John T. Seamands - Una Vida de Gozo
John T. Seamands - Una Vida de Gozo
John T. Seamands - Una Vida de Gozo
CONTENIDO
I.
El Embajador Divino
II.
Residente y Presidente
III.
IV.
Pureza de Pensamientos
V.
VI.
PREMBULO
Este es un libro de excelentes sermones. Cumple con el requisito de Pablo: Sea
vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal. Es de provecho espiritual, un
reto intelectual y a la vez interesante.
Los pastores, evangelistas, maestros de escuela dominical y otros oradores
encontrarn aqu mucho material selecto, basado en un conocimiento inteligente de
las Sagradas Escrituras y presentado con destreza.
Sin embargo, es algo ms que un volumen de sermones. Es muy adecuado para la
meditacin, ya sea en privado o en grupos, as como para estudios bblicos. Me
complace recomendar a los padres, los jvenes estudiantes y todos los que anhelan
gozar de buenas relaciones con Dios y con el prjimo, que lo lean y estudien con
devocin.
Se trata de ocho sermones sobre ocho temas, pero con un solo propsito; temas, que
a manera de escalera, conducen a un elevado desenlace. Llenarn una necesidad
inherente a todo lector.
El tema del libro es el Espritu Santo y la vida de bienaventuranza, que El concede a
todos los que estn dispuestos a ser guiados por El.
La promesa de enviar a otro Consolador que convencera al mundo de pecado,
enseara, dara poder al creyente y glorificara a Cristo Jess, no fue solamente para
los cristianos del primer siglo, sino para todos aquellos en todos los siglos que
esperan hasta que descienda sobre ellos. El Consolador, el Espritu Santo, es tan
indispensable para nosotros hoy, como lo fue para aquellos que le recibieron en el
primer Pentecosts.
El autor, John T. Seamands, su padre E. A. Seamands, a quien se dedica el libro y el
hermano menor David A. Seamands, han servido a Dios con tal devocin, constancia
y eficacia que se les reconoce como fieles ejemplos de esa vida, a la que en las
pginas siguientes, se exhorta con palabras verdaderamente persuasivas.
J. Waskom Pickett
Obispo de la Iglesia Metodista
PREFACIO
Este es un libro de sermones, y todos ellos tratan de la presencia del Espritu Santo
en la vida del cristiano y de la iglesia. El ttulo se ha escogido no precisamente para
hacer hincapi en el tema, sino ms bien en una de las fases que predominan en esa
vida.
El gozo no es esencialmente el resultado primordial de la plenitud del Espritu Santo,
y por lo tanto, no hay que considerarlo como el fin de esa bsqueda. Los resultados
fundamentales son: la pureza personal y el poder para servir al prjimo. El gozo es
secundario en s, pero es el anhelo y distintivo del verdadero discpulo de Jesucristo.
Las Sagradas Escrituras mencionan frecuentemente el gozo como uno de los frutos
del Espritu Santo. En la serie de frutos del Espritu, el apstol Pablo menciona el gozo
en seguida del amor, virtud primordial (Glatas 5:22). En su Epstola a los Efesios,
relaciona el canto con la plenitud del Espritu Santo: Sed llenos del Espritu,
hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cnticos espirituales, cantando y
alabando al Seor en vuestros corazones (Efesios 5:18-19). A la iglesia en Roma, le
escribe, dicindole: El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo
en el Espritu Santo (Romanos 14:17).
El gozo era una de las caractersticas principales de los primeros cristianos, hombres
y mujeres llenos del Espritu Santo. Lucas habla de los 3,000 que se convirtieron el
da de Pentecosts: perseverando unnimes cada da en el templo, y partiendo el
pan en las casas, coman juntos con alegra y sencillez de corazn, alabando a Dios,
y teniendo favor con todo el pueblo (Hechos 2:46-47). Cuando los apstoles fueron
encarcelados y despus amenazados con mayores castigos si seguan predicando en
el nombre de Jess, ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido
tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre (Hechos 5:41). Cuando
Felipe subi a la ciudad de Samaria y principi un gran avivamiento entre el pueblo,
haba gran gozo en aquella ciudad (Hechos 8:8). Cuando el funcionario etope fue
bautizado por el evangelista Felipe sigui gozoso su camino (Hechos 8:39). Cuando
los judos expulsaron a Pablo y Bernab de Antioqua de Pisidia, y los nuevos
creyentes tambin sufran amenazas, los discpulos estaban llenos de gozo y del
Espritu Santo (Hechos 13:52). Cuando Pablo y Silas fueron azotados y echados en la
crcel en Filipos, a medianoche... cantaban himnos a Dios; y los presos los oan
(Hechos 16:25).
1. EL EMBAJADOR DIVINO
Os lo enviar (Juan 16. 7).
El Espritu Santo es la Persona desconocida de la Trinidad. Sabemos mucho acerca de
Dios el Padre y mucho acerca de Dios el Hijo, pero poco relativamente, acerca de
Dios el Espritu Santo. Si el apstol Pablo se presentara ante muchas de nuestras
congregaciones e hiciera la misma pregunta que les dirigi a algunos discpulos en
feso hace muchos aos: Recibisteis el Espritu Santo cuando cresteis,
probablemente recibira la misma contestacin que escuch entonces: Ni siquiera
hemos odo si hay Espritu Santo (Hechos 19:2). Es dolorosa la ignorancia que
prevalece en la actualidad en nuestras iglesias, en lo que se refiere a la tercera
Persona de la Trinidad.
Hay personas, y son cristianas, que abrigan temor ante la realidad del Espritu Santo.
Cierto ministro deca: Yo predico acerca de Dios el Padre y Dios el Hijo, pero nunca
del Espritu Santo. Al preguntrsele cul era la razn, contest: Temo predicar
acerca del Espritu Santo, porque podra conducir al fanatismo.
Otro predicador le deca al doctor E. Stanley Jones en cierta ocasin: Siempre que
usted menciona al Espritu Santo, siento que me invade una sensacin escalofriante. Al preguntarle el doctor Jones cul era la razn, contest: Tengo miedo que se
desborden las emociones.
Supongamos que recibo una llamada de larga distancia de un pastor quien me dice:
Hermano, quisiramos que viniera a predicar varios das a nuestra iglesia, pero le
suplico que no traiga a su esposa.
Naturalmente, yo le preguntara: Por qu se opone usted a la presencia de mi
esposa?
Pues la verdad es que hemos sabido que de vez en cuando sufre ataques y
tememos que esto le ocurra en alguno de los servicios. Usted comprender que no
quisiramos que esto sucediera. Espero que me comprenda.
Desde luego, yo le contestara: Ignoro quin le habr dado tales informes, puesto
que mi esposa no sufre ataques. Se trata seguramente de otra persona.
De igual manera, cuando se le atribuye al Espritu Santo algo impropio y
desagradable, me apresuro a contestar: No es el Espritu Santo a quien se refiere
usted; habla seguramente de algn otro espritu!
Toda verdad puede pervertirse. Y entre ms elevada sea esa verdad, es ms
probable que se pervierta. Es de lamentarse que hay quienes han falseado la
doctrina del Espritu Santo y se entregan a prcticas extremas, pero es preciso tener
cuidado de no desechar la verdad al repudiar lo falso. Es preciso librarnos de ideas y
prcticas errneas, pero a la vez asirnos de la verdad.
El Espritu Santo es una Persona portentosa. Es indispensable comprenderla y
conocerla.
El Seor Jess fue lleno del Espritu Santo en mayor grado que todo ser que haya
pisado este suelo y su personalidad era la ms radiante y reposada que jams se
haya visto. Por qu temer al Espritu Santo? l nos impartir mayor semejanza al
divino Maestro.
Principiemos nuestra bsqueda espiritual del Espritu Santo, hacindonos dos
sencillas preguntas: (1) Quin es el Espritu Santo (2) Cul es el ministerio del
Espritu Santo?
I.
en casa para reunir fondos y colocar al Espritu Santo en su iglesia. Al llegar a una
casa y al explicar su misin, el inquilino pregunt: Qu es el Espritu Santo?
El que encabezaba el grupo contest: No sabe usted lo que es el Espritu Santo?
Usted habr visto que en todas las iglesias hay, arriba del altar, la imagen de una
paloma. Esa paloma es el Espritu Santo. En nuestra iglesia todava no tenemos esa
imagen, as que estamos reuniendo dinero para que un escultor nos forje una bella
paloma para el altar. Entonces s tendremos el Espritu Santo en nuestra iglesia.
Para estas gentes el Espritu Santo tena que ser algo visible. Tal vez eran sinceras,
pero estaban engaadas. El Espritu Santo no es una cosa ni objeto.
El Espritu Santo no es simplemente vida divina en el interior del ser humano. En
verdad, es el Espritu de vida que vivifica a los muertos. Pero es ms que vida.
Del rbol puede decirse que tiene vida. Sin embargo, se ha visto algn rbol que
posea un ttulo universitario? Se habr visto un rbol obstinado? Habr algn rbol
a quien se pueda ofender? El rbol posee vida, pero no es persona.
El Espritu Santo no es nicamente el poder de Dios manifestndose en nuestra
vida. No es slo una fuerza impersonal.
La gasolina es la fuerza que mueve el automvil; pero es ms que un poder o una
influencia que emana de Dios.
Si consideramos el asunto en forma positiva, habremos de subrayar el hecho de que
el Espritu Santo es Persona. Notemos que el Seor Jess siempre se refiri a l
haciendo uso del pronombre personal El: Cuando venga... l os guiar a toda la
verdad.
Como es Persona posee los tres atributos caractersticos: intelecto, voluntad y
emocin. El Espritu Santo est dotado de intelecto, posee toda la sabidura y el conocimiento. El conoce, entiende y juzga. Pablo habla de la intencin del Espritu
(Romanos 8:27). Jess dijo a sus discpulos: l os ensear todas las cosas (Juan
14:26).
El Espritu Santo est dotado de voluntad. El decide, selecciona y ordena. En el libro
de los Hechos leemos que en varias ocasiones, el Espritu Santo orden a los
discpulos abstenerse de ir a determinados lugares y en vez de eso ir a otros. Leemos
frases como les fue prohibido por el Espritu Santo, enviados por el Espritu Santo
ligado en el Espritu, frases que comprueban que el Espritu Santo posee voluntad.
El Espritu Santo est dotado de emocin. Pablo nos amonesta, diciendo: No
contristis al Espritu Santo. No se puede contristar a un objeto inanimado; esto slo
se puede hacer cuando se trata de personas de sentimientos. El amor, el gozo y la
paz, son atributos del Espritu que mora en nuestra vida.
En resumen, estos versculos de las Sagradas Escrituras que tratan del Espritu
Santo, nos revelan que es un Ser consciente, que posee intelecto, voluntad y
emocin. Si reconocemos este hecho, habremos de cambiar totalmente nuestra
actitud al respecto.
El Espritu Santo es una Persona, pero es superior a todo ser humano. T y yo somos
personas, poseemos intelecto, voluntad y emociones. Pero slo somos seres
humanos, mientras que el Espritu Santo es divino. Es una de las personas de la
Trinidad, y por lo tanto, posee todos sus atributos. Todo cuanto caracteriza a Dios el
Padre y a Cristo el Hijo, es atributo tambin del Santo Espritu. Es omnipotente,
omnisciente, omnipresente, santo, amante y perfecto. Es igual a Dios, es Dios
mismo. Es la tercera Persona de la santsima Trinidad.
La doctrina de la Trinidad se halla revelada en las Santas Escrituras, pero es un
misterio que la mente humana no alcanza a comprender.
Un maestro musulmn en Nigeria le deca a un ministro presbiteriano, el doctor Harry
Rimmer, cuando ste visitaba ese pas: Ustedes los cristianos creen en una trinidad
de Dioses. Hablan de Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espritu Santo. Pero Dios es
slo uno.
