Aldo Perán

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

Feminicidios en Ciudad Jurez: Un acceso historiogrfico a la violencia de gnero en

Latinoamrica desde la narrativa de Roberto Bolao.


Aldo Pern Gutirrez
Universidad Alberto Hurtado
Resumen: La representacin de la violencia de gnero en Latinoamrica
a partir de la narrativa de Roberto Bolao supone insertarse en un debate
historiogrfico sobre la relacin entre historia y literatura, desafo
fundamental para la consolidacin de un saber interdisciplinario que
ample el horizonte de comprensin historiogrfico. El aporte de Bolao a
un tema referido a la violencia de gnero, as como su narracin acerca de
formas de violencia en Mxico, resultan fundamentales para la
elaboracin de un acceso al problema en cuestin. Por tanto, nuestros
objetivos se dividen en: 1) Mostrar distintas representaciones de
violencia, en cuanto dispositivos de un accionar que rompe con el mito
hobbesiano acerca del control de la violencia por parte del Estado. 2)
Develar la relacin entre violencia contra la mujer (feminicidio) y las
formas de violencia simblica que constituyen el fundamento de la
primera. La obra de Bolao ilumina aquello que otros saberes slo
esbozan parcialmente. 3) El conflicto que azota a Ciudad Jurez se aborda
historiogrficamente para reflejar las deficiencias de un Estado incapaz de
monopolizar el poder y la violencia. La crisis de esta sociedad
latinoamericana es una crisis de la idea del Estado Moderno.
Palabras clave: Feminicidio, Violencia, Roberto Bolao, Sexualidad,
Prostitucin, Tortura, Estado.



2

I
Violencia en Santa Teresa: Los feminicidios y la imposibilidad del mito hobbesiano
Con la publicacin pstuma de la novela 2666 de Roberto Bolao, su opus magnum,
podemos habrnoslas con una temtica que no ha sabido abordarse por las distintas
epistemes modernas, a saber, una manera particular de crimen: el feminicidio. Para acceder
a una especie de metodologa de este fenmeno, recurrimos al planteamiento de Gilles
Lipovetsky en donde sita a la violencia como aquella instancia dada en el tiempo de una
manera particular, es decir, su relacin con lo individual: Con la era individualista se abre
la posibilidad de una era de violencia total de la sociedad contra el Estado, una de cuyas
consecuencias ser una violencia no menos ilimitada del Estado sobre la sociedad.
1
La
verdadera violencia pareciera ser incontrolable. La violencia que es la sealada en la obra,
pareciera ser la que tiene que ver con el fenmeno de la agresin y anulacin del otro por
medio de la inconsciencia de uno mismo. De otro modo lo expresa Arendt sealando que:
La verdadera sustancia de la accin violenta es regida por la categora
medios-fin cuya principal caracterstica, aplicada a los asuntos humanos, ha
sido siempre la de que el fin est siempre en peligro de verse superado por
los medios a los que justifica y que son necesarios para alcanzarlo.
2

Si bien Bolao pudo situar su relato en otros lugares, sitios donde su alter ego
literario Arturo Belano estuvo, y pudo ser testigo de la verdadera violencia
3
, prefiri
metamorfosear Ciudad Jurez y transformarla en Santa Teresa, el lugar donde se
desarrollan los crmenes que muestran, en ltimo trmino, la temporada en el infierno que
viven ciudades latinoamericanas que estn gobernadas por el terror.
4
Ciudad Jurez
representa la antpoda del proyecto poltico estatal de la modernidad en la medida de que

