Jack El Destripador
Jack El Destripador
Jack El Destripador
Jack el Destripador
Por Gerry García
Documento basado primariamente en la obra
The World's Greatest Mysteries de Nigel Blundell (1982); y en otros
documentos encontrados en Internet.
Introducción
A fines del siglo XIX, Gran Bretaña era la más extensa y próspera de la ciudades, y
Londres la mayor de las ciudades del mundo. Pero una zona de esa capital aparecía
como una llaga abierta en el rostro del Imperio Británico.
La compleja red de callejuelas oscuras y malolientes conocida como el East End solo
ofrecía a sus habitantes degradación, desesperación y miseria. Más de la mitad de los
niños nacidos en el East End morían antes de cumplir los cinco años, y a los cuarenta, las
mujeres eran consideradas viejas. Los hombres se dedicaban, como única evasión, a la
bebida y a menudo al crimen. Las mujeres vendían sus cuerpos marcados y desnutridos
por unos pocos peniques; y eran precisamente este tipo de mujeres “las infelices
desafortunadas”, como eran designadas eufemísticamente por la sociedad pudiente–
las víctimas elegidas por el más infame asesino serial del mundo. Todavía hoy, 121 años
después, la sola mención de Jack el Destripador (Jack The Ripper) provoca horror en el
East End londinense.
En ese tiempo, el East End de Londres y Whitechapel eran lugares de muy escasos
recursos. La recolección de basura era casi inexistente por lo que reinaban la suciedad y
el olor a podredumbre que se filtraba por cada rendija de los edificios viejos y derruídos.
¿Por que Jack elegiría ese lugar para acechar a sus víctimas? El censo de la epoca
mostraba la existencia de 62 prostíbulos y más de un millar de prostitutas. Nadie sabe en
realidad cuántas tenían ese oficio como su principal fuente de ingresos, en virtud de que
muchas mujeres recurrían al sexo casual para poder completar para los gastos más
elementales.
Ante esto, nos hacemos las siguientes preguntas: ¿Por qué este hombre, asumiendo que
en realidad haya sido del sexo masculino, que solamente mató a un puñado de
personas y durante un período muy corto, sigue ejerciendo tan terrible fascinación? ¿Por
qué provoca ese temor reverencial en todo el mundo, muchos años después de haber
ido a reunirse con sus víctimas al Valle de las Sombras?
¿Forma parte el temor que provoca del miedo a lo desconocido? ¿Aterroriza porque
sale de la oscuridad y ataca de manera súbita y brutal? ¿Acaso porque acechaba en
las callejas sucias y estrechas y en los patios, a altas horas de la noche? ¿Cómo pudo
eludir a una de las fuerzas policiales más eficaces y sofisticadas de su época? ¿Por qué
dejó una ciudad que pronuncia en un susurro, con renovado temor, el horrible nombre
de Jack el Destripador? ¿Cómo pudo desaparecer para siempre, cómo se hundió de
nuevo en las tinieblas?
Jack el Destripador podría ser considerado el primer asesino serial de quien se tiene
registro histórico, o al menos el primero de quien se trató de crear un perfil psicológico.
Su leyenda nos trae imágenes de niebla sobre callejuelas oscuras, el sonido de tacones
golpeando los suelos empedrados, rostros con ojos malignos, dedos largos y portando un
maletín medico de color negro. Esa es la imagen que nos ha dejado el cine y aún en
Londres se sigue alimentando de la mitología que este ser nos ha heredado.
El peso de los horrendos asesinatos se dejó sentir en todo Londres, no solo en el East End
que fue donde ocurrieron. Tampoco ayudó en nada el que la obra teatral de Robert
Louis Stevenson, El Dr. Jeykll y Mr. Hyde tuviera un puesta en escena en el Teatro Lyceum
de Londres.
Lo que se conoce con certeza de Jack el Destripador es que era zurdo, (dato que fue
deducido por los cirujanos de la policía, que examinaron los escalofriantes restos de sus
víctimas) y que poseía al menos algunos conocimientos médicos. Probablemente era un
hombre pálido, alto y esbelto, que usaba un bigote negro: ésta es la descripción que
dieron a la policía algunos testigos que vieron huir a alguien de las vecindades del sitio
donde se cometían los crímenes. Cada vez que mataba, el asesino vestía una gran
gorra y un saco largo; caminaba con las grandes zancadas que son propias de un
hombre joven.
El área dentro del remarcado rojo es Whitechapel
Las Víctimas
Martha Turner
La historia del misterioso y feroz asesino de Londres comenzó poco después de las 5 de la
mañana, el 7 de agosto de 1888. Un hombre ansioso por conseguir un trabajo del que
había oído hablar, bajó rápidamente las escaleras del tugurio situado en Whitechapel,
donde tenía alquilada una habitación. Estaba decidido a ser el primero en la fila, pero
tuvo que interrumpir su carrera al tropezar con un bulto que estaba en el rellano del
primer piso. El hombre quiso apartar aquella masa informe para continuar su camino,
pero retrocedió horrorizado al advertir que lo que yacía a sus pies era el cadáver
ensangrentado de una mujer. Inmediatamente el hombre olvidó todo aquel asunto del
empleo y corrió a dar aviso a la policía. La víctima fue identificada como Martha Turner,
una mujer “de la vida galante”. Tenía el cuello seccionado, presentaba numerosas
puñaladas y había sufrido bestiales mutilaciones en todo el cuerpo. Todavía hoy existen
dudas sobre si Martha fue en realidad víctima de Jack el Destripador: el asesinato de
prostitutas no era algo realmente excepcional en aquella época y el caso, sin haberse
hecho una investigación exhaustiva, fue cerrado y archivado muy pronto. Pero cuando
24 días después se produjo un nuevo asesinato con características similares, el temor e
incluso el pánico comenzaron a extenderse por las míseras calles del east End.
Mary Ann Nicholls
Después de acordar el precio, el hombre la llevó a un sitio en penumbras; ella debió de
haber advertido entonces que sucedía algo malo, pero ya era demasiado tarde. Su final
fue rápido: su boca fue tapada por la mano del Destripador quien, con toda destreza, le
seccionó el cuello; luego, el asesino emprendió con el cuerpo de la mujer una salvaje
carnicería. Tenía 43 años.
