Díaz, 2008 PDF
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ISSN: 1692-3375
umbralcientifico@umb.edu.co
Universidad Manuela Beltrn
Colombia
DE LAS VICTIMAS
Uno de los valores fundamentales de la existencia humana es la justicia, que no es otra cosa, que la
bsqueda permanente por aliviar el sufrimiento.
RESUMEN
Este artculo presenta una reflexin crtica sobre el proceso de paz que actualmente se
lleva a cabo en Colombia, entre el gobierno y los grupos de autodefensa. Se plantean los
fundamentos conceptuales de la Justicia Transicional y la Justicia Restaurativa, frente a
las necesidades de las vctimas del conflicto armado. Se hace nfasis en la perspectiva
restauradora que la Comisin Nacional de Reparacin y Rehabilitacin debe contemplar,
para alcanzar la reconciliacin a travs de un proceso que preferencia la aplicacin de
justicia y de reparacin del dao ocasionado por parte de los victimarios, para alcanzar de
esta manera una paz duradera.
PALABRAS CLAVE
Justicia Transicional, Justicia Restaurativa, Comisiones de la Verdad, Vctimas, perdn.
ABSTRACT
This article presents a critical reflection on the process of peace that at the moment is being
carried out in Colombia; among the National government and the army self-defense groups.
It establish the conceptual foundations of the Transitional Justice and the Restorative
Justice, in front of the needs of the victims of the armed conflict. Emphasis is made in the
restoring perspective that the National Commission of Repair and Rehabilitation should
1. Psiclogo, Magster en Filosofa Latinoamericana, Especialista en Derecho Penal y Ciencias Forenses, Especialista en
Administracin Pblica, Especialista en Seguridad Privada. Docente Investigador Grupo Psicologa Jurdica, Universidad
Manuela Beltrn. Docente de la Pontificia Universidad Javeriana. Miembro fundador del Centro de Criminologa y
Victimologa de la Pontificia Universidad Javeriana. Miembro de la Sociedad Mundial de Victimologa.
Umbral Cientfico
Bogot Colombia
N 12
p.117 - 130
Junio 2008
contemplate to reach the reconciliation through a process that prefers the application of
justice and repair of the damage caused by the offenders, to reach, in this way, a durable
peace.
KEYWORDS
Transitional justice, Restorative Justice, Commission of the Truth, Victims, pardon.
INTRODUCCIN
La situacin actual del conflicto en Colombia, amerita una reflexin crtica del escenario
futuro en relacin con el proceso de paz y su consecuente finalizacin. Lo dramtico de
la guerra, lo deshumanizante de sus procedimientos, los crmenes que en nombre de la
razn cada uno de los contendientes argumenta, amerita una reflexin que contemple
la perspectiva histrica, donde se devele lo sucedido a travs del rescate de la memoria
colectiva y no del olvido cmplice que slo nos conducira a la impunidad y a la injusticia2.
As mismo, la solucin al conflicto debe ir de la mano de un proceso que se fundamente
en la verdad, la justicia, y la reparacin, como bien lo seal Francisco Estrada3 luego
del asesinato de los sacerdotes jesuitas, ejecutado por un escuadrn paramilitar, en las
instalaciones de la Universidad Centroamericana de El Salvador, durante el conflicto que
esa nacin padeci recientemente.
En opinin de Walter Benjamn4, hay dos formas de concebir la historia. La primera, como
un agregado de datos que conforman una imagen global con la que se puede y se debe
identificar un pueblo y de las cuales las generaciones actuales se deben sentir orgullosas
y para eso hay que saber olvidar y saber recordar; y la segunda, como posibilidad o
imposibilidad de que un acto comprometa al todo. Es decir, una visin de la historia como
interseccin y no como mera continuidad, donde hay hechos concretos que comprometen
toda una poca y que requieren ser conocidos. Sin duda, que la realidad social enmarcada
dentro de esta perspectiva, slo puede comprenderse cuando se produce un encuentro
entre la experiencia histrica y la reflexin terica; para Benjamn, la razn es histrica y
slo hay reflexin donde se descubre la opresin. La historia de nuestro conflicto debe
contemplar una reflexin donde se descubra la opresin, la razn de la violencia, la
humillacin y la barbarie desde la vctima; la voz de las vctimas debe ser oda, escrita,
contada, creda y debe formar parte de nuestra historia. Como afirmaba Foucault5, los
relatos de la historia forman parte de la historia, la narracin de los hechos execrables de
nuestra violencia debe contemplar nuestro pasado, con la esperanza en que incluso los
muertos estn a salvo del enemigo que ha vencido.
