Trastornos de Angustia

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UNIVERSIDAD JUÁREZ DEL ESTADO DE DURANGO

Facultad de Medicina
Licenciatura en Psicología

Materia:
Psicopatología I
Tema:
El estrés, la ansiedad, miedos. Ansiedad por
separación. Ansiedad generalizada. Ataques de
pánico.

Asesor didáctico:
Dr. Víctor Albores García

Alumnas:
Claudia Margarita Barraza Sánchez

Mónica Catalina Ceniceros Ulloa

6o. Semestre Sección “A”

Gómez Palacio, Dgo. 12 de Abril de 2011


LA ANSIEDAD
La ansiedad es un sistema de alerta y activación ante situaciones consideradas
amenazantes. Es un fenómeno que se da en todas las personas y que, bajo
condiciones normales, mejora el rendimiento y la adaptación al medio social,
laboral, o académico. Tiene la importante función de movilizarnos frente a
circunstancias amenazantes o preocupantes, de forma que hagamos lo necesario
para evitar el riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo adecuadamente.

Sin embargo, cuando sobrepasa determinados límites, la ansiedad se convierte en


un problema de salud, impide el bienestar, e interfiere notablemente en las
actividades sociales, laborales, o intelectuales. Puede limitar la libertad de
movimientos y opciones personales. En estos casos no estamos ante un simple
problema de "nervios", sino ante una alteración. Existen varios tipos de trastornos
por ansiedad cada uno con sus características propias.

Se calcula que entre un 15% y un 20% de la población padece, o padecerá a lo


largo de su vida, problemas relacionados con la ansiedad con una importancia
suficiente como para requerir tratamiento. La mejora espontánea (es decir sin
consulta ni tratamiento) de los problemas por ansiedad es improbable. Sólo se
produce en muy pocos casos. En la mayoría de los casos la ansiedad tiende a
mantenerse, e incluso a extenderse y generalizarse. Tratar de sobreponerse a
base de fuerza de voluntad, como piensan algunas personas, no es efectivo.
Querer que los síntomas desaparezcan no da resultado, no es suficiente. Lo más
conveniente es tratarse lo antes posible. La gran mayoría de los casos mejoran
siguiendo el tratamiento adecuado.

Más allá de los llamados trastornos por ansiedad ( pánico, agorafobia, fobia social,
obsesiones, ansiedad generalizada, etc), la ansiedad es, además, un componente
importante de otros problemas: problemas de alimentación, problemas sexuales,
problemas de relación personal, dificultades de rendimiento intelectual, molestias
físicas de origen psicosomático, etc.
Las manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad son muy variadas y pueden
clasificarse en diferentes grupos:

-Físicos: Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores,


sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, "nudo" en el estómago,
alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo,
sensación de mereo e inestabilidad. Si la activación neurofisiológica es muy alta
pueden aperecer alteraciones del sueño, la alimentación y la respuesta sexual.

-Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o


atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o
despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre,
dificultad para tomar decisiones. En casos más extremos, temor la muerte, la
locura, o el suicidio.

-De conducta: Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad


para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en
reposo. Estos síntomas vienen acompañados de cambios en la expresividad
corporal y el lenguaje corporal: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de
manos y brazos tensión de las mádíbulas, cambios en la voz, expresión facial de
asombro, duda o crispación, etc.

-Intelectuales o cognitivos: Difucultades de atención, concentración y memoria,


aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas
negativas, rumiación, pensamientos distorsionados e importunos, incremento de
las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas
desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la
prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.

-Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una


conversación, en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en
blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias
opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos,
etc.

No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos la misma intensidad
en todos los casos. Cada persona, según su predisposición biológica y/ o
psicológica, se muestra más vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas.
Algunos de ellos sólo se manifiestan de manera significativa en alteraciones o
trastornos de la ansiedad. En casos de ansiedad normal se experimentan pocos
síntomas, normalmente de poca intensidad, poca duración, y son poco
incapacitantes. La ansiedad normal y proporcionada, así como sus
manifestaciones, no puede ni deben eliminarse, dado que se trata de un
mecanismo funcional y adaptativo. Se trata de saber convivir con la ansiedad, sin
perder la operatividad. Sin embargo, algunas personas que han sufrido trastornos
por ansiedad, sobre todo si han sido muy severos o incapacitantes, están tan
sensibilizadas que tienen después dificultades para tolerar la ansiedad normal, e
incluso distinguirla de la patológica.

TEORÍAS DE LA ANSIEDAD

Teorías Biológicas

Teoría de las Catecolaminas


Se han relacionado las reacciones de ansiedad con el aumento de los niveles de
catecolaminas en la orina, en particular de adrenalina. Los estudios realizados
con individuos normales sometidos a un factor estresante de nueva aparición,
demuestran también elevaciones de los niveles plasmáticos de catecolaminas
(Dimsdale y Moss, 1980). Sin embargo las crisis de angustia inducidas en
laboratorio no se acompañan regularmente de un aumento de los niveles
plasmáticos de adrenalina (Liebowits y cols. 1985a). no queda claro si la
administración de catecolaminas puede provocar una reacción de ansiedad y, en
caso de provocarla, si la relación es especifica de los pacientes con un trastorno
de ansiedad.
Desde hace muchos años se estudia la posibilidad de que las crisis de angustia
sean manifestaciones de una descarga masiva del sistema nervioso B-
adrenérgico. Los pacientes con crisis de angustia espontanea serian más
sensibles a los efectos del isoproterenol que los sujetos controles normales
(Rainey y cols., 1984). Sin embargo, Gorman y cols. (1989b) han sugerido que el
supuesto efecto psicogénico del isoproterenol, podría ser indirecto, ya que no
cruza la barrera hematoencefálica.
La hipótesis B-.adrenérgica recibió gran apoyo a partir de innumerables estudios
en los que fármacos bloqueadores B-adrenérgicos, tales como el propranolol,
producían una mejoría en las crisis de angustia y la ansiedad. No obstante,
cuando se revisan los trabajos diseñados y controlados adecuadamente de b-
bloqueantes, se obtienen resultados más modestos respecto a la eficacia de estos
fármacos como agentes ansiolíticos. Ningún estudio ha podido demostrar que los
bloqueantes b-adrenérgicos sean específicamente efectivos en el bloqueo de las
crisis de angustia espontaneas. La evaluación de diferentes variables autónomas
induce a descartar la idea de que la angustia no es más que la manifestación de
una disregulación del sistema nervioso autónomo (Stein y Asmundson, 1994).

Teorías del locus coeruleus.


El locus coeruleus es un núcleo localizado en la protuberancia, contiene más del
50% de todas las neuronas noradrenérgicas del sistema nervioso central y envía
proyecciones aferentes a una extensa area del cerebro, incluyendo hipocampo,
amígdala, lóbulo límbico y corteza cerebral.
Redmon y cols. (1979) pusieron de manifiesto que las situaciones que provocan
iedo y ansiedad en los aniales de laboratorio se asocian a un aumento de la
descarga de locus coeruleus y del recambio noradrenérgico central. Esto apoyaría
la idea de que el locus coeruleus es una especie de generador de crisis de
angustia. Sin embargo, en animales no se ha hallado ningún patrón solido de un
aumento de la descarga del locus coeruleus asociado a la ansiedad (Mason y
Fibiger, 1979). El locus coeruleus estaría implicado en el estado de activación y en
la respuesta a estímulos nuevos ás que en la ansiedad (Aston-Jones y cols.,
1984).
El perfeccionamiento de las técnicas de provocación neuroquímica aporta un
nuevo instrumento relativamente no invasivo para investigar la función de los
neurotransmiosores centrales en seres humanos. Ante la provocación con
yohimbina, los pacientes con crisis frecuentes desarrollan mayor ansiedad y
muestran ayor aumento plasmático de 3-metoxi—4-hidroxifenilglicol (MHPG),
principal metabolito noradrenérgico, que los pacientes con crisis de angustia
menos frecvuentes o que los sujetos controles sanos. Estos resultados sugieren
una actividad central noradrenérgica más elevada en el trastorno de angustia
(Charney y cols. 1984). A pesar de la dificultad que entraña su interpretación, las
pruebas de provocación con clonidina, un agonista α2-adrenérgico, apuntan a una
ala regulación noradrenérgica en el trastorno de angustia, que se acompaña de
hipersensibilidad en unos receptores α2-adrenérgico e hipersensibilidad en otros.
Los sujetos con trastorno de angustia, comparados con controles sanos,
presentan una respuesta cardiovascular más elevada (Nutt, 1989) y una respuesta
aplanada de la hormmona del crecimiento (Charney y Heninger, 1986; Nutt, 1989;
Trancer y cols. 1993) ante la provocación con colonidina. De fora parecida, en los
pacientes con trastornos de ansiedad generalizada, abelson y cols. (1991)
observaron una respuesta aplandada de la horona del crecimiento ante la
provocación con clonidina en relacion con sujetos sanos. En resuen, estos
resultados continúan implicando al sistema noradrenérgico central en la ansiedad
y las crisis de angustia, pero es necesario que sean reproducidos y aclarados.

