La Mentalidad: Del Conquistador Español en Las Crónicas de Nueva España
La Mentalidad: Del Conquistador Español en Las Crónicas de Nueva España
La Mentalidad: Del Conquistador Español en Las Crónicas de Nueva España
La mentalidad
del conquistador espaol en las crnicas de Nueva Espaa
un estudio de Alberto Baena Zapatero*
Alberto Baena Zapatero, estudiante espaol de intercambio en la Licenciatura en Historia de la Universidad de Guadalajara. albertobaena@hotmail.com
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Lo primero que quiero dejar claro es que nos vamos a referir a la primera fase de la conquista de Nueva Espaa, la que se desarrolla principalmente a lo largo de la primera mitad del siglo XVI y que abarca el territorio de lo que se ha dado en llamar Mesoamrica, ya que la conquista del Nuevo Mundo es un proceso muy largo en el cual van a ir cambiando sus circunstancias y sus protagonistas. Esta primera conquista a la que nos vamos a referir y los hombres que participaron en ella, son algo ms complejos de lo que tradicionalmente se ha venido pensando: no fue slo el deseo de riquezas lo que movi a los espaoles a dejar su tierra y sus familias, a atravesar tierras inhspitas habitadas por poblacin hostil a riesgo de la propia fortuna y, lo que es ms grave, de la propia vida. Las motivaciones fueron ms amplias y complejas, no hay una respuesta simple y nica, sino un conjunto de factores interdependientes que actuaban a la vez en la mente del conquistador. Los espaoles que fueron a la conquista de lo que luego se llamara Nueva Espaa no se haban educado en un limbo cultural, sino que cargaban sobre sus espaldas todo un bagaje de tradiciones medievales peninsulares que marcaron su comportamiento en Amrica. Por un lado, tenan una herencia oligrquica, reforzada en la frontera, que les inculcaba los valores militares e individualistas de la experiencia, el oportunismo y la ingeniosidad personal,1 una influencia ms individualista y local; por otro lado y desde la Corona, se trata de afianzar entre sus sbditos un amplio sentimiento de identidad, de pertenencia a una Monarqua, basado en las actitudes e ideales militares castellanos, unidos desde hace siglos a la misin religiosa y de cruzada que se lleva a cabo contra el infiel y que es, adems de fuente para la salvacin eterna, vehculo para obtener riquezas y ascenso social. Desde la Reconquista, Espaa evoca un hondo sentimiento de lealtad a
la Corona, a la fe y a la civilizacin hispana como el modo de vida ms propio.2 Amrica no supone una ruptura en la mente de los hispanos, fundamentalmente castellanos, sino una continuacin dentro su mentalidad medieval, una extensin de la Reconquista a otro territorio con las adaptaciones que fueron necesarias. De esta forma, aparece una nueva frontera que conserva muchos de los valores de la musulmana, es una situacin peligrosa pero que ofrece grandes expectativas para los conquistadores: la posibilidad de conseguir tierras, riquezas a travs de las famosas algaras, expediciones pequeas y rpidas, cuyo objetivo es hacerle dao al infiel y llevarse todo lo que se pueda, y ascenso social para los ms humildes.3 Pero, por otro lado, esta nueva frontera presenta una serie de caractersticas que la hacen diferente a la musulmana: en primer lugar, se encuentran en un medio que ni conocen ni dominan, son y se sienten extranjeros, a diferencia de lo que pasaba en la pennsula Ibrica, y entran en contacto con una poblacin pagana que no saben muy bien como catalogar (ya no se trata del odiado, pero conocido, infiel); por otro lado, los conquistadores van a gozar de una libertad sin precedentes en Amrica, el rey pasa de ser el organizador a una simple comparsa que se encuentra a miles de kilmetros de distancia, como ejemplific muy bien un conquistador en la frase Dios est en el cielo, el rey est en Castilla y yo estoy aqu, as van a gozar de una libertad que en el futuro se aorar con nostalgia una vez que, con la llegada de la burocracia real, esta se cercene y se provoque el consecuente enfrentamiento;4 por ltimo, los protagonistas de esta nueva frontera no van a ser los poderosos nobles, sino un grupo muy heterogneo de aventureros que va a costearse todos su gastos con la esperanza de mejorar su situacin. Una vez que tenemos clara cul es la herencia mental que los