Joseph Goebbels
Joseph Goebbels
Joseph Goebbels
1. Resumen
2. Introducción
3. El problema y su delimitación
4. Justificación y objetivos de la investigación
5. Marco teórico
6. El fascismo y su dominio psicológico de las masas
7. La psicología de masas del fascismo
8. La captación de las masas
9. La violencia psíquica
10. Marco metodológico
11. La campana diseñada por Joseph Goebbels continua vigente en la actualidad
venezolana
12. Intervención del sistema educativo
13. Mítines
14. Conclusiones y recomendaciones
15. Bibliografía.
RESUMEN
Es imposible analizar la propaganda mundial sin centrarse en el fenómeno que fue Joseph
Goebbels, un filosofo-historiador que dicto principios que aun en nuestros días permanecen
vigentes. Se busca ver lo que fue la vida de Goebbels, sus principios generales aplicados a nuestro
caso particular venezolano, y ver si los mismos siguen presente en la memoria de nuestra
población. Sin un previo estudio de la psicología realizado por este pensador, habría sido
prácticamente imposible que dichas acciones fuesen tomadas a cabalidad y con el impacto tan
grande que causaron, llegando a cambiar la forma de pensar de una nación completa. Su
aplicación a nuestro momento viene dada por dos ramas, una la modificación sugerida en el
pensum de la educación venezolana, donde se inserta la instrucción pre-militar como materia
obligatoria, y por otro lado en el estilo comunicacional del Presidente Hugo Chavez, al cual hemos
dedicado un capitulo adicional, a fin de establecer claras definiciones a este concepto. Luego se
procedió a hacer un análisis de la población del Municipio Baruta a ver si en efecto recordaban la
propaganda como medio de ideologización, a fin de establecer si los objetivos fijados habían sido
verificados cabalmente.
INTRODUCCIÓN
En el día a día de nuestra carrera como publicistas, encontramos como personas de nuestro
entorno tienen conceptos errados o vagos en cuanto a lo que es publicidad. Así también se ve a
diario como el total desconocimiento de hechos y personajes que marcaron época en nuestra
historia, nos sumen en un oscuro mundo de ignorancia; bien lo decía un profesor del cual recibimos
clases en nuestro andar por los pasillos de este centro, "No se debe temer a nada, sino a la
ausencia de conocimiento" (Lucio Solano).
En el transcurrir de nuestras vidas, no podemos dejar de lado esta constante búsqueda del
conocimiento, por una sencilla razón, y es que el mundo avanza y nosotros debemos avanzar con
el.
Si bien es cierto que el conocimiento crece día a día, también es cierto que hay cosas que por
nunca variaran, todos sabemos que las manzanas caen hacia abajo como lo determino Isaac
Newton, que la Tierra gira alrededor del sol como lo comprobó Galileo, y que "Una mentira dicha
mil veces se convierte en verdad", pero esto no sabemos a ciencia cierta quien lo dijo; mucho se
habla de un tal Joseph Goebbels, pero nos preguntamos ¿puede una persona que vivió hace 50
años, influir aun en nuestras vidas?, el presente estudio buscará dilucidar esto.
En muchas de las noticias que vemos en la política nacional, se nombra frecuentemente a las
"Técnicas Goebelianas", pero serán estas técnicas mitos tales como el del Dorado, o una mas de
las habladurías de nuestros políticos que gustan de decir cosas que ni siquiera saben de donde
provienen, nuestro leit motiv (motivo principal) en el desarrollo de este trabajo, es dar luz a ese
vacío de conocimiento que gira en torno a uno de los hombres que rodeo a uno de los caudillos
mas grandes de la historia como lo fue Adolf Hitler.
CAPITULO I
EL PROBLEMA Y SU DELIMITACIÓN
Planteamiento del problema.
Los grandes medios de comunicación son vistos como elementos desencadenantes de manejos
sociales orientados hacia la despersonalización y a la alienada sumisión que suele observarse en
relación a los principios de la "sociedad de consumo". Es en esta instancia donde surge el
concepto de "manipulación".
