confirma que el relato de la creación ofrece la expli-
cación correcta del origen del universo con todos su ocupantes y que la creación fue
completada. En el día séptimo, día de la culminación de la creación, Dios cesó de su
actividad creadora. Ello indica una satisfacción por lo creado y la confirmación de una
relación especial y permanente entre Dios y su creación. Al reposar, bendecir y santi-
ficar el día, Dios establece una relación de cuidado y sustento con su creación. Este
reposo y su relación especial es concedido también a todas las criaturas (Exo. 20:8–
11) como un mandamiento. El día de reposo se convirtió en una institución que iden-
tificó y distinguió al pueblo de Dios durante toda su historia. El propósito del reposo
se cumple ahora en Jesucristo quien es el Señor del reposo y quien alivia al hombre
de la carga del pecado (Mar. 2:28; Mat. 11:28–30).
La obra maestra
1:31
Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bue-
no (1:31). El autor observa al Señor evaluando lo hecho; ve que
Dios tiene un rostro de satisfacción y gozo, como cuando un
artista contempla su obra terminada y escucha a los más seve-
ros críticos decir: "...es una obra maestra". La obra que Dios ha
hecho no solamente es bella, hermosa, impresionante y buena
en sí misma, también útil para cumplir el propósito para el
cual fue creada. Ese es el sentido de la expresión hebrea meód
3966 tob 2896, "muy bueno" (como traduce RVA), o "bueno en
Joya bíblica
Semillero homilético
2:3
(1) Dios forma a Adán, 2:4b–7. Antes de la existencia del hombre no había reino
vegetal y la tierra estaba regada o inundada (1:9) por un vapor o manantial subterrá-
neo. El lenguaje que se usa para formar al hombre es propio al de un alfarero que usa
el barro para modelar su vasija. Dios forma al hombre, adam 120 de la tierra, [Page 53]
adam̆h 127 la cual provee todos los componentes físicos. Similar a los animales en su
composición física, sin embargo, la diferencia es grande. Dios de manera especial con-
cede al hombre el don de vida a través del aliento de vida. La acción de Dios es fami-
liar e íntima. En Juan 20:22 Jesús también sopla el Espíritu Santo a sus discípulos
dando vida así a una nueva humanidad. A pesar de tener dos dimensiones, el hombre
es una unidad dependiente tanto del medio (físico) como de Dios (espiritual). Con el
nombre propio de Adán (2:20) se afirma que el primer hombre fue un ser histórico y
no mitológico o legendario.
(2) Dios planta un jardín en Edén, 2: 8–17. Dios prepara un lugar especial y
apropiado para el desarrollo de la vida del hombre. La descripción es la de un oasis o
jardín fértil, con abundante agua para riego y para originar cuatro ríos. Estos ríos re-
gaban lugares conocidos por sus nombres y por sus productos. Se nota la amplia ex-
tensión geográfica y la diversidad de recursos propios a cada región. Edén es un lugar
geográfico específico, ubicado en la Mesopotamia del Tigris y del Eufrates, lugar reco-
nocido históricamente como la cuna de nuestra civilización judeocristiana u occiden-
tal. La identificación exacta del lugar no es posible ni necesaria ya que pronto el hom-
bre es expulsado de allí (3:24).
Cuerpo y alma
La vegetación que Dios hace brotar de la tierra sirve al hombre de alimento y para
su bienestar físico y emocional. Dos árboles reciben ubicación y atención especial:
Uno es el árbol de la vida, que después de la desobediencia de Adán y Eva Dios lo
considera de riesgo continuo para el hombre y lo hace inaccesible (3:22–24). En Apo-
calipsis 2:7 y 22:2 reaparece el árbol de la vida con abundancia de fruto y dones de
sanidad en la nueva Jerusalén. El otro [Page 54] es el árbol del conocimiento del bien
y del mal, es decir, de discernimiento total, que marca la limitación de la libertad del
hombre y su relación responsable para con Dios (v. 17). Aquí sólo se mencionan estos
dos árboles que luego juegan un papel muy importante en el desarrollo de la historia
humana. En 3:7 aparece la higuera y en Ezequiel 31:8 se mencionan cedros, hayas y
castaños como otros árboles de Edén.
Ayudas prácticas
Dios por sus acciones. La desobediencia trae consigo una consecuencia clara y grave:
La muerte, que marca el límite a la vida recientemente concedida.
Joya bíblica
(3) Dios crea a la mujer, 2:18–23. La vida del hombre se desarrolla ahora en el
jardín, pero en soledad, sin ayuda idónea. Al nombrar a la totalidad de los animales
que viven en y sobre la tierra, el hombre los integra a su vida y ejerce su vocación y
dominio sobre ellos. Ningún animal ni Dios puede servir de ayuda idónea, es decir, de
una relación social y emocional íntima e importante. Dios decide soberana y libremen-
te proveer esa necesidad de compañerismo al hombre. Esto indica la naturaleza social
del hombre. El hombre no vive sólo. Su vida encuentra significado completo en la co-
munidad con otros seres humanos. La vida en comunidad refleja también la imagen y
semejanza a Dios quien se ha manifestado desde el principio no en soledad sino en
trinidad.[Page 55]
Para proteger su actividad creadora de Adán y porque Dios decide formar la mujer
de una parte del hombre, lo hace dormir profundamente. Una de sus costillas (v. 21)
significa una porción del medio y del frente del hombre, y no una costilla individual (v.
23). Dios presenta la nueva criatura al hombre quien expresa la naturaleza de la mu-
jer en tres declaraciones: Primera, reconoce la igualdad del nuevo ser. Ella también es
humana y de la misma materia del hombre (hueso de mis huesos y carne de mi carne,
v. 23). Segunda, Adán le concede identidad propia (mujer, v. 23), aceptando la sexua-
lidad diferente que completa y complementa la humanidad. Esta cualidad hace posi-
ble que la mujer sea compañera al hombre (3:12). Tercera, por ser formada del hom-
bre, la mujer es lo más cercano posible al hombre y su más compatible. Con estas de-
claraciones el hombre expresa su aceptación y su satisfacción completa.
Semillero homilético
2:24
unión.
(4) Institución del matrimonio, 2:24, 25. Dios mismo establece el matrimonio
como la relación correcta entre el hombre y su ayuda idónea. Consistente con la natu-
raleza del hombre y la mujer declarada en el v. 23, la revelación bíblica afirma que la
relación matrimonial tiene estas características esenciales: Primera, es exclusiva y de
compromiso social (dejará a su padre y su madre, v. 24). Segunda, es monógama,
heterosexual y de pacto mutuo (el hombre... se unirá con su mujer, v. 24). Tercera, es
de complementación mutua [Page 56] (serán una sola carne, v. 24). Cuarta, de libre
comunicación e intimidad significante (estaban ambos desnudos, v. 25). El Señor Je-
sucristo, al reafirmar estas características aclara que el propósito original de Dios pa-
ra el matrimonio es una relación permanente e indisoluble (Mar. 10:1–12). Estas afir-
maciones bíblicas condenan las prácticas prevalecientes en las sociedades modernas
como el divorcio, las relaciones sexuales casuales y adulterios, los concubinatos y re-
laciones clandestinas, la homosexualidad y la relación de competencia y opresión de-
ntro del matrimonio. El ideal de Dios se concreta en la íntima, abierta, mutua y total
aceptación y un continuo y permanente conocimiento el uno del otro que Adán expe-
rimenta con su mujer. Dentro de esta relación ideal es que Dios intenta la procreación
de los hijos y el desarrollo de la comunidad. En esta relación no hay lugar para senti-
mientos negativos ni barreras. La procreación, la vocación y las responsabilidades son
compartidas entre el hombre y la mujer y en una dimensión comunitaria.
Este es uno de los capítulos más importantes de la revelación bíblica. Declara que
las relaciones distorsionadas del hombre con Dios, con sus semejantes, con el univer-
so y consigo mismo tienen su origen en la desobediencia de la primera pareja y en la
imitación a ella que cada ser humano realiza. Establece al mismo tiempo la fidelidad
de Dios a su propósito de comunión con el hombre, manifestando el inicio de su obra
redentora. Se debe considerar este capítulo en su complementación revelatoria en
Romanos 5:12–21; Efesios 5:21–6:9 y en contraste con la perfecta obediencia de Jesu-
cristo (Fil. 2:1–11).
Adán
Eva
El conocimiento que adquieren el hombre y la mujer los hacen sentir con vergüen-
za uno del otro, contrario a la relación mutua anterior (2:25) y con temor [Page 58]
53
ante la presencia de Dios. A las preguntas de Dios, el hombre y la mujer intentan elu-
dir su responsabilidad aunque admiten su acción desobediente.
Semillero homilético
2:18–25
La triple T
Promesa y profecía
Castigo
Verdad práctica
Semillero homilético
3:1–13
56
Esta sección ilustra el desarrollo de la vida del hombre fuera del paraíso. Contesta
a la pregunta: ¿Cómo es la vida del hombre en su nuevo medio y bajo las nuevas con-
diciones? La primera parte nos muestra el desarrollo de una familia y la segunda el de
una comunidad. Nos muestra el progreso en la civilización y también nos ilustra el
progreso del alejamiento del hombre de Dios. A pesar de que el hombre ya no viva en
el jardín, sus responsabilidades ante Dios y ante el prójimo permanecen inalterables.
Dios por su parte, no abandona a su criatura: Provee para su sustento, determina las
normas de vida y está pronto a responder ante acciones y situaciones que demandan
su intervención. La sección presenta el inicio de varias acciones y relaciones humanas
y su desarrollo posterior.
57
(1) La vida familiar de Adán y Eva, 4:1, 2. La vida de la primera familia refleja el
cumplimiento del mandamiento de procreación y de vocación. El resultado de la rela-
ción matrimonial es el nacimiento de dos hijos. La madre se encarga de poner nom-
bres a los hijos reconociendo a Dios como dador de la vida y la identidad propia de
cada hijo. Como parte de la vocación humana, Abel escoge la vida más bien nómada
de domesticar animales y sustentarse de ellos. Caín escoge la agricultura que requiere
una vida más sedentaria y más dependiente de la fertilidad de la tierra. Ambas ocupa-
ciones constituyen las más importantes y primarias en el desarrollo de toda civiliza-
ción (la caza, la pesca y la agricultura).
Ayudas prácticas
[Page 62] (2) La adoración a Dios, 4:3–5. Aún fuera del jardín, el hombre tiene la
responsabilidad de expresar su lealtad, gratitud y dependencia de Dios en la adora-
ción. La ofrenda sirve como instrumento y ocasión para exteriorizar la adoración. Caín
y Abel personal y voluntariamente adoran con el producto propio de su trabajo y cul-
tura que es diferente pero válido. Tanto la ofrenda animal como la vegetal son apro-
piadas y aceptables ante Dios (Exo. 29:38–43). Se resalta el hecho de que Abel procu-
ra lo mejor para Dios, demostrando el lugar prioritario de Dios en su vida. Como la
adoración consiste en la ofrenda más la actitud del corazón, Dios se agrada de la
ofrenda de Abel, pero no de la de Caín y lo expresa visiblemente. Hebreos 11:4 y 1
58
Juan 3:12 nos explican que la ofrenda de Abel era expresión de su fe, su deseo de ex-
celencia para con Dios y sus obras justas. Por el contrario, la ofrenda de Caín era ex-
presión de sus malas obras. Al responder a la adoración Dios tiene en cuenta la acti-
tud y la vida completa de quien adora (Isa. 1:11–17). Caín usa su ofrenda para compe-
tir con su hermano y para manipular a Dios y ante el rechazo se enoja grandemente y
lo expresa visiblemente. Aquí aparece el enojo, otro sentimiento negativo en el hom-
bre. Del manejo del enojo con todas sus expresiones [Page 63] progresivas depende la
calidad de las relaciones entre los seres humanos.
Semillero homilético
4:1–8
Caín, sin hacer caso a Dios, descarga su resentimiento matando a Abel su herma-
no. Este es el primer crimen registrado en la Biblia. Fue una acción calculada fría-
mente y con engaño. No se especifica el diálogo que mantuvieron los hermanos ni la
forma en que Caín mató a Abel, pero sí que hubo derramamiento de sangre.
Dios confronta nuevamente a Caín quien intenta eludir toda responsabilidad. Aun-
que Abel está muerto, su vida no está extinguida. Su sangre, expresión de vida en el
pensar bíblico, clama a Dios, Señor[Page 64] de la vida. Caín no muestra señal de
arrepentimiento —respuesta correcta a Dios ante el pecado— y Dios lo castiga. La
maldición de la tierra y el ser errante afectan a la relación de Caín con la tierra de la
cual depende grandemente por su vocación. Ante el temor expresado por Caín de ser
muerto por cualquiera, Dios le provee de una protección poniéndole una señal. Esta
señal es expresión de misericordia de Dios (da oportunidad de arrepentimiento) y de
afirmación que sólo él es el Señor de la vida.
Caín o Enoc
Poema de muerte
(1) El nacimiento de Set y la religión, 4:25, 26. Según la cronología bíblica (5:3),
Adán tenía 130 años cuando nace su hijo Set para substituir a Abel en la continua-
62
Abel
Jared
El nombre de Jehovah
ción a Jehovah.
Enós
Ser Hombre
Dios en cada ser humano. Así, la identidad del ser humano, su relación y respon-
sabilidad con Dios y su potencialidad en cada generación son iguales a las del primer
hombre y mujer. Segundo, la edad prolongada de los patriarcas antes del diluvio per-
mite una descendencia numerosa con el propósito de poblar la tierra cumpliéndose el
deseo de Dios de que el hombre y la mujer fueran fecundos y se multiplicaran (1:28).
Tercero, a pesar de la longevidad, todos pasan por la experiencia de la muerte. La
muerte de Adán y de cada patriarca confirma las palabras de Dios quien dijo: Cierta-
mente morirás (2:17) y demuestra la falsedad de la declaración de la serpiente que di-
jo: “Ciertamente no moriréis” (3:4). Enoc, uno de los patriarcas en esta lista, no pasa
por la experiencia de la muerte. La razón es su determinación de caminar con Dios,
expresión que [Page 68] indica sumisión y comunión continua con Dios. En Hebreos
11:5 se nos indica que Enoc no vio muerte como resultado de su fe y su vida de testi-
monio agradable a Dios. Tal vez lo experimentado por Enoc fue el propósito original de
Dios. De cualquier manera, la experiencia de Enoc afirma que Dios es el único que
puede revertir la sentencia de muerte en el hombre. La vida del hombre permanece
mortal a pesar de su esfuerzo de longevidad y progreso en su salud física. El profeta
Elías también subió al cielo sin pasar por la experiencia de la muerte física (2 Rey.
2:11). El apóstol Pablo nos enseña que en la venida del Señor los creyentes en Cristo
que están todavía vivos serán arrebatados y transformados sin experimentar la muer-
te física (2 Tes. 4:17; 1 Cor. 15:52). Y es la fe en Jesucristo la que concede finalmente
al hombre la victoria sobre la muerte y la seguridad de vida eterna (Juan 11:25, 26).
La referencia a Enoc como profeta en Judas 15, 16 es[Page 69] una cita de 1 Enoc
1:9, uno de los cinco libros seudoepígrafos (es decir, escritos posteriores pero atribui-
dos a un personaje autoritativo antiguo) atribuidos a Enoc. Ninguno de estos escritos
que datan del siglo II a. de J.C. se aceptan como canónicos.
Semillero homilético
Enoc caminó con Dios (5:22, 24). Enoc tenía 65 años cuando
le nació su primer hijo, Matusalén. Enoc decidió ser un buen
ejemplo para sus hijos así que los siguientes 300 años de su
65
Matusalén
Lamec
Estas uniones generan gigantes y hombres que ganan famas heroicas. Tal vez la
mención de Nimrod ilustra la característica y logros de estos seres humanos que posi-
bilitaron grandes avances de la civilización humana (Gén. 10:8–12). Los espías que
fueron enviados a reconocer la tierra prometida para su conquista informan a Moisés
que los descendientes de los gigantes habitaban parte de dicha tierra (Núm. 13:32,
33). Pero esta civilización en rebeldía contra Dios acrecienta también la maldad en el
hombre, no solamente en sus acciones, sino también en sus intenciones y poder crea-
tivo.
67
Dios reacciona e interviene ante esta nueva rebeldía. Primero, reconoce la maldad
en el corazón y la conducta violenta del hombre y no las aprueba. Segundo, acorta la
vida del hombre intentando poner límite a dicha maldad. Tercero, se lamenta profun-
damente del camino que su creación ha tomado tan lejos de su propósito original.
Aquí Dios expresa claramente que no es pasivo al pecado. Una vez más demuestra su
misericordia y propósito redentor al hacerse responsable por la solución del pecado en
el hombre [Page 71] cargándolo en su corazón (Isa. 53:6). Así decide terminar con esa
corrupción acabando con la vida de todos los seres vivientes corruptos y preservando
la vida de Noé el único justo en su generación.
¿Dios se arrepiente?
(1) Noé un hombre justo y cabal, 6:9–12. Noé resalta en su generación por su vi-
da justa y de acuerdo con Dios. Los tres hijos de Noé se mencionan por nombre, pues
a través de ellos la tierra es poblada nuevamente (9:18, 19). Dios hace un juicio de la
humanidad y la encuentra corrupta, violenta y sin muestra de arrepentimiento. Aquí
está la causa del juicio condenatorio de Dios a través del diluvio.
Noé fue la esperanza de su padre de que la tierra recibiera alivio. Pero Noé fue más
que eso para Dios. Fue el objeto de su misericordia y la esperanza de una nueva
humanidad, obediente al propósito divino. Tres cualidades espirituales y morales de
Noé hacen contraste a la corrupción y violencia que predominan en su civilización:
justo, cabal y caminaba con Dios. Esto significa que Noé se adecuaba a una vida mo-
delada por los mandamientos de Dios. Además, a pesar de todas las corrupciones y
violencias existentes, ningún mal se podía encontrar en él. Por último, al igual que
Enoc, tenía una vida de obediencia incondicional a Dios (varias veces se repite las pa-
labras: Noé hizo conforme a todo lo que Dios le mandó). Noé se convierte en el ejemplo
de fe, paciencia y fidelidad a Dios en medio de una generación corrupta [Page 72]
(Heb. 11:7). Sin la vida santa de Noé, Dios no hubiera tenido una referencia y ejemplo
convincentes para juzgar al mundo (2 Ped. 2:5).
(2) Noé se prepara para el juicio del diluvio, 6:13–22. En la preparación para el
diluvio, primero, Dios comunica a Noé su sentencia de acabar con toda carne junto
con la tierra a causa de su violencia. Luego Dios ordena a Noé que construya un arca
de madera diseñada para flotar en el agua y albergar a los seres vivientes ordenados
por Dios para sobrevivir la destrucción. Dios mismo da todas las especificaciones para
el arca. Las medidas aproximadas del arca son: 135 m. de largo (eslora), [Page 73] 22,
5 m. de ancho (manga) y 13, 5 m. de alto (puntal). El espacio interno se distribuye en
tres pisos y compartimientos; una claraboya o ventana marina en la parte alta y una
sola puerta a un lado del arca. También los materiales a usarse fueron especificados
incluyendo el uso de brea para la protección contra el agua y la humedad. El arca era
en preparación al diluvio que Dios traería sobre la tierra para destruir toda vida.
Semillero homilético
5:28–7:23; 9:18, 19
69
En su nacimiento (5:28–32).
Algunos intérpretes bíblicos afirman que la preparación del arca duró 120 años en
referencia al límite de vida que Dios declara en 6:3. Sin embargo, las únicas fechas
que el relato provee son el año 500 de la vida de Noé (5:32) y luego el diluvio en el año
600 de la vida de Noé (7:6). No se especifica cuándo Dios ordena a Noé a construir el
arca.
la continuación de la vida sobre la tierra, Noé debe meter en el arca una pareja de to-
do animal para que también sobrevivan al diluvio. Así como el diluvio fue el instru-
mento de juicio, el arca fue el instrumento de salvación para Noé y su familia y de so-
brevivencia para las especies vivientes (1 Ped. 3:20). Hasta este tiempo, las plantas
servían de alimento para el hombre y los animales (Gén. 1:29, 30). Ello hacía posible
la convivencia entre todos en el arca. Noé obedece a Dios en todo.
(3) Noé entra al arca, 7:1–10. Una vez terminada el arca, Dios ordena a Noé a en-
trar y así ser salvo de la destrucción. Dios muestra misericordia a Noé porque lo ve
justo en su generación. Luego entran todos los animales —domésticos y silvestres— y
las aves, un macho y una hembra de cada especie. Se especifica que de los animales
limpios deben entrar siete pares cada uno previendo así para el sacrificio que Noé
ofrecería a Dios y para servir de alimento después del diluvio. Levítico 11:1–47 da una
lista de los animales considerados limpios e impuros. Dios ordena que Noé suba al
arca con su familia y los [Page 74] animales, concediéndole siete días para completar
todo el “embarque” de seres vivientes y alimentos.
(4) Dios trae el diluvio, 7:11–24. Casi todas las civilizaciones han transmitido
tradiciones que relatan la experiencia común de un diluvio. En la cultura mesopotá-
mica se preservan relatos de un diluvio con bastantes detalles e informaciones. Las
similaridades y/o diferencias en estas tradiciones atestiguan el recuerdo permanente
por parte de la humanidad de una catástrofe que afectara a la población y la naturale-
za. Además, se han encontrado sedimentos llamados aluviones en diferentes lugares
geográficos que indican que alguna vez hubo inundaciones. El relato en Génesis es
parte de la revelación bíblica y posee las explicaciones necesarias y autoritarias que
son normativas en la relación Dioshombre. De ahí afirma que el diluvio fue el instru-
mento de juicio de Dios contra la civilización corrupta y violenta. Los datos resaltantes
del diluvio bíblico son los siguientes: Primero, las aguas separadas y contenidas en los
actos creativos de Dios son liberadas e inundan la tierra. La creación vuelve a un es-
tado de caos en donde no existen condiciones para la vida (Gén. 1:6–11). Segundo, la
lluvia o la afluencia de agua tanto de arriba (encima de la bóveda) como la de abajo
(las aguas que quedaron bajo la tierra) dura un período largo y suficiente como para
cumplir su propósito. Las aguas llegan a cubrir aun las partes más elevadas de la tie-
rra de tal manera que nada queda que pueda servir al hombre o al animal como medio
de sobrevivencia. Todos los seres vivos enjuiciados por Dios (seres de respiración pul-
monar; no se mencionan a los seres acuáticos) mueren por causa del diluvio. Tercero,
Noé, su familia y los animales escogidos para la preservación de [Page 75] cada espe-
cie quedan a salvo dentro del arca la cual flota y se eleva sobre las aguas. La lluvia
comienza después que todos hubieron entrado y después que Dios mismo cerrara la
puerta del arca.
Verdades prácticas
Noé fue honrado por Dios con una bendición especial (8:15–
19), y luego con un pacto extraordinario (8:20 a 9:17).
Esta unidad presenta la fidelidad de Dios para con su creación humana y para con
la naturaleza (el mundo). Aunque la creación toda se había pervertido y desviado del
propósito original, Dios permanece fiel en permitir al hombre continuar su vida en la
tierra y a la naturaleza desarrollar su potencial. Al mismo tiempo muestra la continua
pecaminosidad del hombre. Varias acciones de Dios ilustran la aplicación de esta fide-
lidad y varias acciones humanas demuestran su constante desafío a Dios.
Dios actúa para hacer desaparecer la masa de agua de sobre la tierra. A pesar que
Dios reconoce la situación de los sobrevivientes en el arca, permite que a través de
elementos de la naturaleza se restaure el medio ambiente, gradual y lentamente. El
viento evapora el agua, el suelo lentamente absorbe y dispersa el agua, y el cierre de
la fuentes de agua hace cesar toda lluvia. El arca se asienta y queda fijo en la región
montañosa del Ararat, ubicada hoy día entre Rusia, Turquía e Irán y de elevada altura
(5.000 m.). Casi tres meses después, las cumbres [Page 76] de las montañas se hicie-
ron visibles indicando con seguridad que las aguas iban decreciendo. Todas estas ac-
ciones demostraban la misericordia de Dios en proveer constantemente de esperanza
cierta a Noé. Finalmente, cuando ya el ambiente estaba totalmente restaurado, Dios
ordena a Noé que salga con todos los sobrevivientes para poblar nuevamente la tierra
restaurada.
Por su parte Noé, con toda paciencia, espera y busca una y otra vez ingeniosamen-
te señales que comprueban el avance de la restauración. Noé interpreta estas señales
inteligentemente, pero nunca actúa de por sí, sino espera la indicación de Dios. Si en
la preparación del arca Dios mostró mucha paciencia (1 Ped. 3:20), Noé también ejer-
cita mucha paciencia esperando la restauración. Según la cronología bíblica, Noé con
todos los sobrevivientes estuvieron en el arca exactamente un año y 10 días. A pesar
de que Noé por sus propios medios comprueba que la superficie de la tierra estaba
seca, sale del arca sólo después de que Dios así le ordena, siguiendo [Page 77] exac-
tamente las indicaciones recibidas. Aquí vemos cómo Dios demuestra toda su fideli-
dad, su misericordia y su poder redentor. Y cómo Noé responde con paciencia, lealtad
y obediencia al propósito redentor de Dios. Vemos también cómo intervenciones divi-
nas, respuestas humanas y fenómenos de la naturaleza se combinan perfectamente
para el logro de un mismo propósito.
El símbolo de la paz
(2) El pacto de Dios con Noé y la creación, 8:20–9:17. Noé, al salir del arca, lo
primero que hace es reconocer el favor de Dios construyendo un altar y ofreciendo
holocaustos (v. 20). El holocausto es la ofrenda totalmente dedicada a Dios. Lo que se
ofrece, se pone en el altar y se quema en su totalidad convirtiéndolo en humo que
sube a la presencia de Dios. Esta ofrenda indica reconocimiento del favor de Dios y
dedicación total a Dios (Lev. 1:1–17). Noé escoge de los animales y aves considerados
propios para esta ofrenda sin hacer peligrar sus especies porque había llevado siete
parejas de cada uno de ellos.
Semillero homilético
8:21
Dios acepta con agrado la ofrenda de Noé y decide hacer un pacto de nueva rela-
ción con la creación y particularmente con el hombre. Al reconocer que el instinto del
corazón del hombre es malo desde su juventud (v. 21, el diluvio no cambió al hombre),
Dios decide aceptar así al hombre y no renunciar a su propósito de [Page 78] relación
con él. Dios expresa dos decisiones importantes en cuanto a su relación con la natu-
raleza y el hombre: Primera, no volver jamás a maldecir la tierra por causa del hombre
(v. 21a). Dios concede así el deseo de Lamec expresado en el nacimiento de Noé. Y la
segunda decisión es la de no destruir todo ser viviente (v. 21b) con una catástrofe
cósmica universal. Los ciclos y fenómenos de la naturaleza que permiten el desarrollo
de la vida son restaurados en forma continua y permanente para toda la humanidad
(Hech. 14:16, 17) asegurando estabilidad y sustento.
