Revista Jauja Leonardo Castellani - 34 - Octubre 1969

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OCTUBRE

NUiMERO 34

196

"Humilde soledad, verde y sonora"


de las extraas nsulas de allende
d un mar de grama en cielo ail se extiende
en profunda quietud aquietadora.
Pampa vibrtil, hija de la aurora
desde el ro ocano al Ande duende
nacida a ser, si su blasn no vende,
de la indgena Amrica seora.
Hija mayor de Esnaa que,> soando,
yo, la Reina Catlica y Fernando
de Aragn y Castilla al mundo d i m o s . . .
Cuerpo de Dios y de Santa Mara!
y en el nombre de aquesta espada ma
tmala, Sancho, y salva su nata
promesa de laurel y de racimos!

REVISTA MENSUAL

PRECIO $ 20
DIRECTOR: P. L. CASTELLANI

Yo sal de mis puertos, tres galeras a vela


Y a remo, a la procura de la Isla Afortunada
Que son 200 islas, mas la flor de canela
De todas, es la incgnita denominada JAUJA

f.

Ignota, impervia al paso de toda carabela


La don el Rey de Rodas a su primo el de Len.
Solo se alcanza al precio de naufragio y procela
Y no la vieron Vasco de Gama ni Coln. . .

*
ERRATAS EN EL N? DE SETIEMBRE (33)
En pg. 42: lnea repetida y lnea suprimida. Debe
decir: "Este libro de Jauretche se lee de un tirn;
y el esfuerzo que hay que hacer no es para leerlo,
sino para dejarlo, por"
En pg. 44, penltima lnea: donde dice "el libreto" debe decir "el editor".
El epigrama de Don Percebe de pg. 15 est repetido en pg. 47. Y no es tan bueno como para eso.

JAUJA
Revista Mensual de Inters General
OCTUBRE 1969

N 34

SUMARIO

Registro Nacional de la Propiedad


Intelectual N- 923.068

DIRECTOR : Leonardo Castellani


CONSEJO ASESOR: R. P. Amancio Gonzlez Paz - Dr. Carlos Stefens Soler - Dr.
Juan Pablo Oliver - Dr. Federico Ibarguren - Dra. Ignacia Moyano - Dr. Jorge
Martorell - D. Juan Mario Collins - D.
Dalmiro Atienza - D. Hilario Lafuente.

ADMINISTRADOR: Cruz y Fierro

DIRECCION Y ADMINISTRACION:
Avenida de Mayo 560, 5?, Of. 6
Caseros 796, 5-, E.
T. E. 34- 1934
Cheques y Giros a nombre de Leonardo
Castellani o Cruz y Fierro, Editores.

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Pg.
DIRECTORIAL

LAS TRES FASES


POLITICAS
Guillermo Gueydan de
Roussel

HERNANDEZ, ESE
DESCONOCIDO
Luis Soler Caas

22

MAS ACERCA DE
IVAN ILLICH

27

POESIA
. .,
Eduardo Gmez Taibe

RECHAZO DEL CORAZON


AJENO
Juan Carlos Moreno

34

LEIDO PARA USTED

40

Dra. IGNACIA MOYANO


Abogado
San Martin 551, Depto 70

SUSCRIPCION:
Anual (12 nmeros) $ 2.000Exterior: 9 dlares
Semestral: $ 1.100.- Exterior: 5 dlares
Ejemplar: $ 200.- Exterior 1 dlar
N m t r o atrasado: $ 220.-

31

PERISCOPIO

Franqueo Pagado
Concesin N? 2668
Inters General
Concesin N? 8166

23

Telfono 32-6260
Consultas : de 18 a 20 horas
BUENOS AIRES

LIBROS

RECIENTES

del P. Leonardo Castellani


APOKALYPSIS COMENTADO, 2a. edicin

700.

LOS PAPELES de BENJAMIN BENAVIDES

$ " 500.

CRESTOMATIA ESCOLAR
(antologa de sus obras
para la ESCUELA PRIMARIA Y MEDIA
por la Profesora IRENE E. CAMINOS)

840.

CRUZ Y FIERRO EDITORES


Avenida de Mayo 560, V, Oficina 6, izquierda

UNA MEDITACION SOBRE IA REALIDAD NACIONAL...


REFLEXIONES
Y

DESDE

LA

SOBRE
PAMPA

de Jorge Vicente Schoo


Prlogo de Leonardo Castellani
e
Ilustrado por Jorge D. Campos
I N D I C E
I. El escenario y los smbolos - La tierra - La Cruz y la Espada.
II. Los verdaderos nobles. III. Embriaguez de sangre. IV. Civilizacin
y barbarie. V. Rane en La Pampa. VI. Las contradicciones del cristianismo. VII. Tango y pampa. VIII . Fatalidad y esperanza. IX. Un poeta
olvidado - La vctima. X. Hacia una nueva conquista.
Dice el P. Leonardo Castellani:
" . . . Por eso con todo guste, he prologado estos apuntes del Inspector
Mayor Schoo, referidos al escenario de nuestra pampa. Constituyen un
libro vital; es decir, nacido de experiencias o vivencias, fecundadas por
la posesin de los p r i n c i p i o s . . . " .
En todas las buenas Libreras o enviando cheque o giro por $ 400 a:
CRUZ Y FIERRO EDITORES
Avenida de Mayo 560, 5 piso, Oficina 6 - T. E. 34-1934

DIRECTORIAL

Los exabruptos de los nacionalistas jvenes que dicen: "El


liberalismo es un montn de ruinas, el liberalismo ha muerto,
el liberalismo ha desaparecido. . . " me dejan sonriente. Y la
USA y su "amrican Way of Life", que quiere imponer y est
imponiendo al resto del mundo? La hereja es fructfera cuando su impulso dura.
Habr muerto el liberalismo de Rus, de Echeverra, y si
quieren el de Mazzini y Croce.
El neoliberalismo o neocapitalismo, alabado incluso p o r
Sombart, se nos aparece como un enorme edificio todo cuarteado p o r enormes grietas, rellenadas con inyecciones de cemento y grapas de acero. Se sigue agrietando, a osadas, pero lo
siguen rellenando.
El esquema es el siguiente: existe el capitalismo con una
enorme fuerza; y ha surgido frente a l otro monstruo, el comunismo, que es su contrario mas no su contradictorio; pues
ha nacido de la misma (mala) madre y bautizado en la misma
pila; bautismo judo por supuesto, si eso existe; o calvinista
si quieren.
El capitalismo se defiende con todas armas, desde la propaganda hasta la bomba atmica. Para un ltimo caso tienen
en su arsenal una bien probada, la "dictadura jacobina", sangriempapada en la Revolucin Francesa y terriblemente eficaz;
pues la democracia, como es sabido, abomina de toda dictadura. . . de los otros. Contra ella el comunismo apronta, si es que
puede, la "revolucin de masas", o sea la sedicin; "que es pecado mortal" deca pacatamente Toms de Aquino. Del choque

< v-

destos dos monstruosidades sali otrora la dictadura militar de


Napolen Bonaparte. Y ahora podra salir un dictador del Universo unificado, que en la Biblia lleva el nombre de Anticristo.
"La ruptura satnica del mundo est en vas de
realizacin. Esto el espritu del mal no lo trata directamente, mas queda
oculto tras sus fuerzas
ocultas para establecer un Gobierno Mundial ligado a una pseudo Iglesia universal considerada como su expresin
filosfica.
"Desde hace ms de un siglo todo un trabajo
subterrneo de orquestacin de los acontecimientos, de zapa a las resistencias, de puesta en sitio
de hombres u organizaciones camuflados. . . est
enfin dirigido a imponer un da a la humanidad
el dominio de la Contra-Iglesia" copiamos de
uno destos zahores.
Este esquema lo dan ellos como nico y necesario; pero
otros zahores dan otro esquema, a saber:
Capitalismo y comunismo tienen una afinidad profunda, la
abolicin de la propiedad privada; y en puridad, la abolicin
de las Cuatro Columnas del Orden Romano, Familia, Propiedad,
Ejrcito y Religin.
Caminan por tanto a fusionarse. O sea, hablando en plata,
una guerra descomunal entre EE. UU. aliados a Rusia contra
China. Desa "Guerra de Continentes" saldr nadie sabe qu. . :
cualquier cosa. Probablemente lo mismo del esquema anterior.
Bonito futuro nos predicen los dos. Pero no es peor que el
predicho por la profeca del Apokalypsis.
Y por qu no podran seguir as no ms las cosas, ser superada la crisis hodierna como lo han sido tantas otras, y entrar el mundo en la Paz, la Prosperidad y la Populorum Progressio? Este es el tercer esquema, de los No-Zahores; que a
diferencia de los otros dos mantiene algo sociolgicamente indispensable al hombre, el Estado; el Estado no tirnico, como
es el de los otros dos.
. .Superadas las causas del actual estado de cosas la reaccin favorable que YA se opera en

la mente humana operar la recuperacin de


lo ms valioso de la vida en este mundo: LA
LIBERTAD!"
(Alberto Benegas Lynch (h),
nuevo acadmico de Ciencias Morales e Inmorales).Bien supongamos que este traqueteado m u n d o ingrese
(con Espaa a la cabeza?) en un intermedio de tranquilidad
que dure dos generaciones.
Para ese caso no imposible es que hay que planear para la
Argentina la decantada "Revolucin Nacional", que hasta ahora
no es ms que una palabra.
"En toda revolucin de carcter social, la clase ms rica, si
est unida, ha de triunfar casi con certeza"; anoser el despiole
tenga un carcter netamente bolcbvico. De otro modo se convierte obviamente en una "Revolucin Argentina".
La "Revolucin Nacional", para poder ser, debe ser netamente poltica! Por t a n t o :
1) La monarqua es la forma normal y permanente del gobierno humano. El gobierno "presidencialista" de la Argentina
es en el fondo monrquico; pero con monarcas efmeros; y si
provienen desa farsa que son los partidos polticos y el sufragio universal, monarcas corruptos, o muy corruptibles, o impotentes.
2) La superacin deste sistema corrompido llamado "democracia" (plutocracia oculta) aunque fcil de formular, es terriblemente difcil de implantar.
Si es fcil de formular, podemos osadamente formularlo.
El Presidente ha de ser \italicio; o si quieren, de perodo
20 aos para empezar.
El Presidente ha de ser elegido por los Gobernadores de
Provincia y de entre ellos. Los gobernadores provinciales pueden
ser elegidos por sufragio directo cualificado.
El Parlamento, convertido en "Consejo de Estado", debe
estar formado por representantes de los cinco grandes sectores
de intereses nacionales, que integran el Procomn, a saber:
1) intereses del Trabajo
2) intereses de la Defensa Nacional

5-

3) intereses de la Religin
4) intereses de la Inteligencia
5) intereses de las diferentes Regiones.
Todos ellos convenientemente unificados e integrados.
El Poder Municipal debe ser restaurado con vigencia propia,
independiente en su esfera; y en general, instaurados todos los
cuerpos intermedios, comenzando por la familia. . . Velay.
Como ven, esto es un capivolgimento de gran calibre, que
no se puede hacer con slo juntar una "Convencin" y haciendo
una Nueva Constitucin en el papel.
Tendra que surgir no slo un gran Poltico, sino todo un
gran equipo poltico. Pide por esa boca. Soar no cuesta plata.
La Iglesia argentina tendra que espabilarse; los Sindicatos, que disciplinarse; las Fuerzas Armadas que a r m a r s e . . . de
sabidura.
Y quin le pone el cascabel al gato?
En la Argentina cada da uno tropieza con cuatro estupideces ; y hace una.
EPIGRAMAS
El Tejo es un riacho de Espaa conocido apenas
de sus comercanos.
Representando un drama en verso del siglo XIX,
Ricardo Calvo se adelanta a las candilejas y empieza a declamar:
A las orillas del T e j o . . .
Del Tajo, le interrumpe alguien desde la platea
A las orillas del Tejo, insiste Calvo.
El Tajo, Don Ricardo, el ro Tajo! Don Ricardo con una inefable expresin de bondad, reinicia su tirada:
A las orillas del Tajo
La dama de mis amores
Se miraba en su reflajo,
Como si fuera un espajo.
Y esto te indica, barajo,
Que era Tejo y no era Tajo!
J. B. ANZOATEGUI
Enva Magda F. de A.

Comenzar este estudio por un acto de fe, confesando que todo poder viene de Dios: "Dios, dice el Eclesiasts, ha dado a cada pueblo un
gobernante".
San Pablo ha confirmado esta verdad, cuando dijo a
los romanos que el prncipe es el ministro de Dios para favorecerlos
i n el bien. ( 2 ). Un gobierno que no est fundado sobre este acto de fe,
no es un gobierno cristiano. El manual de poltica redactado por Bossuet
para la instruccin del hijo de Luis XIV, de quien era preceptor, fue
tulado "La poltica segn las palabras de las Sagradas Escrituras", y
comienza por estos trminos: "Dios es el rey de los reyes". De esto
surge, como lo ha observado Donoso Corts, que "toda gran cuestin poltica supone y desarrolla una gran cuestin religiosa". Esta observacin fundamental no ha escapado a ningn hombre serio ( 3 ). Ptouclhon
mismo ha dicho "que era sorprendente de que en el fondo de nuestra
poltica nosotros encontramos siempre a la teologa" ( 4 ). Y Blanc de
Saint Bonnet ha expresado la misma verdad diciendo que "las naciones
han sido educadas por sus religiones como los hijos por sus madres"
( 3 ). No puede separarse la historia de las creencias religiosas de un pue-

ff

(1) XVII, 14.


