El Tratamiento de Las Contradicciones
El Tratamiento de Las Contradicciones
El Tratamiento de Las Contradicciones
El tratamiento de las
contradicciones
EL TRATAMIENTO DE LAS
CONTRADICCIONES
Salones Regionales de Artistas
Juan Manuel Santos
Presidente de la Repblica
Mariana Garcs Crdoba
Ministra de Cultura
Mara Claudia Lpez Sorzano
Viceministra de Cultura
Enzo Rafael Ariza Ayala
Secretario General
Guiomar Acevedo
Directora de Artes
Jaime Cern
Asesor Artes Visuales
Mara Vctoria Benedetti
Alexandra Haddad
Angela Montoya
Mara Catalina Rodrguez
Juan Sebastin Suanca
rea de Artes Visuales
Direccin de Artes
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Textos
VCTOR ALBARRACN
Prlogo
LUCAS OSPINA
Editor y corrector de estilo
JUAN SEBASTIN RAMREZ
Diseo y diagramacin
FRANCISCO TOQUICA & SANDRA LEAL
www.desdeelbienestar.wordpress.com
Material impreso de distribucin gratuita con fnes didcticos y culturales.
Queda estrictamente prohibida su reproduccin total o parcial con nimo de lucro,
por cualquier sistema o mtodo electrnico sin la autorizacin expresa para ello.
Ministerio de Cultura
Primera edicin, :o::
por Cain Press, una divisin editorial de Toquica
info@cainpress.com
isv ,8-,8-o-::,-,
Ministerio de Cultura
Repblica de Colombia
Libertad y Orden
EL TRATAMIENTO DE LAS
CONTRADICCIONES
Vctor Albarracn
CONTENIDO
pg. 9
Prlogo por Lucas Ospina
Por qu no me abortaron?
(texto apcrifo de Vctor Albarracn)
pg. 21
Mi nombre es Vctor Albarracn
Sobre el tratamiento de las contradicciones: una propuesta de
exhibicin artstica que, como me suele ocurrir, no result
ganadora /i, El mundo no me escuchar /i8, La retaliacin en
la vida real /, Lost highway /p, Poporos /i, Palomitas /,, Sobre
el tratamiento de las contradicciones en el seno del pueblo /p
pg. 55
La capital mundial del chane
Capital mundial del chanfe /,;, Mara Casquitos /oo,
La lgica operativa del futuro /o, La revolucin de octubre /op,
Filas /;i, Filas 2 /;,, Un poco de sangre /;p, Punks por doquier /8i
pg. 87
Acta dennitiva y verdica
Acta defnitiva y verdica sobre el fallo del Saln Nacional
de Autistas /8p, El Saln de la amistad /p,, Close, so faraway /pp
pg. 109
La contradiccin en el seno del pueblo
Manuscrito siniestro /, Tristes comprobaciones sobre
lo que se vino encima /, Rojo y ms Rojo /8, La noche
de las velitas /i
pg. 127
Ars amandi
Olmeco en el Soho /ip, Utopa /, Aguinaldo triste /8,
A. /, Bets /
p
Por qu no me abortaron?
(texto apcrifo de Vctor Albarracn)
La retaliacin
en la vida real
Al tipo le dicen Yaki Chan, o Shaki Chan, no s muy
bien. Cuida un parqueadero en la 17 con 4 y, en sus ratos li-
bres, siembra el terror entre los indigentes del sector y acosa
a Don Carlos, un mendigo anciano quien, por aos, fue una
especie de dueo de la cuadra.
Todo el asunto empez hace un par de aos, cuando a
Shaki Chan le dio por acosar a Lorena y por joder a Yoko,
nuestra poodle ciega que ahora nos debe estar viendo desde el
cielo de los perros. Cuando la situacin empeor tuve que in-
tervenir como el marido protector que soy. En consecuencia,
se desat una guerra verbal entre Shaki Chan y yo, llena de
puteos, sarcasmos y toda clase de insultos. Poco tiempo des-
pus nos trasteamos a un par de cuadras y se enfri la situa-
cin con el tipo, pues ya no lo veamos a diario ni tenamos la
necesidad de caminar por esa calle. Sin embargo, de vez en
(
cuando, al ir a visitar a Cindy y Andrs o a Mara Isabel, me
cruzaba con el individuo y una nueva batalla de insultos tena
lugar. Esta serie de intercambios lingsticos tena matices
tragicomicos, mas bien agridulces, que fnalmente nunca me
tom demasiado en serio.
Segn parece, Yaki Chan ha cado en las garras del ba-
zuco y, da tras da, el personaje se va viendo peor, como si
fuera el protagonista de esa propaganda de la droga destruye
tu cerebro que se hizo famosa a mediados de los 80. Ahora
anda sucio, con la ropa ms rota que antes y con la cara un
poco torcida por el embale.
Ayer, 14 de abril del 2011, me cruc con el tipo en la es-
quina de la 18 con 5, se qued mirndome con los ojos enro-
jecidos, no s si por el humo del polvo de ladrillo con base de
coca y disolventes o por el odio o por ambos y, con una voz
rasposa y pesada me dijo: bobo hijueputa, cuchillo es lo que
le voy a dar por puro deporte cuando menos se lo imagine.
Cuando le respond que se abriera y me dejara en paz, el tipo
fren y vino hacia m, haciendo el amague de sacar un su-
puesto chuzo que deba tener entre la chaqueta. No me qued
a mirar si el arma era real o no. Abri la puerta del edifcio y
entr rpido.
Es extrao saber que este tipo al que me puedo cruzar
en cualquier momento, una noche al sacar al perro al par-
que, o un domingo solitario viniendo de la tienda, carga en
su cabeza la promesa de matarme. Es extrao que la amenaza
ms seria para mi vida no provenga de alguien a quien ofend
profesionalmente, de un usuario de Esferapblica indignado
por mis comentarios o de una institucin herida por mis