Sobre El Retablo Del Hermano Pedro de Betancourt.1
Sobre El Retablo Del Hermano Pedro de Betancourt.1
Sobre El Retablo Del Hermano Pedro de Betancourt.1
Sobre el Retablo del Hermano Pedro de Betancourt como punto de unin de influencias europeas
y americanas.
Abstract:
Dentro del presente trabajo se estudiar el Retablo del Hermano Pedro de Betancourt, realizado por el artista costarricense
Francisco Amighetti en el ao 1954. A partir de este, se buscar evidenciar la influencia de tradiciones tanto netamente
americanas como europeas, para lograr entender al cuadro como un punto de encuentro entre las culturas de ambos
continentes.
Palabras Claves:
Arte, Centroamrica, Arte Religioso, Pedro de Betancourt, Francisco Amighetti, Arte Costarricense, Pintura mural,
Pintura al fresco, Giotto di Bondone, Muralistas Mexicanos, Indigenismo.
Introduccin
Al enfrentarnos con el Retablo del Hermano Pedro de Betancourt (Fig.1), leo sobre madera realizado
en el ao 1954 por el artista costarricense Francisco Amighetti, nos llama poderosamente la atencin el
estilo particular de la plstica de la obra. En ella encontramos claramente cmo confluyen varias hebras
de influencia en particular: la de una tradicin de corte americanista en la que es palpable la
importancia de mltiples factores: la nueva sensibilidad de la pintura costarricense, la tradicin de
imaginera religiosa y la influencia de los muralistas mexicanos como Rivera, Orozco y Siqueiros, as
como la de los pintores del gtico tardo, especialmente Giotto di Bondone. De esta manera, esta obra
se destaca como una sntesis sumamente interesante que ejemplifica una de las formas en las que se
desarroll el arte costarricense de la primera mitad del siglo XX: se trataba de un rescate de los valores
americanos, pero sin dejar atrs la significativa influencia europea, especialmente rastreable desde el
mbito formal y tcnico.
Nuestra hiptesis general es que en el retablo podemos encontrar un ejemplo de cmo las culturas de
ambos continentes se mezclan y conviven juntas, en este caso en una representacin de religiosa
armona. Esto se da a partir de varios elementos cruciales, necesarios para la correcta aproximacin a la
obra: la nueva sensibilidad del arte costarricense, el muralismo mexicano y las influencias de J ohn
Ruskin y de Giotto di Bondone. En el presente ensayo, estudiaremos como se van desarrollando estos
canales de influencia dentro de la obra Francisco Amighetti, desarrollando el anlisis desde lo general a
lo particular: empezaremos con un contexto general de la situacin artstica en Costa Rica durante
principios de siglo, para luego estudiar la formacin artstica de Amighetti y como se evidencia, a partir
de fuentes primarias y secundarias, as como en su obra plstica, el inters que el artista presentaba por
ambas tradiciones, la americana y la europea. Por ltimo estudiaremos el retablo tanto en sus aspectos
formales y estilsticos como temticos y de contenido, para elucidar las hebras de influencia que en l
se encuentran intrnsecamente.
I. El arte costarricense durante la primera mitad del siglo XX.
La tradicin artstica costarricense es relativamente joven; la cronologa de artistas y de obras
generalmente tiene sus inicios a partir de la dcada final del siglo XIX. Durante este periodo se
comienza a gestar el arte de nuestro pas, impulsado por un ideal liberal del establecimiento de un
imaginario de nacin y de identidad: una identidad que vamos a tomar prestada de los gustos europeos
predominantes. De esta manera, se importan artistas del viejo continente para concebir y realizar
nuestros monumentos nacionales ms importantes, para construir el Teatro Nacional y para formar la
Escuela de Bellas Artes.
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Los esquemas estticos europeos se introducen de esta manera en los
momentos de origen de los esfuerzos culturales del pas, cuestin que va a ser representativa de la
actitud general del costarricense hacia lo extranjero, dndole a este la posicin primordial en la mayora
de los casos.