Aunque durante mucho tiempo se ha creído que la propaganda era sinónimo de publicidad, es un
error pensar esto.
El origen del término propaganda es la religión, que hace propagación de la fe. Por extensión pasa
al estado(pues era el otro punto de poder que también tenía como objetivo la difusión ideológica).
Al aparecer el poder económico de la burguesía se crea la publicidad, que defiende sus intereses y
que tiene como objetivo la venta(acción directa). Por esto la propaganda queda como símbolo del
antiguo régimen. Aún así no se puede decir que la publicidad no tenga ideología.
La publicidad institucional es la que pretende prestigiar a la empresa fabricante del producto o
realizadora del servicio anunciador para crear en torno a ella un clima de confianza por parte del
consumidor o usuario.
Y la publicidad es la que invita a adquirir éste o aquel bien, es la que da a conocer "lo nuevo".
En la sociedad de hoy, la publicidad tiene un fin de profundo impacto en como las personas
entienden la vida, el mundo y a si mismas, especialmente con relación a sus valores y sus modos
de elección y comportamiento.
Ésta como los medios de comunicación social en general, actúa como un espejo; un espejo que
ayuda a dar forma a la realidad que refleja y, algunas veces ofrece una imagen de la misma,
deformada o aquella que se pretende evidenciar de un modo u otro.
La publicidad es una actividad que caracteriza intencionalmente el mensaje que se elabora,
buscando cambios de actitudes, rasgos cognitivos y comportamiento de los destinatarios, utilizando
para ello diversos soportes tecnológicos. A través de la publicidad los medios masivos de
comunicación obtienen los ingresos que permiten cubrir los costos de producción del producto que
le interesa consumir al público y obtener ganancia que justifica la inversión del capital. La venta de
espacios publicitarios es la principal fuente de ingresos de los medios de comunicación.
Debido a la publicidad y el poder de los medios de comunicación, la sociedad actual posee una
inmensa capacidad para convertir las cosas importantes en secundarias y para conceder valor a
las secundarias. Es por ello que paulatinamente se ha desarrollado una cultura enormemente
consumista; las ciudades tienden a convertirse en inmensas vitrinas repletas de mercancías y de
publicidad, y lo efímero del "gusto" y de los "usos" se refleja en los botes de basura, en las
chiveras, en los electrodomésticos tirados casi nuevos, etc.
Las propagandas y los medios de comunicación tienden a uniformar los gustos y las aspiraciones
y, en el fondo, casi todas las personas terminan convirtiéndose en "monos de imitación". Como
contemplan idénticos programas y reciben idénticos mensajes, la mayoría poseen idénticas
aspiraciones.
Los medios modernos han debilitado en los individuos la capacidad de asombro. La propaganda
moderna no se dirige a la razón, sino a la emoción como todas las formas de sugestión hipnótica,
procura influir emocionalmente sobre los sujetos, para someterlos luego también desde el punto de
vista intelectual. Esta forma de propaganda influye sobre el cliente acudiendo a toda clase de
medios: la incesante repetición de la misma formula; el influjo de la imagen de alguna persona de
prestigio, por medio del sex-appeal de alguna muchacha bonita, debilitando al propio tiempo su
capacidad de critica, mediante el terror, señalando el peligro del "mal aliento" que nunca es capaz
de derretir nada como nos hacen ver, o de alguna enfermedad de nombre misterioso, o bien
estimulando su fantasía acerca de un cambio imprevisto en el curso de su propia vida debido al
uso de determinado tipo de camisa o jabón. Todos estos métodos son esencialmente irracionales,
no tiene nada que ver con la calidad de la mercancía y debilitan o matan la capacidad crítica del
cliente.
"El cambio en la gente parece ser un proceso de etapas graduales de las cuales se conocen las
siguientes etapas:
Fue ante estos acontecimientos -principalmente los dos últimos-, generalizados a lo largo del
territorio alemán a partir de 1943, que el régimen nazi comenzó a desmoronarse hasta la
capitulación a principios de 1945. Posteriormente, como es sabido, se suicidaron Adolf Hitler,
Heinrich Himmler (a cargo de la consolidación de las Schutzsaffel, conocidas como SS, la
GESTAPO y la red de campos de concentración) y Joseph Goebbels, quien junto con su esposa
envenenó a sus hijos para posteriormente quitarse su propia vida.
