Evolución Política y Social de La Zona Republicana
Evolución Política y Social de La Zona Republicana
Evolución Política y Social de La Zona Republicana
y fue sustituido por Jos Giral. Este gobierno dio armas a las milicias de los partidos y disolvio el ejercito para intentar frenar la rebelin.En verano de 1936 la republica se desplomo y se desencadeno una revolucion social de carcter colectivista impulsada por los anarquistas CNT y FAI y por parte de la UGT Y POUM. Sin embargo PSOE y PCE se opusieron. Se formaron comits revolucionarios y se desencadeno persecuciones y saqueos contra los sublevados. En septiembre de 1936 se form el gobierno de Largo Caballero, republicanos, socialistas y comunistas .Queran recomponer el Estado eliminando las cortes revolucionarias y sometiendo las milicias del nuevo Ejercito popular. En mayo de 1937 tuvieron lugar los sucesos de Barcelona o de Mayo en el que los anarquistas se enfrentaron a la generalitat por el poder.Tras la derrota anarquista, el Gobierno quedo muy dbil y los comunistas amenazaron con dimitir. Finalmente, se form el gobierno de Negrn sin la UGT y CNT. Su poltica se bas en el esfuerzo militar y la Resistencia de ultranza. Tambin propuso el programa de los 13 puntos(elecciones).Franco lo rechaz y en 1939 el coronel Casado se sublev con ayuda de los socialistas moderados. A pesar de esto, Franco entr en al capital. La repblica haba acabado. Evolucin de la Espaa republicana Durante los primeros das de guerra, las asociaciones obreras, ante la negativa del gobierno, se armaron ellas mismas para combatir al enemigo. El gobierno decaa, y se crearon varios rganos de poder y autogestin. Seemprendieron incautaciones, intervenciones, controles, eliminacin de simpatizantes (incluido Iglesia y clero). El gobierno cambia constantemente de mano, intentando buscar el equilibrio y la organizacin de las distintas fuerzas polticas. Las Cortes reanudaron sus sesiones y aprobaron el Estatuto Vasco. Los anarquistas se unieron al gobierno. Se llevaron a cabo algunas reformas. Crisis de 1937 En 1937 estalla un grave conflicto en Barcelona al enfrentarse anarquistas y POUM a las fuerzas del orden. Largo Caballero dimite y fue reemplazado por el socialista Negrn. Este nuevo gobierno tuvo como principal prioridad la guerra, sin embargo, segua habiendo tensiones dentro de la repblica, algunas de ellas causadas por la diferencia de opinin frente al final de la guerra: algunos queran negociar, y otros queran seguir la lucha. Tras la batalla del Ebro, slo pueden rendirse y aceptar la capitulacin incondicional. Evolucin de la Espaa nacional A pesar de que los intentos conspiratorios eran constantes, no haba planes polticos para el futuro. Los nacionales se vieron obligados a encontrar la forma de organizar los territorios conquistados, formando para ello una Junta Nacional, controlada por los tres principales jefes militares: Franco, Queipo y Mola. Francisco Franco Franco dispona de las tropas mejor preparadas y contaba con el apoyo de los militares monrquicos. Fue designado como jefe de la direccin blica y poltica de la zona nacional. Poco a poco comenz a construir las bases de los que l denominaba Nuevo Estado y a ir ganando ms poder. Desarroll un plan para unificar todos los partidos de derechas (CEDA, Falange, carlistas, y monrquicos) en una sola organizacin poltica bajo su direccin, la denominada Falange Espaola Tradicionalista y de las JONS.A pesar de la importancia de la falange en su formacin, el partido no conservaba todos los rasgos fascistas. Tras la muerte de Mola, Franco crea el primer gobierno, dotado de cierta pluralidad pero sin unidad ideolgica. El rgimen se define como nacionalsindicalista bajo inspiracin fascista y catlica. Consecuencias de la guerra Se llev a cabo una gran represin por parte de ambos bandos. Militares, civiles y eclesisticos fueron asesinados por uno u otro bando. Muchas personas se exiliaron y otras tantas pasaron por las crceles franquistas. En cuanto a los bienes materiales, se gastaron todas las reservas del banco de Espaa, la renta per cpita cay y no se recupero en 15 aos, y los aos de posguerra fueron aos de hambre y racionamiento. La consecuencia ms directa fueron 4 dcadas de dictadura franquista.
Evolucin poltica de las dos zonas durante la Guerra civil. Zona republicana Desde el principio a esta zona le falt unidad poltica. El Gobierno de la Repblica, presidido por Jos Giral, careca de autoridad. Las milicias obreras y campesinas, armadas, formaron comits con total independencia del gobierno. Estall una revolucin social espontnea, liderada por los sindicatos UGT y CNT, que realizaron incautaciones y colectivizaciones de servicios pblicos, fbricas y tierras. Durante un breve periodo comenz una indiscriminada represin sobre personas de derechas, terratenientes y curas principalmente, que el gobierno no pudo controlar. El terror popular asust a la burguesa y desacredit a los republicanos ante los pases democrticos. Azaa, presidente de la Repblica, encarg a Largo Caballero, secretario de UGT, la formacin de un nuevo gobierno de coalicin (republicanos, socialistas, comunistas e incluso anarquistas). El gobierno de Largo Caballero (4 septiembre de 1936 a mayo de 1937) emprendi reformas polticas para recuperar el control y la disciplina. Las milicias fueron militarizadas y se establecieron tribunales populares para frenar la represin indiscriminada. Ante el avance franquista el gobierno se traslad a Valencia. Pero no haba unidad de accin: centralistas y autoritarios se enfrentaban a regionalistas y libertarios. Los anarquistas, el trotskista POUM (Partido Obrero de Unificacin Marxista) y el ala radical de la UGT con Largo Caballero- queran hacer simultneamente la guerra y la revolucin, mientras que los partidos republicanos, la mayora reformista y moderada del PSOE con Indalecio Prieto - y el Partido Comunista eran partidarios de un estado republicano fuerte para primero ganar la guerra y posponer la revolucin. El Partido Comunista se haba hecho dominante gracias a la ayuda sovitica. En mayo de 1937 se enfrentaron en una batalla callejera en Barcelona la UGT, los comunistas y el gobierno de la Generalitat contra los anarquistas y el POUM, que perdieron. Largo Caballero dimiti. Un nuevo gobierno, presidido por el socialista Negrn, compuesto por socialistas, republicanos de izquierda y comunistas, recuper el control del Estado, fren las colectivizaciones y se esforz por ganar la guerra. Negrn propuso la resistencia a ultranza contra Franco, hasta que se produjese el estallido de la guerra mundial que ya vea prxima. Las derrotas le hicieron perder adeptos, enfrentndose a Prieto y Azaa, partidarios de negociar con Franco. Slo le apoyaba el PCE. En sus famosos Trece Puntos(mayo de 1938) expuso su programa de negociacin con garantas que Franco no acept. Finalmente, tras la cada de Catalua, fue depuesto por el golpe militar del coronel Casado, partidario de desplazar a los comunistas y negociar con Franco. Negrn huy a Francia.