Teoría metabólica panicogénica del lactato.


La teoría de la crisis de angustia por lactato sódico es un es un modelo
experimental para la comprensión de la patogénesis de las crisis de angutia
espontaneas. Las crisis de angustia provocadas por lactato se observan
específicamente en los pacientes como crisis de angustia espontaneas previas,
reproducen las verdaderas crisis y son bloqueadas por las mismas sustancias que
bloquean las crisis naturales (Liebowitz y cols., 1984a). De todos modos, todavía
no se comprende muy bien el mecanismo por el que se produce este fenómeno
(Liebowitz y cols., 1985a). se han postulado algunas teorías, entre las que se
incluyen un estado de activación especifico que desencadenaría cognitivamente
una crisis de angustia; la inducción de una alcalosis metabólica; la hipocalcemia;
una alteración del cociente entre el dinucleótido adeninnicotinamida (NAD) y su
forma reducida (NADH), y una hipercapnia intracerebral transitoria. De todas ellas,
la hipercapnia cerebral transitoria ha merecido un interés notable y ha sido
considerablemente validada en estudios recientes.

Teoría de la hipersensibilidad al dióxido de carbono.


La hiperventilación controlada y la alcalosis respiratoria no siempre producen crisis
de angustia, pero si ha estos pacientes se les hace respirar aire mezclado con un
5% de dióxido de carbono (CO2) presentan crisis de angustia frecuentemente
como las producidas por la infusión de lactato sódico. Asimismo, la infusión de
bicarbonato de sódico en los pacientes que sufren un trastorno de angustia les
provoca un numero de crisis comparable al inducido por la inhalación de CO 2.
Esto se explica ya que cuando se añade CO 2 al aire respirado por ratas se
producía un aumento dosis-dependiente de la descarga del locus coeruleus. Por
otro loado los pacientes con crisis de angustia poseen quimioreceptores
tronculares hipersensibles al CO2, además de que este es mas efectivo por su
cualidad de pasar la barrera hematoencefalica.

Teoría benzodiacepínica y del GABA.


El receptor benzodiacepinico cerebral está ligado al receptor del GABA y estos
elementos pueden relacionarse de alguna manera con la angustia. La unión de
una benzodiacepina a su receptor facilita la acción del GABA, enlenteciendo la
transmisión neural. Este receptos está distribuido por toda la materia gris del
cerebro.
En un estudio en el que se compararon pacientes con un trastorno de angustia y
sujetos controles sanos se observó que los primeros presentaban menos
disminución de la velocidad de los movimientos oculares. Sacádicos en respuesta
al diacepam que los segundos, lo cual sugiere la hipo sensibilidad del receptos
benzodiacepínico en las crisis de angustia. Aun es necesario continuar las
investigaciones.

Bases genéticas de la ansiedad y de las crisis de angustia.


Las ultimas evidencias sugieren que la ansiedad es hereditaria. Diversos estudios
sobre antecedentes familiares del trastorno de angustia constataron una tasa
mayor entre los familiares entre los probandos con un trastorno de angustia que
los sujetos sanos. Se observo que la morbilidad para el trastorno de angustia es
del 24.7% entre los familiares de los pacientes, en comparación con el 2.3% de
los familiares del grupo control. Entre los familiares de pacientes con un trastorno
de ansiedad generalizada, el riesgo de morbilidad para este trastorno era de
19.5% comparado con el 3.5 en los familiares de controles sanos.

Teorías Psicodinámicas

Primera teoría de Freud sobre la neurosis de ansiedad (ansiedad del ello o


del impulso).
En sus primeras teorías sobre el origen de la ansiedad, Freud (1895b
[1894]/1962) afirmaba que la ansiedad surgía de la transformación directa de la
energía libidinal en síntomas somáticos de ansiedad sin mediación de los
mecanismos psíquicos. El autor basaba esta afirmación en el tipo de prácticas y
experiencias sexuales de los pacientes que sufrían ansiedad, que se
caracterizaban por un estado de excitación y por la práctica del coitus interruptus.
Denominó a este tipo de ansiedad <<Neurosis Real>> en oposición a la
psiconeurosis, debido a que suponía que no habia intervención de los procesos
psíquicos. Esta clase de ansiedad, derivada de la urgencia abrumadora de los
ipulsos instintivos, se denominaría en la actualidad ansiedad del ello o del impulso.
Teoría estructural y conflicto intrapsíquico
En 1926 con la llegada de la teoría estructural de la mente, la teoría de la
ansiedad de Freud sufrió una gran transformación. Según él la ansiedad es un
afecto que pertenece al yo y actúa como una señal que alerta al Yo del peligro
interior. El peligro proviene del conflicto intapsíquico que se produce entre los
impulsos instintivos del Ello, las prohibiciones del Superyo y las exigencias de la
realidad externa. La ansiedad actua como una señal para que el yo movilice la
represión y otras defensas que contrarresten la amenaza para el equilibrio
intrapsíquico. Las inhibiciones y los síntomas neuróticos son instrumentos
diseñados para evitar esta peligrosa situación y permitir solo una gratificación
parcial de los deseos instintivos, frenando asi la señal de ansiedad. Por tanto en la
teoría revisada, la ansiedad conduce a la represión en vez de lo contrario.
El modelo del conflicto intrapsíquico de la ansiedad continua constituyendo uno de
los dogas de la teoría psicoanalítica de contemporánea. Los teóricos
psicoanalistas posteriores a Freud como Melanie Klein y Joachim Flescher
también contribuyeron con aportaciones importantes a la comprensión del origen
psicodinámico de la ansiedad. Mientras que Freud se concentro en el papel de los
impulsos sexuales y del conflicto edípico en la génesis de la ansiedad, estos otros
teóricos se centraron en el papel de los impulsos agresivos y la dinámica
preedípica.

Ansiedad de separación
Según Klein la agorafobia y las crisis de angustia representaban una alteración del
funcionamiento del sustrato biológico subyacente de la ansiedad se separación
humana normal. Klein sostenía que el vinculo madre- hijo estaba genéticamente
programada y biológicamente determinada. De hecho el 20-50% de los adultos
con un trastorno de angustia y agorafobia sufrieron de pequeños síntomas de
angustia de separación patológica. Además esta angustia viene precedida de una
pérdida real o imaginaria de una relación estrecha. Weissman y cols. (1984)
observaron un aumento del riesgo de padecer ansiedad de separación en los hijos
de padres que sufrían un trastorno de angustia.

Teorías del aprendizaje


Los teóricos de la conducta o del aprendizaje sostienen que la ansiedad viene
condicionada por el temor a determinados estímulos ambientales. Si cada vez que
un animal de laboratorio aprieta una palanca recibe una descarga eléctrica nociva,
el hecho de apretar la palanca se convierte en un estimulo condicionado que
precede al incondicionado (es decir, la descarga eléctrica). El estimulo
condicionado produce una respuesta condicionada en el animal, llamémosla
ansiedad, que evita que el animal vuelva a entrar en contacto con la palanca y en
consecuencia, también se evita la descarga eléctrica. El éxito en en la evitación
del estímulo incondicionado, llamémosla shock, refuerza la conducta evitadora,
disminuyendo asimismo el nivel de ansiedad.
Por analogía con este modelo animal, podemos decir que las crisis de angustia
son respuestas condicionadas a situaciones temidas.