Sin embargo, es justamente este fenmeno el que va a ser detonante para que una nueva ola de artistas
costarricenses, empiecen a cambiar los rumbos plsticos del pas, en una bsqueda incansable de
encontrar y representar una verdadera identidad como pas centroamericano. Dentro de este grupo se
van a encontrar nombres como Max J imnez, Francisco Ziga, J uan Manuel Snchez, Manuel de la
Cruz Gonzlez y quien nos ocupa en el marco de este ensayo: Francisco Amighetti. Estos jvenes van a
encontrar sus esfuerzos impulsados por la creacin de las Exposiciones Anuales de Artes Plsticas, que
tuvieron sus inicios en el ao 1928 bajo la iniciativa del argentino Enrique Loudet y fueron llevadas a
cabo hasta 1939. Las exposiciones de las obras de arte ante el pblico, que sucedieron dentro del Teatro
Nacional, suscitaron un crecimiento sin precedentes para el desarrollo de la plstica costarricense, as
como de la crtica de arte. La interaccin con el pblico, esa nueva nocin de educacin y apertura
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El Monumento al hroe J uan Santamaria, encargado al francs Aristide Croizy, inaugurado en 1891.
El Monumento Nacional, realizado por el francs Louis-Robert Carrier Belleuse, inaugurado en 1895.
El Teatro Nacional, inaugurado en 1897, cuya construccin y decoracin estuvo a mano de un grupo de italianos.
La Escuela de Bellas Artes, fundada en 1897, cuyo primer director fue el espaol Toms Povedano de Arcos.
cultural, fue un elemento clave dentro de la formacin de los nuevos estilos artsticos, los artistas ahora
trabajaban en un medio en el que se establecan discusiones, por lo tanto el proceso se vuelve dialctico
y enriquecedor.
Ciertamente parece que a partir de la dcada de los veinte, se genera en Costa Rica una especie de era
dorada del intelecto, en el que empezaban a florecer valiosos esfuerzos por parte de nuevos pensadores
costarricenses. Uno de ellos, quizs el ms significativo, es el de J oaqun Garca Monge con la
publicacin de la revista El Repertorio Americano; este espacio ser clave para la comunicacin de las
nuevas ideas artsticas que empezaban a germinar. El aspecto predominante dentro de todo este
fenmeno va a ser la bsqueda de una identidad concreta latinoamericana, que se alejara de las
nociones preconcebidas y, ante todo, ajenas del arte euro centrista que predominaba a inicios de siglo.
Dentro de este marco contextual es que se va a configurar el grupo de la Nueva Sensibilidad quienes,
liderados por el pintor Teodorico Quirs, empiezan a explorar profundamente, por medio de la plstica,
la realidad cotidiana del costarricense.
Las palabras de Garca Monge al respecto son definitivas:
Hay necesidad de darles expresin a ciertos estados del alma popular que deben recogerse, si en
verdad queremos hacer la patria en lo que tenga de espiritual. En lo que revele un estado de
civilizacin. Hay que conocer al pueblo en lo ntimo, cmo imagina y crea; cmo reflexiona y
redacta; cul es su comprensin y sus sentimientos de la familia, del nio, de los animales, del
paisaje, de la justicia, de la amistad, de la projimidad, de la vida religiosa, de lo sobrenatural, de
todo cuanto carece de importancia para el narcisismo literario. Si pintara, si pintara, si dibujara, si
esculpiera, mis asuntos seran populares y sencillos. Hay bastantes penas y alegras en el alma de
nuestro pueblo que aguardan intrpretes en la lnea y el color. Y de nuestro paisaje ni se diga
(Declaracin Repertorio Americano, 1: 258, 1920)
La necesidad de crear un nuevo lenguaje artstico que se acoplara a las necesidades concretas de
representacin de la identidad costarricense, hizo que los artistas volvieran su mirada al pasado, a
su pasado, a las formas de expresin precolombinas. De manera que un indigenismo rampante va
a surgir durante esta poca, esencialmente en los trabajos de J uan Manuel Snchez, y de
Francisco Ziga; o bien se generar un inusitado inters por la cultura caribea, evidenciable en
las obras iniciales de Manuel de la Cruz Gonzlez, o, ante todo, de Max J imnez. Sin embargo,
la influencia del arte europeo no ser desechada del todo
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; los artistas estaban conscientes de que
no podan dejar de lado algunos de los precedentes estilsticos a los que an eran susceptibles.
De esta manera, el arte costarricense empieza a caminar por su propia cuenta, con un grupo de
jvenes artistas que buscaban encontrar, en esta sntesis, nuevos estilos representativos para una
nueva retrica plstica de identidad nacional.