1
Lipovetski, Gilles.Op. Cit. p. 216
2
Arendt. Hannah. Sobre la violencia Alianza Editorial, 2006, Madrid. Espaa. p. 10
3
Sobre la definicin de verdadera violencia, vase el El Ojo Silva. En: Bolao, Roberto. Putas Asesinas.
Anagrama, 2001, Barcelona, Espaa. Cfr. El Gusano. En: Bolao, Roberto. Llamadas telefnicas. Anagrama,
1997. Barcelona, Espaa.
4
Sobre esta imagen de Latinoamrica y el estilo detectivesco de 2666 con el que se confronta la realidad de Santa
Teresa, vase: Cnovas, Rodrigo. Fichando la parte de los crmenes de Roberto Bolao, incluida en su libro pstumo 2666.
Anales de Literatura Chilena. Ao 10, Junio 2009, nmero 11, pp.241-243
3

sus lmites sobre el control del poder y sus dispositivos, no estn en manos del Estado.
Cmo ha recalcado Waldmann, la cuestin es comprender que esta debilidad del Estado
en Latinoamrica surge desde la imposibilidad que tiene de otorgar una coercin fsica a la
sociedad que debera legitimarle. Peter Waldmann sostiene, en suma, que es la
imposibilidad de arrancar el monopolio de la violencia a los ciudadanos, lo que impide la
consolidacin del Estado.
5
En sintona con esta proposicin, Michael Riekenberg ha
sostenido que aquel poder que se marca sobre quien es dominado, comnmente en
Latinoamrica es ejercido por actores que estn al margen de la esfera pblica, y que llevan
sus asuntos personales a un rea al margen de la violencia legal.
6

En el mismo mes de septiembre, dos semanas despus del descubrimiento
de la muerta del fraccionamiento Buenavista, apareci otro cadver. ste
era el de Gabriela Morn, de dieciocho aos, muerta a balazos por su novio
[] Los hechos, segn la investigacin policial, se circunscriban a una
pelea mantenida por la pareja ante la negativa de Gabriela Morn a
emigrar a los Estados Unidos.
7

El sentido de estas fichas policiales que se repiten constantemente en la parte de
los crmenes, tiene como trasfondo no el revelar la crudeza del relato que es siempre el
inicio-, sino ms bien, mostrar o hacer visible aquello que pensaban tanto los responsables
de estos crmenes como aquellas mujeres que fueron son- vctimas de esta violencia. En
otros trminos, tal como sealaba Bajtn de Dostoievski, la idea jams se separa de la
voz.
8
Esta propuesta dialgica que busca un sentido, por un lado, referido al objeto que se
predica, mientras que tambin dirige su alusin a otro enunciado completamente distinto.
Pero en Santa Teresa no hay solo registro de violaciones y asesinatos todos los meses, la
lucha entre

5
Waldmann, Peter. El Estado anmico. Derecho, seguridad pblica y vida cotidiana en Amrica Latina. Nueva
Sociedad, 2003, Caracas, Venezuela. p. 31
6
Riekenberg, Michael. Algunos comentarios sobre literatura reciente acerca de la violencia y del Estado en
Amrica Latina. En Knig, Hans Joachim, Tristan Platt y Colin Lewis (coords.); Estado-nacin, Comunidad Indgena,
Industria. Tres debates al final del Milenio. Cuadernos de Historia Latinoamericana 8: 71-93. 2000, Leiden, Asociacin
de Historiadores Latinoamericanistas Europeos. p.82
7
Bolao, Roberto. 2666. Edicin al cuidado de Ignacio Echevarra. Anagrama, 2011. Barcelona, Espaa. p.488
8
Bajtn, Mijail. Esttica de la creacin verbal. Siglo XXI Editores. 2008, Buenos Aires, Argentina. p.191
4

mafias resulta ser otro de los elementos centrales que componen esta sociedad al margen de
la violencia legal. No tan solo las identidades y los restos que quedan de los cuerpos
mutilados se pueden reconstruir fragmentariamente en la narrativa bolaesca. Otras formas
de violencia pueden ser objeto de anlisis bajo el mismo patrn arquetpico que determina a
Santa Teresa:
La seora de Pedro Rengifo no se dio cuenta de nada. Los pistoleros
apartaron de un manotazo a las empleadas domsticas. Uno de ellos llevaba
una metralleta Uzi. Era delgado y con la piel renegrida. El otro llevaba una
pistola y vesta un traje oscuro y una camisa blanca [] la mujer de Pedro
Rengifo sinti que la jalaban del traje y la tiraban al suelo. [] La bala se
incrust en el pecho del tipo flaco y renegrido y lo derrib en el acto. El otro
se movi imperceptiblemente hacia su derecha y tambin tuvo una duda.
Cmo era posible que el muchacho aquel estuviera armado?.
9

