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INTRODUCCIN
Lo que pretendemos en este apartado es situar el trabajo dentro de su contexto,
dentro de sus limitaciones, en funcin de las cuales puede decirse que se busca
un acercamiento a la realidad, a las mil caras a travs de las cuales puede
verse cmo se desarroll la vida en un tiempo tan crucial y tan especial como
fue el de la Guerra Civil espaola . Pensamos que una de esas caras puede ser
la que nos presenta la prensa.
El concepto de vida cotidiana nos parece ambigo por su amplitud Qu
es la vida cotidiana?, Puede ser el desenvolvimiento diario de las instituciones
y el trabajo, la vida religiosa y econmica? o las formas de diversin, costumbres y tradiciones?.
Creemos, adems, que es difcil desligar la vida cotidiana del trasfondo polticoideolgico y socio-econmico del momento y que, en todo caso, era inevitable
que la guerra se hiciera presente, se introdujera profundamente en el discurrir
diario de la vida . De hecho,la guerra se hace sentir en todos los mbitos : en
las condiciones de trabajo, las posibilidades econmicas, el clima de exaltacin
patritica, la libertad de movimiento, diversiones y costumbres . . . Por ello, la
orientacin dada al trabajo responde al deseo de analizar aquellos aspectos que
rompieron lo cotidiano, la ruptura de la normalidad en funcin de las circunstancias excepcionales que se vivieron.
El estudio de los peridicos ofrece amplias posibilidades de anlisis : anuncios, crnicas de los pueblos, apartados dedicados a actividades religiosas, registro
civil, carteleras de cine, espacios de sucesos y compraventas, gacetillas, comunicados de organismos oficiales y privados . . ., e incluso artculos sobre distintos
temas . Hemos intentado abarcar aspectos muy diversos, pero la prensa da mucho
ms de s ; es un campo abierto que es necesario profundizar y completar con
el estudio de otras fuentes archivos pblicos y privados, militares y eclesis-
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VARIOS AUTORES
1 . P . VILAR : La Guerra Civil espaola . Barcelona, 1986 . E . MALEFAKIS: Reforma agraria y revolucin campesina en la Espaa del s . XX. Barcelona, 1980 .
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de 1936 con la Espaa del s . xtx, en concreto desde 1808 . Para ellos, la guerra
civil es resultado de la acumulacin de viejos problemas no resueltos . Es desde
la Guerra de la Independencia cuando se presenta de manera clara el concepto
de las dos Espaas polarizacin poltica que viene dada por un enfrentamiento
conservadores-liberales y que refleja las dificultades de adaptacin a los cambios
polticos, econmicos y sociales que se estaban produciendo en Europa . Con
el problema carlista se pasa a hablar de las tres Espaas y a medida que avanza
el siglo xx se van aadiendo nuevos elementos de presin movimiento obrero,
regionalismos, catolicismo social, extrema derecha, . .. de modo que los
problemas resurgen con mayor intensidad y complejidad . La Repblica trat
de dar un cambio sustancial a la vida espaola afrontando los problemas militar,
religioso y autonmico, a la vez que pona en marcha la reforma socio-econmica.
Si bien es cierto que este ambicioso programa provoc un ambiente de tensin
e incertidumbre, los partidarios de esta postura consideran que no se puede
achacar a la Repblica ni a los republicanos la responsabilidad de la guerra,
que recae en las condiciones histricas y los dirigentes del pasado, de forma
ms inmediata en los conspiradores militares . Siguiendo a Malefakis se dira
que la mayor responsabilidad recae sobre aquellos que no aceptaron un cambio
social de tal magnitud y tenan a su disposicin importantes medios de coercin
y la disciplina para emplearlos de manera eficaz.
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VARIOS AUTORES
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Trabajo. Las Bases fueron confeccionadas exclusivamente por los obreros y los
patronos recurrieron contra ellas alegando que no respondan a la realidad econmica de la provincia (ver Anexo 1) . Lo cierto es que en el mes de julio las huelgas
se intensificaron en funcin del incumplimiento de las Bases y el Gobierno Civil
intent evitar en lo posible estos conflictos actuando de mediador, pero se vio
en la necesidad de acudir al ministerio de Trabajo, que envi una circular estableciendo tres normas de obligado cumplimiento:
No utilizar mquinas para la siega.
Jornada de ocho horas.