(2) XII,4.
( 3 ) "No hay principios en los hombres si la divinidad no se los ha revelado; todo
el resto no es mas que ilusin y humo", (Pierre Charron: "De la Sapiencia",
1601, p. 69).
"Jams hubo Estado que se fundara sin que la religin lo sirviera de base",
J. J. Roussean.
"Nosotros debemos al cristianismo, en el gobierno un cierto derecho poltico,
y en la guerra un cierto derecho -de gentes, que la naturaleza humana no
sabra reconocer bastante", Montesquieu.
"Creo y s que ninguna institucin humana es durable, si no tiene una base
religiosa", Joseph de Maistre: "Consideraciones sobre Francia".
"Los dogmas fundan las naciones", De Bonald.
"Los fenmenos religiosos son el germen del que todos los otros o por lo
lo menos casi todos los otros derivan", Durkheim.
"Todas las nociones esenciales 'de la teora contempornea del Estado no son
otra cosa, que concepciones teolgicas secularizadas", Cari Schmitt: "Politique Theologie",
( 4 ) "Confesiones
de 1922.
un revolucionario".
( 5 ) "Poltica relita", Pars 1861 p. 4.
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'1 " '
'

blo y la historia de sus instituciones. Mas an, cada rgimen poltico


lefleja las tendencias de la religin dominante en su poca. Muchos autores han sealado la analoga que existe entre la monorqua hereditaria
y el tesmo cristiano, la aristocracia y el luteranismo, la democracia y
el calvinismo, el estatismo moderno y el desmo, el capitalismo y el puritanismo, el socialismo y el pietismo. No se separa la Iglesia y el Estado.
Estas consideraciones sobre la poltica no estn inspiradas en Aristteles y en su clasificacin cuantitativa de las formas de gobierno: monarqua y poliarqua. La sociedad cristiana no est fundada en reglas
aritmticas, pero s en la teologa. Para el telogo, el hombre y por
extensin la sociedad han sido creados a imagen de Dios, a imagen de
las tres personas de la Santsima Trinidad. Hasta fin del siglo XVI, los
cristianos han proclamado que ninguna dominacin deba fundarse mas
que en la imagen de Dios : "non fundatur dominium nisi in imagine Dei".
Bacon de Verulam mismo ha repetido esta mxima en su "Dilogo sobre
la guerra santa", en 1622. La sociedad fundada a imagen de Dios era por
consiguiente una en tres personas, pero cuando el hombre, a partir del
Renacimiento, se consider a s mismo como la imagen del mundo, se
redujo a una unidad aritmtica, y la sociedad se transform en unitaria.
Fue entonces que los Socinianos, llamados Unitarios, negaron la Trinidad.
Bajo el "Ancien Rgine", la sociedad estaba dividida en tres rdenes. El clero deca: "Yo rezo por los tres rdenes"; la nobleza deca:
"Yo combato por los tres rdenes"; y el estado llano deca: "Yo trabajo
por los tres rdenes". Era la imagen del Cuerpo Mstico de Cristo: la
la Iglesia que combate presentando una mano a la Iglesia que sufre y
dando la otra a la Iglesia que triunfa. La unidad de esta sociedad fue
simbolizada por un rbol en el que la cima toca al Cielo, donde las races
estn ligadas a la tierra, y donde el tronco forma la nin entre el Cielo
y la tierra. Las races aportan al rbol entero los alimentos terrestres;
las hojas los alimentos celestiales comunicndole los buenos efectos del
sol y del aire; el tronco y 'las ramas le dan su forma y mantienen su
orientacin hacia el Cielo. Entre los tres rdenes exista una estrecha
colaboracin dirigida h a c i a un fin sobrenatural: Dios. En tanto que
el rbol social ha estado orientado hacia Dios, su origen y su fin, el
Alfa y el Omega, no ha estado amenazado por las revoluciones y las
luchas de clases, estos castigos que Dios envi a las sociedades cuyo
tronco est podrido, cuyas ramas y hojas caen por tierra, y cuyas races no llenan mas sus funciones sociales.
Una sociedad, que ha perdido de vista su fin sobrenatural, puede
compararse a los restos de .un naufragio tirados por la costa. Los sobrevivientes',- despus de un momento de pnico, se aproximan poco a poco
al imponente esqueleto a la bsqueda de. los despojos. Unos se apoderan
de los objetos de arte y de los instrumentos de abordo, otros se proveen
de armas y de provisiones amontonadas en la bodega, otros en fin se con-

tentan con recoger las tablas dispersadas por la arena para hacer fuego.
Sin embargo habr posiblemente uno entre la masa, que no habiendo
tomado nada entre sus manos, se ir llevndose lo principal: l habr
recogido la idea de la gran cosa inerte convertida en juguete de las
olas y, gracias a la idea, este espectador ideal, que sus contemporneos
han llamado santo o poeta, podr realizar o por lo menos inspirar una
obra nueva marcada por el fuego de la idea.
Las sociedades desorientadas se parecen a un barco desamparado,
encallado en la costa. Ella ofrecen a unos juegos y diversiones, otros
se pelean alrededor de sus despojos y, cuando todo parece haber desaparecido de la superficie, resuena de golpe la voz de Dios y la voz de
los muertos ante la estupefaccin de los vivos. Uno no sabra insistir
demasiado sobre el rol de la inspiracin en poltica. Todas las grandes
dinastas reales han sido fundadas o mantenidas por hombres unidos
a Dios por una estrecha comunin, santos y santas. "Con santos y brbaros se funda una civilizacin", ha dicho Blanc de Saint-Bonnet (*).
Recordemos a San Guntrano, primer rey franco de Borgonia; a Santa
Clotilde, esposa de Clovis, sptimo rey de Francia de la dinasta de los
Merovingios considerado el verdadero fundador de la realeza francesa;
a San Carlomagno, dcimo rey de Francia, primer rey de Italia y primer
emperador de Occidente y de Alemania; a San Enrique, dcimo emperador de Alemania y a su esposa Santa Cunegunda; a San Fernando,
dcimo rey de Castilla; a San Dionisio, sexto rey de Portugal y a su
m u j e r Santa Isabel; a San Esteban y a San Ladislao, primer y noveno
reyes de Hungra; a San Eduardo, dcimotercero rey de Inglaterra; a
San Canuto, undcimo rey de Dinamarca, y a tantos otros prncipes y
princesas que han ilustrado las casas reales por sus virtudes y han sido
elevados a, jlos altares.
En esta triloga poltica pasar sucesivamente vista al "combatiente", personaje principal de una categora poltica que llamar agonal, al
"jugador", que es el actor principal de la poltica-juego, y al "testigo"
de la inspiracin divina, que abre la era de la poltica metafsica o metapoltica, como la ha llamado Joseph de Maistre. Cuando uno lanza una
mirada sobre la historia de los pueblos cristianos, se v el poder ocupado
sucesivamente por cada uno de estos tres personajes, hroes, jugadores
y testigos, y cada uno de ellos d a la poltica de su poca un carcter,
costumbres y reglas completamente distintas. No es siempre fcil decir
cuando comienza una fase poltica y cuando otra se acaba: la risa de
ios jugadores se mezcla con los gritos de guerra de los hroes y nadie
sabe exactamente en que momento triunfa la inspiracin. Pero las variaciones polticas siguen una evolucin invariable que ser objeto de
un ltimo captulo.

(i) "Poltica realista", p. 142

I. POLITICA AGONAL

La poltica agonal precede a la poltica-juego y ocupa, en la historia


de los pueblos, un perodo mucho mas largo que sta ltima. En a
Ciudad Antigua, como lo mostr Fustel de Coulanges, la poltica est
fundada en la religin hasta el da en que el inters pblico (res publica)
se convirti en el nico principio de gobierno. Este perodo, que se
extiende, en Grecia, hasta la aparicin de los estrategas, y, en Roma,
hasta el tribunal, fue una poca de la poltica agonal. En Europa, las
nociones de inters y de utilidad pblica no son desarrolladas sino a
partir de la Reforma.
La poltica agonal est caracterizada por la ausencia de elementos
propios de la poltica-juego. Ella no conoce espectadores, sino nicamente actores, pues una comunidad poltica fecunda y viviente exige el
concurso de todos sus miembros. No se encontrar tampoco a los auxiliares de los espectadores, tales como los periodistas, reporteros, tribunos, demagogos y rbitros. El pueblo no est dividido en partidos o
en clases, que representan las necesidades materiales, l est por el contrario unificado segn sus funciones en un solo cuerpo, semejante al
hombre que posee un alma, un corazn y miembros. Las reglas aritmticas no son aplicables a este cuerpo. 'Leemos en efecto en la Biblia
que David queriendo proceder a la enumeracin de los hombres capaces de tomar las armas, fue disuadido por su consejero Joab con las
siguientes palabras: "Que el Seor aumente el pueblo del rey mi seor
hasta un cntuplo de lo que es. Pero qu pretende el rey mi seor por
tal enumeracin? No es bastante que sepis que todos son vuestros
servidores? Que ms buscis, y porqu hacer una cosa que volver pecador a Israel" (*)
El poder legislativo, que la poltica-juego ha creado para satisfacer
la ambicin de los espectadores y justificar el mito de la soberana popular, est unido durante la poltica agonal al poder ejecutivo. Es l
quien promulga las leyes de origen concreto y no abstracto, que son la
expresin de la voluntad divina y no el resultado de las pasiones populares. Como deca Aristteles, "la inteligencia sin pasin es ley" ( 2 ).
El jefe del gobierno es responsable delante de Dios, el verdadero
creador y soberano de toda sociedad humana. Si este jefe no ratifica
su mayor responsabilidad ante Dios, si l obedece a una faccin del pueblo o a una organizacin internacional, no hay mas poltica agonal.
Por ltimo la lucha, en poltica agonal, es siempre dirigida contra
el enemigo exterior. Esta es una "lucha contra". La historia nos muestra
al Papa Urbano II tomando la iniciativa de la guerra santa con la intencin manifiesta de poner fin a las luchas intestinas que amenazan

(!) Primer Libro de las Crnicas, XXI, 3; Segundo Libro de Samuel XIV,3
(2) Poltica, Libro III, Cap. XI, Par. 4.

10

al orden agonal cristiano: "Y ellos se convertirn en soldados, deca,


ellos, los que a su tiempo, fueron bandidos; ellos combatirn legtimamente contra los brbaros, ellos que se batieron contra sus hermanos
y primos; y merecern la recompensa eterna, ellos que se levantaron
como mercenarios por un poco de dinero" C1). Los bandidos y los mercenarios no pueden en efecto estar comprometidos en la lucha agonal:
"La causa de esto, nos dice Machiavelo, es que ellos no tienen otro amor
ni otra ocasin que las que tienen en el campamento por un pequeo
salario! ( 2 ).
El hroe, que personifica la lucha agonal, es un hombre desinteresado, temeroso de Dios y sin rencor. El sabe que tiene su victoria de
Dios, y combate bajo la mirada de Dios, no bajo la mirada del pblico.
La foto, el cine, la televisin, que usurpan de alguna manera esa mirada
de Dios, y la reemplaza por la mirada del hombre, hacen imposible la
existencia de hroes. Ellos desvan su accin hacia un fin material, sentimental o comercial. "Los ojos de los insensatos miran la tierra", de
ios en los Proverbios ( 3 ), y provocan la aparicin de hroes romnticos
o tcnicos. Todo lo que desva el gesto de los hroes de su verdadero
fin para ofrecer un espectculo a los terceros es incompatible con el
herosmo, incompatible con la poltica agonal.
II. POLITICA-JUEGO
Es indispensable antes que nada precisar la nocin de juego. El juego posee dos significados muy diferentes segn la edad de los sujetos:
en los nios, l aparece como una forma del instinto, mientras que, en
los adultos, y sobre todo en los viejos, es el residuo inconsciente del
acto cumplido. Mowgli "como hijo de leador hered toda suerte de instintos, y le gustaba ponerse a fabricar pequeas cabaas con ayuda de
las ramas cadas, sin saber p o r q u . . . " ( 4 ). Los juegos de la infancia
son generalmente las manifestaciones rudimentarias de una fuerza creadora en vas de desarrollo. Bergson ha dicho justamente que todos los
juegos de los nios son los ejercicios preparatorios a los cuales la naturaleza los invita en vista de la labor que incumbir al hombre formado ( 5 ). Los juguetes fabricados en serie dejan a los nios indiferentes ; las reglas no responden jams a sus necesidades y p a r e c e n
contrariar en ellos algn misterioso movimiento interior; en fin los
sentimientos de ser observados por terceros los turban. Estos tres elementos medios tcnicos, reglas preestablecidas y pblico componen
en lo posterior la parte esencial de los juegos del hombre adulto.

(')
(2)
(3)
(4)
(5)

Cf., Funk-Brentano: Las Cruzadas, Pars 1934, p. 26.


El Prncipe, pj 149.
XVII, 24.
El libro de la jungla, p. 57.
Las dos fuentes de la moral y la religin, Pars, 1934, p. 307.

11

Esta evolucin no tiene nada de sorprendente: en el hombre que


ha pasado el perodo de formacin, el juego deja de servir al instinto
para satisfacer la memoria del hecho cumplido. "Cada uno de nuestros
actos de ayer parece llamarnos hoy" 0 ) ; la necesidad hace lugar a la
costumbre y el azar sustituye lentamente a la voluntad. El juego se convierte en el recuerdo de nuestros actos, la reproduccin artificial del
movimiento, un fantasma de accin. Cada edad, cada clase social, cada
rstado, cada pueblo, cada poca tienen sus juegos predilectos, donde
el origen se explica por la historia de las sociedades que los practican.
Los financistas juegan al bridge o a la ruleta, los diplomticos y militares al ajedrez, los aventureros a los juegos de azar, y todos los juegos
constituidos por la rivalidad y l oposicin de dos c a m p o s adversos
gustan siempre a un pueblo educado en la lucha de clases y partidos.
La poltica-juego est caracterizada por la presencia del espectador.
Los tiempos modernos han visto a este personaje ocupar un lugar cada
vez ms importante en la sociedad cristiana. El aparece en el siglo XVI
despus que la autoridad y la unidad de la Iglesia fueron batidos en
retirada por el Renacimiento y la Reforma: los cristianos comenzaron
entonces a mirar alrededor de ellos con inquietud y curiosidad, como
viajeros sorprendidos por un accidente. Ellos deseaban ver, porque no
crean mas. El mundo se les apareci como un teatro y la vida humana
como una comedia". Qu es la vida? Una comedia, ha dicho Erasmo ( 2 ). Es as que muchos de ellos se transforman en espectadores:
espectadores del cielo, con Galileo, espectadores del mundo, con Descartes ( 3 ) y los rosacruces ( 4 ), espectadores del prncipe, con Machiavelo y los polticos ( 5 ), espectadores del hombre, con los moralistas
( 6 ), y espectadores del pasado, con los romnticos del siglo XIX.
Uno de los principios fundamentales de toda poltica es la lucha.

(') A. Gides, Paludes, p. 111.


( 2 ) Elogio de la locura, 1508.
" ( 3 ) "Y en los nueve aos siguientes, yo no hice otra cosa que rodar de aqu
para all por el mundo, tratando de ser espectador mas bien que actor en
todas las comedias que se representaron" (Discurso del mtodo, 1637).
( 4 ) "Pansophie ist die Anschauung des Universums" (Dr. H. Schick: Das altere
Rosenkreiuuartum).
( 5 ) Sociedad secreta a la cual prteneciero Bern, Bacon de Verolam y Campanella. En su libro "De la dignidad y crecimiento de las ciencias". Bacon reproduce en los siguientes trminos una frase de "El Prncipe", de Maquiavelo:
"No conviene inquietarse de la virtud misma., sino solamente de su parte
exiterior que est mirando hacia el pblico, y que no es nada mas que para
los espectadores".
( 6 ) La Fontaine considera las fbulas como: "Una amplia comedia con cien actos
diversos, cuyo teatro es el Universo" (El leador y Mercurio).
Los filsofos eran tambin espectadores del hombre: " L o c k e h i z o como Malabranche, l se encerr en s mismo, y, despus de haberse contemplado
durante mucho tiempo, l present a los hombres e] espejo en el cual e haba
mirado" (Diccionario Histrico, 1821).
' ' '

12

Ahora bien, cuando la lucha deja lugar al espectculo de la lucha, la poltica-juego entra virtualmente en accin. El espectador es sentado sobre
el trono. La opinin se transforma en reina C1)- El hombre de Estado
no es mas que un comediante. Karl Marx ha dicho que el "moderno
Ancien Rgime no es mas que la comedia inspirada en un estado social
donde los verdaderos hroes han muerto" ( 2 ). El teatro ha seguido una
evolucin parecida: aparece en sus orgenes como una gesta religiosa
en la cual toda la comunidad toma parte; con la introduccin del espectador, cesa poco a poco de ser una accin para transformarse en una
representacin fictiva.
Yo dije que el espectador es un hombre que ha perdido la fe; la
poltica-juego la ha reemplazado. Donoso Corts tena razn, cuando hablaba de la baja del termmetro religioso que apareja la suba del termmetro poltico. Es en efecto con la disminucin de la fe que aparecen
ios mitos polticos. Cuando el derecho divino de los reyes comienza a
caer en descrdito, en el siglo XVII es cuando nace el concepto de la
soberana soberana absoluta del rey o soberana popular que no tiene lmites ni en el cielo ni en la tierra. "Cuanto ms terreno pierde la
fe, ms gana la ley", observa muy juiciosamente Agustn Cochin ( 3 ).
No teniendo mas la fe, el espectador se coloca en el exterior de la comunidad para salvaguardar sus intereses privados. El se separa de ella,
como la ciencia se separa de la fe en la misma poca. El construy un
edificio nuevo sobre bases cientficas, pues no tiene ms entera confianza
en lo antiguo. En poltica, l construye una sociedad artificial y un paraso terrenal: es el objeto de la "Ciencia poltica". Por Augusto Comte
y Proudhon, esta turbacin representa un progreso y, con el apoyo de
esta pretensin, estos "filomitos" proclamaran la famosa ley de los estadios: "Religin, filosofa y ciencia; la fe, el sofisma y el mtodo; tales
son, escriba Proudhon, los tres elementos del conocimiento, las tres
etapas de la educacin del gnero humano" ( 4 ). La poltica ha seguido,
en efecto, estas tres etapas. Ella ha tenido primeramente como meta
Ja gua de los hombres hacia su salvacin eterna etapa religiosa;
despus se ha hecho una filosofa Bodine habl, ya en 1577, de los
"sagrados misterios de la filosofa poltica" finalmente fue bautizada ciencia: "La poltica se transformar en una ciencia positiva",
profetiz Saint-Simn, en 1825 ( 5 ). En esta evolucin, yo busco vanamente un progreso. Los demonios tambin tienen la ciencia sin la caridad, como dijo San Agustn, y ellos no son sin embargo superires a los

0 ) "Cada hombre es as sobre la tierra un pequeo


mente por la opinin" (Le Mercier de La Rivire:
de las sociedades polticas, 1767.
( 2 ) 1. Abt., 1 Bd., 1 Halbbd., p. 611.
3 ) Abstracciones revolucionarias v realismo catlico,
( 4 ) De la creacin del orden en la humanidad, 'Pars,
( 5 ) Memoria sobre la ciencia del hombre.

reino gobernado despticaEl orden natural y esencial

1935, p. 63.
1843.

