Literatura Latinoamericana - Concepto
Literatura Latinoamericana - Concepto
Literatura Latinoamericana - Concepto
LITERATURA LATINOAMERICANA*
(Concepto publicado en Pensamiento crtico latinoamericano, conceptos fundamentales,
Vol. II R.Salas, coordinador. Ediciones UCSH, 2005)
Jos Alberto de la Fuente A
Introduccin
En el estudio de la literatura
importa lo que el texto expresa
Antonio Candido.
ngel Nez, El canto del Quetzal, reflexiones sobre Literatura Latinoamericana. Cf. El prlogo de
Antonio Candido y la discusin sobre estas preguntas en el captulo I, pginas 13 a 78.
2
Han obtenido el premio Nobel de Literatura: Gabriela Mistral, chilena, 1945. Miguel ngel Asturias,
guatemalteco, 1967. Pablo Neruda, chileno, 1971. Gabriel Garca Mrquez, colombiano, 1982. Octavio Paz,
mexicano, 1990. Es posible agregar a Derek Walcott de Santa Luca,1992, quien se vincula al mundo antillano
Sueca, entre 1945 y 1990, tiene como rasgo predominante el sentimiento de identidad,
voluntad, libertad, angustia, tristeza, alegra y soledad. En su realismo se reconoce la
presencia del subdesarrollo y la dependencia, lo maravilloso como ontologa y lo mgico
como esttica, categoras por las cuales transita y se valora la vigilia y el sueo, el silencio
y el grito de los oprimidos.
I.
DELIMITACIN HISTRICA
1. No hay letras, que son expresin, hasta que no haya esencia que expresar
en ellas
Del mismo modo que la denominacin del nuevo mundo que encontraron espaoles
y portugueses todava nos plantea, en cierto modo, un problema onomasiolgico, la
delimitacin histrica de la literatura latinoamericana exige una terminologa que no se
preste a equvocos y un punto de vista que nos permita hablar con propiedad Cul es el
requisito de esta doble exigencia? En primer lugar, saber y aceptar que Amrica Latina
existe como continente mestizo (no slo de razas, sino de influencias, aspiraciones e
ideologas), mayoritariamente catlico-cristiano y, en segundo lugar, desde que fue ocupada
y encubierta ha constituido un espacio de disputa por monarquas y potencias extranjeras,
verificacin que le ha otorgado un carcter de rebelda, esencialidad y resistencia a su
literatura. Es difcil reducir y desvincular las nociones de Amrica Latina y de Literatura
Latinoamericana de controversias exentas de polmicas, lo cual no implica que se asimilen
mecnicamente una a la otra.
Mario Benedetti3, al intentar situar y delimitar las fronteras del discurso mestizo,
opta por comenzar la reflexin por una cita bsica de Jos Mart: No hay letras, que son
expresin, hasta que no haya esencia que expresar en ellas, ni habr literatura
hispanoamericana hasta que no haya Hispanoamrica4. A tropiezos y sacrificios, a luchas y
felonas, hoy existe una Amrica nuestra en camino a su descolonizacin y a su
independencia. El estudioso e historiador de la literatura Jos Mara Valverde, en el
volumen IV de su Historia de la Literatura Universal, ya en 1974, insina una inversin
de los trminos al reconocer que esta literatura es la que le ha otorgado fisonoma al
continente, de lo cual se infiere que, a pesar de los obstculos y vacilaciones, empieza a
existir Hispanoamrica. Afirma Valverde en su introduccin personal al volumen IV:
y que es de origen ingls.
3
El escritor y la crtica en el contexto del subdesarrollo, texto ledo por Mario Benedetti en el Curso de
Extensin sobre Algunos Enfoques de la Crtica Literaria en Latinoamrica por el Centro de Estudios
Literarios Rmulo Gallegos, Caracas, 1977.
4
Esta cita de Mart corresponde al prrafo de un cuaderno de apuntes que se suponen escritos en 1881. Ni
ser escritor inmortal en Amrica, en Ensayos sobre arte y literatura de Roberto Fernndez Retamar, La
Habana, Instituto cubano del Libro, 1972, pginas 50-51.
dice aqu Hispanoamrica para designar la parte del continente americano en que el
espaol es la lengua principal. Latinoamrica, en rigor, debe incluir a Brasil, Hait y otras
Antillas francfonas. Conviene advertir esto, frente a quienes parecen suponer que
Latinoamrica es la designacin progresiva e Hispanoamrica es una designacin
conservadora5. Pareciera ser que hasta pasada la dcada de los 70, la visin europea,
sigue inclinndose por una Literatura Hispanoamericana, en tanto que su perspectiva
historicista est centrada en el modernismo escrito en lengua castellana, sin abordar otras
distinciones o matices referidos al compromiso y a la actitud de los escritores en la
bsqueda de una identidad en la heterogeneidad de su expresin.
Es sabido que la idea de Latinoamrica se origina en Francia durante el rgimen de
Napolen III, quien entre 1861 y 1867, interviene militarmente en Mxico para sustraer
las antiguas colonias espaolas a la cada vez ms poderosa influencia inglesa y
estadounidense. Su idelogo fue Michel Chevalier, quien piensa en funcin del
panlatinismo en contra y en disputa con el expansionismo yanqui y al paneslavismo.
Napolen tena la conviccin de que Francia era la salvadora de la raza latina en
Amrica. Por su parte, para Edmundo OGorman Amrica es, entre otras muchas cosas,
una idea creada por europeos, una abstraccin metafsica y metahistrica, al mismo tiempo
que un programa de accin. Estas imgenes europeas del nuevo mundo encuentran sus
smbolos apropiados en los diversos nombres bajo los cuales Amrica ha sido conocida6.
El discurso literario, a partir del siglo XIX, especialmente el ensayo, la poesa, el
teatro y la novela romntica y modernista, cristalizan una nueva conciencia, critican a la
sociedad burguesa y a los modelos expansionistas europeos. En los ltimos veinte aos del
siglo XIX, se inicia el proceso de maduracin sustancial y original de la literatura
latinoamericana porque ya hay esencia que expresar en ella, adems de una conciencia
esttica operante y la aceptacin de nuevos referentes identitarios.
2. Ciudad letrada e identidad
La cuestin de la identidad se fue instalando en Amrica Latina a partir de la
colonizacin, del fenmeno racial del mestizaje como producto de blancos y amerindios; de
la otra mirada del criollo frente al mundo europeo, a su herencia cultural y, sin duda,
motivada por la influencia paulatina en el desarrollo de la conciencia continental sobre la
modernidad. Cuando la estabilidad del periodo colonial entra en declinacin, surgen nuevas
preguntas e identidades que fragmentan, dislocan y descentran al sujeto latinoamericano.