Orden de inscripcin en las Oficinas de Colocacin.
Los problemas del obrero en la capital y en la zona minera tuvieron doble
vertiente: el paro y el tema de los readmitidos.
La falta de fondos para poner en marcha las obras necesarias que dieran
trabajo a los parados se hizo especialmente sensible . Autoridades provinciales
y parlamentarias solicitaron reiteradamente la concesin de fondos para dar
comienzo a proyectos de canales y carreteras, trabajos de repoblacin forestal,
construccin de edificios y otras obras pblicas alegando que el hambre y la miseria
se iban acrecentando en la provincia y que las circunstancias de los ltimos temporales de lluvias haban agravado la situacin al impedir dar colocacin a los obreros
en paro, de forma que se tema por la aparicin de conflictos de orden pblico
en la capital . De hecho, el descontento se hizo cada vez ms evidente y la Federacin local de sociedades obreras present un escrito a mediados de junio en
el Gobierno Civil convocando huelga general si no se daba colocacin a trescientos obreros locales ; se pensaba que haba suficientes proyectos en la ciudad
para solucionar el paro y que la burocracia estaba retrasando su puesta en prctica.
La readmisin de los obreros despedidos con motivo de los sucesos de octubre
de 1934 tambin trajo la amenaza de huelga general ante el proceder de algunos
patronos que ponan dificultades al cumplimiento exacto de las normas establecidas por la Comisin encargada de llevar a la prctica el decreto gubernativo.
Por su parte, la Unin de Sindicatos Catlicos directamente afectada por el
tema haca un llamamiento a la sensibilidad de los palentinos y les peda su
participacin en la suscripcin nacional para los obreros libres que haban quedado
sin trabajo en virtud de esta readmisin.
En este doble contexto tiene especial relieve la situacin de la cuenca minera
palentina, Barruelo, Santibaez de la Pea y dems zonas hulleras presentaron
tambin frecuentes oficios de huelga como forma de presin para solucionar
el paro y fueron afectados muy directamente por el tema de los readmitidos.
De hecho se cre una comisin especial para resolverlo . La precariedad de la
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zona llev al Gobierno Civil a preparar un informe sobre su situacin social y econmica con intencin de elevarlo al Ministerio de la Gobernacin . As mismo, el Comit
provincial encargado de distribuir los socorros enviados para los nios desamparados se ocupaba especialmente de los nios de la cuenca minera (ver Anexo 2).
Cabe tambin hacer referencia al tema de las subsistencias, concretamente
del pan . El Comit regulador del mercado triguero tuvo problemas con los panaderos en relacin con la fijacin de los precios del pan y las harinas intervenidas; algunos se negaron a retirar la harina que les haba correspondido y en
general consideraban que, con el rgimen existente, no era posible la vida de
su industria, siendo una de sus reivindicaciones principales el establecimiento
del libre mercado para el pan . Sin embargo, las mujeres palestinas no pensaban
lo mismo y cuando en julio se fij un nuevo precio para el pan se manifestaron
por la calle Mayor en protesta por la subida.
Con las Elecciones Generales las fuerzas de derechas lograron, aunque no
sin dificultades, presentar una candidatura unida : la candidatura contrarrevolucionaria que tena por objetivos : ir al copo, poder llegar a gobernar inmediatamente y que el resultado de Palencia ser el de toda Espaa . Se hizo una intensa
labor de propaganda orientada a captar fundamentalmente los votos de la poblacin campesina . Se establecieron comarcas para las elecciones, de modo que,
salvo en Palencia, donde se poda votar libremente a tres de las cuatro candidaturas, se asign una candidatura en cada comarca a la que haba que votar ntegramente . Las derechas procuraron incluso facilitar los desplazamientos a aquellos
electores que deban votar fuera de la capital . Su labor estuvo apoyada por sectores
catlicos, como la Federacin de Maestros Catlicos, que aconsej a todos los
profesores que contribuyeran al triunfo del frente contrarrevolucionario . As mismo
se organizaron actos religiosos para pedir por la salvacin de Espaa y, dado
que las elecciones coincidieron con un da festivo, se dieron todo tipo de facilidades para que los palentinos pudieran cumplir con sus celebraciones religiosas
celebrando misas en las distintas parroquias desde las cinco y media de la maana.
