Relojes Nubosos Lejos Del Equilibrio - Eduardo Arroyo
Relojes Nubosos Lejos Del Equilibrio - Eduardo Arroyo
Relojes Nubosos Lejos Del Equilibrio - Eduardo Arroyo
Popper argumenta que los sistemas son representables sobre dos imágenes:
la del reloj y la de la nube. La imagen del reloj se refiere a un mundo
cerrado, completo, estático, con un movimiento lineal, sucesivo; gobernado
por leyes, estructuras estables y permanentes donde cada elemento
únicamente encuentra su lugar y realiza una función particular. Mundo
estable, sólido, regular, donde el tiempo no interviene sino de manera
secundaria, con formas que permanecen invariables o durante mucho
tiempo. Mundo donde el azar, la novedad, no aparece, simplemente el
movimiento perpetuo y circular, el silencio continuo, el ritmo invariable. Por
su parte, las nubes se refieren a otras cosas: mundos que aparecen y en
instantes se disuelven para adquirir nuevas formas, las cuales no siguen un
patrón uniforme, lineal, continuo, sino un permanente movimiento que
puede tener ritmos diversos.
Al incluir el factor tiempo como un elemento fundamental, lo que se hace
evidente es la magnitud de realidades y objetos no estables, disipativos,
que componen el universo y las maneras como sus lógicas permiten
entender otros niveles de su manifestación. Un punto clave es que la
trayectoria, la secuencia lineal, del reloj, se abandona para trabajar las
distribuciones y en particular las propiedades del operador de la evolución,
y por tanto, lo que aparece con ello es la irreversibilidad y la amplitud de
probabilidades, y no el determinismo y el tiempo reversible, como lo hace la
física del reloj. La atención se coloca en “la emergencia de lo nuevo, y por
consiguiente de su propia actividad creadora”. El mundo visto desde las
nubes se vuelve sorprendente y extraño para quien lo miran desde el reloj:
las nubes se auto-organizan y generan conocimiento de sus propias
trayectorias.