II. Francisco Amighetti y su obra artstica: aspectos esenciales.
Francisco Amighetti (1907-1998) Fue un pintor y escritor costarricense. Se destaca por su
continua e inmensa produccin creativa, tanto en la plstica como en la literatura; en esta ltima
public tres libros autobiogrficos: Francisco en Costa Rica, Francisco y los caminos, y
Francisco en Harlem, as como varios libros de poesa. Como artista, se desempe en varias
facetas plsticas, ante todo en dibujo, grabado y pintura bajo las tcnicas de acuarela, leo y
fresco, plasmando, a travs de ellas, una pltora de temticas distintas. Empez su carrera como
dibujante, retratando inicialmente a sus compaeros de las oficinas de tributacin directa (ya que
para sobrevivir en esos aos de juventud, Amighetti se someti al tedio de ser un empleado
burcrata), y posteriormente, a artistas contemporneos, como por ejemplo, el pintor Enrique
Echandi (Fig.2). Estos dibujos iniciales van a ser recopilados y publicados en su lbum de
Dibujos de 1926-27; esta publicacin nos deja entrever algunas de las influencias ms
importantes que van a determinar la obra plstica temprana del artista. Sus dibujos prestan
atencin especial en la lnea, que casi siempre lleva consigo una caracterstica eminentemente
caricaturesca; los trazos bajo los cuales va a caracterizar a sus compaeros de trabajo van a
culminar, no en pocas ocasiones, en lo grotesco y lo animalstico. Amighetti va a esta
agudamente interesado, durante este primer periodo, en el arte cubista, y va a experimentar con
la compenetracin de los planos y la simultaneidad entre las formas (Fig.3). Para el siempre van
a tener especial importancia los estudios de la lnea y de la estructura en cuanto a la resolucin
final de los planos; en este aspecto, tambin va a ser particularmente significativa la influencia
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Segn la autora Mercedes Gonzlez, en su texto La Propuesta Plstica de Max Jimnez, p.59: El espacio cultural
que se conform a partir de 1920 en Amrica Latina, posee una trayectoria regional muy especfica. Por una parte,
los pases con una poblacin indgena importante, desarrollaron una esttica que se desenvolvi en torno a lo que se
vino a denominar en su poca como indigenismo. () Ante este ltimo aspecto cabe mencionar que, al contrario
de lo que se pueda pensar, estos artistas no estaban atrapados por una suerte de xenofobia en contra de todo lo que
fuera europeo, por el contario, lo que se pretenda era una alianza entre lo propio y lo europeo.
del arte japons, especialmente en la manera en que los orientales configuran las formas dentro
de un espacio determinado, eludiendo la composicin central cerrada y optando por una abierta,
en que las figuras aparecen incompletas.
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Posteriormente, Amighetti explorar con profundidad la gran variedad de matices psicolgicos
que se encuentran en la realidad cotidiana de los costarricenses, a travs, esencialmente del
medio del grabado; campesinos, borrachos, procesiones, y transentes de la vida nocturna, todos
tomaron vida a travs de las xilografas del artista (Fig.4). Estas obras presentan un carcter
agudamente expresionista, cuestin que se evidencia en la influencia que Amighetti presenta del
artista belga Frans Masereel.
Los viajes al extranjero van a ser claves dentro de la formacin de Amighetti como artista y el
primero de ellos lo llev a Argentina, donde profundiz ampliamente en la tcnica del grabado.
Durante la dcada de los treinta trabajar ms arduamente con la tcnica del leo, produciendo
retratos femeninos que poseen una gran connotacin psicolgica, que difieren de sus grabados en
el sentido de que estos ltimos siempre tendan a ser mucho ms oscuros y densos.
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Posteriormente, a principios de los cuarenta, emprender un viaje por Centroamrica que
eventualmente lo llevar a Mxico; estos viajes quedarn plasmados en uno de sus textos
autobiogrficos, Francisco y los Caminos.
Este recorrido por las tierras vecinas ayudara al artista a empaparse de la realidad
latinoamericana, de ese folclor que es esencial para la cultura propia de cada pueblo y que en
Costa Rica no se encontraba tan presente. Esa cualidad de lo indgena se encontraba en nuestro
pas muy enterrada, fenmeno que no funcionaba de la misma manera en los pases que
Amighetti visit. Profundamente influenciado e inspirado por lo tuvo oportunidad de ver en
aquellos pases, ante todo las monumentales pinturas murales mexicanas de Rivera, Orozco y
Siqueiros, el artista vuelve a Costa Rica dispuesto a experimentar con nuevas tcnicas y
temticas.