El xito fue rotundo en la provincia, pero en la capital, la derecha slo aventaj a la izquierda por mil seiscientos votos ; esta ltima aument sus porcentajes
normales de elecciones anteriores . Las razones que se dieron al respecto fueron
fundamentalmente dos : el apoyo de los radicales a la izquierda y la no asignacin de una candidatura concreta al igual que se hizo para los pueblos.
Los enfrentamientos entre Fascistas y Socialistas rompieron en alguna'ocasin
el discurrir normal de los das palentinos . La prensa local suele tratar estos temas
de forma escueta y un tanto especial, la primera vez que consta en El Da de
Palencia un enfrentamiento de este tipo seala : La sangre moza de un pequeo
grupo de fascistas y socialistas se repartieron unos mamporros para ahuyentar
el invierno que no acaba de llegar .
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Pese al intento de restar importancia a estos hechos, los sucesos del da ocho
de marzo obligaron a tomar medidas ms drsticas al resultar muerto un afiliado
de Accin Popular y otros varios de Falange Espaola heridos, en un enfrentamiento con la polica . A consecuencia de estos sucesos, se detuvo a los dirigentes fascistas de Palencia y se clausuraron los domicilios sociales de las asociaciones de carcter fascista. La alcalda decidi recoger temporalmente las armas
largas de can estriado y las cortas con sus correspondientes licencias . Este
tipo de problemas tuvieron tambin su importancia en Carrin de los Condes
y obligaron a la detencin de algunos conocidos derechistas carrioneses.
La vida municipal comenz a discurrir de forma azarosa a partir de las disposiciones que obligaron a reponer los ayuntamientos y concejales suspendidos
gubernativamente por los sucesos de octubre . Orden que afect en la provincia
a Barruelo, Braosera, Guardo, Alar del Rey, Aoza, Celada de Roblecedo y
Tariego . El municipio palentino se vio tambin afectado por la vuelta a la vida
pblica de los concejales de izquierda . La sesin del Ayuntamiento en que el
Gobernador Civil don Antonio Boix Roig repuso oficialmente en sus cargos a
estos concejales fue conflictivo : mientras el pblico que asisti demostr gran
entusiasmo, el Alcalde seor del Olmo presentaba su dimisin y los concejales
derechistas se retiraron como accin de protesta. Los concejales de derechas
optaron por no acudir a las sesiones municipales y hubo que reorganizar el Ayuntamiento nombrando un nuevo alcalde, el seor Escobar ; se intent incluso
eliminar a los concejales que no asistan a las sesiones . Este acontecimiento fue
muy comentado por los palentinos en sus tertulias . El conflicto qued solucionado con el nombramiento de un nuevo alcalde, el seor Pealba de Izquierda
Republicana, en el mes de junio, y con la resolucin favorable a los concejales
destituidos dada por la Audiencia Provincial en el mes de julio ; segn la cual
los concejales podan reintegrarse al ejercicio de sus cargos representativos en
el Municipio.
En este ambiente debe encuadrarse la postura de los palentinos al producirse la rebelin militar.
EL IMPACTO DE LA GUERRA
Actitud ante el Alzamiento
En los distintos sectores de la poblacin se produjeron pblicas manifestaciones de adhesin cuando se vio con claridad que los militares palentinos se
unan al Alzamiento . Segn la prensa, eran manifestaciones espontneas que
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extendan la noticia por toda la ciudad, organizndose luego una gran manifestacin presidida por las autoridades, donde se hacan entusiastas aclamaciones
a Franco, al Ejrcito y la Guardia Civil.
Los sectores dominantes de la capital se apresuraron a expresar su apoyo
a la causa ; el Crculo Mercantil, la Patronal de Comerciantes e Industriales y
el Partido Republicano Conservador, ofrecieron sus domicilios sociales al Gobierno
Militar, mientras la Patronal Agraria diriga una carta al presidente de la Junta
de Defensa Nacional testimoniando su adhesin incondicional.
La actitud favorable de la Iglesia qued patente muy pronto y el Obispo se
encarg, entre otras cosas, de que los fieles repitieran jaculatorias y celebraran
Semanas de Rogativas para pedir al Corazn de Jess que acelerara su reinado
sobre Espaa entera y los espaoles todos, al mismo tiempo que aleccionaba
a los palentinos a cumplir con su deber . Se celebraron tambin novenas con
idnticas intenciones ; pero lo ms significativo de la actitud eclesistica fue la
Alocucin pastoral publicada en la prensa con el ttulo de La leccin de la tragedia
presente, y cuyo objetivo era recoger las enseanzas que se obtenan de la guerra.