A grosso modo, la propaganda hitleriana esta caracterizada principalmente por tres elementos:
• Renuncia a las consideraciones morales.
• Apelación a la emotividad de las masas.
• Empleo de reglas racionales para la formación de reflejos condicionados conformistas en
las masas.
Es imprescindible el análisis a fondo de la propaganda fascista y su impacto en las masas para así
comprender cómo las masas fueron engañadas, desorientadas y sumidas a influencias
psicológicas.
En Alemania, tanto Hitler y Goebbels, las dos personalidades más notorias del movimiento nazi,
como sus adláteres (entre los que se destacan Hermann Göering, quien sólo estaba detrás del
Führer en la cadena de mando; Hjalmar Schacht, quien manejaba el Reichsbank y la cartera de
Economía; Baldur von Schirach, líder del movimiento juvenil nazi; Ernst Roehm, quien formó las
Sturmabteilung o SA y fue asesinado durante la llamada "Noche de los Cuchillos Largos" en 1934)
son los referentes ineludibles de este fenómeno. Mussolini, por su parte, sólo contaba con un
Ciano a su disposición para estos fines, pero fue el inspirador de muchas de las técnicas
adoptadas por Hitler durante su estadía en el poder.
Quizás una de las dinámicas inherentes a las técnicas propagandísticas, el bluff en todo momento
y lugar, haya sido uno de los factores que contribuyó al derrumbe de esta parafernalia -y luego del
propio régimen- al volverse contraproducente en momentos de reveses bélicos e incertidumbre en
la población civil.
Marco Teórico.
La manipulación de las masas llevada a cabo por el fascismo parece inconscientemente inspirada
en la doctrina de Pavlov y sus reflejos condicionados, leyes que rigen las actividades nerviosas
superiores del hombre. La propaganda, considerada por Goebbels como un arma de guerra,
constituía el elemento fundamental con el que se atraía nuevos adeptos a la causa del
nacionalsocialismo. La actividad propagandística tiene dos funciones primordiales: inculcar un
número elevado de ideas a un grupo reducido de personas y agitar a un gran número de personas
mediante un número reducido de ideas. Los que sucumben ante esta estrategia son pequeño-
burgueses, presas fáciles del miedo que resulta de una sugestión imperativa como la del régimen
hitleriano. El autor soviético Serge Tchakhotine afirmaba que esta porción de la sociedad poseía un
sistema nervioso inestable, y que a menudo se sentían contentas al verse dominadas y guiadas.
Entre los factores visuales utilizados para atraer a las masas, se observa el predominio del color
rojo (al que se le atribuye una acción fisiológica excitante y es utilizado generalmente por partidos
de izquierda o pretendidamente "revolucionarios") y los uniformes militares de colores vistosos.
Parafraseando a Domenach: "la propaganda toma de la poesía la seducción del ritmo, el prestigio
del verbo e incluso la violencia de las imágenes". Para actuar sobre los sentimientos de amor y
alegría, es decir sobre los sentimientos eróticos sublimados, se debían utilizar los bailes públicos,
las tonadas populares, desfiles con la presencia de gimnastas o flores.
En el aspecto social, Hitler copió las prácticas de la Iglesia Católica, en las que el incienso, la
semioscuridad y las velas encendidas crean un estado especial de receptividad emotiva.
En los mítines, había que tener en cuenta la habilidad de los oradores para alternar lapsos de
tensión discursiva con comentarios relajados, manteniendo así a la multitud expectante. Las
directivas para la "creación de entusiasmo" en la multitud (arengar a la masa, entonar himnos
combativos, acompañar las consignas con movimientos del cuerpo, por ejemplo el puño en alto, lo
que constituía la llamada "gimnasia revolucionaria") son en buena parte acústicas; los "tóxicos
sonoros", como los llama De Felice. El ritmo y la cadencia de los sonidos va acompañado de un
bloqueo de la conciencia, propiciando un estado de naturaleza hipnótica. La música instrumental es
el más eficaz de estos tóxicos. En ella, los instrumentos de percusión ocupan el lugar
preponderante, ya que son los encargados de llevar el ritmo. El timbre de algunos instrumentos
como la trompeta tiene la propiedad de causar una exaltación general.
