Mariana Sverlij - Thesis
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Resumen
Uno de los rasgos ms destacados de la produccin de Leon Battista Alberti (14041472) es la formulacin de dos visiones del mundo simultneas y contradictorias. El
paradigma de la razn, que nutre sus tratados sobre la pintura, la escultura y la arquitectura se contradice e interacta con el paradigma de lo absurdo, que da entidad a sus
trabajos literarios, fundamentalmente su narracin latina, Momus sive de Principe, y sus
Intercenales. Si en Momus y las Intercenales predomina el carcter destructivo del hombre
y su ambivalente relacin con el tiempo, en De re aedificatoria, es el homo faber el que se
erige como constructor de un espacio racional. De este modo, la emergente concepcin
secular del tiempo y el espacio acompaan una reflexin que oscila entre la constatacin
de un mundo erigido sobre bases absurdas y la bsqueda de esquemas racionales. Parto
de la hiptesis de que estas dos lneas de pensamiento que recorren la produccin de
Leon Battista Alberti, sin embargo, dialogan entre s, presentando distintos niveles de
convivencia. Desde esta perspectiva, la propuesta para el presente artculo es analizar
la oposicin y convivencia de lo absurdo y lo racional en la obra albertiana, a partir de
una incursin en tres obras del autor: Momus sive de Principe, las Intercenales y De re
aedificatoria
Palabras clave
Razn; absurdo; hombre; Momo; arquitectura
Abstract
Reason and the absurd in Leon Battista Albertis work
One of the most outstanding characteristics of Leon Battista Albertis work (1404 Studia Aurea, 6, 2012: 155-177
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1472) is the formulation of two simultaneous and contradictory visions of the world.
The paradigm of the reason that nourishes his treatises on painting, sculpture and
architecture contradicts and interacts with the paradigm of the absurd, that encourages his literary works, particularly his Latin narrative Momus sive de Principe and his
Intercenales. If in Momus and Intercenales there is a predominance of the destructive
character of men and his ambivalent relationship with time, in De re aedificatoria, it is
the homo faber the one that is erected as creator of a rational space. Thus the emerging
secular conception of time and space goes together with a reflection that alternates between the verification of a world constructed over an absurd basis and the search for rational frameworks. My hypothesis is that these two trains of thought that can be found
throughout Leon Battista Albertis work are in constant conversation, showing different
levels of rapport. From that perspective, this paper intends to analyze the opposition and
coexistence of the absurd and the rational in Albertis work, by examining his Momus
sive de Principe, the Intercenales and De re aedificatoria.
Key words
Reason; absurd; human being; Momo; architecture
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El paradigma de lo absurdo
a. El dios Momo
Momus sive de Principe relata las peripecias del dios Momo y la corte celeste,
poniendo al mismo tiempo su atencin en el hombre, en tanto productor y
destructor de su propio hbitat y modo de vida. Como crtico de la creacin
del mundo llevada a cabo por Jpiter, Momo es expulsado del cielo y, su exilio
transcurre en la tierra, en donde llega a la conclusin de que el nico modo de
buen y feliz vivir es el del vagabundo, en la medida en que se mantiene apartado de las preocupaciones de un mundo regido por el arte de la simulacin y
la disimulacin. La narracin albertiana pone en escena un estado de desorden
generalizado: un mundo des- gobernado o, lo que es igual, regulado por fuerzas ciegas y, por tanto, caticas, entre las cuales sobresale la Fortuna. En suma,
Alberti presenta un mundo al revs. El cielo y la tierra se confunden entre s,
partcipes ambos de un nico movimiento de degradacin, que iguala al rey
(Jpiter) y al bufn (Momo) y que permite que el mismo Momo se presente,
tambin, como un poeta y un filsofo, como un cortesano y un agitador poltico. Estos cambios de roles no responden a una alteracin en la sustancia del
personaje, sino a un cambio en su disfraz, zurcido en virtud de la necesidad
de adaptarse a las distintas circunstancias. Por ello, el arte del fingimiento es
pregonado en la narracin por Momo aunque a ste se someten tambin los
otros personajes como una herramienta decisiva para sobrevivir y triunfar en
el medio social.