Zona nacionalista: La ventaja del bando sublevado frente a los republicanos fue su unidad, simbolizada por la creacin de la Junta de Defensa de Burgos, bajo la presidencia de general Cabanellas. Polticamente los nacionalistas carecan de proyecto propio - eran gente de derechas, centralistas y autoritarias a la vez - pero todos tenan claro que su supervivencia dependa de ganar la guerra. El general Franco consigui que la Junta, reunida en Salamanca, le nombrara jefe del Estado y Generalsimo de los ejrcitos el 29 de septiembre de 1936. Franco mont su cuartel general en Salamanca. Tras la muerte de Mola, poco a poco fue concentrando el poder y edificando su nuevo Estado como una dictadura personal. Para controlar los grupos polticos de los que se nutran las tropas nacionalistas, carlistas y Falange, los fusion por el decreto de Unificacin (abril de 1937) en un partido nico, Falange Espaola Tradicionalista y de las JONS, ( FET y de las JONS), del que se nombr Jefe Nacional, ya que Jos Antonio Primo de Rivera haba sido fusilado en prisin. Se integraran posteriormente en l la CEDA y los monrquicos para evitar enfrentamientos. En enero de 1938 se cre en Burgos el primer gobierno del nuevo Estado, presidido por Franco. En marzo hizo el Fuero del Trabajo inspirado en el fascismo y adopt el ttulo de Caudillo. La Iglesia catlica tambin apoy a Franco. El cardenal Gom, arzobispo de Toledo y primado de Espaa, organiz una Carta colectiva del episcopado espaol en su apoyo y justific la guerra como una cruzada contra el comunismo. En la zona nacionalista se dio una brutal represin general contra republicanos de todo tipo: dirigentes sindicales, lderes polticos, personas de ideologa liberal o izquierdista, maestros, votantes de la Repblica, poetas como Lorca, etc que fueron fusilados sin previo juicio. El terror salvaje se impuso, no de forma indiscriminada, como en el bando republicano, sino organizado desde el poder y bajo la supervisin de la Iglesia, el Ejrcito y la Guardia Civil. Los militares sublevados utilizaron el terror de forma sistemtica para asentar su poder y destruir al enemigo.
Los sublevadostenan tendencias polticas diversas e incompatibles (monrquicos, carlistas, falangistas, republicanos, etc). Las carteras las reparti entre monrquicos, conservadores catlicos, tradicionalistas, falangistas y militares.
3.7
Durante los primeros das, unas 50.000 personas que quedaron atrapadas en el bando contrario fueron ejecutadas mediante los llamados paseos. Estos eran realizados por grupos armados que iban a buscar a la gente a sus casas o las crceles donde se hallaban presos y bajo el eufemismo de vamos a dar un paseo los llevaban a cualquier carretera o a las tapias del cementerio y los ejecutaban. Posiblemente el ms divulgado de tales ajusticiamientos entre los llevados a cabo por el bando nacional, debido a la relevancia del protagonista, sea el del poeta y dramaturgo Federico Garca Lorca en el barranco de Vznar en Granada. Tambin adquiri gran relevancia la masacre de Badajoz, perpetrada por las tropas sublevadas tras la toma de la ciudad. Por parte del bando republicano la mayor serie de asesinatos masivos fueron las Matanzas de Paracuellos entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre de 1936, sacas de los presos de las crceles de Madrid (entre los que se encontraba el dramaturgo Pedro Muoz Seca junto otras personas, intelectuales, religiosos, polticos y militares) y asesinados, la mayora, en la localidad de Paracuellos. En el contexto de la guerra fueron muchos los que se aprovecharon para realizar tan macabros actos, a veces por venganza sin relacin con la propia contienda, y cuando una zona caa en manos de uno u otro bando, no tardaban en llegar los paseos. Especialmente cruel para la poblacin fue el caso de las localidades que fueron intermitentemente ocupadas por ambos bandos, con las consiguientes y repetidas ejecuciones y venganzas. En la zona bajo control de la Repblica, los enfrentamientos entre milicias y facciones opuestas tambin sirvieron de coartada a episodios de represin sangrientos, como en el caso de las jornadas de mayo de 1937 en Barcelona, narradas por el escritor ingls George Orwell en su obra Homenaje a Catalua, basada en su experiencia de primera mano.