El poder de Goebbels amainó en 1937 y 1938, tiempo en el que, por cierto, sostuvo un affaire con
una actriz checoslovaca que estuvo a punto a hacer naufragar su matrimonio. Iniciada la guerra,
Goebbels pasó a un segundo plano. No era algo en modo alguno extraño: en tiempos de victoria la
propaganda no es un artículo de primera necesidad.
Sin embargo, tras las derrotas de la Wermacht en Africa y Stalingrado, Goebbels tuvo oportunidad
de demostrar su genio en la medida en que el fracaso es el caldo de cultivo de la propaganda.
Contrario a lo que se piensa y a su propio axioma ("Una gran mentira repetida acaba por
convertirse en verdad"), Goebbels no falseó jamás los hechos y expuso con dramático énfasis que
la situación del país y del ejército era por demás precaria. Prueba de ello es el discurso en el que
llamó a la guerra total, y que pronunció poco después de la derrota de Stalingrado, batalla que a la
postre determinó el rumbo de la guerra.
Goebbels continuó con su labor de propaganda, incluso sin el apoyo de la prensa y la radio,
intentando que resurgiera la esperanza a partir de elaborar paralelos históricos, evocando leyes
inmutables de la historia y, en última instancia, refiriéndose a fabulosas y ficticias armas secretas.
Así, el Ministro de Propaganda del Reich demostró tener el coraje del que carecían otros miembros
de la jefatura nazi, apareciendo constantemente ante las masas mientras sus compañeros de
partido se retiraban y escondían en búnkeres y fortalezas.
Tras el intento de asesinato en contra de Hitler (julio 20, 1944) Goebbels consiguió su objetivo
secreto y fue nombrado, el 25 de agosto de ese año, "Plenipotenciario del Reich para la Guerra
Total". Pero era —y él lo sabía— demasiado tarde.
A continuación mostramos un resumen de un discurso presentado por Goebbels ante el pueblo
nazi utilizando como medio su periódico del ministerio.
Era por la noche y yo estaba disfrutando del placer de la lectura con un buen libro. Estaba relajado
y el teléfono sonó, lo cogí con inquietud, la llamada era peor de lo que esperaba, Horst Wessel
había sido tiroteado. Con miedo, yo pregunté, ¿muerto? No, pero no hay muchas esperanzas. Yo
sentí como si las paredes se me vinieran encima. Era increíble, no podía ser.
Pocos días después, me encontraba dentro de una pequeña habitación en el sótano de un hospital,
estaba impactado por lo que estaba viendo. Un impacto de bala en la cabeza había producido un
daño terrible a ese heroico muchacho, su cara estaba destrozada. A duras penas podía
reconocerle, pero él estaba feliz, estaba sereno y le brillaban los ojos. A pesar de esto no podíamos
hablar durante mucho tiempo, el doctor le ordenó que estuviera en calma. El solo me repetía estas
palabras: Yo soy feliz, el no necesitaba decir esto. Su juventud y su brillante sonrisa se
sobreponían a la sangre y a las heridas. El aun tenía esperanzas.
Yo me senté en su cama, era Domingo por la tarde, mientras que un flujo de visitantes iba llegando
hasta la noche. Uno podía tener esperanza, la fiebre estaba bajando, y las heridas cicatrizaban. Él
se incorporó un poco y habló, ¿sobre qué? ¡Una pregunta tonta! A cerca de nosotros, a cerca del
movimiento, a cerca de sus camaradas. Ellos se mantuvieron firmes en su puerta todo el día, uno
tras otro llegaban y levantaban el brazo para saludar al joven líder, en ese momento. Yo no podía
considerarlo de otra manera.