Clasificación De Los Trastornos De Ansiedad

D.S.M. IV

 Trastorno de angustia sin agorafobia


 Trastorno de angustia con agorafobia
 Agorafobia
 Fobia específica
 Fobia social
 Trastorno por estrés postraumático
 Trastorno obsesivo compulsivo
 Trastorno por estrés agudo
 Trastorno de ansiedad generalizado
 Trastorno por ansiedad debido a enfermedad médica
 Trastorno por ansiedad inducido por sustancias
 Trastorno de ansiedad no especificado

CIE 10

 F41 Otros trastornos de ansiedad.


 F41.0 Trastorno de pánico (ansiedad paroxística episódica).
 F41.1 Trastorno de ansiedad generalizada.
 F41.2 Trastorno mixto ansioso-depresivo.
 F41.3 Otro trastorno mixto de ansiedad.
 F41.8 Otros trastornos de ansiedad especificados.
 F41.9 Trastorno de ansiedad sin especificación
Ansiedad por Separación

"...Tina tenía entonces 10 años. Sus problemas empezaron el primer día de


clase, en el que se escondió en el sótano y lloró todo el día. Después sólo iba a
la escuela si su madre le acompañaba y se quedaba a comer. Durante tres
meses se quejó de dolor de cabeza y de estómago. Admitió que lo que le
pasaba era que le molestaba irse de casa, porque tenía la impresión de que
algo malo iba a pasar. Además decía sentirse mal cuando no veía a todos los
miembros de su familia...".

Los miedos son parte del desarrollo evolutivo de una persona. Previenen contra
posibles peligros en cada uno de los momentos de nuestro desarrollo. Por
eso, la mayoría de miedos se dan en la infancia y la adolescencia, y están en
consonancia con las habilidades disponibles para hacer frente a los posibles
estímulos que los provocan y con las capacidades cognitivas existentes. Estos
miedos son normales, no provocan graves interferencias en la vida académica,
social o laboral de la persona, y sirven para que la persona desarrolle
habilidades motoras y cognitivas de afrontamiento. Además siguen una
secuencia determinada, ya que a medida que se afrontan con buenos resultados
cambia el objeto de temor. 

La secuencia de miedos normales (Bragado, 1994) es:

0 – 6 meses: pérdida súbita de la base de sustentación (soporte) y ruidos


fuertes.

7 – 12 meses: miedo a las personas extrañas, y a objetos que surgen


inesperadamente.

1 año: separación de los padres, retretes, heridas, extraños.


2 años: ruidos fuertes (sirenas, aspiradores, alarmas, camiones), animales,
habitaciones oscuras, separación de los padres, objetos o máquinas grandes y
cambios en el entorno personal.

3 años: Máscaras, oscuridad, animales, separación de los padres.

4 años: Separación de los padres, animales, oscuridad y ruidos.

5 años: animales, separación de los padres, oscuridad, gente “mala”, lesiones


corporales.

6 años: Seres sobrenaturales, lesiones corporales, truenos y relámpagos,


oscuridad, dormir o estar solos, separación de los padres.

7 – 8 años: Seres sobrenaturales, oscuridad, miedos basados en sucesos


aparecidos en los medios de comunicación, estar solos, lesiones corporales.

9 – 12 años: Exámenes, rendimiento académico, lesiones corporales, aspecto


físico, truenos y relámpagos, muerte, y en pocos casos a la oscuridad.

El miedo a la separación es el primero y más básico de los miedos. Incluso se


da en otras especies. Tiene un claro sentido adaptativo ya que el tener a los
cuidadores cerca se incrementan las probabilidades de supervivencia, hasta que
el sujeto desarrolle las habilidades y la confianza necesarias para que hacer
frente a los estímulos que le atemorizan. Entonces, una vez el sujeto gana en
independencia, el miedo se va centrando en situaciones más específicas (p. ej.
oscuridad o animales). Pero si este miedo se mantiene, y es desproporcionado
en relación al nivel de desarrollo del sujeto, conllevando problemas en áreas
importantes de la vida de éste, deja de ser útil y puede llegar a convertirse en el
trastorno de ansiedad por separación.

Este, afectando a un 4% de la población infantil, porcentaje que se va


reduciendo conforme aumenta la edad. Es más frecuente en niñas que en niños.
Suele iniciarse sobre los 9 años y en relación a un estímulo estresante. Hay
cambios en la intensidad de la afectación a lo largo del tiempo. Aunque aumenta
la probabilidad de padecer otros trastornos de ansiedad en la juventud y adultez,
lo normal es que no se mantenga más allá de la adolescencia.

Criterios del DSM-IV para el diagnóstico del Trastorno de Ansiedad por


Separación

Se trata de una ansiedad excesiva o no adecuada a la edad del niño, relacionada


con la separación del hogar o de figuras importantes. Se debe dar en al menos 3
de estas circunstancias:

1) Excesivo malestar repetido cuando hay o anticipa una separación respecto


el hogar o figuras importantes (padres, cuidadores...)
2) Gran preocupación persistente por perder las personas con las que se halla
vinculado o porque éstas sufran daño.
3) Gran preocupación persistente porque se produzca un acontecimiento que
le separe de las figuras con las que mantiene más vínculos (p. ej.
secuestro).
4) Resistencia o negativas repetidas a ir al colegio o cualquier otro lugar que
implique separación.
5) Resistencia o miedo persistente o excesivo a estar sin las principales
figuras vinculadas en el hogar o en otros lugares.
6) Resistencia o negativa persistente a irse a dormir sin una persona
significativa cerca.
7) Repetidas pesadillas con contenido de separaciones.
8) Quejas repetidas de síntomas físicos al ocurrir o anticipar una separación
respecto a las figuras significativas.

El trastorno ha de durar al menos un mes, y debe iniciarse antes de los 18 años.


Provoca en la persona un malestar significativo y causa deterioro en áreas
importantes de la vida del niño, como es el colegio, el trabajo o las relaciones
sociales. 
Criterios de la CIE-10 para el Trastorno de Ansiedad de Separación en la
Infancia.

Al menos deben existir tres de estos síntomas:

1) Preocupación sin justificación por posibles daños que puedan ocurrir a


personas significativas o temor a que alguna de éstas muera o les deje.
2) Preocupación injustificada por un acontecimiento que les separe de
personas significativas (p. ej. perderse, secuestro, asesinato)
3) Desagrado o rechazo repetido a ir al colegio, sobre todo por miedo a la
separación.
4) Dificultad para separarse por la noche manifestado por:
a) Desagrado o rechazo repetido a irse a la cama sin una persona
significativa cerca.
b) Frecuentes despertares durante la noche para comprobar o para dormir
cerca de personas significativas.
c) Desagrado o rechazo repetido a dormir fuera del hogar.
5) Temor no adecuado y persistente a estar sin personas significativas en
casa durante el día.
6) Repetidas pesadillas sobre el tema de la separación.
7) Síntomas somáticos reiterados (náuseas, dolores gástricos, cefaleas o
vómitos) en situaciones que implican separación de personas significativas.
8) Al anticipar, durante o inmediatamente después de la separación de una
persona significativa, experimenta malestar excesivo y recurrente
(ansiedad, llanto, rabietas, tristeza, apatía o retraimiento social).

Para la CIE-10 el trastorno debe aparecer antes de los 6 años y durar al menos 1
mes. Además no debe existir un trastorno por ansiedad generalizada en la infancia
(la ansiedad no se limita a las situaciones de separación), ni alteraciones
generalizadas del desarrollo de la personalidad o del comportamiento, trastornos
psicóticos o trastornos por el uso de sustancias psicoactivas.
Tanto en el DSM-IV como en la CIE-10 este trastorno se incluye en el apartado de
trastornos de inicio en la infancia o adolescencia. Si se inicia después de los 6
años (según la CIE-10) o después de los 18 (según la DSM-IV) se trataría, en
principio, de otro trastorno.