El doctor Rimmer le contest al musulmn: Permtame hacerle una pregunta. Es
usted un cuerpo viviente? Es usted un alma viviente? Es usted un espritu viviente? Al contestarle afirmativamente, el doctor Rimmer le pregunt al musulmn cul
de los tres era l, y la contestacin fue: Soy los tres, pero no acert a dar mayor
explicacin.
El evangelista cristiano le indic entonces que en un nivel humano todos somos una
trinidad y sin embargo reconocemos que somos un solo individuo. En forma
misteriosa que no alcanzamos a comprender, la Deidad, siendo tres Personas, es slo
una.
En la India un musulmn me deca: Ustedes los cristianos no saben nada de
matemticas, porque dicen que uno ms uno ms uno es igual a uno, pero en verdad
son tres. Por mi parte le pregunt: Cunto es uno por uno? Su contestacin fue:
Uno.
As comprob lo que l trataba de refutar. La verdad es que cuando tratamos de
explicar los misterios divinos con palabras, slo podemos llegar hasta cierto punto y
darnos por vencidos.
El Espritu Santo es una Persona, pero es ms, es una Persona divina. Esto significa
que posee los atributos de la personalidad en su perfeccin. Es un Intelecto infinito,
una Voluntad perfecta y una Emocin perfecta.
El papel que desempea el Espritu Santo en lo que se relaciona con los seres
humanos es triple:
En primer lugar, como Embajador divino, cumple la voluntad de la Deidad. Es el
representante de Dios.
Un embajador es una persona de gran importancia. Presenta sus credenciales a
determinada potencia gubernamental y se le acepta y respeta como representante
oficial de su gobierno. Cuando emite opiniones, no lo hace como algo personal sino a
nombre de la nacin que le ha conferido el cargo, y es su gobierno quien lo respalda.
Como Embajador de lo alto, el Espritu Santo no habla por s mismo. Habla a nombre
de Dios el Padre y ante todo glorifica a Cristo el Hijo, y cuenta con toda la autoridad
de la Divinidad.
Como Embajador, el Espritu Santo hace tres cosas. Jess dijo: Y cuando l venga,
convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8).
Convence de pecado. Nadie en realidad puede juzgarse por s mismo, como Dios lo
juzga, a menos que el Espritu Santo obre en su corazn y mente. El Espritu pone al
descubierto ese corazn, le revela su pecado y lo declara culpable ante Dios. Esta es
una experiencia que a todos inquieta, y les har perder el sueo o el apetito. Desde
luego, se pierde la paz interior. El Espritu Santo, sin embargo, slo le muestra al
hombre su pecado a fin de que acuda al Salvador. Como dijo Sam Shoemaker en una
ocasin: Antes de que el Espritu Santo sea el Consolador, tiene que desconsolar...
gloria del Omnipotente, pero sabemos ahora lo que es la justicia y dnde la hemos
de hallar. El Espritu Santo es quien nos ilumina.
El Espritu Santo convence al hombre del juicio. Nos revela que el prncipe de este
mundo, Satans, ya estuvo sujeto al juicio eterno por la muerte de nuestro Seor
Jesucristo, y que tambin nosotros, sin la gracia divina, nos hallamos condenados
ante el santo tribunal del cielo. Nos recuerda que un da, cada uno de nosotros
tendr que aparecer ante ese tribunal de Dios y dar cuenta de nuestras acciones y
palabras, oportunidades y privilegios, talentos y posesiones. Todos somos
responsables ante Dios; esto nos dice claramente el Espritu.
Como Embajador divino, por lo tanto, hemos de venerar y obedecer al Espritu Santo,
quien nos convence o redarguye de pecado, de justicia y de juicio. l nos habla con
autoridad y terminantemente.
En segundo lugar, el Espritu Santo es el divino Ayudante. El hace llegar al hombre lo
que Cristo hizo posible por su muerte.
Un pastor en la India, al hablar de la Trinidad, dijo: Yo veo a Dios el Padre como el
Mdico divino que examina al hombre, su paciente, y descubre que padece una
enfermedad fatal llamada pecado, y para ese mal tiene una medicina nica. Cristo, el
Hijo, fue el Ejecutor quien por su muerte y resurreccin en el monte Calvario, obtuvo
la plena recuperacin del enfermo. Puede decirse que el Espritu Santo es el
Ayudante divino que aplica el remedio y no descuida al paciente, a fin de que
experimente todo el amor de Dios y la gracia de Cristo. Recibe plena salud espiritual
al confiar en el Salvador. Todo lo que Jess hizo por el hombre, el Espritu Santo ahora
lo hace en el hombre.
No es posible prescindir del Mdico o del Ejecutor, ni tampoco del Ayudante. En la
obra de la redencin tenemos que depender de su ministerio. Si lo rechazamos,
rechazamos la nica fuente de auxilio. En su calidad de Embajador divino, hay
que tributarle todo respeto; y como Ayudante divino, brindarle franca entrada.
En tercer lugar, el Espritu Santo es el divino Residente. Pablo pregunta: No sabis
que sois templo de Dios, y que el Espritu de Dios mora en vosotros? (I Corintios
3:16).
Hay dos grandes misterios en la fe cristiana. Uno es que Dios condescendiese a vivir
con los hombres en la persona de su Hijo, Jesucristo. El otro es que Dios condescendiese a morar en los hombres en la persona del Espritu Santo. Pensar que
Dios estuvo dispuesto a despojarse de su gloria y poder, y venir al mundo a vivir como hombre entre los hombres, es algo que no puede concebirse. Pensar que Dios,
infinito y santo, estuvo dispuesto a hacer su morada en el corazn del hombre, finito
y pecaminoso, tambin sobrepuja a la comprensin humana. Y, no obstante, es
verdad! El as lo ha determinado y anhela morar en el hombre, en la persona del
Espritu Santo, hacindonos crecer en la semejanza de Cristo. Quiere poseernos y
transformarnos, all donde no pueden explorar ni la ciruga ni la psiquiatra, el Es-
Dador de todo gozo, y no slo sentir gozo. Es preciso recibir al Consolador y no algo
de consuelo. Todos los dones de Dios los hace una realidad la bendita persona del
Espritu Santo.
En la poca del Imperio Romano existi un opulento senador que slo tena un hijo. El
padre hizo su testamento, dejndole todo al joven a quien amaba tiernamente. Pero
con el transcurso de los aos aquel hijo se haca ms desobediente y pendenciero; al
fin un da huy de la casa y no se supo ms de l. Desesperado, el padre cambi su
testamento y dej todas sus posesiones a un fiel esclavo, con la nica disposicin de
que si el hijo regresaba al hogar, poda escoger una sola cosa de toda la herencia.
Cuando supo que su padre haba muerto, aquel hijo descarriado regres, pero slo
para darse cuenta que el testamento ya no era el mismo, y que de todos los bie nes
l tena derecho a escoger nada ms una propiedad. El joven estuvo pensando qu
sera preferible escoger. Optara por una casa en donde vivir, un campo para
cultivarlo, o alguno de los negocios? Luego, en un momento de inspiracin, seal al
esclavo, y dijo: Lo tomo a l! Y al escoger al esclavo, se hizo dueo de toda la
herencia.
De la misma manera, al recibir a la persona del Espritu Santo, recibimos toda
la herencia de Cristo Jess. Dios se ofrece a s mismo; es la Ddiva excelsa. Acept moslo!
2. RESIDENTE Y PRESIDENTE
No os embriaguis con vino, en lo cual no hay disolucin; antes bien sed llenos del
Espritu (Efesios 5:18).
Primeramente aparece una comparacin. La plenitud del Espritu Santo trae consigo
intrepidez, poder, optimismo. Uno de los efectos del alcohol en el hombre es
envalentonarlo; se siente capaz de cualquier hazaa, para l no existe el fracaso. Sin
embargo, cun grande es el contraste entre el estimulante diablico y el divino, el
Espritu Santo! La embriaguez conduce a necios desvaros, mientras que la plenitud
del Espritu Santo imparte sabidura. La borrachera lleva a excesos, ms la plenitud
del Espritu Santo logra el dominio propio en el individuo. Lo uno conduce a lo
satnico, mientras que lo otro a la santidad. Por ltimo, hagamos mencin
del mandato. En realidad, tiene dos aspectos. Uno es negativo:
No os embriaguis con vino. El otro es positivo: Sed llenos del Espritu. Parece
muy extrao, pero solemos dar mucho nfasis al mandato negativo y casi olvidamos
el mandato positivo.
En cierta ocasin, el notable evangelista Billy Graham, visitaba una iglesia y uno de
los ancianos que lo acompaaba le cont que su iglesia acababa de pasar por una
experiencia trgica, al despedir a uno de sus miembros por haber asistido en estado
de embriaguez.
La iglesia considera la embriaguez como una grave ofensa, y con razn, pero a la vez
es igualmente trgico que sus miembros sean negligentes cuando se trata de la
plenitud del Espritu Santo!
El mandato de ser llenos del Espritu es tan preciso como lo es el de arrepentirse y
creer en el Seor Jesucristo.
La Iglesia Primitiva fue muy categrica en cuanto al bautismo con el Espritu Santo.
En obediencia al mandato de Cristo, de que no se fueran de Jerusaln sino que
esperasen hasta que fuesen revestidos del poder de lo alto, los discpulos se
reunieron en el aposento alto, unnimes en oracin hasta el da de Pentecosts,
cuando fueron todos llenos del Espritu Santo. Desde entonces, en la Iglesia
Primitiva esa fue la norma a seguir por todos y cada uno de los cristianos. En el libro
de los Hechos de los Apstoles, repetidas veces aparece la frase llenos del Espritu
Santo.
Todos estos ejemplos comprueban que la Iglesia Primitiva haca hincapi en que se
recibiese la plenitud del Espritu Santo.
Antes de poder contestar, tenemos que hacer otra pregunta y darle respuesta: Cul
es la relacin que tiene el Espritu Santo con cada creyente? Ya hemos explicado la
relacin que existe al tratarse de las personas que an no han sido regeneradas.
Dijimos que el Espritu Santo es el Embajador, que redarguye de pecado, justicia y
juicio. Pero, cul es la relacin que guarda con los que se han arrepentido de sus
pecados y han aceptado al Seor Jesucristo como su Salvador? Veamos lo que nos
dicen las Sagradas Escrituras.
En primer lugar, todo creyente es nacido del Espritu. El Seor Jess le dijo a
Nicodemo: El que no naciere de agua y del Espritu, no puede entrar en el reino de
Dios (Juan 3:5). Cuando un hombre acepta a Cristo como su Salvador personal, pasa
de muerte a vida por medio del Espritu Santo. Ha nacido de nuevo; es una nueva
criatura en Cristo Jess. Las cosas viejas pasaron, todas son hechas nuevas.
En tercer lugar, todo creyente recibe el sello del Espritu Santo. Pablo escribe a la
iglesia en feso: Fuisteis sellados con el Espritu Santo de la promesa (Efesios 1:13;
vase tambin 4:30). A los cristianos de Corinto, escribi algo semejante (II Corintios
1:22). Para los griegos, el sello era la comprobacin legal de alguna operacin. De la
misma manera el Espritu Santo sella al creyente, es decir, pone sobre l el sello de
propiedad, y lo constituye en posesin del Dios omnipotente.
Finalmente, el Espritu Santo mora en todo creyente. Pablo escribi a los cristianos en
Corinto: No sabis que sois templo de Dios, y que el Espritu de Dios mora en
vosotros? (I Corintios 3:16). Esto les deca a pesar de que a esos cristianos les
faltaba mucho para ser perfectos. No hay que pensar que el Espritu Santo no acta
cuando un hombre se convierte, es decir, nace de nuevo; que El slo est presente
cuando ya ha crecido en la gracia. En el preciso momento en que se recibe a Cristo
como Salvador personal, se recibe tambin la presencia del Espritu Santo. El
cristiano no puede vivir por un momento sin su presencia. Pablo dijo: Si alguno no
tiene el Espritu de Cristo, no es de l (Romanos 8:9). El Espritu Santo habita en
todo hijo del supremo Hacedor.