Le miré las manos, que eran ahora pequeñas y blancas. Su nariz resaltaba en su cara, y sus ojos
mantenían el brillo, pero la fiebre volvía, el no comía, su salud gradualmente declinaba, aunque su
espíritu se mantenía fresco. No le permitían leer, solo le dejaban hablar, era difícil obedecer las
advertencias de la enfermera. Cada vez que salía de la habitación , no sabía si lo iba a ver de
nuevo, ¿quién lo sabía?. Si la sangre no se envenenaba todo iría bien.
La solitaria madre se sentaba fuera, destrozada, su cara reflejaba una pregunta.¿ conseguirá su
hijo salir de esta situación? ¿qué podía decir uno salvo sí?. Yo intentaba convencerme a mí mismo
y a los demás. Su estado empeoraba, pero el Jueves, estaba un poco mejor, él quería hablar
conmigo, el doctor me dejo un minuto. Que duro es estar en una habitación donde la muerte está
presente. El no conocía como de seria era su situación, pero sentía que quizá esta no fuera la
última oportunidad de no rendirse. La enfermera le ayudó muchísimo, y eso le reconfortaba. Yo le
decía, no pierdas la esperanza, la fiebre va y viene, el movimiento también ha sufrido en los dos
últimos años, pero ahora es fuerte y compacto. Esto le consolaba. ¡Vuelve! , sus ojos, sus manos,
sus secos labios, decían, yo salí con el corazón encogido. Yo temía que fuera la última vez que le
viera.
El Sábado por la mañana, todo era irremediable, el doctor no permitía visitas largas, tenía
alucinaciones, no reconocía ni a su propia madre.
Eran las 6:30 de la madrugada del Domingo, él murió después de una dura lucha. Estuve sobre su
cama dos horas más tarde, no podía imaginarme que aquel era Horst Wessel, su cara estaba
amarillenta, las heridas todavía cubiertas con los vendajes, la barba sin afeitar, sus ojos medio
cerrados y vidriosos miraban fijamente a la eternidad. Sus pequeñas manos yacía en medio de
flores, tulipanes rojos y violetas.
Horst Wessel había muerto. Sus restos mortales mostraban lucha y conflicto. Casi podía sentir, a
su espíritu elevarse, vivir con nosotros. Él lo creía, él lo sabia. Él marchaba en espíritu en nuestros
corazones.
Un día en Alemania, trabajadores y estudiantes marcharan juntos cantando su canción. Él estará
con nosotros. Él lo escribió en un momento de éxtasis, de inspiración, la canción emanó de él,
nació como testimonio de su vida. Nuestros camisas pardas lo están cantando en toda nuestra
nación. En 10 años, los niños la cantaran en las escuelas, los trabajadores en las fábricas, los
soldados en las marchas. Su canción le hará inmortal, ésta refleja como murió y como vivió. Un
viaje entre dos mundos, entre el ayer y el mañana, entre lo que fue y lo que será. ¡Un soldado de la
revolución alemana!. Él estuvo siempre en pie con la mano en su cinturón, erguido y orgulloso, con
la sonrisa de juventud en sus rojizos labios, siempre listo para arriesgar su vida, así es como
nosotros le recordaremos.
Las perpetuas e interminables secciones marcharan con su espíritu. Un pueblo humillado se
levantará y comenzará a moverse. La Alemania que se levanta demanda estos derechos ¡Libertad
y prosperidad!. El marcha detrás de nosotros en espíritu, muchos no le conocerán, otros irán donde
el está , otros muchos vendrán. Él cabalgará en silencio con nosotros. Las banderas ondearan, las
trompetas sonaran y en millones de gargantas resonara la canción de la revolución
nacionalsocialista. (Joseph Goebbels, Febrero 1930).
Aquí vemos claramente como un simple acto de la cotidianeidad alemana, puede ser modificado a
fin de enardecer a las masas, para que realicen acciones a nuestro antojo.