El militar Ramn Salas Larrazbal estudi las cifras de vctimas que pudieron morir en estas retaguardias. Consider, segn sus estudios que todas las vctimas fueron inscritas en los Registros Civiles, haciendo un clculo aproximado de las muertes de la Guerra. En el Anexo:Mortalidad en la Guerra Civil Espaola, por inscripcin en juzgados, se puede ver un resumen de sus conclusiones. Sin embargo en estudios posteriores, y por ejemplo, en Navarraque el consideraba lugar testigo, se ha podido comprobar que las vctimas de la represin eran muy superiores a las cifras que l haba calculado.
Represin franquista
Mujeres suplicando a los soldados rebeldespor la vida de sus familiares prisioneros.Constantina (Sevilla), verano de 1936. Milicianos republicanos cados prisioneros de los sublevados durante la Batalla de Guadarrama.
La represin franquista se refiere al largo proceso de violencia fsica, econmica, poltica y cultural que sufrieron durante la Guerra Civil Espaola los partidarios del bando republicano en la zona sublevada, y durante la posguerra y el Rgimen de Franco los perdedores de la Guerra Civil -los republicanos-, quienes les apoyaban o podan apoyarles, los que eran denunciados como antifranquistas -lo fueran o no-, as como posteriormente los miembros de organizaciones polticas, sindicales y en general quienes no estaba de acuerdo con la existencia de la dictadura franquista, manifestaban su oposicin al mismo y quienes constituan o podan constituir un peligro para el mismo. En la historiografa no espaola, la represin franquista se suele denominar terror blanco (white terroren ingls, terreur blanche en francs).1 2 3 4 El periodo lgido de represin y violacin de los derechos humanos (que corresponde al llamado "terror blanco") empez con el alzamiento militar de julio de 1936 y se considera que termin en 1945, cuando la Segunda Guerra Mundial puso fin a las dictaduras de Hitler y Musolini, principales apoyos del rgimen franquista. A partir de 1945, ao de la promulgacin del Fuero de los Espaoles, se suele hablar de represin franquista, una represin que se aplic durante toda la dictadura hasta el fallecimiento de Francisco Franco en noviembre de 1975.5
la primera fase represiva del Rgimen. La represin ejercida por el franquismo se extendi a toda la sociedad y puede clasificarse del siguiente modo:
Incluye los ajusticiamientos "legales", en cumplimiento de sentencias dictadas por tribunales militares durante el periodo de la guerra civil, los asesinatos ilegales, las llamadas sacas, practicadas al margen de las autoridades militares, pero con el pleno conocimiento de que se estaban llevando a cabo. Las "sacas" fueron especialmente intensas durante los meses de julio y agosto de 1936. Dentro del mbito de la represin fsica tambin se incluye el encarcelamiento y cualquier pena de privacin de libertad. La represin violenta y fsica ejercida por el rgimen continu despus del fin de la contienda, en periodo de paz, y se prolong hasta los aos 1970, adoptando mtodos no tan masivos y ms ajustados a la legalidad establecida por el sistema judicial vigente en aquel periodo. Las desapariciones forzosas siguieron producindose hasta despus de laSegunda Guerra Mundial.6 7 8 Muchos de los encargados de la represin o la administracin en los campos haban sido vctimas en la zona republicana, y por este motivo mantuvieron una voluntad de furia y venganza hacia los vencidos.9 Tampoco los funcionarios de alta instancia de la posguerra se mostraron muy contrarios a este clima de represin y venganza: El Director General de Prisiones, Mximo Cuervo Radigales, y el jefe del Cuerpo Jurdico Militar, Lorenzo Martnez Fuset, contribuyeron en no poca medida a crear este clima represivo.10
Muchas de las vctimas fueron enterradas en fosas comunes repartidas por toda Espaa, a menudo fuera de los cementerios y diseminadas por el campo, y sin que su muerte fuese inscrita en los registros civiles. Desde principios de los aos 2000, diversas asociaciones de vctimas del franquismo como la Asociacin para la Recuperacin de la Memoria Histrica se han encargado de localizar estas fosas para identificar los restos de los ajusticiados y entregarles a sus familiares para que pudieran darles una sepultura digna. La ley de memoria histrica, aprobada en diciembre de 2007, pretende hacer efectivos los nuevos derechos reconocidos a las vctimas del franquismo para equipararles a las vctimas del otro bando, y ha establecido un mapa de fosas y vctimas, en constante actualizacin.11 Segn el historiador britnico Antony Beevor, el nmero total de vctimas de la represin franquista podra acercarse a 200.000, teniendo en cuenta que en varias provincias el recuento an no haba sido efectuado en 2005. 12 Segn el historiador britnico Hugh Thomas, el balance de la represin llevada a cabo por los nacionales se cifrara en 75.000 muertos durante la guerra, de los que dos tercios corresponderan a los primeros meses del conflicto (incluyendo las ejecuciones en los campos de concentracin, las ordenadas por los tribunales despus de 1936 y los muertos en el frente). 13 Estas cifras alcanzaran 100.000 muertos si se incluyen los represaliados por los nacionales en los territorios conquistados.13 Diversas estimaciones presentan cifras en torno a 150.000 vctimas,14 algunas apuntando hasta 400.000 muertos,15 16 segn el periodo considerado y la inclusin o no de las vctimas muertas en campos de concentracin. El historiador francs Guy Hermet subraya que las masacres se prolongaron ms tiempo bajo el gobierno franquista, siendo ste menos amenazado que el gobierno republicano. En cuanto a los cientos de miles de presos internados encampos de concentracin franquistas, 192.000 habran sido fusilados, a veces varios aos despus del fin de la contienda, con picos de varios centenares de ejecuciones al da en algunos periodos de 1939 y 1940.17
La represin administrativa practicada en el Sistema Educativo fue especialmente intensa, tanto en la enseanza primaria y secundaria como en las universidades. Instituciones pioneras de educacin superior y de investigacin como la Residencia de Estudiantes de Madrid fueron desmanteladas por ser consideradas subversivas, y los contenidos educativos fueron revisados para ajustarse a los estrictos criterios polticos, religiosos y culturales del Rgimen, en todos los niveles de la enseanza.21 18 La cuarta parte de los maestros y profesores de Espaa fueron expulsado de la enseanza.22 Ya ha sido estudiada en el caso del Magisterio Nacional, con diversas investigaciones de mbito nacional y local. El Cuerpo de Funcionarios y Telgrafos tambin ha sido objeto de estudio e investigacin, as como diversos ayuntamientos. En los casos de personas afectadas por las depuraciones polticas tanto en el mbito laboral como en las administraciones pblicas, stas se vieron privadas de su derecho a percibir una jubilacin.
