La Biblia y La Palabra de Dios de Jonathan Aly
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Quizs el ttulo de este artculo parezca confuso. Tiene sentido plantear una distincin
entre la Biblia y la Palabra de Dios? No se trata acaso de sinnimos? A qu se refiere esa
y del ttulo que separa los trminos?
Personalmente, tard aos (tres al menos) en animarme a cuestionar si la Biblia y la Palabra
de Dios eran la misma cosa. Nunca puse en duda que Dios mismo se revela al ser humano a
travs de la Palabra de Dios, pero es eso lo mismo que decir que lo hace a travs de la
Biblia? Independientemente de los mecanismos de defensa que utilizaba para sostener la
equiparacin entre lo que llamamos Escrituras y la revelacin de Dios, lo importante era el
motivo por el cual lo haca: tena la sensacin de que si cuestionaba tan slo un punto de la
Biblia, entonces toda se caera; y si ello llegaba a suceder, qu hara entonces con mi fe?
Cmo podra creer en Dios sin tener un fundamento slido acerca de cmo es l y qu
quiere de m? La verdad es que fue un proceso largo, y en algunos momentos bastante
problemtico.
El primer paso en ese camino fue reconocer que no puedo llamar a la Biblia Palabra de
Dios, si ella misma llama as a Jess: En el principio era la Palabra y la Palabra era
Dios () Y se hizo carne y puso su tienda en medio nuestro (Juan 1:1,14). La Palabra de
Quiera Dios que no tengamos miedo. La duda no mata la fe, la fundamenta. La libertad no
lastima, nos abre horizontes. A veces duele, no voy a negarlo, porque las seguridades
trabajadamente constituidas nos son agradables de perder. A veces hasta implican alejarse
de amistades o lugares de pertenencia. Pero podemos confiar en que no estamos solos, sino
que hay muchos que por todo el mundo nos acompaan en nuestro viaje, haciendo de
comunidad que nos cuida, incluso muchas veces del error. Y que, fundamentalmente, Aqul
en quien confiamos estar con nosotros, todos los das, hasta el fin del mundo.
Cmo leer la Biblia, entonces?
Cabra aclarar, primeramente, que la Biblia no pretende ser racional (al menos en sentido
moderno), literalmente cierta, ni histricamente correcta. La idea de verdad que los
escritores bblicos tenan era bien distinta a la de la modernidad: tanto los liberales como
los fundamentalistas de los siglos XVIII y XIX comparten el mismo ideal de verdad, aqul
que afirma que es verdad todo aquello que condice con la realidad. Por tanto, el
fundamentalista sostendr hasta las ltimas consecuencias la veracidad histrica de la
Biblia, del mismo modo que el liberal la negar calificndola de mito por no
corresponder con sus descubrimientos cientficos. Lo que ambos no vieron, es que en el
fondo decan lo mismo. Sin embargo, para los tiempos bblicos la concepcin de verdad no
tena que ver con la descripcin positiva de la realidad (es decir, desde la perspectiva del
positivismo), sino con el recuerdo de aquello que era importante. La verdad era el memorial
de aquello que nos hace nosotros. Por ejemplo, en griego verdad se dice aletheia
(etimolgicamente, no olvido); del mismo modo, tanto el pueblo hebreo como el
cristianismo incipiente hicieron un fuerte hincapi en el memorial (hagan esto en memoria
de M). La verdad racionalista, heredada del positivismo, se queda en lo fenomnico, en la
descripcin de lo que se ve a simple vista; mientras que la verdad de los tiempos bblicos
apunta a lo profundo, a verdades que no son descripciones. En ese sentido, el mito no es
una mentira, sino otra clase de verdad. Los relatos de la creacin de Gnesis 1 y 2, por citar
un ejemplo, hablan acerca del carcter del Dios en quien los hebreos crean y en cmo
deban relacionarse con l. sa es la verdad que transmiten, y no la descripcin cientfica
de la historia del mundo. La Biblia transmite verdad no porque narra acontecimientos
histricamente ciertos, sino porque nos habla de Dios y del ser humano. Porque nos
transmite lo que signific que el logos se haya hecho carne y haya puesto su tienda entre
nosotros. Es una verdad mucho ms rica y profunda que la de los manuales de historia.
Cuando leemos la Biblia debemos recordar que estamos leyendo un libro que contiene la fe
de comunidades, y que por tanto cuentan sus historias con un propsito teolgico, no
histrico- cientfico.