En 1933, Hitler conseguía la ascensión al poder por vías totalmente legales; para ello se sirvió de
las frustraciones de los alemanes para presentarse como el único capaz de reparar esas
insatisfacciones. Pero pronto convertiría a la República en un régimen totalitario. Desde el punto de
vista político, asumió todo el poder, acabó con la oposición (tanto la exterior como la del propio
partido) y convirtió Alemania en un estado unitario y centralizado. En cuanto a la política social, se
basó en el racismo o jerarquía de razas; los judíos fueron especialmente perseguidos.
Para alcanzar este poder (y posteriormente mantenerlo), Hitler utilizó la información, a la que
transformó en propaganda. Es así cómo la propaganda va a desempeñar un papel fundamental en
el desarrollo y consolidación del nazismo (prueba de ello es que sólo unas semanas después de la
ascensión de Hitler al gobierno se creaba el Ministerio de Propaganda, dirigido por Goebbels, tal
como hemos venido mencionando en el desarrollo de este trabajo).
Para nadie es secreto el gran aporte del nazismo al campo comunicativo es que puso las bases de
la propaganda moderna. Sus resultados hacen que se hable de la sociedad alemana de los años
30 y 40 como de una sociedad hipnotizada. Su finalidad era conseguir la identificación del partido
con el estado, y, para ello, todos los medios de comunicación debían estar bajo el control estatal.
También la prensa pasó a formar parte de ese orden propagandístico (aunque los periódicos
siempre ocuparon un segundo plano con respecto a la palabra hablada). Welch habla de tres
medidas para conseguir ese control y uniformidad de la prensa:
La primera se refiere al control de los profesionales y de los propietarios; así muchos periodistas y
editores, y con ellos sus periódicos, fueron apartados de la profesión (aunque periódicos liberales
de gran reputación, como el Frankfurter Zeitung, se mantuvieron para dar apariencia de pluralidad).
La segunda medida se refiere al contenido de la prensa, que se controló con directivas y las
llamadas reglas de lenguaje. Las reglas de lenguaje eran directrices contenidas en breves
instrucciones diarias del Ministerio de Propaganda y transmitidas a todas las redacciones de
periódicos del país. Tan pronto como cada director había asimilado dichas instrucciones, estaba
obligado a destruir todo rastro de ellas y a firmar una declaración jurada en tal sentido.
Finalmente, la tercera medida consistió en que la casa editora del partido se fue haciendo
progresivamente con la propiedad de la inmensa mayoría de la prensa alemana.
En este contexto cobran importancia la figura de dos personajes. Max Amann destaca sobre todo
cómo el realizador de la última de estas medidas señaladas. Amann se sirvió del nazismo para
construir el más grande imperio periodístico de la época (y de paso, para hacerse con una gran
fortuna), y el nazismo se sirvió de Amann para controlar y homogeneizar la prensa (y también para
conseguir dinero con el monopolio periodístico del estado en manos de Amann). La principal
aportación del segundo de los personajes, Wilhelm Weiss, consistió en que intentó aunar control y
coerción (desde su puesto de presidente de la Asociación de Prensa) y calidad informativa (como
director del Völkischer Beobachter).
En el Tercer Reich, Amann se convirtió en uno de los más poderosos y ricos lugartenientes de
Hitler, en un hombre que sabía hacer buen uso de la inteligencia de sus ayudantes. Como jefe del
Reich para la Prensa del Partido sólo tenía que responder ante Hitler y Goebbels, controlaba todos
los periódicos del partido y era en 1939, en vísperas de la guerra, el jefe último de unos 3.000
directores, al menos 600 administradores y cerca de 8.000 empleados.
Max Amann nació en Munich en 1891. Sirvió al ejército durante 5 años. Fue en él, concretamente
durante la primera guerra mundial, donde conoció a Hitler (Amann fue su sargento mayor). Un
reencuentro ocasional con él le llevó a entrar en el Partido Nazi en febrero de 1920. Desde
entonces, se convirtió en un activo miembro del partido: aceptó el puesto de agente financiero (del
partido y también del propio Hitler), participó en el "putsch" de la cervecería de Munich en 1923 y
fue elegido representante del NSDAP en el ayuntamiento de Munich.
