Este documento presenta una introducción a la semiótica. Explica que la semiótica estudia los sistemas de signos y define conceptos clave como índice, icono y símbolo según Peirce. También resume las contribuciones de Saussure, quien propuso el término "semiología", y diferentes enfoques en la semiótica. El objetivo general del curso es que los estudiantes puedan realizar análisis semióticos de fenómenos sociales al finalizar.
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Este documento presenta una introducción a la semiótica. Explica que la semiótica estudia los sistemas de signos y define conceptos clave como índice, icono y símbolo según Peirce. También resume las contribuciones de Saussure, quien propuso el término "semiología", y diferentes enfoques en la semiótica. El objetivo general del curso es que los estudiantes puedan realizar análisis semióticos de fenómenos sociales al finalizar.
Este documento presenta una introducción a la semiótica. Explica que la semiótica estudia los sistemas de signos y define conceptos clave como índice, icono y símbolo según Peirce. También resume las contribuciones de Saussure, quien propuso el término "semiología", y diferentes enfoques en la semiótica. El objetivo general del curso es que los estudiantes puedan realizar análisis semióticos de fenómenos sociales al finalizar.
Este documento presenta una introducción a la semiótica. Explica que la semiótica estudia los sistemas de signos y define conceptos clave como índice, icono y símbolo según Peirce. También resume las contribuciones de Saussure, quien propuso el término "semiología", y diferentes enfoques en la semiótica. El objetivo general del curso es que los estudiantes puedan realizar análisis semióticos de fenómenos sociales al finalizar.
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Antologa de Semitica
OBJETIVO GENERAL DE LA ASIGNATURA: Al trmino del curso el alumno,
ser capaz de realizar un anlisis semitico a un hecho social.
Unidad I
Al final de la unidad el alumno identificar los elementos esenciales de la semitica
1.1 La semiologa o semitica La semiologa (o semitica) es la ciencia de los signos. Estudia los diversos sistemas de signos y el problema general del signo. (Jackobson: la lingstica tiene un doble objeto: es la ciencia de la lengua y la ciencia de los lenguajes). Como demuestra Jackobson, la cuestin del signo, aunque suele atribuirse a Saussure, fue abordada varias veces por pensadores de la Antigedad, de la Edad Media y del Renacimiento. - LOCKE en el siglo XVII propuso la creacin de la semiotik o doctrina de los signos, de los cuales los ms usuales son las palabras. - En el siglo XVIII, LAMBERT, que sistematiza y publica las obras de Locke, retoma el trmino semitica y diferencia en el uso de los signos naturales de los signos arbitrarios. Toma en cuenta el papel de los gestos y prev el alcance semitico de los simulacros, que anticipan los iconos de Peirce de un siglo despus. - Con PEIRCE (1839 1914) la ciencia de los signos gan en profundidad y amplitud. Caracteriz los tres modos semiticos, que pueden coexistir en un mismo signo: indicio, icono y smbolo: indicio (o ndice) es un signo que se encuentra en contigidad con el objeto denotado (ej.: los sntomas de una enfermedad). icono muestra semejanza al objeto denotado (ej.: un retrato). smbolo se refiere a algo por la fuerza de una ley (ej.: las palabras de una lengua).
- SAUSSURE anunci, casi al mismo tiempo, la necesidad de la SEMIOLOGA, una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social. - Los signos sern estudiados desde distintas disciplinas: Filosofa de las Formas Simblicas CASIRER Lgica Artes MUKAROVSKY Formas Sociales Lingstica LEVI STRAUSS, BARTHES, GREIMAS JAKOBSON, BENVENISTE, TRUBETZKOY CARNAP, MORRIS... Aldadis.net La revista de educacin Septiembre de 2006 <> Nmero 10 Depsito Legal: AL-61_2004 ISSN: 1697-8005(Lugar del lenguaje entre los sistemas de signos)
1.2 Definiciones Basta una mirada a la actual situacin de la sociedad mundial, para darnos cuenta de la importancia que tiene en la vida ciudadana la informacin proveniente de los medios de comunicacin y la comunicacin con los dems. Antropolgicamente hablando la comunicacin es lo puesto en comn o lo que se tiene en comn, y esto puede ocurrir, bien porque varios individuos han puesto en comn algo y por ello lo tienen, o bien por haber sido puestos varios individuos en un determinado modo de ser desde un mismo fundamento. En este caso el fundamento comn hara referencia a la naturaleza humana y el modo de ser a las diversas manifestaciones de sta; es decir, a la cultura. La semitica o semiologa es la ciencia que trata de los sistemas de comunicacin dentro de las sociedades humanas. Saussure fue el primero que hablo de la semiologa y la define como: "Una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social"; aade inmediatamente: "Ella nos ensear qu con los signos y cuales son las leyes que lo gobiernan...". El americano Peirce (considerado el creador de la semitica) concibe igualmente una teora general de los signos que llama semitica. Ambos nombres basados en el griego "Semenion" (significa signo) se emplean hoy como prcticamente sinnimos. En la semitica se dan corrientes muy diversas y a veces muy dispares por lo que ms que una ciencia puede considerarse un conjunto de aportaciones por la ausencia del signo y el anlisis del funcionamiento de cdigos completos. De semitica se ha ocupado entre otros, Prieto, Barthes, Umberto Eco,... A estos ltimos se debe la aplicacin del concepto de signos a todos los hechos significativos de la sociedad humana. La moda, las costumbres, los espectculos, los ritos y ceremonias, los objetos de uso cotidiano... El concepto de signo y sus implicaciones filosficas, la naturaleza y clases de signos, el anlisis de cdigos completos, son objetos de estudio de la semitica o semiologa. Hoy la investigacin llamada la semiologa, por quienes prefieren lo europeo o semitica, por quienes prefieren lo americano, se centra en el estudio de la naturaleza de los sistemas autnomos de comunicacin, y en el lugar de la misma semiologa ocupa en el saber humano. Cul es el objeto de la semitica? Para algunos el signo es, en principio, un objeto construido; para otros - nosotros entre ellos-, es en principio, un objeto observable y otros slo toman en cuenta sistemas de signos previamente establecidos; entre ellos, algunos se limitan a los sistemas intencionalmente construidos (cdigos de ruta, etc...), mientras que otros extienden esas nociones a la investigacin de los sistemas de significacin implcitos en toda prctica social (los mitos, los ritos, las prcticas culturales,...). Desde el punto de vista de la sociologa de la ciencia se habr comprendido que la semitica, en cuanto disciplina, est en proceso de constitucin. En efecto, la comunidad cientfica, en su conjunto, an no ha logrado un acuerdo acerca de un objeto de conocimiento1 que permita unificar las problemticas. Las concepciones que se oponen, algunas un poco obsoletas, son las siguientes: na concepcin limitada a los sistemas de signos instituidos en la prctica social y no-lingsticos carteles desealiacin ruteros u otros, escudos, uniformes, etc... En todo caso, podra hablarse de "signaltica" para calificar esta concepcin a concepcin que puede llamarse saussuro-hjelmsleviana, desarrollada principalmente en uropa, que considera con aussure, que la lingstica es una parte de la semiologa, "ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social. tendiendo el modelo lingstico a todos los sistemas de signos humanos, la misma podra calificarse como "semiolingustica" an cuando sus sostenedores recusan este apelativo. Sin embargo, construye sus objetos sobre el "patrn" de los objetos de la lengua. a concepcin peirceana, a la cual adherimos, que combina, en el estudio de los signos -abordado sin ningn a priori que podra provenir de la importancia de los signos lingsticos-, una fenomenologa y un anlisis de los fenmenos de significacin como la cooperacin de tres instancias que implican al representante (el signo propiamente dicho), al representado (aquello de lo que el signo da cuenta) y a un intrprete genrico considerado como un muestrario representativo portador de los hbitos interpretativos de la comunidad a la que pertenece. En nuestro trabajo desarrollamos en especial esta concepcin. Concepciones etnoculturales que ven en la cultura una combinacin de sistemas "modelizadores" de lo real (Yuri Lotman, Escuela de Tart). Finalmente, concepciones que tienden a abolir la separacin entre ciencias humanas y ciencias de la naturaleza, a partir de una zoosemitica, de una fitosemitica, reagrupadas con la teora de la informacin y las neurociencias, para constituir una especie de "perspectiva semitica" (Crculo de Toronto). Tambin conviene apuntar concepciones "regionales" del objeto semitico limitadas a campos como el visual, las prcticas culturales y artsticas (danza, literatura, poesa, urbanismo y arquitectura, cine, teatro, circo, pintura, presentacin de la persona, etc...), los "discursos" de carcter social (jurdico, religioso, poltico, etc...). Aunque pretendidamente independientes, dada la especificidad de su objeto, no dejan de vincularse, ms o menos explcitamente, con alguna de las concepciones enunciadas anteriormente. Para ser claros, precisemos que nuestra concepcin, explcitamente vinculada a la conceptualizacin peirceana, consiste en tomar como objetos de conocimiento las interpretaciones efectivamente realizadas por los actores sociales reales en circunstancias histricamente datadas. El fenmeno estudiado es el siguiente: un objeto presente en el campo de la experiencia de un individuo produce en la mente de este individuo la presencia de otro objeto ausente en dicho campo. Se trata de un observable particular al que nosotros llamamos "fenmeno semitico". aussure insiste en que la lingstica es una parte de la semiologa, ya que esta abarca tambin el estudio de los sistemas de signos no lingsticos. e cae a menudo en el error de considerar equivalentes lenguaje y semiologa, y nada ms alejado de la realidad; el lenguaje es semiologa, pero no toda la semiologa es lenguaje. Umberto Eco en su obra La estructure ausente, va a establecer los diferentes campos sobre los que investigan los estudiosos de la comunicacin, partiendo de aquellos sistemas ms espontneos o naturales hasta llegar a los procesos artificiales o de cultura ms compleja. Clasificacin de la semiologa Semiologa animal. Es decir, los estudios sobre la comunicacin entre diferentes clases de animales: abejas, simios, hormigas, etc. Tambin denominados estudios de zoosemitica y que forman parte de la etologa. Estos estudios podran obligar a revisar el concepto de la inteligencia animal y algunos aspectos de los llamados universales de la comunicacin. Semiologa olfativa. Desde el valor denotativo de los olores, catalogables como "ndices" olor a quemado, olor a descomposicin, olor a cerrado, olor a fresco, etc.hasta llegar a cdigos artificiales como el de los perfumes, de carcter ms bien simblico (fresco, sensual, viril, nardo, rosa, jazmn, etc.). Semiologa tctil. Sistema de comunicacin afectiva en animales. Tambin es utilizada por el hombre y muy especialmente en el mundo infantil, la conocida costumbre que tienen los nios pequeos de llevar objetos a la boca, ya que para ellos el mundo que les rodea es una realidad que se chupa y que se vuelve convencional en mensajes tctiles codificados: beso, abrazo, estrechamiento de manos, etc. Y entre adultos, como signo externo social o de cortesa. Semiologa del gusto. Diferencias de gusto denotadas en una comunidad o grupo humano, ampliamente estudiadas por LviStrauss en comunidades primitivas. Antinomias como 'Dulce", y "Amargo", "Suave" y "Fuerte", etc. O bien las transposiciones de los sabores a otros dominios: "Dulce Francia". Tambin el significado de las bebidas dentro de cada contexto social o ambiente cultural. Semiologa del gesto. Tambin denominada kinsica, disciplina que estudia los gestos y movimientos corporales con valor significativo. La Barre ha destacado el lenguaje gestual mudo de los monjes de clausura, el lenguaje de los sordomudos, el de los mercaderes hindes, el de los persas, el de los gitanos, el de los ladrones o contrabandistas, etc. La kinsica oriental analiza los movimientos rituales de las manos de los sacerdotes budistas, hindes o cristianos, etc. que son sistemas de signos gestuales. Si analizamos diferentes filmes sin banda sonora en japons, ingls, americano o espaol a travs del movimiento y gesticulacin de sus personajes podemos saber en qu sistema de lengua estn Cada grupo social tiene un modo peculiar de comportamiento: modo de andar, movimiento corporal, risa, sonrisa, acto de cortesa, etc. emiologa paralingstica. l estudio de los rasgos supragmentales, algunos de los cuales son anteriores al sistema de una lengua y comunes a varios sistemas verbales. Aqu se podran incluir, tanto el tono, timbre de vo, vocaliacin e intensidad, como los sistemas onomatopyicos y las interjecciones. in embargo, algunos de ellos estn ms cercanos a los sistemas lingsticos y forman parte de su estructura. Semiologa del silbido. Muchos pueblos primitivos utilizan el silbido, en sus diferentes grados de inflexin, para establecer contacto. Tambin por medio de pitos, flautas o tambores. El lenguaje con la boca cerrada del Chekiang o los silbidos de los habitantes de La Gomera, intentando reproducir los fonemas del espaol. Tambin el lenguaje de los tambores del frica Occidental es base de anlisis semiolgico. Semiologa de los indicios naturales. Que debera ir entre los primeros apartados si no se introdujese aqu la tambin denominada semitica mdica. Abarca desde los ndices naturales como el humo, las lgrimas, el dolor o bien el sntoma codificado en diagnstico mdico. Semiologa musical. Parte de la manifestacin del folklore danza y baile musicales y que se codifica con independencia de otros sistemas. urgida de fenmenos kinsicos y paralingsticos, estos nuevos sistemas de notacin, estn a caballo entre la imagen y el sonido, si atendemos a su valor significativo y representativo. Semiologa de las lenguas naturales. ertenecen a la rama de la lingstica, la ms desarrollada de todas las ciencias semiolgicas. Aparte de los diferentes cdigos lingsticos, podran estudiarse, igualmente, en este apartado subcdigos particulares tales como el lxico poltico, tcnico o jurdico: subcdigos de grupo, tales como las formas de expresin de los vendedores ambulantes, las lenguas secretas, diferentes jergas y lenguajes coloquiales. Las adivinanzas, los crucigramas o los enigmas. Semiologa de los lenguajes formalizados. Parten del estudio de los cdigos matemticos pudiendo incluirse aqu igualmente las lenguas artificiales como el Esperanto, el alfabeto Morse o el sistema Braille para ciegos. Igualmente el lgebra de Boole para la programacin de calculadoras electrnicas, el lenguaje escrito, sustitutivo del verbal o los mensajes secretos basados en cdigos criptogrficos.
Semiologa icnica. Semiologa de la imagen visual, que pueden ser de carcter estrictamente icnico o bien combinadas con otros sistemas de signos, primordialmente el verbal o la escritura. Sistema verboicnico. En l entran todos los sistemas de comunicacin masivos y de mayor importancia y rendimiento en la transmisin de informacin. Entre ellos tenemos el cinematgrafo, la televisin, los cmics, la publicidad, etc. Sistemas seaIativos. Banderas navales, seales de trfico, grados militares, etc. Sistemas cromticos. Desde los valores semnticos de rango denominativo en las sociedades primitivas hasta el valor connotativo de los colores en las sociedades occidentales (negro luto, blanco boda, rojo revolucin, negro seoro, etc.). En correlacin con el valor contextual, en muchos casos. Vestuario. Hbitos, ornamentos eclesisticos, modas, formas de vestir y de alternar en sociedad, etc. Esto, Eco lo introduce en un apartado especial de cdigos culturales: etiquetas, tipologas de cultura, leyendas, mitos, etc. En fin, todo lo que representa sistemas de interpretacin y modernizacin del mundo. Semitica general Si puede mostrarse que ms all de la diversidad y de las diferencias aparentemente irreductibles (sobre las cuales se funda la nocin de sistemas de signos) hay una perspectiva terica unificante que da a cada signo, cualquiera que sea el campo de las prcticas humanas al cual se vincula, el mismo estatus terico, entonces podemos hablar de semitica general. Es necesario superar las diferencias observables en el campo de los fenmenos de representacin y de significacin, que los compartimentan en clases que no tienen aparentemente ningn punto en comn, para estar en condiciones de fundar una semitica general. esprenderse de la clase de los fenmenos lingsticos no ser la menor dificultad. n efecto, su importancia en las relaciones humanas es tal que han dado lugar a modelizaciones profundas. u conocimiento ha progresado mucho, creando un importante defasaje espistemolgico con los fenmenos no lingsticos. sta atencin prioritaria dada por la comunidad cientfica a los signos lingsticos eplica el ocultamiento provisorio de la cuestin de una semitica general a causa de una especia de imperialismo de la semiolingstica. l debate es tanto ms difcil ya que la modeliacin general producida por una semitica general, cuando se la aplica en el campo lingstico, aparece necesariamente como en retroceso desde el punto de vista del poder explicativo y plantea problemas de retraduccin muy complejos. El enfoque peirceano muestra que es posible definir el signo independientemente de toda especificidad y abre el camino hacia una semitica general. Semitica especifica Las semiticas especficas se definen como "gramticas" (es decir, un conjunto de reglas explcitas) de sistemas particulares de signos que admitimos como datos de observacin. La autonoma de esos sistemas, su cohesin y su independencia de los otros signos se impondran a todo observador. As sera de las lenguas, del lenguaje de sordo mudos, de las seales camioneras, de los escudos, etc. . U. Eco cuando trata los sistemas de signos, observa con justa razn que pueden ser ms o menos rgidos, o ms o menos flexibles. Los sistemas "rgidos", como el de los semforos o la estructura del sistema fonolgico de una lengua, parecen ms objetivables -por tanto, ms fcilmente descriptibles en trminos formales que los sistemas "flexibles", como por ejemplo la funcin narrativa en los cuentos de hadas rusos. La hiptesis subyacente es que el conjunto de fenmenos considerados y aislados por este acto fundador posee una organizacin y articulaciones internas autnomas. Un buen ejemplo de este enfoque es el "sistema de la moda" de R. Barthes en el que el campo estudiado est delimitado a priori a las producciones de los semanarios de moda (el "discurso de la moda"). Para Eco, una semitica especfica puede aspirar a un estatus cientfico en la medida en que considere fenmenos "razonablemente" independientes de su observacin y que concierna a objetos relativamente estables. Habremos de observar que este criterio de independencia del fenmeno frente a la observacin no podra constituir un criterio absoluto (puesto que, incluso esto, tampoco se verifica en las llamadas ciencias exactas) y que adems, puede verificarse, quizs, de manera diferente pero siempre vlida, en los casos de los fenmenos de significacin. El problema no es tanto el de la constitucin de un objeto de conocimiento independiente de todo observador como el de la adjetivacin de ciertas clases de fenmenos. Consideramos, cmo Ren Thom, que "toda ciencia es el estudio de una fenomenologa". Cuando la fenomenologa estudiada es aquel fenmeno que se produce cuando se sueltan ciertos objetos pesados (la cada de los cuerpos) y caen hacia el suelo, queda claro que su estudio cientfico queda concluido al anunciarse la ley de gravedad universal. Cuando la fenomenologa estudiada es aquel fenmeno que acontece cuando una cosa presente, percibida por un sujeto humano, produce la presencia en la mente de ese mismo sujeto de una cosa ausente del campo de su experiencia, el problema de la actitud cientfica frente a esta clase de fenmenos no es fundamentalmentediferente. En efecto, en el primer caso se produjo un modelo que se resume en la frmula que liga a los cuerpos pesados mediante la existencia de una fuerza que depende de sus masas respectivas y de la inversa del cuadrado de su distancia. La aplicacin de esta frmula confiere a todo experimentador un poder de previsin que le asegurar el dominio completo de esta clase de fenmenos. En el segundo caso, puede adoptarse una actitud semejante; sin embargo no podra plantearse a priori que la cientificidad deba conducir, como en el caso precedente, a un dominio completo. Simplemente, es necesario considerar que un paso hacia el conocimiento y, en consecuencia, hacia un cierto dominio de estos fenmenos, se concreta desde que un modelo, que puede ser cualitativo, permite reducir lo arbitrario de su descripcin. emiongstic uede aplicarse este trmino a toda teora que hace de la lingstica el patrn de todos los sistemas de signos no lingsticos. Si la lingstica, erigida en ciencia piloto de las ciencias humanas, ocupa una posicin preponderante, al menos en Europa, ello es, en el campo de la semitica, fundamentalmente por razones histricas. As ha podido verse el desarrollo, por simple "revestimiento de conceptos surgidos de la lingstica y de una de sus etensiones naturales la narratologa, de lo que la scuela de ars llama mini-semiticas no-lingsticas. or ende, stas ltimas estn subordinadas a la lingstica en virtud de la afirmacin segn la cual las lenguas naturales son los nicos sistemas de signos a los que se traduciran todos los otros sistemas de signos, considerando imposible la inversa. De ah a tomar slo en cuenta objetos "convertidos en lenguaje", explcitamente como . arthes o implcitamente como la scuela de ars, hay solo un paso que franquean alegremente los semiolingistas sin demasiados escrpulos epistemolgicos. Sin embargo no podra extraerse de la gnesis de una disciplina relativa a una clase particular de signos, un principio jerrquico que permitiera legislar acerca de la clase de todos los signos. Convendra entonces limitar las concepciones semiolingsticas de los campos a los campos en donde es realmente operativa y buscar las articulaciones entre esos y una semitica general que propondra como principio no privilegiar ningn sistema de signos, an cuando sean tan importantes como las lenguas naturales, de manera que todos los signos, lingsticos y no lingsticos, tengan el mismo estatuto terico. l diagrama de pie de pgina muestra las relaciones de subordinacin entre campos disciplinarios que resultan de las consideraciones precedentes el conjunto punteado representa los signos que pueden describirse segn el modelo de los signos lingsticos. l presupuesto semiolingstico consiste en pretender que el conjunto punteado coincide con el conjunto de todos los signos. Bibliografa http://www.univ-perp.fr/see/rch/lts/MARTY/preg19.htm http://www.filos.unam.mx/LICENCIATURA/Cuetara_Palacios/El_signo_linguistic o.htm
1.1 Pierce y la funcin pragmtica Charles Sanders Peirce fue filsofo y fsico estadounidense, nacido en Cambridge (Massachussets). Curs estudios en la Universidad de Harvard. Entre 1864 y 1884 di clases de manera intermitente de lgica y filosofa en las universidades Johns Hopkins y Harvard, y en 1877 fue el primer delegado estadounidense en el Congreso Internacional Geodsico. En 1861 Peirce emprendi una serie de experimentos con pndulos que contribuyeron en gran medida a la determinacin de la densidad y forma de la Tierra, y tambin a desarrollar investigaciones sobre la dimensin de las ondas de luz. En 1867 se interes por el sistema de lgica creado por el matemtico britnico George Boole, y trabaj hasta 1885 sobre la ampliacin y transformacin del lgebra de Boole. Sin embargo, Peirce es ms conocido por su sistema filosfico, llamado posteriormente pragmatismo. Segn su filosofa, ningn objeto o concepto posee validez inherente o tiene importancia. Su trascendencia se encuentra tan slo en los efectos prcticos resultantes de su uso o aplicacin. La verdad de una idea u objeto, por lo tanto, puede ser medida mediante la investigacin cientfica sobre su utilidad. El concepto fue ampliado por los filsofos estadounidenses William James y John Dewey, e influy de manera importante en el moderno pensamiento filosfico y sociolgico. Entre las obras de Peirce figuran Investigaciones fotomtricas (1878) y Estudios de lgica (1883). Sus ensayos aparecieron en 1923 en Azar, amor y lgica, obra publicada despus de su muerte. La semitica de Peirce hay que ubicarla en el conjunto de su teora de la realidad, digamos de su sistema metafsico y de los principales puntos referenciales que sostienen todos sus pensamientos, tanto filosficos, como cosmolgicos. Peirce buscaba aquella universalidad de pensamiento que le permitiera comprender la totalidad del mundo, y para ello vio la necesidad de elaborar un sistema con categoras, lo mas ampliamente abarcativas de las realidades conocidas y cognoscibles. Su perspectiva semitica tiende, pues, a ser una filosofa del conocimiento. "La teora peirciana... se presenta como una semitica cognoscitiva, como una disciplina filosfica que pretende la explicacin e interpretacin del conocimiento humano." La realidad como trada Segn Peirce, toda la realidad puede ser comprendida a partir de tres categoras que permiten unificar aquello que es complejo y mltiple, a saber: El primer correlato (o primeridad = "Fiertness"), es todo cuanto tiene posibilidad de ser, real o imaginario. Esta pura posibilidad, aunque indeterminada todava, es la que permite despus la concrecin de todos los seres. La primeridad es lo abstracto, como sucede con las cualidades, por ejemplo, con la cualidad de un color (lo rojo o lo violeta antes de estar presente en un objeto concreto). El segundo correlato (o secundidad = "Secondness"), son los fenmenos existentes, es lo posible realizado, y por tanto es aquello que ocurre y se ha concretizado en relacin con la primeridad: "modo de ser a lo que es en relacin a un segundo...". La actividad semitica es algo real y en consecuencia es un fenmeno de secundidad. Lo segundo, pues es siempre el fin, el elemento ocurrido, lo causado. El tercer correlato (o terciedad = "Thirdness"), esta formada por las leyes que rigen el funcionamiento de los fenmenos, es una categora general que da validez lgica y ordena lo real. Dice Peirce que la terceridad es el "modo de ser de lo que es tal como es el poner en relacin recproca un segundo y un tercero". Se trata, entonces, de la "inter-relacin" establecida con el tercer trmino, o sea, la interconexin de dos fenmenos en direccin a una sntesis, a alguna ley que la rige, o a la que puede ocurrir si se establecen ciertas condiciones. La tercialidad realiza por tanto, el enlace lgico entre primeridad y secundidad, o sea, establece las condiciones hipotticas para que algo ocurra. El signo segn Peirce es uno de los puntos mas destacados de la semitica de Peirce es su peculiar concepcin del signo. Las reflexiones que hace al respecto son bastantes complejas. Peirce aplica el signo a la trada lgica que ya haba utilizado para indagar el resto de la realidad. Los tres componentes del signo son la funcin del signo consiste en ser "algo que est en lugar de otra cosa bajo algn aspecto o capacidad". El signo es una representacin por la cual alguien puede mentalmente remitirse a un objeto. En este proceso se hacen presentes tres elementos formales de la trada a modo de soportes y relacionados entre s. o El representamen. Es la representacin de algo, o sea, es el signo como elemento inicial de toda semiosis. El representamen es simplemente el signo en s mismo, tomado formalmente en un proceso concreto de semiosis, pero no debemos considerarlo un objeto, sino una realidad terica y mental. o El interpretante. Es lo que produce el representamen en la mente de la persona. En el fondo es la idea del representamen, o sea, del signo mismo. Peirce dice que "un signo es un representamen que tiene un interpretante mental". La nocin de interpretante, segn Peirce, encuadra perfectamente con la actividad mental del ser humano, donde todo pensamiento no es sino la representacin de otro: "el significado de una representacin no puede ser sino otra representacin" o El objeto. Es aquello a lo que alude el representamen y dice Peirce "Este signo esta en lugar de algo: su objeto". Debemos entonces, entender por objeto la denotacin formal del signo en relacin con los otros componentes del mismo. La trada del signo se puede graficar con un triangulo. Representamen Interpretante Pongamos un ejemplo y pongamos el signo de un caballo: el representamen corresponde a ese primer signo percibido por alguien; el objeto es el animal aludido; el interpretante es la relacin mental que establece el sujeto entre el representamen y su objeto, o sea, otra idea del signo. "Un representamen es el sujeto de una relacin tridica con un segundo llamado su objeto, para un tercero llamado su interpretante. Esta relacin tridica es tal que el representamen determina a su interpretante a establecer la misma relacin tridica con el mismo objeto para algn interpretante" Podemos darnos cuenta, entonces, que el signo segn Peirce- es ante todo una categora mental, es decir, es una idea mediante la cual evocamos un objeto con la finalidad de aprender el mundo o para comunicarnos. En este juego se produce la "semiosis" que es un proceso de inferencia propia de cualquier persona. La semitica es la teora de la prctica semitica, de all que el "signo" constituya el ncleo de ese estudio terico. La semitica "La lgica, en su sentido general es solo otro nombre de la semitica (semiotik), la doctrina cuasi necesaria o formal de los signos". La palabra signo ser usada para detonar un objeto perceptible, o solamente imaginable, o an inimaginable en un cierto sentido. (...) un signo puede tener mas de un objeto. El signo puede solamente representar al objeto y aludir a l. No puede dar conocimiento o reconocimiento del objeto. Esto es lo que se intenta definir en este trabajo por objeto de un signo, vale decir: Objeto es aquello acerca de lo cual el signo presupone un conocimiento para que sea posible proveer alguna informacin adicional sobre el mismo. En la trada del signo es posible ver tambin el reflejo de la divisin tridica fundamental: el representamen, siendo el punto de arranque de la semiosis remite a la primeridad: el objeto a la secundidad y el interpretante la terceridad. Desde aqu y enlazando esta categora con cada elemento del signo es posible obtener su divisin segn la siguiente expresin tridica:
Primeridad Secundidad
Terceridad Representamen
Cualisigno Sinsigno Legisigno
Objeto
Icono
ndice
Smbolo
Interpretante Rema
Dicisigno
Argumento
Se trata de una divisin del signo que toma en cuenta su triple relacin: consigo mismo, con el objeto al cual alude y con el interpretante.