13

ngeles. Yo no veo en esta evolucin ms que el pasaje de la poltica


agonal a la poli tica-juego, cuyos caracteres esenciales expondr a continuacin.
El juego nos d la mas completa ilusin de la libertad, leemos en la
Gran Enciclopedia. Es el dominio de la ficcin por excelencia. Un filsofo del siglo XVIII, que compuso un "Tratado del juego" ( 1 ), observ
que las condiciones esenciales del juego son la libertad y la igualdad.
Todo el mundo, en efecto, toma parte en el juego con derechos iguales
y chances en principio iguales; y cada uno es libre de dejar el partido
cuando tiene ganas. De aqu nace la concepcin del "Contrato social".
La Declaracin de los derechos del hombre ha introducido en la
poltica las grandes ficciones propagadas por los filsofos del siglo de
las luces, y ha abierto la era de la poltica-juego. Por otra parte la Constitucin ha fijado las reglas. El .Estado es la mscara detrs de la cual
se esconde el poder para no espantar a los jugadores. El poder legislativo representa a los espectadores y acomoda el juego a su fantasa. Las
leyes tienen la reputacin de dar carta abierta en los ciudadanos a la
ilusin de la libertad, sustrayendo al hombre del poder del hombre:
cub lege libertas. El poder ejecutivo tiene por misin hacer durar el
juego lo ms posible; l debe quedar absolutamente imparcial y neutro
frente al vencedor: es el rbitrio irresponsable. El ejrcito que no puede ocultar su carcter esencialmente agonal, es siempre sospechoso en
la poltica-juego. En fin, la polica tiene por mira impedir al pblico
intervenir activamente en el juego. La nica pasin permitido al pblico
es en efecto la pasin del juego ( 2 ). El tiene el derecho de expresar libremente sus opiniones y de hacer la crtica. La libertad de prensa es
sagrada en poltica-juego, porque ella es la vlvula de seguridad de las
pasiones populares: ella conserva a la lucha su carcter artificial. En
poltica internacional hay grandes Estados que hacen luchar a los ms
chicos para librarse de armas o hacer triunfar los "principios". Ellos
arreglan tambin el derecho de arbitraje y encargan a los otros Estados
aplicar las sanciones. Esto es lo que se lama, en la poltica-juego, internacional "pacifismo".
El secreto es tambin una caracterstica del juego. La mayor parte
de los juegos reconocen a los participantes el derecho de esconder su
juego. Desde que el secreto, el clculo'y la disimulacin intervienen en
materia poltica, sta ltima tiende a aproximarse al juego. La polticajuego ofrece naturalmente un vasto campo de accin a las intrigas de
las sociedades secretas, cuyo rol se ha desenvuelto preponderamente en
el siglo XVIII.

(') Jean Barbeyras, Amsterdam, 1709.


( 2 ) "El procedimiento electoral es simplemente una de las numerosas utilizaciones jurdicas de la pasin del juego". (Maurice Haurieu: Principios del derecho
pblico).

14

El efecto principal de la poltica-juego es el de vaciar la nocin


primitiva de lucha y desviarla de su fin natural que es la victoria del
combatiente. Podemos aplicarle este juicio de Tito Livio: "Ostentare hoc
est; non gerere bellum". Uno de los caracteres del juego, segn Santo
Toms, es el de no estar ordenado hacia ningn fin ('). Es el espectador el que fija el objeto de la lucha y lo impone al combatiente; ste
ltimo no es ms que un campen, es decir un hombre que lucha por
la causa de otros. Hoy el campen ha derivado en un tcnico: Si se
rehusa luchar por el objeto fijado por el espectador, es descalificado;
se lo coloca fuera del juego y se lo pena. Esta "lucha por", que reemplaza a la lucha agonal, tiene generalmente por objeto nociones abstractas, las cuales no tienen ninguna relacin con la lucha empeada: son
el derecho, la justicia, la dignidad humana, la civilizacin, la democracia, el progreso en la paz. Alexis de Tocqueville ha pasado revista a los
tipos humanos que se agitaban en la poltica durante el ao 1848, y el
hace el retrato siguiente del campen de la poltica-juego: "Cerca de
l he visto otros que, en nombre del progreso, se esfuerzan por materializar al hombre, queriendo tomar lo til sin ocuparse de lo justo, la
ciencia lejos de las creencias y el bien separado de la virtud: he aqu,
se dice, los campeones de la civilizacin moderna. . . ( 2 ). La "lucha por"
epresenta la victoria del campen secundaria y la paz intil: no hay
ms que una ganancia, un beneficio, que es siempre en pro del espectador.
La ausencia de victoria, la introduccin del secreto y la importancia atribuida al azar quitan a la lucha todo valor moral. La lucha deriva
en su propio fin y dura tanto tiempo como dura la poltica-juego. Es
un crculo vicioso. El juego es, por otra parte, generalmente acompaado de la representacin del crculo, testigo las arenas, los teatros,
ios circos, los estadios, los autdromos, los hipdromos, las calesitas,
los crculos de jugadores, e t c . . . . En la poca de la Revolucin francesa
se representaba la ley como el centro de una circunsferencia ideal formada por los ciudadanos ( 3 ). Esta ausencia de objeto moral y religioso
tiene algo de diablico. La Biblia dice: "In circuitu impii ambulant" ( 4 ) :
cuando el hombre toma el lugar de Dios, l gira en un crculo. "Los
errores polticos no son mas que los errores teolgicos realizados", dijo
con razn Blanc de Saint-Bonnet. '
El color es el signo distintivo del juego. Los palos y los brazaletes
sirven para distinguir a los adversarios. Los instrumentos del juego son

(') II.;. 168.2.3.


( 2 ) La democracia en Amrica, 1848, T. I., p. 19.
( 3 ) "Yo me figuro que la ley es como el centro de un globo inmenso: todos los
ciudadanos, sin excepcin, estn a la misma distancia de la circunferencia".
(Sieys: Qu es el estado llano?)
( 4 ) Ps, XI. 9. La palabra "charlatn" (en latn, circulater) viene del verbo "circular", f o r m a r un crculo. La rueda es el smbolo del charlatn.

15

abigarrados. Los colores les dan un carcter convencional e inofensivo.


Es con este mismo objeto que se pintan de colores vivos los juguetes
de los nios. Esto es tan verdadero que nosotros atribuimos instintivamente a los animales multicolores, atigrados o manchados, un temperamento de jugadores: la mariposa, el loro y el gato, aparentemente
como seres inconstantes, burlones y propensos al juego. El pavo real
es vanidoso y fatuo. El gallo ( ' ) orgulloso, el camalen inconstante. Al
contrario el guila, el cisne, la paloma, el armio, el len, el ciervo,
el elefante son los animales nobles, como el lirio, el edelweiss y la rosa
lo son en el reino vegetal.
En poli tica-juego los colores sirven de seales y reemplazan a los
smbolos de la poltica agonal. Remarquemos al pasar que un smbolo
pintado no tiene ms valor simblico y trascendental que una ensea
de restauracin, que es generalmente pintada. Nunca se pinta un smbolo.
Para manifestar su hostilidad a la atencin de un personaje histrico,
el pueblo revoca sus estatuas. El 17 de julio de 1789, Luis XVI, por consejo de La La Fayette, uni los colores de la ciudad de Pars ( 2 ) a la
escarapela blanca que llevaba en su sombrero, y Mirabeau salud esos
tres colores con el nombre de "libreas de la libertad". El rey se convirti entonces en la vctima de la poltica-juego, y los realistas no han
llegado jams a restablecer la bandera blanca, smbolo de poltica agonal.
"El encarnizamiento de los legalistas tendiendo a conservar tres colores
en nuestra ensea anuncia un profundo desprecio por una nacin que
creen capaz de apasionarse por tales puerilidades", constat De Bonald.
Los colores sin smbolo son en efecto las seales de la poltica-juego,
y esto ltimo es evidentemente pueril. Todas las repblicas creadas artificialmente para favorecer el juego de las sociedades secretas, c o m o
Austria, Bulgaria, Yugoslavia, Checoslovaquia y Rumania no llevan mas
que colores en los pabellones.
III. POLITICA METAFISICA
La poltica-juego, que precede siempre a la poltica metafsica, subsiste solamente durante el tiempo en que ella es capaz de mantener en
vigor la regla del juego. Tan pronto como la ley no rige ms, la Constitucin es sometida al capricho del poder, el espectador deja la tribuna Ipara descender a la escena poltica, el juego termina. La desaparicin del espectador es el indicio mas seguro del fin de la poltica-juego.

(1) El uso de las escarapelas, en francs "cocardes", remonta al siglo XVII. Etimolgicamente "cocarde" significa manojo de plumas de gallo. En 1789, el
gallo apareci por primera vez como emblema de Francia.
( 2 ) Las armas de la ciudad de Pars llevan, en campo de gules un navio de
plata sobre ondas del mismo metal, en jefe, de azur sembrado de lises. No
es probable que La Fayette haya visto en el azul con el rojo los colores
de la ciudad de Pars. Como francomasn, el vea los colores de la secta.

16

Sin espectador no hay ms juego C1), no hay ms rbitros neutros, no


hay mas jugadores profesionales disfrutando de la inmunidad parlamentaria. ,Desde que; todo el mundo se convierte en actor, el pueblo no
necesita ms representantes; l est presente en todo. Los colores, que
la poltica-juego ha izado al mstil son entonces reemplazados por el
color nico.
Todo aquello puede llegar ms rpidamente y casi simultneamente
en un pas. Por otra parte una poltica, que ha adoptado las marcas del
juego, no dura jams mucho tiempo sin pasar por la tercera fase de la
poltica metafsica. Este pasaje es siempre acompaado por actos de
violencia. Como deca Pascal, "el ltimo acto es siempre sangriento, por
mas bella que sea todo el resto de la comedia".
La poltica metafsica no es mas una lucha de hombre a hombre,
como la poltica agonal, ni una lucha convencional, como la polticajuego, sino una lucha de ideas encarnadas en los hombres, y representadas por los smbolos. Al portador de la idea se le llama testigo. El
testigo es el personaje principal de la poltica metafsica. Es la medida
humana de la idea, en tanto que el campen no es ms que la medida
humana de la materia. Es un abuso del lenguaje hablar de mrtir del
aire, mrtir del mar, mrtir del fro, mrtir de la ciencia, etc., El testigo
no recurre ni a los medios tcnicos, ni a la astucia, l no se somete
a reglas preestablecidas, ni lleva colores, sino solamente un smbolo. El
smbolo es el uniforme de guerra de la idea, cuando ella desciende a la
liza para combatir a otras ideas. El es inmaculado, es decir, sin manchas.
Mas el testigo es desligado dd la materia, l contribuye eficazmente
al triunfo de la idea de la que es portador. "Yo creo en los testigos
que se hacen degollar", dijo Pascal. "Detrs de todos los acontecimientos,
observa Bernanos, hay un hombre que se ha decidido a morir" ( 2 ). La
muerte es en efecto el desligarse de la materia empujada a su ltimo
lmite. La poltica-juego es esencialmente materialista y no puede sufrir
la efusin de sangre que denuncia una presencia espiritual. Ella es pacifista en lo exterior y, en lo interior, fella no admite mas que el accidente en el que las vctimas son escrupulosamente indemnizadas en dinero, a fin de sacar a la sangre derramada todo valor espiritual. La
poltica metafsica es, al contrario, fundada sobre el valor del sacrificio.
' Cuando dos partidos se pelean en una revolucin, observ Joseph de
Maistre, si vemos a un lado esas vctimas preciosas, se puede juzgar
que ese partido terminar por vencer, pese a todas las apariencias en
contrario" ( 3 ). Como se v, la victoria del testigo es en realidad el triunfo

(') Todas las comunidades religiosas hacen la guerra al espectador, a fin de que
el culto no derive en un juego. La Ciudad Antigua asimila al hombre de afuera,
al espectador, con el enemigo pblico (hostis); la entrada a los templos le
est prohibida; su presencia durante las ceremonias es un sacrilegio.
( 2 ) El gran pavor de los bien pensantes, Pars, 1931, p. 176.
( 3 ) Noches de San Petersburgo, T. II, p. 457.

17

de la idea, de la que el testigo.no es ms que el cuerpo, la medida y el


instrumento. Ahora bien la idea triunfa siempre por la va de la reversibilidad, pasando de los muertos a los vivos.
La migracin de las ideas se cumple segn un procedimiento tan
invariable como la reproduccin fsica. Si el grano no muere, la planta
110 germina. "Veritas moriendo declarata est, non occidendo" ha dicho
San Agobardo. El verdadero vencido, en poltica metafsica, no es el que
muere, sino "el heredero de los instintos del hombre que l ha matado",
segn una expresin brillante de Villiers de lTsle-Adam ('). T o d o el
mundo se acuerda de esta frase proftica de San J u a n : "Ellos mirarn
a Aquel al que han matado" ( 2 ). Los antiguos, que conocan los efectos
de la reversibilidad, decan: "Et saepe victor victus". Es porque los
atenienses estimaban que, para vencer a un pueblo haca falta atraer
el favor de los dioses. Los griegos y los romanos elevaban los templos
a las divinidades tutelares de las ciudades conquistadas, y manifestaban
por este gesto que por encima del pueblo vencido haba un poder superior delante del cual las armas deban inclinarse. Era lo mismo bajo
el Ancien Rgime, los soberanos de Europa, como lo ha observado De
Maistre, se servan del hombre suavemente, y todos, conducidos por una
fuerza invisible, evitaban golpear sobre la soberana enemiga con alguno
de sus golpes que podan rebotar ( 3 ). Hoy las guerras no son ms conducidas segn los principios de la prudencia antigua, y esto es as porque todos los golpes "rebotan"; el vencedor es el heredero de las pasiones del vencido; es el verdadero vencido. No hay mas vencedor y,
por lo tanto, no hay ms paz. Cuando Dios no es ms el lazo de unin
de la sociedad, la guerra es perpetua, guerra de nervios, guerra de todos
contra todos, homo homini lupus. Ahora bien, es menester que la paz
convencional de la poli tica-juego pase por este estado de guerra permanente para que la poltica metafsica triunfe.
El color cabal testigo es el rojo. Es el color del sol poniente. Pero
es tambin el de la aurora. Todo lo que termina, como todo lo que
comienza a despuntar la noche como la maana, el otoo como la
primavera, la muerte como el nacimiento lleva el color de la sangre.
La humanidad ha nacido con Adn, que en hebreo significa rojo; ella
ha nacido una segunda vez con Jesucristo que, antes de morir, fue revestido del simblico manto escarlata, y finalmente ella desaparecer
con el fuego, como lo anunci San Pablo.
La poltica metafsica, que se seala por el triunfo del color nico
rojo sobre los colores mltiples de la poltica-juego, es a la vez el crepsculo y la aurora ( 4 ). El lbaro de Constantino, que era una cruz de
la que penda una bandera roja de forma cuadrada, anunciaba a la vez
(!)
(2)
(3)
(4)

18

Axel, Pars 1923, p. 190.