La identidad, en efecto, permanece como preocupacin central a partir de los distintos
cambios de una historia comn de cinco siglos de continuidad y de ruptura. En la
actualidad, la denominacin Amrica Latina es aceptada internacionalmente para designar
una realidad histrica rica y culturalmente diferenciada, que engloba a Mxico, el Caribe
insular y continental, Centro y Sudamrica 7, an cuando esta denominacin no se traslada
con la misma intencin comparativa a la literatura debido al apego de ciertas tradiciones
5
Nelson Osorio, en su conferencia El DELAL como proyecto de integracin cultural latinoamericano, 1994,
pone nfasis en la perspectiva que debe adoptar el estudioso de la literatura latinoamericana. Seala que es
til distinguir entre el estudio desde un sistema cultural exterior al campo estudiado y el estudio desde el
sistema cultural latinoamericano, lo cual implica destacar un proyecto estratgico diferente como posibilidad
de construir la fisonoma de una identidad propia.
8
ngel Rama, La ciudad escrituraria, pgina 5, en La crtica de la cultura en Amrica Latina, Biblioteca
Ayacucho, tomo 119, 1985.
19
Roberto Fernndez Retamar en Algunos problemas tericos de la literatura latinoamericana, 1974, ha
sealado que historia y crtica literarias son como anverso y reverso de una misma tarea: es irrealizable una
historia literaria que pretenda carecer de valoracin crtica que se postule desvinculada de la historia; y es
intil o insuficiente una crtica que se postule desvinculada de la historia, pgina 17. Por otra parte, una
historia de la literatura no puede dejar de considerar una teora de la historia y una teora crtica de la literatura
que se estudie.
Se han acumulado ms de 16.000 pginas y 2.300 artculos redactados por 481 colaboradores de ms de 30
pases. La obra no se limita slo a la literatura de ficcin, sino que incorpora ensayo, historiografa y ampla el
campo discursivo a la cultura brasileira, caribea no hispnica y a las culturas indgenas.
Heberto Padilla, Fuera del Juego, Buenos Aires, Editor Publicaciones, 1969. Esta edicin contiene todos los
poemas de la controversia y, adems, el dictamen del jurado (J. Cohen, C. Calvo, Jos Lezama Lima, J.Tallet,
M. Daz) y la declaracin de la UNEAC que rechaza el contenido ideolgico del libro de poemas y de la obra
teatral premiadas. La Habana, 15 de noviembre de 1968, ao del guerrillero heroico.
DELIMITACIN CONCEPTUAL
1. Proyeccin
Por qu ha habido cierta dilacin para determinar qu es y cul es el objeto de la
literatura latinoamericana en el campo de la crtica? El tema se soslaya porque hay un
consenso tcito y se da por entendido de qu se trata? Complica en exceso la reduccin
a una eventual definicin frente a un arte triangulada por la relacin literatura-sociedad,
esttica de la recepcin y roles polticos y ticos de los escritores? Ha sido la evolucin del
nombre y los nombres de Amrica lo que ha impedido precisar su campo especfico?Es
posible una ciencia de la literatura?Es un asunto epistmico insalvable dado el estado
actual de la crtica y de la teora literaria?
Algunas de esta preguntas, del mismo modo que las formuladas al comienzo,
pueden parecer ingenuas e innecesarias. Basta recordar la solidez terica de otras
tradiciones como la de Bajtin, Lukcs, Benjamn, Candido y la copiosa acumulacin
reflexiva de estudiosos latinoamericanos de distintas nacionalidades de la regin, la
circulacin de revistas especializadas y el empeo de la comunidad cientfica para pensar
que este campo del pensamiento y de la esttica ya est resuelto en sus horizontes y lmites.
Pareciera ser que la literatura es un poco esquiva para dejarse reducir por interpretaciones
que no consideren dialcticamente su funcin, los efectos ldicos y sociales de sus lugares
discursivos en su capacidad enunciativa y virtualidad de significados. La definicin de la
literatura latinoamericana es un hecho inseparable de la propia definicin de Amrica
Latina y de historicidad como entidad poltica y cultural, en cuyo concepto, en definitiva, se
subsume el de literatura12. Hay consenso entre muchos crticos que la ciencia de la
12
Jos Luis Martnez, Crtica y cultura en Amrica Latina.(1991). Vale la pena sealar que en este trabajo,
Martnez contribuye con presupuestos y elementos aproximativos, pero no concluye. Se plantea la bsqueda
de un concepto unitario y vuelve a la gnesis histrica del concepto de Amrica Latina. Los presupuestos
estrictamente literarios pareciera que no son suficientes. En el captulo Problemas de historiografa literaria
En los ltimos aos, Espaa otorga el Premio Miguel de Cervantes a A. Bioy Casares, Jorge Luis Borges,
Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Guillermo Cabrera Infante y a Gonzalo Rojas. A esta ltimo se le
compara entre los grandes de la poesa chilena con Huidobro, Mistral y Neruda.
14
Octavio Paz, refirindose a la poesa, en Corriente alterna (1967), dice: la palabra es el reverso de la
realidad: no la nada, sino la idea, el signo puro que ya no designa y que no es ni ser ni no ser. El tanteo
espiritual la Obra o la Palabra-- no slo es el doble del mismo: es la verdadera realidad, pginas 5-6.
10
11
12
una tradicin, lo cual no significa que sea el nico punto de vista para reconocerla. Las
antiguas y escindidas formas de nombrarla (indgena, ibrica, hispnica en versin luso y
afro, etc.), tal vez sean contradictorias con la actual denominacin de Literatura
Latinoamericana, pero guardan coherencia porque hay una integracin a travs de
conjuntos de obras cruzadas en la convergencia de su latinoamericanidad.
Habr que seguir escribiendo, leyendo y criticando para pensar y entretenerse, para
confirmar la otredad y apostar por la vida. Del mismo modo que se razona en el ritual de
los Bacabes, (uooh cibin unuc than), slo la escritura habr de darnos la respuesta.
Leccin de dignidad de la palabra que convoca a las conciencias a reivindicarse en la
riqueza de sus idiomas latinos y vernculos.
Bibliografa
---Benedetti, Mario: El escritor y la crtica en el contexto del subdesarrollo, pginas 551576, en Fuentes de la cultura latinoamericana, Leopoldo Zea, compilador. Mxico,
Editorial F.C.E., 1993, Vol. III.
---Brotherston, Gordon: La Amrica Indgena en su Literatura: los libros del Cuarto
Mundo. Mxico, Editorial F.C.E., 1997 (en ingls, 1992).
