Sopre El Carmen Campidoctoris

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Carmen Campidoctoris: introduccin, edicin y traduccin

I. El Poema Sobre el trmino Campidoctoris se ocup TOVAR, A., en su artculo Campidoctor, Campiductus, Campidoctus, Correo erudito, II, 1941, pp. 111 y ss. Consta este poema sobre la figura histrica del Cid de 129 versos; originariamente el poema debi constar de 160 versos, ya que el palimpsesto parisino del XIII que lo transmite tiene borrada su parte final con indicios de haber estado escrita. Son un total de treinta y dos estrofas de cuatro versos, los tres primeros endecaslabos ms un cuarto verso pentaslabo, siguiendo el esquema de la estrofa sfica; riman entre s los cuatro versos de la estrofa con rima asonantada, que puede ser tambin consonntica. Debieron ser cuarenta las estrofas originariamente, a deducir del citado palimpsesto n 5132 de la Biblioteca Nacional de Pars; tal palimpsesto procede de Ripoll, donde existi una escuela potica latina muy rica y floreciente, como es sabido, entre los siglos IX al XIII. El poema est escrito en vida del Cid, recogiendo los rumores populares que sobre l se contaban y aspectos conocidos por el propio autor; pero adems, el autor habla como si hubiese conocido personalmente al hroe, ya que describe con familiaridad al Cid, sus armas y su caballo. Sobre la figura del hroe y su conversin en mito interesa ver el trabajo de DUNN, P.N.,

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Theme and Myth in the Poema de Mio Cid, R, n 83, 1962, pp. 348-369, aunque basado exclusivamente en el poema castellano. II. Episodios Hay tres episodios heroicos en este poema. El primero aconteci en 1060, contando el Cid veintitrs aos, y no, como asegura el autor annimo, en su adolescencia; se trata de un duelo judicial con el navarro Jimeno Garcs, cuyo nombre se omite en el poema. Aparece tal episodio en la estrofa VII. Haba ya noticias sobre el papel del Cid como juez en Oviedo, de donde era originaria su esposa Jimena. Sabemos que el Cid actu como juez en Oviedo, como litigante en Toledo y como procurador en Cardea. Un documento de 1075 le presenta en Oviedo con poderes de juez en un pleito entre el Conde Vela y el Obispado de Oviedo por unas posesiones en Castropol. En otro litigio el Cid actu como juez en un pleito entre los infanzones de Langreo y el Obispado de Oviedo. Pero este episodio judicial se omiti en el poema castellano sobre el Cid. El segundo episodio cuenta la victoria del Cid en Cabra sobre el conde castellano Garca Ordoez, cuyo nombre se cita en el poema. Tal hecho aconteci en el ao 1080, contando cuarenta y tres de edad el Cid. Las estrofas XX y XXI presentan estos hechos. El relato castellano de la Crnica de los veinte Reyes narra tambin la contienda entre el Cid y el conde castellano Garca Ordoez en Cabra. Tambin la Historia Roderici alude a esta contienda. Debi estar narrado, probablemente este hecho al inicio del Poema del mo Cid en la primera hoja, hoy perdida, del cdice que contiene el poema castellano, copiado en 1307 por Pedro Abad. El tercer episodio trata de la guerra entre el Cid y el rey moro de Lrida y su aliado Berenguer Ramn II el Fratricida, hermano gemelo de Ramn Berenguer II, Cap dEstope; el conde Fratricida fue destronado por los nobles, quienes proclamaron conde a su sobrino Ramn Berenguer III, mientras el Fratricida mora en

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l097 en Palestina, a donde haba ido a expiar su crimen. Estos hechos tuvieron lugar en el ao l090, dato ante quem para fechar el poema. Tena el Cid ciencuenta y tres aos de edad durante la guerra contra el rey moro de Lrida y sesenta a la muerte del conde Fratricida. La estrofa XXIII y siguientes exponen este tercer episodio. Muchos han resaltado el paralelismo entre el latino Carmen Campidoctoris y el Poema del mo Cid castellano. Pero las coincidencias narrativas son mnimas, aunque s es cierto que estos tres episodios del carmen latino se corresponden con los tres cantos del poema castellano: el destierro del Cid, las bodas de sus hijas y la afrenta de Corpes. Pero ello se debe a una cuestin esquemtica de organizacin, mientras que los contenidos, difieren y se alejan en visiones y perspectivas. El carmen latino nos ofrece un Cid visto desde Catalua, en vida del propio hroe y con total omisin de su juventud y actividad en Vivar, Burgos y Cardea, lugares omitidos en el poema latino. El poema castellano es la exaltacin de Castilla a travs de su hroe y casi medio siglo despus de su muerte, ocurrida en l099. Para establecer una comparacin entre los itinerarios y toponimia del poema latino y el castellano interesa el artculo de Criado del Val Geografa, toponimia e itinerarios del Cantar del Mo Cid, ZRP, n86, l970, pp. 83-96. III. Cronologa Segn Evaristo Casariego, Cantar del Campeador, Burgos, l988, pg. 30, el poema latino fue escrito en el ao 1090. Se basa Casariego, siguiendo a Menndez Pidal, en el pasaje del carmen que dice: castrum quod adhuc Mauri uocant Almenarum= el castillo que los Moros llaman an Almenar, que aparece en la estrofa XXV. Almenar cay en poder cristiano en el ao 1093, hecho que no ha podido impedir que an hoy, nueve siglos ms tarde, se siga llamando Almenar. En la estrofa XXV, versos 99 y 100 se dice que el Cid exige que le entreguen la plaza de Almenar y le remitan a la poblacin derrotada=