2 A propsito es bueno recordar unas frases de Natalia Springer: Lo ms glorioso es ver a los polticos con el talante grave y la serenidad de niebla
que les da ese aire tan bonito en televisin, torciendo con destreza las palabras, pidindole a Dios por la paz y exigiendo el cese de las hostilidades.
Se dirigen as a sus electores, que desde sus vacaciones se sienten aliviados sabiendo que sus lderes estn tratando de detener la barbarie.
Puro embrutecimiento meditico. Europa y los Estados Unidos prefieren construir muros, apostar francotiradores en las fronteras y disfrazarlo
todo con la cara misericordiosa de la caridad para contener a las masas de desposedos que llegan en pateras y saltan mallas elctricas,
antes que mejorar las condiciones de vida en estos pases cediendo un pice en las negociaciones para reducir los escandalosos subsidios
agrcolas, o desafiando el poder de los grandes laboratorios para facilitar el acceso a los medicamentos El Tiempo, Agosto 2 de 2006.
3 Rector de la UCA. Sealaba que el camino de accin corresponda tanto a una experiencia como a un programa Verdad, Justicia y Perdn,
en: Jos Mara Tojeira, Cuaderno del Instituto Vasco de criminologa. San Sebastin, No. 11, 1997
4 W. Benjamn. Citado por Reyes Mate (1991). La razn de los vencidos. Ed. Antrophos. Barcelona.
5 Foucault. (1992). Genealoga del racismo. Ediciones la Piqueta, Madrid,
proceso de paz slo es posible con la participacin de todos los actores involucrados en
el conflicto que permitan la construccin de un acuerdo que contemple la eliminacin o
minimizacin de los factores que mantienen los ejercicios de violencia como prerrequisito,
para de esta manera pasar a un estado democrtico y libre, que recupere la dignidad
de los miembros de esa sociedad violentada, de tal forma que permita una verdadera
reconciliacin y reconstruccin del tejido social deteriorado.
Por otro lado, uno de los aspectos que es necesario considerar en cuanto a la solucin
de conflictos armados internos y frente a la aplicacin de los principios establecidos por
el Derecho Internacional Humanitario, es el relativo a la consideracin sobre la naturaleza
propia de los conflictos. El Derecho Internacional Humanitario establece una serie de
obligaciones a las partes involucradas, en el sentido de respetar principios fundamentales
de proteccin a la sociedad civil. Sin embargo, los conflictos internos son considerados
como guerras irregulares, lo que en opinin de expertos y estudiosos del tema, implica
una complejidad y una dificultad para la aplicacin del DIH11. En opinin de V. Franco12,
las principales dificultades hacen relacin a: 1) la inevitabilidad del recurso de utilizacin
de estrategias irregulares dada la condicin asimtrica entre las partes que no da lugar a
un desafo directo a la fuerza del oponente, sino que requiere la aplicacin de una fuerza
indirecta sobre la base de estrategias irregulares para derrotar o neutralizar al otro. 2) Los
ejrcitos regulares dan paso a las unidades militares irregulares que conllevan la prdida
de la relevancia del choque militar directo y a la flexibilizacin de las tcticas. 3) El centro de
gravedad de las confrontaciones irregulares no son las fuerzas militares sino la poblacin
civil donde las reglas de distincin y proporcionalidad se vuelven problemticas. 4) El
9 Beristain, C. M. (2000) Violencia, apoyo a las vctimas y reconstruccin social. Madrid, Fundamentos. p.22
10 Springer, N. (2006) Desactivar la guerra. Bogot, Aguilar. p. 61
11 Defensora del Pueblo. (2001) Derecho Internacional Humanitario. Bogot. El DIH slo es aplicable en casos de conflicto
armado. No es aplicable a situaciones de tensiones internas y de disturbios interiores. Es exigible por igual a todas las
partes contendientes sin importar quien inici el conflicto ni sus causas y motivaciones. En los casos de conflicto armados
internos, el derecho humanitario se aplica en todo el territorio nacional y no solamente en lasa reas geogrficas donde se
llevan a cabo las hostilidades