---Candido, Antonio: Introduccin, pginas 23-40, en A Formacao da literatura
brasileira, 1-2., 177 e 178. Belo Horizonte, Rio de Janeiro, Editora Itatiara limitada, 9
edicao, 2000.
---Candido, Antonio: Crtica radical. Caracas, Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1991
(Margara Russoto, compiladora).
---Candido, Antonio: Literatura e sociedade, grandes nomes do pensamento brasileiro. Sao
paulo, Editora Publifolha, 2000.
---Cortzar, Julio: Amrica Latina: exilio y literatura, pginas 639-645, en Lectura crtica
de la literatura americana. Actualidades fundacionales, Sal Sosnowsky, coordinador .
Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1997.
---Castedo, Leopoldo: Fundamentos culturales de la integracin latinoamericana.
Santiago, Editorial Dolmen, 1999.
---Franco Carvalhal, Tania, organizadora: O discurso critico na Amrica Latina. Brasil,
R:S. Instituto Estadual do Livro, Editora UNISINOS, 1996.
---Fernndez Moreno, Csar, coordinador: Amrica Latina en su Literatura. 11 edicin.
Serie Amrica Latina en su cultura, UNESCO, Mxico, Siglo XXI editores, primera
edicin 1972, dcimoprimera edicin, 1988.
---Fernndez Retamar, Roberto: Modernismo, noventaiocho y subdesarrollo , pginas 5262, en Ensayo de otro mundo. Santiago, Editorial Universitaria, 1969.
---Fernndez Retamar, Roberto: Algunos problemas tericos de la literatura
hispanoamericana, pginas 61-96. En Lectura crtica de la literatura americana,
13
14
--Zea, Leopoldo: Fuentes de la cultura latinoamericana, tres vols. Mxico, Editorial Fondo
de Cultura Econmica, primera edicin, 1993.
VANGUARDIAS LITERARIAS
15
Introduccin
Nada nuevo bajo el sol?
El fenmeno de las vanguardias que acaeci en las primeras dcadas del siglo XX,
tuvo la gracia expansiva de cubrir, de manera simultnea y con distintos nfasis, el mbito
artstico-literario, el sociocultural y el poltico a nivel internacional. A partir de los aos
centrales del decenio de 1920, la economa mundial se sumerge en una crisis dramtica que
no se conoca desde la Revolucin Industrial. La humanidad se replantea sus formas de
organizacin y convivencia; los artistas y escritores de la poca hacen lo propio en la
produccin de nuevos discursos estticos y polticos.
El desarrollo ms fecundo de las vanguardias, envolvente y significativo para la
mayora de los intelectuales que intentan desenmascarar el ser de la existencia humana en
condiciones de violencia y exclusin, abarca principalmente regiones como Estados Unidos
de Norteamrica, Europa Occidental, Amrica Latina, URSS, Repblica del Lejano
Oriente y Siberia1.
En el orden terico, los temas debatidos fueron de diversa ndole, centrndose en
conceptos como realismo, revolucin, pasatismo, cambio, hombre nuevo, arte decadente,
arte proletario, vanguardia, plasmacin esttica de la realidad, realismo crtico, realismo
socialista, etc. Gyrgy Lukcs, en su ensayo Se trata del realismo (1938), afirmar que la
gran misin social de la literatura es su relacin con la vida del pueblo y su desarrollo
progresista. Para l, la vanguardia verdadera se reconoce mediante las siguientes opciones y
cualidades: en primer lugar, su relacin con la herencia de lo popular, en el contexto de las
tradiciones de los sufrimientos del pueblo y pone como ejemplo a Mximo Gorki, a
Romain Rolland y a Thomas Mann. Segundo, la cuestin del realismo como actividad
artstica popular por su variedad inagotable y claramente antifascista. Tercero, su vnculo
permanente con el Frente Popular como facilitador de la crtica de la propia historia. En los
distintos lugares en que emergieron grupos y tendencias vanguardistas, se reconocen
acentos y mbitos que intervienen en los imaginarios culturales segn los imperativos del
momento y los nexos que establecen entre ellas como fue el caso entre Brasil y la URSS y
entre Chile con Francia, Espaa e Italia.
Vladimir Mayakovsky, en el manifiesto del LEF Por qu se bate la LEF (Frente de Izquierda de las Artes),
agrupa a artistas, poetas, escritores y cineastas de diferentes tendencias, desde futuristas, constructivistas y
productivistas comprometidos con la revolucin, y seala: El movimiento de nuestro arte ha revelado nuestra
fuerza mediante la creacin de ciudadelas del LEF en toda la URSS. Al propio tiempo, se ha desarrollado el
trabajo de los camaradas del lejano Oriente (revista Tvorshestvo) quienes han afirmado la ineluctabilidad
social de nuestra corriente, nuestra fusin completa con Octubre, en Esttica y marxismo, A. S. Vsquez,
compilador. Tomo I, Mxico, Editorial Era, 1970, p. 211.
16
I.
DELIMITACIN HISTRICA
1. Las vanguardias en Europa y la URSS
Respuesta de Gyrgy Lukcs a Anna Seghers en carta del 28 de julio de 1938 a propsito de los debates
sobre el realismo y la vanguardia, primera carta, p. 340, compilada en el libro Problemas del realismo,
Mxico, Editorial F.C.E., 1966.
17
secesin vienesa. Su gran propuesta fue la Pedagoga de Talleres para modernizar la vida
cotidiana e impulsar un sentimiento vital innovador dentro de los parmetros que
establecer la Repblica de Weimar. En su propuesta todo pretende ser cambio y
experimento en oposicin a todo convencionalismo en el diseo. Los nombres ligados al
Bauhaus son W. Gropius, L. Mies van der Rohe, O. Schlemmer, J. Itten, H. Meyer, A.
Kandinsky y Paul Klee. Proponan la creacin de un hombre nuevo, se oponen a la guerra,
tratan de unir el pensamiento puro con la realidad concreta, buscan la trasmutacin de los
valores y estn en contra del mundo burgus y del militarismo. Su proyecto es unir arte y
vida, escuelas de Bellas Artes con escuelas de Artes y Oficios. A su filosofa integran la
visin apocalptica de Oswald Spengler (La decadencia de Occidente, 1918-1922) y Verdad
y mentira en sentido extramoral de F. Nietzsche, para ilustrar el sinsentido de la existencia
en medio de la decadente cultura fustica de la ornamentacin vaca. En efecto, Bauhaus
fue una presencia controvertida en lo ideolgico y renovadora en arquitectura que quiso
consolidar nuevas modos y formas de convivencia, opta por el amor libre, estructura una
filosofa propia y recupera imaginativamente la organizacin de la fiesta. Gropius esperaba
de las artes lo que otros esperaban de la vanguardia poltica y literaria: superar las barreras
entre clases sociales, la reconciliacin esttica consigo mismo y con la naturaleza y la
creacin de una sociedad solidaria.