9 SIGNOS (o En alguna relacin Por algo Para alguien Clases de Signos REPRESENTAMEN Comparacin Posibilidad Forma
FUNDAMENTO Actuacin Hecho Existencia
INTERPRETANTE Pensamiento Necesidad Ley En alguna relacin REPRESENTAM EN Comparacin Posibilidad Forma
CUALISIGNO
ICONO
RHEMA
Por algo FUNDAMENTO Actuacin Hecho Existencia
SINSIGNO
NDICE
DICISIGNO
Para alguien INTERPRETANTE Pensamiento Necesidad Ley
LEGISIGNO
SMBOLO
ARGUMENTO
Cualisigno = Es el signo en su aspecto de cualidad (por ejemplo el color de caballo, el tono de voz de un discurso o poesa). Es lo general del signo, pero que le permite subsistir en cuanto a tal, sin ser todava la totalidad del signo. Sinsigno = Es la presencia concreta del signo (por ejemplo la presencia del color del caballo en este signo L concreto). Es lo particular del signo. Legisigno = Es la norma o modelo sobre el cual se construye un sinsigno (por ejemplo lo que establece el diccionario par la definicin semntica de la palabra caballo). Peirce estableci diversas calificaciones de signo, entre las cuales esta la basada en el tipo de vnculo que une al signo con su referente. Y as distingue: ndices (indicios). Son signos que tienen conexin fsica real con el referente, es decir, con el objeto al que remiten; la conexin puede consistir en la proximidad, la relacin causa efecto o en cualquier tipo o conexin. Son ndices los signos que sealan un objeto presente o la direccin en que se encuentran (una flecha indicativa, un dedo sealando algo...); Los signos que rotulan a los objetos designado en otro cdigo (el ttulo escrito debajo de un cuadro, un pie de foto...); Los signos naturales producidos por objetos o seres vivos tambin son ndices (la huella de unas pisadas, el humo como indicativo de fuego, el cerco de un vaso, la palidez de una persona. Iconos. Son signos que tienen semejanza de algn tipo con el referente. La semejanza puede consistir en un parecido en la forma o afectar a cualquier cualidad o propiedad del objeto. Son signos icnicos: Los cuadros, las esculturas figurativas, las fotografas, los dibujos animados, las caricaturas, las onomatopeyas o imitaciones del sonido, mapas, planos, grficos que visualizan proporciones. Evidentemente la iconicidad es cuestin de grado: una fotografa en color de un gato es ms icnica que una silueta esquemtica del mismo. Smbolos. Son signos arbitrarios, cuya relacin con el objeto se basa exclusivamente en una convencin. El smbolo no tiene por no parecerse ni guardar relacin con lo que designa. Los alfabetos, la anotacin clnica, los signos matemticos, las banderas nacionales. A esta categora pertenece el signo lingstico. Peirce seala que la clasificacin no es excluyente. Considerado desde diversos puntos de vista, un signo puede pertenecer a la vez a ms de una de estas categoras. Ejemplo. Las huellas dactilares son ndices (guardan relacin real con la yema del dedo que las produjo) y a la vez son iconos (reproducen exactamente sus estras), si una agencia de detectives la escoge o la utiliza como emblema comercial, ser adems el smbolo de la agencia. Al margen de la clasificacin de Peirce, un signo puede ser: motivado (su eleccin tienen alguna razn de ser, es decir, hay una relacin objetiva entre signo y referente), la cruz como smbolo del cristianismo es motivado o puede ser tambin inmotivado (cuando no hay ninguna relacin objetiva entre signo y referente), el signo de la suma(+) como smbolo de la suma es inmotivado. Se presenta con caractersticas propias, las cuales requieren un ms detallado desarrollo. En l se da la no-analoga del smbolo y adems puede descomponerse y analizarse en unidades situadas a diferentes niveles. e todas las clases de signos el lingstico es el ms importante. isten dos formas de representar convencionalmente el signo que, sin ser contradictorias, corresponden a enfoques diferentes. Hoy nadie tiene duda del gran aporte de Peirce al desarrollo de la semitica. A nuestro entender, son dos los aspectos que merecen destacarse: el primero dice relacin con la coherencia y robustez interna de sus ideas tericas, y el segundo tiene que ver con los efectos de su pensamiento sobre los investigadores de la comunicacin. En primer lugar cabe destacar la organicidad de la semitica de Peirce en relacin con el conjunto de su pensamiento filosfico. Se trata, en efecto, de una construccin terica perfectamente coherente con las ideas y el contexto global de la filosofa que la sustenta. A partir de la segunda mitad del siglo XX las ideas de Peirce y de Saussure dieron origen a dos corrientes: la primera ha sido la corriente de la emiologa surgida de las ideas lingsticas de aussure, y cuyos seguidores fueron especialmente latinos (franceses, italianos, etc.). La base terica de esta corriente es la dada del signo. La otra corriente es la semitica que se inspir en las ideas de Peirce, y afect especialmente a los pensadores anglosajones. El punto de partida de esta corriente, como ya conocemos, es el esquema tridico y fundamenta sus conceptos tericos en la filosofa Peirciana, desarrollndolos.
1.2 El lekta de Julia Kristeva
Desde la dcada del 60 son conocidos sus estudios en torno al estatuto cientfico de la Semitica, la intertextualidad y otros temas relacionados con la expansin de categoras y riqueza de anlisis. El presente trabajo pretende retomar la crtica que la autora hace a la nocin de signo de Saussure y de la tradicin subsiguiente intentando definir el anlisis que propone, su utilidad en el campo de la semitica y el enfoque multiculturalista. El ideologema del signo El concepto de signo lleva escrito en s una distincin ontolgica eminentemente positivista. La dada significante-significado se remonta a los principios filosficos de la escuela de Megara y a los estoicos materialistas, quienes distinguen dos partes en la dialctica: Una que trata de los objetos significados (ta semainomena) De los objetos significantes (ta semainonta). Esta ltima postula una categora de cosas significadas llamadas lekta que se caracterizan por tres particularidades: no existen fuera del discurso, pueden ser verdaderas o falsas y son incorpreas; el lekton traduce a trminos semiticos el eidos platnico. El intelectualismo platnico en el tringulo objeto-lekton- habla da lugar predominante a los dos ltimos elementos: lekton-habla, y concentra all sus operaciones. Se inicia de este modo el binarismo del signo, ya que el lekton es lo que queda despus de la representacin racional, siendo esta lo que puede traducirse en discurso. En esta conceptualizacin de lekton se realiza una primera reduccin: el lekton no es gesto, ni teatral ni multismico es una achicamiento del volumen al significado mental y luego discursivo del smbolo. Este movimiento esta inscripto en los comienzos de nuestra concepcin de signo y se retomar en distintas pocas. Progresivamente fue reducindose el espacio de este lekton, y se dio la resignificacin del smbolo al signo. En el s. XIII aproximadamente, la semitica del smbolo en la sociedad europea era una prctica cosmognica que se remita a los universales irreductibles que estaban representados en los smbolos, aunque en franca separacin con ellos. El smbolo es siempre marca y asume lo simbolizado, cumpliendo una dimensin vertical de restriccin (universales-marca), la funcin del smbolo en su dimensin horizontal (digamos la articulacin de las unidades significativas) es de oposicin y exclusin. En el perodo que va del s. XIII al XV el signo va asimilando al smbolo, porque el fondo trascendente que evocaba ste parece hacer agua. El signo propone una conexin impensable en la etapa anterior, una ambivalencia tensa que sugiere identificacin de los elementos que vincula; es la poca de Port-Royal, las Gramticas Generales y la necesidad de precisar conceptos para las nuevas ciencias. El signo es dualista; jerrquico y jerarquizante; nos remite a entidades menos vastas, mas concretas que las del smbolo (digamos universales reificados) que transforman esa realidad antes difana en inmediatamente perceptible y objetiva: comienza la civilizacin del signo. En su funcin horizontal, las unidades de la prctica semitica del signo se articulan como un encadenamiento metonmico de desviaciones que significa una creacin progresiva de metforas. El encadenamiento articulativo y el lenguaje mismo comienzan a volverse inmanentes. El gesto constitutivo del signo es de despacializacin es decir una reduccin de volumen a superficie, de una prctica a una cadena sonora: la dimensin oculta se sustituye por el sentido, o el significado (concepto de Saussure). El pensamiento del signo (racionalismo, positivismo) considera al lenguaje de la comunicacin como prioritariamente argumentativo, esto es en tanto lgicamente construido e internamente regulado. Una vez aislado como objeto el referente es puesto entre parntesis y olvidado, para Saussure el signo es principalmente significante y significado. El espacio exterior se desvanece, y el signo deja de ser prctica vital para pasar a ser orden y elemento de un sistema. Radica aqu otra diferencia con el smbolo que en cambio es parte constitutiva y asume lo simbolizado; la referencialidad y correspondencia estn presentes en su configuracin natural. Desde otro punto de reflexin, surge la opinin de un autor como Derrida. quien realiza una lectura propia de Saussure. Nos cuenta que el lingista tuvo un primer intento de volverse contra la tradicin metafsica del concepto de signo marcando que de ninguna manera el significante lingstico es en su esencia meramente fnico, y por otro lado quitndole "substancia" al significado. Sin embargo no encontrando trmino ms propio (Saussure) usa signo atenindose a las connotaciones histricas que trae consigo, y entendiendo que no menos que de ningn otro puede hacerse de este, un uso absolutamente nuevo. Nuestra lengua y sus componentes no son ni inocentes ni casuales, reflejan la metafsica occidental y la ciencia positivista; son portadores de presuposiciones de todos los rdenes, nuestra lengua es logocntrica y etnocntrica, dira Derrida. Esto se puede rastrear claramente en el trabajo de Saussure. La distincin entre significante y significado (signans signatum) nos recuerda en ltima instancia la diferencia entre lo sensible y lo inteligible [5]. En la adopcin del trmino hay una toma de posicin, dejando abierta en esta diferenciacin la posibilidad (aunque negada por l) de que exista algn tipo de significado trascendental que escape a cualquier significante. Por estas razones histricas y de toma de posiciones, es que Kristeva afirma que el ideologema del signo lingstico de Saussure esta marcado por el etnocentrismo y la visin de la racionalidad occidental, agregamos modernidad occidental. En esta parte del mundo las prcticas lingstico-culturales estn solventadas por otros ideologemas. La frontera entre magia y realidad es en muchos casos difusa y el lenguaje es herramienta simblica de canto y baile ritual. Los signos son equvocos, conectados a sus referentes por contigidad y semejanza; dennotando siempre una visin holstica del universo, caracterizada no tanto por la abstraccin si no por la concrecin. Los ritos religiosos de Amrica Latina (norte de Brasil, noroeste y nordeste argentino, etc.) presentan estos componentes simblicos; y sus prcticas evocan un lenguaje que configura realidades por medio de smbolos. Este es el papel central del lenguaje secreto de la invocacin a los dioses y a los muertos. Esta realidad simblica no es naturalmente formalizable y mucho menos axiomtica. No es posible estudiar nuestra semiosfera (el trmino es de Lotman) usando un lenguaje ajeno, inscripto en otras antropologas. Esto lo vio la Escuela de Tartu con sus estudios sobre fenmenos culturales; sin embargo se aplicaban tambin a otras realidades, en contextos configurados por practicas textuales distintas. El semanlisis El proyecto de Saussure: la ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social. () debera ser parte de la psicologa social () nosotros la llamaremos semiologa. Ella nos ensear en que consisten los signos y cuales son las leyes que los gobiernan. La semitica se construir como una ciencia de los discursos y para alcanzar este rango cientfico Saussure le dio a su principal categora, el signo, la naturaleza requerida: es una entidad puramente formal y arbitraria en la que el referente no esta en juego. Estas caractersticas posibilitan la axiomatizacin que muchos autores explotarn. Toda una ciencia semitica se ha configurado a la sombra de estas categoras lingsticas. La historia de la semitica necesita un constante examen crtico de la nocin de signo, de su recorrido histrico y de los supuestos epistmicos en los que se apoya, para renovarse de todas las concepciones etnocntricas, logocntricas de la metafsica occidental, platnica y positivista. Es tarea constante buscar nuevas notaciones que contengan las caractersticas de los objetos de las ciencias sociales. Por otro lado, es urgente desentrelazar y conocer la configuracin de los intentos significativos, es por eso que Kristeva prefiere hablar de semanlisis (que es crtica y ajuste de su propio mtodo). El semanlisis se disea como la articulacin que permite la constitucin quebrada, estratificada, diferenciada de una gnoseologa materialista, es decir de una teora cientfica de los sistemas significativos en la historia, y de la historia como sistema significativo El objetivo no es lograr la fundamentacin de un sistema de saber, ni una enciclopedia general de las estructuras semiticas, mucho menos un metalenguaje ltimo, de la cultura. El semanlisis evita la vuelta del lenguaje sobre s mismo proponiendo un "exterior" que la semitica analiza como el referente perdido, intentando contextualizar los discursos y retomar la profundidad y riqueza como unidad de anlisis vlida para los textos inmersos en prcticas culturales efectivas. La propuesta del trabajo consiste en encontrar nuevos modos de abordar anlisis semiticos acordes a las realidades nada estables ni uniformes que nos ofrece el campo de los discursos de la literatura argentina, latinoamericana y mas que nada sus contextos de elaboracin. Haciendo confluir variables para rescatar la pluridimensionalidad significativa. Este anlisis resulta sustentado por la prctica y la productividad no slo textual sino cultural y social; y se sita con respecto a la linearidad sgnica en un afuera que restituye al signo sus carencias. La bsqueda de nuevas categoras no es un campo nuevo en la semitica, pero en nuestro caso ser rica en tanto se logre desde los lugares comunes de una produccin localizada en Amrica Latina, que no por hacer prevalecer los aspectos generalizables caiga en un anlisis pobre, formalizado, etnocntrico y europerizante. Kristeva, Julia. Semitica I y II, trad. Jos Martn Arancibia, Espiral, Madrid,1981.
1.3 El cuadrado semitico
Como toda actividad sociocultural, para participar se ha de saber participar. Se precisa de un aprendizaje con el que obtener la informacin y los conocimientos pertinentes. Por otra parte, para que tenga lugar la participacin, se ha de estar motivado para tal fin. Y dado que estamos obligados a participar del intercambio de bienes y servicios, sujeto, y signo, que proporcionan respectivamente status, placer y prestigio, nos sentiremos motivados a participar si en la valoracin coste/beneficio el resultado es satisfactorio, o sea si mejora, o, al menos no empeora, nuestros status, el prestigio o el placer que la participacin nos pueda proporcionar. Y, por ltimo, la participacin, precisa del poder, del poder en una doble vertiente: contar con canales e instrumentos por donde discurra la participacin y que las decisiones que se adopten sean vinculantes y no que se queden a ttulo de inventario.
QUERER SABER
Cuadro semitico La afirmacin y la negacin son dos posiciones discursivas pero tambin se puede dar cuenta de dos ms, dos diferentes, una de la que afirma y otra de la que niega, sta ltima complementaria de la afirmada. Utilizando la terminologa de la Escuela de Palo Alto, se puede dar cuenta de la negacin activa negacin activa (a y su contraria, esto es, a y es no a) y la negacin pasiva (a y su diferencia, esto es, a y no es a).
A oposicin
afinidad
diferencia
o es No es A
Siguiendo la lgica semitica articulada en torno a la negacin activa y pasiva de la participacin, cuatro son las posiciones que tienen lugar: la democracia participativa, la dictadura (que es la contraria de la primera), la democracia delegada (que es la diferente de la primera) y la democracia deliberativa (que es complementaria de la primera).
QUERER Formacin e Informacin SABER Status. Prestigio, placer PODER Canales e instrumentos Vinculacin
A
Instaurar el saber, el querer y el poder participar Impedir, el saber, el querer, el poder participar DICTADURA
DEMOCRACIA PARTICIPATIVA oposicin
afinidad diferencia
Permitir el saber, el querer, el poder participar Favorecer el querer, el saber, el poder participar DEMOCRACIA DELEGADA
DEMOGRACIA DELIBERATIVA o es No es A
A: Instaurar, el saber, el querer, y el poder participar. Es no A: Impedir el saber, , el querer y el poder participar. No es A: No fomentar, no propiciar el saber el querer y el poder participar. No es [es no A]: No impedir el saber, el querer y el poder participar. La lgica compleja Aplicando el cuadro smico damos cuenta de cuatro posiciones, si aplicamos la lgica compleja que ana una realidad y su contraria, podemos dar cuenta de otras posiciones discursivas de acuerdo con la compartimentacin, el compromiso, la oscilacin y la ilogilizacin. Compartimentar: Hacer una cosa y su contraria en distintos momentos o espacios: Por ejemplo, un sindicalista que propiciar la participacin en el mbito laboral, sin embargo, en el mbito domstico cercena la participacin de los dems miembros de la familia en los asuntos del hogar, ejerciendo la suma autoridad patriarcal. Compromiso: Una cosa y su contraria en el mismo espacio tiempo: Por ejemplo, ejercer el derecho al voto en las elecciones de la democracia representativa: Ejercer el derecho al voto es una de las prcticas ms participativas, pero es precisamente cuando se est ejerciendo ese derecho cuando se pierde precisamente la participacin, al delegar el otros las decisiones que se han de tomar en los asuntos pblicos. Oscilacin: Cuanto ms se cumple lo que se enuncia menos se cumple el enunciado. Por ejemplo, cuando se satura la participacin, menos se participa, como cuando se hace mltiples e interminables reuniones para debatir lo debatido sin ninguna o poca operatividad.
Ilogilizar: Cuando se cuestiona el enunciado, cundo se pregunta sobre el qu, el cmo, el por qu y el cundo participar, Cuando no se entra en el juego de participar en las respuestas sino que se quiere participar en el juego de la construccin de las preguntas. Por ejemplo, la cuestin no es elegir entre el malo y el menos malo de los partidos polticos sino en establecer otro modo de tomar decisiones.
Lgica compleja Se produce al Pone en evidencia A Categorizar Al decir lo que es, no se dice precisamente lo que es A y (S y NO)
Mis mo COMPROME TER Disti nto COMPARTIM ENTAR
Espa cio Tiem po El Tercero excluido El Principio de Identidad Si A entonces (si S entonces NO) OSCILAR (Si se cumple el enunciado se desborda el enunciado) El Principio de no contradiccin i A ni (ni S ni NO) ILOGILIZAR (Situar los enunciados en otros contextos lgicos) La propia lgica aristotlica
Poder centrado y acentrado Establecer otro modo de tomar decisiones nos lleva al modo en el que se articula el poder, y, por ende, la participacin. Como sealaba Bergua en un artculo publicado en esta misma revista, frente a la participacin jerrquica (centro sagrado), polirquica (varios centros) y hetrquica (otros centros), tiene lugar la anrquica (sin centro sagrado). En el jerrquico, la participacin esta regida por el poder que es ostentado por unos pocos. Cuando el poder se lo disputan varias familias polticas, religiosas, econmicas, genealgicas, etc, es la poliarqua la que se impone. En la hetarqua, hay diferentes centros de poder con desigual capacidad tanto para articular la participacin como el carcter vinculante de la misma. En el anrquico no hay centro fijo. Todos y todas son poderes. Uno y una lo es en un momento para dejar de serlo en otro. Si las relaciones de poder se articulan en torno a un (o varios) centro(s), la ciudadana quedar definida como la participacin individual en los asuntos pblicos para defender intereses particulares. Si, por el contrario, las relaciones de poder se articulan sin centro, la ciudadana quedar definida como un proceso participativo conversacional en donde cada sujeto defiende sus intereses tanto individuales como grupales. Bibliografa GREIMAS, A.J. y COURTES, J. (1990): Semitica. Diccionario razonado de la teora del lenguaje. Gredos, Madrid. GREIMAS, A.J. y COURTES, J. (1991): Semitica. Diccionario razonado de la teora del lenguaje. Tomo II. Gredos, Madrid. MONTAS SERRANO, Manuel (2009): Metodologa y Tcnica participativa (Teora y prctica de una estrategia de investigacin participativa). Editorial UOC. Barcelona.
Actividad Leer el libro la Estructura Ausente de Umberto Eco Y entregar un mapa conceptual de este http://www.bsolot.info/wp-content/uploads/2011/02/Eco_Umberto- La_estructura_ausente_Introduccion_a_la_semiotica.pdf
UNIDAD II
Objetivo particular Al final de la unidad el alumno ser capaz de explicar las estructuras semiticas
Estructuras semiticas
Es la ciencia de la significacin y de los procedimientos de anlisis que permiten describir ciertos sistemas de significacin, Se deriva del trmino griego semeion (signo). Pero signo, en el caso del texto escrito indica el nexo entre el significante (por ejemplo la palabra hombre) lo significado (el concepto de hombre). La semitica no se interesa por el signo como comunicacin de mensajes o vehculo de significados, sino por la constitucin de los signos o como dicen los semiticos- de la significacin.
La semitica se basa en dos puntos tericos fundamentales: el primero es el que puede definirse como "principio de inmanencia". Todo texto constituye una totalidad completa, de forma que su anlisis no tiene que recurrir a informaciones externas al texto (el autor, los sucesos narrados, las situaciones descritas, la historia de la redaccin del texto). El anlisis semitico propone ciertos procedimientos rigurosos para comprender el texto en su autoproposicin y en la articulacin interna de su contenido;
- el segundo principio es el del "sentido estructurado" : el contenido de un texto se articula sobre la base de relaciones de diferencia (alto-bajo; abierto-cerrado; grande-pequeo: padre-hijo, etc.). Captar el sentido de un texto es ante todo percibir esas relaciones de diferencia o la red de relaciones intratextuales. El juego de las diferencias constituye la "estructura de un texto; por eso, el anlisis semitico se llama tambin anlisis estructural. Las relaciones de diferencia constituyen lo que se ha dado en llamar la "forma del contenido ", (que comprende estructuras narrativas, discursivas y lgico-semnticas), distinta de la "forma de la expresin (constituida por las estructuras lingsticas y estilsticas).
Se distinguen dos planos o niveles de lenguaje: el de la expresin y el del contenido. Segn L. Hjemslev, el plano de la forma de la expresin invita a identificar las diversas figuras retricas y estilsticas del texto, mientras que l plano de la forma del contenido exige que se tracen los diversos recorridos figurativos.
En semitica, la "figura es un elemento de significacin relativamente determinado y que puede reconocerse en la lectura: "el rbol, la casa, la puerta son figuras. Para la semitica, lo importante no es el referente (fuera o dentro del texto) de la figura (por ejemplo, la figura "pecador puede expresarse en el relato con varios trminos: publicano, perdido, prostituta, pagano, etc.); lo que interesa es la manera con que el texto emplea la "figura, la hace evolucionar en los recorridos figurativos y la interpreta. Los recorridos figurativos son los modos con que la figura se inscribe y se desarrolla en el texto: por ejemplo, la figura puerta puede estar en relacin con la entrada y la salida para un viaje: puede servir para delimitar unos espacios (abierta/cerrada); puede indicar un umbral difcil de pasar, etc.
La forma de los recorridos figurativos determina el valor temtico de las figuras; es decir, no se trata de buscar a qu se refieren las figuras ni de aclarar su funcin descriptiva; la semitica intenta explicar cmo el texto clasifica y ordena las figuras y en nombre de qu lo hace. Interesa la funcin de clasificacin y de contextualizacin de las figuras. El- estudio de las figuras, de los recorridos figurativos y de los valores temticos constituye una etapa importante del itinerario semitico.
El anlisis semitico se ha aplicado tambin a la Biblia. Es de gran ayuda en la identificacin de los mecanismos que rigen la produccin del texto; impide interpretaciones demasiado subjetivas, obligando casi con obsesin a centrarse en el texto como una trama armnica y estructurada, de la que se desea percibir todos los hilos con su urdimbre. Al exegeta le resulta difcil, en semitica, rechazar toda realidad extratextual y la aparente idolatra que encierra el texto en s mismo. El acento que se pone en el texto, en vez de ponerse en el pre-texto y en el contexto, resulta saludable y fecundo. No obstante, el exegeta bblico no puede ignorar que su tarea cientfica consiste en acceder al mensaje del texto.
Con independencia de este desarrollo europeo otra lnea de investigacin semitica se desarroll sobre los escritos que dej el filsofo y lgico estadounidense Charles Sanders Pierce, lo conocido como semitica anglosajona, semitica lgica o semitica a secas. En su desarrollo terico, Pierce toma como objeto de estudio a la semiosis, proceso en el cual se daba la cooperacin de tres instancias (o subjects): El representamen, o signo en s, es decir, una manifestacin material y perceptible que representa a otro objeto El objeto, que es aquello representado, esto es, aquello de lo que el signo da cuenta. El interpretante, o sentido que el signo produce y que se traduce en otro signo o representamen. As pues, el signo es para l el producto de esta dinmica de semiosis, que la semiologa europea designaba con otra terminologa, respectivamente, significante, referente y significado, lo que luego se denomin tringulo de Ogden y Richards, estructura que integra estos tres elementos que configuran cualquier signo y que puede desfigurarse por fenmenos como la sinonimia, la homonimia, la polisemia etc., de forma que el tringulo puede transformarse en un rombo, un segmento etctera. Profundizando en la clasificacin de los signos, Peirce lleg a la conviccin de que estos podan clasificarse por la relacin que guardaban estos elementos entre s en tres tipos determinados: Icnicos o iconos, cuyo representamen o significante guarda una relacin de parecido con su objeto o referente: mapas, caricaturas, croquis... Indicios o indicadores, cuyo representamen o significante guarda una relacin natural o de causa-efecto con el objeto o referente: el humo como signo de fuego, el llanto como signo de emocin intensa (tristeza o alegra). Smbolos, aquellos signos en los que la relacin entre representamen o significante y objeto o referente no es de semejanza ni natural o de causa- efecto, sino arbitraria, convencional, pactada en el seno de una sociedad: el himno nacional, la bandera, la mayor parte de los vocablos de las lenguas naturales salvo las onomatopeyas sonoras del lenguaje oral o visuales del lenguaje escrito (caligramas, por ejemplo). Integracin de las estructuras semiticas Una caracterstica bsica que Lotman seala a una organizacin bipolar es su conjunto de pares de opuestos. Por eso, propone que la estructura pensante debe formar una persona cultural, integrar esas estructuras semiticas opuestas en un todo nico. Lo contrario significara la desintegracin de esa persona (semitica y hasta fsicamente deja de existir). Esa integracin se da mediante mecanismos que suelen ser de dos gneros: un metalenguaje o una creolizacin de los lenguajes. Metalenguaje: constituye un elemento imprescindible del todo inteligente, porque describe como uno solo dos diferentes lenguajes (el sistema es percibido como una unidad). Envuelve la prediccin (futuro y deseo se vuelven realidad y norma). Implica la conciencia de pertenencia a un contexto cultural ms amplio como un todo. Creolizacin: puede producirse una avanzada creolizacin de los lenguajes que interactan. As, un lenguaje ejerce una profunda influencia sobre el otro o puede presentarse una mezcla de lenguajes que es imperceptible para el sujeto hablante. Este ltimo percibe su propio lenguaje mediante unas metadescripciones basadas en alguno de los lenguajes- componentes de esa mezcla (ignorando al otro o a los otros lenguajes). Lotman (1998) habla tambin de que en el seno de la cultura hay dos procesos de orientaciones opuestas. En uno, el mecanismo de la dualidad conduce a una constante divisin en dos de cada lenguaje culturalmente activo (cada uno es un todo inmanentemente encerrado en s mismo).Paralelamente, hay un proceso de orientacin opuesta: las parejas de lenguajes se integran en formaciones semiticas que constituyen totalidades (son todo y parte de un todo). Por otro lado, Lotman plantea que la naturaleza de la cultura slo es comprensible teniendo presente la diferencia psicofsica entre las diferentes personas. Sin embargo, los modelos socioculturales normalmente tienden a basarse es en las regularidades, en las invariantes del hombre, y dejan de lado esas diferencias por considerarlas extrasistmicas e inesenciales, cuando en verdad pertenecen al fundamento mismo de la existencia del hombre como objeto semitico-cultural (por tanto, son la base de sus acciones comunicativas y culturales).
Dispositivo algortmico/dispositivo pensante (conciencia) Las siguientes son las caractersticas de un organismo que slo es capaz de emitir dos respuestas ante los estmulos externos: omnisciencia, ausencia de dudas y vacilaciones, y comprensin plena entre el remitente y el receptor de la seal. La omnisciencia se refiere a que el organismo desecha cualquier otro parmetro que est fuera de los dos que utiliza el dispositivo en su reaccin, por considerarlo no esencial (caso de las computadoras). El otro punto significa que no hay dudas respecto a la eleccin del comportamiento del dispositivo, pues esa eleccin se basa en la determinacin unvoca de un estado para originar una accin unvoca (un algoritmo). Por su parte, la comprensin plena entre remitente/receptor implica que hay un idntico sistema codificador-decodificador entre ambos, de manera que el texto transmitido ser igual al recibido (salvo que ocurran los extrasistmicos ruidos).Algo muy diferente a las caractersticas de un dispositivo pensante (conciencia), donde se observa que aumenta la cantidad de parmetros para reaccionar (ya no son las dos nicas respuestas anteriores) ante los estmulos externos. Ello ocurre porque el dispositivo est abierto a la posibilidad de distinguir y nombrar nuevos o futuros estados del medio externo (con la ayuda de su cdigo interno). Ese ltimo aspecto le da al dispositivo rasgos de conciencia: flexibilidad, capacidad de autodesarrollo, efectividad, posibilidad de crear modelos o representaciones ms eficaces del mundo exterior. Ante este comportamiento, por supuesto, se pierde la omnisciencia y la ausencia de vacilaciones, lo cual hace surgir la necesidad de un mecanismo de evaluacin y eleccin (no es una reaccin automtica), que desemboca en un acto como manifestacin de un comportamiento propio. All se involucra, igualmente, la vacilacin, el desconocimiento, la incertidumbre, como resultado de una existencia consciente que busca aminorar esas dificultades mediante seres protectores omniscientes al estilo de la religin o la cultura, en tanto que raciocinio colectivo o inteligencia supraindividual que hace las veces de complemento. Tomando en cuenta lo antes expuesto, se puede decir que el mecanismo de la cultura se describe segn sigue: la insuficiencia de informacin hace que la individualidad pensante tenga que apelar a otra unidad semejante (completitud), que le permita cumplir con eficiencia la evaluacin, la eleccin y la toma de decisiones. No est de ms resaltar que lo normal en el hombre es esa insuficiencia de informacin, toda vez que el conocimiento nunca llega a ser absoluto. De esta manera, esa insuficiencia se convierte en el punto de partida para la creacin del conocimiento (nuevos textos), pues siempre estar presente esa necesidad de completar la informacin de que se dispone en un momento dado. Un poco lo que Merrell resea sobre el carcter infinito de un signo, que no tiene ni principio ni final (por lo menos no se conocen).
