Julio Cortázar

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UNA CARTA DE AMOR....................................................................................................................2 POEMA................................................................................................................................................2 LOS AMANTES..................................................................................................................................3 LA LENTA MQUINA DEL DESAMOR.........................................................................................3 EL BREVE AMOR..............................................................................................................................

4 Cinco poemas para Cris........................................................................................................................5 Otros cinco poemas para Cris...............................................................................................................6 Cinco ltimos poemas para Cris ..........................................................................................................7

Julio Cortzar

EL BREVE AMOR
Con qu tersa dulzura me levanta del lecho en que soaba profundas plantaciones perfumadas, me pasea los dedos por la piel y me dibuja en le espacio, en vilo, hasta que el beso se posa curvo y recurrente para que a fuego lento empiece la danza cadenciosa de la hoguera tejidose en rfagas, en hlices, ir y venir de un huracn de humo(Por qu, despus, lo que queda de m es slo un anegarse entre las cenizas sin un adis, sin nada ms que el gesto de liberar las manos ?)

UNA CARTA DE AMOR


Todo lo que de vos quisiera es tan poco en el fondo porque en el fondo es todo, como un perro que pasa, una colina, esas cosas de nada, cotidianas, espiga y cabellera y dos terrones, el olor de tu cuerpo, lo que decs de cualquier cosa, conmigo o contra ma, todo eso es tan poco, yo lo quiero de vos porque te quiero. Que mires ms all de m, que me ames con violenta prescindencia del maana, que el grito de tu entrega se estrelle en la cara de un jefe de oficina, y que el placer que juntos inventamos sea otro signo de la libertad.

POEMA
Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores blanqusimos donde se juegan las fuentes de la luz, te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz, voy ponindote en el pelo cenizas de relmpago y cintas que dorman en la lluvia. No quiero que tengas una forma, que seas precisamente lo que viene detrs de tu mano, porque el agua, considera el agua, y los leones cuando se disuelven en el azcar de la fbula, y los gestos, esa arquitectura de la nada, encendiendo sus lmparas a mitad del encuentro. Todo maana es la pizarra donde te invento y te dibujo, pronto a borrarte, as no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa. Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino es tambin la luna y el espejo, busco esa lnea que hace temblar a un hombre en una galera de museo. Adems te quiero, y hace tiempo y fro.

LOS AMANTES
Quin los ve andar por la ciudad si todos estn ciegos ? Ellos se toman de la mano: algo habla entre sus dedos, lenguas dulces lamen la hmeda palma, corren por las falanges, y arriba est la noche llena de ojos. Son los amantes, su isla flota a la deriva hacia muertes de csped, hacia puertos que se abren entre sbanas. Todo se desordena a travs de ellos, todo encuentra su cifra escamoteada; pero ellos ni siquiera saben que mientras ruedan en su amarga arena hay una pausa en la obra de la nada, el tigre es un jardn que juega. Amanece en los carros de basura, empiezan a salir los ciegos, el ministerio abre sus puertas. Los amantes rendidos se miran y se tocan una vez ms antes de oler el da. Ya estn vestidos, ya se van por la calle. Y es slo entonces cuando estn muertos, cuando estn vestidos, que la ciudad los recupera hipcrita y les impone los deberes cotidianos.

LA LENTA MQUINA DEL DESAMOR...


La lenta mquina del desamor, los engranajes del reflujo, los cuerpos que abandonan las almohadas, las sbanas, los besos, y de pie ante el espejo interrogndose cada uno a s mismo, ya no mirndose entre ellos, ya no desnudos para el otro, ya no te amo, mi amor.

EL FUTURO
Y se muy bien que no estars. No estars en la calle en el murmullo que brota de la noche de los postes de alumbrado, ni en el gesto de elegir el men, ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes ni en los libros prestados, ni en el hasta maana. No estars en mis sueos, en el destino original de mis palabras, ni en una cifra telefnica estars, o en el color de un par de guantes o una blusa. Me enojar amor mo sin que sea por ti, y comprar bombones pero no para ti, me parar en la esquina a la que no vendrs y dir las cosas que s decir y comer las cosas que s comer y soar los sueos que se suean. Y se muy bien que no estars ni aqu dentro de la crcel donde te retengo, ni all afuera en ese ro de calles y de puentes. No estars para nada, no sers mi recuerdo y cuando piense en ti pensar un pensamiento que oscuramente trata de acordarse de ti.