Responsabilidades Polticas para resolver los casos pendientes y los recursos presentados contra las sentencias sancionadoras.28 Buena parte de los recursos fueron sobreseidos o indultados, y los bienes y el dinero incautados fueron devueltos en las dcadas posteriores, por un importe equivalente al que tenan en las fechas de incautacin, lo que representaba una fuerte devalorizacin.29 La restitucin del patrimonio histrico y acumulado de los sindicatos de trabajadores, asociaciones empresariales y sociedades vinculadas a ellos, no se plante hasta el inicio de la Transicin, cuando un Real Decreto Ley de 1976 reparti entre los sindicatos mayoritarios los bienes acumulados por elsindicato vertical, recientemente abolido. La devolucin del patrimonio histrico de las organizaciones sindicales no fue contemplada de hecho hasta la aprobacin en 1986 de la Ley de Cesin de Bienes del Patrimonio Sindical Acumulado.30
La represin en la zona republicana durante la Guerra Civil Espaola fue una sucesin de acciones violentas cometidas en el territorio del bando republicano durante la Guerra Civil Espaola.1 2 Dichas acciones, al igual que las originalmente ocurridas durante la revolucin bolchevique, eran cometidas por grupos de revolucionarios contra aquellos a los que perciban como sus enemigos de clase. En Espaa, eso inclua tanto a empresarios, industriales, terratenientes y polticos de la derecha como a miembros y bienes de la iglesia catlica, a quien tradicionalmente las fuerzas de izquierda haba visto siempre como alineada junto a las clases capitalistas y reaccionarias, y actuando como un factor necesario para la represin psicolgica del obrero. 2 3 4 5 El clculo de fallecidos oscila entre los 38.000 y los 85.000, incluyendo a ms 6.800 religiosos catlicos, cifras que algunos autores elevan incluso ms. El bando sublevado bas casi desde el principio sus razones para sublevarse en la existencia de esta represin, que atribuan al mismo Gobierno de la Repblica, a los partidos que lo formaban y a los sindicatos que lo apoyaban. Pero los hechos violentos no se iniciaron hasta despus del golpe de Estado de julio de 1936 que dio lugar a la guerra.2 3 4 5 En general, se considera que la represin en zona republicana, calificada globalmente por el bando nacional como Terror Rojo, es el argumento definitivo de los sublevados para reprimir y privar de derechos a los perdedores de la Guerra Civil.6 7
El Papa Po XI. Fervienteanticomunista, se opuso al avance dellaicismo durante la Segunda Repblica Espaola; su apoyo espiritual al bando sublevado, impulsado en su mayor parte por las noticias del Terror Rojo, fue imprescindible para la creacin de la "Cruzada Nacional" y el posteriornacionalcatolicismo.
La proclamacin de la Segunda Repblica Espaola el 14 de abril de 1931 trajo consigo la constitucin de un gobierno laico, que promovi la separacin Iglesia-Estado mediante la Constitucin de la Repblica Espaola de 1931. En ella se declaraban expresamente las libertades de conciencia y de culto.8 Adems, se recortaba de forma determinante la influencia de la iglesia catlica en la sociedad espaola, eliminando su control de los cementerios,8 imponiendo la obligacin de obtener autorizacin para poder realizar actos pblicos de culto,8 y sobre todo estableciendo la obligatoriedad de que la educacin fuera laica y estuviera en manos del estado, prohibiendo a las rdenes religiosas dedicarse a la misma,9 10 aunque se reconoca el derecho de cada culto a ensear sus doctrinas fuera de los colegios pblicos.10 La Constitucin de 1931 tambin recort de forma crucial la influencia econmica de la iglesia catlica y las rdenes religiosas en Espaa: pasaron a ser consideradas como asociaciones sometidas a una ley especial; se les retiraba toda subvencin o ayuda por
parte del Estado, las regiones, las provincias y los municipios; se disolva cualquier orden en la que se prestara voto de obediencia a autoridad distinta de la legtima del Estado (como en la Compaa de Jess, en que se presta voto de obediencia al Papa); se les prohiba dedicarse a la industria, al comercio, o acumular ms bienes de los considerados necesarios para sus fines; y se les obligaba a pagar impuestos y declarar anualmente sus ingresos y bienes.9 Los grupos sociales ms cercanos a la iglesia protestaron de inmediato contra estos recortes, adoptando la postura de que suponan un ataque a las libertades de los catlicos (a pesar de estar dirigidos a la iglesia como institucin y a las rdenes religiosas). En 1933, el Papa Po XI public la encclica Dilectissima nobis(Sobre la injusta situacin creada a la iglesia catlica en Espaa).11 En ella se quejaba del contenido de la reciente Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas (que articulaba los recortes presupuestarios y en materia de posesin de bienes), as como de la pretensin de separacin Iglesia-Estado, a la que calificaba de gravsimo error y funesta consecuencia del laicismo. El argumento de que los recortes presupuestarios y las expropiaciones de bienes se deban a un anticlericalismo feroz y sin justificacin promovido desde el Estado, ya presentado en la encclica, se convirti en una constante en las obras posteriores, hasta el punto de que algunos autores han afirmado que la masonera desempe un papel importante en las decisiones del Gobierno, ya que relevantes cargos del Gobierno pertenecan supuestamente a la misma, as como al menos 183 diputados en las Cortes del Parlamento Espaol.12 Este concepto de la masonera como grupo en la sombra profundamente anticlerical sera tambin defendido por los apologetas del franquismo en aos posteriores.13 En cualquier caso, el giro laicista introducido por la Segunda Repblica provoc una radicalizacin de las posturas favorables a la iglesia catlica y su papel en el Estado, lo que llev a una confrontacin directa que acentu el anticlericalismo ya existente en la Espaa de la poca.2 3 4
Monolito alzado en el cementerio deParacuellos del Jarama, en honor a las vctimas de las matanzas de Paracuellosenterradas en el mismo.