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quos rogat uictor sibi dare locum/ mittere uictum. Y si tal hecho aconteci en 1093, el Carmen Campidoctoris tiene que ser posterior a dicha fecha y no de tres aos antes. El ao 1090 es la fecha defendida precisamente por Menndez Pidal, R., La Espaa del Cid, II, Madrid, l969, pg. 878. Tuvo que existir un acontecimiento importante que motivara la composicin de un gran poema latino, precisamente en honor a un hroe todava vivo, hecho infrecuente. El pblico ya no entenda el latn a fines del siglo XI; luego no se trataba de difundir sus gestas, al modo juglaresco. Se trataba de un poema que intentaba hilvanar con la tradicin del pasado, para divulgar la fama del hroe entre una lite culta, ya de mbito cortesano o bien de medios clericales. Slo ellos eran capaces de entender un poema pico en buen estilo latino hace novecientos aos; luego, para ellos debi ser escrito: para clrigos y cortesanos. Pero, qu hecho importante, despus de 1093, hubo en la vida del Cid en Catalua, que propiciara que all en su honor se escribiese tan importante carmen latino? Pudo ser la boda de Mara Rodrguez, segunda hija del Cid, con Ramn Berenguer III (1082-1113), llamado el Grande en la Historia de Catalua por la incorparacin a su condado de Besal y Cerdaa, la restauracin de Tarragona y la expedicin a Baleares con ayuda de Pisa. Fue conde de Barcelona desde 1097 y precisamente el ao anterior se cas con la hija del Cid, anexionando Almenar y Lrida, que haban sido conquistas del Cid. Luego, con tal motivo en 1096, alguien estuvo interesado en enaltecer la figura del Cid en Catalua, para as tornar a su hija digna de la mano del conde de Barcelona; ese alguien debi ser adverso al bando del conde Fratricida y con este poema y las nupcias de Mara Rodrguez con Ramn Berenguer III, se atraa el apoyo del Cid para derrocar al Fratricida; el autor compuso el poema, tal vez, a fin de obtener alguna prebenda, gobierno o canonja, en Lrida o en Almenar. El poema pudo ser recitado en las fiestas nupciales en 1096 y sta podra muy bien ser la fecha de su composicin. Tena entonces el Cid cincuenta y nueve aos y su hija diecisiete.

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IV. Autor El autor no pudo ser castellano; adems de las citadas omisiones de lugares impotantes en la vida del Cid , como Vivar, Burgos, Cardea, comete errores histricos de bulto: desconoce el nombre del navarro que compiti con el Cid y cree que tal combate ocurri en la adolescencia del hroe. El segundo combate, como apunt ya Menndez Pidal, lo coloca despus del destierro; el autor sita al conde castellano Garca Ordoez como enviado por el rey Alfonso para prender al Cid, cuando en realidad el conde castellano operaba a las rdenes del rey moro de Granada. Estos errores histricos aparecen esclarecidos en la Historia Roderici; por lo tanto la Historia Roderici no puede ser la fuente del poema, como estima Bonilla. Esos errores se explicaran muy bien admitiendo que el autor escribe desde el condado de Barcelona, a donde estas noticias llegaban ms desdibujadas. El autor tuvo que ser alguien muy interesado en que se celebrasen las nupcias de Mara Rodrguez, hija del Cid, con el futuro Ramn Berenguer III. El autor conoce bien la vida militar, tanto el campamento, como vestimentas y utensilios blicos, segn se deduce de la excelente descripcin de las armas del hroe: lorica (verso l05), romphea (v. 107), hastam (v. 109), clipeum (v. 113), galea ( v. 117), equum (v. 121), armis ornatus (v. 125). Por otra parte, el autor parece clrigo, pues no esconde un cierto resquemor y menosprecio hacia los paganos: sed paganorum quid iuuabunt acta= pero qu nos van a aprovechar las hazaas de los paganos (verso 5). El mismo hecho de expresarse en latn apunta a su pertenencia al sector clerical, el nico que poda dominar la lengua latina en un momento en que an no haban nacido las Universidades y la cultura latina se beba y cultivaba slo en los cenobios y monasterios. Y adems, el autor domina bastante bien la tradicin pica latina: el autor cita a Homero en el verso once, habla de la guerra de Troya en el verso 127, rememora a Paris y a Hctor en el verso 126, evoca a Eneas y a Pirro en el verso dos.