castellanos traen de Europa, podemos pasar a analizar ms concretamente cules eran sus motivaciones, sus deseos o sus aspiraciones. En primer lugar, es innegable que el conquistador era un hombre ambicioso, deseaba riquezas que sustentaran su ascenso social, la bsqueda de oro y piedras preciosas se va a convertir en una autntica obsesin para estos hombres. De ello tenemos numerosos ejemplos en las crnicas del viaje de Juan de Grijalba o en el relato de la conquista de Andrs de Tapia: El capitn les dijo que no quera sino oro, que en su lengua llaman taquin, e hzoles entender que les dara en cambio mercancas de las que consigo traa para tal fin.5 Pero es necesario dejar claro que, aunque abundan los casos de violencia, esta no siempre era necesaria para obtener ganancias y cmo, en algunos casos, hubo, por lo menos en un primer momento, un intercambio fructfero entre ambas partes. Los espaoles no eran meros saqueadores o piratas, ellos iban a
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LISS, pp. 47-64. 3 CESPEDES DEL CASTILLO (1988), pp. 37-50. 4 BOSCH GARCA (1991), pp. 23-36. 5 Citado en YEZ (1993), p. 6.
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6 SOLANO (1988), pp. 15-36. 7 SOLANO (1988), pp. 15-36. BERNAL DAZ DEL CASTILLO (1998). 9 WECKMANN (1994), pp. 162-174.
Amrica a quedarse, eran pobladores en el sentido medieval de la palabra: quieren fundar ciudades, construir casas, plantar y criar vida, cambiar el paisaje, crear un poder fuerte donde instalarse y dirigir ese Nuevo Mundo. Los conquistadores, una vez que haba pasado la primera fase de saqueos, no slo queran oro, sino, fundamentalmente, encomiendas que les asegurasen una buena situacin econmica a ellos y a sus descendientes. Asimismo, debemos tener en cuenta que, a diferencia de lo que suceda en la Reconquista, aqu era el propio soldado el que costeaba en mayor o menor medida la campaa, el que asuma los riesgos, era por tanto una inversin de la que se esperaba recoger beneficios. Se ha discutido mucho sobre el papel privado de estas campaas, pero yo coincido con el profesor Solano al afirmar que en realidad se trataba de empresas mixtas en las que el papel de la Corona era fiscalizar, organizar la exploracin y explotacin y conceder mercedes con ttulo de legalidad a los conquistadores. Las quejas sobre el cmodo papel de la Corona, que arriesgaba poco y obtena mucho, vienen precisamente de los conquistadores (sobre todo de los que se haban jugado mucho y no haban obtenido lo esperado) que sentan que sus esfuerzos no haban sido recompensados como se deba.6 El conquistador hispano va a Amrica a valer ms y esto no slo significa tener un patrimonio ms grande sino establecer un linaje, obtener ttulos que legitimen el ascenso social que busca. Desde la Edad Media, en Espaa se establece un pacto implcito entre el siervo y el seor por medio del cual a un servicio le corresponde una merced y que en Amrica se plasma en las Capitulaciones que obligan a ambas partes.7 Bernal Daz del Castillo lo deja claro cuando afirma que fue a Amrica para servir a Dios y a nuestro Rey y seor, y procurar de ganar honra, como los nobles varones deben buscar la vida.8 De este contrato y de estas esperanzas de recompensas se desprende fcilmente la enorme lealtad que los conquistadores sienten por su Rey. Corts es un buen ejemplo de este respeto al monarca y tanto en sus cartas de relacin como en sus actos podemos descubrir una sincera subordinacin al monarca catlico. Unido directamente al respeto a las instituciones reales y al espritu legalista que predominaba en la Castilla de la poca, los hispanos en el Nuevo Mundo van a ser escrupulosamente legales. Quizs, el mayor ejemplo de esta obsesin castellana por encontrar una base terico-jurdica para normar los contactos de la Corona con infieles y herejes, sea el Requerimiento.9 As, encontramos a Corts (amplio conocedor del derecho castellano gracias a sus aos de estudiante en Salamanca) que para realizar con legitimidad y de acuerdo con las leyes la translatio imperii (el traspaso de soberana) de Moctezuma al emperador Carlos V, prepara una ceremonia y lo recoge todo un escribano pblico, es la escena
...todos compartan una mitologa popular en la que abundaban las islas maravillosas como la de Bmini, la de las Siete Ciudades de Cbola o la Gran Quivara...