Qu hacer, entonces, con los sistemas legales que encontramos en la Biblia?
El mensaje central de Jess bien puede resumirse en el amor. En este sentido, amar no es
UN mandamiento ms. Es el NICO mandamiento. El problema est en la casustica de ese
mandato, es decir, cmo se lleva a la prctica. Y ah es donde es difcil ponerse de acuerdo.
Porque la Biblia no es un manual del ser cristiano, sino el testimonio de la Palabra de Dios,
que es Jess, el Cristo. De lo que se trata, es de actualizar ese testimonio al contexto, con lo
cual, la prctica de amor y justicia no se establece de una manera predeterminada, sino que
vara segn la situacin vital: algo que fue liberador en algn momento, puede convertirse
en opresivo en otro. Por eso mismo es que no sirve de nada citar versculos para determinar
cul es la manera correcta y cul la incorrecta: no por falta de conocimiento bblico, sino
porque all se expresan las diferentes maneras en que diversas comunidades a lo largo del
tiempo entendieron que deban cumplir ese mandato, pero que hoy no necesariamente tenga
que ser de igual forma. En resumen, Dios nos manda amar del modo en que Jess manifest
ese amor, pero la Biblia no es un manual de cmo hacerlo, sino slo un testimonio de cmo
l lo hizo. La exgesis permite actualizarlo a nuestros das.
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[1] El cristianismo pretende tener su fundamento en la revelacin de Jess como el Cristo
como la revelacin final. Esta pretensin genera a la Iglesia cristiana, y donde ya no existe
tal pretensin, el cristianismo ha dejado de existir. La palabra final de la locucin
revelacin final significa ms que ltima. El cristianismo ha afirmado a menudo, y
debera afirmarlo siempre, que existe una revelacin continua en la historia de la Iglesia. En
este sentido, la revelacin final no es la revelacin ltima. Slo en el caso de que ltima
signifique la ltima revelacin verdadera, puede interpretarse la revelacin final como la
revelacin ltima. No puede haber revelacin alguna en la historia de la Iglesia cuyo punto
de referencia no sea Jess como el Cristo. Si se busca o acepta otro punto de referencia, la
Iglesia cristiana pierde su fundamento. Pero revelacin final significa ms que ltima
revelacin verdadera. Significa la revelacin decisiva, culminante, insuperable, aquella que
es el criterio de todas las dems revelaciones. sta es la pretensin cristiana, y sta es la
base de una teologa [verdaderamente] cristiana (Paul Tillich, Teologa sistemtica, Tomo
I. Sgueme. Salamanca, 1982. Pg. 176).
[2] El elemento sacramental-sacerdotal de la revelacin universal tiende a confundir el
medio y el contenido de la revelacin. Tiende a transformar el medio y sus excelencias en
contenido. Tiende a hacerse demonaco, ya que lo demonaco es la elevacin de algo
condicional a una significacin incondicional (Ibid. Pg. 184-185). La idolatra es la
perversin de una verdadera revelacin; es la elevacin del medio de revelacin a la
dignidad de la revelacin misma (Ibid. Pg. 177). dar un ejemplo: en el mismo texto
bblico se relata cmo Dios se manifest a Moiss a travs de una zarza ardiente. Ahora
bien, lo que era imprescindible preservar para las generaciones posteriores era el contenido
de esa revelacin, y no el medio a travs del cual esa revelacin tuvo lugar! Porque, de ser
as, hoy en da tanto judos como cristianos tendramos zarzas en nuestros templos, en vez
de una promesa de liberacin.
[3] Toda experiencia reveladora transforma el medio de revelacin en un objeto
sacramental, ya sea un objeto de la naturaleza, un ser humano, un acontecimiento histrico
o un texto sagrado. Es funcin del sacerdote conservar el objeto sacramental y mantener
vivo el poder de su revelacin original haciendo que nuevos individuos, nuevos grupos y
nuevas generaciones entren en la situacin reveladora. El material simblico utilizado,
transformado e incrementado por cada revelacin posterior y, asimismo, por la revelacin
final [Cristo], se acrecienta a partir de la conservacin y de la continuacin sacerdotal de
los acontecimientos reveladores. Ningn profeta podra hablar segn el poder de una nueva
revelacin, ningn mstico podra contemplar la profundidad del fondo divino, ninguna
significacin podra ser conferida a la aparicin del Cristo, si no existiera esta substancia
sacramental-sacerdotal (Ibid. Pg. 184).