Habiendo dicho todo esto, que el creyente sincero nace del Espritu, recibe seguridad
y confianza, es sellado por el Espritu, bautizado por el Espritu en el cuerpo de Cristo
y ese Espritu mora en l, tenemos que hacer notar que no todo creyente
est lleno del Espritu. Una cosa es nacer del Espritu y otra gozar de la plenitud del
Espritu. Pudiera ser que el Espritu Santo more en nuestro corazn, pero sin
ejercer dominio completo sobre l. Cristo podr ser el Salvador, pero no el Soberano;
podr ser Residente pero no Presidente.
Hay personas que tal vez han abierto la puerta de su corazn al Espritu de Cristo,
pero no le permiten ir ms all del umbral de su vida. Le ofrecen entrada a algunas
habitaciones pero no a todas. Por lo tanto, aunque el Espritu Santo est presente y
haya derramado bendiciones sobre el dueo de esa morada, est all slo como
husped. No se le permite ejercer dominio completo.
Ser llenos del Espritu significa que el hijo de Dios ha permitido que l ocupe todos
los rincones de su alma, que todas las llaves estn en su poder. El Espritu no es
Husped solamente, sino el Amo por excelencia.
Esta ntima relacin con el Amo y Seor, por medio de la persona del Espritu Santo
se halla magistralmente descrita en el bien conocido texto de Apocalipsis 3:20: He
aqu, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar a l,
y cenar con l, y l conmigo. Esta es la triple relacin de Cristo con el ser humano:
Para algunos es un Extrao, que toca la puerta y solicita entrada. Para quienes le han
aceptado como Salvador, se encuentra adentro pero slo como husped; se le sienta
a la mesa y cena con el dueo. Pero para quienes hacen una completa entrega de s
mismos, El viene a ser el Amo. Se sienta a la mesa como anfitrin y el creyente cena
con El. Esta es la relacin ntima que Cristo anhela tener con todos sus hijos.
Es evidente, por lo tanto, que la razn principal por la que todo hijo de Dios no goza
de la plenitud del Espritu Santo, es que no ha hecho una completa entrega a Dios de
todo su ser y todo cuanto se relaciona con su vida diaria. El resultado entonces es
que en lugar de estar lleno del Espritu (con e mayscula), se encuentra bajo el
dominio de algn otro espritu (con e minscula). Podr ser el espritu de arrogancia,
y el Espritu Santo, que es Espritu de humildad, no puede reinar en su vida; o quiz
lo gobierne un espritu egosta y en tal caso el Espritu Santo, Espritu de sacrificio, no
es quien domina esa vida. Pudiera ser tambin que el individuo abrigue odio o
resentimiento y ser imposible en esa condicin que el Santo Espritu de amor llene
su corazn.
As que para estar lleno del Espritu Santo, el creyente debe estar dispuesto a que se
le despoje de toda actitud o deseos pecaminosos. Ntese que digo que debe estar
dispuesto a que se le despoje, y no que l debe despojarse por s mismo. Este es el
error que muchos cometen. Tratan de despojarse o de abandonar por s mismos acti-
Hay dos formas de vaciar el agua de un vaso. Una es invertir el vaso y la otra es
verter mercurio (o alguna otra sustancia con ms peso que el agua e incompatible
con ese lquido) en el vaso y automticamente se vaciar el agua. Al tratarse del
corazn humano y descubrir que est lleno de resentimientos, rencores, odios, celos,
impurezas, etc., ser imposible tratar de vaciar su contenido como si se tratara de un
vaso con agua. Lo nico que podemos hacer es permitir que el Espritu Santo penetre
el corazn y lo llene por completo y al hacerlo, automticamente desalojar toda
actitud y deseos perversos. En otras palabras, esta es una obra que no podemos
hacer nosotros; tenemos que permitir al Espritu Santo que la realice.
A la vez, esta entrega y el resultado, ser llenos del Espritu, son el secreto
del poder en la vida cristiana. A semejanza de la pureza, el poder no es una fuerza
impersonal; significa una relacin ntima con el Espritu Santo, el Poderoso. Si
estamos plenamente rendidos a su voluntad y en todo somos dirigidos por El, su
potencia se deja sentir en nuestra vida en el momento que se necesita. Todos los
obstculos que estorban la corriente de su poder han sido eliminados, y mientras se
mantenga esa relacin, el poder obrar.
La vida llena del Espritu se inicia, como ya se dijo, al hacer de ella una entrega
completa. El Espritu Santo se da en plenitud nicamente a quienes se rinden incondicionalmente. Un sbdito britnico, al dar su testimonio ante un grupo de personas,
dijo: Hasta ahora haba reinado una monarqua constitucional en mi vida espiritual.
Cristo ha sido el Rey, pero yo he sido el primer ministro, adjudicndome todas las
decisiones. Pero ahora he renunciado al puesto y Cristo es ahora el Rey, Primer
Ministro, y Seor de mi vida. Cuando estamos dispuestos a que Cristo sea el Seor,
el Espritu Santo morar en nosotros en toda su plenitud.
Qu significa la consagracin? No quiere decir que le diremos al Seor lo que nos
comprometemos a desempear como seguidores suyos, sino que nos disponemos a
acatar aquello que l quiere que hagamos. Tal vez nos llame a la obra misionera, y
debemos disponernos a obedecer; o quiz ms tarde se nos pida pasar por alguna
prueba difcil, y al cristiano consagrado slo le toca decir: Hgase tu voluntad.
Pero habr quienes piensen que esto es pedir demasiado, que el precio es muy alto.
Recordemos, sin embargo, que el Seor a quien nos hemos consagrado es amoroso y
benigno y slo anhela lo mejor para sus hijos y que vivamos para su honra y gloria y
para bendecir a la humanidad. No hay nada que temer. Ciertamente, no podremos
imponer nuestra voluntad, pero encontraremos que la senda que l nos seala es
siempre la mejor!
Es el precio demasiado alto? Hay que tomar en cuenta que al entregarle todo, que
es muy poco, a l, recibimos su grandioso todo. Nos inunda con su Santo Espritu y
recibimos as toda su paz, todo su gozo y todo su poder. Y no slo esto sino que esa
vida que le hemos entregado nos es devuelta, pero ahora es una vida nueva, redimida y transformada para gloria suya, y en ella nos regocijamos.
Nos rendimos a l y l nos llena del Espritu Santo. Este es el secreto. Sed llenos del
Espritu.
En este pasaje bblico se mencionan dos bautismos: el bautismo con agua para
arrepentimiento, y el bautismo en Espritu Santo y fuego.
Hay que reconocer tambin la diferencia entre el bautismo por el Espritu Santo y el
bautismo con el Espritu Santo. En I Corintios 12:13, el apstol Pablo aclara diciendo:
Por un solo Espritu fuimos todos bautizados en un cuerpo. Aqu el instrumento es
el Espritu Santo, el sujeto es el creyente, y el elemento es el cuerpo o sea, la Iglesia
de Cristo. Este es el bautismo por el Espritu Santo; en el bautismo mencionado en el
texto que aparece al principio de este captulo, Cristo es el que obra y el elemento es
el Espritu Santo. Este es el bautismo con el Espritu Santo.
La importancia del bautismo con el Espritu Santo se deja ver en el hecho de que se
menciona en cada uno de los Evangelios, as como en los Hechos de los Apstoles.
Hgase un estudio de los versculos siguientes: Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 3:16;
Juan 1:33 y Hechos 1:5. Son relativamente pocas las enseanzas que aparecen tan
repetidamente en las pginas del Nuevo Testamento.
La palabra clave para entender nuestro texto es fuego. El fuego es uno de los
muchos smbolos del Espritu Santo, que se menciona en las Sagradas Escrituras. En
el Antiguo Testamento se encuentra el smbolo del viento o del aliento. El Espritu
Santo es el aliento de Dios en nosotros, emblemtico del ministerio vivificante del
Espritu. Tambin aparece el smbolo del aceite, cuyo significado es la uncin del
individuo por el Espritu Santo, capacitndolo para determinada tarea. En el Nuevo
Testamento se halla el smbolo del agua. Jess dijo: El que no naciere de agua y del
Espritu, no puede entrar en el reino de Dios. Aqu el agua indica que es preciso
lavar los pecados. Finalmente, se presenta el smbolo del fuego, que tal vez es el
mayor dramatismo. Significa el ministerio del fuego purificador que acrisola y da
poder.
En cierta ocasin yo caminaba por una colina de los montes Himalaya con un
ministro de la India y de l escuch la ms hermosa analoga de la Trinidad que
jams he odo. Mi colega se expres como sigue:
Jesucristo es semejante a los rayos del sol que hacen descender luz y calor, y nos
parece que ese astro se encuentra cerca de nosotros. Jess es Dios encarnado. Los
hombres lo contemplaron y en l se manifest la gloria del Padre. Su presencia se
hizo realidad.
Cun cierto es esto! El Espritu Santo es como un lente de aumento que enciende el
alma humana. No es de extraar que las Sagradas Escrituras hablen del bautismo
por Cristo como bautismo con fuego.
Los cientficos nos dicen que el fuego contiene tres rayos distintos. El primero es el
rayo actnico que produce cambios qumicos, que ablanda el acero y reduce la
madera a cenizas. El segundo es el rayo calrico que produce calor, y el tercero es el
rayo luminoso que produce luz.
Estos datos nos ofrecen una clave a la obra del Espritu Santo en nuestra vida. El
fuego del Espritu Santo reduce a cenizas lo impuro; al producir calor espiritual,
imparte su poder; y sigue ardiendo perpetuamente. Examinemos estos tres aspectos:
Por ejemplo, en los Diez Mandamientos, Dios dice: No hurtars. Pero tambin dice:
No codiciars. Hurtar es un acto externo, pero la codicia es una actitud interna. El
hombre codicia en su corazn y luego se entrega al robo con las manos. Ambas
cosas violan los mandamientos divinos.
En su plegaria de arrepentimiento (Salmos 51) David exclama angustiosamente:
Borra mis rebeliones y luego implora: Crea en m, oh Dios, un corazn limpio.
David comprenda que los pecados de adulterio y asesinato que haba cometido eran
el resultado de un estado pecaminoso interior.
En el Sermn del Monte, Jess dijo: Osteis que fue dicho a los antiguos: No
matars... Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, ser culpable de juicio (Mateo 5:21-22). El enojo o el odio es una actitud mental. El
asesinato es un acto externo, los hombres primero odian y despus matan.
Jess tambin dijo en este sermn: Osteis que fue dicho: No cometers adulterio.
Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulter con
ella en su corazn (Mateo 5:27-28). La codicia nace en el corazn y da por resultado
el adulterio.
En la parbola del hijo prdigo, o mejor dicho de los hijos prdigos, el Seor presenta
otra vez la doble naturaleza del pecado. El hijo ms joven es ejemplo de transgresiones carnales. Fue culpable de glotonera, embriaguez, libertinaje, y en otras
palabras, vivi perdidamente. El hijo mayor permiti que se apoderaran de l los
pecados del espritu, los celos, el amor propio, el enojo, la indiferencia. No quiso
perdonar al hermano.
En su primera Epstola, el apstol Juan presenta con toda claridad, la diferencia entre
los pecados y el pecado. En su forma plural se dan a entender actos pecaminosos
externos. La forma singular exhibe una condicin pecaminosa interna, el origen del
pecado. A travs de las Sagradas Escrituras, se observa claramente la doble naturaleza del pecado.
Se ve tambin en la vida de los discpulos de Jess. Es cierto que cuando El los llam,
abandonaron sus ocupaciones y profesiones y le siguieron gozosos. Al vivir con El da
tras da, fueron transformados maravillosamente, de tal manera que el Seor en su
oracin testifica de ellos ante el Padre, diciendo: Han guardado tu palabra, las
palabras que me diste las recibieron y han credo que t me enviaste: No son del
mundo, como tampoco yo soy del mundo (Juan 17:6, 8, 16). En otra ocasin Jess
dijo a sus discpulos: Regocijaos de que vuestros nombres estn escritos en los
cielos (Lucas 10:20). Indudablemente eran hombres convertidos, regenerados, libertados de las transgresiones.
y el otro a su izquierda, cuando estableciera su reino. Jess les reprendi y les llam
la atencin al hecho de que mientras ellos deseaban tronos y cetros, l iba camino a
la cruz (Marcos 10:35-40).