Pero no tan solo la sorpresa por el porte de armas del personaje Lalo Cura o
Pancho Monje, en Los sinsabores del verdadero polica- lo que atormenta a Santa Teresa, a
Ciudad Jurez que viene a ser la ciudad descrita por Bolao- es la existencia de crmenes
de odio, cuestin de otro orden. Es parte de la convulsionada representacin de una
sociedad mexicana de la dcada de los 90.
10
Para Lauta Sigato, este fenmeno se explica
producto de la infraccin a lo que denomina dos leyes del patriarcado: la norma del
control o posesin sobre el cuerpo femenino y la norma de la superioridad masculina. Slo
desde ese relato acerca de la infraccin femenina, puede entenderse el doble significado
de los asesinatos cometidos en Jurez durante estas ltimas dos dcadas: se perpeta una
forma de dominacin y esta se despliega, reproducindose en la reiteracin de estas

9
Bolao, Roberto. 2666. Op. Cit. pp.496-496.
10
Una panormica de este problema, expuesto en 2666 se presenta en: Marras, Sergio. El hroe improbable. (Cmo
Arturo Belano siempre quiso ser Benno von Archimboldi). RIL Editores. 2011, Santiago, Chile. p. 160. Sobre la
representacin de la sociedad que inspira a Bolao, resulta crucial sealar que fue parte de una generacin que
vivi no tan solo el golpe de Estado por parte de los militares en 1973; tambin fue testigo de la matanza de
Tlatelolco el ao 1968, cuestin que marcara tambin su literatura. De ese episodio trata su novela Amuleto. Sobre
esta relacin, vase: Madariaga, Monserrat. Bolao Infra: 1975-1977. Los aos que inspiraron Los detectives salvajes.
RIL Editores, 2011. Santiago, Chile. Captulos 1 y 2.
5

prcticas.
11
En otra de sus novelas inditas, Roberto Bolao extiende la narracin de los
crmenes y pone nfasis, en uno de estos sucesos, en el rol de puta ocasional que ejerca
una de las mujeres ajusticiadas por la violencia fuera del margen legal. En efecto, el
narrador de Los sinsabores del verdadero polica seala que:
Segn el forense, ambas [muchachas que encontraron muertas] fueron
violadas repetidas veces, presentaban heridas leves en las piernas y en la
espalda, magulladuras en las muecas, de lo que se deduca fcilmente que
en el algn momento haban estado atadas, una o dos heridas en el cuello de
carcter mortal [] golpes contusos en el pecho, brazos, golpes ligeros en
el rostro. En ninguna de las dos se encontraron rastros de semen.
12

La representacin expresiva de estos crmenes nos sita en un nivel de
interpretacin donde la accin contra la mujer se transforma en un lenguaje que transforma
la violencia en un cdigo comunicativo de carcter universal. Este fenmeno, para Rita
Segato, le otorga condiciones a los crmenes contra mujeres en Jurez, en cuanto contexto
determinado por la responsabilidad del aparato estatal para controlar la legalidad como lo
ilegal. Es el Estado el que segn la autora- permite y da la instancia para la perpetracin
de estos crmenes.
13
Si bien el relato de Bolao se asemeja a las propuestas tericas de
Segato, en cuanto se presenta la corrupcin del sistema poltico y estatal, tambin se
presenta la categora de indistincin para mostrar la accin del Estado para unificar en una
misma categora los distintos asesinatos contra las mujeres de Jurez, tambin se presenta la
similitud entre el acusado de la novela, y el problema de la manipulacin de las
investigaciones que conlleva a la inculpacin de chivos expiatorios que no representan la

