25-Rubio - La Era de La Detente
25-Rubio - La Era de La Detente
25-Rubio - La Era de La Detente
Cnnscjf'ro de Embajada
LA ERA
DELA
(tDTENTE''
1
LA DISTENSION
INTERNACIONAL
EN LA DECADA DEL 70
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La resolucin de la crisis de Cuba marca el comienzo de una nueva etapa en la que, si bien no
se superan las diferencias fundamentales y el enfrentamiento militar contina manifestr.dose en !uchas
que tienen por escenario a.terceros pases, la confrontacin directa parece ser descartada en la conduccin
de las relaciones entre los Estados Unidos y la
URSS. Esta situacin implicaba la reafirrnacin de
la existencia de reas de influencia ms o menos
delimitadas (premisa que, cabe acotar, haba sido
violada por los soviticos . en Cuba), y del entendimiento tcito de que ninguno de los dos Gobiernos
recurrira al ataque armado contra un Estado integrante del sistema opuesto. Evidentemente, ese acuerdo tcito no comprenda, al menos en la opinin de
Mosc, el compromiso de abstenerse de apoyar movimientos subversivos en la esfera del otro, y menos an
en los pases del llamado Tercer Mundo, los que, por
definicin, no caan dentro de esa divisin.
Habiendo cesado la "guerra fra", la posicin
a asumir frente a Ja URSS se transform en la principal preocupacin diplomtica de los sucesivos
gobiernos norteamericanos. Desde entonces, las
plataformas de los partidos polticos y los pasos
iniciales de cada nueva Administracin lrnn demostrado la prioidad asignada al propsito de ubicar
esas relaciones sobre bases ms firmes, aunque esos
intentqs hayan revelado, generalmente muy pronto,
las dificultades de encontrar los medios apropiados para moderar ios impulsos expansionistas del
Kremlin y lograr que sus acciones se ajustaran al
concepto estadounidense de una paz verdadera.
De ese modo, de la contencin militar del
primer perodo se pas gradualmente a la bsqueda
de frmulas de negociacin capaces de inducir a
Mosc a entablar un dilogo constructivo.
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EL CONTROL DE LAS
ARMAS NUCLEARES
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las conversac1one::;
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habran de extende;:;; durante ocho aos sin que se
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~uspensiones tempor:u i:ts de ese tipo de pmebas,
decididas unilatenilrn1:nte, cuya duracin resultaba
inevitablemente afoc!:.'.:d:i por las fluctuaciones ocurridas en el clima poltico de las relaciones entre el
Este y el Oeste. 16
La ya mencionada "Crisis de los Misiles" de Cuba
vino a alterar esta situacin, no porque el desenlace
de este conflicto tuviera el efecto de disipar el ant_iguo
antagonismo entre las Superpotencias, sino porque
produjo una nueva comprensin del grave peligro de
estallido de una guerra atmica y estimul por consiguiente el surgimienh) de posiciones ms _re~istas
,~n ambos lados. gn efecto, una consecuencia inmediata de dicha crisis fue la firma, en junio de 1963,
de un "memorndum de entendimiento" destinado
a establecer un vncuio directo de comunicaciones
entre Washington y Mosc par-a casos de emergencia.
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~:; ;fmamentista entre las dos Superpotencias. Ninguno de
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de stas, ni alteraban en nada el desarrollo de sus
planes de expansin del podero militar. iv1s a.n,
,en el caso del Tratado de rio Proliferacin Nuclear,
el paso dado responda a un claro inters compartido de evitar la diseminacin "horizontal" de las
armas atmicas, sin asumir por ello una verdadera
obligacin de limitar los arsenales propios. No <;>bstante, es justo reconocer que los referidos acuerdos
tuvieron la virtud de ayudar a mantener vivo el dilogo y abrir el camino a la posibilidad de realizar
avances ms significativos en la regulacin d~ los respectivos sistemas estratgicos.
Tal vez la prueba ms elocuente de lo afirmado
en el prrafo anterior sea el hecho de que ambos gobiemoi> eligieran la ocasin de la firma de este ltimo
tratado para hacer .pblica su decisin de iniciar en
breve las conversaciones sobre la limitacin de las
armas estratgicas. Este anuncio representaba, en realidad, la culminacin de meses de contactos de diversa ndole, desarrollados paralelamente a las tratatvas
que dieron por resultado la firma de dicho acuerdo
internacional. Especialmente desde fines de 1966,
en que la Administracin norteamericana habra
adoptadq la resolucin de procurar atraer a los
soviticos a la mesa de negociaciones 19 , comenzaron a percibirse signos reveladores de una gradual
aproximacin al tema de las futuras conversaciones
SALT (Strategic Arms Limitations Talks).
En los Estados Unidos, dos factores obraron
comd principales impulsores de las iniciativas oficiales emprendidas en esa direccin. El primero
de ellos fue la aparente conviccin del Gobierno
del presidente Johnson de que deba estimularse
el dilogo diplomtico con Mosc, a pesar -o tal
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vez, precisamente, a causa- de la guerra de Viet. nam. Existe, en' afecto, amplia evidencia sobre los
esfuerzos promovidos desde la Casa manca, cuya
realizacin persegua el logro de ese objetivo. Otro
factor que debe haber influido tambin d~cisivamen
te en ese sentido fue el giro introducido en la can-era
armamentista nuclear por el desarrollo de los primeros sistemas estratgicos defensivos.
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Toda innovacin tecnolgica en el terreno de
las armas nucleares est destinada a provocar un
nuevo impulso en el ciclo de accin y reaccin que
caracteriza la competencia militar entre las Superpotencias. En el caso de los sistemas defensivos, su
adopcin generalizada tendra previsiblemente un
impacto de vastos alcances que, en todo caso, no
reportara finalmente mayor seguridad para ninguna
de las partes y las obligara, en cambio, a incurrir
en incalculables gastos. Ese paso representaba, 8dems, una novedad que_,sin duda deba preocupar a
los estrategas norte~uri'~ricanos: por primera vez,
el aparato militar sovitico lideraba el proceso <le
cambio al introducir un nuevo tipo de arma es.Lratgica que, si bien era conocida en los Estados Unidos en el plano de la investigacin, no .entraba evidentemente dentro de los proyectos norteamericanos ms inmediatos.
Las posibles implicancias de este novedoso
desarrollo no escaparon, s1h duda, a la percepcin
del gobierno de Washington. En ese sentido, es interesante observar que la decisin de la .administracin
Johnson de promover resueltamente la iniciacin
de conversaciones bilaterales sobre la limitacin de
las armas estratgicas coincidi con las primeras medidas tomadas por el Congreso norteamericano hacia
la materializacin de un sistema defensivo nuclear
propio, las que eran a su vez reflejo de la creciente
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30
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inquietud originada por el emplazamiento de proyectil(~S de ese caret~r en ias ptoximidades de Leningrado y alrededor <le :ivfosc.
Pasaran todava cnsi tres aos hasta el comienzo
de la negociaciones formales y dos aos y medio ms
hasta la concrecin de una acuerdo, pero la propuesta
de Johnson, unida i1 la disposicin sovitica <le explorar dicho tema signifb.iban ya un progreso evidente,
por cuanto era 1a primera vez que los dos pases
militarmente ms i;octerosos de la Tierra aceptaban
discutir aspee.tos quf! hasta entonces integr.::.ban el
mbito reservado de t:ndr; uno de ellos.