El predominio del lenguaje escrito Lotman afirma que los procesos histricos y culturales tienden a fragmentarse en perodos aislados de la historia y cultura humanas en general (escritas y no escritas), en los cuales se nota un excesivo predominio del lenguaje escrito. De hecho, se tiene la idea de que el desarrollo global de la escritura fue posible con la invencin del papel, por lo que la historia de la cultura pre-papel es considerada errneamente como una falsificacin. Ello en vista de que se impone el criterio de que lo nico posible es lo acostumbrado, mientras que se deja de lado lo inexplorado. Incluso se ha establecido un falso nexo existencia humana-existencia de la escritura como ley universal de la cultura, a pesar de que ya son conocidas las civilizaciones que existieron y desaparecieron sin dejar huellas de algn tipo de escritura. Ahora bien, si la escritura es una forma de memoria y si el texto -a su vez- es memoria, entonces puede decirse que todo texto es una escritura mediante un sistema de signos complejos que hablan de la cultura. Adems, toda civilizacin determina lo que se ha de recordar y lo registra a travs de los mecanismos de la memoria colectiva (la cultura), para conservar los excesos y los acontecimientos. Pero al lado de esa conservacin est otro tipo de memoria, que tiende hacia la conservacin de la informacin sobre el orden, las leyes (no sobre violaciones y excesos). Tambin est la costumbre que fija ese orden y el ritual que permite conservar todo eso en la memoria colectiva. Esa memoria colectiva (la cultura) puede ser de dos tipos: una orientada a la multiplicacin del nmero de textos y la otra, a la reiterada reproduccin de textos dados de una vez para siempre. Esta ltima requiere otra forma de organizacin de la memoria cultural distinta de la escritura (cultura grafa), la cual es sustituida por los smbolos mnemotcnicos y los creados por el hombre (adems de los rituales que ellos envuelven y los lugares sagrados). A ello se debe agregar que la cultura escrita est orientada al pasado, mientras que la oral lo est al futuro (predicciones, adivinaciones y profecas). Por eso se puede afirmar que la cultura oral es prospectiva y la cultura escrita es retrospectiva. Segn Lotman, -el mundo de la memoria oral est saturado de smbolos- por lo cual la aparicin de la escritura lo que hizo fue simplificar la estructura semitica de la cultura y la puso a depender de lo escrito. Y todo eso a pesar de la riqueza que en la cultura oral implica el desarrollo de los signos mgicos utilizados en los rituales, que poseen un amplio carcter polismico derivado de esos rituales y textos orales de los que son signos mnemotcnicos. En la cultura escrita, los signos significan un sentido; en la cultura grafa, los signos hacen acordarse de un sentido. En el primer caso, representan un texto o parte de l, con una naturaleza semitica homognea; en el segundo caso, estn insertos en el texto sincrtico del ritual o ligados mnemotcnicamente a textos orales en un lugar y momento dados. Esa crtica a lo escrito se remonta incluso a los tiempos de Scrates, quien asociaba la escritura no al progreso de la cultura, sino a que sta haya perdido el alto nivel alcanzado por la sociedad grafa. De hecho, se plantea que la escritura posee una disposicin olvidadiza, pues priva de ejercicios a la memoria (es un recurso para traer a la memoria y no para la memoria, para mejorarla). Una concepcin particular de la cultura Se dice que cada cultura crea su propia concepcin del desarrollo cultural. Es decir, crea una tipologa de la cultura, de la que surgen dos enfoques generales: La cultura propia, considerada como la nica (la que establece la norma). La no-cultura de las otras colectividades (la cultura ajena). All se aprecia el mismo sistema binario contradictorio pero complementario que plantea Lotman en su obra, con lo cual hace referencia a los conceptos de centro/periferia, lo organizado/lo no-organizado, lo semitico/lo a lo semitico (o extrasemitico) (1996).De la primera concepcin surge el metalenguaje de una tipologa dada de la cultura, que servir de base para la autodescripcin y para la descripcin de esas otras culturas asumidas como no-cultura. De esta ltima, Lotman (1998) aclara que no es que posee otros rasgos, sino que estn ausentes los rasgos (regularidades) de la cultura propia (la tomada como norma), que son los que se utilizan como punto de referencia para la descripcin. Hay tambin otro enfoque del desarrollo cultural, segn el cual existen varios tipos internamente independientes de culturas en la historia de la humanidad. En funcin de ello se determina el metalenguaje de la descripcin tipolgica, que abarcar una visin desde adentro o desde afuera de la cultura a la que se pertenece. Es decir, ser cuestin de ver dnde situarse al momento de hacer la descripcin en cuestin (de qu lado de la frontera), para que as el metalenguaje pueda cumplir con su funcin cientfica de explicar la esencia de la cultura descrita. Dicho metalenguaje se basa en oposiciones de tipo psicolgico, religioso, nacional, histrico o social. De esta forma, se supera la tendencia a no tomar en cuenta que un fenmeno nico no puede tener peculiaridad (sin tener con qu comparar), pues tal peculiaridad requiere por lo menos dos sistemas comparables. Igualmente, se contrarresta esa tendencia de los dos mencionados modos de descripcin de la cultura a absolutizar las diferencias en el material que se estudia y a no distinguir los universales comunes de la cultura de la humanidad. El autor tambin propone que la construccin de tal metalenguaje de descripcin de la cultura se sustente en los modelos espaciales, lo cual permitir examinar textos que puedan pertenecer al mismo tipo de cultura, para escoger los que ms se distingan por la estructura de su organizacin interna (ver los textos diferentes como complementarios). Precisamente, ese texto invariante o textoconstructo (integrado por textos de diverso tipo) es como el texto de la cultura (el todo que encierra las particularidades, las diversidades), tambin llamado el cuadro del mundo de una cultura dada. ste debe tener la universalidad como propiedad (incluye todo: lo igual y lo diferente). Textos, subtextos y delimitaciones espaciales Los textos de la cultura se dividen en dos subtextos: los que caracterizan la estructura del mundo y los que caracterizan el lugar, la posicin y la actividad del hombre en el mundo.
All se puede apreciar cierto isomorfismo con respecto a la caracterizacin, al hablar de semitica aislante (los subtextos del primer grupo) y de semitica vinculante (los subtextos del segundo grupo). En este ltimo caso, Lotman logra esa vinculacin al plantear: El espacio del texto de la cultura es el conjunto universal de los elementos de una cultura dada, es decir, es un modelo de todo. En otras palabras, ese conjunto universal incluye las diferencias y las regularidades, como ya se dijo. Tal afirmacin arropa el concepto de frontera como un rasgo bsico de la estructura interna de un texto (los tipos de divisiones de ese espacio universal), el cual va de la mano de la dimensionalidad del espacio universal y la orientacin espacial. s, esa frontera divide el espacio de la cultura en dos partes diferentes: uno ininterrumpido dentro de esas partes (lo continuo) y otro roto en la frontera (lo discreto). En correspondencia con dicho rasgo, hay dos tipos de delimitaciones del espacio de la cultura: En un espacio bidimensional, la frontera divide el plano (el conjunto universal) en un dominio externo (ilimitado) y otro interno (limitado) que son complementarios. Aqu se plantea la oposicin nosotros/ellos (lo interno/lo externo). El otro tipo es el espacio segn la coincidencia del punto de vista del portador de un texto con determinado espacio (externo o interno). Esto envuelve dos situaciones: a) ser una orientacin espacial recta, si coinciden el punto de vista del texto y el espacio interior del modelo de la cultura, y b) ser una orientacin espacial invertida, si coincide el punto de vista del texto con el espacio exterior. Ello envuelve la tendencia hacia la integracin o desintegracin que menciona Lotman, donde la tensin juega un rol clave para que se concrete una u otra situacin. Adems, de esa orientacin espacial depender la interpretacin de la oposicin -nosotros/ellos-. As, en el primer caso (orientacin recta), el - nosotros- es lo interior y el ellos- es lo exterior (que siempre es incomprensible por estar construido sobre una lgica que es ajena); mientras que en el segundo caso (orientacin invertida), el nosotros- es lo exterior y el -ellos- es lo interior. Todo est supeditado al lado de la frontera desde el cual se haga la observacin. En esa interrelacin se aprecia tambin el planteamiento de lo aislante/lo vinculante de Gonzlez, cuando Lotman deja ver que el espacio interior es cerrado (est lleno de un grupo finito de puntos) y que el espacio exterior es abierto. De todo lo planteado se puede observar cmo la frontera se convierte en un elemento esencial del metalenguaje espacial de descripcin de la cultura, pues la interpretacin depender de las interrelaciones que se establezcan en concordancia con la ubicacin espacial de quien describe. Por supuesto, esa frontera siempre pertenecer exclusivamente a un espacio (sea el interior o el exterior) y nunca a ambos a la vez. Adems, ella puede intervenir en el texto de la cultura en calidad de invariante de elementos de textos reales. Otras fronteras de las que igualmente habla el autor estn representadas por las relaciones no espaciales; es decir, aqullas donde una lnea separa dos conceptos opuestos al estilo de fro/calor, vida/muerte, etc. Incluso, hubo un modelo de la cultura (correspondiente a la Ilustracin) en el cual el cuadro del mundo se perciba a partir de la oposicin natural/artificial, donde lo interior (lo antropolgico) era lo natural, moral y elevado; y lo exterior (lo social) era lo antinatural, inmoral y bajo. En resumidas cuentas, la existencia de una frontera implica a su vez la presencia de una constante tensin entre ambos espacios, lo cual conduce a las colisiones que menciona Lotman y que producen explosiones (nuevos textos). Dichas colisiones pueden dar origen a dos tendencias: la del espacio interior a defenderse (tras reforzar la frontera) y la del espacio exterior a destruir el espacio interior (tras romper la frontera), dos eventos que asoman la posibilidad de una transculturacin (mezcla de culturas) o de una aculturacin (desplazamiento de una cultura por otra dominante). La cultura como lenguaje que se ensea Lotman considera la cultura como un lenguaje y como la suma de lo que denomina la informacin no hereditaria, cuya enseanza o introduccin en el hombre y en las colectividades puede ser de dos modos: a) Introduciendo slo textos y no reglas en la conciencia del enseado (aunque esos textos suben de rango en el acto y actan luego en calidad de metatextos, de reglas-modelos). b) Introduciendo determinadas reglas en la conciencia del enseado, para que l pueda generar textos de manera independiente. Ambos mtodos, en la tipologa de la cultura, se hallan ligados a diversos sistemas de organizacin interna. De ah que unas culturas son una determinada suma de precedentes, usos, textos; y otras, un conjunto de normas y reglas. Vale resaltar que el momento inicial de la enseanza de la cultura se vuelve clave en este proceso, ya que para cada cultura es decisivo el hecho de su introduccin y la figura del iniciador. ste puede ser de dos tipos, de acuerdo con la cultura que funda: 1) puede ensear conductas, mostrar, dar modelos, 2) puede traer reglas. De esos dos casos, el correspondiente a la cultura de textos no segrega un metanivel aparte (el de las reglas de supropia formacin) ni tiende a las autodescripciones. Si se introducen reglas en esa cultura, son tenidas en menor estima que los textos. Ahora bien, el modo de enseanza de la cultura no es determinado por la estructura de la lengua dice Lotman, sino por la estructura de la conciencia que reciben los textos y el repertorio de los empleos funcionales de stos, los cuales no son externos a la cultura (como s lo son para la lengua natural). Al contrario, constituyen aspectos de su organizacin interna. De ah que el mecanismo de la enseanza de la cultura (el mecanismo de introduccin del sistema en la conciencia de la colectividad) no es algo externo para la cultura, mientras que la estructura de la conciencia es mucho ms activa en este caso. En ese proceso, la correlacin conciencia receptora/sistema introducido en ella representa un choque (una colisin producto de la constante tensin) de dos textos en lenguas diferentes, que tratan de transformarse entre s a su imagen y semejanza (de transformar al otro en una traduccin a s mismo). En ese sentido, la culturologa estudia esa lucha, esa tensin mutua, la cultura como un nico sistema constituido por todas las interrelaciones entre ambas lenguas (no as la lingstica, que estudiara esas lenguas como un sistema aislado). En torno a la unidad de la cultura En relacin con la unidad de la cultura, Lotman afirma que sta surge cuando esa cultura segrega de s textos automodelizantes e introduce en su memoria una concepcin de s misma (que, sin duda, estar presente en todo nuevo texto que produzca). Tal unidad no niega el hecho de que toda cultura es un conjunto complejo y contradictorio concepcin sta que sirve de cdigo para el autoconocimiento y el autodesciframiento de los textos de esa cultura, lo cual amerita que la misma se halle organizada como una estructura sincrnicamente balanceada. A la par, ese aludido automodelo representa un poderoso medio de regulacin adicional de la cultura, que adems le confiere unidad sistmica y que determina sus cualidades como depsito informacional. Segn el autor, tanto el texto de la cultura como el automodelo de sta pueden construirse con arreglo a un solo tipo (textos-usos o textosgramticas) o con arreglo a diferentes tipos. En ese sentido, los dos principios de construccin del cdigo de la cultura se correlacionan de dos maneras: Ambos tipos de cultura pueden considerarse como caracterizaciones nacionales o zonales estables. Ambos tipos de cultura se consideran como etapas que se relevan regularmente en el desarrollo interno de la cultura, pues los dos mtodos de construccin de la cultura se asumen como etapas de una nica evolucin que se realiza como un relevo pendular de los principios de construccin. Dicho relevo se observa cuando surge la gramaticalidad como necesidad de una autorrecodificacin de la civilizacin formada como sistema de costumbres, para sacarla del anquilosamiento al intervenir como principio revolucionador que conduce a la brusca complejizacin de la estructura interna del cdigo de la cultura. A la vez, esas reglas gramaticales se anquilosan y devienen en costumbre, de manera que entonces irrumpe el principio textual en la construccin de la cultura. En ese proceso, Lotman resalta que la introduccin de reglas gramaticales en la memoria del individuo supone ya cierto dominio del lenguaje (caso del aprendizaje de una segunda lengua), mientras que la enseanza de la cultura mediante textos puede ser primaria (caso del aprendizaje de la lengua materna). Conclusin: hacia una teora lotmaniana del conocimiento Aunque los planteamientos de Lotman giran especficamente en torno a la cultura, es posible deducir de ellos ciertos aspectos que apuntan hacia la construccin de una teora del conocimiento que, por supuesto, abarcara tambin a la cultura como conocimiento al fin. En principio, hay que tomar en cuenta que Lotman a lo largo de su produccin intelectual en el campo de la semitica habla de la cultura como un texto complejo que representa un universo nico (un todo constituido por partes), que adems es precedido por un texto y da lugar a la aparicin de nuevos textos. Esto ltimo se halla muy a tono con el concepto de biognesis que l mismo menciona, segn el cual un organismo proviene de un organismo (no por generacin espontnea) y es capaz de dar origen a otro organismo. Es decir, la idea de que todo tiene un principio (aunque sea desconocido) y una continuidad (aunque se establezcan fronteras, delimitaciones), aspecto que l ilustra muy bien con el ejemplo del sastre que ensea a otro sastre, pero sin preguntarse quin fue el que ense al primer sastre. Algo similar tambin a lo que se refiere Merrell al hablar del signo como algo con un principio y un fin desconocidos, y del interpretante que se vuelve signo para dar paso a un nuevo interpretante. En otras palabras, la semiosis infinita. Tales consideraciones guardan cierto isomorfismo con la afirmacin popperiana de que toda observacin est cargada de teora, toda vez que ello equivaldra a decir luego que toda teora es precedida por una teora que, sin duda, dar origen a una nueva teora. O sea, una teora de entrada (Padrn, 1998) sirve como punto de partida para construir una teora de salida (una nueva teora), que a la vez servir de punto de partida (teora de entrada) para otras investigaciones; en fin, la construccin del conocimiento tambin es un continuum. Ambos casos sugieren que nunca se llega a construcciones absolutas de la realidad, porque se est en presencia de sistemas que son dinmicos y que estn en una constante tensin que conduce a explosiones, de donde se originan cosas nuevas. As, de la cultura como un todo y de la realidad material en los mismos trminos slo se tienen algunas aproximaciones, pues siempre har falta ms informacin para darles respuesta a las nuevas interrogantes que, sin duda, surgirn en cada una de esas aproximaciones. De hecho, la misma ciencia puede ser considerada un texto al que slo hay ciertos acercamientos, puesto que jams podr ser abarcado en un sentido absoluto. De ah que Lotman plantea que por una parte, en principio todo es considerado como un texto que ha de ser descifrado, y, por otra, un mismo texto puede ser descifrado en diversos niveles. Es decir, el todo est formado por diversos niveles de significados que son isomorfos entre s (son capas semejantes de un nico universo). Tales capas no son ms que variedades de ese universo, diversos grados del mismo, que aparecen en una correlacin similar a la que se establece entre un hipernimo con sus diversos hipnimos. Son los aludidos alfabetos a los que se refiere Lotman como casos particulares de la idea ms general (ese universo nico, el mundo material), propia del tipo paradigmtico de la cultura. Dicho planteamiento se complementa con su afirmacin de que todo se presenta como poseedor de significado. Cada nivel es un texto, y el conocimiento es el saber leer ese texto. Para Lotman, ese saber leer puede darse de dos maneras diferentes que no son antagnicas, pues ambas persiguen el mismo fin: el conocimiento. As lo sugiere al citar la idea de Lomonsov de que el creador dio a los humanos dos libros: el del mundo visible (material) y el de la Sagrada Escritura, los cuales tienen sus intrpretes entre los cientficos (en el primer caso) y los maestros de las iglesias (en el segundo). Sin duda, lo anterior hace referencia a la estructura bipolar complementaria propia de todo sistema, de cuyo conocimiento da cuenta el hombre poco a poco, pero de manera continua (infinita) y no absoluta, proceso durante el cual va abordando desde su esfera particular organizada (csmica), la esfera no organizada (catica, el mundo extrasemitico). Cabra preguntar entonces, cmo se da ese proceso de conocimiento? A ello, Lotman plantea una respuesta en el mbito de la cultura, pero que puede extrapolarse y verse como parte de esa teora del conocimiento que se ha mencionado. En ese sentido, podra decirse que el conocimiento del mundo en general (el universo nico, la realidad absoluta, el todo) se centra en un proceso de descripcin en tres niveles independientes, mas no excluyentes: el de los mensajes textuales, el de la cultura como sistema de textos y el de la cultura como repertorio de funciones a las que los textos dan servicio. Si se hace la correspondiente traduccin al mbito de la lingstica, se aprecia que esos niveles se relacionan respectivamente con lo sintctico, lo semntico y lo pragmtico, cuya correlacin conduce a lo discursivo. Bibliografa 1.Cceres, M. (1996). Iuri Mijilovich Lotman (1922-1993): una biografa intelectual. En Lotman, Iuri Mijilovich. 1996. La semiosfera I. Semitica de la cultura y del texto. Ediciones Ctedra. Universitat de Valencia. Espaa, 249-267. 2.Gonzlez, M. (2002). Semitica crtica y crtica de la cultura. Anthropos Editorial. Barcelona, Espaa.
1 Triangulo de Ogden y Richards
No todos los lingistas aceptan el esquema bipolar del signo de Saussure en el que se excluye la cosa significada. Uno de los sustitutos ms interesantes es el TRINGULO SEMITICO de OGDEN y RICHARDS:
Referencia (Concepto significado)
R
Smbolo (significante y su imagen acstica) Referente (objeto, cosa nombrada)
(La lnea de puntos indica que no hay relacin directa entre el referente y el smbolo). La caracterstica esencial de este diagrama es que distingue tres componentes del significado y que no hay relacin directa entre las palabras y las cosas que representan la palabra simbolia un pensamiento que a su ve refiere al rasgo o acontecimiento sobre el que estamos hablando. Ullman propone los trminos NAME (nombre), SENSE (sentido) y THING (cosa): configuracin fontica de la palabra, informacin que el nombre comunica al oyente y rasgo o acontecimiento no lingstico sobre el que hablamos (el referente de OGDEN Y RICHARDS). Para Ullman, el esquema de Ogden y Richards da cuenta de cmo acta la palabra sobre es que escucha, pero parece descuidar el punto de vista del que habla. Por tal razn rectifica: ecuencia segn el OYT Al or puerta, pensar en una puerta y as comprender lo que el hablante dice. ecuencia segn el HAAT ensar en una puerta y esto le har pronunciar la palabra. Es est recin recproc y reversibe entre e sonido y e sentido o que yo propongo mr e significdo de pbr. (ULLMAN) Bibliografa Aldadis.net La revista de educacin Septiembre de 2006 Nmero 10 Depsito Legal: AL-61_2004 ISSN: 1697-8005
2.2 Modelo de Rolan Barthes
Roland Barthes es un espritu muy activo, muy vario, con mucha penetracon mental de los signos en donde quiera que los encuentra, y con gran comprension por todo lo que es humano. As, ha escrito libros como El Sistema de la Moda (1967), Mitologas (1970), un comentario con tcnicas de la Nouvelle Critique sobre Racine (1963) y otro comentario con metodos de analisis estructural sobre autores tan disimiles como Sade, Fourier, Loyola (1971), a todos los cuales los mira y los estudia con la misma simpata. Esta exibilidad de su mente, y la diversidad de puntos de vista que asume, hace difcil a veces el poder seguir su pensamiento. Pero siempre hay en l observaciones, intuiciones y sugerencias muy dignas de tenerse en cuenta. Su discpulo en otro tiempo, y ahora colega y amigo, Tzvetan Todorov, en su reciente visita a Mxico dijo de l estas palabras: -Lo que considero ms importante de Roland Barthes no es el contenido de sus enunciados, sino los efectos que produce al enunciarlos. Creo que Barthes es como los escribanos de la plaza de Santa Domingo de Mxico, en el sentido de que presta su voz para discursos diferentes y por eso irrita y disgusta mucho a sus discpulos y seguidores; le gusta mucho contradecirse pero de hecho no hay contradiccin, porque lo que cuenta para l es nada ms prestar su voz pero no identificarse con lo que dice."
Teniendo, pues, en cuenta estas caractersticas de Roland Barthes, quisiera exponer lo que es el mtodo de estudio o lectura de la lengua escrita, llamado por l en sus ltimos escritos, el anlisis textual. Este modelo de anlisis aparece en tres estudios sucesivos suyos uno publicado en 1970 y cuyo ttulo es S/Z, sobre una novela corta de 30 pginas, de Balzac, titulada Sarrasine, en la que se narran los amores trgicos de un escultor hacia una supuesta mujer por nombre Zambinella que actuaba en los teatros de Roma. Otro, publicado en 1971, sobre el episodio de Pedro y el Centurin Cornelio segn se narra en el captulo 10 de los Hechos de los Apstoles. Y el tercero, publicado en 1973, sobre una de las Historias Extraordinarias de Edgar Allan Poe, de 12 pginas, titulada \La verdad en el caso del seor Valdemar", en donde se cuenta cmo un hipnotizador con sus artes mgicas detuvo la muerte por siete meses en un enfermo que ya se encontraba in articulo mortis. De los tres estudios hay que sacar la fundamentacin terica del modelo, y el modo prctico como se puede aplicar. Lo que no es y lo que es el anlisis textual El anlisis textual no es la crtica literaria que se esfuerza por encontrar un sentido al texto segn la crtica marxista o la crtica psicoanalca de tipo hermenutico, para interpretar el texto conforme a la verdad que cree est ah escondida. Menos an trata de encontrar el sentido nico del texto. Roland Barthes piensa que la crtica literaria va a ir desapareciendo. Este anlisis se esfuerza por llegar a concebir, a imaginar y a vivir lo plural del texto, la apertura de su significancia. El anlisis textual no es tampoco una explicacin del texto a la manera de las escuelas tradicionales en que se estudiaban las grandes masas retricas del texto y se poda buscar una temtica, tras de construir un plan del texto. Pero s es explicacin del texto en su sentido etimolgico. La palabra explicar viene del verbo latino ex_ plico, desplegar, de ex-y-plico-as-are, plegar. Desplegamos, por tanto, el texto al paso de la lectura. El anlisis textual no es propiamente anlisis estructural. Ms bien reacciona contra algunos estructuralistas del relato que creyeron reducir a una sola estructura todos los relatos del mundo. Se parecan -dice Roland Barthes- a algunos Budistas que a fuerza de ejercicios ascticos llegan a ver todo un paisaje en un frijol." El mtodo inductivo-deductivo que consiste en estudiar, cientos de relatos de los ms diversos pases del mundo para construir luego un modelo, una gramtica del relato, y aplicar ese modelo a los otros relatos particulares, ha dejado de parecerle a Roland Barthes satisfactorio. Porque en efecto, al tratar de reducir a un esquema todas las estructuras, llegan estos estudiosos a hacer perder al texto su diferencia, su riqueza, que est en la pluralidad. En cambio el mtodo de leer un texto frase por frase, que es lo contrario de un corpus, ver el texto como un espacio, como un proceso de significaciones, le parece infinitamente ms rentable. Aqu podemos recordar algunos dichos muy gratos a Roland Barthes, como que \toda lengua es plural", \todo texto esta abierto hacia el in nito", \el texto es como una galaxia de significantes que hacen desbordar las estructuras". Esta estructuracin o significancia, como el la llama, en concreto le dan los cdigos segn los cuales los sentidos son posibles. El texto se contempla como un tejido de cdigos, entre cuyo numero algunos pueden parecer predominantes. En vez de buscar, por tanto, la verdad del texto, su estructura profunda, se busca lo plural del texto, las unidades de sentido, las connotaciones. Y aunque no se reagrupara nada en una estructura, se pueden juntar algunas secuencias para seguir el hilo del relato. La connotacin La connotacin es la base terica sobre la que se funda el mtodo del anlisis textual. El instrumento modesto, dice Roland Barthes, que se puede utilizar para abordar la pluralidad del texto (si el texto esta bien construido) es la connotacin. Toma para ello, segn dice el, la definicin de Luis Hjelmslev, que no cita a la letra: La connotacin es un sentido segundo cuyo significante esta el mismo constituido por un signo o sistema primero de significacin. En tanto que la denotacin seala la relacin entre el signo lingstico y el objeto real que designa, la connotacin (concepto mas intuitivo) se rete a la comprensin del signo lingstico, al conjunto de los caracteres evocados por el concepto, como pudiera ser eventualmente, una evocacin esttica, social, ideolgica, etc. Definicionalmente la connotacin, aade Roland Barthes, es una determinacin, una relacin, una anfora, un rasgo que tiene el poder de referirse a menciones anteriores, ulteriores o exteriores, a otros lugares del texto, y a otros textos. Lo que s hay que tener cuidado es de no confundir la connotacin con la pura asociacin de ideas ligadas a las vivencias de cada persona. La relacin de la connotacin tiene un campo muy amplio y puede llamarse de modos diversos: puede provenir de un ndice v. gr. la descripcin fsica de un personaje que connota su nerviosismo, o pueden ser relaciones entre dos lugares distantes, o entre una accin que empiece aqu y se contine despus. Pero no puede ser el caso de la libre asociacin de ideas ya que esta se refiere a sistemas muy personales; mientras que la connotacin es una correlacin inmanente al texto y a los textos.
Los cdigos Toda connotacin debe ser el arranque de un cdigo (que no sera jams reconstituido), la articulacin de una voz que esta tejida en el texto. En conclusin se toman las connotaciones como los sentidos que se hallan en el texto y que expresan una correlacin. Los cdigos y ante todo, que son en este tipo de anlisis los cdigos, que es lo que en concreto vamos a precisar y catalogar al ir desplegando el texto. Roland Barthes expresa en varios lugares su nocin de cdigo para este anlisis, que segn el no se debe tomar en su sentido riguroso y cientfico. (En las Ciencias de la Comunicacin, v. gr. se entiende por cdigo un ensamblaje de elementos simples, conocidos y combinados segn determinadas reglas.) En cambio, los cdigos en el anlisis textual son unos campos asociativos, pero no puramente subjetivos, una organizacin supra textual de notaciones que imponen una cierta idea de estructura. En un enunciado hay muchas voces, muchos cdigos, sin jerarquizacin. Los cdigos son los arranques, los puntos de partida de lo ya ledo, de lo ya visto. Son los puntos de arranque de una serie de significantes. Ese carcter deshilvanado de los cdigos no contradice la estructura, sino al contrario, es parte integrante de la estructuracin. El deshilachamiento del texto, como el lo llama, es lo que distingue la estructura (objeto del anlisis estructural propiamente dicho), de la estructuracin objeto del anlisis textual. Tomamos pues, el texto como un tejido, siguiendo su sentido etimolgico, del verbo latino Tex-o-is-ere-texuitextum = tejer. Es un tejido de voces diferentes, de cdigos mltiples entrelazados e inacabados. De esta acepcin etimolgica de la palabra texto, resulta el nombre de anlisis textual. Ilustra Roland Barthes sus definiciones de cdigo con algunas comparaciones. El cdigo dice, no es aqu una lista, un paradigma que haya que reconstruir a cada paso". El cdigo es una perspectiva de citas, un espejismo de estructuras. No se conocen de el mas que las salidas y los regresos. Las unidades que salen de ah(las que se van inventariando) son ellas mismas siempre, las salidas del texto, son la marca, el jaln de una digresin virtual hacia el resto de un catalogo. Son como resplandores de alguna cosa que ya se vio, que ya se leyo. Cada cdigo es una de las fuerzas que pueden apoderarse del texto (si consideramos el texto como una red). Cada cdigo es una de las voces de las que esta tejido el texto. Del concurso de estas voces, de estos cdigos, se va formando la escritura del texto. Son como las avenidas de los sentidos del texto. Las lexas La lexa en el anlisis textual es el instrumento de trabajo, es una unidad de lectura. La palabra lexa la toma de un verbo griego: lego-lexo, recoger-decir; lexis, discurso-frase. Se divide el texto en segmentos muy cortos, que son las lexas, y se enumeran para facilitar el trabajo. Unas veces sern unas cuantas palabras, o algunas frases, lo que sea mas cmodo; basta que sea el mejor espacio posible en donde se puedan observar los sentidos. Es una divisin emprica y arbitraria. Su dimensin dependera de la densidad de las connotaciones, lo cual es muy variable. Pero que no haya en cada lexa mas de tres o cuatro sentidos que enumerar. Porque en efecto si se quiere estar atento a lo plural del texto, hay que renunciar a estructurar el texto en grandes bloques, a la manera de la retorica clasica en la antigua escuela. Aqu tambin acude Roland Barthes a algunas imgenes para aclarar la nocin de lexa. As como el augur romano, dice, recortaba en el cielo con la punta del bastn un rectngulo ficticio para interrogar, segn sus principios, el vuelo de los pajaros, asnosotros trazamos en el texto, que es un cielo liso y profundo, zonas de lectura, para observar como emigran los sentidos, como los cdigos se ponen de manifiesto al pasar. Hay que estrellar el texto como si fuera un espejo, y luego ir separando los trozos significativos en los que se podr ver lo que no se vea en la superficie lisa. Las lexas son como unos cedazos muy nos gracias a los cuales descremamos los sentidos del texto, las connotaciones. Son las lexas algo as como lo que se llamara en ciruga un campo operatorio. La lectura lenta El anlisis textual requiere como condicin necesaria una lectura lenta. En efecto, leyendo el texto despacio, volvindolo a leer y releer, es como se pueden encontrar los sentidos. Y leer y releer el texto es una operacin contraria a los hbitos de nuestra sociedad que recomienda tirar la historieta o la novela una vez consumida, devorada, para pasar a otra historia, comprar otro libro. Esto, dice Roland Barthes, se tolerara entre ciertas categoras de lectores, como los nios, los viejos y los profesores, quienes a fuerza de leer de prisa, leen en todas partes la misma historia. No olvidemos que este mtodo del anlisis textual es un constante volver al texto, a lo ya ledo, a lo ya visto. Por lo tanto, una vez dividido el texto en lexas, hay que leerlo lentamente, de lexa en lexa, lo mas lentamente posible, detenindonos tanto tiempo y tan a menudo cuanto sea necesario. La calma es una dimensin esencial en este tipo de trabajo. Y as vamos tratando de encontrar y clasificar, sin mucho rigor, no todos los sentidos del texto (nadie lo puede hacer, puesto que esta abierto al infinito), sino las formas, los cdigos, segn los cuales los sentidos son posibles. En pocas palabras, este modo de leer es como una lectura filmada en camara lenta. Ejemplificacin Para ejemplificar tomemos una que otra lexa de la narracin de Edgar Allan Poe titulada \La verdad en el caso del seor Valdemar." La primera lexa es el titulo mismo. Ah aparecen cinco cdigos. En la palabra \verdad" (o \hechos" en el original), que anuncia algo que se va a descubrir en un suceso inslito, como es el detener la muerte, esta el cdigo del enigma. (1) En el anuncio de algo espectacular que despierta el inters del lector, aparece el cdigo narrativo o la retorica de la narracin, que es un subcdigo del cdigo cultural. (2) En el nombre de Valdemar", que no es anglosajn, y solo despus sabemos que es polaco, se implica un cdigo socio-tnico, subcodigo del cdigo cultural. Del sonido del nombre que suena algo como valle del mar, como la profundidad del mar, tema muy grato a Edgar Allan Poe, sale el cdigo simblico. (4) Y el tratamiento de seor" que se da a un personaje en un grupo definido, en una realidad social, esta el cdigo social, subcodigo del cdigo cultural. La segunda lexa abarca las dos primeras frases del relato: o hay por qu etraarse ciertamente de que el caso extraordinario del seor Valdemar haya provocado discusiones. Hubiera sido un milagro que ocurriera lo contrario, especialmente en tales circunstancias." Aparecen tres cdigos: En las palabras \no hay porque extraarse" que despiertan el interes del lector, vuelve el cdigo narrativo o retorico, subcodigo del cultural. (5) En la epresin provocado discusiones" esta el cdigo del enigma. Y en aquello de que lo contrario hubiera sido un milagro", nos encontramos con un cdigo nuevo y es el cdigo cientfico, subcodigo del cultural. Y luego se siguen repitiendo estos cdigos y ya solo aparece uno que otro nuevo, como en la lexa tercera, en las palabras mantener en secreto el asunto", se puede ver el cdigo accional. Y en la lexa quinta hay otro cdigo nuevo, en la frase que exponga los hechos en la medida en que yo mismo los comprendo" y es el cdigo de la comunicacin. Bibliografa Roland Barthes, Mythologies, Ed. du Seuil, Paris, 1957. - , Sur Racine, Ed. du Seuil, Paris, 1963.-, Systeme de la Mode, Ed. du Seuil, Paris, 1967.