Pero, sobre todo, el peso de Amann como miembro del Partido Nazi se notó en el mundo de la
prensa. Max Amann fue el gran magnate de la prensa durante el nazismo. ¿Cómo consiguió
alcanzar esa posición? Primero, con la ayuda y apoyo del que era su amigo personal, Hitler;
segundo, porque desempeñó numerosos cargos dentro de la organización nazi de la prensa (su
gran poder e influencia en el campo de la prensa lo va a ejercer desde dos de estos cargos: la
dirección de la Eher Verlag y la presidencia de la Cámara de la Prensa).
Desde 1922, Amann era el director de la Eher Verlag, la compañía editora del partido nazi, a la que
convirtió en la gran empresa periodística de la Alemania del momento.
Tenía (la Eher Verlag) media docena de corporaciones subsidiarias que controlaban 150
compañías editoras, unos treinta y cinco mil empleados y unos beneficios netos de alrededor de
cien millones de marcos en sus mejores tiempos [...]. Editaba libros, publicaciones periódicas,
revistas ilustradas y alrededor de veinte millones de diarios por Alemania y Europa. Ha sido
descrita como la "factoría de gas envenenado" más grande del mundo por múltiples autores.
Entre las principales propiedades de la Eher Verlag estaban el diario líder del partido, el Völkischer
Beobachter, y conocidos periódicos como Der Angriff o el Schwarze Korps, el semanario de las
S.S. Además, editaba libros; el departamento de libros había sido creado por Amann en 1923, y
sus cuantiosas ganancias se debían a la publicación de lucrativos best-sellers, entre los que
destacan "Mi lucha", de Hitler, y casi todos los libros de Goebbels.
Con la llegada de Hitler al poder, además de dirigir la Eher Verlag, Amann pasó también a presidir
la Cámara de la Prensa, órgano del nazismo para la dominación de la industria editorial. Esta
cámara formaba, junto a otras seis, la Cámara de Cultura del Reich. El origen de la Cámara de
Cultura estaba en una ley de 1933 que autorizaba al ministro de Propaganda a organizar en forma
de corporaciones públicas las ramas del arte y de las profesiones culturales que dependían de su
ministerio su ministerio. Dependiente de la de Cultura, la cámara específica que se ocupaba del
control de los periódicos era la Cámara de la Prensa.
Las tareas de la Cámara de la Prensa las señala Bramsted en la siguiente cita:
La Cámara de Prensa era un instrumento particularmente importante de control político sobre
cualquiera que estuviera envuelto en la producción, funcionamiento y distribución de periódicos y
otras publicaciones periódicas. El énfasis de este control era tal vez menos de la Cámara en sí
misma que de las organizaciones profesionales bajo su tutela.
Estas asociaciones a las que se refiere Bramsted eran tres: la Asociación de Editores de Periódicos
Alemanes (para editores), la Asociación de Prensa Alemana (tenía el registro oficial de editores y
periodistas) y la Asociación del Reich para Editores Alemanes de Publicaciones Periódicas.
En resumen, el control estatal de la prensa estaba, como se puede ver, organizado en forma
piramidal; en la cúspide se encontraba el ministerio de Goebbels; por debajo de él tenemos la
Cámara de Cultura; por debajo de ésta, la Cámara de la Prensa, de la que a su vez dependían las
tres organizaciones profesionales que acabamos de mencionar.
Amann tenía, como hemos visto, el apoyo incondicional de Hitler y la dirección de los dos grandes
organismo para el control de la prensa del momento. No extraña, pues, que tuviera poder para
realizar un gran número de importantes actividades dentro del mundo editorial; esas acciones iban
dirigidas hacia dos objetivos: acabar con el pluralismo editorial en Alemania y construir un imperio
monopolístico de la prensa en manos del partido nazi. Las acciones más importantes de Amann
para alcanzar esos fines fueron cuatro: aunar propaganda y beneficio económico, sanear el
Völkischer Beobachter y crear el Illustrierte Beobachter, centralizar la prensa nazi y construir un
imperio monopolístico de la prensa. Veamos en qué consistieron concretamente cada una de estas
medidas.