La origin;:ili<luct pr::;pia de esta situacin fue en
parte la causa de las demoras producidas tanto en
d perodo previo ;; la iniciacin de las conversaciones como durante s11 trnnscurso. Tratndose de un
lema completamuni<-' nuevo, fue preciso elaborar
Je;;de el principio J;l:.:i bases del futuro dih)go, prcnwviendo ante t.odG el an:ilisis y la discusin internos de los di:;tintos aspectos del problema, tarea
que, como es obvio, resultaba indispensable a fin de
poder definir las respectivas posiciones. Ms tarde,
los expertos de nna y otra parte debieron realizar
juntos el ne:.::esaric aprei-dizaje que les permiti
desarrollar un lenguaje comn, a partir del cual
fue posible entrar de lleno en los temas de negocia-
cin.
La reunin de Glassboro (Nueva Jersey). celebrada en junio de 19G7 entre el presi.dente Johnson Y. i;l
primer ministro Kosyguin, demostr que _lo!; .:ov1eiicos no se haban decidirlo an pbr la realizac10n de
conversaciones formuies, pero sirvi, segn se cree,
para motivar en loe niveles superiores de la cond~c
cin del Kremlin la resolucin de encara estud10s
ms profundos s0bn~ la materia.; En los m:ses que
siguieron a dicho encuentro, pudo apreciarse de
32
parte de Mosc una creciente receptividad a las propuestas norteamericanas, la que tuvo finalmente
expresin pblica en el discurso pronunciado ante
la Organizacn de las Naciones Unidas por el entonces Vieeministro de Relaciones E:xteriores Vasili
Kuznetsov, en mayo de 1968. El anuncio del aito
funcicmario sovitico de que su Gobierno estaba prepmado para negociar un acuerdo referente a la adopcin de medidas prcticas destinadas a limitar Y,
eventualmente, reducir los medios de transporte
de las armas nucleares, fue confirmado un mes m'1s
tarde por el canciller Gromyko, quier; 'rnanife ..;t
en una sesin del Soviet Supremo de la URSS tp~~
la sealada disposicin ch: examinar ese tema j~:ri
t;miente con el gobierno de Jos Estad0s Unidn:;
1:1bai-caba tanto ios aspectos "ofensivos" como los
"c.lefnsivos", incluyendo el p:roblema de los p10yectiies antibalsticos.
De esta manera, el presidente Johnson pude
anunciar poco despus, en ocasin ele la firma Je!
Tratado de No Proliferacin, que ambas partes haban acordado iniciar negociaciones sobre los mencionados aspectos de la limitacin de los armamentos nucleares. Segn qued convenido en suL;;guentes intercambios, la inauguracin de las ~onver
sacione:> SAL'r tendra lugar el 30 de septiembre
de ;;;se ao, en una entrevi1;ta a celebrarse en la Unin
Sovitica enL1e el Presidente norteamericano y e}
Primer Ministro Sovitico. Este acuerdo se concret,
al parecer, el da 19 de agosto y deba hacerse ?L!ico dos das despus, pero el da 20 las fuerzas del
Ejfo:cito Rojo, con la participacin de contingente;;
de Polonia, Hungra, Bulgaria y Alemai1ia Oriental,
irrumpieron en te;rtodo checoslovaco para poner
fin l experimento de liberalizacin emprendido por
e! igmen de Praga. Ante este hecho, la admmis
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los Estados U nidos (que haban justificado la inici<\dn de su sistema ABM sobre la base del citado
peiigro ), tena paru la LfftSS unn importancia mucho
mayor (en vista dd e::t::do de las relaciones bi!atera!::,;), reduciendo en eierta medida los incentivos que
h;.!ban motivado la ereccin de las bases antibalsticas soviticas.
Las elecciones presidenciales y el cambio de gohi1;rno en Jos E.~b<lo~ Pnidos contribuyeron a prolongar el impa.<>se originado por los referidos suce505 de Chccoslov.::quin, mmque ninguno de estos
acont.ecimientos lleg a interrnmpir totalmente los
contactos iniciados. Por el contrario, exist::> firme
evidencia de que la administracin Johnso!1 pro;;igui explorando b pu;;ihilidad de concretar ei proyc;ctado viaje a la URSS aun despus de los comicios
de noviembre de 1963 en los q~e ;result electo Richard Nixon. 2 El hecho de que esta actitud haya
~io co:rrespondid< pc11 iviosc, si bien pl!ede haberse debido en parte al deseo de; alejar la atencin
mundial de los sucesos de Praga, donstitua, en ltima instancia, una nueva prueba del inters sovitico
en continuar los contactos iniciados~
Esta posicin fue reafirmada ;expresamente, el
mismo da en que Nixon asumi la Presidencia,
nor medio de una declaracin del Ministerio de
Relaciones Exteriores sovitico en' la que se subraya la disposicin de discutir la limitacin recproca
de los armamentos estratgicos con el nuevo Gobierno. Es posible que la forma en que el Krernlin se apresur a exwriorizar su voluntad de dilogo fuera producto de ciert.o temnr con respecto al rumbo que
pudiera tomar Ja Administracin republicana, inquietud que no era totalmente infundada si se tenen en cuenta algunns de lns manifestaciones ex-
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1969, del mencionado sistema ABM -por la mayora de un voto-025 tuvo el efecto de acrecentar esas presiones hasta tornarlas prcticamente irresistibles para la nueva Administracin.
Por otra parte, es oportuno acotar que ese acto
legislativo sirvi ai mismo tiempo para estimular
el inters sovitico en la posibilidad de alcanzar un
acuerdo que frenara la nueva etapa de la carrera armamentista que empezaba a perfilarse. Otros factores, en especial e! deterioro de las relaciones con
China, obraron ~;omo incentivos adicionales con. ... d o a J)\~1oscu, en un decidido -aunque,
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razones tctks.s, discret.o- propulsor de las proyectadas conve1s~~dcrn:s. De este modo, n difCl'Pi1~i.'.1 de
lo que haba sucedido bajo la presidencia de Johnson,
era ahora el Kremlin quien asuma la iniciativa, mostrndose induso di:;ptwsto, al menos exteriormente,
a aceptar ei !ritam:ento de otras cuestiones consideradas conflictivas desde el punto de vista de la
vinculacin en V<: ios dos pafaes.
En octubre de e::;e ao, a escac;os nueve meses del
comienzo del peror\o presidencial en los Estados
Unidos, se annnd que los representantes de ambos
pases se reuniran en Helsinki el da 19 de noviembre, a fin de encarar la "discusin preliminar" de los
temas que serfon objeto de las futuras conversaciones SALT. A esa primera reunin, de cinco semanas de duracin, S;.~guiran las negociaciones formales, inauguradas en Viena en abril de HJ70, que habran de prolonga.rs0 or espacioide ms de dos aos
hasta culmina con h, firma de los primeros acuerdos
de limitacin de lr,s armas estratgicas, realizada en
ocasin de la primera visita del . president{! Nixon
a Mosc, el 2 de mlyo de 1972.
Sin ent.Tar a an~,Hzar los pormenores de e;:;te proceso, cuyas altemati;as han sido descritas por nu-
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sealada asimetra contribuy a aumentar la natural complejidad tcnica de las cuestiones debatidas.
En ltima instancia, la dificultad fundamental
consisti en encontrar una equivalencia mutuamente
aceptable entre la capac~~ad y potencia de l<?s sistemas estratgicos propios; estableciendo consecuentemente el lmite que se pretenda fijar a su desarrollo futuro. En ese sentido, el control de los sist.emas
defensivos ofreca menos problemas pero no conformaba plenamente al gobierno de Washington, que insisti en la necesidad de limitar tambin, en alguna
medida, las denominadas armas ofensivas.