La narracin de Alberti est estructurada en cuatro libros, el ltimo de los
cuales desplaza a Momo del protagonismo que comienzan a ocupar dos personajes que provienen de los infiernos: el filsofo Gelasto y el barquero Caronte. A
las teoras filosficas de Gelasto sobre la creacin del mundo, Caronte responde
con un relato que ha escuchado de boca de un pintor, en el que la lgica de la
ficcin se remonta a la creacin del mundo humano. El Creador segn este
relato fabric varios ejemplares humanos y les aconsej seguir el camino
que conduca a un palacio donde hallaran todo lo que necesitasen. Muchos
ejemplares humanos, sin embargo, se desviaron de este camino central, convirtindose por ello en seres monstruosos. Volvieron con sus semejantes, pero
fueron expulsados a causa de su terrorfico aspecto. Por esta razn se cubrieron
con barro, portando desde entonces mscaras semejantes al rostro de los dems.
Segn esta historia,
Este recurso de enmascararse ha llegado a ser tan comn que hay que mirar atentamente a travs de los agujeros de la mscara superpuesta para distinguir las caras
falsas de las verdaderas, slo as son visibles los diferentes rasgos monstruosos. Estas
mscaras, llamadas ficciones, duran hasta que llegan a las aguas del Aqueronte,
porque entrando en el ro el vapor las disuelve; sta es la razn por la que ninguno
ha pasado a la otra orilla sin perder la mscara y ser descubierto3 (Alberti, 2003:
310/ [ed. Jarauta, 2002: 175-176]).
Studia Aurea, 6, 2012
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y su extrema franqueza critica el comportamiento divino. Zeus ha escuchado que los filsofos debaten sobre la existencia de los dioses,
llegando a dudar de ella y de sus beneficios. El
dios Momo aprovecha la ocasin e hilvana un
discurso sobre las injusticias que rigen en el
medio humano, siendo lgico el consiguiente
descrdito en que se tiene a los dioses.
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que los hombres les consagran y, en consecuencia, estos deben acudir a la tierra
para poder contemplarlos. La oportunidad de venganza de Momo es al mismo
tiempo la oportunidad de la inversin: son los dioses quienes descienden y, sobre todo, quienes admiran como veremos ms adelante las obras de los
hombres. La inversin se pone de manifiesto tambin en el intercambio que se
produce entre los dioses y sus respectivas estatuas (simulacrum converterit), con
el fin de asistir a los juegos y representaciones teatrales.
En Momus, el mundo al revs es por excelencia el mundo de la mscara,
en tanto poltica eficaz del disimulo9. La cobertura del rostro, sin embargo, no
slo resulta crucial para atravesar un mundo adaptado a la lgica del clculo,
sino que tambin o por ello mismo pone en escena un mundo construido
sobre la base de lo absurdo. Difuminada la lnea que separa lo aparente de lo
real lo primero que emerge es la ausencia de certezas. Cada personaje (persona)
revela su construccin permanente10, rehuyendo a la asignacin de roles estables,
valores, adjetivos. La permutacin de las estatuas y sus simulacros (los dioses!)
presentan en forma paradigmtica esta situacin. Qu hay que temer?, qu hay
que reverenciar?
b. El difunto
La ausencia de certezas no slo manifiesta que el mundo humano se yergue sobre bases absurdas, sino tambin que la experiencia del hombre es siempre ilusoria, irreal. Este carcter ilusorio de la experiencia vital se aborda de forma central
en las Intercenales, una obra escrita y reescrita en un largo perodo de tiempo.
Las Intercenales son el anverso de los tratados de arte albertianos. Lejos de ofrecer un sistema de ideas cerrado, circulan en ella distintas tradiciones filosficas
y corrientes de pensamiento que elaboran una visin compleja de la stultitia
humana. Al decir de Bacchelli y DAscia, Alberti poteva trovare modelli di un
tal genere di prosa in Plutarco (Questioni conviviali), Aulo Gellio, Macrobio, ma
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11. Garin favoreci la circulacin de las Intercenales a partir del hallazgo, en 1964, de varias de ellas que se crean perdidas y que modificaron el rostro albertiano (Gentile, 2006: 13),
dejando atrs su otrora solaridad (Simoncini,
1998).
12. Equidem in eum propitii fuistis, superi,
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14. Nam hec apud me lascivia uxoris admodum ridicula est (2003: 371).