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Por otra parte el simple hecho de que el nico manuscrito, que transmite el poema, proceda de Ripoll, induce a pensar que su autor estuvo relacionado con la escuela potica que floreci en aquel cenobio. Esto pens, hace ya aproximadamente siglo y medio, el gran Mil i Fontanals en sus Observaciones sobre poesa popular. Desde que en el ao 879 el conde Wifredo el Velloso fund el monasterio de Ripoll, floreci all un centro intelectual, que trascendi desde aquel momento en el ambiente de la cultura europea, segn Junyent, E., La baslica de Santa Mara de Ripoll, Ripoll, l979, pg. 7. El mayor brillo del esplendor de Ripoll se logra en 1046, fecha de la muerte del abad Oliba, biznieto del conde fundador; haba en esos momentos 246 cdices en el Scriptorium de Ripoll. Hoy el Archivo de la Corona de Aragn en Barcelona conserva 231 cdices procedentes de Ripoll, pero tan slo una veintena son anteriores al siglo XIV. La autora catalana del Carmen Campidoctoris explicara muy bien la omisin de las referencias juveniles del Cid en Castilla, los errores histricos y la problemtica del destierro, as como la insistencia en la estancia del Cid en tierras catalanas. Es ms, el autor particip, tal vez, en las campaas de Lrida y Almenar, donde quizs desempe algn cargo importante tras la ascensin del yerno del Cid, Ramn Berenguer III el Grande, al gobierno del condado.

V. Lengua a) En Sintaxis: el autor gusta del ablativo absoluto: Omero canente (verso 11), illo nolente (v. 37), quibus auditis dictis (v. 57). Utiliza el autor interrogativas retricas con ciertas reminiscencias bblicas: Domine, quid facies? (v. 49) ; paganorum quid iuuabunt acta? (v. 5); gusta incluso de la interrogativa indirecta: quid esset facturus (v. 29). Siente sobre todo predileccin el poeta por la oracin completiva en infinitivo, cuyas citas seran innumerables, pero aportar algn ejemplo significativo: possum referre

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(verso uno), capere possent (v. once), dare uolebat (v. 38), cepit amare (v.45). Abunda tambin la oracin adjetiva de relativo, como quod in Castella non est illo maius, (v. 22); y tambin gusta el autor de los participios concertados con un sujeto, especialmente en formulismos picos, como nobili genere ortus, (v. 21) o iuuenem cernens (v. 34). Escasea la oracin condicional, como nisi tam cito subiret rex mortem, (v. 39) y escasean las temporales, como dum iam uillescant uetustate multa, (v. seis), as como las concesivas: quamquam aurissem e pluribus pauca, (v. l4). Se recurre mucho a la oracin exhortativa, como procedimiento directo para captar al auditorio: carmen audite, (v.18), cuncti uenite , (v. 20) e incluso estas oraciones con subjuntivo yusivo: canamus Roderici noua principis bella, (versos 7 y 8). b) En Toponimia: el autor cita los siguientes lugares: Castella (vv. 12 y 44); Hispalis (v. 23); la ribera del Ebro (v. 23); Yspania (vv. 67 y 85); Cabra (v. 83); Barcelona (v. 93); Zaragoza (v. 97); Lrida (v. 95); Almenar (v. 98). c) En Onomstica: recurre el autor a los siguientes nombres del pasado clsico: Homero, Eneas, Pirro, Paris. Cita el poeta entre sus contemporneos, adems de a Rodericus (el Cid), a Sancius (el rey Sancho II), Eldefonsus (el rey Alfonso VI), Garsiam comitem (el conde Garca), Mauri (los Moros); aparece tambin el autor annimamente en primera persona: ego, paruus de doctrina, ... pauidus nauta en la estrofa IV. d)En Lxico: aparecen formulismos tpicos de la pica, como maiorum uirorum (estrofa VII), o como el recurso a la genealoga ilustre, as en nobili genere ortus...Rodericus (estrofa VI). Hay palabras y expresiones con contenido semntico alusivo al mundo pico, hilvanando as el autor con la tradicin potica del epos del pasado, tanto por va escrita como oral, como ocurre tambin en el poema castellano; vase al respecto el artculo de Chasca, E., Composicin escrita y oral en el Poema del Cid, en Filologa, XII, 1966-67, pp. 77-94. Pueden