Probablemente, tales obstculos no habran podido ser superados -como no lo fueron durante un largo perodo del proceso de negociaciones- de no haber
mediado en ambos lados una decisin poltica de buscar el entendimiento, inspirada en consideraciones que
excedan la preocupacin en torno de la expansin de
las mmas nucleares, a que hemos hecho referencia en
el presente captulo. Las aludidas motivaciones merecen un anlisis ms detenido, pues son el tema esencial
de la presente obra, y sern por lo tanto examinadas en
las prximas pginas. Mientras tanto, baste subrayar
que, con prescindencia de los mritos que puedan atribuirse a las citadas negociaciones desde el punto de vista del control de la carrera armamentista, es evidente
que este proceso jug un papel principal como precursor del intenso dilogo que habra de desarrollarse entre los Estados Unidos y la Unin Sovitica a partir de
mayo de 1972. El nacimiento de esa voluntad de
acuerdo fue el factor decisivo que no slo posibilit la
feliz culminacin ele la primera etapa ele las conversaciones SALT sino que marc asimismo el comienzo
de una poltica de. cooperacin recproca cuya amplitud no tena precedentes en la historia de las relaciones norteamericano-soviticas.
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CAPTULO IV
LA POLTICA DE LA ADMINISTRACIN
NIXON FRENTE A LA URSS
Motivaciones y objetivos
Al produirse el ascenso de Richard Nixon a la
presidencia de los Estados Unidos, en enero de 1969,
parecan estar. dadas las condicone9 necesarias para 1.ln
progreso sstenido hacia el pleno logro de la distensin
internacional. En los aos transcurridos desde la Crisis
de Cuba haba ido desarrollndose e1 dilogo en tprno del problema de las armas estratgicas, producto
de la preocupacin con que Washington y Mosc
contemplaban las posibles consecuencias de su aparente incapacidad de poner fin a la constante expansin de sus arsenales nucleares. Asimismo, el abandono de las posiciones ms extremas de la "guerra
fra" y el surgimiento de tendencias hacia la crc:J.cin de un mundo multipolar, en el que la cons~
lidacin de nuevos centros de poder ira disolviendo
la antigua divisin del escenario internacional en
dos polos polticos absolutamen~ op_uestos, fue
inspirando en ambas Capitales un mteres cada vez
(;}'." mayor no slo en la continuacin del dilogo ini.
ciado sino en su eventual ampliacin a otros aspectos
en los que la cooperacin bilateral poda resultar sumamente beneficiosa.
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prometerla en acciones que pudieran exigir un esfuerzo continuado, para el cual el pas haba demostrado no estar preparado.
No cabe duda de que dicho enfoque reflejaba
el sentimiento predominante en la opinin pblica
norteamericana. Sin t!mbargo, la originalidad de
la poltica exterior emprendida por Nixon consisti en contraponer a ese repliegue militar un nivel ms intenso de iniciativas diplomticas, particularmente frente los pases comunistas, procurando generar el conser.so pblico que diera sustento interno a ese nuevo papel internacional de los Estados
Unidos. De ah que fuera el Gobierno de este pas
quien, una vez decidido el curso a adoptar frente a
la URSS, asumiera la responsabilidad principal en
la tarea de elaborar la metodologa y establecer
poco a poco los akances de la nueva relacin, contribuyendo asirnismo a la creacin de una mstica
especial en torno del incipiente proceso de la d-
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tente.
Segn expresa Kissinger en sus memorias, ningn
otro tema ocup ms la atencin del Presidente
electo durante el perodo previo a hacerse cargo de
sus funciones que <~t problema de las relaciones
con la URSS, de tal modo que, al iniciarse el primer perodo de la Administracin republicana,
Nixon tena una idea clara de los objetivos que
deban guiar la accin diplomtica norteamericana
frente a aquel pas. Ante todo, habra menos preocupacin por a "atmsfera" y una mayor concentracin sobre la "sntlst.ancia" de la vinculacin. La
resolucin de las diferencias existentes exigira el
anlisis concreto de los motivos de tensin antes
de que fuera posible pensar en la realizacin de entrevistas a nivel dz Jefes de Estado. Asimismo, se procurara estimuhr la moderacin sovitica mediante
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Estas razones impulsaron a dichos pases a intentar las reformas internas ya comentadas, las que
sin embargo no surtieron los efectos esperados. 34
En todo caso, stas fueron dejadas de lado antes de
finalizar la dcada, aunque por razones que, segn
hemos visto, estaran ms ligadas a la poltica que a
la economa. A partir de entonce;;, la Unin Sovitica y, consiguientemente, los dems pases del
Bl.oque parecieron cifrar todas sus esperanzas en la
cooperacin con Occidente.
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CAPITULO VI
Motivaciones y objetivos
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accin sovitica habra provocado una nueva escalada de la tensin y conducido probablemente a un
prolongado endurecimianto de la posicin de Occidente frente al Bloque Comunista. En esta ocasin,
en cambio, fuera de las previsibles manifestaciones de
repudio, el hecho no parece haber alterado la intencin de dichos gobiernos de explorar la existencia de
posibles vas de entendimiento entre ambos sistemas.
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En la Repblica Federal de Alemania, con la formacin del gobierno de la "Gran Coalicin" en diciembre de 1966, se inicia un cambio fundamental
en la poltica de Bonn con los pases del Este. La nueva filosofa que inspiraba al equipo gobernante (en
especial a algunos de sus miembros, como el Ministro del E:derior, Willy Brandt) reconoca que el empeo en aislar diplomticamente a Alemania Oriental no haba dado resultado y que la reunificacin
alemana slo podra ser lograda, eventualmente,
con la aprobacin de la URSS y como resultado de
una dtente general en Europa. En consecuencia,
se fue abandonando poco a poco el principio de que
la solucin del problema alemn era una precondicin de la distensin y poda alcanzarse solamente
mediante una postura firme de la alianza Occidental, en favor de la idea de que slo en un clima de
alivio de Ja tensin podran ser superadas gradualmente las diferencias que separaban a las dos partes
de la nacin alemana \ 'y obtenerse la cooperacin
sovitica para promover los cambios necesarios en
la posicin del rgimen de Pankow.
Durante ei lapso en que ejerci el poder, el
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70
mana: Oriental. A poco de iniciar su gestin, presen~1't un plan de accin que abandonaba ~a insistencia
r!\ en 1a reunificacin y hablaba en cam?: de la pr~
f~~ servacin de la "coherencia de la nac1on alemana ,
Treconociendo la existencia de dos Estados dentro
: de ella y proponiendo como objetivo inmediato el
: logro de un nwdus vivendi entre ambos. A tal efec~\ to, el gobierno de Bonn revivi las anteriore~ pro:~puestas de pasos tendientes a reanu?ar o i~te~
;' sificar los contactos culturales, comerciales Y tccm;: cos, promover el reencuentro de las famili~ ~-resol
~!'. ver los problemas planteados por la d1v1s1on. de
\-'.Berln. Con relacin a tos Estados de Europa Onen\:'. tal reiter la oferta de firmar un tratado de renun
al uso de la fuerza y subray el respeto por la
J~: integridad territorial de todas las naciones del Conf( tinente.
~l~ La febril actividad diplomtica del nuevo GoT biemo culmin con la firma, en agosto de 1970, d;.
.~~~ un tratado con la URSS que ob~igaba a las partes
' a respetar sin reservas la integridad territorial de
todos los Estados europeos dentro de sus actuales
~ lmites --incluyendo la lnea Oder-Neisse y la fron
J , tera entre las dos Alemanias- y a abstenerse de la
:.[r amenaza 0 del uso de la fuerza en c:iestione~ que
1;
afectaran la seguridad europea o mtemac1onal.
:,; Fundamentalmente, dicho acuerdo consagraba la
" inviolabilidad de las fronteras en Europa Y la renuncia a cualquier reclamo territorial presente o .~u
~( turo por parte de los firmantes. Para la. ~mon
,'.: , Sovitica este paso signific~ba el reconocimiento
" legal por Alemania del statu quo europeo Y la, ac~p
:[ tacin de facto de la existencia de la Repubhca
~'. Democrtica Alemana.