15. Proximus huic erit is qui cognitas et
communes fortassis res novo quodam et
insperato scribendi genere tractarit (2003:
4).
16. apud Latinos qui adhuc fecerint non-
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18. Cardini confronta con aquellos que han ledo la obra albertiana, desde la risa carnavalesca
trabajada por Bajtin en la Cultura popular en la
Edad Media y el Renacimiento. En su consideracin, en la primera mitad del Quattrocento, junto
y en contraposicin a la lnea de la risa carnavalesca que culmina en Rabelais, se afirma con Al-
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El Defunctus albertiano aunque en la misma direccin se pueden inscribir las intercenales Cynicus y Somnium retoma la perspectiva de Caronte: la
mscara es una condena inherente a la vida, que slo la muerte puede deshacer.
Mirar desde un lugar otro (inusual, desnaturalizado) abre tambin y en el
sentido ms pleno la posibilidad de descubrir.
c. El vagabundo y la fortuna
A raz de su primera expulsin del Olimpo celeste Momo comienza un largo
recorrido por la tierra. Una vez vuelto al cielo relata al resto de los celestes los
distintos tipos de vida humanos: filsofos y mercaderes, prncipes y soldados,
indistintamente, dan cuenta del divorcio entre justicia y felicidad. Los premios
suelen ser para los injustos y temerosos, la falta de compasin y de equilibrio
gobierna el absurdo ciclo vital. Despojado de toda racionalidad, ste combina
el carcter destructivo del hombre19 con el sometimiento a los vaivenes de la
Fortuna. En este contexto Momo define al vagabundo (errone) como expresin
mxima del buen y feliz vivir, en la medida en que se sustrae, en primer lugar,
del dominio de la Fortuna:
Cualquier otra profesin requiere perodos de instruccin, esforzado aprendizaje,
ejercicio continuo, una rigurosa programacin y, adems, son necesarios apoyos
didcticos y otros instrumentos de trabajo de los que este arte no tiene en absoluto
necesidad. ste por s slo se sostiene con suficientes garantas sobre la completa
indiferencia por todas aquellas cosas que se consideran indispensables en las otras
artes, precisamente a causa de su carencia. No hay necesidad de medios de transporte, de una nave o de un taller, y no se debe tener miedo de los aprovechados, de
los atracos y de las coyunturas desfavorables20.
19.En la narracin albertiana Jpiter sentencia: pestis est homo homini (2003:184). Un
argumento similar sostiene Neofrono en Defunctus: homines ipsi hominibus multo pernitiosissimi sunt (2003: 394).
20. Aliae artes et facultates habent edocendi
tempora, ediscendi laborem, exercendi industriam, agendive quendam definitum descriptumque modum; item adminicula, instrumenta et pleraque istiusmodi exigunt atque desiderant, quae hac una in arte minime requiruntur. Una haec artium est incuria, negligentia
inopiaque rerum omnium, quas aliis in rebus
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Paolo Toscanelli, Alberti seala que frente a las adversidades el hombre debe
responder ejercitando su paciencia: si el hado supera nuestras fuerzas mortales, es preciso reaccionar soportando con paciencia cuando se impone la necesidad22; en Scriptor, se aconseja que mejor es dormir que desperdiciar tus
noches con trabajos23; en Pupillus, el estudiante comienza sus quejas con una
mxima universal: la fortuna es enemiga de los justos24. En este contexto, el
vagabundo se alza como una figura autnoma, prescindente de los vaivenes
de la Fortuna que gobiernan la existencia de los hombres. El difunto filsofo
Gelasto tras el cual se ha visto la mscara del propio Alberti, acoplado a
las reflexiones de los muertos sobre el ciclo vital, da cuenta del modo en que la
Fortuna escribi su vida:
() intentando escapar de los asaltos de la adversa fortuna, he ido a caer en la ms
completa ruina que se me preparaba. Desconcertado por los repentinos cambios de
la situacin, sepultado por las adversidades, aplastado por el peso de lo ineluctable,
he soportado todo con gran paciencia, esperando que los piadossimos dioses y el
destino me reservasen una suerte mejor de la que me ha tocado. Sin embargo, cmo
habra sido feliz si solo un premio mejor hubiese sido la recompensa por mi aplicacin al estudio de esas disciplinas elevadas a las que siempre me he dedicado!25 26
El propio Momo ha padecido los cambios de la rueda de la Fortuna (expulsado del cielo, vuelto a elevar, expulsado nuevamente), a la que responde con su
programa de accin: simular, disimular.