Apoc., VII, 14.
Ibid, p. 27.
Eusebio: De vita Constantini.

el crepsculo de los dioses paganos y el triunfo de los mrtires de Cristo.


Es con la bandera roja que Constantino ha realizado la unin de Oriente
y Occidente, y ha creado la primera monarqua universal cristiana. El
oriflama rojo de San Dionisio flota a su turno sobre las primeras pginas de la historia de Francia. Como el lbaro, l sigui un perodo de
anarqua, y, como el lbaro, l anuncia el tiempo del smbolo: la cruz
con Constantino, y, la flor de lis con Luis V I I : este rey adopta en efecto
oficialmente la flor de lis en 1180, despus que su padre, Luis VI, enarbol el oriflama por primera vez.
El rojo acompaa siempre los grandes cambios en el orden poltico
y social. No es un azar si la bandera roja flota sobre todas las revoluciones, despus de la de 1848, donde ha estado a punto de reemplazar
a la bandera tricolor en Francia. Pero el rojo no es mas que un color
de transicin: es la prueba de fuego. As el pasaje del Mar Rojo ha
abierto al pueblo hebreo un nuevo perodo de su historia. El verdadero
signo del orden nuevo, es el que sale, por as decir, de entre cenizas
con un brillo nuevo: son las Tablas de la Ley salientes del Material
Ardiente; es la cruz; son los lirios. Y ese smbolo es incoloro, como
todo lo que es purificado por la llama. A veces es tambin el amarillo,
como el oro que sale del cristal: en herldica, el oro y la plata no son
colores. La coraza de los mrtires es blanca ( ' ) , el santo sudario es
blanco, y el pendn de Juana de Arco, que se transformar, despus
de Carlos VII, en la bandera de los reyes de Francia, es igualmente
blanca.
El blanco caracteriza la poltica agonal, que sigue a la poltica metafsica. En teologa, es el color de los que "blanquean sus vestiduras
en la sangre del cordero ( 2 ). Hasta el siglo! XVIII, los pabellones de los
principales poderes europeos, Francia, ,Espaa, Portugal, Inglaterra
son blancos y cargados de smbolos. Con la introduccin de la polticajuego, ellos se transforman en multicolores.
IV. SENTIDO DE LAS VARIACIONES POLITICAS
Las variaciones polticas siguen el ritmo de las variaciones religiosas de la humanidad. Ella comienza por la epopeya paradisiaca donde
la familia humana vive en sociedad con Dios. De la misma manera, los
gobiernos originariamente estaban estrechamente ligados por la religin.
La sociedad, como el hombre, ha sido formada a imagen de Dios.
Pero he aqu el pecado. El hombre desva su mirada de Dios, y la
dirige hacia la tierra, hacia la creatura, hacia s mismo ( 3 ). Esto es lo
1 ) "Yo dar al victorioso una piedra blanca sobre la cual e s t a r escrito un
nombre que nadie conocer, salvo el que la reciba" Apoc. II. 17
( 2 ) Apoc., VII, 14.
( 3 ) "Et coluerunt et servierunt creaturae petius quam Creatori" (Rom. I, 25).
Este amor sui caracteriza el fin de los tiempos: "Erunt homines se ipsos
amantes" (2. Tim. III, 2).

19

que Renan llam la ley del "progreso a travs de la ciencia". Segn l


"todo esfuerzo del mundo tiende a conocerse, a amarse, a verse, a admirarse" (*) En una palabra el hombre se transforma en el espectador del
mundo y de s mismo. Es la edad de la poltica-juego, que se llama generalmente poltica a secas. Fustel de Coulanges, estudi minuciosamente el desarrollo de la Ciudad Antigua: "La poltica, dice, tom el lugar
de la religin y el gobierno de los hombres se transforma en cosa humana" ( 2 ). Un autor alemn ha definido la poltica "sich mit den
Menschen beschftigen anstat mit Got".
"Ah! qu peligrosa es la poltica!", exclamaba Bossuet, que la colocaba entre las diversas formas de idolatra ( 3 ). Entre el espectador
y el idlatra, hay en efecto poca diferencia: los dos tienen el culto a
la creatura; los dos se tornan semejantes a aquellos que ellos aman.
La pasin de ver, la pasin de recibir las imgenes del mundo acaba
por borrar en el hombre la imagen de Dios.
Despus de haber abandonado a Dios, el hombre se vuelve contra
el hombre y lo mata. Lo mata, porque no v mas en l la imagen de
Dios. En poltica esto es la revolucin y la guerra civil. La humanidad
ser rescatada por el sacrificio del Hijo de Dios, y los pueblos por la
sangre de los testigos inocentes. Poltica metafsica: devolver el alma
al pueblo. Karl Marx, que ha remarcado esto de las variaciones polticas, se ha quedado en el camino. Para l: "Dio letzte Phase! einer Weltgeschichtliche Gestajt ist ihre Koemedie". Esta es una alusin al Santo
Imperio germnico, del que el "Gran Imperio" de Napolen fue evidentemente una parodia. Pero esta parodia no impide la posibilidad de la
formacin de un nuevo imperio catlico. Como judo, Marx ignora la
regeneracin. Sin Cristo y sin el bautismo, todo queda en efecto en comedia : Viena, como Roma, desaparecen irremediablemente en los placeres y los juegos. La risa es un destructor implacable. Fantasas al rer
de Voltaire. Pero, para el cristiano, la comedia no es el f i n : ella es el
preludio de la gran tragedia. "Desgraciado de t que te res, pues llorars"^ dijo Nuestro Seor ( 4 ). Recordemos el drama del Calvario: l
fue precedido de todas las seales posibles de la comedia y del juego:
venta de Jess, golpe de espalda falso, huida burlesca de los discpulos
durante la noche, negaciones de San IPedro delante de una simple sirvienta mientras cantaba el gallo, arbitraje de Platos, tentativas mltiples
de tornar a Jess en algo irrisorio, corona de espinas, genuflexiones,
juegos de la .soldadesca, inscripcin de la cruz que los judos no hallaron bastante irnica, ( 5 ) risa de los espectadores. Sin embargo Jesucristo, el testigo divino, triunf sobre la risa, como triunf sobre la muer-

(')
(2)
(3)
()
(5)

20

Dilogos y fragmentos filosficos, Pars, 1925, p. 181 y 58.


P. 378.
T. XXXV, p. 369.
San Lucas VI, 23.
San Juan XIX, 21.

te. El rey vendido, mofado y crucificado entre dos ladrones es transformado en Rey de reyes, en Juez de jueces; el instrumento del suplicio
en instrumento de salvacin, y, despus de veinte siglos, contemplamos
con veneracin cada detalle de esta divina comedia.
Lo mismo que la salvacin de la humanidad por Nuestro Seor ha
procedido y permitido la formacin de un orden cristiano, as la poltica metafsica precede a la poltica agonal. La sangre de la reparacin
necesaria del juego (*). Cuando un pueblo ha cado de la poltica metafsica agonal a la poltica-juego, l no vuelve jams a la primera sin pasar por la prueba de la poltica metafsica. La Prudencia y la Justicia
divina lo han dispuesto as. El purgatorio de los pueblos est en la tierra.
La dictadura no constituye una excepcin a esta regla. El dictador
es generalmente un jefe de partido que, habiendo llegado legalmente a
jefe del poder ejecutivo, ensaya retornar a una poltica agonal. Ahora
bien, la historia ha probado que ningn dictador llegado al poder por
medios de la poltica-juego, puede instituir un rgimen durable. El copia
siempre alguna cosa del pasado; l no crea n a d a : slo Dios d el poder
de crear. No es sin embargo lo mismo en la llamada dictadura militar
surgida de un golpe de Estado. Ella s puede crear un orden durable,
porque ella no debe nada al juego: ella emana de una institucin esencialmente agonal^ el ejrcito. Pero ella puede tambin caer en la polticajuego, si el jefe militar busca una justificacin humana a su conducta,
o se apoya en la legalidad. No se puede servir a dos seores, Dios y la
opinin. Cuando el hombre cree haber encontrado la paz y la seguridad
en el orden material, la revelacin est prxima.
Pascuas de 1969.
GUILLERMO GUEYDAN DE ROUSSEL
A. C. A.
El Bolsn (Ro Negro)

( ! ) Lammenais ha escrito, en 1829: "S, ella, (la revolucin) vendr, porque es


necesario que todos los pueblos sean instruidos y castigados; porque ella es
indispensable segn las leyes generales de la Providencia, para preparar la
regeneracin social".

EPIGRAMAS
De
Es,
Su
En

pea, de roble o risco


al dar, su condicin.
bolsa hizo profesin
la orden de San Francisco.
TIRSO DE MOLINA
(. Quinodoz, C.)

21

Hernndez,
ese desconocido
Por LUIS SOLER CAAS

La gloria suele cobrarse caros sus favores y la de Jos Hernndez


no ha sido precisamente una excepcin, en su caso agravada por circunstancias particulares que si han proyectado al poema en la nombradla literaria oficial, tambin lo han despojado de su sentido primoenio, de su filosofa original, desvirtuando aqul y desfigurado sta,
transformando un poema social en un poema pico y ocultando las motivaciones polticas tras una estimativa de carcter meramente esttico
y filosfico.
Anualmente, en el Da de la Tradicin, se recuerda a Jos Hernndez. Es el homenaje que le rinde la inteligencia oficial. Hernndez,
smbolo y cifra de la Tradicin. S, pero de qu tradicin? Porque hoy
en nuestros das, hablar de tradicin significa casi exclusivamente referirse a la nostalgia vestida de ggaucho, un gaucho ya anacrnico, que
no existe, y que no es tampoco el de Hernndez. El gaucho pobre y
aborrecido por la suerte, Martn Fierro, en una palabra, es algo muy
distinto del gaucho endomingado y alhajado que presentan las rememoraciones criollescas de nuestros das, honestas y plausibles en la buena intencin, tal vez, pero nada ms.
TRADICION Y PROGRESO
Bien est el culto severo y puro de la tradicin. No rechazamos el
tradicionalismo, que entraa reverencia y respeto h a c i a el origen, el
punto de partida, lo antecedente en lnea de .autenticidad. Pero, preguntmonos, satisfara a Jos Hernndez verse enancado en el pingo de
esa vaga, farolera y a veces carnavalesca tradicin?
Hernndez fue hombre de mirar adelante; Crea en aquel progreso
cuyos mirajes deslumhraron a nuestros abuelos. No e r a su idea del
progreso la misma, exactamente, que tenan' Alberdi o Sarmiento, pero
fes evidente que lo atraa, dentro de ciertos cnones y de ciertas condiciones impuestas por una realidad que l lcidamente no desconoci
jams, la transformacin del pas, su avance en el d o b l e sentido de
acrecentar su riqueza y mejorar las condiciones de vida del pueblo.

22

EL ESCANDALO
Por otra parte, si hay una tradicin en la que encaja perfectamente
Hernndez cul es? Porque a partir de la segunda mitad del siglo pasado se inauguran en nuestro pas modos de vida, sistemas y formas
de gobernar, actuar y pensar que, como quiera que sea, al cabo de 80
o 100 aos tambin aspiran a ser reconocidos como tradicin. Para decirlo en otras palabras: encaja, se adeca, pertenece Hernndez a la
tradicin liberal?
Porque este hombre desconocido es, antes que nada, un hombre
traicionado. Quizs el primer culpable es l, cuando en sus ltimos aos
se reconcilia con sus antiguos adversarios, vuelve sobre sus pasos, apoya
la capitalizacin de Buenos Aires y, finalmente, claudica, como claudicaron o se entregaron otros, adoptando posturas conformistas o resignadas.
Pero hay una tradicin posterior, enorme, abusiva, que se cierne
sobre el poeta y sobre su obra. Largo tiempo estuvo el Martn Fierro
ausente de las letras oficiales, hasta que en el presente siglo Rojas y
Lugones redescubren su valor y lo proclaman con actitudes que en su
audacia asumieron los contornos del escndalo. Escndalo que lo fue,
en verdad, para una clase intelectual que era expresin y soporte del
rgimen oligrquico-liberal, y que no se resignaba entonces, como no se
resigna hoy, a ver en el Martn Fierro ms que una obrita apta a lo sumo para el consumo popular, para el deleite de las llamadas clases bajas
de la poblacin. No nos extraemos: entre las personas cultas, Martn
Fierro es hoy ms un prestigio intocable que un libro ledo, admirado
y comprendido.
EL TRAICIONADO
A Rojas, a Lugones y a los dems que siguieron sus pasos se les
debe incuestionablemente el mrito de haber reivindicado para Martn
Fierro una posicin de primer plano, de haberlo hecho aceptar por la
inteligencia oficial del pas. Pero esto entra, a la vez, una traicin
al hombre de pensamiento claro y definido que fue Hernndez. Era,
quizs, demasiada pretensin la de que no slo se aceptase su obra
sino tambin se respetase su conformacin mental y la direccin a la
que aqulla apuntaba.
Por eso, lo que es un poema social queda definido como un poema
pico donde lo nico pico podra ser el herosmo de la miseria v el
estoicismo con que su hroe sufre la injusticia y la arbitrariedad y
lo que tiene un meridiano fondo poltico queda velado por la mera literatura. Y por eso, tambin, la vida de Hernndez, su trayectoria de
hombre, de soldado, de periodista, de poltico, de hombre de gobierno,
de revolucionario, de poeta "comprometido", queda relegada a la penumbra. Una penumbra que todava no ha sido aclarada del todo y que,
cada vez que'se rasga el lienzo tras el cal se oculta el Hernndez real
y vivo, proporciona una nueva sorpresa.
23

