la Iglesia quiere que los fieles no slo ofrezcan la Vctima inmaculada, sino que aprendan a ofrecerse a s mismos y que

de da en da perfeccionen, con la mediacin de Cristo, la unidad con Dios y entre s, para que, finalmente, Dios lo sea todo para todos. (10). Es decir, la oblacin no la realiza el sacerdote solo, sino todo el pueblo de Dios reunido en ese momento. Por otra parte, en todas las Plegarias Eucarsticas se invoca al Espritu Santo por la unidad a cuantos participan del Cuerpo y la Sangre de Cristo y que nos convirtamos, en Cristo, ofrendas vivas. Por ello, la iglesia pretende que los cristianos no slo ofrezcan la hostia inmaculada sino que aprendan a ofrecerse a s mismos, perfeccionndose de da en da con la medicin de Cristo. Ms que palabras dichas por el sacerdote y a veces tan lejanas para quienes no viven la celebracin eucarstica, la verdadera participacin en la Eucarista nos compromete a transformarnos en vctimas como Cristo y ofrecernos continuamente al Padre. No podemos salir de la celebracin igual que como entramos. VII. Intercesiones Las Plegarias Eucarsticas incluyen oraciones de intercesin en las que se unen la iglesia peregrinante, purgante y triunfante. Con ellas se da a entender que la eucarista se celebra en comunin con toda la Iglesia celeste y terrena, y que la oblacin se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos, miembros que han sido todos llamados a participar de la salvacin y redencin adquiridas por el cuerpo y la sangre de Cristo. (11) Primero se pide la intercesin de la Santsima Virgen Mara y de los santos pidiendo especialmente por el Papa y los Obispos, por todos los hijos de Dios dispersos por el mundo, por nuestros hermanos difuntos para quienes se ruega sean recibidos en el reino donde esperamos gozar todos juntos. VIII. Doxologa En la doxologa se expresa la glorificacin de Dios trino. Con la doxologa, concluye la Plegaria Eucarstica y en ella, el sacerdote, elevando la Hostia consagrada, dice en voz alta: Por Cristo, con l y en l, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Recordemos que son palabras presidenciales, no corresponde a los fieles decirlas; al Pueblo de Dios corresponde confirmar con una aclamacin fuerte, en una sola palabra: Amn, pero no un amn simple sino el ms solemne y fuerte de toda la celebracin, pues para esto fue congregado: Despus de escuchar a Dios por medio de Su Palabra, ahora, ofrece a travs de Cristo hecho sacramento una alabanza perfecta a Dios.

Cmo debemos vivir la liturgia de la eucarista?

En la liturgia de la Eucarista vivimos el sacrificio de Cristo para salvarnos (primera parte) La segunda parte de la Santa Misa, que se designa como Liturgia de la Eucarista o que tambin se conoce como liturgia sacrificial, pues en ella, el Cuerpo de Cristo se ofrece y su sangre se derrama para salvacin de nosotros, su pueblo, podemos distinguir: la preparacin de los dones, la plegaria eucarstica y el rito de comunin. I Preparacin de los dones. Una vez que escuchamos el mensaje de Dios a travs de Su Palabra, nos disponemos a presentarle lo que somos y tenemos, es el momento de la ofrenda, de la donacin completa a Dios. Estando sentados, centramos nuestra atencin en el altar, donde el sacerdote va a recibir los dones de pan y vino que se convertirn en el Cuerpo y Sangre de Cristo y van a actualizar el sacrificio realizado en el Calvario. Junto con el pan y el vino, tambin se llevan otras ofrendas que pueden servir para beneficio de los ms necesitados de nuestras comunidades y de las necesidades de la Iglesia. Tambin se realiza la colecta de los bienes monetarios, mal llamada limosna, pues representa lo que con dinero podemos contribuir a las obras de la Iglesia y no debe ser lo que nos sobra sino lo que generosamente queremos darle a Dios. La Ordenacin General del Misal Romano nos dice que Es conveniente que la participacin de los fieles se manifieste en la presentacin del pan y del vino para la celebracin de la eucarista, o de dones con los que se ayude a las necesidades de la Iglesia o de los pobres. Los dones se llevan en procesin hasta el altar donde el sacerdote, y los ministros, si los hay, los reciben. Durante la procesin se hace un canto apropiado. El sacerdote toma primero la patena con el pan y luego el vino y con ambas manos la eleva un poco sobre el altar, mientras dice la frmula correspondiente (2). Las oraciones que el sacerdote pronuncia son semejantes a las que utiliz Nuestro Seor en las plegarias judas conocidas como berakh en las que bendice al Padre por el vino y el pan, ambos fruto de la tierra y recibidos por Su generosidad. El Pueblo responde: Bendito seas por siempre, Seor en caso de que el canto de presentacin de dones haya concluido. Al terminar la presentacin de los dones, el sacerdote hace una oracin en secreto, inclinndose hacia el altar. En este momento, y si se trata de una celebracin solemne, se realiza la incensacin de las ofrendas, luego el ministro incensa al sacerdote y a todo el pueblo. Finalmente, el sacerdote, una vez que lava sus manos y pide por su purificacin interior, invita a la asamblea a orar para que el sacrificio que se va a realizar sea agradable a Dios. Todas estas oraciones unen al pueblo con Cristo que se dispone a ofrecerse a Dios