El arco iris
El respeto a la vida
9:3–6
2. Dios pedirá cuentas por la vida del hombre (9:5). Toda vi-
da pertenece a Dios y debe ser respetada y cuidada.
Desde ese momento Dios ha de actuar ante la maldad del hombre con fidelidad a
su propósito original. La continuación de la relación Dios-hombre depende fundamen-
talmente de la fidelidad de Dios traducida consistentemente en amor y redención
hacia el hombre. Aun en momentos donde la justicia de Dios actúa ante la inmensi-
dad de la maldad humana, es la fidelidad de Dios la que gobierna su acción (Sal.
103:10–14; Lam. 3:22; Mat. 5:45b). La prueba mayor de esta fidelidad de Dios es Je-
sucristo en su encarnación y muerte expiatoria (Juan 3:16; Rom. 5:8) y en la promesa
de su Segunda Venida (Apoc. 21:1–7).
75
Joya bíblica
Dios expresa inmediatamente esta fidelidad a Noé en términos de un pacto (el Pac-
to Noético o Noénico)) con varios elementos agregados al pacto ya iniciado (Gén. 6:18).
Primero, Dios restaura al hombre a su propósito original de procreación, ocupación
del medio ambiente y ejercicio de dominio sobre los otros seres vivientes. El hombre
conserva la imagen de Dios por lo cual su vida debe ser respetada. Dios establece la
pena de muerte para el homicida y la ejecución está a cargo del mismo hombre. Esta
medida afirma la santidad de la vida y es preventiva para reducir y evitar la violencia
destructiva innata en el hombre. Segundo, tanto las plantas como los animales servi-
rán de alimentos [Page 79] al hombre. La alimentación animal fue una necesidad al
término del diluvio por la recuperación lenta del reino vegetal. Pero aun así la vida del
animal, expresada esencialmente en su sangre, debe ser respetada y no consumida.
Se da por sentado que el consumo de carne es de los animales considerados limpios
cuya sobrevivencia en cantidad fue prevista (Gén. 7:2, 3). La relación hombre-animal
cambia radicalmente. La base de esta nueva relación es el temor. Ahora ya no existe
una armonía y convivencia pacífica. Tercero, Dios otorga a Noé, sus descendientes y
todo ser vivo una señal visible y recordatoria que garantiza el cumplimiento de su pac-
to de no volver a exterminar la vida en su totalidad. Esta señal es el colorido arco iris
que es la refracción y reflexión de los rayos de luz solar en las nubes y que aparece en
la atmósfera. Al restaurarse la tierra, la lluvia —y los fenómenos que la acompañan—
que no existía antes, se regulariza para hacer posible la vegetación y el sustento con-
tinuo del hombre y los animales. Pero al mismo tiempo representa una amenaza cons-
tante que atemoriza a todo ser viviente. El arco iris es la garantía al hombre postdilu-
viano que “esta lluvia no es otro diluvio”. Además, la palabra arco 7198 (v. 13) significa
también el arco usado por el guerrero. Dios indica con el arco iris que él cuelga “su
arma” para no destruir más.
Verdades prácticas
9:12–17
(3) La vida familiar de Noé, 9:18–29. Esta sección nos muestra el progreso de la
civilización y la continua pecaminosidad del hombre en tres incidentes conectados
uno con el otro. El primero nos ilustra el inicio de la industrialización de un producto
agrícola. Noé se dedica a la agricultura y con el correr del tiempo descubre el proceso
de fermentación para producir vino del producto de la viña. El cultivo de la vid y la
producción de vino han sido actividades importantes en la cultura bíblica. El segundo
incidente nos ilustra el efecto del abuso del nuevo producto que expone al hombre a
otros actos indignos. El consumo excesivo de vino embriaga a Noé y lo expone inde-
centemente. Cam, uno de sus hijos, aprovechando la condición vulnerable de su pa-
77
Uso y abuso
El pecado de Cam
Nuestra cultura latinoamericana está plagada con estos mismos problemas: el uso
abusivo de las bebidas y drogas intoxicantes y el desenfreno sexual. Tales abusos son
estimulados constantemente por los medios de comunicación social porque producen
rentabilidad comercial a ciertos sectores. Por estos abusos el individuo y la familia se
destruyen y la nación se corrompe. Esta es la maldición de Canaán que ha sobrevivido
hasta nuestros días. El apóstol Pablo ofrece la alternativa de escape a esta sociedad
corrupta cuando declara que el creyente en Cristo debe substituir la embriaguez de
bebidas intoxicantes por una vida llena del Espíritu Santo, que conduce a relaciones
correctas en las expresiones sexual, familiar y social (Ef. 4:18–6:4).
Bendición a Jehovah
Segunda, aparecen los primeros imperios y centros urbanos que influyen y domi-
nan el resto de la civilización. Estos imperios son logros de hombres prominentes, co-
mo el caso de Nimrod, y por lo general formados por expansión de población, alianzas
con otros grupos y guerras opresivas de conquistas.
El número siete
Los hijos de... fueron (10:2). En una lectura rápida del cap.
10 llama la atención el uso que el autor hace del número siete
y del número setenta. Veamos unos casos:
10).
Tercera, nos presenta el área geográfica de esta civilización y las asignaciones terri-
toriales en un periodo específico de su desarrollo. Esta área abarca al norte, el mar
Negro; al sur, el desierto de Nubia, norte de Sudán (Africa); al este, la región de Irán; y
al oeste, el mar Mediterráneo, incluyendo todos los territorios litorales a [Page 83] di-
cho mar. Con ello se indica a grupos étnicos con identidad cultural y organización po-
lítica que incluía posesión territorial y soberanía gubernamental. Las asignaciones
territoriales, tan conflictivas hasta nuestros días, por un lado reflejan la voluntad y el
permiso de Dios de ocupar los espacios geográficos (1:28; 9:1). Pero por el otro lado,
son resultados de decisiones y logros humanos, no siempre[Page 84] justos ni armo-
niosos, sino para ejercer poder, satisfacer ambiciones y ganar fama y gran deza (vv. 8–
12).
Genealogías
División de naciones
la venida del Señor, esta civilización no redimida será finalmente enjuiciada y destrui-
da (Apoc. 18).
4. Independencia de Dios.
Tecnología humana
Frente a esta actitud desafiante, Dios responde con justicia, pero usando la miseri-
cordia en fidelidad a su naturaleza amorosa y la promesa de no destruir totalmente a
la humanidad. En primer lugar, Dios reconoce que el proyecto de los hombres se debe
a la unidad y al acuerdo mutuo de desafío. En segundo lugar, Dios, en su divinidad
completa o trinitaria —como en otros casos de importante intervención divina— deci-
82
Semillero homilético
11:9
cortas. Algunos ya ni alcanzaban los 200 años. La edad del nacimiento del primogé-
nito también era más temprana en comparación con genealogías anteriores. En las
listas genealógicas siguientes la edad ya no se menciona. Aparentemente esto obedece
a que la repoblación de la tierra estaba ya[Page 89] bien avanzada y además la deci-
sión de Dios de acortar la vida de los hombres estaba entrando en efecto paulatina-
mente (6:3).
Taré
Pero lo más importante de esta genealogía es que nos introduce a la familia inme-
diata de Abram. Taré, el padre de Abram, era de Ur de los caldeos. La ciudad de Ur,
ubicada sobre el río Eufrat es al sur de Babilonia, ya tenía una larga historia en el
tiempo de Taré. Culturalmente muy avanzada, llegó a ser la capital de los sumerios.
La identificación de los caldeos (v. 31) es porque estaba localizada en el distrito asig-
nado a los caldeos. Además, en tiempos bíblicos, esa región estaba exclusivamente
identificada con los caldeos quienes llegaron a dominar toda la región mesopotámica
por un largo período. Según descubrimientos arqueológicos y el testimonio bíblico, era
un centro comercial importante y sus habitantes eran politeístas (Jos. 24:2).
Tres hechos resaltan a Taré en el plan redentor de Dios. Primero, él deja Ur de los
caldeos para ir a Canaán. No se menciona el motivo de su decisión, pero sí trae a su
familia con él. Taré nunca llega a Canaán ya que se ubica en Harán, territorio al norte
de Mesopotamia que hoy día pertenece a Siria y a Turquía, más o menos a mitad de
camino entre Ur y Canaán. La arqueología ha descubierto un intenso movimiento mi-
gratorio en esos tiempos y puede ser que Taré se haya unido a ese movimiento impul-
85
Estos antepasados de Abram, padre de la nación escogida por Dios, conecta a Is-
rael con el resto de la humanidad y lo ubica dentro del concierto de naciones en la
tierra. Israel como nación es parte de la civilización, pero fue elegida especialmente
por Dios para un propósito redentor.
Abram inicia la lista de hombres y mujeres que a través de la historia han sido
llamados para instrumentar humanamente el plan redentor de Dios. Cada llamado de
Dios tiene condiciones específicas, pero todos ellos demandan una obediencia comple-
ta y sincera. El llamado también implica pruebas que se presentan en toda clase de
circunstancias. Las condiciones no siempre son favorables al cumplimiento del propó-
sito de Dios. Las pruebas y ansiedades en Abram, y más tarde en los demás patriar-
cas, surgen siempre en cuanto a la obtención de las promesas de tierra y descenden-
cia. La obtención de tierra provee el sustento del presente. La concesión de descen-
dencia provee consistencia al futuro. La descendencia sin tierra es imposible. La tierra
sin descendencia carece de significado. Aquí entra en juego y en tensión el presente
con el futuro. La descendencia con tierra, el presente con futuro, es la promesa de
Dios y la esperanza de los patriarcas en su peregrinación. Pero la concreción de esta
promesa se desarrolla en medio de condiciones negativas: hambre, esterilidad, peli-
gros de asimilación, conflictos bélicos, sustituciones aparentemente válidas. Frente a
todos estos impedimentos ha de resaltar la fidelidad de Dios en cumplir su promesa.
Los patriarcas demuestran su fe en esperar y depender de esa promesa, interpretando
las indicaciones de Dios, tomando las decisiones [Page 91] apropiadas y ejecutando
las acciones correspondientes. Y este modelo de vida es el que se vuelve normativo
para el creyente. Para el cristiano, la promesa del reino de Jesucristo y la oferta de
vida eterna deben ser las metas de la peregrinación (Mat. 6:33; 1 Tim. 6:19).
(1) Dios llama a Abram, 12:1–9. Enfáticamente se afirma que es Dios quien inicia
un acto especial en su plan de salvación para la humanidad. En vez de abandonar a
la humanidad en su pecado, Dios escoge a un hombre y le hace un llamamiento espe-
cial. El llamamiento tiene demandas y promesas.
Las demandas del llamamiento de Dios a Abram son: Primera, Abram debe dejar
su tierra. Esta era geográficamente Harán donde temporalmente Abram estaba vivien-
do con su padre Taré. Original y culturalmente era Ur de los caldeos, civilización
avanzada a la cual Abram pertenecía. Segunda, Abram debe dejar a su padre. Esto
significaba dejar lo más querido y lo que representa seguridad y comodidad. Además,
en el sistema patriarcal, implicaba la renuncia de Abram, el primogénito de Taré, a la
herencia y al lugar social privilegiado que le correspondía. Según la cronología bíblica
Taré vive unos sesenta años más después de la partida de Abram a Canaán. Tercera,
86
Abram debía ir a una tierra que en su momento dado Dios le mostraría. Estas eran las
condiciones de Dios a Abram: abandono, renuncias, aceptación de lo desconocido.
Semillero homilético
El llamamiento de Abram
12:1–7
) En reconocimiento y gratitud
Pero en contraste con las demandas de Dios a Abram, están las siguientes prome-
sas de Dios: Primera, Dios haría de Abram una gran nación. El plan de nación incluía
la posibilidad de descendencia, hasta ahora ausente en Abram. Además, la palabra
usada para nación, implica un territorio geográfico y unidad política y étnica. Segun-
da, Dios iba a bendecir y engrandecer el nombre de Abram en medio de la humanidad
de manera que se convirtiera en un hombre de bendición. El deseo de los hombres en
Babel era precisamente también el de lograr un nombre, pero con fines que desafia-
ban a Dios y con motivos egoístas. En vez de ser olvidado al separarse de su parentela
y tierra, Abram es engrandecido y beneficiado por Dios. Tercera, Dios por medio de
Abram inaugura una nueva relación con todas las familias de la tierra. Las familias
serán benditas o malditas de acuerdo a la relación que mantienen con Abram y la na-
ción en promesa, quien es el nuevo instrumento de [Page 92] Dios para bendición de
la humanidad.
Abram atraviesa la tierra hasta la encina de Moré, cerca de Siquem. Esta era una
ciudad cananita y un centro religioso, ubicada entre el monte Gerizim y Ebal en el te-
rritorio que luego perteneció a Efraín. Dios revela a Abram que esta es la tierra prome-
tida a su descendencia. En la respuesta de Abram a la revelación de Dios se nota su
confianza en Dios y su paciencia. En ese momento Abram no tenía hijos. Y la promesa
88
de tierra no sería para él, sino para su descendencia. El edifica un altar en señal de
adoración a Dios y de aceptación de la promesa. Religiosamente los cananeos eran
politeístas y muy idólatras. Tenían santuarios o altares a sus deidades por todas par-
tes en los que les rendían culto. Las prácticas religiosas eran conocidas como el “culto
a la fertilidad” en el cual adoraban a Baal, dios de la fertilidad, y a su contraparte fe-
menina Astarte, [Page 93] por medio de sacrificios de animales y humanos y actos
sexuales. En medio de toda esta idolatría y paganismo, Abram pública, visible y ex-
clusivamente adora a Jehovah, el Dios verdadero.
Abraham
Dos peligros graves implican la ida de Abram a Egipto: Primero, abandona la tierra
prometida. Ir a Egipto, en el pensamiento bíblico, siempre significa el abandono del
90
De Sarai a Sara
Pasiones humanas
Pero Dios interviene de una manera especial mostrando una vez más su fidelidad a
su propósito redentor y su misericordia para con el hombre. Aparentemente pasa un
tiempo determinado y tanto el faraón como su familia son afectados con plagas y se
llega a la conclusión que estas aflicciones ocurren porque [Page 96] Sarai, mujer de
Abram y además estéril, está en el harén. El hombre que debía ser de bendición fue
aquí, por su engaño, causa de maldición para el faraón y su familia. Más tarde la pre-
sencia del pueblo de Israel en tiempo de Moisés será también de maldición al faraón y
a todo Egipto por no permitir el éxodo. El faraón inmediatamente resuelve dos cosas:
Primera, recrimina grandemente a Abram por su engaño y por ponerlo en grave peli-
gro. Segunda, expulsa a Abram de Egipto, aunque le permite llevar todas las posesio-
nes adquiridas, mayormente por regalo del mismo faraón.
(3) El conflicto y la separación con Lot, 13:1–13. La prueba anterior tuvo su ori-
gen en la escasez. La prueba con Lot se debe ahora a la abundancia alcanzada en
Egipto y al problema de la tierra. Aunque el pasaje anterior no lo especifica, aparen-
temente Lot también fue con Abram y ambos se enriquecieron en Egipto. Abram vuel-
ve a Canaán con Lot y se instala nuevamente cerca de Betel. Una vez más reconoce a
Dios en adoración pública y compromiso de lealtad. Esta es una de las características
de Abram. En toda circunstancia y lugar adora a Dios. Posiblemente en este acto
Abram se compromete nuevamente a cumplir el llamado de Dios, arrepentido de su
falta anterior. En su actitud Abram es modelo del creyente en Cristo quien no debe
dejarse enredar por el pecado, sino despojarse y seguir la carrera que tiene por delan-
te (Heb. 12:1).
Abram decide que la mejor solución es la separación entre él y Lot y toma la inicia-
tiva en ofrecer que Lot eligiera el terreno que más quisiera. Abram, a cambio, acataría
dicha decisión y permanecería en territorio separado. Lot, después de una inspección
y evaluación exacta de la situación, elige la llanura del Jordán. En contraste con la
estrechez e inseguridad de riego de la zona central de Canaán, la llanura del Jordán
era bien regada y prácticamente igual al lugar en Egipto de donde regresaran recien-
temente. Además de ser [Page 97] ideal para ganado, la llanura tenía centros de po-
blación que ofrecían posibilidades comerciales ventajosas para Lot. Eventualmente Lot
termina habitando en Sodoma, una de esas ciudades, pero con una población muy
pecadora. Según la evaluación bíblica, Lot encuentra en este lugar prácticamente una
réplica de la buena vida de Egipto, sin peligro político, pero con grave peligro por el
pecado de los del lugar.
Abram queda en estrecho, y tendrá que seguir buscando una tierra apropiada, pe-
ro queda en la voluntad de Dios. Este incidente también nos introduce al grave pro-
blema de la tierra en nuestro continente. Los “sin tierra” o los que poseen tierra preca-
riamente abundan en América Latina. El sustento del presente se hace muy difícil.
Mucho de ello se debe a los modernos “Lot” que escogen para sí lo mejor y lo más ex-
tenso posible de la tierra con fines de ganancias ventajosas. Otro tanto se debe a los
modernos “cananeos y ferezeos” que por sus vidas corruptas y de violencia depradan
la tierra y la dejan desolada. Abram se nos presenta como modelo por su firmeza en
buscar la voluntad de Dios antes que ganar ventajas temporales y saber esperar la
obtención de tierra en los términos de Dios.
(4) Dios reafirma su llamado, 13:14–18. Dios no queda ajeno a la acción correcta
de Abram. Si la ida a Egipto fue una suspensión temporal del llamado, ahora Dios
confirma nuevamente su llamado a Abram reiterándole las promesas de tierra y des-
cendencia. Tres ingredientes importantes se mencionan en la reafirmación: Primero,
Dios da a Abram una idea más concreta de la extensión geográfica de la tierra prome-
tida. Abram vivía en la zona montañosa de Betel (12:8) desde donde visualmente se
podía abarcar una gran [Page 98] extensión de territorio. Segundo, la promesa ahora
incluye a Abram y no solamente a su descendencia. A pesar de la presencia de los ca-
naneos y ferezeos, Dios “autoriza” a Abram a recorrer todo el territorio porque ya le
pertenece. Lejos de sentirse oprimido porque el territorio estaba ocupado, Abram se
93
siente libre de moverse y buscar el lugar que más le conviene y no limitarse a territo-
rio “cedido” o “despreciado” por los habitantes locales. Así es que Abram se establece
en Mamre, al norte de Hebrón. Esta era una ciudad cananea situada a unos 30 km. al
sur de Jerusalén. Se convierte luego en el hogar de Abram y un centro de adoración
importante. En este lugar, Abram nuevamente edifica un altar a Jehovah. Aunque es-
to nos parezca repetitivo y rutinario, tiene un significado muy importante. Además de
indicar adoración a Dios, la construcción y dedicación de altares por Abram indica
que ese territorio pertenece a Dios y se dedica para el propósito designado por Dios.
En el pensamiento religioso de la época, los dioses locales eran dueños de los territo-
rios y la población. Las divinidades extranjeras no tenían ningún poder ni posibilidad
[Page 99] de acción. Abram proclama que ese territorio es de Jehovah, su Dios, y que
su protección y ayuda está en Jehovah a quien le dedica toda su lealtad. Tercero, Dios
da a Abram una idea comparativa de lo que será su descendencia: tan numerosa que
sería imposible contarla. En este momento, Abram no tenía hijo y su remota posibili-
dad de adopción de Lot como hijo se había desvanecido. Pese a todo, Abram decide
vivir confiado y pendiente de la promesa de Dios.
(5) Abram y la guerra en Canaán, 14:1–16. Además del hambre, Abram también
enfrenta la realidad de los conflictos armados en la tierra de Canaán. Esta vez es una
guerra de característica internacional (una guerra mundial) que no afecta directamen-
te a Abram, pero sí a Lot su sobrino que estaba establecido en Sodoma. Una liga de
reyes de territorios de Mesopotamia se unen en guerra contra una liga de reyes de te-
rritorios del valle del Jordán. Aparentemente esta guerra era en represalia por el cese
de tributación de los reyes de Canaán y un esfuerzo de los de Mesopotamia por resta-
blecer su dominio político. La liga mesopotámica que escoge una ruta por el transjor-
dán, derrota a todos por el camino devastando grandemente todo el territorio. Final-
mente enfrentan a la liga de reyes cananeos. En la batalla final en el valle de Sidim,
cerca del mar Muerto, los reyes del valle del Jordán son derrotados. Muchos al huir
caen en los pozos de brea, abundantes en dicho lugar y los sobrevivientes huyen a las
regiones montañosas. Particularmente, la ciudad de Sodoma queda expuesta al ene-
migo que la saquea y lleva a la gente prisionera. Lot es también llevado cautivo.
[Page 100]
En respuesta Abram dedica a Melquisedec el diezmo del botín de guerra que traía.
Con este acto Abram reconoce tres cosas: Primera, acepta que la victoria militar se
debe a la intervención del Dios Altísimo y no tanto a su habilidad o alianza militar.
Segunda, reconoce la autoridad sacerdotal de Melquisedec y la validez religiosa de Sa-
95
El diezmo
mesas. El rescatado Lot y familia regresan nuevamente a Sodoma, donde más tarde
encuentra un final trágico.
14:1–24
(1) Dios sella su llamado con un pacto, 15:1–21. Después del incidente de guerra
y del encuentro con Melquisedec, aparentemente Abram queda con el temor de posi-
bles conflictos y con dudas en cuanto al cumplimiento de la promesa de parte de Dios.
Dios se le aparece, esta vez en visión de noche (v. 5) y se desarrolla un diálogo progre-
sivo que finalmente termina en una relación de pacto entre Dios y Abram. El desarro-
llo del encuentro se centra en los dos intereses fundamentales en el cumplimiento del
plan redentor de Dios: descendencia y tierra. Dios inicia el diálogo dando seguridad en
relación a los dos temores de Abram. En cuanto a posibles conflictos, Dios mismo se
ofrece como el escudo de Abram. El escudo era el artefacto defensivo de protección del
guerrero, imprescindible en las luchas con las armas usadas: espadas, flechas y lan-
zas. Y aunque Abram rechazara el botín de guerra como galardón, Dios le ofrece un
[Page 103] galardón más excelente. Este galardón en términos generales se refiere
más bien a la tierra como más tarde se especifica. Abram acepta la protección, pero
presenta a Dios el problema central: No tiene un hijo, por tanto el galardón no tiene
sentido. Eliezer de Damasco, fiel criado de Abram, según la costumbre legal, podría
eventualmente ser adoptado y ser el heredero. Damasco, una ciudad de Aram, la ac-
tual Siria, es una de las ciudades más antiguas de población continuada. Por primera
97
vez Abram reclama y atribuye a Dios la carencia de hijos. Hasta ahora Dios le había
hablado de descendientes, pero no específicamente de un hijo, inicio de descendencia.
Joya bíblica
15:1–6
Ante la queja, Dios asegura a Abram que tendrá como heredero un hijo propio. Por
primera vez Dios menciona a Abram la posibilidad de un hijo biológico. Esto ante la
realidad de que tanto Abram como Sarai [Page 104] eran viejos y Sarai era estéril. Pe-
ro juntamente con la promesa de un hijo, Dios asegura a Abram una descendencia
tan numerosa que como las estrellas del cielo sería imposible contar. La respuesta de
Abram aquí es importantísima. Es una respuesta de fe a la promesa de Dios. En la
relación de Abram con Dios hasta ahora había obediencia, adoración y renunciamien-
tos. Por primera vez Abram se apropia de la fe que es la respuesta correcta a las pro-
mesas de Dios. Todas las acciones de respuestas anteriores eran necesarias, pero fal-
taba la fundamental en la relación Dios-hombre. Hebreos 11 explica claramente lo que
es la fe. Esencialmente es una convicción firme que mueve a uno a aceptar como rea-
lidad aquello que Dios promete y vivir conforme a esa realidad. Ante esa respuesta de
Abram, Dios le concede una nueva posición, una nueva condición. Como Noé ante-
riormente, ahora Abram también es justo delante de Dios. Justicia es la relación co-
rrecta entre el hombre y Dios. Es el ajuste de conducta al modelo de Dios. Por parte
de Dios es conceder esa relación, no teniendo en cuenta la iniquidad del hombre. En
el lenguaje del NT, la justicia es el regalo de Dios a la respuesta de fe en Jesucristo
(Rom. 5:1, 2). Tanto el apóstol Pablo como luego los hombres que iniciaron la Reforma
protestante, han usado el modelo de la respuesta de fe de Abram como central en
fundamentar la justificación por la fe. El apóstol Pablo la desarrolla ampliamente en
Romanos 4 y Gálatas 2–4.
Semillero homilético
Fe y justicia
15:6
Pero la concreción del pacto se desarrolla lentamente. Primero, Dios pide a Abram
que prepare un acto ritual con animales especificados. Como parte de la realización de
pactos, los actos rituales eran muy importantes. En estos actos, los animales se par-
ten por la mitad para un sacrificio. Las partes en alianza pasan por el medio concre-
tando así solemnemente el compromiso. Luego se ofrecen los animales en sacrificio a
la divinidad a quien se considera testigo de la alianza. Parte se deja para la comida
ritual que se comparte. Abram prepara los animales y espera hasta el atardecer lu-
chando con las aves de rapiña y con la angustia que se apodera de él por la tardanza
de Dios.
15:4, 5
La Biblia no registra la respuesta de Abram a este acto tan solemne de Dios. Se li-
mita simplemente a presentar testimonios de las acciones de Abram en esta nueva
relación con Dios. De aquí en adelante la relación de Dios con los patriarcas y luego
con su pueblo tendrá como centro de referencia el pacto. En el NT el centro de refe-
rencia es el Nuevo Pacto sellado no ya en un acto ritual de sacrificio animal, sino con
la muerte expiatoria de Jesucristo, el Hijo de Dios (Luc. 22:14–20).
(2) Agar e Ismael, 16:1–16. Después del pacto, Abram toma una determinación
que tiene sus consecuencia hasta el día de hoy. Esta acción de Abram indica la lucha
humana en la vida de espera en Dios y en sus promesas. La concesión del pacto im-
plica una seguridad inigualable, pero no una garantía de que el hombre de fe no ten-
drá sus luchas y hasta sus errores en su nueva relación con Dios.
Pero surge un conflicto entre Sarai y Agar una vez que ésta queda embarazada de
Abram. Además de los celos y menosprecios, el conflicto se agrava por el temor de Sa-
rai de perder ante Agar su lugar de señora de Abram (Prov. 30:21–23). Sarai consigue
primero el apoyo total de su esposo y luego aflige a Agar de tal manera que ésta huye
y se dirige a Egipto por el camino del desierto de Shur al sur de Beerseba.