Portal gtico de la iglesia parroquial deSan Gins, en Vilasar de Dalt (Barcelona), recuperado de las ruinas de la iglesia original, derruida y reconstruida en 1940.
Los primeros das tras el golpe de estado se unieron dos factores determinantes en el estallido de la represin indiscriminada en el territorio controlado por la Repblica: con el fin de apagar los focos de rebelin se repartieron armas a los obreros integrados en milicias (o estos las consiguieron por su cuenta), controladas por los partidos polticos y sindicatos, no por el Gobierno; y la rendicin de los militares sublevados en las plazas donde el golpe fracas destap la trama de conjuras alrededor de la planificacin del mismo, exponiendo la intervencin de grupos de ultraderecha y extendiendo la sospecha de golpistas sobre todas las organizaciones y clases sociales que en alguna ocasin haban apoyado polticamente a tales grupos, lo cual inclua a polticos de la derecha y la iglesia catlica.2 3 4 La entrega de armas a contingentes fuera del control del Estado, unida a una identificacin, cierta o no, de enemigos de la Repblica, se uni a la oportunidad de realizar ajustes de cuentas personales.2 Los represin empez con la ejecucin de golpistas tras rendirse en las zonas donde el alzamiento fracas. De ah, sigui con el arresto indiscriminado, seguido en ocasiones del asesinato, de sospechosos de haber apoyado el golpe: principalmente industriales, terratenientes, gente de ideologa poltica claramente derechista, y religiosos.4
El tema de hasta dnde llegaron las responsabilidades polticas en esta fase inicial de crmenes es objeto de cierta disputa. La lnea ms comn en la historiografa afirma que la gran mayora de casos se debieron principalmente a una explosin de ira en el bando republicano o a revanchismo individual amparado en la falta de control, y que como tal, se apagaron hasta desaparecer a inicios de 1937 cuando el gobierno finalmente logr tomar las riendas de los grupos de milicianos armados. 2 3 4 Algunos autores "revisionistas", encabezados por Po Moa y Csar Vidal, afirman que el Gobierno de la Repblica y los principales partidos polticos que lo formaban eran perfectamente conscientes de lo ocurrido, y favorecan dichas acciones de manera abierta y constante.14 La afirmacin de que la Guerra Civil no comenz con el golpe de estado en Espaa de julio de 1936 sino con la Revolucin de Asturias de 1934 forma parte de la lnea argumental de estos autores en todas sus obras sobre la Guerra Civil y la dictadura franquista.15 16 17 La represin se inici persiguiendo a golpistas hechos prisioneros (como Fanjul o Goded), y a aquellos percibidos como enemigos de clase: dirigentes, militantes o simpatizantes de la CEDA o de Falange Espaola (como Primo de Rivera o Ledesma), pero tambin terratenientes y nobles (como De la Quadra Salcedo), empresarios e industriales, catlicos reconocidos (como Rovira i Roure) e incluso polticos republicanos contrarios a la revolucin social (como Melquades lvarez). Se formaron patrullas de milicianos armados con el objetivo de arrestar y juzgar sumariamente a los enemigos del pueblo. Aunque una minora de los asesinados eran supuestamente culpables de delitos de sangre,18 el vaco de poder causado por el golpe, rellenado de facto por los recientemente armados grupos de las milicias obreras sin supervisin, dio pie a la posibilidad de ajustar cuentas personales sin temor a castigo, situacin que se dio con relativa frecuencia.19 4 2 Del mismo modo, el calor del combate en los primeros das provoc varios incidentes de asesinatos masivos de prisioneros cuando los milicianos lograban reducir un ncleo golpista despus de una defensa armada intensa, como sucedi en el cuartel de Simancas y el cuartel de la Montaa. En las grandes ciudades se instituyeron las checas con el fin de actuar como polica poltica, aunque algunas (como la dirigida por Agapito Garca Atadell) eran simples bandas criminales con afn de lucro personal, que se amparaban bajo la cobertura de los partidos y sindicatos para alcanzar sus objetivos personales.3 4 2 Los presos eran muchas veces objeto de paseos (eran trasladados a las afueras, donde se les ejecutaba y se abandonaba el cadver). En ocasiones estos asesinatos se realizaban de forma masiva, en las llamadas sacas de presos; en stas se reuna a presos de distintas checas o crceles (como las de Porlier o la Modelo de Madrid), muchas veces con el pretexto de un traslado, cuando realmente su destino era una ejecucin extrajudicial y una fosa comn. Las ms famosas de ellas fueron las posteriormente bautizadas como matanzas de Paracuellos. Las violaciones y dems vejaciones a las mujeres (como en el caso de las llamadas enfermeras mrtires de Somiedo) fueron proporcionalmente muy infrecuentes.20