12 Franco, V. (2001) Guerra irregular: entre la poltica y el imperativo moral. Estudios Polticos.Medelln.19,julio-diciembre.6465. En:http://quimbaya.udea.edu.co/estudiospoliticos/RyA/Resumen19-b.htm
En opinin de Van Ness,18 tres son los principios que sientan las bases de la justicia
restaurativa: 1. La justicia debe trabajar para que se ayude a volver a su estado
original a aquellos que se han visto perjudicados. 2. Debe existir la posibilidad para que
los directamente perjudicados puedan participar de lleno y de manera voluntaria en la
respuesta al hecho delictivo, y 3. El papel del Estado consiste en preservar un orden
pblico justo y la comunidad debe ayudar a construir y mantener una paz justa. Para Ron
Claassen,19los principios fundamentales son: 1. El crimen es una ofensa en primer lugar,
contra las relaciones humanas; en segundo lugar contra la sociedad; y por ltimo, contra la
ley. 2. El crimen es un acto perjudicial para la sociedad, pero tambin es una oportunidad
para la comunidad y para los involucrados. 3. Busca hacer las cosas tan bien como se
pueda, intentando satisfacer las necesidades de los ofendidos as como reparar los daos
ocasionados. 4. Prefiere responder al crimen lo ms pronto posible, con la mxima cantidad
de voluntad y cooperacin y el mnimo de coercin, ya que la reparacin de las relaciones
y los nuevos aprendizajes requieren de procesos de voluntad y cooperacin. 5. El proceso
restaurativo es un asunto fundamentalmente comunitario, donde la participacin involucra
a todos los interesados adems del ofensor y la vctima. 6. Propende por que la justicia sea
un acto comunitario, solidario y responsable.
De igual manera, para Van Ness20, los valores que sustentan los programas de justicia
restaurativa son: 1. Encuentro: donde se propician oportunidades con el propsito de que
las vctimas, los delincuentes y los miembros de la comunidad, se renan a conversar
acerca del delito y sus consecuencias. Este encuentro tiene cinco caractersticas bsicas:
reunin, narrativa, emocin, entendimiento y acuerdo. 2. Reparacin: de ser posible la
reparacin del dao ocasionado debe ser realizada por quien lo realiz. La reparacin
comprende cuatro elementos: disculpa, cambio en la conducta, restitucin y generosidad.
3. Reintegracin: se intenta devolver a la sociedad a las vctimas y a los delincuentes
como miembros completos de la misma, capaces de contribuir con sta, de tal manera
que se conviertan en miembros activos y productivos de su comunidad. La reintegracin
implica: a) respeto mutuo entre los miembros de la comunidad. b) compromiso mutuo
entre estos. c) intolerancia hacia las conductas delictivas en la comunidad, sin menoscabo
de su comprensin. 4. Inclusin: Se ofrece la posibilidad para que las partes interesadas
participen en la resolucin del conflicto ocasionado por el delito. La participacin se logra
mediante: a) invitando a todas las partes a participar. b) anticipando que cada una de las
partes intentar satisfacer sus propios intereses y c) siendo lo suficientemente flexible
16 ONU, comisin de Prevencin del Delito y Justicia Penal del 7 de Enero de 2.003. En este documento, se seala la
utilizacin de programas de justicia restaurativa, el funcionamiento de los programas de justicia restaurativa, y el desarrollo
continuo de los programas
17 Corporacin Excelencia para la justicia. Nuevo cdigo de procedimiento penal Ley 906 de 2004. Bogot. p.181
18 Op. Cit. p. 12
19 Claassen, R. (1996). Justice Restorative, Fundamental Principles. En: Gutirrez de Pierez, C. p. 3
20 Op. Cit. p. 14
nes y que fluctan dentro del proceso de redistribucin del poder en las estructuras sociales. Imagina una fase de transicin
entre el poder desde el terror y el poder surgido de un rgimen democrtico. El miedo predominante en esta fase es el de
los vencedores, que sern los vencidos en el proceso de transicin. Los crmenes cometidos empiezan a ser reconocidos
en la sociedad y las demandas por justicia y castigo se generalizan. Todo tipo de frmulas intentarn asegurar la impunidad.