Las vanguardias europeas (1910 hasta despus de 1940), han quedado descritas,
analizadas y concluidas a travs de uno de los principales trabajos realizado por Guillermo
de Torre, en su primer intento Literaturas europeas de vanguardia (1924) y luego, en su
revisin y ampliacin Historia de las literaturas de vanguardia (1965)3. Para de Torre, la
literatura de vanguardia fue experimental y esencialmente potica, basada en la bsqueda
de lo nuevo, el antitradicionalismo, el internacionalismo, la originalidad y el afn de
perfeccin. Llama la atencin su prudencia al dejar prcticamente abierta la pregunta
Quines son propia y cabalmente los vanguardistas?, ms que dilucidar qu es el
vanguardismo. Su balance sobre la legitimidad de las vanguardias estara concluido si
respondiese a su prescripcin o superacin por escritores que, despus de ellas, se plantean
nuevos puntos de partida. El ndice de la obra registra trece ismos4, entre los cuales dedica
un extenso captulo al ultrasmo (pp. 503-599), definindolo como expresin de la
vanguardia espaola e incluyendo slo a algunos poetas de la Amrica Hispnica y
aludiendo en cuatro pginas al Modernismo brasileo.
El panorama historizado y analizado por de Torre demuestra un desconocimiento de
la novela y del ensayo latinoamericano de vanguardia, las condiciones de produccin y las
formas de recepcin y asimilacin del canon europeo por los escritores y pensadores de
Amrica. Simplemente se omite una realidad y se pierde la visin de conjunto sobre las
vanguardias en sus diferentes opciones y perspectivas.
3
En el eplogo de esta obra, editada por Guadarrama en 1965, y de referencia recurrente para el estudio de la
vanguardia, reconociendo la mirada sesgada del autor reducida casi exclusivamente a Europa, concluye que
esta historia pretende instaurar un punto de vista crtico distinto del usual: el anlisis del fenmeno literario
contemporneo visto en funcin de los movimientos, escuelas y tendencias donde se diversifican las
expresiones ms avanzadas o movidas por un afn de originalidad, p. 867.
4
Futurismo, expresionismo, cubismo, dadasmo, superrealismo, imaginismo, ultrasmo, personalismo,
existencialismo, letrismo y concretismo, neorrealismo, iracundismo y frenetismo, objetivismo, y nuevos
ismos como situacionistas y pragmatistas.
18
19
Jorge Schwartz, Utopas del lenguaje: nuestra ortografa bangwardista, pp. 122-146, en Lectura crtica de
la literatura americana, vanguardia y tomas de posesin, Vol. III, tomo 195, seleccin de S. Sosnowsky.
Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1997.
20
II.
DELIMITACIN CONCEPTUAL
1. Vanguardias y diferencias
21
Livacic, Jos Ernesto (compilador):Ensayos: Unamuno, Azorn, Ortega. Santiago, Editorial Andrs Bello,
1978, pgina 186. El texto La deshumanizacin del arte es seleccionado de la revista de Occidente.
10
B. Brecht entiende el placer como produccin material y de relaciones sociales, autoproduccin y
autocreacin del hombre; el placer que proporciona el arte se adquiere cuando el espectador se incorpora al
proceso de creacin: he aqu su dimensin histrico-social.
22
sntoma o testimonio. Cuando en la reflexin marxista se dice que el arte produce de modo
especfico una nueva realidad, significa que imprime una forma adecuada a determinado
material a fin de poder objetivar en l un contenido espiritual. La prctica social y el avance
terico fue ayudando a superar el reduccionismo entre realismo y arte moderno como
expresin exclusiva de la burguesa decadente. Hoy en da, coincidiendo muchos de los
tericos que piensan el arte en este plano, no se puede desconocer la contribucin de
Picasso con su Guernica, y de Kafka con La Metamorfosis o El Proceso.
La bsqueda pasaba por una diversidad de tendencias y organizaciones: Prolet-Kult
(Cultura Proletaria); LEF (Frente de Escritores de Izquierda); RAF (Asociacin de
Escritores Proletarios). Llama la atencin que las vanguardias latinoamericanas tambin se
van organizando de manera similar y formulndose preguntas que, poca tras poca,
seguirn vigentes: Qu arte hacer? Cules habran de ser las relaciones entre el arte y la
produccin material, entre el artista y el pblico, entre el arte y la vida? Cul sera la
misin social del escritor y el artista, y cul su responsabilidad ante las grandes tareas que
se planteaban a la sociedad?, etc. Haba claridad al afirmar que en la sociedad de clases no
poda haber un arte neutro. Los errores y las desviaciones tericas dejaran en suspenso
muchas de estas preguntas y el ciclo se cerrara con el absurdo y grotesco periodo stalinista.
2. Las vanguardias latinoamericanas
Las vanguardias latinoamericanas fueron una forma de reaccin frente al sistema
expresivo del Modernismo y a las circunstancias sociales generadas por el capitalismo. Por
ejemplo, en 1934, la Asociacin Internacional de Vanguardias, presidida por Huidobro, sale
en defensa de Bolivia ante la crisis suscitada por la guerra del Chaco; en 1937, se organiza
un Congreso de Intelectuales Antifascistas para defender a la Espaa democrtica Esta
vanguardia pretendi abarcar todas las expresiones artsticas. En literatura, poesa y novela
asumen un rol protagnico que sigue resonando y despertando la curiosidad de los
investigadores hasta nuestros das. Modernidad e identidad, tcnicas de escritura y
protagonismo de los creadores, son los temas recurrentes que subyacen como base de una
nueva conciencia y diseo simblico capaz de involucrar un mundo total. La vanguardia
fue, en trminos plurales, una empresa de desublimacin, de descubrimiento, de montaje,
de invencin e iluminacin subversiva para un nuevo humanismo (F. Shopf, 1991). Se
instala y evoluciona como ruptura discursiva en medio de la ciudad, se compromete con la
revolucin social y con la recuperacin del imaginario indgena en su intento de
apropiacin cultural. Las vanguardias latinoamericanas viene a enmendarle la plana a la
esttica de la cultura colonial y a sacudirse del lastre pasatista que animaba en los sectores
conservadores del Romanticismo y del Modernismo; su visin porvenirista nunca renunci
al intento de consolidar una identidad en el contexto de la modernizacin. Vista en
perspectiva histrica, la vanguardia latinoamericana pareciera que advino al mundo para
quedarse; despus del proceso y consolidacin de la independencia poltica a comienzo del
siglo XIX, la vanguardia se apropia de una conciencia democrtica y popular que
metafricamente permitir ser considerada, ya avanzado el siglo XX, como el segundo
23
Roberto Fernndez Retamar, Vanguardia artstica, subdesarrollo y revolucin, pp. 339, en Esttica y
marxismo, Adolfo Snchez Vsquez, recopilador. Mxico, Editorial Era, 1970.