De acuerdo con Simoncini (1998), Momo es un dios olvidado. La lectura
de un Renacimiento exclusivamente solar ha dado sitio a dioses ms luminosos, como Hrcules, que en la narracin se erige en defensor de los studia
humanitatis27, frente un Momo que denuncia en sintona con el cinismo
que Alberti recoge de Digenes Laercio y Luciano de Samosata28 la falta
Jarauta, p. 190).
26. Gelasto recoge la reflexin sobre el hombre
de letras que Alberti despliega en De commodis
litterarum atque incommodis. Para una lectura
sobre el carcter asctico del hombre de letras y
sus padecimientos en De commodis, ver: Montalto, M., 1998.: SII GRANDE E INFELICE.
Litteratorum infelicitas, miseria humanae conditionis nel pensiero umanistico (1416-1527), Venezia, Istituto veneto di scienze, lettere ed arti,
en especial: pp. 63-97.
27.Sostiene Hrcules: Las personas cultas,
educadas en las escuelas filosficas y en las bibliotecas, y no entre vagabundos y borrachos,
han obrado de tal forma que los hombres reconociesen claramente todos estos bienes, con
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sus discursos, sus sabios consejos y su capacidad para persuadir, haciendo ver lo que es
justo, conveniente y necesario sin ir en busca
del xito, sin rerse de los afligidos o irritar a
los tristes. Afirmo, pues, que los eruditos, con
sus razonamientos meditados y argumentados, son los que han hecho que se honrase a
los dioses, se cumplieran las ceremonias religiosas y se tuviese respeto por los sentimientos
de devocin y la virtud. [Haec ut homines
dinoscerent et profiterentur viri docti et in
gymnasiis bibliothecisque, non inter errones et
crapulas educati, effecere dicendo, monendo,
suadendo, monstrando quod aequum sit, quod
deceat, quod oporteat, non popularium auribus applaudendo, non afflictos irridendo, non
moestos irritando; fecere, inquam, docti ipsi,
suis evigilatis et bene diductis rationibus, ut
honos diis redderetur, ut cerimoniarum religio
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El paradigma de la razn
a. Proyectar y ejecutar: filsofos versus arquitectos
El desencanto, fruto de la reflexin irnica sobre el mundo humano, constituido
sobre parmetros absurdos, provoca en el final del segundo libro de Momus la
propuesta de Jpiter de destruir el mundo creado, en tanto obra fallida que necesita su pronto reemplazo: Porque el mundo que tienen a su disposicin no les
gusta () necesitamos inventar una nueva manera de vida: habr que construir
otro mundo29. Ms adelante, la aseveracin de Jpiter se transforma en pregunta. El prncipe de los dioses quiere saber si exista algo que quisieran conservar
de esa enorme masa que era el mundo, para transferirla ntegramente a la nueva
realizacin o si preferan desecharlo todo, reducindolo a pedazos30. A partir de
aqu comienza un largo periplo de los dioses con el fin de explorar los distintos
modelos de mundo futuro. La consulta a los filsofos, en apariencia garantes del
saber, en adelante se constituye en una aventura central. Es Momo, sin embargo,
quien aporta los pasos necesarios para el nuevo emprendimiento, dando cuenta,
de una alternativa nocin de saber. Mientras tanto seala el dios rebelde
habr que tomarse un poco de tiempo para la decisin definitiva, separando la
fase de la proyeccin de la realizacin prctica31 (las cursivas son mas).