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verse ejemplos tales como: singulare bellum (verso 25); comitum lites (v.30); ense capturus (v. 32); solium honoris (v. 59); laqueum mortis (v.72); retinens campum (v.80); indutus lorica (v. 105); manu magistra (v. 108); clipeum gestat (v. 113) entre otros muchos tpicos ejemplos del viejo lenguaje del epos latino. Y sabe el autor elegir el trmino arcaico cargado de ms color y sabor pico, a pesar de estar viviendo a fines del siglo XI: y as utiliza cuncti y no omnes, prefiere carmen a poema, usa freti en vez de confisi, escribe litus y no ripa, utiliza ortus y no natus. Esta tcnica potica basada en el recurso al formulismo pico tiene su continuacin despus en el poema castellano, como ha mostrado muy bien Menndez Pidal, R., en su trabajo Frmulas picas en el Poema del Cid. Cuestin metdica, RPh, VII, 1954, pp. 261-267. VI. Estilo Ofrece ya este poema latino la impresin de realismo y sobriedad, que se detecta tambin en el posterior poema castellano del siglo XII. Pero a la vez posee la sencillez de lenguaje, la viva imaginacin, la ingenuidad y gracia, que caracterizan la produccin de alguno de los autores de Ripoll, como es el caso del abad Oliba (971?-l046), como ha puesto de relieve Yunyent, E., en su reciente libro Diplomatari i escrits literaris de labat i bisbe Oliba , Barcelona, l992. El annimo autor del Carmen Campidoctoris lo consigue recurriendo al uso consciente y estudiado del lenguaje y de las figuras estilsticas y con una visin siempre pxima del hroe. Ello es fruto de una intensa recopilacin de la tradicin potica del pasado, lo cual se evidencia tambin despus en el poema castellano; basta ver sobre el particular el trabajo de Horrent, J., Tradition potique du Cantar de Mio Cid..., CCM, VII, 1964, pp. 451-477. Recurre a veces nuestro autor al uso de la metfora brillante, as cuando se autocalifica de pauidus nauta= navegante amedrentado (estrofa IV), palabras que un castellano difcilmente habra escrito en

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el siglo XI. Y siguiendo con la metfora anterior concluye dabo uentis uela= dar mis velas al viento (estrofa IV), convirtiendo el navegar en smil del duro oficio del escritor, en lucha con la inspiracin potica, que sopla cual viento caprichoso. Hay alguna imagen plstica atrevida, como al sugerir que el caballo del Cid corre ms que el viento= plus uento currit (verso 123). Tambin el llamado poeta annimo enamorado de Ripoll recurre a la metfora del viento y la nave, para pintar la emocin de los vaivenes de su pasin amorosa en el Poema 39, versos 31-32 cuando dice: Suplex ergo Deum rogites, ut nostra secundo/ nauis eat uento, quae freta mota timet. Resalta incluso nuestro autor la impresin de ligereza del caballo del Cid, acudiendo al ciervo, animal de mltiples simbologas mitolgicas: plus ceruo sallit (verso 124). Utiliza tambin el poeta el recurso a la sinonimia en un intento de mayor precisin descriptiva, cual si estuviese trazando pinceladas de un rico y variado paisaje cargado de expresividad; as cuando escribe: ataca a los moros..., devasta sus hogares, destruye sus ciudades= Mauros debellare..., patrias uastare, urbes delere (estrofa XVII). Tambin en el poema castellano se utiliza el recurso a la sinonimia, como ha mostrado el artculo de Corbat, H., La sinonimia y la unidad del Poema del Cid, HR, IX, 1941, pp. 327-347. Y hay ciertas pinceladas fantsticas que aportan un hlito de misterio: as resalta el poeta que el escudo del Cid est ornado con un fiero dragn pintado lucido modo (verso 116); y curiosamente todava hoy un dragn campea en la fachada principal del Palau de la Generalitat en Barcelona: es el dragn que est siendo abatido por San Jordi, cual otro Cid Campeador. Este dragn del escudo del Cid del Carmen Campidoctoris podra ser otra prueba ms de la autora catalana de tal poema. Tambin lo misterioso y lo fantstico abunda en el poema castellano, como puede verse en el trabajo de Gariano, C., Lo religioso y lo fantstico en el Poema del Mo Cid, Hispania, n 47, 1964, pp. 69-78.

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Establece el autor paralelismos entre las gestas del Cid y las hazaas de los hroes del pasado, en concreto con las acciones de Eneas, Paris y Pirro (estrofa primera). Y no renuncia el poeta a otro recurso pico como es la hiprbole; cuando dice que si tuviese que escribir todas sus gestas, no seran suficientes mil libros = non hec libri mille capere possent (versos 10-11); y al hablar de lo loriga del hroe, sostiene el poeta que ningn hombre vio nunca una mejor = nec meliorem homo uidit illa (versos 105-106). Esta mezcla de poesa y realidad del poema latino persiste y se recrea de nuevo en el poema castellano, como ha puesto de relieve Amrico Castro, Poesa y realidad en el Poema del Cid, Tierra firme, I, 1935, pp. 7-30. Gusta el autor del epteto especializado y expresivo con aeja evocacin pica; as hallamos: indutus lorica (v. 105), la espada ceida al cinto (v.107), la lanza era de fresno con punta de hierro (v.109), escudo ornado en oro (v. 113), refulgente casco (v.117). Tambin el uso del epteto especializado es una constante en el poema castellano, como se deduce del artculo de Hamilton, R., Epic epithets in the Poema de Mio Cid, Revue de Littrature Compare, n 36, 1962, pp. 161-178. Y Michael, I., busca similitudes entre los eptetos del Libro de Alexandre y el poema castellano del Mo Cid, segn puede verse en su trabajo A Comparison of the Use of Epic Epithets in the Poema de Mio Cid and Libro de Alexandre, BHS, n 38, 1961, pp.32-41; pero algunas de tales similitudes pueden ya rastrearse en el latino Carmen Campidoctoris. Busca nuestro annimo autor conscientemente la aliteracin, sabedor de sus altos efectos poticos. Tenemos as: Paris et Pyrri (verso dos); poetae plurimum (verso tres); uillescant uetustate (verso seis); ceperim cuncta (verso diez); uentis uela (verso quince) y un largo etctera. stos y otros efectos poticos pueden otearse tambin en el poema castellano, como ha mostrado Dmaso Alonso en Estilo y creacin en el Poema del Cid, en Ensayos sobre poesa espaola, Buenos Aires, 1944, pp. 69-111.