Diagnóstico Diferencial

El Trastorno de ansiedad por separación o alguno de sus síntomas


característicos puede ser confundido con otros trastornos o con ciertos
comportamientos no patológicos. Por ello es importante hacer el diagnóstico
diferencial con:

- RECHAZO ESCOLAR EN LA FOBIA ESCOLAR: se debe al miedo a hacer el


ridículo ante los demás, o a condiciones aversivas del medio, más que al temor
por separarse de las figuras significativas.

- TRASTORNOS GENERALIZADOS DEL DESARROLLO: también puede haber


ansiedad por separación, pero además hay una alteración de las relaciones
sociales, incluidas las familiares. Sería, por ejemplo, el caso del autismo.

- ESQUIZOFRENIA U OTROS TRASTORNOS PSICÓTICOS: suelen iniciarse a


una edad más tardía y tienen una serie de síntomas característicos
(alucinaciones, delirios, aplanamiento afectivo) que son la causa principal del
malestar. No obstante, en el trastorno de ansiedad por separación puede haber
ciertas experiencias perceptivas inusuales, aunque se basan en un estímulo
real, sólo suceden en situaciones determinadas y son reversibles, lo que las
diferencia de las alucinaciones.

- TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA: la ansiedad no se limita a las


situaciones que implican separación de las figuras importantes. Dándose
también ansiedad por el rendimiento académico o deportivo, por el cumplimiento
de obligaciones o por las consecuencias de actos pasados.
- TRASTORNO DE ANGUSTIA CON AGORAFOBIA o AGORAFOBIA SIN
HISTORIA DE TRASTORNO DE ANGUSTIA: se inician a una edad más tardía y
lo que se teme son las situaciones en que se puede padecer un ataque de
pánico inesperado o alguno de sus síntomas. Si bien en el trastorno de ansiedad
por separación la amenaza de la separación puede elevar la ansiedad hasta
producirse una ataque de pánico.

- TRASTORNO DISOCIAL: el absentismo escolar no se debe a la separación de


las figuras significativas, más bien es causado por el propósito de romper las
normas. Además el niño/a suele permanecer, durante este período, fuera de
casa.

- RECHAZO ESCOLAR EN LOS TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO:


debido a la pérdida de ganas, al cansancio o la preocupación por llorar en
público. En el trastorno de ansiedad por separación es posible que aparezcan
síntomas depresivos (tristeza, desgana, apatía) mientras están separados o al
anticipar la separación.

- TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE: en el trastorno de ansiedad por


separación puede haber una conducta oposicionista para lograr que no se
produzca la separación. En el trastorno negativista desafiante, esta conducta de
oposición no se limita a las situaciones en que se va a producir la separación
respecto de figuras significativas para el niño/a.

- NIVELES DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN PROPIOS DE LA ETAPA DE


DESARROLLO: hay miedo a la separación pero es normal para la edad en que
se encuentra el niño, por lo que este miedo no sería clínicamente significativo. 

Tratamiento

En este trastorno se aplican técnicas cognitivo-conductuales similares a las


usadas en el resto de problemas de ansiedad. No obstante, al darse
fundamentalmente en personas de reducida edad, requieren una serie de
adaptaciones. En primer lugar es fundamental considerar la edad y el nivel de
desarrollo del niño/a, porque esto nos indicará que es normal y que no. Si
finalmente resulta que estamos ante un problema, y existe la decisión de iniciar
la terapia, es preferible que ésta se haga en un contexto lo más parecido posible
al que está habituado el niño. Lo ideal es que las sesiones se desarrollaran en el
contexto natural del niño. El terapeuta necesariamente ha de adoptar un papel
más activo, puesto que el paciente aún no tiene suficiente capacidad de
decisión. Además, y sobre todo en las primeras sesiones, es aconsejable que
estén presentes los cuidadores habituales, que den seguridad y apoyo al niño.
De lo contrario seguramente el tratamiento no lograría desarrollarse
adecuadamente. También es importante que los padres y otros educadores
sean educados para ser coterapeutas, de manera que aprendan estrategias
enseñadas por el terapeuta y las usen fuera de la terapia con su niño. Por
último, es importante trabajar con la motivación por la terapia en el niño, para
que le resulte más gratificante estar siguiendo un tratamiento psicológico y/o
farmacológico.

Las técnicas más usadas y que han mostrado su eficacia en el tratamiento del
trastorno de ansiedad por separación son:

- Entrenamiento de padres y otros educadores en los principios de las técnicas


operantes: fundamentalmente se les enseña a premiar los pequeños avances
del niño/a y a dejar de reforzar conductas que, aunque parecen aliviar la
angustia del paciente, no hacen sino prolongarla innecesariamente.

- Exposición gradual en vivo a las situaciones de separación: se prepara una


lista de situaciones ordenadas de menos a más temidas. Progresivamente el
niño se va exponiendo a cada una. En las primeras sesiones es acompañado
por alguna persona significativa, para gradualmente ir el paciente haciendo
frente sólo a las situaciones con lo que aumentará su confianza. A la larga el
objetivo es que sea el propio paciente el que haga una autoexposición regular y
en su contexto habitual, para que, finalmente soporte las situaciones de
separación con la menor ansiedad posible.

- Relajación: es una respuesta incompatible con la ansiedad (no se puede estar


relajado y ansioso a la vez) que sirve para afrontarla. Lo más habitual es
emplear la Relajación Progresiva de Jacobson que se basa en ejercicios de
tensión-distensión que muestran las diferencias entre relajación y tensión. Para
niños menores de 8 años las sesiones son más cortas, de unos 10-15 minutos
para mantener su atención y no fatigarle, se usan instrucciones cortas y claras,
también modelos para que aprenda mejor el procedimiento de relajación, así
como materiales que facilitan el aprendizaje como muñecos o silbatos. Otros
métodos de relajación: la risa, el juego, la música, etc...

- Técnicas de modelado: se usa un modelo real o no, que se enfrenta a la


situación temida gradualmente y sin sufrir consecuencias negativas. Lo más
efectivo es que el modelo esté de cuerpo presente y que el niño participe
repitiendo las conductas del modelo animado y apoyado emocionalmente por
éste. Estas técnicas se usan reforzando al niño sistemáticamente a medida que
se anima a realizar las conductas del modelo, y dándole indicaciones de cuál es
la forma de proceder (las llamadas “guías físicas”). Es importante que el modelo
resulte atractivo para el niño, se asemeje a él, y sea un modelo de afrontamiento
y no de dominio. Mientras más modelos de este tipo mejor. Atender a la tarea es
muy necesario.

- Imágenes emotivas: el niño/a ha de imaginar situaciones diarias donde


participan sus personajes favoritos, lo cual genera emociones gratas.
Progresivamente se dice al niño que imagine situaciones que le provoquen algo
de ansiedad, para ir pasando a otras más angustiantes. Las emociones positivas
del principio de la técnica tienen un efecto de inhibición sobre la angustia
posterior.

- Práctica reforzada o moldeamiento: se pacta un objetivo final y se fragmenta


en una serie de objetivos intermedios que vayan de la situación actual en que se
encuentra el niño al objetivo último. Luego se va premiando la consecución de
cada uno de los objetivos parciales, para así llegar al objetivo final. Esta técnica
también usa la guía física. Es importante ir dejando de reforzar las conductas de
evitación e ir informando al niño del desarrollo de la técnica.

- Técnicas cognitivas: se trabajan aquellos pensamientos o imágenes que


podrían estar implicados en el trastorno. Fundamentalmente, en este trastorno,
se usan las autoinstrucciones positivas. Se trata fundamentalmente de invitar al
niño a que cambie la forma de hablarse a sí mismo, pasando del “no puedo
hacerlo”, “algo malo va a pasar” al “lo voy a intentar”, “puede ser que algo
ocurra”. Esta técnica, sin embargo, requiere de unas ciertas habilidades
intelectuales, que la hacen inadecuada para niños de reducida edad que aún
carecen de éstas.