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Segn el artista: El cubismo me purific de la tradicin del realismo fotogrfico, pero una vez cumplida esta labor
liberadora, abr los ojos a las cosas simples, como lo hice tambin en la poesa, que con mis primeros grabados en
madera, en aquellos das publicaba en Repertorio Americano. Tambin mis poemas, el haiku y la poesa china me
libraron de la metfora vanguardista y del imaginismo, acercndome a la vida. (Amighetti, 1977, p.2)
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Segn Carlos Guillermo Montero, en su texto Amighetti, 60 aos, La pintura fue para Francisco Amighetti un
refugio bondadoso, el espejo de la belleza entendida como ideal mundo mejor- en cambio el grabado, quizs por la
calidad intensa e incisiva de su tcnica, fue el refugio de las pasiones ms atormentadas; sensibilidad que se revelar
como predominante en la madurez creadora. (Montero, 1987, p. 58)
El resultado de esto va a ser un incipiente inters en la pintura mural como herramienta social y
educativa, cuestin que lo motiva a empezar a practicar la tcnica de la pintura al fresco y lo
llevar al siguiente paso de su carrera, que incluye murales para varias instituciones nacionales.
III. El Retablo del Hermano de Betancourt: una sntesis entre ambos mundos.
Despus de su regreso de Mxico, la motivacin de Amighetti de realizar pintura mural no tuvo
que esperar demasiado para ser concretada: encuentra su oportunidad en la casa presidencial de
la mano del mandatario J os Figueres, quien ofreci patrocinar la obra. Con la ayuda de la
pintora Margarita Bertheau, artista con quien Amighetti colaboraba asiduamente y con quien
comparta el amor por los primitivos italianos, llevaron a cabo la produccin de la obra llamada
La Agricultura (Fig.5), en 1948.
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Un testimonio del propio Amighetti, acerca de este proceso,
desde los primeros encuentros con la pintura mural, hasta su trabajo con Bertheau:
Conoca murales gracias a reproducciones. Mi primer contacto tuvo lugar en 1943, cuando por
primera vez me detuve en Tenochtitln, antes de seguir hacia los Estados Unidos. Conoc obras de
los tres grandes, Rivera, Orozco, Sequeiros, y otros ms que participaron en el nacimiento de la
pintura mural mexicana. A mi regreso a Costa Rica, junto con la pintora Margarita Bertheau, que
comparti conmigo su pasin por el fresco, hice algunos ensayos de pintura mural en mi casa
situada al frente del Parque Central, donde hoy est la sucursal del Banco Nacional. La casa era de
tejas y de adobe y tena paredes aprovechables; ah trabajamos con un poeta que fue ayudante de
albail, y consultando libros; pero los ensayos no resultaron quiz por la calidad de la cal y sobre
todo porque usbamos anilinas y colores de la qumica orgnica que no resistan las caloras
latentes de la cal En 1947 volv a viajar a Mxico, esta vez para entregarme de lleno al
aprendizaje de la pintura mural. (Amighetti en Herra, 1987, p.130)
Ya para este entonces, el artista haba logrado una sntesis de la representacin de los tipos
fisionmicos ms afines a los rasgos indgenas centroamericanos, hecho que se evidencia en
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Ambos artistas colaboraron juntos en variedad de ocasiones. Amighetti era, quien de los dos posea un
conocimiento ms exacto de la tcnica de la pintura al fresco aprendido del manual de pintura medieval: El Libro
de Arte de Cenninio Cennini-, por lo que generalmente actuaba como una suerte de profesor para Margarita quien
aprenda con entusiasmo. Ella misma elabor unos murales por su propia cuenta, entre los cuales destacan, dentro de
esta lnea temtica de lo religioso y de la influencia del primitivismo italiano, los murales que realiza para el colegio
Saint Francis. Estos los lleva a cabo durante la primera mitad de la dcada de los cincuenta, y de ellos el que ms
llama la atencin quizs sea la representacin de San Francisco de Ass, que incluye panes de oro en el fondo,
evidenciando la profunda influencia medieval.
pinturas como Santos de Guatemala de 1942 o la admirada obra La Celestina (Fig. 6) del
ao 1943. Aqu vemos como Amighetti plantea de lleno su lenguaje plstico representativo en la
pintura al leo: las figuras se ven ciertamente aplanadas, pero el carcter expresionista siempre
resalta en el tratamiento sutilmente psicolgico de los rasgos en los rostros. Las formas son ms
pesadas y redondeadas, algo hierticas, como lo podemos tambin notar en el desarrollo de la
accin dentro de La Agricultura. Adems, alrededor de esta poca el pintor va a sentir un
renovado inters por la tradicin de la pintura religiosa e imaginera centroamericana, aspecto que
nos lleva al punto central de este ensayo.