EL MISTERIOSO
"Ese hombre misterioso que es Jos Hernndez", o decir una vez
en la rueda de una conversacin. Es cierto: hombre enigmtico, que
no se concluye nunca de conocer. Pero no porque l, personalmente,
lo fuera. Sino porque, para permitirle la entrada en el Parnaso de la
Inteligencia Oficial, haba que desvanecer sus rasgos ms acusados y
permanentes, desfigurar sus actos ms autnticos, sumir el fondo de su
vida y de su accin en una sombra confusa y propicia a las equivocaciones de buena fe de quienes vendran ms tarde.
Mucho se ha discutido estticamente el poema. Mucho se ha discuirido acerca de su hechura idiomtica y acerca de los mil problemas
curiosos que plantea al fillogo. Todo eso sirve para charlar agradablemente en la sala de recibo. Pero el libro, con su verdadero significado, y el hombre, con su dimensin real, continan olvidados en un rincn de la cocina. El Martn Fierro se lee menos y se entiende peor en
las ediciones de lujo que se nos brindan ahora. Las del tiempo de Hernndez, rsticas y torpes, las comprenda a las mil maravillas el hombre de pueblo.
La gloria no es a veces ms que una forma de la muerte. Y a Jos
Hernndez - Martn Fierro han querido matarlo mediante una transformacin que parecera prodigiosa de haber sido sbita, pero que resulta
natural por lenta y sutil. Confabulacin en su contra? S, una confabulacin en la que todava siguen entrando muchos con toda inocencia
y buena fe. De ah resulta entonces u n Martn Fierro desabrido, porque
no puede gustar del todo aqullo a lo que se le quita el sabor original,
y un Jos Hernndez despojado de su profunda y autntica realidad.
A SU HECHURA Y SEMEJANZA
El liberalismo, la oligarqua, slo podan admitir un procer de las
letras a su hechura y semejanza. De ah la persistencia de discusiones
tan ociosas como las del rosismo o antirrosismo de Hernndez. El
autor de- Martn Fierro no fue rosista. No tena por qu serlo. Pero el
empeo, por el contrario, en presentarlo como antirrosista tiene su explicacin : haba que adecuarlo a la conformacin mental de la oligarqua para que no desluciera en el Panten de Hombres Ilustres. Hernndez no fue rosista (como tampoco antirrosista) porque cuando Rosas cae derrotado en Caseros y con l toda una poltica nacional, original y recia, autnticamente argentina y americana el futuro autor
de Martn Fierro tiene apenas 17 aos y anda procurando orientarse
delante de los amplios horizontes y los mil caminos que le ofrece la vida.
Se definir polticamente ms tarde y ser para acompaar a Urquiza
y al federalismo, es decir, para situarse en una lnea que no estar lejos
de Rosas.
Que alguna vez, con posterioridad, haya escrito sobre el Dictador
y no con elogio, poco o nada quiere decir. Rosas, para el tiempo en que
Hernndez escribe, es slo un fantasma que pasea su nostalgia en una
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Inglaterra brumosa. No era a l a quien combata, sino a seres ms cercanos y visibles, llamados Mitre, Sarmiento e incluso Urquiza. S, porque cuando Hernndez, como Lpez Jordn, como Juan Coronado, como
Francisco F. Fernndez, como Olegario V. Andrade, se convence de que
el triunfador de Caseros y el vencido por propia determinacin en Pavn ya no responde a los reclamos y a las esperanzas del pas federal
se vuelve, lgicamente, contra l. Es Urquiza quien se aparta de la "lnea" y Hernndez quien permanece en ella.
ACTO DE SERVICIO SOCIAL
Este Hernndez, que batalla por el progreso real del pas, por su
reforma poltica/ y social, que defiende al criollo y en general al pobre,
que lucha contra las leyes de gauchos para la frontera, que propugna
ia divisin de la tierra, no es un cantor lrico, ni siquiera pico: es un
periodista de pluma de fierro, mojada sin hesitar en spera tinta de verdades, que pelea sin descanso en el agrio combate de la prensa, tanto
en Buenos Aires como en Rosario, lo mismo en Corrientes que en
Montevideo.
Ese periodista es tambin soldado, poltico, hombre de andar jugndose la vida, que Sarmiento pone a precio, y de andar en conspiraciones y en revoluciones. Antes que obra literaria, Martn Fierro es acto
de servicio social. All se revel el poeta, es verdad, pero un poeta que
para serlo en la plenitud de su inspiracin necesit el acicate de una
jealidad que le dola entraablemente.
Poeta social, s, pero sin ninguna de las adherencias interesadas o
parciales con que hoy suele acompaarse la expresin. Poeta social, con
toda limpieza. Cuando Hernndez se pone en versificador de lirismos
le salen esos versos abominables que suelen traer algunas ediciones antiguas de Martn Fierro y que parecen surgidos de cualquier otra plum a : cualquiera, diferente, ajena. Pero cuando encuentra su tema, aquel
oficio de cantar opinando se revela en l sin vacilaciones ni torpezas.
Es agua de manantial que va brotando. Es Martn Fierro, sustancia caliente y viva de su alma. Mensaje de protesta, pero tambin de esperanza, como slo podan producirse aquellos hombres admirables que, tal
Hernndez, prolongaban en el papel impreso el combate fsico y la contienda ideolgica. Y que, si haba que cantar, "cantaban opinando".
SIMBOLO DE UN PUEBLO
Ese hombre desconocido que en parte es todava Jos Hernndez,
especialmente para la gran masa receptora, en forma casi exclusiva,
del concepto maosamente elaborado por sus mentores: prensa, ctedra, escuela, surgir algn da en su cabal estatura y en la verdadera
significacin de su pensamiento y de su obra ante los ojos asombrados
de la Argentina.
Se ver entonces que el peridista combativo, el poltico de enjundia y el poeta social no son sino una sola y nica personalidad: que
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detrs de Martn Fierro estn los artculos sobradamente explcitos de


"El Ro de la Plata", "La Capital", "La Patria", ",E1 Eco de Corrientes"
diarios de la poca que dirigi o en los que colabor; y que tambin
est el poltico de actitudes claras, capaz de corajear en un alzamiento
cuando se lo dictaba su conciencia patritica.
Se ver entonces en su estatura real al defensor del pobre, del gaucho, de los oprimidos del pas que tambin lo era
de sus autonomas provinciales, al adversario de toda tirana, as venga signada con
los chirimbolos y los efectos de luz de una mentida civilizacin.
Se ver, como dijo un alto poeta nuestro, Leopoldo Marechal, que
"si ante los ojos de alguna crtica Martn Fierro es el gaucho inadaptado a la sociedad, en rebelda con sus leyes, peligroso, indeseable, ante
1 uestros ojos es el smbolo de todo un pueblo que, sbitamente, se halla
enajenado de su propia esencia y, por lo mismo, hurtado a las posibilidades autnticas de su devenir histrico".
RESCATARLO
Ese rescate de Martn Fierro y de Jos Hernndez, para devolverlos
a la lnea de su ms pura autenticidad tarea en la que es de justicia
sealar a Pedro de Paoli, a Anbal S. Vzquez, a Fermn Chvez, a Leopoldo Marechal, a Roberto de Laferrere es la misin urgente que debe
cumplirse de una vez por todas. Rescatarlo de la necrpolis oligrquicoiiberal, donde su espritu no puede sentirse ni respirar a gusto, para
escucharlo vibrar en la querencia del sentimiento popular, sin falsificaciones eruditas ni interpretaciones deformantes o parcializadoras.
Digamos, con el poeta anteriormente nombrado, que "por todo ello,
la profundizacin de los estudios martinfierristas constituye hoy una
empresa obligatoria de los argentinos; al cumplirla, pueda ser que Jos
Hernndez, el postergado y el no entendido, nos pueda sonrer desde sus
bien merecidos laureles".
Jos Hernndez, ese desconocido, todava espera.

EPIGRAMAS
Yo para qu nac ? Para salvarme
Qu tengo de morir? Es infalible.
Dejar de ver a Dios y condenarme
Triste cosa ser; pero posible.
i Posible ! Y ro y duermo y quiero holgarme !
Posible! Y tengo amor a lo visible!
Qu hago? En qu me ocupo? En qu me encanto?
Loco debo de ser, pues no soy santo.
LOPE DE VEGA
Envi "Tremontorio"
(Capital)
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MAS ACERCA DE IVAN ILLICH

\i

Ha llegado a Buenos Aires la revista Pastoral Misionera, bimestre


enero-febrero 1969, ao V, de la Editorial Popular, de Madrid, publicacin clerical de tendencia progresista. El volumen, de 140 pginas, tiene "monografas", "testimonios" y dos artculos de los sacerdotes jesutas Emile Pin e Ignacio Ruidor, que tratan sobre problemas que se
encuentran en la mesa de las actuales discusiones eclesiales.
He aqu que aparece de pronto un tremendo artculo firmado por
el tristemente famoso Ivn Illich, que con el ttulo, ya de por s malvelo, "El clero, esa especie que desaparece", resulta algo que no condice
con una revista catlica ni liberal, sino con una publicacin anticristiana.
En la introduccin del trabajo se dice que Ivn Illich es "de ascendencia eslava y juda e incardinado al ordenarse sacerdote en l dicesis
de Nueva York". Es el mismo "ex-monseor y ex-camarero domstico
del Papa", que trabaj con Lemercier para hundir la Abada Benedictina
de Cuernavaca, Mxico, y donde fund luego el Centro Intercultural de
Documentacin. El ao pasado la Congregacin para la Doctrina de la
Fe lo llam para que respondiera a 85 acusaciones llegadas a Roma.
Illich se burl del Cardenal Seper, que lo interrog, y escribi contra la
organizacin del Vaticano. Fue despojado de todas las licencias eclesisticas, pas al estado laical y la Santa Sede prohibi "terminantemente a los sacerdotes, diconos, religiosos y religiosas que participen
de las actividades del CIDOC".
A pesar de e s t o s antecedentes resulta inexplicable que Pastoral
Misionera hay publicado este destructor artculo; y no excusa a la
direccin la nota al final diciendo que estaba en prensa la revista cuando les lleg noticias de aquellas sanciones.
El artculo de Illich es extenso, hbilmente redactado y pernicioso
*

EPIGRAMAS
Tan tn Quin llama Di:
se ahorca aqu a la gente
desaforada? Aqu
se ahorca, simplemente.
MACHADO el MAYOR
Envi Mara Liz
(Adrogu)

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para los lectores, particularmente para el clero joven. Slo el diablo


puede inspirar un razonamiento y unas sugerencias como las que propone all el apstata. Las ideas son disolventes y desacralizadoras.
He aqu algunos prrafos, para muestra, de las intenciones que persigue, y que, al parecer, algunas hallan eco en ciertos crculos: "La institucin-IgLesia funciona conforme al tipo de la General Motors" (pgina 69). "Se nos pide que roguemos a Dios para que enve ms empleados
a las oficinas y para que inspire a los fieles el deseo de pagar la cuenta"
(pgina 72). "El Papa ganara en grandeza y en fidelidad evanglica en
la medida en que perdiera la iniciativa e incluso el control del testimonio
de los cristianos en el mundo" (pgina 72). "El gran peligro es la clerizacin del diaconado, que el dicono viva de los recursos de la IgiesT,
retrasando as la necesaria e inevitable secularizacin del ministerio sacerdotal" (pgina 75). "Este nuevo tipo de cristiano ser sobre todo
el presidente de la celebracin, y no el s a c e r d o t e . . . " (pgina 77"). El
m o n j e . . . "sigue el ejemplo del crucificado impotente" (pgina 83). No
es necesario continuar!
Sabemos que el Sacramento del Orden imprime carcter indeleble.
Personalmente, yo creo que Ivn Illich no es sacerdote, porque cuando
ue consagrado no tendra intencin sincera de serlo. En mi opinin, Tvn
Illich es el tipo moderno del criptojudo a que se refiere ese extraordinario libro de Pinay: Complot contra la Iglesia* El judo que se ordena
de sacerdote (como tambin ocurre con algunos curas comunistas), para
mejor trabajar desde dentro en la destruccin de la Iglesia. Lo ms probable es que el corazn de Illich se mantiene con la sinagoga.
J. C. M.

EPIGRAMAS
De noche en un mal paso y sin linterna
Juan se rompi una pierna
Vaya todo por Dios !
Lo curaron tal cual; pero volviendo
A aquel paso tremendo
Juan se rompi las dos.
Y se san difcil, mas regresa
Rompise la cabeza
Y muerto qued all.
Si a un cristiano su culpa se le absuelve
Y al vicio vuelve y vuelve
No le sucede as?
CAYETANO FERNANDEZ, Pbro.
Envi Mara Luz Bringas
(Capital)
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Atardecer en la Vuelta de Obligado


La pupila del sol cubre este instante
del Paran abismal,
antes de arrebujarse entre las islas y la noche.
Sobre el espejo lmpido del agua
agota cielo y vista un borbotn de nubes
en callado galope.
Todo es silencio. El oscuro
verde anochecido de la orilla distante
. parece despedir un viento de misterio
y un perfume de fbula. ..
Aqu, sobre los rboles y la playa desierta
se descuelga el crepculo.
Un nio y un caballo
lavan sus cuerpos sudorosos,
y el agua es una caricia
sobre las dos pieles alazanas. . .
(A estas horas, los dos almacenes de Obligado
se poblarn de brazos en cansancio,
y palabras sencillas. . .) .
Aqu, la brisa testaruda recorre las barrancas,
y la cruz que se alza sobre el ro
recibe medio rayo de s o l . . .
Todo es q u i e t u d . . . tan solo
el Paran
musita un lnguido rasgueo de distancias
que el dedo vegetal de los camalotes
pulsa sobre sus cuerdas rpidas. ..
El nocturno rebozo
va a encerrar las penurias y soltar el misterio,
mientras en las barrancas
se encienden uno a uno los ecos del silencio.
Es el mismo lugar.
Unas cadenas rotas reproducen
un sueo de titanes:

encadenar un ro,
y festonear de sangre las barrancas,
para que el pjaro de glora y de tormentas
abriera an sus alas. . . !
Es el mismo lugar. . .
Sobre las islas se va la tarde,
y viene sobre el ro una canoa,
y los speros remos van quebrando el ro de cristal.
Se oscurece la cruz sobre los muertos,
y despertando a un sueo de cien aos,
sobre el agreste manchn de las barrancas
golpea la brisa un grito federal.
EDUARDO GOMEZ TAYBE
(Rojas 141 - Capital)

EPIGRAMAS
Un yanque llamado Adlai
Nacido en el Uruguay
Se fue a pasear por el Cerro
Y al bajar mordilo un perro
Y muri gritando: "Ay
Ayayay!"
Un alemn nombre Von
Nacido en Samborombn
Se empach de bizcochuelo
Y de puro desconsuelo
Se muri del corazn
De un tirn.
Un francs llamado Alejo
Nacido en Jacometrejo
Que andaba guiando un Fort
Para ganar un recort
Se estrell contra un cangrejo
Y grit: "Za c'est trop fort.
Je suis m o r t !
Compuso y envi
ADLAI HARRISON
Vicente Lpez