2.3 Potencias de representacin visual
las potencias de representacin visual son un dispositivo que produce sentidos implcitos de manera que el enunciado donde se encuentra es polifnico. Esto quiere decir que manipulaciones contextuales particulares, destinadas a salvaguardar el principio general de cooperacin obliga al receptor a no satisfacerse con uno o varios de los elementos presentes en la superficie del enunciado (elementos que llamaremos grado percibido) y a producir un (conjunto vago de interpretaciones que llamaremos grado concebido). Hablamos efectivamente se superposiciones: no se trata aqu de una simple sustitucin, como podran hacerlo creer la terminologa tradicional, que hablaba de sentido propio y de sentido figurado. As que el efecto retorico proviene de la interaccin dialctica entre el grado percibido y al conjunto vago llamado grado concebido. Comentemos inmediatamente un ejemplo lingstico y tommoslo prestado de la vida cotidiana . Imaginemos una joven optimista que declara stoy casada con un ngel. a palabra ngel, no puede tomarse en el sentido de ser sobrenatural que hace el papel de mensajero celeste grado percibido. Aqu, el receptor del enunciado constata en efecto una incompatibilidad enciclopdica entre el sentido de casarse -que hace esperar un complemento que designe a un ser de carne y hueso- y el complemento efectivamente producido. Pero el receptor va ms all de esta simple constatacin de incompatibilidad. l conteto, que comporta Casarse le permitir suponer la hiptesis de que /ngel/ designa aqu a ciertas categoras de seres carnales. ngel sufrir pues una trasformacin. fectivamente, el receptor del como dulura, ternura, bellea, purea, bondad- y los aplicar a ser humano de seo masculino que es lo que se espera a partir del verbo casarse cuando es pronunciado por una persona de sexo femenino (grado concebido). La polifona no concierne solamente a los sentidos, como en el ejemplo que acaba de comentarse. Puede concernir tambin al significante de las unidades, a las reglas sintcticas o incluso a la referencia, como lo muestran los ejemplos que siguen. En el enunciado (/djalo erca/), hay igualmente un concebido (/djalo caer/) y un percibido (/djalo erca/). Igualmente hay enunciado polifnico , que moviliza un percibido y un concebido, cuando se dice de alguien que es un gran hombre aunque se trate de un enano: se afirma una cosa y su contraria. La frase /marquesa de amor sus bellos ojos morir me hacen/ es un percibido correspondiente al concebido /marquesa, sus bellos ojos me hacen morir de amor/. Finalmente, el concepto de polifona no puede limitarse a los enunciados lingsticos. Existe un principio una retorica para todas las semiticas. La produccin de la figura: un proceso en cuatro etapas. Pueden distinguirse varias etapas en la produccin de una figura. Evidentemente por comodidad hacemos como si estos mecanismos se sucedieran cronolgicamente. En realidad son simultneos. La primera etapa (1) es la identificacin de una isotopa en el enunciado . Es posible alcanzar el concepto de isotopa al de pertinencia o economa semitica. Como se record ms arriba, todo elemento de un enunciado est inscrito en el contexto creado por los elementos que lo procedieron. Es importante anotar aqu que estos elementos proyectan hacia delante cierta expectativa, expectativas que pueden se colmadas o frustradas por los elementos que van llegando. Podramos imaginar, por ejemplo un contexto que sera el de una conversacin con la joven optimista que mencionamos ms arriba: esta nos cuenta (una parte de) su nueva vida conyugal, y cada elemento nuevo de su conversacin por ejemplo las proezas de su esposo o sus observaciones sobre el clima de las Baleares- tienen sentido. La segunda etapa (2) es la identificacin de una no percibida. Como se trata de una ruptura de isotopa, podemos darle el nombre de alotopa, n nuestro ejemplo ngel frustra la epectativa la conversacin no haba tomado hasta ese momento el giro de un curso de teologa ni en una conferencia sobre mitologa. Se constatara una incompatibilidad enciclopdica entre el sentido de casarse y su complemento en otras palabras , ngel introduce en el enunciado una relacin de alotopa. La tercera etapa (3) es la reconstruccin de un grado concebido. Se trata de una operacin de inferencia, destinada a salvaguardar el principio general de cooperacin. En s esta etapa comporta dos sub-operaciones distintas. Pero ambas se fundan en la propiedad que tienen los enunciados de ser redundantes y en la bsqueda del mantenimiento de la cooperacin. La primera sub-etapa es la identificacin del grado percibido de la figura. Efectivamente de la figura (2) lo que hemos identificado es un simple incompatibilidad entre un elemento a y un elemento b del enunciado. Pero nada indica a priori que el elemento impertinente en este enunciado sea a y no b. La isotopa del enunciado nos indicar con precisin cul elemento hay que considerar como impertinente. En nuestro ejemplo, la isotopa general del enunciado es humana se trata de una conversacin sobre el matrimonio. e modo que el grado percibido de la figura es fcilmente identificable ngel es altopo. Mientras que ngel habra sido justificable en una isotopa teolgica o mitolgica donde casarse habra sido impertinente, no lo es en el conteto humano creado por la interaccin, conteto que justificarse casarse. La segunda sub-etapa (3b) es la produccin propiamente dicha del grado concebido. Conviene ahora superponer al grado percibido , impuesto por el enunciado, un contenido compatible con el resto del contexto, ya que ste lo programa. Nuevamente, pues, se ve la importancia del juego de la redundancia en este clculo. Aqu ese contenido ser ser humano adulto del seo masculino. Llamemos a este semema grado concebido. La cuarta etapa (4) es la superposicin del grado percibido y el grado concebido 1. Esta superposicin, capital en una figura retorica, opera gracias al establecimiento de un vinculo dialctico entre el grado concebido y el grado percibido. n estoy casada con un ngel, como se eplico, se seleccionan los componentes semnticos compatibles entre ngel y el concebido.
Unidad III Aplicacin de la semitica.
Objetivo particular: Al final de la unidad el alumno ser capaz de aplicar la semitica a la mercadotecnia
3.1 Mercadotecnia semitica. En los aos de 1980, se origin la semitica del mercado publicitario a raz de la publicacin de diversos trabajos que tenan como finalidad explicar la conducta del consumidor en funcin de su identidad cultural. Actualmente ya no se evala, como antao, los atributos tangibles del producto. El pblico ahora se gua por los intangibles y en vez de obtener productos, compra smbolos , avalando el valor imprescindible de la marca. En una poca con tales caractersticas, el anlisis semitico ofrece una eficaz metodologa de trabajo debido a que posee una relacin concreta y especifica con el sentido. Por esa razn sus herramientas pueden ser de gran utilidad para analizar manifestaciones significantes que son esencialmente prcticas sociales un afiche publicitario, un logotipo, un film o una marca os objetos de sentido son las nicas realidades de las que la semitica se ocupa. or este motivo, dichos objetos, conciertan el punto de partida y el punto de anclaje de su prctica. Esta orientacin concreta el mbito de la investigacin semitica, poniendo en claro que el contexto no puede ni debe intervenir ecepto cuando este fuera afrontando como un teto El hombre, es un ser simblico iendo un animal simblico, el hombre no interacta directa ni totalmente con el mundo natural ni con el mundo social, sino que simboliza su accionar, el entorno y los otros para poder vivir en el mundo natural. Vive un mundo que no le es propio; los rboles, los animales... no constituyen su hbitat natural. El ser humano debe pues construir su mundo cultural, simbolizado; no vive solamente en el universo fsico sino en un universo simblico, que s le es propicio para el cumplimiento de su principal tarea: construirse como humano. Gracias a las mediaciones simblicas que el hombre realiza a diario en el mundo natural, el ser humano puede alimentarse, calmar su sed, vestirse y protegerse bajo un techo. Es decir, puede satisfacer sus necesidades bsicas aunque ya simbolizadas; y a su vez, cubre necesidades no bsicas y an ms simbolizadas que terminan convirtindose en vitales para el actor social en el mundo actual: transporte (automvil, avin, bicicleta...), comunicacin (telfono, telefax, celular...), interaccin social (centros comerciales, cafs, parques, discotecas...), entretenimiento (videojuegos, TV, radio...), exhibicin (maquillaje, tatuajes, piercings...), seduccin (variedad musical, publicidad, informacin...), entre otras. El hombre se encuentra en una continua produccin de smbolos; pero sta no es al azar; resulta indispensable para el ser, es vital; sin ella no sobrevive. Adems, si el mundo natural fuera el medio ambiente propio del hombre, no tendramos necesidad de construir e intercambiar objetos para satisfacer nuestras necesidades bsicas; slo con deambular por el mundo, sin realizar ninguna creacin o interaccin viviramos. Pero, no!. Recordemos que la naturaleza nos es adversa, incluso sus leyes son contrarias a la existencia humana. Por ejemplo, la ley de la inercia o de la entropa van en sentido contrario al sentido de la vida humana. La estabilidad de la una y el deterioro que impone la otra no compaginan con la existencia humana, que es un permanente llegar-a-ser, un constante cambio de organizacin y de integracin. Aqu tambin puede verse el carcter activo e impredecible del ser humano, sea consumidor, fabricante, anunciante, publicista, mercadlogo, semilogo, etctera. El hombre es ante todo un actor; un agente que todo lo transforma, incluso a s mismo, que construye sentidos sobre todo aquello que lo rodea gracias a su carcter cultural, creativo y especialmente simblico. Basado en estas caractersticas, aborda el conocimiento y el aprendizaje del mundo para poder habitar en l. No es un ser pasivo; al contrario, es un creador de smbolos. Es aqu donde la mercadologa y la semiologa tienen uno de sus mltiples puntos de encuentro: el estudio de las expresiones culturales acerca de un producto, bien, servicio o publicidad, entre otras. Se puede concluir que el hombre es, por tanto, no solamente una agente de su propio proyecto de humanizacin sino, adems, un actor de s mismo en ese proyecto. Es agente-actor. Se realiza representando su propia accin ante y sobre el mundo: se realiza hacindose smbolo. 2. La semitica y el marketing, disciplinas en va de construccin Su condicin de smbolo coloca al hombre y a su mundo en el centro de inters de la semitica, entendida como una disciplina de los procesos de produccin e interpretacin del sentido. Desde esta perspectiva se hacen algunas consideraciones en relacin con una actividad humana de gran importancia y simbolismo: el marketing que forma parte del entorno cultural y simblico del hombre. En este punto es necesario aclarar que no se trata de una pansemitica, la cual concibe a la semitica como la solucin a todos los problemas del hombre y que, como una diosa del Olimpo, mira a las dems disciplinas y las critica. Nada ms lejano del objetivo del presente documento; las dos disciplinas estn en igualdad de condiciones y ambas pueden abordarse desde una mirada simblica. La semitica simblica (no hay una sino mltiples semiticas, al igual que el marketing, se encuentra en va de construccin y aunque no pueden llamarse ciencias en el sentido positivista pues no cuentan con un objeto de estudio definido, su validez acadmica, social y cultural est basada en su inters por la realidad social. Especficamente se tomaran como focos de atencin la construccin de sentido en una cultura para la semitica y la valoracin cultural de la interaccin empresarial, econmica y comercial para el marketing; cuestiones no definidas sino siempre en constante creacin y re-creacin. As, se ubican tanto la semitica como el marketing dentro de las llamadas por Husserl Ciencias de la Discusin, las cuales antes que explicar el comportamiento humano (economa), predecir (estadstica) o controlar (ingeniera) describen el conjunto de razones y motivos que dan origen a la construccin de la opinin pblica, sociedad civil, formas de entendimiento y comprensin. En este caso, sobre las valoraciones individuales y culturales del intercambio comercial, publicidad, cultura de masas, consumismo, sociedad de consumo y productividad, entre otras . Sin lo anterior, y si se insiste en concebir una ingeniera de mercados como una ciencia o disciplina cuyo objeto de estudio es la forma en que las relaciones de intercambio son creadas, estimuladas, facilitadas, valoradas y gobernadas, se deja a un lado la naturaleza social que da origen al marketing, se encierra en la conciencia y se olvida de la interaccin simblica como estructura de esa experiencia social. Pues, cuanto ms se acerque la filosofa [o la semitica o el marketing] a su objeto, tantos ms se aleja de sus posibilidades de ser ciencia y cuanto ms pretende ser ciencia tanto ms se aleja de su objeto . As, se debe considerar que la aparicin de ingenieras del comportamiento en el afn posmoderno por encontrar mgica y rpidamente el conocimiento preciso del mundo, nos lleva al empobrecimiento cultural y simblico de la misma ciencia, a acabar con la cientificidad (confundida impunemente con el rigor cientfico) que tanto se trata de defender por estos das; a despojar del conocimiento lo humano y lo humano del conocimiento; a la muerte de la ciencia para la humanidad y el nacimiento de la ciencia no humana. 3. El carcter simblico del marketing Partiendo de la idea del hombre como un ser simblico y del marketing como una disciplina en va de construccin, es necesario puntualizar sobre el quehacer mercadolgico y su simbolicidad pues indiscutiblemente toda produccin humana est cargada de simbolismo. Ahora bien, no hay que olvidar que las relaciones mercadolgicas no se dan entre el individuo consigo mismo, es indispensable recordar que el mundo del hombre est constituido fundamentalmente por su relacin con el otro, con su congnere. El mundo del hombre es, sobretodo, el del otro. Es all donde se configura la cultura y se mantiene en el tiempo. Es all, igualmente, donde se desarrolla la dimensin social y personal del individuo. Por eso el marketing es simblico, porque aborda las expresiones de interaccin mercadolgica, las valoraciones que manifiestan los actores del marketing (consumidor, empresario, publicidad, investigador...) sobre el diario quehacer mercadolgico y en especial las relaciones entre estos actores en la mediacin de los productos, sin olvidar la relevancia de la intersubjetividad en cualquier proceso mercadolgico. Continuando con el carcter simblico del marketing es imposible hablar de marketing sin hablar del producto, bien o servicio; la cultura de consumo ha creado tambin su propio mundo, para poder habitar cmodamente all. Lo llamaremos el mundo productual o de productos. Este espacio existe en funcin de la vida del hombre mismo, como una de sus principales necesidades y la participacin del ser en ese entorno es simblico gracias a su condicin humana, es decir, a su condicin simblica. Forma parte del mundo del hombre que es la cultura y su sentido es humano. Como puede verse, los productos humanos, al igual que el hombre, adquieren la dimensin de smbolo. Se hacen significantes no slo de su funcin sino tambin de los procesos, agentes y contextos socioculturales que intervienen en su produccin, uso, conservacin, circulacin, intercambio, transformacin y consumo; todos estos aspectos son abordados en el estudio de procedimientos mercadolgicos. Los productos, como parte del inters mercadolgico y en cuanto materialidades exteriores al hombre (opuesto, diferente), y con identidad propia, son a su vez proyecciones de lo humano y pertenecen tambin al mundo de la cultura y no al mundo natural. Es en este mundo de la cultura, donde el producto adquiere originariamente su fuerza simblica que lo lleva a no hablar de otra cosa que del hombre y de su mundo. En la produccin, el actor en mercados (consumidor, empresario, publicista) le da al producto su carcter cultural, artificial, creativo. El hombre, al producir el objeto o al representarlo, lo sita en el mbito de su mundo; como realidad cultural, adquiere una identidad particular. Comparte el sentido comn que le asigna la cultura, pero se recrea en forma permanente por el sentido personal que le aporta cada sujeto en el contexto histrico en el cual lo utiliza, lo valora o lo consume. Por ello, la mercadologa es una especie de prctica ritual: est basada en la construccin simblica mediatizada con el mundo cultural a travs de la expresin de productos. as prcticas rituales son eminentemente simblicas porque mediatizan a travs de posturas, gestos, palabras o [productos] una relacin a una entidad no slo ausente sino imposible de percibir inaccesible salvo por medio del mismo smbolo . Del mismo modo, en marketing, el producto, bien o servicio no se cuenta en s mismo, en su esencia sino en aquello que representan para el actor mercadolgico. 4. Semitica del marketing Por ltimo, se entrar a hablar de una disciplina en va de construccin cuyo inters principal es la construccin de sentidos en el quehacer mercadolgico; en otras palabras, focaliza su atencin en la realizacin de una mirada simblica del marketing. As, su objetivo principal es construir sentidos sobre el consumo, publicidad o produccin de bienes, o servicios a partir de lo expresado por los actores mercadolgicos (consumidores, empresarios, publicistas, investigadores) y entre los especficos encontramos: Hacer estudios semiticos a partir de la apropiacin significativa de la teora semitica y de marketing para complementar la investigacin de mercados. Fomentar la interdisciplinariedad en marketing, a travs de estudios semiticos sobre temas de mercadeo. Realizar nuevas lecturas y escritos del consumidor, el producto y el empresario con el apoyo de la semitica para comprender mejor el quehacer en marketing. Teniendo en cuenta el logro de los anteriores objetivos se establecen las siguientes categoras dentro del desarrollo de la semitica del marketing: El marketing como un ritual: como espacio de interaccin, comunicacin y humanizacin del ser; sin olvidar que los procesos de produccin, uso, intercambio y consumo de objetos (productos), constituyen, en parte, la accin cotidiana del hombre (consumidor o productor) y de su existencia en general. El actor mercadolgico, es decir, el agente que participa en el ritual del marketing: l consumidor y el productor como los As, en marketing, los productos y las relaciones rituales mercadolgicas, como obras humanas, son conocidas por el actor mercadolgico, en primer trmino, y en el mbito de la razn, por su funcin, finalidad de uso y sentido y, en segundo lugar, sirven como mediacin con otras acciones, como las de producir nuevos productos y relaciones (herramientas, ventas), manejar otros productos (instrumentos, comercializacin), adquirirlos (dinero, mercancas, compra), protegerlos (empaques, distribucin), etctera. En el campo de lo social, los productos y su ritualizacin se hacen mediadores de la comunicacin (medios, publicidad), de la expresin de sentimientos (regalos, promocin, comportamientos del consumidor), de reconocimiento (condecoraciones, necesidades no bsicas o simblicas, de identificacin cdula, placas, propaganda), de teoras (textos, investigacin de mercados), entre otros. En sntesis, el ser humano es un creador, un constructor constante, un ser prxico (que crea smbolos diariamente para sobrevivir en el mundo natural; as, los procesos de produccin, uso, intercambio y consumo de productos, bienes o servicios constituyen, en parte, la accin cotidiana del hombre, de su existencia. La creacin de valores simblicos a los objetos forma parte de su cotidianidad y reciben de sta una gran carga de sentido. Es por ello que se erigen, como el hombre mismo, en smbolo de su quehacer cotidiano. Y es aqu donde el marketing adquiere tambin su carcter simblico puesto que se trata de una actividad cotidiana, humana y cultural. principales actores en el ritual del marketing transforman constantemente la naturaleza constituyendo lo que denominamos la cultura; el mundo humanizado, transformado por el hombre es el mundo de la cultura. La cultura constituye la segunda naturaleza del hombre. Su existencia es cultural y no simplemente natural. Por ello el escenario de estos actores no es la naturaleza sino la cultura. l consumidor y el productor son seres pricos, no son pasivos dentro del ritual; por ello el ingeniero de mercados debe tener en cuenta no slo su carcter cultural sino tambin entenderlos como seres en bsqueda de innovaciones, de constantes cambios propios y del mundo que ellos construyen da a da. Son simblicos, actan constantemente para poder continuar dentro del ritual. Investigacin en semitica del marketing: incluye la recoleccin, organizacin, anlisis e interpretacin de los sentidos que los consumidores y productores expresan de los productos ms all de su sentido de uso. Al reconstruir los sentidos del producto y de las expresiones de los consumidores y productores implica, por tanto, un trabajo de carcter cualitativo, es decir, un trabajo que busca conocer no el sentido objetivado, institucionalizado, sistematizado, sino el sentido subjetivo, particular de quienes lo incorporan en la dinmica concreta de su vida cotidiana. Los sentidos construidos son, en primer trmino, individuales y no generales. Los productos y las expresiones de los consumidores y productores son smbolos de mundos personales o de mundos de grupos particulares. Es por ello que una semitica de mercados inicia su tarea reconstruyendo los sentidos particulares. Especificando el proceso investigativo tendramos que esta reconstruccin despus de recolectada debe ser organizada; los sentidos deben ser ordenados, clasificados e interpretados de tal manera que permitan ser integrados de nuevo en una totalidad de sentido como sentido del objeto estudiado. De esta manera se logra establecer su identidad simblica, es decir, aquello por lo cual ese producto, como smbolo es ese y no otro. Los sentidos de los productos y los expresados por los actores del marketing que se logran reconstruir y organizar, por ser sentidos simblicos, nunca son finales. Estos sentidos se hacen, a travs de su anlisis, en significantes simblicos de nuevos sentidos, los cuales deben tambin ser reconstruidos a travs de nuevos procesos de interpretacin. Por ltimo, en la interpretacin se procesa el sentido para lograr uno nuevo; se busca producir el sentido a partir del sentido o, si se quiere, crearle sentido al sentido. Este proceso se desarrolla a partir de la fuerza creadora de la imaginacin. Se presentan a continuacin algunos puntos de estudios realizados por estudiantes de sptimo semestre de ingeniera de mercados de la Universidad Autnoma de Bucaramanga, en semitica del marketing, dentro de la ctedra de semitica de la publicidad, orientada por la autora de esta ponencia. 5. Algunos ejemplos de estudios semiticos 5.1. El piercing (Selma Juliana Cspedes Rincn, Diana Milena Doria Snchez) Problema A partir de los primeros avances realizados en la investigacin, formulamos la inquietud sobre cules son los sentidos, desde la perspectiva de mercadeo, que el grupo construye a partir de lo expresado por cinco informantes del sexo masculino sobre el uso del piercing?, para llegar a un acercamiento sobre el sentido de este accesorio en la sociedad actual. Organizacin del testimonio del informante No. 2 El segundo informante es estudiante de 10o grado del Colegio La Salle, compaero de nuestro informante nmero uno, vive en el barrio Cabecera (de Bucaramanga) y tiene 15 aos. Hace tres meses me hice un piercing tiene un piercing barbell studs en la lengua) pero hace tres semanas se me perdi. Ya estaba aburrido, lo de menos era haberme colocado algo en la lengua. Ya no me gustaba: no saba si quitrmelo, adems me dola para comer: tena la lengua inflamada; pero se me perdi; entonces por fuerza mayor decid hacerlo (efectivamente el informante ya no usa piercing). Termin hacindole caso a mi mam; cuando ella se enter nada bueno fue lo que opin. Cuando me lo hice en nderground compr slo uno, porque yo saba que en algn momento me iba a aburrir y me aburr rpido. En este momento no me gustara volver a colocarme un piercing: me dolera de nuevo porque el hueco ya se me cerr. Al principio tener el piercing me pareci algo muy bacano, es como un lujo, pero al final ya no. No es que signifique mucha o poca personalidad, si las personas lo usan por su propia autoridad y no porque los dems lo usan est bien. Yo me lo puse porque me pareca bacano. No me lo puse porque todos amigos lo tengan. Ahora que ya no lo uso ellos siguen siendo mis amigos y no pas nada. Me lo hice en la lengua porque era el ms fcil de tener y de esconder en el colegio; en el colegio llevaba slo una parte del piercing para el momento en el que me revisaran podrmelo quitar rpido. All no lo dejan a uno tener piercing y no es que revisen todo el tiempo, pero si lo llegan a ver se lo quitan. Al principio me daba miedo mostrarlo por el qu dirn, pero luego pens que yo lo hice porque eso era lo que quera y todo el mundo tena que saberlo. Yo pienso que el piercing no es slo para una persona, sino para mostrarlo, para que los dems lo vean. Bibliografa http://www.redalyc.org/pdf/109/10900504.pdf La marca La creacin de una marca puede estudiarse desde diferentes perspectivas (econmica, sociolgica, mrketing, etc.). Dos de estas aproximaciones en el estudio de la marca son la lingstica y la semitica. Desde el punto de vista lingstico, la marca es un nombre propio generador de vida del objeto, de modo que las firmas comerciales se lanzan a la conquista del mercado mediante el impacto que produce la presencia insistente del nombre propio del producto en los medios de comunicacin de masas, afirma Pninou. Con todo, el estudio de la formacin de una marca requerir una segunda perspectiva: la semitica, desde la cual la marca es una mquina de significado esencial de la personalidad de la gran empresa moderna. Este proceso de gestacin de marca se construye sobre unos valores discursivos de los que emerge dicho significado. Uno de ellos es la valorizacin crtica mediante la cual el sujeto escoge su objeto de valor por su conveniencia. Floch analiza la comunicacin de Citron de los aos 80 sirvindose de cuatro conceptos dispuestos alrededor de una estructura grfica de forma rectangular; se trata del cuadrado semitico de la axiologa del consumo:
Cuadro 1. Cuadrado semitico de la axiologa del consumo: valorizaciones Fuente Floch 1990:176
A este respecto, Semprini destaca que estos cuatro conceptos son obtenidos a partir de la oposicin semionarrativa, elaborada originariamente por Greimas (1966), del valor de base vs. valor de uso. El primero se caracteriza por ser un el valor, el de uso se caracteriza por su carcter instrumental y limitado. A partir de esta oposicin, Floch redefine el valor de uso como valor prctico y el de base como valor utpico; valores que, junto con los otros dos; el crtico y el ldico, Marrone define de la siguiente manera: Tales valorizaciones, seala Marrone, se corresponden con cuatro tipos de pasiones: - La pasin de la necesidad-valorizacin prctica - La pasin del deseo-valorizacin utpica - La pasin del placer-valorizacin ldica - La pasin del inters-valorizacin crtica Bibliografa http://www.adversus.org/indice/nro19-20/articulos/06VIII19- 20.pdf
3.2 Brand Equity Brand Equity es el valor aadido que la marca proporciona al producto, tal como lo percibe el consumidor. En nuestros das, las marcas han ido evolucionando hasta convertirse en una experiencia de vida para los consumidores y han adquirido una importancia emocional dentro de ellos, misma que se ve reflejada en la satisfaccin de las personas que la consumen o compran. Las marcas ofrecen al consumidor una experiencia que va mucho ms all de las funciones bsicas del producto. Mconalds, tarbucks, Mercedes en, Disney, Coca-Cola son slo algunos ejemplos claros de que actualmente las marcas poseen una personalidad propia; pero tambin podemos considerar como marcas a lugares tursticos, centros comerciales, escuelas, equipos deportivos; todos ellos son marcas que conllevan una experiencia de vida. Las marcas se encuentran en la mente de los consumidores y slo algunas logran un posicionamiento dentro de ella. Por lo tanto, las marcas son nicas y tienen un valor, no un precio como los productos. Hacer una marca ms slida es ayudar a los consumidores a crear diferencias perceptuales entre las marcas de una categora. Un ejemplo clsico es el agua embotellada, un bien que alguna vez fue un commodity y hoy en da, posee marca e identidad propia. Actualmente la marca representa uno de los principales activos de una empresa. En consecuencia, son tan importantes como la maquinaria, la materia prima, el personal o incluso el dinero en los bancos. El gran poder comercial que tienen las marcas ms conocidas y establecidas en el mundo, se ve reflejado en las operaciones de compraventa de empresas a precios exorbitantes en comparacin con el valor de mercado de sus activos materiales. Ejemplo de esto es que la consultora Interbrand valu el nombre de la marca Coca-Cola en $ 67 mil millones de dlares, Microsoft con $ 56,926 e IBM con $ 56,201, siendo estas tres marcas las ms caras del mundo en la valoracin de marca.1 En Mxico, segn Interbrand las tres marcas ms valiosas son Bimbo, $ 648 millones de USD, Telmex, $ 578 y Banamex, $ 358.2 Todo esto ha generado un gran inters por el estudio del valor de marca, tam- bin llamado Brand Equity. El trmino Brand Equity (BE) es el valor aa- dido que la marca proporciona al producto, tal como lo percibe el consumidor. Quedar establecido en la medida en que pueda conocerse y medirse cul es el tipo y grado de satisfaccin que provoca en los consumidores y cmo sta afecta a sus respuestas. El valor de la marca puede considerarse como un conjunto de activos y pasivos vinculados a la misma, que incorporan o disminuyen el valor. stos son: Efectos de los activos sobre los compradores: Efectos de los activos sobre las empresas: A lo largo de las ltimas dos dcadas, se ha suscitado un importante debate acerca de lo que debe entenderse por valor de marca. En la delimitacin de este concepto se han creado varios criterios de estimacin, perspectivas de anlisis y definiciones muy diferentes. Entre las diversas definiciones de valor de marca encontramos una de las ms aceptadas de Aaker3 1996, que defini al valor de marca como el ...con- junto de activos y pasivos que vinculados a la marca, su nombre y smbolo, incorporan o disminuyen el valor suministrado por un producto o servicio intercambiando a los clientes de la compaa.... En general el valor de marca gira en torno a que es un valor incremental o aadido al producto como resultado de su individualizacin. As pues, el valor de marca, segn el profesor Kevin Keller del Dartmouth College, es el efecto diferenciador que tiene el conocimiento de la marca en la respuesta del consumidor al marketing de una marca.. Lealtad de marca. Reconocimiento del nombre. Calidad percibida. Asociaciones de la marca. Otros activos en propiedad de la marca (patentes...) Efectos de los activos sobre los compradores: Mejorar la eficiencia y efectividad de los programas de marketing. Proporcionar mrgenes ms altos al permitir precios superiores y reducir la dependencia en las promociones. Fortalece la lealtad de la marca. Proporcionan una plataforma para crecer por medio de las extensiones de marca. Es el canal de distribucin hay menos incertidumbre. Supone una ventaja competitiva ( en ocasiones). A lo largo de las ltimas dos dcadas, se ha suscitado un importante debate acerca de lo que debe entenderse por valor de marca. En la delimitacin de este concepto se han creado varios criterios de estimacin, perspectivas de anlisis y definiciones muy diferentes. Entre las diversas definiciones de valor de marca encontramos una de las ms aceptadas de Aaker3 1996, que defini al valor de marca como el ...conjunto de activos y pasivos que vinculados a la marca, su nombre y smbolo, incorporan o disminuyen el valor suministrado por un producto o servicio intercambiando a los clientes de la compaa.... En general el valor de marca gira en torno a que es un valor incremental o aadido al producto como resultado de su individualizacin. As pues, el valor de marca, segn el profesor Kevin Keller del Dartmouth College, es el efecto diferenciador que tiene el conocimiento de la marca en la respuesta del consumidor al marketing de una marca.. Cmo medir el Brand Equity? Existe una metodologa llamada Winning Brands, la cual es una herramienta de administracin de marca que mide el efecto de toda la actividad de marketing en el valor de marca. Con metodologas como sta es posible entender el efecto que tienen todas las actividades de marketing, no slo en el desempeo a corto plazo de las marcas, sino tambin en el potencial a largo plazo. Entre otros beneficios, permite monitorear la efectividad de toda la actividad de mercadeo de un producto, e identificar oportunidades y amenazas a su marca, tanto de los competidores como de la categora de forma global. Se construye una fotografa de la imagen de la marca y otras fuentes de valor de marca para ayudar a entender qu es lo que genera el Brand Equity. Tambin es posible agregar informacin de otras fuentes externas como informacin de mercado derivada del punto de venta, de hogares o de inversin publicitaria. Para medir el desempeo de una marca, se determina tambin cmo reacciona la gente ante ellas. Todas estas mediciones permiten mejorar el valor de la marca y por ende se obtiene una concepcin de clientes ms leales, un precio premium de la marca, mayor cooperacin de los detallistas, extensiones de marca ms slidas, licencias, una mejor penetracin de los mensajes mediante la comunicacin, pero principalmente, se incrementa la utilidad/ margen de la marca. Algunos de los indicadores estratgicos para crear mejores estrategias de marca son: Usos, actitudes y frecuencia de la categora. Conocimiento de la marca. Marca preferida. Marca recomendada. Uso de la marca. Consideraciones de uso. Relacin con la marca. Asociaciones de la marca. Precio premium. Cambios y/o abandono de marca. Disposicin de desplazamiento. Conocimiento y recordacin de la actividad de mercadotecnia. ndice del Valor de Marca (BEI) de la categora y de marcas. Comparaciones con el banco de normas BEI. Efectividad publicitaria del gasto destinado a ejecucin y medios (GRP). Diagnsticos publicitarios EPIC. Estatus, vitalidad, impulso, switch, smosis, oportunidades y amenazas de la categora. Anlisis de consumidores omega: consumidores que compran en piloto automtico y bloquean en mayor proporcin cualquier informacin que les ofrezca el mercado. Anlisis de consumidores delta: consumidores experimentadores, que estn abiertos a informacin nueva. Constantemente compran verificando todo. Bibliografa http://www.amai.org/pdfs/revista-amai/AMAI-15_art6.pdf
Un anlisis desde la semitica La identidad de una marca es la forma en que sta se hace visible y se materializa en los discursos. En tanto a su realidad esencialmente discursiva, est obligada a reafirmar constantemente su existencia y su presencia. Una marca solo es tangible y observable a travs de su identidad. Pero a qu se hace referencia cuando se habla de identidad? Si se tomara el concepto de valor diferencial o identidad relacional de Saussure, el cual expone que, el signo vale por su diferencia con los dems signos del mismo sistema .Se podra afirmar entonces que no hay identidad ms que en la diferencia. La marca tiene una estructura relacional, es decir, su identidad es el resultado de un sistema de relaciones y oposiciones. Una marca no es ms que todo lo que las otras no son. Solo la diferencia permite una identidad fuerte y fcilmente reconocible. En pocas palabras, la marca no se autoabastece, no tiene ningn recurso natural que le permita existir y funcionar sin ayuda externa. Al contrario, como motor semitico, como sujeto destinado a producir significacin, necesita ser alimentada continuamente. Esto se debe a que la identidad de la marca no posee un origen natural, sino cultural. 46Otro factor importante en la identidad de marca es la precisin, la claridad y la coherencia de los discursos generados para la marca. Un discurso perfectamente calibrado puede llegar ms rpidamente al pblico objetivo al que va dirigido y permanecer activo durante ms tiempo sin necesidad de estmulos adicionales o refuerzos. Esto no garantiza la efectividad absoluta de la identidad de marca. Ya que no se debe considerar a sta como un acto mecnico, engendrado en una teora comunicacional obsoleta como la que planteaba Harold Lasswel durante el perodo 1920 y 1930 con la Teora de la Comunicacin: La Aguja Hipodrmica. La cual expona una comunicacin lineal, automatizada. Reduciendo a la comunicacin al fenmeno de transmisin de la informacin (emisor mensaje receptor). Pensar de ste modo, es excluir mltiples fenmenos que intervienen de modo imprescindible en el proceso de comunicacin, como por ejemplo, la interpretacin del receptor. ara poder interpretar con mayor claridad el porqu no se puede garantiar la eficacia del mensaje y por ende la eficacia de la identidad de la marca. Se toma como punto de referencia al modelo analtico y positivo de comunicacin de Leonor Arfuch, proveniente de una fuente terica basada en Mijail Bajtin. La cual plantea que es un error pensar que la comunicacin de una finalidad o garantice la eficacia del mensaje. Afirma que, no hay que reducir a la comunicacin al acto de la comunicacin en s misma. Sino inscribirlo en un contexto de sentido (Leonor Arfuch, 1997, pg. 42). Es decir, Arfuch sostiene que el mensaje una vez emitido adquiere autonoma significativa y puede variar considerablemente. Presenta al receptor del mensaje como un sujeto que tiene una enorme independencia en la elaboracin y en la interpretacin de los mismos. Es por ello que la identidad de una marca es el resultante de un complejo juego de interactividad y transformacin, y no simplemente un acto mecanicista que supone un punto de salida y uno de llegada. Se puede evaluar o reconstruir la intencionalidad comunicativa, pugnar por la claridad y la coherencia del mensaje, pero no se pude garantizar el mismo. Ya que solo la dialctica entre los dos sistemas puede generar la identidad de una marca. Bibliografa http://www.palermo.edu/dyc/maestria_diseno/pdf/tesis.completas/61%20S ilvina%20Roldan.pdf
3.3 Tipos de publicidad semitica
3.4 Figuras retoricas publicitarias Un tropo es la sustitucin de una expresin por otra cuyo sentido es figurado. Proviene del griego , trpos, direccin. El tropo es el cambio de direccin de una expresin que se desva de su contenido original para adoptar otro contenido. Tropos: todo cambio semntico que supone una visin personal, surgida de la asociacin de ideas, y que de hecho significa una traslacin de significantes: un objeto adquiere el nombre de otro. en el tropo existe sustitucin de nombres, en las figuras no.
