Análisis de El Cerdito
Análisis de El Cerdito
Análisis de El Cerdito
PAUL JORDAN
University of Sheffield
El cerdito, con slo 505 palabras, es el segundo cuento ms breve de Onetti; originalmente se public en 1982, en Mxico, en Revista de Bellas Artes.1 En este estudio las referencias estn tomadas de la edicin de Alfaguara de Cuentos completos. El cuento se inicia con la presentacin de la protagonista, una anciana, que siempre viste de negro y que vive contenta su vejez, en su casita: arrastraba sonriente el reumatismo del dormitorio a la sala (p. 429). Como es su costumbre, la anciana prepara caf con leche y panqueques para unos nios que suelen visitarla en las tardes. Sin embargo, en esta ocasin se produce un episodio brutal e inesperado: cuando ella les da la espalda, los nios la atacan, y despus allanan la casa en busca de dinero. Parece ser un acto gratuito: una vctima inofensiva es castigada violentamente a pesar de su bondad. El sentido de la gratuidad del acto se refuerza de dos maneras: en primer lugar, no hay ningn comentario narratorial, ni reflexin alguna por parte de los asaltantes. En segundo lugar, el cuento termina con un episodio final muy llamativo - tal vez provocativo - que aparentemente carece de sentido: uno de los nios pone su porcin del dinero robado en una alcanca, que tiene forma de cerdito. Ahora bien, siempre quedando estrictamente dentro del contexto explcito del cuento, se puede elaborar una versin ms completa de los acontecimientos. Los nios, que viven en un barrio miserable, de chozas, le permiten a la nostlgica anciana recordar a su nieto perdido: es
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decir que invitndolos, ella logra llenar el vaco que siente. Pero ella desconoce, o interpreta mal, la realidad de los nios, y es destruida por ellos. Esta interpretacin da cierta coherencia a los sucesos, aunque no los explica. Sin embargo, es claro que una serie de acontecimientos tan llamativos no puede ser gratuita: aunque tal vez nunca se descifre definitivamente, no obstante, s parece importante intentar descifrarla. Desde luego, ya que se trata de un cuento de Onetti, muy pronto se percibe una estructura formal esmerada: en este trabajo se inscriben las sucesivas tentativas de descifrarla. Cada tentativa en cierta medida fracasa, aunque emergen elementos claves que, aunque frustran la lectura, subrayan la necesidad, tanto de la presente lectura, como de otra siguiente. La trama del cuento est regida por el suspenso creado por la tensin entre dos visiones del mundo. Se ve desde el principio que la visin de la anciana es errnea, parcial, y en cierta medida fantasiosa. Aunque inicialmente su fantasa parece inocua, su visin contrasta con otra versin de los acontecimientos que poco a poco revela su amenaza, y que culmina en el ataque a la anciana, y su destruccin. Sin embargo, la tensin no se resuelve con el enfrentamiento fsico: no hay ningn enfrentamiento entre los valores, ya que la anciana, que est o inconsciente o, ms probablemente, muerta, obviamente no est en condiciones de reflexionar; y no lo hacen ni el narrador ni los nios. La trama, por consiguiente, queda abierta, inconclusa. Es el episodio final, en el cual un nio pone el dinero en la alcanca en forma de cerdito, el que la concluye muy satisfactoriamente: es inesperado, cruel y enigmtico. El lector, entonces, se encuentra ante un episodio final muy llamativo, que a la vez resiste el desciframiento, y parece exigir ser descifrado. Aunque no suele ser el camino de acercamiento ms prometedor a un cuento de Onetti, en este caso, en vista del enfoque mnimo del mundo interno, y la presencia de unas transacciones sociales muy precisas, y del dinero, parecera que el punto de partida de la bsqueda de significacin debe estar en el nivel social, es decir en las circunstancias econmicas y las actitudes de los protagonistas. Al principio este enfoque parece prometedor: la anciana, que