Rechazo del
corazn ajeno
Por JUAN CARLOS MORENO

Philip Blaiberg falleci el 17 de agosto de 1969, despus de haber


vivido con el corazn de un mulato de 24 aos durante un ao y siete
meses. Es el cardioinjertado que sobrevivi ms tiempo.
El doctor Christian Barnard, el cirujano que hizo la primera operacin de ese tipo, declar a la prensa: que el deceso "se debi a un
rechazo general de su nuevo corazn", aadiendo que "la ciencia mdica
tiene que vencer an la amenaza de resistencia orgnica que ensombrece
iodos los trasplantes de rganos humanos". Un segundo trasplante sera
intil porque "el resto del cuerpo estaba muy enfermo".
El doctor Dentn A. Cocley, precursos de trasplantes en los Estados Unidos, reconoci que la muerte de Blaiber "constituy un p a s o
: trs para la ciencia".
Recuerdo que a las pocas horas en que reciba las felicitaciones
del presidente Ongana, el mdico argentino doctor Bellizzi, que hizo
el primer cardioinjerto en el pas, falleca su paciente.
La gran mayora de los seres humanos que han recibido un corazn
del prjimo, han muerto, y pasan ya del centenar. El padre Jean Marie
Boulogne, sacerdote francs de 58 aos, el que sigue a Blaiberg en duracin, recibi otro corazn, el 12 de mayo de 1969, pero ya ha experimentado "dos episodios de rechazo".
El asunto es muy delicado, y aunque profano yo en medicina, dar
mi opinin al respecto, nada popular por cierto, como suele ocurrir con
ios grandes misterios, que la teologa explica mejor que la ciencia humana. Porque no se trata meramente de un caso cientfico, sujeto a experiencia:, sino que afecta a la moral y a la caridad. Por eso un juicio
emitido oportunamente por la Santa Sede, aconsejaba, por tica, la comprobacin previa de la muerte real del hombre, antes de quitrsele el
corazn.
Porque aconteci que se lleg a quitar la preciosa viscera del cuerpo inanimado, an tibio, sin la seguridad absoluta del fallecimiento, ni
menos de que ese ser morira indefectiblemente. Es monstruoso apagar
antes de tiempo la vida de un hombre para intentar salvar la de otro.
Hay mdicos y mdicos, y slo Dios puede penetrar la conciencia
del cirujano para saber si ha procedido en cumplimiento de su deber
o por vanagloria de la publicidad.
Despus de las experiencias realizadas, est patente la inconvenien-

cia de la prctica de los cardioinjertos. En vista del fracaso del trasplante del corazn humano (despus de h a b e r s e descartado el de un
animal) se habla ahora de "prtesis de plstico", es decir, de la aplicacin de un aparato que equivaldra a un corazn artificial; pero puede
adelantarse que su resultado sera igualmente negativo.
Los cirujanos especializados coinciden en afirmar que el aspecto
principal negativo del trasplante se debe al rechazo por el paciente del
corazn ajeno. Esto significa que el reemplazo del corazn no es lo
mismo que el reemplazo de otro rgano cualquiera. Adems, el injerto
origina otras enfermedades concomitantes, como reconoci Barnard : "El
rechazo desarroll una enfermedad generalizada en otras arterias". Si
en la operacin ms feliz hubo rechazo con afecciones colaterales, es
de suponer que los hubo tambin en los casos menos felices.
Es difcil determinar el instante de la muerte del hombre a quien
se le quitar la viscera, operacin que se hace enseguida del colapso,
en procura de un corazn latiente, que podra seguir viviendo en su
cuerpo natural sabe Dios cuanto tiempo ms todava. El mdico norteamericano;/Wright refiri el caso de un hombre que no registraba ya
actividad cerebral y que luego experiment signos de recuperacin. Se
han hecho experiencias con agonizantes, y esto es sencillamente inhumano !
Habra vivido ms tiempo el enfermo cardaco con trasplante o
sin trasplante? He aqu una pregunta clamorosa. En el caso de Blaiberg,
su mdico dijo que le haba calculado un mes de vida si| no le hubiera
practicado el trasplante. Quin puede asegurar que eso habra ocurrido
ciertamente? He conocido a una m u j e r , muy enferma del corazn, a
quien un buen mdico le dio pocos meses de vida, y la paciente sobrevivi siete aos. Y los ejemplos como ste no son excepcionales.
Al comentar la muerte de Blaiberg declar "L'Osservatore Romano" :
Es un balance que llama la atencin y aconseja prudencia".
He aqu ahora algunas reflexiones sobre el particular, con las cuales estaba de acuerdo el doctor Rmulo Mara Garona Carbia, recientemente fallecido, clnico inteligentsimo y hombre de conciencia religiosa.
1?) "El corazn tiene razones que la razn no tiene". No son las
razones de la ciencia fra y convencional las razones del corazn, que
son tambin las razones del alma, como la Biblia llama frecuentemente
al corazn.
2) ,E1 corazn es la viscera vital ms importante del cuerpo humano; ms que el cerebro, porque ste puede quedar absolutamente
insensibilizado cuando el hombre an no ha muerto, y el corazn, en
cambio slo cesa de palpitar cuando se produce el deceso.
3?) El corazn es el rgano, que denota el carcter y el temperamento de un individuo, que lo distingue de otro individuo. La sustitucin del corazn propio por otro, trae consigo una alteracin, no slo
funcional, sino psquica y afectiva.
4?) Segn algunos telogos el corazn, por ser el rgano ms noble,
es el receptculo primordial del alma humana. Se piensa que el alma,
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por ser espiritual, no ocupa lugar. Tal objeccin se refuta diciendo que
los ngeles, que son seres espirituales, por trasladarse de un punto a
otro, en cierto modo, ocupan lugar. Al ser sustituido un corazn por
otro, si no desaloja el alma del cuerpo vivo, producir un trastorno
psquico en la parte superior del hombre y cierto cambio de la personalidad, como se ha observado en algunos individuos cardioinjertados.
: 5V) Sostiene Sa,nto Toms, con San Agustn, que "las cosas corporales son gobernadas por Dios mediante las espirituales". Por cuanto el
alma tiene ascendiente sobre el cuerpo, entiendo que el corazn instalado en un cuerpo distinto es rechazado por el alma. Si no es as, qu
es, entonces, lo que rechaza al corazn trasplantado?
Lo expuesto puede explicar el rechazo de los corazones transferidos y el fracaso de todos los tipos de cardioinjertos.
No puede jugarse con el corazn humano. Prefiero morirme con mi
propio corazn, antes que con otro prestado. Y al fin, dejar este cuerpo corruptible alguna vez no lejana. Y deseo que el da de la resureccin (dogma en el cual creo), mi alma encuentre a su corazn junto
con el resto del cuerpo que la, alberg.

EPIGRAMAS
Un santo se sac la lotera
Y a Dios le daba gracias noche y da.
Mas un ladrn peor que el Iscariote
Lo rob con auxilio de un garrote.
Dios premia al bueno; pero viene el malo
Le quieta el premio y le sacude un palo.
En la orilla del Tigris un camello
Lloraba por tener muy largo el cuello.
Y en la orilla del Nilo un sapo absorto
Lloraba por tener el cuello corto.
Que no tengas, lector, yo te lo encargo
El cuello ni muy corto ni muy largo.
Don Ventura Rodrguez Monteroso
A la vejez le dio por ser celoso
Una vez se escondi tras un panel
Y vio que su mujer.no le era fiel.
Si quieres ser feliz, como me dices,
No analices, muchacho, no analices.
Envi PERANZULES
(Beccar)

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A G O S T O
10 VIII 69 En Montevideo hay disturbios callejeros y un "enfrentamiento de pcleres" que el diablo que lo entienda. El motivo es una
cosa increble: unos 6.000' empleados bancarios han sido declarados "desertores" por el Ejecutivo. "Desertor" es una palabra que tiene muy determinada significacin; pero los Presidente democrticos de hoy mandan incluso en la semntica. Sern desobedientes, podrn ser declarados
cesantes, pero "desertores"'. .. Una de tantas "mentiras pintorescas" de
South amrica.
11 VIII. 69 Arresto y retiro del Gral. Labanca. El Ejrcito, que es
hoy en la Argentina lo que antao la Nobleza en Europa (y aun mucho
ms que eso) se halla dividido y en ebullicin. Mal sntoma.
12 VIII 69 Continuos bombardeos y atentados en y contra Israel
y Egipto y Lbano y Libia. Guerra al menudeo que solo Dios sabe adonde
conducir.
13 VIII 69 Episcopado tiene plata y ha instituido un concurso
para la Radio y la Video con cuantiosos premios, que cuando los otorgan uno no entiende el por qu. Peor se poda gastar la plata; pero
mucho mejor tambin.
14 VIII 69 Rusos y chinos se han trabado en una batalla en serio.
China puede si quiere levantar un ejrcito de un milln de hombres;
y Rusia otro tanto. El foco de guerra ms amenazante en el tormentoso
mundo de hoy.
15 VIII 69 Libertaron 59 presos-polticos contra quienes nada se
poda probar. Quedan otros 109 en la misma condicin quizs.
16 VIII 69 Esos concursos de ODOL por un milln con preguntas
acerca del tango, del perro o de la historia del Africa Central son infamantes para el intelecto humano. Deberan convertirse en concursos de
matadores de moscas. El que mate ms moscas en un verano, un milln de pesos. A lo mejor las moscas machacadas sirven para fabricar
ODOL o alguna otra droga.
17 VIII 69 Todas las mismas cosas de siempre, aumentadas.
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18 V i l i 69 Los interminables bombardeos, sabotes y amenazas


entre Israel y Arabia configuran una guerrita de mal agero. Los israeles parecen llevar las de vencer. Los mahometanos, que fueron antao
tan formidable potencia blica, comenzaron a decaer entodo desde las
Cruzadas, no por causa dellas, que dieron un empate, sino por algo enigmtico, sobre lo cual hace Belloc conjeturas. Una pequea nacin muy
anida y adiestrada ha vencido y tiene en jaque a un inmenso nmero
de rabes desparramados y mal aguerridos. El destino misterioso desta
nacioicilla "apokalyptica" nos es ignorado. Lo que sabemos es que la
profeca de Cristo anunci que los judos quedaran dispersos "hasta
que llegaran los tiempos de las naciones". Parecen haber llegado.
19 VIII 69 En Suiza un sabio, que es un sabiazo pero es suizo
(si ustedes me entienden) ha declarado que en el Sacro Sindone de Turili hay seas de "sangre fresca"; lo cual pondra duda en la Resurreccin de Cristo (La Razn diario, 5/VII/69). El sabio suizo est en su
papel, y para eso estn los sabios suizos; pero no as el Monsiore del
Vaticano que declar de inmediato, para ponerse a la altura de los tiempos, que entregara los "documentos" a una "comisin cientfica". Se
i tama Molifer, y a lo mejor es tambin suizo. No record que la muerte
de Cristo est atestiguada oficialmente por el Centurin Romano ante
Pilatos, amn de otros testimonios hasta de sobra. Ahora falta que algn sabio santiagueo salga informando que en el "Santo Sudario" que
hoy devolvi a Santiago All'stero la Seora de Ongana, las manchas
de sangre fresca son vulgares manchas de caf negro.
OTROSI Violentos disturbios en la capital checa; violenta desobediencia en Irlanda; un violento huracn apellidado "Camila" hizo
estragos en la cuenca del Missisip, con centenares de muertos, millones
de heridos y billones de prdidas; pues en Yanquilandia todo se hace
en grande. Huracanes en el mundo, incluso en la pobre seora del mundo, la nueva Roma.
20 VIII 69 Se agita otra vez Praga, que nada podr contra Rusia;
la cual puede masacrar impunemente.
21 VIII 69 Segn la "Columna de la Juventud" de la nacin diario
la juventud nacional se dedica.o debera dedicarse a la fotografa, la
filatelia, el tango, y el coleccionar discos reos. Bon pro I!i tingui.
OTROSI Los diarios han comenzado a decir la verdad sobre Irlanda; es decir lo que dijimos modestamente el n- pasado; aunque algunos tinterillos continan haciendo gansadas con los "resabios de la
Edad Media, el fanatismo, y la intolerancia religiosa". Luis Bello publica
.:n la nacin diario dos artculos enteramente HONRADOS. Los disturbios de Irlanda tienen raz poltica; y el raign es Inglaterra. Despus
de haber explotado y tiranizado a Irlanda todo cuanto pudo, al tener
que largar mordida el Bull Dog despus de los levantamientos de 1916
y 1921, se ingeni para meter una cua en la nueva y antigua nacin,
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rompiendo su territorio. .Su. intervencin militar actual, completamente


ilegal, lo demuestra de sobra. El Bull dog no suelta mordida si no lo
apalean. Mas los irlandeses son capaces dello.
22 VIII 69 En su discurso en Montecasino. . . el jefe del gobierno
italiano, Mariano Rumor, declar existe un desasosiego que "alcanza a
veces los lmites del desarroi"; que un espritu de renuncia culpable
parece prevalecer en ciertos sectores de la conciencia pblica", aunque
agreg el panglossismo es la enfermedad de la democracia cristiana
la situacin "es difcil, pero no dramtica". Con ms claridad, los peridicos CORRIERE DELLA SERA y MESSAGERO han puesto el dedo
en la llaga al aludir a la ansiedad que suscitan convergencias de catjicos y comunistas, y sectores de la democristiana que se muestran favorables a una coalicin llamada por el Congreso Comunista de Bolonia
y los discpulos de Longo. Que esa ansiedad existe, tiene que admitirlo
hasta el mismo rgano del partido comunista, L'UNIT, que siguiendo
una tctica ya conocida, lanza un grito de alarma y amenaza a los que
propugnan un gobierno fuerte en Italia. No puede darse ms clara confesin de que aquello que los comunistas quieren es el gobierno que
tolere los desmanes estudiantiles, las tramoyas de los partidos, las huelgas y la agitacin subversiva. Slo as los comunistas han podido aumentar en estos aos de Gobierno Centro-izquierda el nmero de sus votos
y su paulatina infiltracin en sectores vitales. Y hablan de "conjura de
la derecha" cuando lo que el pas tiene ante los ojos es el estado de
subversin permanente creado por la izquierda en el poder y por los
comunistas en la c a l l e . . . " (FUERZA NUEVA, Madrid, n? 17).
OTROSI Las revistas yanquis nos enteran de una cosa estupefaciente : China Roja contrabandea oficialmente drogas narcticas derivadas del opio, incluso la nefasta herona, a Estados Unidos; para juntar
divisas en cantidades increbles (un billn dlares por ao) contaminando as a la juventud yanqui, Colegios y Universidades en f o r m a
maciza. El muy engorroso cultivo del opio (amapola) es la principal
agricultura de la China Comunista pues da ms divisas que el1 trigo.
El Part. Com. yanqui se encarga de la distribucin y venta de las drogas en los pases autollamados "libres". El Gobierno yanqui fracasa en
su lucha contra esta plaga, aunque gasta en ella millonadas. (Estudio
minucioso de la Dra: Susan Huck en "Amrican Opinin", Bostn,
Mayo de 1969).
23 VIII 69 Un polaco puercoespn, llamado Pirrusky o algo asn...
se enter estando en Pars que haban trucidado en Hollywood de un
modo atroz a su mujer, una sobrina, una prima, un cuado y un compadre. Otro beb de Rosemary.
24 VIII 69 Qu ms queran los africanos que matarse entre
ellos! Antes lo hacan, pero con ms dificultad; pero ahora con la democracia y las armas que les han facilitado los "occidentales", se despanzurran que es un gusto.
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24 VIII 69 El asesinato pblico y cnico de Vandor ha quedado


impune y echado al olvido por jueces y aun diarios. No es pas este
donde REINE la justicia. Entonces quin reina? Jesu Cristo?
Ni siquiera ese lacayo de la Justicia llamado el O r d e n jurdico;
vase los zafarranchos que hay en los Tribunales.
OTROSI Neta declaracin de la Embajada de Irlanda que corrobora lo que aqu hemos dicho desde el comienzo.
25 VIII 69 ' Carta del Dr. Alfredo Marengo de Crdoba fecha 19
VIII/69. "Envile con esta un recorte del diario "La Nacin" con un
poema de Jorge Matas Borges a LOS GAUCHOS; al cual llamo poema
por llamarlo algo, pues versos no son ni poesa tampoco puede decirse.
A nuestro parecer, son ingeniosidades con tres o cuatro mentiras acerca
de un asunto que Borges no conoce personalmente, como ninguna otra
cosa de esta vida, a no ser a travs de los libros. Aunque aqu tampoco
obedece a los libros sino a su permanente propensin perversa de rebajar o manchar todo lo que toca. Rugole en nombre del Instituto L. Lugones quiera publicar esta carta; o bien decorar Vd. mismo con su floida pluma este ltimo huevo de nuestro cisne o avestruz nacional Con
nuestra mayor. . . etc.".
Complacido el suscriptor, aunque quiz era mejor no decir nada.
26 VIII 69 Con dolor de muelas y malclormido, me importa un
bledo el paro en Crdoba, los ataques del Vietcong, los bombardeos
israeles, la resistencia checa, los protestantes del Ulster, la nueva constitucin del Brasil, la tensin en Amrica Central, los bancos del Uruguay, el viaje del Papa al Japn, la figura de Indira Ghandi, las "conferencias" de Illia, el premio dado a SEGBA, el P. Ismael Quiles, los
oragidos que se escaparon y el diablo a cuatro.
28 VIII 69 Israel acus a la UNNNNN de parcialidad. No puede
tener parcialidad quien es una pura inutilidad.
29 VIII 69 FRANCO y los estadistas espaoles han pensado bien
la futura "Constitucin" de Espaa, que consiste en cinco leyes fundamentales. Tendrn dificultades por supuesto, disidencias, oposicin, intrigas; pero el estado poltico y jurdico de la nacin est firmemente
asentado. Ver al nac. diar. de hoy, exposicin del Dr. Ortiz de Rosas.
30 VIII 69 Inglaterra es generosa y aun santa cuando le conviene.
Mientras el Ulster permanezca segregado de Irlanda, a la cual pertenece,
no le importa hacer "concesiones" a los catlicos (concederles parte de
ir suyo) y practicar la "tolerancia" que tanto cantaron y no practicaron
ellos antao. Entretanto el mismo Enviado ingls reconoce ahora que
c-s un conflicto poltico "antiguo" entre Unionistas y Nacionalistas:
"unionistas" con Inglaterra.
31 VIII 69 Santa Rosa de Lima, patrona de Amrica "y de
la Independencia", dicen los loquitores; la cual la tena muy sin cuidado
37

