Este ensayo analiza la evolución del concepto de nación y nacionalismo a través de la historia. Explica que originalmente la nación era sinónimo de estado, pero que con el tiempo ha ido variando su significado debido a factores como el liberalismo y el desarrollo de identidades culturales. También debate si son las naciones las que crean los nacionalismos o viceversa, concluyendo que es más acertado verlos como construcciones sociales e ideológicas que dependen de la imaginación colectiva, no de fuerzas sobrenaturales.
Este ensayo analiza la evolución del concepto de nación y nacionalismo a través de la historia. Explica que originalmente la nación era sinónimo de estado, pero que con el tiempo ha ido variando su significado debido a factores como el liberalismo y el desarrollo de identidades culturales. También debate si son las naciones las que crean los nacionalismos o viceversa, concluyendo que es más acertado verlos como construcciones sociales e ideológicas que dependen de la imaginación colectiva, no de fuerzas sobrenaturales.
Este ensayo analiza la evolución del concepto de nación y nacionalismo a través de la historia. Explica que originalmente la nación era sinónimo de estado, pero que con el tiempo ha ido variando su significado debido a factores como el liberalismo y el desarrollo de identidades culturales. También debate si son las naciones las que crean los nacionalismos o viceversa, concluyendo que es más acertado verlos como construcciones sociales e ideológicas que dependen de la imaginación colectiva, no de fuerzas sobrenaturales.
Este ensayo analiza la evolución del concepto de nación y nacionalismo a través de la historia. Explica que originalmente la nación era sinónimo de estado, pero que con el tiempo ha ido variando su significado debido a factores como el liberalismo y el desarrollo de identidades culturales. También debate si son las naciones las que crean los nacionalismos o viceversa, concluyendo que es más acertado verlos como construcciones sociales e ideológicas que dependen de la imaginación colectiva, no de fuerzas sobrenaturales.
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UN ENSAYO SOBRE EL NACIONALISMO
Aunque en la actualidad el trmino nacin pueda parecer algo difuso y
complicado por el gran cmulo de elementos que dicha palabra alberga, es indudable que sigue siendo el marco de referencia contemporneo para el establecimiento de las relaciones nacionales e internacionales. El estado-nacin es actualmente el pilar sobre el que se crea la sociedad y la poltica, y todo grupo humano que se considere parte de una nacin viviendo en un estado nacional distinto aspira a crear ese Estado propio donde configurar sus caractersticas. No son pocos los ejemplos que podra incluir en estas lneas, y es esto mismo lo que da pie a visualizar la importancia de la nacin. No obstante, el sentido de nacin ha ido variando a lo largo de los siglos XIX y XX hasta llegar a este nuestro siglo XXI, un proceso verdaderamente reciente desde el punto de vista histrico. El concepto de Estado del Antiguo Rgimen que se personificaba en la figura nica del monarca fue sustituido, manteniendo ms o menos el mismo significado, por el de nacin, esta s personificada en los antiguos sbditos convertidos en ciudadanos. Por lo tanto, podra decirse que la nacin era sinnimo de estado, aunque con la variable del modelo poltico. Citando a Pierre Vilar, Hobsbawm nos dice que [] lo que caracterizaba a la nacin-pueblo vista desde abajo era precisamente el hecho de que representaba el inters comn frente a los intereses particulares, el bien comn frente al privilegio [] 1 . Aunque en su propio seno llevara las nociones que derivaran de la nacin con posterioridad, en aquel momento no pareca guardar relacin con la lengua, la cultura o la etnia. Adems, se le puede aadir un componente militar puesto que la unidad poltica que demostr ser capaz de resistir al poder imperial al mismo tiempo que encarnaba algunas de las virtudes de la ciudad- estado fue el estado-nacin 2 . Con el desarrollo del liberalismo vendra tambin el desarrollo del nacionalismo como elemento aglutinador de esos estados que, con el desarrollo poltico de los distintos estratos de la sociedad, necesitaban dicho elemento para mantener a los nuevos
1 Hobsbawm, Eric., Naciones y nacionalismo desde 1780, Crtica, Barcelona, 1991, p. 29. 2 Miller, D., Filosofa poltica: una breve introduccin, Alianza editorial, Madrid, 2011, p. 166. ciudadanos polticos dentro de los parmetros de las lites nacionales. Cuenta anecdticamente Juan Carlos Monedero que Luis Napolen Bonaparte se lo dijo en 1848 a los dems dirigentes europeos: no tengis miedo al sufragio universal. Bien manipulados, los pobres nos votarn a nosotros y, adems, estarn ms satisfechos. Y si alguno no lo entiende, lo fusilamos 3 . Ahora bien, refirindonos ms directamente a los dos artculos ledos, debemos decir que en Espaa se sigui la misma hoja de ruta, con sus particularidades, de los dems pases europeos. Si el liberalismo caminaba hacia una mayor fuerza del estado mediante el centralismo poltico, es algo perfectamente obvio que el desarrollo del nacionalismo espaol como elemento de identificacin de todos los territorios con la unidad poltica surgiese desde la capital, Madrid. As pues, como bien dice Borja de Riquer i Permanyer, la historiografa de la historia de Espaa se ha caracterizado por el enorme protagonismo, casi exclusivo, de Madrid como motor de todo acontecimiento. A