En esta alocucin se plantea la existencia de tres dilemas : O temor de Dios
o desenfreno de fieras rabiosas, O religin sinceramente practicada o selva,
O la cruz que redime y salva o la hoz y el martillo que deguella y destruye,
para concluir sealando que no es posible la existencia de trminos medios.
Es evidente el tono de cruzada que se da a la guerra.
Pero tambin hubo manifestaciones de apoyo por parte de sectores obreros
como los ferroviarios catlicos o los agentes postales rurales, que permanecieron
en as puestos de trabajo como prueba de adhesin.
La prensa local insiste en la entusiasta colaboracin ciudadana, tanto en la
normalizacin de todos los servicios como en las atenciones y agasajos al Ejrcito y a las personas que con l cooperaban . Lo cierto es que estas manifestaciones se sucedan cada vez que se haca algn avance liberacin de Toledo,
liberacin de Oviedo o cuando los rojos realizaban actos sacrlegos como
el bombardeo del Santuario del Pilar, que llev a los palentinos de capital y
provincia a realizar innumerables actos de desagravio.
La adhesin no se traduce slo en la celebracin de las victorias toma de
Mlaga, de Teruel, toma de Lrida sino que Palencia ofrece tambin homenaje a los heridos y convalecientes de guerra y expresa manifiestos de sentimiento por los jvenes cados en combate.
Un acontecimiento especialmente importante en Palencia y provincia fue la
toma de Santander a finales de 1937 pues supuso la desaparicin del frente
norte de Palencia en torno a Barruelo y Aguilar, siendo los ltimos pueblos
liberados Pomar de Valdivia y Villanueva de Henares ; con ello toda la provincia
se incorporaba a la zona nacional . El pueblo se volc desde el primer momento
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La evolucin del Alzamiento Nacional hacia una guerra larga hace aumentar
progresivamente las necesidades econmicas de la zona nacional . Esto se traduce
en una diversificacin y sistematizacin de estas aportaciones econmicas . Se
puede hablar, por una parte, de donativos voluntarios y, por otra, de las imposiciones que hay que respetar con peligro de ser sancionados en caso de faltar
a tal obligacin . Como formas de colaboracin voluntaria hay que destacar : la
asistencia a frentes y hospitales, el auxilio a poblaciones liberadas, suscripcin
prodefensa nacional, .. . Cabra hablar tambin de otras aportaciones con menor
entidad como el da del herido de guerra, da del hospital, aguinaldo al combatiente, .. . a las que hay que aadir las celebraciones con carcter benfico . Pero
ms importancia tienen las aportaciones con carcter obligatorio, dentro de las
cuales la que tuvo mayor vigencia durante toda la guerra fue el Da del plato
Unico . Esta imposicin, que afectaba tanto a particulares como a establecimientos
pblicos, obligaba cada quince das a comer un solo plato, aportando la cuanta
que supone el resto de la comida para contribuir a la causa . Este donativo se
unificar posteriormente con otro de similares caractersticas Da semanal sin
postre, pasando a denominarse : Da del plato Unico y sin postre.
Para atender a las familias de los combatientes se establece el Subsidio
Procombatiente, que impone un recargo del 10% a algunos servicios y artculos
de lujo como por ejemplo el tabaco, las joyas, el oro y la plata, obras de arte, . ..
lista que paulatinamente se ir ampliando.
La requisa de chatarra ser otra forma de imposicin a los palentinos para
contribuir a la labor de reconstruccin iniciada por Franco . Para promover estas
aportaciones se hacan registros domiciliarios y se recurra incluso a los nios,
a los que se daban entradas de cine a cambio de la entrega de la chatarra (ver
Anexo 4).
Las aportaciones econmicas no fueron recibidas con buen agrado por todos
los palentinos, quienes vean peligrar sus economas por la gran cantidad de
suscripciones y donaciones que se les solicitaban . Por otra parte, estas aportaciones fueron consideradas por las autoridades como una forma ms de apoyo
a la causa y sirvieron para dejar de manifiesto la falta de patriotismo de algunos
palentinos ; por ello las sanciones gubernativas se hacan pblicas a travs de
la prensa local ; se pusieron multas a los no contribuyentes y a quienes lo hicieron
con tacaera, dentro de los tacaos, tanto personas acomodadas como aqullas
cuyo proceder pareca indicar su disconformidad con el Movimiento . Las listas
de personas sancionadas por no contribuir a las suscripciones alcanzan a veces
veinticinco o treinta personas en un mismo da, oscilando las sanciones entre
250 y 300 pesetas.