Lo habitual es que se usen diferentes técnicas simultáneamente, para así


potenciar la efectividad del tratamiento
Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG):

"Yo siempre pensé que era aprensivo. Me sentía inquieto y no podía descansar. A
veces estas sensaciones iban y venían. Otras veces eran constantes. Podían
durar días. Me preocupaba por la cena que iba a preparar para la fiesta o cuál
sería un magnífico regalo para alguien. Simplemente no podía dejar nada de lado.
Tenía serios problemas para dormir. Hubo ocasiones en que despertaba ansioso
en la mañana o en la mitad de la noche. Me costaba trabajo concentrarme aún
mientras leía el periódico o una novela. A veces me sentía un poco mareado. Mi
corazón latía apresuradamente o me golpeaba en el pecho. Esto me preocupaba
aún más." 

En el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) la angustia y las preocupaciones


que se experimentan están por encima de lo común. La preocupación y la tensión
son crónicas aún cuando nada parece provocarlas. Padecer este trastorno
significa anticipar, casi siempre, desastres o consecuencias negativas,
preocupaciones frecuentes y excesivas por la salud, el dinero, la familia o el
trabajo. Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es difícil de identificar. El
simple hecho de pensar en pasar el día provoca ansiedad.

Las personas que padecen de TAG tienen dificultades para desconectar de sus
inquietudes aún cuando generalmente comprenden que su ansiedad es más
intensa de lo que la situación justifica. Les cuesta mucho relajarse.
Frecuentemente tienen problemas para conciliar o mantener el sueño. Sus
preocupaciones van acompañadas de síntomas físicos, especialmente temblores,
contracciones nerviosas, tensión muscular, náusea, dolores de cabeza,
irritabilidad, transpiración o accesos de calor. Pueden sentirse mareadas o que les
falta el aire. Pueden sentir náusea, que tienen que ir al baño frecuentemente o
como si tuvieran un nudo en la garganta.
Muchos personas con TAG se sobresaltan con mayor facilidad que otras
personas. Tienden a sentirse cansados, les cuesta trabajo concentrarse y a
veces también sufren de depresión.

Por lo general, las molestias asociadas con TAG son ligeras y las personas
con ese trastorno no se sienten especialmente restringidas dentro del medio
social o en el trabajo. A diferencia de muchos otros trastornos de ansiedad,
las personas con TAG no necesariamente evitan ciertas situaciones como
resultado de su trastorno. Sin embargo, si éste es severo, el TAG puede ser
muy debilitante, ocasionando dificultades para llevar a cabo hasta las
actividades diarias más simples.

El TAG se presenta gradualmente, a veces aparece ya en la infancia o la


adolescencia. Es más común en las mujeres que en los hombres. Es
frecuente que haya alguna otra persona, entre los familiares de los afectados,
que también padezca problemas de ansiedad. Uno de los criterios que han
de cumplirse para establecer el diagnóstico de Ansiedad Generalizada es
que la ansiedad y las preocupaciones excesivas sobre diversos
acontecimientos o actividades se prolonguen más de seis meses.

En general, los síntomas de TAG tienden a disminuir con la edad. Sin


embargo lo adecuado es seguir un tratamiento. Se están llevando a cabo
investigaciones para confirmar la efectividad de medicamentos ansiolíticos
(benzodiazepinas, buspirona) y antidepresivos. También son útiles las
técnicas de terapia cognitivo-conductual, las técnicas de relajación y de
retroalimentación para controlar la tensión muscular.

Ansiedad Generalizada (TAG). Síntomas. Criterios Diagnósticos según


las Clasificaciones Internacionales
Para efectuar el diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada, los
especialistas se basan en los criterios diagnósticos del DSM-IV o del CIE-10,
dos clasificaciones de las enfermedades consensuadas por especialistas de
diferentes nacionalidades y reconocido prestigio.

CRITERIOS DEL DSM-IV PARA EL DIAGNÓSTICO DEL TRASTORNO POR


ANSIEDAD GENERALIZADA.

A. Ansiedad y preocupación excesivas (expectación aprensiva) sobre una


amplia gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o
escolar), que se prolongan más de 6 meses.

B. Al individuo le resulta difícil controlar este estado de constante


preocupación.

C. La ansiedad y preocupación se asocian a tres (o más) de los seis


síntomas siguientes (algunos de los cuales han persistido más de 6 meses).

Nota: En los niños sólo se requiere uno de estos síntomas:


1. inquietud o impaciencia
2. fatigabilidad fácil
3. dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco
4. irritabilidad
5. tensión muscular
6. alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o mantener el sueño, o
sensación al despertarse de sueño no reparador)

D. El centro de la ansiedad y de la preocupación no se limita a los síntomas


de un trastorno; por ejemplo, la ansiedad o preocupación no hacen referencia
a la posibilidad de presentar una crisis de angustia (como en el trastorno de
angustia), pasarlo mal en público (como en la fobia social), contraer una
enfermedad (como en el trastorno obsesivo-compulsivo), estar lejos de casa
o de los seres queridos (como en el trastorno de ansiedad por separación),
engordar (como en la anorexia nerviosa), tener quejas de múltiples síntomas
físicos (como en el trastorno de somatización) o padecer una enfermedad
grave (como en la hipocondría), y la ansiedad y la preocupación no
aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno por estrés
postraumático.

E. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan malestar


clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo.

F. Estas alteraciones no se deben a los efectos fisiológicos directos de una


sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o a una enfermedad médica (p. ej.,
hipertiroidismo) y no aparecen exclusivamente en el transcurso de un
trastorno del estado de ánimo, un trastorno psicótico o un trastorno
generalizado del desarrollo.

CRITERIOS CIE-10 PARA EL DIAGNÓSTICO DE ANSIEDAD


GENETALIZADA.

La característica esencial de este trastorno es una ansiedad generalizada y


persistente, que no está limitada y ni siquiera predomina en ninguna
circunstancia ambiental en particular (es decir, se trata de una "angustia libre
flotante"). Como en el caso de otros trastornos de ansiedad los síntomas
predominantes son muy variables, pero lo más frecuente son quejas de
sentirse constantemente nervioso, con temblores, tensión muscular, sudo-
ración, mareos, palpitaciones, vértigos y molestias epigástricas. A menudo se
ponen de manifiesto temores a que uno mismo o Un familiar vaya a caer
enfermo o a tener un accidente, junto con otras preocupaciones y
presentimientos muy diversos. Este trastorno es más frecuente en mujeres y
está a menudo relacionado con estrés ambiental crónico. Su curso es
variable, pero tiende á ser fluctuante y crónico.
Pautas para el diagnóstico
El afectado debe tener síntomas de ansiedad la mayor parte de los días
durante al menos varias semanas seguidas. Entre ellos deben estar
presentes rasgos de:

a) Aprensión (preocupaciones acerca de calamidades venideras, sentirse "al


límite", dificultades de concentración, etc.).
b) Tensión muscular (agitación e inquietud psicomotrices, cefaleas de
tensión, temblores, incapacidad de relajarse).
c) Hiperactividad vegetativa (mareos, sudoración, taquicardia o taquipnea,
molestias epigástricas, vértigo, sequedad de boca, etc.).

En los niños suelen ser llamativas la necesidad constante de seguridad y las


quejas somáticas recurrentes.

La presencia transitoria (durante pocos días seguidos) de otros síntomas, en


particular de depresión, no descarta un diagnóstico principal de trastorno de
ansiedad generalizada, pero no deben satisfacerse las pautas de episodio
depresivo, trastorno de ansiedad fóbica, trastorno de pánico o trastorno
obsesivo-compulsivo.

Incluye:
Estado de ansiedad.
Neurosis de ansiedad. Reacción de ansiedad.