Sin embargo, aquí no termina este proyecto [Page 108] humano. Dios por interme-
dio del ángel de Jehovah aparece y habla a Agar. El ángel de Jehovah es otra manifes-
tación del mismo Dios que se hace presente y visible para ayudar al hombre. Su inter-
vención a través de la relación de Dios con su pueblo tiende a ser para salvación y se
lo asocia con el propósito redentor de Jesucristo. Literalmente ángel significa mensaje-
ro y en esta ocasión Agar recibe de Dios este mensaje: Primero, ella debe volver a Sarai
y restablecer la sumisión en la relación amasierva. En este tipo de relación social de
entonces, el amo tenía una autoridad total y absoluta sobre los siervos quienes eran
considerados como una propiedad más. Esta acción era necesaria y demuestra la vo-
luntad de Dios que cada ser humano tenga protección, el beneficio de una familia es-
102
tablecida y dignidad al nacer. ¡Cuántos niños en América Latina nacen y aun se crían
sin el beneficio de un padre, de una familia y de un hogar! Estas condiciones indignas
para un ser humano [Page 109] afectan el presente y hacen peligrar el futuro de cual-
quier nación. Segundo, al ángel le asegura del nacimiento de un hijo y le concede el
nombre de Ismael (Dios escucha) que es la respuesta de Dios al clamor de Agar por su
aflicción. Tercero, declara la descendencia múltiple de Ismael y el destino histórico de
esa descendencia: Sobrevivencia en medio de hostilidades a base de su fortaleza y
persistencia.
16:1–21:21
Joya bíblica
Finalmente nace el hijo dentro de la familia de Abram. Esto ocurre a los 86 años de
Abram, once años después de responder al llamado de Dios. Ismael (v. 15), nombre
indicado por el ángel de Jehovah a Agar, es el nombre que Abram escoge para su hijo.
Significa “Dios escucha”. El nombre es apropiado porque a pesar de que este hijo no
fue parte del plan de Dios, sin embargo, Dios había escuchado a Agar en su aflicción,
y más tarde escuchará también el pedido de Abraham sobre Ismael (17:20). Pero tam-
bién hay ironía en el nombre. Quizás se atribuye a la respuesta de Dios un plan que
fue totalmente humano y que causaría [Page 110] tanto conflicto desde el principio
hasta hoy día. La estabilidad mundial depende en gran parte de la precaria y hostil
relación política entre el estado de Israel y las naciones árabes, descendientes de Is-
mael.
Semillero homilético
Demasiado viejo
17:1–5
104
(3) Dios reafirma su pacto con Abram, 17:1–27. Desde el nacimiento de Ismael
pasan trece años en los cuales la [Page 111] vida de Abram se desarrolla sin ningún
cambio. Aparentemente el proyecto humano, Ismael, fue la solución a la tardanza de
Dios, a la edad de Abram y a la esterilidad de Sara. Pero Dios, quien es fiel a su pro-
pósito pese al error humano, se aparece nuevamente a Abram para reafirmar el pacto
original y comprometerle nuevamente a esa relación ya establecida. La identificación
de Dios como el Todopoderoso (Shadai 7706) indica la majestad y poder del Dios de los
patriarcas. Varias veces en Génesis, frente a fuerzas y poderes influyentes y contra-
rios, se identifica a Dios como el Todopoderoso (28:3, 35:11, 43:14, 48:13). En la re-
afirmación del pacto aparecen varios nuevos elementos: Primero, una demanda de vi-
da perfecta en relación a Dios. Esta relación implica una vida de conducta diferente.
La fe y la moral siempre van juntos en la relación del hombre con Dios. Segundo, hay
un cambio de nombre de Abram (padre excelso) a Abraham (padre excelso de una
multitud). Este cambio obedece a la nueva realidad que Dios determina para Abram:
el ser padre de una multitud de naciones y reyes. El pacto de Dios se extiende perpe-
tuamente a esta descendencia. En dicho pacto, Dios se proclama Dios de la descen-
dencia y le concede Canaán por posesión perpetua.
Ismael
y asociados al culto a la fertilidad en la religión cananea. Dios saca este rito de su en-
torno sexual y pagano y lo integra como iniciación del niño al pueblo del pacto.
La circuncisión, como señal del pacto, tiene las siguientes características: Primera,
es un mandamiento que debe guardarse en cada generación. Esta práctica llega a ser
la marca de identificación de los israelitas a través de la historia. No es exclusiva de
Israel: Es practicada también por los islámicos por razones religiosas y por otras cul-
turas por otros motivos. Pero en los israelitas se la relaciona con el pacto. Como señal
visible e imborrable en la carne indica el compromiso de cada generación con el pacto.
Segunda, debe ser hecha al niño a los ocho días de su nacimiento. Además, se debe
practicar al descendiente natural como al extranjero adquirido. Tercera, esta señal
debe hacerse en el órgano genital o generacional del hombre quien en el sistema pa-
triarcal eventualmente es el jefe y representante de toda la familia. No tiene entonces
connotación de machismo o de exclusión de las mujeres del pacto. En el entendimien-
to cultural bíblico, el hombre es el responsable de continuar las generaciones. La cir-
cuncisión pues llega a ser la señal o seguridad de aceptación de la persona y su fami-
lia a los beneficios del pacto. Era la prueba de que el individuo y su familia pertenecí-
an a la nación del pacto. El que rehusara esta señal era excluido de la congregación.
Con la inclusión de los gentiles al pacto, el judaísmo exigía al devoto o prosélito la cir-
cuncisión como la ley lo indicaba. En el cristianismo primitivo surge una controversia
en relación con la aplicación del rito de la circuncisión y otros ritos judíos a los genti-
les convertidos (Hech. 15:1–31, Gál. 1:1–5:15). Después de una profunda considera-
ción, los apóstoles, guiados por el Espíritu Santo, determinan como normativo liberar
a los gentiles creyentes en Cristo Jesús del rito de la circuncisión, afirmándose que
sólo la fe en Cristo es suficiente para la salvación tanto del judío como del gentil
(Hech. 15:11).
En respuesta Dios reafirma varias cosas: Primero, asegura a Abraham que Sara su
[Page 113] esposa llegará a tener un hijo. Segundo, ese hijo tiene ya un nombre:
Isaac, que se deriva del vocablo reír señalando la reacción original de Abraham a la
propuesta. La concesión del nombre es una indicación de la realidad de ese hijo cuyo
tiempo de nacimiento es anunciado. Tercero, la confirmación del pacto perpetuo es
con Isaac y su descendencia. Nada puede sustituir al plan de Dios. Aquí se demuestra
la fidelidad de Dios para con su promesa original en su llamado a Abram y Sarai.
Cuarto, Dios tiene también un plan para Ismael. Será bendecido y su descendencia
llegará a constituirse en una gran nación con el tiempo. La relación especial de Dios
con la descendencia de Sara se contrasta con la de Ismael: En la primera se incluye
reyes y en la segunda se incluye sólo a príncipes. Pero la diferencia más destacada es
que la descendencia de Ismael, fruto de un plan humano, no llegará a ser parte del
pacto. El apóstol Pablo desarrolla este contraste en Gálatas 4:21–31, para rechazar el
intento de exigir el cumplimiento de todas las leyes de Moisés como requisito para la
107
salvación. El asegura que los creyentes en Cristo Jesús son los verdaderos herederos
de la promesa de Dios al igual que Isaac.
Verdades prácticas
reacciona con risa, al igual que Abraham anteriormente, expresando duda de dicha
posibilidad por tres razones: Ambos eran ya viejos, ella era estéril y ya se le había pa-
sado el tiempo de capacidad biológica de procrear. Jehovah reafirma su promesa de-
clarando y luego demostrando efectivamente que para Dios nada es difícil. La realidad
de esta clase de nacimiento se repite en la historia del pueblo de Dios varias veces. El
nacimiento de Sansón (Jue. 13), de Samuel (1 Sam. 1), de Juan el Bautista (Luc.
1:13–20) y otros han sido posibles por intervención de Dios y con un propósito espe-
cial. Abraham confronta a Sara por su reacción. Aunque en Génesis no se registra,
Sara acepta participar en el plan de Dios ejercitando su fe (Heb. 11:11). Isaac es fruto
de la promesa de Dios y de la participación humana de Abraham y Sara.
Verdades prácticas
(1) Abraham intercede por Sodoma y Gomorra, 18:16–33. En primer lugar, Dios
revela a Abraham su propósito de juicio contra Sodoma y Gomorra por la extrema pe-
caminosidad de los hombres. La decisión de revelación se debe a dos factores: Abra-
109
ham se ha de convertir en una nación [Page 116] fuerte y de modelo de vida para to-
dos. Además, hay un compromiso de que esta nación andará en los caminos de Dios.
Esta decisión de Dios es fundamental e indica su fidelidad de hacer posible la comu-
nión del hombre con él. De aquí en adelante, Dios nada haría sin revelar a su pueblo,
a través de sus profetas y hombres escogidos (Amós 3:7). Así la nación de Israel fue
escogida como recipiente de la revelación de Dios y depositaria de las Sagradas Escri-
turas (Rom. 3:1, 2). Con la venida de Jesucristo, la voluntad final de Dios es revelada
por Jesucristo y el Espíritu Santo a los apóstoles (Ef. 3:5; Heb. 1:1, 2; 2:1–4).
Semillero homilético
18:16–33; 19:29
[Page 118] (2) Dios libra a Lot por amor a Abraham, 19:1–29. Los hombres que
parten de Mamre, llegan a Sodoma al anochecer. Sodoma y Gomorra quedaban en la
región sur del mar Salado, a unos 60 km. de Mamre. Lot, demostrando su integridad
espiritual provee hospedaje para los visitantes que eran ángeles no identificados (Heb.
13:2). La destrucción se desarrolla de la siguiente manera: Primero, el criterio final de
juicio se cumple cuando por la noche, todos los hombres de la ciudad, comunitaria-
mente, van a la casa de Lot con intentos de violencia y perversión sexual para con los
hospedados. Ni la intervención de Lot, ni la ceguera causada por los ángeles pueden
111
evitar los malos intentos de los hombres. Los visitantes, reconociendo la inevitabilidad
del juicio anuncian la destrucción. La razón final del juicio es la falta de arrepenti-
miento de los hombres ante la última advertencia (Mat. 11:20–24). Lot, al igual que
Noé, sirve de testimonio contra la pecaminosidad de la ciudad (2 Ped. 2:7, 8). Segun-
do, los ángeles ordenan a Lot y su familia que salgan de la ciudad mostrando miseri-
cordia y salvación para con ellos. La salida se dilata a causa de la incredulidad de los
yernos. Al amanecer Lot, su esposa y sus dos hijas son prácticamente “estirados” fue-
ra de la ciudad y se les ordena correr hacia adelante para salvar sus vidas. Sólo Lot y
sus dos hijas son finalmente librados. Por falta de determinación y por apego a Sodo-
ma, la mujer de Lot no alcanza la liberación y se convierte en un objeto inservible del
lugar (Luc. 17:32). Tercero, la destrucción es una acción directa de Dios. Una vez que
Lot estuvo a salvo, Jehovah ejecuta su juicio sobre las ciudades de Sodoma, Gomorra,
Adma y Zeboim (Deut. 29:23), la llanura, los habitantes y las plantas. Este territorio
destruido está [Page 119] cubierto hoy día por las aguas del mar Salado. El instru-
mento de juicio es una lluvia de azufre y fuego. El azufre es un metaloide sólido que
sirve de combustible poderoso. En la Biblia es mencionado repetidamente como ins-
trumento de castigo (Apoc. 14:10; 19:20).
Verdades prácticas
Abraham comprueba la destrucción de esas ciudades por el humo que pudo ver
desde Mamre. Pero Lot es librado por la intercesión de Abraham y porque ante la pre-
sencia de la última visita reconciliadora de Dios muestra una conducta justa. Sodoma
y Gomorra quedan en el pensamiento [Page 120] bíblico como ejemplos de iniquidad y
de seguridad del juicio de Dios (Luc. 17:28; 2 Ped. 2:6). Y la palabra “sodomita” queda
en el lenguaje como identificación del hombre que practica la relación homosexual.
112
Intercesión
(3) Lot y sus hijas, 19:30–38. Lot y sus dos hijas quedan en una cueva. Las hijas,
convencidas de que no quedaban más hombres y con la responsabilidad de descen-
dencia, se proponen un plan para concebir de su padre. Así, emborrachando a Lot,
ambas conciben del padre. Se debe notar que esta relación, que es considerada como
incesto y prohibida en casi todas las culturas, fue realizada involuntariamente y sin
conocimiento por parte de Lot y estrictamente con intenciones de procreación por par-
te de las hijas. Además fue una relación única y nunca más repetida. Su propósito era
dejar descendencia. Lot (y sus hijas) no habían renunciado a la esperanza de ser par-
tícipes de la herencia prometida por Dios a Abraham. A cada hija nace un hijo varón,
quienes fueron los progenitores de los moabitas y amonitas, naciones que no forma-
ron parte de Israel y que en varias ocasiones fueron fuentes de conflicto para Israel
(Jue. 3:12–30; 10:7). En la conquista de Canaán, no se permite a Israel tomar territo-
rio ni hacer guerra contra los moabitas ni amonitas (Deut. 3:9, 19). En cuanto a la
participación en la herencia prometida, la ley [Page 121] prohibe absolutamente que
un moabita o amonita ingrese al pacto (Deut. 23:3). Sin embargo, la misericordia y el
propósito redentor de Dios permite que Rut, la moabita, llegue a ser nada menos que
la bisabuela del rey David y ascendiente de Jesucristo (Rut 4:17; Mat. 1:5).
El incidente con Abimelec nos informa de situaciones precarias y de peligro que los
patriarcas enfrentaban en su peregrinación. Esta situación, similar a la de Egipto
(12:10–20), se repite con Isaac (cap. 26). Aquí el problema original es la tierra. Abra-
ham se muda de los alrededores de Hebrón hacia el Néguev, al oeste. La mudanza ge-
neralmente obedecía a situaciones de sequía, temor a la hostilidad de gente local,
búsqueda de mejor pastura, ventajas comerciales o indicaciones directas de Dios.
El Néguev era una región árida al sudoeste del mar Salado, hacia Egipto. Abraham
acampa entre poblados por su [Page 122] ocupación pastoril y su necesidad comercial
(seminómada). Gerar, 13 km. al sur de Gaza era un centro filisteo al cual los patriar-
cas eventualmente se asocian comercialmente. Al residir en Gerar Abraham se con-
fronta con una nueva situación y nueva gente en medio de la cual debe sobrevivir. A
pesar de que Dios se le había manifestado como su protector (15:1), Abraham siente
temor por su vida. Como estrategia de sobrevivencia, usada ya anteriormente, Abra-
ham presenta a Sara como su hermana —en realidad media hermana— como luego
explica (v. 12). Pero legalmente la relación marital era la que tenía validez. Abimelec,
rey de Gerar, toma a Sara para su harén, con miras a una relación marital. Por lo ge-
neral, este tipo de relación tenía propósito comercial y político como también elevar el
prestigio del rey. De este modo, Abraham, por sobrevivir en el presente, hace peligrar
el futuro comprometiendo la descendencia, aún después de haber recibido la firme
promesa de que Sara sería la madre de su hijo.
¿Por qué será tan difícil aprender las lecciones más impor-
tantes de la vida? Para protegerse Abraham mintió diciendo a
114
En respuesta, Abimelec hace varias cosas: Primero, comunica a sus servidores to-
do lo que había acontecido. Esto causa temor en los hombres y asegura protección a
Abraham. Segundo, Abimelec devuelve a Sara, reprimiendo a Abraham por el pecado
que había podido causar sobre Abimelec y su reino. Aquí vemos el grave problema que
Abraham trajo sobre sí por no confiar en Dios. Puso en peligro a Sara, su esposa y
recipiente ya de una promesa firme de tener un hijo. Además, puso en peligro la vida
de Abimelec y sus hombres exponiéndole a un pecado que acarrearía el juicio de Dios.
Tercero, permite a Abraham morar en la tierra otorgándole un territorio y concedién-
dole riquezas en ganado y siervos y una gran suma de dinero (11 kg. de plata) para
demostrar públicamente su inocencia y para reivindicar a Sara.
Al final, Abraham ora por Abimelec y las mujeres afectadas, y Dios en respuesta
sana a todas. Nuevamente vemos la falta de confianza en el patriarca que hacen peli-
grar la promesa y es causa de maldición para otros. La intervención de Dios hace po-
sible que una vez más el plan redentor de Dios siga adelante.
Semillero homilético
20:1–17
115
Dios advierte que tomar una mujer casada es pecado (v. 6).
Joya bíblica
Isaac
21:1–3
[Page 126] (2) Agar e Ismael son despedidos, 21:9–21. Todo parece andar a la
perfección. Abraham había hecho la paz con Abimelec y obtenido el usufructo de un
territorio. Ahora Dios le concede un hijo de Sara. Pero surge un nuevo problema que
se relaciona con la descendencia. La presencia de Ismael causa un conflicto familiar
que afecta a Isaac. Sara, quien tenía a su cargo el manejo de la casa, nota dicho con-
flicto y toma la iniciativa en pedir a Abraham que expulse a Agar e Ismael. La acción
no era sólo para solucionar un conflicto familiar entre los dos medio hermanos, sino
tiene que ver con el futuro, con la herencia que tenía relación con la promesa de Dios.
La reacción de Abraham ante tal posibilidad es de angustia ya que él reconocía y
había aceptado a Ismael como su hijo y querría retenerlo consigo. ¿Qué hace el hom-
bre de fe en esta circunstancia tan delicada? Acude a Dios, quien le indica que hiciera
caso a Sara en referencia a Agar e Ismael. Esta indicación se basa en que la promesa
de descendencia se ha de cumplir a través de Isaac. Y también en que Dios se ha de
hacer cargo de Ismael de quien ya había prometido hacerle una gran nación (17:2).
Así Abraham despide a Agar e Ismael proveyéndoles de todo lo necesario para el viaje
hacia el sur, aparentemente hacia Egipto.
Joya bíblica
Este incidente nos provee el testimonio de varias normas para la relación con Dios
y la relación familiar. Primero, jamás un plan humano ha de substituir al plan divino.
La voluntad humana, por más sabia que sea, no podrá ocupar el lugar de la voluntad
de Dios. Lo que el hombre debe hacer es buscar la voluntad de Dios en su Palabra y a
través de la oración, y aceptarla. Dios es fiel a su propósito el cual se ha de cumplir en
las condiciones y términos que él determina. Segundo, una vez más se expresa la mi-
sericordia de Dios. ¡El se hace cargo del error humano! Ismael es fruto del recurso
humano que duda en la promesa y decide no esperar en Dios. En una palabra, es el
resultado del pecado humano. Pero Dios escoge hacerse cargo de ello. Aquí se confir-
ma la fidelidad y bondad de Dios que a pesar de que el hombre cometa pecado, Dios
se hace cargo del pecado. El apóstol Pedro, haciendo eco del profeta Isaías (53:6) nos
declara que Jesucristo en la cruz se hace cargo de todas nuestras iniquidades (1 Ped.
2:24). Ciertamente la descendencia de Abraham y el mundo entero ha tenido que so-
portar la consecuencia de este error humano, pero Dios, no Abraham, fue quien se
hizo cargo de Ismael. Tercero, nos llama a una reflexión sobre la imperiosa necesidad
de matrimonios monógamos y hogares estables para la crianza de los hijos. En Améri-
ca Latina el problema es grave, pues hay hombres que procrean hijos de diferentes
mujeres sin compromiso matrimonial o responsabilidad paterna. Estos niños son [Pa-
ge 127] producto de la desobediencia del hombre a las normas de Dios. Refleja el des-
enfreno sexual y la irresponsabilidad del ser humano para con la descendencia. Se
crían en conflictos, privaciones y sin el privilegio de un hogar estable. El presente de
esos niños es precario y el futuro peligroso. Es urgente que la iglesia atienda a este
problema.
Verdades prácticas
Con el correr del tiempo, Ismael crece y obtiene primero, como lugar de habitación
el desierto de Parán. Esta era una zona bien determinada al noroeste del golfo de Aca-
ba y sur del mar Muerto en el desierto del Sinaí. Segundo, Ismael se convierte en un
guerrero hábil, lo que es necesario para su sobrevivencia en dicho lugar. Tercero, la
madre le obtiene esposa de Egipto, lo que asegura su identidad étnica y su descen-
dencia posterior. La revelación bíblica en Génesis se ha de ocupar varias veces más de
120
(3) Abimelec hace alianza con Abraham, 21:22–34. Este incidente ilustra la ne-
cesidad y responsabilidad de Abraham de mantener una relación correcta no sólo con
Dios, sino también con la población local para asegurar su sobrevivencia y la realiza-
ción del propósito de su vida. La alianza con Abimelec, que es la culminación de una
relación pacífica ya establecida anteriormente (20:15–18), asegura a Abraham dos co-
sas: el usufructo de una porción de tierra y sus recursos en la zona de Beerseba y la
ausencia de conflicto bélico con un grupo étnico bien identificado y bien establecido
en esa zona. Los filisteos bien podían ser peligro de exterminación para la familia de
Abraham. La iniciativa parte de Abimelec al reconocer que la prosperidad de Abraham
se debe a la relación especial de Dios con Abraham: Dios está contigo (v. 22). La alian-
za demanda una relación de lealtad (bondad, misericordia) mutua que incluye a los
descendientes y a la tierra que sirve de residencia. Al mismo tiempo se resuelve un
conflicto sobre los derechos de usufructo de una fuente de agua, elemento vital en
aquella zona. El arreglo es pacífico y Abimelec se esfuerza en afirmar que el conflicto
no se debió a él sino a la acción exclusiva e independiente de sus siervos. No obstante,
así como Abimelec quería un juramento de paz con Abraham, éste se asegura con el
juramento de Abimelec que la fuente de agua es devuelta a su legítimo dueño.
Los conflictos sobre derechos de fuentes de agua en las zonas desérticas ocurren
frecuentemente. En el sistema económico de los nómadas y seminómadas, las únicas
propiedades aceptadas como privadas son las fuentes de aguas así determinadas y los
sepulcros. La alianza finaliza con los juramentos solemnes entre ambas partes acom-
pañados de los rituales correspondientes y la designación memorial de la fuente de
agua: Beerseba (v. 31), que hace referencia al juramento y a las siete corderas del ri-
tual. El resultado de esta [Page 129] alianza es la seguridad de residencia de Abra-
ham y sus descendientes en tierra de los filisteos por mucho tiempo.
para los patriarcas. Es a Beerseba donde Jacob acude para encontrar orientación de
Dios en cuanto a su traslado y el de su familia a Egipto (46:1–7). En el lenguaje geo-
gráfico, Beerseba era el límite poblacional sur del territorio de Israel. De Dan (norte) a
Beerseba (sur) significa “de punta a punta” o “todo el territorio”.
¿Qué prueba?
22:14
fruto de la alianza con Abimelec. Abraham, al igual que Job, no sabía que era una
prueba. Para él fue un pedido de Dios que se tenía que obedecer. Prueba, en el pen-
samiento bíblico, es una demanda o una experiencia que Dios asigna al creyente con
el propósito de fortalecer y madurar su fe. El objeto de la prueba es claramente identi-
ficado: Tu hijo, a tu único, a Isaac a quien amas (v. 2). Recordemos que Isaac, nacido
“fuera de tiempo”, era la única posibilidad de descendencia de Abraham. Ismael ya se
había ido. La cuádruple identificación de Isaac lo hace inconfundible, angustioso e
insustituible. El acto de la prueba era ofrecer a Isaac en holocausto, lo que terminaría
con la vida de Isaac y con toda posibilidad de descendencia de Abraham. El lugar del
sacrificio quedaba a tres días de viaje de Beerseba, aunque Dios no había especificado
exactamente el monte. Todo esto demanda al extremo la obediencia incondicional de
Abraham quien responde sin poner excusas o pedir más explicaciones.
Semillero homilético
22:1–14
Después que Dios dio la orden dejó todos los detalles a cargo
de Abraham.
mor es la actitud propia y correcta del hombre hacia Dios. Implica reverencia, dar a
Dios el lugar prioritario en todo, sumisión total a Dios y es la actitud que guía a uno a
no desobedecer u ofender a Dios en nada. En el libro de Proverbios, el temor de Jeho-
vah es la base de una conducta correcta, ya que sin temor a Dios, ningún manda-
miento o ninguna orientación divina tendría efectividad. La entrega de Isaac, hijo úni-
co, fue la demostración clara y final del temor de Abraham hacia Dios. En cuarto lu-
gar, Dios provee un carnero, como la fe de Abraham lo había declarado anteriormente
(v. 8). Abraham ofrece este animal en holocausto en lugar de su hijo. Aquí, una cos-
tumbre religiosa propia de la cultura hasta ahora no aclarada, queda para siempre
fuera de la fe en el Dios verdadero. La Biblia denuncia como abominación a Dios todo
sacrificio humano (Lev. 20:1–3). Todas las declaraciones de fe fueron cumplidas: Ado-
raremos, volveremos, Dios mismo proveerá. Todas las acciones que demandaban obe-
diencia —Isaac, monte Moriah, holocausto— fueron realizadas. La demostración su-
prema de amor, la de ofrecer a su único hijo, fue consumada hasta el límite humano
por Abraham.
Y necesariamente este episodio nos traslada a otro monte, al del Calvario. Allí, Dios
el Padre por amor a la humanidad ofrece a su Hijo unigénito en sacrificio por nuestros
pecados. Lo que un día el padre de nuestra fe ofreció a Dios, en forma incompleta e
imperfecta, es apenas una sombra de lo que Dios luego en Cristo ofrece en perfección
y en consumación total. Aprendemos también del amor de Dios por nosotros (Rom.
5:8) y de la vida eterna en Jesucristo (Juan 3:16).
Verdades prácticas
Verdades prácticas
Esta pasaje nos provee de algunas normas importantes para la fe cristiana. Prime-
ra, el lugar que debemos dar a las expresiones de duelo en los casos de pérdida. Por
alguna razón la expresión de dolor [Page 137] y pesar se descuida y hasta se conside-
ra como fuera de la fe cristiana. Abraham, el padre de la fe, expresa libremente su do-
lor y su pesar. Segunda, de alguna manera debemos tener previsiones espirituales y
materiales para un caso de pérdida. Un entierro sin previsión en nuestros días es si-
nónimo de una catástrofe económica. Más aún si una enfermedad extensa precede al
fallecimiento. La iglesia debe buscar y obtener, o hacer posible, un plan genuino de
previsión económica para estos casos. Tercera, los entierros de creyentes deben
hacerse con toda dignidad y en testimonio de nuestra esperanza firme y segura de la
promesa de resurrección.
128
(4) Abraham elige esposa para Isaac, 24:1–67. La elección de esposa para Isaac
es fundamental para la continuación del pacto ya que provee seguridad de que la des-
cendencia permanece dentro del propósito del pacto. Según la costumbre de la época,
los padres debían hacer los arreglos para proveer cónyuge a sus hijos. En la ausencia
de Sara, Abraham toma la iniciativa motivado por tres razones: Primera, era ya ancia-
no y debía hacer los preparativos propios para la continuación de la descendencia.