Metfora del griego (fuera o ms all) y (trasladar) expresa una palabra o frase con un significado distinto al habitual entre los cuales existe una relacin de semejanza o analoga. Se identifica algo real con algo imaginario, y se distingue de la comparacin en que no usa el nexo "como". En general se distinguen dos tipos de metforas: aquella en la que aparecen A y impura Tus dientes son perlas y aquella en la que el objeto real es suplantado por el objeto potico,pura as perlas de tu boca. Ya comenzaban en el puchero humano de la corte a hervir hombres y mujeres, Ech sapos y culebras por la boca, hoja de papel, la primavera de la vida, Las nubes de algodn, Tus ojos son dos verdes bofetadas. Metonimia el lat. metonyma, y este del gr. - . Es todo tropo que basa su traslacin de significante en la contigidad de significado. Esa relacin de contigidad puede ser muy variada: la causa por el efecto: las canas merecen respeto, el autor por su obra: he comprado un Picasso, Leer a Virgilio, el smbolo por lo simboliado la espada (el ejrcito), la cruz (el cristianismo), el lugar por la cosa que de l procede un Jerez, lo especfico por lo genrico no se gana el pan, lo abstracto por lo concreto: el amor es egosta, la materia por la cosa que est hecha con ella: el acero la espada los bronces (las campanas), el instrumento por quien lo maneja: el primer violn de la orquesta, el continente por el contenido: Tomamos unas copas?, etc. Sincdoque lat. synecdche, gr. , de , recibir juntamente Es la metonimia de relacin cuantitativa entre la palabra empleada y la significacin mentada. La sincdoque se funda en las relaciones de coexistencia entre el todo y las partes, de modo que la expresin selecciona el todo significando la parte o la parte para significar el todo: la parte por el todo o viceversa: mil cabezas por mil reses, el singular por el plural o viceversa: el espaol es valiente, el individuo por la especie: es un ern, un Mecenas, un Quijote, el nmero determinado por el indeterminado, vinieron cuatro a la fiesta Figuras de pensamiento Anttesis < - anti: contra y tesis: afirmacin, axioma Uso de dos sintagmas, frases o versos en cada uno de los cuales se expresan ideas de significacin opuesta o contraria (anttesis propiamente dicha) o impresiones ms subjetivas e indefinidas que se sienten como opuestas (contraste). Es tan corto el amor y tan largo el olvido... Paradoja < (del lat. paradoxus, y este del griego idea extraa, opuesta a lo que se considera verdadero o a la opinin general; empleo de expresiones o frases que implican contradiccin Al avaro, las riquezas lo hacen ms pobre, Y yo, que soy la persona ms humilde del mundo... , huy lo que era firme, y solamente lo fugitivo permanece y dura. (Roma- Tber) Paraciencia, heterodoxo Smil o comparacin Consiste en comparar explcitamente el trmino real con el objeto potico. Exige la presencia de un 'como' o "el amigo verdadero ha de ser como la sangre.... Que siempre acude a la herida sin esperar que la llamen" Perfrasis - . plicar Elisin de la palabra ms esperable para nombrar a un objeto. El concepto o cosa es aludido mediante una expresin que, como su nombre indica es perifrstica, bordea indirectamente el concepto o cosa, pero lo nombra de forma unvoca. dio su ltimo suspiro = muri; el techo del mundo = la cumbre del Everest; Irona < , disimulo, pregunta que finge ignorancia decir eiron, el pcaro o simulador que finge ignorar aquello que conoce. Mediante la irona se da a entender justamente lo contrario de lo que se expresa. En la irona ha de resultar evidente el verdadero sentido de la frase. "hiciste ya los deberes de matemticas? S, estoy hacindolos en la cancha de tenis" Sinestesia del griego , junto, y , 'sensacin', Mezcla de imgenes sensoriales que proceden de distintos sentidos "Que el alma que hablar puede con los ojos / tambin puede besar con la mirada", Me encanta el sabor de tus palabras ... Anestesia, esttica Juego de palabras (Anagrama) ransposicin de letras de una palabra o grupo de palabras. El resultado es otra palabra completamente distinta. Irnicamente es el renacimiento imperdonable e imponderable de su incesante sentencia de magia amiga o fiasco sfico de flirteo de fieltro, friolera de florera, dualismo simulado egocntrico y geocntrico de maldicin dominical. Un adiposo piadoso cree que amagarn un anagrama. Prefacio o profeca de erotismo isotermo, la sirenita lo sentira? Prosopopeya (Personificacin) (=persona-ae + facio caracteriza una realidad no humana como humana, cedindole atributos propios del ser humano (lengua, partes del cuerpo, etc.) "El tren tose asmticamente por la ladera". "La ciudad era rosa y sonrea dulcemente" Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, haca digestin del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueos el montono y familiar zumbido de la campana del coro, iprboe lanzar a lo alto, por encima, exageracin o exagerar en la presentacin de la realidad que se quiere representar. o Eres ms lento que una tortuga!, "rase un hombre a una nariz pegado Endadis / Hendadis < (Del lat. hendidys, y este del gr. , uno mediante dos, ). o expresar un concepto mediante el uso de dos trminos coordinados o Estar a las duras y a las maduras Ltotes / atenuacin (< / attenuatio) o se afirma algo, disminuyendo (atenuando) o negando lo contrario de lo que se quiere afirmar o decir: Eso no es muy inteligente por tu parte. (es una tontera) Bibliografa http://amarti35.files.wordpress.com/2012/02/figuras- retc3b3ricas.pdf
3.5 Mediosfera En el Espacio de las mercancas, ya no solo es la palabra la que es separada de una situacin viva. Cuadros y rostros, paisajes y msicas, ritos y espectculos, los acontecimientos de todos tipos son indefinidamente reproducidos y divulgados por los libros, la prensa, la foto, los discos, el cine, la radio, los cassettes, la televisin, fuera de su contexto de emergencia. Multiplicado por los medios, transportado por miles de vas y canales, el signo es deterritorializado. Antes de la grabacin del sonido y de la radio, la mayor parte de la humanidad no haba jams odo otra cosa que las msicas de su nacin, de su regin, y siempre en relacin con una circunstancia particular: cantos de trabajo o de amor, seguidillas u otros bailes tpicos, canciones de fiesta o cnticos religiosos. Antes de la fotografa, el cine y la televisin, las imgenes estaban atadas a lugares, a ocasiones, a estaciones. A partir de entonces, los signos son agudos. El Territorio separaba la cosa del signo, pero para volverlos a articular mejor por lo arbitrario de la convencin, de la ley, del Estado. En el espacio de las mercancas, los flujos de signos corren sin freno. El corte ha funcionado tan bien que la trascendencia no hace ms el vnculo. La escritura haba permitido un anlisis del discurso, una cosificacin de las palabras, una primera descontextualizacin del lenguaje. Los medios operan una descontextualizacin masiva y generalizada de todos los signos que ninguna trascendencia viene ms a regular. La semitica del Territorio distingua la cosa de su representacin. En el Espacio mercantil, o meditico, no hay verdaderamente ms cosa, ms referente, ms original. La moneda contina circulando en ausencia del patrn oro. La meloda escuchada en la radio o grabada en el disco no ha sido jams cantada tal y como yo lo entiendo: solo es un efecto de estudio, eso solo existe en la esfera del espectculo. La prensa y la televisin crean el acontecimiento, producen la realidad meditica, evolucionan en su propio espacio ms que enviarnos seales de las cosas mismas. La referencia nicamente remite a la medioesfera. La gran tienda del signo, o el Espectculo, se convierte entonces en una especie de sobrerrealidad, por la que toda palabra o toda imagen debe pasar si ella pretende tener alguna eficacia. El paso por los circuitos mediticos destrona a la representacin Visto en la tele... En la semitica mercantil, el signo ya no representa, traza. Ya no funciona segn un corte ordenado en la vertical, sino segn cien lneas de circulaciones horizontales. El signo ya no apunta aqu hacia el sentido o el objeto: fluye, irradia, difunde, se propaga, se clona, prolifera. Ya no es un representante acreditado por una trascendencia, sino un virus, tratando de replegarse, luchando con rapidez contra otros virus para ocupar el espacio meditico. La circulacin de los signos se hace exterior a las necesidades vitales del sentido, como a las jerarquas de la trascendencia, ella se hincha, se embala, decrece bruscamente, se instala en las almenas provisionales, corre al acontecimiento, a la diferencia, la anula, busca nuevas diferencias, solo sigue las leyes del mercado y las lneas de mayor inclinacin en un paisaje meditico siempre en movimiento. En el espacio de la reproduccin, de la difusin, de la variacin indefinida, los signos no llaman ms a las cosas que ellos designan ni a los seres que las profieren. Es eso, el Espectculo: todo lo real pas del lado del signo. Los hechos, las gentes, las obras, son signos. Y son tratados, reproducidos, difundidos como tales. No solo el signo no remite a la cosa ausente, sino que no puede incluso ya conducir al principio de la serie, al original, ya que, en el Espacio de las mercancas, el signo no es ms que un efecto de grabacin, de reproduccin, de difusin: nicamente es signo en el circuito. La ausencia triunfa desde el mismo centro de la abundancia: Warhol puede serigrafiar, Derrida deconstruir, Baudrillard simular, y Philip K. Dick edificar universos paranoicos donde lo real se construye a fuerza de ilusin. El Espacio del saber o la productividad semitica La semitica del Espacio del saber se define por el regreso del ser, de la existencia real y viva en la esfera de la significacin. Esta salida del mundo de la ausencia, esta reanudacin del contacto con la realidad no debe obviamente entenderse como un proceso de objetivacin, ni como relacin codificada con algn significado o garanta de los signos por una trascendencia. Es real lo que implica la actividad prctica, intelectual e imaginaria de sujetos vivos. En el Espacio del saber, los intelectos colectivos reconstituyen un plano de inmanencia de la significacin, donde los seres, los signos y las cosas encuentran una relacin dinmica de participacin mutua, que escapa a las separaciones del Territorio como a los circuitos espectaculares de la Mercanca. En algunos raros momentos de la historia o de nuestras vidas individuales, nosotros nos reapropiamos la creacin significante, retomamos la palabra. El Espacio del saber sera el lugar de una toma de palabra continuada, pero de una palabra afectiva, capaz de cambiar la realidad. En el Espacio del saber, las inspiraciones activas se ponen en comn, no en vista a una hipottica fusin de los individuos, sino con el fin de dilatar juntos la misma burbuja, miles de burbujas irisadas, que son cosmos provisionales de mundos de significaciones compartidas. El regreso de lo real en la esfera de la significacin supone, lo hemos visto, la implicacin de sujetos vivos; pero sugiere tambin que el espacio de los signos se haga sensible, parecido a un espacio fsico (o a varios!): que se pueda entrar en l, localizarse en l, encontrarse con otros, explorarlo, palparlo, modificarlo. El Espacio del saber no es otro que esta realidad virtual, esta utopa ya presente por manchas, en punteados, en potencia en todas partes donde los humanos suean, piensan, actan juntos. El Espacio del saber acoge metamorfosis topolgicas; cada intelectual o colectivo que usa la imaginacin abre en l llanuras, pozos, rostros, cielos nuevos. Y en cada rea se despliega una calidad de significacin, una manera de significar. En el espacio mercantil, los signos-proyectiles pululan, en bsqueda de sus blancos. En el Espacio del saber, los intelectos colectivos organizan mutaciones de una inmensa variedad de semiticas. El arte del futuro no forja ms signos, sino dispositivos de comunicacin pos medias. Desde hoy, captando hipertextos, herramientas de trabajo en grupo, multimedias interactivas, realidades virtuales,7 programas de inteligencia o de vida artificial,8 de ideografas dinmicas, dispositivos de simulacin digital y de sistemas de informacin interactivos, intelectos colectivos exploran semiticas mutantes. En el Espacio del saber, el logo centrismo del Territorio ha perdido actualidad. La imagen, acoplada a dispositivos de mando sensoriomotores, plstica, interactiva, ultidimensional, puede escapar al destino de fascinacin que le trazaba la mercanca y convertirse en un dispositivo de vigilancia, de conocimiento y de invencin ms poderoso an que el texto. Se trata de un regreso a la semitica de la Tierra? No completamente, puesto que las significaciones del Espacio del saber transitaron por la historia, por la pluralidad de lenguajes y de mundos, por los flujos decodificados del capital. En el cuarto espacio, los signos no remiten ms a alguna barrera csmica, a espirales bien ordenadas pasando de crculo en crculo, sino a lneas de transcendencia, errantes, singulares, a espacios de significacin metamrficas. El intelecto colectivo ya dio con el arbitrario y la trascendencia del signo territorial. Est ducho en las sutilezas de la glosa y de la interpretacin. La hermenutica, esta ciencia del Territorio, le ense a disolver el pegamento que fusionaba demasiado estrechamente lo percibido, el signo, la cosa y el sentido, para permitir en fin su juego. El colectivo inteligente pas por el Espectculo, tuvo la experiencia y disfrut de una realidad reducida al signo. No est pues movido por la nostalgia de lo autntico, sino que se compromete resueltamente en un juego de artificios, de simulaciones y de imaginacin creadora ms libre an. El intelecto colectivo se vuelve a apropiar la productividad semitica confiscada por los poderes del Territorio y los circuitos del Espectculo. Y si para el hombre solo hay mundo en el elemento de la significacin, como forja sistema de signos, el intelecto colectivo rehace el mundo. Hasta ahora, solo se han apropiado de nuevo la palabra a favor de un movimiento revolucionario, de una crisis, de una cura, de un acto de creacin excepcional. Qu sera una apropiacin de la palabra normal, tranquila, instituida, si se puede hablar as de un proceso instituyente? He aqu los intelectos colectivos: crculos humanos que alientan a las subjetividades a singularizarse continuamente. Obras de construccin para mquinas clibes. Ejrcitos de nmadas espirituales en marcha por los muelles y plazas de una ciudad de signos en devenir? No es eso lo que soaban los surrealistas sin tener los medios tcnicos para ello? Cada nueva manera de hacer sentido crea otras subjetividades, otras cualidades de ser. La productividad semitica de los intelectos colectivos se transubstancia en productividad ontolgica. De un espacio a otro, convertir en real, dar vida, es traer a la luz sentido, manifestar por signos. En los humanos, lo que no ha sido cantado no existe. Bibliografa http://inteligenciacolectiva.bvsalud.org/public/documents/pdf/es/cap10.pd f
Unidad IV Semitica de los medios.
Objetivo particular. Al final de la unidad el alumno ser capaz de emplear el anlisis semitico a diferentes medios masivos
4.1 Fotografa La semitica visual hay que considerar los siguientes problemas: definir qu es lo visual y cmo trabaja esta dimensin las semiticas (por ejemplo, las formas, los colores, las perspectivas, los volmenes); establecer las relaciones entre lo visual y lo verbal, que han cumplido diferentes funciones y han sido distintas en diversas culturas y pocas histricas; estudiar y analizar las diferencias entre lo visual esttico y lo visual cintico; y finalmente analizar los problemas relacionados con el iconismo y los diferentes grados de iconicidad de la imagen. En esta "semitica visual" podemos separar tres grandes reas: La semitica de la imagen esttica (imgenes icnicas, indiciales, simblicas, estticas) La semitica de la imagen dinmica (lenguaje de los sordomudos, mmica, teatro, tv., etc.) - una semitica visual que se puede relacionar con el espacio (arquitectura, escultura) o bien otras manifestaciones (existe ya de hecho una "semitica de la moda" Una "semitica de la arquitectura", que se vincula con la "visual"). Una vez que tenemos esta idea amplia, es importante para cualquier estudiante de la semitica saber lo que le puede preguntar; dicho de otra manera, qu problemas puede estudiar, por ello hacemos mencin a algunos de los ms recurrentes y significativos, los cuales proponemos como una especie de gua para hacer una semitica problematizadora que parte de preguntas que nos podemos hacer sobre el mundo que nos rodea y los fenmenos sgnicos con los que tomamos contacto, por ejemplo a partir de los procesos de sentido de la produccin icono-plstica de los medios masivos. De manera cannica se reconocen dos grandes programas fundadores de semitica, aun cuando nosotros consideramos un tercero en el programa cultura de la Escuela de Tartu. Por una cuestin de espacio dejaremos las reflexiones que se pueden hacer sobre la posibilidad de una semiologa visual desde el programa de Saussure, y nos centraremos en el proyecto de la semitica de Peirce, que es otra de las fuentes para la semitica contempornea. El caso de la semitica anglosajona de corte pragmtico, tiene como hemos dicho en Peirce a su fundador. No es casual que hoy se refiera ms a la "semitica visual" que a la "semiologa visual" por el hecho que desde el principio la "semitica" tuvo un desarrollo ms amplio e incluyente no restringido al mbito lingstico. A la par, su potencial explicativo y su hondura epistemolgica (a Peirce le interesaba conocer la "comunicacin" de los signos en el proceso de conocimiento) presenta amplias posibilidades de aplicacin que permitieron advertir una visin ms extensa en el programa de Peirce que en el de Saussure, el cual muy claramente supera la idea de semitica como un medio o tcnica para analizar mensajes. En Peirce la semitica est muy relacionada con la lgica y se presenta como una doctrina de los signos, vinculada al concepto de "semiosis"; su nocin de signo y semiosis parece de mayor alcance que la de significado-significante en Saussure, ello tal vez explique que exista una asociacin internacional de semitica y no de semiologa. Dentro de los tipos de signos identificados por Peirce, el autor reconoce a los iconos como el tipo de signos definido por su cierta semejanza con el objeto referido; es el grado de iconocidad que mantiene con respecto a la idea que lo "posibilita", es decir que lo traduce a objeto (por ejemplo, un retrato o un diagrama). Es icnico aquel signo que posee algunas propiedades del objeto representado, o mejor "que tena las propiedades de sus denotados". Ahora bien, esta definicin no escapa a la discusin: el retrato de una persona es icnico hasta cierto punto, pero no lo es del todo, porque la tela pintada no tiene la estructura de la piel, ni la facultad de hablar y de moverse que tiene la persona retratada. En realidad, si llevamos esta argumentacin a su extremo, el verdadero signo icnico de una persona, no es su retrato sino la persona misma. El tambin estadounidense y gran difusor del pensamiento peirciano, Charles Morris, matiza un poco esta rigidez y afirma que un signo icnico, aunque recordado, es un signo semejante en algunos aspectos a lo que denota, el problema del icono no es de semejanza o parecido sino de grado de iconicidad. Hay que sealar que Morris desarrolla un poco ms el programa de Peirce; los signos se pueden estudiar en tres conjuntos: en relacin a su significado (semntica), a su orden y lgica (sintctica) y a su uso (pragmtica). Y esto comporta una extensin sugerente a tres tipos de preguntas que podemos hacer a los signos y mensajes visuales: (a) qu representan y cmo lo hacen (b) qu caractersticas tiene el orden de colocacin de los signos y qu pasara si tuvieran otra organizacin (c) finalmente, qu hacen los usuarios de los signos visuales con ellos, cmo afectan a sus conductas Cualquier signo debe ser alguna cosa, debe "referirse" a un objeto, al que "designa", y esa "designacin" debe ser comprendida por un intrprete, una conciencia interpretante. Aqu cabe hacer una aclaracin con respecto al "interpretante" porque no es el "intrprete" sino el efecto que en la situacin de comunicacin genera. No olvidemos que el antecedente del concepto de signo en Peirce es Kant y su teora de las categoras, que usa la mente para conocer el mundo de lo existente. Este problema del signo est vinculado en Peirce al de cmo conocemos, cmo se forman las "ideas" o "conceptos sgnicos", cmo se forman los signos en nuestra mente y cmo podemos clasificarlos, identificarlos, relacionarlos. Peirce adopt de la lgica la nocin de modalidad para referirse al valor de un signo, reconociendo en l tres clases: la "actualidad", la "necesidad" (lgica) y "posibilidad". De donde sale las categoras 'Primero' (son las formas simples o puras del pensamiento, que incluso no son cosas u objetos), 'Segundo' (cosas u objeto concretos, experiencia que dependen de un lugar y de un tiempo, acontecimientos fcticos), y 'Tercero' (debe entenderse por pensamiento, conocimiento, legalidad, correlacin, representacin) que pude tener un valor ontolgico, axiolgico, lgico o fenomenolgico. Cada uno de los tipos de signos que Peirce reconoce que existen y que pueden existir, va ser tripartido segn tres formas distintas de anlisis o tricotomas: el "signo en s mismo", el "signo en relacin con su propio objeto" y el "signo en relacin con el interpretante". Cada una de estas tricotomas dar origen a una serie de relaciones que Peirce llama relaciones tridicas. Estas relaciones son importantes. No se pude analizar el signo, la funcin sgnica o la semiosis en Peirce sin remitir a las otras operaciones. La interaccin entre los aspectos formales de los signos y de los aspectos de existencia se puede concebir en trminos de un grfico generador de signos. Las filas comprenden las categoras (primeridad, secundaridad y terceridad) segn se relacionan con cada elemento de la triada del signo. Las columnas comprenden las categoras segn se relacionan con la existencia ('cualidad', 'hechos en bruto', 'leyes generales') Por ejemplo Un rbitro de ftbol muestra una tarjeta roja a un jugador que ha cometido una falta evidente. Como la tarjeta roja invoca reglas (las faltas son ilegales y traen aparejadas sanciones para el infractor), se trata de un 'argumento'. Tambin es simblica (la tarjeta roja significa la falta por convencin) y por lo tanto es tambin un legisigno (un objeto de experiencia y una ley que prescribe las cualidades de ese objeto que podrn suscitar en la mente la idea de un objeto parecido, es decir de un objeto que posee esas cualidades). Pero la tarjeta roja ya ha sido utilizada antes por los rbitros y los jugadores lo saben bien. Por consiguiente, este acto de utilizacin de la tarjeta roja funciona como un "hecho en bruto", y como tal es un "sinsigno indexical decisigno" (una declaracin fctica del protocolo del ftbol, causada por la accin del rbitro. Estas definiciones son repertorios de elementos que revelan operaciones relacionadas entre s, tipos de convergencia y modos sociales de funcionamiento, son combinaciones, clases de vnculo que si se pueden identificar y distinguir permite reflexionar sobre lo que sgnicamente y entre sus tres elementos bsicos (signo-objeto-interpretante) est pasando en distintos planos y niveles. Esto resulta de inters si aceptamos que cualquier objeto (gracias a la coordinacin con otro) puede ser declarado signo (no olvidemos la definicin ms bsica de 'signo': "lo que est en lugar de otra cosa") y llevamos esto a la explicacin de por qu y cmo es que los signos (y sus relaciones) producen efectos de significado en contextos especficos, explicacin que excede por mucho el mbito especfico de las comunicaciones visuales. Hay muchas diferencias entre los signos y cdigos lingsticos e icnicos. La lengue es un cdigo muy potente que funciona por relaciones complementarias y diferentes. Cada partcula como unidad mnima de la lengua es analizable, mientras que en las comunicaciones visuales esto no siempre funciona as. Las imgenes al parecer son claras para lo general, no para lo particular (es ms claro que una imagen diga "un rinoceronte" que "este rinoceronte especfico..."). En el continuum icnico no hay unidades pertinentes y discretas, catalogables de una vez por todas. Los signos de un dibujo no son elementos de articulacin correlativos a los fonemas porque no tienen valor posicional y oposicional, no significan por el hecho de aparecer-desaparecer; pueden asumir significados contextuales sin tener significados propios (un punto = un ojo). El valor posicional del signo icnico vara segn la convencin que instituye el tipo de dibujo y puede variar segn la mano del dibujante. De esta manera acepta Eco si los cdigos icnicos existen, stos son dbiles. Los semiticos (semiotician) comnmente se refiere a pelculas, televisin, programas de radio, afiches publicitarios como 'textos'. As, al ser la imagen un tipo de lenguaje, las categoras de la lingstica general pueden ser de utilidad, aunque no agotan su pertinencia en el anlisis de estos productos culturales. Es obvio que el sentido de comprensin del sintagma lingstico es distinto al sintagma visual en una pelcula o en la publicidad, en un reality show o en las artes escnicas; o que la idea de diacrona de una lengua no puede ser entendida igual que la evolucin en el cine francs de la segunda posguerra a la "nueva ola". En el fondo, el principio y la sugerencia metodolgica parece ser no forzar categoras o procedimientos. Hay que evitar el riesgo de analogas fciles entre las tcnicas de la produccin visual y la gramtica del lenguaje natural. Por ejemplo, no existe un "lenguaje" de la fotografa, no al menos como un sistema sencillo de significacin del que dependan todos los fotgrafos (en el sentido que un texto en castellano hace depender a los hispano-parlantes del idioma espaol); existe mejor dicho, un complejo heterogneo de cdigos sobre el cual la fotografa se puede construir. aade otros aspectos que nos pueden ayudar a inferir ms diferencias entre la lengua y las imgenes. La vista llega antes que el habla; las palabras nunca cubren la funcin de la vista. Vemos aquello que "miramos" (y claro, reconoce aquello que el discurso designa o que se nos ha enseado a ver). Nunca miramos slo una cosa (a diferencia de la palabra hablada: no podemos decir dos palabras al mismo tiempo); siempre miramos la relacin entre las cosas y nosotros mismos. La visin se encuentra en continua actividad, en continuo movimiento afectado e interpelado por los cdigos culturales. Las imgenes tuvieron una clara impronta "semitica" desde su origen, se hicieron para evocar la apariencia de algo ausente (es decir, cumplir claramente una funcin sgnica). Estas diferencias tienen que ser tomadas con matices. Hoy da existen perspectivas que subrayan la dimensin "multimodal" de la lengua, o sea, su dimensin no solo visual sino plstica o tctil de la lengua. El tema de los lenguajes, su influencia en la percepcin- cognicin y las consecuencias socio- culturales ha sido un tema, por ejemplo, de inters para el polmico Mc Luhan y su "teora del medio". Por otra parte, los semiticos de la imagen han intentado esta separacin o, mejor dicho, autonoma de la lingstica o el anlisis del discurso con relacin a la semitica, de aqu que conviene tener claras las diferencias, las posibilidades de interrelacin y los modos de constituirse de estas prcticas investigadoras y orientaciones conceptuales. Para quienes nos interesan centralmente los fenmenos socio-culturales de la comunicacin social, es un reto sugerente, ya que por sus caractersticas tenemos que reflexionar sobre estos signos y cdigos, sus intersecciones y modos de articulacin. DEFINICIONES Y RASGOS EN TORNO A LA IMAGEN, AL SIGNO ICNICO Y AL ICONISMO La acepcin etimolgica de imagen nos indica que la palabra se asocia con el sustantivo latino imago que significa 'figura', 'sombra', 'imitacin' y con el griego "eikn", vale decir, 'icono', 'retrato', 'espectro', 'alma del muerto en su sombra', 'doble'. Una imagen es una visin que ha sido creada y recreada o reproducida, es la representacin mental de alguna cosa percibida por los sentidos o la representacin grfica inmediata de una realidad sobre una superficie. Se le puede definir como un conjunto de apariencias, que ha sido separada del lugar y el instante en que apareci por primera vez y preservada por unos momentos o siglos. Peirce define al signo icnico como aqul que "puede representar a su objeto principalmente por su similitud". Eco mostr tempranamente las debilidades de esta concepcin. Un icono particular no tiene "las propiedades del objeto" que representa como puede ser la textura de la piel. Si uno se queda en el plano de la percepcin se puede afirmar que el signo icnico construye un modelo de relaciones (entre fenmenos grficos) homlogo al modelo de relaciones perceptivas que construimos cuando conocemos y nos recuerdan al objeto. De aqu deviene la definicin que Eco hace del signo icnico como aqul que construye un modelo de relaciones (entre los fenmenos grficos) homlogos al modelo de relaciones perceptivas que construimos al conocer y reconocer el objeto. Con todo, en la vida cotidiana distinguimos los signos icnicos sin que tengamos detalles sobre la dinmica de la percepcin, sin que nos detengamos a reflexionar mucho en torno a la convencin. Los signos icnicos, pese a cierta semejanza entre signo y objeto representado, son convencionales. No poseen las propiedades de la realidad, sino que transcriben, segn cierto cdigo de representacin y reconocimiento, algunas condiciones de la experiencia. La imagen icnica se puede entender como una categora perceptual y cognitiva, una categora de representacin que transmite informacin acerca del mundo percibido. A finales de los ochenta Gubern ensayaba una definicin antropolgica de la imagen icnica como una modalidad de comunicacin visual que representa de manera plstico-simblica, sobre un soporte fsico, un fragmento del entorno ptico (precepto) o reproduce una "representacin mental visualizable" (ideoescena), o una combinacin de ambos, y que es susceptible de conservarse en el espacio y/o en el tiempo para constituirse en experiencia vicarial ptica. La imagen icnica es una convencin plstica motivada (es decir, una convencin plstica no arbitraria), que combina en diferente grado el principio de isomorfismo perceptivo y ciertas aportaciones simblicas de tipo intelectual, propias de cada cultura, que plasman propiedades de los sujetos u objetos representados. Es obvio que hay muchas definiciones de imgenes en los diccionarios de historia del arte que van a colocar el acento en la dependencia a las percepciones visuales, al isomorfismo, a la sujecin de las convenciones culturales contingentes en cada poca, etc. Tomemos ahora tres tipos de debates muy generales que se hacen sobre la imagen: a analoga, la convencin y la motivacin de la imagen. DEBATE SOBRE LA SEMEJANZA Y EL PARECIDO Desde algn tiempo la teora de la imagen y de los lenguajes visuales consider la semejanza como la caracterstica particular y evidente de la imagen. La definicin de imagen a partir de su relacin con la realidad le niega el estatus de signo (sistema de signos o sistema de significacin) y cuestiona la relacin arbitraria entre significante y significado, que estara diluida por el "efecto de realidad" que puede causar una imagen. Una primera pregunta general para el anlisis de la imagen es la relacin que guarda con la realidad u objeto que representa. Ese grado de 'semejanza' puede variar de acuerdo a la estrategia de representacin. Umberto Eco desmont la teora anglosajona clsica anglosajona que afirmaba que la imagen era un signo parecido al objeto que representaba, sealando que, en todo caso, el parecido no es con el objeto, sino con el precepto visual del objeto, que es algo distinto. Hay que recordar que en geometra se utiliza el trmino similitud para definir las formas que, teniendo tamaos diferentes, conservan las mismas proporciones, pues todas sus medidas han aumentando o disminuido en la misma proporcin. La semejanza es en realidad un efecto de sentido de realidad. Todos los objetos visuales aparecen "como si" fueran reales. Desde este punto de vista la iconocidad se define como un tipo de ilusin de semejanza. En su momento, cuando apareci la fotografa en el siglo XIX esta modific los regmenes y modos de iconicidad. Si bien la fotografa dista de ser una "informacin perfecta" fue por mucho tiempo el imperio del ideal realista; en el grado que no pocos rotativos que daban un fuerte peso al periodismo grfico decan "una imagen habla ms que mil palabras". Hoy en da, bajo las nuevas tecnologas, esta relacin cambia y se imponen nuevos modelos de anlisis y categoras tericas para analizar algunos fenmenos de significacin a propsito de la imagen. La semejanza no toma en cuenta las propiedades fsicas del objeto sino a travs de la activacin de una estructura perceptiva en el sujeto observador algunos de sus rasgos. Este concepto establece problemas: un sello con la imagen del Rey de Espaa puedo decir que tambin se parece (o es semejante) a otra cosa.