Es en este punto, que una relacin que Amighetti va a tener con el escritor Mario Gonzlez Feo,
va a ser clave dentro de nuestra investigacin. La obra que aqu nos ocupa, el Retablo del
Hermano Pedro de Betancourt fue realizada en el ao 1954 por encargo de este mismo escritor;
pintura que, en palabras de Carlos Guillermo Montero, por s sola, viene a completar el
panorama de la experiencia guatemalteca (Montero, 1987, p.70). En este retablo encontramos,
como ya lo hemos mencionado anteriormente, una sntesis curiosa, no muy comn para el
contexto que se desarrolla a partir de los rasgos estilsticos predominantes. El grupo central es
esencialmente indgena, cualidad que evidencian tanto sus caractersticas fisionmicas como su
vestimenta; estos se renen alrededor del Hermano Pedro de Betancourt, guatemalteco conocido
como el San Francisco de Ass de las Amricas. Este elemento podra ser justamente el
detonante para que el artista decidiera representarlo en tal contexto con ese acento marcadamente
medievalista.
Ahora, Amighetti senta una gran pasin por un pintor particular del gtico tardo, aunque
podramos denominarlo con ms precisin como el padre de la pintura italiana: Giotto di
Bondone. Esta admiracin queda claramente evidenciada ante un artculo que el mismo artista
escribi para el peridico La Nacin con la fecha del domingo 16 de noviembre de 1975, bajo el
ttulo Giotto Remueve el Arte del Medioevo. En l, Amighetti se comunica como el profesor de
historia del arte que ya para ese momento era, y nos deja saber cules eran las premisas
esenciales que le llamaban la atencin del pintor italiano. La obra de Giotto (Fig.7) signific un
agente de cambio para su poca; la representacin plstica de la Edad Media se extendi durante
su largo periodo de preeminencia como una sistematizacin altamente estilizada de las formas,
fenmeno que corresponda con el misticismo preponderante de un esquema dominado por la
religin catlica apostlica romana. Amighetti nos habla en ese artculo, de cmo en el
Romnico exista la pintura mural porque, justamente los muros en estas edificaciones eran
amplios y gruesos; era ah donde se desarrollaba la accin iconogrfica, por decirlo de alguna
manera. Posteriormente, en el Gtico, los muros van a ser reemplazados por vitrales que cubran
prcticamente todo el espacio que antes estos ocupaban; esto aunado a una nocin de la luz como
elemento espiritual simblico de la divinidad, y del vidrio como una metfora de la virgen, quien
es atravesada por el espritu santo sin dejar mcula alguna. Tambin, en el gtico, la sntesis de la
figura humana ya va a estar bien establecida en su aspecto netamente poco naturalista. Giotto va
a generar una ruptura con todo esto porque retoma, poco a poco, la representacin de la
naturaleza dentro de sus obras; esto genera un intento importante en el mbito de la perspectiva,
que no va a estar sistematizada hasta el siglo XV bajo las labores de Leonardo da Vinci y Leon
Battista Albertti. Amighetti nos expone un poco del enfoque bajo el cual entiende las obras de
Giotto, adems de las de los muralistas mexicanos, en otro extracto de sus conversaciones con
Rafael ngel Herra:
Herra: El mural puede ser propaganda con grandes perspectivas
Amighetti: Puede ser as cuando el mural sirve a una ideologa en la cual participa tambin el
pblico; pero entonces se vuelve cartel de propaganda, sacrificando los principios que rigen la
obra de arte, en su esencia desinteresada. Cuando el mural es un canto e fe surge el humanismo
teolgico de Giotto. Cuando se carga de las ideas sociales, aparecen la guerra y la prostitucin de
Orozco alimentndose en el mismo plato. Lo vulnerable es la polmica destinada a perder inters
con el paso del tiempo, aunque queden los valores imperecederos. Yo repet parte de la Capilla de
los Scrovegni de Padua en el claustro de la capilla de Mario Gonzlez Feo. La vi la primera vez
que estuve en Europa, cuando lentamente comprend su importancia, con la devocin de los siglos