Excluye:
Neurastenia.
Ansiedad Generalizada: Diagnóstico Diferencial

El diagnóstico diferencial sirve para hacer una correcta valoración de una


enfermedad con respecto a otras parecidas, con las que pudiera confundirse
o solaparse. Es una valoración clínica que corresponde exclusivamente a los
especialistas, en ningún caso a los pacientes. En muchos casos requiere de
pruebas y exploraciones complementarias que han de solicitarse a los
servicios médicos pertinentes en cada caso.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) ha de diferenciarse de:

-TRASTORNO DE ANSIEDAD DEBIDO A ENFERMEDAD MÉDICA: los


síntomas se explican por los efectos fisiológicos directos de una enfermedad
(p. ej. hipertiroidismo).

-TRASTORNO DE ANSIEDAD INDUCIDO POR SUSTANCIAS: hay una


sustancia -droga, medicamento o tóxico-, que provoca los síntomas de
ansiedad. (P. ej. gran ansiedad tras la ingesta de excesiva cafeína.)

-ANSIEDAD EN OTROS TRASTORNOS MENTALES: la inquietud excesiva


se relaciona con la posibilidad de sufrir un ataque de pánico -trastorno de
angustia-, con pasarlo mal en público -fobia social-, engordar -anorexia
nerviosa-, temor a padecer una grave enfermedad -hipocondría-, presentar
múltiples síntomas físicos -trastorno de somatización-, o con la preocupación,
en la infancia, por el bienestar de los seres queridos o por el hecho de estar
alejado de ellos o del hogar -trastorno de ansiedad por separación-.

-IDEAS OBSESIVAS EN EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO: no


son sencillas preocupaciones por problemas cotidianos, sino, más bien,
pensamientos intrusos, importunos, que suelen ir acompañados de rituales
compulsivos para reducir la ansiedad que generan.
-TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO: si la ansiedad
generalizada sólo se da en el transcurso de un trastorno por estrés
postraumático, se diagnostica, únicamente, éste último.

-TRASTORNO ADAPTATIVO CON ANSIEDAD: sólo se establece este


diagnóstico cuando no se cumplen los criterios para el diagnóstico del resto
de trastornos de ansiedad, se debe,además a un estresante, y no se
prolonga más allá de 6 meses desde la desaparición del estresante.

-ANSIEDAD EN TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO Y EN


TRASTORNOS PSICÓTICOS: la ansiedad aparece sólo en el transcurso de
éstos. Además existen otros síntomas específicos de cada uno de estos dos
grupos.

-ANSIEDAD NO PATOLÓGICA: las preocupaciones son más controlables (p.


ej. se pueden posponer) e interfieren menos en la actividad diaria de la
persona. Son además menos intensas, menos perturbadoras y menos
duraderas, y se relacionan más con factores desencadenantes No suelen
acompañarse de síntomas físicos como tensión muscular, irritabilidad, o
impaciencia. Aunque en niños es más frecuente que se den este tipo de
síntomas físicos.

Tratamiento de la Ansiedad Generalizada


El inicio de cualquier tratamiento requiere:
-Una valoración diagnóstica precisa

-Un conocimiento exhaustivo de los factores implicados en el origen y


desarrollo del problema: antecedentes, factores desencadenasteis, factores
predisposicionales, factores de mantenimiento, soluciones intentadas, etc.
-Un conocimiento suficiente del paciente y sus circunstancias: grado de
deterioro de la salud y el bienestar, incapacitación e interferencias en planes
de acción o estatus significativos para la persona, recursos personales,
atribución de capacidad y eficacia, rasgos destacados de la personalidad y
del sistema de valores, estado emocional general, etc.

-La formulación de un esquema explicativo que identifique las variables más


relevantes del caso, las relaciones críticas entre ellas, y el proceso que han
ido siguiendo a lo largo del tiempo.

-El establecimiento de una relación adecuada entre el paciente y el


especialista que les permita trabajar juntos de manera eficiente:
reconocimiento mutua, comunicación eficaz, confidencialidad, seguimiento de
prescripciones etc.

-Finalmente, en función de todo lo anterior, el establecimiento de unos


objetivos evaluables y unos medios convenientemente ordenados y
secuenciasdos. Estos últimos, los medios y su despliegue, en función de la
demanda formulada por el paciente, son los que constituyen el tratamiento
propiamente dicho.

La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos,


en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general o
contextual, en función de las características personales y circunstancias del
paciente. Normalmente, las primeras intervenciones van encaminadas a
reducir los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen.
Posteriormente se analizan y tratan los factores que originan y/o mantienen la
ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla (Psicoterapia
Psicodinámica, Psicoterapia de apoyo, terapia cognitivo- conductual y
meditación).

Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la


recuperación de la salud, si se ha perdido, aspectos relacionados con la
prevención, y aspectos relacionados con el desarrollo personal del paciente
que de un modo u otro tienen que ver con lo que le pasa.

Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por


semana. Cuando el tratamiento está mínimamente encauzado, se espacian
las visitas, efectuándose habitualmente a razón de una visita cada 15 días.

TRATAMIENTOS ESPECIFICOS DE LA ANSIEDAD GENERALIZADA

Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento


específico ansiedad generalizada son los basados en procedimientos
cognitivo-conductuales. He aquí una relación de aquellas técnicas
consideradas más efectivas:

-Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad generalizada:


mecanismos básicos, funcionalidad y disfuncionalidad, explicación sobre los
síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.

-Entrenamiento en relajación: respiración diafragmática lenta y relajación


muscular progresiva.

-Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes,


utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad,
contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema. Para más
información sobre estos procedimientos puede consultarse el apartado Ir de
mal en peor del menú de la izquierda.

-Prevención de las conductas de preocupación,

-Entrenamiento en técnicas de solución de problemas y organización del


tiempo
-Técnicas cognitivas: reestructuración interpretaciones catastróficas, control
pensamientos automáticos, sobreestimación de la probabilidad de ocurrencia
de un hecho negativo. Para favorecer estos cambios es frecuente utilizar
ejerciciós extructurados,"experiementos conductuales", cuestionamiento de
hipótesis mediante "diálogo socrático" o contrastes con la evidencia, etc.

-Exposición controlada y progresiva a situaciones temidas

-Desarrollo de habilidades sociales y mejora de la calidad de las relaciones


interpersonales.

-Planificación de actividades agradables y placenteras. Poner el acento en lo


que se quiere que pase, más que en evitar lo que no se desea que ocurra, en
una situación dada.

-Medicación: normalmente en combinación y como apoyo del tratamiento


psicológico, si bien en algunos casos dicha asociación está desaconsejada.
Los medicamentos más utilizados son los ansiolíticos, partularmente las
benzodiacepinas. Las azapironas han demostrado una eficacia similar. Se
han utilizado con éxito antidepresivos tricíclicos e Inhibidores Selectivos de la
Recaptación de la Serotonina (ISRS).El tratamiento farmacológico ha de
estar siempre prescrito y supervisado por el médico.

-Materieles de autoayuda, como complemento de la terapia.


Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en
el tratamiento de la ansiedad generalizada. Se ha de tener en cuenta no
obstante, que estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas,
que requieren también un abordaje, en el contexto de un tratamiento
integrado y convenientemente articulado. El tratamiento, en rigor, no lo es de
la ansiedad generalizada, sino de la persona que lo padece, en ralación,
naturalmente, con la demanda que efectúa.

Los tratamientos suelen desarrollarse individualmente, aunque en algunos en


ocasiones, en función del caso y del momento, puede estar indicada la
terapia grupal. La duración de los tratamientos oscila normalmente entre seis
meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos.
Crisis de Ansiedad, Ataques de Pánico (Panic Attack)

"Comenzó hace 10 años. Estaba sentada durante un seminario en un hotel y


esta sensación salió de la nada. Sentí que me estaba muriendo. Para mí, un
ataque de pánico es casi una experiencia violenta. Siento que me estoy
volviendo loca. Me hace sentir que estoy perdiendo el control en forma extrema.
Mi corazón late con fuerza, todo parece irreal y hay una fuerte sensación de
calamidad inminente. Entre un ataque y otro existe este pavor y ansiedad de
que van a regresar. El tratar de escapar a estas sensaciones de pánico puede
ser agotador." 