12
Referencia incluida por Jos Antonio Portuendo en su trabajo Funcin social de la literatura , incluido en
el captulo VI, p. 417 de Amrica Latina en su Literatura, Csar Fernndez Moreno, coordinador. Mxico,
Siglo XXI editores, 1972 (dcima primera edicin).
24
Cf. El apndice Reproduccin y apropiacin: dos modelos para enfocar el dilogo cultural, pp. 181-193,
en Genealoga de la vanguardia en Chile, Bernardo Subercaseaux, UCH, 2002. Para Subercaseaux, el modelo
de apropiacin cultural es una fertilidad, un proceso a travs del cual lo apropiado deja de ser un elemento
ajeno (idea en la cual se sustent, por ejemplo, el Manifiesto Antropofgico brasileiro). El modelo de
apropiacin cultural se contrapone a una visin dual de la cultura de Amrica Latina; por definicin el proceso
de apropiacin niega a un ncleo cultural incontaminado, rechaza el mito del purismo cultural y los
esencialismos de cualquier tipo, p. 189.
25
Andrade, etc. La novela tiene su apogeo entre 1924 y 1930 y luego se proyectar de 1950 al
boom y de ah la rica produccin de los 60 en adelante. La novela vanguardista se
consolida a partir de Mariano Azuela (n. 1873), Martn Luis Guzmn (n. 1887), Jos
Eustasio Rivera (n. 1888), Rmulo Gallegos (n. 1879), Benito Lynch (n. 1885), Ricardo
Giraldes (n. 1886), Arturo Uslar Pietri (n. 1905), Jorge Icaza (n. 1906), Ciro Alegra (n.
1909), Graciliano Ramos (n. 1892), Jorge Amado (n. 1903), Mario de Andrade (n. 1893),
entre los cuales, muchos de los nombrados conforman un mbito poco estudiado en lo que
constituye, por ejemplo, la llamada Generacin del 38 de Chile, el Grupo de Guayaquil
de Ecuador, el Movimiento Modernista de Brasil y la Vanguardia Literaria de Venezuela.
Este reconocimiento en retrospectiva, con la intencin de valorar objetivamente el discurso
narrativo, pone en duda la requisitoria de Luis Alberto Snchez, cuando en 1932 llega a
afirmar que Amrica era una novela sin novelistas. Vinculados a las vanguardias, la
dcada del 40, del 50 y despus de los 50, aportar, con nuevos narradores de primera lnea,
una gran capacidad expresiva y desmitificadora del lastre formal de la literatura espaola
decimonnica14.
Conclusiones
La vanguardia y el vanguardismo artstico constituyeron un fenmeno internacional
que se manifest en el orden esttico y social, y que rebas los lmites temporales para
impregnar los discursos del perodo con un hlito de peculiar trascendencia y significacin.
Pareciera que ya no es posible reducir el perodo vanguardista al fin de la poca Moderna y
al inicio de la poca Contempornea.
El cuestionamiento crtico y las condiciones histricas en las cuales se desenvuelven
las vanguardias, desbordan el cauce declarativo o manifestario y su intencionalidad primera
respaldada por la intencin de cambiar el mundo, cambiar al hombre. La transformacin
econmica que se conoce con el nombre de Revolucin Industrial, acarrea consigo una
serie de etapas en la evolucin del capitalismo. Habra que preguntarse si la obra de Lenin
El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916), no estaba adelantando el marco
poltico, ideolgico y econmico, al cual iban a oponerse los intelectuales de la decadencia
europea y de la renovacin latinoamericana. Lenin tuvo la capacidad analtica de hablar
desde los dominados, desde las culturas en proceso de mancillamiento y se adelanta un
siglo para explicar las consecuencias de lo que a la postre significara la Primera Guerra
Mundial como reparto del mundo, el papel del capital financiero y los monopolios
(vaticinio de lo que en la actualidad significa la globalizacin para el Tercer Mundo?).
14
A partir de la dcada del 40, surgen narradores como Jos Mara Arguedas, Jos Revueltas, Miguel ngel
Asturias, Agustn Ynez, Leopoldo Marechal, Adolfo Bioy Casares,. A partir de los 50 en adelante, surgen
otros como Juan Carlos Onetti, Manuel Rojas, Miguel Otero Silva, Juan Rulfo, Juan Jos Arreola, Carlos
Fuentes, Julio Cortzar, Augusto Roa Bastos, Joao Guimaraes Rosa, Ernesto Sbato, Mario Vargas Llosa,
Gabriel Garca Mrquez, Jos Lezama Lima, Guillermo Cabrera Infante, etc. Tambin es reconfortante la
aparicin de crticos como ngel Rama, Emir Rodrguez Monegal, Antonio Candido, Alfredo Bosi, Carlos
Monsivis, Emmanuel Carballo, Fernando Alegra, Luis Harss, Severo Sarduy, Julio Ortrega, Antonio
Cornejo Polar, etc.
26
Segn el balance sociolgico que se hace en los 60, las vanguardias europeas fueron
la concrecin de un concepto burgus para salir de una situacin de esclerosis,
cuestionando valores y estrategias polticas, pero dentro de la capilla de la rebelda
pequeoburguesa que terminar confundiendo al escritor respecto al mercado y a su
producto artstico en cuanto mercanca (una de las contradicciones ms evidentes, por
ejemplo, del Bauhaus). Museo y mercado seran dos fachadas del mismo edificio social.
Soaron con hacer una revolucin y slo hicieron libros 15. En la URSS, la verdadera
vanguardia fue abortada por los comisarios stalinistas que no alcanzaron a comprender la
importancia de la conciencia crtica en un proceso revolucionario que estaba por encima de
los intereses burocrticos.
Las vanguardias latinoamericanas no son un epifenmeno de la europea y menos
una excentricidad por imitacin. Por el contrario, es una respuesta anticipada al vaco
dejado por la inoperancia del positivismo y la ilusin liberadora del capitalismo en la
regin. Jos Mart y Rubn Daro, constituyen nexos histricos que le abren horizontes al
porvenir del pensamiento crtico y de la nueva esttica. Con Lugones y Laforgue es posible
romper con la tradicin del simbolismo, del naturalismo y del impresionismo. Las
vanguardias latinoamericanas son coherentes en su diversidad, propositivas desde su
conciencia histrica, abanico de posibilidades que no fueron sofocadas por rdenes de
partido ni desviaciones ideolgicas, menos por la modernolatra y tampoco por la
vetustofobia exagerada. De la poesa y la polmica, se avanza hacia la novela y el ensayo.