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VII. Mtrica La mtrica medieval se estudiaba dentro de la msica y no en el campo de la retrica en donde posteriormente se englob. En la Edad Media, al menos en Ripoll, la base de la metrificacin era el Ars Metrica de Beda el Venerable (673-735). El Archivo de la Corona de Aragn de Barcelona, a donde fue a parar, en gran parte, la Biblioteca de Ripoll, hay dos Ars Metrica de Beda copiadas en el siglo X; una est completa y es el Ms. 106; otra el Ms. 49 llega al captulo XII, que versa sobre la escansin y las cesuras del verso heroico. As pues la escuela potica de Ripoll se basaba, ms que en la inspiracin, en el estudio de los ornatos de la palabra, en malabarismos poticos, sin perder nunca de vista la imitatio de Virgilio y Sedulio; era Virgilio el ideal a conseguir; pero Sedulio era la pauta cotidiana de sus vates. La influencia de ambos impregna toda la creacin potica de Ripoll. Pero hay tambin improntas de Horacio, Juvenco, Juvenal y Terencio; e igualmente se ofrecen ecos de Eugenio de Toledo, Rbano Mauro y Marbodo. El poema Carmen Campidoctoris est escrito emulando estrofas sficas, compuestas por tres versos sficos endecaslabos ms un adnico pentaslabo. Ya Boecio, en su Consolatio Philosophiae us una estrofa similar, a base de trmetros ymbicos catalcticos ms un adnico, combinacin estrfica recogida en la composicin de mltiples epitafios posteriores, en especial en tiempos carolingios. En el Carmen Campidoctoris la posicin del acento juega un papel primordial, como era propio de la poesa rtmica, basada en el cursus y no en la cantidad. Como es sabido, la poesa rtmica surgi de la cuantitativa, heredando muchas de sus connotaciones poticas e intensificndolas, en un intento de compensar la prdida de la nocin de la cantidad. El cuarto verso de la estrofa es siempre pentaslabo y sigue el cursus planus, es decir, acenta en la slaba segunda y quinta contando desde el final del verso. Ejemplos:
prncipis blla (verso 8); puidus nuta (v. 16); cncti uente (v. 20);

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qus Rodercus (v.24); re uirrum (v.28); nse captrus (v. 32);

y as sucesivamente, a lo largo de todo el Carmen Campidoctoris, se forma el verso cuarto de cada una de las estrofas. Los tres primeros versos de cada estrofa del poema son endecaslabos; constan de dos hemistiquios, separados por una cesura. El primer hemistiquio tiene cinco slabas y sigue tambin el cursus planus, con acento en la segunda y quinta slabas contando por el final. Y el segundo hemistiquio consta de seis slabas y sigue tambin el cursus planus. Resultan as los tres endecaslabos siguientes en la estrofa V:
ia letndo // popli catrue Cmpidoctris// hoc crmen audte! Mgis qui ius// fret estis pe.

Y as sucesivamente a lo largo de los tres primeros versos de cada una de las estrofas del Carmen Campidoctoris. La cesura va siempre despus de la quinta slaba, como en la estrofa sfica clsica, a la que se intenta imitar; pero no se cumple el esquema mtrico del sfico endecaslabo: larga, breve, larga, larga, larga, cesura, breve, breve, larga, breve, larga, anceps. Se sigue la petica rtmica, ya que no la cuantitativa, como antes apuntamos. Su autor conoca y controlaba la potica medieval basada en el cursus; precisamente pocos aos ms tarde Gelasio II (Papa en 1118-1119) impone el cursus en las bulas papales as como en los documentos imperiales, dado que estaba de moda y triunfaba entre los poetas. Las medidas de Gelasio no gustaron, pues el emperador Enrique V se opuso a sus reformas, nombrando a Gregorio VIII para sucederle. Gelasio hubo de huir de Roma y se refugi en Cluny, desde donde el cursus sigui expandindose entre los clrigos que se iniciaban en la potica latina medieval. No slo la poesa religiosa us el cursus; tambin triunf en la poesa profana que cantaban los clerici uagantes, con sus parodias y stiras, himnos al vino y al amor, expandiendo esta tcnica potica por toda