Los síntomas más frecuentes de un ataque de pánico son: Transpiración,


palpitaciones, dolores en el pecho, mareos o vértigos náusea, o problemas
estomacales, sofocos o escalofríos, falta de aire o una sensación de asfixia,
hormigueo o entumecimiento estremecimiento o temblores, sensación de
irrealidad, terror, sensación de falta de control o estarse volviendo loco, temor a
morir.

Se experimentan sensaciones de terror que llegan repentina y repetidamente sin


previo aviso. No se puede anticipar cuando va a ocurrir un ataque y muchas
personas pueden manifestar ansiedad intensa entre cada uno al preocuparse de
cuándo y dónde llegará el siguiente. Entre tanto, existe una continua
preocupación de que en cualquier momento se va a presentar otro ataque. 

Cuando llega un ataque de pánico, lo se sufre de palpitaciones, se sienta


sudoroso, débil o mareado. Se puede sentir cosquilleo en las manos o sentirlas
entumecidas y posiblemente sentirse sofocado o con escalofríos. Se puede
experimentar dolor en el pecho o sensaciones de ahogo, de irrealidad o tener
miedo de que suceda una calamidad o de perder el control. Creer que está
sufriendo un ataque al corazón, que está perdiendo la razón o que está al borde
de la muerte. Los ataques pueden ocurrir a cualquier hora aún durante la noche
al estar dormido, aunque no esté soñando. Mientras casi todos los ataques
duran aproximadamente dos minutos, en ocasiones pueden durar hasta 10
minutos. En casos raros pueden durar una hora o más. 

Al menos un 1.6 por ciento de la población padece trastornos de pánico y es


más común en las mujeres que en los hombres. Puede presentarse a cualquier
edad, en los niños o en los ancianos, pero casi siempre comienza en los adultos
jóvenes. No todos los que sufren ataques de pánico terminan teniendo
trastornos de pánico; por ejemplo, muchas personas sufren un ataque y nunca
vuelven a tener otro. Sin embargo, para quienes padecen de trastornos de
pánico es importante obtener tratamiento adecuado. Un trastorno así, si no se
atiende, puede resultar en invalidez.

El trastorno de pánico frecuentemente va acompañado de otros problemas tales


como depresión o alcoholismo y puede engendrar fobias, relacionadas con
lugares o situaciones donde los ataques de pánico han ocurrido. Por ejemplo,
experimentar un ataque de pánico mientras se usa un ascensor, es posible que
se llegue a sentir miedo de subir a los ascensores y posiblemente se empiece a
evitar usarlos.

Criterios del DSM-IV para el diagnóstico de la Crisis de Angustia (Panic


Attack).

Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de


cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y
alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 min:

1. palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia


cardíaca
2. sudoración
3. temblores o sacudidas
4. sensación de ahogo o falta de aliento
5. sensación de atragantarse
6. opresión o malestar torácico
7. náuseas o molestias abdominales
8. inestabilidad, mareo o desmayo
9. desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar
separado de uno mismo)
10. miedo a perder el control o volverse loco
11. miedo a morir
12. parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
13. escalofríos o sofocaciones

Criterios de la CIE-10 para el diagnóstico del Trastorno de Pánico 


Su característica esencial es la presencia de crisis recurrentes de ansiedad
grave (pánico) no limitadas a ninguna situación o conjunto de circunstancias
particulares. Son por tanto imprevisibles. Como en otros trastornos de ansiedad,
los síntomas predominantes varían de un caso a otro, pero es frecuente la
aparición repentina de palpitaciones, dolor precordial, sensación de asfixia,
mareo o vértigo y sensación de irrealidad (despersonalización o desrealización).
Casi constantemente hay un temor secundario a morirse, a perder el control o a
enloquecer. Cada crisis suele durar sólo unos minutos, pero también puede
persistir más tiempo. Tanto la frecuencia como el curso del trastorno, que
predomina en mujeres, son bastante variables. A menudo el miedo y los
síntomas vegetativos del ataque van creciendo de tal manera que los que los
padecen terminan por salir, escapar, de donde se encuentran. Si esto tiene lugar
en una situación concreta, por ejemplo, en un autobús o en una multitud, como
consecuencia el enfermo puede en el futuro tratar de evitar esa situación. Del
mismo modo, frecuentes e imprevisibles ataques de pánico llevan a tener miedo
a estar sólo o a ir a sitios públicos. Un ataque de pánico a menudo se sigue de
un miedo persistente a tener otro ataque de pánico.
Pautas para el diagnóstico 

Para un diagnóstico definitivo deben de presentarse varios ataques graves de


ansiedad vegetativa al menos durante el período de un mes:

a) En circunstancias en las que no hay un peligro objetivo.


b) No deben presentarse sólo en situaciones conocidas o previsibles.
c) En el período entre las crisis el individuo debe además estar
relativamente libre de ansiedad aunque es frecuente la ansiedad
anticipatoria leve.

Incluye: 
Ataques de pánico. Estados de pánico.

Diagnóstico diferencial

El trastorno de pánico ha de diferenciarse de:

- TRASTORNOS DE ANSIEDAD DEBIDOS A ENFERMEDAD ORGÁNICA: con


características propias del trastorno de pánico, pero también con síntomas
atípicos que los diferencian de éste.

a) Crisis Hipoglucémicas: Bajo nivel de azúcar en sangre que provoca


palpitaciones, debilidad, temblor o sudor. Se suele dar en personas diabéticas, y
aparece junto con una gran sensación de hambre. Se corrige comiendo.

b) Hipertiroidismo: Aumento de la hormona tiroxina en sangre que genera


síntomas parecidos a los del ataque de pánico. Sin embargo en el
hipertiroidismo las manos están calientes y rosadas, hay pérdida de peso con
apetito normal, no se soporta el calor, y la taquicardia se da hasta en reposo. 
c) Hiperparatiroidismo: Falta de secreción de hormona paratiroidea. 

d) Síndrome de Cushing: Elevación de los niveles de cortisol en sangre. Aunque


puede ocasionar síntomas parecidos al pánico, lo más normal es que provoque
síntomas de depresión.

e) Feocromocitoma: Se dan aumentos de los niveles de catecolaminas, como


ocurre en los ataques de pánico. La diferencia es que uno se siente “como si
estuviese ansioso”, pero no se experimenta un gran terror, ni se da ansiedad
anticipatoria.

f) Epilepsia: Las crisis comiciales parciales complejas duran unos segundos y


presentan síntomas como miedo, agresividad, y sensación de desrealización y
despersonalización. A veces, aparecen alucinaciones, vómitos, diarrea o
micción, alteración del estado de consciencia y amnesia tras el episodio lo que
permite diferenciarlo del pánico.

g) Trastornos Audiovestibulares Se experimenta un vértigo, y no la sensación de


mareo e inestabilidad característica del pánico. 

h) Prolapso de la Válvula Mitral: Se produce dolor precordial, palpitaciones,


arritmias, no se soporta el ejercicio, hay disnea, dolor de cabeza, fatiga y
ansiedad. A diferencia del pánico, en la auscultación hay soplo sistólico.

i) Taquicardia Paroxística Supraventricular: Aceleración del ritmo cardíaco que


llega hasta las 140-220 pulsaciones por minuto. En el pánico el ritmo cardíaco
no se eleva tanto.

j) Intestino Irritable: Náuseas y molestias intestinales, pero sin relación directa


con ansiedad aguda (como sí ocurre en el pánico).

k) Otras enfermedades Orgánicas: Como anemia, hipertensión, asma,


enfermedad cerebrovascular, infecciones, migraña, isquemia, tumores,
síndrome premenstrual, falta de vitamina B12, alteraciones electrolíticas, etc...
El que se de cualquiera de estas enfermedades no significa que no se padezca
un trastorno de pánico, pueden coexistir y relacionarse de diferente manera.