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Simultneamente con este tratado, Bonn negoc10
un acuerdo similar con Polonia, que fue firmado en
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71
cuencia de la Segunda Guerra Mundial y consolidaban el ejercicio de su dominio sobre las naciones del
Este europeo, pero tambin porque introducan un
elemento ms de divisin en la Alianza Atlntica,
debilitando la posicin de los Estados Unidos en
Europa.
Resultaba claro, asimismo, que el acuerdo germano-sovitico era, al menos en parte, consecuencia
de la aparente disminucin de la preocupacin norteamericana por los asuntos europeos y de su excesiva concentracin en el problema de Vietnam, as
como quiz tambin del temor de Bonn de que las
dos Supl~rpotencias pudieran llegar a un acuerdo
indepenclienle que afectara los intereses alemanes.
Estos factores influyeron probablemente en la determinacin germano-occidental de acelerar ia
"Ostpofik" y buscar un rpido entendimiento con
la Unin Sovitica, actitud que este ltimo pas
estaba dispuesto a aprovechar.
En conclusin, el gobierno de Alemania Federal
fue el primero en percibir, luego de los sucesos de Checoslovaquia, que cualquier solucin en Europa
Central deba ser negociada directamente con Mosc
en lugar <lv pretender extraer concesiones polticas
por la va Je la expansin de los lazos con las naciones satlites. Tal vez Brandt haya pensado que el
atractivo comercial -en vista del conocido inters
sovitico por la tecnologa occidental- permitirfa
a su pas ga.nar en el futuro una posicin de influencia en 21 ci'nLro del poder sovitico. Por el momento. sin embargo, el Kremlin slo aspiraba obtener
el. reconocimiento alemn de las fronteras de posguerra y los prximos acontecimientos habran de
demostr&r que su espetanza de resolver los graves
problemas de la economa se basaba, en realidad,
en la ccoperacin con los Estados Unidos.
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CAPTULO VIII
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econmicos con los pases comunistas, que ya haba comenzado a manifestarse bajo la administracin Johnson. Impulsada por el deslumbramiento
que producan en ciertos crculos de negocios las
posibilidades que parecan ofrecer los mercados
del Este, y estimulada igualmente por la creencia,
predominante en muchos sectores influyentes, de
que dicha expansin encerraba la promesa de un
mejoramiento general de las relaciones polticas
entre ambos Bloques, esa corriente inspir diversas iniciativas tendientes a aliviar las restricciones
que pesaban sobre el intercambio comercial y las
inversiones, originadas en el perodo de ia "guenn.
fra". Producto de ese inters fue tambin la intensif:acin de los contactos entre representantes del
Gobierno sovitico y de la actividad privada norteamericana -muchas veces con la participacin de
Jegsladores, dirigentes polticos y catedrticos universitario&-, ia que tuvo principal expresin en la
realizacin de intercambios de visitas, congresos.
seminarios y reuniones de diversa ndole destinadas a estudiar las posibilidades de ampliacin de
los vnculos econmicos y comerciales entre Jos
citados pases y las naciones industriales de Occidente. Una idea del entusiasmo que despert este
tema en el ambiente empresarial de los Estados
Unids, la da el hecho de que muchos de esos
encuenh"os fueran auspiciados por grandes firmas
privadns, generalmente de carcter multinacional.
A su vez, los dirigentes soviticos, ya embarcados
en una poltica de fomento de las relaciones comerciales con las economas capitalistas, otorgaron decidido apoyo a todas las manifestaciones de la corriente antes mencionada.
Al igual que sucediera con la iniciacin de las ne-
7'7
gociaciones SALT, la administracin Nixon trat de resistir las aludidas presiones, en la conviccin de que la perspectiva de liberalizr el comercio con el campo comunista deba ser utilizada
como un arma negociadora:a fin de extraer concesiones de Mosc en el terreno poltico. Hasta tanto
no fuera posible alcanzar ese objetivo, se resolvi
que la posibilidad de desarrollar vnculos comerciales ms intensos seguira sirviendo como un elemento d~stinado a premiar eventuales tendencias hacia
una mayor autonoma por parte de los miembros del
Bloque Sovitico, conforme a la estrategia ensayada
por el presidente Johnson. 38 Independientemente
de esta posicin del Poder Ejecutivo, el Congreso
aprob en diciembre de 1969, tras prolongado debate, una ley que levantaba algunas de las trabas al
comercio con la URSS y los pases de Europa Orient;:l y declaraba que era la poltica de los Estados
Unidos fomentar dicho intercambio, aunque dejando al Presidente considerable latitud en cuanto a su
implementacin.
Bsicamente, como ocurriera desde los tiempos
de Johnson, la guerra de Vietnam sigui siendo el
principal obstculo al mencionado acercamiento.
1970 fue, en efecto, el ao en que Nixon orden
la incursin de tropas de combate norteamericanas
en Cambodia, tuvieron lugar las grandes manifestaciones estudiantiles en las universidades y frente a
la Casa Blanca y se intensificaron los bombardeos
masivos sobre territorio de Vietnam del Norte. En
esas condiciones resultaba dcil al Kremlin entrar
en una relacin de abierta colaboracin con el gobierno de Washington, aun cuando estuviera dispuesto a continuar los contactos diplomticos dirigidos
a ex.plorar las posibilidades de concertar una reunin
a nivel de Jefes de Gobiemo 39 Pero tambin en
78
..
ff ~
79
i.:'-'ttacn oficbl, un ~~~uipo de ping-pong norteamericano viaj en abril a China con el objeto de
~ostener ti.a serie de p_rtidos amistosos; aproximad:unente en la misma l,poca, el gobierno de los Estados. Unidos dict nuev:is medidas de liberalizacin
del co1nercio con ese pas; en el mes de julio, se difundi la noticfa cfr~ que el presidente N-ixon visitara a la Repblica Pot--,tlar en febrero del ao siguiente, invitado por el P~-imer Ministro Chou-en Lai,
y, en agosto, el Departa.>nento de Estado anunci
el cese de la oposicin norteamericana al ing::eso de
Pekn a las NacionBs Unidas. En el contexto europeo, se firm ez setiembre el acuerdo cuatripartlo referente a la siwicin de Berln, y cumplida
e;;ta condicin, el Parlamento de Alemania Federal
ratific poco despus los tratados suscritos el
ao anterior ccn la ORSS y Polonia, con lo que
se complet un ciclo <le negociaciones que contribua a eliminai un importante foco de tensin en
ese C5mtinente. Por ltimo, en lo que concierne
directamente a las relaciones norteamericano-soviticas, merecen ser destacados los siguientes hechos:
en abril, el 24. Congreso del Partido Comunista
de la Unin Sovitica ratific el apoyo a la poltica de coexist~ncia pacfica y aprob pautas de
desarrollo econmico para el prximo quinquenio
que presuponm la imencin de expandir la cooperacin con Occidente; se intensi'ricaron a lo largo de 1971 los contactos comerciales y el gobierno de Washington autoriz las primeras exportacio1ws significativas a la U RSS, tanto de cereales como
<le maquinaria industrial; en el terreno del control
<le las armas nueleares, aparte del tratado muflater:-J suscrito en febrero. sobre la prohibicin de
su emplazamiento bajo el mar, ambos pases llegaron en mayo a un entendimiento sobre el alcance
BO
del futuro tratao SALT, el cual puso fin al prolongado esmcamiento en que haban cado dichas
negocinciones y abri el camino a la firma) ocurrida
ese mismo ao, de dos acuerdos destinados a prevenir el estallido de una guerra atmica accidental.
