El Poeta de Constitución. Washington Cucurto
El Poeta de Constitución. Washington Cucurto
El Poeta de Constitución. Washington Cucurto
EL POETA DE CONSTITUCIN
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Tales explicaciones
Fernndez, Lidia M.; Instituciones educativas. Dinmicas institucionales en situaciones crticas; Paids.
institucin arte, en tanto que sta fue cuestionada de raz. De tal modo ensayar una
crtica al subsistema artstico y literario, tanto en lo referente a su status social como a
su estructura de produccin y distribucin. Sin embargo, el propsito aqu no ser la
imposicin de una propuesta formal nica y universal, sino una circulacin ms
equitativa y representativa de las mltiples experiencias sensibles producidas por la
cultura en su totalidad.
Para emprender el camino de la amplitud de voces es necesario, como sujetos
portadores, productores y difusores de materiales sgnicos, procurar que stos refieran
ms all del objeto del ser burgus, reivindicando y poniendo en escena otros espectros
y tradiciones desdibujadas por el sistema. Para esta tarea visibilizante de las capas
deslegitimadas, se debe reconocer el poder poltico del arte, posicin contraria al lart
pour lart, que erige el extremismo esttico por el que manifiesta slo una funcin
artstica, cortando de ese modo su vnculo con la sociedad. Nuestro propsito debe ser
el desocultamiento del rol poltico del arte, trastocar la mera ritualidad revalorizando la
funcin social del artista. En el mismo instante en que la norma de la autenticidad
fracasa en la produccin artstica, se trastorna la funcin ntegra del arte. En lugar de su
fundamentacin en un ritual aparece su fundamentacin en una praxis distinta, la
poltica.2
Introducindonos especficamente en el campo literario, se puede trazar un
panorama donde las obras legitimadas y canonizadas son representacin de la vida
burguesa y urbana, o de experiencias en torno a la misma. Su plenitud, su crisis, su
aspiracin, su acceso, su declive.
asimilacin al canon esttico, sucede tras pasar aos, dcadas, de la muerte del artista en
cuestin. Hctor Viel Temperley o Nstor Perlongher son algunos de los ejemplos ms
recientes.
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El matadero, escrito por Esteban Echeverra entre 1828 y 1840, presenta las
clases populares como salvajes, brbaras y con una constante connotacin peyorativa.
Los oficios humildes son ligados a lo burdo e irracional. La perspectiva del matadero a
la distancia era grotesca, llena de animacin () se rebullan caracoleando y siguiendo
los movimientos, una comparsa de muchachos, de negras y mulatas achuradoras, cuya
fealdad trasuntaba las arpas de la fbula3 Distinta es la construccin en torno al
protagonista unitario. ste es joven, impoluto, europeo, portador de lo justo y racional.
Echeverra configura en el unitario y en el centro de la ciudad a la civilizacin misma.
Las afueras, el matadero y la confederacin rosista encarnan la barbarie y el atraso.
El paradigma estigmatizante presentado en El matadero, es extremado por
Domingo Faustino Sarmiento en Facundo (1845). Propone la lucha de la civilizacin
europea contra la barbarie indgena, de la inteligencia contra la materia, dar fin en el
territorio americano de aquello distinto al espritu europeo. Sarmiento materializa en
Facundo un importante dispositivo simblico que instala el discurso de la ciudad
letrada4, avanzando sobre la voz y la participacin de otras esferas sociales, coartando
la puesta en circulacin de la diversidad cultural. Las razas americanas viven en la
ociosidad, y se muestran incapaces, aun por medio de la compulsin, para dedicarse a
un trabajo duro y seguido.5 Estas palabras ilustran con claridad la ideologa racista de
Sarmiento, discurso cuya influencia an se mantiene vigente en nuestros das.
El gaucho Martn Fierro (1872) de Jos Hernndez, puesto que el protagonista
es uno de los tantos marginados de la pampa argentina de la segunda mitad del siglo
XIX, podra considerarse una excepcin. Sin embargo, ms all del gaucho como
personaje central, la obra no es producto de un sujeto integrante propiamente de esa
clase social, sino que surge de un sector acomodado del centro urbano. Habra que
pensar si existe una necesidad intrnseca de mediacin por parte de las oligarquas como
mecanismo para el acceso y difusin del espritu de las clases populares. Martn Fierro
es uno de los casos ms claros donde los dispositivos del poder, para conservar su
posicin de privilegio, operan sobre un bien cultural transfigurndolo y neutralizando su
carga crtica. Con la publicacin de la Vuelta de Martn Fierro en 1879, el gaucho del
poema es reinsertado al sistema por Jos Hernndez, que en esos aos ya formaba
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parte del gobierno. De todas formas, la obra de Jos Hernndez todava es ubicada en
las zonas marginales de lo correctamente esttico. Recin con el centenario de la patria,
la masiva inmigracin europea y la eliminacin de los gauchos, las clases dominantes
construyeron con Martn Fierro un smbolo de nacionalidad y conciliacin social.
Aunque discursivamente es una concesin a las clases desposedas, funcion como
apropiacin simblica de una realidad social materialmente exterminada.
Lugones, con la canonizacin de la obra de Hernndez, haba tomado el mejor producto
artstico de ese movimiento confuso de contestacin al proyecto liberal del siglo XIX que tuvo
sus trincheras entre las golpeadas poblaciones rurales () traspasndoselo a la oligarqua urbana
vencedora, como piedra miliar en la que fundara su derecho a conservar la conduccin nacional,
comprometindose a cambio a la salvaguardia de las virtudes tradicionales de los vencidos
hombres del campo.6
historias descabelladas suenan las voces del conurbano, de los barrios sureos de
Buenos Aires, de los inmigrantes, las tradiciones, idiomas y dialectos de nuestras
provincias y pases latinoamericanos. En su potica Cucurto entrelaza el guaran, la
jerga de la calle, trminos provenientes de otras regiones y distintos modismos.
Aipotha rh byha! Aipotha rh byha! Con dhe ara o gajevo! Aipota rh byha!... Aipotha
Palito rh byha!... Fuertsimo el feliz cumpleaos en guaran, el idioma de los dioses y de los
indios!12
Ay, Diosito, por la pachaganga que nunca estuve en lugar ms feliz que el Samber! Esa noche
conoc a mi diva total () Simpatizamos de entrada y ya noviamos antes de simpatizar () Me
tingle el corazn, como las chapas cascoteadas de un rancho.13
Ninguno de todos los que estaban ah haba siquiera soado con comprarse un departamento. A
duras penas podan pagar una pieza en los conventillos y las cosas tomadas de los alrededores.
Sin embargo, escuchaban y tarareaban las melodas de cumbias, salsas y polcas.14
a los inmigrantes
rein nuestro pas a finales de los 90s y principios del 2000, funda un proyecto
cooperativo para fabricar libros a partir de la materia prima comprada a los cartoneros.
Este proyecto, asimismo, partiendo del trabajo manual de sus miembros, busca abrir
caminos alternativos a los medios de difusin de las grandes industrias editoriales.
En la literatura de Cucurto, entonces, no est presente la autorreferencialidad
burguesa, se materializa otra subjetividad: la de las clases populares, con voz propia y
en primera persona, sin mediacin alguna.
pretende ajeno.
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Bibliografa
Dinmicas institucionales en
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