La Enseña de Las Tres Ranas

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La Ensea de las Tres Ranas. 1473. Florencia.

Picadora de vacas. Leonardo nace el 15 de abril de 1.452 en Vinci, cerca de Florencia, hijo no deseado, su madre se casa con un repostero en el paro llamado Accatabriga di Piero del Vacca. Pese a este disentimiento de su padre biolgico, no abandona la educacin del nio y este crece entre las dos casas aunque hace ms vida con su madre y su padrastro, el cual le inculca el gusto por los dulces y por la comida en general y se convierte en un nio extremadamente gordo. En 1.469 entra de aprendiz en el taller del escultor, pintor e ingeniero Verrocchio con otro aprendiz famoso Botticelli. Antes de cumplir el ao en el taller, Verrocchio decide castigarlo por crapulando ya que se atiborra constantemente de dulces que le enva su padrastro, su castigo consiste en pintar el ngel del panel de la izquierda del cuadro el Bautismo de Cristo que fue encargado por la iglesia de San Salvi, en la actualidad esta obra se encuentra en la Galera de los Uffizi de Florencia. Tres aos ms tarde, y para sufragar sus gastos, se coloca por las noches como camarero en una taberna llamada Los Tres Caracoles sirviendo comidas, pero tras la misteriosa muerte por envenenamiento de todos sus cocineros en el primavera de 1.473, Leonardo se ocupa de la cocina abandonando el taller del maestro Verrocchio. Inventa platos primorosamente presentados con pequeas porciones de comida sobre pedacitos tallados de polenta, cosa a la que no estaban acostumbrados sus conciudadanos del Renacimiento. Vuelve al taller del maestro pero, al arder el negocio del que tuvo que salir corriendo como consecuencia de peleas entre bandas rivales, este quedacerrado e inmediatamente leonardo

lo abre de nuevo, de forma improvisada, con su amigo Botticelli, al que llaman La Ensea de las Tres Ranas de Sandro y Leonardo, adornado con dos lienzos pintados por cada uno de ellos. Pero nadie entra en la taberna porque a nadie le agrada pagar por una anchoa y una rodaja de zanahoria perdidas sobre una fuente por ms ingeniosamente que estn dispuestas y como es lgico tienen que cerrar. Leonardo no se conformaba con la vida que llevaba y aprovecha el momento histrico en el que Lorenzo de Mdici, seor de Florencia, mantiene una pequea guerra contra el Papa para enviarle a ste unas maquetas de mquinas de asalto hechas con pasta y mazapn, algo que hizo durante toda su vida, pero que no fue comprendida por Lorenzo y que se la dio a comer a sus invitados por el aspecto tan apetitoso, ante este nuevo fracaso nuestro hombre decide marcharse de la ciudad estado y entonces Lorenzo de Mdici le da una credencial recomendndolo a Ludovico Sforza 'El Moro' en compensacin por el agravio de haberse comido sus maquetas, pero a leerla ve que slo hace referencia a su cualidad de taedor de lad por lo que l mismo se escribe la presentacin que deca textualmente lo siguiente: No tengo par en la fabricacin de puentes, fortificaciones, catapultas y otros muchos dispositivos secretos que no me atrevo a confiar en este papel. Mis pinturas y esculturas pueden compararse ventajosamente a las de cualquier artista. Soy maestro en contar acertijos y atar nudos. Y hago pasteles que no tienen igual. Tras la entrevista con Ludovico el Moro este le hace consejero de fortificaciones y maestro de festejos y banquetes de la corte. La oportunidad se presenta ante la boda de una sobrina de Ludovico, as que le prepara el men de la boda, siempre intentando introducir en la corte su nueva forma de ver la cocina, a lo que el Moro le dice que es mejor que ponga otras cosas ms sustanciosas que las que presenta, que dando as la propuesta y lo que al final se tuvo que servir, como se podr comprobar fue otro fracaso estrepitoso de Leonardo como cocinero. Tras este nuevo revs se encarga de inventar utensilios para la cocina para el nuevo proyecto de las cocinas del Castello, el gran palacio en el centro de Miln, para lo cual elabora una lista con las principales necesidades que se tenan. Llega el gran da y Ludovico espera con sus invitados la hora de comer, por cierto para hacer la obra hubo que demoler parte del comedor, los establos y los dormitorios de la madre de Ludovico, entonces se oyen gritos, explosiones, chirridos y estruendo de mquinas, los invitados esperan impacientemente la llegada de la comida pero esta no llega, pasa el tiempo y ya inquietos por los ruidos se dirigen a la cocina y esto es lo que cuenta Sabba da Castiglione di Pietro Alemani, embajador florentino en la corte de Sforza: La cocina del maestro Leonardo es un gran caos. El seor Ludovico me ha dicho que el esfuerzo de los ltimos meses se haba hecho con la intencin de economizar esfuerzos

humanos; pero ahora, en lugar de los veinte cocineros antes empleados en las cocinas, las personas que se apian en este lugar llegan casi al centenar y ninguno de los que yo pude ver estaba cocinando, sino que todos estaban atareados con los grandes dispositivos que ocupaban todo el suelo y los muros, ninguno de los cuales pareca comportarse de manera til o para la tarea que fue creado. En un extremo del recinto una gran noria, empujada por una furiosa cascada, vomitaba y rociaba con sus aguas a todos los que pasaban por debajo, y haba transformado el suelo en un lago. Fuelles gigantescos, cada uno de ellos de tres metros y medio de largo, colgaban de los techos, siseando y rugiendo con el propsito de limpiar los humos de los fuegos, pero todo lo que lograban era avivar las llamas, en perjuicio de aquellos que deban estar cerca del fuego; tan peligrosas eran las errantes llamas que una multitud de hombres armados de cubos se afanaban en tratar de dominarlas, aun cuando otras aguas brotaban en chorros de cada rincn de los techos. Y en este catastrfico lugar se paseaban por todas partes caballos y bueyes, algunos dando vueltas y ms vueltas, y otros arrastrando los ingenios para limpiar los suelos del maestro Leonardo; realizando sus tareas con denuedo, pero tambin seguidos de otro ejrcito de hombres para limpiar las suciedades de los caballos. En otro lugar vi una gran picadora de vacas estropeada, con media vaca todava hincada y asomando por fuera de ella, y hombres con palancas intentando sacarla de all. Y an en otro lugar el ingenio continuo de troncos y lea del maestro Leonardo arrojando suministro dentro de la habitacin y que no poda ser detenido; de manera que en lugar de los dos hombres que llevaban los troncos al fuego como antes se acostumbraba, ahora haba que emplear a diez para sacarlos. Los gritos que habamos odo vimos que los proferan pobres desdichados que estaban abrasndose o ahogndose o asfixindose; las explosiones, de la plvora que el maestro Leonardo se empe en utilizar para prender sus fuegos sin llama; y, como si este estruendo no resultara suficiente, an se combinaba con la msica de sus tambores que redoblaban, aunque los que tocaban los rganos de boca creo que ya se haban ahogado. Como antes he descrito, la cocina del maestro Leonardo era un gran caos, y no creo que esto complaciera a seor Ludovico

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