EL BREVE AMOR
Con qu tersa dulzura me levanta del lecho en que soaba profundas plantaciones perfumadas, me pasea los dedos por la piel y me dibuja en el espacio, en vilo, hasta que el beso se posa curvo y recurrente, para que a fuego lento empiece la danza cadenciosa de la hoguera tejindose en rfagas, en hlices, ir y venir de un huracn de humo... Por qu, despus, lo que queda de m es slo un anegarse entre las cenizas sin un adis, sin nada ms que el gesto de liberar las manos?

Cinco poemas para Cris


1. Ya mucho ms all del mezzo camin di nostra vita existe un territorio del amor un laberinto ms mental que mtico donde es posible ser lentamente dichoso sin el hilo de Ariadna delirante si espumas ni sbanas ni muslos. Todo se cumple en un reflejo de crepsculo tu pelo tu perfume tu saliva. Y all del otro lado te poseo mientras t juegas con tu amiga los juegos de la noche. 2. En realidad poco me importa que tus senos se duerman en la azul simetra de otros senos. Yo los huebiera hollado con la cosquilla de mi roce y te hubieras redo justamente cuando lo necesario y esperable era que sollozaras. 3. S muy bien lo que ganas cuando te pierdes en el goce. Porque es exactamente lo que yo habra sentido. 4. (La justa errata) habernos encontrado al final del da en un paseo pbico. 5. (Me gustara que creyeras que esto es el irrisorio juego de las compensaciones con que consuelo esta distancia. Sigue entonces danzando en el espejo de otro cuerpo despus de haber sonredo apenas para m).

Otros cinco poemas para Cris


1. Todo lo que precede es como los primeros momentos de un encuentro despus de mucho tiempo: sonrisas, preguntas, lentos reajustes. Es raro, me pareces menos morena que antes. Se mejor por fin tu ta abuela? No, no me gusta la cerveza. Es verdad, me haba olvidado. Y por debajo, montacargas de sombra, asciende despacio otro presente. En tu pelo empiezan a temblar las abejas, tu mano roza la ma y pone en ella un dulce algodn de humo. Hueles de nuevo a sur. 2. Tienes a ratos la cara del exilio ese que busca voz en tus poemas. Mi exilio es menos duro, le sobran las defensas, pero cuando te llevo de la mano por una callecita de Pars quisiera tanto que el paseo se acabara en una esquina de Motevideo o en mi calle Corrientes sin que nadie viniera a pedir documentos. 3. A veces creo que podramos conciliar los contrarios hallar la centritud inmvil de la rueda salir de lo binario ser el vertiginoso espejo que concentra en un vrtice ltimo esta ceremoniosa danza que dedico a tu presente ausencia. Recuerdo a Saint-Exupry: "El amor no es mirar lo que se ama sino mirar los dos en una misma direccin". Pero l no sospech que tantas veces los dos mirbamos fascinados a una misma mujer y que la esplndida, feliz definicin se viene al suelo como un gris pelele.

4. Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte como la mano izquierda enamorada de ese guante que vive en la derecha. 5. Ratoncito, pelusa, medialuna, calidoscopio, barco en la botella, musgo, campana, dispora, palingenesia, helecho, eso y el dulce de zapallo, el bandonen de Troilo y dos o tres zonas de piel en donde hace nido el alcin, son las palabras que contienen tu cruel definicin inalcanzable, son las cosas que guardan las sustancias de que ests hecha para que alguien beba y posea y arda convencida de conocerte entera, de que slo eres Cris.

Cinco ltimos poemas para Cris


1. Ahora escribo pjaros. No los veo venir, no los elijo, de golpe estn ah, son esto, una bandada de palabras posndose una a una en los alambres de la pgina, chirriando, picoteando, lluvia de alas y yo sin pan que darles, solamente dejndolos venir. Tal vez sea eso un rbol o tal vez el amor.