como vctima agradable, no es momento en que seamos meros espectadores, sino que exige nuestra participacin conciente y activa. La presentacin de dones concluye con la oracin sacerdotal sobre las ofrendas a la que el Pueblo responde amn. Esta oracin expresa la grandeza del milagro que va a ocurrir sobre esas ofrendas y que redundarn en beneficio nuestro. II. Plegaria Eucarstica En este momento, hemos llegado a la cumbre de la celebracin y que permanece invariable a pesar de los siglos. Es el momento en que debemos centrar toda nuestra atencin en el altar sin permitirnos la distraccin. El sacerdote inicia con una oracin que se llama Plegaria Eucarstica; inicia invitando al Pueblo a elevar el corazn a Dios para luego dirigir una accin de gracias en nombre de todos, por Jesucristo a Dios Padre. Esta oracin es una glorificacin al Padre por la obra de salvacin que ha realizado por medio de Su Hijo para salvarnos. Tengamos en cuenta que las oraciones y acciones que realiza el sacerdote le son exclusivas. Por ejemplo, en la Plegaria Eucarstica, suele darse la ocasin de que algunos miembros de la comunidad que celebran en ese momento la Eucarista, repiten en voz baja las mismas palabras del sacerdote, sin embargo, no debe ser as, pues es un momento en que nos corresponde estar en silencio y atentos a las palabras, La naturaleza de las intervenciones presidenciales exige que se pronuncien claramente y en voz alta, y que todos las escuchen atentamente. Por consiguiente, mientras interviene el sacerdote no se cante ni se rece otra cosa, y estn igualmente callados el rgano y cualquier otro instrumento musical . La Plegaria Eucarstica incluye la accin de gracias, la aclamacin, la epclesis, la narracin de la institucin y la consagracin, la anamnesia o memorial, la oblacin, las intercesiones y la doxologa mayor. En el Misal Romano hay cinco plegarias eucarsticas, y adems tres para nios y dos de reconciliacin. Son oraciones muy bellas que debemos estimar como una gran riqueza de nuestra liturgia. La Plegaria eucarstica I es el Canon Romano. Procede del siglo IV y nos llega desde San Gregorio Magno (ao 604). Se empieza a usar casi en toda la Iglesia por los siglos IX al XI y an hasta nuestros das casi intacta. La Plegaria Eucarstica II est tomada de la anfora de San Hiplito (ao 225), la ms antigua que se conoce de Occidente. La nmero III es una plegaria compuesta despus del Vaticano II. La Plegaria Eucarstica IV procede de la tradicin litrgica antioquena que contempla toda la obra de la creacin. La Plegaria Eucarstica V fue aprobada en 1974 con ocasin del Snodo de Suiza, y fue adoptada posteriormente en otras conferencias episcopales. III El Prefacio Es el momento de accin de gracias a Dios, por ello el sacerdote nos anima a orar y nos invita a ponernos de pie y alabar a Dios juntos con las palabras: El Seor est con ustedes, levantemos el corazn, demos gracias al Seor, nuestro Dios. El prefacio es la introduccin a la Plegaria Eucarstica y el sacerdote retoma las palabras del pueblo: es justo y necesario para elevar la oracin al Padre y de