La novela de la dcada del 30, es la experimentacin del realismo social o regional de
carcter intermedio, gran antecedente de la entretenida y slida narrativa de las dcadas
siguientes. Vanguardia de resistencia a la dominacin oligrquico-liberal en su bsqueda
autnoma de la libertad de expresin. Si tuviramos que escoger, entre tantas obras
imprescindibles para el canon latinoamericano, una que rene y sintetiza atributos
vanguardistas es Residencia en la tierra de Pablo Neruda (que en realidad son tres, la
primera escrita en 1925 a 1931, la segunda entre 1931 a 1935 y la tercera, entre 1935 a
1945), cuyos poemas mayores son Tres cantos materiales, Entrando a la madera y Galope
muerto.
Bibliografa
Benjamin, Walter: El surrealismo: la ltima instancia de la inteligencia europea, pp. 4163, en Imaginacin/Sociedad, Iluminaciones I, Jess Aguirre, traductor. Madrid, Editorial
Taurus-Alfaguara, 1980.
Burger, Peter, Teora de la vanguardia. Frankfurt am main, Suhrkamp, 1974.
15
Cf. El coloquio sostenido por Barthes, Lefebvre, Goldman, Scarpit y Silbermann en Literatura y sociedad,
problemas de metodologa en sociologa de la literatura. Barcelona, Ediciones Martnez Roca, 1969. En este
coloquio, los socilogos trataban de plantear el problema de la vanguardia literariamente y de responder
sociolgicamente.
27
28
29
30
Desgnase de esta manera a la clase social constituida por el pueblo, cuyo bloque principal est integrado por
los oprimidos en general, incluyendo aquellos no subsumidos por el capital (por ejemplo, las etnias indgenas)
y que constituyen, al igual que los primeros, el mbito de la exterioridad crtico-transformadora de la
formacin social capitalista en Amrica Latina.
2
Csar Vallejo, en su artculo literatura proletaria, pginas 75-80, incluido en Literatura y Arte, Bs. As.
Editorial Del Medio Da, 1966, entra en la controversia oponindose a lo que el soviet, el 1 de julio de 1927,
declara como la existencia oficial de la literatura proletaria a un tipo de arte y literatura que no puede ser
neutro. La Vapp Asociacin Pan Rusa de Escritores Proletarios- traza el carcter de esta literatura
definindola como bomba de combate, convencida de que la dictadura del proletariado deba ir acompaada
de una literatura proletaria. Vallejo, piensa que esto responde slo a un criterio poltico del arte y a una
necesidad cientfico-tcnica del Estado sobre la narrativa. Vallejo concuerda ms con Gorki, quien responde a
un criterio moral en su sentido vital y creador.
3
Niall Binns, La llamada de Espaa, escritores extranjeros en la guerra civil. Espaa, Montesinos Ensayos,
2004
4
Bernardo Subercaseaux, La novela del dictador, 1926,El tirano Banderas en la narrativa hispanoamericana
(pginas.85-114), en Historia, Literatura y Sociedad. Santiago, Ediciones Documentas, CENECA, 1991.
31
Leyendas de Guatemala (1930) de Miguel ngel Asturias. Esta obras pretendan fijar los
rasgos tpicos y autctonos de la vida americana en relacin a la tierra, la raza y el
ambiente. El tema del dictador no era indito ni exclusivo de la novela social proletaria. Lo
demuestran otras novelas como Amalia (1851) de Jos Mrmol; El Conspirador (1892) de
Mercedes Cabello de Carbonera, quien en el mismo ao publica el ensayo intitulado La
novela moderna (estudio filosfico)5. El cabito (1909) de Pedro Mara Morantes (cuyo tema
es contra el caudillo venezolano Cipriano Castro); La mscara heroica (1923) de Rufino
Blanco Fombona, escrita bajo la tirana de Juan Vicente Gmez.
Las caractersticas de la novela social proletaria son muy diferentes a las de sus
antecesoras respecto a factores y elementos estructurales como su perspectiva narrativa, la
visin y configuracin del mundo y de los personajes, el amor a la patria y la identificacin
con el pas, la temporalidad y los acontecimientos, etc. En efecto, de las novelas estudiadas
y vinculadas a la muestra utilizada en esta tesis, la novela social proletaria, se distingue por
los aspectos que siguen:
1. Visin de mundo
Predomina una visin de mundo colectiva sobre la individual; es decir, la
multiplicidad de voces se justifican en un contexto de reaccin, resistencia y lucha social a
travs de organizaciones polticas, sindicales, intelectuales, en las cuales acontecimientos e
individuos tienen como horizonte la reivindicacin de si mismos a travs de los dems, de
lo nacional (nacin), de la liberacin del territorio y la recuperacin de los derechos, etc.
2. Narrador y perspectiva narrativa
El narrador, que se caracteriza por dejar que los personajes dialoguen,
permitindole al lector que participe del relato como una voz que se involucra en se
dilogo, tiene la capacidad de generar una noosfera que hace sentir una amargura de
combate, apegado a un mximo de honestidad. A veces, en algunas novelas suele
confundirse la perspectiva narrativa con su dimensin documentaria como si el narrador
fuera un mero testimonio sociolgico, pero siempre subyacen metforas-conceptos y
analogas que trascienden a la superficie del relato con la visin de mundo del narrador.
3. Denuncia y actores sociales
Sea en novelas cuyo tema se sita en el campo, la selva, el mineral, el barrio
industrial o el barrio marginal de la ciudad, la noosfera hace evidente los pormenores sobre
el sistema y las condiciones de trabajo del asalariado (peones, gaanes, subcontratados,
peones alquilados, enganchados, inquilinos, barreteros, estibadores, etc). La figura del
Contratista como mediador ejecutivo de la organizacin del trabajo a trato y temporal, es
5
En este ensayo, Mercedes Cabello de Carbonera, discute e interpreta la importancia de Emilio Zola con su
propuesta sobre la Novela experimental (1865) y los aspectos valiosos, para el crecimiento de la novela
latinoamericana, del romanticismo y del naturalismo. Es tal la necesidad por indagar la realidad y validar
explicaciones que acepta la concepcin de Zola sobre la novela entendida como documento, realizada con una
actitud objetivista de modo similar a como se escriban los manifiestos literarios.
32
quien evita o distancia la relacin directa con el dueo o patrn del bien de produccin, e
impide la consolidacin de la organizacin obrera. En las novelas en las cuales los
personajes son actores sociales formados en la escuela superior o en la universidad, como
son algunos de los protagonista de la novela Fiebre, el contrapunto explotadosexplotadores enriquece la polmica citando a pensadores y haciendo
apologas sobre utopas y la urgencia de hacer la revolucin.
