Arte y Conciencia Emergente
Arte y Conciencia Emergente
Arte y Conciencia Emergente
Roy Ascott
+ Una visión más optimista en lo que concierne al arte digital en relación con
sistemas globales, esto es, con sistemas en los que el espectador de la obra de arte
juega una parte activa en la evolución y definición de la obra, es, al menos, un
fuerte intento por incluir la mente individual en un extenso campo de conciencia.
Por esta regla, el empleo del medio telemático no es menos que un deseo de
trascender el pensamiento lineal propiciado por la libre circulación de conciencia de
las estructuras asociativas. Es entonces cuando para el artista deviene un
imperativo la exploración de todos los aspectos de la nueva tecnología que debe
facilitar al espectador, a través de la interacción física, la colaboración en la
producción de sentido y la creación de auténtica experiencia artística. Me gustaría
volver a este tema de la interactividad en el arte desde la óptica que ofrece el
emblemático deseo de compartir la conciencia y la problemática, que aparece en la
resolución de los binomios objeto/proceso y espectador/participante.
Algo parecido ocurrió con mi cuerpo. Estaba al mismo tiempo consciente de habitar
dos cuerpos, la fenomenología familiar de mi propio cuerpo cubierta por una
especie de segundo cuerpo compuesto de una masa de partículas multicolores, de
un millón de puntos moleculares de luz. Mi campo visual, mi doble contemplación,
alternaba, a mi elección, entre el espacio coherente de la realidad usual y un
universo fractal compuesto de miles de repeticiones de la misma imagen,
componiendo un túnel en el espacio por el cual podía voluntariamente pasar con
una aceleración inusitada. Podía parar en cualquier punto y revisar esos estados,
moviéndome dentro y fuera de ellos a mi antojo.
+ Creo que el indio paje busca una equivalencia en este proceso con sus propios
cambios de conciencia, y de esta manera alienta a otros al uso de la planta en el
ritual, estrictamente para proveer en su estado de experiencia consciente una
simulación de la verdadera experiencia psíquica que experimentó por sí mismo,
capacitando a su comunidad obtener cierto conocimiento del estado chamánico que
experimenta él mismo, y que a ellos -por su carencia de entrenamiento y
dedicación- les está negado. Mientras que el chamán usa la planta de manera
instrumental, entre los Kuikuru esto no es así. La planta es usada en el proceso,
reportando gran malestar y dolor físico durante un largo período de preparación,
una etapa pasada en absoluto aislamiento el cual ningún otro miembro puede
intervenir.
+ En el otro extremo, los chamanes del Amazonas norte no solo acrecientan su psi-
percepción con la ingestión de ayahuasca en dosis regulares, sino que su cultura,
por adopción, ha acrecentado una práctica ritual conocida como Santo Daime,
extendida a casi todas las partes de Brasil, e incluso las zonas urbanas y
metropolitanas. Añadido al rito de ingestión de ayahuasca, Santo Daime posee sus
propios código sociales y arquitectónicos. El diseño de los edificios que acogen el
ritual, el orden que adoptan los participantes en el espacio ritual, la estructura
rítmica de la música, la densidad del incienso, la insistencia repetitiva en el
entonado de frases, interrumpidos por largos periodos de silencio absoluto, la
demanda recurrente a sentarse o levantarse, uno está inducido según su propia
inclinación a entrar o salir del nuevo campo de conocimiento que la ceremonia de
ingestón conjunta propicia, guiando al conocimiento a fluctuar entre dos realidades.
Esto, por supuesto, plantea la cuestión de la manera en que son construidas
realidades en determinados protocolos y condiciones de control, y deja sin
responder la pregunta de dónde o como, o si efectivamente, un territorio de
realidad debe ser identificado o enunciado como existente.