culminante de la primera conquista, la pacfica.10 Otro ejemplo lo tenemos cuando Juan de Grijalva, al comienzo de su expedicin de exploracin por la costa del Yucatn, toma posesin de una de las torres que se encontr de forma solemne:
El capitn subi a la dicha torre junto con el alfrez, que llevaba la bandera en la mano, la cual puso en el lugar que convena al servicio del rey catlico; all tom posesin en nombre de su alteza y pidilo por testimonio; y en fe y seal de la dicha posesin, qued fijado un escrito del dicho capitn en uno de los frentes de la dicha torre.11
Pero la ambicin de riquezas y el ansia de gloria personal tena varios objetivos, uno era desprender a los indios de todas sus riquezas y utilizar su mano de obra como fuente de ingresos, pero adems estaba la esperanza de encontrar en este Nuevo Mundo toda esa serie de mitos que desde haca siglos poblaban las mentes de los europeos, lugares maravillosos, personajes fantsticos, peligros y riquezas por descubrir y hazaas por las cuales pasar a la historia (quin no recordara al que dominase a las Amazonas o al que descubriese la Isla de las Siete Ciudades), la gloria personal estaba en Amrica al alcance de la mano. De los castellanos que fueron a la Nueva Espaa no todos eran analfabetos, muchos saban leer y tenan una buena cultura, otros haban escuchado a sus compaeros esas historias maravillosas mientras viajaban o descansaban en el campamento, pero todos compartan una mitologa popular en la que abundaban las islas maravillosas como la de Bmini, la de las Siete Ciudades de Cbola o la Gran Quivara, reinos esplndidos como los de Teguayo o Copala, tierras bblicas como las de Ofir y Tarsis, en donde Salomn se provea en la antigedad de oro, plata, marfil, simias y pavos reales. El mismo Corts, en su tercera carta de relacin, defiende que la conquista de Mxico no es sino un paso para descubrir la mar del Sur, donde: se haban de hallar muchas islas ricas de oro y perlas y piedras preciosas y especiera y se haban de descubrir
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muchos secretos y cosas admirables.12 Adems, de estos lugares maravillosos, los conquistadores esperaban encontrar seres fantsticos en alguna de sus aventuras: gigantes, cinocfalos, escipodes, sirenas, los imntopodos (criaturas que tenan un solo pie), los scritefingi (abominables hombres de las nieves), corismapos (que vivan slo del olor de flores y frutos por carecer de anos), dragones, enanos, ogros, hombres caudatos, unicornios y otros, aunque las estrellas sern durante siglos las terribles amazonas.13 Lo sorprendente es cmo los espaoles van a creer firmemente en estos mitos a lo largo de siglos, como prueban las crnicas e informes en los que aparecen. As, el clrigo Juan Daz afirma en su expedicin con Grijalva: encontramos una muy hermosa torre en una punta, la que se dice ser habitada por mujeres que viven sin hombres; crese que sern de raza de amazonas;14 las expediciones que se organizan en su bsqueda, como la de Nuo de Guzmn que escribe al rey informndolo de que va a partir rumbo a la provincia de Aztatln en busca de amazonas [que] son ricas y temidas [...] comuncanse cierto tiempo del ao con los vecinos y [...] si lo que nace es varn, dicen que lo matan y guardan las mujeres; o las provincias que van a recibir su nombre de estas leyendas como California o Copala en Nueva Vizcaya. Los conquistadores, aficionados a las lecturas de libros de caballera como el Amadis de Gaula o el Sergas de Esplandin se sentan en Amrica como los protagonistas de sus fantasas, encontraban razas extraas, animales fabulosos, riquezas y ciudades exticas. Irving A. Leonard lo explica perfectamente:
Para los espaoles, todos los informes que respondan a sus deseos y a sus preconcebidas nociones eran dignos de creerse; as, con la imaginacin inflamada por los libros de caballera, y concebidos por la aparente corroboracin que los nativos daban a la existencia de los lugares encantados en el Nuevo Mundo, los rudos aventureros se insuflaban nimos y se crecan hasta sentirse impulsados a sobrepasar los hechos estupendos de los caballeros andantes. Los sedentarios novelistas de Espaa, Portugal y Francia no calcularon hasta que extremo seran responsables de la conquista del Nuevo Mundo.15
Otro de los pilares de la mentalidad del conquistador, y que ya hemos apuntado siquiera de pasada, son sus profundas convicciones religiosas, un sentimiento que no conviene en absoluto minimizar porque enraza directamente con toda una tradicin hispana de lucha contra el infiel, una guerra entre culturas pero tambin entre religiones que finalmente culmina con el xito cristiano, seal indiscutible del apoyo directo y de los designios del nico Dios verdadero. En Amrica esta conviccin se reprodujo a menudo:
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Cartas de relacin de Hernn Corts . 13 WECKMANN (1994), pp. 48-82. 14 Citado en YEZ (1993), p. 8. 15 LEONARD (1996), pp. 45-58. 16 Citado en YEZ (1993), p. 19.