Aunar propaganda y beneficio económico: Amann pretendía unir en su trabajo en la prensa el
servicio al partido nazi (servicio que incluía el control de la prensa, propaganda, pero también
ganar dinero) con el beneficio económico propio. De hecho, a Amann le preocupaba menos el
contenido de los periódicos (proporcionado por la línea del partido), que las cuentas bancarias de
éstos.
Sanear el Völkischer Beobachter y crear el Illustrierte Beobachter: Amann consiguió convertir el
Völkischer Beobachter (un periódico racista que el partido nazi había adquirido en 1920) en un
auténtico órgano del partido y en un periódico financieramente independiente. Primero, lo convirtió
en diario (en 1923) y luego lo levantó económicamente con los beneficios obtenidos con el
departamento de libros de la Eher Verlag. Más tarde, su condición de periódico del partido (y,
finalmente, del gobierno) le convirtió en un diario de gran tirada: fue el primer periódico alemán en
alcanzar una circulación de un millón de ejemplares. En el siguiente cuadro se puede observar la
evolución de su tirada:
CIRCULACIÓN DEL VÖLKISCHER BEOBACHTER
AÑO CIRCULACIÓN
1925 4.000
1929 18.400
1930 39.600
1931 128.800
1932 116.200
1939 741.717
1941 1.192.542
En cuanto al semanario Illustrierte Beobachter, fue creado, por iniciativa de Amann, en 1926 para
ser un nuevo órgano del partido.
- Centralizar y coordinar la prensa nazi: entre 1933 y 1934, el control y la administración de los
periódicos regionales nazis pasaron a la Eher Verlag; Amann fue el encargado de llevar a cabo
este traspaso. Las finalidades de esta centralización las señala Hale:
- Evitar agudos problemas de control de la propiedad y de financiación, asegurar la uniformidad en
políticas y prácticas y guiar de manera efectiva el desarrollo de la prensa del partido.
A todas estas razones hay que añadir otra, tal vez la más importante: contribuir a la creación de un
monopolio de la prensa en manos de Amann.
Así, Amann estructuró la prensa regional. En cada estado existía una editorial de la que dependían
todos los periódicos del partido; las editoriales de todos estos estados se agrupaban en una
compañía que las financiaba y administraba; ésta, a su vez, dependía de la Eher Verlag (vuelve
pues a aparecer la estructura piramidal que tanto utilizaron los nazis).
- Construir un imperio monopolístico de la prensa: La mayor ambición de Amann era establecer un
monopolio periodístico.
Para conseguirlo, llevó a cabo la antes mencionada centralización de la prensa nazi regional.
También se deshizo de un importante número de periódicos no afines; los amplios poderes que
Hitler y Goebbels le habían concedido y sus actividades desde cargos relacionados con el mundo
de la prensa le permitieron privar a 1.473 editores de sus derechos como tales; de este modo
Amann "redujo el número de periódicos alemanes de 4.703 en 1932 a 977 a finales de 1944"
(previamente, ya en 1933, el partido nazi había eliminado la prensa comunista y socialista).
Además, Amann construyó su imperio periodístico comprando un gran número de periódicos no
nazis. Una de sus primeras adquisiciones (en 1934) fue la de la firma Ullstein, la más grande casa
editorial de la Alemania del momento. También acabó comprando la editorial de Hugenberg, un
industrial metido a propietario multimedia que había contribuido notablemente con sus medios de
comunicación al ascenso de Hitler al poder. Pero el imperio de Amann no terminó ahí; adquirió gran
número de periódicos neutrales y apolíticos (a los que se conocía como Generalanzeiger), la mayor
parte de la prensa del Partido Católico del Centro y otros periódicos confesionales y gran número
de periódicos políticos no confesionales. Para cada uno de estos grupos de periódicos, Amann
creaba compañías editoras que los controlaban; a su vez, estas editoriales dependían de la Eher
Verlag (nuevamente, una estructura piramidal). Esta organización queda reflejada en el siguiente
cuadro:
EHER VERLAG