11
Segato, Rita Laura. Qu es un feminicidio. Notas para un debate emergente. En: Belausteguigoitia, Marisa y
Melgar, Luca. Frontera, violencia, justicia: nuevos discursos. PUEG-UNAM, UNIFEM. 2007, Mxico. p. 38. Todo
poder admite una dimensin simblica: debe obtener de los dominados una forma de adhesin que no descansa en la decisin deliberada
de una conciencia ilustrada sino en la sumisin inmediata y prerreflexiva de los cuerpos socializados. Los dominados aplican a todo, en
particular a las relaciones de poder en las que se hallan inmersos, a las personas a travs de las cuales esas relaciones se llevan a efecto
y por tanto tambin a ellos mismos, esquemas de pensamiento impensados que, al ser fruto de la incorporacin de esas relaciones de
poder bajo la forma mutada de un conjunto de pares de opuestos (alto/bajo, grande/pequeo, etc.) que funcionan como categoras de
percepcin, construyen esas relaciones de poder desde el mismo punto de vista de los que afirman su dominio, hacindolas aparecer como
naturales.. Vase: Bourdieu, Pierre. La dominacin masculina. Anagrama, 1998. Barcelona, Espaa. p. 22
12
Bolao, Roberto. Los sinsabores del verdadero polica. Anagrama, 2011. Buenos Aires, Argentina. p.287
13
Segato, Rita. Op. Cit. p. 42
6

voluntad de cometer un conjunto de crmenes no idnticos.
14
Lo que nos muestra, en suma,
la narrativa de Bolao es una violencia inserta en un lugar inventado por el autor que
atomiza las caractersticas centrales de las sociedades modernas. Pero en Santa Teresa slo
hay una cosa: crmenes. La narracin de 2666 no muestra habitantes, slo muestra el
horror, y los nicos que enuncian un mensaje ah son las muertas. Y dnde est el Estado?
La prdida de la seguridad, promesa de la propuesta hobbesiana, es lo que justifica que el
Estado moderno permita la superacin del estado de naturaleza. Los hombres tendran que
haber dejado la guerra, pero Ciudad Jurez fue el fracaso absoluto de Hobbes.
II
Formas de violencia: sobre el modo de dominacin masculina.
Si el sujeto hombre se concibe como un individuo incapaz de concebir la sexualidad
femenina desde su emancipacin, su percepcin y recepcin de la idea de mujer se remite
a las categoras sealadas por Nitschack como vrgenes, putas y emancipadas,
estableciendo una triloga que abarca la totalidad categorial propia de esta recepcin acerca
de la mujer. El proceso de modernizacin de los individuos, de su experiencia, establece
una liberacin sexual que le permite establecer parmetros sobre el placer y la capacidad de
establecer vnculos con otros individuos sexualmente activos.
15
Como seala Nitschack, lo
sexual se convierte en algo que flucta libremente, liberando de cualquier responsabilidad
de formar vnculos sociales.
16

En contraposicin a la tesis de Horst Nitschack, lo que resulta decisivo es la
pregunta sobre las condiciones que hacen que el imaginario masculino represente una
imagen sexual de lo femenino relativa a la connotacin sobre la prostitucin. La primera
respuesta tiene una connotacin de carcter religioso. Cmo ha vislumbrado Michel
Onfray:

14
Ibd. p. 44. Esta problemtica en Bolao: 2666. Op. Cit. p.565 y p.600-601.
15
Cfr. Berman, Marshall. Todo lo slido se desvanece en el aire. Siglo XXI Editores. 2001, Mxico D.F.
16
Nitschack, Horst. Vrgenes, putas y emancipadas en el mundo imaginario de los adolescentes. En: Kathya
Araujo, Mercedes Prieto. Estudios sobre sexualidades en Amrica Latina. Flacso-Sede Ecuador, 2008. p.110
7

l'impregnation de vingt sicles d'idologie d'un christianisme qui dteste
les femmes, le dsir, les plaisirs, la chair, les corps, la sensualit, la volupt,
gnre un nihilisme de la chair qui reste la vrit de notre poque en
matire de sexualit.
17