Por otra parte, y aunque la proporcin fuera muy inferior a la del resto de Espaa, tambin fueron asesinados 39 miembros del clero en el Pas Vasco, principalmente en las sacas de presos ocurridas en los buques prisin Cabo Quilates y Altuna-Mendi, as como en las prisiones de Larrinaga y ngeles Custodios, entre agosto de 1936 y enero de 1937. Estas sacas se produjeron como represalias a los bombardeos de la aviacin del bando nacional.21 22 Los ataques de la aviacin "nacional" de los das 31 de agosto y 25 de septiembre sobre Bilbao, la ciudad del norte ms castigada por los bombardeos de los sublevados, motivaron el asesinato de los detenidos en los barcos prisin Cabo Quilates y Altuna Mendi (siete el 31 de agosto y 75 el 25 de septiembre). El 2 de octubre volvi a ser asaltado el Cabo Quilates por marineros del acorazado republicano Jaime I que asesinaron a numerosos detenidos, entre ellos doce sacerdotes.23 Las represalias ms graves se produjeron el 4 de enero de 1937 tras el dursimo bombardeo que sufri Bilbao ese da. "Una multitud exaltada asalt distintas crceles y ms de 200 personas fueron ejecutadas". El gobierno vasco presidido por Jos Antonio Aguirrereaccion inmediatamente y orden una investigacin judicial para determinar las responsabilidades de los hechos. Fueron detenidas 61 personas, aunque finalmente las condenas a muerte no se cumplieron, pero fue la primera vez en ambos bandos en que las autoridades investigaron un caso de represalias por bombardeos (en todos los dems los responsables quedaron impunes). Adems el gobierno vasco tom medidas muy estrictas lo que impidi que hubiera nuevas represalias.24 Las primeras amenazas de que habra represalias se se producan bombardeos se haban producido al inicio la campaa de Guipzcoa cuando la Junta de Defensa de Irn advirti que seran fusilados "los rehenes derechistas, entre los que se encuentran Vctor Pradera, Honorio Maura, el obispo deValladolid..." si la poblacin era bombardeada (amenaza que fue cumplida). Un proclama similar haba hecho la junta de San Sebastin y la cumpli tras el bombardeo que sufri la ciudad el 18 de agosto por el acorazado Espaa: fueron condenados a muerte por un consejo de guerra 13 militares y civiles detenidos. 25
Las represalias por los primeros bombardeos (julio-octubre de 1936)[editar editar cdigo]
Vase tambin: Bombardeos en la Guerra Civil Espaola
En la zona republicana las represalias por los bombardeos de los sublevados fueron de mayores dimensiones que en la zona sublevada ya que all los mecanismos de coercin del Estado prcticamente haban desaparecido debido al estallido de la revolucin. En Gijn el pnico y el odio causado por el dursimo bombardeo del 14 de agosto que caus muchos muchos muertos provocaron el fusilamiento de ms de 150 presos que estaban detenidos en la iglesia de San Jos. En Mlaga los bombardeos areos de los sublevados da y noche fueron alimentando el odio en la poblacin y el 22 de agosto tras una incursin de la aviacin sublevada que destruy e incendi los depsitos de Campsa pero tambin caus numerosas vctimas civiles, entre ellas muchas mujeres y nios, se produjo la primera saca de la crcel en la que fueron fusiladas 46 personas, entre ellas el general Francisco Patxot Mndez, gobernador militar de Mlaga que se haba unido a los sublevados. Los bombardeos de los das 30 de agosto y 20, 21 y 24 de septiembre provocaron nuevas sacas en las que fueron fusiladas ms de doscientas personas. Asimismo el bombardeo del acorazado Jaime I fondeado en el puerto de Mlaga fue respondido con la formacin de un improvisado tribunal que juzg y conden a muerte a los diez oficiales detenidos por haber intentado sublevarse el 19 de julio, que fueron inmediatamente fusilados en la noche del 12 al 13 de agosto. Los hechos ocurrieron en alta mar cuando el barco iba rumbo a labase naval de Cartagena para ser reparado y la marinera se amotin exigiendo su ejecucin.26 Cuando el Jaime I lleg a Cartagena el 13 de agosto la exaltacin de su marinera contagi al resto de dotaciones y a la guarnicin de la base naval, y la misma noche de su llegada diez oficiales fueron fusilados en un callejn. Pero lo ms grave ocurri al da siguiente cuando fueron asaltados dos barcos prisin, el Sil y el Espaa n3, y conducidos a alta mar y all los detenidos, muchos de ellos militares que haban participado en Cartagena, Albacete y Almera en el golpe de estado del 18-19 de julio, fueron asesinados y arrojados al mar (52 del Sil y 159 del Espaa n 3). Al mismo tiempo en tierra algunas destacadas personas de derechas fueron "sacadas" de la crcel y asesinadas en la carretera de Murcia.27 En la noche del 13 de septiembre de 1936 un grupo de milicianos ejecut a la mayora de los presos, 93, que se encontraban recluidos en el castillo deIbiza (algunos salvaron la vida saltando por las ventanas y huyendo) como represalia por el bombardeo que
haba sufrido la ciudad aquel da. El 18 de noviembre en Menorca, fueron sacados 50 presos del buque prisin Atlante, la mayora de ellos religiosos y militares, y fueron inmediatamente asesinados, compro represalia por los bombardeos de la base naval de Mahn de los das 15, 16 y 18 de noviembre, especialmente por el ltimo que caus seis muertos entre los trabajadores de las fortificaciones y un marinero. Al da siguiente un pelotn de artilleros fusil a otro grupo de 22 presos, 15 de ellos religiosos. 28 Una gravedad similar a las represalias de Bilbao del 4 de enero de 1937 tuvieron las motivadas por el primer bombardeo de Santander una semana antes (el 27 de diciembre de 1936) que caus muchas vctimas civiles. El barco prisin Alfonso Prez fue asaltado y 155 detenidos derechistas fueron asesinados.29 Gamel Woolsey, esposa de Gerald Brenan, explicaba as las represalias a los bombardeos areos en su obra "Mlaga en llamas" publicada en 1939:30