Segunda, Isaac ya tenía 40 años (25:20), edad ideal en aquella cultura para formar
hogar (26:34). Tercera, se debía garantizar que la elección de la esposa de Isaac estu-
viera dentro de los términos de la promesa del pacto.
Semillero homilético
24:3, 6, 7, 12–14
Cor. 6:14–7:1). Segundo, bajo ninguna circunstancia Isaac debía volver a Harán. Dios
había llamado a Abraham a dejar su tierra y su parentela e Isaac no debía revertir ese
llamado. El debía permanecer en Canaán para dar cumplimiento a la promesa de
Dios. Tercero, se establecen algunas cualidades óptimas que han de distinguir a la
elegida (además de ser pariente de Abraham): bondadosa y servicial (vv. 14, 17–20);
una doncella hermosa y sin ningún impedimento moral para poder ser esposa (v. 16) ;
con capacidad de tomar decisiones importantes (vv. 54–58) y con modestia y respeto
(v. 65). Todas estas cualidades eran imprescindibles para la vida familiar en Canaán.
Todos estos argumentos vencieron toda resistencia que pudieran poner los parien-
tes de Rebeca, y la conceden para esposa de Isaac. Ante esta respuesta propicia, el
siervo hace lo siguiente: Primero, adora a Dios pública y visiblemente indicando grati-
tud. Segundo, otorga preciosos regalos a Rebeca, a su madre y a su hermano. La dote
concedida indica seguridad de riqueza y cumplimiento del requisito legal en el otor-
gamiento de esposa. Tercero, al día siguiente el siervo pide partir para Canaán. Este
pedido se debía seguramente al apresuramiento en traer las buenas nuevas a Isaac y
algo también en evitar toda posibilidad de impedimento que pudiera surgir durante
los diez días de despedida según la costumbre del lugar. La decisión final se la dejan a
Rebeca, quien con firmeza y determinación escoge ir inmediatamente a Canaán. La
familia la despide concediéndole la compañía de su nodriza y bendiciéndola.
131
[Page 142]
Verdades prácticas
Esaú y Jacob.
2. Ellos fueron una pareja que Dios adoptó para ser reci-
pientes de las promesas dadas a Abraham. Ese hecho les daba
un sentido de misión.
Con este matrimonio, se asegura una descendencia dentro de los términos y condi-
ciones del pacto.
ga el momento de morir. La vida del hombre, por más instrumento que sea en las ma-
nos y en el propósito de Dios, tiene su límite. No es inmortal. Segundo, se destaca no
tanto la muerte, sino la vida llena de significado y logros dentro del propósito de Dios.
Abraham tuvo una vida fructífera: Fue diligente y próspero y respetado en el trabajo.
Fue un esposo fiel, un padre previsor e interesado en el bienestar de su descendencia.
Mantuvo un buen testimonio y relacionamiento social. Supo actuar con decisión, valor
y prudencia en todas las dificultades enfrentadas. Y por sobre todo fue un hombre que
se entregó al propósito de Dios. Su vida no fue vacía ni en vana. Tercero, muere en
esperanza de vida eterna: Fue reunido a su pueblo (v. 8). Aquí hay una rotura con los
epitafios anteriores en Génesis. La muerte no es el final de la existencia del hombre.
Este nuevo elemento se irá repitiendo una [Page 144] y otra vez en las muertes de los
hombres de fe del pueblo de Dios. Cuarto, Abraham es sepultado en el sepulcro fami-
liar, junto a Sara, su esposa y compañera en la vida. Quinto, sus dos hijos, Isaac e
Ismael, lo sepultan indicando una relación amistosa y noble entre ambos hermanos.
¡Que bendecido sería el mundo si pudiera restablecerse esta misma relación entre los
descendientes de Ismael e Isaac hoy día! Por último, con la muerte de Abraham, el
hombre que respondió al llamado de Dios, no termina el propósito redentor de Dios.
Dios traslada la bendición de Abraham a Isaac y fiel a su promesa continúa su pacto
de redención.
Semillero homilético
25:5–10
Doce
(1) Nacimiento de Esaú y Jacob, 25:19–26. Esta sección bíblica se inicia con la
mención del matrimonio de Isaac y Rebeca y sus respectivos progenitores. Todo indica
que la continuación de la descendencia será fácil y dentro de los términos del pacto.
Pero, Rebeca era estéril y después de 20 años de matrimonio todavía no tenía hijos.
Finalmente, Rebeca[Page 146] concibe, pero bajo estas condiciones: Primero, la con-
cepción es fruto de la oración de Isaac. A pesar de todas las provisiones humanas y
decisiones apropiadas en relación a la seguridad de la descendencia, ésta dependía de
la voluntad de Dios. Aquí vemos a Isaac hacer uso de la oración, confiando en Dios y
basado en experiencias pasadas. No hay intento de recursos humanos. Sólo la espera
en Dios quien responde al pedido. Segundo, el embarazo causa disturbios físicos y
emocionales. Ante esta situación, Rebeca consulta a Jehovah. La consulta y el acceso
a una respuesta de Dios en las situaciones conflictivas o desconocidas es el privilegio
del pueblo de Dios. En la nación hebrea, la consulta a Jehovah se hacía por lo general
a través del profeta o sacerdote y en los santuarios o lugares de adoración y sacrifi-
cios.
La respuesta a la oración
La respuesta de parte de Dios declara que hay dos hijos, confirma el conflicto entre
los no nacidos todavía y anuncia tres realidades para el futuro. Primera, de esos dos
hijos se formarán dos pueblos que estarán separados, es decir, en conflicto constante
y desde la matriz. Segunda, el desarrollo y progreso de ambos pueblos serán diferen-
tes. Uno de ellos será mayor y más fuerte que el otro. Y tercera, el mayor servirá al
menor, el reverso del derecho de primogenitura. La institución de la primogenitura era
la estructura sociopolítica que garantizaba la estabilidad familiar, social y política de
los pueblos de aquel entonces. Esto nos indica que Dios puede interrumpir y romper
la estructura humana por más cerrada, inflexible o sabia que parezca. Además, hay
planes o elecciones de Dios que no ofrecen ninguna opción al hombre: éste debe acep-
tarlos. La soberanía de Dios en la elección tiene prioridad absoluta sobre la libertad o
estructuras del hombre (Rom. 9:10–16).
136
Finalmente nacen los niños que son gemelos fraternos o mellizos (cuates) bien dis-
tintos uno del otro. Los nombres dados a los hijos hacen alusión a sus respectivas
características sobresalientes en el momento del nacimiento. Esaú (velludo), el primo-
génito recibe dicho nombre por su abundancia de vello. Jacob (suplantador), el se-
gundo, recibe dicho nombre por nacer tomado del talón de su hermano. Detrás de es-
tas diferencias físicas están diferencias de carácter y de espiritualidad que tendrán
mucho que ver en el desarrollo de [Page 147] esta familia y que llegan a poner en pe-
ligro la descendencia en continuación del pacto.
de suceder al padre como jefe de la familia o clan. Le correspondía una porción doble
de los bienes y era el recipiente de la bendición paterna. En la familia de Isaac se
agrega el derecho a la promesa de Dios a Abraham. Todo esto pone en juego Esaú al
vender su primogenitura. El razonamiento de Esaú: Yo me voy a morir; ¿de qué, pues,
me servirá la primogenitura? (v. 32), refleja fielmente que el pacto dependía totalmente
de promesas cuyos cumplimientos estaban en el futuro, en la descendencia y no tenía
[Page 148] recompensas inmediatas (Heb. 11:39). Además, esas promesas estaban
fuera del control humano inmediato; dependían de la generosidad de Dios y deman-
daban confianza y espera. Aquí vemos a un hombre confiado sólo en sí mismo, en el
poder de sus recursos y en recibir su recompensa. Sacrifica el futuro por el presente.
Al ver la poca seriedad de Esaú respecto a su derecho de primogenitura, Jacob apro-
vecha aun más y solemniza la adquisición con un juramento por parte de Esaú. Esta
acción equivalía a un contrato privado formal y válido legalmente. Esaú obtiene lo que
desea: el pan y guisado de lentejas (v. 34) y Jacob el derecho de primogenitura.
Semillero homilético
25:25
Verdades prácticas
El desarrollo de la vida del patriarca Isaac es muy pacífico. Sin embargo, en dos
ocasiones enfrenta pruebas bastantes importantes que le obligan a tomar decisiones
al respecto. Algunas son equivocadas, otras son respuestas de confianza y obediencia
a Dios.
Joya bíblica
(1) Dios confirma su pacto a Isaac, 26:1–5. A pesar de que Isaac ya había recibi-
do la bendición de Dios después de la muerte de Abraham, todavía no tuvo una con-
firmación personal del pacto. Esta confirmación llega en un momento bastante crítico
en la vida de Isaac ya que por el hambre éste estaba a punto de abandonar la tierra de
Canaán. La confirmación se desarrolla en el contexto de un hambre en la tierra que
obliga a Isaac a salir de Beerseba y buscar un lugar más propicio. Su primer intento
es establecerse alrededor de Gerar, pero por temor a la hostilidad de Abimelec y los
filisteos (v. 7) y por la escasez generalizada, decide ir a Egipto. La situación actual y la
experiencia familiar (Abraham fue a Egipto) indicaban que ese era el paso correcto.
(2) Isaac teme a Abimelec, 26:6–11. Al residir Isaac en Gerar surge el temor de
ser muerto por los filisteos a causa de la hermosura de Rebeca a quien con seguridad
el rey y los hombres codiciarían como candidata a su harén. Gerar era una de las ciu-
dades de los filisteos. Estaba localizada en el extremo noroeste del Néguev, cerca de
Gaza y a pocos km. del Mediterráneo. La integridad y sobrevivencia de la familia pa-
triarcal queda expuesta así al peligro de aniquilación. Ante este temor, Isaac declara
que Rebeca es su hermana, un plan de sobrevivencia usado anteriormente por Abra-
ham en dos ocasiones (12:10–20; 20:1–18). Pero con el correr del tiempo, el rey mismo
descubre que realmente Rebeca es la esposa de Isaac y lo confronta enérgicamente. La
simulación de Isaac pudo haber sido ocasión de culpabilidad para los filisteos. Isaac
explica el motivo de su actuación y Abimelec ordena, bajo pena de muerte, que nadie
moleste a Isaac [Page 151] o a su esposa.
No temas
Rejobot,
además que la prosperidad material y las riquezas son también bendiciones de Dios.
La prosperidad de Isaac crea envidia en los filisteos quienes manifiestan su hostilidad
abiertamente. Primero, piden a Isaac que se aleje de ellos. Así lo hace Isaac en procu-
ra de una vida de [Page 153] convivencia pacífica. Segundo, los filisteos reclaman co-
mo suyos los nuevos pozos que Isaac descubre. Isaac los concede, manteniendo una
actitud pacífica y sigue buscando más pozos hasta que llega el momento en que la
contención se acaba. Los nombres que da Isaac a los pozos reflejan las condiciones
bajo las cuales son abiertos y la seguridad de protección y cuidado de Dios. Nueva-
mente vemos en este patriarca su empeño, su conocimiento y su confianza en Dios
para sobrevivir en la tierra. Además, se destaca su actitud pacífica y generosa para
mantener una convivencia pacífica con los pobladores locales.
(4) Isaac hace alianza con Abimelec, 26:23–33. A pesar de sus esfuerzos de con-
vivencia pacífica, la hostilidad de los filisteos no cesa e Isaac tiene que alejarse de Ge-
rar y volver a la zona de Beerseba, la zona oriental del Néguev. Ante su temor de so-
brevivencia, tres acontecimientos significativos le dan la tranquilidad y la paz necesa-
rias. Primero, Dios se le aparece asegurándole su presencia y protección constantes,
su bendición y su fidelidad permanente. Aquí vemos nuevamente la dirección y orien-
tación constante de Dios a los patriarcas, especialmente en tiempos de crisis. Aunque
la Biblia no lo menciona específicamente, las manifestaciones de Dios eran respuestas
a la oración y el clamor de los patriarcas. La edificación de altares indica esa actitud
permanente de clamor a Dios y el reconocimiento constante de la necesidad de direc-
ción divina. Segundo, Abimelec acude a Isaac en busca de una alianza de paz. Al igual
que con Abraham, Abimelec reconoce la relación especial de Isaac con Dios y pide una
alianza solemnizada con los rituales y juramentos correspondientes. La alianza se
concreta y Abimelec y su comitiva regresan a su tierra. Vemos que la convivencia pací-
fica es resultado de la intervención de Dios y del empeño del patriarca en mantenerse
en paz con todos. Tercero, los siervos de Isaac encuentran un pozo lo cual asegura la
posibilidad de sobrevivencia en aquel lugar. Consistente con su práctica anterior,
Isaac nombra al pozo con el mismo nombre dado por su padre Abraham anteriormen-
te (21:25–31) y en referencia también al juramento de paz que él logra con Abimelec.
Semillero homilético
26:1–4, 12–14, 25
De bendecirlo generosamente.
[Page 154]
Todo lo anterior hace pensar que las condiciones de cumplimiento del pacto serían
fáciles. Pero tal vez en esta sección es donde surgen los conflictos más peligrosos, en
el lado humano, para la continuación del pacto.
(1) Esaú emparienta con los cananeos, 26:34, 35. El primer conflicto que surge
en la continuación del pacto en esta familia patriarcal es el casamiento de Esaú con
mujeres heteas, es decir, de la población de Canaán. Este emparentamiento hace peli-
grar la identidad propia de la descendencia patriarcal por el peligro de asimilación con
la población local. Además, aun en caso de que no se concrete ninguna asimilación,
sería difícil la tarea de destrucción de un pueblo por otro dado el emparentamiento.
Obviamente el casamiento no fue del agrado de Isaac y Rebeca por dos razones: Una,
al mencionarse la edad de Esaú se indica que éste actúa por su propia cuenta sin el
consentimiento ni arreglo propio de sus padres. Por la experiencia anterior de Isaac en
obtener esposa (cap. 24) y por su consejo posterior a Jacob (28:1, 2), ambos casa-
mientos de Esaú estaban en contra de la voluntad y propósito patriarcales. Además,
se hace patente que las relaciones con las nueras eran muy tensas y conflictivas
(27:46). Las diferencias culturales y religiosas hacen imposible un matrimonio estable
y de propósito común si ambas partes se determinan a mantener su propia identidad
144
La bendición
(2) Isaac decide bendecir a Esaú, su primogénito, 27:1–5. Isaac entiende que
por su edad y por su condición física (estaba ciego) había llegado el momento de ben-
decir al hijo mayor. Llama a Esaú y lo instruye para que éste, de un animal del campo
que vaya a cazar, le prepare su potaje. Aparentemente era una comida favorita de
Isaac que Esaú sabía preparar. El propósito era el de identificarlo y [Page 155] tras-
mitirle la bendición. La bendición era el instrumento por el cual se transmitía de una
generación a otra tres cosas: el liderazgo de la familia o clan, la herencia o patrimonio
material y el patrimonio cultural y espiritual. En la familia patriarcal la bendición in-
cluía la transmisión de las promesas de Dios de tierra, nación y propósito misionero
universal. Por costumbre legal le correspondía la bendición al hijo mayor o primogéni-
to, aunque en casos excepcionales el padre podía elegir el recipiente libremente. Isaac
con esta acción decide asegurar la continuación del pacto y cumplir acabadamente su
misión en la tierra. No se tiene en cuenta el hecho que Esaú ya había vendido su pri-
mogenitura porque ello fue un arreglo privado entre los dos hermanos. Esaú se dispo-
ne a cumplir el pedido del padre. Ninguno de los dos advirtieron que Rebeca había
escuchado la intención e instrucción de Isaac.
Jacob inicialmente resiste la propuesta no por falta de deseo sino más bien por el
peligro que involucraba. Las diferencias físicas entre los dos hermanos eran muy mar-
cadas y aunque el padre era ciego, tenía otros medios de descubrir el engaño. [Page
145
156] Pero Rebeca insiste asumiendo toda la responsabilidad del acto. El plan comple-
to empieza entonces a desarrollarse. Primero, se prepara la comida favorita para satis-
facer el requisito de Isaac. Segundo, Rebeca prepara físicamente a Jacob para que és-
te pudiera parecerse físicamente a Esaú. La ropa de Esaú otorgaría a Jacob el olor
característico de su dueño. La piel del cabrito sobre las partes descubiertas y lampi-
ñas de Jacob lo harían asemejar a Esaú en su aspecto externo. Estas acciones eran
en previsión al uso del olfato y tacto que Rebeca sabía Isaac usaría para reconocer e
identificar a su hijo. Toda esta trama deja entrever que este era un momento esperado
por todos. Los intereses de todos los miembros de la familia estaban enfocados en este
acto de “transmisión de mando”. Los actos de previsión de Isaac, el plan magistral de
Rebeca, la colaboración y ejecución perfecta de Jacob y la reacción lastimera de Esaú
parecen indicar que para este acto tan solemne y significativo nunca hubo un acuerdo
total entre las partes. Y se apela a toda la astucia y los recursos humanos para la ob-
tención del fin deseado.
Joya bíblica
(4) Isaac concede a Jacob la bendición del pacto, 27:18–29. El relato del en-
cuentro de Isaac con Jacob intentando hacerse pasar por Esaú es el más riesgoso y
dramático en todo el desarrollo de estos encuentros. El encuentro de Jacob con Isaac
se desarrolla de la siguiente manera: En primer lugar, Jacob se presenta a su padre.
Este, que era ciego, requiere una identificación verbal. Al identificarse Jacob como
Esaú, expresa la primera declaración de engaño. Segundo, le ofrece el potaje favorito
para que coma y luego le bendiga. Esta declaración coincide con el requisito que Isaac
diera a Esaú, aparentemente creyendo que nadie más estaba presente, de modo que la
presentación del potaje daba credibilidad. Tercero, viene una serie de objeciones que
Isaac presenta que dan expresión a su duda en cuanto al cumplimiento exacto del re-
quisito de bendición (potaje e hijo correctos). El engaño no resulta fácil. Pareciera co-
mo si Isaac reconocía que este momento no era de simple resolución y que necesitaba
toda la seguridad posible para obrar correctamente.
El requisito del potaje favorito estaba cumplido; la identificación del hijo estaba
hecha. Ya nada podía impedir que el padre otorgara su bendición. La bendición con-
tiene una promesa divina de prosperidad material, preeminencia política en el concier-
to de naciones, liderazgo del clan y continuidad con la bendición a Abraham. Una vez
pronunciada la bendición e identificado el recipiente, ésta se vuelve irrevocable e in-
transferible. La conexión del pasado con el futuro estaba hecha.
Semillero homilético
27:27–29
con seguridad apuntan a un fracaso al plan redentor de Dios. Por ello, por encima de
los autores humanos, hay [Page 159] una fuerza superior que permite todo este desa-
rrollo. Esa fuerza es imposible de explicar o de justificar. Es esfera o área exclusiva a
la soberanía absoluta de Dios (Rom. 9:10–16).
Semillero homilético
27:34–40
Isaac entonces admite que fue Jacob quien había suplantado a Esaú y declara que
ha otorgado todo a Jacob. Nada sustancial le queda para bendecir a Esaú. Este reco-
noce el engaño como esperado y consistente con el carácter de Jacob. Dicha realidad
llevará a una hostilidad peligrosa entre los dos hermanos y más tarde entre las dos
naciones originadas por los dos hermanos. Se puede notar la persistencia de Esaú en
que el padre le otorgue no ya “la” bendición, sino aunque sea “una” bendición. Para
nosotros es extraña la insistencia de Esaú de no quedar sin una bendición del padre.
Pero, en el mundo espiritual de los patriarcas y de la Biblia, una generación con otra
estaban firmemente ligadas. La tradición, herencia, propósito de vida, es decir, el pa-
sado, el presente y el futuro, estaban firmemente conectados con la bendición de una
generación a la otra.
Finalmente Isaac concede una bendición a Esaú que consiste en prosperidad mate-
rial, en un territorio propio, la realidad histórica de una sobrevivencia difícil y en base
a lucha. Además implica la sumisión o inferioridad política a su hermano con la espe-
ranza de liberación con el tiempo. La Biblia y la historia testifican del cumplimiento de
esta bendición en el desarrollo del pueblo de Edom y su relación con Israel. La rela-
ción de Esaú y Jacob no termina con la resolución de la herencia. Continúa [Page
161] en hostilidad, separación y finalmente reconciliación.
Semillero homilético
27:27–29
(6) Esaú planea matar a Jacob, 27: 41–45. La reacción de Esaú se manifiesta
pronto y su plan de venganza se hace público. La decisión es matar a Jacob. Aquí la
descendencia queda en abierto peligro por el riesgo de extinción de uno de los descen-
dientes y la anulación del otro por la culpabilidad de homicidio. La culpabilidad de un
hijo mayor lo descalificaba del derecho a la primogenitura como en el caso del homici-
da Caín (4:25) y del usurpador Rubén (49:4). Además, el homicida debía ser vengado.
La ejecución del homicidio sería sólo después de la muerte del padre.
A su crédito, debemos adelantar que los dos planes de ella dieron resultado positi-
vo: Jacob hereda el derecho de primogenitura y Esaú y Jacob finalmente se reconci-
lian y mantienen una vida de convivencia pacífica (33:1–16; 36:6–8). Rebeca desapa-
rece del testimonio bíblico después de [Page 162] esta última intervención familiar.
Sin embargo, y por más controvertida que haya sido su actuación, debemos reconocer
que su firmeza de determinación en las ocasiones críticas de la familia, hace posible la
continuación del pacto.
Joya bíblica
(8) Esaú emparienta con Ismael, 28:6–9. Esta acción nos deja entrever algo de
recapacitación de Esaú en cuanto a su situación. Aparentemente él empieza a obser-
var algunos de los valores que son normativos para sus padres. Tal vez la intención
fue la de enmendar su conducta en lo posible y adecuarse a la expectativa de la fami-
lia. Por ejemplo, se nota el casamiento endógamo que eliminaba todo casamiento con
cananeas. Y ve el respeto al padre, exteriorizado en la obediencia de Jacob a las ins-
trucciones de Isaac. Además, reconoce que las relaciones entre sus esposas actuales y
sus padres eran muy [Page 163] malas (comp. 26:34). Por tanto, él decide casarse con
una de las hijas de Ismael, medio hermano de su padre. Desde el punto de vista de la
promesa patriarcal, esta acción empeora aún más su condición ya que introduce en
su genealogía, con posibilidad de reclamo de herencia patriarcal, a la descendencia de
Ismael. Pero el plan de Dios ya había determinado que Ismael no heredaría la promesa
(17:19; 21:12). Esta acción aleja más aún a Esaú de la posibilidad de ser el portador
de la promesa a Abraham. El testimonio bíblico de aquí en adelante da más atención a
Jacob en quien se centra la esperanza del cumplimiento de la promesa.
Verdades prácticas
Semillero homilético
28:15
Yo estoy contigo.
Esta es una promesa de su divina presencia. El mismo Dios
que ha permitido el desarrollo de la historia de su vida está
afirmando su presencia. Esta promesa está en tiempo presente
"yo estoy", ahora mismo el Señor está a nuestro lado. Es un
"aquí y ahora" de parte del Señor.
Yo te guardaré.
Es una promesa de su divina preservación. El cuidado amoro-
so de Dios es una fuente de seguridad. Esta promesa habla de
la inmanencia del Señor (él está presente sustentando la crea-
ción); como también de su trascendencia (él está sobre su
creación guiándola hacia sus propósitos).
. Yo te haré volver.
Es una promesa de su divina restauración. El Señor hará los
cambios necesarios en la vida de Esaú para que un día Jacob
pueda volver a su tierra. Esta promesa habla de los cambios
que hará en la vida de Jacob para formar en él las condiciones
que le permitan volver y restaurar la relación con su hermano.
. Yo no te abandonaré.
Es una promesa de su divina ayuda. El Señor ha asignado la
tarea, puede parecer dura y difícil, pero que importa cuando ya
se sabe que él está a nuestro lado para hacerla con éxito. Esta
promesa nos habla del hecho que Dios nos proporcionará los
recursos necesarios y sobre todo su dirección para que las em-
presas en las cuales debamos participar tengan los resultados
positivos.
Yo te lo he dicho.
Es una promesa de su divino cumplimiento. Dios ha empeñado
su palabra y por lo tanto él velará por el total cumplimiento de
lo que ha expresado. Esta promesa nos recuerda algo que dijo
Jesús: El cielo y la tierra pasarán, más mis palabras no pasa-
rán. Así es.
Segundo, Dios se le manifiesta en sueños, medio por el cual Dios muchas veces
declara su voluntad a los hombres (15:1; 20:3–7). La iniciativa es de Dios y Jacob es
153
Cuarto, Jacob hace un voto a Dios. Este voto contiene dos partes importantes:
Primera, la aceptación de las promesas de Dios hechas en él (v. 15). Estas promesas
consisten en la presencia de Dios, protección, providencia de alimento y vestido y la
seguridad de regreso a Canaán y a la casa patriarcal de la cual era fugitivo. La segun-
da parte de la respuesta es un compromiso personal y profundo de Jacob con Dios.
Este compromiso tiene las siguientes decisiones: Primera, fidelidad a Dios: Jehovah
será mi Dios. Jacob estaría en tierra extraña donde se adoraban otros dioses quienes
en el pensamiento de la gente eran los que hacían prosperar a los hombres. En medio
de todas esas tentaciones, Jacob se compromete a ser fiel a Jehovah. Segunda, Jacob
decide relacionarse con Dios a través de la adoración. La presencia de Dios será desde
ahora reconocida y honrada en un altar y lugar permanentemente consagrado a Dios.
Más adelante este compromiso se cumple (37:5). Tercera, Jacob decide reconocer a
Dios como el dueño y dador de todos los bienes materiales a través de la consagración
154
28:20–22
[Page 167] 2. JACOB LLEGA A LA TIERRA DE HARÁN Y VIVE CON SU TÍO LABÁN,
29:1-30:43
(1) Encuentro con Raquel, hija de Labán, 29:1–14. Jacob, motivado por el en-
cuentro con Dios, continúa su viaje hacia el exilio y cruzando el río Eufrates llega a
Harán, territorio de los arameos (orientales). Hoy día es territorio de Turquía. Una vez
llegado a Harán, la necesidad era encontrar a Labán. Jacob se dirige hacia un pozo de
agua, donde encuentra a pastores del lugar. Allí recibe información sobre Labán y
más aun se entera que su hija Raquel estaría en el pozo en breve. Este pozo era de
propiedad pública y era costumbre que todos los pastores con todos sus rebaños se
juntaran a ciertas horas para abrevar el ganado. De esta manera se salvaguardaban
los derechos de todos. Por ello, los pastores no siguen el consejo de Jacob.