Poco después, cerca de las 3.30 de la mañana, John Neil, un policía de guardia que
pasaba por el pequeño y oscuro patio en Buck's Row, donde se había desarrollado la
tragedia, creyó oír ruidos de lucha. Pensando que tal vez se trataba de una de esas
broncas habituales entre borrachos, se detuvo y trató de escudriñar en la oscuridad. Al
avanzar, ya no escuchó nada, pero sus pies resbalaron en algo húmedo: era sangre, y
fueron los rastros de sangre los que le llevaron hasta el cadáver mutilado de la infeliz
mujer.
¿Interrumpió la llegada del guardia la labor criminal de Jack el Destripador? Si ese es el
caso, entonces ésa fue la única vez en que la policía londinense estuvo más cerca del
asesino.
Durante un tiempo se pensó que la muerte de Mary Ann se debió a rencillas entre
bandas de criminales que pululaban en el East End, quizá a una venganza; sin embargo,
a menos de una milla del lugar de su muerte, ocurrió otra tragedia que la policía tuvo
que reconsiderar su postura.
“Dark Annie” Chapman
Jack el Destripador esperó nada más una semana para atacar nuevamente. Su
siguiente víctima fue “Dark Annie” Chapman. Annie Smith nació en Windsor en
septiembre de 1841. Tras su matrimonio con John Chapman en 1869, la pareja se mudó a
vivir al Oeste de Londres. Poco después de la muerte de una hija, en 1882, Annie
abandonó el hogar. Amigos y familiares mencionaron que la destrucción de su
matrimonio se debió al alcoholismo y a la promiscuidad con que pasaba la vida, sin
embargo, muchas personas pensaban lo contrario. De cualquier modo, para mayo de
1888, Annie termino viviendo sus últimos días en Whitechapel, en una casa de huéspedes
en la calle Dorset. "Dark Annie" Chapman era una mujer bajita, de poco más de 1.52
metros, de cabello castaño oscuro y ojos azules. Llevó una vida dura pregonando por las
calles mercancías tales como bordados, flores y demás. Así mismo, cuando no
alcanzaba el dinero se prostituía para poder pagarse una cama donde dormir. Algunos
decían que de cualquier modo le quedaba poco de vida ya que sufría de tuberculosis,
enfermedad muy común en las zonas marginadas.
La semana posterior a la muerte de Mary se la pasó discutiendo de vez en cuando con
Eliza Cooper. Las discusiones eran tan ardientes que a veces terminaban en golpes y, en
una de esas, Annie terminó con un ojo morado y moretones en el área del pecho. En la
noche del 7 de septiembre y hasta cerca del amanecer del sábado 8, alguien
mencionó que Annie discutía con el dueño de la casa de huéspedes que le pedía el
dinero del alquiler del catre de dormir. Ella le dijo que no hiciera nada con el catre y que
al rato volvería. Mas no lo hizo. Aunque fue vista por última vez a las 5:30 de la mañana
charlando con un hombre fuera de la casa número 28 de la calle Hanbury. Justo antes
de las 6:00 a.m., su cadáver fue hallado en el patio trasero de la propiedad por un mozo
de cuerda del mercado cercano, el Spitalfields Market. Las miserables posesiones de la
mujer habían sido depositadas en perfecto orden cerca del cuerpo despedazado; lo
que habla de dos cosas: el móvil del cruel asesino no era el robo, además de ser muy
meticuloso y un fanático del orden.
En la escena del crimen no se hizo intento alguno de ocultar el cuerpo a los mirones. Los
testigos afirmaron que tenía el rostro y la lengua hinchados, lo que indicaba que fue
asfixiada hasta morir antes de que se hiciera una carnicería con su cuerpo. Se hicieron
dos incisiones en el cuello que casi la decapitaron. Su abdomen fue abierto y los
intestinos extraídos y colocados sobre su hombro. Lo que dejó en choque a los policías es
que los órganos femeninos internos fueron removidos.
En Whitechapel corrieron varios rumores; uno de ellos decía que el Destripador
transportaba sus instrumentos de muerte en un pequeño bolso de cuero negro; desde
entonces, cualquier inocente peatón que portara un objeto parecido, se arriesgaba a
ser perseguido por la multitud. Otro de los rumores aseguraba que Jack el Destripador
era un marino extranjero. De manera que los forasteros con acento extraño tenían que
andar con cuidado por Whitechapel en aquellos días. Otro rumor más indicaba que el
asesino era un carnicero judío; el antisemitismo latente, avivado por la llegada a Gran
Bretaña de inmigrantes judíos que huían de las persecuciones de rusos y polacos,
comenzó a aflorar.
Una teoría todavía más insensata, que se divulgó especialmente en las áreas más
miserables (donde existía una fuerte tensión entre los habitantes y la policía), afirmaba
que el asesino era un agente de Scotland Yard. ¿Cómo si no, podía el asesino rondar las
calles impunemente y sin despertar sospechas? El miedo entre la población iba en
aumento y casi de inmediato se convirtió en una ira irracional; sabían que se
enfrentaban ante un peligro desconocido que se paseaba entre ellos. Quizá era alguien
a quien conocían bien. La chispa necesaria para encender las llamas del pánico que se
apoderó de Whitechapel estalló la mañana del domingo 30 de septiembre.
Elizabeth “Long Liz” Stride
Elizabeth Stride, mujer de 45 años, nacida el 27 de noviembre de 1843
y de raíces suecas, también había sido casada, pero su relación
marital ya había terminado aún antes de la muerte de sus esposo en
1884. Ya desde 1882 se la pasaba pernoctando en las casas de
huéspedes de Whitechapel. En 1888 fue arrestada por ebriedad. En la
noche de septiembre 29 se le vio brevemente antes de salir de la casa
de huéspedes de muy buen humor, según algunos testigos. El policía
William Smith, cuyo rondín abarcaba hasta la calle Berner, vio a un
hombre y a una mujer hablando cerca de las 12:30 a.m. A liz se le vio
varias veces durante la noche y por última vez a las 12:45 a.m. del día
30, cuando platicaba con un hombre fuera del Patio Dutfield en la calle Berner.
A la 1:00 a.m., un hombre que conducía su carruaje hacia el Patio encontró una pierna
humana, cubierta con una media blanca, que sobresalía del portal de una fábrica. La
garganta de Elizabeth fue cortada. Su autopsia mostró moretones en sus hombros, lo que
apoya la teoría de que era presionada fuertemente contra el suelo mientras le cortaban
el cuello.
Todo indica que el asesino fue interrumpido cuando apenas había comenzado su
trabajo, porque el cuerpo de “Long Liz” (foto) no estaba tan mutilado como el de las
víctimas anteriores.