2. Anoche te so sacerdotisa de Sekhmet, la diosa leontocfala. Ella desnuda en prfido, t tersa piel desnuda. Qu ofrenda le tendas a la deidad salvaje que miraba a travs de tu mirada un horizonte eterno e implacable? La taza de tus manos contena la libacin secreta, lgrimas o tu sangre menstrual, o tu saliva. En todo caso no era semen y mi sueo saba que la ofrenda sera rechazada con un lento rugido desdeoso tal como desde siempre lo habas esperado. Despus, quiz, ya no lo s, las garras en tus senos, colmndote. 3. Nunca sabr por qu tu legua entr en mi boca cuando nos despedimos en tu hotel despus de un amistoso recorrer la ciudad y un ajuste preciso de distancias. Cre por un momento que me dabas una cita futura, que abras una tierra de nadie, un interregno donde alcanzar tu minucioso musgo. Circundada de amigas me besaste, yo la excepcin, el monstruo, y t la transgresora murmurante. Vaya a saber a quin besabas, de quin te despedas. Fui el vicario feliz de un solo instante, el que a veces encuentra en su saliva un breve gusto a madreselva bajo cielos australes. 4. Quisiera ser Tiresias esta noche y en una lenta espera boca abajo recibirte y gemir bajo tus ltigos y tus tibias medusas. Sabiendo que es la hora

de la metamorfosis recurrente, y que al bajar al vrtice de espumas te abriras llorando, dulcemente empalada. Para volver despus a tu imperioso reino de falanges, al cerco de tu piel, tus pulpos hmedos, hasta arrastrarnos juntos y alcanzar abrazados las arenas del sueo. Pero no soy Tiresias, tan slo el unicornio que busca el agua de tus manos y encuentra entre los belfos un puado de sal. 5. No te voy a cansar con ms poemas. Digamos que te dije nubes, tijeras, barriletes, lpices, y acaso alguna vez te sonreste.

BOLERO
Qu vanidad imaginar que puedo darte todo, el amor y la dicha, itinerarios, msica, juguetes. Es cierto que es as: todo lo mo te lo doy, es cierto, pero todo lo mo no te basta como a m no me basta que me des todo lo tuyo. Por eso no seremos nunca la pareja perfecta, la tarjeta postal, si no somos capaces de aceptar que slo en la aritmtica el dos nace del uno ms el uno. Por ah un papelito que solamente dice: Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tena que mirarte.

ANTES, DESPUS...
Como los juegos al llanto como la sombra a la columna el perfume dibuja el jazmn el amante precede al amor como la caricia a la mano el amor sobrevive al amante pero inevitablemente aunque no haya huella ni presagio aunque no haya huella ni presagio como la caricia a la mano el perfume dibuja el jazmn el amante precede el amor pero inevitablemente el amor sobrevive al amante como los juegos al llanto como la sombra a la columna como la caricia a la mano aunque no haya huella ni presagio el amante precede al amor el perfume dibuja el jazmn como los juegos al llanto como la sombra a la columna el amor sobrevive al amante pero inevitablemente...

A UNA MUJER
No hay que llorar porque las plantas crecen en tu balcn, no hay que estar triste si una vez ms la rubia carrera de las nubes te reitera lo inmvil, ese permanecer en tanta fuga. Porque la nube estar ah, constante en su inconstancia cuando t, cuando yo -pero por qu nombrar el polvo y la ceniza-. S, nos equivocbamos creyendo que el paso por el da era lo efmero, el agua que resbala por las hojas hasta hundirse en la tierra. Slo dura la efmero, esa estpida planta que ignora la tortuga, esa blanda tortuga que tantea en la eternidad con ojos huecos, y el sonido sin msica, la palabra sin canto, la cpula sin grito de agona, las torres del maz, los ciegos montes. Nosotros, maniatados a una conciencia que es el tiempo,no nos movemos del terror y la delicia, y sus verdugos delicadamente nos arrancan los prpados para dejarnos ver sin tregua cmo crecen las plantas del balcn, cmo corren las nubes al futuro. Qu quiere decir esto? Nada, una taza de t. No hay drama en el murmullo, y t eres la silueta de papel que las tijeras van salvando de lo informe: oh vanidad de creer que se nace o se muere, cuando lo nico real es el hueco que queda en el papel, el golem que nos sigue sollozando en sueos y en olvido.

Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores blanqusimos


donde se juegan las fuentes de la luz, te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz, voy ponindote en el pelo cenizas de relmpago y cintas que dorman en la lluvia. No quiero que tengas una forma, que seas precisamente lo que viene detrs de tu mano, porque el agua, considera el agua, y los leones cuando se disuelven en el azcar de la fbula, y los gestos, esa arquitectura de la nada, encendiendo sus lmparas a mitad del encuentro. Todo maana es la pizarra donde te invento y te dibujo, pronto a borrarte, as no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa. Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino es tambin la luna y el espejo, busco esa lnea que hace temblar a un hombre en una galera de museo. Adems te quiero, y hace tiempo y fro.

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