En esa misma vez, al or los dems discpulos lo que pedan Jacobo y Juan, se
despert en ellos el espritu de envidia y se disgustaron con los dos hermanos. De
nuevo tuvo el Seor que hacer comprender a todos que el que quiera hacerse
grande entre vosotros, ser vuestro servidor (Marcos 10:43).
despus, principi un incendio que fue extendindose hasta abarcar un amplio sector
de Londres. Y lo que la medicina no logr contener, el fuego pudo llevarlo a cabo. Las
llamas se introducan a todos los rincones y sitios encubiertos, lo que destruy
millares de ratones y pulgas, detenindose as la plaga.
Slo hay un remedio para la plaga del pecado en el corazn, y ste es el fuego
purificador del Santo Espritu. l puede destruir la envidia, el egosmo, la clera, el
odio, la codicia. Nos ayuda a crecer en el conocimiento de Cristo, y a actuar
conforme a su voluntad. El fuego del Espritu quema la escoria e imparte pureza.
El apstol Pedro, al hablar de este ministerio purificador del Espritu Santo, dijo a los
miembros del primer concilio cristiano en Jerusaln: Y Dios, que conoce los
corazones, les dio testimonio, dndoles el Espritu Santo lo mismo que a nosotros; y
ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones
(Hechos 15:8, 9).
El Seor Jess revel el segundo resultado del bautismo con el Espritu Santo cuando
dijo a sus discpulos, antes de su ascensin: Recibiris poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espritu Santo, y me seris testigos en Jerusaln, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo ltimo de la tierra (Hechos 1:8). En su ltimo mandato, el Seor
expresa esto claramente: Quedaos vosotros en la ciudad de Jerusaln, hasta que
seis investidos de poder desde lo alto (Lucas 24:49).
Pero a pesar de todo esto, dos cosas les mantenan resueltos. Una de ellas era el
acontecimiento del que haban sido testigos; la otra era una preciosa promesa. Aunque haban sido lentos en aceptar la resurreccin, ahora ya estaban convencidos de
esa realidad. El Maestro viva! Adems tenan la promesa: Recibiris poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espritu Santo. El divino Maestro les haba dado su
palabra y no les dejara. Aquella promesa se cumpli el da de Pentecosts y nos
dicen las Sagradas Escrituras que todos fueron llenos del Espritu Santo.
Veamos, por ejemplo, el maravilloso cambio que se oper en la vida y ministerio del
apstol Pedro. Unas semanas antes Pedro haba negado a su Seor, frente a una
criada y un soldado romano. Tres veces le neg; pero el da de Pentecosts tuvo el
valor de enfrentarse a la muchedumbre en Jerusaln, culparla del delito de la crucifixin y exhortarla al arrepentimiento.
Cunto necesita la iglesia este poder! Sin l no tendr xito en su misin ante el
mundo, no obstante su vasta organizacin y recursos materiales. Pero si echa mano
de ese poder, ni las puertas del infierno prevalecern contra ella.
III.
El fuego del Espritu Santo tambin puede propagarse. Si arde en el alma de algn
creyente, se extiende hasta los miembros de su familia. Al inflamar el corazn de un
pastor, el fuego se manifiesta en toda la congregacin. Cuando arde en la vida de
algn laico, se enciende una llama espiritual en toda la comunidad.
Hace muchos aos que el Espritu Santo encendi el corazn de un joven ministro
anglicano en Inglaterra, Juan Wesley, y por medio de l, la llama se extendi por todo
el pas, dando por resultado un avivamiento espiritual y una revolucin social. Algn
tiempo despus, el Espritu Santo ardi en la vida de un joven zapatero britnico,
Guillermo Carey, y por medio de l se extendi el fuego a otros miembros de la
iglesia y hasta a los clrigos. Este fue el principio de la obra misionera moderna, tal
vez el perodo ms sobresaliente en la historia de la iglesia. En poca reciente, el
fuego del Espritu Santo abraz a un joven desconocido, llamado Billy Graham, y por
su conducto la llama ha abarcado todo el mundo, con las ms poderosas campanas
evangelsticas en la historia de la iglesia cristiana.
Cuando la iglesia cristiana recibe el bautismo de fuego del Espritu Santo, se capacita
para servir ms eficazmente y el mundo dar atencin a lo que dice y hace.
Repentinamente, una voz desde lo alto rompe el silencio nocturno y resuena por todo
el desfiladero, diciendo: Estn listos, amigos acampantes? Se oye la contestacin
afirmativa all en la hondonada, y una voz pregunta: Est listo el fuego
S, el fuego est listo.
Entonces, que descienda el fuego?
En ese instante se arrojan desde lo alto los carbones encendidos, que a manera de
cascada descienden hasta el profundo precipicio. Es en verdad un espectculo inolvidable.
Con confianza plena, el corazn exclama: Que descienda el fuego! Dios, en ese
instante abre las ventanas de los cielos y derrama su Espritu; el fuego purificador
inunda el alma, quema la escoria y da pureza; llena de poder para testificar, y as
muchos corazones indiferentes reciben tambin la llama viviente del Espritu. Dios
ha contestado con su glorioso fuego!
4. PUREZA DE PENSAMIENTOS
Transformaos por medio de la renovacin de vuestro entendimiento
(Romanos 12:2).
Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que
aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en m. Y
yo s que en m, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien est
en m, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no
quiero, eso hago (Romanos 7:15-19).
Parecera que dentro de la misma persona viven dos seres distintos, el que es bueno
y el que no lo es, y el problema que se presenta es cmo cambiar al de carcter no
deseable, al ser cuya naturaleza se inclina al bien.
Pablo no slo menciona el problema, sino que tambin sugiere cul es la clave para
su solucin. Transformaos, recomienda, por medio de la renovacin de vuestro
entendimiento. El entendimiento, o sea la mente del hombre, es la clave a lo que es
el hombre, y la manera de obtener la transformacin es cambiar la mente misma.
En segundo lugar, hay que tener presente, que tanto la subconsciencia como la
conciencia, ejercen influencia en nuestra vida, a veces ms la primera.
David Seabury, un conocido psiclogo, asegura que las tres cuartas partes de
nuestra actitud mental, ocurren en ese hondo nivel del subconsciente y slo salen a
la superficie en el momento que se requiere. El doctor Charles Mayo dice que el 75%
de la actuacin de la humanidad se encuentra dominada por el subconsciente, y slo
el 25% por la mente consciente.
contest que en realidad no haba tenido ninguna alteracin orgnica, sino que era el
resultado pasajero de alguna experiencia que la inquietaba emocionalmente. Aadi
que slo le estaba aplicando algo superficial, ms que todo, para ayudarla
psicolgicamente, y me recomend que tratara de encontrar la verdadera razn de
su malestar, a fin de prestarle una ayuda eficaz.
Le hice otra visita a la seora y despus de mucho sondear con todo tacto y de haber
orado con ella, descubr la verdad. Haca poco haba descubierto que su esposo le
era infiel. Pens que al perder su amor lo perda a l, y su ceguera repentina era un
esfuerzo inconsciente de su parte, para volver a conquistar su afecto y sus atenciones. Tendra que dedicarle mucho de su tiempo y servirle de lazarillo. Fui a
entrevistar a su marido y le expliqu el asunto. El reconoci su falta y se arrepinti.
Le pidi perdn a su esposa y ambos se reconciliaron. Pocos das despus, la seora
haba recobrado la vista completamente.
Lo que pasa es que muchas de nuestras acciones, sin darnos cuenta, se hallan
sujetas a ese nivel de la mente, que denominamos subconsciencia.
Por lo tanto, existe un conflicto dentro del ser. Por una parte exclamamos: Qutate
delante de m, Satans, pero a la vez hay algo que nos impulsa a seguir los
senderos antiguos.
Puede Cristo redimir la mente consciente nada ms? o, puede redimir tambin la
mente subconsciente Creo que lo puede hacer? De otra manera el remedio para el
mal no sera completo. El apstol Pablo, despus de su grfica descripcin del
conflicto interno de la mente, se lamenta desesperadamente: Miserable de m!
Quin me librar de este cuerpo de muerte? Y en seguida, lleno de fe, contesta su
propia pregunta, diciendo: Gracias doy a Dios, por Jesucristo Seor nuestro
(Romanos 7:24-25).
Simn Pedro, en uno de sus primeros encuentros con el Seor Jess, exclam:
Aprtate de m, Seor, porque soy hombre pecador (Lucas 5:8).
En segundo lugar, tener fe para creer que el Espritu Santo puede llegar a lo
profundo del ser humano y hacer su obra all donde ste se siente impotente.
Permitamos que nuestra fe se base en la obra hecha por Jesucristo y en las promesas
precisas de la Palabra de Dios. Pablo claramente dice: Cristo am a la iglesia, y se
entreg a s mismo por ella, para santificarla, habindola purificado en el lavamiento
del agua por la palabra (Efesios 5:25-26). En otra ocasin, escribe: Nos salv, no
por obras de justicia que nosotros hubiramos hecho, sino por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneracin y por la renovacin en el Espritu Santo (Tito 3:5-6). Y
otra vez: Somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha
una vez para siempre (Hebreos 10:10).
Cristo muri para limpiar hasta lo ms profundo del ser. Dios en su Palabra as lo
promete. El Espritu Santo est presto a terminar esa obra. Tengamos fe y estemos
seguros que l es poderoso y est dispuesto a purificarnos ahora!
Ore con fe. Reconozca que El ofrece y por eso usted implora. El promete, y usted
recibe. Dirjase al Espritu Santo, y diga: Tengo fe en que eres poderoso para hacerme una nueva criatura, y te doy gracias, Seor. Y luego permita que su fe
descanse en las promesas de Dios y no en lo que usted siente. Tener fe quiere decir
creer en lo que Dios declara y que sus palabras se hacen realidad en usted.
En cuarto lugar, mantenga una actitud sumisa y obediente. Recuerde que esto es
apenas el principio. Es crisis que inicia un proceso. Esa oracin incipiente debe ir
Es interesante que el apstol Pablo precede las palabras del texto: Transformaos por
medio de la renovacin de vuestro entendimiento, con la amonestacin: No os
conformis a este siglo (Romanos 12:2). Pablo saba que el nico antdoto para ser
esclavos de caprichos mundanales, era estar bajo el gobierno del Espritu Santo, que
mora en el creyente.
El Espritu Santo, pues, puede hacer su obra; purificar, consagrar y dominar los
deseos, mviles, sentimientos y actitudes del ser interno; pero esto, desde luego, requiere nuestra entrega, cooperacin y obediencia.
La redencin, por lo tanto, debe llegar hasta lo ms profundo del ser. Cristo redime la
mente consciente y la subconsciente.
Dios promete: Esparcir sobre vosotros agua limpia, y seris limpiados de todas
vuestras inmundicias; y de todos vuestros dolos os limpiar. Os dar corazn nuevo,
y pondr espritu nuevo dentro de vosotros; y quitar de vuestra carne el corazn de
piedra, y os dar un corazn de carne. Y pondr dentro de vosotros mi Espritu, y
har que andis en mis estatutos, y guardis mis preceptos, y los pongis por obra
(Ezequiel 36:25-27).
Juan, el discpulo amado, reitera la promesa, cuando dice: Si andamos en luz, como
l est en luz... la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado (I Juan
1:7).
A semejanza del leproso que lleg a Jess un da, encareciendo su ayuda, vayamos a
l nosotros, leprosos espirituales, y clamemos confiadamente: Seor, si quieres,
puedes limpiarme (Mateo 8:2). Y oigamos sus palabras inspiradoras: Quiero; s
limpio.