Catherine Eddows
Para remediar su aún insatisfecha sed de sangre, el Destripador atacó de nuevo esa
misma noche. Catherine Eddows, nacida el 14 de abril de 1842, de 46 años y madre de
tres niños, vagaba por las calles oscuras. Ella y su marido se habían separado debido a
su forma de beber y a los ocasionales brotes de violencia intrafamiliar. Recién había
llegado a Londres tras un breve periodo de tiempo pasado en Kent. Le dijo al gerente de
la posada que regresaría luego de haber cobrado la recompensa por la aprehensión
del asesino de Whitechapel. Se le advirtió que tuviera mucho cuidado, a lo que
contestó: "Oh, nada hay que temer".
A las 8:30 de la noche del 29 de septiembre, Eddows fue arrestada por mala conducta
bajo los influjos del alcohol y fue remitida a los separos de la estación de policía de
Bishopsgate Police Station donde fue encerrada en una celda. Fue liberada a la 1:00 de
la mañana del día 30. A la 1:35 se le vio hablando con un hombre cerca de la entrada a
Mitre Square, con la mano descansando sobre el pecho. A la 1:45, el policía James
Harvey caminó por la plaza pero al no ver ni oír nada, decidió no entrar.
El policía Edward Watkins entró a la plaza por el lado opuesto a la 1:30. En su primera
pasada alumbró los rincones y callejones oscuros que daban a tres direcciones
diferentes, pero no vio nada. Al pasar por segunda vez fue cuando vio el cadáver sobre
un montón de basura en la esquina suroeste. Después reportaría: “fue destazada como
puerco del mercado, sus entrañas alrededor del cuello." El cuerpo aún estaba tibio y,
como a las otras, le habían cortado el cuello. Los intestinos colocados, una parte sobre
el hombro derecho y la otra a un lado del cuerpo. Su rostro fue salvajemente mutilado,
los párpados fueron removidos con cuchillo. Los labios y las mejillas fueron tasajeadas
vilmente y la punta de la nariz fue cortada. La autopsia reveló que faltaba el útero.
Durante este asesinato dejó lo que podría ser el único indicio de su identidad: no quedó
ningún otro de su breve reinado de terror. Del cuerpo de Catherine, con mucho, el más
terriblemente mutilado de todos, partía una estela de sangre, que conducía a un muro
donde alguien, presumiblemente el mismo Jack, había escrito con tiza un mensaje que
hoy se conoce como el graffiti de la calle Goulston:
«The Juwes are the men That Will not be Blamed for nothing»
1
¿Era posible que el Destripador fuera un judío a quien la intolerancia y la persecución
habían empujado a atacar a las personas más vulnerables que podía encontrar? La
frase escrita con tiza, un elemento decisivo para la investigación, nunca fue examinada
con rigor. Sir Charles Warren, jefe de la policía, temió quizá una reacción de odio contra
los judíos y ordenó borrar el mensaje y se mantuviera en secreto.
Dos días antes de este último crimen, alguien había enviado una carta a la Central News
Agency, de Fleet Street. El texto era el siguiente:
Querido Jefe:
Desde hace días oigo que la policía me ha atrapado, pero en realidad todavía no me han pescado.
No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de destriparlas hasta que haya terminado con ellas. El
último es un magnífico trabajo. A la dama en cuestión no le di tiempo de chillar. Me gusta mi trabajo
y ardo en ansias por empezar de nuevo. Pronto tendrá noticias mías y de mi gracioso jueguecito. He
guardado un poco de la correspondiente materia roja en una botella de cerveza, después de mi
último trabajo, para escribir con ella. Pero se ha puesto espesa como la goma de pegar y ya no
puedo usarla. Espero que la tinta roja la reemplace de manera adecuada. ¡Ja, ja, ja!
La próxima vez, cortaré las orejas a la mujer y las enviaré a la policía, solo por diversión.
1“Los judíos no serán culpados de esto”. La palabra Juwes así está escrita en el original.
La carta estaba firmada por Jack el Destripador; era la primera vez que se usaba ese
nombre para designar al asesino. Y el hombre que había matado a Catherine Eddowes
intentó, en verdad, arrancarle las orejas. La policía estimó conveniente reproducir la
carta en periódicos y boletines para ver si alguien reconocía la letra del asesino. Hubo
muchas cartas más, pero fueron consideradas fraudes o se les daba muy poco crédito.
Seguían los rumores. Uno decía que el asesino era un cirujano loco. Otro, que se trataba
de un asesino ruso que había sido enviado por los servicios secretos del zar a fin de
desacreditar a la policía londinense, porque, a su juicio, ésta no actuaba con suficiente
eficacia contra los emigrados anarquistas. Otro hablaba de un puritano obsesionado por
limpiar de vicios el East End. Otro culpaba a una comadrona, enloquecida por un odio
asesino contra las prostitutas. Pero todavía nadie lo llamaba Jack el Destripador.
Desde el Infierno
El 16 de octubre, George Lusk, el presidente del Comité de
Vigilancia de Whitechapel, recibió por correo una caja de
cartón de 7.62 cm2. En el interior se hallaba un riñón preservado
en vino junto con una carta. Los reportes médicos llevados a
cabo por el Dr. Openshaw encontraron que el riñón bien pudiera
haber pertenecido a Catherine Eddowes, aunque los datos no
fueron concluyentes. La expresión "Desde el infierno" aparece en
la única carta que se atribuye unánimemente al destripador.
Llevaba matasellos del 15 de octubre y fue recibida al día
siguiente, el 16 de octubre de 1888. El texto de la carta dice lo
siguiente:
Desde el infierno.
Señor Lusk.
Sor
le adjunto la mitad de un riñó que tomé de una mujer y que he consaervado para usted,
lotro pedazo lo freí y me lo comí, estaba muy delisioso. Puedo enviarle el cuchio
ensangrentado con que se extrajo, si se epera usted un poco.
Firmado Atrápeme cuando pueda, sheñor Lusk
John Grieve, un ex comisario jefe adjunto de Scotland Yard, hizo el primer retrato robot
de "Jack el Destripador" con los testimonios de trece personas que afirmaron haber visto
al supuesto asesino, que estranguló y mutiló a cinco prostitutas en el este de la capital
británica.
Los investigadores creen que tenía buena conducta, era amable y con impecable
apariencia, además de una capacidad innata para mezclarse entre la muchedumbre y
han llegado a la conclusión de que es seguro que haya sido interrogado por la Policía y
posteriormente descartado en virtud de su aspecto normal que no delataba a un sádico
como el que tenían como objetivo atrapar.