a la Santa. Patrona de la humildad, la oracin y la penitencia que andan escasas en Amrica. .. lo mismo que la independencia, por lo dems.
SEPTIEMBRE
1 IX 69 Per empat con la Argentina y por tanto perdi la
Argentina. No iremos a Cartagena: non ibis ad epstolam alienam, nos
quedaremos en casa. Qu tristeza, qu tristeza!
. . . Que era robado el partido / Tomronme de picado /
He perdido y me he cansado / Mil cosas habis perdido /
El descanso y el dinero / Qu haya juicio / Que del
cansancio haga vicio / Y tras un inflado cuero / Que el
mundo llama pelota / Corra ansioso y afanado? Cunto
mejor es, sentado / Mirar los pies a una sota! / Que
moler piernas y brazos! Si el cuero fuera de vino / Aun
no fuera desatino / Sacarle el alma a porrazos. / Pero
perder el aliento / Con una y otra mudanza / Y alcanzar, cuando se alcanza, / Un cuero lleno de viento! / Y
cuando una pierna rota / Brama un pobre jugador / Ver
al comps del dolor / Ir brincando la p e l o t a ! . . .
(Juan Ruiz de Alarcon, mejicano, comedia famosa
de "Las paredes oyen", 1627).
2 IX 69 Cerr la muestra pictrica del Dr. Jos Cataldo y no
pude verla por segunda vez culpa de mis achaques. Cataldo es tan buen
mdico como buen pintor. Yo no entiendo de pintura argentina y por
eso quera llevarlo a Baldomero Snchez que me dijera que si Spilinbergo, que si Berni, que si Fernando Fder. . . Pero puedo segn creo
ver si un cuadro es bueno o no; porque he visto detenidamente casi
todos los grandes museos del mundo ; y s que los cuadros de Cataldo
son muy buenos, las figuras, los paisajes, las marinas, que son lo que
ms me gusta: traslada el agua en todas formas como los m i s m o s
ngeles.
3 IX 69 Prosiguen por todo lo alto las ejecuciones de pistoleros
a cargo de la polica y de policas a cargo de pistoleros, en forma espordica y casual. Mejor sera se hiciesen como en las otras naciones civilizadas, en forma formal o sacral. O no? La pena capital no somos
los argentinos aptos a administrarla bien, deca el finado Ennis.
4 IX 69 El ministro de Difluxin y Turismo, Coronel Prmoli
declar con elocuencia en un almuerzo de la Prensa Extranjera que en
el pas hay libertad de prensa ("informacin" dijo cautamente); y cuando un periodista sac a relucir la clausura de "Primera Plana", dijo que
eso era debido al estado de sitio; porque hay libertad de prensa, pero
tambin hay estado de guerra. El otro retruc que entonces NO haba
libertad de prensa y el Prmoli dijo que s haba porque l as lo opinaba
y cada uno la piensa como la quiere; como ocurre con su apellido que
algunos acentan "Premli" y otros "Prmoli", ad lbitum.

5 IX 69 La revista prohibida PRIMERA. . . contra lo que dijo


de su "conducta" ayer el Cnel. Premoli o Prmoli, ha sido "amparada"
on facundia (una 80 pgs. grandes de alegatos y contraleggatos) por la
elocuente justicia argentina y ahora van a salir dos por falta de una.
La prohibieron despus de prohibir AZUL Y BLANCO; pero de este
nadie dice nada; porque result que la P. P. "daba trabajo". Trabajo
para qu? Porque trabajo tambin dan los lupanares, por ejemplo. Pero el cuitado de AZUL Y BLANCO no daba trabajo ms que al Gobierno,
aunque daba algo mucho ms importante que se fastidie, que para
eso hay estado de sitio, dijo Prmoli.
6 IX 69 Tener televisor es degradante, le dije a Mambra; no
porque ; yo lo sepa, pues televisor ni he tenido nunca ni conozco, sino
porque l me quera vender uno viejo para comprarse uno japons chiquito de dos jemes por uno. Y c m o sabe que es degradante?
Porque mi amigo Monseor Abdn Ferreyro compr uno y al p o c o
tiempo estaba enteramente degradado. Lo cual tambin fue improvisado,
pero no es mentira del todo.
7 IX 69 Secuestraron en Ro al embajador de la Unin, y pudieron por rescate que soltaran a 15 cuitadios que tenan encanados
por poltica; a lo mejor por gusto, como aqu. Y parece que la negociacin prospera y todo va a salir bien.
8 IX 69 La nacin diario anda muy atufada por los "piratas del
aire", una cosa parecida a la de arriba, y todava ms desinteresada;
contra los cuales prodiga toda clase de dicterios, desde "cobardes bandoleros" (lo cual ciertamente no son) hasta criminales siniestros.
Como cien atracos atmosfricos dice que han sucedido y se pasma.
Nosotros ciertamente no seramos capaces de hacer uno solo, ni siquiera con el avin de la nacin diario; pero no podemos evitar que nos
cause cosquillas eso de que un muysiseor avin de la Usa sea obligado
a visitar Cuba, donde los tratan caballerosamente como visitas de alto
coturno.
Ojal que la nacin diario se indignase igual con crmenes peores
que no isuceden en Miami sino aqu.
9 IX 69 Un da como hoy hace bastante ms de 5 aos el ingenioso hidalgo don Miguel de Cervantes Saavedra ley el Quijote, ya terminado, corregido e impres segn Navarro y Ledesma. Por qu no
habramos de hacer o por qu no hemos ya hecho una estatua al Manco
de Lepanto si hemos hecho una estatua al caballo de Garibaldi?
10 IX 69 Se muri el Rey Hi-Min-Ch.
Por haberse hecho champ
Un jueves de maanita
Contra del Bhagavad Ghita,
Que si espera al otro da
Todava vivira.
39

Ledo para

usted

LIBROS DE DEVOCION Destos libros (hoy da coquetamente


llamados "libros de espiritualidad") hay muchos publicados y pocos que
deberan: la razn desto se llama; el que selecciona hoy da los libros a
publicar (con perdn del galicismo) no es el sabio sino el comerciante;
o sea, el "EEEEEditor". Los lectores ven desde aqu las consecuencias,
sin necesidad del infolio que se podra escribir sobre ellas. Esta es una
de las caractersticas (la sacra imparticin del conocimiento en manos
del logrero) de nuestra hechicera poca, que ahora han dado en llamar
''atmica", despus de haberla llamado "blica" y "estpida" (L. Daudet). As que cuando me mandaron un buen libro de devocin para
"refichar" (como dicen en las redacciones) me dio por refichar de una
vez todos los que tena a mano. Y tambin por "rechiflar" un poco.
ALFREDO SAENZ Cristo y las figuras bblicas Ediciones Paulinas Bs. As., 1968 Estos editores no siempre aciertan, ni quizs
las ms veces; y han descomulgado o boycoteado al mejor escritor religioso que hay en el pas, pensando que como son religiosos, Dios les
va a perdonar, e incluso premiar, en lo cual se equivocan.
Pero aqu han acertado: este libro es bueno; y si no digo "excelente"
es porque el autor es amigo mo. Su lectura es docta, edificante y slida.
Fasea el retrato de Cristo que hay en el Nuevo Testamento por el Antiguo Idem, para interpretar e ilustrar Sus figuras; ayudndose de los
Santos Padres; y asentado en lo que estableci San Pablo : "Omnia in
i'igura contingebant illis": todo a ellos (a los hebreos) les aconteca para
ligura; o sea, que todo el Antiguo Testamento (se crea o no) se refiere
a Cristo. Todo, incluso el rapto de Tamar? Pues s seor, segn San
Pablo, todo; aunque no todo DIRECTAMENTE.
La idea del libro es pues la misma de Fray Luis de Len en otro
plano. Las figuras de Cristo consideradas son 11, desde Adn a Juan
el Bautista, incluidos el muy canallita de David y el frgil Salomn.
La realizacin est buena, correcta; aunque no tanto como la del clsico
desde luego. Pienso leerla dos veces.
ROMANO GUARDINI La esencia del Cristianismo Ediciones
Guadarrama, Madrid, 1959.
Uno de los estudios (el mejor de todos que yo sepa) que suscit
el libro no muy ortodoxo de Harnack "Das Wessen des Cristendom".
Guardini a m nunca me ha entusiasmado mucho; en lo cual no
dudo soy un poco excepcional; o sea "raro"; todos se hacen lenguas de
este talo-germano y lo ponen, como a los tres jayanes yanquis, en los
cuernos de la luna.
40

Pues ahora tambin har excepcin: ESTE librito me parece excelente.


A diferencia de Harnack que dictamin campanudamente q u e la
esencia del Cristianismo era el considerar a Dios como un Padre; Guardini dice que la esencia del cristianismo es. . . que la esencia del cristianismo es el Hijo; o sea, que Jesucristo es no solamente el que trae
al mundo la Revelacin cristiana, sino la misma revelacin cristiana
entera y verdadera. En la base de las otras religiones tenemos a un tipo
que se proclama el mensajero de Dios, el enviado de Dios, el Profeta;
c incluso (en el caso de Bhudda) el Revelador capaz de revelar algo a Dios
mismo; pero viene Cristo y dice que l es la Revelacin, vivita y coleando "Yo soy la Va la Verdad la Vida"; no "yd traigo la verdad, yo dispenso la vida", nones, YO SOY.
O sea, que nosotros seguimos por ejemplo la doctrina de Aristteles; pero no propiamente la doctrina de Cristo sino la PERSONA de
Cristo; porque la doctrina de Cristo consiste en lo que podemos conocer
o averiguar acerca de la persona de Cristo; y conocer a Cristo (contra
lo que Harnack, gran sabidor de cosas de Cristo, crea) consiste en
imitar a Cristo. De modo que el Cristianismo no es a modo de una escuela filosfica sino ms vale a modo de un partido poltico; como
bien dijo Newman y reiter toda su vida el pobre Suren Kirkegord.
Mejor todava que un partido poltico, el Cristianismo se parece a
una peregrinacin en masa detrs de un Seor que muri hace 20 siglos. . . una peregrinacin empinada.
Bien, si eso es en el fondo lo que Guardini dice por qu no lo
dice as; y dice por ejemplo que "el anlisis de la Conciencia de Cristo,
si eso pudiese hacerse, manifestara un vislumbre de Absoluto"?
Pues simplemente porque Guardini es alemn; y un alemn, por lo
menos! cuando es un sabio, si hay una cosa clara, mete la mano, la revuelve, la vuelve oscura y escribe un libro.
Porque Dios hizo a los alemanes para entender solamente las cosas oscuras (y Guardini, pese a su apellido era "kerndeutsch") a l o s
franceses para entender solamente las cosas claras y a los argentinos
para entender lo que Dios y JAUJA les d a entender.
Quede sin embargo, por sobre toda fioritura y broma, que este libro de G. es excelente.
ROMANO GUARDINI El Seor 2 tomos 5a. edic. Ediciones

Rialp Madrid 1963.


Dije antes que no todas las obras del alemn nacido en Verona me
entusiasmaban. Tiene talento y doctrina, no se puede negar, pero no
tiene ni pizca de italianidad. Gran muestra de la teora de De Bonald
de "No con quien naces sino con quien paces".
Pr ejemplo, los dos tomos que tengo delante, no es encaje de Flandes ni oro de Indias; sin embargo haylos peores. Por ejemplo otra vez,
"Les fins derniers" (Editions Du Cerf) en cuya tapa escrib: "Libro
abstracto e hinchado. Guardini es un pedantn", cuya ltima palabra
41

debo retirar ahora, pues veo es injusta. O bien su libro sobre Dostoiewski; es chato y contiene un disparate; el decir que al trasluz del personaje de la novela "El Idiota" se ve a Jesucristo. En todo caso se podra
ver a un Francisco de Ass i n f o r m e . . . antes de su conversin. Otros,
su libro sobre Pascal (por qu no deja en paz a los genios y se mete
solamente con sus congneres?) editado por Emec Editores con el ttulo algo cambiado, en cuya "fly-leaf" escrib: "Es mediocre crtico, mediocre escritor y mediocre filsofo: una especie de Sciacca alemn. El
no haber entendido "El Instante" de Kirkegord es sntoma mortal". Pero
dos aos ms tarde rele el libro y me arrepent del juicio anterior y lo
correg en esta f o r m a :
. . . Guardini es ledo y escrebido y slidamente cristiano. He tenido la satisfaccin de ver que lo que ense
acerca de Pascal en 1954 en el IEU (Colegio del P. Meinvvielle) coincide con esto. Pascal muri catlico y no fue
nunca jansenista del todo. Y al final, nada.
Sin embargo me parece que G. le carga la romana: porque omite el lado poltico del barullo, las medidas coercitivas injustas, y los errores fatales de los jesutas que
poco ms tarde haban de acarrearles la expulsin, y la
supresin.
No obstante Pascal era el genio, y por tanto tena la
obligacin de ser mayor que sus enemigos (y lo fue al final) y realizar l la sntesis que los otros no realizaban.
La sntesis no se realiz (aunque Pascal salv su alma)
y en consecuencia tanto los jansenistas como los jesutas
fueron destruidos.
Por qu la sntesis no se realiz es el secreto de Dios,
puede porque tanto Pascal como Saint-Cyran murieron
en camino. Si se echa la culpa desto a Pascal, es fcil
defenderlo con su enfermedad y gravsimas dificultades
de todo orden. Tambin Dios solamente sabe porque el
mayor libro de apologa del Cristianismo en los tiempos
modernos no lleg a escribirse".
Queda que el complicado anlisis de G. ni es claro ni parece del
todo exacto. Penetra ms que el igualmente largo de Sainte-Beuve, que
es ms claro; pero el gran crtico no tiene la fe catlica. Queda tambin que el "caso Pascal" es dificultoso; en lo que concierne a su
interior.
KARL ADAM La esencia del Catolicismo Cuando yo era joven
(es decir, cuando sali este libro en la "Biblioteca de Doctrina Cristiana" de los salesianos, vol. XXIIII) me dijeron tena que leerlo porque era un nomplusultra y puro oro molido. Yo empec, pero lo dej.
Ahora lo he ledo todo y veo tena ms razn cuando joven.
Pertenece al "genre ennuyeux": pot-pourri apologtico.
No responde al ttulo: son consideraciones (divagaciones) acerca
42

de varios puntos de la religin, fundamentales o no; en tono oratorio


o ditirmbico bastante desordenado.
Por supuesto lo que dice es verdadero : pero manoseado. No hay
cosa peor que convertir las cosas sacras en palabrera y lugares
comunes.
Escrito segn el autor para "estudiantes universitarios protestanes", en realidad pide lectores ms devotsimos que seis monjas juntas,
y sobre todo muy pacientes.
Otros dos libros con el mismo ttulo o tema, de Loisv heterodoxo
y de Lippert ortodoxo^ omito; porque no andan entre nosotros.
A. D. SERTILLANGES o. p. La Iglesia, dos tomos Editorial
Difusin Bs. Aires, sin fecha.
Otro libro de devocin falluto; lo cual me extraa sobremanera,
pues Sertillanges sabe ser inteligente; por ejemplo en "La Vie Inteiiectuelle", "Le Cathechisme de l'Incroyant" y su magno estudio sobre
Toms de Aquino.
APOLOGETICA es la teologa ms desgraciada; o almenos la ms
propensa a desgraciarse. Aqu es casi pura retrica.
Escribir un tratado sobre la Iglesia ignorando a Kirkegord es mofarse del mundo.
Escribir libros "esenciarios" sobre el IDEAL, LO QUE DEBE SER,
o el CONCEPTO de un ente cualquiera, es fcil poco til. Lo que interesara de la Iglesia es la Iglesia, es decir, QUOD EST, libros existenciales; como hicieron p. e. Len Bloy, Bernanos, y el alemn Boeell
en "Einsicht eines clowns".
Aunque tenga talento, cuando un hombre se lanza por este Mare
Tenebrosum, o si quieren Nimis Luminossum hace monsergas, como
Tihamer Toth o el yanqui What-his-name. . . ah, un Fulton no s
cuantos.
PABLO SIMON Lo humano en la Iglesia Plantin, Bs. Aires,
1951. Traduccin Juan Carlos Ruta.
Me parece demasiado lo que puso en la tapa el poeta platense que
me lo regal, a saber:
Es una vaca rumiante
Que rumia estopa
En una forma cargante
Para Amrica y Europa.
Que el libro es cargante y poco inteligente, es indiscutible.
"Estudio previo" "Las tentaciones de Jess" "La humanidad
de Jess" . . .Qu es lo propiamente humano de la Iglesia?" , . .
"La crtica, de la Iglesia en los tiempos modernos" "Las cinco llagas
ae la Iglesia segn Antonio Rosmini" "Los obstculos para la propagacin de la Iglesia en Inglaterra, segn Manning". . . "Las acusaciones del siglo XX". . .
43

El libro vale poco; pero el epigrama del platense es desmesurado.