LA CONVENCIN EN EL ANLISIS DE LA IMAGEN La analogicidad o semejanza como principio fundamental para definir el signo ha sido rechazado por algunos especialistas, como el propio Umberto Eco, para quien el signo o texto icnico extrae su significacin de convenciones que forman parte de la experiencia del individuo lector en la sociedad. Convencin significa conjunto de normas y reglas comunes a los individuos a travs de los cuales se construyen formas de intercambio de los contenidos de la realidad. Para Eco el signo icnico no mantiene ningn vinculacin real con el objeto (la foto de una manzana en nada se parece a la manzana; la cscara de la manzana no es el papel de la foto). Esto es: todo signo icnico es convencional. Los signos icnicos no poseen las propiedades de la cosa representada, sino que transcriben segn un cdigo algunas condiciones de la experiencia. Estos signos tienen carcter convencional y la historia del arte probara que el artista ha inventado reglas de transformacin de los signos icnicos para expresar ciertos contenidos de la realidad. Toda imagen es un producto social histrico, de manera que el relativismo de sus convenciones representativas es inherente a su naturaleza semitica. La forma icnica es un concepto que slo puede ser cabalmente entendido en sus mutaciones diacrnicas (histricas) o sincrnicas (territoriales) que preservan lo permanente (el significado) a travs de opciones significantes variadas. La cultura en la cual una imagen es producida-distribuida-interpretada, es un conjunto de sistemas simblicos (Levi Strauss). En cada cultura los sistemas icnicos establecidos constituyen una pedagoga de la visin, orientada hacia el desciframiento de las formas cannicas de su iconosfera. DEBATE SOBRE LA MOTIVACIN De manera convencional se dice que el contenido verdadero de algo no es la imagen en s, lo que "motiva" a pensar el receptor. Si muestro a un amigo una foto del "Coliseo de Roma" puede que por una serie de procesos perceptivos este amigo vea "una plaza de toros". El "verdadero" contenido es ste y no aqul. El Coliseo es "invisible" para el receptor, por eso ha recurrido a su experiencia perceptivo-cultural. El verdadero contenido de una fotografa es la relacin que el receptor establece con su experiencia, y "lee" desde lo que esta experiencia "motiva". Es una experiencia icnica y plstica, el estudio de los colores, formas, espacios, dimensiones y no con el objeto-causa-real de la fotografa. No es el objeto el que motiva la organizacin de la expresin, sino el contenido cultural que le corresponde a ese objeto. Critica esta perspectiva que seala cmo por motivacin se entiende frecuentemente por dos relaciones diferentes: (a) la identidad particular del estimulo visual con el referente (b) la conformidad del significante a los caracteres destacados del tipo. Para Klinkenberg esta diferencia no puede aparecer claramente si nos atenemos a una estructura binaria del signo icnico, negando los aspectos cognitivos del proceso icnico. Romeu advierte, la motivacin tiene que ser vista ms como un eje de visibilidad donde las propiedades del objeto son "tenidas en cuenta" y no en la imagen que lo representa; eso no significa que el objeto "motive" su representacin (aunque la motivacin no tiene que ver con el receptor), tiene que relacionarse con los cdigos de representacin y reconocimiento instaurado a los largo de la historia en una cultura. RASGOS DE LOS CDIGOS VISUALES En la dcada de los sesenta se da una fuerte preocupacin por el estudio de los sistemas de significacin partiendo del cdigo. La causa de este imperio en las reglas internas de organizacin de los mensajes tiene un origen inmediato en la teora de la informacin, por una parte, de donde va saltar a la esttica y la teora del arte, y, por la otra, por el peso que tuvo el estructuralismo en la filosofa y las ciencias humanas. Como bien sabemos hoy, el anlisis de la comunicacin no se puede reducir al estudio del cdigo, pero analizar los fenmenos de significacin visual e icnica implica reflexionar al menos en parte sobre dicho cdigos, sus articulaciones, sus modos de organizacin, etc. EL CONCEPTO DE DOBLE ARTICULACIN Todo acto comunicativo se funda en un cdigo. Estos cdigos se diferencian por la articulacin o la composicin de elementos distintos en su interior. Hay cdigos con una articulacin o, segn Metz, con tres, como sera el caso del cine. Pero esto dista de ser aceptado por todos los tericos: el que para hablar de lengua solamente mencionemos dos articulaciones. Los aspectos bsicos sobre este concepto. As que solo completamos algunas ideas. Las dos articulaciones son importantes: si una lengua se valiera solamente de la primera articulacin no podramos retener para cada palabra una unidad de sentido que carezca de unidades fnicas transferibles a otras unidades. En ese caso, la economa de la segunda articulacin cumple un papel esencial, ya que permite que con slo unas decenas de producciones fnicas distintas podamos obtener todas las formas voclicas de las unidades de la primera articulacin. Y, de esta manera, todas las unidades de la primera articulacin estarn hechas con el escaso y poco numeroso material de la segunda articulacin y sus infinitas posibilidades de combinacin. En cambio, si slo hubiera segunda articulacin sus posibilidades de materializarse para conformar unidades mnimas de sentido (cuestiones de la primera articulacin) seran inexistentes, con lo cual tendramos un caos amorfo de combinaciones sin sentido y "en bruto". La segunda articulacin est a nivel de los elementos que no constituyen factores del significado denotado por los elementos de la primea articulacin y que slo tienen valor diferenciador (de posicin y de oposicin). Para el caso de los cdigos visuales Lus Prieto llama a estos elementos "figuras" (ms o menos equivalente a los fonemas); en cambio, los elementos de primera articulacin (equivalentes a los monemas) sern los signos que connotan o denotan un significado. Prieto dice entonces que los cdigos visuales se forman por figuras, signos y semas. Prieto hace una tipologa de cdigos con diversos tipos de articulaciones, extrayendo los ejemplos de los cdigos visuales: Por ejemplo, se puede hablar de Cdigos sin articulacin (o "Cdigos de sema nico") en el caso del bastn blanco de un ciego, cuya presencia significa "soy ciego"; de Cdigos con segunda articulacin solamente cuando los semas no se pueden descomponer en signos, sino en figuras que no representan fracciones de significado (por ejemplo, lneas de autobuses con dos nmeros, seales navales a brazo); de Cdigos con primer articulacin solamente en el que los semas pueden ser analizados por signos, pero no por figuras (por ejemplo, la numeracin de las habitaciones de un hotel, las seales de trfico con sema que puede ser descompuesto en signos comunes a otras seales, la numeracin decimal) LOS CDIGOS DEL ANLISIS VISUAL Este debate puede ayudarnos a comprender mejor cmo se construye el cdigo visual, que es la estructura del mensaje visual. El cdigo icnico est formado por 'signos', 'semas' y "enunciados icnicos", es decir, unidades de unidades complejas de significado que posteriormente pueden ser analizadas en signos precisos pero difcilmente en figuras. En sentido estricto un anlisis semitica que tome como centro analtico una teora de los cdigos podra tomar lo que sintetiza Eco al final de la segunda parte en su clebre La Estructura Ausente, donde se describe una divisin de cdigos. Esta referencia puede tener varios agravantes, el primero de ellos su antigedad (pues data de hace ms de 30 aos) y la centralidad del mensaje, y dentro de ste, el cdigo como categora articuladora en la produccin de la significacin-sentido del mensaje visual. Pero tiene la enorme ventaja de que nos da una gua sinttica de todos esos aspectos perceptivos, psicolgicos, grficos, icnicos que conllevan el anlisis de una imagen o un conjunto de ellas; son una gua til para "recorrer" nuestros materiales de anlisis. a) Cdigos perceptivos: los estudia la psicologa de la percepcin y establecen las condiciones de una percepcin suficiente. En realidad el tema del signo icnico no se refiere slo al icono en s, sino a las propiedades denotadas de ese cono (cmo reconocemos en una imagen y viendo una serie de rasgos muy generales que nos permiten evocar el rostro, los espejuelos, la forma del pelo que se trata de la cara de John Lennon). Es decir, cuenta la estructura perceptiva (coordinacin visual de una serie de elementos que provoca una sinestesia: rasgos del pelo, de la cara, lentes = "estoy viendo a John Lennon"). Advierto determinados estmulos visuales (color, forma, volumen, proporcin) que me permiten evocar a Lennon. Los signos icnicos no poseen las propiedades del objeto representado sino que reproducen algunas condiciones de la percepcin comn basndose en cdigos perceptivos normales y seleccionando los estmulos -con exclusin de otros- permiten construir una estructura perceptiva que -fundada en cdigos de experiencia adquirida- tenga el mismo "significado" que el de la experiencia real denotada por el signo icnico. La lectura de la imagen implica identificar ciertos cdigos de reconocimiento, que estar vinculado a lo que ms tarde veremos como analoga. b) Cdigos de reconocimiento: estructuran bloques de unidades de reconocimiento (por ejemplo, rayas negras sobre fondo blanco); se pueden recordar a partir de indicios mnimos unidades de significado ms amplio. El ejemplo que pone Eco (1968: 225) es el de una cebra. Cuando vemos este animal en el parque zoolgico los elementos que reconocemos inmediatamente (y que retenemos en la memoria) son las rayas y no la mandbula, que se puede parecer a la de otro animal. De esta forma, cuando dibujamos una cebra cuidamos que se reconozcan las rayas aunque la forma del animal sea aproximada. Aunque esto, acepta Eco, no es universal y puede variar de una cultura a otra. c) Cdigos de transmisin: estructuran las condiciones que transmiten la sensacin til con los fines de una transmisin determinada: las rayas en la tv; el reticulado en una foto de prensa; el grano de la imagen. En el caso de la tv este sistema es en esencia un sistema radio-electrnico de telecomunicaciones, en el que la imagen recibida se forma por un haz electrnico que barre una superficie fosforescente, que es el dorso de la pantalla, y que se percibe gracias a una imperfeccin de la visin humana, a su incapacidad para percibir la estructura discontinua de la trama que va formando secuencialmente el veloz barrido electrnico de la pantalla, segn un principio divisionista o analtico similar al de la pintura puntillista de Seurat. d) Cdigos tonales: connotan entonaciones particulares del signo, tales como "fuerza", "tensin" etc. Y otros sistemas ya convencionales, "lo gracioso", "lo expresivo", etc. Se llaman tambin rasgos "supra-segmentales. e) Cdigos icnicos: se articulan a partir de figuras, signos y enunciados (o semas). Se define como un conjunto de reglas o convenciones que establecen la equivalencia entre un signo grfico determinado y una unidad pertinente del cdigo de reconocimiento. Ahora bien, en el caso de un signo visual, las propiedades que se reconocen o reproducen son aquellas que se ven o aquellas que se saben? Esto vara, dice Eco; el artista del Renacimiento reproduce la propiedad de lo que ve, el cubista las que sabe (el pblico normal esta acostumbrado a reconocer lo que ve y no reconoce las que sabe). El signo icnico puede poseer las propiedades pticas del objeto (visibles), las ontolgicas (presumibles) o las convencionalizadas. Por ejemplo: la tierra no es exactamente redonda, pero convencionalmente se pinta como si lo fuera. Un cdigo icnico establece relaciones semnticas entre un signo grfico como vehculo y un significado perceptivo codificado. La relacin se establece entre una unidad pertinente de un sistema semitico, dependiendo de la codificacin previa de una experiencia. - Las figuras pueden ser tambin condiciones de percepcin, o unidades mnimas tales como luz, forma, contorno, geometra. - Los signos denotan artificios grficos, como unidades de reconocimiento, tales como "nariz", "ojo", "cielo" o "nube"; o bien en modelos abstractos: smbolos, diagramas conceptuales. - Enunciados icnicos: Es lo que llamamos propiamente imagen: "hombre, caballo"; y constituyen un "enunciado icnico complejo: "aqu hay un hombre de pie"; "esto es un caballo en perfil y de pie". f) Cdigos iconogrficos: son conos culturalizados, que forman semas ms complejos; se reconocen porque se fundan en unidades de reconocimiento muy aparentes. Un cdigo iconogrfico, codifica algunas condiciones de reconocimiento y establece, por ejemplo, que una mujer semidesnuda al lado de un rbol y una manzana, es "Eva en el paraso y fue tentada". Este cdigo reconoce "mujer", "manzana", "serpiente", pero no los elementos de articulacin del significante. El cdigo iconogrfico se levanta sobre la base del icnico ("mujer" = "dos piernas", "dos brazos", "cara", "pelo"). g) Cdigos del gusto y la sensibilidad. establecen las connotaciones provocadas por los signos icnicos. Por ejemplo, las cosas que pueden ir connotando a lo largo de la historia "un templo griego", belleza, perfeccin, antigedad. h) Cdigos retricos: convencionalizacin de soluciones icnicas originales, que se convierten en modelos o normas. Aqu lo "retrico" quiere decir lo efectivo para transmitir un mensaje y producir un efecto dentro de un contexto de emisin. i) Cdigos estilsticos. Codifica soluciones originales o modificadas por la retrica. Algunos de estos cdigos (estructura y regulariza sistemas de oposiciones diferenciados) en realidad son repertorios, es decir, listados de signos que se articulan siguiendo las leyes de un cdigo subyacente (como el cdigo estilstico que se basa en el cdigo retrico; el cdigo iconogrfico, que se basa en el cdigo icnico.) Esta aproximacin resulta de inters, porque de aqu puede inferirse una ruta metodolgica bsica para analizar un mensaje o conjunto de ellos, por ejemplo, a partir de una pelcula o un conjunto de programas de televisin, lo cual es algo que suele preocupar a los estudiantes de comunicacin. Esta aproximacin, por tanto, puede ayudar a hacer un primer recorrido de la manera como stos interactan y generan una cierta textura, una tensin y dinmicas internas. Si bien hemos tomado uno de los textos clsicos (La Estructura Ausente) en realidad se retoma un debate que viene de la filosofa, la lgica, la esttica, pero fue en las escuelas de comunicacin uno de los primeros en servir tomo texto o manual para reflexionar sobre estas cuestiones. Existen, a partir del programa semitico de Eco, otras derivaciones y metodologas, unas ms explcitas (Haidar, Chanlder, Sonesson), unas mayormente cercanas a las lingsticas (Prieto, Barthes) y teoras del discurso (Veron, Van Dijk), otras menos desarrolladas (como Lotman, Sebeok), pero conforme se van incorporando al saber previo del estudiante o interesado puede resultar de ayudar en el proceso (que no debe perder, nos parece, su dimensin ldica y "ertica") de la interpretacin, descripcin o simple degustacin de aquellos materiales que por alguna razn nos interpelan o nos son significativos. Al mismo tiempo conviene, como sugerencias ya metodolgica, tener en cuenta el origen, los objetivos que los autores persiguen, los usos de los que han sido objetos y sus limitaciones. Ningn modelo o abordaje da cuenta de toda la complejidad en el estudio del sentido y la semiosis, as como tampoco un anlisis es algo que concluya con algo determinante y cerrado. Podemos aplicar aquella mxima del helenista mexicano Alfonso Reyes con relacin a la poesa, para el anlisis semitico: un anlisis no se concluye, se abandona. Bibliografa http://www.portalcomunicacion.com/uploads/pdf/23_esp.pdf
4.2 Cine Uno de los intentos de reconstruccin ms importantes fue el desarrollado por Christian Metz quien trato de aprehender la estructura del lenguaje cinematogrfico a lo que l llamo la gran sintagmtica del cine. istinguiendo entre anlisis estructural de filme, cuyo objetivo es la reconstruccin de un filme concreto (donde interviene una pluralidad de cdigos), y la semiologa del cine cuyo fin ltimo es interpretar la gramtica (al mismo tiempo retrica), Metz opta por esta ltima. Sin embargo, es al estudio de la forma de encadenamiento de la imagen desde el punto de vista de la significacin a lo que dirige sus esfueros, ests constituirn su gran sintagma del cine. 23La reconstruccin de esta gramtica, es una tarea que debe partir de la interpretacin emprica de los subconjuntos del discurso cinematogrfico. Concretamente por lo investigado por Metz, el cual plantea que la imagen de la novela del siglo XIX son filmes narrativos clsicos. Pero, hay un lmite de gneros en los cuales no se encuentra la narratividad estos filmes son los pedaggicos y documentales entre otros. Adems existe un lmite estructural: los filmes modernos, tienen como objetivo enriquecer, modificar, suplir y diversificar esta gran sintagmtica. Esto significa que las estructuras estn situadas en la historia y que hay entonces en el cine una diacrona. Ejes de la reconstruccin narrativa cinematogrfica El estudio de la narrativa cinematogrfica es el estudio de las formas de encadenamiento de las imgenes segn la digesis del filme, es decir del relato mismo como tambin del tiempo y el espacio de la ficcin implicados en y a travs de ese relato, por consiguiente; los personajes, los paisajes, los acontecimientos y otros haceres narrativos. De este modo las formas de encadenar la imagen en funcin de la digesis son dos a la vez: una gramtica y una retorica. La gramtica, asegura la interpretacin de la intriga visual a travs de la forma de organizacin de la imagen. Y la retrica que se basa en elementos sintagmticos de gran dimensin (secuencias), liga a la composicin del filme con su ordenamiento narrativo (el dispositivo de la retrica clsica). Descripcin sintagmtica del Filme narrativo segn Metz El estudio realizado por Metz fue el resultado de una encuesta emprica para un periodo definido, primera manifestaciones del cine moderno en Francia en 1955, y para un gnero concreto: el filme narrativo. Partiendo de la nocin de secuencia profundiza y ve que recubre varios tipos de encadenamiento de la imagen en oposicin de unas con las otras. De all que las organice en un cdigo y cambie su denominacin por la de sintagma. Debe tenerse en cuenta que el anlisis fue realizado hasta la saturacin del corpus. As se distingue ocho tipos secuenciales que expresan diferentes formas de relacin espacio-temporal entre las imgenes sucesivas al interior de un mismo episodio lo que permite que tenga una intriga clara y nica. La denominacin de los segmentos autnomos son los siguientes: Los sintagmas son todos formados por varios planos. Los planos autnomos se caracterizan por que un solo plano expone un episodio de la intriga. Los sintagmas son varios planos juntos que pueden tener una ligazn Los sintagmas a cronolgica (cuando la relacin temporal entre los hechos no es precisada por el film) cronolgica (cuando si lo estn). Los sintagmas cronolgicos pueden ser descriptivos (cuando los elementos aparecen simultneos y se diferencian de la relacin temporal debido que los hechos son presentados de forma precisa. Los sintagmas narrativos lineales pueden ser escenas (cuando la consecucin es continua puede haber cortes, pero se mantiene espacio y tiempo, semejndose a una escena de teatro). Secuencias cuando existe un salto de la imagen en el espacio o tiempo. Secuencia de escenas se dan por episodios las cuales tienen un objetivo y estn organizadas y se debe tener en cuenta el espacio y el tiempo. Secuencias ordinarias cuando los saltos de la imagen son desordenadas.
Algunos problemas de la descripcin sintagmtica del Filme narrativo segn Metz La descripcin de la sintagmtica del filme narrativo clsico no deja de tener problemas en su interpretacin, donde se destacan dos tipos: 1. Estatus del sintagma alternante (perseguidores/perseguidos) que termina por eliminarlo al nivel de los sintagmas cronolgicos y dejarlos en Acronolgico como sintagma paralelo. 2. Diferencia entre el plano autnomo y los sintagmas. Con relacin de la gramtica de la imagen, la diferencia entre un sintagma a cronolgico y uno cronolgico es que en uno la relacin temporal de la imagen presentada no es precisada y en el otro s. Es el anterior del cronolgico donde se da la oposicin entre descripcin y narracin, donde hay consecucin de elementos significantes y simultaneidad de significados encontramos descripcin, y donde hay consecucin de significantes y consecucin de significados encontramos la narracin. La diferencia entre los sintagmas y los planos autnomos se basa en la ausencia o no de corte de imagen. All el plano autnomo se opondr a los sintagmas en la medida que los sintagmas se plantean a nivel denotativo, es decir correspondern a la lgica del relato, ya que los sintagmas cronolgicos y a cronolgicos se articulan teniendo como base sintagmas narrativos. El parecido entre los sintagmas radica en una narrativa denotativa. El plano autnomo, en cambio ser planteado a nivel de connotacin. En otras palabras, se tratara de un desarrollo de la imagen que no pertenece al universo denotativo de la intriga. Existe una redefinicin de la gramtica de la imagen, desde esta perspectiva, la gran sintagmtica narrativa clsica estar fundamentalmente basada en sintagmas y no en planos autnomos, Del Villar propone que la reformulacin propuestas permita abrir vas analticas para incorporar el cdigo de los movimientos de cmara y del montaje como autnomo (obviamente articulado con los otros); a su vez, permite interpretar en el cine narrativo clsico como un cine fundamentalmente narrativo a nivel de denotacin , a nivel de los sintagmas; que forman parte de los postulados de Metz. La narratividad en el cine contemporneo Teniendo en cuenta a Metz hay muchos lugares comunes para singularizar el cine contemporneo y/o moderno: muerte del espectculo, muerte del teatro, cine de improvisacin, cine de la dramatizacin, un realismo fundamental, un cine cerebral, un cine de cineastas, entre otras. En estas singularidades se encuentran filmes clsicos y modernos que caben en algunas categoras. Quizs el lugar comn de ms peso es el que la narrativa contempornea niega la sintaxis tradicional, si es cierto que la trasgrede usndola, pues el mundo posible de la narratividad flmica contempornea no nace de la nada, en una agramaticalidad absoluta. De all entonces que para aprehenderla sea necesario referirse a filmes concreto, especficamente a sus casos polares. Los casos polares los constituyen las narrativas flmicas de Woody Allen, Alan Parker, Saura, etc. Ese evidente que una vez interpretada ambos casos polares, la narrativa clsica y la narrativa contempornea, es posible entender casos menos polares que se manifiesten entre ambas. La narratividad toma como ejemplo la pelcula The Wall de Alan Parker, desde el punto de vista de la reconstruccin de la gramtica de la imagen, la cual es una construccin evidentemente connotativa. Podra pensarse que el desarrollo de la historia es transgredido en su linealidad sintagma nominal/sintagma verbal, en otras palabras la historia es transgredida por espacios simblicos, homlogos, a brochazos de motivos, muestras tpicas de un mismo orden de realidad, omitiendo situarlas en un antes y en un despus. Sin embargo no es as. A travs de los planos autnomos se cuenta a su vez una historia interrumpida, es cierto pero al fin una historia. Existe en ella una narratividad, pero una narratividad transversal, asociativa: retazos de historia que se van componiendo como una meloda que se desarrolla en varios niveles, en varios planos, hasta construir una historia completa. Ejes semnticos para la descripcin diferencial El objetivo es establecer algunos ejes semnticos que permitan el estudio del anlisis del filme para su interpretacin, es claro que existen dos ejes semnticos. La vectorilidad o linealidad y el enclave mltiple o estructura espacial de ligazones. Si la vectorialidad de la historia es lo definitorio de la gramtica de la imagen del cine narrativo clsico, la transgresin de la linealidad es lo significativo en la narrativa contempornea. (Vectorialidad linealidad: es cuando sigue un orden continuo y homogneo la estructura del filme. Narratologa y Tcnicas de Film). Si la estructura enclavada de retazos que van desarrollando unas historias en otras es propia del cine contemporneo, la inexistencia de ella salvo como en ensoaciones especificas a nivel denotativo, es lo propio del cine narrativo clsico Por otra parte, la linealidad del cine narrativo clsico no tendr una expresin en la imagen ms que como predominancia de sintagmas y dentro de ellos de sintagmas narrativos lineales, y dicha no- linealidad del cine narrativo contemporneo no se expresa en la imagen ms que como presencia predominante de los planos autnomos. La estructura de ligazones narrativos de la imagen del cine contemporneo es similar en la descrita en The Wall, esto es, de historias insertas en otras historias que se van recomponiendo en retazos conformando as una sola historia mientras que en el cine narrativo clsico las expresiones visuales no se articulan por tanto estn ausentes. Como reflexin sobre la diferencia no es ms que desarrollar hiptesis posibles en la explicacin de la existencia de estas dos gramticas descritas, reflexin que hace falta en la semitica del cine y que se ha desarrollado en la semitica literaria, ya que esta ultima se manifiesta como irrupcin del deseo que transgrede la vida y que niega las estructuras: es la lgica del sueo puesta en acto, de lo ilgico, del inconsciente, del deseo que se niega hacer encarcelado en la linealidad de una historia vivida y que se niega hacer gramatical para ser agramatical, es decir, el sujeto individual que desea que suea e imagina.