vive al parecer cmodamente en su casita con jardn, no sabe que muy cerca, ms all de la plaza y cruzando el puente, hay gente que vive en la miseria. Vive ajena a la realidad circundante: tal vez est viviendo en el pasado, un pasado en el que tena cerca a su familia, o por lo menos al nieto. De los nios sabemos poco: sus nombres, el hecho de que son pobres y hambrientos, y de que viven en una villa miseria; sorprendentemente, no existe el menor indicio de que el atacar a una vieja para robar su dinero les provoque el menor escrpulo. De hecho, es una situacin verosmil, en la medida en que podra ser el resultado de la desigualdad econmica, la degradacin de las estructuras y relaciones sociales, el colapso o ausencia de infraestructuras esenciales que caracterizan cualquiera de las megalpolis modernas. Sin embargo, esta observacin general no es ms que un punto de partida: la falta del mnimo
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detalle que pudiera vincular los acontecimientos a un tiempo o lugar precisos, impide el progreso hacia una interpretacin ms especfica y completa. Por consiguiente, la alcanca en forma de cerdito no se puede interpretar o asimilar: el objeto sigue extrao y desafiante, manteniendo abierto el cuento, como lo hace la jaula en el cuento de Gabriel Garca Mrquez: La prodigiosa tarde de Baltazar. Es claro que la significacin de El cerdito debe buscarse en otro nivel, lgicamente en los ecos literarios evocados por su forma y contenido. Por lo que se refiere a este aspecto del texto, cabe sealar que El cerdito, adems de estar regido por el suspenso, tambin es un cuento de horror, que tiene una vctima sacrificial, y un episodio final muy vvido y enigmtico, quizs simblico. Todas estas caractersticas sugieren paralelismos entre El cerdito y un cuento de otro uruguayo, Horacio Quiroga: La gallina degollada. Ambos cuentos tratan de unos nios oprimidos, desamparados, que son presentados prcticamente sin caractersticas psicolgicas individuales. En segundo lugar, los nios aparentemente reaccionan a un estmulo sencillo: en el caso de Quiroga es la luz del sol; en el de Onetti es el dinero. Es cierto que en el cuento de Quiroga se entiende la causa que subyace el sangriento ataque: la mimada hermana menor (tal vez sin darse cuenta) les ha quitado a los hermanos idiotizados el cuidado y cario parental necesarios, alimentando por consiguiente unos celos amorfos pero muy fuertes. En El cerdito, en cambio, se desconoce la causa del ataque, que posiblemente sea premeditado. La anciana, despus de todo, parece benvola e inofensiva y, por lo menos en un sentido superficial, no les quita nada a los nios, sino que por el contrario, en cierto sentido los ayuda: ella slo extrae placer de convidarles con caf con leche y panqueques. Sin embargo, su desgracia puede tener su sentido lgico si se considera a la anciana como un avatar de otro personaje literario benvolo, ignorante - y dependiente: la epnima viuda de Montiel, de Garca Mrquez, personaje que no comprende el origen de su propio bienestar. El segundo tema que resalta es el de la invasin: se advierte que son elementos procedentes de otro mundo extrao - es decir que vienen de ms all de la placita - los que irrumpen y destrozan a la vieja. He aqu tres elementos especficos que recuerdan el universo cortazariano. Primero, los dos mundos estn sencillamente vinculados por un puente; segundo, la protagonista avanza hacia la muerte en otra realidad desconocida que termina por imponerse o superponerse a la realidad conocida. Tercero, y como se ver a continuacin, las dos versiones de la realidad avanzan paralelamente, con los vnculos sealados por imgenes parecidas, u otras semejanzas lxicas. Sin embargo, existe una discrepancia significativa: El cerdito no termina con la muerte de la protagonista, y el encuentro definitivo de las dos realidades, sino que el cuento contina ms all, con el episodio del dinero y la alcanca.