Cuando Raquel aparece con el rebaño de su padre, Jacob hace tres cosas: Primero,
remueve la piedra del pozo y da de beber al rebaño de Raquel. La piedra era [Page
168] bastante grande y demandaba mucha fuerza removerla. Segundo, Jacob, des-
pués de haber hecho el trabajo de Raquel, saluda a ésta con intimidad y emoción. Los
encuentros en las fuentes de agua con tono romántico ocurren varias veces. Así Elie-
zer encuentra a Rebeca (24:15) y Moisés a Séfora (Exo. 2:16, 17). Aquí no fue un beso
romántico, sino de saludo oriental y expresión emocional por el encuentro. Las cir-
cunstancias, guiadas por Dios, eran muy favorables para Jacob, quien con aparente
facilidad estaba encontrando a sus parientes. Tercero, Jacob se identifica como pa-
riente del padre de Raquel. La expresión emotiva primero, luego la explicación. Ra-
quel, sorprendida por todo, corre a su casa y da las noticias a su padre. Labán sale al
encuentro de Jacob, lo saluda con mucha emoción, lo identifica como pariente y lo
lleva a su casa donde Jacob permanece por un mes como huésped. Este encuentro
inicial con Raquel es muy importante porque da lugar al segundo objetivo de Jacob al
venir a Harán: Procurar una esposa apropiada para los fines del pacto.
(2) Jacob se casa con Lea y con Raquel, hijas de Labán, 29:15–30. Todas las
circunstancias y los eventos, guiados por Dios, llevaron a Jacob al lugar donde debía
encontrar esposa. Ahora, en el desarrollo del plan de Dios, entran las decisiones
humanas, las cuales son guiadas por intereses y ambiciones particulares que crean
conflictos múltiples. La obtención de esposas para Jacob se desarrolla de la siguiente
manera: Primero, Jacob toma la iniciativa de escoger para su esposa. En un mes de
estadía y luego de observar las cualidades de ambas hijas de Labán, Jacob hace su
elección: Raquel. Como dote, Jacob, quien estaba solo y sin ninguna riqueza, ofrece
su servicio al padre por siete años. Labán la acepta sin más explicaciones o compro-
miso que decir: Mejor es que te la dé a ti (v. 19). Así Jacob trabaja para Labán siete
años motivado por el amor que sentía por Raquel. Recordemos que Jacob ya tenía
156
más de 40 años cuando llega a Harán (26:34). Siete años es una espera disciplinada y
con un firme propósito de asegurar la descendencia relacionada con el pacto.
Segundo, cuando llega el momento de concesión (los siete años), Labán entrega a
Lea, la hija mayor, como esposa a Jacob, en lugar de Raquel. El casamiento, según la
costumbre patriarcal, era un pacto familiar. Y el padre era quien debía entregar a [Pa-
ge 169] la novia. Además debía ser un acto público y una ocasión muy festiva, que
generalmente duraba siete o más días. La novia era entregada al esposo, según la cos-
tumbre oriental, con velo. Los años de espera, la festividad de la ocasión, los tratos de
confianza hechos hasta ahora, más la mujer “velada”, impiden a Jacob reconocer con
exactitud la identidad de la novia. Con la unión física entre los novios, el matrimonio
queda consumado. No hay posibilidad de regreso. Zilpa, según la costumbre, es con-
cedida como sierva (o asistente) de Lea. Más tarde, Zilpa tiene importancia porque
también ella da hijos a Jacob. Jacob descubre el cambio a la mañana siguiente y su
sorpresa es grande. El engaño aparece nuevamente en la vida de Jacob. Pero esta vez,
él es la víctima. Si su sorpresa fue grande, también su ira lo fue y así confronta a La-
bán, reclamándole los términos del acuerdo y acusándole de engaño. Por toda res-
puesta, Labán informa a Jacob que realmente no es un engaño, sino el cumplimiento
de una costumbre local, por encima de los acuerdos de individuos. No se nos dice el
motivo real de Labán, aunque obviamente el trabajo de Jacob le era muy beneficioso,
como más tarde lo reconoce (30:27). Jacob es instado a cumplir su deber conyugal
con Lea, con quien está legalmente unido.
Tercero, Labán informa a Jacob que Raquel también puede ser su esposa por otra
dote similar. Raquel, realmente no fue sustituida, sino “postergada” por otros siete
años de servicio. Jacob acepta la situación y Labán, después de la semana de Lea con
Jacob (luna de miel), concede a Raquel como esposa. Por lo menos, Jacob no debe es-
perar otros siete años por Raquel. Bilha es concedida como sierva o asistente de Ra-
quel, quien más tarde también se convierte en madre de algunos de [Page 170] los
hijos de Jacob. El nuevo matrimonio es consumado con la unión física y Jacob visi-
blemente demuestra su amor preferencial por Raquel. Luego demostrará también
amor preferencial por José y Benjamín, los hijos de Raquel. Jacob acepta las circuns-
tancias y se somete a las nuevas condiciones. Ambas hermanas se convierten en es-
posas de Jacob, en circunstancias donde los intereses humanos parecen prevalecer.
Pero Dios quien es fiel a su propósito, no queda ajeno a estas circunstancias.
Semillero homilético
29:15–29
(3) Dios concede hijos a Jacob, 29:31–30:24. Una vez asentada la relación con-
yugal, la necesidad obvia en relación a los intereses del pacto es la obtención de des-
cendencia. Pero la descendencia de Jacob no llega en situación óptima, sino en medio
de rivalidad, esterilidad, competencia y conflictos. Todos se esfuerzan en acomodar las
circunstancias a su propio interés y sacar la mayor ventaja posible. Labán “coloca”
matrimonialmente muy bien a sus dos hijas y se asegura la ayuda próspera de Jacob.
Este [Page 171] obtiene esposas y decide que ha de demostrar preferencia por Raquel,
la amada de su corazón. Tal vez con esto creyó que Lea iba a quedar desplazada y con
el tiempo devuelta a su padre. Pero, es Dios quien determina el curso de la historia.
Los primeros hijos que Dios concede a Jacob no son precisamente de Raquel, la
amada, quien es estéril, sino de Lea. Ella da a luz los cuatro primeros hijos a Jacob.
Ella atribuye a Dios la concesión de todos estos hijos. Los nombres que da a sus hijos
expresan las circunstancias bajo las cuales ella vive su vida matrimonial y se convier-
te en madre: En aflicción, menospreciada, desplazada de la compañía de su esposo,
insegura del amor de Jacob y sin la honra propia de una esposa. Con el nacimiento de
cada hijo ella expresa su esperanza de ganar el amor, el aprecio, el compañerismo y la
honra de su marido. Con el nacimiento de Judá, Lea alaba a Jehovah al reconocer que
él la está favoreciendo a pesar de las luchas y los conflictos.
Si la rivalidad por el esposo no fuera poco, se desarrolla también una rivalidad por
causa de los hijos. La envidia y la competencia se añaden al ya difícil ambiente donde
se desarrolla esta descendencia especial en los propósitos divinos. Raquel, al recono-
cer que no podía tener hijos, apela a la costumbre legal de tener hijos del esposo a
través de su sierva. La expresión sobre mis rodillas (30:3) alude al procedimiento legal
de adopción según los códigos establecidos. Aparentemente en el caso de Hagar, Sara
no adopta a Ismael como a su hijo, sino que Ismael y Hagar se relacionan legalmente
con Abraham como hijo y concubina de éste. Raquel da a Jacob dos hijos a través de
Bilha. Los nombres dados a sus hijos indican también la creencia de haber ganado el
favor de Dios (justicia) y la competencia con su hermana (conflicto). Lea no queda
atrás en la competencia y también permite a Jacob la paternidad de dos hijos a través
de su sierva Zilpa. Al nombrar a estos hijos, Lea desea convencerse de su fortuna y
felicidad al proveer tantos hijos a Jacob.
El amor preferencial de Jacob, el ruego de Raquel por tener hijos, las mandrágoras,
nada pudo abrir la matriz de Raquel sino sólo la intervención de Dios. Una vez más
Dios, en medio de conflictos, guía las circunstancias favorablemente hacia su propósi-
to. Y Raquel finalmente concibe y da a luz un hijo a quien nombra José (30:24) con la
159
esperanza que Dios le siga añadiendo hijos. El nacimiento de José, además de ser el
hijo de la esposa que Jacob amaba, marca el final del plazo del pago de dote por Ra-
quel e impulsa a Jacob a iniciar planes para regresar a Canaán. Más tarde, José es el
instrumento de preservación de vida de todos los otros hijos de Jacob (45:5; 50:20).
Con el nacimiento de José, termina también la rivalidad y los conflictos entre las her-
manas, quienes con Jacob y sus hijos forman ahora una unidad familiar diferente a la
de Labán (31:14–17) y con propósito de volver a Canaán.
Para Jacob el tener hijos era muy importante. Las dos mu-
jeres lo sabían y por eso sus esfuerzos para dar a su marido
tantos hijos como fuera posible. Hicieron todos los esfuerzos
legales y "médicos" que tuvieron a su mano para acrecentar el
número de hijos, pero finalmente reconocieron que sólo Dios
era el origen y el dador de la vida. En la concepción y el naci-
miento de José se afirmaron fue Dios quien, "vio la aflicción",
"escuchó" y "se acordó". Cuánta razón tiene el salmista cuando
afirma que "heredad de Jehovah son los hijos".
Debemos reconocer que muchos hogares y familias, aún de creyentes, están afec-
tados por estas mismas circunstancias. Nos hace pensar seriamente en la urgencia de
establecer matrimonios estables y relaciones sanas entre cónyuges. Nos obliga tam-
bién a aceptar la gran responsabilidad de ofrecer el mejor ambiente en nuestros hoga-
res, iglesias y sociedad para la crianza de nuestros hijos. En la fe cristiana, la oferta
del fruto del Espíritu (Gál. 5:22–26) y adopción de las instrucciones sabias de los lla-
mados “Manuales domésticos del NT” (Ef. 5:21–6:9; Col. 3:18–4:6; 1 Ped. 3:1–7), pre-
sentan la solución para evitar hogares desastrosos. Ciertamente el hogar de Jacob,
por lo menos en los primeros 14 años, no fue nada ideal. Pero el Dios fiel a su propó-
sito y lleno de misericordia, se digna ir formando a su pueblo escogido de esta des-
cendencia.
Mandrágoras
La segunda dificultad surge cuando Labán recoge todo el ganado del color escogido
por Jacob y se lo entrega a su hijos. Así, Jacob queda totalmente sin ganado y más
aún con una posibilidad mínima de obtener ganado del color escogido como su sala-
rio. Pero Jacob apela a tres técnicas para resolver esta dificultad. Primera, control en
la concepción. Basado en la presuposición de que el color del ganado depende del co-
161
lor que el animal ve durante el apareamiento, Jacob provee dicho objeto con el color
apropiado a su conveniencia al ganado en apareamiento. Segunda, usa la técnica de
selección de ejemplares criadores. Escoge sólo a los animales más fuertes y mejores
para ser los criadores de su ganado. Tercera, separa el hato del color que le pertenece
para un mejor cuidado y una mayor posibilidad de reproducción igual al color escogi-
do como su salario. Todo esto en el transcurso de seis años permite a Jacob una
prosperidad abundante. Llega a poseer recursos humanos (personal capacitado), me-
dios de transporte (camellos y asnos) y riquezas materiales (ganado lanar).
Joya bíblica
Joya bíblica
Tercero, Jacob anuncia a sus esposas que “el Dios de Betel”, el Dios de su expe-
riencia personal y a quien se había comprometido con un voto, era quien le ordenaba
regresar. Era un llamamiento en medio de una situación hostil y en medio de circuns-
tancias desfavorables para Jacob. Pero el llamamiento de Dios era claro y final.
Semillero homilético
31:1–16
[Page 178]
importantes
(2) Jacob parte secretamente para Canaán, 31:17–21. Aunque Jacob tenía todo
el respaldo de las esposas, toma todas las precauciones necesarias para concretar su
regreso a Canaán. En primer lugar, parte en secreto, sin avisar a Labán quien con to-
da seguridad impediría que sus hijas partieran con Jacob como un medio de retenerlo
(v. 31). Segundo, aprovecha que Labán estaba lejos, por lo menos a tres días de dis-
tancia, esquilando sus ovejas. Tercero, se asegura de llevar consigo a sus esposas, sus
hijos, su ganado y todas sus posesiones adquiridas, incluyendo los siervos y las sier-
vas. Sin saberlo Jacob, Raquel hurta los ídolos de la casa paterna, cuya posesión,
además de su significado religioso, implicaba ciertos derechos de herencia. Labán lue-
go acusa a Jacob del robo de estos ídolos.
(3) Dios protege a Jacob de la persecución de Labán, 31:22–55. Tan pronto co-
mo Labán se entera de la huida de Jacob, toma provisiones para ir tras él y lo [Page
179] alcanza en la región montañosa de Galaad, al este del río Jordán. Pero la protec-
ción de Dios prometida a Jacob al regresar a Canaán hace posible que Labán no impi-
165
¿Podemos cambiar?
Finalmente, Labán explica que en el sistema patriarcal, todo lo de Jacob, sus espo-
sas, hijos, bienes, le pertenece, pero él renuncia a todo ello y propone un pacto de re-
conciliación y compromisos mutuos a Jacob. Cabe notar una característica pacífica en
Labán. En ocasiones de ira por parte de Jacob y por las circunstancias, él siempre
toma la iniciativa de encontrar una solución pacífica y que salvaguarde la integridad
de todos. Para sellar el pacto, establecen un testimonio visible, el cual recibe doble
nombre: en hebreo y en arameo, indicación de la diferencia político-étnica presente y
futura. Luego participan de un sacrificio y una comida ceremonial. Los términos del
pacto, jurados bajo la [Page 180] garantía del Dios de los patriarcas, consisten en
acuerdos de carácter político y familiar, ambos de sumo interés para Labán. Política-
mente, ambos se comprometen a un tratado de no agresión y reconocimiento de sobe-
ranía territorial. Este acuerdo se hace mirando al futuro, cuando ambas descenden-
cias se constituyan en naciones poderosas. Los arameos vienen de la descendencia de
Labán y los israelitas de la de Jacob. La historia bíblica confirma la estrecha relación
entre israelitas y arameos. [Page 181] Este pacto histórico no siempre fue respetado.
El acuerdo familiar consiste en que Labán compromete a Jacob a no maltratar a sus
esposas —hijas de Labán— ni a tomar otras esposas que pongan en peligro la fideli-
dad conyugal. Con esto Labán reconoce la identidad familiar de Jacob y que sus hijas
estarán ya sin la protección de él. Finalmente, Labán se despide emotivamente de sus
hijas y nietos y los bendice al partir nuevamente hacia Harán.
Conflicto y conciliación
(1) Jacob teme el encuentro con su hermano Esaú, 32:1–23. El mayor obstácu-
lo ahora en hacer concreto el regreso a Canaán es Esaú. En este tiempo, Esaú se
había trasladado a la región de Seir, territorio al sudeste del mar Muerto, donde se
une con los horeos y forma una unidad político-étnica importante: Edom (36:6–8). Ja-
cob no estaba seguro de la reacción de Esaú de quien había huido 20 [Page 182] años
antes ante la amenaza de muerte de éste. Por ello, Jacob se prepara muy bien para
intentar el reencuentro con Esaú. La primera preparación es de orden espiritual. Al
continuar su camino, y posiblemente en respuesta a la oración de Jacob a Dios, unos
ángeles divididos en dos grupos o campamentos salen al encuentro de Jacob. Esta
experiencia indica la presencia protectora de Dios. Encuentros con la divinidad son
frecuentes en las experiencias de hombres escogidos antes de iniciar importantes mi-
siones en cumplimiento al propósito divino (Moisés, Exo. 4:24; Josué, Jos. 5:13–15;
Jesús, Luc. 9:30, 31). Jacob fija la experiencia nombrando memorialmente al lugar y
se siente fortalecido, protegido y animado a seguir adelante. Más tarde usa esta expe-
riencia como modelo de estrategia de protección. La segunda acción preparatoria es la
de enviar mensajeros a Esaú. Con esto él busca adelantarse a la reacción de Esaú y
prevenir cualquier intento destructivo. La diplomacia de Jacob se inicia al ver en la
forma que indica que se exprese su relación con Esaú: Siervo, lleno de riquezas (no
sería carga a Esaú) y buscando hallar gracia. Es decir, sin reclamar mérito o deuda.
Verdades prácticas
32:1–12
[Page 183]
El informe de los mensajeros que regresan dan una indicación a Jacob del peligro
que significa el encuentro con Esaú. Este responde al informe de la venida de Jacob
adelantándose a dicho encuentro. Y seguramente después de informarse del tamaño
del grupo humano que viene, escoge una escolta de 400 hombres, suficiente para con-
vencer a Jacob que corre peligro de aniquilación. Para Jacob hubiera sido fácil volver
hacia Harán o mantenerse suficientemente alejado de Esaú. Pero aunque ello signifi-
caría la seguridad de sobrevivencia, sería renunciar a la bendición del pacto y la pro-
mesa patriarcal. Fiel a este pacto, Jacob apela a recursos extraordinarios para vencer
una de las muchas y grandes dificultades en su vida patriarcal. Y en su fidelidad y
riqueza de recursos radica la grandeza de este hombre. Y a pesar del temor y de la an-
gustia, Jacob toma la firme decisión de enfrentarse con Esaú y [Page 184] continuar
hacia Canaán. El temor y la angustia parecen ser comunes en los hombres de Dios al
enfrentar los grandes desafíos. A Josué Dios le exhorta a no temer ni desmayar al en-
frentar el desafío de la conquista. Jesús se angustia antes de enfrentar la cruz.
Semillero homilético
32:24–30
Para enfrentar este encuentro Jacob apela a estos recursos: Primero, divide su gen-
te y su ganado en dos campamentos, imitando la aparición de los ángeles en Maja-
naim. Así, en el evento de un ataque, un campamento podría escapar y librarse.
de perder una riqueza material y temporal a cambio de una seguridad futura. Además
explota al máximo las debilidades humanas de Esaú: su deseo de superioridad y ri-
queza material inmediata. Todo esto es reminiscente de la compra de la primogenitu-
ra. El propósito último era el de buscar apaciguar la ira de Esaú y encontrar la recon-
ciliación para asegurar el futuro. Más adelante usará esta misma estrategia para tra-
tar de apaciguar la ira de aquel hombre (43:11–15). Por la noche cruza el río Jaboc con
toda su gente y ganado. Este río corría en una garganta profunda y por lo general ser-
vía de una buena defensa natural en caso de enfrentamientos bélicos. Al cruzarlo, Ja-
cob renuncia a una defensa humana y se expone a dos cosas al mismo tiempo: al ata-
que de Esaú y a la protección única de Dios.
(2) El encuentro de Jacob con el ángel en Peniel, 32:24–32. Antes del reencuen-
tro con Esaú, Jacob, quedando sólo, tiene un encuentro personal con Dios que se de-
sarrolla de la siguiente manera: Primero, una lucha física con un hombre que se le
aparece. Al principio no se da la identidad del contendedor, pero muy pronto se da a
entender que el encuentro no es con un ser humano. La lucha dura toda la noche in-
dicando la tenacidad y fuerza de Jacob. Como resultado de la lucha física y prueba de
que no fue sólo un sueño, Jacob queda afectado del nervio ciático o tendón de la pier-
na. Esto le causa una cojera que limita permanentemente su fuerza física. Segundo,
se desarrolla un [Page 186] diálogo de tres intercambios, al final del cual, Jacob sale
transformado espiritualmente, con una nueva identidad y con la bendición pedida. En
la primera y segunda conversación, el ángel toma la iniciativa y pide una liberación de
la lucha. Quiere así dar por terminada la lucha y también intenta proteger su identi-
dad. Jacob no le niega la libertad sino le condiciona: No te dejaré, si no me bendices (v.
26). Seguro de la identidad divina de su contendedor, Jacob pide una bendición. El
ángel cambia el tema y pregunta a Jacob por su nombre. El nombre, más que una
identidad convencional o diferenciativa, refleja la personalidad. Jacob, implicaba todo
lo que él había sido hasta entonces. Aquí hay una confesión de reconocimiento de que
realmente Jacob era un “suplantador”, y que el engaño había sido su arma en las difi-
cultades de su vida. Tras esta confesión, viene la transformación e identidad nueva:
No se dirá más... Jacob, sino Israel (v. 28). Este nombre, que significa “el que lucha”,
no sólo identifica a Jacob, sino será la identidad de la nación escogida por Dios. La
tenacidad y persistencia de Jacob en ser el instrumento humano del pacto, pese a las
adversidades, le hace acreedor de la victoria. En la tercera conversación, Jacob toma
la iniciativa y pide conocer el nombre de su contendiente. Conocer el nombre personal
de la divinidad significa privilegio de invocar su ayuda, su presencia. Es penetrar en la
naturaleza misma de la deidad. (Los judíos hasta hoy día no pronuncian el nombre
personal de Dios.) En vez del nombre, Jacob recibe la bendición.
El final del encuentro es marcado por el nombramiento memorial del lugar: Peniel,
que significa “cara de Dios” y que refleja la experiencia real y personal de Jacob con
Dios y su sobrevivencia (v. 30). En el pensamiento bíblico, nadie puede ver a Dios y
permanecer con vida, excepto por la misericordia y propósito especial de Dios.
Semillero homilético
32:24–32
secuencias espirituales.
Dos aspectos significativos resultan de [Page 187] este encuentro: Uno, la trans-
formación espiritual de Jacob por la gracia de Dios. Con esta transformación da nom-
bre a la nación escogida y con la descendencia de sus hijos hace a esa nación escogi-
da una realidad histórica. El otro, la nación de Israel nace de un encuentro con Dios.
Su identidad está ligada a ese encuentro con Dios, consistente con el llamamiento de
Dios a Abraham, la confirmación a Isaac y [Page 188] la experiencia de Jacob. De
aquí en adelante, las actuaciones, decisiones e iniciativas de Jacob, seguirán las pau-
tas recogidas en este encuentro con Dios. Al final, el encuentro con Esaú no es lo más
prioritario para Jacob, sino su propio encuentro con Dios. El enemigo no estaba tanto
en Esaú sino en el mismo Jacob quien siempre apelaba a sus recursos y fuerzas en
descuido de su comunión y dependencia de Dios. Obviamente el encuentro en Peniel
fue la respuesta a la oración de Jacob.
Nacemos de nuevo
(3) Jacob se encuentra con Esaú, 33:1–16. Después de todos los preparativos de-
fensivos, estratégicos y espirituales, Jacob se encuentra con Esaú. El reencuentro por
parte de Jacob es muy medido, cauteloso y respetuoso. Los 400 hombres de Esaú
eran todos guerreros y con capacidad de destruir a Jacob y a su familia. Para evitar
una destrucción familiar total, Jacob dispone a sus hijos con sus respectivas madres
en orden de estimación: Primero y en la posición más vulnerable, las siervas y sus
respectivos hijos. Estos son Bilha y Zilpa; Dan, Neftalí, Gad y Aser. Después a Lea,
una de las esposas y a sus hijos: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón y Dina.
Y al final a Raquel, la esposa amada, y José, a quien Jacob consideraba en ese mo-
mento lo más apreciado y heredero de las promesas. Todo esto era en previsión a un
ataque por parte de Esaú y con esperanza de huida. Finalmente Jacob mismo se acer-
ca a Esaú con mucho respeto, humildad y deferencia especial. Esto lo hace en recono-
cimiento de la jerarquía de Esaú y de condición de siervo del mismo.
La hora de partir llega y Esaú ofrece acompañar a Jacob hasta que lleguen a Seir,
pero Jacob rechaza la oferta alegando lentitud de movilidad por los niños y ganado
(Esaú sólo tenía hombres de guerra). Tal vez el verdadero motivo era el de no abusar
de la reconciliación evitando cualquier incidente que pudiera revivir el resentimiento.
También Jacob rechaza la oferta de una “escolta” ya que lo único que deseaba de
Esaú era hallar gracia, es decir, una reconciliación, la que fue ya lograda. Detrás de
todo esto estaba la intención firme de Jacob de no ir a Seír, sino a [Page 190] Canaán,
cumpliendo el propósito de Dios. Finalmente Esaú parte para Seír dejando a Jacob.
(4) Jacob llega a Canaán y reside en Siquem, 33:17–20. Jacob reinicia su viaje y
llega a un lugar apropiado para sus ganados sobre el río Jaboc y construye allí casa y
cabañas, de carácter temporal, llamándolo Sucot. Este lugar está a 8 km. antes de la
desembocadura del Jaboc en el Jordán. Finalmente llega en paz a Canaán, cumplién-
dose así la promesa de Dios en Betel y Harán. El lugar que escoge para vivir en Ca-
naán es Siquem, ciudad habitada por los cananeos y ubicada a unos 60 km. al norte
de Jerusalén entre los montes Ebal y Gerizim. A esta misma zona Abram llega por
primera vez al dejar Harán recibiendo aquí la indicación de la tierra a heredar (12:6,
7). Jacob compra un campo cerca de la ciudad. Este campo juntamente con el de la
cueva de Macpela son las dos únicas propiedades adquiridas por los patriarcas. José
será declarado el heredero de esta propiedad (48:22). Lo primero que Jacob hace allí
es edificar un altar a Dios, identificándole como El-Elohei-Israel (Dios, Dios de Israel,
v. 20), es decir su Dios personal y aceptando la transformación y nueva identidad re-
cibida en Peniel. Por el momento, la descendencia está establecida y a salvo. Y nue-
vamente Jacob, heredero de la promesa patriarcal, reside en la tierra prometida espe-
rando el cumplimiento de las promesas de Dios.
desarrollo de su familia.
(1) Siquem viola a Dina, 34:1–4. Dina es la última hija de Lea. Jacob queda esta-
blecido en Siquem por varios años, de tal manera que ahora sus hijos son adultos y
su hija ya está en edad matrimonial. Las relaciones con los de Siquem son pacíficas y
con deseos de socializar con las jóvenes, Dina va a la ciudad de Siquem. Allí, Siquem,
el hijo del rey de la ciudad, toma a Dina y la viola. Pero el joven se siente ligado a Di-
na, se enamora de ella y pide al padre que la procure como su esposa. Desde un pun-
to de vista social, aquí hay un intento de este hombre de enmendar el error cometido.
No es el sentido de culpa moral o religiosa, sino el enamoramiento que lo motiva a
buscar matrimonio. Es interesante notar que en otro incidente similar, en vez de
amor, surge odio hacia la violada (2 Sam. 13:12–15).
Semillero homilético
34:1–31
177
(2) Los de Siquem proponen emparentar con Jacob, 34:5–24. Pero el deseo de
Siquem tiene obstáculos. Jacob comparte las malas noticias con sus hijos, [Page 192]
quienes consideran el acto de violación una afrenta familiar y reaccionan con indigna-
ción y furia. La violación, lejos de ser un simple desliz moral o social, es evaluada por
los hijos de Israel con fuertes términos de corrupción moral y religiosa: Amancilla-
miento o impureza ritual (vv. 5, 13, 27); vileza o violación de algo no permitido entre
los de Israel (v. 7. Ver también Deut. 22:21; 2 Sam. 13:12); prostitución o perversión
sexual (v. 31).