acuerdo a la solemnidad o fiesta que se celebra, con palabras de gozo y agradecimiento especialmente por la creacin y por la obra de la redencin. El final del prefacio es una entrada al Sanctus (santo) que proclama el sagrado trisagio (tres veces santo) que une las palabras de los ngeles en el Nacimiento del Seor con las palabras de aclamacin en su entrada a Jerusaln. Siendo una de las partes cantadas de la Misa, la letra del Santo no debe cambiarse: Santo, Santo, Santo es el Seor, Dios del universo. Llenos estn el cielo y la tierra de tu gloria, Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en el nombre del Seor. Hosanna en el cielo. IV. Epclesis o invocacin al Espritu Santo Despus de terminado el Santo, el sacerdote continua con la plegaria eucarstica reafirmando la santidad de Dios. A continuacin tenemos la epclesis o invocacin al Espritu Santo que es el momento en que, imponiendo sus manos sobre las ofrendas, el sacerdote pide que descienda el Espritu Santo sobre los dones de pan y vino para que los convierta en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Seor Jesucristo. Es el momento de la transubstanciacin. Es el momento en que Jess se hace presente verdaderamente entre nosotros y cabe reflexionar que si estamos delante del Salvador, lo menos que podemos rendirle es respeto y adoracin. Cuidemos que este momento sea vivido en nuestras celebraciones, con el recogimiento que se requiere. Nuestra actitud debe ser de adoracin en silencio por un momento,pero pueden tambin decirse jaculatorias como: Seor mo y Dios mo! (4). En tanto el sacerdote eleva con reverencia el Cuerpo y la Sangre del Seor haciendo cada vez una genuflexin. Al terminar, dice: ste es el sacramento de nuestra fe y el pueblo confiesa su fe con las diferentes formas de aclamacin: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurreccin. Ven, Seor Jess! (5); Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cliz, anunciamos tu muerte, Seor, hasta que vuelvas (6) o bien, Por tu cruz y tu resurreccin nos has salvado, Seor. V. Narracin de la institucin Es el momento de la actualizacin del sacrificio del Seor. En la narracin, con las palabras y gestos de Cristo, se realiza el sacrificio que el mismo Cristo instituy en la ltima cena, cuando bajo las especies del pan y vino ofreci su cuerpo y sangre, y se lo dio a sus apstoles en forma de comida y bebida, y les encarg perpetuar ese mismo misterio. (7) Y ya que por el sacramento del orden, el sacerdote acta in persona Christi, es el mismo Cristo, Sacerdote nico de la Nueva Alianza, el que pronuncia las palabras en la liturgia. Luego de hacer la narracin de la institucin de la Eucarista, viene el memorial o anmnesis en la que recordamos que la iglesia recibi el encargo a travs de los apstoles, del mismo Cristo: haced esto en memoria ma recordando principalmente su pasin, resurreccin y ascensin al cielo. La iglesia ha cumplido este mandato durante muchos siglos fielmente de modo que la eucarista permanece en la Iglesia y la obra de nuestra redencin se efecta cuantas veces se celebra en el altar el sacrificio de la cruz, por medio del cual "Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado". VI. La oblacin En la oblacin, la iglesia reunida ofrece al Padre en el Espritu Santo la hostia inmaculada: Cristo. En efecto, la Iglesia, en este memorial, sobre todo la Iglesia aqu y ahora reunida, ofrece al Padre en el Espritu Santo la Vctima inmaculada. Y