4. Emigracin, desarraigo y trabajo
La mayora de los personajes son emigrantes, no necesariamente de un pas a otro
con cruce de fronteras; es una migracin fuera y dentro de las comunidades nacionales en
busca de fuentes de trabajo, lo cual se traduce en desarraigo y falta de insercin social
como referente de una identidad en fuga. Por ejemplo, en la novela Cacau de Jorge
Amado, la mayora de los trabajadores son emigrantes de otros estados nordestinos de
Brasil; lo mismo ocurre en la novela Tungsteno de Csar Vallejo y en Mamita Yunai
de Carlos Luis Falla, etc. Buscar trabajo implica abandonar la casa o el hogar,
transformarse en trashumante, el lugar de origen se convierte en lugar de visitas sin tener la
seguridad del regreso definitivo. Para muchos protagonistas, la crcel, la persecucin o la
detencin arbitraria, la huida o el anonimato en la metamorfosis de la clandestinidad, se
convierten en destino y sinsentido de sus vidas.
5. Conciencia ideolgica y de clase de los personajes
Los personajes poseen conciencia ideolgica y una conciencia de clase que se va
desarrollando y consolidando en la lucha y en el orgullo que sienten por su accin al
asumirla con dignidad y rebelda ante las injusticias. Esto les provoca una permanente
ansiedad y decisin por actuar en la poltica como nica posibilidad de autopromocin
humana. En este sentido, la novela social proletaria, se puede considerar de aprendizaje y
enseanza, y en algunos casos excepcionales como relato pedaggico claramente orientado
al discernimiento moral y tico. En la mayora de los personajes, especialmente los
protagonistas, la conciencia de clase alcanza su plenitud en la medida que el sufrimiento
producido por las malas condiciones laborales, la organizacin clandestina y la protesta, se
asumen como una obligacin que los va fortaleciendo ideolgicamente. Casos muy tpicos
son las novelas Los Trabajadores de Humberto Salvador y Las Cruces sobre el Agua de
Joaqun Gallegos Lara
6. Estilo
Para la novela social proletaria, es aplicable el concepto de estilo que adopta
Nicomedes Guzmn, identificndose con la experiencia rusa de los poetas de La Fragua,
quienes afirman que el estilo es la clase social, la perspectiva de su vida estructurada en un
lenguaje que pone nfasis en la responsabilidad social del arte y los artistas como vehculo
del progreso y evolucin del realismo y del socialismo. En este tipo de novelas, con
algunas excepciones, como aquellas donde se utiliza el recurso esttico de la estampa (muy
33
recurrente en la novela chilena de la generacin del 38), cuyas metforas despliegan los
relatos hacia la poesa, es un estilo tosco, en algunos casos despreocupado y rudimentario,
con estructuras narrativas que corresponden ms bien a un primer borrador que se publica
como definitivo que a una obra ms pulida y terminada, como es el caso de la novela La
Galera de Tiberio de Enrique Bernardo Nez, lo cual no le resta mritos, slo le agrega
dificultades al lector para seleccionar su preferencia cuando hay ms de una versin
circulando con redacciones diferentes. La nota inicial que pone Jorge Amado en su novela
Cacau, es aplicable a la mayora de ellas:Tentei contar neste livro, com um mnimo de
literatura para um mximo de honestidade, a vida dos trabalhadores das fazendas de cacau
do sul de Bahia. Ser um romance proletario?. Su estilo, en definitiva, es una reaccin al
lenguaje adocenado de los premodernistas, al menos en Brasil como lo reconocen escritores
integrantes del movimiento modernista. En este sentido, la novela Macunama de Mario de
Andrade, se iguala a la narrativa de Nicomedes Guzmn y Juan Godoy por la incorporacin
de los giros, palabras y neologismos propios del habla popular.
Este estilo no significa pobreza de recursos; por el contrario, es una clara seal de
polivalencia semntica que enriquece sus alcances simblicos y determina el lugar de la
enunciacin, desde el cual el narrador se apropia, piensa y valora el mundo. El
planeamiento de los relatos se revierte en una redaccin concisa y entretenida, funcional a
captulos cortos, prrafos precisos, escasa adjetivacin, descripciones insinuantes y
reducidas al mnimo. En general son novelas de rpida lectura y no sobrepasan las
trescientas pginas. La novela Cacau, sin ser estrictamente urbana (de acciones situadas en
la periferia de la ciudad), es ilustrativa del conjunto de la novela social proletaria: En
compensacin, la abundancia de dilogos apuntaba hacia una primaca de la objetividad de
lo expresado sobre la subjetividad de lo inexpresado, al igual que hacia el ascendiente de
una oralidad captada periodsticamente al vivo sobre los cuidados de la elaboracin
literaria6.
Mario Benedetti7, refirindose a los mritos y demritos que han acumulado las
novelas producidas hasta la dcada del 50, seala que es un gnero que sabe hacia dnde va
y qu es lo que quiere decir, pero que no se preocupa con exageracin del estilo. Son
novelas que buscan consolidarse por su importancia humana antes que por su urdimbre
literaria. De las observaciones de Benedetti , se desprendera que sus cronotopos alientan
una verdadera preocupacin social que se apreciara en las siguientes tendencias temticas:
las que tratan el problema del indio como Huasipungo de Jorge Icaza, El mundo es ancho y
ajeno de Ciro Alegra, Raza de bronce de Alcides Arguedas. Paralela a la indianista, se
desarrolla de manera singular la novela revolucionaria, de la que es exponente Los de abajo
de Mariano Azuela, El guila y la serpiente de Martn Luis Guzmn, El hombre de oro de
Rufino Blanco Fombona y El seor presidente de Miguel ngel Asturias. A las ya
nombradas, se agregan las que tratan del tema gauchesco, producto tpico de ciertas zonas
de Amrica como El casamiento de Laucha de Payr y Don segundo sombra de Ricardo
Giraldes. Tambin se destacan las que tratan del tema de la naturaleza como Doa
Brbara de Rmulo Gallegos y La Vorgine de Jos Eustasio Rivera, novelas del llano y de
6
Jos Paulo Pes, Prlogo, pgina XV en De Cacau a Gabriela: un trayecto pastoral. Caracas, Biblioteca
Ayacucho, Vol. 171, 1991.
7
Mario Benedetti, Los temas del novelista hispanoamericano, pp. 127 a 136, en La novela
hispanoamericana, Juan Loveluck. Santiago, Editorial Universitaria, 1969.