¡Rompe el ciclo!
La condición que ponen los hijos de Jacob es la circuncisión de todos los hombres
de Siquem. Esta condición, según explican ellos, está basada en una profunda convic-
ción religiosa. Para los israelitas, aun las relaciones de más intimidad entre los seres
humanos están bajo el control de Dios y deben realizarse en las condiciones impues-
tas por Dios. La violación de estas normas es una ofensa contra Dios. Hamor y Si-
quem aceptan esta condición sin sospechar que simplemente era un engaño. Para
convencer a los hombres de la ciudad de la circuncisión, Hamor y Siquem usan toda
su influencia y argumentos que evidencian ventajas políticas, sociales y económicas
en esta alianza. Con la [Page 193] integración vendrá una extensión poblacional que
ha de traer paz y cooperación entre estos dos grupos. Además una opción matrimonial
amplia y lo más importante, grandes ventajas económicas. Así, no por convicción reli-
giosa sino por las ventajas sociales y económicas a ganar, los hombres de Siquem son
circuncidados, y quedan totalmente vulnerables a cualquier ataque.
(3) Los hijos de Jacob destruyen a Siquem, 34:25–31. Simeón y Leví, dos de los
hermanos completos de Dina, junto con sus hombres aprovechan la vulnerabilidad de
Siquem y atacan matando, destruyendo y confiscando los bienes materiales. Esta ac-
ción refleja la práctica de redención o venganza como responsabilidad del pariente
más cercano (el redentor o go’el), institución bien establecida en la vida social y reli-
179
giosa de Israel (Rut 4:4). Pero también detrás de la venganza se nota la codicia de ob-
tener un botín de guerra. Una acción que en su inicio se podría considerar como un
acto de justicia, se vuelve un acto vandálico y de vulgar robo. Esta desviación parece
ser común en todos los seres humanos en todos los lugares y tiempos. Tantos cam-
bios de gobiernos pacíficos y violentos en América Latina se hacen con el propósito de
restaurar la justicia [Page 194] y el bienestar para todos, pero terminan en despojos
que sólo benefician a los que gobiernan.
El peligro de asimilación desaparece, pero surge otro más grave: El de ser aniquila-
do por los pobladores locales quienes se sienten amenazados por Jacob y su familia.
Jacob, quien no tuvo parte en esta acción, protesta a sus hijos y presenta el nuevo
problema surgido. Y la solución a este peligro recae en él, quien con la riqueza de re-
cursos debe enfrentar esta nueva situación en fidelidad al pacto.
¡Purificaos!
La pregunta obvia es como queda el pacto ante esta nueva situación de peligro.
Humanamente hay varias opciones: El exilio, la búsqueda de alianza con algún grupo
étnico como lo hicieran Abraham e Isaac, la resistencia armada con esperanza de vic-
toria o la renuncia a las promesas del pacto. Consistente con su transformación espi-
ritual, Jacob busca la solución que más conviene a la continuación del pacto.
(1) Dios ordena a Jacob que resida en Betel, 35:1–15. Ante la situación de peli-
gro, Jacob acude a Dios, quien en esta situación tan crítica manifiesta su misericordia
y fidelidad proveyendo protección a Jacob y confirmándole el pacto. Para protección
ante alguna represalia de los cananeos, Dios le indica ir a Betel, lugar donde por pri-
mera vez Dios se le había aparecido. Una de las promesas del voto de Jacob al huir de
Esaú fue el de volver a Betel y establecer allí un santuario a Dios. Ahora Dios específi-
camente le pide el cumplimiento de dicho voto.
Condiciones y compromisos
Cinco condiciones...
Entonces...
En su viaje a Betel desde Siquem, unos [Page 196] 30 km. al sur, Jacob recibe la
protección de Dios. El terror de Dios (v. 5) que se apodera de los cananeos es un tér-
mino de la “guerra santa” o “guerra de Jehovah”. Significa que es Dios quien protege y
lucha por su pueblo. Esta vez fue sólo de protección y seguridad en contra de toda
acción hostil.
Finalmente, llegan al lugar llamado Luz, el nombre cananeo que fue cambiado a
Betel (v. 6). Y allí edifica Jacob un altar, como había prometido antes. Dios prometió a
Jacob que le haría regresar y que edificaría un altar una vez de vuelta al lugar. El-
betel, “el Dios de Betel”, identifica al Dios que se había revelado a Jacob anteriormente
(v. 7). Nuevamente este lugar es renombrado y consagrado a Dios.
Semillero homilético
35:1–7
(v. 7).
La confirmación del pacto viene una vez cumplida la promesa de Jacob de consa-
grar Betel y a su gente a Dios. Allí Dios se aparece nuevamente y ratifica su pacto con
Jacob. La ratificación tiene tres promesas muy importantes: Primera, la confirmación
del cambio de nombre de Jacob a Israel. Este nombre es muy significativo porque
identificará a la nación escogida por Dios. Segunda, se confirma la promesa de na-
ción. Dios se identifica como el Dios Todopoderoso (v. 11, El Shadai). Isaac usó esta
identidad cuando había encomendado a Jacob en su camino a Harán. En esta confir-
mación la realidad de nación es más cercana y concreta, indicando ya [Page 197] una
organización política más completa. Tercera, la posesión de la tierra prometida a los
patriarcas es transferida a Jacob. Así se confirma que Jacob, ahora Israel, es el here-
dero aceptado del pacto. Y no sólo él, sino también su descendencia es heredera del
pacto. Se confirma la continuación del propósito de Dios en la descendencia de Jacob.
Todas estas confirmaciones son hechas en Canaán, en medio de un ambiente hostil,
pero en un entorno de adoración al Dios verdadero y actos que manifiestan fidelidad a
ese Dios. Notamos aquí una solución espiritual al problema presentado. Esto es con-
sistente con el nuevo Jacob, ahora Israel, instrumento de Dios en el propósito reden-
tor.
Regresemos a Betel
35:6
Jacob y los suyos dejan Betel y se dirigen hacia el sur, hasta llegar a Efrata. Este
territorio al sur de Jerusalén, y luego identificado como Belén, es muy apto para ga-
nado y por lo tanto conveniente para las ovejas y cabras de Jacob, su actividad prin-
cipal. En este lugar Raquel da a luz tras un parto difícil. Recordemos que éste era su
segundo parto. El parto es asistido por una partera, la que anima a Raquel con la es-
peranza de tener un hijo. Al tener su primer hijo, Raquel le había nombrado José, co-
mo expresión de su deseo de que Dios le añadiera otro hijo. Ahora ese deseo se estaba
cumpliendo, pero a un costo muy elevado. La partera tuvo razón: Raquel tiene ese
hijo, pero muere apenas sabe que es un hijo varón. Con su atención concentrada en el
hijo y con su último suspiro, lo llama Benoní (Hijo de mi aflicción). El nombre señala
la experiencia de Raquel. Recordemos que el nombre en el pensamiento [Page 198]
bíblico señala el carácter de la persona o apunta a algún acontecimiento especial. Ja-
cob interviene y cambia el nombre de Benoní (Hijo de mi aflicción) por el de Benjamín
(Hijo de mi mano derecha). Con esta acción, Jacob libra al niño de tener un sentido de
culpabilidad permanente por la muerte de su madre. Esto nos indica el peligro que
involucra cuando se nombra a un niño o niña con nombres que les pueden dar la su-
gerencia de cierta culpabilidad.
(3) Los hijos de Israel, 35:21–26. Se narra un incidente en la vida de Rubén, hijo
de Israel, ya que dicha acción lleva una consecuencia trascendente. Migdaleder signi-
fica “torre del rebaño”, indicando que Israel moraba en un campo pastoral fuera de
Belén. Lo que Rubén hace, más que una acción inmoral es, en el sistema patriarcal,
184
La genealogía de los hijos de Israel se agrupa por sus madres y no en orden de na-
cimientos. Este orden se vuelve normativo en todas las listas genealógicas. Primero los
hijos de Lea, luego los dos de Raquel, los de Bilha y los de Zilpa. No se menciona a
Dina, por ser mujer, y por no tener herencia o descendencia tribal. Más adelante, y en
ausencia de un hijo varón, la hija también adquiere el derecho de heredar de su padre
(Jue. 1:12–15). Estos doce hijos dieron origen a las doce tribus con las cuales fue or-
ganizada la nación de Israel.
Esaú es Edom
En primer lugar, el capítulo presenta el arreglo amistoso y final que Jacob y Esaú
hacen en cuanto a ubicación territorial. La nobleza parte de Esaú (como antes partie-
ra de Abraham con Lot). Es Esaú quien renuncia a la posesión de la tierra prometida
[Page 200] y decide permanecer en el territorio de Seír. Este territorio abarca los va-
lles y la región montañosa en el Arabá al sur del mar Muerto hacia el golfo de Elat
(Gen. 14:6; 1 Rey. 9:26). El arreglo de la separación parece ser exclusivamente comer-
cial. Al igual que Abraham y Lot, ambos eran muy prósperos y con ambiciosos planes
de expansión que el territorio de Canaán no sería suficiente para ambos.
cada. Además, estos desarrollos explican la relación estrecha que los edomitas e israe-
litas mantienen a través de la historia. Durante la conquista Dios prohíbe a los israeli-
tas hacer guerra o confiscar territorio de Edom (Deut. 2:4–6). Además, no se le permi-
te al israelita aborrecer a los edomitas, sino al contrario, éstos en su tercera genera-
ción pueden ser totalmente integrados a la congregación de Israel (Deut. 23:7, 8). Du-
rante la monarquía y el regreso del exilio las relaciones entre Israel y Edom son hosti-
les. En el tiempo del NT los idumeos son los descendientes de Edom. Finalmente, la
identidad étnica de los edomitas se pierde [Page 202] y se asimilan con los árabes. Así
vemos que el plan de Dios para Jacob y para Esaú llega a desarrollarse en cumpli-
miento a sus promesas y gracias a su intervención.
Acerca de José
(6) Jacob reside en Canaán, 37:1, 2a. En contraste con Esaú, Jacob permanece
en la tierra de Canaán, la tierra prometida a los patriarcas. Aunque hasta ahora no
exista una posibilidad concreta de poseer la tierra, Jacob obedece el llamamiento de
Dios y cumple la condición de permanecer en la tierra. Esta obediencia se debe a que
él está plenamente convencido que es el instrumento humano del plan redentor de
Dios. Como Jacob, un ser humano con intereses y necesidades propias tal vez podría
tener otras opciones mejores. Pero como Israel, futura nación escogida por Dios, su
opción única era obedecer y esperar en Dios. Así la continuación del pacto se hace
posible. Aunque Jacob todavía llega a aparecer en la narrativa de los siguientes capí-
tulos de Génesis, la atención primaria es con José, el instrumento de Dios para pro-
veer la sobrevivencia al pueblo de Israel en formación.
es en algunos de los miembros de la familia de Jacob por los conflictos que hacen pe-
ligrar seriamente la sobrevivencia como unidad familiar y potencial de nación. La tie-
rra también presenta sus dificultades para la sobrevivencia. Varios conflictos experi-
mentados por los patriarcas anteriores se repiten, algunos con más gravedad. El
hambre, la desintegración familiar, el exilio que hace abandonar la tierra prometida,
la dependencia de un país extranjero —Egipto— que siempre es precaria y amenazan-
te aparecen en los últimos años del patriarca Jacob. Pero no es él el instrumento de
resolución. El instrumento principal en esta sobrevivencia es José, el hijo mayor de
Raquel y de sentimiento el primogénito de Jacob. José se distingue de entre sus her-
manos y, por su confianza en Dios, su sabiduría y su fidelidad al propósito divino, es
usado por Dios en la continuación de su plan redentor.
El primer problema de unidad familiar viene por los conflictos de José con sus
hermanos. Varias son las causas de estos conflictos que se agravan más con el tiem-
po. Primera, José era muy responsable y el hombre de confianza de su padre. La acti-
vidad principal de Jacob y su familia era la cría de ovejas. José desde muy joven par-
ticipaba de dicha actividad, pero con un papel diferente. Daba información a su padre
referente a las acciones de sus hermanos. Los hijos de Jacob no eran conocidos como
hijos modelos, pero por lo visto, Jacob intentaba controlarlos. José se diferenciaba de
sus hermanos por no participar con ellos en la mala fama y por ser el [Page 204] hijo
de confianza del padre.
Tercera, José relataba sus sueños, lo que le concedía un lugar de prominencia polí-
tica en la familia. Estos sueños se repetían, dando así claridad y solidez a su mensaje.
El sueño desde la perspectiva bíblica es un vehículo de revelación que Dios usa con
personas a quienes escoge como instrumento o mensajero de su propósito. Por ello la
interpretación de estos sueños es un don de Dios y no una técnica humana que puede
ser adquirida o desarrollada. Jacob conocía por experiencias propias el poder de los
sueños en hacerse realidad cuando esos sueños son causados por Dios.
Es interesante notar que tanto la túnica como los sueños de José apuntan a un
desarrollo progresivo de la promesa de Dios de hacer una nación de esa descendencia.
Parecía que el tiempo estaba parado y que nada pasaba hacia ese objetivo. En esta
túnica y en los sueños se expresa una visión de futuro que muchas veces ayuda a
mantener viva la esperanza frente a una realidad estática.
El odio y la envidia, al igual que en Caín, crecen en los hermanos de José impul-
sándoles [Page 205] a obrar con violencia. La ocasión se presenta fácilmente en el
transcurso rutinario del trabajo (ver 4:8). En la cría de ovejas, el rebaño es llevado a
diferentes lugares por ciertos períodos de tiempo en busca de pastura y mejor comer-
cialización. Es así que los hijos de Jacob con sus rebaños van de un lugar a otro. Ja-
cob envía a José de Hebrón a Siquem, unos 80 km., a buscar a sus hermanos y traer
informes sobre ellos. José los halla en Dotán, unos 25 km. al norte de Siquem. Cuan-
do los hermanos lo reconocen, movidos por el odio y la envidia, deciden eliminar al
soñador y deshacerse así de la molestia de los sueños.
El amor en concreto
(37:25–28)
Pero luego se añade un tercer plan a sugerencia de Judá. Con la llegada de una ca-
ravana de ismaelitas y madianitas, mercaderes que con sus productos iban a Egipto,
Judá propone vender a José a los mercaderes por el precio de un esclavo. Este plan
cumpliría el propósito de eliminar a José, pero sin matarlo, en consideración fraternal.
Así José es vendido y llevado a Egipto destino final de la caravana de mercaderes.
Cuando Rubén, quien no estuvo en la venta de José, vuelve con la intención de li-
brar a José, reclama a sus hermanos reconociendo su responsabilidad de tener que
dar cuenta a Jacob de él. Los hermanos, para ocultar el hecho y tener una explicación
de la desaparición de José, tiñen la túnica de José con sangre y la llevan a Jacob, di-
ciéndole que la encontraron sin declararle nada. Jacob reconoce que es la túnica de
José y dicha túnica sirve de evidencia para pronunciar legalmente la muerte de José.
Más adelante la esposa de Potifar usará también el manto de José como evidencia pa-
ra que se pronuncie el destino de José. La desaparición de José afecta profundamente
a Jacob quien reconoce que el peso de esa pérdida lo llevará toda su vida. Nadie puede
consolarlo de su duelo. Una vez más, el engaño aparece en la familia de Jacob. Esta
vez causando mucho dolor en Jacob, un sentimiento de culpa profundo en los herma-
nos de José (42:21, 22), esclavizando a José y poniendo en peligro la formación de la
nación escogida. Pero José no fue muerto. Llega a Egipto y un funcionario del faraón
lo adquiere como esclavo.[Page 207]
Semillero homilético
38:1–30
No se nos dice el tiempo exacto en que Judá se aparta de sus hermanos y forma su
propia familia independientemente. Pero todos los incidentes narrados en la historia
indican que transcurren en un tiempo de por lo menos dos a tres décadas. El proble-
ma surge ante el impedimento de continuación de la descendencia. En un sistema pa-
triarcal, la descendencia del primogénito es crucial para la identificación y dirección
del clan. Para proveer en casos en que el primogénito moría sin dejar hijo se establece
la ley del levirato. Esta ley permitía que el hermano del primogénito muerto sin hijo, le
hiciera concebir a la viuda. El hijo nacido era entonces la cabeza del clan (Deut. 25:5–
10). Y este es el caso de Judá. Su hijo mayor muere sin hijos. Y aunque él aplica la ley
del levirato con su segundo hijo, éste también, por razones egoístas, muere sin dejar
hijos. Judá teme que el mal está en la mujer y engañosamente le promete su tercer
hijo, aunque ya decide no darlo en casamiento.
Al final Judá también queda viudo, poniendo en peligro aun más la sobrevivencia
de su línea patriarcal. Aquí es donde aparece Tamar, la dos veces viuda y personaje
principal en el desarrollo de esta historia. Ella hace varias cosas para ser el instru-
mento de descendencia de este patriarca. Primero, espera un tiempo suficiente para el
cumplimiento de la promesa de casamiento con el tercer hijo. Pero pronto se da cuen-
ta que ello no ocurriría. Segundo, toma la decisión de quedar encinta del mismo Judá.
El relato bíblico no menciona la motivación de esta decisión tan riesgosa y de dudosa
moralidad. La explicación que se desprende de la historia es que ella toma el privilegio
de la descendencia con mucha seriedad y responsabilidad, mucho más que el propio
Judá, recipiente directo de la promesa patriarcal. Ella, aunque extranjera, acepta que
esta es una descendencia especial y necesaria en los [Page 209] planes de Dios. Es
aquí, como en el caso de Abraham al ofrecer a Isaac, que un valor supremo se ante-
pone ante otro de menor trascendencia. Hay similaridad de decisión en la aceptación
de embarazo de María arriesgando toda su integridad moral y social y aún su misma
vida al convertirse en instrumento del plan de Dios (Luc. 1:30–38). Para llevar a cabo
su decisión se disfraza de prostituta ritual, costumbre social y religiosamente sancio-
nada en la cultura cananea. Así logra tener relación con Judá, de quien concibe hijos
mellizos, uno de los cuales (Fares) continúa la línea de descendencia de Judá hasta el
mismo Jesucristo (Mat. 1:1–14).
Tragedias amontonadas
38:1–30
192
) Er, hijo mayor, quien se casó muy joven con Tamar, era
malo ante los ojos de Jehovah y murió joven (v. 7).
Es importante aclarar varios detalles para comprender bien esta historia. Primero,
la relación de Judá y Tamar fue hecha como parte de un ritual religioso, aceptable
social y moralmente entre los cananeos. Entre los hebreos se considera una abomina-
ción. Aunque el uso del término “prostituta” en un lugar es el de la prostituta sagrada
y en otro el de la prostituta social, la diferencia se puede explicar desde la perspectiva
de ambos participantes. Desde el punto de vista hebreo estos actos “religiosos” son
considerados perversión social simplemente. Segundo, Tamar queda disfrazada y Ju-
193
(1) Dios prospera a José, 39:1–6a. Dos factores, el uno humano, el otro divino, se
unen para proveer a José el ambiente y las circunstancias necesarias para su sobrevi-
vencia y bienestar en Egipto. El primero, un alto funcionario del faraón lo adquiere
como esclavo y lo asigna a su propia casa reconociendo la capacidad de José. Este
hecho provee a José de casa y de oportunidades para desarrollar sus actividades y
nuevamente su condición de preeminencia. En esta nueva circunstancia José pone de
sí todo su empeño, diligencia y buena voluntad. Su trabajo prospera y él cumple con
sus responsabilidades de una manera excelente. El otro factor es la presencia cons-
tante, visible y fructífera de Jehovah con José. Este factor será la clave de todo el de-
sarrollo de la historia de José. Esta presencia de Jehovah es, en primer lugar, fruto
del propósito divino de Dios para con José. El causante de los sueños no ha sido eli-
minado ni su propósito anulado, pese a la circunstancia adversa causada por el peca-
do humano. Pero también esa presencia es el resultado de la fidelidad de José a Dios
y a su compromiso indeclinable de mantener comunión con [Page 212] Dios y guar-
darse para el propósito divino.
39:9
39:20
(2) La mujer de Potifar calumnia a José, 39:6b–18. Todo parece ir bien para Jo-
sé. Pero una nueva tragedia se le presenta debido a su fidelidad a Dios y la lealtad a
su amo. La diligencia de José en su trabajo, su hermosura física y su presencia conti-
nua en la casa despiertan deseos físicos en la esposa de Potifar, quien ordena a José
que tenga relaciones sexuales con [Page 213] ella. El lenguaje usado es directo y en
forma de orden. La diferencia de posición social, señora del amo y esclavo doméstico,
sería más que suficiente para que la orden fuera cumplida, aunque dicha acción era
penada con la muerte. Pero José rehúsa y confronta a la mujer exponiendo dos razo-
nes por las que dicho acto está fuera de su posibilidad. La primera tiene que ver con
la lealtad a su amo y esposo de la mujer. Contestando seguramente a argumentos
usados por la mujer, José reconoce que Potifar le dio un lugar de autoridad y confian-
za. Pero aclara que ella, por ser mujer del amo, estaba fuera de su esfera de acción. La
195
afirmación de José es: ¿Cómo, pues, haría yo esta gran maldad? (v. 9). Desde el punto
de vista social, era inconcebible para José la propuesta de la mujer. Pero la segunda
razón es más determinante aún: Dicha acción sería pecado contra Dios. José reconoce
que la fidelidad a Dios se demuestra en una conducta de pureza y santidad. Estas dos
razones son muy importantes y complementarias: la razón social y la razón teológica o
religiosa. El apóstol Pablo une las dos razones en su exhortación a los tesalonicenses
(1 Tes. 4:1–6).
tra a solas con la mujer. No se aclara si el hecho de que ningún hombre estuviera en
el lugar fue una casualidad o algo previamente arreglado. La mujer intenta su [Page
214] deseo con más osadía: A la orden verbal añade un intento físico de seducción. El
manto era una camisa larga, atada con cinto por la cintura y usada como prenda de
entrecasa. José reacciona con firmeza y prontitud haciendo dos cosas: Primero, deja
su manto en las manos de la mujer. Esta decisión vino seguramente después de in-
tentos de librarse de la mujer sin que ella le soltara. Más tarde, la mujer usa este
manto como evidencia para calumniar a José. Segundo, se escapa y se aleja de ella.
Ya no era momento de argumentar o dar razones. José interpreta muy bien la grave-
dad de la situación y actúa acorde con ello. No había otra salida sino la de escapar y
alejarse de la mujer. Los consejos del sabio Salomón (Prov. 5:1–14) son claros en in-
sistir que la única manera de evitar este pecado es alejándose de la [Page 215] seduc-
ción. El apóstol Pablo también aconseja con autoridad no caer en el pecado de forni-
cación (1 Cor. 6:12–20).
Semillero homilético
39:1–21
Joya bíblica
La reacción de José humilla a la mujer quien hasta ese momento estaba acostum-
brada a conseguir todo lo que deseara. Y desde ese momento decide vengarse de José
planeando una calumnia de intento de violación. El hecho de que José dejara su man-
to en las manos de ella le provee de una supuesta evidencia. Además, para darle un
toque de más realismo, ella grita llamando la atención de los de su casa para respal-
darse más en su falsa información. Así, los de su casa se convierten en testigos cir-
cunstanciales del supuesto hecho. Pero el golpe de gracia lo da cuando el esposo re-
gresa. Apenas llega el capitán, ella le transmite la mentira y le muestra el manto de
José como evidencia de sus palabras. Lo único de verdad que dice es que la violación
no se llevó a cabo. Pero según ella, no fue por la negativa de José, sino porque ella gri-
tó y los de la casa acudieron, causando la huida de José. Nuevamente la vida de José
corre enorme peligro, ya que depende de la reacción del funcionario militar egipcio.
(1) Dios prospera a José en la cárcel, 39:19–23. Una reacción más común de
parte de Potifar hubiera sido la muerte de José. Pero Dios, quien guía el curso de la
historia humana, aunque no libra a José, le preserva la vida. Llevan a José a la cárcel
donde estaban los presos que directamente ofendían al faraón y atentaban contra el
poder imperial (presos políticos). Posiblemente tan “digno” destino se debió al deseo de
venganza de Potifar, o a que la supuesta transgresión de José era considerada un
atentado contra las estructuras político-sociales.
198
Joya bíblica
A juzgar por lo que acontece al panadero, el estar vivo en esa cárcel no era garantía
segura de sobrevivencia. Cualquier día podía llegar sentencias de muerte. De ahí que
la única garantía era la presencia de Dios. Y una vez más, esa presencia se manifiesta
en José. En contraste con la injusticia humana, Dios concede a José misericordia. En
contraste con la situación de sobrevivencia precaria, Dios concede a José gracia ante
los ojos del director de la cárcel. Se ve que la presencia de Dios actúa no sólo en José,
su instrumento escogido, sino en el carcelero para que éste no elimine a José, sino lo
beneficie según las posibilidades. Es bueno resaltar que la intervención de Dios no es
directa. Es a través de las acciones y decisiones de otras personas. Similar es el caso
del centurión quien, contrario a la ley romana, impide que maten a Pablo en el nau-
fragio (Hech. 27:42–44). Es muy posible que el carcelero, colega de Potifar, tuviera in-
formaciones y referencias favorables sobre el desempeño administrativo anterior de
José. De cualquier manera, el carcelero delega a José la dirección y servicio, primero
de los presos, y luego de todo el manejo de la cárcel. Y Dios prospera la responsabili-
dad, diligencia y sabiduría administrativa de José. Y así, el escogido por Dios para un
lugar de preeminencia, surge una vez más por encima de las circunstancias adver-
sas.[Page 216]
Semillero homilético
40:1–23
Estos presos estaban pendientes de sentencias que darían destino a sus vidas.
Ambos sabían que en el cumpleaños del faraón que se acercaba, se podía determinar
las sentencias. Seguramente ello causó preocupación en ellos y Dios permite que am-
bos tengan un sueño que ellos sabían se relacionaba con sus vidas. Los sueños y su
interpretación eran muy importantes en la cultura antigua. Eran considerados un ve-
hículo de orientación presente y anticipación futura. José, atento al ánimo de ellos les
nota preocupados y así se entera de sus sueños y la ansiedad al no tener intérprete.
José se ofrece, aclarando primero que las interpretaciones son de Dios y no de ningún
ser humano. Como los [Page 218] presos sabían de la relación especial de José con
Dios, cuentan sus sueños a José.