5.1 UN VISTAZO DESDE HJELMSLEV ouis Trolle Hjelmslev junto con Saussure y Chomsky revolucionaron las ciencias del lenguaje y dieron un impulso determinante a la reflexin semitica, desde la vertiente lingstica estructural. stas teoras dan la posibilidad de entender mejor la estructura del lenguaje cinematogrfico Se parte que un lenguaje es un sistema de signos con el cual nos podemos comunicar entre quienes comparten el cdigo. Cuando se habla de lenguaje audiovisual se habla de una sustancia (acstica y visual), cuyas codificaciones y decodificaciones son reconocidas por los usuarios y es factible el proceso de significacin y comunicacin. 5.2 ESTRUCTURA DEL SIGNO HJELMSLEV Hjelmslev emplea el trmino signo de la siguiente manera: expresin y contenido y cada uno de estos compuestos de una sustancia y una forma; elementos que a su vez estn envueltos por una materia. La expresin: su sustancia es fontica (sonidos) y la forma; fonolgica (vocales y consonantes. El contenido: su forma es morfolgica (partes de la oracin) y la sustancia; sintaxis6 (sintagmas, oracin) y semntica (significado y sentido), segn Hjelmslev en la sustancia del contenido se encuentra la informacin cognitiva, emocional, ideolgica, propia de cada lengua; mientras en la forma se estructuran las concepciones gramaticales de unidades significativas como los monemas y las palabras que al articularse nos remitir a los significados y sentidos del sistema lingstico. 5.3EXPRESIN Y CONTENIDO EN EL LENGUAJE CINEMATOGRFICO. De acuerdo con el postulado propuesto por Hjelmslev. Alberto Pereira Valarezo intenta una explicacin en torno de la estructura el lenguaje cinematogrfico, que se constituirn en la matriz del lenguaje audiovisual, temtico que intenta evidenciar para una mejor comprensin de la realidad. El montaje cinematogrfico comprende dos elementos la expresin y el contenido que a su vez lo conforman una sustancia y un contenido. La sustancia de la expresin cinematogrfica se divide en: 1. Sustancia visual (imagen en movimiento secuencial a colores o blanco y negro, la iluminacin y trazos del lenguaje verbal). Sustancia auditiva (lenguaje oral, msica, sonidos naturales o artificiales. Sustancias contenidas en un tiempo y un espacio. 2. La forma de la expresin cinematogrfica es compleja, puesto que se deben organizar o estructurar la sustancia sobre los ejes paradigmticos y sintagmticos, para as hacerlos reconocibles o decodificables. El contenido de la expresin cinematogrfico se divide en: I. La forma del contenido; es decir, los distintos planos o tomas, los ngulos, la intensidad y forma de la iluminacin II. La sustancia del contenido; es todo el conjunto de emociones que se generan al construir una nueva realidad, utilizando todas las formas del contenido PREDOMINIO DE LAS FORMAS Hjelmslev, tenia toda la razn cuando afirmaba que la lengua es forma y no sustancia pues, cualquier sistema de comunicacin, lo que busca es la percepcin y el consumo de mensajes, al final de cuentas quienes reciben o consumen mensajes lo que quieren es informarse, saber que es lo que desean transmitirles otras personas, que significa tal cual seal de transito, etc.; que lo verdaderamente importante es la sustancia del contenido y no tanto las formas. El eje paradigmtico: basado en palabras o, directamente, en significantes. Eje sintagmtico : una cadena de significantes con un posible significado en comn que le da sentido) Bibliografa http://repository.uniminuto.edu:8080/jspui/bitstream/10656/1103/3/TLBEHL C_GomezBernalAndreaTeresa_2010.pdf
4.3 Arquitectura La discusin se aborda desde la semitica, como una especie de modelo terico del cual no puede, ni debe prescindir ninguna disciplina. Para Peirce, resulta ser una accin, una influencia que sea, o que involucre, una cooperacin entre tres elementos, tales por ejemplo un signo, su objeto y su interpretante. La semitica se conforma como la teora de los actos comunicativos, y, la arquitectura, lo es; ya que desde la semitica o la semiologa4 podemos contemplar todos los sistemas de signos, cualesquiera que sean las sustancias y lmites de estos sistemas. Los ms recientes desarrollos de la investigacin semitica no se limitan a problemas de carcter especficamente epistemolgico y gnoseolgico; desde esta teora, se amplan las perspectivas a muy extensos campos disciplinarios como la msica, el teatro, el cine, la danza, el diseo y la arquitectura; y en donde la experiencia de relacin con la semiologa resulta sumamente positiva. ...De los signos en la Arquitectura As la semitica como punto de partida, en su modo de concebir un fenmeno en relacin a otro confrontando su hacer y su ser; en relacin a la arquitectura, es darle sentido a su potencial comunicativo acorde a su tiempo y espacio. Los proyectos semiticos son muchos y de variadas ideas y conclusiones, pero tienen un lugar comn (al menos el de Peirce y Saussure); hacer posible la aprehensin de todo hecho de cultura y de toda prctica social como un lenguaje. La semiologa tiene por objeto cualquier sistema de signos, sea cual sea su sustancia: las imgenes, los gestos, los sonidos, los ritos, en una palabra, todos los sistemas de significacin, toda prctica social. No hay campo que no haya sido alcanzado por la expansin semiolgica, y la arquitectura, sus espacios, sus elementos constructivos, decorativos, los que nos movemos en ella, la habitamos y transitamos y su trascendencia en el diseo no escapamos al encanto de la interpretacin. Los productos del diseo no slo tienen funciones prcticas (una puerta, no es solamente el elemento que puede impedir o posibilitar el acceso o la salida a cierto espacio), sino tambin simblicas, que adquieren una importancia cada vez mayor (las puertas para Luis Barragn, significan el paso de una dimensin a otra, y como tal, debe marcar ese paso, es un signo que debe tratarse en su trascendencia y conservar su esencia simblica). La orientacin racional y analtica del diseo debera sustituirse por valores sensitivos y emocionales. De la misma forma, una ventana o una escalera no son arquitectura. La arquitectura sucede, cuando alguien se asoma por la ventana o se conduce por la escalera. La arquitectura es accin, movimiento desde la experiencia del usuario y lo que esto signifique para l. De acuerdo a Morris, el signo se considera en tres dimensiones: a) Semntica en donde el signo se considera en relacin con lo que significa b) Sintctica, en sta el signo es susceptible de ser insertado en secuencias de otros signos c) Pragmtica, aqu el signo en relacin con sus propios orgenes, los efectos sobre sus destinatarios, la utilizacin que hacen de ellos. En la Arquitectura, quienes se mueven por ella, los usuarios, son los que le dan significado; la vida social, resulta ser un sistema de signos, donde los seres se relacionan primariamente, desde sus cuerpos. Un cuerpo ocupa una posicin con respecto a otro, guardando tambin relacin con el espacio dado, ya sea privado o pblico; las palabras de una persona, entre muchas, pueden tornar completamente su connotacin por el hecho de hablar frente a ellos, de pie, sobre una plataforma o foro, que si es escuchado sentado frente a los dems o al mismo nivel que todos alrededor de una mesa. Las formas espaciales en todo edificio y en toda ciudad, estn concebidas para sugerir, para inducir a tipos de comportamiento determinados. Una nueva rama de la semitica, la proxmica, supone que esto no es un caso de insinuacin o mera estimulacin, sino que se trata de un proceso de significacin de manera que cualquier forma espacial es un mensaje convencional preciso que transmite determinados significados sociales sobre la base de unos cdigos existentes (Eco, 1973: 130). Entonces, los signos pueden clasificarse de acuerdo a Peirce en smbolos, es decir, recursos arbitrarios tales como las palabras del lenguaje verbal; en ndices, lo que quiere decir sntomas, acontecimientos naturales de los que podemos inferir otros acontecimientos (en una terraza por ejemplo, si hubiere algn elemento para recargarse, podra indicar al cuerpo que se detenga, a mirar, a descansar; si la terraza no cuenta con dicho elemento, indica que no es precisamente, un lugar de estancia, de contemplacin o descanso; en conos, cuya categora extensa de signos aparentemente poseen algunas de las propiedades de su referente. As, la semitica va construyendo diversos cauces de investigacin, entre los que se incluyen los espacios arquitectnicos; Saussure deseaba ver una disciplina que estudiara la vida de los signos, y que el conjunto de la vida social pudiera verse como un proceso semitico; Eco pretende demostrar que cualquier fenmeno cultural es tambin un fenmeno semitico. Los objetos se transforman en formas significantes; dentro de la cultura, cualquier entidad se convierte en un fenmeno semitico y las leyes de la comunicacin son las leyes de la cultura. As, la cultura puede estudiarse desde una perspectiva semitica, y a su vez la semitica, es una disciplina que debe ocuparse de la totalidad de la vida social (Eco, 1973: 131). ...De los contextos: el usuario y su entorno En realidad, un signo puede no denotar objeto real alguno. Los lenguajes pueden tener varios grados de riqueza en la complejidad de su estructura, en la gama de cosas que designan y en los propsitos para los que resultan idneos (Morris, 1994: 36). Lo que los signos designan y las diferentes formas de designarlo quedar determinado por el contexto en el que esos signos sean utilizados. Morris otorga tres dimensiones que pueden darse simultneamente o por separado al proceso de significacin (Lpez, 1993: 303): a) Dimensin designativa.- proporciona informacin sobre el objeto a partir de un estmulo recibido por los rganos sensoriales (en el caso de la arquitectura, sucede normalmente cuando la vemos, pero para una persona invidente, por ejemplo, sucedera al tocar, al sentir). b) Dimensin apreciativa.- aquella que permite hacer una seleccin comparativa a partir de las propiedades del objeto (es una escalera alta? a dnde me conduce? es una escalera pesada?). c) Dimensin prescriptiva.- la que pide una conducta activa en el receptor (el usuario se mueve por la arquitectura, transita en ella: subo por la escalera, o no? Por otra parte, existen diferentes categoras de acuerdo a la clasificacin del significado (Lpez, 1993: 306), para lo cual tomar como ejemplo, un elemento espacial de la arquitectura, los pasillos: 1. Definicin conceptual.- confunde significado con concepto, sin analizar el contexto en que se emite dicho juicio (definicin de pasillo: pieza larga y estrecha, del interior de un edificio que comunica unas habitaciones con otras). 2. Definicin contextual.- abre casi todas las posibilidades a la significacin del concepto (no es lo mismo un pasillo en una casa habitacin, que en una escuela, o que en un centro comercial). 3. Definicin referencial.- donde la totalidad del significado se centra en el objeto, o sea, en el referente (a qu nos refiere un pasillo? Precisamente a ello, a un lugar por donde se pasa para ir de un espacio a otro. Quivera2011-1 4. Definicin no-referencial.- separa el proceso significativo de todo aquello que no sea un concepto abstracto sin postular ninguna orientacin sobre el referente aqu cabra especular sobre el concepto abstracto de pasillo trascender, cambiar de dimensin, transformarse, etc.). 5. Definicin mentalista.- es independiente de nuestras experiencias, es el concepto existente en nuestra mente aislado de cualquier otro campo (definitivamente, un concepto individual). 6. Definicin conductista.- parte de la experiencia que tenemos, observable en trminos de comportamiento como reaccin a un estmulo, se manifiesta como una simple respuesta fsica, excluyendo prcticamente el proceso mental de la significacin (el usuario responde al estmulo, su cuerpo se mueve al ver un pasillo que lo invita a recorrerlo, se le llama tambin definicin mecanicista. 7. Definicin sistemtica.- donde el significado se concibe como una propiedad social estable para una comunidad o un grupo o un sistema social (en una escuela, por ejemplo, la comunidad comparte una significacin al respecto de los pasillos en su espacio construido; en una casa-habitacin, la familia puede tener un significado comn al respecto del pasillo que distribuye las recmaras, la parte ms ntima del hogar; en un edificio de departamentos, los usuarios comparten un significado de los pasillos que los reparten en cada uno de los espacios privados -su propio departamento-, del edificio comn. 8. Definicin individualista.- es la asociacin que cada uno de nosotros hace ante el objeto; es algo esencialmente distinto para cada receptor. El significado se concibe como algo subjetivo e irrepetible en los sujetos (an dentro del mismo espacio arquitectnico, una casa-habitacin por ejemplo, cada miembro de la familia tiene su particular significado ante un pasillo; para el padre de familia puede ser el camino que le lleva al descanso, para su esposa el camino al amor y para su pequeo hijo de cinco aos, el camino al juego). As, la Arquitectura no slo debe ser correcta o estilsticamente adecuada en un contexto especfico, sino que tambin exige un efecto ptimo en sentido estratgico (Van Dijk, 1992: 140); yo dira que a la arquitectura habra que exigirle tambin la vuelta a su sentido humanista, el retorno a su naturaleza, el rescate de su esencia; un hecho que crea en base al ser al que debe su existencia. ...De los espacios arquitectnicos Todo comienza con el desplazamiento de los descubrimientos realizados por la lingstica moderna a otros campos, pero, la lingstica no es mas que una pequea parcela de una semiologa o ciencia general de los signos; as, los conceptos operativos del signo, significante y significado, paradigma y sintagma, sincrona y diacrona, funcin y estructura, entre otros, fueron trasladados al campo de la semiologa general y, por lo tanto, aplicados a la semiologa de todo aquello que se presente ante los sentidos (Loret, 1979: 89). La semiologa se funda a partir del concepto de signo, es decir, a partir del aserto que casi todas las cosas que llegan a nuestros sentidos significan algo para nosotros, y esta significacin est forjada alrededor y gracias al funcionamiento del signo, al carcter de entidad doble propio de todo signo: tiene un soporte material, fsico, evidente, palpable o audible (objetivo), que llamamos significante, y este soporte es capaz de comunicarnos una cierta cantidad de informacin, que denominamos el significado de aquel signo. Podemos preguntarnos cmo fue posible pasar de una semiologa del lenguaje, a una semiologa del diseo? Puesto que una cosa es el lenguaje que usamos para hablar, escribir y entendernos (relativamente) en sociedad, y otra cosa muy distinta es el conjunto formado por una casa urbana con toda una serie de objetos en su interior; analizar en trminos de significacin la sintais la articulacin fraseolgica de paradigmas de la decoracin de una casa o el dibujo urbanstico de una ciudad, la arquitectura o el urbanismo propio de una cultura. Los espacios arquitectnicos tienen su lugar en el esquema bsico del proceso de comunicacin bsico, son el mensaje; el usuario que los habita y transita, es el receptor; cuando se realia una accin, cuando el usuario activa la arquitectura, se da el movimiento, y esto, es lo que dice el mensaje, la denotacin y connotacin, las diferentes funciones. As, el usuario desarrolla diferentes actividades sociales (va a la escuela, hace trmites, acude al templo, o simplemente pasea) que conforman un determinado contexto de diseo arquitectnico y urbano, donde el arquitecto, el diseador, actan como emisor. El usuario entonces, se convierte en el punto central del diseo, el que recibe los mensajes, el que los vive. A partir de la dedicacin al lenguaje de los productos el diseo adquiere su propia objetivacin, su especificidad. o obstante, la teora del diseo misma deba rebasar una teora de los objetos, es decir, deba desarrollarse como una teora de la conducta de los sujetos frente a los objetos. sto incluye la crtica del objeto concreto productos y complejos ambientales), la crtica de su aspecto sensorial y esttico, y la crtica de sus procesos de desarrollo, circulacin y utilizacin (Brdek, 1994: 240). As, segn este autor, las relaciones psicolgicas entre el producto y el usuario se clasifican en cinco categoras: 1. Productos para las necesidades diarias 2. Productos para necesidades familiares 3. Productos de uso profesional 4. Productos para el sector pblico 5. Productos de finalidad religiosa o ritual Lo que es claro, es que la dualidad formulada en la semitica entre las funciones prcticas y las simblicas, se est aplicando ahora en el diseo; resulta necesario conocer a profundidad la teora de los objetos como un anlisis de la relacin sujeto- objeto: cmo se relacionan los espacios arquitectnicos y urbanos (sus elementos, objetos), con el usuario (sujeto)?; en donde la utilidad del producto, es lo de menos (porque, hasta cierto punto es muy clara), ms bien se trata de lo simblico del elemento en la relacin, en la experiencia del usuario, cuyo significado est conformado por el conjunto de todos los contextos en que ste puede tener lugar, en los espacios arquitectnicos y urbanos de una ciudad, sus escenarios. El proceso es muy claro: el emisor o destinador (el arquitecto, el diseador), efecta un enunciado acerca de algo (diseo), lo que lleva un contenido mental (significado o sentido bsico); pero ste no puede ser presentado directamente a quien se le desea hacer conocer (destinatario, usuario), por lo que debe ser asociado a algn objeto (fnico, visual, tctil), algo que sea captable por el destinatario (receptor). Estos objetos materiales externos, son seales. Entre los significados (objetos mentales) y las seales (objetos materiales) median otros objetos mentales llamados significantes; as puede considerarse que a partir de los sentidos bsicos se lleva a cabo en la mente del destinador un proceso psicolgico, en el cual se establecen cdigos, es decir, relaciones adecuadas entre los significados y los significantes (Negri-Chel y Fornari, 1992: 13). ...De los pasillos; qu nos dicen? Se expone a continuacin, el Modelo de las funciones del mensaje (Negri-Cel y Fornari, 1992: 14), el cual, diferencia una serie de funciones denominadas macrofunciones, constituidas por una cantidad variable de funciones de grado inferior: Macrofuncin informativa: el mensaje sirve para comunicar datos significativos, atae al qu se dice, lo que la centra en los aspectos semnticos. Macrofuncin esttica: mensaje autorreflexivo, pretendiendo atraer la atencin del destinatario sobre la propia forma, atae al cmo se dice. Macrofuncin ldica: sirve de medio de entretenimiento. Macrofuncin catrtica: el mensaje sirve de medio para que quien lo emite y/o recepta experimente sentimientos de purificacin. Para efectos del presente artculo, se retomo la macrofuncin informativa, exponiendo a continuacin las funciones que la conforman: 1. Funcin autorreferencial: el mensaje constituye a la seal en el objeto, suministrando datos acerca de s mismo. 2. Funcin referencial: el mensaje se refiere a cualquier otro objeto material o ideal (referente). 3. Funcin expresiva: el mensaje puede dar a conocer datos acerca del emisor, como los pertenecientes a su identidad, personalidad, situacin social, ideologa (filosfica, poltica, profesional) actitud hacia el producto-seal, actitud hacia los destinatarios, etc. 4. Funcin influenciadora: tambin llamada conativa; el mensaje puede poner de manifiesto lo que el emisor se propone con respecto al destinatario exponiendo sus intenciones comunicacionales (propagandstica, inductiva, mercantil, esttica, etc.). 5. Funcin de contacto: tambin llamada ftica: el mensaje informa acerca del propio proceso de comunicacin del que forma parte, lo que el emisor quiere de dicho proceso (que se inicie, prosiga o termine) y de sus destinatarios tambin en relacin al mismo (que perciban las seales, que se interesen en los mensajes, que los comprendan, etc.). 6. Funcin metalingstica: mensajes que explican el sentido de otros mensajes. As como de cada macrofuncin se desprenden funciones, de stas surgen subfunciones, por ejemplo: Macrofuncin: informativa Funcin: autorreferencial Subfunciones: de la significacin: De la finalidad prctica del producto Del modo de uso del producto Del tipo de destinatario del producto De la capacidad del producto Del lugar de uso correspondiente al producto De la filiacin del producto Del estilo del producto De la data temporal del producto De la data geogrfica del producto De la factura del producto De las cualidades del producto A un objeto de diseo, a un producto, pueden atribursele un sinnmero de sentidos diferentes, en realidad, los sentidos que llegamos a advertir, son precisamente los que nosotros les atribuimos a dichas seales objetuales; a tal objeto se le atribuyo tal significado. Posteriormente se analizo un ejercicio semitico (Figura 1) tratando de ejemplificar algunas de las macrofunciones, funciones, subfunciones y funciones de grados menores en relacin al espacio arquitectnico al que se hizo referencia anteriormente: los pasillos. Macrofuncin: informativa Funcin: autorreferencial Subfuncin: de significacin de la finalidad prctica (Qu es, para qu sirve?) Funcin de grado menor: Significacin de la funcin prctica genrica del producto: Pasillo de acceso. Significacin de la funcin prctica operativa global del producto: Pasillo. Pieza larga y estrecha del interior de un edificio, que comunica unas habitaciones con otras; pieza larga y estrecha en exteriores que comunica o conecta un espacio con otro. Significacin de las funciones prcticas operativas de las partes del producto: piso.- suelo, pavimento. techo.- cubierta paredes.- construccin vertical que cierra el espacio. Significacin de las funciones prcticas paraoperativas del producto: Pasillo de acceso.- exposicin, introduccin, publicidad, etc. Significacin de las funciones prcticas paraoperativas de las partes del producto: piso.- alfombra, suave, clido. techo.- alto, oscuro (iluminacin artificial dirigida), enmarcado, slido. paredes.- obscuras (iluminacin artificial dirigida). textura.- Bibliografa http://es.scribd.com/doc/89654440/Arquitectura-y-Semiotica
4.4 Televisin Los comuniclogos definen ya la nuestra como una nueva "era de la comunicacin", como la "sociedad de la informacin" y la "edad de la convergencia" Sin duda alguna, la televisin mantiene un papel estelar en estas nuevas coordenadas sociales siendo no slo uno de los motores impulsores de la misma, sino tambin un elemento clave en el presente desarrollo tecnolgico. La importancia de la televisin como fenmeno social justifica la atencin que ha recibido este medio de comunicacin en todas las partes. Este inters, lejos de haber disminuido, se acrecienta cada da. Lo que hasta el presente se ha escrito de la televisin -varios miles de libros, innumerable cantidad de ensayos y artculos publicados en revistas especializadas y en publicaciones peridicas de informacin general- es tan abundante y ofrece tan variados enfoques y perspectivas, que nadie puede albergar la menor esperanza de llegar a leerlo y estudiarlo todo. Este amplio e inabarcable volumen de informaciones y publicaciones, que ha alcanzado niveles extraordinarios, pone en evidencia la importancia y el inters social despertado durante medio siglo por este revolucionario hallazgo tcnico, uno de los de mayor repercusin, sin duda alguna, en las sociedades de la edad contempornea en todo el planeta. La televisin ha alcanzado en nuestra sociedad un estado de "mito", o bien de "metamedio", esto es, un instrumento que dirige no slo nuestros conocimientos del mundo, sino tambin nuestra percepcin de las maneras de conocer. Y seala este crtico que "hace veinte aos, la pregunta de si la televisin moldeaba la cultura o si meramente la reflejaba, despert considerable inters en muchos intelectuales y crticos sociales. A medida que la televisin se ha convertido gradualmente en nuestra cultura, esta inquietud ha desaparecido. Esto significa, entre otras cosas, que ya raramente hablamos de la televisin, sino de lo que hallen ella (...). Su ecologa, que incluye no slo sus caractersticas fsicas y su cdigo simblico, sino las condiciones en que normalmente la atendemos, se da por sentado, se acepta como natural". La capacidad de penetracin de ese voluminoso objeto bautizado como "televisor" ha conseguido ser tan efectiva que ya no se nota. El fenmeno televisivo se ha disuelto de tal forma en nuestra civilizacin que casi no queda resquicio alguno donde no haya llegado en alguna medida. Vivimos en la "tecnpolis"- que, como "estado de la cultura y estado de nimo" supone la "deificacin de la tecnologa", dentro del "ecosistema de la comunicacin audiovisual". Frente al resto de los medios, la televisin tiene prcticamente una audiencia universal, en el ms amplio sentido de esta palabra, pues "la ven ms individuos de toda clase y condicin, lo hacen durante ms tiempo y con ms usos que cualquier otro medio de masas". La televisin se ha implantado slidamente entre nosotros y, su existencia ha impreso un giro sustancial en los grupos sociales, en los valores, en los comportamientos, en el funcionamiento de los mercados, en la poltica y hasta en la religin. La televisin ha llegado a ser el ms importante, atractivo e influyente medio de comunicacin. La televisin y sus mensajes siempre estn presentes en lo que decimos o dejamos de decir, en lo que pensamos, en lo que hacemos, en cmo nos entretenemos, en cmo nos relacionamos con los dems, e inclusive, en cmo soamos. Es como un "ecosistema" social y cultural, al que todos estamos vinculados, por el hecho slo de ser partcipes de esta cultura, aunque no seamos asiduos a la pantalla. La tecnologa y el lenguaje audiovisual de la televisin junto con el discurso especfico que este medio aporta son los ejes claves para entender las aportaciones que este medio ofrece a la sociedad contempornea. Reflexionar sobre el discurso televisivo es por ello un factor esencial en la educacin tecnolgica que el nuevo milenio se ha de plantear. Y caracteriza como "componentes universales" de la televisin la universalizacin de su mensaje, la universalidad de su pblico y la contemporaneidad de su mensaje tiene dos cualidades: la transmisin en directo y la presencia continuada de la programacin. No hay que olvidar, por otro lado que "la televisin es un lenguaje especfico producido por el encabalgamiento, la mixtura y la sntesis de diversos lenguajes. En consecuencia, si no se dispone de elementos para el anlisis de dichos lenguajes, no podremos conocer los fundamentos del lenguaje de la televisin. Sin embargo, para tener un conocimiento prctico eficaz, hay que saber algo ms. Es preciso reconocer cmo se estructuran entre s estos diferentes lenguajes, cules se relacionan jerrquicamente con los dems y cules se subordinan y cul es el efecto gestltico, global, que produce el sentido de la televisin". Esto es, junto al estudio de la televisin como un artefacto tecnolgico y como un sistema expresivo, hay que analizarlo como discurso social, como el conjunto de imgenes, tpicos y rutinas aceptadas socialmente, como ese ambiente mental que nos resulta cotidiano, porque ah precisamente "radica su poder" . Si bien hay distintas formas de aproximarse al hecho televisivo -como seala Gonzlez Requena en El discurso de la televisin: espectculo de la postmodernidad ,"bien tratar de establecer las caractersticas de un hipottico, y ms que dudoso, lenguaje televisivo; o bien analizar o modelizar diversos tipos -o gneros- de discursos televisivos -la telenovela, el informativo, el dramtico, etc.- en aras a reconocer su funcionamiento semitico, y a la vez, establecer una, sin duda til, tipologa de los discursos del medio. Pero cabe todava una tercera posibilidad: la de considerar los discursos que alimentan las programaciones televisivas no como discursos autnomos, sino como fragmentos de un discurso ms amplio que bien podra merecer el nombre de macrodiscurso televisivo global". La inviabilidad del estudio de la televisin como lenguaje especfico, y por ende su encuadramiento dentro de las coordenadas del "sistema lingstico de la imagen", nos lleva al anlisis del medio, no tanto por especificidad cdica (sic.) o sgnica, sino ms bien por "su capacidad especfica de combinar cdigos inespecficos", esto es, su capacidad pansincrtica que le permite integrar en su interior los sistemas semiticos actualizables acstica y visualmente. Por ello, se hace necesario el estudio de la televisin como discurso, "entendido ste no ya como el mero resultado de la competencia semitica del sistema, sino como el mbito de una productividad semitica especfica que, lejos de hallarse totalmente sometida al sistema, constituye el lugar donde ste se diacroniza y deviene objeto de transformacin", permitiendo orientar el estudio semitico de "este sistema de sistemas all donde se encuentra su nica especificidad: en la articulacin discursiva de los sistemas y discursos de referencia" . 1. Un nuevo paradigma de estudio Para la Escuela de Birmingham, los mensajes de la televisin slo pueden entenderse a travs de las formas culturales consagradas y las competencias desarrolladas por los telespectadores, esto es, "en televisin hay un proceso de codificacin y decodificacin que supera la vieja nocin de contenido televisivo". Las cualidades y recursos tcnicos de la televisin estn culturalmente determinadas, por lo que, ms que cualidades meramente tcnicas, son formas culturales a partir de las cuales se realizan asociaciones y efectos especficos en el lenguaje de la televisin, dando por resultado un discurso electrnico particular La televisin, ms que un lenguaje, aparece como la fusin de formas culturales e instituciones sociales que la preceden. Por ello, "el mensaje slo forma parte de un proceso ms complejo de comunicacin. Las estructuras institucionales de la televisin, con sus prcticas y cadenas de produccin, sus relaciones de organizacin y sus infraestructuras tcnicas son las que producen el mensaje". Se inicia de esta forma, dentro de la Communication Research un nuevo modelo basado en el anlisis del discurso televisivo, que superando el modelo lingstico y tecnolgico, se centra en las aportaciones de la teora semitica a la estructura comunicativa de la televisin, partiendo de los conceptos de significacin y discurso televisivo. El "signo televisivo" y el texto televisivo, segn parten de la base de que el mensaje televisivo ha de analizarse como un texto, que conlleva en s mismo la idea de que la televisin no es una mera transmisin de datos, dentro de una tecnologa especfica, sino que se basa en una interaccin; es lo que denomina, el "pacto comunicativo", dentro de la dimensin comunicativa de la televisin. El discurso televisivo supera, por tanto, las dimensiones tecnolgicas y lingsticas del medio y lo sumerge en una nueva dimensin que intentaremos esbozar en las siguientes lneas. 2. La televisin como ambiente Dentro del discurso televisivo, en primer lugar, hemos de sealar, como nota distintiva bsica, el "ambiente televisin", que crea el medio, y que no slo lo ha hecho convertirse en un elemento nuclear de las sociedades modernas, sino que adems nos ha inmerso a todos a la sociedad en su totalidad- en una "espiral totalmente nueva", presente al mximo en la sociedad avanzada del siglo XX, ayudado por una serie de factores muy diversos: su estructura productiva (consistente en una visualizacin rpida, a veces instantnea), su distribucin caracterstica (que le permite estar a disposicin del telespectador sin un acto de esfuerzo fsico), su modalidad de fruicin (que impone, por la misma caracterstica de la pantalla, no slo mirar sino tambin participar). Primera caracterstica bsica de la televisin nos sita en "un mbito de existencia, en un espacio en el que habitamos, en el que construimos nuestra intimidad y nuestras relaciones sociales, en el que se conforma la opinin pblica y se teje la socialidad"; en suma, crea una nueva "mediosfera" que se define por unos rasgos especficos que la diferencian y distinguen: Tiene un alcance planetario que llega a todos y todo; las culturas locales se ven cada vez ms sometidas a esta mundializacin de la cultura de la "aldea global". Genera un sincretismo semitico, ya que -como hemos afirmado- la televisin es una mezcla de lenguajes diversos y medios heterogneos (cine, teatro, radio, poesa, prensa, fotografa...). El resultado es una semitica compleja y heterognea, que genera nuevos modos perceptivos y nuevos hbitos cognoscitivos. Produce una profunda transformacin social, ya que en el nuevo espacio pblico que genera, altera la separacin entre lo pblico y lo privado. El nuevo medio entra en las casas, rompiendo la intimidad, al tiempo que se hace accesible a todos. Consolida una nueva sintaxis cultural, que se compone de ritmos acelerados, discursos fragmentarios, conectivos, vagos y difusos; estructuras provisionales, mviles y poco organizadas... La televisin recuerda, en sus aspectos estticos, al impresionismo y hasta el surrealismo llevado a sus extremos. 