Además de tener conocimientos de anatomía, como se ha señalado antes, el asesino
debía de tener una buena posición económica pues en varios escenarios del crimen se
encontraron uvas, que por aquella época eran muy caras.
Mary Jane Kelly
Y el 9 de noviembre, el asesino actuó de nuevo. Sin embargo, el patrón que había
estado siguiendo cambió. Hoy se acepta como un hecho científico que los asesinos en
serie van incrementando su pasión y necesidad de matar. Los asesinatos ocurren con
cada vez menos tiempo entre ellos, como si de la adicción a una droga fuerte se tratara,
además de que se tornan más feroces.
Mary Kelly, nacida en 1863, no se parecía a ninguna de las otras víctimas. Era más joven
tenía solo 25 años, rubia y atractiva, pero no por eso tenía una vida más fácil que la de
las otras víctimas que rondaban los cuarenta al morir. Mary Jane conoció a Joseph
Barnett, con quién vivía en concubinato. Ambos llevaban un estilo de vida nómada,
continuamente se mudaban de vivienda debido a las borracheras y a las rentas sin
pagar. Su último lugar residencia fue en el 13 Miller's Court en la calle Dorset.
Tanto Mary Jane como Barnett eran considerados una pareja amable y que nunca se
metían en problemas siempre y cuando no se pusieran a beber licor. Varias personas
declararon que la chica llegó a mencionarles que temía ser una víctima del asesino que
rondaba en Whitechapel y tenía decidido mudarse a otra parte. Esperó demasiado
tiempo.
En la noche del 30 de octubre Barnett se separó de Mary, aunque nunca dejaron de ser
amigos. Los conflictos personales eran tan fuertes que hacían imposible la permanencia
juntos. El hombre le daba algo de dinero cuando podía, efectivo que ella posiblemente
cambiaba por licor. Mary Jane tuvo que recurrir de nuevo a la prostitución para poder
pagar sus deudas aún y que se encontraba en el primer trimestre de embarazo.
Barnett pasó unos momentos con ella la noche del 8 de noviembre antes de que la
chica saliera a recorrer las calles. Sus conocidos la vieron en varios lugares durante las
horas nocturnas hasta alrededor de las 2:00.
La última persona que la vio con vida fue George Hutchinson,
a quien ella le había pedido dinero prestado para pagar el
alquiler de su casa. Cuando George le dijo que no podía
ayudarla, se acercó un hombre esbelto, bien vestido, que lucía
un bigote cuidado y un gorro de cazador (a diferencia de la
imagen popular que la gente tiene de Jack el Destripador, al
que se le representa regularmente con sombrero de copa). En
una de las imágenes de la época se ve a Jack con el gorro, sin
embargo se le ve blandiendo el cuchillo con la mano derecha.
Tres mujeres que vivían en el cuarto encima del de Mary fueron levantadas antes del
amanecer cuando escucharon el grito de "¡Asesino!" que provenía del cuarto de abajo.
Al parecer no tomaron en serio el clamor de ayuda o simplemente se aterrorizaron tanto
que, para no convertirse en las próximas víctimas, decidieron quedarse al margen de los
eventos que sucedían en el piso de abajo.
A las 10:45 de mañana siguiente, un hombre llamado Henry Bowers llamó insistentemente
a la puerta del cuarto de Mary para reclamarle el pago del alquiler. Cuando se cansó
de llamar, fue hasta la ventana y apartó con la mano unas cortinas de arpillera; lo que
vio dentro del cuarto fue un espectáculo tan nauseabundo que le hizo olvidar todo lo
que se refería al cobro del alquiler y lo obligó a correr en busca del casero. Más tarde
declaró: “Jamás podré quitarme de la mente lo que he visto”.
El cuerpo de Mary Jane fue hallado, recostado en la cama, con la garganta cortada, la
cabeza casi cercenada y ambos senos amputados. El brazo izquierdo, al igual que la
cabeza, colgaban de pedazos de piel. La nariz fue cercenada y la frente despellejada.
Las piernas fueron cortadas hasta quedar los huesos expuestos. Los intestinos y otros
órganos internos habían sido removidos. El hígado se encontraba a sus pies. El tejido
muscular de las piernas, junto con los senos y la nariz se hallaban apilados sobre una
mesa que estaba al lado de la cama. Dado que no había heridas defensivas, para la
policía era claro que la mujer no ofreció resistencia al asesino. Es probable que la haya
matado mientras dormía. La hora de la muerte fue establecida en algún punto entre las
3:30 y las 4:00 de la mañana.
Y eso fue todo. Con la muerte de Mary Kelly, el reinado de miedo de Jack el Destripador
terminó de manera tan súbita y misteriosa como había comenzado. El Otoño del Terror
dejó detrás una estela de dudas y muerte.
Varios libros e historiadores, incluyendo criminólogos, han mencionado que hubo al
menos otras tres víctimas. A una de estas se le dio el nombre de "Fanny Fay", que resultó
después ser ficticio; mientras que otras dos posibles víctimas: Emma Smith y Frances
Coles, son mencionadas en el archivo "Whitechapel Murders" de la Policía Metropolitana,
sin embargo nunca se creyó que hayan terminado sus vidas a manos del Destripador. En
ocasiones se ha incluido en la lista a Martha Tabram y Emma Elizabeth Smith, halladas
muertas el 6 y el 11 de agosto de 1888 respectivamente, aunque el modus operandi no
concuerda con el de los otros crímenes.
Si el estilo y la mala ortografía de sus mensajes no mentían, se trataba de un pobre sujeto
sin instrucción; pero si ese es el caso, ¿cómo explicar la destreza de cirujano que
mostraba? Y si era un hombre pudiente ¿cómo conocía tan bien las callejuelas de los
barrios bajos de Whitechapel, lo que le permitía escurrirse en la penumbra?
Descansen en paz
Cinco mujeres brutalmente asesinadas y solo recordadas cuando se trae a la memoria el
asesino que las hizo sus presas. Muchas personas solo recuerdan el mote del asesino
mientras que las víctimas son olvidadas por el tiempo:
● Annie Chapman fue enterrada en Manor Park.
● Elizabeth Stride fue sepultada en la Tumba del Pobre número 15509, en el
Cementerio de East London.
● Catherine Eddowes reposa en una tumba sin nombre en Ilford
● Mary Jane Kelly fue enterrada en el Cementerio Católico Romano de
Walthamstow.
● Del cuerpo de Mary Ann 'Polly' Nicholls no se conoce a ciencia cierta el lugar de
su sepultura.