Ambas interpretaciones que declaran el futuro inmediato, dadas por quien no tiene
voz de autoridad en las estructuras socio-políticas del presente, se cumplen con toda
exactitud. Y sería lo mínimo de esperar que el copero retribuyera a José intercediendo
por él ante faraón. Pero, las posiciones y cargos políticos son sólo sinónimos de avan-
ces personales y de promoción individualista. Es ajeno al sistema el actuar con mise-
ricordia y mostrar solidaridad humana. Estas no son herramientas de progreso y re-
compensa en el sistema. Una vez más, el factor humano falla. El copero se reintegra a
las estructuras y olvida a José en la cárcel.
[Page 219] 6. DIOS CONCEDE A JOSÉ LIBRAR A EGIPTO DEL HAMBRE, 41:1-57
En esta sección se relata la misericordia de Dios para con José, Egipto y los pue-
blos cercanos. Resalta asimismo la fidelidad de Dios en guiar todas las circunstancias
para el cumplimiento de su propósito de salvación. José es el instrumento de informa-
ción del plan futuro de Dios y de previsión para la sobrevivencia. La abundancia de
Egipto beneficia primeramente a la población egipcia pero también a la población de
las regiones de alrededor donde el hambre se había extendido. La prominencia de
Egipto en esta crisis y el papel directivo de José son preparativos indispensables para
la sobrevivencia de la familia y descendencia de Jacob.
(1) Los sueños del faraón, 41:1–8. Mientras José permanece en la cárcel por dos
años después de la liberación del copero, Dios interviene en la vida de otra persona
para traer a José en prominencia y usarle como instrumento de sobrevivencia.
Semillero homilético
41:1–57
(2) Sacan a José de la cárcel, 41:9–14. Ningún intérprete fue capaz de explicar el
sueño del faraón. Todo hubiera terminado nada más que en sueño si no fuera por la
intervención del jefe de los coperos, quien recuerda su experiencia con José en la cár-
cel e informa al faraón de la posibilidad de interpretación del sueño. El copero admite
203
su falta que consiste en no haber intercedido ya por José ante el faraón (40:14, 15).
Con mucha precisión relata la experiencia resaltando los siguientes puntos. Primero,
el copero recuerda que anteriormente el faraón había ordenado su encarcelamiento
juntamente con el jefe de los panaderos. Segundo, le relata que ambos prisioneros tu-
vieron un sueño que demandaba [Page 221] su interpretación correcta. Tercero, iden-
tifica a José con exactitud: un joven hebreo y esclavo del capitán de la guardia. Esta
identificación de edad, de raza y de condición social no es precisamente una buena
referencia de presentación para la solución de un problema tan grave. En Egipto, co-
mo en nuestros países, la técnica y el poder de decisión estaban bien controlados y
aun monopolizados por gente bien establecida y de un grupo político-social privilegia-
do. Cuarto, el copero admite que tanto él como el jefe de los panaderos contaron a Jo-
sé sus respectivos sueños y que la interpretación de éste fue cumplida con exactitud.
Y justamente el cumplimiento de esos sueños fue instrumentado por el mismo faraón
quien con su acción inicial de encarcelamiento y final de liberación y sentencia, queda
conectado y responsable en todo este episodio. Este aspecto habrá llamado poderosa-
mente la atención del faraón: ciertas acciones que él realizara dos años atrás fueron
“dictaminadas” por un joven esclavo hebreo, desde una cárcel egipcia.
El faraón entonces hace llamar a José quien con urgencia es sacado de la cárcel.
Una vez más Dios interviene en la vida de José quien no queda permanentemente ol-
vidado en la cárcel. Lo hace indirectamente haciendo recordar al jefe de los coperos de
su experiencia con José. Para ir ante faraón, José se prepara para presentarse en
forma digna y respetable.
(3) José interpreta los sueños del faraón, 41:15–32. El encuentro de José con el
faraón se desarrolla de la siguiente manera: Primero se establece la relación correcta.
El faraón declara que no hay quien interprete sus sueños, pero que tiene noticias que
José es un “probado” intérprete de sueños. José responde precisa y categóricamente
que no es él sino Dios quien ha de responder al sueño del faraón. La práctica de in-
terpretación de sueños no era novedad. La novedad era que se establece que la inter-
pretación de sueños no depende de técnicas humanas sino de una intervención de
Dios. Ya en la cárcel José había establecido esta verdad. Segundo, se relata el sueño
con precisión y sin interrupción. El relato es similar a los vv. 1–7, excepto que el fa-
raón agrega su impresión a lo horroroso de las siete vacas flacas (jamás he visto otras
y su apariencia seguía siendo tan mala, vv. 19b, 21). El faraón admite que a pesar de
haber relatado su sueño a los magos (los tecnócratas de la época) nadie los pudo in-
terpretar. He aquí un hombre poderoso sin recurso técnico ante un sueño.
Tercero, José responde al faraón interpretando los sueños. Varios aspectos son re-
saltantes en la interpretación de José. Primero, se establece que es Dios quien está
detrás de todo este sueño. Culturalmente los sueños son atribuidos a recursos, fuer-
zas o impulsos internos de la persona humana. Por tanto su interpretación depende
de una técnica humana especial. Pero en este caso es Dios quien está mostrando al
faraón lo que va a acontecer. Aun más, Dios está en total y único control de ejecutar
el futuro. Segundo, se explica el significado del sueño. Ya no es una [Page 222] inter-
pretación basada en una técnica sino una revelación asignada a una persona de espe-
cial relación con Dios. José ya no es un simple practicante de interpretación de sue-
ños, sino un profeta del Dios de la historia. El foco de atención no es el sueño en sí
sino es Dios quien al ejecutar su plan se preocupa del bienestar del ser humano y ya
teniendo en cuenta a la descendencia de Abraham, su escogido. El significado de los
sueños no es muy complejo. Los sueños tienen un mismo mensaje e indican la deter-
minación inalterable y urgente de Dios. Habrá siete años de gran abundancia produc-
204
tiva seguidos de siete años de grave escasez. La causa directa y final es Dios. La causa
natural no se menciona, pero se comprende que esto es posible y debido al compor-
tamiento del río Nilo. Aquí hay una declaración importante para el faraón: el futuro de
Egipto no depende del Nilo, sino de Dios.
(4) José urge al faraón tomar acción para enfrentar la situación futura, 41:33–
36. Aunque importante la correcta interpretación, la revelación de Dios demanda una
respuesta humana. José aconseja dicha respuesta basándola en lo siguiente: Primero,
su certeza de que Dios va a ejecutar su propósito. Nada hay más para discutir. Las
revelaciones de Dios son finales y deben ser aceptadas por el hombre. Segundo, José
anuncia que ahora hay una responsabilidad grande en el faraón. El debe tomar las
medidas y precauciones necesarias a la situación. La misericordia de Dios se extiende
en la revelación del futuro. El cuidado y resguardo del mismo está a cargo del ser
humano. Según la Biblia, el bienestar y sobrevivencia de toda la nación es la respon-
sabilidad intransferible del poder político. El apóstol Pablo afirma que la autoridad
política legítimamente constituida (constituido por Dios) es servidor de Dios para el
bien del ciudadano (Rom. 13:1–4; 1 Tim. 2:1, 2). Tercero, José expone la necesidad de
un plan nacional completo e integral que incluye estos elementos: Primero, el nom-
bramiento de una autoridad administrativa centralizada y responsable ante el faraón
de toda la política a ejecutarse. Las cualidades de esta persona se especifican clara-
mente: con conocimientos técnicos (entendido) y capacidades administrativas (sabio).
Segundo, que se adopte una organización política dividiendo el país en territorios con
gobernantes locales quienes se encarguen de la ejecución del plan nacional. Tercero,
la adopción de un plan de almacenamiento que incluya una recaudación del 20% del
producto como un impuesto nacional y la preservación adecuada de los productos re-
caudados en los años de abundancia como previsión para los años de escasez. Los
funcionarios o gobernantes territoriales serán los responsables ante el faraón de la
recaudación y almacenamiento de los productos en lugares estratégicos. El propósito
final de todo este plan es el de evitar la ruina del país y asegurar la sobrevivencia po-
blacional. Si la interpretación de sueños destaca a José como profeta, el consejo de un
plan nacional lo destaca [Page 223] como un hombre sabio y prudente. Es interesante
reflexionar que sus capacidades administrativas las aprendió como “ayudante” o “ma-
no derecha” de su padre. Seguro que por la recurrencia de escasez en Canaán, una
política de prevención y una estrategia de sobrevivencia era muy necesaria. A ello se
debe agregar su desarrollo como mayordomo exitoso en la casa de Potifar y luego en la
cárcel. No está demás insistir que la diligencia y responsabilidad humana complemen-
tan necesariamente a la elección de Dios como instrumento de bendición. José ofrece
todo el beneficio de su relación con Dios (espiritual) al interpretar el sueño y su capa-
cidad intelectual al ofrecer un plan de acción. El cumplimiento de la promesa patriar-
cal de bendición a todas las familias de la tierra se cumple en este escogido.
Dependencia en Dios
Tu Dios habla
Parentela distinguida
El faraón ofrece a José los siguientes cargos: Primero, Mayordomo del Palacio del
faraón, cargo que otorga a José autoridad imperial. Segundo, Gobernador de Egipto,
cargo político que otorga a José autoridad legal y poder centralizado. Normalmente
este cargo era reconocido como el de Gran Visir o Vice rey, similar al de Primer Minis-
tro de nuestros días. Esta posición era superior a todos los otros cargos y sólo inme-
diatamente inferior al faraón. Tercero, representante del faraón en todos los territorios
bajo su dominio. Este era un cargo administrativo que concede a José autoridad dire-
cta sobre las autoridades locales en todo Egipto. En acuerdo con la necesidad de una
política integral centralizada y bien coordinada, el faraón concede a José todos los
cargos representativos, políticos y administrativos del imperio que harán posible el
éxito del plan.[Page 225]
(6) José planifica para los años de hambre, 41:45b–57. A los 30 años, 13 [Page
226] años después de haber estado en Egipto, se inicia José como el gobernador de
Egipto. De acuerdo con el plan propuesto, él desarrolla todas sus actividades. Recorre
toda la tierra para tener un conocimiento exacto y correcto de los recursos materiales
y humanos disponibles. Con los datos obtenidos determina áreas de cultivo, distribu-
ye el trabajo en la forma más apropiada e imparte las responsabilidades necesarias.
Estas acciones aseguran una producción agrícola abundante, aprovechando las con-
diciones favorables de la tierra. De la producción cuantiosa durante los siete años fá-
cilmente se almacena en cada ciudad todo el excedente. Se resalta que el almacena-
miento no fue en un lugar centralizado para asegurar una distribución rápida y equi-
tativa.
Manasés
Los siete años de abundancia terminan y llegan los de hambre. El pueblo clama
por alimento al faraón. Este puede responder a dicho clamor, gracias al plan desarro-
llado e indica a José como el responsable de proveer de alimentos. Los graneros de
Egipto están preparados para proveer alimento para el pueblo. Como el hambre esta-
ba extendido a otras regiones, de otros países también vienen a comprar trigo de Egip-
to. José dirige la venta del producto tanto al pueblo egipcio como a los extranjeros que
acudían a él. Aquí no hay monopolio [Page 227] o deseo excesivo de poder; simple-
mente hay una vocación de servicio e instrumentación de sobrevivencia a la humani-
dad en crisis.
208
Varias lecciones útiles se pueden entresacar de este incidente bíblico. Hay muchos
lugares donde existe escasez y hambre en el mundo de hoy día, mientras que en otros
hay abundancia. En el caso de Egipto, Dios reveló al gobernante del inminente ham-
bre. Un hombre de Dios interpretó ese problema y ejecutó un plan previsor y con el
propósito de asegurar la sobrevivencia humana. Hoy día también se pueden evitar si-
tuaciones penosas de hambre si hombres de Dios y naciones con capacidad de pro-
ducción abundante, en su mayoría identificadas como cristianas, se hacen responsa-
bles de desechar la codicia de poder y el enriquecimiento desmedido en perjuicio de la
vida de tantos seres humanos. No es la escasez mundial la causante de hambre, sino
el abuso de recursos por algunos, la mala distribución y la codicia ilimitada de unos
pocos.
En los encuentros entre hermanos, que tienen lugar en los dos primeros años de
hambre, se cumplen parcialmente los sueños de preeminencia de José, aunque reco-
nocido sólo por él. José tuvo que “reinar” sobre todo un imperio, antes de ser permiti-
do “reinar” sobre su familia. En estos encuentros se pueden notar acciones de mani-
pulación de poder y dureza como también de extrema generosidad y ternura. Apare-
cen expresiones apasionadas de temor, tristeza, ansiedad y culpabilidad como asi-
mismo de confianza, alivio, perdón y alegría.
(1) Los hermanos de José van a comprar trigo de Egipto, 42:1–6. La atención
del testimonio bíblico vuelve a Canaán, la tierra de la promesa patriarcal. Esta tierra,
como todas las otras regiones, padece el hambre que afecta a Jacob y su familia. Este
toma la iniciativa de enfrentar la situación buscando lo necesario. A diferencia de
Abraham quien descendió a Egipto (12:10), o de Isaac quien intentó ir a [Page 228]
Egipto en tiempo de hambre (Gén. 26:2), Jacob no va a Egipto ni piensa en mudarse
allá. Envía a sus hijos tan sólo para comprar alimentos para la sobrevivencia.
Los hijos de Jacob se unen a la caravana de personas que acuden a Egipto en bus-
ca de alimentos. Sin saberlo, llegan a Egipto y se enfrentan con José, ahora goberna-
dor y el responsable de la venta de todos los alimentos. Asimismo, sin saberlo, los
hermanos se postran ante el gobernador, rindiéndole honor, cosa que habían rehusa-
do reconocer anteriormente y que causara la desgracia de José.
209
(2) José reconoce y trata con hostilidad a sus hermanos, 42:7–25. A diferencia
de la ignorancia de los hermanos, José reconoce enseguida a sus hermanos y a su
memoria vienen sus sueños acerca de ellos. Justamente el relato de esos sueños fue-
ron factores decisivos en desencadenar odio y envidia que tanta angustia causara a la
familia. Varias son las reacciones posibles en un encuentro de esta naturaleza, desde
una venganza cruel hasta un reconocimiento feliz. Sin embargo, José aparentemente
siguiendo un plan, actúa de la siguiente manera. Primero, evita ser reconocido. Habí-
an pasado más de 20 años desde que se apartaron los hermanos. Los años, segura-
mente el vestido y afeite de José, su posición inverosímil y lo imposible de encontrar a
un hermano perdido, hicieron difícil la posibilidad de reconocimiento [Page 229] por
parte de los hermanos. José se asegura de su simulación, hablando a través de un
intérprete, preguntándole de donde venían y tratándoles con hostilidad y desconfian-
za. Segundo, les acusa de espías, falta que en todo país y generación es muy grave y
castigada con la muerte. El límite de Egipto con Canaán era el más vulnerable de in-
vasión y el lugar por donde normalmente atacaban los imperios de Mesopotamia. De
allí que la acusación de espías, actividad imperdonable, era lógica y de esperar al sa-
ber que ellos eran de Canaán.
Paralelos
del Señor para hacerlo de tal manera que nosotros y ellos que-
demos totalmente sanos y rehabilitados para la nueva relación.
Correr para recibir el abrazo de la otra persona puede que no
nos acerque tanto a su corazón o al nuestro como el tomar los
pasos adecuados y restauradores aunque tome un poco más
de tiempo.
Tercero, aprovechando todos los datos familiares recibidos, José los apresa a todos
con la condición de que uno de ellos regrese a Canaán y traiga el hermano menor co-
mo prueba de veracidad y garantía de vida. Aparentemente, este plan no se llevó a
efecto tal vez por la solidaridad fraternal y el reconocimiento que el pedido por Benja-
mín era difícil de cumplirse (44:20–23). Lejos de que esto irrite más al gobernador, és-
te finalmente adopta una propuesta más benigna que permite una salida condicional
y honorable para ambas partes. Sólo uno de ellos quedará preso y el resto podrá re-
gresar a Canaán con los alimentos con el compromiso de traer al hermano menor y
así verificar su honestidad. El hermano que es escogido como rehén es Simeón, quien
a la vista de todos ellos es sometido al encarcelamiento. Es [Page 230] interesante no-
tar que José basa esta propuesta en dos principios fundamentales: primero su temor
a Dios. Esta actitud de reverencia y responsabilidad de todo ser humano, en toda po-
sición social o política ante el Ser Supremo, es básica y orientadora en toda relación
humana que pueda ser beneficiosa. Los hermanos de José, conocedores del verdadero
Dios, no habían actuado anteriormente en el temor de Dios. El segundo principio
mencionado es el humanitario: el hambre de la familia de estos hombres. Hay una
responsabilidad ineludible en el bienestar de la humanidad por parte de esta autori-
dad gubernativa. Lastimosamente hoy día ninguno de estos principios son los que
guían a gobiernos y naciones en posición privilegiada de recursos. ¡La humanidad si-
gue esperando a un rey justo!
¿Perdonar? ¡Jamás!
dadosamente ni el paso de los años ha eliminado el castigo que el pecado lleva consi-
go: ¡su sangre nos es demandada! Hace veinte años que están soportando esta carga
tan pesada y que hasta ahora no deciden resolver con su padre. El efecto de este sen-
timiento de culpabilidad ha de acompañar a estos patriarcas hasta aún después de la
muerte de Jacob (50:15, 16).
Joya bíblica
Finalmente, José ordena que generosamente se les conceda las provisiones no tan
sólo para sus casas sino también lo necesario para el camino. La generosidad se ex-
tiende en hacer devolución secreta de todo el dinero pagado por los alimentos. Así
culmina este primer encuentro entre José y sus hermanos. El problema del hambre se
resuelve temporalmente, pero surge un problema más grave a esta familia: un herma-
no está de rehén y la vida del hermano menor queda en peligro.
(3) Los hermanos regresan a Canaán con los alimentos, 42:26–38. El regreso a
Canaán, lejos de ser un evento de satisfacción y alivio, trae sobresaltos, conflictos y
temores que no pueden ser resueltos fácilmente. El primer incidente de sobresalto
ocurre en la posada cuando uno de los hermanos descubre el dinero de compra de-
vuelto en su costal. Este hecho lo ponía en falta ante el gobernador. Por causa del
fuerte sentimiento de culpa que arrastran, reconocen que esta acción es causada por
Dios. Una vez en la casa paternal, cuentan detalladamente a Jacob todo lo ocurrido y
conversado. Con fuerza se identifica al gobernador como “aquel hombre, el señor de la
tierra” y a Benjamín cuya presencia en Egipto es condición insustituible para libertar
a Simeón y seguir comprando alimentos. Los dos hijos favoritos de Jacob están en
juego y en situaciones opuestas: José, el que creen estar muerto, está vivo y con poder
de vida sobre todos ellos. Benjamín, el que está vivo, está en peligro de muerte.
tencia que debemos evitar llegar a esa condición antes que sea
demasiado tarde.
[Page 232]
Pero el temor se apodera de ellos al descubrir, juntamente con Jacob, que todos
tienen en su poder el dinero de la compra. No podían entender cómo había ocurrido
esto, pero sí comprendían que ello podría significar una situación más precaria toda-
vía frente al gobernador. Jacob se apresura no precisamente a explicar, sino a hacer-
les responsable a los diez hijos por la vida de los tres hijos con peligro. Menciona pri-
mero a José, a quien lo pronuncia como desaparecido en una ocasión pasada, luego a
Simeón cuya vida en el presente está en grave peligro y finalmente a Benjamín quien
en un futuro cercano estaría en el mismo peligro. Reconoce que el efecto final de todas
estas desgracias es contra él. Es interesante que Jacob señala como responsables de
la desaparición de José a los hermanos. Tal vez esta mención no se debió a la sospe-
cha en contra de ellos, sino al hecho de que José había sido enviado por Jacob justa-
mente para encontrarse con sus hermanos y traerle noticias de ellos. De cualquier
manera, esta fue una apertura y oportunidad para que los diez hermanos confesaran
la verdad y solucionaran por lo menos en parte el problema de culpabilidad que arras-
traban. Pero nada de eso ocurre. Por el contrario, Rubén elude esta oportunidad, des-
viando el problema a la provisión futura de alimento que implicaría la ida de Benjamín
a Egipto. Como garantía de la vida de Benjamín ofrece a Jacob la vida de sus dos
hijos.
Joya bíblica
Jacob reafirma su posición de no permitir que Benjamín vaya con ellos. La desapa-
rición de José antes y la perspectiva de la pérdida de Benjamín causarían un daño y
sufrimiento desconsolador e irreparable en Jacob.
Esta sección contiene algunos de los pasajes más significativos y tiernos del libro
de Génesis. La forma literaria que nos presenta estos episodios es una excelente na-
rrativa. Los diálogos que se desarrollan, [Page 233] los detalles que se mencionan, el
orden de los acontecimientos narrados enriquecen pronunciadamente la revelación
bíblica. Las explosiones emotivas toman sus cursos libremente y las rememoraciones
fluyen con facilidad. Todo apunta hacia un propósito final que promete resolver todos
los misterios y conflictos pasados, presentes y futuros.
(1) Los hermanos con Benjamín vuelven a Egipto, 43:1–34. La decisión de Ja-
cob de dejar ir a Benjamín no fue fácil. Aparentemente tardaron todo lo que pudieron
sin tener que ir en busca de alimentos. Pero al final, los alimentos se acabaron y fue
necesario otro viaje. Jacob mismo toma la iniciativa en pedir a sus hijos que vuelvan a
Egipto, pero sin Benjamín. Judá le recuerda que no pueden ir así. Ante la protesta de
Jacob, los hermanos explican que ningún dato familiar pudieron esconder del hombre
de Egipto ya que éste preguntaba con mucha insistencia y precisión justamente acer-
ca del padre y del hermano menor. Finalmente, Judá pide que Benjamín vaya con
ellos comprometiéndose él mismo de fiador. Además de la garantía que su vida signifi-
ca, Judá apela a dos argumentos principales para convencer al padre. Primero, le dice
que la vida de los demás, especialmente la del mismo Jacob y la de los niños, están en
peligro de extinción por la falta de alimento. Aquí Jacob debe sopesar el valor dado a
la vida de Benjamín en oposición a la vida de los demás. Hasta ahora, lo único de va-
lor para él fue la seguridad de vida de Benjamín. Segundo, le indica que se ha dejado
pasar mucho tiempo y ya se perdieron dos oportunidades de provisiones por causa de
la intransigencia paterna.
214
Joya bíblica
Finalmente Jacob decide enviar a Benjamín, pero tomando todas las precauciones
y dando todas las orientaciones necesarias. Primero aconseja que le lleven como pre-
sente los mejores productos de Canaán, mostrando así buena voluntad. Esto indica
que aparentemente los árboles y algunos vegetales todavía producían algo. En su [Pa-
ge 234] encuentro con Esaú, Jacob apaciguó la ira de su hermano enviando una serie
de presentes. Sin saberlo, estos presentes serían también para “apaciguar la ira de
otro hermano ofendido”. Los productos nativos habrán tenido un impacto muy favora-
ble en José, quien aparentemente hasta entonces no se había preocupado de su fami-
lia ni de su tierra. Segundo, les ordena que lleven el doble del dinero necesario para
adquirir los granos. Tercero, les señala que ellos mismos deben devolver el dinero que
encontraron en sus costales y que debía pertenecer al gobernador. Esto probaría
honestidad y buena intención. Cuarto, y tal vez lo más resaltante de sus acciones, les
encomienda al Dios Todopoderoso (El Shadai). En la fe en el Dios quien se le apareció
por primera vez en Betel y quien estuvo con él en todas sus [Page 235] experiencias,
él puede desprenderse de Benjamín. Jacob pide a Dios misericordia para sus hijos y
liberación para Simeón y Benjamín. Finalmente, Jacob afirma su resignación de acep-
tar si fuera necesario la privación de sus hijos, mayormente refiriéndose a Simeón y
Benjamín.
Semillero homilético
43:11–15
intercambia el presente.
Con todos estos elementos y con Benjamín, los hijos de Jacob vuelven a Egipto y se
presentan ante José. Por indicaciones de éste, los hermanos se encontrarán ante va-
rias situaciones que les causan sorpresa, temor y expectativa. Primero, son llevados a
la casa del gobernador. La reacción inmediata fue de temor, ya que se interpreta esta
acción como un encarcelamiento masivo. Queriendo solucionar la causa supuesta de
dicho castigo, ellos ofrecen devolver todo el dinero del pago anterior. Pero al intentarlo
se encuentran con la segunda situación sorprendente. El mayordomo les informa que
él había recibido el pago anterior. Además les dice que si ellos encontraron dinero en
sus costales, debió haber sido obra del Dios de ellos. Lejos de aliviarles, esta informa-
ción reafirma en ellos el temor de que Dios está causando ocasión para que ellos reci-
ban el pago por la culpabilidad de sangre que tienen. Tercero, Simeón es liberado y
todos ellos son provistos de todo lo necesario para estar preparados de ver al gober-
nador y comer con él al mediodía. Este fue un trato digno de los mejores huéspedes y
los hermanos se disponen a hacer lo mejor que pueden.
En el encuentro inicial con José hay reacciones paralelas pero diferentes por am-
bas partes. En los hermanos dos acciones sobresalen: Primera, le entregan personal-
mente el presente que habían traído. Este era una arma importante en ganar la sim-
patía o el favor del gobernador. Segunda, se resalta los actos de sumisión y homenaje
que brindan a José. En estos actos, ellos reconocen la posición que José ocupa y la
que le toca a ellos. Esta misma actitud demostró Jacob en su encuentro ante Esaú.
En las reacciones de José también sobresalen su interés íntimo en la familia. Su pre-
gunta en cuanto al padre de ellos y la bendición que pronuncia sobre Benjamín una
vez que éste es propiamente identificado por los diez. La otra reacción es la profunda
emoción que siente que le obliga a buscar un lugar privado para descargarse. En ver-
dad José, pese a su posición y dura experiencia en la vida política, no perdió su ter-
nura ni su amor hacia su familia. [Page 236] La fortaleza de su personalidad le permi-
tía seguir soportando esta relación de no identificarse con sus hermanos. Esto refuer-
za la idea de que él estaba siguiendo un plan específico para revelarse a los suyos.
Joya bíblica
(2) José hace prisionero a Benjamín, 44:1–17. Para lograr este propósito José
prepara un complot con su mayordomo quien ejecuta con precisión todas las órdenes
superiores necesarias. Primero, se despide a los hermanos para que regresen a Ca-
naán. Para ello se les provee de abundante alimento a todos, nuevamente con el dine-
ro de pago en sus respectivos costales. Además, específicamente José ordena que su
copa de plata sea puesta en la boca del costal de Benjamín. Este objeto serviría de
ocasión irrefutable de procedimiento de arresto.
44:1–17
José, buscando una reacción más de sus hermanos, les propone que sólo Benja-
mín quede como esclavo y los demás regresen a Canaán con los alimentos. Posible-
mente esta es la prueba final que José estaba buscando en su relacionamiento con
sus hermanos antes de identificarse.