No es necesario subrayar el efecto recproco de
todas esar. medidas. En particular, resulta evidente que
las iniciativas adoptadas por ei Gobierno norteamericano con respecto a China habran de influir decisivamente sobre la evolucin de las relaciones entre los
Estados Unidos y la Unin Sovitica. La Casa Blanca
haba planeado ese resultado y los acontecimientos de
este periodo demostraron que su estrategia no era
equivocnda. La apertura poltica hacia Pekn estimul
el inters de Mosc en el proceso de distensin y precipit el ununcio, efectuado en octubre, de que Nixon
viajara a ia URSS en mayo del ao siguiente, tres meses despus de su programada visita al pas asitico. A
partir de entonces, los contactos entre las dos Superpotencias adquirieron un ritmo febril, sucedindose los
viajes de personalidades oficiales, hombres de negocios
y especialistas en diversas reas, realiz~dos en uno y
otro sentido. De esta manera, se a.'npli sbitamente el
: "frente de negociaciones" y comenz a tejerse la "red
de 'intere~es compartidos" a que haba hecho referencia el Pn~sidente norteamericano.
. Si quedaba alguna duda sobre la influencia que tuvo
la apertura dipiomtica sino-norteamericana en el proceso que comentamos, qued disipada por los sucesos
de dicho rnes_ En efecto, el 8 de mayo ele 1972, a slo
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anunci que haba ordenado el bloqueo de los principales puertos norvietnam1tas, medida que inclua el
.minado del acceso al puerto de Haiphong y la amplia' cin de los bombardeos areos con el fin de cortar las
mlas de abastecimiento extranjero a Vietnam del Nor-
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te. Esta decisin presentaba naturalmente el grave riesgo de que el Kremlin dejara sin efecto los planes paa
la referida visita, en tanto no slo pona a prueba su
solidaridad con Hanoi sino que afectaba directamente
el desplazamiento de ban.~os y otros medios de transporte propios y de los restantes pases comunistas. Sin
embargo, pasaron los das y la temida reaccin no se
produjo, lo que demostr claramente hasta qu punto
el nacimiento de la relacin triangular entre Washington, Pekn y Mosc haba modificado los intereses e
inhibiciones que condicionaban hasta haca poco la
conducta sovitica.41 Repentinamente, el problema de
Indochina pasaba a segundo plano, eliminndose de
ese modo el principal obstculo que haba impedido
el progreso de las relaciones entre las dos Superpotencias. En consecuencia, pudo por fin realizarse, en la fecha prevista, la "reunin cumbre" de Mosc entre el
presidente Nixon y el secretario general Brezhnev. Las
caractersticas del viaje del Primer Mandatario norteame1icano a la URSS distinguieron a dicha reunin de
todas las entrevistas de este-tipo realizadas en el pasado.
No slo se trataba de la primera visita que efectuaba un
presidente de los Estados Unidos a la capital sovitica,
sino que su inusual duracin, la extraordinaria pubiicidad que rode a los distintos eventos programados, el
volumen y la importancia de la comitiva presidencial y,
sobre todo, la amplitud de los acuerdos suscritos le
dieron un carcter absolutamente nico en la historia
de las relaciones entre los dos pases.
La mera enumeracin de los acuerdos concluidos en
esa oportunidad sirve para dar una idea de la magnitud
del cambio operado y de la proyeccin que ambos Gobiernos pretendan otorgar a dichas relaciones en la
etapa que de ese modo iniciaban. El hecho ms importante fue la firma de los dos instrumentos relacionados
con la limitacin de las armas estratgicas: el Tratado
82
"'. :: sobre la Limitacin de los Sistemas de Proyectiles An~~; t~~alsticos y el Acuerdo !r.ansitorio ~obre la Li~ita
~;;:-: c1on de las Armas Estrategicas ofensivas. Ademas se
tj;;:' suscribieron cuatro acuerdos que establecan un amplio
,
marco para la cooperacin en los campos de la invest;:. gacin mdica, la proteccin del ambiente, la explota
.:~ cin espacial y la ciencia y la tecnologa y un acuerdo
.'[; para prevenir posibles incidentes en el mar entre las Ar~~~:
madas de ambos pases. Finalmente, al concluir la visij~'.: ta, el presidente Nixon y el secretario general Brezhn~v
~(' firmaron una declaracin bajo el ttulo de "Principios
~t Bsicos de las Relaciones entre los Estados Unidos d~
~~Amrica y la Unin de Repblicas Socialistas Sovitit:'
~ .. cas" y un comunicado conjunto en el que se efectuaba
f una amplia mencin de los acuerdos alcanzados y de los
.~:
r.;l: puntos de vista intercambiados sobre diversas cue~tio~.. ~,...:.'..~,r:::. nes de poltica internacional. Qued asimismo conv~ni.,
do que representantes de cada lado completaran en los
tf:. prximos meses las negociaciones para la celebracin de
un convenio comercial, decidindose establecer una co''' misin conjunta que entendera en todos los aspectos
~~ .referentes al desarrollo de las relaciones bilaterales en
lJ-.
ese campo. La importancia de algunos de esos acuerdos
~fr no puede ser subestimada. ~ trata~o S_?~re la_hmit-a,c~;L. cin de los sistemas defensivos antlbahst1cos 1re_naba
lliii' efectivamente la carrera que comenzaba a perfilarse
fil~:. entre las dos Superpotencias en este nuevo terreno de
~~.. la tecnologa militar. El acuerdo interino sobre las arilfl~ mas estratgic~ ?fens~vas.' .si bien .de efectos ms m~
i!J!r,;. destos en la practica, s1gmficaba, sm embargo, un pn~U.~. mer paso hacia el logro de un control real y de una re~W duccin eventual ,de lo~ sistemas deann,:un~n~~ nucl:~
m~; -res de ambos paises., .l:!;n cuanto a lo~, pnnc1p10~ ?as11" ~ 'cos ", a pesar de ser solo una declarac1on de propositos,
,~':.configuraban una base doctrinaria que, si resultaba
!k,./ aplicada en la prctica, tendra en eJ futuro consecueni~~T
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estos encuentros eran calificados por sus participantes como cordiales y positivos.
Un aspecto cuya importancia, como reflejo
del inters sovitico, pas inadvertida en ese momento para la mayora de los observadores fue
el referente a las ventas de granos. Pocas semanas
antes de la visita del presidente Nixon a Mosc, el
secretario de Agricultura de los Estados Unidos,
Earl l3utz, sostuvo una serie de conversaciones en
la capital sovitica sobre las posibilidades de ampliar el comercio de productos agrcolas y acerca
de otras cuestiones relativas a la cooperacin futura entre ambos pases. La mala cosecha de 1971
haba acentuado las necesidades soviticas de c~
reales, pero nadie pareca sospechar que la URSS
estuviese considerando la realizacin de adquisiciones masivas en este sector. 46 En julio del msmo ao, representantes de los respectivos gobiernos concluyeron en Washington un acuerdo que
contemplaba la compra por parte de aquel pas
de cereales por un valor superior a los 750 millones de dlares en el lapso <le tres aos (Washington otorgara, a tal efecto, crditos oficiales hasta la suma de 500 millones de dlares). En la prctica,
sin embargo, las compras promovidas por dicho acuerdo cubrieron en pocas semanas la mayor parte dei
crdito previsto y el Secretario Butz s~ vio obligado a aclarar, ante los persistentes rumores que circulaban al respecto, que las adquisiciones soviticas
superaran sustancialmente los volmenes anicipudos.