El odio alcanza cotas muy elevadas durante los ataques areos, especialmente por la noche. (...) La bomba cae y siega la vida de sus inocentes vctimas; despus el pueblo soliviantado reclama su deuda de sangre. La misma historia siempre: la gente del barrio se exalta y se dirige a cobrrsela a las crceles, donde a su vez aniquila a cuarenta o cincuenta de entre un centenar de infelices almas, la mayora tan inocentes como los nios exterminados por las bombas
La cantidad de ejecuciones extrajudiciales y destrucciones de patrimonio eclesistico se fueron reduciendo de forma continuada a medida que el Gobierno de la Repblica fue reforzando su control sobre los grupos armados de obreros y sindicalistas. 2 3 4 A partir de mayo de 1937, la represin tom un nuevo cariz cuando, a raz de las conocidas como Jornadas de Mayo de 1937 se produjo un enfrentamiento directo, principalmente en Barcelona, entre el Partido Comunista de Espaa y otros partidos y sindicatos revolucionarios, como el POUM y la CNT. Los enfrentamientos armados acabaron provocando un cambio en el Gobierno de la Repblica. Posteriormente se inici una purga, instigada por elPartido Comunista, en la que destacados lderes de los dems grupos revolucionarios fueron apresados y asesinados de forma extrajudicial, igual que lo haban sido hasta entonces los militantes de derechas, bajo la acusacin precisamente de ser cmplices del fascismo internacional contra la Repblica. Algunos, como Andreu Nin, desaparecieron en el sistema de checas sin dejar rastro.3 2
Durante la batalla de Madrid las represalias ms graves se produjeron el 6 de diciembre de 1936 en Guadalajara despus de un bombardeo en el que 23 aviones "facciosos" arrojaron 200 bombas incendiarias y 40 explosivas que causaron 18 vctimas mortales adems de numerosos destrozos materiales. Ese da civiles y milicianos asaltaron la crcel y asesinaron a todos los presos derechistas, cerca de 280 personas. Los esfuerzos para evitar la matanza del gobernador civil Miguel Benavides (quien ya haba impedido un primer intento de asalto a la crcel tras el bombardeo del 1 de diciembre) fueron intiles ante "una ingente multitud [que] se dirigi hacia la crcel alentada por milicianos y miembros del comit revolucionario, a los que se unieron los milicianos de una compaa del batalln Rosenberg acuartelado en la ciudad".32 En cambio el intento de asalto de la crcel de Alcal de Henares de dos das despus, como represalia a un bombardeo "nacional" en que murieron varios civiles, fue impedido por el anarquista Melchor Rodrguez, Director General de Prisiones, que, segn uno de los reclusos, el conocido monrquico Cayetano Luca de Tena, "se plant en la puerta [de los talleres de la prisin donde se haban refugiado los presos] y consigui frenarles. Les dijo que eran unos cobardes, que matar presos desarmados era muy fcil y que si queran podan ir al frente".36 Las ltimas represalias por bombardeos fueron las de Jan de principios de abril de 1937, en que 128 personas derechistas encarceladas desde el golpe de julio de 1936 fueron sacadas de la prisin provincial y fusiladas junto al cementerio de Mancha Real despus del bombardeo que sufri la ciudad el 1 de abril, y las de Gijn de agosto de 1937, en que cada vez que el puerto o la ciudad eran bombardeadas se fusilaba en la cubierta del barco prisinLuis Caso de los Cobos a varias decenas de los 500 detenidos derechistas, entre ellos algunos sacerdotes, que estaban all recluidos.37
Ceremonia de beatificacin de los mrtires de la Guerra Civil, Ciudad del Vaticano, octubre de 2007.
La mayora de hispanistas de prestigio, aunque difieren en las cifras, defienden que la represin en el bando republicano fue de menor duracin que su equivalente en el bando nacional, y muy inferior a lo que la propaganda franquista proclam en su da y con posterioridad a la guerra.38 Todos coinciden en afirmar que se redujo a una mnima expresin a partir de la primavera de 1937, pasando a centrarse ms en purgas de disidentes republicanos y milicianos que en represin segn clase social.2 3 4 39 El macrojuicio conocido como Causa General, celebrado tras la guerra por parte del nuevo gobierno liderado por Francisco Franco, se ha considerado durante mucho tiempo como la fuente de la cifra oficial de muertos a causa de la represin en la zona republicana, a pesar de las crticas recibidas. Las cifras que se extraen de la misma hablan de 85.940 asesinados en total. La cifra que consta en el Santuario Nacional de Valladolid es de 54.594.3
Cruz conmemorativa en el lugar en que fueron fusilados 20 monjes franciscanos en Fuente el Fresno (Ciudad Real).