Por ltimo, cabe hacer referencia a la participacin directa en la guerra por
parte de los palentinos . Ya desde los primeros das del Alzamiento muchos
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jvenes, sobre todo del campo, acudieron a alistarse en las Milicias Castellanas.
Los corresponsales de los pueblos manifestaron a sus peridicos el traslado de
sus jvenes falangistas a la capital como prueba de la lealtad de los pueblos
al Ejrcito y a la Patria . El ambiente de exaltacin que se viva era profusamente alimentado mediante campaas de propaganda, con proclamas tan aleccionadoras como : No te impacientes patriota espaol o Juventud el triunfo
es vuestro . Y se elogiaba a las madres palentinas que eran capaces de decir
a sus hijos vuelve si triunfas, pero vencido no vuelvas . Para favorecer esta
actitud voluntaria de alistamiento, instituciones como la Diputacin o el Ayuntamiento e incluso alguna firma particular resolvieron seguir pagando el sueldo
mientras durara la guerra a todos aquellos empleados que se ofrecieran como
voluntarios.
A lo largo de los aos 37 y 38 se producen sucesivos reclutamientos y como
consecuencia de esta participacin directa en la guerra se abre otro captulo,
el de los fallecimientos en el frente, a los que la prensa reserva su Galera de
hroes.
Las primeras medidas de las nuevas autoridades
Una vez controlados los distintos organismos oficiales, las nuevas autoridades
nombradas por el Gobierno Militar iniciaron una labor de anulacin de una serie
de disposiciones puestas en prctica por los representantes de la Repblica.
En el Ayuntamiento se decidi que la Corporacin deba acudir a todos los
actos religiosos a los que tradicionalmente vena asistiendo y que fueron interrumpidos en 1931, alegando que era su deber en aquellos momentos en que
se luchaba por la reivindicacin de los principios tradicionales . Se acord adems
colocar una lpida en el saln de sesiones, conmemorativa del 19 de julio . La
Diputacin, siguiendo argumentos parecidos, decidi hacer regresar la imagen
del Sagrado Corazn de Jess al Palacio Provincial.
Estas medidas fueron seguidas de otras similares como el restablecimiento
de la capilla de la Beneficencia o el Crucifijo en todas las escuelas pblicas de
la capital y provincia, medida esta ltima que dio motivo a grandes manifestaciones de exaltacin patritica y religiosa, hasta el punto de que el Da de Palencia
tuvo que pedir a sus corresponsales la limitacin de sus crnicas sobre este acto,
dado que no tenan espacio para su publicacin tras la restriccin de papel que
se les haba impuesto.
Junto a estas disposiciones, hubo otras de distinto signo, como la clausura
de los centros polticos de izquierdas y de establecimientos cuyos dueos eran
considerados extremistas ; la destitucin en sus cargos de los maestros que dirigan las Colonias Escolares del Monte ; la anulacin de las Bases del Trabajo
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pero sobre todo centr su inters en los estudiantes, obreros, hombres del campo
y en el magisterio palentino, que parece tena algunos sectores reticentes a entrar
en el Sindicato Unico . En este sentido y a juzgar por algunos artculos aparecidos en la prensa, Falange jug un papel importante como elemento de presin
hacia aquellos que no manifestaban suficientemente su apoyo . . . . Ostentar los
primeros cargos no es vanidad, es legtimo orgullo, pero rezagarse para cuando
todo est hecho a fuerza de sacrificios ajenos, es cobarda, astucia, diplomacia
significativa que no podemos dejar de notar . . ..
Pero la importancia de la Falange va todava ms all, pues la labor de control
de los elementos de izquierda fue directamente apoyada por ella . Como ejemplo
se puede sealar que la propia Falange quiso dejar claro ante la opinin pblica
su participacin en la detencin de San Martn (ver Anexo 5) . Para comprender
su papel, importa tener en cuenta cul puede ser el significado de las continuas
prohibiciones que Falange publica en la prensa:
Se prohibe a los camaradas falangistas recoger dinero o vveres sin autorizacin del comandante militar de la plaza.