Las frases que emplea nuestro Seor en sus promesas acerca del Espritu Santo son
enfticas y sumamente interesantes. Dice: Os lo enviar (Juan 16:7); tambin dice:
Vendr sobre vosotros el Espritu Santo (Hechos 1:8); y finalmente dice: De su
interior corrern ros de agua viva (Juan 7:38). Notemos las expresiones: Os lo
enviar, sobre vosotros, sobre vosotros, y de su interior.
Es significativo que en las dos ocasiones en que el Maestro emplea la frase sobre
vosotros, es para aunar la venida del Espritu Santo al hecho de que se recibir
poder de lo alto. Jess declar que el Espritu era el Consolador, y probablemente
una mejor traduccin es, el Confortador o sea, el que fortalece (del
latn con y fortis, fortaleza). Por tanto, el Espritu Santo al morar en nosotros, nos
fortalece y actuamos revestidos de su potencia.
Son tres las caractersticas de ese poder que se recibe por la presencia del Espritu
Santo.
En primer lugar, es poder desde lo alto. Fijmonos en las palabras: hasta que
seis investidos de poder desde lo alto. Es decir, es un poder que desciende sobre
nosotros.
Son dos los mtodos empleados para conseguir poder espiritual. Uno consiste en
tratar de desarrollar poder por el propio esfuerzo. El otro es recibirlo como un don de
lo alto. El primero se basa en el esfuerzo propio por lograr una vida mejor. Se nos
aconseja que desarrollemos nuestros recursos latentes. Pero los beneficios de esta
conducta son limitados, puesto que se principia con el yo y se termina con los
limitados recursos de ese yo.
Pero el poder de que habla el Seor Jess no es del interior, sino de lo alto. No se
alcanza sino que se acepta; no se desarrolla, slo se recibe. No es resultado del
esfuerzo propio; es una ddiva. Es, por lo mismo, ilimitado! Son los recursos de Dios
para el ser humano.
Hay quienes aducen que slo los moralmente dbiles tratan de aprovechar fuerzas
ajenas; los vigorosos confan en su propia fuerza. Pero sta no es la forma en que la
gente reacciona en el terreno fsico. Anda en bsqueda constante de nuevas fuentes
de potencia fsica y mecnica y siempre est ansiosa de aprovecharlas.
Por ejemplo, hay dos maneras de cruzar el continente. Puedo emprender el viaje a
pie y despus de das y das de caminar, llegar a mi destino. O puedo abordar
un jet y llegar en unas cuantas horas. Hay dos formas de atravesar el ocano. Puedo
pensar en hacerlo a nado (y jams llegar al otro lado), o aprovechar un moderno
transatlntico y cruzar los mares con toda comodidad, sano y salvo. Se puede hacer
una excavacin para los cimientos de un edificio, con un zapapico y pala, y despus
de muchas semanas de pesado trabajo, acabar la tarea, o se puede emplear una
gigantesca pala mecnica y terminar la obra rpida y eficientemente.
enemigo, o podemos resistir con la potencia del Espritu y derrotar al tentador. Cuando nos agobian las pruebas y las cargas, podemos cerrar los puos y proponernos
soportarlas, pero su peso nos doblegar; o podemos implorar la gracia y fortaleza de
Dios, y creer que las penas redundan para su gloria y nuestro propio bien, logrando
as alcanzar la victoria y crecer en la vida cristiana.
En segundo lugar, hay poder en el hombre interior. El apstol Pablo ora por los
cristianos en feso, para que el Padre les conceda el ser fortalecidos con poder en el
hombre interior por su Espritu (Efesios 3:16). En el versculo 20, dice: el poder que
acta en nosotros.
El hombre interior es el que forma al hombre exterior. Si la vida interior es dbil, esa
debilidad se deja sentir en la vida externa. Si hay confusin interna, habr tambin
confusin externa. El Espritu Santo es potencia, precisamente donde se necesita: en
el hombre interior.
La diferencia entre una persona antes y despus de que ha sido investida del Espritu
Santo, es la diferencia entre un bote de vela y un buque de vapor. El bote de vela
est sujeto a las circunstancias que lo rodean. Cuando sopla el viento, navega, pero
si cesa el viento, se estanca. Al buque de vapor lo mueve una fuerza interior y surca
las aguas sin la ayuda del viento. Hay cristianos que, como el bote de vela, son
llevados por las circunstancias. Otros son cristianos que, a semejanza del buque de
vapor, son conducidos por el Espritu. El hombre debe abandonar la confianza en s
mismo y depositar toda su confianza en el Espritu Santo.
El misionero decidi entonces seguir utilizando los bueyes, pues pens que as se
ahorraba los gastos de reparacin y la gasolina. Termin su aventura con dos bueyes
arrastrando el automvil y con las cuatro llantas llenas de paja. Y el obispo terminaba
con la siguiente advertencia: As son muchos cristianos. Como carecen de recursos o
poder interior, se fan de fuerzas exteriores para poder actuar. Pero Dios anhela que
su Espritu omnipotente, more dentro de nosotros y gobierne toda la vida.
En tercer lugar, este poder de lo alto es rigurosamente espiritual, pues siendo poder
del Espritu, tiene que ser de naturaleza espiritual.
Antes del Pentecosts, los discpulos se dejaban llevar por un espritu vengativo y
confiaban en el uso de la fuerza fsica para alcanzar fines espirituales. Es fcil recordar varios casos de esta ndole. Santiago y Juan queran que descendiera fuego
del cielo sobre los samaritanos. En la noche de la crucifixin, Pedro trat de defender
a su Maestro con espada. An en aquel ltimo da en que el Seor Jess estuvo con
sus discpulos, ellos pensaban en la restauracin del reino de Israel.
Pero despus del Pentecosts, confiaron en armas espirituales, el poder del amor, de
la fe y del perdn. Vencieron el mal con el bien, el odio con el amor, al mundo
mediante una cruz. Comprendieron que la misericordia sobrepujaba a la fuerza bruta,
que el amor era ms poderoso que la ley, el perdn que la violencia y que la fe
domina al temor. Cuando Pedro se dirigi a la multitud en Jerusaln, el da de
Pentecosts, les llam hermanos (vase Hechos 2:29). Cuando Esteban era
apedreado por el pueblo en Jerusaln, clam a gran voz: Seor, no les tomes en
cuenta este pecado (Hechos 7:60). Cuando Ananas fue llamado por Dios para que
visitara a Saulo, quien se acababa de convertir y oraba, se dirigi al temible
enemigo, llamndole hermano (Hechos 9:17). Este era el Espritu que les
capacitaba para vencer al mundo. Y ste es el Espritu que nos ayudar hoy a vencer.
Hace varios aos, en una de las aldeas del sur de la India un campesino acept a
Cristo, por el testimonio de un secretario de la Asociacin Cristiana de Jvenes. El
nuevo creyente se bautiz y se uni a la iglesia. Sus antiguos amigos se volvieron
contra l, le incendiaron sus siembras y llegaron hasta trozarle una mano. Algunas de
las gentes ms sensatas del pueblo reconocieron que aquello era criminal y que los
culpables deberan ser castigados.
Solamente por la obra interior del Espritu Santo, podr el ser humano recibir esta
potencia espiritual. No slo somos libertados de las acciones perversas sino tambin
de las reacciones malignas. No slo la conducta exterior se transforma, sino tambin
las tendencias o inclinaciones del ser interno.
El poder del Espritu Santo se nos ofrece con dos propsitos: (1) Para hacer frente a
la vida victoriosamente, y (2) Para testificar eficazmente.
Para hacer frente a la vida victoriosamente. Notemos que Jess mand a sus
discpulos que no se fueran de Jerusaln. Pudiramos pensar que hubiera sido
mejor que se hubiesen retirado a una montaa en Galilea, digamos, y all en la
soledad, se hubiesen dedicado a esperar la promesa del Padre. Pero haba una razn
para ese mandato. En las ciudades hay exceso de habitantes y se multiplican los
Por qu no les dijo Jess a sus discpulos que esperaran en Jeric o Capernaum o
Nazaret? En primer lugar, Jerusaln fue el sitio de la crucifixin. All haba sido enjuiciado, azotado, crucificado y sepultado. All sufri lo que pareci ser su mayor
derrota. Pero quiso que sus discpulos supieran que, mediante el Espritu Santo, El
transformara lo que haba sido el centro de la tragedia ms horrible, en el centro del
ms grandioso triunfo. En la propia ciudad de su crucifixin establecera su iglesia.
All donde haba sido vergonzosamente rechazado, reinara supremo. Y al triunfar en
Jerusaln, lo lograra tambin en todo lugar.
Primeramente, se nos dice que se hallaban tras puertas cerradas. Leemos en Juan
20:19: estando las puertas cerradas en el lugar donde los discpulos estaban reunidos por miedo de los judos. Unos cuantos versculos ms abajo, dice: Ocho das
despus, estaban otra vez sus discpulos dentro estando las puertas cerradas (v.
26). An resonaban en sus odos las palabras ms bellas que jams haban
escuchado: el glorioso mensaje de Jess. Haban sido testigos de su vida diaria, la
ms perfecta que jams se haya conocido. Haban presenciado la ms tremenda y
decisiva lucha moral en la historia: su crucifixin. Fueron testigos oculares del hecho
ms asombroso que haya acontecido: su resurreccin. Contemplaron profundas
heridas que sanaran todas las heridas de los seres humanos; estuvieron frente a su
muerte y ya no habra ms muerte; contemplaron su resurreccin, la cual traa al
mundo vida eterna. Haban sido comisionados para compartir las buenas nuevas con
todas las criaturas. Sin embargo, a pesar de todo, qu haban hecho Se haban
ocultado tras puertas cerradas, por temor al pueblo? Posean el mensaje nico, que
podra llevar salud espiritual al mundo. Sin embargo, ese mensaje no poda orse a
travs de aquellas puertas cerradas.
El siguiente cuadro que se nos presenta de los discpulos es el que nos los muestra
de rodillas. En los primeros versculos de los Hechos, leemos: Y entrados, subieron
Los acontecimientos tan crticos los haban llenado de pavor. Cuando el hombre ha
cado, lo mejor que puede hacer es caer de rodillas, no irse de espaldas. Cuando cae
de rodillas, no tarda en poder erguirse y vencer. Fijmonos que aquellos hombres no
se entregaron a discusiones, no nombraron comits, ni organizaron una nueva
campaa. Tuvieron una reunin de oracin, profundizaron sus relaciones con Dios y
se afirmaron en sus nuevas decisiones. Cuando lleg el da de Pentecosts fueron
todos llenos del Espritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, segn el
Espritu les daba que hablasen (Hechos 2:1-4).
El nico poder que pudo abrir aquellas puertas cerradas a los discpulos y los
capacit para proclamar su mensaje al mundo fue el poder del Espritu Santo. El
mensaje de Cristo, su vida, la gran comisin, y aun su resurreccin, no haban
bastado. Slo el Pentecosts los hizo salir a cumplir su misin. Antes del Pentecosts
eran llevados por lo que suceda a su alrededor, pero despus lo que impulsaba sus
acciones era el poder interno del Espritu.
Investidos por el Espritu Santo con poder de lo alto, seremos testigos fieles de la
gracia y potencia transformadora del Seor. El imparte intrepidez y fortaleza, para
anunciar las buenas nuevas de salvacin, por medio del testimonio personal, de la
exhortacin, de la enseanza, de una sencilla conversacin. Ya sea que la persona
sea el ministro en el plpito, el maestro en la escuela dominical, el hermano que
testifica, el amigo que platica con el compaero, o el cristiano que ora, el Espritu
Santo imparte uncin a sus palabras y su influencia es poderosa para convencer,
conmover, inspirar y transformar. La proclamacin de las buenas nuevas, la
predicacin del evangelio, no slo por los predicadores, sino tambin por el pueblo
de Dios, movidos ambos por el Espritu Santo, ser lo que har venir el reino de Dios.