34
la selva donde la prdida de lo humano se produce por la fuerza telrica del medio. Luego
vienen las novelas urbanas, en las cuales el personaje pierde su vigor y comienza a
metamorfosearse en la ciudad en detrimento de su identidad. Se destacan novelas como
Sombras sobre la tierra de Francisco Espnola, Nacha Regules de Manuel Glvez y La
baha del silencio de Eduardo Mallea. Finalmente, la clasificacin temtica de Benedetti,
incorpora algunos juicios sobre la situacin del obrero latinoamericano. A este tipo de
novelas las denomina proletarias, pero segn l con menos fortuna que las dems,
haciendo referencia slo a Camarada de Humberto Salvador y a Tungsteno de Csar
Vallejo. A esta dos ltimas novelas las considera abortadas porque Camarada se refiere ms
al ambiente burocrtico de la ciudad y no tanto al campesino o al obrero, y Tungsteno
carecera de significacin y que Vallejo nunca debera haberse apartado de su trayectoria
lrica. De manera bastante equvoca y tal vez razonable, Benedetti afirma que en realidad,
la cuestin obrera no ha sido abordada hasta ahora por ningn novelista hispanoamericano
de un modo tan objetivo que permita la orientacin hacia un criterio verdaderamente
esttico. La novela proletaria, es decir, la que en ltimo rigor cumplira su intencin social,
acaso la que no descuida su condicin artstica, su funcin primordialmente humana, su
privilegio de honestidad. Cuanto ms lealmente se presente el carcter del obrero que lucha
por sus conquistas, sin obviar sus luces ni sus sombras, sin exagerar su espiritualismo ni
rehuir su obligada mediocridad, de mayor verosimilitud, se animar al retrato y la prdica,
poseer finalmente el apoyo de la realidad no adulterada 8. Pienso que este juicio posee un
aire demasiado estetizante y aristocratizante al no argumentar y precisar qu se entiende y
cul sera la causa del desconocimiento de los obreros de su propia mediocridad. Por su
parte, Luis Alberto Snchez9, atribuye su origen a la novela rusa del siglo XIX y principios
del XX, clasificndolas en dos grandes bloques: la agraria y la urbana, cuya apuesta
reivindicacionista comienza con los movimientos revolucionarios que siguen el modelo
bolchevique. En la novela urbana-proletaria, los motivos de la ciudad se justifican por el
desarraigo nativo. Respecto a sus personajes, Snchez opina que son una suculenta
cosecha de neurticos y desadaptados (...) En todas partes, de Norte a Sur, desde 1900 hasta
1930, se suceden novelas exasperadas, decadentistas, cuyos personajes no aciertan con otro
rumbo que el vicio, el burdel, el suicidio y el fracaso sexual e intelectual. Parece que un
mundo tan nuevo reinara entonces el complejo de Yuste, o sea, asistir a los propios
funarales10. El motivo de la ciudad establece la subdivisin de las novelas capitalistas y de
las estrictamente proletarias de origen burgus o populistas-proletarios. El Roto de Joaqun
Edwards Bello, sera el modelo de la novela social y clave para la narrativa chilena de la
poca del 20 y de la dcada siguiente.
7. Drama existencial y familiar
Si bien la novela social proletaria no tiene visos de ser panfletaria, hay una cierta
tendencia o inclinacin a la caricatura maniquesta, los ricos y patrones, gerentes de
empresas y comisarios polticos, capataces, sus squitos de colaboradores, etc., aparecen
8
35
En esta obra slo se destaca el modo de pensar y de interpretar el marxismo de este poltico e intelectual
que imaginaba la evolucin mundial, sino la capacidad para valorar la literatura y su funcin social desde su
autonoma esttica a ideolgica. En el anexo al captulo El futurismo y Maiacovsky, afirma que el
proletariado debe encontrar en el arte el nuevo punto de vista espiritual que comienza a ser formulado en su
seno y el arte debe ayudarlo a darle forma. Esta no es una orden del Estado, sino una exigencia histrica. Su
fuerza reside en el carcter objetivo de la necesidad de la necesidad histrica, no se puede eludirla ni escapar a
su fuerza. Esta nota corresponde a la pgina 92 de la edicin en castellano, editada en Bs. As. por la Editorial
El Yunque de 1974. En la tapa de la edicin aparece Trotsky acompaado de Andr Malreaux y de Diego
Rivera.
36
La obra citada se public en Chile por Editorial Andrs Bello y traducida por Victoria Undurraga. En ella,
Ricoeur se refiere a la hermenutica del testimonio y a su forma de relato que muestra una temporalidad
originaria recuperada por el presente. La honestidad narrativa de la novela social proletaria, bien puede
explicarse con la nocin de narrador-testigo, el cual forma parte del testimonio entendido como aquello
sobre lo cual uno se apoya para pensar que... para estimar que..., en resumen, para juzgar. El testimonio
necesita justificar, probar el correcto fundamento de un aserto que ms all del hecho, pretende alcanzar su
sentido, pgina 14.
13
Arnold Hauser, Historia del arte segn los estratos culturales; arte del pueblo y arte popular (captulo V),
pgina 340, en Introduccin a la historia del arte. La Habana, Instituto del Libro, 1969.
37
Arnold Hauser, El problema sociolgico fundamental: concepto de ideologa en la historia del arte, pgina
51, en Introduccin a la historia del arte. La Habana, Instituto del libro, 1969.
15
Pablo de Rokha, Teora del arte proletario, pgina 4, texto incluido en Morfologa del espanto ,
Santiago, Editorial Multitud, 1942.
16. Jorge Enrique Adoum, Prlogo, en Narradores ecuatorianos de la dcada del 30. Caracas, Biblioteca
Ayacucho, Vol. 85, 1980, pgina IX.
17. Nicomedes Guzmn, El gnero del cuento y los nuevos cuentistas chilenos, pgina 22, en el prlogo a
la antologa Nuevos cuentistas chilenos. Santiago, Editorial Cultura, 1941. Adems, vale la pena consignar la
reflexin sobre cmo definir la novela:Al igual que la novela, cuando se trata de determinarla valindose de
nombres, no le bastan ni un Dikens, ni un Balzac, ni un Dostoievski, ni todos los grandes novelistas.
Justamente la complejidad de la vida, materia prima de toda creacin artstica, impedir siempre la rigidez de
la tcnica nica, a no ser que se desee falsearla, despojarla de sus colores ntimos, arrebatarle su tembloroso
gesto eternamente desgarbado y caprichoso, pgina 7.
38
1
1
18
Para incorporar otros argumentos al debate, cf. Literatura e resistencia de Alfredo Bosi, Sao Paulo, Editora
Schwarcs Ltda., 2002. Bosi piensa que resistencia es una categora tica que no se contrapone a lo
especficamente esttico.
39
Bibliografa
40