A partir de entonces, las ventas de granos a lu
Unin Sovitica pasaran a ser, en general, el principal rubro del intercambio bilateral. Ese tipo de
operaciones no slo gener gran parte del pronunciado aumento que registr la balanza comercial
89
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entre los dos pases en los primeros aos de la dtente, sino que contribuy a mantener el ~ivel
de dicho intercambio cuando ste comenz a mostrar signos de declinacin. En realidad, el nico
elemento negativo de esta cuestin, desde el punto de
\lista de la distensin, fue la forma en que se concretaron las compras iniciales de 1972. Valindose de las modalidades del mercado libre, los soviticos pudieron favorecerse con los bajos precios
existntes al concretarse dichas transacciones, provocando protestas no slo de los agricultores -presuntos beneficiarios de la apertura del comercio
hacia el Este- sino tambin de ciertos sectores de la
opinin pblica, que creyeron ver en tales transacciones una especie de estafa a los intereses norteamericanos. 47 La fuerte ola de crticas as despertada tuvo lamentablemente el efecto de daar la
confianza que comenzaba a depositarse en las supuestas ventajas de la cooperacin con la URSS.
La visita del Presidente Nixon a Mosc obr naturalmente como un nuevo estmulo a la ampliacin
de esos primeros contactos, al confirmar la poltica que vena insinandose a travs de las primeras medidas de liberalizacin del comercio con ese
pas, adoptadas en los meses anteriores. El objetivo
de dicha poltica era, en efecto, eliminar los obstculos que haban frenado el desarrollo del comercio
con las naciones comunistas desde poco despus de
finalizada la Segunda Guerra Mundial, y, simultneamen te, otorgar apoyo oficial a la expansin de los
vnculos econmicos con esa regin, especialmente mediante la concesin de crditos. El inters
que desde haca tiempo manifestbase en los crculos de negocios norteamericanos por los mercados
del Este -hbilmente estimulado por Moschabra de hallar ahora plena expresin, en canso-
90
la
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tes u~a mtensa corriente de contactos entre empresanos de los Estados Unidos y funcionarios
~e los orgiinismos competentes del Estado soviJ:t' t1co, la que dio lugar a la discusin de numerosos
,:: proyectos, algunos de ellos de una magnitud sin
Ji/' precedentes a,n en las relaciones entre l~ nacio1'.li; nes de Occidente.
ri.. . Bajo el impulso de esta corriente, el comcr!~!F. c10 en~;e los Estados Unidos y la Unin Sovi,;tica
J ascendrn a 637 millones _de dlares en 1972, com' til': parados con 219 millones en el ao anterior. De
'l~l estas s~as, correspondan a las exportacione,s norf.:1 t:an:encanas 542 y 162 millones, respectivamente.
U: .Si bien la mayor parte de dichas exportaciones estaba co.m~uesta por cereales ( 366 millones en 19 72),
/;, e~, crec1m1ento era tambin atribuble a la concreu~) c10n . de ve~tas significativas de maquinaria y equ i~k pos mdustnales. Nuevame~te? en 1973 los suminis' . tros de granos fueron pnnc1palmente responsables
;:,; del extraordinario incremento registrado ese aio
; .: en los envos norteamericanos (842 millones. de
:; un total de 1188 millones de dlares exportados),
a~nque el aume~to se debi tambin en alguna medida al otorgamiento de los primeros crditos del
. ~~imbank a favor de la U RSS, para la financiac1on de compras industriales. En cuanto a las ven,, tas soviticas a los Estados Unidos, stas siguie1 ron
representando un porcentaje muy modesto
:i'. del t.~tal de la balanza comercial, a pesar de que
!j:. tamb1en acusaron un importante incremento en
j,f'
ese per?do (214 millones, frente a 95 en 1972).
t_';
Es mdudabl~ que la mencionada evolucin
t'tt.. fue en parte
posible gracias a las diversas medidas
i:; Y acuerdos adoptados en esta primera etapa, en
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cambio el balance final dependera fundamentalmente de l~ conducta sovitica y, en particular, de su disposicin a cumplir con las normas contenidas en la
llamada "canasta III".
En ese sentido, la comprobacin diaria de la
realidad imperante en el mundo comunista no permita alentar demasiadas esperanzas, y esta observacin influy sobre la opinin pblica occidental, que
sigui el desarrollo de la conferencia con marcada
frialdad y recibi con escepticismo sus resultados.
l\fmtras la propaganda oficial de los pases comunistas celebraba .la firma del Acta Final, calificndola
como un paso trascendental destinado a consolidar
el proceso de distensin, en Occidente este acontecimiento era visto como una nueva concesin en favor
de la URSS, que ni siquiera haca suponer la posibilidad de cambios en la poltica sovitica.
Esa visin negativa resultaba sin duda reforzada
por el aparente fracaso de las reuniones sobre la reduccin de fuerzas en Europa Central. Inauguradas
en noviembre de 1973, las conversaciones de Viena
no mostraban signos de progreso, defraudando las
expectativas de los gobiernos de la OTAN, cuya estrategia incial haba sido ligar la suerte de estas negociaciones entre s, de modo que el inters sovitico
en el xito de la Conferencia de Seguridad contribuyera al logro de acuerdos tambin en el aspecto mlitar. Este enfoque era, en cierto modo, natural,
por cuanto ambas perseguan el mismo propsito
de asegmar la paz en Europa: la primera mediante
acuerdos polticos y la segunda a travs de medidas de carcter militar. As como las conversaciones
SALT haban estado :<linculadas al progreso general
de las relaciones nortamericano-soviticas, tambin en el mbito europeo pareca lgico que el
proceso de distensin fuera acompaado de pasos /
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URSS.
CAPITULO XI
LA REPERCUSIN EN EL CONGRESO Y
EN LA OPININ PBLICA NORTEAMERICANOS
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Al finalizar el ao 1972 haban quedado establecidos formalmente los principios bsicos de la anun1'
ciada estructu.ra de paz y cooperacin entre el Este y
el Oeste. La amplitud de los resultados alcanzados en
ta..r1 breve lapso exceda las expectativas ms optimistas y, al menos en principio, esa evolucin suscit
.;
en la mayora de los pases expresiones generaliza.
das de aprobacin. Incluso el rol protagnico firme\,:;. mente asumido por Washington y Mosc en este
'; proceso, aun cuando llegara a despertar algunos re'H celos en Europa, fue mayormente aceptado como una
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consecuencia natural del liderazgo ejercido por ambas
,.. capitales en sus respectivas esferas de influencia.
Es verdad que la rivalidad y los antagonismos
; del pasado resultaban demasiado profundos como
J para que los expresados cambios generaran inmedia1
tamente manifestaciones de incondicional apoyo,
pero, pese a ello, puede afirmarse que la iniciacin
.~L de la d tente entre los Estados Unidos y la Unin
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b,., Sovitica fue recibida favorablemente, no slo en
~[ estos pases sino en el mundo en general. Despus
de todo, los acuerdos de ese ao no hacan sino con-
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dente que, bajo la bandera de los derechos huma.;., nos, se haba agrupado una coalicin de grupos
; :: liberales y conservadores -en su mayora pertene(' cientes al Partido Demcrata- que habra de frus! trar todos los intentos de la debilitada administra\ cin Ni.xon por hallar una solucin a la impa.<;Se
creada.
Si exista alguna duda sobre la importancia que
.
l,' el Kremlin asignaba a la realizacin de los objetiJ~ vos que se haba fijado en el orden econmico, que~!\: ~ d disipada por la evidencia de los ingentes esfuerzos desplegados por los diplomticos soviticos en
-la bsqueda de soluciones que permitieran superar
las dicultades planteadas. En el curso de los meses
siguientes a la presentacin de la enmienda "JacksonVanik", Mosc puso en juego simultneamente di
i versas tcticas destinada.$ a influir en forma directa
sobre los miembros del Congreso, o indirectamente
a travs de la presin que pudieran ejercer los sec~
tares econmicos privados o la opinin pblica en
general. Estas acciones revelaron una vasta gama de
recursos que iban desde la paciente tarea de persuasin y las prolongadas negociaciones mantenidas
por sus representantes con integrantes de las comi
siones parlamentarias hasta la atencin especial
i brindada a las delegaciones oficiales y privadas norte' americanas que visitaban la URSS.