En ambos casos hay una especie de simulacro del mandato Sufí para estar
simultáneamente en este mundo sin estarlo. Sin embargo, el contexto original de
esta frase es más enfáticamente espiritual que lo que probablemente muchos
artistas pueden reconocer. Aquí la tecnología juega un papel importante en la
experiencia de la "doble conciencia", justamente como claramente integral a
nuestra facultad emergente de ciberpercepción y doble contemplación. Esto es así
si, a través de nuestro arte bio-telemático, estamos tejiendo lo que denomino un
"web chamántico", a la vez chamánico y semántico, la navegación de la conciencia
y la construcción de significado.
+ Aquí, por la vía del contraste, la tradición chamánica puede ser útilmente
invocada. Toda la actividad del paje, aquella que interactúa con la producción de
imaginario, danza, cántico, creación musical, es performativa pero no es entendida
como una interpretación pública. La audiencia no es buscada o implicada. El
comportamiento es complejo, a veces la repetición de viejas rutinas, a veces
espontáneas, normalmente innovadoras y creativas. Pero nunca es interpretado por
una audiencia, actual o implícita. Incluso no hay audiencia que desprecie el hecho
cotidiano de que la actividad doméstica es ruidosamente interpretada alrededor de
un espacio ritual. Nadie observará o esperará ver que es lo que se está poniendo en
escena. Algunas actividades , especialmente el sonido de las flautas, tiene lugar en
la casa de los huéspedes masculinos en al que las mujeres y los niños les está
negado acceder. No, esta no es una interpretación pública sino una representación
espiritual que supone la estructuración y reestructuración de las fuerzas psíquicas.
Pintar el cuerpo elaboradamente, golpear el suelo repetidamente, agitar las
maracas, sonar los tambores, circular en círculo, desplazarse adelante y atrás al
unísono, es invocar a esas fuerzas, conjurar a las energías ocultas. La obra puede
ser instrumental en el plano del conocimiento, pero no en su modo de
interpretación.
+ Esta perspectiva, aunque vista con gran distancia desde nuestra actual cultura
hipermediática, puede ser valiosa en nuestra consideración de la función de la obra
de arte interactiva, evitando así al doble observador y a la audiencia
fantasmagórica. Arte es una representación espiritual que implica nivel de
interacción íntima entre el sistema que constituye la obra de arte, un arte sin
audiencia en su nodo representacional. Esquivando al voyeur pasivo, al tradicional
espectador de la galería, esta estética tecnoética se dirige a una clase de intimidad
general, cercana a la escala planetaria.
+ Así pues, ¿cuál es papel que juega el artista en un arte que incrementa su
contenido y significado como creado fuera de la interacción y negociación del
espectador? Un arte que es inestable, en flujo cambiante, un arte con vida paralela,
no a través de representación o narrativa, sino en su proceso de emergencia,
incertidumbre y transformación que favorece la ontología del porvenir más que la
aserción del ser, un arte moviéndose a través de re-materialización postbiológica,
un arte de representación, sin audiencia. Un arte íntimo, flujo libre resultante de la
interacción de entre espectadores participantes dentro de las redes de
transformación. Un arte, en resumen, que reencuadra el conocimiento, articulado
como instrumento físico, explora los misterios de la mente.
+ Estas son las cuestiones que nos ocuparán el próximo siglo y son las preguntas
que los artistas están empezando a preguntarse en el margen de la estética
tecnoética. Una respuesta puede ser encontrada en el pasado más profundo, en
remotas partes del planeta, o simplemente dentro de la doble conciencia a la cual
tenemos acceso. Puede ser encontrada en el papel del chamán, re-contextualizando
en la bio-telemática cultura pero reafirmando su capacidad para la creación,
navegación y distribución de opinión. Puede ser como el conservador que emerge
de la complejidad de interacciones de la red o del proceso auto-ensamblador de la
vida artificial. Lo que fuera en cada caso, una idea parece cierta, el principio
tecnoético puede ser el centro del arte como desarrollo, y la conciencia en todas
sus formas el campo de sus revelaciones.
2. Descola, P. Trans. Janet Lloyd. The Spears of Twilight: life and Death in the
Amazon Jungle (New York: Harper Collins, 1996), p.208.
5. Ver http://www.ntticc.or.jp/.
6. Ver http://www.aec.at.