(3) Judá intercede por Benjamín, 44:18–34. El discurso de Judá es uno de los
más conmovedores de toda la Biblia. Constituye una pieza genial de la narrativa, llena
de informaciones precisas y cargada de emociones profundas. El inicio es muy respe-
tuoso y apelativo y el final crea un impacto conmovedor. Los argumentos escogidos
son precisos y siguen el siguiente orden para llegar a su propósito final: Primero, re-
cuerda a José que en el primer encuentro cuando éste insistía en que el hermano me-
nor viniera, ellos habían explicado que el joven era muy querido por su padre, quien le
amaba entrañablemente por esta circunstancia especial: Su madre y un hermano
habían desaparecido y este hijo le había nacido en la vejez. Ni aun así, el gobernador
desistió de su pedido.
44:15
Tercero, describe el impacto trágico y horroroso que causaría el no regreso del hijo
menor. El padre moriría con profundo dolor y los demás serían culpables para siem-
pre de haber causado tal aflicción. Toda una familia quedaría desintegrada espiritual,
social y emocionalmente.
Semillero homilético
44:17
Semillero homilético
La prueba de la copa
44:1–17
44:18–34
(4) José se identifica a sus hermanos, 45:1–15. Este relato también está cargado
de emociones, informaciones precisas y profundas interpretaciones de acciones pasa-
das y planes futuros a la luz de la revelación de Dios. La identificación de José sigue
un proceso natural y emotivo muy peculiar. Primero, José despide a todos para que-
dar él solo con sus hermanos. Esta identificación era un asunto familiar, de mucha
intimidad y emotividad. Ni siquiera se necesitará intérprete porque el discurso será en
el idioma hebreo (es mi boca la que os habla). Segundo, José da expresión libre a sus
sentimientos tantas veces contenidos y aplazados. Otra vez vemos a un hombre ínte-
gro, tierno y emotivo. Su lloro fue sin inhibición de cargo ni cuidado ante las autori-
dades egipcias quienes lo escucharon. Tercero, se identifica familiarmente a sus her-
manos enfatizando su interés en su padre. No es la identificación como gobernador lo
importante ahora, sino el de hermano e hijo del mismo padre. En el discurso anterior
el centro de interés ocupaba el padre. José igualmente indica que su mayor interés es
en su padre. Ante el terror e incredulidad de sus hermanos, José apela a una identifi-
cación física y sentimental. Se elimina la distancia que los estaba separando y José
pronuncia la frase tan temida cuya realidad había perseguido a sus hermanos: José,
vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Cuarto, les tranquiliza y les explica el
verdadero significado de aquella acción. El incidente del costal de dinero, el de la copa
y la venta en esclavitud ponían en alto riesgo de castigo y venganza a los hermanos.
[Page 242] Y más en la ausencia del padre quien pudiera mediar. Pero José les con-
suela, aceptando los hechos como la voluntad de Dios. Fue Dios quien envió a José de
antemano a Egipto y le puso en el cargo de responsabilidad para preservación de vida
de la descendencia de Jacob. Les provee así un alivio al sentimiento de culpabilidad,
consecuencia de aquella acción. Es interesante que José pronuncia que es del pesar o
la consecuencia de la acción que ellos deben olvidarse, y no de la acción en sí, la que
todavía fue un acto de venta de su hermano. Quinto, dirige la atención ahora hacia
Canaán y hacia el futuro. Quedan cinco años más de hambre y se hace necesario [Pa-
ge 243] que Jacob y toda la familia se trasladen a Egipto para sobrevivir. Se garantiza
territorio y sustento suficiente para las personas y los rebaños. La tierra de Gosén
ofrecida es la zona del delta del Nilo, al norte y apta para la ganadería, ocupación a la
que se dedicaban Jacob y sus hijos.
Semillero homilético
44:30–34
José urge a sus hermanos este traslado, demostrando nuevamente su interés ex-
tremo en su padre. Finalmente, reanuda su expresión emocional, esta vez con más
intimidad con Benjamín y luego con todos sus demás hermanos restableciéndose la
relación fraternal quebrantada 22 años atrás.
Semillero homilético
45:5
223
En esta sección entran en juego varios intereses y situaciones que afectan la vida
de la familia patriarcal y el propósito concretado en el pacto. Provisoriamente se solu-
ciona el problema del hambre, es decir, se asegura la sobrevivencia de la descendencia
patriarcal. Pero surge un nuevo problema: para sobrevivir la descendencia debe aban-
donar la tierra prometida y emigrar a Egipto. La experiencia negativa de Abraham al ir
a Egipto habrá quedado como advertencia en contra de dicha emigración (2:10–20).
Además, Dios específicamente impide que Isaac descienda a Egipto ni siquiera para
sobrevivir al hambre (26:1–3). Tres factores fueron influyentes en la decisión final de
Jacob de aceptar la emigración a Egipto: (1) El hambre muy extendido y duradero; (2)
la [Page 244] interpretación de José de su posición privilegiada en Egipto (para pre-
servaros vida) y (3) la revelación personal de Dios a Jacob en Beerseba. De ahí que la
ida de Jacob a Egipto no fue un impulso espontáneo ni por un interés físico solamen-
te. Otros temas que se desarrollan en esta sección tienen que ver con los problemas
de migraciones, asilados y refugiados, tan agudos en nuestro mundo actual. En la mi-
gración de Israel a Egipto, dirigidos y administrados magistralmente por las autorida-
des políticas de entonces, se tienen en cuenta los intereses más elevados de ambas
224
partes desde las perspectivas humanitaria, política social y religiosa. Se podría afir-
mar que este movimiento migratorio bíblico beneficia ampliamente a ambos pueblos
porque no busca tomar ventaja ni provecho. Es hasta más tarde que la relación se
vuelve tensa y problemática, causada por la ausencia de autoridades políticas capaces
de saber manejar estas situaciones correctamente (Exo. 1:8).
45:1–14
(1) El faraón sugiere a José que Jacob vaya a Egipto, 45:16–24. El reencuentro
de José con sus hermanos causó impacto en el faraón y su corte. Ellos reciben la no-
ticia con agrado y el faraón toma la iniciativa de proveer la venida de la familia [Page
245] de José a Egipto. No sabemos si esta decisión fue espontánea o si fue a sugeren-
cia de José u otros, pero de cualquier manera la autoridad final de una decisión tan
importante resta sólo en el faraón. Aquí notamos el respeto y comportamiento fiel de
José, quien no sobrepasa la autoridad superior, aun cuando se trata de la sobreviven-
cia de su propia familia. Este acto, y posteriormente el permiso que solicita para ir a
sepultar a su padre, lo señala a él como un político justo quien nunca comete abuso
de poder o autoridad y mucho menos en beneficio propio. Cuán diferente es la situa-
ción actual de nuestras autoridades políticas, que buscan y crean ocasiones para
abusar de sus cargos y beneficiarse codiciosamente. El mismo comportamiento de Jo-
sé tiene el gobernador Nehemías en tiempos del regreso de la cautividad (Neh. 5:14–
19).
rio ofrecido y el alimento prometido son de lo mejor de Egipto. Aquí no hay oferta de
“sobras” ni perspectivas de “ciudadanía de segunda” o discriminación racial. Tercero,
el faraón concede que José envíe los alimentos necesarios para el sustento temporal y
los medios de transporte suficientes para el traslado de toda la familia. Faraón por
último envía un mensaje personal y de ánimo a Jacob y a su familia para no dejar que
el apego a la tierra natal o a pertenencias locales sean impedimentos para la venida a
Egipto.
Verdades prácticas
José mismo se encarga de ejecutar las indicaciones del faraón y como un regalo
personal suyo provee a sus hermanos de vestidos nuevos. El trato preferencial hacia
Benjamín es una acción que podría despertar envidia y quizás serviría de prueba en
cuanto a la seriedad y permanencia de cambio de actitud de los hermanos. Por las
226
dudas, José exhorta a sus hermanos a no reñir por el camino. Aquí se rememora el
peligro de los tiempos anteriores de relacionamiento. Se resalta asimismo la provisión
especial que José hace para su padre, que en un sentido será para toda la familia, pe-
ro bajo la administración de Jacob.
Esta decisión se desarrolla de la siguiente manera. Primero, los hijos de Jacob re-
gresan a Canaán y cuentan a Jacob acerca de José. La expresión subir de o descender
a Egipto es común de los viajes Egipto-Canaán por la diferencia de altitud de terreno.
Jacob temía perder a algunos de sus hijos, pero ahora, todos los que fueron a Egipto
regresan. La noticia resaltante era acerca de José a quien hacía más de 22 años Jacob
había dado por muerto. Pero ahora sus propios hijos, los que antes le [Page 247]
habían traído la “prueba” de la muerte de José, le anuncian que José vive. Aquel varón
tan inquisitivo acerca de su familia, que demandaba ver a Benjamín a toda costa y
que había preguntado por el anciano de vuestro padre, era nada menos que José. Ja-
cob sin saberlo estuvo tratando de “comprar” la buena voluntad de su propio hijo. Se-
gundo, Jacob reacciona en forma ambigua al principio. Se emociona y rehúsa creer
por su sospecha natural hacia sus hijos, y por la casi imposibilidad de un José vivo y
nada menos que gobernador de Egipto. Pero los hijos, con paciencia, le transmiten
todo el mensaje de José que en esencia era un llamado a su padre de ir a él a Egipto
para recibir sustento. Al ver las carretas, evidencias de que José estaba vivo, tenía
una posición elevada en Egipto, Jacob se convence y decide ir a ver a su hijo. Esta es
una decisión de un padre emocionado que después de años de dolor ve finalmente el
consuelo deseado.
El relato de todas las cosas que José les había dicho y al ver
todo lo que José había enviado hizo que el espíritu de Jacob...
revivió (v. 27). Este paso, desde el no creer hasta el creer de
Jacob, es el que da sentido y unidad a todo el relato y mensaje
del Pentateuco. Los hombres a quienes Dios usa son aquellos
que dan el salto de la "nofe" a la "fe" en un Dios que obra ma-
ravillas.
Es hasta ahora que Jacob/Israel está listo para su emigración a Egipto. Parten de
Beerseba, sur de Canaán, hacia Gosén, nordeste de Egipto, unos 300 km. de distan-
cia. Se resalta que el traslado es total y definitivo. Jacob lleva toda la familia: hom-
bres, mujeres, niños; todo el ganado y todas las posesiones.
(3) La lista de los que entraron en Egipto, 46:8–27. Aquí se provee cuidadosa-
mente la lista genealógica de toda la descendencia de Jacob que se instaló en Egipto
desde el principio. Los nombres de las personas están agrupados de acuerdo a sus
respectivas madres. No se incluyen los nombres de las esposas de los hijos de Jacob y
muy escasamente nombres de mujeres, pero sí se incluyen algunos nacidos ya en
Egipto (José y su familia y la familia de [Page 249] Benjamín por ejemplo). Tampoco
se incluye a las personas fallecidas en Canaán.
Semillero homilético
Visiones en la noche
46:1–7
46:1 a 47:12
Tercero, José presenta a cinco de sus hermanos como líderes representantes, para
dar oportunidad al mismo faraón de obtener directamente todos los datos necesarios y
tomar las decisiones pertinentes.
Cuarto, José deja que sus mismos hermanos hagan la petición oficial al faraón (por
supuesto, bien preparados por José). Esta petición incluye los siguientes elementos:
Primero, piden la oportunidad de trabajo. El oficio u ocupación de ellos no hará com-
petencia a los nativos, factor muy importante y conflictivo en todo asentamiento. Se-
gundo, piden una residencia permanente. Esto significa una posición legal, un territo-
rio definido y apto (Gosén) y una libertad organizativa mínima (ser los mayorales de
sus propios ganados). Tercero, declaran su sumisión política a la autoridad del faraón
231
(tus siervos, v. 3), aceptando así respetar el orden político y las leyes vigentes en el
imperio. Este asentamiento es pacífico, no una invasión. Cuarto, basan todas sus pe-
ticiones en la gravedad del hambre en Canaán lo cual pone al faraón en única y total
responsabilidad de la sobrevivencia de este pueblo. De la decisión del faraón depende
la vida o la muerte de muchos hombres, mujeres y niños.
La petición está hecha. La palabra final (y fatal) está en los labios del faraón de
Egipto. El problema aparente sigue siendo la sobrevivencia de un pueblo. Pero el pro-
blema real es la continuación del plan redentor [Page 252] de Dios a través de la so-
brevivencia de un pueblo escogido. Hay una paradoja interesante de notar: la conti-
nuación del plan redentor de Dios depende de la decisión de un hombre en un cargo
político trascendental. Tal es la identificación que el Dios soberano hace con la huma-
nidad y tal es el riesgo que varias veces se toma en la historia de la salvación (Nabu-
codonosor, Ciro, Herodes, Augusto Cesar, etc.). Con razón el apóstol Pablo decía que
el tesoro está contenido en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de
Dios y no de nosotros (2 Cor. 4:7).
47:5, 6, 11
Es nuestra responsabilidad
47:11, 12
Egipto en nada se perjudica con este asentamiento. Al contrario, recibe varias ven-
tajas importantes. Primero, se deja poblar un territorio no usado, por razones econó-
micas y estrategia militar. En este sentido, los egipcios no tienen que acomodar a los
israelitas entre ellos. Segundo, el imperio tiene ahora una población “almohada” en
una zona vulnerable de invasión bélica. Cualquier ataque al imperio de procedencia
mesopotámica o cananea, primero tendría que chocar con los israelitas, ahora vasa-
llos del imperio. Tercero, se abre la posibilidad de un aumento productivo y aporte
económico adicionales para el imperio. Cuarto, la posibilidad de integración [Page
253] de recursos humanos con sus aportes y contribuciones propias para beneficio
del faraón. Y finalmente una ventaja política adicional. Ahora José, el hombre fuerte y
tal vez el único que podría “competir” con el faraón, no tendrá ya ninguna razón de
abandonar Egipto o formar su propio pueblo en competencia con el imperio.
Tercero, a cambio del privilegio de sembrar la tierra del faraón, los egipcios se obli-
gan a pagar un impuesto sobre los productos de la tierra. La ley sancionada por José
233
establece que la quinta parte del producto pertenece al faraón. Las cuatro partes res-
tantes pertenecen al productor. Esta ley asegura el sustento del faraón y su corte y el
sustento del pueblo. Un impuesto del 25% resulta bastante benigno en comparación
con los impuestos o imposiciones de otros gobiernos imperiales (pasados y presentes).
En resumen, la política de José establece poder y control [Page 254] político y econó-
mico centralizado en el faraón, pero al mismo tiempo, permite la supervivencia y acti-
vidad productiva libre del pueblo. En la teoría, todo pertenecía al gobierno faraónico.
En la práctica, cada uno queda en su propiedad y con su ganado con la obligación de
pagar su impuesto correspondiente al gobierno. El pueblo acepta la nueva política es-
cogiendo tener sustento para vivir y renunciando a una ciudadanía libre con derecho
de propiedad privada: ¡Nos has dado la vida!... seremos siervos del faraón... La ley de
José en su intención original fue para asegurar sustento en un territorio de produc-
ción impredecible y para mantener un orden y una estabilidad sociopolítica que ga-
rantizara el bienestar del pueblo. A esta política estatal o nacionalista comúnmente se
la llama faraónica, aunque más bien este nombre corresponde al abuso y a la corrup-
ción de esta política. Muchas políticas de producción y distribución hoy día de algu-
nas naciones poderosas tienen un efecto de control y servilismo paralizante en nacio-
nes menos privilegiadas. La manipulación artificial de precios de productos (los pro-
ductos industrializados aumentan de precio, mientras que los de materia prima dis-
minuyen), cambios caprichosos en la bolsa de de divisas y monedas, bloqueamientos y
tasaciones comerciales discriminativas, son efectos de un abuso de poder y codicia
desmedida que lejos de crear bienestar, produce zozobras y miseria.
Oportunidad y responsabilidad
[Page 255]
rra prometida. Pero todos estos peligros no sólo son anticipados, sino que en actos
dramáticos y revelatorios son resueltos. Jacob procede a dar en herencia la tierra en
Canaán que había ya adquirido y demanda ser sepultado en Canaán, en segura espe-
ra de su descendencia. José, con más riesgo y fe, pide que sus huesos sean llevados a
Canaán, simbólicamente acompañando ya al éxodo. Nuevamente se realizan actos fa-
miliares y comunes pero desde la perspectiva de la fe en las promesas de Dios y en los
compromisos patriarcales. No se especifican la duración entre los acontecimientos que
ocurren en esta sección pero todas ellas siguen este propósito: el pacto debe conti-
nuar.
(1) Jacob pide ser sepultado en Canaán, 47:27–31. No es tan propio en nuestra
cultura pensar en la muerte. Pero la Biblia nos da el testimonio de que la certeza de la
muerte, lejos de paralizarle a uno, debe impulsarlo a estar preparado para ella.
El peregrinaje providencial
¿Capricho o convicción?
(2) Jacob adopta y bendice a los hijos de José, 48:1–22. Esta narración está lle-
na de escenas familiares que abarcan tres generaciones. Se rememoran eventos pasa-
dos, [Page 257] se ejecutan acciones presentes y se provee para acciones futuras. La
ocasión es el hecho de una enfermedad de Jacob, que se tomó como de peligro de
muerte. El interés del testimonio bíblico es asegurar que se toman todas las decisio-
nes y se realizan todas las acciones necesarias para la transición de una generación a
la otra. Una de esas acciones tiene que ver directamente con José, tratado como el
primogénito. Jacob rememora acontecimientos significativos en su peregrinación pa-
triarcal. Entre ellos recuerda su experiencia personal con el Dios Todopoderoso (El
Shadai), la promesa patriarcal hecha por Dios personalmente a él, y la muerte de Ra-
quel, su esposa favorita y madre de José. En relación a Manasés y Efraín, Jacob deci-
de adoptarlos como hijos propios y por lo tanto con derecho a identidad tribal y adju-
dicación territorial en Canaán. Los actos de adopción y bendición son paralelos a es-
cenas pasadas de la vida de Jacob. Este, a causa de su vista debilitada y recordando
su propio engaño a su padre, se asegura bien que los muchachos son realmente los
hijos de José. Con manifestaciones de ternura y amor, como hacia sus propios hijos,
Jacob realiza el acto legal de adopción expresando su gran satisfacción en poder ver
nuevamente a José y a sus nietos.
236
Cuestión de interpretación:
¿Cabecera o bastón?
Joya bíblica
Semillero homilético
48:15, 16
hasta ahora Jacob era el único de los patriarcas que había sido
visitado por un ángel (22:11). Dios es quien nos salva, cuida y
guarda de todo mal.
Por otra parte, el subtotal dado en los vv. 26 y 27: Todas las
239
Dios los escogió para que fueran los sacerdotes de Israel. Dios
puede transformar las debilidades de nuestro carácter en fuer-
za, eso fue lo que hizo con los descendientes de Levi. Cualquie-
ra que sea la debilidad de nuestro carácter llevémosla con con-
fianza delante del Señor y pidamos que lo cambie y lo use de
modo que sea para honra de su nombre.
49:1–28
Aún así, la muerte significa una separación y causa dolor y tristeza en los seres
queridos. La manera propia de enfrentar estos sentimientos es expresarlos y pasar
necesariamente por el proceso de duelo que incluyen actos emotivos y rituales. José, y
toda la familia, expresa su dolor con llanto, recurso natural dado por Dios para des-
cargas emotivas (catarsis). Los rituales [Page 264] canalizan cultural y religiosamente
las expresiones y acciones que ayudan a la aceptación final y reajuste necesario ante
la pérdida. Primeramente se realiza en Jacob el ritual egipcio. Se lo embalsama, acti-
vidad destacada de los egipcios por el cual el cadáver queda conservado en lo que co-
nocemos como momia. Este acto estaba reservado sólo a faraones, príncipes o perso-
nas egipcias muy importantes. Jacob es considerado alguien digno de tal privilegio.
Luego, se cumplen con él los días de luto [Page 265] propio de los egipcios: 70 días.
descanso y paz."
Por más llamativo y cuidadoso que haya sido el privilegio egipcio, quedaba lo más
importante: la sepultura hebrea en Canaán. Y José toma la iniciativa en dar cumpli-
miento a este acto. El primer paso necesario es obtener el permiso oficial de traslado.
Aquí podemos notar también algunas características sobresalientes de José como un
líder. Por más privilegios que él haya tenido, y por más necesario y comprensible sean
que él sepulte a su padre, solicita el permiso correspondiente de su autoridad supe-
rior. Aun en un acto familiar, vestido de dolor y digno de compasión, José se hace su-
jeto a la autoridad y no da lugar a desconfianzas. Dos cosas son resaltantes en el pe-
dido de permiso. Primero, él no lo pide directamente al faraón. Ruega a sus “colegas”,
a los de la corte, que lo hagan por él. Puede ser que la situación era muy emotiva y
que tal vez él no tuviera la energía emocional para ello. Pero más bien refleja un com-
244
Semillero homilético
49:1–28
importantes en Israel.
Y por último se realiza la sepultura hebrea. Son los hijos —no los médicos egip-
cios— quienes finalmente sepultan a [Page 267] Jacob. Y la sepultura es en el sepul-
cro patriarcal de Macpela, Hebrón, no las monumentales sepulturas de Egipto.
Joya bíblica
ponen en los mismos labios de Jacob su padre. Así el pedido tiene más autoridad,
más fuerza. Ellos no se sienten todavía capaces de peticionar directamente a José,
sino que necesitan un intermediario o “padrino”. Mucho de esto hay todavía en nues-
tro pueblo latino. No hemos llegado a la madurez de enfrentar las situaciones direc-
tamente y con dignidad. El pedido de perdón es por la maldad —dimensión social— o
el mal que el pecado ocasiona, y por el pecado —dimensión religiosa— contrario a
Dios. Aquí hay pesar no sólo por [Page 268] la consecuencia del pecado, común en
muchos pedidos de perdón de líderes religiosos y políticos hoy día que han caído en
faltas: “Pido perdón por el mal que mi acción ha causado.” Esto no es arrepentimiento
de pecado, sino pesar por la consecuencia del pecado. Pero hay también expresión de
un arrepentimiento por el pecado, por la acción misma que está fuera de la voluntad
de Dios, no importa si causa o no consecuencia en otros. La segunda propuesta es un
ofrecimiento de sumisión: se postran y se declaran siervos de José. Aquí hay una imi-
tación perfecta de lo que Jacob hizo con Esaú y que José y los hermanos vieron con
sus propios ojos cuando niños (33:1–8).
Semillero homilético
Aprendamos a perdonar
50:16–21
(6) José confirma el cumplimiento del Pacto y pide que sus restos sean lleva-
dos a Canaán, 50:22–26. Esta última sección se concentra en José y describe tres
aspectos muy importantes en el desarrollo del cumplimiento del Pacto. Primero, se
menciona a los hijos, nietos y bisnietos indicando que la familia de José —y de los
otros hermanos— seguían multiplicándose en Egipto. Indica también la satisfacción
que un gran hombre tuvo en su vida familiar. A pesar de toda la fama y ocupación
política, no descuida la importancia de la familia. Para José, no es el honor o la me-
moria política lo que finalmente cuenta sino la continuación de su descendencia.
¡Cuántos hombres grandes en la historia, que han dejado riquezas y fama, han visto a
su familia desintegrarse aún durante sus propias vidas! La fe bíblica en todos sus tes-
timonios dan suprema importancia a la familia.
José tuvo dos criterios para normar su vida y sin duda fue-
ron su filosofía (50:19, 20):
Segundo, hace la conexión correcta con los antepasados. Hay una promesa de Dios
que pertenece a esta descendencia. Esa promesa fue hecha a los patriarcas y su cum-
plimiento es inalterable, porque Dios es fiel. Es resaltante que ese cumplimiento no
tiene una agenda política. Políticamente él pudo haber conseguido el apoyo imperial
de Egipto, invadir Canaán y establecer a su pueblo allí. Las circunstancias históricas
eran favorables y el pueblo había crecido mucho. Pero él afirma enfáticamente [Page
270] que es la intervención directa de Dios en tres actos propios de él —visitación,
favor y ayuda— la que hará posible que el pueblo sea liberado de Egipto y establecido
en la tierra prometida. Para José, un gran político y un famoso estadista, el cumpli-
miento de las promesas de Dios para su pueblo, llámese Israel o la iglesia, no depende
de acontecimientos históricos favorables. Tampoco se asegura con la sobrevivencia
holgada de un pueblo, ni se garantiza con una supremacía política. Ese cumplimiento
depende sóla y exclusivamente de la fidelidad de Dios quien se dignó en hacer un Pac-
to con Abraham, Isaac y Jacob y un Nuevo Pacto en Jesucristo. José no juega a ser el
libertador ni se apresura al éxodo. Su llamado fue el de “preservar la vida”. Por más
que se haya apropiado de la visión del éxodo, decide esperar completamente en Dios y
en el tiempo que Dios ha elegido para esa liberación.
Tercero, José reconoce que está llegando al final de su vida y transmite la visión o
promesa patriarcal a la descendencia, los hijos de Israel. Ahora ya el primogénito per-
dió su importancia primera porque la descendencia escogida es ya un pueblo numero-
so. A través de un juramento solemne José compromete a los hijos de Israel a dos co-
sas: que mantengan su fe y esperanza en el Dios de los patriarcas que ha declarado
su propósito para este pueblo. Y pide también que cuando llegue el día de la libera-
ción, sus restos sean llevados a Canaán. El no pide un “permiso oficial” ni firma “un
decreto oficial” para que se lo sepulte en Canaán. El prefiere esperar y participar con
el pueblo en el éxodo. Por un lado, esta es una decisión de fe, basada en la seguridad
de la fidelidad de Dios; por la otra, es un acto de compromiso para las generaciones
siguientes: ellos deben salir de Egipto.
El Comentario Bíblico Mundo Hispano es un proyecto en el que participan unos 150 líderes
evangélicos del mundo hispano. Usted puede encontrar más información en cuanto a la dia-
gramación y contenido de los diferentes tomos leyendo el Prefacio (pp. 5–8).
Tomo Libros que incluye Artículo general
14 Mateo El período intertestamentario
15 Marcos El mundo grecorromano del
primer siglo
16 Lucas La vida y las enseñanzas de
Jesús
17 Juan Teología del Nuevo Testamento
18 Hechos La iglesia en el Nuevo
Testamento
19 Romanos La vida y las enseñanzas de
Pablo
20 1 y 2 Corintios El desarrollo de la ética en la
Biblia
21 Gálatas, Efesios, Filipenses, La literatura del Nuevo
Colosenses y Filemón Testamento
22 1 y 2 Tesalonicenses, El ministerio en el Nuevo
1 y 2 Timoteo y Tito Testamento
23 Hebreos, Santiago, El cumplimiento del Antiguo
1 y 2 Pedro y Judas Testamento en el Nuevo
Testamento
24 1, 2 y 3 Juan, Apocalipsis La literatura apocalíptica
e Indices