Estereotipos Culturales
Estereotipos Culturales
Estereotipos Culturales
Dentro de nuestra historia han surgido distintos personajes, que han sido la matriz de
nuestra identidad. Estos son reconocidos fácilmente, y tienen la particularidad de ser
reconocidos como estereotipos de nuestra cultura.
El Nativo Americano
El gaucho
Inmigrantes
En la pequeña sociedad argentina de la segunda mitad del siglo XIX, los inmigrantes se
hicieron notar. Su vestimenta en general era humilde, su forma de hablar y sus gestos
eran, seguramente, más que elocuentes para la mirada de los habitantes nativos, un
tanto sorprendida ante el número de recién llegados.
Para los migrantes, el viaje comenzaba en el momento en el que partían de su pueblo
natal para dirigirse a los puertos en los que embarcarían – Génova Trieste, Nápoles, El
Havre, Burdeos, Hamburgo, Sevilla – y desde donde saldrían hacia América.
La partida solía ser un acontecimiento colectivo, del cual participaban grupos de
parientes y paisanos que se dirigían al
exterior de acuerdo con un itinerario
prefijado.
Las condiciones del viaje eran lamentables.
En su afán por embarcar el mayor número
de pasajeros y abaratar los costos, las
compañías marítimas reducían la
tripulación necesaria, ofrecían comida de
baja calidad y espacios reducidos. Para los
más pobres, que viajaban en tercera clase,
la travesía se transformaba en una
pesadilla de gentío, de malos olores, de
exceso de frío o de calor según las
estaciones y, en general, de intolerable
promiscuidad.
Al llegar, comenzaba la tarea de encontrar
un lugar donde vivir, algún pariente o
paisano que estuviera ya instalado, y
enseguida, un trabajo.
Los italianos representaron el grupo más
numeroso de los que arribaron en el período. En una primera etapa, vinieron desde las
regiones del centro norte: Piamonte, Liguria, Lombardia, Emilia y Toscaza. Mas tarde,
llegaron los trabajadores menos calificados y los campesinos del sur de la península y
de Sicilia.
Los españoles representaron al segundo grupo y los franceses ocuparon el tercer lugar.
En menor cantidad, llegaron ingleses, suizos, alemanes, belgas y demás.
El origen parece no haber sido un aspecto poco importante en el momento de buscar un
trabajo, ya que puede reconocerse una cierta tendencia a la identificación entre grupo
étnico y categoría socio-ocupacional. Es decir, los inmigrantes buscaban aquellos
trabajos que resultaban similares a los que hacían en su tierra natal. Por eso, suele
vincularse a los franceses a la gastronomía y la hoteleria; a los italianos de la región
Massa Carrara, a la marmolería, y a los vascos y catalanes, a la cría de ovejas.
Además existía una suerte de jerarquía entre los distintos grupos étnicos. Los ingleses
eran los “ejecutivos” (estancieros, comerciantes, empleados del ferrocarril); los
franceses, los artesanos y expertos en el buen servir. En el último lugar de la escala,
estaban los italianos, que realizaban los trabajos peor remunerados y de menor
prestigio social.
Por razones diversas, muchos volvieron a su lugar de origen. Los que eligieron
quedarse, también por motivos variados, fueron ganándose un lugar en la sociedad
argentina.