La cantidad de seglares asesinados fue muy superior a la de religiosos. La cifra de muertos entre los miembros de la iglesia catlica segn dicha fuente se eleva a 6.832: 282 monjas, 13 obispos, 4.172 prrocosy curas de distinto rango, 2.364 monjes y frailes (entre ellos 259 claretianos, 226 franciscanos, 204escolapios, 176 maristas, 165 Hermanos Cristianos, 155 agustinos, 132 dominicos y 114 jesuitas).2 40 La distribucin de dichos muertos fue muy desigual; en algunas dicesis bajo control de la repblica apenas hubo vctimas entre el clero, mientras que en otras, como Barbastro, fue asesinado hasta un 88%.2 Tambin variaron mucho los grados de ensaamiento para con las vctimas; mientras unos fueron fusilados sin mas, otros fueron torturados antes de morir. 2 3 4
La iglesia catlica siempre ha considerado a los religiosos muertos durante el conflicto como mrtires por la fe, a excepcin de los curas fusilados en el Pas Vasco por el bando nacional por su postura favorable al nacionalismo vasco;41 ninguno de ellos ha sido beatificado todava, bajo el argumento de que no murieron por ser sacerdotes, sino por ser nacionalistas. 42 Del resto de religiosos fallecidos, muchos han sidobeatificados desde que termin la guerra, varios centenares en el mismo Vaticano: 233 en el ao 2001,43 y otros 498 en 2007.43 Esta fue la ceremonia de beatificacin ms numerosa llevada a cabo por la iglesia en su historia,44
Estatua de la Virgen de la Almudena, esculpida en 1941 para sustituir a la original, destruida en 1936. Vase tambin: Revolucin social espaola de 1936
Los bienes de los llamados enemigos del pueblo solan ser confiscados, en ocasiones por la fuerza y con gran violencia. Los bienes productivos (tierras de labranza, talleres y fbricas) volvan de inmediato al trabajo, esta vez controlados por comits revolucionarios. Aunque, al igual que en la violencia contra las personas, se produjeron casos de saqueos y robos, la tendencia general fue la de socializar los bienes incautados. Los palacetes y mansiones se convertan en nuevas sedes de los partidos polticos y sindicatos, los bienes se repartan entre la gente o quedaban en depsito para uso comunal.2 3 4 Los estallidos de violencia tambin afectaron en gran medida a las posesiones de la Iglesia Catlica y las rdenes religiosas. En estos casos, el mvil era ms la destruccin que el robo45 Muchas colecciones dearte sacro pudieron ser salvadas de la destruccin in extremis por funcionarios pblicos46 Aunque en Madridse salvaron en un primer momento gran parte de las iglesias y dems edificios religiosos merced a la intervencin del gobierno, en muchos lugares estos mismos edificios fueron pasto de las llamas despus de ser saqueados (en Barcelona, por ejemplo, solo lograron salvarse la Catedral y el monasterio de Pedralbes). En general la destruccin de las iglesias se reciba con ms indiferencia que excitacin. 3 Casi todas las que se salvaron en la zona republicana fueron reacondicionadas como almacenes, casas del pueblo, u otros usos pblicos. Hasta aos posteriores se prohibieron las manifestaciones pblicas de culto. Los smbolos religiosos fueron tambin blanco de la ira de los milicianos; muchas estatuas fueron destruidas o mutiladas de forma rutinaria.2 3 4
Inscripcin en la Iglesia de San Miguelde Ogarrio (Cantabria) en memoria deJos Antonio Primo de Rivera y los partidarios locales del bando nacional cados en la Guerra Civil. Tras la guerra, estas inscripciones se instituyeron oficialmente en todas las parroquias de Espaa.
Las vctimas del Terror Rojo fueron ensalzadas y glorificadas como mrtires en la Cruzada Nacional contra elcomunismo por parte del rgimen franquista. Este mecanismo fue empleado sobre todo por Falange Espaola; tras la guerra, el comunismo internacional, y sobre todo la URSS, fueron considerados el origen de todos los males de Espaa, incluyendo la reciente Guerra Civil. Se acrecent una fuerte necesidad de revancha, que encontr salida en la represin de todos los sospechosos de connivencia con el comunismo, y por extensin la Repblica (los llamados desafectos), as como en la solicitud de voluntarios para el Frente Ruso a partir de 1941, encuadrados en la Divisin Azul.47
Vista de la cruz del Valle de los Cados. Artculo principal: Valle de los Cados
En 1940, por orden de Franco se inici la construccin del Valle de los Cados, un enorme conjunto monumental en recuerdo de los cados de ambos bandos durante la guerra civil. Formado por una baslica, una abada y una enorme cruz de unos 150 metros de altura; all estn enterrados Primo de Rivera y el propioFranco.
Tras la guerra, el nuevo Gobierno liderado por Francisco Franco realiz un juicio mastodntico, la Causa General instruida por el Ministerio Fiscal sobre la dominacin roja en Espaa, conocida abreviadamente como Causa General, en la cual durante dos dcadas se recopil de forma exhaustiva una relacin de todos los crmenes cometidos en territorio republicano.
El nacionalcatolicismo fue una de las principales seas de identidad ideolgica del franquismo. Su manifestacin ms visible fue la hegemona que tena la Iglesia Catlica en todos los aspectos de la vida pblica e incluso privada, pasando a convertirse en religin oficial del Estado, incluida en la enseanza obligatoria. La gran mayora de los obispos sobrevivientes, de los cuales el ms representativo fue el Cardenal Gom, no slo dieron su apoyo total al franquismo, sino que plantearon la lucha del bando nacional como una autntica Cruzada Nacional en defensa de la fe catlica.48 Dicha situacin hegemnica se prolong hasta 1978.
Memoria histrica
Mapa de fosas de la Guerra Civil Espaola. Localizacin geogrfica de las fosas o lugares de enterramiento en el territorio espaol de las que se dispone informacin, representadas con smbolos de diferentes colores segn la actuacin realizada sobre cada una de ellas. Fuente:Ministerio de Justicia
En 2007 el gobierno espaol aprob la Ley de Memoria Histrica, que intenta restaurar la memoria y dignidad de los represaliados.308 Esta incluye renombrar vas pblicas con nombres franquistas, eliminacin de smbolos falangistas de monumentos, mapas de fosas comunes y exhumacin de cadveres, etc.309 Igualmente, otras administraciones econmicas han actuado en la misma lnea, 310 llegando a pronunciarse a favor la ONU311