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Es evidente que estos modelos literarios evocados por una lectura de El cerdito ayudan a descifrar el cuento. Para llegar a una lectura ms completa, es conveniente analizar ms detenidamente la estructura del cuento, y luego volver a interrogar los modelos. Primero, se constata que la parte principal del cuento (o sea todo lo que viene despus de la descripcin inicial de la protagonista, y antes del episodio de la alcanca) est enmarcada por dos elementos complementarios. El primero es la llegada de los nios al mundo de la anciana, vista desde su perspectiva: llegaban desde las casas en ruinas, ms all de la placita, atravesando el puente de madera sobre la zanja seca (p. 429); el segundo elemento es su partida del mundo de la anciana, hacia ms all, y por el mismo camino, aunque descrita tal como es, y no como ella la vera: al llegar al tabln de la zanja cada uno regres separado, al barrio miserable. Cada uno a su choza (p. 430). Dentro de este marco se desarrolla la relacin entre las dos realidades, que a continuacin se analiza, dividida en siete elementos numerados. Primero, se plantea la diferencia entre la apariencia objetiva de los nios, (1): eran sucios, hambrientos, y fsicamente muy distintos, y cmo los ve la anciana, (2): siempre lograba reconocer en ellos algn rasgo del nieto perdido (p. 429). Despus se crea la sensacin de una invasin, de que algo no es como debera ser, de que existe un desfase entre la apariencia y la realidad, (3): Aquella tarde los chicos no hicieron sonar la campanilla de la verja sino que golpearon con los nudillos el cristal de la puerta de entrada (p. 429). Finalmente, la anciana se da cuenta de la presencia de los nios, (4): Por fin, [...] la anciana percibi el ruido y divis las tres siluetas que haban trepado (p. 429). Sin embargo, ella, a diferencia del lector, no sospecha nada, y su sonrisa de incomprensin mientras los mira comer y jugar, aumenta el suspenso, el sentido de que va a suceder algo, (5): Sentados alrededor de la mesa, con los carrillos hinchados por la dulzura de la golosina, los nios repitieron las habituales tonteras, se acusaron entre ellos de fracasos y traiciones. La anciana no los comprenda pero los miraba comer con una sonrisa inmvil (pp. 429-30). La realizacin del desenlace es magistral. En el nivel ms fundamental, se trata de la yuxtaposicin final de las dos versiones del mundo. Pero, es ms que eso. En primer lugar, se resalta el hecho de que la visin subjetiva de la anciana no es ingenua, sino que es calculadora, artificial, escenogrfica, (6): para aquella tarde, despus de observar mucho para no equivocarse, decidi que Emilio le estaba recordando al nieto mucho ms que los otros dos. Sobre todo con el movimiento de las manos (p. 430). Parecera que Emilio est destinado a jugar el papel del nieto en la escenografa de la anciana. En segundo lugar, las primeras palabras de la frase citada para aquella tarde, recuerdan - al lector, aunque no para la anciana, desde luego - Aquella tarde, el comienzo del elemento (3), el que anuncia que hoy algo distinto de lo habitual va a suceder. Es decir que la anciana cree controlar los eventos, que ella es la escengrafa, mientras que en realidad - y nunca se da cuenta de ello - le ha sido destinado otro nuevo papel en esta ocasin.
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La ms cruel irona est en que los dos guiones estn vinculados precisamente por las manos de Emilio, pero de forma inesperada, y desapercibida por la anciana, que ya yace en el suelo, (7): Juan le propuso a Emilio: - Dale otro golpe. Por las dudas (p. 430). Se ve que en El cerdito los sucesos estn coordinados con una lgica ineludible; sin embargo, no es evidente cmo interpretarlos: es decir que el perfecto orden en el nivel de la trama se contrapone a una elusividad en cuanto a su significacin. Es casi como si llegramos a un universo borgiano en que, por medio de las manos de Emilio, la anciana vuelve a encontrar al nieto perdido, es decir que llega a su destino, y por consiguiente slo le queda la muerte. Pero - es verosmil que el destino final de un cuento de Onetti sea una visin tan abstracta, esttica del mundo? Pensamos que no, que es tan inverosmil como lo sera una crtica social directa realizada por el autor. Lo ms probable es que la solucin se encuentre en un trmino intermedio, equidistante de estos dos extremos: es decir que despus de todo, ella residir en las similitudes y diferencias entre El cerdito y los modelos literarios ya invocados y comentados. Tanto en el caso de La gallina degollada como en el de La viuda de Montiel se puede afirmar que hasta cierto punto la violenta muerte de la protagonista (un hecho concreto en el primero, y una amenaza no realizada en el segundo) cabe dentro de la economa moral del contexto social del cuento. En cambio, en el caso de El cerdito el vnculo es menos evidente, y por cierto no es explcito. A pesar de la ausencia de una justificacin social, no se puede descartar el problema de la justificacin, o del motivo, ya que el ataque es, ineludiblemente, el episodio central del cuento. Por