No obstante, los mencionados esfuerzos no logra' ron suplir la falta de una corriente de opinin pblica vigorosa en favor de la dtente, que hiciera sentir su peso con el fin de superar las vallas interpues. tas por un grupo inicialmente reducido de legisla,. dores. Como veremos ms adelante, la aprobacin
:~ popular que dicha poltica recibiera en sus comienzos no slo fue insuficiente para eliminar esos obs: tculos, sino que fue diluyndose muy pronto ante
,u,;
107
l~ comp.robacin de las "duras realidades" a que aludiera NIXon en su mensaje al Congreso de mayo de
1973.
CAPTULO XII
La segunda entrevista que mantuvieron el Presidente Nixon y el Secretario General Brezhnev, realizada en Washington, en junio de 1973, sirvi para
reafirmar los principios consagrados el ao anterior.
Volvieron a repetirse en esta oportunidad los anhelos de asentar las relaciones recprocas sobre bases
cada vez ms firmes, que convirtieran a la dtente
en un proceso irreversible. Aunque desprovisto de la
espectacularidad que haba caracterizado al primer viaje de Nixon a la URSS, este encuentro arroj resultados que, en un pasado no muy lejano, habran sido considerados como extraordinariamente trascendentes.
Por ejemplo, se suscribi un acuerdo sobre la prevencin de !a guerra nuclear que estipulaba, entre otras
disposiciones, la rpida consulta recproca en el caso
de que el desarrollo de los acontecimientos en cualquier lugar del mundo hicieran surgir el riesgo de
una coi1frontacin nuclear. Este y otros instrumentos firmados en la oportunidad -como el convenio
cultural, el referente a las compras agrcolas y diversos acuerdos de cooperacin- continuaban el espritu de la anterior "reunin cumbre" y parecan
destinados a completar la estructura fundamental
109
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Tambin en el curso del ao 1973 habran de ponerse a prueba los nuevos principios polticos de
dichas relaciones, con motivo del estallido de la
guerra en el Cercano Oriente. La actitud sovitica ante este hecho fue vacilante, habiendo tratado al comienzo, al parecer, de persuadir a los egipcios de que aceptaran el cese del fuego, para proceder sm embargo poco ms tarde a iniciar el envio.
masivt1Jo de armas a los rabes -particularmente a
Siria- mientras los incitaba a unirse en un frente
comn:. contra Israel. A pesar de que el mencionado
apOJ!(l)) al bando rabe fue considerado por Washington de: twa gravedad suficiente como para declarar
112
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us A6o
'vista Nixon-Brezhnev arroj una serie de coincidencias que, sin ser trascendentales, reflejaban el
inters que ambos Gobiernos continuaban depositando en la nueva relacin. Se firmaron nuevos
acuerdos de cooperacin en los campos de la energa, la construccin y la investigacin mdica, un
tratado y dos protocolos relacionados con la limitacin de las armas estratgicas, y un convenio a
largo plazo sobre cooperacin econmica, industrial
y tcnica.
Ninguno de estos acuerdos era, eE\ .>ubstancia,
importante. Ms significativo resultaba el tono amistoso de los discursos intercambiados y el optimismo
que trasuntaba el texto de la declaracin final de la
visita. Dada la situacin precaria en que se hallaba
Nixon dentro de su propio pas, sorprendi entonces a los observadores el nfasis puesto sobre la
presunta xistencia de una. especial relacin personal entre ambos lderes, que se declaraba beneficiosa para la causa de la dtente. Hoy, resulta casi
irnico que dicho comunicado conjunto concluyera
consignando que el Presidente de los Estados Unidos
'
haba
extendido una invitacin al Secretario General
.,
.
Brezhnev para visitar .oficialmente este pas en 1975
la cual "fue aceptada con placer".
Para los ms escpticos, la abundancia de expresiones cordiales estaba destinada a compensar la escasez de resultados concretos. En otras palabras, el
"clima"
pasaba a tener preeminencia sobre la "subs,.
. . tancia" de la relacin, ante la real imposibilidad de
superar los obstculos planteados en el camino hacia
un verdadero entendimiento entre ambos pases.
El nuevo acuerdo de cooperacin econmica,
industrial y .tcnica, por ejemplo, careca de toda significacin, como no fuera por la intencin comn,
que pareca reflejar, de seguir impulsando el desarro-
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tenda a desconocer el "status" especial de igualdad con la Primer Superpotencia que la dtente.
haba acordado a aquel pas en la esfera de las
relaciones internacionales.
En efecto, la administracin Carter asumi el
poder dando muestras de una amplia confianza en
su capacidad de influir sobre el curso de lo5 acontecimientos mundiales sobre la base de sus p opias convicciones, que en muchos aspectos dif -'ran de los
principios elaborados por ias admir..straciones republicanas. Por ejemplo, con relacin a la limitacin de las armas estratgicas, una de las primeras
acciones del nuevo Presidente fue indicar que presentara al Gobierno sovitico proposiciones destinadas a lograr una verdadera reduccin del citado
armamento, las cuales, aunque probablemente bien
inspiradas, significaban una alteracin unilateral
de las normas aprobadas por el Acuerdo de Vladivosto k.
Pero si bien estos nuevos rumbos en la poltica exterior norteamericana eran susceptibles de
producir intranquilidad en los dirigentes del Kremlin,
el aspecto que habra de influir ms negativamente
sobre la ya deteriorada atmsfera de la relacin
bilateral fue el referente a la situacin de los derechos humanos en aquel pas. La forma pblica y
hasta desafiante en que la administracin Clrtr
manifest su posicin en esta materia provoc la reaccin de Mosc, que vio seguramente en las intervenciones del Presidente el deseo de alentar la subversin del orden interno de la URSS. Por otra parte,
la campaa en favor de los disidentes soviticos asumi claramente las caractersticas de una ofensiva ideolgica que, aun cuando se la considerase
dentro de las reglas del juego, resultaba reminiscente del enfrentamiento clsico de la "guerra fra",
126
de
esta
manera
l.a
oohtica
m1crnoa
s1gu1en o
.
casi
l
dos dcadas antes, que reconoca como fm pnnc1pa
la bsqueda de frmulas capaces de regular la competencia recproca en el ca,mpo de las armas nucleares.
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CAPTULO XIV
CONCLUSIONES
129 -
los derechos humanos. Al mismo tiempo, el desproporcionado crecimiento del podero militar sovitico pareci confirmar las peores sospechas sobre
las verdaderas intenciones de Mosc, acentuando
las acusaciones de inaccin contra la Administracin
Repblicana provenientl:!s especialmente, de los ncleos ms conservadores de la opinin pblica y
del Congreso. Las acciones militares en Angola
habran de estimular dicha dsconfianza ~aan
do an ms la imagen popular de la dtentepor cuanto era evidente que el comportamiento
sovitico resultaba abiertamente viola torio' de los
principios de moderacin recproca con~agrados
entre Nixon y Brezhnev. En el teatro europeo, la
falta de progreso en los planes de reduccin recproca de fuerzas militares y de intensificacin de
los contactos entre los pueblos de ambos sistemas,
ahondaban esa imagen negativa. Por ltimo, cabe
sealar que este sentimiento de frustracin alcanz
incluso a los crculos de negocios, donde comenzaban
a percibirse claramente las dificultades y limitaciones propias del comercio con los pases del Este.