Aquella categora limitante nos sita en una idea de aniquilacin que abarca varios
de los puntos en cuestin que hemos ido trazando. Tal como ha sealado Alexis Candia, la
voluptuosidad de los criminales tiene su origen en un modo de accin que se transforma en
un patrn comn.
18
El fenmeno de dejar patrones comunes se explica por el modo de
relacin que ejerce el tema de la obscenidad. En efecto, la representacin obscena, as como
su discurso, establece por definicin la notoriedad de los signos transgresores que deja el
sujeto a su vctima.
19
Sofsky resulta aqu fundamental. La tortura como anulacin del
sentido de la creacin tiene que ver con el argumento de que la tortura va contra el cuerpo,
y por tanto, invierte el sentido de la cultura y de la naturaleza del hombre. Por tanto, esta
nocin de violencia anula esas dos categoras por medio de otras que se alejan de aquellos
marcos surge la nocin de rueda al servicio de la violencia-: lo cotidiano se vuelve til
para propsitos para los cuales no estaba destinado su sentido. Por tanto, lo que se busca
con esta aplicacin de violencia es mostrar la tierra, nuestra realidad y diario vivir como un
preludio de las experiencias infernales que vemos narradas.
Si el infierno puede adoptar formas ficticias es porque existe en la tierra.
Donde reina el monstruo Leviatn, ese smbolo de la represin, la vida
sobre la tierra es slo un preludio de los tormentos del infierno.
20


17
Onfray, Michel. Le souci des plaisirs: Construction dune rotique solaire. ditions Jai lu. Paris, France. p.25
[La impregnacin de veinte siglos de Cristianismo, una ideologa que odia a las mujeres, el deseo, el placer, la
carne, el cuerpo, la sensualidad, la voluptuosidad, genera un nihilismo de la carne, que sigue siendo la verdad de
nuestros tiempos acerca de la sexualidad.]
18
Candia, Alexis. Todos los males el mal. La esttica de la aniquilacin en la narrativa de Roberto Bolao.
Revista Chilena de Literatura. Abril, 2010. N 76. p.52
19
Castilla del Pino, Carlos. Conductas y Actitudes. TusQuets Editores. 2009, Barcelona, Espaa. pp.152-153
20
Sofsky, Wolfang. Tratado sobre la violencia. ABADA. 2006, Madrid, Espaa. p.84

8

El autor recalca, en todo caso, una diferencia fundamental: la temporalidad. La
distincin entre experiencia finita e infinita es lo que determina la distincin entre castigos
temporales y tormentos sin fin. La tortura se presenta entonces como una agona perpetua.
El fenmeno de la tortura, como modo de violencia, comienza a desplegar distintas
categoras. Una de las primeras es la que Sofsky seala como praxis eficaz del poder al ser
parte de las estrategias de carcter disuasivo, instrumental, que tiene la tortura en el
mbito netamente poltico- de manifestarse de modo omnipresente en estos regmenes.
Sofsky sostiene que en la historia de Europa se ha considerado la tortura como un arma del
Estado, mostrando como en los ltimos dos siglos ha metamorfoseado de ser una justicia
revolucionaria a un arma de gran impacto blico. Para Sofsky, en el siglo XX:
no solo conoci un desarrollo monstruoso de las tcnicas de aniquilacin
blica, sino tambin un continuo progreso en las de la tortura, tanto en las
guerras grandes y pequeas como en los stanos de las dictaduras y de los
regmenes de ocupacin y en los campos del totalitarismo.
21