Los Sospechosos
Dos convictos de asesinato declararon que eran Jack el Destripador. Uno de ellos, que
había envenenado a su amante, dijo cuando lo arrestaron: “Por fin han atrapado a Jack
el Destripador”. Sin embargo, hay muy poca evidencia que respalden la veracidad de
esa declaración. El segundo hombre, mientras la trampilla de la horca se abría, alcanzó
a gritar: “Yo soy Jack el...” Pero más tarde se comprobó que este tipo estaba en América
cuando el verdadero Jack cometió sus crímenes.
Pero el inspector Robert Sager, que desempeñó un papel importante durante las
investigaciones sobre el Destripador y murió en 1924, ha dejado escrito en sus memorias:
“Tuvimos buenas razones para sospechar de un hombre que vivía en Butcher's Row,
Aldgate. Lo vigilamos cuidadosamente; no había duda de que el hombre estaba loco y,
después de un tiempo, sus amigos pensaron que era aconsejable internarlo en una
clínica privada. Desde que el hombre fue internado, se acabaron las atrocidades del
Destripador.”
Entre los sospechosos figuró incluso el nieto mayor de la reina Victoria. Se trata del
príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence, que de haber sobrevivido se hubiese
convertido en rey tras la muerte de su padre Eduardo VII.
Es posible que las soluciones más apasionantes para este enigma sean las dos más
recientes. El escritor y periodista radiofónico Daniel Farson propone el nombre de
Montague John Druitt, un jurista frustrado que tenía conocimientos médicos y un historial
familiar de desequilibrios mentales. Farson basa su propuesta en los apuntes dejados por
sir Melville Macnaghten (18531921), que ingresó en Scotland Yard en 1889 y se convirtió
en jefe del departamento de investigación criminal en 1903.
Melville Macnaghten menciona como los tres principales sospechosos a un comerciante
polaco que probablemente odiaba a las mujeres, a un médico ruso que había matado
a alguien en su país, y finalmente a Druitt. La policía, por su parte llegó a la conclusión
de que éste último era el asesino; lo cierto es que pocas semanas después de la muerte
de Mary Kelly, se encontró el cadáver de Druitt flotando en el Támesis.
Por su parte, y de manera más que irónica, el mismo Melville Macnaghten fue
presentado como sospechoso. Esta última teoría fue presentada en 2007 por la
investigadora francesa Sophie Herfort. Su tesis apunta a que el Macnaghten, que visitó
las escenas del crimen y que se guardó fotos postmortem de las víctimas. Herfort
supone que Macnaghten habría cometido los asesinatos para forzar a su superior a
dimitir. Esta hipótesis se basaría en tres cosas: que Melville había sido puesto al cargo del
caso en el año 1889, al mismo tiempo que el asesino dejo de matar; que al parecer este
policía siempre proporcionó datos confusos que, más que ayudar, desviaba la
investigación; y por último, a que se comparó la letra de Melville con la de una de las
cartas con encabezamiento "Querido Jefe" dirigida a Scotland Yard y parece que
ambas letras coinciden.
El escritor Stephen Knight propone la fascinante teoría de que los crímenes atribuidos a
Jack el Destripador fueron en realidad cometidos por tres personas diferentes. Afirma
que se trataba de un médico de la familia real, William Withey Gull; de un cochero y de
un artista. Asesinaron dice Knight para silenciar a una banda de prostitutas que trataba
de extorsionar a la familia real, a la que amenazaban con revelar el matrimonio secreto
contraído por el duque de Clarence. Ante el chantaje, la familia real, el primer ministro
lord Salisbury, los jefes policiales y los masones habrían organizado una tortuosa intriga
para silenciar a las prostitutas.
¿Por qué los masones? La teoría de Stephen Knight relaciona la palabra "juwes" de la
frase The Juwes are the men That Will not be Blamed for nothing escrita en un muro
después del asesinato de Catherine Eddows, a la leyenda masónica de Hiram Abif y de
sus asesinos: Jubela, Jubelo, y Jubelum, los Juwes.
En el año 2006, se descubrió ADN de mujer en una de las supuestas cartas del asesino,
por lo que algunos piensan que "Jack" pudo haber sido una mujer, aunque en ese caso
debió de tratarse de una lo suficientemente fuerte como para mutilar los cuerpos de las
prostitutas y, lo que es más improbable, con la particular psicología de un asesino sexual
en serie. Muchos piensan que una mujer jugó una broma macabra a la policía.
Durante una de las investigaciones se halló un pequeño reloj de bolsillo de oro donde
está grabado el texto “Yo soy Jack” junto al nombre “James Maybrick", así como las
iniciales de las cinco víctimas reconocidas del asesino: Mary Nichols (MN), Annie
Chapman (AC), Elizabeth Stride (ES), Catherine Eddowes (CE) y Mary Kelly (MK). Dicho
hallazgo ha situado a James Maybrick en el número uno de los sospechosos. Este reloj se
descubrió a mediados de los años 90 del siglo XX, poco después de la aparición del
supuesto diario personal de James Maybrick, en el que narraba los crímenes que había
cometido. Aunque hasta ahora se creía que tanto el diario como el reloj eran una burda
falsificación para sacar dinero, unos recientes análisis hechos por la Universidad de
Manchester han revelado que el reloj podría ser realmente de la época en que Jack se
paseaba por las calles de Whitechapel. Con ayuda de microscopios electrónicos se han
detectado partículas oxidadas de cobre depositadas en el fondo de las iniciales
grabadas en el reloj y que pertenecerían a la herramienta con que se hicieron. La
Universidad de Bristol también lo analizó y certificó que podía tener "decenas de años
de antigüedad", pero que no se podía decir con exactitud.
Asimismo, recientemente se ha dado a conocer una posible identidad del asesino según
documentos de Scotland Yard, expuestos en el Black Museum. Se trata de un peluquero
llamado Aaron Kosminski que ya fue considerado como sospechoso en la época de los
asesinatos.
El Caso Kosminski
Tras retirarse, el Inspector Donald Sutherland Swanson se
frustró por no haber atrapado a Jack el Destripador
para que pagara por sus crímenes. Después de unos
años de silencio, decidió escribir unas notas en el
margen de las páginas del librito de memorias de su
exjefe, donde revelaba el nombre de quien ellos tenían
la certeza era el verdadero asesino. El nombre era
Aaron Kosminski, un peluquero judío polaco emigrado
que vivía en Whitechapel, East London, en la época
que actúo Jack el Destripador. Un hombre que terminó
sus días en un manicomio. Según Swanson, la policía
estaba más que convencida de la culpabilidad de Kosminski de al menos cinco
asesinatos de prostitutas.