Circular: Cuando los cientficos descubrieron el secreto del poder del tomo,
comprendieron que aquello era fuente de una fuerza terrible, pero tenan que encontrar los medios y la forma de hacer circular esa fuerza.
Se hallaba encerrada all, pero cmo darle salida? Veamos, por ejemplo, un
fragmento de uranio y slo nos damos cuenta que es un metal. Pero cuando el
cientfico lo lleva a su laboratorio, puede hacer que circule tal cantidad de energa,
que sacuda al mundo entero. El secreto del poder atmico es permitir la libre
circulacin de la energa oculta.
Cmo lograr que circule el poder de lo alto en cada vida? Primeramente, por la
oracin. El libro de los Hechos presenta muchos casos que ilustran esta verdad. Por
ejemplo: Todos estos perseveraban unnimes en oracin y ruego, y, Cuando lleg
el da de Pentecosts fueron todos llenos del Espritu Santo (Hechos 1:14; 2:1,4).
Cuando los apstoles oraban, el Espritu Santo descendi sobre ellos. A medianoche,
orando Pablo y Silas sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los
cimientos de la crcel se sacudan; y al instante se abrieron todas las puertas, y las
cadenas de todos se soltaron (Hechos 16:25, 26). La oracin sacude vidas y
situaciones; abre puertas para poder servir; desata cadenas que esclavizan. Cuando
hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembl; y todos fueron llenos
del Espritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios (Hechos 4:31). La
oracin imparte poder para predicar y testificar.
Adems, el poder de Dios circula mediante la fe. Jess dijo: Si tuviereis fe como un
grano de mostaza, diris a este monte: Psate de aqu all, y se pasar; y nada os
ser imposible (Mateo 17:20). Leed el captulo once de la Epstola a los Hebreos,
que confirma esta promesa del Seor Jess: Por fe conquistaron reinos, hicieron
justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos
impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes
en batallas, pusieron en fuga ejrcitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus
muertos mediante resurreccin (Hebreos 11:33-35).
No es tanto una fe grande lo que necesitamos; ms bien una fe, aunque pequea, en
un Dios grande. La incredulidad obstruye la poderosa obra de Dios; la fe abre
compuertas y el poder divino inunda a las almas.
En tercer lugar, el poder de Dios circula cuando hay una entrega total del ser
humano. El Espritu Santo habita en el creyente; es Espritu de poder. Sin embargo,
no debe haber nada que estorbe la manifestacin de ese poder.
Recibir: Jess dijo: Recibiris poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espritu
Santo (Hechos 1:8). Este poder es de lo alto, ajeno a los recursos humanos y por lo
tanto no se puede producir. Slo puede recibirse. Y, cmo se recibe? Jess dijo:
Pedid, y se os dar. Porque todo aquel que pide, recibe (Lucas 11:9-10). As es de
sencillo: se pide y se recibe. Pero, cules son los mviles que nos impulsan a pedir
este poder espiritual? No hay que buscarlo por lo que es en s mismo; no es una
cualidad aislada. Es el resultado de una relacin ntima con la persona del Espritu
Santo. Se le recibe y se tiene poder. Y es preciso recordar que no se puede recibir el
poder del Espritu Santo sin la purificacin que trae consigo. Hay quienes desean el
poder, pero quisieran rechazar la pureza. Sera peligroso que Dios concediera poder a
una persona impura, puesto que lo utilizara con fines egostas. El Seor slo confa
su poder a quienes aceptan su purificacin. El poder es apndice de la pureza.
Tampoco se deber buscar poder por el prurito de la ostentacin. Este fue el error de
Simn, el mago, de Samaria. El poder del Espritu no es para presumir o enaltecerse.
Es para servir a los dems, para la gloria de Cristo Jess. Dios slo puede investir de
poder a quienes estn completamente rendidos a l y han muerto al egosmo. Una
cosa es anhelar la posesin del Espritu Santo para servirnos de l; otra cosa es
anhelarlo a fin de que l se sirva de nosotros.
Dios imparte su poder a aquellos que han de llevar adelante su obra. Nunca lo
desperdicia. Es para quienes emprenden una tarea tan grandiosa, tan arrolladora,
que sus propios recursos son insuficientes. Cuando se acepta un desafo superior a
las fuerzas humanas, se abre de par en par la puerta, para que penetre el potente
viento del Espritu.
Al implorar poder, Dios quiere que nos enfrentemos a estas preguntas: Qu hars
con l? Por qu lo necesitas? Qu responsabilidad te has echado a cuestas? Has
aceptado algn reto? Reconoces tu gran necesidad del poder de lo alto?
El doctor Halford Luccock ha dicho que tal vez la razn por la cual nos invade el
decaimiento, en lugar del alborozo y nos falta ese nimo triunfante del Pentecosts,
es porque no nos hemos propuesto desempear una tarea especfica.
Hay inmensos recursos espirituales disponibles para el cristiano; recursos para vivir
victoriosamente y dar eficaz testimonio. Lo nico que l necesita es reconocer que
existen estos recursos y que se reciben por medio de la oracin y una fe sumisa.
Se cuenta que en los das en que todava la electricidad no se llevaba a los campos
rurales, un campesino fue a la ciudad y compr un tratado sobre la electricidad. Lo
ley cuidadosamente y decidi hacer algunos experimentos sencillos. Primeramente,
prepar una batera de dos pilas, le conect alambres y logr tener un timbre
elctrico. Qued encantado cuando al llamar a la puerta son el timbre. Haba tenido
xito. Despus llev a cabo otros sencillos experimentos y tambin dieron buen
resultado. Por ltimo, decidi instalar luz elctrica en toda la casa. As lo hizo y
cuando el trabajo estuvo terminado, con gran expectacin, conect la corriente, pero
no hubo luz. Contrariado, fue a la ciudad a llamar a un electricista experto. Este
revis cuidadosamente la instalacin y encontr todo en orden, y por ltimo, se
dirigi al campesino y le pregunt: De dnde toma usted la fuerza elctrica? El
campesino lo condujo hasta donde estaba la batera de dos pilas, que le sirvi para
sus primeros experimentos. El electricista se rio y le explic que aquella corriente
bastaba para un timbre elctrico, pero no para que hubiera luz en toda la casa.
Aadi que lo que poda hacer, era solicitar de la compaa que de su lnea de alta
tensin, aunque algo distante de su hacienda, hiciera llegar la electricidad hasta su
casa y entonces tendra toda la que necesitara.
En estos versculos, por medio de dos figuras se define una vida llena del Espritu.
Jess le dijo a la mujer junto al pozo de Sicar: El agua que yo le dar ser una
fuente. Despus, en el gran da de la fiesta, se dirigi a la multitud, diciendo: El
que cree en m, de su interior corrern ros de agua viva. Notemos las dos expresio nes: en l una fuente; de su interior... ros.
En nosotros, el Espritu Santo es como una fuente, un pozo de agua siempre fresca y
permanente.
En el Antiguo Testamento se relata la historia de Agar, sierva de Abraham, quien
anduvo errante por el desierto con su hijo, y llevando slo un odre de agua. Cuando
le falt agua, la afligida madre dej al muchacho debajo de un arbusto, pensando
que morira. Y el relato sigue diciendo que Dios le abri los ojos a Agar y vio una
fuente de agua. Entonces llen el odre de agua y dio de beber al muchacho (Gnesis
21:9-21).
corrern ros de agua viva. Hay pues, un maravilloso progreso, de una copa a un
pozo, de all a una fuente y, por ltimo, de la fuente a un ro. He aqu, inmensidad, la
plenitud del don de Dios.
Fijmonos, adems, que no slo es un ro, sino ros, caudal divino! Corrern de su
interior, dndonos a entender que la corriente es lozana, sin trabas, espontnea. A
todo el que le recibe como Salvador y Seor, Cristo le otorga un don ms que
suficiente, que le brinda plena satisfaccin. Y esa vida abundar en bendiciones
hacia los dems.
Fuente y ros son dos trminos que recalcan el alcance de la obra poderosa del
Espritu Santo, la medida en que se recibe y la medida en que se da. Se recibe el
Espritu ilimitadamente. El apstol Juan, en su Evangelio, nos dice que Dios dio a su
Hijo su Espritu sin medida (Juan 3:34). Y nos atrevemos a creer que anhela dar su
Espritu sin limitacin alguna, a todos sus hijos. Podemos inferirlo por la promesa que
dio por medio de su profeta Joel: Derramar mi Espritu sobre toda carne (Joel
2:28). Derramar sugiere la idea de abundancia.
Este es el significado de la plenitud del Espritu. Hemos de poseer vida, pero algo
ms, vida abundante. Hemos de poseer gozo, plenitud de gozo. Hemos de recibir
paz, paz que sobrepasa todo entendimiento. Nos corresponde llevar fruto espiritual, y
ms an, abundante fruto. Todo esto muestra la diferencia entre aquel que va por la
vida tropezando y cayendo y el que disfruta de vigor, paz, poder, todo copiosamente.
Asimismo, la influencia del Espritu Santo es sin medida: ros corrern. La vida ya
no es un depsito de escasos recursos, de los cuales, si se echa mano sin precaucin, pronto se agotan, y por lo mismo es preciso tratar de conservarlos. La vida es
ahora un cauce de recursos infinitos y nos hay peligro de que se acaben. Mientras
ms se da, ms es su aumento; son inagotables los recursos.
Hasta aqu se ha hecho hincapi en la necesidad de ser llenos del Espritu Santo,
pero es a la vez, de la misma significacin que ste se derrame, y, con qu objeto
Sugerimos dos razones por las cuales se hace necesario?
1. FRESCURA
Un recipiente puede estar lleno de agua, pero si se deja por algn tiempo, llega a
corromperse. As tambin, una persona puede estar llena del Espritu Santo, pero si
no permite que se derrame una y otra vez, su vida cristiana se estancar. Para que
se caracterice por su frescura, es preciso que se d cabida al Espritu Santo, pero que
tambin fluya incesantemente.
Hace varios aos, despus de que haba terminado mis estudios de secundaria en la
India, nuestra familia regres a los Estados Unidos en su ao de descanso. Durante el
viaje tuvimos el privilegio de visitar la pequea Palestina, donde nuestro Seor Jess
vivi y trabaj. Un da nos encaminamos al famoso mar de Galilea. Es un hermoso
lago, de aguas cristalinas, rodeado de colinas y granjas junto a su playa. Muchos
pescadores en sus lanchas se dedicaban a la tarea cotidiana y su pesca era
abundante. Al da siguiente fuimos al mar Muerto y pasamos all la tarde. Se conoce
como mar Muerto, porque el agua es tan salada que no hay ni peces, ni plantas.
Pero el mar Muerto, no obstante que recibe corrientes caudalosas, all se estancan, y,
con qu resultado? Est muerto.
Si la vida espiritual no se caracteriza porque recibe y tambin da, esa vida con que el
Espritu Santo nos ha dotado, pronto se debilitar y morir. Se necesita el ritmo de
doble accin, para que haya plenitud y lozana en la existencia cotidiana.
La vida que posee la plenitud del Espritu Santo no es inactiva, no es estril; es
vigorosa, dinmica, progresista.
Hay tres frases en el Nuevo Testamento que se usan para describir la vida llena del
Espritu. Se hace constar que el da de Pentecosts, los apstoles fueron llenos del
Espritu Santo (Hechos 2:4). Desde ese momento, se dice de ellos que eran hombres
llenos del Espritu Santo (vase Hechos 6:5, 11:24). Luego en Efesios 3:19, Pablo
ora, pidiendo que los cristianos sean Llenos de toda la plenitud de Dios. Fueron
llenos, llenos, llenos de toda la plenitud. La primera expresin indica una crisis; la
segunda, un estado o condicin; la tercera un proceso.
