Se Debe Enseñar Religión en Los Colegios y Escuelas.
Se Debe Enseñar Religión en Los Colegios y Escuelas.
Se Debe Enseñar Religión en Los Colegios y Escuelas.
intersubjetivo, es decir, el que puede compartirse con los dems, pues est
sujeto a demostracin o a refutacin. Un buen ejemplo de creencia es el dogma
de la Santsima Trinidad, segn el cual en Dios hay tres personas distintas, el
Padre, el Hijo y el Espritu Santo, que constituyen una sola sustancia divina. No
es fcil que la razn lo comprenda, ni la experiencia pueda ratificarlo, pero si
usted es cristiano no puede remitirlo a dudas. O lo acepta, y est en la verdad,
o no lo acepta y est en el error. Hoy, por ventura, no condenan a morir en la
hoguera a quienes no lo aceptan, pero en el pasado muchos ardieron. Por
ejemplo, el mdico y erudito espaol Miguel Servet, quemado vivo en Ginebra
en 1553 por mandato de Juan Calvino, uno de los lderes de la Reforma
Protestante que sin embargo predicaba la libertad de conciencia Igual suerte
corri unos aos despus Giordano Bruno, astrnomo y filsofo italiano
condenado por la Inquisicin catlica a igual tormento, por sostener tesis,
relativas a la astronoma, que la Iglesia consideraba herticas.
Sera deseable que los maestros hicieran accesible para los estudiantes un
texto tan bello y tan esclarecedor sobre el asunto, como El porvenir de una
ilusin de Sigmud Freud. Cito, de l, un breve pasaje: De los hombres cultos y
de los trabajadores intelectuales no tiene mucho que temer la civilizacin. La
sustitucin de los motivos religiosos de una conducta civilizada por otros
motivos puramente terrenos se desarrollara en ellos calladamente. Tales
individuos son, adems de por s, los ms firmes sustratos de la civilizacin.
Otra cosa es la gran masa inculta y explotada, que tiene toda clase de motivos
para ser hostil a la civilizacin... Si no se debe matar nica y exclusivamente
porque lo ha prohibido Dios, y luego resulta que no existe tal Dios y no es de
temer, por tanto, su castigo, se asesinar sin el menor escrpulo, y solo la
coercin social podr evitarlo. Se plantea, pues, el siguiente dilema: o