- TRASTORNO DE ANSIEDAD POR ABUSO O ABSTINENCIA DE


SUSTANCIAS:
a) Abuso de cocaína, anfetaminas, cafeína (algunos personas lo usan
erróneamente para contrarestar los efectos de los ansiolíticos), cannabis,
anticolinérgicos, alucinógenos, hormonas estereoideas y simpaticomiméticos
(como broncodilatadores o vasoconstrictores).

b) Síndrome de Abstinencia por abandono o reducción de alcohol o ansiolíticos.

- CRISIS DE ANGUSTIA EN OTROS TRASTORNOS DE ANSIEDAD: En la


fobia social, en el trastorno obsesivo compulsivo, en las fobias específicas, en el
trastorno por estrés agudo o el trastorno por estrés postraumático, el miedo esta
desencadenado por un estímulo externo (aunque no siempre es fácil de
identificar), se temen unas pocas situaciones específicas y se da menos
ansiedad anticipatoria. En el trastorno de ansiedad generalizada los síntomas
son menos intensos y más duraderos, y las preocupaciones no son por estos
síntomas.

- DEPRESIÓN: cuadro muy diferente de la ansiedad pero que se puede dar


junto a ella. Se síntomas son apatía, falta de motivación, gran tristeza, ideación
suicida, pérdida/pérdida de libido y/o apetito, etc...

- HIPOCONDRÍA: Tanto en el pánico como en la hipocondría se malinterpretan


señales corporales. Pero en la hipocondría no son sólo señales propias de la
ansiedad (palpitaciones, sudoración, mareo...) sino de otro tipo, por ejemplo un
pequeño lunar se interpreta como un tumor maligno. Además en la hipocondría
se cree que la amenaza se dará pasado un tiempo, mientras que en el pánico
uno cree que se morirá o perderá el control inmediatamente. Pueden darse
también ambos diagnósticos.
- TRASTORNO DE DESPERSONALIZACIÓN: experiencia persistente y
recurrente de sentirse un observador externo de los propios actos físicos o
mentales, que puede acompañarse de sensación de extrañeza respecto al
mundo real (desrealización). En el pánico también puede estar presente, pero
junto con otros síntomas. Es frecuente la "anestesia" sensorial y la falta de
respuesta afectiva, y no se suelen dar episodios de gran ansiedad tan
delimitados como en el pánico.

- TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN: Se inicia en la infancia y


tanto ansiedad como evitación se centran en problemas relacionados con la
separación de figuras con las que se han establecido lazos afectivos.

- EVITACIÓN EN EL TRASTORNO DELIRANTE: hay evitación debido a las


ideas delirantes.

Tratamiento

Psicológico
Hoy en día, según los estudios realizados, existen dos tipos de intervenciones
particularmente eficaces:

a)Terapia cognitivo-conductual

b)Exposición en vivo y la autoexposición en vivo (componente básico)

La terapia cognitivo-conductual suele incluir:

-Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y del


pánico en particular: mecanismos básicos, funcionalidad y disfuncionalidad,
explicación sobre los síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento,
emoción y acción.
-Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados
por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no
a la solución, sino al mantenimiento del problema.

-Técnicas de respiración: la respiración controlada puede ser útil en los casos en


que se dé hiperventilación o que presentan dolor u opresión en el pecho al
tender a respirar torácicamente.

-Técnicas cognitivas: reestructuración de creencias distorsionadas e


interpretaciones catastróficas, control pensamientos automáticos, regulación de
expectativas que se auto-cumplen, etc.

-Entrenamiento en aserción: facilite la expresión adecuada y la aceptación de


las emociones.

-Técnicas de inervación vagal: esta técnica junto con la respiración controlada y


la relajación se ha mostrado útil en pacientes con trastorno de pánico.

-Técnicas de relajación: se ha mostrado de utilidad conjuntamente con la


Exposición en vivo.

-Intención paradójica: consiste normalmente en la prescripción del síntoma,


normalmente con la finalidad de desactivar algún mecanismo que lo sostiene.

-Exposición interoceptiva: Exposición a sensaciones temidas para facilitar la


habituación, el control de los síntomas y la pérdida del miedo al miedo. Es más
aceptada por los pacientes con una alta ansiedad en la exposición.

-Desarrollo de habilidades y recursos de afrontamiento de fuentes de ansiedad y


estrés que contribuyan al origen o mantenimiento de niveles elevados de
ansiedad flotante o general lo que podría dificultar la superación de los miedos
agorafóbicos.
-Retroalimentación y reforzamiento social. La retroalimentación ofrecida por el
terapeuta parece ser un factor muy importante en la exposición en vivo.

-La colaboración del compañero: este puede ofrecer ayuda, apoyo y aliento al


cliente en la aplicación del programa de intervención a parte de desarrollar una
mayor comprensión del problema e involucración.

-Materiales de autoayuda como complemento de la terapia.

Varios estudios indican que la terapia cognitivo-conductual tiene una mejor


relación costo-beneficio en comparación con la terapia farmacológica. Aún así,
existen casos en que es conveniente la combinación en etapas iniciales de la
terapia cognitivo-conductual y la farmacológica.

Exposición en vivo

La exposición en vivo implica que el paciente se exponga en la vida real y de un


modo sistemático y progresivo a las situaciones que teme y evita. 

Existen tres tipos de exposiciones:

-Exposición prolongada: con la asistencia del terapeuta se afrontan las


situaciones temidas de manera gradual, permaneciendo en las mismas hasta
que la ansiedad se reduce significativamente.

-Exposición autocontrolada más autoobservación: tras 2-5 sesiones con el


terapeuta el paciente afronta las situaciones temidas sólo, con permiso de
escape temporal en caso de ponerse excesivamente ansioso, siempre y cuando
se registre el tiempo pasado fuera de la exposición y luego vuelva a ella.
-Práctica programada: exposición prolongada y graduada pero con asistencia de
un familiar o amigo que realizaría las pautas del terapeuta. Tanto el paciente
como el acompañante llevan un manual de autoayuda.

Todas ellas comparten una serie de características comunes:

-La justificación y presentación de la exposición como un programa sistemático y


estructurado que requiere esfuerzo continuado y que implica tolerar cierta
cantidad de ansiedad y malestar.

-Reeducación sobre la naturaleza de la ansiedad: se trata de dar información


sobre la ansiedad y el pánico para así reducir el miedo anticipatorio y el humor
deprimido. Se le dice que algún grado de ansiedad es normal y aunque puede
ser perturbadora, no es peligrosa, como tampoco lo son los ataques de pánico; y
es improbable que ocurran las consecuencias catastróficas temidas. 

-Modificar pensamientos y creencias erróneos: mediante la discusión de los


aspectos como los riesgos, la sobreestimación de probabilidades y otros errores
cognitivos.

-Especificar claramente los objetivos concretos a conseguir.

-Las actividades durante la exposición deben hacerse sin prisas, ya que la


precipitación es una estrategia defensiva (acabar rápido) e incrementa la
activación.

-Discusiones individuales o en grupo sobre las experiencias de la exposición.

-Otros aspectos: también es importante practicar en días buenos y malos, el


reconocimiento de los propios avances, la practica en solitario lo más pronto
posible, la superación de las conductas defensivas, entre otras.
Terapia farmacológica

La medicación se utiliza normalmente en combinación y como apoyo del


tratamiento psicológico, si bien en algunos casos dicha asociación está
desaconsejada. Los medicamentos más utilizados son los ansiolíticos,
particularmente las benzodiacepinas, y antidepresivos, comunmente los
Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS).

Según la mayoría de estudios, la medicación es tan eficaz como los tratamientos


psicológicos a corto plazo, pero no a medio y largo plazo ya que existe un
porcentaje de recaídas mucho mayor, además de crear dependencia si los
fármacos utilizados son los ansiolíticos. 

Existe el peligro de que el paciente utilice la medicación como técnica defensiva,


tomándosela sólo en las situaciones temidas. En estos casos se le debe
aconsejar que deje de hacerlo ya que refuerza la conducta de evitación.

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