La exorcizacin del miedo en todos los sectores nacionales implica procesos diferentes. Para los vencidos ser buscar el
reconocimiento de lo sucedido, incluso aunque la justicia y las reparaciones no resulten ya posibles. Para los vencedores
del pasado ser necesario someterlos a controles estrictos para que no continen siendo productores de miedo. "El desafo
consiste en la constitucin de fuerzas polticas capaces de crear instituciones que, sin pretender una sociedad sin miedo, al
menos permitan sepultar los miedos del pasado." p. 41
26 Ibd. p.57
27 Mardones, J.M. Sufrimiento humano y respuesta poltica. En: Brcenas, F. y Otros (2004).La autoridad del sufrimiento,
Anthropos, Barcelona. p.49
28 Ibd., p. 50
Para Brcena29, las tres dimensiones que explicaran el dolor como acontecimiento de la
existencia son: lo que da a pensar, lo que permite hacer experiencia y, lo que rompe la
continuidad. La percepcin del dolor del otro nos abre a un pensar indito porque crea
unas condiciones nuevas para la reflexin. Es lo que da a pensar, y no aquello acerca
de lo cual pensamos para obtener un saber que nos proteja del impacto que provoca el
acogimiento en nosotros del sufrimiento del otro. Ante el acontecimiento traumtico cargado
de dolor y sufrimiento psquico, todo el saber del dolor que podamos haber elaborado no
es insuficiente para protegernos del impacto. El dolor no nos hace tener ms experiencia,
sino que a partir de l hacemos experiencia en nosotros.
No se trata, entonces, de que el dolor del otro nos permite ensayar o experimentar con l
nuevas formas para aliviarlo. Hay un punto en el que el cuerpo del otro ya no puede seguir
siendo tratado como un campo de experimentacin, para mostrar la eficacia tcnica de
nuestros conocimientos sobre el dolor y la enfermedad. El dolor introduce la discontinuidad
en la experiencia del tiempo vivido y en nuestras relaciones con el mundo y con los dems.
Lo sorprendente de todo acontecimiento est en la toma de conciencia que hacemos de
un modo repentino. Darse cuenta, prestar atencin, es descubrir sin movernos del sitio
una vieja novedad. En la toma de conciencia del acontecimiento sabemos hasta qu punto
nos concierne lo que nos pasa30. La justicia implica entonces comprender, dimensionar y
valorar, el dolor producido en el sujeto, en el hombre, el hecho causante del sufrimiento,
e intentar resarcir el dao producido con una mirada que se inicie en la vctima del acto
negativo acaecido. Las corrientes actuales de derecho estn empezando a comprender la
importancia de contemplar el sufrimiento producido por el hecho delictivo, con el nimo de
buscar una reparacin integral del dao producido.