Un evidente progreso en la dominacin de nuevas tcnicas de tortura, fenmeno
inserto en el sistema penal para ser usada contra la subversin es la proposicin
argumentativa de Sofsky al sealar que son la represin y el temor parte fundamental de la
creatividad civilizatoria de nuestra sociedad eurocntrica. El develamiento de su sentido
(represin-terror) quiere dar cuenta de una forma de accin por parte de la esfera poltica.
La prisin es el lugar desde donde el Estado puede luchar contra los individuos que se
violentan fuera de la ley.
Violar mujeres y luego matarlas le pareca ms atractivo, ms sexy, que
enterrar la verga en el agujero purulento de Farfn o en el agujero lleno de
mierda de Gmez. Si siguen enculndose los voy a matar, pensaba a veces.
Primero matar a Farfn, luego matar a Gmez, los tres T me ayudarn,

21
Sofsky, Wolfang. Op. Cit. p.86
9

me proporcionarn el arma y la coartada, la logstica, luego tirar los
cuerpos al abismo y nadie volver a acordarse de ellos.
22

Mxico resulta ser la negacin de la civilizacin europea, un mundo animista
con el que se puede soar, segn recalca Todorov.
23
Al ser la tortura una nocin que no
persigue objetivos ni fines particulares, Sofsky seala que esta consigue su objetivo slo en
la no consecucin de nada: la tortura es pura crueldad.
24
Lo que seala el autor es que a
partir de esa comprensin veremos un esquema de accin procedimientos- para entender
la tortura. Entra ah la dicotoma entre repeticin e intensificacin de las acciones en el
cuerpo de los hombres. En esta panormica, advierte el autor que la imaginacin se ve
imposibilitada de tener lmites al ser un laboratorio de fantasa destructiva.
25
que
orgnicamente muestra un objetivo: el de ser un trabajo, el de la violencia y el de la
tortura- como oficio. La corporalidad de los hombres reducida a su nocin ms
fundamental, ser carne manipulada, permite al torturador ser el artista que idee
operacionalmente y pruebe los efectos de sus experimentos.
En manos del torturador, el cuerpo sufriente se convierte en un
instrumento nico de poder. La violencia produce dolor y lo hace visible, lo
muestra al desnudo. Lastima al torturado y le hace gritar. Su interioridad
queda vuelta hacia fuera, y as se puede disponer de lla a placer. La
violencia ahora el lenguaje en el dolor, un dolor hecho salir, arrancado, del
mundo interior del otro.
26

El torturador pasa a ser productor al ser la vctima reducida a su mera
corporalidad. El dolor al ser insignia del poder, vemos que el torturado comienza a mostrar
signos de quiebre o de xito en la empresa del portador de esta nocin de violencia. Su
cuerpo seala el socilogo- ya deja de sentirse como propio; se transforma en enemigo al
ser su carne la que le ocasiona el tormento.
27
Su exterioridad, su cuerpo, se transforma en

22
Bolao, Roberto. 2666. Op. Cit. p.611
23
Todorov. Tzvetan. Nosotros y los otros. Siglo XXI Editores. 2007, Mxico D.F. p.385
24
Ibd. p.90
25
Ibd. p.92
26
Ibd. p.93
27
Ibd. p.94
10

cmplice de la tortura. En suma, su cuerpo es el instrumento ms fuerte de los efectos que
produce la tortura. La imposibilidad del lenguaje como efecto del sometimiento del cuerpo,
da cuenta del antagonismo social que produce el efecto de la tortura. Los ultrajes y la
indefensin por parte de victimario y vctima se reducen al sometimiento del cuerpo en
cuanto tortura que es capaz de tener poder sobre la voz. Destruir el lenguaje. La tortura, por
tanto, es contemplada por Sofsky como una experiencia totalizadora invasiva del yo y del
mundo que rodea al torturado. La vctima, apreciamos, es despojada de todo objeto. Y el
tiempo destinado por la tortura implica un dolor como presencia absoluta, perpetua. La
destruccin de la interioridad y la exterioridad es el triunfo de esta nocin de violencia y
del torturador-.

También podría gustarte