Swanson escribió: "Dado que el sospechoso era también judío y debido a que la
evidencia que él proporcionara haría que el sospechoso fuera colgado, decidió no
aportar datos para que su muerte no cayera sobre su cabeza." También escribió que
Kosminski supo que fue identificado. Fue trasladado a la casa de su hermano en
Whitechapel donde la policía mantendría una estrecha vigilancia secreta. Poco
después, Kosminski fue llevado al manicomio donde moriría.
La familia Swanson le dio al remodelado Museo del Crimen de Scotland Yard la copia
del libro con las anotaciones hechas al margen de la páginas. El Detective Steve
Lovelock, quien encabeza el entrenamiento para detectives y el museo declaró que la
identificación fue muy interesante. Lovelock dijo que el nombre ya había sido
mencionado mucho antes y que las notas se revelaron hace pocos años atrás, pero que
creía que eran significativas.
Las investigaciones de Scotland Yard sugerían que Kosminski fue arrestado después de
haber amenazado a su hermana con un cuchillo y que los oficiales se asombraron por el
parecido con la descripción que los testigos habían hecho del Destripador. Sin embargo,
el hombre fue considerado demasiado enfermo mentalmente como para ser
interrogado, por lo que se puso a los cuidados del hermano y llevado a una casa de
descanso de la policía en Brighton, que fue el lugar donde se llevó a cabo el desfile de
sospechosos.
No fue sino hasta 1959 que el nombre del sospechoso fue revelado: "Kosminski". Esto
después de descubrir una copia de un memorando policíaco escrito en 1894 por el
mismo Sir Melville Macnaghten, el segundo al mando de Anderson. El memo lista como
sospechoso a Kosminski como: "un polaco judío que vivió en el corazón del distrito
donde se cometieron los asesinatos. Se había vuelto un demente llevando varios años en
la indulgencia de vicios solitarios. Tenía un gran odio hacia las mujeres poseyendo fuertes
tendencias homicidas." Todo fue corroborado por las notas hechas por Swanson en el
margen de las páginas del libro de Anderson.
El nombre completo del sospechoso fue un misterio hasta que recientemente, cuando
Martin Fido hizo una exploración de los registros de la clínica mental, descubrió a un tal
Aaron Kosminski, un peluquero judío diagnosticado como demente y admitido en el
hospital siquiátrico Colney Hatch en 1891. La causa de su demencia fue indicada como
resultado de "auto abuso", forma coloquial de llamar a la masturbación. Esta referencia
en el registro médico corresponde con la de Anderson acerca de "vicios totalmente
innombrables" y la de Macnaghten donde mencionó "varios años en la indulgencia de
vicios solitarios".
Pudiera haber pocas dudas de que en realidad Aaron Kosminski es el sospechoso
polaco judío al que se referían Anderson, Macnaghten y Swanson. Sin embargo, existen
detalles incorrectos en sus declaraciones. Tal vez el error más notable es la afirmación
hecha por Swanson de que el sospechoso murió poco tiempo después de haber sido
internado en Colney Hatch. De hecho, Aaron Kosminski vivió otros 28 años más. Por lo
demás, todo parece encajar con los datos conocidos acerca de la vida de Kosminski.
Sin embargo, muchos riperólogos, estudiosos del caso del Destripador, siguen pensando
que Kosminski no era más que un babeante imbécil que no podía ser el asesino y
continúan buscando otras teorías alternativas a la de Kosminski.
Pero, ¿qué tal si Anderson estaba en lo correcto? ¿Y si el caso más famoso de asesinatos
en la historia de Inglaterra fue en verdad resuelto por la policía? ¿Y si Jack el Destripador
siempre estuvo justo frente a nuestras narices, virtualmente ignorado por años,
simplemente porque la gente tendió a ignorarlo?
¿Quién era Kosminski?
Kosminski creció sin una figura paterna. Fue criado por su madre y sus dos
hermanas:Matilda y Betsy, a las que veía como figuras maternas dominantes. Aaron
compartía su cama con una o las dos hermanas y comenzó, según se cree, a desarrollar
fantasias sexuales alrededor de ellas. Una de sus hermanas, Betsy, tenía 12 años en 1869
mientras que él rondaba los 5. Es muy probable que haya tenido una fijación con los
órganos genitales femeninos cuando descubrió que su hermana menstruaba. Quizá de
ahí provenía la violencia y la sangre asociada con la sexualidad.
A los 16, durante los pogroms rusos, pudo llegar a ser testigo de la violación a los
miembros de su familia. Sus hermanas a veces lo ridiculizaban por su manía de
masturbarse de manera compulsiva.
Los pogroms en Rusia generaron una ola de migraciones judías que continuaron por
décadas. Refugiados judíos cruzaban la frontera alemana en busca de un lugar seguro.
Se estima que al menos unos 120,000 judíos Ashkenazi llegaron a Inglaterra entre 1880 y
1914, y que un total de casi 2 millones salieron de Rusia entre 1880 y 1910. Durante este
tiempo, muchos judíos emigraron vía Hamburgo y Brody, lugares que les sirvieron como
refugios mientras seguían su camino hacia Inglaterra, Estados Unidos y otras naciones de
occidente. Hay una gran probabilidad de que los Pogroms en 1881 fueron los que
provocaron que los Kosminski decidieran emigrar al Oeste. Alrededor de 1881 ó 1882, la
familia de Kosminski emigró de Rusia y se quedaron por un tiempo breve en Alemania
para después ir a Londres.
Otros datos de Kosminski
Poco se conoce sobre el padre de Aaron Kosminski. Se sabe que Golda, su madre, se
volvió a casar en algún momento antes de 1901. Se tiene la certeza que los padres de
Aaron no emigraron con la demás familia en 1881 ó 1882. Se especula que el padre se
separó de la familia, ya sea por divorcio, abandono o incluso por fallecimiento antes de
1881.
Durante las investigaciones sobre Aaron, ha salido a relucir el nombre Woolf. No se
conoce que Aaron haya tenido un hermano de nombre Woolf, pero se ha asumido que
el nombre pertenece a su cuñado Woolf Abrahams. De hecho, el censo de 1901 tiene
en su lista a un Woolf Kosminski, un sastre venido de Rusia. Sin embargo, no parece haber
relación entre Aaron Kosminski y Woolf Kosminski y la razón que se da es que este Woolf
nació en 1844, lo que lo haría 21 años más viejo que Aaron. Para poder vincularlos se
tendría que aceptar que Woolf era un hermano muy mayor de Aaron o que en realidad
era un medio hermano. Es notable ver que tanto Golda como Woolf aparecen por
primera vez en el censo de 1901 en Londres. También es interesante el que Matilda y
Morris Lubnowski tuvieron un hijo al que bautizaron como Wolf en 1891 y que esto haya
coincidido con la llegada a Londres de Woolf Kosminski.