Los diez libros que constituyen el tratado de arquitectura de Leon Battista
Alberti, De re aedificatoria, parten de la doble premisa expuesta por Momo: proyectar y ejecutar. La frmula se muestra como la nica que alberga la capacidad de
que el hombre cambie la fortuna por la virtud, imponiendo a partir de la elaboracin de un proyecto urbano una racionalidad al espacio y, a travs del espacio,
al hombre mismo. En esta frmula, cogitare pierde sentido en tanto bsqueda
abstracta del saber, en tanto ejercicio de la razn que se agota en s misma. Esta
crtica resulta ahondada y particularizada en los filsofos, cuyo divorcio de la realidad es relatado en trminos puramente negativos. Contaminados por la propia
realidad de la que pretenden alejarse haciendo juegos de palabras, los filsofos
no son los que saben sino los que aparentan saber. Para Cardini, en este sentido,
aquellos pocos que se salvan son los que salen del mundo de lo aparente, indagando en las capas profundas y tangibles de la realidad: Scrates perch frequentava
le piazze e i mercati, e dialogava con tutti, anche con gli artigiani y Demcrito,
que en la narracin disecciona un cangrejo buscando hallar el lugar donde se ubica
la ira, perch studiava, da filosofo e da scienziato, gli animali (2008: 39)32.
29. Quo fruantur mundus non placet (...) Novam vivendi rationem adinveniemus: alius erit
nobis adeo coaedificandus mundos, p. 186 (ed.
Jarauta, p. 106).
30.quae res cum ita sit, adductum se ut
priusquam suam proferat sententiam optet fieri
certior ex tota mundi congerie sitne quippiam
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encuentra Momo en su exilio terrestre se caracterizan por exponer mltiples teoras, todas
contradictorias entre s: Algunos pretendan
probar que existe un jefe que gobierna el universo; otros adelantaban la tesis de la correspondencia de las cantidades, para la que al
nmero de los mortales deba corresponder un
nmero igual de inmortales; otros demostraban la existencia de una inteligencia pura, incontaminada por las materialidad corruptible
de las criaturas terrenas y mortales, por la que
las cosas divinas y humanas aportan alimento y
gua; otros aseveraban que debe ser considerada
divina esa fuerza infusa en todas las criaturas
que las hace moverse y de la que las almas son
un tipo de emanacin; y la contradiccin de
las tesis creaba entre los mismos filsofos un
desacuerdo no menos vehemente que la unidad de intentos con los que todos se oponan
a Momo.(Alberti, 2003: 34/ [ed. Jarauta,
2002: 26]). [Alii praesidem moderatoremque
rerum unum esse aliquem arguebant; alii paria
paribus, et inmortalium numerum mortalium
numero respondere suadebant; alii mentem
quandam omni terrae crassitudine, omni corruptibilium mortaliumque rerum contagione
et commercio vacuam liberamque, divinarum
et humanarum esse rerum alumnam principemque demonstrabant; alii vim quandam
infusam rebus, qua universa moveantur, cuiusve quasi radii quidam sint hominum animi,
Deum putandum asserebant; neque magis
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profunda incidencia en la modificacin de la realidad. Jpiter, que ha consultado a los filsofos sobre la posibilidad de modificar el mundo que haba creado,
lamenta no haberse dirigido a los arquitectos, al bajar a tierra y observar las
edificaciones humanas37:
Maravillados por estas construcciones, no se hartaban de ellas, elogiando todo incluso demasiado, por lo que Jpiter crey de corazn haber sido un necio por no haberse dirigido a
los artfices de tan extraordinaria obra, en vez de a los filsofos, para planificar el modelo de
mundo futuro38.(Alberti, 2003: 280/ [ed. Jarauta, 2002: 160]).
Nuevamente, se expone aqu la doble vertiente que atraviesan la arquitectura (y la pintura), en tanto portadoras de una dimensin intelectual y otra
manual. La teora debe objetivarse en el mundo exterior, pero esta objetivacin responde a un esquema mental previo, que la anticipa y disea. De ah
que frente a los filsofos y los artesanos sobresalga una tercera figura, sntesis y
superacin de ambos: el arquitecto.
b. La armona
Tanto en De pictura como en De re aedificatoria el orden buscado por va del
artificio debe emular el orden dispuesto por la naturaleza. En efecto, la clave
de la arquitectura es imitar a una naturaleza cuya ley perfecta y principal es
la concinnitas39 (armona), que resulta antagnica respecto del caos social. De
un modo similar al propuesto para la arquitectura, en la composicin de las
superficies pictricas hay que buscar al mximo la belleza y la gracia. En esta
bsqueda, el camino ms seguro lo proporciona la misma naturaleza, en
cuya imitacin es necesario ejercitarse40.