Dada la naturaleza de los regmenes comunistas,
no es fcil discernir las motivaciones inmediatas que
impulsan sus acciones ni los factores que pesan finalmente en sus decisiones. Si nos limitramos al
anlisis de las declaraciones contenidas en los comentarios de la prensa y en los discursos oficiales, llegaramos a la conclusin de que el apoyo sovitico a la
dtente se mantena prcticamente inalterable.
Es lgico deducir, sin embargo, que los sucesos de
Angola reflejaban el desinters de la URSS en el mantE'.nimiento de dicha poltica, cuyos frutos se esti.maban probablemente ya agotados.
En efecto, este pas haba extrado del proceso
de distensin internacional indudables ventajas, pero
130
131
prestigio invertido por los lderes soviticos en el referido proceso, los cambios de poltica no se vieran reflejados inmediatamente en la propaganda oficial.
Exteriormente, por lo tanto, Mosc seguira predicando las bondades de la distensin, aun cuando
otros signos indicaran un rumbo diferente.
La dtente, vistr. en perspectiva histrica,
tuvo, pues, una duracin efmera, fracasando en el
intento de crear una "re<l de intereses compartidos" que permitiera superar el antagonismo y Ja desconfianza recproca que tradicionalmente han caracterizado a las relaciones entre las dos Superpotencias.
Cabe preguntarse si para sus dos protagonistas
principales, los Estados Unidos y la URSS, dicha
poltica fue un recurso circunstancial o un objetivo
de largo alcance, un ai.:omodamiento temporario
o un cambio real de actitudes destinado a apoyar
las relaciones recprocas sobre nuevas bases.
Desde el punto de vista norteamericano, la poltica de distensin tena como propsito -segn hemos
sealado en las pgina:; que anteceden- moderar
la conducta internacional de la Unin Sovitica mediante el ofrecimiento de incentivos econrncos.
Partase de la base de que sta era una potencia en
plena expansin, mientras que los Estados Unidos
atravesaban un perodo de retraccin de su podero
e influencia en el mundo. Como lo expresara reiteradamente el Secretario Kissinger, la dtente era
un proceso continuado y no un fin que podra ser
realizado en un momento dado y que se agotaba en
s mismo. Presupona el mantenimiento de una postura militar firme, pero aspiraba crear. un ambiente
en el cuall los aspectos competitivos de Ja reiacn
pudieran SE:lr regulados y las diferencias resueltas pacficammtre.. Finalmente. pretenda que esos elemen-
132
133
Estados Unidos implicaba, aparte de las ventajas econmicas, el reconocimiento de la paridad militar, y
aun poltica, con la hasta entonces "Primer Super
potencia'', con los co~siguientes beneficios para su
posicin en el contexto mundial. Significaba, asi
mismo, la consolidacin del status poltico y del
dominio territorial alcanzado en Europa despus
de la Segunda Guerra Mundial, y, frente a muchos
pases, le confera la "respetabilidad" y aceptacin
que Mosc siempre ha considerado como un
factor positivo para la expansin de su influencia.
Por otra parte, este pas no renunciaba a ninguno
de sus principios tradicionales. La "coexistencia pacfica", segn un reiterado principio de la doctrina
marxista-leninista, no supona el abandono del
apoyo a las "luchas nacionales de liberacin",
el cese o la disminucin dei enfrentamiento ideolgico -que, por el contrario, deba intensificarseni la modificacin de las condiciones polticas de
orden interno. predominantes en el mundo comunista.
Es importante sealar que la dtente tampoco
_ acarreaba la alteracin de los objetivos soviticos de
expansin poltica, an cuando supona que los
mismos deban alcanzarse por la va pacfica. Precisamente, la propaganda oficial sovitica sostena
que la modificacin de la "correlacin de fuerzas"
en favor del socialismo permita obtener los cambios
deseados en la situacin internacional sin el recurso
directo al uso de la fuerza y consideraba que un alivio general de la tensin deba facilitar el logro de
esos objetivos.
Siempre en el plano poltico, el mejoramiento
de las relaciones con Occidente fortaleca la posicin de la Unin Sovitica en su enfrentamiento
con China, al alejar el peligro de una alianza sino-
:'. no~eamericana dirigida contra sus intereses y dismi,.~ nuir, al mismo tiempo, sus preocupaciones en el
.. frente europeo.
\i Desde e punto de vista econmico, la dtente
,,Importaba :principalmente, como hemos visto
. el acces~ a los crditos ~' a la tecnologa occiden:
, tales, as1 como Ja posibilidad de dedicar mayores
;recursos al propsito de mejorar el nivel de vida
de la poblacin. No es necesario insistir sobre la im, P?rtancia que el Kremlin asignaba a la primera de
dichas pei:pectivas; ya a lo largo de estas pginas
hemos senalado las causas que haca del factor
econmico la principal motivacin de la adhesin
.sovitica a la poltica de distensin.
: De lo expuesto hasta aqui. surge claramente el
. contraste entre los objetivos e intereses que guiaban
( a cada Superpotencia. Para los Estados Unidos, el
'.'.:nuevo enfoque en las relaciones con el Este signifi; caba -parafraseando a Clausewitz- la continuacin
.: .de la poltica de contencin por otros medios y aspi. raba naturalmente a la preservacin del statu quo.
Para la URSS, en cambio, la distensin deba servir
para proseguir expandiendo su influencia en el mundo, apoyndose en lo que perciba como la intensificaci?n de la "crisis general del capitalismo" y el
camb10 de la "correlacin de fuerzas" en su favor.
. Salv~ en Europa, donde la diplomacia sovitica per segu1a una consolidacin de la situacin territorial
. Y poltica de posguerra, su estrategia apuntaba
;.a la modificacin de las reas de influencia, part, cularmente en los pases del llamado "Tercer
'.Mundo".
\ La doctnna sovitica reconoca que un elemento
~importante de la nueva "correlacin de fuerzas,,
era el notable aumento producido en la capacidad
militar de la URSS a partir de la dcada de 1960. En
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..-/ ~.
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ft!i
pa-
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aspectos que' hacan a la preservacin del orden poltico interno de dicho pas. Segn hemos visto, esta
corriente cobr inusitada fuerza en el Congreso
"" norteamericano, hallando primeramente expresin
en las iniciativas del Senador Jackson en favor de la
libre emigraci6n, y, ms tarde, en la campaa en torno de ia situacin de los disidentes soviticos. Como
lo expresara el entonces Secretario de Estado Kissinger, esta forma "ex post facto" de linkage suscitaba
,. serios problemas: pona en duda la confiabilidad de
los Estados. Unidos como negociador, atribua al
ingrediente comercial de la relacin una significacin
desproporcionada y converta a los eventuales resultados del proceso de distensin en precondiciones
para la puesta en marcha de dicha poltica. 56
Conscientes del peligro que entraaba esta tendencia, la administracin Nixon y, hasta un cierto
punto, el Gobierno que la sucedi intentaron persuadir al Congreso de la inconveniencia de efectuar
tales planteas, que no guardaban proporCin con las
posibilidades reales de ejercer presin brindadas por
el componente econmico de la relacin. Para cualquier conocedor del sistema sovitico resultaba claro
,
'
ademas, que el Kremlin no estara dispuesto a modificar aspectos bsicos de su poltica domstica, de
los cuales dependa en ltima instancia su propia
existencia, menos an con el objeto de satisfacer
demandas provenientes del principal Estado rival.
La mencionada posicin tuvo, sin embargo, la
cualidad de generar un amplio apoyo entre los sectores liberales preocupados por la situacin de los
derechos humanos en la URSS, los grupos conservadores opuestos a la concesin de beneficios de
cualquier ndole a dicho pas, una parte importante de la colectividad juda sensibilizada por la posicin prorabe
de Mosc y los sindicatos obreros
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