Se prohibe la requisa de coches sin autorizacin.
Nadie que no sea afiliado a Falange puede llevar camisa azul.
Se prohibe actuar a las cuadrillas no autorizadas, ni circular con armas
aisladamente o en grupos fuera de los actos de servicio.
A estas prohibiciones de la propia Falange se aaden las frecuentes disposiciones del Gobierno Militar recordando que slo los agentes de la autoridad
pueden realizar detenciones, requisas y registros domiciliarios.
Falange hace referencia a noticias referidas a los desmanes cometidos por
algunos camaradas falangistas que desprestigian a la organizacin y seala la
llegada de cartas sin firmas en que se denuncian errores y actitudes, aunque
no se reconoce su validez.
A partir del Decreto de Unificacin en abril de 1937, la Falange qued como
el nico Organismo poltico que exista legalmente . Y su presencia no slo era
patente en el mbito de las altas esferas polticas, sino que se dejaba sentir en
la vida cotidiana ; a travs del protagonismo de la Seccin Femenina, la labor
sindical o la organizacin de actividades culturales como cursillos, campamentos
de verano, conferencias, etc . Desde la Seccin Femenina, todos los jueves mientras
dura la guerra, las mujeres llevan un donativo para los combatientes . Y tambin
en auxilio de estos, Falange crea la llamada Ficha Azul, que se enva a los
hogares y a la que pueden suscribirse en especie o en metlico.
Papel destacado desempea en las Comisiones organizadoras para la Recoleccin que la Delegacin Provincial de Trabajo crea en aquellas localidades
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donde se lleva a cabo una labor de ayuda en las faenas agrcolas . As como
en la tarea de repoblacin a la que estn obligados a asistir todos los afiliados
a F.E.T. y de las J .O.N.S . de diecisiete a cuarenta aos, pudiendo los mayores
de esta edad abonar el jornal a un obrero de la organizacin . Los obreros afiliados
al Sindicato que se encuentren en paro, pueden dedicarse a esta tarea.
Una ltima nota a destacar es la necesidad de pertenecer a F .E.T. para poder
desempear determinados trabajos.
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Ha visto usted? Los rojos han vuelto a correr . Nuestras vanguardias se aproximan a Castelln de la Plana.
S, ya se puede cantar a voz en grito aquello de : Marina, costas
de Levante!. . . 5.
P . 160 .
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cios. Todos estos proyectos se van llevando a cabo, no sin la oposicin por parte
de algunos sectores, como un grupo de constructoras que se enfrentan a la prensa
ante las crticas que sta hace sobre la anarqua de la construccin, hecho ante
el cual la Alcalda defiende la correccin de los informadores y el orden en
los asuntos de urbanismo.
Rafael Abella 7 relaciona este tema de la vivienda con las circunstancias
excepcionales que introduce la guerra ; hay una mayor afluencia de poblacin
a las provincias del centro, que se debe, entre otras razones, al xodo de gentes
de la zona republicana hacia la nacional . Por otra parte, con la formacin del
primer gobierno franquista los distintos ministerios se sitan en Burgos, Valladolid, Vitoria, Santander y Bilbao y esto produjo un proceso de atraccin hacia
la zona centro de industriales, comerciantes y otras personas.
En Palencia en concreto se observa como la desaparicin del frente norte
incidi en la llegada de poblacin a la capital . Adems la guerra trae tambin
consigo la necesidad de adecuar edificios para albergar a heridos y convalecientes.
Como puede apreciarse en todo lo visto anteriormente, la guerra est presente
en retaguardia pese a los intentos de aparentar absoluta normalidad . Hemos
visto las repercusiones que tuvo para muchos sectores de la poblacin en cuanto
a modificacin en las condiciones de trabajo, participacin en el frente, ... o en
la necesidad de hacer reajustes en sus economas para contribuir a los distintos
donativos que se crearon . Con el Alzamiento el ambiente de guerra se introdujo
rpidamente en la vida de los palentinos, de forma que se hace patente en los
aspectos ms cotidianos.