Primeramente, ocurre una crisis. Debe haber un momento dado cuando la entrega
personal es total, cuando aceptamos el don de Dios por fe y por primera vez somos
llenos del Espritu. Los discpulos estuvieron tres aos con el Seor, pero no fueron
llenos del Espritu Santo hasta el da de Pentecosts.
Despus se disfruta de un estado o condicin que se caracteriza por la permanencia
del Espritu Santo. Mientras que sea sumiso, obediente y fiel, el cristiano estar lleno
del Espritu Santo, pues ahora mora en l no como husped que va de paso, sino
como residente de permanencia fija, mientras que se le da acogida.
Para que perdure este estado, hay un proceso que es menester seguir. Se hace
indispensable recibir la plenitud del Espritu una y otra vez, para que haya espiritualidad. De los apstoles se nos dice, que despus del Pentecosts fueron llenos en
repetidas ocasiones (vase, por ejemplo, Hechos 4:31). Adems, la vida espiritual
crece ms y ms y es mayor la potencia del Espritu de Cristo. Es as como se logra
constante desarrollo en la vida cristiana.
2. FRUTO
El ser llenos del Espritu no es un fin en s. Este tiene como finalidad derramarse en
bendicin sobre los dems. Suple mis propias necesidades y tambin me ayuda a
satisfacer necesidades ajenas. La primera obra desarrolla el carcter cristiano; la
segunda, conduce al creyente a la conquista de almas. La plenitud del Espritu
inunda el corazn para poder despus inundar al mundo.
Hay una parbola singular acerca de los ros del mundo. Todos se dieron cita para
decidir cul era el ms grande de todos. El ro Nilo del frica se jactaba, diciendo:
Soy el ro ms largo en todo el mundo, atravieso una distancia de casi 6,400
kilmetros. Soy, por lo tanto, el ms grande.
El Danubio en Europa dijo: Hay ms comercio y mayor cantidad de barcos que van y
vienen por mis riberas, que en cualquier otro ro. Soy, por lo tanto, el ms grande.
La opinin de la asamblea fue que aquel pequeo riachuelo era superior a todos los
dems, porque permita que sus aguas se desbordaran y beneficiaran a muchas
gentes.
Cul es ese fruto que se ve en una vida llena del Espritu Santo El apstol Pablo
claramente lo expresa en su Epstola a los Glatas: El fruto del Espritu es amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (5:22, 23).
Notemos que dice fruto, no frutos. El fruto del Espritu es en realidad uno solo: el
AMOR. Puede decirse que los dems que se mencionan son manifestaciones diversas
del amor.
Si tenemos amor, poseemos todo el fruto del Espritu; sin amor, nada somos. El
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espritu Santo que nos
fue dado (Romanos 5:5).
Cules son las condiciones para poseer una vida espiritual fructfera y abundante?
En el gran da de la fiesta, Jess las expuso con toda claridad, diciendo: Si alguno
tiene sed, venga a m y beba (Juan 7:37).
Una maana, despus que hube presentado el mensaje, uno de los sinceros
creyentes se acerc y me dijo: Ha hablado usted acerca de la plenitud del Espritu
Santo. Esta es mi mayor necesidad. Quiere usted acompaarme al bosque y orar
conmigo? (Ha sido la costumbre en las reuniones, no invitar a los oyentes a pasar al
frente, sino dirigirse a un sitio entre los rboles y entregarse a la oracin). As que
tom mi Biblia y lo acompa.
Seguimos caminando hasta que l volvi a decirme: Seor, aqu est un hermoso
rbol frutal con mucha sombra. Es un buen sitio para orar.
7. AVIVEMOS EL FUEGO
No apaguis al Espritu (1 Tesalonicenses 5:19).
En su primera Epstola a los Tesalonicenses, el apstol Pablo termina con una serie de
exhortaciones y advertencias concisas y penetrantes. Son a manera de telegramas,
brevsimos. Leemos, por ejemplo: Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad
gracias en todo, examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de
mal.
La palabra clave es: apaguis. Llama mucho la atencin en el idioma original, pues
es muy pintoresca. Sugiere el acto preciso de extinguir una llama, as que este texto
podra traducirse: No extingis el fuego del Espritu Santo. Lo que se sugiere no es
desconocido para los estudiantes de la Palabra. Una y otra vez en las Sagradas
Escrituras, este fenmeno, tan misterioso, que llamamos fuego se emplea como
smbolo de la divina presencia y de la obra redentora de Dios en el corazn humano.
Son numerosos los pasajes de las Sagradas Escrituras, que presentan el smbolo del
fuego que sugiere nuestro texto: No apaguis el Espritu. El fuego alumbra y
asimismo el Espritu Santo. El fuego da vigor; esto hace tambin el Espritu Santo. El
fuego purifica y tambin el Espritu Santo. El fuego funde, suelda y une; lo mismo
hace el Espritu Santo. Estos son algunos puntos de comparacin que acuden a la
mente y que forman un interesante paralelismo entre el fuego y el Espritu Santo.
Al hablar de la forma en que nos relacionamos con el Espritu Santo, Pablo desde
luego, reconoce que el Espritu de Dios es presencia viva, poderosa. Declara que es
fuego, pero no solamente para simbolizar su ministerio purificador, sino ante todo, su
presencia vivificante, fortalecedora. Hace hincapi en el hecho de que es una
relacin de persona a persona. Y es precisamente aqu, donde se advierte peligro. En
el terreno moral y espiritual, terreno en el cual el Espritu de Dios obra y en el que a
nosotros nos toca corresponder, se da el caso, grave en verdad, que le ofendemos y
le ponemos obstculos. Aqu podemos imponer nuestra voluntad, lo que no es
posible en otras esferas. Por ejemplo, si algn da caluroso queremos apagar los
rayos resplandecientes del sol, fracasaremos. All, Dios es soberano y el hombre impotente; pero cuando Dios resplandece en los corazones con la luz del Espritu Santo,
los seres humanos pueden impedir que esa luz penetre a sus corazones y transforme
sus vidas. En otras palabras, dentro de este terreno, lo humano puede frustrar lo
divino; lo finito puede estorbar a lo infinito.
Este era el peligro en que Pablo pensaba, cuando advierte: No apaguis al Espritu.
En Hechos 5:32, leemos: Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y tambin
el Espritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Aqu la palabra
sobresaliente es testigos. El ministerio del Espritu Santo tiene como una de sus
caractersticas el testimonio. A esta luz, el consejo de Pablo podra ser: No apaguis
la llama del testimonio.
Recordemos las circunstancias que originaron estas palabras. Pedro, ante el desafo
de las autoridades, haba tomado la palabra en nombre de Juan y los dems apstoles en quienes moraba el Espritu. Haban testificado con tanto poder del Seor
Jesucristo, que toda la ciudad se haba alarmado. Se les haba ordenado que cesaran
de propagar ese nombre y se les amenaz con graves castigos, si desobedecan.
Pero ellos no temieron ante las amenazas y continuaron testificando ante el pueblo.
De nuevo fueron llevados ante los magistrados y se les lanza el cargo siguiente: No
os mandamos estrictamente que no enseaseis en ese nombre? Y ahora habis
llenado a Jerusaln de vuestra doctrina, y queris echar sobre nosotros la sangre de
ese hombre (Hechos 5:28). Qu gran elogio! Afirmaban que nada les arredraba y
continuaban dando testimonio.
Cuando una persona nace del Espritu y es ya hijo de Dios, participa de la naturaleza
y el Espritu del Padre celestial. El padre se preocupa por todos los que estn
perdidos; la compasin que siente por ellos es inmensa y anhela su salvacin; El
busca y salva a todos los descarriados. Este afn y compasin han sido derramados
por el Espritu Santo en el corazn del creyente. Su anhelo ahora es traer a otros a
Cristo, a su familia, a sus vecinos, a sus compaeros. Se goza en contarles a los dems lo que Cristo ha hecho por l y lo que puede hacer por todo el que deposite su
confianza en el Salvador. En otras palabras, la llama del testimonio se ha encendido
en el altar de su corazn.
El bautismo con el Espritu Santo aviva la llama. El Espritu hace que el creyente se
libre del temor y aumenta en l el anhelo de que otros sean salvos. Le imparte
nuevas fuerzas y uncin para la tarea. Jess dijo: Recibiris poder, cuando haya
venido sobre vosotros el Espritu Santo, y me seris testigos (Hechos 1:8). Testificar,
por lo tanto, es la consecuencia natural de la plenitud del Espritu.
Pero hay el peligro de que apaguemos esa llama por la preocupacin. Un ministro
llega a preocuparse tanto por la organizacin de la iglesia, por la direccin de las
comisiones y comits, por los cultos, el presupuesto, los informes etc., que le falta
tiempo para su ministerio espiritual, ante todo, para hacer obra personal y dar testimonio del bendito Salvador. Con el paso del tiempo, llega a apagarse su celo
evangelstico.
El laico podr llegar a preocuparse tanto de sus intereses personales, esforzarse a tal
grado por rodearse de todas las comodidades modernas, que l tampoco tenga
tiempo para hablar con sus amistades y sus vecinos, acerca de asuntos espirituales.
Luego principia a razonar consigo mismo y piensa que despus de todo, es asunto
que le corresponde al pastor y l no tiene por qu preocuparse. Despus de poco
tiempo la llama del testimonio se convierte en cenizas.
residencia, nos recibi muy amablemente y nos dijo: Cunto nos alegramos que
haya venido. Ustedes son los primeros visitantes desde que naci nuestro hijito.
Suban a saludar a mi esposa y a ver al nio. Nos condujo a la recmara y felicitamos
a la madre por el hermoso nio que tena en los brazos. Cun orgullosos estaban
aquellos padres!
Al hallarme all conversando, sent que deba orar por el nuevo vstago y pedir las
bendiciones de Dios sobre l y sobre sus padres. Pero luego pens que, siendo ellos
indostnicos, tal vez no les agradara que un ministro evanglico orara por ellos, y se
ofenderan. Despus me lament por haber prestado odos a mis propios pensamientos y no a la voz del Espritu. No or.
LA LLAMA DE ORACIN
En su Epstola a los Romanos, Pablo escribe: Y de igual manera el Espritu nos ayuda
en nuestra debilidad; pues qu hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero
el Espritu mismo, intercede por nosotros con gemidos indecibles (Romanos 8:26).
Aqu el ministerio del Espritu Santo se une con la vida de oracin del creyente.
Cuando una persona es nacida del Espritu, se enciende en ella, tanto la llama del
testimonio, como la llama de oracin. El creyente anhela hablar a otros de Cristo y
tambin anhela gozar de comunin diaria con el Padre.
Lo que Pablo trata de decir en este versculo, es que no puede haber oracin
verdadera, si se hace a un lado al Espritu Santo. Lo que el apstol asegura es que si
slo fiamos en nosotros mismos y en nuestros propios recursos, no podremos saber
lo que es la verdadera oracin, pero Dios que conoce nuestra flaqueza, nos ha dado
el auxilio del Espritu Santo.
El Espritu tambin dota de discernimientos al orar. l nos revela cmo orar para
estar en armona con los propsitos divinos. La verdadera oracin nunca es contraria
a la voluntad de Dios. Necesitamos ser guiados en ella, y esto se logra mediante la
influencia directa del Espritu, en el corazn del creyente; la voz interior del Espritu
Santo.
Supongamos que cuando el Espritu nos impulsa a orar, somos negligentes, estamos
preocupados. Lo daino del caso es que esto tiende a repetirse una y otra vez. Y, por
ltimo, qu pasa? Se apaga el Espritu; se extingue el fuego.
Esto no significa que la primera vez que una persona es negligente en cuanto a su
vida de oracin, el Espritu Santo la abandonar. La Tercera Persona de la Trinidad no
obra en esta forma; es Espritu longnime y benigno, y ante nuestro descuido, nos
amonesta solcitamente. Pero si no termina la negligencia en la oracin, las defensas
morales del alma quedan derribadas y todo gnero de tentaciones acosan al
trasgresor. El santuario del alma ha sido derrotado y en el altar slo quedan cenizas
de lo que haba sido una devocin ardiente. No apaguemos la llama de oracin del
Espritu.