JUSTICIA, VERDAD Y PAZ
El imperativo de la paz que anhelamos todos los Colombianos se debe construir partiendo
de la verdad de lo sucedido31. La verdad debe contemplar el reconocimiento de los que
ocasionaron la barbarie, de todos aquellos que hoy participan: Guerrilla, paramilitares,
cmplices, organismos del Estado, organizaciones civiles, benefactores de la violencia,
traficantes de armas, polticos, autoridades, etc. La verdad es una necesidad humana,
una necesidad de las vctimas que reclaman, que quieren saber por qu ellos y cules
fueron las razones de su tragedia y quines sus victimarios. Las guerras modernas buscan
ganar control sobre el tejido social para destruir al enemigo. Los asesinatos masacres,
desplazamientos masivos eliminan a las vctimas y regalan a los vencedores una verdad
29 Brcena, F. La prosa del dolor. En: Brcenas, F. y Otros (2004).La autoridad del sufrimiento, Anthropos, Barcelona. p.7779
30 Ibd. p.|81
31 En opinin de Ivn Orozco Abad: En Colombia, el proceso de la justicia transicional habr de tener lugar en el horizonte
de un complejo proceso de victimizacin mucho ms horizontal que los del Cono Sur y an que el peruano, pero mucho
menos que el salvadoreo. En este ltimo pas, la polarizacin social para la guerra fue muy alta y ello contribuy a un fuerte
colapso de los roles de la vctima y el victimario. En Colombia la guerra no ha adoptadoa pesar de la afirmacin gubernamental reiterada de que en Colombia no hay guerra civil sino slo una lucha de la democracia contra el terrorismo la forma
de un doble proceso de victimizacin vertical agenciadasegn el discurso oficialexclusivamente por los actores no-estatales. La guerra colombiana no es una simple guerra de aparatos aliados contra la poblacin civil. El nivel de movilizacin de
la sociedad colombiana en favor de los grupos armados ha sido y sigue siendo ms alto de lo que se reconoce. Diezmados
los apoyos populares de la guerrilla por el paramilitarismo y destruida la utopa revolucionaria con el colapso del socialismo
real, la insurgencia ha perdido sus bases sociales. Las de los paramilitares, en cambio, han crecido en forma exponencial en
muchas regiones. Su fuerte representacin en el Congreso Nacional as como en las administraciones regionales y locales
es prueba de ello. De otro lado, en Colombia ha tenido lugar, adems, un importante encadenamiento histrico de las lgicas
de la venganza. Lo primerola movilizacin social a favor de los grupos armados, incluido el Estadoplantea problemas de
diseminacin social y poltica de la culpa y de colapso de los roles de la vctima y el victimario, y lo segundola centralidad
histrica de la venganzarefuerza de manera dramtica este ltimo factor. Obsrvese que se trata, en ambos casos, de
elementos que pueden obstaculizar el xito de una poltica del castigo como la que es inherente al discurso jurdico hegemnico. Reflexiones impertinentes: sobre la memoria y el olvido, sobre la clemencia y el castigo. p. 197. Rettberg, A. (2007)
Entre el Perdn y el Paredn: Preguntas y dilemas de la Justicia Transicional. Universidad de los Andes. Departamento de
UMBRAL CIENTFICO/ 125
Ciencia Poltica. Facultad de Ciencias Sociales. Bogot.
indiscutible. No hay nadie que recuerde a los vencedores, que esas casas tuvieron otros
dueos o que en esa tierra otros enterraron a sus muertos. La victoria encierra al vencedor
en un olvido que les libra de la vergenza y el remordimiento, sentimientos bsicos para
hallar la verdad. La paz no se puede construir sin conocer sus victimarios, las vctimas
necesitan escuchar las razones de sus verdugos. La paz no se puede construir sin conocer
la verdad de lo sucedido; nuestra historia esta llena de olvidos, la violencia de hoy tiene su
razn de ser en las injusticias del ayer, en las deudas pendientes del pasado32.
Se debe propiciar un escenario legal que permita a los victimarios la posibilidad de contar
lo sucedido, dentro de un proceso con garantas y libre de intenciones revanchistas y
sesgadas; un proceso humano y comprensivo, pero firme y justo. Se requiere de la verdad
de los verdugos, as como la verdad de las victimas. Pero la verdad no se centra en lo
factual nicamente, se necesita la verdad moral, la que nos dice el por qu y a causa de
quin, como lo recuerda Tojeira. J.33 Comprender el fenmeno de esta manera implica
tambin definir el contexto en el que se desarrolla y las races de ste; se debe buscar la
racionalidad dentro de lo irracional, de tal manera que con todas las dificultades que esto
representa, la voz persistente de las vctimas permita que los victimarios soliciten el perdn
a la sociedad por los crmenes cometidos34.