Las alteraciones en el normal funcionamiento de trenes, correos, telgrafos
y transportes crearon dificultades de diversa ndole . Los problemas de transporte llevaron a militarizar al personal de transportes de Obras Pblicas con
el objetivo de organizar el servicio y entrar lo ms rpidamente posible en la
vida normal . En el servicio de correos va a existir un retraso en la correspondencia dentro y fuera del pas, adems, las cartas deben echarse abiertas para
que la censura vea aligerado su cometido y se exhorta a la poblacin a que
emplee tarjetas postales.
Las posibilidades de movilidad de los palentinos de capital y provincia
quedaron reducidas, no slo por las dificultades de transporte, sino tambin
por la necesidad de solicitar permisos de ida y regreso, incluso personas que
realizaban servicios especiales como mdicos y veterinarios.
En los primeros das del Alzamiento los palentinos no tuvieron problemas
para abastecerse de alimentos, pero si hubo dificultades con el agua potable;
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Los dos aos que duraba aquella guerra, haban dado unas caractersticas peculiares a las ciudades que integraban el territorio nacionalista. La existencia pacfica de las capitales se haba acomodado
a vivir con la guerra y la vida cotidiana se haba hecho al incentivo
de seguir la contienda y sus alternativas como acontecimiento diario
suministrado por los peridicos . El fenmeno guerrero era vivencia colectiva que vinculaba a todos los espaoles, y su magnitud se sobrepona
a ocupaciones, distracciones, amores, a todo lo que forma el entramado
del vivir cotidiano . . . 13
. . .
13 . R . ABELLA :
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agua de riego, de forma que no llegue a faltar agua para otros usos imprescindibles.
El problema del estiaje (que afecta a Navarra, Salamanca, Len, Valladolid,
Vizcaya, Palencia, Burgos, Guipzcoa y Zamora), llega a ser grave, por lo que
se adoptan medidas previsoras en el consumo de energa elctrica, medidas que,
en principio, son muy severas, afectando tanto a industriales y comerciantes,
establecimientos pblicos, .. . como a particulares, y castigando severamente las
infracciones . De estas restricciones se exceptan las industrias que afectan esencialmente a servicios pblicos, alimentacin, sanidad, . . . y aquellas de obligada
marcha en horas determinadas o que requieren un funcionamiento sin solucin
de continuidad, tales como panaderas, fbricas de hielo, frigorficos y similares.
A medida que avanza el ao, las medidas restrictivas se van haciendo menos
severas, normalizndose el consumo de energa en la mayora de las industrias
y servicios (domsticos, alumbrado pblico, cafs, hoteles y similares, .. .).
. . .El cumplimiento de toda esta normativa deja bastante que desear en numerosas ocasiones, tal como se deduce de las sanciones impuestas por la Junta Provincial de Abastos a tales efectos . Sanciones por motivos diversos que van desde
carecer de lista de precios, cuando es obligado tenerla, cobrar un precio excesivo
por los productos, suministrar al ejrcito material en malas condiciones, . . . hasta
el uso indebido del agua de riego . . . La cuanta oscila entre cincuenta y quinientas
pesetas . En algunas ocasiones, las multas impuestas a industriales y comercianes
por infraccin de las leyes vigentes llegan a alcanzar la cuanta de cinco mil pesetas.
Dentro del captulo econmico, un aspecto al que la prensa dedica una gran
atencin es el problema triguero, que tiene especial incidencia en el ao 37.
Se produce una paralizacin del mercado que coloca al labrador en una lamentable situacin, agravada por la prohibicin de toda operacin de compraventa
de trigos y por la obligacin de entregar a los fabricantes de harinas de Valladolid los trigos retenidos en Palencia . El control sobre este producto llega hasta
tal punto que todos los pueblos han de mandar una estadstica sobre las existencias de trigo al Servicio Nacional Agronmico . Esta mala situacin del labrador
lleva a la concesin de prstamos con finalidad exclusivamente social por parte
del Consejo de Caja de Provisin Social de Valladolid-Palencia.
Una vez obtenida la cosecha, la Junta Tcnica del Estado publica un decreto
que obliga a los labradores a vender sus existencias a precio de tasa al Servicio
Nacional del Trigo y les autoriza a comerciar libremente con determinadas condiciones . Entre otras medidas que se adoptan a partir de dicho decreto, todos
los productores y tenedores de trigo han de declarar la cosecha recogida, lo
que conservan, el consumo y las ventas . En funcin de ello, los tenedores de
trigo se dividen en dos tipos pequeos, cuando su trigo no excede los seis
mil kilogramos y grandes cuando se supere dicha cantidad .