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Europa. Los goliardos se encargaron de hacer triunfar totalmente esta poesa rtmica a la sombra de cenobios, castillos y palacios medievales. Es inexcusable, sobre el particular, la consulta del libro de Norberg, D., La posie latine rythmique du haut moyen ge, Estocolmo, 1954. Pero no slo triunf el cursus en los himnos reliosos de la liturgia sacra y en la poesa festiva, satrica y amorosa, como evidencian algunos poemas de la Escuela de Ripoll o los poemas golirdicos; el cursus triunf tambin en la poesa pica latina medieval, como en el Carmen Campidoctoris puede verse. Y adems, como cierta medida compensatoria por la prdida de la cantidad, los cuatro versos de la estrofa riman entre s, los endecaslabos y el pentaslabo; tal rima puede ser asonntica, o bien puede ser rima en consonante. En alguna ocasin aparece tambin la rima interna, que resulta mucho ms abundante en el poema castellno, segn puede verse en el trabajo de Chasca, E., Rima interna en el Cantar del Mio Cid, Homenaje a Rodrguez Monio, I, Madrid, 1966, pp.133-146. Tal mezcla de rima asonante y consonante, vista desde nuestra perspectiva actual, podra parecer una cierta irregularidad mtrica, como ocurre en el poema castellano; vase sobre el particular el artculo de Harvey, L.P., The metrical irregularity of the Cantar de Mio Cid, BHS, XL, 1963, pp. 137-143. Se prepara as el camino para el tetrastrofo monorrimo castellano, tan grato a nuestro Berceo, que no poda ya expresarse en latn, a pesar de ser clrigo: ca non so tan letrado por fer otro latino (Gonzalo de Berceo, Vida de Santo Domingo de Silos, verso 7).

VIII. Estudios y Ediciones Muchos tratadistas y expertos se han ocupado del Carmen Campidoctoris; citar los siguientes del siglo XX: AZNAR, C.,El Cid personaje mozrabe, Revista de estudios polticos, XVII, l947, 109-141.

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BEER, G., Die Handschriften des Klosters Sta. Mara de Ripoll, Ripoll, en Sitzungs-berichte der K. Ak. der W. in Wien, 158 Band, 1907, pp. 31-34. BERTONI, G., Il Cantare del Cid, Bari, 1912. BODELON, S., Literatura Latina en la Castilla y Len del siglo XI, en Nueva Conciencia, Mieres del Camino, l985, pp. 131-140. BODELON, S., Literatura Latina de la Edad Media en Espaa, Ed. Akal, Madrid, l989, pp. 76-78. BONILLA, A., Gestas de Rodrigo el Campeador (Gesta Roderici Campidocti), Madrid, 1911, extracto del BRAH del mismo ao, recogiendo el mismo texto de DU MRIL de 1847. CASARIEGO, E., Cantar del Campeador, Burgos, l988. CASARIEGO, E., El Cid jurista en Asturias. Los parientes asturianos del Cid, BIDEA, n 112, pp. 833-841. CIROT, G., Le rythme du Carmen Campidoctoris, BH, n 33, 1931, pp. 247-252. CONTI, M., Sopravvivenze classiche nel Carmen Campidoctoris, en Apophoreta Philologica E. Fdez.-Galiano, II= clas, 25, 2, 1984, 415-421. DIAZ Y DIAZ, M. C., Index Scriptorum Latinorum Medii Aeui Hispanorum , Salamanca, 1959, n 814. ENTWISTIE, W.J., La Estoria del noble varn el Cid Ruy Daz el Campeador, Sennor que fue de Valencia, HR, XV, 1947, pp. 206-211. FALQUE, E.-GIL, J.-MAYA, A., Chronica Hispana saeculi XII, (Corpus Christianorum. Continuatio Mediaeualis, 71),Turnhout, 1991. (Incluye el Carmen Campidoctoris entre otras tres obras). GWARA, J.J., The heroic vision of the Carmen Campidoctoris, MLJ, 22, 1987, 197-211.

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HORRENT, J., Historia y Poesa en torno al Cantar del Cid , Barcelona, l973; cree que el autor del poema latino es un mozrabe de Lrida, pg. 96. MENNDEZ PIDAL, R., La Espaa del Cid, II, Madrid, l969, 882886. MENNDEZ PIDAL, R., El Cid Campeador. Biografa, Madrid, 1989, (10 edic.). MONTANER, J., El Poema del Cid, Madrid, 1993. DOLWER, L.N., LEscola potica de Ripoll en els segles XXIII, Anuari del Institut dEstudis Catalans, XIX, l915, 3-84. (Alude al Carmen Campidoctoris en la pg. 15, negando su pertenencia a la Escuela de Ripoll). REYES, A., Poema del Cid, Madrid, 1963; sostiene que tanto el poema castellano como el latino son de una exactitud histrica casi prosaica, pg. 7. SALVADOR, H., El poema de Almera y la pica romnica , Madrid, l975, pp. 411-415, donde inserta el texto de Menndez Pidal. TRELLES, J., El Cid en Oviedo, Madrid, 1943. WEST, G., Mediaeval historiography misconstrued: the exile of the Cid, Rodrigo Daz, and the supposed invidia of Alfonso VI, Maer, 52, 1983, 283-299. WRIGHT, R., The first poem on the Cid: The Carmen Campidoctoris, Papers of the Liverpool Latin Seminary, 1979, 213-248.