acumulados. En ese momento la luz de la tarde iluminaba una columna rota, que estaba cada en el
csped. Era una especie de parque en donde las seoras viejas tejan y conversaban. Una de ellas
levantaba los ojos con frecuencia para seguir el juego de un nio. La segunda vez que estuve en
Padua, a los jvenes que me acompaaban no les interes la pintura de Giotto en aquel momento,
y afuera solo haba tensas alambradas. Pareca un campo de concentracin de la pintura. (Herra,
1987, p. 96)
Otro aspecto importante que une a Amighetti con Giotto radica en un tercer personaje, que
funciona como una especie de puente, al menos cronolgico entre ambos: el crtico y terico del
arte ingls del siglo XIX, J ohn Ruskin. Ruskin fue un pensador de la esttica que apoy
arduamente a la Hermandad Prerrafaelista; esta tena como premisa esencial la de la imitacin de
la naturaleza, paradigma al que Ruskin le adjudica una cualidad moral: la de la representacin
en tanto expresin de la verdad como deber moral de los pintores. Adems, tanto el escritor
decimonnico como el grupo de pintores sentan una afinidad significativa con los valores
medievales; admiradores de la obra de Dante y de Giotto, buscaban volver a los principios que
caracterizaron a tal poca. Al entrevistar a Carlos Guillermo Montero, quien fue discpulo fiel de
Amighetti, por motivos de esta investigacin, nos cont con seguridad que el artista era un gran
admirador de Ruskin; lo que nos lleva a pensar que todos estos elementos los podemos encontrar
en el Retablo del Hermano Pedro de Betancourt, si miramos con atencin.
La influencia de Giotto la vamos a encontrar primordialmente en el paisaje que se encuentra
plasmado en el fondo del retablo, la configuracin del espacio con elementos arquitectnicos que
le otorgan una profundidad y un realismo primitivo a las pinturas de ndole religiosa. Amighetti
se apropia de este rasgo que hace que su obra se vea particularmente medievalista, sin embargo,
tambin adopta elementos plsticos de otras tradiciones, como la de la pintura flamenca,
especialmente en cuanto al formato mismo del retablo. No hemos de olvidar las decoraciones
que flanquean los bordes de la obra; estas son primordialmente medievales, especficamente en
cuanto a las columnas que dividen el retablo, en las que sobresalen las cabezas de dos ngeles.
Conclusiones.
De esta manera vemos como existe harta evidencia, tanto literaria, como plstica de la influencia
de la pintura de Giotto en el retablo que hemos estudiado y hemos entendido como esta funciona
en armona con el indigenismo rampante caracterstico de la poca as como la influencia de la
tradicin muralista mexicana.
Dentro del marco del arte costarricense, una obra como la del Retablo del Hermano Pedro de
Betancourt resalta por sus peculiaridades estilsticas; es un ejemplo perfecto de un artista que
manejaba varios lenguajes plsticos, y que escoge entre ellos, a los que mejor se amoldan al tema
que va a tratar en una obra determinada. El retablo funciona como una especie de receptculo de
tradiciones, casi como un smbolo de Costa Rica como un pas central que prcticamente nunca
ha tenido una identidad en s mismo. La cultura costarricense siempre ha sido una mezcla
variopinta de referentes, tanto ideolgicos como visuales, del continente al que pertenece como
del continente conquistador. No hemos de condenar este mestizaje, si no exaltar que del pueden
salir joyas de la cultura costarricense, como lo es, sin duda alguna, el retablo al que nos referimos
en este ensayo.
Bibliografa.
Montero, C.G (1987) Amighetti, 60 aos de labor artstica, Editorial del Museo de Costa Rica,
San J os, Costa Rica.
Herra, R.A (1987) El Desorden del Espritu, Conversaciones con Amighetti, Editorial de la
Universidad de Costa Rica, San J os, Costa Rica.
Amighetti, F (1975) Giotto Remueve el arte del Medioevo, Artculo para el peridico La Nacin,
San J os, Costa Rica.
Rojas, J .M (2003) Arte Costarricense, un siglo, Editorial Costa Rica, San J os, Costa Rica.
Anexos.
Fig.1
Fig.2
Fig.3
Fig.4
Fig.5
Fig.6
Fig.7