Tras llegar a Londres, es posible que Aaron haya visto a sus hermanas como madres
substitutas ya que ellas se encargaban de cuidarlo. Como no se encontraba en edad
de trabajar, es de suponerse que las hermanas hayan dado el soporte financiero al
hogar y Aaron haya percibido a la familia en una situación de dominación femenina.
Aaron Kosminski fue criado en el ambiente de los ghettos, lugares donde cundía el odio y
se toleraba el antisemitismo. Los judíos eran considerados personas de no fiar y
elementos parásitos. El gobierno tendía a culpar a los judíos de los problemas de Rusia.
Durante los pogroms, las autoridades poco hacían para proteger a los miembros judíos
que pudieran ser inocentes de todo lo que se les inculpaba. Por estas razones, no sería
exagerado pensar que Aaron pudiera haber desarrollado un resentimiento general en
contra de las figuras de autoridad y la sociedad en conjunto. Su percepción del trato
injusto en contra de los adultos pudiera haber sido la justificación por sus posteriores
actos de violencia.
Es muy probable que Aaron sufriera de esquizofrenia. En su certificado médico emitido
en la clínica mental de Leavesden (del 2 de febrero de 1916), se declara que, en
términos no técnicos, experimentaba alucinaciones visuales y auditivas y de vez en
cuando actuaba de manera obstinada. Aaron mismo aceptaba que estaba enfermo y
decidió dejar de comer. Muchos riperólogos definieron a Aaron Kosminski como un
imbécil babeante realmente inofensivo.
Pero lo interesante, sin embargo, es notar la reminiscencia de estos actos de Aaron con
los de Richard Chase, el famoso asesino serial estadounidense, quien en 1976 creía
firmemente que padecía de envenenamiento por jabón lavaplatos y que por eso
necesitaba sangre de otras criaturas para reemplazar aquella que se había convertido
en polvo en su venas. Esto se convertía en una justificación racional dentro de la mente
de Chase para cometer sus asesinatos.
Tanto las alucinaciones como las percepciones distorsionadas son síntomas de
esquizofrenia. Varios asesinos seriales conocidos fueron diagnosticados como
esquizofrénicos paranoides. Por ejemplo, David Berkowitz decía que recibía instrucciones
del perro de un vecino. De la misma manera, Ted Bundy hablaba de una "presencia",
una voz que le ordenaba atacar a ciertas personas. En el caso de Bundy, la voz parecía
ser una especie de "diálogo interno", y por lo general no se consideró un caso de
esquizofrenia; pero en cualquier caso, las voces internas de Bundy podrían describirse
como alucinaciones auditivas muy parecidas a las que sufría Aaron.
De acuerdo a la definición, la esquizofrenia es un trastorno mental grave caracterizado
por la pérdida de contacto con la realidad, presencia de alucinaciones (percepciones
falsas), ideas delirantes (concepciones erróneas), pensamiento anormal, aplanamiento
afectivo (restricción de la gama de emociones), abulia y deterioro de la actividad social
y laboral del individuo.
La esquizofrenia parece incidir más en las clases socioeconómicas más bajas de áreas
urbanas, quizá porque sus efectos discapacitantes conducen al desempleo y la
pobreza. Por otro lado, la mayor prevalencia entre personas solteras puede ser reflejo del
efecto de la enfermedad o sus precursores sobre la actividad social. La prevalencia es
similar para hombres y mujeres. La edad álgida de comienzo se sitúa entre los 18 y los 25
años en hombres y los 26 a 45 en las mujeres. Sin embargo, no es infrecuente el inicio de
la enfermedad durante la infancia, principios de la adolescencia o últimas fases de la
vida. La esquizofrenia de Aaron comenzó, según los especialistas a principios de sus
veintes.
Hay que recalcar que no todos los esquizofrénicos hablan consigo mismos o echan
espuma por la boca. Muchos aparentan normalidad y funcionan adecuadamente en
sociedad. Una cosa a notar es que su CI está por encima del promedio y regularmente
tratan por años de ocultar sus alucinaciones a la gente.
Es importante tener en cuenta que Aaron no era analfabeta, en los registros se muestran
que podía escribir y leer. En su internamiento en la clínica Leavesden, se llego a decir
que hablaba en alemán, aunque es posible que en realidad hablara en Yiddish, una
lengua relacionada y a veces confundida con el alemán.
Una última cosa a tomar en consideración es el reciente descubrimiento de Stephen
Ryder de una carta dirigida a Robert Anderson concerniente a una mujer en la que se
declara: "Ella cree tener información acerca del autor de los asesinatos de Whitechapel.
El autor al parecer está relacionada de algún modo con ella, por lo que la mujer teme
estar tanto ella como su familia en gran peligro". Ryder menciona: "Dado que ésta es la
única carta que quedó de la correspondencia (de Anderson) que tuvo algo que ver
con los asesinatos de Whitechapel, uno pudiera pensar que este artículo ocupaba el
puesto más grande en importancia para Anderson”.
Ahora sabemos que Anderson declaraba haber resuelto el caso del Destripador y que su
sospechoso era un peluquero polaco judío, quien posteriormente fue identificado por
Swanson como "Kosminski". Existe la posibilidad de que la mujer fuera una de las
hermanas de Aaron. Sin embargo, se puede especular que Ryder creyó que la mujer no
era familiar de Kosminski, sino de Montague Druitt. Hasta estos días, la identidad de la
mujer permanece en la bruma del misterio.
El Libelo de Sangre y su relación con Kosminski
En 1878, cuando Aaron contaba 13 ó 14 años, se resucitó el mito del Libelo de Sangre
que había sido proscrito por Alejandro I, en periódicos antisemitas como el Novoye
Vremya. Basado en parte en el asesinato ritual del niño Simón de Trento y otros, este mito
sostenía que los judíos participaron en el ritual de muerte de niños cristianos, usando su
sangre para apaciguar la ira de Dios. En específico, la leyenda del Libelo de Sangre
contaba que los judíos "habían secuestrado a un niño cristiano, lo ataron a una cruz, lo
apuñalaron en la cabeza simulando la corona de espinas de Jesús, lo asesinaron y le
drenaron la sangre para mezclarla con los matzohs de la Pascua judía.” Si un niño
cristiano era encontrado asesinado en un tiempo cercano a la Pascua, había una gran
probabilidad de que los judíos locales tuvieran la culpa. A finales del siglo XIX y principios
del siglo XX, al menos 24 juicios llevados a cabo en Europa Central y Oriental fueron
debidos a asesinatos rituales.