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IX. Texto latino I l Ella gestorum possumus referre Paris et Pyrri, nec non et Eneae multi poetae plurimum laude que conscripsere.

II 5 Sed paganorum quid iuuabunt acta, dum iam uillescant uetustate multa? Modo canamus Roderici noua principis bella. III 9 Tanti uictoris nam si retexere ceperim cun(c)ta, non hec libri mille capere possent, Omero canente, sum(m)o labore.

IV 13 Verum et ego paruus de doctrina quamquam aurissem e pluribus pauca rithmice tamen dabo uentis uela, pauidus nauta.

V 17 Eia!, letando, populi caterue, Campidoctoris hoc carmen audite! Magis qui eius freti estis ope, cuncti uenite!

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VI 21 Nobiliori de genere ortus, quod in Castella non est illo maius; Hispalis nouit et Iberum litus quis Rodericus.

VII 25 Hoc fuit primum singulare bellum, cum adolescens deuicit nauarrum; hinc Campidoctor dictus est maiorum ore uirorum.

VIII 29 Iam portendebat quid esset facturus, comitum lite(s) nam superat(ur)s, regias opes pede calcaturus ense capturus.

IX 33 Quem sic dilexit Sancius, rex terre, iuuenem cernens adlata subire, quod principatum uelit illi prime cohortis dare.

X 37 Illo nolente, Sancius honorem dare uolebat ei meliorem, nisi tam cito subiret rex mortem, nulli parcentem.

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XI 41 Post cuius necem dolose peractam, rex Eldefonsus obtinuit terram; cui, quod frater uouerat, pertotam dedit Castellam.

XII 45 Certe nec minus cepit hunc amare, ceteris plusquam uolens exaltare, donec ceperunt ei inuidere compares aule.

XIII 49 Dicentes regi: Domine, quid facis? Contra te ipsum malum operaris; cum Rodericus sublimari sinis, displicet nobis.

XIV 53 Sit tibi notum: te nunquam amabit, quod tui fratris curialis fuit, semper contra te mala cogitabit et preparabit.

XV 57 Quibus auditis susurronum dictis, rex Eldefonsus, tactus zelo cordis, perdere timens solium honoris, causa timoris.

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XVI 61 Omnem amorem in iram conuertit, occasiones contra eum querit, obiciendo perpauca que nouit, plura que nescit.

XVII 65 Iubet e terra uirum exulare: hinc cepit ipse Mauros debellare, Ispaniarum patrias uastare, urbes delere.

XVIII 69 Fama peruenit in curiam regis quod Campidoctor, Agarice gentis obtima sumens, adhuc parat eis laqueum mortis.

XIX 73 Nimis iratus iungit equitatus; illi parat mortem nisi sit cautus, preciendo quod si foret captus, sit iugulatus.

XX 77 Ad quem, Garsiam, comitem superbum, rex pernotatus misit debellandum; tunc Campidoctor duplicat triunfum, retinens campum.

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XXI 81 Hec namque pugna fuerat secunda in qua cum multis captus est Garsia; Capream uocant locum ubi castra simul sunt capta.

XXII 85 Unde per cunctas Ispanie partes, celebre nomen eius inter omnes reges habetur, pariter timentes, munus soluentes.

XXIII 89 Tertium quoque prelium com(m)isit, quod Deus illi uincere permisit, alios fugans, aliosque cepit, castra subuertit.

XXIV 93 Marchio namque comes Barchinone, cui tributa dant Madianite, simul cum eo Alfagib Ilerde iunctus cum hoste.

XXV 97 Caesarauguste obsidebant castrum, quod adhuc Mauri uocant Almenarum; quos rogat uictor sibi dari locum, mit(t)ere uictum.

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XXVI 101 Cumque precanti cedere nequirent, nec transeundi facultatem darent, subito mandat ut sui se arment, cito ne tardent.

XXVII 105 Primus et ipse indutus lorica, nec meliorem homo uidit illa; romphea cinctus, auro fabrefacta manu magistra.

XXVIII 109 Accipit hastam mirifice factam, nobilis silue fraxino dolatam, quam ferro forti fecerat limatam, cuspide rectam.

XXIX 113 Clipeum gestat brachio sinistro, qui totus erat figuratus auro, in quo depictus ferus erat draco lucido modo.

XXX 117 Caput muniuit galea fulgenti quam decorauit laminis argenti faber, et opus aptauit electri giro circinni.

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XXXI 121 Equum ascendit quem trans mare uexit barbarus quidam, nec ne com(m)utauit aureis mille, qui plus uento currit, plus ceruo sallit.

XXXII 125 Talibus armis ornatus et equo, Paris uel Hector melioris illo nunquam fuerunt in Troiano bello, sunt neque modo. XXXIII 129 Tunc deprecatur...............