Este da ya tarde vimos un milagro bien grande, y fue que apareci una estrella encima de la nao, despus de puesto el sol, parti despidiendo continuamente rayos de luz, hasta que se puso sobre aquel pueblo grande, y dej un rastro en el aire que dur tres horas largas; y vimos adems otras seales bien claras, por donde entendimos que Dios quera para su servicio que poblsemos en aquella tierra.16
Nos movemos en una poca de ansia de glorias terrenales pero tambin de glorias celestiales. La conquista de Canarias supuso una adaptacin de esta mentalidad a la nueva realidad que se encontraran en Amrica, los guanches eran paganos y los cristianos tenan el derecho y el deber de evangelizarlos.17 De esta forma,
el conquistador desarrolla en Indias el mismo ideario religioso de la lucha medieval (ahora entre cristianos y paganos) en donde la operacin militar es asimismo una misin evangelizadora y el conquistador es un agente religioso. La conquista es, as pues, tambin cruzada, y cruzado el conquistador.18
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Corts es un buen ejemplo de todo esto que estamos comentando, de hecho, durante la conquista de Mxico, fue dominado por un ardor religioso (destruyendo dolos o plantando cruces en los pueblos de indios), que de no ser moderado por el propio padre Olmedo, hubiera puesto de manera imprudente en peligro toda la campaa.19 La monarqua hispnica y los espaoles haban sido elegidos por Dios para propagar la verdadera fe, el capitn Cristbal de Mena lo expreso as: No es la obra de nuestras manos, pues ramos pocos, sino de la gracia de Dios.20 De esta forma se compensaba con creces en el Nuevo Mundo las prdidas que por culpa de las herejas se producan en Europa. Hasta ahora hemos visto cmo pensaba el conquistador hispano pero creo que es tambin importante que analicemos cmo se comportaba en su vida diaria. En primer lugar es fundamental, para comprender el descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo, tener en cuenta la enorme capacidad de adaptacin al medio que tuvieron sus protagonistas. A lo largo de las crnicas encontramos numerosos ejemplos de adaptaciones al clima o a la gastronoma local; sin estas muestras de transculturacin la conquista no hubiera sido posible. Buena muestra de ello fue cuando la expedicin de Corts par en Macaca:
...donde hizo hacer cierto pan de races, que se dice yuca, que nacen sembrndolo en unos montones de tierra, e salen como nabos; las cuales races antes de ser desmenuzadas e cocidas en cierta manera, son ponzoa e tsico, e despus de ralladas y estrujadas e cocidas es pan y razonable mantenimiento21
no es posible despreciar estos procesos de influencias culturales so pretexto de que slo ataen a terrenos secundarios y por tanto no representativos de evoluciones realmente significativas. Las realidades ms triviales, las que interesan lo cotidiano, constituyen a menudo la primera etapa de una evolucin que resulta finalmente ineludible e irreversible [...] tenemos una serie de certezas preconcebidas que nos impiden imaginar la reversin del proceso
CESPEDES DEL CASTILLO (1988), pp. 37-50. 18 SOLANO (1988), pp.15-36. 19 RICARD (1994), pp. 75-108. 20 LAFAYE (2000), p. 28. 21 Citado en YEZ (1993), p. 25.
aculturativo y, concretamente, que el vencedor pueda en determinadas circunstancias, sufrir la influencia efectiva del dominado22
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22 ALBERRO (2002), pp. 10 y 13-53. 23 WECKMANN (1994). 24 SANCHIZ OCHOA (1988), pp. 81-94. 25 SOLANO (1988), pp. 15-36. 26 WECKMANN (1994), pp. 124-141. 27 LAFAYE (2000).