Sin verdad no puede haber justicia; conocida la verdad podemos aplicar justicia35. La
pretensin de sta es la de reparar los daos y permitir el reconocimiento de la culpa. Se
debe iniciar el camino hacia la reparacin y la responsabilidad. La responsabilidad implica
no slo responder por lo hecho, sino una firme conviccin para que en el futuro ello no
vuelva a ocurrir; el compromiso es hacia el futuro y no slo saldar la deuda del pasado.
Se hace necesario dar un vuelco a la racionalidad actual, dando ms importancia a la
reparacin que a la pena y al delito como estructura formal. La justicia implica determinar
las complicidades personales e institucionales e impedir la impunidad, mediante el
enjuiciamiento y la sancin. Hacer justicia conduce a escuchar la opinin de las vctimas
mediante su participacin activa dentro del proceso. La sociedad victimizada debe alzar
su voz para solicitar y proponer alternativas penales que amplen la tradicional e ineficaz
pena de prisin. Quien humill a la sociedad debe servir a la sociedad de tal manera, que
la humillacin sea resarcida desde lo factual y desde lo moral.
32 Para E. Meluck, En Colombia hay unos remisos al olvido que, pegados al espejo retrovisor, utilizan verdad, justicia y
reparacin no como un objetivo noble -que lo es- en s mismo, sino como un arma para hostigar, dividir y encauzar a los
afectados. Un arma para impedir que aquellos valores superiores asociados al futuro de la nacionalidad colombiana se consoliden. Son los que han olvidado que los caminos se hicieron para ir y no para volver, como hermosamente cant Atahualpa Yupanqui. Tanto perdn como olvido son siempre procesos largos, tormentosos y atormentados, por eso su consecucin
se llama duelo, es decir, que duele. Y lo son as no por disposicin de la ley sino por constitucin de la psiquis humana, y
aquella no puede ni acortarlos ni menguarlos por decreto. Artculo El Tiempo. Octubre 15 2004
33 Tojeira. J. (1997) Verdad, justicia, perdn en: Eguzkilore, cuaderno del Instituto Vasco de criminologa 10, p.11.
34 Con este fin la Comisin Nacional de Reparacin y Rehabilitacin, est diseando el registro Nacional de Vctimas, una
de cuyas funciones especficas son: Nutrir la construccin de una memoria histrica que permita redactar informes pblicos
para difundir la situacin de las victimas en las diferentes regiones del pas y el fortalecimiento del esquema de acompaamiento y seguimiento previsto para garantizar la participacin de las vctimas en el proceso penal.
35 Para Roberto Garretn, ex representante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas de Derechos Humanos, el primer factor importante en la inseguridad de los defensores de derechos humanos es la impunidad. La impunidad
se ha arraigado en la cultura colombiana () una sociedad no puede funcionar donde da lo mismo ser torturador que no
serlo. Eso socava la base tica de la sociedad, hay que colocar una estructura de justicia dispuesta a luchar en contra de la
impunidad. Insiste en que es imposible salir de la crisis sin un Acuerdo Humanitario ya que es una demanda de la sociedad
civil que se mueve, que es pacfica y que desea la paz, por lo tanto es una iniciativa que debe ser apoyada.
Un proceso de paz duradera, no se puede dar sin la participacin activa de los afectados,
sin or su voz y sin permitirles vincularse al proceso de construccin de una justicia que
contemple elementos de restauracin y reparacin, es decir, una justicia que posibilite
reconocer sus necesidades de reparacin no solo econmica sino psicolgica y moral;
solo as ser posible la paz.
BIBLIOGRAFA
BRCENAS, F. y Otros (2004). La autoridad del sufrimiento, Anthropos, Barcelona.
Corporacin Excelencia para la justicia (2004). Nuevo cdigo de procedimiento penal Ley
906 de 2004. Bogot. CEJ.