pesar de todo, esto es una realidad por la que en la actualidad no merece la pena quejarse. Lo que debe hacerse, y de hecho se est haciendo, es aadir a esa historiografa espaola el anlisis de otras realidades perifricas. Tengo para m que, a pesar del uso poltico que se hace de la historiografa actual, la aparicin de nuevas versiones revisadas del pasado enriquecen en gran suma el conocimiento al que puede acudir el ciudadano. Por mucho que se ataque a estos historiadores por el hecho de tener una posicin poltica antiespaola, estos no dejan de ser historiadores, profesionales de lo suyo con una serie de herramientas cientficas de anlisis del pasado. Al fin y al cabo, las fuentes son las fuentes. Otra cosa es que alguno pueda en un determinado momento aplicar una interpretacin actual sobre el pasado, lo que es del todo inaceptable. Pero eso puede pasarle a cualquiera. El verdadero peligro que puedo yo observar no es que un historiador haga una interpretacin del presente, sino que un poltico haga una interpretacin del pasado en base a la frase favorita de su nico libro de cabecera, hundiendo al pobre historiador en cuestin en la miseria. Otro elemento de sumo inters, al menos para m, que menciona el autor del primer artculo es el de [] si son las naciones las que producen los nacionalismos o,
3 Monedero, J. C., Curso urgente de poltica para gente decente, Madrid, Seix Barral, 2013, p. 24. es al revs, los nacionalismos son los que forman las naciones [] 4 , dicho de otro modo, la nacin material y la nacin ideal. Bien es cierto que guardo simpata por los movimientos nacionalistas- independentistas, aunque hay muchos componentes de dicho nacionalismo que no puedo sino criticar con mi ms firme rechazo. Si algo han intentado transmitirnos los padres de mi generacin, los cuales estudiaron en el sistema escolar franquista, es que la visin sobrenatural de la nacin es una somera estupidez, nada ms. De ah cada uno puede reconstruir su nocin de la nacin en base a su ideologa poltica, aunque esta sea apartidista. Decir que las naciones son las que crean los nacionalismos no es sino otorgar a la nacin un poder sobrenatural que tiene injerencia directa sobre los ciudadanos que la componen. As nos encontramos con otro ente de gobierno ungido por los poderes sobrenaturales, al modo de los reyes absolutos, aunque con una ligera diferencia: al no ser un elemento corpreo no se le puede afeitar la barba. En cambio, si decimos que son los nacionalismos los que crean la nacin nos referimos a una creacin que viene por las propias tendencias del pensamiento del ser humano 5 y, por lo tanto, estas pueden variar y adquirir nuevas connotaciones (tanto a mejor como a peor). Nuevamente David Miller nos dice que [] a diferencia de lo que ocurre en las comunidades en las que todo el mundo se conoce personalmente, su propia existencia depende de un acto colectivo de imaginacin 6 . Qu duda cabe de que me resulta mucho ms atractivo el componente social y cultural de la nacin, y no tanto del misticismo histrico y de previsin del futuro. Si incluso el materialismo histrico, al que se le ha criticado siempre ese falso anhelo de previsin de futuro, reconoce las diferencias entre las condiciones objetivas y subjetivas para que se d una revolucin, resulta verdaderamente hilarante el determinismo histrico de ciertos polticos nacionalistas. Por lo tanto, y para ir concluyendo este ensayo, debo reafirmar el posicionamiento anteriormente citado. La escritura de la historia corresponde nica y
4 De Riquer i Permanyer, B. Sobre el lugar de los nacionalismos-regionalismos en la Historia Contempornea de Espaa, Historia Social, n 7, primavera-verano 1990, p. 117. 5 O a que la nacin la desean unas lites que los dems aceptan como me seal en este mismo ensayo el profesor Caspistegui. 6 Miller, D., Filosofa poltica: una breve introduccin, Alianza editorial, Madrid, 2011, p. 166. exclusivamente a los profesionales que se dedican a estudiarla en base a unos parmetros reglados que tratan de evitar la manipulacin de la historia y que pueda ser utilizada gratuitamente para otros fines que no sean los meramente cientficos. Creo que puede hacerse una historia nacional no nacionalista respondiendo a la pregunta lanzada por de Riquer i Permanyer 7 en lo cientfico, aunque las motivaciones que a ello llevan sean de carcter nacionalista, pero desde el momento en el que la historia es utilizada deliberadamente con fines polticos (como excusa, y no como referencia), se acaba deslegitimando desde el propio bando toda obra perfectamente legtima. Que el debate poltico se limite a la actualidad, del pasado y sus disputas ya se encargan los historiadores de forma argumentada y razonable, como Borja de Riquer y Juan Pablo Fusi.
BIBLIOGRAFA De Riquer i Permanyer, B. Sobre el lugar de los nacionalismos-regionalismos en la Historia Contempornea de Espaa, Historia Social, n 7, primavera-verano 1990, pp. 105-126. Fusi Aizprua, J. P., Revisionismo crtico e historia nacionalista, Historia Social, n7, primavera-verano 1990, pp. 127-134. Hobsbawm, Eric., Naciones y nacionalismo desde 1780, Barcelona, Crtica, 1991. Miller, D., Filosofa poltica: una breve introduccin, Madrid, Alianza editorial, 2011. Monedero, J. C., Curso urgente de poltica para gente decente, Madrid, Seix Barral, 2013.
7 De Riquer i Permanyes, B. Sobre el lugar de los nacionalismos-regionalismos en la Historia Contempornea de Espaa, Historia Social, n 7, primavera-verano 1990, p. 116.