De acuerdo a la tesis que Panofsky (1995) despliega en Idea, el Renacimiento previo a Ficino pudo, por un lado, unirse a Euclides, Vitruvio y Alhazen y,
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40.Spectantes igitur, quid natura et integrum circa corpus et singulas circa partes assueverit, intellexere ex primordiis rerum corpora
portionibus non semper aequatis constare
quo fit ut corporum alia gracilia alia crassiora
alia intermedia producantur; spectantesque
aedificium ad aedificio, uti superioribus transegimus libris, fine et officio plurimum differre,
aeque, re haberi varium oportere (1966: 817)
41.Alberti halagar tambin la modestiam
naturae (1966: 67).
42. Nam is vultus qui superficies alias grandes, alias minimas, illuc prominentes, istuc
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aut quis civitatis status magis debeat architecto, immo omnium commoditatum inventori
(15).
47.Seala Vasoli: Insomma: il trattato che
egli aveva in mente doveva essere una vera
summa comprensiva di tutti gli argomenti, le
conoscenze e gli ammaestramenti necessari
affinch quell arte adempisse al suo compito
di instauratrice della civilitas e di espressione
delle leggi che dovrebbero regolare non solo la
realt naturale, bens pure la vita universale e l
esistenza degli uomini (2007: 387).
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Conclusiones
En Momus y las Intercenales, el hombre se presenta como destructor de su propio
hbitat. De ello se derivan las diversas apelaciones al ciclo de creacin, desobediencia y castigo. El peor de sus suplicios, sin embargo, se expresa en la paradoja
que hace del hombre un ser desamparado y, a la vez, sometido al imperio de la
Fortuna. Desde este contexto, se alza la respuesta cnica de la narracin, que ensalza al vagabundo como arquetipo de la felicidad humana, sin nada que temer,
sin nada que perder, al modo del parsito de Luciano. Pero sta no es la nica va
de escape propuesta en la narracin. La otra, manifiesta en el arte del fingimiento,
permite al hombre ingresar al mundo, haciendo uso de su ratio. Calcular, simular, disimular, poner en su rostro cuantas caras quiera, se erige en una frmula
que luego explorar Maquiavelo, y que encuentra un significativo antecedente en
Momo o del Prncipe albertiano. Sin embargo, frente a la marginacin y la simulacin, podemos descubrir una tercera perspectiva. La lectura lcida de la ocasin
propicia para actuar se expresa tambin en la posibilidad histrica del hombre que
puede encontrar el momento oportuno para reencauzar positivamente la propia
vida individual y colectiva.
Pero Alberti explora tambin en otra dimensin que otorga al hombre la posibilidad de reencauzar su mundo: el espacio, susceptible de ser moldeado mediante
la actividad constructiva.48 En la conjuncin de proyectar y ejecutar el hombre
impone su propia versin del mundo. El orden que nace de la inteleccin y las
manos humanas devuelve al hombre la racionalidad que entreg. Como en las
Leyes de Platn, seala Garin, en De re aedificatoria, los grandes problemas de la
convivencia humana se resuelven concretamente en un proyecto urbanstico que
se apoya en una visin total de la realidad (1992: 179). Las lecturas (edilicias,
filosficas, literarias) de la antigedad, presentes en el tratado de arquitectura, se
configuran en torno a un horizonte que busca confirmar la primaca de la razn. La
ciudad se adapta a un orden racional, nica garanta de un Estado justo, capaz de
alcanzar la concordancia a travs de la superacin de contrastes. En este sentido,
el tratado albertiano augura por el anclaje de cada cosa en su lugar o, mejor an,
por la presencia de un lugar para cada cosa. Este orden racional se retroalimenta y
confirma en la asociacin entre belleza y armona. Alberti define la belleza como
la armona entre todas las partes del conjunto, de forma que no sea posible reducir o cambiar nada sin que el todo se vuelva ms imperfecto (1991: 246).49 Este
48. Paul Ricoeur propone un estrecho paralelismo entre arquitectura y narratividad, siendo
la arquitectura para el espacio lo que el relato
es para el tiempo. La sntesis temporal de lo
heterogneo tiene su equivalente en la sntesis
espacial de lo heterogneo, siendo la obra arquitectnica un mensaje polifnico ofrecido
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