consiguiente, una posibilidad que merece - o incluso exige - ser indagada es que la solucin del problema pueda encontrarse precisamente en la abertura, la oscilacin producida por la ausencia de una resolucin del problema de la justificacin. Volviendo otra vez a la estructura cortazariana de un mundo presente y un ms all, se observa que existen variantes. En primer lugar, los elementos del ms all suelen sealar la existencia de una estructura oculta (figura) que comparten dos o varias manifestaciones del mundo: es el caso de Todos los fuegos el fuego, o La noche boca arriba, por ejemplo. Asimismo, los elementos provenientes del ms all pueden representar la irrupcin destructiva de lo reprimido, expulsado o marginado - pero no por eso necesariamente intrnsecamente malo - en el presente: es el caso de El dolo de las Ccladas. Ya se ha sealado un paralelo con estas estructuras en El cerdito, en la irrupcin de los nios en el mundo de la anciana, desde el ms all. Ahora, El cerdito no termina con el enfrentamiento o yuxtaposicin de los mundos, sino que hay un retorno al ms all, donde tiene lugar el ltimo, enigmtico episodio: el almacenamiento del dinero. La accin de meter dinero en una alcanca en forma de cerdito correspondera a la realizacin infantil de la virtud de economa o frugalidad. En este caso, sin embargo, la accin parecera no tener su valor
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acostumbrado. Esto se debe, primero, al hecho de que el dinero es adquirido mediante acciones delictivas, las que evidentemente, difcilmente se asocian con la virtud de economa, y con la niez. Adems, es muy posible que la adquisicin del dinero no haya sido el motivo del ataque. Despus de todo, si el dinero simplemente termina almacenado en la alcanca, sin aparente destino material - lo cual prcticamente equivale a estar cifrado en una cuenta bancaria - no es evidente que valiera la pena matar para obtenerlo. Es un robo real, eso s - pero tambin vaco y absurdo, a la vez que aparentemente simblico. Posiblemente, como en el caso de La gallina degollada se trate de una accin puramente imitativa por parte de los nios. Por supuesto, la falta de sentido del robo no quita en absoluto ni crueldad ni seriedad al cuento. Ahora, volviendo a la nocin cortazariana de la fatal emergencia de lo monstruoso desde una zona ms all de la conciencia, se ve que los sucesos concuerdan con esta frmula. Existe, sin embargo, una diferencia: mientras que en los cuentos cortazarianos el elemento monstruoso suele tener su origen en un atributo humano cuya existencia est negada por la cultura oficial, aqu, en El cerdito, el elemento monstruoso es un aspecto oculto - y tal vez es la esencia - del capitalismo, del sistema oficial. Es decir que los elementos del ms all no estn, en realidad, ms all, sino que pueden estar aqu, ser inherentes al sistema, pero negados, o por lo menos no reconocidos. Se puede concluir que en El cerdito Onetti nos narra una historia cuyas acciones acontecen en un primer plano de ficcin: la representacin del mundo real. Sin embargo, como lo hemos visto, el cuento no nos entrega ninguna significacin coherente y satisfactoria en este nivel: slo empieza a ser comprensible cuando se lo compara con otras estructuras literarias. Entonces, surgen diferencias con stas, lo cual nos remite otra vez al primer plano, provoca el cuestionamiento de los modelos invocados, e incluso, como es el caso con la distincin entre el mundo presente y el ms all, la derroca, o por lo menos la modifica. Cabe observar que en El cerdito el mundo en el que la anciana cree vivir es anulado por la realidad que viven los nios. Sin embargo esta verdad, por muy directa y literal que sea, es muy limitada, en el sentido en que nos remite otra vez al comienzo del anlisis, al nivel social, donde nos vimos frustrados por la falta de datos precisos relacionados con el mundo externo. Llegados a este punto, cabe preguntar qu es lo que realmente se derroca o destruye, y qu, por el contrario, se mantiene en El cerdito. Por cierto, observamos que lo que se destruye es la vida de una mujer, y la continuidad, no slo tras medio siglo de cuentos onettianos, est en el hecho de que la vctima sea mujer. Quin, o qu es esta mujer? Por qu tiene que ser atacada? No es del todo claro si en este personaje que s, en cierto sentido usa a los nios, por un lado debe vislumbrarse una seductora, como por ejemplo la bruja arquetpica del bosque; o si, en cambio, podra tratarse de un parsito, cuya muerte es un castigo muy duro pero no del todo desmerecido. Por otro lado, quizs se trate de una vctima inocente: de un
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ser dbil castigado por una fuerza brutal. Y aqu finalmente, estamos frente al enigma central: ser el caso que al consumir el dinero robado (que es a la vez el producto del presente cuento) sin esclarecer el problema de su origen, el cerdito tambin representa un intento de consumir el problema, en vez de resaltarlo?
NOTA 1 J. C. Onetti, Cuentos completos, (con una introduccin por Antonio Muoz Molina), Madrid, Alfaguara, 1994, p 467.
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