El libro puede servir para enterarse de las famosas 5 Llagas, que hoy
aun vigen e incluso se han convertido en Plagas. Pero las respuestas
apologticas del Autor son pobres e ineficaces a veces.
El traductor no sabe castellano; lo bastante.
Con esto nos parece hemos puesto bastante ejemplos de "libros de
religin" o de "espiritualidad". Hay demasiados, y pocos buenos. Pido
a Dios no me deje anegar en ese aluvin. Por lo dems, en todos los
gneros salen demasiados libros hoyda.
ALBERTO O. CORDOBA: Los escritos postumos de Alberdi.
Theoria Buenos Aires, 1967.
Aunque parezca mentira, la de Juan Bautista Alberdi es una figura
de nuestra historia que todava tiene que ser revisada, revalorado, y que
debe serlo oh paradoja! contra sus propios apologistas, contra
quienes a trochemoche la invocan. No hay que indignarse: lo propio
acontece con otros hombres pblicos del pasado, como Sarmiento, como Echeverra, como Estrada, que parcializados, y por lo tanto tergiversados, corren en manuales e historias, y en la prensa corriente, en
versiones que padecen el pecado capital de no ser completas, es decir,
imparciales. Y vaya sin embargo que hay gente que se llena la "Boca
hablando de ellos! Pero cada cual destaca lo que le parece bien, lo que
ie conviene, lo que se acuerda con sus propias ideas. Irrespetuosamente, a los proceres se los utiliza para validar o cohonestar determinados
hechos o actitudes del presente.
No obstante estar incluido en el santoral patrio y de ser puntualmente reverenciado en la escuela, Alberdi, el verdadero Alberdi, todava
no ha trascendido a la gran masa. Desde el momento en que se puso
al servicio del gobierno de la Confederacin, desde los das de la guerra
del Paraguay, desde la hora en que se volvi contra sus antiguos compaeros y les enrostr agriamente sus verdades, Alberdi sigue estando un
poco en la proscripcin, pero ya no voluntaria como la que l eligiera
en pleno uso de su albedro. Despus de su muerte se lo sigui cuestionando^ Y en los das actuales, en que investigadores e historiadores imparciales pretenden rectificar su biografa sin ocultaciones ni deformaciones maliciosas, inevitablemente la reaccin antialberdiana, 'veces por
boca de los propios titulados alberdianos, surge de nuevo.
Ostensiblemente, luego de los trabajos de Fermn Chvez y L u i s
Alberto Murray, se ha formado una corriente favorable a la divulgacin
de la faz menos conocida de Alberdi. El de los Escritos Postumos, por
ejemplo, aquellos escrito que hacen sangrar la piel de muchos intocables de la historia y que nos muestran a un Alberdi no por ignorado
menos lcido, menos apreciable que el slo perpetuamente ensalzado
por quienes en l nicamente adoran ciertos ngulos, ciertas ideas que
se corresponden con las suyas propias. Ese Alberdi que muestra comprensin y respeto por Rosas, ese Alberdi vuelto contra Sarmiento y contra Mitre, ese Alberdi que rectifica, ante el empuje de los hechos y la
44.

leccin de la experiencia, sus formulaciones tericas del ayyer, es el que


sigue molestando, el mismo contra el cual se sigue ocultamente batallando.
Cuando se publicaron los Escritos Postumos de Alberdi argyse
que se haca un flaco servicio a la memoria del autor. Sin duda el servicio era flaco, pero no precisamente para la fama de Alberdi. Se dijo
y se sigue repitiendo hoy que tales escritos, inconclusos o en borrador
o meras especulaciones de una vejez intelectualmente vencida, no eran
a propsito para publicarse ni estaban destinados a ello por su autor.
Uno se pregunta, empero, para qu los conserv Alberdi hasta su muerte, ni dio orden de destruirlos, si tan poco valor esencial o formal tenan. Los impugnadores de la publicacin de los Escritos se valen de un
argumento a primera vista impresionante cuando afirman que el propio
don Juan Bautista dispuso, en su testamento, que fueran quemados en
presencia de su albacea.
Don Alberto Octavio Crdoba ha publicado un libro ms bien breve, sin oropel literario, verdad, pero claro, preciso, contundente, definitivo, que contribuye a esclarecer la cuestin en forma terminante, a
mi juicio. El nombre del autor est en cierto modo ligado con la memoria de Alberdi; en Junio de 1883 otro Crdoba, don Benjamn Octavio Crdoba, figura entre los firmantes de una invitacin a formar una
comisin encargada de todo lo referente al traslado de los restos de
don Juan Bautista al suelo natal. Junto con l suscriban la nota, Arturo
Reynal O'Connor, Manuel Bilbao, Vicente Fidel Lpez, Digenes Urquiza y Miguel Navarro Viola, entre otros.
Y es cierto no ms que Alberdi mand destruir esos documentos.
Lo hizo en su primer testamento, de los cuatro que redact; en los siguientes no se refiri para nada a la cuestin y en el cuarto y definitivo
estamp una clusula concluyyente al decir que l revocaba todo otro
existente con anterioridad. Esa ltima voluntad la escribi a su regreso
en Francia, cuando se alej definitivamente de la patria, herido por los
ataques que no cesaban de prodigarle algunos de sus adversarios. Su
estado de nimo en esos momentos, como recalca con oportunidad el
Sr. Crdoba, debi ser muy distinto de cuando hizo los anteriores testamentos.
Otras circunstancias esclarece y divulga el autor en su interesante
libro, coronado con el apndice documental .con que testimonia sus afirmaciones. Detalla cmo se hizo la publicacin del los Escritos Postumos
la opinin adversa a ella vertida por Ernesto Quesada con ese motivo
y la reaccin protagonizada por don Manuel Alberdi, hijo de don Juan
Bautista, quien para poder publicar un artculo en que responda al
conocido polgrafo tuvo que recurrir a los buenos oficios de David Pea,
quien lo hizo insertar en un diario de Rosario, pues los de Buenos Aires
se negaron a hacerlo. Y era el hijo del procer, circunstancia que nadie
poda ignorar en aquella poca!
Aprovecha la oportunidad el autor de este libro para encarecer la
necesidad opinin que muchos compartimos de una nueva edicin
45

de los Escritos alberdianos, pero integral, pues queda todava mucho


papel indito, incluido el riqusimo epistolario. Slo cuando esa edicin
se haga, con todos los recaudos, se habr cumplido con la memoria de
don Juan Bautista y se habr hecho algo ms que elogiar vanamente
una parte de su personalidad, la que a sus pretensos admiradores
conviene.
LUIS SOLER CAAS
RICARDO PICCIRILLI: Argentinos en Ro de Janeiro, 1815-1820.
Editorial Pleamar. Coleccin Testimonios Nacionales. Bs. Aires, 1969.
No cabe duda de que la poca y los temas que el profesor Ricardo
Piccirilli enfoca en este libro resultan de sumo inters para los estudiosos de nuestra historia. Tampoco cabe negar el aporte que significan
la publicacin, en nutrido apndice, de una serie de documentos procedentes en su mayora del Public Record Office ingls, hasta a ' h o r a
inditos. En ese sentido la obra del profesor Piccirilli ofrece indudables
atractivos, en cuanto contribuye mediante la documentacin de refelencia a esclarecer en buena medida la forma en que actuaba el diplomtico Jos Manuel Garca personalidad discutida y de algn modo
contradictoria al frente de la representacin de las Provincias Unidas
en Ro de Janeiro; y tambin contribuye a poner de relieve la confusin,
el desconcierto y la desorientacin con que nuestros hombres pblicos
del momento, llmense Pueyrredn, Garca o Alvear, se movan en una
poca ciertamente difcil.
Aqu lo vemos a ste ltimo, por ejemplo, dirigindose a las autoridades espaolas en una gestin enderezada a hacerse perdonar el pecado de haber optado en a l g n momento por la independencia de su
patria; y eso, despus de haber implorado la "proteccin" britnica. ..
Aqu lo vemos a Manuel Jos Garca, diplomtico novato, movindose
en gestiones dificultosas, no siempre claras e incluso curiossimas, como
la emprendida con un diplomtico ruso a travs del cual nuestro representante pretenda influir sobre la poltica del zar en lo que pudiera
tocar a la independencia americana. Y vemos a varios de nuestros hombres pblicos enceguecidos sin remedio en su posicin antiartiguista.
Tambin se traslucen a travs de esta documentacin los afanes de
Espaa por recuperar sus antiguas colonias y la ambicin portuguesa,
sempiterna, cernindose sobre la Banda Oriental e incluso pretendiendo
avanzar hasta las mrgenes del Paran. Tambin por ah se lo ve complicado a nuestro antiguo conocido de las Invasiones Britnicas, Beresford, quien segn parece aunque no surge aqu, precisamente, de
los documentos presentados por el profesor Piccirilli algo tuvo que
ver, o mucho, con la invasin del general portugus Lecor a la Banda
Oriental.
A nuestro juicio estos documentos por s solos no dan la clave de
los acontecimientos ni aclaran del todo el panorama de la poca, pero
constituyen aportes de importancia para ello. Combinados y relacionados
con otras masas documentales nos darn, un da, el relato c i e r t o de
46

aquellos aos. Entretanto sealemos que mientras todava se sigue re


prochando a Juan Manuel de Rosas el que ostensiblemente no figurase
entre los partidarios de la revolucin de Mayo ni siquiera puede probarse que haya sido en realidad contrario a ella, se hace la vista gorda
-obre las defecciones y claudicaciones de quienes todava no vacilaban
en volver la mirada en busca de amparo a la corona espaola. . . Sealemos igualmente cmo el imperio britnico, servido por una diplomacia incomparable, estaba perfectamente al tanto del movimiento y el pensamiento de nuestro gobierno y de sus Cndidos agentes en el exterior;
y tan es as que para poder escribir acerca de esa etapa de nuestra historia se torna necesario acudir a los papeles que tal vez no hemos encontrado en los archivos argentinos pero fueron guardados escrupulosamente en el britnico, enviados por sus espas, hbiles en sorprender
correspondencias ms o menos secretas. Es que el Foreign Office, como
dice el profesor Piccirilli, estaba "empeado en observar la marcha de
los pueblos de Amrica Latina, a la cual no haba cesado de explorar,
dividir y aprovechar a travs de un proceso secular y pinge de su hegemona mercantil".
Todo esto dicho, aadamos que lo ms dbil del volumen nos parece
en verdad la introduccin del recopilador, quien no llega a nuestro juicio
a conclusiones precisas ni marca un panorama claro y preciso de aquellos das, adems de exponer en. una prosa no siempre asequible. Finalmente es menester indicar dos fallas en la composicin del volumen que
no pueden pasarse por alto: la discontinuidad existente en el texto del
profesor Piccirilli entre las pginas 52 y 53 y la reiteracin de una lnea
de composicin con la consiguiente prdida de otra en el documento
transcripto a pgina 192. Una fe de erratas hubiera salvado oportunamente estas fallas que deslucen la edicin, en general buena y muy pulcra.
LUIS SOLER CAAS
SOBRE GAUCHOS NO HAY NADA ESCRITO
Cualquier ocasin es buena para decir macanas, pero el cronista de
cine de La Prensa encontr el pasado 15 de agosto una de las mejores,
al comentar la pelcula Don Segundo Sombra, del director Manuel Antn.
Escribe el mencionado periodista: " . . . a u n q u e e s t e poema sea, a
nuestro juicio, de jerarqua inferior a la obra de Giraldes".
El poema en cuestin es el Martn Fierro de Hernndez; la obra
de Giraldes, "de mayor jerarqua", Don Segundo Sombra.
Con eso y estarlo leyendo, no lo poda creer. No se tratara de una
comparacin entre las respectivas versiones cinematogrficas, la de Antn
y la que perpetrara Torre Nilson con el resultado conocido?. Ya se
sabe, esas crticas apresuradas, escritas a las taitantas de la madrugada...
Un colega del periodista anterior me sac de la duda, en el Noticiero de ese medioda mismo, por Canal 13. El tambin "coincida con
la apreciacin de su colega de "La Prensa" en lo que se refiere a la valoracin de ambas obras literarias.
47

$
Vamos a dejar de lado las respectivas cintas, que no vi ninguna de
las dos, ni pienso. La declarada preferencia de ambos cronistas (uno de
]os cuales tuvo buen cuidado en apuntalarla con loas a Borges y a una
tal doa Victoria, de la cual juzg oportuno no mencionar apellido, gracias lo /cual no s de quien se trata, es sintomtica).
"La Prensa", Canal 13 y Borges prefieren esa especie de To Tom de
las Pampas que viene a ser Don Segundo Sombra, el gaucho ya civilizado por el liberalismo, a quien se le ha enseado cual es su lugar en
el pas de las vacas gordas y los peones flacos, como d e c a . . . (perdn).
Mi me lo comparen con el hirsuto y pendenciero Martn Fierro, siempre
cuestionando la autoridad, retobndose siempre en el cepo! Un malandrn, si hemos de creer a Torre Nilson.
Y a propsito de "Babbs" saban ya que prepara para el bo una
vida de San Martn? Va a salir una gran pelcula. Como que segn declar en Enero de este ao Torre Nilson (ver Primera Plana N 15, pg.
4 ) : "Ahora que estoy metido dentro de la vida de San Martn he notado algunas similitudes entre su carcter y el Presidente Ongana. La
seriedad, el protocolo, la firmeza, la sonrisa remisa y escasa, la adustez.
Siempre que San Martn hablaba deca cosas transcendentales, medidas, grandilocuentes; Ongana t a m b i n habla as con firmeza y sin
exageraciones".
,E1 Martn Fierro de Torre desencaden el Segundo Sombra de Antn, da miedo que su San Martn incite a alguien'' a filmar la vida d e . . .
i La pucha, se me acab el espacio! Otra vez la sigo.
(B. S.)

EPIGRAMAS
Quin sufre un cochero exento
cuya lanza cocheril
rompe ms entre cristianos
que entre moros la del Cid?
JUAN RUIZ DE ALARCON
Envi Martn Morata
(Tmperley)

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