(y siguen una decena de estrofas raspadas en el manuscrito).

X. Versin castellana I 1 Podramos cantar las gestas clebres de Paris y Pirro, y las de Eneas, que ya escribieron con gran alabanza muchos poetas.

II 5 Mas qu ayudarn las paganas gestas, ya envejecidas por su lejana? Mas cantemos ya las guerras recientes de nuestro hroe.

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III 9 Si intentara abordar todas las gestas de vencedor tan grande, ni mil libros las narraran, si con gran esfuerzo cantara Homero.

IV 13 Pero yo, sabedor de escasas artes, aun loando un poco de gestas tantas, dar velas a poticos vientos, pvido nauta.

V 17 Con alegra od, oh muchedumbre del pueblo, del Campeador la gesta! Y ms quienes confiis siempre en su ayuda acudid todos!

VI 21 l ha nacido de noble linaje, que no hay en Castilla otro mayor; supo Sevilla y la orilla del Ebro quin es Rodrigo.

VII 25 Este fue su primer combate clebre, cuando adolescente venci al navarro; por boca de los valientes se llama Campeador.

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VIII 29 As brindaba ya qu lograra, pues superara lides de condes, a pie tomara mesnadas regias l con su espada.

IX 33 Y le estim Sancho el rey de su tierra, viendo al joven emprender grandes gestas, puesto que quiso confiarle el mando de sus mesnadas.

X 37 Se opuso el hroe, Sancho iba a darle un ms importante cargo en la Corte, si tan presto no llegara la muerte inexorable.

XI 41 Tras su muerte con engao tramada, el rey Alfonso consigui su cetro; y le dio, cual prometiera su hermano, toda Castilla.

XII 45 Y con mucho ms comenz a apreciarle queriendo elevarle sobre los otros, hasta que comenzaron a envidiarle los palaciegos.

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XIII 49 Y decan al rey: Seor, qu haces? Contra ti mismo lanzas desventura; cuando permites brillar a Rodrigo, nos menosprecia.

XIV 53 Habrs de saber que nunca ha de amarte, porque fue palaciego de tu hermano, siempre urdir y tramar contra ti males aciagos.

XV 57 Y prest odos a estas palabras de murmuradores el rey Alfonso, celoso y temiendo perder el reino y sus honores. XVI 61 Todo su amor troc en ira de pronto, y maquina contra el Cid al acecho, lanzando lo sabido por sospechas, cosas sin peso.

XVII 65 Ordena al varn salir de su tierra: el Cid comienza a vencer a los moros, arrasa reinos y urbes de Espaa con gran saqueo.

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XVIII 69 Llega a la corte real un rumor: el Campeador con gente agarena les prepara ya un mortfero cerco con asechanza.

XIX 73 Junta airado el rey sus caballeras, le prepara la muerte, si no es cauto, ordena degellen al Cid de priesa, si es capturado.

XX 77 Lanz el dicho rey al Conde Garca orgulloso de luchar contra el Cid; el Campeador redobla su triunfo y el campo es suyo.

XXI 81 Esta era la victoria segunda, Garca con muchos cay cautivo; Cabra fue el lugar donde su mesnada fue capturada.

XXII 85 Y por todos los parajes de Espaa su nombre es celebrado entre los reyes y todos le temen de igual manera y le agasajan.

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XXIII 89 Entabl tambin un tercer combate, que Dios le permiti ganar airoso, puso en fuga a unos, tom a otros asolndolos.

XXIV 93 Pues el marqus, conde de Barcelona, a quien dan tributos los madianitas, tornse aliado de Alfagib de Lrida, antes hostil.

XXV 97 El castro zaragozano asediaban, que llaman Almenar ahora los moros, les pide el vencedor le den la plaza, den el sustento.

XXVI 101 No quieren ellos ceder a sus ruegos ni pasar le dejan en su camino, manda de pronto que se armen los suyos sin demorarse.

XXVII 105 El mismo Cid se visti la loriga, nunca hombre alguno vio alguna mejor; ci la espada que en oro forj mano maestra.

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XXVIII 109 Blande su lanza muy bien construda, pulida en fresno de afamado bosque, y aderez su pica y punta fina con hierro fuerte.

XXIX 113 Y porta en su brazo izquierdo un escudo, que estaba ornado totalmente en oro, llevaba un dragn pintado de modo maravilloso.

XXX 117 Cubre su testa refulgente casco que orn el armero con planchas de plata, y lo adorn con mezcla de oro y plata alrededor.

XXXI 121 Cabalga un caballo que un moro trajo de allende el mar y ni por mil monedas de oro lo vende, corre ms que el viento, salta cual ciervo.

XXXII 125 Cabalgando el corcel con tales armas, nunca fueron superiores al Cid Paris ni Hctor en la guerra de Troya ni ahora los hay.

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XXXIII 129 to). Entonces impreca......................

(Y siguen una decena de estrofas raspadas en el manuscri-

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