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Se crean almacenes para la recogida del trigo y, segn la prensa, durante los
primeros das de recogida existe un retraimiento de esta actividad ; tambin parece
haber dificultades para el cobro de estos trigos, que se depositan en los almacenes.
Para terminar este apartado sobre economa, hay que hablar de los aspectos
monetarios, y, en este sentido, lo ms importante a tener en cuenta es la labor
que existe contra el acaparamiento de la plata, con disposiciones penales a quien
no las cumpla, adems de la posibilidad de efectuar registros domiciliarios . A
pesar de estas medidas, hay personas que retraen de la circulacin la moneda
divisionaria, poniendo dificultades al cambio y al desenvolvimiento de la vida
cotidiana por lo que el Gobierno Civil dicta una serie de normas para evitarlo
(ver Anexo 7).
En una valoracin final sobre la economa nos interesa resaltar cmo el control
econmico se ejerce en dos mbitos : el provincial a travs de la Junta Provincial de Abastos y el local mediante la implicacin de los alcaldes y secretarios
de los Ayuntamientos en el desenvolvimiento de la economa de sus municipios . Los alcaldes controlan precios, existencias y circulacin de productos, pero
en algunos momentos tienen un papel que va ms all, como prueba el hecho de
que en algunas ocasiones los vecinos de los pueblos tuvieron que presentar a
sus alcaldes respectivos una relacin jurada en la que detallaban las cantidades
de dinero que necesitaban sacar del banco ; los alcaldes tenan que decidir si
consideraban que esas cantidades eran absolutamente necesarias y en ese caso
autorizar la operacin bancaria correspondiente . Pensamos que, al menos en
teora, este control local es el que mejor puede reflejar la incidencia que tienen
en la vida cotidiana las transformaciones econmicas que produce la guerra.
ANEXO 1
LOS PATRONOS AGRCOLAS RECURREN CONTRA LAS
BASES PARA LA RECOLECCIN"
Este texto es una sntesis extrada del comunicado enviado por la Patronal
agraria a la prensa palentina:
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VARIOS AUTORES
ANEXO 2
EL PROBLEMA DE LOS SELECCIONADOS,
SU IMPORTANCIA EN LA CUENCA
CARBONFERA PALENTINA
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lleva el sustento a sus modestos hogares .. . Pero es justo dejar que se hundan
las empresas, que se queden los obreros sin trabajo y sobre todo, que con unas
y otras cosas se vayan anegando las galeras y hundiendo explotaciones . . .?.
El artculo concluye sealando el abismo que media entre la teora y la realidad.
ANEXO 3
QU VERGENZA! 15
Se necesitan 400 .000 pesetas para un avin que lleve el nombre de Palencia.
En la provincia existen millonarios, sin embargo, de buen grado, no se vio la
posibilidad de conseguirlos . . . . Ha habido necesidad de recurrir a la imposicin ..., y una vez ms se impone la astucia y el procedimiento de cargar sobre
la clase media, porque sigue siendo la ms dbil, la ms asequible, la ms
generosa . . ..
. . . Magnfica leccin estn dando esos pueblos palentinos desprendindose
de cuanto tienen sin parar mientes en la pronta iniciacin de un largo invierno
de privaciones....
. . . No es justo, puesto que, a quien se le defiende de su riqueza es el obligado en primer trmino a proporcionar los medios que posee . . ..
288
VARIOS AUTORES
ANEXO 4
NORMAS RELATIVAS A LA REQUISA DE CHATARRA 16
1 . Que los nios entreguen cuanta chatarra recojan por la calle a cambio
de la cual se les entregar un tiket para las sesiones de cine en los Coliseos
de esta ciudad ( "Jeomin", "Cinema Espaa ", "Novedades " , "Ortega ").
2 . Los maestros de las Escuelas Nacionales y particulares cuyos alumnos
hagan entrega de chatarra, envan nota de ello a las oficinas de la Comisin
y a cambio se les enva las localidades.
El Gobierno Civil llega a hacer registros en las casas para encontrar chatarra.
ANEXO 5
POR LOS FUEROS DE LA VERDAD 17
289
ANEXO 6
NORMAS SOBRE LA FABRICACIN
Y LA CALIDAD DEL PAN"
ANEXO 7
NORMAS PARA EVITAR EL ACAPARAMIENTO
DE LA PLATA 19