Se cuenta que el asesinato de Simón de Trento ocurrió durante la Pascua Judía de 1475,
en Trento, Italia. La historia dice que el niño, que no pasaba de los 3 años de edad, fue
secuestrado y llevado a una casa donde fue brutalmente muerto por los gemelos
Saligman y Samuel. Pero no estaban solos, fueron asistidos por otras personas entre las
que se encontraban: Tobías, Vitalis, Moisés, Israel y Mayr. Mientras Moisés estrangulaba al
niño con un pañuelo, se cortó el cuello para recolectar la sangre en un tazón. Pedazos
de carne se cortaron de brazos y piernas y se enterraron agujas en el cuerpecito del
niño. Al finalizar, se tiró el cuerpo sin vida al río. Existen diversas variaciones de la historia
que fueron divulgadas para esparcir propaganda antisemita durante la Edad Media.
En la imagen de la izquierda se puede apreciar claramente el
asesinato de Anderl von Rinn, un niño de tres años, que fue la
víctima central del culto del Libelo de Sangre en el siglo 17. El
“Mártir”, como se le menciona a Anderl, está siendo asesinado a
sangre fría por dos judíos que lo sujetan mientras le cortan el
cuello. Curiosamente, el asesino usa el cuchillo con la mano
izquierda para cometer el brutal crimen. Un tercero, de rodillas,
sostiene una vasija donde se recogerá la sangre que brota. El
texto al pie de la imagen dice: "Sie schneiden dem Marterer, die
Gurgl ab und nemen alles Blut von Ihm" ("Ellos le cortaron e cuello
al mártir y le extraen la sangre").
La figura es un grabado que muestra el asesinato de Simón de Trento. Lo interesante de la imagen es que muestra un
corte en el área del abdomen bajo. Esto tiene un paralelismo con el modus operandi de Jack el Destripador.
Según las leyendas del Libelo de Sangre, las víctimas eran estranguladas, se les cortaba
el cuello y, como se muestra en la imagen, se encajaba un cuchillo de gran filo en el
abdomen. ¿Existe la posibilidad de que Aaron Kosminski recreara sus recuerdos del Libelo
de Sangre asesinando a las prostitutas de Spitalfields de modo similar?
Una interpretación alterna del Graffitti de la Calle Goulston
Como se recordará, tras el asesinato de Eddowes se encontró en un muro una frase
pintarrajeada que decía: “The Juwes are The men That Will not be Blamed for nothing”.
La intención del enunciado sigue siendo objeto de debate igual que en los tiempos en
que fue escrita. Sir Charles Warren admitió que el mensaje era difícil de interpretar y lo
primero que se especuló fue que el autor era una extranjero.
“La estructuración de la frase no parecía ser de un inglés, francés o alemán”, escribió,
“más bien parece haber sido escrita por un irlandés que tratara de hablar un idioma
extranjero, incluso podría ser un idioma de España o Italia”. En otras palabras, Warren
tenia la convicción de que la frase no fue escrita por una persona cuyo idioma nativo
fuera el inglés. La interpretación que dieron Abberline y otros en Scotland Yard fue que el
mensaje fue escrito con el objeto deliberado de culpar a los judíos por los asesinatos y se
le dio la interpretación de “Los judíos nunca aceptan la culpa de nada”.
Aunque pudiera haber otra interpretación. La verdadera confusión dentro de la frase
viene dada por el uso de la palabra “will” que en inglés es un auxiliar que se emplea
junto a un verbo en las frases para formar el futuro de indicativo, aunque también se usa
para expresar voluntad o la intención. Por ejemplo, “will” puede usarse para describir
una característica de algo como en “this car will do 100MPH” (este coche puede
alcanzar las 100 millas por hora). Leído de este modo, el graffitti pudiera significar: “Los
judíos nunca son culpados por nada”. Por otra parte, “will” también puede emplearse en
forma imperativa como en la frase “you will speak to no one about this!” (¡No hablarás
con nadie sobre esto!”. Leído así, la frase significaría: “No culpen a los judíos por nada”.
Lo que también está poco claro es el significado de la palabra “nada”, aunque es
probable que se refiera a los crímenes mismos (asumiendo que el autor de los asesinatos
fuera quien escribió la frase en la pared). Viéndolo desde otra perspectiva, la palabra
pudiera significar “cosa alguna”, dejando la interpretación como “Los judíos nunca
aceptan la culpa por cosa alguna” o “No culpen a los judíos por cosa alguna”.
¿Por qué se borró el mensaje? Era sabido que la policía buscaba un sospechoso de
ascendencia judía y la aprehensión de John Pizer echó más leña al fuego. La policía se
empezó a preocupar por la posibilidad de que se generaran ataques contra los judíos.
Para justificar su decisión de borrar el mensaje antes de que pudiera ser fotografiado, Sir
Charles Warren escribió: "tomando en consideración el estado de excitación de la
población de Londres, los fuertes sentimientos contra los judíos... consideré necesario
eliminar el mensaje. Si esa frase se hubiera quedado donde estaba, habría ataques en
contra de los judíos, las propiedades serían destruidas e incluso podría haber pérdida de
vidas humanas." Esta declaración es indicativa de que la policía estaba consciente de la
mecha que se iba a encender.
Con todo lo presentado anteriormente, uno se pregunta: ¿Sería Aaron Kosminski ese judío
del que se creyó ser Jack el Destripador?
¿El rostro de Jack el Destripador?
Conclusión
Teorías van, teorías vienen y hoy no estamos más cerca que antes de descubrir la
identidad del asesino. En los días actuales, el East End londinense ha cambiado. Sin
embargo, por mucho que cambie el East End, el espectro de Jack el Destripador
rondará por sus calles hasta el fin de los tiempos.
Referencias
Fotos de las cartas: S.P. Evans / M.E.P.O.
¿Quién fue Aaron Kosminski: http://www.judicialinc.biz/j.ack_the_ripper_supplement.htm
Las Cartas del Destripador: http://www.casebook.org/
Stewart Tendler: Official: Jack the Ripper identified
Esquizofrenia; Manual de Merck, 1999