Otro de los puntos que creo que se olvida con frecuencia es el tema de la amistad entre los conquistadores. Se ha escrito mucho sobre las rivalidades y las luchas entre ellos, sobre su avaricia y su individualismo, pero no es menos cierto que el estar lejos de sus casas en un lugar muy diferente, habitado por poblacin muy distinta, el afrontar campaas que duraban largos periodos, el pasar las 24 horas del da juntos, el sufrir los miedos y el hambre unidos, el luchar por un objetivo comn, tuvo que crear fuertes vnculos de amistad entre estos hombres que se encontraban tan solos en el Nuevo Mundo. Estos lazos que se debieron crear eran, de alguna manera, reflejados (unidos a otro tipo de intereses) por el compadrazgo y el padrinazgo, autntico elemento integrador de este grupo y que serva para establecer una fuerte red de relaciones sociales que con los aos acrecentar la influencia del grupo dominante en la Nueva Espaa del siglo XVI.23 Esta amistad pudo verse reforzada por la conciencia de grupo que van a adquirir desde el principio. Una conciencia como grupo social que se ve a s mismo como una nueva nobleza en Amrica, una hidalgua que demuestran en sus actividades y posesiones (mantienen un caballo, acceden a cargos pblicos como el del cabildo, tienen una casa poblada y viven situados en torno a la plaza principal, visten de una manera rica, etctera)24 y en sus relaciones personales (van a utilizar el don entre ellos que era un privilegio que otorgaba directamente el monarca, castigndose a aquellos que lo utilizaban de forma ilcita).25 Como en toda sociedad del Antiguo Rgimen, los smbolos son una parte fundamental para el mantenimiento del orden social y la jerarqua. Los conquistadores y sus descendientes van a asumir los usos y modos de la aristocracia europea con un doble objetivo: amedrentar a los indgenas y demostrar de forma visual su estatus social privilegiado. De esta manera, los encontramos formando en alardes, realizando ejercicios de destreza que al mismo tiempo los mantenan aptos para el ejercicio de las armas (la puesta en escena se poda completar con el estruendo de caones y arcabuces) o participando en aristocrticos pasatiempos como la caza, el alanceo de toros, las justas y torneos o el juego de caas.26 Pero, adems, forman un grupo de presin compacto para reclamar a la Corona el pago de sus servicios en el Nuevo Mundo. Ellos haban llevado a Amrica unas aspiraciones feudales que chocaban con la desconfianza de la Corona y su intencin de reafirmar su autoridad, en busca de un modelo poltico moderno y centralizador que nada tena que ver con la edad de oro de la nobleza medieval.27 Con el tiempo, muchas de sus ilusiones y esperanzas no haban sido cubiertas y surgi la angustia, la nostalgia y el resentimiento, consideran que no han sido recompensados
como deban por una Corona injusta y conciben un sentido posesivo de la tierra que ellos han ganado para su rey, que les lleva a quejarse amargamente de cmo son desplazados por inmigrantes recin llegados de la pennsula Ibrica.28 Van a surgir peticiones y memoriales que los conquistadores elevan en busca de dones pero que tienen la importancia de que revelan el surgimiento de una identidad criolla, de una conciencia colectiva que separ a los espaoles nacidos en el Nuevo Mundo de sus antepasados y primos europeos.29 De esta manera, el desengao del conquistador, su adaptacin al Nuevo Mundo, sus usos y costumbres, se presentan como el primer escaln de un proceso de identidad americana que heredarn sus descendientes y que se extender por la sociedad colonial para llevar, finalmente, a la independencia.
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Fuentes
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