LA LLAMA DE AMOR
En su Epstola a los Efesios, captulo cuatro y los ltimos tres versculos, el apstol
Pablo amonesta a sus lectores, como sigue: No contristis al Espritu Santo de Dios,
con el cual fuisteis sellados para el da de la redencin. Qutense de vosotros toda
amargura, enojo, ira, gritera y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos
unos con otros, misericordiosos, perdonndoos unos a otros, como Dios tambin os
perdon a vosotros en Cristo.
En otras palabras, es como si Pablo quisiera decir: No apaguis la llama del amor
del Espritu. Sed solcitos con el Espritu de Dios en su ministerio de amor.
Como ya lo dijimos, el fruto (no los frutos) del Espritu es amor. Las dems virtudes
son solamente fases del amor. El amor es la gracia cristiana completa e indispensable. Es la gracia suprema, la llave de toda la vida. Por tanto, si no hay amor, el
fracaso ser trgico; de poco valor sern todas las dems cualidades que se posean.
Si la llama de amor se apaga, la vida interior se torna rida.
Con toda claridad, Pablo asegura que la amargura destruye el fuego del amor que
arde en el corazn. Por ejemplo supongamos que una amistad ntima obra en forma
que nos disgusta, y en lugar de llevar a esa persona al trono de la gracia como debe
hacerlo todo cristiano lleno del Espritu, el enfado aumenta y luego principia la crtica
y por fin la llama de la amistad se apaga por completo. Una vez que el resentimiento
devora las entraas, no se necesita mucha provocacin para que estalle y se lancen
palabras mordaces. Con cunta crueldad y mala fe se desata la lengua una vez que
el amor ha desaparecido!
Hace algunos aos que los misioneros de cierta denominacin en Corea, se reunieron
para su reunin anual. En dicha conferencia se present un problema, sobre la
solucin del cual, dos de los misioneros diferan. Cada uno present argumentos
segn sus puntos de vista. Al principio la discusin era amistosa y conforme a un verdadero espritu cristiano. Sin embargo, cada uno trataba de comprobar que le asista
la razn. As siguieron hasta que uno de ellos se impacient y empez a expresarse
con palabras duras y rencorosas, lanzando acusaciones en contra del hermano. Este
inmediatamente respondi en el mismo tono, y aquello bast para que el ambiente
de la conferencia se cubriera con un manto de tristeza. Los dos hombres regresaron
a sus respectivos campos de trabajo, con el nimo amargado.
El resultado es fcil de adivinar. El otro hermano dijo: Yo soy tan culpable como
usted y le pido perdn. Se abrazaron y luego, arrodillados, pidieron perdn a Dios,
invocando su bendicin y su poder. Al da siguiente se separaron llenos del fuego del
amor. Cuando las noticias de su reconciliacin se supieron, se hizo sentir un
avivamiento espiritual en todo el campo y hubo una gran ganancia de almas para
Cristo.
Nada debe apagar la llama del amor en el altar del corazn, porque el amor es la
suprema virtud de la vida cristiana. Antes bien, como exhorta Pablo a la iglesia en
Tesalnica, es preciso abundar ms y ms en ese amor que ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espritu Santo.
8. UN PENTECOSTS MODERNO
Hasta aqu hemos estado haciendo un estudio detallado del significado del Espritu
Santo en la vida del creyente. Hemos procurado descubrir quin es el Espritu Santo,
cul es su ministerio en el mundo, qu quiere decir la plenitud del Espritu Santo y
cules son los resultados de su presencia. El estudio se ha seguido principalmente a
travs de las enseanzas de las Sagradas Escrituras y de la vida de los primeros
cristianos.
Las preguntas que ahora surgen son: Lo que se ha dicho hasta ahora, podr
aplicarse a la Iglesia en el siglo veinte? Ser posible que se repita la experiencia del
Pentecosts en forma comparable a la de la Iglesia Primitiva? Para la obra de
evangelismo y el crecimiento de la Iglesia, es indispensable que los cristianos sean
revestidos del poder de lo alto?
Pas por una segunda experiencia cuando todava era estudiante de ingeniera en la
Universidad de Cincinnati. Por los mensajes que haba escuchado en el Campamento
Sicar y los que se presentaban en la Capilla Wesley, a la cual asista en Cincinnati, mi
padre reconoci que era posible recibir una experiencia semejante a la del
Pentecosts. El estudio cuidadoso de las Sagradas Escrituras y el reconocimiento de
su propia necesidad espiritual, le persuadieron que lo que le faltaba era la plenitud
del Espritu Santo en su vida. Se entreg entonces con todo fervor a la bsqueda de
esa experiencia. Despus de una semana de ayuno y oracin, se encaminaba mi
padre de la Universidad a una calle prxima, como a las siete de la noche. Era el 7 de
enero de 1915. Haba nevado e imperaba la oscuridad. Entre el joven ingeniero y su
Seor se desarrollaba un dilogo silencioso. Seor, deca l, me he entregado por
completo a ti; anhelo hacer tu voluntad, ms que cualquier otra cosa, ms que
terminar mi carrera de ingeniera, que mi matrimonio, que la realizacin de
ambiciones. Seor, qu necesito? El Seor le contest con una sola palabra: fe. Y mi
padre implor con todo el corazn: Seor, dame esta fe.
Entre tanto los factores divinos y humanos iban tomando forma bajo la influencia del
Espritu Santo. Una vez terminados sus estudios del idioma, fue nombrado
superintendente del Distrito Bidar, un rea rural interior. En un distrito contiguo, otro
joven misionero, el reverendo M. D. Ross, era el superintendente. Se haban conocido
dos aos antes, y desde entonces, los una una gran amistad. Ross tambin se haba
convertido en un campamento de Estados Unidos. l tambin haba confiado en Dios
y esperaba la bendicin de un Pentecosts personal, pues reconoca la necesidad de
ser lleno del Espritu. A semejanza de David y Jonatn, fueron siempre amigos y
como Pablo y Bernab, trabajaron juntos anunciando el evangelio.
Se tenan tres servicios diarios, alternndose los dos misioneros para dirigirlos. Con
la autoridad de la Palabra de Dios, y el propio testimonio personal, los dos misioneros
expusieron ms exactamente el camino de Dios, haciendo hincapi en la obligacin
y privilegio del cristiano, de ser lleno del Espritu. No se haca un llamamiento para
pasar al frente a orar al terminar los servicios, pero s se les peda que salieran a orar
a solas, bajo los rboles, implorando el bautismo del Espritu. Y una vez que alguno
reciba la plena seguridad de la victoria, se le invitaba a que regresara al
campamento, para compartir su experiencia, con el grupo.
Durante los primeros tres das, no hubo ningn testimonio, pero s se notaba que
entre el grupo se haca sentir una profunda conviccin y hambre espiritual. En la
tarde del tercer da, hubo una persona victoriosa, el pastor de habla teleg, A. S.
Abraham. Reconoci la gran necesidad que tena del bautismo del Espritu Santo en
su vida y le suplic al seor Ross que orara con l. All de rodillas recibi la plenitud
del Espritu, y esa noche en el culto, testific sin evasivas, de su nueva experiencia.
Su testimonio despert en los dems un anhelo an mayor, de la misma experiencia.
En la tarde siguiente ocurri la segunda victoria. El reverendo Jotappa Jacob,
miembro de la Conferencia, sali a orar con el firme propsito de no regresar hasta
recibir el Espritu Santo en su plenitud. Al leer el Evangelio de San Lucas, lleg a las
palabras, en el captulo once, versculo trece, que dicen: Cunto ms vuestro Padre
celestial dar el Espritu Santo a los que se lo pidan? Cerr el Libro, inclin la cabeza
y le pidi a Dios que le diera el Espritu Santo. Repentinamente, sinti que su corazn
Tal vez el caso ms significativo fue el del reverendo Krishnaya, presbtero del
Distrito Bidar. Una noche asisti al servicio muy afligido, y confes al grupo lo
siguiente: He estudiado acerca del Espritu Santo; he predicado acerca del Espritu
Santo, pero nunca hasta ahora me he dado cuenta que no le he recibido en toda su
plenitud. Esta es mi mayor urgencia.
Los dos misioneros por el momento ocuparon un lugar secundario. Y esto era lo que
ellos anhelaban y por lo que haban orado: Que el Espritu Santo se posesionara de
los predicadores nativos y que la iglesia floreciera bajo su direccin. No sera ahora
un misionero extranjero el que hablara de lo ocurrido en algn campamento en su
pas; sino que sera un hermano de la India, anuncindoles lo que haba ocurrido en
su propio suelo. Este haba sido un verdadero Pentecosts, en tierras indostanas y en
el siglo veinte.
Hacia el fin de la semana de aquel histrico mes de noviembre de 1923, casi todas
las ciento cincuenta personas presentes, podan testificar confiadamente de la
presencia constante del Espritu Santo en sus vidas.
Todo este tiempo, mi padre se hallaba entre la vida y la muerte. La Conferencia Anual
haba de celebrarse en esos das y l deseaba vivamente asistir y anunciar las
buenas nuevas del precioso avivamiento, que se haca sentir. Oraba fervientemente,
La obra del Espritu en aquella Conferencia Anual, se hizo patente en una forma
notable. Noche tras noche el Espritu Santo se posesion de los distintos grupos all
reunidos. La primera noche, los delegados de habla telegu pasaron por la experiencia
del Pentecosts; la siguiente noche, los delegados de lengua kanarese, la tercera
noche, el grupo cuyo idioma era el tamil.
Por ltimo, el despertamiento espiritual se hizo sentir en la Escuela Metodista para
Seoritas, del lugar. Todas las noches se tenan servicios y hubo muchas jvenes que
lograron una nueva experiencia en Cristo. Fue as como en la Conferencia Anual de
1924, se hizo sentir un gran avivamiento, que dio nueva vida espiritual y poder, a los
dirigentes metodistas en el sur de la India.
hace acepcin de personas, se decan. Poco despus, el Seor mismo les dio
respuesta a aquellas preguntas.
En seguida les aconsejaba que cada uno de los presentes, se retirara a un sitio
alejado, a orar y que all permaneciera hasta estar seguro de haber recibido la plenitud del Espritu Santo. As lo hacan y durante muchas horas ascendan al Padre
celestial las peticiones de aquellos corazones hambrientos y sedientos. Haba
algunos obreros que iban aqu y all, para animar y aconsejar a quienes lo
necesitaban. Todos continuaban en oracin hasta que el Espritu descenda sobre
ellos con su poder purificador.
Los resultados de este moderno Pentecosts perduran hasta hoy, en la vida y obra de
aquellas dos conferencias de la India. Aquel campamento de Bondia Bhavi, ahora
ms extenso, ha sido el centro del movimiento evangelstico, en ese sector de la
India, durante los ltimos cuarenta aos. Anualmente se celebran all reuniones. La
asistencia ha aumentado a ms de seis mil personas en su mayora sencillos
campesinos, que escuchan el mensaje de Cristo, se convierten, reciben la plenitud
del Espritu Santo y regresan a sus hogares y pueblos, para testificar de la gracia
transformadora del Seor Jesucristo. El nmero de miembros de la iglesia evanglica
ha aumentado de setenta y cinco mil, a doscientos mil aproximadamente, y hasta la
fecha, cada ao se convierten millares de almas.
El Pentecosts es ms que un hecho histrico; es un acontecimiento para el
presente. Lo que sucedi hace ms de mil novecientos aos, puede repetirse en
nuestros das. Lo que aconteci en Jerusaln al principiar la era cristiana, puede
efectuarse entre nosotros y en todo lugar, dondequiera que el pueblo de Dios ora y
cree. La experiencia de los apstoles en aquel primer Pentecosts, podr ser tuya
hoy tambin, si obedeces el mandato: Quedaos hasta que seis investidos de poder
desde lo alto.