3. La estructura discursiva de la televisin La consideracin de lo audiovisual como un sistema semitico y su concrecin en el discurso de la televisin nos lleva a analizar las principales caractersticas que definen a la televisin en su especificidad como medio de comunicacin en la sociedad contempornea. La televisin como nuevo medio cambia la estructura del discurso y lo hace alentando algunas funciones del intelecto, al favorecer ciertas definiciones de la inteligencia y de la sabidura y demandando un tipo especfico de contenido; en pocas palabras, creando nuevas formas de explicar la verdad. Apunta que la estructura funcional del discurso televisivo se caracteriza por la presencia simultnea de la fragmentacin y la continuidad. Por una parte, el grado de fragmentacin al que se ven sometidos los programas que configuran una programacin televisiva; por otra, la importancia cuantitativa y cualitativa del fenmeno de la continuidad, formado por una diversidad de segmentos que, aun careciendo de toda autonoma discursiva -y no pudiendo, por tanto, ser considerados propiamente como discursos-, constituyen, a igual ttulo que los programas, elementos de la programacin Se produce de esta forma una combinacin heterognea de gneros, que al tiempo se combina con una coherencia textual profunda, que da pie a identificar a un discurso de grandes dimensiones que an articulndose sobre una sistemtica fragmentacin, constituye un "macrodiscurso", en tanto unidad estructurante global. La televisin crea un "simulacro de comunicacin", basada en una tensin permanente entre unidades discursivas elementales que tienden a la fragmentacin y la continuidad que impone el macrodiscurso de la programacin y que se ofrece como un continuum sin aparente final. La polidiscursividad de la televisin, emanada de este macrodiscurso televisivo, crea, una relacin emocional con el televidente, que se adhiere al discurso, provocando procesos de identificacin. Por ello el contexto sociocultural de la recepcin tiene notable influencia en la propia escritura del discurso televisivo que no se explica slo por su mensaje sino por los "significados existenciales" que genera la recepcin desde el hogar (cotidianidad de ruidos, pantalla pequea, competencia intertelevisiva, alejamiento prolongado de la programacin, etc. De esta forma, la estructura del mensaje televisivo no se explica si no es a travs del constructivismo de la recepcin, que crea un comps dialctico y conflictivo en el proceso y acto del consumo televisivo. Por ello hay que tener presente a la hora de estudiar el discurso de la televisin que "adems del significado intencionalmente propuesto en el mensaje por el emisor, o el significado detectable semiticamente, aparece uno de tipo existencial: la relacin interactiva entre un texto televisivo determinado y los televidentes situados espacial y temporalmente". Es precisamente este carcter "multiposicionado" del discurso televisivo el que constituye su complejidad y su fuerza, esta combinacin de una produccin y una difusin de imgenes de gneros diferentes, que deben atraer la curiosidad de un pblico multiforme que las recibe en el lugar ms privado -su domicilio- constituye una configuracin complementaria original. Por ello, el milagro de la televisin radica precisamente en este encuentro entre las imgenes estandarizadas y polismicas y las especiales condiciones de recepcin. Su estructura trasciende el texto y se vincula al contexto cultural y poltico de la recepcin. Su xito, en suma, se debe tanto a la forma en que su texto se construye, como a la capacidad de interconectar con los receptores, satisfaciendo, la estimulacin sensorial, la fabulacin y la fantasa y la liberacin emotiva. Los mecanismos de identificacin y proyeccin que genera el texto y el medio permiten "vivir al espectador, de manera vicaria, toda clase de experiencias", creando una atmsfera de "seduccin audiovisual", enfatizada por las sofisticadas tecnologas de digitalizacin de la imagen. 4. Mensaje televisivo y discurso del espectculo y la imaginacin Las caractersticas bsicas del medio televisivo que se centran bsicamente en la: o Ubicuidad, su omnipresencia en la sociedad -llamada por como la "sociedad de la ubicuidad"-. que "la televisin se basa en una movilizacin constante de la vista y el odo como vehculos de conexin con el mundo", por lo que la educacin en televisin ha de comenzar en una educacin de la percepcin para captar esa penetracin constante del medio. o Inmediatez, suprimiendo distancia y destruyendo las coordenadas del tiempo. La realidad televisiva penetra en el instante y junto a su ubicuidad conforma un todo que permite construir un "mundo inventado que se asemeja al real", hasta el punto que el espectador deja de pensar como tal y tiene la ilusin de ser l mismo el actor. o Brevedad, en cuanto que el medio impone su propio ritmo y crea su propia linealidad. o Caducidad, pues el mensaje es efmero y las imgenes consumidas conducen a la "nada". An as el mensaje deja estelas de fuerte impacto. Otras caractersticas bsicas de los mensajes televisivos, integrados dentro de lo que l denomina "los regmenes de la comunicacin", pueden ser: o El rgimen de la informacin, ya que la base inicial de todo mensaje es la fidelidad a los hechos ocurridos (cuando se trata de informativos) o la verosimilitud (cuando se trata de hechos dramticos). o El rgimen de la opinin, basado en la necesidad de la interpretacin de los datos, que ayude a seleccionarlos, a ubicarlos y a darles sentido. o El rgimen de lo ajeno, en cuanto que los mensajes televisivos devoran todo tipo de gneros y medios, como ya hemos sealado: cine, radio, fotografa, teatro, pintura son pasados por el prisma televisivo, convirtindose en componentes bsicos del medio. o El rgimen ontolgico o el efecto de creacin de realidad, ya que la televisin hace creer que todo aquello que no aparece en sus pantallas no es realidad. Es el principio de la "medialidad" de la autorreferencia. o El rgimen de la presencia, que lleva a convertir los medios en ruido ambiental que hoy se considera necesario para vivir. La televisin siente el mundo tan interior a s misma, que se utiliza ella misma como cita y testimonio del acontecimiento autntico. o El rgimen de lo propio, ya que, como hemos indicado, la televisin y sus mensajes elaboran su propia realidad, e incluso sus propias modalidades comunicativas: videoclips, telefilms, spots publicitarios son creaciones sui gneris del discurso televisivo. o El rgimen del ensueo, ya que este discurso tiende a la ensoacin, absorbiendo los viejos mecanismos de narracin. La televisin se autoerige como "el cuento de hadas del presente" y se identifica con las leyendas del presente que configuran las mitologas de la sociedad industrial. o El rgimen del espejo, por el que el medio se nos presenta como "ventana abierta al mundo". o El rgimen del estrellato, ya que todo en televisin tiende a la "vedetizacin" y sus mensajes se encaminan esencialmente a atraer la atencin, independientemente de la calidad de los mismos. o El rgimen del espectculo, porque si algo define al mensaje televisivo con propiedad es su espectacularizacin, en su habitual sagaz crtica de la cultura contempornea, indica que "a finales del siglo XIX, la edad de la disertacin comenz a desaparecer y empezaron a percibirse los primeros signos de lo que la reemplazara: la era del mundo del espectculo", en cuyo seno la televisin sera el eje neurlgico. Y aade que "el entretenimiento es la supraideologa de todo el discurso de la televisin, ya que no es que la televisin sea entretenimiento, sino que ha hecho del entretenimiento en s el formato natural de la representacin de toda la experiencia. En este sentido, el medio el entretenimiento est sobredimensionado. La funcin bsica de los medios en general, y especialmente de la televisin, "aqulla sin la cual las otras no se comprenden verdaderamente bien, es la del espectculo, pero del espectculo promovido a escala de la sociedad global". Analiza tambin esa funcin espectacular de la televisin. "La televisin transforma la realidad en espectculo", convirtiendo el proceso de la espectacularizacin en un sistema de acercar el hombre a sus races, al mito de la caverna, transmutando lo real en espectculo, en un anlogo, basado en un juego de parecidos y diferencias. Por otro lado, que la complejidad del mensaje televisivo radica especialmente en su funcionamiento simultneo de cuatro dimensiones no slo complementarias, sino a veces contradictorias y opuestas. El mensaje televisivo funciona al mismo tiempo como ventana (fentre), como espejo (miroir), como espectculo (scne) y como escenario (place). La televisin como ventana nos permite ver y saber lo que ocurre en el mundo, porque sus mensajes no slo nos permiten reproducir y mostrar el hombre y el universo, sino que adems es un extraordinario instrumento de investigacin y de exploracin, hbil para descubrir al telespectador tanto el interior de una clula como la expresividad de la figura humana. Pero tambin, los mensajes televisivos y el propio medio funcionan como un espejo que se mira a s mismo, ya que estos mensajes provocan una narracin interior en los telespectadores; por ello su contenido no se puede reducir a la representacin de un espectculo, es tambin un dilogo con el espectador, una toma de conciencia personal, donde reconocemos nuestros sueos, valores, opiniones, aspiraciones. Este alto poder catalizador de la imagen televisiva se combina a su vez con su dimensin de espectacularidad que ya hemos indicado: la televisin como drama y espectculo estimula la catarsis, la evasin, la pasin... Lo real y lo ficticio devienen en el mensaje televisivo en una misma cosa, ya que la televisin, en tanto que escenificacin, usurpa toda la realidad. Finalmente, la televisin funciona como un escenario de la cultura actual, como un canal privilegiado para la expresin contempornea. En suma, el anlisis anterior nos ofrece dimensiones del medio y sus mensajes, a veces opuestas y contradictorias, pero que favorecen la comprensin del mismo. Y es sta precisamente una de las caractersticas ms definitorias del medio: su constante paradoja, convirtindose en un "espacio dionisaco de embriaguez audiovisual" al tiempo que en un espacio de Apolo, con la "tecnoeficiencia en la consumicin de la audiencia". La televisin juega con esta doble dimensin que la hace caracterstica, es una moneda de dos caras: Dionisios a un lado y Apolo en el otro. Por un lado, la felicidad, la ensoacin, la embriaguez de la estimulacin continua, y por otro lado, la racionalidad econmica que tiene en el marketing su aparece como un vehculo de evasin como un sedante psicolgico como lenitivo frente al desajuste de la familia o la sociedad y como estimulante sensorial. En cambio en el mensaje apolneo, la televisin se nos presenta como productos que se compran y se venden en un contexto mercantilizado, donde los "paquetes de audiencia' imponen los tipos de mensajes. Esta doble dimensin del medio televisivo ha sido tambin apuntada por la dificultad para reflexionar sobre la televisin, como objeto omnipresente, pero inasible se debe a su permanente incitacin a codificar sus mensajes como discursos ideolgicos, especialmente el discurso tcnico y poltico. Y la paradoja consiste precisamente en que esas dos ideologas, tan diferentes al principio, no pueden funcionar sin apoyarse una en la otra. Las dos ideologas se encuentran entonces como reflejadas en un espejo con perspectivas y frecuencias opuestas, pero al fusionarse dan lugar a la "ideologa de la comunicacin", un nuevo modelo de comunicacin en el que el denominado "paradigma digital" gana terreno en detrimento de otras opciones. La televisin, sin dejar de ser realidad, se hace cada vez ms abstracta y surrealista. el aspecto de las pantallas de televisin ha variado sustancialmente en los ltimos tiempos. La lgica puramente referencial pierde peso, ante la invasin de un lenguaje ms abstracto, menos realista, ms libre... La lgica referencial se subordina a un proyecto de comunicacin, donde la representacin sgnica conlleva la "inculcacin de nuevos modelos de imaginar". As la televisin se convierte "en una mquina de producir ensoaciones, en un artificio capaz de situarnos en un mbito de realidad particular, en el que, como un sueo, somos, al mismo tiempo, conscientes de la ficcin, pero tambin sentimos y disfrutamos o sufrimos como si la situacin fuese real". Las consecuencias de estos nuevos modos de imaginacin televisiva, y por ende, de construccin de sus discursos son la ampliacin de la comunidad fsica a una comunidad universal, la relativizacin del entorno que gira en torno a los mensajes del medio, la disminucin del poder de cambio de la imaginacin, el crecimiento de la capacidad de sugestin y el debilitamiento de los lazos sociales primarios. Hay que entender, por tanto, los discursos televisivos dentro del mundo cambiante en el que estamos inmersos, en esa "videoesfera", que supone un nuevo paradigma cultural. 5. Caractersticas del discurso televisivo Una vez que hemos contextualizado el mensaje televisivo, es necesario establecer de forma sinttica las caractersticas bsicas que definen el discurso televisivo. Sealar que la propuesta que se ofrece, es una "muestra escurridiza" ya que toda categorizacin intelectual es de por s parcializadora e incompleta, acentuado todo ello por el vertiginoso dinamismo del discurso televisivo:
Discurso hiprtrfico: La funcin comunicativa que tradicionalmente tenan los medios de comunicacin ha ido dando paso en los mensajes televisivos a la acumulacin anrquica de informacin y, por ende, a la hipertrofia, por su redundancia, insistencia y ruido. Por ello aunque el espectador crea ser consciente de estar en contacto con la realidad, a travs de esta "ventana abierta al mundo", la mediacin simblica proporciona una visin de la realidad seleccionada, a veces manipulada intencionalmente con fines especficos; en suma, una perspectiva atrofiada, saturada, cuando no espectacularizada. Discurso espectacularizante: alude a "la inusitada espectacular, la asombrosa capacidad de la televisin para colmar la mirada del espectador", hasta tal punto que la "cotidianizacin del espectculo" y su absoluta accesibilidad facilitan la "descorporeizacin del espectculo" para culminar en un mundo habitado por "imgenes intemporales y sustitutas de cuerpos denegados", este discurso espectacular y espectacularizante anula o atena las facultades crticas del espectador y es una de las claves de su puesta en escena. Esta sistemtica espectacularizacin invade la realidad cotidiana. La realidad es construida, presentada y servida como un espectculo que est en funcin de la programacin televisiva. "La televisin es, ciertamente, un espectculo hermoso, una delicia visual, emitiendo miles de imgenes en cualquier da (...). No hay descanso para la vista, pues constantemente hay algo nuevo para ver". Discurso autocontextualizado: La televisin ms que la suma de programas concretos, es ante todo la programacin (Cebrin de la Serna, 1989: 37), la "superestructura" que genera de forma que todos los discursos pasan a formar parte de un solo discurso autnomo y contextualizado en funcin de los dems discursos, ms que por la realidad externa. "Esta autocontextualizacin provoca la creacin de un discurso autnomo, autorreferencial, autoconsistente, que dice del mundo, impone una visin de la realidad, y que dice sobre todo de s mismo, autorreferente y justificacin de su propia existencia". Discurso fragmentario: La estructura funcional del discurso televisivo se caracteriza tanto por la continuidad de un discurso que parece que no tiene fin, como por su fragmentacin. Las propias emisoras de televisin son las primeras en poner en cuestin la autonoma de los programas que contienen, que son constantemente fragmentados", adems de la divisin de multitud de programas en captulos, la indefinicin temporal y temtica de muchos programas que fluyen dentro de la programacin, ms que como unidades independientes, como parte de un todo que a su vez se fragmenta permanentemente, hacindose referencias permanentes a otros programas. En suma, el discurso televisivo aparece sistemtica y constantemente fragmentado por cortes publicitarios, interrupciones publicitarias y autopublicitarias, cuas informativas, instaurndose un fragmentarismo, hasta el punto ya no sabemos si cada fragmento es una parte de un todo ms amplio o si ese todo consiste en un ser fragmentario, cuyas partes se diluyen en un macrodiscurso que escamotea su continuidad para, precisamente, tener al espectador pendiente y sujeto a la posible continuacin de un todo que nunca concluye. La fragmentacin es una promesa de unidad y de unicidad, que nunca se ve colmada, pero que tampoco decae como proyecto. Se produce cada vez, un consumo "a trozos". Discurso gesticulante y de simulacro: El discurso televisivo dramatiza un proceso de comunicacin que imita en su totalidad a la comunicacin real. El sujeto de la enunciacin textual juega a comunicarse con cada uno de nosotros en la intimidad de nuestro hogar; se produce un "simulacro de comunicacin", ya que verdaderamente no hay comunicacin. En el discurso televisivo dominante, la comunicacin -la transmisin de informacin- existe, pero slo como epifenmeno, puntual, marginal, pues lo que en l domina es la articulacin de una 'relacin espectacular', que genera "descodificacin aberrante" en cada uno de los programas que contiene. Apunta tambin que la potencia formidable de la imaginacin, y el poder manipulatorio para bien o para mal- de la televisin, se pone en evidencia por su capacidad de inventar mundos y ficciones, dentro de un juego de simulacros constantemente asumidos por la mente. Discurso conversacional: En televisin es el texto mismo el que se presta a representar la ficcin de una conversacin entre enunciador y enunciatario, o bien es la conversacin, como estructura interaccional, la que se representa en la pantalla entre sujetos que juegan a conversar para ser contemplados por otros que asisten a esta conversacin desde fuera de ella esto es, el simulacro comunicativo de la televisin se basa en el juego de las conversaciones ficcionales o representadas que conllevan especialmente la inclusin del telespectador en el tejido del discurso. Discurso fantasmtico: Es obvio que no hay nada malo en el entretenimiento. Como dijo alguna vez un psiquiatra, todos construimos castillos en el aire. El problema surge cuando tratamos de "vivir" en ellos. Los medios de comunicacin, a fines del siglo XIX y principios del XX, preconizaron la existencia de un mundo ldico, pero no llegamos a vivir en l hasta la llegada de la televisin. La televisin ha alcanzado el estatus de "metamedio", es decir, el de instrumento que dirige no slo nuestros conocimientos del mundo, sino tambin nuestra percepcin de las maneras de conocer. Frente a la realidad teatral y cinematogrfica que mantiene una cierta distancia y requiere un acto consciente de presencia, la realidad televisiva se incrusta en los hogares la ilusin televisiva da vida y realidad a unos cuerpos que dicen estar all presentes, en directo, para mostrarse en su realidad misma, no ficticia. Sin embargo, lo que el espectador percibe es una reduccin escalar de tamaos, una imagen parpadeante, colorista, punteada, de baja definicin, de mediana iconicidad, en la que unos cuerpos gesticulan su realidad y su presencia. Discurso ftico y conativo. Las aportaciones jakobsianas de las funciones del lenguaje sirven como base intelectual para analizar el discurso de la televisin desde una ptica semitica de su funcionalidad. Por un lado, el mensaje televisivo es, predominantemente ftico, esto es, la preeminencia del contacto ms que de la informacin propiamente transmitida. Este contacto se basa en el uso de un intercambio profuso de frmulas ritualizadas por dilogos completos, con el simple propsito de prolongar la comunicacin. Pero adems, el discurso televisivo es tambin fuertemente apelativo o conativo. El juego ficcin el que se crea por la presencia de un enunciador que constantemente apela la atencin de un receptor que se siente "autoobligado " a prestar atencin es, en el fondo, una "trampa simblica", que atrapa al receptor en un juego ilusionista que invita a la seduccin. El espectador ingenuo, es el que propicia la estrategia discursiva del medio; en cambio, el lector crtico es denunciado como descorts o desabrido, y por lo tanto, evitado o anulado, desde el punto de vista de la estrategia discursiva que anula as, de una forma clida y emotiva, los elementos separadores de todo pensamiento abstracto y nos liga al pensamiento concreto e inmediato del mito de la tribu que nos quiere ver relegados al papel de ciudadano fiel a los principios del orden instituido y representado en la ficcin televisiva. Discurso palintpssfico. Frente al discurso lineal que ofrece la comunicacin impresa o incluso el cierto orden lineal de la comunicacin cinematogrfica, la programacin televisiva en la actualidad, con la presencia constante del "zapping" en las diversas modalidades de "zapping" (saltos de canal para evitar spots publicitarios), "zipping" (aceleracin de la lectura de imgenes mediante el magnetoscopio para evitar ciertos fragmentos), "grazzing" (saltos de canal para seguir varios programassimultneamente) y "flipping" (cambios de cadenas por el mero placer del cambio, sin intencin explcita) (Ferrs, 1994a: 27)-, ofrece una linealidad discontinua, incoherente, desconectada de toda lgica. La lectura casi simultnea de las diversas programaciones de la televisin que se superponen en un mismo horario (al igual que los palimpsestos: antiguas tablillas que se borraban y escriban sobre la misma superficie), abandona toda coherencia del discurso, no ya slo de los programas, sino tambin de las emisoras, pasndose, mediante el "zapeo" a un visionado "loco" del medio en s, que a su vez es ficticio, porque slo es posible saltar entre los programas que se emiten en la programacin en un tiempo concreto, pero no saltar de la franja horaria. Discurso ntertextual. El discurso televisivo es ante todo intertextual. Ya hemos mencionado las constantes referencias que la fragmentacin del mensaje realiza para aludir al continuum global del discurso. Cerezo (1994: 38) sostiene que "los personajes actores pasan de una cadena a otra; los motivos, temas, esquemas de programacin, elementos estticos se entrecruzan y se imitan unos a otros". Por ello, en la televisin comercial tradicional, la libertad y abundancia de canales no es garanta de diversidad, sino que a veces produce el efecto contrario: la monotona y la uniformidad, provocada por esta intertextualidad del discurso. Discurso narrativo.' La televisin y su hermano mayor, el cine, retoman la ancestral tarea de "contar historias". Y "el ingrediente fundamental de la programacin est constituido por las historias ficcionales: cine argumental, series, telenovelas, miniseries, etc.". Toda la programacin televisiva se basa ante todo en la narratividad. La descripcin en los mensajes televisivos es infrecuente y se opta por la estructura cognitiva, literaria y de accin), que ofrece la narracin, con esquemas simples, repetitivos, fticos y conativos, de tal manera, que afirma este autor que "parece que estamos asistiendo a la misma historia contada con una nueva variante ms superficial que profunda". En televisin, "el relato es la matriz generadora de significados", adquiriendo la narratividad televisiva una dimensin simblica. Discurso autorreferencial.. "el mundo real slo interesa a la televisin como espacio de realizacin de su propio ser, de su propia accin. La experiencia del texto se separa del conocimiento de lo real... Ms bien, lo real es un pretexto para la construccin autnoma del texto". Ello explica que el discurso televisivo haga referencia cada vez ms a s mismo, a sus personajes, a sus historias, a sus anuncios... a la programacin misma. La imagen televisiva, en el fondo, lo que hace es una suplantacin a travs de la imagen de la realidad, la sustituye y la modifica, autoerigindose como su propio autorreferente. Discurso fabulador.' Esa autorreferencialidad caracterstica del discurso televisivo viene en s determinada por su capacidad de fabulacin, de desfiguracin de la realidad hasta convertirla en una mera fbula, en una mera mentira que disfraza el orden de lo real. Discurso manipulador.' Si bien es cierto que toda construccin textual participa de un grado mayor o menor de manipulacin, en cuanto que se trata de un acto selectivo realizado en un momento y por un sujeto concreto, la televisin, en muchos casos, su discurso, supera este primer grado manipulatorio, inherente a toda obra humana por el que la realidad se convierte en un producto, y entra en el estadio que "el arte de la mentira, del engao o de la falacia, por exceso de adorno, complicacin del decoro, o bsqueda de efectos falaces". Esta manipulacin es ms peligrosa cuando se quiere disfrazar, disimular o negar, y cuando el mensaje se presente como la verdad misma de los hechos. Discurso hipntica. La conjuncin de los cdigos visuales y escritos, con soportes de voz, msica, sonido, imagen en movimiento, color, texto y forma constituyen un poderoso atractivo para captar la atencin y mantenerla, al tiempo que la potencia del mensaje anula parcialmente los filtros crticos del razonamiento y se potencian los efectos emotivos. Este poder hipntico est presente tambin en el cine, incluso agudizado por el contexto de recepcin; sin embargo, el consumo televisivo se produce en el hogar, de forma mecnica y con unas dosis extremamente superiores. Por ello, como apunta este autor, "el espectador semntico sucumbe ante las delicias del medio" y slo "el filtro crtico, el distanciamiento, la capacidad de juzgar y comparar y la educacin esttica sern capaces de atenuar, e incluso anular, este fuerte poder". Apunta esta distintividad del discurso televisivo desde la "apelacin emotiva" que incide en el debilitamiento de la reflexin crtica. Macrodiscurso. La televisin no inventa un lenguaje nuevo, ya que no hay un lenguaje televisivo autnomo, pues ste lo que hace es parasitar entre otros lenguajes anteriores... introduciendo variantes y adaptando sus estructuras a las caractersticas de recepcin y de formato del medio televisivo. Por tanto, la consideracin del discurso televisivo como "macrodiscurso", en los trminos que lo supone su anclaje en unas condiciones concretas de emisin y recepcin, a una construccin textual especfica, pero no como creadora de un lenguaje particular. Discurso incesante: La programacin televisiva ha ido creciendo de las escasas horas de los primeros aos del medio a la multiplicidad de canales que hoy pueden captarse va ondas hertzianas, satlite y cable. Esta continuidad ilimitada y el crecimiento progresivo de canales, cada vez ms especficos -adems los generalistas tradicionales- ha aumentado el poder de penetracin y de sintonizacin del medio con las necesidades del pblico, hasta el punto que hoy la televisin es un torrente permanente de imgenes (visuales y sonoras) de todo tipo, que nos invita a suplantar el mundo intencional del discurso televisivo, por el mundo extensional de nuestra referencia cotidiana. Discurso omnipresente: La presencia de la televisin en la vida de las personas no slo se explica por el alto consumo que del medio se realiza, sino por su intenso poder de penetracin, de impacto, de captacin, de atencin del pblico. La omnipresencia cuantitativa y cualitativa de este medio no es hoy parangonable con nadie ni nada. Tanto en los mbitos domsticos corno extradomsticos, tanto en nios como en adultos, tanto en clases adineradas como en personas con necesidades materiales, tanto en hombres como en mujeres, en personas analfabetas como en otras con cierto nivel cultural, la televisin se ha asentado en sus vidas de forma que para un porcentaje elevadsimo de la poblacin -en cifras que rozan la totalidad- sta no puede sustraerse de los hbitos cotidianos. Discurso pansincrhco.' Ya hemos aludido a la capacidad de televisin de reunir, integrar y utilizar multitud de cdigos basados en los soportes visuales, sonoros y lingsticos, realizando una sntesis de ellos que supera con creces su suma y otorgndole una peculiaridad que hace de su mensaje un discurso original. el mensaje televisado es el que ofrece hoy una mayor variedad y riqueza de sistemas de signos que intervienen en la elaboracin formal de sus contenidos. Estos sistemas se basan en el juego combinatorio de los tres principales cdigos, desempeando la funcin "kinsica". Discurso heterogneo: La complejidad de la televisin explica la heterogeneidad de su discurso que viene dada por la diversidad de cdigos, de mensajes, de pblicos y destinatarios, de ofertas y estilos... Sin embargo, este discurso, dentro de su apariencia de heterogeneidad, esconde un mensaje poco plural, en la medida en que la televisin "unifica, nivela y hace confluir en unos mensajes caractersticos y fcilmente identificables y comprensibles para una gran mayora'. Por eso, es necesario sealar que frente a la potencia comunicativa, hay que destacar su pobreza de contenidos y de creacin de formas y de lenguajes. Lo cual est motivado, ms que por el medio mismo, por el uso que de l se ha hecho y por las formas que ha adoptado su consumo. Discurso paradigmtico: En televisin se dan cita, "todos los pblicos, todos los escenarios del mundo real y de los mundos posibles, constituyendo una articulacin de todos los lenguajes y de todos los discursos", en suma, el discurso de la televisin se nos presenta como un "paradigma" que domina todo el medio, desde sus programas a sus programaciones, desde las emisoras o sus emisores. La habitual y coloquial frase de "veo la televisin" -y no veo un programa, una serie, etc.- indica hasta qu punto el medio por su presencia, capacidad de penetracin y su autorreferencialidad se ha convertido en un prototipo. Discurso ruidoso: La caracterstica presencia y penetracin del discurso televisivo es a su vez la raz de su redundancia. El exceso de informacin hipertrofia las informaciones, dando lugar a lo que semiticamente se denomina ruido. Se produce as otra de las marcadas paradojas del medio: un discurso que aparentemente conecta con el mundo y abre sus ventanas y que en cambio es la raz de la desconexin, absorbiendo el sentido de la realidad y creando un ruido de fondo que, como anota Cerezo (1994:41), nos seala que estamos conectados "al gran hermano" de Orwell, a la aldea global mcluhaniana. Se trata, como indica acertadamente este autor, de "un ruido que nos asla del pensamiento y de la soledad, abismndonos en un caos evasor". Discurso para el consumo espectacular.- "El consumo televisivo no es comunicativo, sino escpico, gira en torno a un determinado deseo visual". La satisfaccin del deseo audiovisual del espectador medio explica este tipo de discurso, hecho en una sociedad mercantil, movida por los niveles del audiencia y mercado, "la lgica discursiva de la televisin est integrada por la combinacin de los mecanismos de identificacin, reconocimiento, familiaridad, disolucin de los tiempos y de los espacios, subjetivizacin del telespectador, saturacin... Entre todos conforman un mecanismo de sentido que se superpone a los contenidos emitidos. Se trata de un 'lenguaje segundo que acaba configurando la relacin de los telespectadores con el conjunto de las emisiones". Y que "la lgica de un discurso como el de la televisin, no se agota en estos mecanismos formales. Un discurso est, tambin, formado por tpicos, configuraciones smicas, relatos prototpicos, lugares comunes y pautas de produccin y lectura ms o menos consolidados institucionalmente". En suma, estas reflexiones sobre el discurso de la televisin tienen una notable importancia en el contexto de las nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin, ya que el medio televisivo sigue siendo, sin duda, el de mayor penetracin social y el que ser en un futuro prximo soporte clave para integracin en los hogares de las nuevos medios tecnolgicos. Por ello, conocer su funcionamiento, su tecnologa, su lenguaje... su discurso es la mejor estrategia para prepararnos como telespectadores, para ser consumidores crticos de estos nuevos recursos. El imparable desarrollo de las nuevas tecnologas exigen cada vez ms una mayor preparacin de los ciudadanos para su manejo tcnico y para su comprensin meditica. El desarrollo de las "competencias comunicativas", descubriendo la morfologa, la semntica e incluso la sintaxis y la pragmtica de los discursos, se nos revela como uno de los ejes cruciales para el asentamiento de sociedades ms democrticas. El discurso televisivo es un factor bsico para entender la capacidad de aglutinantiento del medio televisivo y su poder de penetracin social. Su develamiento nos abre nuevas perspectivas en este mundo tecnologizado. En consecuencia, la educacin de las nuevas tecnologas ha de tener como unos de sus pilares centrales el desarrollo de las habilidades necesarias para que los ciudadanos conozcan las estructuras mediticas, sean capaces de criticar sus mensajes y de producirlos creativamente en el contexto de una sociedad que queremos ms participativa y democrtica. Bibliografa http://cvonline.uaeh.edu.mx/Cursos/Especialidad/TecnologiaEducativaG1 3/Modulo4/unidad%203s1/lec_3_el_discurso_televisivo.pdf